31.07.2013 Views

COGITO ERGO SUM COMO CONCULCACIÓN AL AXIOMA A En el ...

COGITO ERGO SUM COMO CONCULCACIÓN AL AXIOMA A En el ...

COGITO ERGO SUM COMO CONCULCACIÓN AL AXIOMA A En el ...

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>COGITO</strong> <strong>ERGO</strong> <strong>SUM</strong><br />

<strong>COMO</strong> <strong>CONCULCACIÓN</strong> <strong>AL</strong> <strong>AXIOMA</strong> A<br />

MAGD<strong>AL</strong>ENA MERINO<br />

The purpose of this work is to explain how, with the proposition<br />

«cogito ergo sum», Descartes contradicts the A axiom from the Theory<br />

of knowledge of Leonardo Polo, by accepting the pasivenness of the<br />

knowledge and denying it as an operation of knowing an object, in wich<br />

the cognizant and the cognizance are one in act.<br />

<strong>En</strong> <strong>el</strong> Curso de teoría d<strong>el</strong> conocimiento /, Leonardo Polo expone<br />

cómo la formulación cartesiana «cogito ergo sum» conculca <strong>el</strong> primer<br />

axioma de su teoría d<strong>el</strong> conocimiento (axioma A): "<strong>el</strong> conocimiento es<br />

siempre activo. [Es decir] Sólo se conoce en tanto que se ejerce una<br />

actividad. (...) <strong>el</strong> conocimiento es la operación de conocer (...). Conocer<br />

se corresponde con lo conocido (...). El cognoscente y lo conocido son<br />

uno en acto" 1 . El presente estudio tiene por objeto exponer dicha<br />

conculcación.<br />

Descartes desea encontrar una ciencia que explique de modo certero<br />

toda la realidad ya que en <strong>el</strong> análisis de las ciencias no encuentra<br />

principios evidentes y seguros. Considera que todos los pensadores<br />

anteriores han supuesto como principio algo que no conocían perfectamente<br />

al partir de los datos de los sentidos, siendo este <strong>el</strong> origen de<br />

los errores causados en la filosofía; en las matemáticas ha visto demostraciones<br />

ciertas y evidentes, por lo que se propone unlversalizar su<br />

método interno y de este modo encontrar la verdad, basándose únicamente<br />

en las percepciones evidentes d<strong>el</strong> entendimiento.<br />

Sosteniendo esta decisión de entregarse exclusivamente a la investigación<br />

de la verdad, afirma: "pensé que debía hacer todo lo contrario<br />

y rechazar como absolutamente falso todo aqu<strong>el</strong>lo en lo que pudiera<br />

imaginar la más pequeña duda, para ver si después de esto quedaba<br />

algo entre mis creencias que fuese enteramente indubitable" 2 .<br />

Con este propósito aplica la conocida duda universal, <strong>el</strong> recurso metódico<br />

de dudar de todo objeto conocido, de todo cogitatum, para<br />

proceder cuidadosamente a su recuperación mediante la aplicación d<strong>el</strong><br />

método universal -criterio para juzgar de toda pretensión de conoci-<br />

1 L. Polo, Curso de teoría d<strong>el</strong> conocimiento, I, Eunsa, Pamplona, 1987, 29.<br />

2 R. Descartes, Discours de la Méthode (cit. Discourse), Seconde Partie, VI, 31<br />

en C. Adam / P. Tannery (eds.), Oeuvres de Descartes, 12 vols., J. Vrin, París,<br />

1987. (Nouv<strong>el</strong>le Présentation, en co-édition evec le centre national de la<br />

recherche scientifique) (cit. A.T.). (Traducción mía, a partir de la edición crítica,<br />

confrontada con ediciones en español).<br />

Anuario Filosófico, 1996 (29), 741-750 741<br />

c2008 Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navara


MAGD<strong>AL</strong>ENA MERINO<br />

miento, y arte para descubrir verdades por sí mismo- que ha establecido.<br />

Situado en la duda universal, suspensión objetual y rechazo de toda<br />

percepción sensible, se concentra en encontrar qué está presente a su<br />

espíritu tan clara y distintamente que no tenga ocasión alguna de ponerlo<br />

en duda, qué evidencia int<strong>el</strong>ectual puede intuir 3 .<br />

<strong>En</strong> esta concentración tiene lugar «El hallazgo», <strong>el</strong> encuentro con la<br />

principal proposición clara y distinta, <strong>el</strong> acceso al primer principio enteramente<br />

indubitable de la filosofía: «cogito ergo sum», «ie pense done<br />

ie suis», «pienso luego soy» 4 . Llegando a <strong>el</strong>lo a través de la duda, pues<br />

si dudo, de lo único que no puedo dudar es que pienso, y si pienso soy.<br />

Descartes lo enuncia, entre otras maneras, de la siguiente forma: "soy y<br />

sé que soy, y lo se porque dudo, esto es, porque pienso" 5 .<br />

<strong>En</strong> <strong>el</strong> descubrimiento d<strong>el</strong> sum no para <strong>el</strong> paradójico «proceso» intuitivo,<br />

sino que prosigue: pero "qué soy" y con la respuesta da lugar a<br />

una gran originalidad, propia de su filosofía, "soy res cogitans" considerando<br />

