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I. Actas del I Congreso Internacional "Baltasar Gracián: pensamiento

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<strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong> IV Centenario (1601-2001)<br />

<strong>Actas</strong><br />

I<br />

<strong>Congreso</strong> <strong>Internacional</strong><br />

«<strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>: <strong>pensamiento</strong> y erudición»<br />

(Huesca, 23-26 de mayo de 2001)<br />

Aurora Egido, Fermín Gil Encabo, José Enrique Laplana Gil (eds.)<br />

COLECCIÓN ACTAS<br />

FILOLOGÍA


<strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong> IV Centenario<br />

(1601-2001)<br />

<strong>Actas</strong><br />

I<br />

<strong>Congreso</strong> <strong>Internacional</strong><br />

«<strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>: <strong>pensamiento</strong> y erudición»<br />

(Huesca, 23-26 de mayo de 2001)<br />

Aurora Egido, Fermín Gil Encabo, José Enrique Laplana Gil (eds.)<br />

í S<br />

INSTITUTO DH ESTUDIOS ALTOARAGONESES<br />

INSTITUCIÓN «FERNANDO EL CATÓLICO»<br />

GOBIERNO DE ARAGÓN<br />

Huesea-Zaragoza, 2003


FICHA CATALOGRÁFICA<br />

PUBLICACIóN NúMERO 2.427<br />

DE IA<br />

INSTITUCIóN «FERNANDO EI CAIóUCO» (EXCMA. DIPUTACIóN DE ZARAGOZA)<br />

PLAZA DE ESPAñA, 2 50071 ZARAGOZA (ESPAñA)<br />

TELS. [34] 976 28 88 78/79 • FAX (34) 976 28 88 69<br />

¡fc@dpz.es<br />

http://ifc.dpz.es<br />

CONGRESO INTERNACIONAL SOBRE BALTASAR GRACIAN |l* 2001. HUESCA).<br />

<strong>Baltasar</strong> Gradan IV Centenario (1601-2001}. <strong>Actas</strong> <strong>del</strong> I <strong>Congreso</strong> <strong>Internacional</strong><br />

«<strong>Baltasar</strong> Gradan: <strong>pensamiento</strong> y erudición»: celebrado en Huesca, 23-26 de mayo de<br />

2001 / Aurora Egido, Fermin Gil Encobo y José Enrique Laplano Gil, eds.—Zaragoza:<br />

Institución «Fernando el Católico», Instituto de Estuidos Altoorogoneses y Gobierno de<br />

Aragón, 2003.<br />

392 p , il.; 24 cm<br />

ISBN.: 84 7820-728 7 (obro completa)<br />

84 7820 729-5 (vol. I)<br />

1. <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong> <strong>Congreso</strong>s y asambleas I EGIDO, Aurora, coord II GIL ENCABO,<br />

Fermin, coord. III. LAPIANA GIL, José Enrique, coord. IV. Institución «Femando el Cató­<br />

lico», ed.<br />

© Los autores.<br />

O De la presente edición.<br />

Instituto de Estudios Altoorogoneses,<br />

Institución «Fernando el Católico»<br />

y Gobierno de Aragón<br />

ISBN.: 84-7820-728-7 (obra completo)<br />

I.S.B.N.: 84-7820-729-5 (volumen I)<br />

DEPóSITO LEGAL. Zl .447-2004<br />

DISEñO DE CUBIERTA: Francis Meléndez<br />

PREIMPRESIÓN: Ebro Composición, S.L. Zaragoza.<br />

IMPRESIóN: INO. Reproducciones Zaragoza.<br />

IMPRESO EN ESPAÑA UNIÓN EUROPEA


A la memoria de<br />

Miguel Batllori, S. /..<br />

y Ceferíno Peralta. S. I.


Renato de <strong>Baltasar</strong> Gracttn procedente <strong>del</strong> antigua Colegio de losjesuitai<br />

ile Culatuyud ÜiNKI) de Calatayudl.


PROLOGO<br />

A Huesca le correspondía, por muchas razones, la primacía en el orden académico<br />

de los actos que a lo largo de 2001 unieron lugar con motivo <strong>del</strong> IV<br />

Centenario <strong>del</strong> nacimiento de Mallasar Ciraeián, pues aunque las estancias en las<br />

que allí vivió el jesuíta fueron relativamente breves en el tiempo, resultaron, sin<br />

embargo, muy fructíferas en la amistad, el estudio, la creación literaria y las<br />

publicaciones. Inaugurado institucionalmente el Año Graciano en Bclmonte. el 9<br />

de enero, y tras las Jornadas dedicadas a su obra en el zaragozano Centro Pignatelli,<br />

un amplio programa de actividades y publicaciones rememoraba el nombre<br />

y la obra <strong>del</strong> escritor aragonés más universal de todos los tiempos. A la<br />

iniciativa <strong>del</strong> Gobierno de Aragón, a través <strong>del</strong> Departamento de Cultura y<br />

Turismo, presidido por Javier Callizo, se sumaron otras instituciones públicas<br />

y privadas en un esfuerzo común para el mejor conocimiento y divulgación de<br />

su obra. Más allá de cualquier frontera, la convocatoria obtuvo justa correspondencia<br />

en diversos lugares de España y <strong>del</strong> mundo, al coincidir con otras iniciativas<br />

que trataban de avanzar en el estudio de Gradan, como la de la<br />

universidad Libre de Berlín, el Instituto Oriental de la Universidad de Palcrmo,<br />

la UNED de Calatayud. la Universidad de Valencia, los numerosos centros <strong>del</strong><br />

Instituto Cervantes en Europa y África o el XIV <strong>Congreso</strong> de la Asociación <strong>Internacional</strong><br />

de Hispanistas en la ciudad de Nueva York, entre otros muchos.<br />

Kl <strong>Congreso</strong> oscen.se. <strong>Baltasar</strong> Gradan: <strong>pensamiento</strong> y erudición, celebrado<br />

entre el 2,i y el 26 de mayo de 2001, se diseñó como un conjunto de ponencias<br />

que fuesen complementarias de las que iban a configurar el <strong>Congreso</strong> <strong>Internacional</strong><br />

<strong>Baltasar</strong> Gradan en sus obras, proyectado para noviembre de ese mismo<br />

año en Zaragoza. Las Adas que las recogen pretenden ser consecuencia de ese<br />

gusto por la variedad y la unidad que fuera premisa de la estética gradaría, y así<br />

pueden ser leídas, enriqueciéndose cada uno de los trabajos a la luz de los<br />

otros. Prestigiosos especialistas europeos y americanos en las distintas ramas <strong>del</strong><br />

saber, que confluyen en la obra literaria de Gradan, acudieron a la cita de<br />

Huesca, en la que no faltó la presencia <strong>del</strong> incansable y sabio Miguel Batllori,<br />

veterano de los gracianistas —tristemente desaparecido al publicarse estas<br />

líneas—, y el recuerdo de la figura de Ceferino Peralta, que tanto trabajara en la<br />

edición y estudio de la obra <strong>del</strong> belmontino. En el presente volumen se publican<br />

ahora los resultados de los trabajos allí presentados conformando un amplio<br />

arco que incluye asuntos y temas relativos a la paremiología, el arte, la emblemática,<br />

ki preceptiva, la historia, la política y la filosofía, dentro <strong>del</strong> ancho<br />

campo de las Humanidades. Materias que Gradan manejó con despejo y aplicó


PRÓLOGO<br />

con ingenio y que. tal ve/ tomo en ningún otro escritor de su tiempo, deben<br />

tenerse muy en cuenta a la hora de analizar convenientemente sus obras. Desde<br />

los fundamentos escolares que constituyeron los hábitos de la época, estas <strong>Actas</strong><br />

ofrecen, en un cartapacio escolar, nuevos puntos de partida para interpretar y<br />

leer con acieno no sólo la escritura <strong>del</strong> jesuíta aragonés, sino la de muchos otros<br />

escritores de su tiempo, a los que puede aplicarse un sentido semejante <strong>del</strong><br />

canon o idénticos usos en el manejo de la erudición o en el empleo de conceptos<br />

afines. Digna es de señalar también la renovación de los estudios que<br />

conciernen a la relación con sus coetáneos aragoneses y la revisión que estas<br />

páginas implican sobre las cuestiones relativas a la agudeza ingeniosa, los usos<br />

de las diversas polianteas y el parangón con las imágenes <strong>del</strong> arte aragonés de<br />

su época. Los aspectos eme atañen a la literatura comparada completan un panorama<br />

rico en sugerencias que redundarán en el mejor entendimiento de la vida<br />

y la obra de <strong>Baltasar</strong> Gradan. Un autor de plena vigencia, como supo poner de<br />

manifiesto José Antonio Marina en una disertación que, al igual que la <strong>del</strong> historiador<br />

Xavier Gil Pujol, lamentablemente no hemos podido recoger en estas<br />

páginas. Fl lector podrá leer, sin embargo, ampliada la <strong>del</strong> segundo de ellos, en<br />

el Archivo ele Filología Aragonesa.<br />

Junto al programa de conferencias y mesas redondas, los numerosos alumnos<br />

y profesores que participaron en el <strong>Congreso</strong> y muchas personas de Huesca<br />

tuvieron la ocasión de escuchar en la Catedral el concierto sobre -La polifonía en<br />

la época de <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>» que ofreció la Coral Oséense, y <strong>del</strong>eitarse, en el<br />

silencio de la Iglesia de la Compañía de Jesús, con el recital de textos sacados de<br />

las obras <strong>del</strong> jesuíta por el actor José Luis Pellicena que, en formato digital, se<br />

publica como anejo de este volumen, para <strong>del</strong>eite de sus lectores. Durante el<br />

<strong>Congreso</strong> se presentó la edición facsímil <strong>del</strong> ejemplar publicado en Madrid. 1639,<br />

de SHeme de <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong> (Zaragoza. Gobierno de Aragón-IFC. 2001), así<br />

como los números extraordinarios dedicados a <strong>Gracián</strong> en las revistas Titria 54,<br />

Trébede 46, ínsula 655-656, junto al monográfico «Al margen de <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>-,<br />

publicado en el Boletín de la Fundación Federico García larca 29-30.<br />

Cumple ahora dar las gracias al Gobierno de Aragón y al Instituto de estudios<br />

Altaoaragoneses, que organizaron y patrocinaron el <strong>Congreso</strong>, así como a<br />

la Universidad de Zaragoza, a la Institución Fernando el Católico, al Cabildo<br />

Catedralicio de Huesca y a la Compañía de Jesús, por su colaboración. Mención<br />

especial merecen los ponentes y alumnos que dieron vida durante unos días al<br />

discreto magisterio de Critilo y Andrenio. Respecto a la preparación y desarrollo<br />

<strong>del</strong> <strong>Congreso</strong> y a la elaboración de las <strong>Actas</strong>, cabe decir que se deben a los buenos<br />

oficios de los coordinadores <strong>del</strong> mismo, Fermín Gil Encabo y José Fnrique<br />

Laplana. Colaboraron con ellos los profesores María <strong>del</strong> Carmen Marín y José


PRÓIOGO<br />

Miguel Oltra Tomás. Kl Instituto de Kstudios Altoaragoneses de la Diputación de<br />

Huesca, dirigido por Fernando Alvira, puso todos sus medios para el buen desarrollo<br />

de las ¡ornadas a través de su Secretaría Técnica, coordinada por Filar<br />

Alcalde, y <strong>del</strong> Gabinete de Prensa, regido por Inmaculada Casasnovas. Se dio así<br />

respuesta a la demanda <strong>del</strong> pasado oséense en el que <strong>Gracián</strong> vivió, pensó,<br />

escribió y publicó sus obras, trabando amistades que le apoyaron y enriquecieron,<br />

como las de Lastanosa y Salinas, aunque algunas se a<strong>del</strong>gazaran o cambiaran<br />

de rumbo con el paso de los años. Kn /:'/ Criticón, donde se recrea el palacio<br />

de Salastano, teatro de prodigios y maravillas anticuarías, Gradan sublimaba<br />

aquel remanso de lectura y amistad prolongado en el corto paseo a las prensas<br />

de Nogués. Allí también desarrolló esa idea (tan borgiana) de la biblioteca como<br />

paraíso, recordando los anaqueles repletos de libros que devoró en las librerías<br />

de la Compañía en Calatayud, Gandía y otros muchos lugares que, como la casa<br />

de Lastanosa y la biblioteca de los jesuítas, le permitieron un constante diálogo<br />

con los escritores <strong>del</strong> pasado. A la par, surge, por los espacios oscenses, el<br />

recuerdo <strong>del</strong> latió humano y generoso de un hombre que fue visto por algunos<br />

de sus superiores como demasiado laxo en el perdón y en el trato con seglares<br />

y pecadores.<br />

Tanto estas <strong>Actas</strong> como el <strong>Congreso</strong> que las originó, se abrigan al costado ele<br />

una erudición concebida gracianamente como fuente <strong>del</strong> saber, tesoro y alivio<br />

de la vida y hasta pane de la felicidad, según nos enseña la Agudeza. Sus páginas<br />

componen una nutrida y variada despensa que convendrá visitar para entender<br />

cabalmente las obras de un autor que la sintió como alimento de la memoria<br />

y sustento <strong>del</strong> ingenio. Hilas conforman un intento de aproximación a la obra<br />

graciana que palie las carencias de lo que bien puede llamarse un "Barroco sin<br />

conceptos", fruto de los excesos historiográfieos a los que llevó la aplicación de<br />

la metodología artística a la esfera literaria desde principios <strong>del</strong> pasado siglo.<br />

Todo ello en detrimento de lo que fue sustancia de una época cimentada en los<br />

presupuestos <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> renacentista, tan rico en ideas.<br />

Kl conjunto de estas <strong>Actas</strong> conforma una constelación de métodos y temas<br />

que esperamos ayude al mejor conocimiento de un autor que exige muchos<br />

desciframientos. Como decía Alfonso Reyes, uno de los más finos lectores de<br />

<strong>Gracián</strong>: -esta doctrina de la integración es tan vieja como la verdad- y -cada<br />

método pide sus armas a los otros».<br />

Aurora Homo<br />

Comisaria <strong>del</strong> Gobierno cíe Aragón<br />

¡Hita el IV Centenario de <strong>Baltasar</strong> (inician f !(>()/-20()J)<br />

y Directora <strong>del</strong> <strong>Congreso</strong><br />

11


AUTOBIOGRAFÍA GRACIANA<br />

MIGUEl BATLIORI<br />

La gracianista máxima de nuestros días lia tenido la amabilidad de invitarme<br />

hoy, en el primer <strong>Congreso</strong> sobre Gradan en el cuarto centenario de su naci­<br />

miento, y aquí, en su Muesca, también la de su Mecenas don Vincencio Juan,<br />

para exponer mi vivencia, y mis vivencias, de <strong>Baltasar</strong> Gradan, y <strong>del</strong> padre Bal­<br />

tasar Gradan, de la Compañía de Jesús, un tiempo -lector de Escritura- en el<br />

colegio de Zaragoza. Y para que esta mi ponencia pudiese ser más vivencia! se<br />

me permite desarrollarla en forma oral, al margen de todo protocolo académico.<br />

Se trata, pues, de platicar, aquí y hoy, sobre lo que la Persona y la Obra<br />

—ambas con mayúscula— han significado para mí no en mi vida literaria,<br />

sino en mí mismo, en mi vida tanto humana como religiosa, casi al margen<br />

de mi vida intelectual.<br />

Se trata de varios temas, de los que voy a dejar de lado —reservándolo para<br />

el Coloquio graciano, o gracianiano, convocado por la Universidad Libre de Ber-<br />

lín para el próximo mes de octubre— el relativo a mis publicaciones sobre ("ini­<br />

cian a partir de 1948 hasta ahora: cuatro años más de medio siglo, cuando<br />

llevaba ya más de veinte años de gracianismo clandestino, de mis estimulantes<br />

lecturas juveniles de <strong>Gracián</strong>.<br />

Mas, comenzando por lo último, no puedo dejar de evocar —hoy y aquí de<br />

nuevo— la profunda impresión que me dejó la celebración <strong>del</strong> 8 de enero de<br />

este mismo año en Belmonte, ahora ya Helmonte de <strong>Gracián</strong>. listaban, sí, pre­<br />

sentes las más altas personalidades de Aragón, y de Zaragoza. Pero, sobre todo,<br />

estaba allí presente el pueblo entero, con su alcalde y su Ayuntamiento en cor­<br />

poración, todo el pueblo que ahora vive en el habitat habitual que acogió en su<br />

seno al niño <strong>Baltasar</strong> Gradan recién nacido, como en su primer espacio vital.<br />

El pronto traslado de su padre, el -dolor médico* don francisco Gradan y<br />

Carees, licenciado en Medicina, desde Belmonte a Ateca para ejercer su profe­<br />

sión allí, junto a la frontera con Castilla, sólo permitió a <strong>Baltasar</strong> tantear en Bel­<br />

monte sus primeros pasos, los que pudo andar en el primer año y medio de su<br />

vida, los primeros que enraizan a un hombre en su propia tierra. Hl maduro<br />

[ 13]


MIGUE! BAI1IORI<br />

escritor <strong>Gracián</strong> no pudo recordar en sus obras Belmonte, ni sus campos, ni su<br />

río, pero siempre tuvo presente la que él apellidaba -la buena tierra de Aragón-,<br />

que en su conciencia era toda la comarca de Calatayud, la de Marcial y la <strong>del</strong><br />

marcialismo constantemente vivido y convivido. En los catálogos de su provincia<br />

jesuíta de Aragón consta casi siempre el nombre de Belmonte como el de su<br />

patria, a veces en alternancia con Calatayud. Pero fue en aquel lugar, y no en<br />

esta ciudad, donde vio la luz primera el Hombre / Andrenio que luego se metamorfoseará<br />

en la Persona / Critilo. Este no pertenecerá ya ni a Belmonte, ni a<br />

Calatayud, ni a Aragón, ni a la España de los Austrias, sino al Mundo.<br />

Mi primer contacto vital lo tuve ya con este aragonés <strong>del</strong> Barroco europeo.<br />

Como historiador me ha gustado partir siempre de la Geografía, de la tierra en<br />

que se desarrolla la Historia. Como historiador medievalista, que por aquí<br />

comencé, y como modernista y también a veces como contcmporaneísta, me he<br />

sentido siempre muy vinculado a toda la Corona de Aragón, la de aquende y<br />

allende los Pirineos, aquende y allende las riberas ibéricas <strong>del</strong> Mediterráneo<br />

occidental; esta corona de pueblos libres, con un mismo monarca, con quien se<br />

pactaba, se convivía o contra quien se rebelaban, si no cumplía lo pactado.<br />

No puedo dejar de recordar, ahora, que como historiador hice mis primeros<br />

pinitos, y han pasado ya setenta y cuatro años, en el Archivo de la Corona de<br />

Aragón, donde la documentación de sus cuatro reinos hispánicos —más exactamente,<br />

tres reinos y un principado— se entreveraba con la procedente de Sicilia,<br />

Cerdeña, Atenas y Ñapóles.<br />

Y también como jesuíta, más tarde, en el Archivo Romano de la Compañía<br />

de Jesús, los registros de la serie Aragonia abarcaban conjuntamente los colegios<br />

de aquellos cuatro Estados, según la terminología política actual. Sus problemas<br />

solían ser comunes, o específicos; a las veces, contrastantes; semejantes también<br />

a los tic los restantes reinos de España, y aun de Europa, pero con algunos matices<br />

que los diversificaban o agravaban.<br />

El <strong>Gracián</strong> histórico me iba saltando de las páginas de aquellos registros<br />

romanos; saltando, pero siempre encuadrado en su propio ambiente histórico.<br />

Así se me fue perfilando ese Hombre/Persona, ese Andrenio/Critilo de una pieza<br />

que, como he recordado varias veces, había descubierto en mis años universitarios<br />

como tema más de lectura y discusión que de estudio inmediato y directo.<br />

Mi primer <strong>Gracián</strong> fue el escritor sobre quien hablábamos y discutíamos, en el<br />

Patio de Letras y por las calles, los libros bajo el brazo, con compañeros de<br />

curso: entre los de Historia. Xavier de Salas, también gracianista; entre los de<br />

Letras. Guillermo Díaz-Plaja y Carlos Clavería, -arcadcs ambo- en la Arcadia graciana,<br />

siempre cultivada con alternante gusto.<br />

[ 141


AUTOBIOGRAFÍA GRACIANA<br />

Paradójicamente, mis lecturas de Gradan cesaron con mi entrada en la Compañía<br />

de Jesús. En el enrarecido y caduco ambiente retórico de Veruela en Aragón<br />

y, luego, tras la disolución de los jesuítas en España, en San Mauro<br />

Torinese, Avigliana y Castello di Bollengo, en Piamonte y en el Valle de Aosta.<br />

Gradan era un nombre y un hombre tan vitando por su vida como por sus<br />

obras, siempre con el sambenito <strong>del</strong> mal gusto barroco. Allá Menéndez IVlayo<br />

continuaba vivo y llorido veinte años después de su muerte.<br />

Aquellos años tan grises me permitieron, en cambio, un cierto dominio <strong>del</strong><br />

latín y un conocimiento <strong>del</strong> griego mucho menos serio. Pero ambas lenguas me<br />

facilitaron una entrada en la cultura clásica greco-romana y. más tarde, una<br />

mejor comprensión de la problemática histórica y estética <strong>del</strong> Humanismo, <strong>del</strong><br />

Renacimiento, <strong>del</strong> Manierismo, <strong>del</strong> Barroco y, consiguientemente, de todo Gradan,<br />

no sólo el de la Agudeza y Arte de ingenio.<br />

Además en Bollengo, el año 1932, se me concedió un privilegio muy particular:<br />

la posesión de una llave de la biblioteca y de la sala de los libros nuevos<br />

y de las revistas en curso. Era como la llave y el duro de la mayoría de edad,<br />

cuando aún faltaban dos años para alcanzarla según el derecho foral de Cataluña<br />

entonces vigente. Ello me permitió allí, y durante el trienio en la facultad<br />

de Filosofía que los jesuítas de la Provincia de Aragón tenían entonces en Avigliana.<br />

ponerme algo al día en mis estudios históricos y literarios. Gradan volvió,<br />

pues, a interesarme, pero ya más como objeto de estudio, que no como<br />

lectura como en mis años mozos en Barcelona.<br />

Lis cosas cambiaron en 1936, con el estallido de la guerra incivil en España<br />

y el inicio de mis cursos teológicos en la Facultad de Teología de Sarria, trasladada<br />

entonces a San Remo, en la Liguria. 1.a guerra exacerbó los espíritus en<br />

mesura desigual dentro <strong>del</strong> mundo eclesiástico, y más en el mundillo clerical: los<br />

más conservadores se convinieron en neointegristas y los más moderados sólo<br />

pudieron, con grandes esfuerzos, moderar su moderación. Me refugié en los clásicos<br />

de la moderación y completé la lectura de los más clásicos de nuestro siglo<br />

XIX: a los catalanes Balines, Torras i Bages, Maragall, se superpuso el Menéndez<br />

Pelayo de sus últimos años, y a ellos se sumó mi Gradan de siempre: el que<br />

abominó de la política <strong>del</strong> conde-duque, antes ingenuamente exaltado, y me<br />

afianzó en su humorismo transcendental, siempre con una n filosófica, transkantíana,<br />

que no neokantiana.<br />

Aquellos tres años. 1936-1939, los de nuestra guerra —con un plural no<br />

mayestático, antes impuesto por la Historia, siempre oscilante entre Heráclito y<br />

DemÓcrítO, como la Vida y la Obra de Gradan—, nuestro belmontés fue mi<br />

mo<strong>del</strong>o, y a la vez mi padre espiritual, muy necesario en aquel ambiente bélico,<br />

[151


MU .111 I BAIMORI<br />

enrarecido además por los postreros años de un romano pontífice, ya casi clari­<br />

vidente solo ante el parigual peligro <strong>del</strong> comunismo y <strong>del</strong> nazismo, y de un pre­<br />

pósito general de los jesuítas cada vez más cerrado y más cerril, como viejo y<br />

polaco al mismo tiempo.<br />

Mi transcendental humorismo graciano era un pábulo constantemente encen­<br />

dido y relampagueante, lo que en aquel ambiente retranqueado de una guerra<br />

civil lejana y presente, era muy peligroso. Y al llegar el momento en que<br />

hubiera debido ordenarme sacerdote, 1938, hizo que se me considerara como<br />

no seguro, y que se me dejara para el año siguiente. Entonces no sabía aún, lo<br />

supe sólo más larde, que un fino jesuíta belga, exitoso escritor en francés, en<br />

aquellos mismos años aludía a una novena bienaventuranza para los jesuítas:<br />

Bienaventurados los pobres de ideas porque ellos serán llamados seguros.<br />

Destinado al colegio de Monlesión en Palma de Mallorca el año 1941, llegué<br />

allí tras doctorarme en Historia en la entonces Universidad Central, -para apro­<br />

vechar mi título- (sic) y para que -continuasen mis investigaciones-. Allí me salie­<br />

ron al paso dos temas locales y universales al mismo tiempo: Ramón l.lull y el<br />

concilio de Tiento. Pude pergeñar una primera síntesis <strong>del</strong> Lulismo en Italia<br />

—de allí me dicen que aún les sirve y que quieren traducirlo— y dirigir un volu­<br />

men misceláneo sobre -Mallorca en Tiento», en los años <strong>del</strong> cuarto centenario<br />

<strong>del</strong> concilio. No dejé <strong>del</strong> todo el Setecientos hispano-italiano, pero la tarea más<br />

constante era la enseñanza de la Historia, la Filosofía y las literaturas española y<br />

latina en los últimos cursos de bachillerato. Los alumnos que aún sobreviven,<br />

todavía recuerdan mis predilecciones por <strong>Gracián</strong> —uno de ellos, entusiasta cer­<br />

vantista, aún me reprocha esa insistente y persistente predilección.<br />

Los lectores de «El yermo de Hipocrinda- en la segunda parte de El Criticón<br />

saben que los jesuítas, para calificar a sus compañeros, indagaban si era -pro­<br />

feso-, pues en la Compañía sólo emitían, y emiten, la profesión solemne algu­<br />

nos sacerdotes más selectos, y eso tras muchos años de estudios y de vida<br />

religiosa. Yo tenía que emitirla en 1945, pero al prepósito provincial de enton­<br />

ces, siempre dudando de mi seguridad, aunque sin decirlo, me insinuó que,<br />

como yo no servía para los estudios, sería mejor que dejase la Compañía.<br />

Eso me lo decía un provincial que, por el solo hecho de haber nacido en un<br />

rincón de Aragón, ya se imaginaba que podía apellidarse Aragonés. Por<br />

supuesto, no sabía lo que ser Aragonés significaba para Gradan, ese -jesuíta<br />

desedificante» que bastaba para dudar de la seguridad de quienes lo admirasen.<br />

Claro que para él -estudios- significaba más los cánones que el derecho canó­<br />

nico, la escolástica más que la teología y la filosofía escolásticas, las rúbricas más<br />

que la liturgia, y ello le disculpa, en parte. Pero quien tenía que decidir en<br />

[ 16]


AUlOBIOGRAliA GRACIANA<br />

última instancia no era tan -seguro- como el provincial, y me concedió la profesión.<br />

El otro reaccionó procurando echarme por lo menos de la provincia ele<br />

Aragón —la de Gradan, aunque bastante distinta— y. ya que no consiguió<br />

enviarme a Bombay. como él hubiera preterido, celebró que me destinasen a<br />

Roma, para librarse así de un peligroso discípulo de un lejano y casi desconocido<br />

jesuíta desedificante.<br />

Así se me enviaba a un segundo, y más clorado aún, exilio clorado, no para<br />

estudiar más profundamente la Vicia y la Obra <strong>del</strong> belmontés. sino para terminar<br />

la bibliografía de los jesuítas españoles de los siglos XVI al XV11I y para seguir<br />

investigando sobre los exiliados setecentistas.<br />

Pero Roma me abitó otros muchos campos ítalo-españoles, europeos e iberoamericanos,<br />

y por todos esos caminos me han acompañado la ironía y el<br />

humorismo transcendental <strong>del</strong> Aragonés, su profunda religiosidad y el intentar<br />

armonizar siempre el <strong>pensamiento</strong> con su expresión precisa y bella.<br />

Solo debo añadir ahora que el haber tenido a Critilo, durante tantos años,<br />

como compañero en el Viaje de la Vida me ha permitido también comprender<br />

mejor a tantos Andrenios que se me han ido cruzando en todos mis itinerarios<br />

vitales y culturales desde la Europa Oriental a la América Occidental y desde el<br />

siglo XII al XX. y aun a los primeros pasos, tan inseguros, <strong>del</strong> XXI.<br />

17]


LASTANOSA Y GRACIAN: EN TORNO A SALASTANO<br />

FERMÍN Gil ENCABO I UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA<br />

Al P. Ceferino I J eralta. S. /.. fn memoriam graiitudint>nu¡ui><br />

•El que va a Huesca y no ve Casa de Lastanosa no ve cosa-. Resulta lugar<br />

común precisar que el condestable de Castilla y León, Bernardino Fernández de<br />

Velasco, tras visitar tal mansión, propuso rectificar este dicho y convertirlo en<br />

•Quien va a Huesca y no ve la casa de Lastanosa dexa de ver quanto tiene el<br />

Mundo-. Así ponderaba la impresión que le habían causado las posesiones de<br />

Vincencio Juan de Lastanosa y de ello dejaba constancia en la carta firmada en<br />

1636 incluida en un manuscrito que lleva la fecha de 1639. En el mismo dcxumenlo.<br />

la admiración que transmite y avala la carta crece incesantemente<br />

cuando el testimonio procede de nobles españoles y extranjeros y, en especial,<br />

al leer que el hermano de Luis XIII de Francia, el duque Gastón de Orleans, ha<br />

estado en casa de Lastanosa y que incluso lo ha hecho, y varias veces, el rey de<br />

España Felipe IV.<br />

La rectificación <strong>del</strong> Condestable hace suponer que existía la versión anterior,<br />

precisamente la que ha acabado por llegar hasta nosotros para evocar el desaparecido<br />

mundo <strong>del</strong> mecenas de <strong>Gracián</strong>. Un fascinante ambiente que este pudo<br />

conocer en sus dos estancias en Huesca (desde el verano de 1636 hasta el de<br />

1639 y desde julio o septiembre de 1645 hasta el otoño de 1649) y que reflejó<br />

1 Vid. Adolphe Coster, -Une description inéditc de la demeure de Don Vincencio Juan de Laslanosa-,<br />

Revue Hispanique, XXVI (1912). pp. 566-610; esp. pp. 581, 609-610. Coster transcribe el Ms.<br />

18727-15 de la BNM, documento conocido como Uis tres cosas más singulares que tiene la casa Je<br />

Uistanosa en este año de 1639. l'n ano después desarrolla sus implicaciones en <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>.<br />

1601-165H, New York-París. 1913, separata de Keitie llis/Hinií/tie. XXIX. 76 (décemhre 1913), pp. 347-<br />

752: traducción y notas de Ricardo <strong>del</strong> Arco en Zaragoza. Institución -Fernando el Católico-, 1947.<br />

Para lo citado y su contexto, tomado de Coster y dado por incuestionable de manera rutinaria, vid.<br />

Ricardo <strong>del</strong> Arco, 1.a erudición aragonesa en el siglo XVII en torno a Uistanosa. Madrid. Cuerpo<br />

Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, 1934. pp. 189-190.<br />

[ 19]


U-RMIN Gil FNCABO<br />

de manera especial en la crisi segunda de la segunda parte de /:/ Criticón rotu­<br />

lada -Los prodigios de Salastano».<br />

De los tres prodigios, colecciones, jardines y biblioteca, los libros de esta que<br />

atesoraba Lastanosa suelen ser tenidos como una fuente de información nada<br />

despreciable para las obras <strong>del</strong> propio <strong>Gracián</strong>, de manera que, desde las men­<br />

ciones explícitas a las alusiones, desde el lugar de imprenta a las servidumbres<br />

de la financiación y, en fin, desde el simple estímulo <strong>del</strong> ambiente amistoso a la<br />

participación formal o la real antaño propuesta en la autoría de las obras... como<br />

mínimo en todos estos aspectos las referencias a Lastanosa obtenidas de los<br />

volúmenes que poseyó, escribió o aluden a él son una parle inexcusable en el<br />

estudio de la obra y la vida <strong>del</strong> escritor de Belmonte. A las usuales menciones<br />

quisiera añadir el matiz de replantear las desprendidas de los documentos que­<br />

mas informan sobre las posesiones <strong>del</strong> mecenas, especialmente el de 1639, por<br />

si ayudase a ponderar el Lastanosa de ficción surgido de la pluma de <strong>Gracián</strong><br />

por comparación con el que muestran otros textos que describen sus prodigios 2 .<br />

-Quien va a Huesca...-. <strong>Gracián</strong>, que tan jugoso y variado uso de refranes y<br />

frases proverbiales presenta en sus obras, como ha mostrado Chevalier 1 , no<br />

parece haber sacado punta a este dicho, aun cuando recaló en lo oséense<br />

mediante las tixcnllas de lomeras-, que remiten a la tradición de la Campana<br />

de Ramiro el Monje, o mediante -entrar como Pedro por Huesca-, refiriéndose a<br />

Pedro I de Aragón que lo hace en 1096 casi sin resistencia y que Correas da<br />

como alusión proverbial usada en Aragón para referirse a los entrometidos. Y,<br />

sin embargo. la ausencia de tal dicho en <strong>Gracián</strong> no debió de ser un olvido por­<br />

que, al menos a la altura de la crisi X de la primera parte de El Criticón, quizá<br />

tendría que haber reparado en él aunque no necesariamente para usarlo allí<br />

cuando escribe -la dos veces buena Lisboa-. I'l comentario de Romera Navarro<br />

podría servir de indicio: -Dos veces buena, por serlo la ciudad misma y por su<br />

nombre (Lisboa), pues bóci significa buena en portugués. Recuérdese el refrán<br />

Para una información actualizada M>I>IV los aspectos mencionados, vid. Aurora Egido y<br />

Mana Carmen Marín (coords.), <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>: Estado de la cuestión y nuevas perspectivas, Zaragoza,<br />

DGA e Institución 'Fernando el Católico», 2001, asi romo los prólogos de Aurora Kgido a las<br />

ediciones de /:'/ Discreta, vid. injhi. ñola 3. y


IASTANOSA Y GRACIÁN: tN IORNO A .SAMSMNO<br />

quien no vido a Lisboa, no vido cosa lx>a. Hernán Núñez, Refranes, Lérida, 1621,<br />

fol. I05l*. En cualquier caso, el dicho citado por el Condestable quizás lia de­<br />

tenerse por surgido a raíz de las maravillas de Lastanosa como una adaptación<br />

a Huesca de lo que se aplicaba tiempo atrás y, como mínimo, a Lisboa pero rea­<br />

lizada en una lecha cuya imprecisión resultaría relevante".<br />

De la existencia y posible transmisión oral <strong>del</strong> dicho parece seguro Adolphe<br />

Coster en 1911, cuando menciona que se usaba no hacía mucho al comentar el<br />

manuscrito de donde procede y que publicará en 1912\ Tal noticia, si no fue<br />

directa, pudo obtenerla a partir de los trabajos sobre Lastanosa de Ricardo <strong>del</strong><br />

Arco, que en 1910 —el mismo año en que este precisa que Coster preparaba su<br />

estudio sobre <strong>Gracián</strong>— comienza a difundir datos y textos relativos a don Vin-<br />

cencio luego recopilados en el libro de 193 í. I-a erudición aragonesa en el siglo<br />

\ I // en Ionio a Utstanosa". A estos antecedentes ha de añadirse que en 1933<br />

Cf. <strong>Baltasar</strong><strong>Gracián</strong>. lil Criticón, cd. de M. Romera \';iv;irro [re/>rint\. 1 lildesheim-New York,<br />

c.forjí olm.s Verla}-, ITS. i. p. is(>; ni, p. I6.í; i, p. iw). en ll. ni. remite a Pedro IV como referencia<br />

.il rey que tuvo pr camarero a Pedro de Lastanosa, un antepasado de Vincencio. Otra oportunidad<br />

de alusión, aunque desechable f>or el contexto y el sentido, podría haberse dado en el<br />

pasaje de [II, iv p 279: -pues el que ve a Madrid, ve a sólo Madrid, el c|iie a I'arís no ve sino a<br />

París, y el que ve a Lisboa ve a Lisboa, pero el que ve a Roma las ve unías juntas.. ...<br />

-Don Bemardino faisail allusion á un proverbe qui avait cours il n'y a pas longtemps encoré<br />

á Huesca...-, Adolphe dosier. -Antiquaircs d'aulrefois. A propos de quclqucs Ictlres incdiles de<br />

Prancois l'ilhol. hebdomadier de Saint-Etienne de 'Ioulou.se, au chroniqueur d'Aragon non Pran<br />

eiseo Xinieiie/ de Urréa>, tiente des Pyrénées, XXIII


FERMÍN Gil ENCABO<br />

Gregorio Gota Hernández (Huesca, 1863-Madrid, 1945) no dudaba <strong>del</strong> USO <strong>del</strong><br />

dicho en el pasado, aunque el contexto en el que lo citan tanto él como Coster<br />

no parece confirmarlo al margen de la fuente común de 1639 pues no ofrecen<br />

ningún otro tipo de testimonio". Gota quizá resultase convincente porque lo presenta<br />

atestiguado como oído y con otra variante y porque no lo trae a colación<br />

al referirse al texto de 1639 sino cuando transcribe el comienzo de la descripción<br />

de la casa de Lastanosa realizada por el cronista Juan Francisco Andrés de Uztarroz<br />

en 1647, donde no se documenta". Pero el testimonio de Gota es doblemente<br />

precioso porque ya había evocado el dicho como vigente en 1894:<br />

Esta casa que tan célebre fue antaño, y dio renombre a la ciudad de Huesca,<br />

está próxima a ser derribada por justa denuncia <strong>del</strong> Arquitecto municipal oséense.<br />

Entre multitud de legajos y libros hemos tenido la dicha de encontrar algunos<br />

autógrafos que nos pondrán al corriente de algunos detalles, sobradamente curiosos,<br />

para conocer quiénes fueron los Lastanosa y probar por qué aun en nuestros<br />

días se repite la frase popular:<br />

Quien no bci fisto la casa ele UtsUtnosa<br />

no ha rislo cosa''.<br />

realizó <strong>del</strong> libro de Coster, precisa el momento de aparición oficial: -meses de abril-junio-), incertidumbre<br />

aplicable igualmente a un articulo de Gregorio García Ciprés —primero amigo y luego enemigo<br />

a raíz de la polémica sobre el escudo de Huesca— en que también se menciona el dicho<br />

(además de contener datos y frases textuales coincidentes con las de Del Arco): -Infanzones de Aragón.<br />

Los Lastanosa-, Linajes de Aragón, I, 10 (15-XI-1910), pp. 151-154 y I. 11 (1-XI1-I9I0), pp. 164-<br />

169; en p. 151 se lee: -...era adagio vulgar entre nuestros abuelos decir: el que va a Muesca y no<br />

ve la cas;i de Lastanosa, hágase- cuenta de que no ha visto cosa'-.<br />

-Quien no ha visto la casa de Lastanosa, no ha visto cosa' era el dicho popular entre los oscenses<br />

y toilos hablaban de las maravillas que dicha mansión custodiaba.»; cf. Gregorio Gola Hernández..<br />

•La casa de Lastanosa. l'n rolx> importante-, lil Diario de I Inesca. 2.1-1 V-1933. p. 1, reeditado por Juan<br />

Ciarlos Ara Torralba en Notas asccusi-s (Primera si'rie). Huesca, La Val de Onsera, 1997, pp. 119-122.<br />

" Juan Francisco Andrés de llztarroz, Descrificióii de la cusa tic Uistauosa-, Del Ano. en la<br />

erudición aragonesa, pp. 221-251, transcribe el texto <strong>del</strong> Ms de la BNM IX.727-55. En la erudición<br />

española en el siglo XVII y el cronista de Aragón Andrés de Uztarroz, Madrid. CSIC. 1950, 2 vols.<br />

pp. 499-500, fecha la obra en 1647. Kl texto es el mencionado por Larrea a Litassa en carta de 1788<br />

que copia Del Arco UM erudición aragonesa, p. 84; cf. pp. 174-175 y 192-198) y corresponde al<br />

manuscrito extractado por Cárdetela y Latassa. Su descripción y contenido, en Antonio Rodríguez<br />

Moñino y María Brey Marino, Catálogo de los manuscritos fxiéticos castellanos existentes en la<br />

Hihlioteca de The llispanic Society of America (siglos XV, XVIy XVII), 3 vols., New York, The USA,<br />

1965-1966; vol. I, I.XVl (1965), pp. 394-397. Algunos de sus componentes fueron estudiados por M. J<br />

Angeles llampo en -Tres poemas inéditos en torno a 1:1 Discreto de <strong>Gracián</strong>-, Alazel, 3 (1991), pp.<br />

107-112. He consultado el microfilm <strong>del</strong> Instituto de Estudios Altoaragoneses. tal este Ms. B2 i2 \ de<br />

la USA {.Lastanosa y Gastón (Miscelánea}), la Descripción, sin título ni autor, ocupa los ff. 2tr-5iv.<br />

Ui campana de Huesca. 38 (13 ó 14-X-1894), pp. 5-7; p. 5. Adviértase que Gota citará el dicho<br />

de la misma forma en 1933 C igualmente sin incluir la mención a Huesca. Por su parte. Del Arco<br />

[22]


IA51ANOSA Y GBACIAN EN IOÍNO A SAIASIANO<br />

Si el dicho tiene doble vía de transmisión, oral y escrita, habría que suponer<br />

que la original es la oral, pero esta solo se documenta en 1894 por Gota, quien<br />

parece darla por muerta a propósito <strong>del</strong> derribo de la casa de Lastanosa en ese<br />

año pues en 1933 la cita como cosa <strong>del</strong> pasado. Las circunstancias que rodean<br />

su doble formulación —con y sin inclusión de «Huesca»— hacen pensar que las<br />

vías no habrían tenido un tramo común. Las citas que a partir de 1911. con Coster,<br />

testimonian la escrita solo remiten al propio texto de 1639 que documenta<br />

la oral en 1636. La ausencia de menciones procedentes de ambas vías durante<br />

tres centurias, especialmente en los escritores más próximos a Lastanosa como<br />

<strong>Gracián</strong> y LIztarroz e incluso en otros textos <strong>del</strong> mismo Lastanosa, sugiere una<br />

anomalía o un supuesto erróneo en la existencia de dos vías, en la equiparación<br />

de sus formulaciones o en las bases documentales manejadas. Estamos, pues,<br />

ante una serie de pasos inciertos ele la asendereada vida de un dicho que, si<br />

constituye un capítulo minúsculo de las relaciones entre Gradan y su mecenas,<br />

podría funcionar como atisbo de una materia más densa e incita a desautomatizar<br />

algunos presupuestos que vinculan al Lastanosa histórico con el liieraturizado<br />

por <strong>Gracián</strong>.<br />

Al margen de los obvios matices, se suele producir una identificación entre<br />

el personaje real y el literario al anotar la crisi II, ii de /:'/ Criticón dedicada a<br />

Salastano. V. tanto en la explanación <strong>del</strong> texto como en los estudios que abordan<br />

la estancia de <strong>Gracián</strong> en Huesca, las referencias bibliográficas recalan en la<br />

obra de Ricardo <strong>del</strong> Arco genéricamente o, si se precisan detalles, en la descripción<br />

en prosa de Ilztarroz de 1647 que transcribe, aunque lo más usual es<br />

que se evoque el manuscrito editado por Coster. Ello encierra su lógica porque,<br />

dejando de lado cotejos particulares como, valga el ejemplo, el de libros —para<br />

lo que se recurre al catálogo editado por Selig y a comparaciones con el índice<br />

de 1635 o la Narración de 1662—, el documento de LIztarroz, con ser rico, preciso,<br />

sistemático y fiable en la información, queda arrumbado por el brillo <strong>del</strong><br />

que publicó Coster conocido como Las tres cosas más singulares que tiene la<br />

casa de Lastanosa en este año de 16.19'".<br />

—cf. supru, nota (>— lo da en 1910 de manera muy similar a Gota y lo tiene por vigente rédentemente<br />

(-hasta hace pocos años-), lo que cobra sentido en función de lo escrito |>or Gota en 1H94. A<br />

partir de 1910, Del Arco incluye la mención a Huesca y lo sitúa en la época de Lastanosa. en sintonía<br />

con el texto de 1639 publicado por Coster. Ello da pie para pensar que la primera alusión puede<br />

haber sido lomada de Gota, sin citarlo. Mencionar Huesca podría resultar ocioso, especialmente en<br />

una transmisión oral, para los oscenses pero conveniente o incluso necesario si se producía en un<br />

lunar distante y en caso de transmisión escrita. Véanse iiifrel. pp. 43 y "«.. detalles sobre Gota.<br />

'" Cf KarULudwlg Selig, Tbe Library of Vlncencfo Juan de ¡.«sinuosa. Patrón f Gradan,<br />

Genéve. I.ibrairie E. Droz, 1%


IIRMIN Gil f NCABO<br />

Este texto ha de reclamar nuestra atención al menos por su notorio desajuste<br />

entre las varias fuentes disponibles, observado solo con intentar seguir el rastro<br />

<strong>del</strong> dicho <strong>del</strong> Condestable. Y. si un elemento tan medular para conocer el<br />

mundo de Lastanosa ha sido siempre utilizado como garante testimonial, habrá<br />

que plantearse en qué medida afecta al componente de ficción -Salastano- la sin­<br />

gularidad detectada. O, quizás, hasta qué punte) esta invención literaria de 1653<br />

puede ser lomada como referencia para calibrar la naturaleza y la función <strong>del</strong><br />

documento de 1639. Porque, en el supuesto de estudiar este a partir de los pará­<br />

metros <strong>del</strong> Lastanosa creado por <strong>Gracián</strong> en vez de usarlo como referente ina­<br />

movible, quizás ofrezca un aspecto nuevo y su singularidad se entienda como<br />

pertenencia a una categoría distinta. En ese caso, el texto de ](>.*>r Lastanosa en 1634-35 por el resumen que realizó<br />

Latassa y por las canas que al respecto cruzo con el conde de Guimerá, quien le hizo observaciones<br />

sobre las irregularidades de su estructura; lid. las lraiiscri|XÍones en IVl Areo, IJI erudición<br />

aragonesa, pp. 199 y SS., pp. 122 y SS. Diego Viniendo de Vidania, en la versión extensa —liil. injhl.<br />

p. 39— de la •Carta» que incluyó al (rente <strong>del</strong> Tratado de ln moneda faquesa (Zaragoza, ihM) de Lastanosa,<br />

cita unas cifras on Yiccniio Juan de Lastanosa, gentilhombre de la<br />

Casa de su Majestad que santa gloria haya- que constituye el inventario a la muelle de Lastanosa para<br />

ponerlas a la venta. He tenido acceso a ella en el manuscrito que posee Francisco Asín.<br />

[24]


IASIANOSA Y GRACIAN tN IORNO A SAIASfANO<br />

hacia atrás, ¿cómo explicar c|iic objetos maravillosos que, según allí se lee, recalaron<br />

reyes y nobles a los antepasados de Vincencio y han llegado hasta él no<br />

figuren en el inventario realizado en 1596 de los bienes de su abuelo, a quien a<br />

la larga heredaría? 12 . Incluso se comprueban discordancias en lo que ha de<br />

tenerse por más neutro y objetivo; así, la galería sobre el jardín que Uztarroz<br />

menciona como proyectada en 1647 y que en 1639 se da por hecha' 4 . Y, sin<br />

embargo, aunque el texto de 1639 es atribuido a Listanosa desde que Cosler lo<br />

propuso, a Uztarroz debemos otorgarle más crédito. Al margen <strong>del</strong> que merece<br />

en tanto que cronista —si bien tuvo como auténticos documentos falsificados en<br />

San Juan de la Peña—, porque hay otras fuentes relativas a Lastanosa que lo<br />

corroboran, como el manuscrito Genealogía déla noble casa de lastanosa", que,<br />

en una de sus fases, estaba listo para la imprenta en 1651 y con la Aprobación<br />

<strong>del</strong> propio Uztarroz fechada en 1652. Los dibujos que contiene permiten dar por<br />

ciertas las menciones que Uztarroz hace, por ejemplo, de distribuciones y edificaciones.<br />

Más aun y a propósito de- cómo se refleja el laberinto en tales ilustraciones:<br />

según lo menciona Uztarroz (aunque en su otra descripción en verso <strong>del</strong> mismo<br />

161 - no lo nombre"), "Rodea esta calle cubierta aquel triángulo que se refirió,<br />

dando principio y entrada a un laberinto con que se ocupa este espacio; y acabadas<br />

de andar sus calles, fenece en un gabinete...-. Tanto en Uztarroz como en<br />

la Genealogía se trata de un laberinto propio de la época y de larga tradición:<br />

un viaje figurado en un bosque domesticado que lleva al peregrino a su destino<br />

sin otro requisito que recorrerlo puesto que no hay alternativas donde escoger<br />

o tras las que perderse. Por el contrario, en el documento de 1639 parece responder<br />

a un concepto más tardío o más libresco ya que su rasgo diferenciado!'<br />

es el contrario: -y se entra por una calle de murta hacia la derecha; después<br />

vuelve sobre la izquierda. Ya de aquí, a cualquier mano que se echen, ya no<br />

saben por dónde van ni aún quizás no acertarían a salir pues ha sucedido entrar<br />

'-' El inventario, en Del Arco. La erudición aragonesa, pp. I7S-I82.<br />

" -...tiene Puerta este retrete para una galería que cruza toda la tasa |*>r la Parte <strong>del</strong><br />

Poniente, con vista a los lardines por sobre las casas de los lardineros, Pintada (oda ella de Monterias<br />

muí bien hechas...», Aclolphe Costor, -Une description inédito...-, p. 569; -I-i otra testera<br />

opuesta a la que se refiere tiene una puerta por donde se lia de entrar a una galería que si" lia de<br />

labrar sobre el jardin.-, en Del Arco. Ui erudición aragonesa, p. 235.<br />

" Cf. II. 22Kr. 229r, 2.\2r. 2,-tfr <strong>del</strong> Ms 22.609 de la Biblioteca Nacional de Madrid.<br />

11 *KI Solitario' (Juan Francisco Andrés de Uztarroz], Descripción de las antigüedades y jardines<br />

ilc (/ii Vincencio Juan de Lastanosa, Zaragoza, Dormer, 1647; transcrito en Del Arco. La erudición<br />

aragonesa, pp. 162-171. Kn el Ms 152 I2I de la USA ocupa los tT. I3r-22v.<br />

[25]


EL LABERINTO DE LASTANOSA<br />

(FOL. 233r DEL MS. 22609 DE LA RNM)<br />

[26<br />

FERMÍN Gil ENCABO<br />

EL LABERINTO DE LASTANOSA<br />

(FOL 232r DEL MS 22609<br />

DE LA BNM)<br />

**£¿^¿!<br />

DISEÑO DEL LABERINTO DE LASTANOSA<br />

A PARTIR DEL DIBUJO DEL FOL 233r<br />

DEL MS 22609 DE LA BNM.<br />

FERMÍN GIL ENCABO, 1í<br />

i:i lalxrinto ik- Listanosa.


