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Acompasamiento o rítmica social1 - Saber ULA

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<strong>Acompasamiento</strong> o <strong>rítmica</strong> social. Nelson Morales.<br />

FERMENTUM Mérida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AÑO 14 - Nº 40 - MAYO - AGOSTO - 2004 - 285-308<br />

<strong>Acompasamiento</strong> o <strong>rítmica</strong> social 1<br />

Resumen<br />

Nelson Morales 2<br />

En este artículo procuramos "revelar" un saber milenario y obvio, aunque<br />

generalmente inadvertido: la relación que existe entre múltiples problemas<br />

actuales y la disritmia y/o descompasamiento natural y social. Para ello nos<br />

valemos de observaciones personales y de algunas referencias documentales.<br />

Después de presentar diversas muestras testimoniales sobre la importancia<br />

del ritmo vivencial y/o acompasamiento social, planteamos la necesidad y<br />

conveniencia de aprender y enseñar este factótum.<br />

Palabras clave: acompasamiento, <strong>rítmica</strong> social, vida cotidiana<br />

1<br />

Este artículo se inscribe dentro del proyecto No. H-586-00-09-C financiado por el Consejo de Desarrollo<br />

Científico, Humanístico y Tecnológico (CDCHT) de la Universidad de Los Andes (<strong>ULA</strong>)<br />

2<br />

Sociólogo, docente e investigador acreditado por el PPI (Ministerio de Ciencia y Tecnología). Director<br />

del Centro de Investigaciones en Ciencias Humanas de la Universidad de Los Andes. Presidente<br />

de la Fundación SER de Venezuela y de HUMANET. E-mail: morales@ula.ve<br />

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<strong>Acompasamiento</strong> o <strong>rítmica</strong> social. Nelson Morales.<br />

FERMENTUM Mérida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AÑO 14 - Nº 40 - MAYO - AGOSTO - 2004- 285-308<br />

Abstract<br />

RHYTHMICITY OR SOCIAL RHYTHMIC<br />

In this paper we intend to "reveal" a millenarian and obvious knowledge,<br />

although generally unnoticed: the relationship between multiples current problems<br />

and the disrhythmia and/or natural and social unrhythmicity. For this end,<br />

we have used our observations and documental references. After the presentation<br />

of several testimonial samples about the importance of experimental rhythm<br />

and/or social unrhythmicity, we expound the necessity and convenience of learn<br />

and teach this factotum.<br />

Key words: Rhythmicity, social rhythmic, everyday life<br />

Introducción<br />

La armonía total de este mundo está formada por una natural<br />

aglomeración de discordancias.<br />

Séneca<br />

¿Dónde, en qué lugar mora la nostalgia, cuánto dura, cuándo, cómo<br />

y por qué se posesiona de nosotros? El aquí y el ahora fluyen al pasado<br />

y se proyectan hacia un lugar nebuloso en el mañana. La vida transcurre<br />

perpendularmente. En este instante se cuela un haz de luz por la ventana<br />

de la oficina y a través de ella se divisa el bamboleo de los árboles bajo<br />

la lluvia pertinaz; parpadean los signos en la pantalla de la computadora<br />

y hacia ella dirigimos nuestra transitoria atención. Un violento estornudo<br />

entumece el pensamiento. Este momento o movimiento no volveremos<br />

a vivirlo. Lo inevitable es lo que pasa. La vida se mueve en espacios y<br />

tiempos. La vida es un movimiento continuo, un proceso y un trayecto.<br />

La vida son experiencias y algunas nos parecen hermosas, fugaces e<br />

intensas, y otras violentas y desagradables. El tiempo puede ser una<br />

opción personal, todo depende de cómo lo queremos gastar. Si no<br />

podemos cambiar el ritmo del mundo, sí podemos intentar modificar<br />

nuestra percepción o apreciación del ritmo. La vida es una perspectiva<br />

y ésta cambia con el tiempo. Filosofía, literatura y sociología convergen<br />

ahora en un mismo trazo vital.


<strong>Acompasamiento</strong> o <strong>rítmica</strong> social. Nelson Morales.<br />

FERMENTUM Mérida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AÑO 14 - Nº 40 - MAYO - AGOSTO - 2004 - 285-308<br />

El tiempo y el espacio, en tanto que racionalizaciones, se<br />

inventaron para medir el alcance de las cosas mundanas. Gran parte<br />

de nuestros problemas tienen que ver con nuestra rutina o lógica de<br />

vida y sus efectos: aflicciones, ausencias, conflictos, separaciones,<br />

rupturas, despechos, retiros, exilios, desplazamientos, jubilaciones,<br />

duelos. Pero gracias a estos problemas tenemos la oportunidad para<br />

cambiar y reaprender. Así, por ejemplo, podríamos aprender a manejar<br />

el estrés, esa pérdida de equilibrio natural entre la mente y el cuerpo<br />

que conduce a la desarmonía o descompasamiento, y por consiguiente,<br />

a las enfermedades y patologías sociales. El aumento del índice de<br />

delincuencia, la prostitución, la drogadicción, etc., muestran la<br />

gravedad de la discordancia colectiva. Los desequilibrios mundiales<br />

se mantienen, la población mundial sigue creciendo rápidamente, la<br />

brecha económica entre los países pobres y ricos se incrementa, el<br />

desequilibrio ecológico empeora, el efecto invernadero y el cambio<br />

de clima se agudizan.<br />

En este artículo procuramos «revelar» un saber milenario y obvio,<br />

aunque generalmente inadvertido: la relación que existe entre múltiples<br />

problemas actuales y la disritmia y/o descompasamiento natural y social.<br />

Para ello nos valemos de observaciones personales y de algunas<br />

referencias documentales. Después de presentar diversas muestras<br />

testimoniales sobre la importancia del ritmo vivencial y/o<br />

acompasamiento social, planteamos la necesidad y conveniencia de<br />

aprender y enseñar este factótum.<br />

Partimos de la idea de que cuando los actores sociales (personas,<br />

grupos, organizaciones, naciones) se acompasan, disminuye la distancia<br />

entre ellos y se hace más fluida la comunicación. Esto ocurre cuando,<br />

consciente o inconscientemente, los actores acomodan, ajustan o<br />

sincronizan sus ritmos entre sí, proceso que los lleva a adoptar posiciones<br />

y gestos similares (efecto de espejo). En efecto, por lo regular nos<br />

llevamos mejor con aquellos que se nos parecen, es decir, que tienen<br />

nuestras mismas creencias, valores, intereses, aficiones, etc.<br />

El acompasamiento es esencial para crear vínculos basados en la<br />

confianza, la credibilidad y la participación libre y auténtica, y su práctica<br />

se torna apremiante en los campos educativos, laboral, médico sanitario,<br />

deportivo, y en general, en todos los planos de la interacción social.<br />

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Desde hace un tiempo la fuerza de los hechos nos ha convencido<br />

