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ACLARACIONES Y ADVERTENCIAS
Éste es el libro #08 perteneciente a una saga de #13 libros, adaptaré todos al
volkacio ya que es mi saga favorita y la quiero leer con ellos de protagonistas.
SINOPSIS
Horacio Pérez es un ladrón sin hogar de dieciocho años que está desesperado por una
vida diferente. Cuando sus habilidades atraen la atención del Servicio de Inteligencia
Secreto, Sam aprovecha la oportunidad.
Horacio está decidido a probarse a sí mismo cuando reciba su primera misión, robarle
un disco flash a un señor del crimen paranoico, y lo envían de manera encubierta como
el sugar baby de otro agente.
Excepto que "Viktor Volkov" no es más que un papel desempeñado por un agente
cínico del MI6, que en realidad es directo, distante y manipulador.
Pero a pesar de saber todo esto, Horacio todavía se encuentra cayendo duro por un
hombre que no existe.
🔞
Este libro contiene lenguaje despectivo, contenido explícito
de M/M, diferencia de edad, relación falsa, dinámicas bdsm,
friends to lovers, fake boyfriends y más.
CAPÍTULO 1
—Es demasiado joven.
La mujer sentada tras el enorme escritorio, le dedicó al hombre una mirada inexpresiva.
Los oscuros ojos del hombre encontraron los de ella con fijeza.
La mujer lo evaluó frunciendo los labios. El Agente 11 era uno de sus agentes menos
favoritos por esta precisa razón. Tenía... opiniones. Pertenecía a la categoría de
hombres que siempre había detestado: los hombres que siempre creían tener razón,
tan seguros de sus propias habilidades que todo el mundo simplemente aceptaba que
tenían razón. La enervaba. Personalmente, pensaba que el Agente 11 tenía problemas
con una mujer estando a cargo, pero no tenía forma de demostrarlo. Nunca se había
excedido y siempre era infaliblemente educado, incluso cuando a menudo ella podía
sentir que él estaba en desacuerdo con sus decisiones.
Desgraciadamente, ella no tenía otra alternativa más que tolerarlo. Era uno de sus
mejores agentes, si no el mejor. Su tasa de éxitos no tenía precedentes. Era
demasiado bueno como para deshacerse de él, sin importar cuánto pudiera disgustarle
su actitud.
Así que regresó su atención al muchacho en la pantalla. Para ser justos, el Agente 11
tenía un punto: el muchacho sí lucía joven. Pero difícilmente estaban en condiciones de
ponerse exigentes.
—Es un niño sin hogar ni entrenamiento —dijo el Agente 11—¿Qué puede hacer que
nuestros agentes entrenados no puedan?
Ella rechinó los dientes. ¿La creía incompetente? Aunque él estaba más cerca de los
treinta que de los veinte, comparado con ella, no era más que un mocoso. Era veinte
años mayor que él. Es cierto que ella no tenía ninguna experiencia de campo, pero no
se había convertido en la jefa del Servicio Secreto de Inteligencia Británico por ser una
idiota.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Sabía que podría decirle que hiciera su trabajo y dejara de cuestionar a sus superiores.
Pero no sería inteligente. El Agente 11 siempre era más cooperativo y eficiente, si
estaba de acuerdo con la misión.
—Quieres usar a un inexperto niño inocente para robarle información sensible a un jefe
del crimen Polaco.
Ella enfrentó su mirada sin pestañear, haciendo caso omiso a su tono inexpresivo.
—Está más que experimentado para el trabajo. Ese “niño inocente” ha estado
cartereando desde que tenía seis. Nuestras fuentes en las pandillas de Londres
—múltiples fuentes— dijeron que es el mejor que hay. Su apodo es Shadow por un
motivo. Al parecer es casi imposible atraparlo, incluso cuando sabes que va a robarte.
Es así de bueno.
Creyó que el Agente 11 lucía algo interesado ahora, pero como de costumbre, era difícil
leer su rostro.
—El Agente 19 no es adecuado para esta misión —escupió ella—. No puede jugar el
papel del adinerado y hedonista hombre de negocios, ni puede ser un Sugar Baby
convincente.
Se sentía algo ridícula al decir las palabras “Sugar Baby” en una conversación seria,
pero le gustaba ser directa. Eso era lo que necesitaban para la misión, después de
todo: dos agentes para ir encubiertos en un crucero, un lujoso y exclusivo crucero, para
gente rica que tenía una debilidad por las pets jóvenes. El Agente 19, pese a todos sus
considerables talentos en hurto, desbloquear cerraduras y piratería informática, era un
veinteañero corriente con un feo caso de acné. Era más adecuado para las misiones
que requirieran agentes anónimos, que pudieran mezclarse con la multitud.
Definitivamente no era apto para la misión de Brylsko. Nadie creería que un rico
hombre de negocios estaría interesado en tener al Agente 19 como su pet, y el Agente
19 también era demasiado joven para jugar el rol de un millonario Sugar Daddy.
—¿Y crees que este chico vagabundo puede interpretar a una pet creíble? Incluso
aunque pudiera hacerlo, probablemente se desmoronaría bajo presión. Hurtarles a
personas al azar es una cosa. Robarle una memoria USB a un paranoico señor del
crimen, y devolverla sin que él lo note es otra cosa.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Ella se pellizcó el puente de la nariz. La peor parte era que sabía que las
preocupaciones del Agente 11 eran válidas. No por primera vez, deseó poder
simplemente eliminar al objetivo y conseguir la memoria USB pero no era posible. No
podían arriesgarse.
Definitivamente el muchacho en la pantalla era atractivo. Era más alto que la media,
ligeramente musculoso con piernas largas y una bonita sonrisa. Era moreno, y
resaltaba su cabello pelirrojo, pero su piel sólo acentuaba sus brillantes ojos bicolores y
el tono rojizo de sus labios. Sus ojos enmarcados con esas pestañas largas
probablemente eran sus mejores rasgos. De acuerdo, el pelo rojo era algo lamentable,
pero a algunas personas les gustaba el color. La generosa boca bien contorneada del
muchacho, le daba una apariencia vulnerable, lo cual es algo que sin dudas atraería
algunos tipos viejos que disfrutaran de compañía más jóven.
Ella lo miró y levantó una ceja. Habría creído que fue lo bastante evidente.
—Con todo respeto, señora, no puede estar hablando en serio. Sabe que yo no puedo.
Un surco surgió entre sus oscuras cejas. Claramente no era la respuesta que
esperaba.
Ella suprimió un suspiro. Era cierto que ir de encubierto como un hedonista Sugar
Daddy podría arruinar la tapadera del Agente 11 en una de sus más importantes
misiones a largo plazo. Pero no era algo que no hubiera considerado antes.
—Sí, señora.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Lea el archivo del muchacho —dijo—. Será quien lo reclute, así que familiaricese con
sus antecedentes. Es bastante estándar, en lo que refiera a antecedentes. Nacido de
una madre soltera, sin padre conocido. La madre murió cuando él tenía cuatro años.
Cáncer. Un pariente lo llevó con él. Nuestras fuentes nos señalaron que el niño fue
emocionalmente abusado por sus familiares, quizás físicamente también —Ella se
encogió de hombros, incómoda con el tema—. En cualquier caso, él escapó cuando
tenía seis. Creemos que se unió a la pandilla de Ed Tucker y empezó a robar a cambio
de protección y un techo sobre su cabeza —Ella miró al agente—. No creo que le sea
fiel a la pandilla. Aprovechese del anhelo del muchacho por una vida estable y un
hogar. Estoy segura de que no debo enseñarle como manipularlo.
—No, señora.
Un músculo en la mandíbula del Agente 11 tembló. Ambos sabían que un agente senior
como él, tenía mejores cosas para hacer que entrenar novatos.
Después de todo, no era ni ciega ni estúpida. Estaba muy consciente de que él era el
más probable candidato para su reemplazo.
CAPÍTULO 2
La mujer apestaba a dinero.
Quizás ni siquiera tuviera que buscar a alguien más. Necesitaba seiscientas libras —el
mínimo que Tucker había fijado para él—, por lo que esperaba que la mujer tuviera
suficiente dinero consigo.
La pregunta era, ¿qué hacía alguien como ella en esta parte de Londres?
No es que fuera de su incumbencia ni nada. Ella sólo era un objetivo y tenía que
pensar en ella como en su objetivo, nada más. Tenía un trabajo que hacer, y no podía
darse el lujo de ser escrupuloso con su trabajo si no quería ser el saco de boxeo de
Tucker esta noche —o algo peor.
No por primera vez, quería patear a su joven "yo" por haber aceptado alguna vez la
protección de Tucker. Para ser justos, sólo tenía seis años en ese entonces, un
escuálido mocoso, fácil de atrapar, asustado e indefenso. En aquel momento, la
protección de Tucker le pareció un regalo del cielo. Ahora lo sentía como alguna forma
de esclavitud, con las demandas crecientes de Tucker. Horacio sabía que Tucker jamás
lo dejaría abandonar su pandilla. Era el ganso dorado de Tucker, capaz de llevarle más
dinero que todos los otros chicos juntos. Nunca sería libre.
Horacio sacó su propio teléfono maltratado —un viejo Nokia, rayado y deteriorado pero
indestructible— y caminó hacia la mujer, con los ojos fijos en su teléfono. Nada
sospechoso. Sólo otro adolescente texteándose con sus amigos y sin prestar atención
hacia dónde iba.
Horacio chocó contra la mujer, murmuró sus disculpas y se alejó, con su billetera bajo
la chaqueta.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Sus ojos se ensancharon cuando vio su contenido. Dinero. Muchísimo dinero. ¿Y eran
esos diamantes?
Horacio maldijo por lo bajo. Estúpido. Debería haber sospechado algo. Había sido
demasiado fácil, incluso para él.
—Mételo al coche —dijo la misma voz. Dos fornidos hombres agarraron los brazos de
Horacio y lo arrastraron hacia la furgoneta negra estacionada a la vuelta de la esquina.
Los tipos lo empujaron adentro, pero no entraron con él; Horacio oyó a uno de ellos
ocupando el asiento del conductor y al otro el del copiloto.
Cuando Horacio empezó a preguntarse si debería intentar escapar del vehículo, otro
hombre entró en la caja trasera de la camioneta y se sentó frente a él.
Horacio lo miró con cautela. No reconoció al hombre. Tenía pelo gris oscuro y ojos
sombríos, su piel era pálida o así era su tono natural —Horacio no podía decidir cuál
era el caso. Vestía pantalones negros y una camiseta simple con cuello de tortuga que
no hacía nada por esconder su cuerpo alto y musculoso.
Horacio parpadeó.
—Siniestro.
—Podría hacerlo aún más siniestro —su voz era increíblemente profunda y atractiva, el
tipo de voz que llamaba la atención de la gente—. Tú eres Horacio Pérez, tienes
dieciocho años, y eres parte de la bandita de ladrones de Ed Tucker.
Era muy atractivo, algo que Horacio notó con incomodidad y molestia.
No era como si tuviera un problema con los hombres guapos; era solo que... no le
gustaba el efecto que tenían en él. Horacio tendía a sonrojarse, tartamudear y hacer
cosas estúpidas con tipos guapos (que siempre eran heterosexuales o no estaban
interesados en él, lo que hacía que todo fuera aún más mortificante). Las hormonas
eran horribles y tenía dieciocho años.
—Ese es el problema —dijo el hombre—. Estás en problemas. Robaste veinte mil libras
y un brazalete de diamantes a un respetable ciudadano...
—¿Qué quieres?
—No para nadie tan emocionante, me temo —dijo el hombre—. Trabajo para el SIS.
—Demuestralo.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Te das cuenta de que ser un Agente de la Inteligencia Secreta no es algo que uno
publica, ¿verdad?
—Mentira —dijo Horacio —. Si realmente eres un agente del MI6, tendrás algún tipo de
identificación para demostrarle a la policía que tus acciones son apoyadas por el
gobierno. Es terriblemente poco práctico que tus superiores te tengan que sacar de los
problemas todas las veces.
Por primera vez, Horacio vio algo como aprobación en esos ojos grises y tuvo que
luchar contra el rubor que amenazaba con colorear sus mejillas. Agg. Hormonas.
—Me gustas, cherry —dijo el hombre (lo que realmente no ayudaba con lo de
ruborizarse)—. Y normalmente, tendrías razón. Pero hablando estrictamente, a los
Agentes del MI6 no se les permite realizar operaciones en su propio territorio, por lo
que tener una identificación real no ayudaría. La mayoría de nuestros Agentes de
campo llevan identificaciones falsas emitidas por el MI5.
—¿Pero tú no?
—Pertenezco a una división especial que no tiene ID. Me conocen como el Agente 11 o
A11.
—¿Agente 11? ¿Enserio? ¿Me vas a decir que también está el Agente 007?
—No, James Bond y los doble cero no son reales. Pero MI6 lo es. Y algunos de
nosotros tenemos nombres clave.
—Información clasificada.
Horacio sonrió.
Horacio se recostó en su asiento y colocó sus piernas en el asiento opuesto, al lado del
agente.
—Entonces, si acepto trabajar para el MI6, ¿tendré un nombre clave también? ¿Puedo
elegir el número?
—Mueren.
—Precisamente.
—Claro —dijo Horacio con una sonrisa incómoda antes de fruncir el ceño—. Y deja de
llamarme cherry.
Horacio se habría burlado y habría girado los ojos, pero la mirada dura y seria en la
cara del agente lo hizo dudar. Tenía la sensación de que este hombre no era de los
discursos patrióticos vacíos.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Hablas en serio.
—Por supuesto que sí —El Agente 11 suspiró—. Mira, no es un trabajo bonito. A veces
te verás obligado a hacer cosas, cosas que odiarás absolutamente, cosas que te harán
vomitar y querer evitar tu reflejo en el espejo —El Agente 11 le dio una sonrisa que no
le llegaba a los ojos—. Créeme, si realmente no crees que estés haciendo lo correcto,
que tu país necesita que abandones todo y sigas adelante, no durarás mucho en el
Servicio Secreto.
—Eres un reclutador pésimo —dijo Horacio — ¿No se supone que debes convencerme
de que estaría loco por no aceptar una oferta de trabajo como esta?
—Probablemente.
Horacio lo tomó como una confirmación de que se le había ordenado al agente que lo
reclutara, una orden con la que estaba claramente en desacuerdo pero que se vio
obligado a seguir.
—Eres muy joven —dijo el Agente 11—. Este estilo de vida no es seguro para los
niños.
—Sin ofender, Agente 11, pero mi estilo de vida actual tampoco es exactamente seguro
—vaciló— ¿Para qué tipo de misión me quieres?
—Información clasificada.
—¿Dónde firmo?
El Agente 11 tocó el pequeño audifono que Horacio ni siquiera había notado hasta
entonces.
—Está adentro —dijo el Agente 11, con su postura relajada pero sus ojos sombríos.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 3
La vida de un aprendiz del MI6 no era tan glamorosa como Horacio había imaginado
que sería.
Por un lado, la sede central, no el edificio SIS en Vauxhall que el público conocía, lo
asustaba un poco. Había cámaras por todos lados. Todo el edificio era inteligente, y
había vigilancia electrónica incluso en el retrete. Le llevó algo de tiempo
acostumbrarse. Afortunadamente, aunque tuvo que compartir su habitación en el centro
de entrenamiento con otro aprendiz, la habitación no tenía cámaras de seguridad, lo
que al menos les proporcionaba un mínimo de privacidad.
Al menos todo el entrenamiento físico parecía estar dando sus frutos: sus brazos
comenzaban a verse bastante bien, y si se miraba cuidadosamente al espejo, Horacio
ya podía ver algo que se parecía a una tableta de seis. O al menos una tableta de
cuatro.
Sin embargo, no era como si pudiera usar sus nuevos y brillantes músculos para
conseguir chicos calientes; la mayoría de las veces, Horacio estaba tan cansado
después de sus sesiones de entrenamiento que simplemente se plantaba en su cama y
dormía como un muerto.
Horacio no podía recordar haber dormido tan bien, no desde... quizás no desde que su
madre murió. No es que él pudiera recordar mucho de su madre. A veces, pensaba que
podía recordar un abrazo cálido y seguro y una voz suave cantando una canción de
cuna, pero esos recuerdos eran borrosos, como un sueño. Él no sabía si eran reales o
no Era tan malditamente injusto que no pudiera recordar gran cosa de su madre, pero
pudiera recordar perfectamente la burla en el rostro de su tío, cada palabra odiosa que
le había dicho. Pequeño mocoso inútil, tu madre debería haberte abortado cuando tuvo
la oportunidad. No eres más que una carga. Un parásito.
Después de vivir dos años con la furia inducida por el alcohol de su tío, Horacio se
había escapado, pero esas palabras se habían quedado con él. Se juró a sí mismo que
nunca más sería una carga para nadie.
En general, Horacio se consideraba afortunado. Podría haber sido peor; Podría haber
sido mucho peor. Su tío nunca lo había lastimado físicamente. Nunca se había visto
obligado a dormir fuera en el invierno. Por supuesto, estar bajo la “protección” de
Tucker no era mucho mejor.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Comparado con su vida anterior, la vida de un aprendiz del MI6 fue fácil y agradable. A
Horacio no le importó que pareciera ser el único inscrito en un programa de
entrenamiento tan intenso.
—Estoy tan celoso de ti —dijo Kira, otra aprendiz, dos semanas después de su
entrenamiento mientras Horacio tomaba un raro descanso para almorzar—. Pregunté
por ahí. El programa de entrenamiento acelerado es para casos especiales. Eso
significa que pronto tendrás una verdadera misión.
Horacio asintió. Tenía la sospecha de que había sido reclutado con una misión
específica en mente. Tenía mucha curiosidad por saberlo y estaba un poco nervioso.
Pero antes de que pudiera decir nada, notó que la atención de Kira estaba en otra
parte.
—Ese Agente Especial nos está mirando —susurró Kira con entusiasmo.
Se quedó inmóvil cuando vio al Agente 11. No había visto al agente desde que entregó
a Horacio en las instalaciones de entrenamiento hace semanas.
El Agente 11 era tan irritantemente caliente como lo recordaba. Los hombros y brazos
del hombre se veían injustamente bien con ese traje y el contraste entre su camisa
blanca y su pálido cuello era…
Horacio apartó los ojos y se dijo con severidad que dejara de engullir a hombres
heterosexuales. En las últimas semanas, había escuchado lo suficiente sobre el Agente
11 para saber que el tipo era heterosexual como una flecha. Aparentemente, el agente
no temía usar su cuerpo si la misión lo requería y había seducido a innumerables
mujeres, si se creía en los rumores.
—¿Estás bromeando? ¡No es común que los Agentes Especiales se molesten con los
novatos! Son la élite, lo mejor, la parte superior de la cadena alimenticia, la...
—Solo quieres follártelo —dijo Horacio con una sonrisa, tratando de reprimir el impulso
de mirar atrás hacia al Agente 11. Hetero, hetero, hetero. Maldita sea, ¿alguna vez
aprendería?
—Por supuesto que sí —dijo Kira sin vergüenza— ¿Quién no? Pero ese no es el punto.
Los Agentes Especiales, literalmente, nunca vienen aquí. Hay, como, veinte de ellos en
total, y todos están por lo general muy encubiertos... ¡Dios mío, viene hacia aquí,
Hache!
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Pérez —dijo el Agente Brown con voz entrecortada—. El Agente 11 ofreció hacerse
cargo de tu entrenamiento en Tortura e Interrogatorio que estaba programado para esta
tarde. VE CON ÉL.
Horacio miró al Agente 11. La cara del hombre era imposible de leer. Solo sacudió la
cabeza, haciendo un gesto a Horacio para que lo siguiera, y se alejó. Horacio luchó por
alcanzarlo.
—¿Qué?
—¿Eres huérfano? He preguntado por ahí, y la gran mayoría de los aprendices son
huérfanos. Tengo una teoría de que el MI6 prefiere reclutar huérfanos, que es como…
¿jodido? Y un poco aterrador, para ser sincero, porque la razón es bastante obvia,
¿no? Quiero decir…
El Agente 11 se rio.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Respira, Hache.
Horacio se sonrojó.
—Estoy respirando. No estoy nervioso Es solo que... deberían haber nombrado a este
curso de entrenamiento de forma diferente, ¿no crees? La tortura y el interrogatorio
suenan espeluznantes.
—Voy a transmitir tu sugerencia a los de arriba —Pero luego la alegría en sus ojos
desapareció, reemplazada por algo sombrío y duro—. Siéntate, Horacio.
Horacio se sentó en la única silla en la habitación. ¿Por qué estaba tan oscuro aquí?
—Siniestro —dijo con una sonrisa que sonó dolorosamente torpe y nerviosa incluso
para sus propios oídos. Probablemente no estaba engañando a nadie—. Entonces,
¿vas a torturarme ahora?
Horacio parpadeó.
—¿Qué?
Los sensuales labios del Agente 11 se torcieron en algo que no era del todo una
sonrisa.
—Es normal estar razonablemente nervioso. Estar nervioso no te hace débil. La clave
es no dejar que tus nervios tomen lo mejor de ti. Algo de nervios puede ser útil en el
campo, en realidad. Pueden hacerte menos imprudente.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Ya no —dijo el agente—. Pero no soy un novato. No tengo dieciocho. Tengo una
década de experiencia en la que puedo confiar.
—¿Una década? ¿Cuántos años tienes? —Era difícil determinar la edad del tipo.
Podría estar entre veinticinco y treinta y cinco. Pero, de nuevo, los hombres con la
estructura facial del Agente 11 y la tez bronceada podrían verse ridículamente bien
incluso en su cuarentena. Era tan jodidamente injusto.
—No eres divertido —miró al otro hombre con curiosidad— ¿Así que no me vas a
torturar e interrogar? ¿Qué se supone que debo aprender, entonces?
—La única forma infalible de evitar la tortura y el interrogatorio es no ser atrapado. Eso
es lo que te enseñaré.
—Sí. Pero me temo que no es tan emocionante como crees —El Agente 11 le devolvió
la sonrisa.
Dos horas más tarde, Horacio estaba inclinado a aceptarlo. El trabajo encubierto
sonaba como un montón de trabajo. Trabajo tedioso y difícil que requiría mucho estudio
y preparación.
—La clave para ser un buen agente encubierto es conocer tu cobertura tan bien que
puedas pensar y actuar como tu tapadera sin forzarla. Un momento de pausa, una
ligera vacilación, hará que tu tapadera se destape.
—Sí.
Horacio comenzó a preguntarse si había cruzado alguna línea cuando el Agente 11 dijo
en voz baja:
—Me ordenaron matar a un espectador inocente, una mujer embarazada que fue
testigo de algo que no debía ver. No pude. La ayudé a escapar.
—Me llevó once meses infiltrarme en esa red de tráfico sexual. Después de que mi
tapadera fuera destapada, le llevó al MI6 otros dos años conseguir meter a otro agente.
—He leído los informes —dijo el Agente 11, su voz normalmente rica sonaba hueca—.
Había niños entre esos trabajadores sexuales. El niño más joven tenía ocho años, el
niño superviviente más joven —miró a Horacio a los ojos y sonrió— ¿Todavía crees
que hice lo correcto? —Horacio lo miró fijamente, incapaz de formar palabras. Si el
Agente 11 no se hubiera descubierto por salvar a esa mujer, podría haber salvado a
esos niños años antes. Podría haberlo, lo habría...
—Es suficiente por hoy. Tenemos una reunión previa a la misión mañana a las ocho.
Después de eso, tendremos una semana para perfeccionar nuestras tapaderas.
El agente solo asintió, algo parpadeó en sus ojos, antes de salir de la habitación.
—¿Qué?
Y luego se fue.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 4
La planta administrativa era intimidantemente silenciosa, un marcado contraste con el
centro de entrenamiento, que siempre era ruidoso y estaba lleno de gente. Horacio
normalmente no tenía la autorización para estar en esa planta, pero Claudia, la
secretaria del jefe, le había informado que durante el tiempo de esta misión tendría la
autorización necesaria.
Horacio tomó asiento junto al Agente 11, frente al hombre de mediana edad con gafas.
—Horacio —dijo la mujer, obligando a Horacio a mirarla, lo cual había estado evitando
desde que entró en la habitación. La mirada penetrante de la mujer lo desconcertó un
poco—. Sé que todavía eres un aprendiz y tienes un largo camino por recorrer hasta
que completes tu entrenamiento, pero lamentablemente, no tenemos agentes
disponibles que se ajusten a los criterios para esta misión, así que no tenemos más
remedio que enviar a un aprendiz. Confío en que harás bien el trabajo. Si lo haces, tu
entrenamiento se acelerará y serás el Agente Pérez en menos de dos meses.
Una mirada dura de la mujer “Amanda” silenció al hombre. Horacio sabía que su
nombre probablemente no era Amanda. Se decía que nadie, salvo unos pocos altos
ejecutivos seleccionados en el gobierno, conocía el verdadero nombre del Jefe. Dentro
del Servicio Secreto, Amanda simplemente era conocida como “C”. Ella era la figura
oculta detrás del Jefe del SIS que el público en general conocía, que no era más que
un señuelo. A veces todo ese secreto le parecía un poco exagerado a Horacio antes de
recordar que había una buena razón para ello. Normalmente trataban con terroristas.
—William, por favor describe los parámetros de la misión—le dijo Amanda al hombre
con anteojos. Echando un vistazo a Horacio, agregó para su beneficio—. William
Mason es el jefe de nuestro departamento de inteligencia.
Horacio asintió agradecido, un poco sorprendido por lo amable y considerada que era
Amanda. Echó un vistazo al Agente 11 y encontró los labios del agente torcidos en una
sonrisa sardónica. Extraña.
—Este es Milosz Brylsko, de cuarenta y tres años, un jefe del crimen polaco. Su
organización es parte de un círculo criminal de Europa del Este. Brylsko es de
particular interés para nosotros, porque es el responsable de suministrar armas a otros
miembros del círculo —Los labios de Mason se fruncieron—. Si nuestra información es
correcta, recientemente empezó a vender armas nucleares a varios gobiernos
europeos.
Horacio se removió en su asiento, mirando al Agente 11, pero su cara era inescrutable.
Probablemente ya sabía todo esto.
—Tenemos motivos para creer que Brylsko tiene una fábrica nuclear subterránea en
uno de los países del tercer mundo, pero no tenemos pruebas. Hasta ahora no hemos
podido localizarla. Localizar la fábrica es uno de los principales objetivos de la misión.
El otro es saber qué países compraron ya armas nucleares a Brylsko. El problema es
que Brylsko es extremadamente cuidadoso y paranoico. No hay llamadas telefónicas o
correos electrónicos sobre armas nucleares que podamos rastrear. No hay una sola
referencia en los ordenadores de su organización, al menos las conectadas a la red y
nuestros mejores hackers no pudieron encontrar nada útil. Pero nuestro topo ha podido
saber que Brylsko conserva los datos más confidenciales en un USB que siempre lleva
seguro consigo. Necesitamos esa USB. Y tenemos que devolver el USB a la posesión
de Brylsko, sin que él lo sepa. Es por eso que necesitamos un ladrón excepcional para
esta misión, Pérez.
—¿Por qué necesita volver a colocar el USB? —Esa parte del plan hizo que la tarea,
por lo demás directa, fuera mucho más desafiante. Si Brylsko realmente era tan
paranoico como Mason decía, entonces probablemente verificaría constantemente que
el USB todavía estuviera allí. ¿Tendrían siquiera tiempo suficiente para descifrar el
código de acceso, copiar los datos cifrados y volver a colocar el USB? Fue Amanda
quien respondió, su tono cuidadoso.
—Porque hay información muy sensible en esa memoria USB. No queremos que nadie
sepa que estamos en posesión de ella. Es por eso que muy pocas personas conocen
esta misión.
El Agente 11 resopló.
Curioso, Horacio miró entre el agente y el Jefe de SIS. ¿Era su imaginación, o estos
dos se odiaban el uno al otro?
—Le daremos un USB que se ajuste a la descripción que nos dio nuestro topo. Lo
cambiará por el original. Eso debería engañar a Brylsko por el momento mientras copia
los datos y devuelve el USB original. Sin embargo, no sabemos con qué frecuencia
Brylsko accede a los datos del USB, por lo que idealmente, tendrás que averiguarlo
antes de continuar, sin comprometer tu tapadera, por supuesto —carraspeó de
nuevo—. Ahora, sobre tu tapadera. Brylsko es extremadamente paranoico.
Normalmente, es imposible acercarse a él sin que esté rodeado de guardaespaldas y
sin someterse a exhaustivas revisiones de antecedentes. Pero sabemos que a fin de
mes, estará en un exclusivo crucero de lujo que abastecerá a... personas ricas con los
gustos particulares de Brylsko.
Mason hizo una pausa y se movió en su asiento. Horacio lo miró, preguntándose por
qué el hombre parecía tan incómodo.
—Brylsko tiene un gusto por las pets jóvenes— respondió Amanda en su lugar, su tono
neutral—. Muy jóvenes, pero sobre todo por encima de la edad legal. Por lo que
sabemos, él no los coacciona. A él le gusta que estén dispuestos. Le gusta ser...
generoso con ellos, llenarlos de lujos. Supongo que aumenta su ego.
Horacio lo pateó por debajo de la mesa (¡tenía dieciocho años, no era un niño!) Y
estaba a punto de decir algo mordaz cuando un pensamiento lo detuvo.
—Espere. ¿Quieres que sea su Sugar Baby? ¿El Sugar Baby de Brylsko? —intentó no
mostrar lo incómodo que le resultaba el prospecto.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Nada tan drástico —dijo Amanda—. Serás una de las “pets” puestas en una subasta.
La probabilidad de que Brylsko se fije en ti y te quiera es bastante pequeña. Serás
comprado por nuestro agente.
Mason suspiró.
—Sí. Los organizadores de los cruceros tienen una subasta privada para pasajeros
ricos a quienes les gustaría comprar lo que llaman “esclavo”. Los esclavos no son
realmente esclavos. Es solo una fantasía enfermiza para ricos y pervertidos. Hemos
verificado: los esclavos entran voluntariamente al acuerdo y todo el dinero de su venta
va a sus cuentas bancarias. Literalmente son solo mujeres y hombres jóvenes que
buscan un papi rico y quieren jugar la fantasía de tener dueños —Mason le dirigió una
mirada penetrante al Agente 11—. Quiero dejar en claro que la subasta no es nuestro
objetivo. Déjala en paz, A11. Es sombrío, pero no lo que nos preocupa al MI6. No
juegues al héroe.
El Agente 11 asintió.
—Trataré de contenerme.
Horacio deseaba verse tan bien como el Agente 11 cuando estaba siendo sarcástico.
—Si tienes un problema con la forma en que realizo las misiones, no es demasiado
tarde para elegir otro agente, señora. Sabes que esta misión podría arruinar mi
tapadera a largo plazo.
—Ya hemos pasado por esto, A11. Tu otra tapadera no se verá comprometida.
Horacio miró entre ellos con curiosidad. Pensó en preguntar de qué se trataba, pero
luego se le ocurrió algo más. Miró al Agente 11.
—Sí, lo hará —dijo Amanda, su voz como el acero, sus ojos taladrando al agente—.
Como dijo William, Brylsko es extremadamente paranoico. No tengo dudas de que
revisará los antecedentes de todos los pasajeros. No sabemos cuán exhaustivos serán.
Si tu tapadera falla, tu otra tapadera, la que probablemente descubrirá Brylsko, lo
mantendrá a salvo. Solo pensará que estás demasiado avergonzado por tus fantasías
pervertidas para reservar el crucero con tu nombre real.
Mason le lanzó una mirada algo preocupada al agente antes de volverse hacia Horacio
y darle una carpeta.
—Estudia esto. Eres Horacio Laurent “Hache”, un huérfano con pocos medios para
mantenerte, pero con gusto por las cosas caras. Te gustan los hombres mayores,
especialmente si te pueden dar el estilo de vida que deseas. Desde que tenías
dieciséis años, has estado en varios servicios de citas en línea, atendiendo a Sugar
Daddies y Sugar Babies. Has escuchado sobre el crucero, a través de un amigo de un
amigo: el crucero tiene cierta reputación en ciertos círculos, por lo que es plausible.
Horacio cogió la carpeta y la miró ansiosamente, con su mente yendo a cien millas por
hora.
—Si alguno de vosotros tiene alguna pregunta, búsquenme —dijo Mason—. Tienes
seis días para preparar a Horacio Tendremos una reunión informativa final antes de que
Horacio viaje a Turquía. Tú te irás una semana después.
—¿No eres hetero? ¿Estás seguro de que puedes jugar convincentemente a ser un
Sugar Daddy gay?
—Porque ya hemos intentado atrapar a Brylsko antes. Nuestro agente fue descubierto.
Pero en lugar de simplemente matarlo, Brylsko hizo mucho alboroto sobre tener al
Servicio Secreto de Inteligencia Británico “espiando ilegalmente” a un 'hombre de
negocios honesto—Los labios del Agente 11 se torcieron—. Brylsko tiene muchas
conexiones con el gobierno polaco y la UE6, y técnicamente, no hay pruebas
concluyentes de que sea algo más que un empresario. Es muy bueno en cubrir sus
huellas, el tipo resbaladizo que siempre tiene un plan de contingencia para todo. Eso
colocó al Reino Unido en una posición muy difícil. Oficialmente, esta misión no está
respaldada. Necesitamos pruebas de sus acciones, pero no podemos permitir que nos
pillen nuevamente. Brylsko y el gobierno polaco tienen demasiada influencia política
gracias a ese fiasco.
—Y queremos recuperar la posición —dijo Horacio— ¿Pero sin alertar a Brylsko para
que no cubra sus pistas otra vez?
Interiormente, gimió.
Estúpidas hormonas.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 5
Las sesiones de entrenamiento encubiertas con el Agente 11 de la siguiente la semana
fueron extrañas y educativas. Eran fascinantes en cierto modo, las lecciones más
tradicionales de Horacio no lo eran. El Agente 11 destruyó por completo la mayoría de
las nociones preconcebidas que Horacio había tenido sobre la vida de un agente
secreto.
—Antes que nada, olvídate de todo lo que has visto en las películas de espionaje —dijo
el Agente 11, agarrando el rifle con sus manos con calma y eficacia—. La mayoría de
las veces, no participamos en persecuciones de coches llenos de adrenalina,
explosiones y disparos. La mayoría de las veces, pasarás inadvertido, integrándote y
reuniendo información de inteligencia de cualquier organización criminal en la que se te
haya ordenado que te infiltres. En realidad no es tu trabajo entrar con armas de fuego.
Hay otras divisiones para eso.
—¿De verdad estás diciendo que nunca has tenido ninguna misión de matar? —dijo
Horacio, sin molestarse en ocultar su escepticismo.
—No —El Agente 11 colocó el rifle en un bípode montado en el frente, miró a través de
él y realizó pequeños ajustes en las miras—. Estoy diciendo que cuando me ordenan
matar, es silencioso y discreto, sin explosiones involucradas. Pero las misiones de
eliminación son bastante raras. No es nuestro trabajo principal.
—Entonces, ¿cuál es nuestro trabajo principal? —dijo Horacio, cada vez más
confundido— ¿Infiltración?
Finalmente, el otro hombre disparó, el sonido ensordecedor incluso con los protectores.
El retroceso puso el rifle en su hombro, pero el Agente 11 ni siquiera parpadeó.
Lamiéndose los labios, Horacio intentó pensar en algo desagradable. No, no le excitaba
ver a un chico caliente manejar un arma. No, no, no. Pero podría ser que tuviese algún
fetiche por la gente competente.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—¿Qué estabas diciendo? —dijo el Agente 11, quitando los protectores auditivos de
Horacio y luego los suyos.
—Nuestro trabajo principal es mirar a alguien a los ojos y mentir. Debes poder mentir
tan bien que puedas engañar incluso a alguien que te conoce para que piense que no
eres en realidad tú.
—Porque las cosas rara vez son perfectas como en los libros de texto, sin importar lo
bueno que seas. Por supuesto, si eres un buen mentiroso, puedes improvisar y hablar
para salir de los problemas en lugar de recurrir a la fuerza bruta. Eso siempre es
preferible, pero no siempre es posible. El Agente 11 guardó el rifle y miró atentamente a
Horacio— ¿Has estudiado tu tapadera para la misión?
