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TRATADO
ll]-!
RETORICA, ORATORIA IPOETIC.4.
©Biblioteca Nacional de Colombia
TRATADO
DE
RETORICA, ORATORIA·1POETICA,
ARREGLADO
SEGUN LOS MEJORES AUTORES, PARA EL USO DE
LOS ESTUDIANTES DE LITERATURA, _
POR
~unci;~co ~. ~an~ra.
J
BOGOTA.
IMPRENTA DEL NEo-GRANADINO.
1856.
©Biblioteca Nacional de Colombia
•
11 Quid est, aut tam admú·abile, quam ex infinita multitudine existere
nnum, qui id, quod omnibus natura sit datum, vel solus, ve! curo paucis
facere possit? aut tamjucundum cognitu, atque auditn, quam sapientibus
sententiis, gravibusque verbis ornata oratio, et polita1 aut tam potens,
tamque magnificum, quam populi motus, jud.icium religiones, Senatus
gravitatem unius oratione convertí? "
Cw. Llll. I. DE OauonE.
J
t
©Biblioteca Nacional de Colombia
®k~m~tU), CM() a,~o, ea, ~,w, of~a, r
ef1, 06re ~rfecml;e, " ~ta~O ,; o~ Pu:we, como tut(l
V~~ r~(l Ve ~u, cotO-;¿ 06~w.e~111 Ft oos, ~ rot eC
COM~~I;o c¡¡u-e Ve IJ-I.te.~tt,a, oo&:a, ~~t~ ~
ooe~tto a,~ ~ afeci:twóo a,m,~o,
©Biblioteca Nacional de Colombia
PROLOGO.
EL VEHEMENTE deseo que me anima por la ins-
truccion de la juventud, i el amor que profeso a las
bellas letras, son el único sentimiento que me ha
movido a publicar este pequeñoTratado de RETÓRICA,
ÜRATORIA I PoETICA; materias que sin duda alguna
debe estudiar todo hombre que desee estar adornado
de una bella educacion, i que quiera espresar sus pen-
samientos con aquella elocuencia cultivada que tanto
halaga el ofdo i conmueve el corazon.
Mi objeto, por tanto, en esta vez, no ha sido otro
que el de facilitar el estudio de tan :precioso arte,
habiendo reunido con este fin, en corto i breve resú-
men, lo mejor i mas útil que he encontrado en.auto-
res conocidos por su aventajado mérito literario;
para que los principiantes encuentren en los prime-
ros rudimentos, un testo elemental i didáctico, que
aunque tal vez demasiado diminuto para tan sublime
i eminente materia, no lo es sin embargo, si se atien-
de a que él contiene principios sobre los cuaJes con-
viene fijar primero la atencion, pues son los que dan
a conocer mejor la fndole de la literatura, en los que
es necesario detenerse ántes de entrar en las honduras
de la elocuencia oratoria i poética, i con los que final-
menteadquiriráelestudiantelosprimeros conocimien-
tos que mas tarde pueda perfeccionar i desarrollar,
consultando las obras mas estensas que se han escrito
sobre este bello cuanto interesante asunto.; i en las
cuales, despues de haberse impuesto de las principales
reglas del arte i haberse iniciado ensus primitivos ru-
dimentos, encuentre una senda segura que le conduzca
por el inmenso i ameno campo de la literatura, para
que de este modo sepa aprecia1:la suficientemente, i
conocer lo que debe huir i estudiar en ella,i descuelle
entónces como elocuente orador i aventajado poeta.
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TRATADO DE RETORICA.
PARTE PRIMERA.
NOCIONES JENERALES.
CAPITULO 1.0
§ l,o
De la natni"aleza i fin de la ltetói•ica.
La Retórica segun la define Qintiliano, es el arte de
hablar bien; esto es, adornada, grave i copiosamente.
Trae su nombre de la voz griega reo, decir o hablar,
de donde se deriva, retor, retórico, i retorique, arte de la
oratoria.
Se llama arte, porque está formado por principios cier-
tos i que nunca engañan. Se llama arte de hablar bien,
porque enseña la manera de espresarse con buenos pensa-
mientos i escojidas palabras. Este arte ha nacido del exá-
men i averiguacion de la naturaleza; pues habientlo mu-
chos que han hablado bien por cierta facultad natural i sin
ningun ausilio del arte, i otros que por el contrario que
han hablado mal i con la mayor insulsez, no ha faltado al-
guno que observase con atencion esta diferencia, i que in-
dagase cuidadosamente esta causa, i así instituyese poco a
poco los preceptos que forman el arte, los cuales condujesen
a la elocuencia por una via mas segura; con lo cual queda
probado que la elocuencia no nace del artificio, sino que
por el contrario el artificio nace de la elocuencia.
El retórico se diferencia del orador, en que el primero
enseña preceptos para hablar bien ; i el segundo la manera
de hablar con mas perfeccion para persuadir, sin embargo,
que erradamente se les suele confundir.
El último fin de la Oratoria es persuadir con la pala-
bra, esto es, impeler a los oyentes con un discurso perfecto,
a creer, a ejecutar o dejar de hacer segun lo que el orador
se proponga en dicho discurso.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-8-
El último fin que el orador debe proponerse, es hablar
acomodadamente para persuadir, lo que consigue enseñan-
do, deleitando i moviendo. Enseñamos con la argnmenta-
cion, deleitamos con aquel jénero de hablar mas ilastre i
adornado, i movemos con la amplificacion i los afectos. En-
señar es de nt.1cesidad; deleitar de suavidad, persuadir es
la victoria, i este es el mas sublime triunfo de la elocuencia.
De donde se signe que será mas perfecto orador, aquel que
hablando mas acomodadamente, consiga persuadir, ense-
ñando, deleitando i moviendo, Jos afectos del auditorio, a no
ser que no lo alcance por defectos o vicios de ese mismo au-
ditorio, o por cualquiera otra causa que no dependa de su
discurso.
§ 2.o
De la materia de la Rctot•icn..
La materia de la Retórica es aquello sobre lo cual se
versa el arte ; así como la materia de la medicina son las
enfermedades, porque en curar estas, se empeña aquella.
La materia especial de la Retórica, propiamente ha-
blando: es jeneral, porque no hai en la naturaleza ninguna
cosa de la cual el orador no pueda hablar adornada, elegan-
te i copiosamente. De donde podemos decir con Aristóte-
les, que la materia de la Retórica es cualquier cuestion
que el orador se proponga, i que como dice Ciceron, no tie-
ne límite señalado.
La cuestion que el orador puede proponerse, es de dos
maneras; la una es infinita o universal, i la otra finita o
particular. La cuestion infinita que tambien se llama The-
sis, es aquella que no se liga a ninguna circunstancia de
tiempo, de lugar o de persona, como cuando se dice jeneral-
mente: la guerra se ha de hacer, o la paz se ha de
efectuar.
La cuestion finita que tambien se llama Hypotltesü,
o causa, o controversia, es aquella que no admite ninguna
cuestion universal, i se limita a hablar solamente de tal
persona, o t.iempo, o lugar u otra cualquiera cosa, como
cuando se dice : en este año debemos hacer la paz, crm
aquel!as condiciones i leyes que se propongan por los
enermgos.
La cnestion sea finita o infinita, se divide en cuatro
modos; primeramente en cuestion de conocimiento 1 en
cuestion de accion. La cuestion de conocimiento es aquella.
que ~>e funda en razon de la sola ciencia, como cuando se
dice : cu.al sea la causa de los eclipses del sol; o si la tie-
rra es mayor f[ll.e la luna. La cuestion de accion es aque-
©Biblioteca Nacional de Colombia
_g_,.
lla que tiene por fin ejecutar alguna cosa, como cuando de-
cimos: si se ha de repeler la fuerza con lajnerza, o si se
ha de perdonar a los enemigos.
Ademas, la cuestion puede ser principal o accidental.
La principal es aquella que viene principalmente en contro-
versia; i la accidental es la que se trata cuando se habla
de otra cosa. '
Los jéneros de cuestiones o causas qne puede tratar el
orador, son tres, a saber: jénero judicial; jénero deliberati·
vo i jénero exornativo o demostrativo que los griegos lla-
man Epidictico.
En el jénero judicial se trata de la acusacion j de la
defensa; en el deliberativo, de la persuacion i el desenga-
ño; i en el exornativo, de la alabanza o el vituperio. De
aquí se sigue que, el fin del jénero judicial es la equidad;
la utilidad del deliberativo, la honestidad del demostrativo.
El judicial versa sobre el tiempo pasado: el deliberativo so-
bre el futuro, el demostrativo sobre el pretérito i el presente.
§ 3.o
De las partes de la Retól"ica.
Las partes de la Retórica son cuatro, a saber: Inven-
cion, disposicion, elocucion i pronunciacion, así que, cna-
tl'o son tambien las partes de que se debe ocupa~· el orador:
].o. escojitar los argumentos: 2.a disp?ner lo wven~ado:
3... adornar con palabras lo dispuesto; 1 4.a pronunciar lo
que está hermoseado. Hai algunos que consideran otra
5." parte, que es la memoria, pero esta, segun Aristóteles,
debe referirse a la pronunciacion.
Ewencion es el pensamiento o recordacion de los suce-
sos verdaderos, que sirvan ya para dar fe, ya para escitar
" movimientos en nuestros afectos.
Disposicion es la ordenada distribucion de lo inven-
tado.
Elocuciones el lugar mas idóneo en que se colocan
las palabras i los pensamientos de lo inventado.
P1·ommciacion es aquella moderacion del cuerpo i de
la voz que las mismas palabras i lo inventado requieren.
§ 4,o
lle la dignidu.d, ¡ utilidad de la Rctól"ica.
. Hablando de la dignidad, fuerza i utilidad de la ~etó­
ttca, nada se puede añadir sobre este particular a las Jlus-
©Biblioteca Nacional de Colombia
10-
tres palabras de Ciceron en su libro Lo del Qrador:
"iQuién hai, (dice) tan admirable que aquel que pueda ha-
cerse singular entre la muchedumbre con todas aquellas
prendas de que la naturaleza le ha dotado para la elocuen-
cia'! i Qué mas sublime pueden pronunciar los labios de
un hombre, que sea tan grato para los conocimientos, como
para el oído, como nn discurso adornado con graves pensa-
mientos i escojidas palabras, .con cuya sublimidad i de una
manera grandiosa, pueda intimar los movimientos i exalta-
ciones del pueblo, convertir las opiniones de los jueces i
trastornar la gravedad del Senado ?"
Estas son las palabras de aquel prodijio de la elocuen-
cia romana, con las cuales quiso manifestar la exelencia i
dignidad de ese arte que enseña al hombre el modo de ha-
cerse singular entre los demas con la elocuencia de la pala-
bra, i con la que puede arrastrar en pos su admiracion i
engrandecimiento, los ánimos i voluntades de un auditorio
entero. i Qué cosa, finalmente, mas gloriosa i espléndida
pudiera decir la elocuencia si ella misma hablase? ,
§ 5.o
t De Jos ausilios de Ja Retóriea.
Los medios principales que pueden ausiliar a las par-
tes de la Retórica, ántes mencionadas, son cuatro; a saber:
naturaleza, arte, ejercicio e imitacion.
La naturaleza ayuda a la elocuencia de parte del al-
ma, comunicándole sensaciones ardientes, intensas para es-
cojitar, abundantes para adornar i firmes i duraderas para
la memoria; de parte del cuerpo dándole pulmones fuertes,
voz sonora, facilidad i soltura de lengua i una conforma-
cion completa del semblante i de todo el cuerpo.
El arte ayuda a la elocuencia perfecionando lo que le
dió la naturaleza, supliendo lo que esta le negó i castigan-
d.o i corrijiendo las cosas que redundan i amplifican dema-
s~ado. En una palabra, muestra como con el dedo, la via
Cierta i segura que conduce a la elocuencia.
Ei ejercicio ayuda a la elocuencia, conservando i au-
mentando lo que e} arte hermoseó i la naturaleza corrijió, i
muchos como Demóstenes cubrieron con el ejercicio los de-
fectos de la naturaleza.
Llámase este ejercicio, el asíduo uso i costumbre de
hablar o escribir, lo cual contrihuye en gran manera para
a~canz~r la alabanza i premio de la elocuencia ; pues'como
d1ce CIC~ron : ''el ejercicio i contínua práctica de escribir7
es su meJor maestro."
©Biblioteca Nacional de Colombia
-11-
De tres maneras es el jénero de ejercicio, a saber: de
escritura, de accion i de memoria. De escritura, componien-
do con frecuencia discursos o disertaciones de cualquier
materia. De accion, pronunciando estos mismos discursos
u otros que contengan la elocuenc.ia, i corrijiendo cada vez
mas los defectos de la misma accion. De memoria, enco-
mendando a ella con toda perfeccion, el discnrso o pasaje
que se estudie, o bien improvisando algo que verse sobre
hechos que deban irse recordando con el debido arreglo
oratorio. Qien se ejercite con teson i buena direccion en
estas tres maneras, es casi seguro que har,á grandes i nota-
bles progresos en la Oratoria.
§ 6.o
De la imitacion.
Consiste la imitacion en hacerse del todo semejante a
los masilustresiaventajados oradores en sus grandiosos pen-
samientos i elocuentes palabras, i en ser iguales a ellos en
sus maneras de invencion, estilo i pronunciacion, e imitar,
en fin, con toda dilijencia, todo aquello en que han sobre-
salido. Contribuye la imitacion en gran parte para la elo-
cuencia, i como muchos no sepan usar de ella: confundién-
dola ignorantemente con el vil "plajio," conviene por tan-
to hacer con0cer su utilidad, cuando se observan las reglas
que ella rectamente prescribe.
La verdadera senda de la imitacion, es de muchas roa-
meras, i muchos los vicios que en ella se pueden cometer:
1.• Debe guardarse el compositor de imitar algunos
ejemplos viciosos,i medianos que enjendran defectos difici-
les de curar. La imitacion debe versarse sobre autores de
conocida fama, de exelencia i sublimidad concedidas por el
mundo ilustrado, los cuales debemos poner delante de
nuestros ojos, no para plajiarlos, sino para imitarlos como se
~11: dicho. Estos serian entre los poetas, los inmortales Vir-
Jiho i Horacio, para beber en ellos lo mas glorioso i melí-
fluo de la poesía antigua que tanto aventaja a la moderna;
lo~ bien elojiados Milton, Byron, La Martine, Tasso, Zo-
mlla, Bermúdez de Castro i otros tantos aventajados í bien
conocidos poetas de la época.
. Entre los oradores, el principal entre todos, al inmortal
c.lceron, del cual dijo Quintiliano, ,, que aquel que princi-
Piase.a. gustar con agrado de sus bellezas, podia asegurar
que ma aprovechando en la pe!fecta oratoria ; " i ademas
otros cuantos oradores antíguos 1 modernos admirados con
razonen el mundo literario.
©Biblioteca Nacional de Colombia
---12-
2.o No solamente se debe imitar el espíritu de los me-
jores autores, sino tambien las cosas mas sublimes que en
ellos se encuentran. Por ejemplo, si se ha de principiar un
discurso, deben tenerse presentes las formas mas singula-
res con que el autor que se imita, tocaba mas vivamente
las fibras del alma, i que colocaba con mayor vehemencia
para persuadir al auditorio, el seguir tal o cual principio o
tal o cual opinion. .
3.0 Estas cosas ilustres que se acaban de mencionar,
no se deben imitar, ui servil, ni pueril, ni ridículamente,
como hacen unos cuantos plajiarios de distintas épocas, de
quienes con mucha razon se ne Horacio, cuando dice : " O
imitatores servum pecus!" o como aquellos que,habiendo re-
mepado la voz i maneras materiales de alguo orador, ya se
creen grandes i eminentes Imitadores. El que imita debe
solamente revestirse de la misma gravedad de semblante,
de la buena postura del cuerpo, de la accion mesurada i de
la clara pronunciacion del que imita, pero de ningun modo
en la voz material, jestos o movimientos del cuerpo.
4.• Cuando las palabras del autor que se imita se
quieren conservar, debe mudarse el sentido d~ ellas a otro,
()al ménos semejante que el imitador se proponga; por
ejemplo, de esta manera podría imitarse aquel pasaje de Ci-
ceron que empieza así: "i Hasta cuando Catilina, habeis
de abusar de nuestra paciencia 1&.n" diciendo: "i Hasta
cuando finalmente, hombre malvado i corrompido abusareis
con cinismo de la paeiencia de la Divinidad? Hasta cuan-
do, ella os quitará una vida tan llena de maldades i nefan-
dos crímenes J Hasta qué términos se burlará esa vuestra
inveterada maldad J Nada os moverán ni los peligros de
una muerte qne os confunde, ni las penas del abismo, ni la
terrible espada de la justicia de Dios que contínuamenté os
amenaza, ni el remordimiento de la conciencia, ni el Tri-
bunal de un severísimo juez, ni su semblante enojado? No
comprendeis que vuestros crímenes conocidos por todos son
tarnbien conocidos por Dios? &.•" '
5.0
Los principiantes sobre todo, deben procurar que
las cosas que imitan de un autor, no lo sean de manera que
desp~es d~ .un trabaj? ímprobo i :'>in fruto, queden peores
que SI lo hicieran plaj1áodolas servilmente. como le sucedía
~1 p~eta Vulcano intentan~o imitar a Vüjilio, el cual no
1m1tandolo, decía cosas meJores.
. 6..• Finalmente, grande alabanza merecerá la imita-
ciOn, s1~o solamen te se imita a los mejores escritores i ora-
dores, smo que tambien se les aventaja en todo.
©Biblioteca Nacional de Colombia
-13-
CAPITULO 2.0
§ l.o
D e la E loc ucion.
La elocucion dice Ciceron, consiste en la perfecta eec-
cion qne se hace de las palabras mas idóneas i de los pen-
samientos mas sublimes para lo que se invente.
Aunque por el órden natural de las partes de la Retó-
rica, debia empezarse a tratar de la invencion, sin embargo,
segun el erudito Bocio i otros muchos retóricos, es necesario
i conveniente, posponerla a la invencion; i la razon de esto
es, porque siendo las palabras escojidas el oríjen de la elo-
cuencia, i siendo mas fácil el estudio de estas mismas pala-
bras, que el que se hace cuando se trata de la invencion en
todo lo. que a ella pertenece; es por tanto mas útil i ménos
penoso a los principiantes el comenzar por la elocucion ; i
sin trastornar en manera alguna el órden prescrito por
Arist6teles, principiarémos por ella deteniéndonos primero
en el umbral del arte de la Oratoria, para ir despues pene-
trando poco a poco, en sus senos mas recónditos.
Consultando ademas la utilidad de los principiantes,
dividiremos el tratado de la elocucion en tres partes: 1.•
lenguaje figurado; 2.a lenguaje periódico; i 3.a del estilo
i sus diversos jéneros.
Pero ántes principiarémos por hablar acerca del len-
guaje o la espresion de Jos pensamientos por medio de la
palabra, que consta de dos partes principales. Los pensa-
mientos i las voces.
§ 2.•
Del lenguaje.
La razon en el hombre, es uno de sus mas bellos atri-
butos ; pero ¡cuán escaso seria su poder sin la facultad de
e~presar sus pensamientos por medio del lenguaje ! Luego
smo posee cosa mejor que la palabra, i cuál deberá culti-
V'ar con mas esmero 1 I i qué objeto mas digno de su anhe-
lo que el hacerse por medio de ella tan superior a sus se-
lll~jantes, como estos por la misma causa, lo son ya a los
hUsmos seres de la creacion 1
._ Si la palabra por sí sola es ya tan eficaz, su poder cre-
c~o sobremanera cuando se inventó el medio de fijarla con
81gnos escritos : i ha llegado a su colmo desde que la. im-
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-14-
'
prenta la multiplica indefinidamente. Sus efectos eran án-
tes solo momentáneos, reducidos al acto de pronunciarla:
ahora salva ya los tiempos i las distancias; 1 los hombres
-por decirlo así, pueden hacer oir su voz en las partes mas
recónditas del globo, i hasta los siglos mas remotos. Así, la
palabra es una potencia c¡ue conmueve a los hombres, tras- '
torna los gobiernos i manda al Universo ; i cuando ménos
ambiciosos se limita a fines mas humanos, procura una
instruccion provechosa, o recrea los ánimos agradable-
mente.
El arte, pues, de hablar i escribir con perfeccion, es un
arte que deben los hombres poseer como indispensable, no
solo para los altos fines de la sociedad, sino tambien para
los usos mas comunes de la vida. Pero este arte, i lo puede
adquirir el individuo por sí solo, en virtud de sus propios
recursos, sin mas esfuerzos que los de su injenio; o necesita
preceptos, reglas que le señalen el sendero que ha de seguir
para no perderse~ i Deberá el hombre entrega~·se a sus pro-
pias inspiraciones, o convendrá cortar el vuelo a esta,~ para
correjir ~us estravíos i darles la direccion oportuna~ En
suma, el arte de hablar i escribir, i necesita o nó reglas 1
Esta es la cuestion mas interes~nte ahora que ntlnca, pues,
se ha llegado a los tiempos en que se ha dado en despreciar
las reglas como rémoras de la. imajinacion qtl~ coartan i
deslucen sus ma.s nobles destellos.
En primer · lugar, i es cosa f~cil, es dado a todos lo~
hombres el escribir bien en cualquier jénero? No po{ cie¡;to,
i la esperiencia enseña todos los dias que, aun con talento,
con instruccion, snjetos hai que escriben pésim&mente.
Luego existen escritores buenos i escútores. malos, qomo
existen médicos, abogados i pintores con ámbas cualidades.
Es decir, que el escribir es como todas las cosas que se pue-
den hacer bien i hacer mal ) lo primero cuando se ha
aprendido a hacerlo, i lo segundo cuando no. Pero apren-
der a hacer bien una cosa, es estudiar los medios que de-
ben emplearse para lograr este intento, i tales medios no
son .ot_ra cosa m~s que .las reglas. iQué hai en el arte de
escr1bn: q~e le dlferenc1e de las demas.artes, para exiroü·le
de la. penst~n comun a todas~ i Por qné se necesitarán re~
glas 1 estudtos para hacer un buen pintor, i no se habrán
menester para ser orador o poeta~ Los estudios seráQ di¡¡tin-
tos., pero al cabo tendrán quo httcerse l()('i nec:asados eQ ~110
i otro caso.
Cierto es que, aun despues de estos estudios, aun cono-
ciendo tod~~ las reglas del arte, se podrá ser un pobte es-
critilr, orador o poeta; mas lo propio. les sucederá en su (á-
so respectivo al pintor, al médico i al abogado. í Por qué
©Biblioteca Nacional de Colombia
-15-
razon? Por una que no depende del hombre : porque exis-
te cierta cosa que, apesar de sus esfuerzos, no logra nunca
adquirir, cierta cosa que no le dan ni los estudios ni las re-
glas : esta cosa es el injenio esclarecido.
Si así es, se dirá, queda en el hecho mismo probada la
inutilidad de las reglas. Desde el momento en que por ellas
no se forman los grandes escritores, está demas su estudio.
Mas esto no es corriente, porque de no bastar las reglas, no
se deduce que sean inútiles. Serán insuficientes, pero sí ne-
cesarias. Un hombre sin la disposicion natural no logrará
ser con reglas buen orador o buen poeta: pero, aun con los
mas bellos dotes de la naturaleza, podrá ser por falta de
ellas un perverso escritor. Ademas, su estudio, si no da el
injenio, suple por él hasta cierto punto. Sin este requisito,
concedido a pocos hombres, se forman todos los dias, me-
diante el estudio de las reglas, buenos abogados, aprecia-
bles médicos, regulares escritores. Un hombre estraordina-
rio en todas las carreras es una escepcion, i por esta escep-
cion no se deben medir todos los demas que comunmente
uo pasan de la medianía, i que sin el apoyo de las reglas
quedarían reducidos a una ignominiosa nulidad. Fuera de
esto, mas hombres grandes se cuentan estraviados por el
desprecio de las reglas, que perdidos por su observancia.
§ 3.o
De los pensamientos.
En literatura se llama pensamiento a todo lo que el
hombre quiere comunicar cuando habla o cuando escribe.
El pensamiento nace, pues, del objeio que se propone el
escritor, de la instruccion que tiene, i del injenio con que le
ha dotado el cielo. Para hallar los -pensamientos no existen
por consiguiente reglas ; pero como los pensamientos que
ocurran sobre cualquier asunto pueden ser muchos i varios,
como no todos deben adoptarse, ya por no ser neces::.rios,
ya por vicios que tengan, se hace indispensable la eleccion,
1 para esta eleccion sí se pueden dar algunas reglas.
La primera virtud que debe tener todo pensamiento es
la de su conformidad con la naturaleza de las cosas a que
se refiere, es decir, que debe ser verdadero. Si falta este re-
quisito, el pensamento es falso. Ningun pensamiento fal-
so ~ebe admitirse por brillante que ~arezca sobre todo en
escntos sérios i dirijidos a la instruccwn : pero en los que
8
?lo tienen por objeto deleitar, basta a veces la verdad rela-
ttdv-a,.o.la conformidad con las cosas cuales deberían ser,
a nu.tu;las ciertas disposicione.s.