IASIANOSA Y GUACíAN EN TORNO A SAIASTANO<br />

con un reloj y andar cuarto y medio por sus calles y no llegar a una plazuela<br />

que hay en el medio-'". ¿Tenía un diseño más antiguo (clásico, univiario) en 1647<br />

y más moderno (manierista, pluriviario) en 1639? Antes parece que quien escribe<br />

el texto de 1639 no lo hubiese visto y lo conociese por referencias, si no es que<br />

habla de las posesiones de Lastanosa a través de mo<strong>del</strong>os descriptivos y con una<br />

intencionalidad algo distinta a la de informar'".<br />

'" La cita de Uziarro/.. en la transcripción de Del Arco. p. ¿SI. La de lí>39, en la edición de<br />

Coster, p. 609. (•/• Paolo Santarcageli, /:'/ libro de las laberintos. Historia de un mito y de un símbolo,<br />

Prólogo de tlmberto Reo, Madrid, Siruela, 1997. Según los criterios expuestos en pp. SO y ss., el<br />

laberinto de Lastanosa que reflejan l'/.tarro/ y los dibujos (de diseño cuadrado aunque quede distorsionado<br />

para acoplarse a una esquina), se puede definir como artificial, intencionado, univiario,<br />

geométrico, de esquema fijo, de rodeos rectangulares, rectangular, simétrico, compacto, monocéntrici).<br />

cerrado, centrípeto y tridimensional. Lo significativo aquí es su carácter univiario (con otra lerminología,<br />

unidireccional —Malthews— o monoodósico). Umlx-rlo Bco, en el prólogo, p. 1S,<br />

describe así el clásico o univiario asociándolo a un hilo: -...su recorrido se genera como un algoritmo<br />

muy simple, pues no es otra cosa que un ovillo con dos calxis, de modo que - quien entre<br />

por un lado sólo podrá salir ]*>r el opuesto. listamos ante el laberinto clásico, un laberinto que no<br />

tendría necesidad de hilo de Ariadna porque es el hilo de Ariadna de sí mismo-. Frente a éste, concibe<br />

el pluriviario o manierista como un iifool: -...si conseguimos devanar el laberinto manierista<br />

no nos encontramos en posesión de un hilo, sino de una estructura en forma de árbol, con infinitas<br />

ramificaciones, el noventa y nueve por ciento de las cuales conduce a un punto muerto (solamente<br />

una ramificación de un dilema binario conduce a la salida)».<br />

'" Según el sistema de Tony Philips, <strong>del</strong> Math. Dept. STJNY Stony Broofc, expuesto en Jbrougb<br />

Mazas lo Mathematics, (originales y modificaciones<br />

<strong>del</strong> 12-111-1997 al 6-IV-2001; incorpora como referencia: Janet líord, Mazes and Labyrínths<br />

/ibe W'oríd. London, 1-iiimer, 1976), aplicado al laberinto básico s.a.l. (-simple, alternaling<br />

Uansit-), el de Lastanosa presenta cuatro puntos en que el recorrido cambia de nivel, por lo que no<br />

es simple aunque sí es alternante, rasgos ambos de todas formas secundarios para nuestros intereses,<br />

centrados en el hecho de que las secuencias de sus cuatro partes para Superar los seis niveles<br />

ile (¡ue consta son, siguiendo las agujas <strong>del</strong> reloj tal como aparece en el rol. 233r: ()S-»321. 23 iS,<br />

4321. 23456. Kilo quiere decir que es de tránsito poique no tiene bifurcaciones y que al comenzar<br />

(W) se pasa <strong>del</strong> exterior (nivel 0) al nivel S ya que solo separa <strong>del</strong> centro una pared, pero luego<br />

gira a la izquierda y. en lodo el cuadrante superior derecho (NW), se aleja y va retrocediendo hasta<br />

la calle más externa. Pasa en el cuadrante inferior derecho (Nli) hasta la zona interior; en el interior<br />

izquierdo (Sli) se aleja de nuevo y en el superior izquierdo (S\Y) acaba por llegar al centro<br />

(nivel (>). El laberinto <strong>del</strong> texto de 1639 responde a otra tipología (no es de tránsito) y la secuencia<br />

que menciona de su itinerario es distinta desde el principio, tina explicación <strong>del</strong> mo<strong>del</strong>o<br />

seguido y de la idea de ¡nexlricabilidad podría ser lo apreciado en los dibujos <strong>del</strong> manuscrito Genealogía<br />

(IT. 232r y 233r): en el <strong>del</strong> folio 2^>^> el gabinete <strong>del</strong> centro impide ver el paso <strong>del</strong> nivel 0 al<br />

S (aunque no la entrada al centro) y el giro a la izquierda; pero en el <strong>del</strong> folio 232. con varias irregularidades<br />

por haber sido dibujado como en espejo respecto al otro, se entra hacia la derecha<br />

(como dice el texto de 1639), pero erróneamente ya que el trazado a que obliga deja inútiles varias<br />

calles y lleva a otras sin salida (con la consiguiente sensación de pérdida irreparable). Si lo dicho<br />

en el texto de 1639 procediera de la observación de los dibujos, se concluiría: 1") que la descripción<br />

podría ser posterior a 16S1 (de estar los dibujos ya realizados en esa lecha, lo cual es plausi-<br />

[27]


HRMÍN (;II tNCABO<br />

Evidentemente, Gradan evoca esa parte de los jardines como -laberinto de<br />

azares», ya que la alusión al azahar/azar' es lo esperable en la visión simbólica<br />

preñada de sentidos que caracteriza al pasaje, y la carga cultural y literaria pide<br />

y explica recalar en lo -laberíntico» como prueba tintinar para acceder a las<br />

maravillas que se describirán. Pero no es menos cierto que resulta realista en la<br />

medida en que —además de los cipreses sometidos al arte Copiaría— los álamos<br />

que enmarcaban la finca por el oeste antes de acceder al laberinto podían per­<br />

mitir cultivar naranjas con las llores de azahar a resguardo <strong>del</strong> cierzo 1 ". Kl rea­<br />

lismo hundiría su raíz en la lógica geográfica e itinerante de Crítilo y Andrenio<br />

—sistematizada por Benito l'elegrín y matizada por Alain Milliou y Miguel Bat-<br />

llori 1 "— ya que, frente a todas las descripciones de las posesiones de Lastanosa<br />

lile pues se acomodan a l escrito por Uztarroz) y, sobre todo, 2") que su fuente no es la realidad<br />

sino un documento, lo que significa que quien lo escribe no conoce los jardines de Lastanosa<br />

(desde Coster se repite que el texto lo habría estrilo o dictado el propio Lastanosa) o, igualmente<br />

interesante, estos ya no existían, y anillos supuestos nos sitúan ante una falsificación y. quizá, posterior<br />

a la muerte de Lastanosa (16X1 >.<br />

'" Compárese la descripción de I '/tarro/, -|x>r ser muchos los álamos eerea <strong>del</strong> confín de la<br />

linea- (Del Areo, Ixi erudición aragonesa, p, 251; sobre los cipreses, p. 249), con las palabras de<br />

Gradan: -rucios introduciendo por un tan <strong>del</strong>icioso cuan dilatado parque que coronaban frondosas<br />

plantas de Alcides-, Lo laberíntico como dificultad y contusión que sirve al interés moral de C¡racián<br />

explicaría igualmente la mención de un kiIxTinto en otro contexto muy diferente (el convento<br />

<strong>del</strong> Yermo tic Hipen rinda, crítica de los jesuítas valencianos o, como propone l'clcgrin, de los jansenistas<br />

de l'ort-Koyal): -látelos introduciendo por un camino encubierto y aun solapado entre<br />

arboledas y ensenadas, y al cabo de un laverinto con mil bueltas y rebudias dieron en una gran<br />

casa, llano artificiosa, que no fué vista hasta que estuvieron en ella- (II. Vil, p, 231). 1.a idea de<br />

intransitable es tan inherente a las descripciones de la naturaleza pauladas por el topos que incluso<br />

puede encontrarse atribuida retrospectivamente al bosque primigenio mediante el término al que<br />

este ha transferido la carga cultural en el proceso lie estilización; así, en la «Canción real a San Juan<br />

Chinaco- de Andrés Melero cuando se pondera que solo una corriente de agua es capa/ de abrirse<br />

paso en la silvestre vegetación -veréis por otra parte vna arboleda, que fabrica vn confuso laberinlho,<br />

/ donde el puro chrislal hace vna raia-, en José Manuel Blecua, Cancionero de l(>JS adición<br />

y estudio <strong>del</strong> Cancionero J^o-J de ln Biblioteca i niversitarta de Zaragoza, Madrid, CSIC<br />

(Anejos de A77:. XXXII), 1945, vv. 7K-S0. Igualmente, en el supuesto de un DortUS COTiCluSUS. -IX'<br />

aquestas florecidas, y otras muchas / 1...)/ hago diuersos quadros, / y los cerco de cañas/ de labores<br />

vistosas, sino extrañas, / con que el jardín parece de llores intrincado laberinto, que en lermino<br />

succinto / presos a todos los sentidos tiene-, Miguel de Dicastillo. Aula de Dios. Cartit.xti Real<br />

de Zaragoza (Zaragoza, 1637). Edición facsímil con estudio preliminar de Aurora l'gido, Zaragoza,<br />

labros Pórtico, l l >78. f. =¡ i<br />

w Cf. benito l'elegrín. U'fil ¡x>rdti tlu •Criticón- de Ikiltasar Gradan: objectif Pori-Hoyal. Ailégorie<br />

el composttían «iiice/>tiste-. Aíx-cn-l'rovence, l'ublicalions de II'niversilé de Provence, 1984; •& Criticón,<br />

\ : .\ Museo <strong>del</strong> discreto (II, iv)-, Ix-s langues Néo-Latines, 1^1 (I9K-S). pp, 21-48; Etique el estbétiaue<br />

du Baroque. L'espace jésuite de <strong>Baltasar</strong> Gradan, Aix-en-Provence, Actes Sud-Huben Nyssen, I9SS;<br />

Alain Milhou, -Le temps et l'espace dans le Criticón-, linllelin llisjxmU/ne, LXXXIX. 1-1 (19S7), pp. ]S.3-<br />

21(r, Miguel liatllori. <strong>Baltasar</strong> Gradan ielBarroc. Obra completa, vol. \il. Edidó a cura d'Eulalia Duran<br />

[28]


IASIANOSA Y GUACíAN EN TORNO A SAIASIANO<br />

que, cuando han recorrido el edificio por fuera y por dentro salen a los jardines<br />

y acaban en el extremo donde se ubica el laberinto, trente a esa pauta, <strong>Gracián</strong><br />

invierte los términos para adaptar la descripción al sentido sur-norte de la ruta<br />

de sus personajes: empieza por los árboles linderos de la zona más alejada de<br />

la casa y lo primero con que topan los peregrinos es el laberinto. Kl itinerario<br />

seguirá hasta el interior de la casa y cuando abandonen los dominios de Salas-<br />

tano para dirigirse a Francia, la puerta principal frente a la iglesia de la Compa­<br />

ñía de Jesús que para todos es entrada para ellos ha de resultar salida.<br />

1.a (labilidad de <strong>Gracián</strong> no radica en un motivo aislado con base histórica ni<br />

se agota en la coherencia interna de la globalidad de su reíalo. Hasta las heri­<br />

das históricas regionales muestran su cicatriz en un texto de aplicación univer­<br />

sal cuando califica al laberinto de -cárcel <strong>del</strong> secreto, amenazando riesgos al que<br />

le halla y evidentes al que le descubre», lo que es entendido por Hornera-Nava­<br />

rro como referido a los casos políticos y probablemente con la mente puesta en<br />

Antonio Pérez. Y así con todos los elementos de la descripción, coordinada pol­<br />

la moral filosofía que agavilla en unidad lo que son múltiples, sistemáticas y, en<br />

principio, documentales apoyaturas'. Y. si la piedra de toque ha de ser la segu­<br />

ridad proporcionada por el mo<strong>del</strong>o <strong>del</strong> cronista, lo que ofrece el pasaje de Salas-<br />

taño a continuación <strong>del</strong> laberinto es el estanque, presentado, como en el texto<br />

en verso de Uztarroz y aun pagando su tributo al tópico, a manera de espejo e<br />

incluso con el detalle, si bien previsible, también coincidente de los «canoros cis­<br />

nes-- 1 .<br />

(dir.) ¡Josep Solervicens (coord). Próleg de Ceferino Peralta, valencia, Eliseu CUment, 1996. Referencias<br />

más completas al componente geográfico en Garios Vaíllo, -Ei Criticón-, en Aurora lívido y María<br />

Carmen Marín (coords.), <strong>Baltasar</strong> Gradan..., pp. 108-109. Frente a la adecuación de la descripción al<br />

sentido <strong>del</strong> itinerario en el caso de Saiasiano. otros pasajes mantienen el orden convencional. Así. en<br />

el de l'alsireiia (I. xii. pp. 351 y ss.). aun ubicado en el campo, la secuencia es: casa, entrada, palio<br />

con una fuente en su centro y jardín a continuación. lái el Musco <strong>del</strong> Discreto (II. IV. pp. 130 y ss.),<br />

al palacio <strong>del</strong> entendimiento, situado en una eminencia, se entra |x>r su puerta siempre abierta, se pasa<br />

al palio interior y de allí al salón de marfil y oro. En la Armería <strong>del</strong> Valor (II, viii. pp. 2(>1 y ss.), los<br />

per"'grillos llegan a -una fír.ui casa-, entran y ven el maravilloso espectáculo<br />

" (.'/'. la anotación de Romera en su edición citada, II, ii, «113. Vid., a título de ejemplo, el<br />

caso de las •pintadas avecillas <strong>del</strong> paraíso con picos de marfil, pero sin pies- en Santiago Echandi<br />

Ercila, -Filosofía y saberes <strong>del</strong> Barroco (En las bibliotecas de Spinoza y de Lastanosa)-, en José Knri-<br />

que l-iplana Gil (cd). <strong>Actas</strong> tlcl i y ¡i Curso cu torno a Lastanosa. u¡ cultura tM Barroco, los jar­<br />

dines arquitectura, simbolismo y literatura, Huesca. Instituto de Estudios Altoaragoneses, 2IKKI.<br />

pp. 43-8


FERMÍN Gil ENCABO<br />

Baste de momento, pues, este ramoneo de componentes algo más que verosímiles<br />

en una creación literaria de 1653, confirmados no solo por un documento<br />

fiable para el espíritu positivista, sino incluso, como se advierte con el<br />

estanque, por su correlato de poesía descriptiva de 1647 a pesar de los lugares<br />

comunes. Kjemplo este, entre los posibles, que se compadecería malamente con<br />

calificaciones, catalogaciones y usos representables en los comentarios de<br />

Ricardo <strong>del</strong> Arco sobre el poema de Uztarroz: -Terminaré este capítulo incluyendo<br />

la impresión lírica —por ser impresión lírica solamente, no va en el capítulo<br />

siguiente, dedicado a la casa laslanosina— <strong>del</strong> Cronista Uztarroz ante las<br />

riquezas arqueológicas <strong>del</strong> palacio de Lastanosa» y «Es obra en verso, rarísima,<br />

no obstante contener pocos dalos de interés.» Semejante culto a lo explícito ningunearía<br />

hasta los vínculos paladinos que Uztarroz perpetúa mediante catorce<br />

versos entre él mismo, su obra, Lastanosa, Filhol y (.inician--.<br />

El tono <strong>del</strong> manuscrito de 1639 le hace destacar igualmente respecto a otras<br />

fuentes. La más próxima podría ser la Narración de lo que le pasó a don \ '¡'licencio<br />

Ixistanosa a 15 octubre <strong>del</strong> año 1662 con un Religioso docto y grave. En<br />

este caso, la voz —precisamente -narradora-, no se olvide— enmarca la parte<br />

más notoriamente informativa (y preciosa para su uso como -documento-) relativa<br />

a los libros agrupados temáticamente y asociados a los objetos que los ilustran<br />

o permiten llevarlos a la práctica, al modo, claro está, de lo que, en alguna<br />

medida aparece como trasunto en -El museo <strong>del</strong> Discreto» de la crisi iv de la<br />

segunda paite de /:'/ Criticón. En el texto de 1662 el potencial literario organizador<br />

<strong>del</strong> mundo bajo la imagen de una biblioteca se encierra en un marco que<br />

quiere ser neutro y presidido por la pose humilde. Allí brotan comentarios de<br />

aire espontanee}, lo que hace pensar en el texto de 1639 tanto por la naturalidad<br />

fingida en ambos como por el contraste extremo de la falsa ingenuidad. La<br />

Narración de 1662 se estructura como evacuación de una consulta pero, tras la<br />

visita guiada que hermana todas las descripciones, tono y listado de libros en su<br />

(-—Tampoco, que essos son secretarios y consejeros que, en cantando bien, acaban-). En el palacio<br />

de Anemia (1, VIH. pp. 247 y ss.) el itinerario es el lógico, los cisnes son los cspcrablcs canoros<br />

y su canto también puede sugerir el caso de Antonio Pérez.<br />

" Cf. Del Arco. Ui erudición aragonesa, pp. 161-162, p. 199. Ks a esta descripción en verso a<br />

la que hace referencia Gradan (Agudeza, l.vil) al documentar el Museo de tas medallas desconocidas<br />

de Lastanosa. Los datos de interés para la literatura y la erudición aumentan al comprobar que.<br />

tal como aparecen en el Ms. U2-)2t de la USA (IT. 1.3r-22v; 23r. 24r-51v, respectivamente), a la descripción<br />

en verso sigue la realizada en prosa y entre ambas, como gozne, tifjura el -Soneto <strong>del</strong><br />

Doctor Juan Francisco Andrés [de l'ztarrozl ablando con el Padre <strong>Gracián</strong>-. Kl Ms. presenta leves<br />

variantes respecto a la versión que tía Del Arco UJI erudición aragonesa, o. 311) tomada de Latassa<br />

(•Essas flores- / -listas llores-; -las colores- / -los colores-; -verá que Francia- / -verás que l-'rancia-).<br />

[30 1


IA5TANOSA V GUACÍAN EN TORNO A SAIASMNO<br />

contexto apuntan hacia LUÍ mero pretexto para sacar a colación, como excusatio<br />

non pelita. la especie que acusaba a Lastanosa ele prácticas alquímicas con el<br />

oro potable', triaca que constituye uno de los epígrafes de la crisi que sigue al<br />

pasaje de Salastano J \<br />

En la descripción de 1639. la naturalidad se extravía en un actitud exultante<br />

en cierta medida como la traslucida por la Relación de las fiestas que la ciudad<br />

de Huesca de el Reino de Aragón ha hecho a! nacimiento <strong>del</strong> Príncipe nuestro<br />

señor I). Felipe Próspero en 1658 J ', donde el protagonista no es este sino Lasta­<br />

nosa. Trátase de un tono el de 1639 que busca maravillar al comentar los pro­<br />

digios que enumera. Protestas de pudorosa religiosidad o aprensión convencional<br />

apenas enmascaran que se espera <strong>del</strong> lector una reacción de asombro más allá<br />

de toda duda o sombra de sospecha. V.\ poseedor de tantas maravillas es parte<br />

de ellas y debe ser considerado muy por encima <strong>del</strong> común de los mortales,<br />

como un grande de España e incluso revestido de rasgos regios más que como<br />

el noble menor —caballero— que era Lastanosa. De hecho, si se evita el fulgor<br />

de las posesiones enumeradas, lo que resalla es que generalmente están asocia­<br />

das a los nobles que han intervenido en su obtención o que han opinado sobre<br />

ellas. En la pane superior de la pirámide aparece, además <strong>del</strong> Condestable,<br />

el duque de Orieans, este desproporcionadamente ubicuo; y en la cúspide, el<br />

mismo rey Felipe IV J \ Por contraste, la descripción en prosa de Uztarroz no uti-<br />

J ' Cf. mi -'...injurias a m mayor amigo...': Gradan y Lastanosa entre SCriticón y la critica de<br />

Reflecciót>, en I. AreDano, M. C. Pinillos, F. Serraba (edsj, Studia Áurea. <strong>Actas</strong> <strong>del</strong> lll <strong>Congreso</strong> de la<br />

AESO(Toulouse, 1993), i". Prosa, Parrrplona-Toulouse. C.RISOI.KMSO. 1996. pp. 221-227. Bn relación<br />

a Baronío, d -químico- cuya estancia en casa de Lastanosa parece necesario justificar, el M.s. B2»2i de<br />

la I ISA, f. Is.Sr, recoge el soneto -A una estatua muy parecida de IX Nadal Haronio que manilo a/cr<br />

I). Vkenciojuan de Lastanosa i colocó en la lamosa librería de su casa-, líl f. I53v anuncia -A la misma<br />

estatua <strong>del</strong> Dixlor Don Nadal Haronio- [x-ro solo se transcribe el primer cuarteto <strong>del</strong> anterior soneto<br />

El I I54r contiene la -Respuesta <strong>del</strong> original a Lastanosa». Kn f. 16lr vuelve a copiarse -A una estatua<br />

muí parecida que tiene Don Vincendojuan Lastanosa en su librería <strong>del</strong> ilustre magnífico Señor Don<br />

Nadal Baronk> y sigue el mismo soneto <strong>del</strong> I IS.ír \'id ahora los trabajos ele Miguel López Pérez<br />

(Facultad de Farmacia, Universidad Complutense), -Lastanosa, la alquimia y algunos helmoncJanos ara<br />

goneses-, Panacea, 6 (diciembre 2(K)2) r el Ayuntamiento de Huesca. Sobre el asunto, riil. Del Río. -Lastanosa y la<br />

celebración <strong>del</strong> nacimiento ile Felipe Próspero en la Huesca ile 16SK- en Studia Auiva.. e ídem, •Literatura<br />

y fiestas en la Huesca <strong>del</strong> Siglo de Oro-, en AA. W.. Signos. Arte y cultura cu Huesca. De /•'his .Y17-.Y17A Huesca. Gobierno de Aragón y Diputación de Huesca, 199-1.<br />

I iil. mi -Vincencio Juan de Listanosa y sus prodigios-, en Signos, pp. 111-123; y. en p. 362.<br />

la ficha <strong>del</strong> documento ile 1639.<br />

[31 ]


FCRMIN Glt ENCABO<br />

lizará como aval más que al conde de Guimerá y a un par de religiosos", aunque<br />

el cronista podía afrontar según los cánones la descripción de un galería<br />

entera de reyes, como cuando mediante la écfrasis retrató a los de Aragón, según<br />

estudió Aurora Egido, al igual que para otros autores con la aplicación <strong>del</strong> patrón<br />

literario a la descripción de la Cartuja de Aula Dei o, de la misma manera adecuado<br />

a pesar tic las distancias, a propósito <strong>del</strong> carmen granadino de Soto de<br />

Hojas cuando se piensa en la intención, que no en el logro, <strong>del</strong> Uztarroz poeta'".<br />

Son casos que, al margen de su motivación en un escrito particular, nos impiden<br />

olvidar los mo<strong>del</strong>os literarios que explicarían cada una de las descripciones.<br />

Del mismo modo, no se comprende ningún procer como el Lastanosa coleccionista<br />

si no es ubicado en una tradición, que para la numismática exige a Antonio<br />

Agustín en sus orígenes más notorios y, en los más próximos, al mencionado<br />

Guimerá como poseedor de los mismos o mayores prodigios que Lastanosa y por<br />

uno u otro concepto aunque siempre en el marco de la amistad O cuando menos<br />

por la correspondencia y el intercambio de noticias y objetos. En la lista no faltaría,<br />

precisamente, el mismo Uztarroz —sus monedas son de las más citadas en<br />

el libro de Lastanosa sobre las desconocidas españolas-*— ni siquiera Círacián<br />

como suministrador asimismo de monedas, aunque haya nombres de relievenobiliario<br />

como los <strong>del</strong> duque de Villahermosa o el Condestable. Por ello resultaría<br />

más productivo el concepto de red o de estructura en la que cada elemento<br />

-' Cf. Del Aivn. La erudición aragonesa, p. 2t3 (Guinierá). pp. 2tl-2t2 (I*. Fr. Juan Bcllrán),<br />

2is (P. Acuna».<br />

Cf. Aurora Egido, La poesía aragonesa <strong>del</strong> siglo XVII (Raíces culteranas), Zaragoza, Instítu<br />

tiiin •Fernando iJ Católico-, 1979; especialmente pp. 290-256; iilcni. Retratos de ¡OS reyes de Aragón,<br />

de Andrés Uztarroz y otros poemas de Academia, Zaragoza, Institución •Fernando el Católico-, 198.1;<br />

Miguel de Dicastillo, Aula de Dios, esp. pp. 29-i3. donde l-^ido adapta el marco de La poesía aragonesa<br />

<strong>del</strong>XVII para situar a Dicastillo (el darocense Marcuello. I.upercio Leonardo de - Acensóla,<br />

Matías Ginovés, felices de Cáceles, el oséense Andrés Melero, Matías de Aj;uirre Sebastián. I '/.tarro/.<br />

Antonio de llehrera. con la destacada presencia <strong>del</strong> Cancionero de 1628 editado por I. M.<br />

Blecua); Pedro s< >t< > de Ri >jas. Paraíso cernido para muí hos. Jardines abiertos pina pocos. Los fragmentos<br />

de Adonis, ed. e inlr. de Aurora Egido, Madrid, Cátedra, 1981. Para la prosa, riil. ahora José<br />

Enrique Laplana, -Jardines y casas de recreo en la prosa novelística aragonesa <strong>del</strong> XVII-, en ídem<br />

(ed.), <strong>Actas</strong> <strong>del</strong> ly II Curso cu ionio u Lastanosa, pp. 169-186. Para el teatro, José Lira Garrido, -Fl<br />

jardín y la imaginación espacial en el teatro barroco español-, ibitlcin. pp. 187-226. Fn estas mismas<br />

actas pueden verse tratamientos particulares como el de Fernando K. de la Flor, -Fl jardín de<br />

Yavhe: ideología <strong>del</strong> espacio eremítico de la Contrarreforma-, pp. 243-266. Dentro de un breve<br />

panorama de loci anui'iii aragoneses temporalmente mucho más amplio pero con aireación de<br />

datos interesantes para este propósito. Juan Domínguez Lasíerra no .se olvida de •Lastanosa y su elíseo<br />

de la primavera''; cf. -Aragón legendario. Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para<br />

llocos-, ¡liria, 16(1991), pp KvS-185.<br />

-" Mvseo de las medallas desconocidas españolas..., impressoen Hvesca por Kan No¿¡ves, Año<br />

MDCXI.V.<br />

132]


IASIANOSA Y GUACÍAN: LN TORNO A SAIASJANO<br />

lo es, tanto o más que por sí mismo, por las relaciones que mantiene con los<br />

demás y lo definen en función <strong>del</strong> conjunto 2 ".<br />

Esta es, por cierto, la lectura más provechosa de esa sobreabundancia de sangre<br />

azul en el texto de 1639. Y ello resulta más relevante que la obvia exageración<br />

en lo enumerado, matiz con que se suele pasar por encima de lo desconcertante<br />

de esta descripción. Un extremo que lleva a reflexionar lo constituye el exceso<br />

en el tono o en el número —a veces de forma sospechosa como cuando se da<br />

el total de los libros— e incluso en apariciones como la <strong>del</strong> duque de Orleans,<br />

pero mayor atención requiere la comprobación de que el aval que este y sus<br />

iguales en estamento otorgan funciona, quiérase O no, a modo de trama en la<br />

que Lastimosa acaba ante los ojos <strong>del</strong> lector y en su recuerdo como uno de<br />

ellos, como dotado de rasgos regios. Y, si los objetos dignos de reyes o la misma<br />

presencia de estos en casa de Lastanosa no bastasen, la descripción incluye, tal<br />

que documento fehaciente, dos cartas de muy distinto funcionamiento al de las<br />

citas que Uztarroz trae para explicar los ídolos americanos que describe o al<br />

logro de una estatua gracias a Guimerá.<br />

En el texto de 1639 se transcrilx' una carta de Carlos V (Praga, 20-111-1541) a<br />

propósito de las regias vajillas de la abuela de üistanosa, María Juana de Rivas,<br />

mujer de su tercer abuelo, Juan, mayordomo de María de Austria, reina viuda (de<br />

Fernando de Austria) de Hungría y hermana de (itrios V, quien se las habría regalado<br />

a la abuela como agradecimiento por el hospedaje recibido en Monzón. Se<br />

añade que el Emperador habría intercambiado exquisitas espadas con el abuelo.<br />

Igualmente, se ofrece la mencionada carta <strong>del</strong> Condestable (Madrid, 8-IV-1636)<br />

donde, además de incluir el dicho, precisa que le envía 250 monedas de oro y 325<br />

de plata y elementos de armería que dice ganó el hermano <strong>del</strong> bisabuelo de Lastanosa,<br />

don Pedro, el día en que hizo prisionero al duque de Sajonia. Al margen<br />

de que ello fuera posible, lo sintomático es el comentario que realiza: -cuyos<br />

papeles y los <strong>del</strong> gran padre de Vuestra Señoría ojalá no se hubieran perdido, los<br />

unos por la distancia, los otros en el mar-. La apostilla, aunque parezca superfina<br />

<strong>del</strong>x.* tenerse por funcional pues, entre otras implicaciones, no resultaba necesaria<br />

en tal contexto y consigue que la posible prueba para ratificar esa posesión se dé<br />

por irrecuperable. Como era de esperar, no hay alusión semejante a estos objetos<br />

en las demás descripciones. Pero más concluyeme resulta que el testimonio documentado<br />

de la pérdida en el mar queda en entredicho si se relaciona con otras<br />

"' Vid. Aurora Egido, •Numismática y literatura. lx- los Ditilogosúu Agustín al Museo de Lastanosa-,<br />

en VV. AA., hstndias sol>re el Siglo de Oro. Homenaje al[¡rofesor Francisco Ynduráin, Madrid,<br />

Editora Nacional, 1964, pp. 211-227, recd.: lu rosa <strong>del</strong> silencio, Estudios sobre Gradan, Madrid,<br />

Alianza, 1996, pp. 176-196; -La vida cultural oscc-n.se en tiempos de Lastanosa-, en Signos, pp. 99-109.<br />

[33]


FEÍMÍN Gil ENCABO<br />

canas que aparecen añadidas al cuerpo original de la Genealogía de 1651 y<br />

hablan <strong>del</strong> mismo asunto. Además de que en el testamento <strong>del</strong> padre de Lastanosa,<br />

efectuado en Barcelona, donde murió en la cama, no solo no hay alusión a<br />

tales posesiones sino que se muestra una situación económica nada brillante, más<br />

de treinta canas de la Genealogía forman un conjunto caracterizado por una serie<br />

de rasgos —desde los observables a simple vista como el frecuente retcxjue de las<br />

fechas— que permite calificarlo de falsificación sistemática".<br />

'<br />

m<br />

w W ~<br />

r m • —<br />

, Ms. 18727-45 de la BNM. fol 140r (= p 106) J<br />

• •<br />

MS. 1K7 27-45 do la HNM, fol U()r(- p. 106). Pedia cambiada.<br />

Y aquí debe comparecer la culminación provisional <strong>del</strong> talante irregular <strong>del</strong><br />

texto de 1639 pues, a pesar de que pueda sorprender que Coster no lo advirtiese<br />

—indica en la nota introductoria que duda haber acertado en la transcripción,<br />

detalle que ahora no suena a falsa modestia—. la realidad es que,<br />

Sobre iodo este asunto, vid. mi trabajo -La ficción 'telamonlana' tic Pellicer en torno a Lastanosa-,<br />

en Christoph strost-t/ki (ed.), <strong>Actas</strong> <strong>del</strong> V <strong>Congreso</strong> ele la Asociación <strong>Internacional</strong> Sigla de<br />

Oto Mínister ivw, Madrid, Iberoamericana Vervuert, 2001, pp. 623-634. Va había dado con algunos<br />

de los textos fabulosos al margen de la Genealogía Pablo Cuevas Subías en la formación de<br />

Manuel Salinas en el Barroco oséense. VI enlomo familiar y ciudadano <strong>del</strong> poeta (1616-1645),<br />

Huesca, Ayuntamiento. 1995, pp. 83. »141¡ 1(X), ;;184; 101, «1K7.<br />

[34


IASTANOSA Y GRACIÁN: EN TORNO A SAiASMNO<br />

observando el manuscrito, además <strong>del</strong> posible retoque <strong>del</strong> número de los 6.698<br />

libros, la misma cifra <strong>del</strong> año que identifica esta descripción está modificada. El<br />

recurso a los rayos ultravioleta y la fotografía de aumento permite comprobar<br />

que bajo el 9 había un 4 y que el 3 quizá sustituye a otro número mejor raspado<br />

y de momento irreconocible aunque pudiera tener un trazo horizontal en su<br />

parte superior, lo que, cotejado con la grafía coetánea alguna vez puede corresponder<br />

a un 5 y solo se ve en el 7 cuando este no es escrito como un ángulo".<br />

Ante tal evidencia, lodo parece cobrar sentido y Uztarro/. ocupar el lugar que<br />

presumiblemente le correspondía, como era casi obvio. Pero, en particular, cotejado<br />

con el texto de 1639, el pasaje graciano de Salastano revalida los rasgos<br />

realistas advenidos en él. Incluso podría pensarse que el de 1639 es un texto<br />

que parte <strong>del</strong> de Uztarroz y exhibe una amplificación que enmascara sus orígenes<br />

e intenciones siguiendo la plantilla de la modalidad descriptiva de esta serie<br />

de textos referidos a Lastanosa en la que El Criticón pudo ser un dechado<br />

donde lo admirable orientado a la lección moral ha sido contrahecho y reducido<br />

a lo puramente material. Por contraste, al menos así funciona en este conjunto<br />

de textos aunque su autor se atuviese a otro canon* 2 .<br />

Y.s posible que la cifra original de las decenas fuese un 3 que se reescribiría<br />

al haber resultado raspada su zona junto con la de las unidades ya que el 4<br />

necesariamente tenía que ser modificado pues el documento, además de transcribir<br />

la carta <strong>del</strong> Condestable de 16,36. alucie a la carta <strong>del</strong> duque de Orleans de<br />

16.31. No obstante, de haber figurado 1634 como fecha original, el índice de<br />

16.35 evidenciaría el desajuste por ser inferior en contenidos.<br />

Respecto a los Minos, según so aprecia en el f. 1 i()r (= p. 106) <strong>del</strong> manuscrito, la cifra de<br />

los miles se monta prácticamente en la coma anterior, pero la tinta parece Idéntica y en los pasajes<br />

claramente falsificados es de un tono azulado más tupido. No obstante, el 6 de la centena sí<br />

parece que se trata de un í retocado y cerrado en la liase, y el 9 sin duda es un 0 al que se lia<br />

añadido el rabillo, de forma i|ue parece una g. listo no deja de resultar irregular porque en la<br />

numeración de las páginas <strong>del</strong> manuscrito el 9 suele estar alineado por la base y no |*>r la zona<br />

<strong>del</strong> circulo. Además si- adviene que no ha sitio realizado de un solo trazo. Agradezco a I). Arsenio<br />

Sánchez Hemampérez, <strong>del</strong> Laboratorio de Restauración de la Biblioteca National, la ayuda que me<br />

prestó al fotografiar y comprobar lo que se ocultaba a simple vista en estos y otros pasajes de<br />

varios manuscritos relativos a histanosa en el verano tle 1999. A ello lie añadido la observación con<br />

los filtros tle la aplicación Adobe Photoshop.<br />

Podría ir desde los estudiados por Aurora Kgido y José Enrique Laplana, cf. supm, nota 11,<br />

hasta las descripciones que circulaban por Europa, tomo las relativas a las colecciones tlel archiduque<br />

Fernando en Ambras las tle Rodolfo II en Praga; c/Julius von Schlosser, Las cámaras artísticas<br />

y maravillosas ¡Id Renacimiento tardío. Una contribución a la historia <strong>del</strong> coleccionismo, 2 J ed.<br />

Madrid. Akal. 19KM. pp. SS y ss., 13 y ss. Vid. ahora Pablo Jiménez Díaz. /:'/ coleccionismo munierislit<br />

de ¡os Austrtas. Entre Felipe Uy Rodolfo B, Madrid, Sociedad Estatal para la Conmemoración de los<br />

Centenarios de Felipe II y Carlos V, 1001, esp. cap. 2. Sin ir tan lejos, vid. in/m, nota 68, para la<br />

plausible hipótesis de un uso (combinado con una ocultación) de la descripción de Uztarroz.<br />

[35]


IIRMIN (Jll INCARO<br />

No podría mantenerse 1644 como fecha originalmente escrita al cotejar algunos<br />

detalles sobre monedas. Kn la carta <strong>del</strong> Condestable se lee: -ay remito a V.<br />

S. para que ponga entre las muchas que tiene doscientas y /incuenta monedas<br />

de oro, las más modernas de Tiberio César, de Plata van trescientas y veinte y<br />

Zinco (fol. 145r = p. 116). Iastanosa, en la dedicatoria de su Musco de las medallas<br />

desconocidas al Condestable, fechada el 12 de marzo de 1645, se muestra<br />

agradecido por el trato otorgado junto a Monzón en 1642 (-los favores que<br />

recebí-) y a propósito de monedas: -el Tesoro inestimable de Monedas Romanas<br />

que V. K. ha ofrecido para ilustrar, i engrandecer con ellas las que tengo en mi<br />

Librería, en cuyos bronzes durará eterno el beneficio, i en mi memoria el Reconocimiento<br />

de merced tan sublime, pues con ella podrá competir con los más<br />

dichosos Antiquarios destos Reinos-. Ahora bien, la fecha original de »l639" no<br />

podría ser 1644 porque no puede ser anterior al Museo de las medallas. La razón<br />

es que la mención de las monedas que envía el Condestable se explicaría como<br />

una mezcla de dalos de la dedicatoria y de los grabados de ese libro publicado<br />

en 1645 y con la función de acontecimiento pretérito que allí parecería testimoniado<br />

para dotarla de verosimilitud. Esa mención resulta una falsedad poique<br />

contradice el texto principal <strong>del</strong> libro, donde se comprueba que I-astanosa,<br />

frente a lo que es un proceder sistemático en él, esto es, consignar el nombre<br />

de quien ha estudiado cada moneda o se la ha regalado, vendido, conseguido<br />

o dejado ver, no cita al Condestable cuando describe monedas que según -1639tendría<br />

desde 1636, es decir las de Tiberio (cf. n- 122 en pp. 42 y 106-107 y n"<br />

120 en pp. 41 y 104-106). lis más, esas monedas son de bronce según la convención<br />

de los grabados, detalle que hubiera concordado con los -bronzes- aludidos<br />

en la dedicatoria de haber sido citadas pero no con el oro de la carta.<br />

Incluso puede entenderse que, cotejado con el -recebí- referido a tres años<br />

antes, el -ha ofrecido- (que debería remitir a nueve años antes si nos atenemos<br />

a la cana <strong>del</strong> Condestable) debe tomarse como ofrecimiento y no como algo<br />

cumplido, con lo que se comprendería que no se citen monedas <strong>del</strong> Condestable<br />

en el Museo y quedada confirmada una vez más la patraña de la carta.<br />

La fecha de 1654 tendría su sentido por corresponder a un estadio lógico de<br />

acrecentamiento de las posesiones de Lastanosa respecto a lo descrito en [irosa<br />

por Uztarroz en 1647, además de que para ese año el cronista ya había muerto<br />

(165.3). circunstancia cautelar ante quien hubiese sido un testigo incómodo que<br />

vendría a reforzar la ausencia desde 1652 de otro potencial, el Condestable. Si<br />

la datación posible toma 1654 como término a auo, el pasaje de Salastano de la<br />

segunda pane de /:'/ Criticón (1653) no pudo dejar de ser tenido en cuenta.<br />

Debajo de lo evidente, que en este tipo de textos solemos identificar con la<br />

pura información que un documento ofrece, está el papel. El de 16.39 presenta<br />

36


1ASIANOSA Y GRACIÁN EN TORNO A SMAS1ANO<br />

j*Ms. 18727-45 de la BNM. lol. 158<br />

\is 18727-45 de l:i BNM, lol 158 (- p. 106). M;IK;I de agua.<br />

como marca de agua un dibujo no repetido en los documentos que con más<br />

seguridad proceden de Lastanosa y ni siquiera coincide en tamaño con el que<br />

podría serle más familiar, el <strong>del</strong> manuscrito de la Genealogía, pues resulta infe­<br />

rior. Pero hay algo que ios Vincula además de la inevitable sospecha de fraude<br />

en las cartas y es el parecido de la letra de esa -serie- epistolar que en una oca­<br />

sión nos depara un nombre, Juan López, quien se identifica como secretario de<br />

Lastanosa en la -Advenencia- que firma en Sevilla el 2 de diciembre de 1679<br />

(por más señas, con el 9 añadido); serie que se fecha de 1676 a diciembre de<br />

[37]


FERMÍN Gil ENCABO<br />

1681. mes y año estos últimos de la muerte de Lastanosa. Por esta nueva razón<br />

parece lógico pensar que el año originalmente escrito en el texto de 1639 también<br />

debe retrasarse al menos hasta 1674".<br />

La lectura de lo que oculta la escritura más visible deberíamos tomarla, además,<br />

como -lección- al caer en la cuenta de que ha pasado inadvertido que los<br />

datos individualizadores <strong>del</strong> documento fechado en 1639 solo figuran allí. Por<br />

más que el duque de Orleans se halle en las páginas de Gradan, en ellas no se<br />

refleja esa estrecha relación con Lastanosa. Y, no obstante, tanto el Gastón como<br />

el Felipe IV de esta ficción de 1639 han servido de referencia para lechar episodios<br />

hipotéticos de la vida de Lastanosa y, consecuentemente, para articular<br />

argumentos sobre la formación, las amistades, los conocidos, las conversaciones,<br />

las lecturas y los escritos de <strong>Gracián</strong>. ¿Qué pensar de este duque y este rey cjue,<br />

con una coartada textual inseparable de la relación que avalan, visitaron a Lastanosa<br />

con la condición —no se olvide— de ir de incógnito y. además, habían<br />

muerto — el primero en 1660 y el segundo en 1665— en una de las fechas presumibles<br />

<strong>del</strong> texto problemático, es decir en 1674, si no es que lo retrasamos,<br />

como mínimo, hasta 16H4? 1 '.<br />

" Sobre las canas y Juan López, véanse mis citados ficha de Signos y -1.a ficción tela montana'<br />

...-. Lis filigranas <strong>del</strong> manuscrito de -1639- presentan en su centro una figura a modo de<br />

romlx) entre dos medias lunas de espaldas enmarcada en un óvalo coronado, flanqueado por ramos<br />

y soportado por dos volutas laterales de las que pende un adorno. Es semejante a la marca de agua<br />

<strong>del</strong> documento redactado en 1(>28 sobre papel italiano fabricado en Vorno por Gian batista Rabian!<br />

que trae Oriol Valls i Subirá, La historia <strong>del</strong> papel en fcpaña, Vol. .i. Siglos -VI Y/-.W.Y. Madrid, (impresa<br />

National de Celulosas, 1982 p. 54, n u 27, excepto por los tres rasgos inferiores, aquí las iniciales G<br />

li i', y que en el papel de -1639- acaso pudieran entenderse como estilización o deformación de esas<br />

letras. Valls, p. 23. indica que el papel italiano, original o imitado, puede hallarse -incluso en pleno<br />

siglo XVIII- y que -algunos de estos fabricantes tuvieron molinos en nuestro país, y luego, al irse,<br />

dejaron una lama que aún perdura-. Los parecidos a la filigrana de -1639- por componentes o traza<br />

general que cataloga Valls corresponden siempre a documentos lechados en el siglo XVIII: cf. 1798<br />

