martes, 22 de diciembre de 2009

Cultura de la falsificación y piratería


José Carlos Mariátegui tiene un buen ensayo, en El artista y la época (creo), sobre Chaplin, en particular sobre La quimera de oro, analizando la crítica social que se hace con el personaje del Vagabundo al Capitalismo.

Según Mariátegui, la postura del Vagabundo -alejado de (o sin encajar en) cualquier forma de producción en el que el obrero no es dueño de las formas de producción-, revela una de las críticas más fuertes hacia el Capitalismo, y como opción, el personaje de Chaplin adopta distintas formas de evasión al sistema.

Desde la ética del Vagabundo, Mariátegui analiza que existían pocas opciones de tener un “éxito” económico. Por ejemplo, heredar una cuantiosa fortuna, tener suerte y hacerse amigo de un rico, o bien ir en busca del sueño dorado, es decir, participar en la fiebre del oro, tal y como ocurre en la trama de La quimera de oro.

Pienso en todo ello, ahora en épocas navideñas en que la gente se vuelca a las calles, no para comprar, sino para consumir. Me pregunto, también, en qué momento la música y la literatura se volvió un mercado publicitario, en que no se vende el arte, sino al artista. Pobre Caruso; moriste sin ser rock star.

¿Y qué opciones tenemos para evadir? ¿La lotería? Claro, es un sueño dorado, casi con las mismas posibilidades que volverse rico durante la fiebre del oro.

Y veo que, en el pleno centro de la ciudad de Guatemala, la respuesta de los que habitamos en este país es evadir esa fiebre consumista dándole la vuelta al sistema. La piratería y la falsificación campea en la Avenida Real, o Sexta Avenida de la zona 1, como se le conoce hoy día.

Sí, sí, ya sé que algunos de ustedes es enemigo de la piratería, y me critica por comprar películas pirata. Pero qué es peor: ¿caer en las garras del sistema, o darle la vuelta?

No todo lo que brilla es oro, claro está; pero en esta cultura de la falsificación y la piratería ¡nuestra quimera de oro!, al menos nuestro pueblo, los de abajo (como diría Azuela), sienten que se acortan las diferencias materiales entre una clase social y otra.

Con permiso. Yo, me voy a pasear (no a comprar ni a consumir) allá.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Entre sapos y tigres (del Norte) te veas


Murió el Jefe de Jefes, señores. Qué curioso. Estos intocables se mueren justamente cuando los momentos políticos más importantes lo ameritan.


Según Estados Unidos y su Plan Colombia/Mérida, el narco ya estaba retrocendiendo. Según los colombianos, Álvaro Uribe es un semidiós que le ha devuelto la tranquilidad al país, haciendo retroceder al narco, y por ello va por la tercera reelección.


Ante un buen retroceso de los negocios del narco, éstos (creería yo) han optado por buscar otros puntos con mayor impunidad y seguridad, como México o Guatemala, para operar más tranquilos. Además, como parte de la estrategia, ahora se han estado metiendo en la cultura popular.


Ya no basta que la barriada dé la vida por ellos, porque son generosos para organizar las kermeses del pueblo, a cambio de un cómplice silencio y estar dispuestos a ser barricada humana.


Ya no basta, decía. Ahora es necesario pagar a escritores y a guionistas para que escriban novelas/telenovelas, en las cuales el pueblo alharaquero vea a través de la pantalla chica las bondades del narco, es decir, estar rodeado de bellísimas mujeres, dispuestas a operarse las tetas con dinero de la cocaína, para que los narcos las manoseen y se las cojan a placer. Qué extraño. Cabal cuando empezaban a mermar sus ganancias, aparecen estas telenovelas sobre la buena vida de los narcos.


Sí, pues. Buena vida la del narco, vaa. Eso, y nadar en billetes de a cien dólares. Todo, menos estar preocupado por el cierre de las fronteras, cada vez más militarizadas.


Pero, los gobiernos, sobre todo el Plan Colombia/Mérida no se quedan atrás en shows publicitarios.


¡Qué curioso! Justo en la semana cuando Calderón propone su reelección, capturan al Jefe de Jefes. Esperaron que el presidente mexicano se fuera a Copenhague, tranquilo, para hacerse el desentendido.


Me pregunto si narcos y gobiernos no han contratado al mismo publicista.


Qepd, el Jefe de Jefes


lunes, 14 de diciembre de 2009

Entendernos a vergazos



El golpe que le dieran ayer a Silvio Berlusconi no fue producto de la casualidad. Si bien, muchos no desaprovecharían la ocasión para pegarle a un presidente o figura similar de su país, creo que muy pocos nos animaríamos a hacerlo, sobre todo tomando en cuenta la cantidad de seguridad personal que tiene, además de la implicaciones que tendría penalmente perpetrar un magnicidio.

Ya con la mente serena, los medios de comunicación italianos analizaban hoy que el golpe contra Berlusconi no era más que el hecho concreto de la frustración de un pueblo italiano, que poco a poco se siente más desilusionado, especialmente porque su primer ministro se ha visto más envuelto en polémicas que en gobernar.

