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dic. 1973 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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1montevideo


MINISTERIO DE EDUCACION y<br />

CULTURA<br />

Secretario de Estado:<br />

Prof. EDMUNDO NARANCIO<br />

BIBLIOTECA NACIONAL<br />

Director:<br />

Prof. ADOLFO SILVA DELGADO<br />

Carátula: Martha Restuccia<br />

Cuidado de la e<strong>dic</strong>ión: Alicia Casas de Barrán


REVISTA DE LA<br />

BIBLIOTECA<br />

NACIONAL


REVISTA DE LA<br />

BIBLIOTECA<br />

NACIONAL<br />

N9 7<br />

UICIEMBRE <strong>1973</strong><br />

MONTEVIDEO


EL AUTOR DE ARIEL EN<br />

ANTES DE 1917<br />

FRANCIA


El AUTOR DE ARIEL EN<br />

ANTES DE 1917<br />

FRANCIA<br />

por<br />

NotL SALOlVION<br />

Este trabajo fue publicado en el Bulletin hispaniqu'cl<br />

(Tomo LXXIII, 1971, Nos. 1 - 2, Burdeos,<br />

Francia).<br />

El autor, gentilmente, ha autorizado la publicación<br />

de la siguiente traducción realizada<br />

por la Prof. Elizabeth Larrañaga.<br />

Aricl, de José Enrique Rodó, fue ine1uído en el programa de la<br />

agregatura de español para el coneurso de 1971. Es decir, que en<br />

todas las Universidades francesas, desde noviembre de 1970 a junio<br />

de 1971, profesores y estudiantes franceses estudiaron detenidamente<br />

la obra mús eélebre <strong>del</strong> autor uruguayo. Es un justo homenaje que<br />

el hispanismo franeés ha rendido así, plenamente, al lVIaestro Pensador<br />

de todo un Continente. en el año <strong>del</strong> Centenario de su nacimiento.<br />

(1) Pero Francia nc' esperó a esta feeha para rendirle honores,<br />

puesto que en París existe un busto poderoso y sobrio <strong>del</strong><br />

escritor uruguayo en cuyo zóealo hay esta simple inscripción dirigida<br />

haeia el visitante: "Jos{~ Enrique Rodó, prosista, 1871-1917".<br />

Al ver ésto uno se puede- plautear legítimamente la pregunta de<br />

saber cuúndo J' eómo Arie! ]]egó a conocimiento de los hispanistas<br />

v de los estudiantes franceses. Como veremos. el interés de los his­<br />

])anistas de nuestro país por A riel y por su autor no es una novedad.<br />

Corresponde a una traclieiún. Nuestro propósito es proporcionar<br />

alg'ulloS elementos sobre los orÍ!!:enes de dieha tra<strong>dic</strong>ión basándonos<br />

pI~incipaIll1ellte en cartas qHe- flan sido conservaclas en el Archivo<br />

:Rodó de la Biblioteea Nacjollal <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong> - Montevideo. (2)<br />

(1/ Alberta ZUlll Felde, eil Proceso intelectual <strong>del</strong> Lrug¡¡ay, Ed. Claridad<br />

.. :\lonteYideo, 1944, p. 225, "bica el nacimiento de Rodó en 1872. otros<br />

erit;cos jo han repetido. Hoberto Ibáñez, al presentar en la ¡,xposición<br />

Oril!;ina1es r documentos de ,José Enrique Holló (Teatro Salís,<br />

Montevicleo. 19 de <strong>dic</strong>:ieIul>re de 1947)<br />

el acta de bautismo <strong>del</strong> escritor<br />

(5 üct'Ibre 'de 1(71) na proporcionado una pieza decisiva; es en 1e71<br />

,iue 118.ci6 Rodó. Una fuente de error está, en Rugo D. Barbagelata<br />

v Ventura García Calderón, Hevue hispanic¡ue, Paris-New York, t. 40.<br />

inl? !J. 485. -<br />

(2) Deseamos agradecer al Sr. Trillo Pays Director de la Biblioteca Nacional<br />

de :Montevideo Y al Sr. Arturo Sergio Yisca, Director <strong>del</strong> Dep:utamc'l'.to<br />

de Investigaciones, quienes nos dieron todas las facilidad,,:;<br />

p:'.1"a consulta:' los documentos <strong>del</strong> Archivo Rodó. Sin el Sr. A.<br />

S. Visea Y sus abne,:;ad'J3 colaboradores no hubiéramos podido empr(:!ld0~"<br />

este (>stltc1io.<br />

-9


Si se considera la acogida que tUYO A riel en Allll'Kica Latiwl i11­<br />

mediatamente después de su publieaeiólL se puede pensar que la (~olonia<br />

latinoamericana de París. lllm- adinl inteledualmente y siempre<br />

al acecho, eonoció el libro llla;l ifiesto mllY temprano, entre los<br />

años 1900 y 1905. En ese mOllH'nt o, se eneontraban en la eapilal<br />

francesa entre otros hispanoalllerieanos. el guatemalteeo Enrique Gómez<br />

Carrillo, quien fue el guía de R uben Darío cllando l~ste pasó por<br />

Francia(3) ; el cubano Enrique Pilleyro, erítieo muy apreciado por<br />

su amigo el hispanista franc0s J:\Ior·d- Fatio {ellos se habían conocido<br />

en casa <strong>del</strong> poeta frallco-cubmlO .J os,: María de IIeredia) (4): el cnbano<br />

Emilio Bobadilla, que yiYió en París en 1895 a 1909 y que<br />

en su novela ..:1 fllego lento (Barcelona, 1~)(J:3), describió la vida de los<br />

hispanoamerieanos en las m'i]]as <strong>del</strong> Sena: e! poeta argentino Angel<br />

Estrada (;)), que enviaba crónicas a B llenos Aires (nna de las cuales<br />

concierne a .José María de Beredia y había aparecido en el diario<br />

de Buenos Aires <strong>del</strong> 5 de octubre de 190;)). Si nos atenemos al testimonio<br />

de Ruben Daría, habría sido difíeil para estos hispanoamericanos<br />

penetrar en el mundo literario parisino (d. La caravana pas.a,<br />

en Obras Completas, IIT, p. 7GG). Pero París disponía en ese entonces<br />

de des poderosas editoriales en lengna ('spaüola: Garniel' lInos.<br />

v BOl/ret. alrededor de las cmdes gnlvitaban varios intelectuales de<br />

España ;, de América. Hubiera si~1o raro, que en estos medios no<br />

se hubiera conocido enseguic11t nna obra (~01ll0 la de Rodó que tenía<br />

tanta resonancia en Amériea.<br />

Sin embargo, tal como l(¡ atestiguan llUnH'l'OSaS eartas cOllsernídas<br />

en el Archiyo Rodó de la Biblictec:a Xaeional de :Uontevideo (la<br />

gran mayoría de pUllO y letra de Hugo l), Barbagelata) es recién a<br />

partir de lUO!!, que una eaS


Mcntevideo. Sr. D..JosÚ Elll'ique Rodó. catedrático de literatunl<br />

en la F Ilin'rsidad. ('aJIe- P&rez Castellanos 120.<br />

El fin de la Sociedad dc cOJ'l'espondcncia hispánica no era solamente<br />

reeibir para la revista estudios y erónicas eruditas concernientes<br />

a la historia y a la literatura de todos los países de lengua<br />

española o portugnesa (lo que eontinúa haciendo, 71 años después el<br />

Bulletin hispa 11 iqlle J. sino tambiéu de reeibir libros y otras publicaciones<br />

(7). Se puede su poner entomes, que desde 1900 Rodó, muy<br />

interesado (-n haeer eonoeer A ,'iel eu toda América y en España, homenajeó<br />

cou un libro a la Sociedad de Correspondencia hispánica.<br />

i Fue eutouces que Georges ('irot leyó el libro '? No lo podemos afirmar,<br />

pues no se eneontró la primera e<strong>dic</strong>ión de Aricl eu los archivos<br />

('irot de la Biblioteea <strong>del</strong> Instituto de Estudios ibérieos e hiberoame­<br />

Ticemos de Ja Universidad de Bordeaux. No figura tampoco en la lista<br />

de obras reeibidas y publicadas por el Bltllctin hispanique en 1900­<br />

1901. Pero seguramente Geoq,l'es ('irot leyó ,Ariel eu ese momento o<br />

más tarde, pues él mismo nos lo <strong>dic</strong>e en un informe publicado en<br />

1940 donde, después de habel' recordado precisamente que el nombre<br />

de Rodó füntra en la lista de lniembros de la ,Sociedad de Correspondeneia<br />

i¡ispú 11 iCI( publicada en 1809, él escribía:<br />

Rodó. .. OC:llpa 1ill gran lugar eu la historia de la ideolo­<br />

~da sudamericaua... Yo había leído dos de los tres volú­<br />

;'nenes ele La vida ¡lIIe/'u: El qlte vendrá, La novela, nueva,<br />

que eonstituyeu el primero 1897); Ariel, que es el tercero<br />

(1900) ... (8).<br />

En todo caso, podemos afirmar qne a más tardar eu 1908. Ariel<br />

era eouocido por los hispanistas frauceses y su autor era considerado<br />

por ellos eomo UIlO ele los representautes mús eminentes de la<br />

literatura americana. La prm·ba, la tenemos en una carta que pudimos<br />

leer en el Al'ehiyo Hoel6, f('ehaela el 19 de mayo de 1908,<br />

<strong>del</strong> profesor Martinellehe d" la Sorboua, en la que atestigua que<br />

había tenido el libro eu sns mauos. Esta carta muestra también<br />

que en la Faeultacl ele Letras ele Boreleaux y muy particularmente<br />

en el B u!lelin llÍspu iI iq ue de Georges Cirot estabau rea1meute dispuestos<br />

a publiear una cróniea sübre el maestro uruguayo. El autor de<br />

esta carta es ('hades Leseas, en ese entonces joveu estudiante atraído<br />

(7)<br />

(8)<br />

CL Bulletin hispanique, t. 1, 1899, p. VII: "La Sociedad no exige cuota<br />

alguna a los Señores Correspondientes. No les pide sino que sean<br />

sus colahoradores. Acageré con placer cuantos datos se le comuniquen<br />

relativo;> a descubrimientcs y trabajos de todas clases, concernientes<br />

a iR arqueología. la h!stCl'ia. y el arte de Portugal y de los paÍSes<br />

cl8 lengua española o portuguesa. Estas comunicaciones se insertanin<br />

regularmente en el Dületín hispánico. La sociedad estimará espedalultnte<br />

que los Señeres correspondientes le indiquen todas las<br />

Sucied8des, Academias arqueológicas, literarias, artísticas, Revisms y<br />

puhlicadones que conozcan y que le envíen libros, mapas, fotografías,<br />

el, bujos, calcos de ]úpielas y monedas, recortes de perió<strong>dic</strong>os<br />

can SU$ obsprvacione3 soJoIE' el particular que contengan, y en fin<br />

cuanto pueda contribuir al más completo éxito de sus estudios".<br />

eL Georges Cirot. en "Compt,3 renclu" <strong>del</strong> estudio de G. Zaldumbide,<br />

)Iontaivo ~. Hodó, Bulletin hisl.anique, t. XLII, 403, p. 263-265.<br />

-11


por la literatura (escribía cüPlltos) y la nltwa literaria quien, en<br />

ocasión de un viaje por el Río de la Plata, pudo encontrar a Rodó<br />

en Montevideo, a quien sns padrcs conoeían (!)).<br />

Algún tiempo después elc su retorno a París, Charles Lescas dirigió<br />

una misiva al domicilio <strong>del</strong> maestro Ul'l¡g:uayo: Cerrito 102 A.<br />

Esta carta está afectada con el XC! 278;,)1 en el Archivo Rodó. Fue<br />

expedida por el vapor Avon, vía Lisboa y franqueada con la efigie<br />

de la Sembradora -tiempo feliz!- a 25 céntimos de franco francés.<br />

Esta carta tiene para nosotros Ull gran interés -interés ele orden<br />

afectivo entre otros, ya que ella trata elel B ulle/in hispanique-. Es<br />

por eso que nosotros publicamos este inédito. He aquí el texto:<br />

Distinguido señor ~-<br />

mn igo,<br />

Hace mucho tiempo (lue hubiera debido escribirle y casi tengo<br />

vergüenza de hacerlo tan tarde. Sin embargo espero que<br />

Ud. me disculpará pore¡ ue ya debe suponer cómo tiéue su<br />

tiempo tomado un P¡:risién que ha estado lejos de su ciudad<br />

durante cuatro meses. A mi lleg'ada me encoutré muy atrasado<br />

para mis estudios, ~- tuve ~Iue reUlperar el tiemlJo perdido.<br />

En fin, ahora empiezo a poder llevar una vida normal<br />

y aprovecho para es...ribirle en seguida, para decirle qué grato<br />

recuerdo conservo df' los ratos que pasé en sn compañía,<br />

y también para anuncial"1e algunas uoticias que le podrán<br />

interesar.<br />

He visto varias veces al scüor l\Iartinenche. Con él conversamos<br />

<strong>del</strong> movimiento literario en la Amériea Latina y por<br />

consiguiente de r d. que todos los ,. Hispanistas" consideran<br />

aquí como uno de los prineipales representantes de ese movimiento.<br />

El seüor l\Iartinenehc piensa escribir durante las vacaciones<br />

unos cuantos artículos aecrca de los escritores <strong>Uruguay</strong>os y<br />

Argentinos. lVle dijo que no tiene: Ariel.: él lo ha leído<br />

porque alguien se lo prestó, pero creo qne quisiera leerlo<br />

de nuevo y que estaría muy eontento si Ud. le mandase un<br />

ejemplar de ]a edieión nueva.<br />

Con este propósito le aconsejo de dirigirle los libros a sn domicilio:<br />

6 TIue Léon Cogniet y no a la Sorbona; el libro que<br />

Ud. le mandó mientras mi estac1ía en Montevideo no le llegó;<br />

me encargó de decirle que si lo hubiese recibido ya tendría<br />

Ud. una contestación agrac1eeiéndo]e por su envío.<br />

Ahora, otra noticia: llace mws cuantos días estaba vo almorzando<br />

con un profesor de la Faeultacl de Letras de' Burdeos,<br />

y le hablaba de mi viaje y naturalmente de Ud. "Lo que me<br />

<strong>dic</strong>e Ud. es lllUy interesante, me dijo él ; Ud. debiera de escribir<br />

algo. un retrato <strong>del</strong> Seiior Hadó, por ejelnplo, una<br />

especie de entrevista con él, en la cual Ud. daría sus ideas<br />

(9) El nmílb!'e Lesca o Lesca;; es un nombre meridional francés. Una<br />

fami!ifl. Lesca contribuyó al desarrollo de los "saladeros" uruguayos<br />

en la ~egunda mitad <strong>del</strong> Siglo XIX. Sobre la contribución francesa<br />

a la formación sociológica <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong> ver Jacques Duprey. Via,ie<br />

a los orígenes t"rancpses <strong>del</strong> Fl'ugllay. Montevideo, 1952.<br />

12


sobre la literatura americana en o'eneral y donde r d. hablaría<br />

de la suya en particular". T~ngo m{ amigc, siguió, que<br />

estaría muy contento de tener un artículo de ese género para<br />

publicarlo en el: "Bnlletin hispaniqlle" de Burdeos que él<br />

dirige. Hablaba <strong>del</strong> Señor Cirot, l)1'ofesor de literatura española<br />

en la Facultad de Burdeos. Yo le contesté <strong>dic</strong>iéndole<br />

que la idea me gustaba mucho, que trataría de escribir algo<br />

que fuese digno <strong>del</strong> asunto y que por eso antes quería escribirle<br />

a TId. a fin de que me pudiera ayudar por una carta<br />

si es posible y también leer"Ariel" que igualmente gle podría<br />

inspirar algunas ideas para semejante artículo.<br />

He aquí todas las noticias que le pueden interesar. Yo llevo<br />

en París una vida muy agitada y muy ocupada. Voy a dar<br />

mi examen el mes que viene; se puede decir casi que estoy<br />

en los últimos días de preparación y no me queda mucho<br />

tiempo para escribir cuentos como yo lo quisiera. Sin embargo<br />

no me faltan proyectos y puesto que Ud. fue bastante<br />

bueno para decirme en el momento de la despedida que le<br />

comunique mis "impresiones literarias", me propongo escribirle<br />

con respecto a este asunto 1)01' un próximo correo. Por<br />

este mismo correo le envío dos cuentos Clue escribí hace mucho<br />

tiempo: tengo otros que tal vez no serán mejores que<br />

estos dos, pero que me gustan más. Desgraciadamente no poseo<br />

más que los manuscritos, pero pienso hacerlos copiar con<br />

la máquina y entonces se los enviaré.<br />

No desespero de verle a r d. por ésta, algún día. En todo caso,<br />

aguardo su contestación con impaciencia y también ArieL ..<br />

Espero que U d. esté bien y su familia igualmente. Rinda mis<br />

homenajes a su señora madre y a su señorita hermana y clisponga<br />

de su amigo sincero y respetuoso,<br />

Charles Lescas<br />

Viernes 19 de :ilIayo OS<br />

JYIis padres me encargan de darle sus recuerdos (10) .<br />

Después de leer esta carta, uno puede preguntarse en qué momento<br />

Ariel fue traducido al francés. Parece ser que hubo que esperar<br />

bastante tiempo a pesar <strong>del</strong> interés que los hispanistas franceses<br />

de antes de 1910 tenían 1)01' Ariel y su autor -al menos a partir<br />

de 1908. como lo prueba la carta reproducida arriba. ...~ partir de<br />

1!)0!). tal como lo atestigua la correspondencia consel"'v-ada en el Archiyo<br />

Rodó de la Biblioteca Nacional de :illonteyideo, el uruguayo<br />

Hngo D. Barbagelata emprendió una seria negociación con la casa<br />

Ollendorff. 50. Chanssée d' Antill. Paris. IXe. en Tistas de obtener<br />

que se editase' al maestro de su l;aís. L~s neg'ociaciones, ya sea indirectas,<br />

o directas, entre el escritor y la casa l)arisina no tlwieron<br />

nunca resultado. a pesar de que ellas parecen haber durado desde<br />

(lO! ."rclliyo Rodó, B. No l\IonteYideo, n Secc. Corresp. Serie: n. Un: 27.<br />

13


1909 hasta 1914(11). Se puede pensar que el interés <strong>del</strong> editor fr~1llcés<br />

fue estimulado por la I)l'esencia en París de lo que se conymo<br />

en llamar "el grupo de 1910-] 914", es decir, la nueva constelación<br />

de jóvenes escritores hispano-americanos que se instalaron en París<br />

en los años que precedieron inmediatamente a la 1? Guerra Mundial:<br />

los peruanos Francisco y Ventura García Calderón (12), Francisco<br />

Contreras(13), el boliviano AIcides Arguedas (14), el venezolano<br />

Rufino Blanco Fombona(15), el argentino Leopoldo Lugones(16 ,<br />

etc. Si el escritor mismo se puso en contacto directo por carta con<br />

el editor Ollelldorff(17), otros y principalmente Hugo D. Barbagelata,<br />

mediaron por él ante el editor parisino(1S). Pero la casa Ollen-<br />

(11~ Hodó f·scribió a la llbre"ír, Ollendorí'f el 14 de agosto de 1909 Cf.<br />

ArchiVe' Rodó, 13. N. Montevideo, carta de Lucas Tomás Gibbes. rlirf'dor<br />

llterario y financi"?l'o de la sección de Lengua española eie la<br />

casa edilora, a Rodó, de fecha 23 de setimbre de 1909: "Muy distinguido<br />

sfOñor mío: Tuve (,; gusto de recibir su carta <strong>del</strong> 14 <strong>del</strong> pasa,lo<br />

m(,3 y me apresuro a confirmarle que esta casa se ocupara con<br />

SUi'JO t:rado de la publicftción de su obra (siguen las explicaciones<br />

de pl'eeicé: y honorarios) ... Tirada inicial 3.000 ejemplares no 5.000<br />

CO~i~O l'."ted desea, porquI' conservamos los moldes<br />

cuales nos permiten nuevas reimpresiones si fuese<br />

de fun<strong>dic</strong>ión<br />

necesario.<br />

los<br />

"Por lo que respecta :l la seriedad de esta casa, puede Ud. tomar<br />

informes en la casa de les señores 13arreiro y Ramos nuestros amigos<br />

y representantes en ésa.<br />

"Ahora bien, esperamos que en lo sucesivo seremos sus editores<br />

exclusivos pues esta casa tiene interés especial en favorecer los escritores<br />

sud-americanos que como Ud. honran las letras castellanas.<br />

"Esperamos pues su contestación para emprender enseguida esa redacci6n.<br />

Le remitimos por correo una obra que servirá de tipo como<br />

form a· y presentación".<br />

Es probable que la carta de Rodó esté en los A.rchivos de la casa<br />

OllendorfL que hoy los posee la casa Albín lVIichel.<br />

Veremos enseguida que en 1914 la casa Ollendorff hacía todavía<br />

proposiciones a Rodó.<br />

(12) De París escribían a Rodó. Cf. Archivo Rodó, B. N. Montevideo.<br />

De Francisco García Calderón quien tenía un cargo en la Legación<br />

de Perú en Francia: cartas <strong>del</strong> 12 de febrero 1910; 15 de noviembre<br />

1910; 6 setiembre 1911; 12 octubre 1911; 20 noviembre 1911; 30 noviembre<br />

1911; 12 <strong>dic</strong>iembre 1911; 22 mayo 1912; 19 junio 1912. Se<br />

sabe que en Paris Francisco García Calderón lanzó la Relista de<br />

,-\mérica. No parece que Ventura García Calderón hava escrito tanto<br />

a Rodó. Nosotros no hemos encontrado nada más 'que dos cartas<br />

dirigidas a él desde París: 27 de <strong>dic</strong>iembre 1916 y 31 de <strong>dic</strong>iembre<br />

1916.<br />

(13) Francisco Contreras publicaba Crónicas en el :Uercnre de France,<br />

revista que deba un lugar importante a las cartas hispano-americanas<br />

(cL tesis de Liliana Samurovic, "Cartas hispano-americanas al<br />

lVIercure de France" (1897-1915). En una carta <strong>del</strong> 10 de ahrl de<br />

1902 promete a Rodó consagrar una crónica al :)lirador de Próspero<br />

que él acaba de recibir (cf. Archivo Rodó, Ser: 11. Un. 18).<br />

(14) Aleides Arguedas fue destacado en París como segundo secretario<br />

de la Legación boliviana para Francia e Inglaterra en la primavera<br />

de 1910. CL Archivo Rodó, B. N. Montevideo: carta de La Paz, 9<br />

de abril de 1910.<br />

(15) Cartas a Rodó de París <strong>del</strong> 3 de setiembre de 1912:<br />

1913, 18 de marzo de 1913; 10 de julio de 1913. .<br />

17 de enero de<br />

(16) Carta de Lugones a Rodó "", París con encabezamiento de la Revista<br />

sud-americana <strong>del</strong> 29 de enero de 1914.<br />

(17) Vide supra, p. 17, n. 11.<br />

(18) El inte"'¿s de la casa Oilendorff por la joven generación de escrico­<br />

¡'es hispano-americanos Y de algunos españoles era grande y algu-<br />

14 -


dorff, temiendo que el interés por Aricl a menudo reeditado que databa<br />

de 1908, se agotase, se interesó sebre todo en la nueva obra de<br />

Rodó: JIotivos de Proteo (1909). Parece ser que la casa Ollendorff<br />

no pensó en una ree<strong>dic</strong>ión de Ariel, saho en el seno de las Obras<br />

Completas (19). Se trataba de una e<strong>dic</strong>ión en lengua española y no<br />

de una traducción publicada 1)01' la casa Ollenc1orff para uso <strong>del</strong><br />

público francés. La especialidad ele esta casa era, por otra parte,<br />

hacer a la inversa, es decir, publicar en español eDras traducidas <strong>del</strong><br />

francés (20). Según los informes de los cuales nosotros disponemos,<br />

fue principalmente el escritor ,Tules Supervielle quien se ocupó de<br />

obtener U11a traducción de Ariel. El mismo, en la revista La poetique<br />

-ele agosto/setiembre 1909- había publicado La parábola <strong>del</strong> ni110,<br />

traducción <strong>del</strong> OCtilVO capítulo ele Motivos de Proteo. Le pidió a Hé­<br />

1"811e que tradujera el conjunto de esta obra (21). Pero Hérelle le<br />

nos incitaron a Rodó a dirigirse a ella. De Méjico. el 2 de febrero<br />

de 1910, Pedro Henríquez Ureña le sugería una e<strong>dic</strong>ión con el editor<br />

parisinc (cf. Archivo Rodó, B. N. 1\Iontevideo Ser: n. Un: 34).<br />

Pero de París fUe de donde llegaron las exhortaciones más numerosas<br />

y más vehementes Cf. carta de Pompeyo Gener a RoCió, de<br />

fecha 6 de setiembre de 1909: "He hablado de Ud. como Ud. se merece<br />

al secretario general de <strong>dic</strong>ha casa (Ollendorff) que ahora edita<br />

obras en Español, y después de las gestiones necesarias ha quedado<br />

convenido que queda Ud. admitido como autor de la casa: de<br />

modo que toda obra que Ud. les remita será impresa y editada por<br />

la sodedad, y extendida por toda la Península ibérica y por todas<br />

las naciones de la América Latina (siguen las con<strong>dic</strong>iones de la renumeración<br />

ofrecidas al autorí. Lo he propuesto por lo mucho que<br />

me ha gustado Su libro de Ud. (se trata de )Iotivos de Prote... ) Y<br />

creyendo qUé- así será Ud. más leído que editado en Montevideo"<br />

(Archivo Rodó, B. N. Montevideo, Ser: n. Un: 9 (32).<br />

Por otra parte san numerosas las cartas de Hugo D. Barbagelata<br />

con moti.vo de las negociaciones que él realizó con la casa Ollr-ndorff<br />

en 1909: 2 de agosto de 1909 (de Florencia): 12 de octuhre de<br />

1909 (de París); 19 de noviembre de 1909 (París); 13 de <strong>dic</strong>iembre<br />

de 1909, dirigida a Hugo D. Barbagelata, estimaba que no podía<br />

aceptar las "con<strong>dic</strong>iones leónicas" de la casa parísina (cL Epistolario<br />

recogido por Hugo D. Barbagelata, París. 1921).<br />

(9) El Archivo Rodó de la Biblioteca Nacional de Montevideo guarda<br />

una carta <strong>del</strong> 11 de mayo de 1914 con encabezamiento de la "Librería<br />

Ollendoríf" que tiene mucho int"rés. pues muestra que en<br />

esta fecha -contrariamentE: a lo qUe podría pensarse chdo el fracaso<br />

de las negociaciones <strong>del</strong> otoño de 1909- las relaciones entre<br />

esta casa Y Rodó no estaban rotas. La carta revela también el<br />

"valor comercíal" <strong>del</strong> escritor uruguayo en 1914. Creemos que será<br />

útil reproducirla:<br />

"París, 11 de mayo de 1914. José Emique Rodó. Dispuestos a<br />

hacer una nuen. e<strong>dic</strong>ión de todas sus obras. Derechos de autor:<br />

10 % por ejemplar vendido durante toda su vida y cincuenta años<br />

después de su muerte a sus herederos. Liquidación semestral. Dividir<br />

"El l\Iirador ele Próspero" en dos volúmenes porque la edi_<br />

ción no tiene elr"gancia. También editaría cualquiera de sus obras<br />

aisladamente, E·xcepciól1 hecha de "Ariel" por haber sido editado<br />

muchas veces. Sin embargo ,este libro se incluiría en las obras<br />

completas".<br />

(20) Cf. Jean-Francois Botrel, op. cit.<br />

(211 CL carta de hIles SupervieHe a Rodó de fecha 22 de agosto de<br />

1909: Querido maestro y amigo. Acabo je publicar en "La Poética"<br />

una traducción de uno de los pasajes de su admirable "Mot i .­<br />

vos de Proteo". Experimenté un inmenso placer en escribir esta<br />

pequeña traducdón, y sólo este placer puecle excusar mi a udaría<br />

de realizar esta tarea tan audaz.<br />

- 15


espondió, que habiendo estado muy enfermo, no podía emprender<br />

tal trabajo. .Jules Superviellc: buscó entonces otro traductor digno<br />

de Rodó. He aquí la carta <strong>del</strong> 8 de octubre de 1909 donde el escritor<br />

franco-uruguayo, hablando de su admiración por el maestro de<br />

Montevideo, exponía sus gestiones:<br />

Querido señor.<br />

amigo:<br />

8 de octubre, 1909.<br />

Acabo de recibir vuestra bondadosa carta y me apuro a contestarle<br />

acerca de la traducción de su "lVlotivos de Proteo".<br />

Hérelle quien no había aún recibido vuestro libro, anum'iado<br />

por mí en una carta, me respondió, que habiendo estado lllUY<br />

enfermo, no podía emprender un nuevo trabajo de traduceiÓn.<br />

No obstante yo le envié vuestro voll1lnen para que tomara conoeimiento<br />

ele él pues yo tenía gran interés en que él lo leyese.<br />

Es un placer tan grande el de hacer conocer una obra eomo<br />

la vuestra, bella, fuerte, generosa! Se ha <strong>dic</strong>ho que ;'nada<br />

nos dú mús placer que haeer el bien". Yo creo que se podía<br />

decir que nada nos da mús placer que hacer conocer un hermoso<br />

libro y esto se aplica tanto mús al vuestro que, al mismo<br />

tiempo que una magnífica obra de arte es también una<br />

buena aeeión.<br />

Como el estado de salud de Hérelle no le permite tradueir<br />

vuestros ;; lVlotivos" voy a dirigirme a otro escritor mncho<br />

menos conocido que Hérelle, es verdad, pero muy artista y<br />

que eonoce muy bien el español. Será un placer para mí tenerlo<br />

al corriente de mis g'estiones.<br />

Sin otro particular, me despido, haeiéndole llegar a 1Jd., querido<br />

seiíor y amigo, mi afectuosa admiración<br />

Vuestro afeetísimo servidor<br />

Julcs 8upcrvielle<br />

Como bien se ve en esta earta, J ules Supervielle no pensaba aún<br />

en una tradueeión ele A.Fiel. Toda su ateneión estaba concentrada en<br />

16 -<br />

lIlé enteré hace pocos dias, que Hérelle, el traductor de Annunzio<br />

de quien me había <strong>dic</strong>ho (lUe estaba muerto. está en perfecto<br />

estado de salud en Bayona, ~n los Pirineos. Yo voy a es{:ribirle<br />

para pedirle que traduzca vuestro libro que yo le enviaré.<br />

Si Ud. lo permite, publicaré también uno o dos fragmentos de<br />

"Proteo" en "La Poética" donde también debo haeer anarecer una<br />

traducción <strong>del</strong> "Oracao ao paó" de Guerra Junqueiro;'. (Archivo<br />

Rodó, B. N. Montevideo, Ser: n. Un: 9/31) (El texto de esta<br />

cana ha sido publicado por Roberto Ibáñez en ":!"uentes", Organo<br />

<strong>del</strong> Instituto Nacional d', Investigaciones y Archivos Litemrios,<br />

N9 1, Mont,wideo, 1961).<br />

PareCe (!ue el proyecto de traducción al francés de }Iotivos de<br />

Proteo -comunicado por Rodó- despertó interés en América <strong>del</strong><br />

Sur. En una carta escrita en Santiago de Chile, el 25 de setiembre<br />

de 1909. Emilio Vaisse felicita a Rodó por la versión que está haciendo<br />

Hérel1e (sic) y le pregunta si pueda dar la noticia (Archivo<br />

Rodó, Ser. n. Ur¡: 81). La Nación de Buenos Aires anunció el<br />

proyeci.o de traducción a sus lectores (cr. C8rtll de José Maria Serrano,<br />

quien escribió desdE- Madrid, <strong>dic</strong>iendo que había leido esta<br />

noticia en el diario argentino. Archivo Rodó, Ser: n. Un: 101).


la obra que acababa de publicarse: Jlotivos ele Proteo. Fue necesario,<br />

parecería, esperar varios años para que el "Pequeño libro<br />

azul" que tantos ecos había levantado en A.mérica Latina, fuera propuesto<br />

a la lectura de nuestros compatriotas en su propia lengua. Sin<br />

embargo ya había antecedentes; el primero, en 1912, dos años antes<br />

que el mismo fenómeno se produjera en San José de Costa Rica (22),<br />

la publicación en lengua española se produjo en París en una revista<br />

titulada A.riel, dirigida por Alejandro Sux y se definía como "revista<br />

de arte libre". En 1918, Francis de :riIiomandre, traductor de<br />

talento, publicaba en la capital francesa, Páginas escogidas <strong>del</strong> escritor<br />

uruguayo (d. Rodríguez lVlonegal, op., cit., p. 1;326). Un fragmente-<br />

<strong>del</strong> Ariel de Rodó, traducido al francés 1)01' .J. F. J uge, ya<br />

había aparecido en el Boletín ele la Biblioteca americana, París, noviembre<br />

de 1913, cuando el 20 de junio de 1914 Jules Supervielle<br />

anunció a Rodó la próxima publicación de una traducción completa<br />

de A.riel, editada bajo los l\.uspicios de la "A.grupación de Universidades<br />

y Escuelas Superiores Francesas". Supervielle se excusaba de]<br />

retraso de esta publicación debido a la enfermedad <strong>del</strong> traductor. La<br />

"Agrupación" que durante largos años jugó un rol extremadamente<br />

importante para tejer los lazos entre la Universidad Francesa y América<br />

Latina, comenzó de cierta forma a realizar el trabajo de propaganda<br />

"latina" que había efectuado para los estudiantes de Méjico<br />

la "Escuela Nacional Preparatoria en 1908"(23). La traducción<br />

hecha bajo los auspicios de la "Agrupación" no es mencionada por<br />

Emir Rodríguez lVlonegal en su lista de traducciones francesas de<br />

Rodó (24), pero parecería qne no se puede dudar de su existencia<br />

si nos atenemos a los términos de la carta de Jules Supervielle(25).<br />

Es probable que el traductor fuera J. F. Juge, porque una carta de<br />

Hugo D. Barbagelata fechada el 19 ele julio de 1914, escrita no ya<br />

en París, sino en lVlontevideo, donde el joven estudiante IUl;..bía vuelto<br />

por algunos meses, nos incita a ello.<br />

Hugo D. Barbagelata, al mismo tiempo que retrasmite a Rodó<br />

los saludos que le han enviado por carta Alcides l\.rguedes y Francisco<br />

García Calderón, expresa su alegría al enterarse que en un<br />

diario se hacía referencia a la traducción de Ariel hecha por J uge (26) .<br />

Si no se tratara de la traducción <strong>del</strong> fragmento de An:el aparecida<br />

en noviembre de 1913. -la fecha en la cual escribe HuQ.'o D. Barbagelata<br />

nos hace duda~'- aparentemente se trata de Ul~á traducción<br />

g'lobal <strong>del</strong> libro. Pero ..:-iriel no fue solamente traducido en Francia<br />

~n 1914. En París, en este mismo año, un editor que no era üllendorff<br />

se preparaba a publicar el texto español junto con los ensayos<br />

(22) En junio de 1914, Rodó escribió un prólogo titulado "El nuevo Ariel"<br />

para la Revista Ariel de San José. eL Obras completas, Ed. Aguilar,<br />

p. 1597.<br />

(23) Porfirio Parra, director de "La Escuela 1\ol'lual Preparatoria" de<br />

l\Iéjico, hizo imprimir Ariel y organizó su difusión pedagógica. CL<br />

Archiyo Rodó, Cartas <strong>del</strong> 29 de setiembre de 1908 y 13 de enero de<br />

1909.<br />

(24) Ob, Cit.. ]J. 1525.<br />

(25) CL ArchiYo Rodó. D. l\. Montevideo, Ser: n. Un: 43. En la misma<br />

carta Jules Supervieile anuncia también como próxima la publicación¡](c'<br />

la traducción de Motivos de Proteo.<br />

(26) Archivo Rodó, B. 1\. Montevideo.<br />

-17


de Rodó sobre J!ol/talco, Bolívar. Rubcl/ Daría U Liberalismo y Jacoliismo,<br />

bajo el título de Cinco el/sayos: era la Yieja casa Garniel'<br />

Hnos. quicn se había interesado en el mercado de la lengua españ.ola<br />

antes que Ollendorff.<br />

En efecto. el Archiyo Rodó de la Biblioteca Nacional de lVlonte­<br />

Yideo, conserya una carta de "Garniel' Hnos." <strong>del</strong> 12 de julio de<br />

1914, en la cual, desde París, pide Rodó los nombres y las direcciones<br />

de sus amigos para enYiar1es su obra Cinco ensayos que estaba<br />

a punto de ser publicada(27). Es eYidente que a partir de agosto de<br />

1914, el sentimiento de latinidad expresado en Ariel, tomó en Francia,<br />

en el contcxto de la guerra franco-alemana, un sentido de Yiya<br />

actualidad. Ya en 1909, cuando Anatole France pasó por l\Ionteyideo,<br />

Rodó había expresado la idea que Francia era la suprema flor<br />

de la "ciYilización latina", generosa y consagrada al ideal, opuesta<br />

a la fuerza brutal y a la mentalidad utilitarista:<br />

Vemos en ella la suprema florescencia de esta alma latina que<br />

yela, los siglos, sobre el mundo, para mantener, sobre los desbordes<br />

de la fuerza y sobre los incentiyes de la utilidad. la<br />

enseña au¡:wsta <strong>del</strong> i~leal desinteresado.. . .<br />

(Discurso ~pronunciado durante el banquete ofrecido a .8..11atole<br />

France, el 16 de julio de 1909. ef. ed. Aguilar, p. 579).<br />

Rodó, según se sabe, fue lógico consigo mismo. En nombre <strong>del</strong><br />

principio c1eJatinic1ad, desd" que estalló la guerra, Rodó como Rubén<br />

Darío y otros modernistas tomó posición inequÍyoea, por medio<br />

de algunos famosos artíeulos(28) que si bien en lVIontevideo fueron<br />

aceptados en Buenes Aires l)['ovocaron yiyas polémicas (29). Sin re-<br />

18 -<br />

(27) Esta e<strong>dic</strong>ión no fue señalada por Emir Rodríguez l\Ior:egal en su<br />

"BibliografiH crítica", en Obras completas, Ed. Aguilar, p. 1503.<br />

Por el contrario, es mencionada la e<strong>dic</strong>ión de Cinco ensaJ-'os que<br />

apareció en Madrid en 1915 y donde Rufino Blanco Fombona anunció<br />

la salida de Rodó en una carta escrita en l\ladrid el 26 de setiembre<br />

de 1915 (Archivo Rodó) B. N. ,Montevideo, Ser: n. Un: 9j<br />

10). No pudimos verificar si la e<strong>dic</strong>ión Garniel' Hnos. apareció efectivamente<br />

en París.<br />

(28) El 3 de setiembre ele 1914, en La Razón, él publicaba su manifiesto<br />

¡'La causa de Francia es la causa de la Humanidad", que afirmaba<br />

la solidaridad de América Latina con Francia ("la gran nación de<br />

su raza y de su espiritu"). CL ed. Aguilar, p.•220.<br />

(29) Mientras recibía varias cartas de felicitaciones de uruguayos de origen<br />

francés (entre ellos el presidente <strong>del</strong> "Club francés" de Montevideo)<br />

un tal José María López le hizo llegar desde Buenos Aires,<br />

con fecha 4 de octubre de 1914, una'carta extremadamente irritada<br />

que demolía la mitologia latina de Rodó.<br />

El autor ironiza sobre el sentimiento de solidaridad de "la raza"<br />

de la cuai Rodó habla en Su articu'o de "La Razón" señalando que<br />

70.000 hindúes acaba:: de llegar al 'lcontinente" para luchar por lo<br />

que Rodó bautiza con el nombre de "causa de la Humanidad". Los<br />

latino-amHicanos obedeciendo a los sentimiento de sangre Y de raza<br />

invocados por Rodó. no deberían contribuir para aprovisionarles: "Espero<br />

tome esa inici9.tiva que de seguro contará con la adhesión<br />

de toda ia prensa cosaca <strong>del</strong> Rio de ia Piata", "¡asi contribuimos<br />

a la causa de Frallcia que según Rodó y los pardos bazanes<br />

<strong>del</strong> Río de la Piata, es la causa de la Humanidad?" "El otro día<br />

cuando saboreaba su artículo en La Razón que Ud. nos <strong>dic</strong>e que<br />

nosotros ios iatino-americanos debemos estar con Rusia 00 de Ru-


ticencia, Rodó patrociuó organizaciones y manifestaciones francófilas<br />

en Monteyideo (sobre este tema el ~'i.rchiyo Rodó posee' varios<br />

documentos). Xos parece significativo que en ese entonces él haya<br />

elegido firmar con el seudónjmo de ~'i.riel los comentarios que publicó<br />

sobre el confiicto franco-alemán en el diario El Telégrafo (Crónica<br />

titulada La guerra el la ligera). Yolyiellclo por esta firma a su<br />

mito de 1900, dejaba entrever que, según él, sobre suelo europeo se<br />

renovaba bajo otra forma y en otras con<strong>dic</strong>iones, el conflicto entre<br />

"Ariel" y :, Calibán" que él había evocado para América. Es por<br />

esto, que cuanclo el autor de' Ariel decidió partir para Europa (dejó<br />

Montevideo el 14 de julio de 1916), que, intelectuales franceses,<br />

y particularmente la Universidad se prepararon para rendirle un<br />

majestuoso- homenaje a un escritor a quien la Sociedad académica de<br />

Historia de París había hecho miembro activo v rendido honor con<br />

una medalla de plata, con 1m diploma y una insignia a partir elel<br />

28 de <strong>dic</strong>iembre de 1910 (:30). El 8 de agosto de 1916, Juan Carlos<br />

Blanco escribía a Rodó de París, para decirle que en Europa él recibiría<br />

homenajes semejante., a los que le habían he 10 incitaba a vencer su modestia frente<br />

a sus amigos yana rehusar las pruebas de amistad que los franceses<br />

sia lo pongo yo), Inglaterra y Francia no puede Ud. imaginarse lo<br />

que mi espíritu me decía al llegar a estas frases: que la alianza


se complacían en otorgar a quienes quieren a Francia y tienen confianza<br />

en eUa(32). Sin embargo, parece que todo el mundo ignoró<br />

su estadía de cinco días en lVIarsella (hacia mediados de a!!'Osto) en<br />

ocasión <strong>del</strong> viaje que hizo d escritor ele Barcelona a Géno'~t (el¿nde<br />

llegó el 17 de agosto). Su di


serie de artículos para preparar a la opllllon públiea, la sociedad de<br />

Gente de Letras esperaba su llegada para dar una recepción en su ho­<br />

Jl(1I', ~. la FniYersidad ele París, la ilustre Sorbona, se preparaba para<br />

acoger eon todos los honores" al más eminente eiudadano <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong>".<br />

Para conocer la fecha de llegada de Rodó, el profesor i\Iartinenehe<br />

Yisitó el Consulado <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong>, pero decididamente, Rodó pareleÍa<br />

huir <strong>del</strong> "ruido ele los hombres" (39) El 27 de dieiembre, feeha<br />

en la eual el uruguayo se encontraba en Roma, era el peruano Ventura<br />

GareÍa Calderón quien a su yez escribía de París. declarando<br />

que lo esperaba y que ignoraba la fecha de su llegada, al 'mismo tiempo<br />

que pedía al hombre de letras más representatiyo de América a<br />

que eOll('llJTiera a la inauguración de una colección de escritores amerieanos<br />

lanzada por la casa Maueci de Barcelona. Le informaba también<br />

qlle la Fniyersidad de París lo había encargado de hacer una<br />

antolo!!Ía de los mús gTandes eseritores amerieanos. y a estos efectos.<br />

le l'og'aba a Rodó' que 1i1Ja yez llegado a París ie in<strong>dic</strong>ara sus<br />

prefen'llI'ias en lo coneerniente a sus propias obras. (40) Tres días<br />

más tarde. el :31 de <strong>dic</strong>iembre de 1916. el mismo Ventura García Calderón.<br />

en eolaboraeiém con Gastón Piearc1. solieitaban nueyamente<br />

a Hodó qlll' aceptara responder a un euestionario destinado a preparar<br />

una .. encuesta mundial sobre las personalidades literarias mús<br />

conocidas". (41)<br />

Habiendo llegado Hadó enfermo de Palermo el 3 de abril ele 1917<br />

v habiéndose instalado en el Hotel de Las Palmas. el editor Bernal'll<br />

(+rasset le escribió desde París. En su carta le peClía al pensador latino<br />

que escribiera un libro en el cual se exaltara el prestigio de Francia.<br />

La circunstancia vivida -decía- haeía de su país un punto de<br />

mira ideal y sentimental para otros lmeblos, Y,había llegaelo el momento<br />

ele que un extranjero amigo y eonoeedor ele los yalores franeeses,<br />

los expresase. Gareía Calderón -agregaba- que ya había enterado<br />

al editor parisino ele su llegada, y que ¡éste le reclía lo informase<br />

sobI'(' la feeha ele su arribo. (42) El 22 de abril, lUlO ele los últimos<br />

c1ías c'n c¡ne Rodó, minaelo caela yez más por su mal, salió ele su hotel<br />

l1e Palermo para elar un paseo, Huge Del PriOl'e le escribía ele nuevo,<br />

llieiénc10le que tenía esperanzas qne el maestro terminara los preparativos<br />

para realizar su tan esperaélo viaje a París. Los meses ele mayo<br />

y junio -explieaba Del Priore- son los más fayorables, pues es en<br />

este mOlllento que se elan los últimos eursos ulliversitarios. Siempre<br />

seguían pensanllG lle llevar a Rolló a la Sorbona, donele le habían<br />

preparado mIo lle los prineipales homenajes. Hugo !2,el Priore cleseaba<br />

lambi,én editar él mismo, nn pequeiío libro, eon trozos elegidos<br />

de JIol ii'o.~ ele Proteo traelueielos al franeés: el tiraje podía ser de<br />

('ienlo eilleuenta a eloseientos ejemplares. (43)<br />

h:lcía para promover el ideal de la solidaridad latina (Archivo Rodó;<br />

Ser: 11. Un: 13S).<br />

(39) Archivo Rodó, carta de Hugo <strong>del</strong> Priore, Ser: 11. Un: 6-60.<br />

(40) Archivo Rodó, carta de Ventura Ga~'cia Calderón, 27 de <strong>dic</strong>iembre<br />

de 1916; Ser: ¿ Un: G 69.<br />

(411 Op. ci t.<br />

(42) Op. cit.. Ser: ¿ Un: G. 88. Esta e<strong>dic</strong>ión-traducción de Hugo <strong>del</strong> Pr'íore<br />

apareció bajo el titulo de Quelques extraits de "Motivos de Protea".<br />

París, 1917.<br />

(43) Ibid., Ser: ¿ Un: g. 88. Esta e<strong>dic</strong>ión - traducción de Hugo Del Priore<br />

apareció con el título Quelgues extraits


En esta fedw de 22 de abril de 1917 se detiene la correspondcncia<br />

recibida por Rodó desde París y hoy día eonseryada en :Montevideo.<br />

Todos los preparatiyos parisinos para reeibir al autor de Afiel.<br />

preparatiyos que ehoeaban contra el gran silencio enig'mútico de éste,<br />

eran en Yana. La espera, que había comenzado en otoúo ya estaba por<br />

terminar. Pocos días después de éste 22 de abril en que el editor Bernard<br />

Grasset tomó la pluma para solicitarle su colaboración, el 28,<br />

Rodó c(\m'~nzó a sentirse muy mal. El 29, no pudo leyantarse de la<br />

cama. Lo llevaron en estado de coma al hospital de Palermo y murió<br />

allí el 1 9 ele mavo de 1917 a las diez de la maúana, cuando el sol<br />

iluminaba con Sl~S rayos el mar greco-latino, donde él había ubicado<br />

la fuente de la ciYilización.<br />

Sus amigos de Francia, ignorando el drama lo seguían esperanclo.<br />

Los latinoamericanos <strong>del</strong> ., Grupo de París" habían incitado durante<br />

mucho tiempo a Rodó para que viniera a Europa, a este lugar,<br />

donde ellos pensaban que el maestro uruguayo encontraría editores<br />

a su medida. Desde el ;) de enero de 1914 habiéndose hecho eeo de<br />

un rumor según el cual Rodó se preparaba a dejehazada en Amériea en función de eriterios ideológic:os,<br />

el .. proteísmo" y el ec1ectieismo <strong>del</strong> autor habiendo pel'lnitido<br />

a eada familia ele pensamiento amerieano, encontrar allí justifieaeioJles<br />

pareiales, pero sin haber satisfecho totalmente ninguna. (47)<br />

De donde se desprencle que después elel entusiasmo ele los" arielistas"<br />

de 1900 a 1920 aproximadamente, (48) sohl'eyino una teneleneia al<br />

ree!lazo, a pesar de que sllbsistieroIl algunas simpatías por eiertos aspeetos<br />

<strong>del</strong> "Hrielismo' '. (49) Los inteleetuales lllliYersitarios fran-<br />

(44)<br />

(45)<br />

(46)<br />

(47)<br />

(48)<br />

(49)<br />

22<br />

Op. cit.: carta <strong>del</strong> 5 de enero de 1914.<br />

Vide supra, p. 18, n. la.<br />

Vide supra, 11. 18, 11. 19.<br />

Carlos Real de Azúa, El problema de la valoración de Rodó, en Cuadernos<br />

ele l\Iareha, número 17, mayo 1967, Montevideo.<br />

La correspondencia con~ervada en el Archivo Rodó, demuestra entre<br />

otras cosa~, la anlPl~~.ud de .la onda "arielista" que se propagó<br />

hasta las AntIllas y l\IeJlCO, Clllle, Colombia y Ecuador.<br />

Cf. Real de Azúa, op. cit.


teses de 1917 estaban también nlUY tonditionados por los momentos<br />

que ,:ivían. AntE-s que nada, ellos querían saludar a Rodó tomo al<br />

,. amigo ele Frantia' '. a aquél que había tomado partido, de 1914 a<br />

F1l7. por su "("ausa" identificada ("on la de la "CiYilizaeión".<br />

El mensaje "latino" se había inspirado en una fuerte cOlTiente<br />

de pensamiento francés aparH·ida entre 1870 y 1914. era el eco de<br />

las ieleas de ciertos maestros -diluídas y armonizadas por un telllpennuento<br />

intelig-elltemente receptivo, dotado de la e1ási("a "moderaeión<br />

" Ul'ug"naya-; eso es lo que rc;s franceses enec,ntraban en sus<br />

púgiuas. Ellos reconoeían allí, <strong>del</strong> icadamente mezelados a Taine y<br />

Renan. GU\'Clll v 13rnnetiere, P. 13our;.ret. Fagnet Lemaitre. l\I. 13a­<br />

1'1'es. León' BOl{rgeois, ete. "El batir~ d~ alc~'s d~l espíritu nuevo"<br />

<strong>del</strong> tual había hablado EUg"ene-l\Ielehior de 'Vogüé, a propósito <strong>del</strong><br />

inmenso estremeeimiento espiritualista y anti-cientista que había agitado<br />

al final <strong>del</strong> S. XIX francés, elles podían pereibirlo bajo los<br />

pórtieos ese!arecidos por la dulce 1m átieo-platense de Rodó. En una<br />

palabra. ellos honraban en el autor ele Ariel, a aquel que, era propag'ador<br />

de un ielea ele la latinidad ele Amériea. en la cnal Franeia<br />

oC'upaba llll lugar importante (50) y que halúa siclo diseutido por<br />

Ya!era (;)1) Y l-namuno (;)2 en nombre de la hispanidad de Amériea<br />

y de la lengua española (;):3 .<br />

(501 Parece ser que la idea <strong>del</strong> caracter "franco-latino" de América. 1;0<br />

anglosajona, se había desarrollado en ciertos medios fra nceSeS '3.<br />

fines <strong>del</strong> siglo XIX. Es sintomático que José l\lartíhaya tomado las<br />

siguientes palabras de Lesseps en el <strong>dic</strong>urso que pronunció en Nueva<br />