de que la naturaleza no se restringe al mundo físico y que ella incluye al<br />

humano y sus obras; sabemos casi con obstinación de los riesgos que<br />

corremos si seguimos perturbando la coherencia de la naturaleza.<br />

¿Acaso existe relación entre la guerra contra Irak, el Tsunami y las<br />

persistentes lluvias e inundaciones en el occidente de nuestro país?<br />

Por fortuna hemos descubierto que existe una coherencia profunda<br />

entre todo lo que vislumbramos, pensamos, hacemos o dejamos de<br />

hacer. Y se supone que estamos conscientes de la responsabilidad de<br />

nuestras pulsiones, movimientos y omisiones. En este sentido podemos<br />

decir que cada persona, grupo, organización, pueblo o nación tiene<br />

tendencias, inclinaciones y oscilaciones que le son característicos, en<br />

otras palabras, cada uno despliega su propia melodía, que corresponde<br />

a su vez a una síntesis de ritmos generados y desarrollados a lo largo<br />

del tiempo. Quizás fue con base en esta idea que el historiador clásico<br />

Arnold Toynbee planteó que la grandeza y decadencia de las<br />

civilizaciones corresponden a prolongados procesos rítmicos. Su teoría<br />

se funda precisamente en el hecho de que todas las civilizaciones se<br />

caracterizan por la sucesión de períodos de grandeza y declinación.<br />

Ha sido la reflexión sobre tales representaciones psicosociales,<br />

y la confirmación de que las mismas son significativas para entender<br />

la coexistencia humana, lo que nos ha motivado a interesarnos en<br />

este tema. Nos inquieta reconocer cómo las dinámicas (o los<br />

intercambios rítmicos) hacen posible o rompen la armonía natural y<br />

social. Nos guiamos por la convicción de que bajo la extraordinaria<br />

diversidad de los fenómenos naturales y sociales subyace una compleja<br />

unidad.<br />

Si observamos el entorno que nos rodea, podemos advertir que<br />

el ritmo siempre está presente en todo. Desde la condición perinatal<br />

experimentamos una serie de ritmos naturales que están en la base<br />

de nuestra vida fisiológica (como las palpitaciones del corazón y la<br />

respiración). El ritmo es algo natural y particular en el ser humano;<br />

por lo que es posible afirmar, por ejemplo, que cada uno tiene una<br />

forma característica e inconfundible de caminar, mover los brazos,<br />

gesticular, bailar, arrellanarse, hablar. Nuestra «huella digital»<br />

corporal.


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Los microritmos (des) trenzan las redes sociales. ¿Cómo y por<br />

qué son suscitadas y perturbadas las marañas o grillas sociales? ¿Acaso<br />

los cambios epocales (atmosféricos o climáticos) están influyendo en<br />

los cambios societales? ¿Hasta qué punto estos fenómenos naturales,<br />

a su vez, están siendo determinados por la ingeniería humana?<br />

No pretendemos dilucidar aquí las relaciones enunciadas, sino<br />

ocuparnos principalmente de formular unas hipótesis sobre algunos<br />

aspectos sociales de la cuestión. Por ahora hay dos asuntos que<br />

particularmente nos parecen sugerentes: cómo perdemos el ritmo social<br />

y la presunción de que la sincronización <strong>rítmica</strong> se puede aprender y<br />

por tanto enseñar.<br />

De la Universidad de Los Andes a la Costa<br />

Hace un tiempo, cuando me disponía a disfrutar de mi año sabático<br />

en la Universidad de Los Andes, tuve que cambiar de planes debido a<br />

la restricción oficial para adquirir divisas. En consecuencia, solicité<br />

hospitalidad académica en la Universidad Simón Bolívar, donde muy<br />

gentilmente me incorporaron a trabajar en un programa destinado a la<br />

reapertura del núcleo que esta universidad posee en el litoral guaireño<br />

(Estado Vargas, Venezuela) y el cual fue reconstruido luego de la tragedia<br />

que en 1999 destruyó totalmente sus instalaciones. Fui asociado al<br />

equipo de acompañamiento social con el encargo de ocuparme de dos<br />

tareas fundamentales: fomentar relaciones de buena vecindad con la<br />

comunidad del entorno y propiciar su organización con la finalidad de<br />

contribuir a mejorar sus condiciones de vida. 3<br />

Entonces, ante tal petición, me interrogué: ¿Acompañamiento<br />

social? ¿Qué significa? ¿Cómo se expresa en la práctica? ¿Acaso se<br />

trataba de las visitas habituales y la participación en las múltiples y<br />

animadas (a veces conflictivas) reuniones con miembros de la<br />

comunidad? Luego de varios acercamientos al lugar constaté que este<br />

tipo de acompañamiento no parecía suficiente para lograr el propósito<br />

3 Me pareció una excelente oportunidad la que me brindaba la USB debido a que he llevado adelante<br />

una investigación sobre los damnificados de Vargas gracias al auspicio del Consejo de Desarrollo<br />

Científico, Humanístico y Tecnológico de la Universidad de Los Andes (<strong>ULA</strong>) .<br />

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señalado porque el mismo no implicaba ni compromiso ni modificación<br />

de las prácticas. Se puede acompañar a alguien, o algún proceso, sin<br />

que ello signifique necesariamente que se afecte la situación o se<br />

produzcan alteraciones significativas en las maneras o modos de<br />

conducirse las personas. Se acompaña a la persona en la medida en<br />

que ésta se deja acompañar y se acompaña allí donde se desarrolla la<br />

acción voluntaria: en la calle, en el trabajo, en el bar. El acompañamiento<br />

comporta una manera de ser y de estar con (un compartir) en un juego<br />

de cercanía-distancia.<br />

Por tanto, en vez de acompañar desde la distancia, resolví<br />

mudarme a la localidad (Camurí Grande) para captar sus vivencias y<br />

sus ritmos habituales: me involucré en los quehaceres comunitarios e<br />

intenté reflejar (acompasar) lo que percibía. Ese fue el punto de partida<br />

de un trabajo que culminó, diez meses después, en la constitución de<br />

una red de cooperación productiva, experiencia que se describe<br />

parcialmente en el número 37 de esta revista. 4<br />

De la Costa al Diplomado<br />

Internacional en Creatividad y Liderazgo<br />

De retorno a la Universidad de Los Andes fui invitado por los<br />

directivos del Diplomado Internacional de Creatividad y Liderazgo<br />

(DICYL) para que, durante un fin de semana, llevara a cabo un taller<br />

sobre <strong>Acompasamiento</strong> y Liderazgo. 5<br />

Pero el ensayo resultó un fiasco.<br />

Pretendí comunicar en horas una vivencia que precisa ma(s)duración<br />

para su pleno entendimiento (comprensión de la comprensión). Para la<br />

mayoría de los participantes la experiencia se redujo a actuar en una<br />

sucesión de dinámicas seccionadas y descontextualizadas, algo así<br />

como cuando se miran escenas de una película que se proyecta en<br />

cámara rápida. Fue en realidad y de verdad un atrevimiento el suponer<br />

que si se ejemplificaban algunos elementos de una propuesta por<br />

solventarse (improvisación libre, pero pautada) se podría lograr una<br />

4<br />

Morales, Nelson. "Validación y Aprendizaje de la Participación en Redes: El Caso de los Productores<br />

de las Playas de Camurí Grande, Parroquia Naiguatá, Estado Vargas" en FERMENTUM Revista<br />

Venezolana de Sociología y Antropología. Mérida, Año 13, No. 37, Mayo-Agosto 2003.<br />

5<br />

En el anexo 1 se incluye una breve referencia sobre el DICYL y el programa del taller.


