dic. 1973 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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1montevideo
MINISTERIO DE EDUCACION y<br />
CULTURA<br />
Secretario de Estado:<br />
Prof. EDMUNDO NARANCIO<br />
BIBLIOTECA NACIONAL<br />
Director:<br />
Prof. ADOLFO SILVA DELGADO<br />
Carátula: Martha Restuccia<br />
Cuidado de la e<strong>dic</strong>ión: Alicia Casas de Barrán
REVISTA DE LA<br />
BIBLIOTECA<br />
NACIONAL
REVISTA DE LA<br />
BIBLIOTECA<br />
NACIONAL<br />
N9 7<br />
UICIEMBRE <strong>1973</strong><br />
MONTEVIDEO
EL AUTOR DE ARIEL EN<br />
ANTES DE 1917<br />
FRANCIA
El AUTOR DE ARIEL EN<br />
ANTES DE 1917<br />
FRANCIA<br />
por<br />
NotL SALOlVION<br />
Este trabajo fue publicado en el Bulletin hispaniqu'cl<br />
(Tomo LXXIII, 1971, Nos. 1 - 2, Burdeos,<br />
Francia).<br />
El autor, gentilmente, ha autorizado la publicación<br />
de la siguiente traducción realizada<br />
por la Prof. Elizabeth Larrañaga.<br />
Aricl, de José Enrique Rodó, fue ine1uído en el programa de la<br />
agregatura de español para el coneurso de 1971. Es decir, que en<br />
todas las Universidades francesas, desde noviembre de 1970 a junio<br />
de 1971, profesores y estudiantes franceses estudiaron detenidamente<br />
la obra mús eélebre <strong>del</strong> autor uruguayo. Es un justo homenaje que<br />
el hispanismo franeés ha rendido así, plenamente, al lVIaestro Pensador<br />
de todo un Continente. en el año <strong>del</strong> Centenario de su nacimiento.<br />
(1) Pero Francia nc' esperó a esta feeha para rendirle honores,<br />
puesto que en París existe un busto poderoso y sobrio <strong>del</strong><br />
escritor uruguayo en cuyo zóealo hay esta simple inscripción dirigida<br />
haeia el visitante: "Jos{~ Enrique Rodó, prosista, 1871-1917".<br />
Al ver ésto uno se puede- plautear legítimamente la pregunta de<br />
saber cuúndo J' eómo Arie! ]]egó a conocimiento de los hispanistas<br />
v de los estudiantes franceses. Como veremos. el interés de los his<br />
])anistas de nuestro país por A riel y por su autor no es una novedad.<br />
Corresponde a una traclieiún. Nuestro propósito es proporcionar<br />
alg'ulloS elementos sobre los orÍ!!:enes de dieha tra<strong>dic</strong>ión basándonos<br />
pI~incipaIll1ellte en cartas qHe- flan sido conservaclas en el Archivo<br />
:Rodó de la Biblioteea Nacjollal <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong> - Montevideo. (2)<br />
(1/ Alberta ZUlll Felde, eil Proceso intelectual <strong>del</strong> Lrug¡¡ay, Ed. Claridad<br />
.. :\lonteYideo, 1944, p. 225, "bica el nacimiento de Rodó en 1872. otros<br />
erit;cos jo han repetido. Hoberto Ibáñez, al presentar en la ¡,xposición<br />
Oril!;ina1es r documentos de ,José Enrique Holló (Teatro Salís,<br />
Montevicleo. 19 de <strong>dic</strong>:ieIul>re de 1947)<br />
el acta de bautismo <strong>del</strong> escritor<br />
(5 üct'Ibre 'de 1(71) na proporcionado una pieza decisiva; es en 1e71<br />
,iue 118.ci6 Rodó. Una fuente de error está, en Rugo D. Barbagelata<br />
v Ventura García Calderón, Hevue hispanic¡ue, Paris-New York, t. 40.<br />
inl? !J. 485. -<br />
(2) Deseamos agradecer al Sr. Trillo Pays Director de la Biblioteca Nacional<br />
de :Montevideo Y al Sr. Arturo Sergio Yisca, Director <strong>del</strong> Dep:utamc'l'.to<br />
de Investigaciones, quienes nos dieron todas las facilidad,,:;<br />
p:'.1"a consulta:' los documentos <strong>del</strong> Archivo Rodó. Sin el Sr. A.<br />
S. Visea Y sus abne,:;ad'J3 colaboradores no hubiéramos podido empr(:!ld0~"<br />
este (>stltc1io.<br />
-9
Si se considera la acogida que tUYO A riel en Allll'Kica Latiwl i11<br />
mediatamente después de su publieaeiólL se puede pensar que la (~olonia<br />
latinoamericana de París. lllm- adinl inteledualmente y siempre<br />
al acecho, eonoció el libro llla;l ifiesto mllY temprano, entre los<br />
años 1900 y 1905. En ese mOllH'nt o, se eneontraban en la eapilal<br />
francesa entre otros hispanoalllerieanos. el guatemalteeo Enrique Gómez<br />
Carrillo, quien fue el guía de R uben Darío cllando l~ste pasó por<br />
Francia(3) ; el cubano Enrique Pilleyro, erítieo muy apreciado por<br />
su amigo el hispanista franc0s J:\Ior·d- Fatio {ellos se habían conocido<br />
en casa <strong>del</strong> poeta frallco-cubmlO .J os,: María de IIeredia) (4): el cnbano<br />
Emilio Bobadilla, que yiYió en París en 1895 a 1909 y que<br />
en su novela ..:1 fllego lento (Barcelona, 1~)(J:3), describió la vida de los<br />
hispanoamerieanos en las m'i]]as <strong>del</strong> Sena: e! poeta argentino Angel<br />
Estrada (;)), que enviaba crónicas a B llenos Aires (nna de las cuales<br />
concierne a .José María de Beredia y había aparecido en el diario<br />
de Buenos Aires <strong>del</strong> 5 de octubre de 190;)). Si nos atenemos al testimonio<br />
de Ruben Daría, habría sido difíeil para estos hispanoamericanos<br />
penetrar en el mundo literario parisino (d. La caravana pas.a,<br />
en Obras Completas, IIT, p. 7GG). Pero París disponía en ese entonces<br />
de des poderosas editoriales en lengna ('spaüola: Garniel' lInos.<br />
v BOl/ret. alrededor de las cmdes gnlvitaban varios intelectuales de<br />
España ;, de América. Hubiera si~1o raro, que en estos medios no<br />
se hubiera conocido enseguic11t nna obra (~01ll0 la de Rodó que tenía<br />
tanta resonancia en Amériea.<br />
Sin embargo, tal como l(¡ atestiguan llUnH'l'OSaS eartas cOllsernídas<br />
en el Archiyo Rodó de la Biblictec:a Xaeional de :Uontevideo (la<br />
gran mayoría de pUllO y letra de Hugo l), Barbagelata) es recién a<br />
partir de lUO!!, que una eaS
Mcntevideo. Sr. D..JosÚ Elll'ique Rodó. catedrático de literatunl<br />
en la F Ilin'rsidad. ('aJIe- P&rez Castellanos 120.<br />
El fin de la Sociedad dc cOJ'l'espondcncia hispánica no era solamente<br />
reeibir para la revista estudios y erónicas eruditas concernientes<br />
a la historia y a la literatura de todos los países de lengua<br />
española o portugnesa (lo que eontinúa haciendo, 71 años después el<br />
Bulletin hispa 11 iqlle J. sino tambiéu de reeibir libros y otras publicaciones<br />
(7). Se puede su poner entomes, que desde 1900 Rodó, muy<br />
interesado (-n haeer eonoeer A ,'iel eu toda América y en España, homenajeó<br />
cou un libro a la Sociedad de Correspondencia hispánica.<br />
i Fue eutouces que Georges ('irot leyó el libro '? No lo podemos afirmar,<br />
pues no se eneontró la primera e<strong>dic</strong>ión de Aricl eu los archivos<br />
('irot de la Biblioteea <strong>del</strong> Instituto de Estudios ibérieos e hiberoame<br />
Ticemos de Ja Universidad de Bordeaux. No figura tampoco en la lista<br />
de obras reeibidas y publicadas por el Bltllctin hispanique en 1900<br />
1901. Pero seguramente Geoq,l'es ('irot leyó ,Ariel eu ese momento o<br />
más tarde, pues él mismo nos lo <strong>dic</strong>e en un informe publicado en<br />
1940 donde, después de habel' recordado precisamente que el nombre<br />
de Rodó füntra en la lista de lniembros de la ,Sociedad de Correspondeneia<br />
i¡ispú 11 iCI( publicada en 1809, él escribía:<br />
Rodó. .. OC:llpa 1ill gran lugar eu la historia de la ideolo<br />
~da sudamericaua... Yo había leído dos de los tres volú<br />
;'nenes ele La vida ¡lIIe/'u: El qlte vendrá, La novela, nueva,<br />
que eonstituyeu el primero 1897); Ariel, que es el tercero<br />
(1900) ... (8).<br />
En todo caso, podemos afirmar qne a más tardar eu 1908. Ariel<br />
era eouocido por los hispanistas frauceses y su autor era considerado<br />
por ellos eomo UIlO ele los representautes mús eminentes de la<br />
literatura americana. La prm·ba, la tenemos en una carta que pudimos<br />
leer en el Al'ehiyo Hoel6, f('ehaela el 19 de mayo de 1908,<br />
<strong>del</strong> profesor Martinellehe d" la Sorboua, en la que atestigua que<br />
había tenido el libro eu sns mauos. Esta carta muestra también<br />
que en la Faeultacl ele Letras ele Boreleaux y muy particularmente<br />
en el B u!lelin llÍspu iI iq ue de Georges Cirot estabau rea1meute dispuestos<br />
a publiear una cróniea sübre el maestro uruguayo. El autor de<br />
esta carta es ('hades Leseas, en ese entonces joveu estudiante atraído<br />
(7)<br />
(8)<br />
CL Bulletin hispanique, t. 1, 1899, p. VII: "La Sociedad no exige cuota<br />
alguna a los Señores Correspondientes. No les pide sino que sean<br />
sus colahoradores. Acageré con placer cuantos datos se le comuniquen<br />
relativo;> a descubrimientcs y trabajos de todas clases, concernientes<br />
a iR arqueología. la h!stCl'ia. y el arte de Portugal y de los paÍSes<br />
cl8 lengua española o portuguesa. Estas comunicaciones se insertanin<br />
regularmente en el Dületín hispánico. La sociedad estimará espedalultnte<br />
que los Señeres correspondientes le indiquen todas las<br />
Sucied8des, Academias arqueológicas, literarias, artísticas, Revisms y<br />
puhlicadones que conozcan y que le envíen libros, mapas, fotografías,<br />
el, bujos, calcos de ]úpielas y monedas, recortes de perió<strong>dic</strong>os<br />
can SU$ obsprvacione3 soJoIE' el particular que contengan, y en fin<br />
cuanto pueda contribuir al más completo éxito de sus estudios".<br />
eL Georges Cirot. en "Compt,3 renclu" <strong>del</strong> estudio de G. Zaldumbide,<br />
)Iontaivo ~. Hodó, Bulletin hisl.anique, t. XLII, 403, p. 263-265.<br />
-11
por la literatura (escribía cüPlltos) y la nltwa literaria quien, en<br />
ocasión de un viaje por el Río de la Plata, pudo encontrar a Rodó<br />
en Montevideo, a quien sns padrcs conoeían (!)).<br />
Algún tiempo después elc su retorno a París, Charles Lescas dirigió<br />
una misiva al domicilio <strong>del</strong> maestro Ul'l¡g:uayo: Cerrito 102 A.<br />
Esta carta está afectada con el XC! 278;,)1 en el Archivo Rodó. Fue<br />
expedida por el vapor Avon, vía Lisboa y franqueada con la efigie<br />
de la Sembradora -tiempo feliz!- a 25 céntimos de franco francés.<br />
Esta carta tiene para nosotros Ull gran interés -interés ele orden<br />
afectivo entre otros, ya que ella trata elel B ulle/in hispanique-. Es<br />
por eso que nosotros publicamos este inédito. He aquí el texto:<br />
Distinguido señor ~-<br />
mn igo,<br />
Hace mucho tiempo (lue hubiera debido escribirle y casi tengo<br />
vergüenza de hacerlo tan tarde. Sin embargo espero que<br />
Ud. me disculpará pore¡ ue ya debe suponer cómo tiéue su<br />
tiempo tomado un P¡:risién que ha estado lejos de su ciudad<br />
durante cuatro meses. A mi lleg'ada me encoutré muy atrasado<br />
para mis estudios, ~- tuve ~Iue reUlperar el tiemlJo perdido.<br />
En fin, ahora empiezo a poder llevar una vida normal<br />
y aprovecho para es...ribirle en seguida, para decirle qué grato<br />
recuerdo conservo df' los ratos que pasé en sn compañía,<br />
y también para anuncial"1e algunas uoticias que le podrán<br />
interesar.<br />
He visto varias veces al scüor l\Iartinenche. Con él conversamos<br />
<strong>del</strong> movimiento literario en la Amériea Latina y por<br />
consiguiente de r d. que todos los ,. Hispanistas" consideran<br />
aquí como uno de los prineipales representantes de ese movimiento.<br />
El seüor l\Iartinenehc piensa escribir durante las vacaciones<br />
unos cuantos artículos aecrca de los escritores <strong>Uruguay</strong>os y<br />
Argentinos. lVle dijo que no tiene: Ariel.: él lo ha leído<br />
porque alguien se lo prestó, pero creo qne quisiera leerlo<br />
de nuevo y que estaría muy eontento si Ud. le mandase un<br />
ejemplar de ]a edieión nueva.<br />
Con este propósito le aconsejo de dirigirle los libros a sn domicilio:<br />
6 TIue Léon Cogniet y no a la Sorbona; el libro que<br />
Ud. le mandó mientras mi estac1ía en Montevideo no le llegó;<br />
me encargó de decirle que si lo hubiese recibido ya tendría<br />
Ud. una contestación agrac1eeiéndo]e por su envío.<br />
Ahora, otra noticia: llace mws cuantos días estaba vo almorzando<br />
con un profesor de la Faeultacl de Letras de' Burdeos,<br />
y le hablaba de mi viaje y naturalmente de Ud. "Lo que me<br />
<strong>dic</strong>e Ud. es lllUy interesante, me dijo él ; Ud. debiera de escribir<br />
algo. un retrato <strong>del</strong> Seiior Hadó, por ejelnplo, una<br />
especie de entrevista con él, en la cual Ud. daría sus ideas<br />
(9) El nmílb!'e Lesca o Lesca;; es un nombre meridional francés. Una<br />
fami!ifl. Lesca contribuyó al desarrollo de los "saladeros" uruguayos<br />
en la ~egunda mitad <strong>del</strong> Siglo XIX. Sobre la contribución francesa<br />
a la formación sociológica <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong> ver Jacques Duprey. Via,ie<br />
a los orígenes t"rancpses <strong>del</strong> Fl'ugllay. Montevideo, 1952.<br />
12
sobre la literatura americana en o'eneral y donde r d. hablaría<br />
de la suya en particular". T~ngo m{ amigc, siguió, que<br />
estaría muy contento de tener un artículo de ese género para<br />
publicarlo en el: "Bnlletin hispaniqlle" de Burdeos que él<br />
dirige. Hablaba <strong>del</strong> Señor Cirot, l)1'ofesor de literatura española<br />
en la Facultad de Burdeos. Yo le contesté <strong>dic</strong>iéndole<br />
que la idea me gustaba mucho, que trataría de escribir algo<br />
que fuese digno <strong>del</strong> asunto y que por eso antes quería escribirle<br />
a TId. a fin de que me pudiera ayudar por una carta<br />
si es posible y también leer"Ariel" que igualmente gle podría<br />
inspirar algunas ideas para semejante artículo.<br />
He aquí todas las noticias que le pueden interesar. Yo llevo<br />
en París una vida muy agitada y muy ocupada. Voy a dar<br />
mi examen el mes que viene; se puede decir casi que estoy<br />
en los últimos días de preparación y no me queda mucho<br />
tiempo para escribir cuentos como yo lo quisiera. Sin embargo<br />
no me faltan proyectos y puesto que Ud. fue bastante<br />
bueno para decirme en el momento de la despedida que le<br />
comunique mis "impresiones literarias", me propongo escribirle<br />
con respecto a este asunto 1)01' un próximo correo. Por<br />
este mismo correo le envío dos cuentos Clue escribí hace mucho<br />
tiempo: tengo otros que tal vez no serán mejores que<br />
estos dos, pero que me gustan más. Desgraciadamente no poseo<br />
más que los manuscritos, pero pienso hacerlos copiar con<br />
la máquina y entonces se los enviaré.<br />
No desespero de verle a r d. por ésta, algún día. En todo caso,<br />
aguardo su contestación con impaciencia y también ArieL ..<br />
Espero que U d. esté bien y su familia igualmente. Rinda mis<br />
homenajes a su señora madre y a su señorita hermana y clisponga<br />
de su amigo sincero y respetuoso,<br />
Charles Lescas<br />
Viernes 19 de :ilIayo OS<br />
JYIis padres me encargan de darle sus recuerdos (10) .<br />
Después de leer esta carta, uno puede preguntarse en qué momento<br />
Ariel fue traducido al francés. Parece ser que hubo que esperar<br />
bastante tiempo a pesar <strong>del</strong> interés que los hispanistas franceses<br />
de antes de 1910 tenían 1)01' Ariel y su autor -al menos a partir<br />
de 1908. como lo prueba la carta reproducida arriba. ...~ partir de<br />
1!)0!). tal como lo atestigua la correspondencia consel"'v-ada en el Archiyo<br />
Rodó de la Biblioteca Nacional de :illonteyideo, el uruguayo<br />
Hngo D. Barbagelata emprendió una seria negociación con la casa<br />
Ollendorff. 50. Chanssée d' Antill. Paris. IXe. en Tistas de obtener<br />
que se editase' al maestro de su l;aís. L~s neg'ociaciones, ya sea indirectas,<br />
o directas, entre el escritor y la casa l)arisina no tlwieron<br />
nunca resultado. a pesar de que ellas parecen haber durado desde<br />
(lO! ."rclliyo Rodó, B. No l\IonteYideo, n Secc. Corresp. Serie: n. Un: 27.<br />
13
1909 hasta 1914(11). Se puede pensar que el interés <strong>del</strong> editor fr~1llcés<br />
fue estimulado por la I)l'esencia en París de lo que se conymo<br />
en llamar "el grupo de 1910-] 914", es decir, la nueva constelación<br />
de jóvenes escritores hispano-americanos que se instalaron en París<br />
en los años que precedieron inmediatamente a la 1? Guerra Mundial:<br />
los peruanos Francisco y Ventura García Calderón (12), Francisco<br />
Contreras(13), el boliviano AIcides Arguedas (14), el venezolano<br />
Rufino Blanco Fombona(15), el argentino Leopoldo Lugones(16 ,<br />
etc. Si el escritor mismo se puso en contacto directo por carta con<br />
el editor Ollelldorff(17), otros y principalmente Hugo D. Barbagelata,<br />
mediaron por él ante el editor parisino(1S). Pero la casa Ollen-<br />
(11~ Hodó f·scribió a la llbre"ír, Ollendorí'f el 14 de agosto de 1909 Cf.<br />
ArchiVe' Rodó, 13. N. Montevideo, carta de Lucas Tomás Gibbes. rlirf'dor<br />
llterario y financi"?l'o de la sección de Lengua española eie la<br />
casa edilora, a Rodó, de fecha 23 de setimbre de 1909: "Muy distinguido<br />
sfOñor mío: Tuve (,; gusto de recibir su carta <strong>del</strong> 14 <strong>del</strong> pasa,lo<br />
m(,3 y me apresuro a confirmarle que esta casa se ocupara con<br />
SUi'JO t:rado de la publicftción de su obra (siguen las explicaciones<br />
de pl'eeicé: y honorarios) ... Tirada inicial 3.000 ejemplares no 5.000<br />
CO~i~O l'."ted desea, porquI' conservamos los moldes<br />
cuales nos permiten nuevas reimpresiones si fuese<br />
de fun<strong>dic</strong>ión<br />
necesario.<br />
los<br />
"Por lo que respecta :l la seriedad de esta casa, puede Ud. tomar<br />
informes en la casa de les señores 13arreiro y Ramos nuestros amigos<br />
y representantes en ésa.<br />
"Ahora bien, esperamos que en lo sucesivo seremos sus editores<br />
exclusivos pues esta casa tiene interés especial en favorecer los escritores<br />
sud-americanos que como Ud. honran las letras castellanas.<br />
"Esperamos pues su contestación para emprender enseguida esa redacci6n.<br />
Le remitimos por correo una obra que servirá de tipo como<br />
form a· y presentación".<br />
Es probable que la carta de Rodó esté en los A.rchivos de la casa<br />
OllendorfL que hoy los posee la casa Albín lVIichel.<br />
Veremos enseguida que en 1914 la casa Ollendorff hacía todavía<br />
proposiciones a Rodó.<br />
(12) De París escribían a Rodó. Cf. Archivo Rodó, B. N. Montevideo.<br />
De Francisco García Calderón quien tenía un cargo en la Legación<br />
de Perú en Francia: cartas <strong>del</strong> 12 de febrero 1910; 15 de noviembre<br />
1910; 6 setiembre 1911; 12 octubre 1911; 20 noviembre 1911; 30 noviembre<br />
1911; 12 <strong>dic</strong>iembre 1911; 22 mayo 1912; 19 junio 1912. Se<br />
sabe que en Paris Francisco García Calderón lanzó la Relista de<br />
,-\mérica. No parece que Ventura García Calderón hava escrito tanto<br />
a Rodó. Nosotros no hemos encontrado nada más 'que dos cartas<br />
dirigidas a él desde París: 27 de <strong>dic</strong>iembre 1916 y 31 de <strong>dic</strong>iembre<br />
1916.<br />
(13) Francisco Contreras publicaba Crónicas en el :Uercnre de France,<br />
revista que deba un lugar importante a las cartas hispano-americanas<br />
(cL tesis de Liliana Samurovic, "Cartas hispano-americanas al<br />
lVIercure de France" (1897-1915). En una carta <strong>del</strong> 10 de ahrl de<br />
1902 promete a Rodó consagrar una crónica al :)lirador de Próspero<br />
que él acaba de recibir (cf. Archivo Rodó, Ser: 11. Un. 18).<br />
(14) Aleides Arguedas fue destacado en París como segundo secretario<br />
de la Legación boliviana para Francia e Inglaterra en la primavera<br />
de 1910. CL Archivo Rodó, B. N. Montevideo: carta de La Paz, 9<br />
de abril de 1910.<br />
(15) Cartas a Rodó de París <strong>del</strong> 3 de setiembre de 1912:<br />
1913, 18 de marzo de 1913; 10 de julio de 1913. .<br />
17 de enero de<br />
(16) Carta de Lugones a Rodó "", París con encabezamiento de la Revista<br />
sud-americana <strong>del</strong> 29 de enero de 1914.<br />
(17) Vide supra, p. 17, n. 11.<br />
(18) El inte"'¿s de la casa Oilendorff por la joven generación de escrico<br />
¡'es hispano-americanos Y de algunos españoles era grande y algu-<br />
14 -
dorff, temiendo que el interés por Aricl a menudo reeditado que databa<br />
de 1908, se agotase, se interesó sebre todo en la nueva obra de<br />
Rodó: JIotivos de Proteo (1909). Parece ser que la casa Ollendorff<br />
no pensó en una ree<strong>dic</strong>ión de Ariel, saho en el seno de las Obras<br />
Completas (19). Se trataba de una e<strong>dic</strong>ión en lengua española y no<br />
de una traducción publicada 1)01' la casa Ollenc1orff para uso <strong>del</strong><br />
público francés. La especialidad ele esta casa era, por otra parte,<br />
hacer a la inversa, es decir, publicar en español eDras traducidas <strong>del</strong><br />
francés (20). Según los informes de los cuales nosotros disponemos,<br />
fue principalmente el escritor ,Tules Supervielle quien se ocupó de<br />
obtener U11a traducción de Ariel. El mismo, en la revista La poetique<br />
-ele agosto/setiembre 1909- había publicado La parábola <strong>del</strong> ni110,<br />
traducción <strong>del</strong> OCtilVO capítulo ele Motivos de Proteo. Le pidió a Hé<br />
1"811e que tradujera el conjunto de esta obra (21). Pero Hérelle le<br />
nos incitaron a Rodó a dirigirse a ella. De Méjico. el 2 de febrero<br />
de 1910, Pedro Henríquez Ureña le sugería una e<strong>dic</strong>ión con el editor<br />
parisinc (cf. Archivo Rodó, B. N. 1\Iontevideo Ser: n. Un: 34).<br />
Pero de París fUe de donde llegaron las exhortaciones más numerosas<br />
y más vehementes Cf. carta de Pompeyo Gener a RoCió, de<br />
fecha 6 de setiembre de 1909: "He hablado de Ud. como Ud. se merece<br />
al secretario general de <strong>dic</strong>ha casa (Ollendorff) que ahora edita<br />
obras en Español, y después de las gestiones necesarias ha quedado<br />
convenido que queda Ud. admitido como autor de la casa: de<br />
modo que toda obra que Ud. les remita será impresa y editada por<br />
la sodedad, y extendida por toda la Península ibérica y por todas<br />
las naciones de la América Latina (siguen las con<strong>dic</strong>iones de la renumeración<br />
ofrecidas al autorí. Lo he propuesto por lo mucho que<br />
me ha gustado Su libro de Ud. (se trata de )Iotivos de Prote... ) Y<br />
creyendo qUé- así será Ud. más leído que editado en Montevideo"<br />
(Archivo Rodó, B. N. Montevideo, Ser: n. Un: 9 (32).<br />
Por otra parte san numerosas las cartas de Hugo D. Barbagelata<br />
con moti.vo de las negociaciones que él realizó con la casa Ollr-ndorff<br />
en 1909: 2 de agosto de 1909 (de Florencia): 12 de octuhre de<br />
1909 (de París); 19 de noviembre de 1909 (París); 13 de <strong>dic</strong>iembre<br />
de 1909, dirigida a Hugo D. Barbagelata, estimaba que no podía<br />
aceptar las "con<strong>dic</strong>iones leónicas" de la casa parísina (cL Epistolario<br />
recogido por Hugo D. Barbagelata, París. 1921).<br />
(9) El Archivo Rodó de la Biblioteca Nacional de Montevideo guarda<br />
una carta <strong>del</strong> 11 de mayo de 1914 con encabezamiento de la "Librería<br />
Ollendoríf" que tiene mucho int"rés. pues muestra que en<br />
esta fecha -contrariamentE: a lo qUe podría pensarse chdo el fracaso<br />
de las negociaciones <strong>del</strong> otoño de 1909- las relaciones entre<br />
esta casa Y Rodó no estaban rotas. La carta revela también el<br />
"valor comercíal" <strong>del</strong> escritor uruguayo en 1914. Creemos que será<br />
útil reproducirla:<br />
"París, 11 de mayo de 1914. José Emique Rodó. Dispuestos a<br />
hacer una nuen. e<strong>dic</strong>ión de todas sus obras. Derechos de autor:<br />
10 % por ejemplar vendido durante toda su vida y cincuenta años<br />
después de su muerte a sus herederos. Liquidación semestral. Dividir<br />
"El l\Iirador ele Próspero" en dos volúmenes porque la edi_<br />
ción no tiene elr"gancia. También editaría cualquiera de sus obras<br />
aisladamente, E·xcepciól1 hecha de "Ariel" por haber sido editado<br />
muchas veces. Sin embargo ,este libro se incluiría en las obras<br />
completas".<br />
(20) Cf. Jean-Francois Botrel, op. cit.<br />
(211 CL carta de hIles SupervieHe a Rodó de fecha 22 de agosto de<br />
1909: Querido maestro y amigo. Acabo je publicar en "La Poética"<br />
una traducción de uno de los pasajes de su admirable "Mot i .<br />
vos de Proteo". Experimenté un inmenso placer en escribir esta<br />
pequeña traducdón, y sólo este placer puecle excusar mi a udaría<br />
de realizar esta tarea tan audaz.<br />
- 15
espondió, que habiendo estado muy enfermo, no podía emprender<br />
tal trabajo. .Jules Superviellc: buscó entonces otro traductor digno<br />
de Rodó. He aquí la carta <strong>del</strong> 8 de octubre de 1909 donde el escritor<br />
franco-uruguayo, hablando de su admiración por el maestro de<br />
Montevideo, exponía sus gestiones:<br />
Querido señor.<br />
amigo:<br />
8 de octubre, 1909.<br />
Acabo de recibir vuestra bondadosa carta y me apuro a contestarle<br />
acerca de la traducción de su "lVlotivos de Proteo".<br />
Hérelle quien no había aún recibido vuestro libro, anum'iado<br />
por mí en una carta, me respondió, que habiendo estado lllUY<br />
enfermo, no podía emprender un nuevo trabajo de traduceiÓn.<br />
No obstante yo le envié vuestro voll1lnen para que tomara conoeimiento<br />
ele él pues yo tenía gran interés en que él lo leyese.<br />
Es un placer tan grande el de hacer conocer una obra eomo<br />
la vuestra, bella, fuerte, generosa! Se ha <strong>dic</strong>ho que ;'nada<br />
nos dú mús placer que haeer el bien". Yo creo que se podía<br />
decir que nada nos da mús placer que hacer conocer un hermoso<br />
libro y esto se aplica tanto mús al vuestro que, al mismo<br />
tiempo que una magnífica obra de arte es también una<br />
buena aeeión.<br />
Como el estado de salud de Hérelle no le permite tradueir<br />
vuestros ;; lVlotivos" voy a dirigirme a otro escritor mncho<br />
menos conocido que Hérelle, es verdad, pero muy artista y<br />
que eonoce muy bien el español. Será un placer para mí tenerlo<br />
al corriente de mis g'estiones.<br />
Sin otro particular, me despido, haeiéndole llegar a 1Jd., querido<br />
seiíor y amigo, mi afectuosa admiración<br />
Vuestro afeetísimo servidor<br />
Julcs 8upcrvielle<br />
Como bien se ve en esta earta, J ules Supervielle no pensaba aún<br />
en una tradueeión ele A.Fiel. Toda su ateneión estaba concentrada en<br />
16 -<br />
lIlé enteré hace pocos dias, que Hérelle, el traductor de Annunzio<br />
de quien me había <strong>dic</strong>ho (lUe estaba muerto. está en perfecto<br />
estado de salud en Bayona, ~n los Pirineos. Yo voy a es{:ribirle<br />
para pedirle que traduzca vuestro libro que yo le enviaré.<br />
Si Ud. lo permite, publicaré también uno o dos fragmentos de<br />
"Proteo" en "La Poética" donde también debo haeer anarecer una<br />
traducción <strong>del</strong> "Oracao ao paó" de Guerra Junqueiro;'. (Archivo<br />
Rodó, B. N. Montevideo, Ser: n. Un: 9/31) (El texto de esta<br />
cana ha sido publicado por Roberto Ibáñez en ":!"uentes", Organo<br />
<strong>del</strong> Instituto Nacional d', Investigaciones y Archivos Litemrios,<br />
N9 1, Mont,wideo, 1961).<br />
PareCe (!ue el proyecto de traducción al francés de }Iotivos de<br />
Proteo -comunicado por Rodó- despertó interés en América <strong>del</strong><br />
Sur. En una carta escrita en Santiago de Chile, el 25 de setiembre<br />
de 1909. Emilio Vaisse felicita a Rodó por la versión que está haciendo<br />
Hérel1e (sic) y le pregunta si pueda dar la noticia (Archivo<br />
Rodó, Ser. n. Ur¡: 81). La Nación de Buenos Aires anunció el<br />
proyeci.o de traducción a sus lectores (cr. C8rtll de José Maria Serrano,<br />
quien escribió desdE- Madrid, <strong>dic</strong>iendo que había leido esta<br />
noticia en el diario argentino. Archivo Rodó, Ser: n. Un: 101).
la obra que acababa de publicarse: Jlotivos ele Proteo. Fue necesario,<br />
parecería, esperar varios años para que el "Pequeño libro<br />
azul" que tantos ecos había levantado en A.mérica Latina, fuera propuesto<br />
a la lectura de nuestros compatriotas en su propia lengua. Sin<br />
embargo ya había antecedentes; el primero, en 1912, dos años antes<br />
que el mismo fenómeno se produjera en San José de Costa Rica (22),<br />
la publicación en lengua española se produjo en París en una revista<br />
titulada A.riel, dirigida por Alejandro Sux y se definía como "revista<br />
de arte libre". En 1918, Francis de :riIiomandre, traductor de<br />
talento, publicaba en la capital francesa, Páginas escogidas <strong>del</strong> escritor<br />
uruguayo (d. Rodríguez lVlonegal, op., cit., p. 1;326). Un fragmente-<br />
<strong>del</strong> Ariel de Rodó, traducido al francés 1)01' .J. F. J uge, ya<br />
había aparecido en el Boletín ele la Biblioteca americana, París, noviembre<br />
de 1913, cuando el 20 de junio de 1914 Jules Supervielle<br />
anunció a Rodó la próxima publicación de una traducción completa<br />
de A.riel, editada bajo los l\.uspicios de la "A.grupación de Universidades<br />
y Escuelas Superiores Francesas". Supervielle se excusaba de]<br />
retraso de esta publicación debido a la enfermedad <strong>del</strong> traductor. La<br />
"Agrupación" que durante largos años jugó un rol extremadamente<br />
importante para tejer los lazos entre la Universidad Francesa y América<br />
Latina, comenzó de cierta forma a realizar el trabajo de propaganda<br />
"latina" que había efectuado para los estudiantes de Méjico<br />
la "Escuela Nacional Preparatoria en 1908"(23). La traducción<br />
hecha bajo los auspicios de la "Agrupación" no es mencionada por<br />
Emir Rodríguez lVlonegal en su lista de traducciones francesas de<br />
Rodó (24), pero parecería qne no se puede dudar de su existencia<br />
si nos atenemos a los términos de la carta de Jules Supervielle(25).<br />
Es probable que el traductor fuera J. F. Juge, porque una carta de<br />
Hugo D. Barbagelata fechada el 19 ele julio de 1914, escrita no ya<br />
en París, sino en lVlontevideo, donde el joven estudiante IUl;..bía vuelto<br />
por algunos meses, nos incita a ello.<br />
Hugo D. Barbagelata, al mismo tiempo que retrasmite a Rodó<br />
los saludos que le han enviado por carta Alcides l\.rguedes y Francisco<br />
García Calderón, expresa su alegría al enterarse que en un<br />
diario se hacía referencia a la traducción de Ariel hecha por J uge (26) .<br />
Si no se tratara de la traducción <strong>del</strong> fragmento de An:el aparecida<br />
en noviembre de 1913. -la fecha en la cual escribe HuQ.'o D. Barbagelata<br />
nos hace duda~'- aparentemente se trata de Ul~á traducción<br />
g'lobal <strong>del</strong> libro. Pero ..:-iriel no fue solamente traducido en Francia<br />
~n 1914. En París, en este mismo año, un editor que no era üllendorff<br />
se preparaba a publicar el texto español junto con los ensayos<br />
(22) En junio de 1914, Rodó escribió un prólogo titulado "El nuevo Ariel"<br />
para la Revista Ariel de San José. eL Obras completas, Ed. Aguilar,<br />
p. 1597.<br />
(23) Porfirio Parra, director de "La Escuela 1\ol'lual Preparatoria" de<br />
l\Iéjico, hizo imprimir Ariel y organizó su difusión pedagógica. CL<br />
Archiyo Rodó, Cartas <strong>del</strong> 29 de setiembre de 1908 y 13 de enero de<br />
1909.<br />
(24) Ob, Cit.. ]J. 1525.<br />
(25) CL ArchiYo Rodó. D. l\. Montevideo, Ser: n. Un: 43. En la misma<br />
carta Jules Supervieile anuncia también como próxima la publicación¡](c'<br />
la traducción de Motivos de Proteo.<br />
(26) Archivo Rodó, B. 1\. Montevideo.<br />
-17
de Rodó sobre J!ol/talco, Bolívar. Rubcl/ Daría U Liberalismo y Jacoliismo,<br />
bajo el título de Cinco el/sayos: era la Yieja casa Garniel'<br />
Hnos. quicn se había interesado en el mercado de la lengua españ.ola<br />
antes que Ollendorff.<br />
En efecto. el Archiyo Rodó de la Biblioteca Nacional de lVlonte<br />
Yideo, conserya una carta de "Garniel' Hnos." <strong>del</strong> 12 de julio de<br />
1914, en la cual, desde París, pide Rodó los nombres y las direcciones<br />
de sus amigos para enYiar1es su obra Cinco ensayos que estaba<br />
a punto de ser publicada(27). Es eYidente que a partir de agosto de<br />
1914, el sentimiento de latinidad expresado en Ariel, tomó en Francia,<br />
en el contcxto de la guerra franco-alemana, un sentido de Yiya<br />
actualidad. Ya en 1909, cuando Anatole France pasó por l\Ionteyideo,<br />
Rodó había expresado la idea que Francia era la suprema flor<br />
de la "ciYilización latina", generosa y consagrada al ideal, opuesta<br />
a la fuerza brutal y a la mentalidad utilitarista:<br />
Vemos en ella la suprema florescencia de esta alma latina que<br />
yela, los siglos, sobre el mundo, para mantener, sobre los desbordes<br />
de la fuerza y sobre los incentiyes de la utilidad. la<br />
enseña au¡:wsta <strong>del</strong> i~leal desinteresado.. . .<br />
(Discurso ~pronunciado durante el banquete ofrecido a .8..11atole<br />
France, el 16 de julio de 1909. ef. ed. Aguilar, p. 579).<br />
Rodó, según se sabe, fue lógico consigo mismo. En nombre <strong>del</strong><br />
principio c1eJatinic1ad, desd" que estalló la guerra, Rodó como Rubén<br />
Darío y otros modernistas tomó posición inequÍyoea, por medio<br />
de algunos famosos artíeulos(28) que si bien en lVIontevideo fueron<br />
aceptados en Buenes Aires l)['ovocaron yiyas polémicas (29). Sin re-<br />
18 -<br />
(27) Esta e<strong>dic</strong>ión no fue señalada por Emir Rodríguez l\Ior:egal en su<br />
"BibliografiH crítica", en Obras completas, Ed. Aguilar, p. 1503.<br />
Por el contrario, es mencionada la e<strong>dic</strong>ión de Cinco ensaJ-'os que<br />
apareció en Madrid en 1915 y donde Rufino Blanco Fombona anunció<br />
la salida de Rodó en una carta escrita en l\ladrid el 26 de setiembre<br />
de 1915 (Archivo Rodó) B. N. ,Montevideo, Ser: n. Un: 9j<br />
10). No pudimos verificar si la e<strong>dic</strong>ión Garniel' Hnos. apareció efectivamente<br />
en París.<br />
(28) El 3 de setiembre ele 1914, en La Razón, él publicaba su manifiesto<br />
¡'La causa de Francia es la causa de la Humanidad", que afirmaba<br />
la solidaridad de América Latina con Francia ("la gran nación de<br />
su raza y de su espiritu"). CL ed. Aguilar, p.•220.<br />
(29) Mientras recibía varias cartas de felicitaciones de uruguayos de origen<br />
francés (entre ellos el presidente <strong>del</strong> "Club francés" de Montevideo)<br />
un tal José María López le hizo llegar desde Buenos Aires,<br />
con fecha 4 de octubre de 1914, una'carta extremadamente irritada<br />
que demolía la mitologia latina de Rodó.<br />
El autor ironiza sobre el sentimiento de solidaridad de "la raza"<br />
de la cuai Rodó habla en Su articu'o de "La Razón" señalando que<br />
70.000 hindúes acaba:: de llegar al 'lcontinente" para luchar por lo<br />
que Rodó bautiza con el nombre de "causa de la Humanidad". Los<br />
latino-amHicanos obedeciendo a los sentimiento de sangre Y de raza<br />
invocados por Rodó. no deberían contribuir para aprovisionarles: "Espero<br />
tome esa inici9.tiva que de seguro contará con la adhesión<br />
de toda ia prensa cosaca <strong>del</strong> Rio de ia Piata", "¡asi contribuimos<br />
a la causa de Frallcia que según Rodó y los pardos bazanes<br />
<strong>del</strong> Río de la Piata, es la causa de la Humanidad?" "El otro día<br />
cuando saboreaba su artículo en La Razón que Ud. nos <strong>dic</strong>e que<br />
nosotros ios iatino-americanos debemos estar con Rusia 00 de Ru-
ticencia, Rodó patrociuó organizaciones y manifestaciones francófilas<br />
en Monteyideo (sobre este tema el ~'i.rchiyo Rodó posee' varios<br />
documentos). Xos parece significativo que en ese entonces él haya<br />
elegido firmar con el seudónjmo de ~'i.riel los comentarios que publicó<br />
sobre el confiicto franco-alemán en el diario El Telégrafo (Crónica<br />
titulada La guerra el la ligera). Yolyiellclo por esta firma a su<br />
mito de 1900, dejaba entrever que, según él, sobre suelo europeo se<br />
renovaba bajo otra forma y en otras con<strong>dic</strong>iones, el conflicto entre<br />
"Ariel" y :, Calibán" que él había evocado para América. Es por<br />
esto, que cuanclo el autor de' Ariel decidió partir para Europa (dejó<br />
Montevideo el 14 de julio de 1916), que, intelectuales franceses,<br />
y particularmente la Universidad se prepararon para rendirle un<br />
majestuoso- homenaje a un escritor a quien la Sociedad académica de<br />
Historia de París había hecho miembro activo v rendido honor con<br />
una medalla de plata, con 1m diploma y una insignia a partir elel<br />
28 de <strong>dic</strong>iembre de 1910 (:30). El 8 de agosto de 1916, Juan Carlos<br />
Blanco escribía a Rodó de París, para decirle que en Europa él recibiría<br />
homenajes semejante., a los que le habían he 10 incitaba a vencer su modestia frente<br />
a sus amigos yana rehusar las pruebas de amistad que los franceses<br />
sia lo pongo yo), Inglaterra y Francia no puede Ud. imaginarse lo<br />
que mi espíritu me decía al llegar a estas frases: que la alianza
se complacían en otorgar a quienes quieren a Francia y tienen confianza<br />
en eUa(32). Sin embargo, parece que todo el mundo ignoró<br />
su estadía de cinco días en lVIarsella (hacia mediados de a!!'Osto) en<br />
ocasión <strong>del</strong> viaje que hizo d escritor ele Barcelona a Géno'~t (el¿nde<br />
llegó el 17 de agosto). Su di
serie de artículos para preparar a la opllllon públiea, la sociedad de<br />
Gente de Letras esperaba su llegada para dar una recepción en su ho<br />
Jl(1I', ~. la FniYersidad ele París, la ilustre Sorbona, se preparaba para<br />
acoger eon todos los honores" al más eminente eiudadano <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong>".<br />
Para conocer la fecha de llegada de Rodó, el profesor i\Iartinenehe<br />
Yisitó el Consulado <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong>, pero decididamente, Rodó pareleÍa<br />
huir <strong>del</strong> "ruido ele los hombres" (39) El 27 de dieiembre, feeha<br />
en la eual el uruguayo se encontraba en Roma, era el peruano Ventura<br />
GareÍa Calderón quien a su yez escribía de París. declarando<br />
que lo esperaba y que ignoraba la fecha de su llegada, al 'mismo tiempo<br />
que pedía al hombre de letras más representatiyo de América a<br />
que eOll('llJTiera a la inauguración de una colección de escritores amerieanos<br />
lanzada por la casa Maueci de Barcelona. Le informaba también<br />
qlle la Fniyersidad de París lo había encargado de hacer una<br />
antolo!!Ía de los mús gTandes eseritores amerieanos. y a estos efectos.<br />
le l'og'aba a Rodó' que 1i1Ja yez llegado a París ie in<strong>dic</strong>ara sus<br />
prefen'llI'ias en lo coneerniente a sus propias obras. (40) Tres días<br />
más tarde. el :31 de <strong>dic</strong>iembre de 1916. el mismo Ventura García Calderón.<br />
en eolaboraeiém con Gastón Piearc1. solieitaban nueyamente<br />
a Hodó qlll' aceptara responder a un euestionario destinado a preparar<br />
una .. encuesta mundial sobre las personalidades literarias mús<br />
conocidas". (41)<br />
Habiendo llegado Hadó enfermo de Palermo el 3 de abril ele 1917<br />
v habiéndose instalado en el Hotel de Las Palmas. el editor Bernal'll<br />
(+rasset le escribió desde París. En su carta le peClía al pensador latino<br />
que escribiera un libro en el cual se exaltara el prestigio de Francia.<br />
La circunstancia vivida -decía- haeía de su país un punto de<br />
mira ideal y sentimental para otros lmeblos, Y,había llegaelo el momento<br />
ele que un extranjero amigo y eonoeedor ele los yalores franeeses,<br />
los expresase. Gareía Calderón -agregaba- que ya había enterado<br />
al editor parisino ele su llegada, y que ¡éste le reclía lo informase<br />
sobI'(' la feeha ele su arribo. (42) El 22 de abril, lUlO ele los últimos<br />
c1ías c'n c¡ne Rodó, minaelo caela yez más por su mal, salió ele su hotel<br />
l1e Palermo para elar un paseo, Huge Del PriOl'e le escribía ele nuevo,<br />
llieiénc10le que tenía esperanzas qne el maestro terminara los preparativos<br />
para realizar su tan esperaélo viaje a París. Los meses ele mayo<br />
y junio -explieaba Del Priore- son los más fayorables, pues es en<br />
este mOlllento que se elan los últimos eursos ulliversitarios. Siempre<br />
seguían pensanllG lle llevar a Rolló a la Sorbona, donele le habían<br />
preparado mIo lle los prineipales homenajes. Hugo !2,el Priore cleseaba<br />
lambi,én editar él mismo, nn pequeiío libro, eon trozos elegidos<br />
de JIol ii'o.~ ele Proteo traelueielos al franeés: el tiraje podía ser de<br />
('ienlo eilleuenta a eloseientos ejemplares. (43)<br />
h:lcía para promover el ideal de la solidaridad latina (Archivo Rodó;<br />
Ser: 11. Un: 13S).<br />
(39) Archivo Rodó, carta de Hugo <strong>del</strong> Priore, Ser: 11. Un: 6-60.<br />
(40) Archivo Rodó, carta de Ventura Ga~'cia Calderón, 27 de <strong>dic</strong>iembre<br />
de 1916; Ser: ¿ Un: G 69.<br />
(411 Op. ci t.<br />
(42) Op. cit.. Ser: ¿ Un: G. 88. Esta e<strong>dic</strong>ión-traducción de Hugo <strong>del</strong> Pr'íore<br />
apareció bajo el titulo de Quelques extraits de "Motivos de Protea".<br />
París, 1917.<br />
(43) Ibid., Ser: ¿ Un: g. 88. Esta e<strong>dic</strong>ión - traducción de Hugo Del Priore<br />
apareció con el título Quelgues extraits
En esta fedw de 22 de abril de 1917 se detiene la correspondcncia<br />
recibida por Rodó desde París y hoy día eonseryada en :Montevideo.<br />
Todos los preparatiyos parisinos para reeibir al autor de Afiel.<br />
preparatiyos que ehoeaban contra el gran silencio enig'mútico de éste,<br />
eran en Yana. La espera, que había comenzado en otoúo ya estaba por<br />
terminar. Pocos días después de éste 22 de abril en que el editor Bernard<br />
Grasset tomó la pluma para solicitarle su colaboración, el 28,<br />
Rodó c(\m'~nzó a sentirse muy mal. El 29, no pudo leyantarse de la<br />
cama. Lo llevaron en estado de coma al hospital de Palermo y murió<br />
allí el 1 9 ele mavo de 1917 a las diez de la maúana, cuando el sol<br />
iluminaba con Sl~S rayos el mar greco-latino, donde él había ubicado<br />
la fuente de la ciYilización.<br />
Sus amigos de Francia, ignorando el drama lo seguían esperanclo.<br />
Los latinoamericanos <strong>del</strong> ., Grupo de París" habían incitado durante<br />
mucho tiempo a Rodó para que viniera a Europa, a este lugar,<br />
donde ellos pensaban que el maestro uruguayo encontraría editores<br />
a su medida. Desde el ;) de enero de 1914 habiéndose hecho eeo de<br />
un rumor según el cual Rodó se preparaba a dejehazada en Amériea en función de eriterios ideológic:os,<br />
el .. proteísmo" y el ec1ectieismo <strong>del</strong> autor habiendo pel'lnitido<br />
a eada familia ele pensamiento amerieano, encontrar allí justifieaeioJles<br />
pareiales, pero sin haber satisfecho totalmente ninguna. (47)<br />
De donde se desprencle que después elel entusiasmo ele los" arielistas"<br />
de 1900 a 1920 aproximadamente, (48) sohl'eyino una teneleneia al<br />
ree!lazo, a pesar de que sllbsistieroIl algunas simpatías por eiertos aspeetos<br />
<strong>del</strong> "Hrielismo' '. (49) Los inteleetuales lllliYersitarios fran-<br />
(44)<br />
(45)<br />
(46)<br />
(47)<br />
(48)<br />
(49)<br />
22<br />
Op. cit.: carta <strong>del</strong> 5 de enero de 1914.<br />
Vide supra, p. 18, n. la.<br />
Vide supra, 11. 18, 11. 19.<br />
Carlos Real de Azúa, El problema de la valoración de Rodó, en Cuadernos<br />
ele l\Iareha, número 17, mayo 1967, Montevideo.<br />
La correspondencia con~ervada en el Archivo Rodó, demuestra entre<br />
otras cosa~, la anlPl~~.ud de .la onda "arielista" que se propagó<br />
hasta las AntIllas y l\IeJlCO, Clllle, Colombia y Ecuador.<br />
Cf. Real de Azúa, op. cit.
