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colección científic

El rido s- o u .. su territorio (el de los Para


janos) no ha desp¿rtado aun la codic a de
b: neos. pero desventurados de ellos el d
que éstos descubran que debajo de aquel " '
que hasta ahora han visto con desdén, se nallan
ocultos t<.. s • en forma de carbon o de petró-
leo · Estas palabras C<1s1 proféticas fueron escri-
tas por Alfredo Jahn en 1916. Desde entonces
desde la época de sus explo•aci nes > ~
desvelos. mucha agua ha pasado baJO el ~u • ti
y much.. s de sus anticipaciones son hoy l na '
solada realidad. El trabajo que ahor, ... " ~
Monte Avila fue publicado por primera vez en
1927 y cor ponóe ., un periodo de bú:.qued;is
e Investigaciones que va de 1910 a 1922 Sm
durla, r scatar del pasado estos ap.:>•tE.s valiosos
y confrontarlo:; 1 luz de los avances --o etro-
ccsos actuales. s1gmfica una contribucion con
iderab1e par 1 est• d o comparado de épocas
diversas
Se encontraré aqu por lo tanto el estado en qu'"
se h llab motalon ua1lros a~omanr-- 11 a
ras o gayoner:. e cuando Alfr do Jall1 1
v1s1tó en oque pOc y 11 perm1t1ra formarse
una 1de • por m é! de la comp ra" c.on el
t do actual. d progr de a c1v1l1za-
c1ón hlanc Aparte uc r un labre de in eres
gener 1 103 d tos e tnformac1on contemdo~
h n perdido nada de su valor y v1genc a e mu-
chos as ctos on u'1 d pós to de experiencias
p ra el etnógr fo el antropologo y el lmguasta
de oy

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MONTE AVILA EDITORES
.
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31 @- colección científica
© 1973by Mol* Avll• EdltOl'H, C. A.
C1rec:H /Venezuel1

Portada : Mariano Díaz


lmp110 en \(enezuel• por lit09r1fi1 Melvln
alfredo ja"n

LOS ABORIGENES
DEL OCCIDENTE
DE VENEZUELA 1

,A
MONTE AVILA EDITORES
CARACAS-VENEZUELA
Los Aborígenes del Occidente
de Venezuela
Su Historio, Etnografía y Afinidades
Lingüísticas
por

ALFREDO JAHN
Individuo d1 número de la Academia Racional d1 la Klstorla.
Ml1mbro d1 la Socl1dad de Antropología, Etnografía
y Prehistoria d1 Berlín.

Con un mapa etnológico y 33 pla.cbas.

CARACAS
Lit. y Tlp. d• I
comercio
19! T
A la memoria
del
Profesor Dr. 'l'heodor Koch,.,Grünherg,
cuya muerte ha pnvado de uno de sus más diligentes y fecundos
obreros a la Etnología Americana, de un ¡usto y desinteresado
protector a los Jndios de Venezuela y del Brasil y de un excelente
inolvidable amigo
al Rutar.
PREFACIO
El presente volumen encierra los resultados etno-
l-Ogicos de la exploración cientifica que efectuamos
en toda la región del Occidente de Venezuela, como
Jefe de una Comisión que nos confiara el Gobierno
Nacional durante los años de 1910 a 1912, y de los
viajes que de 1914 a 1917 y de 1921 a 1922 hicimos,
por propia iniciativa, con el fin de completar y am-
pliar las observaciones que habíamos recogido duran-
te nuestra misión oficial.
Fueron parles de nuestro programa, a más de las
investigaciones etnológicas, el levantamiento de la
carta geográfica de todo nuestro sistema andino y re-
giones circunvecinas y las observaciones relativas a
su meleorologia, geología, glaciologia y flora, que pu-
dieran ilustrar el aspedo físico de aquella interesante
sección de la República. Ninguna otra región del
país o/rece tal variedad de condiciones topográficas
VI vn
y climatéricas, constitutivas de otros tantos medios en Un extracto de nuestr~ capitulo tercero sobre los
que se desarrolla la vida orgánica y de ahí el interés Guajiros y P_araujanos y sobre las construcciones pa-
y la importancia que ha de tener el estudio compara- /af iticas del Lago de Maracaibo, fué publicado en 1914
tivo de sus diuer~s manifestaciones. en la Zeitschrift für Ethnologie, revista de la Sociedad
En 1912 hemos publicado lo que hasta entonces de Antropología. Etnología y Prehistoria de Berlín.
teníamos observado respecto a la Orografía e Hipso-- El presente trabajo fué escrito el 1916, pero cau-
melría de la Cordillera Venezolana de los Andes. sas ajenas a nuestra voluntad habían impedido su
Posteriormente hemos dado a conocer algunas de publicación. Al benévolo interés con que el Gobier-
nuestras observaciones climatológicas y glaciológicas; no Nacional ha acogido nuestros trabajos científicos
tenemos en preparación, para dar a la estampa, las y al entusiasmo del Doctor P. M. Arcaya, eminente
observaciones astronómicas, geodésicas y meteoroló- americanista y actual Ministro de Relaciones Interio-
gicas y nos proponemos también publicar un estudio res, por todo aquello que se relacione con nuestra
sobre la flora de los páramos. Historia y particularmente con el estudio de nuestras
De la población autóctona, que aún se conserva agrupaciones étnicas, débese la presente publicación.
en su primitiva pureza en parte del Estado Zulia Para ello ha sido menester reformar algunos concep-
(Motilones, Guajiros y Paraujanos), quedaban a prin- tos del primitivo manuscrito, ajustándolos al actual
cipios del siglo algunos supervivientes en los Estados criterio del autor y ampliar con sus propias posteriores
Lara, Trujilllo y Mérida, (Ayomanes, Gayones y Ti- observaciones y con las anotaciones de otros explo-
moles) . Las anotaciones sobre etnografía y lingüís- radores algunas partes del texto relacionadas con la
tica comparada de estas tribus, recogidas en el curso ubicación y los dialectos de algunas de las tribus
de nuestros viajes y que son materia del presente es- d.escritas.
tudio, vienen a ampliar los trabajos de igual índole Séanos permitido testimoniar en •ste lugar nues-
que han visto la luz en libros, revistas y periódicos tro pro/un do agradecimiento al Benemérito Presiden-
nacionales y extranjeros, salidos de las autorizadas
te de la República, General J. V. Gómez y al señor
plumas de Ernst, Celedón, Uricoechea y Simons, y de
las no m enos ilustradas de nuestros compatriotas Ar- Ministro de Relaciones Interiores, doctor Pedro M.
caya, Aluarado, Julio Salas, Febres Cordero, Lares, Arcaya, por la noble protección que han dispensad<0
Amílcar Fonseca. Freitez Pineda, Oramas y otros. a nuestra obra.
VIII

Un deber de gratitud y compañerismo nos impul-


sa a dedicar esta humilde contribución a la memoria
de uno de los más esforzados obreros de la moderna
Etnología Americana, el doctor Theodor Koch-Grün-
berg, muerto el 8 de Octubre de 1924 en Vista Allegre,
a orillas del Rio Branco, en pleno campo de sus f ruc-
tlferas labores cientlfi.cas y cuando se dirigía hacia las
fuentes del Parime y del Orinoco, acompañando la
última expedición del Doctor Hamilton Rice, de la
cual era el miembro más conspicuo.
A. JAHN.
INTRODUCCION
Caracas: Julio de 1927. Descubierta por Colón, en su tercer viaje, reali-
1:ado en 1498, Ja costa de Tierra Firme en el extremo
oriental de lo que hoy constituye el territorio de Ve-
nezuela, prosiguió Alonso de Ojeda en 1499, Ja explo-
ración de nuestro litoral, y en agosto del mismo año
halló a orillas del Golfo de Coquibacoa, que hoy se
llama Saco de Maracaibo, una aldea indígena, com-
puesta de muchas chozas construidas sobre estacas
t•nc1avadas dentro del agua. Fué esta la primera no-
ticia que se tuvo de los aborígenes del Occidente de
Venezuela y hubieron de transcurrir treinta años, an-
tes de que se tuvieran noticias más amplias de aque-
llos habitantes lacustres y de las numerosas tribus o
naciones que ocupaban Ja sección del territorio vene-
zolano, que hoy corresponde a los Estados Zulia, Fal-
rón y Lara. Estas primeras informaciones circuns-
tanciadas se deben a Ambrosio Dalfínger, uno de
aquellos audaces conquistadores alemanes que en-
viara la casa de los Welser de Augsburgo para admi-
LOS ABORÍGENES DEL OCCIDENTE DE VENUIJELA

nisfrar, como Gobernador, la sección de Indias, que cual Jué publicada en Hagenau en 1557 por su cuña-
entonces se designaba como Provincia de Venezuela y do Juan Kiefhabcr. ·
que tenía por sede oficial la ciudad de Santa Ana de De este curioso libro publicó una traducción fran-
Coro, fundada por Aro píes en 1527. cesa en 1837, Henl') Ternaux-Compans en su colec-
Se entendía entonces por Provincia de Venezue- ción : "Voy~ges.' rélations et mémoires originaux pour
la, toda la extensión de tierra comprendida entre el servir a fh1sloue de la découverte de l'Amérique", y
Cabo de La Vela en la Península Guajira, al Oeste, y ésta, a su vez, fué vertida al castellano por el doctor Pe-
los lindes del territorio de l\facarapana, es decir, el Ca- dro ..\f. Arcaya en 1!}1(), y dotada de un mapa en que
bo Codera, al Este; de modo que abarcaba los actua- se indican los itinerarios de Federmann.
les Estados Zulia, Falcón, Yaracuy, Carabobo, Ara- Según Tulio Febres Cordero, puede fijarse la dé-
gua, Miranda y el Distrito Federal. cada de 1870 a 1880 como punto de partida de las in-
Nicolás Federmann, Felipe von llutten y Jorge vestigaciones modernas sobre etnografía indígena de
Hohermulh de Speier (Espira), fueron otros tantos los Andes de Venezuela. A este tiempo corresponden
tenientes de los Welser que, después del año de 15aO, las primeras anotaciones de don .losé Ignacio Lares,
continuaron las arriesgadas empresas de exploración las del Pbro. Dr. Jesús )1. Jáuregui en .Mérida ' las de
y conquista de Tierra Firme, penetrando al Poniente don José Gregorio \'illafañe en el Táchira. En.1883 el
hasta la Cordillera de llogotá y al Sur hasta los prime- Dr. ~·oción Fcbres Cordero, designado como Delegado
ros alluentes del Amazonas (Caquetá). Los informes Nacional para la Exposición celebrada con ocasión
recogido'> por estos conquistadores fueron minucio- del primer Centenario del Libertador, recojió un re-
samente transcritos por el cronista Oviedo y Valdez <11 gular acopio de datos etnográficos en los distintos pue-
y más tarde, en forma poética, por Juan de Castella- bl6S de Mérida y estos materiales, junto con sus pro-
i10s, gracias a Jo cual se han conservado observacio- pias anotaciones, sin·ieron luego a don Tulio Febres
nes de gran valor para el estudio de la ubicación de Cordero para importantes trabajos históricos y eluo-
los dialectos y de las costumbres de los aborígenes que gráficos de Los Andes. <» En los ú1limos tres lustros
habitaban aquel extenso territorio en los comienzos el doctor Julio C. Salas, otro erudito merideño, ha da-
de la Conquista. u Se ha conservado también una re- do a luz el acervo de datos históricos, relacionados con
lación que, de su primer ''iaje por Venezuela, escri- l~s aborígenes del tiempo colonial, que le han propor-
biera Nicolás Federmann a su regreso a Europa, la cionado los viejos archivos del Estado Mérida. <".
(3) Tullo Febrcs Cordtro. Dleada• dt la Historia de .\Urida. M<'rida
(1) Clnnulo Fernánd•z d• Oviedo y Vald•z. Historia Gentrat 11 Na· 1920. Praetdtncia ¡¡ Lengua de 101 Abarigtnu. 1921.
tura( dt ln• tndins, 1535. Edición de José Amador de los Ríos. Madrid 1851.
( 4) J ulio C. Salas. Tlura Firme (Veoezuel1 y Colombil). F1tadir.1
1 21 .Jo1n d• Castell1nos. Eleglas de Varonu Ilustres de lndia1. Rdm· • ohn Elnologla t Historia. ltfrida 1908.
prt<ión "adrid 1914.
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LOS ABORÍGENES uEL OCCIDENTE DE VBNEZUELA

En el Estado Trujillo, las anotaciones que hicie- chino Uterga (1895), <•>los estudios de Ernst, m Cande-
ra el ilustrado pedagogo, bachiller R. M. Urrecheaga, lier, <•> Simons, <•> y Oramas. <••>.
de 1875 a 1878, en las cercanías de Timoles.. h~n salva- Los Paraujanos solo eran conocidos como habi-
do del olvido un regular acervo de voces del, 1d1oma que tantes de lo.s pequeños poblados lacustres de Santa
dominaba en los Andes de Venezuela. .Estas anota- Rosa y El Moján, pero nada se había escrito sobre su
ciones han sido luego estudiadas y anahzadas po~ el dialecto, que generalmente era considerado como
dóctor Aroílcar Fonseca, quien desde cerca d~ vemte idéntico con el guajiro, del cual es estrechamente afin,
años atrás viene recogiendo, con loable eropeno, !odo según lo ha demostrado el que esto escribe <11' . El ilus-
cuanto pueda contribuir al conocimiento de la histo- trado americanista venezolano, doctor Pedro M. Arca-
ria de aquella parte de los Andes. También el señor ya, hizo una larga y paciente labor de investigación
Américo Briceño Valero ha publicado alg~nos est~.­ histórica y filológica en el Estado Falcón, su tierra.
dios que se rozan con la etnografía de su tierra truJl" Algunos de sus resultados fueron publicados en 1906
llana. en "El Aguila", periódico de Coro, y luego notable-
mente ampliados y con algunos conceptos rectifica-
En el Estado Zulia es donde existen todavia, en to- dos, aparecieron en un luminoso trabajo sobre los
da su pureza, los primitivos aborígenes, represent~.dos aborígenes corianos, publicado en 1920 en su "Histo-
por las tribus motilones y sus subtribus y los Gu~J~ros ria del Estado Falcón". 1111 En este estudio somete el
y sus afines los Paraujanos, que son los sobrev!v1en- autor a un severo análisis crítico el acervo de noticias
tes de los pueblos lacustres descubiertos por OJeda Y que, sobre este asunto, se hallan en los antiguos cro-
que le sugirieron a su compañero Ves~ucci el no~bre nistas y en documentos inéditos de los archivos y re-
de Venezuela. Un pequeño vocabulario de los prime- gistros de aquel Estado. De este modo, ha logrado el
ros fué recogido en el territorio colombiano de los Mo- doctor Arcaya delimitar los territorios de las cinco
tilones por el conocido escritor Jorge Isaacs Y luego
analizado por .Ernst en 1887. De los Guajiros, que es (6) . Fray Esteban de Uterga. Notionu Elementalta del Idioma Goa-
1fro. Roma 1895.
la más fuerte y populosa de todas, se han publicado ( 7 ) A. Enut. Die Etlrno,mphi•clt• Stdlung dtr Guajlro-lndiantr.
muchos trabajos de los que algunos son realmente Vtrhandlung•n der Berll11er antht'Opologiachen Gu•llachaft, 1887.
(8) H. Candelier. lito Hacha et lea lndien• Goa}irta. Parla 1811S.
importantes como la Gramática, catecismo y vocabu-11 (11) F . A. A. Simon1. An Ezploration o/ the Goagira Penlnaula. Pro-
lario del Padre Rafael Celedón, publicada en 1878, < <ffding1 Royal Geogr. Soc. London XII. 1886.
(10) Luis R. Oramaa. Conlrlln:ici6n al Bat11dio de la Lengua Guajira.
las Nociones elementales del idioma goajiro del capu- Caracu 1913.
(11) A. Jabn. Paraujanoa und GuQjiroa Wtd die Phahlllanten a.m See
~ Rafeel Celedl>n. Gramdtlca, Cattciamo 11 VO<labulario d• i. lAn·
"º" JlcrOC411Jo. Zeitacltrlft far BthnolOffe. H'ft 2 u s. 1114.
(12) Pedro lla.uael Ar<:aya. Historia dd Estado Palc'61t. Tom< prime-
'ªª Goajira. "Colloctlon l1Daltl1Uque amhlcalu"'. Tome V. Pula ta?L ro. (Dude 101 orlfeDH haata 1&00). Cuacaa 1920.

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DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA
LOS ABORÍGBNBS

en un interesante estudio, publicado el mismo año,


tribus pobladoras de la antigua Curiana, a saber: los con el título: "Materiales para el estudio de los dialec-
Caquetios. los Ayomanes, los Ajaguas, los Jirajaras y tos Ayamán, Gayón, Jirajara y Ajagua". En el curso
los Ciparigotos o Cliipas. En el curso. de nuestr~ ex- ele nuestro viaje de exploración de 1910 por aquella
posición tendremos muchas veces ocasión y necesidad región limítrofe de Falcón y Lara, hallamos todavía
de citar las conclusiones de este sabio compatriota. dos ancianos, una mujer ayamán y un hombre gayón,
El territorio que fué de los Jirajaras, Ayomanes, que conocían bastante bien los antiguos dialectos y
Ajaguas y Gayones corresponde hoy a los Distritos To- con su ayuda nos fué posible rectiJicar y enriquecer
rres y Urdaneta del Estado Lara y a gran parle del el vocabulario ayamán de Párraga y formar otro pe-
Estado Falcón. Hasta el año de 1910 quedaba uno que queño del dialecto gayón·
otro individuo descendiente de las antiguas tribus y En cuanto a los dialectos del Zulia, fueron reco--
poseedor del dialecto de sus antepasados. Por los años gidos por nosotros sendos vocabularios del Guajiro
de 1880 debió existir un remanente mucho más nume- y del Paraujano, en varias visitas que desde 1910 a
roso de estos indios, de manera que el general Octa- 1922 hicimos al territorio de los primeros y a las al-
viano Párraga pudo recoger un corto vocabulario de deas lacustres de los segundos, situadas en la laguna
los indios de Siquisique, que e:ran Jirajaras y ofrecer- de Sinamaica y en las playas de El Moján y Santa Ro-
lo al señor general Juan Tomás Pérez, quien, a su vez, sa. En la misma ocasión (1910) anotamos algunas
lo envió a ta Academia Nacional de la Lengua, en cu- voces del dialecto de los Motilones de boca de algu-
yo Resúmen de actas fué publicado en ~886. U?a co- nas personas del río Catatumbo, que estuvieron en
pia de este vocabulario y otra del ayaman, también de contacto con individuos de aquella tribu caribe, y este
Párraga, confundidas, como si se tratase de un ~l.o material, unido al de Isaacs y al vocabulario formado
dialecto, fué enviada por el señor Buenav_entura_ J~­ por el doctor Pedro José Torres en Machiques (1906),
ménez, de Siquisique, al doctor Arcaya, quien res1d1a nos ha proporcionado un regular acopio de palabras
entonces en Coro. Este mismo vocabulario de voces que publicamos en el apéndice de esta obra.
ayamanes y jirajaras confundidas, fué ,r~blica~o en En 1918 visitó el explorador americano Theodor
Barquisiroeto en 1907, por el doctor Fre1tez-Pmeda de Booy los indios Macoas, que son una parcialidad
con el titulo: "Vocabulario Ayamán". de los Motilones establecida en el río Apón. <1" .El
En 1916 un joven compatriota, el señor Luis R. vocabulario que dice este viajero haber recogido en
Oramas, visitó en ejercicio del cargo fiscal que desem- aquel Jugar de la Sierra de Perijá. no ha sido publica-
do hasta el presente, ni se conoce su paradero.
peñaba, el Distrito Urdaneta del Estado Lara y ;eco-
gió algunas voces y apellidos aya~ane;s. que, JUn~o nal.
(13) Theodoor de Booy. The ~oplt of lht mltt. Th• lllu••um joat-
Vol. IX. 3 and 4. Phlladelpbla 1918.
con los vocabularios de Párraga, arriba citados, reumó
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20
DEL OOCIDENTI DE VENEZUELA
En HH5 penctn'1 el c.xplorml111 ucco <:11stnl Bo-
linder en el tcrriturio dt• lo Motilones, por el lado de ficas, ni mucho menos las que están com rendida
Colombia y publicó un \'ocol111 lc1rio, 1lrl rual hablare- ~entrod
l de lo~ límites más reducidos aún d: Ja fami~
la o e 1a tribu.
mos más adelnnte. En un segundo ' 'iujr. 1·t'a lizado
en 1920, f ué ampliaclo ~u 111uléri11l ling11lstirn, pero pa- De un mod.o análogo a Ja clasificación botá nica
rece,. que hastn a ho1·11 no s«• hu IH'C'ho p11 hlit'IH'ión algu· que se basa en ciertos rasgos primordiales de las plan-
na que venga a cndquen•r el nt'crvo a nterior, como tas para establecer las grandes secciones del reino ve-
tampoco se conocen lu lista de voces, ni lo\ estudios ~~t~~ y, tompa.r~ndo luego caracteres secundarios, sub-
etnográfi cos de los Parauja nos y (iuajiros, que .Bolin- 1v1 e a secc10n en grupos, familias Y géneros y fi.
der dice haber llevado a cabo en la misma ocasión <u i . º~!ro.ente en especies, los elementos culturales y la 'in-
Lo citado basta aquí comprende todo cua nto se ha he- ~mshca comparadas nos revelan las afinidades ~ue
cho en el Occidente de Venezuela con re~pecto a su hgan Jos g:upos pequeños o tribus y penniten desde
Etnografía. Con vista de lodo este mater ial y del que luego reumrlos en familias.
por nuestra parle hemos aportado, como resultado de La clasificación que algunos etnólogos han pro-
nuestros viajes por aquella secc~ón de la l\epública, puesto, sobre la sola base de Ja cultura, los hábitos y
hemos tratado de establecer la ubicación y afinidad de el carácter, no conduce a resultados satisfactorios ya
las tribus halladas por los conquistadores, hoy extin- que las a~alogías de estos rasgos no siempre obedecen
tas, con las que aún subsisten y de éstas con las len- ª comu~1dad de origen y, muy amenudo, son el resul-
guas fundamentales de nuestro Continente. tado de mter~~ios y de temporal convivencia de tri-
Muchos y muy diversos son los métodos que se bus de muy diferente extracción; pero puede si servir
han ensayado para reducir a una clasificación siste- para corroborar las conclusiones a que por otros mé-
mática las numerosas ·tribus americanas. Las medi- todos se haya llegado.
das craneométricas, como las antropométricas en ge- . Creemos por tanto, como von den Steinen, Koch,
neral, apenas permiten establecer la unidad de la ra· Brmton, Arcaya y otros, que la única clasificación cien-
za americana, y acaso puedan de ellas sacarse conclu- tífica, es la que tiene por base el parentesco de las len-
siones sobre las diferencias que resultan de la influen- guas. En efecto, las tribus americanas, que por su
cia del clima y de la alimentación, vestidos, etc. De l~ngua aparecen como miembros de una misma fa mi-
ningún modo bastan estas medidas para clasificar, lia, en muchos casos resultan también ligadas por sus
dentro de los amplios limites de la raza, las agrupaci.o- costumbres y elementos culturales.
nes circunscritas a determinadas provincias geográ- Dice Brinton: "La lingüística ~ Ja sola base so-
(10 G111taf Bolhadu. Die lnd{aner dcr Tropl1chen 6 chrtet1•1'lr1& bre la cual pu~e establecerse la subdivisión de la ra-
Stutt~art 1926. za. L& semeJanza del idicma prueba, hasta cierto
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23
LOS AbORfCENl!S DEL OOCIHMTE DE VENEZUELA

punto, una misma descendencia, y an:dogias d<• rnrac- morales e intelectuales de aquellos beneméritos sacer·
leres psíquicos. Por supuesto que hay ras.os c~1 que dotes." <..>.
un idioma se ha impuesto sobre otrn ~· n la l~ts~cma 1_1~­ El análisis de estas gramáticas y de los vocabula-
mana, pero nunca sin la corrcspond1~ntc 10hllrac1o_n rios que han recogido los exploradores de Suramérica
de la sangre; de modo que los cambios del lenguaje en los últimos·cien años, han permitido clasificar, más
q~edan como pruebas de mezclas ra<:i~tlcs.~ n:~c10.n.a­ o meno~ bien, gran número de los dialectos indigenas
les. Escojo, por consiguiente, la clas1lu:ac10n lmgu1s- de este Continente y reducirlos a unas 6 o 8 fami·
tica de la rata americana como la única de algún va- lias principales, quedando, por supuesto, muchos dia-
lor cienlítico, y por lo mismo, la única que merece lectos aislados. a los cuales no se les ha logrado descu-
considerarse". En el prefacio de su obra nos recuer- brir afinidad con dichas familias. No han faltado, so-
da el mismo Brinton, que tanto la Oficina de Etnol~­ bre todo entre nosotros, quienes han abusado de la
gia de los Estados Unidos, como l_a~ de Canadá Y l\~~­ comparación filológica al extremo de pretender deri-
jico, han convenido en adoptar ohc1ah~en~e 1? clas1h- var muchos de nuestros dialectos indígenas del sans-
cación lingüística respecto a la poblac1on rnd1gena de crito, hebreo o chino. Como muy bien ha dicho Arca-
sus resprdivos territorios " . Ubser\'a el doctor Ar- ya, estas comparaciones son sencillamente pueriles y
carn, tratando de la clasificación lingüística: "este m~­ no caben en trabajos serios y que aspiran a que se les
todo para que sea seguro, requiere no sólo el conoci- considere como científicos.
miento de los vocabularios sino también el de frases No hay duda, que entre pueblos de un mismo ori-
más 0 menos extensas que den idea de la construcción gen lingüístico existen ciertas relaciones culturales
gramatical, modo de indicar los géneros, variaciones directas o indirectas; pero nó por esto debe concluir-
de los temas nominales v verbales, de lodo aquello que se, sin antes haberlo comprobado, que los límites de
constituya lo que podrí:.~ Jlmnars<'.el c·squeleto de cada estas relaciones culturales son los mismos de la afini-
dialecto. Desgraciadamente, la mayor parte ~e los e~­ dad fingüfstica.
ploradores se han contentado con r(•eoger !1stas m<~s Ehrenreich ..,, opina que sólo sobre una base lin-
o menos largas de palahras, pero ~n camb1~. l~s mi- güística puede obtenerse una orientación satisfacto-
sioneros. por la nN·esidad de doctrinar a los md1os en ria en el intrincado dédalo de los pequeños grupos ét-
sus propias lenguas, estudiaron muchas d~ el_Ias a ton- nicos suramericanos y agrega: "con las denominacio-
do, y las redujeron a gramáticas, que son ms1gnes mo-
nes de Caribes, Arawakos, (aruacos) Tupi y Gés se han
numentos de paciencia y sagacidad, obra basla~t~ pa-
ra poner de manilicslo la excelencia de las cond1c10nes ~ Aruya. Hf•lorla dtf Ealado Falc61t. Tomo f. P61. IMt.
( 17) Ebrenrelch. Die El11n0frap/lfe SOdam<rtt... im IJetinn du io.
laltr/lrutdert1. (Arcbl• flr AntbropoloSfe. N"e Folc• 9d. S. Reft f. P"-
(1~) Bri..Dtoo. T/lc ameritan roce. Phil•ddphla 1901. 47 41.)

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25
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA
LOS AllORfCENF.S

designado gru pos de pm·hlos de :11i11id11d li11g1iistica hasta que, cediendo a la presión de otros pueblos más
que C'l análisis cientifico ha l'OITOhmwlo. '!'ocios dios f~er.te~, hubieron ~~ reconcentrarse, en tiempo pre-
JHle<lt•n ser, talH•z. reduculos a 1111 "º'º pudilo pt imi- h1stonco, en la region montañosa del Brasil Central,
ti\(> hipolt'tico, como se ha IH•cho eo11 las llamadas ra- que ocupaban al iniciarse la Conquista española. Los
mas i11dogern1ú 11 it'as dd \ ll'JO \l u nclo" : proposición Aruacos, que desde el Plata v Bolivia se extendieron
(". t" que resul1·1 1nso-.len1hlc -.q41111 lo han demostra- en remota época prehistóri¿a por todo el Norte de
do trabajos po-.tniores. t•n l'fltt ial, las inn·sltgacio- Suramérica, y l~s Tupi, .invasores desde el Paraguay,
11(·'> di.' Koch (;ri"mherg. ' , ~chmidt "" ' ;\ordens- de Ja costa brasilera hacia el Norte, debieron contarse
kiiild .,.. . . entre l~s más formidables factores de aquella presión
determmante de la reducción territorial de los Tapu-
Ll estudio 1·olllparatiH1 de los diakctos surame-
ya. Los Aruacos representan el grupo o familia que
rieano-. ha hl'cho posihk no s"'1o '>ll rlasilicacíón me-
alcanzó mayor extensión en Suramérica, como que
túdic:r, sino ta111hi<'.·n. aunque mu:' solller::rnwnle, la
pertenecen a él multitud de dial ectos que se hablaron
rernnstrncci ón parcial dl' su historia La sagncidad
<lesde las Islas Bahamas y las Antillas mayores al Nor-
d<' los dnólogos dl'I úllimo medio si~lo ha de'icubier-
te, pa_sando por Venezuela, las Guayanas, Brasil, Co-
to al tr:l\és de \Oces exóticas infiltradas. de nombres
lombia y más adelante, por la vertiente oriental de los
geog1 ;º1 flros ~ de alinidadl·'i kxicoli>git a-; más o m('nos
pronunt'iadas, los moYimit•nlos y los fracciona mien- Andes ecuatorianos, peruanos y bolivianos hasta más
tos que debieron <>ufrir los grnpos que hoy considera- allá de las cabeceras del Río de la Plata. Los datos
rno ... <'omo familias fundamentales de nuestro Conti- históricos que nos hablan de su lengua y de su cultu-
ncnil' nll'ridional. Es así como se ha llegado a dedu- ra se remontan a la época de los primeros descubrido-
cir que el grupo llamado Gés o Tapuya por Steinen, res, porque fueron aruacos los indios que éstos halla-
repr('Scnla el estralo mús antiguo de cuantos en él se ron al pisar por primera vez tierra americana en las
han analizado. tesis que parece corroborada por los islas Bahamas, Cuba y Haiti.
cráneos paleozóicos de<;cubierlos por Lund en Lagoa Los viajes y estudios de Nordenskiold han contri-
Santa. Según toda prohahilidad, los Ta¡wyo o Gés do- buido notablemente al conocimiento que hoy se tiene
minnhan la mayor parte clel territorio del Brasil, al de la cultura aruaca y su propagación. Gracias a sus
Sur ch·l Amazonas y al E'>te del Tapajoz y Pnrnguay, exploraciones arqueológicas en el Oriente de Bolivia
ha podido penetrarse en el campo de esta antigua cul-
( 18) Th. Roch-Grunberg. Dit indian,T$ttímme nm º'''"n U1o .\"~ gr1>
und \''lf'ura und ihu •1•rt1rhlich~ Zw¡tltOrioktit. ••ztit:i;chriCl Hir Ethnologie tura y comprobarse lo que a este respecto habian in-
lland XXll. VIII." formado los antiguos cronistas. Ellas nos revelaron el
Í (l!l) ~lax Schmi<ll . Die Aruaktn. LeipziK 1917,
tio¡ J<:. !'>ord•n•ki•ld. Jndianrrltbtn. Leipzi" t~U. desarrollo que ha-bían alcanzado los antiguos Moxos
26 27
LOS AllORfCENEI
DEL OCCJl)ENTE DE VENEZUELA

o .Mojos y Baurés, cuyos descendientes i·aclicados hoy


en las ruinas de las antiguas misiont.•s jesuitas, son La afinidad de varias de las tribus que integran
considerados por 1'ordcnski01d, como los menguados Ja familia aruaca había sido sospechada ya por Gilii
rcs!os de los que en época remota levantaron este cen- en 1780, comparando algunos de sus dialectos con el
tro cultural "º. La exploración etnológica de ~fax de los Maipures que él estudió en el Alto Orinoco. Por
Schmidt en HHO, por la región donde están las 1 ello el sabio francés Lucien Adam, al analizar el ma-

fue~es del Cabacal, el Jaurú, el Juruena y el Gnaporé,


terial lingüístico recogido por Crevaux, propuso lla·
Jo condujo a la tierra de los Parcssis, nación conocida mar Maipure, en recuerdo de los méritos de Gilii, todo
desde 1723 y cuyo lenguaje hab1a sido ya clasificado, el grupo o .familia que él estableció con los dialectos
como nu-aruac por Karl \'On Stcincn. Durante su aruacos, en oposición al grupo o familia C<lr<libe o ca-
conviYencia con estos indios, tuvo Schmidt ocasión ribe. "" Muchos de los dialectos aruacos, considera-
de presenciar como se difundía y propagaba sobre los dos como cognáticos, contienen un rasgo de afinidad
grupos vecinos la cultura paressí, que es en gran par- muy marcado en el prefijo pronominal nú y esto indu-
te aruaca ····' . jo a Steinen a reunirlos bajo la denominación de pue-
blos nú. Estos pueblos nú forman, junto con los arua-
De esta suerte demostróse, una \'CZ más, cómo los cos de la costa noroeste de Suramérica, una familia
elementos eullurales de un pueblo·se infiltran en otro étnica intimamente ligada por caracteres lingi.iislicos,
de muy diferente origen, v cómo, por consiguiente, la razón por la cual Steinen las reunió bajo el doble nom-
compa.ración de sólo cslo; elementos, con prescin~en­ bre de .Vu-arlrnac. Esta denominación la empleó el
cia de los caracteres lingüísticos, puede conducir a mismo en t>l r<'l:llo de su segundo viaje y fué gencral-
conclusiones erróneas. menlc adoptada por los etnólogos de aquel tiempo,
Al eminente etnólogo akmán Karl von den Stei- pero más larde se prescindió de la partícula nú y JJa-
nen se debe el nombre genérico aruak o aruaco, con mé>se sencillamente aruacas las lenguas habladas por
el c~al se designa hov toda una gran familia lingüís- todas las tribus de estos dos grupos de Ja gran familia.
1

l. tica. Sus dos expediciones, en 1884 y 1887 al río Xin- Se conocen desde el siglo XVIII varios vocabula-
gú, afluente meridional del Amazonas, puede decirse rios de dialectos aruacos, como el Moxos y el Antis.
que fueron fundamentales para la clasificación metó- De este último existe una gramática, compuesta por
dica de Jas tribus aborígenes de Suramérica 1111 algún misionero español de aquella época y publica-
lm E. .Sonlto•ldvld. For1d1ungt11 und Abt11l•u•r in. Sidamnilta. da por Adam en el tomo 18• de la Bibli~teca ling~ísti­
Stotll(art 1924. . d' ·
(22) Mn Schmidt. Dio Poru•i-Kobili. El'ftbni.u der Ez~ ition 1a ca americana, con importantes anotaciones, bajo el
,;;, Qqdltn du /oard und luriuno. 1910. Busler Arch!Y Bd.-4. Heft 4l6. titulo : Arte de la lengua de los indios Antis o Campas.
t..ipzlg. Bullo. 1914. . . owa
(23) Karl voa don Stolaea. Durch Z•nlral-Br4$1hm. Lelp%11 1......, 1
Un/u d.n NaluroiSlktrn Ztnlrol-Br0$llitn1. Berlln 1897. -c;¡ Loclen Adom. Grammoirt compa.rle d_•S dialulu d• la famillt
eoribt. Bibliothfque ling. am . Tome X\,I. Ports 1893.
28
29
LOS ABORfCF NtS DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

El aruaco, arhuaco o arowack <le Guayana, fué tratar de los Caquetios, Ajaguas, Jirajaras y otros ya
recogido y estudiado por 'arios misioneros alemanes extinguidos. Menor importancia tenía el elemento
<le la secta de los hernulas y publicado en el tomo 8• aruaco en el Oriente de Venezuela, donde prevalecían
de la citada "Bibliothéque lingüístique americaine", y los Caribes, que ya para el tiempo del descubrimien-
se couoceu, además, algunos vocabularios de Schom- , to habían conquistado casi toda la Guayana y la ma-
bucgk, Im 'fhurn y otros exploradores que estuvieron ) Or parte del Oriente y desalojado a los primitivos po-
al sen icio del Gobierno de la Colonia británica gua- bladores aruacos. Este cambio de población debió
yanesa. operarse en una época relativamente cercana a la del
En la región limítrofe de Venezuela con el Bra- arribo de los españoles.
sil, sobre los ríos Atabapo, Casiquiare, Guainía y Río El establecimiento de la familia Caribe dala del
Negro, subsisten aún algunas tribus aruacas, como lo.s siglo X VIII y fué obra del misionero jesuita Gilii, a
Baniva, Baré, Tariana y otros, cuyos dialectos han si- <"uya intuición científica se debe la primera clasifica-
do anotados por Montolieu "'', Melgarejo <..1, Chaffan- cilin de las lenguas que se hablaban en el Orinoco. <•••
jon º", y Tavera-Acosta <t", pero los trabajos lingüís- Posteriormente algunos etnólogos, entre ellos el co-
ticos más completos de estos dialectos, los que pode- lombiano Vricocchea, reunieron las familias caribes
mos llamar clásicos, se dchen al infatigable explora- y tupi en una sola que llamaron Guaraní-Caribe o
dor alemán Koch-Grünbcrg y son el resultado de sus 1'upi-Caribt', y otros, como el sabio Martius, llegaron
exploraciones de 1903 a 1905, 12•>. hasta clasificar los dialectos caribes en diversas fa-
Los más conspicuos representantes de Ja fami- milias, negando así la existencia autónoma de la fa-
lia aruaca en el Occidente de Venezuela, son, actual- milia ~aribe '1 1 >.
mente, los Gllajiros, pero en el tiempo del descubri- Fué a fines del siglo pasado que Steinen, después
miento era muy numerosa la población de esta filia- de su primera exploración del Xingú (1881) y de su
ción en lo que corresponde a los actuales Estados La- importante descubrimiento qe los Bakairí, tribu ca-
ra y Falcón, como lo expondremos más adelante al ribe de hábitos y lengua incontaminados de extrañas
(25) F. llontollw . Viajt al lnlrida. El Tinnpo, 1877. Sus voca- influencias, comprobó cuán justificadas eran las con·
bularios en el tomo VII d• Ja Bibliotbh¡ue 1101. amerlcalne. clusiones del abate Gilii <n•.
(26) Slxto Melcarejo. V0a2bularlo gualribo en Re1wn•n de la.i acta.i
de la Acadtmía Vtn•:olana Corrupondiente de la Real Elpañola de la 1.A.n-
11011. Caracas 18116. (30) Filippo Salvatore GlllL Saggio di Storia americano. 4 vol. Ro-
(27) J. Chaffanjon. L'Orlnoqae et le Caura. Parb 18119. ma 1780
(28) Tavera ·Acoata. En ti Sur, dialecto• índlgena.i de Venezuela. Chl• rru
(11) c. F. Phll. VOD Martilll. Bthnographíe Amerika'•, :umal Bra-
dad Bollvar 1907. lllitnl. Lelprla 1867.
(29) Tb. Kocb-Orllnbu¡. Z111ei lalrre anler den lndianun N. W. Bra-
(32) K. v. d. Stelnen. Die Balrairl.Spradie. Lelpzif 1892.
1ilien1. Berlln l to9.

30 31
.,,
LOS ABORÍGENES DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

En 1893, Adam publicó una gramática compara· tronco, debió efectuarse en época remola y que desde
da de los dialectos de la familia caribe, basada en los entonces debieron evolucionar separadamente.
materiales aportados por Steinen, Crevaux, Coudreau Casi nula fué la participaeión que tuvo en Vene-
,, y Barboza-Rodríguez y proclamó definitivamente la zuela la familia llamada Tupi, formada por varias
autonomía de esta familia lingüística y su irreducti- lenguas que se hablaron en el Brasil y la Guaraní, que
bilidad con la tupi y otras, y este concepto quedó ma- es la que se habla corrientemente en el Paraguay, aun
gistralmente corroborado y ampliado en 1909 por los por Ja gente civilizada. Los misioneros Ruiz Monto-
Estudios lingüísticos caribes, del holandés C. H. de ya, Restivo y Ancheta escribieron en los siglos XVII y
Goeje. "*'. XVIII gramáticas y vocabularios de esta lengua, la
La gran homogeneidad que se .~ota en 1.os dial~­ cual arreglada con algunas modificaciones, fué pro-
tos caribes revela que su separac1on del foco prm- pagada por los jesuitas del siglo XVIII entre diversas
cipal no debe ser muy remola, como en efecto se tribus del Amazonas y Rio Negro, bajo la denomina·
créc que puede fijarse en las postrimerías del siglo ción de lingua geral o lingua franca, a fin de facilitar
XIV o los comienzos del XV el movimiento migrato- su comunicación con los indios de las misiones. De
rio que este grupo emprendedor y fuerte inició desde esta manera penetró esta nueva lengua en el Sur de
el Centro del Brasil (Matto GroSso) y que hubo de con- Venezuela, donde se la conoce con el nombre de ñeen·
vertirse en una triunfal marcha de conquista por los gatú, sin que haya logrado arraigarse en la hoya del
territorios que demoran al Norte del Amazonas, Orinoco. Entre los dialectos hablados en Venezuela
de donde seguidamente extendió su dominio sobre las no se encuentran rafees, ni concordancias que justifi-
Antillas menores, y ya había comenzado a invadir las quen su clasificación en Ja familia tupi-guaraní, no
mayores, por la parle oriental de Haití, a la llegada de obstante, las etimologías de voces indígenas que Ernst
Colón. No así Ja familia aruaca. Las lenguas de las ensayó derivar de esta lengua, ya que sometidas aque-
diversas naciones que integraban este grupo al arri- lla~ a un examen más riguroso, se revelan como arua-
bo de los europeos, ofrecen, en algunos casos, diver- cas o caribes.
gencias tan notables, que puede pensarse, a primera No es imposible que algún dialecto aún descono-
vista, fuesen de orígenes muy diferentes; pero, como cido del interior de Guayana sea de origen tupi, ni que
por otra parte, al profundizar su estudio, se advierten las concordancias denunciadas por Arcaya de esta len-
ciertas concordancias lexicológicas y afinidades gra• gua con algunos dialectos que se hablaron en los Es-
maticalcs, que revelan su común origen, es fuerza su- tados Falcón y Lara '">, se deban al contacto de los
poner que la separación de estas naciones del antiguo
(N) P. JI. Are.ya. un1111tu lndfguuu 9"" u hablaro" en .i lf•tm.
( 33) C. H. de Goej<. Etadu lin11uiatiq11u earaibu. Amsterdam 1909. l'altdn. lfl Cojo llu.atrado de Caracas, 1906.