Creo que no hay presidente que no diga en su discurso inaugural que desea la unidad nacional y que “trabajará por todos”. Ésas son frases hechas y su repetición las ha convertido en cursis. Y pienso en ello con la confrontación que surge ahora en Guatemala por diversos temas, sobre todo por los programas de Cohesión Social, impuestos y presupuestos, y nuestros gobernantes y diputados, lejos de ser figuras de diálogo, consenso y reconciliación, propician la elevación de la ira reprimida en la piel de cada persona.

Hemos visto en el Congreso peleas; se arrojan agua como que si fueran chuchos rabiosos; declaraciones altisonantes, fuertes acusaciones, etc.

Si nuestros gobernantes son así, ¿por qué se sorprenden de los linchamientos? ¿No son motivados por la misma rabia?

Por eso, me gustaría ver a nuestras autoridades ser figuras de reconciliación, y no que nos provoquen darles su buen vergazo de vez en cuando.


martes, 8 de diciembre de 2009

El Pibe 10 contra el Diábolo (árbitro: William Boo)


- PRESENTADOR: El Pibe 10, la personificación de la juventud y la niñez argentina, hoy se bate en duelo contra el Diábolo, mefistofélica figura, que inunda de azufre el ambiente, y que, pese a no ser buen luchador, a veces gana. El árbitro del encuentro, es el corrupto William Boo

- EL PÚBLICO: ¡BUUUUUUUU!


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La anciana estaba muy triste. Desde que sufrió el derrame cerebral, su familia la ha hecho sentir como un estorbo. Sobre todo hoy, 7 de diciembre, cuando en la ciudad de Guatemala y otros centros urbanos del país se celebra la Quema del Diablo, ella quería rememorar por última vez su niñez con esta actividad que da inicio a la Navidad.


- HIJO MALAGRADECIDO: ¡Ay, mama! ¡Qué chinga! No ve que ahora dicen que no hay que quemar el diablo.



Ella sólo lo observa. Desde el derrame, no puede hablar. Pero el hijo, aunque desagradecido, siente compasión. Y lleva a la anciana en su silla de ruedas, y toma unos cuantos periódicos y los coloca frente a la casa.


***


-TUCTUQUERO: El turismo empezó a bajar, sobre todo desde que la cianobacteria afectó al que llaman el lago más hermoso del mundo. Desde hace tiempo, Panajachel se había convertido en un caos, porque nadie nos enseñó a explotar nuestro potencial. Todos nos abalanzábamos sobre los turistas, tirábamos el aceite en el lago, pasábamos con los tuctucs sobre la calle peatonal. Por eso, ahora debemos esperar que llegue la época fría, porque según dicen, la cianobacteria prolifera con el calor, y que esperan que con el frío, así dicen, se va a morir. Mientras tanto, no tenemos más que aguantar.

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- AYUDANTE DE PILOTO: Yo creo que a vos ya te tienen fichado, maje.

- PILOTO: Simón, vos, pero yo ya no puedo seguir así. Así que si vienen, les tengo una sorpresita.



Desde hace casi tres años, pandilleros encontraron su gallina de los huevos de oro al extorsionar a los pilotos del servicio de bus urbano y extraurbano. Si no pagan, los matan.


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- PRESENTADOR: Señor, Boo, por favor, pórtese bien. No ve que lo que hace el Diábolo es ilegal.


Y el Diábolo golpea sin misericordia al Pibe 10.


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- ANCIANA: (para sí misma) ¡Qué desacaro! Que la Quema del Diablo contamina, dicen. Yo tenía un río que era cristalino y tomaba agua de él. Caminaba por una calle llena de árboles, refrescándome en la sombra. Mis montañas eran verdes… Y al Diablo lo quemamos desde hace añales. Contaminación la de las mineras, pero los nagüilones de los ambientalistas ahí sí no dicen nada, porque tienen miedo. Prefieren molestarnos a nosotros.


Sus ojos le brillaban, encendidos por el odio de una vida que ya se le había ido, aunque el fulgor sobre sus pupilas seguramente sólo era el reflejo del fogarón que su hijo malagradecido recién había encendido.


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- TUCTUQUERO: Y no sólo aguantar que no tenemos dinero, sino que aguantar a este cerote que estaba robando… Ya mero va a venir la policía y va a decir que lo dejemos libre. Seguramente, los policías tienen trato con los ladrones, y los sueltan, y nosotros bien pizados. Pero, no, esta vez no será así.


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- AYUDANTE DE PILOTO: Pero siempre tené cuidado vos. Ya sabés que podés ser el próximo.


Mientras tanto, el Piloto encendía el autobús y empezaba a avanzar, dispuesto a todo. Manejaba con precaución. Intentaba alargar su vista dos cuadras adelante, para ver si divisaba a su posible victimario. También miraba por su retrovisor, para ver si no lo iban a sorprender por detrás.


- PILOTO: No tengás pena, vas a ver que no me pasa nada. Lo que tenemos que hacer es eliminar a todos esos demonios.