teses de 1917 estaban también nlUY tonditionados por los momentos<br />
que ,:ivían. AntE-s que nada, ellos querían saludar a Rodó tomo al<br />
,. amigo ele Frantia' '. a aquél que había tomado partido, de 1914 a<br />
F1l7. por su "("ausa" identificada ("on la de la "CiYilizaeión".<br />
El mensaje "latino" se había inspirado en una fuerte cOlTiente<br />
de pensamiento francés aparH·ida entre 1870 y 1914. era el eco de<br />
las ieleas de ciertos maestros -diluídas y armonizadas por un telllpennuento<br />
intelig-elltemente receptivo, dotado de la e1ási("a "moderaeión<br />
" Ul'ug"naya-; eso es lo que rc;s franceses enec,ntraban en sus<br />
púgiuas. Ellos reconoeían allí, <strong>del</strong> icadamente mezelados a Taine y<br />
Renan. GU\'Clll v 13rnnetiere, P. 13our;.ret. Fagnet Lemaitre. l\I. 13a<br />
1'1'es. León' BOl{rgeois, ete. "El batir~ d~ alc~'s d~l espíritu nuevo"<br />
<strong>del</strong> tual había hablado EUg"ene-l\Ielehior de 'Vogüé, a propósito <strong>del</strong><br />
inmenso estremeeimiento espiritualista y anti-cientista que había agitado<br />
al final <strong>del</strong> S. XIX francés, elles podían pereibirlo bajo los<br />
pórtieos ese!arecidos por la dulce 1m átieo-platense de Rodó. En una<br />
palabra. ellos honraban en el autor ele Ariel, a aquel que, era propag'ador<br />
de un ielea ele la latinidad ele Amériea. en la cnal Franeia<br />
oC'upaba llll lugar importante (50) y que halúa siclo diseutido por<br />
Ya!era (;)1) Y l-namuno (;)2 en nombre de la hispanidad de Amériea<br />
y de la lengua española (;):3 .<br />
(501 Parece ser que la idea <strong>del</strong> caracter "franco-latino" de América. 1;0<br />
anglosajona, se había desarrollado en ciertos medios fra nceSeS '3.<br />
fines <strong>del</strong> siglo XIX. Es sintomático que José l\lartíhaya tomado las<br />
siguientes palabras de Lesseps en el <strong>dic</strong>urso que pronunció en Nueva<br />
York con motivo de las fiestas de la estatua de la Libertad en<br />
1886: Hasta luego en Panamá! donde el pabellón de las treinta<br />
v ocho estrellas de la América de Norte irá a flotar al lado de las<br />
handeras de los Estados independientes de la América <strong>del</strong> Sur y<br />
formará en el nuevo mundo para el bien de la humar:idad, la<br />
alianza pacífica y fecunda de la raza francolatina y ele h raza anglosajona"<br />
(Fiestas de la Estatua Libertad).<br />
161"¡ El esteta Juan Valera que había consa:;rado ya al joven Rubén Daría<br />
de Azul, dijo que Rodó era el sacerdote de lo Bello, pero reprochó<br />
al autor de Ariel el olvido de la Madre Patria: "Perd yo no<br />
puedo r.egarío: en su libro hay algo que me apesadumbra: el olvido<br />
de la antigua madre patria, de la casta y de la civilización de que<br />
proceele la América que se empeñan en llamar latina.. " " ... puedo<br />
yo lameI:tar la absoluta carencia de lo castizo y propio que en su<br />
disertación se nota...".<br />
"¿A qué quiere el señor Rodó que aspiren los americanos latinos.<br />
ya que así se empeñan en llamarse, por no llamarse ibéricos o<br />
pspañoles?" (en Nuevas cartas americanas. A la Nación, Madriel, 10<br />
de octubre de 1900; Obras Completas, ed. Aguilar, Maelrid, 1947, III,<br />
p. 580 b).<br />
(52) El Vasco Unamuno sintiéndose muy Vasco, por lo tanto "pre-latino"<br />
y en consecuencia poco atraído por el pensamiento francés, refuta la<br />
tesis de una ,'latinidad" de América muy marcaela ele "francité'·.<br />
El reprochaba a Rodó de sentir su l\Iercure ele France:<br />
"Es una producción profundamente latina, y yo, au nque escribo<br />
en un romance (hace años escribí algo en vascue::ce, pero lo dejé),<br />
nada tengo de latíno" (carta a Rodó, <strong>del</strong> 5 dp mayo ele 1900, en<br />
José Rodó. Obras completas. eel. E. Rodríguez l\Ionegal, Aguilar.<br />
l\Iaelrid, 1967, p. 1376).<br />
"Véolo a usted también muy influíelo ¡Jor la cultura francesa<br />
-acaso en exceso, es decir. con elemasiado predominio- y lo fra::<br />
cés me es poco grato", Ilbiel).<br />
" ...pero: he leído tantas veces toelo eso pn au' 01'P5 frane2ses!<br />
Parecíame nn eco <strong>del</strong> l\rercnre" Icarta a Lpopoldo Abs, op. cit., p.<br />
1378b"¡ .
llny cincuenta y cuatro aüos más tarde, la rnivel'sidad Íl'ancesa<br />
invita el~ nuevo a S~lS maestros y estudiantes a honrar al pensador<br />
uruguayo. Este homenaje es a la vez más discreto y menos comprometido.<br />
Está fundado principalmente en el estudio íntimo y profundo<br />
de la obra elel escritor. El joven de treinta y un aüos que en .Aricl<br />
se había disimulaelo bajo los rasgos <strong>del</strong> maestro Próspero roeleado<br />
de sus discípulos, sin duda hubiera aceptado este homenaje aunque<br />
pareeió huir, ele aquel mueho más solemne que le preparaba París<br />
en 1917. Pueele ser también que él hubiera experimentado alegría<br />
al saber las significaciones nuevas que los estudiantes franeeses de<br />
}!)71 serían capaces de atribuÍrle al mensaje de .:1ricl, en funeión<br />
de su propia situación ele hijos de clase meelia holgaela c1e un país<br />
relativamente inc1ustrializado. Evidentemente, ya 110 es más la ic1ea<br />
latina lo que les atrae de h obra. Annque ellos rechacen el elitismo<br />
ele Rodó, retienen ele ..:lricl principalmente el alerta contra las<br />
perversiones utilitaristas e1
SOBRE ROBERTO DE LAS CARRERAS<br />
Roberto de las Carreras<br />
Alberto Zum Felde recuerda a Roberto de las Carreras<br />
Cartas de Roberto de las Carreras a Edmundo Mcntagne
Roberto de las Carreras es, Sl·n lugar a dudas. una figurr.t excepcionalmentc<br />
representativa ele algunos de los aspectos soeio-eultunt1es<br />
<strong>del</strong> novecientos w'uguayo, Antotitulándose Doctor en Anarquismo<br />
y Voluptuosidad, enarbo16 la. bandera <strong>del</strong> Amor libre y, escand.fJli.zando<br />
al aldeano Montevideo de su época., pre<strong>dic</strong>ó la Revolución sexual<br />
(e.rpresión que en aquellos aiíos sonó como una provocación a<br />
las buenas costumbres y que hoy 7w .fJdquiridointernaeionalmente je<br />
1'arquía. sociológica). Dandy en la vida. y esteticista en literatura, el<br />
estudio de Sll personalidad y de su satanismo criollo de importación<br />
francesa constitlliría. un interesante c.apítulo de esa ciencia· que José<br />
Ortega y Oassei gustaba llamar Conocimiento <strong>del</strong> hombre. Promotor<br />
de incidentes escandalosos, que llegaron hasta la página policial,<br />
fue "protagonista de una crónica novelesca en cuyo carácter se mezclaron<br />
la e!eQ'ante ironía de Alcibíades. la rebeldía romántica de Lord<br />
Byron y el ~ínico libertinaje de Casa~lOva ", según ha escrito Alberto<br />
Zum Pelde, No PO}' la. calidad de Sil obra sino por la singulr.tridad<br />
y lo significativo de su· personalidacl -paradigmática de muchos de<br />
ios trazos 'Vitales <strong>del</strong> novecientos- Roberto de las Carreras mereceríct<br />
que se le de<strong>dic</strong>ara· nn libro. Un libro que sin dejar de atender !.l· lo<br />
anecdótico !/ lo pintoresco no descuidam lo realmente importante <strong>del</strong><br />
personaJe: su representatividad histórica, ya qlle asumió con auten<br />
1ic ¡dad las 'vigencias éticas, estéticas y soci.ales de ciertos grupos ele<br />
la intelectualidad uruguaya. <strong>del</strong> novecientos (sincrónicas, por lo demás,<br />
con las producidas por la sensibilidad fin de siglo en todo el<br />
ámbito de la cultura occidental).<br />
Las lJúginas que siguen pueden ser un aporte pal'a. la. composición<br />
de ese libro hipotético. Nadie como A.lberto Zum Pelde está en<br />
con<strong>dic</strong>iones de cZar testimonio sobre el autor de Psalmo a Venus Cavalieri,<br />
tanto en su calidael de crítico de l~IS letras uruguayas como<br />
pOI' ,SI[ con<strong>dic</strong>ión de amigo de Roberto de las C(lITeraS en .aquellos<br />
tu m ult llOSaS aiíos de comienzos <strong>del</strong> siglo. Qwien suscribe estas líneas<br />
con versó largamente con don Alberto sobre Roberto de las Carreras,<br />
grabando magnetofónicamente esa conversación. El te:eto que sigue<br />
transCJ'ibe esa. grabación. Los recuerdos -¡tan 'Vivos!- que ofrecen<br />
este te.do pueden ser completados con otros que figuran en: Artnro<br />
8ergio 17isca.. Conversando con Zum Felc1e (Biblioteca Nacional, Montevideo,<br />
19G9), donde don A.lberto relata. sus recuerdos relativos a<br />
otro período de la vida ele Roberto dc las Carreras. Complementanelo<br />
el te:do que recoge las palabras ele don Alberto, se publican cinco<br />
cartas ele Roberto de las Can'eras a Edmundo Jlontaglle. En cllas,<br />
Roberto de las Carreras da testimonio de sí mismo. El interés documental<br />
-desde el punto de vista sicológico- ele. esas cinco carias<br />
es indudable. Traducen de un modo direeio y fidedigno ciertos rasgos<br />
<strong>del</strong> persoJl.(IJe. Las cinco integran el acervo que se custodia. en<br />
el Departamento de Investigaciones (Sección Literatura 1lruguaya)<br />
ele la Biblioteca Na.cional.<br />
. :<br />
.ARTUROSER(}10 YI80L1<br />
'27
ALBERTO ZUJI FELDE RECUERD.:1 .el ROBERTO DE<br />
LAS CARRERRA8<br />
-La leyenda, que muchas veces coincide con la historia, sostienc<br />
que Roberto de las Carreras, "típico 'Íllteleciual de café", tenía<br />
sus hábitos particulares en lo que se refiere a la elabomGÍón de<br />
sus obras, muy de acuerdo con lo singular de toda SI( persollalidad.<br />
¿ Qué recuerda u.sted al respecto:'<br />
-Roberto de las Carreras, como usted sabe, porque es público<br />
por haberse difundido ya cn diversas notas periodísticas, tenía su<br />
asiento literario, digamos a'óí, en pleno centro de la ciudad, aunque<br />
él vivía en las afueras, con unas tías. Ese asiento literario era el<br />
café Jl1oka, situado en la calle Sarandí esquina Policía Vieja, esa callejuela<br />
que da vuelta y va 2. Bartolomé l\Iitre. El Café JIoka tenía<br />
vidrieras que daban a Sarandí. Una de las mesas situadas ante esas<br />
Yidrieras estaba reservada, a ciertas horas, para Roberto de las Ca<br />
ITeras. De las cinco de la tarde en a<strong>del</strong>ante, esa mesa sólo podía ser<br />
oeupada por él y su séquito. La situación de la mesa, la hada bien<br />
Yisible y eomo el grupo era bastante espectacl1lar, los tran:seúntes a<br />
veces se detenían a mirar.<br />
A eso de las cinco de la tarde, llegaba Roberto de las Carreras<br />
con su secretario, Zayde Fontán. ..'\Jnbos ocupaban la mesa reseryada<br />
para Roberto y éste le <strong>dic</strong>taba a sn secretario. Roberto 110 escribía<br />
nunca directamente. Dictaba. Como nsted ve, Roberto de las Carreras<br />
era también espectacular en su forma de producir literariamente.<br />
--¿Y fue en el café Jloka donde usted, don Alberto. conoció a<br />
Noberto ele las CaNeras.'<br />
-Efedinllnente. Y le yaya contar cómo. Ademús de Zayde F011<br />
tún que era el secretario a sueldo, Roberto de las Carreras tenía otro<br />
secretario honorario, cuya misión llO era ocuparse de l'eeibir dietados<br />
sino de otros asuntos mús personales. Este otro secretario, el negro<br />
Barbaza, al q1le llamúballlos así porque era 1m poqnito pardejón, haiJía<br />
sido condiseípulo mío en la eseuela de las Manrupe. El negro Barboza<br />
-que más tarde se reeibió de médieo- era nn admirador frellétieo<br />
de Roberto ele las Carreras y adieto ineon<strong>dic</strong>iollal de éL Un día,<br />
tras años de 110 Yernos. lü eneontré en la calle v entre otras eosas me<br />
habló de Robertü de las Carreras y me prometiÓ presentúrmC'1o. Y así<br />
fue como un día, a comienzos de 190G. eonocí a Roberto de las CalTeras.<br />
Hasta ese momento yo no había asomado al mmlClo literario, al<br />
que solamente eonoeía ele lejos, por lednras. Así fue, graeias a la presC'ntaei6n<br />
<strong>del</strong> negro BIlI"boza, qlP eonoeí a Roberto de la~ Carreras.<br />
Yo, que era muy joyeneito, no me hubiera atrevido a acerearl1le a él<br />
sin esta llres"lltación, porq11e, aparte de mi juventud, sabía que el<br />
personaje tenía fama dt' st']' mny ególatra y bastante atnlhiliario. Hubiera<br />
tt'l1li¡]o. seguramente, ser mal recibido<br />
- 29
-,;1' rccucrda cómo lo rccibió?<br />
-l\o con mucha precisión. l\o recuerdo detalles. Pero sí recuerdo<br />
que estuvo muy cordial y gentil, como SIempre era, mientras no se lo<br />
hería en su orgullo egolátrico terrible. Luego me tuvo en gran apre<br />
{·io. Claro que yo nunca le rebatí sus teorías sobre el amor libre, porque<br />
entonces me hubiera arrojado de su lado por reaccionario. .. Lo<br />
cierto es que comenzó desde entonces mi frecuentación en ese círculo<br />
literario vespertino. Allí conocí a otros jóvenes literatos o aspirantes<br />
" tales, como, entre nosotros, José G. Antuña, que luego fue académico,<br />
Julio Raúl lVlendilaharsu, que nunca me entusiasmó como poeta<br />
y Carlos lVIaría de Vallejo, poeta galante, pero no con el estilo de Ro"<br />
berta, sino con otro estilo más clásico, digamos. Su poesía no era mala<br />
01 su género, pero ya pasó ese tipo de poesía. Perdió interés. Poesía<br />
de época, de una época. Hay otros más que no recuerdo. Tenga en<br />
C'nenta que ando deficiente de memoria. En fin, éstos eran algunos<br />
ele los personajes que concurrían a Ja tertulia de Roberto de las Carreras.<br />
i Digo personajes! i Muchachos! Personajes como de comedia.<br />
Todos éramos personajes de comedia los que interveníamos en Ese<br />
círculo literario. Eramos todos jóvenes, muchachos. Hombre maduro<br />
dlí no recuerdo haber conocido ninguno. El único hombre maduro<br />
era Roberto, que andaría en los treinta años. Los demás tendríamos<br />
dieciséis, diecisiete y dieciocho. Eramos jóvenes discípulos. Por lo menos<br />
esto era lo que opinaba la gente, aunque no sé si lo éramos. Tal<br />
vez sí, en cierto modo. A esa edad, frente al hombre maduro que era<br />
Roberto, se nos podía considerar sus discípulos. En verdad, só10 éramos<br />
colegiales literarios. La diferencia de edad ya le concedía un<br />
cierto ascendiente, realzado por sn egocentrismo y su fama de hom<br />
Lre excéntrico. También por sus actitudes revolucionarias y su prestigio<br />
literario. Todo eso le daba cierto empaque de lVlaestro, desperj·aba.<br />
nuestra admiración y permitía que nos tratara desdt' la altura<br />
ele su posición. Voy a recordarle una anécdota -una anécdota graciosa-<br />
que hace ver cómo nos miraba desde lo alto. No sé en qué<br />
momento ni por qué motivo, nos enojamos con Roberto tres o cuatro<br />
mnelu1C'hos <strong>del</strong> cenáculo <strong>del</strong> ][01.'((, entre los que me encontraba yo.<br />
Entonces, durante varios días, dejamos de ir al café. Pero pasábamos<br />
de largo en grupo <strong>del</strong>ante de sus vidrieras, haciendo notoria ostentación<br />
de nuestra discrepancia. En unos de esos días, cuando él se dirigía<br />
al il1o1.'a, pasábamos nosotros por la vereda de enfrente. Roberto<br />
venía con el negro Barbaza que le seguía fiel, porque era su San<br />
Pedro. Y Roberto le dijo al negro Barboza, que luego nos lo contó<br />
y con un tono de desdén displicente: _"A.hí t'an los huelguistas".<br />
Pero al poco tiempo nos avenimos y reingresamos a la tertulia, a la<br />
que segní concurriendo en las tardecitas. lVIi amistad, por otra parte,<br />
se reducía a los encuentros en el 3[01.'(( y a algunos paseos que<br />
hacíamos por la ciudad, cOJlYersando. La intimidad de su vida, en<br />
esa épora, no la conocí. Sé qne él vivía en las afueras de Montevideo<br />
con unas tías, como ya le dije, que, sin duda, lo ayudaban<br />
económicamente. El dinero qne reeibía de El Día., quedaría para<br />
S,:lS gastos personales. Y para sn elegancia. qne le preocupaba mu<br />
('he.<br />
--¡Recuerda cómo<br />
vestía?<br />
30 -
-De jacquet gris perpetuamente. Y usaba los graneles chalecos<br />
v las -grandes corbatas que había traíclo de París. Esos chalecos<br />
j. esas corbatas eran su lujo. También gris el gacho, casi siem'<br />
pre. Además, la Y
cos los motin,,, de su casamiento, pues siendo en:=migo <strong>del</strong> matrimonio<br />
tenía que justificar el propio. Lo hizo en un diario 'anarquista<br />
de la época, que creo se llamaba El Trabajo. Luego publicó, en ese<br />
mismo diario, el anuncio de que le iba a nacer un hijo de su matrimonio.<br />
Y hablaba <strong>del</strong> hijo que le iba a nacer. 1\Iuy interesante el 111'<br />
tículo, si"mpre dentro de su tono amor librista y egolátrico terrible.<br />
Entollees sobreyino el adulterio. Berta lo engañó. Y en La Rebelión.<br />
Gtro diario anarquista, Roberto publicó los~· artíeulos que formarol~<br />
después Amor libre. Expresó que Berta había resultado su mejor<br />
discípula y que, de acuerdo con sus ideas amQrlibristas, su honor<br />
matrimonial no había sufrido ultraje, puesto que para él el adulterio<br />
no existía. Pero es induclable que sufrió en su orgullo y en su<br />
amor propio de hombre, aunque no modificó su concepto <strong>del</strong> honor<br />
matrimcnial. En esas interYiews fimáa un interlocutor. Eran en realidad<br />
autointerYiews. ~<br />
-Hay otro famoso episodio, allterior a su conocimiento personal<br />
con Roberto dc las Carreras U que dio oriuen a otro folleto, aparecido<br />
en 1901, U titulado On,cióll Pagana. Cliente usted el episodio<br />
que lo origina.<br />
-Oración Pagana naelO a raíz de este episodio. Una de las mujeres<br />
más hermosas de JVIonte\'Ídeo mantenía relaeiones amorosas <br />
tenga en cuenta que era casada- con Luis Alberto de Herrera, que<br />
Ha un tipo muy buen mozo en su juyentud. Paseaban juntos por<br />
las ealles -no a pie, en carruaje, en coche descubierto- porque no<br />
ocultaban sino que ostentaban su relación. La infi<strong>del</strong>idad matrimonial<br />
cra moneda bastante corriente en el alto mundo monteYideano<br />
:de la época, a pesar de que se suponga que el mismo era de una<br />
gnm fi<strong>del</strong>idad de las costumbres de honor tra<strong>dic</strong>ionaL Lo era apalentenll'nte.<br />
Pero había muchos escándalos. Algunos se hacían públi<br />
('os, pero otros perman!'cían pri\'CHlos, naturaluH'lltp, La madre de<br />
la clama, que era yilUla. mantenía relaciones con 'reMilo Díaz, Tr¡:r,<br />
un gran croniquer estilo parisién ele esa époea y qne escribía con<br />
mucha elegancia y buen estilo. Llegó un momelltc, en que Ta:x; inter<br />
Yino y las relaeiolJes ele la clama con Luis Alberto ele HeI'l'c'ra eesaron:<br />
)C eHa se reconcilió con su esposo. Entonces, ostentaron su re<br />
('olleiliaeión paseando en eoehe por 18 ele .Julio y Sarandí, para que<br />
todo IIIolltei'ideo, -el"tout IIIonteyideó" elegante, no el pueblo que<br />
btc:ba ajc'no a esas cosas- se enterara de la reconciliación y fueron<br />
a dormir en esa su nueva primera noche de bodas al Hotel <strong>del</strong> Prado.<br />
Y allí el marido la mató. Entonces 'reMilo Díaz, indignado y en<br />
un arrebate- cle furia (cosa poco frecuente en él, que era un homhre<br />
mús hien irónico que tomaba las cosas con cierta displieencia y escepticismo/<br />
fue al Prado y mató al marido, qne había traicionado<br />
su palabra y fue desleal con él, con Tax, que había interyenido como<br />
mediador :- eomo tal, naturalmente. se sentía responsable. A ella la<br />
yelaron en su casa y a la medianoche se presentó allí Hoberto de las<br />
Carreras y, en pleno yelatorio leyó la Oración Pagana, cuyas primeras<br />
frases eran: "Yo te orrojo todas mis rosas 71eZénicas, oh a;nante<br />
ol'l'cbaft:lcla a la gloria <strong>del</strong> beso". Era el responso pagano que él hada<br />
<strong>del</strong>ante <strong>del</strong> eadáyer de una saeerdotisa <strong>del</strong> amor libre. Como es<br />
natural. tocla la concurrencia se retiró escandalizada.<br />
-E11 esa opo/in nidad. ¿.file solo o aeom pa ¡iado?
-Acompañado. Acompañado por un grupo de anarquistas. Ho·<br />
berto siempre iba acompañado. El séquito era "infaltable. Le contaré<br />
ahora otro episodio ocnrrido antes de que yo trabara amistad personal<br />
con Roberto y que conocí por referencias. Su antagonista esta vez fue<br />
dou ~~lllaro Carve, un persollüje lnuy pintoresco de esa época. Vestía<br />
siempre de levita, galera ele felpa y tenía unas graneles patillas blancas.<br />
Andaba siempre enguantado. Se paseaba por 18 de Julio. Era<br />
un viejo galante qne perseguía a las mujeres bonitas por la calle. Incluso,<br />
una vez sigui6 a su propia hija a la que vio de atrás y sin<br />
conocerla, le dijo no sé qué piropo y la hija se elio vuelta y exclamó:<br />
,; ¡Pero papú!" El le elijo, para disculparse, que era en broma que<br />
le había hecho. Dcn Amaro iba a dar una conferencia en el Ateneo<br />
que empezó y no terminó, contra el proyecto de Ley de Divorcio que<br />
Onetto y 'liana ya había presentado al Parlamento. Tuvo un largo<br />
trámite, creo que se aprobó recién en 1907, pero se le disentía mneho.<br />
Se luchaba por él, se polemizüba. Don Amaro <strong>dic</strong>iéndose y pareeiendo<br />
ser muy católico, (sería un cCitólico muy pecador), se manifestó contra<br />
la ley <strong>del</strong> elivoreio. Para atacarla. proyeetó esa confereneia. Reeién<br />
había comenzado, cuanclo irrumpió en la sala Roberto de las<br />
Carreras seguido de su necesario, inevitable cortejo de cinco o seis<br />
compañeros anarcoides: interrumpió la conferemia, subió al estrado<br />
y habló él en pro ele la ley ele divorcio y <strong>del</strong> amor libre.<br />
Se deshizo naturalmente el acto, Don Amaro se fue yeso dio motivo<br />
a un nuevo folleto, Don ",lmcu'O y el divorcio. PO~'que Roberto<br />
convertía en folli?to todos sus acto:,. Los flue él consideraba importantes.<br />
desde luego.<br />
-Don A.maro usaba, según dieen un [I}'((¡¡ anillo de brillantes . ..<br />
-Es verdael. Iba a los cines, que en aquella época tenían paleos<br />
que llegaban hasta cerca elel escenario. Ocupaba uno de ellos y colocaba<br />
su mano dc modo que s(~ viera bien el anillo. Pero no era para<br />
ostentar su riquezCi, sino pOl'que opinaba que el relumbrar de los<br />
brillantes cautinlba, alucinaba o fascinaba a las damas. No sé que<br />
podría conseguir don Amaro en andanzas galantes, creo que muy poco.<br />
Pero el seguía imperturbable su programa de galanteador.<br />
-Pasando a otro tema, don Alberto, que ¡'ecucrda de las ¡'elaciones<br />
de Roberto de lag Carreras con Alvaro Annando Yassewr y<br />
José Ingenieros:' Creo que Cúnl(}1O y otro hubo intentos de duelo.<br />
-Ah, sí! Reeordaré el duelo qne hubo de haber habido, valga la<br />
expresión, eon ,rasseur; fueron amigos y enemigos en distintas époeas.<br />
En algunos momentos se peleaban, luego se amigaban y volvían<br />
a enemistarse. En uno de esos golpes de enemistad, Roberto atacó<br />
publicamente a Vasseur en forma muy denigrante para su persona y<br />
Yasseur le contestó en forma también ofensiva v no llamándole mUlca<br />
Roberto de las Carreras sino "el C/-arcÍa de' ZúFíiga", recalcando<br />
su con<strong>dic</strong>ión de bastardo. Y o no conocí esos artíenlos, los conoeí por<br />
referencia. Entonces, Roberto de las Carreras le mandó los padrinos.<br />
l
.T ulio :LIlaría Sosa, que estal)a l'U sus pll11l10S poI ític'os, intervino y<br />
publicó un artículo contra Yassl'ur -j Ah, en la sociedad de la época<br />
esto era muy importante:- tratúndole de cobarde. Vasseur publicó,<br />
no recuerdo en qué diario de la époea. una carta abierta defendiendo<br />
la cobardía. Era una earta literaria ideológiea. donde Vasseul',<br />
que era soeialista, expresaba que eso de la valentía c·aballeresea era<br />
un eosa antieuada, anaerónica, sin justifieaeión en l',a époea. Tampoeo<br />
hubo duelo, aunque sí desafío, eon José Ingenieros. Este, además<br />
de escritor, era como usted sabe, médieo- psiquiatra. Roberto, que había<br />
ido a Buenos Aires, se asistía, ele no sé qué malestares psíquieos,<br />
neurasténieos, con Ingeniero.,. Iba a verlo eomo amigo y a la vez eomo<br />
cliente de su elínica. Ingenieros, que era un gran bromista, y que<br />
gustaba de hacer frases dc efeeto aún a costillas de sus amigos, dijo<br />
no sé que ele Roberto de las Carreras. El le mandó los padrinos, pero<br />
Ingenieros respondió: "Yo no puedo batirme con mis enfermos' '.<br />
y no hubo lugar a duelo.<br />
- Yoluielldo al café Jloka. recuudo haberle oído contar (/ IIsted<br />
ulla polémic.({ que tUI'O luga)' en las pandes de los gabinetes higiénicos<br />
<strong>del</strong> café.<br />
-IJa anécdota a que r el. se refiere es demasiado escabrosa como<br />
para que rd. la inserte en una publicaeión de la Biblioteca Nacional,<br />
que es una institución demasiado solemne como para permitirse esos<br />
desafueros de lenguaje. Pero, en fin, Ud. hará co-n esto 10 que le parezca<br />
y en la forma que considere más conveniente. Recordaré algunas<br />
eosas <strong>del</strong> ambiente, para que quede más clara ('omo se produjo la<br />
polémiea.<br />
En el ('afé JVIoka había dos eenáeulos literarios. Uno. el de Roberto<br />
ele las Carreras, que se exhibía en las vidrieras de' Sarandí, y<br />
otro, ubieac10 al otro extremo <strong>del</strong> salón, al que concurrían otros eseritores,<br />
enemigos ideológicos de Roberto, aunque ('on algunos se saludaban<br />
y se hablaban, eon los integrantes <strong>del</strong> grupo de Roberto. En<br />
ese grupo, el principal era Emilio Frugoni. También eran de ese grupo<br />
Leoncio Lasso ele la Vega, Florencia Sánchez, cuando estaba en<br />
Montevideo, Bandinelli, primo de Roberto y hermano de Berta, .Tu<br />
Iiún Nogueira, crítico teatral de El Día, de mucha fama en esos años.<br />
Luego se fue a Europa, con un cargo consular y desapareció. En esa<br />
''.poea, Roba·to mantuvo una polémica -pero no violenta, sino tranquila.<br />
ideológica- con Daniel IIIartínez Vigil. que luego fue profesor<br />
de filosofía y literatl1l'a, y que en aquel tiempo era un filósofo<br />
pintoresco. Digo pintoreseo porque en su casa se rodeaba de un ambiente<br />
apropiado- a lo que el consideraba el que debía ser el de un<br />
filósofo. Tenía, por ejemplo, una calavera y gTandes librotes, que<br />
no sé si los habría abierto alguna vez. No reel1erdo el motivo de la<br />
polémic:a, pero sí que firmaban con seudónimos. Daniel JYlartínez<br />
Vigil firmaba Z enón. el seYero, Zenón el estoico. v Roberto firmaba<br />
Aleibiades, el YOl~lptuOSO, el ironista. Claro élU~ toc1o el mundo<br />
sabía quienes eran los po1c'mistas. Entonces apareció, en los gabineh's<br />
higiénicos el':l café IIIoka, no muy higiénieos que diganlOs, una<br />
leyenda que decía, eon letra bien elara: "fllcibiadcs fue puto ". Y<br />
l~oberto eontestó, en la misma pared, eon esta frase: "Alcibiades l/O<br />
fu( puto. volvió putas (( tndu.' lus iIIujeres de Atellus'·. El otro repli-
c{,: .. EJI Atewls no sé si Alciliiades habrá seducido o 110 a las IIl/lje<br />
1'es. pero en Jlontevideo. 110 emputeció más que a Sil propia mujer".<br />
Con esto termin{, la cosa, ])orque el dueño <strong>del</strong> café previendo que todo<br />
podía derivar en un mal tram,e, hizo borrar todas las inscripciones e<br />
impidió que se escribieran otras.<br />
-¿Se supo ql(iéJl era el otro polemista?<br />
-~o. Cjllcd{' en el anonimato. Pero segnro qne era alguien <strong>del</strong><br />
otru grnpo. ~o Fl'llgoni, qne no era de ese ('stilo; ni J\lartínez YigiL<br />
q ne no concurría. Tal vez. Lasso de la Yega ...<br />
-POI' esa mislIla época ocurrió el episodio que culmilló con los<br />
balaws quc Luis Geille le disparó a Roberto de las Carreras. ¿ Cómo<br />
1'eclleJ'da ese Episodio?<br />
-Paseaba por Sarandí, muchas tardes, como casi todas las mujeres<br />
elegantes ele la época -no el pueblo, que no tenía tiempo de<br />
pasear por Sarandí y pasearía por sus barrios o no pasearía- una<br />
JOYen, Renée Geille Castro, que no se sabe si porqne Roberto de las<br />
Carreras le interesaba como hombre o, atraída; por la curiosidad<br />
(:11e despertaba en ella el personaje extraordinario en su fama, medio<br />
se entret('nía o acortaba el paso, ante la vidriera <strong>del</strong> Jloka, para<br />
mirar y para mirarlo. Entonces, Roberto, creyendo que estaba enamorada<br />
de él y lo buscaba, empezó a mandarle cartas. Cartas de tono<br />
cada vez mús subido y alternadas con actos de una galantería extraordinaria<br />
en su inventiva v en su estética. Uno de ellos es el sig'uiente:<br />
La Onda A.21l1, comd Roberto la llamaba (v así tituló lUlO<br />
~le sus libros de poemas en prosa) vivía en una ca~;l de altos, en la<br />
calle Juncal. con un 2THn balcón a la calle. Al lado se estaba construyendo<br />
Ul~ edificio ~y había un gran andamiaje; y por ahí, una<br />
noche, Roberto biza trepar al negTo Barboza, con una gran canasta<br />
llena de rosas Tojas y. con la misión de llenar el balcón de esas rosas<br />
-lo cual era invadir la casa y hubiera podido ir preso lJor asal<br />
1ante- y depositar en el mismo balcón un poema, escrito en un pergamillo,<br />
de::;tillac1o a la Onde~ Azul. Esto::; ::;on antecedclltc::; <strong>del</strong> incidente<br />
que motivó los balazos. Cuando esto ocurrió, yo no estaba presente,<br />
peTO sí en lUi cpisodio ocurrido un poeo antes ;y que precipitó las<br />
cosas. Actuaba en cl Solís una compañía europea dramática o de<br />
ópera, no recuerdo bit-n; y a una de las funciones concurrió la Oncla<br />
.Aml, sigamos llamándola así, acompañada de su hermano, Luis Geille<br />
Castro. Esa nocbe, como muchas otras, Roberto estaba en el atrio<br />
(iel teatro, para ver el desfile de la concurrencia. Era otra eostumbre<br />
bastante pueblerina, si se quiere, pero. ,. Yo lo acompañaba; casualmente,<br />
pues no solía quedarme hasta tan tarde. Y al pasar la dc<br />
Geille y su hermano junto a nosotros -junto a Roberto, porque yo<br />
no era más que un simple acompafiante- el dijo en voz alta: "De<br />
iodos modos, la voy a raptar", Quería decir, desdeñosarnente, que no<br />
le importaba para Ilacla <strong>del</strong> hermano ni de la. compañía que le hacía.<br />
Dos o tres días cL~spués -no creo que fuera al día siguiente- se produjo<br />
el incidente de los balazos. Roberto de las Carreras y Luis<br />
Geillc se encontraron. E::;te último era gerente de una joyería situada<br />
en la calle Sarandí. A eso de las dos de la tarde, cuando Roberto<br />
se dirigía al 1!Ioka, para empezar su dietado literario, el hermano
de la Olida .J.21l1 estaba casnalmente en la puerta (le la joyería y<br />
Roberto lo miró de 1m modo irónico, burlesco y retador y. dado lo<br />
que 1toberto había <strong>dic</strong>ho noches antes de la Óeille y, t~J;iendo en<br />
¿uenta que era un poco nenioso, sacó el revólver y le disparó ,los<br />
balazos. Yo no estaba en el momento <strong>del</strong> incidente, pero según tes:<br />
tigos ocurrió así. Hay testigos que afirman que no lo provocó de<br />
ctra forma, aunque también se elijo que Roberto había tenido una actitud<br />
más unJPnazadora. Roberto, <strong>dic</strong>en, quería apartar los balazos con<br />
su varita cimbreante, con su famoso junto, moviéndolo en el aire...<br />
Cayó al suelo. herido. Tenía un balazo en cada pulmón. Lo llevaron<br />
a la farmaeia de la esquina, que se llamaba Del romano y allí yinieron<br />
<strong>del</strong> Hospital ?lIaciel para haeerle las primeras curaciones y<br />
luego lo llHaron al Hospital. El mantuvo eu la lllano el rollo de sus<br />
manuscl'itos, que él llamaba" Los popmas" y luego hacía gala de eso,<br />
de que ni ante la muerte había soltado los poemas, que eran la fiLalidad<br />
de su yida. Gestos literarios de la época.<br />
-Hubo Illl diálo[}o, también J.dIY de época. que en parte se ha<br />
divlllrJado. ¿Lo recuerda.'<br />
-Ah! Sí. El diálogo fue con los periodistas y con los representantes<br />
de la justicia. No se si en el Hospital }raciel o en la f.armacia.<br />
Más o menos fue así, annque quizás omita algo. En ese momento,<br />
yo no estaba y por (~onsiguiente no lo oí, pero lo conozco por referencias.<br />
?lIe lo refirió Barboza después. "Hu 1/0111 bre" - "Soy<br />
demasiado conocido como para necesitar decirlo". - "¿Cuándo nació.'''<br />
- "En Grecia, hace mucha tiempo". - "¿Profesión?". <br />
"Esteta e ironista". - "¿Edad? - "Los poetas y las mujeres no<br />
tienen ed.ad". - "Estado" - "Natural" - y cuando se insistió<br />
en la pregnnta sobre la nacionaliclad, respondió: "Ciudadano <strong>del</strong> nmndo".<br />
Luego, algún periodista le preguntó cómo se sentía, si temía<br />
por su estado y respondió: "Un discípulo de Juliano no muere de<br />
dos balazos". Como Ud. ve, un diálogo bastante jugoso para un hombre<br />
que estaba a las puertas de la muerte, con un balazo en cada<br />
pulmón. Lo cierto es que se recuperó. En el paletó le quedaron los<br />
dos agujeros de las balas -él usaba en invierno uu paletó beigey<br />
él lo seguía usando y mostraba los agujeros, <strong>dic</strong>iendo _"son mis<br />
condecoraciones"'. Conviene aquí hacer una aclaraeiÓn. Se me atribuye<br />
una frase que no es cierta. No se de dónde salió pero está en<br />
un diario publicada. Dicen que la dije en el hospital (cuando 10 fuí<br />
a ver a la tarde, porqne yo lo fuí a ver, más tarde, después que<br />
Yinieron a decirme a easa --Barboza o Vallejo, no recuerdo- 10<br />
ocurrido). Dicen que yo dije: "Maestro, te ven fiaré ". Es totalmente<br />
incierto. En primer lugar el término de maestro no lo usé nunca con<br />
respecto a Roberto; en segundo lugar 10 de "te veng'aré" es falso.<br />
No se de dónde salió esa al1éedota apócrifa.<br />
-Todos estos episodios dieron ¡llrJar a dos folletos: en Onda<br />
Á'1.Z111 ... U Diadema fúnebr'?, de 190:i U 1906, respectivamente.<br />
-Es verdad, en cnanto a Diadema. en que relata sns estados<br />
de ánimo en los momentos cil.' peligro. En Onda "1211/ es anterior. Y<br />
yo no lo trataba entonces. 11oberto. ('reo que ya lo elije, convertía<br />
36
todo en folleto. Desgraeiad11llíente en las mudanzas y por los VIaJes<br />
he perdido casi todos los libros de l(oberto, que tenía de<strong>dic</strong>ados. O<br />
me los han sustraído. Conservo alguno, (1 ue no sé dónde está...<br />
-¿COi/serva Sncilo de ('riente? Fue motivo de otro gran escándalo.<br />
La protagonista file. según mis datos, Lola EstráZlllas de PifíeYi"úa.<br />
-Fue su primer eS('á ndalo. Su estreno. Era una dama de la<br />
"alta sociedad' '. Uno de los apellidos más sonados de la época en<br />
el ambiente mundano. de la enal dijo que era la única mujer que<br />
vestía con clegancia en Jlonteyideo. Fue el primer libro eseandaloso<br />
que se publicó en el UrugUelY; porqne ya hablaba allí <strong>del</strong> amor libre.<br />
En !nterview t'olapt/wS() sentaba una doetrlna. en Bllel10 de Oriente<br />
no había tanto como una doc:trina, pero habí~ una actitud equiyalente.<br />
Fue también lo prim"l'C' que publicó a su vuelta de París..A.ntes<br />
había publicado versos, que nunca más escrib~ó.<br />
--Pub¿icó primero, Poesí~:. que ¡'innó con un seudónimo, Jorge<br />
¡[ostia, y estaba dc<strong>dic</strong>ado a Carlos Yaz Ferreira, de quien era gran<br />
amigo.<br />
-Acabo de referirme a ello. Eran versos de tOllO humorístico. De<br />
Don Carlos y de la familia era íntimo, de jóvenes, cuando estudiantes.<br />
También de María Eug('nia. Pero después ya dejaron de verse<br />
porque, dadas sus actitudes, don Carlos -ferviente <strong>del</strong> culto de su<br />
posición- no quiso saber nada J'a con él.<br />
-Sin embargo. de jóvenes habían tenido el. compromiso de de<strong>dic</strong>arse<br />
lIIutuamente los libros que escribieran. Roberto cumplió, dedieándolc<br />
un libro, pero 110 don Carlos ...<br />
-El primer libro de YaL: FelTeira fne, creo, el Curso de Psicología,<br />
y no era apropiado para dec1ieÍlrse1o a Roberto... Ni el segundo<br />
tampoco... y nin~!'11i1o. Sus caminos c1ivergían.<br />
-En estos a 11os, el esplendo/" monciario de Roberto h.~lMa dec«ído.<br />
!J sólo ({ duras penas. creo. conservaba su prestancia de dandy.<br />
Fuc entonces que o/¡fuc'o. ('Oil ayuda de Redile, el consulado de Paral/aguú.<br />
, .<br />
-Voy a referirmc a eso, a las l"elaeiones 1'1(' Roberto con Batlle<br />
y El Día.. El tenía una gran amistad eon El Día, que lo sostuvo en<br />
sus últimos tiempos, cuando Hoberto ya estaba pobre, porque había<br />
aQ."otado todos sus eaudalr's. Como no tenía ninQ."una fuente de ree;rsos,<br />
quedó práeticamente en la miseria y se s';stenía con una espeeie<br />
de subvención qne le pasaba la Administración <strong>del</strong> diario por<br />
orden de don Pepe. Roberto había ayudado económicamente a El Dí.a<br />
en sus comienzos. v de ahí esta s\llJYenciÓn. Roberto "l"a amiQ."o de<br />
Arturo Santa AlllH~ y de Domingo Arena, dos grandes a<strong>dic</strong>tos ~ don<br />
Pepe y que intervinieron en la fundaei6n y sostenimicnto de El Día.<br />
El primer() era rico y esto eontribuía a fortaleeer las relaciones que<br />
Hoberto mmJtenía con el diario, que le ayudaba a vivir en sus últimos<br />
tiempos. Antes ele dejar Batlle la presidencia en 1907, y subir<br />
- 37
vYilliman al poder. don Pepe- le ])j'oulró a Roberto un consulado. para<br />
no dej¡:¡.rlo en la ealle, porque esa snbveneión lH> podía ser proseguida,<br />
pues era -digamos así- anti-administrativ,l. De modc) que<br />
para que tnviera algo propio y no cle!wndiera de El Día, le dió Hn<br />
eonsulado. I'rimero 10 nOlnln'(' eónslll en La Plata, pero el .:\Iinistro<br />
de Relaeiones Exteriol'es de la Argentina, el mu.,' famoso Dr. Zeballos,<br />
enemigo clel UrugHay y Ij1H' ademús. tenía fama de ser homesexual<br />
(llllldia fama, tanto que era proverbial; se deeía: -"Como<br />
Zcb.!}llos ... " 10 reehazó ... por inmoraL .. ! :\"0 le dió lo qHe se<br />
llamaba el e:rcquatur, o sea. la admisión ofieial dC'! gobierno. Entonces,<br />
Batlle le nombró en Paranaguú. nn puerto bananere <strong>del</strong> snr de<br />
Brasil. y el pobre Roberto no tuvo mús remedio que marehar a ese<br />
entierro. por un tiempo, hasta sn loeura.<br />
-Durrtnte el período en que Fobci'to dc lag Carruas estuvo en<br />
Par({nagwÍ ¿ l'd. mantuvo correspondencia con él.'<br />
-:\"0. A partir de esa feeha, llllest''':l relaeión quedó ya eas! TOtalmente<br />
interl'lullpidH. Pero quisiera {[eeir algo sobre los últimos<br />
libros de Roberto, que fneron ese ritos y publicados en ese período.<br />
Después de reeibir lo'> dos balazes, Roberto eambió Hn poeo de ea<br />
1'úeter. Se apagó su brío amorJibrista. Y este eambio se ye en sus<br />
dos últimos libros: La Yelllts ('e ¡este y La visión <strong>del</strong> ((rcángel, que<br />
yo los tenía, enviados pClr él y no los tengo. Ahí eambió también mueho<br />
su estilo. Se hizo mús eonfuso, mús barroeo, mu~' ell]'('dado, muy<br />
reeargado de adjetiYos, de metúforas. Pero 10 importante no es eso,<br />
formaL sino el eontenido. Esto, creo -no sé si podrá ser- pero me<br />
pareee que no vino por sí solo, aparte de las reflexiones que pudo<br />
tener de sí. eomo eonseenenc'ia de haberse visto eara a cara con la<br />
muerte. '. "Creo que en ese cambio puede haber algo de la sugereneia<br />
que ejereió sobre él en
-Jle parece admisible todo lo quc Ud. <strong>dic</strong>e. Parccc litny IJosible<br />
que cl. imprleto producido en él por cl cnfrcntamicnto cara a cara<br />
con la muerte más la· incidcncia de las conversaciones de carácter filosófico<br />
mantenidas con Ud ... pncdan haber prodzwicZo esa variación<br />
de la postn)'(( vital y literaria de Roberto de las Carreras. En relación<br />
con estos temas, se me OClliTeJi algunas preguntas.<br />
-Prosig'a. entollees. Pl't?gunte.<br />
-¿Caalldo usted conoció a Roberto había usted escrito yet algo?<br />
-Cuando eonoeí a RolvI'to, yo no había publicado absolutamente<br />
nada. Era casi un muchacho. Sólo un aspirante a eseritar, inédito<br />
todavía. Publiqué preeisamente mis primeras cosas en algunos<br />
diarios, por la inf:ueneia qu., él tenía en ellos, porque yo, hasta entonees,<br />
era completamente Uil deseonoeido.<br />
-¿ Ud. cree que la obra Roberto de las Cal'i'erasinfluyó en sn<br />
primer traf¡aJo?<br />
-Quizús un poeo en el e~tilo, en la adjetiYeH,ión, en la riqueza de<br />
lenguaje, en el barroquismo, que, por otra parte, era muy d'annunziano.<br />
En eso, sí, pero no en cuanto a las ideas y a los motiYüs, que,<br />
eran totalmente distintos. Roberto era puramente un sensualista. Sus<br />
motiyos eran el amor earnaL el amor libre, la yoluptuosidad; yo, por<br />
el c:ontrario, fuí easi siempre desde el princ:ipio, de tendencias más<br />
bien ecmeeptnales metafíSicas. Completamente distinto, aunque grande<br />
e ingenuo admirador de él eomo personaje sensacional elel Monteyideo<br />
de la époea y de su obra literaria. Pero lo admiraba, más en<br />
sn literat11l'a panfletaria qne en sn literatura poemática. Quizás se<br />
pnede reeonlar aquí que es lústima que se' hayan perdido sus tres<br />
libros mayores <strong>del</strong> género panfletario: .1ntoloyia de la alelea. Pliego<br />
al Ateneo!! El Sátiro. Sé' rc'iería en ellos, sin disimulo a personajes<br />
notables de la época. eon especial referelH'ia a sus vidas privadas.<br />
Seg'ún dieell. DUlllillgO .Arena eYitó
demente. 1Jnicameute uo le gustó el título. Según él, y de aeuel'do<br />
con su caráeter de entonces, debió haberse titulado: "El ostracislí/o<br />
ele losmirios". La Conqnista de las estrellas le pal'eeía demasiado<br />
enfático; y lo era; pero lo era de aeuen10 eon el car[¡ctel' mismo <strong>del</strong><br />
trabajo, de su contenido, <strong>del</strong> enal no tc'ngo absolutamente rastro.<br />
También celebró mueho La liipcrlJórca, primera yersión de esa LilIlí<br />
1I1argaf. la pieza de teatro que ustC'd tuvo la in(lisel'eeión de uhi('al'<br />
en Apolo e inelu.:;o reC'ditar. 1) '7\0 se lo perdono. De La IIiperbárw<br />
inició una tradnceión al italicmo Arturo Pozzil1i. a pedido de 1l01H'l'to<br />
que era un entusiasta de la l'bl'a. PGzzilíi, qne era ([iredor de L'liuli.a.<br />
¡¡el Plata. era un italiano florentin(} muy pnro e ilustrado y<br />
también mu~' el 'ul1nuzziano. lloberto lo l'eeomC'ndaba <strong>dic</strong>iendo que era<br />
"laureato da la Academia dC' SC'nsllCllit[¡ de Bolog'na" (un institnto.<br />
creo, inventado por él). ' .<br />
La inteneión de l'loberto era tradueir la obra y hacerla representar<br />
por una compañía italiana. Pero el proyecto no llegó a eoncretarse.<br />
(l) En: Arturo Sergio Visea. A,ntología de poetas modernistas ll1{;'uores.<br />
BibJioteca "Artigas". Colección de Clásicos <strong>Uruguay</strong>os. Volumen número<br />
139. Montevideo. 1971.<br />
40
CARTAS DE ROBk~TO DE LAS CARRERAS<br />
EDMUNDO JlONLWXE<br />
A<br />
-1-<br />
Querido l\Iontaigne: (1)<br />
Vd. dirú que no le reeuerdo sino l~uando necesito de su buena y<br />
grata amistad! Contesto: E'i Vd. de esos amigo.~ que hacen dormir<br />
sobre los lallrel(~s de la amlstad eonqnistada y que a fuerza de considerarlos<br />
seg'uros no se eonsidera neeesario eultivarlos eon el mismo<br />
cuidado y' ({sidnidad qn\~ los tipos cocottcs, v. g. nuestro amigo el<br />
antiguo psiqniatro, qne seglm pareee ha obtenido un éxito resonante.<br />
(2) Cómo nos clespreeiarú ahora, desde su Olimpo científico!<br />
Mi neurastenia, ¡atormentada inhibieión! unida á mi campaña<br />
jurídiea no menos afanosa y llena ele incertidumbres, que la que domina<br />
en estos momenÜJS mi amigo Batlle, son también razón que<br />
alego ante su amista(l ofell(lida, conw disculpa de mi inactividad<br />
epistolar.<br />
Lanzo tres (livisiones eontra el Baluarte, esto es contra el Burgués<br />
á quien no dejaré deseansar hasta mi postrer aliento. lVIorirá<br />
uno u otro: el burgués ó yo. El duelo es á muerte.<br />
La primera división, (jU(' esealará las alturas, es algo así como<br />
una polémica humorista sobre' el matrimonio eon la opinión, á la cual<br />
bajo forma euieladamente eh'gante digo eosas dolorosas. Quien bien<br />
te quiere te hará sufrir... La segunda es "El Sátiro", una risa,<br />
siluetas de sensualistas solapados que no sé que dirán al verse descubiertos.<br />
.. y por último, un eontingente de tropas deslumbrantes, en<br />
maravilloso uniforme: ;; Salmo á Venus Cavalieri" <strong>del</strong> que tiene V
admirable sería un graYe pecado para con su belleza. Pienso que<br />
Peuser bien pudiera ser agradable a la Cavalieri y que Vd. podría<br />
desempeñar el alto cometido de interrogar á ese señor sobre su arte<br />
de crear el cuerpo <strong>del</strong> libro. (El autor crca el alma). En París las<br />
maravillosas envolturas de ciertos libros. el elHrarce de creaciones de<br />
Loti, Daudet. etc.. se ofrenda al público' en esc~lparate de velours como<br />
piedras precicsas y deslumbram:es. Yo profeso la devoción de los<br />
libros, me parecen joyas y C1eo que su alma artística me aeompaña<br />
en esta <strong>del</strong>icada sensualidad por el ropaje de las obras, por el <strong>del</strong> li·<br />
bro. Su alma pues, interrogará á Peuser. Esa e<strong>dic</strong>ión sería hecha con<br />
arreglo al siguiente mo<strong>del</strong>o que someto á su gusto: Interpretaría el<br />
título de Salmo: este es tendría el aire de un misal. sería de gran tamaño<br />
(adjunto la medida). El título sería formado por gn;ildes le·<br />
tras, artísticamente derramadas sobre la Carátula.<br />
Esta debería ser hecha por algún artista de intuición sensualista,<br />
,el cual llenaría un fondo con espesas nubes de incienso viboreando<br />
de entre incensarios de harem. Se impone agTegar a ese incienso,<br />
coluinnas, pórticos griegos, algo que sintetice dara, breve, y vagamente<br />
elulllndo antiguo, el mundo maraYilloso que transcurre en mis<br />
págiÍlas ele apot
Lo saluda y espera no se yengue Vd. demoraIlll0 su I'espuesta:<br />
El Salmista (Roberto de las Carreras).<br />
lIocquart 286. ::\lonteyideo.<br />
Ccntésteme pronto si le es posible para aprontar el dinero.<br />
Carisimo ..\lontaigne:<br />
-II<br />
Me entero <strong>del</strong> accidente mortal ocurrido al causante de su ser.<br />
Sonríamos ú la ::\Iuerte, al "milagro diario de la Naturaleza" en cuyo<br />
antro se esconde quién sabe y da marayillas... Su aspecto aterrador<br />
solo debe asustar á los niños. .. El día de la muerte debiera<br />
ser de fiesta... día de fabuloso impreYisto)<br />
Somiamos ú la :lYluerte v á la Vida! Seamos eclécticos. única<br />
manera de no equiyoearnos. Todo es be11o! .<br />
Realizo en l\IonteYideo el milagro tipográfico... ,Tamás lo hubiera<br />
creído posible en la ciudad de San FPlipe! Es esta una marayilla<br />
casi tan desconcertante como la l\Iuerte. FÜ~'úrese Vd., esto es<br />
trate Y d. de concebir con esfuerzos dantescos de "imaginación, lo si<br />
!l'uiente: Barreiro. el decano de nuestros introductores de libros v de<br />
~l\lestros impresores, ha hecho venir ele París, la fine fleu/' d~ los<br />