(catalana, n u 13. p. 2.3). de Cirios Giliert), 1773 (catalana, n' J 76, p. 212. de Honifaci Riba). 1792 (conquense,<br />

n" 9. p. 124). 1773 (aragonesa. n° 2. p. 1 10). 1761 (catalana, n" 9. p ¿li). 1796 (italiana, n"<br />

i, p. 35 y cf. p. 37, de Steffano Quaitino). I'or su parte, las marcas de agua de la Genealogía suelen<br />

ser tres letras (JAS, cf II. 259. 260, 263. 264), dos (JA, cf. If. 2Í3-26-); AS, cf f. 254) una (£,<br />

que. vista <strong>del</strong> revés, parece una 1-"). I-"I corte <strong>del</strong> de -1639- es 312 x 21S; la caja, 270 x 170. El corte<br />

de la Genealogía es 345 X 2 ó (en la ficha de la 15NM figura ,3-ñ x 23^); la caja. 297 x 190. El cotejo<br />

se realizó ante la titula de si el de -1639- hubiese formado parte <strong>del</strong> de la Genealogía, lo que resulla<br />

imposible a pesar <strong>del</strong> similar marco <strong>del</strong>imitador de la caja de escritura apreciado en las copias. Kl<br />

gramaje <strong>del</strong> papel de -1639- es notoriamente inferior al de la Genealogía.<br />

" Ante la íncertidumbre de la cifra de las decenas, los trazos visibles Incluso darían pie para<br />

suponer que hubiera sido un 8. Si se mantuviera esta hipótesis, una razón para cambiarla podría<br />

haber sido el caer en la cuenta de que Lastanosa no murió en 1684 (pues en el texto se le supone<br />

vivo), como se creyó durante mucho tiempo, sino en 1681. Kilo supondría que la falsificación es<br />

[38]


IASIANOSA Y GUACíAN EN TORNO A SAIASIANO<br />

Sin embargo, dar con el año escrito en un principio resulta secundario y además,<br />

por lógica, también hay cjue suponerlo falso. En lugar de ello, de inmediato<br />

surge una pregunta fundamental: ¿por qué cambiar el año? ¿No bastaba<br />

con exagerar y mentir datando el fraude cuantío los testigos principales habían<br />

muerto? Las posibles explicaciones son tan sugestivas como arduas tic probar.<br />

Ahora bien, otro rasgo <strong>del</strong> manuscrito que ha pasado desapercibido es lo que<br />

implica que esté incompleto, característica, esta sí, que se menciona invariablemente<br />

sin prestar atención a que ha servido, como mínimo a tres fines, ya que,<br />

además de haber sido arrancado intencionadamente —los cuadernillos que lo<br />

unifican van precedidos por hojas sueltas—, presenta doble paginación. No obstante,<br />

lo relevante es que haya sido desgajado, no el efecto resultante de que<br />

esté incompleto. De haber sido mutilado el original para hacerse con la descripción<br />

tle las posesiones tic Lastanosa —motivo poco convincente pues pudo<br />

haberse conservado íntegro— podría haberse segregado prescindiendo de las<br />

hojas sueltas y hacerlo, precisamente, por la página donde está el rótulo que leda<br />

nombre. Solo tendría sentido conservarlas porque a la vuelta de la primera<br />

se anuncia que van a ofrecerse los planos de la casa. Pero hay una razón más<br />

lógica para explicar su estado y que sirve tanto en el supuesto tle querer poseer<br />

la parte donde están las maravillas lastanosinas como en el tle tratar tle evitar<br />

que sea leída por otros: el primer tlato significativo aparece en la pagina inicial<br />

a pesar tle que esta contenga el final de la descripción de las 25 habitaciones.<br />

que es tle lo que se ha prescindido y lo que siempre se ha lamentado. Se trata<br />

de la mención tle Felipe IV, que —según el texto— se alojó en esa vigésimo<br />

quinta habitación. Pues bien, al final <strong>del</strong> manuscrito se ubica la última información<br />

tle entre las que individualizan a este texto y es, justamente, la consignación<br />

tle las dos ocasiones en que el rey ha estado en la casa como colofón tle<br />

una lista tle visitantes egregios.<br />

Por razones positivas o negativas, el nombre tle Felipe IV enmarcando los<br />

(olios arrancados puede ser una pista que iría por el camino de lo censurable o<br />

muy posterior a 1684 y la idea se reforzaría con la fecha hipotéticamente deducible <strong>del</strong> desconocimiento<br />

directo <strong>del</strong> laberinto que se ha comentado más arriba. Respecto al duque de Orlcans, hasta<br />

el mismo Costcr, el primer -creyente- en el texto 1639 como descubridor y editor suyo que fue, tras<br />

introducir una cautela —-en faisant meine la pan d'une exat-eralion bien naturelle-— para resumir<br />

10 que contiene la descripción, al intentar precisar las fechas de la relación entre el duque y Lastanosa.<br />

reconoce que no salen las cuentas: -A quelle époque se place ce séjour de Gastón á Huesca?<br />

11 est antérieur á 1639 ainsi que les deux visites de Philippe IV dont il est queslíon plus has. On<br />

pourrail supposer qu'il suivit la lialaille de Castelnaudary (1" sept. 1632); mais le 29 seplemhre Gastón<br />

s'était reconcilié avcc la cour. ce qui ne saccordc pas avcc la durée d'un mois et demie que<br />

Lastanosa lui donne-: cf. -Antiquaires d'autrefois-, pp. Mí, II9.<br />

[39]


ÍERMIN Gil INC ABO<br />

autocensurahle si. por ejemplo, tenemos en cuenta que 1639, el año apárenle,<br />

es justo el anterior al comienzo de la guerra de Cataluña. Suponiendo que la<br />

fecha original fuese 1674 (la cifra de las decenas no ha de darse por definitiva),<br />

la causa <strong>del</strong> cambio podría encontrarse en la intención de -limpiar- políticamente<br />

a don Vincencio. aunque a ello ya contribuiría la circunstancia de que los Gran­<br />

des de España mencionados se reparten al cincuenta por ciento entre los parti­<br />

darios y los enemigos <strong>del</strong> conde-duque de Olivares'. La otra causa —que, no se<br />

olvide, es también hipotética— quizá radicase en disociar <strong>del</strong> negocio que hay<br />

detrás de toda guerra una posible vía de enriquecimiento para Listanosa. Lleva­<br />

ría a esta hipótesis la aireación, ahora por primera vez. de lo que Lastanosa con­<br />

signa en la parte que parece libre de sospecha <strong>del</strong> manuscrito de la Genealogía.<br />

En su folio 270/' se lee:<br />

lisiando alojada la Caballería en el territorio de Huesca y su comarca por fallar<br />

dinero, el marqués de Tabara y demás ministros hallándose imposibilitados de<br />

socorrerla, se valieron de Don Vicencio Juan de Lastanosa que. con su dinero y<br />

crédito, hizo gratules provisiones di- cebada y socorrió lodo aquel ¡bienio la<br />

Caballería, y hoy se leslán debiendo más de [31 mil y quinientos doblones,<br />

abiendo sido en aquella ocasión el mayor servicio que se podía hacer a su Magestad,<br />

porque hubiera perdido toda la caballería, y así lo entendieron los que en<br />

aquella sazón gobernaban*.<br />

Calíbrese el efecto que se produce cuando al mismo tiempo se evoca la des­<br />

cripción de la armería de Lastanosa en el documento de 16.39: aquello, más que<br />

museo de curiosidades y antiguallas bélicas, es un almacén de intendencia. V<br />

contrástese con el talante de <strong>Gracián</strong>. fiel a un Nochera que no secunda la solu­<br />

ción belicista para la sublevación de Cataluña. ¿Se desprendería de lo anterior<br />

En el primer caso: el condestable de Castilla, el duque de Medina de las Torres, el marqués<br />

di' Aytona, el duque de Villahermosa y el marqués de Camarasa; en el segundo: los duques de<br />

Medinaceli, Arcos. Infantado, Béjar y Lenna. (./. J. II. Elliott, El Conde-Duque de Olivares. FJ fmlilien<br />

en muí é/xica ele decadencia, Barcelona. Crítica, 1991, pp. 395 (los tíos primeros y el quinto<br />

eran parientes (.enanos de Olivares). 2X2, ,-WO (para el de Aytona). 623 (Villahermosa); 543 y 637<br />

(Medinaceli), 167 y 592 (Arcos), 540 y 642 (Infantado), t.V y 633 (Béjar), 315 (Lerma).<br />

Genealogía, f. J~()r. Kl arábigo 3 que encierro entre corchetes está añadido al texto original.<br />

Kn la -Carta <strong>del</strong> rey I). PheHpe i- dirigida a bistanosa el lS-V-l(vi;t, cf Genealogía, fot. I I3r, se lee<br />

que este lia enviado dos mil arcabuces a los ejércitos de aquel, quien añade: -...y no solo os dclx><br />

despojéis vuestra armería sino que dejéis sin dinero vuestro erario pues, a más de lo que disteis el<br />

ano pasado para socorrer la caballería, me dice el Duque habéis socorrido mi ejército con tres mil<br />

doblones...-. MI asentismo como fuente de fabulosos ingresos que explicarían las riquezas de Laslanosa<br />

ha sido la hipótesis más lógica hasta el conocimiento de textos como los citados o el que<br />

menciona Pablo Cuevas Subías en Ui formación ile Manuel Salinas, pp. 60-61 »/SX): sobre oíros<br />

negocios, pp. 241, i^iv<br />

[40 1


IAS1ANOSA Y GRACIÁN tN TORNO A SAIAStANO<br />

una mínima pista para explicar las muestras de distanciamíento entre Gradan y<br />

su mecenas? Si no probado para los avalares ele la relación amistosa, sí lo esta­<br />

ría en lo escrito por Círacián: lo heroico no se cifraría precisamente en mentar la<br />

cebada. La hazañería y la pluma pagada, antípodas <strong>del</strong> mo<strong>del</strong>o de acción y ele<br />

tarea <strong>del</strong> historiador y <strong>del</strong> historiado en el <strong>pensamiento</strong> de Círacián, podrían ser<br />

brillantes medios para que la figura de Lastanosa presentase un perfil bélico pro­<br />

pio de un noble. Sin embargo, sus mayores galardones como capitán los ofrece<br />

el haber contribuido a evitar que los franceses vadeasen el Canea cerca de Mon­<br />

zón, no a expulsarlos de esta y el haber logrado, tras múltiples retrasos por reti­<br />

cencia general aragonesa, reunir la tropa para socorrer la plaza de Salses cuando<br />

le llegó la noticia de que ya era innecesario por haber sido retomada. Hs, pues,<br />

el bélico uno de los capítulos a veces también asumido cuando se evoca la<br />

figura de Lastanosa sin calibrar la descompensación entre la realidad atestiguada<br />

por sí mismo y la gloria que rodea su imagen.<br />

Todo resulta ser, en efecto, un problema ele imagen. Y, por lo tanto, de dis­<br />

criminación entre las fuentes utilizadas o de uso de estas condicionado por su<br />

potencia] evocador. Cuesta creerlo pero la imagen actual de Lastanosa quizá solo<br />

cuente con un siglo escaso de existencia. La transmitida en el siglo XVII se<br />

atiene al empleo entonces realizado <strong>del</strong> capítulo de loas o menciones en obras<br />

ajenas, modo practicado desde Uztarroz en el Monumento de los Santos mártires<br />

Justo y Castor en la ciudad de Huesca, de 1644 —con los datos <strong>del</strong> manuscrito<br />

de la Genealogía— hasta Vidania en el Tratado de la moneda jaquesa de Lasta­<br />

nosa aparecido en 1681, que presenta dos rasgos normalmente también pasados<br />

por alto. V.\ primero, el aire cuasi fúnebre de la -inscripción- que lo cierra, expli­<br />

cable ahora que sabemos que Listanosa murió en 1681 y no en 1684 como se<br />

repetía siguiendo a Latassa y divulgó Ricardo <strong>del</strong> Arco. V.\ segundo, la doble ver­<br />

sión de ese preliminar laudatorio: la edición breve, además de relacionar menos<br />

autoridades, presenta a Lorenzo Círacián como autor de las obras de SU hermano<br />

<strong>Baltasar</strong> que este puso a su nombre, mientras que la amplia demuestra que tal<br />

atribución es efecto mecánico <strong>del</strong> recorte procustiano y puede precisar: -Lorenzo<br />

Gradan (fue hermano <strong>del</strong> P. <strong>Baltasar</strong> Círacián, bilbilítano, honor de la Sagrada<br />

Compañía de Jesús, verdadero autor de los libros que se citarán)-'". Sin embargo,<br />

la mención de la descripción en verso de Uztarroz como -escrito particular- en<br />

la breve no aparecía en la extensa. Kn ambas versiones, lógicamente, <strong>Gracián</strong><br />

figura como autor literario y no se alude al pasaje de Salastano —sí, claro, al<br />

explícito Lastanosa que acompaña a Anemia en I, viii, p. 249— ya que se trata<br />

He cotejado las tíos versiones en los ejemplares de Francisco Asín Remires de Esparza.<br />

[41]


FERMÍN Gil ENCABO<br />

de quienes han contribuido a realzar al Lastanosa real, no a crear al ficticio;<br />

igualmente, falta la obra descriptiva en prosa de Uztarroz por ser manuscrita. El<br />

panegírico se distorsiona con la aportación limitada en extensión e información<br />

<strong>del</strong> manuscrito <strong>del</strong> hijo de Lastanosa, Vincencio Antonio, Habitación ele las<br />

musas, recreo de los doctos, asilo de los rirtnosos (copiada por Latassa y publicada<br />

en 1877), cuya intención es atijudicar a su padre el máximo de méritos<br />

aunque no alegue nuevos y se justifique por haberse agotado la descripción en<br />

verso de Uztarroz, lo cual <strong>del</strong>x'ría haber llamado más la atención que lo que<br />

contiene, pues Vincencio Antonio procede como si no conociese la otra descripción<br />

de Uztarroz 3 ".<br />

YA cambio de la imagen de Lastanosa, con la consiguiente confusión entre lo<br />

real y lo ficticio llegada hasta nosotros, se produce al comienzo de la segunda<br />

década <strong>del</strong> siglo XX a raíz <strong>del</strong> libro tle 1913 de Coster sobre Gradan que resalta<br />

extraordinariamente la función que el mecenas reflejado en descripción de<br />

-1639- ejerce sobre el escritor, hl filón de -erudición en torno a Lastanosa- que la<br />

obra Coster le descubre a Del Arco o, según este, la que el francés ha podido<br />

manejar gracias a él, explica las publicaciones de Del Arco sobre el mecenas<br />

Algunas veces so menciona el texto como Importante fuente tle información, aun cuando<br />

es muy secundario a este respecto. No obstante, puede que tal alusión sea algo rutinario tras los<br />

comentarios de Calderera y de Toribio <strong>del</strong> Campillo. Si estos realmente leyeron un manuscrito<br />

extenso, se refieren al volumen que encabeza la Habitación, no a esta. (.'/'. lo aparentemente confuso<br />

de las palabras de Cor<strong>del</strong>era: -Ui noticia de este museo anda todavía manuscrita, y se intitula:<br />

Habitación de las musas; recreo de los doctos, e/c. descripción de la casa y museo de I). Vincencio<br />

Juan de lastanosa, por su hijo D. Vincencio Antonio y por A. Vztarroz. \x\ lectura de este voluminoso<br />

manuscrito hace soñar de esta morada como un cuento de las Mil y una noches...-. Valentín<br />

Caidetera, •Noticia dejusepe Martínez y Reseña histórica de la pintura en la Corona de Aragón», en<br />

Jusepe Martínez. Discursos practicables <strong>del</strong> nobilísimo arte de la pintura . Madrid, RAE, 1866,<br />

pp. ló(), 32»;¡ añade que ha conocido una copia gracias a Vicente de la Puente y, significativamente,<br />

dice a propósito de la realizada por Latassa <strong>del</strong> catálogo de Lístanos;): -vemos infinitas preciosidades<br />

de arte que su hijo debió pasar por alto en la relación o noticia que antecede-. Por su<br />

pane. Campillo los separa y anuncia lo que parece ser el texto de -lu.W-: -l-i presente descripción<br />

de la casa <strong>del</strong> ilustre anticuario D. Vicencio Juan de Uislanosa. interesante por varios datos que<br />

contiene su texto, precede a otra mucho más extensa escrita en prosa por el cronista Juan l'ran-<br />

CÍSCO Andrés de llstarroz, con otro linaje de noticias, que publicaremos en los números sucesivos.<br />

Dos Importantes manuscritos nos proporcionan ocasión para dar cima conveniente a nuestro propósito,<br />

Kl primero es una copia de un volumen de nuestro compañero el Sr. Sancho Rayón: el<br />

segundo se halla en la Biblioteca Nacional: y aunque incompleto, lleva la ventaja de representar en<br />

planos lineales la distribución tle la casa y de los jardines <strong>del</strong> erudito Mecenas, que tantas preciosidades<br />

reunió en su famosa morada <strong>del</strong> coso de- Huesca-, C. [Toribio <strong>del</strong> Campillo), nota en p. l')a a<br />

la edición de la Habitación en Kerista de Archiros. liihliotecas y Museos. 2 (20-1-1877), pp. 29-31.<br />

Parece claro que el -voluminoso- manuscrito de que habla Calderera y el que contiene esa -otra<br />

mucho más extensa- descripción que cita Campillo corresponden al U2i2-t ele la USA.<br />

[42]


IASTANOSA Y GUACíAN CN TORNO A SAIASIANO<br />

que. por lo común constituyen transliteraciones de textos ajenos que así se salvan<br />

<strong>del</strong> olvido pero cuyo marco teórico solo aparece diáfano en virtud de las<br />

ideas <strong>del</strong> francés:<br />

Cofier afirma que Lastanosa tuvo un lugar preponderante en la vicia ele <strong>Gracián</strong>;<br />

que influyó ele modo considerable sobre él, ya estimulando sus producciones,<br />

ya proporcionándole los libros que necesitaba, ya censurando .sus escritos,<br />

acaso colaborando en ellos.<br />

Yo digo más: fue tan importante la influencia de Lastanosa sobre <strong>Gracián</strong>, que<br />

puede asegurarse que el nombre de éste figura con áureos caracteres en los lastos<br />

de la Literatura española, merced a la protección de Lastanosa 3 *.<br />

El trasvase de información entre Coster y Del Arco, objetivahle en las fechas<br />

y comentarios de sus respectivos trabajos, adquiere otro sesgo por parte <strong>del</strong><br />

español no solo en el prurito de prioridad cronológica sobre el francés sino en<br />

la decidida voluntad de constituirse en fuente privilegiada para él. Con todo,<br />

más relevante resulta advenir que los trabajos de Del Arco sobre Lastanosa parecen<br />

espoleados por esa función protectora y estimuladora que Coster atribuye al<br />

mecenas de un Gradan perseguido por la Compañía de Jesús"'. Coster y Del<br />

Ricardo <strong>del</strong> Arco. -Graciáfl y su colaborador y mecenas-, en <strong>Baltasar</strong> (Inician, liscritor aragonés<br />

<strong>del</strong> siglo XVII, pp. L33-158¡ p. 134. Del Arco, p. 147. rechaza la idea sugerida por Coster sóbrela<br />

amistad acomodaticia e interesada de <strong>Gracián</strong> y suscrilx' la opinión que ve en Coster un intérprete<br />

de <strong>Gracián</strong> a la luz de la leyenda negra, tesis expuesta por José María López buida; cf. ibidcm.<br />

-<strong>Gracián</strong> y su biógrafo Coster-, pp. 3-26; p. 7. La justificación de Coster para estudiar a<br />

Lastanosa en SU monografía sobre <strong>Gracián</strong> era: -Lastanosa tiene un lunar tan preponderante en su<br />

vida; ele tal manera ha infinido sobre él. ya estimulando sus producciones, ya proporcionándole los<br />

libros que había menester, ya censurando sus escritos, acaso colaborando en ellos, que merece un<br />

puesto de honor en este estudio.- (p. 1S). Del Arco tía por aceptadas las hipótesis de Coster, las<br />

supera en lo que respecta a <strong>Gracián</strong> y parece atento a acotar para sí un estudio de Lastanosa que<br />

lo presente como gloria regional aunque ello implique exagerar su importancia incluso a costa de<br />

la de <strong>Gracián</strong>: -Aunque sólo fuera por esto, por la protección que dis|->ensó a aquel gran ingenio y<br />

por haber sido su colaborador, Lastanosa merece un lugar eminente en el retablo de figuras aragonesas<br />

no estudiadas debidamente. Una prueba patente de la autoridad, <strong>del</strong> tino y de la respetabilidad<br />

de Lastanosa la tenemos en que un hombre tan cspirilualmentc rebelde como <strong>Gracián</strong>.<br />

solicitara para sus trabajos la censura de Lístanos;!, acogiendo gustoso las enmiendas y adiciones<br />

que el discreto oséense hiciera- (•Gradan y su colaborador...*, p. 139).<br />

Cf. Adolphe Coster. <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>. En la nota inicial, de una sola página —la 347—,<br />

incluye a Del Arco entre los siete estudiosos que le han sido útiles y lo cita entre los seis que le<br />

han ayudado; su actitud queda clara desde el párrafo inicial: -Je crois utile de publíquer ce livre,<br />

bien que je ne m'en dissimule ni les imperfections, ni les lacunes, el je souhaite de bon cceur á<br />

ceux que le criliqucronl de faire tnieux que moi.-. Del Arco, en su Prólogo, no ahorra críticas a<br />

Coster —de quien dice: «Entonces, en el año 1912, recibí la visita <strong>del</strong> hispanista, ya mi amigo— ni<br />

deja de reclamar la prioridad, como en p. XI: -Sin referirme a éste [el trabajo de Coster de 19131.<br />

en el Boletín ¡lo la Historia, número <strong>del</strong> mes de extubre de 1914, publiqué un informe bajo el título<br />

"Noticias inéditas acerca de la famosa biblioteca de Don Vinccncio Juan de Lisianosa". fechado el<br />

[43]


ItRMIN Gil ENCABO<br />

Arco contaban con el trasfondo de los hallazgos de 1788 que José San/, de<br />

larrea dio a conocer a Latassa, con las Bibliotecas (1796-1802) de este y, sobre<br />

todo, con sus manuscritas Memorias literarias ile Aragón depositadas en Huesca,<br />

si bien lo que marcó la línea de Del Arco quizá fue el atenerse excesivamente a<br />

esta fuente, que en definitiva era de segunda mano, mienlras que Coster elaboró<br />

su tesis con el conocimiento añadido de fuentes originales y. especialmente, el<br />

bagaje <strong>del</strong> estudio tic <strong>Gracián</strong>. Pero, antes que Coster y Del Arco, las noticias y<br />

ediciones en el último cuarto <strong>del</strong> XIX de manuscritos referentes a Lastanosa<br />

actuarían como llamada de atención sobre él —y, a la larga, sobre <strong>Gracián</strong>—,<br />

como el caso <strong>del</strong> rescate mediante el coleccionismo y la escritura por parte de<br />

Valentín Carderera, hito fechable en 1866. cuando en el prólogo de la edición<br />

de los Discursos ¡nacticahles de Jusepe Martínez trata de Lastanosa, de quien<br />

tiene conocimiento a través de Vicente de la Fuente y por haber adquirido materiales<br />

en París. Si por un latió iban editándose -de oficio- textos de la mano de<br />

archiveros y bibliotecarios de carrera y se contaba con la refundición de la obra<br />

de Latassa por Gómez Uriel (1884-1886), por otro la conciencia cívica ante la<br />

ruina de la casa de lastanosa y su derrilx) en 189 i supondrían el detonante de<br />

las iniciativas de Gregorio Gota Hernández, vía truncada entonces mediante la<br />

muerte <strong>del</strong> silencio oficial y que se perpetúa hoy en día cada vez que se menciona<br />

a Del Arco de forma rutinaria atribuyéndole unos méritos que no son los<br />

que corresponden exactamente a la función que cumplió".<br />

13 de ¡unió de aquel ario y redactado antes de conocer el libro de Coster...- y transcribe lo que en<br />

él evocaba <strong>del</strong> ambiente de tertulia en casa de Lístanos.! |x-ro no indica que sobre el ambiente en<br />

estos cenáculos Coster había publicado antes y en Huesca -La 'Pítima' contra la ociosidad l loON)-.<br />

Linajes de Aragón, III. 20 (15-X-1912), pp. 357-363. Cf.. además, el citado de Del Arco. -Don Vincencio<br />

Juan de Lastanosa. Apuntes hio bibliográficos-, que en -Más datos sobre Don Vincencio Juan<br />

de Lastanosa*, Linajes, ni 11912), pp. 142-148; 162-168; 1S1-1H7: 201-208; 221-229 y 240-245, p. 142,<br />

ni, lo cita como libro editado en Huesca en 1910, Menciones directas al uso de estos materiales<br />

por Coster aparecen en Ricardo <strong>del</strong> Arco. •Gradan y su colaborador y mecenas-, en AA. V'V.. Htiltasar<br />

Gradan. Escritor aragonés <strong>del</strong> siglo XVU, pp. 133-158: en p. 133 se ¡acta de haber publicado<br />

en 1910 canas cruzadas entre <strong>Gracián</strong> y Lastanosa que no encontraron Morel-Fatío ni Vicente de la<br />

Fuente. En p. I i lo repite, aunque indica que consistió en editar lo que al respecto había copiado<br />

y resumido Latassa en sus manuscritas Memorias literarias


IASIANOSA Y GUACÍAN tN tORNO A 5AM5MNO<br />

Kn esclarecedor paralelismo con lo que suponen las relaciones entre Coster<br />

y Del Arco, hay que considerar las de este con Gota, capítulo tan significativo<br />

como poco conocido en la historia de la imagen de Lastanosa y que bien se<br />

merece la mínima atención que exige la justicia dictada por la I listoria. Gota no<br />

es firmante explícito en todas las cxasiones aunque hay que suponerle interesado<br />

y darte siempre por entelado de lo lastanosino como fundador, director y<br />

redactor casi único de la revista Ixi camfyana de Huesca (1893-1895). 'Iras menciones<br />

al paso a propósito de todo lo que tiene que ver con las glorias osccnses,<br />

demuestra seguir la pista de Lastanosa cada vez más decididamente.<br />

Transcribe su nombre, lógicamente, como uno más de los jueces de la Palestra<br />

numerosa austríaca"; tía noticia de la obra Museo de las medallas desconocidas<br />

españolas de Lastanosa, pero el título <strong>del</strong> suelto es para este"; en -Felipe IV en<br />

Muesca-" evidencia haber asimilado documentación poco aireada. Kl carácter<br />

novelesco <strong>del</strong> texto revela un interés personal por Ltstanosa y trasluce (nenies<br />

que harían pensar en ese manuscrito de la BNM anunciado por Toribio <strong>del</strong> Campillo<br />

en 1877 con planos de la casa y los jardines pero -incompleto-, es decir el<br />

de 1639. Kn la sección -Crónica' lo coetáneo obliga a tener en cuenta a Lastanosa<br />

y quien escribe (Gota debe de esconderse necesariamente Iras el pseudónimo)<br />

está informado e implicado". Sabiendo que el 20 ele septiembre de 1894<br />

el Ayuntamiento había acordado derribar la casa de I-astanosa por peligro de<br />

ruina, se entiende que Gota use muy generosamente los materiales que dice<br />

haber encontrado en ella y firme un extenso trabajo distribuido en tres entregas:<br />

•Crónica de los siglos XVII y XVIII. La casa de Lislanosa-"'. Fl comienzo de la<br />

primera encierra los tres elementos que ahora nos importan (razón <strong>del</strong> interés,<br />

prueba de la busca de fuentes'" y mención <strong>del</strong> dicho Quien va a Huesca...). lis<br />

'• Gregorio Gota Hernández, -Un certamen literario celebrado en Huesca en honor <strong>del</strong> rey<br />

don l'clipe IV-, Ui campana tic Huesca, 4 (4-VI-I89.3). pp. 6-8.<br />

" Anónimo, -hislanosa-, l/i campana de Huesca, 27 (6-V-1894), p 8.<br />

" Anónimo. -Felipe IV en Huesca- Ix* campana de Huesca, 28 (20-V-1894), pp. 3-4.<br />

-La famosa casa de Lastanosa, emporio de las Helias Artes en Kspaña durante los siglos XVII<br />

y principios <strong>del</strong> XVIII ha sido denunciada por el Arquitecto municipal. Si bien, como arte, nada<br />

conserva, no son hiperbólicos los relatos que .se hacen de las grandes tiestas celebradas en dicha<br />

casa. Autógrafos de gran valía que poseemos demostraran al periodista que tal escribió, que ha<br />

esc rilo a tontas y a lenas y para el vulgo solamente.-, 'Felipe', -Crónica-, txi campana tic Huesca, 37<br />

(23-IX-1894), pp. 1-3; 2-3.<br />

16 Ui campana de Huesca. 38 (13 ó 14-X-I894), pp. 5-7; 39 (2I-X-1894), p. 7; 40 (4-XI-I891).<br />

pp. 5-7. El texto corresponde al índice de 1635 que extracta y enmarca Latassa y que luego transcribirá<br />

Del Arco en la erudición aragonesa, pp, 199-215.<br />

Si bien indirectas pues transcribe el resumen que Latassa hizo <strong>del</strong> índice óe 1635 y alojó en<br />

su* Memorias literarias de Aragón, II, pp. S-25; cf. Del Arco, Ut erudición aragonesa, 198; pp. 199-215.<br />

[45]


fEÜMIN Gil ENCABO<br />

más, tras esta serie, para dejar cumplida constancia de lo que supuso la casa y<br />

su dueño, procede a imprimir la descripción más relevante y fidedigna. Anuncia<br />

a los lectores que va a ofrecerse el manuscrito que Valentín Carderera compró<br />

en la librería Salva de París y comienza a editar la Descripción de la cusa cieloslanosa...<br />

que Uztarroz escribió en prosa en 1647' K .<br />

Costar no cita a Gota pues no debía de conocer estos trabajos pero Del Arco<br />

no pudo dejar de estar al corriente por residir en Huesca, por su tesón en dar<br />

con todt) lo referido a ella y, especialmente, si se considera su obra sobre el<br />

periodismo oscen.se, para cuya realización tuvo que toparse con el nombre y los<br />

escritos de (iota. Fn 1891 este publicaba, con una tirada de mil ejemplares,<br />

Huesca. Apuntes para su historia'", folleto de 62 páginas -de gran valor dentro<br />

de la historia <strong>del</strong> periodismo tanto español como universal, pues es uno de los<br />

primeros estudios científicos locales sobre esta materia que se publicaban en<br />

España. Lamentablemente, un olvido intencionado ha hecho que Aragón desconozca<br />

hasta hoy al decano de su patrimonio hemerográfico-, como denuncian<br />

Alfonso Gota y Margarita Márquez Padomo", quienes recuerdan que Del Arco<br />

publicó su trabajo sobre la prensa oséense en el Diario ele Huesca entre el 1 y<br />

el 9 de marzo de 1930 diciendo que no había encontrado el estudio de Gota,<br />

aunque lo daba por incompleto. Gota puntualiza el 13; Del Arco, -en tono<br />

encendido-, se justifica el 14. Fn 19^2. siete años después de la muerte de Gota,<br />

república el trabajo como La prensa periódica en la provincia de Huesca: cita en<br />

nota los artículos de Gota de 1930 pero no el folleto de 1891. De todo ello se<br />

infiere que, aun suponiendo que antes no hubiera conocido la obra periodística<br />

e historiadora de Gota, al granadino Del Arco cuando recopila en 1934 en su<br />

Útilísimo volumen trabajos previos sobre Lastanosa ya nada le eximía de la obli-<br />

-Crónica- <strong>del</strong> n- il (18-XI-189-1). p. 2; la transcripción, en pp. 5-7, con el explícito titulo de<br />

•Documentos curiosos e inéditos. La casa de Lastanosa (Manuscrito <strong>del</strong> cronista Andrés de Uztarroz<br />

adquirido en París por Don Valentín Gardcrera)-. Sigue en los números )2 (2-XI1-189-1), pp. 6-7; 43<br />

(16X11- 189-1). pp. 6-7 y. aunque este acaba con el habitual -Continuará-, no hay más sobre el<br />

asunto en los ejemplares de la colección <strong>del</strong> propio Gota, aunque la revista llegó al menos hasta<br />

el 17 de febrero de 1985; cf. p. 111 <strong>del</strong> trabajo de Juan Carlos Ara Torralba citado iti/reí, nota 50,<br />

'" Huesca, Imprenta de la Viuda e Hijos de Alcántara.<br />

•Gota. Apuntes para una biografía-, introducción a la edición facsímil <strong>del</strong> folleto. Zaragoza,<br />

Rolde ile Estudios Aragoneses-Ayuntamiento de Huesca, 2000, pp. 12-14 y cf. 22-24 para los datos<br />

periodísticos siguientes, deudores en su origen de los trabajos de Juan Carlos Ara Torralba citados<br />

en su nota 1, especialmente y. para el contexto personal, cultural, social y político <strong>del</strong> asunto, riel.<br />

su -Sinfonías legendarias en tono menor: Ui Campana tic Huesca (1893-1895), glorias y miserias de<br />

la primera y postergada revista ilustrada de la provincia-, Alazet, 7 (1995), pp. 5-55. ahora en -La<br />

solitaria travesía de Gregorio Cota Hernández y Ui Campana de Huesca (1893-1895)-. en A escala.<br />

Letras oscemes (siglos XDCy XX), Huesca, Ediztons de PAstral, 1999, pp. 109-146.<br />

[46 1


[ASIANOSA Y GUACíAN EN IOBNO A SAIASJANO<br />

gación de citar la tarea lastanosina de Gota, especialmente con el recordatorio<br />

que supondría el artículo publicado por este en 1933".<br />

Episodio equiparable es el que atañe al mallorquín Gabriel Liabrés y Quintana.<br />

Fundador, director y editor de la Revista de Huesca (1903-1905). insertó en<br />

ella bajo el rótulo -Latassa y sus Memorias literarias de Aragón- el índice de las<br />

Memorias precedido de una nota que resaltaba su importancia, anunciaba la<br />

publicación en la misma revista de lo más interesante que contenían (lo que<br />

comenzó a hacer) y recordaba que todo ello era posible gracias a la donación<br />

que Carderera había hecho a la Biblioteca provincial de Huesca. Además, comprobó<br />

con cierta atención el manuscrito y denunció que faltasen unas 300 páginas<br />

<strong>del</strong> tomo 1 y que el bibliotecario no lo hubiese foliado. Liabrés se traslada a<br />

San Sebastián en marzo de 1907; Del Arco llega a Huesca en la primavera de<br />

1908. Traba amistad con Gregorio García Ciprés, que había colaborado en los<br />

seis números <strong>del</strong> tomo I de la Revista de Huesca y escribe en la revista Linajes<br />

de Aragón de este, ambos sobre Lastanosa. Pues bien, de la labor lastanosina <strong>del</strong><br />

mallorquín, que indudablemente supuso la pista de Del Arco para generar las<br />

publicaciones que comienza en 1910 espoleado por el interés de Coster, el granadino<br />

se limita a mencionar en una nota <strong>del</strong> libro de 193t al hablar de las<br />

Memorias: -El índice de los tres tomos de que constan lo publicó el Catedrático<br />

D. Gabriel Liabrés. en la Revista de Huesca, que él dirigía""'.<br />

La atención parecía, pues, obligada a centrase en cómo es utilizado Lastanosa<br />

casi a modo de arma arrojadiza y cómo se llega a crear una imagen al servicio<br />

de unos fines que habrían de presuponerse objetivos y asépticos. A este uso ins-<br />

lx-1 Ano. -La prensil periódica en la provincia tío Huesca*, Argensóut, ti


IIBMIN Gil INC.ABO<br />

trunienta! de la figura histórica de Lastanosa se une, inseparablemente, la inven­<br />

ción de su imagen ficticia actual. Coster escrilx': -Agrada imaginarse a los aca­<br />

démicos reunidos en una de las cinco salas de la biblioteca, en el segundo piso<br />

de la casa de Lastanosa...- s \ Lo que en el francés empieza como una hipótesis<br />

formulada cuasi narrativamente a propósito de un ambiente de academia no<br />

documentado ni quizá presumible aun a la vista de las actividades académicas<br />

<strong>del</strong> padre de Lastanosa, a partir de entonces deja de ser una suposición articu­<br />

lada declaradamente con dalos y probabilidades y acaba conviniéndose prácti­<br />

camente en un hecho. Un paso intermedio lo da Del Arco en 1922 cuando<br />

recrea con notable extensión y precisión el ambiente de las tertulias lastanosi-<br />

nas: -...evoquemos la figura procer de lastanosa y su morada; cerrad los ojos y<br />

dejad volar la imaginación para que llegue, en el siglo XVII, al Coso de Huesca<br />

y a su casa más calificada-". Li fuerza de las motivaciones subjetivas de Coster<br />

y Del Arco más la seducción de la imagen de Lastanosa tomada de la ficción de<br />

1639 parecen apoyar el proceso en el que se ha iniciado un salto en el vacío<br />

que acaba por explicar la confusión entre historia y ficción e identificando a Las­<br />

tanosa con Salastano, que era un matiz todavía distinguible en el libro de Cos­<br />

ter sobre <strong>Gracián</strong> gracias a la referencia a las fuentes.<br />

El salto advertido en esta fase <strong>del</strong> -on aime a se répresenter» y <strong>del</strong> -evoque­<br />

mos, si os place- se genera por la necesidad de Coster y Del Arco de engrande­<br />

cer el papel de Listanosa y para ese fin la descripción de 1639 es explotada<br />

hasta oscurecer las de Uztarroz. Cuando, décadas después, pero arrancando<br />

sobre todo de los trabajos de Hornera-Navarro —edición de /:'/ Criticón en 1938-<br />

39— y de Del Hoyo —Obras completas en 1960 rehaciendo las de Correa de<br />

194-4—, florecen los estudios sobre <strong>Gracián</strong>, los virus combinados de aquellos<br />

puntos de vista se trasladan imperceptiblemente a los trabajos que se plantean<br />

la relación entre Lastanosa y su mecenas, en especia] a la hora de documental<br />

un trasunto real de lo aludido por <strong>Gracián</strong>.<br />

H Adolphe Coster, lUillitsar (¡rucian, p. 37H; en la Irad. de Del Arco, p. 21.<br />

Vl Y sigue, ya incluyendo la refundición de datos e hipótesis de Coster y presentándolos como<br />

hibridación de lo documentado —sea o no sobre bases falsas— y lo imaginado: -Hn una sala de su<br />

biblioteca, sentado en un sillón de labrado respaldo, está l>. Vincencio Juan de Lastanosa. Examina<br />

con avidez una de las Crisis que su gran amigo <strong>Baltasar</strong> Gradan le ha enviado, para que haga en<br />

ella las salvedades y correcciones que su buen juicio estime-; cf. Del Arco, (jraciún y su colulxim-<br />

dor, pp. 154-157. Para el ambiente de la tertulia, pp. li 1-11*5, donde la tónica es similar. Comienza:<br />

•Evoquemos, si os pboe, esa tertulia lastanosina.-; sigue; -La sala es ostentosa. Es una pieza grande<br />

que mira al Poniente. Sus paredes se adornan de pinturas; hay en ella un clavicémbalo...-; con­<br />

cluye, ya inevitablemente novelesco: -O. Vincencio ofrece el brazo a doña Josefa de Sayas. Los laca­<br />

yos aguardan en el vestíbulo de la casa, y fuera hay una litera y dos carrozas y hasta un caballo<br />

ricamente enjaezado para el Marqués, que gusta de la equitación-.<br />

[48]


lAMANObA Y GÍACIAN IN IORNÜ A SAMSMNO<br />

Pero comprobar que la imagen de Lastanosa que hemos manejado en el siglo<br />

XX haya estado referida fundamentalmente a un Salastano identificado con el<br />

documento de 1639, lo que significa realmente para los estudios grádanos es<br />

que ha sido una construcción de la crítica y no de Gradan, liste siempre nos<br />

devuelve al origen <strong>del</strong> problema: si Salastano no es Lastanosa, ¿de dónde surge<br />

esa imagen de Listanosa que evoca su nombre? Lo relevante es que la poten­<br />

cialidad de la descripción de 1639 es tal que, aunque para unos ojos tardoposi-<br />

tivistas ahora resultaría simplemente falsa, de hecho ha funcionado, funciona y<br />

funcionará como elemento principal y aglutinador básico de la imagen ficticia de<br />

Lastanosa que magnifica la real <strong>del</strong> mecenas hasta suplantar sus perfiles históri­<br />

cos. Por contra, el Salastano de Gradan no solo los respeta y se atiene a ellos<br />

sino que nos permite atisbar qué imagen selecta quiere el autor de /:'/ Criticón<br />

que retengamos ele Lastanosa y de sus relaciones con él. La mecánica en la cre­<br />

ación de la imagen lastanosina permite advertir en ambos casos un proceso<br />

similar aunque, lógicamente, de orientación dispar.<br />

En el documento falsificado todo connota caracteres nobles e incluso regios<br />

que acaban por inducir a pensar que los tenía Lastanosa. Kn la dimensión his-<br />

tórico-social, el mecenazgo cumple de hecho la función de apropiación de los<br />

méritos <strong>del</strong> protegido. Gradan, por su parte, es cierto que rinde tributo de agra­<br />

decimiento a Lastanosa mediante la ficción de Salastano. Pero no lo es menos<br />

que el vínculo que ofrece en ese pasaje de /:'/ Criticón entre protector y prote­<br />

gido es el de la amistad, lo cual no es falso, aunque con el matiz inherente de<br />

que tal amistad sugiere igualdad. Gradan no solo mostraría su estado o deseo<br />

de emancipación económica o intelectual (por no recalar en disidencias no pro­<br />

badas a proposito de asuntos como el apuntado sobre la guerra o el defendido<br />

por Coster sobre una amistad interesada)"'. En el fondo, mediante la escritura le<br />

está garantizando la inmortalidad de la fama, que quizá no sea exactamente el<br />

objetivo de esa otra imagen de Lastanosa que tratamos de aprehender. Aurora<br />

Egjdo ha analizado con detalle los entresijos e implicaciones de las conexiones<br />

cf. el estudio preliminar de Miguel Batllori y Ceferino Peralta a <strong>Baltasar</strong> Gradan, Obras<br />

completas /..., Madrid, Adas, 1969; Roben .lamines, •Gradan y la política (actualidad <strong>del</strong> Criticón);<br />

en Aurora Egido (coord.), Política y literatura, Zaragoza, C.A.M.l'.Z.A.R.. 1988, pp. 67-83; Enrique<br />

Solano, -Notas acerca <strong>del</strong> significado histórico <strong>del</strong> l>. <strong>Gracián</strong> en torno a 16IO-, Criticón, ñ (1989),<br />

pp. 71-80; P. San/. Cainanes. Política. Hacienda y Milicia en el Aragón tic las últimos Austrias entre<br />

1640y KM), Zaragoza, Institución •Femando el Católico-, 1997; Ricardo Garda Cárcel, -<strong>Gracián</strong> y<br />

la historia*, en AA. VV., Al margen de <strong>Baltasar</strong> (inician (en su IV Centenario). Monográfico coordinado<br />

por Aurora Egido <strong>del</strong> liolelíii de la I-Ululación Federico Garda torca, 19-.SO (J(K)1), pp. 129-<br />

144; 130-131.<br />

Í49 1


FERMÍN Gil ENCABO<br />

entre literatura e historia en <strong>Gracián</strong>. Partiendo de ello se puede entender en<br />

qué medida Lastanosa debe a la pluma de <strong>Gracián</strong> su inmortalización y, recíprocamente,<br />

cómo la tama de este va uncida a la de aquél por la correspondencia<br />

entre los méritos <strong>del</strong> héroe historiado y la destreza <strong>del</strong> historiador. La<br />

duda asomaría en este caso al pensar si la pluma de <strong>Gracián</strong> quiere mostrarse<br />

como no comprada a la vista <strong>del</strong> protagonismo dado a la amistad en el episodio<br />

de Salastano y los efectos secundarios que produce* 6 .<br />

No sobra recordar cómo <strong>Gracián</strong> se distancia de la afición anticuada, que es<br />

la que más caracterizaría al Laslanosa -culto» y quedaría en curiosidad más que<br />

en estudio de provecho o práctica moderna de historiador. Súmase a ello el<br />

fenómeno estructural de /:'/ Criticón que puede explicar la copresencia latente<br />

de Lastanosa en el -Museo <strong>del</strong> Discreto- (II, iv) y en la -Armería <strong>del</strong> Valor» (II,<br />

viii). Tal uso de los materiales reales con lecturas potenciales varias y mixtas y<br />

siempre supeditadas a lo ético, tan propio de <strong>Gracián</strong>, implica aquí de hecho<br />

que el Lastanosa de los tres prodigios tal como los presenta la descripción de<br />

1639 ha sido privado, para lo mundano, de dos de ellos en el episodio de Salastaño.<br />

Más revelador, empero, resulta que a propósito <strong>del</strong> tercero, el jardín, se<br />

zahiera la arrogancia —inolvidable ese fascinante -estaban los camaleones en<br />

alcándaras de laureles, dándose hartazgos de vanidad-— y la adulación entre<br />

otros rasgos de las relaciones con los poderosos y que la evocación de las visitas<br />

que recibe Lastanosa deriven en Salastano hacia el valor moral de los componentes<br />

fabulosos que atesoraba. Eso es obvio, pero no menos lo es que<br />

oculta un desnudamiento de Lastanosa que completa el troceo y escamoteo<br />

Vid. Aurora tímido, -IH Criticón y la gustosa historia'», en Las caras de la prudencia y <strong>Baltasar</strong><br />

(inician. Madrid, Castalia, 2(HH). pp. 191-241; cf pp. 207 y ss., para lo referente a la historia -anticuaría-<br />

propia de Uistanosa supeditada a la nueva concepción tle la historia en Gradan; pp. 197-202,<br />

para el dislanciamienio respecto a UztaiTOZ; pp. 212 y ss., para la relalivización de Laslanosa entre los<br />

coleccionistas; pp. 22H y SS., para las falsas bases <strong>del</strong> heroísmo; pp. Ifift y ss., para las historias compradas;<br />

y p. 1^ para ideas cardinales de <strong>Gracián</strong> sobre el asunto: -<strong>Gracián</strong> utilizó el arte y la historia<br />

con fines literarios y de filosofía moral, pero dejo bien clara la necesidad de acolar el territorio que<br />

correspondía a cada disciplina, sobre todo en el asumo de la verdad. La verdad histórica y la literaria<br />

no siempre coincidían. 1:1 jesuíta, al construir su idea <strong>del</strong> mundo cifrado, llamo la atención sobre<br />

el arte y la historia que necesitan también ser descifrados para hallar la verdad tras las apariencias que<br />

velan a ésta en las jjrafias. Entre los hechos y su pintura o narración, media una distancia que debe<br />

ser descubierta con justcza. V a la par. la escritura y el arte son imprescindibles para que los luchos<br />

perduren, aunque la letra los fije más en el tiempo que los monumentos efímeros-. Sobre la amistad<br />

en el pasaje tle Salastano, Vid. Aurora Egido, -<strong>Gracián</strong> y las tres Gracias-, ihutciti. pp. 11-25; pp. I 1 -* y<br />

ss. Por olra pane, en ese mismo pasaje ríjje el principio tle la incredulidad, cf. Aurora Egido, llmiianidadesy<br />

dignidad <strong>del</strong> hombre en <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>. Salamanca, i universidad. 2(M)i, p, io2; aunque<br />

