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Quevedo y la parodia idiomtica1

por Emilio Alarcos Garca

[I] Propsito

[p. 3]

Uno de los rasgos que llaman la atencin en el estilo de las obras burlescas,
satricas y satrico-morales de Quevedo es la parodia de palabras y frases
vigentes en la lengua. Estudiar algunos ejemplos para ver de qu modo y
con qu propsito se ha realizado la parodia, y a qu disposicin psquica
obedece, es el objeto de este modesto artculo.2

[II] Parodias de una palabra dada

Empecemos por la parodia de palabras. Hay que distinguir entre parodias de


una sola y determinada palabra (de mariposa > diabliposa) y remedos de un
esquema comn a todo un grupo semntico de palabras (de arcedianazgo,
deanazgo, arciprestazgo > diablazgo) [p. 4].

En el primer caso, la parodia se hace sustituyendo parte de una palabra


dada correcta o caprichosamente descompuesta por otra palabra
impuesta por el sentido de lo que se est diciendo o por la situacin que se
presenta. La palabra parodiada expresa o no en el contexto puede ser la
esperable en la formulacin normal y ordinaria de lo significado, o bien estar
sugerida por una comparacin entre lo significado y otro contenido ms o
menos incongruente con l. As, por ejemplo, sobre quintaesencia, que es
vocablo que aparecera en la enunciacin corriente del pensamiento (eres
la quintaesencia de la infamia), se ha formado quintainfamia, sustituyendo
el elemento esencia por la palabra infamia, impuesta por la idea que se est
exponiendo. Y de mariposa, palabra sugerida por la comparacin entre los
diablos que revolotean en torno a un mago y las mariposas que lo hacen
alrededor de la llama, se ha sacado diabliposa, reemplazando el elemento
mari- por el semantema diabli-, demandado por la materia de que se habla.

Los neologismos as formados obedecen algunas veces al propsito de


condensar afectivamente en un vocablo una idea que normalmente se

formulara con un grupo de palabras; otras, a la exigencia de acomodar un


vocablo a la materia o situacin; otras, al gusto por los juegos de palabras;
otras, en fin, al prurito de dar a una idea expresin diversa de la que tiene
en la lengua. Examinemos unos cuantos ejemplos para comprobarlo.

Neologismos por condensacin. Partamos del quintainfamia mencionado


antes. Dirigindose al ente que personifica las murmuraciones del pueblo
contra la poltica de Olivares, escribe Quevedo en El chitn de las taravillas
(p. 541 a): ten presente en la memoria (no por quien eres, que eres la
quintainfamia, sino por quien debas ser) lo que debes a don Filipo el
Grande. Evidentemente, lo pensado por Quevedo ha sido: eres la
quintaesencia de la infamia, y en esta misma forma habra podido enunciar
su pensamiento, como lo hace en otro caso anlogo: estos entremetidos
son la quintaesencia de los enfadosos (p. 178 a). Pero, movido [p. 5] por la
onda afectiva concomitante a su actitud polmica, Quevedo estructura su
idea en un compuesto quintainfamia, que acumula en su primera parte el
sentido de quintaesencia y recoge en la segunda el de la determinacin de
la infamia. Si, de primeras (al interpretar en sentido recto la significacin de
sus componentes), el neologismo nos sorprende y confunde, luego (al
captar el contenido del conjunto) se desvanecen la sorpresa y confusin, y
nos resulta cmico por la dualidad de contrapuestas impresiones que nos
produce.

Ms graciosos que ste son otros dos remedos de quintaesencia. El primero


quintacuerna (v. 119 b) se halla en un soneto satrico en el que un marido
paciente se glora de serlo. Quevedo se lo imagina sometido a destilacin,
como una sustancia ms, y reducido por este procedimiento a lo ms puro y
acendrado de su ser y naturaleza; es decir, a la quintaesencia de su calidad
y condicin de cornudo. Y como sta se expresa en la lengua con cuerna o
cornamenta, tomadas en sentido figurado, ocurre al punto el enunciado
quintaesencia de la cuerna, que, condensado afectivamente, cristaliza en
el sonoro sustantivo que se columpia con desgarro en la cima del
endecaslabo final del soneto: Y soy la quintacuerna destilado. El otro
neologismo aludido quintademonia (p. 202 a) figura en el prlogo del
Discurso de todos los diablos o Infierno emendado: Esta es de mis obras la
quintademonia, como la quintaesencia. Creo que se debe entender el
pasaje de esta manera: `Esta es aquella de mis obras que, como reza el
ttulo, ofrece la quintaesencia del mundo infernal o de los demonios.
Quevedo saca del singular demonio un colectivo fantasista demonia,
dndole el sentido de `comunidad o conjunto de los demonios, que por su
estructura fnica y su contenido semntico sirve adecuadamente para
sustituir al segundo elemento de quintaesencia e introducir en el esquema
de esta palabra la determinacin correspondiente. Y as de un
`quintaesencia de los demonios, meramente definitorio, pasamos a un
chistosamente expresivo quintademonia.

Anlogo propsito de condensacin debemos ver en ciertos [p. 6] monstruos


verbales del tipo Matus-Gongorra o alca-madres. Quevedo, como otros
escritores de su poca, usa el nombre propio Matusaln en funcin de
adjetivo o de sustantivo apelativo (Si esto me mormura alguna / mozuela
matusaln (v. 281 a); tratan con matusalenas, a quien estafan (p. 14 b);
pero, adems, cruzndolo con otro nombre propio de persona, obtiene un
compuesto de perfil grotesco que condensa con la mencin personal la idea
de vejez. Es decir, lo que corrientemente se formulara con el sintagma el
Matusaln de Fulano se resume en la amalgama Matus-Fulano. A la vista
de Quevedo se presenta el tro del sonsaque una quincena en zapatos,
dos sesentonas a pie con las peores intenciones respecto a su bolsa:
Entre dos viejas estaba, / punteros de Lucifer, / Matus-doa-Ana la una, / y
otra Matus-doa-Ins (v. 266 b). Un jaque describe a dos amigos el juego
de caas celebrado en honor del prncipe de Gales y, entusiasmado por la
actuacin del rey, dice: Tantos aos le d Dios, / que le llame a boca llena /
Matus-Felipe la Fama, / confundida con la cuenta (v. 317 a). Si en estos dos
ejemplos la caricatura nominal slo tiene carcter festivo, en otros casos su
comicidad se aceda de rencor y se afila de agresividad. Tal ocurre en aquella
stira contra Gngora en la que el ofendido Quevedo, despus de haberle
llamado gorra (=gorrn), cecina del Parnaso y musa momia, le
arroja a la cara un contundente Matus-Gongorra (v. 155 a). Quevedo no se
ha contentado aqu con la parodia de Matusaln, sino que ha contrahecho
tambin Gngora, convirtindolo en Gongorra (< Gngora + gorra). Gracias
a la condensacin del trinomio Matusaln + Gngora + gorra en el monomio
Matus-Gongorra, Quevedo junta dos insultos con el apellido del poeta
cordobs: el de viejo y el de gorrn.

Tena Quevedo aficin a estas amalgamas de nombres. En uno de sus


entremeses, el amolador Juan Francs adoctrina al inexperto Nio, que va
por primera vez a Madrid. As como los cuadrilleros asaetean y hacen
cuartos a los delincuentes en Peralvillo, lugar cercano a Ciudad Real, aqu,
en la Corte, las mujeres ajustician con sus peticiones a los galanes,
dejndolos sin cuartos. En [p. 7] este Peralvillo de la Corte van
presentndose sucesivamente cuatro personajes que figuran otros tantos
tipos de vctimas de los ardides femeninos. Tiene cada uno su nombre
propio Alonso, Diego, Cosme, Antonio, pero Quevedo hace que el
amolador o ellos mismos lo alteren parodiando el de Peralvillo: AlonsoAlvillo, Diego-Alvillo, Cosme-Alvillo, Antonio-Alvillo (v. 550 a-b). Y as
consigue una chistosa alusin a su condicin de ajusticiados en el
Peralvillo de la Corte.

El alca-madres mencionado antes no se presenta solo, sino en compaa de


un no menos chocante getas-tas en la graciosa Matraca de las flores y la

hortaliza, que termina con unos maliciosos versos: Y para la batalla que
quieren darse / aperciben sus flores tas y madres. / Aperciban los nabos la
puntera / a las alca-madres y getas-tas (v. 369 a). Lo pensado
(`alcagetas que se fingen madres o tas de una muchacha galante) podra
haberse formulado as: a las alcagetas madres y tas, pero entonces la
expresin resultara menos divertida que la troquelada por Quevedo. La
pareja alca-madres y getas-tas es un eufemismo cmico, que condensa y
enmascara en cada uno de sus miembros el sentido de alcageta y lo
desvela en el conjunto.