York con motivo de las fiestas de la estatua de la Libertad en<br />

1886: Hasta luego en Panamá! donde el pabellón de las treinta<br />

v ocho estrellas de la América de Norte irá a flotar al lado de las<br />

handeras de los Estados independientes de la América <strong>del</strong> Sur y<br />

formará en el nuevo mundo para el bien de la humar:idad, la<br />

alianza pacífica y fecunda de la raza francolatina y ele h raza anglosajona"<br />

(Fiestas de la Estatua Libertad).<br />

161"¡ El esteta Juan Valera que había consa:;rado ya al joven Rubén Daría<br />

de Azul, dijo que Rodó era el sacerdote de lo Bello, pero reprochó<br />

al autor de Ariel el olvido de la Madre Patria: "Perd yo no<br />

puedo r.egarío: en su libro hay algo que me apesadumbra: el olvido<br />

de la antigua madre patria, de la casta y de la civilización de que<br />

proceele la América que se empeñan en llamar latina.. " " ... puedo<br />

yo lameI:tar la absoluta carencia de lo castizo y propio que en su<br />

disertación se nota...".<br />

"¿A qué quiere el señor Rodó que aspiren los americanos latinos.<br />

ya que así se empeñan en llamarse, por no llamarse ibéricos o<br />

pspañoles?" (en Nuevas cartas americanas. A la Nación, Madriel, 10<br />

de octubre de 1900; Obras Completas, ed. Aguilar, Maelrid, 1947, III,<br />

p. 580 b).<br />

(52) El Vasco Unamuno sintiéndose muy Vasco, por lo tanto "pre-latino"<br />

y en consecuencia poco atraído por el pensamiento francés, refuta la<br />

tesis de una ,'latinidad" de América muy marcaela ele "francité'·.<br />

El reprochaba a Rodó de sentir su l\Iercure ele France:<br />

"Es una producción profundamente latina, y yo, au nque escribo<br />

en un romance (hace años escribí algo en vascue::ce, pero lo dejé),<br />

nada tengo de latíno" (carta a Rodó, <strong>del</strong> 5 dp mayo ele 1900, en<br />

José Rodó. Obras completas. eel. E. Rodríguez l\Ionegal, Aguilar.<br />

l\Iaelrid, 1967, p. 1376).<br />

"Véolo a usted también muy influíelo ¡Jor la cultura francesa<br />

-acaso en exceso, es decir. con elemasiado predominio- y lo fra::­<br />

cés me es poco grato", Ilbiel).<br />

" ...pero: he leído tantas veces toelo eso pn au' 01'P5 frane2ses!<br />

Parecíame nn eco <strong>del</strong> l\rercnre" Icarta a Lpopoldo Abs, op. cit., p.<br />

1378b"¡ .


llny cincuenta y cuatro aüos más tarde, la rnivel'sidad Íl'ancesa<br />

invita el~ nuevo a S~lS maestros y estudiantes a honrar al pensador<br />

uruguayo. Este homenaje es a la vez más discreto y menos comprometido.<br />

Está fundado principalmente en el estudio íntimo y profundo<br />

de la obra elel escritor. El joven de treinta y un aüos que en .Aricl<br />

se había disimulaelo bajo los rasgos <strong>del</strong> maestro Próspero roeleado<br />

de sus discípulos, sin duda hubiera aceptado este homenaje aunque<br />

pareeió huir, ele aquel mueho más solemne que le preparaba París<br />

en 1917. Pueele ser también que él hubiera experimentado alegría<br />

al saber las significaciones nuevas que los estudiantes franeeses de<br />

}!)71 serían capaces de atribuÍrle al mensaje de .:1ricl, en funeión<br />

de su propia situación ele hijos de clase meelia holgaela c1e un país<br />

relativamente inc1ustrializado. Evidentemente, ya 110 es más la ic1ea<br />

latina lo que les atrae de h obra. Annque ellos rechacen el elitismo<br />

ele Rodó, retienen ele ..:lricl principalmente el alerta contra las<br />

perversiones utilitaristas e1


SOBRE ROBERTO DE LAS CARRERAS<br />

Roberto de las Carreras<br />

Alberto Zum Felde recuerda a Roberto de las Carreras<br />

Cartas de Roberto de las Carreras a Edmundo Mcntagne


Roberto de las Carreras es, Sl·n lugar a dudas. una figurr.t excepcionalmentc<br />

representativa ele algunos de los aspectos soeio-eultunt1es<br />

<strong>del</strong> novecientos w'uguayo, Antotitulándose Doctor en Anarquismo<br />

y Voluptuosidad, enarbo16 la. bandera <strong>del</strong> Amor libre y, escand.fJli.zando<br />

al aldeano Montevideo de su época., pre<strong>dic</strong>ó la Revolución sexual<br />

(e.rpresión que en aquellos aiíos sonó como una provocación a<br />

las buenas costumbres y que hoy 7w .fJdquiridointernaeionalmente je­<br />

1'arquía. sociológica). Dandy en la vida. y esteticista en literatura, el<br />

estudio de Sll personalidad y de su satanismo criollo de importación<br />

francesa constitlliría. un interesante c.apítulo de esa ciencia· que José<br />

Ortega y Oassei gustaba llamar Conocimiento <strong>del</strong> hombre. Promotor<br />

de incidentes escandalosos, que llegaron hasta la página policial,<br />

fue "protagonista de una crónica novelesca en cuyo carácter se mezclaron<br />

la e!eQ'ante ironía de Alcibíades. la rebeldía romántica de Lord<br />

Byron y el ~ínico libertinaje de Casa~lOva ", según ha escrito Alberto<br />

Zum Pelde, No PO}' la. calidad de Sil obra sino por la singulr.tridad<br />

y lo significativo de su· personalidacl -paradigmática de muchos de<br />

ios trazos 'Vitales <strong>del</strong> novecientos- Roberto de las Carreras mereceríct<br />

que se le de<strong>dic</strong>ara· nn libro. Un libro que sin dejar de atender !.l· lo<br />

anecdótico !/ lo pintoresco no descuidam lo realmente importante <strong>del</strong><br />

personaJe: su representatividad histórica, ya qlle asumió con auten­<br />

1ic ¡dad las 'vigencias éticas, estéticas y soci.ales de ciertos grupos ele<br />

la intelectualidad uruguaya. <strong>del</strong> novecientos (sincrónicas, por lo demás,<br />

con las producidas por la sensibilidad fin de siglo en todo el<br />

ámbito de la cultura occidental).<br />

Las lJúginas que siguen pueden ser un aporte pal'a. la. composición<br />

de ese libro hipotético. Nadie como A.lberto Zum Pelde está en<br />

con<strong>dic</strong>iones de cZar testimonio sobre el autor de Psalmo a Venus Cavalieri,<br />

tanto en su calidael de crítico de l~IS letras uruguayas como<br />

pOI' ,SI[ con<strong>dic</strong>ión de amigo de Roberto de las C(lITeraS en .aquellos<br />

tu m ult llOSaS aiíos de comienzos <strong>del</strong> siglo. Qwien suscribe estas líneas<br />

con versó largamente con don Alberto sobre Roberto de las Carreras,<br />

grabando magnetofónicamente esa conversación. El te:eto que sigue<br />

transCJ'ibe esa. grabación. Los recuerdos -¡tan 'Vivos!- que ofrecen<br />

este te.do pueden ser completados con otros que figuran en: Artnro<br />

8ergio 17isca.. Conversando con Zum Felc1e (Biblioteca Nacional, Montevideo,<br />

19G9), donde don A.lberto relata. sus recuerdos relativos a<br />

otro período de la vida ele Roberto dc las Carreras. Complementanelo<br />

el te:do que recoge las palabras ele don Alberto, se publican cinco<br />

cartas ele Roberto de las Can'eras a Edmundo Jlontaglle. En cllas,<br />

Roberto de las Carreras da testimonio de sí mismo. El interés documental<br />

-desde el punto de vista sicológico- ele. esas cinco carias<br />

es indudable. Traducen de un modo direeio y fidedigno ciertos rasgos<br />

<strong>del</strong> persoJl.(IJe. Las cinco integran el acervo que se custodia. en<br />

el Departamento de Investigaciones (Sección Literatura 1lruguaya)<br />

ele la Biblioteca Na.cional.<br />

. :<br />

.ARTUROSER(}10 YI80L1<br />

'27


ALBERTO ZUJI FELDE RECUERD.:1 .el ROBERTO DE<br />

LAS CARRERRA8<br />

-La leyenda, que muchas veces coincide con la historia, sostienc<br />

que Roberto de las Carreras, "típico 'Íllteleciual de café", tenía<br />

sus hábitos particulares en lo que se refiere a la elabomGÍón de<br />

sus obras, muy de acuerdo con lo singular de toda SI( persollalidad.<br />

¿ Qué recuerda u.sted al respecto:'<br />

-Roberto de las Carreras, como usted sabe, porque es público<br />

por haberse difundido ya cn diversas notas periodísticas, tenía su<br />

asiento literario, digamos a'óí, en pleno centro de la ciudad, aunque<br />

él vivía en las afueras, con unas tías. Ese asiento literario era el<br />

café Jl1oka, situado en la calle Sarandí esquina Policía Vieja, esa callejuela<br />

que da vuelta y va 2. Bartolomé l\Iitre. El Café JIoka tenía<br />

vidrieras que daban a Sarandí. Una de las mesas situadas ante esas<br />

Yidrieras estaba reservada, a ciertas horas, para Roberto de las Ca­<br />

ITeras. De las cinco de la tarde en a<strong>del</strong>ante, esa mesa sólo podía ser<br />

oeupada por él y su séquito. La situación de la mesa, la hada bien<br />

Yisible y eomo el grupo era bastante espectacl1lar, los tran:seúntes a<br />

veces se detenían a mirar.<br />

A eso de las cinco de la tarde, llegaba Roberto de las Carreras<br />

con su secretario, Zayde Fontán. ..'\Jnbos ocupaban la mesa reseryada<br />

para Roberto y éste le <strong>dic</strong>taba a sn secretario. Roberto 110 escribía<br />

nunca directamente. Dictaba. Como nsted ve, Roberto de las Carreras<br />

era también espectacular en su forma de producir literariamente.<br />

--¿Y fue en el café Jloka donde usted, don Alberto. conoció a<br />

Noberto ele las CaNeras.'<br />

-Efedinllnente. Y le yaya contar cómo. Ademús de Zayde F011­<br />

tún que era el secretario a sueldo, Roberto de las Carreras tenía otro<br />

secretario honorario, cuya misión llO era ocuparse de l'eeibir dietados<br />

sino de otros asuntos mús personales. Este otro secretario, el negro<br />

Barbaza, al q1le llamúballlos así porque era 1m poqnito pardejón, haiJía<br />

sido condiseípulo mío en la eseuela de las Manrupe. El negro Barboza<br />

-que más tarde se reeibió de médieo- era nn admirador frellétieo<br />

de Roberto ele las Carreras y adieto ineon<strong>dic</strong>iollal de éL Un día,<br />

tras años de 110 Yernos. lü eneontré en la calle v entre otras eosas me<br />

habló de Robertü de las Carreras y me prometiÓ presentúrmC'1o. Y así<br />

fue como un día, a comienzos de 190G. eonocí a Roberto de las CalTeras.<br />

Hasta ese momento yo no había asomado al mmlClo literario, al<br />

que solamente eonoeía ele lejos, por lednras. Así fue, graeias a la presC'ntaei6n<br />

<strong>del</strong> negro BIlI"boza, qlP eonoeí a Roberto de la~ Carreras.<br />

Yo, que era muy joyeneito, no me hubiera atrevido a acerearl1le a él<br />

sin esta llres"lltación, porq11e, aparte de mi juventud, sabía que el<br />

personaje tenía fama dt' st']' mny ególatra y bastante atnlhiliario. Hubiera<br />

tt'l1li¡]o. seguramente, ser mal recibido<br />

- 29


-,;1' rccucrda cómo lo rccibió?<br />

-l\o con mucha precisión. l\o recuerdo detalles. Pero sí recuerdo<br />

que estuvo muy cordial y gentil, como SIempre era, mientras no se lo<br />

hería en su orgullo egolátrico terrible. Luego me tuvo en gran apre­<br />

{·io. Claro que yo nunca le rebatí sus teorías sobre el amor libre, porque<br />

entonces me hubiera arrojado de su lado por reaccionario. .. Lo<br />

cierto es que comenzó desde entonces mi frecuentación en ese círculo<br />

literario vespertino. Allí conocí a otros jóvenes literatos o aspirantes<br />

" tales, como, entre nosotros, José G. Antuña, que luego fue académico,<br />

Julio Raúl lVlendilaharsu, que nunca me entusiasmó como poeta<br />

y Carlos lVIaría de Vallejo, poeta galante, pero no con el estilo de Ro"<br />

berta, sino con otro estilo más clásico, digamos. Su poesía no era mala<br />

01 su género, pero ya pasó ese tipo de poesía. Perdió interés. Poesía<br />

de época, de una época. Hay otros más que no recuerdo. Tenga en<br />

C'nenta que ando deficiente de memoria. En fin, éstos eran algunos<br />

ele los personajes que concurrían a Ja tertulia de Roberto de las Carreras.<br />

i Digo personajes! i Muchachos! Personajes como de comedia.<br />

Todos éramos personajes de comedia los que interveníamos en Ese<br />

círculo literario. Eramos todos jóvenes, muchachos. Hombre maduro<br />

dlí no recuerdo haber conocido ninguno. El único hombre maduro<br />

era Roberto, que andaría en los treinta años. Los demás tendríamos<br />

dieciséis, diecisiete y dieciocho. Eramos jóvenes discípulos. Por lo menos<br />

esto era lo que opinaba la gente, aunque no sé si lo éramos. Tal<br />

vez sí, en cierto modo. A esa edad, frente al hombre maduro que era<br />

Roberto, se nos podía considerar sus discípulos. En verdad, só10 éramos<br />

colegiales literarios. La diferencia de edad ya le concedía un<br />

cierto ascendiente, realzado por sn egocentrismo y su fama de hom­<br />

Lre excéntrico. También por sus actitudes revolucionarias y su prestigio<br />

literario. Todo eso le daba cierto empaque de lVlaestro, desperj·aba.<br />

nuestra admiración y permitía que nos tratara desdt' la altura<br />

ele su posición. Voy a recordarle una anécdota -una anécdota graciosa-<br />

que hace ver cómo nos miraba desde lo alto. No sé en qué<br />

momento ni por qué motivo, nos enojamos con Roberto tres o cuatro<br />

mnelu1C'hos <strong>del</strong> cenáculo <strong>del</strong> ][01.'((, entre los que me encontraba yo.<br />

Entonces, durante varios días, dejamos de ir al café. Pero pasábamos<br />

de largo en grupo <strong>del</strong>ante de sus vidrieras, haciendo notoria ostentación<br />

de nuestra discrepancia. En unos de esos días, cuando él se dirigía<br />

al il1o1.'a, pasábamos nosotros por la vereda de enfrente. Roberto<br />

venía con el negro Barbaza que le seguía fiel, porque era su San<br />

Pedro. Y Roberto le dijo al negro Barboza, que luego nos lo contó<br />

y con un tono de desdén displicente: _"A.hí t'an los huelguistas".<br />

Pero al poco tiempo nos avenimos y reingresamos a la tertulia, a la<br />

que segní concurriendo en las tardecitas. lVIi amistad, por otra parte,<br />

se reducía a los encuentros en el 3[01.'(( y a algunos paseos que<br />

hacíamos por la ciudad, cOJlYersando. La intimidad de su vida, en<br />

esa épora, no la conocí. Sé qne él vivía en las afueras de Montevideo<br />

con unas tías, como ya le dije, que, sin duda, lo ayudaban<br />

económicamente. El dinero qne reeibía de El Día., quedaría para<br />

S,:lS gastos personales. Y para sn elegancia. qne le preocupaba mu­<br />

('he.<br />

--¡Recuerda cómo<br />

vestía?<br />

30 -


-De jacquet gris perpetuamente. Y usaba los graneles chalecos<br />

v las -grandes corbatas que había traíclo de París. Esos chalecos<br />

j. esas corbatas eran su lujo. También gris el gacho, casi siem'­<br />

pre. Además, la Y


cos los motin,,, de su casamiento, pues siendo en:=migo <strong>del</strong> matrimonio<br />

tenía que justificar el propio. Lo hizo en un diario 'anarquista<br />

de la época, que creo se llamaba El Trabajo. Luego publicó, en ese<br />

mismo diario, el anuncio de que le iba a nacer un hijo de su matrimonio.<br />

Y hablaba <strong>del</strong> hijo que le iba a nacer. 1\Iuy interesante el 111'­<br />

tículo, si"mpre dentro de su tono amor librista y egolátrico terrible.<br />

Entollees sobreyino el adulterio. Berta lo engañó. Y en La Rebelión.<br />

Gtro diario anarquista, Roberto publicó los~· artíeulos que formarol~<br />

después Amor libre. Expresó que Berta había resultado su mejor<br />

discípula y que, de acuerdo con sus ideas amQrlibristas, su honor<br />

matrimonial no había sufrido ultraje, puesto que para él el adulterio<br />

no existía. Pero es induclable que sufrió en su orgullo y en su<br />

amor propio de hombre, aunque no modificó su concepto <strong>del</strong> honor<br />

matrimcnial. En esas interYiews fimáa un interlocutor. Eran en realidad<br />

autointerYiews. ~<br />

-Hay otro famoso episodio, allterior a su conocimiento personal<br />

con Roberto dc las Carreras U que dio oriuen a otro folleto, aparecido<br />

en 1901, U titulado On,cióll Pagana. Cliente usted el episodio<br />

que lo origina.<br />

-Oración Pagana naelO a raíz de este episodio. Una de las mujeres<br />

más hermosas de JVIonte\'Ídeo mantenía relaeiones amorosas ­<br />

tenga en cuenta que era casada- con Luis Alberto de Herrera, que<br />

Ha un tipo muy buen mozo en su juyentud. Paseaban juntos por<br />

las ealles -no a pie, en carruaje, en coche descubierto- porque no<br />

ocultaban sino que ostentaban su relación. La infi<strong>del</strong>idad matrimonial<br />

cra moneda bastante corriente en el alto mundo monteYideano<br />

:de la época, a pesar de que se suponga que el mismo era de una<br />

gnm fi<strong>del</strong>idad de las costumbres de honor tra<strong>dic</strong>ionaL Lo era apalentenll'nte.<br />

Pero había muchos escándalos. Algunos se hacían públi­<br />

('os, pero otros perman!'cían pri\'CHlos, naturaluH'lltp, La madre de<br />

la clama, que era yilUla. mantenía relaciones con 'reMilo Díaz, Tr¡:r,<br />

un gran croniquer estilo parisién ele esa époea y qne escribía con<br />

mucha elegancia y buen estilo. Llegó un momelltc, en que Ta:x; inter­<br />

Yino y las relaeiolJes ele la clama con Luis Alberto ele HeI'l'c'ra eesaron:<br />

)C eHa se reconcilió con su esposo. Entonces, ostentaron su re­<br />

('olleiliaeión paseando en eoehe por 18 ele .Julio y Sarandí, para que<br />

todo IIIolltei'ideo, -el"tout IIIonteyideó" elegante, no el pueblo que<br />

btc:ba ajc'no a esas cosas- se enterara de la reconciliación y fueron<br />

a dormir en esa su nueva primera noche de bodas al Hotel <strong>del</strong> Prado.<br />

Y allí el marido la mató. Entonces 'reMilo Díaz, indignado y en<br />

un arrebate- cle furia (cosa poco frecuente en él, que era un homhre<br />

mús hien irónico que tomaba las cosas con cierta displieencia y escepticismo/<br />

fue al Prado y mató al marido, qne había traicionado<br />

su palabra y fue desleal con él, con Tax, que había interyenido como<br />

mediador :- eomo tal, naturalmente. se sentía responsable. A ella la<br />

yelaron en su casa y a la medianoche se presentó allí Hoberto de las<br />

Carreras y, en pleno yelatorio leyó la Oración Pagana, cuyas primeras<br />

frases eran: "Yo te orrojo todas mis rosas 71eZénicas, oh a;nante<br />

ol'l'cbaft:lcla a la gloria <strong>del</strong> beso". Era el responso pagano que él hada<br />

<strong>del</strong>ante <strong>del</strong> eadáyer de una saeerdotisa <strong>del</strong> amor libre. Como es<br />

natural. tocla la concurrencia se retiró escandalizada.<br />

-E11 esa opo/in nidad. ¿.file solo o aeom pa ¡iado?


-Acompañado. Acompañado por un grupo de anarquistas. Ho·<br />

berto siempre iba acompañado. El séquito era "infaltable. Le contaré<br />

ahora otro episodio ocnrrido antes de que yo trabara amistad personal<br />

con Roberto y que conocí por referencias. Su antagonista esta vez fue<br />

dou ~~lllaro Carve, un persollüje lnuy pintoresco de esa época. Vestía<br />

siempre de levita, galera ele felpa y tenía unas graneles patillas blancas.<br />

Andaba siempre enguantado. Se paseaba por 18 de Julio. Era<br />

un viejo galante qne perseguía a las mujeres bonitas por la calle. Incluso,<br />

una vez sigui6 a su propia hija a la que vio de atrás y sin<br />

conocerla, le dijo no sé qué piropo y la hija se elio vuelta y exclamó:<br />

,; ¡Pero papú!" El le elijo, para disculparse, que era en broma que<br />

le había hecho. Dcn Amaro iba a dar una conferencia en el Ateneo<br />

que empezó y no terminó, contra el proyecto de Ley de Divorcio que<br />

Onetto y 'liana ya había presentado al Parlamento. Tuvo un largo<br />

trámite, creo que se aprobó recién en 1907, pero se le disentía mneho.<br />

Se luchaba por él, se polemizüba. Don Amaro <strong>dic</strong>iéndose y pareeiendo<br />

ser muy católico, (sería un cCitólico muy pecador), se manifestó contra<br />

la ley <strong>del</strong> elivoreio. Para atacarla. proyeetó esa confereneia. Reeién<br />

había comenzado, cuanclo irrumpió en la sala Roberto de las<br />

Carreras seguido de su necesario, inevitable cortejo de cinco o seis<br />

compañeros anarcoides: interrumpió la conferemia, subió al estrado<br />

y habló él en pro ele la ley ele divorcio y <strong>del</strong> amor libre.<br />

Se deshizo naturalmente el acto, Don Amaro se fue yeso dio motivo<br />

a un nuevo folleto, Don ",lmcu'O y el divorcio. PO~'que Roberto<br />

convertía en folli?to todos sus acto:,. Los flue él consideraba importantes.<br />

desde luego.<br />

-Don A.maro usaba, según dieen un [I}'((¡¡ anillo de brillantes . ..<br />

-Es verdael. Iba a los cines, que en aquella época tenían paleos<br />

que llegaban hasta cerca elel escenario. Ocupaba uno de ellos y colocaba<br />

su mano dc modo que s(~ viera bien el anillo. Pero no era para<br />

ostentar su riquezCi, sino pOl'que opinaba que el relumbrar de los<br />

brillantes cautinlba, alucinaba o fascinaba a las damas. No sé que<br />

podría conseguir don Amaro en andanzas galantes, creo que muy poco.<br />

Pero el seguía imperturbable su programa de galanteador.<br />

-Pasando a otro tema, don Alberto, que ¡'ecucrda de las ¡'elaciones<br />

de Roberto de lag Carreras con Alvaro Annando Yassewr y<br />

José Ingenieros:' Creo que Cúnl(}1O y otro hubo intentos de duelo.<br />

-Ah, sí! Reeordaré el duelo qne hubo de haber habido, valga la<br />

expresión, eon ,rasseur; fueron amigos y enemigos en distintas époeas.<br />

En algunos momentos se peleaban, luego se amigaban y volvían<br />

a enemistarse. En uno de esos golpes de enemistad, Roberto atacó<br />

publicamente a Vasseur en forma muy denigrante para su persona y<br />

Yasseur le contestó en forma también ofensiva v no llamándole mUlca<br />

Roberto de las Carreras sino "el C/-arcÍa de' ZúFíiga", recalcando<br />

su con<strong>dic</strong>ión de bastardo. Y o no conocí esos artíenlos, los conoeí por<br />

referencia. Entonces, Roberto de las Carreras le mandó los padrinos.<br />

l


.T ulio :LIlaría Sosa, que estal)a l'U sus pll11l10S poI ític'os, intervino y<br />

publicó un artículo contra Yassl'ur -j Ah, en la sociedad de la época<br />

esto era muy importante:- tratúndole de cobarde. Vasseur publicó,<br />

no recuerdo en qué diario de la époea. una carta abierta defendiendo<br />

la cobardía. Era una earta literaria ideológiea. donde Vasseul',<br />

que era soeialista, expresaba que eso de la valentía c·aballeresea era<br />

un eosa antieuada, anaerónica, sin justifieaeión en l',a époea. Tampoeo<br />

hubo duelo, aunque sí desafío, eon José Ingenieros. Este, además<br />

de escritor, era como usted sabe, médieo- psiquiatra. Roberto, que había<br />

ido a Buenos Aires, se asistía, ele no sé qué malestares psíquieos,<br />

neurasténieos, con Ingeniero.,. Iba a verlo eomo amigo y a la vez eomo<br />

cliente de su elínica. Ingenieros, que era un gran bromista, y que<br />

gustaba de hacer frases dc efeeto aún a costillas de sus amigos, dijo<br />

no sé que ele Roberto de las Carreras. El le mandó los padrinos, pero<br />

Ingenieros respondió: "Yo no puedo batirme con mis enfermos' '.<br />

y no hubo lugar a duelo.<br />

- Yoluielldo al café Jloka. recuudo haberle oído contar (/ IIsted<br />

ulla polémic.({ que tUI'O luga)' en las pandes de los gabinetes higiénicos<br />

<strong>del</strong> café.<br />

-IJa anécdota a que r el. se refiere es demasiado escabrosa como<br />

para que rd. la inserte en una publicaeión de la Biblioteca Nacional,<br />

que es una institución demasiado solemne como para permitirse esos<br />

desafueros de lenguaje. Pero, en fin, Ud. hará co-n esto 10 que le parezca<br />

y en la forma que considere más conveniente. Recordaré algunas<br />

eosas <strong>del</strong> ambiente, para que quede más clara ('omo se produjo la<br />

polémiea.<br />

En el ('afé JVIoka había dos eenáeulos literarios. Uno. el de Roberto<br />

ele las Carreras, que se exhibía en las vidrieras de' Sarandí, y<br />

otro, ubieac10 al otro extremo <strong>del</strong> salón, al que concurrían otros eseritores,<br />

enemigos ideológicos de Roberto, aunque ('on algunos se saludaban<br />

y se hablaban, eon los integrantes <strong>del</strong> grupo de Roberto. En<br />

ese grupo, el principal era Emilio Frugoni. También eran de ese grupo<br />

Leoncio Lasso ele la Vega, Florencia Sánchez, cuando estaba en<br />

Montevideo, Bandinelli, primo de Roberto y hermano de Berta, .Tu­<br />

Iiún Nogueira, crítico teatral de El Día, de mucha fama en esos años.<br />

Luego se fue a Europa, con un cargo consular y desapareció. En esa<br />

''.poea, Roba·to mantuvo una polémica -pero no violenta, sino tranquila.<br />

ideológica- con Daniel IIIartínez Vigil. que luego fue profesor<br />

de filosofía y literatl1l'a, y que en aquel tiempo era un filósofo<br />

pintoresco. Digo pintoreseo porque en su casa se rodeaba de un ambiente<br />

apropiado- a lo que el consideraba el que debía ser el de un<br />

filósofo. Tenía, por ejemplo, una calavera y gTandes librotes, que<br />

no sé si los habría abierto alguna vez. No reel1erdo el motivo de la<br />

polémic:a, pero sí que firmaban con seudónimos. Daniel JYlartínez<br />

Vigil firmaba Z enón. el seYero, Zenón el estoico. v Roberto firmaba<br />

Aleibiades, el YOl~lptuOSO, el ironista. Claro élU~ toc1o el mundo<br />

sabía quienes eran los po1c'mistas. Entonces apareció, en los gabineh's<br />

higiénicos el':l café IIIoka, no muy higiénieos que diganlOs, una<br />

leyenda que decía, eon letra bien elara: "fllcibiadcs fue puto ". Y<br />

l~oberto eontestó, en la misma pared, eon esta frase: "Alcibiades l/O<br />

fu( puto. volvió putas (( tndu.' lus iIIujeres de Atellus'·. El otro repli-


c{,: .. EJI Atewls no sé si Alciliiades habrá seducido o 110 a las IIl/lje­<br />

1'es. pero en Jlontevideo. 110 emputeció más que a Sil propia mujer".<br />

Con esto termin{, la cosa, ])orque el dueño <strong>del</strong> café previendo que todo<br />

podía derivar en un mal tram,e, hizo borrar todas las inscripciones e<br />

impidió que se escribieran otras.<br />

-¿Se supo ql(iéJl era el otro polemista?<br />

-~o. Cjllcd{' en el anonimato. Pero segnro qne era alguien <strong>del</strong><br />

otru grnpo. ~o Fl'llgoni, qne no era de ese ('stilo; ni J\lartínez YigiL<br />

q ne no concurría. Tal vez. Lasso de la Yega ...<br />

-POI' esa mislIla época ocurrió el episodio que culmilló con los<br />

balaws quc Luis Geille le disparó a Roberto de las Carreras. ¿ Cómo<br />

1'eclleJ'da ese Episodio?<br />

-Paseaba por Sarandí, muchas tardes, como casi todas las mujeres<br />

elegantes ele la época -no el pueblo, que no tenía tiempo de<br />

pasear por Sarandí y pasearía por sus barrios o no pasearía- una<br />

JOYen, Renée Geille Castro, que no se sabe si porqne Roberto de las<br />

Carreras le interesaba como hombre o, atraída; por la curiosidad<br />

(:11e despertaba en ella el personaje extraordinario en su fama, medio<br />

se entret('nía o acortaba el paso, ante la vidriera <strong>del</strong> Jloka, para<br />

mirar y para mirarlo. Entonces, Roberto, creyendo que estaba enamorada<br />

de él y lo buscaba, empezó a mandarle cartas. Cartas de tono<br />

cada vez mús subido y alternadas con actos de una galantería extraordinaria<br />

en su inventiva v en su estética. Uno de ellos es el sig'uiente:<br />

La Onda A.21l1, comd Roberto la llamaba (v así tituló lUlO<br />

~le sus libros de poemas en prosa) vivía en una ca~;l de altos, en la<br />

calle Juncal. con un 2THn balcón a la calle. Al lado se estaba construyendo<br />

Ul~ edificio ~y había un gran andamiaje; y por ahí, una<br />

noche, Roberto biza trepar al negTo Barboza, con una gran canasta<br />

llena de rosas Tojas y. con la misión de llenar el balcón de esas rosas<br />

-lo cual era invadir la casa y hubiera podido ir preso lJor asal­<br />

1ante- y depositar en el mismo balcón un poema, escrito en un pergamillo,<br />

de::;tillac1o a la Onde~ Azul. Esto::; ::;on antecedclltc::; <strong>del</strong> incidente<br />

que motivó los balazos. Cuando esto ocurrió, yo no estaba presente,<br />

peTO sí en lUi cpisodio ocurrido un poeo antes ;y que precipitó las<br />

cosas. Actuaba en cl Solís una compañía europea dramática o de<br />

ópera, no recuerdo bit-n; y a una de las funciones concurrió la Oncla<br />

.Aml, sigamos llamándola así, acompañada de su hermano, Luis Geille<br />

Castro. Esa nocbe, como muchas otras, Roberto estaba en el atrio<br />

(iel teatro, para ver el desfile de la concurrencia. Era otra eostumbre<br />

bastante pueblerina, si se quiere, pero. ,. Yo lo acompañaba; casualmente,<br />

pues no solía quedarme hasta tan tarde. Y al pasar la dc<br />

Geille y su hermano junto a nosotros -junto a Roberto, porque yo<br />

no era más que un simple acompafiante- el dijo en voz alta: "De<br />

iodos modos, la voy a raptar", Quería decir, desdeñosarnente, que no<br />

le importaba para Ilacla <strong>del</strong> hermano ni de la. compañía que le hacía.<br />

Dos o tres días cL~spués -no creo que fuera al día siguiente- se produjo<br />

el incidente de los balazos. Roberto de las Carreras y Luis<br />

Geillc se encontraron. E::;te último era gerente de una joyería situada<br />

en la calle Sarandí. A eso de las dos de la tarde, cuando Roberto<br />

se dirigía al 1!Ioka, para empezar su dietado literario, el hermano


de la Olida .J.21l1 estaba casnalmente en la puerta (le la joyería y<br />

Roberto lo miró de 1m modo irónico, burlesco y retador y. dado lo<br />

que 1toberto había <strong>dic</strong>ho noches antes de la Óeille y, t~J;iendo en<br />

¿uenta que era un poco nenioso, sacó el revólver y le disparó ,los<br />

balazos. Yo no estaba en el momento <strong>del</strong> incidente, pero según tes:­<br />

tigos ocurrió así. Hay testigos que afirman que no lo provocó de<br />

ctra forma, aunque también se elijo que Roberto había tenido una actitud<br />

más unJPnazadora. Roberto, <strong>dic</strong>en, quería apartar los balazos con<br />

su varita cimbreante, con su famoso junto, moviéndolo en el aire...<br />

Cayó al suelo. herido. Tenía un balazo en cada pulmón. Lo llevaron<br />

a la farmaeia de la esquina, que se llamaba Del romano y allí yinieron<br />

<strong>del</strong> Hospital ?lIaciel para haeerle las primeras curaciones y<br />

luego lo llHaron al Hospital. El mantuvo eu la lllano el rollo de sus<br />

manuscl'itos, que él llamaba" Los popmas" y luego hacía gala de eso,<br />

de que ni ante la muerte había soltado los poemas, que eran la fiLalidad<br />

de su yida. Gestos literarios de la época.<br />

-Hubo Illl diálo[}o, también J.dIY de época. que en parte se ha<br />

divlllrJado. ¿Lo recuerda.'<br />

-Ah! Sí. El diálogo fue con los periodistas y con los representantes<br />

de la justicia. No se si en el Hospital }raciel o en la f.armacia.<br />

Más o menos fue así, annque quizás omita algo. En ese momento,<br />

yo no estaba y por (~onsiguiente no lo oí, pero lo conozco por referencias.<br />

?lIe lo refirió Barboza después. "Hu 1/0111 bre" - "Soy<br />

demasiado conocido como para necesitar decirlo". - "¿Cuándo nació.'''<br />

- "En Grecia, hace mucha tiempo". - "¿Profesión?". ­<br />

"Esteta e ironista". - "¿Edad? - "Los poetas y las mujeres no<br />

tienen ed.ad". - "Estado" - "Natural" - y cuando se insistió<br />

en la pregnnta sobre la nacionaliclad, respondió: "Ciudadano <strong>del</strong> nmndo".<br />

Luego, algún periodista le preguntó cómo se sentía, si temía<br />

por su estado y respondió: "Un discípulo de Juliano no muere de<br />

dos balazos". Como Ud. ve, un diálogo bastante jugoso para un hombre<br />

que estaba a las puertas de la muerte, con un balazo en cada<br />

pulmón. Lo cierto es que se recuperó. En el paletó le quedaron los<br />

dos agujeros de las balas -él usaba en invierno uu paletó beigey<br />

él lo seguía usando y mostraba los agujeros, <strong>dic</strong>iendo _"son mis<br />

condecoraciones"'. Conviene aquí hacer una aclaraeiÓn. Se me atribuye<br />

una frase que no es cierta. No se de dónde salió pero está en<br />

un diario publicada. Dicen que la dije en el hospital (cuando 10 fuí<br />

a ver a la tarde, porqne yo lo fuí a ver, más tarde, después que<br />

Yinieron a decirme a easa --Barboza o Vallejo, no recuerdo- 10<br />

ocurrido). Dicen que yo dije: "Maestro, te ven fiaré ". Es totalmente<br />

incierto. En primer lugar el término de maestro no lo usé nunca con<br />

respecto a Roberto; en segundo lugar 10 de "te veng'aré" es falso.<br />

No se de dónde salió esa al1éedota apócrifa.<br />

-Todos estos episodios dieron ¡llrJar a dos folletos: en Onda<br />

Á'1.Z111 ... U Diadema fúnebr'?, de 190:i U 1906, respectivamente.<br />

-Es verdad, en cnanto a Diadema. en que relata sns estados<br />

de ánimo en los momentos cil.' peligro. En Onda "1211/ es anterior. Y<br />

yo no lo trataba entonces. 11oberto. ('reo que ya lo elije, convertía<br />

36


todo en folleto. Desgraeiad11llíente en las mudanzas y por los VIaJes<br />

he perdido casi todos los libros de l(oberto, que tenía de<strong>dic</strong>ados. O<br />

me los han sustraído. Conservo alguno, (1 ue no sé dónde está...<br />

-¿COi/serva Sncilo de ('riente? Fue motivo de otro gran escándalo.<br />

La protagonista file. según mis datos, Lola EstráZlllas de PifíeYi"úa.<br />

-Fue su primer eS('á ndalo. Su estreno. Era una dama de la<br />

"alta sociedad' '. Uno de los apellidos más sonados de la época en<br />

el ambiente mundano. de la enal dijo que era la única mujer que<br />

vestía con clegancia en Jlonteyideo. Fue el primer libro eseandaloso<br />

que se publicó en el UrugUelY; porqne ya hablaba allí <strong>del</strong> amor libre.<br />

En !nterview t'olapt/wS() sentaba una doetrlna. en Bllel10 de Oriente<br />

no había tanto como una doc:trina, pero habí~ una actitud equiyalente.<br />

Fue también lo prim"l'C' que publicó a su vuelta de París..A.ntes<br />

había publicado versos, que nunca más escrib~ó.<br />

--Pub¿icó primero, Poesí~:. que ¡'innó con un seudónimo, Jorge<br />

¡[ostia, y estaba dc<strong>dic</strong>ado a Carlos Yaz Ferreira, de quien era gran<br />

amigo.<br />

-Acabo de referirme a ello. Eran versos de tOllO humorístico. De<br />

Don Carlos y de la familia era íntimo, de jóvenes, cuando estudiantes.<br />

También de María Eug('nia. Pero después ya dejaron de verse<br />

porque, dadas sus actitudes, don Carlos -ferviente <strong>del</strong> culto de su<br />

posición- no quiso saber nada J'a con él.<br />

-Sin embargo. de jóvenes habían tenido el. compromiso de de<strong>dic</strong>arse<br />

lIIutuamente los libros que escribieran. Roberto cumplió, dedieándolc<br />

un libro, pero 110 don Carlos ...<br />

-El primer libro de YaL: FelTeira fne, creo, el Curso de Psicología,<br />

y no era apropiado para dec1ieÍlrse1o a Roberto... Ni el segundo<br />

tampoco... y nin~!'11i1o. Sus caminos c1ivergían.<br />

-En estos a 11os, el esplendo/" monciario de Roberto h.~lMa dec«ído.<br />

!J sólo ({ duras penas. creo. conservaba su prestancia de dandy.<br />

Fuc entonces que o/¡fuc'o. ('Oil ayuda de Redile, el consulado de Paral/aguú.<br />

, .<br />

-Voy a referirmc a eso, a las l"elaeiones 1'1(' Roberto con Batlle<br />

y El Día.. El tenía una gran amistad eon El Día, que lo sostuvo en<br />

sus últimos tiempos, cuando Hoberto ya estaba pobre, porque había<br />

aQ."otado todos sus eaudalr's. Como no tenía ninQ."una fuente de ree;rsos,<br />

quedó práeticamente en la miseria y se s';stenía con una espeeie<br />

de subvención qne le pasaba la Administración <strong>del</strong> diario por<br />

orden de don Pepe. Roberto había ayudado económicamente a El Dí.a<br />

en sus comienzos. v de ahí esta s\llJYenciÓn. Roberto "l"a amiQ."o de<br />

Arturo Santa AlllH~ y de Domingo Arena, dos grandes a<strong>dic</strong>tos ~ don<br />

Pepe y que intervinieron en la fundaei6n y sostenimicnto de El Día.<br />

El primer() era rico y esto eontribuía a fortaleeer las relaciones que<br />

Hoberto mmJtenía con el diario, que le ayudaba a vivir en sus últimos<br />

tiempos. Antes ele dejar Batlle la presidencia en 1907, y subir<br />

- 37


vYilliman al poder. don Pepe- le ])j'oulró a Roberto un consulado. para<br />

no dej¡:¡.rlo en la ealle, porque esa snbveneión lH> podía ser proseguida,<br />

pues era -digamos así- anti-administrativ,l. De modc) que<br />

para que tnviera algo propio y no cle!wndiera de El Día, le dió Hn<br />

eonsulado. I'rimero 10 nOlnln'(' eónslll en La Plata, pero el .:\Iinistro<br />

de Relaeiones Exteriol'es de la Argentina, el mu.,' famoso Dr. Zeballos,<br />

enemigo clel UrugHay y Ij1H' ademús. tenía fama de ser homesexual<br />

(llllldia fama, tanto que era proverbial; se deeía: -"Como<br />

Zcb.!}llos ... " 10 reehazó ... por inmoraL .. ! :\"0 le dió lo qHe se<br />

llamaba el e:rcquatur, o sea. la admisión ofieial dC'! gobierno. Entonces,<br />

Batlle le nombró en Paranaguú. nn puerto bananere <strong>del</strong> snr de<br />

Brasil. y el pobre Roberto no tuvo mús remedio que marehar a ese<br />

entierro. por un tiempo, hasta sn loeura.<br />

-Durrtnte el período en que Fobci'to dc lag Carruas estuvo en<br />

Par({nagwÍ ¿ l'd. mantuvo correspondencia con él.'<br />

-:\"0. A partir de esa feeha, llllest''':l relaeión quedó ya eas! TOtalmente<br />

interl'lullpidH. Pero quisiera {[eeir algo sobre los últimos<br />

libros de Roberto, que fneron ese ritos y publicados en ese período.<br />

Después de reeibir lo'> dos balazes, Roberto eambió Hn poeo de ea­<br />

1'úeter. Se apagó su brío amorJibrista. Y este eambio se ye en sus<br />

dos últimos libros: La Yelllts ('e ¡este y La visión <strong>del</strong> ((rcángel, que<br />

yo los tenía, enviados pClr él y no los tengo. Ahí eambió también mueho<br />

su estilo. Se hizo mús eonfuso, mús barroeo, mu~' ell]'('dado, muy<br />

reeargado de adjetiYos, de metúforas. Pero 10 importante no es eso,<br />

formaL sino el eontenido. Esto, creo -no sé si podrá ser- pero me<br />

pareee que no vino por sí solo, aparte de las reflexiones que pudo<br />

tener de sí. eomo eonseenenc'ia de haberse visto eara a cara con la<br />

muerte. '. "Creo que en ese cambio puede haber algo de la sugereneia<br />

que ejereió sobre él en


-Jle parece admisible todo lo quc Ud. <strong>dic</strong>e. Parccc litny IJosible<br />

que cl. imprleto producido en él por cl cnfrcntamicnto cara a cara<br />

con la muerte más la· incidcncia de las conversaciones de carácter filosófico<br />

mantenidas con Ud ... pncdan haber prodzwicZo esa variación<br />

de la postn)'(( vital y literaria de Roberto de las Carreras. En relación<br />

con estos temas, se me OClliTeJi algunas preguntas.<br />

-Prosig'a. entollees. Pl't?gunte.<br />

-¿Caalldo usted conoció a Roberto había usted escrito yet algo?<br />

-Cuando eonoeí a RolvI'to, yo no había publicado absolutamente<br />

nada. Era casi un muchacho. Sólo un aspirante a eseritar, inédito<br />

todavía. Publiqué preeisamente mis primeras cosas en algunos<br />

diarios, por la inf:ueneia qu., él tenía en ellos, porque yo, hasta entonees,<br />

era completamente Uil deseonoeido.<br />

-¿ Ud. cree que la obra Roberto de las Cal'i'erasinfluyó en sn<br />

primer traf¡aJo?<br />

-Quizús un poeo en el e~tilo, en la adjetiYeH,ión, en la riqueza de<br />

lenguaje, en el barroquismo, que, por otra parte, era muy d'annunziano.<br />

En eso, sí, pero no en cuanto a las ideas y a los motiYüs, que,<br />

eran totalmente distintos. Roberto era puramente un sensualista. Sus<br />

motiyos eran el amor earnaL el amor libre, la yoluptuosidad; yo, por<br />

el c:ontrario, fuí easi siempre desde el princ:ipio, de tendencias más<br />

bien ecmeeptnales metafíSicas. Completamente distinto, aunque grande<br />

e ingenuo admirador de él eomo personaje sensacional elel Monteyideo<br />

de la époea y de su obra literaria. Pero lo admiraba, más en<br />

sn literat11l'a panfletaria qne en sn literatura poemática. Quizás se<br />

pnede reeonlar aquí que es lústima que se' hayan perdido sus tres<br />

libros mayores <strong>del</strong> género panfletario: .1ntoloyia de la alelea. Pliego<br />

al Ateneo!! El Sátiro. Sé' rc'iería en ellos, sin disimulo a personajes<br />

notables de la época. eon especial referelH'ia a sus vidas privadas.<br />

Seg'ún dieell. DUlllillgO .Arena eYitó


demente. 1Jnicameute uo le gustó el título. Según él, y de aeuel'do<br />

con su caráeter de entonces, debió haberse titulado: "El ostracislí/o<br />

ele losmirios". La Conqnista de las estrellas le pal'eeía demasiado<br />

enfático; y lo era; pero lo era de aeuen10 eon el car[¡ctel' mismo <strong>del</strong><br />

trabajo, de su contenido, <strong>del</strong> enal no tc'ngo absolutamente rastro.<br />

También celebró mueho La liipcrlJórca, primera yersión de esa LilIlí<br />

1I1argaf. la pieza de teatro que ustC'd tuvo la in(lisel'eeión de uhi('al'<br />

en Apolo e inelu.:;o reC'ditar. 1) '7\0 se lo perdono. De La IIiperbárw<br />

inició una tradnceión al italicmo Arturo Pozzil1i. a pedido de 1l01H'l'to<br />

que era un entusiasta de la l'bl'a. PGzzilíi, qne era ([iredor de L'liuli.a.<br />

¡¡el Plata. era un italiano florentin(} muy pnro e ilustrado y<br />

también mu~' el 'ul1nuzziano. lloberto lo l'eeomC'ndaba <strong>dic</strong>iendo que era<br />

"laureato da la Academia dC' SC'nsllCllit[¡ de Bolog'na" (un institnto.<br />

creo, inventado por él). ' .<br />

La inteneión de l'loberto era tradueir la obra y hacerla representar<br />

por una compañía italiana. Pero el proyecto no llegó a eoncretarse.<br />

(l) En: Arturo Sergio Visea. A,ntología de poetas modernistas ll1{;'uores.<br />

BibJioteca "Artigas". Colección de Clásicos <strong>Uruguay</strong>os. Volumen número<br />

139. Montevideo. 1971.<br />

40


CARTAS DE ROBk~TO DE LAS CARRERAS<br />

EDMUNDO JlONLWXE<br />

A<br />

-1-<br />

Querido l\Iontaigne: (1)<br />

Vd. dirú que no le reeuerdo sino l~uando necesito de su buena y<br />

grata amistad! Contesto: E'i Vd. de esos amigo.~ que hacen dormir<br />

sobre los lallrel(~s de la amlstad eonqnistada y que a fuerza de considerarlos<br />

seg'uros no se eonsidera neeesario eultivarlos eon el mismo<br />

cuidado y' ({sidnidad qn\~ los tipos cocottcs, v. g. nuestro amigo el<br />

antiguo psiqniatro, qne seglm pareee ha obtenido un éxito resonante.<br />

(2) Cómo nos clespreeiarú ahora, desde su Olimpo científico!<br />

Mi neurastenia, ¡atormentada inhibieión! unida á mi campaña<br />

jurídiea no menos afanosa y llena ele incertidumbres, que la que domina<br />

en estos momenÜJS mi amigo Batlle, son también razón que<br />

alego ante su amista(l ofell(lida, conw disculpa de mi inactividad<br />

epistolar.<br />

Lanzo tres (livisiones eontra el Baluarte, esto es contra el Burgués<br />

á quien no dejaré deseansar hasta mi postrer aliento. lVIorirá<br />

uno u otro: el burgués ó yo. El duelo es á muerte.<br />

La primera división, (jU(' esealará las alturas, es algo así como<br />

una polémica humorista sobre' el matrimonio eon la opinión, á la cual<br />

bajo forma euieladamente eh'gante digo eosas dolorosas. Quien bien<br />

te quiere te hará sufrir... La segunda es "El Sátiro", una risa,<br />

siluetas de sensualistas solapados que no sé que dirán al verse descubiertos.<br />

.. y por último, un eontingente de tropas deslumbrantes, en<br />

maravilloso uniforme: ;; Salmo á Venus Cavalieri" <strong>del</strong> que tiene V


admirable sería un graYe pecado para con su belleza. Pienso que<br />

Peuser bien pudiera ser agradable a la Cavalieri y que Vd. podría<br />

desempeñar el alto cometido de interrogar á ese señor sobre su arte<br />

de crear el cuerpo <strong>del</strong> libro. (El autor crca el alma). En París las<br />

maravillosas envolturas de ciertos libros. el elHrarce de creaciones de<br />

Loti, Daudet. etc.. se ofrenda al público' en esc~lparate de velours como<br />

piedras precicsas y deslumbram:es. Yo profeso la devoción de los<br />

libros, me parecen joyas y C1eo que su alma artística me aeompaña<br />

en esta <strong>del</strong>icada sensualidad por el ropaje de las obras, por el <strong>del</strong> li·<br />

bro. Su alma pues, interrogará á Peuser. Esa e<strong>dic</strong>ión sería hecha con<br />

arreglo al siguiente mo<strong>del</strong>o que someto á su gusto: Interpretaría el<br />

título de Salmo: este es tendría el aire de un misal. sería de gran tamaño<br />

(adjunto la medida). El título sería formado por gn;ildes le·<br />

tras, artísticamente derramadas sobre la Carátula.<br />

Esta debería ser hecha por algún artista de intuición sensualista,<br />

,el cual llenaría un fondo con espesas nubes de incienso viboreando<br />

de entre incensarios de harem. Se impone agTegar a ese incienso,<br />

coluinnas, pórticos griegos, algo que sintetice dara, breve, y vagamente<br />

elulllndo antiguo, el mundo maraYilloso que transcurre en mis<br />

págiÍlas ele apot


Lo saluda y espera no se yengue Vd. demoraIlll0 su I'espuesta:<br />

El Salmista (Roberto de las Carreras).<br />

lIocquart 286. ::\lonteyideo.<br />

Ccntésteme pronto si le es posible para aprontar el dinero.<br />

Carisimo ..\lontaigne:<br />

-II<br />

Me entero <strong>del</strong> accidente mortal ocurrido al causante de su ser.<br />