papeles artísticos y de los tipos de imprenta de igual ramo. .. Yo l(}<br />
yeo y no lo creo... J 'ai toujours trouyé Saint Thomas bien crédule,<br />
como <strong>dic</strong>e un crítico francés a propósito de espiritismo.<br />
Realizar en :lVlontevideo un milagro tipográfico!... V d. concebirá<br />
toda la inquietud cósmica <strong>del</strong> aecidente al saber que el poema<br />
será la primera impresión que ha sido heeha después de los siglos<br />
que el hombre hormiguea sobre el planeta. Como no se [le] ha ocurrido<br />
esto ú la vanidad de lling'ún poeta) Será un libro impreso en<br />
oro!. .. sobre papel borra ele vino de ulla elegancia arcaica eles'\'allecedora.<br />
.. De paso sea <strong>dic</strong>ho no hay elegancia sin arcaismo. ~-\.brevio<br />
detalles para dejar algo á su sorpresa.<br />
Le enyío una critiquilla sobre un poeta de aquí, un montevideano<br />
de la más pura cepa qU0 ha adoptado por fuerza, el disfraz de<br />
un parisién libertino. Es sabido que los niños juegan con todas las<br />
cosas... Le ruego se apersone a Bernardez -á quien le rogará lo<br />
reproduzca en el diario anunciando al mismo tiempo mi Salmo, sin<br />
detalles de la impresión por supuesto.<br />
Notará Vd. la ironía que mi crítica ha merecido a los natosos ('?)<br />
de la "Razón" mortificados por tanto alarde de exquisitez. Han fingido<br />
un error tipográfieo...<br />
Lo saluda y espera verlo prolllO<br />
Su auigo affo.<br />
Roberto<br />
POI' favor, borre pagos!<br />
Es justo felicitar á Bernarc1ez por su nueyo libro <strong>del</strong> que he<br />
visto algunos párrafos hermosos. Vigile la pruebilla.<br />
- 42
III -<br />
Sr. Edmundo J\Iontaignc:<br />
Recibo la silueta rara en fuerza de exquisita que su amistad me<br />
brinda. No recibo los Terses: es la segrmda Tez que el envío de su<br />
espíritu es descarriado por alguna divinidad hostil que a mi ver no<br />
puede ser otra que Mereurio dios ele los mereaderes.. ! e0111o que otro<br />
dios no reina en la basta extensión que debe sernos permitido denominar<br />
cen toda vulgaridad PI Boliche. No es eulpa nuestra si tanto<br />
Vd. como YO hemos visto en ól la luz <strong>del</strong> Arte.<br />
Todo ~nvío elebe ser hec'ho rel:omenc1ado a fin de inutilizar la<br />
acción abiesa [sie] de :Mercurio. De lo eontrario no percibiré nunca<br />
la alegría de tener al alcance de la eomprensión y <strong>del</strong> gusto el Alma<br />
de Vd.<br />
lHodestia amistosa es el hecll(} de ofreeer Vd. c1iseulpas por la<br />
Silueta excesinl de ameniclad e interés. Veo que ha bebido Vd. un<br />
sorbo en mi cú1izo Sus connutaciones tocantes á los 1ibros difíciles,<br />
á la concentración. ú la intensidad me dan la inlaQ'en <strong>del</strong> observador<br />
de Estética: son expresiones la" sU~'as anaJítieas, l:;;'velac1oras. lYle halaga<br />
sobre manera que diga Vd. la buena literatura eastellana; la<br />
madre europea es ele eficaz recerdación; ella posee trac1iciCm attístíca;<br />
la integración en <strong>dic</strong>ha matel'llic1ac1 eonfiere importancia; por<br />
otra parte lo que en castellano es escrito es literatura ea"tellana. Observo<br />
el acierto con que Yd. revela el carácter poemático <strong>del</strong> juego<br />
<strong>del</strong> vocablo ...<br />
No sé si habrú recordaclo Vd. el versículo. la forma bíblica en<br />
que me inspiro... La úniea expresión que me permito no eompartir<br />
con Vd. es poellla sin ejemp!,) frase que puede haber aeaneado ú Vd.<br />
el compromiso de apasionado.<br />
Como creo haberle c1iehc en mi anterior yo no sabía que era de<br />
Vd.; por momentos pensaba que Vd. no debía existir cosa que no<br />
elebe extrañarle pues yo que le eseribo no me considero en el número<br />
ele los yivientes. .. Es por tal eon"icleraeión a "u respeeto que la<br />
Venus no contiene ningún fnl~.nllento a V d. dedieaclo siendo así que<br />
ninguno exhibe más <strong>del</strong>ieaclu men'eimiento...<br />
Al fraterno Esteta, salud!<br />
Carísimo l\Iontaigne:<br />
R[olnrto] de las ('ul'reras(l)<br />
IV<br />
Está Vd. diseulpado en ateneión a su franqueza. Por mi parte,<br />
me creo también necesitado ele diseulpas. R('eibí el artículo ele Bazzano<br />
que me pareció felicísimo. Hube de contestar illlnediatamente pero<br />
mi carta quedó á la mitad, interrumpida por la neurastenia!<br />
lYle informo con gusto <strong>del</strong> efeeto producido en el psiquiatro por<br />
nuestra sátira. Ingenieros ha tenido su 'Yaterloo humorístieo!<br />
En estos mOlllelltos me oe IlpO ele gestionar un (']llpleo diplomútico.<br />
Probablemente iré pront~) á Bl1l'llOS A;vres y eharlaremcs.<br />
(1) La carta fue escrita a raíz <strong>del</strong> elogio hecho por el destinatario al<br />
"Psalmo por Venus Cavalieri'·.<br />
44
No sé de el lujo, animoso ele pagar en esa mis cosas. lV1ándeme<br />
las modestamente á :Montevideo sin pagar el flete. Yo me arreg 1 9·<br />
Todavía un último servicio! Diríjase Yel. al Club ele Gimnasia y Esgrima,<br />
pregunte por el secretario, tenga Vel. la amabilielad de retirar<br />
mi ro-pa de esgrima <strong>del</strong> casillero en que está depositada, comprenelidas<br />
un par de florctes, una careta de esgrima, etc. lV1e hace con<br />
todo eso Y con lo clemús un paquete y me lo envía á casa de Julio Herrera<br />
v Reissür. cuva dirección Vel. sabe' naturalmente, sin ningún<br />
género' de lujo'.'.. . . ~<br />
Ha escrito algo nuevo! Trabaja en los sonetos? i qué <strong>dic</strong>e Bazzano<br />
'! Recuerdos á SÚ nchez.<br />
Lo saluda amigablemente<br />
Roberto<br />
Julio Herrera y yo ]0 1'(·corc1amos siempre.<br />
Gracias por todo.<br />
-ylVIontaigne<br />
amigo:<br />
Su eterno impertinente solicita dc su probada fi<strong>del</strong>idad un nueyo<br />
senicio importante: Entregará Vd. la earta que le adjunto a la<br />
señorita lV1aría Elena de Miraba1. Barraeas <strong>del</strong> Snr. calle Alc1ás ...<br />
N9, .. Es no saber el número lo que me haee indisponerme con su<br />
paciencia.<br />
Señas:<br />
Camina Vd. Venezuela, hasta Entre Ríos. Allí toma Vd. el tren<br />
qne <strong>dic</strong>e en la tablilla: Constitución y que marcha hacia su derecha<br />
suponiendo que dé Vd. el frente á Entre Ríos al llegar de Venezuela,<br />
Subido en el tren, se deja Vd. 1Jeyar hasta el puente de Barracas<br />
<strong>del</strong> Sur. Está Vd. a pié. Costea Vd. la margen <strong>del</strong> Río poblada<br />
por una trama espesa de mástiles, durante dos ó tres cuadras. Halla<br />
y d. una casilla-embarcadero. Pide Vd. un bote que lo conduce hasta<br />
la otra orilla (5centayos). Desembarcado Vd. camina hacia la izquierda<br />
po-r los rails, entre los vagones que le sugieren a Vd. idea<br />
ele choques, de catústrofes. .. hasta llegar á U11 easerío de casas de<br />
madera con techos de zinc. .. Allí deseansa Vd. de sn excursión sonámbula<br />
Y pregunta Vd. por la calle Aldlis. Le halla a un paso. Arrancando<br />
de la vía <strong>del</strong> tren, la segunda casa de inquilinos es el término<br />
de su excursión. Entre Vd. y I)regunta por el SI'. Francisco lVIinetti<br />
ó en su defecto, por la Sta. ele Miraba1. Le explica Vd....<br />
Gracias. Veo ya su excursión terminada eon el éxito que asegunlll<br />
su discreción v su esnri ~.<br />
El Destino n~ ha qu~ridc que hablase con Allende! La urgencia<br />
extrema de mi veniela. me ha hecho virar á Montevideo con rapidez<br />
vertiginosa, á defender posieiones. Mis disculpas pues á nuestro<br />
colega espiritua1.<br />
Saluda á Vel. Y a su hermano<br />
Roberto de las Carreras<br />
El asunto que le confío es de toda urgencia. Le ruego contestación<br />
á Lista de Correos.<br />
45
SOBRE "MARTIN FIERRO"
TRES APLVTE8 SOBRE l\IARTIX FIERRO<br />
El texto que sigue fue compuesto sobre los<br />
apuntes que sirvieron de base a la conferencia<br />
pronunciada en noviembre de 1972, en<br />
el Instituto Cultural <strong>Uruguay</strong>o Alemán<br />
"Humboldt Hans", de la ciudad de Salto,<br />
con motivo de la conmemoración <strong>del</strong> centenario<br />
de la Pl1blicación de IDI gaucho Mar.<br />
tÍn Fierro.<br />
EL l\IISTERIO DE LA CREACION<br />
En el proceso de creación de toda gran obra de arte es perceptible<br />
con todo rigor. un misterio. En el caso <strong>del</strong> l\IAHTIN FIERRO este<br />
llli~terio parec~' a~entuarse, como ocurre en algunos casos, cuando se<br />
atiende a las contra<strong>dic</strong>ciones, fúcilmente evidenciabIes, entre el origen<br />
<strong>del</strong> poema y su ulterior destino literario. O, <strong>dic</strong>ho de otro modo, entre<br />
lo que el poema pareció destinado a ser y lo que en realidad fue<br />
ves. Esta formulación. un tanto sibilina. debe ser aclarada. Para ello,<br />
~s necesario fijar la atención sobre tres puntos angulares: el hombre<br />
que escribió el poema, la intención con que lo escribió y el carácter,<br />
por contenido y lenguaje, que el autor impuso a su creación.<br />
Con respedo al primer punto, el hombre que escribió el poema,<br />
cabe formularse esta pregunta: -¿ Quién fue y cómo era José Hernández'?<br />
Los datos que se poseen sobre su vida y personalidad, no son,<br />
por cierto, excesivos, si se tiene en cuenta, sobre todo, que se trata de<br />
una figura histórica bastante cercana en el tiempo. En su mayoría,<br />
esos datos son los proporcionados por el hermmio <strong>del</strong> poeta, Rafael<br />
ITernández, en su libro Pehnajó. Nomenclatura de las calles (1896).<br />
La información proporcionada en este libro, más algunos otros pormenores<br />
provenientes de distintas fuentes, permiten componer una fisonomía<br />
bien definida: .José Hernández. nacido el la de noviembre de<br />
1834 en lél llamada Chacra de Pueyrr'edón (Partido de San lVIartín),<br />
fue un hermoso ejemplar humano, con caracteres y rasgos bien criollos,<br />
dotado de una inteligencia vivaz ~- Ulla intuición penetrante, aunque<br />
no clemasiaclo cultivado. Sólo cursó estudios primarios. A pesar<br />
de que en ellos evidenció verdadero afán de saber, hubo de abandonarlos,<br />
como consecuencia de un repentino quebranto de salud y ra<strong>dic</strong>arse<br />
en el campo. Intelectualmente se formó solo. Pero lo que puede<br />
haber perdido en disciplina intelectual lo ganó en experiencia de vida.<br />
Al respecto, Eleuterio F. Tiseol'lJia ha escrito: "EJi Camarones y Laun//([<br />
ele los Padres aprendió a domillar el caballo, observó los ruelos<br />
{raba.íos ele ganaelería que, bajo la dirección <strong>del</strong> padre, practicaban<br />
elos ganchos y tomó parte en ellos. En estos ejercicios -concluye el. ci.<br />
taelo autor- pasó sn mocedad y se preparó reciamente para la .viela".<br />
Conoció también la experiencia militar. A los 19 aftas, se incorporó a<br />
las fuerzas <strong>del</strong> eo1'onel Pec1l"J Rozas y Belgrano que defendían al gobierno<br />
eontra la sublevación elel coronel Hilario Lagos. Participó en<br />
- 49
combates y supo enfrentar cara a cara a la muerte. Lm·hó en Cepeda<br />
con el grado de capitán. Y participó, además, activamente, en la vida<br />
política de su época. Periodista yocacional y de gran temple, colaboró<br />
en la Reforma política y en el Argentino y fundó, en 1869, su diario<br />
El Río de la Plata, desde el cual feryorosamente expuso su ideario<br />
político y defendió COn encarnizamiento a dos gauchos de la persecución<br />
de las autoridades, reclamando la supresión <strong>del</strong> reclutamiento. En<br />
1863, en que e~; asesinado el candillo riojano Angel Pefíalosa, conocido<br />
por El Chacho, Hel'1lández escribe y publica su libro Vida <strong>del</strong> Chacho,<br />
en el que hace incisivas críticas a Domingo F. Sarmiento, gobernador<br />
de San Juan. Su otro libro en prosa, Instrucción <strong>del</strong> estanciero, lo pu<br />
:}licó en 1881. En su obra, ]f¡¡ertc !J transfiguración de Mai'tín Fierro,<br />
Ezequiel 1\lartínez hace conocer este detalle pintoresco: "Por sn Polente<br />
'voz .y por su modo desembarazado de hablar, le ponen el sobrenombre<br />
de JIATRACA., con quc sus ami[los lo conocen. hasta qne en<br />
1878 se le cambia por el de JL1RTLV FIERRO n . •José lIel'llández murió<br />
repentinamente, de un ataque al corazón, el 21 de octubre de 1886.<br />
Deliberadamente. en estos datos biollT,ificos he omitido la mención de<br />
El [lancho Martín Fierro (1872) Jo.: de la ruelta de ~J1artín Fierro<br />
(1879). Suprimidas estas dos obras, la imagen que da de sí .José lIernández<br />
es tan sólo la de un hombre de acción, activo, inteligente y<br />
movido por impulsos e ideales generosos y la de 1111 periodista de fibra.<br />
Pero no la de un poeta. Ilimó, es verdad, algunos versos fuera de<br />
su Obl'Cl geniaL pero esos versos no valen nada. De ellos, solamente merece<br />
recordarse, por su gracejo, la epístola en verso dirigida a Manuel<br />
Blanes y en la que hace la descripción <strong>del</strong> cuadro El desembarco elt:<br />
los Treinta .If Tres Oricntales. José Hernández, por consiguiente, no<br />
fue sustancialmente, un poeta sino un periodista y hombre de acción.<br />
Sin embargo, este hombre, que no es sustancialmente un poeta, en<br />
1872, en un alto de su acción y, estimulado por la lectura de Los tres<br />
.
íllás: escrito con intclH:ión l:ircllnstancial polítieo-socinl, el poema trascendió<br />
la intención <strong>del</strong> autor J' dio, como es fácil probar y, aunque<br />
sin perder su contenido inicial, una imagen universal <strong>del</strong> hombre; es·<br />
crito desde una postura intensamente regionalista, de tal modo que<br />
todo fl y todo en él arraiga ceiíidamente en lo local, el poema se universalizó<br />
hasta resultar el mús difundido poema Hlnericano en todo el<br />
lllundo, hallándose traducido, incluso, al japonés. Creo que con esto<br />
queda clara la afirmación, que inicialmente podía parecer un tanto sibilina,<br />
acerca de las contra<strong>dic</strong>ciones entre el origen <strong>del</strong> poema y su ulterior<br />
destino literario, entre lo que el poema pareció destinado a ser<br />
y lo qne llegó a ser en realidad. En síntesis y unitariamente, esas contra<strong>dic</strong>ciones<br />
admiten ser expuestas con esta fórmula: el JL1RTIN FIE<br />
RRO es un jJoema genial COn valores universales ,1} con difusión univcrsal,<br />
escrito pOi' un hombre quc 110 jJareeía ser sustancialmcntcun<br />
pocta y que se propuso, fundamentalmente. escribir una obra circunstancial.,<br />
de tesis político-social y con un carácter regional bien acent<br />
uado.<br />
José Hernández, en consecuencia. creó un poema que superó<br />
ampliamente sus propias intenciones creadoras. En El payaclor, Leor1oldo<br />
Lugoncs sostiene que "Hernúndcz ignoró siempre Sil importan.<br />
cia" y agrega que sólo tuvo genio en ocasión de componer el 1I1artín<br />
Fierro. Concluye luego: "El poema compone toda su viela y, fucra<br />
de él, no queda sino el hombre enteramente común, con lasicleas nlc,<br />
dianas ele la época ". Aun sin suscribir esta afirmación sobre la mediocridad<br />
<strong>del</strong> hombre .José l1el'l1ández, cualquier lector <strong>del</strong> poema<br />
puede sentirse tentado a pensar qne ese hombre escribió un poema<br />
superior a sí mismo. Y si esto puede parecer exagerado, no lo es, seguramente,<br />
afirmar que en el poema el autor al'ticuló, decantado y<br />
en especiales momentos de lúcida inspiración, todo lo que de mejor<br />
había en él y que salió a la superficie <strong>del</strong> alma a tnlYés de una <strong>del</strong>icada<br />
simbiosis mtre el ser indiyidual y el colectiyo. De todos moclos.<br />
la obra. en cierta medida. venció al'creador. Para muchos lectores'-de<br />
su' época y aún de élhora- quien existió y existe no es el<br />
autor sino el personaje. El existente es l\Iartín Fierro y no José Hernández,<br />
la criatura y no el creador. De tal manera el personaje venció<br />
a su hacedor, que, recordemos el dato autes proporcionado, al año<br />
siguiente de publicado el poema, .José Hernáudez dejó de ser Matraca<br />
y se convirtió en 1I1artín Fierro. El intento de entrar en las<br />
contra~licciones expuestas sería equiyalente al de entrar en los misterios<br />
de la creación estética. No pretenderé entrar en tal misterio, porque<br />
tal pretensión sólo conduciría a 11n seguramente vano bucear en<br />
las tinieblas. Si tal intento puede resultar Yana, tal vez no lo sea<br />
reflexionar, aleccionados por .José Hernández y su poema, que al hom·<br />
bre eterno sólo se llega pasando por el hombre temporal. Sólo es posible<br />
dispararse a lo absoluto pasando por lo relativo histórico. In<br />
ateneión total a la circunstancia inmediata es el primer peldaño para<br />
alcanzar lo trascendente. Todo paisaje es visto según la perspectiva<br />
determinada por el lugar y Lera en que se está. Querer ver sin ubicación<br />
geográfica y temporal es el mejor modo de situarse en posición<br />
adecuada para no ver nada. Idéntico fenómeno se da en la creación.<br />
El intento de crear en mlÍversal es el mejor modo de nadificar la<br />
ereación. Con wrdad afirlllÓ Goethe que las obras eternas eran<br />
obras de eircllnstancia.<br />
- 51
PEHSÜXAJES<br />
El ledor de una novela (o. también. (le un poema narrativo)<br />
pue(le formularse, concluída la lectura. una pregunta siempre incitante.<br />
Ante talo cual personaje y, especialmente si se trata de un personaje<br />
protagónico intensamente sondeado por el autor, puede preguntarse<br />
quién es, cómo es ~' qlié es ese personaje imaginario pero,<br />
nnlchas v('ces, tan o más viYiente que los seres reales. La pregnnta,<br />
en principio, puede parecer ob"ia o d(' mny fáeil respuesta, ya que<br />
el autor mismo proporciona, si ha ereado en hondura, los ingredientes<br />
de la definición <strong>del</strong> personaje, al ir snbra~'ando, paso a paso, los<br />
rasgos <strong>del</strong> temperamento <strong>del</strong> mismo y las Yicisitndes por las que atraviesa.<br />
Pero, en verdad, si se trata de una obra wnladeral1lente genial<br />
~', el personaje es, en eonseeuencia, una cr('aeión verdaderamente<br />
profunda, la respuesta no es tan fáciL porque el personaje, en este<br />
caso, aclquil're la consistencia v la misteriosidad de un ser humano.<br />
Y, notoriamente. el íntimo fO{l(10 inscbornabh' de eualquier ser humano,<br />
por elemental que sea. ('S, siC'mpre, una incógnita. para los otros<br />
y aún para sí mismo. C"rcar esa incógnita :: proeurar despejarla, ya<br />
se trilte de nn ser humano o de un personaje imaginario, C'S una tarea<br />
apasionante y que debe ser continuamenlc' r('noval1a porque sn logro<br />
total es illaleanzable. En esta situación se hallan varios de los personajes<br />
d(' El !!allcho JJal'lín Fiel'l"o y de La ¡'licUa de Martín Ficrro.<br />
Son personajes tan compll'jos eomo los reales y (1(' ('11os es posible<br />
afirmar que se le escapef}'on a su ereador para elltrar a YiYir con Yida<br />
propia. eomo oenrre siempre con los grandes personajes novelescos.<br />
Cabe haeer, pues, con respeeto a elios las antec1ivhas pregnntas. Sólo<br />
aec('derl'. desde luego, a alg'u11os personajes y en forma esquemútica.<br />
y el primero ha de ser, eomo es 11nturaL ('1 pC'rsonaje protagónieo.<br />
¿quic'lI es. cómo es )' qué es ::\Iartín FiC'lTo. Sin pretendC'r una respuesta<br />
exhaustinl, es posible seüalar dos rasg'os que. ('ll principio, pa,<br />
recen contrac1ietorios, pero
y sel/tao jlll/to a7 fouón<br />
a esperar q/le vel/[fa el día.<br />
a7 cinwl'I'ón (e prendía<br />
hasta pOl/crse rechoncho,<br />
mientras Sil ch ina dorm{(~<br />
tapadita con Sil POI/cito.<br />
Esta felicidac] no dura. Se prodnee una le\"a ¡" l\Iartín Fierro es<br />
c11\"iado a prestar ser\"ieio e11 la frontera. 8urg'C' entonees el segundo<br />
l\lartín Fierro: d hombre abrumado por la inJusticia y al que 'la injustieia<br />
comienza a malear o corrompc!'. Vin' cn la fron:,ra tres años<br />
de padecimicutos y al fin logra desertar y regresa a su pago. De todo<br />
lo qne constituyó su \"ida feliz, nada c'ncuenlt·a. Despojado de todo,<br />
se éonvierte. tcrcer l\lartín Fierro. en [falle7/O ¡'({[fa y aún algo peor,<br />
que annncia esta sextina decisi\"a:<br />
,Yo hallé ni rastros elel rancl/O;<br />
sólo estaba la tapera!<br />
Por Cristo, si aqllello era<br />
pa e¡¡l/ltar el corazón;<br />
yo ,ÍlIré e¡¡ esa ocaú';n<br />
scr más malo que una fiera!<br />
De (fOIlCllO ¿'(((JO, pasa, cuarto Martín Fierro, a [fa/lchomalo. lVla·<br />
ta. injustamente, al negro en el baile y luego, obligado, al eompadre<br />
en la pulpería. Es perseguido por la justicia y se transforma, qllinto<br />
Martín Fierro, en uaucho matrCl"o. Llega, entonces, otro momento fUlldamental<br />
en la vida de Martín Fierro: la pelea, en el pajonal, con la<br />
partida de policía que 10 aeosa. Enfrentado, como nunca, cara a cara<br />
con la muerte, Martín Fierro siente, en medio <strong>del</strong> gran peligro en qu"<br />
sc halla, una nUCHe torsión en sn destino interior. Y él, que había julado<br />
"ser más malo que una fiera", rEscata, por el recuerdo, aquel<br />
mOlllcnto Cl'ucial ele su Yida ele este modo:<br />
Por su(}'te en aqllel momento<br />
'venía eoloriando el alba<br />
y yo dije" Si me salua<br />
la Yir(fen eJl este apuro,<br />
en a<strong>del</strong>ante le j1ll"O<br />
ser más (fiiel/iJ qucuna ma7ua'·.<br />
Su rucgo parece haber sido esc·l1(·hado. El sargento Cruz se p01h~<br />
de sn lado ¡.- entre ambos vencen a la partida policial. Ambos huyen al<br />
desierto a YÍYil' entre los indios v SUl'!.:e entonces el sexto lVIartín Fie<br />
1'1'0: el fJ((llcho flluitivo, qne, aco~aelo, ~'elliega ele-la civilización. Aquel<br />
f"·aucho trabajador ha sido reelucido a un homh1'l' cn.\'(l ideal ele vida,<br />
lamentable. se expresa en estas sextinas, con la que inYÍta a Crnz a<br />
irse él Yi\·il' entre los indios:<br />
Fabricaremos Un toldo,<br />
como lo hacen tantos otros.<br />
con unos clleros dc potro, .<br />
(fIlC sea sala .lI sea cocina.<br />
Tal vez no faltclllta china<br />
Que se apiade dc nosotros!<br />
- 53
Allú JIU hay que trabajar><br />
/'i/'e lUlO como UII seiíor;<br />
de cuando en cuando UI/ malón,<br />
y si dc él sale con ¡'ida .<br />
lo pasa echao panza arribe~<br />
miralldo dfJr [JiieUa al sol.<br />
Entre jos indios vive dos grandes v tambi{>n deeisivas experiencias:<br />
la muerte de Cruz, que haee de ':\Iartín Fiel'l'o una coneicnein<br />
ensimismada en ulla tl'emenda soledad:<br />
..:lUí pasaba las horas. sin hablar lI((i17es COJUlligo.<br />
teniendo a Dios pOi' test iyo y mis pe IIs01/1 i(Jdos fijos<br />
en mi IImje¡' y mis hijos,<br />
ellmi pago y el/~¡¡¡i ((mi[Jo.<br />
y su eombate con el indio, verda<strong>del</strong>'o pasaje epleo <strong>del</strong> poema. Con la<br />
Cautiya, por la eual ha luchado, yuelYe a la vida eivilizac1a. Y aparece<br />
ahora el séptimo y definitivo ::\rartín Fierro: el guucho sabio, colmado<br />
de una sabiduría vital que, en especial, se revela en su actituc1<br />
ante el moreno que, en la payac1a, lo desafía y en los eonsejos que da<br />
a sus hijos y al de Cruz.<br />
Los in<strong>dic</strong>ados son los varios ::\Iartín Fierro que se hallan en el<br />
poema. La clave de donde se halla el personaje esa unidad se encuenta<br />
en estos dos versos; "Yo nunca tuve otra, escllela / qlle III/U<br />
uida des!J}'({ciada". Esta dolida confesión de :JIariín Fierro reYela<br />
que, precisamente, el vínculo sustancial que une a los varios Martín<br />
Fierro están unidos pOI' ese vínculo que es, a la vez, el elemento dinámico<br />
que los determina. Martín Fierro es el hombre transfigurado<br />
por la persecuci6n, la adversidad y el sufrimiento. El personaje, en<br />
el poema, describe una trayectoria que forma un únglllo: hay, primero,<br />
una línea descendente que lo lleva de gaucho bueno y labo·<br />
rioso a gauc·j¡o malo y matrero; hay, luego, una línea ascendente<br />
que lo convierte en gaucho sabio. Y en Éste queda l'I'cllperado, aerecentado<br />
y ennobleeido el gancho bueno que fue al comienzo. El poema<br />
muestra, pues, dos reacciones antc el dolor: una que malea y<br />
otra que ennoblece. Doble experiencia Yivicla pOlO .:.\Iartín Fierro y<br />
que constituye uno de los ingredientes que dan al poema significa·<br />
ci6n étiea y nllor universal. Jorge Luis Borges escribió, con aeierto,<br />
que ,José Hernánclez compuso su poema "para den/lilcial' injusticias<br />
locales!J teJIIIJoJ'Clles, pero en Sil obl'a elltraron el mal, el destiilo y la<br />
desuentul'a> que son eterilos". Es evidente que el pocma tiene una<br />
cloble proyecei6n: es, por una parte, Un documl'nto político-saeial<br />
que <strong>del</strong>llllleia la situación misera.ble <strong>del</strong> gaucho argentino haeia la<br />
séptima déeada <strong>del</strong> siglo pasado y es, por otra, una ereaci6n poética<br />
impar que se levanhl por encima de toda limitación espacio-temporal<br />
y ofrece una experiencia humana de caráeter uniYersal, uno de<br />
cuyos ingTeclientes se conclensa en csta sextina:<br />
;j4 -<br />
Jllnta c:rperieneia en la. vida<br />
hasta pet cZar y prestal'<br />
qu,ien la tiene que pasar<br />
entre sllfl'imiento y llanto,<br />
ZJol'que nada ensería tanto<br />
como el snfl'il' y el llorar.
Entre los personajes protagollll:O". es Cruz quien debe ser recordado<br />
inmediatamente después de l\Ial'tín Fieno. Si se plantean con<br />
respecto a él las mismas interrogantes formuladas con respecto a 1\1artín-Fierro,<br />
la respuesta se halla condensada en los dos versos iniciales<br />
de la respuesta <strong>del</strong> propio l\1artíll Fierro él Cruz, cuando éste concluye<br />
de contar su historia: "reo que SOíi/OS los dos / astillas <strong>del</strong> mesmo<br />
palo ". Porque, en efecto, cnü:e Cl'l}Z y l\Iartín Fierro lwy identidad<br />
de destino. Ambos son víctimas de la autoridad prepotente y ambos In<br />
han t('nido otra enseuanza q,w la que imparte el sufrimiento. Cruz, como<br />
l\Iartín Fierro, tUYO mujer y ram,ho. Un comandante de milicia,<br />
abusancle de su autoridad, le seduce a la mujer y Cruz obligado lo pelea<br />
v mata al asistente <strong>del</strong> comandante. Convertido en ~wucho matrero.<br />
acu~le a un baile. donde, provocado, se ve' obligado (~ pelear por se:<br />
:,::'unda vez. Continúa su vida de matrero hasta que llll amigo, por favor,<br />
lo compone eon el ,Juez. Es designado sargento de polieía. Pero cuando<br />
la partidn acosa a l\Iartín Fierro. eomprenc1e, él también, que son astillas<br />
<strong>del</strong> mismo palo y pelea junto a él. l\1uere, al fin, de vinwla en<br />
las tolderías de los indios. Este duplicado, aunque en distinta eseala,<br />
\le! destino de 1\1artín Fierro. tiene eon él otro in!!.Tediellte i<strong>del</strong>ltit'ieador:<br />
ambos YiVell eomo arrebatados por la vocaeióll <strong>del</strong> eanto. Con1<br />
púreee lo que diee l\Iartín Fierro c1e sí mismo. al comienzo <strong>del</strong> poema,<br />
lon lo que expresa Cruz en una parte de su relato. Diee l\Im·tíll Fierro:<br />
('antando me he de lilOi'ii'.<br />
ca nta ndo me 7/(/ n de enterra i'.<br />
Y cantando he de lleuar .<br />
al pie <strong>del</strong> Eterno Padre.;<br />
dcnde el vientrc dc mi madre<br />
l'ine a este mundo a cantar.<br />
y agrega, dos sextinas c1espul's:<br />
ro )10<br />
soy cantor let)'(lo<br />
mas si mc po ligO a c({ntai'<br />
no tcngo cuando acal)(()'<br />
.11 lIIC cnvejezco cantando:<br />
las coplas me U({JI brotando<br />
como aUlla de Jlw}{flJltial.<br />
y eomo respollc1iende, <strong>dic</strong>e Cruz:<br />
A otros le brotan las copias<br />
como flUIW dc manelJ/tia/;<br />
pues a mí me pasa i[fuu/,<br />
aunque las mías liada calen:<br />
de la boca se me salcn<br />
COIl/O ot.'cjas <strong>del</strong> corral.<br />
que en puertiando la primera.<br />
ya la si!) uen las elC/Juís,<br />
y en montones las ele atrás<br />
contra los palos se cstrellan,<br />
.11 saltan y se edJ'opellan.<br />
sin que se cortcn jamás.
Esta duplicación, a través de Cruz, <strong>del</strong> destino <strong>del</strong> protagonista,<br />
puede parecer innecesaria. No lo es. Dos razones lo justifican. Primera:<br />
hay en Cruz matices de la sicología <strong>del</strong> gaucho que .José Herllández<br />
no podía poner, sin descomponer el personaje. en Martín Fie<br />
1'1'0; segunda: Cruz es imprescindible para hacer presente en el poema<br />
un sentimiento, el de la amistad, sin cuya presencia la sicología<br />
<strong>del</strong> gaucho carecería de rostro. Valga. además, una tercera razón subsidiaria:<br />
en el relato de Cruz hay pasajes de tal intensidad que lo<br />
validan por sí mismo, indepf:lldientemente <strong>del</strong> contexto. Recuérdese,<br />
por ejemplo, al comandante de milicia, ese viejito conquistador a<br />
quien Cruz, por dignidad, no quiere matar, y que da lugar, entTe<br />
otras, a estas dos sextinas inolvidables:<br />
.:.Yo me (fusta que otro (¡allo<br />
le cacarec a mi gallilla.<br />
Yo alldaba ya, con la espilla,<br />
hasta, que en '1I11a ocasión<br />
lo pillé Junto al Jogón<br />
abrazándome a l.a china.<br />
Tenía elvic:iitollna cara<br />
dc terncro nwl lamielo,<br />
y al verlo tan atrcL'ido<br />
1c eliJe: "q /1 C le aproveche;<br />
que lwlJía sido pa el mno/'<br />
como guacho pa la leche".<br />
Estos dos destinos humanos que son Martín Fierro y Cruz encuentran,<br />
en la segunda part.: <strong>del</strong> poema, su prolongación en el Hijo<br />
:Mayor y el Hijo Seg'undo de Martín Fierro, y en Picardía, el<br />
hijo de Cruz. Sobre ellos, aunque merecen más, sólo haré unas rú<br />
})idas referemias. El canto que en el poema cOlTesponde al Hijo<br />
.Jlayor mereció la reprobación, apenas atenuada, de Leopoldo Lugones,<br />
que en El pa!Jador escribe: "La lección directa de moral.. agrega<br />
su tn:vialidadinhcrcntc al fastidio de largas series de cstrofas<br />
sin colorido ni sabor. Así todo el canto XII de.$tinado a nan·,'t}' las<br />
pcnas <strong>del</strong>. hijo mayor en la cárcel ( ... ) n. Creo, por lo contrario,<br />
que este canto XII es uno de los grandes momentos <strong>del</strong> poema. Her:<br />
nández realiza el prodigio de crear un personaje inolvidable con nn<br />
ser que casi no tiene biografía ni rostro memorable. Es la historia<br />
de una trágica soledad. El Hijo Mayor necesita desesperadamente el<br />
calor fraterno de la relación humana v lo condenan a estar solo. Es<br />
una conciencia que, contra su volunta¿l y deseo, se ve elausurada en<br />
sí misma. Es un ensimismado a contrapelo que desesperadamente necesita<br />
extraverterse. El motiYo circunstancial de la ereación es. sin<br />
duda, para el autor, el impulso de denuneia de una injusticia s¿eial.<br />
Pero también aquí trasciende su intención. El Hijo Mayor es una<br />
tremenda metúfor(l conereta <strong>del</strong> eastigo sin culpa. de la asfixiante<br />
soledad impuesta por los otros, de la ineolllunicación forzada, tan distinta<br />
de la de quien por propia voluntad o por fatalidad sicológica<br />
queda clansurado en sí mismo, haeiendo ele su cOllcieneia cárcel. Ezequiel<br />
l\Iartínez Estrada, tras ele señalar que el Hijo Mayor vive absorto<br />
en la idea fija ele su cautiYerio injusto, eseribe, en su JIuerte<br />
y transfiguración de JIartín Fiel'l'o, estas exactas palabras: "Nada<br />
56 -
más parecido a Sil tormento que el éxtasis. SI! iÍ I/ica idea se le clal'a<br />
a semeiall?CI de la ('¡bora qlle se mllerde la cola, en un circuloirroilllJible.:SIl<br />
persona 'I'iene a quedar aprctada en ese eL'culo; el. alma<br />
se le ha salido y lo asfi:úa oprimiéndolo. Solamente ])anteimaginó<br />
cirelllos tan -hennéticamente cerrados, soldados tan 1Xtra siempre, en<br />
SIlS condenados". Polos üpuestos de este perselllaje son el Hijo Segundo<br />
~. Picardía. El Hijo Mayor carece casi de biografía. El Hijo Seg-undo<br />
y Picardía la tienen én abundancia. Sns vidas son un remolino<br />
de sucesos. Son también, como l\Iartín Fierro, Cruz y el Hijo<br />
Mayor, seres acesados por la injusticia, la prepotencia y la injustieia<br />
socia1. l\Iultiplican, como espejos enfrentados. una misma imagen.<br />
.,. a través de ellos el autor ofrece esos aspectos de la realidad ~que<br />
no entraron en sus otros personajes. Jnchtso, en la historia de Pieardía<br />
se reiteran notoriamente aspeetüs (le la yida de Martín Fierro:<br />
los <strong>del</strong> reclutamiento y la vida en la frontera. Pero en ellos<br />
se muestra un elemento, muv tenuemente insinnado en Cruz, y qne<br />
en el Hijo Segundo y en Picardía adquiere nitidez. Ese elemento nuevo<br />
es el tinte picaresco, tomando la palabra en la acepción que se le<br />
emplea con refcrencia a la novela picaresca española. Rccuérclense<br />
al respecte, especialmente, lo:; incidentes, que tiñen de humor a un<br />
poema de sig-no trágico, promovidos por el amor <strong>del</strong> Hijo Segundo<br />
por una viuda que lo desdeña.<br />
Esta reseña de los personajes <strong>del</strong> poema debe ser, inevitablemente,<br />
incompleta. Lugones, en El payador, cnenta "c/wrcnta y dos<br />
personajes, sin contar los grupos en acción", y Ezequiel l\Iartínez<br />
Estrada incluye, con justicia, al l\Ioreno de la payada en el gmpo<br />
de los g-randes personajes <strong>del</strong> poema. ?\o es posible referirse a todos.<br />
Pero tampoco es posible silenciar al que es, qnizús, fuera <strong>del</strong> protagonista.<br />
el mús popular de los personajes <strong>del</strong> poema: el Viejo Viscacha.<br />
Sobre él se han emitido las opiniones mús diYersas. Hay quien<br />
lo ha visto como una encarnaeión <strong>del</strong> Ma1. eOJllO un ser demoníaco<br />
eon forma hnmana; hay qnien lo ha eonsie1erado ccmo nna especie<br />
de asceta, eon tintes de santidad. Ezequiel l\Iartínez Estrada, en un<br />
<strong>dic</strong>tamen eoneiliatorio, lo enjuieia de este modo: "Yiscac1w contie<br />
1/e las mús altas virtudes <strong>del</strong> hombre social, elel santo, <strong>del</strong> héroe JI<br />
<strong>del</strong> sabio. pero todas echadas a perder, todas en 8Í[lno ne[latiuo, en<br />
I(I//'ector que se diri[le a la· 'izqllil}rda, en el menos cero". Pienso que<br />
estas interpretaciones suponen 11n engolamiento de la YÍsión <strong>del</strong> personaje.<br />
Este es una gran creaeión literaria pero de carácter netamente<br />
realista. Xi Diablo ni Santo. Es, simplemente, el marginado social.<br />
y marginado por propia voluntad. Contrariamente al Hijo Mayor,<br />
es una eoneieneia que voluntariamente se clausura en sí misma y se<br />
ilH·omuniea. Sólo cuando estú embriagado se suelta algo y accede a<br />
rendir su eXTwrieneia --en los famosos consejos- ante el Hijo Se>gUlldo.<br />
Sus t'razos sicológicos, despojados de los añadidos que le eoloean<br />
las interpretaciones trascendentalistas, son muy precisos. El<br />
núeleo de sn vida síquica es el egoísmo. Sólo viye para sí. El egoísmo<br />
lo haee antro v la avarieia. ladrón. Según mentas, mató a sn<br />
mnjer de un palo p'or cebar un mate frío. E< pues, lo snfieientemente<br />
cruel cümo para que, aún siendo dudoso tal hecho, ya que el mismo<br />
relator no se atreve a confirmarlo. se le atribuva como un rasgo<br />
definitorio de su carúcter. Eg'oísta, aváro. ladrón ,:cruel. es. a<strong>del</strong>ll&s.<br />
IIIiserable. COllSig'o mismo v 'con los otros. Vive ,,; nivel'casi animal:<br />
Si cnsartaba algún asado, .pena que nadie lo coma. primero lo mal-<br />
-::Ji
(liel' y lo eSl:upe después, :\'ada de esto revela a un santo; tampoeo,<br />
a un demonio. Revela, sí, al automarginado social al I'ual el autor,<br />
v valo'a su testinlOnio, le apliea, entre otros. estos ealificativos: per<br />
~lulario, harauán, micro, retobado. calHancZuÚl'o. 'Viejo parco e illsufrible<br />
de deu1ino. Valen también eomo testimonio el rosario dc'nigratorio<br />
que le rezan los veeinos, según lmr1onamentl' eonll'nta uno de<br />
ellos. cuando muere el Yiejo, Sus famosos consejos son expresión eabal<br />
de S{1 sieología, Viejo experimentado y camandulero, dotado, sin duda,<br />
de penetrante inteligencia práetiea, eompone eon sus eonsejos un idea<br />
"io <strong>del</strong> no eomnromiso. de la autodefensa e!:roísta. <strong>del</strong> aeomodo v en<br />
todo indiferent~ a los \'alores étieos superior~s, :\'0 es J)('l'esario (:itat·<br />
los como prueba de I'argo, porque han ingresado ya al ¡'eÍl'anero popular<br />
y todo el mundo los conoce, Sin lugar a dudas, esos consejos, muy<br />
agudos, condensan y exudan experieneia vital. Cualquiera puede apli,<br />
carlos. sin desmedro ético v aisladamente. en ahnmas cireunstaneias,<br />
Pero tomados en conjuntos' como expresió'n de U'¡Ja postura (:tiea global,<br />
postulan una direeeión moral que supone la destruceión de lo mejor<br />
que hay en el hombre: su generosa capacidad de sentirse en relaeión<br />
eon lo que lo traseiende, cl impulso altruísta que eonducc a asnmil',<br />
ante la realidad, un compromiso desinteresado, su saber que eaela<br />
uno llega a ser realmente el que es mediante su rela(:ión con los demás.<br />
La filosofía que emana ele los eonsejos es antisoeia1. <strong>del</strong> mismo<br />
modo que el viejo Viscacha es un marginado yoluntario. En 1'1'1'<br />
dad, la filosofía moral <strong>del</strong> poema no se halla en los consejos <strong>del</strong> viejo<br />
Vi~:eaeha sino en los qne, en el canto XXXII, da :Martín Fierro a sus<br />
!lijos y al de Cruz y qne postulan una moral en todo opuesta a la <strong>del</strong><br />
Yiejo Viscacha. Hay, sin embargo, entre los consejos de éste, UJJO qne<br />
reyela al gaucho que en sn juycntuc1 fue y quc snpo entendérselas, porqut'<br />
,fue domador, eon bagm~Jes, Es el que se _expresa en estas dos<br />
sextmas:<br />
y !funyoso con la Il'ancu,<br />
me solírt decil': "Potrilla.<br />
I'eciéll te apnnla el connilzo,<br />
1IIas te lo <strong>dic</strong>e nn torllllO<br />
no dejés que h01llbreniílgullo<br />
tc galle ellao <strong>del</strong> cnchillo",<br />
"Las ({rmas son ncec.sarias<br />
pcro naidcs sabe cuándo;<br />
ansina, si andás pasiando,<br />
.11 de noche sobre todo,<br />
debés lleuarlo de modo<br />
Que al salir, salya coriando".<br />
Federieo :\,ietzse1Je afirmaba que uno ele los modos mús fértiles<br />
de aeel'earse a nna obra de arte era el de enfocarla eOll la óptiea de la<br />
vida, Con la óptica de la vida ha sido realizado este enjuieiamiellt;)<br />
ético <strong>del</strong> Yiejo í/ise
y 1('.1 o Yiseaeha en su n'rc1ac1 esencial, cn toc1a su estupenda y casi<br />
ahisnl1l!' yerc1acl humana, Traseicnde su cireunstaneia soeial y es represcutaüro<br />
de un tipo humano, que, de din'rsos modos, s~ da en<br />
todo lugar y époea. El viejo Yiseaeha, voluntario automarginado soeia!.<br />
deja ver, bajo sus harapos de ganeho miserable, nn tipo humano<br />
que, sin necesidad de muy sagaz obserYCleión, es posible reeonocer en<br />
otros medios soeialc·s. époeas y lugares, Qnizú valga la pena recordar<br />
que el viejo Yiseaeha lJeYClba en sí su propio infierno, como<br />
lo e\"Ídeneia la tereera ele estas tres sextinas:<br />
CUUI/do nzo¿o file casuo<br />
uUl/qlle yo lo descol/fío:<br />
!J dccía UíI amigo mío<br />
qlle, de arrcbatao y malo,<br />
mató a sn mnjer de nI/ palo<br />
porqlle le clioun mate frío.<br />
Tt'illdo por tal motivo<br />
1/II11Ca se ('olvió a casarj<br />
l/O Gra fúcil encontrar<br />
1/ il/U 1I I/(l qne lo quisiel"Cf :<br />
todas temerían llcl'(/)'<br />
la suertc dc la primera.<br />
Boí/aba siempre con ella,<br />
sil/ duda por Sil <strong>del</strong>ito,<br />
y dccía el viejo maldito<br />
el tiempo qllc estllro el/ferlllo,<br />
qlle ella desde el II¡CSlllOinl'iei'J1O<br />
lo estaba llamal/do a grito·s.<br />
EL GENEIW LlTElüUaO<br />
El género literario al que pertenece el poema de José Hernández<br />
ha sido, a lo largo de varias décadas, objeto de discusión. El problema<br />
de la ealifieaeión genérica de una obra literdria puede pareecr<br />
de relativo interés. Y, sin embargo, tiene su importancia, Supone una<br />
perspectiva desde la cual se la lee y puede influir en ei juieio crítico.<br />
Conviene, pues, referirse, aun euando sea brevemente, a este problema<br />
en relación eon la obra de Hernández. El debate se ha sostenido<br />
en torno a esta pregunta: ¿es o no el 1\1artín Fierro un poema<br />
épico?<br />
Un rápido repaso de las respuestas permite dividirlas en tres<br />
grupos: 1) las de los que rotundamente responden por sí; 2) las de<br />
los que rotundamente responden por 110 JO 3) las de los que mantienen<br />
una ]~csieión oseilant,~ o intermedia. Dos autores representan<br />
cabalmente las dos posieiones antagónicas extremas. Son Leopolc1o<br />
LugOlles ~- Calixto OYllela. El primero titula, taxativamente,<br />
El lI1al'fíll Fierro es un poema épico a uno de los capítulos ele su<br />
obra El rayador y expone su opinión de este modo tajante: "y por<br />
e,w. porque paso 11 ifica la viela hcroica de la raza con sn lenguaje<br />
y sus sentim ielltos más genuinos, encaránelola· cn un paladín, o<br />
sea el tipo más perfecto ele justieiero y el libcrtaclor_: porquc SI!<br />
poesía constitllye bajo esos aspeclos una obl'Cl de viela i¡¡teural, Jiartín<br />
- 59
Fierro es UII pOCií/a (pico". En ('uanto a Calisto O.nl"la. nie2:a cal'úcter<br />
épieo al poema y eonduye: "El f(.W nto de JEA RTIN FIERRO )lO<br />
es propiamente )/aciolla[ )/i mcnos dc raza )li se relacioíi{( cn modo<br />
alguno con ni/estros orígcncs conlO pueblo ni como naciólI políticamente<br />
constituída. Tníiase en (jI ele las dolorosas I.'icisitlldes ele la vida<br />
dc un gaucho ell el úllimo tercio <strong>del</strong> si.rjlo anterio)'. ell la época de la<br />
dccac1cllcia U pró,/'Í1I1a dcsaparición de ese tipo local U transitorio<br />
nuestro allte Uila situación soóal que lo aniquila". En euanto al 1)('1'<br />
sonaje protagónieo, que para Lugones es el tipo perfecto <strong>del</strong> justiciero<br />
y libertador, cs para Calixto ()yuela un "llOml)re COII ¡'isible dec: i<br />
nación al tipo JfOREIRE8CO de [jauc[1O ¡¡¡rdo, a[Fesi¡'o. matón U peleador<br />
con la polieía' '. ()tros autores se indinan por posicjones menos<br />
extremas. Martiniano Leguizamón, en su libro De cepa criolla (1919\,<br />
aunCjne no afirma ele lleno que ('1 poema sea épico sostiene qne el mismo<br />
es el poema nacional ele los argentinos, tanto por su contenido<br />
sociopolítico como porque expresa las aspiraeiones mús nobles y los<br />
ideales mús altos. Ricardo Hojas, en sn Historia de la literat¡u'a (11'<br />
!Jentin(l - Los !/((uchescos (1917), aunque seüala las difereneias existentes<br />
entre el Jlartín Picrro y las epopeyas dúsieas. eOlleluye que<br />
tanto el .lIartín Fierro eomo el Facundo son" poonas lIacionales de<br />
carácter épico", afirmando, en otra parte, que "dentro de los géJlCJ'os<br />
clásicos a lo que más se parece el .lLIRTIN FIERRO es a Hila epopeya".<br />
Otros dos autores que sostienen una posición intermedia son<br />
~lignel de Unamuno ~- .Jorge Luis Borges. El primero. en un estudio<br />
publicado eu la Revista eS¡JaJlola (18D4), sostiene qne el poema mnestra<br />
una fusión de elementos épieos y líricos, aproximándolo, así, más<br />
al romancero espaiíol que a los eantares de gesta. El segundo, en su<br />
ensayo el "Martín Piaro'" (lD58), toma como guía para la clasifieaeión<br />
el placer que la ledura <strong>del</strong> poema produee. Ese placer, afirma<br />
Borges, es más parecido al que produce la lectura de la Odisea que al<br />
que proYiene ele la lectEra de un soneto de Enrique Banehs. De donde<br />
concluye que "en tal sentido, es ¡'azolwble afirmar Ijue el JLtRTIN<br />
FIERRO es épico, sin que ello ¡lOS autorice a cOllfilildil'lo con las epopeyas<br />
gellllinas". Entendiendo que la epopeya es una preforma de la<br />
11o\"ela, Horges llega a esta conelusión final: ..... descontando el accidente<br />
<strong>del</strong> verso. ca/¡rÍ{( definir el .llilRTIN FIERRO COil/O nna norelel.<br />
Esta elefi;¡ición es lriúnica que podría tl'aslIlitir lJlll1tualmente<br />
el orden <strong>del</strong> placer que nos da y que con<strong>dic</strong>e sin escándalo con SIl fecha.<br />
qllc fne -¿quién ¡lO lo "abe.'- la <strong>del</strong> siglo ¡1O/'dístico por e.ccelellci~{:<br />
el de Dickens, el de Dostoiell'ski, el ele Flaubcrt". Para Bol'<br />
ges, pues, el Jlariín Pien'o es una novela en H'rso, cuya ledura produee<br />
un placer semejante al que p],(JYiene de la ledura de un poema<br />
que el poema sea histórieo, nacional r (:pico y lo dl'fine como poema<br />
epieo, por lo {·naL sin ser una I'popl'ya, gnarda semejanza eOn este<br />
género. Se pUl'de agregar aún otra opinión, la de Emilio Alonso ('riado,<br />
que I'n su I'nsayo El Jlartín Fierro. Estudio crítico 1914), niega<br />
que el poema sea histórieo, llaeicmal y épieo y lo define eomo poema<br />
!Jauchesco dm¡nát ico-soeiolú[jico.<br />
Ante I'sta diversidad de opiniones eabe preguutarse nuevamente<br />
cómo debe elasifiearse el poema. En mi opinión, ninguna de las dos<br />
señaladas posieiones extrellUlS es sostenible. No es posible afirmar taxatiyamente<br />
que el poema teng-a earáeter épico, ni aún atenuando la<br />
afirmaeión al seiíalar sus dif¡'reneias eon la epopeya trac1ieional (entre<br />
ellas, la eareneia de eleml:'ntos sobrenaturales). Para ser un poema<br />
60 -
¿pi
A.LGUNOS ASPECTOS DEL LEiYGUAJE CUUCHE8CO<br />
EN JIARTLY FIERRO<br />
Palabras pronunciadas en la JIcsa<br />
Redonda realizaclcf, el 19 de<br />
<strong>dic</strong>iembre de 1972 en la 8ala<br />
"Y-'IZ Ferreira" de la Biblioteca<br />
.YaciOiial en ocasión <strong>del</strong> centenario<br />
de la publicación de "Jlartín<br />
Fierro" y "Los tres gauchos<br />
orientales"<br />
El estudio <strong>del</strong> lenguaje gauchesco excede nuestro propósito de<br />
hoy. Sólo aspiramos a llamar la atención sobre los rasgos más llamativos<br />
según el siguiente orden: fonéticos, morfológicos, léxicos.<br />
Leamos cuatro estrofas correspondientes al diálogo entre el Moreno<br />
y :l\Iartín Fierro.<br />
181 Xo te trabés lenl.nm mía.<br />
Xo te vayás a h{í·bar. .<br />
Xaide aClc:rta antes de errar;<br />
y aunque la fama se juega,<br />
El que por gusto navega<br />
Xo debe temerle al mal'.<br />
Voy a hacerle mis preguntas,<br />
Ya que a tanto me convida:<br />
Y Yencerá en la partida<br />
Si una esplieación me da<br />
Sohre el tiempo y la med ida.<br />
El peso y la eantidú.<br />
Suya sení la YÍtcll'ia<br />
Si .es que sabe eontestm·.<br />
Con e1aridá. no se asombre.<br />
Pues hasta aura nin!.tún hombre<br />
)Ie lo ha sabido esp·liear.<br />
Quiero saber y 10 lnoro<br />
Pues en mis libros no estú.<br />
Y su respuesta vendrá .<br />
A senirme de gobierno:<br />
Para quó fin el Eterno<br />
Ha criao la cantidÚ.
