Martín Chirino López

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Martín Chirino López
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Ilustración adaptada de Mustafa Arru y Y Martín Chirino (hacia 1995) por Erisgp en Wikimedia Commons (https://commons.wikimedia.org/wiki/File:MUSTAFA_ARRU_Y_MARTIN_CHIRINO_(HACIA_1995).jpg).

Información personal
Nacimiento 1 marzo, 1925
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA en la isla de Gran Canaria
Fallecimiento 11 marzo, 2019 (94 años)
Madrid, España.
Educación
Alma máter Escuela de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, School of Fine Arts de Londres
Información profesional
Ocupación Escultor, dibujante, grabador, gestor cultural
Miembro de... Surrealismo, expresionismo, informalismo, abstracción
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Martín Chirino (Las Palmas de Gran Canaria, 1925-Madrid, 2019), escultor, grabador, dibujante y gestor cultural, fue un artista e intelectual canario. Desde su origen insular, el escultor encarnó la vanguardia en época de posguerra española, desarrollándose en territorio peninsular. Con una trayectoria artística consolidada, se ganó a pulso el reconocimiento internacional, comprometiéndose durante toda su vida con la renovación escultórica española del siglo XX.
Miembro del grupo El Paso en 1958, sus obras llegan a África, Europa y América mediante un lenguaje escultórico propio, a base de hierro, abstracción, crítica político-social y riqueza simbólica. Chirino es, junto a Chillida, Oteiza o Serrano, una figura clave en el resurgimiento de la vanguardia escultórica española, de raíces canarias.

Biografía

Martín Chirino nace el 1 de marzo de 1925, en Las Palmas de Gran Canaria. Undécimo de doce hijos, el joven escultor vive junto al mar, cerca de la playa de Las Canteras. Su familia trabaja en los astilleros del puerto de La Luz, siendo su padre jefe de talleres en la compañía Blandy Brothers. Este contacto con el metal desde muy niño lo capacita para el conocimiento de dicha materia, su uso y transformación, introduciéndole en un mundo lleno de posibilidades en el que explora la artesanía del hierro en diferentes talleres de la isla. De esta forma, el sonido del martillo en la forja, la arena de las playas y el viento de Canarias sirven de inspiración a toda su obra.
Chirino inicia su aprendizaje como escultor en la Academia Manolo Ramos de Bellas Artes y Artesanía, creada en 1932, hasta su cierre en 1944. Alumno del escultor Manuel Ramos, la talla y las técnicas aprendidas con el metal dan rienda suelta a su imaginación, comenzando a crear esculturas nacidas de su experiencia trabajando en los buques, con los que visita la costa africana del Sáhara, Marruecos o Senegal.