Sonríamos ú la ::\Iuerte, al "milagro diario de la Naturaleza" en cuyo<br />

antro se esconde quién sabe y da marayillas... Su aspecto aterrador<br />

solo debe asustar á los niños. .. El día de la muerte debiera<br />

ser de fiesta... día de fabuloso impreYisto)<br />

Somiamos ú la :lYluerte v á la Vida! Seamos eclécticos. única<br />

manera de no equiyoearnos. Todo es be11o! .<br />

Realizo en l\IonteYideo el milagro tipográfico... ,Tamás lo hubiera<br />

creído posible en la ciudad de San FPlipe! Es esta una marayilla<br />

casi tan desconcertante como la l\Iuerte. FÜ~'úrese Vd., esto es<br />

trate Y d. de concebir con esfuerzos dantescos de "imaginación, lo si­<br />

!l'uiente: Barreiro. el decano de nuestros introductores de libros v de<br />

~l\lestros impresores, ha hecho venir ele París, la fine fleu/' d~ los<br />

papeles artísticos y de los tipos de imprenta de igual ramo. .. Yo l(}<br />

yeo y no lo creo... J 'ai toujours trouyé Saint Thomas bien crédule,<br />

como <strong>dic</strong>e un crítico francés a propósito de espiritismo.<br />

Realizar en :lVlontevideo un milagro tipográfico!... V d. concebirá<br />

toda la inquietud cósmica <strong>del</strong> aecidente al saber que el poema<br />

será la primera impresión que ha sido heeha después de los siglos<br />

que el hombre hormiguea sobre el planeta. Como no se [le] ha ocurrido<br />

esto ú la vanidad de lling'ún poeta) Será un libro impreso en<br />

oro!. .. sobre papel borra ele vino de ulla elegancia arcaica eles'\'allecedora.<br />

.. De paso sea <strong>dic</strong>ho no hay elegancia sin arcaismo. ~-\.brevio<br />

detalles para dejar algo á su sorpresa.<br />

Le enyío una critiquilla sobre un poeta de aquí, un montevideano<br />

de la más pura cepa qU0 ha adoptado por fuerza, el disfraz de<br />

un parisién libertino. Es sabido que los niños juegan con todas las<br />

cosas... Le ruego se apersone a Bernardez -á quien le rogará lo<br />

reproduzca en el diario anunciando al mismo tiempo mi Salmo, sin<br />

detalles de la impresión por supuesto.<br />

Notará Vd. la ironía que mi crítica ha merecido a los natosos ('?)<br />

de la "Razón" mortificados por tanto alarde de exquisitez. Han fingido<br />

un error tipográfieo...<br />

Lo saluda y espera verlo prolllO<br />

Su auigo affo.<br />

Roberto<br />

POI' favor, borre pagos!<br />

Es justo felicitar á Bernarc1ez por su nueyo libro <strong>del</strong> que he<br />

visto algunos párrafos hermosos. Vigile la pruebilla.<br />

- 42


III -<br />

Sr. Edmundo J\Iontaignc:<br />

Recibo la silueta rara en fuerza de exquisita que su amistad me<br />

brinda. No recibo los Terses: es la segrmda Tez que el envío de su<br />

espíritu es descarriado por alguna divinidad hostil que a mi ver no<br />

puede ser otra que Mereurio dios ele los mereaderes.. ! e0111o que otro<br />

dios no reina en la basta extensión que debe sernos permitido denominar<br />

cen toda vulgaridad PI Boliche. No es eulpa nuestra si tanto<br />

Vd. como YO hemos visto en ól la luz <strong>del</strong> Arte.<br />

Todo ~nvío elebe ser hec'ho rel:omenc1ado a fin de inutilizar la<br />

acción abiesa [sie] de :Mercurio. De lo eontrario no percibiré nunca<br />

la alegría de tener al alcance de la eomprensión y <strong>del</strong> gusto el Alma<br />

de Vd.<br />

lHodestia amistosa es el hecll(} de ofreeer Vd. c1iseulpas por la<br />

Silueta excesinl de ameniclad e interés. Veo que ha bebido Vd. un<br />

sorbo en mi cú1izo Sus connutaciones tocantes á los 1ibros difíciles,<br />

á la concentración. ú la intensidad me dan la inlaQ'en <strong>del</strong> observador<br />

de Estética: son expresiones la" sU~'as anaJítieas, l:;;'velac1oras. lYle halaga<br />

sobre manera que diga Vd. la buena literatura eastellana; la<br />

madre europea es ele eficaz recerdación; ella posee trac1iciCm attístíca;<br />

la integración en <strong>dic</strong>ha matel'llic1ac1 eonfiere importancia; por<br />

otra parte lo que en castellano es escrito es literatura ea"tellana. Observo<br />

el acierto con que Yd. revela el carácter poemático <strong>del</strong> juego<br />

<strong>del</strong> vocablo ...<br />

No sé si habrú recordaclo Vd. el versículo. la forma bíblica en<br />

que me inspiro... La úniea expresión que me permito no eompartir<br />

con Vd. es poellla sin ejemp!,) frase que puede haber aeaneado ú Vd.<br />

el compromiso de apasionado.<br />

Como creo haberle c1iehc en mi anterior yo no sabía que era de<br />

Vd.; por momentos pensaba que Vd. no debía existir cosa que no<br />

elebe extrañarle pues yo que le eseribo no me considero en el número<br />

ele los yivientes. .. Es por tal eon"icleraeión a "u respeeto que la<br />

Venus no contiene ningún fnl~.nllento a V d. dedieaclo siendo así que<br />

ninguno exhibe más <strong>del</strong>ieaclu men'eimiento...<br />

Al fraterno Esteta, salud!<br />

Carísimo l\Iontaigne:<br />

R[olnrto] de las ('ul'reras(l)<br />

IV<br />

Está Vd. diseulpado en ateneión a su franqueza. Por mi parte,<br />

me creo también necesitado ele diseulpas. R('eibí el artículo ele Bazzano<br />

que me pareció felicísimo. Hube de contestar illlnediatamente pero<br />

mi carta quedó á la mitad, interrumpida por la neurastenia!<br />

lYle informo con gusto <strong>del</strong> efeeto producido en el psiquiatro por<br />

nuestra sátira. Ingenieros ha tenido su 'Yaterloo humorístieo!<br />

En estos mOlllelltos me oe IlpO ele gestionar un (']llpleo diplomútico.<br />

Probablemente iré pront~) á Bl1l'llOS A;vres y eharlaremcs.<br />

(1) La carta fue escrita a raíz <strong>del</strong> elogio hecho por el destinatario al<br />

"Psalmo por Venus Cavalieri'·.<br />

44


No sé de el lujo, animoso ele pagar en esa mis cosas. lV1ándeme<br />

las modestamente á :Montevideo sin pagar el flete. Yo me arreg 1 9·<br />

Todavía un último servicio! Diríjase Yel. al Club ele Gimnasia y Esgrima,<br />

pregunte por el secretario, tenga Vel. la amabilielad de retirar<br />

mi ro-pa de esgrima <strong>del</strong> casillero en que está depositada, comprenelidas<br />

un par de florctes, una careta de esgrima, etc. lV1e hace con<br />

todo eso Y con lo clemús un paquete y me lo envía á casa de Julio Herrera<br />

v Reissür. cuva dirección Vel. sabe' naturalmente, sin ningún<br />

género' de lujo'.'.. . . ~<br />

Ha escrito algo nuevo! Trabaja en los sonetos? i qué <strong>dic</strong>e Bazzano<br />

'! Recuerdos á SÚ nchez.<br />

Lo saluda amigablemente<br />

Roberto<br />

Julio Herrera y yo ]0 1'(·corc1amos siempre.<br />

Gracias por todo.<br />

-ylVIontaigne<br />

amigo:<br />

Su eterno impertinente solicita dc su probada fi<strong>del</strong>idad un nueyo<br />

senicio importante: Entregará Vd. la earta que le adjunto a la<br />

señorita lV1aría Elena de Miraba1. Barraeas <strong>del</strong> Snr. calle Alc1ás ...<br />

N9, .. Es no saber el número lo que me haee indisponerme con su<br />

paciencia.<br />

Señas:<br />

Camina Vd. Venezuela, hasta Entre Ríos. Allí toma Vd. el tren<br />

qne <strong>dic</strong>e en la tablilla: Constitución y que marcha hacia su derecha<br />

suponiendo que dé Vd. el frente á Entre Ríos al llegar de Venezuela,<br />

Subido en el tren, se deja Vd. 1Jeyar hasta el puente de Barracas<br />

<strong>del</strong> Sur. Está Vd. a pié. Costea Vd. la margen <strong>del</strong> Río poblada<br />

por una trama espesa de mástiles, durante dos ó tres cuadras. Halla<br />

y d. una casilla-embarcadero. Pide Vd. un bote que lo conduce hasta<br />

la otra orilla (5centayos). Desembarcado Vd. camina hacia la izquierda<br />

po-r los rails, entre los vagones que le sugieren a Vd. idea<br />

ele choques, de catústrofes. .. hasta llegar á U11 easerío de casas de<br />

madera con techos de zinc. .. Allí deseansa Vd. de sn excursión sonámbula<br />

Y pregunta Vd. por la calle Aldlis. Le halla a un paso. Arrancando<br />

de la vía <strong>del</strong> tren, la segunda casa de inquilinos es el término<br />

de su excursión. Entre Vd. y I)regunta por el SI'. Francisco lVIinetti<br />

ó en su defecto, por la Sta. ele Miraba1. Le explica Vd....<br />

Gracias. Veo ya su excursión terminada eon el éxito que asegunlll<br />

su discreción v su esnri ~.<br />

El Destino n~ ha qu~ridc que hablase con Allende! La urgencia<br />

extrema de mi veniela. me ha hecho virar á Montevideo con rapidez<br />

vertiginosa, á defender posieiones. Mis disculpas pues á nuestro<br />

colega espiritua1.<br />

Saluda á Vel. Y a su hermano<br />

Roberto de las Carreras<br />

El asunto que le confío es de toda urgencia. Le ruego contestación<br />

á Lista de Correos.<br />

45


SOBRE "MARTIN FIERRO"


TRES APLVTE8 SOBRE l\IARTIX FIERRO<br />

El texto que sigue fue compuesto sobre los<br />

apuntes que sirvieron de base a la conferencia<br />

pronunciada en noviembre de 1972, en<br />

el Instituto Cultural <strong>Uruguay</strong>o Alemán<br />

"Humboldt Hans", de la ciudad de Salto,<br />

con motivo de la conmemoración <strong>del</strong> centenario<br />

de la Pl1blicación de IDI gaucho Mar.<br />

tÍn Fierro.<br />

EL l\IISTERIO DE LA CREACION<br />

En el proceso de creación de toda gran obra de arte es perceptible<br />

con todo rigor. un misterio. En el caso <strong>del</strong> l\IAHTIN FIERRO este<br />

llli~terio parec~' a~entuarse, como ocurre en algunos casos, cuando se<br />

atiende a las contra<strong>dic</strong>ciones, fúcilmente evidenciabIes, entre el origen<br />

<strong>del</strong> poema y su ulterior destino literario. O, <strong>dic</strong>ho de otro modo, entre<br />

lo que el poema pareció destinado a ser y lo que en realidad fue<br />

ves. Esta formulación. un tanto sibilina. debe ser aclarada. Para ello,<br />

~s necesario fijar la atención sobre tres puntos angulares: el hombre<br />

que escribió el poema, la intención con que lo escribió y el carácter,<br />

por contenido y lenguaje, que el autor impuso a su creación.<br />

Con respedo al primer punto, el hombre que escribió el poema,<br />

cabe formularse esta pregunta: -¿ Quién fue y cómo era José Hernández'?<br />

Los datos que se poseen sobre su vida y personalidad, no son,<br />

por cierto, excesivos, si se tiene en cuenta, sobre todo, que se trata de<br />

una figura histórica bastante cercana en el tiempo. En su mayoría,<br />

esos datos son los proporcionados por el hermmio <strong>del</strong> poeta, Rafael<br />

ITernández, en su libro Pehnajó. Nomenclatura de las calles (1896).<br />

La información proporcionada en este libro, más algunos otros pormenores<br />

provenientes de distintas fuentes, permiten componer una fisonomía<br />

bien definida: .José Hernández. nacido el la de noviembre de<br />

1834 en lél llamada Chacra de Pueyrr'edón (Partido de San lVIartín),<br />

fue un hermoso ejemplar humano, con caracteres y rasgos bien criollos,<br />

dotado de una inteligencia vivaz ~- Ulla intuición penetrante, aunque<br />

no clemasiaclo cultivado. Sólo cursó estudios primarios. A pesar<br />

de que en ellos evidenció verdadero afán de saber, hubo de abandonarlos,<br />

como consecuencia de un repentino quebranto de salud y ra<strong>dic</strong>arse<br />

en el campo. Intelectualmente se formó solo. Pero lo que puede<br />

haber perdido en disciplina intelectual lo ganó en experiencia de vida.<br />

Al respecto, Eleuterio F. Tiseol'lJia ha escrito: "EJi Camarones y Laun//([<br />

ele los Padres aprendió a domillar el caballo, observó los ruelos<br />

{raba.íos ele ganaelería que, bajo la dirección <strong>del</strong> padre, practicaban<br />

elos ganchos y tomó parte en ellos. En estos ejercicios -concluye el. ci.<br />

taelo autor- pasó sn mocedad y se preparó reciamente para la .viela".<br />

Conoció también la experiencia militar. A los 19 aftas, se incorporó a<br />

las fuerzas <strong>del</strong> eo1'onel Pec1l"J Rozas y Belgrano que defendían al gobierno<br />

eontra la sublevación elel coronel Hilario Lagos. Participó en<br />

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combates y supo enfrentar cara a cara a la muerte. Lm·hó en Cepeda<br />

con el grado de capitán. Y participó, además, activamente, en la vida<br />

política de su época. Periodista yocacional y de gran temple, colaboró<br />

en la Reforma política y en el Argentino y fundó, en 1869, su diario<br />

El Río de la Plata, desde el cual feryorosamente expuso su ideario<br />

político y defendió COn encarnizamiento a dos gauchos de la persecución<br />

de las autoridades, reclamando la supresión <strong>del</strong> reclutamiento. En<br />

1863, en que e~; asesinado el candillo riojano Angel Pefíalosa, conocido<br />

por El Chacho, Hel'1lández escribe y publica su libro Vida <strong>del</strong> Chacho,<br />

en el que hace incisivas críticas a Domingo F. Sarmiento, gobernador<br />

de San Juan. Su otro libro en prosa, Instrucción <strong>del</strong> estanciero, lo pu­<br />

:}licó en 1881. En su obra, ]f¡¡ertc !J transfiguración de Mai'tín Fierro,<br />

Ezequiel 1\lartínez hace conocer este detalle pintoresco: "Por sn Polente<br />

'voz .y por su modo desembarazado de hablar, le ponen el sobrenombre<br />

de JIATRACA., con quc sus ami[los lo conocen. hasta qne en<br />

1878 se le cambia por el de JL1RTLV FIERRO n . •José lIel'llández murió<br />

repentinamente, de un ataque al corazón, el 21 de octubre de 1886.<br />

Deliberadamente. en estos datos biollT,ificos he omitido la mención de<br />

El [lancho Martín Fierro (1872) Jo.: de la ruelta de ~J1artín Fierro<br />

(1879). Suprimidas estas dos obras, la imagen que da de sí .José lIernández<br />

es tan sólo la de un hombre de acción, activo, inteligente y<br />

movido por impulsos e ideales generosos y la de 1111 periodista de fibra.<br />

Pero no la de un poeta. Ilimó, es verdad, algunos versos fuera de<br />

su Obl'Cl geniaL pero esos versos no valen nada. De ellos, solamente merece<br />

recordarse, por su gracejo, la epístola en verso dirigida a Manuel<br />

Blanes y en la que hace la descripción <strong>del</strong> cuadro El desembarco elt:<br />

los Treinta .If Tres Oricntales. José Hernández, por consiguiente, no<br />

fue sustancialmente, un poeta sino un periodista y hombre de acción.<br />

Sin embargo, este hombre, que no es sustancialmente un poeta, en<br />

1872, en un alto de su acción y, estimulado por la lectura de Los tres<br />

.


íllás: escrito con intclH:ión l:ircllnstancial polítieo-socinl, el poema trascendió<br />

la intención <strong>del</strong> autor J' dio, como es fácil probar y, aunque<br />

sin perder su contenido inicial, una imagen universal <strong>del</strong> hombre; es·<br />

crito desde una postura intensamente regionalista, de tal modo que<br />

todo fl y todo en él arraiga ceiíidamente en lo local, el poema se universalizó<br />

hasta resultar el mús difundido poema Hlnericano en todo el<br />

lllundo, hallándose traducido, incluso, al japonés. Creo que con esto<br />

queda clara la afirmación, que inicialmente podía parecer un tanto sibilina,<br />

acerca de las contra<strong>dic</strong>ciones entre el origen <strong>del</strong> poema y su ulterior<br />

destino literario, entre lo que el poema pareció destinado a ser<br />

y lo qne llegó a ser en realidad. En síntesis y unitariamente, esas contra<strong>dic</strong>ciones<br />

admiten ser expuestas con esta fórmula: el JL1RTIN FIE­<br />

RRO es un jJoema genial COn valores universales ,1} con difusión univcrsal,<br />

escrito pOi' un hombre quc 110 jJareeía ser sustancialmcntcun<br />

pocta y que se propuso, fundamentalmente. escribir una obra circunstancial.,<br />

de tesis político-social y con un carácter regional bien acent<br />

uado.<br />

José Hernández, en consecuencia. creó un poema que superó<br />

ampliamente sus propias intenciones creadoras. En El payaclor, Leor1oldo<br />

Lugoncs sostiene que "Hernúndcz ignoró siempre Sil importan.<br />

cia" y agrega que sólo tuvo genio en ocasión de componer el 1I1artín<br />

Fierro. Concluye luego: "El poema compone toda su viela y, fucra<br />

de él, no queda sino el hombre enteramente común, con lasicleas nlc,<br />

dianas ele la época ". Aun sin suscribir esta afirmación sobre la mediocridad<br />

<strong>del</strong> hombre .José l1el'l1ández, cualquier lector <strong>del</strong> poema<br />

puede sentirse tentado a pensar qne ese hombre escribió un poema<br />

superior a sí mismo. Y si esto puede parecer exagerado, no lo es, seguramente,<br />

afirmar que en el poema el autor al'ticuló, decantado y<br />

en especiales momentos de lúcida inspiración, todo lo que de mejor<br />

había en él y que salió a la superficie <strong>del</strong> alma a tnlYés de una <strong>del</strong>icada<br />

simbiosis mtre el ser indiyidual y el colectiyo. De todos moclos.<br />

la obra. en cierta medida. venció al'creador. Para muchos lectores'-de<br />

su' época y aún de élhora- quien existió y existe no es el<br />

autor sino el personaje. El existente es l\Iartín Fierro y no José Hernández,<br />

la criatura y no el creador. De tal manera el personaje venció<br />

a su hacedor, que, recordemos el dato autes proporcionado, al año<br />

siguiente de publicado el poema, .José Hernáudez dejó de ser Matraca<br />

y se convirtió en 1I1artín Fierro. El intento de entrar en las<br />

contra~licciones expuestas sería equiyalente al de entrar en los misterios<br />

de la creación estética. No pretenderé entrar en tal misterio, porque<br />

tal pretensión sólo conduciría a 11n seguramente vano bucear en<br />

las tinieblas. Si tal intento puede resultar Yana, tal vez no lo sea<br />

reflexionar, aleccionados por .José Hernández y su poema, que al hom·<br />

bre eterno sólo se llega pasando por el hombre temporal. Sólo es posible<br />

dispararse a lo absoluto pasando por lo relativo histórico. In<br />

ateneión total a la circunstancia inmediata es el primer peldaño para<br />

alcanzar lo trascendente. Todo paisaje es visto según la perspectiva<br />

determinada por el lugar y Lera en que se está. Querer ver sin ubicación<br />

geográfica y temporal es el mejor modo de situarse en posición<br />

adecuada para no ver nada. Idéntico fenómeno se da en la creación.<br />

El intento de crear en mlÍversal es el mejor modo de nadificar la<br />

ereación. Con wrdad afirlllÓ Goethe que las obras eternas eran<br />

obras de eircllnstancia.<br />

- 51


PEHSÜXAJES<br />

El ledor de una novela (o. también. (le un poema narrativo)<br />

pue(le formularse, concluída la lectura. una pregunta siempre incitante.<br />

Ante talo cual personaje y, especialmente si se trata de un personaje<br />

protagónico intensamente sondeado por el autor, puede preguntarse<br />

quién es, cómo es ~' qlié es ese personaje imaginario pero,<br />

nnlchas v('ces, tan o más viYiente que los seres reales. La pregnnta,<br />

en principio, puede parecer ob"ia o d(' mny fáeil respuesta, ya que<br />

el autor mismo proporciona, si ha ereado en hondura, los ingredientes<br />

de la definición <strong>del</strong> personaje, al ir snbra~'ando, paso a paso, los<br />

rasgos <strong>del</strong> temperamento <strong>del</strong> mismo y las Yicisitndes por las que atraviesa.<br />

Pero, en verdad, si se trata de una obra wnladeral1lente genial<br />

~', el personaje es, en eonseeuencia, una cr('aeión verdaderamente<br />

profunda, la respuesta no es tan fáciL porque el personaje, en este<br />

caso, aclquil're la consistencia v la misteriosidad de un ser humano.<br />

Y, notoriamente. el íntimo fO{l(10 inscbornabh' de eualquier ser humano,<br />

por elemental que sea. ('S, siC'mpre, una incógnita. para los otros<br />

y aún para sí mismo. C"rcar esa incógnita :: proeurar despejarla, ya<br />

se trilte de nn ser humano o de un personaje imaginario, C'S una tarea<br />

apasionante y que debe ser continuamenlc' r('noval1a porque sn logro<br />

total es illaleanzable. En esta situación se hallan varios de los personajes<br />

d(' El !!allcho JJal'lín Fiel'l"o y de La ¡'licUa de Martín Ficrro.<br />

Son personajes tan compll'jos eomo los reales y (1(' ('11os es posible<br />

afirmar que se le escapef}'on a su ereador para elltrar a YiYir con Yida<br />

propia. eomo oenrre siempre con los grandes personajes novelescos.<br />

Cabe haeer, pues, con respeeto a elios las antec1ivhas pregnntas. Sólo<br />

aec('derl'. desde luego, a alg'u11os personajes y en forma esquemútica.<br />

y el primero ha de ser, eomo es 11nturaL ('1 pC'rsonaje protagónieo.<br />

¿quic'lI es. cómo es )' qué es ::\Iartín FiC'lTo. Sin pretendC'r una respuesta<br />

exhaustinl, es posible seüalar dos rasg'os que. ('ll principio, pa,<br />

recen contrac1ietorios, pero


y sel/tao jlll/to a7 fouón<br />

a esperar q/le vel/[fa el día.<br />

a7 cinwl'I'ón (e prendía<br />

hasta pOl/crse rechoncho,<br />

mientras Sil ch ina dorm{(~<br />

tapadita con Sil POI/cito.<br />

Esta felicidac] no dura. Se prodnee una le\"a ¡" l\Iartín Fierro es<br />

c11\"iado a prestar ser\"ieio e11 la frontera. 8urg'C' entonees el segundo<br />

l\lartín Fierro: d hombre abrumado por la inJusticia y al que 'la injustieia<br />

comienza a malear o corrompc!'. Vin' cn la fron:,ra tres años<br />

de padecimicutos y al fin logra desertar y regresa a su pago. De todo<br />

lo qne constituyó su \"ida feliz, nada c'ncuenlt·a. Despojado de todo,<br />

se éonvierte. tcrcer l\lartín Fierro. en [falle7/O ¡'({[fa y aún algo peor,<br />

que annncia esta sextina decisi\"a:<br />

,Yo hallé ni rastros elel rancl/O;<br />

sólo estaba la tapera!<br />

Por Cristo, si aqllello era<br />

pa e¡¡l/ltar el corazón;<br />

yo ,ÍlIré e¡¡ esa ocaú';n<br />

scr más malo que una fiera!<br />

De (fOIlCllO ¿'(((JO, pasa, cuarto Martín Fierro, a [fa/lchomalo. lVla·<br />

ta. injustamente, al negro en el baile y luego, obligado, al eompadre<br />

en la pulpería. Es perseguido por la justicia y se transforma, qllinto<br />

Martín Fierro, en uaucho matrCl"o. Llega, entonces, otro momento fUlldamental<br />

en la vida de Martín Fierro: la pelea, en el pajonal, con la<br />

partida de policía que 10 aeosa. Enfrentado, como nunca, cara a cara<br />

con la muerte, Martín Fierro siente, en medio <strong>del</strong> gran peligro en qu"<br />

sc halla, una nUCHe torsión en sn destino interior. Y él, que había julado<br />

"ser más malo que una fiera", rEscata, por el recuerdo, aquel<br />

mOlllcnto Cl'ucial ele su Yida ele este modo:<br />

Por su(}'te en aqllel momento<br />

'venía eoloriando el alba<br />

y yo dije" Si me salua<br />

la Yir(fen eJl este apuro,<br />

en a<strong>del</strong>ante le j1ll"O<br />

ser más (fiiel/iJ qucuna ma7ua'·.<br />

Su rucgo parece haber sido esc·l1(·hado. El sargento Cruz se p01h~<br />

de sn lado ¡.- entre ambos vencen a la partida policial. Ambos huyen al<br />

desierto a YÍYil' entre los indios v SUl'!.:e entonces el sexto lVIartín Fie­<br />

1'1'0: el fJ((llcho flluitivo, qne, aco~aelo, ~'elliega ele-la civilización. Aquel<br />

f"·aucho trabajador ha sido reelucido a un homh1'l' cn.\'(l ideal ele vida,<br />

lamentable. se expresa en estas sextinas, con la que inYÍta a Crnz a<br />

irse él Yi\·il' entre los indios:<br />

Fabricaremos Un toldo,<br />

como lo hacen tantos otros.<br />

con unos clleros dc potro, .<br />

(fIlC sea sala .lI sea cocina.<br />

Tal vez no faltclllta china<br />

Que se apiade dc nosotros!<br />

- 53


Allú JIU hay que trabajar><br />

/'i/'e lUlO como UII seiíor;<br />

de cuando en cuando UI/ malón,<br />

y si dc él sale con ¡'ida .<br />

lo pasa echao panza arribe~<br />

miralldo dfJr [JiieUa al sol.<br />

Entre jos indios vive dos grandes v tambi{>n deeisivas experiencias:<br />

la muerte de Cruz, que haee de ':\Iartín Fiel'l'o una coneicnein<br />

ensimismada en ulla tl'emenda soledad:<br />

..:lUí pasaba las horas. sin hablar lI((i17es COJUlligo.<br />

teniendo a Dios pOi' test iyo y mis pe IIs01/1 i(Jdos fijos<br />

en mi IImje¡' y mis hijos,<br />

ellmi pago y el/~¡¡¡i ((mi[Jo.<br />

y su eombate con el indio, verda<strong>del</strong>'o pasaje epleo <strong>del</strong> poema. Con la<br />

Cautiya, por la eual ha luchado, yuelYe a la vida eivilizac1a. Y aparece<br />

ahora el séptimo y definitivo ::\rartín Fierro: el guucho sabio, colmado<br />

de una sabiduría vital que, en especial, se revela en su actituc1<br />

ante el moreno que, en la payac1a, lo desafía y en los eonsejos que da<br />

a sus hijos y al de Cruz.<br />

Los in<strong>dic</strong>ados son los varios ::\Iartín Fierro que se hallan en el<br />

poema. La clave de donde se halla el personaje esa unidad se encuenta<br />

en estos dos versos; "Yo nunca tuve otra, escllela / qlle III/U<br />

uida des!J}'({ciada". Esta dolida confesión de :JIariín Fierro reYela<br />

que, precisamente, el vínculo sustancial que une a los varios Martín<br />

Fierro están unidos pOI' ese vínculo que es, a la vez, el elemento dinámico<br />

que los determina. Martín Fierro es el hombre transfigurado<br />

por la persecuci6n, la adversidad y el sufrimiento. El personaje, en<br />

el poema, describe una trayectoria que forma un únglllo: hay, primero,<br />

una línea descendente que lo lleva de gaucho bueno y labo·<br />

rioso a gauc·j¡o malo y matrero; hay, luego, una línea ascendente<br />

que lo convierte en gaucho sabio. Y en Éste queda l'I'cllperado, aerecentado<br />

y ennobleeido el gancho bueno que fue al comienzo. El poema<br />

muestra, pues, dos reacciones antc el dolor: una que malea y<br />

otra que ennoblece. Doble experiencia Yivicla pOlO .:.\Iartín Fierro y<br />

que constituye uno de los ingredientes que dan al poema significa·<br />

ci6n étiea y nllor universal. Jorge Luis Borges escribió, con aeierto,<br />

que ,José Hernánclez compuso su poema "para den/lilcial' injusticias<br />

locales!J teJIIIJoJ'Clles, pero en Sil obl'a elltraron el mal, el destiilo y la<br />

desuentul'a> que son eterilos". Es evidente que el pocma tiene una<br />

cloble proyecei6n: es, por una parte, Un documl'nto político-saeial<br />

que <strong>del</strong>llllleia la situación misera.ble <strong>del</strong> gaucho argentino haeia la<br />

séptima déeada <strong>del</strong> siglo pasado y es, por otra, una ereaci6n poética<br />

impar que se levanhl por encima de toda limitación espacio-temporal<br />

y ofrece una experiencia humana de caráeter uniYersal, uno de<br />

cuyos ingTeclientes se conclensa en csta sextina:<br />

;j4 -<br />

Jllnta c:rperieneia en la. vida<br />

hasta pet cZar y prestal'<br />

qu,ien la tiene que pasar<br />

entre sllfl'imiento y llanto,­<br />

ZJol'que nada ensería tanto<br />

como el snfl'il' y el llorar.


Entre los personajes protagollll:O". es Cruz quien debe ser recordado<br />

inmediatamente después de l\Ial'tín Fieno. Si se plantean con<br />

respecto a él las mismas interrogantes formuladas con respecto a 1\1artín-Fierro,<br />

la respuesta se halla condensada en los dos versos iniciales<br />

de la respuesta <strong>del</strong> propio l\1artíll Fierro él Cruz, cuando éste concluye<br />

de contar su historia: "reo que SOíi/OS los dos / astillas <strong>del</strong> mesmo<br />

palo ". Porque, en efecto, cnü:e Cl'l}Z y l\Iartín Fierro lwy identidad<br />

de destino. Ambos son víctimas de la autoridad prepotente y ambos In<br />

han t('nido otra enseuanza q,w la que imparte el sufrimiento. Cruz, como<br />

l\Iartín Fierro, tUYO mujer y ram,ho. Un comandante de milicia,<br />

abusancle de su autoridad, le seduce a la mujer y Cruz obligado lo pelea<br />

v mata al asistente <strong>del</strong> comandante. Convertido en ~wucho matrero.<br />

acu~le a un baile. donde, provocado, se ve' obligado (~ pelear por se:<br />

:,::'unda vez. Continúa su vida de matrero hasta que llll amigo, por favor,<br />

lo compone eon el ,Juez. Es designado sargento de polieía. Pero cuando<br />

la partidn acosa a l\Iartín Fierro. eomprenc1e, él también, que son astillas<br />

<strong>del</strong> mismo palo y pelea junto a él. l\1uere, al fin, de vinwla en<br />

las tolderías de los indios. Este duplicado, aunque en distinta eseala,<br />

\le! destino de 1\1artín Fierro. tiene eon él otro in!!.Tediellte i<strong>del</strong>ltit'ieador:<br />

ambos YiVell eomo arrebatados por la vocaeióll <strong>del</strong> eanto. Con1­<br />

púreee lo que diee l\Iartín Fierro c1e sí mismo. al comienzo <strong>del</strong> poema,<br />

lon lo que expresa Cruz en una parte de su relato. Diee l\Im·tíll Fierro:<br />

('antando me he de lilOi'ii'.<br />

ca nta ndo me 7/(/ n de enterra i'.<br />

Y cantando he de lleuar .<br />

al pie <strong>del</strong> Eterno Padre.;<br />

dcnde el vientrc dc mi madre<br />

l'ine a este mundo a cantar.<br />

y agrega, dos sextinas c1espul's:<br />

ro )10<br />

soy cantor let)'(lo<br />

mas si mc po ligO a c({ntai'<br />

no tcngo cuando acal)(()'<br />

.11 lIIC cnvejezco cantando:<br />

las coplas me U({JI brotando<br />

como aUlla de Jlw}{flJltial.<br />

y eomo respollc1iende, <strong>dic</strong>e Cruz:<br />

A otros le brotan las copias<br />

como flUIW dc manelJ/tia/;<br />

pues a mí me pasa i[fuu/,<br />

aunque las mías liada calen:<br />

de la boca se me salcn<br />

COIl/O ot.'cjas <strong>del</strong> corral.<br />

que en puertiando la primera.<br />

ya la si!) uen las elC/Juís,<br />

y en montones las ele atrás<br />

contra los palos se cstrellan,<br />

.11 saltan y se edJ'opellan.<br />

sin que se cortcn jamás.


Esta duplicación, a través de Cruz, <strong>del</strong> destino <strong>del</strong> protagonista,<br />

puede parecer innecesaria. No lo es. Dos razones lo justifican. Primera:<br />

hay en Cruz matices de la sicología <strong>del</strong> gaucho que .José Herllández<br />

no podía poner, sin descomponer el personaje. en Martín Fie­<br />

1'1'0; segunda: Cruz es imprescindible para hacer presente en el poema<br />

un sentimiento, el de la amistad, sin cuya presencia la sicología<br />

<strong>del</strong> gaucho carecería de rostro. Valga. además, una tercera razón subsidiaria:<br />

en el relato de Cruz hay pasajes de tal intensidad que lo<br />

validan por sí mismo, indepf:lldientemente <strong>del</strong> contexto. Recuérdese,<br />

por ejemplo, al comandante de milicia, ese viejito conquistador a<br />

quien Cruz, por dignidad, no quiere matar, y que da lugar, entTe<br />

otras, a estas dos sextinas inolvidables:<br />

.:.Yo me (fusta que otro (¡allo<br />

le cacarec a mi gallilla.<br />

Yo alldaba ya, con la espilla,<br />

hasta, que en '1I11a ocasión<br />

lo pillé Junto al Jogón<br />

abrazándome a l.a china.<br />

Tenía elvic:iitollna cara<br />

dc terncro nwl lamielo,<br />

y al verlo tan atrcL'ido<br />

1c eliJe: "q /1 C le aproveche;<br />

que lwlJía sido pa el mno/'<br />

como guacho pa la leche".<br />

Estos dos destinos humanos que son Martín Fierro y Cruz encuentran,<br />

en la segunda part.: <strong>del</strong> poema, su prolongación en el Hijo<br />

:Mayor y el Hijo Seg'undo de Martín Fierro, y en Picardía, el<br />

hijo de Cruz. Sobre ellos, aunque merecen más, sólo haré unas rú­<br />

})idas referemias. El canto que en el poema cOlTesponde al Hijo<br />

.Jlayor mereció la reprobación, apenas atenuada, de Leopoldo Lugones,<br />

que en El pa!Jador escribe: "La lección directa de moral.. agrega<br />

su tn:vialidadinhcrcntc al fastidio de largas series de cstrofas<br />

sin colorido ni sabor. Así todo el canto XII de.$tinado a nan·,'t}' las<br />

pcnas <strong>del</strong>. hijo mayor en la cárcel ( ... ) n. Creo, por lo contrario,<br />

que este canto XII es uno de los grandes momentos <strong>del</strong> poema. Her:<br />

nández realiza el prodigio de crear un personaje inolvidable con nn<br />

ser que casi no tiene biografía ni rostro memorable. Es la historia<br />

de una trágica soledad. El Hijo Mayor necesita desesperadamente el<br />

calor fraterno de la relación humana v lo condenan a estar solo. Es<br />

una conciencia que, contra su volunta¿l y deseo, se ve elausurada en<br />

sí misma. Es un ensimismado a contrapelo que desesperadamente necesita<br />

extraverterse. El motiYo circunstancial de la ereación es. sin<br />

duda, para el autor, el impulso de denuneia de una injusticia s¿eial.<br />

Pero también aquí trasciende su intención. El Hijo Mayor es una<br />

tremenda metúfor(l conereta <strong>del</strong> eastigo sin culpa. de la asfixiante<br />

soledad impuesta por los otros, de la ineolllunicación forzada, tan distinta<br />

de la de quien por propia voluntad o por fatalidad sicológica<br />

queda clansurado en sí mismo, haeiendo ele su cOllcieneia cárcel. Ezequiel<br />

l\Iartínez Estrada, tras ele señalar que el Hijo Mayor vive absorto<br />

en la idea fija ele su cautiYerio injusto, eseribe, en su JIuerte<br />

y transfiguración de JIartín Fiel'l'o, estas exactas palabras: "Nada<br />

56 -


más parecido a Sil tormento que el éxtasis. SI! iÍ I/ica idea se le clal'a<br />

a semeiall?CI de la ('¡bora qlle se mllerde la cola, en un circuloirroilllJible.:SIl<br />

persona 'I'iene a quedar aprctada en ese eL'culo; el. alma<br />

se le ha salido y lo asfi:úa oprimiéndolo. Solamente ])anteimaginó<br />

cirelllos tan -hennéticamente cerrados, soldados tan 1Xtra siempre, en<br />

SIlS condenados". Polos üpuestos de este perselllaje son el Hijo Segundo<br />

~. Picardía. El Hijo Mayor carece casi de biografía. El Hijo Seg-undo<br />

y Picardía la tienen én abundancia. Sns vidas son un remolino<br />

de sucesos. Son también, como l\Iartín Fierro, Cruz y el Hijo<br />

Mayor, seres acesados por la injusticia, la prepotencia y la injustieia<br />

socia1. l\Iultiplican, como espejos enfrentados. una misma imagen.<br />

.,. a través de ellos el autor ofrece esos aspectos de la realidad ~que<br />

no entraron en sus otros personajes. Jnchtso, en la historia de Pieardía<br />

se reiteran notoriamente aspeetüs (le la yida de Martín Fierro:<br />

los <strong>del</strong> reclutamiento y la vida en la frontera. Pero en ellos<br />

se muestra un elemento, muv tenuemente insinnado en Cruz, y qne<br />

en el Hijo Segundo y en Picardía adquiere nitidez. Ese elemento nuevo<br />

es el tinte picaresco, tomando la palabra en la acepción que se le<br />

emplea con refcrencia a la novela picaresca española. Rccuérclense<br />

al respecte, especialmente, lo:; incidentes, que tiñen de humor a un<br />

poema de sig-no trágico, promovidos por el amor <strong>del</strong> Hijo Segundo<br />

por una viuda que lo desdeña.<br />

Esta reseña de los personajes <strong>del</strong> poema debe ser, inevitablemente,<br />

incompleta. Lugones, en El payador, cnenta "c/wrcnta y dos<br />

personajes, sin contar los grupos en acción", y Ezequiel l\Iartínez<br />

Estrada incluye, con justicia, al l\Ioreno de la payada en el gmpo<br />

de los g-randes personajes <strong>del</strong> poema. ?\o es posible referirse a todos.<br />

Pero tampoco es posible silenciar al que es, qnizús, fuera <strong>del</strong> protagonista.<br />

el mús popular de los personajes <strong>del</strong> poema: el Viejo Viscacha.<br />

Sobre él se han emitido las opiniones mús diYersas. Hay quien<br />

lo ha visto como una encarnaeión <strong>del</strong> Ma1. eOJllO un ser demoníaco<br />

eon forma hnmana; hay qnien lo ha eonsie1erado ccmo nna especie<br />

de asceta, eon tintes de santidad. Ezequiel l\Iartínez Estrada, en un<br />

<strong>dic</strong>tamen eoneiliatorio, lo enjuieia de este modo: "Yiscac1w contie­<br />

1/e las mús altas virtudes <strong>del</strong> hombre social, elel santo, <strong>del</strong> héroe JI<br />

<strong>del</strong> sabio. pero todas echadas a perder, todas en 8Í[lno ne[latiuo, en<br />

I(I//'ector que se diri[le a la· 'izqllil}rda, en el menos cero". Pienso que<br />

estas interpretaciones suponen 11n engolamiento de la YÍsión <strong>del</strong> personaje.<br />

Este es una gran creaeión literaria pero de carácter netamente<br />

realista. Xi Diablo ni Santo. Es, simplemente, el marginado social.<br />

y marginado por propia voluntad. Contrariamente al Hijo Mayor,<br />

es una eoneieneia que voluntariamente se clausura en sí misma y se<br />

ilH·omuniea. Sólo cuando estú embriagado se suelta algo y accede a<br />

rendir su eXTwrieneia --en los famosos consejos- ante el Hijo Se>gUlldo.<br />

Sus t'razos sicológicos, despojados de los añadidos que le eoloean<br />

las interpretaciones trascendentalistas, son muy precisos. El<br />

núeleo de sn vida síquica es el egoísmo. Sólo viye para sí. El egoísmo<br />

lo haee antro v la avarieia. ladrón. Según mentas, mató a sn<br />

mnjer de un palo p'or cebar un mate frío. E< pues, lo snfieientemente<br />

cruel cümo para que, aún siendo dudoso tal hecho, ya que el mismo<br />

relator no se atreve a confirmarlo. se le atribuva como un rasgo<br />

definitorio de su carúcter. Eg'oísta, aváro. ladrón ,:cruel. es. a<strong>del</strong>ll&s.<br />

IIIiserable. COllSig'o mismo v 'con los otros. Vive ,,; nivel'casi animal:<br />

Si cnsartaba algún asado, .pena que nadie lo coma. primero lo mal-<br />

-::Ji


(liel' y lo eSl:upe después, :\'ada de esto revela a un santo; tampoeo,<br />

a un demonio. Revela, sí, al automarginado social al I'ual el autor,<br />

v valo'a su testinlOnio, le apliea, entre otros. estos ealificativos: per­<br />

~lulario, harauán, micro, retobado. calHancZuÚl'o. 'Viejo parco e illsufrible<br />

de deu1ino. Valen también eomo testimonio el rosario dc'nigratorio<br />

que le rezan los veeinos, según lmr1onamentl' eonll'nta uno de<br />

ellos. cuando muere el Yiejo, Sus famosos consejos son expresión eabal<br />

de S{1 sieología, Viejo experimentado y camandulero, dotado, sin duda,<br />

de penetrante inteligencia práetiea, eompone eon sus eonsejos un idea­<br />

"io <strong>del</strong> no eomnromiso. de la autodefensa e!:roísta. <strong>del</strong> aeomodo v en<br />

todo indiferent~ a los \'alores étieos superior~s, :\'0 es J)('l'esario (:itat·­<br />

los como prueba de I'argo, porque han ingresado ya al ¡'eÍl'anero popular<br />

y todo el mundo los conoce, Sin lugar a dudas, esos consejos, muy<br />

agudos, condensan y exudan experieneia vital. Cualquiera puede apli,<br />

carlos. sin desmedro ético v aisladamente. en ahnmas cireunstaneias,<br />

Pero tomados en conjuntos' como expresió'n de U'¡Ja postura (:tiea global,<br />

postulan una direeeión moral que supone la destruceión de lo mejor<br />

que hay en el hombre: su generosa capacidad de sentirse en relaeión<br />

eon lo que lo traseiende, cl impulso altruísta que eonducc a asnmil',<br />

ante la realidad, un compromiso desinteresado, su saber que eaela<br />

uno llega a ser realmente el que es mediante su rela(:ión con los demás.<br />

La filosofía que emana ele los eonsejos es antisoeia1. <strong>del</strong> mismo<br />

modo que el viejo Viscacha es un marginado yoluntario. En 1'1'1'­<br />

dad, la filosofía moral <strong>del</strong> poema no se halla en los consejos <strong>del</strong> viejo<br />

Vi~:eaeha sino en los qne, en el canto XXXII, da :Martín Fierro a sus<br />

!lijos y al de Cruz y qne postulan una moral en todo opuesta a la <strong>del</strong><br />

Yiejo Viscacha. Hay, sin embargo, entre los consejos de éste, UJJO qne<br />

reyela al gaucho que en sn juycntuc1 fue y quc snpo entendérselas, porqut'<br />

,fue domador, eon bagm~Jes, Es el que se _expresa en estas dos<br />

sextmas:<br />

y !funyoso con la Il'ancu,<br />

me solírt decil': "Potrilla.<br />

I'eciéll te apnnla el connilzo,<br />

1IIas te lo <strong>dic</strong>e nn torllllO<br />

no dejés que h01llbreniílgullo<br />

tc galle ellao <strong>del</strong> cnchillo",<br />

"Las ({rmas son ncec.sarias<br />

pcro naidcs sabe cuándo;<br />

ansina, si andás pasiando,<br />

.11 de noche sobre todo,<br />

debés lleuarlo de modo<br />

Que al salir, salya coriando".<br />

Federieo :\,ietzse1Je afirmaba que uno ele los modos mús fértiles<br />

de aeel'earse a nna obra de arte era el de enfocarla eOll la óptiea de la<br />

vida, Con la óptica de la vida ha sido realizado este enjuieiamiellt;)<br />

ético <strong>del</strong> Yiejo í/ise


y 1('.1 o Yiseaeha en su n'rc1ac1 esencial, cn toc1a su estupenda y casi<br />

ahisnl1l!' yerc1acl humana, Traseicnde su cireunstaneia soeial y es represcutaüro<br />

de un tipo humano, que, de din'rsos modos, s~ da en<br />

todo lugar y époea. El viejo Yiseaeha, voluntario automarginado soeia!.<br />

deja ver, bajo sus harapos de ganeho miserable, nn tipo humano<br />

que, sin necesidad de muy sagaz obserYCleión, es posible reeonocer en<br />

otros medios soeialc·s. époeas y lugares, Qnizú valga la pena recordar<br />

que el viejo Yiseaeha lJeYClba en sí su propio infierno, como<br />

lo e\"Ídeneia la tereera ele estas tres sextinas:<br />

CUUI/do nzo¿o file casuo<br />

uUl/qlle yo lo descol/fío:<br />

!J dccía UíI amigo mío<br />

qlle, de arrcbatao y malo,<br />

mató a sn mnjer de nI/ palo<br />

porqlle le clioun mate frío.<br />

Tt'illdo por tal motivo<br />

1/II11Ca se ('olvió a casarj<br />

l/O Gra fúcil encontrar<br />

1/ il/U 1I I/(l qne lo quisiel"Cf :<br />

todas temerían llcl'(/)'<br />

la suertc dc la primera.<br />

Boí/aba siempre con ella,<br />

sil/ duda por Sil <strong>del</strong>ito,<br />

y dccía el viejo maldito<br />

el tiempo qllc estllro el/ferlllo,<br />

qlle ella desde el II¡CSlllOinl'iei'J1O<br />

lo estaba llamal/do a grito·s.<br />

EL GENEIW LlTElüUaO<br />

El género literario al que pertenece el poema de José Hernández<br />

ha sido, a lo largo de varias décadas, objeto de discusión. El problema<br />

de la ealifieaeión genérica de una obra literdria puede pareecr<br />

de relativo interés. Y, sin embargo, tiene su importancia, Supone una<br />

perspectiva desde la cual se la lee y puede influir en ei juieio crítico.<br />

Conviene, pues, referirse, aun euando sea brevemente, a este problema<br />

en relación eon la obra de Hernández. El debate se ha sostenido<br />

en torno a esta pregunta: ¿es o no el 1\1artín Fierro un poema<br />

épico?<br />

Un rápido repaso de las respuestas permite dividirlas en tres<br />

grupos: 1) las de los que rotundamente responden por sí; 2) las de<br />

los que rotundamente responden por 110 JO 3) las de los que mantienen<br />

una ]~csieión oseilant,~ o intermedia. Dos autores representan<br />

cabalmente las dos posieiones antagónicas extremas. Son Leopolc1o<br />

LugOlles ~- Calixto OYllela. El primero titula, taxativamente,<br />

El lI1al'fíll Fierro es un poema épico a uno de los capítulos ele su<br />

obra El rayador y expone su opinión de este modo tajante: "y por<br />

e,w. porque paso 11 ifica la viela hcroica de la raza con sn lenguaje<br />

y sus sentim ielltos más genuinos, encaránelola· cn un paladín, o<br />

sea el tipo más perfecto ele justieiero y el libcrtaclor_: porquc SI!<br />

poesía constitllye bajo esos aspeclos una obl'Cl de viela i¡¡teural, Jiartín<br />

- 59


Fierro es UII pOCií/a (pico". En ('uanto a Calisto O.nl"la. nie2:a cal'úcter<br />

épieo al poema y eonduye: "El f(.W nto de JEA RTIN FIERRO )lO<br />

es propiamente )/aciolla[ )/i mcnos dc raza )li se relacioíi{( cn modo<br />

alguno con ni/estros orígcncs conlO pueblo ni como naciólI políticamente<br />

constituída. Tníiase en (jI ele las dolorosas I.'icisitlldes ele la vida<br />

dc un gaucho ell el úllimo tercio <strong>del</strong> si.rjlo anterio)'. ell la época de la<br />

dccac1cllcia U pró,/'Í1I1a dcsaparición de ese tipo local U transitorio<br />

nuestro allte Uila situación soóal que lo aniquila". En euanto al 1)('1'­<br />

sonaje protagónieo, que para Lugones es el tipo perfecto <strong>del</strong> justiciero<br />

y libertador, cs para Calixto ()yuela un "llOml)re COII ¡'isible dec: i­<br />

nación al tipo JfOREIRE8CO de [jauc[1O ¡¡¡rdo, a[Fesi¡'o. matón U peleador<br />

con la polieía' '. ()tros autores se indinan por posicjones menos<br />

extremas. Martiniano Leguizamón, en su libro De cepa criolla (1919\,<br />

aunCjne no afirma ele lleno que ('1 poema sea épico sostiene qne el mismo<br />

es el poema nacional ele los argentinos, tanto por su contenido<br />

sociopolítico como porque expresa las aspiraeiones mús nobles y los<br />

ideales mús altos. Ricardo Hojas, en sn Historia de la literat¡u'a (11'­<br />

!Jentin(l - Los !/((uchescos (1917), aunque seüala las difereneias existentes<br />

entre el Jlartín Picrro y las epopeyas dúsieas. eOlleluye que<br />

tanto el .lIartín Fierro eomo el Facundo son" poonas lIacionales de<br />

carácter épico", afirmando, en otra parte, que "dentro de los géJlCJ'os<br />

clásicos a lo que más se parece el .lLIRTIN FIERRO es a Hila epopeya".<br />

Otros dos autores que sostienen una posición intermedia son<br />

~lignel de Unamuno ~- .Jorge Luis Borges. El primero. en un estudio<br />

publicado eu la Revista eS¡JaJlola (18D4), sostiene qne el poema mnestra<br />

una fusión de elementos épieos y líricos, aproximándolo, así, más<br />

al romancero espaiíol que a los eantares de gesta. El segundo, en su<br />

ensayo el "Martín Piaro'" (lD58), toma como guía para la clasifieaeión<br />

el placer que la ledura <strong>del</strong> poema produee. Ese placer, afirma<br />

Borges, es más parecido al que produce la lectura de la Odisea que al<br />

que proYiene ele la lectEra de un soneto de Enrique Banehs. De donde<br />

concluye que "en tal sentido, es ¡'azolwble afirmar Ijue el JLtRTIN<br />

FIERRO es épico, sin que ello ¡lOS autorice a cOllfilildil'lo con las epopeyas<br />

gellllinas". Entendiendo que la epopeya es una preforma de la<br />

11o\"ela, Horges llega a esta conelusión final: ..... descontando el accidente<br />

<strong>del</strong> verso. ca/¡rÍ{( definir el .llilRTIN FIERRO COil/O nna norelel.<br />

Esta elefi;¡ición es lriúnica que podría tl'aslIlitir lJlll1tualmente<br />

el orden <strong>del</strong> placer que nos da y que con<strong>dic</strong>e sin escándalo con SIl fecha.<br />

qllc fne -¿quién ¡lO lo "abe.'- la <strong>del</strong> siglo ¡1O/'dístico por e.ccelellci~{:<br />

el de Dickens, el de Dostoiell'ski, el ele Flaubcrt". Para Bol'­<br />

ges, pues, el Jlariín Pien'o es una novela en H'rso, cuya ledura produee<br />

un placer semejante al que p],(JYiene de la ledura de un poema<br />

que el poema sea histórieo, nacional r (:pico y lo dl'fine como poema<br />

epieo, por lo {·naL sin ser una I'popl'ya, gnarda semejanza eOn este<br />

género. Se pUl'de agregar aún otra opinión, la de Emilio Alonso ('riado,<br />

que I'n su I'nsayo El Jlartín Fierro. Estudio crítico 1914), niega<br />

que el poema sea histórieo, llaeicmal y épieo y lo define eomo poema<br />

!Jauchesco dm¡nát ico-soeiolú[jico.<br />

Ante I'sta diversidad de opiniones eabe preguutarse nuevamente<br />

cómo debe elasifiearse el poema. En mi opinión, ninguna de las dos<br />

señaladas posieiones extrellUlS es sostenible. No es posible afirmar taxatiyamente<br />

que el poema teng-a earáeter épico, ni aún atenuando la<br />

afirmaeión al seiíalar sus dif¡'reneias eon la epopeya trac1ieional (entre<br />

ellas, la eareneia de eleml:'ntos sobrenaturales). Para ser un poema<br />

60 -


¿pi


A.LGUNOS ASPECTOS DEL LEiYGUAJE CUUCHE8CO<br />

EN JIARTLY FIERRO<br />

Palabras pronunciadas en la JIcsa<br />

Redonda realizaclcf, el 19 de<br />

<strong>dic</strong>iembre de 1972 en la 8ala<br />

"Y-'IZ Ferreira" de la Biblioteca<br />

.YaciOiial en ocasión <strong>del</strong> centenario<br />

de la publicación de "Jlartín<br />

Fierro" y "Los tres gauchos<br />

orientales"<br />

El estudio <strong>del</strong> lenguaje gauchesco excede nuestro propósito de<br />

hoy. Sólo aspiramos a llamar la atención sobre los rasgos más llamativos<br />

según el siguiente orden: fonéticos, morfológicos, léxicos.<br />

Leamos cuatro estrofas correspondientes al diálogo entre el Moreno<br />

y :l\Iartín Fierro.<br />

181 Xo te trabés lenl.nm mía.<br />

Xo te vayás a h{í·bar. .<br />

Xaide aClc:rta antes de errar;<br />

y aunque la fama se juega,<br />

El que por gusto navega<br />

Xo debe temerle al mal'.<br />

Voy a hacerle mis preguntas,<br />

Ya que a tanto me convida:<br />

Y Yencerá en la partida<br />

Si una esplieación me da<br />

Sohre el tiempo y la med ida.<br />

El peso y la eantidú.<br />

Suya sení la YÍtcll'ia<br />

Si .es que sabe eontestm·.<br />

Con e1aridá. no se asombre.<br />

Pues hasta aura nin!.tún hombre<br />

)Ie lo ha sabido esp·liear.<br />

Quiero saber y 10 lnoro<br />

Pues en mis libros no estú.<br />

Y su respuesta vendrá .<br />

A senirme de gobierno:<br />

Para quó fin el Eterno<br />

Ha criao la cantidÚ.