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-16-
Nace el valor,-no se adquiere j este pensamiento, es
falso tomado de un modo absoluto; pero podrá tener una
verdad relativa, si se admite que existen clases en que el
valor es mas natural que en otras, llevándolo por decirlo
así, en la sangre.
Los pensamientos falsos se permiten no obstante en los
escritos jocosos, porgue entónces producen un contraste,
que por lo injenioso agrada ; pero se necesita mucho tino
en el uso de esta licencia arriesgada.
El pensamiento ha de ser tambien claro, de suerte que
a primera vista i sin esfuerzo alguno, se entienda. Esta
es circunstancia indispensable en todo escrito; solo en
obras de cierta clase, i para pocas personas, está bien que
el pensamiento requiera alguna lijera meditacion, es decir,
que sea profundo ; pero en ningun caso debe pasar a ser
obscuro, ni ménos confuso o embrollado, i lo es cuando se
necesita pensar mucho para adivinar su sentido, o cuando
aun así, no es posible descifrarlo.
A veces halla el escritor algun pensamiento que a na·
die hasta a él habia ocurrido; entónces este pensamiento
es nuevo, i se tiene por un feliz hallazgo, reputándose como
belleza, porque sobrecoje nuestro ánimo con toda especta-
cion; pero esto es raro, i con mas frecuencia se emplean
pensamieentos que por lo conocidos i repetidos son comu-
nes i aun triviales.
En este caso, la habilidad del escritor consiste en aña-
dirles algunas circunstaucias que los presenten con cierto
aire de novedad. Por ejemplo, el decir : "fulano nació en tal
parte," nada tiene de nuevo; pero si se dice como Rioja;
"Allí rodaron de marfil i oro las cunas;" se dará a aquel
pensamiento tan trivial una novedad que sorprende i
agrada.
Es preciso, sin embargo, mucho tacto en esta clase de
adornos, porque pueden dejenerar en ridículos cuando no
están en su lugar. Por ejemplo: "¡ murió mi amigo i aun
vivo yo!" es una espresion sencilla pero sentida. Si se
dice en su lugar: "mi amigo ha bajado al sombrío impe-
rio de los muertos, i yo todavía gozo de la pura luz del ra-
diante astro del dia !" se cometerá una estravagancia que
baria reir a los oyentes.
Para evitar esta estravagancia, es indispensable que
el pensamiento tenga tan fntima conexion con el asunto,
que se deduzca de él naturalmente: entónces es natural.
Cuando Garcilaso hace decir a un pastor que su querida es
mas blanca que la leche i mas bella que el prado por abril
de flores lle!lo, este pensamien.to es natural, atendida la.
clase del SUJeto que lo emplea, 1 no lo seria ya en un poten-
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-17-
tado cuya idea de la belleza ha de cifrarse en otros objetos
que los campestres. Cuando el mismo pastor dice que su
querida es "dulce i sabrosa mas que la fruta del cercado
ajeno ; " hai ya cierta violencia en el pensamiento, porque
para comprenderlo bien, se necesita agregar a él otras ideas
que no se deducen naturalmente qel aspecto del campo:
este pensamiento deja, ' pues, de ser natmal, i pasa a ser
injenioso.
Aun puede suceder mas; i es que el pensamiento se
cubra con un lijero velo, como para dejar el placei: de adi-
vinarlo o completarlo, añadiendo el oyente alguna lijera cir-
cunstancia que le falta.
Los emperadores romanos tomaban el dictado de pa-
dres de la patria desJe el momento en que ascendían al
trono. Trajano lo rehusó durante mucho.tiempo, i no lo
admitió sino cuando creyó haberlo merecido. Plinio, su
panejirista, le dijo con este motivo: "Sois el ,único a quien
ha sido dado ser padre de la patria sin serlo todavía."
Este es un pensamiento delicado.
Pero si pasa adelante el pensamiento, descubriendo.el
estudio i trabajo del escritor, dejenera en sutil, i por último
llegará a ser alambicado cuando apenas se descubra una
lijerísima relacion entre las ideas de que consta.
En toda composiciou los pensamientos deben ser na-
turales, no violentos. Los injeniosos i delicados se admiten
con economía: los sutiles no deben ser sino mui raros i en
ocasion oportuna; pero sobre todo se han de desechar los
alambicados. .
Por ,último, un pensamiento prueba lo'que el escritor
intenta probar: o no lo prueba. En el primer caso es soli-
do, en el segundo es fútil. Admítase aquel, deséchese este.
Los, pensamientos fútiles suélen presentarse, no obstante,
eon cierta brillantez, i deslumbran: por lo tanto es necesa-
na mucha precaucion en esta parte.
Las cualidades que se acaban de manifestar son las
que deben siempre acompañar al pensamiento, porque este
en ningun cas0 pnede dispensarse de ser verdadero, claro,
natural, sólido i presentado con cierta novedad. Hai otras
que tambien puede tener, pero que varían con la naturale-
za del asunto de que se trata. Este puede ser bello, majes-
tuoso, sublime, gracioso, jocoso i burlesco ; i los pensamien-
t?s a su vez han de tener respectivamente las mismas cua-
lidades; quiere decir, que los pensamientos, ademas de las
dotes ya citadas, deben ser acomodados al tono jeneral i
dominante de la obra en que se quiere emplearlos. Para
¡st? no hai ni puede haber regla alguna. En primer lugar,
a Idea de lo bello" de)o grande, de lo gracioso, &.o., es una
2
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idea simple, de pura sensacion; i en segundo lugar, el gus-
to, el tacto, el talento i la instruccion de cada escrito, es
el que únicamente puede juzgar de la conveniencia del
pensamiento con el asunto. · Esto requiere un particular
cuidado, porque constituye gran parte del mérito de las
obras, i nada disgusta tanto como el desacuerdo entre dos
cosas que deben caminar perfe~tamente unidas. Si por
ejemplo se queja una mujer del desvío de su amante, i qué
diferentes pensamientos 'deberán ocurrírsele atendida su
edad, su estado, su clase, sns riquezas, las circunstancias
que hayan acompañado al abandono, i tarnbien' las que
concurran en el amante olvidadizo? La atenta observa-
cien de la naturaleza, el estudio del corazon humano i de
los diferentes caracteres de los hombres, pueden solamente
dar este tacto dificil que forma a veces el mérito esencial
de los grandes escritores. La contínna lectura de estos i la
análisis de sus obras, enseñan tumbien mas que cuantas
reglas pudieran darse.
§ 4.•
De las voces.
Las voces deben ser puras, correctas, claras, propias,
esactas, naturales, decentes i oportunas.
Se entiende por pureza la conformidad de una voz con
el uso, árbitro i lejislador del lenguaje. Pero este uso ha de
ser lejitimado por un largo trascurso de tiempo, i ha de
apoyarse, si puede ser, en la autoridad de escritores de nota:
en el lenguaje comun, i aun en muchos escritos modernos
se emplean voces tomadas de idiomas estraños, sin haber
sido naturalizadas. Solo se deben usar pa.Jabras realmente
castizas, i aun estas tomadas en el s3ntido que tienen en
castellano, de ningun modo en el que les da otra lengua.
Esta regla es tanto mas necesaria ahora, 'cuanto que la lec-
tura de libros estranjeros, principalmente franceses, hace
faltar a ella con lastimosa frecuencia. Es cierto que los
' progresos de la civilizacion suelen exijir la admision de vo-
ces nuevas .que no tienen correspondencia castellana; mas
esto no es siempre tan necesario como muchos creen, i ántes
de hacerlo conviene examinar si existe algma palabra que
se pueda emplear con oportunidad i sin menoscabo de la
lengua. Las voces nuevas no han de admitirse sino cuan-
do lo exija imperiosamente la necesidad, es decir, cuando
no haya otro medio de espresar la idea, i en tal caso se debe
cuidar .d~ que su terminacion sea la que prescribe el carác-
ter delid!Oma. .
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. Algunos por huir del estranjerismo, incmren en otro
defecto contrario, empleando palabras anticuadas o arcaís-
mos. El uso de ellas, cuando es moderado, suele dar realce
al lenguaje; pero este uso es mas permitido en verso que
en prosa, porque la prosa entónces adquiere un aire afecta-
do que la desluce. ,
Algunos condenan el rigorismo en la pureza de las vb-
ces, como opuesto a la perfeccion del lenguaje ; mas esta
perfeccion no consiste en admitir innovaciones no necesa-
rias, sino en estudiar bien la lengua i buscar los recursos que
ofrece. Las innovaciones son ménos peligrosas cuando no
€Xiste literatura nacional: pero habiéndola, se corre riesgo
de inutilizarla si las frecuentes variaciones del idioma lle-
gan a formar de él un idioma nuevo. En breve no se en-
tenderian los buenos escritores, quedando muchos olvida-
dos, Ademas, es preciso advertir que miéntras una lengua
está en mantilla~, no produce autores de nota, sino escrito-
res cuyos esfuerzos se pierden en perfeccionarla. Luego
que lo han conseguido, luego que el idioma se ha hecho ca-
paz de espresar toda clase.de ideas, de acomodarse a toda
especie de asuntos, es cuando, casi por encanto, nacen mul-
titud de hombres que se apoderan ·de aquel instrumento
nuevo i producen obras inmortales. La creacion de una lite-
ratura nacional vária j estensa, es un fenómeno que prueba
que la lengua ha llegado a su perfeccion. Mas allá, solo con-
siente ya tal cual modifi~acion de poca monta, en c;:¡_sos es-
peciales; pero toda innovacion sustancial la lanza en una
sénda de ruina que acabaria con ella.
Lr.. correccion de las palabras consiste en usarlas tales
cuales son, sin acortarlas ni nlagarlas. Nuestra lengua no
tiene en esto la latitud que, la italiana; donde casi todas
las voces admiten snpresion de vocales: solo en nn corto
número de palabras nos es permitida esta licencia.
Las voces de un escrito deben ser Claras para todo
aquel a quien va dirijido. Esta claridad, puede faltar:
}.o Por el empleo de voces técnicas, es decir, pertene ·
cientes a ciencias o artes. Este defecto se ha hecho en el
dia bastante jeneral. Se dice la aberracion de las opiniones,
el ·apojeo de la fortuna de un hombre, un discn1·so sat1tra-
do de odio., &.o. &.o.: voces todas tomadas de las ciencias
naturales, i que no muchos enti~mden.
2.o Por el uso de voces cultas o tomadas de len-
guas sabias. Muchos de los poetas pecaron tanto en este
punto, que se dió a este modo de hablar el nombre de cul-
teranismo. Semejante defecto tiene por fortuna pocos par-
tidaiios.
,3.0 Hai palabras que tienen doble sentido, i cuya sig-
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mhcacion puede ser equívoca. El empleo de estas voceg
suele ser agradable en los escritos festivos porque da lugar
a chistes llenos de graci9. ; pero está enteramente fuera de
lugar en las obras sérias, de las que debe ser del todo des-
terrado.
Una palabra, aun siendo pura i correcta, puede enun-
ciar, no la idea que queremos, sino otra distinta : entónces
se falta a la propiedad de las voces. Es, por ejemplo muí
comun emplear indistintamente las palabras lloro i llanto:
sinembargo, ll01·o es la accion de llorar, i llanto se entiende
solo por las lágrimas. Así, es impropio decir: enjugar -el
lloro. Aun sin llegar a este punto, puede anunciarse lapa-
labra con alguna circunstancia que no convenga al caso:
entónces peca por falta de esactitud. Por ejemplo, ~e dice :
r·o1npe1· o quebraT un 1Jlato j pero no se dirá quebmr un
papel sino Tomperlo; la primera espresion es inesacta, por-
que la voz quebrar no se aplica sino a las cosas frájiles, que
se rompen con la percusion, i esta circunstancia no existe
en el papel. Puede decirse abandono o sacrifico mi Teposo
por servir a mi patria : las dos espresiones dicen una mis-
ma cosa, aunque la segunda con mas eneJjía; pero si digo,
abandono mi patria por huir de mis enemigos, no podré
sustituir la voz sacrifico a la de abandono, porque entónces
diria otra cosa distinta de la que quiero decir, i la voz sacri-
fico no seria propia. La propiedad de las voces estriba en el
acertado uso de lo que se llama sinónimos.
Como siempre agrada todo cuanto se presenta fácil i
llano, disgustando por el contrario lo que descubre artificio,
resulta que las mejores voces son aquellas que el lector se
imajina, que él mismo hubiera empleado, i que por consi-
guiente se le presentan como las mas natu¡·ales.
En cuanto a la decencia de las espresiones, nada hai
que decir: esta es una cualidad que no necesita 'esplica-
cion, i que no debe faltar a ningun escrito, ya sério, ya
jocoso.
Finalmente las voces deben ser oportunas, es decir
estar en conformidad con el tomo jeneral de la obra · ele~
vadas, si el escrito es grave, humildes, si este es jocoso. Nada
disgusta tanto como las vaxiaciones inesperadas, o salidas
de tono, que chocan con la situacion de ánimo en que se
ha puesto al lector, i le hacen pasar sin preparacion alguna
de una. sensacion a otra. Si en una frase de estilo elevado
introduzco una palabra baja, destruyo todo el efecto. El
estilo burlesco admite mas bien una palabra séria o altiso-
nante en medio de otras de mas baja alcurnia; pero es
cnando se quiere producir un efecto mayor con el contras-
te, i aun así se necesita mucho talento para hacerlo opor-
tunamente.
• 1
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-21
§ 5.o
1
Lenguaje :ftgurado.
Figura es aquel adorno del discurso, o aquel modo de
hablar mas elocuente i separado de la costumbre comun
de decir.
Dos son los jéneros de :figuras : uno de :figuras de pen-
samiento, i otro de :figuras de palabra.
No basta que el pensamiento de nna sentencia tenga
todas las cualidades que se requieran ; aun asi podrá la
<:omposicion a que pertenezcan cláusulas semejantes, care-
cer de aquella animacion, de aquel colorido que deben te-
ner las obras poéticas i oratorias para agradar i conmover.
Existen otros adornos, otras prendas que al1aden gran
valor a los escritos, i en los cuales estriba a veces su prin-
cipal efecto; adornos de que no puede desentenderse la
elocuencia, porque seria entónces como el bosquejo de un
cuadro: estarían señalados los bosquejos de las figuras, se
conocería el objeto del pintor, pero sin sombras ni colorido,
no ofrecerían tales figuras relieve alguno, no habría en ellos
la espresion de la vida, que se requiere para que la ilusion
sea completa.
Estos adornos pues, son los que los retóricos han lla-
mado :figuras, nombre que sinembargo no les cuadra bien a
todos.
A veces un mismo pensamirmto sin variar la idea que
contiene, sin alterar las palabras que la espresan, puede to-
mar diferentes formas, distintas unas de otras, manifestan-
do por consiguiente distinta intencion en el que escribe o
habla, ·
Otras veces no existen palabras para espresar una idea,
·i echamos mano de la que tiene con esta, cierta semejanza,
o bien buscamos relaciones entre las palabras para sustituir
las mas débiles con las de mas efecto, o darnos a una espre-
s~on diferente sentido del que en realidad tiene, i entónces
s~n variar el pensamiento, se le presenta con distintos
s1gnos.
Ocurre tambien que sin variar el pensamiento ni las
palabras, damos a estas una ~utorizacion particular, alte.
rando el órden natural, i dando así o mas enerjía o mas
elegancia a la frase.
De estos diversos casos, el único en que se comete real-
mente una :figura, es el primero, porque el pensamiento to~
ma entónces en realidad, una nueva forma. El segundo no
{!~ rnas que una licencia que nos tomamos de variar la acep-
Clon usual de algunas palabras : i la otra se reduce a ciertas
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maneras elegantes de combinar las espresiones. Dos son
pues, los jéneros de figuras com~ queda dicho.
§ 6.o
Figuras de pensamiento.
Entre las figuras de pensamiento unas parecen mas
propias para mover, otras para enseíiar, otras para deleitar.
Comenzarémos por aquellas que sirven principalmente
para mover, o para ablandar los ánimos.
ESCLAJ'iACION.
Esclamacion es un grito gue se lanza. cuando se está
poseído de un afecto vivo de dolor, alegría, temor, &.a por
ejemplo: "¡ O tiempos! o costn.tmbres ! " '
Sirve tambien para implorar misericordia como aque-
lla de Ciceron en favor tle Milon: ':¡O d1choso país aquel
que reciba a este insigne varon ; o ingrato aquel que lo
arroja tle su seno; o infeliz que lo pierde !"
Algunas veces sirve para denotar alegria; por ejemplo:
"¡O venturoso dia aquel en que estreche entre m1s brazos al
amigo de mi infancia, al compafiero de mis infortunios! "
Otras veces sü·~r,1 para denotar ironía, como aquella
de Ciceron contra Pisoo : "¡ Oh i cuán necios eran los Ca-
milos, Curios, Fabricios, Exipiones i Máximos! Cuán viles
i vulgares los Paulos! cuán rústicos los Marias que triun-
faron de las opiniones de los Cónsules ! "
Usase con frecuencia de la csclamacion en las ampli-
:ficacione_s donde se intente persuada· de cosas grandes, por
que esclamar en cosas pequeiías, es mni fútil i pueril.
DUBITACION.
La dubitacion cousiste en deliberar acerca de lo que ha
de hacerse, i sirve para espresar la irresolucion de una per-
sona a q~ien violentas pasiones ajitan.
Un Ilustre ejemplo de dubitacion, se encuentra en el-
libro 4.o ?e la Eneida de Virjilio, cuando introduce a ha-
blar a D1do dudosa, i dice así:
"i Qué determinaré? ver si me amparan
Mis primeros amantes, i esponerme
A la irrision? Me ofreceré humillada
Por esposa de Númidas, yo misma
Qué tantas veces desdeñé su alianza?
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. Seguiré en frijias naves a los Teucros
Sujeta a·su dominio como esclava?
Sí ; que de haberles dado todo ausilio
1 de la gratitud con que me pagan
De aquel bien satisfecha habré quedado ;
Pero demos que yo tal meditara :
i Quién de ellos cuando todos me aborrecen,
Me admitiría en la orgullosa armada?
¡Ah infeliz ! i Aún no sabes cuan perjura
Es de Laomedonte la infiel raza?
Pues qué? i Con insolentes marineros
Partiré a navegar abandonada?
O con todo mi séquito de 'ririos:
Será posible que tras ellos vaya?
1 a los que de Sidon dificilmente
Saqué, de nuetro por los mares traiga
I los obligue a dar al viento belas ?".....
Despues sigue inmediatamente la eleccion que es la
que despues de una dubitacion, se hace cuando habiendo
deliberado, se toma al fin una determinacion, como una luz
que hubiese ahuyentado las tinieblas; por ejemplo, cuan-
' do en el mismo pasaje anterior concluye así Vitjilio en
boca de Dido :
"Muere ántes cual mereces, i una daga
Acabe tu dolor."
OBSECRACION.
Obsecracion es una figura que, como su mismo nom-
bre lo indica, se comete cuando imploramos el ausilio de
Dios o de algun hombre; por ejemplo la que usa Ciceron
en la oracion por el Rei Deyótaro: "Por lo cual, oh Cayo
César, ante todo te pido por tu honradez, constancia i elo-
cuencia, que nos libres del temor de sospechar que aun
guardas algun enojo. Por esa diestra te ruego, que diste al
Rei Deyótaro como huesped a huesped, ppr esa diestra,
digo, firme i constante, no tanto en las batallas, como en
las promesas i palabras.~~
Esta figura es mas vehemente en las peroraciones,
donde se usa con mas frecuencia.
IMPRECACION 1 DEPRECACION.
Con la primera figura se desea que acontezcan males
a alguna persona o cosa, a impulsos de la ira, venganza o
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desesperacion; por ejemplo la que encontramos en el libro
de los Reyes, i dice así: "¡ Mon,tes de Jelboe! jarrfas caiga
sobre vosotros ni el rocío, ni la lluvia! jamas en vuestras
faldas haya un campo cuyas primicias se ofrezcan al
Señor!"
Con la segunda, al contrario, se recurre a los ruegos i
a las lágrimas, para obtenm· alguna cosa; por ejemplo
aquella de Ciceron en favor de Ligario: " 1 aunque en el
perdoh de Ligario, oh César, darás gusto a muchos de tus
allegados, sinernbargo, te ruego que pongas toda tu aten-
don. Advierte la tristeza i sentimientos de todos los cir-
cunstantes en favor de Ligario. Mirá tambien las lágrimas
que por él vierte Tito Broca, a quien tú tanto estimas. Sal-
va, pues, por ellas a Ligario, estiéndele tu mano benigna,
concediétdole un eterno perdon.
JNTERROGACION.
La interrogacion consiste en h~blar preguntando, no
para que nos respondan, sino para d'ar mas fuerza a lo que
decimos. Esta figura envuelve una especie de conocimien-
tó disimulado en la pregunta, i presupone la persuacion de
los oyentes, pues no espera de ellos contradiccion o repug-
nancia a la firmeza i confianza con que el orador propone
i sostiene su pensamiento; por ejemplo : "Qué intelijen-
cia sondeará la profundidad de este abismo? i Qué pensa-
miento nos representará el poder que llama las cosas que
no son, como si fuesen 1 i Admirarémos bastante a aquel
Creador soberano, que manda que haya luz i la luz
aparece?"
SUJECION,
•Esta figura viene de la misma interrogacion, acompaña-
da siempre de una respuesta. En algunas ocasiones el ora-
dor se pregunt(l¡ a sí mismo i se responde, como cuando Ci-
ceron en la oracion en favor de Celia, dice: "i No llama-
riamos enemigo de la República a aquel que violase sus
layes 1 Tú las violaste. i Al que menospreciase la autori-
dad del Senado 1 Tú la oprimiste. i Al que fomentase las
sediciones? Tú las existaste."
En la oracion fúnebre de un famoso Capitan, previene
el orador al auditorio, de esta manera : "i Sufriré la nota
de _falso ad.nlador? i Celebraré las victorias de este con-
qmstador, 1 callaré las atrocidades que mancharon sus glo-
rias 1 ~ó Señores. i Compararé al malvado como un mode-
lo de vutudes? Mucho ménos. Todo lo sacrificaré a la
verdad." ·
..
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•
-25- '
PRETERICION I RETICENCIA.
La primera figura que tambien se llama pretermision,
es un delicado artificio por el cual se finje que queremos
callar lo que sabemos, o bien que no sabemos, o que no po-
demos decir todo lo que queremos; decimos todo lo que
deseamos i aun mucho mas, captando con e¡;ta simulada
industria, la atencion del lector i del oyente. Un elocuente
historiador despuns de haber hablado de Catilina i Crom-
well como de dos insignes malhechores, prosigue inmediata-
mente así: "Tampoco haré una reseña de los guerreros
funestos, terror i azote del Jénero humano; de aquellos hom-
'bres sedientos de sangre i de conquistas, cuyo nombre no
puede pronunciar sin horror la posteridad espantada, quie-
ro decir; los Totilas i los Tamerlanes."
La segunda figura se COllete cuando el que habla,
truncando la frase, deja la razon para concluir, porque dice
mas con lo que calla que con las palabras, o a lo méno& da
a enterderlo así ; porque con este corte se deja a la capa-
cidad del oyente, la licencia de suplir lo que falta, o de in-
terpretar el silencio. Esta figura es enfática i supone o mu-
cha modestia en el que habla, o una fuerte pasion : por su
profundidad, estrecha el corazon i alaJa las palabras, i del
mismo modo la modestia deja tácita la espresion, i disimu-
lado el concepto. Virjilio pone en boca de Neptuno, una
mui enPrjica, cuando este reconviene a los vientos por haber
movido una tempestad sin su licencia contra los Troyanos,
i dice: " Vosotros os atreveis a turbar sin mi mandato el
cielo i la tierra, i a embravecer tan espumosas. hondas 1
LYosotros, oh vientos temerarios, a quienes yo juro.•••·•
Mas los mares alborotados conviene primero sosegar."
.
EPIFONEMA.
Esta figma llamada por los latinos aclamacion, es co-
mo un corolario o deduccion sentenciosa, que sacamos de
la proposicion antecedente, o si se quiere decir de otra ma-
nera, viene a ser un epílogo que reduce a una semencia
breve, la ilacion de la materia que trata. Es verdadera-
mente una feflexion nacida del conocimiento del órdcn mo-
ral, por medio de lacual se pinta en forma de consideracion
filosófica i admirativa el espíritu, en nna série de cosas es-
tensamente referidas.
Por ejemplo: "Cayó rocinante i fué rodando su amo
una buena pieza por el campo, i queriéndose levantar ja-
mas pudo. ¡Tal embarazo le causaba. la lanza, adarga, es-
Puelas i celada con el peso de las antiguas armas!"
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§ 7.o
De las :figtn-~s mas p¡·opias para defleitat·.
APOSTROFE.
Con <>sta figura 'corta o tuerce el camino recto del dis~
cm:>o, dirijiendo la palabra a Dios, a la natnraleza o a lapa-
tria, a los vivos, a los muertc1s, a Jos ausentes i áun a las
criaturas inanimadas e insensibles ; i con esta ilusion se ro-
ba la atencion del oyente, quien no puede dejar de mezclar
sus afectos con los del orador, por ejemplo :
!' ii dejas, Pastor Santo, .
