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RENOVACIÓN LÉXICA Y DICCIONARIO: EL NUEVO ... - RUA

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<strong>RENOVACIÓN</strong> <strong>LÉXICA</strong> Y <strong>DICCIONARIO</strong>: <strong>EL</strong> <strong>NUEVO</strong> MOLINER<br />

GLORIA GUERRERO RAMOS y MANU<strong>EL</strong> FERNANDO PÉREZ LAGOS<br />

Universidad de Málaga<br />

guerrero@uma.es / mfperez@uma.es<br />

Resumen<br />

Nowadays very few people are those who think that neology is an avoidable wrong. We ale have<br />

the ability to créate new words, either in a spontaneous or conscious way, and it is undeniable that<br />

languages constantly renew their lexical wealth and that, therefore, the inventory of words of a language<br />

will never be able to be conceived as a static or closed set.<br />

The dictionary is the specifically designed work to gather up this inventory of words and, furthermore,<br />

due to its long tradition, it is today conceived as a cultural institution that acts as a depository of<br />

the social memory for the meaning of the lexicón of any given linguistic community. In this occasion,<br />

in order to verify the movement of lexical renewal, we shall compare and analyse two editions of a<br />

great dictionary, the one from María Moliner.<br />

1. Introducción<br />

Hoy muy pocos son ya los que piensan que la neología es un mal evitable. Al contrario,<br />

todos somos conscientes de que la neología es una de las manifestaciones principales de<br />

la vitalidad de una lengua que quiera mantenerse viva. Hay una necesidad real de crear<br />

palabras tanto generales o comunes como especializadas. Diariamente leemos en la prensa<br />

y oímos noticias relacionadas con temas científicos, actividades profesionales y asuntos<br />

sociales en las que nos encontramos palabras que nos resultan extrañas porque son nuevas.<br />

Se refieren a nuevos conceptos y a nuevas maneras de sentir y de pensar a los que nos está<br />

conduciendo la sociedad actual. Este movimiento de renovación del vocabulario obedece,<br />

por tanto, a factores externos al sistema lingüístico (Azorín, 2000: 212). Sin ir más lejos podríamos<br />

analizar la cantidad de palabras nuevas que nos ha dejado el conflicto de Irak, como<br />

la de guerra preventiva tan usual ya entre los hablantes de nuestra comunidad lingüística y<br />

de la que hace tan sólo unos meses no sabríamos dar una definición.<br />

Todos tenemos la capacidad de crear palabras nuevas, sea de manera espontánea o consciente,<br />

y es indudable, pues, que las lenguas renuevan constantemente su caudal léxico y<br />

que, por tanto, el inventario de palabras de una lengua nunca se podrá concebir como un<br />

conjunto estático o cerrado.<br />

El diccionario es la obra específicamente diseñada para recoger ese inventario de palabras<br />

y, además, por su larga tradición, hoy se concibe como una institución cultural que<br />

actúa como depósito de la memoria social sobre el significado del léxico de una comunidad<br />

lingüística. Una buena forma de constatar el movimiento de renovación léxica del que ha-<br />

<strong>EL</strong>UA, 17, 2003, págs. 345-366


346<br />

<strong>RENOVACIÓN</strong> <strong>LÉXICA</strong> Y <strong>DICCIONARIO</strong>: <strong>EL</strong> <strong>NUEVO</strong> MOLINER<br />

biabamos ha de ser, pues, comparar y analizar dos ediciones de uno de estos diccionarios,<br />

es decir, comprobar su actitud ante la neología y los neologismos.<br />

2. Sobre la neología<br />

Será preciso, antes de continuar, aclarar qué entendemos por neología y neologismo.<br />

Guerrero Ramos (1997: 9-16) ya se ocupó de las definiciones que de neología y neologismo<br />

ofrecen los diccionarios generales más representativos de nuestra lengua así como de las<br />

que ofrecen algunos específicos. Allí se destacaba que el término neología no aparecía en la<br />

mayoría de los diccionarios y tampoco ha sido incluido ahora en las ediciones más recientes.<br />

Se trata de un término que, sin embargo, no se duda en usar con el sentido general, que<br />

nosotros seguiremos, de "proceso de formación de nuevas unidades léxicas" 1 . Por su parte<br />

los neologismos, siguiendo a Bastuji (1974), los concebiremos simplemente como unidades<br />

léxicas nuevas, es decir, el producto del proceso de neología:<br />

"la distinction entre néologie et néologisme articule une opposition pertinente entre le<br />

PROCÉS et le PRODUIT, selon le trait sémantique [± accompli]. Les néologismes sont des<br />

unités lexicales nouvelles; la néologie postule un systéme, un ensemble de regles et<br />

conditions qui contraignent la création, le réperage et lémploi de ees unités nouvelles"<br />

(Bastuji, 1974: 6) 2 .<br />

Seguiremos también la distinción básica, generalmente admitida, entre neologismos de<br />

forma, donde el significado y el significante son nuevos (nueva entrada en un diccionario),<br />

y neologismos de sentido, donde sólo el significado es nuevo y se acude a un significante<br />

ya existente (nueva acepción en el diccionario).<br />

3. Neología y diccionario<br />

Otra cuestión que es preciso tratar es lo que podríamos denominar "sentimiento de<br />

neologicidad". Como ha dicho R. Dubuc (1999: 143), "se puede considerar que existe un<br />

neologismo mientras no desaparezca, para el conjunto de usuarios a quienes concierne la<br />

utilización de dicha palabra, el efecto de asombro causado por la innovación léxica". Se ha<br />

escrito mucho sobre qué criterios son los que determinan el carácter neológico de un término.<br />

Cuando Rey (1976) se plantea la pregunta que da título a su artículo: "Néologisme: un<br />

pseudo-concept?" nos ofrece una definición general de neologismo ("une unité nouvelle, de<br />

nature lexicale, dans un code linguistique definí" 3 ), y analiza, con ella, una serie de cuestiones<br />

que van mucho más allá de la concepción generalizada de neologismo = palabra nueva.<br />

Entre estas cuestiones estaba la de si se debe considerar como neologismo toda creación<br />

léxica por el simple hecho de suponer una novedad. Aprovechaba el planteamiento para<br />

1 Se trata de la definición que apareciera en su día en el diccionario de lingüística de Dubois el alii (1973).<br />

2 También compartiremos con Bastuji que la neología es un hecho específicamente léxico (1974: 6), aunque<br />

no llegaremos a concebir el grupo "neología lexical" como redundante, ya que bien puede servir para disipar toda<br />

posible ambigüedad entre quienes el término neología no es exclusivamente empleado para el léxico.<br />

3 Rey (1976: 4).


GLORIA GUERRERO RAMOS Y MANU<strong>EL</strong> FERNANDO PÉREZ LAGOS 347<br />

defender como neologismo, como nueva creación léxica que forma parte del léxico, aquellas<br />

nuevas creaciones que están refrendadas por el uso de la colectividad, y rechazar bajo este<br />

concepto aquellas novedades que sólo son fruto de la creación ocasional o individual.<br />

Desde este punto de vista, dado que el diccionario recoge un inventario de voces usado<br />

por una comunidad lingüística, es posible hablar de neologismos en un diccionario, ya que<br />

éste recogerá también aquellas voces nuevas recientemente puestas en uso por la comunidad.<br />

Por otra parte, y esto resulta paradójico, el criterio lexicográfico, esto es, el de la<br />

constatación de la no presencia en los diccionarios para determinar el carácter neológico de<br />

una unidad léxica ha sido uno de los más empleados 4 . No tiene sentido, desde este punto<br />

de vista, hablar de neología en el diccionario; no se puede decir, como suele hacerse, que el<br />

repertorio lexicográfico de tal o cual diccionario contiene determinado número de neologismos,<br />

pues si forman parte de su nomenclatura ya no son neologismos.<br />

No cabe duda de que cuando un diccionario recoge una nueva creación léxica se está<br />

dando el primer paso hacia lo que podríamos llamar su desneologización. Por este motivo<br />

las obras lexicográficas pueden ser utilizadas como córpus de exclusión para la determinación<br />

de los neologismos que compondrían un repertorio neológico, en cierta medida, en<br />

"estado de espera" para ver si inicia o no su proceso desneologizador siendo incorporados<br />

al diccionario 5 . Es cierto, entonces, que resulta paradójico hablar de neología en un diccionario;<br />

la verdad es que también resulta paradójico que los requisitos imprescindibles para<br />

la consideración de un neologismo como tal sean los mismos que acabarán quitándole su<br />

carácter neológico: aceptación del neologismo, su difusión y su afincamiento en la lengua.<br />

No obstante, es indiscutible que cuando estamos ante un diccionario de edición muy reciente<br />

percibimos ("sentimiento de neologicidad") las voces nuevas que contiene y durante<br />

cierto tiempo son sentidas y tratadas como tales. Quiere esto decir que, cuando una nueva<br />

unidad léxica es recogida en un diccionario, ésta no pierde su carácter neológico inmediatamente.<br />