<strong>el</strong> «soy» como lo más constitutivo d<strong>el</strong> hombre: <strong>el</strong> alma. El alma<br />

o mente humana será entonces cosa pensante, pensamiento. El hallazgo<br />

completo será: «pienso, luego soy pensamiento». Dicho por<br />

Descartes: "Aqu<strong>el</strong> que quiere dudar de todo, no puede sin embargo<br />

dudar de que él sea mientras duda, y que lo que así razona, al no poder<br />

dudar de sí mismo, dudando sin embargo de todo lo demás, no es aqu<strong>el</strong>lo<br />

a lo que llamamos nuestro cuerpo, sino lo que llamamos nuestra alma<br />

o pensamiento" 6 . El soy, sum, sí mismo, yo, (encontrado en la duda) es<br />

nuestra alma o pensamiento, de forma más precisa y propiamente cartesiana<br />

es res cogitans; dicho por él mismo "hablando con precisión,<br />

no soy más que una cosa pensante" 7 .<br />

Esto es paradigmáticamente verdadero por sus perfectas condiciones<br />

gnoseológicas: <strong>el</strong> acceso intuitivo d<strong>el</strong> que emanan los atributos<br />

claridad y distinción, emergiendo de <strong>el</strong>lo <strong>el</strong> carácter de evidente y por<br />

tanto absolutamente cierto.<br />

A la luz d<strong>el</strong> axioma A la proposición «cogito ergo sum res cogitans»<br />

ha de ser entendida como la formulación de un conocimiento ac-<br />

3 La intuición y su efecto: la evidencia y las propiedades de esta: claridad,<br />

distinción, son los preceptos fundamentales d<strong>el</strong> método cartesiano. R. Descartes,<br />

Discours, Seconde Partie, A.T., VI, 18, Regulae ad directionem ingenii, Regula<br />

III, A.T., X, 367.<br />

4 R. Descartes, Discours, Quatriesme Partie, A.T., VI, 32. Meditationes de Prima<br />

Philosophia, Meditatio II, A.T., VII, 24. Secundae Responsiones, A.T., VII, 140.<br />

Principia Philosophiae, I, X, A.T., VIII-1,8.<br />

5 R. Descartes, Recherche de la verité par La lumiere Natur<strong>el</strong>le, A.T., X, 513.<br />

6 R. Descartes, Principia Philosophiae, Preface I, A.T., X-2,9.<br />

7 Meditationes, Meditatio II, VII.27. Cfr. A.T., Discours, Quatriesme partie, VI,<br />

32-33.<br />

742<br />

c2008 Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navara


'<strong>COGITO</strong> <strong>ERGO</strong> <strong>SUM</strong>' <strong>COMO</strong> <strong>CONCULCACIÓN</strong> <strong>AL</strong> <strong>AXIOMA</strong> A<br />

tivo, como la operación de conocer un objeto, en la que <strong>el</strong> cognoscente<br />

y lo conocido son uno en acto.<br />

También en consideración de dicho axioma la proposición «cogitosum»<br />

(como es escrita por L. Polo), en <strong>el</strong> caso de que fuera posible, ha<br />

de ser un silogismo, resultado de diversas operaciones:<br />

1. La duda.<br />

2. El «cogito-cogito», «cogito puro»: entendiendo <strong>el</strong> cogito como<br />

operación de conocerse a sí mismo como cogitatum.<br />

3. El «cogito-sum», en <strong>el</strong> que <strong>el</strong> cogito es <strong>el</strong> conocer y <strong>el</strong> cogitatum<br />

(lo conocido) <strong>el</strong> sum.<br />

4. El «cogito-sum res cogitans», en <strong>el</strong> que <strong>el</strong> cogito es <strong>el</strong> acto de<br />

conocer y <strong>el</strong> cogitatum la res cogitans.<br />

Descartes no lo entiende así, por lo que habremos de exponer qué<br />

estatuto tiene <strong>el</strong> «cogito-sum res cogitans» en su filosofía.<br />

