Reseña, crítica Inquebrantable - ENFILME.COM
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FICHA TÉCNICA
Unbroken
Inquebrantable
 
Estados Unidos
2014
 
Director:
Angelina Jolie
 
Con:
Jack O’Connell, Domhnall Gleeson, Garrett Hedlund, Finn Wittrock, John Magaro, Alex Russell, Miyavi
 
Guión:
Joel Coen, Ethan Coen, William Nicholson, Richard LaGravenese
 
Fotografía:
Roger Deakins
 
Edición:
Tim Squyres
 
Música
Alexandre Desplat
 
Duración:
137 min.
 

 
Inquebrantable
Publicado el 30 - Ene - 2015
 
 
  • Reseña: Angelina Jolie pretendió realizar un filme inspirador, bien intencionado y concebido a una escala épica que se desarrolla en un escenario bélico sobre un atleta, Louie Zamperini (Jack O'Connell),  convertido en soldado que sobrevivió durante varias semanas a un naufragio sólo para ser detenido en un campo de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial.  - ENFILME.COM
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  • Reseña: Angelina Jolie pretendió realizar un filme inspirador, bien intencionado y concebido a una escala épica que se desarrolla en un escenario bélico sobre un atleta, Louie Zamperini (Jack O'Connell),  convertido en soldado que sobrevivió durante varias semanas a un naufragio sólo para ser detenido en un campo de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial.  - ENFILME.COM
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  • Reseña: Angelina Jolie pretendió realizar un filme inspirador, bien intencionado y concebido a una escala épica que se desarrolla en un escenario bélico sobre un atleta, Louie Zamperini (Jack O'Connell),  convertido en soldado que sobrevivió durante varias semanas a un naufragio sólo para ser detenido en un campo de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial.  - ENFILME.COM
  • Reseña: Angelina Jolie pretendió realizar un filme inspirador, bien intencionado y concebido a una escala épica que se desarrolla en un escenario bélico sobre un atleta, Louie Zamperini (Jack O'Connell),  convertido en soldado que sobrevivió durante varias semanas a un naufragio sólo para ser detenido en un campo de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial.  - ENFILME.COM
  • Reseña: Angelina Jolie pretendió realizar un filme inspirador, bien intencionado y concebido a una escala épica que se desarrolla en un escenario bélico sobre un atleta, Louie Zamperini (Jack O'Connell),  convertido en soldado que sobrevivió durante varias semanas a un naufragio sólo para ser detenido en un campo de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial.  - ENFILME.COM
  • Reseña: Angelina Jolie pretendió realizar un filme inspirador, bien intencionado y concebido a una escala épica que se desarrolla en un escenario bélico sobre un atleta, Louie Zamperini (Jack O'Connell),  convertido en soldado que sobrevivió durante varias semanas a un naufragio sólo para ser detenido en un campo de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial.  - ENFILME.COM
 
por Luis Fernando Galván

Para Inquebrantable (Unbroken, 2014), su segundo largometraje como directora, Angelina Jolie decidió realizar un filme inspirador, bien intencionado y concebido a una escala épica que se desarrolla en un escenario bélico sobre un atleta, Louie Zamperini (Jack O'Connell),  convertido en soldado que sobrevivió durante varias semanas a un naufragio sólo para ser detenido en un campo de prisioneros durante la Segunda Guerra Mundial. El camino lleno de adversidades es el escenario idóneo para exaltar la extraordinaria fortaleza física y mental del protagonista, y así configurar un relato del triunfo del espíritu humano. Pero el filme de Jolie no refleja la atrocidad del martirio a un nivel psicológico, sino simplemente se queda en la superficie, en el cuerpo imbatible que todo lo puede.