—Por supuesto.
Horacio asintió después de vacilar. Había investigado y había tenido mucha confianza,
pero la mirada evaluadora del Agente 11 lo hacía cuestionarse a sí mismo nuevamente.
—Ya veremos —dijo el Agente 11 suavemente, sacando a Horacio del campo de tiro y
llevándolo a la habitación vacía más cercana. Cuando la puerta se cerró detrás de
ellos, él dijo—: Desnúdate.
Horacio lo miró.
—¿Por qué?
—Estaré desnudo durante la subasta —dijo —. Quieres comprobar qué tan cómodo
estoy con estar desnudo frente a una audiencia.
La aprobación silenciosa en los ojos del agente causó que la calidez se rizara en la
parte inferior de la barriga de Horacio, y una vez más, Horacio tuvo que reprimir el
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Sí —dijo el Agente 11—. Eres Hache, un chico aventurero que voluntariamente se
inscribió en una subasta ilegal, en busca de un Daddy rico y dulce para que se hiciera
cargo de sus necesidades. La desnudez no te molesta. Te gusta la atención. Sabes que
te ves bien. Estás orgulloso de tu cuerpo y quieres exhibirlo para atraer la mejor
captura posible —El Agente 11 lo miró pensativamente—. Estás emocionado. Quizás
incluso excitado. Umm... sonrojarse también sería aceptable. No eres necesariamente
una virgen sonrojada, pero eres lo suficientemente inteligente como para entender que
a algunos hombres poderosos les gusta la falsa inocencia. Ahora muéstrame eso,
Hache.
No, él no lo hacía. El Agente 11 era hétero. Horacio probablemente lucía patético ante
él, arrodillado en un suelo frío, pálido y desnudo, y un poco excitado. Las mejillas de
Horacio le ardían por la humillación.
—¿Qué pasa? —dijo el agente, acercándose—. Lo estabas haciendo muy bien, pero
ahora estás tenso e incómodo.
—No lo hagas —dijo el Agente 11, apartando el ligero flequillo de Horacio de sus ojos.
Horacio obedeció.
—No lo haces. Créeme, no tienes motivos para sentirte cohibido. Eres exactamente del
tipo que desearían esos imbéciles ricos.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Horacio.
—Puedo ser heterosexual, pero no soy exactamente nuevo en esto —dijo el Agente
11—. He estado pretendiendo ser un hombre gay durante los últimos años, para otra
misión.
—Se supone que no debería estar hablando de esto contigo. Tú no tienes autorización
de seguridad.
—¿Por favor?
—Eres una puta amenaza —suspiró cuando Horacio sonrió—. Tengo que enamorar al
heredero de uno de los hombres más ricos del Reino Unido, de quien se sospecha... es
responsable de una serie de crímenes internacionales muy graves. Mi tapadera debe
ser a prueba de balas. Necesita ser lo suficientemente buena como para resistir
cualquier cantidad de escrutinio. Por eso lleva tanto tiempo.
—¿Viagra?
—Si es necesario. El tipo es lo suficientemente bonito como para ser confundido con
una mujer, por lo que puede no ser necesario—miró a Horacio—. Mi punto es que he
estado pretendiendo con éxito ser un hombre gay durante años. Me gustaría pensar
que sé de lo que estoy hablando.
—Buen trabajo, Hache —dijo el Agente 11, colocando una mano grande y callosa en la
nuca de Horacio.
—Estás listo.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 6
En cualquier otra circunstancia, a Horacio le hubiera encantado estar en un crucero por
el Mediterráneo, especialmente cuando el barco era como un hotel de cinco estrellas,
incluyendo mesas llenas de cristalería y palmeras en macetas. Por supuesto, no había
visto gran parte de la nave antes de ser conducido a un camarote enorme, debajo de la
cubierta, que servía de cabina temporal para todos los chicos y chicas que participaban
en la subasta.
Para distraerse, miró a los otros chicos y chicas. Había alrededor de dos docenas de
ellos, y todos parecían asombrosamente hermosos y confiados. No importaba lo mucho
que había estudiado su tapadera, Horacio se sentía como un fraude, como si en
cualquier momento notarían que no pertenecía a esto.
—¿Nervioso?
Una chica de su edad le sonreía con simpatía. Ella era muy pequeña y muy bonita, con
el pelo largo y dorado y enormes ojos azules.
Horacio asintió. Estaba contento de tener una tapadera de novato; no creía que hubiera
podido tener una tapadera de alguien con experiencia en esto.
La niña la sacudió.
—Soy Martha ¡Encantada de conocerte! —Ella pasó su brazo por el suyo y le sonrió—.
No estés nervioso, cariño. Estarás bien. Mi mejor amiga participó de este crucero el
año pasado y no podría estar más feliz con su Sugar Daddy.
Martha sonrió.
—Lo he visto. Tiene solo cuarenta y cuatro y folla bien. La trata como una princesa.
Estoy tan celosa que espero que me compre alguien más o menos bueno.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Horacio apenas se detuvo para no encogerse. Era difícil creer que todas estas
personas aparentemente normales realmente quisieran ser compradas como esclavos.
Para ser justos, sabía que el dinero probablemente no era la única motivación para
ellos. Según su investigación, a algunos Sugar Babies les gustaba la sensación de
seguridad, la sensación de ser atendidos y cuidados. A algunos les gustaba realmente
hacer que hombres mayores, o mujeres, se sintieran jóvenes de nuevo y se les
brindara consuelo y afecto después de un día estresante. Horacio también sabía que
algunos de ellos realmente se excitaban siendo pets y se excitaban sirviendo a otras
personas. Y, por supuesto, algunos Sugar Babies solo lo hacían por dinero.
—¿Qué estás buscando? —dijo Horacio— ¿Una relación completa o una compañía
mutuamente beneficiosa?
—Estoy abierta. Quiero decir, obviamente no voy a firmar un contrato de todo incluido
con alguien que no me atraiga razonablemente, pero estaré bien con todo lo demás,
siempre que sean agradables y me traten bien. Me gustan las personas y les gusto a
las personas, así que no espero ningún problema al proporcionar compañía —Ella
guiñó un ojo—. Pero obviamente estaría más feliz con un Sugar Daddy que adorará mi,
francamente, increíble cuerpo.
—Me gusta la idea de ser el favorito de alguien. Como que, me encanta que me
adoren, mimen y elogien. El sexo es secundario para mí, pero obviamente no me
importaría tener sexo si no es feo.
—Por favor, prepárense. Pueden dejar su ropa y cosas aquí. No se permiten teléfonos.
No se preocupen, sus pertenencias estarán a salvo.
✿✿✿✿✿✿
Toda la experiencia fue surrealista. Podía ver por el rabillo del ojo a las otras pets,
arrodillados de forma similar, con la cabeza inclinada, completamente desnudos,
mientras que decenas de hombres ricos con trajes a medida, y algunas mujeres con
vestidos igualmente caros, caminaban alrededor de la plataforma, mirando,
conversando y escudriñando a las pets como si fueran ganado a la vista de posibles
compradores, lo que él suponía que eran. Horacio se debatió entre reír histéricamente
por la completa ridiculez de la situación u odiar a cada uno de esos cabrones ricos. Era
repugnante y triste que el dinero pudiera convertir en realidad, cualquier fantasía
depravada y ridícula de algunas personas.
La peor parte fue que ni siquiera había visto al Agente 11 hasta el momento. Eso hacía
que su estómago se apretara con ansiedad. Como se le indicó, no había estado en
contacto con el MI6 desde que llegó a Turquía. ¿Qué pasaría si algo hubiera sucedido
y el Agente 11 ni siquiera estuviera en el barco? ¿Qué pasaba si su tapadera ya
hubiera sido descubierta? ¿Qué pasaba si Horacio estaba aquí solo? Y si…
Horacio hizo lo que pudo para no congelarse. Levantó la cabeza , y logró mantener su
expresión dócil, cuando se encontró con los pálidos ojos de Brylsko.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Había visto la foto del objetivo, por supuesto. Objetivamente, Brylsko era bastante
atractivo para un hombre de mediana edad. Su cabello rubio tenía un toque gris en las
sienes; sus dientes eran blancos y su piel suave. Pero a pesar de su aspecto arreglado,
había algo... asqueroso en el hombre. Una serpiente. Le recordó a Horacio a una
serpiente. Una serpiente viscosa y resbaladiza.
—¿Cuántos años tienes, pet? —dijo Brylsko, recorriendo a Horacio con su mirada.
Brylsko agarró su barbilla y levantó la cara de Horacio otra vez. Horacio no pudo evitar
el estremecimiento de repugnancia ante el toque. Con la esperanza de que Brylsko lo
confundiera con la emoción, Horacio se apoyó en el toque, sus ojos escaneando la
habitación discretamente.
—Un chico muy bonito —dijo Brylsko, ahuecando su mejilla y rozando con su pulgar el
labio inferior de Horacio—. Quizás puje por ti.
Mierda. No estaba listo para esto. Horacio mentiría si dijera que nunca había distraído a
sus objetivos antes de robarles, pero esto era otra cosa. No era solo un flirteo sin
sentido. No podía imaginarse dejar que Brylsko lo tocara, lo poseyera, y fingir. El solo
pensamiento le hacía tener nauseas. No quería ser un prostituto, ni siquiera por la
Reina y el País.
Antes de que pudiera reaccionar a las palabras de Brylsko, una voz familiar dijo:
El Agente 11 y Brylsko intercambiaron una mirada que duró demasiado, antes de que
Brylsko sonriera agradablemente y extendiera su mano.
Horacio apenas ocultó su sorpresa y miedo. Se suponía que el nombre del Agente 11
para esta misión era Williams no Volkov. ¿Ya habían destapado su tapadera?
—Le agradecería que mantuviera mi nombre real en silencio —dijo el Agente 11 con
una pequeña mueca, estrechándole la mano a Brylsko. Él se rio entre dientes—. Mi
familia extendida estará más que sorprendida si descubren que estoy en un crucero
como este.
Brylsko resopló.
—Familias. Me parece que cuanto menos sepan sobre nuestros... intereses, mejor. Sus
ojos azules se volvieron hacia Horacio.
—No tengo familia, señor —dijo Horacio en voz baja, con la mente acelerada. ¿Brylsko
había descubierto la otra tapadera del Agente 11? ¿El Agente 11 no quería
comprometerse? ¿Cambió algo en esta misión?
—Es una pena —dijo Brylsko sonando genuinamente arrepentido— ¿Hablas polaco,
muchacho?
Horacio negó con la cabeza, esperando contra toda esperanza que eso lo hiciera
menos atractivo a los ojos de Brylsko.
—No soy muy bueno con los idiomas, señor. Es por eso que prefiero vivir en un país de
habla inglesa.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Parece que está de suerte, Sr. Volkov. ¿O es Lord Volkov? Me temo que no estoy
muy familiarizado con los títulos británicos y sus honoríficos.
—A menos que mi primo muera sin dejar hijos, seré un simple señor por el resto de mi
vida. No me importan los títulos de todos modos. No soy un esnob. Viktor está bien.
—No he tomado una decisión todavía —dijo el Agente 11, mirando a Horacio—. Pero el
chico es realmente hermoso — puso su mano en el cuello de Horacio, el pulgar
moviéndose lentamente por su garganta hasta que alcanzó el labio inferior de Horacio.
—Muy bonito —dijo el Agente 11, su profunda voz se volvió más ronca.
Horacio no tuvo que invocar el sonrojo que calentó sus mejillas. Sabía que su reacción
era estúpida, “Viktor” era solo un excelente actor, pero no pudo evitarlo.
—Hache, ¿no es así? —dijo el Agente 11, mirando la etiqueta con el nombre a los pies
de Horacio.
Horacio asintió, sus ojos se cerraron mientras “Viktor” comenzaba a pasar sus fuertes
dedos por su cabello. Se sintió increíblemente agradable. Casi podía entender por qué
todas estas personas querían vivir esta fantasía.
Horacio se obligó a abrir los ojos y asintió con la cabeza, apoyándose en el toque.
Estaba casi seguro de que podía ver la aprobación en los ojos del Agente 11.
—¿Aceptarás un contrato conmigo si hago una oferta por ti? —murmuró el agente,
acariciando la mejilla de Horacio con los nudillos.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
En lugar de responder, Horacio volvió la cabeza y acarició la mano del Agente 11.
Antes de que pudiera pensarlo dos veces, la besó suavemente.
Durante una fracción de segundo, había una mirada extraña en los ojos del otro
hombre, pero se había ido tan rápido que Horacio no estaba seguro de no haberlo
imaginado.
El Agente 11 le sonrió.
Y luego dio un paso atrás, y Horacio se dio cuenta con una sensación de hundimiento
que había olvidado por completo que Brylsko estaba a solo unos metros de distancia,
observándolos.
—¿Vamos a echar un vistazo a las otras pets? — dijo el Agente 11, cambiando su
mirada hacia Brylsko.
Brylsko miró a Horacio y a Viktor, su rostro era indescifrable, antes de asentir con la
cabeza y pasar a la siguiente pet.
✿✿✿✿✿✿
A Horacio le hacía dar vueltas la cabeza que ocho personas lo quisieran lo suficiente,
como para comprarlo por una cantidad escandalosa de dinero.
Al final, “Viktor Volkov” ganó la subasta. Brylsko no había hecho ninguna oferta por él;
se había comprado una hermosa chica de cabello oscuro, pero Horacio lo había
sorprendido mirándolo un par de veces. Horacio no estaba seguro de qué hacer con
eso. ¿Brylsko sospechaba algo?
SOLO UN DESVERGONZADO #08
La puerta se cerró tras ellos y Horacio miró alrededor del camarote. Era espacioso y
cómodo. La maleta de Horacio ya estaba allí, junto a la enorme cama que dominaba el
camarote. Horacio se pasó la lengua por los labios y se volvió para mirar a su
compañero.
—¿Cómo te gusta que te llamen? —dijo Viktor, aflojándose la corbata, sus ojos oscuros
entrecerrados y engañosamente cansados, mientras continuaba barriendo el camarote.
—¿Hache?
Viktor se rió entre dientes, sus dedos pálidos desabrochando su camisa blanca de una
manera que lo distraía demasiado. Horacio intentó no mirar al principio, pero luego se
imaginó que Hache, el Sugar Baby, se quedaría mirando a su Sugar Daddy,
especialmente cuando estaba tan caliente.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Algunas personas sienten aversión por los nombres de pet—aclaró Viktor, dejando
que su camisa se abriera, revelando su pecho ancho y musculoso y su conjunto de
abdominales completamente deliciosos, con un rastro de cabello rubio que desaparecía
en su cintura.
Horacio casi gimió por la injusticia de eso. ¿Por qué los calientes siempre eran
heteros?
—¿Hache?
Horacio se sonrojó al darse cuenta de que había sido atrapado casi babeando. Él batió
sus pestañas.
—Es bueno saber que no me encuentras repulsivo — echó un vistazo al contrato que
había puesto sobre la mesa—. Necesitamos hablar de eso, por cierto. Pero primero, ve
a bañarte. Apestas.
—¡Yo no apesto!
La ligera mueca en los labios de Viktor era perfecta, su expresión ligeramente burlona,
pero mayormente posesiva. Horacio sintió ganas de aplaudir su actuación.
—¿Me acompañaras?
Sonriendo, Horacio tomó el pijama de su maleta y fue hacia el baño. Como se le indicó
en el informe previo a la misión, se desvistió rápidamente y encendió la elegante
ducha, poniéndola al máximo. Si el camarote tuviera micrófonos ocultos, la ducha sería
el único lugar en el que podrían hablar sin ser escuchados. Dios, esperaba que la
SOLO UN DESVERGONZADO #08
cabina no tuviera micrófonos. No estaba seguro de poder actuar como Hache, el Sugar
Baby, todo el tiempo. Al menos no tenía que fingir que se sentía atraído por su Sugar
Daddy.
Horacio frunció el ceño ante la idea, una nueva oleada de mortificación se apoderó de
él. Solo podía esperar que Viktor pensara que era simplemente un excelente actor. Lo
único peor que sentirse atraído por un hombre heterosexual, era cuando dicho hombre
heterosexual lo sabia y sentía lástima por ti.
No parpadeó cuando se abrió la puerta del baño. Cerró los ojos, dejando que el agua le
golpeara la cara y los hombros, de espalda a la puerta. Pero se preguntó si al Agente
11 le gustaría la vista.
No seas tonto. Sin importar cuán agradable fuera su trasero, no iba a hacer que un
heterosexual se volviera gay.
Después de unos minutos, sintió una presión corporal firme y muscular contra su
espalda. Una mejilla barbuda acarició su oreja antes de que el Agente 11 dijera en voz
baja sobre el sonido del agua:
—¿Por qué hay micrófonos? Nos dijeron que sería muy poco probable.
—¿Estamos en peligro? —dijo Horacio, tratando de ignorar las grandes manos callosas
en su piel. Trabajo. Esto era trabajo para Viktor.
—No estamos en peligro inmediato —murmuró el agente, arrastrando sus manos por
todo el pecho de Horacio, sus labios rozando el cuello de Horacio—. Brylsko es
simplemente muy paranoico. Si realmente sospechara que estoy detrás de él, no me
habría dejado subir al barco.
—No haremos nada con ellos. Los civiles nunca los notarían.
—Deja de tratarme como a un niño. Crecí en las calles de Londres, ¿sabes? Estoy listo
para eso. ¿Lo estás tú?
—Lo hago.
—¿De verdad? —Las manos de Viktor se movieron hacia las caderas de Horacio.
—Está bien —dijo antes de quitarle las manos a Horacio— . Ve. Compórtate normal.
Mostrar algo de emoción y nerviosismo sería apropiado, también. No busques
micrófonos.
—Sí, señor —dijo Horacio, con la intención de darle un saludo descarado, pero cuando
en realidad vio al Agente 11 desnudo y mojado, olvidó cómo hablar. Afortunadamente,
Viktor no miraba hacia él y no podía verlo babear de nuevo. Finalmente, Horacio logró
apartar los ojos y salió del baño.
Solo cuando estuvo en el camarote, Horacio se dio cuenta de que había dejado su
pijama en el baño. Gimiendo de frustración, Horacio caminó hacia su maleta y revolvió
en ella, tratando de encontrar algo para dormir y decididamente sin pensar en el cuerpo
mojado y musculoso del Agente 11. O su polla, apetitosa incluso en un estado relajado.
A la mierda su vida.
✿✿✿✿✿✿
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 7
Horacio ya estaba tendido bajo las sábanas cuando la puerta del baño se abrió y cerró.
La cabina estaba iluminada solo por la tenue lámpara sobre la mesa, y el rostro de
Viktor estaba semioculto entre las sombras. Pero Horacio todavía podía ver más que
suficiente. Viktor solo tenía un par de boxers negros, su cuerpo era largo, musculoso, y
absolutamente apetitoso.
Horacio miró la cara de Viktor, aunque no fue una gran mejora. Se encontró mirando,
impotente, la firme mandíbula de Viktor y sus labios perfectamente esculpidos.
—Probablemente deberíamos hablar —dijo Viktor con un bostezo que Horacio estaba
casi seguro que era falso—. Llegar a conocernos el uno al otro.
—Pero estoy hecho polvo después de toda la emoción de hoy. Tuve un vuelo largo, y
casi me expulsaron del crucero incluso antes de que empezara.
Muy consciente de los micrófonos, Horacio trató de pensar en lo que diría Hache, el
Sugar Baby. Hache el Sugar Baby probablemente sería curioso.
—¿Es cierto que usaste un nombre falso para llegar hasta aquí? —dijo Horacio. Sería
sospechoso si él no preguntara— ¿Por qué?
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—No quería que nadie en casa descubriera que estaba en un crucero como este
—Viktor sonrió tristemente sin abrir los ojos—. Probablemente supusiste que era nuevo
en esto.
—¿De verdad?
—Hasta hace unos meses, me habría reído si alguien me hubiera dicho que le pagaría
a alguien por compañía.
—¿Por qué estás haciendo esto, entonces? Um, no pareces exactamente necesitar
pagar por compañía.
—Trabajo para una de las compañías financieras más grandes del Reino Unido.
Después de ser ascendido a Jefe de Departamento, no tuve tiempo para salir. Y suelo
estar demasiado cansado después del trabajo para salir a bailar y conocer a alguien
—hizo una mueca—. De todos modos, una estadía de una noche no es lo que quiero.
Me hice viejo hace años.
Horacio lo miró con curiosidad. Ahora se preguntaba para qué era esta tapadera. ¿Era
la que el Agente 11 iba a utilizar para seducir a ese rico heredero que había
mencionado hacía un tiempo?
—Siempre he querido algo estable. Tal vez incluso matrimonio y un par de hijos en
algún momento. Pero no tengo tiempo, al menos no ahora. Tal vez cuando las cosas
estén menos agitadas en el trabajo, encontraré el tiempo, pero...
—Pero por ahora solo quieres algo sencillo pero estable—Horacio terminó por él,
asintiendo en comprensión. No pudo evitar admirar la habilidad del Agente 11 para
mentir tan convincentemente. Esta misión había comprometido claramente su otra
tapadera, pero aun así el agente encontró una manera de hacer la participación de
Volkov Viktor en este crucero algo creíble.
—Al igual que tú, esta es mi primera vez, también. Quiero decir, he hablado con
algunos posibles Sugar Daddies en esos sitios web, pero en realidad no funcionó
—Hizo una mueca—. Como que, soy tan mente abierta como el tipo promedio, pero
SOLO UN DESVERGONZADO #08
trazo un límite en mandarle a un extraño una foto mía con un babero de bebé y sin
nada más.
Viktor se rio, una risa profunda y genuina que envió una emoción a través del cuerpo
de Horacio.
—Sí. Supongo que es cierto cuando dicen que hay muchos bichos raros en Internet
—dijo Horacio—. Casi renuncio a buscar, pero alguien mencionó este crucero, que los
organizadores de los cruceros verifican todos los antecedentes de los potenciales
Sugar Daddies y eliminan a los “escalofriantes” —Esa parte era supuestamente cierta,
pero considerando que Brylsko había sido aprobado, Horacio no tenía mucha fe en
eso.
—Lo haré, pero esto va en ambos sentidos, Hache. Sé que dijiste en tu cuestionario
que eras flexible y dispuesto a probar prácticamente cualquier cosa, pero si no te
sientes cómodo con algo que te pida, me lo dirás —miró a Horacio, serio—. Sé que te
pago por tu trabajo, pero no eres una prostituta y no quiero que pienses que debes
hacer lo que yo quiera.
Horacio le sonrió.
Viktor solo lo miró por un rato, su expresión imposible de leer en la luz tenue.
Cada vez era más difícil ignorar que estaba en la cama con un hombre increíblemente
atractivo, que se suponía que era su Sugar Daddy.
Horacio luchó por ocultar su decepción. Obviamente, sabía por qué Viktor fingía estar
cansado: quería posponer lo inevitable todo el tiempo que pudiera. Si Viktor pensaba
que Horacio apreciaría eso, estaba equivocado. ¿Cuál era el sentido de posponer lo
que sucedería de todos modos? El suspenso lo pondría más ansioso.
Esa no es la razón por la que no quieres esperar, dijo sarcásticamente su voz interna.
Te estás muriendo por ahogarte con su polla.
—¿Como agradecimiento por haberme elegido? — agregó Horacio con un descaro que
no sentía— Viktor, ¿puedo darle un beso de buenas noches a tu polla?
Viktor se rio.
Horacio sonrió.
—¡Oye, no soy pequeño! ¡Soy alto! No soy mucho más bajo que tú.
—Eres como un cervatillo, Cherry —rodó sobre su espalda y arqueó las cejas, mirando
a Horacio a través de los ojos entrecerrados, una imagen de masculinidad e
indulgencia—. Si crees que puedes ponerme duro cuando estoy tan cansado, adelante,
Bambi.
Horacio miró los boxers negros de Viktor y tragó nerviosamente, sabiendo que el
desinterés de Viktor no tenía nada que ver con estar cansado. Esto era solo trabajo
para él. Él no tenía ningún interés en lo absoluto por Horacio.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—¿Reconsiderándolo?
—No —dijo Horacio, moviéndose entre los gruesos y musculosos muslos del agente.
Se inclinó y acarició el bulto bajo los boxer de Viktor.
Viktor no estaba duro, pero el tamaño de su polla aún hacía que a Horacio se le hiciera
agua la boca. Mierda, quería eso en su boca, quería sentirlo endurecerse dentro de
él… por él. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que chupó una polla tan grande?
Demasiado tiempo.
Horacio arrastró sus labios abiertos a lo largo de la longitud de la polla antes de chupar
la cabeza a través de la tela. Viktor inhaló bruscamente. Horacio sonrió, tiró de los
calzoncillos hacia abajo y le dio a la cabeza una pequeña lamida antes de lamerla
desde la base hasta la cabeza. La polla de Viktor comenzó a endurecerse.
Lo único que le molestaba era lo tranquilo que estaba Viktor. Horacio levantó la vista y
vio que Viktor tenía los ojos cerrados y la mandíbula apretada. La única señal visible de
que se estaba divirtiendo era la erección en la boca de Horacio.
—Mírame.
Viktor abrió los ojos, su expresión era difícil de leer mientras veía a Horacio lamer su
polla lentamente. Horacio estaba medio asustado de que la erección de Viktor bajara
ahora que Viktor no podía fingir que le estaba haciendo una mamada una mujer, pero la
polla seguía estando dura y gruesa contra los labios de Horacio.
Mirando a Viktor a los ojos, Horacio sonrió y lamió la gruesa punta, el toque de su
lengua provocando, apenas allí. Podía sentir los muslos de Viktor tensados.
Una gran mano se posó sobre la cabeza de Horacio. El toque era siempre muy gentil,
los dedos de Viktor rozaron su sensible oreja y luego acariciaron su mejilla. Horacio se
estremeció y giró su rostro para acariciar la palma de Viktor. Notó el cambio en la
expresión de Viktor solamente porque lo estaba mirando de cerca.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Piel de gallina.
A Viktor le gustaba.
—Eres tan malditamente joven —murmuró Viktor, mirando a Horacio con una expresión
extraña y dura—. Un bebé.
—No tan joven —dijo con una sonrisa, y tomó la polla de Viktor en su boca.
No fue la mejor mamada que alguna vez hubiera dado, pero probablemente fue la más
entusiasta. Sabía que era descuidado, babeaba por toda la polla de Viktor, demasiado
celoso y ansioso por complacerle, pero no pudo evitarlo. Siempre le había gustado
chupar la polla, pero le encantaba chupar la de Viktor, tarareando y gimiendo mientras
movía la cabeza hacia arriba y hacia abajo, tratando de tomar la mayor cantidad
posible de la polla dentro de su boca.
Viktor lo vio chupar su polla a través de sus pesados y oscuros ojos, acariciando el
cabello de Horacio perezosamente, su lenguaje corporal jodidamente indulgente, como
si Horacio fuera su pet favorita a la que estaba consintiendo. Algo sobre eso tocó a
Horacio de forma errada, pero le gustaba demasiado tener las manos de Viktor en su
cabello como para decirle que se detuviera.
—Estoy cerca, bebé —advirtió Viktor en algún momento, con una leve tensión en su
voz baja, que delataba que no estaba tan sereno como parecía.
Bebé.
Horacio gimió y no se retiró, follando su boca con la polla que goteaba y saboreando el
sabor de pura excitación masculina. Quería que Viktor se corriera en su boca, quería
una prueba de que él, Horacio, le había hecho eso. Se preguntó qué estaría pensando
el Agente 11, si le gustaba ver a un chico gay chupándole la polla.
Miró hacia arriba, se encontró con los ojos de Viktor y se tragó la polla hasta que le
llegó al cuello. Se atragantó un poco, pero pareció hacerlo bien y Viktor se corrió, su
aliento se detuvo y su mano agarró el cabello de Horacio.
Horacio tragó con avidez y siguió chupando la polla hasta que Viktor siseó un poco y lo
apartó. Decepcionado de que todo hubiera terminado, Horacio dejó caer su rostro
sobre el estómago de Viktor, lamiéndose el interior de su propia boca y persiguiendo el
gusto de Viktor. Dios, quería hacerlo de nuevo.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Finalmente, Horacio levantó la cabeza y miró al otro hombre. La cara de Viktor estaba
relajada, la alegría rodando de su cuerpo en ondas. Ahora parecía soñoliento de
verdad, sus dedos jugando con el cabello de Horacio ociosamente.
—Buen trabajo —dijo Viktor, dejando caer un beso en su cabeza—. Ahora cuida de tu
pequeño problema y luego podremos dormir.
—Está bien —dijo , deslizando su mano en su ropa interior y sacando su polla dura.
Acunando su cara contra la parte superior del brazo de Viktor, él se masturbaba
tranquilamente. Una parte de él se maravilló de lo cómodo y natural que se sentía. No
sintió ninguna torpeza, a pesar de que estaba acurrucado junto a un hombre
heterosexual, mientras se masturbaba, con el permiso de dicho hombre heterosexual.
No se sintía embarazoso. Se sintía bien. Seguro, cómodo y encendido. Cuando los
fuertes dedos comenzaron a jugar con su pelo otra vez, Horacio gimió en el hombro de
Viktor y comenzó a acariciar su polla con más fuerza.
Horacio lo hizo, llegando con un gemido, los dedos de sus pies se rizaron mientras el
placer rodaba por su cuerpo. Dios, se sentía...
Solo fue remotamente consciente de que Viktor se limpió el estómago con una toalla.
Orgasmo. Horacio nunca supo realmente lo que significaba, pero ahora lo hacía,
porque tener a Viktor envolviéndolo después de que ambos se corrieran, se sintió como
el mejor de todos. El reconfortante peso del brazo de Viktor, los pequeños escalofríos
que seguían corriendo por la piel de Horacio, y el calor del aliento de Viktor contra su
sien... Él no quería volver a moverse nunca más. Y nunca en su vida se había sentido
tan a salvo.
Horacio durmió.
CAPÍTULO 8
Horacio bostezó y enterró su cara más profundamente en su almohada. Su almohada
se movió.
—Despierta dormilón.
Horacio abrió los ojos. Se encontró mirando a los oscuros ojos de Viktor, con la cara a
centímetros de distancia.
Horacio estaba medio dividido entre golpearlo o empujarlo sobre su espalda y lamerlo
de la cabeza a los pies. A nadie se le debería permitir ser tan jodidamente atractivo y
tener una voz tan sexy al despertar.
—Me alegra de que al menos uno de nosotros esté cómodo —dijo Viktor, con los labios
crispados—. Mi brazo se durmió hace horas.
—¿Mejor?
Viktor se rio.
—Me gustas, también —Lo hacía. Un poco demasiado para su comodidad. No era solo
atracción física; a su edad, se sentía atraído por mucha gente. Se sentía bien con
Viktor. Cómodo. Tintineante y cálido por dentro. Como si nada malo pudiera pasar.
Viktor resopló.
Horacio tarareó de satisfacción cuando los dedos de Viktor comenzaron a pasar por su
cabello. Joder, se estaba volviendo un poco adicto a esas manos. Trató de no imaginar
SOLO UN DESVERGONZADO #08
lo bien que esas manos se sentirían en su cuerpo; no tenía sentido preguntarse sobre
algo que nunca sucedería.
Horacio suspiró. Sabía que Viktor tenía razón. No podían pasar el día en la cama, sin
importar lo atractiva que pareciera la perspectiva en este momento.
✿✿✿✿✿✿
le recordó incómodamente que este hombre no solo era un espía. También era un
asesino a sueldo para el gobierno, cuando la ocasión lo requería.
El hielo se derritió de los ojos de Viktor mientras movía su mirada hacia Horacio.
Horacio casi gime en voz alta. ¿Era realmente necesario? El Agente 11 se merecía un
jodido Oscar por su actuación.
Estaban destacándose.
—Hache.
Horacio reprimió un suspiro. Viktor tenía razón. No podían dejar que Brylsko
sospechara nada.
Horacio se puso de pie y se movió para sentarse en el regazo de Viktor. Casi había
esperado cierta torpeza, pero debería haberlo sabido. Su cuerpo pareció derretirse
inmediatamente en el de Viktor, poniéndose desagradablemente relajado y dócil contra
el firme pecho de Viktor. Cristo, olía tan bien.
—Nos está mirando —dijo Viktor en voz baja en la oreja de Horacio, su mano
acariciando su espalda. Para el ojo casual, probablemente parecería que Viktor estaba
sintiendo su cuerpo y le susurraba cosas dulces—. Lleva una cadena de oro alrededor
del cuello, y parece que podría haber algo en ella, pero está bajo su camisa. Es
imposible saber si será el USB o no.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—¿Hay más de una? —Horacio suspiró. Ya podía verlos vagando por la cubierta todo
el día, tratando de atrapar a Brylsko sin camisa— ¿He mencionado que mi piel odia al
sol y que el sentimiento es mutuo?
—No me lo recuerdes.
—Te informo que muchas fuentes me han dicho de forma contundente que soy
excelente chupando pollas.
Una risa dejó los labios de Horacio cuando se dio cuenta de qué se trataba.
Él bajó la voz.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—He estado viviendo en las calles desde que tenía seis años, Viktor. ¿De verdad crees
que soy un niño inocente, un virgen que se sonroja y que se molesta por lo que pasó
anoche? No necesitas preocuparte por mi inexistente virtud —sonrió y besó la mejilla
de Viktor, temblando cuando la barba de Viktor le hizo cosquillas en la piel—. Pero es
muy dulce de tu parte, de todos modos.
—Dulce —dijo Viktor con una sonrisa en su voz—. No recuerdo la última vez que
alguien me llamó dulce.
—No sé... tu polla me pareció muy dulce —Horacio apoyó su mejilla contra la de Viktor.
Lo que sea que iba a decir Viktor fue interrumpido cuando una voz familiar dijo:
—Estoy seguro de que sí, lo es —dijo Viktor, mirando a la chica con neutralidad antes
de volver a mirar a Horacio, su mirada se volvió mucho más apreciativa—. Pero me
temo que no soy un buen juez de la belleza femenina.
Cristo, él era bueno. Incluso sabiendo que el Agente 11 era heterosexual, Horacio no
podría decir que no estuviera siendo honesto.
Horacio se apretó más fuerte contra Viktor, esperando que su inquietud no fuera obvia.
Horacio esperaba que Viktor aceptara, pero negó con la cabeza encogiéndose de
hombros.
—Umm, es una pena. Estoy seguro de que te veremos por aquí. Brylsko condujo a su
pet hacia su mesa.
—¿Por qué dijiste que no? —Horacio susurró cuando estuvieron a solas.
—¿Y tú? —murmuró Horacio, lamiendo sus propios hormigueantes labios e intentando
no mirar a Viktor a la boca. Nunca había sido tan dolorosamente consciente de la boca
de otro hombre.
—No te gustaría saberlo —dijo Viktor, dejando caer un beso en la nariz de Horacio.
Viktor se rio.
—Comemos, damos un largo paseo por el barco. Si tenemos suerte, Brylsko se quita la
camisa en algún momento.
—¿Y si no la tenemos?
—Tal vez— Horacio hizo una mueca. Era un gran tal vez.
—No es suficiente. No dejaré que corras ese riesgo cuando ni siquiera sabemos con
certeza si el USB está en esa cadena.
—Puede que no haya elección —dijo Horacio en voz baja, aunque tampoco era
exactamente un fanático de ese plan. Realmente era muy arriesgado.
—Ese será nuestro último recurso —dijo Viktor—. Tenemos tiempo para encontrar una
mejor solución.
—No.
Horacio suspiró.
Horacio miró la expresión seria de Viktor y sintió una sensación cálida en el pecho. En
su corazón.
CAPÍTULO 9
Viktor, o el hombre que era conocido como Viktor Volkov, rara vez se sentía aprensivo
por hacer todo lo que estaba a su alcance por el éxito de una misión. Habían pasado
años desde que algo lo había hecho dudar.
Esa era la razón por la cual una parte de él se sentía incrédula, porque se negara a
considerar la opción que haría mucho más sencilla su misión. Era inútil negar que
prestarle el chico a Brylsko, sería la forma más fácil de saber dónde guardaba el USB.
Sin mencionar que cambiarlo por el falso sería algo mucho más fácil si estuviera...
distraído.
Distraído.
La mera idea hacía que los dedos de Viktor suplicaran por un arma, un cuchillo.