Tu greien este vallf;l hondo, oscuro
Con soledad í llanto?
1 tú rompiendo el puro
Aire, te vas al inmortal seguro?"
Otro ejemplo ilustre de esta figura, se encuentra en Ci-
ceron, en ltl. m·acion en favor de Milon; dice así: "Ya
pues, a vosotros, montes i colinas de Alba, a vosotros im-
ploro i llamo por testigos; i a vosotros tarnbien, o albanos
altares derribados, compañeros e iguales a los del pueblo
romano." &.a
IIIPOTÍPOSIS.
A esta figura la llama Ciceron, ilustre declaracion, i
con mucha propiedad, porque con ella se pintan las cosas
de que hablamos, 6
Co.mo si en aquel momento estuviesetl
presentes, i ~on tanta viveza que casi se podría decir que se
da el mismo orijinal por la copia, poniendo como ante los
ojos lo que se pinta en la narracion. Tiene a:demas, todo el
esplendor de la ene;jía i evidencia, !a cual con el colorido
de las metáforas, da alma, vida í movimiento a las cosas
que en sí no lo tienen. ·
Esta figura recibe mayor fuerza i vigor, cuando se po-
nen todos los verbos en tiempo presente, porque entónces
vemos lá ac?ion, i no la oimos ni la leemos. Por eje~plo:
" Abre la cmdad sus puertas, i al instante se ven arder
las casas i los templo~, óyese el estrépito de las techumbres
l)Ue se desploman, i el clamor universal i los alaridos de sus
habitantes. Por acá huyen nnos ·titubeando, allá se dan
otros el postrer abrazo ; vense llorar los niños, gritar las
madres, jemir los ancianos que tuvieron la desgracia de vi-
vir hasta aquel terrible día. Saquéanse las casas i lugares
sagrados .i llénanse las calles d~ despojos i de c~dáveres ;
aquí un cmdadano cargado de h1enos ap.da humillado de·
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lante del vencedor, allí una madre desesperada levanta ám-
bas manos acia el cielo, anegadJ. en lágrimas, i lucha para.
arrancar a su hija de las garras del brutal soldado."
PROSOPOPEYA.
Esta es una de las mas vehementes i brillantes figu-
l;as: consiste en atribuir cualidades de los seres animados
particularmente, del hombre, a seres inanimados, incorpó-
reos i abstractos; es mui comun su uso en los violentos ac-
cesos de algunas pasiones ; cuando nos ven1os sumerjidos
en una profunda tristeza, o nos sobreviene alguna desgra-
cia, entónces creemos gue aquellos seres aun los mas insen-
sibles son capaces de comprender nuestros dolores i de
compadecemos. Por ejemplo; el Ciceron de Francia en la
orac'ion fúnebre de un alto personaje, previene a sn audito-
rio que lo que va a decu en su elojio, es la verdad, i no
afeccion ni lisouja, i dice: "Entónces esle sepulcro 'se
abriria, i esos huesos se levantarían otra vez para decir:ue :
i por qué vieues a mentir por mí, que jamas he mentido 1
Déjame reposar en el seno de la verdad, i no vengas a tur-
bar la paz de la tumba con la ad ulacion que tanto aborrecí."
ETOPEYA.
Llámase etopeya, aquel retrato fiel de alguna persona
considerada i exatuinada en sus' acciones, caracteres i
costumbres. Por lo que rertenece a su figura, jesto i carac-
teres corporales, es mas propio de la hipotipósis que de la
etopeya, que es rigurosamente una pintura moral. Pide es-
ta figura un pincel franco i v..ajente, i mucha elegancia i
brevedad a un mismo tiempo, afectando mas bien la gra-
vedad i sencillez, que una ·redundante cultura. Sirva de
ejemplo aquella en que se retrata a Cromwel: "La·Inglate-
rra despues de mil horribles convulsiones terminadas por el
mas horrendo atentado, vino a caer en manos de un solda-
do afortunado i fanático, profundamente feroz, intercadente
en los medios, hipócrita i mehncólico, pero constante en sus
planes, alma de sus confidentes i terror de sus mismas
guardias; hombre, en fin, que no tuvo otra uuion con los
demas, si no por aquel impulso predominante con que se
los hacia compañeros en los crímenes de que solo él sacaba
, fmto. Este usurpador supo hasta el último fin, conservar
~u cabeza i su poder, oprimiendo a su nacían con el terror,
1 a los demas con la autoridad de su nombre. De él se ha
dicho que con algunas virtudes mas, hubiera sido un he-
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28-
roe; dígase mejor, que con algunos vicios ménos, hubiera
sido hombre."
ANTÍTESIS.
Esta figura es aquella oposicion de palabras o de ideas
que, forman por sn contra oposicion un sentido contrario
entr9 sí, ya sea por relativos o por contrarios o por primiti-
vos o por contradictorios. Cuando la oposicion campea en
solas palabras, como acontece a los escritores frívolos i su-
perficiales, pertenece esta figura mas a las de diccion que
a las de sentencia; í aunque en las palabras está siempre la
oposicion dc•sn significado respectivo, sinembargo, aquella
manera elegante con que se contraponen, i la buena elec-
cion, disimulan el juego mecánico, de sus sonidos; por
ejemplo: "En la adversidad i humillacion, resplaBdece la:
verdadera fortaleza: t~e parece que veo a Sócrates bebien-
do el veneno, a Fabncio sufriendo su pobreza, a Scipion
muriendo en el destierro, a Epíteto escribiendo en la pri-
sion, i a Séneca mirando con tranquilidad abiertas sus
venas."
Otro ejemplo no méoos elocuente se encuentra en Ci-
ceron en su segunda Catilinaria, i es como sigue: ''De esta
parte venció el pudor, allá la petulancia; aquí la honesti-
dad, allá la intemperancia; aqui la constancia, allá la li-
viandad ; finalmente, la equidad, la templanza, la fortale-
za, la prudencia i todas las virtudes juntas, están en con-
traposicion con la iniquidad, con la lujuria, con la pereza,
con la temeridad i con todos los vicios. "
SUSTENTACION.
Con esta figura llamada por otro nombre suspension,
mantenemos detenidos algun tiempo los ánimos de los
oyentes o lectores, sin declararles nuestro último pensamien-
to, que siempre debe ¡ser inesperado hasta despues de ha-
berles mantenido en una atenta espectacion, estimulándo-
les el deseo de satisfacer su curiosidad o de aquietar sus
juicios. Por este artificio acercándoles cada vez el objeto, se
les va alejando de alguna manera p1ra excitarles mas el
deseo de verle, hasta qne, dejando caer de repente el velo,
aparece, mas siempre diferente del imajinado. Asi escla-
maba, por ejemplo con esta figura, contra los ministros, un
autor que escribía a sus hijos para consolarlos: "¡ Misera-
bles consejeros de tal autor! ¿Pero de qué me quejo? qué
no espero, si en esto mismo debe estar la satisfaccion de
todo? Confiad pues en el Omnipotente, hijos.mios, qué él os
tiene a su cargo conservándoos como a pupilos con empe-
ño de su palabra." '
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é:OMUN ICACION.
Esta figura se comete cuando el orador consulra a sus
oyentes, amigos, contrarios o jueces, lo que debe deliberar,
~ándoles parte de su duda, mas siempre en asuntos graves
1 árduos; por ejemplo, así usa de ella Ciceron contra Ven·es
cuando dice : " Aquí pido, oh jueces, vuestl'O consejo, pa-
ra que me digais lo que debo hacer. Pero el mismo silencio
que guardais, me está diciendo que no será otro vuestro
consejo, que el que podría darme la misma necesidad."
COltRE¿OION.
Es esta figm:a, un temperamento i moderacion de Jo
que se ha dicho ántes, i es como una enmenl1acion de la
sentencia. Con ella correjimos o retractamos uua proposi-
cion con otra siguiente que la mejora: o la realza, o la reba-
ja, o la suaviza, o la cohouesta i algunas veces reprendién-
donos nuestra ignorancia, nuestra_ imprudencia, nuestra li-
jereza i tambien nuestra demasiada prudencia i moderacion;
por ejemplo la que qsó un orador moderno en alabanza de
Descartes, i dice: "i.Qné houores le tributaron dÚrante su
vida? qué estatuas le levantó la patria? ¡Qué hablamos
de honores i de estatuas! i Olvidamos qué tratamos de un
hombre grande? Hablemos mas bien de persecuciones, de
envidias i calumnias."
§ s.o
De los Tropos.
Son los tropos unos modos figurados de hablar, por los
cuales se aplica a una palabra un sentido que no esriguro-
~amente el suyo propio. Estas figuras se llaman tropos
1 vienen de la palabra griega "trepo" r¡ue vale lo mis-
mo que vuelta o conversion, pues cuando usamos un tér-
mino en acepcion figurada, lo volvemos, por decirlo así,
para hacerlo significar lo que no significaba en su sentido
recto. Uno de los efectos mas sensibles i mas frecuentes de
los tropos es el de despertar nna idea principal por medio
de otra accesoria ; por esto decimos : " mil almas por mil
P~rso.nas," " el acero por la espada, las armas por la mili-
c~a, la pluma po1· el estilo, la lengua po1' el habla, lagar-
ganta por la voz."
Esta inversion o tropos, se hace de varias maneras;
pe~o cuatro son las principales ~ mas nobles i son las si-
guientes: métáfora, metonimia, smccdoqnc e ironía, de las
cuales trataremos separadamente.
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~IETAFORA.
Llám11.se metáfor¡t la traslacion del significado propio
de una ralabra a otras que no le .coríviene ,sino por una
comparaci"on que el entendimiento hace de las dos: Cuan-
do decimos la "luz del entendimiento," la palabra luz que
en su sentido propio nos hace ver los cuerpos i obJetos ma-
teriales, puesta aquí por traslacion,reprE'senta aquel la poten-
cia de percibir i conocer que alumbra la razbn para formar
rectos juicios. · ·
L::ts metáfoi·as se pueden so.~'ar de muchas fuentes, co- .
mo de las cosas divinas, de los seres celestiales, de los ele-
mentos, de los meteoros, de las piedras preciosas, de los me-
tales, de las plantas, de las bestias, de los hombres i de todo
el resto de·la naturaleza.
De cuatro maneras se puede h acer la metáfora, las
cuales son como una fuente perenne de dicha figura, i son
las siguientes : '
l.• La metafora se hace cuando trasladamos las pala-
bras de alguna cosa animada. a otra animada1 por ejemplo :
' "Caton solia ladrar a Scipion ;" la cual voz ladrar, siendo
propia del perro, se atribuye sínembargo a algun hombre
que no tiene buena voz :
2.a Se hace la metáfora, cuando se ponen cpsas ii1ani-
madas por otras inanimadas, por ejemplo cuando se dice:
la nave por el gobierno, el freno por la lei:
3.a Se hace la metáfora, cuando se ponen las cosas
inanimadas por otras animadas, por ejemplo: " ¡ Oh, qué
hermosa flor es la juventud !" .
4.a Finalmente, se hace la metáfora i de una manera
mui hermosa, cuando damos fuerza i .viLla a cosas inanima-
das i que carecen de s~ntido, por ejemplo: "¡, Q,né hacia
en la batalla de Farsalm, o Tuberon, vueslra desnuda es-
pada? A qué costado amenazaba SL1 punta? Cuál era el
sentimiento de su cortante filo? " '
VICIOS DE LA MET.AFORA.
Los vicios de la metáfora, son .los siguientes :
l.o Las metáforas son viciosas cuando se sacan de
t~~·nünos i lugat:fS bajos, como la de aquel predicador que
diJO gue, '1 el diluvio fué la leJía de la naturaleza.''
2.o Cuando son forzadas i arrastradas de términos mui
remotos_, como la de aquel que dijo: "Nace el hombre con
breve VIda como una flor cuya cuna es la aurora i sn sepul-
cro el ocaso."
3.° Cnando la analojía entre el signo i la cosa no es
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natural, ni la comparacion bien perceptible, como la de
aqliel poeta que dijo: "Bañaré mis manos en las hondas
de tus cabellos."
4.° Cuando se sacan de objetos poco conocidos o de-
masiado científicos, ,que forman el culteranismo i el pedan-
tismo, como aquel que siempre decía: "desde el apojeo de
su prosperidad," por decir, o mas bien no querer decir:
"desde la mayor altura o la cumbre de sn prosperidad."
s.o Cuando las que no convienen sino al estilo o licen-
cia poética, se introducen en el esti lo oratorio en el que no
se puede ltamar a los sonidos, "armóni<!os partos de la lira;"
ni "doradas madejas de la aurora," al resplandor del alba.
• ALEGORÍA. •
La palabra alegoría se compone de dos voces griegas
all, otró, i agora, discurso; así se significaba entre los an-
tiguos un discurso que al principio se presenta en su semi-
do propio, distinto del que se quiere dar a entender, i sirve
al fin de comparacion para la intelijcncia de este sentido
que e5taba oculto. Lo que constituye esencialmente la ale-
goría es aquello que al parecer dice i jamas es lo que quie-
re decir : nos presenta un objeto i es a otro a donde se en-
camina. Como la alegoría sea una continuada metáfora,
algunos retóricos la han colocado en el número de los tro-
pos, i otros entre las fignras de pensamiento, i con alguna
razon, porque no es mudanza de una simple palabra, sino
de todo el sentido de la oracion, i tambien porque en la ale-
goría las palabras son a veces propias, a vecf!s metafóricas,
i discrepa de la naturaleza de tropo en uno i otro caso, pues
compone un discurso perfecto ; por ejemplo, aquella ilustre
i bien conocida oda alegórica de Horacio hablando de la
guerra civil, que empieza así :
"¡ Oh nave! i te volverán al mar las nuevas olas; o
qué haces? ocupa con valor el puerto. ~No ves como está
desnudo de remos tu costado? i como el mástil herido del
lijero áfrico está quebrantado, i como las antenas jimen, i
como sin maromas apénas pueden sufrir los bajeles el al-
borotado mar? i No tienes velas enteras, no Dioses a quie-
nes oprimida de la desdicha, segunda vez invoques?" &.o.
En esta brillante alegoría toma Ho.ra.cio la nave por la
República, las ondas por la guerra civ.Il, el puerto por la
:P,az, los remos por los soldados, Jos ~a~·meros por los Mn-
Jlstrados, i la desgracia por los pnnc1pales Jefes de la
guerra. ·
•
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'o
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METONIMIA.
La palabra metonimia, significa trasposicion i trasmu.
tacion de un Hombre en otro, trocaudo el significado, ya de
la causa por el efecto i al contrario, ya del adjunto por el
del sujeto i al contrario &.a &.a En este sentido podemos
decir que este tropo comprende a todos los demas, pero los
retóricos ]~han reducido a los usos siguientes :
1.0 T'ómase la causa por el efecto, por ejemplo: sol
fuerte, por calor exesivo ; vivir del sudor de la frente, por
vivir del trabajo. Igualmente damos el nombre de br.azo al
poder; de mano, al favor i proteccion; de espaldas, al fa-
vor o amparo. En este sentido se toman las invenciones de
las cosas i de las artes, por los efectos de su invencion,·co·
mo Marte, por' la guerra; Minerva, por la ciencia; Céres,
por el trigo. &.11
2.o Otras veces se toma el efecto por la causa como
cuando se dice: "la pálida muerte," por la palidez que
causa en los cadaveres.
3.o Se toma el con tmente por el contenido, como cuan-
do se dice: "clamar al cielo," esto es a la corte celestial ;
" Roma vencedora, " por losromanos.
4.o Otras veces se torna el con tenido por el continente,
por ejemplo: "Ciceron formó su alma en el estudio del
Pórtico i del Liceo," por decir que estudió en aquellos sitios.
5.• El signo se toma por la• cosa significada, como
cuando se dice : " el cetro o la corona," por la dignidad
real.
6.o El nombre abstracto se toma a veces por el concre-
to, como cuando se tom¡lla esperanza por la cosa esperada,
el amor por la persona querida.
7.o Las partes del cuerpo humano que se suelen consi-
derar como asiento u oríjen de nuestras afecciones, Slil to-
man por las mismas afecciones, i así deci~os; ho~nbre de
gran corazon, por de gran valor ; hombre sm entranas, por
sin compasion.
S.o Finalmente se toma tambien el nombre colectivo
por el distributivo; como juventud, por losjóvenes i la hu-
manidad, por todos los hombres. .
SJNECDOQ.UE.
La. palabra sinecdoque que significa comprension o
concepcwn pues por medio de esta figura se hace concebir
al entet~dimiento, ya mas, ya ménos de lo que significa en
su sent1do 1:ecto la palabra que usamos. Este tropo seco-
mete de vanos modos :
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1.0 Tomando un individuo en lugar de muchos; como
cuando decimos: "el soldado defiende la patria, el enemi-
go huyó, por decir, los soldados defienden la patria, los ene-
migos huyeron." Tambien se comete al contrario, tomando
el número plural por el singular, así se dice: "Los Alejan-
dros, los Césares, los Aníbales."
2.0 Tómase la parte por el todo, como cuando deci-
mos, cien quillas, por cien navíos; las olas por el mar; el
Nilo, por el Ejipto. 1 al contrario tambien, cuando se
toma el todo por la parte, como cuando decimos, relu-
cían las picas, por los hierros que llevan en sus puntas.
3.0 Se toma el jénero por la especie, así decimos: "¡O
necios mortales! en lugar de ¡o necios hombres!"
4.• Tambien al contrario, la especie se toma por el jé-
nero, como cuando llamarnos corrompida a una persona vi-
ciosa ; i cuando decimos : es un pollino a un hombre rudo
o mni estúpido.
5.• La materia se toma por la obra e instrumento, co-
mo cuando decimos : el acero por la espada, la plata i el
oro por la moneda.
6.° Finalmente, los antecedentes se toman por los con-
secuentes, como cuando decimos: "Pedro se cansó ele vi-
vir, esto es, murió. Aquí fué Numancia, aqui fné Troya,
esto es, aquí quedaron destruidas." Al contrario, tambien se
ponen los consecuentes en lugar de los antecedentes, como
cuando se dice: "los graneros rebosan, por la cosecha abun-
dante; los campos están sedientos, por decir que no ha
llovido."
IRONÍA.
Por medio de este tropo, damos a entender Jo contrario
de lo que decimos, i a este :fin, nos valernos de términos
enajenados de su sentido propio i literal. Si se quiere
decir disimuladamente de alguno que es mal poeta, se le
llamará : "Otro Virjilio, otro Horacio, otro Zorrilla ;" si se
quiere decir, que es un cobarde, se le llamará "otro Cid,
otro Ricaurte." ·
Las ideas accesorias son de grande uso para conocer
la ironía, como tambien, el tono de voz del que habla i mu-
cho mas, el conocimiento del demérito i ridículas circuns-
tancias de la persona de quien se habla, sirven para ínter~
pretar el sentido irónico, mejor que las mismas palabras de
que se componga. . .
. Para templar sinemuargo, la acnmoma de las palabras,
l disfrazar la mordacidad que encierra la :filosofía de la iro-
n_ía, se reqoiere el uso de nna dadivosa naturalidad, i de
cterta facilidad i direccion graciosa, para sazonarlo todo con
3
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cierta urbana familiaridad: un bello ejem¡.¡lo de este tropo
encontrarnos en Ciceron en su discurso contra Pison, i es
como sigue: "¡¡Cuán desgraciado·es Pompeyo por no ha-
ber escuchado vuestros consejos!!!! ¡O cuáu mal ha hecho
en no haber adoptado vuestra profunda filosofía, pues que
ha cometido la insensatez de triunfm· tres veces! ! Yo me
avergüenzo ¡o Craso ! de vuestra ardiente ambician, hasta
haberos hecho decretar por el Senado esa corona laureada,
despues que condujisteis la mas honrosa de todas las gue-
rras!! ¡O necios Camilos, Curios, Fabricios !!! ¡O insensa-
to Pauto, o rústico Mario!!!"
S.A RC.ASl10.
El sarcasmo es una amarga irrision i mas que san-
grienta ironía, con que se insulta a los contrarios, para lo
cual se usan las palabras mas acerbas i llenas de desprecio
i afrenta. Así como para dar ÍlH'l'Za i alma a la ironía, es
necesaria cierta modificacion bmlezca en la voz del que
habla; de la misma suerte eu el sarcasmo debe acompa-
ñarse un tono vivo de severidad para formar un todo de es-
presion mas vehemente; así hablaba por ejemplo Turno
insultando a un troyano a qnien acababa de qnitar la vida:
"He ahí a los miserables troyanos! ¡Mide ahora con tu
frente ensangrentada el polvo de los campos de la Hespe-
ria qne pretendiste conquistar! Estos son los laureles reser-
vados para los que provocan los combates; de esta mane-
ra deben levantar los troyanos sus nuevos e invencibles
muros."
99.0
Lenguaje periódico.
El período Harpado por los latinos ámbito o cil"cuicion,
es aquella perfecta cantid.ad o ~stension de cláusulas ~que
p~1~de llegar una sentenc1~; .p~ws en período~ se parten i
d1v1den todos nuestros rac10cnuos para producirnos con ór-
den i claridad: para este fin hai lambien la estructura de
los períodos, sus partículas i divisiones a las cuales seí'íalan
ciertas pausas para recitar con campas, cadencia i sentido,
las partes del discurso.
Estas partes del período se pueden enlazar de diferen-
tes modos, i la idea principal de una sentencia en dos, tres
i cuatro que juntas conspiren a esclarecer, amplificar i co-
rrobora: la proposicionjeneral. No hai regla fija para ~eña­
lnr el numero de miembros de qne ha de constar el penodo;
©Biblioteca Nacional de Colombia
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pero como puede haber exeso por una i otra parte, el escri-
tor se estrechará mas o ménos, o se estenderá, pero en nin-
guno de estos casos traspasara los límites que dicta la mis-
ma naturaleza.
Los períodos eu demasia largos, hacen embarazosa i
desalentada la pronunciacion; pero los períodos en demasía
cortos, no tienen ménos inconveniente, porque en los perio-
dos mui cortos que son de moda, padece tambien el aliento
interrumpido continuamente.
Para evitar uno i otro estremo, los retóricos han divi-
dido los períodos en bimembres, trimembres i cuatrimem-
bres. De cualquiera de estos números que se considere el
período: se divide este siempre en dos partes: la primera en
que se comprende la proposicion, suspende el sentido de la
idea principal; i la segunda que es la buena ortografía, se
denota con este signo ( : ).
En el periodo bimembre, tanto la proposicion como la
conclnsion, son simples, como en este que se encuentra en la
oracion de Ciceron en favor de Marco Marcelo í dice así:
"Asi, Cayo César, a mí me volviste al antiguo modo de
VIvir que había adoptado ; * i a todos estos les elevaste co-
mo una bandera para que concibieran buena esperanza del
Estado."*
En el período trimembre la proposicion abraza comun-
mente los dos primeros miembros, i la conclusion el tercero,
como en este ejemplo: "Antes que la desoladora guerra
destruya nuestros paternos hogares,* ántes que la bárbara
soldadezca deshonre nuestras idolatradas hijas,* vamos a
buscar nuestro reposo en las cavernas de los incultos
bosques."*
En el período cuatrimembre,la proposicion abraza unas
veces los dos primeros miembros i la conclusion los dos úl-
timos, como en este ejemplo : "Por mas que los impíos du-
den de un ser omnipotente, " i blasfemen furiosos contra el
Criador del Universo," nunca podran apartar sus ojos de
las obras que no son de los mortales," antes su misma
duda depondrá contra su mísera incredulidad."
De la estension de los períodos se forma el estilo nume-
roso i rotundo, porque consta de miembros llenos i bien dis-
tribttidos ; i esta composicion es la mas oratoria, porque da
al discurso un aire de majestad, pompa i dignidad. Pero
esta misma estension, sino guarda una justa medida, i no
se varia con intervalos mas o ménos cerrados, cansa i de-
rrama el espíritu con la demasiada pompa i armonía del
discurso, i mas se ocupa el oido, que mueve el alma con
tan mesurada cadencia i contínua regularidad de frases
cornpasadas, rentónces el estilo todo lo que gana de digni-
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dad, pierde de enerjia, i esta uniformidad continuada en
una serie de sentencias, se ha de quebrar con períodos mas
breves aunque ménos sonoros, pues hace mas agradable
efecto la discordancia, que la cansada repeticion de senten-
cias cortadas por una misma medida.
No se puede negar que hai duda de que se pueda dar
mayor amplitud, número o estension a un período, sin que
se empleasen la <:>.opia de sus cláusulas, ni la plenitud de sus
miembros, i sin fatigar el aliento del que habla, ni distraer
la atencion del que oye. Todas sns partes están tan bien
distribuidas i concertadadas entre sí, que en todas halla lu-
gares de descanso mas o ménos detenido, la carn~ra de la
pronunciacion, suspendiendo i variando el tono, guiado
siempre por los signos de la puntuacion que seüala los in-
tervalos o pausas que ~e han de guardar en cada una de
las cláusulas, i en la conclttsion de muchas juntas en cada
uno de los miembros.