No es fácil, sin embargo, establecer el parámetro temporal que nos diga no sólo<br />

desde cuándo una palabra es neologismo sino hasta cuándo. La única precisión temporal<br />

que conocemos es la propuesta por Guilbert, quien en el artículo "neologie" del Grand Larousse<br />

de la Langue Francaise, ha señalado que la media de vida de un neologismo es de<br />

diez años; después de los diez años está completamente integrado en el léxico, desechado<br />

u olvidado.<br />

4 Teresa Cabré nos dice que para determinar el carácter neológico de una unidad léxica se han propuesto<br />

distintos parámetros que no son excluyentes:<br />

- la diacronia: una unidad es neológica si ha aparecido en un período reciente;<br />

- la lexicografía: una unidad es neológica si no aparece en los diccionarios;<br />

- la inestabilidad sistemática: una unidad es neológica si presenta signos de inestabilidad formal (morfológicos,<br />

gráficos o fonéticos) o semántica;<br />

-la psicología: una unidad es neológica si los hablantes la perciben como una unidad nueva (Cabré, 1993:<br />

445).<br />

Y dice un poco más adelante: "Los neólogos, por lo general, priorizan el parámetro de la lexicografía para determinar<br />

la neologicidad de una unidad léxica" (1993: 445).<br />

5 El establecimiento de este corpus de exclusión tampoco es tan simple. Piénsese, por ejemplo, que ningún<br />

diccionario contiene todas las palabras, siempre presenta una selección; y piénsese, además, que los diccionarios,<br />

según sus características, objetivos, usuarios, etc., serán más o menos propensos a la recogida en su repertorio de<br />

voces nuevas. Por todo ello no siempre se podrá decir que determinada unidad léxica es un neologismo porque no<br />

aparece en los diccionarios usados como corpus de exclusión.


348<br />

4. El diccionario de María Moliner<br />

<strong>RENOVACIÓN</strong> <strong>LÉXICA</strong> Y <strong>DICCIONARIO</strong>: KL <strong>NUEVO</strong> MOLINER<br />

Como decíamos al final de nuestra introducción el diccionario es toda una institución<br />

cultural reflejo de la competencia léxica de una comunidad. En realidad es, como dice Mejri<br />

(1995: 82) la única institución que tiene poder de decisión en materia de léxico: "Elle tire<br />

son autorité du fait qu'elle représente pour les usagers le seul moyen permettant de savoir si<br />

un mot existe ou non". En otro lugar (1995: 124), tras destacar el valor lingüístico y social<br />

del diccionario, nos hace ver que "il représente pour le linguiste s'occupant de néologie un<br />

objet précieux dans ce sens qu'il lui fournit la matiére premiére su laquelle il travaille". Se<br />

trata, en definitiva, de un punto de partida ideal para conocer sobre el funcionamiento de la<br />

neología en una lengua.<br />

Sin embargo, también tenemos que reconocer que cada diccionario refleja una visión<br />

diferente de la neología pues ésta ha de pasar por el filtro que supone las características propias<br />

del diccionario, los propósitos editoriales y las actitudes de los lexicógrafos. Por todo<br />

ello, el valor y la importancia de la investigación sobre neología que realicemos dependerán<br />

también de la obra lexicográfica que elijamos.<br />

El diccionario que hemos elegido, el Diccionario de uso del español de María Moliner 6 ,<br />

generalmente conocido como el Moliner, ha sido durante mucho tiempo el único diccionario<br />

de uso con el que ha contado el español. Se trata de un diccionario reconocido como "distinto"<br />

de los demás diccionarios del mercado. Manuel Seco nos lo dice así en la presentación<br />

de la nueva edición: "La irrupción del Diccionario de uso en el paisaje lexicográfico español<br />

supuso una revolución. Era algo auténticamente nuevo y original" 7 . Pretende servir tanto<br />

para descifrar mensajes como para construirlos y ofrece por ello catálogos de sinónimos y<br />

palabras afines al pie de numerosas entradas, informa sobre los mecanismos de construcción<br />

y el régimen preposicional adecuados en cada caso, da informaciones sobre el contexto de la<br />

comunicación y, especialmente, revisa todas las definiciones tradicionalmente heredadas del<br />

diccionario académico 8 . Y es que, entre las características propias que lo han hecho diferente<br />

tenemos que destacar su intención permanente de ir siempre un poco más allá de lo ofrecido<br />

por la Academia. Con respecto al tema de la neología que nos ocupa la propia autora deja<br />

clara su posición en la presentación de su obra:<br />

"En cuanto a neologismos de lenguaje general, teniendo en cuenta que la Academia acaba<br />

por dar entrada en el léxico oficial a todos los que, sometidos a la prueba de una espera más<br />

o menos larga, a veces excesivamente larga, se acreditan de adiciones estables al habla, ha<br />

parecido que no debían excluirse de un diccionario 'de uso' los que ya llevan en esa espera<br />

un tiempo prudencial" {Moliner-66: XXVI).<br />

También a este respecto nos interesan los comentarios que María Moliner ofrece a continuación<br />

de la definición de neologismo:<br />

6 1 . a edición de 1966-1967, con versión en formato electrónico de 1996 (en adelante Moliner-66); 2." edición<br />

de 1998, con versión en formato electrónico de 2001 (en adelante Moliner-98). Para más información sobre esta<br />

obra debe consultarse los estudios editados por Casas Gómez et alii (1998), además de la bibliografía allí reunida<br />

(capítulo 12).<br />

7 Seco (1998: XI).<br />

8 Nos dice Seco (1998: XII): "la autora se impuso el trabajo de revisar las definiciones heredadas, una por<br />

una, en todas las unidades léxicas, con la mira puesta en la claridad del lenguaje expositivo, en la precisión de los<br />

matices y en la evitación de los habituales círculos viciosos".


GLORIA GUERRERO RAMOS Y MANU<strong>EL</strong> FERNANDO PÉREZ LAGOS 349<br />

"Son, en general, considerados legítimos, sin necesidad de que estén sancionados por la<br />

Real Academia, los tecnicismos necesarios para designar conceptos nuevos, así como las<br />

designaciones científicas formadas con una raíz culta para atender una nueva necesidad,<br />

de acuerdo con las normas generales de la derivación" 9 .<br />

Son afirmaciones que nos podrían llevar a pensar que para María Moliner sólo estaría<br />

justificada la neología especializada 10 . Claro que también podemos pensar que María Moliner<br />

sólo exige respaldo para los neologismos científico-técnicos y que, en cambio, los<br />

neologismos generales no necesitan ser sancionados por la Academia.<br />

Por otra parte, la nueva edición de este diccionario, el Moliner-98, supone el transcurso<br />

de más de treinta años, toda una generación, por lo que es de esperar que la renovación<br />

léxica sea importante, máxime si se ha tenido la oportunidad de aprovechar los avances ya<br />

realizados por otras obras lexicográficas de su calibre. Piénsese, como nos recuerda Seco<br />

en la presentación del diccionario, que en el tiempo transcurrido entre una edición y otra, la<br />

Academia ha publicado tres ediciones de su diccionario. Sin embargo, no debemos pensar<br />

que estamos ante una obra muy diferente; aunque los cambios formales de la reciente edición<br />

sean importantes (orden alfabético para todas las entradas, es decir, sin agrupaciones<br />

por familias, categoría gramatical en las diferentes acepciones, un lugar propio para las<br />

marcas técnicas y dialectales, un artículo desarrollado para cada voz de las que antes sólo<br />

se informaba que era "de significado deducible", etc.), en numerosas ocasiones se insiste en<br />

que se ha procurado mantener el espíritu inicial de la obra, como puede verse por ejemplo<br />

en los comentarios que acabamos de ver que ofrece sobre neología y neologismo.<br />

Parece, en definitiva, que las cualidades de este diccionario, de todo el mundo conocidas,<br />

y las circunstancias temporales entre una edición y otra, hacen idónea su elección para comprobar<br />

el movimiento de renovación léxica sufrido por nuestra lengua en los últimos años.<br />

5. El análisis<br />

En primer lugar advertiremos que más que hablar de neologismos hablaremos de innovaciones<br />

en la última edición del Moliner. Decimos innovaciones porque nos proponemos<br />

hacer un análisis tanto cualitativo como cuantitativo a partir de las nuevas entradas y acepciones<br />

que se han añadido en esta segunda edición del diccionario. Hay que distinguir, por<br />

tanto, entre nueva entrada y neologismo y considerar, siguiendo a Mejri (1995: 127), que<br />

"la nouvelle entrée d'un dictionnaire est une unité que les élaborateurs de l'ouvrage ont<br />

jugé bon d'ajouter a l'ancienne nomenclature". En consecuencia, los auténticos neologismos<br />

constituyen sólo un subconjunto entre las incorporaciones presentadas por el diccionario,<br />

pues muchas de estas incorporaciones pueden ser elecciones propias de los lexicógrafos<br />

elaboradores de la obra (que hayan decidido, por ejemplo, aumentar el número de entradas<br />

referentes a determinado tema, sea general o especializado, y acudan al acervo léxico ya<br />

existente) y no siempre voces recientes que han reclamado por sí solas (han hecho necesaria)<br />

su presencia en la nomenclatura del diccionario.<br />

9 La nueva edición (Moliner-98) no ha cambiado en nada estos comentarios.<br />

10 Neonimia en la terminología de Rondeau (1984).


350<br />

<strong>RENOVACIÓN</strong> <strong>LÉXICA</strong> Y <strong>DICCIONARIO</strong>: <strong>EL</strong> <strong>NUEVO</strong> MOLINER<br />