32 ))
LOS A80RfOllNU
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

grupos invasores con los Tupi del Brasil, antes de su dialectos vivos del Río Negro y sus afluentes, conside-
definitivo establecimiento en territorio de Venezuela. rados antes como betoyas, forman parte del grupo
Otra de las familias matrices suramericanas, que Tukáno.
tiene representantes en Venezuela y su vecindad y Dentro del grupo de dialectos betoyas, el propio
que antiguamente los tuvo muy numerosos, aunque 1
betoi, analizado por los ya citados sabios franceses,
ns> tanto como las familias aruaca y caribe, es la be- resulta tener afinidades lexicológicas y gramaticales
toya. Sus dialectos se hablaron por naciones indíge- mucho más estrechas con el Chibcha que con los otros
nas que vivían en el Occidente de V-enezuela y que es- dialectos betoyas que lo rodean; lo que, a nuestro ver,
taban lingüísticamente emparentadas con otras que indica, que aquella pequeña fracción betoi-isaboca fué
ocupaban, en tiempo de la Conquista, los Llanos de diferenciada de la familia o grupo betoya por obra de
Casanare, al pie de los Andes colombianos y que se una prolongada influencia chibcha, a menos que todo
extendían, quizás, más al Sur. El importante grupo el grupo deba ser considerado como de origen ehibcha
tukano, formado por varias tribus brasileras que mo- y que sean los betoyas los que por evolución y contac-
ran entre los rios Caiary-Vaupés, afluente importan- to se hayan diferenciado del antiguo tronco y los betoi
te de Rio Negro y el Napo, que Jo es del Marañón, ha- de Beuchat y Rivet, los que mejor hayan conservado
bía sido considerado corno de la familia betoya, pero los rasgos lingüísticos de su origen. En este último
los recientes trabajos de los sabios lingüistas france- caso, no estarla justificada la existencia del Betoya
ses H. Bcuchat y P. Rivet, han venido a demostrar que como familia matriz.
no existe ningún nexo entre uno y otro grupo <u >. Es-
tas concluaiones movieron a Koch-Grünberg, el más Las lenguas chibchas tuvieron gran expansión en
profundo conocedor de las lenguas del Noroeste. d~l Ja región del Noroeste de Suramérica, especialmente
Brasil, a formar con los dialectos de las tres parc1ah· en el territorio que es hoy colombiano, hasta sus lin-
dades de aquell;i región, el grupo Tukáno, que es el des con Venezuela. Sus representantes más conspi-
nombre de la más importante de aquellas tribus. <m cuos son los Muiscas o Chibchas de la altiplanicie bo-
El grupo o familia Betoya se reduce, en consecuencia, gotana. De los dialectos que guardan mayor afini-
a algunos dialectos del Casanare y algunos de los ya dad con el chibcha son el duit (Duitama) y el betoi de
extintos del Occidente de Venezuela, en tanto que los la región del Tunja, como también el dialecto sinsiga,
hablado por los Tunebos en Chita, los que, según Leh-
<•> Beuebat et IUnt. t. 'ami/le lleto110 oa Toucllllo, en llúnolra ü mann, parecen constituir el eslabón intermedio entre
r. Sodet1: "• U.fflbHf'U ,. Parl•. xvn. P•c. 1to. el chibcha bogotano y el arhuaco-tairona de la Sie-
(11) Tia. Kocb-Grbhe... Die r•1tt.,.,.,.,,ppitnutf ~ariubut ltto ..,_..
•• Orl:11-, As. lf.,,. ud Y.,.,.-. P..uebrift Bctaard Sel•. Stottcut. rra Nevada de Santa Marta. Las cuatro tribus que en
esta última región montañosa forman el grupo arhua-
34
35
LOS ABORÍGENES DEL OOCIDENTE DE VENEZUELA

co de la familia chibcha son los /jea, los Kágaba, los los Guajiros consideraban a los Arhuacos como los
Sanha, y los Businlana. Según Bolínder, debe contarse primitivos habitantes de su Península. Es muy pro-
también entre las lenguas de este grupo el Tairona, bable que los Kágaba fuesen expulsados de la región
dialecto de un pueblo ya extinto que vivía arriba de occidental de la Península, y tal vez sucediera esto
Santa Marta, y cuya lengua, según Preuss º ",usan to- en tiempo histórico, después que los Guajiros, con la
daYía entre sí los sacerdotes de los Kágabas. Los Chi- adquisición de bestias y ganado, se habían tornado
mila viven en las selvas bajas, al Suroeste de la Sierra p~erosos, pero es seguro que los Kágaba ya es-
de Santa ~tarta y su lengua es afín de los dialectos eslaban radicados en la serranía, cuando ocurrió el
arhuacos, aunque Rivet la relaciona con los de Centro- descubrimiento. El nombre "Arhuaco" que al prin-
Ami·rica. Entre las lenguas chibchas centroamerica- cipio usaban Jos indios como apodo despectivo, puede
nas deben contarse, entre otras, el Cueva-Cuna, el que a Jos de Santa Marta se lo impusieran los españo-
G11aimí, el Dorasque, el Talamanca con sus dialectos les a causa de su índole pacífica para distinguirlos de
Rribrí, Cabecar, Tiribí, Térraba y Brunca; además del las tribus guerreras ("indios caribes flecheros") y si
Giidar y el Rama-Guatuso, todos los cuales estable- así fuere, realmente existiría alguna relación, aunque
¡
cen la conexión con Nicaragua y Honduras. Los dia- indirecta y no de orden etnológico, de este grupo con 1
lectos del Chocó, aunque nada tienen de común con el los Arowak de Guayana. <nJ
Chibcha, parccc•n tener alguna· afinidad con el Cueva· Las familias y grupos que dejamos anotados son
Cuna º"· El nombre Ar/maco. que Castellanos y Pie- los que más interesan al estudio lingüístico de las tri-
drahita escriben "aruaco" y Nicolás de la Rosa "arhua- bus que residían en el Occidente de Venezuela; peto
co", ha dado lugar a muchas confusiones con el exislían y aún subsisten en el territorio de la Repúbli-
grupo lingüístico de los Arowak. Tan pronto se lée ca algunos otros grupos, aunque de mucho menor im-
que los expulsados Taironas fueron sustituidos por portancia. Entre estos citaremos el Sáliva, ya indica-
indios del Orinoco m>, como que en aquella misma do por Gilii a fines del siglo XVIII, y al cual corres-
ocasión los Arhuacos fugitivos se establecieron sobre pondc>n la lengua de los antiguos Atures y las de los
las orillas del Orinoco <m. Ernst y Simons cuentan que aclualcs Piaroas y Mácus "'>, que viven sobre la mar-
(37} Th . P~u•s. Fonchungtrti•• :u d•n Ká9aba-lndi<JJ1<rn. Anthropoa.
gen derecha del Orinoco, desde la desembocadura del
Wieo 1920. P•g. 353. Ventuari hasta el río Parguaza. Otro pequeño grupo lo
(38) Rolinder. Obra rilada.
( 39) F . A. A. Simnn•. Tht Sierra Nwada of Santa Maria and it.
constituyen, junto con los Chiricoas, los Guahibos y los
wul•nhed. Prweed. Rny1I G.agraph. Soe. London 1881. No. XII. Pág. 722.
( 40) t:. Reclus. Vo11<111• a la Sierra Neoada dt Sainte Jlarthe. Parla (41 ) Rolinder. Obra citada.
IMl. Pág. 303. (42) , Tavera-Arosta. En d Sur. Pág. 10 1 26. Este aotor opúaa qoe
y Julian. La Ptrla de la Am~rlca, Provincia de Santa Marta, reconocida,
nblt~rvada y upuesla en dlacurtos hlsl6ricos. Madrid 1787. Pág. 149. loa Plaroas son 101 mismo• Atures mencionados por Canlill, Gllll 1 BnmlMlldL

36
31-
LOS ABORfGENES

Cuibas, habitantes de las llanuras que se extienden so-


bre la orilla izquierda del Orinoco entre los grandes
tributarios Vichada y Meta. Ni los dos grupos que
acabamos de citar, ni ninguno de los diversos dialec-
tos aislados, es decir, irreductibles a las familias lin-
güísticas establecidas, que se hablaron en el Alto y Ba-
jo-Orinoco, tienen afinidades con las lenguas de los
aborígenes del Occidente de Venezuela, que son ma·
tcria de los capítulos siguientes.

CAPITULO PRillERO

La población precolombina del Lago


de Maracalbo
Ninguna región de Venezuela parece haber sido
más largamente favorecida por la Naturaleza, que
Ja que corresponde a su extremidad Noroeste y en
especial, a la que hidrográficamente constituye la
cuenca del Lago de Maracaibo. J::sta privilegiada
porción ocupa un área de 75.000 kilómetros cuadra-
dos. de los cuales cubren las aguas del Lago 12.000 y
las 63.000 restantes se componen de tierras que son
planas en sus dos terceras partes y montañosas en el
rPSfO.

La Cordillera de los Andes venezolanos, cuyas


cumbres se alzan hasta 5.000 metros de altura y pe-
netran en Ja región donde se hacen persistentes las
nieves, limita por el Sur la hoya que nos ocupa y en-
via al Lago multitud de rios, entre los cuales son los
más notables el Motatán, el Chama, el .Escalante y el
38
1.0S ABORÍGENES

Ztilia. Por el Naciente una pequeña sierra, llamada


DBL OCCIDENTE DB VENEZUELA

montañas. son propicias a todo género de cultivo tro-


!
de Siruma o Empalado, se adhiere a la anterior en el pical.
Estado TrujiHo y se esfuma en las tierras bajas de la
costa de Coro, en tanto que por el Poniente sirve de
La breve reseña que antecede bastará a ilustrar
cómo en aquel espacio limitado pueden hallarse las
1
división de aguas y de división política con la vecina más variadas condiciones de vida, y sobre todo, cómo
República de Colombia la extensa y montuosa Sierra en las tierras bajas, ribereñas del Lago, encuentra el
de Perijá, que se alza hasta 3.600 metros de altura y hombre bajo un clima cá1 ido, que hace innecesario
va a terminar sobre la Península Guajira con los Mon· el abrigo, todo cuanto ha menester para sustentar la
tes de Oca. Este conjunto de tierras constituye nues- vida. con un mínimo esfuerzo para procurárselo.
tro actual Estado Zulia, salvo pequeñ_as zonas en el
Las ventajosas condiciones de las tierras del La-
Sur, que se han reservado a los Estados andinos de go, que no se hallan en las comarcas vecinas de Coro
Mérida y Trujillo, con el fin de darles acceso al Lago.
y de la Guajira, debieron atraer en tiempo prehistóri-
Selvas vírgenes cubren los flancos de las monta- co la población aborigen y, sin duda, hubieron de dis-
fias hasta una altura de ~.800 metros, en que cesa la putar su posesión a los primitivos pobladores, los
vegetación arbórea, y las dilatadas llanuras que bor- conquistadores caribes, cuando el movimiento mi-
dean el Lago están igualmente cubiertas, en su casi gratorio de sus masas, iniciado en el Brasil Central,
totalidad, de bosques que brindan al hombre, a más hubo alcanzado las costas de Venezuela. Todo hace
de sus excelentes maderas, frutos y resinas, cacería presumir que aquella debió ser una región preferida
abundante y variada. por su riqueza y en consecuencia, de las más pobladas
de Tierra-firme. En efecto, las crónicas de las prime-
Los ríos, que en su curso inferior se hacen nave-
ras incursiones españolas por aquellas tierras dan
gables, constituyen un natural sistema de vías de co- cuenta de numerosas tribus que los conquistadores
J.
municación entre el Lago y las montañas vecinas, y hallaron a su paso. Si bien es cierto que estos aventu-
de los puntos extremos de la navegación existen, en reros, que sólo andaban a caza de oro y perlas, eran
la actualidad, pequeños ferrocarriles que hacen posi- muy dados a enumerar como naciones lo que acaso
ble Ja exportación de cuanto producen Jos elevados fueran simples familias de una misma agrupación o
valles de la Cordillera. El mismo Lago, con sus 12.000 tribu, porque así creian aumentar el mérito de sus em-
kilómetros cuadrados de superficie, es un inmenso presas, no debe, por otra parte, olvidarse la natural
estuario abundante en peces, y las tierras feraces de dificultad que ofrece la distinción o clasificación de
sus orillas, producto de la incesante acumulación de grupos de gentes primitivas, cuya habla era descono-
materias orgánicas que las aguas arrastran de las cida de los invasores.
40 41
LOS ABORÍGENES DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

Traspasada por la Corona de España, en 1527, la Con sobra de razón hace ver Schumacher el mé-
Gobernación y tierras de la Provincia de \' enezuela a rito, como fuente histórica, que dá a la obra de Cas-
la Jirma bancaria de los W<'lser de Augsburgo, fué su tellanos la circunstancia de haber sido escrita en o
factor y Gobernador de la Provincia, Ambrosio Dalfin- cerca del teatro mismo-de los acontecimientos que re-
ger, el ·primer conquistador de aquellas regiones. Su lata, y en una época en que estaban a su alcance el
expedición desde Coro a Maracaibo, por los años 1 testimonio de testigos presenciales, o el de individuos
'.1528-152$), y la que él mismo llevó a cabo a fines de allegados a los adores principales, que debían guar-
1529 por la orilla oriental del Lago hasta la desembo- dar fresca Ja tradición recibida. Casi todos los cro-
cadura del río Motatán, fueron las primeras ocasiones, nistas posteriores trascribieron las relaciones conte-
después del descubrimiento de Ojeda, en que se pu- nidas en las Elegías de Castellanos. Antonio de He-
sieron en contacto los europeos con los indios po- rrera cita a éstas como fuente de su Historia general
bladores del Lago de Maracaibo. Estas empresas de las Indias Occidentales, cuyo prólogo está Jirmado
arriesgadas, para las cuales se requería gran caudal el 20 de octubre de 1601 y cuva edición se hizo en Am-
de valor y energía, fueron tema interesante que
inspiró al cronista Juan de Castellanos buena parte beres en 1728. La Historia· general de las Conquis-
de su obra poética, concluida. por el año 1590 bajo el tas del Nuevo Reino de Granada, de Lucas .Fernández
titulo de "Elegías de varones ilustres de Indias. 111 Piedrahita, publicada en Amberes en 1688 y las Noti-
Tres elegías, en nueve cantos, dedica Castellanos cias historiales de las Conquistas de Tierra firme en
a las empresas realizadas por los Welser, o Belzares, las Indias Occide11fales, de Fray Pedro Simón, cuya
como solían llamarlos los españoles, y algunas de ellas primera parte se imprimió en Cuenca en 1627, han
nos relatan con minuciosidad, a veces rayana en pe- utilizado la misma fuente. El primero dice en el
dantería, los pormenores de sus largas correrías, de prólogo de su obra: "Estando en los Reinos de Espa-
suerte que vienen a ser una valiosa y original docu- ña me vino a las manos la cuarta parte de la Historia
mentación sobre los pobladores indígenas, su dístri· de Indias que escribió el licenciado Juan de Castella-
bución geográfica, sus hábitos y lenguas. Estas tres nos, cura que fué de la ciudad de Tunja, aunque con
elegías sirvieron de base al señor Hermann A. Schu- la desgracia de no haberse dado a la estampa, tenien-
macher para su importante trabajo titulado: "Las em- do aprobación para ello, como se reconocerá del ori-
presas de 1os Welser de Aul;(sburgo en Venezuela". ginal que está en la librería del señor don Alonso Ra-
(Ham1>urgo 1892). mírez del Prado, consejero que fué juntamente de
-(-1)- Eata obra, que contl- ,.... ft M.000 venoa, fd editada ea tlP, Castilla y de la Cámara de Indias; y como el autor es-
por Buenavt.nlura Carloe Aríbau, en el tomo .. de 1u Biblioteea d• adol'U tuviese tan acreditado con las otras tres partes impre-
upollolu dude la fomuui6,. del lt119acJ• huta naeelro• dio..
42 4J
LOS ABOR}OENllS Dl!L OCCIDENTE DI! VENEZUELA

sas, º' en que recopiló las conquistas de Méjico {?). Habiendo salido DaJtinger en 1528 de Coro, cuya
islas de Barlovento y Reino del Peru (?), aprecié población era de la tribu caquetia, llegó a ori11as del
mucho el encuentro y enterado de alguna$ noticias Lago, al sitio que hoy ocupa la ciudad de Altagrcia,
que tenía en confuso, me hallé con los primeros de- (Los Puertos), y de allí trasladóse a la orilla opuesta,
seos de vestirlas de un estilo que, sin fastidiar con distante unos diez kilómetros, y poblada de in-
\os desaseos del siglo anterior, pudiese correr en éste dios Onotos. Oviedo y Baños en su historia de la
con los créditos de poco afectado" (p. Xlll). Sólo pa- Conquista y población de Venezuela (edición de 1885)
ra la confección de sus Elegías, en que canta las haza- dice en el tomo 11, pág. 229: "La gente que habitaba
ñas de la Conquista, anteriores a las de los Welser, hu- en la laguna era de nación Onotos, que ellos y sus
bo de utilizar Castellanos las anotaciones de su amigo mujeres traen sus vergüenzas de fuéra: estos indios
personal, Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdez, au- no siembran, son señores de la laguna, pescan con
tor de la monumental obra histórica que se titula His- redes y anzuelos mucho género de pescado que hay
toria general y natural de las lndÍ/ls, islas y tierra fir· en la laguna muy excelente y este pescado venden en
me del Mar Océano impresa en Sevilla en 1535' sus mercados a Jos indios Bobures de la Provincia de
La Historia de la Conquista y población de Vene- Puruara, a trueque de maíz y yuca y otras cosas. Es-
zuela, escrita por José de Oviedo y Baños y publicada tos indios tienen sus casas dentro de Ja misma laguna,
en Madrid en 1723, no puede considerarse sino como armadas con sus tablados; sírvense con sus canoas en
una recopilación de las anteriores, ampliada con per- Ja laguna: son valientes hombres, pelean con arcos y
sonales observaciones de su tiempo. flechas y macanas" ....
Las crónicas que he citado arriba constituyen, Sin duda, se refiere Oviedo a Axuduara o Xurua-
pues, las únicas fuentes de información sobre la po-. ra. También se hallan en los cronistas las formas
blación primitiva del Lago de Maracaibo y, como he· Xuduara y Churuarán (véase Fernándes de Oviedo,
mos visto, fueron las expediciones de Ambrosio Dal· 11. 294 y 295 y su mapa). Herrera dice que formaba
finger las que nos trajeron las primeras noticias de "la parte más austral de la laguna; es entre las sierras
ésta, y las Elegías de Castellanos las que echaron el y la laguna en los llanos; las sierras son muy altas y
fllndamento de su relación histórica. ásperas. habitadas de Coromuchos, gente guerrera quP
Veamos ahora lo que las citadas crónicas nos di- pelea con piedras y macanas, traian la parte secreta
C<!D con respecto a los pueblos indlgenas y su distri-
de fuéra ..... desde Xuruara hay hasta Coro, 80 le-
bución geográfica.
- (U IA aaenraclón de PJedralúta. de que fueron lmp~• laa U. llrl·
- • pa~• de la obra de Caatellanoa, et errada. Sólo lle116 a hn'Pr111lhM
gua.lf'. Esta provincia, como dicen los cronistas, co-
rresponde, según la descripción transcrita arriba, a
al p r l - libro que lleva por titulo: "Primera parte de las Elecln de _ . . las tierras planas que bordean el Lago de Maracail>o
uea Ilustres de lucUu", (Madrlcl 1689).
44 - 45
LOS AllOllfo&NIS

desde la punta de Misoa hasta cerca de Garcitas en la


desembocadura del Chama. Siguiendo el camino de
las costas del mar y del Lago, desde Coro, por Capa-
tárida, Casigua, Altagracia, hallamos que la distancia
hasta Moporo es de 400 kilómetros, que equivalen jus-
tamente a las 80 leguas de Herrera. El nombre de
"Axuduara, Xuduara o Ch u ruaran ha desaparecido y
acaso, el de la población de Churuguara en el Estado
Falcón, sea una reminiscencia revivida lejos de la an-
tigua Provincia.
El principal poblado de Axuduara era Mapaure,
<1ue hoy se llama Moporo, y del cual refiere Oviedo y
Baños <1ue es el mayor de todos, "me parece que ten-
dría 30 casas el aiio de 686 que estuve en él". (His-
toria de la Conquista y población de \' enezuela. l,
pág. 4;)).
Fray Pedro Simón (pág. 64) dice: que el nombre
de sus pobladores proviene de la costumbre que
tenían de pintarse el cuerpo con onoto (Bixa Ore-
llana L.)
Fernández de Oviedo y Valdez (11. 278 y 300) los
menciona como pobladores del río .Macomiti, que es
el mismo que hoy se llama Limón, en cuya desembo-
cadura halló Ualfinger tres pequeños poblados pala-
fíticos habitados por Onotos. 111
Idénticos con los Onotos deben considerarse los
Al~ojoladoR del Lago y los Aliles. De los primeros
dice Frav Pedro Simón: "pusiéronle los españoles es-
te nomb.re porque tralan los ojos teñidos con agua."

........
--(,-) Prol>ablemente son IH mi•-• lft• alcleH lacustres qoe todaria
uW. • la Lapna de Slnamalea, - de la dewmbocadura del rfo S•CVJ' Habitaciones de los Paraujanoa en Santa Rosa y Sinamalc•

46
LOS ABORÍGENES
DSL OCCIDENTE DE VENEZUELA

Fernández de Oviedo hablando de los indios de esta actuales Paraujanos que habitan en poblados palafíti-
región en general, dice: "Por un hecho de esfuerzo cos de la Laguna de Sinamaica y en las ensenadas y
que uno hace, se pinta el brazo derecho de cierta pin- caños de las islas de Zapara y San Carlos en la Barra
tura o divisa de color negro, sacándose sangre y po- de Maracaibo.
niendo carbón molido. . . Cuando hace otra segunda E1 adjetivo alcojolado o alcoholado, según Ja
prueba en su persona él queda con victoria .... pín- Academia de la Lengua, se aplica a las reses vacunas
tanse los pechos con Ja misma divisa del brazo u otra. y otras que tienen el pelo o cuero alrededor de los ojos
Cuando alcanza la tercera victoria píntanle desde los más obscuro que lo demás. .El diccionario de Ja Len-
extremos de los ojos de una raya desde ellos a las ore- gue trae, además, esta equivalencia: "alcohol, polvo
jas. Aquestos que así están Alcojolados son estima- negro que sirve de afeite". Las mujeres de Ja costa
dos por una gran dignidad". (11 pág. 322). Alcedo Norte de Africa emplean una Sl.lstancia 1Iamada alco-
agrega: "Alcoholados habitan en la inmediación de la hol para te1iirsc de negro Jas pestañas y las cejas y
laguna de Maracaibo y se hallan muy minorados por
desígnanse corno alcoholados los ojos así hermosea-
el maltrato que recibieron de los Belzares alemanes,
dos. También se llama alcohol, el negro-humo per- ,
que destruyeron la mayor parte por la codicia del
oro".· (Il pág. 48). Oviedo y Baños, al relatar la ex- fumado que usan las mujeres del Oriente europeo y
pedición de Dalfinger por el valle del río César! el con el cual han sustituido el ai cite de Ja antigüedad,
cual corre al Oeste de la Sierra de Perijá y en territo- que se preparaba con antimonio.
rio hoy colombiano, dice_: "siguiendo l~s ~orrientes En cuanto a los Aliles, dice Oviedo y Baños: "hay
del río Cesaré, llegó Alfinger a las provmc1as de los una provincia de indios que no están de paz, que a
Pocabuces y Alcojolados". 1 pág. 48). poca diligencia Jo <·starán, que se Jlaman Alilcs; tie-
Según se desprende de la cita de Fernández de nen sus casas en unas ci(•negas y son muy diestros de
Oviedo, quien aplica la designación a.lcojolado~ ª.los bogar en canoas" .... (II 297). A mediados del siglo
indios en general, y como se ve, a~emas, por la ulhma X\'UI informa Fray ,\ndrés de Jos Arcos, como Co-
cita de Oviedo y Baños, los espanoles llamaban alco- misario de las ~lisioncs de Capuchinos de Navarra en
jolados a todos los indios que tenían la costumbre de la provincia de .\faracaibo: " ... las demás naciones
pintarse la cara, uso que estaba ~ ~stá aú~ muy g~ne­ gentiles que tienen su domicilio en Ja Provincia de
ralizado entre los naturales de d1stmtas tribus. .En el Maracaibo; como son: los indios Chaques que ran-
caso de los Onotos y Alcojolados de las riberas del La- chan en las vertientes y vegas del río Apón, entre Po-
go de Maracaibo, no cabe duda que se apli~on estos niente y Norte de Maracaibo; los Cinamaicas en las
nombres a los Aliles, Toas y Zaparas, idénticos a los
48
47
Ol!L OCClt>l!NTB DB VENl!ZUEJ..A

vegas del río Sucu)', 0 > al Norte de dicha ciudad; los sino sencillamenlt• una banda de lilibust('ros. Los Co-
Aliles a las márgenes de una laguneta que forma el cinas de \'urípichc c ..,tán rcpulado:s corno los mejores
último río; y últimamente los Cocinas a las márgenes f'abricanh's de las knihks r:l\as emcncnadas llama-
del gran Lago de Maracaibo". (Documentos para la das "aimara·• y go1an de una· especie dl.' mm1o¡H1lio".
vida pública del Libertador por el General José Pélix
Blanco, Caracas 1875, pág. 460). Kcspcclo a la ll•ngua que hablaran los Toas y %a-
paras nada dicen los cronistas, pero la <'in:unslancia
Los cocinas mencionados por Fray Andrés de los
de Yivir t•n ticrrns bajas y alll'gadízas o en el mismo
Arcos, constituyen una parcialidad guajira, que vive
Lago, como los 011otos y .\lilcs. e inmediatos a ellos,
en la parle meridional de la Península, al Norte del
nos hace prcsumi1· que fueran tribus o parcialidade:-.
río Paraguachón, y ya en la época en que escribió
del mismo grupo o sea dt• la familia aruaca.
Frav Andrés infestaban Ja costa de .....ojoro en el Gol-
fo de Venezuela. Schumacher presume, quizá'í con \'cc:inos ce1·canos de los :inlt•rion·s hahilanlcs de
razón, que el nombre de Cocibacoa o Coquibacoa. con los pohlados palafílicos, t·ran los U11b11r1•s ~ los IJ1111'-
d cual se designaba antiguamente la Península Gua- dt·s. los Q11iríqui11·s y los Com111ulos <k los antiguos
jira, sea derivado de los Cocinas. F. A. A. Simons cronistns. El nombr(' de los Bubures, que eran los
meneiona estos indios en su interesante trabajo titu- más t·o111wtados. se ha consenado t•n la florec:ienlc
lado. An exploration o/ the Goajira Peninsula, publi- poblaci<'>n de Bohur('S, "' situatla sobre la <"osta me-
cado en Proceedings of the Royal Geographical Socie- ridional del Lago de .\laracaiho, qui· fné ~1sienlo prin-
ty (New Monlhly Series Vil, pág. 781) como banda de cipal de la tribu. rnmo lo afirma OviC'do y Barios:
salteadores y ladrones que no constituyen tribu ni cas- "Los llanos de S;111 Pedro (hoy Palmarito. el Hanro y
ta sino, simplemente, una reunión de los malos ele- Bobures). no mu~ distanks dt• donde se fundó <IPs-
mentos expulsados de la tribu guajira. Dice asi: "el pués la ciudad de Ciihraltar, e1·an el asiento etc los Bo-
territorio por excelencia de Jos Cocinas es la cadena hurcs, nación afable y poco hclícosa" ... (1 pág. ::!09).
de colinas de Cojoro (Yuripiche, Anipana etc.,) in- Picdrahita cita e.sla misma localidad al relatar la ex-
cluyendo la Teta; forma una angosta faja que atra- pedición de Alonso Pérez de Tolosa, así: "Salieron a
viesa Jas planicies y se extiende hasta los Montes de los llanos nombrados de In Lagun<i t•n que eslá el
Oca. Respecto a estos terribles Cocinas, la voz en goa- puerto dt' San Pedro y se prolongan hasta donde se ha
jiro significa ladrón, salteador, proscrito. No son una fundado la ciudad de Gibraltnr. Al principio de es-
tribu, ni una casta aparte, como muchos han supuesto, tos llanos se encontraron con Jos indios Boburcs, gen-
(l) El Rfo Saeay es a11 afl'Ot.llta del Rfo Llm611, oaee en la Slern Ne-
(1) La población de Robures, di•ta cinco y medio kilómetros dr Gi-
gra o Pintada .i. loa Colombla1101, c¡ae ee la ml1ma ele PerlJ•e11 au unl6n '""
loa Mout.ea de Oca. braltar al Suroeste y tiene, •cgón 11uestras obser..-acion... l:u alguient.. coorde-
nadas: Lat. N. 9•-15-01"; Lo11gltud al Oeste Greenwich 71• 10' 35~.
49 50
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA
LOS ABORÍGENES

te blanda y menos belicosa, pues toda su prevención bosques, en que nace el río Macomití (Limón) y que
en materia de armas consistía en unas cervatanas, por habitaban los Buredes de quienes refirió que habla-
donde disparaban con el soplo unas flechillas envuel- ban una lengua afine del Bobure, andaban completa-
tas en plumas por los extr emos y tocadas con cierta mente desnudos los hombres y apenas cubiertas las
yerba que si iastimaba muy poco." (Pág. 462). mujeres, como los Bobures, con el cabello recortado
Fernández de Oviedo los describe de esta mane- en contorno y recogido sobre la cabeza el resto en ro-
ra: "Es gente desnuda, los hombres traen el miembro lletes, a guisa de coronas. La misma descripción ha-
viril metido en un calabazo y las mujeres una pampa- ce .Fernández de Oviedo en esta forma: "Los Buredes
nilla o pedazo de algodón delante de sus vergüenzas.... ocupaban la sierras altas de sabanas donde nace el río
Los pueblos que tienen son de tres o cuatro casas o cin- Comití (Macomití). Son coronados, como los frailes
co" ( Hist. II. 271). "Es gente más doméstica y menos de San Benito, de grandes coronas; pero el rollo que
guerrera ni bulliciosa que la que habita en lai:¡ sierras les queda del cabello no es luengo, .sino cabello tras-
comarcanas", dice Fray Pedro de Aguado en su Histo- quilado de dos o tres meses. Estos no cubren sus ver-
ria de Venezuela, escrita en 1581 (ág. 240, tomo l de la güenzas, ni se cree que saben qué cosa es vergüenza de
edición hecha en Caracas en 1913) . En territorio de cosa a lguna; más las mujeres de estos coronados an-
estos indios fundóse el puerto de Gibraltar ( 1591) y dan como las que se dijo de las pampanillas, y sus cos-
ellos fueron catequizados por frailes Agustinos, quie- tumbres son como las de los primeros" (Bobures) .
nes tenían para 1633, fecha del establecimiento de los (Historia II,. pág. 271).
Jesuitas en la costa Sur del Lago, un convento en Gi- La carta que acompañaba la obra de Fernández
braltar (Julio Salas, Tierra Firme p. 177) . Alcedo de Oviedo, trazada por el cosmógrafo do.n Alonso de
sitúa a los Bobu.res..'al Norte de la Laguna de Maracai- Chaves, sitúa a los Bubures al Oeste de Maracaibo, al
bo y al Sur de la ciudad de Mérida", (I p. 246) lo cual pie de la sierra de Perijá y a los l)uredes Coronados
es un manifiesto error de orientación, pues debió de- en el Valle de Upar. La misma carta demuestra que
cir al Sur de la Laguna y al Norte de Mérida. el tantas veces citado río Macomoti es idéntico al
Fernández de Oviedo trae para los Bobures la actualmente llamado río Limón, que desagua en la
designación Coronados (Historia General y Natural Laguna de Sinamaica.
de las Indias, edición de Juan Amador de los Ríos, Ma- De las citas que anteceden se desprende, que los
drid 1852. Tomo II, página 241). Según Castellanos, Bubures no sólo vivían en la orilla meridional del La-
transcrito por Schumacher (pág. 69) salió Dalfinger a go de ~faracaibo, sino también sobre la occidental, en
fines de 1531 de ·la tierra de los Bobures y marchando la vecindad de los Aliles y Onotos. Eran afines, ac¡)sn
al Poniente penetró en las montañas, dei?provistas de idénticos a los Buredes que se mtmcionan más al
51 52
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABORÍGENES

Poniente en la sierra de Perijá, y ambos eran deno- . Los Quíriquires y Pemenos eran vecinos de los
minados por los españoles, coronados, por la singu]ar B_ubures, en la costa meridional del Lago. Las cró-
manera de llevar el cabello. · mcas nos.refieren que, muerto Dalfinger en Chinácota,
Antes de Hegar a la cumbre de la serranía (de Pe- emprendieron sus tropas e! regreso a Coro bajo el
rijá 'l) descendió Dalfinger de la tierra de los Bu:redes mando de Pedro de San Martín. Atravesaron con
a una hoya abierta que formaba una depresión en la gran dificultad y en continua lucha con los aboríge-
parte elevada de las montañas. Allí tropezó con una nes, la región ~ontañosa ocupada por los Arhuacos y
tribu denominada Guanaos o Coanaos, gente de alta llegaron a un no bastante caudaloso, sobre cuya ori!Ia
estatura y de aspecto muy diferente del que ofrecían opuesta encontraron un pueblo de indios Pemenos.
los aborígenes hasta entonces vistos; vestían mantas Entre éstos vivía Fran~isco Martín, quien se había se-
de algodón y gorros de la misma tela. Se supo que parado de la expedición año y medio antes, en.Pauxo-
mantenían relaciones con los indios del interior, a to, Y desde entonces se le daba por perdido. Este lu-
quienes cambiaban sal por oro y este metal lo traba- gar se llamaba también Maracaibo. Por Francisco
jaban dándole formas de anillos aves y otras. '" Los Martín supieron que los indios Quiriquires tenían un
intérpretes no tuvieron dificultad en entenderse con poblado palafítico en una de las lagunetas que forma
ellos, Jo que nos hace pensar que fuesen del mismo e~ caudaloso río que él había descendido en cuatro
dias, huyendo de sus primitivos anfitriones
grupo de los Buredes, e. d. Caribes, deducción que apa·
rece, además, corroborada por el uso de mantas y go· {..a relación agrega, que los Pemenos andaban des-
rros tejidos de algodón, cuya industria, como veremos nudos Y hablaban la misma lengua de los Bubures.
más adelante, constituía la característica cultural de Lo~ Pemenos comerciaban con los Quiriquires, de
los Caribes. Piedrahita cita a estos Guanaos, como una qmenes compr~ban sal a cambio de frutos y pescado.
de las naciones que hicieron resistencia armada al (Schumacher pag. 89). En otra ocasión anterior a fi.
Adelantado Pedro Fernández de Lugo, cuando reco- nes de 1529, Dalfinger que había venido de C¿ro a
rrió en 1542 el Valle de Upar. (Piedrahita, edición Axudu~ra en busca de víveres para su tropa, haUÓ co-
de Bogotá 1881. Lib. IX, cap. V. p. 250-253); de suer- mo ve~1~os _de Jos Bubures de la Boca del Motatán a
te que se hallaban también en la vertiente colombia- los Qumqmres, de quienes dice la relación que eran
na de la Sierra de Perijá, o Sierra Negra de nuestros afines (stammverwandt) de los Pemenos (Schuma-
vecinos. cher, pág. 5l) · Examinados estos dos itinerarios ha
liamos q~e el río descendido por la tropa de Ped;o dt
S~~ Martm, Y donde hallaron a Francisco Mattin. de·
(ll Scl;mmacher. Die Unternehmungen der Augsburge r Welser in Ve-
n!'z~ela. (Hamburglsche Festschrift zur Erinnerung an die Entdeckung Ame·
~i.a 1 . 1892). Bd. ll, !J. 70.
b10 ser el Catatumbo o alguno de sus afluentes Ttiitra
53 54
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABORÍGENES

o Zulia, de modo que los Pemenos vivían en la parte do unos y otros, dada su semejanza física y su común
alta, quizás entre el Tarra y Catatumbo, donde viven o muy similar dialecto. Como demostraremos ·más
en la actualidad los Motilones, y los Quiriquires en la adelante, las tribus Bubures, Buredes, Pemenos y Qui-
región cenagosa de Encontrados. El otro grupo de Qui- riquires correspondían por sus dialectos a la gran fa-
riquires, hallado por Dalfinger en la Provincia de Axu- milia caribe. El nombre Quiriquire o Kiri-kire no es
duara, debio ocupar la costa Sur del Lago entre La otra cosa que el plural, por duplicación, de Ja voz Kiri
Ceiba y Gibraltar. Esta región la recorrió, en su que existe aún en casi todos los dialectos caribes como
marcha hacia Coro la expedición de Pedro y Francis- equivalencia del hombre y significa por lo tanto, los
co Martin, citándose los siguientes poblados indígenas hombres. Como gentilicio estaba muy generalizado
de los Pemenos: Roromoni, Aypiare, Uriri, (Chiruri), en Venezuela, pues se aplicaba a tribus caribes ubica-
Araburuco (Arabuey) , Mahabro, Cororehota, Ayamo- das en sitios muy distante11 unos de otros; así la halla-
bt>to y Huahuovano, de donde después de pocos días mos, como hemos visto, en el Zulia, como también en
d'e descanso, siguieron por Guaruruma y ·Huracara la región de Barlovento y en los Llanos ( Oviedo y Ba-
hasta Aracay. En Horoco supieron que a cuatro leguas ños. I, 229, 261 y 372. II, 173, 180). La misma raíz
de allí hallarían la pablación ribereña del Lago llama- se halla en otro gentilicio, que era frecuente en Vene-
da Mapaure (Moporo) en la provincia de Axuduara y zuela y Colombia: me refiero a los Guayquerí o Guay-
que allí vivían cristianos que poseían grandes semen- queríes. Federmann Jos describe como gente belico-
teras de maíz y otros frutos, lo que resultó cierto. sa y malvadg_, ·que halló en los Llanos de Cojedes, y los
(Schumacher p. 89). Como se ve por esta cita, exis- llama Guaycaríes (Narración del primer viaje de .Fe-
tía también un grupo considerable de Pemenos en la dermann a Venezuela, traducción del doctor Pedro
costa Sur, por los lados de Gibraltar, Pocó y La Ceiba. M. Arcay~. Caracas, 1916. pp. 89-106). Según los cro-
Resultan un tanto contradictorias las noticias de los nistas, eran los Guaiquerí la nación principal que los
cronistas en este punto. A juzgar por el relato de fa españoles hallaron en la isla de Margarita y el Con-
expedición de Dalfínger a Axuduara, parece que estu- quistador Francisco Fajardo era hijo de doña Isabel.•
vo poblado todo el ángulo S. E, del Lago, en la parte cacica de aquella nación (Oviedo y Baños l. 229). La
que riegan los ríos Chiruri, Arabuey, Pocó y Caus, por etimología de este gentilicio prueba su filiación cari-
indios Quiriquires, pero en el relato de la expedición be. Los Carijona, tribu caribe del Alto Yapurá, tie~
Martín dice, expresamente, que en esta región fueron nen la voz wokiri con la acepción de hombre, y con el
los españoles muy bien recibidos por los Pemenos. La mismo sentido usan los Galibis de la Guayana france-
afinidad entre Pemenos y Quiriquires explica esta sa, la voz oquieri. Podría énsayarse también la etimo-
confusión, e. d. que los españoles hubiesen confundí- logía guai-kiri o guaikariña que signific~ gentes de
55 56
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABORÍGENES

guai o sea gentes de los moriches o de los esteros 0 >, Cabello, en el pequeño pueblo de llorburata, que tan
Nos inclinamos más bien a la primera etimología, es alta resonancia tuvo en los comienzos de la Conquis-
decir, a la presunción de que los españoles transfor- ta. En Jos dialectos caribes, la voz pata o patar signi-
maran en Guaiquerí la voz wokiri, y parece corrobo- fica aldea, sitio o país, de modo que si Borburata es,
rarlo así el hecho de que los indios cadbes de Guayana como sospechamos, corrupción de lloburpata, 1en-
informasen a Sir W alter Raleigh, que los llanos que dríamos averiguado que aquel valle fué asiento de los
median entre el Orinoco y Caracas estaban poblados Bobures. No debe ser mera coincidencia el que al la-
por cuatro naciones, a saber: los Assawai (Accawoi, do de Borburata tengamos otro valle; cuyo nombre
los Wikiri ( Guaiquerí), los Say mas (Cha y mas) y los revela que estuvo poblado por caribes que eran afines
Aroras (Aroas o Girajaras). - muy allegados a los Bobures, como hemos visto arri-
La filiación cariibe de los Quiriquires y Guaique- ba. Me refiero al va!Je y pueblo de Patanemo, que pa-
rí ya había sido establecida por Gumilla, en su libro rece corrupción de Patajemeno o sea sitio o país de los
El Orinoco Ilustrado, donde dice que eran lenguas de- J emenos o Pemenos. Don Luis .Febres Cordero en su
rivadas de la caribe: la guayana, la palenca (paren- interesante libro Del antiguo Cucuta, al hablar de los
que), la quiri (Quiriquire,) la guaiquiri, la mapú y la Motilones de la sierra de Ocaña, dice: "primitivamen-
cumanagota. (Reimpresión hecha en Barcelona en te parece haber tenido esta tribu el nombre de Pataje-
1882, II p. 31). menos, u otro tal vez no conservado ¡,or Jos historia-
La etimología del gentilicio Bubures o Bobures dores. de Ja\ Conquista." Ya hemos visto que la voz
puede tal vez establecerse sobre la voz caribe Buburu Pata-Jemenos no se refiere al gentilicio sino a la aldea
de los Galibís, y Poburu de los Caribes de Venezuela, o país habitado por los jemenos o pemenos y esta
voces que equivalen a pies y cuya aplicación a deter- nación es la misma que los españoles más tarde
minadas tribus caribes, tal vez tuvo por objeto hacer apellidaron motilones por llevar el cabello rapado,
resaltar sus condiciones de caminantes, su destreza así como en los comienzos de la Conquista los llama-
en la carrera o alguna particularidad en la forma o di- ron coronados, por su original tocado. Los mismos
mensiones de los pies. Motilones de hoy usan la voz pata como equivalencia
No sólo en las riberas del Lago de Maracaibo se de pueblo o aldea, de tal modo que el pueblecito que se
ha consagrado como nombre geográfico el de sus prin· fundó cerca del territorio nacional de los Motilones
cipales pobladores, sino también en la costa de Puerto en Colombia, con el nombre de San Diego, es común-
mente conocido por Diego-pata y así figura en los ma-
(1) Segiln KGCh-Grünberg, en Jos dialectos caribes macruhi y taultpang pas (F. A. A. Simons: Map of Sierra Nevada de Santa
te .teslgna la palma moriche con la voz Kuai, de suerte que Kual-Kerl equi-
Yaldrla a gente del moricha!. Marta-State of Magdalena 1881.)
57 58
LOS ABORÍGENES
DEL OCCIDENTE DE VENEZUEL~

explícito, pues retiere que habiendo pasado Alonso


Alcedo trae además el no~bre dé /lotos para los Pérez el río Zulia, "se fué entrando por el territorio de
indios que vivían en la Sierra de Perijá, o sean los Bu- los indios Motilones, hasta penetrar en la serranía que
redes citados por .Fernández de Oviedo y los Pemenos habitaban los Carates, a las espaldas de la ciudad de
hallados más al Sur por la tropa de Pedro de San Mar- Ocaña, por la banda del Norte". Esta cita demuestra
tín. Dice así Alcedo : "Hotos habitan las montañas al que los Motilones y Carates debieron ser unos o al m e-
Poniente (debe ser al Naciente) de Upar, están poco nos tribus cognáticas que ocupaban. el mismo territo-
conocidos". (Tomo l, pág. 469). Codazzi, en su Re- rio. Exactamente, en la misma región descrita por
sumen de la Geografía de Venezuela pp. 453 y 454, Oviedo habitan en la actualidad, los Motilones,y por
asienta que "la antigÚa serranía de Hotos que separa otra parte, las pocas voces recogidas por Lengerke de
las aguas 'que caen al lago d~ Maracaibo de las qu.e los Carares que viven actualmente en la ribera dere-
van al Valle de Upar y que fue atravasada por los pri- cha del Magdalena, entre el río Soganioso y los ríos
meros conquistadores, es la que se llama Sierra de Pe- Carare y Opone, han bastado para identificar su dia-
rijá, La voz genérica Itoto, de origen caribe, se em- lecto como de puro origen caribe. ( Geo von Lenger-
pleaba para designar gente_enemiga o in~ios bravos, ke: Zeitschrift für Ethnologie, Jahrgang 1878, pág.
como en efecto son los motilones que habitan aquella 306). De modo que los Carates de la Sierra de Ocaña
sierra y en quienes debemos ver los restos de los a~ti­ constituían otra parcialidad caribe, que con el t iem-
guos Pemenos, Quiriquires, Bubures y Buredes. Con po se ha refundido en la moderna tribu Motilón.
el mismo nombre de !tolos designaron los Caquetíos Las anteriores consideraciones históricas y eti-
a Federmann una tribu que vivía en las montañas de mológicas no$ imponen las siguientes conclusiones:
Nirgua y que al parecer eran los Jirajaras, los cuales,
1• Las tribus Bubures, Buredes, Quiriquires, Pe-
a juzgar por el dialecto de sus homónimos del ~eta,
menos y Carates, halladas por Jos conquistadores so-
pertenecían a la familia betoye ( Federmann: Primer
bre las riberas del lago de Maracaibo y en la Sierra de
viaje a Venezuela, traducción de Arcaya, p. 121) . Perijá, eran afines o cognáticas entre sí porque habla-
Fray Pedro Simón es el primero que cita a lo~~?­ ban el mismo dialecto, con ligeras variaciones, según
tílones al relatar, en su Noticia cuarta, la exped1c1on el testimonio de Dalfínger y sus compañeros.
de Alonso Pérez de Tolosa, quien bajando del valle de 2• Las tribus Bubures y Quiriquires eran de fi-
Cúcuta, entró en la tierra de los Motilones. (Noticias liacLón caribe, según la etimología de 5us gentilicios y
historiales, etc. p. 379). Piedrahita menciona además él testimonio de Gumilla con respecto a los segundos.
otras naciones que, junto con la motilón, incluye 3• Los antiguos Pemenos son idénticos con los
erróneamente en la de los Chitareros. (p. 461). Ovie- actuales Motilones y el dialecto de éstos, del cual se
do y Baños, relatando la misma expedición, es más
60
59
LOS ABORÍoi::NES
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

conoce un regular acopio de voces, es manifiestamen- del Lago y en Jos bordes de caños y arroyos que a él
te de origen caribe, como lo es también el Carate. Lue- conducen. La región del Sur, y especialmente Ja que
go, las cinco tribus J3ubures, Buredes, Quiriquires, Pe- se llamó Provincia de Axuduara, como también toda
menos y Carates eran de origen caribe. En cuanto a la tierra Hana de la costa occidental del lago hasta las
las tribus que demoraban en la parte setentrional del montañas aún inexploradas de Perijá, están cubiertas
Lago, ya hemos Yisto que los Onotos, Aliles, Toas, Za- de hermosas selvas en que abundan maderas frutos
paras y Cocinas eran apellidados ·alcojolados, po~ la Y cacerías y que apenas han empezado a cla;ear las
costumbre de pintarse la cara alrededor de los OJOS. industrias de las últimas generaciones. En esta zona
Los Onotos, Aliles y Cinamaicas, y acaso también los privilegiada hallaron los españoles el señorío de las
Toas y Zaparas, estún reducidos en la actualidad, a los naciones caribes que hemos analizado arriba.
Paraujanos. que habitan pequefios poblados lacustres Debemos preguntarnos ahora, serían estos mis-
en Santa nosa, El Moján y Zapara, en Jos caños Caño- mos los pobladores prehistóricos del Lago de Mara-
neras v Manatíes y los que están emplazados dentro cai~o? Con .mucha probabilidad de acierto podemos
de la ];"una
t>
de !:>inamaica (El Barro, Boca del Caño y decir que no. La numerosa población de filiación
Sinamaica). .El-dialecto paraujano, que nosotros he- aruaca que Jos conquistadores hallaron en toda J~ ex-
mos rccoaido y estudiado en aquella región, es de ex- t~nsión del ~erritorio venezolano y de las Guayanas, la
tracción ~rua~a. como el Guajiro, y afine de éste. De circunstancia que los que habitaban en las Antillas
ello debemos concluir que toda la población primitiva debieron ser"' de este mismo origen, puesto que era
que residía al ~orle de Maracaiho era aruaca. <" aruaco el dialecto de las mujeres, nos hace pensar con
Las conC1iriones ecológicas en que viven las tri- Steinen: <'> que los caribes ·que irradiaron del Brasil
bus aruacas, y donde ya cstalian instalados cuando Central y de los cuales los Bakairi, que representan el
penetraron allí los primeros conquistadores, son bien núcleo primitivo, descubiertos por aquel eminente et-
diferentes de las que predominan en el resto del lago nólog.o en las fuentes del Xingú, fueron conquistando
maracaibero. Tierras más o menos áridas, cubier- sucesivamente las Guayanas, el Oriente y Centr.o de
tas de cactus y otras plan1as espinosas xerófilas, sa- Venezuela, hasta la costa del mar Caribe y finalmente
banas secas, apenas cruzadas por pequefios arro- tas AntiHas, donde subyugaron o mataron a los hom-
yos, son la característica de las costas de Coro y bres y conservaron para sí las mujeres. El dicciona-
de las tierras que se extienden desde Maracaibo hasta rio caraibe-francés del padre Bretón, publicado en
la Península Guajira. Apenas se nola una Yegctación 1665, contiene al lado de las voces caribes de los hom-
más lozana, en los manglares que cubren las orillas bres, las que las mujeres empleaban entre sí y que re-
--(-1)- A. Jahn: Paraujanos und Guajiros und die Pfahlbautcn am See '"º"
Maracaybo-Zeilschrifl für Ethnologie-1914. Hcf 2 11. 3. (2) K. v. d. Steinen: Durch Zentral-Braallien, pág. 295.