En la apertura del filme, el límpido y armonioso cielo azul se convierte en el campo de batalla en una secuencia muy bien coreografiada, fluida y llena de tensión. Sin ninguna introducción de por medio, Jolie recupera el atractivo recurso de “la claustrofobia” –ya utilizado en Lebanon (Dir. Samuel Maoz, 2009) y Fury (Dir. David Ayaer, 2014)– para centrarse en lo que ocurre al interior de las naves de la Fuerza Aérea de Estados Unidos; si bien es cierto que la cámara muestra lo que sucede al exterior, la directora está más interesada en evidenciar la ansiedad, el estrés y el agotamiento que sufren los soldados encargados de estas misiones. Ellos, a bordo de los B-24, se preparan para un ataque desde el aire; su objetivo: bombardear una zona costera de Japón. La batalla aérea es orquestada con eficiencia, hábilmente representada y elegantemente capturada por el estilo natural y realista del cinefotógrafo inglés, Roger Deakins (Fargo, 1996; Skyfall, 2012). Los sonidos de los aviones y de las ráfagas de las armas poseen tal estruendo y vivacidad capaz de percibir la emoción y el riesgo que se vive en los reducidos espacios de los B-24. Jolie no abandona el interior del avión; la cámara acompaña a los pilotos y a los bombarderos. Entre estos últimos se encuentra Louie Zamperini (Jack O'Connell); un hombre sereno, temerario y solidario con sus compañeros capaz de afrontar el peligro. La incertidumbre crece conforme se acercan al sitio que deben violentar, y el riesgo se acentúa, aún más, tras la aparición de los enemigos que buscan contrarrestar el ataque aéreo.

La palpitante secuencia es interrumpida por un flashback que irrumpe para cortar el ritmo frenético y trasladarnos a una atmósfera de mayor calma; se nos presenta a Zamperini cuando era más pequeño (C.J. Valleroy); un hijo de inmigrantes italianos que creció en Torrance, California, y que constantemente fue blanco de burlas y ataques durante su adolescencia por ser de origen extranjero; también era un ladronzuelo de poca monta, un truculento hijo que sólo decepcionaba y hacía enfadar a sus padres. Pero el joven encontró una salida a una vida sin rumbo gracias a Pete  (interpretado de niño por John D'Leo), su hermano mayor, quien accidentalmente descubre el talento y capacidad como corredor de Louie, quien al paso de los años se convirtió en uno de los atletas estadounidenses más jóvenes en  clasificar a los Juegos Olímpicos.

El filme se concentra en tres momentos específicos de la vida de Zamperini: su infancia y su desarrollo como atleta, su lucha de sobrevivencia cuando naufragó en mar abierto durante 47 días, y los dos años que estuvo como prisionero de guerra en los campamentos japoneses. A partir de esta historia real, Angelina Jolie pretende glorificar el espíritu humano en un mundo perverso donde –a pesar de las dificultades– la perseverancia es el único medio de sobrevivencia y superación. Laura Hillenbrand, autora del libro biográfico en el que se basa el filme, realizó una exhaustiva investigación sobre la notable historia de vida, sobrevivencia y superación de Zamperini (la autora lo entrevistó 75 veces en un periodo de ocho años), pero el filme –siguiendo los preceptos no escritos de Hollywood– ambiciona ser una representación de la grandeza de Estados Unidos utilizando la extraordinaria vida de uno de sus ciudadanos.

En los fragmentos cuando Zamperini se prepara para las competencias olímpicas, su hermano mayor, Pete (interpretado de adulto por Alex Russell), le da consejos –que funcionan como presagios de lo que vivirá en los años posteriores durante la guerra–. “Un momento de dolor vale toda una vida de gloria” es una frase que Pete le dice a su hermano cuando éste viaja para participar en Berlín 1936, y es la misma frase que recuerda cuando sufre golpizas y torturas en el campo de prisioneros. El filme aplica esta frase de superación personal en varias ocasiones, como un motor personal, para todo tipo de competencia, ya sea en los Juegos Olímpicos o en la Segunda Guerra Mundial. Inquebrantable opta por no profundizar en las diferencias que existen en ambas competencias, y termina encapsulándolas en la misma esfera, como si deporte y guerra fueran lo mismo. Claramente son luchas distintas: el atleta busca la gloria superándose a sí mismo y a los demás competidores; el soldado aniquila a sangre fría a su contrincante buscando sobrevivir. Pero la directora está mucho más enfocada en mostrar un mundo hostil que en explicar estas enormes diferencias.  