1. La duda.<br />

Hemos dejado sentado que Descartes instituye <strong>el</strong> dudar como <strong>el</strong><br />

procedimiento para alcanzar <strong>el</strong> «cogito-sum» como primer principio.<br />

Al respecto L. Polo objeta: la duda se ha constituido en <strong>el</strong> procedimiento<br />

para dudar de todo cogitatum y así alcanzar <strong>el</strong> cogito como<br />

principio, sin embargo, <strong>el</strong> cogito al que se llega, no puede ser <strong>el</strong> primer<br />

principio de la filosofía, sino que éste ha de serlo la misma duda, pues<br />

"lo primero propiamente indudable es que dudo" 8 .<br />

Si <strong>el</strong> objetivo primordial cartesiano es encontrar garantías de certeza,<br />

verdades intachables, proporcionado a este afán desmedido resulta <strong>el</strong><br />

medio que emplea: <strong>el</strong> camino seguro de «poner yo» la verdad, amarrarla<br />

desde mi voluntad y así evitar garantemente cualquier error. Esto es <strong>el</strong><br />

primado de la duda, la transferencia de la actividad al sujeto, a la voluntad.<br />

Dudo voluntariamente de todo, suspendo todo cogitatum y me<br />

quedo con <strong>el</strong> cogito para después recuperar «yo» los objetos seguramente<br />

verdaderos, constituyendo desde la voluntad <strong>el</strong> cogito y <strong>el</strong> cogitatum.<br />

El axioma A "prohibe sentar la noción de duda universal, es<br />

decir, atribuir a la voluntad un poder sobre <strong>el</strong> conocimiento capaz de<br />

hacer que <strong>el</strong> conocimiento prescinda de todo objeto sin extinguirse.<br />

Tal injerencia de la voluntad en la índole activa d<strong>el</strong> conocimiento es<br />

absolutamente imposible (...)" 9 . La razón de esto se encuentra en la<br />

médula d<strong>el</strong> axioma A, "<strong>el</strong> conocimiento es siempre activo", es decir, "la<br />

operación cognoscitiva es tan poderosa, tan propiamente un acto, que<br />

8 L. Polo, 91.<br />

9 L. Polo, 93.<br />

c2008 Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navara<br />

743


MAGD<strong>AL</strong>ENA MERINO<br />

no necesita constitución" 10 , es posible hablar d<strong>el</strong> acto d<strong>el</strong> conocimiento<br />

que conoce la verdad, sin necesidad de recurrir al sujeto para<br />

obtener garantías.<br />

Por lo anterior, podemos afirmar que la teoría d<strong>el</strong> conocimiento cartesiana<br />

es la teoría d<strong>el</strong> sujeto, pues se le ha concedido a este funciones<br />

constituyentes al conceder la primacía a la voluntad como surgiendo<br />

d<strong>el</strong> sujeto mismo.<br />

Descartes «intuye» <strong>el</strong> primer indudable, pues ha establecido en <strong>el</strong><br />

método que es así como se obtiene la evidencia, la certeza int<strong>el</strong>ectual.<br />

"Cuando alguien dice: «yo pienso, luego soy o existo», tampoco deduce<br />

la existencia a partir d<strong>el</strong> pensamiento por un silogismo, sino que<br />

conoce esto, por una simple intuición de la mente, como evidente por<br />

sí" 11 .<br />

Para Descartes la operación principal d<strong>el</strong> conocimiento es la intuición,<br />

entendiendo por esto "no <strong>el</strong> testimonio fluctuante de los sentidos,<br />

ni <strong>el</strong> juicio falaz de una imaginación incoherente, sino una concepción<br />

d<strong>el</strong> puro y atento espíritu, tan fácil y distinta, que no quede en<br />

absoluto duda alguna respecto de aqu<strong>el</strong>lo que entendemos, o, lo que es<br />

lo mismo: una concepción no dudosa de la mente pura y atenta que<br />

nace de la sola luz de la razón, y que, por ser más simple, es más cierta<br />

que la misma deducción" 12 ; de modo que la intuición es la pura claridad<br />

d<strong>el</strong> entendimiento, que en tal transparencia «ve» lo entendido,<br />

manifestándos<strong>el</strong>e con tanta fuerza y evidencia, que se le debe total<br />

asentimiento. No se requiere de mediación alguna, es la manifestación<br />

d<strong>el</strong> sum en sí mismo, pues <strong>el</strong> entendimiento no presenta obstáculo alguno.<br />