<strong>Acompasamiento</strong> o <strong>rítmica</strong> social. Nelson Morales.<br />

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impresión fraguada en la experiencia. Las piezas del rompecabezas<br />

quedaron dispersas en varios planos de la imaginación grupal. El<br />

resultado fue discordante y descompasado, se desplegó una realidad<br />

muy diferente de la que se procuraba y en ese momento era absurdo<br />

intentar explicar con palabras lo que estaba sucediendo. (Recientemente,<br />

y luego de transcurridos varios meses de dicha actividad, la coordinadora<br />

del DICYL me hacía la observación de que los participantes empezaban<br />

a asociar aquellos elementos trabajados en el taller y a utilizar el vocablo<br />

acompasamiento).<br />

Consideraciones generales<br />

sobre <strong>Acompasamiento</strong><br />

Según el Diccionario de la Real Academia Española Acompasar<br />

proviene del latín cum, con, y passus, paso. Significa Paso_Con ó<br />

Con_Paso. En el anexo 2 se incluye un cuadro con los significados<br />

pertinentes.<br />

<strong>Acompasamiento</strong> es el término que designa el fenómeno que se<br />

produce cuando dos o más actores sociales se implican en una relación<br />

mutua por medio de sus ritmos y cuando esos ritmos se sincronizan.<br />

Aunque Sincronía y <strong>Acompasamiento</strong> se usan como sinónimos, cada<br />

uno puede referir aspectos diferentes de un mismo proceso: la sincronía<br />

como el aspecto manifiesto y observable y el <strong>Acompasamiento</strong> como<br />

los procesos internos que hacen posible la relación.<br />

Los ritmos que frecuentemente percibimos a nivel consciente son<br />

los ritmos más corrientes, como los ritmos de la música o del baile, que<br />

son universales. Debido a que la música sigue una cadencia se tiende<br />

a creer que el ritmo tiene su origen en la música, pero los especialistas<br />

que han estudiado detalladamente este aspecto, consideran que la<br />

música es un desencadenante considerablemente elaborado de los<br />

ritmos que ya preexisten en el individuo, o arquetípicamente, en los<br />

colectivos humanos. De esta manera se puede considerar a la música<br />

como una proyección maravillosa de los ritmos internos de los seres<br />

humanos.<br />

El acompasamiento, tanto por su denominación, como por su<br />

contenido y problemas, apenas ha sido aludido en nuestro pequeño<br />

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<strong>Acompasamiento</strong> o <strong>rítmica</strong> social. Nelson Morales.<br />

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universo filológico y vivencial. 6<br />

En el tanteo bibliográfico realizado<br />

(navegación en Internet incluida) es muy escaso el tratamiento que<br />

nuestra sociología, particularmente en Venezuela, le ha otorgado a este<br />

tema. De ello se han ocupado los músicos, por supuesto, los astrónomos,<br />

los biólogos, los matemáticos y algunos filósofos.<br />

El ritmo es parte intrínseca en la vida de cada uno, tanto es así<br />

que prácticamente no captamos su influencia sobre nuestro<br />

comportamiento. Ahora bien, ¿cómo se explica que este constituyente,<br />

imprescindible para establecer una relación armónica con los otros, no<br />

haya sido debidamente fundado? ¿Por qué no le hemos prestado la<br />

debida atención a patrones de conducta fácilmente observables y<br />

relativamente previsibles como es la forma en que la gente estructura y<br />

consume su espacio y su tiempo?<br />

De manera general sabemos que el tiempo y el espacio son<br />

conceptos, es decir, construcciones mentales. No obstante, desde que<br />

asimilamos vivencialmente la temporalidad y la espacialidad de los<br />

fenómenos, éstos se constituyen en supuestos referenciales de nuestras<br />

actividades. Entonces las dimensiones temporales y espaciales se<br />

vuelven tan obvias que con frecuencia ignoramos sus determinaciones<br />

o consecuencias. Más aún, dado el agite y la corredera con el que<br />

solemos andar, no es extraño que no los percibamos.<br />

En este trabajo abordamos el <strong>Acompasamiento</strong> en tanto que<br />

movimiento entre una pluralidad de actores y como una forma de<br />

acompañamiento social. El <strong>Acompasamiento</strong> en tanto que evidencia<br />

un ideal de acompañamiento social, alude a un movimiento sincrónico<br />

y convergente de una pluralidad de actores en un escenario localizado.<br />

De ahí que nos proponemos realizar una especulación sencilla o<br />

exploración modesta de dicha opción —o mención— para valernos de<br />

ella como una categoría interpretativa de hechos sociales cotidianos,<br />

es decir, de casos ordinarios que pueden producirse en cualquier<br />

momento o situación (en la calle, en el hogar, en el vecindario, durante<br />

una reunión de trabajo, mientras esperamos ser atendidos, etc.).<br />

6<br />

De ello no dan cuenta los teóricos, pues tal como lo afirma Edgard T Hall (p. 206), no se ha desarrollado<br />

una teoría sistemática y admitida sobre la sincronía.


<strong>Acompasamiento</strong> o <strong>rítmica</strong> social. Nelson Morales.<br />

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En ese contexto, consideramos el <strong>Acompasamiento</strong> como un<br />

aspecto particular del abordaje y percepción de las interacciones<br />

sociales. De ahí que no nos referimos explícitamente a los estudios<br />

etnográficos, a los métodos cualitativos o a la aplicación de la<br />

observación participante. Aunque el <strong>Acompasamiento</strong> está comprendido<br />

en esta metodología nos limitamos a describir situaciones comunes en<br />

las que se imbrican el espacio y el tiempo. Estimamos que así como<br />

proyectamos el espacio y el tiempo, éstos a su vez influyen en nuestro<br />

comportamiento y modelan nuestro desempeño. La manera como se<br />

estructura el tiempo y el espacio expresa un estilo de vida.<br />

En tal sentido, distinguimos distintos tipos de acompasamientos o<br />

<strong>rítmica</strong> social en la vida cotidiana de la gente. Consideramos que cada<br />

quien, en su contexto cultural, se mueve como si siguiera el compás<br />

de una música interior. En la percepción de esos compases<br />

entremezclados se encuentra la clave para comprender las interacciones<br />

de cualquier grupo social. Asumimos que el ritmo está presente en cada<br />

aspecto del comportamiento humano. Cada cultura, cada grupo, cada<br />

individuo, despliega su propia coreografía vital (rutinas) con sus<br />

concordancias y disonancias. En esa "danza" se expresan las<br />

costumbres, los ritos y los mitos, los sentimientos, las represiones, los<br />

odios, los prejuicios, las apariencias, los acondicionamientos, los deseos.<br />