Cualquier cosa.
Mierda. Esto era inaceptable. El chico no debería haberle importado. Había hecho
cosas mucho peores, en nombre de la Reina y del País, que sacrificar la salud mental
de un adolescente. No era como si Brylsko fuera a matar o a dañar físicamente al
chico. Era solo sexo. Un intercambio de fluidos corporales. No era como si el
mismísimo Viktor nunca hubiera tenido que follarse a personas a las que aborrecía por
el éxito de su misión. Entonces, ¿por qué no podía dejar que el chico lo hiciera? Le
había advertido a Horacio que no era un trabajo para alguien con el estómago débil. El
chico había ignorado su advertencia, y ahora debía lidiar con las consecuencias.
Simple como eso.
Excepto que no importaba lo que Viktor se dijera a sí mismo, eso no cambiaba nada.
Sabía que no permitiría que Hache lo hiciera, fin de la historia. Y le enojaba.
—Estás muy callado —dijo Hache, inclinándose más cerca de él, su mano apretando la
parte superior del brazo de Viktor.
Viktor negó con la cabeza. Dificilmente podría decirle al chico en qué estaba pensando.
Horacio probablemente se horrorizaría si descubriera que Viktor había estado tratando
de convencerse a sí mismo de hacer lo más inteligente y usar el cuerpo del chico para
obtener la información que necesitaban.
Por otro lado, tal vez debería decírselo a Hache. No había escapado a su atención que
el chico se había enamorado un poco de él. Probablemente debería cortarlo de raíz y
liberar al chico de la ilusión de que era una especie de caballero de brillante armadura.
La mera idea casi hizo reír a Viktor. Él no era más que un arma. Algunos lo llamarían
un asesino a sangre fría. Algunos lo llamarían un bastardo de dos caras y manipulador.
No estarían equivocados.
—Bien, el silencio es un poco siniestro —dijo Hache con una sonrisa, sus ojos brillantes
de curiosidad.
A Viktor le gustaba. Realmente le gustaba, y ese era el quid del problema. Eso no le
pasaba a él. Había aprendido hace mucho tiempo a mantener distancia emocional con
otras personas durante sus misiones. No eran más que objetivos y daños colaterales.
Pero este niño... Hache lo miraba como si fuera el sol, no un cínico agente del gobierno
con demasiadas caras y las manos sucias. Le hacía querer hacer algo cruel, para
borrar esa mirada de la cara del niño.
Excepto que... le gustaba. No era más que una fantasía, pero a él le gustaba, le
gustaba que Hache pensara que era un hombre mucho mejor de lo que era.
—No estoy avergonzado. Solo molesto ¿Sabes cuánto apesta estar enamorado de un
tipo heterosexual? ¿Por qué no me emparejaron con alguien feo?
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Viktor se rio. En realidad, no era tan gracioso, pero la expresión molesta y atormentada
de Horacio era increíblemente adorable. Adorable no era una palabra que hubiera
estado en su vocabulario, pero le quedaba bien a este chico.
—Te presentaré al agente Quinn cuando volvamos — dijo Viktor, todavía sonriendo
débilmente—. Es gay, tiene más o menos tu edad y mide uno ochenta. Estoy seguro de
que lo superarás en poco tiempo.
Por primera vez en mucho tiempo, Viktor no supo qué decir. Sí sabía cómo se veía, por
supuesto. Hubiera sido ridículo afirmar que no estaba al tanto de algo que solía usar si
una misión lo requería. Pero esto no era un objetivo. Este era un chico que le gustaba.
A pesar de tenerlo en cuenta, Viktor sabía que los enamoramientos no correspondidos
podían hacer mucho daño cuando uno era un adolescente.
Horacio se rio.
—Detente. Puedo oírte entrar en pánico. No te amo ni nada por el estilo. Te lo dije…
me enamoro cada semana. Una vez, me enamoré de un sacerdote que había sido muy
amable conmigo. Me convencí de que estaba trágicamente enamorado de él, pero
luego vi una película con Tom Hardy y me olvidé por completo de mi amor épico por el
sacerdote.
—Eso es tranquilizador —dijo secamente Viktor. Pero lo era. No quería que Hache
cayera profundamente enamorado de él. No quería que el chico se lastimara.
Esta protectividad no era exactamente nueva. Se había sentido protector con el chico
(aunque, ciertamente, no hasta este punto) incluso en su primera reunión… cuando
había visto la emoción y el anhelo en los ojos de Horacio al preguntarle a Viktor si
tendría su propio lugar si aceptaba el trabajo. Desde su primer encuentro, Viktor había
sentido algo de cariño por el muchacho, que podía ser engreído y desvergonzado en
un momento y tímido y vulnerable al siguiente. Quería proteger al chico, incluso de sí
mismo. Quizás especialmente de él mismo.
Nada que necesites, pensó Viktor, viendo la cara sonriente del chico. Quizás por eso le
gustaba tanto Hache. Era algo fresco y genuino en un mundo que era todo menos eso.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 10
Horacio se estaba frustrando. El día había sido infructuoso hasta el momento. La
pasaron caminando, alternando entre el bar, la piscina principal, la piscina más
pequeña, el spa y los restaurantes. Habían vislumbrado a Brylsko unas cuantas veces,
pero se estaba mezclando con otros pasajeros o manoseando a su Sugar Baby. No se
había quitado la camisa, incluso cuando estuvo en la piscina.
Bostezando, Horacio se inclinó hacia él. Siempre había notado que caminar con el
brazo de alguien a su alrededor era incómodo y molesto, pero de alguna forma, no lo
era con Viktor. En este punto, tener el brazo de Viktor alrededor de él se sentía tan
natural, que se sentía mal cada vez que Viktor lo quitaba.
—Para ser justos, las películas hacen bien algunas cosas. Pero no pueden mostrar
cuánto tiempo pasamos sin hacer nada mientras esperamos que el objetivo cometa un
error.
—Lo hará. No importa cuán paranoico sea, dejará que su guardia caiga en algún
momento.
Cuando Viktor le lanzó una mirada penetrante, Horacio se preguntó si seguiría siendo
obvio. Había estado tratando de controlar sus sentimientos todo el día. No quería la
compasión de Viktor. No quería que pensara que su... cosa con Viktor era algo más
grave que un enamoramiento casual. Porque no era así. No lo era, maldición.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Apoyándose, Horacio se miró el rostro en el espejo. Lucía enrojecido y con los ojos
brillantes. Casi febril, solo por la proximidad de Viktor.
Mierda.
Horacio todavía estaba estresado cuando se metió en la cama y esperó a que Viktor
saliera del baño.
Lo que sí sabía era que no quería acostarse con alguien que realmente no le deseara.
No importaba lo mucho que la mera idea de tener sexo con Viktor hiciera que su piel se
calentara, el hecho de que no fuera más que una tarea rutinaria para Viktor mataba
toda su excitación.
No podría hacerlo. Sería embarazoso e incómodo para los dos. No le importaba que
Viktor, el Agente 11, hiciera esto con suficiente frecuencia en su trabajo. Una cosa era
ofrecerse para chupar la polla de Viktor, su boca era una boca, después de todo, y
habían tenido que hacer algo sexual para no descubrir sus personajes, pero forzar a
Viktor a follarse a alguien con quien no quería, le revolvía el estómago a Horacio. Sí,
era su trabajo, y tenían que hacer lo que se debía, pero había líneas que preferiría no
cruzar.
—¿Qué pasa con esa cara? —dijo Viktor, deslizándose entre las sábanas y
acercándose a Horacio. Era grande y cálido, y olía tan increíble como siempre. Horacio
quería frotar la cara sobre él, quería frotarse contra él.
—Tengo una confesión que hacer —dijo, tamborileando con los dedos sobre el pecho
de Viktor.
—¿Umm? —dijo Viktor, cubriendo los dedos más delgados de Horacio con los más
grandes.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—No tengo tanta experiencia como afirmé cuando completé el cuestionario para la
subasta — fingiendo vergüenza, Horacio jugó con los dedos de Viktor—. Nunca he
tenido sexo realmente. Quiero decir, solo mamadas y pajas, ¿sabes?
Podía sentir la sorpresa de Viktor. Por supuesto que estaba sorprendido: Horacio se
estaba saliendo del guion.
—Lo entiendo —dijo Viktor—. Puedo esperar. Todavía soy virtualmente un extraño para
ti. No tenemos que hacerlo todo en este momento.
—¡Gracias! Estaba tan nervioso, tan asustado por tener que contártelo.
Viktor lo besó en la frente, sus labios secos y suaves. El gesto de afecto se sintió
dolorosamente genuino.
Sonriendo, Horacio frotó la nariz con la suya, poniendo su mano en la nuca de Viktor.
—Sí —dijo, rozando los labios de Horacio con los suyos propios—. Ahora cierra los
ojos y duerme, cariño.
—Puedes chupármela por la mañana —dijo Viktor con una sonrisa—. Ahora, cierra los
ojos.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Horacio cerró los ojos obedientemente, aunque no esperaba quedarse dormido pronto,
mientras que Viktor estaba tan tentadoramente cerca.
Se despertó con el sonido de las olas que se balanceaban contra la nave y con la
sensación de la mano de Viktor atravesándole el pelo. Horacio decidió que no quería
moverse nunca.
—Buenos días —dijo Viktor, su voz ronca como un sueño haciendo cosas terribles a la
cordura y al cuerpo de Horacio, como de costumbre.
—Hache.
—¿Qué?
Por un momento, Viktor pareció en conflicto antes de que su mano agarrara un puñado
del cabello desordenado de Horacio y lo tirara bruscamente de vuelta a su pene. Joder,
sí. Se había ido la actitud exasperantemente indulgente de Viktor; ahora él follaba la
boca de Horacio como si realmente quisiera, haciendo que Hache se sintiera impotente
y poderoso a la vez. Él provocaba esto en Viktor. El conocimiento hacía eco en su
cabeza y gimió alrededor de la gruesa polla de Viktor, dejando que Viktor le follara la
garganta y disfrutara cada segundo de eso.
Viktor ya estaba cerca, así que no le llevó mucho tiempo. Demasiado pronto, él bajaba
por su garganta, haciendo que Hache gimiera de decepción cuando su polla ablandada
se le escapó de la boca.
—Joder, estoy tan caliente ahora—se quejó Horacio, empujando su rostro en el hueco
de la garganta de Viktor— . Me estoy muriendo, Viktor.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Pobre bebé —dijo, dejando caer un beso en la frente sudorosa de Hache— ¿Dónde
te duele?
Viktor tarareó, pasando sus dedos por el cabello de Horacio—¿Por qué no lidias con
eso?
—¿Por qué no lo haces tú? —dijo Horacio, diciéndose a sí mismo que solo estaba
preguntando porque sería extraño si no lo hiciera.
—No voy a tocarte hasta que sientas que confías en mí por completo—Viktor se rio
entre dientes con una nota de autodesprecio—. Nunca he tenido un buen autocontrol,
Hache. Si empiezo a tocarte, no podré parar.
—No soy tímido—se quejó Horacio, extendiendo la mano para sacar su erección—.
Simplemente no es lo mismo. Mi mano, quiero decir. No es tan bueno como cuando
alguien más me toca. Pero creo que los pobres no pueden elegir.
—Puede ser bueno—le dijo Viktor al oído—. Estás apresurándote. Tomate tu tiempo.
Juega contigo mismo. Piensa en algo que quieras.
Viktor, chupando su polla, sus ojos oscuros mirándolo. Viktor, lamiendo su agujero y
follándole con su lengua.
Hache se presionó más fuerte primero, gimiendo cuando las imágenes destellaron
rápidamente, difuminándose juntas. Enterró su rostro en el cuello de Viktor, inhalando
su aroma. Esperaba que no estuviera excediéndose, pero a Viktor no pareció
importarle. A Viktor tampoco parecían importarle sus gemidos, o la forma en que
Horacio chupaba ligeramente su cuello mientras se masturbaba.
—¿En qué estás pensando? —murmuró Viktor, justo en su oído —. ¿En mi?
Horacio estaba empezando a preguntarse si había algo mal con él, porque sentirse
avergonzado solo parecía excitarlo más. Volvió a acariciar su polla, hiper consciente de
la pesada mirada de Viktor sobre él, disfrutándola… disfrutando demasiado de su
atención.
Se preguntó qué estaría pensando Viktor. ¿Qué pensaría si supiera que Horacio estaba
imaginando a Viktor extendiendo sus nalgas y lamiendo su agujero?
—No está tan mal, ¿verdad? —dijo Viktor después, acariciando su espalda y su cuello
de una forma que parecía casi demandante, pero Horacio sabía la verdad.
Más tarde, mientras se vestían para salir, Horacio notó algo en el cuello de Viktor.
Era rojo y muy evidente… y Horacio no pudo mirarlo sin sentir algo gracioso durante el
resto del día.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 11
Viktor estaba enojado.
Era eso, o que sentía rencor por el pobre punching-bag del que estaba abusando
actualmente.
Corriendo en una cinta deslizante, Horacio lo miraba por el rabillo del ojo. Trataba de no
hacerlo, realmente lo hacía, pero su mirada regresaba a Viktor como si el agente fuera
un imán al que inexplicablemente se sentía atraído. No parecía importar que el
gimnasio fuera enorme; todavía era muy consciente del hombre al otro lado del
gimnasio.
Horacio se lamió los labios, tratando de no mirar las gotas de sudor en la frente y el
cuello de Viktor, o la forma en que su camiseta negra empapada en sudor no hacía
absolutamente nada para ocultar sus esculpidos músculos. Horacio estaba casi
babeando mientras observaba la flexión de los músculos de Viktor cada vez que
golpeaba la bolsa.
Sin mencionar que Horacio tenía una razón legítima para mirarlo.
Viktor había estado cada vez más triste y más retraído con cada día en que no lograron
verificar la ubicación de la memoria USB. Habían pasado cinco días en el crucero, y la
guardia de Brylsko todavía no había bajado. El tipo era realmente paranoico. Su
camarote estaba custodiado todo el tiempo por dos fornidos guardaespaldas, y Brylsko
no había sido visto sin su camisa, ni siquiera una vez.
Horacio podía entender el negro humor de Viktor; él también estaba muy ansioso. Solo
les quedaban tres días. Si no avanzaban pronto, Viktor probablemente cambiaría de
opinión y se lo ofrecería a Brylsko. Quizás esa era la razón por la cual Viktor parecía
tan cabreado. Tal vez estaba enojado porque tendría que recurrir a esto después de
prometerle a Horacio que no tendría que hacerlo.
Con el estómago revuelto por la idea, Horacio alcanzó su Gatorade. Tomó unos pocos
tragos codiciosos cuando una familiar voz acentuada dijo:
Horacio siempre había sido bueno improvisando sobre la marcha y tomando decisiones
rápidas. Ya se estaba ahogando con su bebida antes de que el plan se formara
completamente en su cabeza. Horacio gritó mientras tropezaba con la cinta de correr, y
cayó hacia el sonido de la voz.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Casi sonrió cuando las manos de Brylsko detuvieron su caída mientras su bebida se
derramaba sobre la camiseta de Brylsko.
—¡Oh Dios mío, lo siento mucho! —Se disculpó Horacio, con los ojos muy abiertos y
tartamudeando— ¡Me asustaste! ¡Déjame limpiar esto! —cogió unas servilletas de la
mesa cercana y comenzó a limpiar la empapada camisa de Brylsko. Definitivamente
había un objeto con forma de memoria USB en la cadena de Brylsko, pero no era
posible verificar si era idéntico al falso, que le habían dado para cambiarlo. La camisa
debía irse.
—Deja de quejarte, muchacho —dijo Brylsko con una sonrisa—. Es solo una camisa.
Tengo docenas más. No hay ningún daño.
—¿Quién soy yo para decir que no, cuando una cosa tan bonita quiere verme sin
camisa? —sonrió Brylsko.
Horacio casi rodó los ojos. Pero por fuera, sonrió, mirando a Brylsko a través de sus
pestañas. Uff, coquetear con hombres horripilantes apestaba. Horacio apenas pudo
evitar estremecerse cuando Brylsko se acercó, su mirada fija en las piernas de Horacio
vestidas apenas con unos pequeños shorts blancos.
Cuando Brylsko se quitó la camisa, Horacio obligó a sus ojos a vagar por todo el pecho
del hombre, sin dejarlos fijarse demasiado tiempo en la memoria USB. Para ser justos,
Brylsko estaba en buena forma, pero comparado con Viktor, su cuerpo no era para
morirse.
Horacio esperaba que no fuera obvio que estaba fingiendo el aprecio en sus ojos
mientras murmuraba con una sonrisa torcida.
—Aunque estoy feliz con mi Sugar Daddy, ahora lamento un poco no saber polaco.
—Tal vez pueda convencer a Viktor para que te comparta — sonriendo, Brylsko le
guiñó un ojo.
—No estaría en contra, pero no creo que él acepte — Horacio se echó a reír.
—Sí —dijo Viktor detrás de él—. Me temo que no soy muy bueno compartiendo, amor.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Horacio no podía ver la expresión de Viktor, pero no debió haber sido agradable,
porque la mirada cordial de Brylsko cambió muy sutilmente, sus ojos se volvieron
cautelosos y un poco sospechosos.
Horacio le dio un codazo a Viktor lo más discretamente que pudo. ¿Qué demonios
estaba haciendo? ¿Quería destapar sus tapaderas? ¿Había olvidado Viktor que se
suponía que era un hombre inofensivo y hedonista?
—No tienes motivos para estar celoso —dijo Horacio con una sonrisa cariñosa y
sufrida, volteándose para mirar a Viktor. Casi se estremeció cuando vio su expresión
pétrea. Mierda. Esto requería medidas drásticas o Brylsko podría sospechar. Horacio
envolvió sus brazos alrededor del cuello de Viktor y presionó su cuerpo contra él—. No
seas cavernícola —picoteó a Viktor en sus labios, temblando un poco ante el
contacto—. El Señor Brylsko es un hombre guapo e interesante, pero estoy feliz de
pertenecerte. Enserio. No tienes motivo para sentirte inseguro. ¿Te has visto en el
espejo? Todos aquí están celosos de mí.
—Lo siento, Milosz —dijo con una sonrisa—. Siempre he sido demasiado posesivo con
mis cosas. Me dejo llevar algunas veces.
Brylsko rumió sin comprometerse, su atención ya tornándose hacia su pet al otro lado
del gimnasio.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Antes de que Horacio pudiera decir nada, Viktor tomó su muñeca y lo sacó del
gimnasio. Su rostro era neutral, sus hombros relajados, pero el agarre en la muñeca de
Horacio era un poco demasiado apretado para su comodidad.
—Yo soy el que debería estar preguntando eso — Viktor lo miró impasible.
—¿Por qué estás enojado? Era una idea brillante. Se acercó a mí, así que no era
sospechoso, ¡hasta que llegaste y arruinaste todo mi trabajo! —Su labio inferior se
tambaleó un poco. Se sintió estúpidamente molesto. Pensó que Viktor estaría orgulloso
y complacido, no enojado— Me las arreglé para verificar la ubicación del USB y
confirmar que nuestro USB sea lo suficientemente similar. Deberías elogiarme en lugar
de enojarte —Odiaba no poder evitar el dolor de su voz. ¿Por qué la opinión de Viktor
era tan importante para él, de todos modos? Él no vivía para los elogios de Viktor.
—Tú eres quien me enseñó a confiar en mis instintos y hacer lo que sea necesario para
cumplir la misión. Y, por cierto, he leído los parámetros de la misión. Podrías
superarme, pero en esta misión soy el agente principal, tú eres el agente de apoyo. Se
supone que debo hacer la mayor parte del trabajo. Estás aquí para asegurarte de que
no la joda y no me lastime.
Horacio se burló.
—Puedo cuidarme solo. ¿Qué me haría en un lugar público? Supongo que un hombre
como él...
A Horacio le gustaría decir que puso algo de resistencia, que dudó antes de devolver el
beso.
La vergonzosa verdad era que se derritió en el momento en que los labios de Viktor
tocaron los suyos, su mente completamente vacía y su cuerpo flexible y hormigueante
por todas partes. Su boca era la única parte de él que parecía poder moverse,
devolviéndole el beso con despreocupado abandono, los labios pegados a Viktor y
chupando la lengua de Viktor. Sus pequeños jadeos y gemidos se convirtieron en
gemidos cuando las manos de Viktor comenzaron a moverse, acariciándolo por todas
partes: su espalda, sus nalgas, la parte posterior de sus muslos desnudos. Joder, se
estaba muriendo. Estaba a un paso de follar con Viktor...
Hache lo miró, desorientado, enrojecido y tan encendido que no podía pensar. ¿Por
qué se había detenido Viktor?
—Se ha ido —dijo Viktor, pasando sus dedos por su oscuro cabello.
—¿Quién?
Viktor lo miró.
—Brylsko se estaba acercando a nosotros. Casi nos oye. Deberías ser más cuidadoso,
Hache.
Jodidamente-de-acuerdo.
Horacio se volvió y cruzó los brazos sobre el pecho, con la garganta obstruida por
lágrimas de humillación.
—Lo siento por reaccionar exageradamente —dijo con rigidez—. Hiciste un buen
trabajo.
De alguna manera, la alabanza que tanto había deseado se sentía vacía y sin sentido.
—Ahora solo tenemos que descubrir cómo quitarle esa cadena —dijo Viktor, su voz
completamente enfocada en los negocios y los hechos.
Cuando volvió a hablar, se las arregló para parecer mucho más sensato y profesional
de lo que sentía.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—No hay una forma segura de quitársela sin que lo note. Es muy resistente y pesada,
especialmente con el USB colgando. Pero —pensó por un momento, imaginándose el
USB en su mente—… Hay una cadena corta y más delgada, que une la memoria USB
a la cadena principal. Parecía débil, fácilmente rompible. Si está lo suficientemente
oscuro, podría acercarme y cortar la cadena más delgada sin que él se dé cuenta de
inmediato.
—Es poco probable que sospeche algo si encuentra la memoria USB a sus pies. Las
cadenas se rompen. No es raro. Se considerará afortunado de no haber perdido el USB
y de haberlo encontrado antes de que nadie más pudiera encontrarlo. Pero necesito
que la habitación esté bastante oscura, y debemos asegurarnos de que las cámaras de
seguridad no tengan visión nocturna.
—Podría funcionar —dijo —. Brysko es aficionado a las reuniones shibari que ocurren
todas las noches. La habitación por lo general es muy oscura, el centro de atención es
solo para los artistas intérpretes o presentadores.
—Perfecto —dijo Horacio con forzado entusiasmo— ¿Puedes averiguar sobre las
cámaras? Si puedes decirme dónde tienen las cámaras de seguridad, los puntos
ciegos, sería aún más fácil.
—Por supuesto —dijo, mirando a Viktor a los ojos— ¿Por qué no lo estaría?
CAPÍTULO 12
Horacio intentó enojarse con Viktor, pero no era realmente alguien que guardara rencor.
Ahora se sentía algo deprimido y algo estúpido. El Agente 11 hacia su trabajo cuando
lo besó. No era la intención de Viktor seguir adelante. Horacio no tenía motivos para
estar enojado o molesto. No fue culpa de Viktor que Horacio se enamorara de él… en
realidad, de un hombre mayor y heterosexual que estaría fuera de su liga de todas
formas. Estaba siendo estúpido e irrazonable. Debería centrar sus esfuerzos en hacer
el trabajo y terminar la misión. Cuando la misión terminara, probablemente no vería
mucho a Viktor de todos modos. Los agentes especiales normalmente tenían poco que
hacer con los novatos.
Horacio esperaba poder ocultar lo mal que se sentía, pero, por supuesto, Viktor lo notó.
Horacio mantuvo sus ojos fuera del cuerpo de Viktor. No tenía ganas de ser humillado
de nuevo por obtener una erección inapropiada.
A Horacio nunca le gustó que lo llamaran otra cosa que no fuera Horacio. Pero le
gustaba la forma en que Viktor le decía Hache… cálido, afectuoso y suave. Parecía
cariñoso.
Horacio lo miró y no supo qué decir. Todo lo que quería en ese momento era esconder
su rostro contra el cuello de Viktor y dejar que Viktor lo abrazara y le acariciara el pelo.
Cristo, esto estaba jodido. Lo suyo por Viktor era la mezcla más extraña de capricho,
deseos básicos y una infantil necesidad de comfort.
—No es nada —dijo Horacio, bajando la mirada y odiándose a sí mismo por ser tan crío
al respecto.
Viktor murmuró:
—No deberías dejar que algo tan superficial como un enamoramiento te deprima
cuando lo estás haciendo tan bien.
—Podrías haber tenido la decencia de fingir que no notaste nada, ya sabes. Esto se
está poniendo mortificante.
—Pasará, Hache.
—Lo sé —Horacio suspiró—. Pero todavía apesta. No puedo esperar a superar esto
—Desesperado por un cambio de tema, dijo— ¿Tuviste la oportunidad de revisar las
cámaras en la habitación shibari?
Horacio cerró los ojos, tratando de imaginarse la habitación en su mente. La había visto
solo fugazmente, pero tenía un recuerdo bastante bueno.
Excepto que tenía problemas para concentrarse. Las manos de Viktor lo distraían
demasiado. Lo extraño era que el toque de Viktor no se sentía impersonal y
desapegado. Viktor estaba lavando a Horacio como si tuviera todo el derecho a tocarlo,
con sus manos confiadas y gentiles… Conocedoras.
Horacio tiró de sus caderas hacia atrás. La situación era bastante embarazosa.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Debe ser la columna —dijo, aclarando su garganta. El USB que le había dado el MI6
podría ser pequeño, pero el resplandor de su pantalla lo delataría en una habitación
oscura, a menos que Horacio lo usara detrás de la columna. Frunció el ceño—
¿Estamos seguros de que el programa puede descifrar la contraseña de la memoria
USB en unos minutos?
—No es la primera vez que lo uso. El programa fue desarrollado por nuestros mejores
hackers. Hay muy poco que no puedan descifrar.
—Los hackers confían en que funcionará. Además, Brylsko no es el tipo de gente que
emplea programadores informáticos de primer nivel. Está demasiado paranoico de que
lo apuñalen por la espalda y le roben todo su dinero.
—Cuanto antes, mejor —dijo Viktor, sus manos enjabonadas bajaban, rozando sus
nalgas y muslos—. Así que esta noche.
—Está bien—logró decir, alejándose. No pudo mirar a Viktor a los ojos mientras se
apresuraba a salir del baño.
CAPÍTULO 13
Viktor no había sido exactamente feliz de ser asignado a esta misión. Como regla, a los
agentes principales no les gustaba cuidar niños y él no era la excepción. Vigilar a un
novato era tedioso en el mejor de los casos y extremadamente agraviante si el novato
no dejaba de echarlo a perder.
Vigilar a Hache no era tedioso ni molesto. El chico era muy brillante, rápido
aprendiendo y ansioso por complacer.
Nada había preparado a Viktor para lo agitado e incómodo que se sentiría mientras su
compañero novato se arriesgaba. Si algo salía mal, Viktor no podría ayudarlo. Esta
misión en particular, requería un conjunto de habilidades que él no tenía. Si bien había
hecho algún que otro robo en el pasado, este trabajo requería a alguien que fuera
mejor que solo bueno. Requería a alguien excepcional.
Como sospechaba, este espectáculo solo era una excusa para que algunos retorcidos
pasajeros se involucraran en el sexo público bajo el pretexto de asistir a una
demostración profesional de bondage. La oscuridad daba una ilusión de privacidad,
pero probablemente era lo suficientemente excitante. Teniendo en cuenta que la
mayoría de las parejas ni siquiera estaban tratando de permanecer calladas, le hizo
preguntarse cuántos de estos shows terminaban en una gran orgía.
Viktor no les prestó atención, sus ojos miraban en la oscuridad. Se sentía más al borde,
cuanto más tiempo estaba Hache fuera de su vista. Tenía que recordarse a sí mismo
que el chico era muy bueno en lo que hacía. Pero no hacía nada para calmar su
preocupación: era muy consciente de que a veces sobresalir en algo no era suficiente.
Algunas veces había circunstancias que se salían de control. Robar el USB mientras
Brylsko lo llevaba colgado del cuello no era tarea fácil, considerando la paranoia de
Brylsko. Pero estaba oscuro y Brylsko también estaba distraído con la chica en su
regazo. Podría funcionar. También podría explotar espectacularmente en sus caras.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Mantuvo un ojo en la actuación shibari. Estaba llegando a su fin. Les habían informado
que habría un striptease después de eso, pero no se sabía si las luces se encenderían
entre las actuaciones. Maldición. Debería haber visto las imágenes de seguridad de los
espectáculos anteriores mientras investigaba lo de la habitación en la tarde.
Habría revisado las imágenes de seguridad si no hubiera estado ansioso por volver con
Hache, su piel se llenó de inquietud después de ver la forma en que Brylsko había
devorado al niño con sus ojos. Los hombres como Brylsko estaban acostumbrados a
tener siempre lo que querían y Viktor no había querido dejar a Hache solo más de lo
necesario.
Era la primera vez desde la subasta que él y Hache habían estado separados por más
de unos minutos y Viktor no había podido sacudirse la idea de que algo iría mal en su
ausencia. Había aprendido a confiar en sus instintos hace mucho tiempo, pero esta vez
se preguntaba si se estaba volviendo paranoico. Nada le había sucedido al chico
mientras Viktor había estado fuera. Encontró a Hache en la ducha, perfectamente sano
y seguro. El alivio que había sentido al ver que estaba allí había sido... desconcertante.
El impulso de tocar a Hache y asegurarse de que estaba bien había sido más que
desconcertante. Cristo, hablando sobre reaccionar exageradamente. Esta
sobreprotección estaba comenzando a asustarlo. Estaba esa cosa de ser protector, y
luego estaba la necesidad de proteger y proveer que sentía por ese chico.
Sin mencionar que no debería haber tocado a Hache como lo había tocado en la
ducha… no cuando Hache tenía un enamoramiento gigante por él.
Él no era cariñoso.
Él quería.
No era algo sexual. Viktor nunca se había sentido atraído por los hombres y Hache no
era la excepción. El chico simplemente presionaba todos los botones correctos,
botones que ni siquiera sabía que tenía. Sentía una extraña atracción por el chico, una
necesidad básica de tenerlo que no era sexual. Hache tenía una habilidad única para
hacerlo sentir cariñoso, divertido, ferozmente protector… y posesivo.
Viktor hizo una mueca ante el recuerdo de su reacción sobreexagerada, ante Brylsko
mirando a Hache en el gimnasio. Horacio tenía razón: había sido completamente
irracional. No podía creer que casi hubiera arruinado la misión solo porque no le
gustaba la forma en que el objetivo estaba mirando a su compañero.
Hache.
—Ya está hecho —susurró Hache, a horcajadas sobre el regazo de Viktor, donde había
estado sentado al comienzo del espectáculo.
Viktor apretó sus brazos alrededor del chico — ¿Funcionó el programa? —murmuró a
la oreja de Hache.
—Mejor que así sea —dijo Hache en voz baja, desabotonando la camisa de Viktor—.
No lo haré de nuevo. Casi me atrapan. Lo bueno es que el tipo parece bajar toda su
guardia cada vez que se le humedese la polla—Soltó una risita y Viktor sonrió
indulgentemente, reconociendo los signos de la adrenalina.
—La escondí trás esas mesas que no se usan de la esquina —dijo Hache, pasando
sus dedos por el cabello de Viktor—. Puse el USB en su asiento, junto a su muslo.
Debería encontrarlo sin problema. Con suerte, solo pensará que él o su chica
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Para ti, tal vez —dijo Viktor, deslizando su mano entre ellos y abriendo el botón de la
portañuela de Horacio.
—Sí —Viktor desabrochó la portañuela de Hache—. Hay que parecer como que hemos
estado tan ocupados como los demás. Cuando vea el USB, sospechará lo suficiente.
No hay necesidad de atraer su atención.
—Está bien —dijo Hache, sus hábiles dedos comenzando a trabajar en la portañuela
de Viktor—. Por cierto, mi erección no tiene nada que ver contigo. Es... es el peligro.
—No necesitas sonar tan a la defensiva —dijo Viktor con ironía, envolviendo su mano
en la erección de Hache. Estaba caliente. La apretó levemente con su mano.
No era la primera vez que Viktor tenía una mano en la polla de otro hombre. Había
tenido dos misiones que implicaron extraer la información a folladas, con un objetivo
masculino. Ambas veces le costó un gran esfuerzo no demostrar lo aburrido y distante
que había estado con toda la terrible experiencia.
No se sentía aburrido ni desapegado ahora. Tal vez la diferencia era que sentía un
cariño ridículo por este chico, que no dejó de acrecentarse en las pocas semanas
desde que lo conoció.
—Vamos —dijo Viktor, su mano acariciando la polla del chico más rápido mientras que
su otro brazo lo apretaba más fuerte contra sí mismo.
—¿Qué necesitas, bebé? —dijo Viktor, inclinándose para acariciar la mejilla de Hache,
su mano apretando la polla de Hache. Joder, a él le gustaba esto. Le gustaba cuidar a
su chico.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Viktor se llevó dos dedos de su mano libre a la boca y los mojó antes de deslizarlos
bajo la cinturilla de los jeans de Horacio. En el momento en que sus dedos acariciaron
la grieta de Horacio, Horacio gimió, estremeciéndose con todo su cuerpo.
—Eso es todo —dijo Viktor, apretando su mano alrededor de la polla de Horacio—. Has
sido tan bueno. Eres un buen chico—empujó la punta de su dedo dentro del chico.
Hache se puso rígido antes de soltar un fuerte gemido y correrse con su agujero
apretando el dedo de Viktor.
Le tomó a sus ojos unos segundos preciosos ajustarse al brillo repentino. Cuando
finalmente pudo enfocar su mirada, Viktor se encontró mirando una habitación llena de
personas desaliñadas y a medio vestir. Una pareja en la esquina todavía estaba
follando, sin preocuparse por su audiencia o disfrutándola.
Brylsko estaba mirando alrededor de la habitación, con los ojos entornados, la memoria
USB apretada en su mano.
Fue perfecto. Nadie en su sano juicio sospecharía que el follado chico en su regazo
tuviera algo que ver con la memoria USB de Brylsko al otro lado de la habitación.
Cuando Viktor miró otra vez a Brylsko, Milosz estaba sacando a su pet de la habitación.
Parecía menos tenso que hace unos minutos, probablemente había llegado a la
conclusión de que la cadena acababa de romperse y nadie tenía la culpa.
—Buen trabajo —dijo, rozando sus nudillos contra la mejilla sonrojada de Hache.
Hache le sonrió.
Se fueron de la mano, solo una pareja normal que regresaba a su camarote después
de una noche de aventuras.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 14
Los últimos días del crucero fueron sorprendentemente normales. Brylsko no parecía
estar preocupado ni sospechar de ellos, y la portátil con los datos robados estaba
guardada de forma segura en el compartimento secreto de la maleta de Hache.
Como no tenían nada más que hacer que mantener sus tapaderas, Hache decidió
divertirse mientras pudiera. Después de todo, no todos los días tenía la oportunidad de
estar en un exclusivo crucero de lujo por el Mediterráneo.
Envidioso de la piel Viktor, Hache estaba decidido a hacer algo con su tez morena y
pasó los últimos días holgazaneando junto a la piscina, bebiendo cócteles sofisticados
y trabajando en su bronceado. Su piel odiaba al sol, pero a veces conseguía
broncearse en lugar de quemarse, así que había esperanza.
Pero estaba empezando a arrepentirse de ese plan, porque Viktor insistía en untarle
cada dos horas con protector solar de pies a cabeza. Era una tortura. Hache nunca
había estado tan cachondo y sexualmente frustrado en su vida.
—Deja de lloriquear —dijo Viktor severamente, cuando Hache se quejó de que lo había
despertado de su siesta—. Eres un pelirrojo con piel morena. ¿Has oído hablar del
cáncer de piel?
Hache cedió, porque Viktor tenía razón; no tenía nada que ver con el hecho de que la
atención y la protección de Viktor lo hicieran sentir vertiginoso y cálido por dentro.
Pero pronto todo terminará, pensó Hache mientras yacía bien despierto en los brazos
de Viktor. Mañana llegarían a Barcelona y luego volarían de regreso a Londres.