61
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA
LOS ABORfGENBS

sultó ser up <li11lecto aruaco m. Esto, a la vez que El elemento _cUltur~l uí{t~ ímpo,tante que los ca-..
prueba el c¡irácter conquistado.r de la población ca- tibes llevaron a sus nuevüS .clotniCiilos y que ímpu-
ribe haHada en las islas, revela que su incursión en las sierpn a Jas naciones que tomaron bajo sn tutela, o
Antillas m¡iyores no era de tan antiguo para que hu- que sometieron ,a su vasallaje, fué el cultivo del algo-
biesen podido impoñer su lengua y borrar la de sus dón y la industria de.su tejido. Desde los Pemenos y
víctimas. Dice Steinen que "sólo en el Norte del Ama- demás tribus que ·h emds clasificado' como ciribes. dj-
zon-as se había comprobado la presencia de fracciones cen Jos cronistas qµ'e poseían el arte de tejer algodón
de ¡iquella temida nación, que en época no lllUY leja- y que fabricaban con él las hamacas que fes servían
na del descubrimiento del Nuevo Mundo, se babia ex- de lecho. Su carácter· belicoso .y emprendedor~ () de
tendido sobre las Antillas, partiendo desde Venezuela éonquistadores, se destaca admirablemente en los ti-
y las Guayanas, subyugando a los aruacos o mezclán- guientes párrafos de la sentencia dictada en 1526 .,Qr
dose con ellos." (Steinen 1, c. 290). el Licenciado Rodrigo de Fignéra, Justicia May~ ~
Mucho se ha discutido la cuestión de la patria ori- la Isla Española y ' Repartido~ de indios, como :resul·.
ginaria tle la familia caribe y muy divergentes son las tado de una información sobre las ~aciones abQ~jge­
opiniones emitidas a este respecto. Uesde el principio .nes de rierra firme : .... "Sobre.todas..Ias otras nacio-
de la Conquista fueron tenidos por invasores y se emi- nes de indios, se señalaba y distinguía en el canibali$-
tieron juicios varios sobre su origen. Alejandro de mo, ·~gún nos cuentan, la caribe, raza superior, inteli·
Humboldt era de opinión que habían venido del Norte gente, guerrera y navegante. A sus ojos lás demés
y que hab~an pasaqo .al Continente meridional por vía .gentes habían nacido para ser esclavas suyas y a todos
de las Antill¡is menores, pero Karl von den Steinen ha trataban con desprecio y tiranía, dando a entender SU
demostrado, oon gran sagacidad y acopio considerable prepotencia, el temor y el miramiento de cualquiera
de pruebas, que la inmigración caribe en la parte se- de ellos". (Oviedo y Baños'II 382) . Según la expre-
tentrional de Suramérica, sólo pudo verificarse desde sión de Caulin "tenían espíritu ambulativo, con que
el Sur, donde los Bakairi y Nahuquá han conservado estaban en continuo movimiento par las aguas ~ los
más puros el dialecto y la cultura, por hallarse me- ríos y de la mar en ligeras embarcaciones que $al>fan.
nos alejados. del foco primitivo. m. construir y manejar con habilidad. La guerra era .to-
da su ocupación." '
(l) Este vocabulario fué confeccionado por el Padre Breton, durante Los caribes eran, pues, gentes oriun<las .dé ~ ft,.
au per:m,ane,.'1a tie 16~1 a J458 en la isl~ Dominica.
GI) JI.ar' v0¡9 ..S,ii Steinen: Durch ZeDtral-Bl'asllleit, p... 299 y Uliter
gj.Pn selvática de l.os grandes ríos brasile~ ®t, 6b
den Na~urvijlkern, 351í-Ehrenreich: Die Etbnographle Sll4'amerlkaa lm Be- aquellas regiones constituyen las únicas vías.de cOnia:..· ·
gina dés XX Jalmnuwts, pég. 60. n1cación. Hombres que vivían traficando ~.br.e el
63
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABORfGEMBS

agua en solicitud del diario sustento que ol)tenian de que ?-~sta enton~, según .toda probabilidad, era del
Ja pesca y Ja paza que las orillas de sus rios y caños dommw de naciones aruaeas, qui.zá8 de igs mis¡nos
ofrecianle en abundan~ia: génam de ·vida idéntico al gr~pos que hoy demoran al Norte, y que los -nuevos
que aún observan las tribus caribe.q y otras que viven senores. desalojaron hacia las tierras pobl'es que ellos
en igual ambiente. No debieron estos hombres de la desp~•a.ran de Barquisimeto y Carora, ocupadas por
selva hallarse bien, donde aquellas condiciones fa1ta- Caquehos, Gayones y Xaguas. Su entrada a la hoya
ban y eso nos explica cómo en su marcha hacia el Nor- d~l Lago esta~ _trazada por la naturaleza en ta depre-:
te iban quedando rezagados grupos que se establecian s1on del Portillo de Carora, natural y fácil vta que
en regiones, que, como el Orinoco y sus afluentes, les oonduoe a San Timoteo y Tomoporo, cerca de la des-
brindaban condiciones de vida similares a las que ha- em~a~ura del Motatán, en .la famosa y ponderada
bían abandonado y cómo pasaban sin radicarse por Provmcu~ de Axuduara. Aquí hallaron los conquista-
las regiones áridas de nuestras estepas y por las mon- d~i:e8 caribes, cuan~o podian exigir sus hábitos y tra-
tañas de Lara y Falcón desprovistas de agua y vegeta- di<:tones: abundancia de agua, ;vías navegables, tierras
ción. Dondequiera que hallaban las condiciones ape- f~ces, -~sques i!lmensos poblados de cacería y un
tecidas, se establecian, y una vez dominada y coloni- clnna cáhdo, como el de su patria primitiva; en una
zada la región, nuevos grupos emprendían la marcha palabra, el Paraiso terrenal 1 En estos sitios los sor-
hacia regiones desconocidas. Así se formaron las po- prendieron los primeros Conquistadores castellanos,
pulosas parcialidades que dominaron las selvas y ríos radicados en la fonna que hemos visto arriba, pero
del Oriente, desde Paria hasta Píritu ( Chaymas, Cu- muy pr.onto debieron comprender que la llegada de
ma n~gotos, Tamanacos, etc.) y las que poblaron los los nuevos señores blancos era el comienzo de su rui-
valles del Bajo-Tuy que hoy llamamos Barlovento na y la perdida de su tranquilidad y libertad. El ver-
(Quiriquires) y las que en los valles montañosos de la gom.:oso trilico que se hizo con sus personas diezmó
cordillera del Litoral defendieron sus hermosas tierras rápidament-e el númera de los indígenas y los que no
contra el invasor castellano con heroísmo y bizarría fueron reducidos a enoomiendas en las eStribaciones
ejemplares· (Caracas, Teques, Mariches, Meregotos, de la Cordillera y ~ las nacientes poblaciones de .Jas
etc.) Los bosques que se dilatan entre los rios Yara- orillas del Lago, como Gibraltar, se refugiaron en tos
cuy y Tocuyo, arterias navegables, como lo es también hosqoes de la ociUa oocidentat y más tarde en la Sie-
el Aroa que corre en medio de este trayecto, fué la re- rra de Pel"ijá, donde aún 'Subsiste con ~l nomb"' de
gión escogida por un grupo caribe que se denominaba M·ótfümes utt reducido numero entre l@s· rio5 Cata-
Chipas o Ciparigotos, y esta colonia debió ser la Mli· Wtnbo y Ta~a y en los ríos Sanbl Ana y Apón, huyen-
ma estación de donde se emprendió más tarde la con• rJa de la d'ftdosa civ.íliJmeión que re ·Ofrecen. 1()g blanoos
cruista de las t'eraces tierras del Lago de :Maracaibo, 'Y defendieftdo palmo a palmo el temtorro hereda-
6.5 66
DEL OCCIDBMTB DB VBMBZUELA LOS ABORÍGENES

do de .-sus mayores, el que lQS explorad.o res y explo:- cas .allí practicadas, como también las que ~e han lle-
tadores de yacimientos petrolí.feros, de uno y otro la- vado a cabo en la Isla de Marajó en el Amazonas, re-
do de la Sierra, van estrechando día por dia. velan un grado de cultura como sólo se ha encontra-
Sobre el origen de los aruacos, ha opinado Stei· do igual en el país de Jos antiguos Mojos, a quienes se
nen, que su patriá debe buscarse en la .altiplanicie ~n­ consideran como núcleo principal de los primitivos
tral ·brasilera o en las Guayanas y se mchna más bien Aruacos., Los menguados restos de este antiguo centro
a la primera hipótesis (Durch Zenfral-Brasili.en, pág. cultural arrastran, en la actualidad, una existencia
299) . En su segundo viaje por e~ Xingú, ~ahzad.o en miserable en las ruinas de las misiones jesuitas.
1887-1888 le informaron los indios Paressis, habitan- Los primitivos Aruacos eran esencialmente agri-
tes de la ¿ltiplanicie central, que, según su tradición, cultores, según Steinen (Unter den Naturvólkern
ellos procedian del Norte.· . ~ste infor~e hizo dudar a 217), Im Thurn (Among the Indians of Guaiana, 227
Steinen de su primera teoria y concluir que qued~ba y 250), Ehrenreich (Die E1hnographie ~üdamerikas;
indeciso el tema hasta que nuevas exploraciones-apor- 48) y Schmidt (Die Aruaken, 23). Los raros casos en
tasen el materia•l necesario para abordar de nuev? que la agricultura estaba pospuesta a otras indus-
la cuestión. (Unter den Nalurvolker~ Zent~al-~ra~1· trias, como acontece entre los Purús, demuestran, al
Jiens, p. 395. Véase también Ehrenreich: Die Ethno- sentir de Schmidt, que los Aruacos habían logrado im-
gra pbie Südamerikas im Beginn des XX Jahrhun- poner a estos lan sólo su dialecto, pero no todo su ca-
derls ·p. 50) . rácter económico e industrial, (Schmidt, Die Aruaken
Schmidt asienta que los Aruacos de·b ieron alcan- p. 24) .
zar el máximo de su desarrollo, poco tiempo antes de Constituían sus cultivos principales la y uca y el
acentu_arse la extensión de los auropeos, porq~e. los maíz, aunque con respecto a los Aruacos de Guaya na,
focos de centralización de la cultura aruaca, ng1da- sólo se tiene conocimien to de que cu ltivaban la pri-
mente organizados, fueron 1!n medio ~ue los europeos mera. .Esla condición cte agricultores debió determi-
r
aprovecharon para su propia expans1~n para la e~­ nar cierto a rrai ga micnto de los grupos aruacos, por-
plotación económica de los pueblos md1genas. Por que la tumba de l<t selva para preparar el campo del
esta misma razón debieron estar los aruacos más ex- cultivo, constituía una operación dilatada y laborio-
- puestos, al proceso asimilatorio de la cultur~ auropea, sa, dado Jo rudimentario de sus instrumentos de pie-
'Scllmidt: Die A~uaken. p. 18). Ya a los pnmeros na- dra. Debían aprovechar el terreno descuajado de
'W!egtlntes causó sorpresa la ~ultura relativa~ente bosque el mayor tiempo posible y como el cultivo de
.-vanza4a de lo& Araacos, que balla~n a su arribo .ª la yuca, cuyos tubérculos se extraen a partir del 2°
la's A.millo.mayores. y las explotaciones arqueológ1- año. permitiales un lento y gradual aprovechamiento
67 68
- - -- -.----..... _.......... ---
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABORfGENES . /

de sus productos y un constante y fácil resiembro de nueva industria a las dehesas de fa Guajira, que, en
los mismos tallos cosechados, resultaba Ja sementera efecto, son más apropiadas a este fin, que al del cul-
o el conuco, una verdadera despensa de la a ldea. No tivo.
así cuando a más de la yuca se cultivaba el maíz. Se El otro grupo de origen aruaco, al cual pertene-
requería entonces mayor espacio y había que dedicar cían los Aliles y Onotos, y probablemente Jos Toas y
más tiempo al cultivo y recolección de este fruto, cu- Zaparas, está representado hoy, como hemos dicho
yas mazorcas debían recogerse en determinada época, antes, por los Paraujanos que habitan las orillas del
para ser depositadas en trojas y caneyes especiales, Lago.
a fin de preservarlas de los animales. Esta labor re-
quería mayor número de braceros y debió inducir a Mas afortunados que los Caribes, los descendien-
tes aruacos han podido conservar su independencia
los Aruacos a moverse en solicitud de gentes que
en Ja Pen ínsula Guajira, o vegetan con el nombre ge-
arrancaban a otras tribus en condición de esclavos o
nérico de Paraujanos en pequeños poblados paJafíti-
vasallos. La necesidad de braceros debió ser, pues, el
cos, donde son poco a poco absorbidos por las razas
móvil principal de la expansión que efectuaron en te-
exólicas invasoras. El árido suelo de su territorio no
rritorios de otras naciones, a quienes, después de ava-
ha despertado aún la codicia de los blancos, pero des-
sa llarlas, imponían su cultura agrícola y su idioma.
venturados de ellos el clía que estos descubran que de-
Dice Schmidt: "Tres grandes móviles impulsaron bajo de aquel sucio, que hasta ahora han vislo con des-
a las parcialidades aruacas a la expansión y difusión dén, se hallan ocultos tesoros en forma de carbón o
de su cultura: la ocupación de tierras adecuadas a sus de petróleo!
cultivos; la adquisición de braceros y la ocasión de Resumamos. Según toda probabilidad en época
procurarse los m edios de producción necesarios. Es- prehistórica gru pos aruacos, venidos del Brasil o de
tos tres factores representan el verdadero motivo de las Uuayanas, colonizaron la hoya del Lago de Mara-
su expansión cultural." (Die Aruaken p. 34).
caibo e implantaron sus cultivos en las feraces tierras
Los Guajiros, el más importante elemento ai::uaco de sus márgenes, especialmente en las que demoran al
del Noroeste de Venezuela, se dedican en la actuali- Este y al Sur. La población que allí pudieron hallar
dad preferentmente a la cría y han abandonado por foé avasallada y aprovechada como obreros en el la-
esta industria su primitiva labor agrícola. Este cam- boreo de la tierra, con lo cual los más influyentes
bio obedece, sin duda, a influencias europeas. Los acentuaban su casta de señores feudales. Los con-
españoles comenzaron por establecer la cría de gana- quist.adores caribes, hombres valerosos y aguerridos,
do y bestias en las sabanas que demoran en las cerca- como que al decir de Caulin "toda su ocupación era
nías de Maracaibo y de allí debió pasar lentamente la la guerra-", cayeron sobre este pueblo laborioso y se-
69 7(')
DEL OCCIDENTE. DE VENEZUELA LOS A801ÚGENES

dentario y con relativa facilidad debieron adueñarse 9. Bubures.


de sus tierras, obligándoles a refugiarse en las áridas 10. Buredes.
comarcas deJ Norte. Esto debió acontecer en época 11. Coronados.
no muy lejana a la del descubrimiento de América.
12. Quiriquires. }
Luego sobrevino la Conquista de los Castellanos, hom- 13. Pemenos. Motilones Grupo caribe.
bres de valor y energía poco comunes, pero insacia-
14. Chaques.
bles en su sed de oro e intolerantes en su fé calólico-
romana, dualidad simbolizada por el acero de sus ar- 15. Guanaos.
mas, forjado en cruz por un extremo y en tajant e ho- 16. Macoas.
ja por el otro. 17. Carates.
Así se inició nuestra historia.

En eJ cuadro que damos a continuación hemos


querido exhibir los nombres de las naciones indias,
citadas por Jos cronistas como pobladores del Lago de
Maracai'bo, Ja tribu actual en que se haHan aquellas
refundidas y la familia lingüística a que corresponden
sus dialectos.

l. Onotos.
2. Alcojolados.
3. Aliles.
Paraujanos
4. Toas.
5. .Zaparas.
6. Sinamaicas: Grupo aruaco

7. Guajiros.
8. Cocinas. } Guajiros

71
72
LOS ABORÍGENES

be la misma noticia así: "se hallaba Alonso Pérez en el


Valle de Cúcuta, donde luégo que lo sintieron entrar
Jos naturales, desamparando sus bujías, se retiraron a
una casa fuerte, guarnecida de doble palizada y sem-
brada a trechos de troneras para el disparo de su fle-.
chería,_a cuyo abrigo se portaron con tan vigorosa re-
sistencia, que aunque los acometió en ella Alonso Pé-
rez, con muerte de tres soldados y algunos caballos, se
vió obligado a desistir del combate y pasar sin dete-
nerse hasta el Río Zulia;y habiéndolo esguazado, se fué
entrando por el territorio de los indios motilones, has-
CAPITULO SEGUNDO ta penetrar en la serranía que habitaban los Carates, a
las espaldas de la ciudad de Ocaña, por la banda del
Los Indios Motilones Norte, en cuyo rumbo, además de lo áspero y despo-
En el capitulo precedente hemos expuesto cómo blado de la tierra, padeció tanta necesidad con la fal-
la antigua población caribe del Lago de Maracaibo, ta de bastimentas, que caminadas ya siete jornadas
compuesta de las naciones Pemenos, Quiriquires, Bo- se vió precisado a retroceder, volviendo otra vez al
bures y Buredes, ha quedado reducida a la tribu de los Valle de Cúcuta. ui
Motilones que, dividida en varias parcialidades, vive La narración de Oviedo y Baños demuestra que
en la Sierra de Perijá en estado primitivo y refrac· el itinerario segu~do por Alonso Pérez, a su salida de
taria a la civilización. Cúcuta, debió conducirlo al río Catatumbo, después
La voz genérica Motilón aparece por primera vez de atravesar tierras habitadas por indios Motilones y
en las Noticias historiales de las Conquistas de Tierra que en las montañas por donde corre el mismo río vi-
Firme en las Indias Occidentales de Fray Pedro Si- vían los Carates, parcialidad de los primeros, como ve-
món, obra impresa en Cuenca en 1627. En su noticia remos más adelante. Esta región del Catatumbo al
cuarta nos refiere que Alonso Pérez de Tolosa, bajan- Norte de Ocaña, hasta su unión con el Río de Oro, es
do del Valle de Cúcuta, "entró en las ti erras de los Mo- todavía el refugio de los Motilones; de suerte que ha
tilones'', habiendo tenido que contramarchar por fal- sido del dominio absoluto de éstos en los últimos cua-
ta de provisiones para su tropa. Esta noticia la ~opia tro siglos.
Piedrahita, quien menciona, además, otras nact0nes
incluyéndolas erróneamente junto con la de los Moti- (2) . Oviedo y Baños, Historia de la Conquista y Población de Vene-
lones en la de los Chitareros Oviedo y Baños trascri-
( 1)
zuela, Madrid 1485 Vol. l. PA¡ina llOt.

(!). Fray Pedro Simón, Noticias historiales etc. Página 461. 74


DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABORfGENl!S

Los Carates, mencionados por Oviedo, deben hoy a las tribus salvajes. Los primeros,.reside¡ites en
ser idénlicos a los Carares que junto con los Opo- el Alto-Carare, han conservado su independencia, pe-
nes se hall an establecidos en la actualidad mucho ro viven en paz con los blancos. Los últimos ocupan
más al Suroeste sobre la má rgen oriental del Magda- la cálida zona de bosques intrincados que bordean el
lena, desde el río Sogamoso hasta los ríos que llevan Magdalena, y evitan todo contacto con la población
los mismos nombres de Carare y Opone. El se11or blanca. Como estos salvajes oponen una resistencia
Geo von Lengerke recogió en 1878 un pequeño voca- armada a la entrada de los extraños, es muy escasó el
bulario de sesenta y seis voces opones y diez y nueve conocimiento que de ellos se tiene. Se les ·dán .los
carares. Ambos di alectos resultan perlenecer a la fa- nombres de indios Opones, e indios Carares, de donde
milia caribe, lo mismo que el m otilón '"'. La ir:lenlidad han derivado su nombre los ríos en que vive1;1.'' <•>.
o estrecha afinidad de eslc último con el opone resul- Como se ha visto, son muy escasas las noticias de
ta, además, de la circunstancia de existir en la Sierra de los antiguos cronistas con respecto a los Motilones. En
Perijá, en la vertienlc de Venezuela y cerca de Machi- el siglo XVIII los Capuchinos de Navarra establede-
ques, un río con el nombre indígena de .\pón y de de- ron misiones en la región de Perijá, y el informe p;ce-
signarse como Apones Jos indios l\facoas, que son una sentado por Fray Andrés de los Areos en su carácter
parcialidad motilón del grupo de Jos Chakes, estable- de Comisario de la misión de dichos Capuchinos en la
cidos de muy antiguo sobre el río de aquel nombre. Provincia de Maracaibo, arroja alguna luz sobr~ las
La Prin cesa Teresa de Baviera al referirse a los Opo- condiciones en que se hallaban los Motilones para me-
nes y Carares, dice: "el territorio de los indios salvajes diados de aquel siglo. Trascribimos de la obra Docu-
se extiende al Este del Magdalena, por uno o dos gra- mentos para la Historia d~ la vida pública del Liber-
dos de latitud hacia el Sur, y hacia el Este llega hasta tador, por el general José Félix Blanco, impresa en Ca-
las vertientes occidentales de la Cordillera Oriental. racas en 1875, el referido informe que dice textual-
La lengua de los indios que habitan esta región, perte- mente: "Señor: Fray Andrés de los Arcos, Comissario
nece al grupo lingüístico de los Caribes (Brinton The de la Missión de Capuchinos de Navarra, en la Provin-
American Race, p. 252 y 353). De éslos los que de- cia de Maracaibo, puesto a tos Reales pies de V.M. con
moran al Sur son descendientes de los antiguos Gua- el más profundo rendimiento, dice: que estimulado
nes; los que, al ménos políticamente, se incluían en el rlel celo de la conversión de los infelices por la mayor
grupo Chibcha, en tanto que los que ocupan la parte gloria de Dios y servicio de V. M. se ve preCisado a. ex-
Norte, pueden ser restos de la horda Yarigui, semi sal- poner ante V; M. algunas reflexiones cuya excención
vajes del tiempo de la Conquista· Ambos pertenecen
(3). Zcitschrifl für Ethnologie. Jahrgang 1878. P!gina 300. ' *'
(4). Prlnzessln ThercM'"" Ba,_. Jld-tudlen aua c1em ~
Südamerlka 1 pp. tOll a

75 76
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA UH! Al!llORÍOENl!S

podría facilitar la extensión de la Fé de Jesucristo en se proveyese por V.M. de una escolta de doce o cator-
aquella Provincia, que es el único objeto de Y. M. y de ce soldado.'i, que pagados de las Reales Caxas estuvie-
sus gloriosos progenitores." sen siempre a disposición de los Misioneros, para que
"Primeramente, señor, la Misión de Capuchinos éstos, cuando les pa.reciese oportuno, pudiesen con su
de Navarra tiene a su frente por la banda de mediodía resguardo penetrar en el ter-ritorio de los Bárbaros, y
- la dilatada y numerosa nación de los indios gentiles, hablándoles con la suavidad propia de su carácter, ir-
llamados Motilones: Extiéndese tanto esta numerosa los poco a poco amansando con los donecillos propioe
nación, que ocupa un vasto territorio de más de tres- de su genio, y otros arbitrios de la charidad chrisliana.
cientas leguas de circunferencia: Estos bárbaros ha- "Esta escolta, Señor, parece precisa para la segu-
cen sus ordinarias correrías contra los blancos o espa- ridad de los Misioneros y adelantamiento de! Chris-
ñoles, ya hacia la Villa de Ocaña en la Provincia de tianismo, ya porque assi lo contempló V.M. necesaPio
Santa Marta o Cartagena, y ya en las inmediaciones en las Missiones del Meta y Cazanare de la Compañí~
de Barinas, Villas de San Cristóbal y La Grita, de la de Jesús, la& de Barinas de Religiosos Dominicos, y !as
Provincia de Maracaibo, haciendo las hostilidades que de Capuchinos de Santo Thomas de la Guayana, que
~on notorias en esta última Provincia, en las hacien- todas tienen escoltas fixas a sueldo de V. M., ya por-
das de cacao de Gibraltar y Valles de Santa María, y que de este modo se da providencia a la seguridad y
otros, ·c on muerte de muchos esclavos trabajadores, custodia de las Colonias de los recién-convertidos, que
tanto que por no poder los Amos reponerlos para el si nó viven en un conlínuc sobresalto, por el temor de
cultivo de sus haciendas, se hallan ochenta y trés de las continuas incurssiones de los Gentiles: ni se atre-
éstas abandonadas en sólo los Valles de Gibrallar, ven a acompañar y guiar al ReJigioso, quando quiere
Santa María y Río Chama. Esta nación tan fiera e ir en busca de los Gentiles, sino oon la escolla de algu· '

implacable contra los españoles, que lo mismo es YCr- nos españoles o blancos; y también los Neophitos e ' 11
les, que disparar contra ellos una infinidad de flechas, Cathecúmenos se contendrlau de este modo para no
como varias veces se ha visto en diferentes comer- volver fácilmente a su aritíguo fibertinage en sus cue-
ciantes, que de la villa de Cúcuta, del Gobierno de San- vas o serranías. Porque aunque-todos los Missioneros
ta Fé de Bogotá, baxaban sus cacaos por el río Zulia a está~ prontos a sacrificar sus vidas por la gloria de
la laguna de Maracaibo." Dios, y servicio de V. M· pero el mantenerse y expo-
"Esta bárbara nación pudiera, Señor, poco a po- nerse a las entrada¡ 1m busca de Geniiles sin fa refe-
co domesticarse, y ser atraíd.a por los Misioneros al rida escolta, no seria sino ser vi'Ctima.s del furor di:3 los
suave yugo de la Fé de Jesucristo y obediencia de V. Bárbaros, sin otro útil, qúe dar materia parn sofogar
M. si a la expresada Misión de Capuchinos de Navarra la cólera que tienen conb'a lo.s españoles, sir. que los
n . 78

..
D&L OOCIDllWTB DB ftKIZUBLA

irrite el odio contra la ley de Christo, pues no le con~ nes gentiles, que tienen SlJ domicilio en la Provincia
ceo. No siendo.de desestimar el provecho que dicha de Maracaibo, como son los Indios Chaques que ran-
e~lta fixa podía traer para el adefantamiento de Ja chan en las vertientes 'Y vegas del Río Apón, entre Po-
Historia Natural, y utilidad de los vasallos de V. M., niente y Norte de Maracaibo: los Cinamaicas en las
pues con su resguardo podrian mas frecuentemente ·vegas del Río Sucui al Norte de dicha ciudad; los Ali·
.. los Mis.sioneros penetrar en el rerritorio ócupado por
Jos Bárbaros, hacer varias observaciones, y descul>ri-
les a las márgenes de una laguneta que forma.el últi-
mo Río; y últimamente lós Cocinas a las márgenes del
mientos en l~s yerbas, raizes, gomas, resinas, azeytes, gran Lago de Maracaibo."
y otros específicos medicinales, notar la variedad de
animales quadrúpedos, y volátiles, que sin duda hay Tambi~p en las Colonias de Indios recién-con-
algunos muy raros en tan extendido país. La utilidad vertidos, que los Missioneros de Navarra tienen a su
de los vasallos seria· notoria; pues por el río Apón, que cargo, entran a co:inerciar los Blancos, y varias castas
tiene su origen' en unas grandes serranias entre Po- de Negros y Sambos,, y se han sabido, con harto dolor
niente y Norte de Maracaibo, y todo él está ocupado de los Missionero~ :los fraudes y trampas que en ra-
por los Gentiles, se podrían conducir con facilidad zón de compras y ventas han hecho a los .infelices In-
hasta la Laguna de Maracaibo, donde desagua, varie- dios, incapaces por su mucha rudeza de apreciar las
dad de maderas útiles y preciosas que a sus vertientes cosas, como en sí merecen: por lo que seria bien, que
y orillas se crian, como Cedros, Veras, Caobas, Gatea~ V.M. mandass..e que ningún Blanco, ni otra casta pu-
dos, Evanos, y otl'as muohas." diese comerciar con los Indios sin la assistencia del
Mi~sionero, que como Tutor y Curador cuidasse que
"Finalmente, Señor, sin la teferida escolta pare-
ce moralmente impossible plantar la Fé en esta d'ilata• se diesse al sudor de aquellos pobres miserables el pre-
da Nación; porque como la Fé ha de entrar por el ()ido, cio justo del Maiz y otras cosuelas que vendiessen."
Y. el idioma de los Motilones es totalmente diferente "Todo lo arriba dicho me ha parecido presentar a
d~ el de muchos Cathecúmenos, según que éstos. h~n la alta comprehensión de V.M. en fuerza de mi obliga·
observado en algunos encuentros, que con aqt,tellos ción, y como fiel Vasallo de V. M. Y siendo lo expre-
han tenido, no podrán los Missioneros aprenderles,m.,,i sado cierto, y digno de la Real piedad y atención: Su·
terin que con el resguardo de la escolta no se establez~ plico a V. M. se sirva dar las providencias, que con-
can en su territorio."
templase mas justas, y dignas de su Real Catholico
"Del mismo modo será menos difícil exteJJí&r @Í. Zelo, para gloria de Dios, extensión del Christianismo,
Christianismo con dicha ·eseolta en las 4emés 1119iitlll conversión, y felicidad de los miserables Indios: que
79 80

- ----- ===----==---------~
DEL OCCJDENTB DE VENEZUB.LA LOS ABORfOENES

assi lo espera de la notoria Real piedad de V. M. en tante del pueblo de Jají, o sea en la región templada
que recibirá merced que corresponde a las estribaciones de la Sierra de La
Fray Andrés de los Arcos. Culata, cerca del último trayecto -que recorre el Cha-
ma, antes de abandonar las montañas y penetrar en la
. Di.r.igido al Ecmo. Sr. Ministro de Estado de S. Mages-
tad Catholica." <•> tierra baja. Dice Lares: "Debieron su nombre a la cos-
Por este informe se vé cómo los indios Motilones t~m'bre de llevar hombres y mujeres el pelo cortado.
se defendían contra la invasión española y cómo ·e n Vivían de la rapiña y el robo, asaltando las poblacio-
aquella época debieron .ser muy numerosos todavía, nes de indios reducidos y los establecimientos de los
pues, según Fray Andrés, penetraban por el Rio Zu- españoles de sus inmediaciones. Estos asaltos fueron
lia a los Valles de La Grita y San Cristóbal y por l~s tan repetidos por los lados de Torondoy y Tucaní, que
de Santa María y Chama hasta las haciendas que se terminaron por destruir la comunicación entre Mérida
fundaron en la parte baja de esos rías. Así mismo, y Gibraltar. Después, cuando su número quedó muy
de ser cierto lo arriba informado, debieron pasar la disminuido, -por razón de sus constantes guerras y por
Cordillera .p ara que pudieran presentarse por los la- la persecución que se les hacía, fué que pudieron so-
dos de Barinas. Sospechamos más bien que los indios juzgarlos." <n En la actualidad han desaparecido com-
a que se refiere Fray Andrés y de los cuales dice qu~ pletamente en la región Sur del Lago de Maracaibo y
hacían sus correrías por aquella parte de los Llanos, en las vertientes setentrion¡iles de la Cordillera de Mé-
fueron los Jirajaras, que coino veremos más adelan- rida, aunque algunas personas nos habían informado
te, oclipabap las llanuras del Alto-Apure hasta el pié
que ha'b ían sido sorprendidas pequeñas partidas de
de la Cordillera· Lo que sí parece cierto es que en los
tres o cuatro individuos por cazadores que recorrían
siglos diez y siete y diez y ocho eran dueños lo~ Mo!i-
lones de las selvas que se dilatan desde las estr1bac1~­ las selvas de aquella parte. En la región cálida de la
nes boreales de la Cordillera de Mérida, hasta las Ofl· costa del Lago, predomina hoy el elemento africano,
llas del Lago, y que grupos considerables ~oraban en pero en la parte de la Cordillera que está próxima a
Torondoy y Arenales. Según José Ignacio Lares, ~u. la tierra llana, por ejemplo, en Lagunillas, que está
centro principal estuvo en La Sabana, <•> no muy d1s- no muy distante de La Sabana, citada por Lares, se
observan tipos indígenas que nos recuerdan, por su
(6). Obra citada, pAg. 460. .aspecto físico, al indio caribe de otras partes, aunque
(6), La capilla de Ja aldea de La Sabana se baila, según nnestras OO..
aervaciones, a 1.~48 metros de altura sobre el nivel .del mar y tiene en con- ningún nexo lingüístico ni cultural existe entre am-
1ecuencia una temperatura media de 16 grados centlgrados. La antigua
t,i.tla, del tiempo colonial, cuyas ru.lnas todavla existen, eataba emplazada
• ,... más al Edt d. la actual y a 1.ssa. metro• aobre el 11lvel del mar. (7) José Ignacio Lares. Etnografla del Estado Mérida. 1904. Pág. 41.