1.1. RASGOS FONETICOS<br />

Desde el punto de vista de las combinaciones de fonemas, las realizaciones<br />

que se aparten de la norma culta actual son:<br />

esplicación, csplicar, vitoria"inoro<br />

Una visión retrospectiva nos lleva a reconocer que los grupos de<br />

fonemas consonánticos que aquí se resuelven en una sola consonante,<br />

ya habían sufrido tal simplificación en la época de los Reyes Católicos,<br />

la época <strong>del</strong> humanista Antonio de Nebrija (1442-1522). En<br />

efecto los numerosos latinismos léxicos que se habían acogido en el<br />

siglo XV (1400-1474) fijan su fOTma en la adaptación de la fonética<br />

latina a la pronunciación vulgar:<br />

cecnto, eccelcr, perfcto, ch1O, scta<br />

.Juan de Valdés (l ~ mitad <strong>del</strong> sig'lo XVI) decía: "cuando escribo<br />

para castellanos y' entre castellan¿:s siempre quito la "g" y digo<br />

"sinificar" y no significar, "manífico" y no marrllífico, "clino" y<br />

no digno.: y digo que la quito, porque nllllCa la pronuncio".<br />

Sin embarg·o. aún a fines <strong>del</strong> siglo XVII, el uso era vacilante:<br />

solenidá o sole~lliidad, perfeción o p'erfección.<br />

Emilio Lorenzo en "El español en l!JGS" señala como fenómeno<br />

regresivo en el siglo XVIII, la restauraeión de las formas originales<br />

(gn, ct, etc.), que ya habían sido superadas.<br />

De modo que en cuanto (~ este aspecto fonético <strong>del</strong> lenguaje gauchesco,<br />

no estamos trente a una creaeión, sino frente a una inclusión<br />

en una subnorma que busca insistentemente hacerse nonna.<br />

El habla actual vulgar y la media y culta descuidadas, mantienen<br />

las formas simples.<br />

La lengua escrita de nuestros poetas, dramaturgos o novelistas<br />

sólo ajusta la grafía a la pronunciación cuando opone ambientes.<br />

1.2. La realización fonética que llama la atención en segundo<br />

término en el fragmento leído, es la supresión de la -d final: cantidá,<br />

claridá. El choque es más visual que auditivo, pues l)ese a la<br />

fuerza de la imagen ortográfica, la pronunciación corriente, tanto en<br />

España como en América, consagra el debilitamiento de la el final.<br />

1.3. La omisión de la el intervocálica en la terminación -ado<br />

que encontramos en el fragmento leíclo, en la palabra criao (" el Eterno<br />

ha criao ", por"ha criado"), es corriente en España entre gentes<br />

medias y


En J\IARTE\ FIERRO encontramos la f velarizada también en<br />

otras posieiones: jurioso. clijunto. jO[Jón, jllnclalllento, juyenclo.<br />

La misma yelal'izaeión antepone una r; al diptongo 'Uf, aún suplantando<br />

a otra consonante. Leemos r;iiey, '(lr;iiel((. uiiena, güelta,<br />

¡'iuiiela. giiérfano, etc.<br />

Hay ejemplos manuscritos desde fines <strong>del</strong> siglo xrv o comienzos<br />

<strong>del</strong> XV -diCe' Rafael Lapesa- de anteposición de ;; g" a la<br />

sem icousonante n en neo Hoy son yulgarismos generales.<br />

Quedarían por observar los fenómenos de diptongación de vocales<br />

en hiato, solteria)', lJasiando. cai. rai. etc., a veces con cambio de<br />

acento, y la vacilación en los timbres yocálicos: auirig UO, sig ura, disicrto,<br />

recebí, iliedecilla, confisión, etc.<br />

')<br />

RASGOS MORFOLOGICOS<br />

También so·n arcaísmos las formas verbales reg'istradas en los siguicntes<br />

versos, que perduran entre rústicos de distintas regiones:<br />

3. R.A.SGOS I1EXICOS<br />

lLl ;; Le truje una eulandrera"<br />

18 ;;Solo vía haeienda v cielo"<br />

40 ,; y ansina me 'vide in'ollto"<br />

38 ' ;Solo se oiban los aullidos"<br />

:30 ;; A yeees creiba que estaba<br />

allí la proyeduría"<br />

En cuanto al léxico, indigenismos y eambios semá ntieos son las<br />

dos vías de enriquecimiento <strong>del</strong> lenguaje gauchesco. Así tenemos como<br />

ejemplo de voces autóctonas:<br />

bagual, que según la explicaeión de Corominas, Yiene <strong>del</strong> nombre<br />

de persona Bagual, eaeique de raza pampeana. famoso por sus<br />

condieiones dI' "brayo", "indómito", Se apliea al potro sahaje y<br />

también al hombre iw,iYil, eon lo qne se illtrodllcen cambios semántieos:<br />

({chura y chilla, que proceden <strong>del</strong> qllechua;<br />

ombú, elel guaraní;<br />

flete, (según el mismo Corominas). de su uso naútico "precio<br />

estipulado por el alquiler de un barco ", pasó en América a signifiear<br />

'. pago de cualquier transporte ", luego "el caballo con que este<br />

transporte se praetieaba" y en fin. "caballo" en general. En el léxiea<br />

que estudiamos es "eaballo ligero ".<br />

Podríamos aeompañar a Amado Alonso en su estudio de la "forma<br />

interior <strong>del</strong> lenguaje" qne lleva al habitante de las pampas a<br />

transformar el sistema de nominaeión conservando los significantes<br />

y atribuyéndoles significados espeeiales en funeión de su relación con<br />

la ería de ganado.<br />

El sistema <strong>del</strong> pampeano clasifiea los vegetales en "pastos", "pajas",<br />

"y-uyos" y "eardos". "Pasto" no sólo es hierba forrajera sino<br />

eualquier "hierba" o "césped"; "paja", hierba dura inservible<br />

para la alilllentaeión <strong>del</strong> ganado. y sí usada para tee110 de Yiviendas;<br />

;. eardo ", tampoco usable para la alimentación <strong>del</strong> ganado, pero útil<br />

como leña en una tierra sin árboles; ;, yuyo", no "hierba" eomestible"<br />

sino "hierbajo", lo que no es l)asto, ni paja, ni eardo.<br />

- 65


Podríamos acompañar a Amado Alonso en la valoración afectiva<br />

que hace de la cuantitativamente notable caracterización de pelos<br />

de caballo, como una respuesta <strong>del</strong> hombre en su relación utilitarioafectiva<br />

con el medio.<br />

Pero sólo yamos a detenernos brevísimamente en la serie: pingo,<br />

flete, parejero, bagual, redomón, sotreta, matucho, bichoco, mancarrón,<br />

patrio, todos nombres aplicados al caballo, animal cu;ya importancia<br />

para el gaucho es cuestión de ser o no ser.<br />

lVlartín Fierro evocando el tiempo feliz <strong>dic</strong>e:<br />

17 Este se ata las espuelas,<br />

Se sale el otro cantando,<br />

Uno busca un pellón blando,<br />

Este un lazo, otro un rebenque,<br />

y los pingos, relinchando,<br />

Los llªman donde el palenque.<br />

El que era pion domador<br />

Enderezaba al corral,<br />

Ande estaba el animal<br />

Bufidos que se las pela...<br />

y más malo que su agüela<br />

Se hacía astillas el bagtwl.<br />

y allí el gaueho inteligente<br />

En cuanto al potro enriendó<br />

Los cueros le acomodó<br />

y se sentó en seguida,<br />

Que el hombre muestra en la vida<br />

La astucia que Dios le dio.<br />

y en las playas corcoviando<br />

Pedazos se hacía el sotreta<br />

lVlientras él por las paletas<br />

Le jugaba las lloronas,<br />

y al ruido de las caronas<br />

Salía hacienc10sé gambetas.<br />

pingo, caballo brioso, ligero, cleriva según Corominas, de pingar,<br />

"colgar" <strong>del</strong> latín PENDICARE. Pingo. "colgaje" y luego "caba­<br />

110" en Á~mérica, fue primero término despectivo.<br />

bag ual) "Caballo no domado" tiene el derivado bagualada, cuya<br />

primera acepción es "manada de baguales" y la segunda, burrada,<br />

torpeza.<br />

sotreta, "caballo de mal andar", por mañero y taimado, inCjuieto<br />

y disparador; es extensiva a personas cuando no son de fiar' '.<br />

Aplicado al mismo caballo encontramos pingo y matucho, pero<br />

esta última, que es despectiva, está usada afectuosamente con valor<br />

estimativo. .<br />

66 -<br />

')')<br />

Yo llevé Hn moro de número<br />

¡Sobresaliente el matucho!<br />

Con él gané en Ayacucho<br />

lVlás plata que agua bendita<br />

Siempre el gaueho necesita<br />

Un pingo pa fiarle un pucho.


matucho, es "matalón, roeín" de anúlogo significado son bicho·<br />

ca, matungo,mancarrón.<br />

Falsa coincidencia encontramos entre flete, "caballo ligero c<br />

" y<br />

mancarrón, "caballo casi inserYible por su vejez".<br />

85 Para pegar el malón<br />

El mejor flete procuran;<br />

y como es su arma sigm·a.<br />

Vienen con la lanza sola<br />

y varios pares de bolas<br />

Atados a la cintura.<br />

De ese modo anda liylano.<br />

No fatiga el mancarrón; .<br />

Es su espuela en el malón.<br />

Después de bien afilao,<br />

Un cuernito de yenao<br />

Que se amarra en el garrón.<br />

Sin trasposición encontramos "bichoco":<br />

25<br />

y ¿qué habíamos de alcanzar<br />

En unos bichoco.\' Yiejos?<br />

redomón, es caballo no domado por completo.<br />

lJatrio, es caballo arrocinado en las guerras de la patria.<br />

Después de la pelea cen el negro, nos <strong>dic</strong>e Martín Fierro:<br />

4· .,<br />

.) Limpié el facón en los past.ps,<br />

Desaté mi redomón.<br />

Monté despacio y salí<br />

Al tranco pa el cañaclón.<br />

y luego de la segunda muerte:<br />

lVlonté y me encomendé a Dios,<br />

Rumbianclo para otro pago;<br />

Que el gaucho que llaman yago<br />

No puede tener querencia,<br />

y ansí, de estrago en estrago.<br />

Viye llorando la ausencia.<br />

Es como el patrio de posta:<br />

Lo larga este, aquel lo tonla;<br />

Nunca se acaba la broma.<br />

- 67


CONCLUSIONES<br />

Parece evidente que el lenguaje de MARTIN FIERRO es reflejo<br />

<strong>del</strong> habla de su época aunque paralelamente existieran realizaciones<br />

fonéticas y morfológicas más prestigiosas.<br />

Parece igualmente cvidente que las tendencias apartadizas de la<br />

norma culta son obstinadas y siguen viviendo en una u otra región<br />

hispanohablante o en todas.<br />

Parece cierto que la persistencia de tales formas no puede atribuirse<br />

a influencia de la literatura -esta u otra obra-, sino a la<br />

vida misma de la lengua que busca simplificación y regularidad donele<br />

no la havo<br />

La infl~lencia de una obra literaria como MARTIN FIERRO o<br />

LOS TRES GAUCHOS ORIENTA1~ES se ejerce sólo en la literatura:<br />

Romilc1o Risso, Serafín ,J. García, Osiris Rodríguez Castillos. Pero<br />

el ciclo dcl gauchesco está cerrado, porque el hombre de campo, el<br />

paisano que canta en estos poemas, está insertado en lin contexto social<br />

diferentc.<br />

Elida B. Miraudc[<br />

NOTA: Los números colocados a la izquierda de los versos in<strong>dic</strong>an las<br />

páginas de la e<strong>dic</strong>ión de l\IARTIN FIERRO consultada: Espasa<br />

Calpe Argentina, C. Austral. 1938.<br />

68 -


EL HOMBRE DE LAS OJOTAS


F:L JI o JI B R E DE LA8 OJOT.:1S )<br />

reí/a experiencia de análisis colectivo)<br />

Eleonora BASSO<br />

.:'II? Cristina FRANCHI<br />

Norah GIRALDI de DEI CAS<br />

Ricardo P ALLARES<br />

Eneida SANSONE de .:\IARTINEZ<br />

AcevecZo Día'. es el priilicr f!ran novclistaut'u[juayo -un novelista<br />

elc pulso épico-o S u telratología I/acional, ya planeada en 1888,<br />

sc precipita en Ull lustro, al que corresponden las tres primerasuniclades:<br />

Ismael (1888J, Nativa (18.90), Grito ele Gloria (1893); y halla<br />

tél'lllino tardío ell Lanza v sable (L9H).<br />

Grito de Gloria fue. pre~isameí/te. la obra que escogió este año,<br />

para un cursillo. la Sra. Enciela Sansolle ele Martine'., asistente de<br />

Literatura <strong>Uruguay</strong>a ell la· Pacultael ele IIumanidadesy Ciellcias (elonele<br />

se [jraduó como licenci.'1ela tiempo atrás).<br />

Yo aprobé el punto seleccionado así como el tratamiento propuesto.<br />

Cabe subrayar quc la Sra. ele Martílle'., junto al estudio ele los personajesiclentifieables<br />

en la novela, concibió la posibilidad elelln selni­<br />

't/CIrio restricto: fundado en d análisis de un episodio, "El hombre ele<br />

las ojotas", que empie'.a en las postrimerías <strong>del</strong> Cap. X, se e;r;playec<br />

en el -'.YI y tiene aún resonancia. ya demediaelo el XII, ell labios ele<br />

algullos pcrsollajes.<br />

Ese episodio fue objeto ell el .fIula de cinco elisertaciones a car[jo<br />

elc cuatro estudiantes -/UIO de ellos profesor en Enseñan'.cc Seeunda­<br />

I'ia- y de la propia asistente. que illtervino en la saie sin perjuicio<br />

elc ascsorar a todos y or[janii;ar debates complementarios sobre el te­<br />

1I1a. Luego. los participantes elicroll forma escrita. a sus respectivas<br />

disertaciones. Y, como habíall eamlriadoieleas de continuo -en un<br />

trueque efectivo y cordial-.• asimilando enfoques de los otros o proporcionando<br />

a los otros sus propios ellfoques, decidieron que las partes<br />

compuestas individualmente constitUyesen un conjunto finnado<br />

por todos, en orden a[fr/bético, como consta la cabew <strong>del</strong> te,do, sin<br />

deslindes varticlllares.<br />

Jfllbo; plles,lIn autor principal de cada parte~: pero prevaleció<br />

el esfuerzo C01JlÚn en el C/Ii'SO de la iJluestí[jación. De ahí que ésta<br />

sea dada a la estampa conu labor de eqllipo y cons.agre IIncc hermosa<br />

{'orma de solidaridad iJltclectual.<br />

. Sin duda~. las partes que si[jllen no descubren homogeneidad acab(.ICla<br />

.Y tienen aspectos perfectibles: el método estrlletu/'((lista, por<br />

ejemplo, pudo ser a[jnde de más amplio desarrollo. Pero estimo, al<br />

preseJltar estas páuinas --las primeras de nlIestro flamante departamento-<br />

que ellas .r¡crediien fina inteligencia. ahincada perspectiva<br />

<strong>del</strong> teJ..:fo elegido, entusiasmo y ponderación.<br />

Roberto Ibáñe.z<br />

(, ';') Trabajo correspondiente al spminario de la Cátedra de Literatura<br />

UruguaYEl <strong>del</strong> año 1970.<br />

-71


EL HOl\IBRE DE LAS ().}()TAS<br />

"Don Anadeto mostróse colérieo si bien sn rostro revelaba cicr­<br />

" ta íntima tranquilidad. l\Iontó ág'ilmcntl', elieiendo con el entrecejo<br />

" fruncido:<br />

"-Vamos a apurar hasta el "duraznillo" aquel que se colum­<br />

" bra en la loma; porque el vemlO se me pone lejos <strong>del</strong> tiro...<br />

,; Los dos pusiéronse al galope corto.<br />

,; Para más tampoco daba el eebruno <strong>del</strong> baqueano, cuyo arreo<br />

" guardaba armonía con las prendas <strong>del</strong> dl1efio. Consistía en un ,. re­<br />

" cado" qne había prestado largos servieios, a juzgar por las ranu­<br />

" ras de la earcna y las grietas ele la e,i l1cha, así eomo por los eseasos<br />

,; vellon\'s que le quedaban a una piel de earnero que le servía de<br />

,; cojinillo: el rendal era sobrio de adornos eon solo dos botones ca­<br />

" si deshechos y otros tantos pasadores de J.1!·onee, el sobrepuesto de<br />

,; cuero de ;; earpineho" agujereado en varios sitios, y el "lazo" ele<br />

" "torzal" o sea de tiras ajnstadas en serpentina, arrollado al anca.<br />

"-¿ En qué pago estamos '1- illi"eITog'ó elon Anaeleto eün tono<br />

" de imperio.<br />

"-Estos son eampos de ::\úiíez, sellor,- respondió el guía suave<br />

" v bondadoso. Están casi ('mima <strong>del</strong> distrito de Canelones; aquella<br />

" población qne se ve allá al costado <strong>del</strong> duraZlllllar es lo <strong>del</strong>\Ioreira,<br />

" a este otro rumbo, eOll1O a mc-dia 1egna, va el camino a Guadalupe...<br />

,; Si usted fuese servido de ]h) llen\rme lejos, había yo de agracle­<br />

" cérselo eon el alma. Tengo a la mujer un poel) apestada y nn ehi­<br />

" co cnn el carbunelo.<br />

"-De llevarlo o no lejos, a sigún- rcpnso don Anacleto. Sien­<br />

" to que el ,; claño" ande en su casa. Pero preeiso que me inclilguen<br />

" en estas alturas que parecen lomo de lunalleo. hasta que yo no mi­<br />

" re turbio.,. Si jl1ese en las enehil1as de ::\avillTo J" de Marrineho,<br />

" naide me !!'anaba a listü,<br />

"Los ca'mpos por <strong>del</strong>ante aparecían solitarios reg'ados por una<br />

" luz esplendorosa, eon SIlS pastos de llll n'nlor intenso. En la loma<br />

" no se percibía ni una sombra, ni una manifestatión ele vic1a.<br />

"Don Anacleto fue c1eSm'l'll!2'anc1o el teño. e invitó a su guía a<br />

" piear tabace- alcanzánciole llll trozo en rollo,<br />

"Para esto, púsose al paso, ~" entabló tOl1\'c'rsac,ión muy lInic10 al<br />

"compaiíero. riéndose de los temon's de éste, llcno dc un aire de<br />

" proteeción y valentía que inspiraba respeto.<br />

"Su voz bronca formaba eonll'aste C'on la nl1lY atiplada dcl guía<br />

" y no menos sns eareajac1as rúidcsas ("Cm la risa C'omprimida de aquél,<br />

" propia de paisano frauco y retozón, D01\ .1\ nae1eto hablaba de sus<br />

" cosas juveniles,<br />

"Hicieron alto para dar fueg'e) a 1m yeslllH'ro y eneender los ei-<br />

" garros.<br />

"En tanto don Anaeleto acereaba la yesea a una eola que se ha­<br />

" bía saeado de atrás de la creja, aüaelió a lo dieho, gravemente:<br />

"-Como le iba rilacionando, 11 U1\('(l tuve vertud para el easo­<br />

" rio. Siemprc juí solito C'omü Olnbú en cj¡'spoblap, Y no es que 1110­<br />

" zas muy g'arridas no quisieran arrocinarme. sino que era grande<br />

" la armada, ¡De balde paisano! a saHite:s les haeía la er11Z, ¡Para<br />

" otros ese qlliveve!<br />

"Y dígame por su vida; cómo cuántos hijos tiene'?<br />

72


;'El baqueano alizó t'! ('igano eon la uña <strong>del</strong> pulgar-, yatragan-<br />

.. túndose pon el hnmo. elijo:<br />

"-Doee y la panl eehada.<br />

"-¡ Por Cl'istc' qué aH'slruz padl'e! La dopena <strong>del</strong> flaire.<br />

,;-i Le pareee lnueh¡¡; Para eso anclamos en el mundo amigo<br />

;. Yiejo, aunque ya medio li"iados.<br />

"-¡ IIlllil! ;';0 ('S 11:ala ehuza la q\!(' usted maneja paisano... ¿..::l.<br />

,; la puenta todos son madlOs ';<br />

"-y hembras tmubi(:n, que Dios los ería juntos.<br />

,.-¡ Ya SP H'! i Y eómo se llaman esos pedazos <strong>del</strong> eorazón '!<br />

"-Anieaeia Canuta, .J esusa y .:\ieanora para seryirle.<br />

Graeias! Han de ser bien formadas y de linda pinta. ¿Y có­<br />

" mo se mancja la ,. doila ,. para yesti l' a tanto perjeüo'? Porque la<br />

eosa es de asustar a un santo que juese, . ,<br />

,; Gióse el hombre de las;' ojotas" obsel'nlndo:<br />

;, -Deberían los hijos 11apPl' pon pI Ulllas pomo los pollos...<br />

,.-¡ Para Cj ue SP larguen al primer yól ido a la cuenta! -excla­<br />

,. mó don Anaeh,tn retozúndole pI huen humor por todo el cuerpo,<br />

"Llegaban pn este instante a la eresta de la "cuchilla". Desde<br />

esa altura la Yista dominaba un yasto paisaje, bajo nna atmósfera pu­<br />

" rísima. Los hnrizontes dareados por el sol permitían distinguir al<br />

" ojo <strong>del</strong> eampero los bultos (lll(' se movían a la distaneia y clasificar­<br />

,. los sin e.rror.<br />

".i:\. la dereeha, sobre la earrelera que eondueía a Guadalupe, ele­<br />

, \'ii base llna nuheeil1a de ]H¡JyO elistenc1ida y paralela al horizonte a<br />

,; semejanza de una humaza en el ambiente sereno.<br />

""("n jinete, que se Iwreihía reducido como un muüeco de plomo,<br />

.' se dirigíH haeia ese ]Hluh: <strong>del</strong> que no debía distar mueho, pues<br />

trepaba la aspereza <strong>del</strong> dedin' próximo al eamino.<br />

"Los dos llOmbl'C's se quedarun atentus, en sileneio.<br />

;; Aquello era nOH'c1oso. Don "\nadeto ahuecó la mano sobre la<br />

fn'llle, a modo de Yisera, ~' dijo:<br />

"-Aquel que se ya eneimando, es el melieo que yo seguía...<br />

.:\0 hay mús que el f1ojollazo me saea el bulto.<br />

"El baqueano, que a su yez obserY


" alguna cosa que no ha de haber sido espuma de "chajá", se viene<br />

" reculando como alacrán con la cola entre los cuernos... Un toque<br />

" a degüello cerquita, los ponía en desbande.<br />

Usted ha sido melitar? -interrogó con gran seriedad don<br />

" .l:\.nacleto.<br />

"-SerYí algún tiempo, paisano. Despnls de Cormnbé me recogí<br />

,; a cuidar de mi familia.<br />

"-¡Ya maliciaba yo que abajo de esa mfms('dumbre había en­<br />

" traña de dragón, canejo! Y pues que ha olido pó!Yora lo convido<br />

;, para allegarse conmigo al totoral aquel, a mirar de más cerca a<br />

" esos mandrias que se van a brincos de "quirquincho" derecho a la<br />

;; cueva.<br />

"-¡ Ne se fíe, paisanc·; :Mire que esos hombres acostumbran<br />

" ir arreando cuanto animal caballar encuentran a los flancos, y no<br />

"sería difícil que hubiesen desprendido algunas partidas liger'as a<br />

" esta parte <strong>del</strong> campo, donde saben que hay yegua da alzada.<br />

-"i Nunca supe qué era miedo! -exclamó el viejo exaltado.<br />

. , ¡'7aUlOS hasta las totoras sin lnirar para atrás r<br />

"-j Como quiera! -repuso el baqueano.<br />

;'Don Anacleto remolineó la lanza, y los dos arrancaron cas­<br />

" tÜ.!,'ando.<br />

'"En mitad de la carrera, el guía, en voz qne denunciaba abso­<br />

" luta calma, prorrumpió señalando con su diestra el nexo de dos<br />

" colinas:<br />

"-Por ahí Yiene a toda rienda nna partida echando por <strong>del</strong>ant'3<br />

" mis yeguas...<br />

"-j Ponga la oreja y oirá el batir <strong>del</strong> cencerro!<br />

"Don Anacleto miró, sujetando.<br />

"Cinco o seis jinetes bajaban ya la ladera azuzando con las cu­<br />

" latas de las carabinas y ann con los sables, una" punta ele yegua­<br />

" res". Daban gritos aturdidores. ~. venían desplegados en arco para<br />

" mantener los animales en núcleo.<br />

"-Son portugos... Sino fíjese en esos trajes color de garzamo­<br />

.; ra que traen y en los embudos de hule metidos en la cabeza.<br />

,;-¿Y a dónde se enderezan! -preguntó bastante demudado<br />

." don Anacleto. Son llmchos esos úguilas para aguaitarlos.<br />

"-Es así. Lo mejor sería corrernos por este playito rumbo al<br />

talar de aquel arroyo. i Si alcanzamos, ni el polyo! ... Pero a usted<br />

, lo condena esa lanza con banderola y nos yan a carQ."ar.<br />

"-j Rumbeemos! -gritó don Amlcleto procurHnc1; ocultar su 1'e­<br />

"; jón y, haciendo entre los dedos, un guiñapo ele la insignia.<br />

"Silbaron dos balas por el flanco de improYiso como una ratifi-<br />

,. cación <strong>del</strong> <strong>dic</strong>ho elel baqueano.<br />

"Luego otra, que picó <strong>del</strong>ante haciendo saltar alg'unas briznas.<br />

"Apuraron el galope.<br />

"Pero un nueyo proyectil acprtó en los cuartos traseros <strong>del</strong> oyero.<br />

qne se puso a corcoyear danelo con don Anae!pto pn tierra. .<br />

"El baqueano se detuyo, alargó el brazo y cogió el rejón que es­<br />

.. capado ele la 111ano de su dueño en la caída~ se había hundido por<br />

.. el cuento en plano oblicuo y derivaba ya hacia pI suelo por el peso<br />

., de la moharra.<br />

"El spmblante <strong>del</strong> guía se había puesto violáeeo cual si un aln­<br />

" yión de sangre inyectara la periferia, y ele sns ojos oscuros brota-


" ha un brillo extrauo. Su chamberQ.·O incoloro flotaba sobre el dorso<br />

, .. y la melena suelta se alborotaba '~obre las dos mejillas, erispada y<br />

" ondulante, dándole un aspecto imponente que aterró a don J:\.nacle-<br />

, to, descoyuntado e inmóvil en los pastos.<br />

"No dijo palabra. Escnpióse en las manos nervioso, empuñó el<br />

"ástil (sic) y revolvió su cc-bruno ya sobresaltado por el ruido de<br />

" los disparos.<br />

"La yegua madrina de su "tropilla", manea de los encuentros,<br />

, .. con el vientre casi al ras de las hierbas, jadeante y sudorosa pasó<br />

,. pesada, sin fuerzas, a su lado, batiendo el esquilón.<br />

"::\Iiróla de sosalyo, en las ancas, donde llevaba dos o tres surcos<br />

,. sangri§ntos hechos por los sables y llegó a arrojar un grito ronco<br />

,. retenido hasta ese momento por el arrebato en su garganta, seme­<br />

,. jante a la nota de un ave de rapiña a raíz de una pedrada en la<br />

,. (·abeza.<br />

., Gruñó otra bala redonda clesg'arrando a su eaballo la piel <strong>del</strong><br />

" cuello; lo que acabó de ponerlo ágil y saltarín al punto de tascar<br />

" el freno despavorido.<br />

"Ello elladl'ó con mano experta, y sin perder los estribos, en<br />

"los que apenas encajaban las puntas de sus "ojotas", acometió<br />

" echado sobre el pescuezo al igual <strong>del</strong> toro que busca romper el<br />

... cerco.<br />

"La lanza tra;~ó un semicírculo dividendo al gTUpO, luego una<br />

" recta inc1inada que terminó en la garganta de Un soldado, derri­<br />

,. bándolo por grupas, después un molinete veloz que remató en un<br />

., golpe de flanco abriendo a un segundo el vientre; y por último,<br />

,. blandida con furia en un altibajo para ensartar a un jinete de fren-<br />

.. te y despedirlo lejos de la montura, el hierro marró el bote y el<br />

ástil se hizo trizas en el arzón. sembrando el aire de astillas.<br />

"Sonaron dos o tres detonaciones. El hombre de las "ojotas"<br />

eavó de boca sobre las crines <strong>del</strong> cebruno. bamboleóse un instante<br />

, .. y 'en seguida se deslizó a las hierbas con' Un ruido de mole que<br />

.. ruecla en un barranco.<br />

"En medio de su pavura, don Anac1eto lo vio caer con dos agu­<br />

• ó jeras negros en el rostro a ambos lados de la nariz, producidos por<br />

.. la doble descarga de una pistola de dos caños a quema-ropa.<br />

"A uno de los soldados. tendido boca arriba. brotábale como un<br />

ó' smtidor la sangre <strong>del</strong> cuello. Aún así seguía rétorciéndose. El otro<br />

., estaba inmóvi1. eon el vientre desgarrado. (~')<br />

LA PERSPECTIVA DEL REL.A..TO EN EL EPISODIO<br />

DEL HOMBRE DE L.AS OJOTAS<br />

El empleo de diversos elementos de orden estructural que conforman<br />

una novela: el narrador, los personajes, el ritmo, las descripciones,<br />

el lengnaje, etc., permiten detectar el .punto de vista <strong>del</strong> autor<br />

ante la realidad que configura y las relaciones que establece con<br />

ésta y con el lector.<br />

Desentraiíar estos elementos en forma exhaustiva y profunda,<br />

excedería las posibilidades de un análisis parcial como el que abor-<br />

(") Grito de Gioria, Montevideo, l\1inisterio de Instrucción Pública, 1964.<br />

Clásicos <strong>Uruguay</strong>os, 54.<br />

- 75


damos. El cometido de éste será ilustrar la utilización concreta de<br />

determinados procedimientos constantes en la construcción de la obra<br />

:r su modulación según los l'H[uerimientos <strong>del</strong> proceso narartivo.<br />

Constitu~-e un soporte básico <strong>del</strong> procedimiento épico la instauración<br />

de una determinada perspectiva dada por el tipo de narrador<br />

elegido y su actitud ante la materia narratinl (acción, personajes,<br />

espacio, etc.)<br />

Según el comportamiento que el narrador asume a lo largo -ele<br />

toda la novela es posible caracterizarlo como el tipo clásico de narrador<br />

omnisciente: da cuenta de la acción externa de los personaes<br />

y puede penetrar en su interioridad; se sitúa objetivamente fuera<br />

de los hechos que registra, sin renunciar a los juicios de valor, a las<br />

expresiones de adhesión o rechazo que le suscitan. Sin embargo, esta<br />

actitud básica se somete a diversas modificaciones por la búsqueda<br />

de los métodos expresivos más adecuados a cmla situación.<br />

El episodio que nos ocupa constitu~-e una unidad de r(~lativa<br />

autonomía dentro <strong>del</strong> relato. una bifurcación lateral <strong>del</strong> acontecimiento<br />

de primer plano, al cual se YÍneula, sin embargo, estrechamente,<br />

ya que sus conseeuencias permiten la conexión de dos diversas líneas<br />

argumentales y su riqueza de significación amplía con una nueva<br />

resonancia. la profundidad y unidad de sentido <strong>del</strong> mundo nOYelesco.<br />

La anécdota tiene una demarcación temporal preeisa y un protagonista<br />

que le es exe1usivo, ya que en ella apal'eee y eompleta su peripecia.<br />

El narrador pareee renunciar momelltán(Oamente a su olIlnisciencia<br />

y se sitúa en la óptica de quien aeompaüa de eel'ea él los protagonistas:<br />

inmerso con ellos en el devenir. aeeede al eonoeimiento<br />

de~sus proeesos íntimos a través de sus manifestaciones exteriores.<br />

La disminueión de la preseneia y superioridad <strong>del</strong> narrador, sumiso<br />

al ritmo elel aconteeer y a la manifestaeión directa de los personajes,<br />

eonfiere enrácter c1remático a la narraeión, al permitir un<br />

contacto estreeho entre el lector y la realidad poétiea. Así, aunque el<br />

narraclor obsern' una aetitud de ateneión escrupulosa para deteetar<br />

toelo matiz de expresión que trasunte la snbjetiYidncl de los personajes,<br />

rara yez refiere direetameute sns pensamientos o estados anÍmicos.<br />

1...os ejemplos abundan. Determinados verbos ~- giros lingüísticos<br />

revelan una eonseeuente int~lleión <strong>del</strong> autor pn es,' spntido:<br />

" Don Amwleto mostróse eo]érico si bicn su rostro revelaba cier­<br />

,; ta íntima tranquilidad." (Cap. Xl, p. 1OJ)<br />

" ...Lleno de un aire (le protección ~- valentía qne inspiraba<br />

" respeto."<br />

" el guía, eon voz qne denuneiaha ahsoluta ealma, prOl'l'urnpió...<br />

"<br />

Las excepeiones se dan al prineipio y hm:ia el final <strong>del</strong> episodio:<br />

,; Don Anaeleto reso]yió en el aeto entrarse al ;; raneho". .. (l)<br />

,; En meclio de su pan11·'1. don Anaeleto lo Yio eaer... " "<br />

..." dándole un aspeeto impon('nt


yía de aproximaelOn indirecta. esleí en eonsollaneia con otro hecho Yel-ificable:<br />

el desplazamiento de la perspectiya <strong>del</strong> narrador.<br />

Desde el encuentro entre ambos personajes hasta el fin <strong>del</strong> Cap_<br />

X. su óptiea se acerca al punto de vista de elon Anac1eto. La descripción<br />

elel hombre de la" ojotas coineide eon las presumibles observaciones<br />

ele aquél. La desaparición <strong>del</strong> milieiano "e sitúa dentro de la órbita<br />

exclusiva de interés de sn persegnic1or, (don Anacleto), y respende<br />

evidentemente a su eomprobaeión <strong>del</strong> heeho.<br />

Desde el eapítulo XI el narrador S" sitúa en un punto equidistante<br />

de ambos personajes y el ritmo mús pausado de la acción- al<br />

que el relato también se pliega- permite el pasaje a primer plano<br />

ele los mismos. Predomina aquí el estilo directo, que impone la presencia<br />

'viva de sus caracteres. lVlediante el diálogo, ellos despliegan su<br />

propia y libre dinámica frente al narrador que sC'1ecciona, complementa<br />

e interpreta y se van definiendo en el juego de contrastes y<br />

condieionamientos mutnos. Esta es la función principal <strong>del</strong> diálogo,<br />

aunque en determinados monH'ntos, también en él recaiga el desarrollo<br />

de la aeeión.<br />

El lHETador llega a desaparc'eel" pOl" eompleto en la cálida y pintoresca<br />

conversación en la qne los interloeutorE's revelan aspectos d ...<br />

su yida íntima. Las aeotaeiones se snprimen, como si {,SÜ1S pudieran<br />

entorpecer con una in terferencia ajena, C'1 dedo que emana de la<br />

eomunicación afeeti"va entre ambos seres. El antor demuestra tácitamente<br />

una cariúosa complacencia por sns criaturas, al darles relieve<br />

y permitir que éstas se ma!lifiesten por sí mismas. Es notable<br />

observar cómo el talento creador de Acevedo Díaz, annque sea en<br />

forma limitada y eircunstancial, rompe con total naturalidad la<br />

eonveneión tra<strong>dic</strong>ional, a la eual se mantiene fiel en líneas generales,<br />

anticipándose a técnicas de gran auge en la evolueÍón moderna<br />

de la narratiya.<br />

Al principio <strong>del</strong> episodio el autor toma CO}110 punto refereneial,<br />

para introducir al protagonista, al personaje ya conocido, compartiendo<br />

sus simples apreciaeiol1es y sus espectaeiones (que son también<br />

las <strong>del</strong> lector que lo ha ido acompaiíando en su peripecia). En la<br />

dramática escena final. la yisión <strong>del</strong> narrador yuelve a acercarse a la<br />

de don A.nacleto. Jnci1paz éste de seguir el destino <strong>del</strong> hombre de<br />

las ojotas, al eual lo une Id común entreg-a a la causa, la distancia<br />

entre ambos se ahonda: crl?ec la esratura <strong>del</strong> protagonista y su evolwoión<br />

eobra las dimensio)h°s de una transfiguración portentosa.<br />

Don Auaeleto, único testigo preseneial, es quien en forma rotunda<br />

y direeta reeibe el impaeto de Jos aeonteeimientos. La perspectiva<br />

illediatizada por la visión elel personaje, con sus eonnotaciones de<br />

eonrusión, sorpresa, terror, no empobreee la narraeióll, ya que sirve<br />

para robusteeer sU carga ab;ctiva ;-' subrayar la tóniea que emana<br />

ele la misma situación.<br />

Las sutiles modificaciones de enroque anotadas y el retraimiento<br />

momentúneo <strong>del</strong> narrador. no ]]eg'au nunca a borrar eomnletamente<br />

su presenc'ia reguladora o' a identificarlo eompletamente ~ un personaje.<br />

No renuneia a categorizar los eontenidos de experieneia Yertidos,<br />

a las definiciones generalizadoras, a yeces en forma previa a<br />

la exposición de los heehos objetiyos que las fundamentan. La clistaueia<br />

relati\"(l se eviden


Esta actitud redunda en eierta ullnplicidnc1 con el ledor, ya qne<br />

se opera sobre un sustranto de comunidad de puntm; de Yista entre<br />

ambos. Aquello que no se explicita es siempre lo que puede sobr('~ntenderse<br />

y no da lugar a equíyocos.<br />

En estrecha conexión con el campo que abarca la yista <strong>del</strong> narrador,<br />

se encuentra el tratamiento <strong>del</strong> tiempo.<br />

Vemos que el tiempo narratiYo se acerca casi hasta la coincidencia<br />

total con el tiempo objetivo de la acción.<br />

Los intermedios descriptivos aparecen justamente en los momentos<br />

en que la acción se detiene. Así, la presentación <strong>del</strong> hombre de<br />

las ojotas y la posterior descripción de sus arreos parece coincidir<br />

con el tiempo de observación de don Anac1eto.<br />

El único pasaje de indeterminación <strong>del</strong> tiempo objetiyo se produce<br />

durante la cabalgata:<br />

"Don Anac1eto fue d.:sarrugando el ceño, e inyitó a su ~:mía a<br />

picar tabaco alcanzándole un trozo de rollo.<br />

Para esto púsose al paso, y entabló cOlwersayción muy unido al<br />

compañero, riéndose de los temores de éste, lleno de un aire de protección<br />

y valentía que inspiraba respeto.<br />

Su voz bronca formaba contraste con la muy atipiada <strong>del</strong> guía,<br />

y no menos sus carcajadas ruidosas con la risa comprimida de aquél,<br />

propia de paisano franco y n-tazón. Don Anacleto hablaba de sus cosas<br />

juyeniles."<br />

'Nótese el empleo de formas yerbales cuyo aspecto sugiere la iteración<br />

o duración indefinida de la acción: pret(-ritos imperfectos y<br />

perífrasis con gerundio: "fue desarrugando' " "alcanzándole", "riendose",<br />

"inspiraba", "formaba", "hablaba".<br />

También las descripciones de la naturaleza se insertan en lúatos<br />

momentáneos de la acción:<br />

Al final <strong>del</strong> episodio, la aceleración elel ritmo narratiyo traduce<br />

la rapidez d


A pesar de sus características de narraClOll intercalada, el episodio<br />

recibe su significación plena <strong>del</strong> contexto de toda la novela y<br />

<strong>del</strong> claro mensaje que la impregna.<br />

Una pauta de la ubicación en este contexto !:!'eneral la da la breve<br />

referencia al mismo en el capítulo siguiente. ~<br />

Los expe<strong>dic</strong>ionarios transitan por el lugar de los hechos y a través<br />

ele los rastros encontrados aciertan a su reconstrucción casi exacta.<br />

Sin embargo, la nueva v2rsión parece empobrecida y distorsionada.<br />

r n nuevo tinte clramático r.~vierte sobre el acontecimiento, por el contraste<br />

entre la grandeza heroica <strong>del</strong> mismo y su imposibilidad obje·<br />

tiva de trascendencia, su carencia de repercusión ulterior. El cambio<br />

de óptica aporta este nuevo elemento. Si los hechos materiales no<br />

han cambiado. se ha modificado el áu!:!'ulo valorativo desde el cual<br />

son aprehendidos. ~<br />

La acción <strong>del</strong> hombre ele las ojota;¡ se ve ahora como una más de<br />

las tantas que abonan la gesta colectiva, sin incidencias determinan­<br />

¡es en su desarrollo.<br />

Las observaeiones se ponen en hoea de personajes secundarios que,<br />

en expresiones chocarreras, ponen el acento en los rasgos negativos<br />

v ridículos ele don Allacleto.<br />

. El interés <strong>del</strong> personaje principal reeae también sobre este último,<br />

con prescindencia total <strong>del</strong> héroe aIlónimo a quien sólo hace justicia<br />

la enjuta reflexión de Cuaró:<br />

"El que lanceó no ;jué él, sino el H'eino, que había de ser hombre<br />

dmo". (Cap. XIII pág'. 118),<br />

Esta asordinada eonclusión <strong>del</strong> episodio, aetuando ahora sobre<br />

la omnisciencia <strong>del</strong> lector, sirve para destaear la COlltracara oculta:<br />

1a complexión humana <strong>del</strong> protagonista, la potencia <strong>del</strong> mundo único<br />

e intransferible de su individualidad.<br />

La fisonomía <strong>del</strong> hombre de las ojotas se desdibuja rápidamente<br />

:';,;clc1ad, e0111 icid~d- tl'agicidad. .<br />

-- 79


La aCClOn que se abre ('n el final <strong>del</strong> Cap. X - pág. 102-10:3<br />

con la irrupción elel personaje central nos ofrece '.m contraste que<br />

tlene por función señalar el comienzo dl'1 proceso antes in<strong>dic</strong>ado.<br />

Aparentemente el hombre que apan'ce a la puerta <strong>del</strong> rancho no es<br />

el más apto para sen'ir de guía por su edad, su aire bonachón. su<br />

contexto familiar, su modo de "ida. El contraste es sieológico porque<br />

ante la actitud apremiante de don Anatleto, expresada en oraciones<br />

afirmati"as-exdamatinlS (me lo colocan en una situación de dominio.<br />

está la actitud de lnunild~íd <strong>del</strong> hombre de las ojotas que se revela ,'n<br />

su acento manso y cuya acción se earacteriza por la lentitud. Es,<br />

pues, una entrada vacilante en la aceión que luego se irá afirmando<br />

mientras que irá deereeiendo la aetituel de alti"ez de don Anadeto.<br />

El eapítulo XI nos ofrece en su eomienzo otro contraste pero<br />

esta vez dentro de uno ele los personajes. Es sugestivo que el capítulo<br />

se abra con una deseripción de dou Anac1eto que lo muestra<br />

en una situación ele dominio aparente y culmine con la descripción<br />

de la acción heroiea <strong>del</strong> hombre de las ojotas. Dice .A. D. en la pág.<br />

104: "don Anacleto mostróse colérico si bien su rostro revelaba cierta<br />

íntima tranqnilidad",<br />

El contraste se eentra en la eólera y calma aparentes que irán,<br />

progresivamente, eonvirtiéndose en miedo mientras se irá afirmando<br />

la actitud vacilante elel hombre de las ojotas. Hay en don Anacleto<br />

clll desajuste que lo hace cómico entre jovialidad-gTaveelad, mieclovalor,<br />

que contra;;ta con la armonía que se advierte en el baqueano.<br />

En la misma página aparece otro contraste sicológico semejante<br />

al señalaclo pero aquí se expresa a través de los adjetivos: "tono d':<br />

imperio" -clan Anac1eto; "aeento SllaVe y bondadoso" -Hom1n'e de<br />

las ojotas". Aumenta este contraste el conocimicnto obvio <strong>del</strong> terreno<br />

de parte <strong>del</strong> baqueano, su madurez adquirida a través <strong>del</strong> dolor,<br />

frente al desconocimiento de don Anacleto quien, sin embargo, asume<br />

una conducción de los hechos que, en realidad, pertenece al otro.<br />

Es el juego de ilusión-realidad que el autor nos irá de\"Clando paulatinamente.<br />

En momentos en qne los personajes están en animada conversa·<br />

ción A. D. introduce el paisaje que es solitario, apacible, sin vida<br />

humana. Se trata de la cuarta forma típica que el Profesor Roberto<br />

lbúñez señala en el prólog'o el IS1I/ael: "Un _paisaje de presencia profunda<br />

pero pasinl al que el hombre concede simultáneamente epicidad<br />

e historicidad".<br />

Es, en efecto, el hombre quien 10 irá poblando, Yivificando, pudiéndose<br />

hablar de un proceso c1e humanización ele este paisaje que<br />

irá, en forma gradual, pasando a nn segundo plano de la acción. El<br />

paisaje contribuye aquí a crear el clima de ilusión y de calma aparentes<br />

expresado a través de los a(~jetiye,s "esplendoroso-in:tenso<br />

solitarios" .<br />

Por medio de imúgenes "Visuales comienza nn .1 nego de la luz y<br />

de la sombra que se completará eon los dos paisajes posteriores. Si<br />

recordamos, tenemos un ejemplo semejtante en el capítulo XXI, página<br />

21;j de esta obra. Luego de darnos esta descripción A. D. nos<br />

retorna a la peripecia humana, ofreciéndonos, en forma explícita, el<br />

contraste entre la YOZ bronca de don Anacleto y la atiplada <strong>del</strong> guía<br />

pág". 105). Es otra comprobación de la apariencia de dominio y de<br />

sumisión Cjue irú inYirtiénc10se en gradual proceso. El diálogo' que<br />

so -


oeupa las págs. 10J-I0G tielle por flllleiúll distEmler la aeClOn dramática.<br />

Permite a la yez que una tregua a la tensión <strong>del</strong> ledor la única<br />

cxpansión risueiía <strong>del</strong> hombre de las ojotas quien se eleyará progresiyamente<br />

a la tragieidad. El diálogo permite, además, la compenetración<br />

humana ;y cordial ele los dos paisanos y se descubre el contraste<br />

en la situ'lción soeial: el 11!l0, eon eompañera, el otro, solo; uno maduro,<br />

een su experieneia de hombre de familia numerosa; el otro,<br />

joYial y aunque no exento de un sentimiento de soledad, lleno de un<br />

fantasioso humor cuanto lo SOn sus heroieidades como seüala Prallcisco<br />

Espínola (1).<br />

Ante esta distensión el paisaje que se describe en las páginas<br />

lOG - 107 es de tensión; ante este humorismo, la preseneia trágica<br />

apenas insinuada que se refleja en la mención de los bultos ;y de una<br />

nubeeiUa de ))olnl senH'jant,~ a .. una humaza en el ambiente sereno"<br />

fIue el autor' emplea también en el eap. 1 pág. -l de esta obra. El<br />

paisaje comienza a eerrarse. Ya no es espléndido, sereno. :Mientras<br />

éste se puebla, se anima, los personajes se quedan silenciosos, atentos.<br />

En la misma página yemos otro contraste sieológieo donde eomienza<br />

la tl'ansformaeión de ambos: ala rll1a en don Anacleto. se!rUridad<br />

plena en el guía. En el easo ele don Anaeleto el miedo ~ se<br />

expresa con oraciones exclamativas y '11 el <strong>del</strong> guía se nos da a<br />

través de una oración afirmativa. El paisaje vuelve a apareeer pero<br />

esta yez ya oscurecido por una 1ínea negra. Es de caraeterísticas fú­<br />

Jicbres en cuanto al empleo ele los colores gris - negro.<br />

Desde el punto de yista <strong>del</strong> proeeso señalado en el paisaje, el<br />

:juego de la luz y la sombra llega a su eulminación. Desde el punto<br />

de vista de la aeeión el proeeso de la ilusión a la realidad se eonneta<br />

plenamente.<br />

El paisaje es sugeridor de la tragedia en el momento de ser<br />

poblado por la preseneia humana. Contrasta con los personajes por<br />

este moYimiento que lo anima mientras ellos están quietos y expe/:­<br />

tantes y si bien en el desarrollo dramático pasa a un segundo "plano,<br />

ya ha emnplic10 su papel de antieipaeión. A partir de este momento<br />

serún los personajes quienes aparezcan en la aceión dramática.<br />

El proceso que se Yenía desarrollando en el hombre de las ojotas<br />

desde su aparente servidumbre hasta su real heroieidad es ahora<br />

mostrado por clan Anacleto quien nos advierte su "entraña de eh'agón",<br />

pág. 108. ~c\.cuciado por imponderables motivaeiones sicológicas<br />

<strong>del</strong> criollo típico don Anacleto que persiste en la ilusión de su pro­<br />

