El adanismo en la música

adanismo
La Creación de Adán, Miguel Ángel, Capilla Sixtina.

El diccionario de la RAE nos brinda como primera definición de la palabra adanismo – que como todos sabemos, o intuimos, está relacionada con la figura bíblica de Adán, como origen del ser humano – lo siguiente: “hábito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejercido anteriormente”. Por otra parte, según el DEA (Diccionario del Español Actual) adanismo también quiere decir: «tendencia a actuar prescindiendo de lo ya existente o de lo hecho antes por otros». Ambas definiciones, aunque en general dan la impresión de tener el mismo significado, presentan algunas diferencias sutiles que ponen el acento en lo positivo o en lo negativo de cada una de ellas. Usualmente la palabra adanismo se utiliza de forma peyorativa, especialmente cuando alguna persona o grupo, asume y defiende determinadas ideas, ya sea desde un punto de vista estético, artístico, cultural, político, etc., pretendiendo presentarlas como nuevas. Precisamente por su significado más generalizado el adanismo suele hacer blanco en los jóvenes más apasionados y aguerridos con sus nuevas ideas o descubrimientos. En música – como en todas las manifestaciones artísticas – se pueden encontrar las diferencias de las dos definiciones citadas anteriormente, a partir de las consecuencias que pueden resultar de la reacción de los propios creadores ante el adanismo. Sé que es algo bastante paradójico – y tal vez contradictorio – lo que intentaré explicar, pero voy a utilizar como apoyo a mis argumentos dos fenómenos que se producen en el área de la creación musical y ambos están relacionados con el adanismo y sus dos interpretaciones, ya citadas anteriormente, de una forma u otra. Por un lado está la resistencia que hacen al adanismo, según la RAE, los compositores de formación académica, tratando de encontrar por todos los medios posibles el no repetir lo que ya han hecho otros y por ende encontrar la originalidad que los lleve al éxito o por lo menos al reconocimiento del entorno a quien va dirigida su obra. En cuanto al segundo significado de adanismo que nos ofrece el DEA y que incide en los creadores que están dentro de la llamada música urbana, como pueden ser los que cultivan la música indie y/o alternativa, así como los más vanguardistas dentro del jazz e incluso la música electrónica, permite que éstos aborden sus búsquedas y experimentos con más desenfado e indiferencia ante lo que haya sucedido en otros ámbitos, específicamente en el académico. Y aunque ambos grupos pretenden cimentar su actividad creadora sobre el mismo principio: no repetir lo que otros hicieron antes, en ese afán de encontrar algo nuevo está implícito el deseo – consciente o inconsciente – de no caer en el adanismo; el segundo, pienso, se impone menos limitaciones, precisamente por ese prescindir «de lo ya existente o de lo hecho antes por otros» sin concederle por ello mucha importancia. Por supuesto que es inherente al ser humano el ansia de búsqueda, experimentación y riesgo en cualquier actividad creadora; gracias a ello hemos evolucionado, a pesar de más de un tropiezo. Pero en ocasiones, en ese deseo irrefrenable de encontrar algo diferente algunos se pierden en el intento y terminan haciendo lo que es ajeno a su propia esencia y que solo responde a un deseo de novedad que al final no les lleva a la verdadera realización personal y profesional. Por otra parte, no hay que ser un descubridor para ser un buen creador. Se pueden hacer maravillas utilizando las mismas herramientas y recursos musicales que otros usaron antes; el maestro Juan Sebastian Bach es uno de los mejores ejemplos en ese sentido.