81 82
-~
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA
J tea AllORIOl!NBS

bos. Esta semejanza física y la tradición de las an- '


¡
tiguas incursiones, han sugerido a algunos la idea de V- H•m-
que sean acaso estos indios, netamente andinos, los :rés--
tos de los Motilones que solían llegar alli en el siglo No, Pueblo 5 g •o .: .i . i. ..
diez y siete.
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Durante nuestra última prolongada estadía en - - -20 -20 -21
1 Piche
- - - - 3 -139
Lagunillas (Estado Mérida) en los años de 1921y19221 2 Sta. BArbara, •
1735 25
1780 89 30 23
25 15 10
39 9 20 22 19 160
tuvimos ocasión de comprobar, que en la población s Sta. Cruz . , • 1781 52 10 54 52 JO 44 15 14 251
indígena que todavía es numerosa en aquel lugar, no '
5
6
Buena-Viata • .
La Victoria .
San losé .
1783
1784
1785
24
46
17 6
2
5
4
47
10
24
46
17
3
5
8
12
29
7
4
19
4
2
10
3
75
207
7l
existen restos ni influencias de origen caribe, como lo 7 Limoncito . '. : 1786 22 17 18 22 13 5 6 7 110
8 Sta. Rosa . . , 1787 22 7 7
expondremos en el capítulo correspondiente a los abo- 9 Apón D•. 1789 15 13 5
22
15
13
14
10
4
6
3
10
5
99
74
10 N• S• del Pilar
rígenes de la Cordillera. 1793 26 6 11 26 5 13 14 3 104

A principios del siglo pasado habían logrado los "lfldios cristianos 1.145; gentiles 45. Nótese que
Misioneros reducir un regular número de Motilones y el primer pueblo nombrado Piche, contiene varios in-
establecerlos en los pequeños pueblos que ellos fun- dios de nación Sábri/, Coyamos, Aralomos y Chagues;
daron en la región de Perijá y en los ríos Catatumbo pero los nueve pueblos restantes los habitan indios
y Escalanle. En 1810 el Prefecto de Santa Bárbara del Motilones, y para que conste en donde convenga fir-
Escalante hizo un padrón general de los indios Moti~ mo yo el infrascrito, prefecto, el presente padrón ge-
• neral en este pueblo nacional de Santa Bárbara del
Iones que residían en los pueblos del Zulia, a cargo de
los Misioneros. Por ser éste un documento de inte- do Escalante, en veinte y seis días del mes de enero de
rés para la historia de esta tribu, lo copiamos integra- 1810. Sor Miguel de Judela, Prefecto".
mente. Dice así : El Diputado a· Cortes, José Domingo Sus, dirigió
"Cuadro general de los indios Motilones que tie- a la Corte de Espa1'ía un informe que lleva por título:
nen a su cargo los Misioneros de la Provincia de Na- Análisis exacto en lo posible, de toda la Provincia de
varra y Cantabria, formado en veinte y seis dias del Maracai.bo, su población, industria, agricultura, comer- '
mes de enero de 1810· cio y mejoras de que es susceptible, para que se esta-
blef?iese la audiencia que se pedía. Este informe está
firmado en Cádiz a 30 de agosto de 1812 y al hablar de
la importancia del Rosario de Perijá y sus alrededo-

83 ,84


DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

res, dice: "Tiene el pueblo de Belén de Piche que ha para que ellos se asegurasen, y cautelosamente trata-
sufrido varias alteraciones por la calidad de sus indíge- ron de fuga. Hiciéronla todos una noche llevándo-
nas y suerte de sus terrenos; y hay además el de San se al monte violentamente al Cura, con su~ ornamen-
Fidel de Apón con algunos indios y agricultura, y tos Y demás ~lhaja~, d~~ando desierto el pueblo. Seis
"otros dispersos y por civilizar en sus caneyes y parcia- meses estuvieron 1ug1bvos, envíando sus explorado-
lidades, con los nombres de Motilones, Coyamos, Cha- res, de tiempo en tiempo, a saber el estado de la epi-
ques, Zabriles y Macoaes" .... epidemia, y luego que se aseguraron de estar acaba-
De estas parcialidades sólo se conocen en la actua- da, volvieron a La Cruz y trajeron su Cura. Los ve-
lidad los Chakes y Macoas o Macoitas que son idénti- cinos. qu~ veían pelados a los exploradores, y después
cos con los Macoaes de Rus y que forman junto con a los md1os, empezaron a llamarlos Motilones. El cu-
otras la tribu designada con el nombre de Motilones. ra que no habí~ retirádose de muy buena gana, tuvo
Con refe1,encia al origen de esta voz como genti- alguna desconhanza en la perseverancia de sus feli-
licio de las tribus de la región fronteriza de Venezuela greses, .Y sólo asistía entre ellos a lo preciso, y así no
y Colombia, es interesante lo que dice el Alférez José se ha~o en el p.ueblo en otra epidemia que hubo po·
Nicolás de la Rosa, en su obra Floresta de la Santa Igle- cos anos despues; de cuya ida al monte no volvieron
sia Catedral de la ciudad de Santa Martha, publicada en más los indios a La Cruz, quedándose alzados en la
1756 y citada por Jorge Isaacs 0 > y por Luis Febres montaña. D~ esta raza proceden los Motilones, y de
Cordero, (~>. Dice así: "Los caribes que habitan las se- es~e caso se ~o~mó la etimología de su apelativo, que
rranías de Ocaña, son llamados Motilones. Estos fue· as1 es la trad1c1ón, y por el mismo hecho se conoce la
ron conquistados en los principios, y poblados en los verosi.militud que tiene, no porque permanezcan pela-
llanos que llamaban de La Cruz y estuvieron sujetos dos, smo porque lo estuvieron con· aquel motivo sus
a doctrina: pero habiendo entrado luego una general primeros ascendientes . .. "
epidemia de viruelas en Ocaña, acudían temerosos a
su Cura, y éste los preparaba haciéndoles tomar baños , Ya hemos visto arriba que la voz genérica Moti-
lon, que es de pura cepa castellana y se aplica a los
y bebidas frescas para que moderada su naturaleza
cálida, hiciesen las viruelas ménos efectos en ellos, y que usan el cabello cortado al rape, era empleada por
los españoles que acompañaron a Alonso Pérez de To-
últimamente les hizo quitar el pelo, para mayor des-
ahogo de la cabeza. No bastaron estas preparaciones, losa para designar los indios <le la Sierra de Ocaña.
Esto nos prueba que no es cierto que se comenzara a
(8). Jorge Isaacs. Estudio sobre las tribus lndlgenas del Maiclalena. llamav así a los indios cien años más tarde en ocasión
Anales de la Instrucción Pública de Jos Estados Unidos ·de Colombia.T-o de la epidemia de viruelas, como lo afirm; José Nico-
VIII. Bogoti 1884.
(9). Luis Pebres Cordero. Del anti1t110 Cúcuta 1918. lás de la Rosa; A la misma causa de llevar rapado el
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- -- - - · ~
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS A801ÍOBMB8

cabello, deben su nombre los Motilones hallados por sido posible hallarlo, a pesar de largas y pacientes in-
Ursúa sobre el río Huállaga en el Perú <10), con los dagaciones. Tenia por titulo: "Vocabulario de algu-
cuales no deben confundirse los que viven en la fron- nas voces de "la lengua de los indios Motilones que ha-
tera de Venezuela y Colombi~. bitaron los montes de .la Provincia de Santa Marta y
·En la sección setentrional de nuestra frontera con Maracaibo, con su explicación de nuestro idioma caste-
Colombia sólo existen hoy, como lo hemos expuesto llano <11 >. En 1882 publicó el escritor colombiano Jor-
en el capítulo precedente, los dos grupos antagónicos ge Isaacs, un "Estudio sobre las tribus indígenas del
de Aruacos y Caribes, representados los primeros por Estado del Magdalena, antes Provincia de Santa Mar-
los Guajiros y Paraujanos,-y los segundos por los Mo· ta", el cual contiene un pequeño vocabulario de vo-
filones que moran en las selvas de la sierra de Perijá ces motilones y algunas conclusiones, como esta: "~
y Ocaña, en ·ios valles que descienden al Oeste de Ma- gún se vé en la muestra del lenguaje de los indios Mo-
chiques y en los ríos Catatumbo, Tarra y Sardinata. tilones, Kuna-siase es el nombre que dan al agua: y
Por el Oeste se extiende el dominio de los Motilones tratándose de un vocablo de muy difícil alteración por
hasta el valle del río. César en la vecina República de su uso frecuente, es de suponer que hay diferencias
Colombia, donde se les ha reservado una zona llama- notables de origen e idioma entre la tribu de los Moti-
da "Territorio Nacional de los Motilones". Era creen- lones que habita el territorio de Venezuela y la que
cia general, hasta hace poco, que los indios Motilones tiene el mismo nombre entre nosotros, muy temida
colombianos correspondían a una tribu distinta de la desde 1846 en el valle Dupar. Estos son evidentemen-
que ocupa el lado venezolano, pero la comparación te mezcla o conjunto de Tupes, /tolos, Yukures yaca-
que hemos hecho de voces anotadas en una y otra so también Akanayutos".
parte y que insertamos en el apéndice, prueban de mo- Ya hemos dicho arriba que no existe tal diferen-
do evidente, que se trata de una sola gran tribu caribe. cia lingüística entre los Motilones venezolanos y los
A Fray Francisco de Cartarroya, uno de los Capu- colombianos, según se evidencia de la comparación
chinos de Navarra que en el siglo diez y ocho dirigía que hemos hecho de las voces recogidas en Venezuela
alguna de las misiones entre los Motilones, se debe el y las que de Colombia han dado a co[)ocer Isaacs y Bo-
primer ensayo sobre la lengua de aquellos aborígenes. linder. <11> Isaacs funda su aserto en la diferencia que
Su trabajo original, manuscrito en quince páginas, en halló entre la voz motilón anotada por él como equi-
1738, lo tuvo a la vista nuestro historiógrafo Arístides valencia de agua y la que indica Arístides Rojas, Chi-
Rojas en 1878, pero desgraciadamente no fué publi- mara, probablemente tomada del vocabulario del frai-
cado y se ha extraviado de tal suerte, que no nos ha (! t) Arlstides Rojas, Estudios indlgeoas. Caracas 1878 P4'. ta
( 12) Gustaf Bolinder. Einiges Qber die Motilon-Indlaoer 9 ....,.
(10). The espedltlo11 of Un6a aud Aplrre. Hakloyt Soclet1 XXVJU. de PerljA. Zeibchriff für Ethnolo¡ie 1917. Heft. l.

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DBL OOCftlBNTB DI! VBNEZUBLA LOS ABORÍGENES

le Gmarroy~. La ·p arciálidad Chake de los Motilones Santa Marta, se dirigió por La Paz y Diegopatá al "Te-
~JitJllOlanos designa el agua oob la voz kuna, de ori- rritorio Nacional de los Motilones" y continuó por las
.,.. aruaro y que muchas tribus caribes han adoptado aldeas, hoy destruidas, de Palmira y El Jobo hasta
por contacto con tribus de aquella fJJiación. Este mis- los ríos Socomba y Maraca, al Sur de Espíritu Santo
mo vocablo es el que emplea la fracción colombiana o Codazzi, que es el nombre oficial con el cual se han
de los Motilones, según Isaacs y Bolinder. querido conmemorar en esta pequeña aldea los indis-
El estudio de Jorge Isaacs dió tema al Doctor A. cutibles méritos del geógrafo de Venezuela y Colom-
Ernst para un interesante trabajo que publicó en 1887 bia. Se internó Bolinder al Este de Espíritu Santo por
en el boletín de la Sociedad Antropológica de Berlín, las montañas de la Sierra de Perijá y logró ponerse en
demostrando la afinidad de este dialecto con algunos contacto con un grupo de Motilones, con quienes vivió
otros del grupo caribe. cu> algunos días y donde recogió importantes observa-
En 1918 el etnólogo americano Theodoor de ciones sobre sus hábitos y cultura y un pequeño vo-
Booy visitó la Sierra de Perijá, en sus estribaciones cabulario, que reproducimos, comparado con el nues-
orientales, penetrando desde Machiques al valle del tro, en el apéndice de este libro. o»
Apón y ascendi·e ndo el corso de éste, y refiere que esta Sobre la distribución de los Motilones en aquella
región está habitada por indios Tucucus y Macoas. <w parte visitada por él, informa Bolinder lo que sigue:
Las fotografías que reproduce en su artículo nos pre- "Los indios Motilones viven en la parte más seten-
sentan a los Macoas vestidos oon largas batas de algo- trional de los Andes, la cual figura en los mapas como
dón, tal como las que observó Dalfinger entre los Sierra de Perijá, nombre éste que no ha tenido acep-
Guanaos, un poco más .a l Norte, lo que nos hace pen- tación en Colombia. Esta sierra se extiende desde las
sar que acaso sean unos mismos. Mucho más impor- montañas de Ocaña hasta su unión con las alturas de
tante que el viaje anterior, fué el que realizó en 1914: la península Guajira. En Colombia suele llamarse
y 1915 el explorador sueco Gustaf Bolinder en la Sierra Motilón la parte de montañas habitada por los
Sierra Nevada de Santa Marta y en la vertiente colom- indios Motilones, cuyo aproximado límite boreal pue-
biana de la Sierra de Perijá o de los Motilones, como de trazarse por el pueblo de San Diego. Al Norte de
la llaman·en la vecina República. Este etnólogo, des- esta línea se extiende la Sierra Negra con la Sierra
pués de estudiar las tribus que viven al Occidente de Pintada, las cuales ya no están habitadas por indios.
Valle de Upar, en las estribaciones de la Sierra de Es difícil fijar el límite meridional del territorio ocu-
(lS) Verbandluupn der Berlloor ·a nthropologlscbea Gelellachaft, lu-
pado por los indígenas, porque hasta Ocaña los Co-
nl 1887. lombianos no tienen comunicación pacífica con aque-
(14) Theodoor de Booy. The people of the aút. The MnMum lour-
Dal-vol IX. Pblladelphla 1918. (16) Gusta( Bolinder. Die lndianer der tropischen. Scbneeseblrse-
,1 Stuttgart 1925.
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DEL ~IDENTE DE VENEZUELA
LOS ABORÍGENES

llos. Los indios que los Colombianos designan como En 1909 nuestro amigo y colega, doctor Pedro J.
Motilones, merodean hacia el Sur hasta las cercanías Torres, publicó en los números ochenta y ochentiúno
del pueblo La Jagua y mantienen todo este trayecto
de "El Día", diario que circulaba en esta capital, un
inseguro para los blancos. Un piquete de gendarmes,
pequeño artículo, exponiendo las observaciones y
al mando del competente y activo Inspector Londoño,
apuntaciones del dialecto motilón, que por indicación
acompañado del Fraile español Bernardo, tropezó en
y exigencia nuestra había recogido en un viaje que
una correría que hiciera en agosto de 1914 por la re-
hizo a Machiques, en asuntos profesionales.
gión del Socomba, con una aldea india, cuyos habi-
tantes hablaban un dialecto caribe y entendían sin di- Con ocasión de nuestras exploraciones por el Oc-
ficultad las voces motilones de que se valían los expe- cidente de la República, logramos recoger en el propio
dicionarios. Tenían el cabello largo, "un aspecto muy río Cata tumbo algunos datos i voces de los indios mo-
feroz", llevaban gorros y entre los utensilios de su tilones, de boca de algunos individuos que habían es-
ajuar se hallaban algunos que los Motilones no po- tado en contacto con aquellos, y conseguimos algunos
séen, a pesar de que, al parecer, ambos tienen la misma arcos y flechas tomados a los indios en un encuentro
cultura. Se les manifestaron en una actitud un tanto sangriento que tuvo lugar en las riberas del río Tarra
amenazadora. Probablemente estos indios son los en 1911.
mismos que los Motilones nos indicaron como habi- Los dos últimos trabajos han sido refundidos en
tantes del curso superior del Maraca con el nombre de el estudio que damos a continuación, en el cual nos
Yucuri y de los cuales nos refirieron que eran antro- proponemos demostrar de una manera más amplia la
pófagos y enemigos de los otros indios. Es posible identidad de los Motilones venezolanos y colombianos
que en las montañas de Ocaña existan todavía algunas y su est.r echa relación con otros dialectos de la familia
tribus caribes estrechamente afines o cognáticas de caribe.
los Motilones; aunque casi no tenemos noticias de
ellos. Anteriormente vivían los Motilones más hacia En la vertiente venezolana de la Sierra de Perijá
el Sur". ocupan los Motilones la región montañosa compren-
dida entre el río Palmar al Norte y el Sardinata por el
Los Yp.curí, citados por Bolinder, pueden ser los Sur, o sea entre los paralelos 8º 30' y 10º 30' Norte.
mismos Y arigui que la Princesa Teresa de Baviera
En lodo este vasto territorio hacen los indígenas sus
menciona como horda semi-salvaje del tiempo de la
correrías en busca de cacería y productos vegetales
conquista. Hasta aquí lo que sabemos sobre la dis-
del bosque de acuerdo con sus necesidades y con las
tribución geográfica de los Motilones en Colombia.
estaciones. En la estación seca descienden hacia las
Véase ahora como se hallan divididos y radicados en
Venezuela. llanuras regadas por rios y lagunetas, siguiendo a
los animales, y del mismo modo se retiran hacia las
91
92
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABORÍGENES

alturas, cuandoabundanlas lluvias. Sus centros más riríes que se subdividen en Yasa, Chaparros e indios
poblados están entre los ríos Catatumbo y Sardinata de Río Negro, según su residencia en los ríos de igual
y en los valles de Apón, Aponcito y Macoa, que for- nombre; los Tucucos o Irapes que se extienden hasta
man el río Apón, y en los ríos Negro, Yasa, Tucuco, el río Tucuco, afluente, cómo los otros nombrados,
Agua Negra, Majumbá y Aricuaisá que se reúnen en del río Santa Ana. Al Sur del río Tucuco viven los
la llanura para continuar al lago con el naiJlbre de Mapes, a cuya parcialidad pertenecen los indios del
Sanla Ana. Parece que ya no extienden sus C!O)Tt:rías río Aricuaisá. Torres, basado en las informaciones
hasta los ríos Palmar y Limón que ocuparon en épo- que obtuvo en Machiques, considera como parcialida-
cas anteriores. Según los informes que pudimos ob- des independientes a los indios del Apón y Aponcito,
tener, quedan en las cabeceras de los ríos Palmar y que en realidad, son los mismos Macoas y distingue de
Sucuy restos de una tribu de indios que son tenidos las tribus nombradas a los Motilones residenciados al
por Guajiros, pero que, a nuestro parecer, no tienen Sur del río Tucuco; pero tanto los dialectos, como las
nada de común con estos. Hace tres alios bajaron a armas y otros elementos culturales, demuestran lo in-
la villa del Rosario algunos indios procedentes del río fundado <le esta clasificación. Todas estas parcialida-
Palmar, con los cuales no fué posible inleligenciarse, des hablan la misma lengua, o sea el Motilón, que
porque no hablaban español. Desgraciadamente no también usan los del lado colombiano y los indios que
se han anotado voces de su lengua, pero se lomaron moran al Sur en los ríos de Oro y Catatumbo. De
algunas fotografías, de las cuales reproducimos una suerte que, en nuestro sentir, la tribu Motilón, que
en que llama la atención el tipo mongoloide muy pro- abarca todos los indígenas de la Sierra de Perijá de
nunciado de estos indios. Por su aspecto físico nos uno y otro lado de la misma, debe dividirse en dos
inclinamos más bien a considerarlos como parcialidad grandes grupos, por lo menos, en lo que respecta el.
de extracción caribe. Seria muy deseable que alguna territorio de Venezuela, esto es: el grupo Chake, que
persona inteligenle e interesada en achaques de esta comprende los Macoas, Tucucos, Pariríes, y Chakes, o
índole procurase hacer un pequeño vocabulario de sean los Motilones de la serranía, los que prefieren el
1esta tribu, que es especialmente interesanle, por su clima templado y frío y usan mantas y gorros de algo-
ubicación entre los Guajiros, de origen aruaco, que dón y el grupo de los Mapes, integrado por los Moti-
demoran al Norte, y los Motilones caribes, que son sus lones del Catatumbo y Río de Oro y los que merodean
vecinos por el Sur. por los ríos Santa Ana y Aricuaisá, al Sur del río
Los Motilones de Venezuela se dividen en las si- Tucuco y de acuerdo con las condiciones climatéricas
guientes parcialidades o sublribus: Chakes y Macoas de la región cálida que habitan, andan desnudos y
que forman la parcialidad qu e los criollos llaman son enemigos de los Chakes. Igual antagonismo de
Apones porque viven en el valle del río Apón; los Pa- hábitos ha observado Bolinder en la vertiente occi-

93 94
LOS ABORÍGENES
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

dental, o sea del lado colombiano de la Sierra de Pe- Los Mapes, que son tenidos por los más feroces y
rijá, entre los Motilones de la parte montañosa, de menos accesibles a la civilización, viven en las selvas
lengua, trajes y hábitos idénticos a los de nuestros de Jos ríos Santa Ana y Catatumbo y ejecutan, a menu-
Chakes y los Yucuri, también de dialecto caribe, radi- do, actos de ve nganza, que no otra cosa son las muertes
cados en las selvas cálidas del río Maraca. Se tienen que hacen por sorpresa entre los que se aventuran
por dóciles y accesibles al trato con los criollos, a los por sus dominios en busca de cabima, caucho, petró-
Chakes, que viven no lejos hacia el Oeste de Machi- leo, u otro produclo natural.
ques, donde suelen ofrecer en venta sus productos.
Sin embargo, personas que han vivido en su vecindad El pequeño pueblo de El Pilar, fundado en 1793,
nos aseguran que no desperdician oportunidad para a corta distancia de la ribera del río Catatumbo, arriba
matar y robar a los explotadores de cabima y a los de Encontrados, llegó a tener en 1880 catorce casas y
labradories, cuando logran sorprenderlos solos y des- ciento diez habitantes criollos, en su mayor parte dedi-
armados y que en tales ocasiones abren picas en di- cados al cullivo del cacao que en aquellas feraces
rección hacia el asiento de los Pariríes, para haoer tierras se produce de excelente calidad. Hoy ha des-
recaer sobre éstos las sospechas de culpabilidad. Cuan- aparecido esta aldea a consecuencia de los repetidos
do ha tenido lugar uno de estos asesinatos, se arman ataques de los indios Mapes, y algunos sobrevivientes
los criollos de Machiques y ejercen terribles represa- de los antiguos moradores, junto con otros venidos
lias contra los indios que hallan más a la mano. Tal después, se han establecido en cabañas primitivas so-
sucedió a fines del año 1909, en cuya época los venga- bre la orilla misma del Catatumbo. La primera inva-
dores de un labrador muerto por los indios, sacrifica- sión de los Mapes tuvo lugar en 1~82, y costó la vida a
ron a once de éstos que hallaron . en la selva. Por algunos labradores de madera, establecidos en El Pi-
supuesto, que el origen de todas estas sangrientas lar. Se envió entonces una expedición armada a las ór-
discordias debe buscarse, casi siempre, en el abuso de denes del General Carlos Urdanela Vásquez, la cual
los traficantes blancos, quienes especulan inmiseri- regresó sin haber logrado encontrar a los indios.
cordes con el sudor de los pobres indios y se aprove- Pocos meses más tarde, en febre.~o de 1883, tuvo lugar
chan de su ignorancia para robarles sus mujeres e una segunda invasión con muerh~ de otros criollos, y
hijas. A estos mismos abusos débese el que los indios
Pariríes, que eran hasta cierto punto dóciles y que en el mismo mes del afio 1894 atacaron Jos pocos es-
estuvieron bajo el mando de un criollo perijanero, de tablecimientos que aún quedaban en pié y dieron
nombre Aureliano Méndez, se retiraran en 1875 a sus
1
muerte a los que no lograron huir. Estas correrías las
selvas, declarando guerra a muerte a los "Pañur" (Es- hacen los indios Motilones generalmente en la época
pañoles o Blancos) . de mayor sequía, en la cual escasea un tanto la cacería

95 96
1
- ·· ......,;;....,

DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA


LOS ABORÍGENES

en sus montañas y en tales ocasiones han llegado a individuos a New York, los cuales tuvimos ocasión de
penetrar por el río Zulia hasta frente a San José de ver y examinar en aquella ciudad. Aunque Marsh in-
Las Palmas. sistió mucho en presentarlos como tipos de toda una
Es creencia muy generalizada en el Zulia, y así lo raza o tribu de "indios blancos", cuyo origen preten-
asienta también Torres, que los Motilones son indios día encontrar en los primeros escandinavos arribados
nictálopes, de color blanco, ojos azules, y cabello rubio, a las costas de Labrador (Norte América) por el año
pero ninguno de los que han tenido ocasión de ver 1000, era evidente que se trataba de casos de albinis-
indios de esta tribu confirma esta aseveración. Al uio producidos por una leucodermia. La pigmenta-
contrario, todos los que hemos preguntado sobre el ció~ esporádica de la bóveda palatina y otras partes
particular y que tienen algún conocimiento de estas del cuerpo y sobre todo, el hecho de que los padres,
gentes, nos han asegurado que son de color bronceado que también vimos en aquella ocasión, son del color
claro, como el de "hojas secas" para usar la expresión obscuro de nuestros aborígenes, prueban que los tres
de Brettes CJ•>, es decir, como los Guajiros, siendo los ejemplares "rubios", una joven de quince y dos mu-
Chakes de regular talla y de color un poco más claro chachos de diez y seis y doce años, respectivamente,
que los demás, lo que se ex.plica fácilmente por el son meras anormalidades y como tales, excepciones. cu>
1, clima templado y la abundante nebulosidad de su re- Los individuos a:lbinos, por su condición nictá-
¡,¡. sidencia y por el uso de sus largas vestimentas. Sin lope;·son lógicamente los más expuestos a ser apresa-
duda, la creencia de que son blancos y rubios, proviene
de algunos individuos albinos que han sido apre~dos
d?fi en ca~o d~ una :persecución, debido a que su escasa
v;ista l~s 1mp1de hmr con la misma ligereza y agilidad
durante una persecución que se les hizo p.or los lados d~ $US ~pañeros; de allí que sean de este tipo los
de Machiques, hace unos treinta o más años. Estos pocos ejemplares que en una o más ocasiones fue-
dos indios son los únicos Motilones que han sido lle- ron apresados y llevados a Maracaibo y en este caso
vados a Maracaibo y su tipo albino debió dar lugar a ha acontecido que la excepción ha venido a tomarse 1.

la leyenda de los indios rubios y nictálopes. por la norma o regla, dando pábulo a la leyenda de
Parece ·s er frecuente el albinismo entre los indios los "Indios rubios". 1

que viven en las selvas de Perijá, a causa quizás. de


<!7). En Julio de 1924 ofreció Marsh un banquete en el Hotel Wahldorf-
influencias climatéricas. Esto mismo acontece en las Astoi;a de Nmv-York. a un numeroso grupo de anfropólogos y étoógrafos
selvas de Darien, República de Panamá, de donde el americanos. con el Rn de presentarles los indios blancos traídos de Darién y
leer .~na confe~cncia sobre su reciente viaje. EstuvJmos presentes en aquella
Ingeniero americano Marsh llevó en 1924, algunos ~':::¿.~ ~l P~~i:os ~b";:rv~r q~e la mayoría de los Invitados, entre quienes
Doctor Cuthbe ~~ . Char. ety tamp, el Profesor Trumao Michaelson y el
r rys ris y, eran de nuestra misma opínló t
(16) Comte Joseph de Brettes. Chez les Indlens du Nord de la Colom· se trataba de casos de alb inismo leucodérmlco y de nlngún m~oe~:
una raza híbrida de indios y normandos.
t"' qude
•poa e
ble. Six ans d'e xplorations. Le Tour du lllonde. IV. Nouvelle Sérle.

97 98

- !
-- - --· -
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

Joaquín Chacín, criollo de Machiques, quien vivió


algún tiempo ~ntre los Chakes, informó a Torres que
estos indios efectivamente son de un color poco más
claro; que los hombres son esbeltos y bien muscula-
dos, usan poblado bigote y visten batas de algodón
tejidas por ellos, en tanto que las mujeres andan des-
nudas y sólo se cubren las partes pudendas con un
ligero refajo o guayuco. De los Mapes informó el
mismo, que los hombres andan completamente des-
C"l nudos y que sus mujeres usan un guayuco, al cual van
"'"' unidos dos como tirantes con rodelas sobre los pechos.
"'..c. Sin embargo, el mismo Torres, cuando en 1916 estuvo
o al servicio de la "Colón Development Company", em-
"' presa petrolera que desde 1914 se halla establecida en
el Río de Oro, sorprendió, en una ocasión, un grupo de
Mapes, compuesto de hombres, mujeres y niños, y
aunque huyeron a la vista de los blancos, pudo obser-
var que todos estaban completamente desnudos. En
2 esta misma ocasión descubrieron los ingenieros de la
o
..o
c.
citada Compañía una labranza indígena muy cuidado-
samente cultivada de maíz, algodón, caña de azúcar,
3 yuca, piñas, y bananos, y anexo a este campo una
hermosa casa que medía treinta metr,os de longitud
por diez de anoho y doce de altura, de vara en tierra,
es decir, sin paredes, hincadas las viguetas o costillas
del techo directamente en el suelo. Este bohío era de
la más esmerada ejecución y estaba techado con hojas
de Lucateba (Carludovica palmata), ciclantácea abun-
dante en aquella región. Interiormente estaba divi-
dido en cuatro pisos o trojes superpuestos que servían
de almacén o depósito de los utensilios y armas de sus
habitantes. Allí se halló gran cantidad de arcos y
99
LOS ABORÍGENES DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

flechas, instrumentos de madera para la labranza de camisa larga, cuyo extremo inferior suele ponerse la
la tierra, utensilios de loza burda, esteras muy fina- madre sobre la frente, a fin de llevar el pequeñuelo
mente tejidas de fibras procedentes de una palmera, colgando sobre sus espaldas.
mantas de algodón, y husos de hilar. Se hallaron tam- . Hombres y mujeres suelen pintarse con anoto
bién algunos objetos que usan como adornos, así p. e. (13ixa Orellana) y cuando esperan visitas ejecutan
aros tejidos de fibra vegetal, que llevan en la cabeza este adorno con especial esmero.
a manera de diademas, muy semejantes a los que los
Guajiros suelen tejer de caña brava (Gynerium sagit- Las casas, o mejor dicho chozas, de los Motilones
tatum Beauv.) para idéntico uso. visitados por Bolinder, eran evidentemente construc-
ciones provisorias. Es de presumir que hacia el inte-
Bolinder informa, que los Motilones del lado co-
lombiano, son gente esbelta, de regular estatura (160 rior de aquellas monta1ias tengan los indígenas co-
a 165 centímetros de talla) y de color más bien claro, lombianos construcciones sólidas y de proporciones
tal como Jo describe Breltes. Las mujeres son bien iguales o semejantes a las de sus hermanos del Ca-
tatumbo.
proporcionadas y algunas son de agradables facciones.
Ambos sexos llevan el cabello corto. El vestido de los Carece esta tribu de algunos elementos cultura-
hombres consiste en una especie de saco o bata de les que poséen las tribus vecinas. No tienen los tabu-
algodón con listas o rayas de un color marrón rojizo. retes, hamacas, perros, papas, sal, tambores y mara-
En el cuello llevan un collar de perlas de madera cas. Tampoco usan, al presente, la coca ni conocen el
negra y dura muy ceñido. Las mujeres se cubren muy curare que otras tribus caribes emplean para enve-
ligeramente con una tela que arrollan sobre las cade- nenar sus flechas. Quizás obtenían de sus vecinos el
ras y llevan un manto sobre fas espaldas sujeto al que antiguamente usaban.
cuello por una cinta o faja angosta. Se adornan ade- La maza chata, que fué tan usada entre los aborí-
más con multitud de cádenas o collares largos, forma- genes colombianos, tampoco existe entre 'los Motilo-
dos de semillas negras y rojas, entre las cuales inter- nes; pero por otra parte se encuentran entre ellos ele-
calan dientes de jaguar y váquira, pedazos de hueso mentos culturales que faltan a los pueblos vecinos
labrados, pequeñas motas de pelos y plumas y, cuando descritos por Bolinder, como el carcaj para llevar las
han estado a su alcance, monedas y pedazos de vidrio. flechas del arco, los hachones y las flautas de hueso.
Los niños en general visten del mismo modo que los Usan cestos, como los Chimila, en lugar de las bolsas
adultos, pero es a veces tan reducida su indumentaria, que emplean los arhuacos de la Sierra Nevada de Santa
que no llega a satisfacer las más modestas exigencias. Marta, para llevar sus efectos. Ti·enen los mismos
Las muchachas jóvenes casi no llevan nada sobre el juegos de cuerdas y como los Chimilas y otros pueblos
cuerpo. A los niños de pecho se les viste con una suramericanos emplean los emparrillados o trojes. Al
100 101
LOS ABORÍGENES

igual de sus vecinos usan el telar arowack o aruaco y a


las petacas de éstos. º" Con los Guajiros, los Cueva y
otros pueblos indígenas tienen de común la costum-
bre, severamente observada, de aislar a las jóvenes al
presentarse la primera menstruación. El sombrero
adornado con plumas corresponde de cierto modo a
las diademas y ornamentos de plumas que usan Jos
Guajiros y los Ijca. Algunos elementos culturales
propios de los pueblos andinos de Colombia se hallan
"'OI

-
también entre Jos Motilones, como son: la camisa o 7
bata, las fajas frontales tejidas, las ollas provistas de
,, ..
~
~

azas, las dobles flautas .de Pan, la sepultura caverna! %

• "'
;:l
.y el modo de hilar con el huso libremente suspenso. "'
;...
'Esta adopción cultural nos hace pensar en un posible
contacto anterior con Jos Muiscas o Chibchas colombia- ..="'
,-.,

nos, tesis que ha sostenido Uhle, tratando de demos- ~


trar que los Muiscas habían habitado antiguamente ....
o
las regiones cálidas y que su patria originaria debía e
fijarse en las tierras llanas que recorre el Mag-
dalena. <10 >
.."'
s:i.
os
~
Las armas de los Motilones venezolanos son idén- "'o
ticas a las de sus hermanos colombianos. Consisten :a
en arcos y flechas que se distinguen de los de los Gua- .!:!
jiros por su gran tamaño y por el material de que es-
tán fabricadas. Los arcos son de macanilla o de otra
palmera semejante, miden 1,92 metros de longitud y

(18). No dchcn confundirse los Arhuacos de Ja Sierra de Santa Marta,


que son de extracción (:hfbcha, con los Aruacos o .4rowacks, primitivos po-
hlo.dorcs de V({nczuc)a y el DrasiJ. donde quedan aún muchas tribus de este
origen.
(19). Citado por Bollnder en las paginas 242-244 de su obra: Die In-
dlaner der tropischcn Schnee¡¡ebirge-Stuttgart 1925.
102
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABORÍGENES

tienen una sección central elíptica de 35X15 milíme- i bamos de describir. En todas estas flechas se nota la
tros. Las flechas están provistas, en su mayor parte, ausencia de guías de plumas en la extremidad infe-
de puntas o arpones labrados de madera de la misma rior de la verada, la que sólo tiene un entorchado de
palmera, pero se encuentran algunas, especialmente hilos encerados, para evitar que sea hendida por la
en la región ·p róxima a Machiques, con dardos de acero cuerda, al hacerse la tensión del arco y para ofrecer,
de diversas formas y tamaños. La longitud total de al mismo tiempo, un apoyo más firme a los dedos. El
las flechas varia de 150 a 162. centímetros. Las que centro de gravedad de las flechas que llevan dardos de
están provistas de puntas de macanilla se componen macanilla se encuent-ra en los dos quintos de la longi·
de una verada de 74 centimetros de largo, la cual lleva tud total, a partir de la punta. Las de dardos de ace-
enchufada en un extremo una varilla, también de ma- ro tienen el centro de gravedad en un cuarto de la
canilla, de 80 a 90 centímetros de longitud. En el longitud total. Las flechas que llevan puntas de ma-
punto de engaste, está sólidamente reforzado el ex- canilla tienen algunas semejanzas con las que usan
tremo de la verada por medio de un hilo muchas veces los indios Opones de Colombia, y se haUan ilustradas
arrollado, a manera de regatón. La varilla termina en las páginas 105 y 106 del volúmen 1, de la obra de
a
en punta triangQlar. de~ 25 centímetros de largo, la Princesa Teresa de Baviera <••).
1
en la cual hay labrada tres o cuatro barbas o arpones. ~os dibujos que ilustran el artículo de Bolinder,
(Véase figura). En nuestra colección se encuentral" publicado en la "Zeitschrift für Ethnologie de Berlín",
1
además, dos flechas, provenientes de los Chakes, pro- (Heft. 1, 1917, pág. 32 y 33) revelan que los Motilones
wistas de dardos de acero. La mayor tiene una vera- de Colombia tienen en uso arcos y flechas idénticos a
da de 125 centímetros, en la cual está enchufada una los que hemos recogido de los Motilones de Venezuela.
pieza de madera dura, de doce centímetros, que sirve i:ambién son idénticos los tejidos de caña que am- .
de sostén a la lanceta de acero, hecha. de un pedazo de bos ejecutan en formas de cestos, petacas, y abanicos
hoja de cuchillo o de machete, de 20 centímetros de para soplar el fuego. El señor Bolinder publicó bue-
largo. Esta ·cuchilla está engastada en una ranura de nas fotografías de todos estos objetos, los cuales reve-
la madera y fija a ella por medio de un amarrado dé lan una industria textil bien adelantada, y él mismo
hilos encerados que pasan por un agujero taladrado observa qu.e ~n casi todas las industrias corresponde la
en la base del dardo. Otra flecha, con la que los in- mayor actividad a los hombres. Además de la cons-
dios dieroQ muerte a un· criollo de Machiques, tiene trucción de armas y casas, que naturalmente son de
un pequeño dardo de acero de la forma usual, fijo 50-' su incumbencia, son los hombres los que tejen las pe·
tacas, cestas, esteras, sopfadores de fuego, carcajs, es-
bre una varilla de madera dura de 40 ~entimetros de
longitud, asegurada de un modo idéntico al que· aca- (20> kPrinzesain
su-damer 1 a . Berlln,
Thdre•e von Bayern. Relseatudlen aus dem westllchen
1908.
103 104
LOS ABORÍGENES
Dl!L OCX:IDBNTB DI! Vl!Nl!ZUELA

de ceniza y caldo de limón. Las comidas condimen-


tuches diversos, eté., y también tejen y cosen los mo-
tadas con pimienta tampoco son de su agrado <21 >.
rrales y modelan las pipas de fumar. A las mujeres
les corresponde hilar y fabricar los tejidos de algo- El fu ego lo producen del modo que emplean to-
dón y los objetos de cerámica. Bolinder supone que dos los p ueblos primitivos, esto es, por fricción de dos
la industria de morrales y bolsas tejidas de algodón ha pedazos de mader a, pero se negaban a ejecutar esta
sido adoptada de los Arhuacos, que viven al Occidente operación en presencia de Bolinder y sus compañe-
del Río César. Los indios !jea, que viven al Oeste del r os. Más afortunado fué de 13ooy, quien durante su
Valle de Upar y son de origen arhuaco, le aseguraron estadía de un mes en la aldea de los Macoas del río
que algunos prisioneros Motilones que ellos hicieron Apón , tu vo muchas v·eoes ocasión de presenciar cómo
en época muy remota, habían aprendido de ellos el ar- hacía n fuego los indios con el taladro o molenillo de
te de confeccionar estas bolsas. Agrega Bolinder que madera, tal como lo ilustra la fotogra fía que reprodu-
no puede dudarse de la veracidad de este acerto, toda cimos en este lu gar.
vez que los Ijca no han tenido comunicación, ·e n los Uno de los cornpaiieros de Bolinder tuvo ocasión
últimos cien años, con los Motilones, a quienes lla- de presenciar una ceremonia fu neral. Se tra taba del
man Omassi y difícilmente podian saber de la exis- sepelio de algunos huesos hu manos que estaban ama-
tencia de estos morrales entre los últimos. Además, rrados, formando un lío ó paquete. Pa rece que los
llámale la atención, que estas piezas sean industria Motilones tienen la costumbre de hacer un segundo
exclusiva de los hombres, cuando en otras tribus sur- entierro cuand o los hu esos han quedado completa-
americanas corresponde su fabricación a fas mu- mente descarnad os, costumbre que también han te-
jeres. nido los Caribes insulares, y que es bastante común en
Según el mismo autor, gustan los Motilones de la región seten lr ional de Sur América 120>. En la cere-
bañarse, lo que ejecutan sentándose a la orma del río monia de los Moti lon es, hombres y mujeres bailan al-
y echándose agua con una totuma o simplemente con r ededor de los individuos que llevan los despojos y
la mano. · lu ego se retiran éstos. A su regreso al grupo de acom-
paiiantcs y despu és de haber dejado guardados los
La parcialidad Motilón de Colombia, visitada por
huesos, son re cibidos los portadores con grandes gri-
Bolinder, no conoce el uso de la sal. Dice este viaje-
tos y unos a otros se lanzan puñados de las hofas de
ro: "la sal que nosotros trajimos y que ellos llaman ciertas plantas trepadoras. Por supuesto, que duran-
pamú, no era de su agrado. Al principio no quisie-
ron probarla, más tarde la comlan, pero no la tolera- ( 21 ) . G. Bolinder en Zcitschrift für Ethnologle de Berlln 1917. I pflg. 36.
ban como condimento de la comida. No son geófa- (22) . Th. Preuss. Die Bcgrabnisartcn der Amerikaner etc. KGnlgaberg
gos, pero parece que sustituyen la sal con una mezcla 1894 página 663.

l06
105
'

1
DBL OOC!DBNTB DB VENBZUBLA LOS ABORfGBNBS

J' Machiques, y de esta suerte obtienen ciertos artículos


te todo este tiempo están bajo la influencia embriaga-
dora de abundantes libaciones de chicha. Aunque lo de ferretería que Juego llevan a sus anfitriones. La
que antecede se refiere a los Motilones colombianos, parcialidad Tucuco vive hacia el Sur de Maohiques.
nos ha parecido interesante su reproducción, porque Los Macoas son por lo general monógamos, pero
se trata de la misma tribu a la cual pertenecen los Mo- se observan excepciones entre los miembros más pro-
tilones de Venezuela y es lógico presumir que las cos- minentes de la tribu, Jos que suelen tener dos esposas,
tumbres descritas prevalezcan también entre éstos. aunque sólo es considerada como tal, la mayor, en tan-
Las principales observaciones relativas a los Motilo- to que la más joven desempeña el papel de doméstica.
nes venezolanos, en cuanto a sus hábitos y costumbres, La música ha'Ce parte importante de su vida. Sus ins-
se deben al ya citado explorador americano Theodoor trumentos se reducen a caracoles (guaruras) y flautas
de Booy, y se refieren particularmente a la tribu de los de varias formas, entre las cuales figura la llamada de
M acoas, que tiene su asiento en el río Aponcito, al Oeste Pan, de cinco notas, que es exclusivamente tañida por
de Maohiques. De ellas extractamos lo que sigue: ' 1~~ mu~er~s. La industria textil constituye su ocupa-
A 1.100 metros de altura sobre el nivel del mar, c1on pnnc1pal y ha alcanzado un adelanto considera-
siempre envueltas en nieblas que le imprimen un clima ble. AJ contrario de otras tribus suramericanas, son
' frío y húmedo, está emplazado el asiento principal de los hombres los que se dedican a la fabricación de ca-
nastos, esteras y otros objetos de junco y mimbre, en '
los Macoas. "The people of the mist", el pueblo de las ' 1

nieblas, lo ha llamado de Booy. Sus labranzas están tanto que las mujeres se entregan a hilar y tejer las
situadas distantes, hasta varias horas de camino de telas de algodón. Muy variados en formas y tamaños
I! sus habitaciones, y en ellas cultivan el maíz, la yuca, son los cestos, según el uso a que se destinan. Los hay
" el ñame, batatas y plátanos. No mantienen relacio- pequeños, en forma de petacas para guardar adornos,
nes con las parcialidades Tucuco y Parirí y son ene- hilo, etc., y de grandes dimensiones las que sirven pa-
. migos de los que viven sobre los ríos Yasa y Negro, ra transportar sus efectos cuando van de viaje o para
bien que todos ellos son igualmente Motilones. Sin cargar Jos calabazos y taparas de agua, por medio de
embargo, algunos Tucucos, que sirvieron de guías a fajas y cordeles que apoyan en la frente. En su ajuar
de Booy, viven desde algún tiempo con los Macoas y doméstico se nota gran cantidad de totumas y taparas ,,:
servíanles de intermediarios con los blancos, pues sue- destinadas a guardar, preparar, y servir la comida y
len bajar temporalmente a trabajar como peones en pequeños calabazos en que encierran el polvo que
el hato del señor Eleodoro García, situado al Oeste de usan para pintarse la cara. Los colores generalmente
usados son el negro, el marrón y el rojo, que ambos
(23). Bolindcr. Zeitschrift für Ethnologie 1917. I. pág. 47.
(24). Th. de Booy. The people oí the mist. en the Museum Journal.
sexos se aplican abundantemente en forma de líneas,
Philadelphia vol. IX-1918. fajas y puntos que les dan un aspecto horripilante y
107 108
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABORÍGBNES

feroz. En algunos casos estas pinturas constituyen rosarios que usan terciados a la bandolier, es decir,
un ingenioso disfraz, semejante al de los clowns de sobre el hombro derecho y debajo del brazo izquierdo.
nuestros circos, como por ejemplo el que ostenta el her- Muo'ho más sencillo es el traje de las mujeres. Se
mano del cacique de los Macoas, el cual tiene pinta- contentan con cubrirse con una tela arrollada sobre
dos bigotes y barbas, una faja que cubre la parte su- las caderas.' dejando lib.res las piernas, el vientre y el
perior de la nariz y los ojos hasta la línea de las cejas pecho, y solo cuando sienten frío se cubren la parte
y ojos triangulares y desmesurados sobre la frente, superior del cuerpo con una tela que atan al cuello, a
(véase fotografía.) Las mujeres usan como adorno mane.ra de manta. Como puede observarse, los trajes
de la cara multitud de rayas paralelas y horizontales, ?escritos po~ de Booy corresponden exactamente a· la
o puntos circulares de una pulgada de diámetro. (Véa- mdumentana de los Motilones colombianos mencio-
se fotografía) . nada por Bolinder, y ambas descripciones' concuer-
dan co~ las que los primeros conquistadores hicieron
Como ya dijimos, las mujeres se dedican a la in- del traJe de los Guanaos de la Sierra de Perijá. Si
dustria textil. Con el algodón que cultivan en las lo- además de la identidad del traje característico, consi-
mas de las montañas fabrican telas gruesas, algunas deramos la ubicación que del relato de Dalfinger re-
ornamentadas con rayas de color. De estas mantas se s~lta para los ~oanaos o Guanaos de los Valles supe-
confecciona luego el traje masculino, que lo constitu- nores de la Sierra de Perijá, nos vemos tentados a
ye una especie de bata o poncho cerrado, con abertu- considerar éstos idénticos con los actuales Macoas, lo
ras para la cabeza y los brazos. El complemento del que por ~tra parte par~ce confirmado por el dialecto y
traje de los hombres lo constituían anteriormente un por la ra1z coa contemda en ambos gentilicios. De allí
sombrero de paja de amplias alas y alta copa cónica, que, en nuestro sentfr, no deba establecerse diferencia
cuya base era adornada con plumas de vistosos colo- entre unos_ y otros, ni entre éstos y los Chaques, que
res. Hoy han sustituido esta prenda por fajas tejidas, Fray Andres de los Arcos menciona en su informe co-
con rayas de color, colocadas a manera de gorro o to- mo habi~antes .del Río Apón. Esta última designación
ca, cuyos extremos penden sobre la espalda, dejando e~ todavia corriente entre las gentes de Machiques, se-
libre la coronilla de la cabeza. Los individuos más ri- gun se despre~de de las anotaciones de Torres, quien,
cos o influyentes suelen adornar estas fajas con se- c~mo hemos visto, considera como parcialidades de la
millas polícromas. Sobre el traje descrito, llevan los tribu Chake a los Tucucos, Pariríes y Macoitas (Ma-
hombres collares y cadenas hechos de semillas de vi- coas), moradores de los ríos Negro, Apón, y Aponcita.
vos colores y multitud de largas sartas de semillas de
peonio (Abrus precatorius) y lágrimas de San Pedro No tienen los Macoas otras armas que los arcos y
(Cox lácrima) v otras negras, a manera de grandes flechas de diversos tipos, que ya hemos citado. No

