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Centro di Ricerca sui Linguaggi Specialistici

Research Centre on Languages for Specific Purposes

Luisa Chierichetti
& Giovanna Mapelli (eds.)

DISCURSO MÉDICO.
REFLEXIONES LINGÜÍSTICAS,
HISTÓRICAS Y LEXICOGRÁFICAS

6 CELSB
CERLIS Series
Series Editor: Maurizio Gotti

Editorial Board

Ulisse Belotti
Maria Vittoria Calvi
Luisa Chierichetti
Cécile Desoutter
Marina Dossena
Giovanni Garofalo
Davide Simone Giannoni
Dorothee Heller
Stefania Maci
Michele Sala

Each volume of the series is subjected to a double peer-reviewing


process.
CERLIS Series
Volume 6

Luisa Chierichetti & Giovanna Mapelli (eds.)

Discurso médico. Reflexiones lingüísticas,


históricas y lexicográficas

CELSB
Bergamo
This ebook is published in Open Access under a Creative Commons License
Attribution-Noncommercial-No Derivative Works (CC BY-NC-ND 3.0).
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CERLIS SERIES Vol.6

CERLIS
Centro di Ricerca sui Linguaggi Specialistici
Research Centre on Languages for Specific Purposes
University of Bergamo
www.unibg.it/cerlis

DISCURSO MÉDICO. REFLEXIONES LINGÜÍSTICAS,


HISTÓRICAS Y LEXICOGRÁFICAS
Editors: Luisa Chierichetti, Giovanna Mapelli
ISBN 978-88-89804-27-8
Url: https://aisberg.unibg.it/handle/10446/53014

© CELSB 2015
Published in Italy by CELSB Libreria Universitaria
Via Pignolo, 113 - 24121, Bergamo, Italy
Índice

LUISA CHIERICHETTI / GIOVANNA MAPELLI


Introducción 9

BERTHA M. GUTIÉRREZ RODILLA


La investigación sobre el lenguaje de la medicina en español:
unos pocos datos y algunas reflexiones historiográficas 17

CARMEN CAZORLA VIVAS


El lenguaje de la medicina desde la lexicografía: términos
médicos en diccionarios del siglo XIX 37

LUISA CHIERICHETTI
Una aproximación a la representación discursiva del
vegetarianismo naturista: el artículo “La sífilis” en la revista
Helios (1920) 61

GIOVANNI GAROFALO
La letra con sangre entra: la divulgación médico-sanitaria como
herramienta ideológica de control de la mujer en Cultura
Integral y Femenina (1933-1934) 87

GORETTI FAYA ORNIA


Estudio contrastivo del género del folleto médico (inglés-
español) como base para la traducción de folletos médicos 113

GIOVANNA MAPELLI
La comunicación (e)-médico/(e)-paciente en los foros de salud 131

SARA MILLUZZO
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente en los
foros de medicina 151

Notas sobre los autores 185


LUISA CHIERICHETTI / GIOVANNA MAPELLI

Introducción

El presente volumen recoge una serie de ensayos dedicados al


discurso médico en lengua española desde múltiples enfoques
metodológicos que abarcan la perspectiva lingüística, la histórica y la
lexicográfica, en una reflexión sobre las interrelaciones entre el
lenguaje y la medicina, considerada como encrucijada entre ciencia,
práctica y ámbito académico.

1. Algunas reflexiones sobre el discurso médico

Al hablar de discurso estamos relacionando la lengua con los


contextos reales de uso; lo consideramos, pues, como una forma de
acción que se da entre las personas, orientada hacia unos fines
interdependientes con el contexto lingüístico, local, cognitivo y
sociocultural (Calsamiglia / Tusón 2004: 17).
El discurso médico se configura como una práctica social
incluida en el ámbito del discurso de especialidad, o discurso
especializado, que, con Parodi (2005: 69) definimos como un
“conjunto de textos que desarrollan tópicos prototípicos de un área
determinada del conocimiento científico y tecnológico y se ajustan a
convenciones particulares de índole lingüística, funcional y
situacional”, fruto de la tradición discursiva de una comunidad
concreta de especialistas. El discurso especializado es intrínsecamente
heterogéneo, ya que “conlleva la idea de un gradiente que permite
visualizar una variedad de textos que circulan en los ámbitos de
especialidad” (Parodi 2005: 66), situados en un continuum de
relaciones horizontales y verticales que va desde los textos de alta
especialidad hasta los que variamente están enfocados hacia un
10 Luisa Chierichetti / Giovanna Mapelli

público general. El discurso de especialidad se construye, pues, a


través de un complejo entramado de variables en las que caben la
temática tratada, las audiencias implicadas mediante relaciones de
distinto tipo, el contexto de referencia y las configuraciones
lingüísticas seleccionadas para transmitir los significados textuales
(Parodi 2005: 67).
La noción de discurso especializado se halla también
relacionada con los estudios llevados a cabo hasta nuestros días a
partir del primigenio impulso de la Escuela de Praga en los años 20-30
del siglo pasado, que se centraron, después de la Segunda Guerra
Mundial, en la investigación relacionada con el concepto de registro
(cf. Bhatia 1993: 5-6) y, por ende, en los aspectos morfosintácticos,
léxicos y estilísticos que distinguen los textos de especialidad de los
que se sitúan en la lengua general (Gotti 2011: 9) y que tienen gran
importancia en el ámbito de la traducción, la terminología y la
lexicografía. A partir de los años 80 asistimos a un interés creciente
por las normas que rigen la construcción de los distintos géneros
textuales del discurso de especialidad, que Swales (1990) y Bhatia
(1993) definen como eventos comunicativos creados dentro de una
determinada comunidad discursiva para alcanzar cierto propósito
comunicativo. En esta visión, existe una estrecha relación entre el
texto especializado y su estructura que implica una serie de
correlaciones entre las características conceptuales, retóricas y
lingüísticas del texto mismo. El género, por un lado, facilita un
modelo institucionalizado para las actividades sociales y profesionales
(Berkenkotter / Huckin 1995); por otro, determina las características
del texto desde un punto de vista pragmático, conceptual y retórico y
acaba determinando sus selecciones léxicas (Gotti 2011: 87). García
Izquierdo (2009: 17) afirma, además, que el género es una “categoría
culturalmente específica, a través de la cual es posible observar las
diferentes maneras que poseen las lenguas de conceptualizar la
realidad”; por lo tanto, las pautas estructurales, lingüísticas y
estilísticas pueden variar según el idioma (Garofalo 2009). Por último,
huelga recordar que las transformaciones socioculturales pueden
determinar cambios sustanciales en las pautas textuales. En la
actualidad, en particular, la irrupción de Internet y la multimodalidad
Introducción 11

van modificando los esquemas tradicionales, creando nuevos géneros


y transformando los existentes (Garzone 2007).
Desde una perspectiva de género, el discurso médico resulta
heterogéneo puesto que existen géneros discursivos diferentes;
algunos son propios del ámbito médico (prospecto de medicamento,
nota clínica, consentimiento informado, hoja de anestesia, etc.),
mientras que otros coinciden con los de otras disciplinas científicas
(artículo de investigación, anuncio para pacientes, información para
pacientes, manuales, etc.). El ámbito médico no se ha mantenido
inmune ante la expansión de la tecnología, que ha determinado la
difusión de géneros propios de la comunicación electrónica, como los
foros y los blogs, permitiendo tanto la participación de los pacientes
en la difusión de información, como la discusión entre los
profesionales y una nueva relación entre médico y paciente.
Todas estas formas discursivas se construyen en función de los
destinatarios y de los emisores, del grado de divulgación o
especialización del texto, y de la presencia o no de comunicación a
escala internacional; tendrán, pues, una organización textual diferente,
una diversa densidad léxica y unas propiedades discursivas
específicas. El denominador común de estos géneros es el léxico,
fulcro del lenguaje médico. Descuella la riqueza terminológica de la
medicina, que se atribuye a la complejidad y a la variedad del objeto
de estudio. De hecho, en el ámbito médico confluyen distintas
disciplinas (anatomía, patología, oncología, etc.), además de las
ciencias estrechamente conectadas con la medicina (biología,
psicología, bioquímica, etc.). Desde un enfoque multinivel (Ciapuscio
/ Kuguel 2002), la densidad léxica varía según el género. En la
comunicación dirigida al experto, prevaldrá la monosemia, la
neutralidad y aparecerán numerosos términos sin explicar, acrónimos,
siglas, anglicismos, latinismos, y “tecnicismi collaterali” (Serianni
2005), es decir, tecnicismos superfluos, expresiones estereotipadas
innecesarias desde el punto de vista denotativo, pero que se prefieren
por su halo sectorial. A medida que vaya disminuyendo el nivel de
especialización del destinatario, se diluirán los contenidos mediante
definiciones, reformulaciones, explicaciones o paráfrasis. A nivel
divulgativo la neutralidad emotiva y la impersonalidad dejarán paso a
formas más orientadas al interlocutor y a su experiencia. Sin embargo,
12 Luisa Chierichetti / Giovanna Mapelli

en muchos casos, el destinatario declarado contradice los rasgos


lingüísticos del texto, como ocurre por ejemplo en el prospecto de
medicamento, donde algunos fragmentos, por su complejidad, se
dirigen no tanto al ciudadano, sino más bien al médico (Calvi /
Mapelli 2009). El uso de la terminología es lo que más dificulta
también la comunicación médico-paciente, si bien, con las nuevas
tecnologías, el paciente tiene la posibilidad de informarse y adquirir
cierta conciencia en el uso de los términos para hablar de su
enfermedad. Es decir, hoy en día se está modificando la relación de
poder entre facultativo y enfermo.

2. Contenidos del volumen

Como nos recuerda en su ensayo Bertha M. Gutiérrez Rodilla, el


lenguaje médico es estudiado desde puntos de vista muy distintos y
por personas con formación y procedencia profesional diversas. No es
de extrañar, pues, que en este volumen se recojan ensayos escritos
desde perspectivas metodológicas distintas, desde el análisis del
discurso hasta la lexicografía.
El ensayo de BERTHA M. GUTIÉRREZ RODILLA abrió la sección
de español del VIII Congreso del Centro di Ricerca sui Linguaggi
Specialistici (CERLIS), celebrado del 19 al 21 de junio de 2014 en la
Universidad de Bérgamo (Italia). En él se ofrece una panorámica de
los más recientes estudios sobre el lenguaje médico en español y en
España, distintos por la formación y el ámbito profesional de quién
realiza la investigación, así como los enfoques y los temas sobre los
que se investiga. A través de un recorrido que comienza en la
formación universitaria y en los proyectos de investigación, la autora
nos lleva de la mano hacia los eventos que se celebran en torno al
lenguaje de la medicina en español y a las publicaciones, entre las que
sobresalen las de ámbito lexicográfico y las revistas. Gutiérrez
Rodilla, además de aportar una valiosa perspectiva de conjunto sobre
la consideración otorgada al discurso médico en España, llama nuestra
Introducción 13

atención sobre la importancia de impulsar la utilización del español


como lengua para la transmisión del conocimiento científico en
general y de las Ciencias de la Salud en particular. Pese al alcance del
inglés como lengua universal de la ciencia, es importante que la
lengua española se mantenga y se desarrolle en la comunicación entre
científicos y profesionales de la salud, así como en la divulgación
social del conocimiento entre todos los hispanohablantes.
CARMEN CAZORLA VIVAS nos introduce en una perspectiva
histórica y lexicográfica al centrar su contribución en la obra de
Melchor Núñez de Taboada, especialmente en su Dictionnaire
français-espagnol et espagnol-français de 1812. En este diccionario
general bilingüe se halla un amplio vocabulario científico-técnico,
completado con extensas definiciones y explicaciones; la
investigadora nos propone algunas calas en las voces médicas, no
siempre expresamente marcadas, comprobando de qué manera
Taboada sigue a su modelo, el Diccionario de la lengua castellana de
1803.
Los ensayos de Luisa Chierichetti y Giovanni Garofalo abarcan
los primeros treinta y cinco años del siglo pasado, para situarse en la
perspectiva del análisis del discurso médico en la prensa divulgativa y
educativa de la época. LUISA CHIERICHETTI analiza la representación
discursiva de la sífilis en un artículo de la revista Helios (1920),
órgano del movimiento naturista español. En el artículo aprecia una
fuerte polarización ideológica que estructura la armazón discursiva del
texto, contrapuesta al saber médico oficial; se manifiesta una
determinada construcción social de la salud y de la enfermedad que se
basa en la representación axiológica de la información relacionada con
la sífilis y en el ethos de los actores implicados. El ensayo de
GIOVANNI GAROFALO examina la construcción discursiva de la
imagen del médico y del paciente en los textos de contenido médico-
sanitario publicados en la prensa española, con una cala en la revista
Cultura Integral y Femenina (1933-1936). Basándose en la noción de
escenografía y en el concepto de ethos como creación discursiva, y
recurriendo a las herramientas de la nueva retórica, Garofalo aclara
cómo el afán divulgador en el ámbito médico-sanitario encubre el
propósito ideológico de ‘educar rigurosamente’ al público femenino,
14 Luisa Chierichetti / Giovanna Mapelli

promoviendo un conjunto de valores muy tradicionales y una visión


del mundo profundamente masculina.
Los tres ensayos conclusivos se ubican en la dimensión
divulgativa del discurso médico contemporáneo. GORETTI FAYA
ORNIA expone los resultados de un estudio contrastivo con fines
traductológicos sirviéndose de folletos médicos en inglés y en español.
Mediante un modelo de análisis con enfoque funcionalista, la autora
establece directrices sobre las características de este género textual
que pueden resultar útiles a los traductores. Los estudios de Giovanna
Mapelli y Sara Milluzzo se centran en la interacción que se da entre
médico y paciente a través de la Red, en la que se ha venido llamando
la época de la e-Salud, Medicina 2.0 o Salud 2.0. GIOVANNA MAPELLI
desenreda el complejo entramado de relaciones que se crea en los
foros, haciendo hincapié en los aspectos de circularidad de una
relación que incluye a diferentes participantes y potenciales lectores.
La autora señala la importancia del foro de medicina como canal
narrativo en el que los participantes buscan información, apoyo y
consuelo especialmente de parte de los pacientes. Los usuarios del
foro, no solo los médicos, sino también los legos, contribuyen en la
difusión de información, y, motivados por el deseo de afiliación, crean
con sus posts una “divulgación oblicua”, que representa una
importante característica del discurso médico contemporáneo mediado
por ordenador. SARA MILLUZZO se basa en la investigación llevada a
cabo en su tesis de máster acerca de la misma ligazón entre Red y
medicina. La autora analiza, por un lado, el proceso de
empoderamiento del paciente, y, por otro, cómo se configura la
relación de poder que caracteriza la interacción médico-paciente en los
foros, mostrando las diferentes estrategias empleadas por el médico y
por el paciente para adquirir un mayor poder interaccional.
Por su variedad de perspectivas y nivel de profundización, los
estudios aquí reunidos ofrecen una perspectiva interesante sobre la
investigación actual en el discurso médico en español, y brindan
sugerentes hipótesis para trabajos posteriores.
Introducción 15

Bibliografía

Berkenkotter, Carol / Huckin, Thomas N. 1995. Genre Knowledge in


Disciplinary Communication: Cognition/Culture/Power.
Hillsdale, NJ: Lawrence ErlbaumBhatia, Vijay K. 1993.
Analysing Genre. Language Use in Professional Settings.
London: Longman
Cabré, Maria Teresa La Terminología. Teoría, métodos, aplicaciones.
Barcelona, Antártida: 1993.
Calsamiglia, Helena / Tusón Valls, Amparo 2004. Las cosas del decir.
Barcelona: Ariel.
Calvi, Maria Vittoria / Mapelli, Giovanna 2009. El prospecto de
medicamento en España y en Italia. Lingüística Española
Actual XXXI/1, 35-59.
Ciapuscio, Guiomar E. / Kuguel, Inés 2002. Hacia una tipología del
discurso especializado: aspectos teóricos y aplicados. En García
Palacios, Joaquín / Fuentes Morán, María Teresa (eds.), Texto,
terminología y traducción. Salamanca: Almar, 37-73.
García Izquierdo, Isabel 2009. Divulgación médica y traducción: el
género Información para pacientes. Bern: Peter Lang.
Garofalo, Giovanni 2009. Géneros discursivos de la justicia penal.
Milano: FrancoAngeli.
Garzone, Giuliana 2007. Genres, multimodality and the World Wide
Web: theoretical issues”. En Garzone, Giuliana / Poncini, Gina
/ Catenaccio, Paola (eds.), Multimodality in Corporate
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Gotti, Maurizio 2011. Investigating Specialized Discourse. Bern: Peter
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Parodi, Giovanni 2005. Discurso especializado y lingüística de corpus:
hacia el desarrollo de una competencia psicolingüística. Boletín
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/academicos/Discurso%20especializado%20y%20linguistica%2
0de%20corpus.pdf [20/11/2015]
Swales, John M. 1990. Genre Analysis. Cambridge: Cambridge
University Press.
BERTHA M. GUTIÉRREZ RODILLA*

La investigación sobre el lenguaje de la medicina


en español: unos pocos datos y algunas reflexiones
historiográficas1

1. Introducción

Aunque el lenguaje especializado de cualquier rama del conocimiento


ha sido durante mucho tiempo el gran olvidado en los estudios
lingüísticos y filológicos – más centrados en otros tipos de textos,
fundamentalmente los literarios –, desde hace algunos años dicho
lenguaje ha ido adquiriendo protagonismo, de forma que poco a poco
se está convirtiendo en centro de atención en diferentes trabajos que
buscan comprenderlo mejor en todos sus aspectos: históricos,
lingüísticos, pedagógicos, cognitivos, ideológicos, etc.
De todos los lenguajes especializados y, más en concreto, de los
distintos lenguajes de la ciencia, probablemente el de la medicina
fuera el que primero captara la atención de los investigadores, pero
además es uno de los que después ha despertado mayor interés,
consiguiendo que se le dedique una gran cantidad de análisis. Si
hacemos una búsqueda rápida en Internet a través de Google nos
encontramos que para el “lenguaje de la medicina” aparecen alrededor
de 900.000 resultados, mientras que para el de la física, por ejemplo,
son 670.000; alrededor de 500.000 para el de las matemáticas,
400.000 para el de la química o para el de la biología, 200.000 para el

* Universidad de Salamanca.Código Orcid: 0000-0001-7997-9095.


1
La investigación necesaria para llevar a cabo este trabajo se ha financiado con
la ayuda del Ministerio de Educación y Ciencia al proyecto FFI2011-23200
“Lexicografía y Ciencia: otras fuentes para el estudio histórico del léxico
especializado y análisis de las voces que contienen”.
18 Bertha M. Gutiérrez Rodilla

de la astronomía, etc. Se trata de una búsqueda sin depurar, con unos


valores redondeados, tan solo para intentar confirmar de alguna
manera esa intuición de que el lenguaje de la medicina es uno de los
que más atrae – o, incluso, el que más – y el que está consiguiendo
mayor cantidad de estudios por parte de los investigadores.
En este trabajo trataremos de ofrecer una panorámica – que no
se pretende cerrada – de esos estudios llevados a cabo sobre el
lenguaje médico, en el ámbito exclusivamente del español y en
España, en la última parte del siglo XX y los primeros años del XXI.
Panorámica que nos permita formarnos una idea de por dónde van
discurriendo tales estudios, cuáles son las áreas en las que se está
trabajando más, para tratar de detectar aquellas otras todavía poco
transitadas y que quizá deberían priorizarse de aquí en adelante. En
todo caso, los datos con que hilvanamos esta panorámica, no
exhaustiva como hemos dicho, cuya única finalidad es facilitar la
reflexión, deberán completarse y ampliarse en el futuro con otras
aportaciones.

2. Factores que se deben tener en cuenta al realizar este


estudio panorámico

Lo primero que llama la atención cuando se intenta realizar una


revisión retrospectiva sobre lo que se está haciendo en el ámbito que
nos preocupa es la absoluta heterogeneidad de las personas que
estudian el lenguaje médico. Personas con formaciones y procedencias
profesionales diversas: filólogos, lingüistas, terminólogos, médicos,
lexicógrafos, traductores, correctores de estilo, documentalistas,
historiadores de la medicina, profesores universitarios de traducción,
etc. Este abigarrado conjunto de investigadores nos habla ya, por un
lado, de la multidisciplinariedad que rodea al tema objeto de nuestra
atención. Y, por otro lado, va a ser un hecho de gran importancia, pues
de alguna manera esa aparentemente disparidad quedará reflejada en
los temas sobre los que verse la investigación, pero también en el
La investigación sobre el lenguaje de la medicina en español 19

modo de llevarla a cabo, ya que los intereses de esas personas no


necesariamente tienen que coincidir y los objetivos finales de la
investigación tampoco. Y así, en buena lógica, el terminólogo se
inclinará más sobre aquellos aspectos relacionados con la terminología
médica; el lexicógrafo sobre los diccionarios o la lexicografía en
general; el lingüista sobre los usos verbales o preposicionales, por
ejemplo; el historiador de la medicina sobre la propia historia del
lenguaje médico; al traductor le preocuparán más los problemas
derivados de la traducción y al documentalista las bases de datos o los
tesauros...
Otro factor que se debe contemplar es dónde se realiza esa
investigación, quién la subvenciona, qué instituciones la apoyan o la
impulsan: organismos internacionales que suelen contar, por ejemplo,
con potentes servicios de traducción; instituciones encaminadas a la
normalización lingüística; instituciones en cuyo seno se elaboran
diccionarios o corpus lexicográficos; servicios de interpretación, por
ejemplo, en hospitales; empresas para enseñanza de lenguas con fines
específicos; laboratorios farmacéuticos; empresas de productos que se
utilizan en el ámbito sanitario, etc. Este factor es interesante porque,
en principio, un laboratorio farmacéutico no va a respaldar el mismo
tipo de investigación que una empresa de artilugios quirúrgicos o que
una Real Academia, porque los intereses de unos y otros son distintos
y el modo de apoyar y de incentivar la investigación también lo es. De
todos estos lugares, uno de los más importantes debería ser el ámbito
universitario, ya que no solamente la investigación es una de sus
razones de ser, sino que la universidad, además, debe potenciar de
manera neutra y objetiva cualquier investigación, lejos de las posibles
presiones que a veces se ejercen sobre quien la lleva a cabo en otros
contextos.
Los dos factores señalados – quién realiza la investigación y
quién la subvenciona –, condicionan los otros elementos que deben
tomarse en consideración al efectuar el análisis: los diferentes
enfoques que se le pueden dar a los trabajos que se realizan, así como
los temas sobre los que se investiga. En relación con lo primero, hay
que señalar que los trabajos oscilan entre los estudios que son
absolutamente teóricos hasta los eminentemente prácticos, pasando
por los que intentan combinar ambas vertientes, teórica y práctica. Por
20 Bertha M. Gutiérrez Rodilla

otro lado, tales trabajos serán fiel reflejo de las preocupaciones y los
intereses de las personas y de los organismos que están detrás de su
puesta en marcha: tipología textual, elaboración de glosarios, análisis
de determinados diccionarios, ortotipografía, anglicismos,
divulgación, programas de traducción automática, enlaces de Internet,
herramientas informáticas, etc.

3. La investigación sobre lenguaje médico en el ámbito


institucional español

3.1 Tesis doctorales

Dado que las tesis doctorales constituyen uno de los frutos más típico
de la investigación universitaria, comenzamos por ellas nuestra
pesquisa. Una pesquisa que quizá podríamos complementar con los
Trabajos Fin de Máster y los Trabajos Fin de Grado que empiezan a
ser también muy característicos de la investigación universitaria
española. Sin embargo, la búsqueda de estos últimos a través de bases
de datos, repositorios, etc., todavía es bastante difícil, por no decir
imposible. No ocurre así con las tesis, por lo que nos centraremos en
ellas, ya que en el caso concreto de España, la búsqueda de las mismas
puede llevarse a cabo con relativa facilidad mediante la consulta de la
base de datos “Teseo”, del Ministerio de Educación y Ciencia
(https://www.educacion.gob.es/teseo/), donde se registran todas las
tesis doctorales defendidas en España desde 1976 a la actualidad2.
Una vez dentro de esta base de datos, las búsquedas se harán a
través de los distintos descriptores que allí se indican. Es necesario
combinar o cruzar varios de ellos, pues si nos limitamos a utilizar uno
solo no recuperaremos toda la información incluida que pueda resultar
de interés. En concreto, los que nosotros hemos utilizado son,

2
Nuestra búsqueda se efectuó durante el mes de febrero de 2014. Todas las
direcciones electrónicas presentadas en este trabajo se consultaron en febrero
y marzo de ese año.
La investigación sobre el lenguaje de la medicina en español 21

“traducción y medicina”, “traducción y ciencias médicas”, “medicina


y lingüística”, “medicina y lingüística aplicada”, “historia de la
medicina y lingüística”, “historia de la medicina y traducción”,
“análisis del discurso y medicina”, “lenguajes especializados”
“medicina y lexicografía”, “medicina y fraseología”, entre otros. Si no
se hace así, no solo no se obtiene la mayor parte posible de la
información existente, como acabamos de señalar, sino que además se
consiguen resultados paradójicos: por ejemplo, la mayoría de las tesis
de traducción relacionadas con el ámbito biosanitario no aparece
utilizando el descriptor “traducción”, sino que hay que recurrir a
alguna de esas combinaciones a que nos hemos referido.

3.1.1 Sincrónicas
Antes de seguir adelante nos gustaría señalar que en 2005 realizamos
el mismo trabajo (Gutiérrez Rodilla / Diego Amado 2006): buscar en
Teseo todas las tesis relacionadas con la medicina y la traducción, la
terminología, la lexicografía, la fraseología, etc. En aquel momento,
recuperamos 23 tesis que se ocuparan específicamente de algo
relacionado con lenguaje y ciencias de la salud, al margen de las que
podríamos etiquetar como “Historia del lenguaje médico”, que eran
algunas más y a las que nos referiremos después. Esas 23 tesis que
encontramos nos llevaron a extraer entonces una primera conclusión
que parecía innegable: no es que fuera excesiva la atracción sentida
por los investigadores hacia el lenguaje médico – estudiado desde un
punto de vista sincrónico –, pero tampoco era un campo desatendido.
Sobre todo, si se tenía en cuenta que 15 de esas 23 tesis se habían
defendido entre el año 2000 y 2004. Es decir, en los últimos cinco
años del periodo considerado, que abarcaba desde 1976 a 2004 -28
años-, lo que suponía más del 65% (65,21%) (Tabla 1). Estos
resultados nos hacían pensar que si el panorama en inicio era un poco
desolador había empezado a cambiar. Y que si bien en los primeros
años de tal periodo se había investigado poco sobre el tema, la
tendencia de los últimos 5 años del periodo era buena y en el futuro
seguiría creciendo.
22 Bertha M. Gutiérrez Rodilla

A pesar de lo dicho, nos hemos llevado una sorpresa, no demasiado


buena, al intentar completar ahora los resultados de entonces, pues
pensábamos no solo que aquella tendencia se habría corroborado, sino
que además los trabajos centrados en este campo habrían crecido de
forma llamativa. Pero no es así: en los nueve años que van desde 2005
hasta 2013 se han elaborado en la Universidad Española – salvo
alguna que no hayamos sabido encontrar – nueve tesis doctorales
ligadas al lenguaje de la medicina, desde un punto de vista sincrónico.
Lo que indica que la tendencia se ha ralentizado bastante. Aunque
también hay que decir que de esas nueve tesis, tres se han defendido
en los dos últimos años, 2012 y 2013, por lo que quizá esa tendencia
empiece a reavivarse otra vez (Tabla 1). En todo caso, debemos
alegrarnos, aunque sea tímidamente, de que de 1976 a 2013 el total de
tesis doctorales dedicadas al estudio sincrónico del lenguaje de la
medicina sea de 32 (Tabla 1).

Tesis entre 1976 y 2004 Tesis entre 2005 y 2013


23 9
15 de ellas (el 65.21%) se defendieron 3 de ellas (el 33.3%) se defendieron en
entre el 2000 y el 2004 2012 y el 2013
De los 28 años del periodo
considerado, más del 65% en los
últimos 5 años del análisis
Tabla 1. Tesis doctorales (sincrónicas) ligadas al lenguaje médico realizadas en
España entre 1976 y 2013

Se trata, por tanto, más que de una tendencia lineal que siga una
progresión ascendente de forma continua, de una tendencia ondulante,
como si todavía estuviera por definir. Esto pone de manifiesto que, si
efectivamente hay interés en el ámbito universitario por este aspecto
del que nos estamos ocupando, todavía no está bien consolidado. Y
depende además de factores extraños al lenguaje médico entre los que
a nuestro juicio el más importante es el posible impulsor del trabajo,
es decir, el director del mismo. Y así, en aquellos lugares en que hay
profesores particularmente sensibilizados o interesados por algo
relacionado con el lenguaje de la medicina se hacen tesis sobre este
asunto. Mientras que en el resto, que es la inmensa mayoría, el tema se
La investigación sobre el lenguaje de la medicina en español 23

ignora por completo. A lo ya señalado más atrás se puede añadir ahora


que de esas nueve tesis, cinco se han realizado en departamentos de
Traducción, dos en departamentos de Filología Inglesa, una en un
departamento de Filología Moderna y otra en uno de Medicina. A este
respecto parece de justicia subrayar, al menos para el caso de España,
el impulso recibido para la investigación en el dominio que nos
interesa con la creación de las facultades de Traducción e
Interpretación, sin menospreciar, por supuesto, a otros departamentos
que están aportando su granito de arena, como los de Filología Inglesa
o de Filología Moderna. Como también es de justicia resaltar, entre las
facultades de Traducción españolas, la tarea llevada a cabo en la de
Granada, que es donde sin duda más se ha potenciado esta
investigación. Seguida, a cierta distancia, por las de Salamanca y
Jaume I de Castellón. Y, en relación con otros departamentos que no
sean propiamente de Traducción, por ejemplo de Filología Inglesa,
habrá que destacar también a la Universidad de Valladolid.
En cuanto a los temas sobre los que versan estas tesis, no solo
de estas últimas nueve, sino del total, como cabría esperar hay un poco
de todo: tipología textual, fraseología en el lenguaje biomédico,
variación denominativa en el lenguaje de la medicina, neología y
dependencia terminológica del español respecto al inglés, anglicismos
en el lenguaje biosanitario español, polisemia; siglas; tesauros sobre
términos de alguna parcela de la medicina; clasificaciones y
nomenclaturas de diagnósticos de enfermedades; estudio lingüístico
de corpus, por ejemplo, desde una perspectiva de género; y algunas
especialmente novedosas, aparecidas en el último periodo, dedicadas a
la formación de traductores especializados en ciencias de la salud;
interpretación en el ámbito biosanitario; algunos hechos del lenguaje
de los enfermos, etc.
Como comentario final a este apartado, no pasa desapercibido
algo que ya sabíamos, desde luego, pero que se corrobora una vez
más: el peso que ejerce el inglés como lengua universal de la ciencia
sobre el resto de las lenguas. Así se desprende tanto de que se
elaboren estudios comparados inglés=español y se trabaje con corpus
que incluyen esa combinación de lenguas, como del hecho de que
varias de estas tesis se lleven a cabo en departamentos de Filología
Inglesa.
24 Bertha M. Gutiérrez Rodilla

3.1.2 Diacrónicas
Todas estas memorias doctorales, ya lo hemos dicho, analizan
sincrónicamente el lenguaje que nos interesa. Pero debemos
mencionar igualmente las que lo hacen desde una perspectiva
diacrónica, que son ligeramente más numerosas que las sincrónicas y
aparecieron en el panorama académico antes que ellas. El rastreo en
este caso lo efectuamos a partir del descriptor “Historia de la
medicina”, que después combinamos con otros con el fin de afinar la
búsqueda. Una búsqueda que realizamos asimismo en 2005 y
obtuvimos 26 tesis, a las que ahora hemos añadido otras nueve (Tabla
2).

2014 2005
9 tesis doctorales 26 tesis doctorales
(entre 2005 y 2013) (entre 1976 y 2004)
TOTAL: 35 tesis, entre 1976 y 2013
Tabla 2. Tesis doctorales (diacrónicas) relacionadas con el lenguaje de la medicina
realizadas en España entre 1976 y 2013.

En principio, pues, la investigación relacionada con aspectos


históricos del lenguaje médico y de la traducción médica no está mal y
continúa creciendo – prácticamente al mismo ritmo que las tesis
sincrónicas – aunque, si nos paramos a ver qué es exactamente lo que
se ha hecho o lo que se está haciendo, vemos que se trata, sobre todo,
de la edición y traducción de textos médicos latinos, árabes y unos
pocos hebreos. Asimismo, hay estudios sobre terminología de algún
área de la medicina, por ejemplo la anatomía o la urología,
particularmente en el periodo renacentista. No hay trabajos de
conjunto sobre historia del lenguaje de la medicina o historia de la
traducción médica. Además de estas tesis podríamos decir más
“clásicas” hay algunas muy interesantes procedentes de departamentos
de lenguas modernas, lengua española, etc. sobre las distintas
versiones vernáculas – en inglés, alemán, francés, catalán, castellano...
– de algún texto médico importante medieval o renacentista.
De hecho, los departamentos que destacan sobre los demás en
este tipo de investigaciones diacrónicas sobre el lenguaje de la
La investigación sobre el lenguaje de la medicina en español 25

medicina son el de Filología Clásica de la Universidad de Valladolid y


el de Lengua Española de la Universidad de Salamanca, así como el
área de Historia de la Medicina de la universidad salmantina. Parece
que nuevamente se repite lo que decíamos más atrás para las tesis
sincrónicas: la gran importancia del posible director e impulsor del
trabajo, pues de nuevo, en aquellos lugares en que hay algún profesor
particularmente interesado por el pasado del lenguaje médico se hacen
tesis sobre este tema. Por el contrario, en el resto, que una vez más es
la inmensa mayoría, el asunto se ignora completamente, incluidos los
departamentos de Historia de la Medicina, cuyos integrantes todavía
no han tomado conciencia de la importancia que en la reconstrucción
del pasado tiene el conocimiento de la historia del lenguaje en que se
ha elaborado el discurso médico.
En cualquier caso, sumando ya todas las tesis, las sincrónicas y
las diacrónicas, tendríamos un total de 67, de las que 43, casi dos
terceras partes, se han realizado en una facultad de Filosofía y Letras o
de Filología y más de la mitad del tercio restante, es decir, 14, en una
de Medicina (Tabla 3). Lo que nos permite concluir que, de momento,
al menos en España y en lo que a las tesis concierne, la investigación
relacionada con el lenguaje médico sigue estando muy ligada a las
facultades de Filosofía y Letras o de Filología y todavía no interesa
demasiado, salvo las excepciones que hemos destacado y alguna otra,
en las facultades de Traducción e Interpretación, más inclinadas al
parecer hacia otros tipos de traducción. A pesar de ello, de esas nueve
tesis sincrónicas defendidas entre 2004 y 2013, cinco se realizaron en
facultades de Traducción, lo que tal vez indique que en ellas empieza
a germinar y a dar frutos lo relacionado con el lenguaje de la
medicina.

Facultades de Filosofía y Letras (o 43


Filología)
Facultades de Medicina 14
Facultades de Traducción 10
TOTAL 67
Tabla 3. Distribución por facultades de las Tesis doctorales (sincrónicas y
diacrónicas) relacionadas con el lenguaje médico realizadas en España entre 1976 y
2013.
26 Bertha M. Gutiérrez Rodilla

3.2 Proyectos de investigación subvencionados de ámbito nacional

Si los datos del apartado anterior no son excesivamente halagüeños los


vinculados a los proyectos de investigación que se realizan en las
universidades españolas, financiados por el Ministerio que
corresponda en cada momento (Educación y Ciencia, Ciencia y
Tecnología, Economía y Competitividad, etc.) son todavía peores. A
través de la página Web del Ministerio
(http://www.idi.mineco.gob.es/portal/site/MICINN) se consigue
acceder al listado general de proyectos concedidos en cada
convocatoria. Y a partir de él se pueden rastrear aquellos proyectos
conectados con el lenguaje de la medicina o con la traducción médica.
Los resultados son desmoralizadores: así, por ejemplo, en el trienio
1999-2002 hubo un único proyecto, el llamado ONCOTERM, de la
Universidad de Granada, que permitió precisamente la realización de
alguna de las tesis que presentábamos en el punto anterior. En el
trienio 2005-2007, entre los 2992 proyectos de investigación
pertenecientes al programa general concedidos en España, tan solo
hubo uno que tuviera algo que ver con el lenguaje médico, en ese caso
en concreto con historia de la traducción; ninguno sobre aspectos
sincrónicos, que sí lo hubo en el trienio 2007-2009. Sin embargo,
ninguno – ni sincrónico ni diacrónico – en los trienios 2006-2008 o
2008-2010... Y esa es más o menos la tónica en todo el periodo
analizado, que es el mismo que para las tesis: entre 1976 y 2013. A
pesar de lo dicho, en los dos últimos trienios se han concedido tres
proyectos, alguno además bastante atractivo y novedoso por fijar su
atención en el lenguaje de los pacientes – las enfermas de cáncer de
mama – y otro relacionado con la divulgación.
A la vista de lo apuntado, no podemos más que concluir este apartado
señalando que en los sitios donde se debería estar investigando sobre
lenguaje médico, con un apoyo financiero conseguido a través de una
convocatoria pública competitiva, que son la Universidad y el Consejo
Superior de Investigaciones Científicas, no se está haciendo o, al
menos, no a un nivel adecuado. Algo que evidentemente no nos puede
dejar indiferentes.
Y como resumen de los dos apartados – tesis y proyectos–
quisiéramos recalcar que, a pesar de que como lo señalábamos al
La investigación sobre el lenguaje de la medicina en español 27

principio, el interés general por el lenguaje especializado,


particularmente el de la medicina – según lo mostraban los resultados
de Google – y a pesar también de lo mucho que se predica la
importancia de la traducción especializada y del mercado de este tipo
de traducción, a la universidad – tan reacia siempre a los cambios – le
cuesta todavía dar el empujón definitivo a la investigación sobre estos
temas y sigue centrada en otros estudios lingüísticos y en otros tipos
de traducción, como la literaria por ejemplo; si bien es cierto también
que, aunque tímidamente, el panorama puede haber empezado a
cambiar.

