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Charles Parain, Pierre Vilar y otros, El feudalismo. Editorial Sarpe, Madrid, 1985. Primera
parte, Feudalidad francesa y modo de produccin feudal, captulo primero, Dossier
preparatorio de la discusin sobre el modo de produccin feudal.

Primera ponencia: Caracteres generales del feudalismo, Charles Parain. [Pginas 25-29].

I. Caractersticas generales de la sociedad feudal
Entre las sociedades esclavistas, que se caracterizan no slo por la explotacin, sino incluso
por la posesin del hombre por el hombre, y la sociedad capitalista, en que el hombre es libre
de derecho, pero en la cual el trabajo de aquel que no tiene ms que sus brazos es explotado por
los que poseen los medios de produccin, la historia ha visto desarrollarse, en numerosos
territorios, tipos de sociedades que presentan variaciones ms o menos importantes, pero cuyos
caracteres dominantes, en lo que concierne a las relaciones de produccin, coinciden y son,
ms o menos, los siguientes:

1. Las relaciones sociales de produccin estn forjadas esencialmente en torno a la tierra,
porque reposan sobre una economa de predominio agrcola.
2. Los trabajadores tienen derechos de usufructo y de ocupacin de la tierra, pero la
propiedad de la misma pertenece a una jerarqua de seores que no poseen la disposicin
absoluta del suelo, pero que, en cambio, cada uno de ellos tiene derecho de [pgina 26] recoger
prestaciones, fijadas por la costumbre, sobre el producto o sobre la heredad de sus inferiores.
3. A esta base econmica corresponde toda una red de vnculos personales: una parte de los
trabajadores la mayora en las pocas de desarrollo tpico no goza de una completa libertad
personal; no hay esclavitud (propiedad de la persona), sino servidumbre [vinculacin del
campesino con su amo (homo propius), y ms tarde con su explotacin (adscritus glebae)];
pero, incluso entre los mismos seores, el sistema de propiedad est unido a un sistema de
deberes (sobre todo militares) para con la persona del superior.

Por esta razn la superestructura poltica es original. En el lmite implica la desaparicin del
Estado soberano. La autoridad se ejerce de persona a persona. El hecho esencial, desde este
punto de vista, es que la justicia la ejerce el soberano sobre sus vasallos y el seor sobre
los campesinos. La explotacin de las prestaciones econmicas y el aparato jurdico-poltico se
hallan, por tanto, estrechamente unidos.
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Siempre que este conjunto de rasgos determine el funcionamiento de una sociedad, se tiene
perfecto derecho a llamarla sociedad feudal.
Sin embargo, se impone hacer un determinado nmero de observaciones previas para
responder a ciertas objeciones sobre el empleo del trmino o para evitar simplificar
excesivamente la fisonoma de la poca feudal.

II. El empleo de la palabra feudal
La palabra feudal no es de la misma naturaleza que las palabras empleadas para designar la
sociedad esclavista, la capitalista o la sociedad socialista. En estos tres casos, la palabra
empleada designa el resorte social fundamental (propiedad sobre el esclavo, propiedad del
capital, propiedad social generalizada). Feudalismo, en cambio, es una palabra que no se
relaciona ms que con la superestructura poltica desarrollada en la forma tpica, en la forma
plenamente acabada de la sociedad que se intercala entre la sociedad antigua, esclavista, y la
sociedad moderna, capitalista. De ah se deriva que la palabra no siempre sea adecuada del
todo para caracterizar, por ejemplo, a la fase de formacin o a la descomposicin de este tipo
de sociedades, ni tampoco a algunas de sus variantes ms o menos acabadas.
En todos estos casos, en efecto, el feudo -palabra de la que deriva el trmino feudal- no
desempea un papel fundamental. Es esta una razn para negarse, como hacen la mayor parte
de los historiadores no marxistas, a emplear la palabra feudal, siempre que no [pg. 27] se
trate estrictamente de formas jurdico-polticas nacidas de la existencia del feudo? No lo
creemos as y vemos, en cambio, que en esa negacin se manifiesta un peligroso formalismo
que tiende de hecho a olvidar la profunda unidad existente entre las relaciones de produccin,
forjadas entre campesinos y seores en torno a la tierra, y la jerarqua feudal, que sancion y
garantiz, durante largo tiempo, el mecanismo mismo de esas relaciones.
Adems, en qu momento se adopt la costumbre de llamar feudal al conjunto del sistema,
incluyendo las relaciones de base entre seores y campesinos y los vestigios jurdico-polticos
de la Edad Media, en el seno ya de la monarqua absoluta moderna? Se trata de una costumbre
tarda, nacida sobre todo a lo largo de una lucha llevada a cabo por la burguesa ascendente
contra un rgimen que haba entrado en decadencia y, por tanto, alejado ya de su forma tpica.
En esta lucha, el trmino feudal tom un matiz peyorativo y polmico (lo mismo que el
trmino capitalista a lo largo de la lucha de clases del siglo XIX). Justamente por eso, los
historiadores no marxistas prefieren no emplearlo, al igual que, durante mucho tiempo, los
economistas burgueses se han negado a emplear el trmino capitalista. Pero todo esto no
quita ni un pice de realidad al hecho capitalista, ni al hecho feudal.
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Solamente debe quedar claro que el tipo de relaciones sociales que hemos definido
brevemente se instal mucho antes del feudo propiamente dicho, que no es ms que su
coronamiento poltico, y que este tipo de relaciones subsisti durante mucho tiempo, incluso a
veces hasta nuestros das, aunque su coronamiento poltico hubiera desaparecido.
Con estas reservas no puede haber inconveniente en llamar feudal, como hicieron los
hombres del siglo XVIII, a cualquier sistema en el cual el trabajador agrcola, que ya no es
esclavo, se encuentra, sin embargo, sometido a todo tipo de trabas extraeconmicas que limitan
su libertad y su propiedad personal, de tal forma que ni su fuerza de trabajo ni el producto de su
trabajo se han convertido an en simples objetos de intercambio libres, en autnticas
mercancas.
De este modo, el colono romano del siglo IV anuncia ya el feudalismo, y el campesino
hngaro o siciliano del ao 1930 vive an bajo ataduras de la misma naturaleza. Tal es el
sentido de la generalizacin marxista de la palabra feudal.