1.1. RASGOS FONETICOS<br />
Desde el punto de vista de las combinaciones de fonemas, las realizaciones<br />
que se aparten de la norma culta actual son:<br />
esplicación, csplicar, vitoria"inoro<br />
Una visión retrospectiva nos lleva a reconocer que los grupos de<br />
fonemas consonánticos que aquí se resuelven en una sola consonante,<br />
ya habían sufrido tal simplificación en la época de los Reyes Católicos,<br />
la época <strong>del</strong> humanista Antonio de Nebrija (1442-1522). En<br />
efecto los numerosos latinismos léxicos que se habían acogido en el<br />
siglo XV (1400-1474) fijan su fOTma en la adaptación de la fonética<br />
latina a la pronunciación vulgar:<br />
cecnto, eccelcr, perfcto, ch1O, scta<br />
.Juan de Valdés (l ~ mitad <strong>del</strong> sig'lo XVI) decía: "cuando escribo<br />
para castellanos y' entre castellan¿:s siempre quito la "g" y digo<br />
"sinificar" y no significar, "manífico" y no marrllífico, "clino" y<br />
no digno.: y digo que la quito, porque nllllCa la pronuncio".<br />
Sin embarg·o. aún a fines <strong>del</strong> siglo XVII, el uso era vacilante:<br />
solenidá o sole~lliidad, perfeción o p'erfección.<br />
Emilio Lorenzo en "El español en l!JGS" señala como fenómeno<br />
regresivo en el siglo XVIII, la restauraeión de las formas originales<br />
(gn, ct, etc.), que ya habían sido superadas.<br />
De modo que en cuanto (~ este aspecto fonético <strong>del</strong> lenguaje gauchesco,<br />
no estamos trente a una creaeión, sino frente a una inclusión<br />
en una subnorma que busca insistentemente hacerse nonna.<br />
El habla actual vulgar y la media y culta descuidadas, mantienen<br />
las formas simples.<br />
La lengua escrita de nuestros poetas, dramaturgos o novelistas<br />
sólo ajusta la grafía a la pronunciación cuando opone ambientes.<br />
1.2. La realización fonética que llama la atención en segundo<br />
término en el fragmento leído, es la supresión de la -d final: cantidá,<br />
claridá. El choque es más visual que auditivo, pues l)ese a la<br />
fuerza de la imagen ortográfica, la pronunciación corriente, tanto en<br />
España como en América, consagra el debilitamiento de la el final.<br />
1.3. La omisión de la el intervocálica en la terminación -ado<br />
que encontramos en el fragmento leíclo, en la palabra criao (" el Eterno<br />
ha criao ", por"ha criado"), es corriente en España entre gentes<br />
medias y
En J\IARTE\ FIERRO encontramos la f velarizada también en<br />
otras posieiones: jurioso. clijunto. jO[Jón, jllnclalllento, juyenclo.<br />
La misma yelal'izaeión antepone una r; al diptongo 'Uf, aún suplantando<br />
a otra consonante. Leemos r;iiey, '(lr;iiel((. uiiena, güelta,<br />
¡'iuiiela. giiérfano, etc.<br />
Hay ejemplos manuscritos desde fines <strong>del</strong> siglo xrv o comienzos<br />
<strong>del</strong> XV -diCe' Rafael Lapesa- de anteposición de ;; g" a la<br />
sem icousonante n en neo Hoy son yulgarismos generales.<br />
Quedarían por observar los fenómenos de diptongación de vocales<br />
en hiato, solteria)', lJasiando. cai. rai. etc., a veces con cambio de<br />
acento, y la vacilación en los timbres yocálicos: auirig UO, sig ura, disicrto,<br />
recebí, iliedecilla, confisión, etc.<br />
')<br />
RASGOS MORFOLOGICOS<br />
También so·n arcaísmos las formas verbales reg'istradas en los siguicntes<br />
versos, que perduran entre rústicos de distintas regiones:<br />
3. R.A.SGOS I1EXICOS<br />
lLl ;; Le truje una eulandrera"<br />
18 ;;Solo vía haeienda v cielo"<br />
40 ,; y ansina me 'vide in'ollto"<br />
38 ' ;Solo se oiban los aullidos"<br />
:30 ;; A yeees creiba que estaba<br />
allí la proyeduría"<br />
En cuanto al léxico, indigenismos y eambios semá ntieos son las<br />
dos vías de enriquecimiento <strong>del</strong> lenguaje gauchesco. Así tenemos como<br />
ejemplo de voces autóctonas:<br />
bagual, que según la explicaeión de Corominas, Yiene <strong>del</strong> nombre<br />
de persona Bagual, eaeique de raza pampeana. famoso por sus<br />
condieiones dI' "brayo", "indómito", Se apliea al potro sahaje y<br />
también al hombre iw,iYil, eon lo qne se illtrodllcen cambios semántieos:<br />
({chura y chilla, que proceden <strong>del</strong> qllechua;<br />
ombú, elel guaraní;<br />
flete, (según el mismo Corominas). de su uso naútico "precio<br />
estipulado por el alquiler de un barco ", pasó en América a signifiear<br />
'. pago de cualquier transporte ", luego "el caballo con que este<br />
transporte se praetieaba" y en fin. "caballo" en general. En el léxiea<br />
que estudiamos es "eaballo ligero ".<br />
Podríamos aeompañar a Amado Alonso en su estudio de la "forma<br />
interior <strong>del</strong> lenguaje" qne lleva al habitante de las pampas a<br />
transformar el sistema de nominaeión conservando los significantes<br />
y atribuyéndoles significados espeeiales en funeión de su relación con<br />
la ería de ganado.<br />
El sistema <strong>del</strong> pampeano clasifiea los vegetales en "pastos", "pajas",<br />
"y-uyos" y "eardos". "Pasto" no sólo es hierba forrajera sino<br />
eualquier "hierba" o "césped"; "paja", hierba dura inservible<br />
para la alilllentaeión <strong>del</strong> ganado. y sí usada para tee110 de Yiviendas;<br />
;. eardo ", tampoco usable para la alimentación <strong>del</strong> ganado, pero útil<br />
como leña en una tierra sin árboles; ;, yuyo", no "hierba" eomestible"<br />
sino "hierbajo", lo que no es l)asto, ni paja, ni eardo.<br />
- 65
Podríamos acompañar a Amado Alonso en la valoración afectiva<br />
que hace de la cuantitativamente notable caracterización de pelos<br />
de caballo, como una respuesta <strong>del</strong> hombre en su relación utilitarioafectiva<br />
con el medio.<br />
Pero sólo yamos a detenernos brevísimamente en la serie: pingo,<br />
flete, parejero, bagual, redomón, sotreta, matucho, bichoco, mancarrón,<br />
patrio, todos nombres aplicados al caballo, animal cu;ya importancia<br />
para el gaucho es cuestión de ser o no ser.<br />
lVlartín Fierro evocando el tiempo feliz <strong>dic</strong>e:<br />
17 Este se ata las espuelas,<br />
Se sale el otro cantando,<br />
Uno busca un pellón blando,<br />
Este un lazo, otro un rebenque,<br />
y los pingos, relinchando,<br />
Los llªman donde el palenque.<br />
El que era pion domador<br />
Enderezaba al corral,<br />
Ande estaba el animal<br />
Bufidos que se las pela...<br />
y más malo que su agüela<br />
Se hacía astillas el bagtwl.<br />
y allí el gaueho inteligente<br />
En cuanto al potro enriendó<br />
Los cueros le acomodó<br />
y se sentó en seguida,<br />
Que el hombre muestra en la vida<br />
La astucia que Dios le dio.<br />
y en las playas corcoviando<br />
Pedazos se hacía el sotreta<br />
lVlientras él por las paletas<br />
Le jugaba las lloronas,<br />
y al ruido de las caronas<br />
Salía hacienc10sé gambetas.<br />
pingo, caballo brioso, ligero, cleriva según Corominas, de pingar,<br />
"colgar" <strong>del</strong> latín PENDICARE. Pingo. "colgaje" y luego "caba<br />
110" en Á~mérica, fue primero término despectivo.<br />
bag ual) "Caballo no domado" tiene el derivado bagualada, cuya<br />
primera acepción es "manada de baguales" y la segunda, burrada,<br />
torpeza.<br />
sotreta, "caballo de mal andar", por mañero y taimado, inCjuieto<br />
y disparador; es extensiva a personas cuando no son de fiar' '.<br />
Aplicado al mismo caballo encontramos pingo y matucho, pero<br />
esta última, que es despectiva, está usada afectuosamente con valor<br />
estimativo. .<br />
66 -<br />
')')<br />
Yo llevé Hn moro de número<br />
¡Sobresaliente el matucho!<br />
Con él gané en Ayacucho<br />
lVlás plata que agua bendita<br />
Siempre el gaueho necesita<br />
Un pingo pa fiarle un pucho.
matucho, es "matalón, roeín" de anúlogo significado son bicho·<br />
ca, matungo,mancarrón.<br />
Falsa coincidencia encontramos entre flete, "caballo ligero c<br />
" y<br />
mancarrón, "caballo casi inserYible por su vejez".<br />
85 Para pegar el malón<br />
El mejor flete procuran;<br />
y como es su arma sigm·a.<br />
Vienen con la lanza sola<br />
y varios pares de bolas<br />
Atados a la cintura.<br />
De ese modo anda liylano.<br />
No fatiga el mancarrón; .<br />
Es su espuela en el malón.<br />
Después de bien afilao,<br />
Un cuernito de yenao<br />
Que se amarra en el garrón.<br />
Sin trasposición encontramos "bichoco":<br />
25<br />
y ¿qué habíamos de alcanzar<br />
En unos bichoco.\' Yiejos?<br />
redomón, es caballo no domado por completo.<br />
lJatrio, es caballo arrocinado en las guerras de la patria.<br />
Después de la pelea cen el negro, nos <strong>dic</strong>e Martín Fierro:<br />
4· .,<br />
.) Limpié el facón en los past.ps,<br />
Desaté mi redomón.<br />
Monté despacio y salí<br />
Al tranco pa el cañaclón.<br />
y luego de la segunda muerte:<br />
lVlonté y me encomendé a Dios,<br />
Rumbianclo para otro pago;<br />
Que el gaucho que llaman yago<br />
No puede tener querencia,<br />
y ansí, de estrago en estrago.<br />
Viye llorando la ausencia.<br />
Es como el patrio de posta:<br />
Lo larga este, aquel lo tonla;<br />
Nunca se acaba la broma.<br />
- 67
CONCLUSIONES<br />
Parece evidente que el lenguaje de MARTIN FIERRO es reflejo<br />
<strong>del</strong> habla de su época aunque paralelamente existieran realizaciones<br />
fonéticas y morfológicas más prestigiosas.<br />
Parece igualmente cvidente que las tendencias apartadizas de la<br />
norma culta son obstinadas y siguen viviendo en una u otra región<br />
hispanohablante o en todas.<br />
Parece cierto que la persistencia de tales formas no puede atribuirse<br />
a influencia de la literatura -esta u otra obra-, sino a la<br />
vida misma de la lengua que busca simplificación y regularidad donele<br />
no la havo<br />
La infl~lencia de una obra literaria como MARTIN FIERRO o<br />
LOS TRES GAUCHOS ORIENTA1~ES se ejerce sólo en la literatura:<br />
Romilc1o Risso, Serafín ,J. García, Osiris Rodríguez Castillos. Pero<br />
el ciclo dcl gauchesco está cerrado, porque el hombre de campo, el<br />
paisano que canta en estos poemas, está insertado en lin contexto social<br />
diferentc.<br />
Elida B. Miraudc[<br />
NOTA: Los números colocados a la izquierda de los versos in<strong>dic</strong>an las<br />
páginas de la e<strong>dic</strong>ión de l\IARTIN FIERRO consultada: Espasa<br />
Calpe Argentina, C. Austral. 1938.<br />
68 -
EL HOMBRE DE LAS OJOTAS
F:L JI o JI B R E DE LA8 OJOT.:1S )<br />
reí/a experiencia de análisis colectivo)<br />
Eleonora BASSO<br />
.:'II? Cristina FRANCHI<br />
Norah GIRALDI de DEI CAS<br />
Ricardo P ALLARES<br />
Eneida SANSONE de .:\IARTINEZ<br />
AcevecZo Día'. es el priilicr f!ran novclistaut'u[juayo -un novelista<br />
elc pulso épico-o S u telratología I/acional, ya planeada en 1888,<br />
sc precipita en Ull lustro, al que corresponden las tres primerasuniclades:<br />
Ismael (1888J, Nativa (18.90), Grito ele Gloria (1893); y halla<br />
tél'lllino tardío ell Lanza v sable (L9H).<br />
Grito de Gloria fue. pre~isameí/te. la obra que escogió este año,<br />
para un cursillo. la Sra. Enciela Sansolle ele Martine'., asistente de<br />
Literatura <strong>Uruguay</strong>a ell la· Pacultael ele IIumanidadesy Ciellcias (elonele<br />
se [jraduó como licenci.'1ela tiempo atrás).<br />
Yo aprobé el punto seleccionado así como el tratamiento propuesto.<br />
Cabe subrayar quc la Sra. ele Martílle'., junto al estudio ele los personajesiclentifieables<br />
en la novela, concibió la posibilidad elelln selni<br />
't/CIrio restricto: fundado en d análisis de un episodio, "El hombre ele<br />
las ojotas", que empie'.a en las postrimerías <strong>del</strong> Cap. X, se e;r;playec<br />
en el -'.YI y tiene aún resonancia. ya demediaelo el XII, ell labios ele<br />
algullos pcrsollajes.<br />
Ese episodio fue objeto ell el .fIula de cinco elisertaciones a car[jo<br />
elc cuatro estudiantes -/UIO de ellos profesor en Enseñan'.cc Seeunda<br />
I'ia- y de la propia asistente. que illtervino en la saie sin perjuicio<br />
elc ascsorar a todos y or[janii;ar debates complementarios sobre el te<br />
1I1a. Luego. los participantes elicroll forma escrita. a sus respectivas<br />
disertaciones. Y, como habíall eamlriadoieleas de continuo -en un<br />
trueque efectivo y cordial-.• asimilando enfoques de los otros o proporcionando<br />
a los otros sus propios ellfoques, decidieron que las partes<br />
compuestas individualmente constitUyesen un conjunto finnado<br />
por todos, en orden a[fr/bético, como consta la cabew <strong>del</strong> te,do, sin<br />
deslindes varticlllares.<br />
Jfllbo; plles,lIn autor principal de cada parte~: pero prevaleció<br />
el esfuerzo C01JlÚn en el C/Ii'SO de la iJluestí[jación. De ahí que ésta<br />
sea dada a la estampa conu labor de eqllipo y cons.agre IIncc hermosa<br />
{'orma de solidaridad iJltclectual.<br />
. Sin duda~. las partes que si[jllen no descubren homogeneidad acab(.ICla<br />
.Y tienen aspectos perfectibles: el método estrlletu/'((lista, por<br />
ejemplo, pudo ser a[jnde de más amplio desarrollo. Pero estimo, al<br />
preseJltar estas páuinas --las primeras de nlIestro flamante departamento-<br />
que ellas .r¡crediien fina inteligencia. ahincada perspectiva<br />
<strong>del</strong> teJ..:fo elegido, entusiasmo y ponderación.<br />
Roberto Ibáñe.z<br />
(, ';') Trabajo correspondiente al spminario de la Cátedra de Literatura<br />
UruguaYEl <strong>del</strong> año 1970.<br />
-71
EL HOl\IBRE DE LAS ().}()TAS<br />
"Don Anadeto mostróse colérieo si bien sn rostro revelaba cicr<br />
" ta íntima tranquilidad. l\Iontó ág'ilmcntl', elieiendo con el entrecejo<br />
" fruncido:<br />
"-Vamos a apurar hasta el "duraznillo" aquel que se colum<br />
" bra en la loma; porque el vemlO se me pone lejos <strong>del</strong> tiro...<br />
,; Los dos pusiéronse al galope corto.<br />
,; Para más tampoco daba el eebruno <strong>del</strong> baqueano, cuyo arreo<br />
" guardaba armonía con las prendas <strong>del</strong> dl1efio. Consistía en un ,. re<br />
" cado" qne había prestado largos servieios, a juzgar por las ranu<br />
" ras de la earcna y las grietas ele la e,i l1cha, así eomo por los eseasos<br />
,; vellon\'s que le quedaban a una piel de earnero que le servía de<br />
,; cojinillo: el rendal era sobrio de adornos eon solo dos botones ca<br />
" si deshechos y otros tantos pasadores de J.1!·onee, el sobrepuesto de<br />
,; cuero de ;; earpineho" agujereado en varios sitios, y el "lazo" ele<br />
" "torzal" o sea de tiras ajnstadas en serpentina, arrollado al anca.<br />
"-¿ En qué pago estamos '1- illi"eITog'ó elon Anaeleto eün tono<br />
" de imperio.<br />
"-Estos son eampos de ::\úiíez, sellor,- respondió el guía suave<br />
" v bondadoso. Están casi ('mima <strong>del</strong> distrito de Canelones; aquella<br />
" población qne se ve allá al costado <strong>del</strong> duraZlllllar es lo <strong>del</strong>\Ioreira,<br />
" a este otro rumbo, eOll1O a mc-dia 1egna, va el camino a Guadalupe...<br />
,; Si usted fuese servido de ]h) llen\rme lejos, había yo de agracle<br />
" cérselo eon el alma. Tengo a la mujer un poel) apestada y nn ehi<br />
" co cnn el carbunelo.<br />
"-De llevarlo o no lejos, a sigún- rcpnso don Anacleto. Sien<br />
" to que el ,; claño" ande en su casa. Pero preeiso que me inclilguen<br />
" en estas alturas que parecen lomo de lunalleo. hasta que yo no mi<br />
" re turbio.,. Si jl1ese en las enehil1as de ::\avillTo J" de Marrineho,<br />
" naide me !!'anaba a listü,<br />
"Los ca'mpos por <strong>del</strong>ante aparecían solitarios reg'ados por una<br />
" luz esplendorosa, eon SIlS pastos de llll n'nlor intenso. En la loma<br />
" no se percibía ni una sombra, ni una manifestatión ele vic1a.<br />
"Don Anacleto fue c1eSm'l'll!2'anc1o el teño. e invitó a su guía a<br />
" piear tabace- alcanzánciole llll trozo en rollo,<br />
"Para esto, púsose al paso, ~" entabló tOl1\'c'rsac,ión muy lInic10 al<br />
"compaiíero. riéndose de los temon's de éste, llcno dc un aire de<br />
" proteeción y valentía que inspiraba respeto.<br />
"Su voz bronca formaba eonll'aste C'on la nl1lY atiplada dcl guía<br />
" y no menos sns eareajac1as rúidcsas ("Cm la risa C'omprimida de aquél,<br />
" propia de paisano frauco y retozón, D01\ .1\ nae1eto hablaba de sus<br />
" cosas juveniles,<br />
"Hicieron alto para dar fueg'e) a 1m yeslllH'ro y eneender los ei-<br />
" garros.<br />
"En tanto don Anaeleto acereaba la yesea a una eola que se ha<br />
" bía saeado de atrás de la creja, aüaelió a lo dieho, gravemente:<br />
"-Como le iba rilacionando, 11 U1\('(l tuve vertud para el easo<br />
" rio. Siemprc juí solito C'omü Olnbú en cj¡'spoblap, Y no es que 1110<br />
" zas muy g'arridas no quisieran arrocinarme. sino que era grande<br />
" la armada, ¡De balde paisano! a saHite:s les haeía la er11Z, ¡Para<br />
" otros ese qlliveve!<br />
"Y dígame por su vida; cómo cuántos hijos tiene'?<br />
72
;'El baqueano alizó t'! ('igano eon la uña <strong>del</strong> pulgar-, yatragan-<br />
.. túndose pon el hnmo. elijo:<br />
"-Doee y la panl eehada.<br />
"-¡ Por Cl'istc' qué aH'slruz padl'e! La dopena <strong>del</strong> flaire.<br />
,;-i Le pareee lnueh¡¡; Para eso anclamos en el mundo amigo<br />
;. Yiejo, aunque ya medio li"iados.<br />
"-¡ IIlllil! ;';0 ('S 11:ala ehuza la q\!(' usted maneja paisano... ¿..::l.<br />
,; la puenta todos son madlOs ';<br />
"-y hembras tmubi(:n, que Dios los ería juntos.<br />
,.-¡ Ya SP H'! i Y eómo se llaman esos pedazos <strong>del</strong> eorazón '!<br />
"-Anieaeia Canuta, .J esusa y .:\ieanora para seryirle.<br />
Graeias! Han de ser bien formadas y de linda pinta. ¿Y có<br />
" mo se mancja la ,. doila ,. para yesti l' a tanto perjeüo'? Porque la<br />
eosa es de asustar a un santo que juese, . ,<br />
,; Gióse el hombre de las;' ojotas" obsel'nlndo:<br />
;, -Deberían los hijos 11apPl' pon pI Ulllas pomo los pollos...<br />
,.-¡ Para Cj ue SP larguen al primer yól ido a la cuenta! -excla<br />
,. mó don Anaeh,tn retozúndole pI huen humor por todo el cuerpo,<br />
"Llegaban pn este instante a la eresta de la "cuchilla". Desde<br />
esa altura la Yista dominaba un yasto paisaje, bajo nna atmósfera pu<br />
" rísima. Los hnrizontes dareados por el sol permitían distinguir al<br />
" ojo <strong>del</strong> eampero los bultos (lll(' se movían a la distaneia y clasificar<br />
,. los sin e.rror.<br />
".i:\. la dereeha, sobre la earrelera que eondueía a Guadalupe, ele<br />
, \'ii base llna nuheeil1a de ]H¡JyO elistenc1ida y paralela al horizonte a<br />
,; semejanza de una humaza en el ambiente sereno.<br />
""("n jinete, que se Iwreihía reducido como un muüeco de plomo,<br />
.' se dirigíH haeia ese ]Hluh: <strong>del</strong> que no debía distar mueho, pues<br />
trepaba la aspereza <strong>del</strong> dedin' próximo al eamino.<br />
"Los dos llOmbl'C's se quedarun atentus, en sileneio.<br />
;; Aquello era nOH'c1oso. Don "\nadeto ahuecó la mano sobre la<br />
fn'llle, a modo de Yisera, ~' dijo:<br />
"-Aquel que se ya eneimando, es el melieo que yo seguía...<br />
.:\0 hay mús que el f1ojollazo me saea el bulto.<br />
"El baqueano, que a su yez obserY
" alguna cosa que no ha de haber sido espuma de "chajá", se viene<br />
" reculando como alacrán con la cola entre los cuernos... Un toque<br />
" a degüello cerquita, los ponía en desbande.<br />
Usted ha sido melitar? -interrogó con gran seriedad don<br />
" .l:\.nacleto.<br />
"-SerYí algún tiempo, paisano. Despnls de Cormnbé me recogí<br />
,; a cuidar de mi familia.<br />
"-¡Ya maliciaba yo que abajo de esa mfms('dumbre había en<br />
" traña de dragón, canejo! Y pues que ha olido pó!Yora lo convido<br />
;, para allegarse conmigo al totoral aquel, a mirar de más cerca a<br />
" esos mandrias que se van a brincos de "quirquincho" derecho a la<br />
;; cueva.<br />
"-¡ Ne se fíe, paisanc·; :Mire que esos hombres acostumbran<br />
" ir arreando cuanto animal caballar encuentran a los flancos, y no<br />
"sería difícil que hubiesen desprendido algunas partidas liger'as a<br />
" esta parte <strong>del</strong> campo, donde saben que hay yegua da alzada.<br />
-"i Nunca supe qué era miedo! -exclamó el viejo exaltado.<br />
. , ¡'7aUlOS hasta las totoras sin lnirar para atrás r<br />
"-j Como quiera! -repuso el baqueano.<br />
;'Don Anacleto remolineó la lanza, y los dos arrancaron cas<br />
" tÜ.!,'ando.<br />
'"En mitad de la carrera, el guía, en voz qne denunciaba abso<br />
" luta calma, prorrumpió señalando con su diestra el nexo de dos<br />
" colinas:<br />
"-Por ahí Yiene a toda rienda nna partida echando por <strong>del</strong>ant'3<br />
" mis yeguas...<br />
"-j Ponga la oreja y oirá el batir <strong>del</strong> cencerro!<br />
"Don Anacleto miró, sujetando.<br />
"Cinco o seis jinetes bajaban ya la ladera azuzando con las cu<br />
" latas de las carabinas y ann con los sables, una" punta ele yegua<br />
" res". Daban gritos aturdidores. ~. venían desplegados en arco para<br />
" mantener los animales en núcleo.<br />
"-Son portugos... Sino fíjese en esos trajes color de garzamo<br />
.; ra que traen y en los embudos de hule metidos en la cabeza.<br />
,;-¿Y a dónde se enderezan! -preguntó bastante demudado<br />
." don Anacleto. Son llmchos esos úguilas para aguaitarlos.<br />
"-Es así. Lo mejor sería corrernos por este playito rumbo al<br />
talar de aquel arroyo. i Si alcanzamos, ni el polyo! ... Pero a usted<br />
, lo condena esa lanza con banderola y nos yan a carQ."ar.<br />
"-j Rumbeemos! -gritó don Amlcleto procurHnc1; ocultar su 1'e<br />
"; jón y, haciendo entre los dedos, un guiñapo ele la insignia.<br />
"Silbaron dos balas por el flanco de improYiso como una ratifi-<br />
,. cación <strong>del</strong> <strong>dic</strong>ho elel baqueano.<br />
"Luego otra, que picó <strong>del</strong>ante haciendo saltar alg'unas briznas.<br />
"Apuraron el galope.<br />
"Pero un nueyo proyectil acprtó en los cuartos traseros <strong>del</strong> oyero.<br />
qne se puso a corcoyear danelo con don Anae!pto pn tierra. .<br />
"El baqueano se detuyo, alargó el brazo y cogió el rejón que es<br />
.. capado ele la 111ano de su dueño en la caída~ se había hundido por<br />
.. el cuento en plano oblicuo y derivaba ya hacia pI suelo por el peso<br />
., de la moharra.<br />
"El spmblante <strong>del</strong> guía se había puesto violáeeo cual si un aln<br />
" yión de sangre inyectara la periferia, y ele sns ojos oscuros brota-
" ha un brillo extrauo. Su chamberQ.·O incoloro flotaba sobre el dorso<br />
, .. y la melena suelta se alborotaba '~obre las dos mejillas, erispada y<br />
" ondulante, dándole un aspecto imponente que aterró a don J:\.nacle-<br />
, to, descoyuntado e inmóvil en los pastos.<br />
"No dijo palabra. Escnpióse en las manos nervioso, empuñó el<br />
"ástil (sic) y revolvió su cc-bruno ya sobresaltado por el ruido de<br />
" los disparos.<br />
"La yegua madrina de su "tropilla", manea de los encuentros,<br />
, .. con el vientre casi al ras de las hierbas, jadeante y sudorosa pasó<br />
,. pesada, sin fuerzas, a su lado, batiendo el esquilón.<br />
"::\Iiróla de sosalyo, en las ancas, donde llevaba dos o tres surcos<br />
,. sangri§ntos hechos por los sables y llegó a arrojar un grito ronco<br />
,. retenido hasta ese momento por el arrebato en su garganta, seme<br />
,. jante a la nota de un ave de rapiña a raíz de una pedrada en la<br />
,. (·abeza.<br />
., Gruñó otra bala redonda clesg'arrando a su eaballo la piel <strong>del</strong><br />
" cuello; lo que acabó de ponerlo ágil y saltarín al punto de tascar<br />
" el freno despavorido.<br />
"Ello elladl'ó con mano experta, y sin perder los estribos, en<br />
"los que apenas encajaban las puntas de sus "ojotas", acometió<br />
" echado sobre el pescuezo al igual <strong>del</strong> toro que busca romper el<br />
... cerco.<br />
"La lanza tra;~ó un semicírculo dividendo al gTUpO, luego una<br />
" recta inc1inada que terminó en la garganta de Un soldado, derri<br />
,. bándolo por grupas, después un molinete veloz que remató en un<br />
., golpe de flanco abriendo a un segundo el vientre; y por último,<br />
,. blandida con furia en un altibajo para ensartar a un jinete de fren-<br />
.. te y despedirlo lejos de la montura, el hierro marró el bote y el<br />
ástil se hizo trizas en el arzón. sembrando el aire de astillas.<br />
"Sonaron dos o tres detonaciones. El hombre de las "ojotas"<br />
eavó de boca sobre las crines <strong>del</strong> cebruno. bamboleóse un instante<br />
, .. y 'en seguida se deslizó a las hierbas con' Un ruido de mole que<br />
.. ruecla en un barranco.<br />
"En medio de su pavura, don Anac1eto lo vio caer con dos agu<br />
• ó jeras negros en el rostro a ambos lados de la nariz, producidos por<br />
.. la doble descarga de una pistola de dos caños a quema-ropa.<br />
"A uno de los soldados. tendido boca arriba. brotábale como un<br />
ó' smtidor la sangre <strong>del</strong> cuello. Aún así seguía rétorciéndose. El otro<br />
., estaba inmóvi1. eon el vientre desgarrado. (~')<br />
LA PERSPECTIVA DEL REL.A..TO EN EL EPISODIO<br />
DEL HOMBRE DE L.AS OJOTAS<br />
El empleo de diversos elementos de orden estructural que conforman<br />
una novela: el narrador, los personajes, el ritmo, las descripciones,<br />
el lengnaje, etc., permiten detectar el .punto de vista <strong>del</strong> autor<br />
ante la realidad que configura y las relaciones que establece con<br />
ésta y con el lector.<br />
Desentraiíar estos elementos en forma exhaustiva y profunda,<br />
excedería las posibilidades de un análisis parcial como el que abor-<br />
(") Grito de Gioria, Montevideo, l\1inisterio de Instrucción Pública, 1964.<br />
Clásicos <strong>Uruguay</strong>os, 54.<br />
- 75
damos. El cometido de éste será ilustrar la utilización concreta de<br />
determinados procedimientos constantes en la construcción de la obra<br />
:r su modulación según los l'H[uerimientos <strong>del</strong> proceso narartivo.<br />
Constitu~-e un soporte básico <strong>del</strong> procedimiento épico la instauración<br />
de una determinada perspectiva dada por el tipo de narrador<br />
elegido y su actitud ante la materia narratinl (acción, personajes,<br />
espacio, etc.)<br />
Según el comportamiento que el narrador asume a lo largo -ele<br />
toda la novela es posible caracterizarlo como el tipo clásico de narrador<br />
omnisciente: da cuenta de la acción externa de los personaes<br />
y puede penetrar en su interioridad; se sitúa objetivamente fuera<br />
de los hechos que registra, sin renunciar a los juicios de valor, a las<br />
expresiones de adhesión o rechazo que le suscitan. Sin embargo, esta<br />
actitud básica se somete a diversas modificaciones por la búsqueda<br />
de los métodos expresivos más adecuados a cmla situación.<br />
El episodio que nos ocupa constitu~-e una unidad de r(~lativa<br />
autonomía dentro <strong>del</strong> relato. una bifurcación lateral <strong>del</strong> acontecimiento<br />
de primer plano, al cual se YÍneula, sin embargo, estrechamente,<br />
ya que sus conseeuencias permiten la conexión de dos diversas líneas<br />
argumentales y su riqueza de significación amplía con una nueva<br />
resonancia. la profundidad y unidad de sentido <strong>del</strong> mundo nOYelesco.<br />
La anécdota tiene una demarcación temporal preeisa y un protagonista<br />
que le es exe1usivo, ya que en ella apal'eee y eompleta su peripecia.<br />
El narrador pareee renunciar momelltán(Oamente a su olIlnisciencia<br />
y se sitúa en la óptica de quien aeompaüa de eel'ea él los protagonistas:<br />
inmerso con ellos en el devenir. aeeede al eonoeimiento<br />
de~sus proeesos íntimos a través de sus manifestaciones exteriores.<br />
La disminueión de la preseneia y superioridad <strong>del</strong> narrador, sumiso<br />
al ritmo elel aconteeer y a la manifestaeión directa de los personajes,<br />
eonfiere enrácter c1remático a la narraeión, al permitir un<br />
contacto estreeho entre el lector y la realidad poétiea. Así, aunque el<br />
narraclor obsern' una aetitud de ateneión escrupulosa para deteetar<br />
toelo matiz de expresión que trasunte la snbjetiYidncl de los personajes,<br />
rara yez refiere direetameute sns pensamientos o estados anÍmicos.<br />
1...os ejemplos abundan. Determinados verbos ~- giros lingüísticos<br />
revelan una eonseeuente int~lleión <strong>del</strong> autor pn es,' spntido:<br />
" Don Amwleto mostróse eo]érico si bicn su rostro revelaba cier<br />
,; ta íntima tranquilidad." (Cap. Xl, p. 1OJ)<br />
" ...Lleno de un aire (le protección ~- valentía qne inspiraba<br />
" respeto."<br />
" el guía, eon voz qne denuneiaha ahsoluta ealma, prOl'l'urnpió...<br />
"<br />
Las excepeiones se dan al prineipio y hm:ia el final <strong>del</strong> episodio:<br />
,; Don Anaeleto reso]yió en el aeto entrarse al ;; raneho". .. (l)<br />
,; En meclio de su pan11·'1. don Anaeleto lo Yio eaer... " "<br />
..." dándole un aspeeto impon('nt
yía de aproximaelOn indirecta. esleí en eonsollaneia con otro hecho Yel-ificable:<br />
el desplazamiento de la perspectiya <strong>del</strong> narrador.<br />
Desde el encuentro entre ambos personajes hasta el fin <strong>del</strong> Cap_<br />
X. su óptiea se acerca al punto de vista de elon Anac1eto. La descripción<br />
elel hombre de la" ojotas coineide eon las presumibles observaciones<br />
ele aquél. La desaparición <strong>del</strong> milieiano "e sitúa dentro de la órbita<br />
exclusiva de interés de sn persegnic1or, (don Anacleto), y respende<br />
evidentemente a su eomprobaeión <strong>del</strong> heeho.<br />
Desde el eapítulo XI el narrador S" sitúa en un punto equidistante<br />
de ambos personajes y el ritmo mús pausado de la acción- al<br />
que el relato también se pliega- permite el pasaje a primer plano<br />
ele los mismos. Predomina aquí el estilo directo, que impone la presencia<br />
'viva de sus caracteres. lVlediante el diálogo, ellos despliegan su<br />
propia y libre dinámica frente al narrador que sC'1ecciona, complementa<br />
e interpreta y se van definiendo en el juego de contrastes y<br />
condieionamientos mutnos. Esta es la función principal <strong>del</strong> diálogo,<br />
aunque en determinados monH'ntos, también en él recaiga el desarrollo<br />
de la aeeión.<br />
El lHETador llega a desaparc'eel" pOl" eompleto en la cálida y pintoresca<br />
conversación en la qne los interloeutorE's revelan aspectos d ...<br />
su yida íntima. Las aeotaeiones se snprimen, como si {,SÜ1S pudieran<br />
entorpecer con una in terferencia ajena, C'1 dedo que emana de la<br />
eomunicación afeeti"va entre ambos seres. El antor demuestra tácitamente<br />
una cariúosa complacencia por sns criaturas, al darles relieve<br />
y permitir que éstas se ma!lifiesten por sí mismas. Es notable<br />
observar cómo el talento creador de Acevedo Díaz, annque sea en<br />
forma limitada y eircunstancial, rompe con total naturalidad la<br />
eonveneión tra<strong>dic</strong>ional, a la eual se mantiene fiel en líneas generales,<br />
anticipándose a técnicas de gran auge en la evolueÍón moderna<br />
de la narratiya.<br />
Al principio <strong>del</strong> episodio el autor toma CO}110 punto refereneial,<br />
para introducir al protagonista, al personaje ya conocido, compartiendo<br />
sus simples apreciaeiol1es y sus espectaeiones (que son también<br />
las <strong>del</strong> lector que lo ha ido acompaiíando en su peripecia). En la<br />
dramática escena final. la yisión <strong>del</strong> narrador yuelve a acercarse a la<br />
de don A.nacleto. Jnci1paz éste de seguir el destino <strong>del</strong> hombre de<br />
las ojotas, al eual lo une Id común entreg-a a la causa, la distancia<br />
entre ambos se ahonda: crl?ec la esratura <strong>del</strong> protagonista y su evolwoión<br />
eobra las dimensio)h°s de una transfiguración portentosa.<br />
Don Auaeleto, único testigo preseneial, es quien en forma rotunda<br />
y direeta reeibe el impaeto de Jos aeonteeimientos. La perspectiva<br />
illediatizada por la visión elel personaje, con sus eonnotaciones de<br />
eonrusión, sorpresa, terror, no empobreee la narraeióll, ya que sirve<br />
para robusteeer sU carga ab;ctiva ;-' subrayar la tóniea que emana<br />
ele la misma situación.<br />
Las sutiles modificaciones de enroque anotadas y el retraimiento<br />
momentúneo <strong>del</strong> narrador. no ]]eg'au nunca a borrar eomnletamente<br />
su presenc'ia reguladora o' a identificarlo eompletamente ~ un personaje.<br />
No renuneia a categorizar los eontenidos de experieneia Yertidos,<br />
a las definiciones generalizadoras, a yeces en forma previa a<br />
la exposición de los heehos objetiyos que las fundamentan. La clistaueia<br />
relati\"(l se eviden
Esta actitud redunda en eierta ullnplicidnc1 con el ledor, ya qne<br />
se opera sobre un sustranto de comunidad de puntm; de Yista entre<br />
ambos. Aquello que no se explicita es siempre lo que puede sobr('~ntenderse<br />
y no da lugar a equíyocos.<br />
En estrecha conexión con el campo que abarca la yista <strong>del</strong> narrador,<br />
se encuentra el tratamiento <strong>del</strong> tiempo.<br />
Vemos que el tiempo narratiYo se acerca casi hasta la coincidencia<br />
total con el tiempo objetivo de la acción.<br />
Los intermedios descriptivos aparecen justamente en los momentos<br />
en que la acción se detiene. Así, la presentación <strong>del</strong> hombre de<br />
las ojotas y la posterior descripción de sus arreos parece coincidir<br />
con el tiempo de observación de don Anac1eto.<br />
El único pasaje de indeterminación <strong>del</strong> tiempo objetiyo se produce<br />
durante la cabalgata:<br />
"Don Anac1eto fue d.:sarrugando el ceño, e inyitó a su ~:mía a<br />
picar tabaco alcanzándole un trozo de rollo.<br />
Para esto púsose al paso, y entabló cOlwersayción muy unido al<br />
compañero, riéndose de los temores de éste, lleno de un aire de protección<br />
y valentía que inspiraba respeto.<br />
Su voz bronca formaba contraste con la muy atipiada <strong>del</strong> guía,<br />
y no menos sus carcajadas ruidosas con la risa comprimida de aquél,<br />
propia de paisano franco y n-tazón. Don Anacleto hablaba de sus cosas<br />
juyeniles."<br />
'Nótese el empleo de formas yerbales cuyo aspecto sugiere la iteración<br />
o duración indefinida de la acción: pret(-ritos imperfectos y<br />
perífrasis con gerundio: "fue desarrugando' " "alcanzándole", "riendose",<br />
"inspiraba", "formaba", "hablaba".<br />
También las descripciones de la naturaleza se insertan en lúatos<br />
momentáneos de la acción:<br />
Al final <strong>del</strong> episodio, la aceleración elel ritmo narratiyo traduce<br />
la rapidez d
A pesar de sus características de narraClOll intercalada, el episodio<br />
recibe su significación plena <strong>del</strong> contexto de toda la novela y<br />
<strong>del</strong> claro mensaje que la impregna.<br />
Una pauta de la ubicación en este contexto !:!'eneral la da la breve<br />
referencia al mismo en el capítulo siguiente. ~<br />
Los expe<strong>dic</strong>ionarios transitan por el lugar de los hechos y a través<br />
ele los rastros encontrados aciertan a su reconstrucción casi exacta.<br />
Sin embargo, la nueva v2rsión parece empobrecida y distorsionada.<br />
r n nuevo tinte clramático r.~vierte sobre el acontecimiento, por el contraste<br />
entre la grandeza heroica <strong>del</strong> mismo y su imposibilidad obje·<br />
tiva de trascendencia, su carencia de repercusión ulterior. El cambio<br />
de óptica aporta este nuevo elemento. Si los hechos materiales no<br />
han cambiado. se ha modificado el áu!:!'ulo valorativo desde el cual<br />
son aprehendidos. ~<br />
La acción <strong>del</strong> hombre ele las ojota;¡ se ve ahora como una más de<br />
las tantas que abonan la gesta colectiva, sin incidencias determinan<br />
¡es en su desarrollo.<br />
Las observaeiones se ponen en hoea de personajes secundarios que,<br />
en expresiones chocarreras, ponen el acento en los rasgos negativos<br />
v ridículos ele don Allacleto.<br />
. El interés <strong>del</strong> personaje principal reeae también sobre este último,<br />
con prescindencia total <strong>del</strong> héroe aIlónimo a quien sólo hace justicia<br />
la enjuta reflexión de Cuaró:<br />
"El que lanceó no ;jué él, sino el H'eino, que había de ser hombre<br />
dmo". (Cap. XIII pág'. 118),<br />
Esta asordinada eonclusión <strong>del</strong> episodio, aetuando ahora sobre<br />
la omnisciencia <strong>del</strong> lector, sirve para destaear la COlltracara oculta:<br />
1a complexión humana <strong>del</strong> protagonista, la potencia <strong>del</strong> mundo único<br />
e intransferible de su individualidad.<br />
La fisonomía <strong>del</strong> hombre de las ojotas se desdibuja rápidamente<br />
:';,;clc1ad, e0111 icid~d- tl'agicidad. .<br />
-- 79
La aCClOn que se abre ('n el final <strong>del</strong> Cap. X - pág. 102-10:3<br />
con la irrupción elel personaje central nos ofrece '.m contraste que<br />
tlene por función señalar el comienzo dl'1 proceso antes in<strong>dic</strong>ado.<br />
Aparentemente el hombre que apan'ce a la puerta <strong>del</strong> rancho no es<br />
el más apto para sen'ir de guía por su edad, su aire bonachón. su<br />
contexto familiar, su modo de "ida. El contraste es sieológico porque<br />
ante la actitud apremiante de don Anatleto, expresada en oraciones<br />
afirmati"as-exdamatinlS (me lo colocan en una situación de dominio.<br />
está la actitud de lnunild~íd <strong>del</strong> hombre de las ojotas que se revela ,'n<br />
su acento manso y cuya acción se earacteriza por la lentitud. Es,<br />
pues, una entrada vacilante en la aceión que luego se irá afirmando<br />
mientras que irá deereeiendo la aetituel de alti"ez de don Anadeto.<br />
El eapítulo XI nos ofrece en su eomienzo otro contraste pero<br />
esta vez dentro de uno ele los personajes. Es sugestivo que el capítulo<br />
se abra con una deseripción de dou Anac1eto que lo muestra<br />
en una situación ele dominio aparente y culmine con la descripción<br />
de la acción heroiea <strong>del</strong> hombre de las ojotas. Dice .A. D. en la pág.<br />
104: "don Anacleto mostróse colérico si bien su rostro revelaba cierta<br />
íntima tranqnilidad",<br />
El contraste se eentra en la eólera y calma aparentes que irán,<br />
progresivamente, eonvirtiéndose en miedo mientras se irá afirmando<br />
la actitud vacilante elel hombre de las ojotas. Hay en don Anacleto<br />
clll desajuste que lo hace cómico entre jovialidad-gTaveelad, mieclovalor,<br />
que contra;;ta con la armonía que se advierte en el baqueano.<br />
En la misma página aparece otro contraste sicológico semejante<br />
al señalaclo pero aquí se expresa a través de los adjetivos: "tono d':<br />
imperio" -clan Anac1eto; "aeento SllaVe y bondadoso" -Hom1n'e de<br />
las ojotas". Aumenta este contraste el conocimicnto obvio <strong>del</strong> terreno<br />
de parte <strong>del</strong> baqueano, su madurez adquirida a través <strong>del</strong> dolor,<br />
frente al desconocimiento de don Anacleto quien, sin embargo, asume<br />
una conducción de los hechos que, en realidad, pertenece al otro.<br />
Es el juego de ilusión-realidad que el autor nos irá de\"Clando paulatinamente.<br />
En momentos en qne los personajes están en animada conversa·<br />
ción A. D. introduce el paisaje que es solitario, apacible, sin vida<br />
humana. Se trata de la cuarta forma típica que el Profesor Roberto<br />
lbúñez señala en el prólog'o el IS1I/ael: "Un _paisaje de presencia profunda<br />
pero pasinl al que el hombre concede simultáneamente epicidad<br />
e historicidad".<br />
Es, en efecto, el hombre quien 10 irá poblando, Yivificando, pudiéndose<br />
hablar de un proceso c1e humanización ele este paisaje que<br />
irá, en forma gradual, pasando a nn segundo plano de la acción. El<br />
paisaje contribuye aquí a crear el clima de ilusión y de calma aparentes<br />
expresado a través de los a(~jetiye,s "esplendoroso-in:tenso<br />
solitarios" .<br />
Por medio de imúgenes "Visuales comienza nn .1 nego de la luz y<br />
de la sombra que se completará eon los dos paisajes posteriores. Si<br />
recordamos, tenemos un ejemplo semejtante en el capítulo XXI, página<br />
21;j de esta obra. Luego de darnos esta descripción A. D. nos<br />
retorna a la peripecia humana, ofreciéndonos, en forma explícita, el<br />
contraste entre la YOZ bronca de don Anacleto y la atiplada <strong>del</strong> guía<br />
pág". 105). Es otra comprobación de la apariencia de dominio y de<br />
sumisión Cjue irú inYirtiénc10se en gradual proceso. El diálogo' que<br />
so -
oeupa las págs. 10J-I0G tielle por flllleiúll distEmler la aeClOn dramática.<br />
Permite a la yez que una tregua a la tensión <strong>del</strong> ledor la única<br />
cxpansión risueiía <strong>del</strong> hombre de las ojotas quien se eleyará progresiyamente<br />
a la tragieidad. El diálogo permite, además, la compenetración<br />
humana ;y cordial ele los dos paisanos y se descubre el contraste<br />
en la situ'lción soeial: el 11!l0, eon eompañera, el otro, solo; uno maduro,<br />
een su experieneia de hombre de familia numerosa; el otro,<br />
joYial y aunque no exento de un sentimiento de soledad, lleno de un<br />
fantasioso humor cuanto lo SOn sus heroieidades como seüala Prallcisco<br />
Espínola (1).<br />
Ante esta distensión el paisaje que se describe en las páginas<br />
lOG - 107 es de tensión; ante este humorismo, la preseneia trágica<br />
apenas insinuada que se refleja en la mención de los bultos ;y de una<br />
nubeeiUa de ))olnl senH'jant,~ a .. una humaza en el ambiente sereno"<br />
fIue el autor' emplea también en el eap. 1 pág. -l de esta obra. El<br />
paisaje comienza a eerrarse. Ya no es espléndido, sereno. :Mientras<br />
éste se puebla, se anima, los personajes se quedan silenciosos, atentos.<br />
En la misma página yemos otro contraste sieológieo donde eomienza<br />
la tl'ansformaeión de ambos: ala rll1a en don Anacleto. se!rUridad<br />
plena en el guía. En el easo ele don Anaeleto el miedo ~ se<br />
expresa con oraciones exclamativas y '11 el <strong>del</strong> guía se nos da a<br />
través de una oración afirmativa. El paisaje vuelve a apareeer pero<br />
esta yez ya oscurecido por una 1ínea negra. Es de caraeterísticas fú<br />
Jicbres en cuanto al empleo ele los colores gris - negro.<br />
Desde el punto de yista <strong>del</strong> proeeso señalado en el paisaje, el<br />
:juego de la luz y la sombra llega a su eulminación. Desde el punto<br />
de vista de la aeeión el proeeso de la ilusión a la realidad se eonneta<br />