4. Congresos, Jornadas, Cursos de Formación

Dejamos a un lado ya la investigación más académica, dentro de un


marco institucional, que se pueda estar realizando en España, para
ampliar un poco nuestro ángulo de visión y tratar de completar esta
panorámica. En primer lugar, nos ocuparemos de las reuniones o
congresos que se celebran en torno al lenguaje de la medicina. Entre
los pocos eventos que existen hay que destacar las jornadas
organizadas por la Asociación Internacional de Traductores y
Redactores de Medicina y Ciencias Afines (Tremédica), tanto en
España como fuera de ella, que hasta el momento han sido diez;
jornadas que giran sobre todo alrededor de la traducción médica,
biológica y veterinaria (http://www.tremedica.org/jornadas-
conferencias/index.html). Otras jornadas que merecen mención son las
auspiciadas por la Real Academia Nacional de Medicina , que ya van
por la tercera (http://www.ranm.es/sesiones-y-actos/sesiones-
extraordinarias.html), en las que se han tratado aspectos como la
terminología médica en la historia clínica, la normalización en el
lenguaje médico o perspectivas de futuro para dicho lenguaje En
alguna de ellas ha colaborado la Fundación Lilly (Medes), que está
desempeñando una función muy importante sobre la promoción del
español en las publicaciones biomédicas, sobre la que volveremos
28 Bertha M. Gutiérrez Rodilla

después. Todavía dentro de las jornadas habrá que referirse a la


celebrada en Salamanca en mayo de 2014 bajo el patrocinio de la
Fundación Dr. Antonio Esteve (http://www.esteve.org/medicina-y-
lenguaje/), dedicada monográficamente al lenguaje médico desde la
perspectiva de la investigación, de la clínica, desde el punto de vista
docente y del de la difusión, a través de la prensa y de Internet, en la
que participaron algunos de los máximos especialistas en esos temas.
En cuanto a los congresos, no es lo más frecuente que se
organice uno para analizar con exclusividad el lenguaje de la
medicina. En realidad es algo casi inaudito. Por eso, hay que destacar
sin ninguna duda el organizado por CERLIS (Centro di Ricerca su
Linguaggi Specialistici), celebrado en junio de 2014 en Bérgamo
(Italia), con el título: “The Language of Medicine: Science, Practice
and Academia” (http://dinamico.unibg.it/cerlis/page.aspx?p=263),
porque fue uno de los pocos congresos internacionales dedicados en
su integridad a dicho lenguaje y no solo desde la perspectiva de la
traducción, sino que en él se plantearon como líneas maestras la
historia, aspectos culturales relacionados con el lenguaje médico, la
terminología, la comunicación, la traducción, etc. Por si eso no
bastara, los organizadores consideraron oportuno dedicar una sección
propia a las comunicaciones en español. De los temas y enfoques de
estas últimas se desprende un ligero predominio de la sincronía sobre
la diacronía, aunque tampoco de modo realmente significativo, en la
investigación de unas líneas de trabajo absolutamente dispares: los
términos médicos en los diccionarios – tema recurrente desde hace
años –; la creación de la jerga médica – algo todavía poco estudiado –;
el discurso publicitario relacionado con la salud; la traducción de
folletos médicos, que cada vez está adquiriendo mayor relevancia;
problemas en la redacción de informes médicos; la comunicación
médico-paciente vista desde una nueva perspectiva como pueden ser
los foros de salud; factores culturales que condicionan al lenguaje de
la medicina; revisiones históricas relacionadas con dicho lenguaje; la
productiva creación metafórica a propósito del cuerpo; o el registro en
la prensa en periodos especialmente comprometidos, como el caso de
la epidemia de gripe española de 1918-1919.
Para terminar con este punto, debemos mencionar que aunque
el lenguaje médico no ha logrado imponerse como asignatura en
La investigación sobre el lenguaje de la medicina en español 29

licenciaturas o grados de traducción – sí en las titulaciones de


medicina y odontología – desde hace un tiempo han empezado a
impartirse cursos especializados, algunos alentados por iniciativas
privadas, pero también poco a poco va haciendo su aparición en
posgrados y másteres oficiales, ya no como parte de otras asignaturas
o de un módulo, sino en títulos que lo abordan específicamente,
dirigidos en general a personas que se dedican o quieren dedicarse a la
traducción de forma profesional y fomentados por facultades de
traducción. De entre ellos merece la pena nombrar dos: el Máster en
Traducción Biomédica y Farmacéutica de la Universitat Pompeu
Fabra de Barcelona, que va ya por su tercera edición, un máster
presencial (http://www.idec.upf.edu/master-en-traduccion-biomedica-
y-farmaceutica). Y el Máster Universitario en Traducción Médico-
sanitaria de la Universitat Jaume I de Castellón, que se realiza de
modo no presencial, decano en España de este tipo de másteres, pues
fue el primero en su género
(http://www.uji.es/pls/www/!gri_www.euji22891a?p_idioma=ES&p_monogr
afia_id=80600).

5. Publicaciones

Las publicaciones existentes también nos pueden orientar sobre lo que


se está trabajando y ayudarnos a completar la panorámica que
esbozamos. Para hacernos una idea hemos buscado primero los libros
elaborados y publicados en España, desde 1976, conectados con el
lenguaje de la medicina. La hemos llevado a cabo a través de la página
Web del ISBN (http://www.isbn.es). Hemos cruzado estos resultados,
tratando de perder la menor cantidad de información posible, con una
búsqueda similar realizada a través de la página Web de la Biblioteca
Nacional (http://www.bne.es) – donde debe depositarse un ejemplar
de cada libro publicado en España – y otra, en el catálogo de REBIUN
–catálogo colectivo de los fondos de las bibliotecas universitarias
españolas y del CSIC–, accesible igualmente por Internet
(http://rebium.crue.org/cgi-bin/abnetop ).
30 Bertha M. Gutiérrez Rodilla

De nuevo, los datos obtenidos son poco alentadores – no llegan a la


veintena los textos, libros o monografías aparecidos en España en casi
40 años –, muy en consonancia con los que hemos presentado en los
otros apartados, no solo por la cantidad, que ya vemos que es escasa,
sino porque la mayoría, a pesar de ser interesantes, no son obras
planificadas e ideadas de acuerdo con una finalidad concreta, desde
una perspectiva integradora, con unos objetivos bien planteados y una
línea argumental mantenida de principio a fin. En realidad, son el
resultado o de publicar alguna de las tesis a las que nos hemos referido
más atrás; o de recoger en un libro colectivo contribuciones dispersas
de diferentes autores, presentadas en algún seminario o en alguna
reunión, por lo que no cuentan lógicamente con un esqueleto común,
con un orden sistemático; o pueden ser también el resultado de
recopilar en un solo volumen varios artículos de un autor publicados
con anterioridad en diferentes momentos y lugares.
En nuestra opinión, lo más relevante que se ha hecho a este
respecto en todo el periodo considerado es la publicación de dos
grandes textos de tipo lexicográfico: el DETEMA y el DTM. El
primero de ellos el Diccionario español de textos médicos antiguos,
elaborado en Salamanca por varias personas bajo la dirección de M. T.
Herrera (1996), recoge una buena parte del léxico médico castellano
del periodo medieval fundamentalmente, aunque no solo. Por otro
lado, el DTM, el Diccionario de términos médicos de la Real
Academia Nacional de Medicina (2011), confeccionado por varios
autores bajo la dirección técnica de F. A. Navarro, es el mejor
diccionario terminológico médico con que podríamos contar en lengua
española. Junto a ellos debemos recordar el libro clásico de
introducción a la terminología médica de López Piñero y Terrada
Ferrandis 2006 [1990], por una parte; y, por otra, los libros, clásicos
igualmente, de Quintana Cabanas (1989a, 1989b). Además de los
anteriores, en este breve esbozo panorámico hay que recoger otras dos
obras: el conocido como Dicciomed, un Diccionario médico-
biológico, histórico y etimológico, accesible en línea
(http://dicciomed.eusal.es/), dirigido por el profesor Cortés Gabaudan
de la Universidad de Salamanca, que proporciona información
completa sobre el origen de numerosos términos de la medicina; y la
reciente monografía, dedicada íntegramente al lenguaje médico,
La investigación sobre el lenguaje de la medicina en español 31

coordinada por Gutiérrez Rodilla y Navarro (2014), en la que se


recogen acercamientos a dicho lenguaje desde diversas perspectivas.
En cuanto a la publicación en forma de artículo o de capítulo de
libro, siempre es posible encontrar alguna contribución dispersa en
revistas de traducción, de filología, de lexicografía, si bien no es lo
más frecuente. Se hallan igualmente en revistas de Medicina. En
relación con esto, sorprende que sea más fácil que aparezcan tales
artículos en revistas médicas, firmados por profesionales de la salud,
que en revistas de traducción, filología o lexicografía. Y es que a
muchos médicos, a pesar de la opinión que generamente se tiene, les
preocupa el lenguaje que emplean y el uso que hacen de él. Como les
preocupa asimismo a bastantes de ellos el futuro del español como
lengua de comunicación científica, lo que hace que se hayan puesto en
marcha iniciativas, como MEDES (MEDicina en ESpañol) de la
Fundación Lilly (http://fundacionlilly.com/es/actividades/medes-
medicina-en-espaniol/index.aspx), cuyo objetivo es estimular la
utilización del español como lengua para la transmisión del
conocimiento científico en general y de las Ciencias de la Salud en
particular. Un fin que se entiende no solo orientado a la comunicación
entre científicos y profesionales de la salud, sino igualmente a la
divulgación social del conocimiento entre todos los hispanohablantes.
Para ello, por ejemplo, han creado una base de datos bibliográfica
MEDES de acceso gratuito a través de Internet
(https://medes.com/Public/Home.aspx) mediante la que ponen a
disposición del profesional sanitario – o de cualquiera que quiera
acceder a ella –, una herramienta de consulta bibliográfica cuyas
principales ventajas son la continua actualización y evaluación de su
contenido. Además de eso, promueven jornadas, tienen un premio a la
mejor publicación médica en español, etc.
Por otro lado, también es posible encontrar, en obras generales
dedicadas por ejemplo a la traducción, contribuciones sobre
traducción médica o el lenguaje de la medicina, particularmente
cuando esa obra es el resultado de la publicación de unas actas de un
congreso. Sin embargo, tampoco es llamativa la representación que
estos temas consiguen en ellas. Valga como ejemplo el volumen
aparecido en 2004 que con el título Panorama actual de la
investigación en traducción e interpretación (Ortega Arjonilla 2004)
32 Bertha M. Gutiérrez Rodilla

intentaba ofrecer una visión global sobre estas áreas, en el que de las
106 aportaciones que recogía solamente cinco tenían algo que ver con
lo que nos ocupa (menos de un 5% del total).
En este contexto tan pobre y tan precario que estamos
esbozando, en que el lenguaje médico no parece ser de interés
prioritario en el ámbito universitario y en que todavía en el dominio
editorial está por despegar, sorprende poder contar con una revista
especializada en el lenguaje de la medicina para el dominio de la
lengua española. Algo que no existe para ámbitos lingüísticos vecinos
ni tampoco para otras áreas de conocimiento especializado. Nos
referimos a Panace@. Revista de Medicina, Lenguaje y Traducción
(http://www.tremedica.org/panacea.html), que además de ser pionera
y única en su género ha alcanzado en su trayectoria un nivel de
calidad muy alto que le valió obtener en 2009 precisamente el Premio
MEDES a la mejor iniciativa editorial en español. De esta revista, que
publica Tremédica (la Asociación Internacional de Traductores y
Redactores de Ciencias Médicas y Afines), a la que aludíamos antes
por la promoción de jornadas sobre traducción médica, hasta el
momento han aparecido 39 números, pertenecientes al periodo 2000-
2014, en los que han visto la luz numerosos trabajos dedicados a las
distintas vertientes del lenguaje de la medicina. No profundizaremos
ahora en ellas, pero sí diremos que entre lo que se publica no
solamente hay artículos donde encuentran cabida todos los enfoques
teóricos que se quieran dar en ese acercamiento al lenguaje médico,
desde un punto de vista sincrónico o diacrónico, sino que también se
recogen aportaciones con una vertiente más práctica: glosarios
monolingües, bilingües o plurilingües, fichas terminológicas,
expresiones de traducción difícil, listados de términos, de siglas o de
abreviaturas, etc.

6. A modo de conclusión

Para finalizar nos gustaría volver sobre algunas de las ideas que ya
hemos expuesto. En primer lugar, quisiéramos incidir en que sí existe
La investigación sobre el lenguaje de la medicina en español 33

investigación sobre el lenguaje médico, en cualquiera de sus


vertientes. Una investigación que empezó siendo de tipo diacrónico,
pero a la que se ha incorporado, sobre todo en los últimos 15 años, la
relativa a los distintos aspectos sincrónicos que rodean a dicho
lenguaje. En este sentido, parece que la aparición de las facultades de
Traducción ha supuesto un cierto empuje para estos estudios, aunque
no tanto como cabría esperar, pues la mayor parte de los trabajos se
sigue llevando a cabo en facultades de Filología o de Filosofía y
Letras, seguidas por las de Medicina. Por tanto, es cierto que las de
Traducción contribuyen a aumentar la nómina de trabajos que se
realizan, pero todavía no en la proporción que sería deseable. Como lo
hemos señalado, esto tiene mucho que ver con las personas que
trabajan en los distintos departamentos y su interés por el lenguaje
médico. La investigación sobre este lenguaje no está plenamente
difundida, bien establecida, sino que continúa en dependencia de los
intereses y aficiones de los profesores de cada universidad. Ellos
marcan igualmente la preferencia por la investigación sobre diacronía
o sincronía, como determinan también la elección de los temas objeto
de estudio y de los enfoques que se aplican.
Por otra parte, así mismo de forma progresiva se van
incorporando instituciones a la promoción y el estudio del lenguaje de
la medicina. En el caso de España, de forma especial la Real
Academia Nacional de Medicina (RANM) que, como otras academias,
va despertando de su letargo de siglos. En esta institución se han
organizado esas reuniones de las que hablábamos, alguna de ellas en
colaboración con Fundaciones como Lilly y en su seno se ha
confeccionado el DTM. Como acciones de futuro, la RANM ha
anunciado la preparación de un diccionario panhispánico de medicina,
así como la firma de un acuerdo importante con el Instituto Cervantes
para la difusión del lenguaje médico en español.
Todo lo anterior pone de manifiesto que sí hay interés en este
lenguaje; que se realiza investigación sobre él y cada vez más
diversificada, aunque poco sistematizada; que se promueve en algunas
jornadas o congresos; que poco a poco va obteniendo el
reconocimiento que merece... Pero todavía queda muchísimo por
hacer: ni existen trabajos que lo analicen desde una perspectiva
amplia, general que permitan llevar a cabo un análisis del mismo in
34 Bertha M. Gutiérrez Rodilla

extenso y que se plasme todo ello en una obra que incluya la mayor
cantidad de aspectos relacionados con este lenguaje. Ni existe
tampoco una planificación seria de cómo abordar la promoción de este
lenguaje y mucho menos la institucionalización de su docencia e
investigación como disciplina para que así aumente definitivamente su
visibilidad. Todo queda, lo hemos visto, al albur de unos pocos
interesados que con mucho esfuerzo van sembrando aquí y allá. Sin
embargo, es infinito lo que resta por hacer. Mientras tanto
esperaremos y seguiremos contribuyendo con nuestras pequeñas
aportaciones al conocimiento de ese lenguaje apasionante y atractivo
que es el de la medicina.

Bibliografía

Cortés Gabaudan, Francisco (coord.) 2011. Diccionario médico-


biológico, histórico y etimológico [Dicciomed].
http://dicciomed.eusal.es/ [10/1/2015].
Gutiérrez Rodilla, Bertha M. / Diego Amado, Carmen 2006. Algunos
datos en torno a la investigación sobre traducción médica en
España. Panace@. Boletín de Medicina y Traducción 7/23,
115-121.
Gutiérrez Rodilla, Bertha M. / Navarro, Fernando A. (coords.) 2014.
La importancia del lenguaje en el entorno biosanitario.
Barcelona: Fundación Dr. Antonio Esteve
http://www.esteve.org [10/1/2015]
Herrera, María Teresa (dir.) 1996. Diccionario español de textos
médicos antiguos [DETEMA]. Madrid: Arco/Libros.
López Piñero, José María / Terrada Ferrandis, María Luz 2006
[1990]: Introducción a la terminología médica. Barcelona:
Masson.
Ortega Arjonilla, Emilio (dir.) 2004. Panorama actual de la
investigación en traducción e interpretación, 2ª ed. rev.,
Recurso en CD-ROM, Granada: Atrio.
La investigación sobre el lenguaje de la medicina en español 35

Panace@. Revista de Medicina, Lenguaje y Traducción


http://www.tremedica.org/panacea.html [10/1/2015]
Quintana Cabanas, José María. 1989a. La Terminología Médica a
partir de sus raíces griegas. Madrid: Dykinson.
Quintana Cabanas, José María. 1989b. Introducción etimológica al
léxico de la biología. Madrid: Dykinson.
Real Academia Nacional de Medicina 2011. Diccionario de términos
médicos [DTM]. Madrid/Buenos Aires: Panamericana.
CARMEN CAZORLA VIVAS

El lenguaje de la medicina desde la lexicografía:


términos médicos en diccionarios de siglo XIX1

1. Introducción: ciencia y tecnología en el siglo XIX

El lenguaje científico-técnico tuvo, como sabemos, un gran desarrollo


durante el siglo XIX, debido a los grandes avances que se dieron en la
sociedad. Dentro de este tipo de lenguaje, la ciencia médica será una
de las más destacadas y el desarrollo de su terminología específica
será de gran interés, no solo para los propios médicos sino también
para los lexicógrafos2. Efectivamente, la inclusión de este tipo de
voces en diferentes diccionarios presenta múltiples ejes de
investigación. Tenemos, por un lado, los repertorios de especialidad,
que en el caso de la medicina fueron abundantes, y que incluían obras
referidas a enfermedades, curas, medicamentos, anatomía,
instrumentos…; por otro lado, nos vamos a encontrar con el problema
que supuso seleccionar qué voces debían incluirse en un diccionario
general, no de especialidad, ya que los repertorios generales solían
admitir algunas de estas voces.
El presente estudio se centra en el léxico de la medicina
recogido en diccionarios generales. Concretamente prestamos
atención a la lexicografía bilingüe, que, como vamos a ver, resultará
también interesante en este aspecto de la inclusión de voces de la
medicina. En el marco de una investigación mayor, hoy nos
aproximamos a la labor de un lexicógrafo del siglo XIX, Melchor
1
Este estudio se enmarca en el proyecto de investigación Proyecto Biblioteca
Virtual de la Filología Española. Fase II. Consolidación, mejora y ampliación de
los datos y de la Web. Estudio de los materiales contenidos (FFI2014-5381-P).
2
Como obra de referencia general sobre la cuestión, véase López Piñero /
García Ballester / Faus Sevilla (1964).
38 Carmen Cazorla Vivas

Núñez de Taboada, autor de un diccionario español-francés y francés-


español que se publicó en 1812 [DFE]. Su caso, además, resulta más
interesante aún puesto que el autor también publicó en 1825 un
diccionario de la lengua castellana [DC] con lo que puede ofrecernos
también una visión contrastiva de estas dos formas (bilingüe y
monolingüe) de acercarse a la lexicografía. Así, vamos a mostrar qué
términos médicos aparecen, de qué especialidades, cómo se definen y
si aparecen los mismos términos en las dos obras de Núñez de
Taboada. Será obligado referirse además a los diccionarios
académicos, puesto que estos, desde la aparición del primero de ellos,
el Diccionario de Autoridades [DA] serán modelos de la posterior
lexicografía del español.

2. Términos médicos y diccionarios del siglo XIX

Al mismo tiempo que, como hemos dicho, las voces técnicas


aumentan, también lo hace su presencia en repertorios lexicográficos.
Nos vamos a encontrar con diccionarios de especialidad desde bien
pronto, aunque estos no son el objeto de nuestro estudio3, y también
los diccionarios monolingües generales contenían, en mayor o menor
medida, nomenclatura de las variadas disciplinas científicas4.
En DA, el primer diccionario académico, modelo de buena
parte de la lexicografía posterior, encontramos numerosos términos
técnicos y científicos, pues a pesar de tratarse de un repertorio general,

3
En el trabajo de Gutiérrez Rodilla (1999) encontramos un exhaustivo repaso
por la lexicografía médica en España y ahí podemos conocer cómo se fueron
desarrollando los diccionarios médicos, que fueron abundantes en el siglo
XIX. Encontramos, asimismo, una clasificación de estas obras lexicográficas,
que fueron variadas atendiendo al tipo de público al que iban dirigidas.
4
Se puede ampliar este tema en estudios como los de Azorín (1992), que se
centra en el papel de los diccionarios generales frente al vocabulario
científico, o el de Ahumada (2001) que plantea la cuestión sobre cómo
abordar la difícil cuestión de la definición de los términos técnicos.
El lenguaje de la medicina desde la lexicografía 39

no dejó de incluir aquellos que consideró pertinentes5. Aunque en el


prólogo del primer diccionario académico se indica que solo se
incluirán las voces técnicas más comunes, lo cierto es que entre sus
páginas, como va a ocurrir con buena parte de los repertorios
lexicográficos generales, encontramos una considerable cantidad de
voces de especialidad no tan comunes6. El otro gran diccionario
general del siglo XVIII, el de Esteban de Terreros (1786-1793), ya nos
anunciaba en el propio título que contenía un amplio vocabulario de
especialidad7.
La influencia francesa se empieza a notar desde el siglo XVIII,
ya que las grandes obras lexicográficas francesas – de Boiste (1800),
Bescherelle (1845-1846) o Nodier (1823) –, que presentaban una
amplia nomenclatura e igualmente amplias informaciones

5
DA no es el objeto del presente trabajo, pero es ineludible referirnos a él, por
su importancia dentro de la lexicografía del español y además porque la línea
académica que con él comienza será la base de la lexicografía posterior tanto
monolingüe como bilingüe. Sobre esta obra académica hay numerosísimos
estudios, tanto sobre aspectos generales como más concretos; algunos de ellos,
sin que constituya un repaso exhaustivo, son los de Alvar Ezquerra (1983);
Gutiérrez Rodilla (1993; 1994; 1994-1995); Álvarez de Miranda (2011a).
6
En Gutiérrez Rodilla (1994 y 1994-1995) la investigadora analiza el proceso
de inclusión de voces de la medicina en el primer repertorio académico, y cita,
por ejemplo, voces como disuria, elaterio, duramadre o parótida como voces
no comunes pero sí incluidas (Gutiérrez Rodilla 1994: 1028). Señala,
asimismo, que DA cuenta con 2912 voces relacionadas con la medicina; de
ellas, 870 no tienen autoridad que las avale. (Gutiérrez Rodilla 1994: 1028).
7
El Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes (1786-1793), de
Esteban de Terreros y Pando es el diccionario monolingüe más importante del
siglo XVIII, junto con las obras académicas. Se caracteriza por el gran número
de voces que incluye en su macroestructura. Los estudios sobre Terreros son
cada vez más numerosos y abordan puntos muy diferentes del contenido de
esta obra; además de los dos tradicionales y profundos trabajos de Alvar
Ezquerra (1993) y Álvarez de Miranda (2011b), reseñamos a continuación
algunos que tienen que ver, sobre todo, con el tratamiento del léxico
específico, como los de San Vicente (1995 y 2008), Gutiérrez Rodilla (1996),
Jiménez Ríos (1998), Quilis Merín (2002), Azorín / Santamaría (2004),
Martínez Alcalde (2004), Jacinto García (2007), Santamaría (2007 y 2008),
Alvar Ezquerra (2012) o Cazorla (2014).
40 Carmen Cazorla Vivas

microestructurales, serán la base de muchos de los diccionarios


generales y enciclopédicos que se publicarán a lo largo del siglo XIX8.
La lexicografía bilingüe no va a permanecer al margen de esta
cuestión, y también los diccionarios generales bilingües de los siglos
XVIII y sobre todo del XIX incluirán léxico científico-técnico9. En
este punto, es importante señalar algunas de las características
particulares distintas a las actuales que distinguían a los repertorios
bilingües de estos siglos: en realidad, su estructura los acerca a las
obras monolingües, solo que en dos lenguas; en su contenido no solo
aparece la entrada y el (los) equivalente, sino que hallamos
definiciones y explicaciones extensas, de la misma manera que en una
obra monolingüe10.

3. Los diccionarios de M. Núñez de Taboada y la RAE:


términos médicos

La presente investigación se acerca a la obra de uno de los grandes


lexicógrafos del siglo XIX, Melchor Núñez de Taboada11. El DC es
uno de los más importantes repertorios monolingües del siglo XIX. El
mismo autor reconoce ser deudor de los diccionarios académicos,
concretamente de la séptima edición de 1822. Pero, aunque vamos a
hablar de este diccionario de Taboada, el objeto fundamental de
nuestro estudio será el DFE de 1812. Una de sus fuentes principales,
como veremos, será también el DRAE, pero en este caso en su cuarta
edición, la de 180312.

8
El trabajo de Quemada (1968) sigue siendo todavía hoy referente para el
estudio de la lexicografía francesa.
9
Puede verse, por ejemplo, Cazorla (2002b o 2008).
10
Distintos investigadores centran buena parte de sus estudios en la lexicografía
bilingüe de estos siglos, con lenguas como el español el francés o el italiano.
Véanse, por ejemplo, García Bascuñana (1999), Bruña (2004, 2006), Martínez
Ejido, (2008a, 2008b) o Cazorla (2002a, 2014).
11
En Cazorla (2002a) encontramos un estudio general de este autor.
12
Recordemos lo que hemos comentado más arriba: los diccionarios bilingües
El lenguaje de la medicina desde la lexicografía 41

No vamos a presentar un análisis global del diccionario bilingüe de


Taboada, sino a mostrar cómo recoge el léxico relacionado con la
medicina. Con este fin, vamos a acercarnos, en primer lugar, a los
prólogos que encabezan las obras de Taboada, después presentaremos
el análisis de una muestra de su nomenclatura y de su microestructura,
y lo compararemos con su diccionario de la lengua castellana, así
como con su fuente inmediata que, como hemos comentado, será el
repertorio académico.

3.1 Prólogos y materias médicas consignadas

Cuando analizamos cualquier obra lexicográfica consideramos que


hay que acercarse a los preliminares que contiene, ya que en buena
parte de las ocasiones nos aportan valiosas informaciones sobre la
forma de trabajar del autor, desde la selección de léxico (si va a ser
general, si va a incluir tecnicismos, dialectalismos, aracaísmos…), a
diversos comentarios sobres fuentes que ha seguido, pasando por las
alabanzas o críticas a otros repertorios publicados. En el análisis que
nos ocupa resulta interesante conocer qué nos dice Núñez de Taboada
sobre los términos científicos, si ha considerado incluir al menos una
parte de ellos o si, por el contrario, piensa que no es pertinente su
aparición en diccionarios bilingües o monolingües generales.
En este sentido, el prólogo de DFE aparece escrito en francés, al
inicio de la segunda parte español-francés. Sobre los términos de
ciencias, Núñez de Taboada comenta que en general omite aquellas
voces que son iguales en todas las lenguas, y que no cambian su
sentido ni sus acepciones, pero dice a continuación que sí incluye
muchas de ellas principalmente por seguir en esto a la RAE, modelo,
como hemos dicho, también de la lexicografía bilingüe:

J’ai jugé convenable d’introduire ici un grand nombre de mots usuels des
sciences, arts et professions, tant pour me trouver en rapport avec le

de estos siglos, por su extensa microestructura, tienen mucho en común con


los diccionarios monolingües; por eso hablamos de uno de ellos como fuente
de DFE.
42 Carmen Cazorla Vivas

dictionnaire de l’Académie, que parce que ces mots se trouvent souvent dans
des ouvrages non scientifiques (DFE: viii).

El autor apela aquí a la importancia de los textos, sobre todo literarios,


como fuente de los diccionarios y a la importancia de la traducción,
finalidad última de buena parte de los usuarios de diccionarios.
Continúa diciendo que quizá debería haber omitido todas aquellas
voces de matemáticas, astronomía, física, medicina, anatomía que
pertenecen a la nomenclatura específica con origen griego, y que con
dar una serie de reglas sencillas para obtener por sí mismos las
terminaciones castellanas habría sido suficiente (a cada lengua le
bastaría con seguir sus propios procesos de composición), y lo más
apropiado, para un diccionario francés-español comparado. Pero a
pesar de todas estas razones:

pour condescéndre aux désirs des quelques personnes, et ne point passer pour
un novateur, j’ai mis dans ce Dictionnaire quelques-uns de ce mots qui m’ont
paru d’un usage commun, spécialement ceux qui concernent la médicine,
l’anatomie, la chirurgie et la pharmacie: ainsi je crois avoir concilié mes
propres goûts avec le désir que quelques personnes m’avoient montré (DFE:
ix).

Así es como nuestro lexicógrafo deja la puerta abierta a la aparición


de un elevado número de estas voces en su obra, y, como veremos,
muchas de ellas no son ni siquiera tan comunes como nos quiere hacer
ver en su prólogo. Cuestión interesante, pero muy difícil de resolver,
sería conocer los criterios de selección de estas voces: ¿quién pone el
límite entre lo que es más o menos común y que, por tanto, puede
tener cabida en un diccionario general, y las voces mucho más
limitadas al uso de especialistas, que no se buscarían en una obra
general, sino en un repertorio médico específico? Pensemos que
estamos aún a principios del siglo XIX, y que lo más habitual era
recoger diferentes términos, sin una rigurosa selección, que
aparecieran en obras literarias y, por supuesto, seguir los modelos
lexicográficos disponibles, como los diccionarios académicos13.

Sobre este procedimiento, puede conocerse más en profundidad en Gutiérrez


13

Rodilla (1994).
El lenguaje de la medicina desde la lexicografía 43

En el Prólogo que encabeza la dirección francés-español, los editores


dicen expresamente que ofrecen el diccionario más completo y exacto
y que “se hallará en él una gran copia de términos de ciencias, artes,
comercio, manufacturas, diplomática, jurisprudencia, administración,
economía pública, etc. que no se encuentran en ningún otro
diccionario francés-español” (DFE: v-vi).
El Prólogo de DC no contiene indicaciones interesantes sobre el
tema que nos ocupa, salvo que aclara que contiene todas las voces de
DRAE 1822, más otras 5000 voces, indicadas con asterisco14.
DFE incluye asimismo las abreviaturas que se van a emplear en
la microestructura y, por lo que nos interesa, encontramos que los
términos relacionados de alguna manera con la medicina son los


siguientes:
(anat.) Terme d’anatomie


(chir.) Term de chirurgie


(méd.) Terme de médecine
(pharm.) Terme de pharmacie15


En DC las abreviaturas pertinentes incluidas son:


Anat. Voz de la Anatomía


Cir. Voz de la Cirugía


Farm. Voz de la Farmacia
Med. Voz de la Medicina
Estos son los términos que vamos a ir buscando en nuestra cala, pero
es importante señalar que hacemos sistemáticamente una búsqueda
más amplia, porque muchas voces técnicas vienen señaladas también
de otras formas, y no solo con abreviaturas, por lo que hay que
realizar una búsqueda voz por voz16.

14
Puede ser interesante, como línea de investigación, comprobar cuántas de
estas voces añadidas frente al repertorio académico son voces técnicas,
concretamente médicas.
15
Aparecen también abreviaturas para Botánica (bot.) o Física (Phys.) que en
alguna acepción pueden tener que ver con la medicina (en el caso de plantas
medicinales, por ejemplo), pero no las hemos contado, salvo que encontremos
una voz que llevando la marcación bot. o phys, se muestre claramente
relacionada con la medicina. En DRAE 1803, modelo de DFE las abreviaturas
incluidas son similares: Anat., Cir., Farm., for., Med.
16
Es decir, vamos leyendo todos los artículos completos, y no solo buscando
44 Carmen Cazorla Vivas

3.2 Muestra analizada: términos médicos incluidos y su presentación

Para el presente estudio nos basamos en una muestra de la letra A de


la dirección español-francés de DFE teniendo presente en todo
momento uno de sus modelos, DRAE 1803. Asimismo,
compararemos los datos obtenidos con DC17.
La letra A ocupa 194 páginas, con unas 9700 voces recogidas.
De todas ellas, 117 voces tienen que ver con el ámbito de la medicina.
Vamos a presentar los artículos pertinentes repartidos en los


siguientes puntos:
voces médicas marcadas con abreviaturas al inicio de la


microestructura;
voces médicas marcadas a lo largo de la definición


lexicográfica;
voces médicas no marcadas expresamente pero que pertenecen
a este ámbito y contradicciones en la marcación de familias


léxicas;


breve cotejo de DFE y DC;
breve cotejo con el DRAE de 1803.

3.2.1 Voces médicas marcadas con abreviaturas al inicio de la


microestructura

estas abreviaturas, ya que hay voces claramente técnicas que no vienen


explícitamente marcadas, como veremos en el siguiente apartado (véase
acacia o anacardo). Son interesantes las explicaciones que ofrece Gutiérrez
Rodilla (1999: 1030) sobre el procedimiento utilizado por los lexicógrafos de
repertorios médicos para incluir voces técnicas: desde los textos literarios se
van extrayendo palabras que aparecen en ellos y de esa manera van entrando
en los diccionarios. Solo en casos de extrema necesidad se recurriría a fuentes
médicas.
17
Siempre teniendo en cuenta que nuestro análisis principal parte del diccionario
bilingüe español-francés. Si nos interesa también el cotejo con los términos
que aparecen en los diccionarios académicos es porque, como hemos
comentado, estos serán también modelos, en mayor o menor medida, de la
lexicografía bilingüe. Análisis específicos de términos médicos en DA pueden
verse en los trabajos ya citados de Gutiérrez Rodilla (1993, 1994 y 1994-
1995).
El lenguaje de la medicina desde la lexicografía 45

Los artículos lexicográficos que presentan alguna voz marcada desde


el punto de vista de la marcación técnica suelen incluir la abreviatura
correspondiente al ámbito científico a continuación de la entrada y la
categoría gramatical. Este es el caso de los siguientes ejemplos:

ABSORVER, v.a. (v.) V. Empapar. || (med.) Absorber: dessécher l’humidité,


l’attirer, la dissiper, la consumer. || Engloutir.
ABSTERGENTE, p.a. du verbe Absterger (phys. et med.) Abstersif:
abstergent: propre à nettoyer et à dissoudre les duretés et les épaississements.
Il est aussi substantif.
ACCESION, s.m. […] || (med.) Accès: Emotion, retour de la fièvre, et tout le
temp qu’elle dure sans remission.
ACETÁBULO, s.m. […] || (anat.) Cavités de certains os, dans lesquelles
d’autres os son placés pour faire leurs mouvements.
ADENOLOGIA, s.f. (anat.) Adénoloie: théorie des glandes.
ALEFANGINAS, adj. pl. (pharm.), Pillules purgatives faites avec différents
aromates.
ALGEBRA, s.f. […] || (chir.) Art de remettre les membres disloqués.
ANEURISMA, s.f. (chir.) Anévrisme: tumeur causé par la dilatation ou la
rupture des tuniques d’une artère.
APÓSITO, s.m. (méd.) Topique: remède exterieur.

Esta es la presentación más habitual en la mayor parte de las


ocurrencias de términos técnicos que hemos recogido en toda nuestra
muestra.

3.2.2 Voces médicas marcadas a lo largo de la definición


lexicográfica (sin abreviatura de marcación específica)
En el párrafo 3.2.1. hemos incluido la marcación más habitual, pero
no todos los artículos vienen así marcados, con abreviatura. En
algunos casos la pertenencia al ámbito científico viene indicada a lo
largo de la definición, como era habitual en la lexicografía hasta bien
entrado el siglo XIX, dado que todavía no se seguía un proceso de
marcación riguroso y sistemático. En este sentido aparece un
problema añadido a la hora de seleccionar los términos médicos, ya
que nos encontramos con voces que no vienen señaladas con
46 Carmen Cazorla Vivas

abreviaturas de marcación técnica, pero que sí tienen relación con un


ámbito científico18. Podemos verlo en ejemplos como los siguientes:

ABLANDATIVO, VA, adj. (inus.). Émollient, adoucissant. En François, il


nèst usité qu’en médecine.
ACACIA, s.f. Acacia: arbre. || Acacia bastarda: Prunellier. On appelle acacia
en pharmacie un suc gomeux tiré des prunelles ou des prunes de Damas.
ANACARDO, s.m. Anacarde: fruit qui a du rappot avec celui de l’acajon, et
qui s’emploie en médecine.

3.2.3 Voces médicas no marcadas expresamente pero que pertenecen


a este ámbito y contradicciones en la marcación de familias léxicas
Nos encontramos bastantes casos de voces en los que que claramente
se observa que pertenecen al ámbito médico y que, sin embargo, no
contienen ningún tipo de marcación, y en ocasiones esto se hace más
evidente porque hallamos familias léxicas en las que una o varias
voces vienen marcadas como términos médicos mientras que otras, sin
motivo aparente, carecen de dicha marcación. Veamos los siguientes
casos:

*ABCESO, s.m. Abcès, apostème; enflure causé par des humeurs


corrompues.
ANATOMÍA, s.f. Anatomie: dissection du corps ou de quelque partie du
corps d’un animal. || Anatomie: art de dissequer le corps d’un animal. || […]19
*ANQUILOSIS, s.f. Ankilose: privation du mouvement, ou soudure des
articulations.

18
¿Se deben, entonces, contar entre los términos técnicos? Es una pregunta de
difícil solución que se plantean prácticamente todos los investigadores que se
acercan al estudio de la lexicografía de estos siglos. No es este el lugar en el
que podamos dar una respuesta, pero por nuestra parte, sí los incluimos, ya
que si leemos las correspondientes definiciones consideramos que se refieren
a términos científicos. Remitimos a Cabré (2003) y otros trabajos de esta
autora para profundizar en diferentes cuestiones relacionadas con la
terminología.
19
Y la familia léxica de esta voz viene también sin marca: anatomiano,
anatómicamente, anatómico/ca, anatomista, anatomizado, anatomizar.
El lenguaje de la medicina desde la lexicografía 47

Voces como almorranas viene marcada, pero a continuación


almorranamiento no; o vienen marcadas anodinar, anodinia o
anodino (como adjetivo), pero no anodino (como sustantivo); viene
marcada apoplegía, pero no apoplético; viene marcada aporisma, pero
no aporismarse; o la familia léxica de apostema, que sí viene
marcada, pero no apostemación, apostemar, apostemarse, apostemilla
o apostemoso. Veamos algunos ejemplos:

ALMORRANAS, s.f.pl. (méd.) Hémorroïdes: maladie.


ALMORRANIENTO, TA, adj. Celui qui a des hémorroïdes.
ANODINAR, v.a. (méd. Chir.) Appliquer des remèdes anodins.
*ANODINIA, s.f. (méd.) Anodinie: insensibilité physique.
ANODINO,DA, adj. (méd.) Anodin: qui calme les douleurs.
ANODINO, s.m. Remède qui calme les douleurs.
APOPLEGÍA, s.f. (méd.) Apoplexie: maladie qui prive du mouvement et du
sentiment. || Tocado, acometido de apoplegía: frappé d’apoplexie.
APOPLÉTICO, adj. et s. Apoplectique: qui concerne l’apoplexie. ||
Apoplectique: le malade frappé d’apoplexie. On les dit aussi des remèdes pour
guérir l’apoplexie.
APORISMA, s.f. (chir.) Aporisme: extravasation du sang.
APORISMARSE, v.r. S’extravaser entre la peau et la chair, en parlant du
sang.