Edward T. Hall (1.992) considera que el ritmo es, con seguridad, la<br />

esencia misma del tiempo, en la medida en que intervalos iguales de<br />

tiempo aportan a una serie de fenómenos un carácter rítmico.<br />

Para Edgar Morin (1999) la armonía es la música de la naturaleza.<br />

Para el artista estadounidense Bill Viola (Videoarte, 2002) el<br />

<strong>Acompasamiento</strong> es como una forma ondulada en la naturaleza, como<br />

la forma del tiempo. La explosión de una emoción es la misma forma<br />

del tiempo que hay en un orgasmo, una revelación, una ira que nos<br />

ciega o una muerte súbita.<br />

Acompasar es entrar en sintonía, crear una relación de armonía,<br />

confianza o afinidad. Expresa el igualar o el actuar en forma similar, al<br />

compás del otro, el buscar lo común mediante el acercamiento al modelo<br />

del mundo del otro (Bernardo Kerman, 1999). El acompasamiento aclara<br />

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el significado de "rapport" (empatía/simpatía) y del "empatar_se." La<br />

empatía hace ostensible una relación de sintonía y confianza. La sintonía<br />

significa "sonar con", resonar armoniosamente.<br />

El acompasar(se) se relaciona con múltiples familias de verbos<br />

reflexivos. En el siguiente cuadro se pueden apreciar numerosos<br />

significados afines.<br />

Cuadro sinomínico verbal del <strong>Acompasamiento</strong><br />

Ablandar<br />

Abrigar<br />

Acariciar<br />

Acomodar<br />

Acompañar<br />

Acoplar<br />

Acordar<br />

Adaptar<br />

Adecuar<br />

Adormecer<br />

Adosar<br />

Afinar<br />

Aflojar<br />

Agregar<br />

Agrupar<br />

Ajustar<br />

Aligerar<br />

Alisar<br />

Aliviar<br />

Allanar<br />

Alojar<br />

Amainar<br />

Amancebar<br />

Aminorar<br />

Amoldar<br />

Amortiguar<br />

Amparar<br />

Apaciguar<br />

Aparear<br />

Aplacar<br />

Aproximar<br />

Aquietar<br />

Armonizar<br />

Calcar<br />

Calmar<br />

Cambiar<br />

Casar<br />

Ceder<br />

Centrar<br />

Ceñir<br />

Cobijar<br />

Cohabitar<br />

Coincidir<br />

Colaborar<br />

Combinar<br />

Comedir<br />

Compartir<br />

Compenetrar<br />

Compensar<br />

Complacer<br />

Componer<br />

Comprender<br />

Comprimir<br />

Comunicar<br />

Conceder<br />

Concentrar<br />

Concertar<br />

Conciliar<br />

Concordar<br />

Concurrir<br />

Condescender<br />

Conducir<br />

Conectar<br />

Confluir<br />

Conformar<br />

Congregar<br />

Copiar<br />

Copular<br />

Corear<br />

Corregir<br />

Corresponder<br />

Cortejar<br />

Cubrir<br />

Custodiar<br />

Dirigir<br />

Disciplinar<br />

Disponer<br />

Distribuir<br />

Doblar<br />

Dosificar<br />

Dulcificar<br />

Duplicar<br />

Empalmar<br />

Emparejar<br />

Empatar<br />

Encadenar<br />

Encajar<br />

Enfundar<br />

Engarzar<br />

Enlazar<br />

Enrollar<br />

Enroscar<br />

Ensamblar<br />

Entibiar<br />

Entonar<br />

Entregar<br />

Entrever<br />

Envolver<br />

Equilibrar<br />

Limar<br />

Limitar<br />

Matizar<br />

Medir<br />

Menguar<br />

Mitigar<br />

Moderar<br />

Modular<br />

Nivelar<br />

Normalizar<br />

Ordenar<br />

Organizar<br />

Orquestar<br />

Pactar<br />

Paliar<br />

Parecer<br />

Pausar<br />

Pegar<br />

Percibir<br />

Presentir<br />

Proporcionar<br />

Prorratear<br />

Proteger<br />

Reducir<br />

Refrenar<br />

Reglamentar<br />

Reglar<br />

Regular<br />

Regularizar<br />

Relacionar<br />

Remedar<br />

Reorganizar<br />

Repartir


Arrebujar<br />

Arreglar<br />

Arriar<br />

Arropar<br />

Articular<br />

Asemejar<br />

Asimilar<br />

Asistir<br />

Asociar<br />

Atemperar<br />

Atenuar<br />

Avenir<br />

<strong>Acompasamiento</strong> o <strong>rítmica</strong> social. Nelson Morales.<br />

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Conjugar<br />

Conllevar<br />

Consentir<br />

Consolidar<br />

Constreñir<br />

Contener<br />

Contrarrestar<br />

Controlar<br />

Convenir<br />

Converger<br />

Cooperar<br />

Coordinar<br />

Equiparar<br />

Equivaler<br />

Escoltar<br />

Espaciar<br />

Estabilizar<br />

Frenar<br />

Hermanar<br />

Igualar<br />

Imitar<br />

Juntar<br />

Liar<br />

Ligar<br />

<strong>Acompasamiento</strong> y vida cotidiana<br />

Repetir<br />

Reproducir<br />

Resguardar<br />

Restablecer<br />

Retardar<br />

Reunir<br />

Seguir<br />

Semejar<br />

Serenar<br />

Simular<br />

Sincronizar<br />

Sintonizar<br />

Sistematizar<br />

Sobar<br />

Sosegar<br />

Suavizar<br />

Sujetar<br />

Tasar<br />

Temperar<br />

Templar<br />

Tolerar<br />

Tranquilizar<br />

Trasegar<br />

Transigir<br />

Uniformar<br />

Unir<br />

Vincular<br />

Vislumbrar<br />

La vida cotidiana está íntimamente ligada al sistema espacio<br />

temporal, por lo que es necesario comprender ambos fenómenos<br />

conjuntamente. Henri Lefevbre considera que en lo cotidiano los ritmos<br />

y ciclos de origen natural, son modificados incesantemente por la vida<br />

social, interfiriéndolos con sucesiones lineales y repetitivas de gestos y<br />

de actos (Morales, 2001). Este filósofo propone el "ritmanálisis" para<br />

estudiar esos procesos complejos: una "ciencia" pluridisciplinaria<br />

integrada por la cronobiología, el estudio de los ritmos vitales y, también,<br />

de los ritmos de la palabra, del pensamiento, además de la música y de<br />

la ciudad, pues la ciudad tiene su ritmo propio, como veremos más<br />

adelante.<br />

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<strong>Acompasamiento</strong> o <strong>rítmica</strong> social. Nelson Morales.<br />