Aunque Zamperini quedó en octavo lugar durante los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, el joven de 19 años llamó la atención de la prensa y público –incluso, aunque la anécdota no es mostrada en la película, el Zamperini real tuvo un breve encuentro con Hitler; el líder reconoció su calidad y se dieron un buen apretón de manos–. El filme no indaga sobre la transformación de atleta a soldado, ni el por qué el corredor ingresó a la Fuerza Aérea de su país. Años después, en 1943, durante una misión de rescate, a bordo del B-24, Zamperini y su tripulación sufren un ataque, el avión se derrumba y sólo sobreviven él, otro bombardero de nombre Mac (Finn Wittrock) y el piloto Phil (Domhnall Gleeson). Con dos balsas salvavidas, escasas raciones de comida, defendiéndose de los ataques de los tiburones y de los bombarderos japoneses, el trío comienza la lucha de sobrevivencia. El lento y desesperante paso del tiempo no se desarrolla en pantalla; todo está dado mediante la adición de marcadores temporales (“Día 18”, “Día 27”, etc.). La desesperanza y el arduo abandono son transmitidos mediante diálogos que sostienen los personajes respecto a las alegrías del pasado extrañando a sus familiares y amigos. La atmósfera de melancolía y pesadumbre se intensifica con el melódico y motivacional score de Alexandre Desplat, principalmente con los temas “Albatross” y “Making Gnocchi”, donde la presencia del piano destaca por encima de la suavidad del resto de los instrumentos de cuerda. Durante este naufragio, la lógica de la sobrevivencia es más práctica, y la retórica del “tú puedes hacerlo” no se emplea, ayudando a que las acciones para sobrevivir luzcan convincentes. Sin embargo,  no vemos una historia de supervivencia intensamente envolvente como en All Is Lost (Dir. J.C. Chandor, 2013), donde Rober Redford interpreta a un anciano que lucha contra las inclemencias de las condiciones climáticas al quedar sólo a la deriva en la inmensidad del océano. 

Después de 47 días a la deriva en el mar, Zamperini es capturado por el ejército japonés. Es trasladado al campamento de prisioneros de Omori, y luego al de Naoetsu. En ambos sitios debe lidiar con la sádica presencia de Mutsuhiro Watanabe (Miyavi), también conocido como “El pájaro”, un sargento del ejército japonés que inmediatamente toma un especial interés en este prisionero americano, cuyo silencio le resulta desafiante. Watanabe ve en ese hombre una fortaleza vital y feroz que admira, pero que al mismo tiempo le intimida. El japonés se manifiesta de la manera más brutal posible; golpea a Zamperini sin piedad con un sable de bambú por infracciones menores o inexistentes.

Inquebrantable ofrece un amplio y salvaje catálogo de los problemas en tiempos de guerra:  condiciones insalubres, sed y hambre atroces, trabajo agotador, abuso verbal y físico sin límites, lesiones desagradables, humillaciones ritualizadas, y la certeza desesperanzadora de que una victoria de los aliados sólo causará la ejecución de los prisioneros. Hay ecos de The Bridge on the River Kwai (1957) y Merry Christmas Mr Lawrence (1983), constatados en la manera de representar la pugna constante entre el verdugo y el preso, pero también en el choque cultural entre occidentales y japoneses, y las distintas maneras de comprender los valores de la disciplina, el honor y la gloria. La guerra es el tema que más le ha llamado la atención a Angelina Jolie no sólo como directora, sino también como embajadora de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR). Jolie previamente examinó la deshumanización de la guerra en su filme de Land of Blood and Honey (2011), un drama más íntimo ambientado en la Guerra de los Balcanes sobre la fatídica historia de amor de un policía serbio y una artista bosnia. En su ópera prima, Jolie abordó la manera en que el contexto global de la guerra afecta las relaciones de los individuos pertenecientes a distintas naciones o con creencias diversas; ahora, la directora está mucho más interesada en representar la manera en que los hombres infligen la violencia corporal contra otros hombres; los personajes femeninos no destacan en el mundo de Inquebrantable. Parece haber una fascinación exagerada por mostrar cómo la lozana carne masculina puede demacrarse por la suciedad y las crueldades de la guerra; muestra cuerpos varoniles que, a raíz del sufrimiento físico y mental, se vuelven esqueléticos y frágiles. Por otra parte, Jolie transmite sensiblemente la tierna intimidad y solemne camaradería que surgen entre los hombres en la guerra, pero nunca capta la energía rebelde, violenta y vengativa de los capturados.