3.2.4 Breve cotejo de los dos diccionarios de Núñez de Taboada


Como hemos comentado, Núñez de Taboada redactó además un
diccionario monolingüe (DC) que se publicó unos años más tarde que
el bilingüe DFE, en 1825. Nos ha parecido interesante presentar un
breve cotejo de las voces de medicina incluidas en los dos repertorios
del autor, con el fin de ir conociendo su forma de trabajo y si fue
añadiendo o eliminando voces técnicas20.
Para el presente trabajo hemos seleccionado la secuencia A-AC;
en ella contamos 20 voces de la medicina en la nomenclatura del
repertorio bilingüe y comprobamos que once de ellas coinciden,

20
Recordemos que la técnica lexicográfica de la época, muy parecida a la hora
de redactar diccionarios monolingües y bilingües, hace pertinente este cotejo,
puesto que la forma de trabajar y de elegir la nomenclatura sería muy similar.
Es interesante recordar, asimismo, que la fuente inmediata de DC fue DRAE
1822, mientras que para DFE utilizó DRAE 1803.
48 Carmen Cazorla Vivas

prácticamente redactadas y marcadas de la misma forma, en los dos


repertorios. Son: abortar, aborto, abridor-ra, absorver, abstergente,
absterger, abstersivo, accesión, accidente, acero y acracia. En el caso
de abortar y aborto son dos voces pertenecientes al ámbito médico
pero que sin embargo no llevan marcación específica en ninguno de
los dos repertorios. En los restantes casos coincidentes, la marcación y
la definición son similares en los dos diccionarios (a veces más amplia
en DFE). Incluimos a continuación algunas de estas voces:

Voz: ABRIDOR, -RA


DFE
ABRIDOR, RA, adj. (med. V.) V. Aperitivo. [s.v. APERITIVO,VA, adj.
(méd.) Apéritif: qui facilite les secrétions et les digestions, et qui ouvre et
désobstrue.]
DC
ABRIDOR, RA, adj. ant. Med. V. Aperitivo. [s.v. APERITIVO, VA, adj.
Med. Que tiene virtud para abrir las vías.

Voz: ABSTERGER
DFE
ABSTERGER, v.a. (phys. et chir.) Absterger: essuyer, nettoyer
DC
ABSTERGER, v.a. Fisic. y Med. Limpiar y enjugar.

Voz: ACCIDENTE
DFE
ACCIDENTE, s.m. […] || (méd.) Attaque subite d’une maladie qui prive de
l’usage de sens
DC
ACCIDENTE, s.m. […] || Med. La indisposición repentina que priva de
sentido.

Voz: ACERO
DFE
ACERO, s.m. […] || (méd.) Teinture de mars: medicament
DC
ACERO, s.m. […] || Med. Medicamento compuesto de ACERO preparado de
diversas maneras.

Voz: ACRACIA
DFE
El lenguaje de la medicina desde la lexicografía 49

*ACRACIA, s.f. (medic.) Acratie: foiblesse, débilité, impossibilité de faire


un pas
DC
*ACRACIA, s.f. Med. Debilidad extrema.

Las nueve voces restantes que hemos cotejado (abceso, ablandativo,


abortivo, absceso, abstersión, acacia, acerado, acetábulo y
acomplexionado) presentan algunas diferencias entre DFE y DC. En
los casos de ablandativo, abortivo, acerado, acetábulo y
acomplexionado nos encontramos con voces marcadas en el
diccionario bilingüe y no en el monolingüe; en cambio, absceso,
abstersión, y acacia aparecen marcados en el monolingüe y no en el
bilingüe. Por ejemplo:

Voz: ABLANDATIVO
DFE
ABLANDATIVO, VA, adj. (inus.) Émollient, adoucissant. En François, il
n’est usité qu’en médecine
DC
ABLANDATIVO, VA, adj. ant. Que tiene virtud de ablandar.

Voz: ACERADO
DFE
ACERADO [...] || (méd.) Calibé, chalibé: qui se dit des préparations où il
entre de l’acier
DC
No incluye esta acepción

Voz: ACETÁBULO
DFE
ACETÁBULO, s.m. […] || (anat.) Cavités de certains os, dans lesquelles
d’autres os son placés pour faire leurs mouvements
DC
No incluye esta acepción

Voz: ABSCESO
DFE
*ABCESO, s.m. Abcès, apostème; enflure causé par des humeurs
corrompues21

Encontramos también esta misma voz, con ortografía diferente, con – BSC –,
21
50 Carmen Cazorla Vivas

DC
ABSCESO, s.m. Cir. Tumor lleno de humo o materia.

Voz: ABSTERSIÓN
DFE
ABSTERSION, s.f. L’action d’absterger
DC
ABSTERSIÓN, s. f. Físic. y Med. Acción de limpiar y purificar.

Voz: ACACIA
DFE
ACACIA, s.f. Acacia: arbre. || Acacia bastarda: Prunellier. On appelle acacia
en pharmacie un suc gomeux tiré des prunelles ou des prunes de Damas
DC
ACACIA, s.f. […] || Farm. El zumo de las endrinas. || […]

Aún debemos señalar en la muestra cotejada (A-AC) tres voces que


hemos recogido en el diccionario castellano y que tienen que ver con
el léxico médico cuyas acepciones no aparecen recogidas en el
repertorio bilingüe22:

DC
ACEITE, s.m. […] || ACEITE DE APARICIO, Farm. Cierta preparación
del aceite común.
ACIDULAR, v.a. Med. Hacer ligeramente ácido.
ACOMPAÑADO, s.m. For. El juez que acompaña al que recusó la parte.
Dícese también del escribano. || Médico, cirujano o perito que acompaña a
otro para cosas de su facultad.

3.2.5 Breve cotejo de DFE con DRAE de 1803


La fuente seguida – y reconocida – por Núñez de Taboada en DFE
para la parte español-francés va a ser DRAE 180323. Si comparamos

es decir ABSCESO, pero igualmente sin marca y con la misma definición.


22
Hemos encontrado estas voces porque para realizar el cotejo no solo hemos
comprobado cómo aparecían en DC las voces que previamente habíamos
encontrado en el DFE sino que también hemos hecho una lectura detenida de
toda la secuencia en DC y así hemos podido reparar en otras voces.
23
Remitimos al epígrafe 3.1 del presente trabajo.
El lenguaje de la medicina desde la lexicografía 51

las dos obras en la secuencia A-AC, de entrada hay que indicar que
DFE señala con un asterisco aquellas voces que no vienen en el
DRAE, y en el caso de esta secuencia, solo sería la voz acracia (véase
esta voz en el grupo anterior, en la comparación con DF), porque
también viene precedida de asterisco la voz abceso, que efectivamente
no viene así en el DRAE, pero sí viene absceso (véase igualmente este
caso en el grupo anterior). De las voces médicas recogidas en DFE
siete llevan la misma marca que en DRAE y presentan una
microestructura similar; son: abridor, absorver, abstergente,
absterger, accesión, accidente, acero; y la voz acacia viene marcada
en ambas obras, pero no con la misma microestructura:

Voz: ABRIDOR, RA
DFE
ABRIDOR, RA, adj. (med. V.) V. Aperitivo. [s.v. APERITIVO, VA, adj.
(méd.) Apéritif: qui facilite les secrétions et les digestions, et qui ouvre et
désobstrue.]
DRAE 1803
ABRIDOR, RA, adj. ant. Méd. Lo mismo que APERITIVO. [s.v.
APERITIVO, VA, adj. Méd. Se aplica a los remedios que tienen virtud para
abrir las vías.

Voz: ABSORVER
DFE
ABSORVER, v.a. (v.) V. Empapar. || (med.) Absorber: dessécher l’humidité,
l’attirer, la dissiper, la consumer. || Engloutir.
DRAE 1803
ABSORVER, v.a. ant. Lo mismo que EMPAPAR.
ABSORVER, Med. Desecar, chupar las humedades y cosas líquidas, traerlas
y embeberlas en sí, disiparlas, consumirlas.

Voz: ACCESIÓN
DFE
ACCESIÓN, s.m. […] || (med.) Accès: Emotion, retour de la fièvre, et tout le
temp qu’elle dure sans remission.
DRAE 1803
ACCESIÓN, s.f. […]
ACCESIÓN. Med. El crecimiento de la calentura.

Voz: ACCIDENTE
DFE
52 Carmen Cazorla Vivas

ACCIDENTE, s.m. […] || (méd.) Attaque subite d’une maladie qui prive de
l’usage de sens.
DRAE 1803
ACCIDENTE, […]
ACCIDENTE. Med. La indisposición o enfermedad que sobreviene
repentinamente. Por lo común se llama así el acometimiento de apoplexía,
epilepsia, parálisis, &c. que priva del sentido y movimiento, o de una de las
dos cosas.

DFE
ACERO, s.m. […] || (méd.) Teinture de mars: medicament.
DRAE 1803
ACERO, s.m. […]
ACERO. Med. Medicamento que se da a las opiladas, y se compone del
ACERO preparado de diversas maneras.

Voz: ACACIA
DFE
ACACIA, s.f. Acacia: arbre. || Acacia bastarda: Prunellier. On appelle acacia
en pharmacie un suc gomeux tiré des prunelles ou des prunes de Damas.
DRAE 1803
ACACIA […]
ACACÍA. Farm. El zumo de las endrinas silvestres.

En las voces ablandativo, abstersivo, acerado, acetábulo,


acomplexionado encontramos acepciones marcadas en DFE que en
DRAE 1803 vienen sin marcar o que directamente no incluye esa
acepción:

Voz: ABLANDATIVO
DFE
ABLANDATIVO, VA, adj. (inus.) Émollient, adoucissant. En François, il
n’est usité qu’en médecine.
DRAE 1803
ABLANDATIVO, VA, adj. p. us. Lo que tiene virtud de ablandar.

Voz: ACERADO
DFE
ACERADO. [..] || (méd.) Calibé, chalibé: qui se dit des préparations où il
entre de l’acier.
DRAE 1803
No incluye esta acepción.
El lenguaje de la medicina desde la lexicografía 53

Voz: ACETÁBULO
DFE
ACETÁBULO, s.m. […] || (anat.) Cavités de certains os, dans lesquelles
d’autres os son placés pour faire leurs mouvements.
DRAE 1803
No incluye esta acepción.

Voz: ACOMPLEXIONADO
DFE
ACOMPLEXIONADO, DA, adject. (méd.) Complexionné: qui est d’un
certain tempérament. ||

DRAE 1803
ACOMPLEXIONADO, DA, adj. Usado siempre con los adverbios bien,
mal, u otros semejantes, sirve para explicar la complexión, temperamento, o el
estado de la salud de alguno.

Y, por el contrario, en los artículos absceso, abstersión la marcación


aparece en DRAE 1803 y no en DFE:

Voz: ABSCESO
DFE
ABSCESO, s.m. Abcès, aposthème: enflure causé par des humeurs
corrompues.
DRAE 1803
ABSCESO, s.m. Cir. Tumor preternatural, que contiene pus, o materia, u otra
cosa reducible a ella, con diversidad de formas.

La familia léxica de absterger refleja la poca sistematicidad de ambas


obras, ya que tanto en DFE como en el DRAE 1803 de las cuatro
voces de esta familia tres vienen marcadas con abreviatura, y una no;
pero no es la misma en ambos casos: abstersión viene sin marca en
DFE, mientras que en DRAE 1803 es la voz abstersivo la que no está
marcada. Podemos verlo a continuación:

DFE
ABSTERGENTE, p.a. du verbe Absterger (phys. et med.) Abstersif:
abstergent: propre à nettoyer et à dissoudre les duretés et les épaississements.
Il est aussi substantif.
ABSTERGER, v.a. (phys. et chir.) Absterger: essuyer, nettoyer.
ABSTERSION, s.f. L’action d’absterger.
54 Carmen Cazorla Vivas

ABSTERSIVO, VA adj. (med.) Abstersif: propre à absterger, nettoyer.

DRAE 1803
ABSTERGENTE, p.a. Físic. y Medic. De ABSTERGER. Lo que purifica o
limpia. Úsase también como sustantivo.
ABSTERGER, v.a. Físic. y Medic. Limpiar y enxugar.
ABSTERSIÓN, s.f. Físic. y Medic. La acción de purificar y limpiar.
ABSTERSIVO, VA, adj. Lo que tiene virtud para absterger o limpiar.

4. Conclusiones

Nuestra investigación intenta mostrar cómo los diccionarios bilingües,


aunque son diccionarios generales, incluyen abundante terminología
científica, y no solo la de uso más común, y pueden estudiarse y
analizarse desde este punto de vista, como se hace de manera habitual
con la lexicografía monolingüe. En este sentido, aunque nuestro punto
de partida es la lexicografía bilingüe español-francés, en nuestro
estudio cabe, necesariamente, la lexicografía monolingüe; por un lado,
la labor académica, que fue claro modelo del trabajo realizado para los
repertorios bilingües; por otro lado la lexicografía no académica,
fundamental en el siglo XIX y en la que, precisamente, algunos de los
lexicógrafos más destacados, como Vicente Salvá o el propio Núñez
Taboada redactaron tanto vocabularios monolingües como bilingües.
Nos hemos centrado en la letra A, comprobando qué voces de la
medicina se incluyen en DFE y cómo se presenta su microestructura.
Prestamos asimismo atención al otro repertorio del mismo autor, DC,
y a DRAE 1803, que es el modelo de nuestro autor. Podemos así
comprobar de qué manera Taboada sigue a su modelo, manteniendo
las mismas voces técnicas, o bien añadiendo o eliminando algunas de
ellas.
Es importante señalar que la presente contribución supone el
inicio de una investigación mayor, que nos ha servido para comprobar
hasta qué punto el tema seleccionado y la óptica escogida,
terminología médica en la lexicografía bilingüe, podía ser provechoso
para una investigación más amplia. Es por esto que el estudio ofrecido
El lenguaje de la medicina desde la lexicografía 55

no está completo ni es definitivo24, sino que supone un primer


acercamiento que nos permite planear líneas de estudio, algunas
individuales: la terminología médica en diccionarios bilingües
español-francés; y otras interrelacionadas: qué dependencia tiene la
lexicografía bilingüe de la monolingüe, por ejemplo.
La presente investigación, enmarcada en un análisis más amplio
del que ahora ofrecemos una muestra, intenta contribuir al estudio y
análisis de la terminología de la medicina desde la óptica de la
lexicografía. Es decir, cómo los diccionarios generales, monolingües y
bilingües, recogían entre sus páginas la terminología médica. Nuestro
planteamiento se enmarca, pues, en la historia de la terminología de la
medicina, con el objetivo de contribuir a su mejor conocimiento,
desde un punto de vista diacrónico y lexicográfico.

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Nuestro propósito es completar la investigación con calas más amplias y


24

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LUISA CHIERICHETTI1

Una aproximación a la representación discursiva


del vegetarianismo naturista: el artículo “La sífilis”
en la revista Helios (1920)

1. Introducción

El pensamiento naturista contemporáneo se origina a finales del siglo


XIX en la zona centroeuropea y en Norteamérica, como reacción al
creciente industrialismo que degrada la especie humana y destruye el
planeta. Se concreta en un movimiento poliédrico, que asume formas
diversas en las distintas zonas y países en los que se desarrolla, bien
en cuanto a su práctica, bien en cuanto a su posicionamiento
ideológico. Con todo, se puede identificar un cuerpo ideal común
donde caben las variadas tendencias o corrientes, que coinciden en


apoyarse en tres conceptos fundamentales:


la afirmación de la existencia de un orden natural;


la necesidad del retorno al orden natural;
la regeneración individual como medio de la vuelta a la
naturaleza (Roselló 2003: 19).
En la base del Naturismo se halla, por lo tanto, la fe en un conjunto de
leyes naturales que se perpetúa a sí mismo y que tiene como principio
moral básico la equidad, o sea, la justicia en la relación con la madre
tierra; el falso progreso, o artificialismo, aparta al género humano del
orden natural, provocando trastornos psicofísicos a nivel individual y
odios, guerras y epidemias a nivel global (Roselló 2005: 2).
La propuesta naturista plantea el retorno a las leyes naturales a
partir de la iniciativa de cada individuo; a través de la regeneración


Università degli Studi di Bergamo. Código Orcid: 0000-0002-2535-5022.
62 Luisa Chierichetti

física y moral de las personas, la sociedad y, por ende, la humanidad,


pueden emprender un camino virtuoso hacia la hermandad universal.
No es de extrañar que, siendo el individuo la piedra de toque de su
estructura, este pensamiento se desarrolle en una multitud de
perspectivas y enfoques, que en la Península Ibérica abarcan posturas
que van desde un regeneracionismo nacionalista hasta la revolución
social y el anarquismo2 (Roselló 2003: 20).
Asimismo hay que hacer hincapié en la evolución y
diferenciación que también ha sufrido a lo largo del tiempo la
terminología empleada para referirse a distintas tendencias que se
basan en la voluntad de un retorno a la Naturaleza. Todas contemplan
una serie de prácticas que van desde el vegetarianismo hasta el
nudismo, en un ámbito temporal que abarca más de ciento cincuenta
años3. Seguimos el fundamental estudio de Roselló (2003) para
identificar cinco corrientes dentro del movimiento naturista hispano:
el vegetarismo4 naturista, la trofología5, el vegetarismo social6, el
naturismo de la librecultura7 y el naturismo libertario8.

Sobre el anarquismo individualista véase el esclarecedor volumen de Díez


2

(2007).
La adopción del vegetarianismo podría remontarse hasta la escuela de
3

Pitágoras de Samos, pasando por las argumentaciones de Ovidio y de Séneca.


La difusión del cristianismo como religión mayoritaria y su doctrina de la
supremacía humana sobre el mundo natural llevó a asociar el rechazo hacia la
ingesta de carne con algunas herejías radicales (recordemos los bogomilos,
que emergieron en Bulgaria en el siglo X, y los cátaros, que florecieron
primero en el norte de Italia y luego en Francia entre los siglos XI y XIII)
(Beardsworth / Keil 1996: 220- 222). En el Renacimiento, las críticas a la
crueldad hacia los animales fueron retomadas por Erasmo, Tomás Moro y
Montaigne; sin embargo, se considera a Luigi Cornaro (Alvise Corner 1484?-
1566) “el primer exponente moderno de la idea del vegetarianismo como un
medio para promover salud y longevidad” (Beardsworth / Keil 1996: 222), por
su tratado La vita sobria, que exalta las propiedades higiénicas y sanadoras de
una dieta sin carnes.
El término ‘vegetarismo’ es el que se ha usado de forma exclusiva hasta los
4

años cuarenta en España; es sinónimo de ‘vegetarianismo’ (Roselló 2003: 21).


La trofología, o ciencia de la buena nutrición, distingue entre alimentarse y
5

nutrirse, y se basa en las incompatibilidades alimentarias derivadas de las


cargas eléctricas positivas y negativas de los alimentos (Roselló 2003: 86). Se
relaciona con un naturismo comercializado, centrado de manera casi exclusiva
Una aproximación a la representación discursiva del vegetarianismo 63

En España, el pensamiento y el movimiento naturista se constituyen a


partir de finales del siglo XIX y se desarrollan a lo largo de la
dictadura de Primo de Rivera y de la Segunda República, situándose
en el ámbito de la tendencia individualista y dentro de un movimiento
libertario complejo y plural. En los años que van de 1920 a 1939, los
movimientos naturistas se consolidan ideológica y socialmente, y
cuajan como ideas y como grupos sociales de referencia para el
retorno a la naturaleza, con una difusión, un debate y una organización
que se desarrollan principalmente a través de una amplia serie de
revistas muy distintas entre sí, de acuerdo a la corriente que siga cada
una de ellas. Podemos mencionar Naturismo (1920-1934), Iniciales
(1929-1937), la segunda época de La Revista Blanca (1923-1936),
Pentalfa (1926-1937), órgano de expresión de la trofología, la
anarcosindicalista Generación Consciente/Estudios (1923-1928 y
luego 1937) (Díez, 2007: 96) y las libreculturistas Luz (1931), Nueva
Vida (1931), Vita (1932), Febo (1933-?) y Biofilia (1935-1937) en

en la dieta; sus máximos representantes son los profesores José Castro y


Nicolás Capo (Díez 2007: 308). Para más información, véase el capítulo III de
Roselló (2003).
Uno de los objetivos principales del vegetarismo social es la fundación de
6

colonias anacionales en las que se posibilite la vida en armonía con la


Naturaleza, regida por la fraternidad universal, la posesión por parte de la
colonia de todas las propiedades y los medios de producción y la igualdad
entre individuos y entre sexos. Véase al respecto el capítulo IV de Roselló
(2003).
El término, adaptado del alemán Nacktkultur, identifica lo que en otras
7

culturas se ha llamado desnudismo. Esta corriente, relacionada con la teosofía,


se basa en la concepción de la desnudez física como fundamental por los
beneficios que confiere en el ámbito higiénico (para la salud pública, la
sexualidad y la eugenesia), estético (en una nueva concepción de la belleza
natural y del arte, donde cabe también la belleza de los cuerpos imperfectos) y
moral, por ir en contra de los prejuicios y de las barreras sociales (Rosselló
2003: 107). Véase el capítulo V de Roselló (2003).
El movimiento libertario y el anarquista impulsan al naturalismo a no
8

quedarse en los aspectos meramente sanitarios, unificando el aspecto social y


político. Sobre todo a partir de la proclamación de la Segunda República, en
los ambientes libertarios y anarquistas los temas del naturismo, el amor libre,
la contracepción, el vegetarismo o el desnudismo son grandes focos de interés
(Roselló 2003: 125).
64 Luisa Chierichetti

Barcelona, Natura (1932) en Madrid y Gimnos (1934-1937) en


Valencia (Díez 2007: 319). El surgimiento de sociedades vegetarianas,
grupos naturistas, centros de medicinas alternativas – pero también
tahonas que venden pan integral9 – se da en una geografía muy similar
a la influenciada por el individualismo anarquista en España y abarca
básicamente Cataluña – especialmente Barcelona –, Valencia,
Andalucía oriental y, con menor intensidad, núcleos dispersos de
Aragón, Madrid, Galicia, la cornisa cantábrica y las Canarias; hay
algunos enclaves de La Mancha u otras regiones con menor presencia
todavía. En resumen, se nota un desequilibrio geográfico que hace de
Barcelona y la ciudad de Valencia los principales centros editoriales e
intelectuales del movimiento individualista y naturista (Díez 2007:
25).

2. Materiales y enfoque metodológico

La revista valenciana Helios es la publicación más importante y más


emblemática del vegetarianismo naturista. Fundada en 1916 por Juan
García Giner, se editó mensualmente hasta finales de la guerra civil.
Se caracterizó por su tendencia pluralista y gozó de un importante
prestigio entre la comunidad naturista española (Díez 2007: 307-
308)10.

Helios publica en 1925 una Guía Naturista (correspondiente a los números


9

105 y 106 de la revista) en la que se proporciona una serie de datos concretos


sobre el movimiento naturista en España. Se cuentan diecisiete sociedades,
treinta y ocho grupos, doce revistas (“prensa”), veintiocho consultorios
médicos, cuatro entre masajistas y comadronas, seis bibliotecas públicas
naturistas, cincuenta y dos establecimientos de venta de pan integral y treinta
y cinco establecimientos de productos de régimen.
Hemos consultado las copias digitales facilitadas por la Sociedad Vegetariana
10

Naturista de Valencia y Torrent en su página Web


http://www.sovenava.org/p/revista-helios.html [8/1/2015]. Los ejemplares
pertenecen a la biblioteca de la Sociedad, que no dispone de los números del 1
al 7, es decir, el primer año de vida de la revista, que tampoco hemos podido
Una aproximación a la representación discursiva del vegetarianismo 65

La finalidad discursiva de la revista abarca la divulgación del


pensamiento naturista y tiene una finalidad propagandística y
educativa. En ella, el discurso vegetariano-naturista se configura como
ideológico, es decir, el discurso de un grupo (van Dijk 2003: 44-45)
que se construye sobre la base de objetivos, metas, intereses o
prácticas diferentes con respecto a la comunidad (van Dijk 2005: 18).
En la representación social compartida por el grupo, las creencias
sociales se organizan según unos principios axiológicos (bueno o
malo, correcto o incorrecto) (van Dijk 1999: 21) y según un esquema
de ideología (van Dijk, 1999: 96) que comprende actividades,
objetivos, normas o valores específicos, también estructurados con
una evidente polarización (‘Nosotros’ versus ‘Ellos’).
En el conjunto de las prácticas sociales y del uso del discurso,
tal como se plasma en Helios, nos detendremos en el tema de la sífilis,
enfermedad también conocida en esta época con el literario nombre de
avariosis11. Nuestra contribución se centra en el artículo “La sífilis”
(Helios 1920, 46: 58-60), escrito por el doctor Amílcar de Sousa,
pionero del vegetarianismo en Portugal.
Nos proponemos analizar la representación discursiva de la
enfermedad en este ‘botón de muestra’12, destacando algunas de las
pautas argumentativas que el autor usa para informar y educar al
lector de la revista, y, al mismo tiempo, para contraponerse a la

localizar en hemerotecas.
Esta designación deriva de la comedia Los Avariados de Eugène Brieux
11

(1858-1932), cuya divulgación fue prohibida en Francia, tanto en el teatro


como en la literatura (Magallón Lagares s.f.: 8). El texto completo de esta
obra dramática puede leerse en http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k5682008k
[27/6/2015].
Elegimos el artículo de Amílcar de Sousa después de circunscribir nuestra
12

atención a los números de la revista comprendidos entre el 8 y el 79, es decir a


partir de 1917 y hasta 1922. En esta época al tema de la sífilis se dedican de
forma exclusiva varios artículos traducidos del inglés al español. Se trata de
“La Sífilis”, por J.H. Tilden (Helios 1920, 45: 36-39), que descubrimos que
era el primer capítulo de Gonorrhea and Syphilis. A Drugless Treatment of
Venereal Diseases (1912), “La terrible sífilis, curada sin mercurio y sin 606”
(Helios 1920, 48: 97); “El tratamiento mercurial, por Edward F. Rush (Helios
1921, 66: 224-226); “La cura de la sífilis”, por Paul Berardi (Helios 1922, 68:
15-18).
66 Luisa Chierichetti

ciencia médica oficial, o alopática, predominante por difusión y


prestigio social.
Para ello, primero nos ocuparemos del contexto del discurso,
que van Dijk (2000: 33) define como “la estructura de aquellas
propiedades de la situación social que son sistemáticamente (no
casualmente) relevantes para el discurso”, es decir, las propiedades
que más posiblemente “pueden influenciar la producción o
interpretación de (las estructuras de) el texto y el habla” (van Dijk
2000: 32). A continuación destacaremos cómo en este artículo se
desarrolla el proceso de argumentación, basándonos en las
herramientas metodológicas desarrolladas en el ámbito de la nueva
retórica, haciendo especial referencia a los estudios de Perelman /
Olbrechts-Tyteca (1989), Lo Cascio (1998) y Plantin (2015).

3. Análisis

Helios se hizo portavoz de un interés por articular orgánicamente un


movimiento que, como ya comentamos, era muy disperso y diverso.
En sus páginas se promovió la creación de una federación ibérica
naturista y vegetariana que debió constituirse en el congreso previsto
en Lisboa en 1918, y que no llegó a celebrarse a causa de la
inestabilidad política de Portugal. La primera Asamblea Naturista se
reunió en 1922 en Valencia, organizada por la Sociedad Vegetariano-
Naturista de la ciudad, con la presidencia de Juan García Giner
mismo. En ella se acordó constituir la Confederación Naturista
Ibérica, cuyo comité de presidencia fue encabezado por el director de
Helios, y se elaboró una definición del concepto de naturismo que
pudiera ser aceptada, por su amplitud, por todas las corrientes del
pensamiento naturista (Roselló 2003: 47-49):

El naturismo es una escuela científica y práctica, que tiene por objeto el


estudio de las leyes naturales; como finalidad, la perfección de la vida humana
en todas sus manifestaciones; y como medio, el más exacto cumplimiento de
dichas leyes […]. Defiende el progreso indefinido de la humanidad,
procurando alcanzarlo por medio de la práctica de las virtudes fundamentales;
Una aproximación a la representación discursiva del vegetarianismo 67

Justicia, Solidaridad, Bondad y Tolerancia, expresadas en la máxima


universal: No hagas a otro lo que no quieras para ti y compórtate con los
demás como quisieras que contigo se comportasen” (Helios 1922, 74: 145-
147).

El camino de regeneración individual que sigue y marca Helios parte


de la convicción del frugivorismo como estado primigenio de la
humanidad, que se funda en los estudios del naturalista Georges
Cuvier (1769-1832), corroborados por observaciones de tipo
anatómico y fisiológico (Roselló 2003: 41):

Frugalidad y sobriedad, son el mejor elixir de larga vida. Emplea para


alimentarte granos, legumbres, verduras y frutas; nunca en grandes cantidades,
y levántate de la mesa sin saciar tu apetito por completo (Helios 1917, 8: 7).

Sin perder nunca la referencia al camino trascendental de la


humanidad, se privilegian, pues, los temas nutricionistas, basándose
en la adopción de una práctica alimentaria que a su vez se funda en un
saber sobre el cuerpo y la salud que no corresponden a los de la
dominante medicina alopática. Aunque el discurso vegetariano-
naturista es indivisible de los valores trascendentes de bondad,
solidaridad, justicia y tolerancia, en las páginas de Helios prevalecen
la motivación médica – se considera el naturismo una vía curativa
alternativa –, que enfatiza la imparcialidad y el juicio científico,
configurado como discurso normativo. Se otorga, pues, una atención
especial a los aspectos higiénicos y médicos del naturismo (Artetxe
2000: 102-103), lo cual también lleva a incidir desde esta perspectiva
sobre temas sociales de la actualidad española, como, por ejemplo, el
exceso de mortalidad infantil en la Inclusa de Madrid (Helios 1918,
27: 124-128), y también cuestiones candentes de más amplio alcance,
como, en concreto, la Primera Guerra Mundial y, en 1918, la gran
pandemia de la entonces llamada grippe.
En este contexto se inserta la acción informativa de Helios
sobre la sífilis, la temible infección de transmisión sexual crónica que
desde el año 1500 se había venido tratando con mercurio, con una
gran variedad de formas de aplicación, o, en alternativa, en el caso de
lesiones de sífilis terciaria, con yoduro de potasio (Leitner et al. 2007:
12-13). Fue justamente a principios del siglo XX cuando se dieron
68 Luisa Chierichetti

unos importantes descubrimientos en el ámbito de los tratamientos


contra la lúes, identificando por primera vez el causante de la
enfermedad, la bacteria Treponema pallidum (en un primer momento
denominada Espiroqueta pallida), descubierta en 1905 por Fritz
Schaudinn y Erich Hoffmann (Leitner et al. 2007: 13). La gran
novedad en ámbito terapéutico se dio a partir de 1901, cuando el
bacteriólogo alemán Paul Ehrlich sintetizó un compuesto orgánico del
arsénico, conocido como 606 por las razones que leemos en un
documento de la época (Sáenz Alonso 1911: 4):

Cientos de preparados fueron ensayados, desechados y rápidamente


reemplazados. Con algunos de ellos obtuvo éxitos brillantes en los animales
de experimentación; pero Ehrlich, no satisfecho aún, continuó en su titánica
obra, hasta que, al llegar al compuesto arsenical que ocupaba en orden el
número “606” hizo alto en su trabajo, y convencido, después de maduro
examen y repetidas experiencias de su alto poder parasitropo y débil acción
organotropa, lo entregó para su aplicación en la sífilis humana, primero al
doctor Alt y más tarde á los principales sifiliógrafos europeos.

El específico de Ehrlich fue introducido para la terapéutica de la sífilis


en 1907, y en 1910 la arsfenamina, con el nombre comercial de
Salvarsán, se convirtió en uno de los primeros fármacos sintéticos
eficaces para la curación de la infección, así como su derivado, el
Neosalvarsán o 91413.
En el discurso de la revista Helios la sífilis es una enfermedad
especialmente significativa, ya que, al perjudicar a la especie,
causando daños hereditarios, desde una perspectiva naturista se
considera un pesado lastre en el camino evolutivo de la humanidad14.

Esta terapia se abandonó a partir de 1944, en favor de inyecciones de


13

penicilina, que todavía en nuestros días se considera el tratamiento de elección


para la enfermedad.
El hecho de ser el contagio sexual uno de los medios de infección más
14

comunes de la lúes, en Helios también se da pie a observaciones de tipo


moralista. En un artículo sobre el cupletismo, encontramos referencias
explícitas a la sífilis; en él, la lucha contra el contagio venéreo lleva a atacar
no solo la frecuentación de los prostíbulos, sino, por analogía, las formas de
entretenimiento y reunión típicas de la ciudad moderna, en la que se
despiertan las pasiones con consecuencias fatales:
Una aproximación a la representación discursiva del vegetarianismo 69

El artículo en el que centramos nuestro análisis es representativo de un


texto en el que se unen las funciones argumentativa y expositiva,
encaminado a la instrucción de los lectores y a la difusión del credo
naturista, en el que se niega la eficacia de las curas alopáticas (el
mercurio y los novedosos preparados arsenicales), proponiendo el
vegetarianismo como único medio eficaz de curación.

3.1 “La Sífilis”

El artículo puede examinarse como la manifestación de una


determinada construcción social de la salud y de la enfermedad
(Bañón 2007: 190), que se basa en la representación axiológica de la
información relacionada con la sífilis y en el ethos de los actores
implicados.
Teniendo presente que entendemos por ethos la imagen
discursiva de sí que legitima el emisor (Charaudeau / Maingueneau
2002: 239), consideramos que este se configura con su autoridad de
“médico humanitarista” y de especialista. El destinatario directo es el
lector de la revista, a cuya razón y conciencia el autor apela al final
del artículo, que deberá aceptar como argumentaciones válidas las
opiniones y los razonamientos expuestos (Lo Cascio 1998: 71), sin
posibilidad de introducir contraargumentaciones o variables. También
comprobamos la existencia de un destinatario indirecto, que “participa
en la recepción del texto pero que no coincide con el perfil imaginado
o activado por el locutor y hacia quien el mensaje no está destinado

[…] como ha dicho el Dr. Tireux, especialista en enfermedades venéreas: “De cada cien
jóvenes atacados que han pasado por mi clínica, más de noventa eran clientes
asiduos a los cabarets, edenes, cafés cantantes, varietés, etc., en donde iban a
excitar sus pasiones, a despertar sus erotismos, y de allí, el camino natural para los
que no pueden gastar mucho, es el de la casa non sancta donde se desahogan, y de
ésta, a pesar del cuidado de las juntas de higiene, a mi clínica, donde pagan con
horribles sufrimientos sus desvíos, marcando así a sus hijos, si los llegan a tener, y
degenerando a la especie” (Helios 1918, 25: 87-88).
El autor de este largo artículo es Albano Rosell, pionero del anarquismo
ibérico, maestro racionalista, naturalista, pedagogo, sindicalista, escritor y
masón (véase Roselló 2003: 147-151 y Masjuan 2000: 443-446).
70 Luisa Chierichetti

(Calsamiglia / Tusón 2007: 137) y que corresponde al oponente de la


argumentación: la comunidad científica y médica. Entre emisor y
destinatario indirecto se aprecia una fuerte polarización ideológica que
estructura la armazón discursiva del texto, encaminada a la
contraposición contra el saber médico oficial.
El artículo representa un ejemplo de argumentación escrita
unidireccional en el que el interlocutor y destinatario está ausente (Lo
Cascio 1998: 64). En él, además de una función asertiva y crítica
dentro de una controversia científico-médica, dirigida hacia el
destinatario indirecto y oponente de la argumentación, se reconocen


otras funciones (Bañón 2007: 203-204):
una función informadora y divulgadora de los principios


naturistas;
una función discursivo-educativa para los que desean ampliar


sus conocimientos y mejorar sus prácticas en el naturismo;
una función cohesionadora y socializadora, ya que se crea un
mensaje común con el que las asociaciones naturistas y sus
miembros puedan identificarse.
Desde el punto de vista de la estructura discursiva, podemos


identificar distintas fases (Lo Cascio 1998: 110):
Una fase inicial (preámbulo), en la que se introduce el tema de
la sífilis, que corrompe y envilece a la humanidad, sin
distinciones de estados sociales, de edad o de sexo. En ella se
define el tema del artículo y la posición del autor, activando los
marcos cognitivos en los que se inserta la posición ideológica


del texto.
Una segunda fase (apertura) en la que se concretan los aspectos
de la enfermedad encaminando los temas en los que se apoya la
argumentación sostenida por el autor: la facilidad de la
trasmisión, la perfidia de la enfermedad, que se esconde y se
manifiesta de forma alternativa, alterando la sangre y llegando a


todos los tejidos.
Una tercera fase (argumentos y contraargumentos) en la que se
cita el descubrimiento del treponema pálido y se afirma que la
curación a la fuerza debe depender del terreno orgánico, es
decir, de la sangre. El autor arremete contra los bárbaros
Una aproximación a la representación discursiva del vegetarianismo 71

procedimientos de curación al uso, afirmando la eficacia del


sistema naturista.
Una cuarta fase (resolución), en la que el texto concluye con un
llamamiento a la razón y la conciencia del lector, afirmando la
existencia de pruebas médicas fehacientes.
A continuación, proponemos un análisis de los componentes
discursivos más destacados en cada una de las fases de la
argumentación progresiva del artículo (Lo Cascio 1998: 110).

3.1.1 Preámbulo
En el preámbulo se introduce el tema de la sífilis recurriendo a los
mecanismos léxicos de la metáfora y la comparación y apelándose a
un hecho indiscutible: la monstruosidad de la sífilis (Perelman /
Olbrechts-Tyteca 1989: 121). Se trata de un objeto de acuerdo relativo
a la dimensión de lo real que, al situarse en la premisa, sirve para
acotar un terreno común con el público de la revista (Perelman /
Olbrechts-Tyteca 1989: 121-125).
Según Perelman / Olbrechts-Tyteca (1989: 611) la función
persuasiva de la metáfora se basa en su calidad de “analogía
condensada”, que otorga un poder evocativo que pertenece al mundo
de las emociones y crea pathos. Su poder en la argumentación también
es clarificador y explicativo, al integrar un hecho en un sistema de
representaciones (Plantin 2015: 83). Junto con la comparación, y de
manera más inmediata, la metáfora permite comunicar con la “voz
interior” del público, conectando con sus representaciones emotivas
acerca del tema, despertando sensaciones y sentimientos, a la vez que
tiene una finalidad persuasiva: suscitar horror y miedo ante la
enfermedad. A continuación destacamos en cursiva las metáforas y las
comparaciones que se refieren a la sífilis:

Existe para la humanidad un azote tremendo que se esparce y difunde como


una mancha de tinta sobre el papel, corrompe y envilece. Es la sífilis, cuyo
nombre sólo basta para producirnos un calofrío horrible…
La sífilis es una enfermedad casi antigua como la humanidad. Representa el
premio horripilante por la gran perturbación de nuestras costumbres sociales.
Puede decirse que todos nosotros estamos más o menos contagiados del mal
venéreo, en mayor o menor grado. Por herencia o por contagio, nadie puede
72 Luisa Chierichetti

hoy, en las sociedades civilizadas, considerarse exento del pecado sifilítico.


Es a manera de un estigma lanzado sobre nosotros. Es como un grillete que
hace sufrir a nuestros propios hijos inocentes. Desgraciadamente acontece así.
Y en vez de ser vencido, el mal va a difundirse como una mancha de aceite
derramado y avasallando al mundo, a las generaciones enteras, lesionando el
organismo de los débiles niños o derrumbando los más sólidos tórax de los
luchadores. Anatema lanzado por la Naturaleza sobre el género humano;
látigo que blande la ignorancia de los más elementales deberes de la
sociabilidad, la sífilis campea, arrastrando su manto de luto y miseria social,
de desgracias a millares sobre los hombres.