Mañana todo habría terminado. Viktor dejaría de fingir que lo quería. Viktor dejaría de
tocarlo. Viktor dejaría de llamarlo bebé y de hacerle otras caricias ridículamente
afectuosas.
Él sería el Agente 11 otra vez, un agente especial distante demasiado bueno para tener
algo en común con un aprendiz como Hache. Era muy poco probable que compartieran
SOLO UN DESVERGONZADO #08
una misión de nuevo, y ¿qué otra razón tendría Viktor… el Agente 11… para pasar el
rato con un niño como él?
Hache trató de decirse a sí mismo que la hueca sensación de pérdida que le retorcía
las tripas era normal. Era normal estar algo molesto. Pero pasaría. Era solo un
enamoramiento. Pasaría.
Por favor.
✿✿✿✿✿✿
Todo parecía tan... decepcionante. Hache había medio esperado alguna confrontación
con Brylsko, que sus tapaderas fueran descubiertas, algún tipo de violencia que
demostrara que Brylsko era más que un hombre de negocios hedonista de mediana
edad. Pero no hubo nada. Nadie los detuvo cuando salieron del barco y se subieron al
taxi.
—Esto fue un poco decepcionante —murmuró Hache, mirando por la ventanilla del
coche.
—Decepcionante es bueno, créeme. Significa que el trabajo está bien hecho —Sin
embargo, parecía un poco tenso. No era evidente, pero luego de más de una semana
en estrecha colaboración con él, Hache descubrió la diferencia entre un agente del MI6
completamente relajado y un agente del MI6 que en realidad estaba tenso mientras
fingía estar relajado.
Hache se animó.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—¿Estamos en peligro? —susurró, mirando a su alrededor con los ojos muy abiertos.
Quizás el conductor era uno de los hombres de Brylsko. ¡Quizás los estaba
secuestrando!
—No. Lamento decepcionarte —El Agente 11 rio. —No es mi culpa que la misión fuera
aburrida. Ser un agente secreto no es lo que se dice que es.
Hache se desinfló.
El Agente 11 sonrió, los dientes blancos brillando contra su piel bronceada, todavía sin
aKiratar pero injustamente apuesto.
—Sí.
—¿La de Viktor?
—Oh —suspiró Hache y miró hacia otro lado, tratando de ignorar el nudo apretado en
su estómago.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
No eran celos. No tenía derecho a estar celoso. Este era el trabajo de Viktor. Él
también había sido el trabajo de Viktor. No significaba nada para Viktor, para el Agente
11. Era bueno que se lo recordara.
Hache sacó su nuevo teléfono, que le había entregado el MI6, y se puso los
auriculares.
—¿Hacer qué?
—No mientas —dijo Viktor en voz baja—. No eres tú. Tú dices lo que piensas. Es raro.
No dejes que cambie.
Viktor soltó una carcajada ante sus propias palabras arrojadas hacia él.
—No dejes que el trabajo te cambie. Nunca deberías dejar que tus misiones te afecten
fuera de la misión. Si lo haces, no durarás mucho con MI6.
—¿Ah sí? ¿Es tan fácil para ti? ¿Mantener tu trabajo separado de tu vida?
—Por supuesto que no lo es —dijo Viktor, con expresión sombría—. Pero debes
aprender a compartimentar. Piensa en ti mismo como un actor que se quita el
maquillaje del escenario después de una actuación. Del mismo modo, todo lo que
sucede durante una misión, no es real. Es una actuación.
Bonito.
Hache se rio.
—No tienes que decirme esto, ¿sabes? Lo entiendo: debo superar mi estúpido
enamoramiento y dejar de ser un tonto. Lo entiendo, ¿de acuerdo? —Se obligó a mirar
SOLO UN DESVERGONZADO #08
a Viktor a los ojos sin pestañear. Viktor quería honestidad, ¿no? Él podría ser
brutalmente honesto—. Sé que realmente no te importo. No soy tan idiota.
Viktor apretó los labios, una expresión atormentada apareció en su rostro. Con la
mandíbula apretada, miró hacia otro lado antes de decir con rigidez:
—Eso no fue lo que quise decir. Yo tampoco soy un jodido robot, ¿sabes? No, me
preocupo por ti. Te lo dije: tu pequeño enamoramiento no me molesta en absoluto. Ni
siquiera estaba pensando en eso cuando dije eso. Solo quería que fueras honesto
conmigo. Si estás enojado, di que estás enojado. No me gusta que me mientas.
Hache frunció el ceño. Ahora que lo pensaba, recordó que la gente en el MI6 estaba
chismorreando acerca de cuán distante y cerrado era el Agente 11. A pesar de trabajar
para el MI6 durante una década, el Agente 11 seguía siendo un misterio para la
mayoría de sus compañeros de trabajo.
—Um—Hache estudió sus uñas con más interés del que merecían—. Creo que solo
me siento desechable. Reemplazado por otra persona.
—¿Estás celoso?
—Porque su padre es un hijo de puta paranoico. Hace que Brylsko parezca crédulo y
confiado. Es imposible acercarse a él, porque literalmente no confía en nadie. Su hijo
es el único punto débil que tiene. No parece tenerle mucho cariño, pero parece querer
dejar todo a su propia carne y sangre, por lo que debe comenzar a confiar en su hijo en
algún momento pronto. Y tengo que convertirme en la persona en la que confía su hijo.
Es la única forma en que podemos meter a alguien dentro.
—¿Por qué está involucrado el MI6 entonces? La inteligencia doméstica es trabajo del
MI5.
—Es una operación conjunta con el MI5. El objetivo tiene conexiones con una red de
tráfico de personas de Sudamérica y la mafia rusa— Viktor se encogió ligeramente de
hombros.
Hache miró las nubes fuera de la ventana. Aunque racionalmente entendía que la
misión de Viktor era importante, se sentía enfermo al pensar que Viktor iba a
romancear y seducir a otra persona que sonreiría con él, lo besaría, lo tocaría y tendría
relaciones sexuales con él.
Pero no era como si su opinión importara. Él solo era un chico gay con un tonto
enamoramiento por un tipo heterosexual.
—Está bien —dijo sin entusiasmo. Encendió la música y cerró los ojos.
No recordaba haberse quedado dormido, pero debía haberlo hecho, porque lo siguiente
que supo fue que estaban aterrizando y pestañeó débilmente mientras Viktor se
desabrochaba el cinturón de seguridad. Se sintió desorientado.
—Vamos —dijo Viktor, sacándolo del avión con una mano sobre la espalda de Hache.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Hache se apoyó en el tacto antes de alejarse bruscamente, como una muñeca de trapo
tirada en dos direcciones diferentes.
Deja de llamarme Hache, Hache casi explota, pero no lo hizo. No tenían más que
hablar, después de todo… y también le costaba pensar en Viktor como en el Agente 11.
No fue un silencio amistoso. Hache cerró los ojos y fingió dormir, dolorosamente
consciente del hombre que estaba a su lado. Pensó que podía sentir la mirada de
Viktor sobre él, pero por lo que sabía, era su imaginación.
—¿Realmente tenemos que informar inmediatamente? —dijo Hache, sin mirar a Viktor.
Hache lo siguió al interior del edificio, tratando de no parecer que estaba arrastrando
los pies. Debería haber estado emocionado. Él había completado con éxito su primera
misión de campo. Iba a ser objeto de envidia en el centro de entrenamiento.
Parecía que habían pasado meses desde que Viktor... “Viktor” no existía, joder, Hache
se recordó a sí mismo enojado. Solo estaba el Agente 11, que pronto partiría para
seducir a otro tipo.
—Bienvenido, A11 —dijo Claudia, mostrando una sonrisa a Viktor— ¿Cómo estuvo tu
vuelo?
—Sí, pero ella quiere que presente el informe de su misión y entregue los datos
recuperados al departamento de Inteligencia—Claudia miró a Hache por primera vez—.
El agente Pérez debe presentarse en persona. Ella lo está esperando.
Hache no podía ver la cara de Viktor, pero podía ver que sus hombros se tensaban un
poco.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—¿Por qué?
Viktor asintió con la cabeza y miró a Hache, algo parpadeó en sus ojos cuando sus
miradas se encontraron.
Cuando las puertas del ascensor se cerraron tras Viktor, Hache se encontró mirándolo
estúpidamente, sintiéndose perdido y solo. Había olvidado cómo se sentía. En verdad
lo había olvidado.
CAPÍTULO 15
—Hola, Horacio —dijo Amanda con una sonrisa agradable—. Por favor toma asiento.
—Con todo respeto, señora, no entiendo por qué me ha pedido un informe de misión
—dijo Horacio—. Sin duda, el Agente 11 puede darle un mejor informe.
—No tienes que tener miedo, Horacio. Puedes ser honesto conmigo, si el Agente 11 te
presionó para hacer algo que no quisieras hacer durante el transcurso de la misión.
Eres muy joven e inexperto, y el Agente 11 no tenía derecho a forzarte a nada, con o
sin misión. No apruebo la coacción sexual de los adolescentes —Amanda le dio una
mirada comprensiva.
Horacio la miró con incredulidad antes de tener que bajar la mirada para ocultar su ira.
El nervio de esa mujer. ¿Lo consideraba estúpido?
Tomando una respiración profunda, Horacio la miró a los ojos y dijo tan tranquilamente
como pudo:
—Me temo que no entiendo, señora. El Agente 11 no ha sido nada más que
considerado. Fue una gran ayuda y apoyo para mí, cuando lo necesité, y
definitivamente no me obligó a hacer nada que no quisiera. Tengo dieciocho años,
señora. Soy un adulto. Un adulto que consiente.
Ahora que lo pensaba, mirando hacia atrás, Horacio pudo ver los signos de una trampa
cuidadosamente tendida. Nunca en ningún momento del informe previo a la misión se
dijo explícitamente que podría tener que realizar actos sexuales si fuera necesario.
Estaba fuertemente implícito, pero se podría argumentar que Horacio lo había
malentendido. Ahora Amanda podría reclamar inocencia, y culpar a Viktor, si Horacio
expresaba alguna queja, lo cual obviamente había esperado. Se sintió bien
decepcionarla. Horacio deseó poder decirle lo que pensaba de ella, pero...
Una mano lo agarró del brazo y lo jaló hacia una habitación que ni siquiera había
notado. El grito de Horacio fue interrumpido cuando vio que era Viktor.
Horacio estaba tan confundido que le tomó un tiempo darse cuenta de que Viktor se
dirigía a la habitación de Horacio en las instalaciones de entrenamiento. Tiene sentido.
Las habitaciones eran el único lugar donde se les daba cierta privacidad.
—Increíble —dijo Horacio cuando Patrick se levantó y salió de la habitación sin quejas.
Horacio se dejó caer en su cama, enterró la cara en la almohada y cerró los ojos.
—No debiste haberle dicho a Patrick que regresara en una hora. No hay mucho de qué
hablar. Amanda solo trató de hacer que te acusara de mala conducta sexual. Le dije
que no hiciste nada que yo no quisiera. Fin de la historia. No tienes nada de qué
preocuparte —Solo quería que Viktor se fuera para poder sentirse miserable en paz—.
Adiós. ¿No tienes un rico heredero al que seducir?
—Esto no tiene nada que ver con la misión —dijo Viktor—. Pensé que era obvio que no
eras solo una misión para mí. Realmente me preocupo por ti. ¿Por qué es tan difícil de
creer?
Toda la ira parecía desvanecerse del cuerpo de Viktor. Suspiró, pasándose una mano
por la cara.
—¿Qué?
—Tengo tiempo —dijo en voz baja, aun tratando de comprender lo que significaba que
Viktor fuera en realidad Viktor.
—Mi padre murió cuando tenía once años —dijo al fin—. En un accidente de coche. Mi
madre se volvió a casar un año después. Odiaba a mi padrastro —Hubo algo
autocrítico en la sonrisa de Viktor—. Estaba constantemente enojado como cualquier
adolescente. Pensé que odiaba a mi madre, también. Me sentí traicionado, me sentí
como si traicionara a mi padre al volver a casarse tan pronto después de su muerte y
casarse con el mejor amigo de mi padre. Pensé que debía haber estado engañando a
mi padre antes de su muerte.
—No lo creo, pero en aquel entonces, estaba seguro de eso y no quería vivir con ellos.
Me escapé de casa cuatro veces antes de que mi madre finalmente se diera por
vencida y le pidiera a los parientes de mi padre que me acogieran.
—No —dijo Viktor—. Mi padre... Pertenecía a una rama empobrecida de una familia
muy antigua e influyente, por lo que todos sus parientes eran un grupo de esnobs ricos.
Todos me miraban con desdén—Viktor parecía casi divertido—. Probablemente puedas
adivinar lo que pasó.
—Creo que me creía algo así como un rebelde. Esa vez, viví en las calles por un
tiempo, metiéndome en problemas y apenas saliendo de ellos. Pero cuando cumplí los
quince años, crecí un poco y me di cuenta de que en realidad no odiaba a mi madre y
me había equivocado al tratarla de esa manera. La extrañaba —Viktor hizo una
pausa—. Pero era demasiado tarde. Ella había muerto mientras yo no estaba.
Complicaciones durante el parto —La cara de Viktor estaba completamente en
blanco—. Ni siquiera sabía que estaba embarazada.
Oh.
—Lo siento —dijo, tocando la mano de Viktor con incertidumbre. Había pensado que
sería incómodo, pero en el momento en que tocó a Viktor, sus manos se acomodaron
de inmediato, con los dedos entrelazados. Se habían acostumbrado a agarrarse de las
manos. Viktor bajó la vista a sus manos
Se quedaron en silencio por un momento, con Viktor jugando distraídamente con los
dedos de Horacio.
—Después de eso... probablemente puedas adivinar que me sentí como una mierda
—dijo Viktor—. Me convertí en una bala perdida. Cuando tenía dieciséis años, terminé
en la cárcel después de apuñalar al líder de una de las pandillas de Londres, pero el
MI6 me sacó y limpió mi historial —sonrió sardónicamente—. Ellos estaban reclutando.
Querían a alguien joven y capaz, alguien a quien pudieran dar forma de la manera que
quisieran y no venía mal que yo fuera de una familia antigua y que pudieran utilizarme
para infiltrarme en la clase alta si alguna vez lo necesitaban.
—¿Por qué finges que tu verdadero nombre es solo una tapadera? —murmuró
Horacio, mirando sus dedos enredados.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Es una tapadera, en cierto modo —dijo Viktor—. El hecho de que sea mi nombre de
pila no significa que el Viktor Volkov que la gente conoce sea una persona real. No lo
es. Mi educación es bastante real, como lo es mi trabajo en Grayguard, pero la mayor
parte de mis supuestos intereses y preferencias, son falsas. Incluso mis parientes no
tienen idea de que realmente no soy gay. Cuando fui asignado a esta misión, hace dos
años, “salí del armario” y comencé a construir mi tapadera. Por el bien de esta misión,
se supone que Viktor Volkov es el hombre perfecto de los sueños de Luke Whitford un
hombre gay, seguro y confiable, que quiere una relación seria y una familia. Esta
tapadera no es más real que cualquier otra tapadera que haya tenido.
—¿Luke Whitford? —dijo Horacio, mirando a Viktor a los ojos— ¿Es a quién se supone
que debes seducir? Ni siquiera sabía que era gay.
—Soy un ladrón, Viktor. Él es el heredero del hombre más rico de Inglaterra. Saber
sobre gente rica era parte de mi trabajo —Horacio bufó.
También sabía que Luke era muy lindo. No era guapo, ni siquiera sexy; era hermoso.
Tan lindo, que incluso un hombre heterosexual podría sentirse atraído por él.
—Entonces, ¿cuándo comienza oficialmente tu misión? ¿Hay alguna razón por la que
has estado esperando?
—Sí —dijo Viktor, comenzando a juguetear con los dedos de Horacio otra vez—.
Necesitaba hacer que mi tapadera fuera a prueba de balas, y tuvimos que esperar una
señal de que Whitford hubiera comenzado a confiar en su hijo. Sabemos que Whitford
envió a su hijo a Rusia el invierno pasado, para presentarlo en la sociedad rusa de sus
industrias. Curiosamente, Luke desapareció en febrero, después de una reunión con
Roman Demidov, el multimillonario ruso sospechoso de ser el jefe de la mafia rusa.
Demidov antes de desaparecer, por lo que no fue del todo inútil. Parece que Whitford
finalmente comenzó a confiar en su hijo, por lo que mi misión puede comenzar
oficialmente ahora que Luke ha regresado.
—No hace mucho tiempo —dijo Viktor, su pulgar acariciando la fina piel entre los dedos
de Horacio—. Fue interrogado por nuestros agentes, pero no aprendieron mucho. Luke
dice que no sabe quién lo secuestró ni por qué. Dijo que no era Román Demidov, que
fue secuestrado unas horas después de su reunión con el ruso.
—¿No le crees?
Sin desenredar sus manos, Viktor tocó la nariz de Horacio con su pulgar, su expresión
suave pero triste.
—Me acabo de dar cuenta de que no debería decirte esto. Está clasificado por una
razón. Esa carita tuya es un peligro para la seguridad nacional.
—Sí, creo que Luke miente —dijo —. La pregunta es, por qué. De todos modos, a la
misión se le ha dado una oportunidad, así que lo averiguaré lo suficientemente pronto.
Correcto.
—Sí —dijo Viktor—. Tan pronto como empiece a salir con su hijo, es probable que
Whitford me haga rastrear por su gente. Él es realmente muy paranoico.
—Tenemos inteligencia conflictiva. Parece que Luke piensa que su padre no sabe que
es gay, pero estamos seguros de que Whitford lo hace. Whitford siguió a los dos
últimos novios de Luke. Él espantó a uno de ellos, en realidad. Parece que no está
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Buena suerte con eso —dijo Horacio en burla, casi sintiendo pena por Luke antes de
recordar que pronto Luke estaría saliendo con su Viktor.
No es tuyo, dijo una voz en su cabeza mordazmente. Tenía tanto reclamo sobre Viktor
como Luke. Menos, en realidad.
Horacio se puso de pie y caminó hacia su maleta. Alguien debía haberla dejado
mientras que hablaba con Amanda.
Comenzó a desempacar, a pesar de que no tenía prisa por hacerlo. Necesitaba algo
para ocuparse mientras fingía que todo estaba bien, que estaba totalmente bien con
Viktor seduciendo a otro chico. Un chico muy lindo, muy rico y bien educado.
Horacio miró sin parpadear la camiseta verde que tenía en sus manos. Era una de las
pocas camisetas propias que no había descartado después de convertirse en un
aprendiz del MI6. Estaba raída y desteñida debido a demasiados lavados, pero no tenía
agujeros, lo cual era bastante bueno en su libro.
—Así que si no puedes venir a la sede, eso significa que no te veré por un largo
tiempo, ¿verdad? —dijo Horacio, mirando su maleta sin ver—. Meses, ¿no?
Había oído que misiones como esa podían llevar mucho tiempo.
—A partir de mañana, no podré estar aquí seguido — dijo Viktor—Te daré mi número,
el que el MI6 no conoce. Si algo sucede, si Amanda intenta algo otra vez, o te asigna a
otra misión, o alguien te causa problemas, me llamarás.
¿Entendido?
Horacio se mordió el labio inferior con tanta fuerza que probó sangre. Una parte de él
odiaba a Viktor por esto, por cuidarlo y darle una estúpida esperanza.
Viktor tenía una expresión muy extraña en su rostro. Fue intenso pero difícil de leer.
Miró a Horacio por un largo momento antes de acercarse un paso.
Horacio le devolvió la mirada, sin aliento, su corazón latía como loco, y pensó que tal
vez…
Horacio se movió hacia su cama, se sentó y dejó caer su cara entre sus manos.
—Idiota —susurró.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Probablemente estaría avergonzada de dar a luz a una cosa tan estúpida y patética
como él.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 16
Maldita sea.
Viktor tuvo que recordarse a sí mismo que conocía al chico desde hacía un mes. No
era suficiente tiempo para estar tan... unidos.
✿✿✿✿✿✿
En defensa de Viktor, tenía una buena razón para llamar a Hache. O eso se dijo a sí
mismo.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—¿Viktor?
—¿Estás bien?
—Oh. Ya te dije.
—Ella quería meterte en problemas —dijo Hache—. Trató de hacerme decir que me
obligaste a tener relaciones sexuales —Se burló—. Ella realmente tuvo el descaro de
fingir que era comprensiva y compasiva, como si no supiera que ella fue quien te
ordenó que me reclutases para esa misión, perfectamente consciente de que algún tipo
de sexo probablemente estaría involucrado. Ella fingió que era tu idea, que tus
acciones no fueron autorizadas.
—Interesante.
—¿Lo quieres?
—Tal vez.
Viktor hizo una mueca. “Querer” era una palabra demasiado fuerte.
—Tengo suficiente experiencia. La edad podría ser algo positivo. La razón principal por
la que los altos cargos están considerando reemplazar a Amanda, es porque ella está
demasiado pasada de moda. Tecnológicamente estamos bastante atrás de las
agencias de inteligencia extranjeras como la CIA, y no porque no tengamos recursos.
Amanda se acabó acomodando en sus viejas costumbres y se niega a dar suficiente
financiación al departamento de Investigación y Desarrollo. A veces se vuelve
frustrante porque, por ejemplo, nuestra última misión hubiera sido mucho más fácil si
tuviéramos algo de la tecnología que posee la CIA. Así que sí, a veces es tentador
llevar el control del MI6, así ya no estaremos atrapados en el siglo pasado.
—Pero el programa de piratería que los hackers nos dieron era bastante bueno —dijo
Horacio, con una sonrisa en su voz—. Puede que haya hecho una copia ilegal para mí.
Viktor sonrió, el alivio corría a través de él ante la ligereza en la voz de Hache. Había
empezado a pensar que no podría volver a escucharla.
Viktor se rio. Podía imaginar vívidamente sus grandes ojos bicolor mirándolo con
fingida confusión e inocencia. Si Hache estuviera aquí, lo haría, besaría a Hache en su
nariz respingona. O tal vez en su mejilla. Hache se sonrojaría, y haría ese gesto
subconsciente que siempre hacía cuando Viktor lo tocaba, apoyarse en el toque de
Viktor, como pidiendo más. Él siempre quería más.
—Lo siento, me distraje por un momento—Se frotó un dedo entre sus cejas, frunciendo
el ceño— ¿Horacio?
—¿Qué?
—¿Estamos bien? —salió tan raro y extraño como lo había esperado. Le estaba
preguntando a un chico de dieciocho años con el que había compartido una misión, si
estaban bien, aunque objetivamente no había hecho nada malo. No debería haber
importado que Hache estuviera molesto por su próxima misión.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—No estaría preguntándolo si no fue así. No quiero que pienses que no te quiero aquí,
ahora que la misión ha terminado.
—¿Lo haces?
—Por supuesto que sí, cariño—se escuchó decir. Inmediatamente, Viktor hizo una
mueca. No debería haber usado el cariño. La misión había terminado y continuar
usando palabras cariñosas, simplemente liaría más la cabeza de Hache. Las cosas ya
eran lo suficientemente complicadas.
Al darse cuenta de que también estaba sonriendo, Viktor se pasó una mano por la cara,
sintiendo un malestar en el estómago.
✿✿✿✿✿✿
—Hola —dijo, sonando tímido pero decidido. Viktor podía imaginar la preocupación
marcada en sus labios, la barbilla de Hache apoyada en sus rodillas. La imagen era
inquietantemente vívida en su mente.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Sí —dijo Hache—. Yo solo... Como que colgaste sin decir adiós y yo solo estaba
—Se detuvo y gimió. Sonó amortiguado, como si Hache lo estuviera ahogando en su
mano—. Básicamente, soy ese chico poco chanchero y pegajoso que quiere
asegurarse de que la gente no lo odie secretamente. Por favor ignórame. Voy a colgar
y nunca más volveré a usar un teléfono.
Viktor vaciló. Su primer instinto fue mentir (con su trabajo, siempre lo era) antes de
recordar que la honestidad debería ir en ambos sentidos.
—Para ser sincero, quería dejar de hablar contigo —dijo Viktor, cerrando el frigorífico
con la nota mental de ir de compras lo antes posible—. Pero no porque te odiara en
secreto.
Viktor caminó hacia su portátil y se sentó frente a ella de nuevo. La imagen de Luke lo
miraba desde la pantalla. Luke parecía bastante más joven que sus veintitrés años.
Con su cabello dorado, rasgos finos y labios carnosos, era claramente muy guapo. Era
más guapo que la mayoría de las mujeres que Viktor conocía. Era una pena que no
pudiera sentir un destello de atracción hacia él, lo que hacía su misión aún más difícil.
Fingir el deseo no era fácil, ni siquiera para alguien tan experimentado como él.
Siempre había algo que reprochar, la falta de erección era la más condenatoria. Había
estado mirando esa foto por la última hora, tratando de encontrar algo sobre Luke que
lo atrajera, no podía tomar Viagra cada vez que saliera con Luke.
Era una de las razones por las que Viktor odiaba las misiones de seducción,
especialmente cuando el objetivo era un hombre. No siempre se sentía atraído por las
mujeres que se suponía que debía seducir, pero con las mujeres era más fácil engañar
a su cuerpo haciéndole creer que se sentía atraído por ellas. Hasta el momento no
había tenido éxito en convencer a su cuerpo de que deseara a Luke.
Por supuesto, el hecho de que sus pensamientos siguieran volviendo a Hache con
irritante frecuencia, no lo ayudaban exactamente a concentrarse en el trabajo.
—Colgué antes de poder decir algo estúpido. Más estúpido de lo que ya había dicho.
—Todavía no podía creer que hubiera llamado cariño a Horacio. Cristo, ¿estaba loco?
—Mira —dijo Viktor con un suspiro—. Intento no ser ungilipollasi. Sé que no es bueno
ilusionar a alguien. No quise hacerlo, pero... No puedo ser tan firme contigo como
debería serlo.
Debería haber sido más firme con Hache, sobre su enamoramiento, en vez de llamarlo
cariño.
—Espera —dijo Hache, sonando como si estuviera dividido entre reír y suspirar—. Si
se trata de que me llamaste cariño, sé que no lo soy; sé que no me ves de esa manera.
No te preocupes. No estoy obsesionado.
—Aún así —dijo Viktor—. Debería... debería haber un límite. Soy el adulto con más
experiencia. Debería ser más responsable. Pero en lugar de ser responsable, sigo
resbalándome y tratándote como... Mi cariño. No puedo ser tan firme contigo como
debería ser.
Se quedaron en silencio por un momento, pero esta vez el silencio fue cómodo.
—Sé que no puedes venir a la sede —dijo Hache de repente— ¿Pero puedo ir a tu
casa? ¿Cuándo tenga tiempo?
—Oh. Bueno. Lo entiendo. Olvídalo, fue estúpido de mi parte sugerir eso, de todos
modos.
—¿Recuerdas lo que te dije sobre prestar atención a lo que dice la gente en lugar de
dejar que tus opiniones prejuiciosas afecten tu juicio? Todo lo que dije fue que no
puedes venir a mi casa desde la sede, tarde o temprano llevarás a Whitford al MI6, no
importa cuán cuidadoso seas.
—¡No lo haré!
—Lo harás. Eres muy talentoso en lo que haces, pero todavía eres un aprendiz. No
tienes experiencia práctica y cometerás un error, porque cada alumno lo hace.
Pero otra voz susurró que Hache estaba triste, Hache estaba solo y vulnerable, y
Hache lo necesitaba.
—Pero es posible que puedas quedarte conmigo si quieres —dijo Viktor, encogiéndose
por su autocontrol, o por la falta de él.
—¿Qué?
Hache sonaba tan atónito, como lo estaba una parte de Viktor por su propia
sugerencia.
Sin mencionar que invitar a un niño gay, que estaba enamorado de él, a vivir en su
casa era lo opuesto a lo inteligente. Era la definición de irresponsabilidad.
Pero aparentemente si Hache estaba molesto, todo su pensamiento racional se iba por
la ventana. Increíble.
—No hay reglas que te prohíban vivir en otro lugar que no sea el centro de
entrenamiento. Mientras puedas tener un entrenador calificado, ni siquiera tendrás que
ir a la sede hasta tus exámenes en unos meses.
—No, pero soy la segunda mejor opción. Todos los agentes de mi rango están
calificados para entrenar a los novatos.
—No funcionará si Luke se entera del crucero de los Sugar Daddy—señaló Horacio,
interpretando al abogado del diablo.
—Podría decir que te traje a casa cuando tenías, digamos, quince años —dijo Viktor—.
Tú viviste conmigo por unos años, pero luego te enojaste y huiste cuando descubriste
SOLO UN DESVERGONZADO #08
que estaba considerando establecerme y formar mi propia familia. Le diré a Luke que
tienes problemas de confianza y abandono. Es por eso que huiste y no pude
encontrarte por un tiempo. Entonces escuché de alguien que estabas desesperado por
dinero y te inscribiste en un crucero poco fiable. Por supuesto que tuve que interferir.
Pero no podía simplemente arrastrarte hacia aquí, así que tuve que comprarte para
mantenerte a salvo de hombres y mujeres pervertidos. Eso es.
—Eso —dijo Hache—. Eso podría funcionar, en realidad. Explica perfectamente por
qué alguien como Viktor Volkov estaría en un crucero como ese—Hizo una pausa antes
de decir en voz baja— ¿De verdad quieres que viva contigo?
—Sí, Hache. Empaca tus cosas. Hablaré con Amanda y te recogeré en unas horas.
—Pero ella te odia. ¿Estás seguro de que ella no dirá que no?
—Estoy seguro.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 17
Con su bolso colgado sobre su hombro, Horacio salió del ascensor y se detuvo en seco
cuando vio a Amanda allí de pie, con los brazos cruzados detrás de su espalda, su
postura recta y su expresión fría.
—Por supuesto que puedes irte, Horacio —dijo con una sonrisa amable—. Pero ten
cuidado. Ahora entiendo por qué te negaste a presentar alguna queja contra el Agente
11 — Sus labios se curvaron—. El Agente 11 tiene... un cierto efecto en algunas
mujeres y parece que tú también fuiste víctima de ello. Por supuesto que no es tú
culpa. Eres joven e impresionable y él es un experto en manipular personas.
Horacio puso una sonrisa que probablemente era tan falsa como la de ella.
Maldito infierno. Incluso Brylsko parecía mucho más agradable que Amanda.
Suspirando, Horacio se recordó a sí mismo que era parcial y que esto probablemente
estaba afectando su juicio. Amanda debía tener algunas cualidades admirables
también. Obviamente era muy capaz y ambiciosa si había logrado un trabajo tan
prestigioso. No debió haber sido fácil tener éxito en un campo gobernado por hombres.
Sus palabras lo molestaron, pero probablemente no por las razones que ella quería. Le
molestaba que sus palabras no lograran plantar ni una pizca de duda en él. Confiaba
absolutamente en Viktor; confiaba en él mucho más allá de un simple enamoramiento.
—No, ella no siempre fue así. Ella simplemente se siente amenazada y no es alguien
que se deje derribar sin luchar.
—Ella no es malvada, Hache. Ella no es más malvada o más manipuladora que yo.
Horacio frunció el ceño, en desacuerdo, y sin entender cómo Viktor podía estar tan
tranquilo al respecto.
—No es la primera vez y no será la última —dijo Viktor, volviendo sus ojos a la
carretera.
Horacio miró su perfil. Viktor se había afeitado. Se veía muy bien con barba, pero la
vista de su mandíbula bien afeitada y la piel bañada por el sol de su garganta hacía que
la boca de Horacio se hiciera agua. Quería lamer esa línea de la mandíbula y luego
acariciar el cuello de Viktor. Quería, quería... La mirada de Horacio se movió impotente
ante los musculosos antebrazos de Viktor expuestos por sus mangas arremangadas.
Tal vez no había sido una buena idea aceptar vivir con Viktor, después de todo.
—¿Cómo la convenciste de que debería vivir contigo? —dijo Horacio, mirándose las
manos.
—No necesitaba mucha convicción. Ella sabe que es su culpa que mi tapadera haya
sido comprometida. Le advertí, ella no escuchó. Ahora debemos trabajar con eso. Ella
sabe que la desaparición de mi Sugar Baby de mi vida haría las cosas aún más
sospechosas. Puede que no me guste todo lo que quiere, pero sé que no es estúpida.
Ella sabe lo importante que es mi misión. No permitirá que sus rencores personales la
vuelvan a afectar.
Horacio no estaba tan seguro de eso, pero no discutió. Viktor la conocía mejor que él.
exitoso, por lo que no era de extrañar que tuviera una casa en uno de los barrios
londinenses más caros.
La casa era tan bonita y elegante en el interior, como en el exterior, pero, para sorpresa
y alivio de Horacio, era acogedora y parecía viva, no era tan impersonal e
intimidantemente perfecta como había medio esperado.
—Por supuesto, ponte cómodo —dijo Viktor con ironía, pero sus ojos eran suaves
mientras lo miraba. Cogió la bolsa de Horacio y desapareció en la habitación de
invitados.
—¿Quieres que prepare un baño de burbujas también para ti? —gritó Viktor.
—¡Una gran idea! —dijo Horacio, sonriendo cuando escuchó a Viktor reír y llamarlo
bebé perezoso.
Había una sensación burbujeante en su pecho que le hacía imposible dejar de sonreír.
✿✿✿✿✿✿
Una semana después, Horacio estaba seguro de que nunca había sido más feliz en su
vida.
Vivir con Viktor era incluso mejor de lo que había imaginado. Horacio había esperado
sentirse un poco incómodo, como solía pasar cuando se quedaba en el lugar de
alguien, pero Viktor nunca lo había hecho sentir como si fuera un intruso o inoportuno.
El único problema era que vivir con Viktor no le ayudaba exactamente a deshacerse de
su enamoramiento. La palabra “enamorarse” parecía tan inadecuada para la cálida
SOLO UN DESVERGONZADO #08
sensación que llenaba su corazón mientras veía a Viktor preparar el desayuno, con los
ojos soñolientos, sin afeitar y un poco gruñón. Horacio quería acercarse y besarlo tanto
que sentía que se estaba ahogando por la necesidad.
Horacio odiaba ver a Viktor irse a trabajar, pero amaba cuando llegaba a casa. Sin
importar lo cansado que estuviese Viktor, siempre tenía una sonrisa para él. Parecía
feliz de ver a Horacio, feliz de pasar tiempo con él después del trabajo, feliz de
entrenarlo y tenerlo cerca.
A veces, Horacio lo convencía de jugar videojuegos, por qué Viktor incluso tenía una
Xbox aunque nunca la usaba, y algunas veces trabajaban en el gimnasio de la planta
baja, pero la mayoría de las veces solo estaban juntos y veían películas. Esas tardes
eran las favoritas de Horacio.
Era una de esas noches. Estaban tendidos en el sofá, la televisión era la única fuente
de luz en la habitación. La cabeza de Horacio estaba en el regazo de Viktor, los dedos
de Viktor acariciando su cabello distraídamente mientras miraban la película.
¿Lo hacía?
—Esto posiblemente sea un poco empalagoso, pero como que te adoro. ¿Lo sabes?
—Hache, tienes a un espía y asesino del gobierno acariciando tu cabello. No hay nada
más empalagoso que eso para mí.
—Eres un inútil.
—No estoy de acuerdo —dijo Horacio, lamiendo el pulgar de nuevo. Sus párpados se
cerraron, él succionó el pulgar de Viktor en su boca. El sabor de la piel de Viktor, la
sensación de algo duro en su boca lo estaba volviendo loco y excitándolo. Dios. Habían
pasado años desde que había chupado su polla.
—Lo siento —dijo torpemente—. Probablemente hayas notado que tengo un caso
grave de fijación oral —forzó una carcajada—. Me gusta, si no quieres que quiera
chuparte la polla, será mejor que no me pongas cosas en la boca.
Viktor no se rio.
—¿Podemos por favor olvidarlo? —dijo Horacio con una mueca—. Saldré a buscar a
alguien—Horacio reprimió otra mueca. No estaba exactamente ansioso por chupar la
polla de un tipo al azar, pero no podía dejar que su frustración sexual forzara las cosas
entre ellos. Horacio suspiró—. Estaba planeando salir a echar un polvo de todos
modos. Me ayudará a deshacerme de este molesto enamoramiento.