109 110
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

conocen la cervatana, ni lanzas, ni macanas y como ya


hemos dicho, entre sus juegos es el más en boga, el de
cuerdas que ejercitan los jóvenes, combinando figu-
ras que semejan casas, canoas, hombres, animales, etc.
La chicha preparada con maíz fermentado, tal CO·
mo lo usan otras tribus de la América, es su bebida
favorita y en sus fiestas consumen cantidades fabu-
losas de este brevaje, hasta quedar rendidos en J.a más
completa embriaguez.
Para dormir suelen tenderse sobre esteras y pe-
tates que colocan en el suelo, pues no usan ni el chin-
chorro ni la hamaca de otros pueblos de origen caribe.
Desgraciadamente, carecemos de observaciones
directas de los hábitos y costumbres de los Mapes, o
sea los Motilones de la región cálida del Zulía, tan re-
hacías al trato con los blancos. Hemos tratado de in-
dagar cuanto hayan podido observar los geólogos de
las compañías peb;oleras que en varias ocasiones han
penetrado a las montañas en que viven estos indios, y
debo a la amabilidad de uno de aquéllos, al doctor R.
Gsell, las siguientes apuntacíone~. No crée Gsell, que
haya muchos indios reunidos en el Tarra superior,
porque no son sus selvas lo suficiente abundantes en
cacería para sostenerlos. El Río Catatumbo, en cam·
bio, parece que tiene condiciones más favorables a
este respecto y puede ser el centro principal de la po-
blación indígena. Como sus bosques no podrían brin-
dar suficiente aHmento a una gran población de caza-
dores nómades, cree el exponente que no deben ser
muy numerosos y que la misma circunstancia de tem-
poral escasez, ha debido obligarlos a arraigarse en de-
111
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA
LOS ABORfGl!NES

tennina:dos lugares y a deQicarse más y más a la agri- la ve~taj_a estratégica ~e estos caminos que permiten
cultura; de todo lo cual, deduce, que sólo hi:ibrá peque- a los md10s moverse rapidamente y adelantarse a los
ñas hordas nómades dedicadas a la caza y que la ma- navegantes en las vueltas y curvas del río, de suerte
y~ría estará dividída en pequeñas colonias agrí~olas que ;pueden, con un reducido número, renovar conti-
que tienen sus asientos en. aquellos Valles de la Sierra nuamente sus ataques.
de Perijá y observa, que en la parte en que las hordas Donde no tienen caminos como los descritos atra-
cazadoras hacen sus correrías, está como extinguida viesan la selva, dejando marcado a su paso la 'direc-
ción seguida por medio de un doblez o torcedura de las
la vida animal.
ramas de los arbustos así:
Estos indios son de color rojo cobrizo y andan
completamente desnudos, _por lo menos los hombres
vistos por Gsell. Atacan con gran ruido de voces y
tambores de guerra. Son muy aseados, de tal modo,
que un sitio en que los ingenieros exploradores des-
cubrieron que se había construido gran cantidad de
armas y donde dejaron los indios olvidado un arco,
había sido cuidadosamente barrido y amontanadas las
astillas y despojos, después de concluida su labor. En Estas marcas infunden un miedo pavoroso a los
las orillas del Catatumbo cazan caimanes con arco Y peones criollos de aquella región, hasta el punto que
flecha y persiguen los huevos, que son un plato favo- cualquier doblés o rotura ocasionada por el viento o
rito. Llamaron poderosamente la atención de Gsell por una rama caída de lo alto, es inmediatamente in-
y sus compañeros las picas que han abierto a lo largo terpretada como signo inequívoco de la presencia de
del rio Catatumbo las cuales constituyen unas como los indios.
vías estratégicas. 'Estas picas son verdaderos cami- En cuanto a la índole de los Motilones, opina Gsell,
nos de muchos kilómetros de longitud, cuidadosamen- que no los considera peligrosos mientras no hayan si-
te rozados y destronconados, de modo que podría an· do molestados por los criollos; de modo que su hos-
darse por elios a caballo; pero no· están hechos sobre tilidad hacia los blancos es siempre originada por un
la orilla misma del río, sino a distancia de diez o vei~te espíritu de venganza. Dice él mismo: "los peones
metros, dejando una faja de árboles que les permite criollos son demasiado cobardes e imprudentes para
controlar él tráfico por el río, sin ser vistos. En una poder entrar en trato con los Motilones y cuando han
ócasión, en que los exploradores navegaban río aba-
tenido la suerte Q.e tropezar con una plantación de yu-
jo. fueron atacados por los Motilones, y pudo verse
"112 113
LOS ABORÍGENES DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

ca y plátanos, hecha por los indios, arrancan los tu- Suramérica y las Antillas y debieron ser éstos los que
bérculos y cortan los frutos en sazón, provocando de expulsaran, en época muy anterior a la de la Conquis-
esta manera su ira" <11>. ta caribe, a los Arhuacos del Oeste, que pudieron ser
Aseguran algunos que hace .medio siglo o más, se dueños de la Península Guajira y quizás de otras par-
cultivaba café en el valle superior del Catatumbo, y tes del territorio zuliano. De estos AM.uacos, que re-
se transportaba luego el fruto a Maracaibo por la vía presentan el estrato étnico más antiguo de aquella re-
acuática; pero más tarde los indios obligaron a los ve- gión, quedan las tribus !jea, Kágaba, Sanha y Busin-
cinos criollos a abandonarles el campo en aquella re- tana en los valles superiores de la Sierra de Santa Mar-
gión y aun más abajo (El Pilar). ta. Este grupo y el de los Chimila que demora al Sur-
Las observaciones del explorador de Booy han oeste de la nombrada Sierra, se consideran hoy como
confirmado, una vez más, el carácter de conquistado- miembros de la familia Ohibcha, cuyos representan-
res de estos caribes venidos del Oriente, con la siguien- 1
tes más conspicuos son los Muiscas, antiguos poblado-
te conclusión: "nuestras investigaciones arqueológi- res de la altiplanicie de Bogotá y poseedores de una
cas revelan, fuera de toda duda, que toda esta región cultum propia muy avanzada. No deben confundir-
fué en alguna época habitada por los Arhuacos, cuyos se estos Arhuacos con los aruacos o arowack, que, co-
r
escasos restos viven aún en la Sierra Nevada de Santa mo expusimos en la Introducción, constituyeron en
Marta. Los Motilones, en los cuales están incluidos época remota la mayor y más extensa nación de Sur
los Macoas, son evidentemente huéspedes relativa- América.
mente recientes, que en época no muy lejana antes de La gran afinidad cultural y filológica entre Muis-
la conquista, hubieron de expulsar o aniquilar a los ~as y Arhuacos parece demostrar, además, que su se-
Arhuacos que allí hallaron. Investigaciones de otros paración se ha verificado en época relativamente re-
arqueólogos han probado que cosa similar debió ocu- ciente. Las invasiones de los Caribes, venidos del Es-
rrir en la Guajira, cuyos actuales habitantes vinieron te (Motilón, Opones y Carare) han debido interrum- '
' I,.: a sustituir a los antiguos Arhuacos en la posesión de pir Ja comunicación terrestre entre los pueblos chib-
sus tierras." chas al Este del Magdalena, en tanto que los Muiscas
No estamos de acuerdo del todo con la anterior pudieron continuar su comercio a lo largo del río.
hipótesis. Como lo hemos expuesto en el capítulo pri- En cuanto a los Motilones, tanto del punto de vis-
mero de este libro, los Caribes, al penetrar en la re- ta lingüístico como del cultural, hacen la impresión '
gión del Zulia d~bieron hallar los mismos pobladores de ser una parcialidad caribe de mucho tiempo sepa-
aruacos .que ocupaban toda la región setentrional de rada del grupo principal, puesto que ya ha adoptado
( 25). Comunicado por Gsell en carta que dirigió al autor en 1921. algunos elementos que son manifiestamente de ori- i
114 115

1
:
1

LOS ABORÍGENES DEL OCCIDEN TE DE VENEZ UELA

gen occidental (arhuaco), como son los morrales, los nuestro amigo, el doctor H. Pittier, titulada: "Explo-
gorros, las batas, etc. La dominación del elemento raciones botánicas y otras en la Cuenca de Maracai-
caribe en las montañas que separan las Repúblicas de bo" (Caracas 1923). Dice así : "En 1920 o 1921, un
Venezuela y Colombia toca a su fin. Los pobres in- ingeniero de la P erijá Exploration Company, el señor
dios vénse obligados a ceder sus dominios a los inva- Dickson, subió por el río Aricuaizá hasta los conucos
sores blancos, que, en número cada día mayor, van in- de dichos indios y sin ser descubierto logró observar
vadiéndolos en busca del codiciado petróleo. Ya na- algunos de ellos, de ambos sexos, ocupados en sus la-
vegan por sus ríos lanchas de gasolina de americanos branzas. El ruido de un kodak, al tomar una fotogra-
e ingleses, ya levántanse casas y perforadoras mecá- fía, los puso sobre aviso y huyeron, no sin amenazar
nicas y se abren trochas que conducen de uno a otro con represalias. Adelantando, los exploradores no vie-
valle por las montat'ías hasta ayer no más vírgenes, y 1
ron más indios aquel día, pero encontraron veredas
en los días en que esto escribimos los aviones de la amplias y bien mantenidas y ranchos de una sola agua
Sociedad Colombo-Alemana de Navegación Aérea enfrente de los cuales ardían fuegos todavía. Al día
vuelan sobre los montes inexplorados de P.erijá, ha- siguiente, al amanecer, unos cincuenta indios arma-
ciendo desde confortable cabina, el levantamiento es- dos con flechas los atacaron en el río y hubo heridos
téreo-fotográfico de su relieve, 'p ara servir de guía a y muertos por ambas partes. Dickson entonces no 1
los exploradores petroleros, después de haberse em- juzgó prudente continuar su viaje. El geólogo señor
pleado este mismo sistema para el estudio de nuestros Miles tenía preparada para principios de este año de
límites con Colombia. Así se ha presentado brusca y 1923, una nueva expedición con el objeto de relacio-
repentinamente, sin preparación previa, la última ma- narse con esos naturales y establecer la paz. Se pro-
nifestación de nuestra cultura ante las asombra- ponía llevar tres indios de Río Negro, que pueden pro-
das miradas de aquellos infelices,· destinados a su- bablemente entenderse con aquellos Aricuaizá y que 1

cumbir, o a acepta r las imposiciones de una falsa ina- irían adelante como emisarios."
decuada cultura y de religiones tan viciadas de conven- "Según informes ulteriores, bondadosamente co-
cionalismos y supersticiones como la suya propia, ins- municados por el señor H. K. Farrer, la expedición de .
pirada en el temor a lo desconocido. Aún defienden Miles se realizó de acuerdo con el plan propuesto, aun-
bizarramente sus montañas, como Io demuestran las que no con los resultados apetecidos en cuanto a los
últimas noticias que de aquella región tenemos y que naturales. Estos viven en una ranchería de pocos te-
caracterizan el proceso asimilatorio y eliminatorio chos, pero con platanales y yucales bien cultivados
que viene verificándose y que ilustra la siguiente cita, y d¡.ques de pescar en el río. Los indios se encontra-
que leemos en la reciente interesante publicación de ron perfectamente salvajes y rehacios a todo tanteo
116 117 .'
LOS ABORÍGENES

de amansarlos. Los tres intérpretes motilones que


acompañaban la expedición, resultaron pertenecer a
una parcialidad enemiga de los Aricuaizá, de suerte
que su presencia no fué sino un motivo más para pre-
cipitar un ataque. En éste, varios de los expediciona-
i:ios fueron heridos con flechas, las que, sin embargo,
no eran envenenadas. Los invasores, por su parte, no
tuvieron oportunidad de usar sus armas de fuego,
puesto que los indios estaban emboscados y ni siquie-
ra se dejaron ver. Como por otra parte se había lo-
grado el principal objeto de la expedición, una pron-
ta retirada fué considerada como la cosa más pruden-
te." De la misma región selvática, al Sur de Machi-
ques, poseemos algunas observaciones recientes, que
debemos a ll'l-amabilidad del señor L. G. Donnelly, in-
geniero de la Maracaibo Oíl Company. En las selvas
bajas del río Santa Ana halló Donnelly una tribu in-.
f erior en cultura a las de Yasa, Río Negro, Tucuco y
Chaparro. Los hombres andaban completamente des-
nudos y las tres mujeres llevaban una tela alrededor
de las caderas. Su lengua resultó igual o parecida a
la de los Tu cucos y los de Yasa. Sus casas, de cons-
trucción muy primitiva y muy inferior a la dé sus ve-
cinos nombrados. Al Sur del Río Tucuco fué hallado
un tampamento Motilón y detenida una mujer com-
pletamente desnuda, con la que no fué posible intéli-
genciarse por medio de los indios acompañantes de los
exploradores. Gritó varias voces que no se éntendie-
r-0n y fin¡:ilmente emprendió la fuga, seguida de otras
indias que hasta entonces habían p~rmanecido. ocul- ..
tas en un :ranclio cercano.
118 Arriba. Indios Mapcs ( Motilones) l\io Santa Ana
Ahajo. Indios del Rio Palmar ( Perijá)
DEL OCCIDENTE DE VENEZV~ LOS ABORÍGENES

Cuán ineficaz han sido hasta el present,e todas las "Cuando Kuhn y Oeuvray dejaron el campamen-
tentativas de atraer a los Motilones, lo prueban he- to número 2, donde habíamos estado almacenando el
chos recientes, acaecidos en Río de Oro. Aprovechan- material traído de Buena Esperanza, juzgamos que
do una noche tempestuosa lograron algunos indios ambos estaban corriendo graves riesgos y les adverti-
atravesar las alambradas que rodean el calnpamento mos que estuvieran ojo alerta. Fueron enviados a
principal de la Colon Development Company, yacer- plantar un trabajo en las cabeceras del río Lora, que
cándose a una de las casas, después de recorrer un es- estaba, más o menos, a tres días de camino al noroes-
pacio completamente despejado de unos cien metros, te de Buena Esperanza".
flecharon al maestro taladrador americano Smitb, "Dos de los peones que habían ido con Kuhn re-
quien se hallaba leyendo en una silla de extensión, de gresaron al campamento No. 2, donde nos encontrá-
espaldas a la ventana. La flecha perforó la tela me- bamos, y nos comunicaron que la expedición iba es-
tálica que cubría ésta y penetrando por la espalda casa de provisiones. Claro está que en un caso tal,
atravesó un pulmón del infortunado Smith, quien su- procedimos incontinenti y nos alistamos para llevar-
cumbió pocos días más tarde. les bastimento. Seguimos durante 8 horas un antiguo
El más reciente encuentro de los blancos con los sendero de Argabrite, geólogo de la Standard en Ve-
indios Motilones, ocurrió en octubre próximo pasado nezuela, y acampamos justamente al oscureoer".
en el río Lora, afluente del Santa Ana superior y tuvo "Colocamos centinelas, pues nuestra partida con-
por resultado la muerte del ingeniero suizo Kuhn. El sistía de Mr. Edwards y de doce peones, todos muy
señor Morarity, barrenador de la Standard Oíl Com- bien armados, y no estábamos en disposición de que
pany, refiere algunos pormenores interesantes de la nos soPprendieran".
expedición que él acompañó para recobrar el cadáver "Más o menos media hora después, oímos una voz
de Kuhn, y de su relato publicado en The Tropical Sun que venia de una colina que estaba encima de nos.-
de Maracaibo, correspondiente al 13 de noviembre de otros. La voz hablaba en español, pero no llegábamos
1926, extractamos lo que sigue: a oírla bien. Nos alistamos temiendo una emboscada.
"Yo había estado trabajando en Buena Esperan- · Edwards, que había estado en México, preguntó:
za, donde Smith fué herido en la espalda con un fle- ¿Quién vive? Siguióse un cambio de palabras y pron-
chazo que le ocasionó la muerte, y comprendimos que to algunos hombres hicieron irrupción en nuestro
abandonar a Buena Esperanza sería considerado por campo. Eran Oeuvray y dos peones".
1

los Motilones como un signo de debilidad y se pon- "He visto las pinturas de Robinson Crusoe vesti-
drían "más audaces", lo cual resultó asi. do con andrajos, pero éste estaba bien vestido si lo
119 120
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABO RÍGENES

comparamos con los recién llegados. Daban lástima. "Llegamos j un to al cuerpo de Kuhn, precisamen-
Oeuvray tenía unos pocos harapos colgando del cin- te donde cayó. El sitio era ideal para una emboscada.
turón, significando acaso que un día tuvo pantalones. Era el remate de un espolón cercado de cercanas ro-
Del cuello pendía un racimo de campanillas, hechas cas. Estas parecían colocadas allí por la mano de un
de sórdidos andrajos, restos de lo que en un tiempo Dios gigante cuando forjó la zona y su tamaño varia-
fué chaleco. No tenía sombrero. Suponed qué pare- ba desde las dimensiones de un tronco enorme hasta
cía teniendo por único vestido los zapatos. Sus pier- ]as de una casa regular".
nas y brazos estaban rasgados por las espinas, los ma- "Incontinenti enviamos un centinela que vigilara
torrales y las rocas, por entre las cuales había escapa- en lomo al lugar y ordenamos a los peones tener lis-
do. Y los pobres peones estaban quizás en peor esta- tos ojos y oídos. Estos sabían manejar bien sus fusi-
do que Oeuvray". les. PerQ nos miraban más a nosotros que al monte.
Descubrimos el sitio donde se había estaéionado, ocul-
"Inmediatamente, alistamos alimento para los to tras una roca, el indio que mató a Ku hn. El punto
pobres diablos que estaban en el límite de la exte- había sido preparado •para el crimen".
nua.ción". "Del examen resultó que el cadáver de Kuhn fué
''Se habían arrojado al Lora, el cual atravesaron y, despojado de toda ropa. La cabeza fué separada con
sin duda, sin nada de comer". excepción de un pedazo de piel de la nuca. La mano
"Uno de nu estros peones tenía un par de panta- derecha fué cortada en la muñeca y evidentemente
lones extra, los cuales dió a Oeuvray y al siguiente día con un cuchillo de mucho filo. La mano se la lleva-
salimos para donde habí a sido asesinado Kuhn. Ca- ron. El d iafragm a fué cortado también, dejando el
minamos desde las 5 de la mañana hasta el m ediodía, . cuerpo casi abierto. El corazón había sido arrancado
pero la partida estaba tan cansada que no pudimos y llev~do. Kuhn tenía una honda herida, una puña-
lada, s~n duda, en el punto mismo del corazón y hecha
avanza r más. Mr. Edwards estaba cojo y no podía ya
despues de la muerte. La pierna derecha fué cortada
caminar. La siguiente mai'íana emprendimos tempra-
en el muslo, hasta el hueso, como con un machetazo.
no la jornada y llegamos junto al cadáver de Kuhn, a
"Otro examen demostró que Kuhn había sido he:.
las 10".
rido con cuatro flechas. Una se le clavó justamente
"Sabíamos que los indios nos precedían, pues, ha- un_ poco debajo del hombro derecho, en la espalda,
biendo llovido la noche anterior, deducimos por las mas o menos, a una pulgada de la espina dorsal. Otras
huellas que no iban muy lejos. Los viejo~ pamperos dos atravesaron el cuerpo, muy cerca de la columna
del Oeste hubieran llamado esto "una huella caliente." vertebral, encima precisamente de la línea del chale-
121 122
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

co. La cuarta claramente se le hundió en los riñones.


Esta última fué la única flecha encontrada en el cadá-
ver, pero bien claro se veía donde las otras habíanse
clavado, y habianlas luego arrancado. La más baja
se quebró probablemente cuando Kuhn cayó".
"Siendo imposible trasladar el cuerpo, cavamos
una fosa en un lugar protegido, detrás de la roca que
sirvió de atalaya al indio que asesinó a Kuhn. Con
toscas herramientas hicimos la tumba y los peones
apilaron rocas sobre ella. A la cabeza de la tumba es-
tá un árbol que grabamos. Esculpimos su nombre
el día de su muerte, y recogiendo un cántaro de pin-
tura, abandonado por uno de los peones de Kuhn, pin-
tamos la inscripción para resguardar ésta de la lluvia.
"Llevarnos el cadáver hubiera sido imposible.
Allí no hay sino sucesión de serranías y lo más que
puede hacer un hombre es lograr escalarlas y dejar-
las atrás. La selva es tan oscura que, ni cuando el sol
está en e l z·e nil, penetraba en ella un rayo de sol".
"Ya enterrado Kuhn, inspeccionamos el lugar del
crimen y comprendimos que todo había sido bien pre-
parad'O. El hombre seleccionado par.a el tiro por
mampuesto eligió evidentemente el escondite tras una
roca bastante grande, de manera que Kuhn no pudie-
ra verle, aunque el indio estaba solo a seis pies de dis-
tancia cuando disparó el arco. Parece que el asesi-
no Motilón se apostó antes de que Kuhn llegara, pues
de otro modo éste. hubiera oído el crujido del arco al
ser tendido y, al menos, hu'biera gritado. . La investi-
gación demostró también que el acecho de los ..otros
indios había sido bien preparado, de 25 a 75 pies de
India Macoa, tejiendo esteras
India l\lacoa. moliendo maíz 123
LOS ABORÍGENES DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

.distancia, más o menos, del sendero que, por la par- conglomerarnos y recibir órdenes como soldados. Les
te de atr.á·s, escala la colina en declive. Puede que hu- dijo que si nos dispersá1bamos, estaríamos perdidos".
biera algunos más, pero eso era suficiente para nos-
"Al siguiente día, empaquetamos todo sobre las
otros".
mulas y partimos, ya prevenidos especialmente por
..Alli encontramos trece flechas. Diez estaban los peones de que, durante la noche, habían oído gri=-
clavadas de punta en la tierra, alrededor del cadáver tos de animales extraños, los cuales inducíalos a creer
de Kuhn. Estas flechas estaban rotas y quizás fueron que los indios estaban cerca. :\Ir. Edwards hízosc car-
clavadas en el sitio del crimen como una conminación go de la vanguardia y yo mismo de la retaguardia. La
o como el tributo de cada indio testigo presencial de pica ascend ía una elevada colina y, dando luégo una
la muerte de un hombre blanco. Dos de las flechas vuelta estrecha, bajaba por una mon la1ia de gran de-
que arrancamos del terreno habían sido antes extraí- cl iH'. Después que llegamos a Ja cima de la colina,
das del cadáver de Kuhn, pues estaban manchadas de fuimos atacados sin más aviso y las flechas Jlo,·ieron
.sangre a varias pulgadas de las plumas. Los otras po- sobre nosotros. Se les ordenó a lodos a trincherarse
dían haberse lavado, pues había llovido mucho la no- tras de los árboles y hacer fuego a cuanto se moviera.
che anterior. Encontramos, además, tres flechas en Los hombres no necesitaron mayor excitaciún, pues
el matorral próximo al sendero, u olvidadas por los empezaron a disparar y aquello resonó como una ver-
indios o sinples arrojadas allí". dadera batalla. A poco, comprendimos que los indios
"No estuvimos más de una hora en el sitio del suce- iban en derrota porque las pequeñas trompetas-al
so, pues trabajamos duro y regresamos al sendero an- menos suenan así-que usan para sus maniobras, em-
tes del mediodía alcanzando el campamento, donde es- pezaron a oirse cada vez más lejanas. Sus gritos ¡hupl
taban las mulas, alrededor de las cinco de la tarde". ¡Jmp! ¡hup!, se oyeron también en retirada. Cesamos
"Aquí, colocamos un cordón de centinelas en .tor- el fuego y descubrimos que uno de los peones estaba

.
no al campamento, los cuales relevábamos cada dos
.
horas atendiéndoles Edwards .y yo alternativamente.
En este campamento los peones estuvieron muoho
herido en la pierna, cerca de la ingle. El mismo se
arrancó Ja flecha causándose una terrible tronera en
la herida. Le aplicamos una cura de emergenéia, lo
tiempo despiertos e hicieron buena guardia, pues es- acomodamos en una mula y dándole dos peones para
tuvieron ojo avizor". que lo auxiliaran, seguimos la marcha. No habíamos
"Durante aquella noche, Edwards, que habla el comido nada, pero tomamos café. Después de hora y
castellano como un español, pues vivió mucho tiempo media de marcha, encontramos dos flechas clavadas
.en México, explicó al peonaje que no estábamos .fuera en la tierra, una a cada lado del sendero. Evidente-
de peligro y que, en caso de ser atacados, deb1amos tnente, un aviso o un desafío".
124 125
LOS ABORÍGENES

Llegamos al campamento número 2, precisamen-


te después que c:>cureció y puedo decir que eran unos
expedicionarios bien cansados los que rindieron esa
dura jornada. No obstante, como todos los incidentes
análogos fueron pronto olvidados. Al peón se le pres-
tó la asistencia de un facultativo sin perder tiempo y,
fuera de un desfiguramiento de la pierna, estará pron-
to bien".
"No puedo dejar pasar esta oportunidad sin de-
cir algo en pró de los peones que fueron con nosotros.
"Cuando supimos la desgracia acaecida a la gen-
te de Kuhn, preguntamos si había algunos hombres
voluntarios que quisieran acompañarnos, y doce hom-
bres avanzaron con tan resuelta actitud que yo y to-
dos los compañeros nos sentimos altamente orgullo-
sos de ellos. Además, después que Mr. Edwards les
explicó la necesidad de ser disciplinados, portáronse
como soldados espléndidamente buenos."
Podríamos citar otros casos análogos, ocurridos a
los trabajadores de las Compañías Petroleras estable-
cidas en los ríos Santa Ana, Catatum'b o, Tarra, Sardi-
nata y Rlo de Oro, que son los territorios en que aún
se enseñorean los indios Mapes, generalmente cono-
cidos e.orno "Motilones bravos". Comentando el últi-
mo suceso y lá ml_lerte de Kuhn, dice el periódico ame-
ricano The Tropical Sun, que se edita en Maracaibo,
"que sería conveniente suprimir a los indios Motilones,
atacándolos con gases asfixiantes y granadas explosi-
vas", procedimiento bárbaro e injustificado, toda vez
1

que los ataques de lm~ indios no pueden ser juzgados


como actos criminales, sino como 'un medio natural y
126
l\facoas del fiio Apón, encendiendo fuc:;o
J ó,·cncs g u ~ r re ros Macoas del río Anón
. .._...------ -~- --

DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS AllOIÚ~NJIS

justo de defender su territorio y su independencia que .echar pié a ti~r.t,a y a .a bandonar sus ·pequeñas.embar..
se hallan en inminente peligro con la invasión de los caciones y con ellas sus ~ursas.. COmo se ve, se tra.
blancos. Debe tenerse en cuenta que la existencia de ta, de :un·sitio fot:tifiCC!do .del todo semejante a los que
éstos infeliées indios depende de que puedan conser- tenían los antigu.os aborl.genes de esta misma región
var intactos sus selvas y ríos que les brindan lo nece- y donde opusieron ta,n vi.va resistencia a AlonSQ Pérez
sario para el diario sustento y no debe olvidarse quf} de,'.tolosa, que le obligaron a cpntramarchar después
la experiencia les ha enseñado que el contacto con los de µn refíido combate. . Esto revela la tenacidad con
hombres blancos lejos de reportarles beneficio algu- qµe los Motilones de hqy, Pemenos de antaño, han sa-
no, les trae un cúmulo de calamidades, entre las cua- bido oo,nser.v ar no sólo su independencia, sjno su len-
les no son la'S menores el alcoholismo, las enfermeda- gua, hábitos y medios de def-ensa. Tales condiciones
des contagiosas y finalmente la esclavitud. son indicios de que en aquella región debe existir to·
davía un .r ico acervo de mitos, leyendas, e industrias
Hemos tenido ocasión de ver la magnífica carta <,lel, a~origen c~ribe precolombino, el cual podría es-
fotográfica del Río Catatumbo, hecha desde un hidro- tudiar con próvecho uh 'investigador consciente que
avión de la "Scadta" (Sociedad colombo-alemana de supiese ganarse la confianza de los indios. Desgra-
.transportes aéreos) y depositada en la oficina carto- ciadamente nó es .p robable que sea aprovechada esta
gráfica del Ministerio de Relaciones Exteriores de Ca- última oportunidad y fatalmente habrá de desapa-
racas. En estas fotografías se distinguen claramente recer en no lejano tiempo, junto con los Motilones su
las casas o ranchos de los Motilones en medio de espa- pequeño acervo cultural. Es por esta razón que he-
cios talados en la selva que cubre todo el inmenso te- mos cre1do interesante reunir en la presente mono-
rritorio. Espec~almente interesante es una casa cu- grafla, .junto con nuestras propias observa«iones, to-
yas dimensiones deben ser no menores de sesenta por do cuanto hasta el presente sabemos de esta bravía
treinta metros, rodeada, al parecer, por una fuerte pali· t.ribu, que defiende uno de los últilnos báluartes de la
zada, destinada, sin duda, a su defensa. Esta casa
raza americana.
fuerte está situada como a medio kilómetro de la már-
gen izquierda del Catatumbo y frente a un punto en De .la lengua de tos Motilones ·publicamos en el '¡
que un pequeno arroyo, después de pasar cerca de la apéndice de. esta obra un v:ocabulario comparado con
casa, desagua en el río p.rinCipal en medio de rocas y otros dialectos de la misma familia caribe. Como ya
r.·horreras .que imposibilitan la navegación. El valor hemos dicho, la primera .muestra del dialecto de ·Ios
estratégico de este sitio está aumentado por la circuns- Motilones fué el ·vocabulario r.ecogido por el Fri:iile
tancia de que los invasores que lograran penetrar Cartarroya en 1738, cuyo original estuvo en marios
hasta allí; navegando río arriba, veríanse obligados a dél .d octor Arístides Rojas en 1878, pero desapareció
127 128
DBL OCCIOl!NTB DB vi!NBZUl!LA LOS ABORÍGENES

luego sin .que :llegara a conocerse. También hemos bio. El mono se llama también mono y el guineo se
mencionado' que el e:x:plorador de Booy recogió. du- ha transformado en quinia y machete se dice mashete.
rante·$µ ' estadía entré los Macoas. un ·vocabulariQ que. Los Motilones hablan pausadamente, alargando
seg~n dice él mismo. consta de trescientas ·cincuenta los sonidos y usando muchas vocales largas. Al final
v~¡ ,p~ro que no ha sido ·pu..,,licádo. Sobre. el para- de las palabras alterna algunas veces la s con el soni-
dero de este importante aporte lirrgüistico bem.o s in- do sh.
quirido en.el Museum of the American Indian y con la
En los tomos XIII y XIV del Journal de la Socie-
viuda de Booy. a fin de darlo a conocer en esta ocasión,
té des Américanistes de París ha publicado nuestro
pero desgraciadamente no hemos obtenido resultado ilustrado compatriota y amigo, el doctor B. Tavera-
favorable hasta la fecha. Acosta, un importante trabajo que lleva por título:
El vocabulario recogido · por BoliBder entre los "Nuevos dialectos indígenas de Venezuela". Figura
Motilones colombianos fué analizado por el profesor entre éstos, en las páginas 221 a 232 del tomo XIII, un
Koch-Grünberg, quien informó a aquel como sigue: vocabulario Chake, que es el mismo recogido por To-
"Se tratá.de un dialecto caribe, que evidentemente es- rres en Maohiques en 1909 y publicado el mismo año
tá ·separado hace mucho tiempo del grupo principal y en el periódico El Día, de Caracas. Observamos que
que ha adoptádo voces extrañas de origen desconoci- el señor Tavera ha cambiado la ortografía castellana
do. Es difícil hacer un estudio más detenido por ser de Torres por la fonética, sustituyendo la qu por k,
muy escaso el material disponible. Una particu_lari- lo cual es, sin duda, justificado. Al final hace el autor
dad se observa en la transformaéión fonética de T y la comparación del Chake con algunos dialectos cari-
N ·en C o K, por ejempló: cuna - agua, en lugar de la bes de Venezuela y llega a la conclusión que a·quél es
voz común de los dialectos éaribes tuna. Asi mismo estl'echamente afín de éstos, resultado que ya en 1887
cunu • lU'ha, en .lugar de nunu o nuno. Yáqueno • ami- había obtenido Ernst y enunciado en las Verhandlun-
go, es voz genuinamente caribe qtie por lo regular tie- gen ·de la Sociedad Antropológica <;le Berlín y que nos-
ne está forma: Y ácono, Y ácuno o Y akunú. Y'ako es otros ·hemos querido exponer de una manera más
cuñado en el dialecto caribe ~e-los Makushi." amplia en la presente monografía. Todos estos dia-
lectos los agrupa Tavera bajo la denominación gene-
Se nota en el lenguaje, según Bolinder;Ja influeP- ral de Pariano, con cuyo nombre pretende sustituir el
cia del idioma españot:Muchos nombres propios mo- de Caribe o Karaibe adoptado por los americanistas.
tilones nQ son otra cosa .que corrupciones de nombres A nuestro juicio, no hay razón alguna para que sea
españoles, así: Marishanfa formado de Maria Santa; desechado este último nombre, más apropiado que el
Hosepsh4$iso,, de José Francisco; y Toshibo de Tori otro para reunir los múltiples dialectos que forman
129 130
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

la más importante familia de la región setentrional de


Sur América. El nombre propuesto por Tavera po-
dría tener una aplicación regional, es decir, más limi-
tada, en tanto que el de Caribe no sólo tiene méritos
de antigüedad, como que data de los comienzos de la
Conquista, y una aplicación territorial más amplia,
sino que está además consagrado en la literatura cien-
tífica.

CAPITULO TERCERO

Los Ouajiros y Paraujanos


La Península Guajira, que, arrancando de la cos-
ta setentrional de Suramérica, avanza unos ciento cin-
cuenta kilómetros, en dirección al Noreste, dentro del
mar Caribe, está comprendida entre los paralelos 11· y
12" 25' de !atitud Norte y los meridianos 71 • 8' y 72" 50'
al Oeste de Greenwich. Su superficie es aproximada-
mente de 12.400 kilómetros cuadrados, calculada en-
tre el Río Ranchería por el lado de Colombia y la des-
embocadura del Río Limón y Caño de Paijana por
parte de Venezu.ela.
Como hemos dicho en la Introducción, fué en las
costas de la Guajira, cerca de la entrada al Lago de
Maracaibo,.que Oj~da y Vespucci descubrieron en 1499
las viviendas de los indios construidas sobre estacas
enclavadas en el agua. Todavía existen en reducida
escala estas poblaciones lacustres en El Moján, Santa
131 Rosa y Zapara y en mayores proporciones en los tres
LOS ABORÍGENES

pequeños poblados de la laguna de Sinamaica. Esta


singular manera de construir obedece a la necesidad
de protejerse contra la plaga de los mosquitos y ha
tenido tal aceptación en el Zulia que los mismos crio-
llos la prefieren a las viviendas construidas en tierra,
de suerte que los pequeños pueblos de Lagunillas,
Moporo y otros de las orillas interiores del Lago de
Maracaibo, nos ofrecen hoy el mismo aspecto que a
los navegantes españoles las aldeas lacustres que des-
cubrieron en el Golfo de Coquibacoa y que la exalta-
da fantasía de Vespucci llegó a comparar con Vene-
cia, la reina del Adriático.
Lejos de ser la Península, como aparece en el ma-
pa de Codazzi, una extensa llanura sobre la cual se
levantan algunas colinas .aisladas, se compone, en
realidad, de una mitad montañosa, que es la más se-
tentrional y otra plana que demora al Sur y se extien-
de hasta los montes de Oca. Las exploraciones del
ingeniero inglés F. A. A. Simons, en los años de 1882
a 1884, nos dieron a conocer todo su vasto territorio,
hasta entonces poco menos que desconocido. <1 i Por
él sabemos que la mitad superior, entre Punta Espa-
da y la Teta Guajira está cruzada por tres pequeñas
sierras paralelas, alineadas de Noroeste a Sureste y
separadas por tierras llanas desde una a otra costa.
La más importante de estas sierras es la de Macuira,
. la más oriental y boreal, que abarca desde Chimare, a
quince kilómetros de la orilla del Mar Caribe, hasta el
promontorio rocalloso de Punta Espada (Jurién). Sus
cumbres se elevan hasta 800 metros sobre el nivel del
(1). F. A. A. Simons. An ellploration of tbe Goajira Peninsula. Pro-
ceed.lngs_Royal Geograpblcal Society. XII. London 1885.