Neologismos por comparacin condensada. Otras veces el neologismo ha


sido acuado para condensar una comparacin entre dos entidades reales,
ideales o fantsticas: aquello de que se trata (trmino A) y otra cosa
cualquiera (trmino B) con la que pueda relacionarse por alguna de las
caractersticas que se le atribuyen o le son propias. Merced a tal
comparacin A se presenta a la mente como B ms una nota propia de A, y
esta representacin se formula condensadamente en una nueva palabra
troquelada sobre el esquema del significante del trmino B. En un soneto
dirigido a Gonzlez de Salas, Quevedo satiriza a los que compran libros y
ms libros, no para estudiarlos, sino para llenar los estantes de su biblioteca
y pasar por eruditos. Bien se puede llamar libropesia dice sed insaciable
de pulmn librero (v. 125 b). Evidentemente, [p. 8] se ha asociado en la
mente de Quevedo la desordenada bibliomana de aquellos estudiosos
hipcritas (trmino A) con la sed insaciable de los hidrpicos (trmino B), y,
en consecuencia, ha sido imaginada como una hidropesa (trmino B) de
libros (trmino A). Pudo Quevedo enunciar su idea en esta misma forma,
segn lo hace en la Vida de San Pablo al referirse a aquella hidropesa de
sangre de los cristianos (p. 1097 a), que senta el futuro predicador de
Cristo antes de su conversin; mas el menosprecio que senta por tales
sepultureros de volmenes demandaba una formulacin ms aguda e
hiriente, una expresin que, recogiendo el sentido del mencionado
sintagma, resultase sorprendente y provocara la hilaridad o la sonrisa del
lector. El neologismo libropesia satisface todos los requisitos. De un lado, al
concentrar en -opesia la significacin de `sed insaciable que tena ya la
palabra hidropesia (trmino B) en la lengua literaria, y el sentido del
determinante de libros (trmino A) en el semantema libr-, recoge
plenamente el contenido del enunciado `hidropesa de libros. Y de otro
lado, adquiere manifiesto matiz cmico al romper la estructura de la palabra
remedada /hidropesa).

Explicacin semejante a sta tiene el neologismo marivinos. Puesto que los


mosquitos acuden al vino y en l se ahogan (trmino A), y las mariposas a la
llama y en ella se queman (trmino B), cabe considerar a estos mosquitos
como `mariposas del vino. Y as lo hace Quevedo en una de las
composiciones que consagr a estos alados amigos de las cubas: Mota

borracha, golosa / de sorbos, ave luquete, / mosco irlands del sorbete, / y


del vino mariposa (v. 175 b). Pero en un soneto sobre el mismo asunto
leemos: Tudescos moscos de los sorbos finos, / caspa de las azumbres ms
sabrosas, / que porque el fuego tiene mariposas, / queris que el mosto
tenga marivinos (v. 190 a). Aqu la comparacin le sugiere a Quevedo el
neologismo marivinos, que toma la significacin de `mosquitos del vino,
pero recordando, por su primer elemento /mari-), la de mariposa. Aunque
formado sobre esta palabra, quizs ha influido en la troquelacin del
neologismo el recuerdo [p. 9] de otros nombres de pjaros o insectos que
comienzan tambin con mari-, /mariquita, marica).

Partiendo de una comparacin anloga los demonios que acuden al conjuro


de Malges y revolotean en torno a su libro mgico (trmino A) con los
avechuchos y mariposas atrados por el resplandor de una llama (trmino
B), forja Quevedo los neologismos demonichucho y diabliposa (v. 202 a). El
revoloteo ha sido la nota comn que ha permitido asociar los trminos A
(demonio y diablo) con los trminos B (avechucho y mariposa) y condensar
las respectivas representaciones en sendas palabras. Si en demoni- y diablise concentra, respectivamente, la significacin de `demonio y `diablo, con
-chucho y -posa se alude, respectivamente tambin, a la figura
desagradable de todo avechucho y a la grcil belleza de la mariposa. Es
decir, Quevedo fantasea dos tipos demonacos: el demonichucho `demonio
de fea y desagradable catadura y el diabliposa `diablo de aspecto
agradable.

La idea de `caballero que acta por vez primera en una fiesta de toros o la
de `casado que comienza a ser marido paciente estn bien alejadas de la
de `sacerdote que dice o canta su primera misa. Sin embargo, la nota de
`iniciacin en una profesin, menester o actividad, comn a esas tres
ideas, permite a Quevedo relacionarlas y formar sobre misacantano,
significante de la tercera, sendos neologismos para expresar la primera y la
segunda. Describiendo una fiesta de toros celebrada en honor del prncipe
de Gales, alude al miedo de algunos caballeros, que, en vez de acercarse al
toro, se aproximaban a otros caballeros que toreaban con valenta: Y bien
s quin procur, / para no venir a menos, / llegarse siempre a los buenos, /
no a toritos zamoranos, / porque los tori-cantanos / son enemigos de
truenos (v. 173 b). Y en El siglo del cuerno, un cornudo avezado le dice a
otro cornudo novicio, que no le extraa que se ande escondiendo, como
afrentado de serlo, pues ahora es vuesa merced cornicantano, como
misacantano, y realmente se hallar atajado; pero con los das vuesa
merced se har a las armas, como todos, y se comer las manos tras ello
(p. 38 b) [p. 10].

Neologismos por adaptacin al tema. Lleva tambin a la parodia la


exigencia de adaptar un vocablo a las circunstancias en que se emplea, de
situarlo en un ambiente determinado. Quevedo echa mano de la palabra
hideputa que las gentes de su poca usaban en la conversacin, ya en son
de agravio, ya en seal de elogio, o bien como exclamacin sin otro valor
que el interjectivo, y la somete a las modificaciones necesarias para
acomodarla a la situacin y condicin de los que la utilizan. As, los
naturales de la isla de los arbitrios, discutiendo acerca del mejor
procedimiento para enriquecer a su seor, llambanse hidearbitristas,
como hideputas, contradicindose los arbitrios los unos a los otros y cada
uno slo aprobaba el suyo (p. 236 a). Y en el romance titulado Matraca de
los paos y sedas, el bocac y el fustn tratronse de hideaforros / y
hidetnicas con pasos (v. 372 a).

Descomponiendo caprichosamente la voz fraterna `correccin o reprimenda


spera de un superior, Quevedo acumula en fra- el sentido de la palabra y
sustituye -terna por diabla para situar el vocablo en el medio infernal.
Despus de que el diablo de los ladrones ha justificado su conducta en el
mundo terrenal, disele toda satisfaccin, y fradiabla, como fraterna, a los
acusadores (p. 222 b).

Sobre terraplenar `llenar de tierra un vaco o hueco se ha formado


lanaplenar `rellenar de lana a fin de acomodar el vocablo a la accin que
se describe. Una seora se est acicalando y vistiendo, ayudada por una
duea y una doncella. Esta acude con unas almohadillas para que su ama
lanaplenase las concavidades que le resultaban de un par de jibas que le
trompicaban el talle (p. 232 a).

Tambin podemos incluir en este grupo de neologismos la expresin


cultigracia, o cultigratia, que leemos de estas dos formas en La culta
latiniparla (p. 654 a y 655 b, respectivamente). Es, sin duda, una parodia de
verbigracia, expresin usada, segn deca el Diccionario de Autoridades,
para llamar la atencin al exemplo, u simil, que se va a poner para
comprobar alguna cosa. Equivale, pues, a `ejemplo. Quevedo,
adaptndola a la materia que trata, [p. 11] la convierte en cultigracia,
dndole el sentido de `ejemplo de lenguaje culto.

Neologismos por juego de palabras. Tambin la comezn de jugar el


vocablo, de hacer piruetas verbales ocasiona la parodia. El resultado es una
formulacin verbal que a veces tiene valor simblico o representativo, pero
frecuentemente slo lo tiene expresivo.

Analizando el vocablo carantoa como cara + Antoa, es decir, `cara de


Antonia, Quevedo forma sobre l caraluisa, o sea cara + Luisa= `cara de
Luisa, dndole la significacin de `persona bien encarada, de cara hermosa
en razn a que carantoa vale `mscara de aspecto horrible y feo,
persona mal encarada. Y as Mozagn, celebrando la hermosura de su
amiga, dice: Con tu cara comparadas / las caras que tienen todas, / aunque
sean caraluisas, / me parecen carantoas (v. 235 b).

En unas liras satricas sobre los ejercicios espirituales que hizo en un


convento de teatinos, refiere el poeta que cierta noche sinti que los
religiosos salan de sus celdas y se dirigan en comunidad hacia algn lugar
reservado. Intent seguirlos, pero se perdi en el laberinto del convento. Por
fin, al acercarse a una gran sala, ley en un tarjetn: Este es el coro.
Atisbando por una pequea reja, oy y vio, no msica y teatinos cantando,
segn haca suponer el letrero, sino una mesa esplndida y teatinos
comiendo y bebiendo con el mejor nimo. Aunque la realidad percibida era
distinta de la realidad esperada, Quevedo las relaciona y, mirando
burlescamente la primera a travs de la segunda, ve aquella sesin de
refectorio como una reunin de coro. Y como al comer se introducen los
alimentos en el estmago, o, dicho vulgarmente, se meten en el buche, se
explica que surgiera en la mente del poeta la palabra sacabuche
`instrumento msico de metal, y que, remedndola y jugando del vocablo,
crease un nuevo y fantstico instrumento: el metembuche. Pudo, pues,
escribir: La msica save / que se entonaba en este coro grave / era,
porque no escuches, / en [p. 12] vez de sacabuches, mete-en-buches, / y
por ser ms sonoras, / en vez de chirimas, cantimploras (v. 115 a).

En un soneto burlesco habla Quevedo de una vieja que se queja de dolor de


muelas para hacer creer que las tiene, cuando, en realidad, ya se las han
destrozado los aos. Tambin aqu se han relacionado una ficcin tener
dolor de muelas y una realidad tener muchos aos. Y as como,
extrayndolas, se pondra fin al dolor de muelas, si fuese real y no fingido,
as tambin se curara el mal de los aos, extirpndolos del cuerpo de la
vieja. Lo primero lo hace el sacamuelas; lo segundo, un ente imaginario,
imposible en el mundo real, el saca-aos. Pero, como una de las notas
latentes en la idea de abuela es la de `mujer de muchos aos, Quevedo,
jugando el vocablo, impone a su criatura el nombre de saca agelas.
Aconseja, pues, a la vieja desdentada: No llames sacamuelas: ve
buscando, / si le puedes hallar, un saca-agelas (v. 189 a).