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Como hemos dicho antes, cada persona bailotea a su modo su<br />

propia melodía. En la percepción de esos compases entremezclados<br />

se encuentra la clave para comprender las interacciones de cualquier<br />

grupo social. El ritmo está presente en cada aspecto del comportamiento<br />

humano. La identificación comercial de una emisora de radio comunitaria<br />

repite con insistencia: "nosotros nos adaptamos a su ritmo." En la<br />

cinematografía muda frecuentemente había un pianista en el teatro que<br />

se ocupaba de ponerle música a los movimientos de los actores en<br />

consonancia con el significado de lo que estos representaban. Hagamos<br />

el siguiente ejercicio: observemos sólo la gestualidad (ademanes,<br />

muecas, balanceos) presente en cualquier diálogo o discusión y<br />

descubriremos su peculiar <strong>rítmica</strong> social; intentemos acompañar dicho<br />

evento con alguna sonoridad mental y la experiencia nos causará una<br />

graciosa impresión.<br />

La vida cotidiana está marcada por el uso, la percepción e<br />

interpretación personal que hacemos del tiempo-espacio: hay quienes<br />

recorren las distancias a pie o a lomo de mula, como en la población de<br />

Los Nevados, en Mérida; otros lo hacen rompiendo la barrera del sonido.<br />

El tiempo y el espacio se relativizan (se amplía o reduce) según diversos<br />

antecedentes, o de acuerdo a como nos sentimos. En este instante la<br />

sensación que caracteriza mi estado es de fluidez. Escribo con calma,<br />

bajo el influjo de una mañana fría y silenciosa, desde lo alto de una<br />

montaña donde apenas se escucha el rumor lejano de la ciudad. Pero<br />

estoy consciente de que este es un estado pasajero. Tal vez mañana<br />

me encontraré ansioso, sonando maquinalmente la corneta de mi<br />

vehículo porque el tráfico no avanza según mis deseos. Cuando estamos<br />

entusiasmados por algún evento deseamos permanecer en ese lugar y<br />

que el tiempo se prolongue más allá de lo que marca la cronometría,<br />

pero si no es ese el caso, entonces queremos irnos cuanto antes y<br />

contamos los minutos, caminamos como enjaulados o tamborileamos<br />

incesantemente los dedos de la mano. Una noche de rumba puede<br />

parecernos corta, una noche de insomnio una eternidad.<br />

El espacio y el tiempo son abstracciones, pero en tanto que<br />

realidades virtuales, nos afectan sensiblemente. Soy un joven cincuentón<br />

en Europa y un carcamal prematuro en este lado ultramarino. En algunos<br />

sectores sociales modestos o humildes, o para ciertos grupos de<br />

adolescentes, la expresión "perder el tiempo" puede carecer de sentido:


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poco importa dónde o cómo se pasa el momento. Pretendo inútilmente<br />

acompasarme con mi hija adolescente y sus amigos pero luzco<br />

decadente. Mi último vástago me demanda montarlo sobre mis hombros<br />

para jugar al "cuchú" pero mi resistencia sólo alcanza la prudente<br />

distancia para llegar al detenimiento y el descanso.<br />

La vida humana se compone de una variedad increíble de tiempos<br />

y lugares. El <strong>Acompasamiento</strong> es parte esencial de la vida tanto para<br />

los grandes acontecimientos como para los pequeños detalles. Así, por<br />

ejemplo, una pareja de novios que acompasa su respiración en un<br />

abrazo, genera un cambio en su espectro galvanotáxico hasta que llegan<br />

a co(n)fundirse. Durante la relación sexual es preciso que los miembros<br />

de la pareja mantengan una sutil lucidez, pues si pierden la agudeza, el<br />

acto sexual se vuelve mecánico y ordinario.<br />

He querido, pues, valerme de este artículo para ilustrar fracciones<br />

de mi vida (familia, amistad, trabajo, amor, pasiones) como fuerzas<br />

que han representado una parte profunda de la existencia, entre otras<br />

razones porque considero que ya no son sólo experiencias privadas,<br />

personales, subjetivas. La condición humana (incluyendo el ámbito<br />

íntimo) se ha desplegado hoy como un lenguaje universal, manifestación<br />

que por cierto la han aprovechado los medios de comunicación social<br />

para convertirla en un show dramático.<br />

El ritmo en el mundo<br />

El mundo está cambiando a un ritmo frenético, velocidad que nunca<br />

habrían pensado nuestros abuelos: crecimiento demográfico,<br />

modificación del ecosistema global, agotamiento de recursos, guerra<br />

de las galaxias. En la actualidad hay una preocupación generalizada<br />

con respecto al descompasamiento mundial. La inestabilidad y el<br />

desequilibrio que caracterizan el mundo en todos los órdenes y niveles<br />

están provocando grandes temores en los principales pensadores, líderes<br />

y dirigentes de organizaciones internacionales. En un discurso<br />

pronunciado recientemente en Dubai por el señor James D. Wolfensohn,<br />

Presidente del Banco Mundial, éste afirmaba que nuestro planeta está<br />

falto de equilibrio: "es demasiado el control que está en manos de muy<br />

pocos, y son demasiados los que tienen muy poco que esperar. Hay<br />

demasiada confusión, demasiadas guerras, demasiado sufrimiento." En<br />

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el futuro aumentará el desequilibrio entre personas, recursos y medio<br />

ambiente. Por ello exhortaba a actuar ahora para producir un cambio<br />

favorable en el mundo: "debemos buscar un nuevo equilibrio para nuestro<br />

mundo, a fin de dar a todos la oportunidad de gozar de una vida segura,<br />

con derecho a la expresión, igualdad de derechos para la mujer, derechos<br />

para las personas con discapacidades y para los desfavorecidos, el<br />

derecho a un medio ambiente limpio, el derecho de aprender, el derecho<br />

al desarrollo." En tal sentido urgía a todos a demostrar valor e iniciativa<br />

para una nueva visión del futuro: "…no hablo como un soñador o un<br />

filósofo… yo también tengo una familia y me preocupo por su futuro...<br />

disponemos de los recursos y sabemos cómo hacerlo… ha llegado la<br />

hora de restablecer el equilibrio… avancemos en la lucha contra la<br />

pobreza, establezcamos la equidad y aseguremos la paz para la próxima<br />

generación."<br />

El sabio moderno Edgar Morin, encomendado por la UNESCO<br />

para pensar una educación para el futuro, decía que "debemos trabajar<br />

para construir un futuro viable. La democracia, la equidad, la justicia<br />

social, la paz y la armonía con nuestro entorno natural deben ser las<br />

palabras claves de este mundo en devenir." Al respecto, resalta con<br />

ardor que "debemos asegurarnos que la noción de ‘durabilidad’ sea la<br />

base de nuestra manera de vivir, de dirigir nuestras naciones y nuestras<br />

comunidades y de interactuar a nivel global."<br />

El ritmo venezolano<br />

Roberto Hernández Montoya refiere que el ser venezolano<br />

responde a una sedimentación de la hibridez cultural durante siglos. De<br />

1492 a esta parte hemos tenido tiempo para dejar en maceración un<br />

sistema de procedimientos culturales ante el concierto de las naciones<br />

civilizadas: aquí se toca cuatro, maraca y un cierto tipo de arpa, cosas<br />

que ya no se usan en España. ¿Dónde está la sustancia primigenia?<br />

¿Dónde está la cultura nacional?<br />

Un amigo europeo nos hacía la observación de que en ninguna<br />

parte del mundo él había visto un andar tan osado, primoroso y<br />

encantador como el de la mujer venezolana. Estaba fascinado. ¿Acaso<br />

los venezolanos poseemos un ritmo característico? Recuerdo el vano<br />

empeño de un grupo de amigos franceses intentando semejar el


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"tumbao" de la salsa caribeña y bailando como toreros a punto de<br />