Apasionado en su oficio, a los 23 años viaja por primera vez a Madrid para estudiar Filosofía y Letras. Sin embargo, acaba por ingresar, en 1948, en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Su proceso de aprendizaje técnico sigue desarrollándose gracias a este viaje al exterior del archipiélago, donde halla nuevos conocimientos y es mucho más consciente de la realidad artística del momento. Tal y como ocurrió con otros grandes artísticas canarios que emigraron, como Óscar Domínguez o Manolo Millares, Martín Chirino es muy conocido en la escena artística nacional. Es compañero de aristas como Antonio López, Lucio Muñoz y Julio López Hernández en la Escuela de Figuras. Además, el escultor Manolo Ramos continúa enseñándole en Madrid.
En 1952, tras finalizar sus estudios, obtiene el título de profesor y comienza un período de investigación en talleres privados sobre la forja española. En Italia estudia a los clásicos, completando su formación en la School of Fine Arts de Londres, donde toma contacto con la vanguardia escultórica inglesa, en la que destacan las obras de Henry Moore o Barbara Hepworth, artistas claves para muchos otros escultores, como el canario Plácido Fleitas.
Regresa a Gran Canaria, trabajando, codo con codo, con su gran amigo de la adolescencia, el artista Manolo Millares. Amigos y compañeros, junto a Millares, su esposa Elvireta Escobio, Manuel Padorno y Alejandro Reino, viaja de regreso a Madrid, en 1955. En la capital imparte clases de inglés en el Colegio Nuestra Señora Santa María. En 1958 se incorpora al grupo de vanguardia creado el año anterior, conocido como “El Paso”, junto a Millares, Pablo Serrano, Antonio Suárez, Juana Francés, Manuel Rivera, Luis Feito, Antonio Saura, Rafael Canogar y Manuel Viola. El colectivo artístico origina una ruptura revolucionaria en el arte de posguerra, abriéndose a las nuevas tendencias y corrientes europeas, suponiendo así la introducción del movimiento informalista en el territorio español.
En 1962, contrae matrimonio con Margarita Argenta, naciendo de esta unión su hija Marta. Entre los años 60 y 70, Chirino viaja y reside en Estados Unidos, Canadá y Grecia, estancias que influyen en sus obras. De su experiencia en Grecia nace su colorida serie “Mediterránea”, presentada por primera vez en una exposición individual celebrada en la Grace Borgenicht Gallery de Nueva York, en 1969. Desde 1974, pasa largas temporadas en La Gran Manzana, trabajando en el estudio de la escultora Beatrice Perry, en Soutwood, Germantown. Llega a realizar una escultura para la tumba de su amigo Scott Perry, hijo de Beatrice, en el cementerio de Barrytown.
Durante su estancia en Tenerife durante estos años, mantiene una estrecha amistad con Maud y Eduardo Westerdahl, Domingo Pérez Minik y Pedro García Cabrera, siendo Maud quien bautiza algunas de sus esculturas como “Aeróvoros”. Allí donde vive, el escultor canario deja una huella imborrable para la población: Hijo Predilecto de Las Palmas de Gran Canaria, Hijo Adoptivo de San Sebastián de los Reyes o Morata de Tajuña. Sus cenizas descansan bajo el monumento fúnebre que idea en vida llamado “Jano”, junto a la tumba de su gran amigo Alfredo Kraus en el cementerio de Vegueta de Las Palmas de Gran Canaria, por deseo del escultor.