<strong>Gracián</strong> hace cierta salvedad al tratar a Lastanosa entre los anticuarios, p. 106.<br />

[50]


IASTANOSA Y GRACIÁN EN TORNO A SAMSMNO<br />

mencionados: si Lastanosa quería dar la imagen de rico y exquisito propietario,<br />

el Salastano de <strong>Gracián</strong> nos ofrece una imagen donde lo moral lo es todo y lo<br />

material nada.<br />

Diríase eme <strong>Gracián</strong> -salastaniza> a Lastanosa. agradeciéndole como dependiente<br />

de sus favores la ayuda recibida, al tiempo que lo hace igual a él como<br />

amigo, y sin sucumbir ante el brillo de la imagen que emana su mecenas sino<br />

quizás incluso aplicándole un correctivo y dándole una -lección» moral. Y el<br />

Salastano de <strong>Gracián</strong> vence al tiempo y a sus -émulos- con tanta eficacia que<br />

acaba incluso por -salastanizar- lodo lo que significan imágenes como la de<br />

1639. Si Lastanosa ayudó temporal y parcialmente a <strong>Gracián</strong>, gracias a este aquél<br />

existe segura, plena y perdurablemente sin necesidad de seguir andándolo a la<br />

problemática y excluyeme descripción editada por Coster.<br />

Queda ubicado en su sitio el texto de 1639 y los de su serie fantástica y<br />

queda el relativo a Salastano en el suyo, pero de ello no se concluye que ambos<br />

tipos de ficciones deban excluirse mutuamente. Cada una cumple la función<br />

básica a su modo y no será mediante un estrecho criterio positivista hijo <strong>del</strong> fetichismo<br />

de -lo inédito- que sobrevalora los "documentos- como Salastano<br />

adquiera más mérito. Lejos de privar de tocio valor a las falsificaciones en torno<br />

a Lastanosa, hay que recordar, como se ha hecho a propósito de géneros varios<br />

desde los cronicones hasta los linajes de burlas, que históricamente tienen su<br />

razón de ser. Otro problema será dar con ella en vez ele arrumbarlas como falsas.<br />

No solo es que, a pesar de su descarte formal, siguen actuando desde el<br />

momento en que las conocemos; es que, como ha demostrado Bizzocchi a propósito<br />

de las genealogías fantásticas, tales falsificaciones se practican desde la<br />

antigüedad hasta nuestros tiempos y particularmente casi como una marca de<br />

eslamento o grupo en épocas como la que nos interesa las encargan, auspician<br />

o toleran incluso las familias que no necesitarían de ellas: en Lastanosa tenemos<br />

un ejemplo, elaborado a base de una treintena larga de cartas falsas'". Aunque<br />

Vid. José Godoy Alcántara. Historia de los falsos cronicones, Madrid, Rivadeneyra, 1868;<br />

Pedro Córdoba, -Las leyendas en la historiografía <strong>del</strong> Siglo de Oro: el caso de los falsos cronicones'<br />

-. Criticón. 30


FERMÍN CU FNCABO<br />

fantásticas, crean una imagen cuyo contraste con la <strong>del</strong> Lastanosa histórico lle­<br />

varía a dar por aceptable la desprendida de la descripción de 1639 y siguen<br />

actuando aun cuantío las revisemos con la ingenua pretensión de postergarlas al<br />

demostrar su condición espúrea. Kn definitiva, se comportan como pura litera­<br />

tura, en función de la Poesía y no de la Historia.<br />

Del dicho -Quien va a Huesca..." a las cartas falsificadas, pasando por un labe­<br />

rinto inextricable, se pueden rastrear las huellas de ese cuarto elemento que<br />

cstructuralmcntc faltaba identificar. A la equivalencia Lastanosa + Gradan = Salas­<br />

tano, hay que añadir la de Lastanosa + las cartas y otros documentos y datos fal­<br />

sarios = imagen fantástica de Lastanosa que tía de sí mismo o le atribuyen<br />

terceros. Y, aunque la brillante/, de esta última es tal que tiende a borrar los lími­<br />

tes con la tle Salastano. el proceder tle Gradan permite recorrer el camino con<br />

garantía tle deslindar cada una de ellas. Ahora bien, llegados a este punto.<br />

Otando de la mano de Gradan y mediante esta propuesta tle explicación <strong>del</strong><br />

entorno tle Salastano han salido a relucir ángulos no muy conocidos de varios<br />

documentos y textos poco frecuentados, podemos encontrarnos en la tesitura de<br />

tener que -terciar- ante el bivio de un Lastanosa bastante más nítitlo en su dimen­<br />

sión real y un Lastanosa aún más fantástico que el reflejado en el texto tle 1639.<br />

Aunque quedan zonas oscuras como que no pasase por la universidad o el<br />

origen preciso tle sus ingresos económicos, hoy sabemos bastante más tle Lasta­<br />

nosa en lo referente a una parte tle su fortuna (su madre, viuda, casó en segun­<br />

das nupcias con el rico Juan Martín Gastón, padre de la mujer tle Vintendo)* 1 , tle<br />

genealógicamente aristocratizante reacciona contra la nobleza ética renacentista), 108 (tipificación<br />

como •ghenealoghikos tropos-), 20-í (es una moda relacionable ion las di- las inscripciones, mone<br />

das y el coleccionismo), 2l l > (son propias de una sociedad conservadora y autoritaria). Copio aquí<br />

pane de la ñola II de mi trabajo citado, al que remito para los detalles. -La ficción 'telamoniana'<br />

de Pellicer en torno a Lastanosa».<br />

Junto con la hipótesis de la función de Nadal liaronio en casa de Lastanosa, di esta y otras<br />

noticias al respecto durante el congreso tle la AISO de l'W en • injurias a lu mayor amigo'...- y<br />

las recordé en IWi tanto en la ponencia inédita -lis mayor la realidad que no la lama': Lastanosa<br />

y sus prodigios- (IVIII 1W 11. / Cursa en lanío a Lastanosa, I ti cultura <strong>del</strong> BatTOCO, I luesca. Instituto<br />

de Estudios Altoaragoneses, 1S a 23-UI-1994, como en -Vincencio Juan tle Lastanosa y sus prodigios*,<br />

en Signos. lx>s documentos en que se basan se hallan en el Archivo Histórico Provincial de<br />

Huesca, protocolos I.AI i, IS.IO, W70 y 11654-11655, bastár<strong>del</strong>os de las capitulaciones matrimonia<br />

les entre Esperanza Baraiz y Juan Martín Gastón tle 1(>22. Kl acuerdo será doble pues se ajusta<br />

simultáneamente la Ixxbi de Vincencio con la hija de Juan Martín Gastón. Juan de Haraiz y Vera<br />

—el abuelo rico de Lastanosa— y Juan Martin Gastón —padrastro y suegro— capitulan en 162;$.<br />

Kn 1624, Esperanza, embarazada, testa. Kl 23 tle diciembre de 162-t capitulan Vincencio y Catalina<br />

—esposa y hermanastra . d mismo día en que vuelven a capitular Juan de Haraiz y Juan Martin<br />

Gastón. Kn esta y las notas que siguen apunto aspectos que han de añadirse a los mencionados a<br />

lo largo de este trabajo y a otros que no procede incorporar en esta ocasión, como Miguel Moran<br />

[52]


[ASIANOSA Y GÍACIÁN LN IORNO A SAMSMNO<br />

ríanla de la Casa. Jardines, y Bosques, Stanques de don Vincencio Juan<br />

de Lastanosa de I luesca". Ms 22(>


FEÜMIN Gil ENCABO<br />

su participación en la guerra (según se lia visto), de la posible identificación de<br />

su antepasado Pedro Juan"', de su biografía y la de su hermano" 1 , de las implicaciones<br />

en la ruptura de relaciones entre Gradan y Salinas" 1 , de su correspondencia<br />

con Atanasio Kircher"-', de sus objetos personales, de sus cartas con jesuítas.<br />

de sus escritos desconocidos, de sus libros con ex-libris, de los que tenía de Guimerá"\<br />

de la aportación de la familia al patrimonio artístico de la época'", de un<br />

grabado sobre su defensa de los vados <strong>del</strong> Cinca cerca de Monzón'*, de sus des-<br />

y Femando Checa. /:'/ coleccionismo cu España. IX' la cámara de mararillas a la galería ele /unturas.<br />

Madrid. Cátedra. 1985. Peto añádase ahora el artículo —donde se explica una de las paginadones<br />

<strong>del</strong> texto de -1639-— de Cirios Carees Manau y José Enrique Laplana Gil, -<strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>:<br />

canas y noticias desconocidas-. Voz y letra. XIII ,2 (2002). pp. 61-79.<br />

Vid. Nicolás Garda Tapia. Pedro Juan de Uistanosa El autor aragonés de -Los reiutiitn<br />

libros de los ingenios-. Huesca. Instituto de Estudios Altoaragoncscs, 1990; Ídem. -Los reiiitiiin lilaos<br />

ile los ingenios y máquinas de Juaiielo-, atribuidos a Pedro Juan de Uistanosa. Zaragoza, DGA,<br />

1997. Cf. |. A. PragO Gracia y J. A. Garda-Diego, t 'n autor aragonés fiara -/.os ¡eintiítu libros de los<br />

ingentes y de tas máquinas; Zaragoza, DGA. 1988.<br />

Carmen López Guarga, Estudio biográfico de los hermanos Uistanosa, Memoria de Licenciatura<br />

presentada en el Departamento de Historia Moderna de la Facultad de Filosofía y Letras de<br />

Zaragoza. Zaragoza, septiembre ele 1976, 349 pp.<br />

Vid. Pablo Cuevas Subías. 1.a formación de Manuel Salinas en el Párroco oscense. El<br />

entorno familiar y ciudadano <strong>del</strong> (xn-ta t /6/6-/6-Í5A Huesca. Ayuntamiento. 1995.<br />

'"' Franceses Perugini estudia actualmente las cartas que ha encontrado. Asimismo ha trabajado<br />

sobre -I-i bihliothcque emblématique de Vincencio Juan de Uistanosa (1607-1681), niécéne de baltasar<br />

<strong>Gracián</strong>. á Huesca-, en Fierre Civil


Ubicación de la casa y jardines de Lastanosa realizada en 199-t por Kermín Gil Kncaho aplicando el dibujo<br />

<strong>del</strong> tol. 22Kr <strong>del</strong> Ms. 22609 de la BNM al plano de Huesca de Dionisio Ca.sañal (1H91).<br />

2


FEKMiN Gil FNCABO<br />

cendientes y de la intimidad de su matrimonio y los detalles de la muerte de su<br />

esposa" y. en fin, de la ubicación exacta de su casa y jardines sobre el plano de<br />

la Huesca actual como documento <strong>del</strong> trasfondo real de El Criticón'.<br />

el Condestable y Lastimosa. En cualquier caso, el segundo plano <strong>del</strong> grabado resultaría más significativo<br />

que el primero y el frontispicio dejaría de ser convencional y pasaría a constituir un documento<br />

enrlquecedor de la iconografía lastanosína.<br />

Descendientes no coincidentes con los que nos trasmitió Del Arto, como di a conocer en<br />

la ponencia inédita -Lastimosa y sus descendientes a la lux de la Genealogía (Ms, 22.009 de la<br />

HNM)- en el Simposio l'ilosolieo Literario sobre <strong>Baltasar</strong> Gradan celebrado en Calatayud los días l(><br />

y 17 de ahril de 1999. A lo allí expuesto, podría añadirse la sombra de algún bastardo, según me<br />

comenta Carlos Garcés, quien ha divulgando noticias sobre Lístanos;! en el periódico de Huesca<br />

Dtario <strong>del</strong>AUoaragórt -Los secretos de Lastimosa: la trágica muerte de su mujer- (25-11*2001); -Los<br />

secretos de Lastimosa: ¿Tuvo un hijo bastardo?- (11-01-2001). -Lastimosa y la Alquimia- (9-XO-2001);<br />

•Nadal Baronio, el alquimista de Lastimosa- (23-XII-20O1); -Los dioses <strong>del</strong> Olimpo, por las calles de<br />

Huesca (año I6SH>- (6-1-202); -Lastimosa y la gran falsificación- (20-1-2002 y 341-2002). Respecto a<br />

la intimidad <strong>del</strong> matrimonio y a la muerte de la esposa, tal como expuse en Calatayud. se trata de<br />

un pasaje orgánico <strong>del</strong> manuscrito de la Genealogía y no, como se- creía, obra autónoma.<br />

lis el resultado, siempre provisional, de una preocupación |x>r investigar ese trasfbndo surgida<br />

de una amistosa discrepancia sobre el lugar donde viviera Lastimosa con Cefcrino Peralta, quien me<br />

incitó en 1989 a averiguarlo tras haberme dado a conocer a Gradan en mis años preuniversitarios.<br />

Corrijo mi propuesta de 1990


N<br />

1 (Casa Laslanoiai<br />

2 iglesia Jtsu :as<br />

3 Cose<br />

4 Can* d*l Parque<br />

5 Plana oe Navarra<br />

GPirqot<br />

7 PMMdfl daporirvo<br />

0 (Estanqi*<br />

UBICACIÓN DE LA CASA Y JARDINES DE LASTANOSA<br />

REALIZADA EN 1094 POR FERMlN GIL ENCABO<br />

APLICANDO EL DIBUJO DEL FOL 2Í«< OEL MS 22609 DE LA E<br />

AL PLANO DE HUESCA DE DIONISIO CASAÑAL 11891)<br />

Y ESTE AL SUMINISTRADO POR JESÚS TURBIDl (1992)<br />

A PARTIR DEL BANCO DE DATOS<br />

DEL INSTITUTO DE ESTUDIOS ALTOABAQONESES<br />

Ubicación de la casa y jardines de Lastanosa realizada en 1994 por Fermín Gil Encabo aplicando el dibujo <strong>del</strong> fol. 228r<br />

<strong>del</strong> Ms. 22609 de la BNM al plano de Huesca de Dionisio Casañal (1891) y este al suministrado por Jesús Turbidí<br />

(1992) a partir <strong>del</strong> banco de datos <strong>del</strong> Instituto de Estudios Altoara^oneses,<br />

N<br />

t<br />

z<br />

:<br />

:


ffRMIN Gil ENCABO<br />

Frente a estos componentes <strong>del</strong> Uistanosa histórico que Gradan convirtió en el<br />

Salastano de la ficción, aparece ante nuestros ojos ese otro mucho más fabuloso e<br />

increíble, pues las cartas añadidas al manuscrito tie la Genealogía que han ayudado<br />

a desenmascarar la ficción <strong>del</strong> texto de 1639 constituyen una red de pretendidos<br />

documentos fehacientes que, ¡unto a la transcripción de varios epitafios de igual<br />

tesitura, acaban por presentar a Listanosa como descendiente <strong>del</strong> conde godo<br />

Telamón. Y. como podía sospecharse, detrás de todo ello surge el cronista José<br />

Pellicer, aval más que suficiente para descubrir el fraude que parece que le propone<br />

a Lastanosa. 1.a pluma comprada —O en venta— de Pellicer, que planea rehacer<br />

lodo el manuscrito de la Genealogía adecuándolo a la moda de las genealogías<br />

fabulosas, podría incluso ser la responsable directa <strong>del</strong> manuscrito de 1639, dado,<br />

entre otras concomitancias, el recurso al mismo tipo de cartas que. además comparten<br />

esa alusión a los papeles <strong>del</strong> padre de Vincencio perdidos en el mar. Así se<br />

entenderían desde todas las coartadas en torno a los nobles visitantes —ya muertos<br />

entonces— que casan con componentes básicos de esa dudosa nueva Genealogía<br />

hasta la amplificación y exageración a partir de descripciones como la de<br />

Uztanoz en prosa. Pellicer, que llegó a escribir otra Aprobación para la Genealogía<br />

en 1676. tenía en 1647 la descripción manuscrita de U/tarroz para darle su opinión<br />

a este y quizá, como solía, la retuvo, lo cual explicaría que no se publicase, que<br />

hubiera permanecido como inexistente para terceros en tiempos de Lastanosa. que<br />

no se volviera a saber de ella hasta 1788 y que, a los ojos de quien, sin conocerla,<br />

u/. Belén Boloqui tarraya, -En tomo a Gradan, Lastanosa y su capilla-panteón en el Barroco oséense-,<br />

en Signos, pp. 133-U3: 1 il. 1 )2; cita a Jusepe Martínez como uno de los posibles autores), aunque el<br />

<strong>del</strong> fol. 23K tiene que ser tie 1669 o posterior puesto que en el texto de la cabecera <strong>del</strong> folio se- da por<br />

entenado en el sarcófago a Orendo y este fue trasladado allí desde el pavimento en ese año. De la<br />

proximidad Física de los dibujos no se desprendería necesariamente la cronológica pues los ele la casa<br />

v jardines solo compartirían con aquellos el estar alojados en la parte final <strong>del</strong> manuscrito destinada a<br />

ilustraciones (Únicamente siguen cartas -telamonianas-, que aprovechan los huecos). Además, hay déla<br />

lies significativos como el de la técnica <strong>del</strong> dibujo (no grabado) tic Vincencio orante <strong>del</strong> I. 2 t3r. cuyas<br />

sombras en tonos grises semejan acuarela, rasgos que no se dan en los de los jardines: igualmente, la<br />

cronología rxxlría variar de salx-r qué ofrecía el folio arrancado entre el 242 y el 243 —¿quizá la •desaparecida'<br />

estatua <strong>del</strong> hijo de Lastanosa, Vincencio Antonio, que este menciona en su IUihitticu»! de las<br />

(RUSOS?— o al comprobar que hay elementos no dibujados en el papel sino pegados, como el impreso<br />

corregido a mano <strong>del</strong> folio 2 l() (además, en la lecha, 1651, de arábigos a romanos y seguramente esemismo<br />

año a propuesta de Pellicer; cf. Del Arco, Li en/ilición española, p. 726); lo mismo, de poder<br />

interpretar el significado de los números ti. i2 y t3 que figuran, respectivamente, en los tí. 2>ir. 236r<br />

y 2-l()r; o lo que hulxi en el 2 ñr sujetado por los siete puntos de pegamento que todavía se aprecian,<br />

como en los ff. 22" 241, La techa incluida en el grabado relativo a San José de Calasanz pegado en el<br />

folio ¿1$ es 1649, lo cual solo tía un año a i/ito. Tampoco es incuestionable lechar los dibujos de los<br />

jardines antes de 16K1 simplemente por ser este año el tic la muerte de Listanosa; ello implicaría atribuírselos<br />

todos por autoría o consentimiento y. como se ha indicado más arriba, el <strong>del</strong> folio 232res<br />

una versión cuasi en espejo <strong>del</strong> 233r con error manifiesto en el trazado <strong>del</strong> laberinto, detalle impensable<br />

en el propietario.<br />

[58]


IASIANOSA Y GUACÍAN EN IORNO A SAMSMNO<br />

leyese el texto de 1639, este no supusiese contradicción alguna'* 1 . Sea todo obra de<br />

Pellicer. atribuido en parte a él por otros o desarrollado más tardíamente por terceros<br />

siguiendo las pautas de sus fabulaciones características, el verano de 1788 en<br />

que emerge esta ficción porque José Sanz de Larrea comunica a hitassa el 31 de<br />

julio sus hallazgos <strong>del</strong> día anterior es justamente cuando, gracias a la Genealogía,<br />

sabemos que se intervino sistemáticamente en los fondos lastanosinos y no precisamente<br />

con miras eruditas. Los hallazgos han de atribuirse a un anciano —¿crédulo<br />

o interesado?— que se preocupa por el patrimonio que corresponde al nuevo<br />

heredero de Vincencio de año y medio, conoce las cartas -telamonianas- y les da<br />

crédito a juzgar por las dos que añade argumentando que han sido utilizadas como<br />

auténticas en 1753. año que remite al posible momento en que el Lastanosa fantástico<br />

ya está definitivamente configurado'".<br />

Por mediación <strong>del</strong> elemento más sobresaliente de tales invenciones —esto es,<br />

la descripción de 1639 cuya falsedad histórica la convierte en auténtica literatura—,<br />

la carga ficticia que suscita Lastanosa ha subyugado igualmente a plumas<br />

más recientes, como la de ese Gota amparado en el anónimo que publica en La<br />

campana de Huesca <strong>del</strong> 20 de mayo de 1891 el relato sobre Felipe IV en los jardines<br />

de Lastanosa dado a sus rijosos afanes y a punto de batirse en duelo con<br />

el marido afectado, lo que evita la llegada de un mensajero para entregarle una<br />

La aprobación de Pellicer va firmada en Madrid el 3() de agosto; cf Genealogía, fbl, 2v. La<br />

de Uztarroz había sido escrita el 9 de agosto de l52 en Huesca, cuando estaba alojado en casa de<br />

Lastanosa para escapar de la peste de Zaragoza. Uztarroz moriría el 18 de agosto de 165.Í. Cf. la<br />

carta de este a su hermano <strong>Baltasar</strong> <strong>del</strong> 17 de agosto de 1647, cuya posdata reza: -Si huviere tana<br />

de donjosef Pellicer inviemela wm. por ver lo que me responde a la descripción de las curiosidades<br />

de Don vincecio Juan de Lastanosa.* Vtd. Ricardo <strong>del</strong> Arco, ¡xt erudición española, pp. 499-500,<br />

782 (UztaiTOZ en casa de Lastanosa). ~o8 (pa|x-les reclamados en 1652).<br />

Durante julio de 1788, francisco Antonio Ladrón de Zegama Ezcurra y Santestevan, el<br />

abuelo <strong>del</strong> |*>tcncial heredero di- List.inosa en esas lechas (Leoncio Ladrón de Zegama Claver y<br />

Lastanosa, biznieto de Vincencio, nacido el 13 de enero de 1787). arregla los papeles de la familia<br />

y forma -inventario por mayor de ellos, que existían al tiempo muy rebudios- en la vieja casa. Un<br />

mes después interviene en el manuscrito de la Genealogía escribiendo rótulos, foliando el volumen,<br />

insertando reclamos y elaborando un índice tras haber añadido datos genealógicos de los descendientes<br />

de Vincencio y anotado al margen cuanto tiene que ver con la herencia. A este objelivo<br />

nada desinteresado también contribuye su transcripción, desde un memorial de 1753. de dos cartas<br />

de 1606 relacionadas con el asunto de la pérdida de documentos en el mar que dice haber<br />

encontrado -certificadas y legalizadas-. Según ellas, la vinculación <strong>del</strong> padre de Vincencio con la<br />

familia real es tan estrecha que la ha incluido en su testamento y sus fantasmales hijos. Felipe y<br />

María Teresa, son criados en Palacio, tal como la misma reina comenta a su esposa cuando le<br />

escribe, dice, -de mano propia, que solo lo hago con mi Madre-, cf. Genealogía (I!. Ir, 90v, 95r-95v)<br />

y -La ficción telemoniana-, pp. 623, 627-629.<br />

[59]


IIRMIN Gil INCABO<br />

cana con noticias sobre la guerra de Cataluña. Y la estela continúa: se ha publicado<br />

una novela sobre él y hay noticias de otra en curso de redacción '.<br />

Definitivamente, la carta de -1636- incluida en la descripción de -1639" contiene<br />

un dato dudoso que lleva a cuestionar su veracidad. Irónicamente, en lograr<br />

una perfecta curaba Gradan el arte de la escritura y es una carta lo que singulariza<br />

a Lastanosa en El Discreto. Y.\ fino hilo <strong>del</strong> dicho salido de la carta <strong>del</strong> clondestable<br />

ha conducido a las tclamonianas trenzado ya con otros que han acabado<br />

por formar una cuerda consistente cuyos nudos hemos pretendido deshacer o<br />

corlar, según los casos, con tal de liberar a Lastanosa y a Salastano de diversas<br />

ataduras. Siguiendo tal hilo liemos intentado recorrer un laberinto textual que se<br />

anunciaba diseñado para perderse al tener que optar entre la descripción de 1639<br />

y la de 1647. De la mano ocular de Gradan ha resultado ser un viaje guiado a<br />

través de los espejismos de una imagen lastanosina algo más roma de lo habitual<br />

pero también más humana y de otra más brillante que desde el texto de 1639 llevaría<br />

al Listanosa telamoniano pergeñado al modo de l'ellicer. l"l itinerario estaba<br />

pautado por la imagen tan realista como intencionada que Gradan nos propone<br />

mediante el Salastano elernizador de su mecenas. Pero, trátese <strong>del</strong> Lastanosa histórico,<br />

<strong>del</strong> fantástico o <strong>del</strong> literario, en los tres casos aun queda trecho por recorrer<br />

y en 2007, cuantío se conmemore el cuarto centenario <strong>del</strong> nacimiento de don<br />

Vincencio, no salx'mos qué imagen será capaz de evocarnos el dicho «El que va<br />

a Huesca y no ve Casa de Lastanosa no ve cosa-'.<br />

Femando Bartolomé Benito, Murar a mi rey. hi aventura de Gradan y Lastanosa en lo turbulenta<br />

España de Felipe IV, Huesca, Pirineo, 2001. Su título antes de ser editada, cuando la conocí,<br />

era Un i'l Henil») <strong>del</strong> hierro acicalado.<br />

" Kl Instituto de Estudios Altoaragoneses ha tenido présenle la figura <strong>del</strong> procer Lastanosa<br />

desde MI primera época en que distinguió con su nombre una cátedra hasta este <strong>Congreso</strong> <strong>Internacional</strong><br />

-<strong>Baltasar</strong> Gradan: <strong>pensamiento</strong> y erudición», pasando por la celebración <strong>del</strong> tercer centenario<br />

de su muerte en 1981 y la exposición -Signos. Arte y cultura en Huesca. De Formen! a<br />

Lastanosa. siglos xvi-Wll- (1994). 1.a dedicación sistematizada a Lastanosa en el LEA arranca de la<br />

aprobación de un esbozo de proyecto ínterdiscipunar en 1990 (Junta Rectora <strong>del</strong> 1-i-IX) y de su<br />

desarrollo mediante las sesiones internas ile trabajo de la •Academia lastanosina- ( I'' convocatoria:<br />

8-IM993) V las reuniones científicas nacionales -Cursos en torno a Lastanosa» en IWi y 1995 (<strong>Actas</strong><br />

publicadas en 2(XX)) coordinados por José Enrique Liplana. Allvrto <strong>del</strong> Rio y yo mismo. Clon diversas<br />

formas de implicación institucional, los miembros <strong>del</strong> LEA han trabajado sobre Lastanosa<br />

mediante conferencias (Biblioteca Pública de Huesca, 29-D-1992; Centro Aragonés de Barcelona, 7-<br />

V-1993), curso ile verano (Escorial. l-VIII-l'Wi). congresos (comunicaciones en Toulouse, 1993 y<br />

Münster. 1999¡ ponencias en Calalayud. 1W9 y Huesca, 2(H)I). exposiciones (Signos, 1994). Tal<br />

dedicación al mecenas de Gracíán, formulada como -proyecto Lastanosa», es fija en la planificación<br />

ile la Cátedra de Literatura <strong>del</strong> IEA (memoria <strong>del</strong> 2-i-MI- 1996; punto 2.2. para la Junta Rectora <strong>del</strong><br />

2S>. lin este marco y con la fecha de 2007 en el horizonte, se están dando los pasos para recuperar<br />

la figura de Lastanosa y su entorno.<br />

[60]


LA RKLACION DEL POHTA MANUKL DE SALINAS<br />

CON BALTASAR GRACIÁN<br />

PABIO CUEVAS SUBÍAS I CPR D€ AICAÑ1Z<br />

1. LA AMISTAD DEL POETA CON VICENCIO JUAN DE LASTANOSA 1<br />

Un punto de coincidencia fundamental de Salinas con (inician es la amistad<br />

con Vicencio Juan de Lastanosa. Los lazos de las familias de Salinas y Lastanosa<br />

se remontan por lo menos a la segunda mitad <strong>del</strong> siglo XVI. El enlace repetido<br />

de miembros de una y otra familia en sucesivas generaciones' refuerza una<br />

alianza permanente de intereses políticos y económicos en la ciudad de Huesca.<br />

Se apoyan para detentar una cuota de poder importante en la universidad, en el<br />

concejo y en la catedral. La solidez de esta unión sin duda reafirma el éxito de<br />

los Salinas-Lastanosa, ya sea en tiempos de Felipe II, ya <strong>del</strong> III y <strong>del</strong> IV, con sus<br />

validos.<br />

Manuel y Vicencio Juan se dispensan una relación muy estrecha y el trato de<br />

primos, aunque sólo lo fueran en segundo grado. Kl poeta (1616-1688), diez<br />

años menor, crece vinculado a su -primo- (1607-1681), estando patente la puerta<br />

de las casas respectivas como familiares íntimos. Si bien la ocupación de uno y<br />

otro es distinta, colaboran de forma estrecha y permanente pues fueron conscientes<br />

desde la niñez de sus indisolubles lazos. VA abuelo, el padre y el hermano<br />

<strong>del</strong> poeta alternan, sucesivamente, los cargos de prior de jurados y justicia<br />

de la ciudad con el abuelo de Vicencio Juan y con otros familiares también cercanos.<br />

Para un estado de la cuestión detallado sobre Salinas puede leerse el que hicimos en nuestra<br />

tesis de licenciatura: Ui formación ¡le Manuel ¡le Salinas en el Barroco oséense El entorno famitiary<br />

ciudadano detpoeta (1616-1645), Huesca, Ayuntamiento, IWS, pp, >(V7-.Mxi l-< completamos<br />

en nuestra tesis doctoral: Li vida y la ohra de Manuel de Salinas y l.izana ( 1616-1688), vol. 1, Zaragoza.<br />

Prensas Universitarias (ed. electrónica), 2001. obviamos hacer una contextualización cultural<br />

de la 1 tuesta <strong>del</strong> Barroco, pues es el lema fundamental de la primera publicación citada, estudio<br />

que se completa con la tesis doctoral, que aborda la formación literaria de Salinas en Huesca.<br />

1 Las abuelas maternas de ambos eran hermanas y, a su vez, las mujeres <strong>del</strong> hermano <strong>del</strong><br />

poeta y de Lastanosa lo eran también.<br />

[61 1


PABLO CUEVAS SUBÍAS<br />

Les caracteriza la preeminencia social, la lucidez para buscar el lx."nehe¡o y la<br />

condición de élite cultural, económica y religiosa de la ciudad. Gustan de mostrarse<br />

públicamente como parientes como si así comunicaran sus méritos en un<br />

currículo común: Manuel, títulos universitarios y rango religioso, Vicencio Juan, su<br />

poder económico e influencia política fuera de la ciudad. Si Salinas representa un<br />

tipo de estudiante y después religioso modélicos. Lastanosa fue un joven heredero,<br />

luego rico hacendado, muy hábil para proyectar una imagen de gran señor.<br />

Manuel fue permanentemente un hombre de confianza para Vicencio Juan,<br />

ya fuera como asesor cultural y expeno en latines, ya como consejero espiritual<br />

más larde, y siempre aliado en los asuntos catedralicios y universitarios. Fue la<br />

mano derecha <strong>del</strong> hermano <strong>del</strong> mecenas, Juan Orencio Lastanosa, también canónigo<br />

y maestrescuela de la universidad. Sus conocimientos como jurisperito, un<br />

estimable refinamiento literario, así como su buen criterio, sin olvidar el sentido<br />

<strong>del</strong> humor, hacían de él un hombre muy útil para Lastanosa. La familiaridad y la<br />

confianza se proyectó a los hijos <strong>del</strong> mecenas, quienes apreciaban al canónigo<br />

como un ser cercano y querido. Además de la integridad religiosa, la sensibilidad<br />

para con las mujeres y los jó%'enes, le hicieron imprescindible en el hogar<br />

de Lastanosa, una vez. que murió la mujer de éste en 1644.<br />

2. LAZOS CON EL COLEGIO DE LOS JESUíTAS DE SAN VICENTE<br />

El hermano de Salinas y Vicencio Juan de Lastanosa debieron de estudiar<br />

latín en la escuela de gramática de los jesuítas, junto a otros jóvenes herederos<br />

oscenses. Kl mecenas estuvo muy ligado al colegio de los padres en lo cultural<br />

y en lo espiritual. Quedan indicios de lo que algunos intelectuales de la Compañía<br />

le ayudaron en sus publicaciones. En cuestiones espirituales Lastanosa y<br />

sus hijos acudían con gran confianza a recibir los servicios de los padres. Lo<br />

mismo debió de ocurrir con los Salinas, aunque éstos se hallaban ligados al convento<br />

de San Francisco. Los padres ele la Compañía, que cultivaban a los Salinas,<br />

animaron sin duda las aficiones literarias de su segundón. Manuel.<br />

Debe destacarse que, si hubo una moda de Marcial en Aragón, se le apreció<br />

también en Huesca por su condición de «aragonés-. Tanto en la escuela de gramática<br />

de la universidad como en la de los jesuítas se insistía especialmente en<br />

las cualidades formativas de este poeta. En los años treinta la escuela de gramática<br />

de los jesuítas, apoyada por el obispo y por familias infanzonas como la<br />

de los Salinas y los Lastanosa, había deshancado a la universitaria en prestigio.<br />

Manuel, aúneme alumno de la Sertoriana, tendría oportunidad en sus años de<br />

estudios preuniversitarios de participar de las academias de los jesuítas, que brillaban<br />

ya más que las sertorianas, famosas en un pasado reciente.<br />

(62 1


IA REIACIÓN OEl POÉFA MANUEI DE SAUNAS CON BAITASAS GUACÍAN<br />

La coyuntura después de 1630 es la <strong>del</strong> fracaso <strong>del</strong> intento <strong>del</strong> obispo y de<br />

algunas familias infanzonas oscenses por pasar la enseñanza de la gramática universitaria<br />

a los jesuítas, listos debieron de redoblar sus esfuerzos por aumentar<br />

su prestigio aún más. al tiempo que el concejo, según acusaciones de algunos<br />

doctores, dejaba decaer la escuela municipal'. Kn este marco de expansión de la<br />

Compañía se incluye la insistencia pedagógica en Marcial, la voluntad de los<br />

padres por satisfacer a los Salinas y, seguramente, la llegada, en 1636, de un<br />

predicador brillante que iniciaba su carrera como jesuíta profeso, el padre <strong>Baltasar</strong><br />

<strong>Gracián</strong>.<br />

Desde principios de siglo la orden había recibido el apoyo de familias oscenses.<br />

hasta que se fundó el colegio en 1619. Pronto se suscitó el proyecto de que<br />

se encargaran en exclusiva de la enseñanza de la gramática, idea que fue prosperando,<br />

pero que encontró una tenaz oposición dentro <strong>del</strong> consejo de doctores.<br />

F.l de 1630 fue un intento serio, dado el empeño que pusieron, como se ha<br />

dicho, el obispo de Huesca y algunas de las familias más influyentes. Los obispos<br />

de Huesca siguieron apoyando la obra educativa de los padres, como se<br />

sabe, en Giaus, pero también en Huesca. Kn 1650 los Salinas, en un momento<br />

que tienen gran peso en la ciudad, se implicarán en impulsar de nuevo el traspaso<br />

de la enseñanza de la gramática a la Compañía.<br />

3. LA CULTURA JURíDICA EN CASA DE LOS SALINAS<br />

Las familias de los Salinas y de los Laslanosa, entre otras, que buscaban el<br />

traspaso de la gramática, no hacían sino interpretar una voluntad superior,<br />

poniéndose en la tarea al lado <strong>del</strong> obispo. No en vano la fi<strong>del</strong>idad al rey y la<br />

gestión en la ciudad de sus disposiciones fueron para estas familias una garantía<br />

de su predominio durante casi cien años. Cuando el poeta comenzó a recibir<br />

las primeras enseñanzas latinas, convivían con él tres doctores en derecho,<br />

su abuelo, su padre y su tío, mientras que su hermano José Francisco y su primo<br />

Juan Ürencio I.astanosa comenzaban los estudios procesales. Era un derecho<br />

práctico, centrado en los negocios y en la administración, sin grandes pretensiones<br />

humanísticas al parecer, en cuya aplicación destacaron.<br />

Sobre este aspecto es fundamental la tesis de José Arlejjui Suescum (la enseñanza de la gramática<br />

en la facultad ele arles de la universidadsertoriana de Huesca (siglos A'/l-.VI//A tesis doctoral<br />

leída en la Facultad de Filosofía y Lenas de Barcelona. 197H> por los documentos que aporta<br />

(consultamos el ejemplar mecanografiado <strong>del</strong> Instituto de Estudios Altoaragoneses). Por nuestra<br />

parte añadimos algunos dalos en -La decadencia de la enseñanza en la primera mitad <strong>del</strong> siglo XVII:<br />

la escuela de gramática de Huesca-, en José María Maestre Maestre el alii. ecls.. Humanismo Yperrii<br />

encía <strong>del</strong> mundo clásico. Homenaje al profesor Luis Gil, III. Cádiz, 1997, pp. i-187-1494.<br />

[63]


PABIO CUtVAS SUBÍAS<br />

La primera mitad <strong>del</strong> siglo XVII es de decadencia de la enseñanza de la gramática<br />

respecto al auge de finales <strong>del</strong> siglo XVI, según se aprecia en Huesca,<br />

mientras que la cultura jurídica redobla su protagonismo'. Kn concreto los Salinas<br />

y familias allegadas encarnan, quizá mejor que nadie, un tipo ele cultura jurídica<br />

que se proyecta en la relevancia social y en el ceremonial <strong>del</strong> concejo, y<br />

que les otorga en la pequeña ciudad agrícola un valor simbólico y representativo.<br />

La condición de ciudadanos y ricos hacendados cobra un significado especial<br />

por el dominio de la jerga jurídica y por ostentar la condición de doctores,<br />

máxima distinción universitaria.<br />

4. LA RELIGIOSIDAD PREDOMINANTE<br />

Las publicaciones de la imprenta oséense a finales <strong>del</strong> siglo XVI muestran,<br />

además de un auge de la poesía y de las letras humanas, la impronta religiosa<br />

que marcan los colegios religiosos instalados en la ciudad. A su vez la academia<br />

literaria de Huesca, reunida entre 1610 y 1612 y formada por ricohombres e<br />

infanzones de la ciudad, entre ellos el lío <strong>del</strong> poeta, Jorge Salinas, y el padre de<br />

Lastanosa, indica la existencia de una clase dominante que quiere cultivar el<br />

ingenio y al tiempo ser ejemplo moralizante para el pueblo y el resto de ciudadanos.<br />

Las prensas universitarias oscenses no vuelven a sacar títulos poéticos y<br />

literarios como en el siglo XVI, pero sí, conforme nos acercamos a mediados de<br />

siglo XVII, tratados religiosos y jurídicos, con la excepción, relativa, de La Casia<br />

Susana, poema bíblico de nuestro poeta.<br />

Lis grandes festividades religiosas abren camino a la poesía. Kn la traslación<br />

de las reliquias de Justo y Pastor a Alcalá de Henares en 1570, había tenido un<br />

papel significativo el abuelo de Salinas, junto al bisabuelo, como notarios. A su<br />

vez en la traslación de las reliquias de San Orencio a Huesca, en 1609, protagonista<br />

había sido de nuevo su abuelo, aunque ahora como prior de jurados <strong>del</strong><br />

concejo. Además en la publicación a que dio lugar este acontecimiento se puede<br />

leer en lugar destacado un largo romance <strong>del</strong> padre de Manuel de Salinas<br />

narrando la vida <strong>del</strong> citado San Orencio. Una conmemoración que sin duda<br />

marcó la niñez <strong>del</strong> poeta fue el certamen a San Lorenzo, de 1624, que es, seguramente,<br />

fuente literaria <strong>del</strong> vibrante soneto de Manuel a este santo.<br />

La sobrevaloración de los estudios de detecho lúe genera] en España, como ya aprecia en<br />

su día Richard i.. Ka^an en Universidad y sociedad en la España moderna, Madrid, léenos, 1981<br />

(ed. injí. 1974).<br />

[64 1


IA etIACION MI POI IA MANUH Df SAIINAS CON BA1IASAR ORAÍIAN<br />

Tantt> su tío, como su padre, y después Manuel de Salinas —salvadas sus traducciones—,<br />

coinciden en no haber dado a luz sino poemas morales o religiosos<br />

que exaltan, en la mayor parte de los casos, santos autóctonos o vinculados<br />

a la ciudad de Huesca; en consonancia con el esfuerzo fundacional que se multiplica<br />

entre el segundo y cuarto decenio <strong>del</strong> seiscientos. Poco después que los<br />

jesuítas, fundan convento y colegie) de Teología los carmelitas descalzos, que<br />

cortejan la escuela de gramática pública y que enviarán a finales de los años<br />

cuarenta, apoyando su expansión, a un intelectual destacado que coincide con<br />

los últimos años de <strong>Gracián</strong> en Huesca, fray Jerónimo de San José.<br />

Pero también conventos con solera en la ciudad buscaban la renovación y<br />

marcar su protagonismo, oscurecido por las nuevas fundaciones. Debe destacarse<br />

a los agustinos y mercedarios, y, respectivamente, a dos de sus más conspicuos<br />

miembros, fray Gabriel Hernández y fray José Abad, amlxw amigos de<br />

Salinas. Kl primero se halla muy cercano al círculo lastanosino en los años en<br />

que dracián redacta la Agudeza. Kl segundo aparece en escena poco después y<br />

tiene que ver con la celebración en 1650 de un señalado certamen, la Palestra<br />

numerosa austríaca. Los sermones que este mercedario pronunciara y publicara<br />

en Huesca, contemporáneos de la presencia de <strong>Gracián</strong> en el colegio de los<br />

jesuítas, <strong>del</strong> agustino Hernández y <strong>del</strong> carmelita fray Jerónimo de San José, son<br />

muestra de la competencia existente. No debe perderse de vista este hecho y la<br />

afición a la oratoria <strong>del</strong> público oséense' en relación con la proliferación sermonaría<br />

en la Agudeza y arte de ingenio.<br />

5. PRIMERA ESTADíA DE GRACIáN EN HUESCA<br />

Cuando <strong>Gracián</strong> llega a Huesca en 1636, con treinta y cinco años, el Salinas<br />

al que conoce es un joven de veinte que va a iniciar su último año <strong>del</strong> bachillerato<br />

de Leyes. Es un alumno mo<strong>del</strong>o de la universidad patria, que destaca por<br />

su precoz madurez. Kn el verano de 1636 <strong>Gracián</strong> debió de conocer en plena<br />

actividad al Salinas poeta, faceta en la que también destacaba entre los estudiantes.<br />

Los Laslanosa, los Salinas, los gramáticos de la Compañía y de la Sertoriana,<br />

así como alguna de las familias de juristas amigos, componían sin duda<br />

academias informales y selectas. <strong>Gracián</strong> encontró un ambiente propicio a Marcial<br />

en esas reuniones oscenses, en las cuales Salinas mostraba un ingenio<br />

Es un hecho que se pone tic manifiesto en el -Apoyo de el Certamen- tic Joseph Félix de<br />

Amaila y Torregrosa en la Palestra numerosa austríaca, Huesca, Ivan Francisco de Larumbe, 1650,<br />

tí. IJ-17, Biblioteca Pública de Huesca, siKn. B-67/10.184.<br />

[65]


PABlü CUEVAS SUBÍAS<br />

rápido y esencial cercano al que luego se exaltará en el Arte ele ingenio. Por la<br />

cultura, el refinamiento poético, la moralidad de sus temas y el dominio de los<br />

versos de ocho y once sílabas, no podía menos Gradan que interesarse por el<br />

joven poeta, como de hecho ocurrió.<br />

Por su parte el belmontino impresiona a Salinas por su capacidad para hallar<br />

métodos pedagógicos en terrenos intelectuales inéditos. Se podía apreciar el<br />

empuje literario de este joven jesuíta, con un talento extraordinario para integrar<br />

elementos culturales dispersos. En la -Aprobación- de /-.'/ Discreto hay rastro de<br />

la admiración que causaba ya <strong>Gracián</strong> en su primera estadía oséense. Salinas lo<br />

presenta sobre todo como pedagogo, en cuyo programa había un proyecto claro<br />

que se iba desencadenando en un orden de prioridad lógico: -Dio las primeras<br />

luces de su idea a la enseñanza de un príncipe en El Héroe y Político 6 ,<br />

Si sumamos a esta capacidad pedagógica la habilidad oratoria y el ímpetu <strong>del</strong><br />

padre <strong>Gracián</strong>. podemos comprender que triunfaría entre los estudiantes oscenses.<br />

De hecho la salida a la luz pública de /:'/ Héroe en 1637, patrocinada por Lastanosa,<br />

no dejó indiferente al mundo estudiantil. I.os distinguidos becarios <strong>del</strong> colegio<br />

mayor de Santiago, antagonistas de los Lastanosa. contestaron a la publicación.<br />

En el fondo se dirimía seguramente una disputa de prestigio entre la escuela de<br />

gramática oséense y la jesuítica. Los colegiales santiaguistas, pocos pero nobles,<br />

contestaban a estas familias, tan sólo infanzonas, en el control de la universidad.<br />

El colegio de los jesuítas, por su parte, no era precisamente una balsa de<br />

aceite y en ello colaboraba sin lugar a dudas el fogoso <strong>Gracián</strong>, cuyo éxito no<br />

favorecía la humildad necesaria para vivir en comunidad. Érente al apoyo incondicional<br />

de Lastanosa, a quien prestigiaba la amistad con el escritor, sus compañeros<br />

informaban a los superiores de las debilidades <strong>del</strong> hermano de religión.<br />

Mientras para Salinas el admirado jesuíta de los primeros años oscenses era un<br />

sol que doraba -con sus primeros rayos las cumbres-, para los superiores <strong>del</strong><br />

Colegio era una -cruz-", seguramente por este espíritu altivo.<br />

En torno al genio de <strong>Gracián</strong> cobran vida los elementos dispersos de la erudición<br />

y las tradiciones culturales oscenses. El apetito coleccionista de Lastanosa<br />

hizo que cayeran en sus manos textos retóricos, históricos y numismáticos de la<br />

tradición local. Depositario <strong>del</strong> acerbo poético sertoriano era Francisco Antonio<br />

<strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>, til Discreto, ed. de Aurora Egido, Madrid. Alianza, 1997, p 150.<br />

Recuérdese que un informante (cómo sino a travos de un compañero <strong>del</strong> colegio de<br />

Huesca) había comunicado al general de los jesuítas que <strong>Gracián</strong> era -cruz de los superiores y ocasión<br />

de disgustos y menos paz |2S.0I.163M|-, Miguel Hatllorí y Ceferino Peralta, <strong>Baltasar</strong> Cractán en<br />

su riilii y cu sus obras, Zaragoza. Institución •Femando el Católico-, 1969, P- 181.<br />

[66]


LA RELACIÓN DH POE1A MANUll DE SAUNAS CON BAIIASAS GUACÍAN<br />

Fuser, que había participado en la academia de 1595 y que tenía recopilados<br />

cinco tomos de poesía los cuales pasaron a manos de Lastanosa. Gradan parece<br />

suceder a Fuser como guía intelectual <strong>del</strong> mecenas, una vez muerto éste en<br />