plenamente.<br />
El paisaje es sugeridor de la tragedia en el momento de ser<br />
poblado por la preseneia humana. Contrasta con los personajes por<br />
este moYimiento que lo anima mientras ellos están quietos y expe/:<br />
tantes y si bien en el desarrollo dramático pasa a un segundo "plano,<br />
ya ha emnplic10 su papel de antieipaeión. A partir de este momento<br />
serún los personajes quienes aparezcan en la aceión dramática.<br />
El proceso que se Yenía desarrollando en el hombre de las ojotas<br />
desde su aparente servidumbre hasta su real heroieidad es ahora<br />
mostrado por clan Anacleto quien nos advierte su "entraña de eh'agón",<br />
pág. 108. ~c\.cuciado por imponderables motivaeiones sicológicas<br />
<strong>del</strong> criollo típico don Anacleto que persiste en la ilusión de su pro<br />
-pío valer, se lanzarú imprudentemente al peligro lnientras que el<br />
baqueano sr mantendrá rn una ealma eautelosa.<br />
Es en las páginas 109 110 donde se produce la total transformación<br />
<strong>del</strong> baqueano.<br />
l\Iientras don Anacleto le contempla con terror "descoyuntado<br />
e inmóvil" éste se transforma en un ser de "aspecto imponente".<br />
Importa descatar el empleo de los adjetivos que son situados en<br />
forma justa así como la gradación de los moYimientos <strong>del</strong> baqueano<br />
que se caracteriza por la impresión de Yértigo que deja en el ledor.<br />
El último contraste notorio es la acción de un ser individual<br />
frente a un grupo elel cual se halla un ejemp1J! en el canto :XXII<br />
(1) Prólogo a Ismael. Eclitori3.l Circulo. IX. 1966.<br />
- 81
de la IUada. La selnejanza entre aIllbos contrastes 110 estriba e11 el<br />
hscho en sí pues en la llíada ha~' desproporción de fuerzas entre los<br />
dos contr.uc1ientes, sino en cuanto a la imagen empleada.<br />
Allí Héctor. en desig'ualdod de fuerzas ,liltes de su enfrentamiento<br />
con Aquiles ~. con sn~ destmo, es eomparado con un águila de alto<br />
vuelo que se lanza sobre la tiérna corderilla o la tímida liebre. Aquí,<br />
el hombre de las ojotas es comparado con el toro que embiste contra<br />
el cerco, para significar el enfrentamiento con su destino que lo<br />
el'ige en símbolo <strong>del</strong> anhelo heroico de libertad de la patria ml<br />
(;1ente. (2)<br />
Ya Ibáñez ha señalado que "siendo muy joven [A. D.]" se<br />
absorbió en la Ilíada· con una suerte de furor y de embriaguez hasta<br />
haeer una "cosecha ele entusiasmos v de encelamientos varoniles".<br />
Se opera en esta acción heroico - irúgica la culminación <strong>del</strong> proceso<br />
señalado y además sin men¡:!'llar la crudeza realista tomada en<br />
gran parte de la épica clásica, bíblica y medieval, la acentuación de<br />
este sentimiento de lo heroico que permite comprender la transformación<br />
de un ser anónimo. humilde. de avanzada edad en una fig'ura<br />
qile, como dijera Espínohí para referirse a Sínfora: "olví<strong>del</strong>a 'después<br />
si puede".<br />
UNA ENCARNACION ANONIJHA DEL IDEAL ARTIGUISTA<br />
Para enfocar el estudio <strong>del</strong> hombre de las ojotas como encarna<br />
"ión <strong>del</strong> ideal artiguista en la masa, resulta imprescindible una reférencia<br />
inicial a la entidad y sÍ!mificación de la fig'ura <strong>del</strong> gTan<br />
Caudillo en Grito de Gloria.' ~ ~ ~<br />
Se hace imprescindible ¡lO sólo por este imperativo metó<strong>dic</strong>o, sino<br />
el,demás porque el anónimo personaje en cuestión es un ex-combatiente<br />
de Artigas. al Clue alude implícitamente durante el diálogo que maní<br />
iene con don Anacleto.<br />
La ponderación- de esa entidad puede orientarse a través de un<br />
elemento meramente cuantitatiyo, en Grito de Gloria encontramos<br />
treinta y cuatro- pasajes (yeinticinco menciones; seis alusiones: dos<br />
alusiones implícitas, y una estampa), con los que Át\.cevedo Díaz<br />
construye la figura de Artigas como personaje ausente o en ausencia<br />
(1). Figura esta que perfecciona su imagen dada fundamentalmente<br />
a través de la masa en la que ene
Así, dieeis¡"is
<strong>del</strong> ideal ., intuído" y de su momentúneo fracaso que a la postre se<br />
!llscribirú en su derrota.<br />
La unidad narraünl, que designarelllos con el título <strong>del</strong> capítulo<br />
:XI. ~. que es en verdac1llll cuadro porque al decir de vV. Kaysel'<br />
tiende al símbolo por su riqueza especial de significado (4), es una<br />
narraeión inserta dentro de otra mayor -la novela- y se organiza<br />
en tres partes, clellh'o de la estructura extel'11a de aquélla. Se in i(: ia<br />
y cOlH·lu~'e en los capítulos X y XII, respectivamente.<br />
El víncl1]c <strong>del</strong> hombre éie las ojotas con la causa para la cual<br />
exige ayuda don Álllacleto, se evideneia en dos pasajes y luego se<br />
eOlH'reta en U11 tercero.<br />
De:-:cl'!pto el personaje ai apareeer en la puerta de su rancho, se<br />
c'ntabla el c1iúl(wo v (lice: "-Buenos días ( .. ,) Ahora mismo iba<br />
il montar para ir hasta el bajo a repuntar la tropillita, porque me<br />
han <strong>dic</strong>ho que anda todo revuelto, , , ".<br />
Es decir. el lugareüo l"S hombre ¡nfo1'lllmlo ya de la nueva lucha<br />
desplegada por los nativos, sus paisanos, aunque muestre pasi<br />
"idad (:on respecto a ella,<br />
En seguimiento <strong>del</strong> desertor detrús <strong>del</strong> cual venía don Allaeletc<br />
." negados a la loma de una cuchilla, observan una nubecilla de po]vo<br />
sobre el horizonte hacia la que se dirige el "lIlelico". El baqueano<br />
expresa: "-Aquella es gente armada la que se ve por el camino .. ,<br />
A nean ea hallos a los costados, y van al trotón firme ", Luego precisa:<br />
"-es tropa ele Lecor, a la fiJa la misma qll(' pasó ayer al clarear<br />
por junto aquel "totoral" <strong>del</strong> p1ayo donde hizo la carneada", (Ad<br />
Yiértase, de paso, el valor onomatopéyieo de la frase),<br />
Esta segunda evideneia lo muestra compenC'trado eon la lueha.<br />
al tanto (le sus eOlltingencias. Luego, las consideraeiones que hace<br />
:;Ubl e los desplazamientos <strong>del</strong> enemigo invasor también lo muestran<br />
i,.lentifi(:ado eon la eausa. Tanto, que olYidamos -pues parece que<br />
01 IIIiSlllO olvida- que guía obligado a don Anadeto, bajo amenaza<br />
i' •• afusilamiento",<br />
Podemos decir entonces: guió a don Anacleto bajo amenaza y<br />
po!' ella sólo al comienzo, pues insensiblemente se pliega a la lueha.<br />
Este 1Il0Yilll iento espiritual <strong>del</strong> pprsona.;e, si bien no puede ser visto<br />
"OlllO base o proceso de la transfiguración posterior, es sí testimonio<br />
de una predisposieión en tal seutidc:.<br />
La aetitnd prudente, casi temerosa a veees, más superficial o exterio!'<br />
eun relaeión a aquél, que vercladera, responde a su ocasional<br />
.:r;mli,oión de baqueano y al poderoso requerimiento de las desgra<br />
','Las familiares que padeee y que narró.<br />
Sns respuestas, todas sns palabras, son enteramente espontáneas<br />
~. genuinas, porque en él pcsa mús la eircunstaneia que enfrenta<br />
---[Topa invasora en el pago-, que la inieial negativa o eleseo ele<br />
no il' con don Anadeto.<br />
El el,' las ojotas actúa de malH'ra ])]'o)"Tesiva conforme a ;su<br />
urolH'l1sión v a sus instintos, en elesmedro de la fuerza que a ello 10<br />
:,on:!ujo al ·principio. Llegará a ser absolutamente fiel a sí mismo<br />
porque en d fondo asiste al llamado ele su destino; y a él se debe,<br />
(4) Kayser. \VoHgang. Interpretación y análisis de la obl'a literaria.<br />
Ed. Gj'(·dos.<br />
SJ
De esta manera aparece la faz heroica <strong>del</strong> personaje justamente<br />
en el tere('r pasaje cloncle se concreta el Yíneulo qne yenimos estudiando.<br />
Forlllulada la irleYitable y esperada pregunta de don Anaeleto<br />
(-¿ r sted ha siclo lllelitar?), responde el baqueano: "-SerYí algún<br />
iiclllpo. paisano. Después de COl'l11ubé me reeop:í a euidar de mi<br />
familia' '.<br />
En \'('rdad es una r1ob'r, c'oneresión la uue cn'c'mos yer en este<br />
pasaje. Por llll lado la de una "projimidad ", que se fue perfilando<br />
e( traYés de la eorrida, cuando le <strong>dic</strong>e: "paisano". Esta "proji<br />
,nidad" -al decir <strong>del</strong> propio Aeeyedo Díaz-, Bega a ser una esl)ecie<br />
de paternidad hacia don Anadeto.<br />
Xaee en una aneianic1ad pam extenderse a otra pero igual se<br />
manifiesta; YC'1adanwnte proteetora. Cierto qne la segnnc1a es socalTOlla.<br />
la de un soltero que hace alardes mús de la euenta, y que<br />
faeilita Jl\!C'S el sur¡.!'ÍllJi"lIttl d(' (\l1\l(~lla.<br />
La segunda eoncresión es la <strong>del</strong> Yíneulo propiamente <strong>dic</strong>ho.<br />
\'UalH]C, afil'llla; "Después c1e Corumbé, me l'ecog'í a cuidar de mi<br />
fumi] in' '.<br />
Aquí ha(,e UWl alusión implíeita al Protoeandillo, pues refiere<br />
]n batalla de Santa Ana y Cerros de Carumbé ocurrida a la una<br />
de la tarde de! :27 ele oelubre de 181G. eu la qne Artigas fne Yen<br />
"ido por una fuerza portuguesa en aquel paraje, internándose luego<br />
(il tenitorio oriental. ((5)<br />
I ..a estampa eeuestre de e"te montonero logra reYiYir el ahineo y<br />
la he¡'oi('idad de las huestes de Artigas, porque reenearnan en él<br />
l'xaetamente lllH'\'a años después; transcurre 1825.<br />
Pasaelc histórieo .\. presente narratiyo quec]¡l'.' así iuelisolnblemente<br />
nnidos. Cuanelo el de las ojotas empuña la lanza ele don Anacleto<br />
('ontra una partida que los sorprende y ataea, ynelye a ser<br />
-transfiguraeión meeliante- el mismo que partieipó en aqnella<br />
>atalla ele 181G integTancIo la caballería de g'auehos g'ueneros. Batalla<br />
la de Santa A¡;a y Cerros de Carumbé, '~Iue el h[storiador b"H<br />
,.¡leño l\Ioraes Lara ealifica "como una de las mús sangrientas ha<br />
¡lidas hasta entonces y donde el furor y denuedo con que atacó el<br />
enemigo se mostró 111ÚS constante", (G)<br />
El ele las ojotas <strong>dic</strong>e que sirYió hasta" Corumbé". La denota.<br />
d fraeaso o quizú la direeción de la huída, (7) lo llevan jnllto a<br />
su familia. Pero esta opeión que dura 1meye largos afios no clesinieute<br />
sn heroicidad segura ni impide la nueya e inmediata. Ad<br />
'.'iértase que la expresión "SerYí algún tiempo, paisano" eneierra<br />
por debajo ek ,." u' j " hi'lll I'ile! "'¡¡¡ve de io ileroi('c que alieni(<br />
en el personaje. Sil'Yió, se entregó, fue para la causa sin reparar<br />
(ell sí propio.<br />
(5)<br />
(6)<br />
(7)<br />
Banzá, Francisco: Historia de la Dominación Española en el <strong>Uruguay</strong>;<br />
Tomo IV. Clás. Urug. Montevideo, 1965; a pág, 288 Y slgs.<br />
hace una pormenorizada crónica de ia referida batalla, a la que<br />
nos remitimos para mayor abundamiento.<br />
Citado por Fernández SaIdafia, José, en "Artigas juzgado en la<br />
Gaceta dE. Río Janei1'O el año 1817". Suplem. "El Día" Afio XIX<br />
N9 895. l\Iontrovideo 12/3/1950,<br />
El relato de Feo. Eauzá (Op. Cit.) de la batalla aludida, da pie<br />
a esta hipótGsis.<br />
- 85
Si podemos con
Por aiíadidura el hombre de las ojotas tiene insólita vigencia.<br />
En este sc'ntido <strong>dic</strong>e Franeiseo Espínola, de Aeevedo, lo que<br />
sigue -con nn eriterio que es extensible al personaje-: "La enseiíanza<br />
que' l)I'oviene de Acen'do Díaz y sus contelllporáneos, sc jevanta<br />
<strong>del</strong> espíritn que los animó, no de la letra; el ejemplo se de,'<br />
prende de la hazaiía de haber emprendido una empresa intelectual<br />
y polítiea gigantesea, no de su visión <strong>del</strong> pasado".<br />
Sólo así llegarC'mos a ser lo "que todavía no somos <strong>del</strong> todo,<br />
una nación" (10).<br />
EL SILENCIO Y LA lVIUERTE<br />
-1-<br />
La eomplejidac1 y multipliciclad <strong>del</strong> término silencio deriva de<br />
qne éste. en la esfera artística, se encuentra referido al sonido <strong>del</strong><br />
lenguaje, que está identificado a su vez, con la acción conciente, regicla<br />
por el pensamiento. Recuérdese la formulación bíblica: "Al prineipiü<br />
era el Verbo"; y la afirmaeión de Fausto en su gabinete de estudio:<br />
"En el prineipio era la Aeción' '.<br />
De este modo, en el plano de lo literario, el lenguaje emerge ,,,,ideneiando<br />
sn propia naturalc:za, su notable identidad con la acción<br />
humana J' el pensamiento: el lenguaje hace posible la conciencia y<br />
el desarrollo avanzado de las capacidades humanas de la creación<br />
en el más alto grado, la acción <strong>del</strong> hombre transformadora <strong>del</strong> mundo<br />
y de la historia.<br />
El hombre de las ojotas surge bruscamente en la obra, antece<strong>dic</strong>lo<br />
y seguido de un silencio referencial:<br />
A ver un hombre que sirva de baqeuano en el pago!. " j y<br />
listo, porque tengo orden de afnsilar al que se retobe! Apareció en<br />
la entra~la así evotado" ... por Don Cleto, uno de los personajes más<br />
queridos y atabados de Accvedo Díaz. Esta evocación adquiere un<br />
doble senticlc en la novela: en un sentido más general, es una evocación<br />
<strong>del</strong> autor de las antiguas luchas de la patria vieja, de A.rtigas;<br />
por otro lado dibuja un perfil nítido para este hombre de<br />
las ojotas, cuya historia irrumpe y se desvanece sorpresivamente en<br />
la novela, dejando en el lector una imagen imborrable.<br />
En esta historia singular -independiente dentro de la novela-,<br />
interesan más el personaje y sus connotaciones que el ambientc o<br />
pa isaje exterior. Esta premisa impone un lenguaje austero que seüala<br />
ton fluidez escasos detalles <strong>del</strong> mundo físico, para describir<br />
morosamente la evolución épica <strong>del</strong> personaje, el combate y la muerte.<br />
La trascendencia de la vida <strong>del</strong> personaje, su actividad de guerrero<br />
en l" anónima lucha liberadora. cae en un silencio tácito, siQ'<br />
nado desde Canullbé por una larga ~edentariza('ión simbolizada ('(;;'1<br />
sobriedad en esas ojotas destinadas, inoportunamente, a apoyarse en<br />
los estribos <strong>del</strong> cebruno, que como su dueiío se transfigurará en bravo<br />
luchador. Tras esta historia particular dcsfila, sin duda, la caravana<br />
sileneiosa y anónimd de millares de Q'allelws caídos durante<br />
las luchas de mH'~tra primera independeneia', Y este quizás sea el<br />
(10) "Prólogo" a Ismael. Ecl. .Tackson. Vol. 30.<br />
~ 87
principal silenciu <strong>del</strong> fragmento eomentado y probablemente de toda<br />
la obra.<br />
El silencio está presente de muy distintos modos en la anéedota.<br />
Se percibe una detención pormenorizada e intencional en la descripción<br />
de los gestos de los personajes tomo en estl)S ejemplos:<br />
"Haseóse el hombre la nuea. v aunque vacilante, montó<br />
en su eebruno". ' . -<br />
,. Don Anae!eto fue desan'ug'aJl(10 el ceiío. e invitó a su<br />
guía a piear tabaco aleanz5ndole 111l trozo en 1'0110".<br />
Se expresa 1a acción discretamente mediante g'estos. En el primer<br />
ejemplo lo relatado es pI asentimiento <strong>del</strong> hombre de las ojotas<br />
a la exhortaeión de Don Cleto, unido a una tácita nostalgia por lo<br />
que deja, sentimiento que se manifiesta en su ¡'acilación, aunque también<br />
se ac1Yierte desde ya una efetÜnl evoeación de la activi(lad<br />
desarrollada junto a ,Artigas.<br />
En otros momentos el sileneio obra indiseutiblementc como factor<br />
<strong>del</strong> drama:<br />
"Lleg'aban en ese instante a la eresta de la '·enehil1a". Desde<br />
esa altm';l la vista dominaba un vasto paisaje, bajo una atmósfera<br />
purísima. Los horizontes elareados por el sol permitían distinguir al<br />
ojo <strong>del</strong> eampero los bultos que se movían a la distaneia y clasifiearlos<br />
sin elTor.<br />
A la dereeha. sobre la carretera que eondueía a Gnadalupe elevábase<br />
una nubeeil1a de polvo distenciida y paralela al horizonte a<br />
semejanza de una humaza en el ambiente sereno' '.<br />
Aquí el jinete, esa nube de polvo, turba el diúlogo sereno y coloquial<br />
de los dos viejos. Podría deeirse que esa nubeeilla lejana se<br />
extiende sobre la serenidad <strong>del</strong> ambiente y empaiía, premonitoriamente,<br />
la paz que impera,<br />
Posteriormente, en varias oeasiones, de las que aquí reseiiamos<br />
dos, los gestos sileneiosos, precediendo al diálogo, ubican a los personajes<br />
en una perspeetiva ohjetiva, como si se tratara de un silencio<br />
que escudriüa al mundo para una toma de posieión. Esto involucra<br />
también un desarrollo mlrr"f~vo alejado, objetivista, que contribuye<br />
a la epicidad de la obra:<br />
"Aquello era novedosG. Don .A.nacleto ahuecó la mano<br />
sobre la frente, a modo de visera, y dijo: ... "<br />
"El baqueano que a su vez observaba siu parpadear,<br />
exclamó, .. "<br />
Cabe seiíalar en esta revisión y en relación con la preseneia <strong>del</strong><br />
silencio, una frase <strong>del</strong> hombre de las ojotas:<br />
"-Por ahí viOle a toda rienda una partida echando<br />
por <strong>del</strong>ante mis yeguas,.,<br />
¡ Ponga la oreja y eirá el batir <strong>del</strong> c:eneerro l' '.<br />
Eí personaje alnde aquí a ese rumor de fondo, qne antieipa al<br />
c1ramátieo episodio, que subyace hasta estallar al final elel eapítulo<br />
en el enfrentamiento sonoro y sangriento.<br />
8S
Pero es quizás en el momento de la transfizuración <strong>del</strong> hombre<br />
de las ojotas, en el instante en que ese gaucho 'taciturno'y sedentario,<br />
nutrido de su pasado, retoma el ímpetu de la consagración en<br />
el combate l?or la defensa d8 la patria, en que el silencio cae sobre<br />
la escena, como un manto épico, regenerador imponente, transmutador<br />
ele gaucho, lanza y caballo. Esta imagen silenciosa o, podría deeirse,<br />
esta materializaeión elel silencio heróico sobre el que se edifica<br />
el episodio es tan majestuoso e imponente que, "aterró a Don ~'i.naeJeto,<br />
descoynntado e inmóvil en los pastos".<br />
y este drama tremendo ocnrre precisamente en un paisaje esplemloroso,<br />
casi podría decirse de fantástico si ¡encio, como parece<br />
desprenderse eJe este trozo:<br />
"Los campos por <strong>del</strong>ante aparecían solitarios regados<br />
por una luz esplendorosa, con sus pastos de un verdor<br />
intenso. '.<br />
En la loma no se percibía ni una soinbra, ni una manifestación<br />
de vida".<br />
y<br />
más a<strong>del</strong>ante este otro trozo ya citado mús arriba:<br />
"Desde esa altura la vista dominaba un vasto paisaje,<br />
bajo una atmósfera purísima".<br />
Es inevitable advertir eJ~ esta naturaleza expectante, con una<br />
luminosidad preeisa, exacta, perpen<strong>dic</strong>ular, sin sombras, en eompleto<br />
silencio, un importante toque de fantasía. Ese será el amplio escenario<br />
de la transfiguración y <strong>del</strong> combate.<br />
El sileneio, mantenido por una narrativa tensa y dramática, deslJrcndiéndose<br />
elel campo, .1el sol, de la atmósfera, es impuesto<br />
por la idiosil1l'rasia parca <strong>del</strong> personaje, significativo y vital, representante<br />
<strong>del</strong> anónimo sacrificJO gancho por la primera independencia<br />
de la patria y <strong>del</strong> "pago", en un escenario extenso, interrumpido<br />
brevunente por ranchos de adobe aislados, por pequeños núcleos poblados.<br />
con IJarec1es ele mutismo, y algún h:umeante Ylvaí\, en los valles.<br />
En los fragmentos que nos ocupan, el silencio se trasmuta en<br />
espacio: en efeeto. entre la visión ele la nubecilla de polvo en la lejanía<br />
y la convieción cleor,18 de su naturaleza, el espacio físico de<br />
10 narrado. se mlwstra literariamente como un silencio que acalla el<br />
cliúlogo: "Los dos hombres se quedaron atentos, en silencio".<br />
Anteriormente a este pasaje, el tiempo de acercamiento al milieiano<br />
que había desaparecido de la vista de los dos viejos, se indiea<br />
ele dos maneras: mediante el diálogo, y por medio de 11n silencio que<br />
eabria definir como silencio técnico ya que es utilizado para la deseripeión<br />
de los arreos <strong>del</strong> cebruno <strong>del</strong> baqueano:<br />
"Para más tampoeo daba el eebruno <strong>del</strong> baqueano, cuyo<br />
arreo guardaba
por debajo de la cerraz6n gris formada por el poho <strong>del</strong> eamino. Era<br />
como una serie de puntos corriéndose hacia el Sur eon una ye1oeidad<br />
no interrumpida de mal'eha forzada' '.<br />
Luego: ¡ ¡ Cinco o seis jinetes bajaban ya la ladera cruzando con<br />
las culatas de las carabinas y aún con los sables, una "punta de yeguares".<br />
Daban gritos aturdidores, y yenían desplegados en arco para<br />
mantener los animales en núcleo 'l.<br />
A posteriori de ese silencio técnico, el amor incorpora imúg'enes<br />
auditiyas, premonitoras <strong>del</strong> eombate.<br />
-II-<br />
"La prerrogatinl de la fuerza y la aptitud de la<br />
gTandeza en él se alían al sentimiento de lo primitiyo.<br />
y se desencadenan a menudo, sin mengua de frases<br />
bonaneibles ni de dilatados intermedios incrnentos en<br />
la intensa pintura de la desh:ucci6n y de la mnerte,<br />
cmnplida con áspera y eruel verdad, porque Aeeycdo<br />
Díaz no retrocede ante la representaci6n de lo horrible,<br />
tentada casi siempre con pulso epopéyico".<br />
El episodio de la muerte <strong>del</strong> hombre de las ojotas se abre con<br />
(' dos o tres detonaciones que contrastan con el silencio tenso de las<br />
etapas preYias <strong>del</strong> combate, en las que la lanza, arma de múltiple significación<br />
en el Río de la Plata oeupa, por un instante, un primer<br />
plano. Por un lado es la imagen de las luchas por la primera independencia;<br />
es por otro, un arma cargada de la nobleza que involucra<br />
el hecho de que el que la esgrima debe estar dispuesto a la lucha<br />
cuerpo a cuerpo, en numerosas ocasiones desiguaL frente a la p61<br />
vara y al plomo de los invasores.<br />
El ataque <strong>del</strong> hombre d(~ las ojotas es silencioso, "no dijo palabra",<br />
seguro, natural, como la propia historia de las luchas liberadoras;<br />
en esas instancias, el hombre de las ojotas, transfigurado<br />
es sólo un oriental anónimo, que defiencle casi instintiyamente sn<br />
patrimonio; es un acontecer natural más, en un soleado mediodía<br />
de la patria.<br />
La lanza no habla: gesticula describiendo líneas puras, sencillas,<br />
en el espacio. El gaucho antecede su fulminante ataque con un grito<br />
ronco, de guerra, de decisi6n, de apuesta firme eontra las tinieblas<br />
que contrasta con el silem'io que domina las lH'imeras instancias<br />
<strong>del</strong> combate cuerpo a cuerpo.<br />
La muerte <strong>del</strong> hombre de las ojotas, entendiendo eomo tal no<br />
sólo el cese de las funeiones vitales sino también. la cnlminación de<br />
una vida en la acción heroiea. en el combate desizual Cüntra los enemigos<br />
de la patria, esa muerte, esa caída está re'gü'trada desde euatro<br />
ángulos distintos, (cinenwtográficamente podría deeirse con cnatro<br />
eámaras) :<br />
Primero; ¡ ¡ Sonaron dos o tres detonaciones' '. Esta oraeión breye<br />
ubica el primer punto en la inmensidad :/ el silencio <strong>del</strong> campo;<br />
los estampidos repercuten en todos los puntos de ese eseenario. Son<br />
un elemento mús <strong>del</strong> mismo, alejado en igual grado <strong>del</strong> hombre de<br />
(2) Roberto IbáJ1ez. Prólogo [l Ismael, pg. XXXVII.<br />
DO -
las ojotas y de Don CIeto, como de los portugos. Los estampidos tienen<br />
un ya10r referido al escenario silencioso. Este primer punto de<br />
registro es el más general, el más amplio.<br />
. La segunda Yisión de la muerte describe la caída física <strong>del</strong> hombre<br />
de las ojotas: primero pierde el equilibrio sobre su caballo, resistiéndüse<br />
a la muerte -" bamboleóse un instante"- y retornó luego<br />
majestuosamente a la tierra: "Con un ruido de mole que rueda<br />
en un balTaI1('o ", que magni tica al luchador y lo reintegra con grandiosidad<br />
a una naturaleza de la que nunca dejó de formar parte.<br />
El tereer punto <strong>del</strong> registro es el de Don CIeto: "En medio de<br />
su panlra, don Anacleto 10 Yió caer con dos agujeros líegros en el<br />
rostro a ambos lados de la nariz, producidos por la doble descarga<br />
de una pistola de dos cañones a quema-ropa ". La imagen <strong>del</strong> hombre<br />
de las ojotas con dos perfora'2iones en su rostro adquiere resonancias<br />
mítieas en este tercer enfoque de la escena desde la payura de Don<br />
Cleto. Resonancias que encontrarán su eeo sobrenatural, sugeridor,<br />
en el capítulo siguiente de la noyela, que podemos considerar como<br />
un quinto punto de registro de la muerte <strong>del</strong> personaje:<br />
'. Hombre maduro de pelo entrecano que lleYaba "ojotas'<br />
'. Le habían acertado dos balazos en la cara; lo que<br />
de lejos hacía creer que tenía cuatro ojos".<br />
Así, en tanto el segundo punto de registro es una descripción<br />
físi('a ;y palpitante de la mnerte, qne proporciona una visión naturalizadora.<br />
el tercero tiende a sobrenaturalizar la muerte <strong>del</strong> hombre<br />
de las ojotas. a otorgarle capacidades sobrehumanas, como la doblementl'<br />
fUl'rte sUg'n'eneia de dos nul'VOS ojos para escrutar las tinieblas<br />
de la muerte.<br />
El cuarto enfoque de la eSCl'na se hace sobre los portugos derrotados:<br />
"A uno de los soldados, brotábale como un surtidor la sangre<br />
<strong>del</strong> euello. Aún así. seguía retorciéndose. El otro estaba inmóvil con<br />
el Yil'ntre des!.!"arrado ".<br />
En la de~cripción de los enemigos muertos se señalan elementos<br />
qnl' eontrastan fnertemente con la caída y la muerte <strong>del</strong> heroico COl1l<br />
!;¡ltit'nte oril'ntal. En tanto el hombre de las ojotas cae con magnifieencia<br />
de "moll' que se desliza ... ", integrándQse armónicamente a<br />
un paisajP grandioso, uno de los portugos se desangra "como un surtidor"<br />
y de un modo llamatiyo, pertinaz, desproporcionado, antinatural,<br />
"seguía retorciéndose". El otro, "estaba con el vientre desganado".<br />
y su in1l10yilidad anormal nos produce el mismo rechazo.<br />
la misma sensaeión de antinaturalidad que el rojo surtiéior ca ,,1<br />
("uello <strong>del</strong> pl'i1l1l'ro. .<br />
LA TRANSFIGURACION<br />
Lo maravilloso en literatura cumple una doble necesiclacl; una<br />
intrínseca a la funeión de narrar, la otra obediente a una apetencia<br />
natural <strong>del</strong> hombre.<br />
La tarea literaria snpone una prodigiosa alquimia por la cual se<br />
opera la tras1ll11taeión de la materia prima de la obra (realidad bajo<br />
enalquier apariencia), hasta la concreciém eu la palabra escrita.<br />
91
Pero. mlemús. la realidad qne la oin'a eon11eyel. trasmite ~. tras·<br />
ciende, posee nn lado, nll úngulo., una arista, una c1illlensióu, a yeees<br />
sólo un leve úlito. ele pura marayilla. Si esa poreión de mundo no<br />
aflora a la ll(lyela, siquiera en lo qne Aldous Hux]ey llamó" lo asom·<br />
broso de las eosas mús obYias". la misión de narrar no se ha enmpli·<br />
do eabalmente y el lector sentirá la auseneia de un ingrediente quc'<br />
le es necesario para ]a eompleta inmersión en el aire de la obra.<br />
Todo narrador coneita sobre sí una suma de poderes y su téclli·<br />
ea, por mú" coneiente y refinada que sea, deja lugar a la magia Qne<br />
es. prec,isament
carácter <strong>del</strong> personaje. Su prudcncia de hombre advertido y conocedar:<br />
"¡ no se' fíe. paisano, etc."; su aceptación de los acontecimientos<br />
(¿ mansedumbre, fatalismo, sabiduría?) : "Como quiera"; su aplomo<br />
revelado en "voz que denunciaba absoluta calma" para ac1Yertir<br />
a don Anacleto la llegada de la partida de poi'tugos; su cautela: "Lo<br />
mejor sería corrernos por este playito rumbo al talar de aquel alTOyo.<br />
Si alcanzamos, ni el polvo! ... "<br />
Pero aún no es el hombr? de las ojotas el héroe <strong>del</strong> episodio. Com<br />
})arte con don Anac1eto, hasta la caída de éste, un primer plano sin<br />
relieve alguno. Aún, con todos los in<strong>dic</strong>ios y la anticipación aludida,<br />
la sabia composición de Acevedo Díaz hace que la aetitud final de<br />
nuestro personaje no se adi'vine y que su decisión sobrevenga fulmínea,<br />
sorpresiva, prodigiosa, para que podamos decir con toda propie.<br />
dad que se ha operado en (~l, y también en el ámbito elel relato, una<br />
mutación maravillosa. (1)<br />
Poden10s considerar que la transfiguración <strong>del</strong> hombre de las ojotas<br />
se inicia con la impulsión combativa que 10 detiene en su fuga:<br />
"El baqueano se detuvo ... "<br />
i Por qué se detiene? Pudo seguir sin peligro. Ni siquiera se puede<br />
pensar que lo haga para defeneler a don Anac1eto quien prácticamente<br />
se ha entregado y 'va a ser hecho prisionero.<br />
Por la simple acción de detenerse el protagonista decide su destino,<br />
se define y adquiere su exacta dimensión. Todavía es el mismo<br />
de un instante atrás pero al detenerse y coger el rejón que escapado<br />
de la mano de don Anacleto caía ya hacia el suelo es, en la encrucijada<br />
de la hora, como el símbolo de cada oriental atento y obediente<br />
a la voz profunda de su instinto de libertad, humilde y heroicamente<br />
sumiso a sus "propensiones nativas" que lo impulsan a batirse con<br />
el valor supremo de la "fibra herida' '.<br />
La detención, paradójicamente, crea un movimiento dramático<br />
en el transcurrir noveleseo. Hay un vuelco elel personaje y de la acción.<br />
La deteneión lleva implícita la decisión de combatir.<br />
,; El semblante <strong>del</strong> guía se había puesto violáeeo cual si un aJuvión<br />
de sangre inyeetara la periferie, y de sus ojos oscuros brotaba<br />
un brillo extraño".<br />
Reeién ahora el autor menciona el eolor de los ojos <strong>del</strong> guía. Y<br />
no <strong>dic</strong>e que brillaban, sino que de ellos brotaba (alusión a una energía<br />
interior que fluye) brillo. Este brillo tiene uila calidad especial,<br />
indeterminada, es e:rtraílo. El autor pudo calificarlo como brillo salvaje,<br />
bravío, etc., pero al llamarlo "extraño" crea una suerte de curiosidad.<br />
Prepara en cierta forma la receptividad <strong>del</strong> lector para acep-<br />
(1) Cambio semejante, aunque preparado de manera distinta, en un<br />
contexto diferente, es el que sufre Luis María Berón en la batalla<br />
de Sarandí, cuando toma el estandarte <strong>del</strong> porta imberbe moribundo.<br />
En ambos casos,_ el simple objeto ocupa fugazmente el primer<br />
plano, para, trascendido su carácter material, trascendido aún el<br />
simbolismo que encarnan (majestad de' la patria soberana, fuerza<br />
que ha de sostener esa soberanía), adquieren la dimensión maravillosa<br />
de instrumentos <strong>del</strong> mito.<br />
- 9:3
tal' la transfiguración magIea. El pasaje <strong>del</strong> mundo objetivo al mundo<br />
subjetivo para lograr la "dimensión mítica" se alcanza mediante<br />
estas sutiles in<strong>dic</strong>aciones.<br />
Al cambio fisonómico se une la transformación de la melena.<br />
"Su chambergo incoloro flotaba sobre el dorso y la melena suelta<br />
se alborotaba sobre las dos mejillas, crispada y ondulante".<br />
Antes (fin <strong>del</strong> cap. X), el autor había aludido a la "larga cabellera"<br />
y al "Chambergo incoloro de alas tenclidas y flotantes sobre<br />
la melena entrecana", pero en el contexto, las expresiones "ya<br />
viejo", "Aire bonachón", etc., asorclinan la descripción y <strong>del</strong>iberadamente<br />
aluden a un personaje sin relieve especial A.quí, en cambio,<br />
son las variaciones <strong>del</strong> contexto las que sirven -ª la descripción <strong>del</strong><br />
hombre de las ojotas como el antigno montonero <strong>del</strong> Cúumbé. En la<br />
primera mención (2) la melena está inerte, ahora, el verbo y los dos<br />
adjetivos que le siguen, la dinamizan: "alborotaba... crispada y ondulante"<br />
.<br />
" ...dándole un aspecto imponente quc aterró a don l\.nacleto,<br />
descoyuntado e inmóvil en los pastos n.<br />
Con independencia <strong>del</strong> obvio contraste entre la actitud y situación<br />
de los dos personajes, ya señalada, el aspecto imponente <strong>del</strong> hombre<br />
de las ojotas aterra a don Anacleto ¡ Por qué este terror? ¿Por<br />
miedo a que'la combatividad <strong>del</strong> hombre de las ojotas comprometa su<br />
situación? Creemos que no. Le aterra en sí, pues el compañero de<br />
un rato atrás. se ha convertid0 en un combatiente terrible, a la usanza<br />
de la mejor tra<strong>dic</strong>ión épico-caballeresca. La figura <strong>del</strong> hombre de<br />
las ojotas que el autor ha ido trazando hasta ese instante (manso 'viejo<br />
.. de aire bonachón y 'VM atiplada, avestruz padre de buena chuza,<br />
prudente moderador dp los arrestros :Y bravuconadas de don Cleto,<br />
baqueano conocedor, coloregdo por la antigua entr.'lña de dragón artigllista.<br />
calmo ante el peligro :Y que ha propuesto la huida pntdencial<br />
ante la partida) se ha transformado en un guerrero que infunde<br />
pavor.<br />
"No dijo palabra. Escupióse en las manos nervioso, empuñó el<br />
ástil y revolvió su cebruno ;ya sobresaltado por el ruido de los disparos".<br />
Observamos que en el silencio tremendo que sobreviene y en el<br />
que se halla inmerso el guía, los tres verbos de movimiento, con su<br />
gradación perfectamente medida (escupióse-empuñó-revolvió) , dan idea<br />
de la resolución con que el hombre de las ojotas sale al encuentro de<br />
su destino. Los tres pretéritos perfectos semejan los tres golpes cabalísticos<br />
de la suerte en el expectante momento en que cruza la escena<br />
la yegua madrina batiendo el esquilón:<br />
(2) Hay todavíc una tercera descripción <strong>del</strong> hombre de las ojotas, en<br />
el Cap. XII, a través <strong>del</strong> relato <strong>del</strong> capitán lVIeléndez, ya el personaje<br />
ha muerto, para siempre anónimo y para siempre "hombre<br />
maduro de pelo entrecano, que llevaba "ojotas" v su único epitafio<br />
es el que se vie~·te en el comentario de Cuar'ó: "había de ser<br />
hombre duro",<br />
94,-
"lVIiróla ele soslayo, en las ancas, donde llevaba dos o tres surcos<br />
sangrientos hechos por los sables y llegó a arrojar un grito ronco<br />
retenido hasta ese momento por el arrebato en su garganta -semejante<br />
a la nota de un ave de rapiña a raíz de una pedrada en la<br />
cabeza "~o<br />
Esta mirada de soslayo es de un gran acierto expresivo. El baqueano<br />
está atcnto el lo que le espera ele frente, pero, en llll relampagueo,<br />
al pasar la yegua madrina de su tropilla, la mira de soslayo<br />
y el grito de f1ll'ia, retenido por la misma enajenación de bravura<br />
que lo mueve y transfig'ura (" arrebato ", s~ <strong>dic</strong>e explícitamente),<br />
suena ronco por exceso de contenido, porque llega a arrojarlo<br />
-como diee el autor- como una respuesta <strong>del</strong> instinto y la indignación,<br />
El amor, la "projimidad" profnnda entre jinete y cabalgadura<br />
es un elemento de interés que Acevedo Díaz enfatiza a lo largo de<br />
toda la tetralogía. En el easo concreto <strong>del</strong> hombre de las ojotas, es<br />
un nuevo factor impulsor en la determinación y en la transfiguración<br />
<strong>del</strong> personaje.<br />
La visión de las ancas laceradas ele la yegua madrina y la desgarradura<br />
en el cuello de Sil cebruno son elementos que coadyuban<br />
a enfatizar la profundidad de la rabia <strong>del</strong> guía.<br />
"El lo cuadró con mano experta, y sin perder los estribos, en<br />
que apenas encajaban las puntas ele sus "ojotas" ... "<br />
Además de señalar el autor con estas frases, la pericia <strong>del</strong> hombre<br />
ele las ojotas como jinete hay que destacar la mención de las ojotas<br />
en este momento culminante de la acción dramática, Es obvio que<br />
las ojotas no estaban hechas para estribar, especialmente en cambate,<br />
El detalle nos habla <strong>del</strong> cariño con que Acevedo Díaz traza a este<br />
perSO)laje. En momentos en que su sublime arrebato tiende a alejarlo<br />
de la cálida hmnanidad con que se nos había brindado a lo<br />
largo <strong>del</strong> episodio, la mención al motivo de las ojotas es una manera<br />
de acercarlo llUeYaJnente y, al mismo tiempo, paradojalmente es una<br />
forma ele elestacar su transfiguración,<br />
'( . , ,acometió echado sobre el peseuezo al igual <strong>del</strong> toro que busea<br />
romper el cereo",<br />
Al decirse "que busca" se ela idea de intento y no de realización,<br />
Casi se anticipa que el intento se verá frustrado. Lo que interesa<br />
más al autor es poner en eYi<strong>del</strong>lC'ia la bravura ciega <strong>del</strong> personaje,<br />
su respuesta instintiva (el símil refuerza matices) al requerimiento<br />
ele la situación.<br />
'( La lanza trazó un semicírculo dividiendo al grupo, luego una<br />
recta indinada que terminó en la garganta de un soldado, derribándolo<br />
por grupas: después un molinete yeloz que remató en un golpe<br />
de flanco abriendo a un segundo- el vientre y por último, blandida con<br />
furia en un aHi-bajo para ensartar él un jinete de frente y despedirlo<br />
lejos ele la montura, el hierro marró el bote y el astil se hizó trizas<br />
en el arzón sembrando el aire de astillas".<br />
Con precisión se eleserihen geométricamente los tres movimienlos<br />
y hay un graduado paralelismo de las frases (:on un verbo co-<br />
- 95
mún: trazó. La suceSIOn de derivadas <strong>del</strong> ver1)0. se dan por los<br />
adjetivos luego, dJspués, por último 3" son un semicirculo, una rceta<br />
¡neltnacla. wnmoZinete veloz, con sus respectiyos efectos: cltutclienclo<br />
al grupo; terminó en la garganta cleun solelado, derribándolo, etc.,<br />
remató en un !lo/pe ele flaJleo abrienclo (l /In sC(Junclo cl vientre.<br />
En este l'elampc\gueo de acciones que rewlan el grado de furor<br />
y coraje que anima al bombre de los ojotas, la expresión "y l)()r<br />
último" anticipa que el que sig'ue es el postrer moYimiento de aquella<br />
terrible lanza cuyo ástil se hace trizas "sembrando el aire de<br />
élstlllas" .<br />
Entre este aire denso v tr1uÓc,0. sembrado de las astillas <strong>del</strong><br />
ústil destrozado y aquel recién pel:tnrbado por la sorpresa <strong>del</strong> ataque,<br />
rlonde saltan, inocentes y ajenas, las briznas, apenas cuarenta líneas<br />
de texto en las que se inscribe la portentosa transfiguración elel<br />
hombre ele las ojotas (1) uno cualquiera entre la masa de "hombres<br />
ele corteza rústica, de pensamiento de niño y corazón de león" (2),<br />
quc "en la hora de la prueba" dan de sí "toda la médula de su<br />
coraje, con su sallgTe o con su vida" (a).<br />
Si bien el sacrificio <strong>del</strong> hombre de las ojotas no adquiere scntido<br />
trascendente para el desarrollo de la acción noyelesca, sn sangre,<br />
esa sangre que al decir de Aceyedo Díaz se derrama "por lujo" en<br />
en suelo oriental en momentos en que su soberanía es mancillada,<br />
no se vierte en vano en la tierra encantada de la novela que es el<br />
reconocible terruño patrio. A partir <strong>del</strong> episodio, cada UlIO de esos<br />
seres con los cuales nuestro autor integra la masa campesina, la<br />
,'masa cruda" como la llama a Yeces, conllen1 potencialmente la<br />
propiedad de transfiguración mágica <strong>del</strong> hombre de las ojotas.<br />
Cada uno ele ellos responderá al llamado ele la hora sin vaciladón<br />
y sin retaceos.<br />
Sabemos que la confesa intención de Acevedo Díaz al asumir la<br />
responsabilidad de cantar nuestras gestas heroicas, fue la de con<br />
'2itar sobre el pasado todo aquello q~le de fuerza impulsora, de responsabilidad<br />
conciente pudiera proyectarse hacia el porvenir. Por<br />
algo fue, como <strong>dic</strong>e Espínola, nuestro primer caudillo civil. El conoeió<br />
como narlip Pl alma de los orientalps a qniP'H's se dil'igi'l porque<br />
supo que "En cualquier encrucijada <strong>del</strong> tiempo no pasará en<br />
yano la YOZ qnp e011 OTél'lCIM~a los eitfl a 1111 sneño creador" (4).<br />
En la encrucijada de la hora. Aeevedo Díaz. a trayés <strong>del</strong> humilde<br />
y heroico hombre ele los ojotas. nos convoca, con llamado<br />
que es a la vez rotunda afirmación: "La independencia es <strong>del</strong> qne<br />
'; busca sin deseanso. la abona con su sangre y la conquista con su<br />
ndor". (5).<br />
(l) Su primera transfiguración. podemos decir, pues ocurre una segunda<br />
a la que ya se ha aludido: la que se produce en el instante de<br />
la muerte, cuando los dos balazos a los lados de la narís le coniiguran<br />
un rostro terriblf' de cuatro ojos. Pero aún cabe hablar de<br />
~na terc8ra transfiguración: la que sufre el personaje, borrado ya<br />
de la novela, en el alma <strong>del</strong> lector. Y es ésta la transfiguración definitiva,<br />
la que le da su dimensión verdado-a y lo incorpora para<br />
(2)<br />
siempr8 al mundo íntimo <strong>del</strong> lector.<br />
Grito de Gloria, Cap. V, Pág. 59.<br />
(3) Id. Cap. XII. Pág. 115.<br />
(4) Ismael. Ecl. Jackson, pág. XVI.<br />
(5) Grito de Gloria, Cap. XIII. Pág. 132.<br />
96-
Nuestra gratitud por los homenajes a<br />
CARLOS VAZ FERREIRA<br />
en el primer Centenario de su nacimiento
NUESTRA GRA.TITUD POR LO.S HOMENAJES<br />
..:t<br />
CARLOS YAZ PERREIRA<br />
EN EL PRIMER CKNTENARIO DE SU lYACIlIIlENTO<br />
(18/2-15 de oclllbre-1972)<br />
I-Iemos expresado nuestro reconocimiento, en el Suplemento ele El<br />
Día <strong>del</strong> 28 de enero de <strong>1973</strong>, en forma sintética, por los homenajes celebrados<br />
en el primer centenario de nuestro pensador. Cerrado ya el<br />
cielo de las recordaciones queremos agradecerlas en forma analítica,<br />
acogiéndonos a la hospitalidad de la Revista de la Biblioteca Nacional.<br />
Desearíamos hacer una enumeración v una valoración. En cuanto a la<br />
primera: ha de ser forzosamente inc0111pleta: estamos informados de algunos<br />