III. Los aspectos progresivos del modo de produccin feudal
Sin embargo, es importante evitar el error que cometi el materialismo mecanicista del siglo
XVIII, en el transcurso de la lucha de la burguesa ascendente contra el feudalismo, al atribuir
conscientemente, debido [pg. 28] a una concepcin antihistrica de la historia, una
superioridad absoluta a las civilizaciones antiguas de Grecia y Roma, y considerar la
instalacin del feudalismo como una regresin. Engels dice a este respecto en Ludwig
Feuerbach y el fin de la filosofa clsica alemana (Ricardo Aguilera Editor, Madrid.):

La lucha quedaba limitada a enfrentarse contra las supervivencias de la Edad Media; la Edad Media
era considerada como una simple interrupcin de la historia durante mil aos de barbarie general. Los
grandes progresos de la Edad Media, la extensin del campo cultural europeo, las grandes naciones
transitables que se haban formado unas al lado de las otras y por ltimo los enormes progresos
tcnicos de los siglos XIV y XV, nada de todo esto se vea. Pero, a causa de ello, se impeda una
comprensin racional de la gran concatenacin histrica.

Se puede distinguir, en efecto, entre la nocin estricta de modo de produccin feudal, en que
interviene un nivel determinado de desarrollo de las fuerzas productivas, y la nocin ms
amplia y menos rigurosa de sociedad feudal. En este caso resulta ms sencillo reconocer que
(en el conjunto del desarrollo histrico) el modo de produccin feudal representa un paso hacia
adelante en relacin con el modo de produccin antiguo.
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Es exacto que la servidumbre, en el plano econmico, corresponde a la pequea explotacin
agrcola, al pequeo cultivo, y que en cambio el modo de produccin esclavista condujo en la
agricultura a la gran explotacin. Pero hay diversos tipos de pequeas explotaciones: Marx
observa en El Capital
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que si el pequeo cultivo y el oficio independiente forman, en parte, la
base del modo de produccin feudal, tambin se mantuvieron luego al lado de la explotacin
capitalista, y haban formado ya anteriormente la base de las sociedades antiguas, entre la
disolucin de la comunidad primitiva y el momento en que el esclavismo se apodera en serio
de la produccin. Slo que, en el modo de produccin feudal, el pequeo cultivo se encontraba
en un nivel sensiblemente ms elevado en cuanto a la tcnica si se lo compara con la pequea
explotacin proveniente de la descomposicin de la sociedad primitiva. El molino de agua, el
lagar, el horno para el pan, entre otros inventos, nacidos del rgimen de explotacin antigua,
haban llegado a ser los complementos necesarios para una productividad satisfactoria.
[Pg. 29] Se impona la necesidad de combinar las ventajas de la pequea explotacin, en la
que el pequeo productor poda hacer alarde de gusto, de ardor por el trabajo, de iniciativa (de
forma opuesta al esclavo) con las ventajas de los medios de produccin, cuya creacin y
mantenimiento superaban a las fuerzas de la pequea explotacin. Estos medios de produccin
acabaron estando en manos del seor, de tal suerte que el seor apareci como el organizador
y el amo del proceso de produccin y de todos los procesos de la vida social
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Todo esto se traduce en la coexistencia de la propiedad feudal del seor sobre la tierra y de la
propiedad individual del campesino sobre los instrumentos individuales de produccin, con
disfrute hereditario de su parcela (tenure).
A esto, que constitua la base econmica del sistema, se sumaba, para ventaja del seor, una
coaccin extraeconmica que basaba su eficacia a la vez en el monopolio del armamento
ofensivo y defensivo y en la solidaridad de clase de los explotadores por medio de la
organizacin poltica feudal.
Un cierto equilibrio, una cierta eficacia correspondieron a la lgica del sistema. En este
sentido fue progresivo. Pero desde su perodo de formacin a su perodo de disgregacin, las
formas y los grados de explotacin de las clases trabajadoras por las clases dominantes fueron
muchos y variados. Hay que estar prevenido contra las simplificaciones.

1
K. Marx: Le Capital, Pars, Editions Sociales, 1969, libro I, t. II, cap. XIII. (Ed. cast., Fondo de Cultura
Econmica, Mxico, 1959, 3 vols.)
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bid., libro III, t. VI, cap. II.

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