-pío valer, se lanzarú imprudentemente al peligro lnientras que el<br />

baqueano sr mantendrá rn una ealma eautelosa.<br />

Es en las páginas 109 110 donde se produce la total transformación<br />

<strong>del</strong> baqueano.<br />

l\Iientras don Anacleto le contempla con terror "descoyuntado<br />

e inmóvil" éste se transforma en un ser de "aspecto imponente".<br />

Importa descatar el empleo de los adjetivos que son situados en<br />

forma justa así como la gradación de los moYimientos <strong>del</strong> baqueano<br />

que se caracteriza por la impresión de Yértigo que deja en el ledor.<br />

El último contraste notorio es la acción de un ser individual<br />

frente a un grupo elel cual se halla un ejemp1J! en el canto :XXII<br />

(1) Prólogo a Ismael. Eclitori3.l Circulo. IX. 1966.<br />

- 81


de la IUada. La selnejanza entre aIllbos contrastes 110 estriba e11 el<br />

hscho en sí pues en la llíada ha~' desproporción de fuerzas entre los<br />

dos contr.uc1ientes, sino en cuanto a la imagen empleada.<br />

Allí Héctor. en desig'ualdod de fuerzas ,liltes de su enfrentamiento<br />

con Aquiles ~. con sn~ destmo, es eomparado con un águila de alto<br />

vuelo que se lanza sobre la tiérna corderilla o la tímida liebre. Aquí,<br />

el hombre de las ojotas es comparado con el toro que embiste contra<br />

el cerco, para significar el enfrentamiento con su destino que lo<br />

el'ige en símbolo <strong>del</strong> anhelo heroico de libertad de la patria ml­<br />

(;1ente. (2)<br />

Ya Ibáñez ha señalado que "siendo muy joven [A. D.]" se<br />

absorbió en la Ilíada· con una suerte de furor y de embriaguez hasta<br />

haeer una "cosecha ele entusiasmos v de encelamientos varoniles".<br />

Se opera en esta acción heroico - irúgica la culminación <strong>del</strong> proceso<br />

señalado y además sin men¡:!'llar la crudeza realista tomada en<br />

gran parte de la épica clásica, bíblica y medieval, la acentuación de<br />

este sentimiento de lo heroico que permite comprender la transformación<br />

de un ser anónimo. humilde. de avanzada edad en una fig'ura<br />

qile, como dijera Espínohí para referirse a Sínfora: "olví<strong>del</strong>a 'después<br />

si puede".<br />

UNA ENCARNACION ANONIJHA DEL IDEAL ARTIGUISTA<br />

Para enfocar el estudio <strong>del</strong> hombre de las ojotas como encarna­<br />

"ión <strong>del</strong> ideal artiguista en la masa, resulta imprescindible una reférencia<br />

inicial a la entidad y sÍ!mificación de la fig'ura <strong>del</strong> gTan<br />

Caudillo en Grito de Gloria.' ~ ~ ~<br />

Se hace imprescindible ¡lO sólo por este imperativo metó<strong>dic</strong>o, sino<br />

el,demás porque el anónimo personaje en cuestión es un ex-combatiente<br />

de Artigas. al Clue alude implícitamente durante el diálogo que maní<br />

iene con don Anacleto.<br />

La ponderación- de esa entidad puede orientarse a través de un<br />

elemento meramente cuantitatiyo, en Grito de Gloria encontramos<br />

treinta y cuatro- pasajes (yeinticinco menciones; seis alusiones: dos<br />

alusiones implícitas, y una estampa), con los que Át\.cevedo Díaz<br />

construye la figura de Artigas como personaje ausente o en ausencia<br />

(1). Figura esta que perfecciona su imagen dada fundamentalmente<br />

a través de la masa en la que ene


Así, dieeis¡"is


<strong>del</strong> ideal ., intuído" y de su momentúneo fracaso que a la postre se<br />

!llscribirú en su derrota.<br />

La unidad narraünl, que designarelllos con el título <strong>del</strong> capítulo<br />

:XI. ~. que es en verdac1llll cuadro porque al decir de vV. Kaysel'<br />

tiende al símbolo por su riqueza especial de significado (4), es una<br />

narraeión inserta dentro de otra mayor -la novela- y se organiza<br />

en tres partes, clellh'o de la estructura extel'11a de aquélla. Se in i(: ia<br />

y cOlH·lu~'e en los capítulos X y XII, respectivamente.<br />

El víncl1]c <strong>del</strong> hombre éie las ojotas con la causa para la cual<br />

exige ayuda don Álllacleto, se evideneia en dos pasajes y luego se<br />

eOlH'reta en U11 tercero.<br />

De:-:cl'!pto el personaje ai apareeer en la puerta de su rancho, se<br />

c'ntabla el c1iúl(wo v (lice: "-Buenos días ( .. ,) Ahora mismo iba<br />

il montar para ir hasta el bajo a repuntar la tropillita, porque me<br />

han <strong>dic</strong>ho que anda todo revuelto, , , ".<br />

Es decir. el lugareüo l"S hombre ¡nfo1'lllmlo ya de la nueva lucha<br />

desplegada por los nativos, sus paisanos, aunque muestre pasi­<br />

"idad (:on respecto a ella,<br />

En seguimiento <strong>del</strong> desertor detrús <strong>del</strong> cual venía don Allaeletc<br />

." negados a la loma de una cuchilla, observan una nubecilla de po]vo<br />

sobre el horizonte hacia la que se dirige el "lIlelico". El baqueano<br />

expresa: "-Aquella es gente armada la que se ve por el camino .. ,<br />

A nean ea hallos a los costados, y van al trotón firme ", Luego precisa:<br />

"-es tropa ele Lecor, a la fiJa la misma qll(' pasó ayer al clarear<br />

por junto aquel "totoral" <strong>del</strong> p1ayo donde hizo la carneada", (Ad­<br />

Yiértase, de paso, el valor onomatopéyieo de la frase),<br />

Esta segunda evideneia lo muestra compenC'trado eon la lueha.<br />

al tanto (le sus eOlltingencias. Luego, las consideraeiones que hace<br />

:;Ubl e los desplazamientos <strong>del</strong> enemigo invasor también lo muestran<br />

i,.lentifi(:ado eon la eausa. Tanto, que olYidamos -pues parece que<br />

01 IIIiSlllO olvida- que guía obligado a don Anadeto, bajo amenaza<br />

i' •• afusilamiento",<br />

Podemos decir entonces: guió a don Anacleto bajo amenaza y<br />

po!' ella sólo al comienzo, pues insensiblemente se pliega a la lueha.<br />

Este 1Il0Yilll iento espiritual <strong>del</strong> pprsona.;e, si bien no puede ser visto<br />

"OlllO base o proceso de la transfiguración posterior, es sí testimonio<br />

de una predisposieión en tal seutidc:.<br />

La aetitnd prudente, casi temerosa a veees, más superficial o exterio!'<br />

eun relaeión a aquél, que vercladera, responde a su ocasional<br />

.:r;mli,oión de baqueano y al poderoso requerimiento de las desgra­<br />

','Las familiares que padeee y que narró.<br />

Sns respuestas, todas sns palabras, son enteramente espontáneas<br />

~. genuinas, porque en él pcsa mús la eircunstaneia que enfrenta<br />

---[Topa invasora en el pago-, que la inieial negativa o eleseo ele<br />

no il' con don Anadeto.<br />

El el,' las ojotas actúa de malH'ra ])]'o)"Tesiva conforme a ;su<br />

urolH'l1sión v a sus instintos, en elesmedro de la fuerza que a ello 10<br />

:,on:!ujo al ·principio. Llegará a ser absolutamente fiel a sí mismo<br />

porque en d fondo asiste al llamado ele su destino; y a él se debe,<br />

(4) Kayser. \VoHgang. Interpretación y análisis de la obl'a literaria.<br />

Ed. Gj'(·dos.<br />

SJ


De esta manera aparece la faz heroica <strong>del</strong> personaje justamente<br />

en el tere('r pasaje cloncle se concreta el Yíneulo qne yenimos estudiando.<br />

Forlllulada la irleYitable y esperada pregunta de don Anaeleto<br />

(-¿ r sted ha siclo lllelitar?), responde el baqueano: "-SerYí algún<br />

iiclllpo. paisano. Después de COl'l11ubé me reeop:í a euidar de mi<br />

familia' '.<br />

En \'('rdad es una r1ob'r, c'oneresión la uue cn'c'mos yer en este<br />

pasaje. Por llll lado la de una "projimidad ", que se fue perfilando<br />

e( traYés de la eorrida, cuando le <strong>dic</strong>e: "paisano". Esta "proji­<br />

,nidad" -al decir <strong>del</strong> propio Aeeyedo Díaz-, Bega a ser una esl)ecie<br />

de paternidad hacia don Anadeto.<br />

Xaee en una aneianic1ad pam extenderse a otra pero igual se<br />

manifiesta; YC'1adanwnte proteetora. Cierto qne la segnnc1a es socalTOlla.<br />

la de un soltero que hace alardes mús de la euenta, y que<br />

faeilita Jl\!C'S el sur¡.!'ÍllJi"lIttl d(' (\l1\l(~lla.<br />

La segunda eoncresión es la <strong>del</strong> Yíneulo propiamente <strong>dic</strong>ho.<br />

\'UalH]C, afil'llla; "Después c1e Corumbé, me l'ecog'í a cuidar de mi<br />

fumi] in' '.<br />

Aquí ha(,e UWl alusión implíeita al Protoeandillo, pues refiere<br />

]n batalla de Santa Ana y Cerros de Carumbé ocurrida a la una<br />

de la tarde de! :27 ele oelubre de 181G. eu la qne Artigas fne Yen­<br />

"ido por una fuerza portuguesa en aquel paraje, internándose luego<br />

(il tenitorio oriental. ((5)<br />

I ..a estampa eeuestre de e"te montonero logra reYiYir el ahineo y<br />

la he¡'oi('idad de las huestes de Artigas, porque reenearnan en él<br />

l'xaetamente lllH'\'a años después; transcurre 1825.<br />

Pasaelc histórieo .\. presente narratiyo quec]¡l'.' así iuelisolnblemente<br />

nnidos. Cuanelo el de las ojotas empuña la lanza ele don Anacleto<br />

('ontra una partida que los sorprende y ataea, ynelye a ser<br />

-transfiguraeión meeliante- el mismo que partieipó en aqnella<br />

>atalla ele 181G integTancIo la caballería de g'auehos g'ueneros. Batalla<br />

la de Santa A¡;a y Cerros de Carumbé, '~Iue el h[storiador b"H­<br />

,.¡leño l\Ioraes Lara ealifica "como una de las mús sangrientas ha­<br />

¡lidas hasta entonces y donde el furor y denuedo con que atacó el<br />

enemigo se mostró 111ÚS constante", (G)<br />

El ele las ojotas <strong>dic</strong>e que sirYió hasta" Corumbé". La denota.<br />

d fraeaso o quizú la direeción de la huída, (7) lo llevan jnllto a<br />

su familia. Pero esta opeión que dura 1meye largos afios no clesinieute<br />

sn heroicidad segura ni impide la nueya e inmediata. Ad­<br />

'.'iértase que la expresión "SerYí algún tiempo, paisano" eneierra<br />

por debajo ek ,." u' j " hi'lll I'ile! "'¡¡¡ve de io ileroi('c que alieni(<br />

en el personaje. Sil'Yió, se entregó, fue para la causa sin reparar<br />

(ell sí propio.<br />

(5)<br />

(6)<br />

(7)<br />

Banzá, Francisco: Historia de la Dominación Española en el <strong>Uruguay</strong>;<br />

Tomo IV. Clás. Urug. Montevideo, 1965; a pág, 288 Y slgs.<br />

hace una pormenorizada crónica de ia referida batalla, a la que<br />

nos remitimos para mayor abundamiento.<br />

Citado por Fernández SaIdafia, José, en "Artigas juzgado en la<br />

Gaceta dE. Río Janei1'O el año 1817". Suplem. "El Día" Afio XIX<br />

N9 895. l\Iontrovideo 12/3/1950,<br />

El relato de Feo. Eauzá (Op. Cit.) de la batalla aludida, da pie<br />

a esta hipótGsis.<br />

- 85


Si podemos con


Por aiíadidura el hombre de las ojotas tiene insólita vigencia.<br />

En este sc'ntido <strong>dic</strong>e Franeiseo Espínola, de Aeevedo, lo que<br />

sigue -con nn eriterio que es extensible al personaje-: "La enseiíanza<br />

que' l)I'oviene de Acen'do Díaz y sus contelllporáneos, sc jevanta<br />

<strong>del</strong> espíritn que los animó, no de la letra; el ejemplo se de,'­<br />

prende de la hazaiía de haber emprendido una empresa intelectual<br />

y polítiea gigantesea, no de su visión <strong>del</strong> pasado".<br />

Sólo así llegarC'mos a ser lo "que todavía no somos <strong>del</strong> todo,<br />

una nación" (10).<br />

EL SILENCIO Y LA lVIUERTE<br />

-1-<br />

La eomplejidac1 y multipliciclad <strong>del</strong> término silencio deriva de<br />

qne éste. en la esfera artística, se encuentra referido al sonido <strong>del</strong><br />

lenguaje, que está identificado a su vez, con la acción conciente, regicla<br />

por el pensamiento. Recuérdese la formulación bíblica: "Al prineipiü<br />

era el Verbo"; y la afirmaeión de Fausto en su gabinete de estudio:<br />

"En el prineipio era la Aeción' '.<br />

De este modo, en el plano de lo literario, el lenguaje emerge ,,,,ideneiando<br />

sn propia naturalc:za, su notable identidad con la acción<br />

humana J' el pensamiento: el lenguaje hace posible la conciencia y<br />

el desarrollo avanzado de las capacidades humanas de la creación<br />

en el más alto grado, la acción <strong>del</strong> hombre transformadora <strong>del</strong> mundo<br />

y de la historia.<br />

El hombre de las ojotas surge bruscamente en la obra, antece<strong>dic</strong>lo<br />

y seguido de un silencio referencial:<br />

A ver un hombre que sirva de baqeuano en el pago!. " j y<br />

listo, porque tengo orden de afnsilar al que se retobe! Apareció en<br />

la entra~la así evotado" ... por Don Cleto, uno de los personajes más<br />

queridos y atabados de Accvedo Díaz. Esta evocación adquiere un<br />

doble senticlc en la novela: en un sentido más general, es una evocación<br />

<strong>del</strong> autor de las antiguas luchas de la patria vieja, de A.rtigas;<br />

por otro lado dibuja un perfil nítido para este hombre de<br />

las ojotas, cuya historia irrumpe y se desvanece sorpresivamente en<br />

la novela, dejando en el lector una imagen imborrable.<br />

En esta historia singular -independiente dentro de la novela-,<br />

interesan más el personaje y sus connotaciones que el ambientc o<br />

pa isaje exterior. Esta premisa impone un lenguaje austero que seüala<br />

ton fluidez escasos detalles <strong>del</strong> mundo físico, para describir<br />

morosamente la evolución épica <strong>del</strong> personaje, el combate y la muerte.<br />

La trascendencia de la vida <strong>del</strong> personaje, su actividad de guerrero<br />

en l" anónima lucha liberadora. cae en un silencio tácito, siQ'­<br />

nado desde Canullbé por una larga ~edentariza('ión simbolizada ('(;;'1<br />

sobriedad en esas ojotas destinadas, inoportunamente, a apoyarse en<br />

los estribos <strong>del</strong> cebruno, que como su dueiío se transfigurará en bravo<br />

luchador. Tras esta historia particular dcsfila, sin duda, la caravana<br />

sileneiosa y anónimd de millares de Q'allelws caídos durante<br />

las luchas de mH'~tra primera independeneia', Y este quizás sea el<br />

(10) "Prólogo" a Ismael. Ecl. .Tackson. Vol. 30.<br />

~ 87


principal silenciu <strong>del</strong> fragmento eomentado y probablemente de toda<br />

la obra.<br />

El silencio está presente de muy distintos modos en la anéedota.<br />

Se percibe una detención pormenorizada e intencional en la descripción<br />

de los gestos de los personajes tomo en estl)S ejemplos:<br />

"Haseóse el hombre la nuea. v aunque vacilante, montó<br />

en su eebruno". ' . -<br />

,. Don Anae!eto fue desan'ug'aJl(10 el ceiío. e invitó a su<br />

guía a piear tabaco aleanz5ndole 111l trozo en 1'0110".<br />

Se expresa 1a acción discretamente mediante g'estos. En el primer<br />

ejemplo lo relatado es pI asentimiento <strong>del</strong> hombre de las ojotas<br />

a la exhortaeión de Don Cleto, unido a una tácita nostalgia por lo<br />

que deja, sentimiento que se manifiesta en su ¡'acilación, aunque también<br />

se ac1Yierte desde ya una efetÜnl evoeación de la activi(lad<br />

desarrollada junto a ,Artigas.<br />

En otros momentos el sileneio obra indiseutiblementc como factor<br />

<strong>del</strong> drama:<br />

"Lleg'aban en ese instante a la eresta de la '·enehil1a". Desde<br />

esa altm';l la vista dominaba un vasto paisaje, bajo una atmósfera<br />

purísima. Los horizontes elareados por el sol permitían distinguir al<br />

ojo <strong>del</strong> eampero los bultos que se movían a la distaneia y clasifiearlos<br />

sin elTor.<br />

A la dereeha. sobre la carretera que eondueía a Gnadalupe elevábase<br />

una nubeeil1a de polvo distenciida y paralela al horizonte a<br />

semejanza de una humaza en el ambiente sereno' '.<br />

Aquí el jinete, esa nube de polvo, turba el diúlogo sereno y coloquial<br />

de los dos viejos. Podría deeirse que esa nubeeilla lejana se<br />

extiende sobre la serenidad <strong>del</strong> ambiente y empaiía, premonitoriamente,<br />

la paz que impera,<br />

Posteriormente, en varias oeasiones, de las que aquí reseiiamos<br />

dos, los gestos sileneiosos, precediendo al diálogo, ubican a los personajes<br />

en una perspeetiva ohjetiva, como si se tratara de un silencio<br />

que escudriüa al mundo para una toma de posieión. Esto involucra<br />

también un desarrollo mlrr"f~vo alejado, objetivista, que contribuye<br />

a la epicidad de la obra:<br />

"Aquello era novedosG. Don .A.nacleto ahuecó la mano<br />

sobre la frente, a modo de visera, y dijo: ... "<br />

"El baqueano que a su vez observaba siu parpadear,<br />

exclamó, .. "<br />

Cabe seiíalar en esta revisión y en relación con la preseneia <strong>del</strong><br />

silencio, una frase <strong>del</strong> hombre de las ojotas:<br />

"-Por ahí viOle a toda rienda una partida echando<br />

por <strong>del</strong>ante mis yeguas,.,<br />

¡ Ponga la oreja y eirá el batir <strong>del</strong> c:eneerro l' '.<br />

Eí personaje alnde aquí a ese rumor de fondo, qne antieipa al<br />

c1ramátieo episodio, que subyace hasta estallar al final elel eapítulo<br />

en el enfrentamiento sonoro y sangriento.<br />

8S


Pero es quizás en el momento de la transfizuración <strong>del</strong> hombre<br />

de las ojotas, en el instante en que ese gaucho 'taciturno'y sedentario,<br />

nutrido de su pasado, retoma el ímpetu de la consagración en<br />

el combate l?or la defensa d8 la patria, en que el silencio cae sobre<br />

la escena, como un manto épico, regenerador imponente, transmutador<br />

ele gaucho, lanza y caballo. Esta imagen silenciosa o, podría deeirse,<br />

esta materializaeión elel silencio heróico sobre el que se edifica<br />

el episodio es tan majestuoso e imponente que, "aterró a Don ~'i.naeJeto,<br />

descoynntado e inmóvil en los pastos".<br />

y este drama tremendo ocnrre precisamente en un paisaje esplemloroso,<br />

casi podría decirse de fantástico si ¡encio, como parece<br />

desprenderse eJe este trozo:<br />

"Los campos por <strong>del</strong>ante aparecían solitarios regados<br />

por una luz esplendorosa, con sus pastos de un verdor<br />

intenso. '.<br />

En la loma no se percibía ni una soinbra, ni una manifestación<br />

de vida".<br />

y<br />

más a<strong>del</strong>ante este otro trozo ya citado mús arriba:<br />

"Desde esa altura la vista dominaba un vasto paisaje,<br />

bajo una atmósfera purísima".<br />

Es inevitable advertir eJ~ esta naturaleza expectante, con una<br />

luminosidad preeisa, exacta, perpen<strong>dic</strong>ular, sin sombras, en eompleto<br />

silencio, un importante toque de fantasía. Ese será el amplio escenario<br />

de la transfiguración y <strong>del</strong> combate.<br />

El sileneio, mantenido por una narrativa tensa y dramática, deslJrcndiéndose<br />

elel campo, .1el sol, de la atmósfera, es impuesto<br />

por la idiosil1l'rasia parca <strong>del</strong> personaje, significativo y vital, representante<br />

<strong>del</strong> anónimo sacrificJO gancho por la primera independencia<br />

de la patria y <strong>del</strong> "pago", en un escenario extenso, interrumpido<br />

brevunente por ranchos de adobe aislados, por pequeños núcleos poblados.<br />

con IJarec1es ele mutismo, y algún h:umeante Ylvaí\, en los valles.<br />

En los fragmentos que nos ocupan, el silencio se trasmuta en<br />

espacio: en efeeto. entre la visión ele la nubecilla de polvo en la lejanía<br />

y la convieción cleor,18 de su naturaleza, el espacio físico de<br />

10 narrado. se mlwstra literariamente como un silencio que acalla el<br />

cliúlogo: "Los dos hombres se quedaron atentos, en silencio".<br />

Anteriormente a este pasaje, el tiempo de acercamiento al milieiano<br />

que había desaparecido de la vista de los dos viejos, se indiea<br />

ele dos maneras: mediante el diálogo, y por medio de 11n silencio que<br />

eabria definir como silencio técnico ya que es utilizado para la deseripeión<br />

de los arreos <strong>del</strong> cebruno <strong>del</strong> baqueano:<br />

"Para más tampoeo daba el eebruno <strong>del</strong> baqueano, cuyo<br />

arreo guardaba


por debajo de la cerraz6n gris formada por el poho <strong>del</strong> eamino. Era<br />

como una serie de puntos corriéndose hacia el Sur eon una ye1oeidad<br />

no interrumpida de mal'eha forzada' '.<br />

Luego: ¡ ¡ Cinco o seis jinetes bajaban ya la ladera cruzando con<br />

las culatas de las carabinas y aún con los sables, una "punta de yeguares".<br />

Daban gritos aturdidores, y yenían desplegados en arco para<br />

mantener los animales en núcleo 'l.<br />

A posteriori de ese silencio técnico, el amor incorpora imúg'enes<br />

auditiyas, premonitoras <strong>del</strong> eombate.<br />

-II-<br />

"La prerrogatinl de la fuerza y la aptitud de la<br />

gTandeza en él se alían al sentimiento de lo primitiyo.<br />

y se desencadenan a menudo, sin mengua de frases<br />

bonaneibles ni de dilatados intermedios incrnentos en<br />

la intensa pintura de la desh:ucci6n y de la mnerte,<br />

cmnplida con áspera y eruel verdad, porque Aeeycdo<br />

Díaz no retrocede ante la representaci6n de lo horrible,<br />

tentada casi siempre con pulso epopéyico".<br />

El episodio de la muerte <strong>del</strong> hombre de las ojotas se abre con<br />

(' dos o tres detonaciones que contrastan con el silencio tenso de las<br />

etapas preYias <strong>del</strong> combate, en las que la lanza, arma de múltiple significación<br />

en el Río de la Plata oeupa, por un instante, un primer<br />

plano. Por un lado es la imagen de las luchas por la primera independencia;<br />

es por otro, un arma cargada de la nobleza que involucra<br />

el hecho de que el que la esgrima debe estar dispuesto a la lucha<br />

cuerpo a cuerpo, en numerosas ocasiones desiguaL frente a la p61­<br />

vara y al plomo de los invasores.<br />

El ataque <strong>del</strong> hombre d(~ las ojotas es silencioso, "no dijo palabra",<br />

seguro, natural, como la propia historia de las luchas liberadoras;<br />

en esas instancias, el hombre de las ojotas, transfigurado<br />

es sólo un oriental anónimo, que defiencle casi instintiyamente sn<br />

patrimonio; es un acontecer natural más, en un soleado mediodía<br />

de la patria.<br />

La lanza no habla: gesticula describiendo líneas puras, sencillas,<br />

en el espacio. El gaucho antecede su fulminante ataque con un grito<br />

ronco, de guerra, de decisi6n, de apuesta firme eontra las tinieblas<br />

que contrasta con el silem'io que domina las lH'imeras instancias<br />

<strong>del</strong> combate cuerpo a cuerpo.<br />

La muerte <strong>del</strong> hombre de las ojotas, entendiendo eomo tal no<br />

sólo el cese de las funeiones vitales sino también. la cnlminación de<br />

una vida en la acción heroiea. en el combate desizual Cüntra los enemigos<br />

de la patria, esa muerte, esa caída está re'gü'trada desde euatro<br />

ángulos distintos, (cinenwtográficamente podría deeirse con cnatro<br />

eámaras) :<br />

Primero; ¡ ¡ Sonaron dos o tres detonaciones' '. Esta oraeión breye<br />

ubica el primer punto en la inmensidad :/ el silencio <strong>del</strong> campo;<br />

los estampidos repercuten en todos los puntos de ese eseenario. Son<br />

un elemento mús <strong>del</strong> mismo, alejado en igual grado <strong>del</strong> hombre de<br />

(2) Roberto IbáJ1ez. Prólogo [l Ismael, pg. XXXVII.<br />

DO -


las ojotas y de Don CIeto, como de los portugos. Los estampidos tienen<br />

un ya10r referido al escenario silencioso. Este primer punto de<br />

registro es el más general, el más amplio.<br />

. La segunda Yisión de la muerte describe la caída física <strong>del</strong> hombre<br />

de las ojotas: primero pierde el equilibrio sobre su caballo, resistiéndüse<br />

a la muerte -" bamboleóse un instante"- y retornó luego<br />

majestuosamente a la tierra: "Con un ruido de mole que rueda<br />

en un balTaI1('o ", que magni tica al luchador y lo reintegra con grandiosidad<br />

a una naturaleza de la que nunca dejó de formar parte.<br />

El tereer punto <strong>del</strong> registro es el de Don CIeto: "En medio de<br />

su panlra, don Anacleto 10 Yió caer con dos agujeros líegros en el<br />

rostro a ambos lados de la nariz, producidos por la doble descarga<br />

de una pistola de dos cañones a quema-ropa ". La imagen <strong>del</strong> hombre<br />

de las ojotas con dos perfora'2iones en su rostro adquiere resonancias<br />

mítieas en este tercer enfoque de la escena desde la payura de Don<br />

Cleto. Resonancias que encontrarán su eeo sobrenatural, sugeridor,<br />

en el capítulo siguiente de la noyela, que podemos considerar como<br />

un quinto punto de registro de la muerte <strong>del</strong> personaje:<br />

'. Hombre maduro de pelo entrecano que lleYaba "ojotas'<br />

'. Le habían acertado dos balazos en la cara; lo que<br />

de lejos hacía creer que tenía cuatro ojos".<br />

Así, en tanto el segundo punto de registro es una descripción<br />

físi('a ;y palpitante de la mnerte, qne proporciona una visión naturalizadora.<br />

el tercero tiende a sobrenaturalizar la muerte <strong>del</strong> hombre<br />

de las ojotas. a otorgarle capacidades sobrehumanas, como la doblementl'<br />

fUl'rte sUg'n'eneia de dos nul'VOS ojos para escrutar las tinieblas<br />

de la muerte.<br />

El cuarto enfoque de la eSCl'na se hace sobre los portugos derrotados:<br />

"A uno de los soldados, brotábale como un surtidor la sangre<br />

<strong>del</strong> euello. Aún así. seguía retorciéndose. El otro estaba inmóvil con<br />

el Yil'ntre des!.!"arrado ".<br />

En la de~cripción de los enemigos muertos se señalan elementos<br />

qnl' eontrastan fnertemente con la caída y la muerte <strong>del</strong> heroico COl1l­<br />

!;¡ltit'nte oril'ntal. En tanto el hombre de las ojotas cae con magnifieencia<br />

de "moll' que se desliza ... ", integrándQse armónicamente a<br />

un paisajP grandioso, uno de los portugos se desangra "como un surtidor"<br />

y de un modo llamatiyo, pertinaz, desproporcionado, antinatural,<br />

"seguía retorciéndose". El otro, "estaba con el vientre desganado".<br />

y su in1l10yilidad anormal nos produce el mismo rechazo.<br />

la misma sensaeión de antinaturalidad que el rojo surtiéior ca ,,1<br />

("uello <strong>del</strong> pl'i1l1l'ro. .<br />

LA TRANSFIGURACION<br />

Lo maravilloso en literatura cumple una doble necesiclacl; una<br />

intrínseca a la funeión de narrar, la otra obediente a una apetencia<br />

natural <strong>del</strong> hombre.<br />

La tarea literaria snpone una prodigiosa alquimia por la cual se<br />

opera la tras1ll11taeión de la materia prima de la obra (realidad bajo<br />

enalquier apariencia), hasta la concreciém eu la palabra escrita.<br />

91


Pero. mlemús. la realidad qne la oin'a eon11eyel. trasmite ~. tras·<br />

ciende, posee nn lado, nll úngulo., una arista, una c1illlensióu, a yeees<br />

sólo un leve úlito. ele pura marayilla. Si esa poreión de mundo no<br />

aflora a la ll(lyela, siquiera en lo qne Aldous Hux]ey llamó" lo asom·<br />

broso de las eosas mús obYias". la misión de narrar no se ha enmpli·<br />

do eabalmente y el lector sentirá la auseneia de un ingrediente quc'<br />

le es necesario para ]a eompleta inmersión en el aire de la obra.<br />

Todo narrador coneita sobre sí una suma de poderes y su téclli·<br />

ea, por mú" coneiente y refinada que sea, deja lugar a la magia Qne<br />

es. prec,isament


carácter <strong>del</strong> personaje. Su prudcncia de hombre advertido y conocedar:<br />

"¡ no se' fíe. paisano, etc."; su aceptación de los acontecimientos<br />

(¿ mansedumbre, fatalismo, sabiduría?) : "Como quiera"; su aplomo<br />

revelado en "voz que denunciaba absoluta calma" para ac1Yertir<br />

a don Anacleto la llegada de la partida de poi'tugos; su cautela: "Lo<br />

mejor sería corrernos por este playito rumbo al talar de aquel alTOyo.<br />

Si alcanzamos, ni el polvo! ... "<br />

Pero aún no es el hombr? de las ojotas el héroe <strong>del</strong> episodio. Com­<br />

})arte con don Anac1eto, hasta la caída de éste, un primer plano sin<br />

relieve alguno. Aún, con todos los in<strong>dic</strong>ios y la anticipación aludida,<br />

la sabia composición de Acevedo Díaz hace que la aetitud final de<br />

nuestro personaje no se adi'vine y que su decisión sobrevenga fulmínea,<br />

sorpresiva, prodigiosa, para que podamos decir con toda propie.<br />

dad que se ha operado en (~l, y también en el ámbito elel relato, una<br />

mutación maravillosa. (1)<br />

Poden10s considerar que la transfiguración <strong>del</strong> hombre de las ojotas<br />

se inicia con la impulsión combativa que 10 detiene en su fuga:<br />

"El baqueano se detuvo ... "<br />

i Por qué se detiene? Pudo seguir sin peligro. Ni siquiera se puede<br />

pensar que lo haga para defeneler a don Anac1eto quien prácticamente<br />

se ha entregado y 'va a ser hecho prisionero.<br />

Por la simple acción de detenerse el protagonista decide su destino,<br />

se define y adquiere su exacta dimensión. Todavía es el mismo<br />

de un instante atrás pero al detenerse y coger el rejón que escapado<br />

de la mano de don Anacleto caía ya hacia el suelo es, en la encrucijada<br />

de la hora, como el símbolo de cada oriental atento y obediente<br />

a la voz profunda de su instinto de libertad, humilde y heroicamente<br />

sumiso a sus "propensiones nativas" que lo impulsan a batirse con<br />

el valor supremo de la "fibra herida' '.<br />

La detención, paradójicamente, crea un movimiento dramático<br />

en el transcurrir noveleseo. Hay un vuelco elel personaje y de la acción.<br />

La deteneión lleva implícita la decisión de combatir.<br />

,; El semblante <strong>del</strong> guía se había puesto violáeeo cual si un aJuvión<br />

de sangre inyeetara la periferie, y de sus ojos oscuros brotaba<br />

un brillo extraño".<br />

Reeién ahora el autor menciona el eolor de los ojos <strong>del</strong> guía. Y<br />

no <strong>dic</strong>e que brillaban, sino que de ellos brotaba (alusión a una energía<br />

interior que fluye) brillo. Este brillo tiene uila calidad especial,<br />

indeterminada, es e:rtraílo. El autor pudo calificarlo como brillo salvaje,<br />

bravío, etc., pero al llamarlo "extraño" crea una suerte de curiosidad.<br />

Prepara en cierta forma la receptividad <strong>del</strong> lector para acep-<br />

(1) Cambio semejante, aunque preparado de manera distinta, en un<br />

contexto diferente, es el que sufre Luis María Berón en la batalla<br />

de Sarandí, cuando toma el estandarte <strong>del</strong> porta imberbe moribundo.<br />

En ambos casos,_ el simple objeto ocupa fugazmente el primer<br />

plano, para, trascendido su carácter material, trascendido aún el<br />

simbolismo que encarnan (majestad de' la patria soberana, fuerza<br />

que ha de sostener esa soberanía), adquieren la dimensión maravillosa<br />

de instrumentos <strong>del</strong> mito.<br />

- 9:3


tal' la transfiguración magIea. El pasaje <strong>del</strong> mundo objetivo al mundo<br />

subjetivo para lograr la "dimensión mítica" se alcanza mediante<br />

estas sutiles in<strong>dic</strong>aciones.<br />

Al cambio fisonómico se une la transformación de la melena.<br />

"Su chambergo incoloro flotaba sobre el dorso y la melena suelta<br />

se alborotaba sobre las dos mejillas, crispada y ondulante".<br />

Antes (fin <strong>del</strong> cap. X), el autor había aludido a la "larga cabellera"<br />

y al "Chambergo incoloro de alas tenclidas y flotantes sobre<br />

la melena entrecana", pero en el contexto, las expresiones "ya<br />

viejo", "Aire bonachón", etc., asorclinan la descripción y <strong>del</strong>iberadamente<br />

aluden a un personaje sin relieve especial A.quí, en cambio,<br />

son las variaciones <strong>del</strong> contexto las que sirven -ª la descripción <strong>del</strong><br />

hombre de las ojotas como el antigno montonero <strong>del</strong> Cúumbé. En la<br />

primera mención (2) la melena está inerte, ahora, el verbo y los dos<br />

adjetivos que le siguen, la dinamizan: "alborotaba... crispada y ondulante"<br />

.<br />

" ...dándole un aspecto imponente quc aterró a don l\.nacleto,<br />

descoyuntado e inmóvil en los pastos n.<br />

Con independencia <strong>del</strong> obvio contraste entre la actitud y situación<br />

de los dos personajes, ya señalada, el aspecto imponente <strong>del</strong> hombre<br />

de las ojotas aterra a don Anacleto ¡ Por qué este terror? ¿Por<br />

miedo a que'la combatividad <strong>del</strong> hombre de las ojotas comprometa su<br />

situación? Creemos que no. Le aterra en sí, pues el compañero de<br />

un rato atrás. se ha convertid0 en un combatiente terrible, a la usanza<br />

de la mejor tra<strong>dic</strong>ión épico-caballeresca. La figura <strong>del</strong> hombre de<br />

las ojotas que el autor ha ido trazando hasta ese instante (manso 'viejo<br />

.. de aire bonachón y 'VM atiplada, avestruz padre de buena chuza,<br />

prudente moderador dp los arrestros :Y bravuconadas de don Cleto,<br />

baqueano conocedor, coloregdo por la antigua entr.'lña de dragón artigllista.<br />

calmo ante el peligro :Y que ha propuesto la huida pntdencial<br />

ante la partida) se ha transformado en un guerrero que infunde<br />

pavor.<br />

"No dijo palabra. Escupióse en las manos nervioso, empuñó el<br />

ástil y revolvió su cebruno ;ya sobresaltado por el ruido de los disparos".<br />

Observamos que en el silencio tremendo que sobreviene y en el<br />

que se halla inmerso el guía, los tres verbos de movimiento, con su<br />

gradación perfectamente medida (escupióse-empuñó-revolvió) , dan idea<br />

de la resolución con que el hombre de las ojotas sale al encuentro de<br />

su destino. Los tres pretéritos perfectos semejan los tres golpes cabalísticos<br />

de la suerte en el expectante momento en que cruza la escena<br />

la yegua madrina batiendo el esquilón:<br />

(2) Hay todavíc una tercera descripción <strong>del</strong> hombre de las ojotas, en<br />

el Cap. XII, a través <strong>del</strong> relato <strong>del</strong> capitán lVIeléndez, ya el personaje<br />

ha muerto, para siempre anónimo y para siempre "hombre<br />

maduro de pelo entrecano, que llevaba "ojotas" v su único epitafio<br />

es el que se vie~·te en el comentario de Cuar'ó: "había de ser<br />

hombre duro",<br />

94,-


"lVIiróla ele soslayo, en las ancas, donde llevaba dos o tres surcos<br />

sangrientos hechos por los sables y llegó a arrojar un grito ronco<br />

retenido hasta ese momento por el arrebato en su garganta -semejante<br />

a la nota de un ave de rapiña a raíz de una pedrada en la<br />

cabeza "~o<br />

Esta mirada de soslayo es de un gran acierto expresivo. El baqueano<br />

está atcnto el lo que le espera ele frente, pero, en llll relampagueo,<br />

al pasar la yegua madrina de su tropilla, la mira de soslayo<br />

y el grito de f1ll'ia, retenido por la misma enajenación de bravura<br />

que lo mueve y transfig'ura (" arrebato ", s~ <strong>dic</strong>e explícitamente),<br />

suena ronco por exceso de contenido, porque llega a arrojarlo<br />

-como diee el autor- como una respuesta <strong>del</strong> instinto y la indignación,<br />

El amor, la "projimidad" profnnda entre jinete y cabalgadura<br />

es un elemento de interés que Acevedo Díaz enfatiza a lo largo de<br />

toda la tetralogía. En el easo concreto <strong>del</strong> hombre de las ojotas, es<br />

un nuevo factor impulsor en la determinación y en la transfiguración<br />

<strong>del</strong> personaje.<br />

La visión de las ancas laceradas ele la yegua madrina y la desgarradura<br />

en el cuello de Sil cebruno son elementos que coadyuban<br />

a enfatizar la profundidad de la rabia <strong>del</strong> guía.<br />

"El lo cuadró con mano experta, y sin perder los estribos, en<br />

que apenas encajaban las puntas ele sus "ojotas" ... "<br />

Además de señalar el autor con estas frases, la pericia <strong>del</strong> hombre<br />

ele las ojotas como jinete hay que destacar la mención de las ojotas<br />

en este momento culminante de la acción dramática, Es obvio que<br />

las ojotas no estaban hechas para estribar, especialmente en cambate,<br />

El detalle nos habla <strong>del</strong> cariño con que Acevedo Díaz traza a este<br />

perSO)laje. En momentos en que su sublime arrebato tiende a alejarlo<br />

de la cálida hmnanidad con que se nos había brindado a lo<br />

largo <strong>del</strong> episodio, la mención al motivo de las ojotas es una manera<br />

de acercarlo llUeYaJnente y, al mismo tiempo, paradojalmente es una<br />

forma ele elestacar su transfiguración,<br />

'( . , ,acometió echado sobre el peseuezo al igual <strong>del</strong> toro que busea<br />

romper el cereo",<br />

Al decirse "que busca" se ela idea de intento y no de realización,<br />

Casi se anticipa que el intento se verá frustrado. Lo que interesa<br />

más al autor es poner en eYi<strong>del</strong>lC'ia la bravura ciega <strong>del</strong> personaje,<br />

su respuesta instintiva (el símil refuerza matices) al requerimiento<br />

ele la situación.<br />

'( La lanza trazó un semicírculo dividiendo al grupo, luego una<br />

recta indinada que terminó en la garganta de un soldado, derribándolo<br />

por grupas: después un molinete yeloz que remató en un golpe<br />

de flanco abriendo a un segundo- el vientre y por último, blandida con<br />

furia en un aHi-bajo para ensartar él un jinete de frente y despedirlo<br />

lejos ele la montura, el hierro marró el bote y el astil se hizó trizas<br />

en el arzón sembrando el aire de astillas".<br />

Con precisión se eleserihen geométricamente los tres movimienlos<br />

y hay un graduado paralelismo de las frases (:on un verbo co-<br />

- 95


mún: trazó. La suceSIOn de derivadas <strong>del</strong> ver1)0. se dan por los<br />

adjetivos luego, dJspués, por último 3" son un semicirculo, una rceta<br />

¡neltnacla. wnmoZinete veloz, con sus respectiyos efectos: cltutclienclo<br />

al grupo; terminó en la garganta cleun solelado, derribándolo, etc.,<br />

remató en un !lo/pe ele flaJleo abrienclo (l /In sC(Junclo cl vientre.<br />

En este l'elampc\gueo de acciones que rewlan el grado de furor<br />

y coraje que anima al bombre de los ojotas, la expresión "y l)()r<br />

último" anticipa que el que sig'ue es el postrer moYimiento de aquella<br />

terrible lanza cuyo ástil se hace trizas "sembrando el aire de<br />

élstlllas" .<br />

Entre este aire denso v tr1uÓc,0. sembrado de las astillas <strong>del</strong><br />

ústil destrozado y aquel recién pel:tnrbado por la sorpresa <strong>del</strong> ataque,<br />

rlonde saltan, inocentes y ajenas, las briznas, apenas cuarenta líneas<br />

de texto en las que se inscribe la portentosa transfiguración elel<br />

hombre ele las ojotas (1) uno cualquiera entre la masa de "hombres<br />

ele corteza rústica, de pensamiento de niño y corazón de león" (2),<br />

quc "en la hora de la prueba" dan de sí "toda la médula de su<br />

coraje, con su sallgTe o con su vida" (a).<br />

Si bien el sacrificio <strong>del</strong> hombre de las ojotas no adquiere scntido<br />

trascendente para el desarrollo de la acción noyelesca, sn sangre,<br />

esa sangre que al decir de Aceyedo Díaz se derrama "por lujo" en<br />

en suelo oriental en momentos en que su soberanía es mancillada,<br />

no se vierte en vano en la tierra encantada de la novela que es el<br />

reconocible terruño patrio. A partir <strong>del</strong> episodio, cada UlIO de esos<br />

seres con los cuales nuestro autor integra la masa campesina, la<br />

,'masa cruda" como la llama a Yeces, conllen1 potencialmente la<br />

propiedad de transfiguración mágica <strong>del</strong> hombre de las ojotas.<br />

Cada uno ele ellos responderá al llamado ele la hora sin vaciladón<br />

y sin retaceos.<br />

Sabemos que la confesa intención de Acevedo Díaz al asumir la<br />

responsabilidad de cantar nuestras gestas heroicas, fue la de con­<br />

'2itar sobre el pasado todo aquello q~le de fuerza impulsora, de responsabilidad<br />

conciente pudiera proyectarse hacia el porvenir. Por<br />

algo fue, como <strong>dic</strong>e Espínola, nuestro primer caudillo civil. El conoeió<br />

como narlip Pl alma de los orientalps a qniP'H's se dil'igi'l porque<br />

supo que "En cualquier encrucijada <strong>del</strong> tiempo no pasará en<br />

yano la YOZ qnp e011 OTél'lCIM~a los eitfl a 1111 sneño creador" (4).<br />

En la encrucijada de la hora. Aeevedo Díaz. a trayés <strong>del</strong> humilde<br />

y heroico hombre ele los ojotas. nos convoca, con llamado<br />

que es a la vez rotunda afirmación: "La independencia es <strong>del</strong> qne<br />

'; busca sin deseanso. la abona con su sangre y la conquista con su<br />

ndor". (5).<br />

(l) Su primera transfiguración. podemos decir, pues ocurre una segunda<br />

a la que ya se ha aludido: la que se produce en el instante de<br />

la muerte, cuando los dos balazos a los lados de la narís le coniiguran<br />

un rostro terriblf' de cuatro ojos. Pero aún cabe hablar de<br />

~na terc8ra transfiguración: la que sufre el personaje, borrado ya<br />

de la novela, en el alma <strong>del</strong> lector. Y es ésta la transfiguración definitiva,<br />

la que le da su dimensión verdado-a y lo incorpora para<br />

(2)<br />

siempr8 al mundo íntimo <strong>del</strong> lector.<br />

Grito de Gloria, Cap. V, Pág. 59.<br />

(3) Id. Cap. XII. Pág. 115.<br />

(4) Ismael. Ecl. Jackson, pág. XVI.<br />

(5) Grito de Gloria, Cap. XIII. Pág. 132.<br />

96-


Nuestra gratitud por los homenajes a<br />

CARLOS VAZ FERREIRA<br />

en el primer Centenario de su nacimiento


NUESTRA GRA.TITUD POR LO.S HOMENAJES<br />

..:t<br />

CARLOS YAZ PERREIRA<br />

EN EL PRIMER CKNTENARIO DE SU lYACIlIIlENTO<br />

(18/2-15 de oclllbre-1972)<br />

I-Iemos expresado nuestro reconocimiento, en el Suplemento ele El<br />

Día <strong>del</strong> 28 de enero de <strong>1973</strong>, en forma sintética, por los homenajes celebrados<br />

en el primer centenario de nuestro pensador. Cerrado ya el<br />

cielo de las recordaciones queremos agradecerlas en forma analítica,<br />

acogiéndonos a la hospitalidad de la Revista de la Biblioteca Nacional.<br />

Desearíamos hacer una enumeración v una valoración. En cuanto a la<br />

primera: ha de ser forzosamente inc0111pleta: estamos informados de algunos<br />

homenajes en el extranjero y en cuanto a los nacionales nos referiremos<br />

sólo a aquellos en que hemos participado o presenciado, o conocido<br />

a través de datos fidedümos. En cuanto a la estimación: Dice<br />

Yaz Perreira, terminando una' carta laudatoria a una genial poetisa<br />

nuestra: "Si yo tuviera un gran talento crítico lo emplearía todo entero<br />

en hacer elogios justos". (1) Nos permitimos discrepar con nuestro<br />

padre. No necesitamos excusarnos por ello. El ha afirmado que<br />

cnando dos personas piensan exactamente lo mismo sob re todas las cosas<br />

una de ellas sobra y tal vez las dos. También ha <strong>dic</strong>ho: "Ay <strong>del</strong><br />

discípulo que no logre diferenciarse <strong>del</strong> :Maestro !" Por ello y por otras<br />

consideraciones que por no ser relenmtes al caso pre[erimos omitir,<br />

afirmamos qne no creemos ~lécesario un gran talento, ni siquiera talento<br />

en grado alguno para formular elogios justos: Que basta para<br />

ello lo que tanto valoriza Descartes en el inicio <strong>del</strong> Discurso <strong>del</strong> l\Iétodo:<br />

el buen sentido o ra'7.ón. la faenlta(l (le distiu9:11ir lo verdadero<br />

de lo falso; no sabemos si agregar: lo auténtico de 10 inauténtico.<br />

En cuanto a la impresión que nos han producido: séanos permitido<br />

expresarla con ayuda de la fábula que narra un filósofo contemporúneo<br />

de Vaz Perreira, muy valorizado y estimado por éste: "William<br />

.James: En una de sus excelentes obras (2) hace el siguiente relato,<br />

que atribuye a Tolstoi: ün hombre perseguido por una fiera eae a un<br />

foso en cuyo fondo un dragón con las fauces abiertas lo espera para<br />

devorarlo. Consigue asirse de una rama. Inmediatamente un ratón negro<br />

y uno blanco empiezan a roer el frúg'il tallo que 10 sostiene. En esa<br />

úifícil situación el desventurado percibe al alcance de su leng'lHl unas<br />

gotas de miel y se pone a saborearlas. " En 1972 eontinuó intensificándose<br />

el dramútico proceso <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong> en el cual el ratón negro y el ratón<br />

blanco, con cierta primacía <strong>del</strong> primero, hon roído en forma C011ti­<br />

Imada el débil sostén que nos impedía caer a la sima en todos o casi<br />

todos los órdenes de la vida <strong>del</strong> país. Para nosotros los homenajes a<br />

nuestro padre representaron el papel de las gotas de miel que saboreamos<br />

suspendidos sobre el abismo ...<br />

Las celebraciones fueron importantes en número y de alta calidad.<br />

- 99


En el extranjero: Poco "abemos de las realizadas en el extericT. En<br />

la lejana Polonia la seliora ,Jolanta Klimowics de Osmanczyk, con material<br />

proporcionado a su pedido principalmente por el señor A.. Constantinidi<br />

organizó, por la prenSél y la radio algunas reeordaciones.<br />

En el SUJüemento de El Día <strong>del</strong> 18 ele marzo de 197:3, en la seeciún<br />

Cru[i/wyos en el E:rto'ior, en artículo llamado: El centenario de Fo:<br />

Ferreira en Roma se da cuenta y razón ele un homenaje así:<br />

"La COnmeIGOraeión de los cien años elel nacimiento de nuestl·o<br />

ilustre filósofo, que tan amplia repercu"ión nacional e internacional<br />

tUYO y continúa teniendo cn todos los ámbitos culturales. también fue<br />

recorclacla en Italia con una ceremonia solemne, dentro d~el recinto <strong>del</strong><br />

Liceo "Artigas" de Roma, constituyendo una brillante ceremonia, y<br />

asistieron a la misma altas autoridades de la Enseiíanza italiana, personal<br />

de la Embajada <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong>, profesores e invitados especiales.<br />

El coro <strong>del</strong> Liceo encuadró con bel1


sofo hUlllanista, por .Juan Antonio ;';olari. Yaz l'erreira, lilaestro <strong>del</strong><br />

o(icio de pensar. por Emilio Prug'oni. Oénesis de lógica viua, por Artilro<br />

Ardao.<br />

Destaramos que sr re'[lr().~lIee en esta revista un artículo <strong>del</strong> doctor<br />

Emilio Frugoni, gratule y L;uen amigo de Vaz FClTeira y, como<br />

éste, de ideas" pobristas", Herordamos que hace muchos aiíos, al ofrecerle<br />

un banquete al dirigente soeialista, terminó Vaz Ferreirasu discnrso<br />

así: "Ko romparto totalmente sus ideas, pero hace 20 aiíos que<br />

10 voto y pienso seguido votando",<br />

Ko podemos referirnos en este momento a otros homenajes ele carácter<br />

aeadémieo eelebrados en Uniycrsidaeles v aulas de otros países<br />

porque aÍln no disponemos de la in1'ol'lnarión fidedigna aeerea ele su<br />

ejerueión.<br />

En el CruiJua!/. Pasemos a los homenajes celebrados en el país<br />

cn que n([('ió, !lizo y j)I'ee1ieó d bien. lIlurió Carlos Vaz Ferreira, el<br />

<strong>Uruguay</strong>,<br />

La UXE8CO. Inirió los homenajes la ('omisión Karional ele la<br />

UKESC(), dependiente de] :\linisterio de Eduración y Cultura: Aprobó<br />

~. ejeeutó un proyeC'to d\'! vicepresidente doctor Camilo Fabini para<br />

llamar a


que fue aprobado por el Consejo. Destacamos algunos: Sr' instituyú la<br />

semana Carlos Yaz 1?errcira, en la cual los profesores ele filosofía clestinaron<br />

las clases a leer y comentar pasajes de determinada obra <strong>del</strong><br />