1638. Lastanosa era un inteligente hacendado de cultura amplia y seductora,<br />

fruto ésta no tanto <strong>del</strong> estudio como de haber crecido entre personajes sobresalientes<br />

como Fuser y su abuelo Juan de barniz".<br />

Kl entusiasmo de Salinas por Gradan viene de estos años. Kl padre Gradan<br />

influye en este Salinas de veinte años, quien parece tomar como norte los primores<br />

de El Héroe hasta acabar conviniéndose en ejemplo en /:'/ Discreto y en<br />

la Agudeza. Fl joven Salinas encuentra en el predicador jesuítico un guía literario<br />

para su efervescencia poética juvenil. A partir de 1638 acude al hervidero<br />

cultural oscense otro personaje, Juan Francisco Andrés de Uztarroz, atraído por<br />

el mecenazgo de Lastanosa en El Héroe y por la exaltación laurentina. En el inicio<br />

de El Héroe hay una versión graciana <strong>del</strong> fervor hagiográfico oscense.<br />

Hablando de héroes verdaderos, señala:<br />

equivócase en AugUStino lo augusto con lo agudo, y en el lauro que dio Huesca<br />

para coronar a Roma compitieron la constancia y la agudeza".<br />

En 1638 Andrés publica todo un tratado sobre ello, una Defensa de la patria<br />

<strong>del</strong> invencible manir San Laurencio. Por su parte el soneto de Salinas incluido<br />

en la Agudeza es una vibrante versión poética <strong>del</strong> mismo fervor <strong>del</strong> que se<br />

hacían eco Gradan y Andrés:<br />

Hijo de Huesca, augusto ciudadano,<br />

romano asombro, aragonés constante,<br />

cortesano español, muerto galante, etc.'".<br />

Lo que no se ha dicho es que Gradan, en el Arte de ingenio, tratado de la agudeza<br />

de 1642, incluye entre tres y cinco traducciones de Salinas" que con las dos<br />

Éste, por cierto, como debió di- ocurrir con otros jiersonajes cultos educados en l.i Huesca<br />

renacentista, también había compilado una antología poética personal (HNM, Ms. 4154).<br />

/:/ Hénx: Et Discreta. Oráculo manual y arle ele prudencia, ed. de l.uys Santa Marina y<br />

Raquel Astin. Barcelona, Planeta, 1990 (19K4), p. 11.<br />

"' Agudeza y arte de ingenio, Huesca, Ivan Nogues, M.IX:.XLV11I, discurso 31, ff. 219-220,<br />

HNM. R-15230.<br />

K¡¡ sin lujjar a dudas tic Salinas la redondilla que comienza -líl que ion Uno hallo modo-<br />

(Arte de ingenio tratado de la agudeza, ed. de Kmilio Blanco, Madrid, Cátedra, 1998, dlsc. 20, p.<br />

2iH: Agudeza, disc. 27. f. 191). También es suya -Cuando el eterno Kulrapclo- (Arte, 17, p. 226;<br />

Agudeza, 20. p. 213). al igual que -Yo ti- quiero confesar- {Arle, 39. p. 350). Lis otras dos parecen<br />

deber alijo a Salinas: -Prisco. ,;por qué no me caso?- iArte. 35, p. 329; Agudeza, 41, f. 275) y -Zoilo,<br />

que con capa buena- {Arte, fil. p. 310; Agudeza. 49. 1. 309). Hay una quinta anónima (Arte. 37,<br />

p. 3)1; Agudeza, 37, f. 260), prueba de que Gradan buscaba versiones de Marcial ya en 16)2.<br />

[67]


PABIQ OJIVAS SUBÍAS<br />

de Bartolomé Leonardo suponen la avanzadilla de lo que luego será la Agudeza<br />

y arle de ingenio. Además <strong>del</strong>x.' tenerse en cuenta que el Salinas más acertado es<br />

el rápido y agudo, el de ingenio salado y picante, plasmado en metro menor. Kl<br />

atractivo de Huesca para Gradan también incluía poder departir con este joven<br />

brillante, conocedor de las tradiciones culturales y poéticas patrias, entre las que<br />

se hallaba el aprecio por Marcial. Las alabanzas en /:'/ Discreto y la Agudeza tienen<br />

que ver con el recuerdo afectuoso, y la deuda, de los años que van de 1636<br />

a 1639. Kn 1648 dice (iracián respecto a una traducción que había recibido de<br />

Salinas entre 1636 y 1639: -Tuvo especial donosidad el Salinas en la traducción<br />

deslas sales tan breves, y tan vivas-''. La gracia en el arte menor de este joven prometedor<br />

haría pensar a Gradan en 1639 que ptxlía llegar a paliar la mediocridad<br />

de los Argensola en este aspecto, según el propio criterio de Gradan".<br />

Ó. LOS AÑOS QUE VAN DE 1639 A 1646<br />

A partir de 1637, en que Salinas termina su licenciatura en leyes, hace sustituciones<br />

en la facultad de leyes y oposita a la cátedra de Digesto Viejo, la cual<br />

por fin obtiene para el curso 1640-1641. Tras esta experiencia docente, y una<br />

vez doctorado, consigue, a fines de 1641, la dignidad de arcediano <strong>del</strong> Sobrarbe<br />

de la catedral de Huesca. Son años propicios para la creación poética, como<br />

recreo de estudios más graves y para agudizar el ingenio. Se fomentaba la agudeza<br />

poética, complemento formativo de los ejercicios de conclusiones, muy<br />

mimados por las autoridades de la universidad sertoriana.<br />

Su entrada en la catedral, ya sacerdote, pudo quedar reflejada en el soneto a<br />

una fuente que recogió Gradan en el discurso doce de la Agudeza. Estamos<br />

ante una composición de lugar donde se resume el casto solaz sensual casi por<br />

excelencia, pero resuello en signo de realidades trascendentes:<br />

Gloriarte sola y justamente puedes<br />

de que siendo perenne acá en el mundo<br />

de la eterna morada haces recuerdo".<br />

1:1 siguiente período vital de Salinas va de 1641 a 1645, es decir, entre los<br />

veinticinco y los veintinueve años. Ks el más desahogado, fuera ya de esfuerzos<br />

y obligaciones académicas. Además son fechas de no demasiadas responsabilidades<br />

profesionales, pues la dignidad de arcediano <strong>del</strong> Sobrarbe a la que había<br />

'- Agudeza, ed. Princeps, disc. 27, f. 191.<br />

" -Kn el metro tercero son los primeros <strong>del</strong> mundo, pero en el cuarto, ni aun los quintos* (/:'/<br />

Criticón, II, ed. de Evaristo Correa, Madrid, Espaaa-Calpe, 1971, p. 99, lín. 24).<br />

" Agudeza, ed. til., disc. 12, f. 79.<br />

68


IA RLIACION DLl POEIA MANUFI DE SAUNAÍ. CON BALTASAR GRACIÁN<br />

accedido era más bien honorífica. Participaba <strong>del</strong> oficio divino en lugar destacado<br />

pero no era miembro <strong>del</strong> cabildo de canónigos, donde se gobernaba la<br />

vida económica y espiritual tic la catedral. Le correspondía supervisar la formación<br />

de los sacerdotes y rangos eclesiásticos inferiores de esta zona pirenaica.<br />

Tendría oportunidad de implicarse más a fondo en los negocios familiares y de<br />

incrementar la ascendencia religiosa sobre los suyos, como mentor espiritual, en<br />

la educación de hermanos y sobrinos.<br />

Por su finura intelectual, serena religiosidad y trato franco, es persona muy<br />

apreciada en el reducto familiar íntimo. De puertas a fuera la imagen que cultiva<br />

es la que vemos reflejada en el diálogo de -l:! hombre en su punto- de /:/<br />

Discreto. Se trata <strong>del</strong> hombre exigente consigo mismo, desapasionado, altivo,<br />

cercano al mo<strong>del</strong>o de magnanimidad de la Ética a Nicómaco de Aristóteles.<br />

Futre 16-41 y 1645, años en los que su familia le prepara el camino para ser<br />

canónigo de la catedral, asume el papel público que le corresponde representar<br />

en la pequeña ciudad catedralicia. Si los suyos pugnan por el máximo rango<br />

político y jurídico él hará lo propio en lo eclesiástico, lo que lleva aparejadas<br />

unas exigencias de protocolo.<br />

Mientras, <strong>Gracián</strong> se proyecta exitosamente fuera de Huesca. IX" confesor <strong>del</strong><br />

colegio de San Vicente -el Bajo- pasa a confesor <strong>del</strong> virrey, al que acompaña a<br />

Madrid. Bajo el paraguas <strong>del</strong> duque de Nochera, las pequeñas inquinas de sus<br />

antiguos correligionarios de San Vicente pierden importancia. Sus correligionarios<br />

acechaban los pasos de Gradan en casa de Lastanosa y se lo comunicaban<br />

al general: -[Viteleschi:| Se teme que el padre Balthasar <strong>Gracián</strong> no estampe<br />

cierto tratado en nombre de su hermano- (¿Et Política?) [31.03-16391 (Batllori, op.<br />

cit.. p. 182). Prepara la edición de El Político y <strong>del</strong> Arte de ingenio, que se publican<br />

consecutivamente. Kn su segundo viaje a Madrid triunfa como predicador, al<br />

tiempo que se da a conocer como escritor, pero mantiene la intimidad con el<br />

mundo oscen.se personificada en su principal aliado literario. Listanosa, con<br />

quien se comunica con gran confian/a.<br />

No obstante, la coyuntura <strong>del</strong> inicio de la guerra de Cataluña, en 1640, nos<br />

permite intuir diferencias de actitud entre <strong>Gracián</strong> y sus amigos de Huesca.<br />

Mientras que el duque de Nochera, al que aconseja <strong>Gracián</strong>, es defenestrado. los<br />

Salinas y los Lastanosa, con la máxima responsabilidad al inicio de la crisis,<br />

salen reforzados. H jesuíta, se ha dicho, en consecuencia con la suerte corrida<br />

por Ncxiiera, tendría un talante fondista, prueba de lo cual serían sus críticas a<br />

la política Olivares 1 ', mientras los oscenses obran consecuentemente con la tra-<br />

Desarrollo i-si;i kk":i José Miguel ohr.i Touuis en -El mito de Femando el Católico en <strong>Baltasar</strong><br />

Gradan*, en <strong>Baltasar</strong> Gradan: III discurso de ln tula. Una nuera vistan y lectura


PABIO CUEVAS SUBÍAS<br />

dición familiar, cuya suerte se acrecienta por su fi<strong>del</strong>idad a la monarquía. Se<br />

muestra también más impulsivo y dispuesto a la acción, como se desprende de<br />

su encendido patriotismo mientras permanece destinado en Tarragona (1642-<br />

1644), línea de vanguardia de las tropas felipistas.<br />

Después es destinado a Valencia (1644-1645), donde, según se suele admitir,<br />

no habría estado a gusto. El trasunto literario de este malestar serían los comentarios<br />

críticos que hace de los valencianos repetidas veces en ¡:i Criticón. Lo que<br />

sí creemos es que Gradan, alterado por las disputas regionalistas, se reafirma en<br />

Valencia en la exaltación de los valores aragoneses, como reacción al valencianismo<br />

predominante, sin olvidar que aquí se hallaba alejado de sus nobles protectores<br />

de Aragón. Estas circunstancias le moverían a degustar el recuerdo de<br />

su primera estadía oséense y a reflexionar sobre su aragonesismo, al tiempo que<br />

aprovecha los estímulos que le ofrece una zona tan rica literariamente como<br />

Gandía-Valencia. Así se comprende al Gradan que llega a Huesca en el verano<br />

de 1645* deseoso de reencontrarse con sus amigos y la ciudad que había animado<br />

su vocación literaria. Después de la babilonia cortesana, la situación<br />

bélica en Tarragona y la convivencia con los valencianos, aspiraría a estar en<br />

Muesca, lugar que había sido propicio para él por la paz que se le ofreciera y<br />

el calor entusiasta ele sus protectores. El afecto que demuestra por Salinas en El<br />

Discreto y en la Agudeza es sincero, respondiendo a una idea de plenitud, y,<br />

por qué no decirlo, de felicidad. En esos meses iniciales de su vuelta, se renueva<br />

el Gradan amigo de 1636-1639. agradecido a Lastanosa tal como explica en la<br />

•Dedicatoria» de /:'/ Discreto.<br />

I'ero evidentemente ni Gradan ni sus amigos son los mismos. El recuerdo de<br />

esa Huesca patria literaria había acompañado la concepción de El Discreto y la<br />

Agudeza en la culta Valencia. Con ese impulso llega a Huesca, en la que se<br />

encuentra no ya al joven estudiante de derecho sino al canónigo Salinas, y no<br />

ya al culto hacendado sino al mecenas Lastanosa. La fraternidad sencilla de los<br />

primeros años se reviste ahora, quizá, de empaque. Las antiguas tertulias se<br />

desarrollan en una ciudad influida por la guerra, aunque no corra peligro directo<br />

en su posición de retaguardia. Al ambiente eclesiástico-universitario tradicional<br />

Barcelona, Aiilhmfms, 1993. pp. 201-210; y, antes, desde la historiografía. Knrique Solano, Criticón,<br />

45 (1989), pp. 71-80.<br />

'" Capítulo <strong>del</strong> colegio de la Compañía de Jesús de Huesea: -Primo Pater Raynuuulus de Punes<br />

Rector, Pacer Petras leronknus Continente. Pater Crabiel Domínguez, Pater <strong>Baltasar</strong> Gratian, Pater<br />

Antonias Diago, el Pater Vicenlius Aparicio et Iratcr Michael García, Sebastianas Navarro el Josephus<br />

Navarro-, Archivo Histórico Provincial de Huesca (Alll'll), Vicencio Santapau, pr. not. n u 1426,<br />

-Presentatio Literas Aplicas-, l-DC-1645, lí. 58Pv-590r.<br />

70


IA REIACIÓN OEI POETA MANUEL DE SAtINAS CON BAIIASAR GRACIÁN<br />

se añade ahora la presencia de militares de alto rango que resillen por algún<br />

tiempo en la ciudad. Lastanosa, sin duda, como latifundista de una rica zona<br />

cerealística y proveedor <strong>del</strong> ejército, saca un buen provecho en esta coyuntura,<br />

mientras los Salinas reafirman su poder en la ciudad.<br />

Al mismo tiempo el propio mecenas y el padre <strong>del</strong> poeta se presentan como<br />

ejemplo tle patriotismo en una ciudad que dominan. Este heroísmo tle ricoshombres<br />

y letrados contrasta con la experiencia más directa de <strong>Gracián</strong> en Tarragona.<br />

A su vez la actitud valiente mantenida por el jesuíta en noviembre tle KVt6.<br />

tomo capellán tintante el Socorro tle Lérida, hace más evidente el contraste entre<br />

aquellos y él. Este episodio es signo de la actitud impulsiva tle <strong>Gracián</strong>, frente a<br />

sus protectores oscenses. setlentarios, que destacan como regidores políticos de<br />

su comunidad. La admiración por el heroísmo tle los soldados y el orgullo por<br />

su actuación real en el frente se pone de manifiesto en la tercera parte ele Hl Criticón.<br />

Su participación en el Socorro tle Lérida, que se añade a la experiencia de<br />

Tarragona, permite a <strong>Gracián</strong> poner en práctica los preceptos teóricos de heroísmo<br />

descritos en 1637.<br />

Si la añoranza de la patria oscen.se en Valencia deja impronta en la concepción<br />

de F.l Discreto y tle la Agudeza, la convivencia con sus amigos a partir tle<br />

16 ñ, en una nueva encrucijada vital, seguro que le hizo recapacitar en cambio<br />

sobre sus entusiasmos iniciales. De hecho se aleja tle los proyectos preconcebidos<br />

y compartidos, los cuales zanja en el Oráculo manual y arte de prudencia<br />

tle 1647. Es obra que se separa, como no hay duda en señalar, de las anteriores.<br />

Puede leerse al respecto el análisis de Aurora Egido, Humanidades y dignidad<br />

<strong>del</strong> hombre en <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>, Salamanca, Universidad, 2001, pp. >i y ss.<br />

I lasta el Oráculo, en /:/ héroe y obras sucesivas, se mueve dentro de la epitlíctica.<br />

tlel elogio tle la virtud, pero a partir tle esas fechas comenzaría a madurar<br />

la veta satírica, la censura <strong>del</strong> vicio que veremos en /:'/ Criticón. Se trata en<br />

ambos casos tle discursos demostrativos, pero orientados en dos direcciones<br />

opuestas, alabanza y vituperio 17 .<br />

En cuanto al camino que va <strong>del</strong> Arte a la Agudeza, deben considerarse algunos<br />

puntos. La predilección por Marcial y los florilegios de poetas con una intención<br />

pedagógica se hallaba ya en los círculos educativos de los años treinta, como<br />

puede comprobarse en el catálogo tle la biblioteca tle los jesuítas de Huesca 1 ", así<br />

A ello se refirió Carlos Vaíllo en -Tipos tradicionales y formas tle representación tle la sátira<br />

en Bt Criticón', en Acias II. <strong>Congreso</strong> <strong>Internacional</strong> •<strong>Baltasar</strong> Qracufn en sus obras-, pp. 321-339.<br />

En la Compañía tle Jesús tle Huesea se usó especialmente la edición tle Marcial de 1631.<br />

con una evidente lin.ilul.nl escolar. Kn su biblioteca se hallaba la tleroyda Ouidiaua tlel patlre<br />

jesuíta Matienzo. tle la cual tiene evidentes deudas la Agudeza, según ha estudiado Alberto Blecua,<br />

[71 ]


PABIO CUtVAS SUBÍAS<br />

como la idea de dar normas al ingenio". Ciracián apreció el ingenio de Salinas<br />

en las traducciones breves cuando componía el Arte de ingenio, como se ha<br />

visto. En el tiempo en que publica esta obra, un intelectual como Rodrigo Caro<br />

ha traducido ya a los clásicos en versiones poéticas, comprendiendo la necesidad<br />

de acercarlos al lector castellano 2 ". Llevándose de Huesca en 1639 traducciones<br />

de Salinas. Ciracián animaba a su joven y entusiasta amigo a que tradujera<br />

a Marcial con mayor empeño, captando, con su excepcional olfato de pedagogo<br />

y de escritor, el deseo existente de que se tradujeran y españolizaran' los mejores<br />

epigramas o fragmentos de poemas en la lengua <strong>del</strong> Licio.<br />

Kn ese sentido, incluir Linas traducciones suyas en 1642 sería, además de una<br />

prueba de aprecio, una manera de incitarle con más eficacia a esa labor. La recepción<br />

<strong>del</strong> Arte hizo ver al jesuíta sus posibilidades en cuyo desarrollo se aplicó en<br />

años sucesivos. Paite de ello sería encargar a Salinas, en lo que coincidía con el<br />

deseo de Lastanosa. la traducción, en la medida de lo posible, de todos de los epigramas<br />

latinos <strong>del</strong> Alie. Es evidente que en esos años de silencio como escritor,<br />

I6i2-16'i6, se produce una evolución graciana en su apreciación tic- la poesía que<br />

queda de manifiesto en el contraste entre el Arte y la Agudeza-'. La presencia de<br />

Ciarcílaso y el mayor peso de los Argensola. enmarcado ello dentro <strong>del</strong> importante<br />

discurso sobre el estilo natural en el capítulo LX11, suponen Lina transformación<br />

muy significativa.<br />

Pensamos qLie en la versión de la Agudeza de 1646 hay una apuesta sincera<br />

por Salinas, englobada en esa visión más amplia y equilibrada de los estilos. El<br />

autor representaba de paso en el canónigo el ejemplo de una poesía recomendable,<br />

superaclora de los excesos <strong>del</strong> culteranismo. Kl genio creativo <strong>del</strong> amor<br />

integra a Salinas casi como voz narrativa, en apoyo de Lina veta poética equili-<br />

•Sebastián de Aivarado y Alvear, el l\ Matienzo y <strong>Baltasar</strong> Gradan», en E. Anaza et a///(eds.), Bstudios<br />

de Filología y Retórica en homenaje a Luisa López Grtjera, Bilbao, Universidad de Deusto, pp.<br />

77-127. i.os catálogos de la biblioteca de los jesuítas de Huesca han sido publicados por José Knrique<br />

Laplana tul. 'Noticias y documentos relativos ;i la biblioteca <strong>del</strong> colegio de la Compañía de<br />

Jesús de Huesca-, Voz y Letra, IX, l (1998), pp. 123-140.<br />

'" Nos referimos a las Acutezze do Matleo IVllegrini, publicadas en 1659. De la capacidad do<br />

Gradan para superar sus fuentes habla Mit|iiel li.nllori i Munné a propósito de El Político y en el<br />

AI1í-. -lVro qul pagué assassinar dos grans auiors loni l.ipsius i Zurita, encara aconsegui d'eliminar<br />

molí millor un preceptiste mediocre com PeUegrini-, <strong>Baltasar</strong> Gradan i el Borne, ()l>m completa<br />

Vol. i'//, ed. a cura dTailália Duran, dir.. I Josep Solervicens, coord., Valencia, Tres i Quatre, 1996,<br />

p. 319.<br />

n<br />

Lastanosa entra en relación con Rodrigo Caro por mediación de.luán Francisco Andrés, precisamente<br />

en 1(H2.<br />

Jl<br />

Según Aurora Egido, Gradan desarrolla un nuevo concepto de •circunstancia especial- en la<br />

Agudeza; riit. Las caras de la prudencia y <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>, Madrid. Castalia. 2(KH>, pp. IS7 y ss.<br />

[72]


|A RELACIÓN DEI POETA MANUEl DE SAUNAS CON BAIIASAS GUACÍAN<br />

hrada, dentro de su complejo y rico tratado <strong>del</strong> ingenio. En tal sentido debe<br />

entenderse el elogio de ese Salinas paradigmático: castizo, conciso y elegante. Al<br />

tiempo es necesario entender en su justa medida las afirmaciones de Lastanosa<br />

sobre su papel en el cambio <strong>del</strong> Arte a la Agudeza, dadas sus limitaciones académicas<br />

y su innegable capacidad de autopropaganda 11 . Nadie <strong>del</strong>x.' negarle sin<br />

embargo el papel de mecenas excepcional, en el sentido de propiciador tle las<br />

musas. Funciona como potenciador tle las ideas y las cualidades de sus amigos' 1 ,<br />

y en ese sentido tiene un protagonismo evidente.<br />

7. EL éXITO DEL SALINAS TRADUCTOR DE LA AGUDEZA<br />

Los años que van tle 1646, cuando sale a la luz Hl Discreto y corre manuscrita<br />

la primera versión tle la Agudeza, a 1652, cuantío polemizan públicamente Salinas<br />

y Gradan, suponen para el poeta tle Huesca, ya canónigo, el establecimiento<br />

tle relaciones intelectuales con otros personajes y su proyección fuera tle los lares<br />

patrios. En este período, entre los treinta y los treinta y seis años, le vemos reducir<br />

la poesía a un espacio estrictamente íntimo, en lo que no va muy distante tle<br />

las pautas que da el jesuíta en la segunda pane tle lil Criticón 1 '. Desde ese canon<br />

tle mo<strong>del</strong>o intelectual, se dedica preferentemente a la lectura tle la historia.<br />

La imagen se completa con un Salinas al que los amigos arrastran a poetizar,<br />

a mostrar públicamente las cualidades que se le reconocen en privado. Seguimos<br />

en el tópico, pero tópico que conforma, una imagen cultivada que incide<br />

realmente en el poeta. Y.\ canónigo que vemos en el diálogo tle "Kl hombre en<br />

su punto- tle /:'/ Discreto es un hombre exigente consigo mismo, influido por el<br />

ideal de magnanimidad aristotélico, que busca el aprecio tle los entendidos y <strong>del</strong><br />

hombre superior. Por otra pane el canónigo y futuro prepósito tle la catedral se<br />

debe a su misión representativa. De hecho la poesía entre los suyos, juristas y<br />

promotores tlel catolicismo en Huesca, había tenido un valor representativo,<br />

ocasional v moralizante.<br />

11 En l.i Habitación


PABIO CUlVAS SUBÍAS<br />

No obstante Salinas es el único poeta inspirado que dio aquella ciudad universitaria,<br />

en la que decaían entonces las disciplinas humanísticas, El fermento<br />

renacentista, que aún llega a él a través de los maestros de la escuela de gramática<br />

Sertoriana y de sus progenitores, da vida a su estro poético en estos<br />

años. Quien había sacado -de entre las manos» realmente las traducciones de<br />

Salinas no era tanto Lastanosa, cuanto Gradan, orientando las cualidades poéticas<br />

<strong>del</strong> joven sobresaliente dentro de una idea de la traducción y de la poesía.<br />

Al tiempo el jesuíta sabe sacar provecho también <strong>del</strong> legado de una época más<br />

gloriosa literariamente para Huesca, acopiado en buena medida por Lastanosa y<br />

vivo en la memoria de la tradición académica.<br />

Pero el ingenio de Salinas se muestra en aquellas circunstancias sobre todo<br />

conservador. Cuando se publica la Agudeza lo vemos más preocupado por rentabilizar<br />

el éxito personal al latió de Gradan que por concluir la versión completa<br />

de las traducciones de Marcial, trabajo que había prometido y en lo que<br />

compromete también al jesuíta cuando éste lo anuncia en el discurso IV. Son<br />

años de predominio de los Salinas y de los Lastanosa, aquéllos por el control<br />

político y judicial de Huesca, éstos por su poder económico y por ser el mecenas<br />

un hombre de confian/a para el rey en las comarcas oscenses, lindantes con<br />

Cataluña y con Francia.<br />

De igual modo que había acudido Gradan a la ciudad universitaria, lo hacen<br />

otros personajes destacados con los que va estableciendo relación Salinas. Era<br />

bien consciente <strong>del</strong> juego de intereses que concernía a su familia y a él mismo.<br />

El control de sus conciudadanos requería lucidez y tenacidad, cualidades en las<br />

que destacaban los suyos. La preeminencia entrañaba, sin embargo, entre otros<br />

el peligro de la vanidad y la soberbia en aquel mundo limitado. Los religiosos<br />

destinados a la ciudad cumplían una finalidad para sus respectivas órdenes, eran<br />

una pieza dentro de sus determinadas estrategias. El joven Salinas, atractivo por<br />

la simpatía, cultura y religiosidad, era cultivado por quienes querían conseguir<br />

algo en la localidad. Cierta pereza suya para un esfuerzo poético continuado está<br />

relacionada con esa plenitud familiar y la aceptación de su papel: pieza estratégica<br />

de los suyos en el cabildo y en el consejo de doctores, y símbolo de SU religiosidad.<br />

Al reclamo <strong>del</strong> grupo lastanosino había acudido en 1638 Juan Francisco<br />

Andrés de Uztarroz (1606-1653), célibe como Salinas, aunque no religioso. Su<br />

afición a la poesía, muy acendrada, y sus conocimientos de literatura española<br />

y aragonesa no vienen acompañados de las cualidades líricas de Salinas.<br />

Fundamentalmente es un historiador, el cual consigue una buena promoción<br />

merced a sus publicaciones hagiográficas de tema oscense y por su amistad con<br />

Lastanosa. Muestra sincera admiración por el Salinas poeta, al que anima a escri-<br />

[74]


IA REIACION DEl POEIA MANUEI DF SALINAS CON BAITASAR GRACIAN<br />

bir poemas que luego coloca preferentemente en sus obras. Llega a tener con él<br />

una amistad atenta y duradera, fruto de la cual es una correspondencia poética<br />

de tinte religioso que debió de ser muy interesante en el caso de Salinas.<br />

Por mediación de Andrés. Salinas conoce a fray Jerónimo de San José (1587-<br />

165-4). La distancia vital con el poeta es mayor que con el resto de los amigos.<br />

La docilidad y deseos de aprender de Salinas le empujan a ponerse bajo la guía<br />

y protección de personajes de fuerte personalidad intelectual. La acción de unos<br />

se superpone a la de otros. Primero fue su tío Jorge (1592-1656), prepósito de<br />

la catedral, después su primo Lastanosa y <strong>Gracián</strong>, y posteriormente más de<br />

igual a igual Andrés. Salinas nace con las Rimas sacras de Lope y con las Soledades<br />

de Góngora. Cuando se da a conocer en 1646, con treinta años, fray Jerónimo<br />

tiene sesenta.<br />

Es el año en que el fraile se acerca a Salinas. Lis alaban/as de fray Jerónimo<br />

a las traducciones de Salinas en el manuscrito de la Agudeza marcan el inicio de<br />

la amistad entre ambos, que va a ir in crescendo hasta la muerte <strong>del</strong> carmelita".<br />

En el tiempo que dista de la Agudeza que lee fray Jerónimo a principios de<br />

1646-"" y la que sale publicada en 1648, se produce probablemente un cambio de<br />

actitud en Salinas. La adulación a los Salinas en Huesca con motivo de las traducciones<br />

de su retoño contagiaría al poeta". Hay distancia entre la cercana<br />

admiración que Salinas siente por <strong>Gracián</strong> en la •Censura* de El Discreto y la<br />

inclusión <strong>del</strong> nombre <strong>del</strong> oséense en el título de la Agudeza de 1648, no exenta<br />

de ínfulas. Coincide con el jesuíta que, contrariamente, abandona un programa<br />

literario <strong>del</strong> que había hecho partícipes con gran franqueza a Salinas y a Lastanosa-*.<br />

Frente a un <strong>Gracián</strong> con proyectos más individualistas, y desvinculados de la<br />

academia lastanosina-"', fray Jerónimo se prepara para cultivar a los Salinas y<br />

B Lo explica en la -Epístola» introductoria a Ana Francisca Aliaría tic Bolea, Catorze vidas de<br />

santas de la orden <strong>del</strong> Cisier, Zaragoca, Herederos tic Pedro Lanaja i Lamarca, 16S5. í. Hlr.<br />

(.'anas de Fray Jerónimo de San José al cronista Juan /•' Anilles de istairoz, ctl. preparada<br />

por lose Manuel lilcctia. Zaragoza, Institución •Fernando el Católico-, 1945, K-IV-I616, p. 32.<br />

-' Gradan habla tic un lector en general ávido tic traducciones, pero también refleja una<br />

expectación más local, captada en Huesca: •Tradúcele ajustadamente el canónigo tlon Manuel tic<br />

Salinas, ton otros muchos selectos tlel agudísimo Marcial, para liarlos a la estampa: asunto que será<br />

tan agradable, cuanto deseado*, Agudeza, ctl. cit.. disc 4, f. 16.<br />

* Salinas anunciaba en la introducción tic Ei Discreto. -Atento ya /:'/ Varán, varón perfeto,<br />

Corra en la prensa con veloz carrera. / Y vayanse hasta doce continuando».<br />

-"' Si I-I Discreto es. entre otras cosas, un elogio tic las amistosas academias ion Uistanosa y<br />

Salinas, en el Oráculo y la Agudeza el autor reconoce la tienda intelectual con ambos, Se puede<br />

entender como un finiquito entre personajes muy calculadores.<br />

[75]


PABIO CUEVAS SUBÍAS<br />

colaborar con sus correligionarios en la expansión de la obra carmelitana en<br />

Huesca, /•.'/ Criticón, proyecto alegórico-novelesco cjue comienza a gestarse en<br />

los últimos años oscenses (1648-1649), deja menos pie lógicamente a la colaboración.<br />

Además Salinas, rondando los treinta y tres años y preocupado por su<br />

integridad religiosa, se siente fuertemente atraído por la prédica de fray Jerónimo,<br />

ejemplo de humildad y de dulzura en el trato y espíritu empapado de la<br />

mística y la poesía carmelitanas.<br />

No hay apenas noticias <strong>del</strong> Círacián de los dos últimos años en Huesca y sí<br />

en cambio, inmediatamente, de fray Jerónimo proponiendo temas para las reuniones<br />

académicas en casa de Lastanosa o enviando objetos a éste que dieran<br />

pie a la discusión erudita 1 ". El fraile, al mismo tiempo, cultiva la amistad con el<br />

noble Luis Abarca de Bolea, el cual, recién instalado en Huesca, parece hacer la<br />

competencia a Lastanosa en proyección social y en mecenazgo. En cuanto a<br />

Gradan, habría un cieno paralelismo entre las dos salidas <strong>del</strong> jesuíta de Huesca:<br />

en 1639 pasa a ser confesor <strong>del</strong> duque de Nochera, mientras que en 1649 iría a<br />

visitar al Duque de VUlahermosa en IVdrola". Para este educador de las clases<br />

altas suponía la Oportunidad de exponer sus ideas directamente a grandes de<br />

España después de su convivencia con la hidalguía oséense, pretenciosa pero al<br />

fin de pocos quilates. Así, frente a un <strong>Gracián</strong> inquieto, todavía en el decenio<br />

vital de Marte, que medita las crisis temáticas de /:*/ Criticón, fray Jerónimo con<br />

su obra en lo fundamental acabada busca en Huesca un refugio para la vejez y<br />

para su obra.<br />

El Salinas influido por fray Jerónimo cultiva la dulzura y la humildad, frente<br />

al joven altivo y elitista de la época graciana. Este Salinas muy unido ya en 1648<br />

a fray Jerónimo y a Andrés, que practicará con ellos una crítica literaria amistosa<br />

y constructiva, influida por una benevolencia de corte evangélico, se aleja <strong>del</strong><br />

joven que había congeniado tan bien con el punzante Marcial. Mientras, el<br />

jesuíta se distancia <strong>del</strong> tono panegírico anterior, predominante en /:/ Héroe, El<br />

Político y El Discreto. Como hemos señalado, al tiempo que practica la epidíctica<br />

con Salinas en la Agudeza, da forma en el Oráculo manual a un ideal ele<br />

virtud más centrado en la acción concreta. Dejando a un latió la plenitud Optimista<br />

de /:'/ Discreto, construye su propia visión desengañada que le lleva a<br />

borrar el concepto de felicidad anterior 1 '.<br />

Fray Jerónimo parece tomar el relevo de <strong>Gracián</strong>, al alimón con Salinas, cuando ésa- desaparece<br />

de las tertulias lastanosinas.<br />

M Es I" que sospechaba Miguel Batllori, />. cii., p. i.s(>.<br />

M Aurora Egido, Humanidades..., />. cii.. p, SK. De hecho, el clima sentimental


IA tHACIÓN OH POMA MANUH l)f SAIINAS CON BAITASAR G8A< IAN<br />

8. LA INFLUENCIA DE FRAY JERóNIMO DE SAN JOSé<br />

Fray Jerónimo es un intelectual de muy sólida formación, con una fuerte<br />

vocación carmelitana y literaria. Estudió a fondo los fundamentos de su orden<br />

descalza, en dos ohras fundamentales: Historia <strong>del</strong> Venerable Padre Fray Juan<br />

de la Crttz e Historia <strong>del</strong> (Jamielo descalzo". Su personalidad, rica y compleja,<br />

está por desentrañar. Si en el <strong>Gracián</strong> joven llegado a Huesca en 1636 había predominado<br />

el impulso de El Héroe, fray Jerónimo encarna la sabiduría <strong>del</strong> Genio<br />

de la historia. Escarmentado por la persecución de su orden", quiere servirla<br />

allanándole el camino en Huesca. Uno de los escollos era el padre de Salinas,<br />

Vicencio Nicolás, con quien pudo haber coincidido fray Jerónimo en la escuela<br />

de gramática de Huesca en 1600. Vicencio Nicolás era una de las personas de<br />

mayor influencia en la localidad, por su significación jurídica y política. El<br />

mismo Vicencio Nicolás que apoyaba a los jesuítas en el traspaso de la dramática<br />

se oponía a la fundación de las carmelitas descalzas junto al convento masculino<br />

de San Alberto.<br />

Fray Jerónimo se ganó a Lastanosa y a su primo el poeta alimentando su afición<br />

literaria. No obstante parece que creía sinceramente en las cualidades poéticas<br />

de Salinas. El fraile había mostrado admiración, tras pasarle Andrés el<br />

manuscrito de la Agudeza a principios de 1646, ante la riqueza de las traducciones.<br />

En esas fechas consideraba, como <strong>Gracián</strong>, que Salinas era una promesa<br />

poética para Aragón, tras la desaparición de Bartolomé Leonardo, fray Jerónimo<br />

era. en lo cultural, un aragonesisla convencido con tinles algo anticastellanos<br />

que propone empresas literarias para el poeta oséense.<br />

El <strong>Gracián</strong> que comienza a concebir la primera parte de Fl Criticón a partir<br />

de 1647-1648, aproximadamente, vive una etapa dulce, por lo que se sabe.<br />

Debió de hacer partícipes a los amigos de sus proyectos. Que esto fue así<br />

párete probardo el que Salinas, dentro tle su agria polémica con <strong>Gracián</strong> en<br />

1652, aluda a la génesis de esta obra: -Recogió al principio algunas pizcas (si es<br />

que son de vuestra paternidad) tle materia buena y sutil, y con ellas obró unas<br />

Es mucho más interesante este escritor que b atención crítica que lia recibido. Pueden<br />

señalarse empero algunos estudios, sobre todo el ele fray I ligini< > tle Santa Teresa, (ionio tle la I lis<br />

loria. Ensayo Mo-bibtiagráftcoy notas, Vitoria, Ediciones •!•'! Carmen-, 1957. al que se ha añadido el<br />

ile José Vicente Rodrigue/, Historia <strong>del</strong> Venerable:.., Salamanca, Junta tle Castilla y León, 1993.<br />

Sobre su poesía María Teresa Cacho hizo una aproximación en Fray Jerónimo de San José. Antología<br />

poética, liorja. Centro de Estudios Borjanos, I9K7.<br />

" Los carmelitas actuales reconocen el exceso de rigor ton


PABIO CUEVAS SUBÍAS<br />

cuantas hojas de papel bueno- 1 '. Es evidente que el Gradan que describe el<br />

mundo a partir de la crísi quinta (I parte) es distinto al anterior. Salinas, preso<br />

de la indignación, proseguía diciendo en 1652: -...pero después, cansado de trabajar<br />

tan violentamente y contra el natural, se resolvió a contentarse con la más<br />

vil ganancia, que es el aplauso <strong>del</strong> vulgo- 1 ". Pero en 1649 el cambio literario de<br />

Gradan no ocasionaba fricciones con sus amigos oscenses, si bien la nueva<br />

perspectiva vital y literaria, dada a la sátira, le empujaba a un distanciamiento y<br />

a una observación crítica tic todo, también <strong>del</strong> mundo oséense.<br />

No podía por menos que captar la creciente influencia de fray Jerónimo,<br />

asunto que además traerían a colación sus correligionarios en el puntual examen<br />

de sus intereses en la ciudad. Respecto a ello, aunque le molestara ser sustituido<br />

en su otrora íntimo cenáculo, sin embargo le ofrecía la oportunidad de dejar<br />

cubierto su hueco, alejándose así sin ruido de sus efusiones oscenses*". Pero<br />

<strong>Gracián</strong> hizo comentarios poco <strong>del</strong>icados de Lastanosa y de su círculo, posiblemente<br />

a sus nuevos compañeros jesuítas de Zaragoza, después de salir de<br />

Huesca en 1649. Resulta indicativo de que había disimulado algún tipo de incomodidad,<br />

a la que no sería ajena una actitud por su parte cada vez más displicente<br />

con los oscenses.<br />

A finales de 1648 y principios de 1649 fray Jerónimo ha sustituido a <strong>Gracián</strong>,<br />

sin conflicto aparente. Salinas participa junto a Andrés de las reuniones que tienen<br />

lugar en el convento de San Alberto, encuentros que preside el rector y que<br />

son animados por fray Jerónimo, a veces itl sita, otras en la distancia. Kl poeta<br />

se imbuye de la mística de los grandes escritores carmelitanos. Su sicología<br />

parece seguir siendo, de adulto, la <strong>del</strong> joven responsable que respeta las pautas<br />

de sus mayores. Se manifiesta, tal vez, un Salinas necesitado siempre de guía, y<br />

en ese sentido inseguro w . F.n lo literario creemos que puede disculparse porque<br />

A. Bonilla y San Martín. -Un manuscrito inédito <strong>del</strong> siglo XVII ton tíos tanas autógrafas tic<br />

<strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>-, Revista Critica Hispano-Americana, i (1916), pp. 121-1.33-, p. 128. Salinas se referiría<br />

al núcleo narrativo inicial, con alusión malévola a un origen ajeno a Gradan. A Bartolomé l'ou<br />

i Puigserver IPo.-M le parecía que Gradan, para la concepción tic Andrenio, se habla fijado en un<br />

tufillo árabe traducido al latín en el siglo XVII. his tesis de C.'altilavittl, tratl. y anotación tle A. I'ont<br />

Jaume, selección y notas de S. Trías Mercant, Barcelona, PPU, 1992, pp. 136-137.<br />

Ibideni, p. 128. Abundando en estas tíos etapas decía también que los hombres eruditos<br />

dudan -s¡ hay tíos Gradanes, uno que escribe Héroes y Discretos, y otro que predica y habla tan<br />

bajamente- (.ibidem, p. 128».<br />

Cicerón les aconsejaba no romper escandalosamente con los amigos, lk- anricittii. XXI (78),<br />

ed. de Valentín Garda Ychra. Madrid, Gredos, L996.<br />

Recordemos que Gradan, al principio tle I-I Criticón II (p. (2, 6). dice que -tle aquí a<strong>del</strong>ante<br />

[.30 añosl ni se llama médico ni se busca guia-.<br />

178]


IA eílACION DFI POFTA MANUEL DE SALINAS CON BALTASAR CRACIÁN<br />

bebía, a través de sus mentores, y sobre todo de fray Jerónimo y <strong>Gracián</strong>, de<br />

una fuente humanística más pujante de lo que él podía ver en el presente.<br />

A partir de 1649 encontramos a fray Jerónimo animando el círculo lastanosino,<br />

una ve/ que desaparece <strong>Gracián</strong> de la escena oscen.se. A veces es él quien<br />

se acerca directamente y, cuando no está en Huesca, lo hace a través de Salinas<br />

o Andrés, pero en cualquier caso proponiendo temas a un Lastanosa ávido de<br />

alicientes culturales. Fray Jerónimo, con su superioridad académica, apoya al<br />

mecenas, pero no se siente entusiasmado por él, sino más bien cercano a los<br />

esfuerzos de Andrés y Salinas*'. En sus reparos hacia Lastanosa vendría a coincidir,<br />

posiblemente, con el <strong>Gracián</strong> posterior al Oráculo y la Agudeza?, si bien<br />

mostraría una fingida adhesión, frente al deseo de distanciarse <strong>del</strong> jesuíta.<br />

La conducta de fray Jerónimo para con Lastanosa fue en exceso torcida. En<br />

su preferencia por Salinas en vez de <strong>Gracián</strong> y por Andrés en vez de Lastanosa,<br />

creemos que hay un sincero sentimiento de afinidad con personajes valiosos y<br />

no reconocidos. A <strong>Gracián</strong> le reprocharía, en alguna medida, el aprovechamiento<br />

de materiales ajenos para su lucimiento"', en lo eme el jesuíta se mostraría<br />

alumno aventajado <strong>del</strong> maestro en esos menesteres, Lastanosa' 1 . En cuanto a<br />

Salinas, fray Jerónimo le había hecho ver a partir de 1646 que el más beneficiado<br />

de la simbiosis de la Agudeza era <strong>Gracián</strong>, quien había aprovechado lo<br />

mejor de las preciosas traducciones de Marcial'-. En cualquier caso la llegada de<br />

esta fuerte personalidad a Huesca propició el fin de la íntima concordia entre<br />

<strong>Gracián</strong>. Lastanosa y Salinas.<br />

Fray Jerónimo, que redactó la -Aprobación- (Zaragoza, 1-XI I-1644) <strong>del</strong> Museo de ka medalitis<br />

desconocidas españolas de Lastanosa (Huesca, Kan Nogués, 1645, Madrid, ed. facsímil di-Juan<br />

K. Cayón, 1977), había comprobado la capacidad <strong>del</strong> mecenas para aglutinar esfuerzos ajenos.<br />

Para fray Jerónimo la Agudeza -es un general minero de muchos i varios tesoros, ...una<br />

tienda de pedrería rica. ...Ipcrol lo que me ha llebado el gusto i admiración con mayor lisonja, han<br />

sido las traducciones de nuestro amigo Salinas-. Carlas de Fray Jerónimo de San José. ed. cít.. 1945,<br />

g-IV-1646, p. 32.<br />

11 Lastanosa tenía un don innato para sacar provecho de cuanto le rodeaba. El tránsito de profesores<br />

universitarios por Huesca le permitía estar al tanto de las novedades literarias. I (na de las<br />

preocupaciones de Lastanosa como editor y de <strong>Gracián</strong> como autor era a<strong>del</strong>antarse a otras publicaciones,<br />

como puede verse en la que manifiesta por la prelación de la Actilezze de Pellegrini<br />

(1639) respecto al .-irte de ingenio (\(>\l), y quizá también por la antelación de la Centuria de dictámenes<br />

leales de Juan Kusehio Nicrcmlx-rj; (164.3) respecto al Oráculo ( Kvl7). Sobre esto último<br />

¡id. Badlori, <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong> i el liarme. o/>. cu., p. 210.<br />

'- -...tal gala i facilidad i propiedad apenas la he visto en otro, i en (anta abundancia, que me<br />

ha admirado-, (.'artas, ed. cit.. p. 32.<br />

[79]


PABIO CUIVAS SUBÍAS<br />

Sobre todo se muestra como un poderoso captor de almas' 1 . Desde una clave<br />

de cruzada misional, Lastanosa encarnaba el mundo, <strong>del</strong> que había que arrebatar<br />

porciones para el cielo. Su hija Catalina, la primogénita que el mecenas reservaba<br />

para el siglo, es una -alhaja- que fray Jerónimo consigue encerrar en el convento<br />

de Santa Teresa. A su vez, si hemos de creer el testimonio directo de un sobrino<br />

de Lastanosa, ello desencadenó una serie de sucesivas conversiones en el seno<br />

de la familia: el primogénito Hermenegildo se ordenaría cartujo y su sobrino, car­<br />

melita descalzo, ambos contradiciendo la tenaz, oposición de sus padres".<br />

Salinas es la llave por la que entra el carmelitanismo en casa <strong>del</strong> mecenas. El<br />

poeta se halla muy cercano a los hijos de Lastanosa, más próximo a ellos que su<br />

tío Juan ürencio e incluso que su propio padre. El impacto de fray Jerónimo y<br />

<strong>del</strong> (-ármelo descalzo en Salinas hacia 1648"'' hubo de trasladarse indirectamente<br />

a los hijos <strong>del</strong> mecenas en los años siguientes. Además de la presencia de Sali­<br />

nas y <strong>del</strong> canónigo Juan Orencio Lastanosa, la religiosidad entraba en la casa a<br />

través <strong>del</strong> padre por medio de la relación que mantenía con el colegio de la<br />

Compañía, que le daba pie a la práctica de los ejercicios espirituales, al igual que<br />

los practicó su hijo Hermenegildo. Pero no demuestra Lastimosa ser un hombre<br />

especialmente piadoso, sino simplemente cumplidor con los usos sociales.<br />

Fray Jerónimo, al que estas prácticas parecían pcxo, vivió como un triunfo<br />

que Catalina, la hija de Lastanosa, huyera al convento de Santa Teresa de Huesca.<br />

Kl fraile sintió orgullo y se jactó de halx-r sido él quien la -había pescado- para<br />

el cielo contra la voluntad de su padre. La cólera subsiguiente de Lastanosa no<br />

hizo sino dar argumentos a quienes en Huesca molestaba la mundanidad de este<br />

caballero. Fray Jerónimo tenía las espaldas cubiertas con el apoyo de su princi­<br />

pal mecenas, Luis Abarca de Bolea, vizconde de Torresecas. Además su causa era<br />

evangélica, con lo que obtuvo el a|x>yo, según su propio testimonio, <strong>del</strong> obispo<br />

y de otras familias. Por su parte el calculador Lastanosa vivía tal vez el episodio<br />

más amargo de su vida. Además de sentirse herido en su orgullo, se esfumaba el<br />