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- PRESENTADOR: El Pibe 10 reacciona (se oye la algarabía de los niños espectadores). ¡Eso es!, dale duro, Pibe 10.


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El victimario se había subido varias cuadras atrás, pero se había sentado con los pasajeros. El Piloto no lo conocía, pero estaba pendiente de cualquier persona sospechosa. Varios metros después, el victimario se paró, pero en lugar de irse a la salida, desenfundó su pistola y estaba dispuesto a sorprender por la espalda al Piloto. Una pasajera gritó del susto. Entonces, el Piloto, alertado por el alarido, sacó también su pistola, y sin apuntar bien siquiera, se gastó los seis disparos que tenía. Se quedó inmóvil un momento, y luego reaccionó y se fue corriendo.


- PILOTO: (al ayudante) Si te preguntan por mí, deciles que no sabés qué me hice.


***


- ANCIANA: Y para que este mi hijo desagradecido aprenda a valorarme, hoy por la noche ya no voy a hacer el esfuerzo por vivir, y voy a dejar de respirar, simplemente.


Decía mientras quemaba sus últimos alientos de vida en el fogarón que ya empezaba a extinguirse.


***


- TUCTUQUERO: Y si viene la policía, también los vamos a quemar.


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MÚSICA DE FONDO: Diez, diez, diez, diez, diez, Es el Pibe Diez.

sábado, 5 de diciembre de 2009

La quema de nuestros chamucos


La Quema del Diablo, que en Guatemala la celebramos el 7 de diciembre, desde hace algunos años ha tenido algunos "peros" sobre todo por una revisión ambientalista, que observa que con esa tradición se eleva la contaminación.

Seguramente, los grupos ambientalistas tienen razón en que es una actividad contaminante. Sin embargo, ante el arraigo que tiene la tradición -sobre todo porque marca el inicio de la temporada navideña- han propuesto otras opciones, como quebrar una piñata en forma de diablo, hacer una fogata con linternas o reciclar el material que se usaría para quemar.

Para el caso viene siendo lo mismo, porque esta tradición esconde un objetivo profundo que es muy necesario para la psique humana. La Quema del Diablo en nuestro país tiene raíces religiosas católicas. Se lleva a cabo un día antes de la fiesta de la Inmaculada Concepción de María, la fiesta sacra que da inicio a la temporada navideña.

Según algunos, la Quema del Diablo sirve para "iluminar" las vísperas de la fiesta de la Concepción, y otros consideran que, más bien, su objetivo es "limpiar" la casa de lo malo, que es simbolizado a través de la basura.

Sin embargo, esta fiesta católica guatemalteca tiene su parangón en otras culturas y religiones. Por ejemplo, en las culturas nórdicas, con raíces vikingas, realizan una actividad parecida (aunque no en la misma fecha); la comunidad construye una barca ligera y en ella disponen todas las cosas que se quieren "dejar atrás". Luego, se prende fuego y se lanza a alta mar.

Las honras fúnebres en las culturas orientales, por ejemplo, consisten en construir pequeños barquitos con el retrato del fallecido, y, tras prenderle fuego, se pone sobre el río a navegar corriente abajo.

En esencia, estas tradiciones tienen en común la necesidad del ser humano de hacer una revisión de lo malo (o lo que le hace daño, o lo que quiere olvidar) antes de iniciar un nuevo ciclo. Para la Iglesia Católica, el adviento y la Navidad es el inicio de su ciclo, aunque éste no coincida con el inicio del calendario gregoriano.

La purificación previa a iniciar un nuevo ciclo es de vital importancia, filosóficamente hablando, ya que la eliminación de lo malo permitiría que cosas buenas ocupen ese espacio, y así se renueva también la vida.

En Guatemala, actualmente, atravesamos por un ciclo en que cohabitan en nuestra sociedad muchas cosas o personas malas. El narcotráfico, el crimen organizado, la corrupción, los delitos de cuello blanco, feminicidios, contaminación, calentamiento global y un largo etcétera de delitos de alto impacto, de los cuales sería bueno hacer una revisión, y si es posible meterlos en esa piñata con figura de diablo (o en un barco vikingo) y quemarlos. Pero en la realidad no es fácil.

Yo sé que muchos habrán pensado que la piñata en forma de diablo, en realidad debería tener forma de algún político específico; de hecho, hay algunos hábiles piñateros que lo hacen.

Pero, haciendo eco de las recomendaciones de los ambientalistas de no quemar fantoches ni basura (y eso incluye a nuestros más polémicos políticos), sí considero que no es necesaria la contaminación, pero la revisión esencial de lo malo de nuestro país sí sería un enorme paso para empezar un nuevo ciclo.

Ahora que la mayoría de "nuestras" autoridades se van a un "merecido" descanso tras "trabajar" por nosotros, ¡ojalá! que también le entren a este tipo de reflexión, y de a poco empecemos a eliminar cosas malas. Quizá sea una ingenua esperanza, pero no hay que perder la fe de que, algún día, podamos eliminar a nuestros chamucos.