De la cortedad de los períodos, se forma el otro estilo
que se llama tnmcado. Este se compone de proposiciones
breves que no tienen entre sí enlace, pues cada cual forma
un sentido perfecto en los casos i lugares que pide esta
union.
El estilo cortado parece mas nervioso, i es mas débil,
porque la desuuion de sus partes deja destroncada su mis-
ma fuerza; son miembros robustos, mas no forman un
cuerpo entero.
El estilo cortado rompe i ataja el paso del discurso al
oyente o lector, en vez que el discurso dividido en períodos,
le guia como de la mauo i le ofrece asientos de descanso.
En toda clase de composiciones no basta que sus par-
tes constitutivas estén repartidas de este modo o del otro,
sino que en ellas ha de dominar alguna idea que las reuna
a un solo concepto, ligándolas tan estrechamente, que no
reciba el ánimo tan distintas espresiones. Entre los dos es-
tremas de breve o derramado, es mas tolerable la concision
que la redundancia; aquella cansa, ofende i enmaraña las
ideas por que no las presenta. limpias i sueltas; pero la
otra fastidia e irrita la paciencia del oyente o del lector,
cuya imajinacion ha de refrenar su curso natural al paso
de la pesada composicion del orador.
Otras d?tes debe tener la sentencia del período para
ser perfecta, 1 se espondrán algunas reglas mas, que convie-
ne observar en su composicion.
Las propiedades mas esenciales de la sentencia pueden
reducirse a s~is, a saber : pureza, cla1·idad, p1·ecision, uni-
dad, Jtterza 't armonía.
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PUREZA.
Es pura la frase que marcha arreglada a las reglas
gramaticales, i tiene ademas un jiro castizo propio de la
indole particular de nuestra lengua. El faltar a la pureza
en la cláusula, es hoi defecto mas comun todavía que el
pecar contra la de las voces ; i merece ménos disculpa,
porque una voz nueva suele ser precisa, un jiro estranjero
no lo es nunca; i se debe estar tanto mas alerta, contra es-
ta falta, cuanto que altera el idioma en su esencia.
CLARIDAD.
Una sentencia es clara, cuando espresa perfecta i dis-
tintamente el pensamiento. Tambien para esto conviene
observar con rigor las reglas de la gramática, pero no basta;
pues bien puede una sentencia estar perfectamente ajusta-
da a ellas, i ser no obstante de sentido ambíguo. Se debe
ademas poner cuidado en dar a las palabras i a los miem-
bros, cuando están estrechamente conexionados entre sí,
el lugar mas·cercano posible. Igual atencion merece la co-
locacion de las circunstancias peculiares a cada: sentencia,
para desnudar a esta de toda ambigüedad; pero sobre to-
do hai que atender a la disposicion propia de los pronom-
bres relativos que, cnal, qu,ien, cuyo, i demas semejantes.
Un error lijero puedo oscurecer el sentido de una sentencia;
i aun siendo intelijible, si dichas partículas relativas están
fuera de sn lugar, habrá siempre descuido i desaliño en el
lenguaje.
PRECISION.
Una sentencia tiene precision cuando consta solo de
las palabras necesarias. Esta cualidad está íntimamente
unida a la anterior, o por mejor decir, es una de sus condi-
ciones; porque para ser clara una frase ha de ser precisa;
i al efecto, es necRsano espresar bien todas las palabras que
entran en la cláusula, ver si hai dos o mas que espresen la
tnisma idea, i en tal caso, elejir la mas propia o enétjica, i
separar la otra.
UNIDAD.
En toda composicion, es preciso que haya siempre al-
guna especie de unidad, a mayor abundamiento en Jas
cláusulas que son composiciones cor~as. .se ha dicho que
el período puede componerse d~ vano~ miembros; i como
cada uno de estos espresa una Idea, SI todos no tienen en-
tre sí estrecha conexion, si no se encaminan a un mismo
fin, resultará confusion i embrollo.
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Para conservar la unidad de un período, se observará,
en primer lugar, que en el curso de él se cambie la escena
lo ménos posible. No se debe llevar precipitadamente, pa-
sando de pronto de un lugar a otro, ni de una a otra perso-
na. Por lo comun hai en toda sentencia algqna cosa o per-
sona dominante, i esta debe rejir, si es posible, desde el prin-
cipio hasta el fin. Debe huirse tambien de acumular en
una sentencia cosas que, mal conexionadas, irían mejor se-
paradamente. La violacion de esta regla nunca deja de
disgustar al lector, siendo preferible que las cláusulas pe·
quen por demasiado breves. Los paréntesis, mnyormente
los mui largos: se deben evitar, i solo pueden usarse en
ciertas ocasiones, cuando por la vivacidad del pensamiento
se toca una cosa ajena de la sentencia, corno encontrada al
paso. Finalmente, para que la sentencia aparezca con toda
la unidad i limpieza que se requiere, se ha de cerrar de una
manera completa i rotunda, sin que le sobren ni falten pa-
labras para la conclusion del sentido.
FUERZA.
La fuerza o ene1jía de las cláusulas consiste en que
sus diversas partes se coordinen de modo que representen
el pensamiento total, lo mas ventajosamente posible para
que produzca la impresion que se desea. La claridad, la
precision i la unidad contribuyen mucho a la ene1jía de la
frase, pero aun hai otras condiciones que la aumentan i
que convendrá tener presentes.
Las partículas copulativas, disyuntivas, relativas i to-
das las demas usadas para. las transiciones i conexiones,
deben ocupar su propio lugar, i se observará cuidadosa-
mente cuando viene bien omitirlas o multiplicarlas. Su sn-
presion hace un bellísimo efecto, siempre que se pretenda
pasar rápidamente la irnajinacion por diferentes objetos,
abrazándolos todos con una s~la ojeada. Por el contrario,
cuando se desea parar la ate~cwn en cada uno de ellos, la
misma partícula puede servn· para presentarlos mas desu-
nidos i especificados. Ejemplo. de lo primero: Pueblo, Se-
nado, C6nsules, todos se reumeron en elforo. Ejemplo de
lo segundo: Iré i le buscaré, i le hallaré i le dispondré a
favor vuestro.
Toda espresion que sea la. capital en.la sentencia i
deba por consiguiente llevar la pnmera atenc10n, se coloca-
rá en el mejor lucrar de ella. Por lo jeneral, las palabras
mas importantesbdeben ocupar el principio, porque el órden
mas natural.i sencillo es colocar al frente el objeto principal
de la propos1cion ; pero algnnas veces estarán mejor colo-
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cados en el medio, i todavía mejor al fin, porque así se
quedan mas fijas en el ánimo, no habiendo nada despues
que destruya su efecto. En todo caso es preciso atender a
que estas palabras, donde quiera que se coloquen, estén
limpias i desembarazadas de cualesquiera otras que puedan
retardar su marcha: que nunca su colocacion ocasione in-
versiones violentas, i finalmente que por ningun título da-
ñen a la claridad.
Una regla jeneral i mui importante para constmir las
sentencias con enerjía, es hacer que sus miembros tengan
a lo ménos el mismo grado de importancia desde el prime-
ro hasta el último. Bellísimo será, si se puede conseguir
sin afectacion, el que la importancia de las palabras o de
los miembros de la cláusula vaya en aumento; pero nunca
será tolerable el órden retrógrauo, porgue en todas las cosas
gusta naturalmente ir ascendiendo a lo que es mas i mas
bello, siéndonos enojoso, despnes de haber puesto la vista
en un objeto considerable pasarla sucesivamente a otros
de menor valía. Debe tambien cuidarse de que, cuando el
período se componga de varios miembros, se concluya casi
siempre con el mas largo: lo primero, porque los períodos
tlivididos de esta suerte se pronuncian con mas facilidad;
i lo segundo, porque colocado ántes el miembro mas corto,
se percibe mas pronto la conexion que entre los dos existe.
Es tambien regla jeneral que el período concluya con pala-
bra de alguna 1mportancia. Por buena que sea la construc-
cion de una sentencia, perderá mucho de su vigor i hermo-
sura, si finaliza con algun adverbio o alguna circunstancia
de poco momento. No obstante, cuando la mayor fuerza de
la cláusula se funda en una de estas palabras, como sucede
algunas veces, tendrá buen lugar en la conclusion, porque
el adverbio es entónces el'término capital.
Finalmente, la·regla fundamental, comprensiva de to-
das las demas, para una construccion hermosa i enérjica, es
dar el órden mas claro i natural a las ideas que intentamos
trasladar a los ánimos de otros. Esto será mui fácil a los
que tieuen bien dijeridas las ideas que van a espresar, i po-
seen con perfeccion el idio~a en que hablan.
ARMONÍA.
El hombre es naturalmente sensible a la armonía la
cual ejerce tal imperio en su alma, que solo por medid de
sonidos oportunamente combinado~, i sin que palabra al-
guna ayude al efecto, se puede cs~1tar en él alternativa-
mente la alegría, el pesar, la seremdad, el furor i todas las
pasiones. Esta cualidad del lenguaje que algunos afectan
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·- 40-
despreciar para atender únicamente al pensamiento, como
la parte mas digna de los escritos, es sinembago de tal im-
portancia, que basta su ausencia para condenar una obra
al desprecio i olvido, sobre t0do si es de aquellas que no se
limitan a la instruccion, sino que aspiran tambien a deleitar.
Particularmente las naciones que tienen la fortuna de po-
seer una lengua sonora, capaz de prestarse a todos los
efectos de la armonía, no pueden prescindir de su encanto,
ni perdonan la falta de una prenda tan necesaria a sus oi- ,
dos i tambien a su corazon, porque si el pensamiento se di-
rije al entendimiento para ilustrarle, el sonido va derecho
al corazon, comunicándole sus vibraciones con las que le
conmueve i exalta. De aquí el error de los que juzgan solo
del mérito de una obra por el fondo, i pretenden qne para
apreciarla es fuerza ver si traducida a otro idioma conser-
·va para los estraños el mismo valor que el orijinal tenia.
Indudablemente las hai que con semejante trasformacion
quedan reducidas a mui poco, porque despoja las de su ga-
la i principal encanto, se presentan sin uno de los mas po-
derosos medios que el Criador ha concedido al hombre pa-
ra mover a sus semejantes. Ese aroma, ese perfume encan-
tador que presta la armonía a ciertas coinposiciones, i em-
briaga de placer 'a los que le aspiran, desaparece en la tra-
duccion, i queda el orijinal como la flor en un herbario, que
siendo la misma, no conserva sinembargo ni su elegante
forma, ni sus vivos colores, ni ménos su fragancia.
La armonía es pues, uno de Jos puntos a que mas debe
atenderse en toda composicion, sobre todo si es oratoria o
poética. Pero esta armonía la deben jeneralmente los escri-
tores mas bien a una disposicioh nn.tmal, que a los afanes
del estudio. Oídos nacen tan sensibles, que perciben al mo-
mento hasta las menores faltas en"l:lste punto, i no se satisfa-
.cen sino cuando la frase ha llegado a se1· completamente ca-
denciosa i sonora: otros son tan desgraciados, que los so-
nidos mas ásperos no les chocan : poétas i oradores hai a
quienes ocmren sin esfuerzo las voces ifrases mas suaves·
i otros que inütilmente se afanan por buscarlas, estand~
destinados a usar siempre de un lenguaje duro i desapaci-
ble. No obstante; el estudio puede enmendar mucho este
defecto natural, i contribuye en gran manera a formar un
lenguaje terso i agradable. Sobre todo, hasta a los nacidos
con las mas felices disposiciones les conviene ejercitarse
mucho en perfeccionar tan buenas cualidades, porque el
descuido puede malograrlas, i suele la falta de esmero ha-
cer que escriba con desaliño i rudeza el que a poca costa
hubiera llegado a ser un modelo de elegancia i armonía..
Consiste la armonía en cierta eleccion i colocacion de
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las palabras de que consta la sentencia, de forma que resul-
te grata al oido ·¡fácil a la pronunciacion. De tres causas
puede por lo tanto provenir la armonía de un período :
La De que las palabras de que consta sean por si mis-
mas i por su combinacion, fáciles de ptonunciar, en cuyo
caso se puede llamar a la frase melodiosa o suave:
2.n De que sus diferentes partes estén distribui-
das con cierta proporcion musical que se llama ritmo o
número j i
3.n De que las palabras, por la naturaleza de los soni-
dos, o por la cantidad de las sílabas, tengan cierta analojía
con los objetos que representan. A esto se llama "Armo-
nía imitativa."
Para alcanzar puramente la suavidad de la frase, se
elejirán palabras de sonido agradable i fácil pronunciacion.
Cuando sean ásperas i por mala coordinacion de sus voca-
les i consonantes, dificiles de pronunciar, serán taml>ien pe-
nosas al oído, i se deberán sustituir con otras que espresen
la misma idea o se le acerquen. Pero aun mayor cuidado
habrá de ponerse en la colocacion de las palabras, pues
aunque sean blandas i agradables, jamás se formará con
ellas un período que tambien lo sea, si no se les da una co-
locacion desembarazada i sonora. Debe, pues, evitarse
cuanto sea posible la concurrencia de dos palabras, tales
que acabe la primera i comience la segunda con .una conso-
nante de pronunciacion fuerte, como e1-ror remoto, pues sé
hace muí duro el paso de una a otra. Se cuidará de que no
sean idénticas las sílabas respectivamente final i primera,
como consenti1· tiranos. El encuentro de muchas vocales,
como iba a Aragon, es igualmente desagradable por lo di-
ficil de pronunciar; i finalmente chocan las palabras que a
mui corta distancia terminan en una misma consonancia o
asonancia.
El ritmo o número del período se consigue procurando
que así sus miembros, como los respectivos incisos de estos,
estén distribuidos de modo que la respiracion no se ·fatigue
para recitar!os, i que las pausas de sentido mayores i meno-
res, caigan a tales distancias, c¡ue estas tengan entre sí cier-
ta proporcion musical. Ya se deja conocer que el buen oído
del escritor entra por muchp en esto, i que no existe mas
regla que leer con frecuencia los buenos prosistas i poetas,
entre los cuales los hai que sobresalen .en esta parte, como
Cervántes, Frai Luis de Granada, Fra1 Luis de Leon, He-
nera i Rioja.
En cuanto a la cadencia final, que por ser la parte mas
sen~ible al oido, es la que pide mayor cuidado, la única re-
gla Importante que puede darse, es; qne el sonido vaya ere-
©Biblioteca Nacional de Colombia
-42-
ciendo hasta el fin ; que en jeneral, así como deben reser-
varse para los últimos los miembros mas largos, así taro-
bien deben estos terminarse con las palabras mas llenas i
sonoras; i que aun en los escritos que exijen' rnénos armo-
nía, no se coloquen los monosílab"ls en el final de las
cláusulas.
Nue~tra lengua que, aunque no tan flexible como la
latina, admite jiras mui variados, se presta mucho por esta
causa a la formacion de períodos rotnndos i numerosos.
Por desgracia la continua lectura de libros franceses,
cuya lengua tiene que sujeta1:se a un órden gramatical mas
rignroso, ha contammado en este punto tambien el l'¡.abla
castellana, que ha perdido gran parte del atrevido vuelo
que eu otro tiempo ostentaba. La poesía se ha resistido, en
verdad, a esta esclavitud, i campea todavía mas libre i ani-
mosa en sus jiras; pero la prosa no ha podido resistir, se
ha hecho mas humilde i rastrera; i convendría que sin ra-
yar en la afectacion, se le restituyese alguna parte de lo
que ha perdido.
La armon'la irnitat·iva tiene dos grados :
. l.o Cierta convenieJ~cja vaga i jenérica del sonido do-
mmante en una composicwn, con la naturaleza de los pen-
samientos que encierra, con el objeto jenerul de la obra :
2.0 La analojía particular que tienen con algun objeto
los sonidos empleados para describirle. Ambos grados i
particularmente el primero, pueden convenir hasta cierto
punto a la prosa mas humilde; pero en jeneral, i sobre to-
do el último, son mas propios de la poesía.
Es evidente que se debe adoptar al tenor de la compo-
sicion cierta cuerda o tono particular. A un discurso mag-
nífico, importante o sentencioso, pertenece un tono grave i
reposado, i a este corresponden cláusulas llenas i numero-
sas. Los discursos violentos, los raciocinios acalorados, pi-
den un tono mas subido, i de consiguiente las medidas de
.sus cláusulas deberán ser mas cortas, vivas i fáciles. Tan
abs'urdo seria escribir en una misma cadencia un discurso,
como poner una letra amorosa en el tono i aire de una
marcha guerrera. Por tanto, es necesario formarse de an-
temano una idea cabal del tono que corresponde al asunto;
es~o es, de aquel tono que toman naturalmente los senti-
mientos que se van a espresar, i en el cnal suelen mani-
fest~rse ellos mismos, ya sean rotundos i blandos, ya gra-
ves.r majestuosos, ya brillantes i v~v:?s, ya interrumpidos i
var~a?os.. Esta idea jeneral debe dmJU el tenor de la com-
posrmon, 1 dar la dive para hablar en estilo musical ; for-
mando el cuerpo de la melodía, que ha de ser varia i ver-
sificada segun varien los sentimientos, i segun sea necesa-
©Biblioteca Nacional de Colombia
-43-
rio para causar una variedad que halague i lisoujee el
oído.
En cuanto a la imitacion de algun objeto por medio
de los sonidos, tres son las clases de objetos que pueden
ser imitados:
l.o Otros sonidos:
2.0
El movimiento físico i sensible de los cuerpos; i
3.o Las conmociones i pasiones del ánimo.
Con respecto a Jo primero, sabido es que en todas las
lenguas hai palabras que tienen alguna :;emejanza con el
sonido que significan. En la castellana, por ejemplo, hai el
susun·o de las fneutes, el b1·amido de los vientos, el zum-
bido <le Jos insectos, el estampido del trueno, &.11 A esta
semejanza se Hama onomatopeya, que es mas propia de la
poesía que de la prosa. Pues bien, cuando se trata de es-
presar un ruido cualquiera, fácil es reunir voces que lo imi-
ten hasta cierto punto, como:
"El ronco son de la tartárea trompa,
Retumba en torno el cóucavo sonoro,
El seco son de su furor quejarse."
i otras mil frases que se pudieran citar tanto en prosa como
en verso; sin que se reqniera mucho arte en el,orador o
poeta para lograr esta imitacion.
Ménos fácil es imitar el mo?imiento, i aun a primera
vista parece que no hai ninguna conexion entre él i el so-
nido. La música está sujeta al campas, el cual siendo mas
lento o mas vivo, hace que los sonidos lleguen al oido tar-
dos o apresurados, siguiendo igual movimiento. Así pues,
como hai voces que por la colocacion de sus acentos son
largas o breves, como unas por su composicion son mas fá-
ciles de pronunciar que otras, se puede de este modo apre-
surar o retardar la pronunciacion de una cláusula, i recor-
dar a la mente un movimiento lento o apresurado.
Las pasiones parecen todavía mas difíciles de imitar
que el movimiento; pero como el sonido ejerce tal poder
en el alma; como la música, segun ya queda indicado,
mueve o calma las r-asiones: fácil es "lle la imajinacion se
exalte, i encuentre en cierta coordinacion de sonidos la imi-
tacion de aquellas pasiones que estos suelen exitar. Así,
pues, una composicion, en la cual las palabras i su coloca-
cion ofrezcan una série de sonidos templados, fuertes, blan-
d?s o arrebatados, hará que el ánimo.~ome a poco tiempo una
d1sposicion semejante, i de esta máJia, la mayor que puede
ofrecer el poeta u orador, la mas dif~cil de alcanzar, la que
suele ser un don privilejiado del Cielo, se pudiera ofrecer
Dllrnerosos ejemplos, tomados de nuestra propia literatura.
©Biblioteca Nacional de Colombia
44
§ 10.
Del estilo ot•ato¡•io i sus diversas clases.
Si se busca la primera .signifi.cacion i oríjen de la voz
estilo; se encontrará que no era otra cosa qne una aguja o
instrumento con que antiguamente se escribía en unas ta-
blas enceradas. De aqui sucedió que el estilo se tomase
por la misma escritura o diccion, i se usase en la formacion
de un disc'urso.
El estilo o jénero de discurso es de varias maneras, a
saber : estilo sublime, estilo sencillo, estilo mediano o tem-
plado, estilo sentencioso i estilo lac6nico i asiático. Clasifi·
cadas retóricamente estas diferencias de decir, se señala
comunmente al jénero ténue para el discurso epistolar, pa-
ra los libros de entretenimientos i donaires i para los asun-
to:s doctrinales donde aunque se tratan cosas sutiles i agu-
das, no obstante, para mayor claridad de lo que se disputa
i enseña, se tratan con palabras comunes i significativas.
El otro jénero que es el grave i vehemente, se ha de tratar
con lenguaje levantado, ilustre i artificiosamente adornado.
Si para el ténue o sencillo bastan la gramática i la dialéc-
tica, pará este es necesaria la elocuencia. Este-jénero res-
plandece en las arengas, razouamiontos sérios i composi-
ciones heróicas.
El medio o templado, está entre el ténue i el grave,
por eso se llama así, porque guarda un medio entre los
dos, sin caer a lo humilde ni subir a lo sublime.
Tratarémos ' de cada uno de los tres separadamente,
lo mismo que de Jos otros arriba mencionados.
Estilo sublime.
El jénero sublime es el mas elevado, lleno de grande-
za, de calor i de enerjía ; es el que forma la verdadera elo-
cuencia con espléndidas palabras i magníficas sentencias;
aquella elocuencia qne domina los ánimos, que arranca las
lágrimas i roba la admiracion i ]Qs aplausos.
No consiste el estilo sublime en una diccion cargada
de epítetos ociosos, de frase~ pomposas i de palabras alti-
sonantes : esto seria confund¡t la hmchazon con la grande~
za, las galas aparentes con la riqueza real, las flores con el
frut~, el mar tempestuoso con !a calm~ i la bonanza. No es
preciso que en toda composicwn o d1scurso, domine abso-
lutamente lo sublime para que tome este nombre i carácter.
Basta que el orador mezcle con tal discrecion los tres jéne-
©Biblioteca Nacional de Colombia
-45-
ros en los asuntos que corre~pondau a cada uno, que el su-
blime reluzca sobre los demas, i nazca del ol~jeto principal
de la oracion. Habiendo Eúcrates avisado aSila que su
vida tan odiosa a innmnerablés familias romanas, peligra-
ba despues de haber renuuciado la dictadura, le responde
el arrogante Sila, de esta manera sublime: ''Queda aun
mi nombre, i este basta a mi segnridad i a la del pueblo
romano. Este nombre contiene todos los atentados, hiela to-
dos los corazoues, debilita todos los brazos i aterra la mis-
ma ambician. Sila respira aun cnsefíoreado con los trofeos
de Queroneo, Orcomeno i Signion: cada ciudadano roma-
no me tendrá continuamente ante sus ojos i hasta en .sus
suefíos se les aparecerá mi imájen bañada en sangre, i ve-
rán tambien para sicmpro sus nombres en la tabla de los
proscritos."
Parece que la esencia de lo sublime, no consiste en de-
cir cosas pequeüas con frases remontadas i floridas, sino
cosas que contengan pensamientos grandes con una espre-
sion enétjica i natural, por que lo grande, Jo terrible i lo es-
t~pendo, debe estar en el asunto en circunstancias i acci-
dentes con que se acompaña la buena eleccion, i el cúmulo
de_ ellas ocupan fuertemente el ánimo, i forman toda la
fuerza de la espresion.
Finalmente de tres maneras se puede conciliar el estilo
sublime:
Ln Si se consideran las cosas mas nobles del asunto
que se trata, unidas igualmente a las circunstancias, i se
mil'a su parte mas ilustre i mas hermosa: las demas cosas
deben callarse i disimularse:
2.a Las metáforas priucipalmente tomadas de las co-
sas ilustres, contribuyen en gran modo para la grandeza i
magnificencia del estilo; i
3.o. Se conseguirá fácilmente la grandeza. del estilo, si
se leen con asiduidad, aquellos autores que escribieron con
!Uas sublimidad, con mas gravedad de sentencia i mas ma-
Jestad de palabras.
Sublime en las imájene~.
. Si lo sublime en todas las cosas hace en nuestro espí-
rttu la impresion mas fuerte, es porque envuelve siempre
una afeccion profunda de admiracwn o ~e respeto, nacida
de la terribilidad de los objetos por sus.Cll'cunstancias o sus
caractéres. 1 como el afecto de esta 1mpresion proviene a
Veces de dos causas diferentes, podemos distingnir aquí dos
especies de sublime : el uno de imájencs i el otro de afec-
tos. Al primero p~rtenecen ::J.(luellas impresiones profun-
©Biblioteca Nacional de Colombia
-46-
das de admiracion o secreto estupor, causadas por las
grandezas de las cosas. Así lo vemos en la naturaleza don-
de los objetos que exitan conmociones mas fuertes, son
siempre la inmensidad de los cielos, la profundidad de los
mares, los estremecimientos de la tierra, las erupciones de
los volcanes &.a &.a Al contemplar cosas tan formidables
por su grandeza, nos hemos de sentir forzosamente embar-
gados del mas grande i profundo respeto.