Para realizar la comparación entre las dos ediciones trabajaremos con la versión en GD-<br />

Rom disponible para cada una de ellas, sólo con la intención de facilitar las búsquedas, ya<br />

que estas versiones electrónicas no varían con respecto a la edición impresa.<br />

La segunda versión electrónica del Diccionario de uso del español de María Moliner correspondiente<br />

a su segunda edición presenta 82.423 lemas o entradas. La versión electrónica<br />

de la edición anterior ofrecía la cifra de 78.185. No debemos pensar por ello que son 4.238<br />

las "novedades" presentadas por la nueva edición, ya que los grandes cambios formales que<br />

presenta la reciente edición afectan indudablemente a estos recuentos. El propio diccionario<br />

habla de "un crecimiento superior al diez por ciento", pero piénsese, por ejemplo, en que la<br />

edición anterior presentaba una entrada independiente para los usos verbales en forma pronominal,<br />

mientras que ahora "se incluyen generalmente dentro de la forma no pronominal";<br />

las nombres científicos que formaban parte de la nomenclatura del diccionario han pasado<br />

a un apéndice final, etc.<br />

Las grandes diferencias de presentación formal de los contenidos en las dos ediciones<br />

del diccionario hacen que las herramientas de consulta y análisis que ofrece la versión electrónica<br />

de cada una de ellas sean bastante diferentes. Indudablemente no podemos realizar<br />

las mismas búsquedas ni, por supuesto, con la misma exactitud, en la versión de la primera<br />

edición, que las que podemos conseguir con el sistema de búsquedas avanzadas, simples y<br />

complejas, que ofrece la actual versión.<br />

Por todo ello, dadas las dificultades de comparación por separado de cada uno de los<br />

posibles aspectos analizables, debido a la ausencia de una clara etiquetación de estos en la<br />

primera edición, hemos preferido realizar una comparación de las dos ediciones entrada por<br />

entrada. La cala que hemos utilizado abarca toda la letra A. Al ser una comparación directa<br />

y manual hemos querido que sea una cala amplia (casi un 12% de todo el diccionario) y<br />

no dispersa para imposibilitar la selección de cortes a partir de preferencias o intereses particulares<br />

de análisis y crítica. Pensamos que la muestra estudiada, 9.776 entradas según la<br />

segunda versión electrónica, es más que suficiente para encontrar en ella todos los aspectos<br />

que con respecto al tema que nos ocupa presenta todo el diccionario.<br />

No queremos ocuparnos sólo de las cantidades y de la proporcionalidad que representan<br />

las diferentes novedades que constatemos, nos interesa más controlar su distribución entre<br />

las diferentes "zonas léxicas" que constituyen un diccionario (general, regional, especializado,<br />

préstamos, etc.) y comprobar las posibles tendencias que se reflejan.<br />

Distribuimos el material de renovación que hemos reunido en dos grandes bloques:<br />

material marcado y material sin marcar. Entendemos por marca, siguiendo a Fajardo (1996:<br />

30-31), aquella información concreta sobre un tipo de restricción o condicionamiento en el<br />

uso de la unidad léxica. Haremos con el primer bloque de "innovaciones marcadas" tres<br />

grupos: el de novedades con marca diatópica, novedades con marca técnica y novedades<br />

con marca diafásica. El segundo gran bloque, de "novedades sin marca", constituye el grupo<br />

de auténtica renovación léxica general (sin restricciones). Mientras en el primer bloque<br />

nos limitaremos a destacar el movimiento de renovación léxica presentado, en este segundo<br />

bloque analizaremos los procedimientos de renovación léxica más empleados: combinación<br />

de formas, préstamos, acortamiento, etc."<br />

11 El segundo y tercer grupo del primer bloque, junto al segundo bloque serán objeto de una segunda parte, ya<br />

que en esta ocasión, por razones de espacio, no podemos abarcar todo el estudio sobre la renovación léxica que se<br />

ha producido en el nuevo Moliner.


GLORIA GUERRERO RAMOS Y MANU<strong>EL</strong> FERNANDO PÉREZ LAGOS 351<br />

Si hemos realizado estas agrupaciones es porque estamos muy cerca de planteamientos<br />

como los de Rey (1976), quien parece distinguir claramente entre lo que serían neologismos<br />

comunes y los neologismos específicos que forman parte de un subsistema regional, social,<br />

especializado, etc. Para Rey el neologismo es una unidad del léxico cuya forma significante<br />

o su relación significante o significado, caracterizada por un funcionamiento efectivo en un<br />

modelo de comunicación determinado, no se ha realizado antes en el estadio inmediatamente<br />

anterior del sistema o código de lengua; esta novedad, por tanto, debe ser apreciada con<br />

relación al código elegido, ya que "selon le modele de code choisi, on distinguera done des<br />

néologismes en synchronie large et étroite, des néologismes pour la langue dans son ensemble<br />

ou pour un usage determiné, des néologismes dans un contexte thématique spécialisé<br />

(technique et science) ou non spécialisé, etc." (Rey, 1976: 17).<br />

Ya que ningún corpus de exclusión es enteramente válido para la identificación de los<br />

neologismos dentro del conjunto de novedades reunidas, según lo que más arriba hemos<br />

comentado sobre ellos, nos centraremos sobre todo en mostrar el movimiento general de<br />

renovación que, según el Moliner, ha sufrido nuestro léxico a lo largo de treinta años, y<br />

sólo destacaremos, quizás para "despertar" ese sentimiento de novedad del usuario del que<br />

hablaba A. Rey, aquellas innovaciones recogidas en el Moliner-98 que aún no aparecen en la<br />

reciente edición académica de 2001 (DRAE-2001), una edición no sólo aparecida tres años<br />

después, sino además sorprendentemente abierta a la recepción de novedades después de su<br />

tradicional carácter prescriptivo.<br />

"Novedades" diatópicas<br />

El conjunto de marcas geográficas que ofrece el Moliner-98, unas más generales y otras<br />

más específicas, queda estructurado jerárquicamente en el sistema de búsqueda del CD-<br />

Rom en cuatro grupos generales: España, Hispanoamérica, Filipinas y Marruecos. Las<br />

dos últimas marcas aparecen en contadas ocasiones (sólo afectan a 56 entradas en todo el<br />

diccionario) y no afectan a la cala de la que nos hemos ocupado. Atendemos, por tanto, a<br />

los otros dos grandes grupos.<br />

I) El grupo de España aparece subdividido por comunidades autonómicas y algunas de<br />

ellas se subdividen a su vez en provincias e incluso en zonas provinciales. Como el número<br />

de novedades que constatamos no es muy amplio (especialmente con respecto al grupo<br />

hispanoamericano) hemos agrupado estas por comunidades (sumamos, por tanto, las de<br />

marca general de la región con las particulares de alguna o algunas provincias). El gráfico<br />

que ofrecemos a continuación muestra los datos generales en cuanto a las ocho regiones en<br />

las que hemos encontrado novedades.<br />

La lectura que podemos hacer de este gráfico es la siguiente: con la marca general de<br />

Andalucía (And.) hemos encontrado, en la letra A, 94 acepciones (correspondientes a 84 entradas).<br />

20 de estas acepciones son nuevas para la segunda edición; de las 26 acepciones (y<br />

entradas) existentes con la marca de Asturias (Así.), sólo 1 es nueva; 6 de las 10 de Canarias<br />

(Can.); de las 15 que contamos de Cantabria (Cantb.), sólo 2 son nuevas; de Castilla-León<br />

(Áv., Burg., León, Pal, Sal, Seg., Sor., Valí., Zam.) hay en la letra A 89 acepciones (82<br />

entradas) de las cuales sólo 7 son nuevas; de las 5 con marca de La Rioja (Rioj.), sólo 1 es<br />

nueva; de las 8 de Navarra (Nav.), sólo 2 son nuevas; y, por último, de las 54 acepciones<br />

con alguna marca del País Vasco (P. Vasco, AL, Guip., Vit., Vizc.) sólo 2 son nuevas. Tam-


352<br />

Andalucía<br />

Asturias<br />

Canarias<br />

Cantabria<br />

11<br />

<strong>RENOVACIÓN</strong> <strong>LÉXICA</strong> Y <strong>DICCIONARIO</strong>: <strong>EL</strong> <strong>NUEVO</strong> MOLINER<br />

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Gráfico 1. Regiones españolas.<br />

89<br />

D Total<br />

• Nuevas<br />

bien muestra que en el resto de regiones (Aragón, Castilla-La Mancha, Baleares, Cataluña,<br />

Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Madrid y Murcia) el diccionario no presenta<br />

nuevas acepciones.<br />

En nuestra comparación de este conjunto de nuevas acepciones con el diccionario de la<br />