homenajes en el extranjero y en cuanto a los nacionales nos referiremos<br />
sólo a aquellos en que hemos participado o presenciado, o conocido<br />
a través de datos fidedümos. En cuanto a la estimación: Dice<br />
Yaz Perreira, terminando una' carta laudatoria a una genial poetisa<br />
nuestra: "Si yo tuviera un gran talento crítico lo emplearía todo entero<br />
en hacer elogios justos". (1) Nos permitimos discrepar con nuestro<br />
padre. No necesitamos excusarnos por ello. El ha afirmado que<br />
cnando dos personas piensan exactamente lo mismo sob re todas las cosas<br />
una de ellas sobra y tal vez las dos. También ha <strong>dic</strong>ho: "Ay <strong>del</strong><br />
discípulo que no logre diferenciarse <strong>del</strong> :Maestro !" Por ello y por otras<br />
consideraciones que por no ser relenmtes al caso pre[erimos omitir,<br />
afirmamos qne no creemos ~lécesario un gran talento, ni siquiera talento<br />
en grado alguno para formular elogios justos: Que basta para<br />
ello lo que tanto valoriza Descartes en el inicio <strong>del</strong> Discurso <strong>del</strong> l\Iétodo:<br />
el buen sentido o ra'7.ón. la faenlta(l (le distiu9:11ir lo verdadero<br />
de lo falso; no sabemos si agregar: lo auténtico de 10 inauténtico.<br />
En cuanto a la impresión que nos han producido: séanos permitido<br />
expresarla con ayuda de la fábula que narra un filósofo contemporúneo<br />
de Vaz Perreira, muy valorizado y estimado por éste: "William<br />
.James: En una de sus excelentes obras (2) hace el siguiente relato,<br />
que atribuye a Tolstoi: ün hombre perseguido por una fiera eae a un<br />
foso en cuyo fondo un dragón con las fauces abiertas lo espera para<br />
devorarlo. Consigue asirse de una rama. Inmediatamente un ratón negro<br />
y uno blanco empiezan a roer el frúg'il tallo que 10 sostiene. En esa<br />
úifícil situación el desventurado percibe al alcance de su leng'lHl unas<br />
gotas de miel y se pone a saborearlas. " En 1972 eontinuó intensificándose<br />
el dramútico proceso <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong> en el cual el ratón negro y el ratón<br />
blanco, con cierta primacía <strong>del</strong> primero, hon roído en forma C011ti<br />
Imada el débil sostén que nos impedía caer a la sima en todos o casi<br />
todos los órdenes de la vida <strong>del</strong> país. Para nosotros los homenajes a<br />
nuestro padre representaron el papel de las gotas de miel que saboreamos<br />
suspendidos sobre el abismo ...<br />
Las celebraciones fueron importantes en número y de alta calidad.<br />
- 99
En el extranjero: Poco "abemos de las realizadas en el extericT. En<br />
la lejana Polonia la seliora ,Jolanta Klimowics de Osmanczyk, con material<br />
proporcionado a su pedido principalmente por el señor A.. Constantinidi<br />
organizó, por la prenSél y la radio algunas reeordaciones.<br />
En el SUJüemento de El Día <strong>del</strong> 18 ele marzo de 197:3, en la seeciún<br />
Cru[i/wyos en el E:rto'ior, en artículo llamado: El centenario de Fo:<br />
Ferreira en Roma se da cuenta y razón ele un homenaje así:<br />
"La COnmeIGOraeión de los cien años elel nacimiento de nuestl·o<br />
ilustre filósofo, que tan amplia repercu"ión nacional e internacional<br />
tUYO y continúa teniendo cn todos los ámbitos culturales. también fue<br />
recorclacla en Italia con una ceremonia solemne, dentro d~el recinto <strong>del</strong><br />
Liceo "Artigas" de Roma, constituyendo una brillante ceremonia, y<br />
asistieron a la misma altas autoridades de la Enseiíanza italiana, personal<br />
de la Embajada <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong>, profesores e invitados especiales.<br />
El coro <strong>del</strong> Liceo encuadró con bel1
sofo hUlllanista, por .Juan Antonio ;';olari. Yaz l'erreira, lilaestro <strong>del</strong><br />
o(icio de pensar. por Emilio Prug'oni. Oénesis de lógica viua, por Artilro<br />
Ardao.<br />
Destaramos que sr re'[lr().~lIee en esta revista un artículo <strong>del</strong> doctor<br />
Emilio Frugoni, gratule y L;uen amigo de Vaz FClTeira y, como<br />
éste, de ideas" pobristas", Herordamos que hace muchos aiíos, al ofrecerle<br />
un banquete al dirigente soeialista, terminó Vaz Ferreirasu discnrso<br />
así: "Ko romparto totalmente sus ideas, pero hace 20 aiíos que<br />
10 voto y pienso seguido votando",<br />
Ko podemos referirnos en este momento a otros homenajes ele carácter<br />
aeadémieo eelebrados en Uniycrsidaeles v aulas de otros países<br />
porque aÍln no disponemos de la in1'ol'lnarión fidedigna aeerea ele su<br />
ejerueión.<br />
En el CruiJua!/. Pasemos a los homenajes celebrados en el país<br />
cn que n([('ió, !lizo y j)I'ee1ieó d bien. lIlurió Carlos Vaz Ferreira, el<br />
<strong>Uruguay</strong>,<br />
La UXE8CO. Inirió los homenajes la ('omisión Karional ele la<br />
UKESC(), dependiente de] :\linisterio de Eduración y Cultura: Aprobó<br />
~. ejeeutó un proyeC'to d\'! vicepresidente doctor Camilo Fabini para<br />
llamar a
que fue aprobado por el Consejo. Destacamos algunos: Sr' instituyú la<br />
semana Carlos Yaz 1?errcira, en la cual los profesores ele filosofía clestinaron<br />
las clases a leer y comentar pasajes de determinada obra <strong>del</strong><br />
1\1aestro. Se llamó [, concurso abierto sobre los sig'uientes temas: a)<br />
Personalidad y obra de Yaz Perrcira. b) :":obre un aS¡lPeto de su obr'l<br />
filosófica y pedagógica. El plazo de este concnrso yelHjó el 1 9 ele junio<br />
de H)(;~.<br />
A 14 ele oetuhre se realizó por el Consejo interino de Enseñanza<br />
Secundaria, como culminación de los hOJJJ('lwjes. un Ac:to Acaelémico<br />
en el Teatro Solís. I,a parte oratoria estuyo a earg'o <strong>del</strong> Prof. Aníbal<br />
<strong>del</strong> Campo. quien leyó un exeelente trabajo sobre la obra y la personalidad<br />
ele Carlos Vaz Ferreira: la músiea1. <strong>del</strong> Coro ele Enseñanza<br />
Secundaria ~- la Orquesta Sinfóniea elel SClDRE.<br />
Otro homenaje resultó tal por poner en nUln:ha una iclea central<br />
de la peelagog'ía yazferreiriana: la exoneración es superior al era<br />
¡¡¡en como medio de contralor de la. ellsciial/w. En el 72 el Consejo<br />
interino ele Seeunelaria sustituyó en preparatorios -para toela la Repúbliea,<br />
tanto en los lieeos elel Estaelo eomo en los habilitados- el<br />
examen por la exoneración para los alnmnos de aetuación satisfactoria<br />
(promedio anual de Bueno o más). El nueyo rl'gimen estú funeÍonando<br />
con 6xito interno y externo. Además se extendió a todos los<br />
liceos una mejora que faeiiíta la exoneraeión en secundaria ~- de la<br />
que había ~-a experiencia posiüva en los liceos piloto: terminado el<br />
año eseolar, se establece un período de elases llamado de recuperación<br />
sólo para los alumnos de promoción dudosa, en el que pueden<br />
asegurarla. Tambi6n se hizo mucho en el sentido de la supresión <strong>del</strong><br />
examen de ing-reso, pesadil1a para tantos niños ~- para tantos paclres_<br />
Este ataque frontal <strong>del</strong> ('onsejo ] nterino contra el fantasma peelagógieo,<br />
el examen, ha resnltado nn homf'naje real para quien tanto<br />
luchara por la exoneraeión eomo sustituto <strong>del</strong> examen. Ojalá las nueyas<br />
autoridades de Seeund(tJ'ia anllleen por esta exeelente yía ya<br />
abierta por sus predecesores!<br />
Liceos Departrlme litales. Algunos se ac1h irieron a las eelebraeiones.<br />
TllYimos el goee espiritual de asistir. a 7 de odubre, en el lieeo piloto<br />
de Rocha, a la inieiaeión de una semana de 110mpnaje a nuestro padre:<br />
equipes ele estudiantes, prepm'ados y diri:-ódos por exeelentes profesores,<br />
expllsierf)n huenos trabajos eentnulos en la figura elel filósofo<br />
y pedagogo uruguayo.<br />
El/se fian za Primaria. ~Vaz Ferreira fue llljembro <strong>del</strong> Consejo Direetivo<br />
de Tnstnu'eión Primaria drosde 1900 a 191.) ~- conservó de por<br />
~vic1a nn afeetuoso reenerdo de quienes lo aeolllpaüaron en la ardua,<br />
grata labor. Fna eseue1a de IIIonteYideo que llenl su nombre (~9 105.<br />
de 29 Graclo . muy próxima a ;\tahualpa, celebra todos los años, alrededor<br />
elel 1.) de oetnbre, el naeimiento de quien tanto bien hizo y<br />
tanto más intentara hacer a la lliüez escolar. Este mio el aeto tUYO<br />
lugar en la Casa-Quinta de Atahnalpa, donde vivil. por mús de medio<br />
siglo el lIIaestro eon su esposa, Eh-ira Haimonc1i, por quien, para él<br />
"110 todo lo real fue dolor y no todo lo id(({¡ f/le s/le/lo" y con sus<br />
102
ocho hijos, para cuya felicidad, en colaboración COn la compañera de<br />
su vida, creó un súper Parque Escolar en miniatura.<br />
GOBIERSO<br />
Los gobernantes uruguayos siempre honraron a nuestro gran<br />
demócrata y fueron honrados por él. :Recuérdese por vía de ejemplo,<br />
la primera e<strong>dic</strong>ión Homenaje de la Gunara de H.epresentantes de la<br />
República Oriental <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong>, de 1H5S, en 19 volúmenes, que por<br />
una fina atención, al morir Vaz Ferreira, poco antes de la publicación,<br />
fue puesta por ese Cuerpo LegislatiH) fuel'a <strong>del</strong> comercio, entregándose<br />
toda ella a título gratuito a instituciones y personas nacionales y<br />
extranjeras.<br />
Los Poderes Públieos hellnenajearon dignamente a Vaz Ferreira<br />
en el primer eentenario de su naeimiento:<br />
El Sellado. Can feeba S de agosto de 1972 desig'nó un Tribunal<br />
para aetuar en un coneurso, entr~ autores nacional~s y extranjeros,<br />
sobre un ensa~'o inédito referido a la obra y la personalidad <strong>del</strong> doctor<br />
Vaz Ferreira. Integran ese Tribunal el senador DI'. Amílcar VasconceHos,<br />
nombrado por la Presideneia <strong>del</strong> Senado, el doetor Carlos<br />
Benvenuto en representación <strong>del</strong> l\Iinisterio de Educación y Cultura,<br />
el doetor Artmo Ardao, <strong>del</strong>egado por la Facultad de Humanidades y<br />
Cieneias. El plazo de admisi6n para los trabajos venció el 15 de marzo<br />
y el fallo había ele dar:,e antes elel 1;"5 de mayo de 197:3.<br />
La C(¡mara de SenadOl\'s. a 16 de oetubre de 1972. celebró UIla<br />
sesión solemne en honor de (!uien había <strong>dic</strong>tado en su s¡,de una muy<br />
buena eonferencia: Política iI apolíticos. El acto se inició con el Himno<br />
Naeional v la Pasi6n se:'1'ún San Mateo. ele .Juan Sebastián Bach.<br />
interprl'tae1
"A Clcmcnte Es1ablc, con amistilll ~. ('Oi} el mús gran respeto<br />
personal J' científico" ...<br />
se refirió a distintos aspectos de la labor do('cnte <strong>del</strong> pedagogo uruguayo,<br />
El doctor Emilio Oribe, gran amigo c1c' Yaz FClTeira -en los<br />
buenos y sobre todo en los malos tiempos-- a quien dec1ieara sn autor<br />
en junio c1e }95:3, F'el'lncntario así:<br />
"Es raro encontrar nn hombre a qnien 110 se le pueda hacer<br />
alguna restricción a toc1os los elogios qne merece, Pero a veces<br />
lla~- alguno:<br />
Emilio Orihc'<br />
intervino leyeuc10 un hermoso poema.<br />
Carlos ,'az 1
Li l'RBX8A<br />
Yaz Ferreira estimabH J:¡ Prensa y los periodistas de su país,<br />
siempre y cuando siguienlll las direetivas de Moral para intelectuales.<br />
A propósito de su yalonteión <strong>del</strong> jllieio periodístico- séanos permitido<br />
un recuerdo personal: Los frecuentadores ele la Biblioteca-Archivo de<br />
..c\..tahualpa sabernos que sobre el eseritorio americano hay varios Scrap<br />
Books. Son libros graJJdvs, eneuadernados en tela, de grueso papel,<br />
en blanco, en los euales nuestra madre iba pegando cuidadosamente<br />
por orden de apm'ieión reeoi"tes de diarios referentes a Yaz FerreirJ.<br />
l\Iuerta Eh-ira en 1D4G, prosiguió el trabajo su hija l\Iatilde. Ya en<br />
sus postrimerías, teniendo en UH'uta que nuestro padre nos había di.<br />
eho que el mejor libro de un autor suele ser su autobiografía, le pe ..<br />
di.mos que l'eclaetara la suya. Seiialó eon gesto amplio los S,;·rap<br />
Books y dijo
Transeribimos la introeluceión <strong>del</strong> Cuaderno NQ G-i, también de<br />
Arelao:<br />
;; El presente es el segundo ele dos ~ua<strong>del</strong>'nos de<strong>dic</strong>ados por<br />
Marcha a la celebración <strong>del</strong> centenario de nacimiento de Yaz<br />
Ferreira. Como el anterior, contiene trabajos ele autores extranjeros<br />
y nacionales, la mayoría éle los cuales especialmente escritos<br />
para esta publicación. Anclré RobineL recientemente doctorado<br />
en Toulouse con una tesis sobre Vaz Ferreira, condenscl<br />
aquí, para nuestro Cuaderno, su concepción general ele la filosofía<br />
elel mismo. El trabajo <strong>del</strong> argentino Hoberto Rodríguez<br />
Bustamante. escrito en 1!);JI. resulta hov c1e difícil consulta.<br />
así como el ele Diógenes de Giorgi, que l;uecle considerarse, en<br />
cierto sentido, inédIto. Las colaboraciones de Arturo Arelao y<br />
l\Ianuel Claps han sido escritas para este número de Cuadernos.<br />
En calidad de texto de Vaz Ferreira. incluimos uno de los<br />
menos eonocidos: sus eonfereneias sobre Nietzsehe, pronnneiaelas<br />
f'n 1915 y 1920, pero de publicación póstuma".<br />
Los trabajos incluidos en este cuaderno son los siguientes: TIna<br />
1Iueva. concepción <strong>del</strong> cmpirisJIlo: la. filosofía empírica de "Vaz Ferreira,<br />
por Anch'e· 1\1. R. RobineL Aetualidad ele Vaz Ferreira, por Norberto<br />
Roelríguez BustamantC'. Las influencias determinantes en el pen<br />
.SCllniento de raz Perreil'a. por 1\Ianuel Claps. El pensamiento peda<br />
[Jógico de -Va.2 PeiTcira, por Diógenes ele Giorgi. Génesis de la Lógica<br />
v¡:va, por ..':\.rt1lro Arelao. Nietzsche. (Un texto ele Vaz Ferreira).<br />
Estos trabajos son de alto mérito. Integran desde su aparición<br />
una buena bibliografía para el estudioso o inyestigador ele nuestro<br />
pensaelor uruguayo.<br />
Conferencias. Se pronunciaron varias en hOllor de quien había<br />
elegielo la forma conferencia para la transmisión de su pensamiento<br />
filosófico, pedagógico, artístico, eientífico, social.<br />
La Cátedra ele Filosofía <strong>del</strong> Derecho, que c1eseJll¡wiíara Vaz Feneira<br />
en la Facultad respectiva desde HJ2-i hasta Hl29 organizó un<br />
eiclo ele tres. A 25 de Octubre elisertó el Dr..Tulio A. 1Víoreno, profesor<br />
titular. sobre: Cuestione~ normativas en el pensamicnto dc Carlos<br />
Yc~z Ferreil'a. Analizó la distinción entre problemas explieativos y<br />
normativos estableeida en LÓ[Jica viva. Inelicó qne elel eon.innto ele la<br />
obra ele Vaz Fel'l'eira surge una concepeión general ele filosofía práetiea<br />
que desborda los esquemas ele la Lógica viva, anticipa ieleas de<br />
c.orrientes no diyulgaelas entonces entre nosotros y puede ofrecer aún<br />
hoy un válielo moelelo ele análisis objetivo y racional de los problemas<br />
prácticos en especial en la éti(~a y en la política.<br />
A 26 ele octuln'e disert6 la doctora Esther Ag'uinskv de Iribarn.?<br />
profesora ele l
A 27 de octubre disertó el Dr. Adolfo Gelsi Biclart, Cateelrático<br />
ele Derecho Proeesal y profesor de Filosofía en Preparatorios. Trató el<br />
tema: Cuestionamiento de la eticidad de 7
Pero la actuación de Ardao 110 se limita al año <strong>del</strong> Centenari0.<br />
Se ha ido realizando a lo largo de yarias décadas. Veamos brevemente:<br />
En 1949, en los comienzos de la Facultall lle llumanic1alles \" Ciencias,<br />
su Consejo Directivo creó la Cátedra de Historia de lasi~leas filosófic.r!s<br />
en el Uru[!uay y lo nombró para regentarla. En 1954 se amplió<br />
S11 contenido: Pasó a llamarse: lTistoria de las ideas en América.<br />
En 1960-G1, Ardao la complementó con un Seminario :8obre el pensamiento<br />
de Car/os Yaz F'errei)(I. De éste surgil'l'on tres trabajos. Son<br />
ellos, por orden cronológico de publicación: Estudios filosóficos, Bibliogl'((fía<br />
de Carlos 17a.z F'erreira y Tres filósofos ele la viela. Precisemos<br />
su contenido:<br />
Apareció primero la .A.ntología. Su ficha bibliográfica es la siguiente:<br />
Vaz Ferreira, Carlos. Estudios filosóficos (imtología). Prólogo de<br />
Emilio Oribe. Buenos Aires, Aguilar, 19G1.<br />
279 p.<br />
De su contenido da cuenta y<br />
la adyertencia preliminar, así: .<br />
razón el autor (G1 Arturo Ardao, en<br />
"La presente antología reúne un conjunto de estudios de<br />
Yaz Ferreira correspondientes a las materias filosóficas más<br />
generales: metafísica, moral, lógica, gnoseología, epistemología.<br />
Han quedado al margen, por lo tanto, dominios como la estttiea,<br />
la pedagogía, la filosofía jurí<strong>dic</strong>a, política ~" social, en los cuales<br />
tambiún escribió con amplitud. Se ha querido circl111s(:ribir<br />
esta selección a aquellos escritos que contiel1pn sus criterios o<br />
direcciones de ma;yor generalidad filosófica.<br />
Pertenecen ellos a cuatro libros: Los l)roblelJlas de la liber'iael<br />
y los <strong>del</strong> determinismo, dc 1D07 (apareció entonces con<br />
el título de Los ProblelJlas de la Libertad, modificado por el<br />
propio Yaz Ferreira en la e<strong>dic</strong>ión de 1957); Jiol'((l para in teldcl/lales,<br />
de 1909; Lóg¡'ca viva, de HU O; Fermentario, de 1938.<br />
;(El titulado Tra~cenelentaIiza.ciOJk)m(ltemáticas ilegitimas y<br />
falacias correlacionada.s, se publicó por separallo con posterioridad<br />
a Fcrmentario, pero lo referimos a éste por corresponder a<br />
su plan y a su temática; de los otros trabajos pertenecientes al<br />
mismo Fermentario, aquí incluidos, dos de ellos: Ciencia y .!11ctafísica<br />
)J Un paralogismo ele act uolidad, los había publicado<br />
Vaz Ferreira por primera yez en el yolnmen Conocimiento y<br />
acción, de 1908.<br />
De cada uno de los cuatro libros tomados en cuenta. sólo<br />
se da una parte. Pero esta parte estú representada en cad~{ caso<br />
por estudios completos. Se tiene, pues, una antología de trabajos<br />
y no de páginas o fragmentos, aun cuando cada lUlO de ellos<br />
se explique como parte <strong>del</strong> libro l'espeetivo. Constituye única<br />
excepeión, sin perjuieio de su unidad, el titulado: "Para dislOS
ting'uir los problemas" elel libro: Los Problemas ele la Libertad<br />
'Y los <strong>del</strong> determinismo: por razones materiales incluye sólo elos<br />
ele los cuatro capítulos que bajo aquel título figuran en el libro<br />
originario.<br />
Este volumen ha sielo preparado en un seminario ele Historicb<br />
de las Ideas en .A.mérica. de la Facultad de Humanidades<br />
y Ciencias de la Universidad de Montevideo".<br />
El Dr. Emilio Oribe preparó para esta obra un prólogo de alta<br />
jerarquía, que transcribimos:<br />
- lO!;)
PROLOGO<br />
Con esta publieación se intenta hacer conoc:er la obra, el<br />
pensamiento y la vida <strong>del</strong> filósofo uruguayo don Carlos Vaz<br />
Ferreira, que fue destac:ado maestro de varias generaciones y<br />
filósofo eminente, creador y mo<strong>del</strong>ador ele espíritus, a la vez que<br />
reformador de m6todos y ~jstemas. .<br />
Cumple Vaz Ferreira su c:iclo en la tierra entre los años<br />
1812 - 15 de oc:tubre- y 1958 -8 de enero-o :Muere, pues,<br />
después de una larga e intensa actividad, que se mantuvo nasta<br />
pocos días antes de su tránsito, se'reno y natural, como había<br />
sido su vida, y, ocupando, a pesar de su ancianidad, el cargo<br />
de decano de la l"acultad de Humanidades y Ciencias, que de<br />
todas las creaciones de orden superior de la c:ultura que cOlleibió<br />
y realizó, fue a la que más le prodigó energía y tiempo,<br />
siendo también, entre los tantos problemas que le acuciaron, el<br />
que más preocupación y, ya en los últimos años de su luminosa<br />
existencia, le ocasionó.<br />
Sus padres fueron :Manuel Vaz Ferreira, de origen portugués,<br />
y su madre, Belén Ribeiro y Freire, de aseendencia portuguesa<br />
y española, que contaban con medios de fortuna y que<br />
pertenecían a la clase media.<br />
Vaz Ferreira estudió en lHontevideo, ingresando a Enseñanza<br />
Secundaria en el año 1888 y graduándose de abogado en<br />
1908. En el año 1895 lo encontramos ya como profesor de Filosofía,<br />
a cuya actividad se de<strong>dic</strong>aba desde su adolescencia y, dos<br />
años después, obtuvo por concnrso de oposición, la cátedra de<br />
Filosofía y publicó su primer libro (1891) . Ya en los primeros<br />
años de su iniciación, estaba poseído <strong>del</strong> "fervor de educar",<br />
como él mismo expresa en uno de sus libros y de la imprescindible<br />
necesidad de comunicación que debía existir entre maestro<br />
y alumno.<br />
Aqml primer cargo en la enseñanza fue (9) de inf1ueneia<br />
decisiva en la trayectoria vital y filosófica <strong>del</strong> crítico y <strong>del</strong> profesor<br />
universitario. Vive, así, plenamente, desde su puesto, en<br />
comunicación directa con el ambiente y, a la par que perfeceiona<br />
su oficio de maestro y filósofo, se enriquece con las vivencias<br />
<strong>del</strong> mundo circundante.<br />
¿ Cuáles eran las con<strong>dic</strong>iones espirituales de nuestro país<br />
~' cuáles las corrientes de pensamiento de la época '? Desde el siglo<br />
XVIII, en que comienza a impartirse la enseñanza de la<br />
Filosofía, no había aparecido una figura que reuniera las con·<br />
<strong>dic</strong>iones de inteligencia y capacidad de Vaz Ferreira, que se decidiera<br />
a de<strong>dic</strong>arse, independientemente, libre de doctrinas, es-<br />
110
cuelas y dogmas y también de influencias políticas o de grupos,<br />
a la ardua y difícil tarea <strong>del</strong> filosofar. Dos corrientes antagónicas,<br />
opuestas, excluyentes y que no llegaron nunca a conciliarse,<br />
habían dominado. influvendo en la dirección de nuestra enscüanza.<br />
Estas fue¡'zas despertaron largas, grandes, acaloradas y<br />
tenaces polbnicas, que se alimentaban y fortalecían por medio<br />
de la prensa o la conferencia. Ellas fueron el positivismo y el<br />
espiritualismo, que buscaban el dominio "'J' la hegemonía y se<br />
sustentaban en corrientes y escuelas europeas, cuyos orígenes<br />
eran ya francés o anglosajón. Uno y otro habían imperado has,<br />
ta entonces y habían dividido la cultura uruguaya, que seguía<br />
los vaivenes de los maestros que la impartían y las preferencias<br />
que éstos le imponían. En el momento en que Vaz Ferreira se<br />
iniciaba, el positivismo había perdido su vigor y Vaz, con esa intuición<br />
genial de que era poseedor, se propuso liberarse y liberarnos<br />
de él, para que alcanzáramos una expresión original. Con<br />
él, podemos afirmar, se inicia nuestro hacer filosófico con un<br />
ín<strong>dic</strong>e formal y libre, pues a pesar de todas sus lecturas y de<br />
sus múltiples conocimientos en las diferentes disciplinas <strong>del</strong> es,<br />
píritu de todos los tiempos y lugares, llevaba en sí la fuerza, el<br />
impulso que lo llamaban a crear sin perder de vista su medio<br />
y las necesidacles que de ese mismo medio surgían. Libre, pues,<br />
de doctrinas, escuelas o círculos extranjeros, de él parte, por<br />
primera vez, una labor realmelltp creadora. Por ello, su fig'ura<br />
llega a ser tan importante para lo nuestro J' para todos aquellos<br />
que de una u otra manera se interesan por nuestro acervo<br />
cultural, como lo es también para todo el Continente, junto a<br />
los nombres de Korn, '-aseoncellos. Varona o Caso o Ingenieros,<br />
que pertenecen a países americanos, lUl.sta entonces dependien·<br />
tes de lo extranjero y que elevaron su voz y trataron de dar<br />
consistencia, sentido y valor a sus respectivas naciones con las<br />
armas más puras y más altas <strong>del</strong> pensamiento en acción.<br />
Pertenecía Vaz Ferreira a la generación <strong>del</strong> 900, formada<br />
por un grupo compacto de ciudadanos heridos en su sensibilidad<br />
más honda por los diversos problemas sociale.-;, políticos,<br />
morales y educacionales y que, en nuestra agitada y aún no definida<br />
personalidad, se sentían acuciados e instados con c1Yidez<br />
ontológica a solucionarlos, aclararlos y definirlos. Antes que és,<br />
tos y que el mismo Vaz, otros habían intentado tan laboriosa<br />
empresa, pero les faltó la fuerza <strong>del</strong> rayo qne lo atraviesa todo<br />
y la voluntad de persistencia, junto a la certeza de la verdad<br />
que defendían. Fue Vaz quien, en todos aquellos problemas,<br />
presentó en forma primigenia, como necesidael esencial, com'J<br />
inicio, la de sostener Un pensamiento propio ;'-, como primera<br />
instancia encarar nuestra enseiíanza e impartirla, acorde con<br />
el instante de esperanzas previsibles, en el devenir de lo nuestro.<br />
Así inicia su filosofal'. con una manera muy orÍ!2'Ínal ele<br />
pensar, sentir y decir, muy diferente <strong>del</strong> filosofar: y p~nsar de<br />
los maestros que lo antecedieron. Aquéllos eran más bien que<br />
filósofos en sí mismos, divulgadores o propagadores de doctrillas<br />
de europeos, de<strong>dic</strong>ados a esas disciplinas más bien que crea·<br />
dores o pensadores y, aunque de gran mérito y respeto y con derechos<br />
lealmente adquiridos de que se les tenga mu;.' bien en<br />
-111
cucnta. no alcanza ron a dar una fisünomía in
concretables sus proyectos..Allí están sus obras hechas realidad, que,<br />
durante años, con una tenaz, segura y firme visión, defendió, como<br />
los parques escolares, y la lucha también arcIua y a veces desalentadora<br />
para que al fin surgier::l la Facultad de Humnidades y Ciencias<br />
-1946-. quc 11' llevó treinta lantos alIos.<br />
Pc'ro" Vaz, desde su hogar de ~estudio en Atallllalpa, hermoso barrio<br />
de Montevideo, tornando a la reflexión de su proyecto, ratificaba<br />
esto, rectificaba aquello, leícl j' releía y volvía en el momento que<br />
ereía preeiso., con tenacidad ejemplar, con su proyecto bajo el brazo.<br />
eon aquella su timidez desnuda. con su voz débil. eon su 2:esto<br />
llE:rvioso, a la lucha y a la espera l;aciente de quien c~'ee y sabe~ que<br />
no está equivocado, porque está guiado de "ciertos sentimientos lmenos<br />
en sí y eficaces para el bien", como <strong>dic</strong>e en su Fermentario. Y<br />
así fueron surgiendo informes y proyectos, demostrables al fin, y que<br />
admitiendo correcciones, modificaciones, nuevos planteamientos o nuenlS<br />
meditaciones, pocas veces llevaron el camino de la supresión<br />
Al inicial' su oficio cIe filósofo, ya se había propnesto también<br />
renunciar a fórmulas consagradas y a solueiones ya heehas, sosteniendo<br />
y afirmando que el saber problemátieo no puede tener fronteras<br />
y que su estado permanente ha de ser "fermentarío" y que el problema<br />
debe estar en el mismo ser, en su misma sustancia, en el existir<br />
de eada uno, eon la libertad de cada uno. Libertad fue" su norma en<br />
el aspeeto real, soeial y polítieo. Libertad en todos sus temas, ya sean<br />
los de lógiea, psicología, estética o moral, y libertad su actitud frente<br />
al g~)lpe de estado de 1933, donde retoma con valentía, con palabra<br />
serena y mcdular su tema "Sobre la libertad' '. La democracia y<br />
la libertad son para él, las bases, los fundamentos, los prineipios eseneiales,<br />
para la eonservación y el acreeentamiento valorativo de los pueblos,<br />
para un posible futuro mejor, o como él mismo expresara, con<br />
ellos, estos países nuestros" tendrían el signo <strong>del</strong> bien".<br />
' ....az 1"erreira realizó su empresa en beneficio de la comunidad,<br />
abarcando todos los órdenes de la sabiduría, pues ya venía dotado <strong>del</strong><br />
poder misterioso qne la inteligencia superior que gobierna el cosmos,<br />
hace aparecer en el seno de las razas para sublimarlas por intermedio<br />
de esos tipos, que se llaman Sócrates, Platón, Kant o Bergson.<br />
Jamás un hombre tan bien conformado para el pensamiento puro<br />
se elltregó COl, tanto afán al trabajo <strong>del</strong> pensamiento transmisible,<br />
educador, extensivo, en beneficio de sus contemporáneos, de su país,<br />
de los dominios cultmales d," su ámbito y su época.<br />
Su experiencia en los tres grados de nuestra enseIlanza: primaria,<br />
secundaria y superior, fue enorme, y ocupó en ellos -dignamente-<br />
altos cargos, J'a como profesor en 1888 y sucesivamente el<br />
de catedrático, maestro ele conferencias, consejero, deeano y rector de<br />
la Universidael en 1929 v nuevamente reeleg-ido n los aIlOS 19:35-:38 y 41.<br />
Sin tregua fue su "ejercer de maestro~ constante_su preocup~lción<br />
ante los problemas educacionales y múltiples sus series de argumentos<br />
para sus reformas. En todas ellas, su iniciativa, su originalidael y<br />
su libertad ele plantear los problemas -apoyados o combatidos- gravitaron<br />
y dieron su acento de honestidad. ele tesón y de acción. 1'11'<br />
yanelo la's categorías culturales ele nuestro" país allí d~nde su voz' sencilla,<br />
elara y lógica se dejó oir.<br />
Es posible que los contemporúneos no hayamos tenido la percepeión<br />
clara de esto, pero una comprensión más seria de sus obras ma-<br />
- 113
yores nos reyelarán que una modalidad excepcionalísima de genialidad<br />
filosófica hizo el despliegue <strong>del</strong>icadísimo de sus alas bien al ]ado<br />
nuestro, al encarnarse y O1raizarse, en esa figura tan rara y frágil<br />
al parecer, que como una llama corpórea en trance de encenderse<br />
o apagarse, ele encendernos o arrojarnos ceniza, transitaba a nuestro<br />
lado,<br />
EnLl'lio Oribe (7)<br />
}IonteYideo, 1961. (7)<br />
Pasemos al segundo trabajo. Su ficha bibliográfica es la siguiente:<br />
Bibliografía ele Carlos Yaz Ferreira (libro, folleto, hoja suelta).<br />
}'acultael el" Humanidades y Ciencias. }IonteYideo. 1963.<br />
Dice Arelao en su nota preliminar:<br />
"La siguiente enumeración se contrae a establecer la totalielad<br />
de las piezas autónomas -libro, folleto, hoja suelta- en<br />
orelen cronológico de primeras eeliciones, seguida caela una de<br />
sus reeeliciones respectiyas. Ha sido preparada en un seminario<br />
ele Historia de las ideas en ~'1.mérica, bajo la dirección elel<br />
DI'. Arturo Ardao. en la Facultad ele Humanidades y Ciencias<br />
ele }IonteYideo. . .<br />
}Ionteyideo, octubre de 1962' '.<br />
Pasemos al otro trabajo preparado en el Seminario de Ardao.<br />
Su ficha bibliográfica es la siguiente:<br />
Yaz Ferreira, Carlos. Tres Filósofos de la yida. Nietzsche, James,<br />
TTnamuno. Con una carta de Alberto Einstein. Prólogo de Francisco<br />
Romero. Buenos Aires, Losaela, 1965.<br />
El Director elel Seminario infol'lll.\1 <strong>del</strong> eontenido en la nota preliminar<br />
elel yo]mnen y en su obra: Etapas de la 'inteli[lencia uruguaya.<br />
Transeribimos esta segunda nota:<br />
114 -<br />
"YAZ FERREIRA Y LOS FILOSOFOS DE LA YIDA<br />
Nietzsehe. James. Bergson y Unamuno fueron eaela uno en<br />
su lengua respectiYa-ale'lllana~ inglesa, francesa y españolalos<br />
representantes más característicos de una direeción de pensamiento<br />
que florece a fines <strong>del</strong> siglo pasRdo y prineipios <strong>del</strong><br />
aetual.<br />
Las elenominaeiones que se le han aplieado a dieha direceión,<br />
tanto la positiya filosofía de la Yida, como la negatiya, anti-inteledualismo,<br />
están lejos de ser lUlíYoeas. Nada más eloeuente<br />
en tal sentido, que las mismas grandes diferencias que<br />
separan entre sí a los nombrados pensadores. Pero siempre queda<br />
en pie la eomunidad que surge de UIJa nota dominante: a<br />
partir de un terreno histórieo positiYista, en su fase de eyolueionismo<br />
biológieo, todos ellos lo sobrepasan por la vertiente<br />
que, con mayor o menor énfasis, y con distinta significaciones<br />
gnoseológicas, éticas y metafísicas, enfrentó a la l'm;ón la- categoría<br />
de la yida.
Vaz Fel'l'eira tUYO con ellos YÍnculos singulares. Ante todo.<br />
inte!2Tó Y desarrolló su obra en estrecha relación eon las de<br />
Ja~nes ,':' Be·r!2'son. Nietzsehe v Unanmno fueron lue!2'o en eiertos<br />
m01~i.entos~ los autores que tal vez más viyament¿ resonaron<br />
en su espíritu. Es posible entonces admitir que en el inmediato<br />
cuadro filosófico de su tiempo, más allá de la básica influencia<br />
histórica o académica de Mill, Spencer o Guyau, los cuatro<br />
contribuyeron más que otros, por influjo o por reacción, a<br />
definir lo que como pensador y como educador fue.<br />
Con todos ellos simpatizó, sintiéndolos cerca de su propia<br />
naturaleza espiritual, por tal o cual de sus rasgos. Coincidía especialmente<br />
con su común crítica a la deformación intelectualista<br />
y abstraccionsita ele los racionalismos tra<strong>dic</strong>ionales. A todos,<br />
sin embargo, oponía reparos; y por distintos que éstos fueran,<br />
con relación a la obra personal de cada uno, concluían en<br />
lo mismo; la defensa d~ la razón frente a las exageraciones vitalistas<br />
o yoluntaristas en que, de una u otra maI{era, todos recaían.<br />
En ese obstinado empeño de contención, de equilibrio y de<br />
buen sentido, a favor de una razón no separada de la experiencia,<br />
la ac:ción y la vida, pero tampoco anegada en éstas, reside,<br />
acaso, 10 más característico y personal de la. tarea filosófica <strong>del</strong><br />
autor de la Lógica viva.<br />
Arturo Ardao 1965". (8)<br />
La obra tiene un magnífico prólogo <strong>del</strong> Dr. Francisco Romero.<br />
- 115
PROLOGO<br />
Soy lector y relector de Carlos Vaz Ferreira desde la juventud;<br />
sus trabajos cuentan entre los que estimularon en eelad lejana mis<br />
preocupaciones filosóficas, me han interesado casi sin excepción y<br />
cada vez más, han suscitado frecuentemenfe mi adhesión a los puntos<br />
de vista sostenidos en ellos v una admiración creciente hacia el<br />
autor. Entablé relación con él eI{ fecha temprana para mí, a poco ele<br />
iniciarme como escritor, y pOi' cierto de manera inolvidable. Con motivo<br />
de la remisión de algunos de mis ensayos primerizos, me dirigió<br />
una carta que guardo entre los papeles más preciados de mi archivo,<br />
que empezaba así: "Resulta que usted era el autor de cierto artículo<br />
que yo había recortado ele El Hoga}', interesado, para averiguar quién<br />
era el autor". Ya esto envolvía un honor y un aliciente inesperados<br />
para el meditador solitario que emprendía la ardua y doble lucha<br />
por la aclaración de sus ideas y la domesticación <strong>del</strong> instrumento<br />
YCrbal. Otras líneas de la carta, tras comentar puntos de los escritos<br />
enviados. traían las palabras más generosamente alentadoras que ha<br />
;va reeibido yo en los comienzos de mi carrera intelectual, cuando apenas<br />
había publicado unos pocos artículos en revistas argentinas "Jél<br />
era figura eonsagrada en su país. La earta de Vaz es de junio de<br />
1919. Aproyccho la ocasión para declarar públicamente esta deuda<br />
con el insigne pensador uruguayo; débito que, por cierto, nunca he<br />
dejado de reconocer en privado y cuya constancia he mantenido permanentemente<br />
en el ánimo, porque siempre he creído que entre lo<br />
mejor que cada uno tiene está lo que debe a los mejores.<br />
;; Su gl:nel'aeión --ha escrito Antonio :YI. Grompone- vió ell él<br />
un espíritu excepcional en el estudio de todos los problemas filosóficos.<br />
sociales :,- aún jurídieos' '. Con este prestigio nacional, prontamente<br />
asegurado. contrasta penosamente la lenta difusión de Vaz en<br />
el común ámbito latinoamericano. :YIuchos. sin duda. han frecuentado<br />
en ,',1 sus escritos o han tenido noticia' de la envergadura <strong>del</strong> filósofo:<br />
pero, hasta los últimos años, la distancia entrc sus méritos<br />
y el reeonoeimiento de ellos fuera de su patria ha sido literalmente<br />
incomnensul'able. Yaz reunía todos los requisitos l)ara haberse convertido<br />
desc1e haee mueho en uno de los más aeatac10s valores de nuestra<br />
eultura. en una de las lllf¡yores fuerzas espirituales aetuantes en<br />
ella. Contra el conoeimiento -y contra el eonsiguiente aprovechamiento-<br />
de su personalidad y de su obra han conspirado algunas desdiehadas<br />
propensiones nuestras y el imperfecto régimen de nuestra<br />
vida inteleetual; nótese que EO me refiero exclusivamente a su obra,<br />
sino también a sn personalidad, a su cabal entidad humana. Una cultura<br />
yjYiente no es meramente un conjunto de productos o realizaciones.<br />
una suma de creaciones y de "rendimientos". Así como la sociedad<br />
no es sólo un sistema de relaciones, normas, instituciones, eteétel'a.<br />
sino ante todo los hombres y las mujeres que inventan esas<br />
formas y cuya exisfencia transcurre dentro de ellas: así también. aunqne<br />
de' otn; medo, los aspedos superiores <strong>del</strong> c¿mplejo social, las<br />
llG
ma nifesteu' i"IH'S tu1turales mús eleY(lelas no han de entenderse como<br />
un repertorio de obras y de funeiones separadas :: subsistentes por<br />
~í, sino eOlllO esa realidad inextricablemente enlazada a aquellos de<br />
quienes p¡'oYiene y a aquellos otros que la utilizan y disfrutan, Desentenderse<br />
ele los agentes de la acti\'idad cultural o tomarlos en cuenta<br />
únitamcnte ton referentia a eaela apoTtatión es incurrir en "eosifitatión"<br />
;-' subsumir lo pe:rsonal en el rendimiento. Una noble y<br />
rita ]H'l'sonalidad es por ella mi"ma lUlO de los más eminentes bienes<br />
sotiales. ;-' no sólo por se aleante paradigmútico, por su irradiatióll<br />
y sus influjos, sino ad\'mús. y aeaso sobre todo, porque la per<br />
"Olla e" C'l "lUUO nllor y la eúspide de la realidad, y la significación<br />
;-' dignidad ell\(' enearna reYisten car[¡cter definitiyo y final, sin que<br />
deba buseúrseles otro sentido o jllstifieación que los que poseen intl'ÍnseeHillentf'<br />
y por elereebo propio. El reseate y realce de las grandes<br />
fill'ul'as en su intransferible reliC'ye indiYidual. no es. eomo muehos<br />
i¡lla ginan. por' un deseamimldo eserúpulo de objetivismo, comple!<br />
nU'llto o ,u'otaeión ilustratiya al registro de los sueesos o de las eontrilnwiollC's<br />
mús o menos duraderas que componen la trama históriea.<br />
siue destaqne de la partp priueipal de esá trama. de su sustaneia<br />
lllÚS l'ousiclerable. Por todo ello. euando eOlllprobmnos la deficiente intorpo¡'aeión<br />
de figuras eomo Vaz Ferreira al eomún aeeryo de nuestra<br />
enltllra. no sólo debemos lHluentar qm' sean imperfeetamente apretiados<br />
sn lell'ado de filósdo y de moralista y sus inteneueiones en<br />
n11](,I1OS ree'illtos <strong>del</strong> qnehaeel' soeiaL sino también que su entera per<br />
Sllnalidael ('on todas sus califieaeiones humanas no haya pasado a integTa<br />
l' ;-' enriqueeer el euadro de la ei"ilizaeióu amerieana,<br />
La propag'aeión de la obra de Vaz fuera <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong> ha tropezado<br />
eon llIuehos obstáculcs. El primero y mús gnn'e ha sido la invOlllllllieaeión<br />
en1re nuestros países, habitual en los asuntos iuteleetnale's<br />
hastH haee poeo, sa]yo para algllnos resonantes aeontecimicntos<br />
literarios: sejial extrema de esta ineomunieaeión es qne, según ereo,<br />
no ha;-'a habido relaeión entl'e Vaz ~' Alejandrn 1(01'11, ni acaso una<br />
nO('ióu (lel uno por parte <strong>del</strong> otro. La negligencia ;-' falta de interés<br />
haeia lo propio ha sido otro de los impedimentos; el ledor iuteresado<br />
e'n eosas de ]wnsamiento de Buenos Aires, Begotú o J\léxieo aeogía<br />
('ou enriosidad el libro de cualquier prestigio europeo de tercera o<br />
enarta fila m[¡s o menos fabrieado por la propaganda, y 110 reparaba<br />
en lo (le aquí, aetitud no siempre eeusnrable porque mncho ele lo de<br />
('asa solía ser tan flojo eomo mueho de lo forastero y ni siquiera Ye<br />
Ilía orll(ulo d!'l brillo propag,mdístieo y elel prestado reflejo ele una<br />
tra
No ayudaba tampoco a un cómodo acceso a los escritos de Yaz la forma<br />
de su publicación, en revistas de circulación limitada y en e<strong>dic</strong>iones<br />
que en raras ocasiones se hacían presentes en el gran mercado librero;<br />
situación ésta compartida con muchos escritores latinoamericanos<br />
y que paulatinamente se va corrigiendo. Otra circunstancia ha<br />
restringido la difusión que, por sus calidades de pensador, le era debida<br />
en el ,ímbito total <strong>del</strong> idioma; el estado de reserva y silencio<br />
imperante en España, que traba la franca relación intelectual en,:re<br />
peninsulares y americanos y señala allá fronteras de suspicacia y recelo<br />
que crean a la larga una situación difícilmente superable de desconocimiento<br />
y de indiferencia.<br />
Nuestra cultura espiritual, no sólo la iberoamericana sino toda<br />
la que se expresa en nuestra lengua, no posee en el presente, ocioso<br />
resulta consignarlo, la variedad, riqueza, vitalidad de unas cuantas<br />
de las que lltilizan otros idiomas y los emplean como vehículos de<br />
profusos movimientos de icl\:as, de una intensa productividad literaria,<br />
científica y filosófica. Este desnivel general tiene una lamentable<br />
repercusión en los casos particulares: que sobre cada personalidad<br />
o realización nuestra s(' proyecta de antemano, por propios y<br />
por extraños, una sombra de disminución o por lo menos de sospecha.<br />
En lo que nos toca, nuestra incorporación al curso común de la alta<br />
vida espiritual debemos procurarla sin alardes ni ostentaciones, pero<br />
también sin una excesiva modestia que suponga desconfianza o<br />
menosprecio por lo propio, y con la resuelta intención de imponer<br />
aquellos nombres y contribuciones de cuyos merecimientos estemos<br />
persuadidos. Lo primero para nosotros los iberoamericanos es, naturalmente,<br />
poner orden en casa, justipreciar lo nuestro y conceder el<br />
relieve pertinente a lo mucho bueno que poseemos, para que se integre<br />
según lo merezca en nuestra cultura y, cuando corresponda,<br />
en la universal. Estas considcraciones vienen al caso cuando se pü'nsa<br />
en Vaz, admirado en su país, bastante conocido ya en Ibero-América<br />
pei:o todavía en manera muy insuficiente, y totalmente desconocido<br />
fuera de nuestro ámbito continental. Si quienes abarcamos su<br />
magnitud tenemos la obligación perentoria de modifiear esta situación,<br />