1\1aestro. Se llamó [, concurso abierto sobre los sig'uientes temas: a)<br />

Personalidad y obra de Yaz Perrcira. b) :":obre un aS¡lPeto de su obr'l<br />

filosófica y pedagógica. El plazo de este concnrso yelHjó el 1 9 ele junio<br />

de H)(;~.<br />

A 14 ele oetuhre se realizó por el Consejo interino de Enseñanza<br />

Secundaria, como culminación de los hOJJJ('lwjes. un Ac:to Acaelémico<br />

en el Teatro Solís. I,a parte oratoria estuyo a earg'o <strong>del</strong> Prof. Aníbal<br />

<strong>del</strong> Campo. quien leyó un exeelente trabajo sobre la obra y la personalidad<br />

ele Carlos Vaz Ferreira: la músiea1. <strong>del</strong> Coro ele Enseñanza<br />

Secundaria ~- la Orquesta Sinfóniea elel SClDRE.<br />

Otro homenaje resultó tal por poner en nUln:ha una iclea central<br />

de la peelagog'ía yazferreiriana: la exoneración es superior al era­<br />

¡¡¡en como medio de contralor de la. ellsciial/w. En el 72 el Consejo<br />

interino ele Seeunelaria sustituyó en preparatorios -para toela la Repúbliea,<br />

tanto en los lieeos elel Estaelo eomo en los habilitados- el<br />

examen por la exoneración para los alnmnos de aetuación satisfactoria<br />

(promedio anual de Bueno o más). El nueyo rl'gimen estú funeÍonando<br />

con 6xito interno y externo. Además se extendió a todos los<br />

liceos una mejora que faeiiíta la exoneraeión en secundaria ~- de la<br />

que había ~-a experiencia posiüva en los liceos piloto: terminado el<br />

año eseolar, se establece un período de elases llamado de recuperación<br />

sólo para los alumnos de promoción dudosa, en el que pueden<br />

asegurarla. Tambi6n se hizo mucho en el sentido de la supresión <strong>del</strong><br />

examen de ing-reso, pesadil1a para tantos niños ~- para tantos paclres_<br />

Este ataque frontal <strong>del</strong> ('onsejo ] nterino contra el fantasma peelagógieo,<br />

el examen, ha resnltado nn homf'naje real para quien tanto<br />

luchara por la exoneraeión eomo sustituto <strong>del</strong> examen. Ojalá las nueyas<br />

autoridades de Seeund(tJ'ia anllleen por esta exeelente yía ya<br />

abierta por sus predecesores!<br />

Liceos Departrlme litales. Algunos se ac1h irieron a las eelebraeiones.<br />

TllYimos el goee espiritual de asistir. a 7 de odubre, en el lieeo piloto<br />

de Rocha, a la inieiaeión de una semana de 110mpnaje a nuestro padre:<br />

equipes ele estudiantes, prepm'ados y diri:-ódos por exeelentes profesores,<br />

expllsierf)n huenos trabajos eentnulos en la figura elel filósofo<br />

y pedagogo uruguayo.<br />

El/se fian za Primaria. ~Vaz Ferreira fue llljembro <strong>del</strong> Consejo Direetivo<br />

de Tnstnu'eión Primaria drosde 1900 a 191.) ~- conservó de por<br />

~vic1a nn afeetuoso reenerdo de quienes lo aeolllpaüaron en la ardua,<br />

grata labor. Fna eseue1a de IIIonteYideo que llenl su nombre (~9 105.<br />

de 29 Graclo . muy próxima a ;\tahualpa, celebra todos los años, alrededor<br />

elel 1.) de oetnbre, el naeimiento de quien tanto bien hizo y<br />

tanto más intentara hacer a la lliüez escolar. Este mio el aeto tUYO<br />

lugar en la Casa-Quinta de Atahnalpa, donde vivil. por mús de medio<br />

siglo el lIIaestro eon su esposa, Eh-ira Haimonc1i, por quien, para él<br />

"110 todo lo real fue dolor y no todo lo id(({¡ f/le s/le/lo" y con sus<br />

102


ocho hijos, para cuya felicidad, en colaboración COn la compañera de<br />

su vida, creó un súper Parque Escolar en miniatura.<br />

GOBIERSO<br />

Los gobernantes uruguayos siempre honraron a nuestro gran<br />

demócrata y fueron honrados por él. :Recuérdese por vía de ejemplo,<br />

la primera e<strong>dic</strong>ión Homenaje de la Gunara de H.epresentantes de la<br />

República Oriental <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong>, de 1H5S, en 19 volúmenes, que por<br />

una fina atención, al morir Vaz Ferreira, poco antes de la publicación,<br />

fue puesta por ese Cuerpo LegislatiH) fuel'a <strong>del</strong> comercio, entregándose<br />

toda ella a título gratuito a instituciones y personas nacionales y<br />

extranjeras.<br />

Los Poderes Públieos hellnenajearon dignamente a Vaz Ferreira<br />

en el primer eentenario de su naeimiento:<br />

El Sellado. Can feeba S de agosto de 1972 desig'nó un Tribunal<br />

para aetuar en un coneurso, entr~ autores nacional~s y extranjeros,<br />

sobre un ensa~'o inédito referido a la obra y la personalidad <strong>del</strong> doctor<br />

Vaz Ferreira. Integran ese Tribunal el senador DI'. Amílcar VasconceHos,<br />

nombrado por la Presideneia <strong>del</strong> Senado, el doetor Carlos<br />

Benvenuto en representación <strong>del</strong> l\Iinisterio de Educación y Cultura,<br />

el doetor Artmo Ardao, <strong>del</strong>egado por la Facultad de Humanidades y<br />

Cieneias. El plazo de admisi6n para los trabajos venció el 15 de marzo<br />

y el fallo había ele dar:,e antes elel 1;"5 de mayo de 197:3.<br />

La C(¡mara de SenadOl\'s. a 16 de oetubre de 1972. celebró UIla<br />

sesión solemne en honor de (!uien había <strong>dic</strong>tado en su s¡,de una muy<br />

buena eonferencia: Política iI apolíticos. El acto se inició con el Himno<br />

Naeional v la Pasi6n se:'1'ún San Mateo. ele .Juan Sebastián Bach.<br />

interprl'tae1


"A Clcmcnte Es1ablc, con amistilll ~. ('Oi} el mús gran respeto<br />

personal J' científico" ...<br />

se refirió a distintos aspectos de la labor do('cnte <strong>del</strong> pedagogo uruguayo,<br />

El doctor Emilio Oribe, gran amigo c1c' Yaz FClTeira -en los<br />

buenos y sobre todo en los malos tiempos-- a quien dec1ieara sn autor<br />

en junio c1e }95:3, F'el'lncntario así:<br />

"Es raro encontrar nn hombre a qnien 110 se le pueda hacer<br />

alguna restricción a toc1os los elogios qne merece, Pero a veces<br />

lla~- alguno:<br />

Emilio Orihc'<br />

intervino leyeuc10 un hermoso poema.<br />

Carlos ,'az 1


Li l'RBX8A<br />

Yaz Ferreira estimabH J:¡ Prensa y los periodistas de su país,<br />

siempre y cuando siguienlll las direetivas de Moral para intelectuales.<br />

A propósito de su yalonteión <strong>del</strong> jllieio periodístico- séanos permitido<br />

un recuerdo personal: Los frecuentadores ele la Biblioteca-Archivo de<br />

..c\..tahualpa sabernos que sobre el eseritorio americano hay varios Scrap<br />

Books. Son libros graJJdvs, eneuadernados en tela, de grueso papel,<br />

en blanco, en los euales nuestra madre iba pegando cuidadosamente<br />

por orden de apm'ieión reeoi"tes de diarios referentes a Yaz FerreirJ.<br />

l\Iuerta Eh-ira en 1D4G, prosiguió el trabajo su hija l\Iatilde. Ya en<br />

sus postrimerías, teniendo en UH'uta que nuestro padre nos había di.­<br />

eho que el mejor libro de un autor suele ser su autobiografía, le pe ..<br />

di.mos que l'eclaetara la suya. Seiialó eon gesto amplio los S,;·rap<br />

Books y dijo


Transeribimos la introeluceión <strong>del</strong> Cuaderno NQ G-i, también de<br />

Arelao:<br />

;; El presente es el segundo ele dos ~ua<strong>del</strong>'nos de<strong>dic</strong>ados por<br />

Marcha a la celebración <strong>del</strong> centenario de nacimiento de Yaz<br />

Ferreira. Como el anterior, contiene trabajos ele autores extranjeros<br />

y nacionales, la mayoría éle los cuales especialmente escritos<br />

para esta publicación. Anclré RobineL recientemente doctorado<br />

en Toulouse con una tesis sobre Vaz Ferreira, condenscl<br />

aquí, para nuestro Cuaderno, su concepción general ele la filosofía<br />

elel mismo. El trabajo <strong>del</strong> argentino Hoberto Rodríguez<br />

Bustamante. escrito en 1!);JI. resulta hov c1e difícil consulta.<br />

así como el ele Diógenes de Giorgi, que l;uecle considerarse, en<br />

cierto sentido, inédIto. Las colaboraciones de Arturo Arelao y<br />

l\Ianuel Claps han sido escritas para este número de Cuadernos.<br />

En calidad de texto de Vaz Ferreira. incluimos uno de los<br />

menos eonocidos: sus eonfereneias sobre Nietzsehe, pronnneiaelas<br />

f'n 1915 y 1920, pero de publicación póstuma".<br />

Los trabajos incluidos en este cuaderno son los siguientes: TIna<br />

1Iueva. concepción <strong>del</strong> cmpirisJIlo: la. filosofía empírica de "Vaz Ferreira,<br />

por Anch'e· 1\1. R. RobineL Aetualidad ele Vaz Ferreira, por Norberto<br />

Roelríguez BustamantC'. Las influencias determinantes en el pen­<br />

.SCllniento de raz Perreil'a. por 1\Ianuel Claps. El pensamiento peda­<br />

[Jógico de -Va.2 PeiTcira, por Diógenes ele Giorgi. Génesis de la Lógica<br />

v¡:va, por ..':\.rt1lro Arelao. Nietzsche. (Un texto ele Vaz Ferreira).<br />

Estos trabajos son de alto mérito. Integran desde su aparición<br />

una buena bibliografía para el estudioso o inyestigador ele nuestro<br />

pensaelor uruguayo.<br />

Conferencias. Se pronunciaron varias en hOllor de quien había<br />

elegielo la forma conferencia para la transmisión de su pensamiento<br />

filosófico, pedagógico, artístico, eientífico, social.<br />

La Cátedra ele Filosofía <strong>del</strong> Derecho, que c1eseJll¡wiíara Vaz Feneira<br />

en la Facultad respectiva desde HJ2-i hasta Hl29 organizó un<br />

eiclo ele tres. A 25 de Octubre elisertó el Dr..Tulio A. 1Víoreno, profesor<br />

titular. sobre: Cuestione~ normativas en el pensamicnto dc Carlos<br />

Yc~z Ferreil'a. Analizó la distinción entre problemas explieativos y<br />

normativos estableeida en LÓ[Jica viva. Inelicó qne elel eon.innto ele la<br />

obra ele Vaz Fel'l'eira surge una concepeión general ele filosofía práetiea<br />

que desborda los esquemas ele la Lógica viva, anticipa ieleas de<br />

c.orrientes no diyulgaelas entonces entre nosotros y puede ofrecer aún<br />

hoy un válielo moelelo ele análisis objetivo y racional de los problemas<br />

prácticos en especial en la éti(~a y en la política.<br />

A 26 ele octuln'e disert6 la doctora Esther Ag'uinskv de Iribarn.?<br />

profesora ele l


A 27 de octubre disertó el Dr. Adolfo Gelsi Biclart, Cateelrático<br />

ele Derecho Proeesal y profesor de Filosofía en Preparatorios. Trató el<br />

tema: Cuestionamiento de la eticidad de 7


Pero la actuación de Ardao 110 se limita al año <strong>del</strong> Centenari0.<br />

Se ha ido realizando a lo largo de yarias décadas. Veamos brevemente:<br />

En 1949, en los comienzos de la Facultall lle llumanic1alles \" Ciencias,<br />

su Consejo Directivo creó la Cátedra de Historia de lasi~leas filosófic.r!s<br />

en el Uru[!uay y lo nombró para regentarla. En 1954 se amplió<br />

S11 contenido: Pasó a llamarse: lTistoria de las ideas en América.<br />

En 1960-G1, Ardao la complementó con un Seminario :8obre el pensamiento<br />

de Car/os Yaz F'errei)(I. De éste surgil'l'on tres trabajos. Son<br />

ellos, por orden cronológico de publicación: Estudios filosóficos, Bibliogl'((fía<br />

de Carlos 17a.z F'erreira y Tres filósofos ele la viela. Precisemos<br />

su contenido:<br />

Apareció primero la .A.ntología. Su ficha bibliográfica es la siguiente:<br />

Vaz Ferreira, Carlos. Estudios filosóficos (imtología). Prólogo de<br />

Emilio Oribe. Buenos Aires, Aguilar, 19G1.<br />

279 p.<br />

De su contenido da cuenta y<br />

la adyertencia preliminar, así: .<br />

razón el autor (G1 Arturo Ardao, en<br />

"La presente antología reúne un conjunto de estudios de<br />

Yaz Ferreira correspondientes a las materias filosóficas más<br />

generales: metafísica, moral, lógica, gnoseología, epistemología.<br />

Han quedado al margen, por lo tanto, dominios como la estttiea,<br />

la pedagogía, la filosofía jurí<strong>dic</strong>a, política ~" social, en los cuales<br />

tambiún escribió con amplitud. Se ha querido circl111s(:ribir<br />

esta selección a aquellos escritos que contiel1pn sus criterios o<br />

direcciones de ma;yor generalidad filosófica.<br />

Pertenecen ellos a cuatro libros: Los l)roblelJlas de la liber'iael<br />

y los <strong>del</strong> determinismo, dc 1D07 (apareció entonces con<br />

el título de Los ProblelJlas de la Libertad, modificado por el<br />

propio Yaz Ferreira en la e<strong>dic</strong>ión de 1957); Jiol'((l para in teldcl/lales,<br />

de 1909; Lóg¡'ca viva, de HU O; Fermentario, de 1938.<br />

;(El titulado Tra~cenelentaIiza.ciOJk)m(ltemáticas ilegitimas y<br />

falacias correlacionada.s, se publicó por separallo con posterioridad<br />

a Fcrmentario, pero lo referimos a éste por corresponder a<br />

su plan y a su temática; de los otros trabajos pertenecientes al<br />

mismo Fermentario, aquí incluidos, dos de ellos: Ciencia y .!11ctafísica<br />

)J Un paralogismo ele act uolidad, los había publicado<br />

Vaz Ferreira por primera yez en el yolnmen Conocimiento y<br />

acción, de 1908.<br />

De cada uno de los cuatro libros tomados en cuenta. sólo<br />

se da una parte. Pero esta parte estú representada en cad~{ caso<br />

por estudios completos. Se tiene, pues, una antología de trabajos<br />

y no de páginas o fragmentos, aun cuando cada lUlO de ellos<br />

se explique como parte <strong>del</strong> libro l'espeetivo. Constituye única<br />

excepeión, sin perjuieio de su unidad, el titulado: "Para dislOS


ting'uir los problemas" elel libro: Los Problemas ele la Libertad<br />

'Y los <strong>del</strong> determinismo: por razones materiales incluye sólo elos<br />

ele los cuatro capítulos que bajo aquel título figuran en el libro<br />

originario.<br />

Este volumen ha sielo preparado en un seminario ele Historicb<br />

de las Ideas en .A.mérica. de la Facultad de Humanidades<br />

y Ciencias de la Universidad de Montevideo".<br />

El Dr. Emilio Oribe preparó para esta obra un prólogo de alta<br />

jerarquía, que transcribimos:<br />

- lO!;)


PROLOGO<br />

Con esta publieación se intenta hacer conoc:er la obra, el<br />

pensamiento y la vida <strong>del</strong> filósofo uruguayo don Carlos Vaz<br />

Ferreira, que fue destac:ado maestro de varias generaciones y<br />

filósofo eminente, creador y mo<strong>del</strong>ador ele espíritus, a la vez que<br />

reformador de m6todos y ~jstemas. .<br />

Cumple Vaz Ferreira su c:iclo en la tierra entre los años<br />

1812 - 15 de oc:tubre- y 1958 -8 de enero-o :Muere, pues,<br />

después de una larga e intensa actividad, que se mantuvo nasta<br />

pocos días antes de su tránsito, se'reno y natural, como había<br />

sido su vida, y, ocupando, a pesar de su ancianidad, el cargo<br />

de decano de la l"acultad de Humanidades y Ciencias, que de<br />

todas las creaciones de orden superior de la c:ultura que cOlleibió<br />

y realizó, fue a la que más le prodigó energía y tiempo,<br />

siendo también, entre los tantos problemas que le acuciaron, el<br />

que más preocupación y, ya en los últimos años de su luminosa<br />

existencia, le ocasionó.<br />

Sus padres fueron :Manuel Vaz Ferreira, de origen portugués,<br />

y su madre, Belén Ribeiro y Freire, de aseendencia portuguesa<br />

y española, que contaban con medios de fortuna y que<br />

pertenecían a la clase media.<br />

Vaz Ferreira estudió en lHontevideo, ingresando a Enseñanza<br />

Secundaria en el año 1888 y graduándose de abogado en<br />

1908. En el año 1895 lo encontramos ya como profesor de Filosofía,<br />

a cuya actividad se de<strong>dic</strong>aba desde su adolescencia y, dos<br />

años después, obtuvo por concnrso de oposición, la cátedra de<br />

Filosofía y publicó su primer libro (1891) . Ya en los primeros<br />

años de su iniciación, estaba poseído <strong>del</strong> "fervor de educar",<br />

como él mismo expresa en uno de sus libros y de la imprescindible<br />

necesidad de comunicación que debía existir entre maestro<br />

y alumno.<br />

Aqml primer cargo en la enseñanza fue (9) de inf1ueneia<br />

decisiva en la trayectoria vital y filosófica <strong>del</strong> crítico y <strong>del</strong> profesor<br />

universitario. Vive, así, plenamente, desde su puesto, en<br />

comunicación directa con el ambiente y, a la par que perfeceiona<br />

su oficio de maestro y filósofo, se enriquece con las vivencias<br />

<strong>del</strong> mundo circundante.<br />

¿ Cuáles eran las con<strong>dic</strong>iones espirituales de nuestro país<br />

~' cuáles las corrientes de pensamiento de la época '? Desde el siglo<br />

XVIII, en que comienza a impartirse la enseñanza de la<br />

Filosofía, no había aparecido una figura que reuniera las con·<br />

<strong>dic</strong>iones de inteligencia y capacidad de Vaz Ferreira, que se decidiera<br />

a de<strong>dic</strong>arse, independientemente, libre de doctrinas, es-<br />

110


cuelas y dogmas y también de influencias políticas o de grupos,<br />

a la ardua y difícil tarea <strong>del</strong> filosofar. Dos corrientes antagónicas,<br />

opuestas, excluyentes y que no llegaron nunca a conciliarse,<br />

habían dominado. influvendo en la dirección de nuestra enscüanza.<br />

Estas fue¡'zas despertaron largas, grandes, acaloradas y<br />

tenaces polbnicas, que se alimentaban y fortalecían por medio<br />

de la prensa o la conferencia. Ellas fueron el positivismo y el<br />

espiritualismo, que buscaban el dominio "'J' la hegemonía y se<br />

sustentaban en corrientes y escuelas europeas, cuyos orígenes<br />

eran ya francés o anglosajón. Uno y otro habían imperado has,<br />

ta entonces y habían dividido la cultura uruguaya, que seguía<br />

los vaivenes de los maestros que la impartían y las preferencias<br />

que éstos le imponían. En el momento en que Vaz Ferreira se<br />

iniciaba, el positivismo había perdido su vigor y Vaz, con esa intuición<br />

genial de que era poseedor, se propuso liberarse y liberarnos<br />

de él, para que alcanzáramos una expresión original. Con<br />

él, podemos afirmar, se inicia nuestro hacer filosófico con un<br />

ín<strong>dic</strong>e formal y libre, pues a pesar de todas sus lecturas y de<br />

sus múltiples conocimientos en las diferentes disciplinas <strong>del</strong> es,<br />

píritu de todos los tiempos y lugares, llevaba en sí la fuerza, el<br />

impulso que lo llamaban a crear sin perder de vista su medio<br />

y las necesidacles que de ese mismo medio surgían. Libre, pues,<br />

de doctrinas, escuelas o círculos extranjeros, de él parte, por<br />

primera vez, una labor realmelltp creadora. Por ello, su fig'ura<br />

llega a ser tan importante para lo nuestro J' para todos aquellos<br />

que de una u otra manera se interesan por nuestro acervo<br />

cultural, como lo es también para todo el Continente, junto a<br />

los nombres de Korn, '-aseoncellos. Varona o Caso o Ingenieros,<br />

que pertenecen a países americanos, lUl.sta entonces dependien·<br />

tes de lo extranjero y que elevaron su voz y trataron de dar<br />

consistencia, sentido y valor a sus respectivas naciones con las<br />

armas más puras y más altas <strong>del</strong> pensamiento en acción.<br />

Pertenecía Vaz Ferreira a la generación <strong>del</strong> 900, formada<br />

por un grupo compacto de ciudadanos heridos en su sensibilidad<br />

más honda por los diversos problemas sociale.-;, políticos,<br />

morales y educacionales y que, en nuestra agitada y aún no definida<br />

personalidad, se sentían acuciados e instados con c1Yidez<br />

ontológica a solucionarlos, aclararlos y definirlos. Antes que és,<br />

tos y que el mismo Vaz, otros habían intentado tan laboriosa<br />

empresa, pero les faltó la fuerza <strong>del</strong> rayo qne lo atraviesa todo<br />

y la voluntad de persistencia, junto a la certeza de la verdad<br />

que defendían. Fue Vaz quien, en todos aquellos problemas,<br />

presentó en forma primigenia, como necesidael esencial, com'J<br />

inicio, la de sostener Un pensamiento propio ;'-, como primera<br />

instancia encarar nuestra enseiíanza e impartirla, acorde con<br />

el instante de esperanzas previsibles, en el devenir de lo nuestro.<br />

Así inicia su filosofal'. con una manera muy orÍ!2'Ínal ele<br />

pensar, sentir y decir, muy diferente <strong>del</strong> filosofar: y p~nsar de<br />

los maestros que lo antecedieron. Aquéllos eran más bien que<br />

filósofos en sí mismos, divulgadores o propagadores de doctrillas<br />

de europeos, de<strong>dic</strong>ados a esas disciplinas más bien que crea·<br />

dores o pensadores y, aunque de gran mérito y respeto y con derechos<br />

lealmente adquiridos de que se les tenga mu;.' bien en<br />

-111


cucnta. no alcanza ron a dar una fisünomía in


concretables sus proyectos..Allí están sus obras hechas realidad, que,<br />

durante años, con una tenaz, segura y firme visión, defendió, como<br />

los parques escolares, y la lucha también arcIua y a veces desalentadora<br />

para que al fin surgier::l la Facultad de Humnidades y Ciencias<br />

-1946-. quc 11' llevó treinta lantos alIos.<br />

Pc'ro" Vaz, desde su hogar de ~estudio en Atallllalpa, hermoso barrio<br />

de Montevideo, tornando a la reflexión de su proyecto, ratificaba<br />

esto, rectificaba aquello, leícl j' releía y volvía en el momento que<br />

ereía preeiso., con tenacidad ejemplar, con su proyecto bajo el brazo.<br />

eon aquella su timidez desnuda. con su voz débil. eon su 2:esto<br />

llE:rvioso, a la lucha y a la espera l;aciente de quien c~'ee y sabe~ que<br />

no está equivocado, porque está guiado de "ciertos sentimientos lmenos<br />

en sí y eficaces para el bien", como <strong>dic</strong>e en su Fermentario. Y<br />

así fueron surgiendo informes y proyectos, demostrables al fin, y que<br />

admitiendo correcciones, modificaciones, nuevos planteamientos o nuenlS<br />

meditaciones, pocas veces llevaron el camino de la supresión<br />

Al inicial' su oficio cIe filósofo, ya se había propnesto también<br />

renunciar a fórmulas consagradas y a solueiones ya heehas, sosteniendo<br />

y afirmando que el saber problemátieo no puede tener fronteras<br />

y que su estado permanente ha de ser "fermentarío" y que el problema<br />

debe estar en el mismo ser, en su misma sustancia, en el existir<br />

de eada uno, eon la libertad de cada uno. Libertad fue" su norma en<br />

el aspeeto real, soeial y polítieo. Libertad en todos sus temas, ya sean<br />

los de lógiea, psicología, estética o moral, y libertad su actitud frente<br />

al g~)lpe de estado de 1933, donde retoma con valentía, con palabra<br />

serena y mcdular su tema "Sobre la libertad' '. La democracia y<br />

la libertad son para él, las bases, los fundamentos, los prineipios eseneiales,<br />

para la eonservación y el acreeentamiento valorativo de los pueblos,<br />

para un posible futuro mejor, o como él mismo expresara, con<br />

ellos, estos países nuestros" tendrían el signo <strong>del</strong> bien".<br />

' ....az 1"erreira realizó su empresa en beneficio de la comunidad,<br />

abarcando todos los órdenes de la sabiduría, pues ya venía dotado <strong>del</strong><br />

poder misterioso qne la inteligencia superior que gobierna el cosmos,<br />

hace aparecer en el seno de las razas para sublimarlas por intermedio<br />

de esos tipos, que se llaman Sócrates, Platón, Kant o Bergson.<br />

Jamás un hombre tan bien conformado para el pensamiento puro<br />

se elltregó COl, tanto afán al trabajo <strong>del</strong> pensamiento transmisible,<br />

educador, extensivo, en beneficio de sus contemporáneos, de su país,<br />

de los dominios cultmales d," su ámbito y su época.<br />

Su experiencia en los tres grados de nuestra enseIlanza: primaria,<br />

secundaria y superior, fue enorme, y ocupó en ellos -dignamente-<br />

altos cargos, J'a como profesor en 1888 y sucesivamente el<br />

de catedrático, maestro ele conferencias, consejero, deeano y rector de<br />

la Universidael en 1929 v nuevamente reeleg-ido n los aIlOS 19:35-:38 y 41.<br />

Sin tregua fue su "ejercer de maestro~ constante_su preocup~lción<br />

ante los problemas educacionales y múltiples sus series de argumentos<br />

para sus reformas. En todas ellas, su iniciativa, su originalidael y<br />

su libertad ele plantear los problemas -apoyados o combatidos- gravitaron<br />

y dieron su acento de honestidad. ele tesón y de acción. 1'11'­<br />

yanelo la's categorías culturales ele nuestro" país allí d~nde su voz' sencilla,<br />

elara y lógica se dejó oir.<br />

Es posible que los contemporúneos no hayamos tenido la percepeión<br />

clara de esto, pero una comprensión más seria de sus obras ma-<br />

- 113


yores nos reyelarán que una modalidad excepcionalísima de genialidad<br />

filosófica hizo el despliegue <strong>del</strong>icadísimo de sus alas bien al ]ado<br />

nuestro, al encarnarse y O1raizarse, en esa figura tan rara y frágil<br />

al parecer, que como una llama corpórea en trance de encenderse<br />

o apagarse, ele encendernos o arrojarnos ceniza, transitaba a nuestro<br />

lado,<br />

EnLl'lio Oribe (7)<br />

}IonteYideo, 1961. (7)<br />

Pasemos al segundo trabajo. Su ficha bibliográfica es la siguiente:<br />

Bibliografía ele Carlos Yaz Ferreira (libro, folleto, hoja suelta).<br />

}'acultael el" Humanidades y Ciencias. }IonteYideo. 1963.<br />

Dice Arelao en su nota preliminar:<br />

"La siguiente enumeración se contrae a establecer la totalielad<br />

de las piezas autónomas -libro, folleto, hoja suelta- en<br />

orelen cronológico de primeras eeliciones, seguida caela una de<br />

sus reeeliciones respectiyas. Ha sido preparada en un seminario<br />

ele Historia de las ideas en ~'1.mérica, bajo la dirección elel<br />

DI'. Arturo Ardao. en la Facultad ele Humanidades y Ciencias<br />

ele }IonteYideo. . .<br />

}Ionteyideo, octubre de 1962' '.<br />

Pasemos al otro trabajo preparado en el Seminario de Ardao.<br />

Su ficha bibliográfica es la siguiente:<br />

Yaz Ferreira, Carlos. Tres Filósofos de la yida. Nietzsche, James,<br />

TTnamuno. Con una carta de Alberto Einstein. Prólogo de Francisco<br />

Romero. Buenos Aires, Losaela, 1965.<br />

El Director elel Seminario infol'lll.\1 <strong>del</strong> eontenido en la nota preliminar<br />

elel yo]mnen y en su obra: Etapas de la 'inteli[lencia uruguaya.<br />

Transeribimos esta segunda nota:<br />

114 -<br />

"YAZ FERREIRA Y LOS FILOSOFOS DE LA YIDA<br />

Nietzsehe. James. Bergson y Unamuno fueron eaela uno en<br />

su lengua respectiYa-ale'lllana~ inglesa, francesa y españolalos<br />

representantes más característicos de una direeción de pensamiento<br />

que florece a fines <strong>del</strong> siglo pasRdo y prineipios <strong>del</strong><br />

aetual.<br />

Las elenominaeiones que se le han aplieado a dieha direceión,<br />

tanto la positiya filosofía de la Yida, como la negatiya, anti-inteledualismo,<br />

están lejos de ser lUlíYoeas. Nada más eloeuente<br />

en tal sentido, que las mismas grandes diferencias que<br />

separan entre sí a los nombrados pensadores. Pero siempre queda<br />

en pie la eomunidad que surge de UIJa nota dominante: a<br />

partir de un terreno histórieo positiYista, en su fase de eyolueionismo<br />

biológieo, todos ellos lo sobrepasan por la vertiente<br />

que, con mayor o menor énfasis, y con distinta significaciones<br />

gnoseológicas, éticas y metafísicas, enfrentó a la l'm;ón la- categoría<br />

de la yida.


Vaz Fel'l'eira tUYO con ellos YÍnculos singulares. Ante todo.<br />

inte!2Tó Y desarrolló su obra en estrecha relación eon las de<br />

Ja~nes ,':' Be·r!2'son. Nietzsehe v Unanmno fueron lue!2'o en eiertos<br />

m01~i.entos~ los autores que tal vez más viyament¿ resonaron<br />

en su espíritu. Es posible entonces admitir que en el inmediato<br />

cuadro filosófico de su tiempo, más allá de la básica influencia<br />

histórica o académica de Mill, Spencer o Guyau, los cuatro<br />

contribuyeron más que otros, por influjo o por reacción, a<br />

definir lo que como pensador y como educador fue.<br />

Con todos ellos simpatizó, sintiéndolos cerca de su propia<br />

naturaleza espiritual, por tal o cual de sus rasgos. Coincidía especialmente<br />

con su común crítica a la deformación intelectualista<br />

y abstraccionsita ele los racionalismos tra<strong>dic</strong>ionales. A todos,<br />

sin embargo, oponía reparos; y por distintos que éstos fueran,<br />

con relación a la obra personal de cada uno, concluían en<br />

lo mismo; la defensa d~ la razón frente a las exageraciones vitalistas<br />

o yoluntaristas en que, de una u otra maI{era, todos recaían.<br />

En ese obstinado empeño de contención, de equilibrio y de<br />

buen sentido, a favor de una razón no separada de la experiencia,<br />

la ac:ción y la vida, pero tampoco anegada en éstas, reside,<br />

acaso, 10 más característico y personal de la. tarea filosófica <strong>del</strong><br />

autor de la Lógica viva.<br />

Arturo Ardao 1965". (8)<br />

La obra tiene un magnífico prólogo <strong>del</strong> Dr. Francisco Romero.<br />

- 115


PROLOGO<br />

Soy lector y relector de Carlos Vaz Ferreira desde la juventud;<br />

sus trabajos cuentan entre los que estimularon en eelad lejana mis<br />

preocupaciones filosóficas, me han interesado casi sin excepción y<br />

cada vez más, han suscitado frecuentemenfe mi adhesión a los puntos<br />

de vista sostenidos en ellos v una admiración creciente hacia el<br />

autor. Entablé relación con él eI{ fecha temprana para mí, a poco ele<br />

iniciarme como escritor, y pOi' cierto de manera inolvidable. Con motivo<br />

de la remisión de algunos de mis ensayos primerizos, me dirigió<br />

una carta que guardo entre los papeles más preciados de mi archivo,<br />

que empezaba así: "Resulta que usted era el autor de cierto artículo<br />

que yo había recortado ele El Hoga}', interesado, para averiguar quién<br />

era el autor". Ya esto envolvía un honor y un aliciente inesperados<br />

para el meditador solitario que emprendía la ardua y doble lucha<br />

por la aclaración de sus ideas y la domesticación <strong>del</strong> instrumento<br />

YCrbal. Otras líneas de la carta, tras comentar puntos de los escritos<br />

enviados. traían las palabras más generosamente alentadoras que ha­<br />

;va reeibido yo en los comienzos de mi carrera intelectual, cuando apenas<br />

había publicado unos pocos artículos en revistas argentinas "Jél<br />

era figura eonsagrada en su país. La earta de Vaz es de junio de<br />

1919. Aproyccho la ocasión para declarar públicamente esta deuda<br />

con el insigne pensador uruguayo; débito que, por cierto, nunca he<br />

dejado de reconocer en privado y cuya constancia he mantenido permanentemente<br />

en el ánimo, porque siempre he creído que entre lo<br />

mejor que cada uno tiene está lo que debe a los mejores.<br />

;; Su gl:nel'aeión --ha escrito Antonio :YI. Grompone- vió ell él<br />

un espíritu excepcional en el estudio de todos los problemas filosóficos.<br />

sociales :,- aún jurídieos' '. Con este prestigio nacional, prontamente<br />

asegurado. contrasta penosamente la lenta difusión de Vaz en<br />

el común ámbito latinoamericano. :YIuchos. sin duda. han frecuentado<br />

en ,',1 sus escritos o han tenido noticia' de la envergadura <strong>del</strong> filósofo:<br />

pero, hasta los últimos años, la distancia entrc sus méritos<br />

y el reeonoeimiento de ellos fuera de su patria ha sido literalmente<br />

incomnensul'able. Yaz reunía todos los requisitos l)ara haberse convertido<br />

desc1e haee mueho en uno de los más aeatac10s valores de nuestra<br />

eultura. en una de las lllf¡yores fuerzas espirituales aetuantes en<br />

ella. Contra el conoeimiento -y contra el eonsiguiente aprovechamiento-<br />

de su personalidad y de su obra han conspirado algunas desdiehadas<br />

propensiones nuestras y el imperfecto régimen de nuestra<br />

vida inteleetual; nótese que EO me refiero exclusivamente a su obra,<br />

sino también a sn personalidad, a su cabal entidad humana. Una cultura<br />

yjYiente no es meramente un conjunto de productos o realizaciones.<br />

una suma de creaciones y de "rendimientos". Así como la sociedad<br />

no es sólo un sistema de relaciones, normas, instituciones, eteétel'a.<br />

sino ante todo los hombres y las mujeres que inventan esas<br />

formas y cuya exisfencia transcurre dentro de ellas: así también. aunqne<br />

de' otn; medo, los aspedos superiores <strong>del</strong> c¿mplejo social, las<br />

llG


ma nifesteu' i"IH'S tu1turales mús eleY(lelas no han de entenderse como<br />

un repertorio de obras y de funeiones separadas :: subsistentes por<br />

~í, sino eOlllO esa realidad inextricablemente enlazada a aquellos de<br />

quienes p¡'oYiene y a aquellos otros que la utilizan y disfrutan, Desentenderse<br />

ele los agentes de la acti\'idad cultural o tomarlos en cuenta<br />

únitamcnte ton referentia a eaela apoTtatión es incurrir en "eosifitatión"<br />

;-' subsumir lo pe:rsonal en el rendimiento. Una noble y<br />

rita ]H'l'sonalidad es por ella mi"ma lUlO de los más eminentes bienes<br />

sotiales. ;-' no sólo por se aleante paradigmútico, por su irradiatióll<br />

y sus influjos, sino ad\'mús. y aeaso sobre todo, porque la per­<br />

"Olla e" C'l "lUUO nllor y la eúspide de la realidad, y la significación<br />

;-' dignidad ell\(' enearna reYisten car[¡cter definitiyo y final, sin que<br />

deba buseúrseles otro sentido o jllstifieación que los que poseen intl'ÍnseeHillentf'<br />

y por elereebo propio. El reseate y realce de las grandes<br />

fill'ul'as en su intransferible reliC'ye indiYidual. no es. eomo muehos<br />

i¡lla ginan. por' un deseamimldo eserúpulo de objetivismo, comple!­<br />

nU'llto o ,u'otaeión ilustratiya al registro de los sueesos o de las eontrilnwiollC's<br />

mús o menos duraderas que componen la trama históriea.<br />

siue destaqne de la partp priueipal de esá trama. de su sustaneia<br />

lllÚS l'ousiclerable. Por todo ello. euando eOlllprobmnos la deficiente intorpo¡'aeión<br />

de figuras eomo Vaz Ferreira al eomún aeeryo de nuestra<br />

enltllra. no sólo debemos lHluentar qm' sean imperfeetamente apretiados<br />

sn lell'ado de filósdo y de moralista y sus inteneueiones en<br />

n11](,I1OS ree'illtos <strong>del</strong> qnehaeel' soeiaL sino también que su entera per­<br />

Sllnalidael ('on todas sus califieaeiones humanas no haya pasado a integTa<br />

l' ;-' enriqueeer el euadro de la ei"ilizaeióu amerieana,<br />

La propag'aeión de la obra de Vaz fuera <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong> ha tropezado<br />

eon llIuehos obstáculcs. El primero y mús gnn'e ha sido la invOlllllllieaeión<br />

en1re nuestros países, habitual en los asuntos iuteleetnale's<br />

hastH haee poeo, sa]yo para algllnos resonantes aeontecimicntos<br />

literarios: sejial extrema de esta ineomunieaeión es qne, según ereo,<br />

no ha;-'a habido relaeión entl'e Vaz ~' Alejandrn 1(01'11, ni acaso una<br />

nO('ióu (lel uno por parte <strong>del</strong> otro. La negligencia ;-' falta de interés<br />

haeia lo propio ha sido otro de los impedimentos; el ledor iuteresado<br />

e'n eosas de ]wnsamiento de Buenos Aires, Begotú o J\léxieo aeogía<br />

('ou enriosidad el libro de cualquier prestigio europeo de tercera o<br />

enarta fila m[¡s o menos fabrieado por la propaganda, y 110 reparaba<br />

en lo (le aquí, aetitud no siempre eeusnrable porque mncho ele lo de<br />

('asa solía ser tan flojo eomo mueho de lo forastero y ni siquiera Ye­<br />

Ilía orll(ulo d!'l brillo propag,mdístieo y elel prestado reflejo ele una<br />

tra


No ayudaba tampoco a un cómodo acceso a los escritos de Yaz la forma<br />

de su publicación, en revistas de circulación limitada y en e<strong>dic</strong>iones<br />

que en raras ocasiones se hacían presentes en el gran mercado librero;<br />

situación ésta compartida con muchos escritores latinoamericanos<br />

y que paulatinamente se va corrigiendo. Otra circunstancia ha<br />

restringido la difusión que, por sus calidades de pensador, le era debida<br />

en el ,ímbito total <strong>del</strong> idioma; el estado de reserva y silencio<br />

imperante en España, que traba la franca relación intelectual en,:re<br />

peninsulares y americanos y señala allá fronteras de suspicacia y recelo<br />

que crean a la larga una situación difícilmente superable de desconocimiento<br />

y de indiferencia.<br />

Nuestra cultura espiritual, no sólo la iberoamericana sino toda<br />

la que se expresa en nuestra lengua, no posee en el presente, ocioso<br />

resulta consignarlo, la variedad, riqueza, vitalidad de unas cuantas<br />

de las que lltilizan otros idiomas y los emplean como vehículos de<br />

profusos movimientos de icl\:as, de una intensa productividad literaria,<br />

científica y filosófica. Este desnivel general tiene una lamentable<br />

repercusión en los casos particulares: que sobre cada personalidad<br />

o realización nuestra s(' proyecta de antemano, por propios y<br />

por extraños, una sombra de disminución o por lo menos de sospecha.<br />

En lo que nos toca, nuestra incorporación al curso común de la alta<br />

vida espiritual debemos procurarla sin alardes ni ostentaciones, pero<br />

también sin una excesiva modestia que suponga desconfianza o<br />

menosprecio por lo propio, y con la resuelta intención de imponer<br />

aquellos nombres y contribuciones de cuyos merecimientos estemos<br />

persuadidos. Lo primero para nosotros los iberoamericanos es, naturalmente,<br />

poner orden en casa, justipreciar lo nuestro y conceder el<br />

relieve pertinente a lo mucho bueno que poseemos, para que se integre<br />

según lo merezca en nuestra cultura y, cuando corresponda,<br />

en la universal. Estas considcraciones vienen al caso cuando se pü'nsa<br />

en Vaz, admirado en su país, bastante conocido ya en Ibero-América<br />

pei:o todavía en manera muy insuficiente, y totalmente desconocido<br />

fuera de nuestro ámbito continental. Si quienes abarcamos su<br />

magnitud tenemos la obligación perentoria de modifiear esta situación,<br />

no es únicamente por un afán de justicia y el propósito de restituir<br />

adecuadamente el cuadro de la inteligencia americana, sino<br />

también para ayudar a introclucil' en la convulsionada existencia actual,<br />

pródiga en confusiones espontáneas y provocadas, la enseñanza<br />

de este maestro de claridades.<br />

Las emociones y las pasiones tienen su puesto en la vida humana,<br />

inconcebible sin ellas y aun mustia y opaca cuando carecen de<br />

fuerza. En ciertos lapsos ha preponderado un intelectualismo helado,<br />

un primado de la razón abstracta que de ordinario erraba por la ausencia<br />

de fervor emocional. Parecería qne lo peculiar de nuestro momento<br />

histórico es el desborde emocioual o, mejor clicho, pasional, con<br />

un predominio, por lo meno" en nuestros países, dc las pasiones negativas,<br />

pues hasta las de signo positivo suelen manifestarse, más que<br />

en afirmaciones, en las negacioues correlativas. Emcciones y pasiones<br />

pertenecen a la misma familia psíquica, pero ocurre que el peor<br />

adversario de la emooión es la pasión, porque se le sobrepone y la<br />

·1plasta. Pero sobre todo la pasión, cuando rebasa su cauce y asume<br />

injustificadamente la función de prescribir fines y elegir medios, que<br />

no le corresponde y adcmás es inecmpatible con su natural ceguera,<br />

118-


se opone a la inteligencia, a la facultad soberana de yer lo que eo;<br />

tal como es, y de definir -iluminada por la emoción, que nos hace<br />

patente lo bello y lo justo- lo que dehe ser. Pocos ántídotos pueden<br />

recomendarse con mejor c1eredlO contra el morbo pasional contemporimeo<br />

que los precisos análisis de Yaz. Contra lás pasiones encrespadas<br />

y tantas yeces fomentadas de intento, uno de los mejores correetiYos<br />

-si el mal ha de ceder a una terapéutica y no está destinado<br />

a terminar consl1111iénc10se a sí mismo o consumiendo al paciente-<br />

podría ser la lectura y meditación de este filósofo de la<br />

limpia y clara inteligencia, que lo es al mismo tiempo de los nobles<br />

y cúlidos sentimientos. El mismo se ha definido ah:n1lla yez eomo "un<br />

~entidor", y la yerdad es que la nitidez de sus p~'eeisiones ya acompaiíada<br />

con frecuencia de llll estremeeimiento cordial. Filósofo de<br />

lo humano, filosofa humanamente, y para tal estilo de filosofía es<br />

indispensable una aproximación al tema que se resuelye en una identifieación<br />

simpática sólo aL'anzable por la mediación de los afectos<br />

expansiYos y generosos. El sentimiento no es aquí -como suelen serlo<br />

las pasiones- impedimentü para la elarificaeión racional; más bien<br />

descubre antp la razón ciertos fondos <strong>del</strong> asunto que ella por sí sola<br />

no percibe y sobre los cllah';i, manifiestos ele ese modo, se pone en<br />

seguida a ejprcer su faeultael disel'iminadora. A la pasión le es consustancial<br />

cierto género de ceguedad, y a la razón abstracta otra<br />

ceguedad de SigllCf eontrario; en todo lo atañedero al hombre, sólo<br />

la inteligeneia aeompañada de la eapacidad de emoción, de comprensión<br />

comnoyida y palpitante, acierta en lo justo. Este ha sido uno<br />

ele los priYilegios <strong>del</strong> filósofo uruguayo: meditar según la inteligencia<br />

~. la emoción, según el doble imperatiYo de la yerdad y <strong>del</strong> amor,<br />

que, le.jos de exduirse, armoniosamente se concilian y completan. No<br />

sé quién se lc pueda equiparar en este punto capital, dentro de todo<br />

el campo de la filosofía eontemporúnea. Acaso el libro Sobre femi­<br />

?Iismo sea uno de los suyos en (lue mejor se ejemplifica lo que voy<br />

cliciendo.<br />

La cuestión de las relaciones entre la filosofía v la yida es una<br />

de las corrientemente debatidas en ambientes cultos \- semi-cultos. Es<br />

clH'stión oeiosa en lo fundamental, porque queda r¿suelta apenas se<br />

definen y entienden bien lo', dos términos, es decir, apenas se discieme<br />

con exactitud lo que es la filosofía y lo que es la yida, una y<br />

otra coneebidas en su realidad sustancial y en su contexto histórico.<br />

Pero acaso no sea inoportuno el planteo de tal cuestión, sobre todo<br />

11ara salir al paso ele confusiones y errores acreditados por el renoyado<br />

cientifieismo de ahora y por la superficialidad de siempre. La<br />

obra entera de Vaz Ferreira responde terminantemente a uno de los<br />

costados de la cuestión; toda ella es filosofía estricta v auténtica, y<br />

toda ella revierte sobre ·la vida, se inclina sobre sus pr~blemas y tr~ta<br />

de resolvedos. Ajeno a cualquier angosto vitalismo biologista y<br />

sin afición a las yastas construcciones cerradas, seductoras pero siem­<br />

1)1'e hipotétieas, he filosofado con un ejercicio de la libre inteligencia<br />

que en el interior de cada problema planteado desentierra problenlas<br />

nuevos. y viene a ser así un filósofo de la vida en el más<br />

extenso y profu¡ldo sentirlo: de esa cabal vida humana en cuyo seno<br />

todo se engendra, incluso la filosofía, pero cuya fluencia no afecta<br />

la firmeza de los principios illC'onmoyibles. El conflicto, muchas veees<br />

dramático, entre la Yigeneia de la norma y ]a complejidad exis-<br />

- 119


tencial, se halla en el fondo de su pensamiento y lo hace desenyolyerse<br />

paralelamente a la dramatiddad de la vida. Le han preocupado la<br />

psicología, la lógica, la estética, la ética, el derecho, las ciencias, los<br />

problemas sociales concretos, los de la libertad, los de la educación<br />

y tantos otros, y de continuo ha sido el maestro que <strong>dic</strong>e cosas originales<br />

sin buscar la originalidad, que cala hasta lo más hondo sin<br />

l)I'etensión alguna de profundidad, que proporciona ideas, las infunde<br />

en la práctica diaria y ayuda a vivir. Vaz ha sido por encima de<br />

todo una conciencia extraordinariamente lúcida y responsable; ha sido<br />

lo que, acaso osadament\:, podría denominarse una conciencia y<br />

una responsabilidad universales, esto es, un empeño de llevarlo todo<br />

a luz de conciencia y un seuiimi~llto de responsabilidad total. Oscuramente<br />

-oscuramente, })Ues éste es un misterio metafísico- ha exl)erimentaelo,<br />

como otras almas de la rara estirpe ele la sny-a, una especie<br />

ele vago pero efectivo remordimiento por todo el mal y toda<br />

la estulticia <strong>del</strong> nlUndo. Y a mano tenemos su testimonio. en uno de<br />

sus incomparables arorismos. .<br />

Su legado está eada día más vivo, goza de illlnarchita actualidad.<br />

A nosotros toca que pueela prodigar sus bienes.<br />

El presente volmnen documenta lmo de los aspectos menos conocidos<br />

de la actividad de Vaz, su revisión crítiea de eiertos pensaclores<br />

que han mareado una huella profunda en las ideas y aún<br />

en la vida de nuestro tiempo. Inútil resulta eonsignar uue cumple el<br />

intento eon la originalidad y la hondura habituales en él. La actitud<br />

eomún a los tres filósofos estudiados, su preoeupaeión por los problemas<br />

de la vida humana -que también fue dominante en Vazatribuye<br />

indudable unidad al volumen. Al ser examinados por Vaz.<br />

estos "tres filósofos ele la vida". han sido tema ele la reflexión de<br />

quien era su par, de quien en l~lejores comlieiones se hallaba para<br />

enfrentarse con ellos.<br />

La Biblioteca Filosófica tiene a honor haber eontribuído a la<br />

difusión <strong>del</strong> maestro. luuguayo; ya se habían publicado en ella sus<br />

libros Fermentario, .8obre los problemas sociales, Sobre feminismo.<br />

Sobre la percepción métrica, Lógica.vivlJ, Los problemas de la libertad<br />

]J los <strong>del</strong> determinismo y LllglUlCls conferencias sobre temas científicos,<br />

artísticos y sociales. Desaparecido el filósofo., entiende rendir,<br />

con sus e<strong>dic</strong>iones y ree<strong>dic</strong>iones, un permanente homenaje a una<br />

vida que ya es gloria de la civilización amerieana; a una existencia<br />

consagrada sin desmayo a los afanes de la inteligencia y, en términos<br />

más generales, al servicio de los intereses <strong>del</strong> espíritu por la<br />

palabra y por la acción.<br />

1962.<br />

Pi'Clllcisco Romero<br />

t3e ha <strong>dic</strong>ho que un libro que se publiea es como un niño que nace:<br />

Separado ele 10s autores de sns días, ha de correr sn destino. Augmamas<br />

lUlO favorable para los trabajos realizados en el Seminario de<br />

.L\..l'dao.<br />

120 -'


Xo sólo en su Cútedra sino también en sus obras profundiza Ardao<br />

a nuestro filósofo uruguayo. E incluso uno ele sus libros, "Introducción<br />

a Ya" Pcrreira", estú integrado por tres yaliosos estudios yazferreirianos.<br />

Hace más de yeinte alias, en 19;52, al cumplirse los ochenta años<br />

elel naeimiento ele Vaz Ferreira, empezamos a freeuentar, seguimos<br />

1'reenentando "cuando la yida nos deja", con hondo goee espiritual,<br />

la Cútedra. los libros. el Seminario, el Instituto de Filosofía que di·<br />

rige Ardao'. Desde esos Centro, en la Casa de Estudios que lograra ha·<br />

eer crear 'Vaz Ferreira tras muchos aflos de esfuerzo sostenido v constante.<br />

orienta. estimula, encauza yoeaciones. A 61 nuestro agrade~imientante,<br />

orienta, estimula, encauza vocaciones. A él nuesÚ'o agradecimiento.<br />

La obra de nuestro padre estú siendo estudiada e inyestigada invariablemente<br />

en profundidad, rewlando Ardao un conocimiento honúO<br />

~. decantado de ella. La crítica ha sido siempre noble, justa, imparcial.<br />

ecuánime. respetuosa <strong>del</strong> mo<strong>del</strong>o, portador de valores espirituale.s<br />

positivos "moro-intelectuales" que hay en el hombre Carlos Yaz Ferreira,<br />

digna en una palabra <strong>del</strong> crítico J' <strong>del</strong> pensador.<br />