<strong>En</strong> él no hay <strong>el</strong> testimonio fluctuante de los sentidos, sino que es<br />

una concepción de la mente pura, de la sola luz de la razón.<br />

Leonardo Polo expone cómo en la historia de la filosofía algunos<br />

pensadores han establecido la intuición como la forma más alta de conocimiento,<br />

lo cual equivale a no reconocer <strong>el</strong> axioma A, por aceptar<br />

una intuición como pasividad cognoscitiva.<br />

El sentido de la intuición cartesiana coincide con <strong>el</strong> expuesto por<br />

Polo "conocer intuitivamente es sencillamente asistir a la presencia de<br />

lo conocido (justamente lo intuido). Lo intuido es lo que se da desde sí,<br />

de manera que conocer, intuir, no es ejercer ninguna operación, sino<br />

simplemente estar asistiendo" 13 . Es claro que Descartes establece que<br />

se conoce <strong>el</strong> sum asistiendo a su presencia, lo cual lo ejemplifica con la<br />

claridad en la vista: así como hay claridad en <strong>el</strong> ver, respecto a la naturaleza<br />

de lo visto, cuando lo que está presente ante nuestros ojos nos<br />

afecta con suficiente intensidad; así hay claridad en <strong>el</strong> pensar puro, co-<br />

10 L. Polo, 98.<br />

11 R. Descartes, Secundae Responsiones, A.T., VII, 140.<br />

12 R. Descartes, Regulae, III, A.T., X, 368.<br />

13 L. Polo, 33.<br />

744<br />

c2008 Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navara


'<strong>COGITO</strong> <strong>ERGO</strong> <strong>SUM</strong>' <strong>COMO</strong> <strong>CONCULCACIÓN</strong> <strong>AL</strong> <strong>AXIOMA</strong> A<br />

nociendo en ese pensar la naturaleza de lo pensado. Cuando se encuentra<br />

<strong>el</strong> cogito en soledad, presente ante sí mismo, es decir, al intuir<br />

(acto simple, concepción d<strong>el</strong> puro espíritu, ausencia de cogitatum), lo<br />

pensado es una idea innata (que procede de la propia facultad de pensar)<br />

y entonces penetramos en la naturaleza de lo pensado absolutamente<br />

(es un ver int<strong>el</strong>ectual, claro, que nos rev<strong>el</strong>a todo acerca de lo<br />

visto).<br />

El «sum-res cogitans» se encuentra de tal modo presente ante <strong>el</strong><br />

pensamiento y se le impone con tal intensidad, que produce un conocimiento<br />

de modo inmediato en <strong>el</strong> que sólo aparece lo intuido.<br />

Al sostener que en <strong>el</strong> pensar puro, en <strong>el</strong> puro ejercicio de la facultad,<br />

es cuando se intuye <strong>el</strong> ser pensamiento, parece que Descartes está hablando<br />

de un conocer sin conocido; mas si atendemos con profundidad<br />

a su noción de intuición, se clarifica que, en realidad, estamos ante<br />

un conocido sin conocer; ya que si conozco cuando lo conocido comparece<br />

ante <strong>el</strong> cogito con una presencia absoluta, <strong>el</strong> pensamiento no es<br />

activo, sino pasivo (pues lo conocido «le llega») y si <strong>el</strong> conocimiento es<br />

pasivo, no es propiamente conocimiento, pues no hay conocido sin<br />

conocer, y si sólo hay conocido (lo que se muestra), no podemos hablar<br />

con propiedad d<strong>el</strong> conocer. "No hay lugar para <strong>el</strong> acto de conocer si lo<br />

conocido se muestra justamente por la intensidad de su presentación,<br />

de su aparición, de su manifestación, de su «fenomenidad». Si se muestra,<br />

no hay que mostrarlo, y si no hay que mostrarlo, no hay operación"<br />

14 .<br />

La fuerza con que se muestra lo conocido es dada desde la voluntad,<br />

por lo que <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> activo le corresponde a esta y <strong>el</strong> pasivo al conocimiento<br />

(intuición voluntaria), por lo que hemos de reiterar que no<br />

nos encontramos propiamente ante un conocimiento si este se propone<br />

como intuición voluntaria.<br />

2. «Cogito-cogito».<br />

La pasividad cognoscitiva deja sentada la crítica sobre <strong>el</strong> planteamiento<br />

de un conocido sin conocer. <strong>En</strong> este inciso ahondaremos en la<br />

proposición contraria: <strong>el</strong> desarrollo de un conocer sin conocido.<br />

El objeto de la intuición cartesiana puede ser una idea, o la r<strong>el</strong>ación<br />

entre ideas, en este caso se intuye una sola idea: «ie pense done ie<br />

suis», mas las palabras se quedan cortas para expresar la riqueza de lo<br />

intuido, por lo que es necesario decir: «cogito ergo sum», sin embargo<br />

sólo se intuye <strong>el</strong> pensar, que posee tal alcance que se erige en realidad.<br />