—Sí, probablemente sería mejor si sales y... te relacionas con alguien de tu edad —Su
voz sonó un poco extraña: incómoda y rígida, casi como si la idea de un encuentro gay
fuera asquerosa.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Por supuesto que no lo soy —dijo Viktor y sus cejas se juntaron—. Es solo... La
noche puede ser peligrosa. Hay muchas personas detestables por ahí.
CAPÍTULO 18
Hache salió de su habitación quince minutos más tarde, vestido con una camiseta
negra y un par de jeans ajustados que mostraban sus largas piernas. Cuando Hache se
inclinó para agarrar su teléfono de la mesa de café, Viktor frunció los labios y miró
hacia otro lado.
—Yo te llevo.
—¿Por qué no? —dijo Viktor, subiéndose al coche— ¿Crees que nunca he estado en
un club gay?
—No es eso —dijo Hache, subiéndose al asiento del pasajero—. Joder, esto es raro,
Viktor. No te quiero allí mientras yo —Se sonrojó y desvió la mirada, parecía
avergonzado.
—Por supuesto.
Viktor estaba tan sorprendido que casi chocó contra el coche frente a ellos. Mierda. No
podía recordar la última vez que alguien había adivinado correctamente que estuviera
enojado y le preguntara al respecto. ¿Desde cuándo se había vuelto tan transparente?
—Estoy preocupado —dijo, con la mirada fija al frente—. Algo puede salir mal. No
quiero que te lastimen.
Horacio suspiró.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Supongo que es dulce de tu parte, pero por última vez: no soy un bebé. Estaré bien.
Prométeme que no interferirás.
Esos jeans eran jodidamente obscenos. Hacían que Viktor se sintiera incómodo y
nervioso. Tuvo que resistir el impulso de buscar una manta y envolver a Hache para
que nadie pudiera mirarlo.
Viktor miró al hombre, alto, rubio, irrelevante, antes de volver a mirar a Horacio. Él
estaba bailando con alguien ahora. El tipo tenía alrededor de veinte años, un atleta
típico, todo físico y sin cerebro.
—No —dijo, al darse cuenta de que el rubio todavía estaba esperando su respuesta—.
Solo un niño al que tengo que cuidar.
—Eso debe apestar —dijo el rubio con simpatía— ¿Cómo te cargan con el deber de
cuidar niños?
Viktor no respondió. Ahora el atleta estaba sobre Hache, sus manos se deslizaban
desde la estrecha cintura de Hache hasta su culo respingón. Manteniendo su control,
Viktor agarró su cerveza, recordándose a sí mismo que no era de su incumbencia.
Hache no era un bebé. Le había prometido a Hache que no interfiriría.
—¿Es tu hermano pequeño? —dijo el rubio, claramente sin entender que no estaba
interesado.
—No —dijo Viktor cortante. Sabía que estaba siendo grosero. Normalmente trataba de
rechazar a la gente con suavidad, sin herir su orgullo, pero en este momento la cortesía
era lo último en lo que pensaba.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Estaba enojado y estaba enojado por estar enojado. Esta posesividad era jodidamente
asquerosa y rara, teniendo en cuenta que no quería a Hache de esa manera.
Racionalmente, aprobaba lo que Hache estaba haciendo. Irracionalmente, se
imaginaba muchas formas en las que podría matar al imbécil que estaba toqueteando a
su Hache con sus manos sucias e indignas.
En ese momento, Hache lo miró y frunció el ceño. Viktor tardó varios minutos en darse
cuenta del por qué: estaba tan lleno que el tipo rubio estaba prácticamente pegado a su
costado.
No lo hizo.
Fue una táctica sucia; Viktor era perfectamente consciente de eso. Una parte de él
estaba algo incrédula… ¿por qué estaba haciendo esto?... pero una parte más grande,
solo quería que Hache se deshiciera de ese idiota y volviera con él.
—Eres un idiota, lo sabes, ¿verdad? —dijo, mirando a Viktor antes de apartar al rubio y
envolver un brazo posesivo alrededor del torso de Viktor.
—¿Dónde están tus modales, Hache? —dijo Viktor, sonriendo en tono de disculpa al
rubio, quien lucía confundido entre ellos.
—Ahora discúlpate —dijo Hache, levantando la barbilla obstinadamente, con los brazos
cruzados, sus ojos verdes tormentosos, buscando pelea.
—No sé sobre otros pelirrojos, pero este pelirrojo está enojado como el infierno.
Discúlpate por joderme el ligue.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—¡Agg!
—Eres el peor —dijo Hache, respirando con dificultad, todavía sonrojado por la ira.
—Lo soy —dijo Viktor con una sonrisa—. Vamos a casa. Puedes gritar allí más
efectivamente.
Horacio abrió la boca para discutir, pero luego se dio cuenta de que un club ruidoso no
era un buen lugar para conversar.
Salió corriendo. Sonriendo, Viktor lo siguió fuera del club a un ritmo más tranquilo.
El viaje en coche a casa transcurrió en enojado silencio, con Hache mirando por la
ventana y deliberadamente ignorándolo.
Viktor no pudo evitar pensar que era como un gato, un gatito color jengibre, maullando
enojado.
—¿Por qué? —dijo Viktor suavemente, guiando al chico dentro de la casa con una
suave mano sobre su espalda baja.
—No pretendas que no lo sabes. Lo hiciste a propósito. Se dejó caer en el sofá y miró a
Viktor—. No te puede importar menos ese rubio, pero dejas que se te suba encima solo
para hacerme sentir —Se interrumpió y apretó los labios...
—No —dijo, envolviendo sus dedos alrededor del tobillo del chico—. Tienes razón. Soy
un cabrón. Te manipulé para distraerte del tipo con el que estabas bailando.
Viktor dejó que sus ojos vagaran por la cara de Horacio, por las facciones que le
habían llegado a ser tan queridas en tan poco tiempo.
—Pero tú eres…
Mierda.
—Lo sé, cariño —El cariño se le escapó de la boca antes de que pudiera detenerlo.
Viktor le apretó el tobillo a Hache—. Me siento como un bastardo egoísta, pero pediste
honestidad y esa es la verdad.
Hache atrapó su labio entre sus dientes, mirando a Viktor antes de gemir.
—Sabes, estoy bastante seguro de que se supone que quiera golpearte por ser un
cabrón egoísta y posesivo, pero todo lo que quiero es chuparte la polla.
—Puedes hacerlo si quieres —dijo antes de que pudiera pensarlo dos veces.
—¿En serio? —dijo Hache sin inflexión, mirando atentamente a Viktor— ¿Me dejarás
chuparte la polla? No necesito tu compasión, Viktor.
—¿Qué compasión? —Viktor sonrió tristemente—. Este soy yo, un idiota posesivo.
Todo lo que digo es que si quieres chupar una polla, quiero que sea la mía.
—¿Y qué? —dijo Viktor, poniéndose de pie y poniendo una mano en el respaldo del
sofá junto a la cara de Hache. Se inclinó alzándose sobre el chico—. También era
heterosexual hace una semana cuando me chupabas la polla a diario.
—Estábamos en una misión —dijo Hache, acelerando su respiración, sus ojos verdes
fijos en él con avidez—. Era diferente.
—¿Lo era? —dijo Viktor, rozando sus nudillos sobre la mandíbula de Hache. Sería
mentira decir que no le gustaba el efecto que su proximidad tenía sobre Hache. Nunca
se había considerado un ególatra, pero joder, adoraba ser el centro del mundo de
Hache. Era un desastre, pero afectaba directamente a su polla— ¿Crees que no lo
disfruté? Eres bueno haciendo mamadas.
—Está bien, pero será temporal. Voy a superar este enamoramiento. Pronto. Muy
pronto.
—Está bien —dijo Viktor, pasando una mano por el cuello de Hache y sintiéndolo
temblar—. Como digas. ¿Quieres un beso?
—¿Puedo?
Viktor había besado a mucha gente, pero besar a Hache no tenía nada que ver con
besar a objetivos masculinos o incluso a mujeres. Nunca había besado a alguien que
se sintiera como… suyo. Nunca había sentido que lo único que importaba era dejar a
Hache sin aliento, haciendo soniditos de placer que lo hacían sentir como de tres
metros de alto. El chico era maravillosamente receptivo, temblando ante el parpadeo
más leve de la lengua de Viktor y besándole con avidez. Era extrañamente adictivo, y
Viktor se encontró cerrando los ojos y dejándose disfrutar del resbaladizo calor de la
boca suave y ansiosa de Hache.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Joder —Hache susurró, sus ojos vidriosos y su respiración agitada—. Esta es una
idea terrible.
Viktor lo besó en la nariz, acariciando con su pulgar los húmedos y temblorosos labios
rojos de Hache.
Viktor trató de apoyarse sobre los codos y quitarle algo de su considerable peso al
larguirucho muchacho, pero Hache no estaba pensando en nada de eso: envolvió sus
brazos y piernas alrededor de Viktor, juntando sus cuerpos y gimiendo en la boca de
Viktor. Dándose por vencido, Viktor lo besó profundamente, su mente se nublaba cada
vez que tenía su lengua en la boca de Hache. Estaba excitado, mucho más excitado
que nunca con cualquier objetivo masculino, con su polla presionada contra el muslo de
Hache a través de las capas de tela que los separaban. Podía sentir la erección del
chico, pero no sentía ni siquiera una pizca del asco que normalmente sentía con los
objetivos masculinos. Aunque era un alivio. Viktor no quería que esto pareciera
trabajo… esto demostraba cuán extraño era su apego con Hache.
—Viktor—jadeó Hache contra sus labios, retorciéndose—. Por favor. Quiero correrme.
Hazme llegar.
Viktor se colocó entre ellos y palmeó la polla del chico a través de sus pantalones
vaqueros. Le dio un buen apretón y Hache gimió, largo y desvergonzado.
Viktor dijo:
SOLO UN DESVERGONZADO #08
La mirada despierta y los ojos muy abiertos de Hache fue lo último que vio antes de
irse a buscar provisiones en su habitación.
Esta es una maldita idea terrible, una voz silbó en la parte posterior de la mente de
Viktor.
Viktor agarró la botella de lubricante y miró el paquete de condones que había junto al
cajón.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 19
Horacio estaba temblando.
¿Debería acostarse?
Miró hacia la puerta abierta y decidió que sería menos incómodo si ya estuviera en la
cama cuando llegara Viktor.
—Sí—A pesar de sus nervios, estaba excitado. Él nunca había estado más excitado.
Podía sentir el ligero balanceo del colchón cuando Viktor se subió a la cama, pero se
sentía distante y ahogado por la oleada de sangre en sus oídos. Podía sentir la mirada
de Viktor sobre él.
Viktor puso una mano cálida sobre su espalda y Horacio se estremeció con las nalgas
apretadas y los dedos enroscados en la tela de su colcha.
El primer roce de las puntas de los dedos lubricados de Viktor contra su agujero hizo
que Horacio temblara, su polla tan dura que le dolía. Gimió cuando Viktor separó las
nalgas y frotó el lubricante. Su dedo se fijó en el agujero de Horacio y Horacio se
retorció, tratando de empujar hacia atrás contra el dedo, acogiéndolo.
—Sin paciencia en absoluto —dijo Viktor riendo, deteniendo a Horacio todavía con una
pesada mano en la cadera y deslizando un dedo de la otra hacia arriba y hacia abajo a
lo largo de la grieta de Horacio, pequeños roces sobre su agujero que lo hacían temblar
y gimotear—. Joder, realmente te gusta esto —Había algo así como fascinación en la
voz de Viktor.
—Lo retiro —se quejó Horacio—. Eres el peor… agg — Finalmente, Viktor empujó un
dedo dentro de él.
—Ahí vamos —murmuró, tirando de su dedo hacia atrás. Horacio lo siguió con las
caderas y dejó escapar un grito ahogado cuando la otra mano de Viktor lo empujó
hacia abajo, forzándolo a estarse quieto con la polla de Horacio apretada
agradablemente debajo de él.
—¿Dije que te podías mover? —Viktor comenzó a tocarlo suavemente, solo un dedo
grueso se deslizaba dentro y fuera del agujero de Horacio, y Horacio jadeó entre sus
brazos cruzados, separando sus muslos para tratar de encontrar algo de influencia y
hacer que Viktor empujara el dedo más fuerte. Dios, amaba esto, amaba el ritmo, pero
necesitaba más.
Viktor resopló y torció el dedo. Horacio dejó escapar un largo gemido, estremeciéndose
con todo su cuerpo.
—Joder, más.
Esta vez Viktor le escuchó, deslizando su dedo y empujando con dos dedos. Horacio
se atragantó con un gran placer, la gran extensión de los gruesos dedos de Viktor
frotándose dentro de él tan jodidamente perfecta que estaba a punto de correrse. Se
sentía tan bien. Apretó los ojos, jadeando en busca de aire. Tenía un destello de lo que
debía ser, los muslos tensos y los brazos temblando y el sudor perlando sus sienes
mientras se empujaba contra los gruesos dedos de Viktor, desvergonzado y
necesitado. Pero Dios, se sentía tan increíble que no le importaba. Sabía que estaba
gimiendo y parloteando algo incoherente y le tomó un tiempo darse cuenta de lo que
estaba diciendo. Viktor, por favor, fóllame, mete tu polla en mí, va a ser muy bueno, te
necesito, necesito tu polla en mí, necesito que me folles duro.
Mierda, ¿en qué debía estar pensando Viktor? Sonaba como una puta total.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Horacio ni siquiera podía disfrutar del orgasmo, con la cara caliente por la vergüenza
mientras el silencio se extendía.
Horacio se mordió el labio. Cristo, estaba tan vacío. A pesar de correrse, todavía se
sentía extrañamente insatisfecho, queriendo más.
El silencio fue roto por el sonido de una cremallera deslizándose hacia abajo.
Viktor tenía su polla afuera y se acariciaba a sí mismo, sus ojos oscuros estaban fijos
en las piernas extendidas de Horacio.
Horacio miró la gruesa polla enrojecida de Viktor. Estaba duro. Viktor estaba duro por
haberle metido los dedos.
Viktor movió su mirada hacia la cara de Horacio, todavía acariciándose a sí mismo. Sus
labios se crisparon.
Horacio estaba a punto de objetar antes de darse cuenta de que Viktor probablemente
tenía razón: todavía estaba sin aliento, su corazón latía con fuerza, su cuerpo
deshuesado y pesado. Si intentaba chupar una polla en este momento, probablemente
se ahogaría, y no de forma divertida.
Pero... tenía otro agujero que Viktor podía follar sin ningún esfuerzo para Horacio o
cualquier peligro de estrangularlo.
—Hache…
—Solo digo —dijo Horacio, ruborizándose—. No es gran cosa. ¿Por qué desperdiciar
todo el duro trabajo que hiciste? Me hiciste correr y ahora tengo que devolverte el favor,
¿verdad? No me importa que lo hagas de esa forma —Era el eufemismo del siglo, y
después de toda su desvergonzada mendicidad, era probable que Viktor lo supiera
perfectamente.
Cuando Viktor no dijo nada, Horacio finalmente tuvo el coraje de mirarle la cara.
Viktor lo miraba con una expresión muy extraña, una mezcla de diferentes emociones
en sus ojos.
—Prometo que no voy a hacer un gran problema con eso. Ya me corrí, así que no será
sexo. Solo un agujero húmedo para que lo folles.
—¿Condones?
Él miró sin aliento mientras que Viktor rasgaba el envoltorio y se ponía el condón sin
decir una palabra. Viktor ni siquiera se molestó en desvestirse, solo se movió entre los
muslos extendidos de Horacio y alineó su polla. Mierda…
Tratando de tragar sus gemidos, Horacio solo pudo agarrarse a la cabecera mientras
Viktor le daba la puta follada más completa de su vida. No era asi como hubiera
imaginado el sexo con Viktor. No era afectuoso. Era sucio, con Viktor básicamente
SOLO UN DESVERGONZADO #08
usándolo como un agujero, completamente vestido pero con su polla empujando dentro
de él.
A Horacio no le importaba. Eso fue lo que él sugirió, después de todo. Él estaba bien
con ser usado para el placer de Viktor, bien con todo, siempre y cuando Viktor no se
detuviera. Trató de no hacer ningún ruido, trató de no empujarse contra la polla de
Viktor, sin importar lo desesperado que estuviera por esos constantes golpes contra su
próstata que enviaban chispas zumbando a través de su piel. Le había dicho a Viktor
que en realidad no sería sexo, por lo que no quería ser demasiado obvio divirtiéndose.
Pero Dios, no podía. Horacio soltó un sollozo mientras Viktor le clavaba la próstata con
asombrosa precisión, una y otra vez, hasta que Horacio se corrió otra vez, reprimiendo
un grito cuando su orgasmo lo inundó como una marea, una ráfaga brutal de éxtasis
despiadado. Era un lío tembloroso y jadeante, sacudiéndose con cada movimiento de
la polla de Viktor dentro de él. Finalmente, Viktor gimió y dejó de moverse, su polla se
ablandó dentro de Horacio.
CAPÍTULO 20
—Buenos días —dijo Viktor, sorbiendo su café. Ya estaba vestido para el trabajo, con
un par de pantalones grises y una camisa blanca que lucía obscenamente bien contra
su piel.
A la luz del día, parecía surrealista. Si no estuviera un poco dolorido, pensaría que todo
había sido un sueño.
—¿Por qué?
—Extraño —murmuró Horacio—. Aceptar una cita justo un mes después de una
experiencia tan traumática.
Viktor asintió.
No puedes caer más bajo si ya estás en el fondo, dijo una voz vacilante en el fondo de
su mente.
Horacio la ignoró.
—Luke tiene a alguien. Parece tener cierta debilidad por los imbéciles, especialmente
cuando son altos, morenos y mayores que él. Si realmente fue secuestrado por Roman
Demidov, no sería imposible que haya desarrollado algún sentimiento por Roman. El
ruso se ajusta al tipo de Luke.
—No es exactamente raro pensar con la polla en el calor del momento y hacer cosas
que no deberías hacer.
—En realidad consideré hacer el papel de cabrón, pero Luke parece ser lo
suficientemente racional como para entender que no puede confiar en hombres así, sin
importar lo atraído que se sienta. En última instancia, necesito su confianza, por lo que
el papel de un hombre con el que le gustaría casarse es más útil a largo plazo que el
papel de un hombre al que le gustaría follarse.
Horacio se burló. Si Viktor pensaba que Luke no querría acostarse con él, se llevaría
una sorpresa.
—Mierda, llego tarde —Se puso de pie, cogiendo la chaqueta del respaldo de su silla y
deslizándola por sus brazos, sobre sus hombros.
—Gracias, Hache —dijo, con su profunda voz cálida y cruda. Su mano rozó el hombro
de Horacio cuando Viktor lo adelantó de camino a la puerta.
✿✿✿✿✿✿
Horacio miró a su alrededor con nerviosismo, medio esperando ser expulsado del
centro de mando en cualquier momento. Pero nadie lo miraba, todos los supervisores
estaban ocupados vigilando a sus respectivos agentes y ocasionalmente les daban
órdenes. Nunca antes había estado en el centro de mando y, estrictamente hablando,
probablemente no debería estar allí, pero su autorización no había sido revocada aún,
después de la misión de Brylsko, así que aprovechó la oportunidad para observar la
misión de Viktor.
interesado en Luke, pero era inútil. La admiración, la atracción en los ojos oscuros de
Viktor cuando miraba a Luke, parecía absolutamente genuina. Eso revolvía el
estómago de Horacio por varias razones diferentes. Luke era muy lindo. Horacio podía
ver totalmente porque incluso hombres heterosexuales encontrarían atractivo a Luke.
Pero si Viktor solo fingía sentirse atraído por él... si Viktor era tan bueno para fingirlo…
¿cómo podía estar seguro de que Viktor no le había mentido a Horacio sobre no sentir
lástima por él?
Cuanto más miraba a Viktor y su cita con Luke, peor se sentía Horacio. Luke parecía
un buen tipo. Lo que Viktor estaba haciendo era tan frío y manipulador. Viktor había
investigado las relaciones pasadas de Luke y sabía por qué todas y cada una de ellas
fracasaron. Sabía lo que Luke estaba buscando en una relación y había elaborado
cuidadosamente su imagen en la del hombre de los sueños de Luke. Era ingenioso y
desagradable.
— Mira, voy a ser directo contigo —le dijo Viktor a Luke, con expresión seria—. No
quiero ningun malentendido aquí. Quiero asegurarme de que estamos en la misma
página —miró a Luke a los ojos, su mirada abierta y tranquila—. Estoy cansado del
ambiente de los clubs y las relaciones ocasionales. A esta altura, me gustaría tener un
marido y un par de niños que malcriar —Viktor se encogió de hombros— Realmente
me gustas, pero si una relación seria no es lo que te interesa, es mejor que me lo digas
ahora.
—Estás corriendo un gran riesgo, A11 —dijo el supervisor de Viktor, luciendo agitado—
¿Qué vas a hacer si dice que no?
Lo hizo.
El resto de la cita transcurrió sin problemas. Horacio pudo ver cómo la tensión en los
hombros de Luke se desvanecía, la leve cautela en sus ojos desaparecía, reemplazada
por genuinas sonrisas. Se estaba conteniendo un poco, y aunque claramente no estaba
perdiendo la cabeza por Viktor, los ojos de Luke se detenían apreciativamente en la
cara, las manos y los anchos hombros de Viktor bajo su traje. Horacio ni siquiera podía
culpar al tipo: Luke tendría que estar muerto o ser hetero para no apreciar el físico y el
carisma de Viktor.
Después de la cena, la pareja dio un pequeño paseo y Viktor en realidad compró flores
para Luke. Horacio se burló, ¿cuán vergonzoso era eso? Pero Luke claramente no
compartía su opinión, sonriendo a Viktor y luciendo absolutamente encantado. Bien.
Luke era un romántico sin remedio.
El supervisor de Viktor hackeó las cámaras de seguridad del edificio de Luke; por lo
tanto, Horacio tenía una vista de primera fila de los ojos de Viktor mientras le daba un
beso de buenas noches a Luke. Cuando Viktor terminó el breve beso, sonrió a Luke,
con los ojos llenos de afecto y deseo.
Horacio entró tambaleándose al baño más cercano y se lavó la cara con agua fría,
tratando de reprimir la violenta urgencia de vomitar. Estaba temblando, su estómago
revuelto de inquietud y disgusto.
En ese momento, al mirar su rostro pálido en el espejo, comprendió lo que Viktor había
querido decir cuando le dijo que el trabajo de un agente del MI6 no era para todos.
Viktor se lo había advertido, pero Horacio lo había desestimado.
Mirando retrospectivamente, se sintió muy joven y muy estúpido. Él no era como Viktor.
No tenía estómago para mentir y engañar a gente inocente, incluso por la Reina y el
País. No podía imaginarse a sí mismo usando a otras personas por el bien de una
misión. No se podía imaginar a sí mismo en los zapatos de Viktor, obligado a tocar,
besar y dormir con alguien que no le atraía. Él no sabía cómo lo hacía Viktor. Debía
requerir una fuerza mental increíble, una fortaleza mental que Horacio no tenía si solo
con ver la misión de Viktor lo hacía sentir enfermo.
Bueno, él suponía que era mejor que lo descubriera ahora y no más tarde.
Horacio se enderezó, respiró hondo y salió del baño, tratando de ignorar la sensación
de pérdida, mientras se dirigía al departamento de recursos humanos.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 21
Viktor regresó a casa unas horas después de dejar a Luke en su casa. Aunque la
noche había sido exitosa en lo que respecta a la misión, tuvo que desviarse hasta su
pub favorito en un intento por deshacerse del mal sabor de boca.
Le había gustado Luke. Parecía un tipo agradable con algunos problemas con papá,
que deseaba desesperadamente una relación y una familia. Usar eso contra Luke
había hecho que Viktor se sintiera como la peor escoria de la tierra.
Eso lo hizo fruncir el ceño. No esperaba que Hache lo esperara. Era bastante pasada la
medianoche. Tal vez Horacio se había quedado dormido mirando la tele. Esperaba que
Hache estuviera dormido. No quería verlo, no esta noche. O más bien, quería verlo
demasiado como para consolarse, absorber su cálido afecto como el codicioso y
egoísta bastardo que era y pretender por un tiempo que él era la persona decente que
Hache creía que era.
Y esa era precisamente la razón por la que no debería ver a Horacio ahora.
Teniendo en cuenta que el niño podría estar dormido, Viktor abrió la puerta y entró a la
casa lo más silenciosamente que pudo.
Estaba sentado en el sofá, claramente vestido para salir. La bolsa con sus cosas
estaba a sus pies.
Maldita sea, sabía que no debería haber follado a Horacio, sabía que haría las cosas
raras, pero no había pensado que Hache realmente se iría por eso. Tal vez actuar
como si la noche anterior no hubiera sucedido había sido un error. Tal vez deberían
haberlo discutido y haberse asegurado de que estuvieran en sintonía.
—Estaba en la sede —dijo Horacio, con sus ojos verdes apagados—. Vi tu misión.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Viktor abrió la boca y la cerró sin decir nada. Sus hombros se tensaron cuando se dio
cuenta de qué se trataba.
—¿Y qué pensaste? —dijo al fin, con la voz tranquila, como si su corazón no latiera
fuertemente en su pecho... con algo que se parecía mucho al miedo. Probablemente
estaba en mal, pero era bastante adicto a la forma en que Hache lo miraba, como si
fuera el mundo de Hache, y no sabía qué haría si cambiara a disgusto o decepción.
—¿Qué?
—Renuncio, Viktor.
Viktor lo miró fijamente. Tal vez estaba más borracho de lo que había pensado, porque
su cerebro no parecía ser capaz de captar las palabras de Hache.
—¿Renunciar?
Hache asintió.
—He llenado todos los formularios apropiados. Solo soy un aprendiz, así que no eran
tantos, en realidad. Obviamente, firmé un acuerdo de confidencialidad y devolví el
equipo al MI6 — Hache se mordió el labio y sacó el teléfono que Viktor le había
dado—. Creo que debería devolverte esto a ti también.
Viktor miró del teléfono a la cara de Hache. No necesitaba preguntar qué lo había
llevado a esto. Él podría hacer una suposición. Siempre había pensado que Horacio no
era apto para el MI6; no estaba lo suficientemente endurecido como para que el MI6 lo
obligara a hacerlo. Si bien su conducta durante la misión de Brylsko fue ejemplar,
Hache no se vio obligado a hacer nada que le pareciera particularmente repugnante e
inmoral. La misión de Whitford era diferente. Probablemente fue la primera vez que
Horacio se enfrentó a la realidad del trabajo de Viktor.
—¿No vas a decir que tengo que repensármelo? —dijo Hache con una sonrisa torcida.
Hache asintió.
—Estaré bien. Puede que no tenga un hogar, pero nunca he dormido realmente sin un
techo sobre mi cabeza. Tengo amigos. Más o menos.
—Gente que me debe favores —Sus labios se curvaron en una sonrisa triste que tenía
un borde amargo—. Y no es como si no pudiera robar si tuviera que hacerlo.
—Odias robar.
—Lo asimilaré y haré lo que sea necesario. No es como si fuera bueno en otra cosa
—Se dirigió hacia la puerta.
—Hache.
—Mírame.
—¿Quieres irte?
Horacio parpadeó
—No —dijo Viktor, acercándose. Rozó sus nudillos contra la mejilla de Hache y lo vio
inclinarse en el toque instintivamente. Algo en él se relajó. En parte había tenido miedo
de que Hache rehuyera su contacto después de verlo mentir y manipular a Luke—
¿Quieres dejar mi casa?
A mí.
Hache se humedeció los labios, una arruga apareció entre sus cejas.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—¿Lo preguntas en serio? Ya no soy aprendiz del MI6, Viktor. Se supone que no
debería estar aquí.
Hache lo miró.
—¿Por qué? —dijo finalmente, en voz baja— ¿Para qué necesitas a un niño sin hogar?
—Puede que ya no seas MI6, pero se supone que todavía tengo un Sugar Baby —dijo
Viktor, esperando que sonara casual y para nada como si quisiera hacer que Hache se
quedara. No lo consiguió.
Mentiroso.
Nunca había sido tan bueno mintiéndose a sí mismo. Había una parte de él que quería
obligar a Hache a quedarse. Esa parte suya, quería agarrar al niño y besarlo hasta que
olvidara incluso su propio nombre y solo recordara el de Viktor. Y le enfermaba que
quisiera manipular a Horacio para que se quedara. Debería dejarlo ir. Cada vez era
más obvio que no podía confiar en sí mismo con Horacio. El niño estaría más seguro
en las calles que debajo de su techo.
—Si Luke alguna vez se entera, estoy seguro de que puedes inventar fácilmente una
mentira convincente para explicar dónde está tu Sugar Baby —Sonrió tristemente—.
No pretendamos que me necesitas para que tu misión sea un éxito. He visto lo bien
que puede mentir el Agente 11. Él no me necesita.
Viktor se acercó y puso sus manos sobre los hombros de Hache, resistiendo el impulso
de acunar la cara de Hache con sus manos.
—¿Qué pasa si digo que te quiero aquí? No el Agente 11, sino yo.
—¿Por qué? —dijo, con voz vacilante— ¿Qué quieres conmigo? Soy un chico gay
estúpido y sin educación, con un inconveniente enamoramiento por ti.
—Ni siquiera me gradué. Estoy tan poco educado como se puede. Robar es lo único en
lo que soy bueno —Se rio entre dientes—. Tuve que robar libros para niños, para
aprender a leer y escribir. No tengo un vocabulario horrible, solo gracias al hecho de
que me encanta leer.
—Todavía eres muy joven. Puedes estudiar y ponerte al día con tus compañeros
—Cuando Hache lo miró con escepticismo, Viktor le apretó los hombros y dijo—: Lo
harás. En realidad, no es raro que los reclutas del MI6 tengan una educación irregular.
Tenemos arreglos con el gobierno para esos casos. Puedes recibir educación en casa
hasta que puedas aprobar los exámenes y luego puedes inscribirte en la universidad
que quieras.
—Pero ya no estoy con el Ml6 —dijo Horacio—. Nunca podré pagar las clases privadas
o la universidad sin robar, robar mucho.
—Yo las pagaré —dijo Viktor. Cuando Horacio frunció el ceño y abrió la boca, Viktor lo
interrumpió—. No es nada para mí. No soy exactamente pobre.
—Horacio —dijo Viktor con una sonrisa irónica—. Viktor Volkov soy yo. Mis
preferencias y mi vida personal pueden ser falsas, pero mi situación financiera no lo es.
Soy realmente el jefe de departamento en una de las compañías financieras más
grandes del país. Sin mencionar que ser un agente de campo senior paga muy bien,
teniendo en cuenta los peligros del trabajo. No soy multimillonario, pero estoy bien. Por
decirlo de alguna manera.
Entonces lo hizo.
Hache estaba rígido en sus brazos por exactamente un segundo antes de abrazarlo.
Joder, él encajaba perfectamente en los brazos de Viktor, tan perfectamente que era
difícil dejarlo ir.
—Quiero que te quedes porque me preocupo por ti — dijo Viktor contra la sien de
Hache—. Te quiero en mi casa, seguro, cálido y cómodo. Porque lo mereces. Y si
vuelves a llamarte estúpido, te haré —luchó para encontrar una amenaza adecuada.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Está bien, eso es bastante aterrador. Gracias, Viktor. Me preocupo por ti también.
Viktor se sorprendió a sí mismo sonriendo, una cosa cálida y suave que delataba
mucho más acerca de cómo se sentía de lo que se sentía cómodo mostrando. La
sonrisa se sintió extraña en sus labios y se alegró de que Hache no pudiera verla.
—Así que te vas a quedar —dijo, echándose hacia atrás y estudiando al chico. Aunque
lo formuló como una declaración, sin dudas era una pregunta.
Hache asintió.
—Si quieres que me quede, me quedaré —Él sonrió un poco, pero la alegría no llegó a
sus ojos— ¿Qué puedo decir? Me he acostumbrado a vivir mimado como tu Sugar
Baby.
Viktor resopló.
CAPÍTULO 22
A la mañana siguiente, cuando Horacio vio a Viktor preparar una tortilla antes de irse al
trabajo, a su trabajo oficial, no al del MI6, Horacio se dio cuenta de lo realmente jodido
que estaba.
O se había equivocado ayer sobre que nada había cambiado en lo que respecta a sus
sentimientos por Viktor, o había estado demasiado enterrado y satisfecho en ese
embarazoso lio con Viktor, más de lo que solía estarlo.
Aunque Viktor le había dicho que preferiría que Horacio se relacionara con él en lugar
de con un tipo al azar, Horacio se sintía incómodo de volver a iniciar el sexo,
especialmente después de ver a Viktor obligado a cortejar a Luke. Horacio no podía
apartar de su mente los ojos apagados de Viktor mientras besaba a Luke. ¿Y si Viktor
se hubiera sentido así mientras besaba a Horacio también? ¿Qué pasaría si él solo
hubiera estado aguantando?
La idea lo enfermó.
—Por supuesto.
—Estás mintiendo.
—No lo hago. Por supuesto que fue diferente. Él, es mi misión. Tú, eres mi…
—Entonces, ¿qué fue eso? —dijo Horacio— ¡Parecías aburrido cuando besaste a
Luke! Y él es, como, cinco veces más atractivo que yo.
—No puedo creer que estemos discutiendo si me gustó o no besar a un objetivo. Bien,
no me gustó. Si fuera por mí, nunca lo besaría. No prueba que no me haya gustado
besarte.
—¿Te gustó besarme, entonces? —dijo Horacio, finalmente encontrando el valor para
preguntar.
Cuando Viktor no dijo nada, Horacio asintió, su rostro se torció en una mueca de
mortificación. Dios, qué embarazoso.
—Por el amor de Dios —dijo Viktor, con los ojos brillantes de frustración—. No lo odié.
Me gustó. Mucho. ¿Feliz ahora?
—Mira —dijo, deslizando sus manos hacia la parte inferior de la espalda de Horacio—.
Soy un buen mentiroso y miento mucho por trabajo. No lo negaré. Pero nunca te he
mentido —miró a Horacio a los ojos con atención—. Créeme. Por favor, Hache.
—No es cinco veces más atractivo que tú —dijo Viktor con una burla.
—Tal vez no, pero definitivamente es mucho más femenino que yo. Entonces,
lógicamente, los hombres heterosexuales deberían sentirse más cómodos besándole
que a mí.
—Pero…
—Maldita sea —Viktor lo acercó más y lo besó con fuerza, su boca resbaladiza,
caliente y completamente perfecta. Era vergonzoso lo rápido que Horacio se quedaba
deshuesado contra el pecho de Viktor, sus dedos se curvaban de placer, su boca se
partía ansiosamente para acomodarse a la lengua de Viktor, la dicha pura se extendía
por todo su cuerpo.
—¿Sabes lo que me gusta de besarte? —dijo Viktor, presionando sus frentes juntas—.
Me gusta lo receptivo que eres. Me besas como si me pertenecieras, como si fueras
mío, como si tu boca fuera mía —Le dio a Horacio otro beso corto y duro—. Es
malditamente adictivo.
Horacio parpadeó aturdido. No podía creer que a Viktor le gustara que perdiera una
función cerebral superior y se convirtiera en un esclavo de sus necesidades más
básicas en el momento en que Viktor le ponía la boca encima. Era un poco raro, pero
como sea. A Horacio no le importaba especialmente, siempre y cuando a Viktor le
gustara besarlo.
—Tu teléfono —se las arregló Horacio para decir contra los labios de Viktor.
Alejándose, Viktor miró alrededor, sus ojos oscuros un poco desenfocados antes de
enfocar su teléfono sobre la mesa. Se acercó, echó un vistazo al identificador de
llamadas y frunció el ceño antes de responder.
—A11.
—¿Están seguros de que es él? —dijo Viktor. Hubo una pausa mientras Viktor
escuchaba la respuesta de la persona que llamaba—. Estaré en la sede en quince
minutos.
—¿El padre de Luke? —dijo Horacio— ¿Eso significa que tu misión fue cancelada?
—¿Qué?
—Es una empresa creada por el MI6 que se utiliza como una de las tapaderas para
nuestros agentes. Es un cliente de Grayguard, así que es una buena tapadera para mí
cuando tengo que irme en misiones.