Fabio, ante las rejas y balcones de Aminta, se queja del negro sino que le ha
impuesto su nacimiento y que ni siquiera le consiente que, adorndola

tanto, se manifieste como pretendiente suyo. Debe limitarse a ser su


adorador, un adorador en quien ella apenas repara y que no debe alimentar
pretensin alguna. Quevedo expresa esta situacin del amante mediante un
gracioso juego de palabras, que produce el disparatado neologismo
pretenmuela: Y viendo que mi desgracia / no dio lugar a que fuera, / como
otros, tu pretendiente, / vine a ser tu pretenmuela (v. 273 b).

Entre los consejos que una ta, vieja de larga experiencia, da a su joven
sobrina, figura el de acoger a los amantes generosos y huir de los tacaos:
A los paganos te llegas, / de los quitanos te vas; / Santo Tom te defienda /
del amante Guardn. / Dtiles de Berbera, / nia, valen mucho ms / que
quitales de Toledo, / que es una fruta infernal (v. 266 b). Como se puede
observar, las dos estrofas expresan con reiteracin la anttesis dar/quitar.
Primero, paganos `los que pagan, sobre el cual y por oposicin de sentido
se ha formado quitanos `los que quitan; luego, Santo Tom, equvoco [p.
13] entre el nombre del santo y el pretrito de tomar, que convierte a aqul
en patrono de las damas aventureras, y Guardin, tambin equvoco entre
la dignidad as denominada y `el que guarda y no gasta, el tacao; por
ltimo, dtiles `frutos de la palmera y, por sugerencia de la slaba da-, `los
que dan, y quitales, que, por ser parodia de dtiles, evoca un fruto
imaginario, y, por el semantema quita, recoge la significacin de `los que
quitan.

Podemos incluir en este grupo neolgico los vocablos que nuestro poeta
obtiene jugueteando con las palabras abernuncio, `abrenuncio, voz con que
se significa la oposicin a cosas que pueden ser de mal agero, o de dao
conocido y quiromntico, `persona que profesa el arte de adivinar por las
rayas de las manos. En el entrems Del marido pantasma, el personaje
Mendoza expresa su repugnancia hacia los parientes femeninos de la mujer,
diciendo: y como hay abernuncio, no habra / aber-madre, abersuegra y
aber-ta? (v. 563 b). Y en el Libro de todas las cosas, despus de burlarse
de la quiromancia, aade: haba de haber, si fuera verdad (como hay
quiromnticos), nalguimnticos y frontimnticos y codimnticos y
pescuecimnticos y piedimnticos (p. 59 b).

Neologismos por diferenciacin expresiva. El remedo se hace algunas veces


con el objeto de expresar en forma ms chistosa o agresiva lo mismo que se
significaba con la palabra parodiada.

En el romance donde Quevedo pondera con varios ejemplos la hermosura


de Anilla, le dice. Y, al fin, ms que cien mil ninfas / valen, Anilla, tus lonjas,
/ pues las barbas jurisjueces / sabes gastar por escobas (v. 343 b). Estas

barbas son las de los letrados, tan tradas y llevadas por Quevedo, que en
otra ocasin las llama barbas jurisconsultas. Hablando de la araa dice: De
manojos de zancas rodeada, / barba jurisconsulta a tu cabeza / forjas, con
presunciones de letrada (v. 188 b). De la enunciacin directa, meramente
definitoria, del objeto, que sera `barbas de letrado, pasamos a una
formulacin afectiva con la pareja de sustantivos en [p. 14] aposicin barbas
jurisconsultas, y de sta, parodindola, a otra ms cmica: barbas
jurisjueces.

Un caso anlogo es el de pelijudas (p. 720 a), adjetivo con el que marca
Quevedo a la muchacha que otras veces califica de bermejuela o bermeja.
Como, segn la tradicin, Judas era rubio, Quevedo contrahace por chiste el
adjetivo pelirrubia, convirtindolo en pelijudas.

El habla ridculamente afectada y oscura de las personas que presumen, sin


motivo, de cultas y exquisitas se le presenta a Quevedo como jerigonza, y,
contrahaciendo el vocablo, obtiene un chusco jeri-habla, que no significa ni
ms ni menos que la voz parodiada. Compadecido escribe en La culta
latiniparla (p. 653 a-b) de que a las hermosuras legas, por justos juicios, se
les haya revestido en el cuerpo tan extraa jerihabla, he resuelto de
fabricarte este Lampin contra palabras morcilagas y razonamientos
lechuzas.

Y como el lenguaje de Gngora en las Soledades y el Polifemo, por oscuro y


difcil de entender, semeja o puede semejar jeri-gonza, nuestro Quevedo,
apasionado e hiperblico, funde las ideas de `habla de Gngora y
`jerigonza en una nueva expresin: jeri-gngora. Por eso escribe: Este a la
jerigonza quit el nombre, / pues despus que escribi cclopemente, / la
llama jeri-gngora la gente (v. 156 b).

[III] Remedo de esquemas

Hay, segn ya indicamos, otro grupo de neologismos que no parodian una


palabra concreta, sino un esquema comn a varias palabras. Aunque el
autor cita a veces una de las palabras de la serie, que, sin duda, es la que
primero se ha presentado a su conciencia, lo que se remeda es, sin
embargo, el esquema formal y semntico [p. 15] del grupo. Con estos
neologismos, formados por derivacin o composicin, el poeta consigue
expresar entidades imaginarias equivalentes a otras entidades de la

realidad, o dar una interpretacin fantasista de cosas o procesos reales que


ya tenan adecuada formulacin en la lengua.

Con los prefijos proto- y archi-, que denotan preeminencia o superioridad, y


siguiendo el modelo de vocablos como protomdico, protonotario,
archiduque, archidicono, forma Quevedo palabras que, si por su esquema
formal evocan dignidades reales, representan por su contenido dignidades
irreales: protocornudo (por lo mesmo no haba de poder ser cornudo
ninguno que no tuviese su carta de examen, aprobada por los
protocornudos y amurcones generales, p. 39 a), protocuerno (Doctrina es
que la o a un protocuerno, / que, por hacer la sombra de marido, / es ahora
pantasma en el Infierno v. 108 a), protovieja (Aqu ha llegado una nia,
que, examinada en buscn / por las madres protoviejas, / saca bolsas sin
dolor, v. 267 b), archigato (en el cabildo o junta que celebran los gatos,
surge una disputa entre dos de ellos, y slo acaba cuando el archigato
mand / que enmudecieran entrambos, v. 257 a), archidiablo (somos dos
archidiablos, dice el poeta a un amigo, v. 188 b), archipobre y protomiseria
(resumen y conclusin del retrato del dmine Cabra, p. 73 a).

Ajustndose al patrn de contraveneno, contrapeste, contramina y otros


vocablos semejantes, ha obtenido Quevedo cinco neologismos contraculto,
contratriaca, contrapebetes, contrasayn y contracorito para eludir el
nombre usual y real de la cosa, y mentarla cmica e ingeniosamente por
lo opuesto a su opuesto o contrario. Cuando se le ocurre autorizar en
chunga el empleo de un vocablo vulgar tabaola, en vez de hacerlo con el
acostumbrado como dicen o como dice el vulgo, Quevedo se expresa as (p.
216 a): mas sucediola no menor espanto en la tabaola (as la llaman los
contracultos) que se oy. La cosa a que se hace referencia es `los que
hablan con sencilla y cotidiana claridad, o, si se quiere, `el vulgo; pero por
ser su contrario u opuesto `los que hablan con [p. 16] afectada oscuridad,
es decir, los cultos, segn la estimativa de nuestro autor, ste la ha
concebido y expresado como `lo contrario de (=contra-) lo opuesto al hablar
claro (=cultos).

Igualmente, en vez del trmino directo cuescos malolientes, el burlesco


eufemismo contrapebetes, es decir, `lo contrario de (=contra-) lo opuesto a
ventosidad ftida (pebetes, por el humo fragante que, encendida, exhala
esta pasta). Malges, puesto en aprieto por sus excesos en el banquete de
Carlomagno, es motivo de risa y rechifla para las damas y caballeros de la
corte; mas l dispara ya contrapebetes, / y los hace adargar con los
cogotes (v. 200 a).

Puesto que corito, nombre que se daba a los asturianos, significaba


`descogotado, sin cogote, de cogote llano, y sayn en el habla de
Quevedo, `narigudo, se comprende que nuestro autor inventara los
compuestos contracorito y contrasayn para sustituir a los trminos reales
jorobado y chato. Satirizando al contrahecho Juan Ruiz de Alarcn, le dice:
Quin naci contracorito, / con arzones como silla? (v. 157 b). Y en el
captulo de La Hora de todos dedicado a los negros, uno de stos protesta
de que se les haga esclavos, ya que ni el color, ni el pelo en burujones, ni
las narices chatas, ni los hocicos gticos son motivos suficientes para ello.
Fuera ms justo aade que lo fueran en todas partes los naricsimos, que
traen las caras con proas y se suenan un peje espada, que nosotros, que
traemos los catarros a gatas y somos contrasayones (p. 256 b).

Y Pacas Mazo, uno de los dineranos, en vez de decir que han inventado un
tsigo o ponzoa para las almas, dir que han compuesto una contratriaca
(p. 263 a), es decir, `un frmaco contrario al remedio del veneno (triaca).