14 L. Polo, 34.<br />

c2008 Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navara<br />

745


MAGD<strong>AL</strong>ENA MERINO<br />

Siendo además una intuición, no cabe preguntarse por demostraciones,<br />

silogismos, procesos; no hay nada más allá, es la pura transparencia<br />

d<strong>el</strong> yo ante sí mismo 15 . No hay pasos discursivos: es la claridad d<strong>el</strong> cogito<br />

que se hace presente. Es una verdad que carece de intermediarios.<br />

Dado que esto es lo primero que conocemos clara y distintamente, es<br />

verdadero de la manera como lo concebimos, sin más. Es <strong>el</strong> pensamiento<br />

ejerciéndose, que termina con toda duda y manifiesta por qué la<br />

claridad es la regla básica d<strong>el</strong> conocimiento.<br />

De modo que estamos ante <strong>el</strong> «cogito puro» o «cogito-cogito»,<br />

(pues <strong>el</strong> cogito asiste al cogito mismo). De aquí no se puede seguir <strong>el</strong><br />

«cogito-sum» ni <strong>el</strong> «sum-res cogitans» en <strong>el</strong> mismo acto, pues nos encontramos<br />

en un momento en <strong>el</strong> que <strong>el</strong> cogito se abstiene de todo cogitatum.<br />

Al romper la conexión g/to-cogitatum» Descartes ha pretendido<br />

quedarse con <strong>el</strong> ejercicio d<strong>el</strong> pensamiento puro, para de este modo recuperar<br />

<strong>el</strong> cogitatum; sin embargo, considerando que conocer se corresponde<br />

con lo conocido, hemos de afirmar que sin conocido no<br />

queda nada. Si <strong>el</strong> cognoscente y <strong>el</strong> conocido son uno en acto no es<br />

posible hablar de un «cogito puro».<br />

Si establecemos un «cogito puro» este ha de ser uno en acto con un<br />

«cogitatum puro» y <strong>el</strong> sum no es un cogitatum puro.<br />

Si dudo de todo cogitatum, lo que queda no es <strong>el</strong> «cogito puro»,<br />

sino pienso que pienso, "cogito me cogitare" 16 .<br />

¿Se puede establecer <strong>el</strong> cogito como acto de pensar, como principio,<br />

si se ha <strong>el</strong>iminado <strong>el</strong> cogitatum y <strong>el</strong> conocer en acto sólo puede serlo<br />

cuando es uno con lo conocido? Se ha conculcado <strong>el</strong> axioma A, <strong>el</strong><br />

«cogito puro» no puede ser un acto, ni tampoco puede ser indudable<br />

pues no es nada pensado.<br />

De acuerdo con <strong>el</strong> profesor Polo, parece que <strong>el</strong> cogito cartesiano<br />

pretende ser a un tiempo la operación, <strong>el</strong> acto de pensar y <strong>el</strong> cogitatum.<br />

Descartes quiere que "<strong>el</strong> acto y lo pensado sean lo mismo hasta <strong>el</strong><br />

punto de pensar <strong>el</strong> acto" 17 , que lo único que se piense sea <strong>el</strong> cogito.<br />

Polo afirma que esto podría ser posible si se admitiera una "reflexión<br />

sobre <strong>el</strong> pensar, pero no una cualquiera, sino una reflexión tal que<br />

permitiera poseer <strong>el</strong> cogito como acto" 18 . Mas en la reflexión real se<br />

posee <strong>el</strong> cogito como cogitatum, no como acto, y poseer <strong>el</strong> objeto no<br />

es poseer <strong>el</strong> acto. Descartes está pretendiendo que <strong>el</strong> pensar <strong>el</strong> cogito<br />

15 Expresión de Reale que me parece muy acertada, G. Reale / D. Antiseri,<br />

Historia d<strong>el</strong> pensamiento filosófico y científico, t. II, Herder, Barc<strong>el</strong>ona, 1988,<br />

319.<br />

16 L. Polo, 89.<br />

17 L. Polo, 89.<br />

18 L. Polo, 89.<br />

746<br />

c2008 Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navara


'<strong>COGITO</strong> <strong>ERGO</strong> <strong>SUM</strong>' <strong>COMO</strong> <strong>CONCULCACIÓN</strong> <strong>AL</strong> <strong>AXIOMA</strong> A<br />

sea <strong>el</strong> mismo cogito como acto, pero no es posible pensar <strong>el</strong> cogito<br />

como acto si no se conoce como conocido.<br />

Podríamos encontrar un «cogito puro» si este fuera poseído por un<br />

acto distinto de él mismo, dado lo cual, Descartes terminará estableciendo<br />

que quien conoce <strong>el</strong> cogito es la voluntad (actividad de la voluntad,<br />

pasividad d<strong>el</strong> conocimiento), pero <strong>el</strong> sujeto no puede conmensurarse<br />

con <strong>el</strong> acto de conocerse, con <strong>el</strong> cogito, porque no es ni cogito,<br />

ni objeto poseído y como no hay objeto pensado fuera de la conmensuración,<br />

no es posible pensar <strong>el</strong> «cogito puro» y menos desde la voluntad.<br />