..:lieneo. El ¡\.teneo de }IontCYideo, la tra<strong>dic</strong>ional institución que<br />

110S legaran nue~tros mayores, refugio de la libertad, la democracia,<br />

los derechos indiyiduales ·caros a Yaz Ferreira, homenajeó a su ex<br />

Presidente. A lG de noviembrlY se reali,có: en la histórica easona de la<br />

plaza Caganeha, 11n acto recQrdatorio. La parte oratoria constó de<br />

Ullas palabras de apertura por el Presidente <strong>del</strong> Ateueo, Cr. "\Yalther<br />

Píriz Paeheco v una muy buena conferencia <strong>del</strong> Prof. Académico don<br />

Alberto Rusco{li, Presid~nte de Honor dél Ateneo de :MonteYideo, sobre<br />

el tema: Carlos 1'a2 Perreira, Jlacstro de JIaestros. La parte musical<br />

estuvo a cargo <strong>del</strong> concertista Carlos Xúíiez, que tocó obras de<br />

Bac-h. }Iozart. Liszt.<br />

Televisión. Algunos canales partIcIparon en las celebraciones. A<br />

prinvipios <strong>del</strong> 72 en la teleYisión educativa de enseíianza secundaria,<br />

dirigida por Inlla Abirat. la profesora de filosofía en Preparatorios<br />

Dinorait Ecitaniz de "\Yonseber disertó sobre Vaz Ferreira. Entre otros<br />

heehos interesantes narró que en ElG3, convcrsando en Bologlla con el<br />

profesor Renato Treve, éste 1(' habló de la coincidencia entre la filosofía<br />

vazferreiriana y nuevas tendencias filosóficas imperantes en Italia.<br />

A G de noYiembre hubo otro acto televisivo en el Canal Y, <strong>del</strong><br />

SODHE -que tanto y con tanto gusto escuchaba nuestro padre- en<br />

oeasión dd desarollo <strong>del</strong> Programa Especial de Homenaje a Vaz Ferreira.<br />

El acto fue centrado cn lo social en la vida y en la obra de<br />

nuestro pensador. En la -vida se trataron tres aspectos: el amor, la<br />

familia y la amistad. En la obra, el ideario soeial yazferreiriallo y posibilidades<br />

de realización práctica, aquí y ahora, en nuestro querido,<br />

pobre lJ rUg'ua~-. Preparó y dirigió la trasmisión, en forma inobjetahk<br />

el .Jefe de Servicio ele TeleYisión Unin~rsitaria, seíior Walter Rodrí¡:mez<br />

Veig-a.<br />

Rotary Club. El Rotm'y Club de l\Ionteyideo se adhirió a las celeln'aciones<br />

COn l1ll sencillo homenaje realizado a 24 de octubre en la<br />

- 121


sede <strong>del</strong> .Jockey Club. En fl'cha posterior el Hotan- Club de San ,José<br />

realizó en esa ciudad otro acto centrado en la yida famiiiar de Vaz<br />

Ferreira (Se narró, por ejemplo: Un día denllestro padre en su casaquinta<br />

)y distintos aspectos de su ideario.<br />

En una publicación de la misma Institlleión que contiene disenrsos<br />

pronunciados en homenaje a Sebastián Soler, distinguido jurista,<br />

publicista y penalista de renombre, explicitó éste la influencia positiva<br />

ejercida sobre él por Rodó, Vaz Ferreil'a, Couture. y refiriéudose<br />

al segundo <strong>dic</strong>e así:<br />

;; y fue Carlos Vaz Ferreira, el que me enseüó en una forma<br />

vital, preeisamente con la Lógica viva, y otros libros q!l"<br />

salieron de su pluma y en aqllella época eran formativos 18)<br />

para nuestros juicios, en el eual se predieaba de una nUlllera<br />

evangélica, con una convicción y una precisión magnífica, la<br />

necesidad de disciplinal' la mente con rigor. Pensar con rigor,<br />

pensar con validez intrínseca, no aventurar opiniones, sino tratar<br />

de formar auténticamente convicciones, dotadas de objetividad.<br />

La lección de rigor intelectual va la recibí fundamentalmcnte<br />

de Vaz Fel'l'eira." (lO) ,<br />

122<br />

LA. BIBLIOTECA NACIO]VAL<br />

La tra<strong>dic</strong>ional institución, a cuya sala de lectura, según deelaraeión<br />

propia, asistía en su juventud Vaz Ferreira, en ocasiones<br />

acompañado por Rodó, homenajeó espléndidamente a su<br />

ex-lector. N os referiremos especialmente a las concreciones: exposición,<br />

conciertos, Auditorio Vaz Fel'l'eira. Pero, aunque no<br />

los mencionemos, quedamos lllUY reconocidos a todos los que<br />

trabajaron, con inteligencia }' eficacia, en los homenajes: por<br />

vía de ejemplo: los empleados <strong>del</strong> departamento de extensión<br />

cultural; la Sra. de Calvo que coordinó la parte musical <strong>del</strong><br />

Auditorio. muchos otros.<br />

E:rp():~icióll. - Al cumplirse exactamente un siglo <strong>del</strong> nacimiento<br />

<strong>del</strong> l\íaestro, a L5 de octubre, se i'nauguró una exposición<br />

de libros, manuscritos, retratos y objetos varios contenidos<br />

en el escritorio-archivo de Atahualpa. Como todas las recordaciones<br />

de la Bibliüteca, se realizó bajo la superintendencia<br />

de su Direetor, Prof. Adolfü Silva Delgaclo. La preparó la Sra.<br />

Albana Larrinaga de Olave, aetualmente sub-Directora de la<br />

institución. con varios colaboradores. Visitamos la muestra varias<br />

veces y siempre tuvimos la misma impresión de acierto:<br />

da al extraño una idL'a adecuada elel ambiente familiar vazfelTelrHlllO.<br />

Pllb;icación hOll/cuajc. - En octubre ele 1Dí2 salió el ~9 (j<br />

de la Revista de la Biblioteca ::\aeional en homenaje al Dr. Carlos<br />

Vaz Ferreira en el Centenario ele su nacimiento. La preparó<br />

el crítico Arturo Sergio Visca, ,Jefe <strong>del</strong> Departamento de<br />

Investigaciones literarias de la Biblioteea ::\aciona1. La carátula<br />

es ele :\Iartba Hestnccia. La integran los siguientes traba­<br />

,los:<br />

El il/auistel'io de raz Pei'l'cil'a. por Arturo Arelao.. Pasos<br />

<strong>del</strong> recuerdo, por Esther de Cúteres. Jlatilele Vaz Fei'l'eira !J SIlS


ecucrdos. por Dora IselJa Rnssell. Recuerdos de mi padrc y<br />

últimos días de mi padre, por .:\Iatilde Vaz Ferreira de Durruty.<br />

UJI iuédito dc Yr¡z Fcn·cira. por Sara Vaz Ferreira de Echeyarría.Sobre<br />

Rer[jsoíl, por Carlos Yaz Ferreira.<br />

El trabajo <strong>del</strong> Dr. Arturo Ardao se publica en su obra:<br />

II/troducciál/ a raz Perrci}'a. El de Esther de Cáeeres en el tomo<br />

JI de C/laderílosul'u[j/wyos de filosofía, editado por el Instituto<br />

de Filosofía de la Faeultad de Humanidades y Ciencias<br />

de Mouteyideo. La nota preÍiminar' de Dora Isella Russell fue<br />

escrita por esta publieaeióu. Frag'lllentos de los trabajos de Matilde<br />

aparecieron en eIS/lpleme;;to de El Día por atención de<br />

su Directora. Se public


Heferin'mos bl'PV('nll'nte a continuación la ereaelOn elel Auditorio<br />

Yaz Ferreira: Con fecha 11 de enero de 19G5, el Presidente<br />

de la República por deereto instituyó una Comisión Xaeional<br />

eon el eometic1o ele aetuar en toelo lo relativo a la ereeeión<br />

ele un monl11nenl0 destinaclo a honrar la memoria <strong>del</strong> DI'.<br />

Caríos Yaz Ferreira:<br />

La Comisión empezé- a sesiouar d 2 de febrero de 19G8 en<br />

el Palaeio Taraueo, presiguiendo sus sesiones en el :\Iinisterio<br />

de Cultura. Presidió el Dr. Emilio Oribe. lnteg-raban la Comisión,<br />

entre otros, el IDg'. Feelerieo Capurro, el" Dr. Yíetor Armand<br />

r g·on. el Dr. Camilo Fabini. Asistimos a todas las sesiones<br />

y ol;ser~-amos que al iJrincipio se pcnsaba en erigir una estalua<br />

material v lueg-o se fue trasmutanc10 esta idea en otra:<br />

levantar algo a~í con~o lo que los amerieanos llaman un n/CillOrial.<br />

-monumellto conmemorativo- un lugar donde se reeuerda.<br />

La idea y el sentimiento se fueron abriendo camino. Colaboraron<br />

('n forma inteligente y efieaz el Ing. Federico Capurro,<br />

el Dr. Camilo Fabini. Se planteó el problema de la ubicaeión.<br />

y fina1Jnente se optó por conseguir h habilitación de un amplio<br />

loeal euya construcción se había empezado en el sub-suelo<br />

de la Biblioteea Xacional eonjuntamente eon la de ésta y que<br />

había quedado incondma. El asunto pasó a la órbita de la 13iblioteea<br />

Xaeional, de su Direetor. prof. Adolfo Silva Delgado<br />

y sus eolaboradores. El :\Iinistro de Obras Públieas, Arq. \Yalter<br />

Pintos Risso tomó ce su earg'o la terminaeióu <strong>del</strong> local. Se<br />

arreg'ló artístieamente el aeeeso" al salón. Ineluso la eseultora<br />

lVIarg'arita Fabini donó un hermoso busto elel :\Iaestro ele que<br />

es autora. Y a 19 de junio, eonjuntamente eon la Exposición<br />

Xaeional <strong>del</strong> Libro se inaug'uró el ~!\..uditorio Yaz Ferreira.<br />

El l\Iaestro había dieta~10 en 194G en su Cátedra una deEeiesa<br />

eonferencia que tituló, en forma bien vazferreiriana: De<br />

qué dcfectos tendrían que cOí'i'egirsc -o mejorarse en lo posible-<br />

los habitantes de HIlO de los mejores paises <strong>del</strong> m/u/do [Jara<br />

hacer de él, decididamente, el mejor país <strong>del</strong> nllllldo. Y <strong>dic</strong>e<br />

así:<br />

.. El prillH'ro de aquellos defeetos ü males, el mús<br />

;.':n(I"{', es 11110 que ha eonstituído la mal<strong>dic</strong>ión histórica<br />

de eiertos lJaíses: la discordia dentro <strong>del</strong> biell.<br />

Es lUlO de los males que pueden c1estnlÍr soeiedades<br />

y países. Fue el que suieidó a Atenas. Y, para el<br />

país en que estoy pensando, es especialmente difíeil de<br />

eUl'ar, porque ese país lo tiene de otro, querido y heroieo,<br />

de que descienele su raza, y que también, por ese<br />

defeeto. se habría suicidado, sino fuera porque es tan<br />

fuerte que no poc1r[c suieidal'se l1Ullea ...<br />

Carlos<br />

ruz Perl'cira"<br />

En el caso de la creaeión <strong>del</strong> Auditorio 'Vaz Ferreira no<br />

se produjo la eliseorelia dentro <strong>del</strong> bien: El pensamiento y la<br />

acción bien encauzada ele institueiones y personas que trabajaron<br />

maneomunac1as, en la eoneorc1ia dentro <strong>del</strong> bien, como que-


ía el pacificador luminoso qHe había {'n el Hombre Carlos Yaz<br />

Ferl'eil:a, han realizado este mOllumento viYO que es el Auditorio<br />

Yaz Ferreira, donde. en forma continuada, se Yienen eelebranc10<br />

actos de' valía, predomiuautemente musicales, en que<br />

no estamos completamer.te seguros de no eontar eon la preseneia<br />

espü'itual <strong>del</strong> homenajeado.<br />

Sobre algunas tumbas se eoloean IIamas-de to(los los seres<br />

inanimados el más análogo al ser viYo- que se esperan pen'nllC's,<br />

en recuerdo <strong>del</strong> que se fue. El Auditorio I/az Fel'l'eira estú siendo.<br />

ha ele ser una llama eneendida a la memoria (le Jll]('stro queridó<br />

pensador y sentidor.<br />

.A.. todos los que han eonüibnido a estas l'eccTdaeiones eon<br />

inteligeneia, con amor, con fer\'(H'; a todos los simpatizantes,<br />

a todos los presentes en espíritu, en nombre de nm'stro padre<br />

y ::,u familia, desde el fonelo elel alma:<br />

JI l~ e Ir A S GRACIAS!; !<br />

Sar(( ra.2 Pcrreií'O de Ec1u¡'(!rria<br />

mayo de ID/a<br />

XOTAS<br />

(1) VAZ FERREIRA, Carlos. Cart:< a Delmlra Agustini a propósito de<br />

la aparición de "El libro blanco". En: Obras. Montevideo. Ed. de la<br />

Cámara de Representantes de la República Oriental elel <strong>Uruguay</strong>.<br />

1963. Vol. XXV, P. 59-64.<br />

(2) JAMES, vVilliam. L'Experience religieuse, essai de psychologie descriptive.<br />

Traduit avec l'autoris:


ACTIYIDAD DE LA BIBLIOTECA NA.CIO,YAL<br />

1. CENTRO CULTURA.L. Un extraordinario incremento de<br />

la actividad cultural v de extensión ha caracterizado la vida<br />

de la Biblioteca Naeional en los últimos meses: conferencias,<br />

conciertos, mesas redondas, actos académicos. recitales.<br />

exposiciones, son algunas muestras de la vida <strong>del</strong> Instituto<br />

que, con frecuencia, ha visto la simultánea realización<br />

de dos o tres actos diversos, mientras la importante tarea<br />

rutinaria <strong>del</strong> proceso bibliográfico, <strong>del</strong> servicio al público o<br />

de la investigación callada y silenciosa, proseguían su desarrollo<br />

diario.<br />

') EL PROCE8A.JlIENTO. El Departamento de Proceso Técnico<br />

(DPT) cs como el corazón de la Biblioteca Xacional.<br />

Por sus manos, es decir: a través de la compleja tarea de<br />

sus funcionarios, se tramita todo el ajustado y preciso mecanismo<br />

que permite hallar y poner en pocos minutos un libro<br />

determinado en manos <strong>del</strong> lector, con exactitud, de<br />

acuerdo a clasificaciones universales, y utilizadas en todo el<br />

mundo.<br />

Multicopiar fichas, intercalarlas en los Ficheros internos,<br />

controlar las existencias y las adquisiciones verificando<br />

las facturas correspGndientes son tareas menudas de todos<br />

los días que se SUlllan a la más compleja, de clasificar e<br />

indizar cada título, cada autor, y cada volumen que llega<br />

a la Biblioteca Nacional.<br />

2.1. Alguna.'; Cifras. Durante estos primeros meses <strong>del</strong> año ingresaron<br />

al DPT unos 8.500 títulos (4.500 cOl'l'esponden a<br />

publieaciones periódieas, con unos 29.500 ejemplares; de ese<br />

total, unos 1.400 son publicaciones naeionales, 2.800 extranjeras,<br />

y 860 de organismos internaeionales. Los 4.000 títulos<br />

restantes corresponden a libros, ele los qne 1. :300 ingresaron<br />

a la Biblioteca Xacional en virtud de las clisposiciones<br />

legales vigentes, y 1.100 por adquisición).<br />

Un total de 95.000 publicaciones perió<strong>dic</strong>as fue "1110­<br />

vilizac1ü" por el DPT en este período, habieudo ing'l'esaclo<br />

a los depósitos 5.300 volúmenes, a saber: ±. 200 libros procesados<br />

y 1.100 publicaciones perió<strong>dic</strong>as. También se clasificó<br />

y tematizó 4.000 libros y folletos, de los que son 760<br />

de origen nacional y los restantes proceden <strong>del</strong> extranjero.<br />

Se identificó 9.800 autores, y se asigllar(JIl .).200 temas,<br />

que incluyen unos 86 enteramente nuevos, illeorporados<br />

el corriente año.<br />

En total. 17.000 fichas nuevas fueron intercaladas en<br />

los l


2.2. Tarcas especiales. Tareas por<br />

han sido preparar la e<strong>dic</strong>ión <strong>del</strong> .iil/lwrio B ib¿iogrúfico lY,(Iciol/al,<br />

el material remitido por la Comisión ?\aeional <strong>del</strong><br />

Papel, y entrenar a alumnas de la Escuela Uniwrsitaria de<br />

Biblioteeelogía.<br />

ISCORPOR¡lCIOr-,"ES. De gran importancia para el acer­<br />

YO de la Biblioteca Nacional ha siclo la incorporación de las<br />

clonaciones cfeetuac1as por los Sres. Dr. Federico García Capuno.<br />

y Cr. Luis Eduardo Azzini, así eomo por la Embajada<br />

de los Países Bajos, pe1' intermedio <strong>del</strong> Dr. ,Joseph<br />

Z\\"alf, Eneargado de Negocios. quien hizo entrega al Instituto<br />

de valiosísimo material (reimpresiones y libros antiguos)<br />

.<br />

3. ..:lTE1YCION AL PUBLICO. El Departamento de Servicios<br />

Públieos (DSP), qU0 atiende tlireetamente las solicitudes <strong>del</strong><br />

lector y sus eonsultas, sirve todo el material y la infe1'mación<br />

bibliográfica y de relación, qne es pedida y se presta<br />

a través de las cuatro secciones, que integran el Departamento,<br />

a saber: Sala de lectura, Sala de investigadores, Informaeión<br />

y consultas. y Servicio fotográfieo.<br />

Las dos seccienes mencionadas en último término. atienden<br />

tambil'n consultas y pedidos <strong>del</strong> exterior. .<br />

3.1. Horario. De acuerdo con las disponibilidades de Personal,<br />

este afio el horario de atención al público fue extendido,<br />

siendo el mismo. en la actualidad. de lunes a viernes, de 8<br />

a 22 horas; y los sábados de 8 a 1:3 he1'as.<br />

3.2. SAL! aENERAL. He aquí una síntesis estadística ele la<br />

atellC'ión al públic'o en las diversas seeeiones que atiende el<br />

DSP.<br />

Sala general ..<br />

Investigac1or"s .<br />

Total ....<br />

Total de<br />

lectores Libros Obras<br />

50.029<br />

2.648<br />

52.G77<br />

54.859<br />

2.387<br />

57.246<br />

60.357<br />

5.379<br />

G5.736<br />

Publico<br />

periódieas<br />

:l\Iaterial<br />

Revistas cspec.<br />

4.401 1.097<br />

2.04!J 747 14<br />

6 .450 1.844 14<br />

Sección ele<br />

Información y<br />

Consulta<br />

Informaeioncs .<br />

Asesc:ramieuto ele Catálogos .<br />

Prensa diaria .<br />

Obras ele referencia .<br />

Leyes y decretos .<br />

24.265<br />

15.589<br />

1.916<br />

2.441<br />

572


3.:3. 8ERFICIO POTOGHAFICO. El St'1'\'i,·jo rnt'wl"lfieo atendió<br />

alrededor :310 solicitudes elel País. \' diez elel exterior.<br />

totalizando unas l. ;)40 tomas y unas 28:3 fotoeopias. Se e\'a~<br />

euaron también eon;;ultas p]'()ee


en pronH'dio de einto eonsultas diarias, formuladas por<br />

investigadores dd País y <strong>del</strong> extranjero, es atendido habitualmente<br />

por la Sección. Entr¡' los inyestigaelorps debe S"­<br />

iialarse la m'esencia ele la Pro!. Emma Abe11a de FernúlHT, z<br />

CoinlPiro, ciue desempeiia su aetivielael doeeute en centros de<br />

enseiianza de París y <strong>del</strong> Prof. Santiago Rojas de Chile y<br />

actualmentl' docente en centros de iny('stigación ele Califcll'­<br />

nia; ambos trabajaron en los archivos <strong>del</strong> Departamento, eon<br />

el material de ,J nlio Herrera y Reissig, y Enrique Amorim<br />

respeetiyamente.<br />

Tamhién se trabajó activamente en la preparación de la<br />

presente e<strong>dic</strong>ión ele la ReYista de la Biblioteca Nacional. y<br />

<strong>del</strong> Núm. preeeelente, destinaelo a conmemorar el Centenario<br />

<strong>del</strong> nac,imiento de- ('arios Vaz Ferreira. Estú en pnweso<br />

ch' preparación un nuevo Ilúmero de Ta misma Reyista, que<br />

serú dedieado al eminente eseritor Fralleisco Espínola, reeientemente<br />

falleeiclo.<br />

±.:3. Historio. La sección Historia <strong>del</strong> DI, de reciente creaeión<br />

e integraeióll. se ha abocado, en una primera etapa, a un<br />

releyamiento eTel material bibliogrúfico existente en la Biblieteea<br />

Nacional, po"terior a 1880. Esta tarea permitirá 11e­<br />

\'1tr a la prúetiea planteo" de inwstigaeión, que están siendo<br />

estrueturaelos por la Lie. JHire;ya Pintos, quien se encnentra<br />

al frpnte de la spceión.<br />

•l. l'ROJIOC!OX r RELAC'!OXE8. Intensa labor se ha desarrollado<br />

en este ámbito. illerementánclose las relaciones con<br />

los órganos de la opiniótt públiea, a los qne se ha conyoeado<br />

en algunas ocasiones p


Los eiJl(~\H'nta t'jemplares editados en un prineipic han<br />

debido dupiiearse y tripliearse por haberse superado muy<br />

rápidanlf'nte la denwnda de un primer Jl(omento. Este se1'­<br />

vieio ha inel'('mentado notorian1l'nte la inforlllaeión en los<br />

medios de opinión, y a su vez, ha multiplieado la difusión<br />

que los mismos medios realizan respeeto de las aetividacles<br />

eulturales que se eumplen en la Biblicteea Xaciona1.<br />

Xuevas iniciativas están a estndio para complementar el<br />

impaeto de este sPl'vieio.<br />

;).~. Tc[cl·iú';Ii. Tmnbi(:n spmaIlalmente. v desde hace ah,nmos<br />

mesps se realiza una preseneia en tele~'isión a través d(~ Saeta<br />

TV Canal 10, todos los lunes en la tarde, próximo a las<br />

17 horas. En "Entremos a la Biblioteca 1Yacional", se efectúa<br />

una rápida incllrsión por los distintos Departamentos<br />

y Se('('iones dE'l organismo, y se difunde al misme- tiempo informaeión<br />

sobre las aetividades culturales de la semana. Este<br />

programa ha sen'ido para poner ante los ojos ele la teleaudieneia<br />

autrntieos tesoros: manuseritos de Rodó. Delmira<br />

Agustini, ZorrilIa de San l\Iartín, Quiroga, ete., ieonografía,<br />

libros y mapas antig'uos, ete., permitiendo así a un amplio<br />

y nuevo público tomar contacto con aspe~tos inusuales<br />

o poeo eOlloeic1os, y en geJll'ral. promoeionando la labor que<br />

se emnple aetualmente en la Biblioteea Xaeional. Esta tarea<br />

viene siendo emnplida por PI funeional'io Lie. Rodolfo<br />

Katzenstein.<br />

Con 1llueha freeueneia se registra la pr'C',,'neia de la Biblioteea<br />

Xaeional en distintcs programas eultnrales de Radio<br />

y Televisión. La:.; distintas emisoras y Canües. difunden<br />

hoy ·día. en detalle las aetividades eultur;\les: (·'llwiertos. confe{·eneias.<br />

exposieiones y otros aetas, ete. La Cadena Xacional<br />

de Teleyisoras privadas. varias yeees a la semana subraya<br />

esta informaeiór: y lo mismo c1eb~' deeirOP de otro:.; prcgT~mas<br />

de vasta audip;wia que se hacen pco de lo que tiene<br />

lugar en la Bib!ioteea Xaeional.<br />

;).:3, Prensa Escrita. Por su parte la prensa eserita ha de<strong>dic</strong>ado<br />

este afro un yolumen exeepeiona1 a esta información, habiendo<br />

sobrepasado en los diez primeros llwses <strong>del</strong> añc, más de<br />

D.OOO eC'ntímetros d(' eolumna, es dpeir, más dp veiut~, páginas<br />

de diario.<br />

;).,1. INSTITCCIO,YES AFINES. En PI euno de este año. han<br />

eonlPnzaclo a fUlleionar desde la Biblioteea Xaeional la Asoeiaeión<br />

dp Amigos dpl Arte, y la Aeademia Xaeional de Lctras,<br />

las que sin instalarse en dieha sede, realizan sns aeti·<br />

vidacles fundamentales en nuestro ec1ifieio. (lc-,de H¡::'osto ~.<br />

setiembre respectivamente.<br />

;).'), PUBLICACIONES, En el tral1seurso <strong>del</strong> eOlTiente año la<br />

Bibliote('a Xaeional pl1hlió los siguientes títulcs:<br />

Il1troclueeión a Joyel'. POI' Raul Blengio Brito íDie. 1972).<br />

DG pp.<br />

-- 181


Cé"ar YalJejo. h,'·1'(>(' ~- múrtir inelo-hispano. Pe:' .)-.:a:l LalTea.<br />

Feb. 1978 l. 172 pp.<br />

Hi"toria de la o'auadería en el 1"nH.':ua'-. 1574 -1971. Por<br />

Aníbal Barrios "'Pintos. (Feb. 197:3 )'. :;En pp.<br />

Revista de la Biblioteca XacionaL Xúm. (j.<br />

G. EXTE:\8IOX CUI./l'IJlL\.L. - El Departamento de Extensión<br />

Cultural (DEC) ha tenido a su cargo Un:l Jl1U~- intema<br />

c1ctiviciad difícilmente computable en datos estadísticos, aunque<br />

bien puede reseiíarse la nómina de actos organizados o coorcEnados<br />

por el mismo. Seiíalemos los aspeetos salientes ele la aetnaeión<br />

<strong>del</strong> DEC :<br />

6.1. E.rposicioll es: Las exposiciones que, se detallan tuyierou lngm'<br />

en la Sala de Exposiciolles ubicada en la planta baja <strong>del</strong> edIfieio<br />

de la Biblioteea Xaeional:<br />

6.1.1. :JIiehelet y el libro franeés de Historia, eon ciclo de eiue,<br />

etc. (Abril).<br />

Muestra Bibliou:rúfica Xacional 1972 (fines de :Ma~'o a fines<br />

de ,Junio·¡. '<br />

Muestra de Grabados de LeonildaGonzález (en coincideneia<br />

eon la anterior).<br />

V Centenario ele Copérnico, eon eiclo de cil!e y cOnfel'('lleias<br />

(Fin de .J unio hasta ,J ullo ) .<br />

Exposieión de artesanías mcxicanas (Setiembre).<br />

Exposieión de cerámicas, elel Taller Xobre (OetuGre).<br />

Exposieión de artesanías ele los pueblos ele 1


l\Iuestra de la Preusa <strong>del</strong> Interior <strong>del</strong> País (:'lIarlO l.<br />

Biblio-ieonog'rafía de l\Ioliére (Setiembre).<br />

El libro alemún ele autor ,Judío (Setiembre).<br />

6.2. Actil'idudes JI/(sico/css Tres eoonlenadas fundamentales eentralizaron<br />

la aetiyidad mi¡sieal eumplida en el Auditorio Carios<br />

Vaz }'elTeira. a sa ber: los Coneiertos de los Domingos,<br />

siempre een Entrada Libre; el Cido ele Coueiectos de la Asoeiaeión<br />

de Estudiantes de Música, cumplido todos los miércoles,<br />

también con Entrada Libre; y los Conei('rtos Extraordinarios,<br />

realizados los días viernes, eon localidades pm::as.<br />

He aquí una síntesis de la aetividac1 eumpllciH ('n eada<br />

11UO de estos rubros y


larcloni (piano), EIYira Ca'íHnOya (oboe), ,José Olmedo<br />

(Yiola), Amiran Ganz (\"Íolín).I yún Simeonoff ("ioloncetia),<br />

:María Teresa Sall(le (piano). Snsana l,'ariiia (piano),<br />

Fanny Ingolc1 (piano). l\li:.:nei Szilag-,\' ("iolín .:Mario Sao<br />

gradini ("iola 1, Agustín Agui 1'1'(' (gnitana . Sara Herrera<br />

(soprano), Carlos Beltrami i barítono), Susana Fernúnc1ez<br />

(piano), Pablo Pionllli (teilorl, Carol Clat,~, (sopra­<br />

110), Gioeonela Paroc1i (piano. :Uarta FOJ'l)el!a (soprano),<br />

XOl'llla Giaeosa (piano), Beatriz Figares (soprano), Albel'­<br />

to Salze(lo (oboe). Alnlro PielTi (gnital'l'al. }fúximo SC'ryetti<br />

(pianol, Snsana Gntman (piano), Aldo Haggio (fagot),<br />

E. J)'Anelrea (elarinete ..Jor;'1'e Rosito (oboe), ,lnau<br />

Soto (eorno), Ec1ison Quintana (piano) y Aelh(mwr SeIIenOI1('.<br />

Asimismo se reg'istró la adnaeión de los eoros c1e ,J n­<br />

Yentus. Clauc1io :Monten'c1i ~' Dis('antns,<br />

G,:2. :1. EXTRAORDI1VARIOS: Los ('oneiertus Extnlorelinario>: (le<br />

los YÍernes contaron ecm la actnaeión de los siguientes ilrtistas:<br />

}1anfrec1o Gerhardc1t (piano), Gracie1a Lm:-,l!('l' (;!l('Z7.0­<br />

soprano), Ednardo Gilarc10ni (piano), '"\Valtet' }lenc1eg'uía,<br />

(barítono), H(·C'tol' Tosar (piano), :Marta Forn(>Ha (soprPl:o),<br />

}1ereedes OliYera (piano), Leslie '"\V rigIIt (piano), Clwr10tte<br />

Lelllnal1n (soprano), Beatriz Ele'in Ayala (piano), <strong>del</strong> CDro<br />

Diseantns bajo la dirfC'eión ele Sara lIelTera ~' dI' la Orqlli''''<br />

ta Sinfóniea .l\Iunieipal qne c1irige C'! .l\ICH'stro Hngo Ló¡w y .<br />

6,:2.4. Otras aetil'idades m IIsicalcs: Ot ros eoneiertos ,Y reeitales tn­<br />

"ieron lngar oeasionallllente, eomo por rjemplo: Reeital ele<br />

Cúmara elel SODR.E: Coneierto pür d barÍtow) 'Yalter Carlos<br />

:":alabel'l'~' y Prof, Blama .\lTigOlli (piano), en .Junio,<br />

Cursillo para pianistas por el l\laestro KJal1s Sei¡ilde, en Agosto,<br />

Coneierto por Ren6 }Iarino Hi"ero (bandoneón), auspieiado<br />

por el Instituto Gcwtlw, en Setielllll1'e ~. W)[' :\ibya l\Iariiío<br />

Bdlini (piano , en Setiembre, HeeitRi por Elida Gelh~arelli<br />

(piano), en Xo\'iembre, Coneierto por Lil1~' Scollamiglio<br />

(:\o\'i('111bre),<br />

G.::).<br />

('O:\FEUE::\CIAS: En el úmbito ele las eon.í'é·]eueia;; y clisfrtaeiones<br />

debemos scfialm' las Si¡l'llientes:<br />

Conóel'te a ti mismo. pOI' S\\'alili :-;i\'¡¡prelllcl1lallll'l. (Eni'l'o).<br />

Yolanda ()r('alllUllo. por l¡¡ 1'l'cf, Lilia Ram.)', de Costa<br />

Hiea (.J unio),<br />

Copérnieo, pO!' el Prof. CaduO' Et··j¡ecopar (.1 ulie)<br />

Copól'l1ico, por el Prof. GOiEalo \' ic' ino .Jn¡io).<br />

110raeio Qllirog-a, pOI' el Prof. .\ebon ('I'l"llllsehi (Ag'osto)<br />

La obra ele Eduardo }J,elil1¡¡. por l'! SI', Hllhinsiein }[ol'('ira<br />

(Ag'osto),<br />

Anais '::\;n, por la 1'rof. LiJia Hamos (.\g'osto<br />

La eont¡llista de la j'¡·li ..idac1. por la Pro!'. Lilia nalllos<br />

(Agosto) ,<br />

Pieasso y la ('ultura ele l\!a-.:a..;. pUl' }Imía Luisa Tonens<br />

(A~'osto),<br />

1:34 -


Hasgos partic~ulal'c', <strong>del</strong> a!'tc' de la India, por el 1'1'01. doctor<br />

L, "1, Basshan Setielllbre),<br />

La política en la India antigua, por el Prof. DI', L, A. Basshan<br />

(Setiembre).<br />

La c'onseryaeión de la felieidad, por la 1'1'01'. Liiia Hamcs<br />

(Seticmbre) ,<br />

El orig'('n de la (,¡!ltnra en la isla elc' Pascua, por el "D"c,f.<br />

Olaf Ulixen (Setiembre),<br />

Shri (~Ill'n ~\IaharH.i .¡ i, }Iaesll'o P('I'fecto. ¡I(j]' Nalmtllla<br />

Mantra Pl'atap ,Ji COctnbl'el,<br />

Cer[¡mica prehistóriea, por el Prof. Carlos CeITI! tti (OctnLn')<br />

.<br />

Hobel'to dc' la:, Cal'l'eras, por Dora [seUa Husscll iOetuhrc).<br />

La aC'tual liteuüllrH mcx'icana, por el Emb. ,Tulio Zamora<br />

Bat ii: (Oelubre).<br />

('ido de COII í'en'nc'ias sobre Artigéls, por Voluntarios de<br />

Coordinación Soc'ial con disertaciones. como se detalla:<br />

Cómo Artigas entra en la Historia, por la Dra. Floren­<br />

(,ia Fajardo.<br />

JlonteYideo ('n la époea de la juventud de Artigas, por<br />

el Dr. Luis H. Pone(' de León.<br />

Artigas en el Paso <strong>del</strong> Yi <strong>del</strong> Durazno, por el Prof. Pedro<br />

Montero IJópez.<br />

Artigas ~. los gallehos, por el historiador Fcól'nando A.ssuncao,<br />

ArtÍ}:!'as ~. la lH'ollloeión <strong>del</strong> Hombre, por el Pbl'c. Aníbal<br />

Chalar.<br />

Artigas enseiía el futuro de los orielltal,'s en el Paraguay,<br />

pOI' la historiadora María Luisa Cooligham Sanguinetti,<br />

(Todo este eielo se eUlllplió en Novic-mbre).<br />

La música en la India, por el Prof. Héctor Tosar (NoviemlJl'e)<br />

.<br />

6.4. Otra sactÍL'idudcs: Otras actiyidades culturales, no reseñadas<br />

anteriormente. fneron:<br />

Mesa Redonda sobre Franeiseo Espíllola, r:oalizada a la..;<br />

poeas semallas ele sn llmerte, con la partieipaci(:'n de J 1IIio<br />

C. Da Rosa, ..:\rturo Serg'io Visea. Santia!!,'o D0


Acto patrocinado por la Fundaeióll Biblioteea Rodó-Bicii)';<br />

(,Julio).<br />

Acto académico de la Aeademia de Ingeniería (Agosto).<br />

Concierto homenaje a l\Iartínez O.V


INDIC'E .iLL1LITICO DE "Lei CRUZ DEL8UR"<br />

El presente ín<strong>dic</strong>e, realizado por la señorita ::\label ::\lén.<br />

dez funcionaria, <strong>del</strong> Departamento Técnico de la Biblioteca<br />

Xacional, continúa los ín<strong>dic</strong>es iniciados en el XC? 3 de la<br />

REVISTA, donde apareció el de "LA PLUMA", que como<br />

partió con "LA CRUZ DEIJ SUR" la preeminencia de las<br />

revistas urug1.1araS en la déeada <strong>del</strong> veinte. :E1 primer nú.<br />

mero de la revista citada en segundo lugar apareció en<br />

mayo de 1924; el úHuno, en setiembre de 1931. Fue, fundada<br />

por Alberto Lasplaces, que la dirigió hasta el Xn2. A partir<br />

(lel 13, aSlUnieron la dirección los herDlanos Alvaro y Gel"<br />

vasio Guillot MlUioz, ocupámlola durante tres níulleros.<br />

Posterionnente, la dirección fue tomada por un conseJo de<br />

redacci6n, integrado por Lasplaces, los hennanos Guillot,<br />

.faime I.. ::\Iorenza, ::\Ielchor ::\Iéndez Magariños J' .Julio J.<br />

Casal. Sobre la intención que determinan la elaboraci6n de<br />

estos ín<strong>dic</strong>es y las características de las dos revist'1S meno<br />

cionadas puede verse la ADVERTEXCL.o\. que figura en el<br />

XC? 3, l:recediendo el ín<strong>dic</strong>e analítico de "LA PLUl\Lo\.".<br />

•0\.. S. Y.<br />

BlBLIOGIU.FIA DE LA CRUZ DEIJ SUR<br />

A. Y G. G. lIT. Libros recibidos. El Halconero astral, por Emilio Oribe (A.<br />

G. L. P.) 2(9): 23, <strong>dic</strong>. 1925.<br />

Articulo.<br />

----.EI Puñal de Orión, por Sergio Piñeiro (h) B..lires, Ed.<br />

Proa. 2 (10 1: 18-19, pne. 1926.<br />

Artíc'llo.<br />

----o '1'1',,;('0, por Eduardo Dieste. 2(9): 22-23, <strong>dic</strong>. 1925.<br />

Artículo.<br />

A. G. 1'1. Bibliogrúficas. La I,ámpara enigmática, por Roberto ::\Iontesino:;;.<br />

Caracas, Tip. Americana. 2(14): 20-21, oct. 1926.<br />

Artícl'.lo.<br />

()riental, de .Julio Silva. 2 (14): 22, oct. 1926.<br />

."\rtícl1lo.<br />

]~l Pueblo maravilloso. por :Francisco Contre1'as. 5(25):<br />

38. a~,o.iset. 1929.<br />

Artículo.<br />

____. Hecuerdos Y cr6nicas de antaño. 2 (14): 21,22, oct. 1926.<br />

Anísnlo.<br />

A. y .J. l\T. Bichitos de luz, por Emilio Frugoni. 2(7): 23-24, <strong>dic</strong>. 1925.<br />

Artículo.<br />

-- 137


A. L. Bibliografía. CI'ítica positiva. La Somhra huperialista. por Salomón<br />

Wapnh'. B. Aires, Ed. Tor. 5(24): 41. jnn.l.iul. 1929.<br />

Artículo.<br />

--o Hibliográficas. FJspaña Yist". otra \'ez, por :\lariín S. Xoe1. :'Uadl'id,<br />

.Ed. España. 5(26): 37, ocUnoy. 1929.<br />

Artícnlo.<br />

---- )Ianhattan Transfer. por .John dos Passos. )Iadrill, ]~d.<br />

Cénit. 5(26): 37, ocUnoy. 1929.<br />

Artículo.<br />

----o )(js peripecias en ]~spaña. por ],eón Trotsl,y. )Iadl'id, I~d.<br />

España. 5(26): 36, oct.inoy. 1929.<br />

Artícnlo.<br />

----o La Torre de los inglesec., por .-\lcilles Greca. B. ,-lh'es.<br />

Ed. Inca. 5 (26): 37, ocUnoy. 1929.<br />

Artículo.<br />

----o Tres inaestros, Balzac. Dicl,ens y Dostoiewsky. por SteJ'an<br />

Zweig'. )Iadrid. Ed. Cenit. 5(26): 36-37, oct.lr..o\'. 1929.<br />

----o rn nuevo libro de Pedro Figari "El .-\rquiteeto". 4(21):<br />

33, <strong>dic</strong>. 1928<br />

Bibliográficas. Libros nuevos. Por las trps .\mérieas, por .José María<br />

Delgado. 5(22): 32-33, ene. 1929.<br />

Artículo.<br />

--o Bibliográficas y exposiciones. Disco de spñah's. por Carlos )Iaria de<br />

Vallejo. España-Cádiz, Bib. Renoyación. 5(27): 36-37, ene./feb. 1930.<br />

Artícl1lo.<br />

----o Estampas, por Fernando Xélw!. )lontpYideo. Ed. Ija Raza.<br />

5(27): 36. ene./feb. 1930.<br />

Artículo.<br />

----o Historia de mi con"prSlOn al catolicismo, por I,uis Beltrán.<br />

5(27): 35, ene.lfeb. 1930.<br />

Artículo.<br />

----o Teatl'o, por Elías Castelnuoyo. B. .-\ires, Soco de publicaciimes<br />

"I~l Im·a". 5(27): 37, ene./feb. 1930.<br />

Artículo.<br />

La Consa.gración de Pedro Figari. 3 (16): 6-7. abr. 1927.<br />

Artículo.<br />

--o Esplanada. El Salón de otoño. 5(25): 3D, ago.lset. 1929.<br />

Artículo.<br />

--o I"autremont Y Laforgue. por Gervasio Y Alvaro Guillot )[uñoz. 2 ('1) :<br />

22, <strong>dic</strong>. 1925.<br />

Artículo.<br />

--o Libros recibidos..-\rlJol de .Tulio .T. Casal. 2 (11): 18-19, febo 1926.<br />

Artículo.<br />

----o Artistas <strong>del</strong> <strong>Uruguay</strong>. 1 (1): 11. 15 ll19.Y. 1924.<br />

A~·tículo.<br />

--o ----o Cervantes. por R. Abadif' Soriano y Humbprto ZarriJli.<br />

1 (5) : 12, 15 ju!. 1924.<br />

Artículo.<br />

----o Descampao. por .Juan Rodríguez Can. )[onteYideo. :3 (16) :<br />

22-23, abr. 1927.<br />

ArtículO.<br />

----o El )[édano Florecido. por H. Francisco )[azzoni. 1 (3) :<br />

12. 15 jun. 1924.<br />

Artículo.<br />

----o XaH' dpl alba pura. poemas de J'eslI;lldo. )[onieYideo.<br />

3 (18): 25. jul./ago. i927.<br />

Artículo.<br />

----o Política cultural dI' los países latino-americanos, por el<br />

1)1'. .!,;]fredo Colmo. B. Arres 2 (10): 18, ene 1926.<br />

Artículo.<br />

----o Puehlo chieo, por .Juan Fagetti. l'aysandÍl. ]


---- La Sandalia dPl pel'egr'ino, por Victor H. Escala. Caracas.<br />

3 (16): 23, a bI', 1927,<br />

Artielllo,<br />

I~at"a..l Barradas, 4(211: 23, <strong>dic</strong>. 1928.<br />

Artículo.<br />

--o Tealr'os. Los Estl'lm()~. I.a Salamandra: El hombre que marcha. 2(8):<br />

32, nov. 1925.<br />

Artículo.<br />

A. lVI C. Libros recihidos. Luna


APOLLISAIRE, Guillermo. 2(10): 2-3. ene. 1926.<br />

Artículo.<br />

APOLLINAIRE, Guillermo. Hel tema en la pintura moderna. La Pintllra<br />

nueva. TI'. de Guido Davánzalli. 2(15): 19-21. nov.!<strong>dic</strong>. 1926. Cah. de<br />

tít.: Notas de nrte.<br />

Artíeldo.<br />

--o Océano de tierra. Cohetes. El Canto <strong>del</strong> amor. :\Iaravilla de la gue~<br />

na. I,u Soche de abril de 1915. Lo que hay. El .1cliós <strong>del</strong> ~(llerreJ·o. ,El<br />

peqlwño antnlllóvil. Tr. de Emilio Oribe. 2(10}: 3-7, ene. 1926. Cabo ele<br />

tít.: Poemas de Apollinaire.<br />

Poesíú.<br />

ARCONADA. César 1\1. ])os prllneros planos líricos. 5(24): 14-15, jun.l.iul.<br />

1929. Del lib;'o próximo a publicarse "Vicla de Greta Garho·'.<br />

Poesía..<br />

--o Literatura de la edad media. El Cuento y el Fah1l'l. 4(21): 6-7, rlir.<br />

1928. Artículo.<br />

--o La Musique et l'illlll1ortalité l1:1n5 l'o:'u\'f¡> de :\Iarcel Pronst. 3 (lG) :<br />

20-21, ahr 1927.<br />

Cabo de tít.: C:'ítica de libros.<br />

Artículo.<br />

AUCLAIR. lVIarcelle. Section francaise. Fern,ín Silnl Yaldes. 2(12): 27-28,<br />

mar. 1926.<br />

Articulo.<br />

---- IJa Jeune poeSIe uruguayeulll'. 2(12): 25-26, mar. 1926.<br />

Cabo de tít.: Les Lettres hispano-america'nes.<br />

Artículo.<br />

BANDEIRA. :.'Ilauue!. Poética. Tr. de 1. Perecla Valdés. 4119/20): 11,<br />

ene. /feh. 1928.<br />

Poesía.<br />

BAROFFIO, Orestes. Sinfo'Í:i futurista. 2(13): 15, ago. 1926.<br />

Artículo.<br />

BARREDA. Ernesto ?lIario.•Julio Herrera y Heissig. 5(281: 71-72, mar.¡<br />

abr. 1930.<br />

Artículo.<br />

BASSO lVIAGLIO, Vicente. Cántico <strong>del</strong> espíritu fiel. Uegada a la hierba.<br />

El ])ulce esfuerzo. 3(17): 15, may./jun. 1927.<br />

Poesía.<br />

BELLAN, José Pedro. 'El Extran,íPrislllo naeional, <strong>dic</strong>. 1925. Suplemento.<br />

2 (1): 3-4.<br />

Artículo.<br />

--o :Fuego fatuo. 1 (4): 6-8, 30 jun. 1924.<br />

Cuento.<br />

--. ¡l'apÍl : ... hay un negro... 2 (111: 6-8. ieb, 1926.<br />

Cuento.<br />

--o rna no('he. 2(7): 12-14, oct. 1925.<br />

Cuento.<br />

BENVENUTO. Carlos. Concreciones. 2 (11): 10. reb. 1926.<br />

Artículo.<br />

---o 5(26): 34, oct./nov. 1929.<br />

Artículo.<br />

--o Lejos (Una manera de experiencia mística) PsieoIogía de su creación.<br />

Insinuaciones <strong>del</strong> arte. 2(14): 16-18. oct. 1926.<br />

Artículo.<br />

--o rn drama nuestro. 2(13): 16-17, ago. 1926.<br />

Artículo,<br />

BENVENUTO, Ofelia (Machado) véase: l\IACHADO BONET. Of'elia.<br />

BLAKE. Pedro, Totalidad. 2(12): 23, mar. 1926.<br />

Poesía,<br />

BLEY, N. Paraguay artístieo. 5(32): 32-33. juL/ago. 1931.<br />

Artículo.<br />

BOLLO, Sarah, El Ciprés y la estrella. El Arbel. 6(33/341: 29. elic. 1931.<br />

Cab de tit.: Poemas en prosa<br />

Poesia.<br />

--o Socturno <strong>del</strong> hornero. 5(27): 29. ene./feb. 1930, Del libro próximo<br />

a ap'::recer<br />

Popsía,<br />

"Los Nocturnos <strong>del</strong> fuego", .<br />

l-W


BORGES•.Jorge Luis. El G('nez'al Quiroga ya en coc1lc al mUf're. 2(10):<br />

23. ene. 1926<br />

Cah. de tit.: Las Buenas páginas de los buenos libros.<br />

Poesü,.<br />

_-o Julio Hprr{'ra y Rpissig. 5(281: 49-50. mar./ahr. 1930.<br />

_".;·tíclllo.<br />

BOI;RlJELLE. Emilio Antonio. 1.;1 :\guila. 2(14): 6. oct. 1926. Cah. de<br />

tí;;.: La Nlateria Y el espíritu en el arte.<br />

Ac·tículo.<br />

B"USTAl\IANTE y BALLIVIAN, Enríque. Siprra. 3(16): 7. abr. 1927.<br />

Poesía.<br />

C. D. '¡~jbliográficas. "En .-\l1emagne. t. YI dp las obras completas de Jules<br />

I,aforgue. París. ~lercll1'p de Franee. 5 (30): 40. nov. ¡<strong>dic</strong>. 1930.<br />

~'\.rtí::l~lo.<br />

Lettrps francaises. de Jospph Conrad. con una introducci,'u<br />

y notas (k G.•Jan-.-\ubry. París. 5(30): 39-40. 110\·./<strong>dic</strong>. 1930.<br />

Artírulo.<br />

CADENAZZI, Edgarda. Pidiéndole al olpaje un 1'pflejo de lonas. J(¡bilo<br />

pl'rfeeto. 6(33/34): 16, <strong>dic</strong>. 1931.<br />

Poesía.<br />

CAETANO FABREGAT, Gi1berto. Beato .-\ngélico. 2(13): 6. ago. 1926.<br />

Poesía.<br />

__. Cinq poémes négres. por Ildefonso Pereda Yaldés. 3 (17): 29, may. /<br />

jun. 1927.<br />

Cabo de tít.: Libros de la Edítoríal "La Crul <strong>del</strong> Sur".<br />

Artículo.<br />

_-o .Iazz-Band. 3(16): 12, ahr. 1927.<br />

Poesía.<br />

_-o }lapas. ü(33/34): 28, <strong>dic</strong>. 1931.<br />

Poesía.<br />

CALCOl\JANIAS, por Oliv8rio Gírondo. Libros recíbidos. 2(7): 22. <strong>dic</strong>.<br />

1925.<br />

Artículo.<br />

CA LO BERRO, Ophéli'3.. Sectíon francaise. :FraglllPllts des Tilles Chan.<br />

d ..s. 2(12): 24, mar. 1926.<br />

Poesía.<br />

CAMPOS CERVERA. Elogio dp los borricos orillerOS 5 (32): 22, jul./ago.<br />

1931.<br />

Poesía.<br />

_-o Soliloquio <strong>del</strong> ohido presunto. 5(32): 23. jul./ago. 1931.<br />

Poesía.<br />

CA01SINOS-ASSENS, R. .Julio Hérrera Y Heissig. 5 (28): 41·48, mar./ahr.<br />

1;)30.<br />

Artículo.<br />

CARAFFA, Brandán. Los Campos. 2(13): 5, ago. 1926.<br />

Poesía.<br />

CARDOZA y ARAGON, Luis Naturaleza llIuerta. 4(21): 5. <strong>dic</strong>. 1928.<br />

Poesía.<br />

CARRERA ANDRADE. Jorge. Filiación poética de Jaimp Torres llodct.<br />

5(32): 29-31, jul./ago. 1931.<br />

Artíc1110.<br />

CARVALHO, Fernando Ronald de. .ldn'rteneia. 1'1'. de Bustamante Y Ba·<br />

llivián. 4(19/20): 14,<br />

Introducción al libro<br />

ene./feb. 1928.<br />

"Toda América" de Ronald de Cal'Yalho.<br />

P'Jesía.<br />

_-o .-\speetos literarios <strong>del</strong> Brasil en el siglo XX. 4(21): 14-17, <strong>dic</strong>. 1928.<br />