Con el sufijo -ario, que la lengua utiliza para formar nombres que significan
`coleccin (diccionario, recetario), y pensando ante todo en vocabulario,
inventa Quevedo el trmino disparatario, dndole el sentido de `coleccin
de vocablos y modos de decir disparatados, suma de las significaciones de
vocabulario y disparate. Lleva [p. 17] leemos en el prtico de La culta
latiniparla (p. 652) un disparatario, como vocabulario, para interpretar y
traducir las dems jerigonzas que parlan el Alcorn macarrnico.

Tambin con los sufijos -ismo y -ano, que denotan, respectivamente,


`creencia, sistema, partido, imitacin o modo de ser y `natural, partidario o
secuaz, y siguiendo el patrn de palabras como judasmo, atesmo,
grecismo, italiano, luterano, culterano, forma Quevedo algunos neologismos
para la expresin de sus ocurrencias: dinerismo y dinerano `secta de los que
tienen como Dios al dinero y `secuaces de tal secta (para fundar la
nueva secta del dinerismo, mudando el nombre de atestas en dineranos,
p. 263 b), adanismo `imitacin del desnudismo de Adn (Que para m,
que deseo / vivir en el adanismo / en cueros con otra Eva, / fuera de ese
paraso, p. 1370 a; cfr. Dos piaras de fregonas / renuevan el adanismo, /
compitiendo sus perniles / los blasones del tocino, v. 376 a), arbitriano
natural de la isla de los arbitrios (Juntronse legiones de arbitrianos en el
teatro del palacio, p. 235 b) y tabacano aficionado al tabaco, imaginado
como miembro de una secta (los tabacanos, como luteranos, si le toman
en humo, haciendo noviciado para el infierno; si en polvo, para el
romadizo, p. 223 a).

Nuestro autor remeda ciertas frmulas de tratamiento /divinidad, santidad,


majestad; excelencia, reverencia, eminencia) y algunos ttulos de dignidad o
cargo /deanazgo, archiprestazgo) con objeto de acomodarlos al ambiente
infernal de los Sueos: diablazgo (Deca que mirase por s Satans, que
haba conjura para quitarle el diablazgo, p. 203 a), diabledad (desde
entonces llaman al culto, como a vuestra diabledad, prncipe de las
tinieblas, p. 216 a) y diablencia (igame vuestra diablencia, p. 208 a).

Con los sufijos -a o -era, de que se sirve la lengua para formar palabras que
significan ciencia, arte u oficio /filosofa, chapinera), `calidad o condicin
/caballera, glotonera), `produccin o generacin /volatera, ganadera), o
bien `lugar de una ciudad donde se hallan establecidos los de un mismo
oficio, o donde viven aparte gentes de otra raza y religin /zapatera,
judera), fabrica tambin [p. 18] nuestro autor vocablos que incorporan
ficciones provocadas por las realidades designadas por aquellas palabras:
tigresa `ciencia o saber acerca de los tigres (hacer a la tigre maestra de
esgrima y dalle montante, es todo cuanto se puede hacer en buena
tigresa, p. 725 b), maridera `oficio y arte de marido (hay platicantes de
cornudos y aprendices de maridera, p. 194 a), zurdera `calidad de zurdo
(el primero rey zurdo que en Poniente / se ha visto, por honrar la zurdera,
v. 197 b), cultera `estilo culto (si dura la visita o conversacin mucho,
suele acabarse a algunas cultas la cultera, y tienen conversacin
remendada de lego y docto, p. 655 b; cfr. con cultedad, neologismo
tambin usado por Quevedo: es un romance a la boca de una mujer, en
toda cultedad, p. 652 a), arbitrera `simiente o generacin de arbitrios,
que se ha concebido como una peste o plaga (era tan inmensa la arbitrera
que produca aquella tierra, que los nios en naciendo decan arbitrio por
decir taita, p. 235 a), cabellera `calle de los calvos con peluca (y que,
segn hay de calvos, / que como hay zapatera, / ha de haber cabellera /
para poblallos all, v. 79 b) y cornudera `barrio de los maridos pacientes
(y que fuera muy grande providencia / que, como en Roma tienen judera /
para apartar esta nacin, daada, / tuviera este lugar cornudera, v. 108 b;
cfr. p. 39 a).

Entre los neologismos burlescos de Quevedo hay que citar tambin algunos
compuestos coordinativos o subordinativos forjados sobre los esquemas
propios de la lengua. De dos sustantivos: putidoncella `la que presume de
doncella y es prostituta (v. 183 a), bolsi-calavera `bolsa vaca (v. 551 b).
De dos adjetivos: culti-picao `culto y picaresco, `jocoserio (Anilla, dame
atencin, / que es ddiva que no empobra, / mientras que cultipicaa / mi
musa se desabrocha, v. 340 b). De sustantivo y verbo (sea forma personal
o no personal): calvi-casadas `casadas con calvos (Antes que calvicasadas / es mejor verlas difuntas; / que un lampio de mollera / es una
vejiga lucia, v. 338 b), latiniparla `(que) habla latn (la doa Tal
Latiniparla suelta la tarabilla, p. 655 b; cfr. con La culta latiniparla, ttulo

del opsculo, p. 652). De sustantivo y adjetivo: [p. 19] hembri-latina `latina


en cuanto a lo hembra, es decir, `latina de nombre, puesto que hembra es
lo mismo que fmina, y fmina vale en latn lo que mujer en castellano
(Catecisma de vocablos para instruir a las mujeres cultas y hembri
latinas, p. 652).

Amoldndose a los esquemas de formacin verbal de los tipos nombre (sust.


o adj.) + -ar o -ear, a- + nombre + -ar, en- + nombre + -ar y des- + nombre
+ -ar, forja Quevedo los verbos que necesita para expresar su personal y
ocasional visin cmica de las acciones humanas. Salvo en algn caso, no
parodia ningn verbo en particular; pero en su sentimiento idiomtico est
presente el sentido genrico de la serie.

Sus derivados con el sufijo -ar significan que el primitivo es objeto o


instrumento de la accin, o predicado del sujeto: bodar, que parodia y
equivale al verbo casar (malo a los que bodan, v. 251 b); calaverar `hacer
a uno, o hacerse uno calavera o parecido a una calavera, que unas veces
alcanza el sentido de `encalvecer, ponerse calvo (pelo fue aqu en donde
calavero, v. 189 b) y otras el de `cortar a uno las narices a cercn (La
Mndez, para vengar la herida causada a su amigo Mascaraque, llegose a
Zamborondn / callando bonicamente, / y sonole las narices / con una
navaja a cercn, / diciendo: Chirlo por chirlo, / goce deste la Pebete; / quien
a mi amigo atarasca, / mi brazo le calavere, v. 233 b); guedejar `adornar la
cabeza con guedejas (Alejandro Magno con cuernos de carnero / guedej
su calabaza, v. 270 b); marquesar `ser marqus (Dirigindose a la
Fortuna, le dice: Tus estados son de pozo, / pues de soga se acompaan; /
yo no me meto en honduras; / vete a marquesar a Jauja, v. 365 b); condar
`ser conde (Son los vizcondes unos condes bizcos, / que no se sabe hacia
qu parte conden, v. 187 b); calvar `hacerse calvo (y, si fuera posible,
me calvara, y te aguardara como perro chino, v. 208 b); cabellar `echar
cabello, que toma la acepcin de `ponerse cabellera postiza (Yo no he de
cabellar por mi dinero, v. 180 b; Calvos van los hombres, madre, / calvos
van; / mas ellos cabellarn, v. 339 a); cornudar `echar cuernos, adquirir la
condicin de cornudo (Cmo piensa que [p. 20] est recibido esto del
cornudar?, p. 39 a); borgoarse `hacerse borgon o como borgon,
que, por el complemento que lleva en el contexto y por la fama de beodos
que tenan los individuos de la guardia alemana, parece significar `hablar
con acento borgon y voz de borracho (A un anda-apriesa de aquellos /
que borgoan de habla, / que vendimias llevan vivas / y de par en par la
caspa, v. 349 a); lanzarotar `cantar reiteradamente los versos del romance
de la ida de Lanzarote a Bretaa (a m me tienen sos consumido a puro
lanzarotar con que si vine o no vine de Bretaa, v. 139 a); purgatoriar
`repetir la palabra Purgatorio (No purgatoren, que ste es el Infierno, p.
220 a); jordanar `baar o untar una cosa con Jordn, es decir, `volverla a
su estado de vigor y lozana, pues ya es bien sabido que el nombre del ro

de Palestina, en virtud de la tradicional creencia de que rejuvenecan


quienes se baaban en sus aguas, se aplic tropolgicamente a cualquier
cosa que remoza o rejuvenece, o lo pretende (Si la culta fuere vieja, para
no decir a la criada que la afeita: Maczame de pegotes de solimn estas
quijadas y los carcabuezos de las arrugas, dir: Jordname estas
navidades cncavas, p. 654 b).

De los verbos derivados con -ear, que son mucho ms escasos, slo vamos
a citar tres: letradear ` hacer oficios de letrado (en tiempo de paz
medrarn los vicios, valdrn los ignorantes, gobernarn los tiranos,
tiranizarn los letrados, letradear el inters, porque la paz es amiga de
pcaros, p. 183 a), maridear ` hacer proposiciones de matrimonio (Don
Lesmes, que en una silla / la estaba marideando, / al ruido se levant / con
olor de sobresalto, v. 344 a) y calaverear, que no significa aqu ` hacer
calaveradas, sino ` sermonear, reprender, gruir, ya que la vieja, por falta
de dientes, hablaba tableteando las quijadas, como si fuese una calavera
(Sin sonar a dientes, / vejecilla ronca / calavereaba / las bellezas choznas
v. 252 a).