embanderillar.<br />

En otro orden de ideas, comparándonos con otras culturas,<br />

presumimos que los venezolanos otorgamos escasa valoración al<br />

tiempo-espacio: al parecer nos hemos habituado a la ambigüedad, a la<br />

impuntualidad, a las colas en el tráfico o en el banco, a los retrasos<br />

para iniciar los actos protocolares, etc. Nuestro "ahorita" puede ser ya o<br />

nunca. Ignacio Ávalos (2004) en un reciente trabajo afirma que las<br />

organizaciones no son dadas, en Venezuela, a la relación fluida y abierta.<br />

Les resulta fácil hacerse de razones y argumentos para la suspicacia.<br />

Andan por su cuenta cavando zanjas que separan y aíslan. Cada una<br />

resuelve según le va siendo posible desde su propio espacio funcional.<br />

En el país, reitera, somos propensos a crear "sectores" como si la realidad<br />

pudiera ser atendida por pedacitos. No se tiene mucha fe para colaborar<br />

y eso de las "alianzas estratégicas", según es moda denominar hoy en<br />

día a los arreglos de mutua conveniencia, no es todavía convicción<br />

común, a pesar de que lo tenemos plenamente incorporado a la retórica<br />

modernizante sobre el país. Pareciera, en buena medida, que<br />

desconfiamos por la precariedad de la institucionalidad que pretende<br />

darle cauce y piso a nuestras relaciones. Nuestros valores, estructuras<br />

organizativas, normas, hábitos, carecen de la fortaleza y de la<br />

permanencia necesarias y no nos dejan como saldo un país coherente,<br />

bien armado por dentro, adecuadamente dispuesto para funcionar, según<br />

los cánones que se siguen en la actualidad.<br />

La leyenda histórica atribuye a Francisco de Miranda la expresión<br />

"!bochinche, bochinche, esta gente no es capaz sino de bochinche!",<br />

pronunciada cuando fue arrestado por un grupo de militares y civiles<br />

patriotas a propósito de su capitulación. El dramaturgo José Ignacio<br />

Cabrujas pensaba que los venezolanos nos reconocemos por un<br />

sucederse ambiguo, por un "mientras tanto", "un más o menos" y un<br />

"porsiacaso", o como decía un personaje de una de nuestras telenovelas:<br />

"como vayamos yendo vamos viendo." ¿Bailamos al son que se nos<br />

toque? Ramón Piñango (2003) considera que, tal vez sin quererlo ni<br />

merecerlo, desde hace un cuarto de siglo los venezolanos nos lanzamos<br />

en caída libre por un tobogán de perdidas, extravagancias e ilusiones.<br />

Cualquier motivo es bueno para armar la fiesta o echar bromas, aun en<br />

las situaciones más delicadas o difíciles. Pasamos con gran facilidad<br />

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de lo más solemne a lo más desenfrenado. No nos importa "echar la<br />

casa por la ventana" así al otro día no tengamos ni con qué comer:<br />

"¿quién nos quita lo bailao?", "mañana será otro día." Nuestra coreografía<br />

nacional tolera, adopta y adapta múltiples variantes <strong>rítmica</strong>s.<br />

El ritmo merideño<br />

Cada ciudad tiene su(s) ritmo(s). Según le gusta decir al profesor<br />

y municipalista Fortunato González, la ciudad de Mérida son varias<br />

ciudades en una: la Mérida de día, la Mérida de noche, la Mérida turística,<br />

la Mérida estudiantil, la Mérida patológica y la Mérida de los anacoretas.<br />

Sin duda, en Mérida es considerablemente acentuada la sucesión<br />

de acompasamientos y descompasamientos. Se trata de una ciudad<br />

mediana (500.000 habitantes aproximadamente) ubicada sobre una<br />

meseta, surcada por dos ríos y acunada por la serranía andina. Hasta<br />

hace apenas un par de décadas su vida transcurría apacible y pueblerina,<br />

perturbada en ocasiones por grupos de universitarios serenateros. Hoy<br />

se ha convertido en una urbe con el dinamismo característico de las<br />

grandes metrópolis (sin ser tal) y con sus problemas derivados<br />

(congestionamiento de tránsito vehicular, ruido, irregularidad climática,<br />

cortes de agua y luz eléctrica, inseguridad) 7<br />

, además, con el agravante<br />

de no disponer de espacios para la expansión urbana, pues sus calles<br />

son estrechas, principalmente en el casco central o histórico,<br />

encogimiento que genera efectos de reverberación ante cualquier<br />

acontecimiento de cierta magnitud.<br />

Al despuntar el sol y alzarse la neblina matinal, las actividades se<br />

inician con el transitar calmoso y pesado de los camiones areneros<br />

surcando las serpenteantes carreteras que dan acceso a la ciudad. Pronto<br />

las dos vías troncales al norte y al sur se colman de vehículos resonando<br />

sus cornetas; es el momento en que aparecen aquí y allá malabaristas,<br />

pirotécnicos y tamborileros de San Benito, mendigos, vendedores de<br />

frutas y loterías, y policías viales pitando con todo el aliento para desviar<br />

la circulación por algún accidente vial, alguna práctica militar o el paso<br />

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Comentaban varios turistas que estaban sorprendidos al no encontrar la ciudad que ellos idealizaban<br />

por lo que habían resuelto probar otros destinos.


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canicular de la tropa de un circo itinerante. Al atardecer el cielo se<br />

cubre de un gris pastoso mientras se escucha el crepitar de grandes<br />

maquinarias horadando el pavimento para sustituir añejas tuberías<br />

o para enterrar los postes que suministrarán electricidad al futuro<br />

trolebús. Entretanto estudiantes y guardias se enfrentan a piedras y<br />

bombas lacrimógenas en una acostumbrada protesta por a veces<br />

vanos y estériles motivos hasta que, bruscamente, cae una<br />

tormentosa lluvia que se prolonga hasta la madrugada. Todo ello<br />

constituye un ciclo que se repite incesante con algunas variantes,<br />

dependiendo de las fiestas santas, las ferias, las fechas de graduación<br />

o las campañas electorales.<br />

El ritmo de los vecindarios habitados en Mérida<br />

Por esas vueltas que da el destino, como solía decir mi abuela<br />

paterna, abandoné la capital y hace una década vine a establecerme<br />

en la ciudad de Mérida, donde he tenido el privilegio de habitar en tres<br />

tipos de vecindarios: en el propio centro, a dos cuadras de la plaza<br />

Bolívar, en uno de los urbanismos que se han desarrollado en las nuevas<br />

áreas de expansión hacia el sur y en un barrio suburbano campestre<br />

ubicado en la periferia. En consecuencia he podido palpar la dinámica<br />

contrastante de tres ámbitos residenciales.<br />

En el centro habité una casa tradicional, con amplios salones, patios<br />

internos y pisos de baldosa italiana. En su mayoría estas casas han<br />

sido convertidas en pequeños hoteles o parte de ellas han sido<br />

transformadas en locales comerciales. Las fachadas han sido cubiertas<br />

de avisos luminosos y propaganda política y los zaguanes en almacenes<br />

de bisutería. Aquella vida hogareña de la familia extensa ha dado paso<br />

a parejas jóvenes, estudiantes y trabajadores que han migrado de sus<br />

pueblos. Desde muy temprano se escucha el transitar de una gran<br />

cantidad de personas por la calle, la salida y llegada de autobuses, el<br />

vitoreo de los buhoneros ofreciendo sus mercancías y las sirenas de<br />

los carros oficiales. A medida que transcurren las horas el aire se torna<br />

enrarecido y opaco y los cafés se atiborran de una algarabía inquietante;<br />

los encuentros son breves y presurosos; los saludos son guturales y<br />

displicentes.<br />

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En el urbanismo del sur habité una pequeña casa moderna,<br />