Los campos léxicos de la apertura se sitúan dentro de unas


coordenadas literarias y religiosas, y especialmente se hallan dentro
del campo metafórico o semántico de la punición (premio
horripilante, estigma, anatema, grillete) y del castigo divino como la
flagelación (azote, látigo), que remite a la de las plagas de Egipto. El
pecado sifilítico también se compara con una mancha de tinta o de
aceite, que se extiende inexorablemente sobre un tejido o un papel. La
enfermedad está conceptualizada como una desviación ilegítima con
una fuerte connotación moral peyorativa ya que nace de “la
perturbación de las costumbres sociales” y el castigo alcanza a todos
con independencia de su edad o su posición social, igualándolos en
una moderna danza de la muerte:

Penetra en todos los lares… Va a herir al que gana todos los días con el sudor
su pan cotidiano. Alcanza a los más altos potentados, subyugándoles o
derrotándoles para siempre, a pesar de los medios más artificiosos que se
emplean contra ella y no obstante el mucho dinero que se pueda pagar.

Con el preámbulo al autor asegura las condiciones previas a la


argumentación, estableciendo las bases de sus relaciones con el lector
y afirmando la oportunidad del discurso, para asegurarse el éxito
comunicativo que persigue (Perelman / Olbrechts-Tyteca 1989: 748).

3.1.2 Apertura
En la apertura se revela el tipo de auditorio y el tipo de lenguaje
conceptual y estilístico que el sujeto argumentante cree que su
auditorio privilegia (Lo Cascio 1998: 327). El autor describe la
Una aproximación a la representación discursiva del vegetarianismo 73

enfermedad, dando información acerca de las modalidades de


contagio, los numerosos y variados síntomas de “la gran imitadora”
que pueden confundirse fácilmente con los de otras enfermedades y
que afligen la totalidad del cuerpo. La metáfora subyacente a todo el
fragmento que sigue es la de la serpiente que se explicita al comienzo:

La sífilis es una serpiente venenosa que, sin querer, nos acomete desde el
contacto sensual más o menos puro, hasta el sencillo vaso de agua bebido en
el recipiente infectado. Mil son las maneras de diseminación, desde el beso
hasta el apretón de manos. Multiforme, avasalladora y pérfida la avariosis,
inflige los más extraños insultos a la humanidad.
Ahora se ataca y se dice vencida para extraviar al portador, dándole apariencia
de un héroe que usufructúa una salud de hierro. Ya se manifiesta, clamorosa y
miserable, haciendo del cuerpo humano un miserable, asqueroso y desolado
ser. La tremenda dolencia mina la substancia orgánica, arruina las células,
alterando la sangre. Es una enfermedad perturbadora de totius substancia. No
se escapa ningún tejido, órgano ni aparato sin que lo que toque el virus
infamante, que corroe y modifica la contextura celular, aniquilando, robando,
oprimiendo las cualidades vitales del organismo normal.

La serpiente, símbolo arcaico y con distintos significados según las


culturas y las épocas, en este caso tiene valor negativo y remite al
entorno bíblico del preámbulo. Representa la encarnación del enemigo
de la humanidad, el diablo, y, al evocar el Edén, alude al ámbito de la
sexualidad; sus características principales son la venenosidad y la
ambigüedad, que se relacionan con las múltiples manifestaciones de la
enfermedad. La sífilis también se compara a la peste, sobre todo por
sus consecuencias en las generaciones futuras:

Puede compararse a la más tremenda peste, porque no sólo vicia una sociedad
casi entera, sino que repercute en la generación futura, manchando y
adulterando casi completamente la energía celular que queda como pervertida
e infiltrada por un rictus especializado y temible. Es infecciosa, contagiosa y
generalizadora en grado alto de la enfermedad.

En el procedimiento de ilustración desarrollado en la apertura no se


define la sífilis de forma científica, sino que se sigue utilizando un
proceso connotativo; al lector no se le dirige una información
detallada de tipo médico o higiénico, sino que se le sigue brindando
un discurso basado en la metáfora y la comparación, en el que se va
74 Luisa Chierichetti

incluyendo algún elemento léxico de especialidad (substancia


orgánica, tejido, órgano, aparato, contextura celular, energía
celular).

3.1.3 Argumentos y contraargumentos


El movimiento que encabeza la fase más propiamente argumentativa
da cuenta del descubrimiento del agente infeccioso de la sífilis, y es el
único en el que hay una aproximación médico-científica:

Un microbio que encontró el profesor Schandin (sic) en sus investigaciones es


su agente morboso. Ese microbio, o mejor, esa bacteriácea (origen de la
infección), afecta la forma de un cuerpo espiralado, como si fuese un hilo de
coser, denominado spirocaeta al principio; hoy se clasifica con el nombre de
treponema pálido. Se encuentra en abundancia en las lesiones primarias y
secundarias, más principalmente en la placenta fetal, dando lugar a los
fenómenos declinadores de herencia. Tiene las dimensiones de 18 a 17
milímetros, y se le reconoce por medio de una técnica especial de laboratorio.

El uso de tecnicismos y de informaciones precisas otorga al discurso


una calidad suasoria que le permite ser aceptado como serio y
científico dentro del proceso de divulgación, predisponiendo la
adhesión del público que reconoce la fiabilidad del discurso (Lo
Cascio 1998: 328-329). Con el comienzo de este movimiento se
delinea, además, el ethos del autor como experto, sujeto competente
en el ámbito de la especialidad, situándolo en un imaginario
sociodiscursivo que corresponde al estereotipo del médico, del
científico (Amossy 2010: 44-48).
La única fuente citada en el artículo, el hallazgo del profesor
Schaudinn, debería proveer el respaldo de que los argumentos
presentados corresponden a la verdad o son aceptables. Efectivamente,
al principio el emisor admite que el agente causante es la bacteria, y la
consecuencia lógica según el razonamiento médico alopático del
antagonista es que el agente infeccioso se tiene que eliminar. Sin
embargo, la consecuencia que expresa el sujeto argumentante es
distinta: para combatir la enfermedad hay que desmantelar el hábitat
propicio, dejando que el cuerpo, y especialmente la sangre, encuentre
en sí mismo los recursos para combatir la bacteria. En el momento de
Una aproximación a la representación discursiva del vegetarianismo 75

la valoración, pues, se niega al oponente el derecho de actuar y de ser


considerado de fiar (Lo Cascio 1998: 127-128):

Si fuese verdad que este agente es la causa (?), no hemos de dejar de poner de
relieve que para atacarnos será necesario que el terreno (la sangre) está (sic)
también en condiciones propiciatorias para su breve y fácil desarrollo.

Al plantear la reserva como una hipótesis contrafactual, con una


oración hipotética y el punto de interrogación entre paréntesis, el autor
se dirige a su oponente, a saber, a la doxa del saber médico
generalmente admitido como opinión general, y esto le permite
introducir la contraargumentación naturista, con su sistema de
curación basado en la centralidad de la sangre. Una vez conquistada
argumentativamente una representación de sí correspondiente al
médico competente, el autor se encuentra en la condición adecuada
para cuestionar la interpretación científica corriente, aseverando la
posición central de la sangre en la terapia de la enfermedad. En los
movimientos sucesivos el “agente causal de la enfermedad”, cuya
existencia acaba de ponerse en duda, pasa a considerarse un hecho
comprobado:

[Los mayores tratadistas y experimentadores] indican un combate sin tregua


contra el agente por medios bárbaros, sin recordar que, modificando y
vitalizando la sangre con elementos nobles, el agente pérfido, al querer
desarrollarse, al encontrar un medio hostil, aminorará su virulencia y acabará
por extinguirse.

A la parte científico-médica sigue una argumentación que se basa en


el principio básico del naturalismo, la fidelidad a la madre Naturaleza.
De esta forma se propone una estructura de la realidad propia del
grupo que difiere de la oficialmente aceptada, y se formula una regla
general de la que se derivan unas conclusiones necesariamente
distintas y específicas (Lo Cascio 1998: 322). El cumplimiento y el
respeto de las leyes de la Naturaleza es una frontera que marca una
fuerte polarización entre el grupo naturista y el alopático. Siguiendo el
esquema del ‘cuadrado ideológico’ descrito por van Dijk (2003: 58)
observamos que, por un lado, se suprime o atenúa la información
76 Luisa Chierichetti

positiva, enfatizando la información negativa sobre la medicina


alopática:

En patología se estudia poco la constitución de los terrenos orgánicos para la


eclosión de las dolencias. Los mayores tratadistas y experimentadores
descuidan ese pormenor de gran interés y de altísimo valor.

Por otro, se suprime o atenúa la información negativa y se enfatiza la


información positiva sobre la medicina naturista:

La terapéutica moderna natural, con sus procesos radicales de mutación


celular y regeneración sanguínea, prepara un medio impropio de cultivo, y de
esta manera vence, aminora y atenúa los males de la sífilis, no pudiendo
vencer al terrible morbo…

El sistema naturista de curación, ante un caso iniciado, en el que no se hayan


aplicado drogas principalmente, modificando los medios orgánicos (los
humores) con procesos apropiados a cada caso en particular, procura hacer
extinguir… amenguar el agente causal de la enfermedad.

Como recuerda Portolés (2014: 236-237), al ocupar el oponente una


posición predominante, la de los saberes generalmente admitidos, la
carga de la argumentación le corresponde al emisor del texto. A pesar
de ello, en el artículo no se elabora una argumentación estricta, sino
tan solo una serie de definiciones y descripciones subjetivas, oraciones
declarativas que expresan afirmaciones no demostradas. Apenas se
usan indicadores de fuerza explícitos (Lo Cascio 1998: 203-204), sino
que se recurre a un sistema de valores expresado a través de la
polarización de adjetivos y verbos referidos a los distintos tipos de
curación, deslegitimando los recursos terapéuticos oficiales. Mientras
se nombra la “terapéutica moderna natural” y el “sistema naturista de
curación”, nunca se concreta al oponente, negándole así visibilidad e
incluso existencia. En la modulación del escenario discursivo del
médico naturista competente (Amossy 2010: 37) se cancela la
presencia del alópata, sustituyéndolo con unos genéricos “tratadistas y
experimentadores”, entre los que se incluye a Schaudinn. De esta
manera, se infiere que el punto de vista de la medicina oficial no es
universal ni necesario, sino que está establecido por una comunidad
Una aproximación a la representación discursiva del vegetarianismo 77

concreta – la de los profesores e investigadores – y que su


interpretación puede cuestionarse (Lo Cascio 1998: 321).
El autor asume una metáfora esencial para el modelo médico, la
de considerar los recursos terapéuticos como armas contra las
enfermedades, que son los enemigos, destacando que, en esta
interpretación del esquema cognitivo de la guerra, desgraciadamente
los pacientes constituyen el campo de batalla entre los médicos y la
enfermedad. Los medios de la medicina química pierden así todo el
valor positivo propio de la comunicación oficial y se definen como
bárbaros, pérfidos, maquiavélicos; los elementos verbales que se
relacionan con estos sujetos son empestar, lesionar, herir, provocar
envenenamientos; los desdichados pacientes, tragados por la
desordenada – por no seguir el orden natural – vorágine de la
medicina, sufren el mayor martirio de los tiempos modernos, la
mercurialización inquisitorial:

No es con el pérfido mercurio, ni con el arsénico envenenador, ni con el


vulgar yoduro, en combinaciones inglesas o francesas, la manera de vencer la
sífilis. Esos u otros procesos medicamentosos o maquiavélicos, con los que se
juzga atacar la enfermedad terrible, no hacen más que ahogar aparentemente
las manifestaciones, empestando el organismo y acumulándose principalmente
en el hígado; lesionando los vasos, hiriendo los nervios y provocando
envenenamientos al principio, y más tarde la tabes dorsal, la locura, la
congestión…

Encontramos una contraposición entre las arcaicas, bárbaras e


inhumanas drogas químicas y la moderna medicina natural. Esta no
considera a los pacientes víctimas inevitables de la guerra médica,
sino que los cura de forma individual, utilizando “procesos apropiados
en cada caso” y redimiéndolos (“redentora”) del pecado sifilítico. Sin
embargo, tampoco la medicina natural vence al terrible morbo, sino
que “vence, aminora y atenúa” sus síntomas, afirmaciones que se
asumen acríticamente como válidas y por lo tanto como
presuposiciones del razonamiento, omitiendo las pruebas (Lo Cascio
1998: 100). De esta manera, el autor presenta como demostrado
aquello que se debe o se quiere demostrar, incurriendo en la falacia
llamada petitio principii (Lo Cascio 1998: 295):
78 Luisa Chierichetti

No es con esta o con aquella droga química con lo que se vence al terrorífico
mal. La Naturaleza nos ofrece composiciones sublimes, capaces de depurar el
organismo. Con auxilio de todos los medios higiénicos bien aplicados, el
organismo se regenerará del ataque sufrido.

En la operación discursiva podemos reconocer, por lo tanto, la


intención de satisfacer las condiciones de éxito más que las de
sinceridad (Lo Cascio 1998: 304), utilizando argumentos intrínsecos,
subjetivos, urdidos por el protagonista argumentante para llevar a su
público a adherirse al punto de vista defendido. Tales argumentos
pertenecen al campo moral (ethos), o bien derivan del mundo de las
emociones (pathos), más que del universo de la razón (logos) (Lo
Cascio 1998: 247-248). El uso del lenguaje metafórico tiene la misma
función que las fórmulas mágicas; el lector se convierte en víctima de
este juego y se predispone a aceptar casi ciegamente la tesis y los
argumentos propuestos (Lo Cascio 1998: 331) como hechos
comprobados universales e incontrovertibles, presentados con forma
de acto imperativo (Lo Cascio 1998: 341).

3.1.4 Resolución
En la parte final del artículo, el autor apela al destinatario directo de su
“tribuna de higiene” y de la revista. El lector, cuya razón se ha librado
de las tinieblas de la doctrina oficial, por sus intereses naturistas y
especialmente después de abrazar los contenidos del artículo, ahora
está en condiciones de formular un juicio moralmente correcto:

Lector, somete a tu razón esclarecida y a tu conciencia pura este caso de


alarma universal. El platillo de la balanza y de la justicia, ante este breve
propósito, seguramente se inclinará hacia el lado de la curación natural
redentora.
Docenas de casos he tratado con resultados seguros.

La firma del doctor de Sousa es una marca de autoridad que se cita


para proveer la garantía de que los argumentos presentados
corresponden a la verdad (Lo Cascio 1998: 127), asegurando la
confianza en la argumentación (van Dijk 2003: 66-67). El uso de la
primera persona del singular evoca la posibilidad de una confirmación
concreta que cierra la argumentación con la evocación de un
Una aproximación a la representación discursiva del vegetarianismo 79

exemplum real de la eficacia de la medicina naturista, dejando


abruptamente a un lado la retórica literaria de las metáforas.

4. Conclusión

En su conjunto, podemos afirmar que la argumentación desarrollada


en el artículo “La Sífilis” no se basa tanto en datos que remiten a la
realidad, cuanto en datos que se refieren a las preferencias, a saber, la
jerarquía de valores propia de la convicción naturista, que se funda en
algunos tópicos o lugares específicos (Perelman / Olbrechts-Tyteca
1989: 135-144) relacionados con esta visión moral del mundo. El
tópico fundamental es el criterio finalista: mientras la medicina
académica observa los fenómenos preguntándose cuál es el
mecanismo que los produce y por qué suceden, la naturista se plantea
cuál es la finalidad del fenómeno. A este tópico se añade el de la
unidad orgánica: el cuerpo es un solo órgano y la vida una sola
función. De ahí proceden algunos corolarios: la enfermedad es la
consecuencia ineludible de la transgresión de la ley natural y sus
manifestaciones externas no se deben a la causa agresora externa, sino
que son expresión de los movimientos vitales para recuperar la
armonía o equilibrio perdidos. Cada manifestación es producto de las
diversas respuestas de cada organismo, ya que no hay enfermedades,
sino solo enfermos, quienes no deben ser perjudicados ni a la hora del
diagnóstico, ni durante la curación, que consiste en una ayuda al
proceso de recuperación de la armonía (Roselló 2003: 61-62).
Con el presente trabajo hemos pretendido destacar un tipo de
discurso representativo de la acción informativa y educativa que
encontramos en las páginas de la revista Helios, resaltando algunas
unidades que delimitan la impresión global suscitada por el discurso
argumentativo (Lo Cascio 1998: 278), destinado especialmente a
cumplir una función ideológica de legitimación del credo naturista
frente a la medicina oficial y a persuadir al lector.
80 Luisa Chierichetti

La descripción del esquema argumentativo del artículo La Sífilis


revela algunas de las técnicas discursivas utilizadas en la revista para
que el público aceptara las tesis propuestas, ya que en la
argumentación se aplican las leyes más convincentes o cercanas al
universo del auditorio específico (Lo Cascio 1998: 257). Podemos,
pues, inferir que este tipo de argumentación resultaba eficaz para un
público de lectores que los aceptaba utilizando los parámetros de
juicio y de valoración que le eran propios (Lo Cascio 1998: 255). En
esta óptica, las tesis y las reglas del razonamiento que se considerarían
parcialmente incorrectas o falsas desde una perspectiva médica, sin
embargo son válidas desde una visión holística contraria al
mecanicismo de la medicina alopática, que considera el organismo
como un campo de lucha entre los microbios y los productos
farmacológicos (Roselló 2003: 62). La ausencia de indicadores de
fuerza explícitos y la abundancia de figuras retóricas como la metáfora
y la comparación permiten presentar y desarrollar argumentaciones
que no responden a las leyes de la ciencia médica, pero sí al discurso
normativo naturista.

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82 Luisa Chierichetti

van Dijk, Teun A. 2000. El discurso como interacción en la sociedad.


En Teun A. van Dijk (comp.), El discurso como interacción
social. Estudios sobre el discurso II. Barcelona: Gedisa, 19-66.
van Dijk, Teun A. 2003. Ideología y discurso. Una introducción
multidisciplinaria. Barcelona: Ariel.
van Dijk, Teun A. 2005. Ideología y análisis del discurso, Utopía y
Praxis Latinoamericana 10/9, 9-36.
Una aproximación a la representación discursiva del vegetarianismo 83

Anexo

La lepra moderna

La Sífilis
Consideraciones oportunas

Existe para la humanidad un azote tremendo que se esparce y difunde como


una mancha de tinta sobre el papel, corrompe y envilece. Es la sífilis, cuyo nombre
sólo basta para producirnos un calofrío horrible…
La sífilis es una enfermedad casi antigua como la humanidad. Representa el
premio horripilante por la gran perturbación de nuestras costumbres sociales. Puede
decirse que todos nosotros estamos más o menos contagiados del mal venéreo, en
mayor o menor grado. Por herencia o por contagio, nadie puede hoy, en las sociedades
civilizadas, considerarse exento del pecado sifilítico. Es a manera de un estigma
lanzado sobre nosotros. Es como un grillete que hace sufrir a nuestros propios hijos
inocentes. Desgraciadamente acontece así. Y en vez de ser vencido, el mal va a
difundirse como una mancha de aceite derramado y avasallando al mundo, a las
generaciones enteras, lesionando el organismo de los débiles niños o derrumbando los
más sólidos tórax de los luchadores. Anatema lanzado por la Naturaleza sobre el
género humano; látigo que blande la ignorancia de los más elementales deberes de la
sociabilidad, la sífilis campea, arrastrando su manto de luto y miseria social, de
desgracias a millares sobre los hombres. Penetra en todos los lares… Va a herir al que
gana todos los días con el sudor su pan cotidiano. Alcanza a los más altos potentados,
subyugándoles o derrotándoles para siempre, a pesar de los medios más artificiosos
que se emplean contra ella y no obstante el mucho dinero que se pueda pagar.
La sífilis es una serpiente venenosa que, sin querer, nos acomete desde el
contacto sensual más o menos puro, hasta el sencillo vaso de agua bebido en el
recipiente infectado. Mil son las maneras de diseminación, desde el beso hasta el
apretón de manos. Multiforme, avasalladora y pérfida la avariosis, inflige los más
extraños insultos a la humanidad.
Ahora se ataca y se dice vencida para extraviar al portador, dándole apariencia
de un héroe que usufructúa una salud de hierro. Ya se manifiesta, clamorosa y
miserable, haciendo del cuerpo humano un miserable, asqueroso y desolado ser. La
tremenda dolencia mina la substancia orgánica, arruína las células, alterando la
sangre. Es una enfermedad perturbadora de totius substancia. No se escapa ningún
tejido, órgano ni aparato sin que lo que toque el virus infamante, que corroe y
modifica la contextura celular, aniquilando, robando, oprimiendo las cualidades
vitales del organismo normal.
Puede compararse a la más tremenda peste, porque no sólo vicia una sociedad
casi entera, sino que repercute en la generación futura, manchando y adulterando casi
84 Luisa Chierichetti

completamente la energía celular que queda como pervertida e infiltrada por un rictus
especializado y temible. Es infecciosa, contagiosa y generalizadora en grado alto de la
enfermedad.
Un microbio que encontró el profesor Schandin en sus investigaciones es su
agente morboso. Ese microbio, o mejor, esa bacteriácea (origen de la infección),
afecta la forma de un cuerpo espiralado, como si fuese un hilo de coser, denominado
spirocaeta al principio; hoy se clasifica con el nombre de treponema pálido. Se
encuentra en abundancia en las lesiones primarias y secundarias, más principalmente
en la placenta fetal, dando lugar a los fenómenos declinadores de herencia. Tiene las
dimensione de 18 a 17 milímetros, y se le reconoce por medio de una técnica especial
de laboratorio.
Si fuese verdad que este agente es la causa (?), no hemos de dejar de poner de
relieve que para atacarnos será necesario que el terreno (la sangre) está también en
condiciones propiciatorias para su breve y fácil desarrollo. En patología se estudia
poco la constitución de los terrenos orgánicos para la eclosión de las dolencias. Los
mayores tratadistas y experimentadores descuidan ese pormenor de gran interés y de
altísimo valor. Indican un combate sin tregua contra el agente por medios bárbaros,
sin recordar que, modificando y vitalizando la sangre con elementos nobles, el agente
pérfido, al querer desarrollarse, al encontrar un medio hostil, aminorará su virulencia
y acabará por extinguirse.
La terapéutica moderna natural, con sus procesos radicales de mutación
celular y regeneración sanguínea, prepara un medio impropio de cultivo, y de esta
manera vence, aminora y atenúa los males de la sífilis, no pudiendo vencer al terrible
morbo…

***

No es con el pérfido mercurio, ni con el arsénico envenenador, ni con el


vulgar yoduro, en combinaciones inglesas o francesas, la manera de vencer la sífilis.
Esos u otros procesos medicamentosos o maquiavélicos, con los que se juzga atacar la
enfermedad terrible, no hacen más que ahogar aparentemente las manifestaciones,
empestando el organismo y acumulándose principalmente en el hígado; lesionando los
vasos, hiriendo los nervios y provocando envenenamientos al principio, y más tarde la
tabes dorsal, la locura, la congestión…
Mi deber de médico humanitarista en esta tribuna de la higiene es procurar,
por todos los medios a mi alcance, detener a los enfermos en la desordenada vorágine
que suplicia a tanto infeliz, recogiéndolo en el mayor martirio de los tiempos
modernos, o sea la mercurialización inquisitorial. Por más 606 o 914 que se inyecten
para desterrar la dolencia, ¡pobre de aquel que se someta a ese bárbaro procedimiento
de curación!
La sífilis mina todo el organismo. No es con esta o con aquella droga química
con lo que se vence al terrorífico mal. La Naturaleza nos ofrece composiciones
sublimes, capaces de depurar el organismo. Con auxilio de todos los medios
Una aproximación a la representación discursiva del vegetarianismo 85

higiénicos bien aplicados, el organismo se regenerará del ataque sufrido. El mercurio


o el arsénico o el yodo introducido en la sangre, ya por ingestión bucal, ya por vía
hipodérmica, pretenden combatir la spirocaeta. Pero es en vano. El enemigo escapa a
tan extraño ataque, porque el terreno le es favorable en virtud de la nutrición propicia.
El sistema naturista de curación, ante un caso iniciado, en el que no se hayan
aplicado drogas principalmente, modificando los medios orgánicos (los humores) con
procesos apropiados a cada caso en particular, procura hacer extinguir… amenguar el
agente causal de la enfermedad.
Lector, somete a tu razón esclarecida y a tu conciencia pura este caso de
alarma universal. El platillo de la balanza y de la justicia, ante este breve propósito,
seguramente se inclinará hacia el lado de la curación natural redentora.
Docenas de casos he tratado con resultados seguros.
Dr. AMÍLCAR DE SOUZA
GIOVANNI GAROFALO

La letra con sangre entra: la divulgación médico-


sanitaria como herramienta ideológica de control de
la mujer en Cultura Integral y Femenina (1933-
1934)

1. Introducción

El presente estudio toma como punto de partida el discurso médico,


entendido no como conjunto de signos (a saber, de elementos
significantes que remiten a contenidos o representaciones), sino más
bien como “práctica que plasma sistemáticamente los objetos de los
que habla” (Foucault 1969: 66, trad. propia).
Desde esta perspectiva, el análisis que se ofrece pone de
manifiesto cómo los textos médicos actúan en la situación de
enunciación y en su amplio contexto social, a través de su dispositivo
de enunciación y mediante la escenografía que enseñan. En concreto,
a partir del concepto de escena de enunciación (o escenografía
Maingueneau 2004) y de ethos del enunciador y del enunciatario, se
pretende examinar la construcción discursiva de la imagen del médico
y del paciente en los textos de contenido médico-sanitario publicados
en la prensa española en el período que se ha dado en llamar de “entre
dos dictaduras”, a saber, entre 1931, final de la dictadura de Primo de
Rivera, y 1939, inicio de la etapa franquista (Rota 2010: 133). Como
botón de muestra, se analizan las estrategias de divulgación
observables en la revista Cultura Integral y Femenina (CIF), que
circuló entre los años 1933 y 1936, cosechando un gran éxito entre el
público femenino de la época, también a raíz del afán de sus editores
por difundir nociones básicas de medicina y de prevención de

Università degli Studi di Bergamo. Código Orcid: 0000-0001-5437-2799.
88 Giovanni Garofalo

enfermedades. En particular, el estudio se centra en una cala de seis


números de la mencionada revista, elegidos entre los ejemplares
publicados entre 1933 y 1934.
En primer lugar, se define el marco situacional de referencia,
ofreciendo un breve perfil de la revista (a saber, su propósito y la
caracterización de su comité editorial y de su público) y destacando
las funciones textuales predominantes en los artículos seleccionados.
A continuación, se precisa la noción de escenografía, el concepto de
ethos como creación discursiva, adoptando la terminología de
Maingueneau (1999), quien distingue entre ethos prediscursivo
(asociado al individuo real, con independencia de su acto de
enunciación) y ethos discursivo (determinado a través de su acto de
palabra). Tras destacar el papel que el ethos del paciente y del público
desempeñan en el procedimiento divulgativo – que con frecuencia
asume visos de sermón paternalista y descortés –, se recurre a las
herramientas de la nueva retórica y de la teoría de la argumentación
para reseñar los principales tipos de razonamiento (Perelman /
Olbrechts-Tyteca 1989; Lo Cascio 1998; van Eemeren / Grootendorst
2011; Plantin 2012) esgrimidos por el médico para incidir en la
situación de enunciación, instruyendo a su audiencia sobre los hábitos
de vida más saludables y las medidas más adecuadas para prevenir
enfermedades. El análisis ofrecido pone de manifiesto que, en plena
segunda república, el afán divulgador de Cultura Integral y Femenina
en ámbito médico-sanitario sigue encubriendo el propósito ideológico
de ‘educar rigurosamente’ al público femenino, promoviendo un
conjunto de valores muy tradicionales, acordes con una visión del
mundo todavía profundamente masculina.

2. Cultura Integral y Femenina: ejemplo de divulgación


del saber médico en la prensa femenina

Según informa el estudio exhaustivo de Rota (2010: 135-157), CIF –


cuya denominación incluía el subtítulo “la revista de la unión social
La letra con sangre entra: la divulgación médico-sanitaria 89

para una obra común de cultura integral y femenina”– fue el fruto de


un esfuerzo común entre varias asociaciones feministas de Madrid y
de Barcelona, comprometidas con elevar el nivel cultural y la
conciencia social de la mujer española de extracción medio-baja:

Entre las más destacadas recordamos “España femenina”, fundada por María
Valle Mantilla de los Ríos en 1930, con el fin de proteger a la mujer
trabajadora de la clase media, la “Asociación Femenina de Educación Cívica”
[…], fundada por María Martínez Sierra y la “Unión Republicana Femenina”
fundada por Clara Campoamor, que quería movilizar y formar en sentido
republicano a las mujeres que pertenecían – según las palabras de su misma
fundadora – “en su mayoría a la pequeña clase media” (2010: 136-137).

Retomando la distinción realizada por Sánchez Hernández (2009: 219,


en Rota 2010: 138), la revista pertenece a la categoría de la prensa
para mujeres que, bien mirado, no coincide con la prensa femenina.
De hecho, la publicación se dirigía esencialmente a la mujer, pero
cubría un amplio abanico de asuntos y de intereses, que no se
limitaban al hogar, a la moda o a la belleza – temáticas propias de la
prensa femenina – sino que incluían otros asuntos más ‘serios’,
máxime la salud. El propósito principal de la revista consistía en
luchar contra la ignorancia y la inferioridad cultural de la mujer y, por
tanto, apuntaba a difundir una “cultura integral y femenina”, poniendo
al alcance de las mujeres de la época los múltiples ámbitos del saber,
sintetizados en la contraportada de la revista de la manera siguiente:

1º Saber científico, para la defensa de nuestra salud; 2º Saber cívico, para la


defensa de nuestros derechos y el cumplimiento de nuestros deberes; 3º Saber
práctico y profesional, para triunfar en la lucha diaria de la vida; 4º Saber
especulativo, para los goces del alma y del corazón.

Cabe observar que el interés por tutelar la salud de la mujer constituye


el primer objetivo declarado en el lema antedicho y, por ende, el saber
científico-médico constituía el primer tipo de conocimiento que se
pretendía transmitir al público de lectoras. Dicho interés ha de
entenderse en sentido muy amplio, según los propósitos divulgativos
de la publicación, que ofrecía artículos sobre una pluralidad de
materias relacionadas directa o indirectamente con la salud: desde
temas muy serios (como la tuberculosis en las parturientas, la
90 Giovanni Garofalo

prevención del cáncer, etc.), hasta los aspectos más frívolos de la


estética femenina (p. ej., la gimnasia facial para prevenir las arrugas o
los ejercicios para mantener el talle delgado). Si bien la revista
procuraba informar sobre un amplio espectro de temáticas relevantes
para la mujer (desde las cuestiones jurídicas relacionadas con el
divorcio o con las relaciones laborales, hasta la política internacional o
el problema del abolicionismo de la prostitución, por poner algunos
ejemplos), la centralidad otorgada a la salud y a la higiene en Cultura
Integral y Femenina motivó su definición como “revista femenina y
republicana, pero de preocupaciones médicas” (Bussy Genevois 1990:
270, en Rota 2010: 144).
La línea editorial estaba a cargo del director, J. Aubin Rieu-
Vernet, profesor del instituto francés y especialista en prensa médica,
y de los dos comités de redacción, uno ubicado en Madrid y otro en
Barcelona. Ambos comités resultaban integrados exclusivamente por
mujeres (entre ellas, figuras como la de Clara Campoamor, Consuelo
Bergés, Halma Angélico o María Brisso (Rota 2010: 139)), todas
distinguidas representantes de la escena política e intelectual de la
época, amén de fervorosas partidarias de la guerra a la ignorancia y a
la inferioridad cultural de la mujer. Debido a la escasez (cuando no a
la total ausencia) de mujeres en las diferentes comunidades de
prácticas por aquel entonces, no sorprende que en la nómina de los
colaboradores – entre los cuales figuraban médicos, oncólogos,
economistas, especialistas en ciencias naturales, juristas, etc. – se
encontraran solo hombres, algunos de ellos de gran prestigio como el
estadista británico Winston Churchill y el filósofo francés Henri
Bergson, con la única excepción eminente de Madame Pierre Curie
(2010: 140). En cualquier caso, todos los colaboradores eran expertos
de disciplinas específicas, preocupados por divulgar el conocimiento
especializado, con vistas a la emancipación definitiva de la mujer.
Obviamente, el enunciatario o destinatario modelo de la revista
era el público femenino de la sociedad española de aquellos años,
simbolizado en la portada de los dos primeros números por las cuatro
mujeres de espalda mirando hacia adelante, figuras que simbolizan las
distintas clases sociales: una campesina, una señora elegante, una
estudiante o empleada de oficina y una sirvienta (2010: 145).
La letra con sangre entra: la divulgación médico-sanitaria 91

Como se verá, la aplastante mayoría de varones entre los autores de


los artículos acaba influyendo en la creación discursiva de la imagen
del público, conceptualizado según la visión del mundo masculina,
dominante en la época, pese a la orientación feminista, no demasiado
revolucionaria en realidad, de los dos comités de redacción de CIF. En
el plano textual, un primer indicio de la manera en la que el emisor
aborda a su público se aprecia en la selección de una función
lingüística dominante y de un tenor concreto.
Atendiendo a los criterios clasificatorios de los géneros médicos
propuestos por Muñoz Torres (2002: 322), quien distingue los textos
de la comunicación médica según la función dominante en ellos y
según su tenor o tono (más o menos formal), los artículos de
divulgación médica en CIF se configuran como ‘artículos de
divulgación general’, adecuados para la ‘comunicación general’ entre
expertos y profanos. En dichos textos se aprecia la confluencia de dos
funciones principales, siendo la principal la función instructiva (o
explicativa), que consiste en proporcionar datos científicos,
poniéndolos supuestamente al alcance de un receptor no experto.
Además, se detecta la función argumentativa, que apunta a persuadir a
las mujeres, para que modifiquen sus costumbres en relación a su
propio cuerpo o al cuidado de los niños.

3. Escenografía y creación discursiva del ethos

En general, se tiende ingenuamente a hacer coincidir la noción de


escena de enunciación con el contexto cultural y espacio-temporal en
el que se produce un texto, a saber, con la situación comunicativa que
lo engendra, con su época, su público, su encargante, etc. Con
independencia de estos factores, que, sin lugar a dudas, intervienen en
la génesis del texto, lo que interesa destacar desde el enfoque analítico
del presente estudio es “la misma situación que el texto pone en
escena, a través de su dispositivo lingüístico y de su conformidad a un
género” (Antelmi 2010: 36). Aunque el género “artículo de
92 Giovanni Garofalo

divulgación”, con sus convenciones ancladas en las coordenadas


temporales de la revista, proporcione ya una pauta para la
interpretación del texto, dicha pauta es insuficiente para describir los
papeles discursivos asignados al enunciador y al enunciatario. Por esta
razón, es oportuno acudir al concepto de escenografía, que indica el
posicionamiento discursivos de los sujetos implicados en la
enunciación que se infiere de las estructuras textuales y que, a través
de estas, legitima el propio texto. En efecto, retomando las palabras
del propio Maingueneau (2004: 192, en Antelmi 2010: 36), el
concepto de escenografía como “escena de enunciación” se encuentra
“aguas arriba” y “aguas abajo” del texto y funciona, a la vez, como
presuposición necesaria para su emisión y como elemento que el
discurso ha de validar y reforzar:

La scénographie se trouve aussi bien en aval de l’œuvre qu’en amont: c’est la


scène de parole que le discours présuppose pour pouvoir être énoncé et qu’en
retour il doit valider à travers son énonciation même.

El posicionamiento del emisor – observable en los dispositivos


enunciativos, en el tono del discurso y en el registro del médico – es
esencial para observar la relación asimétrica que va trabándose entre
el médico y su público, ya que constituye el telón de fondo sobre el
cual se perfilan las identidades de los sujetos inscritos en los textos.
Como se verá, en CIF ‘se pone en escena’ un ‘aleccionamiento’ de un
enunciatario intrínsecamente inferior, incapaz de velar por su
bienestar físico y psicológico y carente de sentido crítico. Este
propósito didáctico se logra a través de procedimientos
argumentativos que apuntan a persuadir y que, al mismo tiempo,
construyen y refuerzan la imagen discursiva del enunciador y del
enunciatario, a saber, su ethos.
En la Retórica de Aristóteles, el término ethos (‘costumbre’,
‘hábito’, ‘uso’ en griego) indica la imagen de sí mismo que el orador
construye a lo largo del discurso, con el fin de ejercer influencia sobre
su público. Se trata, en concreto, de lo que el emisor ‘enseña’ o ‘deja
entrever’ de sí mismo a través de sus palabras, lo que despliega las
virtudes del emisor y confiere credibilidad a su discurso. Junto con el
logos (‘apelación a la razón’) y con el pathos (‘apelación a las
La letra con sangre entra: la divulgación médico-sanitaria 93

pasiones’ del público), el ethos constituía, para los rétores clásicos,


uno de los tres medios de prueba previstos por el arte de la persuasión.
Según informa Antelmi (2010a), la noción de ethos ha sido
retomada por corrientes de estudio más contemporáneas (Perelman /
Olbrechts-Tyteca 1989; Goffman 1973) que han ampliado el alcance
de este concepto, detectando manifestaciones del ethos no solo en el
discurso persuasivo sino en cualquier intercambio comunicativo de la
vida cotidiana que conlleve una ‘escenificación dramatúrgica” del ‘sí
mismo’ y del ‘otro’ en el contexto enunciativo. Dicha escenificación
se realiza merced a medios lingüísticos léxicos, sintácticos y textuales,
al hilo de lo que Benveniste (1966) definía como “cadre figuratif”
(Antelmi 2010a: 14). Desde esta perspectiva, la construcción de la
identidad1 en el discurso es un proceso interactivo que incluye a
ambos sujetos implicados en el intercambio comunicativo, ya que la
definición de la imagen y de las marcas identitarias del enunciador
conlleva, de rebote, la construcción en el discurso de la figura
correlativa del enunciatario. De ahí que el presente estudio adopte la
distinción entre ethos del médico y ethos de la audiencia (o del
enunciatario): el primer término indica no solo las cualidades
reconocidas al médico en cuanto autoridad, sino sobre todo el poder
que a este le proviene del discurso, a través del cual el especialista
plasma o confirma una determinada imagen de sí mismo (Amossy
1999); con el segundo, en cambio, indicamos la imagen o modelo del

1
Aunque en el análisis de la subjetividad del locutor ethos e identidad se
empleen a menudo como sinónimos, en el sentido estricto los dos conceptos
no coinciden. De hecho, la imagen de sí que el médico manifiesta como
responsable de la enunciación es adscribible a la subjetividad del locutor
como sujeto discursivo (locutor – L en la terminología de Ducrot 1984), pero
no coincide necesariamente con la identidad del médico como sujeto empírico
existente en el mundo, que se refiere a sí mismo mediante el pronombre de
primera persona yo (el loctutor-λ, en la definición de Ducrot). Esta distinción
permite deslindar las nociones de identidad y de ethos: el primer término
indica las manifestaciones del locutor-λ, quien suele expresarse mediante
marcas lingüísticas de primera persona; el segundo término, en cambio, se
refiere al locutor-L, responsable de la enunciación, quien se manifiesta
mediante sus actos de palabra, a través del tono, de la fuerza ilocucionaria y
de la selección de una escenografía determinada, seleccionada para expresar
un discurso (Maingueneau 2007; Antelmi 2010a: 14).
94 Giovanni Garofalo

público femenino que el médico elabora en su discurso para


consolidar su influencia.
Cabe recordar que, desde la vertiente de la nueva retórica, la
imagen que el locutor y el destinatario tienen el uno del otro es
fundamental para el éxito de la argumentación. De hecho, la imagen
mental que el argumentante elabora de su público determina la
selección de las premisas compartidas o terreno común que
constituyen el punto de arranque del discurso, a saber, hechos,
verdades, presunciones y jerarquías de valores compartidos por el
público (Perelman / Olbrechts-Tyteca 1989: 121-135). Así pues, de la
elección de lo que se reconoce como verdadero, normal, creíble y
válido depende el éxito o el fracaso de la argumentación. Por esta
razón, el médico selecciona argumentos capaces de amoldarse al
horizonte de espera y a las creencias compartidas por su público
femenino, p. ej., los topoi del valor de la belleza y del amor (1) o bien
la superioridad de la juventud frente a la vejez (2):

(1) Las arrugas. ¡Qué angustia es su aparición, sobre todo para la mujer
que ama y quiere ser amada! Es decir, para todas (n. 2, 15/02/1933:
24).

