Cuando se toma café en compañía, salen del escaparate las historias familiares, salen los cuentos de espantos, salen los recuerdos personales. Cuando se toma café, se apagan algunas luces para que la atención se concentre en los contertulios que, familiares o no, hacen comunidad alrededor de la mundial bebida. Un recuerdo mío:
Marlene, mi madre, siempre me dijo que las «gallinitas» y los palomos eran muy agradecidos, y que cada vez que tomaban agua del bebedero, levantaban sus cabezas para agradecer a Dios en cada sorbo. Lo decía, porque cada vez que el pescuezo del animal se doblaba para tomar agua, este levantaba su cabeza como para ayudarse a ingerir el líquido, acción que se repetía por cada sorbo. A mamá siempre le pareció que miraban para abajo, bebían, miraban hacia arriba y agradecían al creador ¡como los de la foto!
Y vos… ¿qué recordás de los cuentos de antes o de tu niñez?
Deja un comentario