Pocos son tambin los verbos del tipo a- + nombre + -ar que inventa
Quevedo. Valgan como ejemplo abernardarse `convertirse uno en Bernardo
del Carpio (En el captulo de La Hora que cuenta [p. 21] el encuentro de un
espaol y tres franceses en las montaas de Vizcaya, leemos: Los
demonios me estn retentando de mataros a pualadas, y abernardarme y
hacer Roncesvalles estos montes, p. 247 b), que, indudablemente, est
sugerido por el lugar de la accin y por la naturaleza y situacin polmica
de los actores, y avisionarse `transformarse en visin (te avisionas de
talle, p. 533).

Son, en cambio, bastantes los verbos nuevos del tipo en- + nombre + -ar,
que, conforme al sentido del esquema, significan `introducir a uno, o
introducirse uno en lo significado por el primitivo, o bien meter en otra cosa
lo denotado por el primitivo. He aqu algunos: encalvar `casarse con calvos
(Si a los hombres los queremos / para pelarlos ac, / y pelados vienen ya;
/ si no hay que pelar, qu haremos? / Antes morir que encalvemos; / alerta,
hijas de Adn, v. 339 b); embodarse `casarse (Dice un casamentero en el
Infierno: Si la esposita me entendiera, antes la triste diera con su
doncellez en unas tocas que embodarse, p. 213 b); encabellarse `ponerse
cabellera postiza (Calvo que no quiere encabellarse es el ttulo de un
soneto, p. 189 b); emborrullarse, `alterarse, alborotarse (Alza Dios su ira,
y emborrllanse en remolinos furiosos los arbitristas, chasqueando barbulla,
llamndole de borracho y perro, p. 235 b); enagelar `dar abuela a uno,
servirle de abuela y encarroar `contagiar, pegarle a uno la vejez (En

casa no hemos de estar / yo y la vieja de los conques: / t quieres que te


enagele; / yo temo que me encarroe, v. 333 b).

Sobre el esquema des- + nombre + -ar, y con el sentido general de


privacin, oposicin o negacin de lo significado por el nombre, troquela
nuestro autor un buen grupo de verbos: desgalalonar `librar a alguien de
Galaln, como si se tratara de una peste (Bebe, conde traidor, u de un
cubazo / desgalalonar los paladines, v. 199 b), despicarar `despejar de
pcaros un lugar (Despicararon la plaza / los varapalos crueles, v. 352 b),
desviar `despejar la cabeza de los vapores del vino bebido (otros
desvian la cabeza a chorros, v. 199 b), desantaarse `quitarse aos,
disimularlos, que en el contexto lleva un complemento claramente
pleonstico, pero que [p. 22] forma con l un sintagma muy expresivo
(Otras iban embolsadas en coches, desantandose de Navidades con
melindres y manoteando de cortinas, p. 233 a), desnoviar y desmancebar
`apartar los novios o los amancebados (Agosto, por sus excesivos calores,
es mes que desmanceba / y mes que desnovia, / bueno a los que
mandan, / malo a los que bodan, v. 251 b), desmujerar `perder la mujer,
enviudar (Al fin, el desmujerar / aseguras que es quitar / al apetito el
castigo?, v. 566 b). A veces el compuesto se ha sacado de un verbo simple
existente en la lengua: destirar `recoger o deshacer el tiro, o lo tirado (Si
tiras piedras porque se perdi el Brasil por traicin y por pecados, destralas
porque se cobr con valor y con dificultad y con ventaja, p. 539 b) y
desnacerse `negar uno su nacimiento o ascendencia (vindole
desacreditar las cosas de su padre Filipo y desnacerse, con la lengua y las
obras, de tan gran prncipe que le dio el ser, p. 280 b). Y en otras
ocasiones, acumulando los prefijos des- y en-, se logran compuestos como
desempadrar `librar a uno de la condicin de padre (Uno de los padres
geros, es decir, de los que creyeron ser padres de sus hijos, sin haberlo
sido, le grita a su mujer en el Infierno: Voto a N., infame, que me has de
desempadrar!, p. 205 a), desengongorar `limpiar de la infeccin gongorina
(Refirindose a la casa que Gngora haba habitado en Madrid y que haba
comprado Quevedo, escribe que para perfumarla / y desengongorarla / de
vapores tan crasos / quem como pastillas Garcilasos, v. 156 a) y
desenduearse `expeler una cosa su virtud maligna, verbo usado
juntamente con desendiablarse, que encierra igual significacin, aunque con
diferencia de que en ste lo daino o malfico est expresado por la
representacin de diablo y en aqul por la de duea (Argala ha sido dotado
de armadura, armas y anillo de tal virtud que le hacen invulnerable: a t
por t se pone con la muerte, / y no hay encantamento tan terrible, / que, si
le ve, no haga que le suee, / y que se desendiable y desenduee, es
decir, no hay encanto o hechizo que ante Argala no tema y pierda su
fuerza, v. 202 b) [p. 23].

[IV] Parodia de frases

La parodia fraseolgica se hace con el mismo procedimiento que la de


palabras. Dada una combinacin lxica fija, o solamente habitual, se
sustituye uno de sus trminos por otro que viene impuesto por la naturaleza
del objeto de que se habla o por la situacin que se presenta. As, por
ejemplo, Lucifer, cuando se entera de que uno de sus sbditos no
desempea bien la misin que se le ha confiado, declara: Este es tonto y
no sabe lo que se diabla (p. 208 a). Quevedo ha adaptado a las
circunstancias la frase habitual no sabe lo que se hace, sustituyendo el
trmino se hace por un se diabla de su invencin.

La frase parodiada puede ser como en este ejemplo la esperable en la


formulacin ordinaria de lo pensado, pero en la mayora de los casos ha sido
sugerida por una comparacin expresa o tcita entre el objeto de que se
trata y otra cosa que poco o nada de comn tiene con ella. Un rostro feo y
cubierto de afeites, o un libro miscelnico, compuesto de los ingredientes
ms heterogneos, le recuerdan a Quevedo la diversidad de elementos que
entran en la composicin del plato llamado olla podrida, y, en consecuencia,
utiliza esta locucin para designar chistosamente tal libro y tal cara. Mujer
dice (p. 58 b) con cara podrida, como olla, donde hay, con hocico de
puerco y carne de vaca, de todo en la escarapela de facciones. Y,
refirindose a Prez de Montalbn y su Para todos, escribe (p. 720 b): ha
hecho un libro podrido, como olla, y atestndole de cuantas legumbres,
bazofias, cachivaches, tronchos y chucheras ha hallado por las plazas y
tiendas de aceite y vinagre, tabernas y despensas.

Atendiendo al tipo de combinacin lxica remedada, podemos formar varios


grupos de frases pardicas.

Grupo de sustantivo + adjetivo, o complemento con preposicin. Puede


ocurrir que sea desplazado y sustituido el sustantivo, [p. 24] o que lo sean el
adjetivo o el complemento con preposicin.

Ilustran el primer caso cara podrida y libro podrido,antes citados. Mas


conviene recoger otros ejemplos. Contrahaciendo el sintagma oso
colmenero, que le han sugerido unos versos del doctor Juan Prez de
Montalbn, en los que se habla de las abejas y de cmo fabrican la miel,
construye Quevedo un burlesco dotor colmenero (p. 725 b) para nombrar al
poeta que va satirizando y a quien se imagina como oso a la busca de
sabrosos panales.

En el camarn de Satans observa Quevedo que todas las poyatas (que son
los estantes) estaban llenas de vrgenes hocicadas, doncellas penadas como
tazas (p. 165 b). Evidentemente, la expresin doncellas penadas ha sido
calcada sobre la locucin tazas penadas `tazas en las que se beba con
dificultad por ser de boca muy estrecha o tener el borde hacia afuera.
Expresin equvoca y maliciosa: por un lado, con el adjetivo penadas
tomado en sentido recto, se denota la condicin de condenadas de tales
doncellas, y por otro, merced a la comparacin con esa clase de tazas, se
alude a su virginidad pasada de sazn o fiambre, que dira nuestro autor.

Los poetastros proveedores de ciegos y dems recitadores o cantantes


nfimos aparecen a los ojos de Quevedo como rameras, ya que stas
trafican pblicamente con su cuerpo, y aqullos con sus versos. Si a ellas se
las llama mujeres pblicas y cantoneras, bien merecen ellos la calificacin
de poetas pblicos y cantoneros. Mandamos leemos en la famosa
premtica del Buscn (p. 91 a) que la Semana Santa se recojan a los
poetas pblicos y cantoneros, como a malas mujeres, y que les prediquen
sacando Cristos para convertirlos. Tambin llama en otra ocasin a estos
poetas ingenios cantoneros y musas de alquiler como mulas (p. 216 b).

El diablejo de El alguacil endemoniado rene maliciosamente en una misma


orden a diablos y alguaciles, y la asimila a una orden religiosa, distinguiendo
las dos conocidas formas de observancia: la mitigada y la severa. Los
alguaciles y nosotros dice (p. 142 b) todos somos de una orden; sino que
los alguaciles son diablos [p. 25] calzados, y nosotros diablos recoletos, que
hacemos spera vida en el Infierno. Los sintagmas diablos calzados y
diablos recoletos remedan las conexiones frailes calzados y frailes recoletos,
habituales en la lengua, y el chiste surge al romperse la congruencia
semntica de la relacin por la sustitucin del sustantivo fraile por el
sustantivo diablo. Otras alianzas chocantes del adjetivo recoleto son
privados recoletos (Olivares de privados recoletos / es fundador en
Espaa, v. 349 b) y cornudos recoletos (No s si pasar adelante la
nueva institucin de cornudos recoletos, que ahora se instituye para
moderar las sedas, cadenas, diamantes y cintillos que gastan, p. 39 b).