Labor profesional

Participa en su primera Exposición Regional de Bellas Artes en Las Palmas de Gran Canaria, en 1948. En 1954, en la muestra “Cuatro artistas españoles” en el Museo Canario y en 1955, destaca la “Última Exposición de Arte Contemporáneo”, colectiva celebrada en el Club P.A.L.A (Peña Ateneo Los Amigos) del Puerto de La Luz, con presencia de obras abstractas a través de Martín Chirino, Tony Gallardo, Manolo Millares y Felo Monzón, también presenta obras en la iii Bienal Hispanoamericana de Arte de Barcelona y en la Casa de Colón. Ese mismo año, marcha a Madrid junto a Manolo Millares y otros artistas canarios.
En 1956 expone en lugares como Liverpool, Valencia, y en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid y tiene lugar su primera exposición individual, en el Ateneo de Madrid. En los últimos años de la década de los 50, sus obras serán expuestas en la Galería Biosca, en el III Salón de Mayo de Barcelona o en la V Bienal de Sao Paulo en Brasil, dentro del pabellón español, con una sala especial donde se exponen nueve esculturas suyas de hierro forjado.
Concluida la vigencia de LADAC (Los Arqueros del Arte Contemporáneo) en Gran Canaria, Chirino, Elvireta Escobio y Millares exponen junto a Freddy Szmull, en 1954, en El Museo Canario, bajo el título “Cuatro artistas españoles”. En 1958, entra a formar parte del grupo “El Paso”. En España, a pesar de la dictadura franquista, surge este movimiento de vanguardia que arranca a través del colectivo de artistas compuesto por Antonio Saura, Manolo Millares, Manuel Rivera, Rafael Canogar, Luis Feito, Antonio Suárez, Pablo Serrano, Juana Francés, José Ayllón, Manuel Conde, Manuel Viola y Chirino, que dan voz a la emergencia del compromiso colectivo contra una situación de estancamiento cultural y político, reclamando a su vez el respeto a la libertad expresiva de sus integrantes, que poseen el lenguaje plástico de la abstracción. En mayo de 1960, se disuelve “El Paso” por diferencias internas. Chirino abre su taller en San Sebastián de los Reyes (Madrid), donde reside durante treinta y cinco años. Este mismo año, expone sus esculturas en Oslo, Montevideo y Buenos Aires, en muestras que participa con César Manrique.
A partir de la década los 60, Chirino empieza a viajar a los Estados Unidos. Al criterio de González Robles se debe la selección de artistas para las exposiciones celebradas en el MOMA y en el Guggenheim de Nueva York, en 1960. El poeta Frank O’Hara, entonces comisario del museo, incluye a varios artistas españoles. Chirino expone cuatro piezas: “Homenaje a Julio González” (hoy en el Hirshhorn Institute, Instituto Smithsonian de Washington), “Raíz n° 2”, “Raíz n° 3” y “El Viento”. Con esta última, comienza a afianzarse en su lenguaje un símbolo recurrente, la espiral.
A partir de la exposición “New Spanish Painting & Sculpture” en el MOMA, la presencia de Chirino en Estados Unidos se vuelve frecuente y periódica. La galerista Grace Borgenicht, impresionada por sus esculturas en la muestra del MOMA, viaja a Madrid para ofrecerle un contrato en exclusiva para los Estados Unidos. Este contrato permanece vigente hasta la muerte de la galerista, en 1994. La muestra “New Spanish Painting & Sculpture” recorre diversos museos de Estados Unidos y Canadá, sirviendo de presentación internacional para Rafael Canogar, Eduardo Chillida, Modest Cuixart y para los canarios Martín Chirino y Manolo Millares.
En 1962, realiza su primera exposición individual en Nueva York, en la Grace Borgenicht Gallery, contando a partir de este momento con el apoyo crítico de personalidades como Dore Ashton. Presenta nueve hierros, entre los que se encuentran “El mito de Orfeo”, “Inquisidor” o “Margarita”. En 1968, es seleccionado para la muestra “Hedendaagse Spaansekunst: van Picasso tot Genovés”, que visita el Museum Boymans-van Bouningen de Rotterdam.
