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LA MALDICIÓN No pido que me crean, pero realmente sucedió. La ...

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<strong>LA</strong> <strong>MALDICIÓN</strong><br />

<strong>No</strong> <strong>pido</strong> <strong>que</strong> <strong>me</strong> <strong>crean</strong>, <strong>pero</strong> real<strong>me</strong>nte <strong>sucedió</strong>. <strong>La</strong> noche era calurosa y<br />

hú<strong>me</strong>da. Después de despertar varias veces, fui hasta la cocina para<br />

tomar agua. Al volver a la penumbra de mi cuarto, escuché un ruido <strong>que</strong><br />

venía de afuera, del fondo del terreno, <strong>que</strong> es hacia dónde da la ventana.<br />

Aparté un poco la cortina y busqué con la vista la causa del ruido. <strong>La</strong><br />

luna, <strong>que</strong> esa noche estaba completa<strong>me</strong>nte redonda, había creado un<br />

escenario en el cual se batían la claridad y la oscuridad. En el fondo<br />

tengo un gran árbol <strong>que</strong> da sombra a unas higueras, hay un parral y<br />

algunas flores. Entre la quietud de las plantas se movía una sombra y el<br />

cuerpo <strong>que</strong> la proyectaba. Al pasar frente a una higuera se recortó el perfil<br />

de una persona baja y ancha, rolliza, de vientre abultado y andar<br />

disparejo. Los bultos de la defor<strong>me</strong> figura delataban <strong>que</strong> era una mujer.<br />

Después de la pri<strong>me</strong>ra impresión, <strong>que</strong> <strong>me</strong> hizo erizar la piel, reconocí<br />

a<strong>que</strong>lla silueta, y lo hice un instante antes de <strong>que</strong> volteara hacia mí de<br />

pronto. Con espanto, vi <strong>que</strong> su cara (<strong>que</strong> era normal<strong>me</strong>nte desagradable)<br />

estaba más deformada y lucía terrorífica. Su papada, sus arrugas, su<br />

enor<strong>me</strong> boca, las ojeras, parecían haberse acentuado horrible<strong>me</strong>nte.<br />

Su nombre es Lissandra, en el barrio tiene <strong>me</strong>recida fama de bruja, de<br />

practicante de vudú, y de adoradora del Diablo.<br />

A<strong>que</strong>lla vieja, <strong>que</strong> esa noche parecía un monstruo, <strong>me</strong> miró unos<br />

segundos hasta <strong>que</strong> la tragó la sombra del árbol y dejé de verla. Después<br />

de eso no volví a acostar<strong>me</strong> esa noche.<br />

Por la mañana, vi <strong>que</strong> una ambulancia se estacionó frente a la casa de<br />

unos vecinos, poco después se llevaron a mi vecino, a López. Cuando <strong>me</strong><br />

acerqué a preguntar su esposa <strong>me</strong> dijo <strong>que</strong> no sabían qué le había pasado,<br />

<strong>que</strong> durante la madrugada se había sentido mal de pronto.<br />

Al otro día consulté nueva<strong>me</strong>nte a mi vecina.


- ¿Cómo sigue López doña?<br />

- Mal - <strong>me</strong> respondió -. Los doctores no saben qué tiene - y acercándose<br />

más <strong>me</strong> confesó -. Yo creo <strong>que</strong> le pusieron “algo”, algo malo, vio.<br />

Enseguida entendí <strong>que</strong> se refería a una brujería, y recordé <strong>que</strong> la vieja<br />

Lissandra iba atravesando mi terreno como si viniera de la propiedad de<br />

los López. Dos días después mi vecino murió.

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