Otro diablo, en El sueo del Infierno, acordndose de la expresin clrigo de


corona y parodiando la frmula equivalente clrigo de primera tonsura, dir
de los cornudos que son gente que en vida son diablos de primera tonsura,
pues es su oficio sufrir y traer corona de geso (p. 155 b).

La comparacin entre los condenados por haber sido testigos falsos, que,
dirigidos por uno de ellos, se entregan a su aficin favorita, y la actuacin
de los msicos y cantores de una iglesia, le sugiere a Quevedo este pasaje:
Estaba un testigo falso entre infinita caterva dellos, en lugar ms
preeminente que todos, hecho maestro de falsos testimonios como de
capilla. Llevbales el dicho como el comps, y todos juraban a un son (p.
203 b). Como se ve, la frase maestro de falsos testimonios se ha formado
sobre la locucin maestro de capilla y recoge su sentido para adaptarlo a la
situacin fantaseada. De la comparacin han surgido, adems, las
expresiones llevar el dicho y jurar a un son, parodias, respectivamente, de la
frase llevar el comps y del modo adverbial a una voz `de comn acuerdo.

Los demonios propinan fuertes tizonazos a unos recin llegados al Infierno,


que, cuando en la tierra les decan: All se lo dirn de misas, no se
corrigieron y continuaron obrando mal. La frase y sobre todo la palabra
misas le sugiere a Quevedo la comparacin de tal vapuleo con un oficio
religioso, concretamente con el oficio de difuntos, y, en consecuencia,
escribe (p. 220 b): Y diciendo [p. 26] esto, sacando tizones, empezaron a
oficiar sobre ellos una paliza de difuntos. Contrahaciendo misa de difuntos,
troquela Quevedo la combinacin paliza de difuntos, irrespetuosa, pero
fuertemente cmica.

Despus de or la respuesta de su madre, Pablos, el hroe del Buscn, tiene


la evidencia de que no son falsos los rumores sobre la infidelidad conyugal
de ella, y llega a la conclusin de que es novillo de legtimo matrimonio (p.
71 a). Por sus `cuernos, el padre de Pablos es `toro, y l, Pablos, como hijo
de toro, es `novillo. Justifcase as el cambio de hijo por novillo, y con tan
leve alteracin adquiere fisonoma burlesca la frmula habitual hijo de
legtimo matrimonio.

Los trajes de camino eran de color, y los de calle o ra, negros. Remedando
la expresin traje de ra, Quevedo forja la de ojos de ra para designar unos
ojos negros, y sugiere la de ojos de camino para mentar los de otro color. En
la Perinola nos presenta la figura de una pelinegra, que se serva de la
contradiccin de su propia blancura, con ojos de ra, vestidos de negro (que
las nias de color miran de camino) (p. 719 b).

Parodiando las locuciones huevo de faltriquera `dulce seco compuesto de


azcar y yema de huevo de gallina y perro faldero `el que por ser pequeo
puede estar en las faldas de las mujeres, inventa Quevedo las expresiones
crticos de faldriquera y autores de falda para designar a los crticos y
autores que debe tener a mano la buena culta latiniparla (p. 653 b).

Un fraile jernimo, por la gordura que tpicamente se atribua a los


individuos de esta orden, provoca el parangn con un capn de leche `el
pollo castrado y cebado en la caponera con salvado o harina amasada en
leche, y, en consecuencia, podemos acuar, conforme a la tcnica pardica
de Quevedo, un chistoso fraile de leche. En lugar de decir frailes gordos
como capones de leche, diremos, como nuestro escritor: me voy a la sopa
de San Jernimo, adonde hay aquellos frailes de leche como capones (p.
104 a).

Sobre el sintagma alma en pena, ya en la significacin propia de [p. 27] `la


que est padeciendo las del Purgatorio, ya en la traslaticia de `el que anda
solo y escondido, triste y melanclico, forma Quevedo diversas
expresiones: marido en pena, soldados en pena, alcalde en pena, arrieros
en pena y alczar en pena. Al no ver a Anglica, que ha desaparecido
envuelta en una nube, Ferragut brama de clera, y grita: si los diablos te
llevan en cadena, / tras ellos andar, marido en pena (v. 210 b).

El soldado con quien se encuentra Pablos en su viaje de Madrid a Segovia,


se queja de que en la Corte nadie atiende sus peticiones y en vida nos
hacen soldados en pena por los cimenterios (p. 92 b). En una graciosa
carta al marqus de Velada, dndole cuenta de las peripecias del viaje regio
a Andaluca en febrero de 1624, dice Quevedo que el coche en que iban l y
otros tres seores qued atollado en una cuesta cerca de Linares, ya
anochecido, y decidieron pasar all la noche. Oanse aade (p. 1421 a)
lamentos de arrieros en pena, azotes y gritos de cocheros, maldiciones de
caminantes. Y en la misma epstola se refiere tambin a la noche pasada
en la Torre de Juan Abad: Era de ver a don Miguel de Crdenas con un
hacha de paja en las manos, hecho cometa barbinegro, andar por los
caminos como alcalde en pena, dando gritos (p. 1420 b). Por ltimo, al
describir las ruinas del castillo de Joray, nos hace ver cmo: sobre un
alczar en pena, / un baluarte desnudo / mortaja pide a las yerbas, / al cerro
pide sepulcro (v. 297 a).

Con la locucin de lo caro se entenda `el vino puro y bueno que se vende al
precio ms subido. Haba tabernas y taberneros de lo barato, que
expendan slo vino corriente, y tabernas y taberneros de lo caro, que
vendan, adems del ordinario, vino bueno y de precio. Cambiando el nomen
actoris, Quevedo consigue las chistosas frmulas de un letrado de lo caro (v.
229 b), una nia de lo caro (v. 351 b) y un tallazo de lo caro (para este
tallazo de lo caro, / que con dos miraduras delincuentes, / pas a pestaa
infinidad de gentes, v. 556 a).

Mucho menos frecuente es el desplazamiento y sustitucin del [p. 28]


trmino dependiente o regido, es decir, del adjetivo o el complemento con
preposicin. Sobre carta ejecutoria `ttulo o diploma en que consta
legalmente la nobleza de una persona o familia, y sustituyendo el adjetivo
por una palabra que lo remeda, forma Quevedo la combinacin carta
calvatoria, dndole el significado de `documento que acredita con testigos
fidedignos la condicin de calvo de una persona. Y as, en cierto romance,
un moo postizo le dice a un copete autntico: En las cartas calvatorias /
me presentan por testigo (v. 362 b).

Y en la Perinola encontramos un hermanas de habilidad calcado sobre la


locucin hermanas de leche,sugerida por una comparacin. Yo le perdono
dice el autor, refirindose a Prez de Montalbn, y afirmo que las
conclusiones son hermanas de habilidad, como de leche, de las profecas de
Pero Grullo (p. 721 b).

Grupo de verbo + sustantivo, que funciona como sujeto o como


complemento de cualquier clase. Se sustituye el sustantivo obligado o
habitual por otro que nada tiene que ver con l, pero impuesto por el tema o
asunto de que se habla. Y as resulta inesperada y chocante la nueva
conexin. Tambin aqu, como en el grupo anterior, se expresa a veces la
combinacin parodiada a fin de que se comprenda mejor el sentido.

De apuntar el bozo y hervir la sangre saca Quevedo un apuntar la copla y un


hervir lo culto (p. 719 a) para significar el prurito de versificar a lo culterano
que sentan muchos jvenes de la poca.

Una amante con tas que le den consejo y compaa, o un texto culterano,
lleno de vocablos raros y oscuros, son para el Caballero de la Tenaza y para
Quevedo entidades igualmente malas, nocivas y perversas, que evocan la
idea de persona endemoniada. Y puesto que lanzar, o sacar los espritus es
`expulsar, por medio de exorcismos, los demonios del cuerpo de un
individuo, el Caballero y el escritor inventan un sacar las parientas y un
lanzar los obsoletos para designar la misma accin realizada sobre la mujer
y el texto, respectivamente. No la hablar dice el de la Tenaza (p. 35 a)
[p. 29] hasta que le haga sacar las parientas, como los espritus. Y en La
culta latiniparla leemos (p. 653 a): le conjuramos; y a poder de exorcismos
se descubrieron dos medios renglones, que iban en hbito de Pacuvios, y le
lanzamos los obsoletos, como los espritus.

Modificando la frase dar perro, o perro muerto, a uno `engaarle, dejando


de darle el dinero convenido u ofrecido, obtiene Quevedo dos nuevos
sintagmas: dar un gozque y dar un alano, que significan lo mismo que
aquella frase, pero denotando el primero por ser el gozque un perro
pequeo que el engao es de poca entidad, y el segundo que es de mayor
importancia por ser el alano un perro corpulento: A una mujer forastera /
los hijos del vidriado / no la dan, Lampuga, un gozque, / si pueden darle un
alano (v. 221 b).

Sobre la frase darse uno a perros `irritarse mucho moldea Quevedo un


darse a mdicos para expresar el estado de nimo de los pretendientes que,
en larga retahla, esperaban la muerte del que les anteceda para heredar
su cargo. Mientras el individuo que lo desempea cuida celosamente de su
salud, los otros se iban zahirindose la buena disposicin, y enfermando
de la salud de sus precedentes, y dndose a mdicos, como a perros (p.
239 b).