Además, durante los años 70, se produce la participación espontánea del creador en otras bienales y convocatorias internacionales, participando en la XXXII Bienal de Venecia, en la “Dixième Biennale Middelheim”, de Amberes, en la “I Biennale Internationale de la Petite Sculpture” de Budapest, en la “II Biennale Internazionale Dantesca”, celebrada en Rabean, en la “i Triennale Europeenne de Sculpture” de París y en la “Biennale Internationale de Sculpture” de Budapest. Chirino y Millares participan en la apertura hacia los países centroeuropeos, formando parte del catálogo de “Wspolvzesnej Sztuki Hiszpanskiej” en el Muzeum Narodowe de Varsovia. En Madrid participan, en 1975, en la muestra “Surrealismo en España” de la Galería Multitud, junto a obras de otros artistas isleños como Óscar Domínguez, Juan Ismael y Policarpo Niebla.
La revista Fablas (1969-1979) se encarga de reseñar en su sección de arte las exposiciones de la época, dedicando algunos números monográficos al arte contemporáneo en las islas y a artistas como Martín Chirino. También en estos años 70, recupera su conexión con Canarias, estrechando su relación con Eduardo Westerdahl y su entorno. Participa, en 1973, en la “Primera Exposición Internacional de escultura en la calle” de Santa Cruz de Tenerife, en la Casa de la Cultura de Arucas, en la Galería Yles con “Contacto 1”, en el Castillo de la Luz o en la Galería Balos de Las Palmas de Gran Canaria. En 1977, se organiza una exposición homenaje al escultor en la Casa de Colón, y posteriormente en el Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias, en Santa Cruz de Tenerife.
Además, participa en la redacción del “Manifiesto de El Hierro”, documento que condensa el debate cultural canario, identificando la identidad canaria con el continente africano. En el mismo sentido firma el “Documento Afrocán” en Madrid, realizando bajo este contexto la exposición individual “Afrocán” en la Galería Juana Mordó, en 1976. Tras la caída del régimen franquista, surge el debate entre el arte político y la denominada “política del arte”, dos posturas que se visibilizaban en esta galería. En 1979, la exposición “Afrocán” se presentó en la Grace Borgenicht Gallery, causando un notable interés en la prensa neoyorquina.
En la década de los 80, Chirino recibe algunas de las condecoraciones de mayor prestigio de su carrera —el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1980 y, cinco años más tarde, la Medalla de Oro de Bellas Artes, entre otros—. Además de la creación de excepcionales obras de arte, su aportación al mundo de la cultura es decisiva, involucrándose generosamente en la gestión de importantes instituciones. El secretario de estado del Ministerio de Cultura, Mario Trinidad, le propone la presidencia del Círculo de Bellas Artes madrileño. Acepta el puesto de 1983 a 1992, donde lidera un movimiento de renovación que convierte esta institución en un referente cultural de prestigio internacional. En 1987 es nombrado miembro de la Comisión Asesora del Museo Centro de Arte Reina Sofía de Madrid. Dos años más tarde, desde 1989 hasta 2002, es director del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) de Las Palmas de Gran Canaria, abriendo sus talleres a la formación de muchos artistas, impulsando la difusión de actividades musicales, apoyando la literatura y la poesía o redactando él mismo textos de extraordinaria belleza retórica.
El escultor continúa exponiendo en Canarias, Madrid, París o Nueva York, para la Marlborough Gallery, hasta los últimos momentos de su vida. Fallece en Madrid, el 11 de marzo de 2019.