Habla de ellos Octavio Paz a propósito de Sor Juan bies de la Ctuz: -los pescadores de<br />

almas son temibles porque también son seductores*, Sor Juana Inés de la (,'niz las Trampas de ln<br />

/•¿•, México, Pondo de Cultura Económica, 1991. i' ed, 1982, p. 155. Retíala el perfil <strong>del</strong> jesuíta<br />

Amonio NúñL'z de Miranda, quien redujo la vocación literaria de la poetisa, ibidem, pp. 582 y ss.<br />

Se trata de un documento que damos a conocer en nuestra tesis doctoral, o/>. r el<br />

tipo di- compromiso religioso que tomaba por entonces. Se inclemente a partir de la publicación<br />

de la parte I, como se aprecia en los duros reparos que el canónigo pone a la Af>iuieza en 1652;<br />

riti. bonilla, pp. 127-128.<br />

[80]


IA REIACIÓN 011 POÍ1A MANULl Dt SA1INAS CON BAUASAS GRACIÁN<br />

enlace matrimonial que preparaba para Catalina y perdía la confian/a en los que<br />

le rodeaban.<br />

El resultado en definitiva de la irrupción de fray Jerónimo en Huesca había<br />

sido la defenestración de un grupo de amigos -geniales"'" presidido por <strong>Baltasar</strong><br />

Gradan, con el que colaboraban y de quien se sentían guiados en sus afanes<br />

literarios, Fray Jerónimo opera con lucidez en las circunstancias psicológicas de<br />

1647: un Salinas que despierta de su timidez, un Lastanosa desfallecido, un Gradan<br />

que se proyecta a otras metas. V.\ jesuíta, que comienza a ver /:*/ Criticón.<br />

reafirma la independencia <strong>del</strong> escritor no ya sólo de sus correligionarios sino de<br />

la academia oséense, independencia de criterio en el que coincide por cierto<br />

con el también rebelde fray Jerónimo. Con todo ello no encontramos reproches<br />

de Gradan al carmelita, en quien no podía sino estimar su trayectoria intelectual<br />

y el empuje de su carmelitanismo.<br />

9. LA POLéMICA LITERARIA ENTRE SALINAS Y GRACIáN<br />

A finales de 1649 Gradan ya no se halla en Huesca'". Ha tenido sin duda su<br />

protagonismo espiritual en el colegio y como predicador entre un público aficionado<br />

a la oratoria. Son ahora sus compañeros latinistas quienes brillan en una<br />

ciudad que pretende, de nuevo fallidamente en 1650, traspasar la enseñanza a<br />

los jesuítas. En 1650 Salinas destaca como poeta en una l'aleslra poética de altos<br />

vuelos, ante la mirada complacida de todos, liste certamen oséense le anima<br />

acto seguido a proyectarse en Madrid por medio de un poema dedicado a la<br />

reina. Había de nuevo expectación en Huesca ante las dotes de este ingenio<br />

autóctono, empezando por Lastanosa que subvenciona la impresión <strong>del</strong> poema.<br />

<strong>Gracián</strong> idealiza l,i tertulia entre anugos al final de su vida: rtil B¡Criticón, ed, cit.. III. IX<br />

p. l\\, lin. Id.<br />

Capítulos <strong>del</strong> Colegio de San Vicente de Huesca: -...llamado dicho capítulo a son de campana<br />

en la capilla <strong>del</strong> beato Estanislán [¿San Estanislao?) de los claustros altos <strong>del</strong> dicho Collegio<br />

donde otras veces, en el qual capítulo y su congregación intervinieron y fuimos presentes el padre<br />

Gil Ballester vicerrector, el padre Juan Mora, el padre Francisco Lafuente, el padre Joseph Hernández,<br />

el hermano Sebastián Navarro, el hermano Juan Mej{ía, el hermano l'cdro Ayz. el hermano Isi<br />

doro Pones, el hermano Vicente Miguel Mascaró, el hermano Joseph Ríos y el hermano Miguel<br />

García-(Al (l'l I, José Kassal, protocolo notarial n" 1S71. -Censal-. 18-XTI-1649, f. 500r); -et ajumado<br />

el dicho capítulo en la capilla <strong>del</strong> Beato Yslao en donde otras veces... el Primo el Padre (ül Vallesler<br />

vicerrector, el Padre Juan Mora, el Padre Josel Hernández, el Padre Francisco Lafuente, el hermano<br />

Sebastián Navarro, el hermano Miguel (lanía, el hermano Josel' RíOS, el hermano Salbador<br />

Abella, el hermano Juan Megía, el hermano Pedro Ayz. el hermano Vicente Miguel, el hermano<br />

Miguel Mascaró y el hermano Ysidoro l-'ores- (AIIPII, José Miguel de Rassal. pr. not. n' J ls7J, -Per<br />

muta-. 8-D-1650, II. 7dr y v).<br />

[81 I


PABIO CUEVAS SUBÍAS<br />

Mientras Salinas redacta IM Casta Susana en la primera mitad de 1651, bajo la<br />

supervisión de fray Jerónimo, Gradan concluye en Zaragoza la parte primera de<br />

/:'/ Criticón. Le llegarían noticias de los afanes literarios de Salinas a través de<br />

Andrés de Uztarroz. Por entonces el jesuíta se encontraba a gusto en la ciudad<br />

<strong>del</strong> libro, de márgenes menos estrechos que los <strong>del</strong> [suela, y reconocido además<br />

profesionalmente en un colegio más importante.<br />

Por la misma fuente le llegaría la noticia de lo ocurrido con la hija de Lastanosa,<br />

la cual, incitada por fray Jerónimo, había burlado la vigilancia de su padre<br />

y se había encerrado en los muros <strong>del</strong> convento de las carmelitas descalzas<br />

oscenses. Acontecía también a principios de 1651. Kl incidente oséense fue sin<br />

duda motivo de comentario en el colegio de Zaragoza, y daría pie a que Gradan<br />

comentara en tono crítico —tal vez irónico—, asuntos de Huesca 4 *. Movido<br />

a la franqueza con sus compañeros zaragozanos, debió de mostrar igualmente la<br />

satisfacción por su destino en un colegio de mayor categoría que el oséense. Se<br />

hallaba en una coyuntura favorable, encumbrado ya como un autor significado<br />

de las letras españolas y con protectores y amigos en Zaragoza que le liberaban<br />

de antiguas ataduras. Triunfa como escritor con su nueva obra, se le premia<br />

como pedagogo con la cátedra de Lector de Escritura.<br />

Desde septiembre de 16S1 y hasta abril <strong>del</strong> año siguiente se viven circunstancias<br />

dramáticas en Muesca, a causa de una devastadora peste. Si Lastanosa<br />

había alardeado con poco fundamento de sus méritos militares en la guerra de<br />

Cataluña, ahora sí que destaca realmente como regidor <strong>del</strong> hospital municipal<br />

durante la peste. Mientras las personas distinguidas abandonan la ciudad'", los<br />

responsables <strong>del</strong> concejo, el padre de Salinas y Lastanosa. apoyados por el<br />

obispo, organizan la supervivencia en la ciudad. Kl peligro que corría el mecenas<br />

se vio corroborado incluso con noticias, que resultaron ser falsas, sobre su<br />

muerte"". Las turbulencias espirituales <strong>del</strong> mecenas por su oposición a la vocación<br />

de su hija', unido al peligro de muerte que corría, tuvieron que preocupar<br />

" Para nosotros n hay duda de que -el canónigo Blandura, que iodo lo hace bueno», en el<br />

pasaje de -los buenos hombres- (ElCriticón, III. VI. pp. 151-154, lín. 12). es Salinas. Sigue al de -los<br />

reagudos», en cuya tipología entraría alguno de los correligionarios de Círacián, y no Salinas como<br />

se ha supuesto: -gente toda de alerta, hombres de ensenadas, de reflejas y de segundas intenciones,<br />

de trato nada liso, sino doblado- (ihitlem, p. Ii7, lín. 12; vid nota a p. 148, lín. 1S).<br />

'" Como solía ocurrir, según recuerda Gradan en la tercera parle de Ei Criticón, ed. di., crisí<br />

XI, p. 277. lín, 1.<br />

Precisamente lúe fray Jerónimo uno de los que difundieron la lalsa noticia de la muerte de<br />

Lastanosa; ritl. Cartas, ed. cit.. Zaragoza, 30-DC-1651, p. 100.<br />

'' Se había alejado incluso de Salinas, que fue siempre un hombre - de confianza para él en<br />

asuntos espirituales.<br />

[82]


IA (¡ElACIÓN DEL POETA MANUEl DE SAUNAS CON BAlTASAK GRACIÁN<br />

a Gradan, lo que sin duda fue motivo para acercarse a su viejo amigo. Además<br />

no olvidemos que por entonces <strong>Gracián</strong> cultivaba al obispo de Huesca, prolector<br />

de los jesuítas y muy preocupado por la salud espiritual de los oscenses<br />

durante la peste"\<br />

A principios de 1652 Salinas hace llegar a Gradan un ejemplar de la edición<br />

de La Casta Susana. Al mismo tiempo el cronista Andrés, interpretando que era<br />

el deseo <strong>del</strong> canónigo, pasó al jesuíta el poema inédito en latín que sobre el<br />

mismo tema había compuesto el oscen.se. Salinas se veía avalado en cuanto al<br />

poema castellano por su trabajo y por la opinión muy favorable de fray Jerónimo.<br />

En cuanto al latino, se hallaba tan satisfecho que no descartaba darlo a la<br />

imprenta. Por entonces estaba ilusionado con sus expectativas como poeta, fruto<br />

<strong>del</strong> esfuerzo que había dedicado a la Susana bíblica, y por la madure/ intelectual<br />

con la que se veía a sus propicios treinta y seis años.<br />

Lis conocidas canas que se cruzaron Salinas y Gradan son fruto de la coyuntura<br />

de principios de 1652. muy distinta a la de 1646, con un cambio importante<br />

de por medio en la relación entre uno y otro. Por otra parte estamos ante una<br />

polémica literaria en la que no prima tanto la justicia de los comentarios cuanto<br />

la defensa de los propios postulados. Un Salinas apto para la poesía religiosa se<br />

presenta como autor independiente. Su máximo valedor es ahora otro gran<br />

escritor, fray Jerónimo de San José, quien le dispensa afecto y estimación literaria,<br />

al igual que dos de los intelectuales más relevantes de Aragón, Andrés y Lastanosa.<br />

En 1637 había hecho lo propio <strong>Gracián</strong> con /:'/ heme, aunque siendo él<br />

sobre todo, con su propio empuje el máximo valedor de sí mismo". Si el Salinas<br />

de la Agudeza tiene mucho <strong>del</strong> joven brillante que había conocido <strong>Gracián</strong><br />

en 1636, el que presenta fray Jerónimo en 1651 es otro más maduro, aunque<br />

también precoz en la severidad moral de su estro poético"'.<br />

<strong>Gracián</strong> firma la dedicatoria al obispo en la Predicación Fructuosa <strong>del</strong> padre Jerónimo Continente,<br />

que estaba escrita el 7 de marzo de 1651, aunque fue retocada en los meses siguientes: se<br />

alude a la muerte <strong>del</strong> autor (2-VIH-l(vSI) y a la caridad <strong>del</strong> obispo durante la peste. El libro apareció<br />

en ldS2 (abril o marzo); poco después <strong>Gracián</strong> se halla en Grúas (23-IX-16S2), localidad donde<br />

el obispo de Huesca había promovido una reciente fundación jesuítica. Repárese, por otra parte, en<br />

la presencia de Continente junto a Gradan en el colegio de Huesca (IIX-16iS), dalo que alionábamos<br />

arriba<br />

Aluo explican, pero no determinan, las circunstancias vitales distintas de uno y otro: <strong>Gracián</strong><br />

vivía inmerso en una institución evangelizadora dedicada a la enseñanza de las letras humanas;<br />

el cabildo catedralicio, con la misión de gobernar la diócesis, es por su naturaleza más estático.<br />

" l.o reconoce fray Jerónimo en el prólogo de Ui Casta Susana. Parqfhtsi ¡XK-Uca de su<br />

Sagrada Historia, Huesca, [van francisco de Larumlx-, Kñl. f. 6r. BNM. si>>n. R (III) 16.370.<br />

[83]


PABIO CUS VAS 5UBÍAS<br />

Por segunda vez la trayectoria literaria ele Salinas se ve modificada cuando se<br />

acerca a Gradan. La primera fue cuando en 1636-39 Gradan conoce las traduc­<br />

ciones <strong>del</strong> ¡oven oséense. Una vez que el jesuíta incluyó lo mejor de estas ver­<br />

siones en la Agudeza, fue perdiendo sentido la publicación independiente de<br />

todas ellas, propósito inicial <strong>del</strong> poeta. Salinas se hace célebre repentinamente<br />

al lado de un escritor genial, con lo que se trunca la que hubiera sido una tra­<br />

yectoria natural. Las traducciones no dejaban de ser para el estudiante un ejer­<br />

cicio propecléutico. Por eso, La (.'asía Susana es, en realidad, como dice con<br />

razón fray Jerónimo, «el primer trazo- de un poeta que comienza a darse a cono­<br />

cer. Kl carmelita explica bien en el prólogo las virtudes y los defectos de la obra.<br />

Por su parte (inician, en la primera carta de su polémica con el canónigo, se<br />

desmarca de este Salinas distinto al de 1646 en lo literario, y en la segunda, de<br />

réplica, le precipita, un poco —podríamos decir— como el Autor a su perso­<br />

naje". Salinas, que se había alejado de su magisterio, volvía ahora, con la obra<br />

promovida por otro mentor, a solicitar el apoyo <strong>del</strong> jesuíta. Consecutivamente<br />

contra el desdén de <strong>Gracián</strong>, responde el orgullo <strong>del</strong> Salinas humanista y, en ter­<br />

cera instancia, contra la réplica vejatoria <strong>del</strong> belmontino, la inculpación <strong>del</strong> Sali­<br />

nas jurista. En el terreno literario Gradan se reafirma en su acritud satírica y<br />

elitista. Salinas en una epidíctica de signo evangelizante^'.<br />

Por esas fechas, abril de 1652, llegó una denuncia de Ciracián ante el Gene­<br />

ral de los jesuítas, aunque hay que recordar que denuncias ya había tenido<br />

cuando comenzaba su trayectoria literaria en Huesca, en 1637, y en 1639. Se ha<br />

relacionado, con poca precisión, la polémica entre Gradan y Salinas con estas<br />

denuncias. Adolphe Coster supuso que fue un amigo de Salinas el que denun­<br />

ció a Ciracián (o/), cit., pp. 57-59). ¿Pero de quién iba a recibir el General una<br />

información sino de los propios jesuítas aragoneses, preocupados por los inte­<br />

reses de la casa oséense y por corregir las faltas de un correligionario? Para su<br />

mejor comprensión deben tenerse en cuenta ciertas circunstancias sociocultuia-<br />

les: los Salinas en 1650-1651 apoyan a los jesuítas en el nuevo intento por<br />

hacerse con la escuela de gramática pública, enfrentándose por ello a una parte<br />

Piénsese, salvadas las distancias, en el Augusto de Xii'hUi. Sobre la polémica epistolar entre<br />

Salinas y Ciracián de marzo-abril de 1652 tratamos en la conferencia -Salinas y los clásicos: el autor<br />

epistolar-, en Rosa María Marina Sáez, dir. Tradición (liisit/i t'ii Aragón I (Jnigrcsu. Huesca, 11 a<br />

Js ile noviembre de 2I7 119131, p s(>> y a Salinas. Por otra parte. Salinas, ingenuamente, abre una herida donde<br />

habla habido un distaiK¡amiento aceptado. Es sintomático que en la primera parte de E¡ Criticón<br />

encontramos en todo caso señales de un recuerdo positivo de Salinas.<br />

[84 1


[A RELACIÓN DEl POEIA MANllll Di SAIINAS CON BAHASAR GRACIÁN<br />

sustancial <strong>del</strong> claustro de doctores. La dura carta de Círacián", no exenta de sarcasmo,<br />

era una in<strong>del</strong>icadeza para con los Salinas e inoportuna para los jesuítas<br />

oscenses. Efectivamente la segunda carta de Círacián es un escarnio de Salinas,<br />

pero además la jactancia con que alardea de los latinistas <strong>del</strong> colegio de Zaragoza<br />

y la ridiculización de los valedores de Salinas no podían sino molestar a<br />

los <strong>del</strong> colegio de Huesca.<br />

lista polémica literaria enturbie') las paces de Salinas con Lastanosa, distanciados<br />

con motivo de la profesión como carmelita de su hija Catalina, al tiempo<br />

que sirvió a la postre para que el jesuíta revalidase la amistad con su antiguo<br />

mecenas. La mordacidad de Gradan alimenta su lama literaria, pero socava la<br />

confianza en él de sus compañeros jesuítas, necesitados por entonces de redoblada<br />

prudencia. De hecho antes de su segunda carta (abril, 1652) le llegó información<br />

a Salinas de los comentarios críticos que Gradan había hecho de<br />

Lastanosa: el informante buscaba acercar a los dos primos, poeta y mecenas, en<br />

detrimento de Gradan. En principio quienes podían tener información de primera<br />

mano y quienes estaban más interesados en mantener el apoyo conjunto<br />

de Salinas y Lastanosa eran los jesuítas, que además tenían que hacer algún<br />

gesto a favor de la familia <strong>del</strong> poeta.<br />

Poco le durarían a Gradan los gozos en su nuevo destino, pues si a finales<br />

de marzo de 1652 alardeaba ante Salinas de sus compañeros zaragozanos, en<br />

julio escribía a Lastanosa sobre los obstáculos que allí le ponía la envidia. Al<br />

tiempo que el belmontino busca de nuevo apoyo en el prohombre oséense,<br />

éste, seguramente, recibe consejo para sus inquietudes espirituales. Lastanosa,<br />

favoreciendo ahora al escritor, actúa más como amigo que como mecenas, actitud<br />

que se recompensa en la segunda pane de El Criticón (crisi segunda). Por<br />

su lado Salinas ve zanjada su trayectoria literaria a causa de la desaparición de<br />

sus valedores literarios, fray Jerónimo de San José. Juan Francisco Andrés y su<br />

tío Jorge Salinas, y por la imposibilidad de reeditar el grupo Gradan, 1-astanosa<br />

y Salinas. Creemos que para él, poeta nacido en 1616, todos ellos habían sido<br />

fuente viva de un humanismo más directo que el que sobrevivía cuando él<br />

comienza a escribir.<br />

lín definitiva, podemos concluir que Círacián había ejercido magisterio literario<br />

sobre Salinas entre 1636 y 1639. animándole ya desde entonces a completar<br />

sus traducciones de Marcial. La vuelta a Huesca <strong>del</strong> jesuíta en 16^5 provoca una<br />

reanudación optimista de sus relaciones amistosas, que quedan reflejadas en /:'/<br />

HNM. Ms. N.-Wl, II. l^jr-17=Sr.<br />

[85]


IA RFIACIÓN DEI POETA MANUEl OE SAIINAS CON BAITASAR nSAC'IÁN<br />

Discreto. Lis cualidades intelectuales <strong>del</strong> oscense habían hecho concebir al<br />

jesuíta esperanzas en su futuro poético. En ese sentido la Agudeza y arte de<br />

ingenio encontraría en el canónigo una poesía equilibrada y elegante que continuaba<br />

la estela de Garcilaso y los hermanos Argensola. frente a los excesos de<br />

la poesía aliñada.<br />

Kl Oráculo manual, y seguramente la lase final de redacción de la Agudeza,<br />

marcan un cambio de actitud en su autor que se iría afianzando a panir de I64S.<br />

La aparición en Huesca de fray Jerónimo de San José, con su fuerte personalidad,<br />

favorece el distancian)iento de <strong>Gracián</strong>, quien, en realidad, como escritor<br />

comenzaría a vislumbrar horizontes distintos a los que había concebido junto a<br />

sus protectores oscenses. Asunto <strong>del</strong>icado es discernir en qué medida uno u<br />

otro factor son causa o efecto.<br />

La polémica epistolar entre <strong>Gracián</strong> y Salinas tiene un valor relativo. Se nos<br />

presenta, en todo caso, como un testimonio valioso para comprender las opciones<br />

poéticas que se dilucidaban en el final <strong>del</strong> Siglo ele Oro. l'ray Jerónimo, <strong>Gracián</strong>.<br />

así como Jorge Salinas, que aún habían conocido un humanismo más vivo,<br />

son las ventanas por las que Manuel se acerca a la poesía. Una vez que éstos<br />

desaparecen no encuentra estímulo en la cultura decadente en la que le (oca<br />

vivir su madurez poética. Prueba de ello sería que, un año después de la polémica,<br />

escribe a fray Jerónimo una hermosa epístola en tercetos; y que, a pesar<br />

de su madurez literaria, no vuelve a dar a conocer más poemas tras la muerte<br />

<strong>del</strong> carmelita (1654).<br />

86


GRACIAN Y LOS HISTORIADORES<br />

DK SU TIEMPO<br />

RICHARD L KAGAN I IOHNS HOPKINS UNIVtRSITY<br />

Que no todas las naciones (...) tienen numen para la historia. Aquellos por<br />

ligeros fingen, estos otros, porque llanos, descaecen, y así las más destas plumas<br />

modernas son chabacanas, insulsas, y en nada eminentes. Veréis muchas maneras<br />

de historiadores: unos gramaticales, que no atienden sino al vocablo y a la colocación<br />

de las palabras, olvidándose <strong>del</strong> alma de la historia; otros cuestionarios,<br />

todo se les va en disputar y averiguar puntos y tiempos; hay anticuarios, gaceteros<br />

y relacioneros, todos materiales y mecánicos, sin fondo de juicio ni altanería<br />

de ingenio. {Criticón, II, crisi IV, 1 SI)'.<br />

Palabras fuertes, citadas de la .segunda parte <strong>del</strong> Criticón, que reflejan claramente<br />

el espíritu crítico <strong>del</strong> autor que celebramos en este simposio. Me han interesado<br />

estas palabras desde hace varios años cuando empecé a investigar la<br />

historiografía española de la época moderna, un trabajo que me ha llevado, por<br />

un lado, hacia los historiadores que trabajaban directamente para la corona<br />

—los cronistas <strong>del</strong> rey, sea de Castilla o de Aragón— y, por otro, hacia los eruditos<br />

que se dedicaban a la historia municipal 1 . Por lo tanto, me he preguntado<br />

varias veces: ¿ciuiénes fueron estos historiadores chabacanos e insulsos?, ¿los<br />

anticuarios, gaceteros y relacioneros, todos materiales y mecánicos? ¿Kran dichos<br />

cronistas <strong>del</strong> rey o quizá los historiadores más humildes de ámbito local? A la<br />

vez. me pregunté: ¿qué conocía <strong>Gracián</strong> de la historia y los historiadores de su<br />

época?, ¿cuáles fueron sus preferencias historiografías? ¿Y quiénes fueron los<br />

' Todos las citas en este ensayo pertenecen a <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>. Obms completas, ed. Arturo<br />

<strong>del</strong> Hoyo. Madrid, Aguilar. 1960.<br />

Véanse, por ejemplo, los siguientes ensayos: -Olio and the Crown: VC'riling History in I tabsburg<br />

Spain-. en Richard 1.. Kagan and C'.eofTrey l'arker. eds», Spain, Europe and the Atlantic World.<br />

Cambridge, Cambridge l'niversity Press, 1995, pp. 73-99 lirad. castellana, Europa, España y el<br />

mundo atlántico, Madrid. 2001]; -1.a «.orografía en la Castilla moderna: género, historia, nación-, en<br />

Studkt Amen. <strong>Actas</strong> <strong>del</strong> lll <strong>Congreso</strong> de la AISO (Tbulouse, 1993), Ttoutouse-Pamplona, 1996, l.<br />

pp. 79-91; -ll'elipe II.I La Historia y los Cronistas de Rey», en PblfíppusIISex, Madrid, l.unwerg Editores,<br />

1998, pp. 87-118; y •Los Cronistas <strong>del</strong> Emperador-. en Carolas tmperulor, Madrid, l.unwerg<br />

Editores, 1999, pp. 183-211.<br />

[87]


RICHARD I KAOAN<br />

historiadores que admiraba, y por qué? Ks difícil ofrecer respuestas completas a<br />

todas estas cuestiones dentro de los límites de una sola presentación. Así, no trataré<br />

de hacer más que introducir el tema, enfocándolo en torno a la cuestión de<br />

una aparente contradicción en las preferencias historiográficas de <strong>Gracián</strong>.<br />

Antes de proseguir, me gustaría señalar las obras de aquellos que ya han<br />

investigado este mismo tema. Kn primer lugar está la profesora Aurora Egido,<br />

organizadora de este simposio, que le ha dedicado algunas páginas interesantísimas<br />

y, en mucho sentidos, (lioneras en el tema de Gradan y la historia, tanto<br />

en su libro Ixts cenas de la ¡muk'ticia y <strong>Baltasar</strong> Gradan (2000), donde explicaba<br />

su concepto moralista y didáctico de la historia, como en SU obra, aun más<br />

reciente. Humanidades y dignidad <strong>del</strong> hombre eti <strong>Baltasar</strong> Citación (2001). Kn<br />

este último estudio identifica -los anticuarios, gaceteros y relaciónelos [...I materiales<br />

y mecánicos- con los -coleccionistas y falsificadores de la historia que tanto<br />

pululaban en la Kspaña y el Aragón de su tiempo»'. No cita nombres, pero es<br />

evidente que se refiere sobre lodo a Jerónimo Román de la Higuera, el jesuíta<br />

toledano que -inventó- la crónica de Flavio Dextro que, a lo largo <strong>del</strong> siglo XVII,<br />

servía a muchos historiadores como fuente imprescindible para documentar la<br />

temprana historia cristiana o de su propia dudad o de España en general'. También<br />

me gustaría señalar mi deuda con el historiador Ricardo García Cárcel, que<br />

me permitió consultar su informativo ensayo, todavía inédito, -<strong>Gracián</strong> y la Historia-',<br />

obra que explora muchas de la mismas preguntas que hago yo aquí. De<br />

otro lado, es necesario reconocer que, aparte <strong>del</strong> de Garda Cárcel, la mayoría<br />

de los esludios sobre <strong>Gracián</strong> y la historia se han preocupado más <strong>del</strong> concepto<br />

O la definición de la historia en la obra de <strong>Gracián</strong> y menos de sus precisas preferencias<br />

historiográficas y, aun más detalladamente, de su opinión de los historiadores<br />

de su día. Existe, por supuesto, un cierto vínculo entre estos lemas, y<br />

esto es lo que este ensayo intentará explicar.<br />

¿Cuáles fueron sus preferencias historiográficas, sus historiadores favorecidos?<br />

buscando información para responder estas preguntas, he mirado la obra de<br />

Humanidades y dignidad <strong>del</strong> hambre cu <strong>Baltasar</strong> Gradan, Salamanca, Ediciones Universidad<br />

Salamanca, 2001, p. 106.<br />

Kl estudio clásico sobre Román do l.i Higuera es el de José Godoy Alcántara, Historia crítica<br />

de ¡os Jabas cronicones, Madrid, 1Kí>N. Véanse también J, Caro Baraja, las falsificaciones de la<br />

historia, Barcelona, 1991, Amonio Velo Templado, -Kl cronicón <strong>del</strong> Pseudo-Dextro: proceso de<br />

redacción-. Anales de la Universidad de Murcia, tetras, Xl.lll (1984), pp. 103-122 y Pedro Córdoba,<br />

•Las leyendas en la historiografía <strong>del</strong> Siglo de Oro: el caso de los falsos cronicones-. Criticón, .10<br />

(1985), pp. 235-253.<br />

Ricardo García Cárcel, -<strong>Gracián</strong> y la Historia-, en A. Egido, coord., Al margen de <strong>Baltasar</strong><br />

<strong>Gracián</strong> (en su IV Centenario), número monográfica <strong>del</strong> Boletín de Iti Fundación Federico García<br />

larca, 29-30 (mayo 2


ORACIÁN Y IOS HISTORIADORES DE SU TIEMPO<br />

Gradan lomando nota de los historiadores que cita por nombre. Salvo en unas<br />

pocas instancias, cuando critica a algunos historiadores específicos, los autores<br />

que figuran en sus escritos son los que admiraba, listos representan una amplia<br />

gama de historiadores, tanto antiguos como modernos. Kntre aquellos, hizo<br />

poco caso de los griegos aunque se refirió a «la elegante pluma» de Jenofonte (/:'/<br />

Político, Mi), Herodoto Halicarnaseo, -que en la historia llana afectó el artificio<br />

<strong>del</strong> concierto» (Agudeza, U, 460), y -las sentencias... universales- de Tucíclicles,<br />

lodos ellos iconos de la historiografía griega clásica durante la edad moderna.<br />

Por el contrario, no citó a Polibio, historiador <strong>del</strong> segundo siglo A.C., a pesar <strong>del</strong><br />

renombre cada vez más grande que este disfrutaba en el siglo XVII.<br />

Comparado con los griegos. Gradan tenía más interés por los historiadores<br />

romanos, particularmente los que escribían de la historia política <strong>del</strong> imperio<br />

romano. Los que aparecen con bastante frecuencia son Suetonio, Valerio<br />

Máximo, historiador <strong>del</strong> primer siglo cuya obra Dichos y e.xem/>los memorables,<br />

dedicada a los exemplos y virtudes morales de romanos famosos, fue impresa en<br />

traducción castellana en 1661, Lucio Floro, conocido por su Epitome Liviano<br />

(Agudeza. I.XI. 501) y sobre todo a Tácito, el historiador romano más apreciado<br />

en todas partes de Europa a principios <strong>del</strong> siglo XVII.<br />

I'l interés de Gradan en la historia imperial romana nos ofrece un indicio de<br />

sus gustos históricos en general. Los historiadores romanos que más admiraba,<br />

como Tácito, fueron aquellos que se dedicaban a los temas políticos, y estas<br />

preferencias influían en su selección de los historiadores más contemporáneos<br />

que admiraba. A la vez, nos sirven para entender, por ejemplo, por qué tendía<br />

a ignorar a los historiadores que se dedicaban a los asuntos sacros. I'usebio, por<br />

ejemplo, no aparece en su obra, ni Orosio. Tampoco cite) a los historiadores<br />

importantes de su propia época que se habían dedicado a la historia eclesiástica,<br />

entre ellos, el veneciano Paulo Sarpi (1562-1623), famoso por su Istoría <strong>del</strong> Concilio<br />

irideiitiiio. y Cesar Baronio o Baronius (1618-1607), el bibliotecario vaticano<br />

conocido por sus Anuales licclesiasticte (15oW. F.n cuanto a Gonzalo de Mascas,<br />

el primer historiador <strong>del</strong> papado en lengua castellana y autor de la muy difundida<br />

Historia pontifical y católica (primera parte, 1565), <strong>Gracián</strong> le mencionó<br />

solo para señalar que fray Prudencio de Sandoval le había plagiado para su Historia<br />

de la Vida y hechos <strong>del</strong> /imperador (Jarlos V (Criticón. II, 719), e ignoró por<br />

completo a fray Marcos de Guadalajara, autor de la cuarta parte de la Historia<br />

pontifical y un libro que el autor, -por amor de patria», había dedicado a los<br />

Diputados de Aragón en 1612". Por otro laclo, es bastante elogioso ele su con-<br />

Véase Real Academia tic la Historia, Col. Solazar, Ms. 9/SIH. I. 133.<br />

[89]


RICHARD I KAGAN<br />

temporáneo Gil González de Ávila (1578-16%), historiador jesuíta que había<br />

escrito libros que trataban de temas políticos —entre ellos, historias de los reinados<br />

de Felipe III y IV— y temas eclesiásticos, entre ellos, los varios tomos que<br />

dedicó a la iglesias de España y las Indias. <strong>Gracián</strong> le refiere como «el erudito,<br />

grave y muy substancial historiador, el maestro Gil González de Avila, cronista<br />

de España, eminente así en lo eclesiástico como en lo secular- (Agudeza,-\„<br />

457)".<br />

Las preferencias de <strong>Gracián</strong> por la historia política también nos ayudan a<br />

entender su falta de interés por los historiadores que se dedicaban a las -antigüedades».<br />

Dentro <strong>del</strong> ámbito español, por ejemplo, no hizo caso ni de Elorián<br />

de ücampo ni de Ambrosio de Morales, dos historiadores <strong>del</strong> siglo XVI que<br />

habían realizado importantes contribuciones a la historia antigua española, y se<br />

refirió solo de una manera muy oblicua al famoso anticuario aragonés Antonio<br />

Agustín (1517-1586). Estos mismos gustos explican el escaso interés que demostró<br />

por las grandes -historias nacionales- o -generales- mo<strong>del</strong>adas en la obra de<br />

Tito Livio. Invocó la memoria de Jerónimo de Zurita, el gran cronista aragonés<br />

<strong>del</strong> siglo XVI (Agudeza, XIV, 299). pero, aparte de esto, nunca escribió directamente<br />

de los méritos de Zurita como historiador. Fue lo mismo ton el padre<br />

jesuíta Juan de Mariana. Su Historia de rcbus Hispanice (1592), traducida al castellano<br />

en 1601, fue el libro de historia que hizo más que cualquier otro por<br />

difundir el conocimiento <strong>del</strong> pasado español durante todo el siglo XVII. Sin<br />

embargo <strong>Gracián</strong> no lo cita y, en cuanto a Mariana mismo, lo criticó tanto por<br />

su estilo como por su veracidad: -es tan tétrico y escribirá con tanto rigor que<br />

los mismos españoles han de ser los que queden menos contentos de su entereza-<br />

(Criticón, II, iv, 717).<br />

Fue lo mismo con los historiadores interesados en asuntos estrictamente locales<br />

o municipales, un género floreciente en España durante el siglo XVIT.<br />

Muchos de estos historiadores —autores como el sevillano Rodrigo Caro o fray<br />

Diego de Murillo. historiador de Zaragoza— utilizaban el cronicón de Elavio<br />

Dextro y las otras -crónicas falsas- para documentar sus obras, y esto solo podría<br />

explicar, por lo menos en parte, por qué <strong>Gracián</strong> los ignora. Citó al historiador<br />

segoviano Diego de Colmenares pero solo en el contexto de su poesía en vez<br />

de su Historia de la insigne ciudad de Segaría (1636), su libro más importante.<br />

Aún más difícil de entender es su fracaso en citar a Diego de Aynsa, autor de la<br />

Para este historiador, véase Agustín Millares Oírlo, 'lies estudias btobtbHográflcos, Maracalbo,<br />

1941, pp. 117-192.<br />

Para el género de la historia local, véase (Cagan, -La corografía...- y Santiago Quesada, Ui<br />

(dea de ciudad en la cultura hispánica de la edad moderno. Barcelona, 1992.<br />

[901


GUACÍAN Y IOS HISTORIADORES DE SU TIEMPO<br />

Fundación, excelencias, grandezas y cosas memorables de la antigua ciudad de<br />

Huesca (Huesca. 1619). obra subvencionada por el ayuntamiento oséense. Al<br />

parecer, estos y otros eruditos locales figuraban entre los «anticuarios, gaceteros<br />

y relacioneros, todos materiales y mecánicos, sin fondo de juicio ni altanería de<br />

ingenio- que Gradan había criticado. Lis únicas excepciones fueron dos historiadores<br />

que figuraban entre sus amigos. El primero era 1). francisco Diego-tic-<br />

Sayas y Ortubia (1597-1680). continuador de los anales de Zurita (aunque solo<br />

para los años 1520-1525) y autor que elogió tanto en la Agudeza en el discurso<br />

sobre 4a perfección <strong>del</strong> estilo en común» (Agudeza, LX, 499) como en el Criticón<br />

(II, IV, 716)". El segundo fue Juan Francisco Andrés de Ustarroz, cronista <strong>del</strong><br />

reino de Aragón después <strong>del</strong> año de 1647 e historiador conocido tanto por sus<br />

esfuerzos de continuar la crónica empezada por Zurita como por su Elogio de<br />

lus sereníssimos reyes de Aragón. En la Agudeza, Gradan describe a Uztarroz<br />

como «juicioso historiador- y -ornamento de su imperial patria» (Agudeza, XIV,<br />

299; Lll, 462).<br />

Aparte de estos, la lista de los historiadores más admirados por Gradan solo<br />

incluye los que habían escrito sobre temas políticos o cortesanos. Entre ellos<br />

figura Felipe de Commines, historiador francés (,;1445?-1511) que escribió una<br />

importante historia apologética de Luis IX de l-'rancia, obra traducida al castellano<br />

por Juan de Vitrián en el año de 1634"'. También elogió Gradan al historiador<br />

florentino Ludovico Guiciardini (1483-1540), cuya Istoria d'Italia fue<br />

traducida al castellano por Felipe IV". Otros historiadores extranjeros que interesaban<br />

a Gradan fueron Fierre Matthieu (1563-1621), historiador de la corte de<br />

Enrique IV de Francia, el historiador genovés, Girolamo Franchi di Conestaggio<br />

(1530-1618/9). que, en varios libros dedicados a los asuntos políticos durante la<br />

época de Felipe II, según Gradan -renovó aquel juicioso y profundo estilo de<br />

Tácito» (Agudeza, l.XII, 509) y, más que cualquier otro, al noble bolones Virgilio<br />

Malvezzi (1595-165 i), historiador —más bien apologista— de Felipe IV y al cine<br />

volveré más abajo.<br />

Los historiadores españoles más elogiados por Gradan también se dedicaron<br />

a los grandes asuntos políticos, pero de ellos solo dos —Diego de Valera y Fer-<br />

1666.<br />

ML- refiero :i sus Anales de Aragón desde el año de MDXX... hasta d tic MDXXV, Zaragoza,<br />

'" Para Felipe IV y Commines, véase •Autosembbnza de Felipe IV-, en Epistolario Español, voi,<br />

S, ed Cirios Si.ro Serrano. Madrid. I')S8. pp. 231-236. jumo con la ñola de Antonio Ululado de<br />

Mendoza citada en el Catálogo de los manuscritos que pertenecieron a Pascual de Cayangos e.xislenles<br />

boy en la Hihlioleca Xacional. ed. Pedro Roca, Madrid. 190-1, pp. 210-211.<br />

11 Rey Felipe IV ed. y trans.. La historia de Italia de Francisco Guteclaidini, 6 t., Madrid.<br />

1889-1890.<br />

[91 ]


RICHARD I KAOAN<br />

nando de Pulgar— no fueron contemporáneos de <strong>Gracián</strong>. Fueron cronistas <strong>del</strong><br />

siglo XV que disfrutaban el título de -cronista <strong>del</strong> rey», cargo que, casi por definición,<br />

les requería redactar historias y otros relatos favorables a la reputación y<br />

el renombre <strong>del</strong> príncipe golxTnanlc. En este caso el príncipe fue femando el<br />

Católico. Por lo tanto, parece que <strong>Gracián</strong> gravitaba en su dirección menos por<br />

su valor historiográfico que por la información que le ofrecieron para su propio<br />

relato de este rey aragonés.<br />

F.ntre los contemporáneos, los historiadores que más le interesaban fueron<br />

los que trabajaban en los círculos cortesanos dedicados a celebrar, de una<br />

manera u otra, los hechos y las hazañas de Felipe IV y de sus ministros, sobre<br />

todo el Conde Duque de Olivares. Aparte <strong>del</strong> ya citado Malvezzi, estos fueron<br />

Juan Antonio Vera y Zúñiga, Conde de la Roca (1583-1658), primer biógrafo de<br />

Olivares, y Josef Pellicer de Ossau y Tovar (1602-1679), el estudioso aragonés<br />

criticado por sus contemporáneos tanto por su -chronistcría», es decir, su deseo<br />

de recibir el título de cronista <strong>del</strong> rey, como por sus calidades personales (-este<br />

mozuelo-, según el cronista real Tamayo de Vargas) 1 -. Sin embargo <strong>Gracián</strong> le<br />

describió como .erudito y ingenioso- (Agudeza, XIX, 324). Historiador prolífico.<br />

Pellicer ganó fama (y dinero) confeccionado genealogías largas e ilustres •sobre<br />

demanda-. También, como cronista <strong>del</strong> reino de Aragón a partir <strong>del</strong> año 16.36,<br />

destacó como apologista y propagandista de Felipe IV en libros tales como Anfiteatro<br />

de l-'cli/K' el Grande (1631), obra que <strong>Gracián</strong> consideró -agradable- (Agudeza,<br />

I.XIII, 514), y, más tarde, Defensa de lispaña (16.35), un tratado escrito<br />

contra los franceses, e Idea de Catalunya (1642), libro que defendió las prerrogativas<br />

reales en el principado rebelde.<br />

Fn resumen se puede concluir que <strong>Gracián</strong> prefería a los historiadores de su<br />

época que, a imitación de los grandes historiadores romanos como Tácito, se<br />

dedicaban a los asuntos políticos contemporáneos. Esta preferencia no es sorprendente.<br />

Desde mediados <strong>del</strong> siglo XVI, lo que podemos llamar la historia contemporánea<br />

estaba de moda en todas partes de Europa, popularizada por<br />

estudiosos como l.udivico Guicciardini y Paolo Giovio en Italia y, en Francia,<br />

Francois Hotlman y Jacqucs-Auguste De Thou. Fsta corriente tenía sus críticos,<br />

entre ellos el jurista francés Jean Bodin, que recomendó que los historiadores<br />

deberían evitar sus propios tiempos y concentrarse en épocas más remotas porque<br />

era la única manera de garantizar la -verdad- que la buena historia requería 13 .<br />

,J Biblioteca Nacional, Ms. 8389, I. 166, Varna* a Francisco Andró* de- Uztarroz, l-U-1639.<br />

" Jean Bodln, Metbod fiar tbe easy compnbenskm of bístory, irans. Beatrice Reynolds, New<br />

Voris, i'XiS. |i K.<br />

[92]


GRACIÁN Y IOS HIStORIADOBFS DF SI) IIFMPO<br />

fray Jerónimo de San José, el historiador aragonés elogiado por Gradan en la<br />

Agudeza (LX, 497), ofreció el mismo consejo en su docto Genio de la Historia<br />

(Kñl)". Sin embargo, el impulso historiográfico durante la primera mitad <strong>del</strong><br />

siglo XVII se movía en la otra dirección, es decir, hacia la historia política contemporánea<br />

o lo que se conocía como la "historia política-. Un reflejo excelente<br />

de esta corriente historiográfiea vino de la pluma <strong>del</strong> escritor e historiador aragonés<br />

Bartolomé Leonardo de Argensola, quien, en su obra Sobre las cualidades<br />

(¡lie ha de tener un perfecto cronista, recomendó que debiera dedicarse a las -historias<br />

menos antiguas-". Otro vino de la pluma de l'elipe IV, en su Aiitosentblattza,<br />

obra de alrededor de 1633, donde el rey confesó que había leído<br />

muchos historiadores de la antigüedad y otros -tiempos pasados-, pero les encontró<br />

menos útiles que los historiadores que trataban -de los [tiempos] presentes-,<br />

porque de ellos pudiera lomar -noticias... de provecho-'". Por lo tanto, no es<br />

nada sorprendente que Gradan, individuo preocupado por los temas graves de<br />

su época —guerras, rivalidades entre las varias naciones españolas, asuntos cortesanos<br />

y los de su propia religión— pudiera haber compartido con el rey los<br />

mismos gustos historiográficos. Sin embargo, sus preferencias hisioriográficas fueron<br />

una cosa y otra su receta para la buena historia y, como veremos, hubo algo<br />

contradictorio entre las dos. Pero antes de entrar en este problema, es necesario<br />

explicar brevemente lo que constituía la buena historia para nuestro autor.<br />

Al seleccionar los historiadores que más le gustaban, <strong>Gracián</strong> utilizó, aparte<br />

de la agudeza y el ingenio, varios criterios que le situaron dentro de la línea<br />

humanística de la historia o la historia conocida en el XVII con nombres tales<br />

como la -historia verdadera», la -historia perfecta- o lo que Luis Cabrera de Córdoba,<br />

historiador de Felipe II, llamó la -legítima y perfecta historia-'". liste concepto<br />

se derivó de Cicerón, para quien la historia era el magister ritce, el<br />

maestro de la vida que enseñaba a sus lectores reglas de bien vivir y una cierta<br />

medida de virtud a través de -la luz de la verdad-"*. <strong>Gracián</strong> invocó esta definición<br />

humanística en el Criticón cuando, a través de la voz de Andrenio, indica<br />

que -Historia ...no es sino la maestra de la vida, la vida de la fama, la fama de<br />

'' Véase Fray Jerónimo de San José, (¡cilio de la historia, ecl. 1 liginlo tic Santa Teresa, Vitoria,<br />

1957, p. 359.<br />

" obras saetías de Lupercio y Bartolomé Leonardo tic Argensola, ed. Conde de la vinaza.<br />

Madrid, IKKV. 2, p. >(*).<br />

"' Autasemblaiiza, p. i.í.í.<br />

" Luis Cabrera de Córdoba, De historia para entenderla y escribirla [161II. Madrid. I I >IK. p. 2K.<br />

" Para Cicerón y la historia, véase su De Oralurc, ed. II- Rackhani. Cambridge, Mass.. 1942,<br />

esp. lili. II, IX., 36 (p. ZI')) y lib. ti. xv. 62 (p. 245).<br />

[93 1


RICHARD l CAGAN<br />

la verdad y la verdad de los hechos- (II, IV, 716). Pero esta historia -verdaderay<br />

de toda entereza era difícil de conseguir y, según Gradan, necesitaba una<br />

mezcla de cuatro ingredientes distintos.<br />

1. La erudición. Para (íracian, esta viene de -la historia, así sagrada como<br />

humana-, -las sentencias y dichos de los sabios, sacados de la filosofía moral y<br />

de la poesía», -los apotogemas, agudezas, chistes, donosidades-, -los dichos<br />

heroicos de príncipes, capitanes, insignes varones-. También se refleja la erudición<br />

en las varias estratagemas estilísticas, entre ellas: -los emblemas, jeroglíficos,<br />

apólogos, y empresas... los símiles... las alegorías y parábolas... adagios y refranes...<br />

[y] finalmente, las paradojas, problemas, enigmas, cuentos- (Agudeza,<br />

1.VIII, 490). No lo dijo directamente pero parece que la erudición para Glacial)<br />

también necesitaba el conocimiento profundo de las fuentes documentales y<br />

otros testimonios fiables. Así, es cierto que pudiera ponerse de acuerdo con el<br />

l.upercio Leonardo de Argensola, el cronista aragonés que había advertido que<br />

-leí) no consultar los archivos y penetrar las noticias y designios ocultos... no es<br />

hazer la historia, sino gaceta, espuestos a muchos errores y daños-'". También<br />

pudiera <strong>Gracián</strong> ponerse de acuerdo con la advertencia de Lupercio Leonardo<br />

de que la buena historia requiere el otium o tiempo para reilexionar: •Escribir<br />

sin tiempo, sin examen, sin dicción, y sin estilo, más es de gacetas y romances<br />

que no de historiadores--'".<br />

Según <strong>Gracián</strong>. la erudición no era un problema entre los historiadores antiguos:<br />

casi todos, por lo menos los que citó, la tenían a cántaros. De otro lado,<br />

era un ingrediente más escaso entre los modernos. Pudiera encontrarlo en Giovanni<br />

Botero y Trajano Boccalini, dos autores italianos que admiraba por sus<br />

obras de avisos morales y políticos. Por el contrario, no la encontró entre<br />

muchos de los historiadores. Una excepción era el ya citado Juan Antonio Vera<br />

y Zúñiga. Hoy en día se conoce a Vera y Zúñiga por su historia apologética de<br />