Academia en su edición de 2001, DRAE-2001, encontramos algunas diferencias. He aquí<br />

algunas de ellas:<br />

- las acepciones de alambiquero y angurria<br />

alambiquero, -a (And., Hispam.) n. Persona que posee un alambique (destilería) o trabaja<br />

en él.<br />

angurria 2 (And., Hispam.) Deseo vehemente.<br />

angurria 4 (And., Hispam.) Hambre insaciable.<br />

no son consideradas de Andalucía;<br />

- las acepciones de achancar de Salamanca y la de alobado de Cantabria<br />

achancar 2 (Sal.) Pisar charcos, barro, etc.<br />

achancar 3 (Sal.) Encajar, encasquetar.<br />

alobado 3 (Cantb.) Alobunado (semejante al lobo, especialmente en el color de pelo).<br />

no aparecen en el diccionario;<br />

- la acepción de abinar de tres provincias de Castilla-León<br />

abinar (Burg., León, Sal.) tr. Binar (arar o cavar por segunda vez las tierras).<br />

aparece sin marca diatópica y con las marcas de registro rural y vulgar;<br />

- la acepción de ajotar con marcas, entre otras, de dos provincias de Castilla-León


GLORIA GUERRERO RAMOS Y MANU<strong>EL</strong> FERNANDO PÉREZ LAGOS 353<br />

ajotar (... León, Sal., Am. C, P. Rico) tr. *Incitar.<br />

aparece también con marca de Extremadura.<br />

Todas estas diferencias que hemos constatado 12 no se daban en la edición anterior del<br />

diccionario académico (DRAE-92). Esto demuestra que el Moliner-98 consultó, para la<br />

inclusión de sus novedades, la última edición académica en aquellos momentos, y que las<br />

diferencias se deben a la reciente revisión efectuada por la Academia (DRAE-2001).<br />

Tenemos que destacar, no obstante, que la entrada achune de Álava y Navarra<br />

achune (... Al., Nav.) f. *Ortiga (planta urticácea).<br />

no aparece en el DRAE-2001 y tampoco en el DRAE-92, y, por tanto, podemos pensar que<br />

es la única nueva palabra en este campo presentada por el Moliner-98.<br />

II) El grupo de Hispanoamérica aparece subdividido en cuatro grandes zonas: Méjico,<br />

América Central, Antillas y América del Sur. Las tres últimas se presentan a su vez subdivididas<br />

en los diferentes países que la forman: América Central (Costa Rica, El Salvador,<br />

Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá), Antillas (Cuba, Puerto Rico y República Dominicana)<br />

y América del Sur (Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay,<br />

Uruguay, Venezuela y la zona de Río de la Plata).<br />

En este apartado hay que diferenciar, por tanto, entre las marcas "generales", referentes<br />

a toda la zona hispanoamericana en su conjunto (Hispam.) o a alguno de los tres conjuntos<br />

de países distinguidos dentro de ésta (Am. C, Antill. y Am. S.), y las marcas "concretas"<br />

de cada uno de los países señalados en las tres últimas, además de la de Méjico (Méj), que<br />

forma grupo independiente.<br />

En el gráfico 2 que ofrecemos a continuación hemos atendido a aquellas acepciones<br />

que van etiquetadas con alguna de las marcas "genéricas", sea de toda Hispanoamérica,<br />

de alguna de las tres grandes zonas en ella delimitada o de Méjico, ya que este no tiene<br />

posteriores subdivisiones.<br />

0 10 20 30 40 50 60 70 80 90 100 110 120 130 140 150 160 170 180<br />

Gráfico 2. Marcas americanas "generales".<br />

12 Además de otros cambios que afectan<br />

hispanoamericanas.<br />

las acepciones que, junto a las marcas españolas, llevan marcas


354<br />

<strong>RENOVACIÓN</strong> <strong>LÉXICA</strong> Y <strong>DICCIONARIO</strong>: <strong>EL</strong> <strong>NUEVO</strong> MOLINER<br />

La lectura que se desprende de este gráfico es que de las 166 acepciones (correspondientes<br />

a 141 entradas) que encontramos en la letra A del Moliner-98 con la marca referente a<br />

toda Hispanoamérica (Hispam.), 79 acepciones han sido incluidas para esta última edición;<br />

del mismo modo hemos constatado 20 acepciones (17 entradas) de América Central (Am.<br />

C.) de las cuales 16 son nuevas; 17 de América del Sur (Am. S.) de las que 9 son nuevas; 4<br />

de Antillas (Antill.) de las que 3 son nuevas; y, por último, 112 acepciones (en 104 entradas)<br />

de Méjico (Méj.) de las que 50 no estaban en la edición anterior. Como puede observarse se<br />

trata de un número importante de novedades (157) con relación a los totales (319); casi el<br />

50% de estas acepciones "genéricas" suponen una renovación léxica de la nueva edición.<br />

Haremos a continuación algunos comentarios de este conjunto de "novedades" etiquetadas<br />

con alguna de las marcas genéricas mencionadas, especialmente al comprobar qué ha<br />

pasado con ellas cinco años más tarde, en el DRAE-2001.<br />

1) La mayoría de las 79 nuevas acepciones que hemos encontrado en el Moliner-98<br />

están, con la marca Am. (América) en el DRAE-2001. Existen, sin embargo, algunas diferencias.<br />

El afán de claridad del Moliner parece ocasionar que, a veces, presente mayor número de<br />

acepciones. Así en ahuesarse, presenta tres acepciones, y en ancheta dos, cuando el DRAE-<br />

2001, ofrece dos y una respectivamente.<br />

ahuesarse 1 (Hispam.) prnl. Perder una persona prestigio y estima.<br />

ahuesarse 2 (Hispam.) Perder una cosa su valor, volverse inservible.<br />

ahuesarse 3 (Hispam.) Quedarse sin vender una mercancía.<br />

ancheta 4 (Hispam.) Cosa inoportuna.<br />

ancheta 5 (Hispam.) Cosa que revela descaro o desvergüenza.<br />

Otro grupo de las acepciones no es presentado en el diccionario académico con esta<br />

marca general sino con toda una serie de marcas concretas. También ocurría así en la edición<br />

académica de 1992, por lo que, al menos en esta ocasión, no se puede decir que el Moliner-<br />

98 haya seguido literalmente al académico.<br />

ajustar 4 (Hispam.) Contratar a destajo.<br />

amachorrarse (... Hispam.) pml. Hacerse machorra una hembra.<br />

amanecer 5 (Hispam.) intr. y pml. Pasar la noche en vela.<br />

amarrar 4 (Hispam.) Vendar o ceñir.<br />

amarrar 6 (Hispam.; muy frec. "amarrársela") Emborracharse.<br />

Tenemos nuevas acepciones como las de abombado, alentado que no aparecen en el<br />

DRAE-2001 debido a que han sido suprimidas por la Academia de la edición de 1992, edición<br />

seguida por el Moliner-98 para estas inclusiones.<br />

abombado 1 , -a 2 3 (Hispam.) adj. Aturdido, atontado.<br />

alentado (Hispam.) Que ha mejorado o se ha restablecido de una ^enfermedad.<br />

Del mismo modo, hemos constatado, como novedad, acepciones tal y como estaban en<br />

el DRAE-92 y que, ahora, en el DRAE-2001, han sido modificadas. Es el caso de agallón.<br />

agallón 4 (Hispam.; pl.) Inflamación de las amígdalas.


GLORIA GUERRERO RAMOS Y MANU<strong>EL</strong> FERNANDO PÉREZ LAGOS 355<br />

Encontramos una de las acepciones de arrimado que tanto en el DRAE-92 como en el<br />

DRAE-2001 es presentada como perteneciente a Puerto Rico; quizás todo se deba a que,<br />

erróneamente, se haya seguido la marca genérica de la acepción anterior.<br />

arrimado 3 (Hispam.) Persona a la que se concede un pedazo de tierra y que siembra una<br />

parte de ella para sí y otra para el dueño de la propiedad.<br />

Tenemos que destacar, finalmente, la acepción hispanoamericana de audífono que no<br />

estaba presente en el DRAE-92 ni está en el DRAE-2001.<br />

audífono 2 (Hispam.; pl.) Auriculares (dispositivo para percibir el sonido de un aparato).<br />

2) Entre las 16 nuevas acepciones recogidas de América Central (Am. C.) podemos<br />

destacar aquellas, como afate y alagartarse, que presentan esta marca genérica cuando el<br />

diccionario académico, tanto en la actual edición como en la anterior, ofrece marcas referentes<br />

a países concretos.<br />

afate (Am. C, Méj.) m. Ahuate.<br />

alagartarse 2 (Am. C.) Hacerse *tacaño o *avaro.<br />

En el caso de la acepción de amarrar, el DRAE-92 también prefería indicar toda una<br />

serie de países concretos, pero ahora en la actual edición se ha convertido en acepción general<br />

sin marca dialectal.<br />

amarrar 8 (Am. C, Col., Méj.) prnl. recípr. Casarse.<br />

Destacamos, por último, la acepción de alagartado, no presente en el diccionario académico.<br />

alagartado, -a (Am. C.) Participio adjetivo de "alagartarle]". Tacaño, *avaro.<br />

3) Las 9 nuevas acepciones con la marca de América del Sur (Am. C.) están presentes<br />

en el diccionario académico, aunque algunas de ellas con ciertas diferencias. Destacaremos<br />

sólo acoplar, donde el Moliner ha preferido esta marca genérica cuando el diccionario<br />

académico actual muestra, y ya mostraba en la edición anterior, toda una serie de marcas<br />

de países concretos.<br />

acoplar 5 (Am. S.) Enganchar uno o varios remolques a un vehículo tractor.<br />

Igual ocurre con sin asco: el DRAE-92 ofrecía en ella las marcas de varios países, pero<br />

el Moliner-98 prefirió esta genérica. En esta ocasión el DRAE-2001 sigue la tendencia del<br />

Moliner y opta por una marca mucho más genérica aún (Am.).<br />

Sin asco (Am. S.). Sin escrúpulos.<br />

4) De las tres nuevas acepciones de Antillas (Antill.) destacaremos sólo el caso de amanezca<br />

que aparece tal y como estaba en la edición académica de 1992, pero que ahora el<br />

DRAE-2001 la ha limitado únicamente a Puerto Rico y República Dominicana.