Estilo

Maestro escultor del metal, le acompaña una destacada producción de dibujos y grabados, además de incursiones en otras formas de expresión artística, que simbolizan el enorme talento intelectual de Chirino, su capacidad creativa y el dominio de diferentes materias. Aunque utiliza para la mayor parte sus esculturas el hierro forjado como medio de expresión genuino, retorciéndose en poderosas espirales que recogen la levedad del viento, el bronce es el otro material que más emplea, ya sea para la elaboración de ediciones o para piezas únicas.
Creador de esculturas, por lo común de grandes dimensiones, muchas de sus obras más conocidas son monumentales y se encuentran en espacios públicos. Se trata de una producción que desde el primer momento se desarrolla en series que forman un conjunto armónico e incluso entrelazado, dialogando en sus orígenes con el arte primitivo de Canarias, los materiales y paisajes nativos de las islas, presentes en su memoria, junto a un poderoso simbolismo geométrico cada vez más tendente a la abstracción, Chirino desarrolla un nuevo lenguaje plástico capaz de iluminar el espacio y de ser a la vez, para quien contempla su arte, un enigma y revelación.
Las principales series en las que se agrupa la obra de Martín Chirino son sus series de “Reinas Negras”, “Afrocanes y Penetrecanes”, “Composiciones”, “Herramientas y Raíces”, “Inquisidores”, “Mediterráneas”, “Ladies”, “Aeróvoros”, “Paisajes”, “Cabezas”, “Alfaguaras”, “Homenajes a Marinetti”, “Alisios” y “Homenajes a la Música”.
Influido por su entorno, la cultura ancestral canaria y sus visitas al norte de África, inicia su producción de obras con la serie “Reinas Negras” en 1953, donde fusiona con el hierro, el arte africano y el surrealismo. África está presente, por lo menos, en dos de sus ciclos escultóricos, “Reinas Negras” y “Afrocán”.
Martín Chirino se adentra en la aventura de crear un arte abstracto, sin concesiones, al tiempo que busca instaurar su obra muy cerca de la naturaleza, inmersa en ella, a pesar de la distancia que impone aparentemente la abstracción. Las “Reinas Negras” son las primeras esculturas con las que Chirino se aparta de la figuración tradicional, mezclando en ellas materiales diversos, como la madera y piedra roja del Barranco de Balos, hierro y cristal en otras.
En los años 70, la necesidad de una recuperación de las raíces propias se hace patente en España. En 1976, Martín Chirino participa en la redacción del Manifiesto del Hierro, que reivindica la identidad canaria con el continente africano, y la firma del “Documento Afrocán”. Los Afrocanes, las máscaras, surgen a partir de una obra realizada en 1973, el Oölogy- El Afrocán, sobre los cimientos de la forma oval que rodea la espiral, representa su admiración por las máscaras africanas, influido también por la obra de Brancusi.
Años más tarde, las máscaras se personalizan, los afrocanes se redondean y da a luz su serie más figurativa, cabezas pensantes, cabezas con o sin nombre que pertenecen a su serie “Crónicas del siglo XX”. El metal con identidad propia reluce en la precisión de las líneas y Chirino pretende acercarse a los grandes maestros escultores: Gargallo, Julio González, Juan Gris o Brancusi, desentrañando su plástica hasta la expresión de su propia madurez.
En la década de 1960, con “El viento”, aparece el tema más recurrente en su obra: la espiral, enraizada con “los pequeños vestigios de la cultura guanche”. Según su catálogo razonado, publicado por el Museo Reina Sofía y la Fundación Azcona, su primer “Viento” data de 1959. Una espiral que lleva toda una historia en su martilleo, estirada sobre sí misma de forma desigual en el sentido de las agujas del reloj, como si estuviera sometida a terribles presiones antes de ofrecer una salida. Chirino desarrolla este concepto en sus proyectos monumentales de los años 70, inspirados en la espiral del viento, como su series “Ladies”, “Aeróvoros” o “Alisios”, entre otras.
Su serie “Ladies” representa la figura femenina recostada, inspirada en la feminidad aborigen y desarrollada tras su colorida serie “Mediterráneas” obra que crea durante su estancia en Grecia. En 1968, crea la primera de las esculturas de la serie, “Lady Lazarus”, en homenaje a la belleza de un poema de Silvia Plath. Esta iconografía, surge a raíz de las innumerables visitas del escultor al Museo Británico de Londres. Allí contempla con fascinación el conjunto de esculturas femeninas, en especial las esculturas sedentes que integran el frontis del Partenón de Atenas.
Más adelante, en la década de los 70, la escultura de Martín Chirino se aligera y comienza a levitar, nacen los devoradores de aire, los aeróvoros, que con sus alas alzan al hierro, haciéndolo parecer ligero en cada una de sus piezas. La espiral queda centrada, como el núcleo desde donde emana el viento y se mantiene la línea horizontal equilibrada.
En su serie “Paisajes”, los aeróvoros retornan al suelo. La horizontalidad de los Landscapes, como prefiere llamarlos su autor, impera y retiene la forma, que se escapa a los lados. Es un regreso al origen. De nuevo aparece la tierra, no mediante las herramientas, las raíces, sino a través del ojo humano, que observa y se recrea.
Al elemento del agua, tan importante para el proceso de esculpir metal, Chirino le dedica su serie “Alfaguaras”. En esta se enfrenta a la aparente contradicción entre el hierro forjado y el agua, jugando con una materia rígida, densa y pesada para evocar un flujo variable, rápido e impredecible, inmerso en un lenguaje más surrealista.
La música también deja huella en las obras de Chirino, dando lugar a su serie “Homenajes a la Música”. Su devoción por este arte se pone de manifiesto a lo largo de toda su carrera pues, para el escultor, la música es el alimento terrestre más bello y esencial.