Cabe hacer una última observación: si poseo <strong>el</strong> «cogito puro» en<br />

tanto que dudo y no es indudable, pues no es algo pensado, hemos de<br />

afirmar que <strong>el</strong> cogito no se queda solo, no se aisla, sino que la duda se<br />

queda con él, por lo que reiteramos que no es posible hablar de un cogito<br />

sin cogitatum, ni de que lo principial es <strong>el</strong> cogito, pues este no es<br />

aislable; lo universal es la duda.<br />

3. «Cogito-sum».<br />

Descartes pretende descubrir en <strong>el</strong> ejercicio d<strong>el</strong> pensar puro, <strong>el</strong> sum.<br />

<strong>En</strong> <strong>el</strong> pensar mismo que no piensa nada, en <strong>el</strong> mismo ejercerse de la<br />

esencia, intuye que es y que perdura en <strong>el</strong> ser mientras piensa. Pretende<br />

en un sólo acto intuir <strong>el</strong> cogito y <strong>el</strong> sum; sin embargo, según <strong>el</strong> axioma<br />

A, no es posible que un sólo acto se conmensure con dos objetos.<br />

Como lo formula Polo: «cogito-cogito» es un acto distinto al «cogitosum»,<br />

<strong>el</strong> pensar no es lo mismo que lo pensado, dado que <strong>el</strong> pensar es<br />

un acto que se conmensura con lo pensado.<br />

D<strong>el</strong> «cogito-cogito» no se puede deducir mas que <strong>el</strong> hecho de que<br />

si pienso, <strong>el</strong> pensar es un acto real (entendiendo acto como operación<br />

de conocer) y no, <strong>el</strong> que si pienso, luego yo soy real y soy res cogitans\<br />

esto sería una inferencia distinta d<strong>el</strong> axioma A, pues <strong>el</strong> acto de<br />

pensamiento no constituye al objeto, es decir, <strong>el</strong> acto de pensar no<br />

constituye <strong>el</strong> acto de ser, no podemos confundir <strong>el</strong> acto de pensar con<br />

<strong>el</strong> sujeto; d<strong>el</strong> hecho de que piense en acto, de que esté pensando, no se<br />

sigue <strong>el</strong> que yo sea.<br />

Cabe la crítica anterior si sostenemos que <strong>el</strong> cogito ha de ser <strong>el</strong> acto<br />

de pensar <strong>el</strong> sum intencional. Mas, para Descartes, ni <strong>el</strong> sum es un objeto<br />

poseído (pues se ha barrido todo cogitatum), ni <strong>el</strong> cogito es acto<br />

de pensar (pues es pasivo); estas tesis no pueden sostenerse, no es posible<br />

ni que <strong>el</strong> sujeto conozca sin operación {cogito pasivo), ni que éste<br />

sea un objeto que se conmensure con la operación. Descartes propone<br />

un cogito no operación que conoce un sum no objeto.<br />

c2008 Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navara<br />

747


MAGD<strong>AL</strong>ENA MERINO<br />

Sobre <strong>el</strong> postulado d<strong>el</strong> «cogito-sum» como primer principio Polo<br />

afirma: si no hay conocer sin conocido (axioma E), <strong>el</strong> «cogito ergo<br />

sum» sólo es válido si aceptamos <strong>el</strong> sum como cogitatum; pero en tal<br />

caso, ya no hablaríamos de la expresión de un principio, sino de un sum<br />

al que se accede a través de un silogismo, es decir, aceptando primeramente<br />

una operación que conoce al cogito y después otra que conoce<br />

al sum', es claro que cogito y sum no son simultáneos, sino que en <strong>el</strong><br />

primer momento <strong>el</strong> cogito es <strong>el</strong> cogitatum y en <strong>el</strong> segundo lo es <strong>el</strong> sum<br />

y si <strong>el</strong> cogito es un objeto, no puede ser acto de conocer al sum. Si se<br />

pretende que sea acto de conocer al sum, entonces sólo podría establecer<br />

un sum con un ser intencional, es decir, con un estatuto de objeto<br />

pensado, pues <strong>el</strong> cognoscente y lo conocido son uno en acto, y no son<br />