Olivares, impresa por primera vez en el siglo XVIII- 1 . Sin embargo, en su día<br />

tenía más fama por su Epítome de la vida y hechos <strong>del</strong> invicto emperador Carlos<br />

V(1622), un elogio <strong>del</strong> emperador dedicado al hermano de Felipe IV en la tra-<br />

''' obras suatos de Lupercio y Bartolomé Leonardo de Argensola, ed cit, 1, 370, carta tic 28-<br />

Xll-K>12 a los Diputados de Ñapóles.<br />

-"' ¡btd<br />

- [ Me refiero a Juan Antonio Vera y Zuñida. l-ra^menlos de la ruta de don Gaspar de (inzuían.<br />

Conde de (¡tirares, Antonio Valladares. Semanario Erudito, 2. Madrid, 17K7. Parece que Vera y<br />

Zúñiga empezó esta historia de Olivares alrededor de 1628. Véase -Discurso <strong>del</strong> Conde de la Roca<br />

para el Maestro Fr. Hasileo de León sobre los fragmentos que cscrivió de la vida <strong>del</strong> Conde Duque-<br />

[Madrid, l-K-16281, liritish Library. Add. Ms. \H.ZH9. ff. 127-132v.<br />

[94]


GRACIÁN Y IOS HISTORIADORES DE SU TIEMPO<br />

dición didáctica de los -espejos de príncipes». Aún más influyente —y claramente<br />

la obra tic este autor que más impresionó a Gradan— fue /:'/ Embajador<br />

(1620), un -espejo tic diplomáticos- o tratado que intentaba instruir a los embajadores<br />

y otros hombres empleando aforismos c instrucciones de carácter político<br />

y moral. <strong>Gracián</strong> elogió este libro por su -docta erudición- y al autor por -la<br />

agudeza de la invención- (Agudeza, LVI1I, 490). También incluyó los varios libros<br />

de Vera y /.úñiga entre los que consideraba -almacenes de la erudición, o por<br />

mejor decir, fárragos donde están hacinados los dichos, apotegmas, y sentencias»<br />

(.Agudeza, i.vm. 490).<br />

II. Kl buen o perfecto estilo. -Dos cosas-, escribió <strong>Gracián</strong>, «hacen perfecto un<br />

estilo: lo material de las palabras y lo formal de los <strong>pensamiento</strong>s, que tic ambas<br />

eminencias se adecúa su perfección- (Agudeza, LX, 495). Con esto <strong>Gracián</strong><br />

señaló que el buen estilo, como el vocablo bien elegido, representó una manifestación<br />

externa de la sabiduría interior. En otras palabras, solo el sabio tenía la<br />

capacidad de expresarse con buen estilo. En el mundo histórico, el mejor tle<br />

estos —el sabio tle los sabios— era Tácito: •Escribió Conidio Tácito, no con<br />

tinta, sino con el sudor de su valiente espíritu» (Agudeza. I.X. 495). En esto,<br />

pocos fueron los historiadores modernos que pudieran igualarle, aunque reconoció<br />

<strong>Gracián</strong> el -estilo claro, pero muy terso y elegante- de Luis de Babia, traductor<br />

de la ya citada obra de Conestaggio y autor de la 3 a y 4 a parte tle la<br />

Historia pontifical y católica, la obra empezada por Gonzalo de lllescas (Agudeza.<br />

LXII, 509). Otros con buen estilo incluyeron Conestaggio mismo —este,<br />

según <strong>Gracián</strong>, -renovó aquel juicioso y profundo estilo tle Tácito-—, Matthicu<br />

y, especialmente, Malvezzi, señalado como «merecedor de tan suprema clase,<br />

junta el estilo sentencioso tle los filósofos con el crítico tic los historiadores-<br />

(Agudeza. l.XII, 509-10).<br />

III. Kl juicio. Juicio para <strong>Gracián</strong> significaba la honestidad, la entereza y la<br />

libertad tle cualquier tipo tle pasión, sea personal o patriótica. El historiador más<br />

emblemático de juicio fue Valerio Máximo. Según <strong>Gracián</strong>, este no solo escribía<br />

•con alma- o con buen estilo, sino que también tenía la capacidad de separarse<br />

-de la vulgar pasión contra los extranjeros-, es decir, de evitar las pasiones<br />

patrióticas cuando escribía la historia (Agudeza, XXVIII, 376). Sin embargo,<br />

entendía <strong>Gracián</strong> que el juicio indepentliente era algo muy difícil tle conseguir,<br />

sobre todo entre aquellos que se dedicaban a escribir la historia tle su propio<br />

país o entre los historiadores que escribían historias tle los personajes tle su propia<br />

época. Era así porque en los dos casos era muy fácil convenirse en. según<br />

Gradan, una -pluma teñida- o -pluma alquilada».<br />

Así lo dijo la Ninfa tle la Historia —esta ninfa -que tenía la metatl <strong>del</strong> rostro<br />

arrugado, muy de vieja, y la otra metatl fresca, muy de joven... mirando a dos<br />

[95]


RICHARD 1 KAGAN<br />

haces, a lo presente y a lo pasado— que hace su aparición en la segunda parte,<br />

crisi cuarta <strong>del</strong> Criticón como el portavoz de la historia perfecta. Para ella, los<br />

historiadores tenían que mantener su libertad. Por lo tanto, en la línea de liodin.<br />

la ninfa -a ninguno daba pluma que no fuesse después de cincuenta años de<br />

muerto-. El ejemplo negativo que señaló Grucian para demostrar los defectos de<br />

los historiadores que solo escribían de los vivos era el italiano Paolo Jovio<br />

(1483-1553), que en su Su i temporis historia.* libri (1550-1552) había confeccionado<br />

lo que Gruciún criticó como -elogios plausibles- pura personas -no tan<br />

esclarecidas- (Criticón. II, iv, 717-718).<br />

También aconsejó la ninfa que la libertad exigía a los historiadores evitar no<br />

solo la historia contemporánea sino la de su propio país. Por lo tanto, tenían<br />

que dedicarse a la historia de un país que no era el suyo. Hila lo expuso así: la<br />

historia tenía -por ley general no dar jamás a provincia alguna escritor natural,<br />

so pena de no ser creído-. Se sigue que Gradan pudiera elogiar las obras <strong>del</strong><br />

historiador genovés Girolamo Franchi di Conestaggio, quien se había separado<br />

de la historia de su propia república para dedicarse a la historia de la Casa de<br />

los Austria en dos obras importantes, Dell'nnionc <strong>del</strong> regno di PortogaUo alia<br />

corona di COStiglia (1585) y, más tarde, otra que relató la historia de las guerras<br />

de Felipe II en Flandes bajo el título de Historia <strong>del</strong>/e guerre <strong>del</strong>ta (ícrmania<br />

inferiore (1614). Apartándose de los que consideró -historiadores asalariados<br />

para mentir-, Conestaggio se presentó en el prólogo de su historia de la unión<br />

de Castilla y Portugal como escritor -libre de pasión... por no ser natural ni vasallo<br />

de rey ni príncipe ninguno-. Por lo tanto, pudo escribir una historia bastante<br />

crítica de la política imperialista de Felipe II, tan crítica que el rey prudente<br />

intentó recoger todos los ejemplares que circulaban en aquellos momentos en<br />

Castilla. Por esto, Gradan a través de la ninfa elogió a Conestaggio por -escribir<br />

libremente- y su libro, que -deslumhró- la -más atenta prudencia-, referencia oblicua<br />

a Felipe II (Criticón, II, IV, 718)~. Kn este mismo contexto es también interesante<br />

notar que Conestaggio demostró la misma libertad de juicio en su<br />

historia de las guerras de Flandes. F.sta obra disfrutó de mucho éxito tanto en<br />

Italia como en el norte de Europa, pero fue censurada en España después deque<br />

Pedro de Valencia (cronista real de Felipe III y. por lo tanto, uno de los eme<br />

Conestaggio denominó 'historiadores asalariados para mentir-) la denunciara<br />

como -invectiva contra su alteza —Felipe II— y España- 23 . La importancia <strong>del</strong><br />

" Para este acontecimiento, véase <strong>Baltasar</strong> Ciracián, til Criticón, ecl. M. Knnicra-Navarro, l'liila<strong>del</strong>phla,<br />

1939, p. 147, n. ISO.<br />

" Para los juicios . ff,125-135v.<br />

[96]


GRACIAN Y IOS HISIORIADf )Rf S DI '.II IlfMI'O<br />

•juicio independiente" es también evidente en el caso de otro historiador italiano,<br />

Arrigo Caterino Davila (1576-1631), que, residente en Francia, no podría conseguir<br />

el permiso real necesario para imprimir allí su Historia de/le guetre dvili en<br />

Francia (16.30). Gradan relató sus aventuras así: «Esto [el acto de historiarl no le<br />

fiaron a la Francia, y así entregó la pluma de sus últimas sucesos y de sus reyes<br />

a un italiano [Caterino Davila}; y no contenta aún con esto, le mandó salir de<br />

aquel reino y que se fuese a Italia a escribir libremente, y así ha historiado tan<br />

acertadamente Enrico Caterino...» ((Criticón, II, iv, 717).<br />

IV. Sentencias. Por sentencias entendía Gradan las reflexiones filosóficas, los<br />

aforismos, las máximas y reglas, sea para el buen vivir, sea para el buen gobernar<br />

de una casa, de un estado o de un imperio. Fn su conjunto, las sentencias<br />

constituyeron un ingrediente imprescindible para la verdadera historia. Gradan<br />

lo explicó así: -Lis sentencias y las crisis sazonan la historia, i que sin estos dos<br />

resabios es insulsa la narración, especialmente a gustos juiciosos, a profundas<br />

capacidades- {Agudeza, XXIX, 377).<br />

Para nuestro autor, el epítome <strong>del</strong> historiador -sentencioso- fue Tácito, que<br />

-no se contentaba... con la vulgar sencilla narración de la historia, sino que la<br />

forró de glosas, crisis y ponderaciones; no paraba en la corteza de los sucesos,<br />

sino que trascendía a los más reservados retretes, a los más ocultos senos de la<br />

intención...» (Agudeza, XXVI, 354). Fntre los historiadores modernos que compartían<br />

con Tácito esta habilidad figuró Pierre Matthieu, el historiador francés<br />

que Gradan describió como -insigne historiador de Francia, juicioso ponderador,<br />

elegante, ceñido y muy atento... (Agudeza, XXVIII, 418). Sin embargo, es interesante<br />

comparar esta valoración, tan favorable, de Matthieu con la de Lie. Pedro<br />

Fernández Navarro, el que, al recomendar la impresión de la traducción castellana<br />

de la Historia de la muerte de Enrico el Grande, obra de Matthieu, en 1625,<br />

le criticó por sus -hypérlx>les y exageraciones... más para poemas épicos, que<br />

para historias verdaderas-- 1 '.<br />

Otro historiador -ponderoso- que Gradan admiraba fue Virgilio Malvezzi<br />

(1595-1654). Fste noble bolones llegó a la corte madrileña en 1634 ya con la<br />

fama de haber impreso un importante un comentario sobre Tácito y algunos<br />

libros de aforismos, entre ellos Rómnlo, obra de 1629. Al poco tiempo, Malvezzi<br />

se convirtió en privado <strong>del</strong> privado Olivares, describiéndole una vez como su<br />

-padre, padrone y anaco-*. Demostró su fi<strong>del</strong>idad a este en su Ritlrato <strong>del</strong> l'ri-<br />

M IVrre Matthieu, Historia tic la muerte de Knrico el Clraiie, IV rey de /•'rancia. Dad, Juan Pablo<br />

Mártyr Rizo. Madrid, 1626, licencia.<br />

Citado en Viiyilio Malveza, /¿itere a l'ahm (.'bifii, ed. María Calcrina Oisalulli, Ruano, 1990, p. 164.<br />

[97]


RICHARD l KAGAN<br />

rato Político Cbristiano (1635), obra de consejo político que también fue un<br />

encomio <strong>del</strong> Conde Duque. También tenía Malve/zi aspiraciones de ser historiador<br />

oficial de Felipe IV. Escribió una historia dedicada a los primeros años<br />

de su reinado, la cual, aunque se quedó inédita hasta el siglo XX, impresionó<br />

tanto al rey que este le dio un salario e instruyó a los secretarios reales que le<br />

suministraran los necesarios papeles de estado-". Más tarde, Malvezzi recibió el<br />

título de cronista real.<br />

(".orno escritor, Malvezzi tenía muchos méritos: erudición abundante, estilo<br />

agudo y sagacidad política. Sin embargo, gracias en parte a su amistad con el<br />

Conde Duque, al llegar a Madrid se convirtió en uno de los -historiadores salariados<br />

para mentir- descritos por Conestaggio o lo que la Ninfa de la Historia<br />

llamó una -pluma alquilada», un historiador que utilizaba sus talentos literarios<br />

para escribir lisonjas y defensas de la persona y ele la reputación de cierto personaje.<br />

Fn el caso de Malvezzi, estos personajes fueron Felipe IV y el Conde<br />

Duque, y demostró su interés en defenderles, junto con su política, en varias<br />

relaciones como Ixi Libra, narración de los sucesos de la monarquía española<br />

durante el año de 1638, y otras que trataron de los sucesos de los años siguientes^<br />

A causa de las derrotas sufridas por los ejércitos españoles en las guerras<br />

de Flandes y otras partes de Europa, estos años fueron años de plomo para la<br />

monarquía de Felipe IV. pero Malvezzi, con su pluma aguda y buen estilo, los<br />

habían convertido en años de oro. de triunfo y de celebración. En su día, se<br />

reconocían estas relaciones por lo que fueron: apologías, defensas, lisonjas tanto<br />

de la persona como la política <strong>del</strong> (-onde Duque. Así el Almirante de (-astilla, un<br />

conocido por su oposición a la política de Olivares, pudo llamar a La Libra de<br />

Malvezzi una -composición de mentiras--'*. Sin embargo, <strong>Gracián</strong>, al referirse al<br />

escritor bolones, no hizo caso de estas relaciones, tan próximas a las de los<br />

-gaceteros y relacioneros- que detestó. Más bien, se concentró en el Rómiilo. un<br />

tratado aforístico y erudito muy parecido a su propia obra El Discreto. Así era<br />

relativamente fácil para Gradan considerar a Malvezzi como -merecedor de tan<br />

- , ' ¡bul.. pp. i ii-i.i. Li historia se publica ionio Virgilio Malvezzi, Historia de ¡osprimeros años<br />

<strong>del</strong> reinado de Felipe IV, ed. 1). L. Shaw, Londres. 1%8. l'ara Malve/zi como historiógrafo de Felipe<br />

IV, véanse Hans l'elten/Aachen, -Virgilio Malvezzi ais Misioriograph ain hofe Phüipss IV», Romanlscbe<br />

Forscbungen, 93 (1981), pp. 387-396 y José Luis Colomer, •Educarlos gratules hechos


GUACíAN Y IOS HISTORIADORES DE SU TIEMPO<br />

suprema clase, junta el estilo sentencioso de los filósofos con el crítico de los<br />

historiadores, y hace un mixto admirado; parece un Séneca que historia y un<br />

Valerio que filosofía- (Agudeza, LXII, 510).<br />

¿Cómo podemos reconciliar este elogio de Malvezzi, buen ejemplar de<br />

-pluma alquilada-, con la advertencia de la Ninfa de la Historia de que los -libros<br />

para ser buenos han de ser libres-, es decir, escritos sin pasión ni interés? Y en<br />

esta misma vena, ¿cómo podremos reconciliar las sugerencias de esta misma<br />

ninfa sobre la redacción de la historia de la patria —-por lei general-, explicó<br />

ella, -no dar jamás a provincia alguna escritor natural, so pena de no ser creído»<br />

(Criticón, 11, iv, 717)— con el elogio que <strong>Gracián</strong> extendió a los historiadores<br />

aragoneses como Sayas y Uztarroz acostumbrados a defender el honor y la reputación<br />

de su propio reinado? ¿Estamos, quizás, frente a una contradicción o un<br />

estándar doble en el <strong>pensamiento</strong> historiografía) de Gradan? ¿Es posible que<br />

<strong>Gracián</strong>. a pesar de lo que dijo la Ninfa de la Historia en favor de la -historia<br />

perfecta», empleara otros criterios —no necesariamente fijos— para juzgar el<br />

valor de los historiadores que estimó por su erudición y estilo o los que consideraba<br />

SUS amigos?<br />

No siendo un -gracia nista- con raíces muy profundas, es probable que me<br />

falte el conocimiento <strong>del</strong> nuestro autor para contestar adecuadamente a estas<br />

preguntas. Sin embargo, desde mi punto de vista, es posible encontrar respuestas<br />

en los aforismos que <strong>Gracián</strong>, sobre todo en el Arte de Prudencia, dedicó al<br />

tema de la disimulación, vocablo que los críticos solían vincular con las ideas<br />

políticas de <strong>Gracián</strong>. pero que me gustaría considerar en relación a sus preferencias<br />

hisloriográficas. En primer lugar, está la máxima 13, en que <strong>Gracián</strong><br />

señala la necesidad de defenderse contra la -malicia» sembrada por otros. «Pelea<br />

la sagacidad con estratagemas de intención... de artificio...», escribió (Oráculo,<br />

13. 154). Se encuentra el mismo concepto en la máxima 130, «Hacer y hacer<br />

parecer-, que termina con la frase: -La buena exterioridad es la mejor recomendación<br />

de la perfección interior- (Oráculo, 130, 186). Todas estas ideas coinciden<br />

bien con el tipo de -historia política-, es decir, apasionada, rechazado por la<br />

Ninfa de la Historia y practicado por la mayoría de historiadores contemporáneos<br />

elogiados por <strong>Gracián</strong>.<br />

Explicar lo que era la historia política en el XVII requeriría un libro entero,<br />

pero se puede decir, muy brevemente, que giró alrededor <strong>del</strong> arte de disimular<br />

o, para ser más preciso, disimular honestamente, empleando los cuatro criterios<br />

que <strong>Gracián</strong> consideró imprescindibles para la buena historia: estilo, erudición,<br />

juicio y sentencias. Para los expertos en la historia de la historiografía moderna,<br />

este género de historia política, tan lejano de los ideales expuestos por Cicerón<br />

[99]


RICHARD I (CAGAN<br />

y abrazado posteriormente por los grandes historiadores <strong>del</strong> citiquecetito italiano<br />

como Bruni, representó el -fin <strong>del</strong> Renacimiento--'. Comparte esta misma actitud<br />

la Ninfa de la Historia de <strong>Gracián</strong> cuando alaba la historia escrita con libertad y<br />

dedicada solo a decir la verdad. Sin embargo, hay que reconocer que en su día<br />

la historia política, cualquiera que sean sus defectos, desempeñaba un papel<br />

importante por todas partes de Europa en el siglo XVII Debía esta importancia<br />

al hecho de que cumplía más o menos la misma función de las crónicas de las<br />

cortes medievales, es decir, de defender la reputación —sea de un príncipe o<br />

sea de un reino como era el caso de Aragón— en una época en que la reputación<br />

contaba unas cuantas veces más que la realidad. Para algunos, la importancia<br />

otorgada por esta época a las apariencias es emblemática <strong>del</strong> barroco:<br />

más montaje que sustancia, más imagen que solidez.<br />

Sin embargo, es importante reconocer que el barroco no inventó la historia<br />

política, esta historia de imágenes. Tenía sus raíces en la antigüedad y en obras<br />

tan importantes como los Comentarios de Julio César, obra dedicada a celebrar<br />

y aun magnificar la importancia de este en Galla para preparar su camino político<br />

a Roma. Como ya sabemos, este libro fue una obra más colectiva que individual,<br />

más un obra de gabinete o <strong>del</strong> secretariado <strong>del</strong> mismo César que una<br />

autobiográfica redactada por él solo. Así era una -historia oficial-, encargada más<br />

por fines propagandísticos que para decir verdades.<br />

Casi olvidados a lo largo de la Edad Media, los Comentarios se pusieron de<br />

moda a lo largo de siglo XV, primero en Italia, después en otras partes de<br />

Europa, donde servían de inspiración a muchos príncipes para utilizar la historia<br />

casi de la misma manera de César, es decir, como un arma política que<br />

pudiera favorecer sus intereses y, por lo menos, proteger su reputación en años<br />

posteriores. Así, vemos en todas partes en la Kuropa <strong>del</strong> XV, más o menos al<br />

mismo tiempo, el nacimiento de los oficios de cronistas oficiales, sea de reyes,<br />

de duques o de municipios, y de historiadores asalariados tanto para escribir<br />

narraciones que favorecían la persona o la institución que les empleaba como<br />

para controlar y censurar la circulación de obras que hacían lo contrario. Se ve<br />

también que en algunos casos —el de los Sforzas de Milán fue muy importante,<br />

el de los Reyes Católicos también— el príncipe organizaba en torno a su persona<br />

un verdadero -taller historiográfico- que cumplía casi las mismas funciones<br />

de una empresa de publicidad actual, empleando varios medios —cartas abicr-<br />

"' Véase WiUfetm J. Bouwsma, Tbe Wanfag qf tbe Renaissance 1550-1640, New Haven and<br />

l.omlon, 2(XX). Se encomiaián los mismos sentimientos c-n Eric w. Cochrane, ffístorians emd Historiogmpby<br />

tn //>


GUACíAN Y IOS HISTORIADORES DE SU TIEMPO<br />

las, gacetas, historias, relaciones— para defender la reputación <strong>del</strong> príncipe.<br />

justificar la política y aumentar la importancia de su mecenas. A la vez, estos<br />

talleres empleaban varias medidas cautelares para proteger la imagen de su<br />

mecenas, censurando las obras que pudieran manchar o deslustrar el brillo de<br />

su memoria. Los talleres también encargaron varias crónicas e historias, obras<br />

que servían como armas en la batalla publicitaria contra obras parecidas realizadas<br />

por los talleres historiográficos rivales, obras que fueron, casi por definición,<br />

calumnias contra su propio príncipe. Así. el intento de taller historiografía)<br />

organizado por Olivares en el año de 1635 para confeccionar una historia que<br />

pudiera utilizar como un arma contra las obras, también de carácter propagandístico,<br />

<strong>del</strong> taller historiográfico organizado por el Cardenal Kichelieu contra los<br />

españoles 1 ". Las historias y el sinfín de panfletos y relaciones confeccionadas por<br />

estos talleres no pretendían ser "historias perfectas». Más bien, sus fines principales<br />

fueron políticos y fueron encargados menos para decir verdades que para<br />

persuadir a sus lectores de que su representación de los hechos era más verdadera<br />

que la que fuera ofrecida por los historiadores que trabajaban para el<br />

enemigo.<br />

Central en tal proyecto era la disimulación en el sentido que <strong>Gracián</strong> la<br />

entendía. Así. la historia se había transformado, por lo menos en torno a la corte<br />

real, en un arma tanto ofensiva como defensiva. Olivares una vez la consideró<br />

como una -saeta» capaz de -mortificar a los franceses-''. Algo menos agresivo,<br />

pero con un entendimiento de la historia casi igual, fue el cortesano de Felipe<br />

IV que, en el prólogo de Historia de la vida de Mecenas, obra de Juan Pablo<br />

Manir Rizo y dedicada al ('onde Duque, escribió que: «El mas importante fin de<br />

la historia es hazer a los malos, buenos, y a los buenos, mejores-'.<br />

Aparte de la disimulación, la historia política llevó consigo una armadura que<br />

utilizaba varios métodos retóricos para persuadir al lector de su interpretación<br />

de la verdad. Entre ellos, los más importantes fueron la hipérbole —un estratagema<br />

que permitía al autor convenir una victoria en una pequeña escaramuza<br />

en batalla decisiva— y la repetición —en vez de referirse a la victoria para<br />

Para oslo taller, véase José Marín Jover Zamora. 1635; Historia tic una polémica y semblanza<br />

de una generación, Madrid, 1949. Sus miembros incluyeron a Antonio I lunado de Mendoza,<br />

Francisco


RICHARD l KAGAN<br />

demostrar la grandeza militar de cieno personaje, se refería a muchas—, táctica<br />

esta que apareció, por ejemplo, en muchas de las relaciones de sucesos impresos<br />

por Malvezzi y los otros historiadores a la corte de Felipe IV. También<br />

empleaba la historia política otras varias estratagemas de la disimulación para<br />

persuadir a sus lectores de la veracidad de sus argumentos", listos incluyeron,<br />

por un lado, el silencio y la falta de precisión y, por el otro, la crítica desmesurada.<br />

Malvezzi, experimentadísimo practicante de la historia oficial, expresó la<br />

importancia de tales lácticas retóricas en su Rómulo donde, en un párrafo citado<br />

por <strong>Gracián</strong>, comentó: -Trabajo es el escribir de los modernos; todos los hombres<br />

cometen yerros; pocos, después de haber incurrido en ellos, los quieren<br />

oír; conviene adularlos, o callar; el discurrir de sus hechos, es un querer enseñar<br />

más con el propio dictamen que con el ejemplo ajeno, más a quien escribe<br />

que- a quien lee; más de callar que de obrar» (Agudeza, LXII, 510). Así también<br />

podemos entender por qué Malvezzi, en su Relaciones de Sucesos <strong>del</strong> año de<br />

1638, pudiera pretender que la monarquía española era un -cuerpo atlético- y<br />

•tan sano- que le era imposible contemplar la veracidad de los que advertían de<br />

su ruina* 4 . Así antepuso la imagen a la verdad en un intento obvio de silenciar<br />

a los críticos de la política militarista <strong>del</strong> Conde Duque 5 *.<br />

Esta digresión hacia la historia oficial nos han llevado lejos de <strong>Gracián</strong>, pero<br />

es importante porque ofrece una manera de entender su actitud, bastante compleja,<br />

ante los historiadores de su época. Por un lado, le vemos, sobre todo en<br />

la Agudeza (1640), defendiendo a varios -plumas teñidas-, es decir, los historiadores<br />

como Malvezzi y Pellicer que escribían el tipo de -historia política- característica<br />

de la historia oficial. Por otro, y sobre todo a través de la Ninfa de la<br />

Historia que aparece en la segunda parte <strong>del</strong> Criticón, le vemos ubicándose dentro<br />

de la corriente de la historia verdadera, la historia escrita libre de interés y<br />

de pasión particular. ¿Cómo podemos reconciliar estas dos posiciones historiográficas,<br />

casi contradictorias? ¿Ha cambiado sus ideas historiográficas entre la<br />

impresión de la Agudeza y el Criticón, es decir, la década ele los años 40<br />

durante de la cual <strong>Gracián</strong>. tanto por razones personales como políticas, se presentaba<br />

cada vez más pesimista? Había reconocido que, después de los múlti-<br />

Estas estratagemas retóricas tenían su origen en libros históricos como los Comentarios de<br />

Julio Cesar. Véase Mlchel Rambaud, l. un


GUACÍAN Y IOS HISTORIADORES DE SU IIFMPO<br />

pies reveses sufridos por la monarquía durante esta época, el género de la historia<br />

política encarnada por Malvezzi. a pesar de tcxla su erudición, era poco<br />

más que engaño, una imagen que había servido solo para oscurecer la verdad<br />

de una monarquía cuya política no se había encaminado más que a la ruina económica<br />

y la rebelión. Enfrentándose con esta realidad sombría, no es sorprendente<br />

que en el Criticón <strong>Gracián</strong>, aunque nunca retiró su admiración por los<br />

escritores eruditos y sabios como Malvezzi. abrazara a través de la Ninfa de la<br />

Historia la «historia perfecta i legítima-.<br />

No obstante. <strong>Gracián</strong>. sobre todo, fue realista. Reconoció que pocos historiadores<br />

tienen la capacidad de separarse de sus propios intereses y escribir sin<br />

pasión. Todos, incluso los mejores, tenían que hacer compromisos, torciendo la<br />

verdad en una dirección u otra. Por lo tanto, es posible que llegara a la conclusión<br />

de que la historia, como la política, era el arte de los arreglos, aun cuando<br />

era necesario e inevitable el disimular. Así, y para volver a la cita con que<br />

empecé esta presentación, es posible que los historiadores -materiales y mecánicos-<br />

que aparecen allí no se refieran a un grupo específico de historiadores<br />

sino a todos los historiadores de su época, pocos de los cuales, por lo menos<br />

en la mente de <strong>Gracián</strong>, podían igualar a 'I'ácito y cumplir con los estándares<br />

elevados que requería la historia -legítima y perfecta».<br />

103


GRACIAN Y LOS CANONKS GRECOLATINOS<br />

DHL SIGLO XVII<br />

LIA SCHWARTZ I IHE GRAIXJA1E CFNTER THE CITY UNIVERSITY Of NEW YORK<br />

Recordaba recientemente Aurora Egido que <strong>Gracián</strong>, auténtico humanista.<br />

había manifestado siempre una confianza ilimitada en el poder de los stiulia<br />

bumanitatis para desarrollar el conocimiento y las virtudes <strong>del</strong> individuo, de<br />

cuyo juicio y prudencia dependía el equilibrio político <strong>del</strong> estado'. Su obra, en<br />

cualquiera de los géneros discursivos y literarios escogidos, da testimonio de<br />

esta vocación de enseñanza, y ofrece así. en palabras de Kgido, -un camino de<br />

sabiduría- por el que transitaron y aun transitan sus lectores. <strong>Gracián</strong> se inserta,<br />

por tanto, en la tradición de los escritores-educadores renacentistas que se<br />

habían propuesto recrear los ideales de aquella paideia griega, que recogió la<br />

civilización romana, a cuyo descubrimiento y comprensión estuvieron dedicados<br />

los humanistas europeos de Petrarca a Erasmo 2 . Peto, como señalaba Francisco<br />

Rico, el estudio de las letras humanas, basado como estaba en la docta imitación<br />

de los antíqui ductores, se file modificando a medida que la edición e interpretación<br />

de los clásicos continuaba su curso a lo largo de tres siglos'. Desde la<br />

misma perspectiva Kgido traza las particularidades de los escritos grádanos en el<br />

inevitable proceso de cambio por el que pasaron los conceptos de humanidades<br />

y dignidad <strong>del</strong> hombre en las nuevas configuraciones ideológicas <strong>del</strong> Barroco'.<br />

Aurora Bgido, Humanidades y dignidad <strong>del</strong> hombre en <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>, Salamanca, Universidad.<br />

2001, pp. 13-21.<br />

: Véanse Francisco Rico, El sueña <strong>del</strong> Humanismo. De Petrarca a Erasmo, Madrid, Alianza,<br />

1993, que va ciía Aurora Egido, |>. IT y sobre estos ideales culturales en Grecia, el conocido estudio<br />

de Werner Jaejjer. I'akleia. '¡he Itletlls of llreek Culture, New York. Oxford l'niversit\ l'rcss.<br />

1965.<br />

Cf. El sueño <strong>del</strong> humanismo, pp, 1S2 y ss.<br />

cf. Humanidades y dignidad <strong>del</strong> bombre, pp. in a 21. para otros estudios sobre estas cuestiones,<br />

como el «.le Domingo Vnduráin. Humanismo y Renacimiento en España, Madrid, Cátedra.<br />

1994, Mercedes Cornelias Aguirrezábal, /:'/ Humanista. En ionio til -Discurso tle Iti letras humanas*<br />

tle <strong>Baltasar</strong> de Céspedes, Sevilla. Universidad. 199S, i.uis Gómez Canseco, /:'/ Humanismo después tle<br />

1600; Pedro de Valencia, Sevilla. Universidad. 1993 >' C. Cárceles Laborde, Humanismo y etliictn ion<br />

en España (1450-1650), Pamplona. Funsa. 1993.<br />

[ 105]


HA SCHWAKTZ<br />

Los clásicos grccolatinos siguieron siendo punto de partida de toda reflexión<br />

sobre cuestiones de poética, retórica o filosofía moral en el siglo XVII. Por tanto,<br />

sólo el examen minucioso de la selección de ductores que realiza el escritor, de<br />

las ediciones en las que puede haberlos leído, y de la interpretación misma de<br />

los fragmentos que resultan fuentes de la imitación, permite reconstruir cuáles<br />

fueron los diversos cánones que <strong>Gracián</strong>, sus contemporáneos o sus predecesores<br />

inmediatos habían propuesto en su obra.<br />

El lector actual de <strong>Gracián</strong> halla varias listas de textos grccolatinos «modélicos<br />

que resumen su visión de los clásicos en los paralextos de sus tratados y<br />

de su novela alegórica y en algunos pasajes específicos de los mismos pero,<br />

además, otras se deducen de las citas directas, algunas no identificadas aun con<br />

precisión, especialmente en la Agudeza y arte de ingenio, y de referencias indirectas.<br />

I"n el prólogo -Al lector- de /:'/ Héroe decía ya <strong>Gracián</strong> en 1639 que lo<br />

habían formado •prudente Séneca, sagaz F.sopo, belicoso Homero, Aristóteles<br />

Filosofo, Tácito Político, y cortesano el Conde.-\ Dos filósofos, pues, y el primero<br />

ya asociado a aquel ane de prudencia que <strong>Gracián</strong> brindaría a sus lectores<br />

en el Oráculo manual (16-17); dos poetas griegos y un historiógrafo, también<br />

representativo de las nuevas tendencias <strong>del</strong> humanismo lipsiano que <strong>Gracián</strong><br />

haría suyo". Y por fin, la alusión a // Cortegiano de Castiglione, que se relaciona<br />

con los nuevos manuales de comportamiento que lo sustituirían en el siglo XVII,<br />

tomo El Discreto (1646), en cuyo prólogo <strong>Gracián</strong> seguía invocando a sus dos<br />

mo<strong>del</strong>os preferidos <strong>del</strong> discurso filosófico: Séneca y Aristóteles". Kn 1651, en la<br />

presentación -A quien leyere- de esa -filosofía cortesana- que decía era El Criticón.<br />

<strong>Gracián</strong> también enumeraba, entre las fuentes que se había propuesto ¡mi-<br />

(,f, ahora la edición facsímil tic este tratado. B¡Héroe, ton prólogo tic Aurora Fgido, Zaragoza,<br />

Institución -Fernando el Católico-, 2001. al que remitimos para las cuestiones que atañen a la<br />

princeps de 1657.<br />

véase el prologuiUo -Al lector- <strong>del</strong> Oráculo manual y arte de prudencia, edición de Emilio<br />

Illanco. Madrid, Cátedra, 1995. pp. 96-97, en el que <strong>Gracián</strong> resumiría en apretadas sentencias las<br />

enseñanzas neoestoicas diseminadas en su obra: -Sirva éste tle memorial a la razón en el banquete<br />

de sus sabios, en que registre los platos prudenciales que se le irán sirviendo en las demás obras<br />

para distribuir el gusto genialmente.- La colección tle aforismos extraídos de su propia obra dialoga<br />

con los adagjta erasmianos y se articula, además, en la corriente de revaloración tle los apotegmas<br />

tle Plutarco, que se extendió en los medios humanistas <strong>del</strong> siglo XVII. Sobre el origen de estas<br />

colecciones parcmiológicas en el Renacimiento y un predecesor de Erasmo, l'olidoro Virgilio, cf,<br />

Isaías Lerner. •Formas <strong>del</strong> conocimiento y ficción cervantina*, en Ata <strong>del</strong>ta VIGiornata Cervantina<br />

I17-1H Aprile 1998), a cura di D. Pini e J. Pérez Navarro, Padova, 2000, pp. 219-236, con amplia<br />

bibliografía sobre l'olidoro Virgilio.<br />

Véanse la edición anotada tle Aurora Egido, /:'/ Discreto. Madrid, Alianza, 1997 y ahora la<br />

edición facsímil, con prólogo tle Aurora Muido. Zaragoza, Institución -Fernando el Católico-, ¿001 y<br />

el capítulo -F.l aprendiz tle discreto-, en Humanidades, til., pp. 37-45.<br />

[ 106]


GUACÍAN Y IOS CAÑONES GRECOIATINOS DEl 5IGIO XVII<br />

lar, a algunos de estos clásicos, a los que se añadían otros autores de novelas o<br />

sátiras, dado el género escogido:<br />

En cada uno de los autores de buen genio he atendido a imitar lo que siempre<br />

me agració: las alegorías de Homero, las ficciones de Esopo, lo doctrinal de<br />

Séneca, lo juizioso de Luciano, las descripciones de Apuleyo, las moralidades de<br />

Plutarco, los empeños de Heliodoro, las suspensiones <strong>del</strong> Ariosto, las crisis <strong>del</strong><br />

Boquelino y las mordacidades de Harclayo".<br />

Al mismo tiempo, justificaba irónicamente su elección afirmando que había<br />

intentado -juntar lo seco de la filosofía con lo entretenido de la invención, lo<br />

picante de la sátira con lo dulce de la épica, por más que el rígido <strong>Gracián</strong> lo<br />

censure juguete de la traca en su más sutil que provechosa Arte de ingenio." Con<br />

un gesto característico de otros artistas barrocos y más allá <strong>del</strong> artificio de heterónimos,<br />

el inventor de El Criticón se autorrepresenta en la mención de ese<br />

•rígido Gradan», que brindaba a sus lectores un libro teóríco-práclico sobre la<br />

estética de moda. Kn efecto, el prólogo -Al letor- de la Agudeza y arte de ingenio,<br />

lo proclama autor de reconocida trayectoria, padre de variados géneros discursivos,<br />

que daba ahora a la estampa un nuevo tratado sobre la estética y la<br />

ética <strong>del</strong> lenguaje agudo. Aunque establecía la filiación de este lenguaje literario<br />

remontándolo a los códigos conocidos <strong>del</strong> ars bene dicendi de los antiguos, sin<br />

embargo, <strong>Gracián</strong> expone sus principios teóricos para evitar probablemente que<br />

su sistema de clasificación de conceptos fuera asimilado a los repertorios de<br />

figuras de la elocutio que se definían en los manuales tradicionales de retórica.<br />

Para nuestro tratadista, los estilos de la agudeza ofrecen -novedades- significativas.<br />

En efecto, el concepto barroco aparece aquí definido eximo una -hiperfigura-,<br />

es decir, como una construcción lingüística que aprovecha los recursos<br />

retóricos <strong>del</strong> orna tus in verhis singulis y <strong>del</strong> ornatus in uerbis contundís para<br />

crear estructuras más complejas que no pueden ser substituidas bajo las categorías<br />

retóricas tradicionales:<br />

He destinado algunos de mis trabajos al juicio, y poco ha al Arte de ¡tnidcnciii:<br />

éste dedico al Ingenio, la agudeza en arte, teórica llamante, que aunque se<br />

traslucen algunas de sus sutilezas en la Retórica, aun no llegan a vislumbres: hijos<br />

güérfanos que por no conocer su verdadera madre, se prohijaban a la Elocuencia.<br />

Válese la agudeza de los tropos y figuras retóricas, como de instrumentos para<br />

exprimir cultamente sus concetos, pero contiénense ellos a la raya de fundamentos<br />

materiales de la sutileza, y cuando más, de adornos <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong>'.<br />

K Cf. tí Criticón, ed UV Sanios Alonso, Madrid, Cátedra, 1984, p. 63.<br />

Agudeza y arte de ingenio, ed. de E. Correa Calderón, Madrid. Castalia. 1969, tomo I, p, M.<br />

Compárese ion el prólogo -Al letor- de la versión anterior de este tratado: Arle de ingenio. Tratado<br />

[ 107]


1¡A SCMWARTZ<br />

Gradan confiere, pues, a su tratado la función primordial de transmitir los<br />

nuevos paradigmas que debían regir la construcción <strong>del</strong> lenguaje literario en su<br />

época. Hoy diríamos que su propósito era diseminar un capital lingüístico.<br />

cifrado en la antología de textos que nuestro humanista y educador ofrece y<br />

recomienda a sus lectores como dechados de perfección tanto en el plano verbal<br />

como en el plano semántico, ya que, citando a A. Kgido, -la obra de Ciracián<br />

no puede entenderse sin los fundamentos <strong>del</strong> vir bonos de la retórica clásica y<br />

sin la finalidad ética que tía garantía de eternidad a los clásicos tenidos como<br />

mo<strong>del</strong>os de imitación.- 1 ". Kn efecto, el arte de esta agudeza graciana auna dialéctica<br />

y retórica y se propone la doble finalidad de servir a la verdad y a la<br />

belleza.<br />

I-a voluntad de difusión de un lenguaje literario ideal que Ciracián manifiesta<br />

en este prólogo de la Agudeza se conjuga, evidentemente, con la noción de que<br />

todo colpas de textos privilegiado en una circunstancia histórica es, asimismo,<br />

un capital cultural que debe transmitirse y preservarse". El público al que va<br />

dirigido el tratado hallaría cifrados, pues, en este coipus textual los valores y<br />

posiciones ideológicas que los humanistas <strong>del</strong> siglo XVII consideraban apropiados<br />

para funcionar exitosamente en la sociedad, al menos en lo que se refiere<br />

al comportamiento de los grupos dirigentes, para quienes escribía Gradan. Ello<br />

explica que las citas o ejemplos escogidos para ilustrar los recursos <strong>del</strong> ingenio<br />

procedieran tanto de obras griegas y latinas, como neolatinas o modernas, profanas<br />

o sagradas, ya que debían ser de utilidad para los representantes de diversas<br />

actividades profesionales:<br />

El predicador estimará el substancial conecto de Ambrosio: el humanista, el<br />

picante de Marcial. Aquí hallará el filósofo el prudente dicho de Séneca; el historiador,<br />

el malicioso de Tácito; el orador, el sutil de Plinto, y el poeta, el brillante<br />

de Ausonio. porque el que enseña es deudor universal'-'.<br />

de la Agudeza, edición de Emilio Blanco, Madrid, Cátedra, íwn. pp, 133. que es idéntico y al que<br />

Gradan sólo añade la referencia a la publicación de su Oráculo manual en 1647, es decir, entre<br />

Kvii, fecha <strong>del</strong> Arte y 1648, lecha de la versión ampliada y corregida de este Halado: -y p*x - o lw<br />

al Arte de prudencie* (subrayado en nuestra cita).<br />

'" Aurora Egldo, Humanidades y dignidad <strong>del</strong> hombre, pp, 59-60.<br />

" Para los conceptos de capital lingüístico y capital cultural, c/John c;uilloiy. Cultural Capital,<br />

Tbe Problem oflüerary Canon Formation, Chicago! 1994, en el que se trabaja con la misma<br />

Idea de que los cañones de la literatura están sometidos a la evolución de las lecturas y el concepto<br />

mismo de literatura que rinc una época.<br />

'• cf. Agudeza y arle de ingenio, cii.. p. ñ. La idea de que la Agudeza es un tratado de estilo<br />

o una teoría <strong>del</strong> estilo lúe expuesta por Halllon en Gradan y el Barroco, Roma. 19^S.<br />

[ 108]


GUACíAN Y IOS CAñONES GKECOIATINOS DEI SIGIO XVII<br />

I-a última frase citada pone de manifiesto, además, cjue en el proceso histórico<br />

de la formación de cánones también entraban y entran en juego las prácticas<br />

institucionales. El buen pedagogo es deudor universal, decía <strong>Gracián</strong>,<br />

indicando que su tratado sobre el lenguaje agudo iba dirigido a un amplio<br />

ámbito de receptores que se beneficiaría con su uso: pensadores e historiógrafos,<br />

profesionales de la palabra profana y sagrada, estudiosos de las humanidades<br />

y escritores. Es evidente, por tanto, que <strong>Gracián</strong>, como buen educador, se<br />

había propuesto ofrecer también un repertorio de mo<strong>del</strong>os canónicos a imitar<br />

que entraba inevitablemente en competencia con otros compendios de la sabiduría<br />

de los antiqui ductores, recopilados por los humanistas europeos, que<br />

habían estado dedicados a la construcción de una cultura enciclopédica a lo<br />

largo <strong>del</strong> siglo XVI'\<br />

(lomo es bien sabido, las antologías estudiadas en las escuelas jesuítas, y<br />

también en la universidad, ofrecían paralelos catálogos de textos de aquellos<br />

autores que entraron a formar parte de los cánones en vigencia, lín efecto, en<br />

esos siglos, como en el presente, los syllabi y curricula escolares y universitarios<br />

constituían la materialización concreta de los cánones y eran, por tanto, instrumentos<br />

discursivos de transmisión de los valores que toda cultura se propone<br />

desarrollar o imponer. Pero la Agudeza de <strong>Gracián</strong>, o el tratado Delle acculezze<br />

de Maneo Peregrini, que le precedió en tres años, no son libros de texto para<br />

escolares toul court, en la medida en que el -proyecto práctico- de presentar un<br />

conjunto de textos -agudos- para su imitación, va obviamente unido al proyecto<br />

teórico de racionalizar y explicar el funcionamiento mismo <strong>del</strong> concepto, que<br />

estudie') ya in extenso Mercedes blanco". Kn verdad, <strong>Gracián</strong> completa la funda-<br />

Sobre el uso de estas polianteas y su presencia en la obra de Gradan, véase la edición anotada<br />

de Egldo de O Discreto, pp. 40-4S, donde examina, asimismo, la fundón <strong>del</strong> -cartapacio- escolar,<br />

que recomendaban Erasmo, Vives, Palmireno o Abril; a la utilización de tapoi retóricos y el arte<br />

de la cita dedica un completo estudio Fruncís Cioyet, Le sublime ttit -lien commun-. L'imvntUm rhétorique<br />

dans l'Anüquité et á la Renafssance, París, Honoré Champion, 1996 y Ann Moss, Printed<br />

Cbmmonplace-books and tbe Structuring qf Renaissance Tbougbt, Oxford, darendon Press, 1W6.<br />

" Mercedes Blanco, en ¿es Hbélorii/ues de la l'oinle. /itiltuseír Gradan el te Conceptisme en<br />

EtitVpe, París, Ubrairie Honoré Champion. 1992, compara exhaustivamente el sistema sobre el que<br />

Gradan estructura su tratado con los que informan otros manuales sobre el lenguaje agudo. I'l iralado<br />

de Peregrini fue publicado en Ciénova. en 1639, con el título: Delle acutezze, che eiltnmenti<br />

SpiritU, riiezze e concetti eolfitirmeiile si ei/j/H-lleniir, lo analiza Manco en las pp. ¿27- 243; sobre la<br />

Agudeza dü Gradan, cf. las pp. 245-314 y. además, de la misma autora, -Ingenio y autoridad en la<br />

cita conceptista-, en J.-P. Klienvre y I,. Romero (eds.). la recepción <strong>del</strong> texto literario, Zaragoza,<br />

l'JHX. pp. 105-1 15 y •Thc-ories et platiques de la pótate batuque-, en ¿e Ikirtx/iic en auestioii(s), Littératures<br />

ctassiques, 36(1999), pp- 2.M-2S7.<br />

[109]


HA SCHWARt¿<br />

mentación <strong>del</strong> nuevo arte de ingenio con una clasificación minuciosa de los<br />

recursos a manipular por oradores, historiógrafos, poetas o literatos para producir<br />

nuevos enunciados, a partir <strong>del</strong> análisis de ejemplos escogidos. Ahora bien,<br />

como se ha dicho, la selección misma de las citas que <strong>Gracián</strong> propone para<br />

ilustrar los tipos de agudezas, simples y compuestas, trasluce una reorganización<br />