Esta es pues la causa por que siempre merecerá el
nombre de sublime, el pincel que nos representa los Tita-
nes en el c.ampo de batalla, i no el que nos retrate las gra-
cias en el tocador de Vénns. En efecto, cuando contempla-
mos los juegos de los amores, sentimos la l.Jlanda i regalada
impresion de unos objetos graciosos; mas cuando vemos el
continente i brío de los hijos de la tierra poniendo a Osda
sobre Pelion, tocados de lo grave de este espectáculo, me-
dimos sin querer nuestras fuerzas con la de los Jigantes.
Sublime en los afectos.
Si en lo físico, lo grande supone grandes fuerzas, i es-
tas, como hemos dicho, nos asombran; tambien en lomo-
ral, lo sublime, esto es, la grandeza i estraordinario esfnerzo
de Jos ánimos, constituye la elevacion del pensamiento.
No es rrírsis postrado a los pies de su amada, sino Scevola
con la mano sobre las llamas, el qne inspira terrible admi-
racion. Por esto Jos dichos de los varones ilustres i esforza-
dos producen estos afectos profundos de terror. Tal es el
afecto causado por la confianza que tiene Ayax en sus
fuerzas i valor, cuando envuelto en las tinieblas que J úpi-
ter arrojó sobre el campo de los griegos para protejer a los
troyanos, al favor de la obscuridad, levanta los ojos al cielo
i en accion de <.!olor i desesperacion, esclama : " ¡Gran
Dios! vnélvenos la luz del dia, i combate despues contra
nosotros."
No rehusaba morir, pero queria morir como un héroe
a la vista de todos.
Sublime fué tambien, aquella esclamacion llena de
afecto, con que el inmortal Nariño a la vista del enemigo
en el paso del Juanambú, exorta al combate, diciendo a sus
soldados: "Los valientes que me sigan; los cobardes que
se queden."
Este jéncro del sublime resplandece siempre en ciertos
rasgos heróicos de fortaleza, pnes nace del corazon i no de
una reflexion fria i mesurada. Estos sentimientos subli-
mes que procedr>n easi enton:ttli'mte de una situacion que
Jos inspire, se cuuten con elocttcwues bJeves i concisas,
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retorica y poesia clásica y facil de entender

  • 2. TRATADO DE RETORICA, ORATORIA·1POETICA, ARREGLADO SEGUN LOS MEJORES AUTORES, PARA EL USO DE LOS ESTUDIANTES DE LITERATURA, _ POR ~unci;~co ~. ~an~ra. J BOGOTA. IMPRENTA DEL NEo-GRANADINO. 1856. ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 3. • 11 Quid est, aut tam admú·abile, quam ex infinita multitudine existere nnum, qui id, quod omnibus natura sit datum, vel solus, ve! curo paucis facere possit? aut tamjucundum cognitu, atque auditn, quam sapientibus sententiis, gravibusque verbis ornata oratio, et polita1 aut tam potens, tamque magnificum, quam populi motus, jud.icium religiones, Senatus gravitatem unius oratione convertí? " Cw. Llll. I. DE OauonE. J t ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 4. ®k~m~tU), CM() a,~o, ea, ~,w, of~a, r ef1, 06re ~rfecml;e, " ~ta~O ,; o~ Pu:we, como tut(l V~~ r~(l Ve ~u, cotO-;¿ 06~w.e~111 Ft oos, ~ rot eC COM~~I;o c¡¡u-e Ve IJ-I.te.~tt,a, oo&:a, ~~t~ ~ ooe~tto a,~ ~ afeci:twóo a,m,~o, ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 5. PROLOGO. EL VEHEMENTE deseo que me anima por la ins- truccion de la juventud, i el amor que profeso a las bellas letras, son el único sentimiento que me ha movido a publicar este pequeñoTratado de RETÓRICA, ÜRATORIA I PoETICA; materias que sin duda alguna debe estudiar todo hombre que desee estar adornado de una bella educacion, i que quiera espresar sus pen- samientos con aquella elocuencia cultivada que tanto halaga el ofdo i conmueve el corazon. Mi objeto, por tanto, en esta vez, no ha sido otro que el de facilitar el estudio de tan :precioso arte, habiendo reunido con este fin, en corto i breve resú- men, lo mejor i mas útil que he encontrado en.auto- res conocidos por su aventajado mérito literario; para que los principiantes encuentren en los prime- ros rudimentos, un testo elemental i didáctico, que aunque tal vez demasiado diminuto para tan sublime i eminente materia, no lo es sin embargo, si se atien- de a que él contiene principios sobre los cuaJes con- viene fijar primero la atencion, pues son los que dan a conocer mejor la fndole de la literatura, en los que es necesario detenerse ántes de entrar en las honduras de la elocuencia oratoria i poética, i con los que final- menteadquiriráelestudiantelosprimeros conocimien- tos que mas tarde pueda perfeccionar i desarrollar, consultando las obras mas estensas que se han escrito sobre este bello cuanto interesante asunto.; i en las cuales, despues de haberse impuesto de las principales reglas del arte i haberse iniciado ensus primitivos ru- dimentos, encuentre una senda segura que le conduzca por el inmenso i ameno campo de la literatura, para que de este modo sepa aprecia1:la suficientemente, i conocer lo que debe huir i estudiar en ella,i descuelle entónces como elocuente orador i aventajado poeta. ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 6. TRATADO DE RETORICA. PARTE PRIMERA. NOCIONES JENERALES. CAPITULO 1.0 § l,o De la natni"aleza i fin de la ltetói•ica. La Retórica segun la define Qintiliano, es el arte de hablar bien; esto es, adornada, grave i copiosamente. Trae su nombre de la voz griega reo, decir o hablar, de donde se deriva, retor, retórico, i retorique, arte de la oratoria. Se llama arte, porque está formado por principios cier- tos i que nunca engañan. Se llama arte de hablar bien, porque enseña la manera de espresarse con buenos pensa- mientos i escojidas palabras. Este arte ha nacido del exá- men i averiguacion de la naturaleza; pues habientlo mu- chos que han hablado bien por cierta facultad natural i sin ningun ausilio del arte, i otros que por el contrario que han hablado mal i con la mayor insulsez, no ha faltado al- guno que observase con atencion esta diferencia, i que in- dagase cuidadosamente esta causa, i así instituyese poco a poco los preceptos que forman el arte, los cuales condujesen a la elocuencia por una via mas segura; con lo cual queda probado que la elocuencia no nace del artificio, sino que por el contrario el artificio nace de la elocuencia. El retórico se diferencia del orador, en que el primero enseña preceptos para hablar bien ; i el segundo la manera de hablar con mas perfeccion para persuadir, sin embargo, que erradamente se les suele confundir. El último fin de la Oratoria es persuadir con la pala- bra, esto es, impeler a los oyentes con un discurso perfecto, a creer, a ejecutar o dejar de hacer segun lo que el orador se proponga en dicho discurso. ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 7. -8- El último fin que el orador debe proponerse, es hablar acomodadamente para persuadir, lo que consigue enseñan- do, deleitando i moviendo. Enseñamos con la argnmenta- cion, deleitamos con aquel jénero de hablar mas ilastre i adornado, i movemos con la amplificacion i los afectos. En- señar es de nt.1cesidad; deleitar de suavidad, persuadir es la victoria, i este es el mas sublime triunfo de la elocuencia. De donde se signe que será mas perfecto orador, aquel que hablando mas acomodadamente, consiga persuadir, ense- ñando, deleitando i moviendo, Jos afectos del auditorio, a no ser que no lo alcance por defectos o vicios de ese mismo au- ditorio, o por cualquiera otra causa que no dependa de su discurso. § 2.o De la materia de la Rctot•icn.. La materia de la Retórica es aquello sobre lo cual se versa el arte ; así como la materia de la medicina son las enfermedades, porque en curar estas, se empeña aquella. La materia especial de la Retórica, propiamente ha- blando: es jeneral, porque no hai en la naturaleza ninguna cosa de la cual el orador no pueda hablar adornada, elegan- te i copiosamente. De donde podemos decir con Aristóte- les, que la materia de la Retórica es cualquier cuestion que el orador se proponga, i que como dice Ciceron, no tie- ne límite señalado. La cuestion que el orador puede proponerse, es de dos maneras; la una es infinita o universal, i la otra finita o particular. La cuestion infinita que tambien se llama The- sis, es aquella que no se liga a ninguna circunstancia de tiempo, de lugar o de persona, como cuando se dice jeneral- mente: la guerra se ha de hacer, o la paz se ha de efectuar. La cuestion finita que tambien se llama Hypotltesü, o causa, o controversia, es aquella que no admite ninguna cuestion universal, i se limita a hablar solamente de tal persona, o t.iempo, o lugar u otra cualquiera cosa, como cuando se dice : en este año debemos hacer la paz, crm aquel!as condiciones i leyes que se propongan por los enermgos. La cnestion sea finita o infinita, se divide en cuatro modos; primeramente en cuestion de conocimiento 1 en cuestion de accion. La cuestion de conocimiento es aquella. que ~>e funda en razon de la sola ciencia, como cuando se dice : cu.al sea la causa de los eclipses del sol; o si la tie- rra es mayor f[ll.e la luna. La cuestion de accion es aque- ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 8. _g_,. lla que tiene por fin ejecutar alguna cosa, como cuando de- cimos: si se ha de repeler la fuerza con lajnerza, o si se ha de perdonar a los enemigos. Ademas, la cuestion puede ser principal o accidental. La principal es aquella que viene principalmente en contro- versia; i la accidental es la que se trata cuando se habla de otra cosa. ' Los jéneros de cuestiones o causas qne puede tratar el orador, son tres, a saber: jénero judicial; jénero deliberati· vo i jénero exornativo o demostrativo que los griegos lla- man Epidictico. En el jénero judicial se trata de la acusacion j de la defensa; en el deliberativo, de la persuacion i el desenga- ño; i en el exornativo, de la alabanza o el vituperio. De aquí se sigue que, el fin del jénero judicial es la equidad; la utilidad del deliberativo, la honestidad del demostrativo. El judicial versa sobre el tiempo pasado: el deliberativo so- bre el futuro, el demostrativo sobre el pretérito i el presente. § 3.o De las partes de la Retól"ica. Las partes de la Retórica son cuatro, a saber: Inven- cion, disposicion, elocucion i pronunciacion, así que, cna- tl'o son tambien las partes de que se debe ocupa~· el orador: ].o. escojitar los argumentos: 2.a disp?ner lo wven~ado: 3... adornar con palabras lo dispuesto; 1 4.a pronunciar lo que está hermoseado. Hai algunos que consideran otra 5." parte, que es la memoria, pero esta, segun Aristóteles, debe referirse a la pronunciacion. Ewencion es el pensamiento o recordacion de los suce- sos verdaderos, que sirvan ya para dar fe, ya para escitar " movimientos en nuestros afectos. Disposicion es la ordenada distribucion de lo inven- tado. Elocuciones el lugar mas idóneo en que se colocan las palabras i los pensamientos de lo inventado. P1·ommciacion es aquella moderacion del cuerpo i de la voz que las mismas palabras i lo inventado requieren. § 4,o lle la dignidu.d, ¡ utilidad de la Rctól"ica. . Hablando de la dignidad, fuerza i utilidad de la ~etó­ ttca, nada se puede añadir sobre este particular a las Jlus- ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 9. 10- tres palabras de Ciceron en su libro Lo del Qrador: "iQuién hai, (dice) tan admirable que aquel que pueda ha- cerse singular entre la muchedumbre con todas aquellas prendas de que la naturaleza le ha dotado para la elocuen- cia'! i Qué mas sublime pueden pronunciar los labios de un hombre, que sea tan grato para los conocimientos, como para el oído, como nn discurso adornado con graves pensa- mientos i escojidas palabras, .con cuya sublimidad i de una manera grandiosa, pueda intimar los movimientos i exalta- ciones del pueblo, convertir las opiniones de los jueces i trastornar la gravedad del Senado ?" Estas son las palabras de aquel prodijio de la elocuen- cia romana, con las cuales quiso manifestar la exelencia i dignidad de ese arte que enseña al hombre el modo de ha- cerse singular entre los demas con la elocuencia de la pala- bra, i con la que puede arrastrar en pos su admiracion i engrandecimiento, los ánimos i voluntades de un auditorio entero. i Qué cosa, finalmente, mas gloriosa i espléndida pudiera decir la elocuencia si ella misma hablase? , § 5.o t De Jos ausilios de Ja Retóriea. Los medios principales que pueden ausiliar a las par- tes de la Retórica, ántes mencionadas, son cuatro; a saber: naturaleza, arte, ejercicio e imitacion. La naturaleza ayuda a la elocuencia de parte del al- ma, comunicándole sensaciones ardientes, intensas para es- cojitar, abundantes para adornar i firmes i duraderas para la memoria; de parte del cuerpo dándole pulmones fuertes, voz sonora, facilidad i soltura de lengua i una conforma- cion completa del semblante i de todo el cuerpo. El arte ayuda a la elocuencia perfecionando lo que le dió la naturaleza, supliendo lo que esta le negó i castigan- d.o i corrijiendo las cosas que redundan i amplifican dema- s~ado. En una palabra, muestra como con el dedo, la via Cierta i segura que conduce a la elocuencia. Ei ejercicio ayuda a la elocuencia, conservando i au- mentando lo que e} arte hermoseó i la naturaleza corrijió, i muchos como Demóstenes cubrieron con el ejercicio los de- fectos de la naturaleza. Llámase este ejercicio, el asíduo uso i costumbre de hablar o escribir, lo cual contrihuye en gran manera para a~canz~r la alabanza i premio de la elocuencia ; pues'como d1ce CIC~ron : ''el ejercicio i contínua práctica de escribir7 es su meJor maestro." ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 10. -11- De tres maneras es el jénero de ejercicio, a saber: de escritura, de accion i de memoria. De escritura, componien- do con frecuencia discursos o disertaciones de cualquier materia. De accion, pronunciando estos mismos discursos u otros que contengan la elocuenc.ia, i corrijiendo cada vez mas los defectos de la misma accion. De memoria, enco- mendando a ella con toda perfeccion, el discnrso o pasaje que se estudie, o bien improvisando algo que verse sobre hechos que deban irse recordando con el debido arreglo oratorio. Qien se ejercite con teson i buena direccion en estas tres maneras, es casi seguro que har,á grandes i nota- bles progresos en la Oratoria. § 6.o De la imitacion. Consiste la imitacion en hacerse del todo semejante a los masilustresiaventajados oradores en sus grandiosos pen- samientos i elocuentes palabras, i en ser iguales a ellos en sus maneras de invencion, estilo i pronunciacion, e imitar, en fin, con toda dilijencia, todo aquello en que han sobre- salido. Contribuye la imitacion en gran parte para la elo- cuencia, i como muchos no sepan usar de ella: confundién- dola ignorantemente con el vil "plajio," conviene por tan- to hacer con0cer su utilidad, cuando se observan las reglas que ella rectamente prescribe. La verdadera senda de la imitacion, es de muchas roa- meras, i muchos los vicios que en ella se pueden cometer: 1.• Debe guardarse el compositor de imitar algunos ejemplos viciosos,i medianos que enjendran defectos difici- les de curar. La imitacion debe versarse sobre autores de conocida fama, de exelencia i sublimidad concedidas por el mundo ilustrado, los cuales debemos poner delante de nuestros ojos, no para plajiarlos, sino para imitarlos como se ~11: dicho. Estos serian entre los poetas, los inmortales Vir- Jiho i Horacio, para beber en ellos lo mas glorioso i melí- fluo de la poesía antigua que tanto aventaja a la moderna; lo~ bien elojiados Milton, Byron, La Martine, Tasso, Zo- mlla, Bermúdez de Castro i otros tantos aventajados í bien conocidos poetas de la época. . Entre los oradores, el principal entre todos, al inmortal c.lceron, del cual dijo Quintiliano, ,, que aquel que princi- Piase.a. gustar con agrado de sus bellezas, podia asegurar que ma aprovechando en la pe!fecta oratoria ; " i ademas otros cuantos oradores antíguos 1 modernos admirados con razonen el mundo literario. ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 11. ---12- 2.o No solamente se debe imitar el espíritu de los me- jores autores, sino tambien las cosas mas sublimes que en ellos se encuentran. Por ejemplo, si se ha de principiar un discurso, deben tenerse presentes las formas mas singula- res con que el autor que se imita, tocaba mas vivamente las fibras del alma, i que colocaba con mayor vehemencia para persuadir al auditorio, el seguir tal o cual principio o tal o cual opinion. . 3.0 Estas cosas ilustres que se acaban de mencionar, no se deben imitar, ui servil, ni pueril, ni ridículamente, como hacen unos cuantos plajiarios de distintas épocas, de quienes con mucha razon se ne Horacio, cuando dice : " O imitatores servum pecus!" o como aquellos que,habiendo re- mepado la voz i maneras materiales de alguo orador, ya se creen grandes i eminentes Imitadores. El que imita debe solamente revestirse de la misma gravedad de semblante, de la buena postura del cuerpo, de la accion mesurada i de la clara pronunciacion del que imita, pero de ningun modo en la voz material, jestos o movimientos del cuerpo. 4.• Cuando las palabras del autor que se imita se quieren conservar, debe mudarse el sentido d~ ellas a otro, ()al ménos semejante que el imitador se proponga; por ejemplo, de esta manera podría imitarse aquel pasaje de Ci- ceron que empieza así: "i Hasta cuando Catilina, habeis de abusar de nuestra paciencia 1&.n" diciendo: "i Hasta cuando finalmente, hombre malvado i corrompido abusareis con cinismo de la paeiencia de la Divinidad? Hasta cuan- do, ella os quitará una vida tan llena de maldades i nefan- dos crímenes J Hasta qué términos se burlará esa vuestra inveterada maldad J Nada os moverán ni los peligros de una muerte qne os confunde, ni las penas del abismo, ni la terrible espada de la justicia de Dios que contínuamenté os amenaza, ni el remordimiento de la conciencia, ni el Tri- bunal de un severísimo juez, ni su semblante enojado? No comprendeis que vuestros crímenes conocidos por todos son tarnbien conocidos por Dios? &.•" ' 5.0 Los principiantes sobre todo, deben procurar que las cosas que imitan de un autor, no lo sean de manera que desp~es d~ .un trabaj? ímprobo i :'>in fruto, queden peores que SI lo hicieran plaj1áodolas servilmente. como le sucedía ~1 p~eta Vulcano intentan~o imitar a Vüjilio, el cual no 1m1tandolo, decía cosas meJores. . 6..• Finalmente, grande alabanza merecerá la imita- ciOn, s1~o solamen te se imita a los mejores escritores i ora- dores, smo que tambien se les aventaja en todo. ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 12. -13- CAPITULO 2.0 § l.o D e la E loc ucion. La elocucion dice Ciceron, consiste en la perfecta eec- cion qne se hace de las palabras mas idóneas i de los pen- samientos mas sublimes para lo que se invente. Aunque por el órden natural de las partes de la Retó- rica, debia empezarse a tratar de la invencion, sin embargo, segun el erudito Bocio i otros muchos retóricos, es necesario i conveniente, posponerla a la invencion; i la razon de esto es, porque siendo las palabras escojidas el oríjen de la elo- cuencia, i siendo mas fácil el estudio de estas mismas pala- bras, que el que se hace cuando se trata de la invencion en todo lo. que a ella pertenece; es por tanto mas útil i ménos penoso a los principiantes el comenzar por la elocucion ; i sin trastornar en manera alguna el órden prescrito por Arist6teles, principiarémos por ella deteniéndonos primero en el umbral del arte de la Oratoria, para ir despues pene- trando poco a poco, en sus senos mas recónditos. Consultando ademas la utilidad de los principiantes, dividiremos el tratado de la elocucion en tres partes: 1.• lenguaje figurado; 2.a lenguaje periódico; i 3.a del estilo i sus diversos jéneros. Pero ántes principiarémos por hablar acerca del len- guaje o la espresion de Jos pensamientos por medio de la palabra, que consta de dos partes principales. Los pensa- mientos i las voces. § 2.• Del lenguaje. La razon en el hombre, es uno de sus mas bellos atri- butos ; pero ¡cuán escaso seria su poder sin la facultad de e~presar sus pensamientos por medio del lenguaje ! Luego smo posee cosa mejor que la palabra, i cuál deberá culti- V'ar con mas esmero 1 I i qué objeto mas digno de su anhe- lo que el hacerse por medio de ella tan superior a sus se- lll~jantes, como estos por la misma causa, lo son ya a los hUsmos seres de la creacion 1 ._ Si la palabra por sí sola es ya tan eficaz, su poder cre- c~o sobremanera cuando se inventó el medio de fijarla con 81gnos escritos : i ha llegado a su colmo desde que la. im- ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 13. -14- ' prenta la multiplica indefinidamente. Sus efectos eran án- tes solo momentáneos, reducidos al acto de pronunciarla: ahora salva ya los tiempos i las distancias; 1 los hombres -por decirlo así, pueden hacer oir su voz en las partes mas recónditas del globo, i hasta los siglos mas remotos. Así, la palabra es una potencia c¡ue conmueve a los hombres, tras- ' torna los gobiernos i manda al Universo ; i cuando ménos ambiciosos se limita a fines mas humanos, procura una instruccion provechosa, o recrea los ánimos agradable- mente. El arte, pues, de hablar i escribir con perfeccion, es un arte que deben los hombres poseer como indispensable, no solo para los altos fines de la sociedad, sino tambien para los usos mas comunes de la vida. Pero este arte, i lo puede adquirir el individuo por sí solo, en virtud de sus propios recursos, sin mas esfuerzos que los de su injenio; o necesita preceptos, reglas que le señalen el sendero que ha de seguir para no perderse~ i Deberá el hombre entrega~·se a sus pro- pias inspiraciones, o convendrá cortar el vuelo a esta,~ para correjir ~us estravíos i darles la direccion oportuna~ En suma, el arte de hablar i escribir, i necesita o nó reglas 1 Esta es la cuestion mas interes~nte ahora que ntlnca, pues, se ha llegado a los tiempos en que se ha dado en despreciar las reglas como rémoras de la. imajinacion qtl~ coartan i deslucen sus ma.s nobles destellos. En primer · lugar, i es cosa f~cil, es dado a todos lo~ hombres el escribir bien en cualquier jénero? No po{ cie¡;to, i la esperiencia enseña todos los dias que, aun con talento, con instruccion, snjetos hai que escriben pésim&mente. Luego existen escritores buenos i escútores. malos, qomo existen médicos, abogados i pintores con ámbas cualidades. Es decir, que el escribir es como todas las cosas que se pue- den hacer bien i hacer mal ) lo primero cuando se ha aprendido a hacerlo, i lo segundo cuando no. Pero apren- der a hacer bien una cosa, es estudiar los medios que de- ben emplearse para lograr este intento, i tales medios no son .ot_ra cosa m~s que .las reglas. iQué hai en el arte de escr1bn: q~e le dlferenc1e de las demas.artes, para exiroü·le de la. penst~n comun a todas~ i Por qné se necesitarán re~ glas 1 estudtos para hacer un buen pintor, i no se habrán menester para ser orador o poeta~ Los estudios seráQ di¡¡tin- tos., pero al cabo tendrán quo httcerse l()('i nec:asados eQ ~110 i otro caso. Cierto es que, aun despues de estos estudios, aun cono- ciendo tod~~ las reglas del arte, se podrá ser un pobte es- critilr, orador o poeta; mas lo propio. les sucederá en su (á- so respectivo al pintor, al médico i al abogado. í Por qué ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 14. -15- razon? Por una que no depende del hombre : porque exis- te cierta cosa que, apesar de sus esfuerzos, no logra nunca adquirir, cierta cosa que no le dan ni los estudios ni las re- glas : esta cosa es el injenio esclarecido. Si así es, se dirá, queda en el hecho mismo probada la inutilidad de las reglas. Desde el momento en que por ellas no se forman los grandes escritores, está demas su estudio. Mas esto no es corriente, porque de no bastar las reglas, no se deduce que sean inútiles. Serán insuficientes, pero sí ne- cesarias. Un hombre sin la disposicion natural no logrará ser con reglas buen orador o buen poeta: pero, aun con los mas bellos dotes de la naturaleza, podrá ser por falta de ellas un perverso escritor. Ademas, su estudio, si no da el injenio, suple por él hasta cierto punto. Sin este requisito, concedido a pocos hombres, se forman todos los dias, me- diante el estudio de las reglas, buenos abogados, aprecia- bles médicos, regulares escritores. Un hombre estraordina- rio en todas las carreras es una escepcion, i por esta escep- cion no se deben medir todos los demas que comunmente uo pasan de la medianía, i que sin el apoyo de las reglas quedarían reducidos a una ignominiosa nulidad. Fuera de esto, mas hombres grandes se cuentan estraviados por el desprecio de las reglas, que perdidos por su observancia. § 3.o De los pensamientos. En literatura se llama pensamiento a todo lo que el hombre quiere comunicar cuando habla o cuando escribe. El pensamiento nace, pues, del objeio que se propone el escritor, de la instruccion que tiene, i del injenio con que le ha dotado el cielo. Para hallar los -pensamientos no existen por consiguiente reglas ; pero como los pensamientos que ocurran sobre cualquier asunto pueden ser muchos i varios, como no todos deben adoptarse, ya por no ser neces::.rios, ya por vicios que tengan, se hace indispensable la eleccion, 1 para esta eleccion sí se pueden dar algunas reglas. La primera virtud que debe tener todo pensamiento es la de su conformidad con la naturaleza de las cosas a que se refiere, es decir, que debe ser verdadero. Si falta este re- quisito, el pensamento es falso. Ningun pensamiento fal- so ~ebe admitirse por brillante que ~arezca sobre todo en escntos sérios i dirijidos a la instruccwn : pero en los que 8 ?lo tienen por objeto deleitar, basta a veces la verdad rela- ttdv-a,.o.la conformidad con las cosas cuales deberían ser, a nu.tu;las ciertas disposicione.s. ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 15. -16- Nace el valor,-no se adquiere j este pensamiento, es falso tomado de un modo absoluto; pero podrá tener una verdad relativa, si se admite que existen clases en que el valor es mas natural que en otras, llevándolo por decirlo así, en la sangre. Los pensamientos falsos se permiten no obstante en los escritos jocosos, porgue entónces producen un contraste, que por lo injenioso agrada ; pero se necesita mucho tino en el uso de esta licencia arriesgada. El pensamiento ha de ser tambien claro, de suerte que a primera vista i sin esfuerzo alguno, se entienda. Esta es circunstancia indispensable en todo escrito; solo en obras de cierta clase, i para pocas personas, está bien que el pensamiento requiera alguna lijera meditacion, es decir, que sea profundo ; pero en ningun caso debe pasar a ser obscuro, ni ménos confuso o embrollado, i lo es cuando se necesita pensar mucho para adivinar su sentido, o cuando aun así, no es posible descifrarlo. A veces halla el escritor algun pensamiento que a na· die hasta a él habia ocurrido; entónces este pensamiento es nuevo, i se tiene por un feliz hallazgo, reputándose como belleza, porque sobrecoje nuestro ánimo con toda especta- cion; pero esto es raro, i con mas frecuencia se emplean pensamieentos que por lo conocidos i repetidos son comu- nes i aun triviales. En este caso, la habilidad del escritor consiste en aña- dirles algunas circunstaucias que los presenten con cierto aire de novedad. Por ejemplo, el decir : "fulano nació en tal parte," nada tiene de nuevo; pero si se dice como Rioja; "Allí rodaron de marfil i oro las cunas;" se dará a aquel pensamiento tan trivial una novedad que sorprende i agrada. Es preciso, sin embargo, mucho tacto en esta clase de adornos, porque pueden dejenerar en ridículos cuando no están en su lugar. Por ejemplo: "¡ murió mi amigo i aun vivo yo!" es una espresion sencilla pero sentida. Si se dice en su lugar: "mi amigo ha bajado al sombrío impe- rio de los muertos, i yo todavía gozo de la pura luz del ra- diante astro del dia !" se cometerá una estravagancia que baria reir a los oyentes. Para evitar esta estravagancia, es indispensable que el pensamiento tenga tan fntima conexion con el asunto, que se deduzca de él naturalmente: entónces es natural. Cuando Garcilaso hace decir a un pastor que su querida es mas blanca que la leche i mas bella que el prado por abril de flores lle!lo, este pensamien.to es natural, atendida la. clase del SUJeto que lo emplea, 1 no lo seria ya en un poten- ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 16. -17- tado cuya idea de la belleza ha de cifrarse en otros objetos que los campestres. Cuando el mismo pastor dice que su querida es "dulce i sabrosa mas que la fruta del cercado ajeno ; " hai ya cierta violencia en el pensamiento, porque para comprenderlo bien, se necesita agregar a él otras ideas que no se deducen naturalmente qel aspecto del campo: este pensamiento deja, ' pues, de ser natmal, i pasa a ser injenioso. Aun puede suceder mas; i es que el pensamiento se cubra con un lijero velo, como para dejar el placei: de adi- vinarlo o completarlo, añadiendo el oyente alguna lijera cir- cunstancia que le falta. Los emperadores romanos tomaban el dictado de pa- dres de la patria desJe el momento en que ascendían al trono. Trajano lo rehusó durante mucho.tiempo, i no lo admitió sino cuando creyó haberlo merecido. Plinio, su panejirista, le dijo con este motivo: "Sois el ,único a quien ha sido dado ser padre de la patria sin serlo todavía." Este es un pensamiento delicado. Pero si pasa adelante el pensamiento, descubriendo.el estudio i trabajo del escritor, dejenera en sutil, i por último llegará a ser alambicado cuando apenas se descubra una lijerísima relacion entre las ideas de que consta. En toda composiciou los pensamientos deben ser na- turales, no violentos. Los injeniosos i delicados se admiten con economía: los sutiles no deben ser sino mui raros i en ocasion oportuna; pero sobre todo se han de desechar los alambicados. . Por ,último, un pensamiento prueba lo'que el escritor intenta probar: o no lo prueba. En el primer caso es soli- do, en el segundo es fútil. Admítase aquel, deséchese este. Los, pensamientos fútiles suélen presentarse, no obstante, eon cierta brillantez, i deslumbran: por lo tanto es necesa- na mucha precaucion en esta parte. Las cualidades que se acaban de manifestar son las que deben siempre acompañar al pensamiento, porque este en ningun cas0 pnede dispensarse de ser verdadero, claro, natural, sólido i presentado con cierta novedad. Hai otras que tambien puede tener, pero que varían con la naturale- za del asunto de que se trata. Este puede ser bello, majes- tuoso, sublime, gracioso, jocoso i burlesco ; i los pensamien- t?s a su vez han de tener respectivamente las mismas cua- lidades; quiere decir, que los pensamientos, ademas de las dotes ya citadas, deben ser acomodados al tono jeneral i dominante de la obra en que se quiere emplearlos. Para ¡st? no hai ni puede haber regla alguna. En primer lugar, a Idea de lo bello" de)o grande, de lo gracioso, &.o., es una 2 ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 17. -18- idea simple, de pura sensacion; i en segundo lugar, el gus- to, el tacto, el talento i la instruccion de cada escrito, es el que únicamente puede juzgar de la conveniencia del pensamiento con el asunto. · Esto requiere un particular cuidado, porque constituye gran parte del mérito de las obras, i nada disgusta tanto como el desacuerdo entre dos cosas que deben caminar perfe~tamente unidas. Si por ejemplo se queja una mujer del desvío de su amante, i qué diferentes pensamientos 'deberán ocurrírsele atendida su edad, su estado, su clase, sns riquezas, las circunstancias que hayan acompañado al abandono, i tarnbien' las que concurran en el amante olvidadizo? La atenta observa- cien de la naturaleza, el estudio del corazon humano i de los diferentes caracteres de los hombres, pueden solamente dar este tacto dificil que forma a veces el mérito esencial de los grandes escritores. La contínna lectura de estos i la análisis de sus obras, enseñan tumbien mas que cuantas reglas pudieran darse. § 4.• De las voces. Las voces deben ser puras, correctas, claras, propias, esactas, naturales, decentes i oportunas. Se entiende por pureza la conformidad de una voz con el uso, árbitro i lejislador del lenguaje. Pero este uso ha de ser lejitimado por un largo trascurso de tiempo, i ha de apoyarse, si puede ser, en la autoridad de escritores de nota: en el lenguaje comun, i aun en muchos escritos modernos se emplean voces tomadas de idiomas estraños, sin haber sido naturalizadas. Solo se deben usar pa.Jabras realmente castizas, i aun estas tomadas en el s3ntido que tienen en castellano, de ningun modo en el que les da otra lengua. Esta regla es tanto mas necesaria ahora, 'cuanto que la lec- tura de libros estranjeros, principalmente franceses, hace faltar a ella con lastimosa frecuencia. Es cierto que los ' progresos de la civilizacion suelen exijir la admision de vo- ces nuevas .que no tienen correspondencia castellana; mas esto no es siempre tan necesario como muchos creen, i ántes de hacerlo conviene examinar si existe algma palabra que se pueda emplear con oportunidad i sin menoscabo de la lengua. Las voces nuevas no han de admitirse sino cuan- do lo exija imperiosamente la necesidad, es decir, cuando no haya otro medio de espresar la idea, i en tal caso se debe cuidar .d~ que su terminacion sea la que prescribe el carác- ter delid!Oma. . ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 18. -19- . Algunos por huir del estranjerismo, incmren en otro defecto contrario, empleando palabras anticuadas o arcaís- mos. El uso de ellas, cuando es moderado, suele dar realce al lenguaje; pero este uso es mas permitido en verso que en prosa, porque la prosa entónces adquiere un aire afecta- do que la desluce. , Algunos condenan el rigorismo en la pureza de las vb- ces, como opuesto a la perfeccion del lenguaje ; mas esta perfeccion no consiste en admitir innovaciones no necesa- rias, sino en estudiar bien la lengua i buscar los recursos que ofrece. Las innovaciones son ménos peligrosas cuando no €Xiste literatura nacional: pero habiéndola, se corre riesgo de inutilizarla si las frecuentes variaciones del idioma lle- gan a formar de él un idioma nuevo. En breve no se en- tenderian los buenos escritores, quedando muchos olvida- dos, Ademas, es preciso advertir que miéntras una lengua está en mantilla~, no produce autores de nota, sino escrito- res cuyos esfuerzos se pierden en perfeccionarla. Luego que lo han conseguido, luego que el idioma se ha hecho ca- paz de espresar toda clase.de ideas, de acomodarse a toda especie de asuntos, es cuando, casi por encanto, nacen mul- titud de hombres que se apoderan ·de aquel instrumento nuevo i producen obras inmortales. La creacion de una lite- ratura nacional vária j estensa, es un fenómeno que prueba que la lengua ha llegado a su perfeccion. Mas allá, solo con- siente ya tal cual modifi~acion de poca monta, en c;:¡_sos es- peciales; pero toda innovacion sustancial la lanza en una sénda de ruina que acabaria con ella. Lr.. correccion de las palabras consiste en usarlas tales cuales son, sin acortarlas ni nlagarlas. Nuestra lengua no tiene en esto la latitud que, la italiana; donde casi todas las voces admiten snpresion de vocales: solo en nn corto número de palabras nos es permitida esta licencia. Las voces de un escrito deben ser Claras para todo aquel a quien va dirijido. Esta claridad, puede faltar: }.o Por el empleo de voces técnicas, es decir, pertene · cientes a ciencias o artes. Este defecto se ha hecho en el dia bastante jeneral. Se dice la aberracion de las opiniones, el ·apojeo de la fortuna de un hombre, un discn1·so sat1tra- do de odio., &.o. &.o.: voces todas tomadas de las ciencias naturales, i que no muchos enti~mden. 2.o Por el uso de voces cultas o tomadas de len- guas sabias. Muchos de los poetas pecaron tanto en este punto, que se dió a este modo de hablar el nombre de cul- teranismo. Semejante defecto tiene por fortuna pocos par- tidaiios. ,3.0 Hai palabras que tienen doble sentido, i cuya sig- ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 19. -20- mhcacion puede ser equívoca. El empleo de estas voceg suele ser agradable en los escritos festivos porque da lugar a chistes llenos de graci9. ; pero está enteramente fuera de lugar en las obras sérias, de las que debe ser del todo des- terrado. Una palabra, aun siendo pura i correcta, puede enun- ciar, no la idea que queremos, sino otra distinta : entónces se falta a la propiedad de las voces. Es, por ejemplo muí comun emplear indistintamente las palabras lloro i llanto: sinembargo, ll01·o es la accion de llorar, i llanto se entiende solo por las lágrimas. Así, es impropio decir: enjugar -el lloro. Aun sin llegar a este punto, puede anunciarse lapa- labra con alguna circunstancia que no convenga al caso: entónces peca por falta de esactitud. Por ejemplo, ~e dice : r·o1npe1· o quebraT un 1Jlato j pero no se dirá quebmr un papel sino Tomperlo; la primera espresion es inesacta, por- que la voz quebrar no se aplica sino a las cosas frájiles, que se rompen con la percusion, i esta circunstancia no existe en el papel. Puede decirse abandono o sacrifico mi Teposo por servir a mi patria : las dos espresiones dicen una mis- ma cosa, aunque la segunda con mas eneJjía; pero si digo, abandono mi patria por huir de mis enemigos, no podré sustituir la voz sacrifico a la de abandono, porque entónces diria otra cosa distinta de la que quiero decir, i la voz sacri- fico no seria propia. La propiedad de las voces estriba en el acertado uso de lo que se llama sinónimos. Como siempre agrada todo cuanto se presenta fácil i llano, disgustando por el contrario lo que descubre artificio, resulta que las mejores voces son aquellas que el lector se imajina, que él mismo hubiera empleado, i que por consi- guiente se le presentan como las mas natu¡·ales. En cuanto a la decencia de las espresiones, nada hai que decir: esta es una cualidad que no necesita 'esplica- cion, i que no debe faltar a ningun escrito, ya sério, ya jocoso. Finalmente las voces deben ser oportunas, es decir estar en conformidad con el tomo jeneral de la obra · ele~ vadas, si el escrito es grave, humildes, si este es jocoso. Nada disgusta tanto como las vaxiaciones inesperadas, o salidas de tono, que chocan con la situacion de ánimo en que se ha puesto al lector, i le hacen pasar sin preparacion alguna de una. sensacion a otra. Si en una frase de estilo elevado introduzco una palabra baja, destruyo todo el efecto. El estilo burlesco admite mas bien una palabra séria o altiso- nante en medio de otras de mas baja alcurnia; pero es cnando se quiere producir un efecto mayor con el contras- te, i aun así se necesita mucho talento para hacerlo opor- tunamente. • 1 ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 20. -21 § 5.o 1 Lenguaje :ftgurado. Figura es aquel adorno del discurso, o aquel modo de hablar mas elocuente i separado de la costumbre comun de decir. Dos son los jéneros de :figuras : uno de :figuras de pen- samiento, i otro de :figuras de palabra. No basta que el pensamiento de nna sentencia tenga todas las cualidades que se requieran ; aun asi podrá la <:omposicion a que pertenezcan cláusulas semejantes, care- cer de aquella animacion, de aquel colorido que deben te- ner las obras poéticas i oratorias para agradar i conmover. Existen otros adornos, otras prendas que al1aden gran valor a los escritos, i en los cuales estriba a veces su prin- cipal efecto; adornos de que no puede desentenderse la elocuencia, porque seria entónces como el bosquejo de un cuadro: estarían señalados los bosquejos de las figuras, se conocería el objeto del pintor, pero sin sombras ni colorido, no ofrecerían tales figuras relieve alguno, no habría en ellos la espresion de la vida, que se requiere para que la ilusion sea completa. Estos adornos pues, son los que los retóricos han lla- mado :figuras, nombre que sinembargo no les cuadra bien a todos. A veces un mismo pensamirmto sin variar la idea que contiene, sin alterar las palabras que la espresan, puede to- mar diferentes formas, distintas unas de otras, manifestan- do por consiguiente distinta intencion en el que escribe o habla, · Otras veces no existen palabras para espresar una idea, ·i echamos mano de la que tiene con esta, cierta semejanza, o bien buscamos relaciones entre las palabras para sustituir las mas débiles con las de mas efecto, o darnos a una espre- s~on diferente sentido del que en realidad tiene, i entónces s~n variar el pensamiento, se le presenta con distintos s1gnos. Ocurre tambien que sin variar el pensamiento ni las palabras, damos a estas una ~utorizacion particular, alte. rando el órden natural, i dando así o mas enerjía o mas elegancia a la frase. De estos diversos casos, el único en que se comete real- mente una :figura, es el primero, porque el pensamiento to~ ma entónces en realidad, una nueva forma. El segundo no {!~ rnas que una licencia que nos tomamos de variar la acep- Clon usual de algunas palabras : i la otra se reduce a ciertas ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 21. -22- maneras elegantes de combinar las espresiones. Dos son pues, los jéneros de figuras com~ queda dicho. § 6.o Figuras de pensamiento. Entre las figuras de pensamiento unas parecen mas propias para mover, otras para enseíiar, otras para deleitar. Comenzarémos por aquellas que sirven principalmente para mover, o para ablandar los ánimos. ESCLAJ'iACION. Esclamacion es un grito gue se lanza. cuando se está poseído de un afecto vivo de dolor, alegría, temor, &.a por ejemplo: "¡ O tiempos! o costn.tmbres ! " ' Sirve tambien para implorar misericordia como aque- lla de Ciceron en favor tle Milon: ':¡O d1choso país aquel que reciba a este insigne varon ; o ingrato aquel que lo arroja tle su seno; o infeliz que lo pierde !" Algunas veces sirve para denotar alegria; por ejemplo: "¡O venturoso dia aquel en que estreche entre m1s brazos al amigo de mi infancia, al compafiero de mis infortunios! " Otras veces sü·~r,1 para denotar ironía, como aquella de Ciceron contra Pisoo : "¡ Oh i cuán necios eran los Ca- milos, Curios, Fabricios, Exipiones i Máximos! Cuán viles i vulgares los Paulos! cuán rústicos los Marias que triun- faron de las opiniones de los Cónsules ! " Usase con frecuencia de la csclamacion en las ampli- :ficacione_s donde se intente persuada· de cosas grandes, por que esclamar en cosas pequeiías, es mni fútil i pueril. DUBITACION. La dubitacion cousiste en deliberar acerca de lo que ha de hacerse, i sirve para espresar la irresolucion de una per- sona a q~ien violentas pasiones ajitan. Un Ilustre ejemplo de dubitacion, se encuentra en el- libro 4.o ?e la Eneida de Virjilio, cuando introduce a ha- blar a D1do dudosa, i dice así: "i Qué determinaré? ver si me amparan Mis primeros amantes, i esponerme A la irrision? Me ofreceré humillada Por esposa de Númidas, yo misma Qué tantas veces desdeñé su alianza? ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 22. -23- . Seguiré en frijias naves a los Teucros Sujeta a·su dominio como esclava? Sí ; que de haberles dado todo ausilio 1 de la gratitud con que me pagan De aquel bien satisfecha habré quedado ; Pero demos que yo tal meditara : i Quién de ellos cuando todos me aborrecen, Me admitiría en la orgullosa armada? ¡Ah infeliz ! i Aún no sabes cuan perjura Es de Laomedonte la infiel raza? Pues qué? i Con insolentes marineros Partiré a navegar abandonada? O con todo mi séquito de 'ririos: Será posible que tras ellos vaya? 1 a los que de Sidon dificilmente Saqué, de nuetro por los mares traiga I los obligue a dar al viento belas ?"..... Despues sigue inmediatamente la eleccion que es la que despues de una dubitacion, se hace cuando habiendo deliberado, se toma al fin una determinacion, como una luz que hubiese ahuyentado las tinieblas; por ejemplo, cuan- ' do en el mismo pasaje anterior concluye así Vitjilio en boca de Dido : "Muere ántes cual mereces, i una daga Acabe tu dolor." OBSECRACION. Obsecracion es una figura que, como su mismo nom- bre lo indica, se comete cuando imploramos el ausilio de Dios o de algun hombre; por ejemplo la que usa Ciceron en la oracion por el Rei Deyótaro: "Por lo cual, oh Cayo César, ante todo te pido por tu honradez, constancia i elo- cuencia, que nos libres del temor de sospechar que aun guardas algun enojo. Por esa diestra te ruego, que diste al Rei Deyótaro como huesped a huesped, ppr esa diestra, digo, firme i constante, no tanto en las batallas, como en las promesas i palabras.~~ Esta figura es mas vehemente en las peroraciones, donde se usa con mas frecuencia. IMPRECACION 1 DEPRECACION. Con la primera figura se desea que acontezcan males a alguna persona o cosa, a impulsos de la ira, venganza o ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 23. -24- desesperacion; por ejemplo la que encontramos en el libro de los Reyes, i dice así: "¡ Mon,tes de Jelboe! jarrfas caiga sobre vosotros ni el rocío, ni la lluvia! jamas en vuestras faldas haya un campo cuyas primicias se ofrezcan al Señor!" Con la segunda, al contrario, se recurre a los ruegos i a las lágrimas, para obtenm· alguna cosa; por ejemplo aquella de Ciceron en favor de Ligario: " 1 aunque en el perdoh de Ligario, oh César, darás gusto a muchos de tus allegados, sinernbargo, te ruego que pongas toda tu aten- don. Advierte la tristeza i sentimientos de todos los cir- cunstantes en favor de Ligario. Mirá tambien las lágrimas que por él vierte Tito Broca, a quien tú tanto estimas. Sal- va, pues, por ellas a Ligario, estiéndele tu mano benigna, concediétdole un eterno perdon. JNTERROGACION. La interrogacion consiste en h~blar preguntando, no para que nos respondan, sino para d'ar mas fuerza a lo que decimos. Esta figura envuelve una especie de conocimien- tó disimulado en la pregunta, i presupone la persuacion de los oyentes, pues no espera de ellos contradiccion o repug- nancia a la firmeza i confianza con que el orador propone i sostiene su pensamiento; por ejemplo : "Qué intelijen- cia sondeará la profundidad de este abismo? i Qué pensa- miento nos representará el poder que llama las cosas que no son, como si fuesen 1 i Admirarémos bastante a aquel Creador soberano, que manda que haya luz i la luz aparece?" SUJECION, •Esta figura viene de la misma interrogacion, acompaña- da siempre de una respuesta. En algunas ocasiones el ora- dor se pregunt(l¡ a sí mismo i se responde, como cuando Ci- ceron en la oracion en favor de Celia, dice: "i No llama- riamos enemigo de la República a aquel que violase sus layes 1 Tú las violaste. i Al que menospreciase la autori- dad del Senado 1 Tú la oprimiste. i Al que fomentase las sediciones? Tú las existaste." En la oracion fúnebre de un famoso Capitan, previene el orador al auditorio, de esta manera : "i Sufriré la nota de _falso ad.nlador? i Celebraré las victorias de este con- qmstador, 1 callaré las atrocidades que mancharon sus glo- rias 1 ~ó Señores. i Compararé al malvado como un mode- lo de vutudes? Mucho ménos. Todo lo sacrificaré a la verdad." · .. ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 24. • -25- ' PRETERICION I RETICENCIA. La primera figura que tambien se llama pretermision, es un delicado artificio por el cual se finje que queremos callar lo que sabemos, o bien que no sabemos, o que no po- demos decir todo lo que queremos; decimos todo lo que deseamos i aun mucho mas, captando con e¡;ta simulada industria, la atencion del lector i del oyente. Un elocuente historiador despuns de haber hablado de Catilina i Crom- well como de dos insignes malhechores, prosigue inmediata- mente así: "Tampoco haré una reseña de los guerreros funestos, terror i azote del Jénero humano; de aquellos hom- 'bres sedientos de sangre i de conquistas, cuyo nombre no puede pronunciar sin horror la posteridad espantada, quie- ro decir; los Totilas i los Tamerlanes." La segunda figura se COllete cuando el que habla, truncando la frase, deja la razon para concluir, porque dice mas con lo que calla que con las palabras, o a lo méno& da a enterderlo así ; porque con este corte se deja a la capa- cidad del oyente, la licencia de suplir lo que falta, o de in- terpretar el silencio. Esta figura es enfática i supone o mu- cha modestia en el que habla, o una fuerte pasion : por su profundidad, estrecha el corazon i alaJa las palabras, i del mismo modo la modestia deja tácita la espresion, i disimu- lado el concepto. Virjilio pone en boca de Neptuno, una mui enPrjica, cuando este reconviene a los vientos por haber movido una tempestad sin su licencia contra los Troyanos, i dice: " Vosotros os atreveis a turbar sin mi mandato el cielo i la tierra, i a embravecer tan espumosas. hondas 1 LYosotros, oh vientos temerarios, a quienes yo juro.•••·• Mas los mares alborotados conviene primero sosegar." . EPIFONEMA. Esta figma llamada por los latinos aclamacion, es co- mo un corolario o deduccion sentenciosa, que sacamos de la proposicion antecedente, o si se quiere decir de otra ma- nera, viene a ser un epílogo que reduce a una semencia breve, la ilacion de la materia que trata. Es verdadera- mente una feflexion nacida del conocimiento del órdcn mo- ral, por medio de lacual se pinta en forma de consideracion filosófica i admirativa el espíritu, en nna série de cosas es- tensamente referidas. Por ejemplo: "Cayó rocinante i fué rodando su amo una buena pieza por el campo, i queriéndose levantar ja- mas pudo. ¡Tal embarazo le causaba. la lanza, adarga, es- Puelas i celada con el peso de las antiguas armas!" ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 25. -26- § 7.o De las :figtn-~s mas p¡·opias para defleitat·. APOSTROFE. Con <>sta figura 'corta o tuerce el camino recto del dis~ cm:>o, dirijiendo la palabra a Dios, a la natnraleza o a lapa- tria, a los vivos, a los muertc1s, a Jos ausentes i áun a las criaturas inanimadas e insensibles ; i con esta ilusion se ro- ba la atencion del oyente, quien no puede dejar de mezclar sus afectos con los del orador, por ejemplo : !' ii dejas, Pastor Santo, . Tu greien este vallf;l hondo, oscuro Con soledad í llanto? 