no es únicamente por un afán de justicia y el propósito de restituir<br />
adecuadamente el cuadro de la inteligencia americana, sino<br />
también para ayudar a introclucil' en la convulsionada existencia actual,<br />
pródiga en confusiones espontáneas y provocadas, la enseñanza<br />
de este maestro de claridades.<br />
Las emociones y las pasiones tienen su puesto en la vida humana,<br />
inconcebible sin ellas y aun mustia y opaca cuando carecen de<br />
fuerza. En ciertos lapsos ha preponderado un intelectualismo helado,<br />
un primado de la razón abstracta que de ordinario erraba por la ausencia<br />
de fervor emocional. Parecería qne lo peculiar de nuestro momento<br />
histórico es el desborde emocioual o, mejor clicho, pasional, con<br />
un predominio, por lo meno" en nuestros países, dc las pasiones negativas,<br />
pues hasta las de signo positivo suelen manifestarse, más que<br />
en afirmaciones, en las negacioues correlativas. Emcciones y pasiones<br />
pertenecen a la misma familia psíquica, pero ocurre que el peor<br />
adversario de la emooión es la pasión, porque se le sobrepone y la<br />
·1plasta. Pero sobre todo la pasión, cuando rebasa su cauce y asume<br />
injustificadamente la función de prescribir fines y elegir medios, que<br />
no le corresponde y adcmás es inecmpatible con su natural ceguera,<br />
118-
se opone a la inteligencia, a la facultad soberana de yer lo que eo;<br />
tal como es, y de definir -iluminada por la emoción, que nos hace<br />
patente lo bello y lo justo- lo que dehe ser. Pocos ántídotos pueden<br />
recomendarse con mejor c1eredlO contra el morbo pasional contemporimeo<br />
que los precisos análisis de Yaz. Contra lás pasiones encrespadas<br />
y tantas yeces fomentadas de intento, uno de los mejores correetiYos<br />
-si el mal ha de ceder a una terapéutica y no está destinado<br />
a terminar consl1111iénc10se a sí mismo o consumiendo al paciente-<br />
podría ser la lectura y meditación de este filósofo de la<br />
limpia y clara inteligencia, que lo es al mismo tiempo de los nobles<br />
y cúlidos sentimientos. El mismo se ha definido ah:n1lla yez eomo "un<br />
~entidor", y la yerdad es que la nitidez de sus p~'eeisiones ya acompaiíada<br />
con frecuencia de llll estremeeimiento cordial. Filósofo de<br />
lo humano, filosofa humanamente, y para tal estilo de filosofía es<br />
indispensable una aproximación al tema que se resuelye en una identifieación<br />
simpática sólo aL'anzable por la mediación de los afectos<br />
expansiYos y generosos. El sentimiento no es aquí -como suelen serlo<br />
las pasiones- impedimentü para la elarificaeión racional; más bien<br />
descubre antp la razón ciertos fondos <strong>del</strong> asunto que ella por sí sola<br />
no percibe y sobre los cllah';i, manifiestos ele ese modo, se pone en<br />
seguida a ejprcer su faeultael disel'iminadora. A la pasión le es consustancial<br />
cierto género de ceguedad, y a la razón abstracta otra<br />
ceguedad de SigllCf eontrario; en todo lo atañedero al hombre, sólo<br />
la inteligeneia aeompañada de la eapacidad de emoción, de comprensión<br />
comnoyida y palpitante, acierta en lo justo. Este ha sido uno<br />
ele los priYilegios <strong>del</strong> filósofo uruguayo: meditar según la inteligencia<br />
~. la emoción, según el doble imperatiYo de la yerdad y <strong>del</strong> amor,<br />
que, le.jos de exduirse, armoniosamente se concilian y completan. No<br />
sé quién se lc pueda equiparar en este punto capital, dentro de todo<br />
el campo de la filosofía eontemporúnea. Acaso el libro Sobre femi<br />
?Iismo sea uno de los suyos en (lue mejor se ejemplifica lo que voy<br />
cliciendo.<br />
La cuestión de las relaciones entre la filosofía v la yida es una<br />
de las corrientemente debatidas en ambientes cultos \- semi-cultos. Es<br />
clH'stión oeiosa en lo fundamental, porque queda r¿suelta apenas se<br />
definen y entienden bien lo', dos términos, es decir, apenas se discieme<br />
con exactitud lo que es la filosofía y lo que es la yida, una y<br />
otra coneebidas en su realidad sustancial y en su contexto histórico.<br />
Pero acaso no sea inoportuno el planteo de tal cuestión, sobre todo<br />
11ara salir al paso ele confusiones y errores acreditados por el renoyado<br />
cientifieismo de ahora y por la superficialidad de siempre. La<br />
obra entera de Vaz Ferreira responde terminantemente a uno de los<br />
costados de la cuestión; toda ella es filosofía estricta v auténtica, y<br />
toda ella revierte sobre ·la vida, se inclina sobre sus pr~blemas y tr~ta<br />
de resolvedos. Ajeno a cualquier angosto vitalismo biologista y<br />
sin afición a las yastas construcciones cerradas, seductoras pero siem<br />
1)1'e hipotétieas, he filosofado con un ejercicio de la libre inteligencia<br />
que en el interior de cada problema planteado desentierra problenlas<br />
nuevos. y viene a ser así un filósofo de la vida en el más<br />
extenso y profu¡ldo sentirlo: de esa cabal vida humana en cuyo seno<br />
todo se engendra, incluso la filosofía, pero cuya fluencia no afecta<br />
la firmeza de los principios illC'onmoyibles. El conflicto, muchas veees<br />
dramático, entre la Yigeneia de la norma y ]a complejidad exis-<br />
- 119
tencial, se halla en el fondo de su pensamiento y lo hace desenyolyerse<br />
paralelamente a la dramatiddad de la vida. Le han preocupado la<br />
psicología, la lógica, la estética, la ética, el derecho, las ciencias, los<br />
problemas sociales concretos, los de la libertad, los de la educación<br />
y tantos otros, y de continuo ha sido el maestro que <strong>dic</strong>e cosas originales<br />
sin buscar la originalidad, que cala hasta lo más hondo sin<br />
l)I'etensión alguna de profundidad, que proporciona ideas, las infunde<br />
en la práctica diaria y ayuda a vivir. Vaz ha sido por encima de<br />
todo una conciencia extraordinariamente lúcida y responsable; ha sido<br />
lo que, acaso osadament\:, podría denominarse una conciencia y<br />
una responsabilidad universales, esto es, un empeño de llevarlo todo<br />
a luz de conciencia y un seuiimi~llto de responsabilidad total. Oscuramente<br />
-oscuramente, })Ues éste es un misterio metafísico- ha exl)erimentaelo,<br />
como otras almas de la rara estirpe ele la sny-a, una especie<br />
ele vago pero efectivo remordimiento por todo el mal y toda<br />
la estulticia <strong>del</strong> nlUndo. Y a mano tenemos su testimonio. en uno de<br />
sus incomparables arorismos. .<br />
Su legado está eada día más vivo, goza de illlnarchita actualidad.<br />
A nosotros toca que pueela prodigar sus bienes.<br />
El presente volmnen documenta lmo de los aspectos menos conocidos<br />
de la actividad de Vaz, su revisión crítiea de eiertos pensaclores<br />
que han mareado una huella profunda en las ideas y aún<br />
en la vida de nuestro tiempo. Inútil resulta eonsignar uue cumple el<br />
intento eon la originalidad y la hondura habituales en él. La actitud<br />
eomún a los tres filósofos estudiados, su preoeupaeión por los problemas<br />
de la vida humana -que también fue dominante en Vazatribuye<br />
indudable unidad al volumen. Al ser examinados por Vaz.<br />
estos "tres filósofos ele la vida". han sido tema ele la reflexión de<br />
quien era su par, de quien en l~lejores comlieiones se hallaba para<br />
enfrentarse con ellos.<br />
La Biblioteca Filosófica tiene a honor haber eontribuído a la<br />
difusión <strong>del</strong> maestro. luuguayo; ya se habían publicado en ella sus<br />
libros Fermentario, .8obre los problemas sociales, Sobre feminismo.<br />
Sobre la percepción métrica, Lógica.vivlJ, Los problemas de la libertad<br />
]J los <strong>del</strong> determinismo y LllglUlCls conferencias sobre temas científicos,<br />
artísticos y sociales. Desaparecido el filósofo., entiende rendir,<br />
con sus e<strong>dic</strong>iones y ree<strong>dic</strong>iones, un permanente homenaje a una<br />
vida que ya es gloria de la civilización amerieana; a una existencia<br />
consagrada sin desmayo a los afanes de la inteligencia y, en términos<br />
más generales, al servicio de los intereses <strong>del</strong> espíritu por la<br />
palabra y por la acción.<br />
1962.<br />
Pi'Clllcisco Romero<br />
t3e ha <strong>dic</strong>ho que un libro que se publiea es como un niño que nace:<br />
Separado ele 10s autores de sns días, ha de correr sn destino. Augmamas<br />
lUlO favorable para los trabajos realizados en el Seminario de<br />
.L\..l'dao.<br />
120 -'
Xo sólo en su Cútedra sino también en sus obras profundiza Ardao<br />
a nuestro filósofo uruguayo. E incluso uno ele sus libros, "Introducción<br />
a Ya" Pcrreira", estú integrado por tres yaliosos estudios yazferreirianos.<br />
Hace más de yeinte alias, en 19;52, al cumplirse los ochenta años<br />
elel naeimiento ele Vaz Ferreira, empezamos a freeuentar, seguimos<br />
1'reenentando "cuando la yida nos deja", con hondo goee espiritual,<br />
la Cútedra. los libros. el Seminario, el Instituto de Filosofía que di·<br />
rige Ardao'. Desde esos Centro, en la Casa de Estudios que lograra ha·<br />
eer crear 'Vaz Ferreira tras muchos aflos de esfuerzo sostenido v constante.<br />
orienta. estimula, encauza yoeaciones. A 61 nuestro agrade~imientante,<br />
orienta, estimula, encauza vocaciones. A él nuesÚ'o agradecimiento.<br />
La obra de nuestro padre estú siendo estudiada e inyestigada invariablemente<br />
en profundidad, rewlando Ardao un conocimiento honúO<br />
~. decantado de ella. La crítica ha sido siempre noble, justa, imparcial.<br />
ecuánime. respetuosa <strong>del</strong> mo<strong>del</strong>o, portador de valores espirituale.s<br />
positivos "moro-intelectuales" que hay en el hombre Carlos Yaz Ferreira,<br />
digna en una palabra <strong>del</strong> crítico J' <strong>del</strong> pensador.<br />
..:lieneo. El ¡\.teneo de }IontCYideo, la tra<strong>dic</strong>ional institución que<br />
110S legaran nue~tros mayores, refugio de la libertad, la democracia,<br />
los derechos indiyiduales ·caros a Yaz Ferreira, homenajeó a su ex<br />
Presidente. A lG de noviembrlY se reali,có: en la histórica easona de la<br />
plaza Caganeha, 11n acto recQrdatorio. La parte oratoria constó de<br />
Ullas palabras de apertura por el Presidente <strong>del</strong> Ateueo, Cr. "\Yalther<br />
Píriz Paeheco v una muy buena conferencia <strong>del</strong> Prof. Académico don<br />
Alberto Rusco{li, Presid~nte de Honor dél Ateneo de :MonteYideo, sobre<br />
el tema: Carlos 1'a2 Perreira, Jlacstro de JIaestros. La parte musical<br />
estuvo a cargo <strong>del</strong> concertista Carlos Xúíiez, que tocó obras de<br />
Bac-h. }Iozart. Liszt.<br />
Televisión. Algunos canales partIcIparon en las celebraciones. A<br />
prinvipios <strong>del</strong> 72 en la teleYisión educativa de enseíianza secundaria,<br />
dirigida por Inlla Abirat. la profesora de filosofía en Preparatorios<br />
Dinorait Ecitaniz de "\Yonseber disertó sobre Vaz Ferreira. Entre otros<br />
heehos interesantes narró que en ElG3, convcrsando en Bologlla con el<br />
profesor Renato Treve, éste 1(' habló de la coincidencia entre la filosofía<br />
vazferreiriana y nuevas tendencias filosóficas imperantes en Italia.<br />
A G de noYiembre hubo otro acto televisivo en el Canal Y, <strong>del</strong><br />
SODHE -que tanto y con tanto gusto escuchaba nuestro padre- en<br />
oeasión dd desarollo <strong>del</strong> Programa Especial de Homenaje a Vaz Ferreira.<br />
El acto fue centrado cn lo social en la vida y en la obra de<br />
nuestro pensador. En la -vida se trataron tres aspectos: el amor, la<br />
familia y la amistad. En la obra, el ideario soeial yazferreiriallo y posibilidades<br />
de realización práctica, aquí y ahora, en nuestro querido,<br />
pobre lJ rUg'ua~-. Preparó y dirigió la trasmisión, en forma inobjetahk<br />
el .Jefe de Servicio ele TeleYisión Unin~rsitaria, seíior Walter Rodrí¡:mez<br />
Veig-a.<br />
Rotary Club. El Rotm'y Club de l\Ionteyideo se adhirió a las celeln'aciones<br />
COn l1ll sencillo homenaje realizado a 24 de octubre en la<br />
- 121
sede <strong>del</strong> .Jockey Club. En fl'cha posterior el Hotan- Club de San ,José<br />
realizó en esa ciudad otro acto centrado en la yida famiiiar de Vaz<br />
Ferreira (Se narró, por ejemplo: Un día denllestro padre en su casaquinta<br />
)y distintos aspectos de su ideario.<br />
En una publicación de la misma Institlleión que contiene disenrsos<br />
pronunciados en homenaje a Sebastián Soler, distinguido jurista,<br />
publicista y penalista de renombre, explicitó éste la influencia positiva<br />
ejercida sobre él por Rodó, Vaz Ferreil'a, Couture. y refiriéudose<br />
al segundo <strong>dic</strong>e así:<br />
;; y fue Carlos Vaz Ferreira, el que me enseüó en una forma<br />
vital, preeisamente con la Lógica viva, y otros libros q!l"<br />
salieron de su pluma y en aqllella época eran formativos 18)<br />
para nuestros juicios, en el eual se predieaba de una nUlllera<br />
evangélica, con una convicción y una precisión magnífica, la<br />
necesidad de disciplinal' la mente con rigor. Pensar con rigor,<br />
pensar con validez intrínseca, no aventurar opiniones, sino tratar<br />
de formar auténticamente convicciones, dotadas de objetividad.<br />
La lección de rigor intelectual va la recibí fundamentalmcnte<br />
de Vaz Fel'l'eira." (lO) ,<br />
122<br />
LA. BIBLIOTECA NACIO]VAL<br />
La tra<strong>dic</strong>ional institución, a cuya sala de lectura, según deelaraeión<br />
propia, asistía en su juventud Vaz Ferreira, en ocasiones<br />
acompañado por Rodó, homenajeó espléndidamente a su<br />
ex-lector. N os referiremos especialmente a las concreciones: exposición,<br />
conciertos, Auditorio Vaz Fel'l'eira. Pero, aunque no<br />
los mencionemos, quedamos lllUY reconocidos a todos los que<br />
trabajaron, con inteligencia }' eficacia, en los homenajes: por<br />
vía de ejemplo: los empleados <strong>del</strong> departamento de extensión<br />
cultural; la Sra. de Calvo que coordinó la parte musical <strong>del</strong><br />
Auditorio. muchos otros.<br />
E:rp():~icióll. - Al cumplirse exactamente un siglo <strong>del</strong> nacimiento<br />
<strong>del</strong> l\íaestro, a L5 de octubre, se i'nauguró una exposición<br />
de libros, manuscritos, retratos y objetos varios contenidos<br />
en el escritorio-archivo de Atahualpa. Como todas las recordaciones<br />
de la Bibliüteca, se realizó bajo la superintendencia<br />
de su Direetor, Prof. Adolfü Silva Delgaclo. La preparó la Sra.<br />
Albana Larrinaga de Olave, aetualmente sub-Directora de la<br />
institución. con varios colaboradores. Visitamos la muestra varias<br />
veces y siempre tuvimos la misma impresión de acierto:<br />
da al extraño una idL'a adecuada elel ambiente familiar vazfelTelrHlllO.<br />
Pllb;icación hOll/cuajc. - En octubre ele 1Dí2 salió el ~9 (j<br />
de la Revista de la Biblioteca ::\aeional en homenaje al Dr. Carlos<br />
Vaz Ferreira en el Centenario ele su nacimiento. La preparó<br />
el crítico Arturo Sergio Visca, ,Jefe <strong>del</strong> Departamento de<br />
Investigaciones literarias de la Biblioteea ::\aciona1. La carátula<br />
es ele :\Iartba Hestnccia. La integran los siguientes traba<br />
,los:<br />
El il/auistel'io de raz Pei'l'cil'a. por Arturo Arelao.. Pasos<br />
<strong>del</strong> recuerdo, por Esther de Cúteres. Jlatilele Vaz Fei'l'eira !J SIlS
ecucrdos. por Dora IselJa Rnssell. Recuerdos de mi padrc y<br />
últimos días de mi padre, por .:\Iatilde Vaz Ferreira de Durruty.<br />
UJI iuédito dc Yr¡z Fcn·cira. por Sara Vaz Ferreira de Echeyarría.Sobre<br />
Rer[jsoíl, por Carlos Yaz Ferreira.<br />
El trabajo <strong>del</strong> Dr. Arturo Ardao se publica en su obra:<br />
II/troducciál/ a raz Perrci}'a. El de Esther de Cáeeres en el tomo<br />
JI de C/laderílosul'u[j/wyos de filosofía, editado por el Instituto<br />
de Filosofía de la Faeultad de Humanidades y Ciencias<br />
de Mouteyideo. La nota preÍiminar' de Dora Isella Russell fue<br />
escrita por esta publieaeióu. Frag'lllentos de los trabajos de Matilde<br />
aparecieron en eIS/lpleme;;to de El Día por atención de<br />
su Directora. Se public
Heferin'mos bl'PV('nll'nte a continuación la ereaelOn elel Auditorio<br />
Yaz Ferreira: Con fecha 11 de enero de 19G5, el Presidente<br />
de la República por deereto instituyó una Comisión Xaeional<br />
eon el eometic1o ele aetuar en toelo lo relativo a la ereeeión<br />
ele un monl11nenl0 destinaclo a honrar la memoria <strong>del</strong> DI'.<br />
Caríos Yaz Ferreira:<br />
La Comisión empezé- a sesiouar d 2 de febrero de 19G8 en<br />
el Palaeio Taraueo, presiguiendo sus sesiones en el :\Iinisterio<br />
de Cultura. Presidió el Dr. Emilio Oribe. lnteg-raban la Comisión,<br />
entre otros, el IDg'. Feelerieo Capurro, el" Dr. Yíetor Armand<br />
r g·on. el Dr. Camilo Fabini. Asistimos a todas las sesiones<br />
y ol;ser~-amos que al iJrincipio se pcnsaba en erigir una estalua<br />
material v lueg-o se fue trasmutanc10 esta idea en otra:<br />
levantar algo a~í con~o lo que los amerieanos llaman un n/CillOrial.<br />
-monumellto conmemorativo- un lugar donde se reeuerda.<br />
La idea y el sentimiento se fueron abriendo camino. Colaboraron<br />
('n forma inteligente y efieaz el Ing. Federico Capurro,<br />
el Dr. Camilo Fabini. Se planteó el problema de la ubicaeión.<br />
y fina1Jnente se optó por conseguir h habilitación de un amplio<br />
loeal euya construcción se había empezado en el sub-suelo<br />
de la Biblioteea Xacional eonjuntamente eon la de ésta y que<br />
había quedado incondma. El asunto pasó a la órbita de la 13iblioteea<br />
Xaeional, de su Direetor. prof. Adolfo Silva Delgado<br />
y sus eolaboradores. El :\Iinistro de Obras Públieas, Arq. \Yalter<br />
Pintos Risso tomó ce su earg'o la terminaeióu <strong>del</strong> local. Se<br />
arreg'ló artístieamente el aeeeso" al salón. Ineluso la eseultora<br />
lVIarg'arita Fabini donó un hermoso busto elel :\Iaestro ele que<br />
es autora. Y a 19 de junio, eonjuntamente eon la Exposición<br />
Xaeional <strong>del</strong> Libro se inaug'uró el ~!\..uditorio Yaz Ferreira.<br />
El l\Iaestro había dieta~10 en 194G en su Cátedra una deEeiesa<br />
eonferencia que tituló, en forma bien vazferreiriana: De<br />
qué dcfectos tendrían que cOí'i'egirsc -o mejorarse en lo posible-<br />
los habitantes de HIlO de los mejores paises <strong>del</strong> m/u/do [Jara<br />
hacer de él, decididamente, el mejor país <strong>del</strong> nllllldo. Y <strong>dic</strong>e<br />
así:<br />
.. El prillH'ro de aquellos defeetos ü males, el mús<br />
;.':n(I"{', es 11110 que ha eonstituído la mal<strong>dic</strong>ión histórica<br />
de eiertos lJaíses: la discordia dentro <strong>del</strong> biell.<br />
Es lUlO de los males que pueden c1estnlÍr soeiedades<br />
y países. Fue el que suieidó a Atenas. Y, para el<br />
país en que estoy pensando, es especialmente difíeil de<br />
eUl'ar, porque ese país lo tiene de otro, querido y heroieo,<br />
de que descienele su raza, y que también, por ese<br />
defeeto. se habría suicidado, sino fuera porque es tan<br />
fuerte que no poc1r[c suieidal'se l1Ullea ...<br />
Carlos<br />
ruz Perl'cira"<br />
En el caso de la creaeión <strong>del</strong> Auditorio 'Vaz Ferreira no<br />
se produjo la eliseorelia dentro <strong>del</strong> bien: El pensamiento y la<br />
acción bien encauzada ele institueiones y personas que trabajaron<br />
maneomunac1as, en la eoneorc1ia dentro <strong>del</strong> bien, como que-
ía el pacificador luminoso qHe había {'n el Hombre Carlos Yaz<br />
Ferl'eil:a, han realizado este mOllumento viYO que es el Auditorio<br />
Yaz Ferreira, donde. en forma continuada, se Yienen eelebranc10<br />
actos de' valía, predomiuautemente musicales, en que<br />
no estamos completamer.te seguros de no eontar eon la preseneia<br />
espü'itual <strong>del</strong> homenajeado.<br />
Sobre algunas tumbas se eoloean IIamas-de to(los los seres<br />
inanimados el más análogo al ser viYo- que se esperan pen'nllC's,<br />
en recuerdo <strong>del</strong> que se fue. El Auditorio I/az Fel'l'eira estú siendo.<br />
ha ele ser una llama eneendida a la memoria (le Jll]('stro queridó<br />
pensador y sentidor.<br />
.A.. todos los que han eonüibnido a estas l'eccTdaeiones eon<br />
inteligeneia, con amor, con fer\'(H'; a todos los simpatizantes,<br />
a todos los presentes en espíritu, en nombre de nm'stro padre<br />
y ::,u familia, desde el fonelo elel alma:<br />
JI l~ e Ir A S GRACIAS!; !<br />
Sar(( ra.2 Pcrreií'O de Ec1u¡'(!rria<br />
mayo de ID/a<br />
XOTAS<br />
(1) VAZ FERREIRA, Carlos. Cart:< a Delmlra Agustini a propósito de<br />
la aparición de "El libro blanco". En: Obras. Montevideo. Ed. de la<br />
Cámara de Representantes de la República Oriental elel <strong>Uruguay</strong>.<br />
1963. Vol. XXV, P. 59-64.<br />
(2) JAMES, vVilliam. L'Experience religieuse, essai de psychologie descriptive.<br />
Traduit avec l'autoris:
ACTIYIDAD DE LA BIBLIOTECA NA.CIO,YAL<br />
1. CENTRO CULTURA.L. Un extraordinario incremento de<br />
la actividad cultural v de extensión ha caracterizado la vida<br />
de la Biblioteca Naeional en los últimos meses: conferencias,<br />
conciertos, mesas redondas, actos académicos. recitales.<br />
exposiciones, son algunas muestras de la vida <strong>del</strong> Instituto<br />
que, con frecuencia, ha visto la simultánea realización<br />
de dos o tres actos diversos, mientras la importante tarea<br />
rutinaria <strong>del</strong> proceso bibliográfico, <strong>del</strong> servicio al público o<br />
de la investigación callada y silenciosa, proseguían su desarrollo<br />
diario.<br />
') EL PROCE8A.JlIENTO. El Departamento de Proceso Técnico<br />
(DPT) cs como el corazón de la Biblioteca Xacional.<br />
Por sus manos, es decir: a través de la compleja tarea de<br />
sus funcionarios, se tramita todo el ajustado y preciso mecanismo<br />
que permite hallar y poner en pocos minutos un libro<br />
determinado en manos <strong>del</strong> lector, con exactitud, de<br />
acuerdo a clasificaciones universales, y utilizadas en todo el<br />
mundo.<br />
Multicopiar fichas, intercalarlas en los Ficheros internos,<br />
controlar las existencias y las adquisiciones verificando<br />
las facturas correspGndientes son tareas menudas de todos<br />
los días que se SUlllan a la más compleja, de clasificar e<br />
indizar cada título, cada autor, y cada volumen que llega<br />
a la Biblioteca Nacional.<br />
2.1. Alguna.'; Cifras. Durante estos primeros meses <strong>del</strong> año ingresaron<br />
al DPT unos 8.500 títulos (4.500 cOl'l'esponden a<br />
publieaciones periódieas, con unos 29.500 ejemplares; de ese<br />
total, unos 1.400 son publicaciones naeionales, 2.800 extranjeras,<br />
y 860 de organismos internaeionales. Los 4.000 títulos<br />
restantes corresponden a libros, ele los qne 1. :300 ingresaron<br />
a la Biblioteca Xacional en virtud de las clisposiciones<br />
legales vigentes, y 1.100 por adquisición).<br />
Un total de 95.000 publicaciones perió<strong>dic</strong>as fue "1110<br />
vilizac1ü" por el DPT en este período, habieudo ing'l'esaclo<br />
a los depósitos 5.300 volúmenes, a saber: ±. 200 libros procesados<br />
y 1.100 publicaciones perió<strong>dic</strong>as. También se clasificó<br />
y tematizó 4.000 libros y folletos, de los que son 760<br />
de origen nacional y los restantes proceden <strong>del</strong> extranjero.<br />
Se identificó 9.800 autores, y se asigllar(JIl .).200 temas,<br />
que incluyen unos 86 enteramente nuevos, illeorporados<br />
el corriente año.<br />
En total. 17.000 fichas nuevas fueron intercaladas en<br />
los l
2.2. Tarcas especiales. Tareas por<br />
han sido preparar la e<strong>dic</strong>ión <strong>del</strong> .iil/lwrio B ib¿iogrúfico lY,(Iciol/al,<br />
el material remitido por la Comisión ?\aeional <strong>del</strong><br />
Papel, y entrenar a alumnas de la Escuela Uniwrsitaria de<br />
Biblioteeelogía.<br />
ISCORPOR¡lCIOr-,"ES. De gran importancia para el acer<br />
YO de la Biblioteca Nacional ha siclo la incorporación de las<br />
clonaciones cfeetuac1as por los Sres. Dr. Federico García Capuno.<br />
y Cr. Luis Eduardo Azzini, así eomo por la Embajada<br />
de los Países Bajos, pe1' intermedio <strong>del</strong> Dr. ,Joseph<br />
Z\\"alf, Eneargado de Negocios. quien hizo entrega al Instituto<br />
de valiosísimo material (reimpresiones y libros antiguos)<br />
.<br />
3. ..:lTE1YCION AL PUBLICO. El Departamento de Servicios<br />
Públieos (DSP), qU0 atiende tlireetamente las solicitudes <strong>del</strong><br />
lector y sus eonsultas, sirve todo el material y la infe1'mación<br />
bibliográfica y de relación, qne es pedida y se presta<br />
a través de las cuatro secciones, que integran el Departamento,<br />
a saber: Sala de lectura, Sala de investigadores, Informaeión<br />
y consultas. y Servicio fotográfieo.<br />
Las dos seccienes mencionadas en último término. atienden<br />
tambil'n consultas y pedidos <strong>del</strong> exterior. .<br />
3.1. Horario. De acuerdo con las disponibilidades de Personal,<br />
este afio el horario de atención al público fue extendido,<br />
siendo el mismo. en la actualidad. de lunes a viernes, de 8<br />
a 22 horas; y los sábados de 8 a 1:3 he1'as.<br />
3.2. SAL! aENERAL. He aquí una síntesis estadística ele la<br />
atellC'ión al públic'o en las diversas seeeiones que atiende el<br />
DSP.<br />
Sala general ..<br />
Investigac1or"s .<br />
Total ....<br />
Total de<br />
lectores Libros Obras<br />
50.029<br />
2.648<br />
52.G77<br />
54.859<br />
2.387<br />
57.246<br />
60.357<br />
5.379<br />
G5.736<br />
Publico<br />
periódieas<br />
:l\Iaterial<br />
Revistas cspec.<br />
4.401 1.097<br />
2.04!J 747 14<br />
6 .450 1.844 14<br />
Sección ele<br />
Información y<br />
Consulta<br />
Informaeioncs .<br />
Asesc:ramieuto ele Catálogos .<br />
Prensa diaria .<br />
Obras ele referencia .<br />
Leyes y decretos .<br />
24.265<br />
15.589<br />
1.916<br />
2.441<br />
572
3.:3. 8ERFICIO POTOGHAFICO. El St'1'\'i,·jo rnt'wl"lfieo atendió<br />
alrededor :310 solicitudes elel País. \' diez elel exterior.<br />
totalizando unas l. ;)40 tomas y unas 28:3 fotoeopias. Se e\'a~<br />
euaron también eon;;ultas p]'()ee
en pronH'dio de einto eonsultas diarias, formuladas por<br />
investigadores dd País y <strong>del</strong> extranjero, es atendido habitualmente<br />
por la Sección. Entr¡' los inyestigaelorps debe S"<br />
iialarse la m'esencia ele la Pro!. Emma Abe11a de FernúlHT, z<br />
CoinlPiro, ciue desempeiia su aetivielael doeeute en centros de<br />
enseiianza de París y <strong>del</strong> Prof. Santiago Rojas de Chile y<br />
actualmentl' docente en centros de iny('stigación ele Califcll'<br />
nia; ambos trabajaron en los archivos <strong>del</strong> Departamento, eon<br />
el material de ,J nlio Herrera y Reissig, y Enrique Amorim<br />
respeetiyamente.<br />
Tamhién se trabajó activamente en la preparación de la<br />
presente e<strong>dic</strong>ión ele la ReYista de la Biblioteca Nacional. y<br />
<strong>del</strong> Núm. preeeelente, destinaelo a conmemorar el Centenario<br />
<strong>del</strong> nac,imiento de- ('arios Vaz Ferreira. Estú en pnweso<br />
ch' preparación un nuevo Ilúmero de Ta misma Reyista, que<br />
serú dedieado al eminente eseritor Fralleisco Espínola, reeientemente<br />
falleeiclo.<br />
±.:3. Historio. La sección Historia <strong>del</strong> DI, de reciente creaeión<br />
e integraeióll. se ha abocado, en una primera etapa, a un<br />
releyamiento eTel material bibliogrúfico existente en la Biblieteea<br />
Nacional, po"terior a 1880. Esta tarea permitirá 11e<br />
\'1tr a la prúetiea planteo" de inwstigaeión, que están siendo<br />
estrueturaelos por la Lie. JHire;ya Pintos, quien se encnentra<br />
al frpnte de la spceión.<br />
•l. l'ROJIOC!OX r RELAC'!OXE8. Intensa labor se ha desarrollado<br />
en este ámbito. illerementánclose las relaciones con<br />
los órganos de la opiniótt públiea, a los qne se ha conyoeado<br />
en algunas ocasiones p
Los eiJl(~\H'nta t'jemplares editados en un prineipic han<br />
debido dupiiearse y tripliearse por haberse superado muy<br />
rápidanlf'nte la denwnda de un primer Jl(omento. Este se1'<br />
vieio ha inel'('mentado notorian1l'nte la inforlllaeión en los<br />
medios de opinión, y a su vez, ha multiplieado la difusión<br />
que los mismos medios realizan respeeto de las aetividacles<br />
eulturales que se eumplen en la Biblicteea Xaciona1.<br />
Xuevas iniciativas están a estndio para complementar el<br />
impaeto de este sPl'vieio.<br />
;).~. Tc[cl·iú';Ii. Tmnbi(:n spmaIlalmente. v desde hace ah,nmos<br />
mesps se realiza una preseneia en tele~'isión a través d(~ Saeta<br />
TV Canal 10, todos los lunes en la tarde, próximo a las<br />
17 horas. En "Entremos a la Biblioteca 1Yacional", se efectúa<br />
una rápida incllrsión por los distintos Departamentos<br />
y Se('('iones dE'l organismo, y se difunde al misme- tiempo informaeión<br />
sobre las aetividades culturales de la semana. Este<br />
programa ha sen'ido para poner ante los ojos ele la teleaudieneia<br />
autrntieos tesoros: manuseritos de Rodó. Delmira<br />
Agustini, ZorrilIa de San l\Iartín, Quiroga, ete., ieonografía,<br />
libros y mapas antig'uos, ete., permitiendo así a un amplio<br />
y nuevo público tomar contacto con aspe~tos inusuales<br />
o poeo eOlloeic1os, y en geJll'ral. promoeionando la labor que<br />
se emnple aetualmente en la Biblioteea Xaeional. Esta tarea<br />
viene siendo emnplida por PI funeional'io Lie. Rodolfo<br />
Katzenstein.<br />
Con 1llueha freeueneia se registra la pr'C',,'neia de la Biblioteea<br />
Xaeional en distintcs programas eultnrales de Radio<br />
y Televisión. La:.; distintas emisoras y Canües. difunden<br />
hoy ·día. en detalle las aetividades eultur;\les: (·'llwiertos. confe{·eneias.<br />
exposieiones y otros aetas, ete. La Cadena Xacional<br />
de Teleyisoras privadas. varias yeees a la semana subraya<br />
esta informaeiór: y lo mismo c1eb~' deeirOP de otro:.; prcgT~mas<br />
de vasta audip;wia que se hacen pco de lo que tiene<br />
lugar en la Bib!ioteea Xaeional.<br />
;).:3, Prensa Escrita. Por su parte la prensa eserita ha de<strong>dic</strong>ado<br />
este afro un yolumen exeepeiona1 a esta información, habiendo<br />
sobrepasado en los diez primeros llwses <strong>del</strong> añc, más de<br />
D.OOO eC'ntímetros d(' eolumna, es dpeir, más dp veiut~, páginas<br />
de diario.<br />
;).,1. INSTITCCIO,YES AFINES. En PI euno de este año. han<br />
eonlPnzaclo a fUlleionar desde la Biblioteea Xaeional la Asoeiaeión<br />
dp Amigos dpl Arte, y la Aeademia Xaeional de Lctras,<br />
las que sin instalarse en dieha sede, realizan sns aeti·<br />
vidacles fundamentales en nuestro ec1ifieio. (lc-,de H¡::'osto ~.<br />
setiembre respectivamente.<br />
;).'), PUBLICACIONES, En el tral1seurso <strong>del</strong> eOlTiente año la<br />
Bibliote('a Xaeional pl1hlió los siguientes títulcs:<br />
Il1troclueeión a Joyel'. POI' Raul Blengio Brito íDie. 1972).<br />
DG pp.<br />
-- 181
Cé"ar YalJejo. h,'·1'(>(' ~- múrtir inelo-hispano. Pe:' .)-.:a:l LalTea.<br />
Feb. 1978 l. 172 pp.<br />
Hi"toria de la o'auadería en el 1"nH.':ua'-. 1574 -1971. Por<br />
Aníbal Barrios "'Pintos. (Feb. 197:3 )'. :;En pp.<br />
Revista de la Biblioteca XacionaL Xúm. (j.<br />
G. EXTE:\8IOX CUI./l'IJlL\.L. - El Departamento de Extensión<br />
Cultural (DEC) ha tenido a su cargo Un:l Jl1U~- intema<br />
c1ctiviciad difícilmente computable en datos estadísticos, aunque<br />
bien puede reseiíarse la nómina de actos organizados o coorcEnados<br />
por el mismo. Seiíalemos los aspeetos salientes ele la aetnaeión<br />
<strong>del</strong> DEC :<br />
6.1. E.rposicioll es: Las exposiciones que, se detallan tuyierou lngm'<br />
en la Sala de Exposiciolles ubicada en la planta baja <strong>del</strong> edIfieio<br />
de la Biblioteea Xaeional:<br />
6.1.1. :JIiehelet y el libro franeés de Historia, eon ciclo de eiue,<br />
etc. (Abril).<br />
Muestra Bibliou:rúfica Xacional 1972 (fines de :Ma~'o a fines<br />
de ,Junio·¡. '<br />
Muestra de Grabados de LeonildaGonzález (en coincideneia<br />
eon la anterior).<br />
V Centenario ele Copérnico, eon eiclo de cil!e y cOnfel'('lleias<br />
(Fin de .J unio hasta ,J ullo ) .<br />
Exposieión de artesanías mcxicanas (Setiembre).<br />
Exposieión de cerámicas, elel Taller Xobre (OetuGre).<br />
Exposieión de artesanías ele los pueblos ele 1
l\Iuestra de la Preusa <strong>del</strong> Interior <strong>del</strong> País (:'lIarlO l.<br />
Biblio-ieonog'rafía de l\Ioliére (Setiembre).<br />
El libro alemún ele autor ,Judío (Setiembre).<br />
6.2. Actil'idudes JI/(sico/css Tres eoonlenadas fundamentales eentralizaron<br />
la aetiyidad mi¡sieal eumplida en el Auditorio Carios<br />
Vaz }'elTeira. a sa ber: los Coneiertos de los Domingos,<br />
siempre een Entrada Libre; el Cido ele Coueiectos de la Asoeiaeión<br />
de Estudiantes de Música, cumplido todos los miércoles,<br />
también con Entrada Libre; y los Conei('rtos Extraordinarios,<br />
realizados los días viernes, eon localidades pm::as.<br />
He aquí una síntesis de la aetividac1 eumpllciH ('n eada<br />
11UO de estos rubros y
larcloni (piano), EIYira Ca'íHnOya (oboe), ,José Olmedo<br />
(Yiola), Amiran Ganz (\"Íolín).I yún Simeonoff ("ioloncetia),<br />
:María Teresa Sall(le (piano). Snsana l,'ariiia (piano),<br />
Fanny Ingolc1 (piano). l\li:.:nei Szilag-,\' ("iolín .:Mario Sao<br />
gradini ("iola 1, Agustín Agui 1'1'(' (gnitana . Sara Herrera<br />
(soprano), Carlos Beltrami i barítono), Susana Fernúnc1ez<br />
(piano), Pablo Pionllli (teilorl, Carol Clat,~, (sopra<br />
110), Gioeonela Paroc1i (piano. :Uarta FOJ'l)el!a (soprano),<br />
XOl'llla Giaeosa (piano), Beatriz Figares (soprano), Albel'<br />
to Salze(lo (oboe). Alnlro PielTi (gnital'l'al. }fúximo SC'ryetti<br />
(pianol, Snsana Gntman (piano), Aldo Haggio (fagot),<br />
E. J)'Anelrea (elarinete ..Jor;'1'e Rosito (oboe), ,lnau<br />
Soto (eorno), Ec1ison Quintana (piano) y Aelh(mwr SeIIenOI1('.<br />
Asimismo se reg'istró la adnaeión de los eoros c1e ,J n<br />
Yentus. Clauc1io :Monten'c1i ~' Dis('antns,<br />
G,:2. :1. EXTRAORDI1VARIOS: Los ('oneiertus Extnlorelinario>: (le<br />
los YÍernes contaron ecm la actnaeión de los siguientes ilrtistas:<br />
}1anfrec1o Gerhardc1t (piano), Gracie1a Lm:-,l!('l' (;!l('Z7.0<br />
soprano), Ednardo Gilarc10ni (piano), '"\Valtet' }lenc1eg'uía,<br />
(barítono), H(·C'tol' Tosar (piano), :Marta Forn(>Ha (soprPl:o),<br />
}1ereedes OliYera (piano), Leslie '"\V rigIIt (piano), Clwr10tte<br />
Lelllnal1n (soprano), Beatriz Ele'in Ayala (piano), <strong>del</strong> CDro<br />
Diseantns bajo la dirfC'eión ele Sara lIelTera ~' dI' la Orqlli''''<br />
ta Sinfóniea .l\Iunieipal qne c1irige C'! .l\ICH'stro Hngo Ló¡w y .<br />
6,:2.4. Otras aetil'idades m IIsicalcs: Ot ros eoneiertos ,Y reeitales tn<br />
"ieron lngar oeasionallllente, eomo por rjemplo: Reeital ele<br />
Cúmara elel SODR.E: Coneierto pür d barÍtow) 'Yalter Carlos<br />
:":alabel'l'~' y Prof, Blama .\lTigOlli (piano), en .Junio,<br />
Cursillo para pianistas por el l\laestro KJal1s Sei¡ilde, en Agosto,<br />
Coneierto por Ren6 }Iarino Hi"ero (bandoneón), auspieiado<br />
por el Instituto Gcwtlw, en Setielllll1'e ~. W)[' :\ibya l\Iariiío<br />
Bdlini (piano , en Setiembre, HeeitRi por Elida Gelh~arelli<br />
(piano), en Xo\'iembre, Coneierto por Lil1~' Scollamiglio<br />
(:\o\'i('111bre),<br />
G.::).<br />
('O:\FEUE::\CIAS: En el úmbito ele las eon.í'é·]eueia;; y clisfrtaeiones<br />
debemos scfialm' las Si¡l'llientes:<br />
Conóel'te a ti mismo. pOI' S\\'alili :-;i\'¡¡prelllcl1lallll'l. (Eni'l'o).<br />
Yolanda ()r('alllUllo. por l¡¡ 1'l'cf, Lilia Ram.)', de Costa<br />
Hiea (.J unio),<br />
Copérnieo, pO!' el Prof. CaduO' Et··j¡ecopar (.1 ulie)<br />
Copól'l1ico, por el Prof. GOiEalo \' ic' ino .Jn¡io).<br />
110raeio Qllirog-a, pOI' el Prof. .\ebon ('I'l"llllsehi (Ag'osto)<br />
La obra ele Eduardo }J,elil1¡¡. por l'! SI', Hllhinsiein }[ol'('ira<br />
(Ag'osto),<br />
Anais '::\;n, por la 1'rof. LiJia Hamos (.\g'osto<br />
La eont¡llista de la j'¡·li ..idac1. por la Pro!'. Lilia nalllos<br />
(Agosto) ,<br />
Pieasso y la ('ultura ele l\!a-.:a..;. pUl' }Imía Luisa Tonens<br />
(A~'osto),<br />
1:34 -
Hasgos partic~ulal'c', <strong>del</strong> a!'tc' de la India, por el 1'1'01. doctor<br />
L, "1, Basshan Setielllbre),<br />
La política en la India antigua, por el Prof. DI', L, A. Basshan<br />
(Setiembre).<br />
La c'onseryaeión de la felieidad, por la 1'1'01'. Liiia Hamcs<br />
(Seticmbre) ,<br />
El orig'('n de la (,¡!ltnra en la isla elc' Pascua, por el "D"c,f.<br />
Olaf Ulixen (Setiembre),<br />
Shri (~Ill'n ~\IaharH.i .¡ i, }Iaesll'o P('I'fecto. ¡I(j]' Nalmtllla<br />
Mantra Pl'atap ,Ji COctnbl'el,<br />
Cer[¡mica prehistóriea, por el Prof. Carlos CeITI! tti (OctnLn')<br />
.<br />
Hobel'to dc' la:, Cal'l'eras, por Dora [seUa Husscll iOetuhrc).<br />
La aC'tual liteuüllrH mcx'icana, por el Emb. ,Tulio Zamora<br />
Bat ii: (Oelubre).<br />
('ido de COII í'en'nc'ias sobre Artigéls, por Voluntarios de<br />
Coordinación Soc'ial con disertaciones. como se detalla:<br />
Cómo Artigas entra en la Historia, por la Dra. Floren<br />
(,ia Fajardo.<br />
JlonteYideo ('n la époea de la juventud de Artigas, por<br />
el Dr. Luis H. Pone(' de León.<br />
Artigas en el Paso <strong>del</strong> Yi <strong>del</strong> Durazno, por el Prof. Pedro<br />
Montero IJópez.<br />
Artigas ~. los gallehos, por el historiador Fcól'nando A.ssuncao,<br />
ArtÍ}:!'as ~. la lH'ollloeión <strong>del</strong> Hombre, por el Pbl'c. Aníbal<br />
Chalar.<br />
Artigas enseiía el futuro de los orielltal,'s en el Paraguay,<br />
pOI' la historiadora María Luisa Cooligham Sanguinetti,<br />
(Todo este eielo se eUlllplió en Novic-mbre).<br />
La música en la India, por el Prof. Héctor Tosar (NoviemlJl'e)<br />
.<br />
6.4. Otra sactÍL'idudcs: Otras actiyidades culturales, no reseñadas<br />
anteriormente. fneron:<br />
Mesa Redonda sobre Franeiseo Espíllola, r:oalizada a la..;<br />
poeas semallas ele sn llmerte, con la partieipaci(:'n de J 1IIio<br />
C. Da Rosa, ..:\rturo Serg'io Visea. Santia!!,'o D0
Acto patrocinado por la Fundaeióll Biblioteea Rodó-Bicii)';<br />
(,Julio).<br />
Acto académico de la Aeademia de Ingeniería (Agosto).<br />
Concierto homenaje a l\Iartínez O.V
INDIC'E .iLL1LITICO DE "Lei CRUZ DEL8UR"<br />
El presente ín<strong>dic</strong>e, realizado por la señorita ::\label ::\lén.<br />
dez funcionaria, <strong>del</strong> Departamento Técnico de la Biblioteca<br />
Xacional, continúa los ín<strong>dic</strong>es iniciados en el XC? 3 de la<br />
REVISTA, donde apareció el de "LA PLUMA", que como<br />
partió con "LA CRUZ DEIJ SUR" la preeminencia de las<br />
revistas urug1.1araS en la déeada <strong>del</strong> veinte. :E1 primer nú.<br />
mero de la revista citada en segundo lugar apareció en<br />
mayo de 1924; el úHuno, en setiembre de 1931. Fue, fundada<br />
por Alberto Lasplaces, que la dirigió hasta el Xn2. A partir<br />
(lel 13, aSlUnieron la dirección los herDlanos Alvaro y Gel"<br />
vasio Guillot MlUioz, ocupámlola durante tres níulleros.<br />
Posterionnente, la dirección fue tomada por un conseJo de<br />
redacci6n, integrado por Lasplaces, los hennanos Guillot,<br />
.faime I.. ::\Iorenza, ::\Ielchor ::\Iéndez Magariños J' .Julio J.<br />
Casal. Sobre la intención que determinan la elaboraci6n de<br />
estos ín<strong>dic</strong>es y las características de las dos revist'1S meno<br />
cionadas puede verse la ADVERTEXCL.o\. que figura en el<br />
XC? 3, l:recediendo el ín<strong>dic</strong>e analítico de "LA PLUl\Lo\.".<br />
•0\.. S. Y.<br />
BlBLIOGIU.FIA DE LA CRUZ DEIJ SUR<br />
A. Y G. G. lIT. Libros recibidos. El Halconero astral, por Emilio Oribe (A.<br />
G. L. P.) 2(9): 23, <strong>dic</strong>. 1925.<br />
Articulo.<br />
----.EI Puñal de Orión, por Sergio Piñeiro (h) B..lires, Ed.<br />
Proa. 2 (10 1: 18-19, pne. 1926.<br />
Artíc'llo.<br />
----o '1'1',,;('0, por Eduardo Dieste. 2(9): 22-23, <strong>dic</strong>. 1925.<br />
Artículo.<br />
A. G. 1'1. Bibliogrúficas. La I,ámpara enigmática, por Roberto ::\Iontesino:;;.<br />
Caracas, Tip. Americana. 2(14): 20-21, oct. 1926.<br />
Artícl'.lo.<br />
()riental, de .Julio Silva. 2 (14): 22, oct. 1926.<br />
."\rtícl1lo.<br />
]~l Pueblo maravilloso. por :Francisco Contre1'as. 5(25):<br />
38. a~,o.iset. 1929.<br />
Artículo.<br />
____. Hecuerdos Y cr6nicas de antaño. 2 (14): 21,22, oct. 1926.<br />
Anísnlo.<br />
A. y .J. l\T. Bichitos de luz, por Emilio Frugoni. 2(7): 23-24, <strong>dic</strong>. 1925.<br />
Artículo.<br />
-- 137
A. L. Bibliografía. CI'ítica positiva. La Somhra huperialista. por Salomón<br />
Wapnh'. B. Aires, Ed. Tor. 5(24): 41. jnn.l.iul. 1929.<br />
Artículo.<br />
--o Hibliográficas. FJspaña Yist". otra \'ez, por :\lariín S. Xoe1. :'Uadl'id,<br />
.Ed. España. 5(26): 37, ocUnoy. 1929.<br />
Artícnlo.<br />
---- )Ianhattan Transfer. por .John dos Passos. )Iadrill, ]~d.<br />
Cénit. 5(26): 37, ocUnoy. 1929.<br />
Artículo.<br />
----o )(js peripecias en ]~spaña. por ],eón Trotsl,y. )Iadl'id, I~d.<br />
España. 5(26): 36, oct.inoy. 1929.<br />
Artícnlo.<br />
----o La Torre de los inglesec., por .-\lcilles Greca. B. ,-lh'es.<br />
Ed. Inca. 5 (26): 37, ocUnoy. 1929.<br />
Artículo.<br />
----o Tres inaestros, Balzac. Dicl,ens y Dostoiewsky. por SteJ'an<br />
Zweig'. )Iadrid. Ed. Cenit. 5(26): 36-37, oct.lr..o\'. 1929.<br />
----o rn nuevo libro de Pedro Figari "El .-\rquiteeto". 4(21):<br />
33, <strong>dic</strong>. 1928<br />
Bibliográficas. Libros nuevos. Por las trps .\mérieas, por .José María<br />
Delgado. 5(22): 32-33, ene. 1929.<br />
Artículo.<br />
--o Bibliográficas y exposiciones. Disco de spñah's. por Carlos )Iaria de<br />
Vallejo. España-Cádiz, Bib. Renoyación. 5(27): 36-37, ene./feb. 1930.<br />
Artícl1lo.<br />
----o Estampas, por Fernando Xélw!. )lontpYideo. Ed. Ija Raza.<br />
5(27): 36. ene./feb. 1930.<br />
Artículo.<br />
----o Historia de mi con"prSlOn al catolicismo, por I,uis Beltrán.<br />
5(27): 35, ene.lfeb. 1930.<br />
Artículo.<br />
----o Teatl'o, por Elías Castelnuoyo. B. .-\ires, Soco de publicaciimes<br />
"I~l Im·a". 5(27): 37, ene./feb. 1930.<br />
Artículo.<br />
La Consa.gración de Pedro Figari. 3 (16): 6-7. abr. 1927.<br />
Artículo.<br />
--o Esplanada. El Salón de otoño. 5(25): 3D, ago.lset. 1929.<br />
Artículo.<br />
--o I"autremont Y Laforgue. por Gervasio Y Alvaro Guillot )[uñoz. 2 ('1) :<br />
22, <strong>dic</strong>. 1925.<br />
Artículo.<br />