356<br />

<strong>RENOVACIÓN</strong> <strong>LÉXICA</strong> Y <strong>DICCIONARIO</strong>: <strong>EL</strong> <strong>NUEVO</strong> MOLINER<br />

amanezca (Méj., Antill.) f. Amanecer (momento de hacerse de día).<br />

5) Entre las 50 nuevas acepciones que hemos recogido con la marca de Méjico {Méj.)<br />

observamos que un amplio número de ellas no aparece en la actual edición académica. Las<br />

causas principales de estas ausencias son dos:<br />

a) algunas acepciones se muestran tal y como estaba en el DRAE-92, pero ahora el<br />

DRAE-2001 las ha suprimido por completo; es el caso de acalote, alfiler de seguridad,<br />

antellevar, archivo<br />

acalote (... Méj.) m. Parte de una laguna o corriente de agua que se limpia de hierbas<br />

flotantes para dejar paso a las embarcaciones remeras.<br />

Alfiler de seguridad (Méj.). *Imperdible.<br />

antellevar (Méj.) tr. Atrepellar.<br />

archivo 4 (Méj.) Cárcel.<br />

b) otras acepciones se muestran tal y como estaba en el DRAE-92, pero ahora la nueva<br />

edición académica ha suprimido la marca de Méjico y, en ocasiones, ha añadido otras; es el<br />

caso, entre otros, de abatanar, achiquitar, alhajito, arrechar y arruinado.<br />

abatanar 3 (Arg., Bol., Méj.) prnl. Desgastarse o amazacotarse un tejido.<br />

achiquitar (... Col., Guat, Méj., R. Dom.) tr. y prnl. Empequeñecerle].<br />

alhajito, -a (Ec, Méj.) adj. Bonito, agradable.<br />

arrechar 1 (Am. C, Méj.) intr. Sobrar animación y brío.<br />

arruinado 2 (Am. S., Méj.) Enfermizo, débil.<br />

En el caso de la acepción de acelerado no sigue el Moliner al diccionario académico,<br />

ya que no estaba presente en el DRAE-92. La nueva edición académica sí la recoge pero la<br />

extiende a toda Hispanoamérica (Am.).<br />

acelerado 2 (Méj.) Aceleran.<br />

Señalaremos, finalmente, tres de las nuevas acepciones que ni aparecían ni aparecen en<br />

el diccionario de la Academia.<br />

¡Ándale! (Méj.). ¡Ándele!<br />

¡Ándele! (Méj.). ¡Venga!<br />

aventar 10 (Méj.) Decidirse.<br />

En el gráfico número 3 que ofrecemos a continuación se presenta cada uno de los países<br />

pertenecientes a la zona de América Central (Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras,<br />

Nicaragua y Panamá) según nos lo muestra el sistema de búsqueda avanzada del Moliner<br />

en su actual formato electrónico.<br />

La lectura que se desprende del gráfico es que de las 22 nuevas acepciones (21 entradas)<br />

de Costa Rica (C. Rica), 15 son nuevas para la actual edición del Moliner, las cuatro acepciones<br />

que aparecen con marca de El Salvador (Salv.) han sido incluidas para esta segunda<br />

edición; de las 32 acepciones recogidas con marca de Guatemala (Guat.), 21 de ellas son


GLORIA GUERRERO RAMOS Y MANU<strong>EL</strong> FERNANDO PÉREZ LAGOS 357<br />

Pan.<br />

Nic.<br />

Hond<br />

Guat.<br />

Salv.<br />

C. Rica<br />

mmm4 14<br />

1<br />

1 13<br />

^,,7<br />

^•.8-<br />

^ ^ ^ ^ A ^ ^ ^ H21<br />

1 1<br />

0 5 10 15<br />

Gráfico 3. Países de América Central.<br />

- '-• \AA<br />

15<br />

1<br />

20 25 30 35<br />

• Nuevas<br />

D Total (A)<br />

nuevas; de las 21 con marca de Honduras (Hond.), 8 son nuevas; de las 13 acepciones de<br />

Nicaragua (Nic), 12 son nuevas; y, por último, de las 17 acepciones (15 entradas) con la<br />

marca de Panamá (Pan.), 15 son nuevas acepciones. A grandes rasgos quiere esto decir que<br />

de un total de 110 acepciones recogidas, 75 de ellas son inclusiones de la nueva edición del<br />

Moliner, más de un 68%.<br />

Muchas de estas nuevas acepciones aparecen tal y como estaban en la edición académica<br />

de 1992, y se diferencian por ello del DRAE-2001, que ha realizado importantes cambios.<br />

En algunas de ellas se ha suprimido uno o varios de los países americanos que se ponía<br />

(también se añaden, a veces, otros). Así, por ejemplo, para el actual diccionario académico<br />

ya no son de Costa Rica abreviar, aguado, andarivel<br />

abreviar (C. Rica, Nic.) pml. Darse prisa.<br />

aguado 4 (C. Rica, Guat., Méj., Pan., Ven.) adj. *Débil, flojo.<br />

andarivel (Cantb., Col., C. Rica, R. Dom.; pl.) Adornos excesivos, generalmente de<br />

mujer.<br />

no son de Guatemala aluzar, amachinarse, amarradijo, apolismar<br />

aluzar (Col., Guat., Méj., P. Rico, R. Dom.) tr. Alumbrar (proyectar luz sobre algo).<br />

amachinarse 2 (Guat., Pan.) prnl. *Abatirse, acobardarse.<br />

amarradijo (Cantb., Col., Guat., Hond.) m. Amarradura, particularmente si está mal<br />

hecha.<br />

apolismar 4 (Col., Guat., P. Rico) Quedarse raquítico, no crecer.<br />

no son de Honduras alitranco, andén, amostazar<br />

alitranco (C. Rica, Hond.) m. *Hebüla que tienen los chalecos y pantalones en la parte<br />

trasera para ajustarlos.<br />

andén 6 (Col., Guat., Hond.) *Acera de la calle.<br />

amostazar (And., Bol., Col., Ec, Hond., P. Rico) Avergonzarse.


358 <strong>RENOVACIÓN</strong> <strong>LÉXICA</strong> Y <strong>DICCIONARIO</strong>: <strong>EL</strong> <strong>NUEVO</strong> MOUNER<br />

no son de Panamá apendejarse y atojar<br />

apendejarse (Col., Pan., R. Dom.) pml. Volverse tonto.<br />

atojar (... C. Rica, Cuba, Pan.) tr. *Azuzar a un perro.<br />

no son de Costa Rica y tampoco de Honduras agualotal, amelcochar<br />

agualotal (C. Rica, Hond., Nic.) m. Aguazal, pantano.<br />

amelcochar 2 (Bol, C. Rica, Ec, Hond., Méj., Par., Perú) Ablandarse, reblandecerse.<br />

Algunas de las nuevas acepciones, marcadas con países de esta zona tal y como estaban<br />

en el DRAE-92, han sido suprimidas para el DRAE-2001; es el caso de apolismar, ajuate,<br />

achaparrado, ahuevado<br />

apolismar 2 (C. Rica) prnl. Holgazanear.<br />

ajuate (Salv.) m. Ahuate.<br />

achaparrado 3 (Hond.) Se aplica a la persona apocada.<br />

ahuevado 2 (Col, Nic, Pan., Perú) adj. y n. Acobardado o atontado.<br />

Destacamos también acepciones que no están en el diccionario académico, ni en la actual<br />

edición ni en la anterior; lo que muestra que no siempre se sigue a la Academia; es el caso<br />

de anaquel, artesa, alfombra, alfombra limpiadora<br />

anaquel 2 (Arg., Ec, Salv., Pan., Perú) Armario de cocina.<br />

artesa 2 (Guat.) Bañera.<br />

alfombra 4 (Cuba, Pan., P. Rico, R. Dom., Ven.) *Felpudo.<br />

alfombra limpiadora (Pan., R. Dom.). *Felpudo.<br />

El gráfico 4 presenta los países que la versión en CD-Rom del nuevo Moliner considera<br />

pertenecientes a la zona de América del Sur (Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador,<br />