Si se dice repicar a fiesta al `taer o sonar repetidamente y con cierto


comps las campanas en seal de fiesta o regocijo, por qu no podr
decirse en ciertas circunstancias repicar a zorra, es decir, `tocar a
emborracharse? En el banquete que Carlomagno da a su corte y a los
extranjeros que han acudido al torneo, las cantimploras de vino, enfriadas
entre nieve, con sus remolinos y meneos / a zorra, como a fiesta,
repicaron (v. 198 a).

Sobre la falsilla de condenar a galeras, o al remo, o a las penas eternas, y


como castigos equivalentes, Quevedo inventa y formula un condenar a
duea y un condenar a privado. Lucifer, no sabiendo qu hacer con las
dueas, decide, al fin, reservarlas como instrumento punitivo. Juro dice
por m y por mi corona, que al diablo que se descuidare en lo que he
mandado, y al condenado que ms despreciare mis rdenes, que le he de
condenar a duea sin sueldo. Estense varadas en ese zahurdn, y
condenar los diablos a dueas, [p. 30] como a galeras (p. 225 b; cfr. p.
188 b: el mundo est condenado a duea perdurable, que nunca se
acaba). Y refirindose a Olivares, nuestro autor escribe: El conde (me
respondi) se conden por su patria / a privado, como a remo, / sin sueldo y
sin alabanza (v. 349 b).

En el Discurso de todos los diablos, uno de stos, el de los ladrones,


contrariado por las acusaciones que le han hecho sus congneres, declara:

Yo estoy cansado; encomindenlo a otro, que yo quiero retirarme a un


pretendiente (p. 222 b). Como un hombre del siglo xvii, que sintiese la
Weltflucht y proyectase retirarse al yermo, o a una ermita, o a un convento,
el pobre diablo desea retirarse a un pretendiente, decisin que, segn dice
Quevedo, ms le acarreara fatiga que descanso.

Despus de contar cmo l y otros criados dieron muerte a dos cerdos que
se haban entrado en la casa, Pablos nos dice que su amo y el mayordomo
se enojaron grandemente con l, temiendo las consecuencias de aquella
fechora. Preguntbame don Diego aade que qu haba de decir, si me
acusaban y me prenda la justicia. A lo cual respond yo que me llamara a
hambre que es el sagrado de los estudiantes (p. 82 a). Y en la premtica
contra los poetastros se ordena que anden sealados en la repblica, y que
a los furiosos los aten, concedindoles los privilegios de los locos, para que
en cualquier travesura, llamndose a poetas, como prueben que lo son, no
slo no los castiguen por lo que hicieren, sino les agradezcan el no haber
hecho ms (p. 30 a). Llamarse a hambre y llamarse a poetas son
manifiestas parodias de la expresin, entonces corriente, llamarse a Iglesia,
o Iglesia me llamo. Y como sta significaba `acogerse un delincuente al
sagrado de un templo para evitar caer en manos de la justicia, las dos
construcciones quevedescas tienen el sentido de `alegar como disculpa el
hambre, en el primer caso, y `el ser poeta, en el segundo.

Sustituyendo el complemento en la frase tomarse uno del vino


`embriagarse, fantasea nuestro autor otras especies de embriaguez:
tomarse del arbitrio, tomarse de los aos, tomarse de las necedades. En la
isla de los arbitrianos o arbitristas se produca tanta arbitrera que todos [p.
31] se tomaban del arbitrio, como del vino (p. 235 b). Refirindose a un
auto sacramental de Montalbn, dice don Blas en la Perinola (p. 727 b): Sin
duda se le subieron los desatinos a la cabeza, que el doctor, en cuanto
escribe, se toma de las necedades, como del vino. Y presentndonos viejas
que pretenden disimular la edad, uno de sus tpicos, escribe: Unas viejas
en duda, que se usan, que se toman de los aos, como del vino (p. 59 a);
Iban diferentes mujeres por la calle, y aunque algunas se tomaban ya de
los aos, iban gorjendose la andadura y desvivindose de ponlev y
naguas (p. 223 a). Evidentemente, en tomarse de los aos se cruzan dos
sentidos del verbo tomar, el de `cubrirse una cosa de moho, orn o vahoy el
que alcanza en la frase tomarse del vino. Por ello las viejas se nos aparecen
como cubiertas por el moho de los aos y como trastornadas por la edad
hasta empearse en la loca pretensin de pasar por jvenes.

Cuando en El sueo de la Muerte discrimina Quevedo las diversas especies


de habladores y llega a definir a los que hablan incontinentemente, sin ton

ni son, surge en su mente la comparacin con los enfermos de disentera, y


sobre la frase irse uno de cmaras forja la de irse uno de palabras. Otros
dice (p. 177 b) que llaman tarabilla, gente que se va de palabras, como
de cmaras, que hablan a toda furia.

Contrahaciendo la frase familiar jugrsela, o pegrsela, de puo a uno


engaarle enteramente, inventa Quevedo un pegrsela de corcova, que
significa lo mismo que la locucin remedada, pero que contiene una alusin
a la deformidad de la persona que en el remedo hace de sujeto.
Comentando unas estancias de don Juan Ruiz de Alarcn sobre las fiestas
celebradas con motivo de los conciertos matrimoniales fracasados entre
el prncipe de Gales y la infanta doa Mara, Quevedo pone la siguiente nota
a la expresin cielo avariento, usada por el poeta (p. 647 a): Cielo
avariento no hay, porque, si le hubiera, en l estuviera el Rico Avariento. El
corcovado, como el cielo anduvo con l tan avaro, se la peg de corcova,
como de puo [p. 32].

En la Perinola copia Quevedo un pasaje de Montalbn (el hipricon, el


azufre, y otras yerbas), y comenta (p. 721 b): Yo no s qu hortelano de
los infiernos consult, que le dijo que el azufre era yerba; y luego cita el
poema de Santiago el Verde, y a Rodiginio y Plinio: concertame esos azufres
y esos verdes. Indudablemente, la expresin subrayada est sugerida por
la frase concertame all esas medidas, que registra Correas (Vocab. de refr.
y frases, ed. Real Academia, Madrid, 1924, pg. 123) juntamente con la
variante concertame all esa jerigonza, Juan de Mendoza, y que se deca
con referencia a cosas disparatadas o incongruentes.

Tambin podemos incluir en este grupo de parodias las de la locucin no


saber uno lo que se hace, o lo que se dice, todas ellas motivadas por la
situacin de la persona a quien se aplica, o por su condicin. Un marido
sufrido, alegando sus ttulos, dice (v. 344 b): Este es marido bonete, /
pocos cuernos y de pao: / quien sabe lo que se cuerna / es todo tela y
damascos. El mago Malges, contemplando a Anglica dormida,
experimenta el hechizo de su belleza y no acierta a poner en prctica su
propsito de matarla (v. 204 b): la espada se le cae de la mano y se le
mella; / en suspiros se vuelven los enojos; / todo su encanto se aturdi con
vella; / con su hermosura enamorado habla /, y al fin no sabe ya lo que se
diabla. Igualmente, Lucifer, descontento del comportamiento de uno de los
suyos, sentencia (p. 208 a): Este es tonto y no sabe lo que se diabla. En el
Discurso de todos los diablos, el personaje Yo me entiendo, replicando a la
duea, dice (p. 213 a): la duea no sabe lo que se duea, pues dice que no
hay bestias donde hay Yo me entiendo, que es todos los arres y joes con
capa negra; y Pero Gotero, refirindose a la caldera que tiene a su cargo,

explica (p. 222 a): Estn hirviendo ah Penseque y otro picarn, que da
mal sabor a toda la caldera y me tiene aturdido; que ni sabe lo que se hace,
ni lo que se dice, ni lo que se caldera.

Grupo de verbo + locucin adverbial. Cambiando el verbo, se presenta la


locucin adverbial en una conexin no acostumbrada, [p. 33] y por ello ms
o menos cmica: As, del comn llover a cntaros nacen llorar a cntaros
(De ver tan prodigioso desconcierto/ en su librillo, a cntaros lloraba, v.
202 b; Muri en Npoles Zamora, / ahto de pelear; / llor a cntaros su
muerte / Eugenia la Escarramn, v. 230 b), hablar a cntaros (otros
habladorsimos hablaban a cntaros, p. 177 b) y escribir a cntaros (no
apruebo yo andar acusando erratas, cuando las locuras se escriben a
cntaros, p. 726 a).

En El mundo por de dentro se describe una escena de duelo: una viuda y


sus amigas suspiran, gimen y derraman lgrimas por el recin fallecido
marido. La cuitada estaba en un aposento escuro, sin luz ninguna, lleno de
bayetas, donde lloraban a tiento (p. 170 a). Quevedo ha comparado el
llorar en un cuarto oscuro con el andar a ciegas, y el parangn le ha llevado
a contrahacer en un llorar a tiento la expresin usual andar a tiento, o a
tientas, es decir, andar tanteando o reconociendo el camino con el tiento o
bastn, como los ciegos. Y por ser ciega la Fortuna, escribe en otro lugar:
ella, con chillido desentonado, hablando a tiento, dijo (p. 227 b).

Sobre la expresin andar de puntillas se ha forjado un mentir de puntillas


para representar el afn de superar a otros en la adulacin como un
empinarse sobre la punta de los pies (un lisonjero, que procuraba pujar a
los otros la adulacin, mintiendo de puntillas, dijo, p. 233 b).

Puesto que se deca ir, o caminar, de portante `con paso menudo y


apresurado, Quevedo usa cantar de portante `apresuradamente (tras
ellas, los clrigos, que, galopeando los responsos, cantaban de portante,
abreviando, porque no se derritiesen las velas y tener tiempo para sumir
otro p. 169 a), y aplica la locucin a sustantivos, creando unas lenguas de
portante, es decir, que `cantan apresuradamente(andan por ah unos
mozuelos con unas lenguas de portante, matando a cuantos los oyen, p.
193 a) y un ramillete de portante `moza ligera de paso (Un mayo vino en
zapatos, / y primavera llorosa, / ramillete de portante / y manojito de
novias v. 226 b).