--o Libros recibidos..-\rlJol de .Tulio .T. Casal. 2 (11): 18-19, febo 1926.<br />
Artículo.<br />
----o Artistas <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong>. 1 (1): 11. 15 ll19.Y. 1924.<br />
A~·tículo.<br />
--o ----o Cervantes. por R. Abadif' Soriano y Humbprto ZarriJli.<br />
1 (5) : 12, 15 ju!. 1924.<br />
Artículo.<br />
----o Descampao. por .Juan Rodríguez Can. )[onteYideo. :3 (16) :<br />
22-23, abr. 1927.<br />
ArtículO.<br />
----o El )[édano Florecido. por H. Francisco )[azzoni. 1 (3) :<br />
12. 15 jun. 1924.<br />
Artículo.<br />
----o XaH' dpl alba pura. poemas de J'eslI;lldo. )[onieYideo.<br />
3 (18): 25. jul./ago. i927.<br />
Artículo.<br />
----o Política cultural dI' los países latino-americanos, por el<br />
1)1'. .!,;]fredo Colmo. B. Arres 2 (10): 18, ene 1926.<br />
Artículo.<br />
----o Puehlo chieo, por .Juan Fagetti. l'aysandÍl. ]
---- La Sandalia dPl pel'egr'ino, por Victor H. Escala. Caracas.<br />
3 (16): 23, a bI', 1927,<br />
Artielllo,<br />
I~at"a..l Barradas, 4(211: 23, <strong>dic</strong>. 1928.<br />
Artículo.<br />
--o Tealr'os. Los Estl'lm()~. I.a Salamandra: El hombre que marcha. 2(8):<br />
32, nov. 1925.<br />
Artículo.<br />
A. lVI C. Libros recihidos. Luna
APOLLISAIRE, Guillermo. 2(10): 2-3. ene. 1926.<br />
Artículo.<br />
APOLLINAIRE, Guillermo. Hel tema en la pintura moderna. La Pintllra<br />
nueva. TI'. de Guido Davánzalli. 2(15): 19-21. nov.!<strong>dic</strong>. 1926. Cah. de<br />
tít.: Notas de nrte.<br />
Artíeldo.<br />
--o Océano de tierra. Cohetes. El Canto <strong>del</strong> amor. :\Iaravilla de la gue~<br />
na. I,u Soche de abril de 1915. Lo que hay. El .1cliós <strong>del</strong> ~(llerreJ·o. ,El<br />
peqlwño antnlllóvil. Tr. de Emilio Oribe. 2(10}: 3-7, ene. 1926. Cabo ele<br />
tít.: Poemas de Apollinaire.<br />
Poesíú.<br />
ARCONADA. César 1\1. ])os prllneros planos líricos. 5(24): 14-15, jun.l.iul.<br />
1929. Del lib;'o próximo a publicarse "Vicla de Greta Garho·'.<br />
Poesía..<br />
--o Literatura de la edad media. El Cuento y el Fah1l'l. 4(21): 6-7, rlir.<br />
1928. Artículo.<br />
--o La Musique et l'illlll1ortalité l1:1n5 l'o:'u\'f¡> de :\Iarcel Pronst. 3 (lG) :<br />
20-21, ahr 1927.<br />
Cabo de tít.: C:'ítica de libros.<br />
Artículo.<br />
AUCLAIR. lVIarcelle. Section francaise. Fern,ín Silnl Yaldes. 2(12): 27-28,<br />
mar. 1926.<br />
Articulo.<br />
---- IJa Jeune poeSIe uruguayeulll'. 2(12): 25-26, mar. 1926.<br />
Cabo de tít.: Les Lettres hispano-america'nes.<br />
Artículo.<br />
BANDEIRA. :.'Ilauue!. Poética. Tr. de 1. Perecla Valdés. 4119/20): 11,<br />
ene. /feh. 1928.<br />
Poesía.<br />
BAROFFIO, Orestes. Sinfo'Í:i futurista. 2(13): 15, ago. 1926.<br />
Artículo.<br />
BARREDA. Ernesto ?lIario.•Julio Herrera y Heissig. 5(281: 71-72, mar.¡<br />
abr. 1930.<br />
Artículo.<br />
BASSO lVIAGLIO, Vicente. Cántico <strong>del</strong> espíritu fiel. Uegada a la hierba.<br />
El ])ulce esfuerzo. 3(17): 15, may./jun. 1927.<br />
Poesía.<br />
BELLAN, José Pedro. 'El Extran,íPrislllo naeional, <strong>dic</strong>. 1925. Suplemento.<br />
2 (1): 3-4.<br />
Artículo.<br />
--o :Fuego fatuo. 1 (4): 6-8, 30 jun. 1924.<br />
Cuento.<br />
--. ¡l'apÍl : ... hay un negro... 2 (111: 6-8. ieb, 1926.<br />
Cuento.<br />
--o rna no('he. 2(7): 12-14, oct. 1925.<br />
Cuento.<br />
BENVENUTO. Carlos. Concreciones. 2 (11): 10. reb. 1926.<br />
Artículo.<br />
---o 5(26): 34, oct./nov. 1929.<br />
Artículo.<br />
--o Lejos (Una manera de experiencia mística) PsieoIogía de su creación.<br />
Insinuaciones <strong>del</strong> arte. 2(14): 16-18. oct. 1926.<br />
Artículo.<br />
--o rn drama nuestro. 2(13): 16-17, ago. 1926.<br />
Artículo,<br />
BENVENUTO, Ofelia (Machado) véase: l\IACHADO BONET. Of'elia.<br />
BLAKE. Pedro, Totalidad. 2(12): 23, mar. 1926.<br />
Poesía,<br />
BLEY, N. Paraguay artístieo. 5(32): 32-33. juL/ago. 1931.<br />
Artículo.<br />
BOLLO, Sarah, El Ciprés y la estrella. El Arbel. 6(33/341: 29. elic. 1931.<br />
Cab de tit.: Poemas en prosa<br />
Poesia.<br />
--o Socturno <strong>del</strong> hornero. 5(27): 29. ene./feb. 1930, Del libro próximo<br />
a ap'::recer<br />
Popsía,<br />
"Los Nocturnos <strong>del</strong> fuego", .<br />
l-W
BORGES•.Jorge Luis. El G('nez'al Quiroga ya en coc1lc al mUf're. 2(10):<br />
23. ene. 1926<br />
Cah. de tit.: Las Buenas páginas de los buenos libros.<br />
Poesü,.<br />
_-o Julio Hprr{'ra y Rpissig. 5(281: 49-50. mar./ahr. 1930.<br />
_".;·tíclllo.<br />
BOI;RlJELLE. Emilio Antonio. 1.;1 :\guila. 2(14): 6. oct. 1926. Cah. de<br />
tí;;.: La Nlateria Y el espíritu en el arte.<br />
Ac·tículo.<br />
B"USTAl\IANTE y BALLIVIAN, Enríque. Siprra. 3(16): 7. abr. 1927.<br />
Poesía.<br />
C. D. '¡~jbliográficas. "En .-\l1emagne. t. YI dp las obras completas de Jules<br />
I,aforgue. París. ~lercll1'p de Franee. 5 (30): 40. nov. ¡<strong>dic</strong>. 1930.<br />
~'\.rtí::l~lo.<br />
Lettrps francaises. de Jospph Conrad. con una introducci,'u<br />
y notas (k G.•Jan-.-\ubry. París. 5(30): 39-40. 110\·./<strong>dic</strong>. 1930.<br />
Artírulo.<br />
CADENAZZI, Edgarda. Pidiéndole al olpaje un 1'pflejo de lonas. J(¡bilo<br />
pl'rfeeto. 6(33/34): 16, <strong>dic</strong>. 1931.<br />
Poesía.<br />
CAETANO FABREGAT, Gi1berto. Beato .-\ngélico. 2(13): 6. ago. 1926.<br />
Poesía.<br />
__. Cinq poémes négres. por Ildefonso Pereda Yaldés. 3 (17): 29, may. /<br />
jun. 1927.<br />
Cabo de tít.: Libros de la Edítoríal "La Crul <strong>del</strong> Sur".<br />
Artículo.<br />
_-o .Iazz-Band. 3(16): 12, ahr. 1927.<br />
Poesía.<br />
_-o }lapas. ü(33/34): 28, <strong>dic</strong>. 1931.<br />
Poesía.<br />
CALCOl\JANIAS, por Oliv8rio Gírondo. Libros recíbidos. 2(7): 22. <strong>dic</strong>.<br />
1925.<br />
Artículo.<br />
CA LO BERRO, Ophéli'3.. Sectíon francaise. :FraglllPllts des Tilles Chan.<br />
d ..s. 2(12): 24, mar. 1926.<br />
Poesía.<br />
CAMPOS CERVERA. Elogio dp los borricos orillerOS 5 (32): 22, jul./ago.<br />
1931.<br />
Poesía.<br />
_-o Soliloquio <strong>del</strong> ohido presunto. 5(32): 23. jul./ago. 1931.<br />
Poesía.<br />
CA01SINOS-ASSENS, R. .Julio Hérrera Y Heissig. 5 (28): 41·48, mar./ahr.<br />
1;)30.<br />
Artículo.<br />
CARAFFA, Brandán. Los Campos. 2(13): 5, ago. 1926.<br />
Poesía.<br />
CARDOZA y ARAGON, Luis Naturaleza llIuerta. 4(21): 5. <strong>dic</strong>. 1928.<br />
Poesía.<br />
CARRERA ANDRADE. Jorge. Filiación poética de Jaimp Torres llodct.<br />
5(32): 29-31, jul./ago. 1931.<br />
Artíc1110.<br />
CARVALHO, Fernando Ronald de. .ldn'rteneia. 1'1'. de Bustamante Y Ba·<br />
llivián. 4(19/20): 14,<br />
Introducción al libro<br />
ene./feb. 1928.<br />
"Toda América" de Ronald de Cal'Yalho.<br />
P'Jesía.<br />
_-o .-\speetos literarios <strong>del</strong> Brasil en el siglo XX. 4(21): 14-17, <strong>dic</strong>. 1928.<br />
Artículo.<br />
_-o Teoría. 5(22): 23, ene. 1929.<br />
Poesia.<br />
CASAL. Julio 1. Marinéros. Silencio... l,a Danza dpl sol. 2 (12): 12, mar.<br />
1926.<br />
Poesía.<br />
CASAL, Julio J. El Buey. 1(4): 8, 30 jun. 1924.<br />
Poesía.<br />
_-o }juhoneros. 3(18): 11, jul./ago. 1927.<br />
Poesía.<br />
._.- 141
. El Ci~go. 2 (14): 3. oct. 1926.<br />
CA8ARAVILLA LEMOS, Enrique. Casita ~n los campos. 1(3): 6, 15 jun.<br />
1924.<br />
--o Dolor. 2(8): 29, nov. 1925.<br />
Del libro "Ejercicios y cantos" (que aparecerá próximamente).<br />
P'Jesía.<br />
CASTELLANOS, Carlos y José Cuneo. Notas y cOllwniarios. 3(18): 28.<br />
jul./af.?;Q. 1927.<br />
Artículo.<br />
CASTIl,LO, Nicasio <strong>del</strong>. Aerolitos. 5 (25): 7-8, ago. /set. 1929.<br />
Artículo.<br />
--o :Fil hombre de la pamp:l (.-\rotaciones). 5(30): 28-29, nov./<strong>dic</strong>. 1930.<br />
A1'tícnlo.<br />
CASTRO, lVIanuel de. Pampa. 1 (2): 9. 31 mayo 1924.<br />
Poesía.<br />
--o El Pequpño fundonario. (Fragmentos de una novela inédita). 2 (9) :<br />
7·].0, <strong>dic</strong>. 1925.<br />
C1J.ento.<br />
--o Reacción inevitable, <strong>dic</strong>. 1925. Suplemento. 2(1): 6.<br />
Artírulo.<br />
--o un Hombre aburrido (Cuento). 1(6): 6-7, 31 ju!. 1924.<br />
Cnento.<br />
CER.BIlCAS DE C:\S'I'ELLS. 5(22): 27. ene. 1929.<br />
Artículo.<br />
CLAVFAUX, Armando. Tolstoy y Gorld..-\ modo de paralelo. 1(6): 13,<br />
31 jul. 1924. Del libro "Ideas y Reflexiones", próximo a publicarse.<br />
Artículo.<br />
CO)[JDAS de la "Cruz <strong>del</strong> Sur". lVlont;el Ballesteros. La Despedida a Bustamante<br />
y Ballivlán. Nuestro homenaje a Alfredo A. Bianchi. 4(19/20):<br />
37. enc./feb. 1928.<br />
Artículo.<br />
COXCIERTO Carlos Giucci. 3(17): 22. may./jun. 1927.<br />
Artículo.<br />
CONCIUJCIOXi
CRESPO, Manuel Esteban. Contra la corriente, de Juan "lario "Iagalla.<br />
nps. 2(8): 33, nov. 1925.<br />
Alticulo.<br />
CROCE, Arturo. De "Tr·ópico". España.América (Canci6n anudada 'Con<br />
fuprza de Atlántico). 5(27): 32, ene-Ífeb. 1930.<br />
Poesía. .<br />
D. C. S. Bibliográficas. Terremotos líricos y otros temblores, por Soler<br />
D:mís. 2 (15): 32, nov. /<strong>dic</strong>. 1926.<br />
Artículo. .<br />
----o Tiempos de la patria vieja, por Angélica Palma. '2(15) :<br />
34, n~)v.¡<strong>dic</strong>. 1926.<br />
Artículo.<br />
Yersos <strong>del</strong> emigrante, por C. ])elgado Fito. 2 (15): 34,<br />
nov.¡<strong>dic</strong>. 1926.<br />
Articulo.<br />
DA CUNHA DOTTI, J. C. Canto <strong>del</strong> nuevo y más alto explorador. 5(29):<br />
7-8. ago.¡seL 1930.<br />
Poesia.<br />
DA \' ANZALLI, Guido. Bibliográficas. Canciones llunUllas y nocturnos de<br />
hogar, poemas por "rarcos l
DOS nuevos y valiosos libros de nuestra l'ditorial. Puñado de agua, por<br />
María Elena lVluñoz y La lVlariscala, evocaciones campesinas, por Juan<br />
:l\Tario lVlagallanes. 6 (33/34): 40, diC. 1931.<br />
Artículo. .<br />
DUALDE, Eduardo. I~a Hebra. 1 (1): 10, 15 mayo 1924.<br />
Poesía.<br />
--o 3fomento. Xocturno. 1(6): 14, 31 jul. 1924.<br />
Cabo de tit.: Sonetos de Eduardo Dualde.<br />
Poesía.<br />
DUBRENIL. Edouard G. Oligine llossible de la formation intelpetuplIc<br />
D'Isí
F. ele F. Blanca luz. poemas de .Juan Parra <strong>del</strong> lUego. 2(7): 23. <strong>dic</strong>. 1925.<br />
Artículo.<br />
--'. Lihros recihidos. BaJo la misma sombra. 2(8): 34, nov. 1925.<br />
Artíc'.1lo.<br />
FABREGAT. Gilberto Caetano. :\Iisaine sur l'estuain'. rn lihl'O de Geryasio<br />
Gui1lot :\Iuñoz. 2 (15): 26-27, nov. '<strong>dic</strong>. 1926.<br />
Artículo.<br />
--o Puertos. 2 (11): 9. 10. feh. 1926. Del lihro "Puertos". en preparación.<br />
Poesía.<br />
FAVAFO, Dlises. 1(2): 14. 31 mayo 1924.<br />
Artícl'1o.<br />
FELS, Florent. Conyersaciones de artistas. :\Iatisse. 4(19/201: 20-22, ene./<br />
feh. :928.<br />
Articulo.<br />
FERRARI. FTnncisco de. Con mi amuleto. 1(6): 5, 31 jul. 1924.<br />
Poesía.<br />
FERRElRO. Alfrecio '.VI. ]';1 Arhol taciturno. Lavando nulles. Visión de<br />
océano. El Puente. 3(16): 16, ahr. 1927. Cah. de tít.: Poemas.<br />
Poesía.<br />
--o Bihliográficas. Lihros nuevos. Palacio Salvo. Poemas por .Juyenal<br />
Ortiz Saralegui. 5 (22): 33-34, ene. 1929.<br />
Articl¡lo.<br />
--o Bihliogrúficas. :\Iaelstrom. por Luis Cardoza y .\ragún. 4(19/20): 34,<br />
ene. /[fh. 1928.<br />
ArtíCl11o.<br />
Canción para, alcanzar la luna cuando pase. 5 (26): 30, oct. 'nov.<br />
1929. De los "Poemas con alcance".<br />
Po¡osía.<br />
--o Canción (lpl aviador de todos los tiempos. TI'enes de la noche. 5(24):<br />
27. jun./ju1. 1929.<br />
Poesía.<br />
--o La Conft'sióll de ?lIol1y. 3(lB): 9-10, jul./ago. 1927.<br />
Cuento.<br />
--o Lihros recibidos. l,a :Epopeya de la ciudad, nuevos poemas montevideanos.<br />
pOI' Emilio Frugoni. 3 (18): 24, ju1.lago. 1927.<br />
Artículo.<br />
--o :\Iar... 2(15): 4, nov./<strong>dic</strong>. 1926. Del lihro "El Homhre que Se comió<br />
nn autobús, próximo a aparecer.<br />
Poesía.<br />
--o Haza ciega, por Francisco Espínola (h). 3(17): 26-27, may./jun.<br />
1927. Cabo el(' tít.: Libros ele la Editorial "La Cruz <strong>del</strong> Sur". .<br />
Artículo.<br />
FlGARI. Pedro. .-\ utomatismo. 3 (18 \'. 20-21. jul.lago. 1927.<br />
Cuente.<br />
--o ,\utonomÍa regional. 1 (2): 1, 31 mayo 1924.<br />
Artkülo.<br />
--o Carta de Figari. 4(19/20): 26-27, ene., feh. 1928.<br />
Artít::ulo.<br />
--o Con mi conciencia. 5(29): 28-29. ago. 'set. 1930.<br />
Al'tíclllo.<br />
FlLARTIGAS, Juan lVI. EJI BaITio las casas de luces rojas de :\Iont~~yideo<br />
jsir:/ 2(13): 11-12, ago. 1926.<br />
C1l'°nto.<br />
--o Inl Cantárida roja de una boca de lllu.kr. 2(11): 16-17, febo 1926.<br />
Df~i libro de "Las Mujeres y ele mis amigos".<br />
Cl1ento.<br />
--o .Julío Herrera y Heissig el magnífico. 5(28): 58, mar./abr. 1930.<br />
A;·tíCl:lo.<br />
--o ?lIotivos de criolledad. 5(32): 20-21, jul./ago. 1931. Para Alberto Lasplaces.<br />
Articulo.<br />
--o La }Iujer de la noche. 2 (9): 13-14, <strong>dic</strong>. 1925. Del libro ele las mujeres<br />
y ele lllis amigos.<br />
Poema en Prosa.<br />
-- 145
La ",,·on~la de la splva y <strong>del</strong> homhre esclavo. 6(33/34): 21-25, <strong>dic</strong>.<br />
1931. (Fragmento de un estudio sobre "La Vorágine" df' Eustasio Rivei'a)<br />
.<br />
Articulo.<br />
--o La Ofrpnda dd artista más jon'n. 1 (6): 4-5, 31 .iul. 1924.<br />
Cuento.<br />
--o El Hamonismo en la literatura española. 3(16): 13-15, abr. 1927.<br />
Articulo.<br />
--.EI Hptorllo a la madre. 2(7): 1B-19, <strong>dic</strong>. 1925. Del lihro "De las mujeres<br />
y de mis amigos".<br />
C,-,pnto.<br />
PO:\lEXTO artísti
El Poema (le la a.mi)!;a jo.-.'n. 4(19/20):<br />
xiu;o libro "El Viento dél mar".<br />
28. ene./feb. 1928. Del pró<br />
Poesía.<br />
G. D. Le CorlJllsier y<br />
Artículo.<br />
el Palacio de la S. n. X. 6(33/34): 37-39. <strong>dic</strong>. 1931.<br />
G. G. }VI, Bibliografia. EXalnen<br />
5(24): 42, jl!l1.ijul. 1929.<br />
de conciencia, por Guillel'mo de Torre.<br />
Articulo.<br />
--o Bibliográficr.s..-\ntonio Machado.<br />
40. ago./set. 1929.<br />
Sus sokdades, pOI' Lauxar. 5(25):<br />
Artículo.<br />
40,<br />
---o Cartas<br />
ago./set. 1929.<br />
lunarias, por Gonzalo :\Iuñoz :\[ontoro. 5(25): 38<br />
Articulo.<br />
---- Clangor. por :\hnuel Huiz níaz. 2(15): 31-32. nov./<strong>dic</strong>.<br />
1926.<br />
Artículo.<br />
---- Crítiea literaria, por Héctor YilIagdn Busiamante. 5(25):<br />
37-33, ago./set. 1929.<br />
Artículo.<br />
39.<br />
--- El Hombre ele la selva, por Carlos :\I.<br />
nov./<strong>dic</strong>. 1930.<br />
Princivalle. 5 (30) :<br />
Artículo.<br />
La :\lusa de la mala pata (poemas) por Xieolás Olivari.<br />
B. :Eres. Ed. Martín Pierro. 2(15):<br />
Artículo.<br />
33, nov./<strong>dic</strong>. 1926.<br />
Artículo.<br />
Paja brava, por el Yiejo Pancho. 2(14): 20, oct. 1926.<br />
--o Libros recibidos. ,\lcándara, por Prancisco I,uis Berllardez. B. Aires,<br />
Ed. Proa. 2 (lO): 20. ene. 1926.<br />
Artículo.<br />
Chilcas poemas de campo, por .J. C. Welker. 2(13): 21,<br />
ag'J 1926.<br />
Gravitations, por ,Tules<br />
R. P. 2 (10): 20-21, ene. 1926.<br />
Supervielle. París, :Ed. de la X.<br />
Artículo.<br />
---- I"a Guitarra de los negros, por Ildefonso Pereda Yaldes.<br />
-'loutevideo, B. Aires,<br />
ago. 1926,<br />
Ed. l.Ja Cruz <strong>del</strong> Sur y -'Iartín Fierro. 2 (13): 22,<br />
Articulo.<br />
G. G. vV. Esplanada. Una marina de Charles Cottet (Salón -'Ioretti. Catem<br />
y -'Iazzuchelli). 5(25): 31, ago./set. 1929.<br />
Articulo.<br />
G. M. A. Libros recibidos. La :\Ioral de don Filántropo, por I,uis Pozzo<br />
.-\r!lizzi. B. Aires. 2 (11): 20, febo 1926.<br />
Artículo.<br />
G. R. Bibliográficas. Tensiones y alegrías, poemas por Carlos .·liberto Ga·<br />
rihaldi. -'Iontevideo..Eelit. Albatros. 5(25): 40, ago./set. 1929.<br />
Artíclllo.<br />
--o Libros recibIdos. Los .'\ltúnez, por -'laría -'Iorrison de Parker. B .<br />
..lit'es, :Ed. Tor. 2 (11): 20, febo 1926.<br />
---- De la fuente interior. 2(8): 35, nov. 1925.<br />
Articulo.<br />
Insectos. por J. }
GAMBA, Carlos T, .Julio Hprfl'ra y Heissig. Esbozo de un ensayo de la<br />
"ida y obra de este gran poeta. 5(28): 36-37, mar,/abr. 1930,<br />
Artículo,<br />
GAI\GOTEI\A, Alfredo, Rumbo agreste. 2(12): 14, mar. 1926.<br />
POEcsía.<br />
GARCIA CALDEROI\, Yentu'ra.•Julio Herrera y Heissig. 5(28): 51-54,<br />
m':'.r./abr. 1930.<br />
Artículo.<br />
GARTEALDI. Carlos Alberto },os Pájaros azules.•-\ Luis Gil Salguero.<br />
5(29): 21-22. ago./set. 1930.<br />
Poesía.<br />
_-o Haíz. 5(27): 31, en-=./'i'eb. 1930.<br />
POf,sía.<br />
GIORDAI\O. L. Arrabal "lonteYideano. 2(13): 13, ago. 1926.<br />
CEento.<br />
_-o Contestando a las preguntas de "La Cruz <strong>del</strong> Sur". 3 (171: 16-17,<br />
uny. jun. 1927.<br />
_-o },a1l0ratorio. 3 (16): 16, abr. 1927.<br />
Poesía.<br />
_-o Yarieda!lps. 409/201: 6, ene./feb. 1928.<br />
Artículo.<br />
GIORDAI\O, O1iverio. Croquis PI1 la an'na. "lilouga. 1 (5'1: 13, 15 ju!. 1924.<br />
Cab, cip tit.: Dos poemas de Olin:rio Girondo,<br />
Poesí
1.al'orgll(> y la creación de la prosa simbolista. 2 (81: 18, nov. 1925.<br />
A:'tfculo.<br />
1,,1 :\I
---- Ile. 2(10): 30, ene. 1926.<br />
Poesíc'.<br />
---- Xote sur l")aul )[orand. 2(7): 27-30. <strong>dic</strong>. 1925.<br />
Artículo.<br />
--- Valery I~a!'band. 2(13): 25-26. ago. 1926.<br />
Artículo.<br />
JUILLOT MUS;OZ. Gervasio y Alvaro. I~e Corbusier en )[oníe\·ideo. [(27):<br />
4-18, ene./feb. 1930.<br />
.A.rtir.ulo.<br />
GUINASSO, Luis María. Como conocí a Florencio Siinelwz. 1 (6): 10-11,<br />
31 julo 1924.<br />
Artículo.<br />
GüIRALDES, Ricardo. :\ ,lules 5upen·ie11c. 5(30): 26-27. nov./clic. 1930.<br />
Artículo.<br />
GULLA, Luis Alberto. Rleg'Ía <strong>del</strong> signo. 5 (29): 27, ago./set. 1930.<br />
Poesía.<br />
H. ]) G. Bihliográficas. Elementos de psicología, por Sehastiiin )[orey<br />
Otero. 5(26): 36. oct./aov. 1929.<br />
Artículo.<br />
H. "V. Movimiento intelectual. Conferencia de Carlos Henn'nuto sobre la<br />
crisis d,e la cultura. (Casa <strong>del</strong> estudiante). 2 (14): 23, ocL 1926.<br />
A~·t¡culo.<br />
Conferencia de F. T. }Iarinetti sobrp el poeta montevideano<br />
.Jules I~aforgue y el futurismo integTal en el Teatro .lriigas. 2 (14) :<br />
23. oct. 1926.<br />
----o Conferencias de }I. .Jaussely sobre urhanismo en la Lniversida{l.<br />
2(14): 23-24, oct. 1926.<br />
Conferencia <strong>del</strong> profesor Larnaudie sobre las preciosas<br />
<strong>del</strong> Castillo de Hambouillet en el Lycee l
llERAS HERVAS. Antonio Las. Perspectivas. El Arte eseultórico dc' l\Iatl·o<br />
Hern¿índl'z. 2(15): 16-17. nov./<strong>dic</strong>. 1926.<br />
Artié:ulo.<br />
HEF..XANDEZ. F·'lisberto. Genealogía. 2(12): 10, mar. 1926.<br />
C\:ento.<br />
En nONOE dl' las leiras españolas l' hispanoamericanas. 6(33/34): 43,<br />
<strong>dic</strong>. 19e1l. Cabo de tit.: Notas <strong>del</strong> €xtrangero.<br />
Artículo.<br />
1. P. V. El Cual'Ío salón de primavera. 2(9): 5-6. <strong>dic</strong>. 1925.<br />
A!·tíc:ulo.<br />
--o Esplanada. El Cilll' hahlado. 5(25): 35, ago./set. 1929.<br />
Artíc¡¡lo.<br />
--o Libros recibidos. Boneeos de Pano" por "'eIlin.~ton Brandao. 2(13):<br />
22-23, ago. 1926.<br />
Artícl'1o.<br />
I,a Tragedia
J. L. El HOlIll'najt' a .Julio Sup,·nidle. 5(30): 39. nov./<strong>dic</strong>. 1930.<br />
Articulo..<br />
.J. L. :\I. So·hr,· latino aUH'ri
----o El Color de las horas, por Fernando Xebel. 2 (10): 19-20.<br />
ene. 1926.<br />
Artículo.<br />
----o Iú! Huta <strong>del</strong> miraje, por ,Jos;:; Salas Subirat. 2 (10): 19.<br />
ene. 1926.<br />
Ariículo.<br />
----o Las Señalps f!u·tivas y el I'ompro alucinado, por Enri
El Camro m up:uaro Yisto por :\Iontiel Ballesteros. 2 i 7): 2 7. oct.<br />
1925.<br />
Artfc"10.<br />
_-o Carlos ne~·les. 5(27): 23, ene./feb. 1930.<br />
ArticulO.<br />
_-o Crculo. Partida..11ta mal'. Yudta. 3(18): 17, ju!./ago. 1927.<br />
Poesía.<br />
_-o Como conocí a Lasso :le la Yega. 1(5): 89. 15 ju!. 1924.<br />
Artículo.<br />
_-o El C(lnde de Lautl'éamonL 2 (8): 10 14. no\'. 1925.<br />
Cabo<br />
de tít.: Tres poetas frar"ceses nacidos en l\Ionteyideo.<br />
Artículo.<br />
_-o l.a Cruz d
LOl.:YS. Pieln·,. 2(9): 32. <strong>dic</strong>. 1925.<br />
Artículo.<br />
:'11. dp C. Tplémaco B. :\Iorah's ~. la IlIÍlsica nativa. 2(9): 17-18, <strong>dic</strong>. 1925.<br />
Artículo.<br />
M. E. C. Libros recibidos. 1,a'S llaves ardiences. por Blanca Luz de Pana<br />
dd lUego. POPlllas. :\Iontpvi
:'IIINELLI. Agustín. l.e Cl'ntenaire !le Berthelot. 3118): 15·13. jul./ago.<br />
1937.<br />
A.rtJ:1:uJo.<br />
TlI0NDINO. Luis Pedro. Cr6niea musical desde Bruselas. 3(181: 23. jul./<br />
ago 1927.<br />
Art;('ulo.<br />
_-o l,a Eyoluci{,n <strong>del</strong> arte musical. 3 (161: 18. abr. 1927.<br />
Artículo.<br />
:'IIONTES PORTE. Raúl. Bihliográ.ficas. La E:\.}ll'esi6n heroica, pOI' Y.<br />
Ihsso :Haglio. 5 (25): 40·41, ago. /seL 1929.<br />
Ar~kt1lo.<br />
:\IO.'iTE\"IDEO. meridiano intelectual <strong>del</strong> mundo. Notas y comentarios.<br />
3(18): 28, jul./ago. 1927.<br />
Artic:ulo.<br />
TlIOK':'lEJL HA LLESTEROS, Adolfo. Barradas en nuestro fl'cuprdo. 5 (23) :<br />
4-6. mayo 1929.<br />
Articulo.<br />
_-o l,as BIlPnas páginas de los buenos libros de la "Haza" (]e .-\. :\Iontilo'!<br />
BaJlestt'ros. 2 (8): 30-31, noy. 1925.<br />
CUNÜO.<br />
_-o Cine. Tllontiel Ballesteros presenta: 26 italianos y 3 al'gentinos.<br />
5('>'5): 26-29, ocL/nov. 1929.<br />
Artículo.<br />
_-o De "Hompamos el espejo" (fragmento). <strong>dic</strong>. 1925. Suplpmento. 2(1):<br />
5-6.<br />
Artí21110.<br />
_-o El Homhre té. 2 (10): 26, ene. 1926.<br />
Clll" humanidad.<br />
I,a Hiqlleza. I,a' ineomprensi6n. 5(32): 24-25, jul./ago. 1931.<br />
Artic:ulo.<br />
TlIORATORIO, Orosmán. El Caudillo. 3 (16): 17, ahr. 1937. Cabo ch, tít.:<br />
Motivos campesinos.<br />
Articnlo.<br />
_-o Como eonoeí aEIf,lCY.to H"rrera·, 1 (11: 7-8, 15 mayo 1924.<br />
Articulo.<br />
_-o E! ntimo drama d" B"llán. 1 (2): 4, 31 mayo 1924.<br />
Artic\1lo.<br />
L,)G -
:\IO"lENZA. J. L. :\etualid:H1 pxtranjpra. Política itaJia;u. El Fascisl\Io.<br />
l(51: 9-10. 15 jul. 1924.<br />
A~·ticulo.<br />
--o BibJiográfic8.s. Libros nupyos. ,/un'ntue! y n'j(·z. por ,J. }[arineJlo.<br />
5(2::!): 33-37. enp. 1929.<br />
Articulo.<br />
--o El Imperialismo Yanqui. 3(171: 6-11. may./jun. 1927.<br />
Articulo.<br />
---o Interpretaciones esquemáticas sobre la historia dI' la conquista y la<br />
co]ouil:aeión españolas en .-\mérica, por Eug;pnio Pptit }[uñoz. 4119/20):<br />
31-~j2, ene./feb. 1928.<br />
Ca!) de tít.: Libros dE. la editerial "La Cruz <strong>del</strong> Sur".<br />
ArUculo.<br />
--o ;J05é In¡!;enieros. 2(8): 2-4, nov. 1925.<br />
Articulo.<br />
--o ,Júbilo y mipd(). 2114): -14-15. oct. 1926.<br />
Articulo.<br />
--o Ollas vuig-arcs, por Enriue Bustamante y BaUivián. 3 (17 1: 26. may./<br />
jun. 1927. Cabo de tít.: Libros de la editorial "La Cruz el,,] Sur".<br />
Artículo.<br />
La Polémic,1 dI' Alberdi eon sarmiento, de Ricardo Sa,'nz Hayps.<br />
3(1!)): 21. abr. 1927. Cabo de tít.: Critica de libros.<br />
Artíeulo.<br />
--o Política internacional, El Triunfo de las izuierdas I'n Francia, 1 (2):<br />
12. 31 mayo 1924.<br />
Artículo.<br />
--o La Sext aeonfl'renCÍa panamericana. 4(19/20): 24-25, PIP.• fpb. 1928.<br />
Art:eulo.<br />
--o 'Un artículo dI' Azorín. Hagámosle eon to(10 respeto. [In humilde eollwnh.rio.<br />
1 (6): 12, 31 jul. 1924.<br />
Articulo.<br />
---. 'Un nuevo libro de lHariátegui. 5(23): 10-13, mayo 1992.<br />
Artíeulo.<br />
--o l,a Vida emotiva (Un nuevo lihro de .\. Paleos). 2 (121: 19-20. mar.<br />
192G. -<br />
Artículo.<br />
MOnE)' OTERO, Sebastián. Algunas reflexiones a propósito de la obra de<br />
C,,:olos Vaz Ferreira. 2(12): 4-7, mar. 1926.<br />
Artículo.<br />
Bihliog¡'¿íficas. I~os Juegos de la f!'ente, por Carlos Sábat Ercasty.<br />
:UontI'Yideo. Palacio <strong>del</strong> libro. 5(26): 38, oet./noy. 1929.<br />
J(,rt;eulo.<br />
--o (,lpment" Estable. 2(7): 15-16, oct. 1925.<br />
Artículo.<br />
--o l~a Perspectiva llwnta]. 1(3): 9. 15 jun. 1924.<br />
ArtÍ\' 11 lo.<br />
--o Cn desenbrimiento chileno: la nUl'va educación es un dplito. 5(23):<br />
28-29. mayo 1929.<br />
Al'tÍC' 11 10.<br />
I,a :UCER'IE <strong>del</strong> Vipjo Pancho. 1 (6): 2, 31 j ul. 1924.<br />
Artículo.<br />
JIUF: 07. , Marb Elena. A Carlos H.eylps. 5 (311: 31. abr.!may. 1931.<br />
Articulo.<br />
--o Como uu pllñado de agua. 5(23): 22, mayo 1929.<br />
Poesía.<br />
Cruzan los navíos. 2 (10): 15, ene. 1926.<br />
POtsía.<br />
--o I,a Hora infinita. 2(15): 25, nov./<strong>dic</strong>. 1926.<br />
POé:Eía.<br />
--o Horizonte marino. 6 (33/34): 31. <strong>dic</strong>. 1931. Dd lihro "Puñado de<br />
agua" que ac:rba de aparecer.<br />
PCl;?:sía.<br />
--o Silencio. 4(19/20): 23, ene.!feh. 1928.<br />
Popsía.<br />
MURICY. Aucjrade. Títulos clúsieos. 'fr. de J. L. 1VI. 4(19/20): 10-11, ene./<br />
fe 1 ). 1928.<br />
Artículo.<br />
] ;j7
)[URIO Banadas. 5(22): 39. ene. 1929.<br />
Artículo.<br />
NEGRO, RomEo. Homenaje a Fabini. 2(8): 36, nov. 1925. Cabo de tít.:<br />
Notas y<br />
comentarios.<br />
Arti-::ulo.<br />
NOTA~; y COlllentanos. 1 (5): 14. 15 julo 1924.<br />
Artf-::ulo.<br />
---o 1(6): 15. 31 julo 1924.<br />
Artículo.<br />
----o 2(7): 24. <strong>dic</strong>. 1925.<br />
Articulo.<br />
---o 2(11 J: 22-23, febo 1926.<br />
Artíc·ulo.<br />
---o 2(14): 24. oct. 1926.<br />
Artículo.<br />
---o 3(16): 24. abr. 1927.<br />
Artículo.<br />
----o 4(19/20): 38, ene./feb. 1928.<br />
Articulo.<br />
----o 51221: 38, ene. 1929.<br />
Artículo.<br />
---o 5(23): 36, mayo 1929.<br />
A!'tículo.<br />
----o 51281: 73. mar./abr. 1930.<br />
Articulo.<br />
----o 5(29): 30. ago./set. 1930.<br />
Artículo.<br />
5(32): 34, julo/ago. 1931<br />
----o Lna gTatísima visita. HomenaJé :le Paulina I.Juisi. 2(9): 33, <strong>dic</strong>.<br />
1925.<br />
Artku]o.<br />
NUESTRA !Jortada-Ylaminck. 5(24): 43, jun./jul. 1929.<br />
Artículo.<br />
Nl'EVOS libros d(~ nuestra editorial. 3 (18): 21, jul./ ago. 1927.<br />
Art·.iculo.<br />
O. :".T. B. de B. Bibliográficas. Palabras <strong>del</strong> retorno, por Gonz:ílez Carha·<br />
1110. :C. Aires. 2(15): 32, nOY./<strong>dic</strong>. 1926.<br />
Articulo.<br />
OLIVARES, A. La Innovaci6n modErna en el arte. 3(16): 9-11. abr. 1927.<br />
Cab de tít.: Figuras de la pintura contemporánea "Daniel Vazquez<br />
Díaz".<br />
Anículo.<br />
O:\'FTTI, Carlos María. Agua fuerte. 2 (11): 4, febo 1926.<br />
P~)0sía.<br />
ORIBE, Emilio. Section francaise. 2(12): 26-27, mar. 1926.<br />
Cabo de tit.: Les Lettres hispano·americaines.<br />
Articulo.<br />
ORIBE. Emilio. Bienvenida. 5(30): 31. nov./<strong>dic</strong>. 1930.<br />
.-\rtícuio.<br />
__. Esquema... ele las artes y ele las culturas. I.Ja I';Sf.:J.eia
ORTiZ DE MONTELLANO, Bernardo. Salario. 2(13): 13, ago. 1926.<br />
Del libro "El Trompo de siete colores".<br />
Poesía.<br />
Otros libros retibidos. 5 (29): 35, ago./set 1930.<br />
Articulo.<br />
P. G. ena Yisita a ltaIr-cr de Nicolás Lrta. 5(29): 17, ago./set. 1930.<br />
Artículo.<br />
P.-\NOR.'\JL\S grotescos. 4(21): 23, <strong>dic</strong>. 1928.<br />
Artículo.<br />
PARENTE, Héctor. Otra amora. 1(5): 6, 15 jul. 1924.<br />
Poesía.<br />
PARRA DEL RIEGO, Juan. El Amigo. 1 (6): L 31 jul. 1924.<br />
Poes;a.<br />
--o El Capitán Sluekin. 2(5): 18, nOY./<strong>dic</strong>. 1926.<br />
Poesía.<br />
--o Polinitmo de Carmen JIendoza. Tonadillera española (Inédito) 2(9):<br />
3·5, <strong>dic</strong>. 1925.<br />
Poesía.<br />
PERCIVALE GENTA. Andrés. Lna pxtrao:"i'! libro en<br />
I:n'u'a "El Camino") 5(29): 913, ago./set. 1930.<br />
Artículo.<br />
--o Esquema de un sig'lo de pst¿tiea. 5(23): 32, mayo 1929.<br />
Artículo.<br />
--o JIi Vll
_-o Una cátedra de conferencias para Carlos He)·les. 5(311: 33·34. abr./may.<br />
1931.<br />
Artículo.<br />
_-o U na glosa de "El León y la lágrima de Hodó". 6(:33/34): 4 9, <strong>dic</strong>.<br />
1931. Dpl libro en prensa "El Camino".<br />
_-o l'rbanísmo abstracto y urbanismo vl\'o (.-\ propósito de pa:qups eseo··<br />
lareS) 5(26): 31-33. ocL/nov. 1929.<br />
Artíeulo_<br />
PICCATTO, José Ppdro. Entre las rosas. 6(33/34): 10·11, die. 1931.<br />
Poesía.<br />
PICor\', Pierre. La Bt'volueión su¡:er·realista. 2 (9): 19-22, elic. 1925. Cabo<br />
de tít.: Revista de revistas (De Alfar de la Coruña)<br />
Artículo.<br />
PILLEPICH, Pietro. l'oeti ameJimní: Herrera Heissig. 5(281: 55·57.<br />
mar./abr. 1930.<br />
(Estratto dalla rivista "CololUbo", anno 4, fasc. 18 <strong>del</strong>la serie).<br />
Artíeulo.<br />
PODESTA. J. 1\1. .-\lrededor de ··l\Iptrópolis". 4 (21): 31- 32. <strong>dic</strong>. 1928. Cabo<br />
de tít.: Crónica de éÍne.<br />
Articulo.<br />
_-o 1m Arte en el cinc. 5(221: 28·30, ene. 1929.<br />
Articulo.<br />
POEl\!AS montevitlt'ano,.. por Emilio Frugoni. Libros recibidos. 1 (1'1: 11,<br />
15 mayo 1924.<br />
Articulo.<br />
POTRIE, Enrique E. Varieté. 5(231: 2930, mayo 1929.<br />
POZZO ARDIZZI, Luis. llel próximo libro "Di,"a~:aciones de un loco suelto".<br />
(12): 20, mar. 1926.<br />
Artículo.<br />
PRANDO, Carlos M. Creación <strong>del</strong> Instituto de ciendas biol6gicas. 2 (13) :<br />
2·4, ago. 1926.<br />
Artículo.<br />
PBK\IIOS literarios. 3 (18'1: 2 3, jul. / ago. 1927.<br />
Artícule.<br />
QUIEN simllbra en tierra ajena. 2(8): 33, no\·. 1925.<br />
Artículo.<br />
R. S. S. Libros recibidos. l\lístieas, por Haque! Adler. n. Ailes. 2 (13 '1: 23,<br />
ago. 1926.<br />
Artículo.<br />
RADAELLI. Mario. Canciones lit' Ulalume la de grandes ojos. 3 (18): 19,<br />
jul./ago. 1927.<br />
Cuento.<br />
RAl\IIREZ. Oetavio. Jules SUjleI'YieIle, novelista. 5 (30): 3335, nov./<strong>dic</strong>.<br />
1930.<br />
Artículo.<br />
RAUHUT, Franz. llos ]loetas alemanes eonteUIjloráneos. 5 (23): 2327, may.<br />
1929.<br />
Artícuio.<br />
RElNERS. H. Pinturas murales de Gino Severini. 5(24): 20·26. jun./jul.<br />
1929.<br />
Artículo.<br />
1n;YISTA de revistas americanas. 1(4): 14. 30 jun. 1924.<br />
Articulo.<br />
H.EVISTAS. 3(18): 27, jul./ago. 1927.<br />
Artículo.<br />
_-o 4(19/20): 36·37, ene./feb. 1928.<br />
Artículo.<br />
REVISTAS que nos '1isitan. 4(21): 35·36, {lic. 1928.<br />
Artículo.<br />
_-o 5(22): 39. ene. 1929.<br />
Articulo.<br />
H.EVISTAS 1 ecihiclas. 1 (3): 14, 15 jun. 1924-<br />
Artículo.<br />
_-o 5(31): 36, abr./may. 1931.<br />
Artículo.<br />
160 -
--o 5(321: 33, juJ./ago. 1931.<br />
Artículo.<br />
REY. Robert. Seetion francaise. Claudp l\Ionet et l'impressionnisme. 3(16):<br />
2527, abr. 1927.<br />
Artículo.<br />
REYLES, Carlos. El Gaucho florido. 5(29): 2, ago./set. 1930.<br />
Fragmento el'.' la nueva nOVEla que Carlos Reyles tiene su preparación.<br />
Artículo.<br />
RlCALDONI. Hngo L. El )Iundo es hueno. 5(32): 8·14, juJ./ago. 1931.<br />
Cuento.<br />
RODRIGUEZ, Emilio Gaspar. l'irolo. 5 (25): 9-11, ago./set. 1929.<br />
Cuento.<br />
RODRIGUEZ PINTOS, Carlos. 1;:1 Día. 5 (29): 4, ago./sel. 1930.<br />
Poesía.<br />
RODRlGUEZ \-ARE L.'\., Antonio. l,autrfamont y el satanismo. 2 (15): 22·24.<br />
nov./<strong>dic</strong>. 1926.<br />
Artículo.<br />
--o Reseiia sintftica sobre la IIIll'ya genl'ración literaria argentina. 2(10):<br />
22 24, ene. 1926.<br />
Artícule.<br />
ROLANDO. lVI. F . .-\ccíón. 2(9): 14. <strong>dic</strong>. 1925.<br />
Poesía.<br />
Los nOS'I'ROS r:íli
SCASSO, Juan Antonio. Augurio. 5(25): 27-28, ago./set. 1929.<br />
Artículo.<br />
SEGUEL. Gerardo. La Hilandera <strong>del</strong> dento. 5(23.\: 9, mayo 1929. Cabo de<br />
tít.: Tres poetas chilenos.<br />
Poesía.<br />
SHELLEY, Percy Bysshe. Canto a una alondra. 2(14): 89, oct. 1926.<br />
Poesía.<br />
SIGUENZA. Julio. J,~l Yolatinero. 5(27): 26, cne./feb. 1930.<br />
Poesía. .<br />
SILVA, Julio. El Habitué. 2(14): 16, ocl. 1926.<br />
Del libro en preparación "Balada de la milonga".<br />
Poesía.<br />
SII,VA L-1LDES, Fernán. Section francaise. 2(12): 27. mal'. 1926. Cah.<br />
de tít.: Lps Lettrps hispano-americaines.<br />
Articulo.<br />
SILVA VALDES, Fernán. .-\puntes. <strong>dic</strong>. 1925. Suplemento. 2 (1): 3.<br />
Articulo. .<br />
_-o Champán. (Potilna cOlllpadrón). 2 (15): 13, nov./ elic. 1926.<br />
Popsia.<br />
_-o De Fernán Silva Vald¡;s. 3(181: 4. jul./ago. 1927.<br />
Cabo de tit.: Contestando a la encuesta ele la Cruz <strong>del</strong> Sur.<br />
Art'cl1lc.<br />
--.Flechas. 1(4): 4. 30 jun. 1924.<br />
Del lilno inédito "Popmas nativos".<br />
Poesía.<br />
_-o Imágenes para un l\manl"·l'r. 5(24): 10, jun./jul. 1929.<br />
POf'sia.<br />
_-o Paseo ]101'
--o A ."-haJo r Geryasio Guillot }Iuñoz. 5(30): 22, noY,/<strong>dic</strong>, 1920,<br />
Poesía.<br />
--o .El Penado. 5(30): 2022, noy./<strong>dic</strong>. 1930.<br />
Poesia.<br />
--o Poema. TI'. Carlos Sabat Ercasty. 5(30): 23, nOY./<strong>dic</strong>. 1930.<br />
Poesía.<br />
SURRACO. Carlos A.<br />
may./jun. 1927.<br />
Sobre ArquitectlJ.l'a contemporánea. 3(17): 21-22,<br />
Articulo.<br />
TAlVIAYO, Franz. J)e Franz Tamayo. 5(28): 66, mar./abr. 1930.<br />
Artículo.<br />
--o Frag·mentos. 4(21): 26, <strong>dic</strong>. 1928.<br />
Artículo.<br />
TKiTHO futurista sintético. 2 (13): 15-16, ago. 1926.<br />
Teatro.<br />
TESEO, por Eduardo J)ieste. Libros recibidos. 2(8): 35. noY. 1925.<br />
Artículo.<br />
'rIERRA honda, por Pedro 1~ealldro Ipuche. Libros recibidos. 1 (50): 12, 15<br />
juJ. 1924.<br />
Artículo.<br />
TORRE. Guillermo de..1dios a Barradas. 5(23): 2·4, mayo 1929.<br />
Artículo.<br />
--o Escollos tc.....rkos (Fragmentos de una conferenda) 2(15): 56, nOY./<strong>dic</strong>.<br />
1926.<br />
Articulo.<br />
--o Etchc ona. 2(12): 8-9, mar. 1926.<br />
Poesía.<br />
--o .Julio H('!'l'l'ra y Reissig. 5(28): 38-40, mar./abr. 1930.<br />
Articulo.<br />
r:\' autúgJ'afo de .Julio Herrera r Reissig a Carlos Re~-les. 5 (28): 67,<br />
mar./ab!'. 1930.<br />
Artículo.<br />
r:\' cuento de Giordano ;Y<br />
mayo 1929.<br />
tres maderas de Castellanos Balparda. 5 (23): 35,<br />
Cabo de tit.: Dos nueyos libros de la editorial "La Cruz <strong>del</strong> Sur."<br />
Artículo.<br />
r:\' gran descul)J'jmÍ
YEIN'l'E poemas (le atardecer y u ncanio de media noche, por Quinto<br />
Octavit, Bianchí. Libros recibidos. 3(16): 22, abr. 1927.<br />
Artículo.<br />
YERDIE, .Julio. 1 (4): 14, 30 jun. 1924.<br />
Artículo.<br />
VERDIE, Julio. .\pres minuit 1 (1): 10, 15 mayo 1924.<br />
Poesín.<br />
YIDA IIlllsical en I,(·ningrado. De nuestro corresponsal en Leningrado,<br />
NataJia Grosset. Esplanad'1. 5(25): 32, ago./set. 1929.<br />
Artíclll0.<br />
EL VIEJO PANCHO, seud., véase: Alonso y Trelles, José.<br />
VITURE:IRA, Cipriano Santiago. )Ielancolía. 2(11): 14, febo 1926.<br />
Poesia.<br />
,YELKER, Giselda. Canción de la herida ansiosa. Cam~ión para la hora<br />
triste. 5(32): 19, jul./ago. 1931.<br />
Poesia.<br />
WELKER, J. C. Despertar !lel arte nativo, <strong>dic</strong>. 1925. Suplemento. 2(1): 5.<br />
Artículo.<br />
__. Poemas <strong>del</strong> arrabal. Ejl Bandoneón. l~l Cafetín. 2 (13): 14, ago 1926.<br />
Poesia.<br />
X. Hablando con Morenza. Algo de lo que nos dijo sobre su estada en<br />
Rio. 4(19/20): 18-19, ene./feb. 1928.<br />
Artículo.<br />
. ----o Algo de lo que nos dijo sobre algunos escritores ln'asileros.<br />
4 f 21): 20-22, <strong>dic</strong>. 1928.<br />
ArtíCUlO.<br />
YUNQ1:E, Alvaro. Taherna a las 2 a/nl. 2(13): 19, ago. 1926.<br />
Poesía.<br />
ZARRILLI, Humberto. ;Julio SupervielIe. 5(30): 25, nov./<strong>dic</strong>. 1930.<br />
Artícnl0.<br />
_-o IJa )IlIJer eneinta. 1 (1): 8, 15 mayo 1924.<br />
PQegir~.<br />
'_. La Nitia <strong>del</strong> ralllo. 1(5): 4, 15 jul. 1924.<br />
Poesiu.<br />
ZA:Y'.ALA. l\lUNIZ. Jnstino. I)e Crónicas de la reja (noyela). 1 (3): 3-5,<br />
15 jun. 1924.<br />
Cu
Aspectos de :\IonteYideo. :EI Cordón al sur y los<br />
leum) p. 9.<br />
:::1 Mayo 1924.<br />
LA?\Ati. F. José Pedro Bellán (linoleum p. 5.<br />
--o )['lldonado. El Atrio ele la Iglesia (linoleum) p. 13.<br />
PASTOR. Eduardo Pahini (grabado) p. 2.<br />
--. Rafael Barret (grabado) p. 10.<br />
HEDUCCIOX para piano <strong>del</strong> "Triste" <strong>del</strong> poema "Campo" de Eduardo Fa.<br />
hini. p. 3<br />
15 Junio 19'24.<br />
BARLOCCO, D. :\lanuel Hosé (carátula) p. 7.<br />
La EXPOSICIO?\ de Manuel Rosé: :EI Yie,io molino; agua y piedra (fotografías)<br />
p. 7.<br />
LANAU, F. El Muelle )Iaciel de noche (linoleum) p. 11.<br />
PASTOh. Adolía. Zayala :\luniz (grabado) p. 2.<br />
30 .Tunir,; 1924.<br />
BE?\ITO. Heeuerdos d,il 1'arue L"rbano. Yprano de 1923·1924 (grabado)<br />
p. 13.<br />
CRAV01'TO. El Proyecto premiado de Cravotto: El Palacio Municipal. a<br />
vista de p,í,ial'o; IDI Palacio Municipal, visto de frente (fotografías) p. 3.<br />
LA?\AU, F..Juana de Tbarbourou ilinoleum) p. 5.<br />
15 .Julio 1924.<br />
BARLOCCO, D. Cúneo (grabado) p. 2.<br />
CUADR'-IS de Cúneo: Iglesia de :\Ialdonado; la Isla; la Hanchpría (fotografí~.5)<br />
p. 3.<br />
LA?\.\F. Federico. Hincón <strong>del</strong> Puerto de :\Iontevideo (linoleulll) p. 11.<br />
LA?\).,t. PASTOR Y FER?\ANDEZ y GO?\ZALEZ. Ildefonso P,'reda Val·<br />
dés (';1'a11ado) p. 5.<br />
31 Julio 1924.<br />
LA?\AT. F. El Ombú (linoleulll) p. 8.<br />
SA?\CHEZ, Florencia (grabado) p. 10.<br />
Octubro 1925.<br />
LANAU, F. :\Iontiel Ballesteros (grabado en madera) p. 5.<br />
--o :\lichelpna. (xilografía) p. 11.<br />
lVIICHELE?\A, Bernabé. Esculturas de Bernabé l\Iichelena: I~a Abuela;<br />
Talla en madera; Hetrato; Estudio. p. 10.<br />
SABAT, H. ClenlPnte EstaMe (grabado) p. 15.<br />
Xoviembre 1925.<br />
.-\RZ.-\Dl'M (autorretrato) P. 8.<br />
LA?\AU, F. ;J¡¡les SupenielJe (xilografía) p. 25.<br />
l\IENDEZ lVIAGARIÑOS, M. Jules Laforg'ue (madera) p. 19.<br />
PASTOR, Adolfo. Lautréamont. (xilografía) ]J. 11.<br />
SABAT. H. ;José Ingenieros (apunte) ]J. 2.<br />
Dic-iem bre 1925. (Su]Jlemento)<br />
LA?\Al', F. :EI Palacio Saho en construecíón (grabado en madera) p. 17.<br />
lVIENDEZ lVIAGARIÑOS, Melchor. I,as Comadres; La Mascota de doña Pan·<br />
chao p. 20.<br />
--o Paul :\Iorand (grabado) 1'. 27.
Diciembre 1925.<br />
CUNEO. Nicolás Jo'usco Sansone (apunte) P. 15.<br />
--o Tclémaco B. :\Iorales (apunte) p. 17.<br />
FUREST, G. Paul Valery (apunte) p. 30.<br />
LANAU, F. I,a Ola (madera) p. 11.<br />
l\IENDEZ lVIAGARIÑOS, l\I. PieI'l'e Louys (apunte) p. 32.<br />
l'ARRA DEI, RIEGO, Juan. (última fotografía <strong>del</strong> poeta antes de morir)<br />
p. 2.<br />
Enero 1926.<br />
BAZURHO (antorretrato) p. 14.<br />
l\IENDEZ MAGARIÑOS, MelcilOr. Niño al sol (madera) P. 17.<br />
PICASSO. Guillermo Apollinairc (dibujo) p. 2.<br />
Febrero 1926.<br />
lVlaría Clemencia. (grabado para "Los Negros") p. 5.<br />
lVIENDEZ l\IAGARIÑOS, Melcher. lVI. Alvaro Guillot lVIuñoz (grabado) p.24.<br />
SALGUEHO DE LA HANTY, Dardo. Pedro Figari; :\Iacedonio Fornández;<br />
Brandán Carafa. (estilizaciones) p. 15.<br />
URTA, Nicolás. Puertos (grabado) p. 9.<br />
Marzo 1926.<br />
BARRADAS. Lasplaces (dibujo)p. 2.<br />
BORGES, Norah. Rosa (dibujo) p. 11.<br />
CASAL, .Tulio J. (retrato) p. 12.<br />
GALLIEN, A. P. Guillermo de Tone (grabado) P. 8.<br />
LANAU, Federico. Vaz }
COSTETTI, G. IJanza Bl'anciforte (grabado) p. 4.<br />
MENDEZ lVIAGARIÑOS, lVIelchor. Carlos Gincci (grabado) p. 22.<br />
--o l~nrique Bustamante y BaUivián (grabado) p. 23.<br />
--o Don IJuis de Góngora y .\1'gote (xilografia) p. 12.<br />
--o Vieente Basso )[aglio. p. 15.<br />
Julio/Agosto 1927.<br />
lVIENDEZ l\IAGARIÑOS, l\Ie'cher. ;Jaimc L }Iorenza (xilografía) P. 12.<br />
EL SALON DE OTOÑO. Los Artistas premiados: .<br />
AGUERRE. Ricardo. (autorretrato)<br />
ARZADUlVI, Carmelo de. Paisaje <strong>del</strong> Tacuarí.<br />
"rENDEZ l\IAGARIÑOS, l\Ielchor. I_a Penca.<br />
l\IICHELENA. Bernabé. BUEto de Adolfo Pastor.<br />
VIERA, Petrona. Uetratos en el :iardín.<br />
Enero/Fellrero 1928.<br />
)L\G:HUÑOS rSHEH, Uenné (grabado) p. 17.<br />
--o (grabado) p. 33.<br />
}L\.TJSSfi (dibujos) p. 20·21.<br />
lVIENDEZ l\IAGARIÑOS, l\Ielchor. Dr. Luis ,Jiménez de .'\sÍla (grabado) p.3.<br />
--o Plo: ent Pels (grabado) IJ 22.<br />
--o Pusco Sansone (,grabada I p. 29.<br />
PENA. Antonio. Dps('pn'o de- la. Cruz (aguafuerte) p. 15.<br />
Dicie1l1 bre 1928.<br />
l\IENDEZ :\IAGARIÑOS. lVIelchor. .'\IE'goría<br />
--o Para pI otro yo (grabado) p. 12.<br />
(grabado) p. 27.<br />
PRIETO, Julio. Danza (aguafuerte). p. 19.<br />
--o El Guitanista (aguafuerte) p. 18.<br />
Enero 1929.<br />
BARRADAS (dibujos) p. 10·n.<br />
CASTELLS, Espantao de la osamenta; El Hombre guampio (dibujos) p.27.<br />
l\TENDEZ MAGARIÑOS. l\JeIchor. Sabat Ercasty (grabado) P. 15.<br />
Mayo 1929,<br />
BARBIERI. Pablo. CallPza de india; I,a Pecadora (esculturas) p. 30.<br />
--o }Iatel'nidad (dibujo) p. 31.<br />
BARRADAS (autorretrato) p. 6.<br />
MARIATEGUI (dibujo de Castagno) p.10.<br />
"TERIDA. Cardoza y .'\ragón (retrato) p. 20.<br />
BORGES 1m TOHH!E. Norah (dibujo) p. 16.<br />
lVIAGARIÑOS, Renée. }
Octubre/Noviembre 1929.<br />
BATLLE Y ORDOÑEZ. José (mascarilla) p. 19.<br />
BOURDELLE, Antonine. Heraldes;Vl l
N DIe E<br />
El aLltor de Ariel en Fronc ia antes de 1917 por Noel<br />
Salomon .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 7<br />
Sobre Roberto de los Correros 25<br />
Roberto de los Correros por Arturo Sergio Visco .... 27<br />
Alberto Zum Felde recuerdo o Roberto de los Correros 29<br />
Cortos de Roberto de los Correros o Edmundo Montagne<br />
Sobre Martín Fierro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47<br />
Tres apuntes sobre Martín Fierro por Arturo Sergio<br />
Visco 49<br />
Algunos aspectos <strong>del</strong> lenguaje gauchesco en Martín<br />
Fierro por Elido B. Mirando . . . . . . . . . . . . . . . . . 63<br />
El hombre de los ojotas 69<br />
El hombre de los ojotas (Uno experiencia de análisis<br />
colectivo) por Roberto ·1 báñez 7 T<br />
El hombre de los ojotas 72<br />
Lo perspectivo <strong>del</strong> relato en el episodio <strong>del</strong> hombre<br />
de los ojotas 75<br />
Efectos <strong>del</strong> contraste .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79<br />
Uno encarnación anónimo <strong>del</strong> ideal ortiguista ..... 82<br />
El silencio y lo muerte .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87<br />
Lo transfiguración 91<br />
Nuestro gratitud por los homenajes o Carlos Voz Ferreira<br />
en el primer centenario de su nacimiento<br />
por Soro Voz Ferreira de Echevorrío 97<br />
Actividad de lo Biblioteca Nocional 127<br />
In<strong>dic</strong>e analítico de "Lo Cruz <strong>del</strong> Sur" 137<br />
4 T
~¿-/889 óN - ¡"'IOl'l"N: 'dUJI