—Puede que esté demasiado ocupado para contestar mi teléfono. Dile que olvidé mi
móvil en casa.
—¿Y si ella pregunta quién soy? —dijo Horacio, viendo a Viktor subir al coche.
Cerró la puerta y se recostó contra ella, una pequeña sonrisa curvó sus labios. Sabía
que estaba siendo ridículo, todavía no tenía idea de dónde estaban realmente, pero
joder, se sentía un poco feliz. ¿Estaba mal ser feliz? aunque probablemente no duraría.
Pero ¿y si sucediera?
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 23
Viktor abrió la puerta de entrada y pasó.
La casa estaba tan silenciosa y oscura como uno esperaría que estuviera a las dos de
la mañana. Viktor solo pudo sonreír y recordar sus palabras a Hache sobre que lo vería
por la noche. A veces odiaba su trabajo, sus dos trabajos. Sólo tenía veintisiete años,
pero gracias a su doble vida, a veces se sentía más viejo.
A veces se preguntaba por qué estaba haciendo esto. Mientras que su empleo en
Grayguard había comenzado como una tapadera fácil, ahora tenía el trabajo de un jefe
de departamento encima de su trabajo del MI6. Como resultado, en días como este, se
sentía cansado hasta los huesos, apenas capaz de arrastrarse a casa, con la cabeza
palpitando y el cuerpo dolorido.
Quizás estaba envejeciendo demasiado rápido por tener una doble vida, especialmente
una tan exigente como la suya.
Esa era la razón por la cual no estaba seguro de aceptar el puesto de Jefe del SIS,
cuando los altos mandos seguramente obligarían a Amanda a renunciar en unos pocos
años. No creía poder hacer malabares con los dos puestos directivos de forma efectiva.
Ya estaba luchando como estaba.
Estaba claro que había estado tratando de esperar a Viktor: la lámpara de la mesilla
estaba encendida y había un libro abierto a un lado de Hache. El hecho de que Viktor
no hubiera notado la tenue luz antes de entrar a la habitación decía mucho sobre lo
cansado que estaba. Su falta de vigilancia aún no le gustaba, haciendo que se
preguntara una vez más si necesitaba cambiar algo de su trabajo. No importaría que
tuviese la mejor tasa de éxito en misiones si lo emboscaban en su propia casa porque
estaba demasiado cansado para prestar atención.
Viktor se acercó a la cama con pasos silenciosos. Aflojándose la corbata, miró al chico
dormido. Una extraña sensación se instaló en su estómago cuando se dio cuenta de
que la camiseta negra que llevaba Hache era suya.
ninguna de sus relaciones, ni siquiera cuando fue la única mujer que amó. Y, sin
embargo, allí estaba, siendo un cavernícola y una mierda con un chico al que le había
dado un hogar.
Cristo, qué desastre. Él nunca debería haber tocado a Hache de esa manera. Lo que
sucedió durante la misión debería haberse quedado allí. Ahora, con las líneas
borroneadas, se había complicado todo innecesariamente.
Por primera vez en años, Viktor no sabía qué hacer. No estaba dispuesto a lastimar al
chico diciéndole que se había arrepentido de haber follado con él y que no deberían
volver a hacerlo. Pero seguir engañando a Hache también sería un error. Un
enamoramiento era lo suficientemente inofensivo. Pero los enamoramientos podrían
convertirse en algo más, algo que duele. Si estuviera pensando racionalmente, habría
dejado que Hache ligara con otra persona, alguien homosexual. Eso hubiera sido lo
correcto. Hache debería conocer a un tipo agradable y gay, de su edad, que pudiera
devolverle sus sentimientos y hacerlo feliz. Alguien que no fuera un gilipollas
manipulador que mentía, mataba y usaba a la gente para ganarse la vida.
Después de bañarse y terminar su rutina nocturna, Viktor hizo una pausa, mirando su
reflejo en el espejo. Trató de ver lo que Hache veía en él. Todo lo que podía ver era a
un hombre de aspecto cansado, con ojos vacíos y una personalidad vacía. Pasaba
mucho tiempo pretendiendo ser alguien que no era, porque ya no estaba seguro de
quién demonios era y qué era lo que quería.
Cuando salió del baño, Hache estaba sentado en la cama, parpadeando atontado.
—¿Viktor?
—Oye —dijo Viktor, caminando hacia su guardarropa. Sacó unos calzoncillos nuevos y
se los puso antes de meterse en la cama con un suspiro.
Debería dejarlo ir. Pero maldita sea, quería la calidez de Hache, quería enterrarse en
ella hasta que la sensación fría y hueca en su pecho se fuera.
—Quédate.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
No tuvo que abrir los ojos para saber que Hache estaba sonriendo mientras se
recostaba y se acurrucaba bajo su brazo.
—¿Por qué has llegado tan tarde? —dijo Hache, su mejilla presionada al costado del
pecho de Viktor.
—Larga historia —dijo Viktor con un suspiro, acariciando el brazo de Hache de arriba
abajo—. Estuve en la sede toda la mañana coordinándonos con nuestros agentes de
Colombia. Teníamos que asegurarnos de que en realidad fuera Whitford y que
realmente estuviera muerto; no sería la primera vez que alguien fingía su muerte, pero
es él; no hay ningún error.
—¿Y ahora qué? —dijo Hache, deslizando los dedos ociosamente sobre el pecho
desnudo de Viktor.
—No lo sé —dijo Viktor, apretando a Hache con más fuerza. Poco a poco, la sensación
de frío se desvaneció. Cuando estaba con Hache, siempre lo hacía—. Es poco
probable que el accidente del helicóptero fuera accidental. Nuestros agentes en
Colombia sospechan del jefe criminal local, Álvaro López, pero no hay pruebas. Y…
—¿Y qué?
—Hemos encontrado algo interesante. Hace unas semanas, Álvaro López, tuvo una
reunión con cierto oligarca ruso.
—¿Pero, qué significa? Demidov secuestra al hijo de Whitford y luego lo deja escapar
unos meses después. Luke parece ileso y niega la participación de Demidov. Entonces,
solo unas semanas después del regreso de Luke, ¿Se arregla para matar al padre de
Luke? Eso... Umm. Huele a pescado.
—Sí —dijo Viktor—. Pensé que Luke era un buen tipo que no haría daño a una mosca,
pero tal vez estaba equivocado.
—¿De verdad crees que Luke conspiró con su secuestrador contra su padre?
—Tal vez. Roman Demidov es un hombre guapo. Según todos los informes, él es
heterosexual, pero es un despiadado y manipulador hijo de puta. Luke podría ser una
víctima del Síndrome de Estocolmo. No sería la primera vez. En realidad sucede más a
menudo de lo que piensas.
—No más de lo que lo estaba antes. Además, Luke podría ser completamente
inocente. Lo tenemos bajo vigilancia y no ha estado en contacto con Roman desde su
regreso a Inglaterra. Y Luke parecía realmente conmocionado por la muerte de su
padre.
—Por supuesto que no lo estás —dijo Viktor suavemente, reprimiendo una sonrisa y
dejando caer un beso en la frente de Hache. A decir verdad, no le molestaban los celos
de Hache—. No tienes razones para estar celoso. Por cierto, ¿por qué llevas mi ropa?
Hache se sonrojó.
—¿Qué?
—Tiré mi ropa vieja cuando me reclutaron… no eran muy buenas y nos dieron ropa
para los aprendices de todas formas… pero ahora —Hache hizo un gesto de
encogimiento, evitando los ojos de Viktor.
—Si tengo —dijo Hache, mirando a cualquier parte menos a él—. Simplemente no
mucha. Esta camiseta no es tan elegante como el resto de tu ropa, así que pensé que
no te importaría si la cogía prestada. Puedo lavarla más tarde...
—No me importa. Puedes coger lo que quieras. Pero mañana vamos a ir de compras.
Si devolviste todas tus pertenencias al MI6, necesitarás algo más que ropa.
Frunciendo el ceño, Hache abrió la boca, pero Viktor lo interrumpió antes de que
pudiera decir nada.
—Te das cuenta de que ahora eres mi verdadero Sugar Daddy, ¿verdad?
La polla de Viktor se crispó. Las palabras de Hache presionaban todos los botones
correctos para él, o mejor dicho, todos los equivocados, su posesividad egoísta se
alzaba nuevamente en su cabeza.
—¿Qué quieres decir? —dijo Hache—. No hay nada malo contigo. Eres un buen
hombre.
—¿Todavía lo crees después de ver mi cita con Luke? ¿Después de verme engatusarle
para conseguir su confianza manipulando sus emociones e inseguridades? —Y él
había hecho cosas mucho peores que eso en el pasado, cosas que sería mejor que
Hache no supiera.
—Hace un tiempo, me dijiste que lo que sucede en una misión no debería afectar al yo
real. ¿Por qué no se aplica a ti? No es como si quisieras lastimar a la gente, ¿verdad?
No eres tú. Es tu trabajo.
—No hay nada malo contigo —susurró Hache, lamiéndose los labios con la punta de la
lengua—. Deja de decir cosas estúpidas y bésame.
Todo está mal conmigo, pensó Viktor mientras se inclinaba y hacía lo que le pedía. Los
labios de Hache temblaban al menor contacto, abriéndose para su lengua con tanto
entusiasmo que destruyó cualquier remanente de autocontrol que tenía. Viktor gimió y
lamió abriéndose paso en la boca de Hache, queriendo meterse más profundamente en
el chico hasta que todo lo que pudo sentir fue a Hache y su calidez y afecto. Joder, esto
era... esto era algo que había estado esperando todo el día, si Viktor fuera honesto
consigo mismo.
Esto… sentir los labios temblorosos y necesitados de Hache contra los suyos… era
real. Esto era suyo. Hache era suyo.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Después de sus experiencias pasadas con objetivos masculinos, Viktor había confiado
en que nunca podría sentirse atraído por un hombre: el sexo con hombres siempre se
había sentido desagradable, incluso usando Viagra, pero no podía negar que se sentía
atraído por este chico, emocionalmente atraído por él. Como nunca se había sentido
atraído por alguna mujer, y ese apego emocional parecía derramarse y mutar en una
necesidad física, su sexualidad estaría condenada. Quería tanto la calidez y el afecto
de Hache que quería meterse dentro del chico lo más profundo que pudiera hasta que
fuera el mundo entero de Hache.
—Viktor —Hache susurró contra sus labios, su voz temblorosa y ronca, sus manos
agarrando impotentes los desnudos hombros de Viktor—. Deja de besarme así a
menos que me vayas a follar. Esto es cruel. Deja de besarme o fóllame.
Apartándose de esa boca dulce y adictiva, Viktor miró al chico que tenía debajo: a su
rostro enrojecido y sus labios rojos e hinchados, a sus largas piernas abiertas para
acomodar las caderas de Viktor. No podía ver la erección de Hache, pero podía sentirla
contra su muslo, larga y delgada, como todo lo relacionado con el chico.
Objetivamente, no debería querer a Hache. Le gustaban más las mujeres con curvas y
el chico moreno y larguirucho que tenía debajo no debería encenderlo. Pero Dios los
ayudara a los dos, lo hacía. Viktor estaba duro como una piedra, su cuerpo ansioso por
tener sexo, ansioso por follar, por tomar, por consumir.
—¿Así que me vas a follar o no? —dijo Hache, mirándolo aturdido, sus dedos se
clavaron en las nalgas de Viktor.
—Voy a hacerlo.
Los ojos de Hache se abrieron de par en par, su boca bien besada se abrió. Miró a
Viktor sin parpadear por lo que parecieron horas antes de tirar de la cabeza de Viktor y
besarlo húmedamente.
Fue, lamiendo y besando todo el camino por la pancita suave y palpitante de Hache,
hacia su polla dura y goteante. Hache gimió cuando Viktor se lo tragó en su boca.
No era la primera polla que Viktor hubiera chupado alguna vez. Pero era la primera vez
que realmente quería hacerlo. Ahora casi podía entender por qué a Hache le gustaba
chuparle la polla. La sensación de la polla de Hache moviéndose en su boca se sentía
sorprendentemente bien. Los ruidos que estaba haciendo el chico eran más que
simplemente estar bien y Viktor chupó la polla más fuerte, queriendo escuchar más de
ellos.
Cuando sintió que Hache estaba cerca, Viktor se retiró. Mirando al chico jadeante y
enrojecido debajo de él, se inclinó y le dio un tirón a su propia polla, para evitar su
excitación, un poco sorprendido de que no hubiera perdido su erección mientras
chupaba la de Horacio.
—¿Lubricante? —dijo Hache, mirando la polla de Viktor con algo que solo podía
describirse como hambre.
Hache parpadeó aturdido, viendo a Viktor deslizar los dedos hacia arriba, y luego hizo
lo que le pedía: se arrodilló, los codos cayeron hacia la cama, el culo y la espalda
curvados en un arco que era pura pornografía.
Viktor se lamió los labios resecos, recordando lo apretado que estaba ese culo, lo bien
que se sentía estar dentro de él y ver a Hache empujarse contra su polla.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Apretando la mandíbula, Viktor se puso un condón y lo preparó con todo el cuidado que
le permitía su impaciencia, incapaz de apartar la mirada del agujero de Hache, que
estaba rojo y brillante donde se extendía alrededor de sus gruesos dedos.
—Vamos —Hache susurró, con su voz ahogada—. Por favor. No quiero correrme con
tus dedos.
—Sí —Viktor le quitó los dedos y observó fascinado cómo el agujero se cerraba.
Inclinándose, lo lamió durante mucho tiempo.
—Viktor.
Viktor le dio a su agujero otra lamida antes de enderezarse y alinear su polla contra la
brillante abertura. Empujó la gorda cabeza contra ella, presionando por un largo
momento antes de empujar con un gemido. Hache se estremeció debajo de él, un
gemido agudo dejó sus labios mientras sus paredes internas se apretaban alrededor de
la polla de Viktor con fuerza.
Agarrando las caderas de Hache, Viktor comenzó a empujar, cerró los ojos con fuerza,
con un gruñido en sus labios mientras se enfocaba en no correrse como un maldito
virgen. Quería hacer que Hache se sintiera bien. Esa era su prioridad, no su propio
placer.
Mordiendo fuerte su labio inferior, Viktor cambió la inclinación de sus embestidas hasta
que logró golpear la próstata de Hache, al menos con uno que otro empuje. Fue
sorprendentemente difícil y no porque no supiera cómo hacerlo. Era suficientemente
hábil en el sexo con hombres, pero con los objetivos masculinos podía concentrarse
fácilmente en clavarse en la próstata del hombre, porque no tenía que luchar contra su
propia necesidad de conseguir placer. Con los objetivos masculinos, Viktor había sido
un agente en pleno control de sí mismo; con Hache, él era solo un hombre que luchaba
por controlarse.
acariciarla al mismo ritmo que sus embestidas. Hache sollozó algo ininteligible y se
corrió, su agujero se cerró con fuerza alrededor de la polla de Viktor.
Gimiendo, Viktor dejó que su control se le escapara aún más, su agarre en las caderas
de Hache ahora magullante y succionó duramente en la piel de la nuca de Hache
cuando el placer se apoderó de él, ahogándolo en sensaciones que se intensificaron
hasta explotar en un clímax que lo dejó aferrado a Hache.
—Joder, te estoy aplastando —Se dio la vuelta hacia Hache y besó la nuca del chico,
inhalando su aroma— ¿Estás bien?
—¿Hache?
—Por supuesto que no —dijo Hache con una sonrisa, finalmente volviendo la
cabeza—. Fue increíblemente increíble y lo sabes, pero creo... Creo que no
deberíamos, debería dejar de pedirte que folles conmigo —sonrió torcidamente—.
Sería más inteligente si no hacemos más esto. No está ayudando exactamente con mi
enamoramiento. Me niego a ser ese niño gay estúpido y pegajoso que no puede
entender la indirecta —Se rio un poco, mirando hacia abajo. Cuando volvió a mirar a
Viktor, su expresión era dolorosamente honesta—. Pero si seguimos así, sé que me
convertiré en eso. Sé que tienes algo así como un punto débil conmigo, pero
prométeme que no me consentirás a partir de ahora. No quiero hacerme ilusiones solo
para aplastarlas una y otra vez. Y no quiero que mi... mi estúpido enamoramiento joda
nuestra relación. No quiero que perdamos lo que tenemos por algo que nunca
funcionará. No contigo.
Viktor solo podía mirarlo, demasiado sorprendido para hablar. Aunque, la sorpresa era
una palabra muy inadecuada para la confusa tormenta de emociones dentro de él.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Gracias por el buen sexo, Viktor —murmuró con un bostezo—. No te preocupes, voy
a trabajar para superar mi estúpido enamoramiento. ¿Amigos?
—Por supuesto —Probablemente debería haberse sentido aliviado, pero todo lo que
sintió fue que era un error y estaba confundido.
Cuando la puerta se cerró tras él, Viktor la miró sin realmente ver.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 24
Jess Sanders amaba su trabajo. La tienda era de lujo, por lo que rara vez estaba llena
o era ruidosa. La mayoría de las veces se sentaba en el mostrador, leyendo revistas de
moda o viendo gente, que era lo que le gustaba más.
Bueno, Jess supuso que eran pareja. Si fueran amigos, seguramente sería muy
extraño.
Jess no podía pensar en una razón por la cual un hombre así sería amigo del pelirrojo
con esas ropas baratas, mal ajustadas y zapatillas gastadas. A decir verdad, el dueño
de la tienda le había dicho a Jess que se asegurara de que la gente pobre no
“arruinara” el aspecto del negocio. Jess no estaba segura de cómo se suponía que
debía lograr eso incluso si estuviera inclinada a escuchar a su jefe. Además, tenía la
sensación de que aún si intentara ser fría y condescendiente con el pelirrojo, no le
gustaría la reacción del otro hombre.
Ella no creía que fueran amigos. Eran muy lindos y Jess no se refería a su aspecto,
aunque también lo eran. En opinión de Jess, eran absolutamente adorables juntos. El
hombre de cabello gris parecía muy insistente en comprarle a su compañero todo lo
que al pelirrojo le llamaba la atención, sin ni siquiera mirar el precio, así que terminaron
con una considerable cantidad de chaquetas, jeans, camisas y jerseys. El hombre, el
pelirrojo, realmente parecía un poco abrumado cuando se acercaron al mostrador.
Jess cerró su revista, se acercó a la caja registradora y agarró las pilas de ropa.
Jess sintió una punzada de incomodidad. Tal vez debería haberse asegurado de que el
chico supiera que la ropa no era barata. Iba a ser incómodo como el infierno.
—Está bien —dijo el hombre llamado Viktor, al final—. No te preocupes por eso.
—Pero…
—Hache, no te preocupes por eso —dijo Viktor, su voz se suavizó cuando notó la
incomodidad del pelirrojo—. Sé que te hace sentir incómodo, pero también me hace
sentir incómodo verte en harapos mientras uso un traje de diseñador. Me hace ver
como un idiota. La gente pensará que no te estoy cuidando bien.
Hache resopló.
—¿Crees que no sé lo que estás tratando de hacer? — dijo, poniendo los ojos en
blanco—. Y no es tu trabajo cuidarme.
—No es mi trabajo —admitió Viktor, mirándolo fijamente—. Quiero hacerlo. Por favor
¿me dejas disfrutarlo?
Jess reprimió el impulso de sonreír cuando el pelirrojo se sonrojó y bajó la vista, sus
largas pestañas revoloteaban sobre sus pálidas mejillas.
Al darse cuenta de que todavía no le había devuelto su tarjeta, Jess se sonrojó e hizo
exactamente eso.
Asintiendo cortésmente, Viktor recogió las bolsas y sacó a Hache de la tienda con una
mano en la parte baja de la espalda del chico.
En momentos como este, casi deseaba estar interesada en los hombres. Hubiera sido
muy agradable tener un buen chico mayor que la consintiera con regalos caros y la
tratara como a una princesa.
Jess se rio entre dientes. Ninguna ropa bonita la haría querer una polla.
✿✿✿✿✿✿
A veces ser el jefe del departamento de recursos humanos del MI6 podría ser tedioso,
reflexionó Rachel Longwood, cuando llamó a la puerta. Deseó poder delegar esta visita
a uno de sus asistentes, pero ninguno de ellos estaba preparado para tratar con el
Agente 11. Debora sin duda le dejaría convencerla de que aceptara lo que quisiera
mientras Alan... Era un asistente competente y dulce, pero Rachel tenía que admitir
que carecía de la columna vertebral para manejar al Agente 11.
—Sabes que sí —dijo el Agente 11, acercándose por encima del hombro de Horacio.
Sus ojos inescrutables la estudiaron por un momento—. Qué sorpresa, Rachel. Pero
entra —tocó suavemente el hombro del niño y Horacio se alejó. Se tumbó en el enorme
sofá marrón y cogió el iPad que estaba allí. El chico no miró en su dirección mientras el
Agente 11 hacía un gesto para que Rachel se sentara en el sofá al otro lado de la
habitación y luego se sentó en el sillón frente a ella.
Como Jefa de Recursos Humanos, Rachel sabía que su verdadero nombre era Viktor,
pero nunca la había invitado a llamarlo por su primer nombre, y, a decir verdad, no
podía pensar en él como en un Viktor. Aunque era más joven que ella, el Agente 11
había estado con el MI6 por más tiempo.
Siempre había sido el Agente 11 para ella, un agente atractivo pero distante con el cual
siempre había tenido problemas para leerlo. Podría ser tan camaleónico si la misión lo
requiriera… seguro, tímido, arrogante, humilde, coqueto, serio… que era difícil saber
cuál de sus personalidades era real.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Probablemente puedas adivinar por qué estoy aquí — Rachel alzó las cejas, mirando
hacia el chico recostado en el otro sofá.
—No veo cómo mis invitados son motivo de preocupación para los de Recursos
Humanos del MI6.
—La cláusula de no divulgación está en su contrato por una razón, A11 —dijo —. Su
invitado no está autorizado a saber nada sobre su trabajo, y sin embargo, él vive con
usted mientras lleva una misión secreta. No puede vivir contigo ahora que no está con
nosotros. Él no puede estar al tanto de la información clasificada.
El chico resopló desde su sofá, confirmando su sospecha de que no estaba tan absorto
en su iPad como fingía.
Lanzando a Horacio una mirada que no pudo leer, el Agente 11 se reclinó en su silla.
—Hache, ¿por qué no vienes aquí y le dices a la amable señora lo que piensas?
Rachel frunció los labios y miró al Agente 11, pero no pareció molestarse por el
comentario del chico en absoluto. De hecho, tampoco parecía molesto porque el chico
todavía no hubiera quitado la mano de su hombro.
Rachel miró de uno a otro con curiosidad, tratando de adivinar qué tipo de relación
tendrían. Siempre se había enorgullecido de leer bien a las personas, pero ahora
estaba perdida. El Agente 11 y Horacio Pérez no tenían el lenguaje corporal de los
SOLO UN DESVERGONZADO #08
amigos; de eso estaba segura. Más allá de ese punto, ella no estaba segura. Aunque
no creía que fueran amantes… La renuencia del Agente 11 cuando se trataba de
seducir a objetivos masculinos era bien conocida… había algo allí, algo que no podía
entender.
Por un lado, el Agente 11 no se veía tan a gusto con alguien en su espacio personal.
Rachel admiraba la capacidad de Viktor Volkov para transmitir emociones que no
sentía, pero incluso él, no podía borrar por completo la tensión apenas perceptible en
sus músculos cada vez que alguien se acercaba demasiado a él, tensión que no estaba
allí ahora.
Qué curioso.
Era interesante que la guardia del agente no hubiera bajado del todo; solo parecía
considerar al pelirrojo como... ¿algo seguro? ¿Tal vez algo que consideraba dentro de
su burbuja personal? Como una extensión de él.
—Tal vez —admitió Rachel—. Pero las reglas están ahí por una razón —miró
firmemente al Agente 11—. Está explícitamente establecido en tu contrato que solo le
puedes contar a tu cónyuge sobre tu trabajo, o a tu pariente más cercano si no tienes
uno. Eso es todo. Entonces me temo que Horacio no puede vivir contigo. Sería un mal
precedente para otros agentes —Solo de pensarlo le daba dolor de cabeza. Ella sería
la encargada de todas las quejas y demandas de otros agentes si permitía que el
Agente 11 se saliera con la suya.
Rachel fingió no ver la cara de Horacio caerse cuando se dio cuenta de que no estaba
cediendo en esto. Por dentro, ella hizo una mueca. Ella no era alguien sin corazón.
Sabía que el chico realmente nunca había tenido un hogar, y ahora se lo estaba
quitando de nuevo. Ella sentía pena por él. Pero las reglas eran reglas, y ella no se
había convertido en Directora de Recursos Humanos del MI6 siendo blanda.
—Declararé a Horacio como mi pariente más cercano —El Agente 11 se puso de pie.
—¿Quieres que este chico sea la persona que tome decisiones con respecto a tu salud
si estás incapacitado? — Para un agente de campo activo, esa era una preocupación
legítima, por lo que era una muestra increíble de confianza.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Sí, soy consciente de lo que implica ser el pariente más cercano — El Agente 11 la
miró con frialdad.
—Bueno —dijo, poniéndose de pie y mirando al chico, que tenía una extraña expresión
en su rostro—. Supongo que es tu derecho elegir a quien quieras. Me marcho —Se
dirigió hacia la puerta, sus tacones haciendo clic en el tenso silencio que cayó sobre la
habitación—. Por cierto —dijo, deteniéndose con la mano en el pomo de la puerta—…
Amanda quiere un informe de estado sobre la misión de Luke.
✿✿✿✿✿✿
Cuando la puerta se cerró detrás de Rachel, Hache dijo en voz baja, sin mirarlo:
—No tienes que hacerlo, ¿sabes? Puedo vivir en otro lado. No quiero que sientas que
tienes que...
Con sus ojos sospechosamente brillantes, Hache le sonrió, se lanzó hacia adelante y lo
abrazó con fuerza, enterrando su rostro contra la garganta de Viktor.
Cuando Hache levantó la cabeza unos minutos después, parecía más tranquilo.
—Gracias, Viktor —dijo con voz ronca—. Me siento honrado de que confíes en mí
tanto. Yo estoy —tragó saliva y sonrió—… Confío en ti más que en nadie, también.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Es bueno saberlo —dijo secamente—. Ahora que hemos establecido una confianza
mutua, creo que puedo dejar de ocultar las reliquias familiares debajo de mi cama.
—Reliquias familiares, ¿eh? —dijo, con los brazos aún enlazados alrededor de la
cintura de Viktor— ¿Son valiosas?
Viktor hizo un sonido afirmativo, con el pecho apretado de afecto mientras miraba la
cara sonriente de Hache. Joder, estaba tan... Inclinándose, besó a Hache en la nariz.
No era suficiente. Su mirada se posó en los generosos y suaves labios de Hache, y el
impulso de aplastarlos con los suyos fue casi irresistible.
Joder….
Sabía que le gustaba volver a casa y ver a un Hache con ojos soñolientos esperándolo,
sin importar qué tan tarde fuera. Sabía que le gustaba cocinar para dos, que le gustaba
enseñarle a Hache cómo cocinar sin quemar la casa. Le gustaba comprar cosas para
Hache y ver sus preciosos ojos iluminarse. Le gustaba ver a Hache con la ropa que le
había comprado. Le gustaba ver a Hache feliz y ser la causa de su felicidad.
Por separado, ninguna de esas cosas era particularmente extraña. Pero en conjunto,
tenía que admitir que era algo extraño.
Sin mencionar que querer besuquear a Hache sin que se lo pidieran era algo más que
un poco extraño, considerando el hecho de que era heterosexual y Hache parecía
querer genuinamente que fueran solo amigos. En las últimas semanas, desde que
tuvieron relaciones sexuales, Hache había sido perfectamente afectuoso y amistoso,
pero había una distancia apenas perceptible entre ellos que no había estado allí antes,
una distancia que molestaba a Viktor más de lo que debería.
Viktor lo miró con atención, pero por mucho que lo intentara, no pudo ver siquiera un
rastro de celos. Parecía que Hache realmente había superado su pequeño
enamoramiento, lo que era... bueno. Era…
—No. Solo estamos saliendo casualmente. Ha estado muy ocupado lidiando con las
repercusiones de la muerte de su padre. Prometí ayudarlo a clasificar algunos
documentos, en realidad.
—Aún está en Suiza. No ha mantenido ningún contacto con Luke. Quizás Luke no
tenga nada que ver con la muerte de su padre, después de todo.
—No soy tu padre —dijo Viktor y casi hizo una mueca. Su voz había salido mucho más
aguda de lo que había pretendido.
—Has estado raro hoy. Más que eso, has estado un poco raro por semanas. Mucho
tiempo.
—¿Alguien te ha dicho cuán ingeniosa es tu forma de mentir sin mentir? Sé que tienes
un trabajo estresante. No es la razón por la que has estado raro. Y nunca me llamas
Horacio a menos que haya algo más.
—Lo siento. Creo que solo necesito echar un polvo. Me pongo muy irritable si no lo
hago. Era cierto, aunque no sabía por qué le estaba diciendo eso a Hache.
—Entonces no has tenido sexo con nadie desde que — Se calló, ruborizándose, y
luego se encogió de hombros—… Han pasado semanas. Deberías tener sexo.
Cuando Hache no se ofreció a chupar su polla, como medio había esperado, Viktor
asintió.
CAPÍTULO 25
Asistir a los cursos de recuperación no era tan aterrador como Horacio había esperado
cuando Viktor lo convenció de hacerlo hace algunas semanas. Nadie se reía de él por
ser estúpido. Todos los que asistían a estas clases estaban en una posición similar a la
suya. Horacio ni siquiera era el chico más viejo, por lo que no se destacaba como un
pulgar dolorido. De hecho, había hecho algunos amigos de su edad, Lisa y Andy.
Aunque no tenía mucho en común con ellos, le gustaban. Eran tan... normales. Lo
hacían sentir normal, también. Era una sensación tan novedosa, considerando que
había pasado de ser un ladrón sin hogar, a vivir en una lujosa casa en Kensington.
—¿Quieres que te acerque? —le dijo Andy mientras salían del edificio.
—Cállate.
Oh.
Ahora que Horacio lo pensaba, no podía creer cómo se le hubiera pasado. Él no era
exactamente inexperto. Era solo... Que no podía imaginar estar con alguien que no
fuera Viktor. Y ese era el quid del problema, ¿no? Había olvidado que otras personas
podrían sentirse atraídas por él y que podría sentirse atraído por otras personas.
Estaba demasiado colgado por Viktor.
Necesitaba alejar a Viktor de su mente y su corazón. No tenía sentido sufrir por algo
que nunca sucedería. Lo había intentado, lo había intentado con todas sus fuerzas,
pero joder, no era fácil. Su corazón se negaba a escuchar a su cerebro, sin importar
cuán determinado estuviera a superar sus sentimientos hacia Viktor antes de que
pudiera hacer algo estúpido... cómo decirle a Viktor que lo amaba.
El recuerdo hizo que su pecho se apretara. Te amo. Le había soltado cuando se corrió,
pero afortunadamente, sus palabras fueran probablemente demasiado ininteligibles
como para que Viktor las escuchara con claridad. Horacio había querido volver a
decirlas después del sexo, cuando aún tenían unidos sus cuerpos, con Viktor
respirando pesadamente contra su piel, todavía agitado por su orgasmo. Parecían tan
cercanos el uno al otro en ese momento, y las palabras casi lo ahogaban, deseando
salir. Te amo, te amo, te amo.
En cierto modo, tener relaciones sexuales con Viktor había ayudado. Le había quitado
la ilusión de que podía jugar con Viktor sin romperse el corazón. Estaba en camino de
romperse el corazón si no hacía algo.
Andy no era poco atractivo. Tenía una cara bonita y fuerte, con bonitos ojos azules y
cabello castaño rojizo. Él nunca sería tan devastadoramente atractivo como su Viktor,
pero...
Horacio exhaló ruidosamente, molesto como el infierno. Viktor no era suyo. Viktor
nunca sería realmente suyo. Viktor probablemente estaría follando con una hermosa
mujer en ese mismo momento.
Apartando el pensamiento, Horacio le sonrió a Andy. Al menos, si había algo que había
aprendido de Viktor, era cómo fingir interés y atracción cuando en realidad no sentía
nada.
—Lo sé —murmuró Horacio antes de que pudiera detenerse, ganándose una mirada
extraña de Andy
—¿Lo conoces?
La mirada aguda de Viktor se movió hacia Andy por un momento antes de enfocarse en
él.
—Justo iba a llevar a Horacio a dar un paseo —dijo Andy, acercándose a él.
Horacio frunció el ceño, pero antes de que pudiera decir nada, Viktor dijo, muy
suavemente.
—Pensé que habías dicho que no tenías familia —dijo Andy, volviéndose hacia
Horacio.
—No la tiene —dijo Viktor, su mirada relajada y su tono casual, como si no tuviera idea
de que les estaba dando una impresión equivocada.
Horacio lo miró con incredulidad, demasiado confundido como para estar enojado.
— Viktor Volkov.
—Vámonos, entonces —dijo, caminando hacia el coche de Viktor—. Adiós —dijo con
retraso, saludando a Lisa y Andy
—Llámame.
Sintiendo una punzada de culpa, Horacio se sentó en el asiento del pasajero y esperó a
que Viktor se sentara en el asiento del conductor.
—Deja de fingir que no lo entiendes. Tú solo... les hiciste creer que somos pareja. ¡A
propósito! No haces nada accidentalmente.
Horacio lo miró.
—Deberías —dijo Viktor irritado después de una breve pausa—. Pero ese chico no era
lo suficientemente bueno para ti. Es obvio que a él solo le importa quitarse el calentón.
A él no le importas un comino.
—¿Y determinaste todo esto después de conocerlo por un total de diez segundos?
—dijo Horacio con ironía, mirando a Viktor con curiosidad. Si él no lo supiera, él
pensaría...
—Soy un espía —dijo Viktor sin expresión—. Estoy entrenado para notar estas cosas.
—¿Y si lo que yo quería es un buen polvo también? Andy está muy bien para eso.
—Mira, gracias por cuidarme, pero puedo cuidarme solo. No necesito ser mimado
—suspiró Horacio.
—Vamos, Viktor. No quiero que estemos enojados el uno con el otro. En realidad,
realmente aprecio que te importe, pero no necesitas sobreprotegerme, ¿sabes?
Viktor volvió la cabeza y lo besó con fuerza, el beso húmedo, profundo y retorcido.
—¿Qué fue eso? —Horacio finalmente dijo con una sonrisa, tocando sus húmedos y
temblorosos labios.
—Hice lo que me dijiste —dijo Viktor con rigidez, sin mirarlo—. Nos besamos y lo
olvidamos.
Horacio lo miró incrédulo, pero decidió no expresar su incredulidad. No habló con Viktor
por el resto del viaje.
Y tramar.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 26
Esa noche, mientras yacía en su suave cama, Horacio consideró cuidadosamente sus
opciones.
Por un lado, nunca había sido alguien que renunciara a algo que quería sin luchar. Si
había alguna posibilidad de que Viktor realmente le amara… lo deseaba más allá de lo
que Hache quisiera admitir… se sentiría muy bien, ¿por qué no?... Entonces Horacio
estaría condenado si no luchaba por esa oportunidad.
Por otro lado, no quería estropear su relación solo porque era demasiado codicioso y
no había nada más importante para él que su relación con Viktor. Finalmente tenía una
persona que adoraba y que también se preocupaba por él. Finalmente tenía un hogar y
Horacio no se refería a esta casa, sin importar lo agradable que fuera. Él felizmente
viviría con Viktor en una choza mientras Viktor lo amara también.
Esa idea tentadora era en todo lo que podía pensar después de que Viktor lo hubiera
besado. Incluso pensar en la posibilidad le hacía entrar en calor y estremecerse por
dentro.
Pero antes de que pudiera actuar, tenía que estar seguro de que Viktor realmente le
amara.
✿✿✿✿✿✿
SOLO UN DESVERGONZADO #08
La noche siguiente, Horacio regresó de sus clases antes de lo habitual. Aunque ya eran
las nueve, Viktor aún no estaba en casa. Eso normalmente le preocuparía, no le
gustaba que Viktor llegara tarde, pero ese día le venía bien.