Obra

  • “Herramienta poética e inútil”, 1956-1957
  • “El viento. Cuenca”, 1963
  • “Lady Tenerife”, 1970-1971
  • “Aeróvoro”, 1972-1973
  • “Afrocán”, 1975
  • “Paisaje”, 1975
  • “El viento. Mi patria es una roca I” 1986-1987
  • “Atlántica IV”, 1987-1988
  • “El sueño de Europa”, 1992
  • “Laberintia de la música I”, 1995
  • “Lady Harimaguada”, 1996
  • “Homenaje. Serie marinetti IV,” 1997
  • “Alfaguara”, 1997
  • “Cabeza. Crónica del siglo XX. La morateña I”, 1997
  • “El pensador”, 2001
  • “La Sabina”, 2001

Las obras del escultor se encuentran en numerosas colecciones artísticas, particulares e institucionales, de Canarias y la Península, como en el Gobierno de Canarias, el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), la Fundación Martín Chirino, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Círculo de Bellas Artes de Madrid, el Museo de Arte Moderno de Madrid y en instituciones y museos internacionales.
A su vez, podemos visitar sus esculturas en espacios públicos urbanos de las islas, ofreciendo de su propia personalidad a calles y plazas, como su escultura en la confluencia de la calle Mayor de Triana con el parque de San Telmo en Las Palmas de Gran Canaria, la espiral del Parlamento de Canarias en Santa Cruz de Tenerife, la obra “El Pensador” que forma parte del patrimonio artístico de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, dando origen al diseño del logotipo de la institución, “Lady Tenerife”, emplazada frente al Colegio de Arquitectos de Canarias de Santa Cruz de Tenerife o su escultura “Lady Harimaguada”, ubicada en la Avenida Marítima, que con el paso de los años se ha convertido en uno de los símbolos de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria e imagen del premio del Festival Internacional de Cine de la ciudad.

Reconocimientos

Homenajeado en innumerables exposiciones durante toda su carrera artística, ha sido galardonado, entre otros, con el Premio Internacional de Escultura de la Bienal de Budapest y el Premio Nacional de Artes Plásticas por toda su notoria trayectoria en 1980. Dos años más tarde acontece su exposición antológica en la Casa de Colón, que acompaña a su nombramiento como Hijo Predilecto de la Ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Le otorgan la Medalla de Oro de Bellas Artes en 1985, el Premio Nacional de Escultura de la CEOE, la Medalla de Honor del Círculo de Bellas Artes de Madrid y el Premio Artes Plásticas 2003 de la Comunidad de Madrid.
Recibe el Premio Tomás Francisco Prieto en 2004 por la Fundación Real Casa de la Moneda y, en 2008, el Premio de la Fundación Cristóbal Gabarrón de las Artes Plásticas. Es investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Las Palmas de Gran Canarias y por la Universidad Nebrija de Madrid. En 2014, es nombrado Académico Honorífico de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid.
El Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes, lugar donde trabaja y vive durante 35 años, de 1960 a 1995, le nombra Hijo Adoptivo de la localidad en 2007. En este municipio madrileño es donde se ubica su casa-taller, conocida como El Yunque, y donde el escultor da nombre a una calle y una sala de exposiciones. En 2016, recibe el título de Hijo Adoptivo del municipio madrileño Morata de Tajuña en el que reside sus últimos años. Su vinculación con este municipio se manifiesta además en la escultura “La Morateña”, con la que desea homenajear al pueblo.

¿Sabías qué?

Inaugurada en el mismo mes de su 90 cumpleaños, la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino ve la luz el 28 de marzo de 2015. Ubicada en el Castillo de la Luz de Las Palmas de Gran Canaria, recinto en el que, tras décadas de replanteamientos diversos, se opta por reconvertir en espacio museístico. Con un total de 25 obras del escultor que forman parte de la exposición permanente, nace con el objetivo primordial de fomentar la colección, el estudio, la difusión y la promoción del patrimonio artístico y de la figura y el magisterio creador del escultor. También trabaja por la completa catalogación de su obra, vertida en importantes colecciones privadas y en los principales centros de arte del mundo, entre ellos, el MoMa de Nueva York y el Pompidou de París. Esta es galardonada con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en 2021.

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“La espiga”, 1957. Hierro forjado. 230 x 50 x 30 cm. Colección Centro Atlántico de Arte Moderno. Cabildo de Gran Canaria. “Aeróvoro”, 1974. Hierro forjado. 53 x 391 x 15 cm. Colección Centro Atlántico de Arte Moderno. Cabildo de Gran Canaria.

Referencias

Recursos educativos digitales


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