Artículo.<br />

_-o Teoría. 5(22): 23, ene. 1929.<br />

Poesia.<br />

CASAL. Julio 1. Marinéros. Silencio... l,a Danza dpl sol. 2 (12): 12, mar.<br />

1926.<br />

Poesía.<br />

CASAL, Julio J. El Buey. 1(4): 8, 30 jun. 1924.<br />

Poesía.<br />

_-o }juhoneros. 3(18): 11, jul./ago. 1927.<br />

Poesía.<br />

._.- 141


. El Ci~go. 2 (14): 3. oct. 1926.<br />

CA8ARAVILLA LEMOS, Enrique. Casita ~n los campos. 1(3): 6, 15 jun.<br />

1924.<br />

--o Dolor. 2(8): 29, nov. 1925.<br />

Del libro "Ejercicios y cantos" (que aparecerá próximamente).<br />

P'Jesía.<br />

CASTELLANOS, Carlos y José Cuneo. Notas y cOllwniarios. 3(18): 28.<br />

jul./af.?;Q. 1927.<br />

Artículo.<br />

CASTIl,LO, Nicasio <strong>del</strong>. Aerolitos. 5 (25): 7-8, ago. /set. 1929.<br />

Artículo.<br />

--o :Fil hombre de la pamp:l (.-\rotaciones). 5(30): 28-29, nov./<strong>dic</strong>. 1930.<br />

A1'tícnlo.<br />

CASTRO, lVIanuel de. Pampa. 1 (2): 9. 31 mayo 1924.<br />

Poesía.<br />

--o El Pequpño fundonario. (Fragmentos de una novela inédita). 2 (9) :<br />

7·].0, <strong>dic</strong>. 1925.<br />

C1J.ento.<br />

--o Reacción inevitable, <strong>dic</strong>. 1925. Suplemento. 2(1): 6.<br />

Artírulo.<br />

--o un Hombre aburrido (Cuento). 1(6): 6-7, 31 ju!. 1924.<br />

Cnento.<br />

CER.BIlCAS DE C:\S'I'ELLS. 5(22): 27. ene. 1929.<br />

Artículo.<br />

CLAVFAUX, Armando. Tolstoy y Gorld..-\ modo de paralelo. 1(6): 13,<br />

31 jul. 1924. Del libro "Ideas y Reflexiones", próximo a publicarse.<br />

Artículo.<br />

CO)[JDAS de la "Cruz <strong>del</strong> Sur". lVlont;el Ballesteros. La Despedida a Bustamante<br />

y Ballivlán. Nuestro homenaje a Alfredo A. Bianchi. 4(19/20):<br />

37. enc./feb. 1928.<br />

Artículo.<br />

COXCIERTO Carlos Giucci. 3(17): 22. may./jun. 1927.<br />

Artículo.<br />

CONCIUJCIOXi


CRESPO, Manuel Esteban. Contra la corriente, de Juan "lario "Iagalla.<br />

nps. 2(8): 33, nov. 1925.<br />

Alticulo.<br />

CROCE, Arturo. De "Tr·ópico". España.América (Canci6n anudada 'Con<br />

fuprza de Atlántico). 5(27): 32, ene-Ífeb. 1930.<br />

Poesía. .<br />

D. C. S. Bibliográficas. Terremotos líricos y otros temblores, por Soler<br />

D:mís. 2 (15): 32, nov. /<strong>dic</strong>. 1926.<br />

Artículo. .<br />

----o Tiempos de la patria vieja, por Angélica Palma. '2(15) :<br />

34, n~)v.¡<strong>dic</strong>. 1926.<br />

Artículo.<br />

Yersos <strong>del</strong> emigrante, por C. ])elgado Fito. 2 (15): 34,<br />

nov.¡<strong>dic</strong>. 1926.<br />

Articulo.<br />

DA CUNHA DOTTI, J. C. Canto <strong>del</strong> nuevo y más alto explorador. 5(29):<br />

7-8. ago.¡seL 1930.<br />

Poesia.<br />

DA \' ANZALLI, Guido. Bibliográficas. Canciones llunUllas y nocturnos de<br />

hogar, poemas por "rarcos l


DOS nuevos y valiosos libros de nuestra l'ditorial. Puñado de agua, por<br />

María Elena lVluñoz y La lVlariscala, evocaciones campesinas, por Juan<br />

:l\Tario lVlagallanes. 6 (33/34): 40, diC. 1931.<br />

Artículo. .<br />

DUALDE, Eduardo. I~a Hebra. 1 (1): 10, 15 mayo 1924.<br />

Poesía.<br />

--o 3fomento. Xocturno. 1(6): 14, 31 jul. 1924.<br />

Cabo de tit.: Sonetos de Eduardo Dualde.<br />

Poesía.<br />

DUBRENIL. Edouard G. Oligine llossible de la formation intelpetuplIc<br />

D'Isí


F. ele F. Blanca luz. poemas de .Juan Parra <strong>del</strong> lUego. 2(7): 23. <strong>dic</strong>. 1925.<br />

Artículo.<br />

--'. Lihros recihidos. BaJo la misma sombra. 2(8): 34, nov. 1925.<br />

Artíc'.1lo.<br />

FABREGAT. Gilberto Caetano. :\Iisaine sur l'estuain'. rn lihl'O de Geryasio<br />

Gui1lot :\Iuñoz. 2 (15): 26-27, nov. '<strong>dic</strong>. 1926.<br />

Artículo.<br />

--o Puertos. 2 (11): 9. 10. feh. 1926. Del lihro "Puertos". en preparación.<br />

Poesía.<br />

FAVAFO, Dlises. 1(2): 14. 31 mayo 1924.<br />

Artícl'1o.<br />

FELS, Florent. Conyersaciones de artistas. :\Iatisse. 4(19/201: 20-22, ene./<br />

feh. :928.<br />

Articulo.<br />

FERRARI. FTnncisco de. Con mi amuleto. 1(6): 5, 31 jul. 1924.<br />

Poesía.<br />

FERRElRO. Alfrecio '.VI. ]';1 Arhol taciturno. Lavando nulles. Visión de<br />

océano. El Puente. 3(16): 16, ahr. 1927. Cah. de tít.: Poemas.<br />

Poesía.<br />

--o Bihliográficas. Lihros nuevos. Palacio Salvo. Poemas por .Juyenal<br />

Ortiz Saralegui. 5 (22): 33-34, ene. 1929.<br />

Articl¡lo.<br />

--o Bihliogrúficas. :\Iaelstrom. por Luis Cardoza y .\ragún. 4(19/20): 34,<br />

ene. /[fh. 1928.<br />

ArtíCl11o.<br />

Canción para, alcanzar la luna cuando pase. 5 (26): 30, oct. 'nov.<br />

1929. De los "Poemas con alcance".<br />

Po¡osía.<br />

--o Canción (lpl aviador de todos los tiempos. TI'enes de la noche. 5(24):<br />

27. jun./ju1. 1929.<br />

Poesía.<br />

--o La Conft'sióll de ?lIol1y. 3(lB): 9-10, jul./ago. 1927.<br />

Cuento.<br />

--o Lihros recibidos. l,a :Epopeya de la ciudad, nuevos poemas montevideanos.<br />

pOI' Emilio Frugoni. 3 (18): 24, ju1.lago. 1927.<br />

Artículo.<br />

--o :\Iar... 2(15): 4, nov./<strong>dic</strong>. 1926. Del lihro "El Homhre que Se comió<br />

nn autobús, próximo a aparecer.<br />

Poesía.<br />

--o Haza ciega, por Francisco Espínola (h). 3(17): 26-27, may./jun.<br />

1927. Cabo el(' tít.: Libros ele la Editorial "La Cruz <strong>del</strong> Sur". .<br />

Artículo.<br />

FlGARI. Pedro. .-\ utomatismo. 3 (18 \'. 20-21. jul.lago. 1927.<br />

Cuente.<br />

--o ,\utonomÍa regional. 1 (2): 1, 31 mayo 1924.<br />

Artkülo.<br />

--o Carta de Figari. 4(19/20): 26-27, ene., feh. 1928.<br />

Artít::ulo.<br />

--o Con mi conciencia. 5(29): 28-29. ago. 'set. 1930.<br />

Al'tíclllo.<br />

FlLARTIGAS, Juan lVI. EJI BaITio las casas de luces rojas de :\Iont~~yideo<br />

jsir:/ 2(13): 11-12, ago. 1926.<br />

C1l'°nto.<br />

--o Inl Cantárida roja de una boca de lllu.kr. 2(11): 16-17, febo 1926.<br />

Df~i libro de "Las Mujeres y ele mis amigos".<br />

Cl1ento.<br />

--o .Julío Herrera y Heissig el magnífico. 5(28): 58, mar./abr. 1930.<br />

A;·tíCl:lo.<br />

--o ?lIotivos de criolledad. 5(32): 20-21, jul./ago. 1931. Para Alberto Lasplaces.<br />

Articulo.<br />

--o La }Iujer de la noche. 2 (9): 13-14, <strong>dic</strong>. 1925. Del libro ele las mujeres<br />

y ele lllis amigos.<br />

Poema en Prosa.<br />

-- 145


La ",,·on~la de la splva y <strong>del</strong> homhre esclavo. 6(33/34): 21-25, <strong>dic</strong>.<br />

1931. (Fragmento de un estudio sobre "La Vorágine" df' Eustasio Rivei'a)<br />

.<br />

Articulo.<br />

--o La Ofrpnda dd artista más jon'n. 1 (6): 4-5, 31 .iul. 1924.<br />

Cuento.<br />

--o El Hamonismo en la literatura española. 3(16): 13-15, abr. 1927.<br />

Articulo.<br />

--.EI Hptorllo a la madre. 2(7): 1B-19, <strong>dic</strong>. 1925. Del lihro "De las mujeres<br />

y de mis amigos".<br />

C,-,pnto.<br />

PO:\lEXTO artísti


El Poema (le la a.mi)!;a jo.-.'n. 4(19/20):<br />

xiu;o libro "El Viento dél mar".<br />

28. ene./feb. 1928. Del pró­<br />

Poesía.<br />

G. D. Le CorlJllsier y<br />

Artículo.<br />

el Palacio de la S. n. X. 6(33/34): 37-39. <strong>dic</strong>. 1931.<br />

G. G. }VI, Bibliografia. EXalnen<br />

5(24): 42, jl!l1.ijul. 1929.<br />

de conciencia, por Guillel'mo de Torre.<br />

Articulo.<br />

--o Bibliográficr.s..-\ntonio Machado.<br />

40. ago./set. 1929.<br />

Sus sokdades, pOI' Lauxar. 5(25):<br />

Artículo.<br />

40,<br />

---o Cartas<br />

ago./set. 1929.<br />

lunarias, por Gonzalo :\Iuñoz :\[ontoro. 5(25): 38­<br />

Articulo.<br />

---- Clangor. por :\hnuel Huiz níaz. 2(15): 31-32. nov./<strong>dic</strong>.<br />

1926.<br />

Artículo.<br />

---- Crítiea literaria, por Héctor YilIagdn Busiamante. 5(25):<br />

37-33, ago./set. 1929.<br />

Artículo.<br />

39.<br />

--- El Hombre ele la selva, por Carlos :\I.<br />

nov./<strong>dic</strong>. 1930.<br />

Princivalle. 5 (30) :<br />

Artículo.<br />

La :\lusa de la mala pata (poemas) por Xieolás Olivari.<br />

B. :Eres. Ed. Martín Pierro. 2(15):<br />

Artículo.<br />

33, nov./<strong>dic</strong>. 1926.<br />

Artículo.<br />

Paja brava, por el Yiejo Pancho. 2(14): 20, oct. 1926.<br />

--o Libros recibidos. ,\lcándara, por Prancisco I,uis Berllardez. B. Aires,<br />

Ed. Proa. 2 (lO): 20. ene. 1926.<br />

Artículo.<br />

Chilcas poemas de campo, por .J. C. Welker. 2(13): 21,<br />

ag'J 1926.<br />

Gravitations, por ,Tules<br />

R. P. 2 (10): 20-21, ene. 1926.<br />

Supervielle. París, :Ed. de la X.<br />

Artículo.<br />

---- I"a Guitarra de los negros, por Ildefonso Pereda Yaldes.<br />

-'loutevideo, B. Aires,<br />

ago. 1926,<br />

Ed. l.Ja Cruz <strong>del</strong> Sur y -'Iartín Fierro. 2 (13): 22,<br />

Articulo.<br />

G. G. vV. Esplanada. Una marina de Charles Cottet (Salón -'Ioretti. Catem<br />

y -'Iazzuchelli). 5(25): 31, ago./set. 1929.<br />

Articulo.<br />

G. M. A. Libros recibidos. La :\Ioral de don Filántropo, por I,uis Pozzo<br />

.-\r!lizzi. B. Aires. 2 (11): 20, febo 1926.<br />

Artículo.<br />

G. R. Bibliográficas. Tensiones y alegrías, poemas por Carlos .·liberto Ga·<br />

rihaldi. -'Iontevideo..Eelit. Albatros. 5(25): 40, ago./set. 1929.<br />

Artíclllo.<br />

--o Libros recibIdos. Los .'\ltúnez, por -'laría -'Iorrison de Parker. B .<br />

..lit'es, :Ed. Tor. 2 (11): 20, febo 1926.<br />

---- De la fuente interior. 2(8): 35, nov. 1925.<br />

Articulo.<br />

Insectos. por J. }


GAMBA, Carlos T, .Julio Hprfl'ra y Heissig. Esbozo de un ensayo de la<br />

"ida y obra de este gran poeta. 5(28): 36-37, mar,/abr. 1930,<br />

Artículo,<br />

GAI\GOTEI\A, Alfredo, Rumbo agreste. 2(12): 14, mar. 1926.<br />

POEcsía.<br />

GARCIA CALDEROI\, Yentu'ra.•Julio Herrera y Heissig. 5(28): 51-54,<br />

m':'.r./abr. 1930.<br />

Artículo.<br />

GARTEALDI. Carlos Alberto },os Pájaros azules.•-\ Luis Gil Salguero.<br />

5(29): 21-22. ago./set. 1930.<br />

Poesía.<br />

_-o Haíz. 5(27): 31, en-=./'i'eb. 1930.<br />

POf,sía.<br />

GIORDAI\O. L. Arrabal "lonteYideano. 2(13): 13, ago. 1926.<br />

CEento.<br />

_-o Contestando a las preguntas de "La Cruz <strong>del</strong> Sur". 3 (171: 16-17,<br />

uny. jun. 1927.<br />

_-o },a1l0ratorio. 3 (16): 16, abr. 1927.<br />

Poesía.<br />

_-o Yarieda!lps. 409/201: 6, ene./feb. 1928.<br />

Artículo.<br />

GIORDAI\O, O1iverio. Croquis PI1 la an'na. "lilouga. 1 (5'1: 13, 15 ju!. 1924.<br />

Cab, cip tit.: Dos poemas de Olin:rio Girondo,<br />

Poesí


1.al'orgll(> y la creación de la prosa simbolista. 2 (81: 18, nov. 1925.<br />

A:'tfculo.<br />

1,,1 :\I


---- Ile. 2(10): 30, ene. 1926.<br />

Poesíc'.<br />

---- Xote sur l")aul )[orand. 2(7): 27-30. <strong>dic</strong>. 1925.<br />

Artículo.<br />

--- Valery I~a!'band. 2(13): 25-26. ago. 1926.<br />

Artículo.<br />

JUILLOT MUS;OZ. Gervasio y Alvaro. I~e Corbusier en )[oníe\·ideo. [(27):<br />

4-18, ene./feb. 1930.<br />

.A.rtir.ulo.<br />

GUINASSO, Luis María. Como conocí a Florencio Siinelwz. 1 (6): 10-11,<br />

31 julo 1924.<br />

Artículo.<br />

GüIRALDES, Ricardo. :\ ,lules 5upen·ie11c. 5(30): 26-27. nov./clic. 1930.<br />

Artículo.<br />

GULLA, Luis Alberto. Rleg'Ía <strong>del</strong> signo. 5 (29): 27, ago./set. 1930.<br />

Poesía.<br />

H. ]) G. Bihliográficas. Elementos de psicología, por Sehastiiin )[orey<br />

Otero. 5(26): 36. oct./aov. 1929.<br />

Artículo.<br />

H. "V. Movimiento intelectual. Conferencia de Carlos Henn'nuto sobre la<br />

crisis d,e la cultura. (Casa <strong>del</strong> estudiante). 2 (14): 23, ocL 1926.<br />

A~·t¡culo.<br />

Conferencia de F. T. }Iarinetti sobrp el poeta montevideano<br />

.Jules I~aforgue y el futurismo integTal en el Teatro .lriigas. 2 (14) :<br />

23. oct. 1926.<br />

----o Conferencias de }I. .Jaussely sobre urhanismo en la Lniversida{l.<br />

2(14): 23-24, oct. 1926.<br />

Conferencia <strong>del</strong> profesor Larnaudie sobre las preciosas<br />

<strong>del</strong> Castillo de Hambouillet en el Lycee l


llERAS HERVAS. Antonio Las. Perspectivas. El Arte eseultórico dc' l\Iatl·o<br />

Hern¿índl'z. 2(15): 16-17. nov./<strong>dic</strong>. 1926.<br />

Artié:ulo.<br />

HEF..XANDEZ. F·'lisberto. Genealogía. 2(12): 10, mar. 1926.<br />

C\:ento.<br />

En nONOE dl' las leiras españolas l' hispanoamericanas. 6(33/34): 43,<br />

<strong>dic</strong>. 19e1l. Cabo de tit.: Notas <strong>del</strong> €xtrangero.<br />

Artículo.<br />

1. P. V. El Cual'Ío salón de primavera. 2(9): 5-6. <strong>dic</strong>. 1925.<br />

A!·tíc:ulo.<br />

--o Esplanada. El Cilll' hahlado. 5(25): 35, ago./set. 1929.<br />

Artíc¡¡lo.<br />

--o Libros recibidos. Boneeos de Pano" por "'eIlin.~ton Brandao. 2(13):<br />

22-23, ago. 1926.<br />

Artícl'1o.<br />

I,a Tragedia


J. L. El HOlIll'najt' a .Julio Sup,·nidle. 5(30): 39. nov./<strong>dic</strong>. 1930.<br />

Articulo..<br />

.J. L. :\I. So·hr,· latino aUH'ri


----o El Color de las horas, por Fernando Xebel. 2 (10): 19-20.<br />

ene. 1926.<br />

Artículo.<br />

----o Iú! Huta <strong>del</strong> miraje, por ,Jos;:; Salas Subirat. 2 (10): 19.<br />

ene. 1926.<br />

Ariículo.<br />

----o Las Señalps f!u·tivas y el I'ompro alucinado, por Enri


El Camro m up:uaro Yisto por :\Iontiel Ballesteros. 2 i 7): 2 7. oct.<br />

1925.<br />

Artfc"10.<br />

_-o Carlos ne~·les. 5(27): 23, ene./feb. 1930.<br />

ArticulO.<br />

_-o Crculo. Partida..11ta mal'. Yudta. 3(18): 17, ju!./ago. 1927.<br />

Poesía.<br />

_-o Como conocí a Lasso :le la Yega. 1(5): 89. 15 ju!. 1924.<br />

Artículo.<br />

_-o El C(lnde de Lautl'éamonL 2 (8): 10 14. no\'. 1925.<br />

Cabo<br />

de tít.: Tres poetas frar"ceses nacidos en l\Ionteyideo.<br />

Artículo.<br />

_-o l.a Cruz d


LOl.:YS. Pieln·,. 2(9): 32. <strong>dic</strong>. 1925.<br />

Artículo.<br />

:'11. dp C. Tplémaco B. :\Iorah's ~. la IlIÍlsica nativa. 2(9): 17-18, <strong>dic</strong>. 1925.<br />

Artículo.<br />

M. E. C. Libros recibidos. 1,a'S llaves ardiences. por Blanca Luz de Pana<br />

dd lUego. POPlllas. :\Iontpvi


:'IIINELLI. Agustín. l.e Cl'ntenaire !le Berthelot. 3118): 15·13. jul./ago.<br />

1937.<br />

A.rtJ:1:uJo.<br />

TlI0NDINO. Luis Pedro. Cr6niea musical desde Bruselas. 3(181: 23. jul./<br />

ago 1927.<br />

Art;('ulo.<br />

_-o l,a Eyoluci{,n <strong>del</strong> arte musical. 3 (161: 18. abr. 1927.<br />

Artículo.<br />

:'IIONTES PORTE. Raúl. Bihliográ.ficas. La E:\.}ll'esi6n heroica, pOI' Y.<br />

Ihsso :Haglio. 5 (25): 40·41, ago. /seL 1929.<br />

Ar~kt1lo.<br />

:\IO.'iTE\"IDEO. meridiano intelectual <strong>del</strong> mundo. Notas y comentarios.<br />

3(18): 28, jul./ago. 1927.<br />

Artic:ulo.<br />

TlIOK':'lEJL HA LLESTEROS, Adolfo. Barradas en nuestro fl'cuprdo. 5 (23) :<br />

4-6. mayo 1929.<br />

Articulo.<br />

_-o l,as BIlPnas páginas de los buenos libros de la "Haza" (]e .-\. :\Iontilo'!<br />

BaJlestt'ros. 2 (8): 30-31, noy. 1925.<br />

CUNÜO.<br />

_-o Cine. Tllontiel Ballesteros presenta: 26 italianos y 3 al'gentinos.<br />

5('>'5): 26-29, ocL/nov. 1929.<br />

Artículo.<br />

_-o De "Hompamos el espejo" (fragmento). <strong>dic</strong>. 1925. Suplpmento. 2(1):<br />

5-6.<br />

Artí21110.<br />

_-o El Homhre té. 2 (10): 26, ene. 1926.<br />

Clll" humanidad.<br />

I,a Hiqlleza. I,a' ineomprensi6n. 5(32): 24-25, jul./ago. 1931.<br />

Artic:ulo.<br />

TlIORATORIO, Orosmán. El Caudillo. 3 (16): 17, ahr. 1937. Cabo ch, tít.:<br />

Motivos campesinos.<br />

Articnlo.<br />

_-o Como eonoeí aEIf,lCY.to H"rrera·, 1 (11: 7-8, 15 mayo 1924.<br />

Articulo.<br />

_-o E! ntimo drama d" B"llán. 1 (2): 4, 31 mayo 1924.<br />

Artic\1lo.<br />

L,)G -


:\IO"lENZA. J. L. :\etualid:H1 pxtranjpra. Política itaJia;u. El Fascisl\Io.<br />

l(51: 9-10. 15 jul. 1924.<br />

A~·ticulo.<br />

--o BibJiográfic8.s. Libros nupyos. ,/un'ntue! y n'j(·z. por ,J. }[arineJlo.<br />

5(2::!): 33-37. enp. 1929.<br />

Articulo.<br />

--o El Imperialismo Yanqui. 3(171: 6-11. may./jun. 1927.<br />

Articulo.<br />

---o Interpretaciones esquemáticas sobre la historia dI' la conquista y la<br />

co]ouil:aeión españolas en .-\mérica, por Eug;pnio Pptit }[uñoz. 4119/20):<br />

31-~j2, ene./feb. 1928.<br />

Ca!) de tít.: Libros dE. la editerial "La Cruz <strong>del</strong> Sur".<br />

ArUculo.<br />

--o ;J05é In¡!;enieros. 2(8): 2-4, nov. 1925.<br />

Articulo.<br />

--o ,Júbilo y mipd(). 2114): -14-15. oct. 1926.<br />

Articulo.<br />

--o Ollas vuig-arcs, por Enriue Bustamante y BaUivián. 3 (17 1: 26. may./<br />

jun. 1927. Cabo de tít.: Libros de la editorial "La Cruz el,,] Sur".<br />

Artículo.<br />

La Polémic,1 dI' Alberdi eon sarmiento, de Ricardo Sa,'nz Hayps.<br />

3(1!)): 21. abr. 1927. Cabo de tít.: Critica de libros.<br />

Artíeulo.<br />

--o Política internacional, El Triunfo de las izuierdas I'n Francia, 1 (2):<br />

12. 31 mayo 1924.<br />

Artículo.<br />

--o La Sext aeonfl'renCÍa panamericana. 4(19/20): 24-25, PIP.• fpb. 1928.<br />

Art:eulo.<br />

--o 'Un artículo dI' Azorín. Hagámosle eon to(10 respeto. [In humilde eollwnh.rio.<br />

1 (6): 12, 31 jul. 1924.<br />

Articulo.<br />

---. 'Un nuevo libro de lHariátegui. 5(23): 10-13, mayo 1992.<br />

Artíeulo.<br />

--o l,a Vida emotiva (Un nuevo lihro de .\. Paleos). 2 (121: 19-20. mar.<br />

192G. -<br />

Artículo.<br />

MOnE)' OTERO, Sebastián. Algunas reflexiones a propósito de la obra de<br />

C,,:olos Vaz Ferreira. 2(12): 4-7, mar. 1926.<br />

Artículo.<br />

Bihliog¡'¿íficas. I~os Juegos de la f!'ente, por Carlos Sábat Ercasty.<br />

:UontI'Yideo. Palacio <strong>del</strong> libro. 5(26): 38, oet./noy. 1929.<br />

J(,rt;eulo.<br />

--o (,lpment" Estable. 2(7): 15-16, oct. 1925.<br />

Artículo.<br />

--o l~a Perspectiva llwnta]. 1(3): 9. 15 jun. 1924.<br />

ArtÍ\' 11 lo.<br />

--o Cn desenbrimiento chileno: la nUl'va educación es un dplito. 5(23):<br />

28-29. mayo 1929.<br />

Al'tÍC' 11 10.<br />

I,a :UCER'IE <strong>del</strong> Vipjo Pancho. 1 (6): 2, 31 j ul. 1924.<br />

Artículo.<br />

JIUF: 07. , Marb Elena. A Carlos H.eylps. 5 (311: 31. abr.!may. 1931.<br />

Articulo.<br />

--o Como uu pllñado de agua. 5(23): 22, mayo 1929.<br />

Poesía.<br />

Cruzan los navíos. 2 (10): 15, ene. 1926.<br />

POtsía.<br />

--o I,a Hora infinita. 2(15): 25, nov./<strong>dic</strong>. 1926.<br />

POé:Eía.<br />

--o Horizonte marino. 6 (33/34): 31. <strong>dic</strong>. 1931. Dd lihro "Puñado de<br />

agua" que ac:rba de aparecer.<br />

PCl;?:sía.<br />

--o Silencio. 4(19/20): 23, ene.!feh. 1928.<br />

Popsía.<br />

MURICY. Aucjrade. Títulos clúsieos. 'fr. de J. L. 1VI. 4(19/20): 10-11, ene./<br />

fe 1 ). 1928.<br />

Artículo.<br />

] ;j7


)[URIO Banadas. 5(22): 39. ene. 1929.<br />

Artículo.<br />

NEGRO, RomEo. Homenaje a Fabini. 2(8): 36, nov. 1925. Cabo de tít.:<br />

Notas y<br />

comentarios.<br />

Arti-::ulo.<br />

NOTA~; y COlllentanos. 1 (5): 14. 15 julo 1924.<br />

Artf-::ulo.<br />

---o 1(6): 15. 31 julo 1924.<br />

Artículo.<br />

----o 2(7): 24. <strong>dic</strong>. 1925.<br />

Articulo.<br />

---o 2(11 J: 22-23, febo 1926.<br />

Artíc·ulo.<br />

---o 2(14): 24. oct. 1926.<br />

Artículo.<br />

---o 3(16): 24. abr. 1927.<br />

Artículo.<br />

----o 4(19/20): 38, ene./feb. 1928.<br />

Articulo.<br />

----o 51221: 38, ene. 1929.<br />

Artículo.<br />

---o 5(23): 36, mayo 1929.<br />

A!'tículo.<br />

----o 51281: 73. mar./abr. 1930.<br />

Articulo.<br />

----o 5(29): 30. ago./set. 1930.<br />

Artículo.<br />

5(32): 34, julo/ago. 1931<br />

----o Lna gTatísima visita. HomenaJé :le Paulina I.Juisi. 2(9): 33, <strong>dic</strong>.<br />

1925.<br />

Artku]o.<br />

NUESTRA !Jortada-Ylaminck. 5(24): 43, jun./jul. 1929.<br />

Artículo.<br />

Nl'EVOS libros d(~ nuestra editorial. 3 (18): 21, jul./ ago. 1927.<br />

Art·.iculo.<br />

O. :".T. B. de B. Bibliográficas. Palabras <strong>del</strong> retorno, por Gonz:ílez Carha·<br />

1110. :C. Aires. 2(15): 32, nOY./<strong>dic</strong>. 1926.<br />

Articulo.<br />

OLIVARES, A. La Innovaci6n modErna en el arte. 3(16): 9-11. abr. 1927.<br />

Cab de tít.: Figuras de la pintura contemporánea "Daniel Vazquez<br />

Díaz".<br />

Anículo.<br />

O:\'FTTI, Carlos María. Agua fuerte. 2 (11): 4, febo 1926.<br />

P~)0sía.<br />

ORIBE, Emilio. Section francaise. 2(12): 26-27, mar. 1926.<br />

Cabo de tit.: Les Lettres hispano·americaines.<br />

Articulo.<br />

ORIBE. Emilio. Bienvenida. 5(30): 31. nov./<strong>dic</strong>. 1930.<br />

.-\rtícuio.<br />

__. Esquema... ele las artes y ele las culturas. I.Ja I';Sf.:J.eia


ORTiZ DE MONTELLANO, Bernardo. Salario. 2(13): 13, ago. 1926.<br />

Del libro "El Trompo de siete colores".<br />

Poesía.<br />

Otros libros retibidos. 5 (29): 35, ago./set 1930.<br />

Articulo.<br />

P. G. ena Yisita a ltaIr-cr de Nicolás Lrta. 5(29): 17, ago./set. 1930.<br />

Artículo.<br />

P.-\NOR.'\JL\S grotescos. 4(21): 23, <strong>dic</strong>. 1928.<br />

Artículo.<br />

PARENTE, Héctor. Otra amora. 1(5): 6, 15 jul. 1924.<br />

Poesía.<br />

PARRA DEL RIEGO, Juan. El Amigo. 1 (6): L 31 jul. 1924.<br />

Poes;a.<br />

--o El Capitán Sluekin. 2(5): 18, nOY./<strong>dic</strong>. 1926.<br />

Poesía.<br />

--o Polinitmo de Carmen JIendoza. Tonadillera española (Inédito) 2(9):<br />

3·5, <strong>dic</strong>. 1925.<br />

Poesía.<br />

PERCIVALE GENTA. Andrés. Lna pxtrao:"i'! libro en<br />

I:n'u'a "El Camino") 5(29): 913, ago./set. 1930.<br />

Artículo.<br />

--o Esquema de un sig'lo de pst¿tiea. 5(23): 32, mayo 1929.<br />

Artículo.<br />

--o JIi Vll


_-o Una cátedra de conferencias para Carlos He)·les. 5(311: 33·34. abr./may.<br />

1931.<br />

Artículo.<br />

_-o U na glosa de "El León y la lágrima de Hodó". 6(:33/34): 4 9, <strong>dic</strong>.<br />

1931. Dpl libro en prensa "El Camino".<br />

_-o l'rbanísmo abstracto y urbanismo vl\'o (.-\ propósito de pa:qups eseo··<br />

lareS) 5(26): 31-33. ocL/nov. 1929.<br />

Artíeulo_<br />

PICCATTO, José Ppdro. Entre las rosas. 6(33/34): 10·11, die. 1931.<br />

Poesía.<br />

PICor\', Pierre. La Bt'volueión su¡:er·realista. 2 (9): 19-22, elic. 1925. Cabo<br />

de tít.: Revista de revistas (De Alfar de la Coruña)<br />

Artículo.<br />

PILLEPICH, Pietro. l'oeti ameJimní: Herrera Heissig. 5(281: 55·57.<br />

mar./abr. 1930.<br />

(Estratto dalla rivista "CololUbo", anno 4, fasc. 18 <strong>del</strong>la serie).<br />

Artíeulo.<br />

PODESTA. J. 1\1. .-\lrededor de ··l\Iptrópolis". 4 (21): 31- 32. <strong>dic</strong>. 1928. Cabo<br />

de tít.: Crónica de éÍne.<br />

Articulo.<br />

_-o 1m Arte en el cinc. 5(221: 28·30, ene. 1929.<br />

Articulo.<br />

POEl\!AS montevitlt'ano,.. por Emilio Frugoni. Libros recibidos. 1 (1'1: 11,<br />

15 mayo 1924.<br />

Articulo.<br />

POTRIE, Enrique E. Varieté. 5(231: 2930, mayo 1929.<br />

POZZO ARDIZZI, Luis. llel próximo libro "Di,"a~:aciones de un loco suelto".<br />

(12): 20, mar. 1926.<br />

Artículo.<br />

PRANDO, Carlos M. Creación <strong>del</strong> Instituto de ciendas biol6gicas. 2 (13) :<br />

2·4, ago. 1926.<br />

Artículo.<br />

PBK\IIOS literarios. 3 (18'1: 2 3, jul. / ago. 1927.<br />

Artícule.<br />

QUIEN simllbra en tierra ajena. 2(8): 33, no\·. 1925.<br />

Artículo.<br />

R. S. S. Libros recibidos. l\lístieas, por Haque! Adler. n. Ailes. 2 (13 '1: 23,<br />

ago. 1926.<br />

Artículo.<br />

RADAELLI. Mario. Canciones lit' Ulalume la de grandes ojos. 3 (18): 19,<br />

jul./ago. 1927.<br />

Cuento.<br />

RAl\IIREZ. Oetavio. Jules SUjleI'YieIle, novelista. 5 (30): 3335, nov./<strong>dic</strong>.<br />

1930.<br />

Artículo.<br />

RAUHUT, Franz. llos ]loetas alemanes eonteUIjloráneos. 5 (23): 2327, may.<br />

1929.<br />

Artícuio.<br />

RElNERS. H. Pinturas murales de Gino Severini. 5(24): 20·26. jun./jul.<br />

1929.<br />

Artículo.<br />

1n;YISTA de revistas americanas. 1(4): 14. 30 jun. 1924.<br />

Articulo.<br />

H.EVISTAS. 3(18): 27, jul./ago. 1927.<br />

Artículo.<br />

_-o 4(19/20): 36·37, ene./feb. 1928.<br />

Artículo.<br />

REVISTAS que nos '1isitan. 4(21): 35·36, {lic. 1928.<br />

Artículo.<br />

_-o 5(22): 39. ene. 1929.<br />

Articulo.<br />

H.EVISTAS 1 ecihiclas. 1 (3): 14, 15 jun. 1924-<br />

Artículo.<br />

_-o 5(31): 36, abr./may. 1931.<br />

Artículo.<br />

160 -


--o 5(321: 33, juJ./ago. 1931.<br />

Artículo.<br />

REY. Robert. Seetion francaise. Claudp l\Ionet et l'impressionnisme. 3(16):<br />

2527, abr. 1927.<br />

Artículo.<br />

REYLES, Carlos. El Gaucho florido. 5(29): 2, ago./set. 1930.<br />

Fragmento el'.' la nueva nOVEla que Carlos Reyles tiene su preparación.<br />

Artículo.<br />

RlCALDONI. Hngo L. El )Iundo es hueno. 5(32): 8·14, juJ./ago. 1931.<br />

Cuento.<br />

RODRIGUEZ, Emilio Gaspar. l'irolo. 5 (25): 9-11, ago./set. 1929.<br />

Cuento.<br />

RODRIGUEZ PINTOS, Carlos. 1;:1 Día. 5 (29): 4, ago./sel. 1930.<br />

Poesía.<br />

RODRlGUEZ \-ARE L.'\., Antonio. l,autrfamont y el satanismo. 2 (15): 22·24.<br />

nov./<strong>dic</strong>. 1926.<br />

Artículo.<br />

--o Reseiia sintftica sobre la IIIll'ya genl'ración literaria argentina. 2(10):<br />

22 24, ene. 1926.<br />

Artícule.<br />

ROLANDO. lVI. F . .-\ccíón. 2(9): 14. <strong>dic</strong>. 1925.<br />

Poesía.<br />

Los nOS'I'ROS r:íli


SCASSO, Juan Antonio. Augurio. 5(25): 27-28, ago./set. 1929.<br />

Artículo.<br />

SEGUEL. Gerardo. La Hilandera <strong>del</strong> dento. 5(23.\: 9, mayo 1929. Cabo de<br />

tít.: Tres poetas chilenos.<br />

Poesía.<br />

SHELLEY, Percy Bysshe. Canto a una alondra. 2(14): 89, oct. 1926.<br />

Poesía.<br />

SIGUENZA. Julio. J,~l Yolatinero. 5(27): 26, cne./feb. 1930.<br />

Poesía. .<br />

SILVA, Julio. El Habitué. 2(14): 16, ocl. 1926.<br />

Del libro en preparación "Balada de la milonga".<br />

Poesía.<br />

SII,VA L-1LDES, Fernán. Section francaise. 2(12): 27. mal'. 1926. Cah.<br />

de tít.: Lps Lettrps hispano-americaines.<br />

Articulo.<br />

SILVA VALDES, Fernán. .-\puntes. <strong>dic</strong>. 1925. Suplemento. 2 (1): 3.<br />

Articulo. .<br />

_-o Champán. (Potilna cOlllpadrón). 2 (15): 13, nov./ elic. 1926.<br />

Popsia.<br />

_-o De Fernán Silva Vald¡;s. 3(181: 4. jul./ago. 1927.<br />

Cabo de tit.: Contestando a la encuesta ele la Cruz <strong>del</strong> Sur.<br />

Art'cl1lc.<br />

--.Flechas. 1(4): 4. 30 jun. 1924.<br />

Del lilno inédito "Popmas nativos".<br />

Poesía.<br />

_-o Imágenes para un l\manl"·l'r. 5(24): 10, jun./jul. 1929.<br />

POf'sia.<br />

_-o Paseo ]101'


--o A ."-haJo r Geryasio Guillot }Iuñoz. 5(30): 22, noY,/<strong>dic</strong>, 1920,<br />

Poesía.<br />

--o .El Penado. 5(30): 2022, noy./<strong>dic</strong>. 1930.<br />

Poesia.<br />

--o Poema. TI'. Carlos Sabat Ercasty. 5(30): 23, nOY./<strong>dic</strong>. 1930.<br />

Poesía.<br />

SURRACO. Carlos A.<br />

may./jun. 1927.<br />

Sobre ArquitectlJ.l'a contemporánea. 3(17): 21-22,<br />

Articulo.<br />

TAlVIAYO, Franz. J)e Franz Tamayo. 5(28): 66, mar./abr. 1930.<br />

Artículo.<br />

--o Frag·mentos. 4(21): 26, <strong>dic</strong>. 1928.<br />

Artículo.<br />

TKiTHO futurista sintético. 2 (13): 15-16, ago. 1926.<br />

Teatro.<br />

TESEO, por Eduardo J)ieste. Libros recibidos. 2(8): 35. noY. 1925.<br />

Artículo.<br />

'rIERRA honda, por Pedro 1~ealldro Ipuche. Libros recibidos. 1 (50): 12, 15<br />

juJ. 1924.<br />

Artículo.<br />

TORRE. Guillermo de..1dios a Barradas. 5(23): 2·4, mayo 1929.<br />

Artículo.<br />

--o Escollos tc.....rkos (Fragmentos de una conferenda) 2(15): 56, nOY./<strong>dic</strong>.<br />

1926.<br />

Articulo.<br />

--o Etchc ona. 2(12): 8-9, mar. 1926.<br />

Poesía.<br />

--o .Julio H('!'l'l'ra y Reissig. 5(28): 38-40, mar./abr. 1930.<br />

Articulo.<br />

r:\' autúgJ'afo de .Julio Herrera r Reissig a Carlos Re~-les. 5 (28): 67,<br />

mar./ab!'. 1930.<br />

Artículo.<br />

r:\' cuento de Giordano ;Y<br />

mayo 1929.<br />

tres maderas de Castellanos Balparda. 5 (23): 35,<br />

Cabo de tit.: Dos nueyos libros de la editorial "La Cruz <strong>del</strong> Sur."<br />

Artículo.<br />

r:\' gran descul)J'jmÍ


YEIN'l'E poemas (le atardecer y u ncanio de media noche, por Quinto<br />

Octavit, Bianchí. Libros recibidos. 3(16): 22, abr. 1927.<br />

Artículo.<br />

YERDIE, .Julio. 1 (4): 14, 30 jun. 1924.<br />

Artículo.<br />

VERDIE, Julio. .\pres minuit 1 (1): 10, 15 mayo 1924.<br />

Poesín.<br />

YIDA IIlllsical en I,(·ningrado. De nuestro corresponsal en Leningrado,<br />

NataJia Grosset. Esplanad'1. 5(25): 32, ago./set. 1929.<br />

Artíclll0.<br />

EL VIEJO PANCHO, seud., véase: Alonso y Trelles, José.<br />

VITURE:IRA, Cipriano Santiago. )Ielancolía. 2(11): 14, febo 1926.<br />

Poesia.<br />

,YELKER, Giselda. Canción de la herida ansiosa. Cam~ión para la hora<br />

triste. 5(32): 19, jul./ago. 1931.<br />

Poesia.<br />

WELKER, J. C. Despertar !lel arte nativo, <strong>dic</strong>. 1925. Suplemento. 2(1): 5.<br />

Artículo.<br />

__. Poemas <strong>del</strong> arrabal. Ejl Bandoneón. l~l Cafetín. 2 (13): 14, ago 1926.<br />

Poesia.<br />

X. Hablando con Morenza. Algo de lo que nos dijo sobre su estada en<br />

Rio. 4(19/20): 18-19, ene./feb. 1928.<br />

Artículo.<br />

. ----o Algo de lo que nos dijo sobre algunos escritores ln'asileros.<br />

4 f 21): 20-22, <strong>dic</strong>. 1928.<br />

ArtíCUlO.<br />

YUNQ1:E, Alvaro. Taherna a las 2 a/nl. 2(13): 19, ago. 1926.<br />

Poesía.<br />

ZARRILLI, Humberto. ;Julio SupervielIe. 5(30): 25, nov./<strong>dic</strong>. 1930.<br />

Artícnl0.<br />

_-o IJa )IlIJer eneinta. 1 (1): 8, 15 mayo 1924.<br />

PQegir~.<br />

'_. La Nitia <strong>del</strong> ralllo. 1(5): 4, 15 jul. 1924.<br />

Poesiu.<br />

ZA:Y'.ALA. l\lUNIZ. Jnstino. I)e Crónicas de la reja (noyela). 1 (3): 3-5,<br />

15 jun. 1924.<br />

Cu


Aspectos de :\IonteYideo. :EI Cordón al sur y los<br />

leum) p. 9.<br />

:::1 Mayo 1924.<br />

LA?\Ati. F. José Pedro Bellán (linoleum p. 5.<br />

--o )['lldonado. El Atrio ele la Iglesia (linoleum) p. 13.<br />

PASTOR. Eduardo Pahini (grabado) p. 2.<br />

--. Rafael Barret (grabado) p. 10.<br />

HEDUCCIOX para piano <strong>del</strong> "Triste" <strong>del</strong> poema "Campo" de Eduardo Fa.<br />

hini. p. 3<br />

15 Junio 19'24.<br />

BARLOCCO, D. :\lanuel Hosé (carátula) p. 7.<br />

La EXPOSICIO?\ de Manuel Rosé: :EI Yie,io molino; agua y piedra (fotografías)<br />

p. 7.<br />

LANAU, F. El Muelle )Iaciel de noche (linoleum) p. 11.<br />

PASTOh. Adolía. Zayala :\luniz (grabado) p. 2.<br />

30 .Tunir,; 1924.<br />

BE?\ITO. Heeuerdos d,il 1'arue L"rbano. Yprano de 1923·1924 (grabado)<br />

p. 13.<br />

CRAV01'TO. El Proyecto premiado de Cravotto: El Palacio Municipal. a<br />

vista de p,í,ial'o; IDI Palacio Municipal, visto de frente (fotografías) p. 3.<br />

LA?\AU, F..Juana de Tbarbourou ilinoleum) p. 5.<br />

15 .Julio 1924.<br />

BARLOCCO, D. Cúneo (grabado) p. 2.<br />

CUADR'-IS de Cúneo: Iglesia de :\Ialdonado; la Isla; la Hanchpría (fotografí~.5)<br />

p. 3.<br />

LA?\.\F. Federico. Hincón <strong>del</strong> Puerto de :\Iontevideo (linoleulll) p. 11.<br />

LA?\).,t. PASTOR Y FER?\ANDEZ y GO?\ZALEZ. Ildefonso P,'reda Val·<br />

dés (';1'a11ado) p. 5.<br />

31 Julio 1924.<br />

LA?\AT. F. El Ombú (linoleulll) p. 8.<br />

SA?\CHEZ, Florencia (grabado) p. 10.<br />

Octubro 1925.<br />

LANAU, F. :\Iontiel Ballesteros (grabado en madera) p. 5.<br />

--o :\lichelpna. (xilografía) p. 11.<br />

lVIICHELE?\A, Bernabé. Esculturas de Bernabé l\Iichelena: I~a Abuela;<br />

Talla en madera; Hetrato; Estudio. p. 10.<br />

SABAT, H. ClenlPnte EstaMe (grabado) p. 15.<br />

Xoviembre 1925.<br />

.-\RZ.-\Dl'M (autorretrato) P. 8.<br />

LA?\AU, F. ;J¡¡les SupenielJe (xilografía) p. 25.<br />

l\IENDEZ lVIAGARIÑOS, M. Jules Laforg'ue (madera) p. 19.<br />

PASTOR, Adolfo. Lautréamont. (xilografía) ]J. 11.<br />

SABAT. H. ;José Ingenieros (apunte) ]J. 2.<br />

Dic-iem bre 1925. (Su]Jlemento)<br />

LA?\Al', F. :EI Palacio Saho en construecíón (grabado en madera) p. 17.<br />

lVIENDEZ lVIAGARIÑOS, Melchor. I,as Comadres; La Mascota de doña Pan·<br />

chao p. 20.<br />

--o Paul :\Iorand (grabado) 1'. 27.


Diciembre 1925.<br />

CUNEO. Nicolás Jo'usco Sansone (apunte) P. 15.<br />

--o Tclémaco B. :\Iorales (apunte) p. 17.<br />

FUREST, G. Paul Valery (apunte) p. 30.<br />

LANAU, F. I,a Ola (madera) p. 11.<br />

l\IENDEZ lVIAGARIÑOS, l\I. PieI'l'e Louys (apunte) p. 32.<br />

l'ARRA DEI, RIEGO, Juan. (última fotografía <strong>del</strong> poeta antes de morir)<br />

p. 2.<br />

Enero 1926.<br />

BAZURHO (antorretrato) p. 14.<br />

l\IENDEZ MAGARIÑOS, MelcilOr. Niño al sol (madera) P. 17.<br />

PICASSO. Guillermo Apollinairc (dibujo) p. 2.<br />

Febrero 1926.<br />

lVlaría Clemencia. (grabado para "Los Negros") p. 5.<br />

lVIENDEZ l\IAGARIÑOS, Melcher. lVI. Alvaro Guillot lVIuñoz (grabado) p.24.<br />

SALGUEHO DE LA HANTY, Dardo. Pedro Figari; :\Iacedonio Fornández;<br />

Brandán Carafa. (estilizaciones) p. 15.<br />

URTA, Nicolás. Puertos (grabado) p. 9.<br />

Marzo 1926.<br />

BARRADAS. Lasplaces (dibujo)p. 2.<br />

BORGES, Norah. Rosa (dibujo) p. 11.<br />

CASAL, .Tulio J. (retrato) p. 12.<br />

GALLIEN, A. P. Guillermo de Tone (grabado) P. 8.<br />

LANAU, Federico. Vaz }


COSTETTI, G. IJanza Bl'anciforte (grabado) p. 4.<br />

MENDEZ lVIAGARIÑOS, lVIelchor. Carlos Gincci (grabado) p. 22.<br />

--o l~nrique Bustamante y BaUivián (grabado) p. 23.<br />

--o Don IJuis de Góngora y .\1'gote (xilografia) p. 12.<br />

--o Vieente Basso )[aglio. p. 15.<br />

Julio/Agosto 1927.<br />

lVIENDEZ l\IAGARIÑOS, l\Ie'cher. ;Jaimc L }Iorenza (xilografía) P. 12.<br />

EL SALON DE OTOÑO. Los Artistas premiados: .<br />

AGUERRE. Ricardo. (autorretrato)<br />

ARZADUlVI, Carmelo de. Paisaje <strong>del</strong> Tacuarí.<br />

"rENDEZ l\IAGARIÑOS, l\Ielchor. I_a Penca.<br />

l\IICHELENA. Bernabé. BUEto de Adolfo Pastor.<br />

VIERA, Petrona. Uetratos en el :iardín.<br />

Enero/Fellrero 1928.<br />

)L\G:HUÑOS rSHEH, Uenné (grabado) p. 17.<br />

--o (grabado) p. 33.<br />

}L\.TJSSfi (dibujos) p. 20·21.<br />

lVIENDEZ l\IAGARIÑOS, l\Ielchor. Dr. Luis ,Jiménez de .'\sÍla (grabado) p.3.<br />

--o Plo: ent Pels (grabado) IJ 22.<br />

--o Pusco Sansone (,grabada I p. 29.<br />

PENA. Antonio. Dps('pn'o de- la. Cruz (aguafuerte) p. 15.<br />

Dicie1l1 bre 1928.<br />

l\IENDEZ :\IAGARIÑOS. lVIelchor. .'\IE'goría<br />

--o Para pI otro yo (grabado) p. 12.<br />

(grabado) p. 27.<br />

PRIETO, Julio. Danza (aguafuerte). p. 19.<br />

--o El Guitanista (aguafuerte) p. 18.<br />

Enero 1929.<br />

BARRADAS (dibujos) p. 10·n.<br />

CASTELLS, Espantao de la osamenta; El Hombre guampio (dibujos) p.27.<br />

l\TENDEZ MAGARIÑOS. l\JeIchor. Sabat Ercasty (grabado) P. 15.<br />

Mayo 1929,<br />

BARBIERI. Pablo. CallPza de india; I,a Pecadora (esculturas) p. 30.<br />

--o }Iatel'nidad (dibujo) p. 31.<br />

BARRADAS (autorretrato) p. 6.<br />

MARIATEGUI (dibujo de Castagno) p.10.<br />

"TERIDA. Cardoza y .'\ragón (retrato) p. 20.<br />

BORGES 1m TOHH!E. Norah (dibujo) p. 16.<br />

lVIAGARIÑOS, Renée. }


Octubre/Noviembre 1929.<br />

BATLLE Y ORDOÑEZ. José (mascarilla) p. 19.<br />

BOURDELLE, Antonine. Heraldes;Vl l


N DIe E<br />

El aLltor de Ariel en Fronc ia antes de 1917 por Noel<br />

Salomon .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . 7<br />

Sobre Roberto de los Correros 25<br />

Roberto de los Correros por Arturo Sergio Visco .... 27<br />

Alberto Zum Felde recuerdo o Roberto de los Correros 29<br />

Cortos de Roberto de los Correros o Edmundo Montagne<br />

Sobre Martín Fierro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47<br />

Tres apuntes sobre Martín Fierro por Arturo Sergio<br />

Visco 49<br />

Algunos aspectos <strong>del</strong> lenguaje gauchesco en Martín<br />

Fierro por Elido B. Mirando . . . . . . . . . . . . . . . . . 63<br />

El hombre de los ojotas 69<br />

El hombre de los ojotas (Uno experiencia de análisis<br />

colectivo) por Roberto ·1 báñez 7 T<br />

El hombre de los ojotas 72<br />

Lo perspectivo <strong>del</strong> relato en el episodio <strong>del</strong> hombre<br />

de los ojotas 75<br />

Efectos <strong>del</strong> contraste .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79<br />

Uno encarnación anónimo <strong>del</strong> ideal ortiguista ..... 82<br />

El silencio y lo muerte .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87<br />

Lo transfiguración 91<br />

Nuestro gratitud por los homenajes o Carlos Voz Ferreira<br />

en el primer centenario de su nacimiento<br />

por Soro Voz Ferreira de Echevorrío 97<br />

Actividad de lo Biblioteca Nocional 127<br />

In<strong>dic</strong>e analítico de "Lo Cruz <strong>del</strong> Sur" 137<br />

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