133
India Guajira en traje de labor
m :
,,

DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABQRÍGBNES

mar y sus faldas están cubiertas de una vegetación lo- en los picos de Yuripiche y Auipana y después de aba-
zana y abundante. debido a que ·por su situación esta tirse en las colinas de Jallare, por el Norte, reaparece
en los Cerros de Carpintero, frente al Cabo de La Ve-
sierra ataja y precipita los vapores acuosos que los
alisios. reinantes casi todo el año, impelen <lel Este. .: la, que pueden considerarse como su prolongación.
Esta ·p arte, que Simons considera ser la única que m~ Otro tanto puede decirse de fa famosa Teta Guajira.
rece ser clasificada como fértil, es el asiento de algunas o Jepitz, como la llaman los indios, que demora al
castas pobres .dedi_c adas a la agricultura. Suroeste y es la más notable y conocida de las alturas
La segunda de las tres sierras, o sea la central, de la. Península, a causa de su situación aislada y de
está separada de la. primera por una llanura de unos la regularidad de su forma cónica, aun:que su eleva-
quince kilómetros de aricho, elevada en su parte me- ción es muy inferior a la de las otras montañas, esto es
dia hasta ciento diez metros sobre el mar. Esta sierra 336 metros sobre el nivel del mar y 270 sobre las llanu-
fué designada por Simons con el nombre de "Cerros ras de su base.
de Parashi" y se extiende desde Bahía Honda en su ex- Como consecuencia de la falta de vegetación ar-
tremo Noróeste, hasta la laguna de Tucacas, en la cos- bórea, se nota en toda la parte Sur de la península
ta meridionaL Dos cumbres notables coronan esta gran escasez de agua. En toda la península no exis-
cadena: Ruma, sobre la parte setentrional con 600 ms. ten, propiamente hablando, ríos, pues los múltiples
y Guajarepa, más o menos en el centro de su total cauces arenosos que sirven de drenaje a las aguas en
longitud, con 670 ms. de elevación. Esta última la estación lluviosa, se secan en la estación del vera-
cumbre pare-ce ser idéntica con la que figura en los no y los indios vénse obligados a cavar pozos en estos
mapas de la Hidrografía española con el nombre de desecados lechos para extraer el ~gua de su uso y para
Sierra Aceite y a la cual Codazzi le asigna una altura a brevar sus ganados, teniendo que descender muchas '
absoluta de 867 metros. La v~getación xerófila, com- veces hasta profundidades de ocho y diez metros. De-
puesta de cactéas y arbustos espinosos, contrasta con bido a esta falta de cursos continuados de aguas co-
los bosques de Macuira y revela una notable disminu- rrientes, carecen de nombres colectivos sus lechos.
li'
1,
¡;
ción de los meteoros acuosos y consiguiente esterili-
dad del suelo. El mismo aspecto tiene la Sierra de
Cada pozo tiene su propio nombre, y son innumera-
bles los que se observan en aquellos cauces desecados,
.
Cojoro, que es la tercera de las que cruzan la Guajira y a ellos se agregan continuamente nuevos en la esta-
1. superior y está separada de los cerros de Parashi .por ción de verano, a fin de sustituir los que van agotán-
'' '
)
mi valle tortuoso de anchura muy variable. A unos dose por causa de la sequía.
veinte kilómetros de las playas de Cojoro eleva esta En las llanuras que demoran al Sur de La Teta
l~ sierra sus rocas eruptivas hasta 700 metros de altura •
existen numerosos pequeños cursos de una tortuosi- 1

134 135
'

.
DJ;L OCCIDENTE DE VJ;NEZUELA LOS ABORfGBNl!S

dad en extremo caprichosa y aunque generalmente Venezuela y Colombia lian sostenido una larga
están secos, suelen conservarse pozos o charcos aisla- disputa sobre sus respectivos derechos a la Penín-
dos de agua fangosa en las curvas; lo que hace presu- sula Guajira, La primera reclamaba como suya
mir que las corrientes de agua interior sufren estan- la mitad ribereña del Golfo de Venezuela y con-
camientos, debido quizás a un repliegue de las capas sideraba como límite con la vecina República una
impermeables del subsuelo. Sin duda, deben su fer- linea que, bajando de los Montes de Oca, pasase por
tilidad a esta retención del agua subterránea, las am- la Teta Guajira y terminase en el extremo de la Pe-
plias llanuras de la Guajira inferior, exclusivamente nínsula. Colombia pretendía como suya la totali-
dedicadas a la cría de ganado vacuno y caballar. dad de la Península, con exclusión de Sinamaica. So-
Existen también abrevaderos llamados casimbas, metido el litigio, en 1883, al arbitraje del Rey de Es-
que son pequeñas lagunetas naturales, como l~, que paña, dictó la Regencia que lo sucedió, un laudo en
demora al pie de la montaña Rum.a y las d~ C.01ua, Y 1891, el cual favorecía notablemente las miras co-
otras que han sido formadas por diques arhficiale~ d.e lombianas, razón por la cual quedó sin ejecución,
tierra, a manera de represas. Algunas de estas ulti- hasta que en 1923 se llevó a cabo la definitiva deli-
mas r·e presentan una labor larga y cost~sa y son de ca- mitación, según el fallo del Gobierno Federal de
pacidad suficiente para almacenar cantidades de agua Suiza, instituido como nuevo árbitro. Este deslinde
para el a'b asto de todo el verano, s.iempre que éste no adjudicó a Colombia la mayor parte del territorio gua-
se presente tan espantosamente ngur~so y largo co· jiro y sólo dejó bajo la soberanía de Venezuela la ba·
mo el reciente de 1925 a 1926, que fue causa de que se de la Península, al Sur de Castilletes y al Este de la
se perdiesen millares de ca_bezas ?ega~ados y de que línea que va de la Teta Guajira a los. Montes de Oca.
emiarasen
o
de sus centenarias residencias enteras par· No obstante hallarse hoy, en virtud de esta decisión,
cialidades de guajiros. el 75 u 80 por ciento de los Guajiros adscritos a la
Hemos creído indispensable la descripción física vecina República, hemos considerado su territor:io en
del territorio, porque sus peculiares condiciones t~po­ conjunto, como patria y residencia que es de un solo
gráficas y climatéricas exp~ican ci~rtos rasgos parh.cu- grupo de población indígena, etnológicamente indivi·
lares de estos indios. As1, por ejemplo, sus hábitos sible.
nomádicos que obedecen a la necesidad de moverse Desde 1830 hasta 1864 la Península pe~enecía a
con sus rebaños en busca de nuevos pastos y tras el la antigua Provincia de Maracaibo, desp~s del últi·
agua, a proporción que se agotan los abre~aderos y mo año nombrado la nueva Constitqción la declaró
se hace necesario establecer nuevos, ascendiendo por Territorio Federal; pero desde el año 1886 fué incor-
los lechos de los desecados ríos. porada al Estado Zulia. En cuanto a su historia en el
136 137
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABORfGENES

tiempo de la Colonia, sabemos que el Gobierno espa- dias de Afuera o Santa Teresa. El nuevo Jefo trató
ñol estableció una colonia en Sinarnaica con el obje- de borrar el mal recuerdo que los indios guardaban
to de poblar y reducir a los indios a la vida civilizada de los blancos y moralizó notablemente el trato con tos
y -que tenía para su guarda una pequeña fuerza mili- indígenas, haciendo que éstos gozaran de garantía en
tar, cuyos jefes tenían el carácter de Capitanes pobla- su vida e intereses y que en el comercio que hacían
dores; pero lejos de buscar un acercamiento vivían
1
con los vecinos de Sinamaica no fuesen engañados ni
éstos en continua guerra con los indios, a causa de las perjudicados: trató, en fin, de atraerlos por todos los
ilícitas especulaciones y del maltrato de que los ha- medios posibles. "> No obstante, no faltaban algunos
cían objeto. A mediados del siglo diez y ocho se hi- combates que fué menester sostener con los indios,
zo célebre entre los indios uno de estos jefes españo- cuando éstos reunidos en número considerable ataca-
les a <¡uie a:podaron "Kayúshi" (que quiere decir ban la Línea con él .fin de rechazar a los blancos v con
caimán) por sus malos instintos y de él se refiere que Ja esperanza de obtener en botín bestias, ganados y
en cierta ocasión convidó a un grupo de indios Coci- aquellos artículos de ferretería de que ellos carecían.
nas a una fiesta ·qU.e les ofreció en Sinamaica, y cuan- El nombre Guajira aparece por primera vez en
do estuvieron reunidos, los asaltó con su tropa y de- dos grandes mapas de América, dibujados en 1527 y
golló a todos. Su nombre y su hazaña perduró en la 1529 por Fernando Colón y Diego Ribero, respectiva·
tradición de los indios, a la par que el odio contra los mente, de orden del Emperador Carlos V. Están hoy
blancos, .que desde entonces se avivó. Hubieron de en Ja Biblioteca granducal de Weimar y fueron pu-
pasar muchos años antes de que los indios se resol- blicados varias veces y con especial cuidado por J. G.
vieran a entrar en tratos con los Arijunas, como lla- Kohl m . El editor citado lée : Gochire; Ernst cree pro-
man a todas las gentes que no son de su raza y que bable que la letra gótica ch sea una contracción de ah,
consideran como intrusos. Los mismos misioneros, lo que daría Goahire. Al lado figura Tucuraca, que
q~e se enviaban a Si namaica, se mantenían dentro del subsiste aún y corl'esponde a una ensenada en la cos-
recinto de la población y temían salir al campo por- ta Noroeste de la Península. En este sitio "tuvo lugar
en 1880 una gran pelea con los indios, y la matanza
que ello equivalía a ser víctimas de los indios, que
~echa en éstos es causa de que hasta hoy día sea pe-
asesinaban sin distinción a los que osaban penetrar ligrosa aquella costa". «>Los cronistas Bartolomé de
en su territorio. Esta situación duró hasta 1830, en
cuyo año fué nombrado el Comandante Juan Mac (2) Apuntes Esladfsticos de los Territorios Federales. Caracas, 1876.
(3) Die beiden iiltesten General-Karten von Amerika. Ausgeführt in
Pherson Jefe de la Línea de Sinamaica, la cual se es- den Jahren 1527 und 1529 auf Befchl Kaisers Karl's V. Weimar 1860, un tomo
tableció a unos diez kilómetros al Noroeste de la villa en folio mayor, con dos grandes facslmlles.
(4) Simons. Obra citada.
del mismo nombre, en un sitio que se llamó las Guar-
138 139
Dl!L OCCIDENTE DI! VENEZUELA LOS ABORÍGENES

las Casas <•> y Juan de Castellanos «> no mencionan el el Gobernador había hecho poblar en las sabanas de
nombre genérico de los Guajiros, aunque sí dan va-· Oriño, jurisdicción del río de la Hacha, pues desde ella
rías noticias referentes a estos indios. El segundo de se podían enfrenar mejor aquellos bélicos indios Gua-
estos autores habla en el canto 1 de la Elegía 1 (página jiros (sic) y aún los Cocinas que les demoran más al
192) de los Cocinas ·que todavía hoy viven en la Gua- Cabo de la Vela; pues luego que se despobló volvie-
jira, al sur de la Teta. Fray Pedro Simón en sus No- ron los Guajiros a sus inquietudes antiguas, dándolas
ticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en a la ciudad de la Hacha, y a sus pesquerías de perlas
las Indias Occidentales, dice : "Los indios Guaxiros, y ganados, destruyendo todo con muerte de muchos
gente desnuda del todo, hasta las partes de la hones- españoles y otra gente de servicio de las -estancias, sin
tidad, que también traían descubiertas hombres y mu- haber sido posible quietarlos." Tambitn los mencio-
jeres, salteadores, bagamundos, y sin poblaciones, ni na Piedrahita en el libro segundo, capitulo 1, así: "las
lugares conocidos, pues siempre andan (como dicen) sabanas de Oriúo, pobladas de Guajiros."
a noche y mesón, estando quatro días debaxo de un Dice E. Uricoechea en Ja Introducción de la Gra-
árbol y dos a la sombra de otro, y desta suerte passan mática guajira de Celedón: "Indudablemente comen-
su vida, .tan holgazanes, que no cultivan las tierras, zaron poco después, si bien no hay de ello historia
ni Jes siembran cosa alguna, por bastarles para su conocida, las relaciones entre conquistadores y gua-
sustento las frutas de los árboles que son muchas, con jiros, ya de paz, ya de guerra encarnizada, pues en
~ucha diferencia, carnes de venados, de que. tienen 1741 escribía el alférez Nicolás de la Rosa la dedicato-
abundancia, como de pescado, y ciei::ta semilla menu- ria del libro ·q ue había compuesto: Floresta de la San -
da, como mostaza, que cogen de unas yervas crecidas ta Iglesia Catedral de la ciudad de Santa Marta (Va-
que de suyo produce ia tierra, de que hazen mazamo- lencia 1833. Reimpreso en París en 1856) y en el tex·
rras para su sustento''· El mismo autor los cita en
(1). to lo hace de manera tan lata sobre los Guajiros, que
la. séptima noticia historial, capítulo XVII folio 6~1 debió de haber habido ya mucho trato con dichos in·
del manuscrito que se conserva en la Real Academia dios". Con respecto a la citada obra de Nicolás de la
ll d·e la Historia de Madrid, del cual existe una copia en Rosa, observa Simons: "fué escrita en 1739, y contiene

~
la ·biblioteca nacional de Bogotá. Dice así : " . . ... que varios informes interesantes sobre los usos y costum·
bres de los indios. Parece que el autor había visita-

¡ do el país. Su libro ha servido de pauta a muchos que


(5) Fray Bartolomé de las Casas, Historia de las Ind_>as, concluida en
1561, publicad.: por el Marqués ·de Ja Fuente-Santa del Valle y Don José
Sancho Rayon en 5 tomos. Madrid 1875. más tarde escribieron sobre la misma materia, y repi·
(6) Juan· de Castellanos, Eleglas de varones Hu"._tres de lndi~s.-Segun­
da parte, tomo 4o de Ja: Biblioteca de autnres espanoles por Rivadaneyra. (8) . L\lcas F ernández P icdrahita. Historia general de las Conquistas
del nuevo Reino de Granad·a.- Am.beres 1688. Reimpreso en Bogotá, 1881,

~
Madrid 1850.
. (7) Fray Pedro Simón, edición original pág. 166, reimpresión pág. !OO. (página 45) ,

140 141

1
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABORÍGENES

ten los mismos errores y defectos." También se en- mos que esta explicación sea aceptable respecto de lo&
cuentra un artículo sobre los Guajiros en las páginas Guajiros cubanos y seguramente no lo es en cuanto
260 del tomo 11 del Diccionario Geográfico-Histórico a los habitantes de la Península Guajira que se ape-
de las Indias Occidentales y América (Madrid 1787). llidan a sí mismo "Guayú" '11 ' Uricoechea deriva el
Después de esta fecha se encuentra el nombre Guaji- mismo nombre de Guayú, que pluraliza en Guayú-iru,
ro en todas las publicaciones nacionales y extranjeras esto es, hombres, gentes. ' La voz Guayú no es otra
1
"

que se refieren al país o a la provincia de Maracaibo y cosa que el plural del pronombre personal de la pri-
entre ellas suelen hallarse inexactitudes, como las de mera persona y significa, por lo tanto, nosotros, a cu-
Depons, quien refiere, entre otras cosas, la insurrec- ya derivación agrega Ernst: "En el Arawako (lengua
ción de los indios en 1766 y los acusa falsamente de guayanesa ) existe la misma forma, la cual escribe Th.
ser antropófagos. "' Schultz, según la pronunciación alemana, waijú y es
Oviedo y Baños en su Historia de la Conquista y presumible que tenga éste alguna relación con el nom-
población de V enez·uela trae la siguiente referencia: bre Guayana, que vendría a significar "nuestra tie-
" .... Salieron juntos de Macomite y entrando en las rra" o "tierra de los hombres". En Venezuela hubo
tierras de los Guajiros, nación altiva y belicosa que a ntes varios lugares no situados en la Península, en
hasta el día de hoy ha sabido mantener su libertad a cuyos nombres aparece la misma palabra. Así se ha-
costa de su fiereza, se vieron en bastantes aflicciones bla en la Visita del Obispo Martí, año de 177<6, al tra-
por las repetidas guazábaras con que los molestaron tar del territorio parroquial de la ciudad de El Tocuyo
los indiós .... y conociendo Chaves lo que le importa- de tres sitios, llamados San Benito de Guagira, Nues-
ba salir cuanto antes de aquella nación guerrera, apre- tra Señora de Chiquinquirá de Guagira y San José de
suró el paso en las marchas hasta llegar a los Cocinas. Guagira, todos éstos nombres, lo mismo que el de los
de donde determinó enviar a Macomite por la gente guajiros cubanos, y de los guajiros de la Península,
que había dejado enferma ... " "º' tienen idéntico origen arhuaco . .. " ''ª'
El nombre Guajiro ocurre también fuera de La voz guayú o sea nosotros, la usan los indios
Venezuela, v. g. en la isla de Cu•ba, donde se llama así para designar su comunidad, es decir, toda la nación
a la gente de campo. Brin ton deriva esta voz del Arua· o tribu guajira; pero individualmente cada uno es un
co o Arawack, en cuya lengua wakay-jaru significa
(11). A. Ernst, Die et hnographische Stellung der Guajiro-Indianer, en
sucio o ruin. A esta etimología observa Ernst: "Duda- Verhandlungen der Berliner anthropologisehen Gesellschaft, Julio 1887-
(página 428).
(9) F. Depon s-Voyage a la par tie orientale de la Terre-ferme dans
!' Amé rique me ridionale, fait pendan! les années 1801, 1802, 1803, 1804. París (12) E; Uricoechea , lntrodneeión a la Gramática, Catecismo y Vocabu-
1806-3 vol. Habla de la Guajira en las páginas 311 a 320 del tomo I. lario de la lengua guajir a por Rafael Celedón , página 12.
(10) Pág. 79 del tomo I de la edición hecha en Madrid en 1885. (13) . Ernst, Obra cit ada .

142 143
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABORÍGENES
1

guaira y esta voz podría, desde luego, identificarse con su tiempo. Sus apreciaciones del carácter. organiza-
'
guajiro. Sinembargo, a nuestro juicio, la voz guajiro \ ción política y psicología de estos indios son muy
debe derivarse de Guashire, que en su propia lengua acertadas y de gran valor para su etnología. Este au-
signifi.ca "rico" o "poderoso" y dado el carácter alti- ¡
tor reconoció desde luego que las parcialidades de que
vo y la presunción de ricos y aristócratas, propia de nos hablan los cronistas españoles corresponden a la
las castas principales, nada más natural que ellos se familia en el sentido etnográfico (clan, gens) y de
presentaran en todo tiempo, apellidándose "los ricos" muchas de ellas indica su residencia y el totem co-
o sea "los señores" o "dueños" de aquella tierra. Esta :
rrespondiente. Esta división en clans es la misma
etimología se aviene mejor con el viejo nombre gochi· que tienen las tribus norteamericanas; pero en Sur
re o goahire que anotaron los primeros navegantes y Améric'a sólo se ha observado entre los arawacos de
que figura en los ya citados mapas de Fernando Co- Guayana por Ricardo Scho'mburgk m> y Everard im
lón y Diego Ribero, publicados en 1527 y 1529, respec- Thurn <10 ). Dfoe Ernst: "la concordancia en un punto
tivamente. de tan alta significación, hízome concebir la idea de
Bien sea que derivemos el gentilicio de las voces ,J
compárar los Guajiros y Arawacos, hasta donde me
guayú y guaira o de guashire, como lo proponemos fuese posible, con respecto a los tres momentos etno-
nosotros, es, sin duda, más correcto que escribamos gráficos más importantes (idioma, hábitos y propie-
guajiro, al igual de Uricoechea, Isaacs y Ernst, en lu- dades antropológicas): Mientras que los dos primeros
gar de goajiro, que es la ortografía preferida antigua- puntós l,lOmbrados eran relativamente fáciles de ave-
mente, la misma empleada por Celedón y la que sue- · riguar, con respecto al tercero nada pude conseguir
len usar todavía algunos escritores. por la falta de material comparativo .... pero vino a
Varias son las noticias que tenemos con respecto solucionarlo la observación del Pr9fesor Virchow,. pu· '

a los hábitos y costumbres de los ·Guajiros, desde las blicada en el número de noviembre de esta revista,
que están consignadas en la obra citada de Nicolás de (1886), .y que dice: "es un hecho comprobado que to-
..
·~
la Rosa, hasta las de Simons recogidas en 1880, y las '
dos los miembros dispersos de la familia aruaca en la
de Candelier, que son el resultado de su viaje en 1889 parte setentrional de Sur América presentan el mismo
a 1892 cu>. l
tipo craneano". A esta conclusión llegó el célebre an-
Nuestras propias observacioQ.es, anotadas en va- tr~pólogo después del exámen de varios cráneos gua-
rias visitas que hicimos al territorio guajiro en 1921 jiros, y esta conclusión viene a corroborar los resulta-
y 1922, confirman en general las hechas por Simons, dos de la lingüistica comparada, esto e~: qu~ los Gua-
que pueden considerarse como las más verídicas de
(16) R. ·schomburgll, J\elsell In Brltlsh-Gnlana. Lelpzlg 1848. II.
'
(14) H. Candelier, Rio-Hacha et les Indiens Goajires. Parls 1893. PAl!ina 469. 1
~ 16) E. lm Thul'n. !m_(jng the Indiana of Gulan.., London 1883.
144 145
'
1

DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA l. LOS ABORÍGENES

1
jiros son efectivamente miembros de la gran familia primitivos habitantes para desalojarlps y entrar en
aruaca o arowaka. ,¡ posesión de la Península. Esto es cuanto de su his-
Ernst menciona, además, otro punto muy inte- toria pu.dieron referirnos algunos indios de elevada
resante, que de cierto modo viene en apoyo de la tesis ~ieión-, que interrogamos en varias ocasiones. Si-
del origen de los Guajiros como antiguos habitantes de mons dice a este respecto: "los indios conservan una
la Guayana. Este punto tiene mucho más fuerza de leyenda que refiere su venida de muy lejos y pueden
lo que aparece de la forma en que lo presentó Ernst. señalar lugares en que existen los vestigios de antí-
En efecto, es muy singular que los Guajiros designen guos pueblos de los primitivos habitantes, que segím
a los españoles, sus opresores de muchos años, con el ellos fueron los Arhuacos de la Sierra Nevada de San-
nombre de "Arijuna" y que sea esta misma voz lige- ta Marta. A veces tienen la suerte de tropezar con al-
ramente modificada en Arekuna el nombre que lleva guna desecha tumba .de los primitivos pobladores y
una de las tribus más guerreras y belicosas de la fa- este hallazgo suele proporcionarles una buena cose-
milia caribe en la Guayana venezolana. Como ya he- cha de lumas (pequeñas piedras pulidas y perfora-
mos visto, los caribes fueron- conquistadores que en das), pedazos de oro de extrañas formas y otros or-
el siglo quince expulsaron de sus territorios a las tri- namentos de arcilla, idénticos a los qúe se haUan en
bus de la familia aruaca. Si la etimología arriba ci· gran profusión en .toda la Sierra Nevada. Estas tu~
lada de .Ja voz "Guayana" como equivalencia guajira mas son de cornelina, jaspe, u otro silicato rojizo, mi-
.'
' .>
de "nuestra tierra", permite la hipótesis de que los nera-les que no se hallan én la Guajira, según me ase- 1

Guajiros sean oriundos de aquella región, seria muy guraban los indios. En ocasión de mi ascensión a la
explicable el que se hubiese conservado por tradición montaña de Macuira, me enseñaron varios sitios, es- '
1
el nombre de los bravos arecuna, sus primeros con- pecialmente cerca de la cumbre, con el fin de que ·hi-
quistadores y enemigos encarnizados, como equiva· ciera excavaciones en busca del "tesoro del Arlmaco".
1
lencia de enemigo, intruso o simplemente extranjero. porque ellos mismos temen hacer estas exploraciones, 1
Errist, al hacer esta misma deducción, incurre en el no obstante que no tienen inconveniente en tomar las
error de considerar a los arecunas como miembros de lumas y objetos antiguos que encuentran al azar. Es-
la misma familia aruaca a que pertenecen los guaji- te temor de profanar tumbas y el que tienen de nom-
ros y con ello resta mucho de su fuerza a este impor- hrar a sus muertos indican cierta idea religiosa y lá
tante argumento. creencia en un sér superior."
De su pasado solo saben los guajiros, por tradi- l "Evidentemente los guajiros tomaron posesión de
ción, qµe sus remotos abuelos vinieron de "muy le- su territorio por derecho de conquista, desalojando al
jos" y que tuvieron que combatir mucho contra los débil Bl'huaco y han logrado sostener sus derechos
146 l
147

1
j
LOS ABOR ÍGENES
DEL OCCIDENTE ·DE VENEZUELA

hasta hoy. Es una anomalía histórica, que una tribu Entre los criollos de Venezuela y Colombia gozan
relativamente pequeña, que pro'bablemente nunca ex- de justa fama los caballos y las mulas procedentes de
cedió de 8.000 almas, hubiese sido capaz de conservar Ja Guajira, por ser bestias mu y resistentes al trabajo,
incólume su absoluta libertad e incontaminados· sus a la sed y al hambre. Los caballos son pequeños, un
costumbres y hábitos, no obstante la accesibilidad de poco velludos, de crin corta y cola poblada. Las pa-
su territorio, rodeado como está por el ma.r, y el co- tas son fina s y el color predominante es el bayo. Des-
mercio continuado por siglos." 11n cienden de los caballos andal uces que trajeron los es-
pafioles en el siglo XVI y ofrecen un ejemplo muy in-
·El territorio de la Guajira es muy apropiado a la teresante de la parcial degeneración que sufren las
cría de ganados por sus buenos pastos; y aunque, co- razas perfeccionadas por el hombre, cuando les falta
mo hemos dicho, es escaso de aguas corrientes, se ob- el cuido necesario o les son poco favorables las con-
tienen éstas para los abrevaderos y uso doméstico por diciones exteriores. Aunque poco o nada saben los gua-
medio de las casimbas y de los pozos que ya hemos jiros del modo de perfeccionar las razas por medio de
mencionado. Así, por esto, como por el sistema adop- la selección, han comprendido la estimación que go-
tado por los criadores de trasladar los rebaños a las zan sus caballos, y tienen el cuidado de conservar la
mejores dehesas y tenerlos a la mano; para evitar que raza en la Península, no vendiendo a los criollos sino
se los roben, se ha multiplicado el ganado extraordi- animales castrados. Los actuales guajiros son per-
nariamente; hasta el punto de que desde hace años fectos jinetes y es curioso cómo esta nación sedenta·
sostienen los Guajiros un comercio bastante animado ria y agrícola en su principio, se ha adaptado al nue-
por sus costas con barcos que vienen de Curazao, ~ru· vo medio, aprovechando las bestias y ganados traídos
ba y Jamaica en solicitud de reses vacunas, besü'a!i. por los primeros españoles, para convertirse en un.
queso y cueros, a más ae su comercio con la ciudad de pueblo exclusivamente pastoril y en consecuencia no-
Río de Hacha y las poblaciones fronterizas de Vene- mádico y jinete.
zuela. En 1890 se calculaba el número de animales
de cría que existían en la Península en cien mil reses Es difí cil precisar la población actual de la Guaji-
vacunas, en más de veinte mil bestias.mulares y caba- ra; pero creemos que puede estimarse aproximada-
llares como treinta mil asnos, doscientas mil cabras mente en unas quince a veinte mil almas. Los datos
y ov~jas, sin contar las innumerables aves domésti- oficiales que en diversas ocasiones se ha n publicado
cas; el cerdo es poco estimado por ellos y en conse- no nos merecen mucha fé. Según ellos, tenía la Gua-
cuencia, es reducido su número. 11"' jira, en 1874, 45 parcialidades con 29.263 indios de
ambos sexos; en 1880 se indicaba oficialmente su nú-
(17) F. A. A. Sjmons. Obra citada. mero en 33.475 y el censo de 1891 arrojaba un total de
{18) ::n ZullaIlustrado No 4~. Nov. 1800-página 192.

148 149
DEL OCCJOENTE !lE VENEZU ELA

66.082 en JO(i rancherías, de los cuales correspondían


a la p;irte rcdm:ida al r(·gimcn civil 2.664 varones y
3.24-! hembras con í9(i casas y a Ja no reducida 28.184
varones y 31.898 hembras.
Con fecha 24 de junio de 1880, poco antes de mu-
darse la Gobernación del Territorio y la fuerza vene-
zolana a Paraguaípoa , presentó el Gobernador S. Fa-
ría al Minislerío de Relaciones Interiores un informe,
que reproducimos en parte, por contener algunas
apreciaciones de la época, interesantes para la histo-
ria de los guaj iros. Dice así: " ... Por el análisis de
todo cuanto se ha publi cado pertinente a este particu-
~ lar, por el conocimiento propio que tengo del Terri-
=
.....
so torio y por informes recibidos de personas compe-
:;· tentes, tiene dicho Territorio actualmente 97 parciali-
o
"'c.. dades distribuidas en !Ji lu gares de residencia, ascen-
"' diendo el número de indios de ambos sexos y de todas
edades de esas parcialidades, a 33.475, con 3.206 fusi-
les entre los cuales se ca lcu lan 300 Reminglon y 10.043
arcos para arrojar rayas o fl echas. El cuadro que
acompaño, marcado con la letra A, demuestra el nú-
mero de parcialidades, de indios, armas, etc., que se
calculan actualmente al territorio. Respecto a orga-
nización política, civil y religiosa, nada más se ha
adelantado después de la publicación hecha en los
Apuntes Estadísticos de los Territorios Federales ....
" ... Predomina amistad recíproca entre todas las par-
cialidades con -leves interrupciones entre a1'gunas de
ellas, por causas varias que fácilmente cesán para tor-
nar a la común fraternidad. Me es grato informar,
como lo hago, en presencia de los hechos y del tráfico

150
,-~

LOS ABORÍGENES DEL OCCIDENTE DE VENEZUE LA


1,

constante con Santa Teresa, que en todas las tribus o distracción, no conocen el uso de los instrumentos
pa rciali dades reina una inclinación bien manifiesta agrícolas y los de pesquería y cacería, ni las economías
en fa\'Or de Venezuela, principalmente desde que han de tiempo y las comodidades que ellos proporcionan.
cesado en este Territorio los actos de odiosidad que Lo que atrae y dispone favorablemente el ánimo de
a ntes cometían en él con los inui os algunos vecinos los indios son las dádivas o regalos de víveres como
apoyados por la autoridad local. El comercio que se maíz, plátanos, papelones, galletas, etc., y de telas de
hace con Colombia está limitado a una parte de los algodón, cobijas, sombreros, estambre, aceite, abalo-
indios que viven sobre el Calancala, El P or tete, y rio, etc., etc .. . .. Creo de oportunidad, Ciudadano Mi-
Bahía Honda: los demás indios de la Pen ínsula sos- ~lis L~·o.• m nnifest~r ~n esta nota, haciendo cumplida
tienen un comercio crecido, frecuente y animado con JUsl1c1a a la r:1za 111d1gena suramericana, lo que en rea-
Santa Teresa, que, día a día, va extendiéndose hasta lidad hay sobre In imputación que con aviesas miras
la Villa de Sinamaica. La riqueza pecua ria ha alcan- se ha hecho a la que habita la Península Guajira, de
zado un alto grado de prosperidad relativa: se calcu- vender sus hijos a vil precio, para el destino, por in-
lan con bastantes probabilidades de acierto ciento cin- famante que sea, que quiera darles el comprador. Esa
cuenta mil cabezas de ganado vacuno; igual número es una imputación tan falsa como calumniosa, que
del mular y caballar; cuarenta mil del asnal; trescien- con empeño grande ha venido en propagar el espíritu
tos mil del lanar y cabrio y un n úmero inmenso de ilícitas y criminales especulaciones, sustentado mu-
de aves domésticas. No sucede lo mismo con la ri- chas veces por complicidad del Jefe de la Línea de Si-
queza agrícola: apenas por Macuire, Güincúa y Gua- namaica. A extinguir completamente esa imputación
rero se cultiva una mínima cantidad de maíz, frijoles, concurren verdades permanentes y notorias: el acen-
I• lentejas, batatas, yuca, aullania, melones, sandías y ?rado amor de los indios a sus hijos; sus costumbres ,,
ajonjolí, insuficiente para el consumo propio, durante mocentes; sus leyes tradicionales, que han sabido con-
todo el año, de los mismos agricultores. Respecto a servar incólumes y respetar religiosamente al través
industria manufacturera casi nada hay que decir : es- de l?s ~iempos y de las vicisitudes humanas; y el con-
tá reducida a algunas mantas de hilo de algodón tor- sentn~ue.nto g~ne~al de que ningún indio guajiro, por
cido que las indias elaboran para uso de la familia, o pauperrimo e md1gente que sea, en ninguna situación
que, convertidas en hamacas, venden en Santa Teresa de su vida es capaz de llegar al extrem¿ de vender un
a subido precio. En cuanto a la caza y pesca, los in- hijo suyo por ningún precio, ni por ninguna amena-
dios la ejercen en ínfima escala, más por placer que za o coacción. Lo que ha sucedido, pero que para hon-
por especulación o provecho ... no siendo los indios ra del país y gloria de la causa de Abril no sucede ya.
Guajiros a gricultores como he dicho antes, y ejerci- es que algunos hombres de aquí y de Sinamaica ex-
tándose en la caza y en la pesca muy poco y sólo por traños a los estímulos del honor que engendra las bue-
1.5 1 152

- .... L._ .
1
~
'
'•'.
1
r~ .. LOS ABORÍGENES
1
1 DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA 141 ~

,.,
nas acciones, como a los principios de la religión que ' Industria
sirven de freno a los malos instintos, en alianza con la Lugares Parcialidad Caudillos Habitante• Indole
autoridad militar asaltan, con todas las circunstan- Gua.bitapa Urian& José Miguel 400 Pacifica. erra
I~ cías de un carnaJe bárbaro, rancherías de indios pa- Gua<:ap"no. AspusiaM Gua.yumll 140 "
cíficos e indefensos para hacer prisioneros y conver- 1
GUincOa. J ara.riyO Lucijurare 200 y Af;·
GUincOa. EpinayQ Mamrigua.i 200
tirios en esclavos que luego vendían en el mercado pú- Guaja.rima.
Gilipa.
Epiyd
Pu.eaina.
Ariya.
Neirata.
400
200
1
blico de Maracaibo al mejor postor." Gua.rero r apuana. Hermene·
y Agr.
gil do 400 Guerrera
Guaicemena. Urian.a. Guaicaipuro 200 Pacifica.
Cuadro demostrativo de las parcialidades guajiras, su residencia, índole Guana.na Ailpusiana Catire 60 C~ía y Pese.
y habitantes. Guarcar Q P a usay O Gu a.ra.ne.ja.i 300
l• Garra.pata-
mana Jpuana Fernando 650

li
Lugares Parcialidad Caudillos \ Habitantes Jndole
1
Industria Gi>ajira.
Guarijao
l puana
Jara.rlyO
Carequiche
Jainapuro
200
250
y Af;· .
Guaca.m-
Arimla Uriana P are 1 100 Pacifica. Cr!a y Agr. pantura Uriana Tarnaja.pur 100
Ate.puri Jara.riyO Juan Fer- Hapiz lpuana Pariegua 700
nAndez 400 Isuó Aspu• ian a Curura.che 810
Acijau lpuana Hilario 400 Iruapar J nro.riyO Tara.lar 820
Acija.u ParsayO Yocutrn 740 IspApuiri J usoyo Par aipo 600
Aritaime.rOEpiy O Casirchón 100 Irua Pueaina. Monterla 300
.Ara.rieru Urja.na. Jurujuai 200 Guerrer a. Orla Ipapure Ip uana P edro José 300
ArpunApana Uriana Juyichipar 600 J urura.ba.in Aspusiano. P a.raipa 300
:" Aataipa Pusaina Cacique 150 Pacifica Jaichon Ur iana 'llf.a.n anese 100
Auyaca U ria.na Quepé 150 JÍJripich Cijuana. Guarurich 400
Alpiac lpuana Saresca.i 300 Jiborno Urio.na. Arnacao 200
Alpiac JusayO Juyamara 600 Juyechin Uriana iYiachado 300
Alpiaspa Jusayo Amarepa- Jat aipa GuahurO J acinto 200
j11Alh8 600 Jarará Ipuano. A:ntrama-
,¡. Amurchon Jusayo GuararapO 60 ciche 200
1,: Aceito Jara.riyO Jos6 Maria. 150 Crla. y A!f". JararA Jusnyú Tranca 150 Guerrera
Aceitú J a rariyO Gua.cama.yo 200 Ja.rarA JusayO Ar ijuna 500 Pacifica.
r; Bocaeauro
Cojoro
Jusayo
Aspusiana
Gua.ina.ima.
Tamiya.re
600
300 Gu0rrcra Orla
,JararA
Jarar6
JusayO
Jusay o
Ma sat u
Hocoroi
500
300
¡,~ Cojoro Aspusiana Casarima 200 Jararao Ipuana José Sierra. 100
I· Cojoro Aspueiana. Cs.simiro 100 Jarara.o Ipuana Payara 300
Qnanca Arpieyo Guainl 300 Pl\ctflca. 1 Jara.rao Ipuana Bel1,ar 200
¡, Cuce Ur iana Para.runjuna. 400 Guerrera. y Pe,~c. Jararao I pua.na. J urpuna 100

~
Cusla U ria.na Cachete 200 Japi3"pa. I puana. A.rita.pajache 300
Cs.siporce Jnaayí1 José J uan
Avaranta 300 Pacifica .Meccna.rt U riana P.anchito 100
Cata is UrariyO Atuanapur 730 Mert'ína.i U rian a Magua.na 900 Guerrera
1 .J
('~pana Ipuana Mar iquisar 300 y Aff[ · Músina Pu.saina. Guom.olier 200 "
l.: C.o.i~ema Aspusiana Caipana. 200 MeansisAn Aspueiana Juan Pa.cito 150 Pacifica 'j
Oarr1zal Arpieyl\ NicolAs 785 Majuyurpana Ju•ayO Mojorqui 200 " Orla
Chua.pa
~
Cru.za.msria. Sapuana Juan Pablo 100 Maicau ¡Ipuana 500
Casutoro Aspusiana Ca rujo 620 Muéina Pusaina. Calligua·
Chipa Uriana. Chana. 400 racta 200 t
...:
153 154 "';


1
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- • ""'""· .1
LOS ABORfGENES 1
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA
1
Lugares Parcialidad Caudillos Habitantes lndole Industria Candelier cuenta 10 castas como las más impor-
Maguadra. Pusaina Sana.nche 400 Paclfica. c;:ra y Agr.
tantes de la Guajira, a saber: los Urianas, con el totem
Macuire
Manantial
Uriana.
Arpieyo
Ja.ria.na.re
Oe.mpaure
800
600
n
.. del tigre; los Pusháinas, con el báquiro; los Epinayúes,
Osostt! Jara.riyt! José Aguat!n 730 con el venado; los Epieyúes, con el buitre; los Ipuanas,
Oroooni·
mana Jara.riy1l Cauyar 100 con el halcón; los Arpushianas, con el zamuro; los Ju-
Purpurén Sa.puana Vic&nte 400 sayúes, con la culebra cascabel; los Sapuanas, con el
Pe.rése Pusaina Cayetano 760 1
Pe.rése PUl!aina Andresito 950 alcarabán; los Jayariús, con el perro; y los Huáuríus,
Pe.rauchon Sapuana. Caca.nchon 800
Para.gu&ipoa Ja.ra.riyt\ Sa.be.yuna. 300 con la perdiz. Las más ricas de estas castas son los
Para.guaipoa. Apueiana. Pelón 100
Pa.ra.guar· Urianas, los Epinayúes, y los Arpushianas, y agrega
chon Apusia.na Me.ja.mana. 40 c;:IA y Agr.
Paraaau U riana. Guapo 150 Guerrera. · Candelier que ~as otras carecen de interés, porque ca-
; Sexneruco U ria na Yama.ure lfO si todas viven en dependencias de algunas de las cas-
Sichipé Uriana Ya.ica.pt\-
Suepé 400
150 Pa.c!ftca.
tas mencionadas.
Torotosai Uriana. Pe.cho
Aspnsiana Elouterio 150
Torot.osai
Tetepo Pusaina cápitAn 600 Como se ha visto, además de su nombre distinti-
Tetepo
Tetepo
lpuana.
!pus.na.
Ya.urepare
Jurechepe
400 vo, cada parcialidad tiene como su "totem" o blasón,
Gómez 100 algún animal. No se ha podido averiguar si ellos
Uripar Epiy1l Casutai 400
Uroni !pus.na. Arijana. 400 Gusnera créen descender de él; parece que más bien sea éste
Yozipa. Aspusiana Ca.hijima 300
Yor.i1>a Pusaina Coeheche 400 Pac!ftca. un signo simbólico o heráldico. Algunas de las par-
Total. . . ...... .. 33.475 indios
cialidades menos ricas y poderosas usan además de
su propio tolero el de alguna otra casta superior, para
de este modo gozar los privilegios de un protectorado
Como se ve en la lista presentada por el Goberna- respetable.
dor Ffl.rías, existían en 188-0 trece parcialidades o fa-
milias distribuidas en 97 lugares distintos. Uricoe- 1
Simons, a quien consideramos como el mejor in-
1

chea, en la introducción a la gramática de Celedón, pu- formado de 1os viajeros que han visitado la Península
blica un cuadro que contiene 15 castas, distribuidas en Guajira, calcula que existen treinta y tantas castas, de
45 lugares, con un total de 29.263 indios, cuyo cuadro 1
las cuales menciona como principales 22, divididas en
corresponde a la parte oriental de la Península y al 26 totems, a saber:
primer censo de Venezuela levantado en 1&'73. Las
castas mencionadas en esta eStadística y en la citada
de Farías dan un tdtal de 17 castas diferentes.
155 156 • i
LOS ABORÍGENES

Parcialicl&d 1 T._º_te_m_____~ ,_._ _ _L_o_


cal_i_
da_d_•_•-~-

.....=
Uriana. Canaj&pur (tigre} Taroa. y Babia Honda
Uriana ArpanA (conejo) <.,uce costa de Ma.ra.ca.ibo
Uriana
Uria.na.
Epiy11
GUinpiray (paraulata.}
Jokóriu (tuqueque}
Guaruseche (buitre)
Por toda.a parte&
En las llanuras
Babia Honda, Pto. Estrella, eu
....
·;:::
P ushaina Puiche (báquira) Parashi, Ataipa., etc. o
Ipuaos. Mushar6 (gnvi!Qo) Portctc, Joroy, Siapaoa.
"
Sa.yarid
SusayQ
Arpuahaina
Er (perro)
Kasia.urie (culebra, ca,zadora.)
Samur (zamuro)
Macuirs.
Teta, Jallllre
Guincus, Cojoro, etc.
..
-~
oS
Sapua.na.
Sa.puana
EpinayO
Gs.rina. (gallina)
CQrrai (alcara.bl!n)
Uy4ra (vena.do)
r:uarero, por los llanos
?.
Portete, Jayarure
..El
i:l
Sirnu o Pies! Guarir (zorro) Valles de i\facuira. ::1
"d
Secua.na.
Ura.riyQ
Ouorguor o Gua.ruseche (buitre)
Mnra. (culebra cascabel)
Guajira Alta
Por todas partes
.s
Pausayn Juche (machln) 1.. . . . . . . o
S ij uana Cóori (s.vispa) Guajira Alta .!::
Guaririn Guarir (,-;orro) Colinas de Ma'cu ira ·;¡
Guauuri.O Pcr (perdiz) Taroa, Guajira Alta ::1
AJ"apa.inay(i Anuwana (buitre) nuajira alta t!>
Samuri11 Jopepa (lechuza) Guajira Alta
Arpusiata Ischn (cardenal) Guajira Alta
Uchara.iQ
(cocina) Colinas de Cojoro
GuorguoriyQ Guorguor (buitre) Colinas de Guajira. Alta
Araurujuna. Pequefl& parcialidad poco cono-¡
1 cida. Col in as de Macuira.