(2) Hay dos edades de la mujer particularmente predispuestas [al cáncer


de mama]: una, la más importante, porque amenaza a la mujer en la
plenitud de su vida útil y deseable, se extiende entre los 35 y los 55
años […]. Después de los 65 años se reanuda la ofensiva […],
socialmente menos conmovedora, puesto que hiere a personas que se
aproximan al último período de la vida humana (n. 2, 15/02/1933: 18).

Como el ethos de la audiencia es una creación discursiva, lo que


orienta en realidad el discurso didáctico-divulgativo del médico no es
tanto el público de las lectoras de carne y hueso, sino la representación
mental que el especialista construye de su audiencia. La imagen que
emerge es la de una “mujer discípula y, por lo tanto, de sujeto pasivo
que recibe la instrucción que proviene, con contadas excepciones, de
mentes y labios masculinos” (Rota 2010: 143). Obsérvese, por
ejemplo, la opinión poco lisonjera que el locutor manifiesta acerca de
la “mujer moderna”, como punto de partida de su argumentación:
La letra con sangre entra: la divulgación médico-sanitaria 95

(3) Es verdaderamente sorprendente ver cuánto la mujer moderna, cuya


coquetería consulta tan a menudo y tan inútilmente al espejo, para un
raccord, para un poco de rojo, para arreglar un poco los cabellos,
descuida la vigilancia de los órganos esenciales y el control de su estado
de salud aparente (n. 2, 15/02/1933: 30).

En su papel de discípula, la mujer que el médico representa en su


discurso se encuentra, invariablemente, supeditada a la voluntad de
algún hombre, siendo incapaz de realizar elecciones fundamentales
con pleno conocimiento de causa, p. ej., la de casarse cuando está
aquejada por alguna enfermedad. En este caso, suele ser el médico –
un hombre, en la mayoría de los casos – quien sustituye a la figura
paterna, estableciendo si el matrimonio es un error o no (“cometida la
falta…”) y si la paciente va a poder reproducirse:

(4) Se desaconseja absolutamente el matrimonio (generalmente sin éxito)


a las jóvenes que presenten lesiones tuberculosas en evolución.
Cometida la falta, se ha propuesto la esterilización de esas mujeres por
la ligadura de las trompas (n. 6, 15/06/1933: 10).

Cabe observar que la construcción discursiva del ethos del médico y


de su audiencia se realiza mediante una especie de juego de espejos.
De hecho, el médico basa sus argumentos en las doxas (opiniones y
valores) que asocia al público y, a la vez, ha de ser consciente de la
imagen preconcebida que las lectoras ya tienen de él, a saber, de su
imagen prediscursiva (Maingueneau 1999). Dicha imagen, que
precede a la divulgación y orienta la actitud posterior del médico en
sus actos de palabra, tiende a coincidir con la figura del maestro
exigente o del catedrático de fama, presente en el imaginario colectivo
de los años 30 del siglo pasado. Acudiendo a la perspectiva
sociológica de Bourdieu (1991), cabe afirmar que el poder discursivo
del médico y su capacidad para actuar no manan de las posibilidades
intrínsecas de su lenguaje, sino que son el fruto de circunstancias
sociales y de las relaciones de poder que el locutor explota. De hecho,
la fuerza del discurso no es solo el reflejo de la imagen de sí mismo
que el médico produce en su discurso, sino también de su posición
social y de su acceso al lenguaje de las instituciones, a saber, “al
discurso oficial, legítimo y ortodoxo” (Bourdieu 1991: 109, trad.
96 Giovanni Garofalo

propia). En otras palabras, la eficacia de un discurso no depende del


contenido lingüístico de lo que se enuncia, sino más bien de quién lo
enuncia y del prestigio social que la audiencia le otorga al emisor
(Bourdieu 1991: 116). De esta manera, el análisis adquiere una
perspectiva institucional: el intercambio lingüístico no puede
disociarse de las posiciones ocupadas por los participantes en sus
respectivos ámbitos, con una evidente asimetría de poder a favor del
médico, quien desempeña a la vez un doble papel de especialista y de
educador, en una época en la que se desconocía el concepto de
empoderamiento del paciente (a saber, una mayor autonomía y la
implicación del paciente en las decisiones del médico, véase Spinsanti
2010). Así pues, en su propósito de elevar el nivel cultural de las
lectoras, el enunciador – en la mayoría de los casos un médico de sexo
masculino – manifiesta un acusado paternalismo2 (o sea, una
tendencia a “interferir en la libertad de acción de una persona, con la
supuesta justificación de que dicha interferencia es por el bien de la
persona cuya libertad queda restringida” Buchanan 1978: 371, trad.
propia) que se manifiesta incluso mediante comentarios despectivos
sobre la conducta de las potenciales lectoras. Es más, la autoridad total
y la credibilidad incuestionable socialmente atribuida a la figura del
médico le daban carta blanca para instruir amonestando: el experto
tiende a dirigirse a la mujer como a un niño al que hay que educar con
severidad, incluso a costa de infundir terror en el enunciatario y de
reiterar falacias argumentativas desprovistas de fundamento científico
(§ 4). A nivel de enunciado, el paternalismo del médico se exhibe sin
recatos mediante actos veredictivos, formulados a modo de

2
En el ámbito médico, los conceptos de paternalismo y de autonomía han sido
el objeto de un animado debate en el terreno de la filosofía médica y de la
bioética y existe una extensa literatura al respecto (véanse, p. ej., las
referencias clásicas de Buchanan 1978; Dworkin 1972; McKinstry 1992 o las
obras más contemporáneas de Gracia 1993; Beauchamp / Childress 2009;
Borsellino 2009; Botti 2000; Veacht 2009). Según otra definición más amplia
de paternalismo, ofrecida por Dworking (1972: 64 , trad propia), este
fenómeno consiste en “la interferencia en la libertad de acción de una persona,
justificada por razones relacionadas exclusivamente con el bienestar, el bien,
la felicidad, las necesidades, el interés o los valores de la persona objeto de
coacción”.
La letra con sangre entra: la divulgación médico-sanitaria 97

reprimenda o admonición, que recurren a un léxico ponderativo y a


metáforas convencionalizadas que no funcionan solo como
procedimientos de ilustración3, dirigidos a hacer más comprensible la
información médica para un público lego (Ciapuscio 2014: 305), sino
que apuntan a ‘controlar’ la conducta de una audiencia ingenua. A
modo de ejemplo, se recurre a metáforas de gusto clásico (“las caricias
de Venus”) para inculcar una visión pecaminosa de la sexualidad,
reiterando el tópico de que una vida sexual desordenada repercute en
la salud de los ojos:

(5) [El ojo es la flor del cuerpo]. TODOS LOS EXCESOS DE GASTO
VITAL REPERCUTEN EN LOS OJOS. Las emociones violentas y
las pasiones excesivas, que intoxican y envenenan el sistema orgánico,
son también perjudiciales. Las “lágrimas que apagan los ojos” son un
símbolo muy expresivo. Modere sus cóleras y sus envidias, sus
amores y sus odios. CUANDO BRILLA LA PASIÓN SE APAGA
LA VISTA. Hay que saber reglamentarse y moderarse en todas las
funciones de la vida material, y tener presente que las caricias de
Venus apagan los ojos (núm. extraordinario 25/02/1934: 28).

El propósito de educar al público y reforzar el ethos del médico se


logra también mediante procedimientos ostensivos particularmente
violentos, es decir, a través de fotos espeluznantes que, en ocasiones,
complementan los artículos. Por poner un ejemplo, en el artículo del
prof. La Forgue intitulado “el cáncer de seno puede curarse si es
tratado desde su principio” (1933, n. 2, pág. 18), el especialista enseña
sin pudor la foto de un caso de reincidencia cancerosa (Fig. 1) que se
había producido porque la paciente acudió demasiado tarde al
quirófano, no tomándose en serio los síntomas o desatendiendo los
consejos del médico. Imágenes parecidas condensan visualmente el
esquema argumental del tipo modus ponens (Santamaría y Marimón
2008: 183):
Si p entonces q > p, por tanto q

3
Para profundizar en los procedimientos de ilustración (analogías y
comparaciones, metáforas, ejemplos y escenarios) característicos de la
divulgación del conocimiento, véase Ciapuscio (2014).
98 Giovanni Garofalo

(del tipo: “Si una paciente tiene cáncer de mama y no acude al


quirófano, entonces le pasa lo que la foto enseña” y, a la vez, “la
paciente no trató su cáncer rápidamente, por tanto padeció una
reincidencia cancerosa”) que pertenecen a lo que Weston (2011: 67-
69) define como argumentos deductivos, a saber, aquellos en los que
si las premisas son ciertas, la conclusión también tiene que ser cierta,
como en la relación de causa-efecto (Plantin 1998: 65-75, véanse
también los ‘argumentos basados en la estructura de la realidad’ que
se analizan en § 4).

Figura 1

4. Tipos de argumentos y falacias en el discurso médico de


Cultura Integral y Femenina

En el presente epígrafe se analizan brevemente los argumentos


esgrimidos por el médico en CIF para afianzar su ethos discursivo y
validar sus propósitos didácticos, divulgando el saber médico con el
La letra con sangre entra: la divulgación médico-sanitaria 99

consabido tono paternalista. Si acudimos a la conocida taxonomía de


argumentos propuestos por Perelman / Olbrects-Tyteca 1989, lo
primero que se observa es que, al tratarse de textos de contenido
científico, los argumentos dominantes son de tipo asociativo4
(argumentación de enlace), basados en el principio de analogía y
asociación:

Aquellos esquemas que unen elementos distintos y permiten establecer entre


estos elementos una solidaridad que pretenda, bien estructurarlos, bien
valorarlos positiva o negativamente (Perelman / Olbrechts-Tyteca 1989: 299).

Entre dichos esquemas argumentativos, parecen dominar los


argumentos basados en la estructura de la realidad, que se sirven de
aquella “para establecer una solidaridad entre juicios admitidos y otros
que se intenta promover”. Presentan una apariencia de cientificidad
“gracias a su aspecto racional, el cual deriva de su relación más o
menos estrecha con fórmulas lógicas o matemáticas” (Perelman /
Olbrechts Tyteca 1989: 402). El emisor, pues, justifica una
proposición determinada relacionándola con las opiniones que el
público tiene sobre la realidad, casi por una ley de concordancia. Un
ejemplo característico es el nexo causal (es decir, el esquema si p,
entonces q discutido en el párrafo anterior, Perelman / Olbrechts-
Tyteca 1989: 405-409) o ‘argumento deductivo’, p. ej., el
estreñimiento causa una serie de complicaciones añadidas (6) o bien el
glaucoma conduce inexorablemente a la ceguera, si no se trata a
tiempo (7):

(6) [El estreñimiento] es causa de los accidentes nerviosos de todas


clases, como son: fatiga constante, depresión, neurastenia, insomnios
o sueños llenos de pesadillas (n. 1, 15/01/1933: 11).

4
Como es sabido, los mencionados autores distinguen tres géneros de
asociaciones asociativas: 1) las relaciones cuasilógicas; 2) las relaciones
basadas en la estructura de la realidad y 3) las relaciones que fundamentan la
estructura de la realidad. (véase también Lo Cascio 1998: 266). En el análisis
del corpus de artículos de medicina sacados de CIF, las relaciones asociativas
más frecuentes son las del segundo y del tercer grupo.
100 Giovanni Garofalo

(7) Al menor síntoma acudid al médico, cuanto antes mejor, porque el


glaucoma se puede curar. Pero, si no lo hacéis así, despedíos de la
vista (núm. extraordinario 25/02/1934: 29).

Por otra parte, las relaciones basadas en el principio de que ‘insistir en


el camino equivocado es perjudicial’ – p. ej., ‘empeñarse en no llevar
gafas por coquetería puede pagarse muy caro’ (8), o bien ‘porfiar en
casarse, cuando se tiene una enfermedad transmisible puede tener
consecuencias trágicas’ (9) – son clasificables como argumentos de
superación (Perelman / Olbrechts-Tyteca 1989: 443-450):

(8) Cuando se va contra la Naturaleza, la coquetería siempre se paga muy


cara; y cuando ha venido la dolencia, ya es tarde, y podéis quedar
desfiguradas. ¡No martiricéis vuestros ojos! (núm. extraordinario
25/02/1934: 29).

(9) ¡Por vuestros hijos, no os caséis sin estar curados! Comunicar una
enfermedad que destroza la vida y la sume en el llanto y en el dolor,
no es un delito: es un crimen. Y si sabiéndolo, sin estar curados, creáis
nuevas vidas que por culpa vuestra estarán condenadas a la desgracia
y al sufrimiento, COMETÉIS EL MÁS GRANDE DE LOS
CRÍMENES, por el cual vuestros propios hijos, que son vuestras
tristes víctimas, pudieran un día pediros terribles cuentas (núm.
extraordinario 25/02/1934: 19).

Se observan, asimismo, varios casos de relaciones de coexistencia,


que “unen dos realidades de nivel desigual, al ser una más
fundamental y más explicativa que otra” (Perelman / Olbrechts-Tyteca
1989: 451). Cuando se recurre a este tipo de argumentos, “dado un
fenómeno, se presentan inmediatamente fenómenos relacionados con
él” (Lo Cascio 1998: 269): se establece automáticamente un nexo
entre una persona y sus manifestaciones, un objeto y sus
características, una enfermedad y sus síntomas (10) o bien entre el
cáncer y un determinado ‘terreno bioquímico’ del paciente (11):

(10) La ciática se reconoce fácilmente en dos signos principales: el primero


es el signo de Lasègue: estando acostado el enfermo, se levanta el
muslo y la pierna tendida, por encima del plano del lecho; entonces se
determina un vivo dolor sobre todo el trayecto del nervio ciático
enfermo, y el paciente lanza un grito de dolor [...] El signo de Bonnet
La letra con sangre entra: la divulgación médico-sanitaria 101

es la segunda manifestación que permite identificar la ciática: se dobla


la pierna sobre el muslo, y el muslo sobre la pelvis; como en esta
posición el nervio ciático se encuentra distendido, el enfermo no sufre
(n. 4, 15/04/1933: 11).

(11) Lo que es hereditario verosímilmente es el terreno constitucional [del


cáncer], el trastorno nutritivo que favorece la receptividad celular,
cuyas investigaciones modernas han demostrado el papel patógeno en
el proceso de cancerización (n. 1, 15/01/1933: 9).

Si los argumentos más socorridos en la divulgación médica de CIF


resultan basados en la estructura de la realidad, se detectan también
otras relaciones asociativas que fundamentan la estructura de la
realidad, conectando “elementos entre sí, de forma que acaben por
estructurar la realidad” (Lo Cascio 1998: 271). En este sentido, se
aventuran comparaciones o analogías entre un hecho en discusión y
otros hechos conocidos, aprobados y aceptados por el público. Todo
ello permite establecer un símil entre entidades de complejidad muy
distinta, p. ej., la vida humana y la de los ratones:

(12) Un año de observación sobre los ratones […] es un siglo de vida


humana, pues un viejo ratón, al morir a los tres años, ha visto
sucederse diez generaciones (n. 1, 15/01/1933: 7).

En otras ocasiones, el emisor divulga el saber médico proponiendo


modelos de comportamiento femenino que pretende generalizar entre
su público. Para forjar una pauta de comportamiento en el discurso,
con frecuencia el médico echa mano de estereotipos que, en la
mayoría de los casos, no desempeñan tanto una función cognitiva (a
saber, ayudar a comprender el mundo y a realizar previsiones sobre la
conducta ajena, Amossy / Herschberg 2001: 33-34), como una función
pedagógica. Para afianzar el valor didáctico de sus argumentos y
reafirmar su autoridad, el emisor no escatima ataques devastadores al
ethos prediscursivo del público femenino (13), representado como
falto de toda gracia y estilo, inmensamente necesitado de una guía
experta que le salga al paso. Obsérvese la ironía cruel que rezuma esta
descripción de las mujeres españolas que andan por las calles, ofrecida
por una médica que firma su artículo como ‘Doctora Ana’:
102 Giovanni Garofalo

(13) ¿[…] cuántas mujeres son capaces de andar con gracia, con
flexibilidad y ligereza? Unas se descaderan dolorosamente, lanzando
de derecha a izquierda e inversamente el peso del cuerpo a cada paso.
Otras añaden a esto una especie de rotación de... “la parte baja de la
espalda…”, que puede tener cierto éxito en las danzas orientales, pero
que ofrece una impresión desastrosa en la calle. Otras, en cambio, se
mantienen tan rígidas que podría creerse que se han tragado un
pararrayos. Otras mueven los hombros, produciendo un balanceo de
todo el cuerpo. Otras andan a saltitos, como gorriones. Vemos a
algunas martillear el suelo con un tacón estruendoso, que trotan… En
fin, el espectáculo de las calles no es precisamente, bajo este aspecto,
artísticamente muy agradable (n. 6, 15/6/1933: 7).

Para remediar semejante desastre y enseñar a la mujer a andar con


gracia, la especialista recurre al argumento del modelo (Perelman /
Olbrechts-Tyteca 1989: 556), entendido como imitación de una
conducta de reconocido prestigio que se ha de seguir y que, a la vez,
es garantía de éxito. Las múltiples estrategias empleadas para
preconizar un modelo de conducta abarcan los enunciados deónticos
contundentes (14), los precedentes literarios (15) o bien el recurso al
prototipo de las sicilianas o de las moras, que andan ufanas y garbosas
con un ánfora de agua sobre la cabeza (16). Se trata, en definitiva, de
modelos muy poco revolucionarios que, lejos de “romper los moldes”,
fomentando una imagen moderna y menos estereotipada de la mujer,
siguen fortaleciendo tópicos muy cargados de un ‘punto de vista
masculino’, aun cuando el enunciador es una mujer médico:

(14) El pecho debe ser altivo, la cabeza debe estar cómodamente situada, el
cuerpo bien equilibrado sobre las caderas. En lugar de andar con la
articulación de los muslos, la mayoría de las gentes andan con las
rodillas dobladas, lo que provoca un andar pesado, un contoneo de
pato, muy poco estético (n. 6, 15/6/1933: 8).

(15) “Reina de la actitud y princesa del gesto…” Así hablaba Rostand de


Sarah Bernhardt. El poeta juzgaba “que por su solo porte, una mujer
revela su clase y se impone”. Frecuentemente se oye decir: “Tiene un
porte de soberana (n. 6, 15/6/1933: 8).

(16) Hay que conseguir, como hacen las sicilianas o los árabes, llevarla [un
ánfora llena de agua sobre la cabeza] sin necesidad de sostenerla […]
(n. 6, 15/6/1933: 8).
La letra con sangre entra: la divulgación médico-sanitaria 103

Con menor frecuencia, se detectan casos de argumentos por


disociación, mediante los cuales el médico se distancia de opiniones
aceptadas por su público como hechos reales (Lo Cascio 1998: 272),
desmintiendo falsas creencias populares (p. ej., la idea de que el corsé,
los excesos de la dieta y los tacones altos son inocuos para la salud) o
reprobando actitudes frecuentes y perniciosas. Bien mirado, los
enunciados siguientes entrañan la afirmación implícita muy al
contrario de lo que Ud. piensa/hace y contribuyen a reafirmar la
autoridad discursiva del médico frente al enunciatario:

(17) Señoras, ¡cuidado con la moda y la coquetería!, que a veces son


enemigas muy terribles de vuestra salud y de vuestros ojos. El corsé,
la línea, los tacones altos, etc., todos repercuten en el funcionamiento
de los órganos más importantes de vuestro organismo, y por ello, en el
encanto de vuestra mirada (núm. extraordinario 25/02/1934: 29).

(18) Puesto que cuida de sus dientes diariamente, ¿por qué no cuida
también de sus ojos todos los días…; sus ojos que no se pueden
substituir como un diente? (núm. extraordinario 25/02/1934: 8).

(19) El ojo del anciano es tan delicado como el ojo del niño (núm.
extraordinario 25/02/1934: 30).

A pesar de la indudable relevancia de los argumentos previamente


descritos, el aspecto más peculiar de la divulgación médica en CIF
consiste en el hecho de que el especialista, en su afán por convencer e
instruir, incurre con frecuencia en falacias argumentativas (Plantin
2012: 89-98; van Eemeren / Grootendorst 2011: 155-179),
paralogismos inesperados en el marco del discurso científico que, por
definición, ha de tender a la máxima objetividad, a la neutralidad y,
por ende, a la ausencia de emotividad y de valoraciones personales
(Calsamiglia / Tusón 2007: 272). Sorprende, pues, que el médico
recurra a “pasos o movidas (moves) incorrectos para refutar las tesis
contrarias” (van Eemeren / Grootendorst 2011: 155), a saber, a
razonamientos acientíficos y manifiestamente manipuladores,
desprovistos de pruebas concluyentes y basados más bien en el
prejuicio y en la moral dominante de la época. Entre las principales
104 Giovanni Garofalo

falacias que se pueden detectar en la labor de divulgación médica de la


revista, destacamos (Lo Cascio 1998: 293-297):
a) Argumentos ad verecundiam, fundados en la autoridad de una
fuente citada, pero desconocida o incomprensible para la
mayoría del público (20), máxime cuando la fuente es un adagio
en latín (21) que, combinado con la terminología médica,
“constituye un símbolo de estatus, una manera para reafirmar la
distribución del poder” en la interacción con las lectoras (Orletti
2000: 34, trad. propia). La ‘barrera lingüística’ que el médico
levanta de este modo malogra los propósitos divulgadores de la
revista, ya que no hace perspicuo el mensaje y subraya la
distancia social que separa a los participantes, en el reparto de
los papeles discursivos:

(20) […] Según Delpech, la catarata sería debida a que se necrosaría el


cristalino por falta de nutrición […], y según Heister, sería porque
esas mismas causas generales producen la obliteración de los vasos
capilares de la lente (núm. extraordinario 25/02/1934: 28, cursiva
añadida).

(21) Al primer síntoma de nebulosidad de la vista, el único remedio, LA


ÚNICA ESPERANZA DE SALVACIÓN, ES SUPRIMIR LA
CAUSA, pues según el viejo adagio latino: sublata causa, tollitur
effectus (núm. extraordinario 25/02/1934: 28).

b) Argumentos ad baculum, consistentes en una amenaza directa


dirigida al público. Entre los numerosos casos de esta clase de
falacias, es oportuno señalar la alta frecuencia de intimidaciones
que apuntan a despertar un sentimiento de culpabilidad en los
padres (como en el anterior ej. 9), cuya desidia o falta de control
sobre los comportamientos de los hijos – en concreto, sobre sus
prácticas sexuales – puede desencadenar graves enfermedades y
trastornos en sus vástagos (23), como la gota serena, tecnicismo
de la oftalmología hoy en desuso, correspondiente a la ceguera
(RAE 2001 sub voce) o, en diacronía, al glaucoma (RAE 1822
sub voce). Para el lector contemporáneo, resulta impactante la
vehemencia con la que el médico amenaza a los padres,
llegando incluso a maldecirlos si desatienden las
La letra con sangre entra: la divulgación médico-sanitaria 105

recomendaciones de la revista (23). Obsérvese cómo el


perjuicio personal del emisor se convierte en un dato
incontrovertible de la ciencia médica, mediante el calificador
inicial no hay ninguna duda de que, que modaliza
epistémicamente la tesis como cierta, excluyendo de entrada
cualquier opinión contraria:

(22) No hay ninguna duda de que un gran número de atrofias papilares


no reconocen otra causa que los excesos genésicos. Esta advertencia
sería útil a los hombres como tales hombres y también como padres.
Que observen estrechamente a sus hijos en la edad crítica de la niñez y
de la juventud, porque si entonces se contraen costumbres viciosas,
éstas pueden perjudicar al desarrollo normal y regular del sistema
nervioso. El organismo entero sufre las consecuencias funestas, y a
veces irremediables, de este vicio. Los sentidos, y sobre todo el
sentido de la vista, resisten mayormente el choque, y MUCHOS SON
LOS NIÑOS ATACADOS POR LA GOTA SERENA POR
EFECTO DE ESAS COSTUMBRES PERNICIOSAS. Es decir,
que si los padres se descuidan la culpa de estas costumbres funestas la
tienen ellos mismos. No vigilar a los niños desde este punto de vista es
un error peligroso, porque, como ha dicho Michel Levi, "la cuna tiene
sus peligros y sus misterios de depravación” (núm. extraordinario,
25/02/1934: 28).

(23) La oftalmía de los recién nacidos es debida al contacto, en el momento


del parto, de los ojos del niño con cierto pus que proviene de las partes
genitales de la madre cuando ésta última está contaminada. Con el fin
de evitar ese contacto, hay que vigilar con cuidado a la madre, y
combatir ese derrame, antes del parto, por medio de inyecciones
antisépticas. […] PADRES: Si sabiendo lo que precede, dejáis que
vuestros niños sean las víctimas de la oftalmía de los recién nacidos,
seréis los responsables de su ceguera y MERECÉIS QUE OS
MALDIGAN (núm. extraordinario, 25/02/1934: 33).

c) Argumentos ad misericordiam, inapropiados en el discurso


médico ya que no se dirigen a la razón del destinatario, sino que
apelan a su sentimiento de compasión, con un evidente ejercicio
de captatio benevolentiae. Es el argumento que se emplea, por
ejemplo, en el siguiente llamamiento a los alcaldes de Madrid y
de Barcelona, para que tengan la bondad de instituir clases
106 Giovanni Garofalo

especiales para personas de vista muy defectuosa, calificadas


como “desgraciados”:

(24) […] En España no tenemos ninguna [clase especial para personas de


vista muy defectuosa]. Madrid y Barcelona, con su millón de
habitantes, deben de tomar la iniciativa de establecerlas; y, para ello,
nos permitimos hacer, señores Alcaldes, un llamamiento a su bondad
para los desgraciados, y, sobre todo, a su alto espíritu de justicia social
(núm. extraordinario, 25/02/1934: 24).

Cabe observar que, en su continua apelación al pathos del público, el


médico no tiene reparo en descalificar la propia imagen del enfermo,
cuando ello es funcional a los propósitos de su argumentación. A
modo de ejemplo, para respaldar la tesis de que “luchar contra la
ceguera es hacer obra social a la vez que humanitaria” (núm.
extraordinario, 25/02/1934: 30), se define al ciego como “déficit para
la sociedad”, unidad léxica connotativa que manifiesta la actitud
despectiva del emisor:

(25) Un ciego es un déficit para la sociedad. Y la sociedad debe hacer


cuanto pueda para que la ceguera disminuya (núm. extraordinario,
25/02/1934: 24).

d) Argumentos ad ignorantiam, que no se basan en certezas


científicas y que se proponen como válidos “hasta prueba de lo
contrario”. Así pues, las posibles causas de estrabismo en el
niño que el especialista menciona resultan discutibles, ya que
no parecen apoyarse en ninguna evidencia médica concreta:

(26) Hay que evitar las costumbres oculares que podrían llevar al
estrabismo. Con este fin, conviene suprimir u ocultar objetos
llamativos o brillantes colocados lateralmente a la cuna, así como
manchas o verrugas del seno de la madre o de la nodriza o en la nariz
del niño (núm. extraordinario, 25/02/1934: 20).

Conviene advertir que algunos contextos anteriormente analizados –


p. ej., el caso de (22) y (26) – podrían interpretarse también como
ejemplos del paralogismo conocido como non sequitur, es decir, como
argumento que podría ser válido, pero que resulta desprovisto de una
La letra con sangre entra: la divulgación médico-sanitaria 107

‘ley de paso’ o regla general que justifique la relación entre el


argumento y la tesis (Lo Cascio 1998: 296).
Por último, cabe señalar que el conjunto de argumentos
aducidos por el médico, con su fuerte dosis de ironía hiriente y de
paternalismo, constituyen un ejemplo de descortesía ideológica,
característica del “comportamiento verbal, propio del discurso de tema
serio, que busca desprestigiar la imagen de aquella persona o grupo
posicionados en un lugar ideológicamente contrario al hablante”
(López Martín 2013: 66).
Dicha actitud apunta a atraer a una determinada audiencia
femenina con el propósito de aleccionarla, inculcando una visión
conservadora del papel social de la mujer española en la época de
referencia. Al proponer modelos comportamentales, el médico
procura, a la vez, acercarse emocionalmente a su público ideal y, para
afianzar las relaciones afiliativas con este, descalifica a las mujeres
que desoyen sus consejos (López Martín 2013: 73). Esta estrategia
supone la creación de una máscara, de una imagen social del
enunciador muy ligada a la función didáctico-divulgativa de la revista.
De hecho, el médico presenta voluntariamente una imagen
‘autoritaria’ de sí mismo que le resulta muy rentable, no solo para
convencer a su público, sino también para corroborar las relaciones de
poder existentes entre los sexos, ‘controlando’ la actuación social de
la mujer, incluso en una época de cambios radicales.

5. Conclusiones

En los artículos de divulgación médica publicados en CIF entre 1933


y 1936, el posicionamiento discursivo de los sujetos implicados en la
enunciación se configura como un proceso interactivo: la construcción
del ethos y de las marcas identitarias del médico-enunciador acarrea la
identificación en el discurso de la figura correlativa del público
femenino-enunciatario. La construcción de ambas imágenes en el
discurso se realiza tanto a nivel de enunciación – concebida como acto
108 Giovanni Garofalo

individual de producción del mensaje, en el cual el emisor inscribe su


subjetividad – como a nivel de enunciado, el resultado lingüístico de
la enunciación, a saber, las estructuras textuales concretas que
vertebran el discurso (Dubois 1969: 104; Amossy 2001: 8).
Asimismo, los tipos de argumentos y paralogismos esgrimidos en la
operación divulgadora contribuyen activamente a construir
discursivamente el ethos de ambos participantes en el plano del
enunciado.
El análisis realizado pone al descubierto una imagen poco
halagüeña del enunciatario, un público femenino algo ingenuo, poco
revolucionario, de nivel cultural medio-bajo y deseoso de conformarse
con modelos comportamentales y estereotipos producidos por una
visión masculina de las relaciones de poder en la sociedad.
En cuanto al ethos del experto, tanto el componente
prediscursivo como el discursivo intervienen para consolidar la
autoridad del médico, quien manifiesta la intención de instruir a su
audiencia con una actitud paternalista que, en ocasiones, llega a la
amenaza y al escarnio del enunciatario. La distancia funcional que el
emisor interpone con respecto al receptor y la opacidad terminológica
de sus argumentos parecen frustrar los declarados propósitos
divulgadores de la revista. Es más, la técnica argumentativa del
médico parece apuntar más a consolidar su prestigio social y el
conjunto de valores masculinos que seguía animando a los
intelectuales republicanos que a la efectiva emancipación femenina.
En definitiva, la operación divulgadora de la revista encubre a duras
penas el intento de controlar la autonomía de la mujer española de
aquel entonces, considerada aún demasiado inmadura para hacerse
cargo de su bienestar físico y psicológico. Desde la vertiente
estilística, los autores se muestran más preocupados por lucir su saber
especializado y sus habilidades literarias que por aclarar y ser
comprendidos y, por este motivo, prevalece el registro culto, índice
del prestigio y del estatus social del médico. El esmero formal se
refleja incluso en la selección de eufemismos exquisitos (como el que
se emplea al tratar el tema del estreñimiento, cuando se afirma que
“para vencer este mal, hay que presentarse todos los días dos veces, a
la misma hora si es posible, al excusado y tratar lealmente de obtener
el resultado en vista del cual vamos allí” 1993, n.1, pág. 11, cursiva
La letra con sangre entra: la divulgación médico-sanitaria 109

añadida) o de algunos pseudónimos empleados para firmar los


artículos (p. ej., “Esculapio”), que denuncian cierto ‘endiosamiento’
de los médicos, cada uno de los cuales se honra de ostentar su título de
‘doctor’.
Las referidas características discursivas tal vez hayan contribuido al
fracaso editorial de la revista, tres años después de su aparición. De
hecho, “según el periódico El Socialista, Cultura en realidad no estaba
dirigida a todas las mujeres sino que era “sobremanera intelectualista,
para minorías” (Rota 2010: 145).
Por último, huelga recordar que – también en la comunicación
médica – los procedimientos discursivos de construcción del ethos
evolucionan en el tiempo y no pueden someterse a criterios actuales
de juicio, lo cual evidencia aún más, si cabe, la relación estrecha y
mutable entre ideologías, representaciones compartidas, estereotipos,
convenciones y realizaciones textuales.

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GORETTI FAYA ORNIA

Estudio contrastivo del género del folleto médico


(inglés-español) como base para la traducción de
folletos médicos

1. Introducción

A pesar del alto volumen de publicaciones sobre textos médicos,


podemos observar un vacío considerable en lo que atañe a un producto
que está adquiriendo cada vez mayor importancia: el ‘folleto médico’.
Basándonos en las aportaciones de Swales (1990) y Bhatia (1993),
pero especialmente en las contribuciones del grupo GENTT (2002),
entendemos por ‘género textual’ una forma convencionalizada de
texto que posee una función específica en la cultura en la que se
inscribe y refleja un propósito del emisor previsible por parte del
receptor (García Izquierdo 2002: 15).
Dado que un género textual puede presentar características
diferentes en dos culturas (Gamero 1998: 12), es conveniente que el
traductor conozca dichos rasgos antes de comenzar una traducción
(García Izquierdo 2002: 13 y House / Blum-Kulka 1986). En este
sentido, un análisis contrastivo del género en cuestión puede resultar
de gran utilidad al traductor (GENTT 2002; Aijmer / Altenberg /
Johansson 1996 y Mathesius 1975, cit. en Johansson 2003: 35).
Nuestro objetivo en el presente trabajo es dar a conocer los
resultados de un estudio contrastivo con fines traductológicos llevado
a cabo con folletos médicos en inglés y en español. Con él se trataban
de establecer directrices sobre las características del género del folleto


Universidad de Oviedo. Código Orcid: 0000-0003-0992-5563.
114 Goretti Faya Ornia

médico en inglés y en español, que pudieran resultar útiles a los


traductores de folletos médicos.

2. Objetivos y modelo de análisis

Con este estudio tratamos de conseguir principalmente tres objetivos.


En primer lugar, identificar las características del género de los
folletos médicos en inglés. En segundo lugar, extraer las
características del género de los folletos médicos en español. En tercer
lugar, detectar las similitudes y diferencias que presenta el género de
los folletos médicos en inglés y en español.
Para ello, hemos utilizado un modelo de análisis con enfoque
funcionalista, y completado con las aportaciones de Nord (2005) y
Kress / van Leeuwen (2006) por sus contribuciones en cuanto a
contenido visual. Dicho modelo consta de dos fases. En la primera,
analizaremos los aspectos formales y comenzaremos atendiendo al
tipo de papel. Trataremos de determinar si el papel empleado en los
folletos médicos de los dos países es normal o especial. Con ‘especial’
nos referimos a un papel brillante y de grosor particular.
A continuación, observaremos la presentación de la
información, esto es, si aparece en una sola hoja, en formato díptico,
tríptico, políptico, o bien si se encuentra en cualquier otra
presentación. El siguiente punto del análisis corresponde a las
imágenes, en donde atenderemos a su frecuencia de aparición, así
como a las características que estas presentan (color o blanco y negro;
imágenes reales o dibujos).
Analizaremos asimismo la variabilidad de fuentes y estilos. Con
‘fuentes’, nos referimos a tipos de letra. Distinguiremos entre ‘fuentes
variadas y llamativas’ y ‘fuentes sencillas’. Las ‘fuentes sencillas’ son
aquellos tipos de letra usados habitualmente (por ejemplo, Arial,
Times New Roman, Calibri, etc.). Por el contrario, ‘fuentes variadas’
hace referencia a tipos de letra poco frecuentes (por citar algunos
ejemplos, Lucida Calligraphy, Tempus Sans ITC o Tekton Pro Cond).
Estudio contrastivo del género del folleto médico 115

Asimismo, diferenciaremos las siguientes categorías para los estilos:


‘variados y bien visibles’, ‘variados pero tamaño pequeño’, ‘poco
variados pero bien visibles’ y ‘poco variados y tamaño pequeño’. Los
estilos variados se caracterizan por incorporar elementos como
negrita, cursiva, subrayado, sombreado, 3D, etc.
Por último, nos fijaremos en la macroestructura y trataremos de
determinar si existe una estructura fija en todos los folletos (y en tal
caso, cuál es el orden de aparición y la ubicación de dichos bloques y
apartados).
En la segunda fase, atendemos a los elementos lingüísticos.
Para la determinación de los criterios de estudio, tuvimos en cuenta
los señalados en el trabajo de Mayor Serrano (2005) y los
completamos con las categorías que señala Nord (2005: 122) para
estudiar el léxico en profundidad (connotaciones, campos semánticos,
registro, partes del discurso, morfología, colocaciones, frases hechas,
mención expresa de los elementos extratextuales, etc.). Debido a su
exhaustividad, hemos decidido seleccionar dos por la especial
relevancia que tienen en el género del folleto médico: el registro (por
ser textos que apelan al lector) y la morfología (porque en el lenguaje
médico inglés coexisten a menudo formas latinas y anglosajonas).
Comenzaremos esta segunda fase de análisis atendiendo al
registro, en donde nos centraremos principalmente en el grado de
formalidad con el que se apela al lector (Thiel 1974 y 1978; Reiss
1974 y 1984; Koller 1982; Hyland 2005). Esto es, determinaremos si
se prefieren apelaciones directas, si se opta por el empleo de formas
retóricas (primera persona del singular o del plural), o bien si se
emplean formas impersonales. En el caso del español, observaremos
también si la apelación es formal (usted) o informal (tú).
A continuación, nos centraremos en el grado de especialización
del léxico y en la inclusión de explicaciones sobre los contenidos
especializados (Cabré 1993 y 2004). Entendemos por término
especializado aquel empleado por especialistas (Álvarez de Mon /
Rego 2005: 45); estos términos caracterizan a los lenguajes de
especialidad (Cabré 1993: 103). En este sentido, ‘cefalea’ o ‘clavicle’
serían términos especializados, mientras que ‘dolor de cabeza’ o
‘collar bone’ serían términos generales. Creemos que es necesario
contar con un valor de referencia que nos permita contrastar los
116 Goretti Faya Ornia

folletos de nuestros tres corpus. Por ese motivo, basándonos en las


aportaciones de Guantiva et al. (2008), consideramos que podríamos
tomar como valor de referencia tres términos especializados por
folleto. De este modo, si un folleto tiene menos de tres términos,
entenderemos que en él predomina el léxico general. Si por el
contrario, tiene más de tres, lo calificaremos como un texto con una
densidad terminológica lo suficientemente alta como para considerar
que la terminología especializada tiene una presencia significativa.
Finalmente, en caso de que aparezcan exactamente tres términos
especializados, lo englobaremos bajo la categoría ‘Ambas’.
Para el análisis de las siglas (Giraldo / Cabré 2006), hemos
adoptado el mismo valor de referencia que en el parámetro anterior.
Por ello, si hay más de tres siglas en un mismo folleto, las
registraremos como frecuentes. Si hay tres o menos siglas,
consideraremos su presencia poco frecuente. Crearemos asimismo una
categoría que refleje la ausencia de siglas.
En el siguiente paso, nos fijaremos en la estructura de las
oraciones; principalmente en su longitud y construcción. Para
determinar si una oración es breve o larga, realizaremos un recuento
del número de verbos por oración. Para conocer la estructura de las
oraciones, nos hemos basado en las sugerencias de Nord (2005: 131).