Perú, Paraguay, Uruguay, Venezuela y zona de Río de la Plata).<br />

Arg. Bol. Chi. Col. Ec. Perú Par. Ur. Ven. R. Pl.<br />

Gráfico 4. Países de América del Sur.<br />

D Total (A)<br />

• Nuevas


GLORIA GUERRERO RAMOS Y MANU<strong>EL</strong> FERNANDO PÉREZ LAGOS 359<br />

La primera lectura que se desprende de este gráfico es que de las 117 acepciones<br />

(correspondientes a 103 entradas) recogidas con la marca de Argentina (Arg.), 73 son<br />

nuevas acepciones incorporadas en esta nueva edición del Moliner; de las 37 acepciones<br />

de Bolivia (Bol.), 33 son nuevas; de las 108 acepciones (104 entradas) que recogemos de<br />

Chile (Chi.), 41 son nuevas; de las 79 acepciones (73 entradas) de Colombia (Col), 58<br />

son nuevas inclusiones; hay 39 acepciones (36 entradas) con marca de Ecuador (Ec.) y<br />

29 de ellas son nuevas; de las 48 acepciones (45 entradas) de Perú (Perú), 35 son nuevas<br />

acepciones; de las 19 acepciones de Paraguay (Par.), hay 15 nuevas; de las 35 acepciones<br />

de Uruguay (Ur.), 31 son nuevas; de las 28 acepciones que registramos con marca de<br />

Venezuela (Ven.), 22 son acepciones nuevas; y, por último, las dos acepciones recogidas<br />

de Río de la Plata (R. Pl.) son nuevas inclusiones. Se trata, por tanto, de un aumento<br />

léxico superior al 68%, ya que de un total de 496 acepciones, 339 han sido incluidas en<br />

el Moliner-98.<br />

En líneas generales casi todas estas nuevas acepciones están presentadas tal y como<br />

en su momento aparecieron en el DRAE-92, por lo que gran parte de las diferencias que<br />

ahora muestran con el actual diccionario académico se debe a los cambios efectuados por<br />

el DRAE-2001.<br />

a) En el amplio grupo de Argentina destacaremos aquellas acepciones como afrechero,<br />

alagar, aparcería, apepú y apochongarse, incluidas tal y como estaban en el DRAE-92 y<br />

que han sido suprimidas por la actual edición académica<br />

afrechero, -a 1 (Arg.) adj. Se aplica al animal que come afrecho.<br />

alagar 2 (Arg., Bol.) prnl. Hacer agua una embarcación.<br />

apepú (... Arg., Par.; Citrus aurantium) m. Naranjo de tronco liso y oscuro, hoja lanceolada<br />

de color verde intenso y fruto de sabor amargo y gruesa cascara llamado del mismo<br />

modo.<br />

aparcería 2 (Arg., Ur.) Amistad, compañerismo.<br />

apochongarse (Arg., Ur.) prnl. Asustarse o acobardarse.<br />

Curiosamente, en el caso de afilador, el DRAE-92 sólo ofrecía la marca de Ur. (de nuevo<br />

el Moliner no sigue fielmente a la Academia), aunque la acepción también ha sido suprimida<br />

en el DRAE-2001<br />

afilador 4 (Arg., Ur.; inf.) adj. y n. Se aplica a la persona muy dada a flirtear.<br />

Señalamos también el caso de abarajar, dividido en tres acepciones en el Moliner-98,<br />

que estaba en una sola acepción en el DRAE-92, y que ahora en el DRAE-2001 se ha quedado<br />

en la primera acepción y sin la marca de Paraguay<br />

abarajar 1 (Arg., Par., Ur.) tr. Coger una cosa en el aire.<br />

abarajar 2 (Arg., Par., Ur.) Parar un golpe.<br />

abarajar 3 (Arg., Par., Ur.) Captar la intención con que ha sido dicho o hecho algo.<br />

También hay, como en otras ocasiones, acepciones que ni aparecían ni aparecen en el<br />

diccionario académico; es el caso de anaquel (ya visto más arriba), abrochador, amansador,<br />

antarquearse, aparador


360<br />

<strong>RENOVACIÓN</strong> <strong>LÉXICA</strong> Y <strong>DICCIONARIO</strong>: <strong>EL</strong> <strong>NUEVO</strong> MOLINER<br />

abrochador 2 (Arg.) m. o f. Grapadora.<br />

amansador 3 (Arg., Ur.) f. Sala de espera.<br />

antarquearse 1 (Arg.; inf.) prnl. Andar muy estirado y con los hombros hacia atrás.<br />

aparador 6 (Arg.) Armario de cocina.<br />

b) Del grupo de nuevas acepciones que llevan marca de Bolivia (Bol.) destacaremos<br />

aquellas que seguían fielmente el DRAE-92 y ahora han sido suprimidas en la actual edición<br />

académica; se trata de abonar, ajear, amojosado y arco<br />

abonar 8 (Bol.) prnl. recípr. Reconciliarse.<br />

ajear 2 (Bol., Cantb., Ec, Perú) intr. Decir ajos o palabrotas.<br />

amojosado, -a (Bol.) adj. Cubierto de moho.<br />

arco 6 (Bol.) Ceremonia que se celebra en algunas bodas populares para obtener dinero<br />

de los invitados.<br />

También hay acepciones que ahora en el DRAE-2001 han perdido la marca de Bolivia;<br />

es el caso de acatanca, afilar, aisa, amañar y amaño<br />

acatanca (... Arg., Bol.) f. Escarabajo pelotero. O Catanga.<br />

afilar 3 (Bol., Ur.) *Prepararse concienzudamente para realizar una tarea.<br />

aisa (... Arg., Bol, Perú) f. Derrumbe en el interior de una mina.<br />

amañar 3 (Arg., Bol., Col., Ec.) prnl. recípr. Amancebarse.<br />

amaño 4 (Arg., Bol., Col., Ec.) Amancebamiento.<br />

Es curioso el caso de achuma, presente en el diccionario de la Academia, tanto en la<br />

actual edición como en la anterior, con marca de Argentina y Perú, y que, sin embargo, el<br />

Moliner-98 lo incluye como de Bolivia.<br />

achuma (Bol.) f. Planta cactácea de brazos acanalados.<br />

c) Muchas de las nuevas acepciones con marca de Chile tomadas tal y como estaban<br />

en el DRAE-92 han sido ahora modificadas por el nuevo diccionario académico. Además<br />

de aquellas a las que se les ha añadido nuevas referencias de otros países, hay otras como<br />

anteojudo y amarrar que han tomado la marca general hispanoamericana<br />

amarrar 7 (Chi., Nic, Perú, P. Rico) Pactar, concertar.<br />

anteojudo, -a (Arg., Chi., Guat; desp.) adj. y n. Que usa anteojos.<br />

Acepciones como agauchar, arranchar, amacharse han perdido la marca de Chile en<br />

el DRAE-2001<br />

agauchar (Arg., Chi., Par., Ur.) tr. y prnl. Hacer tomar [o adquirir] el porte, los modales<br />

o las costumbres de los gauchos.<br />

amacharse 2 (Chi., Méj.) Resistirse, obstinarse.<br />

arranchar 2 (de "arrancar"; Chi., Ec, Perú) tr. Quitar una cosa a alguien con violencia.<br />

Dentro del caso anterior habría que incluir \achachay\, en dos acepciones en el Moliner-<br />

98 pero siguiendo fielmente la acepción del DRAE-92, y que ahora el DRAE-2001 hace dos


GLORIA GUKRRF.RO RAMOS Y MANU<strong>EL</strong> FERNANDO PÉREZ LAGOS 361<br />

acepciones pero, suprimiendo casi todas las marcas, la primera queda sólo de Ecuador y la<br />

segunda sólo de Colombia.<br />

¡Achachay! 1 (Chi., Col, Ec, Perú) Exclamación con que se expresa sensación de frío<br />

o calor.<br />

¡Achachay! 2 (Chi., Col., Ec, Perú) También, exclamación admirativa que equivale a<br />