lo mismo, pues <strong>el</strong> ser real no es intencional sino que es real. Y <strong>el</strong> ser que<br />

se conmensura, que es lo mismo que <strong>el</strong> pensar, es un ser objetual. Es<br />

por <strong>el</strong>lo que concluimos que la intuición cartesiana no establece ninguna<br />

ontología, por lo que no puede ser principial.<br />

Tampoco puede ser principial la intuición cartesiana si se pretende<br />

que ésta aborde <strong>el</strong> fondo: <strong>el</strong> sum, a través de <strong>el</strong> cogito como iniciativa<br />

mía; es sí una aportación interesante <strong>el</strong> intento de tocar <strong>el</strong> principio,<br />

pues en mi nada es anterior al ser. Sin embargo, como se ha llegado a él<br />

no es viable, pues <strong>el</strong> conocimiento en acto no es una iniciativa mía, lo<br />

único que puede serlo es un acto volitivo, por <strong>el</strong>lo en realidad como se<br />

llega al sum es dudando y <strong>el</strong> cogito es pasivo, no operación. Si hubiera<br />

algo principial en la filosofía cartesiana esto sería la duda.<br />

Si <strong>el</strong> primado le corresponde a la duda como acto volitivo, se sigue<br />

que <strong>el</strong> fundamento es <strong>el</strong> sujeto, que lo plenamente radical es <strong>el</strong> sum, ya<br />

no entendido como <strong>el</strong> sum que se intuye en <strong>el</strong> cogito, sino como <strong>el</strong> sum<br />

que decide dudar. Al respecto sostenemos con L. Polo que sobra <strong>el</strong><br />

ergo y que la estructura real de la intuición cartesiana es "sum ergo<br />

cogito (ego sum res cogitans), (...) yo no soy por pensar, sino que<br />

pienso porque soy" 19 y realmente esto es más apegado al hallazgo cartesiano.<br />

Lo radical es <strong>el</strong> sum, y de mi sum como voluntad procede la<br />

duda. Sum res cogitans ergo cogito.<br />

4. «Cogito sum-res cogitans».<br />

El hallazgo completo ha quedado explicitado en la formulación<br />

«pienso, luego soy pensamiento». El sum que se intuye en <strong>el</strong> cogito es<br />

<strong>el</strong> alma, como res cogitans, pensamiento.<br />

19 L. Polo, 91.<br />

748<br />

c2008 Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navara


'<strong>COGITO</strong> <strong>ERGO</strong> <strong>SUM</strong>' <strong>COMO</strong> <strong>CONCULCACIÓN</strong> <strong>AL</strong> <strong>AXIOMA</strong> A<br />

Evidentemente, tampoco es posible que d<strong>el</strong> cogito sin cogitatum,<br />

surja <strong>el</strong> conocimiento de la res cogitans. Esta ha de ser cogitatum<br />

conmensurado con <strong>el</strong> cogito.<br />

Como se ha formulado en <strong>el</strong> inciso «cogito-cogito», <strong>el</strong> cogito, para<br />

ser pensado, ha de ser un objeto y si es así, no puede identificarse con<br />

la res cogitans en <strong>el</strong> mismo acto.<br />

La conclusión res cogitans, es fruto de un silogismo, por lo que<br />

nuevamente nos encontramos con la imposibilidad de que sea un primer<br />

principio. Sabemos que cuando la duda ha <strong>el</strong>iminado todos los<br />

objetos, no queda <strong>el</strong> «cogito puro»; parece que Descartes se da cuenta<br />

de esto pues no se mantiene en él, sino que continua la proposición<br />

con «ergo sum res cogitans». El silogismo completo habría de ser:<br />

«pienso que pienso, luego soy cosa pensante».<br />

La referencia al «yo» se hace en la mayoría de los parágrafos en los<br />

que se formula <strong>el</strong> «cogito ergo sum», o la afirmación de la res cogitans,<br />

pero se refiere al «yo» en cuanto alma, cosa pensante (res cogitans),<br />

sum d<strong>el</strong> cogito. De manera que a lo que llega en <strong>el</strong> sum, no es propiamente<br />

al «yo» como hombre anímico-corporal, sino como alma. Por lo<br />

tanto, <strong>el</strong> sum que intuimos en <strong>el</strong> cogito es <strong>el</strong> alma, <strong>el</strong> espíritu, la mente,<br />

como res cogitans, como pensamiento, entendimiento. Es así, pues la<br />

única evidencia de lo que soy, la tengo al pensar, <strong>el</strong> hecho de que soy<br />

res cogitans sólo se sostiene en <strong>el</strong> acto de pensar. "¿Pensar? Eso es: <strong>el</strong><br />