construida por una asociación integrada por un selecto grupo de<br />

profesionales de clase media. El parcelamiento ocupa un área<br />

perfectamente demarcada, constituido por 90 viviendas con la misma<br />

planimetría y distribuidas en cuatro terrazas con sus respectivas zonas<br />

verdes. Todos los vecinos se conocen, pues suelen participar en las<br />

múltiples reuniones en las que se discuten y aprueban las normas de<br />

convivencia que rigen la comunidad. La administración de la asociación<br />

está a cargo de una directiva elegida en asamblea, la cual se ocupa de<br />

cobrar las cuotas del condominio, realizar las obras de urbanismo y de<br />

mantenimiento, supervisar el cuerpo de vigilancia y, en general, de las<br />

labores propias de representación ante propios y extraños. Si bien la<br />

pauta vivencial aparente se funda en la organización formal y en la<br />

solidaridad obligante, en la práctica, el control social informal genera<br />

inflamadas tensiones entre los vecinos. Diversas cliques o subgrupos<br />

rivalizan entre sí por asuntos tanto graves como pueriles. Los<br />

movimientos cotidianos están considerablemente establecidos dando<br />

lugar a una rutina sin sorpresas.<br />

En el barrio suburbano campestre, situados a 12 kilómetros del<br />

centro, se entrecruzan diversos estilos de vida (ruralidad urbana). A<br />

todo lo largo de la calle principal, que sube una empinada cuesta, se ha<br />

formado una extensa barriada con familias tradicionales procedentes<br />

de los pueblos del sur y otras más recientes provenientes de la ciudad.<br />

En los ramales o rutas secundarias, que dan acceso a las lomas más<br />

altas, se han edificado pequeños chalets o cabañas, viviendas de interés<br />

social o rurales y amplios caserones. Si bien la estratificación social es<br />

muy heterogénea, predomina un fuerte sentido de comunidad. El<br />

ambiente humano es informal y agitado; en las primeras horas de la<br />

mañana y al final de la tarde las calles se llenan de gente: grupos<br />

esperando transporte, niños jugando en medio de la calzada, borrachitos<br />

consuetudinarios pasándose la botella de trago en trago, mujeres<br />

haciendo sus compras del día en el comercio local, herreros y mecánicos<br />

practicando su oficio libremente entre los camiones estacionados al<br />

borde de la vía. Por doquier se escucha el vocerío y la música popular.<br />

La complacencia y flexibilidad hacia estas prácticas están sujetas a<br />

ciertas contraprestaciones aparentemente espontáneas como el<br />

intercambio de favores o servicios, el préstamo de dinero, alimentos o<br />

herramientas de trabajo. Todo ello sucede conforme a un sistema de


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implícita camaradería y complicidad. Así, por ejemplo, el transporte es<br />

pésimo, funciona a discreción de los choferes de los rústicos, no hay un<br />

horario estable para el servicio y generalmente hacen esperar a la gente<br />

durante varias horas en largas colas para luego sobrecargar las<br />

desvencijadas unidades en un recorrido que puede durar entre una y<br />

dos horas. La gente se queja del mal servicio, pero no hace nada para<br />

que la situación cambie. Aunque sin pruebas empíricas, estoy casi seguro<br />

de que es porque en ese lugar y tiempo realizan gran parte de su vida<br />

social: allí conocen a los nuevos vecinos, se comentan las noticias<br />

locales, se encuentran los amantes y se intercambian los últimos chismes<br />

del vecindario.<br />

El ritmo de la familia y de la pareja<br />

Los planos físico, afectivo, intelectual y social se integran y<br />

complementan. Hoy, mientras esperaba que mi hija saliera de su colegio<br />

escuché la conversación de dos mujeres que estaban en trance de<br />

divorciarse. Una decía "es que hasta su timbre de voz me molesta", la<br />

otra asentía mientras argumentaba "si, es verdad, a mí lo que me pasa<br />

es que no aguanto su manera de hablarme mientras se cepilla los dientes".<br />

Los detalles revelan el descompasamiento acumulado en las parejas.<br />

Si observamos con cuidado la interacción entre padres e hijos es<br />

posible apreciar los múltiples y sutiles niveles de sincronía que se<br />

establecen entre ellos. Llega un momento en que las madres que<br />

amamantan a sus bebés se abandonan en un raudal de éxtasis. Los<br />

padres que maltratan a sus hijos de palabra y con palizas evidencian<br />

que no han aprendido a sincronizar sus propios ritmos con el de ellos.<br />

Conocemos de familias en las que la tentativa de sincronización <strong>rítmica</strong><br />

se efectúa mediante escándalos y gritos.<br />

Los momentos en los que se producen acompasamientos rítmicos<br />

agradables son memorables, mientras que aquellos en los que se rompen<br />

los hechizos o encantamientos preferimos olvidarlos. Recuerdo una<br />

noche en Caracas, estábamos mi ex 8<br />

y yo en una tasca celebrando un<br />

triunfo gremial. Nos sentamos muy juntos y nos intercambiamos<br />

8 “Ex”: expresión que se usa para indicar que lo que fue ya no es.<br />

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mensajes explícitos y sugeridos. Escribimos sobre las paredes mientras<br />

el resto de nuestros compañeros parecían siluetas borrosas reflejadas<br />

en un fondo vaporoso de alcohol y humo de cigarro. Nos acompasamos,<br />

alteramos nuestras conciencias al unísono, y entramos en un trance<br />

magnético que perduró varios años en un vínculo sacramental y en dos<br />

preciosas y encantadoras hijas... hasta que la simetría se rompió y se<br />

formaron remolinos en nuestra corriente vital. Al cabo de un tiempo<br />

nuestros encuentros se volvieron tensos. Parecía increíble que aquella<br />

relación tierna, delicada y dulce de entonces se hubiese trocado en otra<br />

aterida y hosca en la cual predominarían las miradas frías, los labios<br />

apretados y las manos crispadas. Sabemos tan poco de estos procesos.<br />

Conclusión<br />

Hemos procurado ilustrar el acompasamiento. Apenas enunciamos<br />

lo sustantivo del concepto, pero quedan múltiples interrogantes y retos,<br />

como la explicación acerca de cómo acompasar. Preferimos dejarlo<br />

para otra entrega. Atisbamos huellas o pisadas temporáneas. Tal vez<br />

sincronizamos. Nos propusimos advertir acerca de la omnipresencia<br />

del ritmo social. Ya sabemos que desde antes de nuestro nacimiento<br />

latimos, palpitamos, percutimos y que cada uno tiene su forma peculiar<br />

de encaminarse, abrazar, acoger, coincidir comunicarse, dejar. Somos<br />

originales. El ritmo es naturalmente humano.<br />

Creemos que el sentido social del ritmo se puede aprender,<br />

desarrollar y enseñar como se hace con la formación musical y la expresión<br />

corporal. Podemos tomar conciencia no sólo de nuestros movimientos<br />

físicos, sino también de nuestra capacidad mimética para adaptarnos al<br />

medio sociocultural y lograr entrar en sintonía con nuestros semejantes.<br />

Nos parece que si ello se practicase, las desavenencias, los<br />

desencuentros, los conflictos, las guerras, podrían evitarse, minimizarse<br />

o transformarse en expresiones de belleza, equilibrio y armonía.<br />

Restituiríamos el compás de la naturaleza.<br />

De ahí que presagiamos que en un futuro próximo se promoverán<br />

cursos de <strong>rítmica</strong> social en los que se ensayarán fórmulas que nos<br />

permitirán acompasar las divergencias culturales, las diferencias de<br />

sensibilidad y que favorecerán la sostenibilidad de la coexistencia y,<br />

por ende, la supervivencia de la especie.