3. Características de los corpus utilizados para el análisis


contrastivo

Basándonos principalmente en Alberola 2001, Busch-Lauer 1995,


Mayor Serrano 2005 y 2010, Santesmases 1996 y Sánchez 1995,
entendemos por ‘folleto médico’, un documento de reducido número
de hojas, que proporciona la información más relevante sobre un
determinado tema médico y que está dirigido a un público general no
experto en la materia (normalmente, pacientes o familiares). Los
folletos recopilados cumplían estos requisitos:
Estudio contrastivo del género del folleto médico 117

 los folletos se recogieron exclusivamente en España y en el


Reino Unido, por ser nuestros dos países de estudio. A pesar de
las diferencias lingüísticas y culturales que pueden existir entre
distintas zonas geográficas de un mismo país, no hemos
restringido el proceso de recogida a una sola provincia o
condado. Quizás las diferencias regionales aplicadas a los
folletos médicos podrían ser tema de estudio en un proyecto


futuro;
los folletos recopilados son reales y auténticos. Todos los textos
estaban a disposición del público en hospitales, clínicas, centros
de salud o delegaciones de los Ministerios de Sanidad. Los
documentos están dirigidos al público general, ya sean


pacientes o familiares de estos;
los textos son recientes y se encuentran en soporte impreso.
Entendemos por ‘reciente’ que se hayan publicado en los
últimos cinco años. Inicialmente no habíamos incluido el
requisito de encontrarse en formato impreso, ya que existe un
alto número de folletos publicados en versión electrónica. Sin
embargo, las cuestiones relacionadas con la macroestructura
(formato de impresión y presentación, tipo de papel, etc.) se


observan únicamente en los folletos impresos;
todos los textos son originales escritos en inglés británico o en
español de España. Siguiendo estos criterios, hemos recopilado
un total de 200 folletos (100 en inglés y 100 en español).

4. Resultados del estudio

4.1 Aspectos formales

En los dos corpus analizados, se prefiere papel especial. Sin embargo,


este porcentaje es mucho más elevado en español (95%) que en inglés
(62%). Destacamos por tanto el alto porcentaje de los folletos ingleses
en lo que se refiere al papel normal (38%), frente al bajo 5% de los
españoles.
118 Goretti Faya Ornia

Figura 1. Tipo de papel

En español el formato predominante es claramente el tríptico, que


destaca con un 44% por encima de todos los demás formatos. En
inglés, sin embargo, coexisten tres diseños con porcentajes similares:
tríptico (31%), modo de libro (30%) y díptico (26%).

Figura 2. Presentación de la información


Estudio contrastivo del género del folleto médico 119

Las imágenes son frecuentes en los dos corpus, aunque más en


español (93% de presencia) que en inglés (69%). En la mayor parte de
los casos, se localizan tanto en la portada como en el cuerpo del
folleto (69% en español; 39% en inglés). Resulta llamativo no solo
que en los folletos ingleses las imágenes aparecen con menos
frecuencia, sino también que un porcentaje elevado (23%) incluyen
imágenes únicamente en la portada (frente al escaso 13% de los
folletos españoles).

Figura 3. Presencia de imágenes

Las imágenes suelen estar en color en los dos corpus (85% en español
y 57% en inglés). Sin embargo, la presencia de imágenes en blanco y
negro es de nuevo superior en inglés (12%) que en español (8%).
120 Goretti Faya Ornia

Figura 4. Color de imágenes

El último elemento analizado en relación con las imágenes,


corresponde a la realidad o ficción de estas. En este sentido, hemos
podido observar que en ambos corpus predominan las imágenes
reales. No obstante, resulta llamativo el elevado porcentaje
correspondiente a folletos españoles que incluyen dibujos (32% frente
al 14% de los folletos ingleses).

Figura 5. Realidad de imágenes


Estudio contrastivo del género del folleto médico 121

En lo que atañe a las fuentes, en inglés se opta claramente por fuentes


sencillas (en un 85% de los casos). En español, el porcentaje de
fuentes variadas y llamativas es mucho más elevado que en inglés
(50% en los folletos españoles, frente al 15% de los folletos ingleses).
Sin embargo, los datos obtenidos en los folletos españoles no son
concluyentes, ya que hemos detectado fuentes variadas y llamativas en
el 50% de los folletos, y fuentes sencillas en el otro 50%.

Figura 6. Fuentes

Los estilos vuelven a ser más variados nuevamente en español (46%)


que en inglés (20%). En los folletos ingleses, se prefieren estilos poco
variados, aunque bien visibles (65%).

Figura 7. Estilos
122 Goretti Faya Ornia

La estructura está claramente definida tanto en español como en


inglés. Se distinguen habitualmente los siguientes bloques:


una breve introducción;
información variada dividida en distintos apartados según el


tema en cuestión;


entidad organizadora;
teléfono o dirección de contacto de dicha entidad.
Sin embargo, en los folletos ingleses suelen estar presentes otras tres
categorías. Estas son: un índice (con la correspondiente correlación y
numeración de páginas), un breve resumen sobre el contenido del
folleto y un párrafo con información sobre la responsabilidad legal
sobre el folleto. Este párrafo suele ubicarse o al principio o al final del
folleto. De este modo, esta sería la estructura habitual que nos


podemos encontrar en los folletos ingleses:


(información legal sobre el folleto);


introducción;


índice (con la correspondiente numeración de páginas);


información dividida en distintos apartados según tema;


resumen;


(información legal sobre el folleto);


entidad organizadora;
teléfono o dirección de contacto.
La inclusión del índice (y la correspondiente numeración de páginas)
está en relación con el formato en modo de libro, al que nos
referíamos al principio de este apartado (al comentar la presentación
de la información).

Figura 8. Macroestructura
Estudio contrastivo del género del folleto médico 123

Finalizamos aquí la primera fase del análisis y nos adentramos en la


segunda. Recordemos que esta tiene un carácter más lingüístico que la
anterior.

4.2 Elementos lingüísticos

En lo que atañe al número de lenguas, todos los folletos ingleses


analizados son monolingües, mientras que 29 folletos españoles son
bilingües. De estos, 16 estaban redactados en las dos lenguas (español
e inglés), mientras que 13 estaban redactados únicamente en español
pero el correspondiente folleto traducido al inglés estaba disponible a
su lado en el momento de la recogida de folletos.

4.2.1 El registro
Respecto al registro empleado en los folletos médicos y
concretamente, en lo que se refiere al modo de dirigirse al lector,
hemos podido constatar que tanto en inglés como en español se
emplea la apelación directa. Esta se expresa mediante la forma ‘you’
en inglés (74%) y mediante las formas ‘usted’ (17%) y ‘tú’ (36%) en
español. En los folletos españoles se emplean también de forma
habitual las estructuras neutras (44%), principalmente mediante la
forma ‘se’ (en oraciones como este fármaco debe tomarse dos veces al
día, etc.). El uso de la primera persona (tanto del singular como del
plural) es más frecuente en inglés (18%), aunque queda esta forma
relegada principalmente al título de secciones (por ejemplo, What do
we do?, como título para la sección en la que se detallan los servicios
prestados por el centro anunciado en el folleto). El uso de la primera
persona es prácticamente nulo en español, con una frecuencia de tan
solo un 3%.
124 Goretti Faya Ornia

Figura 9. Registro

Las listas están introducidas, por lo general, por sustantivos tanto en


español como en inglés. Sin embargo, en inglés, los resultados no son
concluyentes, ya que el empleo de sustantivos y verbos presenta una
frecuencia similar (39% sustantivos y 32% verbos). En español, esta
incidencia es del 57% y 23% respectivamente.

Figura 10. Inicio de listas

4.2.2 La terminología
La terminología empleada es general, puesto que se trata de textos
dirigidos a pacientes (público lego en la materia tratada). Sin embargo,
Estudio contrastivo del género del folleto médico 125

el uso de terminología especializada, es más habitual en español (8%


terminología especializada; 29% coexistencia de ambas formas) que
en inglés (3% terminología especializada; 12% coexistencia de ambas
formas). Esto quizás se deba al hecho de que el español es una lengua
latina, que en consecuencia, contendrá con más frecuencia términos de
origen grecolatino (Cabré 1993 y 2004; Álvarez de Mon 2005).

Figura 11. Terminología

Para concluir, en relación con la terminología, nos referimos a la


frecuencia de uso de siglas. Estas aparecen en un 35% de los folletos
españoles; pueden encontrarse en el nombre del hospital o clínica (por
ejemplo, Hospital USP Marbella) o bien en términos especializados
(VIH, TC, etc.). Sin embargo, su uso es mucho más frecuente en
inglés, en donde se registra un 75%. Este dato no es sorprendente,
dado que en esta lengua las siglas son frecuentes, ya sea en los
nombres de hospitales o del propio sistema de salud (por ejemplo,
NHS), en términos especializados (HIV, CT, etc.), o incluso en lo que
atañe al léxico general (UK, GP, USA, ID, etc.).
126 Goretti Faya Ornia

Figura 12. Siglas

5. Conclusiones

Hemos visto que los folletos españoles son más llamativos e


informales que los españoles: se emplea con más frecuencia papel
especial, las imágenes son más comunes con un alto número en color,
los dibujos son frecuentes y presentan una gama muy diversa de
estilos y fuentes. Por el contrario, los folletos ingleses son más serios
y con un diseño más formal: es frecuente el uso de papel normal, es
elevado el número de folletos sin imágenes (y en las que hay,
predominan las imágenes reales), las fuentes y estilos son sobrios y
sencillos. En nuestra opinión, esta seriedad en el diseño de los folletos
ingleses puede deberse en parte a que es necesario aportar formalidad
al texto y respeto al lector. Esto en español se puede conseguir más
fácilmente mediante el empleo de la forma ‘usted’.
En lo que atañe al número de lenguas, hemos observado que
todos los folletos ingleses analizados son monolingües, mientras que
los folletos españoles son en ocasiones bilingües. Un posible motivo
Estudio contrastivo del género del folleto médico 127

es el carácter internacional del inglés, mientras que en la cultura


española parece necesario traducir determinados folletos con el fin de
que el mensaje llegue a un mayor número de turistas y residentes que
pueden tener dificultades para entender español.
En cuanto a la terminología, hemos observado que se siguen los
patrones propios de cada idioma. Esto es, en español se emplean con
frecuencia términos grecolatinos, mientras que en inglés estos se
consideran formales y suelen evitarse en conversaciones de ámbito
general. En consecuencia, en español hay una mayor frecuencia de
terminología especializada (de origen grecolatino). Por otro lado,
hemos observado que las siglas, frecuentes en lengua inglesa incluso
en comunicaciones de ámbito general, también están presentes en el
género de los folletos médicos en esta lengua. Sin embargo, están
ausentes casi por completo en los folletos españoles, en donde se opta
por la forma extendida.
Otras diferencias detectadas que no parecen tener otra causa
justificada más que una mera frecuencia de uso son las siguientes. Por
un lado, el empleo de sustantivos en español para introducir listas,
mientras que en inglés se observa un uso poco concluyente de
sustantivos y verbos (porcentajes similares). Por otro lado, el formato
de presentación: el tríptico en español, frente al díptico, tríptico y
modo de libro en inglés. En nuestra opinión, es precisamente este
formato de ‘modo libro’ el que determina algunos de los rasgos
detectados en la macroestructura de los folletos ingleses: índice (con
la correspondiente numeración de páginas), resumen e información
legal.
Consideramos que un traductor de folletos médicos que trabaje
con textos en inglés y/o español, ya sea con fines didácticos o
profesionales, debe tener presentes todas estas diferencias que
presenta el género del folleto médico en las dos lenguas analizadas
(principalmente en el marco lingüístico) para poder llevar a cabo una
traducción que cumpla con las expectativas de sus receptores.
Asimismo, es aconsejable que el editor conozca también estas
diferencias con el fin de implementarlas en el marco estructural y de
diseño.
128 Goretti Faya Ornia

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GIOVANNA MAPELLI

La comunicación (e)-médico/(e)-paciente en los


foros de salud

1. La relación médico-paciente y la Medicina 2.0

La relación médico-paciente es un tipo de interacción asimétrica


prototípica (Linell 1990; Orletti 2000) que se ha caracterizado siempre
por la diferente posición jerárquica que ocupan ambas partes. Así, el
médico posee un nivel de conocimientos especializados y una
experiencia clínica, lo que contrasta con un menor dominio de los
conocimientos especializados y la experiencia vital de la enfermedad
por parte del paciente.
Se trata de un tipo de relación en el que los interlocutores se
distinguen también por un acceso desigual a los poderes de gestión de
la interacción, es decir, hay predeterminación de la alternancia de los
turnos y uno de los interloctuores controla el desarrollo de la
comunicación y de la organización de esta, y domina el tema con
capacidad para imponer su punto de vista debido a su poder social
(Cordella 2004). Según el modelo más antiguo, esta relación se ha
caracterizado por cierto paternalismo, en el que el médico dominaba la
escena y decidía por el paciente mientras que este tenía una actitud
completamente pasiva. Los dos mundos, el del médico y el del
paciente, estaban separados, con un flujo informativo unidireccional
top-down.
Sin embargo, hoy en día el modelo de relación vigente ha
combiado. Se trata de un patrón de cobertura universal o modelo
social (Gelabert 2012) en el que existe cierta colaboración con el
paciente, puesto que las decisiones terapéuticas ya no son


Università degli Studi di Milano. Código Orcid: 0000-0002-9825-875X.
132 Giovanna Mapelli

unidireccionales, sino consensuadas. Además, esta actitud activa del


paciente está incentivada también por la presencia de Internet en el
ámbito médico. La Web 2.0, de hecho, favorece una interacción más
directa y una retroalimentación con el interlocutor, que resulta más
comprometido, activo y participativo (Allen 2008; Yus Ramos 2010).
La ligazón entre Red y medicina era inevitable, ya que los
ciudadanos están constantemente buscando información y consejos
médicos1 y esto conlleva un cambio en las modalidades en las que se
desarrolla el encuentro entre médico y paciente y entre paciente y
paciente.
En la Web 2.0, la relación médico-paciente se desarrolla en un
eje horizontal (Fischer / Todd 1986), puesto que el paciente
desempeña un papel cada vez más relevante y se convierte en parte
activa del proceso comunicativo, aportando sus opiniones y
experiencias y llegando, incluso, a establecer controversias con el
médico (Olmos-Tomasini 2010). En la época de la e-Salud, Medicina
2.0 o Salud 2.0 (Medina Aguerrebere / González Pacanowski 2012) se
va perdiendo aquel desequilibrio cognoscitivo entre profesional
sanitario y paciente. Este tiene numerosas posibilidades de informarse,
de compartir información (Ruberto 2011), y de desempeñar un papel
fundamental en la divulgación médica (Anesa / Fage-Butler 2015),
abriendo nuevos escenarios comunicativos en los que se van a generar
interacciones grupales entre el experto y la comunidad de pacientes o
entre los pacientes mismos, que van adquiriendo cada vez más poder
decisional en temas de salud (Sommerhalder et al. 2009).
También es cierto que esta búsqueda desenfrenada de
información no crea un verdadero conocimiento, sino que puede llegar
a dar lugar a nuevas formas de ansiedad (Santoro 2011) e hipocondria,
denominada cybercondria (Ruberto 2011). Además, la mala
interpretación de la información, el hecho de no haber consultado la
autoridad de la fuente, la escasa capacidad de filtrar los datos y la falta

1
De hecho, según una encuesta realizada en julio de 2015 por la Sociedad
Española de Medicina de Familia y Comunitaria, al menos un 37,8 por ciento
de la población española busca información sanitaria en Internet y un 20 por
ciento afirma haberse bajado alguna aplicación sobre salud en su móvil
<www.lagranepoca.com> [10/10/2015].
La comunicación (e)-médico/(e)-paciente en los foros de salud 133

de conocimientos especializados en el campo médico podrían producir


confusión en los pacientes (Faiella 2015; de Semir 2015) y
conducirlos a un autodiagnóstico incorrecto (Grossi 2014), con el
agravante de llevarlos a una automedicación equivocada que podría
poner en peligro su salud y aportarles otras complicaciones (Moreno
2014). Dicho de otro modo, de acuerdo con de Semir (2015), la
bulimia comunicativa que sufrimos, en realidad está contribuyendo a
la anorexia de conocimiento en los ciudadanos del siglo XXI o a la
“deriva informativa”, en palabras de Metitieri (2009), porque sin la
obligación de identificarse, cualquiera puede difundir información
erróneas sin asumir ninguna responsabilidad.

2. Corpus y metodología

En el marco de la (ciber)pragmática (Levinson 1983; Yus 2010), de la


pragmática interaccional (Arundale 2006) y de la gestión de las
relaciones interpersonales (Spencer-Oatey 2000, 2008), este trabajo se
propone destacar las estrategias lingüístico-discursivas que el (e)-
médico y el (e)-paciente utilizan en las conversaciones de los foros de
salud, con el objetivo de analizar cualitativamente de qué manera los
interlocutores construyen su imagen (Goffman 1981) en el
ciberespacio. En particular, el análisis pretende observar si el entorno
digital influye en la relación de poder entre médico y paciente, es
decir, si existe un efectivo empoderamiento (empowerment) por parte
del enfermo y si se crea un nuevo modelo de comunicación.
El corpus está formado por 70 conversaciones virtuales sobre
enfermedades comunes (alergias, gripes, artritis, tiroides, bronquitis,
problemas metabólicos, cervicales, infecciones urinarias, acné, entre
otras) extraídas durante el año 2014 de tres foros de medicina:
Forumclinic <http://www.forumclinic.org/> [FC], Onsalus. La salud
en línea <http://www.onsalus.com/> [OS], y <portalesmedicos.com>
[PM].
FC es un programa interactivo, creado en el ámbito de un
proyecto financiado por la Fundación BBVA, y está liderado por los
134 Giovanna Mapelli

profesionales de los centros hospitalarios y de atención primaria de la


Corporación Sanitaria Clínic, del Hospital Clínic de Barcelona. OS y
PM son portales de información de salud dirigidos tanto a
profesionales sanitarios como a los profanos del tema.
Se ha elegido como foco de análisis el foro, puesto que es el
instrumento más utilizado por los enfermos para informarse (EPG
Health Media 2010).
Los hilos (threads) están constituidos al menos por dos
mensajes (posts): la pregunta del paciente, o de un familiar, y la
respuesta del médico o de otro enfermo. Los mensajes tienen una
longitud variable y la duración de los turnos de palabra de los
intervinientes no es fija. Es decir, existe una repartición equitativa de
las intervenciones: a menudo, la pregunta es mucho más larga que la
respuesta del especialista, puesto que, como afirma Orletti (2000), la
extensión del turno puede depender de la falta de competencia en el
ámbito médico y, por lo tanto, el paciente necesita más tiempo para
exponer todos sus síntomas. Sin embargo, en otros casos, es el médico
que goza de un turno más largo.
Huelga subrayar que el proceso de compartir información sobre
un determinado tema no solo adquiere la forma de paciente-experto o
experto-paciente, como ocurre en las interacciones diádicas en las
consultas tradicionales, sino que construye un complejo entramado de
relaciones, como por ejemplo paciente-paciente, paciente1-médico-
paciente2, etc., y exhibe aspectos de circularidad a través de diferentes
participantes y potenciales lectores futuros. Así pues, todos los
intervinientes contribuyen a la difusión de la información,
proporcionando diferentes puntos de vista. Por este motivo, se habla
de una divulgación oblicua, “en tanto que es indirecta, generada por el
usuario, dialógica y polilógica” (Anesa / Fage-Butler 2015: 106).

3. Análisis del corpus

El análisis se centra a nivel macrodiscursivo en las intervenciones del


paciente y en las del médico y a nivel microdiscursivo en las
La comunicación (e)-médico/(e)-paciente en los foros de salud 135

estrategias utilizadas por los dos interlocutores para enaltecer su


propia imagen y al mismo tiempo rebajar la del otro en la lucha por el
poder interaccional.

3.1 Las intervenciones de los pacientes


Según Cordella (2004), el paciente posee cuatro voces, a saber:
la voz del narrador de historias médicas, para expresar su
estado anímico, sus preocupaciones, que le permite mostrar una


determinada imagen de sí mismo y de su nivel cultural;


la voz iniciadora, para preguntar algo al médico;
la voz de la competencia, para demostrar sus conocimientos


médicos;
la voz del comunicador social, relacionada con su entorno
social (familia, trabajo, estilo de vida, etc.).
Del análisis se desprende que dominan las tres primeras voces. La
primera intervención pertenece siempre al paciente; se trata de
micronarraciones en las que el paciente, con su “voz narradora”
(Cordella 2004), cuenta su historia y plantea un problema de salud
para saber qué opinan los demás sobre un determinado tratamiento o
una enfermedad. Además, con la voz narradora se mezcla la “voz
iniciadora” con la que el lego formula preguntas al destinatario. Linell
(1990) explica que la pregunta es una iniciativa fuerte, puesto que
determina el turno siguiente y su contenido. Desde este punto de vista,
podemos afirmar que el paciente ostenta una dominancia interaccional
(Linell / Luckmann 1991) al abrir el turno conversacional; en la
interacción tradicional, en cambio, el enfermo era un sujeto pasivo,
del que se esperaban solo intervenciones de tipo reactivo, como, por
ejemplo, respuestas, justificaciones, expresiones de acuerdo, etc.
(Petrillo 2002). Sin embargo, también es cierto que el médico, como
veremos, formula preguntas para aclarar mejor el estado de salud del
paciente y llegar, de esta manera, a un diagnóstico más fiable.
En el comienzo y en el cierre se ha identificado la presencia de
intercambios de comunicación fática tales como los saludos, los
agradecimientos y las despedidas como “rituales de acceso” (Goffman
1973), como hola, gracias, se lo agradecería mucho, que se emplean
136 Giovanna Mapelli

para activar la interacción y establecer y reforzar las buenas relaciones


entre los internautas.
En la mayoría de los casos, el enfermo o un familiar empieza
con una breve descripción de los síntomas (1), recurriendo por
ejemplo a símiles para describirlos (“una especie de crujido”, “sentía
como un crujido”, “una especie de arenilla”); otras veces aporta
también los resultados de los análisis clínicos (2). En la parte inicial y
final de la intervención, pide aclaraciones, ayuda o consejos (“alguien
me puede ayudar o aconsejarme”, “ayúdeme por favor”, “ayúdennos
por favor”), como se puede observar en los siguientes ejemplos2:

(1) hola... a ver si alguien me puede ayudar o aconsejarme...


Hace unos meses q me despertó una especie de crujido en la garganta;
que después desapareció durante unos meses.
Al cabo del tiempo se volvió a repetir,al tragar sentía como un crujido
en la garganta y tb dolor alguna vez. Al tragar sentía como una especie
de arenilla. Me hicieron una ecografía pero no vieron nada;así que
realizaron una gammagrafía en la que me detectaron un nódulo frío en
el lóbulo derecho de grado 1.
En una analítica los niveles tumorales eran normales.
Otra cosa que me pasó es que me salieron herpes en el cuello y como
espinillas y me picaban.
La verdad que en la ecografía no lo ven y no se si al no verlo podrán
hacerme la biopsia y tb si se puede operar.
La verdad es que estoy bastante preocupada y me gustaría que si
alguien sabe de ésto o a pasado por lo mismo me dijera algo. Se lo
agradecería mucho (PM).

(2) Hola Ayudenme por favor estamos desesperados, mi esposo tiene 31


años y lleva ya casi un mes con temperaturas de hasta 39.5
intermitentes le da por lo menos 3 veces al día en cuestión de minutos,
el doctor dijo que era salmonela, pero no reacciono al medicamento y
le solicito unos analisis en los que dan el siguiente resultado:
ANTIGENO TIFICO O- NEGATIVO
ANTIGENO TIFICO H- NEGATIVO
ANTIGENO PARATIFICO A- NEGATIVO
ANTIGENO PARATIFICO B- NEGATIVO
ROSA DE BENGALE- NEGATIVO

2
A menudo se trata de un tipo de escritura poco cuidada, con erratas y errores
lingüísticos y en los ejemplos se dejarán en su forma original.
La comunicación (e)-médico/(e)-paciente en los foros de salud 137

ANTIGENO PROTEUX OX-19- POSITIVO DIL 1:80


Le dijo que era algo relacionado a los lacteos (lo que no me deja muy
convencida) y le receto Garamicina ampolletas de 160 mlg. una
ampoyeta diaria por 10 días, pero ya va en la 4 y sigue con
temperaturas, cansancio, dolor de espalda y no vemos mejoria,
estamos angustiados pues lleva ya casi un mes enfermo y ha bajado
mucho de peso, que hacemos es grave lo que tiene o tenemos que
cambiar de médico o es correcto lo que nos indico, ayudennos por
favor, gracias (PM).

En (1) y (2) reparamos también en los motivos por los que el enfermo
recurre a Internet, es decir, la falta de confianza en el médico y en la
terapia que le ha prescrito (“lo que no me deja muy convencida”,
“tenemos que cambiar de médico”); y el deseo de compartir
experiencias (“me gustaría saber si alguien sabe de esto o ha pasado
por lo mismo”). En particular en (2), nos percatamos de la necesidad
de “autoafirmación” (Hernández-Flores 1999; Spencer-Oatey 2008)
por parte del enfermo, que manifiesta su deseo de distinguirse de la
decisión del médico y expresar su opinión; en este caso, revela su
desacuerdo con el profesional, ya que no le ha solucionado la
dolencia. Por lo tanto, el enfermo, si antes recurría al entorno familiar
como fuente de información3 y, tal vez, como sostén emotivo, ahora
apela a la voz de los internautas (profesionales o profanos) para
socializar y obtener consejos, opiniones y, así, mitigar sus
preocupaciones (EPG Health Media 2010). De hecho, una
investigación sobre las razones por las que los ciudadanos se dirigen a
la Red destaca que en el primer puesto está la voluntad de conocer las
experiencias de otros pacientes, que padecen los mismos trastornos
(EPG Health Media 2010).
Además, quien acude a los foros delata casi siempre cierta
preocupación y agobio. Se trata de un trabajo interaccional enfocado a

3
El 48,9% recurre a personas cercanas (amigos y familiares) como fuente de
información sanitaria, según una encuesta realizada por Observatorio
Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información
(ONTSI) en 2012
<http://www.ontsi.red.es/ontsi/sites/default/files/informe_ciudadanos_esanida
d.pdf> [10/10/2015].
138 Giovanna Mapelli

la “afiliación” (Bravo 1999), que está relacionada con la expresión de


sentimientos y sensaciones que el interlocutor quiere compartir con el
oyente, con un fin “asociativo” (Spencer-Oatey 2008). En (1) y (2)
aparecen muchas expresiones de la esfera léxica de la inquietud y el
desasosiego (“estoy bastante preocupada”; “no me deja muy
convencida”, “estamos desesperados”, “estamos angustiados”, “es
grave lo que tiene”...); a veces, enfatizadas por adverbios enunciativos
que expresan la actitud del hablante (“Sinceramente estoy
preocupada”, FC) y que indican un alto compromiso con lo que se
dice (Porroche Ballesteros 2006) o con marcadores de apoyo a la
información, como la verdad (“La verdad, estoy preocupada”, OS),
que sirve para aseverar el contenido del enunciado y para expresar
mayor rotundidez (Serrano 1997).
En (3), en cambio, el paciente utiliza una jerga médica muy
precisa, y algunos marcadores que sirven para reforzar su
conocimiento (por ej., “como bien saben”), mostrando su “voz de la
competencia” en el tema tratado, pero, al final, cierra con una
pregunta para aclarar una duda, rebajando el poder interaccional que
había adquirido en la primera parte del turno:

(3) Como ya lo he expresado por otro foro, se me ha detectado EPOC,


debo de usar inhaladores (seretide, anasma, etcétera), como bien
saben, estos contienen corticosteroides, y una de las causas de cushing
es la medicación excesiva o inapropiada de corticosteroides, pero
tengo una duda ¿puedo desarrollar cushing al estar inhalando estos
corticosteroides? (OS).

El paciente se considera capaz de documentarse y de aventurar un


diagnóstico, como se ve en (4) y (5). En (4), el lego declara que se ha
informado a través de Internet; de este modo, afianza su poder,
ejerciendo una dominancia semántica, aunque atenuada por el uso del
modalizador “creo”; en (5), la decisión de agregar hepatograma está
reforzada por el uso del deíctico “yo mismo”, que posiciona al
enunciador en el texto:

(4) No entendía nada y finalmente, después de buscar en Internet, creo


haber descubierto que se trata de alergia a los hongos ambientales
(OS).
La comunicación (e)-médico/(e)-paciente en los foros de salud 139

(5) si doctor , padezco hipotiroidismo estoy tomando t4 mis ultimos


valores estan mas cerca de lo normal, desubri esto hace un año y estoy
en tratamiento, ademas por otros sintomas pedi yo mismo agregar
hepatograma (PM).

En (6) no solo el lego “curiosea” en la Red para buscar información,


sino que de esta pesquisa se da cuenta de que el médico se ha
equivocado, lo que le produce enfado:

(6) Acabo de venir del médico de recoger los resultados de un analisis de


sangre [...] La médica me ha dicho viendo los resultados que estaba
todo bien, dentro de los valores normales.... He llegado a casa y me he
puesto a curiosear con los datos y, veo que en el apartado de
Bioquimica el HIERRO lo tengo por encima de los valores que se
consideran normales (40 - 150 g/dl) y yo tengo 198..... la ferritina la
tengo bien (10-291ng/ml) y yo tengo 30.3.... Y ya me he mosqueado
porque leyendo por Internet he leido que es malo tenerlo alto y que
puede producir trastornos al higado, corazon... (PM).

De ahí se desprende que en estas interacciones se mezclan


constantemente conocimientos que proceden de diferentes fuentes
(médico, paciente, Internet...), y se influencian recíprocamente en el
proceso de co-construcción discursiva.
A partir del primer mensaje, los internautas empiezan a
contestar. Se pasa así de una interacción diádica médico-paciente a
una interacción grupal, en la que no solo el médico responde, sino que
también otros ciudadanos pueden aclarar las dudas de quien escribe o
aportar su experiencia4.
Cabe destacar que es difícil averiguar la verdadera identidad de
los interlocutores porque, a menudo, no se identifican y se esconden
detrás del nickname “Anónimo”. El hecho de no declararse
abiertamente ‘experto’ o ‘paciente’ es una forma de cautela, para no
comprometerse con lo declarado y, de esta forma, proteger su imagen
positiva en el caso de falacias o de interpretaciones incorrectas de los

4
Las interacciones grupales se generan también en las farmacias, en las que
“los clientes se sienten en libertad de tomar parte en interacciones con otros
clientes mientras esperan que les atienden o entre el farmacéutico y otros
clientes” (Hernández López / Placencia 2004: 138).
140 Giovanna Mapelli

síntomas, lo mismo que ocurre en otros géneros de la comunicación


médica, como por ejemplo, el prospecto de medicamento (Calvi /
Mapelli 2009). La protección de la propia imagen positiva es un rasgo
evidente en los intercambios de los foros, tanto que en numerosos
mensajes de respuesta se lee:

(7) Finalmente quiero decir que no soy médico y este mensaje no es un


consejo médico pero justo una información que leí (FC).

(8) Yo sé algo de nutrición, así que te intento explicar (OS).

Por consiguiente, a menudo se subraya la necesidad de ir a una


consulta médica. La comunidad de enfermos se da cuenta de la
importancia de la voz autoritaria del experto; de hecho, abundan
expresiones como “vete a tu médico”, “consulta a tu médico”, “es
fundamental el contacto con el médico”, “consúltalo con tu médico”,
para no correr el peligro de violar la parte más íntima que gira
alrededor de la historia del internauta como paciente (Santoro 2011).
De todos modos, quien responde, a pesar de no ser un
profesional, demuestra dominar el tema. Se observan los mismos
procedimientos de autoafirmación utilizados por los médicos (cfr. §
3.2), cuando describen la enfermedad y dan consejos; de hecho,
encontramos definiciones, reformulaciones, etc.:

(9) La brucelosis es un enfermedad causada por una bacteria llamada


Brucella con diferentes sepas o especies, la mas dañina es una llamada
Brucella melitensis pero la mas comun es la Brucella abortus, esta
baceria se puede encontrar en muchos tipos de animales comoson
borregos, caballos, perros, puercos, también en algunos derivados de
la leche como serian los quesos, principalmente en el de cabra. Lo que
se siente en esta enfermedad en general es: Dolor de cabeza; Dolor de
cuerpo, Fiebre alta, (mas alta durante la noche y de menor grado en el
dia), Inflamación de ganglios, Dolor el articulaciones con predominio
en las inguinales. El diagnostico se hace con una prueba sanguínea
[...] (PM).

(10) mira casi todo este tipo de molestias como tu lo explicas se debe a
inflamacin de nervios, musculos, esto por lo general como tu dices
como debajo de la parrilla costal se debe a algo que se llama
Osteocondritis o constocondritis, por lo geneal no se debe a problemas
La comunicación (e)-médico/(e)-paciente en los foros de salud 141

cardiacos, cuando uno inspira aumenta el dolo o a la hora de dormir


por posision (PM).

Entre los participantes se crea cierta “confianza”, contenido de la


“afiliación” (Bravo 1999), es decir una proximidad y un sentido de
familiaridad entre los enfermos, tanto que algunos al cabo de unos
meses vuelven a escribir para saber, por ejemplo, qué tal ha ido una
operación o cómo está la otra persona. En estas intervenciones, suele
ser habitual un tono compasivo, condescendiente, empático e, incluso,
comprometido y solidario, puesto que quien contesta cuenta su
experiencia e introduce a menudo expresiones para animar al
interlocutor y aliviar sus penas:

(11) Mucho animo guapa!! Ahora te van a dejar estupenda. No si al final,


todo tiene su lado positivo. Te deseo de corazon que todo vaya muy
bien. Yo soy de valencia y santiago me queda muy lejos para un fin de
semana pero tengo unos muy buenos amigos gallegoa asi que a lo
mejor un dia nos conocemos. Animo y mucha fuerza. Besos (FC).

(12) Rogare por ti para que estes bien, Dios te bendiga (PM).

A veces en la respuesta se pretende disminuir la importancia del


problema (13 y 14), recurriendo, por ejemplo, a la conjunción
adversativa (“pero”), adjetivos con connotación positiva, precedidos
de un sufijo intensificador (“superhabitual”) o expresiones
minimizadoras (“una pequeña intervención”; “es menos de lo que
imaginas”...):

(13) por la pinta que tiene es el vph, pero no te preocupes, es


superhabitual, yo pensaba que no, pero te enteras de la cantidad de
chicas que lo tienen,tarda mucho en provocar cancer y aparte de eso
solo hay dos tipos que lo provocan, el 16 y el 18. ponte en tratamiento
cuanto antes.ami me harán una pequeña intervención, me lo
cauterizan y se acabó. luego no da problemas para ser mama ni nada
de eso. es serio como porque no deja de ser un virus, pero luego no
trae complicaciones (FC)

(14) ANIMO ¡¡ veras como es menos de lo que imaginas. Besosss (FC)


142 Giovanna Mapelli

Se observa, por tanto, que los foros son en realidad un canal narrativo
en el que se forma un entramado de historias qua ayudan al paciente a
aceptar y a vivir su dolencia con más positividad5. El desahogo
emocional que conlleva el hecho de hablar y compartir con otros los
problemas y dificultades, que antes se hacía en los consultorios,
refuerza la capacidad de afrontar las situaciones, como si la escritura
fuera una catarsis para aceptar la nueva condición, sobre todo en el
caso de enfermedades crónicas o muy graves (Gelabert 2012). Esta
necesidad de contar se debe quizás a la aridez de la actual relación
médico-paciente, en la que el contacto humano entre ambos es cada
día más escaso. Antes el médico de cabecera destinaba al cliente un
trato muy familiar; ahora, las profesiones sanitarias están marcadas
por un alto grado de especialización y la Sanidad está muy
burocratizada (Hernández Guerrero 2012), con la consecuente
deshumanización de la relación médico-paciente en la que el
facultativo trata más con ‘usuarios’ que con ‘personas’; es decir:

El paciente experimenta la sensación de que el médico se limita a cumplir su


horario y de que no está, como antaño, disponible de forma generosa para el
paciente, aunque la dedicación del médico es correcta. Por tanto, el sistema
sanitario administrativo transforma al paciente y al médico en personas casi
anónimas (Gelabert 2012: 42-43).

3.2 Las intervenciones del médico

En las respuestas del médico se observan las tres “voces” lingüísticas


detectadas por Cordella (2002): voz médica, voz educadora y voz
empática.

5
Hoy en día recobra importancia la medicina narrativa, cuyo objetivo no es
cuestionar ninguno de los logros de la tecnomedicina actual, sino
complementarlos mediante el diálogo, la empatía y la comprensión narrativa
de cada paciente. Este llega a la consulta con un relato de su vida en el que la
última escena es la enfermedad actual. De cara al paciente, la escritura se
convierte en un medio terapéutico y favorecedor de la recuperación, ya que,
por un lado, señala la percepción de la enfermedad por parte del aquejado y,
por otro, estimula la tan manida empatía médico-paciente (Masini 2005).
La comunicación (e)-médico/(e)-paciente en los foros de salud 143

En primer lugar, el experto emplea la “voz médica” para formular


preguntas y pedir aclaraciones e informaciones sobre el estado de
salud del paciente con el objetivo de obtener todos los datos y llegar a
un diagnóstico o a un tratamiento fehacientes:

(15) Sí que tiene cura, ciertamente. Lo que pasa es que, a estas alturas, ya
debe haberse curado de dicha infección. ¿Es así? ¿Tiene algún tipo de
lesión en la piel de la zona? ¿Cómo es dicha lesión? ¿Quema? ¿Duele?
(OS).

(16) ¿está tomando algún tipo de tratamiento médico por alguna razón?
(FC).