Los samurius, parcialidad muy pequeña, se ali-


mentan de. la carne de caballo y de burro, lo que es
considerado por los otros indios, (que no hace mucho
ni comían gallinas,) como inmundicia. Sinembargo,
todos comen iguanas y una especie de lagarto que lla-
man guasher. Fuera de las nombradas existen algu-
nas hordas insignificantes que habitan las serranías.
El mismo Simons estima que sólo diez de las par-
cia lidades por él anotadas, son verdaderamente im-
portantes, y de éstas son los Urianas, los más pro-
minentes. Esla casta es la más numerosa <le la
Guajira y se ha subdividido en varias ramificaciones,
1.57
DEL OCCIDENTE DE VENEZ!JELA LOS ABORÍGENES

como lo demuestra el cuadro estadístico de Simons, tomasen Ja precaución de repartir sus bienes y gana-
que hemos reproducido arriba. No sólo son los Uria- dos, ~cnicndo tan sólo una pequeña parle en cada lu-
nas los más numerosos, sino también los más ricos, y gar. La escasez de agua y la falta de pastos, les obli-
a ello obedecen sus alianzas matrimoniales con los ga a lleYar un vida nómade, sin construir habitacio-
Pushainas, que eran antes los más ricos del territorio. nes durables. pues continuamente están mudando de
Estos últimos poséen aún caudales en turnas y otras paradero, ya hacia las regiones más altas de la Gua-
alhajas; pero entre los guajiros, los rebaños de ganado jira, ya hacia las más bajas llanuras. Algunas, sinem-
vacuno, mular y caballar, constituyen hoy la única y bargo, de entre las diferentes parcialidades, a pesar
verdadera riqueza: así los Uriam1s prefieren siempre de su inclinación a la variedad, demuestran cierta
permutar sus turnas por ganados. preferencia a determinadas localidades: los Pushai-
Los Epieyúes, aunque por lo común pobres, son nas, por ejemplo, se encuentran generalmente en los
los que siguen en importancia. Bajo su protección se sitios y alrededores de Ataipa y Parashi; los Urianas-
hallan los Secuanas, y a su vez, bajo éstos, la pequeña tigre frecuentan a Taroa y Bahía Honda; mientras que
¡parcialidad de los Guorguoriyúes. Siguen los Pushai- en las cercanías del Portete abundan los Ipuanas y los
nas, Ipuanas, Jallariúes, Josayues, etc. A excepción de Epieyúes. En los alrededores de Auipana se hallan
los Jimúes o Piesíes, pequeña comunidad de apenas en gran número los Ipuanas y Josayúes; los de la Te-
200 almas bajo el mando de un caijuna en el valle de ta son casi todos Josayúes, y los de Guarero, cerca de
Macuina entre Araura e Itujoro, de los Guarinines (ba- Las Guardias, son Sapuanas; los tres últimos son in-
jo la protección de los Jimúes), de los Sijuanas, Se- dios Cocinas."
cuanas, Arapainayúes, Araurujunas y Arpusiatas, to- "Con respecto a estos terribles Cocinas, diebe ad-
das las tribus pequeñas están confinadas en la parte 'Vertirse, en primer lugar, que su nombre significa en
alta del territorio, al Este del cabo de La Vela; las de- lengua guajira: "ladrón'', "salteador". No son una
más parcialidades están diseminadas por toda la ex- tribu, ni siquiera una parcialidad especial, como su-
tensión de la Península, en la mayor confusión. ponen. Es con relación a estos indios que se ha in-
Tomamos del mismo Simons las siguientes apre- currido en los errores más extravagantes, y hasta se
ciaciones: (u) "Con la vida que lleva el guajiro, en con- les ha acusado de ser antropófagos. M. Reclus dice
tinua lucha y guerra, familias enteras quedarían re- en su obra sobre la Sierra Neva.da de Santa Marta <2•>.
ducidas a la miseria o desaparecerían del todo si no "Les cocinas son anthropophages, et ríen n'cffra-
ye plus les guagires que la pensée d'étre rolis el dévo-
(19). Los Indios Guajiros, según Fred. A. A. Simons, traducidos con rés par eux". Esle acerlo es del todo falso y n ingún
notas por el Dr. A. Ernst.-La Opinión Nacional 1885. Reproducido en la
Revista Técnica del Ministro de Obras Públicas 191 t. I. Nos. 8-9. (20) . E. Reclus. La Sierra Nevada de Sainte-;\larthe. París 1881-p:l-
gina 229.
158
159
DEL OCCIDENTE DE VENEZU ELA LOS ABORÍGENES

hecho lo comprueba. Es cierto q ue los Guajiros no Teta, y una angosta faja de tierra que atraviesa las
dejan de temerlos, y que no se atreven a pasm· por su llanuras; como refugio ocupan también las montañas
territorio sino en número suficiente para defender sus de Oca, sobre todo en sus correrías por la parte llana
rebafios y haciendas, cuando emigran al Sur; pero su de la Península. El territorio al Este, hasta la serra-
temor no pasa del muy legítimo qul· el ladrón inspira nía de Macuira, está sujeto a sus depravaciones, prin-
a lodo el que posee bienes de fortuna. En efecto, es cipalmente entre Ciapana y la laguna de Tucacas. Sus
difícil hallar a un Guajiro que no tenga algún parien- principales jefes son Alyechipara de Yorujama, como
te entre los Cocinas. Martín (o ~1arliana, como es su con frecuencia él mismo se nombra; Uriano, que go-
nombre indio), uno de los caporales más poderosos bierna en los alrededores de Anaipana y Yuripiche,
del país y jefe de los Josayúes, es hermano de ~Iasa­ (y dicen que es el peor y el más temido de todos ellos);
paín, uno de los jefes más temidos de los Cocinas. Por Perón, un Arpushaina, que se ha apoderado del dis-
otra parte, Tomás Aquin, jefe de los Pusha inas y r\pia- trito de Cojoto; Masapaín, un Josayú, hace inseguro
pá, es hermano de padre del formidable Yor ujama. todo el país cerca de la Teta; Meregildo, un Sapuana
Estos Cocinas no son ni más ni me nos que una horda que infestó antes el vecindario de Las Guardias, está
de salteadores que han sido expulsndos de sus parcia- ahora establecido en Guarero, y junto con sus compa-
lidades por pendencieros, asesinos y ladrones, ~· obli- ñeros se ha domado por medio del trato con los vene-
gados, por tal razón, al pillaje para ganar la Yida. En zolanos. Hallando que una vida honrada le deja más
su propia defensa, y para tener mejor éxito en sus co- ventajas, ha cambiado de profesión y dedicádose a
rrerías de bandidos, se reunen en grupos más o menos la cría y a la agricultura. Los Cocinas poseen nume-
numerosos con jefes reconocidos, y así se ha ll an ('n rosas plantaciones en Anaipana, al lado del mar y al-
la aptitud de llevar a cabo sus exped iciones merodea- gunos rcbai'íos; pero, como roban más de lo que crían
doras. Contando con bastante ·fuerza, se arrojan d< se deshacen de ellos cuanto antes. Practican con espe-
improviso sobre partidas menos numerosas e indefen- cialidad la confección de las aimará, o flechas envene-
sas, arrebatándoles cuanto poséen. Entre ellos no l1ay nadas, que dan en canje a los Guajiros •por géneros. Un
respeto de una banda a otra, p11es los Cocinas se rn- tungal o manojo de 24 flechas vale 8 varas o sea un
han unos a otros, siempre que pueden. El Guajiro corte de tela de algodón."
que tenga algún pariente entre ellos, cuenta con se-
guridad solamente, por parte de la pcqueJia banda, en Aunque las rriinuciosas anolaciones de Simons,
q ue éste se halla afiliado. Los Guajiros trafican con c¡ue acabamos de reproducir, se refieren a la época de
ellos, y amenudo logran que les sean devueltas las re- su visita en 1881 y 1882, hemos creido interesante ha-
ses que les fueron robadas. El territorio de los Coci- cer conocer la singular estructura de la banda de los
1.1as, por excelencia, es la serranía de Cojoro hasta la Cocinas, compuesta de los malos elementos de las va-
:;;,e. 160 161
"'
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

rias tribus o parcialidades guajiras y su índole perver-


sa, tan clararpente expuesta en la referencia aludida.
Los indios no se esmeran en la construcción de
sus habitaciones. Los mejores ranchos (guanétu) son
muy sencillos, y levantados en poco tiempo. Son to-
dos parecidos: se clavan en tierra 6 horcones de hor-
queta, de dos en dos, siendo las que ocupan el centro
del doble largo de las otras. Colocadas sobre los hor-
cones las varas que hacen de soleras, se tienden sobre
éstas algunas varas delgadas a manera de viguetas,
formando su conjunto un techo de dos aguas, cuya
cubierta la constituyen latas de cardón aplanado, que
llaman los guajiros yotojoro. Este techo resultabas-
tante fresco e impermeable y es fácil de desarmar,
cuando la familia muda de lugar. Las paredes trans-
versales se comban hacia afuera para ganar espacio,
y están esmeradamente forradas, al igual de las longi-
tudinales, de latas de yotojoro. Cuando el rancho sirve
únicamente de depósito, para resguardarlo de los la-
drones y de los animales, se cerca de troncos de cardón
(cereus) que basta echar junto a los lados para que
prendan. Un rancho común consiste simplemente
en un techo de una sola agua, hecho de los mismos ma-
teriales anteriores, con el lado más bajo cerrado para
protegerlo del viento: estos los llaman pinche, piche
o miche; a veces les basta cuatro estacas, cubiertas de
cualquier modo para abrigarse contra el sol; en esta
forma hac;en sus primeras habitaciones en las rozas
de sus sementeras, y las llaman rumas. La Paraca-
cúa o troje, es parecida y se levanta siempre frente a
los ranchos; sirve para guardar objetos de uso, queso,
maíz, etc. Estas trojes son las mismas que usaban los
162
LOS ABORÍGENES Dl!L OCCIDt!NTE UI! VENEZUELA

aborígenes del Centro y Oriente de Venezuela bajo la y esperar en silencio a que el dueño o jefe de la casa
denominación de Barbacoa, voz taína que se ha incor- lo invite a pasar, logrado lo cual se entabla la conver-
porado al español de Venezuela. cm Debajo de la Pa- sación con la mayor familiaridad.
racacúa cuelgan las monturas (siyési) y a sus som- Cuando una pequeña partida de indios llega de
bras están las hamacas, en las que los indios se colum- visita a un rancho, se observa la misma etiqueta des-
pian durante el día y toman sus comidas. Si su esta- crita, sólo que el dueño de la casa sale al encuentro de
.d ía en las llanuras es chrta, un árbol de dividive les los visitantes y dirigiéndose a quien supone ser eJ je-
sirve de techo. Cuando más, agregan algunas esteras fe de la partida le dirge un saludo que el otro contesta
de enea o un poco de paja seca que colocan por enci- con un gruñido de asentimiento y seguidamente hace
ma para mejor protejerse contra ,el. sol. Gen~ral­
el dueño el mismo recibimiento a los demás qtJ.e con-
mente se destina el rancho a deposito o almacen y testan con igual gruñido. Luego sale cada miembro
frente a él se fijan en el suelo los postes u horcones importante de la familia y con la misma estolidez del
(teje psi), que sirven para c?lgar las ha!°a~as (jama- indio se repite la ceremonia. El saludo que se dirige
tauré) y chinchorros, (sorz) pues ~l 10d10 prefier.e a los visitantes es simplemente "intishi-pía" (has veni-
dormir al aire libre, siempre que el tiempo no le obli- do) o "eiguaré-pia" (ya llegaste?) y esto mismo se di-
gue a refugiarse en su rancho. Suelen colgar varias cen cuando se encuentran en el camino.
hamacas de un solo horcón y cruzarlas entre sí, a fin
de juntarlas lo posible· y no es raro que duerman en Los Guajiros son en general alegres e inclinados a
una sola dos o tres personas. Alrededor del rancho se las distracciones; en sus rancherías ·Sé ven frecuente-
observan, además, otras estacas enclavadas en el suelo, mente fiestas que celebran con novillas asadas, liba-
que sirven para amarrar sus animales durante_ la no- ciones de chicha y bailes animados, a los que se entre-
che cuando no son éstos encerrados en pequenos co- gan con ·g ran entusiasmo. El baile Chichamaya se ini-
rr~ies de "palo a pique", inmediatos a la casa. Sus ha- cia formando rueda ambos sexos mezclados·; salen lue-
bitaciones no se hallan establecidas en forma regular, go de la rueda hacia el centro por parejas y bailan sal-
a manera de pueblos o caseríos, y las pocas barracas tando al compás de la .música, tratando la mujer, por
que forman la "ranchería" de una parcialida.d ofrec~n todos medios, de enredar y hacer caer al hombre, y al
en su conjunto el mismo aspecto de estancia pasaJe- conseguirlo es saludada por sus compañeras con gran-
ra o provisional que caracteriza sus habitaciones. des aplausos y carcajadas. En seguida es sustituida
la primera pareja por otra, que ejecuta el baile en la
El que hace una visita a una familia guajira, es- misma forma y con el mismo término, pues los indios
tá en el deber de detenerse, sin anuncio, a la entrada tienen la galanteria de dejarse derribar, y si no lo ba-
(2 1) . L. Alvarado. Glosario de voces indlgenao de Venezuela.-Cara- r.en desde el principio, es sólo con el fin de alargar la

-. cas 1921.
163 164
LOS ABORfGENES

diversión. Los instrumentos de música que emplean


son tambores (kosha) que redoblan con cierta mono-
tonía y flautas (mas) de diversos tamaños, general-
mente hechas de cañas o carrizos. El canto conque <Ji
o
11:::
acompañan la música, es igualmente monótono y de "
un tono melancólico, como el de casi todos los indios
americanos. Con estas fiestas y bailes celebran los
indios el nacimiento de algún hijo y el matrimonio de
los parientes.
El tren de cocina se c01hpone de marmitas, ollas,
cazuelas, ·platos y jar.ros, todo de arcilla y de formas y
dimensiones diversas. Para cocer el maíz usan la olla
llamada ushi, para la leche otra llamada moko; la ti-
naja en que se deposita el agua potable tenashi, que
parece corrupción de la voz española;. una pequeña
jarra que se usa para llenar los recipientes en el pozo
o en la casimba, se llama amuchi; la garrafa, especie
de damajuana, que se usa para transportar el agua en
viajes se llama shoiché; la totuma que se usa para
beber ita, el pJato de comer posú, la sartén jirala, la ":-.
cuchara o pichagua de calabaza pushá, y la tapara que .:;;.,
se lleva a manera de bota japuin. "'
;..
o
Los Guajiros son hospitalarios, aunque su hospi- ..!::.,
talidad ha sido apreciada de diversos modos por los "::i
viajeros que los han visitado. Simons, por ejemplo,
juzga que ha sido muy exagerado cuanto se ha dicho
"Q)
::i
O'
a este respecto, y Candelier opina que su hospitalidad ·;:;
es amplia y franca. Nuestra propia experiencia en la u"
Baja Guajira nos inclina más bien a la opinión de Si-
lnons. El Guajiro es hospitalario por cálculo; es li-
beral y generoso con la gente de posición, sobre todo
16.5
..

DBL occmENTE DE VENBZUELA LOS ABORÍGENES

si cree que pueden serle útil o retribuir sus servi- las brutalidades y desprecio, procura calmarlo, rete-
'
cios e~ alguna ocasión. Si está comiendo, al llegar nerlo en el hogar y obligarlo a dormir. '
alguno, es casi seguro que le brinda. participación en En sus sementeras cultivan el millo (Sorghum
su comida, y con seguridad le dá si le pide, pu~sto vulgare) la sandía o patilla ( Citrullus vulgaris, Schra-
que el pedir es institución tradicional de la raza. Con der), la auyama (Cucurbita máxima, Duch.) y la yu-
lo que sí se puede contar siempre en un rancho es con ca (Manihot utilissima, Pohl). Su bebida predilecta es
un chinchorro, pues el dueño duerme en el suelo pa- la chicha, que obtienen por fermentación de varios
118 cedérselo a un huésped. productos vegetales; la más corriente es la de maíz;
No usan mesas ni.sillas; de no estar sentados en la que preparan con el sumo de la patilla, se llama · .
la hamaca lo están en pequeños bancos llamados turu, vinamá; la del millo guanamá; y la de la yuca haymá.
hechos de madera dura del árbol parsua y otro ban- En todas estas voces la terminación má significa chi-
co o lecho formado por una tabla que descansa sobre cha. Comen las semillas de sandía tostadas, y en el
cuatro patas de 1,50 metros de alto y cubierta de una condimento de sus manjares emplean poco la sal, aun-
'¡; piel de carnero, se llama kaishé. Son los indios muy que la tienen en abundancia, lo contrario de las tribus
aseados en el comer y beber. A los principales se sir- de la Sierra Nevada de Santa Marta, que la emplean
ve por separado, dándoles su ración en un plato y con exceso, no obstante tener que procurársela a pre-
entregándoles una pichagua o cuchara, de la cual ha- cios elevados (Ernst. )
cen uso para la sopa y gr~mos, pues por lo demás usan Para la ranchería elijen con cuidado sitios estra- 1

los dedos con toda libertad. Las sobras quedan para tégicos, desde donde puedan dominar el terreno veci-
los miembros inferiores de la familia. Es de rigor no y tienen el cuidado de colocar los ranchos en for-
ofrecer agua después de la comida para enjuagarse ma que, sin estar muy distantes unos de otros, pue-
la boca y lavarse las manos y esto se observa aún en dan apoyarse mutuamente en caso de ser atacados. '

el caso de haberse tomado leche, la que consumen en Todo indio acomodado es dueño de varios ranchos en
varias formas en abundancia, lo mi'Smo q'Ue el maiz diversas partes del territorio y cada rancho tiene un
cocido preparado en mazamorra (eiraiushi). nombre distintivo. Dice Simons: "coleccionar los
Son muy afectos a las bebidas alcohólicas y ade- nombres de los ranchos sería una tarea igual a la de
más de la chicha fermentada, usan los licores fuertes levantar el censo del país", y por ello se limita a los que
que adquieren por cambio o compra de los criollos. él visitó y considera de mayor importancia y como es-
En el estado de la embriaguez el Gµajiro se torna sus taciones del tráfico, donde reside un blanco.
ceptible, violento e insolente y capaz de cualquier cri- A seis millas de Punta Espada, al pié de Araura,
-~en; entonces la esposa, soportando abnegadamente está Guarerpá, siendo su jefe Caijuna, un jimú. Las
166 167

/
LOS ABORÍGENES

DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA


luna provée de agua el lugar. Todo el tráfico del
rancherías ocupan un hermoso llano rodeado de co- distrito de Macuira pasa !por allí y la mayor parte de
cales, que es lo mejor de toda La Guajira. <22 > sus productos va directamente a Curazao.
Al Oeste, cerca del litoral, queda Chemunao; su Siguiendo la costa se llega a Taroa (Utaripa); su
jefe José Agustín es un jallariú, pero de raza cruzada, jefe Guacuriche, que tiene el apodo "El ·P residente",
que habla corrientemente el castellano. Crée Simons es un guaurión. Allí reside un súbdito neerlandés,
que por allá deba buscarse el Cabo Chichivacoa, cuyo oriundo de Curazao. Un poco más al interior se halla
nombre se lée con frecuencia en los historiadores de la ranchería Jiguaral de los urianas-tigre; su jefe Jei-
la Conquista, pero que los indios no conocen; lo mis- tanal es conocido también con el nom bre de Alon-
1

mo que acontece con muchos otros nombres usados so; pero si uno desea grangearse su ~fecto, debe Ua-
por los españoles. marlo "el coronel", título que le fué dado, con su co-
Más al interior está Maguaipá con sus jefes José rr.espondiente uniforme, en premio de sus servicios
prestados a los colombi-inos derrotados en la revolu-
Antonio y Nicqlás, dos hermanos de la parcialidad de ción de 1876. Entre los llanos de Macuira y Parashi,
los jallariúes. El sitio, en una pequeña altura a ocho diez v seis millas más al interior, se encuentra Meru-
millas del mar y al pié del Itujoro, es bonito y un im- ney, gr-an estación de tráfico, compuesta de ocho ran-
portante punto de tráfico. El puerto reconocido de chos; su jefe es Saipa, de la parcialidad de los Epiyúes.
estos lugares es Puerto Estrella, que los indios llaman Es uno de los puntos más centrales de la Guajira,
Paraliero; pero como los venezolanos suplen los ar- rodeado de varios lugares importantes; probablemen-
tículos de su mayor consumo, como son panela y te- te fué el sitio de la antigua colonia española San Juan
las, a la mitad del precio de Río Hacha, la mayor par- de Ipapa. Ororepo, Jallarure, y Yararur son otras
te de dichos efectos vienen por tierra desde la laguna rancherías existentes en aquella comarca. Siapana,
de Tucacas. Puerto Estrella tiene quince casuchas y distante diez y ocho millas de la laguna de Tucacas y
siempre residen allí algunos traficantes de Río Ha- habitada por Ipuanas, ha aumentado mucho última-
cha. El jefe, Pedro Quinto, es un epieyú, pero su her- mente en importancia, por ser estación de tráfico de
mana Mauricia es la que realmente tiene el mando. los venezolanos de Maracaibo. Su jefe es epieyú.
La hermosa casimba de Ariapa, en forma de media Jaisatur, Cuce, y Cojoro son otros lugares habitados
en la costa oriental; el jefe del último se llama Perón
(22) La descripción de esta rancherfa y la de las subsiguientes las h e- y es arpushaina y cocina. En la parte occidental exis-
mos tomado de la traducclón hecha por el Doctor A. Ernst, publicada en la
Revista Técnica del Mlnlsterio de Obras Públicas de 1911. l. Págs. 406 y 407. ten muchas rancherías como Jamaicamana, Amurcor,
No debe olvidarse que los per.sooa:jes nombrados por Simons y las condicio- Chororsirú, Amarepo, Joroy, Katunasió, Ataipa y otras
nes de cada ranchcriat asl como su tráfico y comercio~ corresponden a la época
de •u viaje (1882 a 18M). 16!1
168
- . l
-
Dl!L OCC!DSNTB DI! VENEZUELA
LOS ABORÍGENES
'
cu)'.a e~umeración o~itimos. En la Guajira Baja es
nueva colonia militar de Paraguaipoa, quedó tempo-
l
Gumcua el lugar más importante, situado en la mitad
de la distancia entre Río Hacha y Paraguaipoa. Simons ralmente desierto; los indios la llaman Taiguarí, y es- I'

r~fiere que a pesar de su excelente posición y abundan- tá situada en tre la lagu na del Gran Eneal y la ensena- '

.': cia de aguas y de pastos, había sido abandonado en los da de Calabozo. El punto más importante es, en la 1

últimos años; pero que no dejaba de ser visitado de actualidad, la villa de Sinamaica que los indios lla-
cuando en cuando por algunos venezolanos. Los in- man Garabuyn. Dista unos diez y seis kilómetros al
dios del vecindario son arpushainas. En dirección de Sur de Santa Teresa y entre uno y otro ·p ueblo hay
Río Hacha queda la ranchería de Kanboustú; hacia grandes plantaciones el e coco. Paraguaipoa está si-
el Sur está el gran rancho de Pasajero en la selva y tuada en un terreno llano, 11 nos veinte kilómetros al
hacia el Este, a seis millas de Paraguaipoa, se éncuen- Norte de Santa Teresa o Las Guardias y dista cinco
tra el sitio de Guarero; su jefe Meregildo, es un sipua- kilómetros del mar. La hermosa laguna de El Páj'a-
,, ro le proporciona agua potable en abundancia.
na-cocina, que ya hemos mencionado· más arriba.
Otro punto importante fué Garrapatamana, don- Por lo demás, son tantas las rancherías grandes
de vivió el conocido jefe José Dolores de la parciali- y pequer'ias que existen en todo el territorio de la
dad Arpushiana. Poseía este cacique mucho ganado y Guajira, que su completa enumeración sería obra de
sobre todo, una cría de caballos que gozaban fama de un censo, lanlo más dificil de levantar, cuanto que
buenos y eran muy solicitados por las gentes de Ma- hoy se encuentra la mayor parte de la Península bajo
racaibo. Sostuvo muchas veces guerra con los Ipua- la jurisdicción de Colombia. Sería, pues, menester,
nas, Jusayúes y Cocinas y tenía alianzas con otras hacer este trabajo conjuntamente con la vecina Repú- 1
parcialidades importantes, de modo que en caso de blica, y mien tras tal sucede, tenemos que atenernos a 1

una emergencia estaba en capacidad de montar un las anticuadas estadísticas y censos del Gobernador
cuerpo de caballería de cerca de mil hombres, arma- Faría y del explorador Simons, que al menos nos dan 1

dos de rifles Mauser y Remington. como lo hizo en una idea de la distribución de las parcialidades y su
el año de 1900 para librar en Carasua un combate población en aquella época.
contra tropas regulares de Venezuela. Según el Censo levantado en 1926, existen en el
Por pertenecer al territorio de la Península, aun- Estado Zulia 18.538 indígenas no ·especificados. Calcu-
que no a los indios, citaremos algunos otros lugares lando que de éstos correspondan a lo sumo 2.000 a los
que se hallan en la extremidad Sur, en territorio de indios Motilones y 2.500 a los restos de los Paraujanos
Venezuela. El antiguo pueblo de Santa Teresa, lla- que habitan en Sinamaica, Santa Rosa y los Caños de
mado también Las Guardias, fué por los años de 1880
1 la Barra, quedaría una población de 14.000 indios gua-
capital del territorio y al mudarse ésta en 1882 ¡¡ la
jiros en territorio de Venezuela.
170
171

'
-~ -

DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABORfGl!NES

Entre las parcialidades que pueblan la Guajira, en tanto que los unos go1.an de cierta comrnl.idacl r<'la-
existen distinciones de castas y modo de vivir, que des- tiva a su condición, los otros apenas adquieren con
lindan unos grupos de otros: los propiamente guaji- que alimentarse escasamente, y a \'l'ccs su frcn ham-
ros, que se dicen descendientes del primer grupo arri- bres compasibles que los obligan a separarse de sus
bado a la Península, son propietarios de más o menos propios hijos. Tan evidente es el encumbramiento de
valores y se envanecen de ser ricos y nobles; constitu- unos y el envilecimien to de los otros, que cuando un
yen, por decirlo así, la aristocracia y de ellos han de- indio de los nobles asesina a un pobre cocina, goza de
rivado su nombre general las parcialidades que hemos impunidad, porque el muerto es un "perro", un ani-
mencionado. Los Cocinas, aunque del mismo origen, mal. Así mismo puede insultarse impunemente a uno
como hemos visto, puesto que se componen de indi- de éstos, pero en cambio la más leve ofensa a un guas- 1

viduos de las diversas parcialidades, son vistos por los hire o sea un rico, sería causa suficiente para un derra-
primeros con el más profundo desprecio, como gente mamiento de sangre.
de baja ralea. Así mismo consideran a los Parauja- Entre las naciones bárbaras, las costumbres cons-
nos, habitantes de las costas y caiios al Sur de Sina- tituyen más o menos las leyes del país y requieren un
maica, como gente inferior en riquezas, destreza, y estudio detenido, pues son las que mejor exhiben la
sentimientos. De estos podemos decir que forman hoy
índole del pueblo y su psicología. Los guajiros no
una tribu aparte de los Guajiros. Su modo de vivir
hacen excepción. Resulta del estudio de sus costum-
sobre el agua, dedicados a la pesca y a la cacería, los
bres más características, que ellos no son tan salvajes
ha mantenido en un ambiente bien diferente del que
rodea a los Guajiros y esto se traduce hasta en las dí- como comunmente se les cree, y que no solo convier-
f erencias dialécticas de su lengua. ten a sus ideas o guajirizan a los traficantes que resi-
Dentro de la población netamente guajira resalta
l den por algún tiempo entre ellos, sino que también,
la posición prominente de los indiYiduos acaudalados en las mismas poblaciones vecinas de Colombia y Ve-
y hasta la de algunas de sus tribus, como los Urianas ~ 1
nezuela predominan ideas peculiares, cuyo origen
y los Arpushainas, y es verdaderamente notable el puede referirse a la Guajira.
contraste que se observa entre aquellos señores nobles En la siguiente relación de las leyes y costumbres
Y a,ristócratas y la masa común de los que nada po- guajiras seguiremos en gran parte las observaciones
séen sino el área que ocupan con sus pequeñas semen- del tantas veces mencionado Simons, las cuales se
teras y escasos rebaños. Este contraste es aún mayor hallan magistralmente resumidas en el citado trabajo
si se les compara con los Cocinas, que viven de la caza, del Doctor Ernst. ('"
de la pesca y dcl hurto, vilipendiados por los Guaiiros
con los dictados de "perros y zorros"; de esa manera, (23) Articulo rilado. Revista Tccnica del Ministerio de Obras Públicas.

172 173

/
- '•

DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

"Además de los tres vicios capitales de todo pue-


blo primitivo, es decir: pedir, robar, y beber, los gua-
jiros tienen un cuarto, que es el de exigir compensa-
ción en dinero por sangre o lágrimas derramadas.
Esta costumbre singular es tan parecida al robo que,
en muchos casos, no los separa el espacio de un
cabello".
1Empezando por el primero, puede decirse que
5' el indio nace mendigo, pues del más rico al más pobre,
"'
;· todos piden por regla y explotan así a todo extranjero
C'l
r:: o traficante que entra a sus dominios, como si fuera
e::.
::;·
su legítima presa. Todo individuo que visita el lugar
:; tiene que estar bien provisto de cigarros y tabaco de
1
'
~ mascar. El indio no puede pasarse sin estos artículos,
"C'l pero ni quiere comprarlos ni prescindir de ellos, y así
:;
:; los exige, no como propina ni limosna, sino como su
e-
r:: derecho. Es inútil hacerse el sordo cuando gritan sin
'-":
:; cesar "juri" (tabaco), o corresponder con la palabra
~
favorita de ellos "napor" (no tengo); si se aprecia la
:o
:;
tranquilidad de ánimo o si, en algún sitio inseguro,
3
:;
con pocos amigos al lado, se da algún valor a la vida,
.,r. no hay más que darles sin demora. Aunque codicia
~
más el ron, y pide además cuanto sus ojos ven, sinem-
bargo otros artículos tienen su precio de mercado y
se pagan, mientras que el tabaco, por tácito convenio,
se ha exceptuado, considerándose como cosa de regalo
para recompensar pequeños servicios.
Como todo mendigo, el guajiro es extraordina-
riamente tacaño y rechaza toda idea de hacer la me-
nor compensación. Nunca están satisfechos. Si se
1 les dá un tabaco, piden dos; si dos, piden cuatro; y así
174
LOS ABORiaENES

t sucesivamente. El tabaco de mascar ("manilla") hay


DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

1 que cortarlo en pedacitos muy pequeños y sacarlo En materia de bebida, el guajiro es beodo inco-
pedazo por pedazo, como si cada uno fuera el último. rregible y ya hemos dicho cómo abusan de la chicha
Un medio que se adopta a veces para esquivar la soli- fermentada y de los licores alcohólicos. Viajar con
citud importuna de los indios, es el de pedirles desde aguardientes en la Guajira es exponerse a grandes
luego, un tabaco, al encontrarse con alguna partida, riesgos, pues al encontrar una partida de indios, to-
lo que con toda seguridad será negado; y sobre la mar- dos exigen el obsequio de un trago, y si no se les sa-
cha "manilla", la que también rehusan; pero toman tisface, echan el cargamento a tierra y destrozan cuan-
la indirecta, tomando en cuenta de que el que pide no to hay para servirse ellos mismos. No se puede con-
tiene para dar. Esta fatal costumbre de pedir es una fiar en el mejor de los guajiros, donde hay bebida.
fuente abundante de pleitos y asesinatos. Un indio, Llegamos ahora a la singular costumbre, peculiar
bajo la influencia de la bebida, es muy susceptible; de ellos, de pedir compensación o multa de sangre,
cuando se le rehusa cualquiera bagatela, no admite fuente principal de muchas contiendas y luchas san-
excusa; muchos infelices han sido asesinados por no grientas entre las parcialidades, y que mantienen en
tener un poco de tabaco con qué satisfacer a su ebrio constante azar la vida, tanto del indio como del ex-
atormentador. tranjero. Si fuera posible formar la estadística, re-
En el arte de robar, lodo indio es diestro, ni es el sultaría que a lo menos una cuarta parte de la pobla-
robar ganado privilegio de los cocinas. Los guajiros ción masculina sufre una muerte violenta por esta
vigilan sus ganados y rebaños con inquieta solicitud; causa, mientras que otra cuarta parte perece por los
y donde quiera que se vea un animal, se puede estar efectos naturales de la borrachera.
seguro de que hay un indio no muy distante, aunque
Las leyes que regulan estas compensaciones son
no esté a la visla. Al perseguir al ladrón, se le mata si complicadas y muy numerosas. Los ejemplos siguien-
se puede; pero, una vez recobrado el animal, no hay
tes explicarán su sistema.
castigo. Si conocen al ladrón, se dirig·e n a sus allega-
dos, quienes tienen que reintegrar lo perdido, cuan- La primera y la más terrible es la del talión, que
.. do el animal rdbado se hubiere vendido, si es que el
hurtador quiere conservar sus propias manadas y ase-
hace responsable a toda una parcialidad por los he-
chos de uno de sus individuos. Considerando los in-
gurar la vida de sus parientes pícaros. Tienen la sin- dios a los españoles o blancos como pertenecientes a
gular costumbre de tocar un tambor, a veces por lar- una sola y larga familia, el país es muy inseguro para
gas horas, después de haber recobrado una res roba" los viajeros, pues cada blanco es tenido por respon-
da. Si es considerable lo que se recupera, matan un sable de la conducta de los demás. La máxima inexo-
novillo y hay regocijo en la familia. rable de sangre por sangre, con todos sus horrores, se
175 observa en la Guajira aI pié de la letra. Si un indio

____
176

~--------_........_ - ---
LOS ABORÍGBNBS DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

es muerto en una riña por un blanco, la vida de otro . C~so. primero. Heridas que uno mismo se hace.
blanco que resida a leguas de distancia pende del del- S1 ~n md1~ por casua~idad se corta con su propia na-
gado hilo del acaso que decide de su suerte, según sea va.1_a, se quiebra un miembro o se hace cualquier otro
un enemigo (o sea algún pariente del muerto) o un dano, s.u s deudos maternos le exigen inmediatamente
amigo quien primero le anuncie el suceso. Muchos el precio de Ja sangre, pues siendo ésta de la familia '!
traficantes inculpables e inconscientes de los hechos, no le es permitido derramarla sin que la pague. Lo~ 1
han sido sacrificados en un extremo de la Península, deudos por parte del padre exigen el precio de lágri-
como represalia de un asesinato cometido en el otro, mas, que es de menor cuantía. Hasta Jos amigos pre-
mientras que el cobarde asesino tal vez haya queda- sentai;i sus redamos de indemnización por el pesar que
do impune. ex~erimentan al ver e] sufrimi'ento de un amigo. Cual-
quiera que se haJle presente al ocurrir el accidente
Tratándose de las observaciones siguientes, debe puede apropiarse el instrumento del daño. El pago e~
1 tenerse presente ·que no es el individuo que haya su- proporcionado al mal que se haya hecho. Una corta-
,1 frido el daño quien exige la compensación sino sus da leve e~ una mano se arregla con un poco de maíz,
1: parientés, es decir, sus tios maternos, por lo regular. una cabrita u otra bagatela; si la cortada es profunda,
Esta costumbre ha dado lugar al error de creer que hay que dar una cabra, una oveja y otras cosas más.
no se hace caso alguno del padre, lo que no es así; aun- En todo caso de compensación, si el indio no tiene con
que por cierto existen entre los guajiros muchos ves- qué satisfacer a sus acreedores, debe pedir limosna,
tigios aún de lo que se ha designado con el nombre de hasta que obtenga lo suficiente para ello.
matriarcado. La parcialidad a la que pertenece un . Ca_so segundo. Daños hechos por animales. Si
individuo es la de sus deudos por parte de madre; por un ~nd10 toma prestado una mula u otra bestia, y ésta
ejemplo, si un pushaina se casa con una uriana, los le h_:a al sue~o, sus parientes exigen compensación al i
hijos son uriana. Ahora, si uno de éstos mata a un dueno del a_m mal, alegando-que, si no Ja hubiera pres-
!,
epieyú, la parcialidad de los últimos está de guerra tado, el .accidente no habría tenido lugar. Si la bestia
con los uri-anas, a menos que la cuestión se arregle pa- es propiedad del caído, entonces tiene él mismo que
cíficamente, pagándose el precio de la sangre. En tal pagar, según el caso primero. '
caso las dos castas no pueden verse, y al encontrarse, Caso tercero. Responsabilídad general. Este caso
se dan mutuamente la espalda, hasta que se haya ef~­ abraza un vasto campo y es el más peregrino. Todo el
tuado el segundo pago. que venda aguardiente u otra cosa cualquiera es res-
Para poner mejor ·e n claro el sistema de compen- ponsable por el daño que se haga bajo su influencia.
saciones, distinguiremos los cuatro casos siguientes: Como muchas otras leyes, ésta solo se hace efectiva

177 178
!
- -
LOS ABORÍGENES

DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA


cuando sea posible; y como los traficantes lo saben
muy bien, nunca se aventuran a llevar ron al interior cionan ellos mismos a la fuerza; entonces es muy fácil
sin con lar con fuerzas suficientes para protegerse. Una que se resientan los otros y estalle la guerra entre las
Yez un traficante le facilitó a Simons un sirviente co- dos parcialidades. No es nada prudente mencionar
mo gu ía y le recomendó mucho no le diese licor algu- nombres de n inguna clase en la Guajira en compa-
no, pues, al sucederle algo, tendría él que ser respon- ñías m ixtas.
sa ble a la familia. Si un indio en el servicio de otra Otra costum bre si ngu lar es q ue s i un ni iio muere
persona recibe por ello algún daño, el que lo emplea en la custodia de su madre o padre, estando éstos a la
queda responsable y por el eslilo, siempre que puede sazón separados, tiene a qu ella o aq uel a cuyo cargo
el indio hallar el más leve pretexto para hacer un re.:. estuvo, que pagar al otro la m ulta de lágrimas; "Lá-
da mo, se vale de él. Exige dinero por lágrimas, dine- quira sushirúa tachón" que quiere decir "mis lágri-
ro por sangre; y si no le satisfacen, él mismo asume el mas por mi h ijo".
derecho de compensación, echando mano a cuanto
pueda agarrar. Ex ijir pago por deudas es una cosa "achecaja";
Caso cunrlo. Hacer mención de nombre. El in - exigir compensación es otra "manya". Los indios son
dio se opone fuertemente a que se mencione su nom- por lo regular, puntuales en el pago de sus deudas.
bre Ycrdadl'ro ·'" en caso de que alguno lo haga, pide En caso de la muerte del deudor, la deuda €-Stá asegu-
unn indl'mniznción. Por lo general, usan de su nombre rada; pues los parientes pasaríán por todo antes que
cspn1"1ol !'01110 .José, Antonio, Aguslín, Vicen te, etc.; permitir que se abusase del nombre de cualquiera de
pues a) indio le gustn ser bautizado. para poder asistir sus muertos.
a todas las fiestas y tener buenos padrinos con quienes Vohri.endo a hablar de asesinatos, entre los indios
ejercer su profesión de pedigüe11o. Hacer mención de son considerados más bien como homicidios; si se
los muertos en presencia de sus deudos es 11 na ofensa puede arreglar el precio de la sangre y se paga por
gra,·e que amcnudo castigan con la muerte, pues, s i completo, es asunto concluido. Con los extralíos es
tal cosa sucediere en el rancho del difunto, estando otra cosa; no hay suma por grande que sea que pue-
presente un Lío o sobrino, el agresor pagaria sin duda, da equivaler a la sangre de un indio muerto por un
desde luego, el agraYio con su vida. Si no le dan extranj ero, y garantizar la seguridad de éste en el país.
muerte en el calor del momento, la cuestión se resuel- En este caso, la sentencia inapelable del in dio es: "pa-
ve pidiendo una fuerte rnullrt, por lo regular de dos o fiur hizo, pafiur paga", (espa ii ol lo hizo, espaiiol lo
más bueyes. Aunque no fuese delante de los parien- paga). Si el asesinato acaece en la familia misma, se
tes, basta haber un amigo que les lleve la noticia para arregla fácilmente el asunto. Simons menciona un
que se exija compensación; si es negada, se la propor- caso que presenció en Ataipá. Estaban algunos Pu-
179 shainas bebiendo; uno montó un caballo ajeno; el due-
180
LOS ABORfGENES

ño le mandó bajar; el otro se resistió y foé muerto de


un tiro. Siendo pobres ambas partes, el asunto se a-
rregló del modo siguiente. El primer pago era de o-
cho ovejas, dos novillos, un caballo, dos collares de
fumas y dos sirapos de cuentas negras. Seis meses
después debía haoersé un segundo pago parecido al
primero. A veces se exifo un teroer pago, pero este es
más bien como una demasía. Efectuado que sea el se.
gundo pago, toda animosidad cesa y vuelven a verse la
cara unos a otros. Si un indio, al intentar quitarle la
vi'da a otro, es herido o muerto, la familia exige pago lo
mismo que si no hubiera habido atentado alguno; a-
sí es que en la Guajira hasta el acto de propia defen-
sa es punible. Hasta aquí las interesantes y sagaces
observaciones de Simons recopiladas y traducidas por
Ernst.
Desde temprana edad se adiestra a los jóvenes
guajiros en el manejo de pequeños arcos y flechás y
en el cuido, domadón y montura de las bestias, a fin
de prepararlos para la lucha con la naturaleza y con
los thombres. En cam•bio, la verdadera educación
de las hembras no comienza sino en el momento de
su nubilidad.
Al presentarse los primeros síntomas de la pu-
bertad, la joven es recluida en una choza en compañía
de algunas de las mujeres mayores y no puede ser
vista por personas extrañas a la familia. Se la despo-
ja de toda prenda, inclusive el guayuco y el sirap y se
le viste con una bata ligera y amplia. Durante los dos
primeros dias su chinchorro se mantient colgado cer-
181
Arqueros Guajiros
LOS ABORÍGENES

DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA


A las anteriores observaciones nuestras, agregare-
ca de la cumbrera del techo para ocultarla mejor y no mos las siguientes de Simons "". "La reclusión no
se le permite beber agua ni tomar otro alimento que es t~n rigurosa como parece; por lo regular ~lgunos
el jaauape, com_puesto de ciertas plantas medicinales. parientes se acercan a la puerta del rancho y conver-
Llegado el tercer dia, se le corla el cabello al rape y el san con la reclusa, quien, con la vida que lleva se ro-
crecimiento de éste hasta cubrirle la n uca, es la medi- bustece mucho, se le aclara la tez, de modo que casi
da del tiempo que debe permanecer recluida. Sinem- se vuelve blanca; a veces aún se hermosean y llegan
bargo, no se guarda con mucho r igor la duración de a ser bastante bonitas. Ni !51) E)~duycn !0s extraños
este período: las ricas lo prolongan hasta dos atios, en ni los hombres de su presencia; estos cor.. miras ma-
tanto que las pobres, que no pueden permanecer ocio- trimoniales, aunque no se les conceda de buen grado
tal privilegio. Por lo regular, al acercarse el térmi-
sas mucho tiempo, lo abrevian ·h asta pocas semanas.
no del encierro, se les permite salir de noche; pero du-
La explicación que nos dieron con respecto a esta cu-
riosa costumbre es que tiene por objeto inculcarles el rante el día no deben dejarse ver. Si la familia se ha-
lla en la necesidad de viajar, las llevan envueltas en
pudor a las mujeres. Lo cierto es que durante el
un largo paño. Puede ser pedida en matrimonio, y
•tiempo de reclusión aprenden las jóvenes todas las si su esposo, ó sea comprador, asi lo desea, se le da la
habilidades domésticas de la mujer como coser, tejer, libertad de una vez; pero si es hombre rico, le permi-
confeccionar hamacas, fajas, vestidos, etc. Salida te generalmente concluir su período de reclusión".
del encierro se espera a que el cabello haya crecido a E n cuanto al matrimonio es un simple negocio de per-
la altura de los hombros, para recortarlo nuevamente muta en el que la joven es vendida por cierto precio
hasta dejarlo cubriendo tan solo la nuca, que es la for- que el futuro esposo paga en ganado vacuno y caba-
ma en que la mujer seguirá usándolo en adelante. llar. Entre los ricos, son los :padres los que general~
Este segundo corte es motivo de una fiesta con bailes mente conciertan el matrimonio. Luego el padre,
más o menos rumbosos, según la categoría de la fa- el tio del novio o algún cacique o persona seria es co-
milia, y equivale a la presentación de la joven "en so- misionado de ofrecer al padre de la pretendida un co-
ciedad", y, como entre nosotros, pueden los jóvenes llar de turnas y cuentas de oro. La aceptación de es-
desde ese día aspirar a su mano. En la fiesta aparece te collar implica la del novio por parte de la familia
la joven por primera vez ataviada con la bata (shé), de la joven y enseguida se concluye el trato y se fija
que visten las mujeres adultas y adornada profusa- la forma de pago. Si la pretendida es pobre, su pre-
mente con brazaletes, collares y pulseras sobre los cio oscila entre cinco y diez cabezas de ganado; pero
tobillos (auri-jana=collar de pié) esta fiesta de pre-
(24) . Simons. Obra citada; también Ernst en s u articulo citado.
sentación es llamada ajuitis.
183
182
DEL OCCIDENTE DE VE NEZUELA LOS ABORÍGENES

si es rica, su valor sube de cuatrocie~tos hasta ocho a dudas, en tanto que sí podían estas existir con res-
mil bolívares o su equivalente en a nimales, est? es, pecto al padre. Esta costumbre y la de la herencia
oeneralmente, de cuarenta a sesenta vacas Y novillos, del nombre y nacionalidad materno, constituían un
diez a quince caballos y d~s o tres mul~s ~uenas, p~r definido matriarcado, que tiende a desaparecer, por
todo sesenta a ochenta animal es. La 111dia .se enor - lo que hemos observado en la extensión que, dentro
gullece cuando puede decir que por ella fue pagado del régime n familiar, vienen cobrando los derechos
un precio elevado. Recordamos el caso de u~ a be- del padre.
lla m estiza, hija de un espaí'íol y de una guaJtra de Si Ja esposa es infiel a su marido, este exige del
Caraipía, que se había casado con una persona a~o­ padre que se le devuelva el precio que pagó por ella,
modada de Maracaibo, amiga nuestra. Al presentar-
quien, si no puede satisfacerlo, tiene que ayudar a re-
nosla díjonos el marido: " he aquí mi mujer, que me
cobrarlo del seductor. Recibe además compensación
ha costado siete mil bolívares". La es posa, aunque
de los parientes de la suegra, por sus sentimientos
hablaba bien el castellano prefería la lengua .Y cos-
lastimados.
tumbres guajiras a las que le ensefiaron en su .JU'·.cn-
tud e n Maracaiho, y al oír las palabras ~el mando, Los guajiros son por lo general monogamos y
irauiendo la cabeza, nos dijo: "cuanto me.1or es nu~s­ observaban antiguamente la ley de matrimonio exó-
tr~ m atrimonio que el de ustedes, en el qu e la mu.1er gamo, que establecía que la mujer había de ser de una
no ti ene precio y pasa a manos del hombre como u11 parcialidad distinta a la del marido. Esta costumbre
objeto o animal cualquiera". . y la de la poligamia que estuvo muy generalizada an-
tiguamente, y es hoy rara, están e n decadencia. El
Tan pronto como se ha fijado el , precio, el no vio
día siguiente al del pago de la novia, se efectúa la boda.
reúne los animales exigidos y los env1a al pad re.de la El novio se dirige a la casa de su prometida acompa-
novia si este ha sido afectuoso con ella y ha cuidado ñado de sus hermanos, tíos y otros 'Parientes cercanos,
b ien de su hija. Caso contrario, solo tiene derecho el llevando dos vacas ó novillas que deben ser entrega-
padre a l valor vagado por Ja hija ma):Or, pues Se S U· dos a la futura suegra a cambio del chinchorro que la

ll pone que a ntes que todo dehe resarc1rsele del l~~go


que e n su oportunidad hizo por la madre. El. vawr
de las otras hijas va a manos de Ja madr~, del ho ~a­
terno u otros parientes allegado.s d~ _la lmea uterina.
familia de ésta ·h a tejido para la noche de bodas.
Este chinchorro lo cuelga la novia en una ramada cer-
cana o debajo de algún árbol, no muy lejos de su casa,
y terminada la celebración de las bodas, que consiste
1 Antiguamente predominaba la fam 1lta mate rna Y te- en .convites y bailes, sin ninguna otra ceremonia, se
nía la mayor importancia el tío materno, co~o que retiran los desposados a su chinchorro. Antes de a-
cuanto a Ja consanguinidád materna, no babia lugar manecer se levanta la esposa y se dirige a la casa ma-
184 185
r DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

terna para prender el fu ego y preparar, como de cos-


tumbre, el desayuno, en tanto •q ue el marido se dirige
a la sabana a cuidar de las bestias y ganados y solo re-
gresa a lacas~ ya entrada la noche, en busca de su mu-
jer. Esto se continúa por algunos días hasta que ven-
cida la vergüenza hacia Ja suegra y su familia, cuel-
gan el chinchorro matrimonial en la casa de ésta y
pocos días después se marcha la nueva pareja a su pro-
pia casa o a la de los padres del marido. A nuestras
preguntas, pidiendo explicación de esta costumbre,
contestáronnos que el dormir desde el primer día en la
ó casa de la suegra es prueba de poco respeto hacia ella
"' y augurio de que prontamcnt,e ha de refiir con el nue-
vo hijo político.
Es obligación de la mujer mantener a su mari-
do del todo. Si la mujer muere al dar a luz, el mari-
do tiene que devolver su valor al padre; al morirse el
marido, la mujer queda de herencia a uno de los her-
.
(")
(')
,g·
manos, por lo regular al menor; y si no tuviese her-
manos, pasa a manos de uno de sus sobrinos.
..o
i:
A pesar del poco aprecio que, a juzgar por estas
costumbres, demuestran por sus mujeres, debemos
,.,
i:
..... decir, que las tienen en alta estima. Es frecuente que
::;·
en ocasión de alguna rifia originada bajo la influencia
............::s
O'

del licor, las mujeres impidan el derramamiento de


sangre interponiéndose entre los combatientes y
.. arrancándoles las armas de las manos a sus maridos o
.. c:i. hermanos. Nunca es tratada con violencia la mujer,
1 (IQ