Zamperini es un sobreviviente, un líder nato, cuyo instinto e intelecto eran tan ágiles como sus pies para correr. Jolie no teme mostrar a su héroe agobiado y suplicándole al dios –que nunca había considerado– que si lo salva, le dedicará toda su vida a él. La actuación de O’Connell es sumamente efectiva en el plano físico; el joven británico, una de las estrellas nacientes del cine anglosajón, dispone de su cuerpo al servicio de un papel sumamente exigente en ese ámbito: utilizar los hábiles pies para correr rápido, y someterse a humillaciones y maltratos físicos como prisionero. Pero por otra parte, el guión, que pasó por las manos de cuatro escritores –incluyendo a William Nicholson (Gladiator), Richard LaGravenese (Behind the Candelabra) y los hermanos Coen (quienes participaron en el proyecto por encargo ya que Ethan y Joel no están acostumbrados a escribir este tipo de historias de superación personal; al contrario, son expertos en generar personajes fracasados como los protagonistas de Barton Fink o Inside Llewyn Davis)–, no explora la complejidad psicológica del personaje; sólo le interesa insistir en el castigo físico. El protagonista gesticula y exagera sus muecas y gritos de euforia para convencernos de su angustia y sufrimiento. Un personaje más complejo psicológicamente le hubiera permitido a O’Connell hacer mejor uso de su talento como en el drama carcelario Starred Up (Dir. David Mackenzie, 2013) y en el filme histórico de acción ’71 (Dir. Yann Demange, 2014).

Cuando Zamperini es obligado por Watanabe a levantar una pesada viga y sostenerla por encima de sus hombros y espalda durante todo el día, da la sensación de que Jolie quiere poner de manifiesto la imaginería del martirio cristiano. El filme dramatiza la necesidad humana de la fe y el perdón, temas escuetamente abordados mediante diálogos superficiales. La última parte del libro de Hillenbrand, sobre la obsesión de Louie con infligir una venganza sangrienta contra su torturador, está fuera de la agenda de Jolie. Esta capa es reducida para recalcar la importancia del perdón para crear en pantalla una especie de hagiografía  de Zamperini que se basa en la doctrina popular, divulgada en gran medida por el cine, la televisión y la mercadotecnia, de creer para triunfar y sobrevivir. Angelina Jolie demuestra su habilidad para conjugar las áreas técnicas (fotografía, iluminación, música, sonido, diseño de arte) y ofrecer un filme visualmente atractivo, pero le cuesta trabajo lidiar con las luchas internas y con los momentos íntimos de su protagonista. El mayor problema del filme radica en la idolatría hacia el sujeto y en la intención de hacer un retrato lo más puro y heroico posible de Zamperini, quien falleció el 2 de julio de 2014, pero que seguía vivo cuando se escribió el guión y se filmó la película. La buena voluntad de Jolie se traduce en querer edificar un relato inspirador, pero que carece de las contradicciones internas y dilemas que pudieron haber sido aprovechadas para crear un filme más audaz y espiritualmente más inquisitivo.

 
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