Cuando el médico contesta suele emplear un tono explicativo; esta


“voz educadora” del experto se manifiesta en la explicación y en la
reforumulación de los términos médicos, a través del uso de
marcadores reformuladores (“es decir”), de verbos metalingüísticos
(“llamadoa”) y definiciones, típicos de la divulgación científica
(Mapelli 2004), como en (17):

(17) Intento explicar los términos, la PCR es una técnica para medir el
número de virus en sangre (también llamada carga viral), puede ser
cuantitativa y entonces da el número total de virus o cualitativa (y solo
da si es positiva o negativa, es decir si hay virus o no). En el caso del
VIH para el control de si un tratamiento ha sido eficaz, practicamente
siempre se utiliza la cuantitativa.
Esta técnica no se debe utilizar para el diagnótico, porque con cierta
frecuencia puede salir positiva aunque el paciente no esté infectado (es
lo que se llama falso positivo). Espero que con esto se hayan aclarado
los tecnicismos. Si hay alguna otra duda, preguntad y entre todos
intentaremos resolverla (FC).

Al lado de las secuencias expositivas, se encuentran actos de habla


directivos orientados a dirigir la conducta del destinatario para
garantizarle algún beneficio (Gallardo 2004; López Samaniego /
Taranilla 2012), ya que el médico brinda al paciente recomendaciones.
También en este caso el médico recurre a su voz educadora para
recomendar algún tipo de tratamiento o de terapia. Se utilizan
formulaciones explícitas de la recomendación: perífrasis verbales de
144 Giovanna Mapelli

obligación (“deber + infinitivo”), como en (18); oraciones con el


verbo convenir y sujeto no personal (19)6; uso performativo del verbo
recomendar (20), expresiones con “verbo copulativo + adjetivo de
juicio” (21) o con el verbo modal fuerte necesitar (22):

(18) De forma aislada, no podemos conocer el origen de una calcemia


elevada. Imagino que, tras obtener ese valor, su médico ha optado por
realizar algún tipo de examen clínico más. ¿Es así? Debería hacer una
analítica, con alguna hormona concreta, que podría sacarnos de dudas
(PM).

(19) Convendría, pues, realizarse un test de orina rápido. Las molestias que
explica encajan más con esa posibilidad (PM).

(20) Para saber si, efectivamente, se trata de una infección de orina, lo más
sencillo, y lo que le recomiendo que haga, es que acuda a su centro de
salud, de cara a realizarle un test de orina (OS).

(21) es recomendable el uso de un vaporizador en casa que le de más


humedad al aire. Además, es bueno el uso de aerosoles salinos o el
ungüento de vaselina (como Vasoline), que te ayudarán a prevenir este
tipo de hemorragias, sobre todo en invierno (PM).

(22) para llegar a un diagnóstico correcto respecto a las molestias referidas,


necesitamos realizar incluso una ecografía (OS).

De esta manera, dar explicaciones y consejos es una muestra de


autoafirmación del médico; además, mediante el uso de la deixis
personal de primera persona del singular (yo), el profesional afirma su
propia autoridad dentro de la interacción comprometiéndose con lo
que está aseverando y, con la marca de primera personal del plural
(nosotros), el médico se identifica con la institución que representa y
afianza su ethos profesional. El especialista, consciente de sus
cualidades sociales positivas, remarca, así, la asimetría a nivel
cognoscitivo e incrementa su poder interaccional. Sin embargo, la
presencia del condicional en algunas de estas estructuras mitiga la
fuerza impositiva de la recomendación. Esto se debe a razones de

6
El verbo convenir predica acerca del dictum y le asigna una propriedad, la de
ser útil para un fin determinado. Este verbo carece de un sujeto semántico, por
lo tanto, impone menos fuerza ilocutiva (Gallardo 2004).
La comunicación (e)-médico/(e)-paciente en los foros de salud 145

precaución, puesto que sin poder realizar una revisión física, el


médico no quiere comprometerse con lo dicho, ya que una terapia
equivocada podría tener consecuencias negativas de carácter penal.
Por el mismo motivo, se recurre a expresiones con función
modalizadora, que indican la posición que toma el enunciador ante su
enunciado; en particular, el locutor opta por la “suspensión motivada
de la aserción” (Calsamiglia / Tusón 2004: 180), con lo cual evita
responsabilizarse de lo que dice. En los ejemplos (23) y (24) se
emplean adverbios (quizás) y verbos modales (parece que) para
rebajar el grado de responsabilidad con respecto al contenido del
enunciado:

(23) ¿Le han realizado alguna técnica de imagen que visualice el interior
de sus fosas nasales? Quizás sea la mejor manera de salir de dudas
respecto al origen de la obstrucción que refiere (OS).

(24) Pues , además de las protusiones, parece que tiene un problema de


ansiedad (OS).

Por otro lado, en algunas intervenciones el facultativo emplea la “voz


empática” y recurre a algunas estrategias para entrar en sintonía con el
interlocutor, planteando la interacción como si fuera un intercambio
entre pares (Cordella 2004); por ejemplo, mostrándose colaborativo
hacia el paciente y apoyándolo. En (25), (26) y (27) el profesional
acepta la conclusión a la que había llegado el enfermo; en (28)
agradece la información y las experiencias de quien escribe porque
podrían servir a los otros miembros de la comunidad. En estos
ejemplos se pone de manifiesto la autoafirmación del e-paciente
competente (Fortuny 2012); de esta manera, se ensalza su imagen
positiva, al estar reconocido por el médico como persona informada
con conocimientos en el ámbito sanitario. Además, el uso de la forma
de tratamiento de tú parece eliminar las barreras jerárquicas entre los
dos interlocutores:

(25) Tienes razón es indetectable. Esto quiere decir que el límite de


detección de esta técnica es de 40 copias/ml y en tí no se encuentran
virus. En resumen no tienes virus en sangre (FC).
146 Giovanna Mapelli

(26) Estoy de acuerdo con Carlos: Existen una serie de medidas que puedes
tomar para evitar los cuadros de acidez que refieres (OS).

(27) Efectivamente, esa es la causa más probable. El tratamiento quizás


prolongarlo por una semana o diez días, en función de la evolución. A
ver si así conseguimos eliminar el hongo en cuestión (PM).

(28) Bien por tu información, esto nos ayuda a todos a saber que tu
situación puede repetirse en otra persona. Muchas gracias (OS).

4. Conclusiones

Internet no reemplaza al médico ni mina su autoridad; de hecho, en


casi todas las respuestas tanto de enfermos como de profesionales se
hace referencia a la importancia de acudir al médico para un
diagnóstico más fiable. Sin embargo, la Red está contribuyendo a
cambiar el tipo de relación entre el lego y el facultativo. El paciente
adquiere un papel activo porque está cada vez más informado, domina
la terminología y los conceptos, lo que refuerza su imagen positiva. El
concepto de paciente informado está vinculado, por lo tanto, al
empowerment del mismo paciente, ya que tiene más instrumentos
cognoscitivos para hacerse responsable de su propia salud; asimismo,
el paciente experto puede ayudar a otros enfermos y contruibuir al
proceso de divulgación de temas médicos.
Sin embargo, es, sin lugar a duda, el deseo de afiliación el que
sobresale en los foros; de hecho, es fundamental la relación que se
establece entre los pacientes en el ciberespacio. A pesar de que estos
no se conocen, instauran entre ellos un trato íntimo a través de las
narraciones que proporcionan de la enfermedad. En el foro, dominan
las historias de las personas frente a la aridez de la comunicación cara
a cara del médico con el paciente, más centrada en los aspectos
patológicos que emotivos. El lego es consciente de que el foro no es
una consulta; sin embargo cuenta su historia con la esperanza de
recibir algún tipo de asistencia, aunque solo sea moral.
La comunicación (e)-médico/(e)-paciente en los foros de salud 147

El médico, por su parte, en el foro mantiene su autoridad y realza su


imagen positiva cuando utiliza la jerga especializada y da consejos y
ofrece recomendaciones. Sin embargo, rebaja su poder interaccional,
al verse obligado a ser cauto en la expresión de los diagnósticos –
utiliza formas modales y atenuadoras – por no disponer de todos los
datos que normalmente se obtienen de una consulta cara a cara y para
no incurrir en cuestiones penales.
En el futuro, para poder aprovechar las herramientas que nos
ofrece Internet, es de esperar una relación entre médico y paciente
menos jerárquica, que se fundamente en el diálogo y en el intercambio
de conocimientos, desde la perspectiva de un enriquecimiento
recíproco, en la que los sentimientos y las emociones encuentren su
espacio.

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SARA MILLUZZO

Imagen y poder en la comunicación médico-


paciente de los foros de medicina

1. Introducción

La interacción entre médico y paciente es uno de los aspectos más


importantes de la medicina, puesto que una comunicación ineficaz
puede perjudicar el proceso diagnóstico y el terapéutico, mientras que
una eficaz puede mejorarlos. Este tipo de interacción sufrió un cambio
muy importante con la llegada de Internet, dado que hoy en día
cualquier persona tiene la posibilidad de encontrar información
médica que antes solamente estaba a disposición del experto. El
objetivo del presente estudio es el de indagar las repercusiones de la
Salud 2.01 y del proceso de empoderamiento (empowerment2) del
paciente en el contexto específico de los foros de medicina, prestando
particular atención a la relación de poder existente entre los
participantes. Para empezar, se presentará brevemente la influencia
que Internet tuvo en la percepción de la enfermedad por parte del
paciente, prestando especial atención a los fenómenos del
autodiagnóstico y de la automedicación. A continuación, se hablará de
la relación de poder que caracteriza la interacción médico-paciente en


Università degli Studi di Bergamo. Código Orcid: 0000-0002-4293-0674.
1
Con el término Salud 2.0 se hace referencia al conjunto de tecnologías 2.0 (lo
que habitualmente se conoce como Web 2.0 o Social Media) y telemedicina
(telemonitorización, teleconsulta, telediagnóstico, etc.) introducidas a
principios del nuevo milenio y mediante las cuales es posible la colaboración
entre instituciones sanitarias, médicos y pacientes (Fernández García 2010).
2
En pedagogía y en psicología social, el término empowerment indica el
proceso de reconquista de la propia conciencia, de las propias potencialidades
y del propio actuar (GGD 2007: 840).
152 Sara Milluzzo

los foros y, por último, se presentarán los resultados de la


investigación, mostrando las diferentes estrategias empleadas por el
médico y por el paciente para enaltecer su propia imagen, rebajar la
del interlocutor y adquirir de esta manera un mayor poder
interaccional.
La investigación se ha realizado a través del análisis de 298
textos (con un total de 80518 tokens), recogidos entre febrero de 2014


y mayo de 2015 y tomados de seis páginas Web diferentes:
“Linfoma Roche” (www.linfoma.roche.es);
 “Tu otro médico” (www.tuotromedico.com);
 “Reumatismo y artritis”(www.reumatismoyartritis.com);
 “Doctoralia” (www.doctoralia.es/);
 “Todo experto” (www.todoexpertos.com/);
 “Journey for control”
(espanol.journeyforcontrol.com/journey_for_control/journeyfor
control/for_patients/index.jsp?).
Los asuntos tratados tienen que ver con diferentes aspectos de 31
enfermedades, a saber: adenopatía, alergia, anemia, aneurisma, artritis,
cáncer de hígado, cáncer de páncreas, cáncer de pulmón, cáncer de
próstata, cáncer de mama, cáncer de estómago, cáncer del cuello del
útero, carcinoma, condromalacia rotuliana, diabetes, embarazo,
enfermedades cardiovasculares, enfermedades neurológicas,
enfermedades respiratorias, esclerosis múltiple, fibroma uterino, ictus,
intervenciones, lesión de menisco, lesiones deportivas de los
ligamentos, leucemia, linfoma, problemas a los riñones, SIDA,
tendinitis y tumores.
Los textos tienen una estructura dialógica bipartida constituida
por la pregunta del paciente – o, en unos casos, de un familiar – y la
respuesta del médico. La longitud de estos textos es variable, en
efecto: hay textos en los que tanto la pregunta como la respuesta están
compuestas por una sola frase, y otros mucho más extensos, en los que
la pregunta o la respuesta ocupan más de una página entera.
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente 153

1.1 Salud 2.0: autodiagnóstico y autotratamiento

Gracias a Internet, el paciente puede tener acceso de manera simple y


rápida a cualquier tipo de información médica (Palomar 2007: 18) lo
cual le permite comprender mejor su propia enfermedad, las pruebas y
los tratamientos que le ha aconsejado el médico y, por lo tanto,
participar de manera activa en el proceso terapéutico. Es lo que
indican las palabras de McMullan (2006: 26), quien afirma que:
“adquirir más información en Internet puede acrecer el entendimiento
de los pacientes sobre su estado de salud y su autocuidado” (trad.
propia). A este respecto, Christmann (2013: 8), basándose en los
estudios de Ball y Lillis (2001) y Mittman y Cain (2001), sostiene
que:

Gracias a la posibilidad de usar Internet en cualquier momento y,


fundamentalmente, en cualquier lugar, los pacientes pueden tener acceso con
mayor facilidad a información sobre cuestiones como su estado de salud, el
diagnóstico o los tratamientos y la toma de decisiones médicas (trad. propia).

La posibilidad de encontrar esta información técnica en Internet ha


favorecido la difusión del fenómeno del autodiagnóstico, es decir,
cada vez más gente elabora autónomamente un diagnóstico sin
consultar con un experto, simplemente buscando en la Web a qué
enfermedad pueden corresponder los síntomas que advierte. Según un
estudio realizado por Gimeno en 2010, en 2005 el 29% de los
internautas españoles y el 31% de los de Unión Europea buscaban en
Internet información relacionada con la salud, cantidad que aumentó
en 2010 al 53% de los españoles y al 49% de los ciudadanos
comunitarios. En cambio, los datos recogidos por el Bupa Health
Pulse en 2010, a lo largo de una investigación realizada en
colaboración con la London School of Economics, muestran que el
58% de los ingleses usan la Web para buscar consejos sobre salud,
medicinas o tratamientos, seguidos por los italianos (47%), los
franceses (41%) y los españoles (33%) (Tonacci 2011; Díaz 2011). El
Instituto Nacional de Estadística (2011) señala que el número de
personas que buscan información sobre salud en Internet ha crecido
como promedio del 19% en 2003 al 56,9% en 2011 (Fernández García
154 Sara Milluzzo

2012: 130). Estos datos preocupan a muchos médicos, puesto que con
frecuencia los pacientes llegan a un diagnóstico equivocado y a
concluir lo peor sobre el mal que les aqueja (Grossi 2014). Otro
fenómeno que se ha difundido gracias a la disponibilidad de
información médica en Internet y que está estrechamente ligado al
autodiagnóstico es la automedicación. Como explica Moreno (2014), a
menudo el internauta toma medicamentos sin consultar con un médico
y sin evaluar las posibles contraindicaciones; aquellos, dado que “no
todos los medicamentos actúan de igual forma en todos los pacientes,
pueden generar riesgos para su salud y adicionarle otras
complicaciones” (Moreno 2014). Estos fenómenos del
autodiagnóstico y de la automedicación están presentes también en los
textos analizados, como se aprecia en (1)3 y (2):

(1) También sufro de migraña y la trato con Tonopan, un par de grageas


con agua caliente y a la media hora aprox. desaparece. Tomo el
Tonopan desde hace unos 5 años más o menos a una media de 4 o
cajetillas de 20 comprimidos anuales [...] Mi médico de cabecera no
esta al corriente de que tomo el Tonopan desde hace tanto tiempo,
pero fue él el que en su día me lo recetó después de que se asegurara
haciendo que me hiciesen un TAC en el Hospital. De eso hace unos 2
años y medio más o menos [...]4

(2) El médico me dijo que no era cáncer sino un tumor maligno. Cuando
llegue a casa mire en el diccionario y vi que tumor maligno y cáncer
son sinónimos. He consultado la Web de la asociación americana de
cáncer y veo que el porcentaje medio de curación de linfomas puede
estar en un 20 ó 30 % y la tasa de supervivencia (cuantos años me
quedan) para los no curados entre 3 y 10 años más o menos. Teniendo
en cuenta que el mío es desconocido y no me ponen radioterapia ni
quimioterapia (al menos de momento) imagino que las posibilidades
de curación son mínimas o nulas [...] En una ocasión hablé con otro
médico y me dijo que era bueno que fuera atípico, ya que cabía la
posibilidad de que no se extendiera. ¿pero no cabe esa misma
posibilidad siendo tumor clasificado?

3
En los textos originales no aparece la cursiva.
4
Los ejemplos están reproducidos textualmente (también los errores).
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente 155

En el primer ejemplo, el paciente ya conoce el diagnóstico y ha


decidido automedicarse, sin decirle nada a su médico, mientras que en
el segundo, el enfermo, basándose en lo que ha leído en la Web, llega
a la conclusión de que su tumor no es curable. En ambos ejemplos, los
enfermos quieren suplantar la autoridad misma del médico porque no
confían en él como hacían en el pasado, a saber, no perciben la figura
del facultativo como la única capaz de ayudarles. En efecto, como
explica Manghi (2005: 38),

la rápida socialización de la información y el consiguiente acceso más


inmediato al saber biomédico por parte del lego habrían causado el abandono
de los supuestos relacionales jerárquicos que reglamentaban la relación con el
paciente (trad. propia).

1.2 La relación médico-paciente y el poder interaccional

Debido a ese proceso de empoderamiento del paciente, con mucha


frecuencia los enfermos intentan establecer una relación más simétrica
con el médico. De hecho, la relación médico-paciente representa un
tipo de interacción institucionalizada y, por lo tanto, suele ser una
relación asimétrica prototípica. Ello significa que uno de los
participantes – normalmente el médico – ostenta un mayor poder
interaccional debido a su papel social (Ten Have 1991; Thornborrow
2002; Cordella 2004; Woods 2006; Heritage / Clayman 2010; Králová
2012).
Según Orletti (2013: 12), las interacciones asimétricas pueden
ser definidas de la siguiente manera:

aquellas interacciones comunicativas en las que no hay igualdad de derechos y


de deberes comunicacionales entre los participantes, sino que estos se
diferencian por un distinto acceso a los poderes de gestión de la interacción
(trad. propia).

La autora identifica, dentro de cualquier tipo de interacción


institucional, una figura que guía la conversación y a la que denomina
director. Este ejerce un mayor poder interaccional, puesto que goza de
unos derechos conversacionales que los otros participantes no tienen,
156 Sara Milluzzo

como, por ejemplo, el derecho de establecer los turnos de habla o de


dirigir el tema de la conversación (Orletti 2013: 13). Normalmente, en
la comunicación médico-paciente, es el primero el que desempeña el
papel de director, dado que tiene un estatus social más elevado con
respecto al paciente y que él es el experto, la persona que posee los
conocimientos profesionales necesarios para ayudar al otro
(Thornborrow 2002: 4). Es importante subrayar el hecho de que, en
los foros pertenecientes al corpus, el especialista ejerce un menor
poder interaccional con respecto a las comunicaciones cara a cara. Eso
se debe principalmente al medio empleado; siendo un tipo de
comunicación mediada por el ordenador, el médico no tiene la
posibilidad de interrumpir a su interlocutor, así como no puede
establecer los turnos de habla, ni el tema de la consulta. Todo esto,
unido al hecho de que a veces el paciente no es un lego, sino un
semiexperto (conoce algunos aspectos importantes de su enfermedad),
determina, como se ha dicho anteriormente, una pérdida de poder por
parte del médico, quien intenta recuperar el dominio de la interacción
mediante diferentes estrategias lingüísticas. Siguiendo la propuesta de
Linell y Luckmann (1991: 9), es posible identificar cuatro diferentes
tipos de dominancia5, es decir:
 Dominancia cuantitativa: es la diferencia que existe entre los
participantes en términos de cantidad de espacio interaccional a
disposición. Según los autores citados (1991: 9), domina la
interacción quien emite el mayor número de palabras; en
cambio, Orletti (2013: 14) prefiere usar la duración del turno de
habla para establecer quién domina la conversación. En los
foros analizados, este tipo de dominancia está repartida de
forma equitativa entre los intervinientes, puesto que hay unos
casos en los que el turno más largo lo ocupa el paciente y otros

5
Linell (1990: 158) propone una distinción entre “asimetría”, término con el
que indica el fenómeno de la disparidad de los derechos conversacionales
(tanto a nivel local como a nivel global), y “dominancia interaccional”, es
decir, la disparidad de poder que hace referencia a la totalidad o a fases
extendidas de la interacción. En concreto, Linell (1990: 158) afirma que: “la
dominancia es una propiedad de la secuencia de interacciones sociales al
completo (diálogo) o de algunas fases de ellas (la simetría, en mi
terminología, puede ser también a nivel local)” (trad. propia).
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente 157

en los que lo ocupa el médico. Normalmente, en la


comunicación cara a cara, el enfermo no ocupa turnos muy
extensos, puesto que el experto lo interrumpe con mucha
frecuencia. De todas formas, es importante subrayar el hecho de
que, como explica Orletti (2013: 14), a veces es la parte que
detenta menor poder interaccional la que realiza un turno más
largo. Los pacientes, no siendo expertos, pueden encontrar
mayores dificultades para explicar cuál es su problema y, por
esta razón, ocupan el turno más largo. En este caso, no es
posible afirmar que los pacientes gocen de mayor poder
interaccional, puesto que la extensión del turno depende de su
“ignorancia” en ámbito médico.
 Dominancia interaccional: está relacionada con la posibilidad
de llevar a cabo iniciativas fuertes o débiles. Como explica
Linell (1990: 159), se considera una iniciativa fuerte cualquier
intervención mediante la cual se abre una secuencia (por
ejemplo, la pregunta), puesto que determina el turno que sigue,
así como su contenido. En cambio, la respuesta es una iniciativa
débil, dado que está determinada por el turno anterior. En la
comunicación médico-paciente cara a cara, este tipo de
dominancia le corresponde al experto, puesto que es la persona
que hace las preguntas, y el enfermo es la que responde. Por el
contrario, en los foros analizados, este tipo de dominancia la
ostenta el paciente, ya que es el lego quien empieza la
interacción mediante preguntas, tanto directas como indirectas.
No obstante, también es posible encontrar este tipo de
dominancia en las respuestas del médico. Como se puede ver en
el siguiente ejemplo, a veces el experto pregunta algo al
paciente de manera indirecta:

(3) Para empezar, le diré de forma genérica que aunque su neoplasia


mamaria tiene muy buen pronóstico por el tamaño de la zona afecta,
para seguir argumentando con más profundidad necesitaríamos saber
por ejemplo, cómo estaban de afectos o libres los márgenes del
nódulo, el grado histológico, los receptores hormonales, el grado de
diferenciación histológica y relacionarlo todo con su edad, su estatus
respecto de la menopausia y algún otro factor.
158 Sara Milluzzo

 Dominancia semántica, que se manifiesta cuando uno de los


interlocutores introduce un argumento y lo mantiene durante la
conversación; además, esta misma persona impone su punto de
vista. En la comunicación cara a cara, debido a las posibles
interrupciones del médico, el paciente raramente elige el
argumento de la conversación, mientras que en los textos
pertenecientes al corpus, es el enfermo quien introduce el tema
y, a veces, intenta imponer su punto de vista aventurando un
autodiagnóstico o hablando del tratamiento que, en su opinión,
es el más eficaz (4):

(4) Hace casi un año, repentinamente, empezó a dolerme el hombro. Me


atendieron en una clínica y el Dr. me diagnosticó "periartritis escápulo
humeral" adviertiéndome que esa dolencia no desaparece si no que,
periódicamente, se hace sentir. No obstante, estuve en tratamiento con
unos rayos (no recuerdo de que tipo) y ultrasonidos durante unos
pocos días y efectivamente la dolencia viene y va desde entonces [...]
No recuerdo que tipo de rayos utilizaron en la rehabilitación pero he
visto en el mercado unas lámparas de rayos infrarrojos que, en los
momentos de dolor, podría serme útil. ¿Estoy en lo cierto?

En (4), el usuario intenta imponer su punto de vista con respecto


a la lámpara de rayos infrarrojos, que, a su juicio, podría ser
eficaz contra el dolor.
Por el contrario, el experto tiene la posibilidad de
dominar semánticamente la conversación hablando de un tema
distinto con respecto al introducido por el paciente. Asimismo,
el médico ejerce ese tipo de dominancia cada vez que formula
un diagnóstico, sugiriendo un tratamiento o unas pruebas que el
enfermo debería efectuar (5):

(5) Creo que debe acudir a un Neurólogo para realizar un estudio


completo que incluya pruebas de imagen como TAC y/o RMN y
descartar una enfermedad neurológica. Por los síntomas que refiere,
puede que el problema esté a nivel medular, aunque sin una
exploración física completa no se puede asegurar este aspecto. Si la
cita que le dan para ser visto por su Neurólogo en el ambulatorio es
excesiva (superior a uno o dos meses), tal vez debería acudir a un
Hospital para ser internado y estudiado cuanto antes.
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente 159

 Dominancia estratégica, que consiste en la realización de


iniciativas más importantes en el plano estratégico. Solo hay
ejemplos de este tipo de dominancia en las respuestas del
médico cuando aconseja al paciente que realice determinados
estudios analíticos antes de afirmar que está afectado por una
determinada enfermedad (6):

(6) Pregunta:
Hace un mes inicié una posible tendinitis luego de trabajo de
máquinas sin previo calentamiento [...] Me hicieron análisis
(hemograma, células Le, heces, densitometría, velocidad de
sedimentación, etc.) y todo sale normal [...]
Respuesta:
En principio, si todas las analíticas reumáticas son normales, no hay
porque sospechar inicialmente un cuadro concreto de este tipo.
Por el tipo de síntomas y su localización, más bien parece que
podemos
encontrarnos ante una poliartralgia [...] Los estudios analíticos
necesarios para estudiar su cuadro son, entre otros: radiografía de
tórax y articulaciones afectadas, inmunología de ANA, factor
reumatoideo y proteína C reactiva [...] Con esta valoración analítica se
estará en la disposición de realizar el diagnóstico etiológico En su
caso, dado la normalidad inicial de todas las analíticas y su falta de
enfermedades previas, puede ser todo secundario al trabajo muscular
intenso. Tendrá que esperar a ver la evolución y ver si se suman más
síntomas o, por el contrario, el cuadro desaparece.

En (6) el médico le explica a la paciente que es todavía


prematuro decir que sufre de tendinitis, considerando el
resultado de las analíticas. De esta manera, el experto realiza
una acción que le permite alcanzar sus objetivos estratégicos
(Tusini 2006: 35-36), es decir, ofrecer una consulta que ayude a
la paciente, orientándola en la elección de los posibles estudios
analíticos y las posibles causas de sus dolores. Además, el
médico subraya su superioridad desde el punto de vista de los
conocimientos especializados, destacando el hecho de que nadie
puede autodiagnosticarse una enfermedad y que siempre es
necesario consultar a un experto.
160 Sara Milluzzo

A la luz de lo expuesto, en la comunicación médico-paciente que se


observa en los foros analizados, hay una pérdida de poder por parte
del médico, debida no solo a la posibilidad que tiene el paciente de
encontrar información médica en Internet, sino también a la
imposibilidad para el experto de controlar la interacción de la misma
manera en que lo haría durante una conversación cara a cara; en
consecuencia, en los foros analizados, el médico intenta recuperar
parte de ese poder. Así, el propósito del presente estudio es identificar
las principales estrategias empleadas tanto por el médico como por el
paciente para ganar un mayor poder interaccional y para afianzar su
propio ethos discursivo.

2. Resultados

Como se ha visto antes, en la comunicación médico-paciente de los


foros de medicina analizados, el experto goza de un poder
interaccional menor con respecto a la comunicación cara a cara,
puesto que no puede desarrollar algunas de las funciones del director
de la interacción (§ 1.2.). Además, debido al medio de comunicación
empleado, el especialista no puede efectuar una revisión física y, por
razones de precaución, en muchas ocasiones expresa su opinión
atenuándola mediante moduladores epistémicos (pienso, creo, podría,
tal vez, etc.). En efecto, en muchas ocasiones, el facultativo prefiere
presentar el diagnóstico como una opinión personal o como una
hipótesis, puesto que un diagnóstico equivocado podría tener
consecuencias negativas, incluso de carácter penal (querella por parte
del paciente):

(7) [...] En conclusión pienso que debería operarse y además hacerlo en


un centro que cuente con una unidad de Angiología y Cirugía
Vascular.

En (7), el experto atenúa la fuerza ilocutiva de lo dicho mediante el


modalizador ‘pienso’ y el desactualizador ‘debería’, tras los que se
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente 161

podría escudar en caso de que se descubriera que, en realidad, la


operación no es necesaria.
Si, por un lado, la tendencia del médico a atenuar lo dicho le
permite precaverse, por otro, esto puede tener repercusiones negativas
en su propia imagen, dado que el profesional aparece como una
persona que no está segura de lo que está diciendo y, por lo tanto,
pierde credibilidad como experto. En los textos examinados, es
posible identificar un continuo juego de poder entre el experto (que
quiere recuperar su poder interaccional) y el lego (quien intenta
reducir la asimetría que caracteriza este tipo de relación). Entre las
estrategias empleadas por los participantes para adquirir mayor poder,
destaca el recurso a diferentes posicionamientos discursivos. Como
explica Goffman (1981), a lo largo de la conversación cada
participante puede interpretar distintos papeles comunicativos, que le
permiten presentar una determinada imagen de sí mismo o de su
interlocutor. En concreto, Goffman (1981: 144) identifica tres roles


para el emisor:
animador, es decir, la persona que produce el enunciado, sin ser


responsable de lo dicho;


autor, el responsable del discurso, la persona que lo produjo;
responsable, cuya posición está establecida mediante las
palabras emitidas.


El receptor, por el contrario, se distingue en:
destinatario directo, es decir, la persona a la que se dirige el


emisor;
destinatario indirecto, que recibe el texto de la misma manera
en la que lo recibe el destinatario directo, aunque el texto no


esté pensado específicamente para esta persona;
receptor casual, quien participa en la conversación de manera


no intencional;
receptor curioso o entrometido, quien se sitúa en una posición
de oyente “espía” (Calsamiglia / Tusón 2012: 137).
En los textos analizados aparecen los dos primeros tipos de emisor;
tanto el paciente como el médico desempeñan el papel de autor; en
concreto, el paciente actúa como autor cuando cuenta su problema, los
síntomas que advierte, y el médico cuando habla del diagnóstico, de
los tratamientos, etc. En cambio, si reproducen las palabras de otros
162 Sara Milluzzo

sujetos se convierten en animadores. Por lo que se refiere al


destinatario, hay solo destinatarios directos (médico y paciente) e
indirectos (todos los lectores de los foros de medicina).
Si se adopta la perspectiva analítica de Ducrot (1986), a saber, el
punto de vista de la polifonía, cabe distinguir las siguientes voces


(Ducrot 1986: 197-211):
sujeto hablante, es decir, el sujeto empírico que profiere las


palabras o las escribe;
locutor, el sujeto del discurso responsable de lo que se dice. Es
la persona a la que se debe imputar la responsabilidad del


enunciado;
enunciador, que corresponde a las diferentes voces que el
locutor puede evocar.
Siguiendo la propuesta de Ducrot (1986), en los textos analizados el
sujeto hablante corresponde al paciente en las preguntas y al médico
en las respuestas. Por lo que se refiere al locutor y al enunciador, esos
cambian según el texto, aunque normalmente son el paciente, el
experto u otro especialista al que consultó el enfermo (8):

(8) Los médicos simplemente me dijeron que era una cosa de nacimiento
y que no me preocupara pero, la verdad es que mi calidad de vida no
es muy buena porque siempre estoy débil y mareado.

En el ejemplo propuesto, el sujeto hablante es el paciente, el locutor


responsable del enunciado “la verdad es que mi calidad de vida no es
muy buena porque siempre estoy débil y mareado” está representado
por el enfermo y los dos enunciadores son el paciente y el experto que
lo reconoció anteriormente.
Los modelos tradicionales propuestos por Goffman (1981) y
Ducrot (1986) no pueden considerarse apropiados para el estudio de la
comunicación médico-paciente en los foros de medicina analizados en
el presente trabajo. En efecto, para investigar ese tipo de interacción
resultan necesarias categorías más flexibles y más específicas, como
las sugeridas por Mishler (1984) y, sobre todo, por Cordella (2002,
2003, 2004), que se analizarán en los epígrafes siguientes.
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente 163

2.1 Las voces médicas y las voces del paciente

Mishler (1984) distingue entre dos voces que caracterizan la


comunicación médico-paciente: la voz de la medicina (the voice of
medicine) y la voz del mundo de la vida (the voice of the lifeworld),
mientras que Cordella (2004) identifica tres voces pertenecientes al
médico (voz médica, voz educadora y voz empática) y cuatro
empleadas por el paciente (voz del narrador de historias médicas, voz
de la competencia, voz iniciadora y voz del comunicador social). En
los textos analizados los participantes recurren a estas voces para
afianzar su propia imagen o la del otro, y para ganar mayor poder
interaccional.

2.1.1 Las voces del médico


2.1.1.1 La voz médica
Como explica Cordella (2004: 58-59), el experto puede emplear la voz


médica para:
Recabar información sobre las condiciones de su interlocutor
que le permitan hacer un diagnóstico o evaluar eventuales
cambios desde la última consulta. Normalmente, el médico
desarrolla esta función mediante preguntas, por lo tanto esta voz
es más frecuente en las interacciones cara a cara con respecto a
las de los foros. En efecto, los textos analizados presentan una
estructura dialógica bipartita en la que el paciente pregunta y el
especialista contesta. No obstante, en algunas respuestas, el
experto solicita al paciente información más específica sobre la
enfermedad, los síntomas, etc. (9):

(9) Para empezar, le diré de forma genérica que aunque su neoplasia


mamaria tiene muy buen pronóstico por el tamaño de la zona afecta,
para seguir argumentando con más profundidad necesitaríamos saber
por ejemplo, cómo estaban de afectos o libres los márgenes del
nódulo, el grado histológico, los receptores hormonales, el grado de
diferenciación histológica y relacionarlo todo con su edad, su estatus
respecto de la menopausia y algún otro factor.
164 Sara Milluzzo

En el ejemplo propuesto, el médico necesita más datos clínicos


para elaborar un diagnóstico fehaciente; por lo tanto, mediante
una pregunta indirecta, invita a su interlocutor a que le facilite


la información requerida.
Evaluar e interpretar: el experto usa la voz médica también para
evaluar y explicar al paciente el resultado de los análisis que
este ha realizado o para comprobar si está siguiendo algún
tratamiento. En los textos analizados, el especialista emplea
dicha voz cuando evalúa el parte médico mencionado por el
paciente en su pregunta (10):

(10) Pregunta:
He medido mi presión en una máquina, y en el resultado ponía presión
arterial máxima sistólica 129mmHsg y mínima diastólica 52 mmHg.
Respuesta:
En su caso las cifras de tensión arterial se encuentran dentro de los
límites normales para una persona de su edad (la diastólica tiende a
ser un poquito baja, pero eso es frecuente en jóvenes).

 Alinearse con la autoridad: mediante la voz médica el experto


puede establecer los papeles y los deberes de los participantes
en la comunicación. Por ejemplo, mediante el uso del
pronombre de primera persona del singular yo, el especialista
afirma su propia autoridad dentro de la interacción o
identificándose con la voz de la institución para la que trabaja.
En efecto, en (11), por medio del pronombre yo, el facultativo
subraya que lo dicho es su opinión personal,
responsabilizándose así de lo dicho:

(11) En principio no tiene nada que ver con las taquicardias (aunque usted
no aclara si ese dolor es teniendo la taquicardia o no; yo supongo que
el dolor es independiente).

En cambio, a través de la primera persona del plural nosotros, el


experto se identifica con la institución médica a la que
pertenece (por ejemplo Doctoralia, Tuotromédico, etc.) y
presenta lo dicho como una idea compartida también por los
demás médicos de su institución, como si actuara como
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente 165

representante de la voz oficial de dicha institución. De esa


manera, el experto refuerza su propio ethos profesional y su
deontología y, al mismo tiempo, enaltece su imagen positiva,
dado que sus palabras resultan más acreditadas y creíbles
(Cordella 2004: 80-81):

(12) [...] pero debemos advertir que el primer paso hacia la curación de este
proceso, que obedece en términos no médicos a un sobreuso del
músculo, es el reposo [...] Por otro lado, no le recomendamos la
automedicación.

En otras ocasiones, mediante el pronombre nosotros, el experto


se identifica con la categoría de los médicos en general o con
una rama específica de la medicina (oncología, ginecología,
etc.):

(13) De ahí que los ginecólogos preguntemos siempre a nuestras pacientes


antes de explorarles o de hacerles una ecografía en fase del ciclo están,
cuándo han tenido la última menstruación.

En ese caso, el emisor parece declinar toda responsabilidad


personal, puesto que presenta sus opiniones y sus decisiones
como si fueran típicos del actuar de todo experto (Cordella
2004: 81), empleando así una estrategia despersonalizadora.
Asimismo, en los textos es posible identificar un tercer uso del
pronombre nosotros, empleado por el médico en algunas
ocasiones para identificarse con el paciente. Como se ve en
(14), el médico expresa empatía hacia el paciente y, al mismo
tiempo, no parece asumir una responsabilidad directa,
subrayando que su interlocutor está de acuerdo con él:

(14) No me cabe la menor duda que tras la búsqueda o investigación


realizada sobre este tema, usted y yo coincidimos con la opción de
braquiterapia.

Por último, el experto puede emplear un pronombre de tercera


persona – tanto singular como plural – para reproducir las
palabras de otra persona, por ejemplo, lo dicho por otro médico
166 Sara Milluzzo

que reconoció al paciente. En este caso, un diagnóstico


equivocado solo sería responsabilidad del otro especialista, ya
que, como explica Mortara Garavelli (2009: 56-67), reproducir
palabras ajenas implica siempre la adopción de un punto de
vista (15):

(15) [...] en primer lugar, dos profesionales experimentados en papiledema


le han confirmado que usted lo sufre [...]

Frecuencia %
Yo 41 31,06
Nosotros 72 54,55
Él/ella Ellos/ellas 19 14,39
Total 132 100
Tabla 1. Estrategias discursivas empleadas por la voz médica

Como es posible ver en la tabla 1, el médico emplea sobre todo


la primera persona del plural nosotros, mediante la cual afirma
que su opinión está apoyada y es compartida por la institución
para la que trabaja (en 48 respuestas) o por otros expertos (en
21 intervenciones). El uso de dicho pronombre, por lo tanto,
constituye una estrategia de refuerzo del ethos profesional del
facultativo. La primera persona del singular está empleada con
una frecuencia menor, dado que a través de este pronombre el
médico se responsabiliza de lo dicho, acrecentando así el riesgo
de comprometer su propia imagen si el diagnóstico no resultara
correcto. A la vez, el uso del yo le permite enaltecer su imagen,
puesto que el médico aparece como una persona creíble y
capacitada (Calsamiglia / Tusón 2012: 129):

El uso del “yo” en público deviene un uso comprometido, arriesgado.


Con su uso, el locutor no sólo se responsabiliza del contenido de lo
enunciado, sino que, al mismo tiempo, se impone a los demás.
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente 167

2.1.1.2 La voz educadora


Como explica Cordella (2004: 87), la voz educadora está vinculada
con el conocimiento médico que el experto ha adquirido durante los
años de su educación profesional y experiencia médica. El fin de esa
voz es trasmitir esos conocimientos a los pacientes para que puedan
entender mejor su estado de salud y participar activamente en la toma
de decisiones. En los textos analizados, el médico emplea la voz
educadora para explicar a su interlocutor en qué consiste una
determinada enfermedad, las pruebas necesarias para detectarla, su
evolución y los posibles tratamientos:

(16) La neovascularización retiniana se trata de una lesión en la que


aparecen capilares de nueva formación en el curso de retinopatías
severas, como la diabética, que pueden causar complicaciones graves
(glaucoma neovascular, desprendimiento de retina) e incluso ceguera.
Para el tratamiento se emplea fotocoagulación con láser [...]

