Por beneficios, por convicción o para mostrar apoyo, los acarreados son de gran valor en la política, porque son la imagen del ciudadano ideal.
Un ciudadano ideal o político que conozca y haga miles de cosas para el beneficio del país, pero si, también para beneficiar a otros.
Según la Real Academia Española son personas que son llevadas en un autobús a un lugar para que participen en una manifestación.
Pero existen otros diccionarios que mencionan, que un acarreado es una persona obligada o pagada para asistir a un mitin político.
Sea cual sea el significado, se trata de lo mismo, un ciudadano que busca beneficiar a un actor político, programas e incluso reformas con su presencia a cambio de recibir algo.
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¿Siguen existiendo?
¡Por supuesto! Se vieron miles en la reciente marcha de AMLO el pasado domingo, donde en multitud y con carteles aceptaron ser los acarreados “por amor a México”.
Por amor a México o por dinero de México, y es que aunque mucha gente llegó por su propia cuenta muchos más se evidenciaron.
Frases en carteles se dejaron ver de personas que llegaron en autobuses, combis y en camiones:
“Orgullosamente acarreado”, “vine por mi frutsi y torta” y “mi conciencia me acarrea”.
Fueron frases utilizadas durante la marcha del 27 de noviembre convocada por Andrés Manuel López Obrador presidente de México.
¿Pues que reciben?
Lonches, dinero, promesas, despensas y hasta el sueño de que algún día sean acomodados en el gobierno.
Se hacen acreedores de todo esto porque representan una fuerza muy importante en la política al apoyar campañas, movilizar propuestas y levantar eventos.
90 mil personas acarreadas, se vieron en la marcha de AMLO contabilizadas por llegar en autobuses, camiones y otros medios.
Se utilizaron 1,787 camiones para el traslado de los simpatizantes, algo que provocó que la Ciudad de México se convirtiera en un mega estacionamiento.
Un mega estacionamiento que albergó al menos a 265 camionetas, 84 vehículos, 20 combis, cuatro taxis y ocho metrobuses donde llegaron unas 800 personas.
Sin embargo, se menciona en el medio de Reforma, que el acarreo fue de más de un millón, hasta que la Jefa de Gobierno de Ciudad de México Claudia Sheinbaum reveló que fueron más.
Si ya los hemos visto antes.
Acarreados o simpatizantes supuestamente reales, llámenlo como quieran, pero la marcha del 27 no es el único evento donde se han visto.
Los acarreados han existido y seguirán existiendo a través de las administraciones, desde los movilizados por lealtad, por amenaza y hasta oportunistas que reciben pagos o alguna otra cosa.
Esta masa sin rostro que llegan de distintas partes se categorizan, y son identificados por el transporte en el que se les amontona.
Hablamos de todas las edades hasta de personas de la tercera edad utilizadas como relleno tanto en la última marcha convocada por AMLO, como en muchos otros eventos.
No cabe duda que sea lo que sea que reciban, siguen motivados por causas ambiciosas aunque desconozcan en ocasiones que causa o a quién apoyan. Son la simulación de que alguien supuestamente está trabajando.
Con información de Ciudadanos de Red, el Diccionario de la Real Academia Española, Publímetro, La razón y El Instituto Mexicano del Transporte.
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