Cansancio, sensación de pesadez y aletargamiento con necesidad de dormir después de comer, son los síntomas de la marea alcalina, “mal del puerco” o somnolencia post-prandial.

Se trata de un evento fisiología natural, que se acentúa de acuerdo al tipo de alimento que se ingiere y que “ataca” a casi todos por igual.

Todo se debe al consumo de alimentos altos en carbohídratos, derivando a que el cerebro no preste toda la atención y se le dificulte realizar tareas asociadas con procesos cognitivos.

Al comer, la glucosa que esta en la sangre viaja hacia el sistema nervioso e inhibe la actividad de células en el hipotálamo lateral, donde las neuronas disminuyen su actividad produciendo esa sensación de tranquilidad y de sueño.

Al consumir carnes rojas, frituras, salsas pesadas o exceso de carbohídratos, se requerirá una mayor cantidad de ácido clorhídrico para realizar la digestión.

Por ello aumenta la posibilidad de sufrir “el mal del puerco” con efectos mayores.

Esta condición no es mala, pues se trata de un estado fisiológico, pero en ocaciones es necesario evitarla, sobre todo si después de comer se debe volver al trabajo, escuela o al volante.

Puede durar de 5 minutos a 2 horas dependiendo si la persona padece obesidad, pues su sangre es más pesada y retrasa la digestión.

Para evitar situaciones incómodas o de riesgo, los especialistas recomiendan consumir algo ligero como ensaladas con carne o pescado a la plancha, tomar café y realizar actividades físicas, para estimular el sistema nervioso.

Redacción/El Nacional