Asimismo, el médico emplea esta voz para explicar al paciente


algunos aspectos específicos de su enfermedad (las probabilidades de
recuperación total o de supervivencia, etc.), el resultado de los análisis
clínicos realizados, el tratamiento médico, la operación a la que tendrá
que someterse o a la que ya se ha sometido:

(17) Tiene dos o tres puentes coronarios o by-passes: AMII es Arteria


Mamaria Izquierda, que pontea a la descendente anterior, y lleva un
puente de safena a la bisectriz y otro de safena a la DP. Esto, en
algunos casos es secuencial (pontea a ambos a la vez, uno detrás del
otro), lo cual sumaría tres, en el primer caso, y dos en el segundo.

En muchas ocasiones, el médico recurre a la voz educadora para


educar al paciente más que para informarle simplemente. Por esta
razón, es frecuente encontrar nexos explicativos como es decir (27
ejemplos), que es (16 ejemplos), esto es (5 ejemplos), o sea (1
ejemplo):

(18) Cuando se altera la función de la unión vesicoureteral, la orina puede


volver a los uréteres debido a la elevada presión intravesical que se
origina en el momento de orinar, es decir, micción.
168 Sara Milluzzo

En (18) el médico pretende educar al paciente, enseñándole un


término técnico (micción); de esta manera marca la diferencia que
existe a nivel cognoscitivo entre él y el paciente, subrayando el hecho
de que él es el experto, conocedor de un tecnolecto prestigioso. De
este modo, el especialista adquiere mayor poder interaccional,
enalteciendo su imagen positiva y restableciendo la asimetría
funcional con su interlocutor. En efecto, así como en las demás
relaciones asimétricas, también en la existente entre médico y paciente
el empleo de una terminología especializada permite al experto
subrayar su superioridad a nivel cognoscitivo, acrecentando de esta
manera la asimetría que caracteriza este tipo de relación, sobre todo
cuando el término usado resulta desconocido para el paciente (Orletti
2013: 30). Como explica Díaz Rojo (2005: 77), algunos términos
médicos, como por ejemplo SIDA, VIH, TAC, quimioterapia, artritis,
etc., se han difundido mediante los medios de comunicación, entrando
a formar parte del vocabulario común. Otros, como por ejemplo C1-
Inh, citología, IgM, IgC, papiledema, mioma, fibroadenoma, etc.,
pueden resultar desconocidos para los legos y dificultar su
comprensión del problema, como se puede ver en los siguientes
ejemplos, en los que los pacientes admiten su ignorancia en el ámbito
médico, afirmando que desconocen el significado de algún término
empleado por su médica (19) o que no entienden el lenguaje médico
(20):

(19) La doctora mi indico que quería descartar fibroadenoma o algo así,


este termino no sé que es [...]

(20) Por su lenguaje técnico, el cual no entiendo, me pregunto si será


necesario [...]

Por lo tanto, recurriendo al tecnolecto, el facultativo tiene la


posibilidad de acrecer su poder interaccional, subrayando la diferencia
de conocimientos entre él y el paciente. En los textos analizados hay
muchos ejemplos del uso de términos especializados en lugar de
términos más transparentes para el lego:

(21) La toxoplasmosis puede adquirirse da las siguientes formas [...] Por


transfusiones de hematíes o transplante de órganos.
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente 169

En (21), el médico decide emplear el término hematíes, aunque habría


podido usar el término glóbulos rojos, que hubiera resultado más
comprensible para el paciente.
En algunos textos, el experto prefiere suspender la voz
educadora y no explicar a su interlocutor el significado de un término,
en qué consiste una enfermedad, etc., enfatizando de este modo la
asimetría cognoscitiva que caracteriza esa relación. En efecto, como
indica Cordella (2004: 199):

en el intento de mantener la asimetría a nivel cognoscitivo que caracteriza la


relación médico-paciente, los facultativos pueden limitar su papel de
educadores y, de esta manera, pueden incluso dificultar una correcta y
exhaustiva comprensión del estado de salud de sus pacientes (trad. propia).

Por lo tanto, la voz educadora permite, por un lado, educar al paciente


para que tome conciencia de su salud y para que participe de manera
más activa en el proceso de curación, y, por otro, consolidar la
relación jerárquica entre médico y paciente, relegando a este último a
un papel pasivo dentro de la interacción (Cordella 2004: 147; 218).

2.1.1.3 La voz empática


La última voz empleada por el médico en los textos analizados es la
voz empática, mediante la cual el experto reconoce las emociones del
paciente, sus pensamientos, su estado de ánimo:

(22) [...] aunque compartimos no solo su preocupación, sino también la


planificación [...] Respecto al otro tema que nos plantea, el de su
honda preocupación, no solo es comprensible sino que está
perfectamente justificada dados sus antecedentes [...]

Si con la voz médica y la voz educadora el médico acrece la asimetría,


subrayando su superioridad desde el punto de vista de los
conocimientos, a través de la voz empática, el experto reduce esa
asimetría planteando la interacción como si fuera un intercambio entre
pares (Cordella 2004: 191).
170 Sara Milluzzo

En los textos analizados, la frecuencia de esta voz es menor con


respecto a las dos otras, lo cual hace pensar que los médicos prefieren
mantener la asimetría que caracteriza la relación médico-paciente.
Como se ha visto, el paciente emplea principalmente cuatro


voces:
la voz del narrador de historias médicas, mediante la cual
expresa su estado de ánimo, sus preocupaciones, los síntomas
advertidos, etc., y que le permite presentar una determinada


imagen de sí mismo y de su nivel cultural;
la voz del comunicador social, ligada a la identidad social del


paciente (su trabajo, su familia, su estilo de vida, etc.);
la voz de la competencia, a través de la cual el paciente


demuestra sus conocimientos médicos;
la voz iniciadora, empleada para preguntar algo al médico.
Por la naturaleza del corpus de referencia, para la presente
investigación solo resultan pertinentes las dos últimas voces, que se
analizan en los epígrafes siguientes.

2.1.2. Las voces del paciente


2.1.2.1. La voz de la competencia
El paciente emplea la voz de la competencia para demostrar sus
conocimientos y su información en el ámbito médico o su conciencia
de la enfermedad. Por lo tanto, utiliza esa voz para hablar de los
medicamentos que está tomando, de la operación a la que se ha
sometido (o a la que tendrá que someterse), de su enfermedad:

(23) Padezco diabetes mellitus tipo II. Tengo 27 años y me la detectaron


hace nueve meses. Estoy bajo tratamiento con Mellitron (una pastilla a
la hora de la comida).

En estos casos el paciente demuestra su entendimiento de algunas


nociones de medicina y lo hace apropiándose de una variación
diafásica prestigiosa, normalmente empleada por el experto. Mediante
el uso de una terminología específica, el lego intenta autolegitimarse,
afianzando su imagen social y presentándose como una persona
competente. Al mismo tiempo, el médico puede percibir esa voz como
una amenaza a su autoridad, dado que un paciente muy informado
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente 171

tiende a reducir la asimetría entre experto y lego y puede poner en tela


de juicio los consejos y las opiniones del experto. Es lo que ocurre en
el siguiente ejemplo, en el que una paciente pide otra consulta online
porque no está totalmente convencida de lo que le dijo el médico unos
días antes:

(24) Hace unos días les envié una consulta sobre tratamiento láser para
neoplasia cervical 1 y 2. Me indican que si es recomendable este
tratamiento. Sin embargo, sigo con duda [...]

En (24) la paciente no confía en el experto y, de esta manera, amenaza


la imagen positiva del médico, como se deduce de las palabras de
Cordella (2004: 181):

[…] por un lado, la competencia en el ámbito médico indica la toma de


conciencia por parte del paciente sobre su estado de salud, la asunción de su
responsabilidad y el cumplimiento de las recomendaciones médicas. Por otro
lado, una mayor competencia del enfermo puede dar lugar a un cambio en el
posicionamiento discursivo (footing6) de los participantes y poner en tela de
juicio la autoridad del experto (trad. propia).

Otro ejemplo en el que el paciente enaltece su propia imagen y


amenaza la del médico a través del uso de la voz de la competencia, es
el siguiente, en el que el lego equipara sus conocimientos a los del
experto y se pone al mismo nivel que el médico, intentando reducir la
asimetría:

(25) Por las noches voy tirando con las tiritas nasales "Brit Raids" o el
"Vics Vaporuv", pero tanto usted como yo, sabemos que no es
solución.

2.1.2.2 La voz iniciadora


Es la voz que el paciente usa para adquirir más información sobre su
salud; de este modo aparece como una persona desprovista de los

6
Con el término footing, Goffman (1981) hace referenzia a los diferentes
papeles que el hablante puede desempeñar a lo largo de la interacción
(Cordella 2004: 11).
172 Sara Milluzzo

conocimientos necesarios para curarse sin la ayuda de un experto. Así


pues, empleando esa voz, el paciente atenta contra su imagen positiva
y, a la vez, enaltece la del médico, representado como experto,
persona reconocida capaz de ayudar al paciente. Desde su perspectiva,
no obstante, el experto puede percibir la voz iniciadora como una
amenaza a su imagen, tanto a la negativa (el paciente invade su
territorio), como a la positiva (pierde credibilidad como experto). De
hecho, la adquisición de más información y de conocimientos
específicos por parte del paciente, reduce la asimetría entre el experto
y el lego. De todas formas, según Cordella (2004: 212), el paciente
aspira a adquirir más información no tanto para invadir el territorio del
médico, sino para poder controlar mejor sus condiciones de salud.
Por lo tanto, el paciente recurre a la voz iniciadora cuando
necesita asesoramiento médico, interpelando así a la voz educadora,
mediante la cual el médico explica determinados aspectos de la
enfermedad:

(26) Mi pregunta es la siguiente: ¿Cuánto de probable es que se me repita


otro derrame? ¿Qué ejercicios puedo hacer en mi casa para mejorar
el brazo y el pie?

En los casos analizados, los pacientes pueden hacer preguntas muy


genéricas (27) – por ejemplo, en qué consiste una enfermedad – más
específicas (28) o pueden pedir confirmación de una intuición propia,
es decir, el enfermo se ha autodiagnosticado una enfermedad y
consulta con el médico online para que este confirme su hipótesis
(29):

(27) ¿Qué es un fibroma?

(28) ¿Puede ser que la deficiencia en filtración del riñón derecho se deba a
su posición pélvica y su torsión que restringe la circulación arterial?

(29) Noto desde hace tiempo somnolencia, cansancio y sensación de cierto


mareo. Duermo perfectamente, hago ejercicio y no fumo. ¿Algo de
tensión?
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente 173

Los tres ejemplos representan distintos grados de amenaza para la


imagen del médico, en concreto, (28) y (29) parecen más amenazantes
con respecto a (27), dado que el paciente es un semiexperto (28) o
alguien que ya ha elaborado su propio diagnóstico (29), poniéndose
así al mismo nivel que el experto.
Como se ha visto, la voz iniciadora daña la imagen del paciente, dado
que lo obliga a reconocer su ignorancia en el ámbito médico; no
obstante, al preguntar algo, el lego pone en marcha una iniciativa
fuerte (cfr. § 1.2.) y, en consecuencia, adquiere un mayor poder
interaccional, ya que domina interaccionalmente la conversación.
Además de la voz de la competencia y de la iniciadora, para
ofrecer una determinada imagen de sí mismo o de su interlocutor, el
paciente tiene a su disposición el discurso reproducido, al que recurre
con mucha frecuencia para expresar un juicio sobre el médico. En
efecto, como se verá en el epígrafe siguiente, mediante determinados
introductores del discurso reproducido – por ejemplo, los verbos
‘mandar’, ‘asegurar’, ‘insistir’, etc. – , el enfermo puede representar al
facultativo como una persona descortés y agresiva, competente,
agobiante, etc.

2.2 El discurso reproducido

El discurso reproducido representa un recurso muy importante para el


hablante, ya que, según Hall, Sarangi y Slembrouck (1999: 297):

El uso del discurso reproducido puede constituir un recurso muy poderoso,


tanto para el profesional como para el lego, para autenticar las diferentes
versiones de la historia y el propio posicionamiento frente a estas versiones
(trad. propia).

En los textos analizados, el paciente, y con una frecuencia menor


también el médico, reproducen las palabras emitidas por otro hablante,
o por ellos mismos, en un momento pasado. El enfermo, por ejemplo,
reproduce lo que le dijo otro especialista (30) o lo que él mismo le
comentó a su médico de cabecera o a un experto a quien consultó (31),
mientras que el experto reproduce tanto las palabras de su propio
174 Sara Milluzzo

interlocutor (32) como las del especialista que visitó al paciente en un


momento pasado (33):

(30) A raíz de una otitis, el otorrino me ha recomendado que me haga una


operación para corregir el tabique nasal, ya que está desviado y dice
que a la larga se me pueden presentar problemas [...]

(31) Me cambié de médico, le comenté lo de la ictericia, y me dijo que me


veía normal. Le pregunté si podía tener una hepatitis [...]

(32) Usted me cuenta que ha iniciado su recuperación (empieza a poder


cerrar su ojo) en las tres primeras semanas [...]

(33) En la descripción que me transcribe, el radiólogo aprecia una silueta


que no es habitual y que, por las características y ubicación, le hacen
pensar en que se trata de ganglios que tiene un tamaño mayor a lo
normal y que denominamos "adenopatías" [...]

Como explica Maldonado (1999: 3552-3553), existen siete diferentes


tipos de discurso reproducido, a saber, discurso directo, discurso
indirecto, discurso directo libre, discurso indirecto libre, discurso
pseudo directo, discurso indirecto mimético y oratio cuasi-oblicua. La
elección de un tipo de discurso en lugar de otro, puede influir en la
imagen que el hablante ofrece de sí mismo. Normalmente, en los
textos analizados los hablantes usan el discurso indirecto para
reproducir palabras propias o ajenas; mediante ese tipo de discurso, el
emisor demuestra tener un buen nivel cultural, puesto que reproduce
el contenido de otro discurso desde su propio sistema de referencia
deíctica – tiempo de la subordinada, pronombres, algunos adverbios,
etc. – (Portolés 2004: 219), lo cual presupone una transposición
sintáctica de los enunciados originales que no está siempre al alcance
del hombre de a pie. Como explica Mortara Garavelli (2009: 62-68),
al reproducir por escrito palabras proferidas oralmente, el paciente
demuestra su dominio de las convenciones normalizadoras del escrito,
intentando autolegitimarse como interlocutor. En efecto, el enfermo
desea adaptar su intervención a las expectativas del médico, elevando
el registro. Desde esta perspectiva, el empleo del discurso indirecto
permite al hablante enaltecer su propia imagen positiva, presentándose
como una persona suficientemente instruida. Asimismo, al reproducir
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente 175

palabras propias o ajenas pertenecientes a otra situación enunciativa,


el hablante puede elegir entre una reproducción de re7 o una de dicto.
En el corpus, tanto el paciente como el médico recurren a una
reproducción de re, es decir, los hablantes se interesan por el
contenido, por su veracidad, sin otorgar importancia a la forma de su
expresión.
Como explican Maldonado González (1999: 3558-3565) y
Garofalo (2015: 12-15), el discurso reproducido puede ir introducido
por diferentes expresiones introductoras, a saber, los verbos de
comunicación verbal (‘decir, preguntar, comentar, mandar’, etc.), los
de percepción (‘oír, entender, escuchar’) o los verbos epistémicos
(‘aprender, constatar, leer’), cuando se usan con valor evidencial
citativo. En concreto, como introductores del discurso reproducido,
los hablantes de los foros emplean sobre todo verbos de comunicación
verbal (‘decir, mandar, aconsejar’, etc.). Algunos pacientes recurren al
verbo epistémico ‘leer’ con valor evidencial citativo para apuntar a la
fuente de la información y eliminar la responsabilidad hacia sí mismo.
Con idéntico fin, un médico emplea el verbo de percepción ‘entender’
para reproducir las palabras del paciente. Los verbos de comunicación
verbal, o verba dicendi, expresan el cumplimiento de un acto
lingüístico y la mayoría de ellos permiten al hablante ofrecer una
interpretación diferente de lo reproducido. En palabras de Maldonado
González (1999: 3559):

todos los verba dicendi [...] excepto “decir”, aportan distintos tipos de
información sobre el acto lingüístico efectuado, siendo muchos los que
incluyen una información que condiciona directamente la manera en que el
receptor interpretará el discurso citado e imponen, por tanto, una cierta lectura
al destinatario.

7 Con el término “lectura de re” Calaresu (2004: 43) indica “l’assunzione di una
corrispondenza tra discorso originale e discorso riportato solo di tipo
contenutistico che rispetti i designati delle espressioni lessicali originali, al di
là delle scelte lessicali attuate nel discorso riportato”. Este tipo de
representación “produces a double-focus effect by separating the voices of the
reported speech and the reporting speaker” (Haverkate 1996: 100). Además de
la lectura de re es posible identificar una lectura de dicto, término con el que
se indica la asunción de la correspondencia verbatim, o palabra por palabra,
entre discurso originario y discurso reproducido (Calaresu 2004: 43).
176 Sara Milluzzo

En efecto, algunos verbos (como, por ejemplo, amenazar, suplicar,


prometer, rogar) añaden un matiz connotativo al acto de decir,
influyendo en la imagen que el hablante quiere ofrecer de sí mismo o
de su interlocutor (Escribano 2009: 17-18). Por el contrario, el verbo
decir es un verbo neutro, porque simplemente refiere un hecho verbal
y no añade un significado pragmático diferente. Así pues, de entre los
verbos de comunicación, el más empleado en el corpus es decir
(aparece 65 veces) y, por lo tanto, es posible afirmar que hay una
tendencia a reproducir las palabras ajenas, o las propias, de manera
neutra. Sin embargo, hay casos en los que el discurso reproducido va
encabezado por un verbo que añade un matiz informativo a la acción
verbal, como el verbo mandar (empleado 8 veces):

(34) Se lo comenté a mi médico de cabecera y este se limitó a mandarme


calcio, pero no se me ha solucionado.

En (34), el médico de cabecera ha dicho a la paciente que tome calcio,


realizando así un acto directivo, pero es posible que haya empleado un
verbo con una fuerza ilocutiva menor, por ejemplo ‘aconsejar’. De
todas formas, la paciente prefiere reproducir las palabras del experto
mediante el verbo ‘mandar’, que se presta a una doble lectura


(Escribano 2009:40):
Desde la teoría de los actos de habla, el recurso a un verbo de
valor deóntico como mandar afianza la autoridad positiva, sirve
para subrayar que la persona que ha manifestado la petición
tiene el poder para enunciar un mandato y, por lo tanto, presenta


una imagen positiva del médico (locutor citado o evocado).
Desde la vertiente de la cortesía (punto de vista del destinatario
del acto) el verbo mandar constituye una acto amenazador para
la imagen negativa del destinatario, puesto que el hablante
intenta influir en su comportamiento (invadir su territorio,
limitando su libertad de acción). En ese caso, el verbo mandar,
según el grado de confianza que el paciente tenga en el médico,
proyecta una imagen negativa de este, quien puede incluso
aparecer como una persona descortés y agresiva.
Otro verbo que el paciente usa para reproducir las palabras de otro
locutor, dotado de un matiz pragmático añadido, y capaz de dañar o
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente 177

enaltecer la imagen positiva del médico es, por ejemplo, el verbo


asegurar (empleado 2 veces), que implica un compromiso por parte
de la persona que hace las declaraciones (médico) de que lo que
afirma es verdad:

(35) Le pregunté si podía tener una hepatitis, y me aseguró tajantemente,


basándose en el perfil hepático, que no.

En (35), el uso de asegurar permite enaltecer la imagen del experto,


puesto que este aparece como una persona segura de lo que está
diciendo – sensación afianzada por el uso del adverbio tajantemente –,
pero al mismo tiempo puede representar una amenaza para su imagen
positiva; en efecto, si el paciente descubre que lo que dijo el
especialista no corresponde a la realidad, el médico podría incluso
perder su credibilidad. Otro verbo empleado por el paciente para
introducir el discurso de otra persona y dañar la imagen de esa persona
es insistir (usado 2 veces); aunque dicho verbo trasmita una imagen de
confianza y de seguridad (el emisor está convencido de la certeza de
sus declaraciones), el facultativo puede acabar representándose como
una persona un poco agobiante, que insiste indebidamente,
aventurando un diagnóstico dudoso o poco persuasivo:

(36) El urólogo me insiste en que los quistes no son peligrosos [...]

En (36), el verbo insistir manifiesta la duda residual y la falta de


confianza por parte del paciente en su médico; en efecto, el enfermo
no está de acuerdo con el diagnóstico del experto y decide consultar
con otro especialista. Además, el usuario usa el verbo explicar (2
casos), con el que enaltece la imagen positiva del médico; al mismo
tiempo, mediante este verbo el paciente subraya la diferencia de
conocimiento que hay entre él y el médico (este último es el experto y
el enfermo es el lego) y, de esta manera, puede dañar su propia imagen
(autocrítica).
Por otro lado, los pacientes emplean el verbo leer con valor
evidencial citativo para reproducir palabras ajenas emitidas por algún
especialista en un momento pasado y que los hablantes han leído en la
red o en otros textos:
178 Sara Milluzzo

(37) El caso es que en esta Web me he mirado las cosas de la zona esa, y
he leído que el cáncer de próstata, hace que las eyaculaciones sean
dolorosas [...] Tengo 20 años, y por lo que he leído, menos del 1% de
los cánceres de próstata aparecen antes de los 50 años, pero aún así,
estoy algo inquieto [...]

Mediante el uso de este verbo, el paciente tiende a enaltecer su propia


imagen positiva, ya que se presenta como una persona interesada por
su salud y, además, proteje su propia imagen social, atribuyendo la
responsabilidad de lo dicho al autor del texto originario.
Por último, entre los introductores del discurso reproducido
cabe señalar el verbo entender, empleado por los médicos en sus
respuestas para referirse a las palabras del paciente:

(38) Entiendo que me está planteando usted el hecho de que ha sido


diagnosticado por primera vez de un cáncer de próstata, y que la
enfermedad se encuentra diseminada.

El médico emplea ese verbo de percepción como mecanismo de


mitigación, es decir, el experto se atiene a lo que ha escrito su
interlocutor, sin responsabilizarse de lo dicho.
Resumiendo, en los foros analizados el discurso reproducido
representa una estrategia muy importante, empleada sobre todo por el
paciente, para ofrecer una determinada imagen del locutor citado – o
evocado – o de sí mismo. En concreto, como se puede ver en el
gráfico, el verbo más empleado es decir (50%), lo cual indica una
predilección por reproducir palabras ajenas o propias de manera
neutra. Otros verbos usados por los hablantes que no conllevan ningún
matiz pragmático añadido son comentar (9,23%) y contar (0,77%),
que simplemente indican una manera de narrar un hecho (Garofalo,
2015: 12), indicar (6,15%) y el verbo leer (3,85%), que, como se ha
visto, apunta a la fuente de la información.
En cambio, los restantes verbos permiten dañar o enaltecer la
imagen del propio interlocutor. En concreto, la mayoría de ellos – a
saber, recomendar (10,77%), mandar (6,15%), aconsejar (3,85%),
sugerir (1,54%), advertir (0,77%) y desaconsejar (0,77%), usados
casi exclusivamente por el paciente – atentan contra la imagen del
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente 179

interlocutor, quien intenta influir en el comportamiento del enfermo y,


por tanto, puede aparecer como una persona descortés, agresiva e
incluso agobiante.
Por el contrario, los verbos insistir (1,54%), asegurar (1,54%) y
afirmar (0,77%) afianzan la imagen positiva del facultativo,
presentándolo como una persona segura de lo que dice; al mismo
tiempo, estos verbos pueden perjudicar la imagen del médico, ya que
si el paciente descubre que lo que dijo el especialista no corresponde a
la realidad, el médico pierde su credibilidad como experto. Como se
ha visto, otro verbo que enaltece la imagen positiva del especialista es
explicar (1,54%), mediante el cual el paciente subraya la diferencia de
conocimiento que hay entre él y el médico (este último es el experto y
el enfermo es el lego).
Por último, está el verbo entender (0,77%), empleado por el
médico en una ocasión, que le permite al especialista atenuar lo dicho,
protegiendo así su imagen positiva.

Verbos introductores del discurso reproducido

50,00
48,00
46,00
44,00
42,00
40,00
38,00
36,00
34,00
32,00
30,00
28,00
26,00
24,00
22,00
20,00
18,00 Porcentaje
16,00
14,00
12,00
10,00
8,00
6,00
4,00
2,00
0,00
Afirmar

Explicar
Indicar
Advertir

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Decir

Leer

Recomendar
Aconsejar

Asegurar

Insistir

Mandar

Sugerir
Contar

Desaconsejar
Entender

Gráfico 1. Verbos introductores del discurso reproducido


180 Sara Milluzzo

4. Conclusiones

En conclusión, la relación médico-paciente ha sufrido importantes


cambios con la llegada de Internet, sobre todo debido al hecho de que
hoy en día el lego puede encontrar con mucha facilidad información
médica que en el pasado constituía una prerrogativa exclusiva del
experto. Esto ha producido un conflicto entre experto y lego, puesto
que el primero ha visto disminuir su poder interaccional, mientras que
el segundo ha tomado conciencia de sus derechos como paciente
(derecho a la información, a poder participar en el proceso decisorio,
etc.) y, en muchas ocasiones, se autodiagnostica una enfermedad, se
automedica o pone en duda la opinión del facultativo. Este último
puede percibir al paciente como una amenaza y moviliza una serie de
estrategias para intentar reconquistar parte de su poder interaccional o
para conservar el que le ha quedado.
En concreto, en los textos analizados los expertos emplean
distintas voces (voz médica, voz educadora y voz empática). Mediante
la voz médica el especialista puede expresar una opinión y asumir la
responsabilidad de lo dicho o atribuirla a otra persona. La selección de
dicha voz influye en la imagen que presenta de sí mismo, puesto que,
como se ha visto en § 3.1.1.1, empleando el pronombre de primera
persona del singular yo, aparece como una persona capacitada y asume
toda la responsabilidad de lo dicho, amenazando su propia imagen
positiva. En cambio, usando el pronombre de primera persona del
plural nosotros, enaltece su imagen positiva, ya que, presentando su
opinión como algo compartido por toda la institución o por los otros
especialistas, gana mayor credibilidad.
Otra estrategia empleada por el médico es la voz educadora,
gracias a la cual el especialista educa al paciente y subraya su
superioridad a nivel cognoscitivo, sobre todo cuando usa un lenguaje
técnico, desconocido por el paciente, o cuando suspende esa voz. En
efecto, sin información específica sobre su salud, el paciente no puede
actuar de manera autónoma, sigue necesitando la ayuda del experto, y
este último puede preservar la asimetría típica de las interacciones
institucionales.
Imagen y poder en la comunicación médico-paciente 181

Por último, la voz empática, permite al médico presentar una imagen


positiva de sí mismo, dado que expresa comprensión hacia la situación
del paciente.
Por el contrario, el lego emplea estrategias como el discurso
reproducido, la voz de la competencia y la voz iniciadora. En los
textos analizados, el paciente reproduce frecuentemente las palabras
emitidas por otro hablante, o por él mismo, en otra situación
enunciativa. En la mayoría de los casos, introduce tales palabras
mediante el verbo neutro decir, aunque a veces prefiera emplear un
verbo que conlleva un matiz pragmático añadido y que le permite
presentar una determinada imagen del locutor citado o evocado. En
concreto, el enfermo recurre a verbos como mandar, aconsejar,
sugerir, insistir, asegurar, que pueden representar una amenaza para
la imagen positiva del locutor citado (el médico), y el verbo leer, que
le permite enaltecer su propia imagen e igualarse al médico. Ello
ocurre también cuando el lego emplea la voz de la competencia, que le
permite demostrar su pericia en el ámbito médico y su conciencia de
la enfermedad, adquiriendo de este modo mayor poder interaccional.
Lo mismo ocurre con la voz iniciadora, mediante la cual hace
preguntas y establece el tema de la conversación, poniendo en práctica
una dominancia interaccional y semántica. Sin embargo, el empleo de
esa voz puede representar una amenaza para la imagen del paciente,
quien admite su ignorancia en el ámbito médico, y enaltece la del
médico.

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Notas sobre los autores

CARMEN CAZORLA VIVAS, doctora en Filología Hispánica, es docente


del Departamento de Lengua Española, Teoría de la Literatura y
Literatura comparada en la Facultad de Filología de la Universidad
Complutense de Madrid. Su trayectoria investigadora se centra,
fundamentalmente, en aspectos relacionados con la Lexicografía y
Lexicología, más específicamente en la historia de los diccionarios del
español. Ha participado en diferentes proyectos de investigación,
como “Nuevo Tesoro Lexicográfico del Español (1490-1726)”,
dirigidos por los Dres. Manuel Alvar y Lidio Nieto (MEC DGI HUM
2004-05344), desde 2004 a 2008; “Bibliografía de la metalexicografía
del español. Desde sus orígenes hasta el año 2000”, dirigido por el Dr.
Ignacio Ahumada (BPF2001-3459 MCYT), desde 2002 a 2004
o“Diseño y realización de un programa de enseñanza electrónica
(interactiva), conforme con los estándares internacionales de calidad,
para enseñar lengua, literatura, comunicación y cultura españolas a
estudiantes egipcios” (D/024413/09, AECID-Ministerio de Asuntos
Exteriores y de Cooperación), con la participación de la Universidad
Complutense de Madrid - Cairo University (Egipto), dirigido por Ana
Mª. Vigara y Manar abb el Moez. En la actualidad es miembro del
proyecto “Creación de la Biblioteca Virtual de la Filología española”,
dirigido por D. Manuel Alvar Ezquerra. Ha colaborado en diversas
publicaciones colectivas relacionadas con la lexicografía; asimismo ha
publicado artículos y capítulos de libros también relacionados con el
ámbito de la lexicografía y la lexicología, como: Échantillon de
repérage de spécialité dans la lexicographie bilingüe du XVIIIe siècle:
F. Sobrino et ses sources (2008); Fonética, lexicología y lexicografía
en el siglo XIX: tres disciplinas integradas en la obra de Casto Vilar
(1894) (2008) o Panorama de la lexicografía bilingüe y plurilingüe del
español a comienzos del siglo XIX (2010). Recientemente ha
publicado la monografía Diccionarios y estudio de lenguas modernas
en el Siglo de las Luces. Tradición y revolución lexicográfica en el
ámbito hispano-francés (2014).
186 Notas sobre los autores

LUISA CHIERICHETTI es docente de Lengua española en la


Universidad de Bérgamo. Dedica su actividad de investigación a los
aspectos lingüísticos del humor y a los lenguajes especializados,
fundamentalmente al jurídico (La modalidad deóntica en el Código
Civil español. Apuntes para una comparación con el Codice Civile
italiano, 2001; Las controversias relativas a los nombres de dominio
en Internet, 2002; El arbitraje en España. Con unos apuntes para un
análisis lingüístico con la Ley Modelo de UNCITRAL, 2003; La
comunicación especializada de ámbito jurídico: una reflexión sobre
las metáforas en los ordenamientos penales español e italiano, 2008),
al turístico (La promoción del turismo musical: los festivales de
música en Facebook, 2012) y al musical (Belcanto a lo bestia: rasgos
coloquiales en la crónica musical, 2011). También investiga la historia
de la enseñanza del español como lengua extranjera (La
representación de la mujer en los ejemplos de Il perfetto dialoghista
italiano e spagnuolo y el Unico metodo accelerato razionale, 2012).
Con Maria Vittoria Calvi es editora de Nuevas tendencias en el
discurso de especialidad (2006) y con Giovanni Garofalo de Lengua y
Derecho: líneas de investigación interdisciplinaria (2010) y de
Discurso profesional y lingüística de corpus (2013).

GORETTI FAYA ORNIA es licenciada en Traducción e Interpretación


(inglés y alemán; y traductora jurado de inglés) por la Universidad de
Valladolid. Está especializada en traducción médicosanitaria y técnica
en inglés (Universidad Jaume I) y en alemán (Universidad de Sevilla).
Ha realizado su tesis doctoral sobre la traducción de folletos médicos
en la Universidad de Oviedo (doctorado con mención internacional y
distinción cum laude) en donde también imparte docencia
(Departamento de Filología Inglesa, Francesa y Alemana). Su
investigación gira en torno al lenguaje médico y los problemas
comunicativos del sector médico-sanitario. En concreto, dispone de
publicaciones sobre la traducción de folletos médicos para pacientes
(Los folletos médicos traducidos al inglés y su comparación con los
folletos médicos originales en inglés y en español, 2015; Medical
brochures translated into English in Spain, 2015; Estudio contrastivo
del folleto médico (inglés-español), 2015; Los folletos médicos
originales en inglés, alemán y español, 2015); la interpretación en el
Notas sobre los autores 187

ámbito sanitario (La necesidad de servicios de traducción e


interpretación en el sector sanitario. La situación en Londres,
Düsseldorf y Madrid, 2015; Herramientas empleadas para mejorar la
comunicación con pacientes extranjeros en los centros sanitarios del
Reino Unido, Alemania y España, 2011; Los servicios de
interpretación en el sistema de salud alemán, 2011; Tecnologías
empleadas en los servicios de interpretación de los hospitales
(Londres, Düsseldorf y Madrid) y experiencias de los usuarios, 2011)
y el estudio de tipologías textuales y corpus lingüísticos (Propuesta de
tipología textual para el campo médico, 2015; Propuesta de
clasificación de corpus textuales, 2015; Revisión y propuesta de
clasificación de corpus, 2014).

GIOVANNI GAROFALO es docente de lengua española y traducción en


el Departamento de Lenguas, Literaturas y Culturas Extranjeras de la
Universidad de Bérgamo. Sus intereses de investigación se centran
principalmente en la comunicación escrita y oral en ámbito judicial,
con particular referencia al estudio de los géneros discursivos de la
práctica penal en España y en Italia y al examen de los procesos
interaccionales y de la relación entre lengua y poder en el marco del
juicio oral penal. Asimismo, se dedica al análisis del discurso
especializado, en concreto, al estudio de las estrategias argumentativas
en ámbito político, médico, turístico y empresarial, y de los
mecanismos retóricos-pragmáticos que subyacen a la persuasión de
los destinatarios y a la creación discursiva del ethos del enunciador.
Ha examinado desde una perspectiva sociocognitiva los procesos de
terminologización y de lexicalización en ámbito jurídico,
evidenciando la íntima relación entre ideología y definición en los
diccionarios jurídicos españoles. Entre sus publicaciones destacan dos
monografías (Géneros discursivos de la justicia penal, 2009 y La Ley
Orgánica 4/2000 de Extranjería, 2003) y varios estudios sobre la
comunicación especializada desde las perspectivas textual,
terminológica y argumentativo-pragmática. Es miembro del CERLIS
(Centro de investigación sobre lenguajes espcializados) de la
Universidad de Bérgamo y de la Asociación de Lingüística del
Discurso.
188 Notas sobre los autores

BERTHA M. GUTIÉRREZ RODILLA es docente de Historia de la Ciencia


de la Universidad de Salamanca, donde imparte docencia en los
estudios de Medicina, Odontología, Humanidades, Traducción e
Interpretación y Filología Hispánica. Licenciada y Doctora en
Medicina y Cirugía; y Licenciada en Filología Hispánica, completó su
formación en el Instituto de Lexicografía de la Real Academia
Española (Madrid) y, como becaria postdoctoral del Ministerio de
Educación y Ciencia, en la Académie de Médecine de Paris y en la
Université de Paris- XIII-CNRS Sus líneas de investigación
principales son el lenguaje científico, los estudios diacrónicos y
sincrónicos de lexicografía y terminología médicas, la historia de la
medicina española, el método del trabajo científico y enseñanza
médicas. Es directora de la revista electrónica Panace@. Revista de
Medicina, Lenguaje y Traducción (http://www.tremedica.org). Ha
publicado más de un centenar de trabajos en revistas nacionales e
internacionales relacionados con sus líneas de investigación; así
mismo es autora y editora de varios libros, entre los que se encuentran
La Ciencia empieza en la Palabra. Análisis e historia del lenguaje
científico (1998), que obtuvo el Premio LOGOS 2000, Asociación
Europea de Profesores de Lenguas, (París, 2000); La constitución de
la lexicografía médica moderna en España (1999), que obtuvo el
Premio “Terminología Médica”, Real Academia de Medicina de
Cádiz (Cádiz, 2000); Aproximaciones al lenguaje de la ciencia
(2003). El lenguaje de las ciencias (2005), La esforzada
reelaboración del saber: repertorios médicos de interés lexicográfico
anteriores a la imprenta (San Millán de la Cogolla, 2007). Es
miembro del Consejo Editorial de varias revistas especializadas y
colecciones editoriales ligadas a sus líneas de investigación. Ha
impartido cursos y conferencias en diversos foros y centros de
reconocido prestigio, tanto nacionales como internacionales.

GIOVANNA MAPELLI es docente de Lengua española en la


Universidad de Milán. Dedica su actividad a los aspectos lingüísticos
y discursivos de las lenguas de especialidad, con especial interés por
la lengua del turismo (Las marcas de metadiscurso interpersonal de la
sección ‘turismo’ de los sitios Web de los ayuntamientos, 2008;
Léxico de los catálogos de viaje, 2011; Taxonomía de los textos
Notas sobre los autores 189

turísticos: factores lingüísticos y factores contextuales, 2011; El


turismo en televisión: el caso de Buscamundos. Viajes por la vida,
2012) y por la divulgación científica (Estrategias lingüístico-
discursivas de la divulgación científica, 2006; El modelo esquemático
de los géneros divulgativos de astronomía, 2006). Con Maria Vittoria
Calvi es editora de La lengua del turismo. Géneros discursivos y
terminología (2011). Además, se ocupa de lenguaje deportivo (La
prima pagina del Marca: specchio della creatività del linguaggio del
calcio, 2009; La construcción mediática de la figura de José
Mourinho, 2013) y de la relación entre lengua e inmigración
(Informazione e multiculturalità: il caso di Expreso Latino, 2010) Es
miembro del CERLIS de la Universidad de Bérgamo.

SARA MILLUZZO se ha licenciado en Lenguas y literaturas modernas


en la Universidad de Bérgamo en 2012 con la tesis Le guerre di Celia.
Conflitti nella narrativa di Elena Fortún con la calificación de
107/110. En 2015 ha obtenido el Máster en Lenguas modernas para la
comunicación y la cooperación internacional en la Universidad de
Bérgamo con la calificación de 110/110 y matrícula de honor,
defendiendo una tesis titulada La comunicazione medico-paziente in
Internet: configurazione del genere testuale ‘forum di medicina’. En
su trabajo se ha ocupado de la dimensión pragmática de la
comunicación médico-paciente, focalizándose en particular en la
relación de poder que caracteriza a este tipo de relación y las
estrategias empleadas por los participantes para adquirir mayor poder
interaccional.

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