13/06/2023 - Chiara Malta y Sébastien Laudenbach firman una obra brillante, lúdica, alegre y tierna sobre el poder revolucionario de la infancia

“Tenemos que aprender a lidiar con los pequeños obstáculos que la vida pone en nuestro camino. Hay que mantener la calma”. En la vida, no siempre funcionan el yoga, las buenas intenciones y los intentos de alejar nuestra nube oscura de malos recuerdos, pero hay veces que sí, hay veces que basta con una revolución para arrojar luz sobre los recovecos más oscuros de nuestra memoria. Y este tipo de revoluciones pueden hacer que salten chispas, tal y como ocurre en la efervescente y seductora Linda veut du poulet ! [+lee también:
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ficha de la película], de Chiara Malta, aclamada en Toronto 2019 por su largometraje de ficción Simple Women [+lee también:
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ficha de la película], y Sébastien Laudenbach, que tuvo una gran acogida en 2016 con su película La jeune fille sans mains [+lee también:
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Presentada en la sección ACID del 76º Festival de Cannes y seleccionada para la competición oficial del Festival de Annecy de esta semana, la película del dúo italo-francés siembra un buen humor que se contagia —apuntalado por una acción cómica apta para todos los públicos— en su estela libertaria y altamente inventiva, al tiempo que explora con gran sutileza temas serios a más no poder: el proceso de duelo, las complejas relaciones entre madre e hija y entre hermanas, la amistad, la infancia y la cuestión de la autoridad y de las mentalidades colectivas en las urbanizaciones, y todo ello con el telón de fondo de un país en huelga general.

“Me voy lejos, por lo que te quedarás sola. - No me gusta la casa, es vieja y fea, y siempre me da problemas. Además, tú no sabes arreglar casas, no sabes hacer nada”. Paulette y su hija Linda, de ocho años, se hallan en un punto crítico, pero esta discusión constituye en realidad una máscara tras la que se esconde una angustia mucho más profunda derivada de la repentina muerte del padre de Linda siete años antes. Una vez que han llegado al fondo del malentendido por el que se ha producido la pelea, Paulette decide compensar a su hija y satisfacer uno de sus deseos: comer pollo con pimientos. Inconscientemente, este plato provoca en Linda el efecto de la “magdalena de Proust”, suscitando un recuerdo fugaz de su padre que emerge del limbo de su más tierna infancia. Por tanto, conseguir esta comida se convierte en una misión que Paulette tiene que cumplir a toda costa, solo que hay un “pequeño” problema: todas las tiendas están cerradas por culpa de una huelga general. ¿Dónde podrá encontrar Paulette una ración de pollo? Lo que sigue es un increíble torbellino repleto de aventuras a más de 300 kilómetros por hora, en el que nos cruzamos con personajes como el de la tía Astrid, los mejores amigos de Linda, el bebé Pablo, el perro Zorro, el gato Gaza, una policía desfasada pero muy tenaz, un chófer que recita a Ronsard (“Ojalá pudiera morir por su belleza, señora”) y la multitud de niños que viven en la urbanización...

“La libertad no tiene precio”. A través de Linda veut du poulet !, Chiara Malta y Sébastien Laudenbach nos han brindado con una película brillante, lúdica, alegre y tierna. Una ola de revuelta optimista contra las limitaciones del orden establecido arrasa con todo a su paso en esta historia increíblemente dinámica, ambientada en un telón de fondo suave y sugerente. Es un largometraje excelentemente elaborado que concede a la infancia el lugar que le corresponde como creadora de un sano desorden, ya que, como se dice la canción del final de la película, "el paraíso es allá donde vives, donde creces, donde ríes, para todos los que tienen la suerte de ser tus amigos".

Linda veut du poulet ! es una producción de Dolce Vita Films y Miyu Productions, en coproducción con Palosanto Films. La película se distribuirá en Francia a partir del 18 de octubre por cortesía de Gébéka Films, y las ventas internacionales corren a cargo de Charades.

(Traducción del francés)