¡muy bien!<br />

Otras de las nuevas acepciones incluidas tal y como estaban en el DRAE-92 han sido<br />

suprimidas para el DRAE-2001; es el caso de al alabado, amuchar y apurón<br />

al alabado (Chi.). Al amanecer.<br />

amuchar 1 (Bol., Chi., R. Pl.) tr. Aumentar el número o la cantidad de una cosa.<br />

apurón 3 (Chi.) Impaciencia.<br />

Seguimos encontrando casos en los que, indudablemente, no se ha seguido a la Academia;<br />

la acepción de abrigo que recogemos no aparece ni aparecía en el diccionario académico<br />

abrigo 2 (Chi., Cuba) *Cazadora (prenda de vestir).<br />

d) En el grupo de acepciones de Colombia hay que incluir los comentarios sobre ahuevado<br />

y sobre \achachayl ya vistos más arriba. La mayoría de las acepciones están como<br />

estaban en el DRAE-92 y, por tanto, las diferencias están en las adiciones y modificaciones<br />

recientes del DRAE-2001. Queremos destacar, no obstante, dos ocasiones en las que no se<br />

ha seguido a la Academia; es el caso de amancayo presentado de Colombia mientras el<br />

diccionario académico, tanto el de 1992 como el de 2001, lo presenta de América (Atn.)<br />

uniendo las formas amancay, amancayo y amancaya (el Moliner-98 los separa y reconoce<br />

la forma amancayo de Panamá).<br />

amancayo (Col.; ...) m. Arbusto apocináceo americano de *flores rosadas o blancas y<br />

perfumadas; se le atribuye propiedades medicinales.<br />

El otro caso es el de arrochelarse, que en ninguna de sus dos acepciones está presente<br />

en el DRAE-92 y tampoco en el DRAE-2001.<br />

arrochelarse 1 (Col., Ven.) prnl. *Plantarse una caballería.<br />

arrochelarse 2 (Col., Ven.) *Desbocarse o inquietarse una caballería.<br />

e) En el grupo de acepciones nuevas con marca de Ecuador, además de los casos ya<br />

mencionados en los grupos anteriores que también le afectan {¡achachay!) queremos destacar<br />

aquellas que, estando tomadas del DRAE-92, ahora pierden la marca de Ecuador en el<br />

DRAE-2001; es el caso de aillo y el de cuatro acepciones de acotejar<br />

aillo (...; Chi., Ec.) m. Cada uno de los grupos en que se divide una comunidad indígena,<br />

cuyos miembros suelen ser del mismo linaje.<br />

acotejar 2 (Can., Col., Cuba, Ec, R. Dom.) Colocar objetos ordenadamente.<br />

acotejar 4 (Cuba, Ec.) prnl. Arreglarse con alguien, ponerse de acuerdo sobre cierta cosa.<br />

acotejar 6 (Cuba, Ec.) Conseguir un empleo.<br />

acotejar (Can., Cuba, Ec, R. Dom.) Ponerse cómodo.


362 <strong>RENOVACIÓN</strong> <strong>LÉXICA</strong> Y <strong>DICCIONARIO</strong>: <strong>EL</strong> <strong>NUEVO</strong> MOUNER<br />

Hay una acepción más de acotejar, también tomada del DRAE-92 que, ahora en el<br />

DRAE-2001, ha sido suprimida<br />

acotejar 5 (Cuba, Ec.) Cohabitar.<br />

También aparecen acepciones en las que no se ha seguido a los diccionarios académicos<br />

como en anaquel (ya visto) y en armador<br />

armador 6 (Ec.) Percha (utensilio con un gancho para colgar prendas de vestir).<br />

f) En el grupo de nuevas acepciones de Perú, además de casos ya mencionados en otros<br />

grupos que también le afectan (¡achachay!, ahuevado, anaquel), señalaremos el caso de<br />

almacigado, una acepción tomada tal y como estaba en la edición académica de 1992, que<br />

ahora en el nuevo DRAE-2001 ha sido suprimida<br />

almacigado 3 (Perú) Particularmente aplicado al color de la piel, trigueño.<br />

Tampoco encontraremos como marcada de Perú la acepción de apensionarse, que ha<br />

sido modificada en el DRAE-2001<br />

apensionarse (Chi., Col, Méj., Perú) prnl. Apenarse.<br />

g) En el grupo de nuevas acepciones que llevan la marca de Paraguay, además de aquellos<br />

casos ya mencionados en los grupos ya vistos {abarajar, apepú), tenemos que señalar<br />

las que como abatatamiento, agauchado, agauchar, amelcochar, ampalaba o ampalagua<br />

y argel, estaban fielmente tomadas del DRAE-92, y han perdido la marca de este país en la<br />

nueva edición académica<br />

abatatamiento (Arg., Par., Ur.) m. Acción y efecto de abatatarfsej.<br />

agauchado, -a (Arg., Chi., Par., Ur.) Participio adjetivo de "agaucharle]". Parecido a<br />

los gauchos o a sus cosas.<br />

agauchar (Arg., Chi., Par, Ur.) tr. y prnl. Hacer tomar [o adquirir] el porte, los modales<br />

o las costumbres de los gauchos.<br />

amelcochar 2 (Bol., C. Rica, Ec, Hond., Méj., Par., Perú) Ablandarse, reblandecerse.<br />

ampalaba o ampalagua (Arg., Chi., Par., Ur.) f. Nombre de varias serpientes americanas<br />

de gran tamaño.<br />

argel 3 (Arg., Par.) Que no tiene gracia ni resulta simpático.<br />

Seguimos encontrando, sin embargo, casos en los que la nueva acepción incluida por el<br />

Moliner-98 no estaba ni está en el diccionario de la Academia; es el caso de armario<br />

armario 2 (Par.) Mueble donde se colocan libros.<br />

h) Ya hemos vistos muchas acepciones {abarajar, apochongarse, aparcería, amansador)<br />

que afectan también al grupo de nuevas acepciones de Uruguay. Destacamos en este grupo<br />

sólo aquellas que en el DRAE-2001 ya no llevan la marca de Uruguay, como es el caso de<br />

abriboca, agauchado, ¡alalá! y ampalaba o ampalagua


GLORIA GUERRERO RAMOS Y MANU<strong>EL</strong> FERNANDO PÉREZ LAGOS 363<br />

abriboca 1 (Arg., Ur.) adj. y n. Distraído: que no se da cuenta de lo que pasa a su alrededor<br />

o no pone atención en lo que hace.<br />

agauchado, -a (Arg., Chi., Par., Ur.) Participio adjetivo de "agaucharse]". Parecido a los<br />

gauchos o a sus cosas.<br />

;alalá! (Guat, Ur.) interj. Expresa asombro o admiración.<br />

ampalaba o ampalagua (Arg., Chi., Par., Ur.) f. Nombre de varias serpientes americanas<br />

de gran tamaño.<br />

i) Entre las acepciones con marca de Venezuela ya hemos visto el caso de alfombra y<br />

arrochelarse, que no aparecen ni aparecían en el diccionario de la Academia; en las mismas<br />

circunstancias está la acepción de alfiler<br />

alfiler 4 (Cuba, Pan., P. Rico, R. Dom., Ven.) *Imperdible.<br />

Destaca también la cantidad de acepciones que, según el nuevo diccionario académico,<br />

ya no deben llevar la marca de Venezuela; es el caso de abacora, abacorar, aguado, amalayar,<br />

amasandero, ancheta y agujeta<br />

abacora (Antill, Ven.) f. Albacora (pez).<br />

abacorar 1 (Antill, Ven.) tr. Acosar, *perseguir.<br />

aguado 4 (C. Rica, Guat, Méj., Pan., Ven.) adj. *Débil, flojo.<br />

amalayar 2 (Am. C, Col., Méj., Ven.) tr. Desear vivamente algo.<br />

amasandero, -a (Arg., Chi., Col., Ven.) n. Persona que amasa la harina para hacer<br />

pan.<br />

ancheta 6 (Col., Ven.) Gratificación, propina.<br />

agujeta 4 (And., Ven.) Alfiler largo que se colocan las mujeres en el sombrero para<br />

sujetarlo.<br />

j) De las dos nuevas acepciones con marca de Río de la Plata sólo destaca la desaparición<br />

de la acepción de amuchar (ya vista) en el DRAE-2001.<br />

El gráfico número 5 que ofrecemos a continuación agrupa los tres países que, siguiendo<br />

la estructuración jerarquizada de las marcas geográficas que ofrece el formato electrónico<br />

del nuevo Moliner, han de incluirse en la zona de Antillas (Cuba, Puerto Rico y República<br />

Dominicana).<br />

R. Dom.<br />

P. Rico<br />

• • 1 5<br />

"- '* "'• 11 i<br />

^^^^í •/^V" 5 Cuba<br />

-**<br />

1<br />

• 32<br />

fW^I^^^W^ ».r?>"f»íí#íA M>-<br />

1 1 1<br />

50<br />

0 10 20 30 40 50 60<br />

Gráfico 5. Países de Antillas.<br />

40<br />

40<br />

• Nuevas<br />

D Total (A)


364<br />

<strong>RENOVACIÓN</strong> <strong>LÉXICA</strong> Y <strong>DICCIONARIO</strong>: <strong>EL</strong> <strong>NUEVO</strong> MOLINER<br />

