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Desnutrición infantil: la catástrofe invisible


A continuación, un editorial que refleja opiniones del gobierno de Estados Unidos.

No sorprende que, en gran parte debido a los numerosos conflictos armados, el cambio climático y fenómenos meteorológicos cada vez más violentos, personas en muchas partes del mundo sufran hambre y desnutrición, incluso hambruna. Menos obvia es otra crisis creciente, la emaciación infantil y la desnutrición aguda severa.

Según UNICEF, la emaciación infantil, definida como bajo peso para la estatura, es la forma de desnutrición más inmediata, visible y potencialmente mortal.

La emaciación, que afecta a unos 13,6 millones de niños, provoca la muerte de uno de cada cinco niños menores de cinco años, o alrededor de un millón al año.

La emaciación es especialmente perjudicial para los niños menores de dos años.
De hecho, es importante que la madre reciba una nutrición adecuada desde el comienzo del embarazo y continúe hasta después del segundo año del niño. Pero si ese niño está severamente desnutrido, debe ser tratado con alimentos especializados, como los Alimentos Terapéuticos Listos para Usar.

El año pasado, Estados Unidos, a través de USAID, hizo la contribución única más grande de la historia de $200 millones para la compra de alimentos terapéuticos listos para usar.

“La financiación ha tenido un impacto tremendo”, dijo Samantha Power, administradora de USAID.
“La contribución de USAID ayudó a tratar casi dos terceras partes de los casos de emaciación en quince países específicos”. La financiación ayudó a UNICEF a llegar a 5,5 millones de niños con tratamiento vital.

No obstante, “una creciente lista de emergencias amenaza con revertir ese progreso”, dijo la Administradora Power. Una de las necesidades más apremiantes es una fuente sostenible de financiación.

Otro es mejorar la atención primaria de la salud, y eso significa más trabajadores de la salud. “Los esfuerzos de USAID para capacitar a los trabajadores de la salud en el norte de Ghana muestran cuán efectivos pueden ser los trabajadores de atención primaria para abordar los factores de riesgo subyacentes de la emaciación”, dijo la Administradora Power.

Aun así, “la atención primaria de salud es solo una parte del rompecabezas. No importa si una mamá sabe cómo amamantar a su bebé si no está lo suficientemente alimentada para amamantar adecuadamente a ese bebé. No importa si sabe qué alimentos sus hijos necesitan para crecer si tiene dificultades para alimentarlos. Sin esfuerzos a largo plazo para frenar la crisis mundial de alimentos y nutrición, niños tratados anteriormente podrían volver a una dieta deficiente y un alto riesgo de infecciones y podrían volver a desnutrirse”.

“Necesitamos una estrategia sostenible para combatir el hambre infantil, una que empodere a los países a tratar y prevenir la emaciación infantil”, dijo la Administradora Power en un tuit. “Debemos invertir en herramientas que funcionen, como los alimentos terapéuticos listos para usar, y reforzar la atención primaria para construir un futuro fuerte y sin hambre”.

Fue un editorial que refleja puntos de vista del gobierno de Estados Unidos.

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