Horacio pidió pizza, se duchó y luego fue a la habitación de Viktor. Abriendo el armario,
examinó su contenido. Sacudiendo la cabeza con cariño por la cantidad de trajes caros
que a él le parecían todos iguales, Horacio encontró una camiseta verde grisácea que,
afortunadamente, no costaba cientos de libras y se la puso. Era muy suave y olía
ligeramente a Viktor.
Horacio sonrió ante su reflejo. El color realzaba muy bien sus ojos. Aunque no era
mucho más bajo que Viktor, no tenía sus hombros y pectorales, por lo que la camisa se
veía muy grande, cayendo justo debajo de sus muslos. Era la longitud perfecta, no
demasiado corta para parecer indecente, pero lo suficientemente corta como para
acentuar sus largas y suaves piernas. Sus piernas eran su mejor característica en su
opinión, y no era tímido para enseñarlas. Tampoco era tímido para explotar el hecho de
que a Viktor le gustara verlo con su ropa. Viktor no era obvio al respecto, pero siempre
lo tocaba más cuando Horacio usaba su ropa. Eso tenía que significar algo, ¿verdad?
Mordiéndose los labios un par de veces, para enrojecerse y pasándose la mano por el
pelo, Horacio asintió con la cabeza ante su reflejo, satisfecho con su aspecto. Él se
follaría totalmente. Si Viktor no lo amaba... Bueno, al menos sabría con certeza que no
tenía ninguna posibilidad con Viktor y dejaría de esperar lo imposible, esta vez para
siempre.
Horacio fue a la sala de estar justo a tiempo para abrirle la puerta al repartidor de
pizzas. Después de pagar la pizza y ponerla en la mesita, Horacio encendió el televisor
y se estiró en el sofá. Viktor le había enviado un mensaje de texto diciéndole que
pronto estaría en casa. Ahora todo lo que tenía que hacer era esperar.
Ni cinco minutos después, la puerta se abrió y Viktor entró. Dejando caer su maletín
junto a la puerta, Viktor se quitó la chaqueta con un suspiro de cansancio.
—Me estoy haciendo demasiado viejo para esto —dijo, dejándose caer sobre el
espacio dejado por las piernas de Horacio y dejando caer su cabeza sobre el estómago
de Horacio.
—Era.
—Pensé que habíamos comprado un montón de ropa para que pudieras dejar de robar
la mía.
—Mentiroso —dijo Horacio con una sonrisa—. Me compraste ropa porque te gusta
comprarme cosas.
—Probablemente.
—Hay pizza.
Horacio había esperado... No sabía lo que esperaba. ¿Qué Viktor de repente se daría
cuenta de lo sexy que era y saltaría sobre sus huesos? Estúpido.
—Una semana.
Horacio frunció los labios infelizmente, su estómago se tambaleó. Una semana sin
Viktor parecía una vida.
—No es que quiera, pero no hay nada que pueda hacer. Las negociaciones son
demasiado importantes para enviar a alguien más. La misión tendrá que esperar. MI6
vigilará a Luke mientras no estoy.
Animado por las palabras de Viktor, Horacio sonrió y separó las piernas para acomodar
los hombros de Viktor entre ellos. Su posición probablemente parecía bastante
obscena. Para el ojo casual, probablemente parecería que Viktor le estaba haciendo
una mamada.
—Había una mujer —dijo, su voz un poco hueca y melancólica—. Me enamoré de ella.
—Obviamente, no funcionó. Las relaciones a larga distancia rara vez lo hacen. Pero
—Viktor se apagó—… Horacio se movió de debajo de Viktor y se puso de pie.
Ahora entendía por qué la gente decía “aplastante” ante la decepción y la tristeza; se
sentía como algo viciado alrededor de su pecho, en sus pulmones sentía un peso
aplastante y abrumador, lo que le dificultaba respirar.
No pudo encontrarse con los ojos de Viktor por el resto de la noche, ya que no quería
que Viktor viera lo triste que estaba. No era como si hubiera olvidado que Viktor era
heterosexual, nunca lo olvidó, pero...
Tal vez lo había olvidado, después de todo. Nunca había visto a Viktor con una mujer
en la que realmente estuviera interesado. Recordar la sexualidad de Viktor de esa
forma le resultó como un golpe en el estómago. Y pensar que realmente había pensado
que Viktor podría amarlo... Parecía tan patético y ridículo ahora.
¿Viktor todavía estaba enamorado de esa mujer? ¿La vería mientras estaba en Japón?
Así que Horacio usó todo lo que había aprendido en el MI6 y puso una sonrisa en sus
labios, una sonrisa que no podía sentir. Bromeó, sonrió y se rio. Si Viktor notó algo, no
hizo ningún comentario.
La noche fue... tolerable. A pesar de que su patético plan de seducción había sido un
completo fracaso, no iba a quejarse por una noche pasada con Viktor.
Los mendigos no podían ser quisquillosos, pensó Hache con amargura, alejando su
decepción y jurando para sí mismo que esta sería la última vez que dejaría crecer
esperanzas en lo que a Viktor se refería.
CAPÍTULO 27
Viktor regresó a su habitación de hotel muy tarde después de un largo día de
negociaciones, solo para recibir una llamada de la sede. ¡Qué manera perfecta de
terminar un día de mierda!
—Roman Demidov tuvo una reunión con Luke anoche—le informó Amanda, sin
molestarse con detalles sociales—. No pudimos escuchar su conversación, porque
parece que Demidov tenía un distorsionador de micrófonos. Tal vez sospecha de
nuestra participación. Quizás ha descubierto tu tapadera.
—Y tal vez es una precaución normal en él —dijo Viktor, su tono tan fresco como el de
ella—. Las personas como él son demasiado inteligentes para ser atrapadas así.
Joder…
No era como si no fuera consciente de que últimamente los malabares entre sus
trabajos se habían vuelto cada vez más difíciles.
Viktor suspiró.
Hache.
Había estado en Japón durante cinco días y el chico siempre había estado en el fondo
de su mente, causando una sensación vaga e insatisfecha que no desaparecería sin
importar lo que él hiciera, como un picor persistente bajo la piel.
Se preguntó qué estaría haciendo Hache en este momento. Era apenas pasado el
mediodía en Londres. Debería estar en casa.
Viktor se encontró sonriendo, sus hombros perdieron la tensión por primera vez ese
día.
—Hola.
—Suenas cansado.
—Un poco —admitió Viktor, cerrando los ojos. Si volvía su imaginación, casi podría
engañarse a sí mismo y pensar que Hache estaba lo suficientemente cerca como para
tocarlo— ¿Cómo van tus estudios?
—No es nada que no me esperara… Pero sí, ha sido un día largo—. Y todo lo que
deseo ahora es a ti.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—¿Mm?
—¿Qué?
—Debería salir con tipos de mi edad —dijo Hache, casi desafiante—. Y Andy está
realmente interesado en mí.
—¿Y tú en él?
—Bueno —dijo Hache—. Sí. Eso generalmente sucede cuando los adolescentes
cachondos van a una cita.
—¿Te gustó?
¿Qué coño estás haciendo? una voz gruñó en el fondo de su mente, pero Viktor estaba
más allá de ser razonable. Quería escuchar a Hache, su Hache, maldita sea, confirmar
que era suyo, de Viktor y de nadie más.
Hache tenía dieciocho. No era un niño. Era normal que se besara y tuviera relaciones
sexuales con personas de su edad. A su edad, Viktor se acostaba con alguien diferente
cada dos días.
No era de su incumbencia a quién Hache follara. Viktor solo era para Hache su...
¿Quién, exactamente, era él para Hache? Solo un hombre mayor con el que vivía. Un
amigo. Y nada más. Él no era dueño del chico y esta extraña posesividad era
jodidamente asquerosa.
Hache se burló.
—Me preocupo por ti también, pero no hago preguntas tan intrusivas sobre tu vida
personal.
—Puedes preguntar lo que quieras —dijo Viktor irritado—. No tengo nada que
esconder.
—¿A quién?
—Sabes dónde encontrarme cuando te canses de jugar a James Bond —le había dicho
antes de que él saliera de su vida.
En el fondo, él había pensado que ella tenía razón y que eventualmente ellos
reavivarían su relación.
Pero hace dos días, mientras se sentaba frente a ella en el restaurante que solían
frecuentar, Viktor se dio cuenta de que no podía imaginarse estando con ella. Los
sentimientos se habían ido. No quedaba nada excepto una atracción superficial hacia
una mujer bella e inteligente. No había cambiado en estos tres años, desde la última
vez que la había visto, todavía pequeña y hermosa, su cara en forma de corazón tan
impresionante como él recordaba, pero su risa ya no le calentaba el pecho, y la curva
de sus labios no hacía que su corazón latiera más rápido. Era extraño, porque no
recordaba haberse enamorado alguna vez.
—No volverás, ¿verdad? —Asami había dicho en voz baja, sus ojos parecidos a una
gacela engañosamente suaves.
Viktor no supo cómo responder eso. Había esperado que cuando viera a Asami de
nuevo, se sintiera tan enamorado de ella como lo había estado antes, y eso haría que
el complicado lío de emociones que lo devoraba desapareciera. Entonces, en cierto
sentido, su reunión con Asami había sido una gran decepción. Pero supuso que había
sido bueno verla y cerrar su historia.
—Estuvo bien —dijo con voz entrecortada, todavía molesto por el cambio de tema. No
habían terminado de hablar sobre la cita de Hache con ese chico con granos. Solo
pensar en los labios de Andy sobre los de Hache, la lengua de Andy en la dulce boca
de Hache, lo hacía querer golpear algo. O matar algo.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
¿Qué?
—Por supuesto —dijo Viktor lentamente, deseando poder ver la cara de Horacio—
¿Qué te ha hecho pensar que no regresaré?
—¿Me extrañas?
Por un largo tiempo, solo hubo silencio. Todo lo que Viktor pudo escuchar fue el sonido
de la respiración de Hache. Se sentía increíblemente íntimo, como si no estuvieran
medio mundo separados.
Cerró los ojos y pensó en su última noche juntos, recordando cómo se sentía al
recostarse sobre Hache con su cara presionada contra la barriga de Hache, a través de
la camisa que llevaba Hache… la camisa de Viktor… y podía sentir dolor en su cuerpo
por la simple intimidad y perfección de eso. Recordó la suavidad sedosa de los muslos
de Hache contra sus manos cuando se separaron para acomodar a Viktor entre sus
piernas.
Maldita sea.
Viktor sintió que su mano se movía hacia su polla, que ya estaba medio dura por
razones en las que no quería pensar. Le dio un lento golpe a través de sus pantalones.
—Dormí en tu cama anoche —murmuró Hache, su voz temblorosa—. Espero que esté
bien.
—No te molestes —dijo Viktor y se mordió el labio con fuerza, agarrando su polla en su
mano. Se preguntó si podría convencerse a sí mismo de que no se estaba
masturbando con el sonido de la voz de Hache en su oído, pero incluso él no era tan
bueno mintiendo—. Sabes que puedes usar mi ropa.
Quiero darte todo lo que quieras. Quiero cuidar de ti, voy a cuidarte muy bien.
Hache hizo un ruidito estrangulado que fue directo a su polla. Viktor agarró su pene con
más fuerza, acariciando sus bolas con la otra mano, imaginando cómo luciría Hache en
ese momento: enrojecido y un poco avergonzado, pero también contento y encendido,
vistiendo la ropa de Viktor porque lo extrañaba.
Él no podría preguntar, de todos modos. De esta manera, ambos podían fingir que no
estaban haciendo lo que estaban haciendo. Sin embargo, Hache probablemente no
tendría idea de que Viktor se estaba masturbando, también, masturbándose con el
sonido de su respiración.
✿✿✿✿✿✿
A la mañana siguiente, Viktor estaba de muy mal humor después de una larga noche
de introspección, y su estado de ánimo no mejoraba con el hecho de que tuviera una
cita por Skype con Luke a primera hora de la mañana.
Ponerse la máscara de un buen chico simpático no fue fácil cuando estaba de tan mal
humor.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Pero por supuesto que lo hizo. No fue como si tuviera una elección.
Sonrió, flirteó y bromeó con Luke, su postura relajada y sus ojos fijos en Luke
atentamente, a pesar de que su mente estaba preocupada por otras cosas.
Pero cuando Luke sacó el nombre de Horacio, la atención de Viktor se centró en él.
—Me cancelaron una cita y fui a tu casa esta tarde — dijo Luke—. Conocí a Horacio.
Viktor luchó por mantener su postura relajada sin cambiar. Se le heló la sangre, sus
instintos de protección entraron en acción. Por fuera, sonrió, dejando que algo de
sorpresa apareciera en su rostro —¿Conociste a Hache? No lo mencionó cuando hablé
con él.
Viktor lo miró con cuidado. Aunque se había sentido inclinado a pensar que Luke era
un buen tipo, el encuentro de Luke con Oh Sehun demostraba que no era tan inocente
como parecía—. No lo mencioné porque no es fácil de explicar. Algunas personas lo
interpretan mal.
Luke era un tipo interesante. Flirteaba con facilidad, pero Viktor no creía que hubiera
una intención seria detrás del coqueteo. Mientras que Luke parecía atraído por él en un
nivel superficial, no iba más allá de eso.
Era curioso. No era por ser engreído, pero Luke era el primer objetivo en su carrera que
le resultaba difícil de enamorar. Le hizo preguntarse si Luke tendría sentimientos por
alguien más. Por el bien de Luke, esperaba que ese alguien no fuera Oh Sehun.
—Espero que no lo seas —dijo Viktor, mirando a Luke con los ojos entrecerrados y
mirando los labios de Luke—. Me gusta tu cabello, por cierto. Ni siquiera sabía que era
tan enrulado.
—Porque la gente piensa con sus traseros. Sí, sé que parece extraño. Vive conmigo,
soy abierto sobre mi sexualidad, y soy mucho mayor que él. No estamos emparentados
y aun así pago por su educación, pago todos sus gastos, así que por supuesto, la
gente empieza a asumir un montón de mierda. Hache es heterosexual, y es un niño, y
yo no soy un jodido pedófilo, pero algunas personas todavía creen que soy su Sugar
Daddy —Viktor se rio entre dientes, como si fuera la cosa más ridícula que había
escuchado.
—Lo siento —dijo Luke, luciendo un poco desconcertado—. Sólo lo pregunto porque él
no parecía estar feliz de verme. Parecía... algo amenazado.
—Hache es inseguro. Cree que voy a deshacerme de él cuando inicie mi propia familia
–miró a los ojos de Luke–. Está equivocado. No se va a ninguna parte, sin importar lo
que alguien piense. —De nuevo, su voz salió más fuerte de lo que debería. Maldición.
Esto... estaba comprometiendo su misión. Viktor trató de suavizarlo—. Es un niño que
necesita un hogar. Él no tiene a nadie más que a mí.
Luke asintió, pero aún así pareció un poco reservado el resto de la conversación.
Tan pronto como terminó la llamada, Viktor maldijo floridamente. Tenía que hacer algo
con respecto a su problema con Hache antes de volar por completo la misión. ¿Qué
coño estaba mal con él? Si Amanda viera esa conversación enloquecería, ella lo
SOLO UN DESVERGONZADO #08
tendría atrapado por los huevos y tendría toda la razón. Nada lo había hecho perder su
compostura de esa manera durante una misión.
Hasta Hache.
Hache Hache Hache. Maldita sea. Él solo podía pensar en una cosa últimamente.
CAPÍTULO 28
Viktor nunca había estado tan impaciente por llegar a casa. Siempre había vivido solo y
nunca había estado esperándolo alguien en casa cuando regresaba de sus viajes de
trabajo. De modo que la impaciencia que le inundaba la piel mientras estaba sentado
en el taxi era una sensación muy extraña. Sentía hasta la piel tensa y se sorprendió
tamborileando los dedos sobre el asiento de la cabina.
—¡Viktor!
Viktor se quitó las gafas de sol y sonrió, abriendo los brazos justo cuando Horacio
chocó contra él. Viktor lo abrazó con fuerza, enterrando su rostro en el cuello del chico.
Mierda. Este sentimiento…
Tomando una respiración profunda, se deslizó al papel del Volkov Viktor que Luke
conocía: el que era un hombre amable que había dado un hogar a un niño sin hogar
por la bondad de su corazón.
— Muy bien, déjame verte —dijo Viktor, retrocediendo para mirar a Hache—¿Has
crecido otra pulgada en una semana? A este ritmo, pronto serás más alto que yo.
Pero Hache no pareció darse cuenta de que se suponía que debía jugar un papel, sus
ojos verdes mirando a Viktor con avidez.
—¡Te extrañé! —soltó, apretando nuevamente sus brazos alrededor de Viktor. Susurró,
apenas audible, casi aferrándose a él—. Llévame contigo la próxima vez.
—Yo también, Hache —dijo, tratando de mantener su voz ligera y divertida para el
beneficio de Luke. Tenía la sensación de que no tuvo éxito.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Miró el camino hacia Luke, fingiendo notarlo recién ahora. Él le sonrió sobre el hombro
de Horacio.
—Hola.
Luke cruzó sus brazos sobre su pecho. —Yo... no creo que quiera ser tu novio.
Viktor podría contar con los dedos la cantidad de veces en que había estado así de
sorprendido.
—Yo solo... tuve mi dosis de malas relaciones. Mi primer novio resultó ser casado y con
niños. Mi segundo novio me dejó por alguien más pervertido cuando me negué a hacer
algunas cosas que él quería hacer. El tercero enloqueció y me dejó cuando le dije que
a mi realmente no me gustaban las relaciones ocasionales y querría una familia en
algún momento. El cuarto se aterrorizó cuando descubrió quién era mi padre —Le
dirigió a Viktor una sonrisa irónica—. Y mi padre siempre tuvo cosas más importantes
que hacer que ser un papá para mí. Probablemente ahora entiendas el panorama.
— Quiero a un hombre que escuche y entienda mis ideas, un hombre que me ponga
primero en su vida y cuide de mí —dijo Luke en voz baja—. Realmente me gustas,
Viktor, pero parece que tampoco eres ese hombre.
Mierda.
—No es un niño —dijo Luke con una sonrisa—. Abre los ojos. Tiene apenas unos cinco
o seis años menos que yo —negó con la cabeza—. Y no importa, de todas formas.
Incluso si realmente no es lo que parece, es extremadamente importante para ti. Y tal
vez es egoísta de mí parte, pero estoy cansado de ser quien recibe migajas de
atención y afecto. Ya estuve allí, hice eso, y tengo la camiseta de recuerdo. Creo que
me merezco algo más. Todos lo hacemos. Tú también.
Viktor tuvo que reprimir el impulso de maldecir. Nunca había fallado en una misión tan
espectacularmente. O puesto en peligro tanto. Ya podía imaginar la reacción de
Amanda cuando descubriera por qué Luke rompía la relación con él.
— Tener a un tipo precioso y dulce en mis brazos no fue exactamente una pesadilla
para mí.
—Adulador —dijo Luke riendo, besándole en la mejilla—. Tengo que irme antes de que
tu Hache me asesine por tratar de robarle a su Sugar Daddy.
Viktor esperó a que su coche desapareciera de su vista antes de permitirse soltar una
maldición. No ayudo en nada, para librar su frustración.
—¿Qué pasó?
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Dejando caer su maleta en el sofá, Viktor se volvió y caminó hacia él. Debe haber
habido algo en su lenguaje corporal, porque los ojos de Hache se volvieron cautelosos.
Dio un paso atrás, y luego otro, y otro, hasta que su espalda golpeó la puerta.
—¿Por qué piensas? —dijo Viktor, poniendo una mano en la puerta sobre la cabeza de
Hache, alzándose sobre él. Mirando la cara confundida de Hache, él quería...
—Fallé la misión porque Amanda pensó que era una gran idea asignarme a una misión
de Sugar Daddy y comprometer mi tapadera. Y luego fallé en hacer creer a Luke que te
di un hogar porque sentí lástima de ti, que solo eres un niño por el que siento pena
—Se rio entre dientes—. Luke quería un hombre que lo pusiera primero. En lugar de
convencerlo de que podía ser ese hombre, le dije que tu presencia en mi casa no era
un tema de discusión—Viktor soltó una carcajada, incapaz de creer que realmente
hubiera dicho eso—. Es como si no pudiera pensar cuando... no tengo idea de cómo
voy a explicar esto a los de arriba.
Y para empeorar las cosas, no tenía ganas de ir a la sede y dar el informe, como
debería. Tendría que alejarse de Hache para eso. Viktor presionó su nariz contra la
cara de Hache. Tomando un profundo y codicioso respiro, y dijo en voz baja:
—¿Qué has hecho conmigo? —No podía creer lo que le había pasado a sus
prioridades. Todo lo que quería en este momento era abrazar a Hache, tocarlo en todas
partes, presionar sus cuerpos más cerca y enterrarse en él. Estaba inhalando el aroma
de Hache como un hombre obsesionado, su barba dejando rastros en la suave mejilla
de Hache.
—Viktor…
Viktor quería arrastrar su boca por el cuello de Hache y chupar esa piel perfecta y
lechosa.
—¿Qué?
—Me estás confundiendo —dijo Hache, apretando y soltando los dedos en el cabello
de Viktor.
—Ya somos dos —Había pensado mucho desde su llamada a Hache, pero todavía no
tenía idea de qué era para Hache. Era innegable que tenía una veta posesiva de una
milla de ancho en lo que a este chico se refería. Apenas podía negar cuanto odiaba la
idea de ver a hombres… que no fueran el… tocar a Hache.
Y esa era la otra cosa. Ya no podía fingir que su necesidad de tocar a Hache era
platónica. No era así. Parecía que se había aferrado tan emocionalmente al chico que
quería estar físicamente apegado a él también, su sexualidad sería condenada.
—Jesús —dijo contra la mejilla de Hache— ¿Tienes alguna idea de cuánto me has
echado a perder? Lo has arruinado todo —Sus prioridades, su sexualidad, sus
emociones: Hache lo había cambiado todo, se había metido tanto en la piel de Viktor
que ni siquiera le importaba que fuera a recibir la bronca de su vida por primera jodida
vez.
Cuando Viktor levantó la cabeza, vio que el rostro de Horacio estaba muy pálido y en
blanco.
—En mi oficina, en diez minutos —dijo la voz helada de Amanda antes de que la línea
se cortara.
Suspirando, Viktor se dio vuelta para decirle a Horacio que tenía que irse, pero no
estaba a la vista. Y la puerta estaba abierta de par en par.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Con las cejas fruncidas, Viktor consideró seguirlo, pero no tuvo tiempo de averiguar de
qué se trataba. Amanda ya estaba lo suficientemente enojada sin que él llegara tarde.
✿✿✿✿✿✿
Horacio caminó. Ni siquiera sabía a dónde iba. Solo sabía que tenía que alejarse de
esos acusadores ojos oscuros.
Aunque Viktor no lo culpó por el fracaso de la misión, estaba implícito. Podía sentir el
resentimiento, la agresión, en el lenguaje corporal de Viktor. Tal vez Viktor no lo había
dicho abiertamente, pero claramente culpaba a Horacio por su apego, que básicamente
era lo mismo que culparlo.
Viktor aún no sabía que Luke había hablado con él varias veces mientras que estaba
ausente, y que Horacio la había jodido. Sabía que no había logrado contener por
completo sus celos. Había sido grosero y agresivo con Luke, solo queriendo que se
fuera de su casa. Probablemente Horacio había dejado claro que no veía a Viktor como
un chico heterosexual sin hogar vería a la persona que lo dejaba vivir en su casa.
Y era su culpa.
Horacio parpadeó para alejar la humedad de sus ojos. Tragar el doloroso nudo en su
garganta era más difícil.
Se sentó en el banco, enterró las manos en su cabello y se miró los pies. Los zapatos
nuevos que Viktor le había comprado.
Le había traído a Viktor nada más que problemas desde que se había aferrado a él
como una especie de... parásito.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Un parásito. Eso era lo que era, ¿verdad? Viktor había gastado una absurda cantidad
de dinero y todo lo que recibió a cambio fue una misión fallida, cortesía de Horacio. Y
no era una misión menor. Era una misión de alto perfil para la que Viktor había pasado
años construyendo la tapadera. El fracaso de la misión retrasaría al MI6 durante varios
años. ¿Cuántas personas morirían por eso? ¿Cuántas personas morirían por Horacio?
¿Cuántas personas morirían antes de que Viktor se diera cuenta de que Horacio nunca
había valido las vidas perdidas y dañadas?
Horacio todavía podía recordar con perfecta claridad la mirada en los ojos de Viktor
cuando le contó sobre la misión que había fracasado porque se puso sentimental y se
negó a matar a la mujer embarazada.
—Me llevó once meses infiltrarme en esa red de tráfico sexual. Después de que mi
tapadera explotó, le tomó al MI6 otros dos años para conseguir infiltrar otro agente
—La voz de Viktor sonaba vacía—. Hubo niños entre los trabajadores sexuales. El niño
más joven tenía ocho años, el niño superviviente más joven—miró a Horacio a los ojos
y sonrió. No fue una linda sonrisa—¿Todavía crees que hice lo correcto?
Claro, Viktor le tenía cariño, pero a los ojos de Viktor, su apego a Horacio había
comprometido su misión. ¿Cuántos días le llevaría a Viktor comenzar a arrepentirse de
darle un hogar?
Con los ojos escocidos, Horacio apretó sus temblorosos labios con fuerza.
No es como si tuviera la oportunidad de ser algo más. Viktor no lo quería de esa forma,
realmente no lo quería. Claro, Viktor era posesivo, protector y le tenía cariño, pero esas
emociones no eran amor. Uno podría ser cariñoso y protector con un chico. Uno podría
ser posesivo con un juguete comprado. La posesividad no tiene nada que ver con el
amor.
Viktor tenía una mujer que amaba esperando que él volviera con ella. Lo que sea que
sintiera por Horacio, claramente no era lo suficientemente serio como para evitar que
Viktor se reuniera con su pajarita japonesa. Luke lo había entendido mal. Viktor
definitivamente no ponía a Horacio como lo primero en su vida, y nunca lo haría. Si
Horacio se quedaba, sería él quien rogaría por las migajas del afecto de Viktor, como
un cachorro estúpido y enfermo de amor que constantemente se interponía en su
camino, del cual Viktor no se deshacía por lástima y un cariño equivocado. Debería irse
SOLO UN DESVERGONZADO #08
antes de volverse más patético de lo que ya era, y antes de que el cariño de Viktor
fuera reemplazado por arrepentimiento y resentimiento.
Limpiándose los ojos otra vez, Horacio se levantó y se alejó de la casa de Viktor.
Podría haber vuelto para agarrar sus cosas… Viktor probablemente ya se habría ido
para recibir la venganza de parte de Amanda… pero estaba demasiado asustado para
hacer eso. Tenía miedo de no ser lo suficientemente fuerte como para irse si estuviera
rodeado de todo lo que le recordaba a Viktor.
Los labios de Horacio se torcieron en una sonrisa amarga. Siempre podía robar lo que
necesitara, después de todo. Para eso era bueno.
No podía hacerlo.
No podía.
Horacio sacó su teléfono, el único vínculo que quedaba entre él y Viktor, y escribió un
mensaje rápido. Le debía mucho a Viktor.
Hache miró el texto, dudando. Quería decirle a Viktor que lo amaba. Puede que nunca
tuviera el amor de Viktor, pero no quería que Viktor lo recordara como el estúpido niño
gay enamorado.
Mordiéndose el labio con tanta fuerza que pudo saborear la sangre, Horacio envió el
mensaje sin agregar nada que lamentaría más tarde, apagó el teléfono y lo arrojó al
cubo de basura más cercano.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 29
Horacio no regresó a la pandilla de Tucker. Incluso si lo quisiera, lo cual no quería, no
podría volver allí. Viktor lo encontraría fácilmente si lo hacía.
Acaricio la idea de ser independiente solo por unos momentos; sin importar cuánto le
gustaría, no sería inteligente. Tarde o temprano, Tucker lo encontraría. Él necesitaba la
protección de otra pandilla.
Esa primera noche, Horacio permaneció despierto durante mucho tiempo, sin poder
dormir. No era la dureza de la cama o el olor desagradable de la habitación que le
habían dado; había dormido en lugares peores que este. Era la ansiedad y la
incapacidad para relajarse con los sonidos de idas y venidas de personas
desconocidas. No había ningún cerrojo en la puerta, y Horacio era dolorosamente
consciente de eso. Las paredes eran muy delgadas, y él se estremecía cada vez que
alguien se reía o gritaba. Cuando la gente comenzó a tener sexo en la habitación a su
izquierda, Horacio escondió la cara debajo de la almohada, tratando de no escuchar ni
preguntarse si el sexo era consensuado o no. No es como si pudiera hacer algo si no
fuera así. Aún no tenía amigos ni aliados en esta pandilla y no tenía ilusiones sobre su
destreza física.
Él quería a Viktor.
Se preguntó qué estaría haciendo Viktor. ¿Todavía estaría en la oficina central, tratando
de resolver el desastre en que se había convertido la misión Luke? ¿O lo estaría
buscando?
Suprimiendo el deseo traidor de ser encontrado, Horacio pensó en lo que debería hacer
para evitar ser encontrado. Tal vez debería teñir su cabello. El cabello rojo era
demasiado notable. También debería evitar las cámaras CCTV por un tiempo.
Seguramente Viktor dejaría de buscarlo luego de unas semanas.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
No podía imaginar nunca volver a verlo, nunca sentir sus brazos alrededor de él,
nunca...
Él era fuerte.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
CAPÍTULO 30
Seis meses después
Fue un accidente.
Esa fue la parte más enloquecedora de esto. Había intentado con todas sus fuerzas no
ser un idiota patético y vivir su vida al máximo, sin pensar en Viktor cada dos minutos, y
lo estaba haciendo muy bien (de acuerdo, eso era un poco exagerado, ¡pero aun así!).
Él estaba bien. Okay. Pensaba en Viktor no más de diez veces al día, lo que era... más
que un poco deprimente, pero aun así un gran progreso.
Así que sí, fue un accidente total. No había estado buscando noticias sobre Viktor.
Había reprimido ese impulso meses atrás.
Y allí, justo debajo de ese titular, había una foto de Luke sonriéndole a Roman
Demidov.
Horacio miró la fotografía. Luego exploró el artículo. Fue bastante informativo. Afirmó
que Demidov había trasladado recientemente la sede de su imperio empresarial de
Ginebra a Londres y tenía la intención de invertir en empresas locales. El periódico
daba a entender que Demidov se mudó a Inglaterra con el único propósito de estar
cerca de su novio.
Eso hizo que Horacio se burlara. Si ese hombre de ojos fríos era capaz de amar, se
comería su sombrero.
Pero lo hizo preguntarse por qué Demidov se había mudado a Inglaterra. Si era cierto
que Luke estaba saliendo con él, eso prácticamente confirmaba que Luke estaba
involucrado en la muerte de su propio padre.
Frunciendo el ceño, Horacio revisó el resto del artículo. Decía que la feliz pareja tenía
la intención de pasar la Navidad en Suiza, donde la familia de Roman todavía vivía.
De todos modos, no era asunto de él. Teniendo en cuenta lo que hacía para ganarse la
vida, sería el colmo de la hipocresía querer repentinamente ayudar a las autoridades.
Pero…
En última instancia, era su culpa que el MI6 no se hubiera infiltrado en las Industrias de
Whitford.
✿✿✿✿✿✿
Concluyendo que como Luke estaba emparejado con Roman, el ruso debería poseer
suficiente información incriminatoria, Horacio decidió centrarse en la casa de Demidov.
No tardó mucho en descubrir dónde vivía. Los multimillonarios no eran conocidos por
ser discretos.
Así que dos días antes de Navidad, Horacio vio a Roman Demidov meter su maleta en
su coche y alejarse.
Horacio miró la gran casa y no se movió de su lugar. Tenía que tener cuidado. Después
de su temporada con el MI6, Horacio tenía una idea de qué tipo de locas medidas de
seguridad podría tener el ruso. Horacio sospechaba que no había forma de irrumpir en
esa casa sin disparar las alarmas de seguridad.
Los hombres como Romam Demidov podrían tener medidas de seguridad de primer
nivel, pero los hombres ricos no hacían sus propias tareas domésticas, especialmente
cuando vivían solos. Ellos tenían sirvientes. Y los sirvientes tenían copias de las llaves.
Entrar en su departamento fue bastante fácil, como robar las llaves mientras ella estaba
en la ducha. La parte más difícil sería devolverlas después de copiar las llaves con el
kit de duplicación de llaves que había sacado del armario de suministros de la pandilla
antes de irse.
Pero cuando echó un buen vistazo a las llaves, Horacio frunció el ceño con tristeza.
Eran llaves de alta seguridad que eran imposibles de copiar. Debería haber esperado
que no fuera tan fácil. Ahora tendría que esperar que la mujer no notara las llaves
faltantes y advirtiera a la seguridad de Roman demasiado pronto.
Como el tiempo era esencial, Horacio regresó a la casa de Roman lo más rápido que
pudo.
Por lo que podía ver después de horas mirando la casa, había seis guardias de
seguridad, pero la mayoría de ellos parecían estar en lo que supuso que era la sala de
seguridad, y solo dos guardias parecían patrullar el interior con regularidad. Iba a ser
un desafío, pero no había recibido el apodo de Shadow por nada.
Horacio contuvo la respiración mientras usaba las llaves del ama de llaves para abrir la
puerta principal. Había una pequeña posibilidad de que saltara una alarma, pero no
pasó nada. La casa permaneció mayormente silenciosa. Podía oír voces masculinas
amortiguadas desde una de las habitaciones, pero la puerta estaba cerrada y no fue
difícil pasar furtivamente.
La parte más difícil fue pasar furtivamente por las cámaras de seguridad.
Afortunadamente, los consejos de Viktor sobre cómo encontrar los puntos ciegos de las
cámaras fueron útiles y no enfocaron a Horacio. Pero su progreso era frustrantemente
lento y Horacio descubrió que su corazón latía cada vez más rápido a medida que
pasaba el tiempo.
Aunque había pasado un tiempo desde que participó en un robo… lo que no era su
especialidad… la experiencia pasada de Horacio le ayudó mucho a moverse por una
casa desconocida. Pero su progreso no mejoraba por el hecho de que algunas veces
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Horacio tuviera que meterse en las habitaciones y esconderse cuando los guardias que
lo patrullaban pasaban a su lado. Dios, su corazón se sentía como si estuviera a punto
de estallar en su pecho. Por lo general, estaba mucho más tranquilo cuando trabajaba,
pero esta vez no irrumpía en la casa de un inocente civil. Si lo atrapaban, no llamarían
a la policía.
Finalmente, en el tercer piso, se encontró con una puerta de madera maciza cerrada
con una cerradura electrónica. Bingo.
Con cuidado de no tocar la puerta, Horacio miró la cerradura por unos momentos antes
de sonreír.
Horacio negó con la cabeza y abrió su bolsa. Para ser justos, esta cerradura
electrónica tenía algunas características muy bonitas y era imposible desbloquear la
combinación por medios normales, pero tenía un gran defecto de seguridad. El
deadbolt smartkey podría romperse esencialmente con un destornillador y una llave
dinamométrica. Para ser justos, no podría ser hecho por aficionados, la cerradura se
atascaría si entendiera mal el ángulo, pero afortunadamente, Horacio no era un
aficionado.
Roman Demidov y Luke estaban detrás de la muerte de Whitford, pero cualquier tipo de
prueba de sus crímenes sería suficiente para él.
No le importaban una mierda sus crímenes, dijo una voz sarcástica en el fondo de su
mente. Lo único que quieres es complacer a Viktor y tener una razón para contactar
con él.
Horacio frunció los labios, abriendo otro cajón. Por supuesto, le importaba detener a las
personas malas.
¿Y tú eres bueno? La voz susurró con un bufido. Irrumpir en la casa de alguien solo
porque te estás muriendo por alguna razón para ver a Viktor. Es jodidamente patético.
Probablemente ni siquiera te recuerda. Es un espía profesional. Él te habría encontrado
si realmente lo hubiera intentado. Si él realmente quisiera.
Eso no era verdad Viktor no lo había encontrado porque Horacio había tenido cuidado,
no porque, no porque...
Tal vez Viktor se había alegrado de deshacerse de él. Tal vez había sido un alivio para
Viktor regresar a casa y ver que desapareció. Tal vez Viktor ni siquiera se había
molestado en buscarlo.