pensamiento; esto es lo único que no puede separarse de mí. Yo soy,<br />

yo existo; es cierto. Pero ¿durante cuánto tiempo? Ciertamente, mientras<br />

pienso; pues tal vez podría suceder que si dejara de pensar completamente,<br />

al punto dejaría de ser. Nada admito ahora que no sea necesariamente<br />

verdadero; así pues, hablando con precisión, no soy más que<br />

una cosa pensante, es decir, una mente, un espíritu (o alma), un int<strong>el</strong>ecto,<br />

o una razón, términos cuyo significado me era antes desconocido.<br />

Soy entonces una cosa verdadera, y verdaderamente existente.<br />

Pero ¿qué cosa? Ya lo he dicho: cosa que piensa" 20 .<br />

El alma es conocida como idea pura, intuida, innata, pues no procede<br />

de objetos externos, sino de la propia facultad de pensar. El hombre<br />

al pensar, en <strong>el</strong> sentido más pleno con que Descartes entiende esta<br />

palabra, esto es, cuando concibe con <strong>el</strong> puro espíritu, sin mediación de<br />

objeto externo alguno y sin influjo d<strong>el</strong> cuerpo, posee un pensamiento<br />

que es la misma alma pura y así logra la transparencia d<strong>el</strong> yo, de su alma<br />

ante sí misma. Es un pensar en <strong>el</strong> que <strong>el</strong> alma se conoce a sí misma como<br />

pensante, y en <strong>el</strong> que no hay pensado. No se llega a la idea d<strong>el</strong> alma<br />

mediante una construcción: «ideas adventicias» o construidas sino que<br />

es <strong>el</strong> dev<strong>el</strong>arse d<strong>el</strong> alma misma. <strong>En</strong> <strong>el</strong> acto de pensar (cogitare) se hace<br />

20 R. Descartes, Meditationes, Meditatio II, A.T., VII, 27. Discours, Quatriesme<br />

partie, A.T., VI, 32-33.<br />

c2008 Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navara<br />

749


MAGD<strong>AL</strong>ENA MERINO<br />

transparente <strong>el</strong> que piensa: <strong>el</strong> alma y en esta claridad se ve su esencia:<br />

pensamiento (cogitado).<br />

Con esto Descartes parece querer decir que en la captación clara, en<br />

la intuición, se me rev<strong>el</strong>a la esencia de lo que estoy conociendo; de este<br />

modo, en <strong>el</strong> acto de dudar, me doy cuenta de que pienso y en la intuición<br />

d<strong>el</strong> cogito se me dev<strong>el</strong>a la esencia que lo sustenta. Es así como parece<br />

que Descartes justifica <strong>el</strong> salto de que «pienso, luego soy», a<br />

«pienso luego soy pensamiento».<br />

Concluimos que para Descartes, <strong>el</strong> sum, que se nos presenta en <strong>el</strong><br />

hecho d<strong>el</strong> pensar, es <strong>el</strong> mismo cogito (en <strong>el</strong> sentido de res cogitans).<br />

Esto es una «verdad evidente» pues se manifiesta de modo inmediato<br />

al espíritu: en <strong>el</strong> mismo acto de pensar está la verdad de que se es res<br />

cogitans.<br />

Todo lo dicho anteriormente, con respecto a la conculcación d<strong>el</strong><br />

axioma A, tiene su más grave consecuencia en la afirmación de la res<br />

cogitans, de que no soy mas que una cosa pensante, un int<strong>el</strong>ecto, una<br />

mente. Es este <strong>el</strong> alcance de la negación d<strong>el</strong> pensamiento como acto,<br />

pues únicamente se acepta lo que <strong>el</strong> sujeto pone desde la duda, <strong>el</strong> pensar,<br />

y desde este sólo se ve que soy cosa pensante. "Nadie antes de mí,<br />

que yo sepa, declaró que aqu<strong>el</strong>la [<strong>el</strong> alma] consiste en <strong>el</strong> solo pensamiento<br />

o, en la sola facultad de pensar, y como principio interno" 21 .<br />

Nos encontramos ante los inicios d<strong>el</strong> racionalismo, <strong>el</strong> ser se identifica<br />

con la actualidad d<strong>el</strong> conocer y d<strong>el</strong> voluntarismo que conduce al inmanentismo.<br />

Magdalena Merino<br />

Universidad Panamericana<br />

Departamento de Formación Integral<br />

Circunvalación Poniente, 49. Cd. Granja<br />

45010 Zapopan Jalisco México<br />

750<br />

R. Descartes, Notae in Programma quoddam, A.T., VII-2, 347.<br />

c2008 Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navara

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!