;"'
y si algún extranjero se encuentra en peligro y una
guajira toma sobre sí el cargo de protejerlo, éste puede
1 estar seguro de que nada le sucederá. En los nego-
186
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA
LOS ABORÍG"NES

su aspecto de cierta elegancia, que nos recuerda Ja toga


cios demuestran más v~veza que los hombres y sabe-
romana. El cabello negro, ·l acio y áspero lo cortan
dores de ello sus ~av1dos, suelen traerlas consigo sobre la nuca y Jo sujetan con un aro, a manera de dia-
cua~do van a negociar o cuando tienen que recibir
dema, llamado yará o korstí, de cinco centímelros de
algu~1 pago. Nada más difícil que satisfacer sus exi-
ancho y l·ejido de una paja fina que distinguen con el
~encias porque para ellas, o el género es muy angosto,
nombre de Ysi. Estos aros o diademas ll evan cu su
o muy delgado, o muy podrido ó escasa la medida· el
tejido dibujos en color negro y son adornados a menu-
maíz lo encuelran picado o chica la medida, pero sie'm- do por una larga :pluma de guacamaya, colocada al
pre le encuenlran. defe~los. ~ada vale un negocio frente. A veces tej.cn este aro de estambre de color y
pactado con el mando, s1 su muJer lo objeta. lo adornan con una borla en la parte posterior y en
Cuando los hombres se hallan en su casa o en sus esta forma llámanlo capanáse, y torona cuando es
t~abajos de campo, nndan t'omplelamente desnudos y solo heoho de plumas.
solo se cubren con una tira de diez a doce centímetros Sobre la muñeca izqu ierda de algunos hombres se
de an cho que JI.aman ich~1 (Simons: caiche) la cual pa- observa una faja de cuero con un apéndice de forma
sa~ en~1~c las p1ern;1s, su.1eln nrlo sus extremos con una acorazonada que cubre el talón de Ja mano y que tie-
faJa, s1-1m, sobre el Yien lre y la espalda a la altura del ne por objeto protejer ésta del latigazo de ~a cuerda
talle. ~sta faja o cinturón es una pieza tejida con co- al disparar el arco. Esta pieza protectora la llaman
lores rOJOS y azules y adornada en sus extremos con eplíká según Candelier, y japiquito, según Simons.
borlas de estambre. Los ricos la usan de una longitud En la planta de los pies llevan sandali as o cotizas que
Y anchura tal, que caso necesario, puede servirles de a juzgar por el nombre que le dan de zapata, parecen
hamaca, y en ella suelen llevar el cuchillo, las flechas ser de origen ·español. La suela de esta cotiza va su-
Y otras cosas menudas. Para presentarse en públi- jeta al pie por cordon es de color blanco y rojo, que
co, o cuando van de viaje, cub1,en el cuerpo con la man- se aseguran por entre los dedos gordo y segundo del
ta de algodón, de vistosas rayas rojas y azules Jlama- pié, pasándolo por sobre el talón. Este cordón se ador-
~as shé, semejante a la que usan las mt1jeres, perodis- na con una gruesa borla de estambre que va colocada
hn ta en el modo de llevarse, pues suelen recogerla has- sobre €1 empeine del pie.
t~ la aJtura de la rodilla por medio de la faja o cintu- Algunos hombres usan gorros largos y puntia-
ron. gudos de lela, su jetos sobre aros de mimbre, como 1os
Cuando hace calor, dejan caer la manta sobre las descritos. Esla prenda es una de las que, a nuestro
caderas, dejando descubierta la parte superior del juicio, ha sido adoptada por los guajiros del acerrn
~uerpo.. A veces solo se despojan del lado derecho, de· cultural de los arhuacos de Santa Marta, quizás cuan-
Jando hbre el brazo y hombro y en esta forma resulta 188
187
LOS ABORÍGE NES

do aún se disputaban ambos Ja posesión de la Penín-


sula. El complemento del traje de ambos sexos lo
constituye la pintura que se aplican a la cara con ex-
ceso, en la creencia de que de este modo la protej en
contra la influencia de los rayos solares. De las
\'arias sustancias que usan con este fin, son las prin-
cipales las siguientes: 1• la palí-isá (Simons: parisa)
que es un coloranle rojo carmesí, extraído de las ho-
jas de un arbusto llamado panrí y que parece idéntico
a la chica ( Arrabidea chica H. B. K .) del alto Orinoco
Amasada esta sustancia con aceite u otra grasa, se le da
la forma de peque1ios conos de dos a tres oentímetros
de alto; untada da un color bronceado algo verdoso,
y generalmente cubren con él la nariz y las mejillas.
2: El guanapay es otro pigmento que da un color
oscuro muy solicitado y muy persistente sobre la piel.
Lo produce la "jagua" o Genipa caruto H. B. K., de la
familia de las rubiáceas.
:1: Mapuara o map1wtepo llaman el polvo que ob-
tienen del yabo o Cllicas, árbol muv común también en
los Estados Lara y Falcón, perte¿eciente a la familia
de las cesa lpiniáceas (Cercidium praecox R. & P.) Un-
tada esta pintura produce un color marrón y despide
un olor ag.radabJe.
4• El paipai (Simons: mashuka), es un polvo ne-

'
gro que se obliene de un hongo, cuya identidad botáni-
11
ca es aún dudosa. Simons cita además el marua co-
j mo polvo fragante de color amarillo.
Llama la atención el aseo que observan los gua-
jiros en sus trajes, pues por pobres que sean, siempre
189

Indi a Guajira en traj e de fiesta


LOS ABORÍGENES
DEL OCCIDENTE D~ VENEZUEU.

comprar cuentas, hacen sus punas de algodón teñido


tienen una muda de ropa para ocasiones extraordina- de negro y trenzado.
rias. Ya hemos dicho que las muj eres se recortan el
Según Oviedo y Valdez <">, los indios que habi-
C31>ello a la altura de la nuca , como los hombres Y
taban nuestras costas en tiempo de la Conquista usa-
cuando viajan, usan un sombrero de paia de borde ban unos cordones de algodón en Ja misma forma de
dentado y amplias alas, llamado guomo. la puna guajira y esta prenda era considerada como
Las alhajas y abalorios que en mayor o me~or señal infalible de la virginidad de las muchachas. En
cantidad llevan las indias, según su riqueza, constitu- algunas tribus caribes de nuestra Guayana, como los
yen, como entre nuestras mujeres las pre.odas, la par- taulipang de la vecindad de Roroima, descritos por
te costosa del ajuar. Los adornos prmcipales son la Koch-Grünberg, las jóvenes usan este mismo adorno
puna y el sirapo, que ya hemos mencionado. La pri- de sartas de cuentas cruzadas en el pecho y Ja espalda,
mera es una especie de tirantes, hechos de gruesas sar- pero no ajustadas a la cuerda con que se sujetan a la
tas de cuentas que, cruzándose en el pecho y la espalda. cintura el guayuco.
pasan sobre los hombros y se s~jetan en el talle por Entre las otras alhajas usadas por las indias gua-
el sirapo ·que es un cinturón también de sartas de cuen- jiras, son los collares las más apreciadas y entre ellos
tas. A los pocos meses de edad visten a las niñas con Jos de turnas los más valiosos. Ya hemos dicho que
pequeñas sartas de unos cien gramos de peso, las c~~­ llaman lumas ciertas piedrecitas pulidas y perforadas
les son reemplazadas por otras mayores, a proporc1on que suelen hallarse en las tumbas prehistóricas de los
que se desarrolla la niña y según los recursos de los arhuacos, antiguos pobladores de la Península. Su
padres. En las adultas el peso de las cuentas de estas forma es muy variada y también los nombres que. se-
piezas y demás prendas o alhajas llega hasta ocho Y gún ella le dan los indios. Las hay esféricas, desde
más kilos. medio hasta dos y medi..> centímetros de diámetro y
Para la confección de las punas se usan toda clase son éstas las verdaderas lumas ; cuando tienen la for-
ma de un barrilito, se llaman amaruré, si son pirifor-
de cuentas con excepción de las negras, siendo pr.e fe-
mes alargadas periñá y si son cortas y gruesas guari·
ridas las rojas ( isochon). Su peso es de uno a eme? raiñá y finalmente distinguen como parauría las de
kilos según la categoría de las personas. Para los si- <'anutillos. El guajiro sabe distinguir perfectamente
rapo~, que generalmente son del mismo peso ~e l~ las turnas y demás piedras legítimas de las falsifica-
puna, se usan cuentas generalmente negras (pi~ur) · das que a veces tratan de negociarle los blancos trafi-
La mujer casada suele usar la puna hasta su .primer
parto; pero luego se despoja de ella para siempre. (2ó). Ovledo y Valdez. Historia general y natural de las Indias. 1635.
Edlci6o de José Ame •ior de los Rlos. Madrid 1851.
Los indios pobres, cuyos recursos no les permiten
191
190
LOS ABORÍGENES
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

En cuanto a las armas de los guajiros, la rela-


cantes y tienen aquella en tan alta estima, que pagar. ción más completa es la que ha publicado Ernst, basa-
hasta una res por una turna grande y bonita. El co- do en las descripciones de Simons y en las suyas pro-
llar se compone regularmente de diez, quince o vein- pias de la colección enviada al Museo Nacional con
te piedras de diferentes tamaños. Las más finas son motivo de la Exposición del Centenario, en 1883. De
Tas que proceden de Parashi, en la alta Guajira. Se- ellas nos serviremos para completar estos apuntes
gún Simons, poco antes de su visita fueron introduci- etnográficos.
dos en la Guajira collares y brazaletes de cora·l, que El guajiro usa tanto su antiguo arco y flechas co-
ellos designan con los nombres de curulase, si su for. mo el más moderno rifle de precisión. No se apar-
ma ·es de :perlas, y uaiche si son largos y ramificados. ta de su rancho sin llevar en la mano el arco y en la
En estos collares de coral suelen intercalarse figuritas faja las flechas. De éstas últimas tiene cinco ·clases :
de plata en forma de animales o de manos humanas. 1" játu o dardos embotados para matar pájaros y la-
El oro ·que antes abundaba en sus adornos ha ido gartos que rematan en una como cabeza de clavo, de
madera dura y fijo en el extremo de la verada por me-
desapareciendo, sin duda porque lo han negociado
dio de una peiota de cera negra, por lo que los españo-
por géneros y abalorios de mayor apariencia pero de les la llaman "cerote". 2~ si se omite la cera se llama
menor valor. Ernst opina ·q ue estos objetos de oro esta clase cachuer. 3' siwárrai (Simons: siguarrai)
provenían de los pueblos que habitaban la Península o paletillas llaman las flechas que usan para cazar
antes de la llegada de los guajiros y agrega que los que animales mayores y ·p ara ·pelear; tienen puntas de hie-
él había examinado eran del mismo tipo que los anti- rro hechas con pedazos de cuchillo, bien afila.das y
guos artículos de oro de Colombia y el istmo de Pana- de formas distintas, teniendo cada forma su nombre
má; circunstancia ésta que él cita en apoyo del paren- especial. 4~ imalá (Simons: aimará) que son las te-
tesco étnico de los arhuacos de Santa Marta y Jos mibles púas de rayas emponzoñadas: es una zaeta
habitantes de las regiones mencionadas, como por otra ordinaria con una punta de dos o tres pulgadas, for-
parte resulta de la comparación de sus lenguas y de mada de la parte ósea del aguijón de la raya, ligera-
sus obras de cerámica <••l. Además de los brazaletes mente sujeta en su base y untada en su extremo de
y collares que llaman japuna (de ja pu, m·ano), se ador- una mezcla venenosa (sau-imala) . Para impedir ac·
nan también los tobillos con sartas de cornelinas y cidentes, el indio proteje cada una de estas pun tas por
cuentas, distinguiéndose como cuhijanar los primeros medio de un canuto. El veneno que emplean para
Y guauriiena o auri-jana los de ila última dase. emp?.nzoñar sus flechas es materia animal en putre-
facc1on y concentrado por ebullición. Los indios ase-
(26) Ernst. Nota 18. Revista Técnica, página 4'1.
19J
192
,
DEL OCCIDENTE DB VENEZUELA LOS ABORÍGENE!

guran que cuando fresco no es muy activo este ve- tenerlo, a causa de prolongada sequía, pueden obligar-
neno y que pierde su fuerza al cabo de ocho o nueve lo a desprenderse de su caballo. Cuando anda de via-
meses, siendo preciso renovarlo de vez en cuando. je no fatiga su cabalgadura, sino la lleva a paso mode-
La muerte sobreviene dos o tres días después de la rado, y de esta manera aumenta su resistencia. Al
herida, por envenenamiento de la sangre, a menos desmontarse en el lugar de su destino, desensilla y re-
que la púa sea extraída inmediatamente y la herida fresca el lomo de su bestia con una totuma de agua
cauterizada. Las flechas están desprovistas de plu- y enseguida manda o lleva el animal al abrevadero y
mas y la varilla es a veces de caña y otras de madera al corral o la sabana. Sus monturas son voluminosas,
sólida. 5~ Otra clase de flechas no citada por Simons es hasta cubrir la tercera parte de la cabalgadura, y lle-
la llamada kaléps, provista de una punta fuerte de nas de adornos, pero no son cómodas. Tienen el cui-
hierro y arponcillo latera], que se usa generalmente dado de renovar constantemente las piezas de la mon-
para pescar. Con respecto a los nombres de flechas 1ura que sufren desgaste, de suerte que no se les ven
anotados por Simons, observa Ernst que Celedón es- cinchas remendadas ni cabestros empatados. La ca-
cribe játe por játu; cachuel, que parece venir del cas- bezada es llamada shaco y consiste en una masa confu-
tellano "cazuela", es todo objeto de hierro. Por si- sa de trenzas, borlas y madejas de cerda, tejidas con
guarray escribe Celedón siguarar, ambas voces son arte, de Yarios colores, que cubren la mitad de la cabe-
idénticas al siparalli (hierro) de los aruacos. El mis- rn del caballo. El bozal está hecho de fibras de tru-
mo autor llama las flechas envenenadas imará (jima- pl ia, rnbicrtas de algodón y lana tejidas de diferentes
lá), que corresponde a la palabra simará de los arua- colores. La rienda, jureno, es otra pieza elaborada
cos. ron muc:ho esmero y generalmente adornada con es-
En cuanto a ]as armas de fuego, el fusil antiguo tambre de color escarlata, azul y amarillo, mientras
es preferido a las modernas armas de retrocarga, por que la cabeza es marrón, gris o rojo oscuro. Algunas
razón de Ja dificultad para obtener los cartuchos. \'eces ambos son una sola pieza que llaman frecherú-
Le dan .el nombre de carcabusa o carcaúsa, palabra de- ¡11111a. Simous refiere que una de estas últimas, fabri-
rivada del español arcabús y cuando el fusil es de fa- cada para las rarreras de las bodas de la hija de un je-
bricación americana se le distingue con el nombre de fe nolabll', tenía cuatro y media libras de lana y costó
carcarha cayetapunajana. un noYillo. Si Yiajan, usan freno para la mula y sólo
Como hemos dicho, el guajiro desde muy joven bozal para el caballo. El bocado del freno es pareci-
aprende a jinetear y es en consecuencia tan apegado a do al Yiejo bocado de mula, español, con un anillo de
su bestia como nuestros llaneros a las suyas. Solamente hierro que pasa por el labio inferior. Las monturas
una necesidad apremiante o la imposibilidad de man- se asemejan a nuestra silla vaquera, con el arzón muy
194 195
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA
LOS ABORÍGENES

saliente y los dos forros de costumbre y la llaman sía,


que es la palabra castellana pronunciada a su modo. al concepto cristiano de un Dios de bondad, pero no
Para hacer menos incómodo el asiento de la silla lo en cuanto al mismo Dios, cuando éste aplica penas y
cubren con un cuero de oveja (arneruta) asegurándo- castigos a los hombres. Esle Dios severo, a quien te-
lo con una faja tejida en vistosos colores (mantaupu- men unos y otros, está represen tado en las ideas reli-
ná). La grupera lleva dos motas largas de cerda muy giosas de estos indios por yuundrú, el espíritu que in-
negra sobre la cola de la bestia. Estas gruperas suelen terviene en el nacimiento y muerte de los Guajiros º".
tener hasta cuarenta centímetros de ancho y se angos- Al morir un guajiro va a continuar otra vida en
tan hasta cinco ccntímelros en el punto en que se aj us- un lugar dotado de espléndidas sabanas con mucho
tan a Ja silla; su tejido contiene dise11os con cerda o la- ganado, a donde llega el alma del difunto, pasando por
na. La funda del fusil, cnrcabusuta, y un par de sueltas, Jepirá, que es el nombre con ,q ue designan el Cabo de
suierlu y las mancas, mnneyamase, de las cuales unas La Vela y para que el difunto, si es rico, llegue a ese
para las patas delanleras son más corlas que las otr~s, lugar prometido con toda la pompa que corresponde
forman el complemento de la montura. Cuando via- a su rango, se le agregan en la tumba toda clase de re-
ja, el guaj iro trata de cargarse a si m ismo y a su bestia galos y se mata un n úmero más o menos grande de
con el menos bagaje posible: un saco con algunas are- novillos. Los indios que viven en Jepirá pretenden
pas de millo o maiz y un pedazo de carne salada~ seca saber cuando ha muerto un rico en lugar distante del
de un lado, y del otro una calabaza de su predilecta centro de la Península, porque diz que oyen los bali-
chicha, para servir de contrapeso, constituyen su bas- dos y bramidos de los animales que acompañan al di-
timento para varios días de viaje. Sobre las cargas funto en su viaje a la otra vida . Los indios ricos son
que conducen sobre una hestia mular o un burro se enterrados en el sitio de su nacimiento y para cumplir
~ien ta generalmente una india o un muchacho, pero con esta costumbre, es a veces necesario trasportar el
teniendo siempre cuenta de no hacer excesivo el peso cadáver a grandes distancias. Durante la noche se
total de la carga. mantiene encendida una grande hoguera que una mu-
En cuanto a ideas religiosas, que son harto difícil jer tiene el encargo de cuidar y alimentar, y dicen los
de averiguar entre los pueblos primitivos, hemos lo- · indios que ésta es para beneficio exclusivo del muerto; . (
grado recoger las siguientes observaciones. (27). El vocabulario de Celedón trae para Dios la voz gtiajira maréigua,
En el círculo de sus ideas religiosas existe un es- Uterga anota mariigua .V peuriuri y Jor~e Jsaacs pturi~ú. La voz guandrU
la encontramos en el vocabu lario de Uterga transformada en guanurú con la
píritu bueno que llaman ma,reigiza o maleiwa Y' que, acepción efe d ialJlo y ton Ja misma acepción la t rae lsaacs. agregándole Ja de
"ave s iniestra". Los jndios de Macuira nos dieron por espíritu maligno la
los españoles han idenlificado con su propio Dios o voz gurinulu o wánulu, que es la misma de los anteriores autores, ya q ue es
Sér Supremo. Esta identidad es cierta solo en cuanto ta o indeciso en la )l!nl(ua de Jos indios el sonido de la l y de la r. La voz
guandrú es la que pr<'domina en la re":· n central de la Guajira y fué tomada
por nosotros de boca de indios de Kan~ a.
196
197
DBL OCCIDENTE DI! VBNBZUl>LA 185

a nadie le es permitido acercarse a la hoguera para ca·


lentarse, ni utilizarla de modo alguno, ni siquiera para
encender· un cigarro. Cerca del rancho donde está
enterrado el cuerpo, se observan grandes hacinamien-
tos de leña para este fin, pues a veces permanece allí
el cadáver hasta dos años. En un día Señalado, des-
pués de expirado aquel término, se reúnen amigos
y parientes para un segundo velorio, en el que son
exhumados los huesos y llevados al cementerio den-
tro de una urna. El cementerio está generalmente
situado en un paraje árido, rodeado de una palizada
de cardones. y las sepulturas están marcadas por
pequeños montones de piedras. Simons refiere que
a la muerte de Salvador, pushaína rico de Arroyo Car-
dón y uno de los indios más poderosos de la Penínsu-
la, se mataron ciento veinte novillos, cuyos cueros
vendidos no bastaron para pagar el licor que se con-
sumió en el velorio.
Cuando se encuentran dos parientes del difunto,
es costumbre que ambos se acurruquen en el suelo
durante un cuarto de hora, uno frente a otro, dando
alaridos, que mientras más fuertes, se consideran más
expresivos de su dolor.
Han informado algunos, especialmente los mi-
sioneros, que los guajiros creen en el diablo y
que llaman este ente maligno yorujá o yarojá
(Celedón) ; pero no hay tal, el diablo sigue siendo
1 monopolio de la superstición cristiana, al menos en la
forma en que la iglesia suele presentarlo ante el espíri·
tu infantil de sus creyentes. El yorjá o yorujá de los
guajiros es sencillamente el espíritu de la muerte: es
198
DEL OCCtDl!NTS DB Vl!NBZUBLA

el auxiliar de que se vale guandrú para matar a los individuo muerto se distingue del vivo porque ya no
hombres y los animales. Cuando una ranchería es arroja su sombra y como esto acontece con los viaje-
azotada por una epidemia, bien sea en los hombres ros nocturnos, se sospecha junto a ellos la presencia
o en los animales, dicen que yorjá la ha invadido. de yorjá <21 >.
En estos casos celebran ruidosos bailes en los cuales Para provocar la pronta muerte de un asesino,
sus curanderos o piaches < aúktschi) tratan de ahu-
2
" (
suelen colocar en la tumba de la víctima un paquete
yentar a yorjá por toda suerte de exorciones que que contiene pólvora, agua de mar, que en su concep·
practican én los ranchos y en los corrales en que tie- to es cosa viva, heces de perro y otras inmundicias que
nen sus animales. Estos bailes suelen ser de larga creen obran a distancia sobre el victimario, y algunos
duración; a veces de una semana o más, y a ellos con- suelen agregar un calabazo con leche, la cual al fer-
curren los habitantes de las rancherías vecinas, lu- mentar, bota con ruido explosivo el tapón del reci-
ciendo sus mejores trajes y adornos. El que ha come- piente.
tido un asesinato no ·puede acercarse a un enfermo
grave, porque en su compañía viene el yorjá quema- Cuando reaparece o recuperan una res o bestia
taría al enfermo. Este espíritu yorjá acompaña tam· que les había sido robada, la tuzan y entierran hasta el
bién a los que viajan de noche y por eso el que arriba cuello, y la rodean los intel'esados, llorando como si
a su casa, ya oscuro, no debe ver a los que están enfer- se tratase de un duelo; insultan y maldicen al ladrón,
mos. Esto nos hace ver ·q ue los guajiros, en sus con- reforzando su acción con explosiones de pólvora que
ciones ideológicas, relacionan de cierto modo el espí- mezdan con ceniza y cerdas del animal robado. Así
ritu de la muerte con la sombra humana, combinación creen conseguir la muerte del ladrón.
que también se encuentra en las creencias de otros pue· El guará es un fetiche que tiene gran valor entre
blos suramericanos. Para el indio, con la muerte los guajiros. Los que poseen uno son considerados
desaparece la sombra del individuo, es decir, que el como los más poderosos y ricos. Según la leyenda,
que por supuesto saben guardar y propalar con el ma-
(28). La voz piache, al igual de las voces guaricha y cacique, ha sido yor cuidado los afortunados propietarios de un guará,
introd11clda en el guajiro y otras lenguas lndlgenas por los españoles. Piache
como equivalencia de curandero es voz cha.ima y tamanaca y guaricha que este trae buena suerte a quien logra verlo. Pero tam-
significa donoella o mujer joven, es de origen . cumanagoto, de suerl!> que
ambas pertenecen a las leaguaa caribea. Cacique, e<>o la acepcl6n de fe~ e (29). Un indio de Maoulra, de quien nos valimos para algunas de nues-
caplUn, es vo• probablemente aruaca y ha sido Igualmente traspbntada a tras anotaciones llngülstlcas, empleaba la voz uorjó por sombra u. obscuridad.
etraa len1111ae. Todas estas voees hao entrado en el caudal del espaíiol de EA .loa vocahalarlos antlauoa de Toro y Urdaneta encontramos por diablo la
Venezuela. Los guaj Iros s61o usan estas voces ex6tlcas al hablar con 101 equivakru;Ja de garuJá. Esta misma vo1 anotó Candeller; Celed6D escribe
criollos, pues su propia lengua tiene las palabras auktohl por piache e ·cu- yarlijd y en nneottos propfo1 vocabularios hemos anotado algunas veces ¡¡or/d
randero, duklae par C01raodua hembra, majáil (r) por guaricha 1 por cacique y otras ·¡¡61uja,. oegan la procedencia del Individuo Interpelado, que unas ve•
aldgla, que significa también anciano o tlo materno. He aqul otra remlnll· ces fué de .M aculra, en el Norte de la Penlnsula y otras de Garabuya, en el
cencla del antlauo matriarcado. extre... Sur.

199 200
LOS ABORiGENES

bién dispone la leyenda que, para poder ser admitido


a su presencia, es forzoso hacer una ofrenda, sin la
cual se expondría el aspirante a perder la vista. Su-
persticiosos como son por naturaleza y educación, se
apresuran los indios a presentar la ofrenda que se les
exige, la cual va a engrosar la hacienda del afortuna-
do propietario.
El guará ha sido también, en ocasiones, el árbitro
supremo de la guerra y de la paz entre las parcialida-
des. Un jefe poseedor de un fetiche, que lo remita al
jefe enemigo, logra que cesen enseguida las hostilida-
des y puedan entablarse negociacione!S de paz. El
guará se conserva cuidadosamente encerrado en una
caja de madera, envuelto en algodones, de donde sólo
se extrae una vez al año para bailarlo, lo que da oca-
sión a una gran fiesta, contribuyendo los asistentes
ricos con novillos gordos que se matan para obsequiar
a la concurrencia y en honor del fetiche. Como todo
objeto de gran valor, el guará es raro en la Península;
los dos más conocidos eran el del indio Samvita de
Causorchón y el' de Jaipara de Jshamana.
Respecto al origen del guará, dicen los guajiros
que ignoran su procedencia, que los actuales poseedo-
res los han heredado de sus padres y éstos a su vez de
los suyos, de suerte que son propiedad de una misma
familia desde tiempo inmemorial.
Hemos tenido ocasión de ver un guará que figu-
raba en la colección de nuestro difunto amigo, el se-
ñor Christian Witzke, y del cual reproducimos una fo-
tografía en este lugar. Este fetiche, adquirido en
Maracaibo, es de oro amarillo, mide unos diez o do-
201
LOS ABORÍGENES
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA

Existen, además, razones lingüísticas que demues-


ce centímetros de alto y representa una figura hu- tran no sólo l·a influencia que tuvo en Centro América
mana sentada, vestida la parte superior del cuerpo, la gran familia aruaca del Noroeste de nuestro Con-
hasta la cintura, de cota o camisela con mangas hasta tinente meridional, sino muy particularmente el gru-
el codo; piernas y pies desnudos y cabeza despropor- po guajiro. La voz Guaxiro, ·q ue en la lengua cuna-
ciona<lamente grande, cubierta de un casco o capacete, cueva de Panamá (San Bias) tiene la misma acepción
a manera de los modernos de acero de los ejércitos de "señor" o "aristócrata", qu e en nuestra Gua jira, es,
europeos. A ambos lados del casco se levantan, a a nuestro ver, una reminiscencia de las relaciones co-
guisa de penachos, grandes adorno5 en forma de cabe- merciales que los pueblos centroamericanos sostenían,
zas de ave y flores estilizadas. La nariz es formada por vía de Panamá, con los indios de nuestra Penín-
por dos pequeños cilindros, horizontalmente dispues- sula occidental "º'.
tos y sujetos por una angosta faja ornamentada. El Por todas estas razones nos inclinamos a creer que
conjunto, en cuanto a la elaboración del metal y esti- las valiosas fi guras que los guajiros 1llaman guará y
lización de la figura y sus adornos, nos recuerda las que tan alto aprecian, proceden de los pueblos toltecas
representaciones de dioses y demonios antropomor- de Guatemala y Honduras, de donde por la fácil vía
fos de la cultura tolteca de Centro América, donde el marítima, o por -el intermedio de los pueblos colombo-
arte de trabajar el oro y la ornamenteción con figu- panameños, vinieron a manos de los guajiros, cuando
ras humanas y animales había alcanzado un alto gra- su capacidad comercial y la fama de su riqueza, sur-
do de desarrollo en el tiempo en que sobrevino el des- gida con la adquisición de ganados en el siglo XVI,
cubrimiento de América. había traspasado los limites de su territorio.
En cuanto a la edad de esta figura, el casco de cor- Además del guará existen en poder de algunos in-
tas y casi rectas alas y el pronunciado filo en el senti- dios otros fetiches más pequeños y de menor impor-
do de su eje mayor, parece inspirado en los que traían tancia , llamados keiresia.
los conquistadores a principios del siglo XVI. Los Paraujanos, como ya hemos dicho, eran ha-
bilanles de las costas de mar y de los caños y lagune -
En el tiempo precolombino debió existir un ani-
las al Sur de Sinamaica, donde quedan todavía muchos
mado comercio entre Centro América y el Norte de tipos puros, en compañía de un considerable número
nuestro Continente meridional, a juzgar por la forma de mestizos que han adoptado sus mismas costumbres
y motivos de ornamentación de los objetos de cerámi -
ca y piedra ejecutados por los pueblos andinos de Vc- (30) La lengua y la cerámica d e l os ant iguos Timoles, aborígenes de
nuestra Cordillera andina, revelan tambi ~n influencias centroamericanas,
nezuela, que revelan una indiscutible influencia cen- oomo lo expondremos en el capitulo sexto de esta obra.
troamericana, como lo expondremos más adelante.
203
202
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA LOS ABORÍGENES

y dialectos. Ya hemos mencionado que los Onotos, vado del Guajiro "o de un origen común con él" lo
Aliles y Sinamaicas de los antiguos cronistas y acaso que ciertamente es el caso con la lengua hablada jlür
también los Toas y Zaparas están refundidos hoy en Jos actuales Paraujanos. La original construcción de
la tribu de los Paraujanos, de los cuales hasta hace la~ cho~as .de los Paraujanos dentro del agua, la ex-
pocos aiios vivían pequeiios grupos en Santa Rosa y plica e1 mismo autor muy acertadamente, diciendo
El Moján y en los cafíos Manatíes y Cañoneras, al Este que de este modo buscan y encuentran sus habitan-
de la isla de Zapara. El grupo principal de esta tribu tes abrigo contra la molesta plaga de los mosquitos
demora hoy en los poblados lacustres de la laguneta crue abunda en los manglares vecinos lo cual es efec·
de Sinamaica. (El Barro, Boca del Caño y Sinamaica) livamente así. '
y en el Caño de Paijana. El pequelio poblado de Santa Rosa contenía en
Los Guajiros llaman a los Paraujanos Paráuja, 1912 alrededor de cien personas, distribuidas en una
voz derivada de Pará, mar, y que puede ser contrac- veintena de casas. Sólo pudimos observar allí, en
ción de Paruruano, compuesto de Paráru, que en al- aquella época, diez o doce individuos perfectamente
gunos dialectos de las parcialidades occidentales de puros; el resto de la población se componía de mes-
Ja Península significa orilla del mar y añú, con que se tizo~ con blancos y negros y todos, aun Jos blancos
designa a los indios en general. Los Guajiros llaman ~emdos de fuera, hablaban entre sí el dialecto parau-
también el mero (Serranus punctulatus C.) parurú; de Jano.
suerte que paraujano, como corrupción de pararuañií, . Ot~a pequeña aldea de esta tribu, situada a corta
significaría en estos dialectos indios o gentes de' la ori- d1stanc1a al norte de El Moján, fué visitada por nos-
lla del mar o pescadores, como efectivamente Jo son otros en 1922. También allí se notaba la decadencia
los Paraujanos. del e~emento indígena, que va siendo sustituido por los
Codazzi, en su Riesúmen de la Geografía de Ve- mestizos.
nezuela, publicada en 1841, cita como primitivos ha- Los principales poblados de los Paraujanos son
bitantes de las orillas del lago a los Zaparas, Aliles, las tres aldeas lacustres construidas dentro de Ja la-
Tamanares, Toas, Alcojolados y otros y agrega que guna de Sinamaica, llamadas Boca del Caño El Ba-
en su tiempo quedaban restos de estas tribus como po- rro Y Sinamaica. La últim~ es la menos ¡~portan­
bladores de las aldeas lacustres de la laguna de Sina- te ~ se h~lla en Ja parte Sur de la laguna. Boca del
maica y en Lagunillas, Moporo y Ticoporo, "en cuyos Cano deriva su nombre de su situación en la desem·
lugares hay varias familias reunidas, que viven en boca?ura del Caño de Garabuya, por el cual puede co-
chozas elevadas sobre horcones de vera en medio del mu.mcarse, en canoas, con la viJJa de Garabuya 0 Sina-
agua".... Su dialecto lo considrea Codazzi como deri- ma1ca, la cual no debe confundirse, con la aldea Ja-
204 205
DEL OCCIDENTE DE Vl!NEZUl!LA

custre del mismo nombre, arriba mencionada. La más


importante de las aldeas de la laguna es El Barro, que
tiene unos cuatrocienlos habitantes y sesenta chozas,
situado en la boca del río Sucuy o Limón. El Censo
de 1891 arroja para El Barro 71 casas y 463 habitan-
tes, y para Boca del caño 60 casas y 427 habitantes,
y para Sinamaica 300 habitantes en unas 50 casas,
aproximadamente. No conocemos aún el resultado del
último censo (1926), pero creemos que las tres aldeas
mencionadas han disminuido en población e impor-
tancia.
Las aldeas lacustres de la laguna de Sinamaica
parecen existir de muy antiguo, pues cuando el con-
quistador alemán Ambrosio Dalfinger entró con sus
barcos por el río Sucuy, entonces Uamado Macomiti,
en junio de 1531, halló en la desembocadura del río,
o sea en la laguna, tres pueblos pequeiios de una gen-
te que llamaban Onotos y agregan los antiguos cro-
nistas: "estaban despoblados, povque sus habitan-
tes al aproximarse los españoles los dejaron solos-
Mas a la vuelta dei' gobernador Dalfinger, los indios
le dirigieron flechas de que no recibieron daño. Es-
tos pueblos, están en el agua, armados sobre punta-
les de palmas muy fuertes".
Tanto en Santa Rosa, como en las aldeas de Sina-
maica, puede observarse que las chozas se encuentran
generalmente aisladas, o formando pequeños grupos
de dos o tres, separados de los otros por canales irre-
gulares de ocho a diez metros de anchura. La comu-
nicación entré las casas o grupos se bar.e por peque-
Construcciones lacustres de Jos Paraujanos 206
LOS ABORÍGENES DEL OCCI DENTE DE VENEZUEL A

ñas canoas y entre las más cercanas existen vigas ten- nes, según la necesidad y el número de personas que
didas a manera de puentes, cuyo paso hacen los an- integran la familia.
cianos y las mujeres, valiéndose de una vara larga Al igual de los Guajiros, tienen los Paraujanos la
con la que se apoya n en el fondo del agua. costumbre de pintarse la cara desde las cejas hasta la
Las casas son generálmente pequeñas y se -com- punta de la nariz para protejerse del sol y también ob-
ponen de una choza que sirve de vivienda y otra con- servan, como aquellos, la costumbre de recluir a las
tigua, abierta, en que se tiene la cocina. Los princi- doncellas, al entrar en el período de la pubertad, para
pales horcones de estas <los chozas se hallan encla- luego ofrecerlas en matrimonio. Cuando tienen re-
vados en el fondo del lago, más o menos 80 centíme- cluida a una joven dicen de ella que se está "blan-
tros o un metro debajo del nivel del agua. El piso queando", lo cual es notificación de que pronto po-
de ambas está formado por una serie de varas o latas drán los hombres asp irar a su posesión.
redonda s que descansan sobre vigas fuertemente
La proximidad de la ciudad de i\laracaibo y la cos-
amarradas de los horcones y :entre una y otra hay al-
gunos estantes tambiénen clavados en el fondo que só- tumbre de vend er las jóvenes a los cri ollos en matri-
lo sirven a dar mayor es tabilidad al piso, el cual gene- monio, han contribuido mu cho a la di sol ución ~:re·
ralmente se encuentre 1,20 metros sobre el nivel del ducción de ésta, an tes numerosa trib u. Sus aldeas
agua. Los horcones tienen 1,20 metros sobre el piso han sido por mucho tiem po abastecedoras de los lupa·
de la casa y soportan delgadas soleras que van unidas nares de la ciudad y la facilidad con que allí pueden
por tiran tes y estos últimos amarrados por bejucos en procur arsedineroy diversiones, ha n sido un fuerte in-
cru z sobre un costado del principal. El techo es de centivo para que las jóvenes indias haya n seguido el
dos aguas, de 45 grados de inclinación, de suerte que camino de las que abandonaron su aldea en pos del
los principales sobrepasan los horcones en 1,80 a 2 amo o del astuto agente.
metros. Cada medio metro están fijas sobre la solera En el interior de las chozas se observa que el piso
las costill as o viguetas y sobre éstas las latas donde de la vivienda (jála ) está generalmente cubierto de
se fijan los manojos de enea o palmas que sirven de esteras o cueros de res (jundó-pa) y de venado (jun-
cubierta a la techumbre. La choza que sirve de vi- dó-irama) para impedir la entrada de viento por entre
vienda está forrada en contorno por esteras de enea las varas o latas de que está h echo aquél. Junto a las
y la puerta es un hueco de 1,20X0,70 que se cierra por paredes se ven algunas trojes (jiirgúgoh ), cubiertas
medio de otra estera. La generalidad de las viviendas con esteras, que sirven de lechos. Hacia el fondo de
son de unos 3,60 a 4 metros de ancho por 4 ó 5 metros la vivienda algunas hamacas (jamáj) están colgadas
de largo; pero existen algunas de mayores dimensio· de soleras y tirantes y del techo (nounagá) penden al-
207 208
,
LOS ABORÍGENES

gunos objetos, como ta paras (arit) y pequeños sacos


co n los utensilios de coser y teje r. Sobre las paredes
cu·elgan de las soleras los cordeles (iáppu ) y anzue-
los ( kuir ). Entre techo y pared se hallan encajados
canaletes (anáichi ), arcos (wréich ) y flechas (wakét) .
En la choza destinada a cocina hay una pequeña su-
perficie del piso 1'Cvestida con una gruesa capa de ar-
cilla o algunas lajas, sobre las cuales tres piedras ha-
cen las veces de fogón (kig-gigall) y en p equeñas tro-
jes se hallan ollas (wira ), cucharas (warich), cuchillos
( meh ) y demás útiles.
El traje de los Par-auja nos se compone del guayu-
..
.=..,..
co( w ali11, láchi ) sobre el cual usan los hombres para
presentarse en publico, camisa y calzón y las mujeres ::1
la misma amplia bata de las Guajiras. En la cabeza eos
usan el sombrero de paja corriente en el país (araná) o.
os
y rara vez se les ven los pies calzados con la sanda- :a
lia o cotiza (kotíse). Las mujeres se cortan el pelo ....=
a Ja altura de la nuca, pero ya esta moda va desapa-
reciendo y se observan muchas con largas trenzas.
Gustan mucho de adornarse con collares (tikire), pul-
seras (budún), zarcillos (chobra ) y anillos en los
dedos (mé).
El alimento principal de estos indios consiste en
pescado y plátanos y ocasionalmente comen carne,
maíz y otras legumbres.
El dia lecto de los Paraujanos es a fín del guajiro
y corresponde, por lo tanto, al grupo de las lenguas
aruacas. A pesar de esta afinidad existen, sinembargo,
considerables diferencias dialécticas, además de las
209
DEL OCCIDENTE DE VENEZUELA INDICE

de hábitos y cultura, por lo que debemos considerarlos PA. g lnae

como tribu autónoma y no como parcialidad de la gua- Prefacio . . . . .. . . 11


jira, como ya lo habían comprendido los primeros con- Introducci6n. . . I5
quistadores y Jos antiguos cronistas, que los distin- Capitulo l. La población precolombina del La~o de Marncaibo . 39
guían con el nombre de Onótos, Alil.:;,, Sinamáicas y Capitulo U . Loo indios Motilonc•. . . . . . . . . 73
otros. En el apéndice de esta obra publicamos los
Caj>ltulo III. Los Guajiros y Paraujanos . . . . . . . , . . , . . , . 132
vocabularios comparados de ambos dialectos, según
las anotaciones que hicimos en las propias residencias
de unos y otros.

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