Otras veces, en lugar de cambiar el verbo, se modifica la locucin adverbial.


Parodiando la frase buscar, o escoger, a moco de candil, [p. 34] `escoger o
buscar una cosa con mucho examen y cuidado, inventa Quevedo un buscar
a moco de Rastro, dndole el sentido inaudito de `buscar a luz de cuerno,
fundado en una de las acepciones de la palabra rastro, la de `mataderoo
`lugar donde se sacrifican y desuellan las reses, y donde, por lo tanto, se
amontonan los cuernos. Mojagn le pregunta a su hembra, alardeando de
sus buenas actitudes de marido complaciente: No ha tres aos que me
tratas? / Puedes escoger velado / que me iguale, aunque le busques / un
siglo a moco de Rastro? (v. 344 a).

Anlogamente, la frase llorar hilo a hilo se transforma en una jcara en


llorar soga a soga para ponderar el llanto que por la condena de un jaque
hacen sus amigos: me lloraron soga a soga / con inmensa propiedad; /
porque llorar hilo a hilo / es muy delgado llorar (v. 229 b).

Un tramposo que va a cobrar una letra y se la rechazan por falsa, se sali


letra entre piernas, diciendo: Oh, ladrn! (p. 235 a). Parodia manifiesta de
la frase salir uno rabo entre piernas `quedar o salir uno corrido y
abochornado, a fin de acomodarla a la situacin.

Jugando el vocablo, Quevedo, en su romance sobre el Testamento de don


Quijote, har que el hidalgo manchego, en vez de hablar entre dientes,
tenga que hablar entre muelas: con voz roda, y chillando, / viendo el
escribano cerca, / as, por falta de dientes, / habl con l entre muelas (v.
290 a).

Remedando el modo adverbial a ua de caballo, usado con los verbos huir,


escapar, salir y algn otro y quiz pensando tambin en la expresin
caminar a las cinco, a las diez, o a las veinte, o a las que fueren, alusiva a la
cantidad de leguas que el correo haba de caminar por da, imagina
nuestro poeta un caminar a cinco uas para describir la destreza de Medoro
al despiojar sus ropas: En esto, por un repecho / vio subir a sus costillas /
un vecino de sus carnes, / convidado de ellas mismas. / En su seguimiento
parte; / a cinco uas camina; / y, cansado de matar, / entre los dedos le
hila (v. 295 b), [p. 35].

El modo adverbial de punta en blanco `con todas las piezas de la armadura


, que se usaba preferentemente con el verbo armar, ha sido parodiado
repetidamente por Quevedo. En la Matraca de las flores y la hortaliza, el ajo

se siente ofendido por las palabras de la rosa y le replica groseramente: El


ajo, con un regeldo, / la dijo que no le hurgue, / que, armado de miga en
sebo, / no hay hambre que no perfume (v. 368 b). En una jcara se nos
presenta a Zamborondn el de Yepes, armado de tinto en blanco, / con
malla de cepa el vientre (v. 232 b), es decir, bien lleno de vino, que sale
a reir con Mascaraque el de Sevilla, no menos bebido que l. Refirindose a
Sansn y Dalila, dice Quevedo que Cuerpo a cuerpo, cierto da, / le desafi
la tronga / con poco temor de Dios, / armada de saya en tocas (v. 341 a).
En el Discurso de todos los diablos, un condenado se queja de no encontrar
diablos en el Infierno, pues all slo ve demonios con colas, cuernos y alas
de murcilago, de los que nunca se habra dejado engaar, y a l le hicieron
pecar y condenarse otros muy diferentes: una madre flechando hijas
enherboladas, una ta disparando sobrinas como chispas, una nia con ojos
en ristre, una moza asestando meneos, una vieja armada de moos en
naguas, como de punta en blanco (p. 219 b). En el Sueo de la Muerte
vemos desfilar, en el heterogneo cortejo que la precede y anuncia, a los
boticarios con esptulas desenvainadas y jeringas en ristre, armados de
cala en parche, como de punta en blanco (p. 176 b). Y en la ria entre el
poeta de los pcaros y el poeta culto, tan graciosamente contada en el
Discurso de todos los diablos, el culto acomete al otro armado de `cede
en `joven, como de punta en blanco (p. 216 a).

Boga arrancada, es, segn el Diccionario acadmico, `la que se hace con
mayor fuerza y precipitacin, y echando muy a proa las palas de los remos
al meterlos en el agua. Usado adverbialmente, primero con verbos de
movimiento, y despus tambin con otros verbos, el sintagma tiene la
significacin de `con todo el mpetu. Quevedo, por ejemplo, hace decir a
uno de los sablistas del captulo XXII de La Hora de todos; lo que conviene
es hurtar de boga [p. 36] arrancada y con consideracin (p. 240 a). Pero
nuestro autor, parodiando tal expresin, obtiene un de daca arrancada para
recalcar el mpetu y prontitud con que las mujeres responden al anuncio de
un presente. Hallndose el autor y tres jvenes jugando a la perinola, entr
en la habitacin un mancebito, diciendo: `Aqu traigo. Dejronse todas
en el bufetillo el `saca [i. e. la cara de la perinola marcada con la letra s]
hacia arriba, y acudieron al `traigo de daca arrancada: andaba el `venga y
el `saque muy aprisa (p. 719 a).

Las locuciones en agraz `antes de sazn, en un santiamn `en un instante


y a sangre y fuego `con todo rigor, sin dar cuartel, tan usadas con los
verbos llevar, ir y entrar, han dado motivo a sendas parodias: en uvas
(pues no en agraz te llevar la muerte; / que tan devota siendo de las
cubas, / ya no podr llevarte sino en uvas, v. 166 b; Mas, volviendo a los
amigos, / todos barridos estn: / los ms se fueron en uvas, / y los menos en
agraz, v. 230 a), en dos santiamenes perdona que no va en dos
santiamenes, / porque, como son cabo de oraciones, / no admiten

semejantes postillones, v. 205 a, a lgrimas y ruego (Anglica se presenta


ante Carlomagno llorosa y suplicante, y se retira dejando heridos de amor a
los paladines y hasta al mismo emperador: entr en la sala a lgrimas y
ruego, / y sali de la sala a sangre y fuego, v. 202 a; cfr.: respondiendo al
padre Pineda, escribe nuestro autor: no todos son como vuesa merced, que
es enemigo de los predicadores a nota y a pelo, como a sangre y fuego, p.
680 b).

[V] Final

Despus de este largo anlisis, creo que podemos sentar algunas


conclusiones:

Las palabras y expresiones nuevas originadas por la parodia idiomtica se


han forjado con procedimientos normales o arbitrarios, [p. 37] pero en uno
y otro caso con vivo sentimiento de las posibilidades genticas,
significativas y expresivas de la lengua. Quevedo piensa y fantasea desde la
entraa del idioma, y por ello puede manejarlo a su capricho y nosotros, los
hispano parlantes, entender y seguir su juego verbal.
Estas formaciones neolgicas, en su mayora, no han penetrado en la
lengua, y slo tienen sentido en el habla de Quevedo, en el contexto donde
figuran. As lo comprendi ya la Real Academia Espaola, que en su primer
Diccionario, el llamado de Autoridades (1726-1739), acogi muchos
neologismos quevedescos, con la nota de voz inventada, voz voluntaria
e inventada, o voz inventada y jocosa, pero los excluy casi todos en la
segunda impresin de la obra y en todas las ediciones de su Diccionario en
un tomo. Se omiten escribe la Academia en el prlogo de la edicin de
1780, pgs. IV-V todas las voces inventadas sin necesidad por algn autor,
ya sea por jocosidad o ya por otro cualquier motivo, si despus no han
llegado a tener uso alguno: como adonicida que us Lope de Vega por el
que mat a Adonis: piogicida que dijo Caldern por el que mata piojos:
adanismo que us Quevedo por el conjunto de gente desnuda, y otras
muchas que se forman arbitrariamente en la conversacin familiar: cuyas
voces, de que hay algunas puestas en el Diccionario, no se deben
considerar como parte de la lengua castellana, porque nunca han llegado a
tener posesin en ella: de que slo se exceptan algunas que por lo extrao
de su sentido o por la dificultad de su inteligencia merezcan explicacin,
especialmente aquellas que se encontraren en los principales autores de
nuestra lengua.
No responden, ciertamente, estas formaciones a una necesidad racional y
meramente nominativa la de dar nombre a un objeto que antes no exista y
se presenta ahora en el campo vital de la comunidad lingstica, sino a una

necesidad afectiva y expresiva la de plasmar en palabras y frases capaces


de provocar efectos cmicos un contenido afectivo-conceptual integrado
por [p. 38] las reacciones del poeta ante el mundo cosas y personas en
que se halla incluso.
Estas parodias son, en ltima instancia, flor y fruto del espritu mordicante y
burln de Quevedo, de su mentalidad de escolstico avezado al discurso
afilado y a la argumentacin sutilizante, y de su fantasa deformadora y
desrealizadora de cosas y actitudes. Mas el agente principal es, sin duda, la
primera de esas tres actividades o energas, aquel impulso juguetn con
que nuestro poeta, segn el enmascarado autor de la Venganza de la lengua
espaola (v. 1039 b), brinca, retoza y se menea, burlndose del mundo
hasta dar con su pluma en el infierno.

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