1 tú rompiendo el puro Aire, te vas al inmortal seguro?" Otro ejemplo ilustre de esta figura, se encuentra en Ci- ceron, en ltl. m·acion en favor de Milon; dice así: "Ya pues, a vosotros, montes i colinas de Alba, a vosotros im- ploro i llamo por testigos; i a vosotros tarnbien, o albanos altares derribados, compañeros e iguales a los del pueblo romano." &.a IIIPOTÍPOSIS. A esta figura la llama Ciceron, ilustre declaracion, i con mucha propiedad, porque con ella se pintan las cosas de que hablamos, 6 Co.mo si en aquel momento estuviesetl presentes, i ~on tanta viveza que casi se podría decir que se da el mismo orijinal por la copia, poniendo como ante los ojos lo que se pinta en la narracion. Tiene a:demas, todo el esplendor de la ene;jía i evidencia, !a cual con el colorido de las metáforas, da alma, vida í movimiento a las cosas que en sí no lo tienen. · Esta figura recibe mayor fuerza i vigor, cuando se po- nen todos los verbos en tiempo presente, porque entónces vemos lá ac?ion, i no la oimos ni la leemos. Por eje~plo: " Abre la cmdad sus puertas, i al instante se ven arder las casas i los templo~, óyese el estrépito de las techumbres l)Ue se desploman, i el clamor universal i los alaridos de sus habitantes. Por acá huyen nnos ·titubeando, allá se dan otros el postrer abrazo ; vense llorar los niños, gritar las madres, jemir los ancianos que tuvieron la desgracia de vi- vir hasta aquel terrible día. Saquéanse las casas i lugares sagrados .i llénanse las calles d~ despojos i de c~dáveres ; aquí un cmdadano cargado de h1enos ap.da humillado de· ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 26. -27- lante del vencedor, allí una madre desesperada levanta ám- bas manos acia el cielo, anegadJ. en lágrimas, i lucha para. arrancar a su hija de las garras del brutal soldado." PROSOPOPEYA. Esta es una de las mas vehementes i brillantes figu- l;as: consiste en atribuir cualidades de los seres animados particularmente, del hombre, a seres inanimados, incorpó- reos i abstractos; es mui comun su uso en los violentos ac- cesos de algunas pasiones ; cuando nos ven1os sumerjidos en una profunda tristeza, o nos sobreviene alguna desgra- cia, entónces creemos gue aquellos seres aun los mas insen- sibles son capaces de comprender nuestros dolores i de compadecemos. Por ejemplo; el Ciceron de Francia en la orac'ion fúnebre de un alto personaje, previene a sn audito- rio que lo que va a decu en su elojio, es la verdad, i no afeccion ni lisouja, i dice: "Entónces esle sepulcro 'se abriria, i esos huesos se levantarían otra vez para decir:ue : i por qué vieues a mentir por mí, que jamas he mentido 1 Déjame reposar en el seno de la verdad, i no vengas a tur- bar la paz de la tumba con la ad ulacion que tanto aborrecí." ETOPEYA. Llámase etopeya, aquel retrato fiel de alguna persona considerada i exatuinada en sus' acciones, caracteres i costumbres. Por lo que rertenece a su figura, jesto i carac- teres corporales, es mas propio de la hipotipósis que de la etopeya, que es rigurosamente una pintura moral. Pide es- ta figura un pincel franco i v..ajente, i mucha elegancia i brevedad a un mismo tiempo, afectando mas bien la gra- vedad i sencillez, que una ·redundante cultura. Sirva de ejemplo aquella en que se retrata a Cromwel: "La·Inglate- rra despues de mil horribles convulsiones terminadas por el mas horrendo atentado, vino a caer en manos de un solda- do afortunado i fanático, profundamente feroz, intercadente en los medios, hipócrita i mehncólico, pero constante en sus planes, alma de sus confidentes i terror de sus mismas guardias; hombre, en fin, que no tuvo otra uuion con los demas, si no por aquel impulso predominante con que se los hacia compañeros en los crímenes de que solo él sacaba , fmto. Este usurpador supo hasta el último fin, conservar ~u cabeza i su poder, oprimiendo a su nacían con el terror, 1 a los demas con la autoridad de su nombre. De él se ha dicho que con algunas virtudes mas, hubiera sido un he- ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 27. 28- roe; dígase mejor, que con algunos vicios ménos, hubiera sido hombre." ANTÍTESIS. Esta figura es aquella oposicion de palabras o de ideas que, forman por sn contra oposicion un sentido contrario entr9 sí, ya sea por relativos o por contrarios o por primiti- vos o por contradictorios. Cuando la oposicion campea en solas palabras, como acontece a los escritores frívolos i su- perficiales, pertenece esta figura mas a las de diccion que a las de sentencia; í aunque en las palabras está siempre la oposicion dc•sn significado respectivo, sinembargo, aquella manera elegante con que se contraponen, i la buena elec- cion, disimulan el juego mecánico, de sus sonidos; por ejemplo: "En la adversidad i humillacion, resplaBdece la: verdadera fortaleza: t~e parece que veo a Sócrates bebien- do el veneno, a Fabncio sufriendo su pobreza, a Scipion muriendo en el destierro, a Epíteto escribiendo en la pri- sion, i a Séneca mirando con tranquilidad abiertas sus venas." Otro ejemplo no méoos elocuente se encuentra en Ci- ceron en su segunda Catilinaria, i es como sigue: ''De esta parte venció el pudor, allá la petulancia; aquí la honesti- dad, allá la intemperancia; aqui la constancia, allá la li- viandad ; finalmente, la equidad, la templanza, la fortale- za, la prudencia i todas las virtudes juntas, están en con- traposicion con la iniquidad, con la lujuria, con la pereza, con la temeridad i con todos los vicios. " SUSTENTACION. Con esta figura llamada por otro nombre suspension, mantenemos detenidos algun tiempo los ánimos de los oyentes o lectores, sin declararles nuestro último pensamien- to, que siempre debe ¡ser inesperado hasta despues de ha- berles mantenido en una atenta espectacion, estimulándo- les el deseo de satisfacer su curiosidad o de aquietar sus juicios. Por este artificio acercándoles cada vez el objeto, se les va alejando de alguna manera p1ra excitarles mas el deseo de verle, hasta qne, dejando caer de repente el velo, aparece, mas siempre diferente del imajinado. Asi escla- maba, por ejemplo con esta figura, contra los ministros, un autor que escribía a sus hijos para consolarlos: "¡ Misera- bles consejeros de tal autor! ¿Pero de qué me quejo? qué no espero, si en esto mismo debe estar la satisfaccion de todo? Confiad pues en el Omnipotente, hijos.mios, qué él os tiene a su cargo conservándoos como a pupilos con empe- ño de su palabra." ' ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 28. -;- 29 - é:OMUN ICACION. Esta figura se comete cuando el orador consulra a sus oyentes, amigos, contrarios o jueces, lo que debe deliberar, ~ándoles parte de su duda, mas siempre en asuntos graves 1 árduos; por ejemplo, así usa de ella Ciceron contra Ven·es cuando dice : " Aquí pido, oh jueces, vuestl'O consejo, pa- ra que me digais lo que debo hacer. Pero el mismo silencio que guardais, me está diciendo que no será otro vuestro consejo, que el que podría darme la misma necesidad." COltRE¿OION. Es esta figm:a, un temperamento i moderacion de Jo que se ha dicho ántes, i es como una enmenl1acion de la sentencia. Con ella correjimos o retractamos uua proposi- cion con otra siguiente que la mejora: o la realza, o la reba- ja, o la suaviza, o la cohouesta i algunas veces reprendién- donos nuestra ignorancia, nuestra_ imprudencia, nuestra li- jereza i tambien nuestra demasiada prudencia i moderacion; por ejemplo la que qsó un orador moderno en alabanza de Descartes, i dice: "i.Qné houores le tributaron dÚrante su vida? qué estatuas le levantó la patria? ¡Qué hablamos de honores i de estatuas! i Olvidamos qué tratamos de un hombre grande? Hablemos mas bien de persecuciones, de envidias i calumnias." § s.o De los Tropos. Son los tropos unos modos figurados de hablar, por los cuales se aplica a una palabra un sentido que no esriguro- ~amente el suyo propio. Estas figuras se llaman tropos 1 vienen de la palabra griega "trepo" r¡ue vale lo mis- mo que vuelta o conversion, pues cuando usamos un tér- mino en acepcion figurada, lo volvemos, por decirlo así, para hacerlo significar lo que no significaba en su sentido recto. Uno de los efectos mas sensibles i mas frecuentes de los tropos es el de despertar nna idea principal por medio de otra accesoria ; por esto decimos : " mil almas por mil P~rso.nas," " el acero por la espada, las armas por la mili- c~a, la pluma po1· el estilo, la lengua po1' el habla, lagar- ganta por la voz." Esta inversion o tropos, se hace de varias maneras; pe~o cuatro son las principales ~ mas nobles i son las si- guientes: métáfora, metonimia, smccdoqnc e ironía, de las cuales trataremos separadamente. ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 29. -30- ~IETAFORA. Llám11.se metáfor¡t la traslacion del significado propio de una ralabra a otras que no le .coríviene ,sino por una comparaci"on que el entendimiento hace de las dos: Cuan- do decimos la "luz del entendimiento," la palabra luz que en su sentido propio nos hace ver los cuerpos i obJetos ma- teriales, puesta aquí por traslacion,reprE'senta aquel la poten- cia de percibir i conocer que alumbra la razbn para formar rectos juicios. · · L::ts metáfoi·as se pueden so.~'ar de muchas fuentes, co- . mo de las cosas divinas, de los seres celestiales, de los ele- mentos, de los meteoros, de las piedras preciosas, de los me- tales, de las plantas, de las bestias, de los hombres i de todo el resto de·la naturaleza. De cuatro maneras se puede h acer la metáfora, las cuales son como una fuente perenne de dicha figura, i son las siguientes : ' l.• La metafora se hace cuando trasladamos las pala- bras de alguna cosa animada. a otra animada1 por ejemplo : ' "Caton solia ladrar a Scipion ;" la cual voz ladrar, siendo propia del perro, se atribuye sínembargo a algun hombre que no tiene buena voz : 2.a Se hace la metáfora, cuando se ponen cpsas ii1ani- madas por otras inanimadas, por ejemplo cuando se dice: la nave por el gobierno, el freno por la lei: 3.a Se hace la metáfora, cuando se ponen las cosas inanimadas por otras animadas, por ejemplo: " ¡ Oh, qué hermosa flor es la juventud !" . 4.a Finalmente, se hace la metáfora i de una manera mui hermosa, cuando damos fuerza i .viLla a cosas inanima- das i que carecen de s~ntido, por ejemplo: "¡, Q,né hacia en la batalla de Farsalm, o Tuberon, vueslra desnuda es- pada? A qué costado amenazaba SL1 punta? Cuál era el sentimiento de su cortante filo? " ' VICIOS DE LA MET.AFORA. Los vicios de la metáfora, son .los siguientes : l.o Las metáforas son viciosas cuando se sacan de t~~·nünos i lugat:fS bajos, como la de aquel predicador que diJO gue, '1 el diluvio fué la leJía de la naturaleza.'' 2.o Cuando son forzadas i arrastradas de términos mui remotos_, como la de aquel que dijo: "Nace el hombre con breve VIda como una flor cuya cuna es la aurora i sn sepul- cro el ocaso." 3.° Cnando la analojía entre el signo i la cosa no es ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 30. -31- natural, ni la comparacion bien perceptible, como la de aqliel poeta que dijo: "Bañaré mis manos en las hondas de tus cabellos." 4.° Cuando se sacan de objetos poco conocidos o de- masiado científicos, ,que forman el culteranismo i el pedan- tismo, como aquel que siempre decía: "desde el apojeo de su prosperidad," por decir, o mas bien no querer decir: "desde la mayor altura o la cumbre de sn prosperidad." s.o Cuando las que no convienen sino al estilo o licen- cia poética, se introducen en el esti lo oratorio en el que no se puede ltamar a los sonidos, "armóni<!os partos de la lira;" ni "doradas madejas de la aurora," al resplandor del alba. • ALEGORÍA. • La palabra alegoría se compone de dos voces griegas all, otró, i agora, discurso; así se significaba entre los an- tiguos un discurso que al principio se presenta en su semi- do propio, distinto del que se quiere dar a entender, i sirve al fin de comparacion para la intelijcncia de este sentido que e5taba oculto. Lo que constituye esencialmente la ale- goría es aquello que al parecer dice i jamas es lo que quie- re decir : nos presenta un objeto i es a otro a donde se en- camina. Como la alegoría sea una continuada metáfora, algunos retóricos la han colocado en el número de los tro- pos, i otros entre las fignras de pensamiento, i con alguna razon, porque no es mudanza de una simple palabra, sino de todo el sentido de la oracion, i tambien porque en la ale- goría las palabras son a veces propias, a vecf!s metafóricas, i discrepa de la naturaleza de tropo en uno i otro caso, pues compone un discurso perfecto ; por ejemplo, aquella ilustre i bien conocida oda alegórica de Horacio hablando de la guerra civil, que empieza así : "¡ Oh nave! i te volverán al mar las nuevas olas; o qué haces? ocupa con valor el puerto. ~No ves como está desnudo de remos tu costado? i como el mástil herido del lijero áfrico está quebrantado, i como las antenas jimen, i como sin maromas apénas pueden sufrir los bajeles el al- borotado mar? i No tienes velas enteras, no Dioses a quie- nes oprimida de la desdicha, segunda vez invoques?" &.o. En esta brillante alegoría toma Ho.ra.cio la nave por la República, las ondas por la guerra civ.Il, el puerto por la :P,az, los remos por los soldados, Jos ~a~·meros por los Mn- Jlstrados, i la desgracia por los pnnc1pales Jefes de la guerra. · • ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 31. 'o -32- METONIMIA. La palabra metonimia, significa trasposicion i trasmu. tacion de un Hombre en otro, trocaudo el significado, ya de la causa por el efecto i al contrario, ya del adjunto por el del sujeto i al contrario &.a &.a En este sentido podemos decir que este tropo comprende a todos los demas, pero los retóricos ]~han reducido a los usos siguientes : 1.0 T'ómase la causa por el efecto, por ejemplo: sol fuerte, por calor exesivo ; vivir del sudor de la frente, por vivir del trabajo. Igualmente damos el nombre de br.azo al poder; de mano, al favor i proteccion; de espaldas, al fa- vor o amparo. En este sentido se toman las invenciones de las cosas i de las artes, por los efectos de su invencion,·co· mo Marte, por' la guerra; Minerva, por la ciencia; Céres, por el trigo. &.11 2.o Otras veces se toma el efecto por la causa como cuando se dice: "la pálida muerte," por la palidez que causa en los cadaveres. 3.o Se toma el con tmente por el contenido, como cuan- do se dice: "clamar al cielo," esto es a la corte celestial ; " Roma vencedora, " por losromanos. 4.o Otras veces se torna el con tenido por el continente, por ejemplo: "Ciceron formó su alma en el estudio del Pórtico i del Liceo," por decir que estudió en aquellos sitios. 5.• El signo se toma por la• cosa significada, como cuando se dice : " el cetro o la corona," por la dignidad real. 6.o El nombre abstracto se toma a veces por el concre- to, como cuando se tom¡lla esperanza por la cosa esperada, el amor por la persona querida. 7.o Las partes del cuerpo humano que se suelen consi- derar como asiento u oríjen de nuestras afecciones, Slil to- man por las mismas afecciones, i así deci~os; ho~nbre de gran corazon, por de gran valor ; hombre sm entranas, por sin compasion. S.o Finalmente se toma tambien el nombre colectivo por el distributivo; como juventud, por losjóvenes i la hu- manidad, por todos los hombres. . SJNECDOQ.UE. La. palabra sinecdoque que significa comprension o concepcwn pues por medio de esta figura se hace concebir al entet~dimiento, ya mas, ya ménos de lo que significa en su sent1do 1:ecto la palabra que usamos. Este tropo seco- mete de vanos modos : ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 32. -33- 1.0 Tomando un individuo en lugar de muchos; como cuando decimos: "el soldado defiende la patria, el enemi- go huyó, por decir, los soldados defienden la patria, los ene- migos huyeron." Tambien se comete al contrario, tomando el número plural por el singular, así se dice: "Los Alejan- dros, los Césares, los Aníbales." 2.0 Tómase la parte por el todo, como cuando deci- mos, cien quillas, por cien navíos; las olas por el mar; el Nilo, por el Ejipto. 1 al contrario tambien, cuando se toma el todo por la parte, como cuando decimos, relu- cían las picas, por los hierros que llevan en sus puntas. 3.0 Se toma el jénero por la especie, así decimos: "¡O necios mortales! en lugar de ¡o necios hombres!" 4.• Tambien al contrario, la especie se toma por el jé- nero, como cuando llamarnos corrompida a una persona vi- ciosa ; i cuando decimos : es un pollino a un hombre rudo o mni estúpido. 5.• La materia se toma por la obra e instrumento, co- mo cuando decimos : el acero por la espada, la plata i el oro por la moneda. 6.° Finalmente, los antecedentes se toman por los con- secuentes, como cuando decimos: "Pedro se cansó ele vi- vir, esto es, murió. Aquí fué Numancia, aqui fné Troya, esto es, aquí quedaron destruidas." Al contrario, tambien se ponen los consecuentes en lugar de los antecedentes, como cuando se dice: "los graneros rebosan, por la cosecha abun- dante; los campos están sedientos, por decir que no ha llovido." IRONÍA. Por medio de este tropo, damos a entender Jo contrario de lo que decimos, i a este :fin, nos valernos de términos enajenados de su sentido propio i literal. Si se quiere decir disimuladamente de alguno que es mal poeta, se le llamará : "Otro Virjilio, otro Horacio, otro Zorrilla ;" si se quiere decir, que es un cobarde, se le llamará "otro Cid, otro Ricaurte." · Las ideas accesorias son de grande uso para conocer la ironía, como tambien, el tono de voz del que habla i mu- cho mas, el conocimiento del demérito i ridículas circuns- tancias de la persona de quien se habla, sirven para ínter~ pretar el sentido irónico, mejor que las mismas palabras de que se componga. . . . Para templar sinemuargo, la acnmoma de las palabras, l disfrazar la mordacidad que encierra la :filosofía de la iro- n_ía, se reqoiere el uso de nna dadivosa naturalidad, i de cterta facilidad i direccion graciosa, para sazonarlo todo con 3 ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 33. -34- cierta urbana familiaridad: un bello ejem¡.¡lo de este tropo encontrarnos en Ciceron en su discurso contra Pison, i es como sigue: "¡¡Cuán desgraciado·es Pompeyo por no ha- ber escuchado vuestros consejos!!!! ¡O cuáu mal ha hecho en no haber adoptado vuestra profunda filosofía, pues que ha cometido la insensatez de triunfm· tres veces! ! Yo me avergüenzo ¡o Craso ! de vuestra ardiente ambician, hasta haberos hecho decretar por el Senado esa corona laureada, despues que condujisteis la mas honrosa de todas las gue- rras!! ¡O necios Camilos, Curios, Fabricios !!! ¡O insensa- to Pauto, o rústico Mario!!!" S.A RC.ASl10. El sarcasmo es una amarga irrision i mas que san- grienta ironía, con que se insulta a los contrarios, para lo cual se usan las palabras mas acerbas i llenas de desprecio i afrenta. Así como para dar ÍlH'l'Za i alma a la ironía, es necesaria cierta modificacion bmlezca en la voz del que habla; de la misma suerte eu el sarcasmo debe acompa- ñarse un tono vivo de severidad para formar un todo de es- presion mas vehemente; así hablaba por ejemplo Turno insultando a un troyano a qnien acababa de qnitar la vida: "He ahí a los miserables troyanos! ¡Mide ahora con tu frente ensangrentada el polvo de los campos de la Hespe- ria qne pretendiste conquistar! Estos son los laureles reser- vados para los que provocan los combates; de esta mane- ra deben levantar los troyanos sus nuevos e invencibles muros." 99.0 Lenguaje periódico. El período Harpado por los latinos ámbito o cil"cuicion, es aquella perfecta cantid.ad o ~stension de cláusulas ~que p~1~de llegar una sentenc1~; .p~ws en período~ se parten i d1v1den todos nuestros rac10cnuos para producirnos con ór- den i claridad: para este fin hai lambien la estructura de los períodos, sus partículas i divisiones a las cuales seí'íalan ciertas pausas para recitar con campas, cadencia i sentido, las partes del discurso. Estas partes del período se pueden enlazar de diferen- tes modos, i la idea principal de una sentencia en dos, tres i cuatro que juntas conspiren a esclarecer, amplificar i co- rrobora: la proposicionjeneral. No hai regla fija para ~eña­ lnr el numero de miembros de qne ha de constar el penodo; ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 34. -35- pero como puede haber exeso por una i otra parte, el escri- tor se estrechará mas o ménos, o se estenderá, pero en nin- guno de estos casos traspasara los límites que dicta la mis- ma naturaleza. Los períodos eu demasia largos, hacen embarazosa i desalentada la pronunciacion; pero los períodos en demasía cortos, no tienen ménos inconveniente, porque en los perio- dos mui cortos que son de moda, padece tambien el aliento interrumpido continuamente. Para evitar uno i otro estremo, los retóricos han divi- dido los períodos en bimembres, trimembres i cuatrimem- bres. De cualquiera de estos números que se considere el período: se divide este siempre en dos partes: la primera en que se comprende la proposicion, suspende el sentido de la idea principal; i la segunda que es la buena ortografía, se denota con este signo ( : ). En el periodo bimembre, tanto la proposicion como la conclnsion, son simples, como en este que se encuentra en la oracion de Ciceron en favor de Marco Marcelo í dice así: "Asi, Cayo César, a mí me volviste al antiguo modo de VIvir que había adoptado ; * i a todos estos les elevaste co- mo una bandera para que concibieran buena esperanza del Estado."* En el período trimembre la proposicion abraza comun- mente los dos primeros miembros, i la conclusion el tercero, como en este ejemplo: "Antes que la desoladora guerra destruya nuestros paternos hogares,* ántes que la bárbara soldadezca deshonre nuestras idolatradas hijas,* vamos a buscar nuestro reposo en las cavernas de los incultos bosques."* En el período cuatrimembre,la proposicion abraza unas veces los dos primeros miembros i la conclusion los dos úl- timos, como en este ejemplo : "Por mas que los impíos du- den de un ser omnipotente, " i blasfemen furiosos contra el Criador del Universo," nunca podran apartar sus ojos de las obras que no son de los mortales," antes su misma duda depondrá contra su mísera incredulidad." De la estension de los períodos se forma el estilo nume- roso i rotundo, porque consta de miembros llenos i bien dis- tribttidos ; i esta composicion es la mas oratoria, porque da al discurso un aire de majestad, pompa i dignidad. Pero esta misma estension, sino guarda una justa medida, i no se varia con intervalos mas o ménos cerrados, cansa i de- rrama el espíritu con la demasiada pompa i armonía del discurso, i mas se ocupa el oido, que mueve el alma con tan mesurada cadencia i contínua regularidad de frases cornpasadas, rentónces el estilo todo lo que gana de digni- ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 35. -36- dad, pierde de enerjia, i esta uniformidad continuada en una serie de sentencias, se ha de quebrar con períodos mas breves aunque ménos sonoros, pues hace mas agradable efecto la discordancia, que la cansada repeticion de senten- cias cortadas por una misma medida. No se puede negar que hai duda de que se pueda dar mayor amplitud, número o estension a un período, sin que se empleasen la <:>.opia de sus cláusulas, ni la plenitud de sus miembros, i sin fatigar el aliento del que habla, ni distraer la atencion del que oye. Todas sns partes están tan bien distribuidas i concertadadas entre sí, que en todas halla lu- gares de descanso mas o ménos detenido, la carn~ra de la pronunciacion, suspendiendo i variando el tono, guiado siempre por los signos de la puntuacion que seüala los in- tervalos o pausas que ~e han de guardar en cada una de las cláusulas, i en la conclttsion de muchas juntas en cada uno de los miembros. De la cortedad de los períodos, se forma el otro estilo que se llama tnmcado. Este se compone de proposiciones breves que no tienen entre sí enlace, pues cada cual forma un sentido perfecto en los casos i lugares que pide esta union. El estilo cortado parece mas nervioso, i es mas débil, porque la desuuion de sus partes deja destroncada su mis- ma fuerza; son miembros robustos, mas no forman un cuerpo entero. El estilo cortado rompe i ataja el paso del discurso al oyente o lector, en vez que el discurso dividido en períodos, le guia como de la mauo i le ofrece asientos de descanso. En toda clase de composiciones no basta que sus par- tes constitutivas estén repartidas de este modo o del otro, sino que en ellas ha de dominar alguna idea que las reuna a un solo concepto, ligándolas tan estrechamente, que no reciba el ánimo tan distintas espresiones. Entre los dos es- tremas de breve o derramado, es mas tolerable la concision que la redundancia; aquella cansa, ofende i enmaraña las ideas por que no las presenta. limpias i sueltas; pero la otra fastidia e irrita la paciencia del oyente o del lector, cuya imajinacion ha de refrenar su curso natural al paso de la pesada composicion del orador. Otras d?tes debe tener la sentencia del período para ser perfecta, 1 se espondrán algunas reglas mas, que convie- ne observar en su composicion. Las propiedades mas esenciales de la sentencia pueden reducirse a s~is, a saber : pureza, cla1·idad, p1·ecision, uni- dad, Jtterza 't armonía. ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 36. -37- PUREZA. Es pura la frase que marcha arreglada a las reglas gramaticales, i tiene ademas un jiro castizo propio de la indole particular de nuestra lengua. El faltar a la pureza en la cláusula, es hoi defecto mas comun todavía que el pecar contra la de las voces ; i merece ménos disculpa, porque una voz nueva suele ser precisa, un jiro estranjero no lo es nunca; i se debe estar tanto mas alerta, contra es- ta falta, cuanto que altera el idioma en su esencia. CLARIDAD. Una sentencia es clara, cuando espresa perfecta i dis- tintamente el pensamiento. Tambien para esto conviene observar con rigor las reglas de la gramática, pero no basta; pues bien puede una sentencia estar perfectamente ajusta- da a ellas, i ser no obstante de sentido ambíguo. Se debe ademas poner cuidado en dar a las palabras i a los miem- bros, cuando están estrechamente conexionados entre sí, el lugar mas·cercano posible. Igual atencion merece la co- locacion de las circunstancias peculiares a cada: sentencia, para desnudar a esta de toda ambigüedad; pero sobre to- do hai que atender a la disposicion propia de los pronom- bres relativos que, cnal, qu,ien, cuyo, i demas semejantes. Un error lijero puedo oscurecer el sentido de una sentencia; i aun siendo intelijible, si dichas partículas relativas están fuera de sn lugar, habrá siempre descuido i desaliño en el lenguaje. PRECISION. Una sentencia tiene precision cuando consta solo de las palabras necesarias. Esta cualidad está íntimamente unida a la anterior, o por mejor decir, es una de sus condi- ciones; porque para ser clara una frase ha de ser precisa; i al efecto, es necRsano espresar bien todas las palabras que entran en la cláusula, ver si hai dos o mas que espresen la tnisma idea, i en tal caso, elejir la mas propia o enétjica, i separar la otra. UNIDAD. En toda composicion, es preciso que haya siempre al- guna especie de unidad, a mayor abundamiento en Jas cláusulas que son composiciones cor~as. .se ha dicho que el período puede componerse d~ vano~ miembros; i como cada uno de estos espresa una Idea, SI todos no tienen en- tre sí estrecha conexion, si no se encaminan a un mismo fin, resultará confusion i embrollo. ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 37. -38- Para conservar la unidad de un período, se observará, en primer lugar, que en el curso de él se cambie la escena lo ménos posible. No se debe llevar precipitadamente, pa- sando de pronto de un lugar a otro, ni de una a otra perso- na. Por lo comun hai en toda sentencia algqna cosa o per- sona dominante, i esta debe rejir, si es posible, desde el prin- cipio hasta el fin. Debe huirse tambien de acumular en una sentencia cosas que, mal conexionadas, irían mejor se- paradamente. La violacion de esta regla nunca deja de disgustar al lector, siendo preferible que las cláusulas pe· quen por demasiado breves. Los paréntesis, mnyormente los mui largos: se deben evitar, i solo pueden usarse en ciertas ocasiones, cuando por la vivacidad del pensamiento se toca una cosa ajena de la sentencia, corno encontrada al paso. Finalmente, para que la sentencia aparezca con toda la unidad i limpieza que se requiere, se ha de cerrar de una manera completa i rotunda, sin que le sobren ni falten pa- labras para la conclusion del sentido. FUERZA. La fuerza o ene1jía de las cláusulas consiste en que sus diversas partes se coordinen de modo que representen el pensamiento total, lo mas ventajosamente posible para que produzca la impresion que se desea. La claridad, la precision i la unidad contribuyen mucho a la ene1jía de la frase, pero aun hai otras condiciones que la aumentan i que convendrá tener presentes. Las partículas copulativas, disyuntivas, relativas i to- das las demas usadas para. las transiciones i conexiones, deben ocupar su propio lugar, i se observará cuidadosa- mente cuando viene bien omitirlas o multiplicarlas. Su sn- presion hace un bellísimo efecto, siempre que se pretenda pasar rápidamente la irnajinacion por diferentes objetos, abrazándolos todos con una s~la ojeada. Por el contrario, cuando se desea parar la ate~cwn en cada uno de ellos, la misma partícula puede servn· para presentarlos mas desu- nidos i especificados. Ejemplo. de lo primero: Pueblo, Se- nado, C6nsules, todos se reumeron en elforo. Ejemplo de lo segundo: Iré i le buscaré, i le hallaré i le dispondré a favor vuestro. Toda espresion que sea la. capital en.la sentencia i deba por consiguiente llevar la pnmera atenc10n, se coloca- rá en el mejor lucrar de ella. Por lo jeneral, las palabras mas importantesbdeben ocupar el principio, porque el órden mas natural.i sencillo es colocar al frente el objeto principal de la propos1cion ; pero algnnas veces estarán mejor colo- ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 38. -39- cados en el medio, i todavía mejor al fin, porque así se quedan mas fijas en el ánimo, no habiendo nada despues que destruya su efecto. En todo caso es preciso atender a que estas palabras, donde quiera que se coloquen, estén limpias i desembarazadas de cualesquiera otras que puedan retardar su marcha: que nunca su colocacion ocasione in- versiones violentas, i finalmente que por ningun título da- ñen a la claridad. Una regla jeneral i mui importante para constmir las sentencias con enerjía, es hacer que sus miembros tengan a lo ménos el mismo grado de importancia desde el prime- ro hasta el último. Bellísimo será, si se puede conseguir sin afectacion, el que la importancia de las palabras o de los miembros de la cláusula vaya en aumento; pero nunca será tolerable el órden retrógrauo, porgue en todas las cosas gusta naturalmente ir ascendiendo a lo que es mas i mas bello, siéndonos enojoso, despnes de haber puesto la vista en un objeto considerable pasarla sucesivamente a otros de menor valía. Debe tambien cuidarse de que, cuando el período se componga de varios miembros, se concluya casi siempre con el mas largo: lo primero, porque los períodos tlivididos de esta suerte se pronuncian con mas facilidad; i lo segundo, porque colocado ántes el miembro mas corto, se percibe mas pronto la conexion que entre los dos existe. Es tambien regla jeneral que el período concluya con pala- bra de alguna 1mportancia. Por buena que sea la construc- cion de una sentencia, perderá mucho de su vigor i hermo- sura, si finaliza con algun adverbio o alguna circunstancia de poco momento. No obstante, cuando la mayor fuerza de la cláusula se funda en una de estas palabras, como sucede algunas veces, tendrá buen lugar en la conclusion, porque el adverbio es entónces el'término capital. Finalmente, la·regla fundamental, comprensiva de to- das las demas, para una construccion hermosa i enérjica, es dar el órden mas claro i natural a las ideas que intentamos trasladar a los ánimos de otros. Esto será mui fácil a los que tieuen bien dijeridas las ideas que van a espresar, i po- seen con perfeccion el idio~a en que hablan. ARMONÍA. El hombre es naturalmente sensible a la armonía la cual ejerce tal imperio en su alma, que solo por medid de sonidos oportunamente combinado~, i sin que palabra al- guna ayude al efecto, se puede cs~1tar en él alternativa- mente la alegría, el pesar, la seremdad, el furor i todas las pasiones. Esta cualidad del lenguaje que algunos afectan ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 39. ·- 40- despreciar para atender únicamente al pensamiento, como la parte mas digna de los escritos, es sinembago de tal im- portancia, que basta su ausencia para condenar una obra al desprecio i olvido, sobre t0do si es de aquellas que no se limitan a la instruccion, sino que aspiran tambien a deleitar. Particularmente las naciones que tienen la fortuna de po- seer una lengua sonora, capaz de prestarse a todos los efectos de la armonía, no pueden prescindir de su encanto, ni perdonan la falta de una prenda tan necesaria a sus oi- , dos i tambien a su corazon, porque si el pensamiento se di- rije al entendimiento para ilustrarle, el sonido va derecho al corazon, comunicándole sus vibraciones con las que le conmueve i exalta. De aquí el error de los que juzgan solo del mérito de una obra por el fondo, i pretenden qne para apreciarla es fuerza ver si traducida a otro idioma conser- ·va para los estraños el mismo valor que el orijinal tenia. Indudablemente las hai que con semejante trasformacion quedan reducidas a mui poco, porque despoja las de su ga- la i principal encanto, se presentan sin uno de los mas po- derosos medios que el Criador ha concedido al hombre pa- ra mover a sus semejantes. Ese aroma, ese perfume encan- tador que presta la armonía a ciertas coinposiciones, i em- briaga de placer 'a los que le aspiran, desaparece en la tra- duccion, i queda el orijinal como la flor en un herbario, que siendo la misma, no conserva sinembargo ni su elegante forma, ni sus vivos colores, ni ménos su fragancia. La armonía es pues, uno de Jos puntos a que mas debe atenderse en toda composicion, sobre todo si es oratoria o poética. Pero esta armonía la deben jeneralmente los escri- tores mas bien a una disposicioh nn.tmal, que a los afanes del estudio. Oídos nacen tan sensibles, que perciben al mo- mento hasta las menores faltas en"l:lste punto, i no se satisfa- .cen sino cuando la frase ha llegado a se1· completamente ca- denciosa i sonora: otros son tan desgraciados, que los so- nidos mas ásperos no les chocan : poétas i oradores hai a quienes ocmren sin esfuerzo las voces ifrases mas suaves· i otros que inütilmente se afanan por buscarlas, estand~ destinados a usar siempre de un lenguaje duro i desapaci- ble. No obstante; el estudio puede enmendar mucho este defecto natural, i contribuye en gran manera a formar un lenguaje terso i agradable. Sobre todo, hasta a los nacidos con las mas felices disposiciones les conviene ejercitarse mucho en perfeccionar tan buenas cualidades, porque el descuido puede malograrlas, i suele la falta de esmero ha- cer que escriba con desaliño i rudeza el que a poca costa hubiera llegado a ser un modelo de elegancia i armonía.. Consiste la armonía en cierta eleccion i colocacion de ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 40. -41- las palabras de que consta la sentencia, de forma que resul- te grata al oido ·¡fácil a la pronunciacion. De tres causas puede por lo tanto provenir la armonía de un período : La De que las palabras de que consta sean por si mis- mas i por su combinacion, fáciles de ptonunciar, en cuyo caso se puede llamar a la frase melodiosa o suave: 2.n De que sus diferentes partes estén distribui- das con cierta proporcion musical que se llama ritmo o número j i 3.n De que las palabras, por la naturaleza de los soni- dos, o por la cantidad de las sílabas, tengan cierta analojía con los objetos que representan. A esto se llama "Armo- nía imitativa." Para alcanzar puramente la suavidad de la frase, se elejirán palabras de sonido agradable i fácil pronunciacion. Cuando sean ásperas i por mala coordinacion de sus voca- les i consonantes, dificiles de pronunciar, serán taml>ien pe- nosas al oído, i se deberán sustituir con otras que espresen la misma idea o se le acerquen. Pero aun mayor cuidado habrá de ponerse en la colocacion de las palabras, pues aunque sean blandas i agradables, jamás se formará con ellas un período que tambien lo sea, si no se les da una co- locacion desembarazada i sonora. Debe, pues, evitarse cuanto sea posible la concurrencia de dos palabras, tales que acabe la primera i comience la segunda con .una conso- nante de pronunciacion fuerte, como e1-ror remoto, pues sé hace muí duro el paso de una a otra. Se cuidará de que no sean idénticas las sílabas respectivamente final i primera, como consenti1· tiranos. El encuentro de muchas vocales, como iba a Aragon, es igualmente desagradable por lo di- ficil de pronunciar; i finalmente chocan las palabras que a mui corta distancia terminan en una misma consonancia o asonancia. El ritmo o número del período se consigue procurando que así sus miembros, como los respectivos incisos de estos, estén distribuidos de modo que la respiracion no se ·fatigue para recitar!os, i que las pausas de sentido mayores i meno- res, caigan a tales distancias, c¡ue estas tengan entre sí cier- ta proporcion musical. Ya se deja conocer que el buen oído del escritor entra por muchp en esto, i que no existe mas regla que leer con frecuencia los buenos prosistas i poetas, entre los cuales los hai que sobresalen .en esta parte, como Cervántes, Frai Luis de Granada, Fra1 Luis de Leon, He- nera i Rioja. En cuanto a la cadencia final, que por ser la parte mas sen~ible al oido, es la que pide mayor cuidado, la única re- gla Importante que puede darse, es; qne el sonido vaya ere- ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 41. -42- ciendo hasta el fin ; que en jeneral, así como deben reser- varse para los últimos los miembros mas largos, así taro- bien deben estos terminarse con las palabras mas llenas i sonoras; i que aun en los escritos que exijen' rnénos armo- nía, no se coloquen los monosílab"ls en el final de las cláusulas. Nue~tra lengua que, aunque no tan flexible como la latina, admite jiras mui variados, se presta mucho por esta causa a la formacion de períodos rotnndos i numerosos. Por desgracia la continua lectura de libros franceses, cuya lengua tiene que sujeta1:se a un órden gramatical mas rignroso, ha contammado en este punto tambien el l'¡.abla castellana, que ha perdido gran parte del atrevido vuelo que eu otro tiempo ostentaba. La poesía se ha resistido, en verdad, a esta esclavitud, i campea todavía mas libre i ani- mosa en sus jiras; pero la prosa no ha podido resistir, se ha hecho mas humilde i rastrera; i convendría que sin ra- yar en la afectacion, se le restituyese alguna parte de lo que ha perdido. La armon'la irnitat·iva tiene dos grados : . l.o Cierta convenieJ~cja vaga i jenérica del sonido do- mmante en una composicwn, con la naturaleza de los pen- samientos que encierra, con el objeto jenerul de la obra : 2.0 La analojía particular que tienen con algun objeto los sonidos empleados para describirle. Ambos grados i particularmente el primero, pueden convenir hasta cierto punto a la prosa mas humilde; pero en jeneral, i sobre to- do el último, son mas propios de la poesía. Es evidente que se debe adoptar al tenor de la compo- sicion cierta cuerda o tono particular. A un discurso mag- nífico, importante o sentencioso, pertenece un tono grave i reposado, i a este corresponden cláusulas llenas i numero- sas. Los discursos violentos, los raciocinios acalorados, pi- den un tono mas subido, i de consiguiente las medidas de .sus cláusulas deberán ser mas cortas, vivas i fáciles. Tan abs'urdo seria escribir en una misma cadencia un discurso, como poner una letra amorosa en el tono i aire de una marcha guerrera. Por tanto, es necesario formarse de an- temano una idea cabal del tono que corresponde al asunto; es~o es, de aquel tono que toman naturalmente los senti- mientos que se van a espresar, i en el cnal suelen mani- fest~rse ellos mismos, ya sean rotundos i blandos, ya gra- ves.r majestuosos, ya brillantes i v~v:?s, ya interrumpidos i var~a?os.. Esta idea jeneral debe dmJU el tenor de la com- posrmon, 1 dar la dive para hablar en estilo musical ; for- mando el cuerpo de la melodía, que ha de ser varia i ver- sificada segun varien los sentimientos, i segun sea necesa- ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 42. -43- rio para causar una variedad que halague i lisoujee el oído. En cuanto a la imitacion de algun objeto por medio de los sonidos, tres son las clases de objetos que pueden ser imitados: l.o Otros sonidos: 2.0 El movimiento físico i sensible de los cuerpos; i 3.o Las conmociones i pasiones del ánimo. Con respecto a Jo primero, sabido es que en todas las lenguas hai palabras que tienen alguna :;emejanza con el sonido que significan. En la castellana, por ejemplo, hai el susun·o de las fneutes, el b1·amido de los vientos, el zum- bido <le Jos insectos, el estampido del trueno, &.11 A esta semejanza se Hama onomatopeya, que es mas propia de la poesía que de la prosa. Pues bien, cuando se trata de es- presar un ruido cualquiera, fácil es reunir voces que lo imi- ten hasta cierto punto, como: "El ronco son de la tartárea trompa, Retumba en torno el cóucavo sonoro, El seco son de su furor quejarse." i otras mil frases que se pudieran citar tanto en prosa como en verso; sin que se reqniera mucho arte en el,orador o poeta para lograr esta imitacion. Ménos fácil es imitar el mo?imiento, i aun a primera vista parece que no hai ninguna conexion entre él i el so- nido. La música está sujeta al campas, el cual siendo mas lento o mas vivo, hace que los sonidos lleguen al oido tar- dos o apresurados, siguiendo igual movimiento. Así pues, como hai voces que por la colocacion de sus acentos son largas o breves, como unas por su composicion son mas fá- ciles de pronunciar que otras, se puede de este modo apre- surar o retardar la pronunciacion de una cláusula, i recor- dar a la mente un movimiento lento o apresurado. Las pasiones parecen todavía mas difíciles de imitar que el movimiento; pero como el sonido ejerce tal poder en el alma; como la música, segun ya queda indicado, mueve o calma las r-asiones: fácil es "lle la imajinacion se exalte, i encuentre en cierta coordinacion de sonidos la imi- tacion de aquellas pasiones que estos suelen exitar. Así, pues, una composicion, en la cual las palabras i su coloca- cion ofrezcan una série de sonidos templados, fuertes, blan- d?s o arrebatados, hará que el ánimo.~ome a poco tiempo una d1sposicion semejante, i de esta máJia, la mayor que puede ofrecer el poeta u orador, la mas dif~cil de alcanzar, la que suele ser un don privilejiado del Cielo, se pudiera ofrecer Dllrnerosos ejemplos, tomados de nuestra propia literatura. ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 43. 44 § 10. Del estilo ot•ato¡•io i sus diversas clases. Si se busca la primera .signifi.cacion i oríjen de la voz estilo; se encontrará que no era otra cosa qne una aguja o instrumento con que antiguamente se escribía en unas ta- blas enceradas. De aqui sucedió que el estilo se tomase por la misma escritura o diccion, i se usase en la formacion de un disc'urso. El estilo o jénero de discurso es de varias maneras, a saber : estilo sublime, estilo sencillo, estilo mediano o tem- plado, estilo sentencioso i estilo lac6nico i asiático. Clasifi· cadas retóricamente estas diferencias de decir, se señala comunmente al jénero ténue para el discurso epistolar, pa- ra los libros de entretenimientos i donaires i para los asun- to:s doctrinales donde aunque se tratan cosas sutiles i agu- das, no obstante, para mayor claridad de lo que se disputa i enseña, se tratan con palabras comunes i significativas. El otro jénero que es el grave i vehemente, se ha de tratar con lenguaje levantado, ilustre i artificiosamente adornado. Si para el ténue o sencillo bastan la gramática i la dialéc- tica, pará este es necesaria la elocuencia. Este-jénero res- plandece en las arengas, razouamiontos sérios i composi- ciones heróicas. El medio o templado, está entre el ténue i el grave, por eso se llama así, porque guarda un medio entre los dos, sin caer a lo humilde ni subir a lo sublime. Tratarémos ' de cada uno de los tres separadamente, lo mismo que de Jos otros arriba mencionados. Estilo sublime. El jénero sublime es el mas elevado, lleno de grande- za, de calor i de enerjía ; es el que forma la verdadera elo- cuencia con espléndidas palabras i magníficas sentencias; aquella elocuencia qne domina los ánimos, que arranca las lágrimas i roba la admiracion i ]Qs aplausos. No consiste el estilo sublime en una diccion cargada de epítetos ociosos, de frase~ pomposas i de palabras alti- sonantes : esto seria confund¡t la hmchazon con la grande~ za, las galas aparentes con la riqueza real, las flores con el frut~, el mar tempestuoso con !a calm~ i la bonanza. No es preciso que en toda composicwn o d1scurso, domine abso- lutamente lo sublime para que tome este nombre i carácter. Basta que el orador mezcle con tal discrecion los tres jéne- ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 44. -45- ros en los asuntos que corre~pondau a cada uno, que el su- blime reluzca sobre los demas, i nazca del ol~jeto principal de la oracion. Habiendo Eúcrates avisado aSila que su vida tan odiosa a innmnerablés familias romanas, peligra- ba despues de haber renuuciado la dictadura, le responde el arrogante Sila, de esta manera sublime: ''Queda aun mi nombre, i este basta a mi segnridad i a la del pueblo romano. Este nombre contiene todos los atentados, hiela to- dos los corazoues, debilita todos los brazos i aterra la mis- ma ambician. Sila respira aun cnsefíoreado con los trofeos de Queroneo, Orcomeno i Signion: cada ciudadano roma- no me tendrá continuamente ante sus ojos i hasta en .sus suefíos se les aparecerá mi imájen bañada en sangre, i ve- rán tambien para sicmpro sus nombres en la tabla de los proscritos." Parece que la esencia de lo sublime, no consiste en de- cir cosas pequeüas con frases remontadas i floridas, sino cosas que contengan pensamientos grandes con una espre- sion enétjica i natural, por que lo grande, Jo terrible i lo es- t~pendo, debe estar en el asunto en circunstancias i acci- dentes con que se acompaña la buena eleccion, i el cúmulo de_ ellas ocupan fuertemente el ánimo, i forman toda la fuerza de la espresion. Finalmente de tres maneras se puede conciliar el estilo sublime: Ln Si se consideran las cosas mas nobles del asunto que se trata, unidas igualmente a las circunstancias, i se mil'a su parte mas ilustre i mas hermosa: las demas cosas deben callarse i disimularse: 2.a Las metáforas priucipalmente tomadas de las co- sas ilustres, contribuyen en gran modo para la grandeza i magnificencia del estilo; i 3.o. Se conseguirá fácilmente la grandeza. del estilo, si se leen con asiduidad, aquellos autores que escribieron con !Uas sublimidad, con mas gravedad de sentencia i mas ma- Jestad de palabras. Sublime en las imájene~. . Si lo sublime en todas las cosas hace en nuestro espí- rttu la impresion mas fuerte, es porque envuelve siempre una afeccion profunda de admiracwn o ~e respeto, nacida de la terribilidad de los objetos por sus.Cll'cunstancias o sus caractéres. 1 como el afecto de esta 1mpresion proviene a Veces de dos causas diferentes, podemos distingnir aquí dos especies de sublime : el uno de imájencs i el otro de afec- tos. Al primero p~rtenecen ::J.(luellas impresiones profun- ©Biblioteca Nacional de Colombia
  • 45. -46- das de admiracion o secreto estupor, causadas por las grandezas de las cosas. Así lo vemos en la naturaleza don- de los objetos que exitan conmociones mas fuertes, son siempre la inmensidad de los cielos, la profundidad de los mares, los estremecimientos de la tierra, las erupciones de los volcanes &.a &.a Al contemplar cosas tan formidables por su grandeza, nos hemos de sentir forzosamente embar- gados del mas grande i profundo respeto. Esta es pues la causa por que siempre merecerá el nombre de sublime, el pincel que nos representa los Tita- nes en el c.ampo de batalla, i no el que nos retrate las gra- cias en el tocador de Vénns. En efecto, cuando contempla- mos los juegos de los amores, sentimos la l.Jlanda i regalada impresion de unos objetos graciosos; mas cuando vemos el continente i brío de los hijos de la tierra poniendo a Osda sobre Pelion, tocados de lo grave de este espectáculo, me- dimos sin querer nuestras fuerzas con la de los Jigantes. Sublime en los afectos. Si en lo físico, lo grande supone grandes fuerzas, i es- tas, como hemos dicho, nos asombran; tambien en lomo- ral, lo sublime, esto es, la grandeza i estraordinario esfnerzo de Jos ánimos, constituye la elevacion del pensamiento. No es rrírsis postrado a los pies de su amada, sino Scevola con la mano sobre las llamas, el qne inspira terrible admi- racion. Por esto Jos dichos de los varones ilustres i esforza- dos producen estos afectos profundos de terror. Tal es el afecto causado por la confianza que tiene Ayax en sus fuerzas i valor, cuando envuelto en las tinieblas que J úpi- ter arrojó sobre el campo de los griegos para protejer a los troyanos, al favor de la obscuridad, levanta los ojos al cielo i en accion de <.!olor i desesperacion, esclama : " ¡Gran Dios! vnélvenos la luz del dia, i combate despues contra nosotros." No rehusaba morir, pero queria morir como un héroe a la vista de todos. Sublime fué tambien, aquella esclamacion llena de afecto, con que el inmortal Nariño a la vista del enemigo en el paso del Juanambú, exorta al combate, diciendo a sus soldados: "Los valientes que me sigan; los cobardes que se queden." Este jéncro del sublime resplandece siempre en ciertos rasgos heróicos de fortaleza, pnes nace del corazon i no de una reflexion fria i mesurada. Estos sentimientos subli- mes que procedr>n easi enton:ttli'mte de una situacion que Jos inspire, se cuuten con elocttcwues bJeves i concisas, ©Biblioteca Nacional de Colombia