La lectura del gráfico es simple: de las 50 acepciones que aparecen en el Moliner-98 con<br />

la marca de Cuba (Cuba), 32 han sido incluidas para esta edición; de las 18 acepciones con<br />

marca de Puerto Rico (P. Rico), 15 son nuevas; y, por último, las 40 acepciones que recoge<br />

con la marca de República Dominicana (R. Dom.) son nuevas acepciones para esta segunda<br />

edición del Moliner. Quiere esto decir que de un total de 108 acepciones recogidas, 87 son<br />

nuevas, más de un 80%.<br />

Encontramos muchas acepciones con alguna de estas tres marcas que se presentan tal y<br />

como estaban presentadas en el DRAE-92 y que así se mantienen, salvo alguna adición o<br />

supresión en el DRAE-2001. Destacaremos en primer lugar un grupo de acepciones que no<br />

han sido corregidas en el actual diccionario académico sino que han sido suprimidas; es el<br />

caso de aliblanca, amacharse, atagallar, acotejar (ya vista), de abulandro y aplazar<br />

aliblanca 2 (Cuba) Cierta paloma salvaje.<br />

amacharse 1 (Cuba, P. Rico, R. Dom.) prnl. Volverse estéril una planta o un animal<br />

hembra.<br />

atagallar 2 (Cuba, R. Dom.) Trabajar atosigado por alguna cosa.<br />

atagallar 3 (Cuba, R. Dom.) Anhelar.<br />

de abulandro 1 (R. Dom.) Aplicado al juego, sin arriesgar dinero.<br />

de abulandro 2 (R. Dom.) De mentirijillas.<br />

aplazar 3 (R. Dom.) prnl. recípr. Amancebarse.<br />

También encontramos casos que no parecen seguir lo que han hecho los diccionarios<br />

académicos; así ocurre en acaguasarse, incluida en el Moliner-98 sólo como de Cuba<br />

cuando el DRAE-92 ya la marcaba también de Granada; o en ajustador, que no viene en<br />

el DRAE-92, y en el DRAE-2001 se ha incluido, pero no de Cuba sino general; tampoco la<br />

acepción de argolla venía en el DRAE-92, y el nuevo diccionario académico sigue en este<br />

caso al Moliner-98 y la incluye como de Cuba (y también de Venezuela)<br />

acaguasarse (... Cuba) prnl. Crecer poco el tallo de la caña de azúcar y multiplicarse en<br />

cambio sus hojas.<br />

ajustador 4 (Cuba) *Sostén (prenda femenina).<br />

argolla 9 (Cuba) *Pendiente en forma de aro.<br />

Seguimos encontrando, además, nuevas acepciones que no aparecen, y tampoco aparecían<br />

en el diccionario de la Academia; algunas de ellas ya las hemos visto en los grupos<br />

anteriores, como abrigo, alfiler, alfombra, alfombra limpiadora, otras son absorbente, hacer<br />

ambulancia, anaquel (no el ya visto), acordeón, alambre, aposento y arito<br />

absorbente 4 (Cuba, R. Dom.) *Pajita: tubo delgado para sorber líquidos.<br />

hacer ambulancia (Cuba). Hacer *autostop.<br />

anaquel 3 (P Rico) Mueble donde se colocan libros.<br />

acordeón 3 (R. Dom.) *Armónica.<br />

alambre 6 (R. Dom.) Tendedero: dispositivo de alambres, cuerdas, etc., donde se tiende<br />

la ropa.<br />

aposento 2 (R. Dom.) Dormitorio.<br />

arito (R. Dom.) m. *Pendiente en forma de aro.


GLORIA GUERRERO RAMOS Y MANU<strong>EL</strong> FERNANDO PÉREZ LAGOS 365<br />

En el gráfico 6 que ofrecemos a continuación aparece el conjunto de las marcas "americanas"<br />

con el número de acepciones nuevas. Destacan Argentina y Colombia en las marcas<br />

concretas de países, y otro buen número supera la treintena de nuevas acepciones 13 . Se trata<br />

de una importante cantidad de nuevas acepciones, sobre todo en comparación con las escasas<br />

novedades que veíamos del español peninsular 14 .<br />

Méj.<br />

Hispam.<br />

Am. C.<br />

Antill.<br />

Am. S.<br />

C. Rica<br />

Salv.<br />

Guat.<br />

Hond.<br />

Nic.<br />

Pan.<br />

Cuba<br />

P. Rico<br />

R. Dom.<br />

Arg.<br />

Bol.<br />

Chi.<br />

Col.<br />

Ec.<br />

Perú<br />

Par.<br />

Ur.<br />

Ven.<br />

R. Pl<br />

Acepciones nuevas con cada una de las marcas "americanas"<br />

1 1 1 1 1 1 1 1 1<br />

- 1 1 1 1 1 1 1 1 1 50<br />

- 1 1<br />

~=i: \<br />

i<br />

- i 9<br />

~3 4<br />

" 1 ,<br />

.1 J<br />

- 1 ¡<br />

- 1<br />

" 1<br />

" 1<br />

" 1<br />

- !<br />

1<br />

- 1<br />

- 1<br />

I<br />

- 1<br />

- 1<br />

- 1<br />

1<br />

~3 2<br />

1 1<br />

Ilf<br />

15<br />

2<br />

15<br />

15<br />

1 71<br />

I -s l<br />

1 1 1 40<br />

15<br />

1 1 .<br />

i /<br />

2<br />

i<br />

1 13<br />

1 1 r if<br />

1 29<br />

1 s<br />

35<br />

• • • • • i<br />

18<br />

0 5 10 15 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 85<br />

GRÁFICO 6<br />

'3<br />

79<br />

D Nuevas<br />

(658)<br />

13 Recuérdese que estamos hablando de una sola letra del diccionario.<br />

14 Como es sabido, el aumento de americanismos en la última edición académica ha sido muy importante; el<br />

propio Preámbulo del diccionario dice así: "se ha más que duplicado el número de americanismos en artículos,<br />

acepciones y marcas". Según los gráficos y estadísticas que sobre la nueva edición del diccionario aparecen en<br />

la página web de la RAE se ha pasado de 8.120 acepciones americanas a 18.749, y de 12.494 marcas a 28.171.<br />

Con respecto a los dialectalismos peninsulares la tendencia, sin embargo, parece la contraria: de 4.467 acepciones<br />

dialectales españolas se ha pasado a 3.772, y de 5.397 marcas a 4.683.


366<br />

<strong>RENOVACIÓN</strong> <strong>LÉXICA</strong> Y <strong>DICCIONARIO</strong>: <strong>EL</strong> <strong>NUEVO</strong> MOLINER<br />

Hemos podido comprobar, tras el análisis de este primer grupo del primer bloque, que<br />

la mayor parte de estas nuevas acepciones están en el diccionario académico. Sin embargo,<br />

muchas de ellas han sido modificadas, bien con la adición de otros países, bien con la supresión<br />

del país consultado, o bien con la eliminación de toda la acepción.<br />

Podemos concluir, pues, aunque parcialmente 15 , que el diccionario si bien no es la fuente<br />

más idónea para un estudio teórico sobre la neología, sí refleja el cambio lingüístico que se<br />

produce diariamente en la sociedad. El diccionario, como el producto social más importante<br />

con el que cuenta una lengua, recoge dicho cambio. Es verdad que este primer grupo es el<br />

menos representativo, en comparación con los otros grupos que analizaremos. Es el grupo<br />

en el que menos innovaciones se han producido. Éstas se darán especialmente, como veremos<br />

en la segunda parte de nuestro trabajo, tanto en el grupo marcado técnicamente como<br />

en el bloque de "novedades sin marca".<br />

Referencias bibliográficas<br />

Azorín, D. (2000): "Formas de creación léxica en el lenguaje de los jóvenes a partir de un corpus oral<br />

del español contemporáneo", LEA, XXII/2, págs. 211-240.<br />

Bastuji, J. (1974): "Aspects de la néologie sémantique", Langages, 36, págs. 6-19.<br />

Cabré, T. (1993): La terminología. Teoría, metodología, aplicaciones. Barcelona, Editorial Antártida<br />

/ Empuries.<br />

Casas Gómez, M. et alii (1998): Estudios sobre el Diccionario de uso del español de María Moliner.<br />

Cádiz, Universidad de Cádiz, Servicio de Publicaciones.<br />

Dubois, J. et alii (1973): Diccionario de lingüística. Madrid, Alianza Universidad.<br />

Dubuc, R. (1999): Manual de terminología. Trad. de Ileana Cabrera. Chile, RIL editores.<br />

Fajardo, A. (1996-1997): "Las marcas lexicográficas: concepto y aplicación práctica en la Lexicografía<br />

española", Revista de Lexicografía, III, págs. 31-57.<br />

Guerrero Ramos, G. (1997): Neologismos en el español actual. Madrid, Arco Libros.<br />

Rey, A. (1976): "Le néologisme: un pseudo-concept?", Cahiers de Lexicologie, 28, págs. 3-7.<br />

Mejri, S. (1995): La néologie lexicale. Tunis, Publications de la Faculté des Lettres de a Manouba.<br />

Serie: Linguistique. Volume: IX.<br />

Moliner, M. a (1966-1967): Diccionario de uso del español. 1. a ed. Madrid, Gredos. (Moliner-66).<br />

Moliner, M. a (1998): Diccionario de uso del español. 2. a ed. Madrid. Gredos. (Moliner-98).<br />

RAE (1992): Diccionario de la lengua española. 21. a ed. Madrid, Espasa. (DRAE-92).<br />

RAE (2001): Diccionario de la lengua española. 22. a ed. Madrid, Espasa. (DRAE-2001).<br />

Rondeau, G. (1984): Introduction á la terminologie. Québec, Gaetan Morin.<br />

Seco, M. (1998): "Presentación". En Moliner, M. a (1998), págs. XI-XII.<br />

15 Recuérdese que nos queda por analizar una parte importante de lo que hemos considerado renovación léxica<br />

en el diccionario de M. Moliner.

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