Bibliografía<br />

<strong>Acompasamiento</strong> o <strong>rítmica</strong> social. Nelson Morales.<br />

FERMENTUM Mérida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AÑO 14 - Nº 40 - MAYO - AGOSTO - 2004 - 285-308<br />

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ÁVALOS, I. (2004). "Informe sobre el Programa Agendas de la <strong>ULA</strong>". Octubre.<br />

MORALES N. (2001). "Filosofía de lo cotidiano y el ritmanálisis." En FERMENTUM.<br />

Septiembre-Diciembre.<br />

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PIÑANGO R. (2003). "En este país sitiado por sí mismo" en HETEROTOPÍA,<br />

Septiembre-Diciembre<br />

HERNÁNDEZ MONTOYA R. ¿Dónde está lo venezolano en este país? El Americano<br />

Feo, lo criollo y lo salvaje. Spi.<br />

http://www.duckestudios.com/duck.htm<br />

http://www.undereyes.net/humor/flash/kozo/index.php<br />

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ANEXO 1:<br />

El Diplomado Internacional en Creatividad y Liderazgo (DICYL) forma parte del Plan<br />

de Estudios del Postgrado en Propiedad Intelectual, adscrito a la Facultad de Ciencias<br />

Jurídica<br />

DICYL y Programa del taller sobre acompasamiento y liderazgo.<br />

MODULO 6: LIDERAZGO Y ACOMPASAMIENTO CREATIVO<br />

PROPÓSITO<br />

Efectuar la clarificación conceptual del término <strong>Acompasamiento</strong>, evidenciar sus formas de<br />

manifestarse y realizar ejercicios y dinámicas tendientes a interiorizar su alcance y<br />

aplicaciones. Revisar los enfoques sobre el liderazgo: liderazgo simétrico, lateral, resonante<br />

o sincronizado y acompasado.<br />

CONTENIDO<br />

·Ubicación en el aquí y en el ahora.<br />

·Visualización verbal adjetiva del acompasamiento en un mapa mental.<br />

·Lectura comprensiva del ritmanálisis.<br />

·Proyección y comentario de videos musicales, deportivos, artísticos, políticos,<br />

pornográficos, etc.<br />

·Agiotaje paradojal o collage biográfico de momentos vivenciales cunbres.<br />

·Transitividad del liderazgo creativo o acompasado.<br />

METODOLOGÍA Y RECURSOS PARA EL APRENDIZAJE<br />

Conforme a una pauta o esquema general se improvisará a partir de las actividades<br />

propuestas y desarrolladas por los participantes y según las circunstancias u oportunidades<br />

que surjan. Se realizarán lecturas en grupo, visualizaciones, dramatizaciones, juegos y<br />

dinámicas. Se utilizará música, proyecciones en video, diapositivas y material para<br />

manualidades.<br />

DURACIÓN:<br />

Veinte (20) horas distribuidas en tres días consecutivos.


BIBLIOGRAFÍA PROVISORIA<br />

<strong>Acompasamiento</strong> o <strong>rítmica</strong> social. Nelson Morales.<br />

FERMENTUM Mérida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AÑO 14 - Nº 40 - MAYO - AGOSTO - 2004 - 285-308<br />

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John Grinder y Richard Blander. Trance Fórmate. Gaia Ediciones, 1994<br />

John Heider. El Tao del Liderazgo.<br />

John Izzo. Despertando el Alma Corporativa.<br />

Joseph Campell. El Viaje del Héroe.<br />

Joseph Jaworski. La Sincronicidad y el Liderazgo.<br />

Kouzes y Posner. El Desafío del Liderazgo.<br />

Max Landsberg. El Tao de la Motivación. Paidós, 2000. 200 p.<br />

Mario Tarela, «Liderazgo y Sacrificio» Revista Nuevo Mundo, Argentina, 1992<br />

Richard Bandler y John Grinder. Use su cabeza para variar.<br />

Robert Dilts. Liderazgo Visionario.<br />

Robert Greenleaf. El Líder como Servidor.<br />

Ira Shor. La igualdad es excelencia. Revista del IICE, Facultad de Filosofía y Letras, UBA,<br />

Argentina, Año 1, N° 1, 1992.<br />

ANEXO 2<br />

Acompasar<br />

Algunas acepciones conforme al Diccionario de la Real Academia Española<br />

(De compasar, compás)<br />

1.Regla o medida de algunas cosas; como de la vida, de las acciones, etc.<br />

"Es la medida y compás de todas las virtudes."<br />

2.Esgr. Movimiento que hace el cuerpo cuando deja un lugar para ocupar otro.<br />

3.Mús. Signo que determina el ritmo en cada composición o parte de ella<br />

y las relaciones de valor entre los sonidos.<br />

4.Mús. Movimiento de la mano con que se marca cada uno de estos períodos.<br />

5.Mús. Ritmo o cadencia de una pieza musical.<br />

6.Mús. Espacio del pentagrama en que se escriben todas las notas correspondientes<br />

a un compás.<br />

7.Mús. El de un par de tiempos, especialmente el de dos por dos.<br />

307


308<br />

<strong>Acompasamiento</strong> o <strong>rítmica</strong> social. Nelson Morales.<br />

FERMENTUM Mérida - Venezuela - ISSN 0798-3069 - AÑO 14 - Nº 40 - MAYO - AGOSTO - 2004- 285-308<br />

8.Esgr. Movimiento o paso que se da a derecha o izquierda, siguiendo el círculo<br />

que comprenden los pies de los tiradores.<br />

9.Mús. Duración de cinco corcheas, seis corcheas, nueve corcheas, doce corcheas,<br />

dos negras, tres negras.<br />

10.Mús. Silencio que dura todo el tiempo de un compás.<br />

11.Detención de un asunto por corto tiempo.<br />

12.Esgr. Paso que se da y empieza con el pie izquierdo, retrocediendo,<br />

para aumentar el medio de proporción.<br />

13.Mús. El que tiene doble duración que el compasillo.<br />

14.Esgr. Paso que se da hacia adelante por la línea del diámetro, para acortar<br />

el medio de proporción, empezando con el pie derecho.<br />

15.Proceder con regla y medida.<br />

16.Gobernar una orquesta o capilla de música.

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