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Los contratos conmutativos y aleatorios

Por: Jorge Abig Burgos

A lo largo de nuestra carrera como profesionales y estudiosos del derecho nos vamos a
encontrar con el Código Civil en el Artículo 1498. El contrato oneroso es conmutativo,
cuando cada una de las partes se obliga a dar o hacer una cosa que se mira como
equivalente a lo que la otra parte debe dar o hacer a su vez, un ejemplo muy claro es el
contrato de compraventa de una casa; y si el equivalente consiste en una contingencia
incierta de ganancia o pérdida, se llama aleatorio un ejemplo es el contrato de
compraventa de cosecha llamado de "esperanza", apuestas, juegos, etc. Entre las
características comunes de los contratos aleatorios destacan: La incertidumbre sobre la
existencia de un hecho, como en la apuesta, o bien sobre el tiempo de la realización de
ese hecho (cuándo).

En verdad, que fundamentalmente distingue a los contratos conmutativos de los


aleatorios es que sólo en los primeros pueden las partes, durante los tratos
preliminares y al momento de la conclusión del contrato, apreciar, estimar o valorar los
resultados económicos que el mismo les acarreará. Únicamente en los contratos
conmutativos las partes están en situación de pronosticar si la convención les resultará
beneficiosa, en cuánto y por qué. Es evidente que tal cálculo a priori habrá de ser
contrastado a posteriori, luego del cumplimiento de las obligaciones y del agotamiento
o extinción del iter contractual. Al cotejar el pronóstico con los resultados concretos
alcanzados, aquél resultará corroborado, desmentido o rectificado. Es así como las
conjeturas optimistas pueden derrumbarse cuando se las confronta con los beneficios
efectivamente obtenidos, resultando la convención un mal negocio. Ello no priva al
contrato oneroso de su carácter conmutativo. En los contratos aleatorios, por el
contrario, ningún cálculo racional es factible respecto a las consecuencias económicas
que la operación producirá. El destino del contrato aleatorio queda supeditado al azar,
a la suerte, a la total incertidumbre. Al momento en que nace o se forma el contrato
aleatorio, es imposible prever, con alguna rigurosidad intelectual, los resultados
prácticos en que él se traducirá. De manera menos precisa, se ha dicho que contratos
conmutativos son "todos aquellos en los que cada una de las partes tiene en cuenta la
adquisición de un equivalente de su prestación, pecuniariamente apreciable. y bien
determinado desde el momento mismo de la celebración del contrato, y aleatorios o de
suerte, todos aquellos en que cada una de las partes tiene también en cuenta la
adquisición de un equivalente de su prestación, pecuniariamente apreciable, pero no
bien determinado en el momento del contrato, y sí dependiente de un acontecimiento
incierto, corriendo los contratantes un riesgo de ganancia o de pérdida"

En cuanto a la trascendencia de la subclasificación de los contratos onerosos en


conmutativos y aleatorios, hay dos instituciones jurídicas que únicamente reciben
aplicación tratándose de los primeros. Tales son la lesión enorme y la doctrina de la
imprevisión ". Algunos contratos civiles conmutativos pueden padecer del exceso de la
lesión enorme, siendo entonces procedente que la parte afectada, según los casos,
solicite la nulidad relativa del acto jurídico o la reducción de la prestación excesiva.

Se llega a la conclusión de que resulta de gran importancia para los estudiosos de las
Ciencias Jurídicas el conocer de manera completa y profunda todo lo relativo a los de
Contratos Conmutativos y Aleatorios, ya que, este posee una gran importancia entre
los contratos de su clase, porque se trata del contrato tipo traslativo de dominio y,
además, porque constituye la principal forma moderna de adquisición de riqueza; es
decir, tanto en su función jurídica como económica, debe merecer un estudio especial.
Es, por tanto, que ellos constituyen la base de toda una gama de actuaciones jurídicas
que se presenta en la práctica y en el que hacer jurídico del abogado, porque los
tribunales civiles están repletos de decisiones fundamentadas ya en el cumplimiento de
contrato, ejecución de contratos, violación de contratos, nulidades de actos de ventas,
radiaciones de hipotecas.

El abogado que desconoce las fuentes, las características, sobre de la capacidad de


las partes contratantes, del objeto y materia de los de Contratos Conmutativos y
Aleatorios, de la causa los efectos, y las formas de extinción de las obligaciones tendría
una gran laguna para el ejercicio de la profesión por ante los tribunales civiles.

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