Al darse cuenta de que no era la pantalla del ordenador la que se estaba volviendo
borrosa, Horacio parpadeó furiosamente. Cuando eso no funcionó, se limpió la
humedad de los ojos. Humedad, no lágrimas. Él no estaba llorando.
Era bueno que viniera preparado. Horacio sacó una memoria USB del bolsillo y la
conectó.
Estrictamente hablando, Horacio había robado propiedad del gobierno cuando copió el
programa de pirateo del portátil del MI6 a su almacenamiento en la nube, pero Horacio
no se sentía particularmente culpable por eso. Había sido útil, y le gustaban las cosas
útiles. Realmente no había pensado que alguna vez lo necesitaría; lo había copiado por
si acaso.
Como esperaba y sabía, el portátil estaba aislado de cualquier red. Había sido una de
las primeras cosas que su entrenador del MI6 metía en la cabeza de los alumnos:
ningún ordenador está completamente protegido mientras esté conectado a Internet. Si
uno tenía algo que ocultar, tenías que desconectar el ordenador de cualquier red.
Más tarde, se culparía a sí mismo por ser demasiado codicioso y querer copiar la
mayor cantidad de documentos posible.
CAPÍTULO 31
La voz lo hizo congelarse.
Cuando los ojos de Horacio se ajustaron al brillo repentino, se encontró mirando a los
ojos azul claro de Roman Demidov.
Horacio tragó, rompiendo en un sudor frío. Había algo en este hombre que lo hacía
sentir asustado. Horacio se preguntó si saltar desde el tercer piso sería menos doloroso
que cualquier cosa que Demidov le hiciera.
—Ni siquiera lo pienses —dijo Demidov acercándose. El ruso ni siquiera lo apuntó con
el arma, pero lo sostuvo con una confianza que le recordó a Horacio la forma en que
Viktor manejaba las armas, por lo que no dudó de que este hombre pudiera apuntarle
con el arma en una fracción de segundo si Horacio le daba una razón para hacerlo.
¿Puedes dejar de pensar en Viktor cuando hay un jefe criminal ruso a unos metros de
distancia? Horacio se gruñó a sí mismo, consternado por la dirección predecible de sus
pensamientos.
Demidov en realidad se rio. Sonaba... inquietantemente normal. ¿Por qué los villanos
suenan tan normales? Primero Brylsko, ahora Demidov. En este punto, alguna risa
malvada sería refrescante.
—Considéralo una solicitud de empleo —dijo Horacio, luciendo tan sincero y ansioso
como pudo. Debes poder mirar a alguien a los ojos y venderle la mentira más
escandalosa.
—Estoy en la pandilla de Billy Redknap, señor. He oído a través por contactos que
estás contratando gente, así que —bajó la cabeza con fingida vergüenza— Quería
impresionarte. He oído que no contratas a nadie —Horacio no tenía idea de si Roman
estaba contratando o no. Era solo una corazonada. Roman se había mudado a Londres
muy recientemente, así que, lógicamente, debía haber estado contratando, ¿verdad?
Horacio casi gime. Maldita suerte, Luke tuvo el peor momento del mundo para
aparecer.
—¿Quién es ese?
Antes de que Horacio se hiciera ilusiones de que no sería reconocido, Luke aplastó esa
esperanza también.
—Espera, lo conozco.
—¿Con Volkov? —dijo Demidov, con los ojos clavados en Horacio—. Ah, sí, ahora lo
recuerdo —dijo algo en ruso, lo que hizo que Luke frunciera el ceño y le dijera algo en
ruso.
—La pregunta es, ¿qué está haciendo la pet de Volkov en mi casa en medio de la
noche?
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Quédate dónde estás, cariño —dijo Demidov en voz baja antes de agarrar a Horacio
por el cuello y empujarlo contra la pared con tanta fuerza que su visión se oscureció por
un momento.
—Tienes cinco segundos para decirme quién te envió — dijo Demidov de manera
uniforme, presionando algo frío y duro contra la garganta de Horacio. El arma.
Horacio tragó, mirando a los ojos helados del ruso. Podía sentir que este hombre no
hacía amenazas vacías. Él mataría a Horacio, sin dudarlo.
—Te das cuenta de que tu silencio no tiene sentido, ¿verdad? Tu presencia aquí
confirma que Volkov no es quien parece ser.
—¿Realmente crees que Viktor está detrás de esto? —Interrumpió Luke, frunciendo el
ceño.
—Viktor —dijo Demidov con una leve sonrisa burlona—. Siempre supe que había algo
raro en tu novio perfecto. Simplemente no podía probarlo.
—¿Alguna vez lo dejarás pasar? Viktor nunca ha sido realmente mi novio. Y realmente
dudo que él sea...
—¿Qué? —Roman dijo cortante— ¿Un mentiroso que te usó? Eres demasiado
confiado.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Luke abrió la boca y la cerró antes de acercarse y mirar directamente a Horacio por
primera vez.
Horacio desvió la mirada. Era más fácil mentirle a Roman, que ni siquiera parecía tener
corazón, que a Luke.
—No sé de lo que estás hablando. Viktor no tiene nada que ver con el por qué estoy
aquí. Soy realmente un miembro de la pandilla de Billy Redknap. Puedes comprobarlo;
Yo estoy diciendo la verdad. Ya no vivo con Viktor. No lo he visto en medio año.
—Él no me quería de esa forma. Así que me fui. Era... era difícil quedarse.
—Por el amor de Dios, Luke —dijo Roman—. Está jugando—El arma se movió a la
sien de Horacio y presionó con fuerza—Desgraciadamente para ti, no soy tan blando
de corazón. Tienes cinco segundos para decirme la verdad. Esta es la última
advertencia.
—Tres, dos...
—¡Detente, Roman! —dijo Luke, haciendo que los ojos de Horacio se abrieran de
golpe— ¿Me estás tomando el pelo? Es solo un niño. No puede tener más de 18 años.
—Tenía edad suficiente para entrar en mi casa —dijo Roman— ¿Tienes alguna idea de
lo que estaba tratando de robar, y casi lo logró? —Le lanzó a Luke una mirada que
Horacio no entendió—. Sabes lo que no he terminado todavía.
Los labios regordetes de Luke se redujeron mientras los fruncía. Suspiró, pasando sus
dedos por su pelo rizado.
—Debe haber otra forma de llegar al fondo —dijo Luke, sacando su teléfono—. Llamaré
a Viktor. Háblale. Estoy seguro de que todo es un malentendido.
—Escuché eso —dijo Luke con una sonrisa—. Pero todavía me amas.
Para sorpresa de Horacio, Roman solo miró a Luke antes de empujar a Horacio a la
silla y forzarlo a sentarse.
—No sé por qué todavía tienes el número de Volkov — dijo, tomando el teléfono de
Luke y dándole el arma.
—Tus celos son adorables —dijo Luke, aceptando el arma con una mueca.
Eres un idiota, dijo su voz interior sarcásticamente. Viktor no estará feliz de verte,
especialmente en tales circunstancias. No solo fuiste el motivo de que fallara la misión,
sino que también has soplado la tapadera de Viktor y lo has puesto en peligro.
—Le di media hora —Roman se encogió de hombros, volviendo sus ojos hacia
Horacio—. Supongo que veremos cuánto te valora.
—¿No deberías llamar a Vlad para lidiar con esto? — dijo Luke—. Es un problema de
seguridad. Ese es su trabajo.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Le di unos días de descanso —dijo Roman, apoyando la cadera contra el escritorio y
mirando al arma en su mano— . Está bien. No me importa hacer el trabajo sucio de vez
en cuando.
Horacio miró a Luke, desconcertado por cómo podía estar del lado de este hombre.
Luke no parecía malvado. Él parecía normal.
—¿Cómo puedes estar con un hombre como este? — espetó antes de poder
contenerse— ¿Es tan bueno el sexo?
Luke parpadeó.
Luke fulminó con la mirada a Roman, sus mejillas sonrojadas. Luego miró a Horacio
con una mirada atormentada.
—Él no es malvado.
—No lo es. Quiero decir, él puede ser un bastardo con las personas que no ama, pero
en el fondo, es algo blando.
—No arruines mi reputación, gatito —dijo Roman, mirando a Luke—. Sé un buen chico
y ve a la sala de seguridad. Dile a Kolya que venga aquí. Tengo algunas preguntas
para él.
—No seas tan duro con él. Su esposa acaba de dar a luz. Es totalmente comprensible
que Kolya estuviera distraído.
—Me temo que no soy tan comprensivo como tú —dijo Roman—. Estoy emocionado
por él y su esposa, pero eso no excusa su falta de vigilancia. Esto —señaló a
Horacio—… es inaceptable.
—No tienes razón para estar celoso. Realmente no tengo una fijación por los rehenes.
Luke resopló.
—Eres hilarante —cruzó los brazos y se sentó en la otra silla—. No me voy a mover.
Puedes buscar a Kolya tú mismo. O llamarlo.
Horacio los miraba por el rabillo del ojo, pero con cada minuto que pasaba, tenía
problemas para centrar su atención en ellos.
¿Vendría Viktor?
—¿Sí?
—Hay un hombre aquí, señor —dijo una voz masculina— Viktor Volkov. Dice que lo
estás esperando. Él no está armado.
De mala gana, Horacio se levantó y se acercó. El ruso apretó el arma contra su sien
nuevamente.
Luke suspiró.
CAPÍTULO 32
Horacio no estaba seguro de estar respirando cuando la puerta se abrió y dos guardias
de seguridad empujaron a Viktor hacia adentro.
Uno de los guardias se estremeció y asintió con la cabeza antes de irse con el otro y
cerrar la puerta.
Miró a Viktor con avidez, sus ojos recorriendo todo el rostro de Viktor, observando sus
ojos oscuros, la curva de sus labios, su... su todo. Dios, ¿cómo podría una persona
todavía verse igual que antes medio año después?
Horacio se lamió los labios, clavándose las uñas en sus palmas cuando Viktor se
encontró con sus ojos. Su cuerpo se balanceó hacia Viktor, tratando de seguir el tirón.
Horacio recuperó el sentido solo cuando el arma presionó más fuerte contra su sien.
Horacio parpadeó, sin saber qué hacer con eso. Si no lo supiera, pensaría que Viktor
tenía miedo de las armas.
Y luego lo entendió.
—Te dije que era innecesario, Sehun —dijo Luke exasperado, poniéndose de pie—.
Oye —dijo, volviéndose hacia Viktor, una mezcla de vergüenza e incomodidad en su
rostro—. Estoy seguro de que todo es un gran malentendido. Perdón por el arma.
Roman solo es paranoico.
—Este es tu nuevo novio, ¿verdad? ¿Y qué está haciendo Hache aquí? —miró
directamente a Horacio, analizándolo— ¿Dónde demonios has estado todos estos
meses? ¿Tienes idea de lo preocupado que he estado?
SOLO UN DESVERGONZADO #08
El arma dejó de presionar tan fuerte contra su sien, por lo que deben haber sido
convincentes. Pero la voz de Sehun todavía estaba fría cuando dijo:
—¿Estás diciendo que no has tenido nada que ver con que tu pequeña pet irrumpa en
mi casa y piratee mi ordenador?
—¿Hache? ¿Es eso cierto? —Cuando Horacio no dijo nada, los labios de Viktor se
redujeron— ¿En serio? ¿Has vuelto a tus viejas costumbres después de todo lo que
hice por ti? Maldita sea, prometiste que habías terminado con eso.
Horacio se recordó a sí mismo que Viktor solo estaba desempeñando su papel y que la
decepción en sus ojos no era real. Todavía lo hacía sentir miserable.
—No tenía a dónde ir —dijo, con la voz quebrada—. Necesitaba protegerme de Tucker.
Entonces fui a la pandilla de Billy Redknap. Necesito pagarle por su protección, y robar
es lo único en lo que soy bueno.
—Todo esto es muy conmovedor, Hache —dijo Roman, sin parecer tocado en
absoluto— ¿Pero se supone que debo creer que acabas de elegir mi casa para entrar,
después de que... tu guardián pasara semanas tratando de entrar en los pantalones de
Luke?
—¿Qué estás insinuando? —dijo Viktor, entrecerrando los ojos. Él no se veía peligroso.
Solo ofendido.
—No estoy insinuando nada —dijo Roman y su mano libre envolvió la garganta de
Horacio sin apretar—. Esa no era una pregunta retórica, Hache.
—No, no fue una coincidencia —dijo Horacio, con la mente acelerada y el estómago
revuelto por los nervios. Dios, no quería decepcionar a Viktor nuevamente. Dijeron que
la mejor mentira contenía un elemento de verdad. ¿Pero sería suficiente para
convencer a alguien como Roman Demidov? —Hace unos días, me encontré con un
artículo tuyo y de Luke. Me llamó la atención sólo porque conocía a Luke. El artículo
decía que te mudaste a Inglaterra recientemente y que eras muy rico. Decía que
estarías fuera de la ciudad por Navidad. Así que pensé... pensé que no debería ser
demasiado difícil entrar en tu casa. Era probable que con todo el caos de la mudanza tu
seguridad no fuera perfecta todavía—Miró de reojo a Roman, esperando calibrar lo
bien que lo estaba haciendo, pero la cara del ruso era imposible de leer.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—No explica por qué estabas pirateando mi ordenador —dijo Roman—. Uno pensaría
que un ladrón estaría más interesado en las posesiones materiales.
Horacio se burló.
—Afirmaste que era una solicitud de empleo antes de que Luke te reconociera —dijo
Roman, con la voz baja, claramente sin querer que Viktor lo oyera.
La esperanza se encendió dentro de él. Si el ruso creía que Viktor no tenía idea de sus
actividades criminales, significaba que la tapadera de Viktor seguía siendo segura.
Por primera vez en su vida, Horacio estaba increíblemente agradecido por ser un
pelirrojo pálido. No era difícil ponerse colorado.
—Me puse nervioso y mentí, ¿de acuerdo? Escuché algunas cosas sobre ti de mis
contactos, pero no tengo idea de cuán ciertas son—bajó la voz, también—. Nadie sabe
mucho sobre ti. Eres un pez nuevo en el estanque. Todo el mundo quiere saber por qué
te mudaste aquí y qué es lo que quieres. Es por eso que cualquier información tuya es
tan valiosa. Mentí porque parecía que querías matarme.
Roman le lanzó una mirada larga y penetrante. Horacio apenas resistió el impulso de
retorcerse. Solo el hecho de que pudiera sentir la mirada fija de Viktor sobre él le dio la
fuerza para no desmoronarse y delatarse.
—¿Quién dice que no estás mintiendo de nuevo? — dijo Roman, su mano apretada
alrededor de su garganta, apenas, pero lo suficiente como para hacer que le dolieran
los pulmones a Horacio.
—Puedo dispararle —dijo Roman, su voz sonaba casi inhumana mientras presionaba
el arma con más fuerza contra la sien de Horacio.
Horacio se estremeció.
—Es una amenaza vacía, Volkov. Si eres un agente del MI6, y probablemente lo seas,
no lo harás.
—Ya no soy agente del MI6. Nadie me controla —Sus labios se torcieron en algo
vagamente parecido a una sonrisa— ¿Fue ese Nietzsche quien dijo que puedes
convertirte en un monstruo si peleas contra los monstruos por mucho tiempo? Si crees
que soy incapaz de matar, estás delirando. Probablemente haya matado a más
personas que tú —miró a Roman a los ojos, su mirada fría pero su tono suave mientras
decía en voz baja—. Puedo matar a todos en esta casa y hacer que parezca un
accidente. No es nada que no haya hecho antes. Pero aquí está la cosa. Me importa
una mierda,Demidov. Prefiero no tener más sangre en mis manos de la que ya tengo.
Vine por lo que es mío. Deja que el chico se vaya y todos nos olvidaremos de esto.
—¿Y crees que puedes amenazarme, salir de aquí y seguir con tu vida?
Parecía divertido, pero Horacio sabía que realmente no se estaba divirtiendo. Podía
sentir la increíble tensión en el cuerpo de Roman. Por primera vez, Horacio consideró
la posibilidad de que el aparentemente desalmado ruso realmente amara a Luke. No
había otra razón para que él no disparara a Viktor. Tenía un arma en la sien de Horacio
y guardias de seguridad al alcance de un grito. Tenía todas las ventajas en el mundo.
Pero parecía que el cuchillo presionado contra la garganta de Luke negaba toda la
ventaja que tenía.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—No te estoy amenazando —dijo Viktor, con una expresión tan fría como la de
Roman—Sigo pensando que las personas como tú deberían estar en prisión, pero no
tengo ningún interés en perseguirte. Ya no soy MI6 y no soy un agente. Lo único que
me interesa es mantener a las personas que me importan a salvo—Miró a Luke antes
de volver a mirar a Roman—. Estoy seguro de que lo entiendes. Ahora dale una patada
al arma y deja que el chico se vaya.
Horacio tropezó y estuvo a punto de caerse, pero la mano de Viktor le agarró del brazo
con fuerza. Agarrándo la pistola, Viktor casi arrastró a Horacio fuera de la habitación.
Lo último que Horacio vio antes de que la puerta se cerrara tras ellos fue la expresión
de alivio en la cara de Roman Demidov mientras examinaba el cuello de Luke, con el
otro brazo apretado alrededor de su amante.
CAPÍTULO 33
Tan pronto como él y Viktor se quedaron solos, Horacio se dio cuenta de que había
algo raro en Viktor. Excepto por el fuerte agarre en el brazo de Horacio, Viktor no le
prestaba atención, sus ojos oscuros vagaron por el pasillo y miraron a todos lados
menos a él. Horacio pensaría que Viktor solo estaba buscando peligro, pero podía
sentir que no era solo eso.
Viktor no dijo nada. Al darse cuenta de que Viktor había escondido la pistola y el
cuchillo bajo su abrigo, Horacio frunció el ceño—Roman probablemente les dijo que
eviten que nos vayamos.
Horacio lo fulminó con la mirada, comenzando a enojarse también. Sí, la había jodido,
¡pero casi lo había logrado! Era pura casualidad que Roman hubiera regresado a casa.
¿Por qué Viktor lo trataba de esa manera?
Horacio estaba tan molesto por eso que ni siquiera podía sentirse agraviado cuando
cuatro guardias armados se encontraron con ellos en la puerta principal.
Viktor solo suspiró con fastidio. Ignorando las armas apuntando hacia él, dijo:
Los guardias intercambiaron miradas antes de que uno de ellos finalmente sacara un
teléfono. Dijo algo en ruso antes de entregarle el teléfono a Viktor.
—Si no regreso dentro de una hora, tendrá al MI6 llamando a su puerta —dijo Viktor al
teléfono—. Estoy seguro de que tienes mejores cosas que hacer en Navidad que
responder preguntas incómodas.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Horacio no podía oír lo que decía Roman, pero hizo que los músculos de Viktor se
tensasen.
—Es solo un corte. Si realmente quisiera lastimarlo lo hubiera hecho. Dile a Luke que
me disculpo. ¿Eso es todo?
Devolvió el teléfono al guardia, que escuchó lo que dijo Roman y bajó el arma.
—Entra —ladró sin mirar a Horacio mientras se sentaba en el asiento del conductor.
Horacio apretó los puños y miró por la ventana, fingiendo que no podía sentir la tensión
sofocante y airada en el coche y muy consciente del cuerpo de Viktor a pocas pulgadas
del suyo. Incluso ahora, a pesar de su actitud defensiva, su ira y su culpa, le dolían las
entrañas por la ansiedad. A su corazón no le importaba que Viktor estuviera enojado
con él ni tampoco a su cuerpo. Todo lo que su cuerpo quería eran las manos de Viktor
sobre él, anhelaba cualquier contacto, ya fuera suave o violento.
Horacio no se apresuró a salir del coche. Fue lo suficientemente lento para obligar a
Viktor a tomar su brazo y jalarlo, la piel de Horacio hormigueó por el contacto a pesar
de las capas de tela que había entre ellos.
Horacio miró la cara dura y angulosa de Viktor, y su estómago se contrajo por los
nervios. Nunca lo había visto tan enojado.
Viktor abrió la puerta y lo empujó dentro. Horacio fue obedientemente, pero se dio la
vuelta y cruzó sus brazos sobre su pecho tan pronto como Viktor cerró la puerta.
—¿Esperar a qué? —dijo Viktor, tirando de los pantalones de chándal y los boxers de
Horacio— ¿A qué te asfixiara? —azotó a Horacio, con fuerza.
—¿Estás hablando jodidamente en serio? ¡No soy un niño para que me azotes! ¡Y él
no me estaba ahogando! Lo tenía todo bajo control.
—¿Bajo control? —gruñó Viktor, dándole otro golpe seco y luego otro—. Tenías una
pistola en la cabeza. ¿Tienes alguna idea de lo peligroso que es ese hombre? Podría
haberte matado. No habría sido nada para él.
—Tuviste la maldita suerte de que Luke estaba con él —dijo Viktor, dándole otro golpe
punzante—. Es el punto débil de Demidov. Si Luke no estuviera allí —Su mano se
detuvo, solo haciendo peso sobre las nalgas de Horacio antes de que el toque se
convirtiera en otro azote—. Joder, ¿tienes alguna idea de...? —Lo siguiente que
Horacio supo fue que estaba rodando sobre su espalda y Viktor estaba encima de él,
sólido, pesado y perfecto.
Horacio se pasó la lengua por sus labios resecos, su corazón tronando en su pecho.
Era consciente de lo fuerte que estaba respirando, asimilando apetitosos rastros del
aroma de Viktor, como un yonqui.
—No te busqué.
Los labios de Viktor se torcieron. Le lanzó a Horacio una mirada casi odiosa.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—Deja de mirarme así cuando fuiste tú quien me dijo que no te buscara. ¿O querías
que fuera uno de esos acosadores espeluznantes y controladores que acechan a las
personas contra sus deseos?
Enrojeciendo, Horacio se tragó la respuesta instintiva. Jesús, esto era más que
mortificante.
—¿Quieres decir... quieres decir que querías buscarme? —dijo en voz baja.
—Podrías decir eso —cambiando su peso a un codo, Viktor llevó la otra mano a la cara
de Horacio. La mano se movió un centímetro sobre la mejilla de Horacio, sus dedos
temblaron un poco. La mandíbula de Viktor se tensó—. Podría haberte encontrado en
unos días si realmente te hubiera buscado. Habría sido tan fácil usar los recursos a mi
disposición para encontrarte. Nunca he cruzado esa línea en todos mis años con el
MI6, nunca he tenido la tentación de hacerlo, pero joder —Viktor se calló, sus ojos
oscuros vagando por el rostro de Horacio, como si no creyera que estuviera realmente
allí.
Horacio lo miró, realmente lo miró por primera vez esa noche. Aunque Viktor estaba tan
devastadoramente apuesto como siempre, había líneas tensas y fatigadas alrededor de
los ojos de Viktor que hablaban de noches sin dormir y estrés.
Esto... ¿Había sido tan malo para Viktor como lo había sido para él? ¿Podría ser
posible?
—Y luego recibo esa llamada del cabrón de Demidov — dijo Viktor— ¿Por qué
decidiste que era una buena idea entrar a la casa de un jefe de la mafia rusa?
No lo hizo.
Su mano finalmente tocó la mejilla de Horacio, el toque apenas allí pero tan bueno, y
un pequeño gemido se elevó profundamente desde el pecho de Horacio. Volvió la
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Horacio hizo un ruido que ni siquiera sonó humano, su mente estaba maravillosamente
vacía mientras Viktor le daba un beso profundo y positivamente sucio. Ni siquiera podía
devolver el beso, tan abrumado como estaba. Solo podía retorcerse bajo el pesado
cuerpo de Viktor y aceptar el asalto sobre su boca, dejando que Viktor hiciera lo que
quisiera siempre y cuando no se detuviera. Ya ni siquiera podía entender qué estaba
pasando, qué significaba eso o por qué Viktor estaba devorando su boca como si fuera
un festín y él fuera un hombre hambriento. Horacio se sintía demasiado necesitado
como para preocuparse. Su mente estaba demasiado lenta y confusa por el deseo y el
alivio (por fin, te extrañé, necesitaba que me necesitaras), así que le tomó una cantidad
vergonzosa de tiempo darse cuenta de que Viktor lo estaba llevando a alguna parte con
sus bocas aún unidas.
Cama. Estaba en una cama y luego estaba desnudo y luego Viktor también estaba
desnudo, desnudo y encima de él, y había tanta piel que se sentía mareado y
abrumado.
Perdió la noción del tiempo de una forma que nunca le había sucedido durante el sexo.
No era como si Horacio nunca hubiera sentido deseo; esto era algo más. Nunca se
había perdido en un hombre hasta Viktor, y la sensación era tan aterradora y
abrumadora como emocionante.
en todas partes: en él, debajo de él, a su alrededor y dentro de él, lo más profundo que
pudiera hasta que Horacio saciara los meses de hambre que quemaban su cuerpo
desde dentro hacia afuera.
—Viktor—logró decir Horacio, jadeando, con los ojos muy abiertos y sin ver, mientras la
mano lubricada de Viktor los masturbaba a ambos. Palabras. Él necesitaba hablar—.
Eso no es, eso no es suficiente. Te necesito.
—Sí —dijo Viktor, chupando su cuello. Sonaba como ido, como Horacio se sentía—. Lo
sé, cariño—Sus manos amasaron los muslos de Horacio y los separaron—. Quiero
meterme en ti, follarte tan bien que nunca conseguirás que salga de ti —levantó la
cabeza del cuello de Horacio y lo miró, su mirada desenfocada de repente se volvió
divertida. Le dirigió a Horacio una sonrisa torcida, sacudiendo la cabeza—. Joder, a
veces escucho las cosas que salen de mi boca y solo…
Horacio rio aturdido, envolviendo sus brazos alrededor del cuello de Viktor, y lo arrastró
a otro beso. Él no quería hablar. No estaba seguro de poder hablar. Solo podía gemir y
besar a Viktor desesperadamente con su piel hipersensible y llena de hambre y
necesidad.
Horacio no estaba seguro de decir esas palabras en voz alta, pero debió haber sido
porque Viktor estaba empujando un hábil dedo dentro de él y Horacio se perdió
completamente, lloriqueando, jadeando y exigiendo más.
Para cuando la polla de Viktor se deslizó dentro de él, Horacio casi estaba delirando,
retorciéndose en la polla de Viktor con gemidos bajos y desvergonzados, las piernas
tan abiertas que le dolían los muslos. Era un buen dolor, pero no tenía nada que ver
con el placer que mecía su cuerpo cada vez que Viktor salía y luego lo llenaba hasta el
borde otra vez. La plenitud se sentía increíblemente bien, pero las envestidas de la
polla de Viktor eran demasiado lentas. Era positivamente una tortura.
Era tan intenso que Horacio no podía hacer nada más que quedarse allí tumbado y
dejarse hacer, fláccido e indefenso, empalado con la gruesa polla de Viktor. Duró...
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Dios, Horacio ni siquiera estaba seguro de cuánto tiempo duró. Todos los músculos de
su cuerpo se esforzaban por la necesidad de tener más de Viktor, más de su polla, más
de todo, a pesar de que Viktor lo mantenía tan lleno que podía sentirlo dentro de su
vientre.
—Dios, mírate —dijo Viktor, empujándolo con fuerza—. Te ves tan malditamente
hermoso con mi polla dentro de ti.
Apretando los ojos cerrados, Horacio gimió, absorbiendo cada empuje de la polla de
Viktor y perdiéndose en el placer. Pero no podía correrse, equilibrándose en el borde e
incapaz de caer.
Luchando por calmar su respiración, Horacio miró al techo, con los ojos muy abiertos.
Viktor prácticamente lo aplastaba bajo su peso, pero Horacio apenas lo notó.
—Lo siento, probablemente te esté aplastando— murmuró Viktor y rodó sobre ellos
para que Horacio quedara encima de él.
Cuando los latidos del corazón de Viktor se hicieron más constantes y lentos, Horacio
murmuró vacilante.
—¿Viktor?
—¿Lo dijiste en serio? —dijo Horacio, su voz más pequeña de lo que le hubiera
gustado— ¿De verdad me amas?
quería de ti. Seducir a objetivos masculinos siempre fue una ardua tarea, así que
estaba seguro de que era completamente hetero, pero tú... era diferente contigo.
—¿Diferente?
—Era fácil tocarte, incluso al principio. Nunca tuve que forzarme. La primera vez que te
masturbaste mientras te abrazaba... ¿sabes lo que pensé?
—¿Qué?
—Pensé que te veías muy hermoso en mis brazos, sonrojado y encendido —Viktor
resopló—. Mirando hacia atrás, es obvio que hubo una atracción latente desde el
principio, pero no lo reconocí por lo que era porque no creía que pudiera sentirme
atraído por los hombres. Por ejemplo, pasé horas tratando de encontrar algo atractivo
sobre Luke para que fuera más fácil fingir atracción por él, pero nunca tuve ese
problema contigo.
—Pero, pero ¿qué hay de tu mujer japonesa? Tuviste una cita con ella en Tokio.
—Hache, pasé todo el viaje en japón tratando de no llamarte cada hora como un
colegial enamorado. Para ser honesto, esperaba que la cita con Asami me distrajera.
Se estaba poniendo embarazoso como el infierno.
—Cuando me masturbé con tu voz, se hizo evidente que tenía un problema —dijo
secamente Viktor.
—¿Tú también?
—No —dijo Horacio, sonriendo—. Estaba un poco ocupado en ese momento. ¿Así que
como lo iba a saber?
SOLO UN DESVERGONZADO #08
—No —La diversión dejó la voz de Viktor. Su mano dejó de acariciar el cabello de
Horacio y su brazo se deslizó hacia abajo para envolverse firmemente alrededor de la
espalda desnuda de Horacio—. Estaba enamorado de Asami y me sentí mal después
de nuestra separación, pero no tenía nada que ver con cómo me sentía después de
que te fueras. Joder, Hache—Su brazo lo apretó aún más, por lo que era difícil respirar,
pero Horacio no se quejó.
Viktor los hizo rodar sobre sus lados. Se miraron el uno al otro, con la cara a
centímetros de distancia y los cuerpos todavía enredados con tanta fuerza que era
difícil saber dónde terminaba él y cuándo comenzaba Viktor.
Los ojos de Viktor todavía estaban suaves y pesados, nublados por el sexo, pero la
mirada en sus ojos se tornó tremendamente intensa mientras miraba a Horacio.
—¿Estabas en el extranjero?
—Sí, Amanda me asignó una nueva por fallar en la misión de Luke y me envió a Siria.
Estoy seguro de que ella lo vio como un castigo, pero casi me alegré. Me dio tiempo
para pensar y darme cuenta de algunas cosas. Renuncié al MI6 tan pronto como
regresé.
—¿Por qué?
—Sabes que viene desde hace un tiempo. Se ha vuelto más difícil hacer malabares
con ambos trabajos sin poner en peligro ninguno de los dos. Así que hice la elección
—Una arruga se formó entre las cejas de Viktor—. Tal vez me estoy haciendo viejo,
pero mi trabajo en Grayguard me da una sensación de estabilidad que es más atractiva
a medida que envejezco. No soy el adicto a la adrenalina que una vez fui. Y mentir todo
el tiempo me ensucia la cabeza —Los nudillos de Viktor rozaron el labio inferior de
Horacio—. Estaba tan ocupado viviendo vidas falsas que perdí la única cosa real que
quería. Así que renuncié.
—¿Crees... crees que soy real? —Horacio se sonrojó ante su tartamudeo, odiando lo
inseguro que sonaba, pero se había acostumbrado tanto a pensar que Viktor nunca le
devolvería sus sentimientos que todavía no parecía real.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Viktor apoyó la frente contra la suya, su mano acunando la nuca de Horacio. Él se rio
suavemente.
—¿Conoces la expresión “loco de amor”? Pensé que solo eran palabras. Pero
definitivamente me siento un poco loco — Le dio a Horacio un breve y codicioso beso,
sus manos subieron y bajaron por el cuerpo de Horacio—. Joder, lo habría hecho, lo
sabes.
—¿Hacer qué?
—¿No? —Viktor presionó sus frentes una vez más con su respiración áspera e
inestable y una sonrisa sin humor retorciendo sus labios—. De alguna manera,
Demidov y yo estamos cortados por el mismo patrón, Hache. Hubiera matado a Luke si
te hubiera apartado de mí. Ojo por ojo. Él lo sabía. Esa es la única razón por la que te
dejó ir.
Horacio sabía que probablemente debía molestarse, pero era difícil molestarse por algo
cuando estaba envuelto en los brazos de Viktor.
—¿Estamos en peligro?
—No lo creo —dijo Viktor contra su mejilla, su brazo apretando la espalda de Horacio
otra vez—. No nos hubiera dejado ir si realmente quisiera venganza. No hay nada de
qué preocuparse.
—Él sabe que realmente no quería lastimar a Luke y solo quería protegerte. Demidov
es un bastardo, pero entiende el deseo de proteger a sus seres queridos. Además,
Demidov ha estado mintiendo desde que se mudó a Londres. Corre el rumor de que ha
estado cerrando el lado sombrío de su negocio. No parece que quiera problemas si
puede evitarlos. De todos modos, no soy exactamente alguien a quien pueda hacer
desaparecer. Nos dejará en paz —Viktor lo besó en la nariz—. No te preocupes.
Estaremos bien.
SOLO UN DESVERGONZADO #08
Enterrando su mano en el cabello de Viktor, Horacio asintió con una sonrisa tonta.
Viktor retrocedió un poco para mirarlo a los ojos. Horacio le devolvió la mirada,
irremediablemente atrapado por esa mirada oscura y devoradora.
—¿Qué?
—A veces tengo estos pensamientos sobre ti... de que te arrastrarían lejos, demonios,
me asustan—deslizó suavemente el pulgar sobre el labio inferior de Horacio—. Pero al
mismo tiempo, me haces desear ser un mejor hombre, ser un buen hombre —Se
inclinó y chupó el labio de Horacio ligeramente—. Es como una mierda mental. Pero
Dios, te amo.
Sintiendo que su pecho estaba a punto de estallar de felicidad, Horacio sonrió contra la
boca de Viktor.
—Bien. ¿Es solo un enamoramiento? ¿Se suponía que era una confesión de amor?
—Te amo —dijo, sintiéndose ridículamente tímido—. Te amo más que a nada.
Un rubor apareció en los pómulos de Viktor, sus ojos brillaban con algo así como
satisfacción.
EPÍLOGO
La pequeña aldea en los Alpes suizos no recibía muchos recién llegados. A veces había
turistas buscando nuevas rutas de esquí, pero el pueblo no estaba cerca de las principales
atracciones turísticas, por lo que no sucedía con tanta frecuencia.
Así que cuando Sophie Blauch escuchó el rumor de que la pequeña cabaña en el límite del
pueblo finalmente se vendió a alguien, una pareja británica, inmediatamente fue a investigar.
Ella había vivido en este pueblo por más de cuarenta años; era prácticamente su deber dar la
bienvenida a los recién llegados.
Sophie estaba un poco decepcionada de que los nuevos propietarios de la cabaña no tuvieran
la intención usarla de residencia permanente, al parecer, habían comprado la casa para
vacaciones, pero, sin embargo, eran personas muy interesantes.
Eran una pareja sorprendente: dos hombres guapos, altos y bien vestidos, recién casados y
obviamente muy enamorados. El más grande, Viktor, probablemente tenía poco más de treinta
años. Era educado pero un poco reservado. A decir verdad, había algo en sus ojos que hacía
que Sophie se preguntara si realmente él era el hombre de negocios que había afirmado ser.
El más joven, Horacio, era tan lindo. Aparentemente, era una especie de periodista de
videojuegos que escribía críticas sobre los juegos. Interiormente, Sophie se burlaba de un
trabajo tan extraño, pero el joven estaba tan obviamente orgulloso de este que no tenía
corazón para decir nada.
—Me compró en una subasta —dijo Horacio con una sonrisa deliciosamente sucia.
Horacio se rio y estuvo de acuerdo, deslizando su mano en la de Viktor y enlazando sus dedos.
Pocas personas habrían notado la mirada que la pareja intercambió, la pequeña sonrisa
burlona en los labios de Viktor mientras apretaba la mano del pelirrojo, pero Sophie si lo hizo.
Y ella se maravilló.