<strong>del</strong> canon de los clásicos, que se aparta de las listas de autores de las antologías<br />

mencionadas. En verdad, los cánones grádanos se asemejan en parte a los que<br />

establecieron algunos humanistas franceses de la segunda mitad <strong>del</strong> siglo XVI,<br />

fenómeno sobre el que volveremos. Pero al mismo tiempo, es evidente que <strong>Gracián</strong><br />

construye en su Agudeza y arte de ingenio un canon paralelo de textos vernáculas<br />

a emular, textos que va relacionando siempre con los clásicos al<br />

establecer un entramado de conexiones e influencias. De hecho, la lista de autores<br />

y obras mencionadas en la Agudeza y arte de ingenio configura un original<br />

programa de estudios para el aprendizaje de las nuevas retórica y poética barrocas,<br />

en el que las obras de Tasso, Góngora y Camoens aparecen como complementarias<br />

de las de Horacio, Virgilio, Persio o Marcial'\<br />

Para el desarrollo de esta táctica de inclusión de los •modernos» contaba, por<br />

cierto. <strong>Gracián</strong> con un precedente inmediatato: la Heroyda Ovidiana <strong>del</strong> Padre<br />

Matienzo, jesuíta amigo de <strong>Gracián</strong>, que salió publicada en Bordeara en 1628 y<br />

a quien menciona en el discurso IX de su tratado"'. En esta obra Matienzo ofrece<br />

el texto ovidiano. su paráfrasis y una serie de notas, que llama reparos, según<br />

" Sobre esta interpretación <strong>del</strong> tratado de Gradan, véanse los estudios de Miguel Hatllori<br />

incluidos en (inician y el Barroco, Roma, I9S8 y -La Agudeza de <strong>Gracián</strong> y la retorica jesuíta-, en<br />

Acias <strong>del</strong> I <strong>Congreso</strong> de la Asociación <strong>Internacional</strong> de Hispanistas, Londres, Dolphin, 1964, pp.<br />

22^-23S. Sobre la Agudeza como una antología literaria de textos clásicos españoles y un resumen<br />

de la bibliografía sobre este tratado y su evaluación contamos ahora con el trabajo de Antonio<br />

Pire/ l-isheras, -Arle de Ingenio y Agudeza y Arle tle Ingenio-, en <strong>Baltasar</strong> (iraciá)i: Estado de la<br />

cuestión y nuevas perspectivas, A. Egldo y M.C. Marín (CCXMXIS.), Zaragoza, Institución -Fernando el<br />

Católico-, 2001, pp. 71-88.<br />

Cf. Agudeza, cit., I. p. 121: -Fílelo mucho el cisne con que dio Oído principio y jeroglífico<br />

a su carta, eruditamente comentada por nuestro grande amigo el Padre Sebastián de Matienzo, de<br />

la Compañía de Jesús: Sic ubi Jala rocant. udis ahieclus in berfiis, / Ad rada AUciiandii. coucinit<br />

albus olor-. Gradan se refiere a los dos primeros versos de Heroides, Vil, en los que se menciona<br />

el canto <strong>del</strong> cisne que precede a SU muerte; cf. Ovid. Heroides and Amores, ed. de Cirant Showcrman,<br />

Cambridge'London. Harvard, 1986. p. 82. Alberto blecua ha resumido ahora la cuestión de<br />

las relaciones entre la Heroyda Ovidiana y la Agudeza en -Sebastián tle Alvarado y Alvear. el P.<br />

Matienzo y <strong>Baltasar</strong> Gradan-, Estudios de Filología y Kctóiica en Homenaje a Luisa I.óJH'Z (irigera.<br />

Bilbao, l'niversklad de Deusto. 2(XH), pp. '-127. Matienzo la publicó en Francia bajo el pseudónimo<br />

de Sebastián de Alvarado y Alvear. Heroyda Oridiana. (ion paráfrasis es/xiñola y morales<br />

reparos ilustrada /«ir Sebastián de Alvarado y Alvear. I'rofessor de Rhetorica y letras Humanas.<br />

Natural de Burgos, A Costa de Bartolomé París. Librero de Pamplona, Bordeara, 1628.<br />

[110]


GUACÍAN Y IOS CAÑONES G8ECOIA1INOS DEl SIGIO XVII<br />

indica Blecua, en las que cita numerosos ejemplos latinos clásicos, neolatinos —<br />

de Erasmo y Muret a I.ipsio— y vernáculos, entre los que se cuentan Lope, Góngora.<br />

Bartolomé Leonardo de Argensola. Lupercio o Antonio Hurtado de<br />

Mendoza además de otros poetas. La lleroyda Oridiana, según lo demuestra<br />

Blecua, fue. por tanto, mo<strong>del</strong>o etica/ para Gradan, quien parece no haber vacilado<br />

en incorporar a la segunda versión de su tratado unos cuarenta ejemplos<br />

citados por Matienzo'". Con todo, conviene asimismo recordar que la incorporación<br />

de citas de autores españoles o europeos en ediciones comentadas o en<br />

tratados de poética y retórica se había hecho frecuente a fines <strong>del</strong> siglo XVI y<br />

así lo indica ya una obra como las Anotaciones de Fernando de Herrera, en la<br />

que su número es apenas menor que el de los autores grecolatinos 1 ".<br />

Es evidente, pues, que, como en l-1 Discreto y en lil Criticón, en la Agudeza<br />

Gradan también construye varias listas de autores •canónicos- antiguos y modernos<br />

en declaraciones directas o, indirectamente, a través de las citas que se suceden<br />

discurso tras discurso. La escueta nómina ofrecida en el prólogo, en la que<br />

figuran San Ambrosio, Marcial, Ausonio, Plinto el Joven, Tácito y Séneca resulta<br />

ampliada en los discursos LX y LXI de la misma Agudeza. A propósito -de la<br />

perfección <strong>del</strong> estilo en común- mencionará en el discurso LX a Cornelio Tácito,<br />

Cayo Veleyo Patérculo, Lucio Floro, Valerio Máximo, Plinio el Joven, autor <strong>del</strong><br />

tan alabado ¡'anegíríco, Lucio Apuleyo, Marcial, Homero y Virgilio 1 '. La descripción<br />

de -la variedad de los estilos- en el discurso LXI, dos de ellos capitales, -el<br />

asiático y lacónico-, demostrará nuevamente su conocimiento de la prosa de<br />

Valerio Máximo, de Floro y de Tácito, alabado este último extensamente, como<br />

es de esperar, así como -el padre de la elocuencia-, Cicerón, y Séneca y Fiinio<br />

el Joven, mientras que nombra entre los poetas agudos a Marcial, a Góngora y<br />

a Juan Rufo-"'. Fara demostrar que el objetivo de los discursos literarios y doctrinales<br />

es siempre la verdad vuelve a mencionar a los autores de los géneros más<br />

representativos de la antigüedad y de su época: Homero, Fsopo, Séneca, Ovidio,<br />

Juvenal, Pitágoras, Luciano, Alciato, Krasmo, Bocealini y Don Juan Manuel 21 .<br />

Finalmente muchos otros nombres se recogen en los ejemplos con los que ilustra<br />

los tipos de conceptos y las formas de la agudeza compuesta.<br />

" cf Blecua, ait dt, p, 97.<br />

" Véase el análisis cuantitativo tío estas citas que realizó Pedro Rui/. Pérez en -Los libros <strong>del</strong><br />

poeta renacentista-, Arcbtvum [Oviedo], Xi.vill-XL1X (1998-1999), pp. 479-515.<br />

" Cf. Agudeza y arte de ingenio, II, p. 22X<br />

'"' Cf Agudeza y arte de ingenio, II, p. 242.<br />

•' cf Agudeza, n. p. 197 y A. Egido, Humanidades, p. 65, puní un comentario sobre esta cita.<br />

[111 ]


1¡A SCIIWAR1Z<br />

Lt lectura de ésta y otras listas de autores en su relación con los incluidos en la<br />

Ralio sludionim de 1599 lia permitido ya afirmar c|iie los cánones de los clásicos<br />

que recomienda (inician en su obra no son idénticos a los transmitidos por los programas<br />

de esludios de las escuelas jesuilas--'. Como subemexs, sólo algunos poetas<br />

romanos habían entrado en las listas de andares de las escuelas, y su obra, sometida<br />

a la censura para evitar los pasajes -peligrosos-, quedaba reducida a su mínima<br />

expresión: Horacio, Marcial, Catulo, Tibulo, Plauto y Tcreneio, aunque, como indica<br />

Gil Fernández, éste último fue prácticamente eliminado de los curricula universitarios<br />

en la universidad de Salamanca-", listos fragmentos de textos expurgados se<br />

imprimían en ediciones acl usum scbo/anim Sociutalis fcsit, que son hoy fundamentales<br />

para <strong>del</strong>imitar el conocimiento de la literatura griega y latina que tenían<br />

nuestros autores áureos 2 '. Una revisión de algunas de estas sylvaj cliivrsorum atictorum<br />

nos enseña, por ejemplo, cuáles eran los fragmentos escogidos de los escritos<br />

de los dos Plinio, de Cicerón, Séneca, Planto, Terencio, Juvenal, listado, Ovidio,<br />

y de algunos autores neolatinos, como Jerónimo Vida y Jacopo Sannazaro. que<br />

nuestros autores habían estudiado y memorizado en el entrenamiento escolar 8 .<br />

" lisio puede deducirse de la lectura de la KaiUi y la descripción minuciosa de las reglas que<br />

debían seguir los profesores de las clases inferiores retórica, humanidades, y las tres de gramática:<br />

suprema, media e ínfima. En estas cinco clases se impartían los conocimientos básicos de la cultura<br />

grecolatina que eran comunes a todos los alumnos tic los jesuítas; cf Blsistema educativo de<br />

la Compañía de Jesús. La -Ratio Studíorum-, EusebioGU, ed., Madrid, UPCO, 1992. pp, 189-256, los<br />

estudios recopilados en ixi •Ratio siudiomm-. Modeiii culturan epratiebe educative dei Gesuiti fn<br />

Italia Ira Cint/ne e Seicento, a cura di GÍSJI l'aolo Bfizzi, Roma, Uul/.oni Editóte, 19H7, y, para<br />

España, el extenso estudio de Bernabé Bartolomé Martínez, -Educación y humanidades clásicas en<br />

el Colegio Imperial de Madrid durante el siglo XVII-, liullelin llis/Hinú/ue, 97 (1995). pp. 109-155.<br />

Para la educación de (Inician, véase - Jorge M. Ayala. -Li formación intelectual de <strong>Baltasar</strong> Gradan»,<br />

en lialtasar (inician. El discurso de la vida. Una nuera lisian y lectura de su obra, Documentos A.<br />

Anlbrofxis, 1969, PP- 14-38; además, A. Egido, Humanidades, para la idea de que Gradan no<br />

publicó el libro bajo su nombre porque la Agudeza -no parecía dirigirse a esas metas promulgadas<br />

por los jesuilas- (p. 72).<br />

a Cf. Luis Gil Fernández, -Los jesuítas y la selección de autores-, en Panorama social <strong>del</strong><br />

humanismo español (15OO-1800), Madrid, Alhambra. 1981, pp. 536-545; los mo<strong>del</strong>os <strong>del</strong> Padre<br />

Bonifacio, como recuerda Gil. incluían además a algunos historiadores: Valerio Máximo. Suetonio,<br />

Ammiano Marcelino. César. Salustio. Tilo l.ivio y Quinto Curtió; fragmentos expurgados de trage<br />

dias de Séneca, de Horacio y de Marcial, además de Cicerón, Plinio y Virgilio.<br />

21 En efecto, al comparar eslos pasajes con la n-creación de no |X)COS topoietí textos áureos,<br />

descubrimos que las antologías escolares habían proporcionado fuenles de la iitcentioy de la docilito<br />

a Quevedo, a Lope de Vega, a Góngora y a oíros amores contemporáneos de Gradan. C-f. l.ia<br />

Scliwart/.. -['¡guras <strong>del</strong> Orco y el Infierno interior en Quevedo-, en Hommage a Rolx'rt ¡animes, TÓUlouse,<br />

1993, y -La retórica de la cita en las Mol vías a Mareta UimanUnXe Lope de Vega-, hilad de<br />

Oro, XIX (2(XH1). pp. 265-2XS.<br />

25 listos son Icxs incluidos en la Sylra Dieersorum Aiitorum. i/ui ad usum Scbolanim selecti<br />

sunt. Olyssippone excudebaí Emanuel de Lyra Typogr, Cum facúltate Inquisitorum, lí87.<br />

[112]


GRACIÁN V IOS CAÑONES GRECOIATINOS Ofl SIGLO XVII<br />

Evidentemente, no fue éste el propósito de <strong>Gracián</strong> al componer su Agudeza.<br />

Gomo recuerda lívido, <strong>Gracián</strong> había vinculado su teoría y práctica <strong>del</strong> nuevo<br />

estilo con la problemática <strong>del</strong> humanismo, haciendo suyo el proyecto de secularización<br />

de los clásicos, que se había generalizado en Furopa a partir de la<br />

segunda mitad <strong>del</strong> siglo XVI'". Sin duda, algunos de los autores clásicos escogidos<br />

como mo<strong>del</strong>os coinciden con los incorporados a los syllahi de las escuelas<br />

jesuítas, pero otros nos informan sobre sus preferencias personales y nos revelan<br />

rasgos de su temperamento que permiten reconstruir las posiciones ideológicas<br />

que debe de haber ido adoptando en su época. Pienso, por tanto, que es<br />

importante discriminar, en la medida de lo posible, cuál es el origen o la procedencia<br />

de los textos que nuestro humanista menciona.<br />

ENTRE LA AGUDEZA Y EL CRITICóN<br />

Las listas de autores griegos y romanos que <strong>Gracián</strong> construye en la Agudeza,<br />

y las citas que escoge deben compararse con las que Romera Navarro recogió<br />

en /:'/ Criticón y todas éstas con los programas de enseñanza de los curricula<br />

jesuítas'". Fl cotejo confirma coincidencias y divergencias previsibles. Fl caso de<br />

Cicerón, por ejemplo, sugiere que <strong>Gracián</strong> no se aparta radicalmente de los [irésupuestos<br />

ideológicos de la pedagogía jesuíta.<br />

Como sabemos, Cicerón es el autor latino cuyo nombre aparece más frecuentemente<br />

en /:'/ Criticón. Fas referencias y citas de su obra transmiten la imagen<br />

familiar de orador y moralista de «Tu lio- que proyectaban los programas de<br />

la Ratio sludiorum, en los que sus discursos y sus cartas seguían siendo fuentes<br />

de imilación aun décadas después de la famosa controversia entre ciceronianos<br />

y erasmistas^. Cicerón no necesitaba presentación y así se declara en un catálogo<br />

de auctores, que resumía datos biográficos y juicios críticos:<br />

* Cf. Amoni lígido. Iltinuiilitliiití's. cil.. pp. (vi y 11.<br />

Cf. M. Romea-Navarro, -Autores latinos en til Criticón-, IIíS/HIIIH Reticic. II (1934), pp. 102-<br />

133; los mas importantes son: Cicerón, Séneca, Horado, Ovidio, Marcial, Virgilio. Persio, Juvenal,<br />

Planto. Telendo, Salustlo, Suctonio. Tácito y César. Lis citas numerosas de (Minio corrolx>ran la rVeiiicntac<br />

ion tic la Miilmtitis historia. Otros autores mencionados, en orden de frecuencia son: Apuleyo,<br />

Lucrecio, Plinio el Joven, Mareo Aurelio. Aulo Gelio, Properdo, Pettonio, PublUio Sito, Valerio<br />

Máximo, Silio Itálieo. Dionisio. Catón, Ausonio. Claudiano y entre los }>r¡c¿íos, Homero. EsopO,<br />

llcliodoro, t.ueiano, Aristóteles. Platón. Sófocles, Eurípides, Aristófanes, Jenofonte y Plutarco.<br />

Véanse, por un lado, el conocido trabajo de Eugenio Asensio, -Ciceronianos contra erasmistas<br />

en España. Dos momentos (1528-1560)», Rente de Littérature Gomparée, Hommage á Marcel<br />

BatOÜlon, l'-^H. pp. 1-20 y Marc Pumaroli, L'Oge de l'eUHfueitce. Rhcloriiftie et -res iik'ruritt- do tu<br />

Renaissance au seutí de l'époque classíque, París, Albín Michel, 19**).<br />

[ 113]


UA 5CHWARU<br />

Catalogas auctorum oplimonim lingua* latin;c et crisis. 1. Primas in illis iurc<br />

semper tulit Marcus Tullías Cicero de quo satis est niliil qiiam pauca dicere"'.<br />

Kn efecto, los jesuítas recomendaban la lectura de pasajes escogidos de las<br />

canas en la clase media de gramática: -Ad pnelectiones vero non nisi familiares<br />

Ciceronis epistoke... -; durante el primer semestre de la clase suprema, Ad humillares.<br />

Ad Atticum y Ad Quintum Fratrem y en el segundo semestre. De amicilia.<br />

IX' senectttte y Paradoxa. presentadas, evidentemente, como mo<strong>del</strong>os de<br />

filosofía moral, Kn los cursos de humanidades las prcelectiones debían estar dedicadas<br />

a discursos ciceronianos como Pro lege Manilia. Pro Arcbia y Pro Marcello,<br />

mientras que en la última clase de retórica sólo se explicaban Cicerón y<br />

Aristóteles:<br />

Praecepta, etsi undique |x-ti el observan possunt, explicando turnen non sum<br />

in quotídtana pradectlone, nisi rhetorid Qceronis lihri. et Aristotelis turo Rhetorica,<br />

si videbftur, tum Poética* 1 .<br />

Con respecto a cuestiones de estilo, a cuyo desarrollo también iban dedicados<br />

los ejercicios de versión, se especificaba que, aunque podían tomarse ejemplos<br />

de destacados historiadores y poetas, debía aprenderse a escribir fundamentalmente<br />

en la obra de Cicerón: "Stylus... ex uno fere Cicerone sumendus est;». Los<br />

fragmentos de su obra recogidos en las antologías escolares, por tanto, son los<br />

recomendados por la reglas ele la Patio. La Silva ditersontm atttorttm atice ad<br />

ttsiim scbolarum selecti surtí, de 1587, por ejemplo, incluye algunas Ppistitlce ex<br />

libri 13 FamÜiarium, la epístola segunda ad O. Fratrem. y •Tría ¡taradoxa-. La<br />

Silva Selectomm ex rariis aitctoribns. iuxta ea aiuv legunturpro singuUs classibus,<br />

impresa en 1639, nos indica que se explicaban pasajes de varios discursos ciceronianos,<br />

como Pro M. Maree/lo, Pro A. Licinio Arcbia, de las Catilinarias y de la<br />

primera /'Hípica. Estos textos cumplían una función propedéutica importante en lo<br />

que se refiere a cuestiones retóricas y estilísticas. Otra faceta importante era la que<br />

ofrecía su obra filosófica ya que, como sabemos, Cicerón transmitió valiosa información<br />

sobre las corrientes <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> griego de la época clásica y helenista,<br />

y sobre su supervivencia en la Roma republicana".<br />

.-' C.f. el arl. t it. de Bartolomé Martínez, p. 144.<br />

cf. Ratio studiorum, di.. -Regulae professoris rhetoricae», p. 209.<br />

Sobre la importancia de Cicerón para las teorías tlistoriográfícas, el primer autor latino -que<br />

Introduce la historia en sus consideraciones y tratados retóricos», cf. Carmen Codoner, -In miníelo<br />

imitativo: la historiografía latina-, en Historia Moderna. Slmtia histórica. XIII (1WS). pp. 15-26.<br />

[114]


GRACIÁN Y IOS CÁNONES GKECOIAIINOS DEl SIGIO XVII<br />

En El Critia»i, <strong>Gracián</strong> cita muchas frases sentenciosas de Cicerón que proceden<br />

de sus escritos filosóficos, como las conversaciones sobre las condiciones<br />

de la felicidad que desarrolla en los cinco libros de las Tusculance Dispu¡aliones,<br />

o el diálogo en tres libros sobre los principios teológicos de las teorías epicúreas,<br />

estoicas y de la Academia, IX 1 natura deoruni. No faltan tampoco<br />

menciones o citas de textos retóricos como De oratore, que demuestran su familiaridad<br />

con la obra de este autor romano".<br />

h'n la Agudeza, se registran doce menciones de Cicerón de naturaleza heterogénea.<br />

En el discurso XXVI. por ejemplo. <strong>Gracián</strong> narra una anécdota en la<br />

que Cicerón aparece (/ua figura -ejemplar-. 1:1 dicho sentencioso que le adscribe<br />

proviene de una fuente intermedia, la Vicia de Cicerón, XL (88ID) de Plutarco,<br />

autor predilecto, junto con Séneca, de los tacitistas españoles, entre los que se<br />

cuenta nuestro autor, aunque sabemos que Plutarco repitió la anécdota tanto en<br />

sus Momita, 91A, como en su Vida de César, lvii (734E) y en los Apotegmas de<br />

los romanos (205,20)". <strong>Gracián</strong> pudo haberla leído en las traducciones latinas de<br />

Plutarco que circulaban en el XVII. Lina de estas ediciones latinas aparece en el<br />

índice de la biblioteca <strong>del</strong> Colegio de Huesca, aunque no debe descartarse que<br />

lo haya encontrado en la colección de apotegmas clásicos, extraídos mayoritariamente<br />

de la obra de Plutarco, que recopiló Krasmo.<br />

Transformar un artificio afectado en su contrario, no es la menor sutileza. I...1<br />

Cicerón, al mandar Julio volver a levantar las estatuas derribadas de Pompeyo,<br />

elijo que no lo hacia sino por establecer las suyas: Cavar clum Pumpei slatuas<br />

repontí, suas stahUif.<br />

*- Véanse, por ejemplo, en El Criticón. I, crisi IV. la alusión al dicho de las Tuscnlana: V, ¡x.<br />

25: -Vitan) regil fortuna, non sapientia-; o en I. IX: -Nam oeuli, tamquam speculatorcs, aki.ssimum<br />

locurn obtinent-, IX- natura deOfUtn, II, 56, 140, y numerosas oirás eilas que recogió M. Komera-<br />

Navarro, art. til.<br />

Cf. Komaion Apophlhej-niaia. en Moralia. ed. de !•'. C. Babbilt. Cambridge kondon. Harvard<br />

liniversily Press. 1989, tomo III. p. 220.<br />

Cf. 1, p. 263, sobre -la agudeza eriliea y maliciosa-; el editor <strong>del</strong> Arte de Ingenio, cit.. p. 271,<br />

da tomo fuente los A/m/ibthifiínata, libro IV de krasmo. pero no es imprescindible que lo sea, ya<br />

que Gradan pudo leerlo directamente en Plutarco: -Quum C:i\sar rerum potius Pompen staluas<br />

<strong>del</strong>ectas honorifice reposuisset, "Csesar, inquli Cicero, dum Pompeü statuas reponit. suas stabilit":<br />

senliens illum hoc non in Pompeü gratíam lacere, sed ut sibi clemenlix simulatione favoretn apud<br />

cives conciliaret. atque hoc pacto suum regmim conslabiliret.- En el artículo de Laplana Gil, -Noticias<br />

y documentos relativos a la biblioteca <strong>del</strong> Colegio de la Compañía de Jesús en Huesca-, Voz y<br />

letm, IX. 1 (1998), P- 157, se registra un PhttarcbuS latino en tres tomos; el primero contiene -De<br />

viris ilkistribus gracconjm romanorumque-. Sobre los apotegmas de Plutarco, cf. Beatriz Antón Martille/.<br />

-Plutarco y el tacitismo español <strong>del</strong> sij-lo XVII-, en Estudios sobre Pintara). Madrid. 1991,<br />

pp. 155 163.<br />

[115]


LIA SCHWARI/<br />

Por otra parte, en el discurso XVIII, -De las prontas retorsiones-, para expli­<br />

car en qué consiste este recurso de -retorcer un dicho, o un hecho, sobre el<br />

mismo que lo propone, ya motejando, ya alabando-, Gradan da otro exemplum<br />

que tiene como protagonista a Cicerón y proviene de los Apotegmas de los<br />

romanos de Plutarco, 205, 16:<br />

Preguntándole Pompcyo a Cicerón, cuando llegó a SU campo, que dónde<br />

dejaba a su yerno Pisón, marido de Tulla, respondió pronto: «Queda en el campo<br />

de tu suegro César-, Halló la paridad de lo mismo que le Oponía, y exprimióla por<br />

respuesta l \<br />

Aun un tercer dicho sentencioso se remonta a esta misma fuente, A¡x>tef>mas<br />

de los romanos. 205,1 I:<br />

Acusaba Cicerón a Verres, y patrocinábale I lortensin, y si apretaba retórico al<br />

reo, motejaba agudo al patrón; dejóse caer en una énfasi una malicia, a que<br />

replicó Hortensio que se declarase porque él no era Edipo, descifrador de enigmas.<br />

Acudió Tulio y dijo: -Por lo menos no te falta esfinge para serlo». Aludió a<br />

una joya de una preciosa esfinge, que le había presentado Verres y juntamente a<br />

la verdadera.<br />

Cicerón también reaparece como personaje en citas de Veleyo Patérculo y de<br />

algunos epigramas de Marcial 1 ". 1.a imagen que se proyecta es siempre la de<br />

hombre ingenioso, famoso por sus dichos agudos. lis al final <strong>del</strong> discurso LX1,<br />

dedicado a la -variedad de los estilos-, donde Gradan alaba directamente al<br />

-padre de la elocuencia* y distingue las características de los diversos tipos de<br />

discurso que practicó:<br />

Kl padre ele la elocuencia, Mano Tulio Cicerón, aquel que magnificó tanto a<br />

Roma con su lengua como Cipión con su brazo, tiene también eminente lugar<br />

entre los ingeniosos y agudos, aunque como orador se templaba y como filósofo<br />

ejercitaba más el juicio que el ingenio. En tocio género de agudeza fue excelente'".<br />

Y ya al final de esta sección elogia a Cicerón como maestro de la «alusión-,<br />

careándolo con otros escritores modélicos.<br />

v ' Agudeza, I, pp. 1HH-9 y Mamita. l>. til., p. 220; cf. E. Blanco, Arte de ingenio, ecl. dt, p,<br />

293. donde cita la anécdota, i;il como fue transmitida por Macrobio. Saturnaita, ll. ii¡: «Deinde interroganti<br />

Pompeio, ubi gener ekis Dolabella esset, respondit: "Cum socero tuo'«, pero el nombre <strong>del</strong><br />

yerno de Cicerón er;i Pisón; además. Macrobio no aparece entre los autores mencionados por Gra<br />

cián en la Agudeza.<br />

"' Cf. Agudeza. I. p ís y II, p. 210. para Veleyo Patérculo y, para Marcial. I. p. K>l y I, p. 183,<br />

asi como I. pp. 1K'). 192, 275. y II. pp. 103. IS.-4. 2i().<br />

[116]<br />

(./. II. pp. 240-241, con titas de tres de sus discútaos y de la tercera Filípica.


GRAClAN Y IOS ( ÁNONIS GRtCOIA1INOS DEI SIGIO XVII<br />

¡Oh. tú. cualquieni que aspiras a la inmortalidad, con la agudeza y cultura de<br />

tus obras, procura de censurar como Tácito, ponderar como Valerio, reparar como<br />

Floro, proporcionar como Patérculo, aludir como Tulio, sentenciar como Séneca,<br />

y lodo tomo Plinio!<br />

Defendiendo la continuidad con la literatura de los antiguos, <strong>Gracián</strong> retoma<br />

la división tradicional de los estilos en -redundante el uno, y conciso el otro,<br />

según SU esencia», es decir, en asiático y lacónico. Y aunque los lectores de Gradan<br />

reconocen su adhesión a una nueva forma de estilo conciso y lacónico, en<br />

la Agudeza nuestro tratadista acepta los dos tipos, justificándolos por el tipo de<br />

discurso practicado.<br />

Yerro sería condenar cualquiera, porque cada uno tiene su perfección y su ocasión.<br />

Kl dilatado es propio de oradores; el ajustado, de filósofos morales. Los historiadoras<br />

se bandean lisonjeando el gusto con SU agradable variedad. (II, p. 2,3d)<br />

Cicerón permanece así en este canon, aunque a quien dirige los mayores elogios<br />

es a otro orador, Plinio el Joven. Con la última frase: tocio como /'linio, <strong>Gracián</strong><br />

eleva su mo<strong>del</strong>o preferido al punto más alto de la jerarquía. Le siguen en<br />

importancia Tácito y Séneca, mientras que sus comentarios sobre Valerio<br />

Máximo. Lucio Floro y Veleyo Patérculo confirman su afición y práctica de los<br />

discursos historiográficos. Kn efecto, A. Egido hacía hincapié recientemente<br />

sobre la importancia concedida al Panegírico como epítome de texto retórico".<br />

Kn la Agudeza <strong>Gracián</strong> encomia al -sutil Plinio-, al explicar las semejanzas -por<br />

ponderación misteriosa, dificultad y reparo-, mediante la cita de un pasaje <strong>del</strong><br />

Panegírico, V. 8. en el que se comparan los motines populares que precedieron<br />

al gobierno de Trajano con lx)rrascas y tempestades. Kn el discurso sobre los<br />

conceptos por disparidad, cita una sección <strong>del</strong> texto de Plinio el Joven, 22, 1-2,<br />

donde la entrada a pie de Trajano a Roma resulta signo de que había vencido<br />

•la soberbia de sus antecesores-, que preferían las -triunfantes carrozas."'- Y al<br />

hablar de los -encarecimientos conceptuosos-, el -conceptuoso Plinio-, en 10, 5-<br />

6, le proporciona un ejemplo según el cual la muerte de Nerva después de<br />

adoptar éste a 'Trajano fue causada por la envidia de los dioses" 1 . No es de extra -<br />

• cf. Las caros de la Prudencia, pp. 137. IS7. [69, iv>« y 199.<br />

Véase, í'linio el Joven, t^tters and Panegyrlcus, ed. do Betty Radice, Cambridge/London,<br />

Harvard Univetsiry Press, IW7, tomo II, p. 334 (V, 8): -ac sícut maris cadique teraperiem tuibines<br />

tempestatesque commendant, íta ad augendam pacis tuse granan) ilhim tumultum praecessisse crecUderim-<br />

y p. 370 (XXII, 1-2): -Nam priores invehí et importan solebant, non cuco quadriiugo cunu<br />

el albentibus equis sed umeris hominum, quod adrogantius erat Tu sola corporis precedíate elatior<br />

alus et excelsior, non de patientia riostra quendam triurnphum, sed de supetbfei princJpum egisü.-<br />

Cf. Agudeza, I. p. 204: -Son los tropos y figuras retoricas materia y como fundamento para<br />

que solw ellos levante sus primores la agudeza, y lo que la retórica tiene por formalidad, esla<br />

[H7]


HA SCHWART/<br />

ñar la calurosa recepción que dio <strong>Gracián</strong> a este discurso si recordamos que en<br />

1600 Justo Lipsio había publicado con gran éxito una edición anotada <strong>del</strong> Panegírico,<br />

en cuyo comentario -perpetuo» revisaba la particular -institutio principispropuesta<br />

por su autor y la explicaba a partir de los escritos de Séneca". Al interés<br />

de sus contextos ideológicos se añadía, además, la práctica de un estilo prestigiado<br />

por Gractál) y defendido por el humanista flamenco que más influencia<br />

ejerció sobre los humanistas y escritores <strong>del</strong> barroco europeo.<br />

Además de Piinio el Joven, fueron Plutarco, Tácito y Séneca, como se ha<br />

dicho, los autores predilectos de <strong>Gracián</strong>. Ahora bien, mientras que en lo que<br />

respecta a Plutarco, a quien había leído en traducciones latinas o romances, las<br />

relaciones difícilmente se extendían al ámbito <strong>del</strong> estilo, los escritos de Séneca<br />

y Tácito le proporcionaron permanentemente fuentes ideológicas y estilísticas<br />

para la elaboración de su propia obra. La frecuencia con la que Séneca aparece<br />

citado en El Criticón es apenas menor que la de Cicerón. En la Agudeza hallamos<br />

unas diecisiete citas, que hacen significativa la presencia <strong>del</strong> autor de las<br />

EpistuUe ad Lucilium, Sólo Marcial lo supera con más de medio centenar de<br />

ejemplos, pero, como sabemos, el epigramatista latino tiene un lugar de privilegio<br />

en la Agudeza, por ser -Uilbilitano- y porque el estilo de sus epigramas satíricos<br />

parecía anunciar los recursos de la agudeza barroca'-. Con todo, cabe<br />

señalar que ya en la Silva citada de 1639, aparecen antologados unos cincuenta<br />

epigramas -Ex Valerio Martiale-, lo cual confirma que su obra, expurgada, había<br />

circulado considerablemente en medios escolares' 1 .<br />

Por tanto, importa insistir en que las referencias a Séneca no pueden explicarse<br />

en relación con el canon que se desprende de la Ratio, sino situándolas<br />

nuestra arte por materia sobre que echa el esmalte de su artificio.- Para ejemplificar este tipo de<br />

agudeza <strong>Gracián</strong> cita (p, 210) un frase <strong>del</strong> Panegyricus, ed. cit.. p. 346; -I...I di ideo cáelo vindicavenint.<br />

ne quid post illum divinum el immorale factum moríale facerel: <strong>del</strong>x'ri quippe máximo<br />

operi hanc venenitioneiii. ut novissimum esset, auctorcmi|Uc eius statim consecrandum. tu quaitdoque<br />

Ínter posteros quaereretur, an illud lam deus fedsset».<br />

" Para un análisis de esla edición de Justo Lipsio, cf. Jean Jehasse. Ul Renaissance de la critique;<br />

l'essor ¡te l'Humanisme érudti de 1560 d 1614, Saint-Ktienne, Publications de l'Université,<br />

1976, pp. 415-416.<br />

a Cf. E, Blanco, -Introducción- al Arte de ingenio, pp. SI y SS. Para una interpretación de estas<br />

preferencias, con referencias bibliográficas: Salvador Parjja y Pondal, -Marcial en la preceptiva de<br />

<strong>Baltasar</strong> Gradan», RAliM. SI (1950), pp. 219-2(7 y Vicente Cristóbal, -Marcial en la literatura española-,<br />

en <strong>Actas</strong> <strong>del</strong> Simposio sobre Marca Valerio Marcial, poeta de BÚbÜisy de Huma. Zaragoza,<br />

19H7.<br />

" -A mis discípulos ordinarios les leo Cicerón. Virgilio y alguna vez las tragedias de Séneca,<br />

Horacio y Marcial expurgados, César. Salustio. Livio y Curdo, para que tengan ejemplo y mo<strong>del</strong>os<br />

de todo; de oraciones, de poesía y de historia-: Qpud Gil Fernández, cit.. pp. 540-1.<br />

[118]


GUACÍAN Y IOS CAÑONES GRECOIATINOS DEL SIGLO XVII<br />

en el ámbito de las inclinaciones neoestoicas de <strong>Gracián</strong>, y así lo ha hecho ya<br />

en lo fundamental K. A. Ulüher". Su entusiasmo por Séneca está relacionado con<br />

la influencia de las ideas lacitistas que se difundieron en las colecciones de aforismos<br />

políticos tan imitados por <strong>Gracián</strong> desde El Héroe al Oráculo manual**.<br />

Por tanto, siguiendo a Ulüher, conviene insistir en que la recepción de Séneca<br />

es -tanto estoica como política», y que para <strong>Gracián</strong>. Séneca fue el creador de<br />

una filosofía o doctrina de prudencia práctica, que era de fundamental importancia<br />

para los cortesanos. Por ello. Séneca es siempre -prudente", como señalamos,<br />

es un moralista, que proyecta su autoridad filosófica a la par de Plutarco<br />

y. por tanto, como veremos, figura en lugar prominente en las bibliotecas ideales<br />

de /:'/ Discreto y HI Criticón. Kn este sentido, <strong>Gracián</strong> coincide con Montaigne,<br />

en cuyos Essais son mo<strong>del</strong>os preclaros de los clásicos tanto las ¡ipistulcu de<br />

Séneca como las Moral ia de Plutarco. Quevedo ya había apuntado la estrecha<br />

relación de estos ductores con el texto de SU admirado -señor de Montaña"'.-<br />

Unidos a Tácito, se convertirán en exempla de pensadores -juiciosos-, capaces<br />

de discriminar lo real de lo aparente, en auténticos sapientes, y así los presenta<br />

<strong>Gracián</strong> en /:'/ Discreto y en el Oráculo manual.<br />

Pero además, en la Agudeza, según correspondía al género de su tratado,<br />

<strong>Gracián</strong> daba opinión muy favorable sobre el estilo de Séneca y sobre su<br />

manejo de la forma discursiva de la (pístala. Decía así en el discurso 1.1 sobre la<br />

agudeza compuesta, relacionándolo con otro escritor de Hispania:<br />

En España siempre hubo libertad de ingenio, o por gravedad, o por nativa<br />

cólera de la nación, que no por falla de inventiva. Sus dos primeros ingenios.<br />

Séneca en lo juicioso y Marcial en lo agudo, fundaron esta opinión, acreditaron<br />

este gusto. Prudente aquél, nunca pudo sujetarse a los rigores de un discurso, a<br />

la afectación de una traza; y si los émulos apodaron -arena sin cal- (menos mal<br />

dijeran granos ele oro sin liga) el raudal de su doctrina, los apasionados lo acla-<br />

Cf. K. A. Ulüher. Séneca en lispaña. Madrid, (Ircdos. 1969. pp. 507 y ss. y Aurora Egido,<br />

que si- refiere a la Influencia de Séneca en Humanidades, así como su libro anterior, la rosa <strong>del</strong><br />

silencio Estudios sobre (inician, Madrid. Alianza, 1997 y ahora Ixis caras de la prudencia y Halla<br />

sar (inician. Madrid. Castalia, 2001.<br />

Resume ahora esta tradición en relación con el Oráculo manual Maria l'ilar diariero Sancho,<br />

•Oráculo manual y Arte de prudencia-, en <strong>Baltasar</strong> (inician listado de la cuestión.... pp. 89-102<br />

c./! su tratado Defensa de apicaro contra la común opinión, ed. de Eduardo Acosta Méndez,<br />

Madrid, 'léenos, 19K6, pp. 30-31: -Dará fin a esta defensa la autoridad <strong>del</strong> señor de Montaña en su<br />

libro, que en francés escribió y se Intitula ESSCtíS o Discursos, libro lan grande, que quien por verle<br />

dejara de leer a Séneca y a Plutarco, leerá a Plutarco y a Séneca-, Véase también Quevedo. Nombre,<br />

origen /./y descendencia de la ¡tollina estoica. (Obras completas, ed. de F, Huendía, Madrid,<br />

Acuitar. 1901. pp. 970 y ss.. y Ulüher. cil.. p. 522.<br />

[119]


IÍA SCHWABI/<br />

marón por gravedad española, opuesta en iodo a los juguetes de la invención<br />

griega. Escribió ¡{justólas, que es el más libre modo y más licencioso para decir<br />

cuanto hay, sin atarse, ni obligarse; entra y sale, cómo y cuándo quiere, que aunque<br />

no es de tanto artificio, es de más gusto 47 .<br />

lisia alabanza <strong>del</strong> discurso filosófico senequiano, que implica el de su expresión,<br />

se aparta sin duda <strong>del</strong> juicio crítico sobre Séneca que circulaba en los colegios<br />

de la orden. Aunque sus epístolas fueran consideradas producto de un<br />

anima iiatnra/itcr ebrístiaua se desconfiaba <strong>del</strong> valor modélico de su estilo<br />

lacónico, de frases entrecortadas:<br />

H. Lucias Alineo Séneca... multa eclidil ingenióse el splenclide sed abrupta oratione<br />

el conliagrosa, quare legi nisi iam con fin na lo slilo non clebel. EÍUS epístolaplurimuiu<br />

bonae Imgis habent, quaedam a Christiano scriptas putes, tamtam rerurn<br />

humanarum clespicienliam spirant"*.<br />

Las referencias a la obra moral de Séneca dialogan en algunos pasajes <strong>del</strong><br />

Criticón con citas de sus tragedias, la Malva por ejemplo. Pero lo que sabemos<br />

hoy sobre la cultura enciclopédica <strong>del</strong> Renacimiento hace evidente que no pocas<br />

de estas cilas pueden provenir ele manuales de ¡OCi COmtnurtes o de los códices<br />

excerptorii <strong>del</strong> autor. Fs esto evidente al leer la imprecación al primer navegante<br />

que pronuncia el náufrago Critilo, en imitación de Mcdca. vv. .30i-.301, reiterado<br />

topos cuya trayectoria en la literatura griega y latina es muy conocida y sobre el<br />

que vuelven gran número de poetas renacentistas y barrocos, entre los cuales se<br />

cuentan Cíóngora y Quevedo:<br />

Auclax nimium qui freía primus<br />

rale tam frágil] pérfida rupil<br />

terrasque suas posterga videns<br />

animam levibus credidil auris,<br />

O tirano mil vezes ele te>clo el ser humano aquel primero que con escandalosa<br />

temeridad fió su vida en un frágil leño al inconstante elemento 1 ''.<br />

No menos tc'>pica es la referencia a la ocla I, 3, 9-12 de Horacio de la frase<br />

siguiente: -Vestido dizen que tuvo el pecho de azeros, mas yo digo que reves-<br />

(./. Agudeza, ll. pp. 168-169; ya cita este texto lilülicr para mostrar cómo <strong>Gracián</strong> entiende<br />

•filosofía moral-: n sólo Interesada en la •virtud., sino e'n la -cordura- que se' apoya e'n e-I 'juicio- y<br />

e-n la -razón-.<br />

** Cf. -Kl colegio iiii|x-ri.il ele Madrid», ait dL, p. lii.<br />

U. Gradan, El Criticón, ed. ele- Sanios Alonso. Maelriel. Cátedra, 1984, p. (> y Séneca, Mctlai.<br />

w. .Wl y ss„ en L. Annaei Séneca*, Medea-CEdipus-Ag/amemncm-Hercules (CEtceus), e-el. Humbertus<br />

Moricca, Paravia Torino, 1947.<br />

[ 1201


GRACIAN Y IOS CÁNONES GRECOIAIINOS DEl SIGIO XVII<br />

tido de yerros.-. De estos lan imitados versos horádanos, cine recogían las antologías<br />

de loci coi»mimes:<br />

lili robur et aes triplex<br />

drea pectus er.it. qui fragilem trnci<br />

commlsil pelago ratem<br />

primus, [...]<br />

existen copiosas recreaciones en la poesía áurea, entre las que se incluyen la <strong>del</strong><br />

conocido ipvllioii de las Soledades y el Sermón estoico ele censura moral de<br />

Quevedo* 1 . Lo mismo puede decirse de otros versos de la oda I, 3, también imitados<br />

por Quevedo, entre otros numerosos poetas, con los que se racionalizaba<br />

la prohibición de navegar en el mundo antiguo:<br />

Necquiquam deus abscidil<br />

prudens Océano dissodabili<br />

tenas, si tamen impía;<br />

non tangertda rates transiliunt vacia.<br />

Horacio y Virgilio eran autores estudiados en el curso de Humanidades, pasados<br />

ya los tres años introductorios de gramática. Se leía una selección de las<br />

Oihw <strong>del</strong> primero, y de Virgilio, pasajes escogidos de la ICneida, con excepción<br />

<strong>del</strong> libro IV y de sus églogas'. Kn la Silva ya mencionada de 1639 aparece una<br />

selección de odas hoy muy conocidas de los libros 1, II y III; el epodo I, 2: «Beatas<br />

¡lie qui prou.il negotiis, / ut prisca gens mortalium / paterna ruta bobus exercet<br />

suis,-; de sus satura', el sermo I, 1: -Qui fit, Maccenas, ut nenio, quam sibi<br />

sortem / sen ratio dederit seu tors obiecerit, illa / contentus uiuat, laudet diuersa<br />

sequentis- y algunas epístolas que incluían, evidentemente, De arte poética. De<br />

las diecisiete citas de Horacio que contiene la Agudeza, tres por lo menos reiteran<br />

la imagen de filósofo y poeta con la que se familiarizaban los alumnos de<br />

los jesuítas. -Qué fuera... Horacio sin sus sentencias-, dice ya Gradan en el Dis-<br />

w Cf. Lia sdiwartz, -Quevedo junto a Góngora. Recreación de un motivo clásico-, en Homenaje<br />

ii Ano María Barrenecbea, Madrid, Castalia, l'>s.v donde se comparan las fuentes y recreadones<br />

quevedianas y gongorina, entre ollas, las de la silva 145 (-Sermón estoico-), en Poesía<br />

original, ed de J. M. Btecua, Barcelona, Planeta, 1963 y Soledad l, w. 366-502, en Soledades, ed.<br />

tle U. lamines, Madrid. Castalia. 1W4.<br />

" i'.f. Regula prqfessoris bumattttatts, en Kaii«, cit., p. 122: -ex poetis pnecipue Virgilios,<br />

execntis Kfloj>is el quarto .líncidos; pr.elera odae Ilor.ilii selecta;, Ítem elegís, epignumnata et alia<br />

poemata Ulustrium poetarum antiquorum, modo sim al> omni obscaenitate expurgad.s<br />

" Cf. Q. Horatit Ftacci Sermonum líber primus, en Satires, ed, de Prancois Villeneuve, París,<br />

U's tic-lies lA'tlres. 1951 y Horacio, Odesetépodes, ed de Prancois Villeneuve, l'aris. les lidies U-ttres,<br />

1959.<br />

[121]


UA SCHWARt?<br />

curso I para explicar la -urgencia de lo conceptuoso» tanto en la prosa como en<br />

el verso". Y en el discurso XII, al ejemplificar casos -De las ponderaciones y<br />

argumentos por semejanza sentenciosa- (I, 139), cuando cita unos versos de la<br />

sátira I, 1, 33-40 de Horacio, lo presenta en los siguientes términos:<br />

Así el sentencioso Horacio, igualmente filósofo y poeta, en aquella su primera<br />

sátira tan plausible, arguye a un avaro con la moderación de la hormiga, que sólo<br />

el verano recoge, pero él. ni en el tempestuoso invierno, perdona a los peligros<br />

de los mares/'<br />

No es otra la definición que da en el Discurso XIX («De la agudeza por exageración-),<br />

al citar unos versos ele la oda. III. 3, 1-8:<br />

Así elijo el profundo y substancial Horacio, autor de los juiciosos, ponderando<br />

la seguridad de la virtud y la intrepidez ele la buena conciencia".<br />

Pero cuando en el Discurso XXVII quiere dar ejemplos -de las crisis irrisorias»,<br />

agudeza -fácil, cuan gustosa, porque sobre la ajena necedad todos discurren»,<br />

es el Horacio de la sátira 1, 3. vv. 1-7 el que le proporciona la imagen de<br />

los músicos -que rogados nunca comienzan y después nunca acaban-" 1 ". Otra cita<br />

de sus satura', esta vez, los vv. 1-21 de la primera <strong>del</strong> libro I, que figura en la<br />

Silra que he estudiado, es mo<strong>del</strong>o ideal para explicar -los problemas conceptuosos<br />

y cuestiones ingeniosas» (discurso XXXIX). Decía así <strong>Gracián</strong> que el artificio<br />

de estos recursos consistía en plantear una pregunta curiosa -esto es, moral<br />

o panegírica» y luego de considerar su dificultad se le daba solución; -así<br />

comenzó el sentencioso Horacio sus sátiras-, es decir, refiriéndose a la cuestión<br />

de que los seres humanos no están nunca contentos con su suerte sino que<br />

desean la de sus vecinos:<br />

Qui fit. Maecenas, ut nemo, quam sibi sortem<br />

seu ralio eleelerit seu fors obiecerit. illa<br />

contentéis uíuat, laude! diuersa sequentis? 5 '<br />

En cambio, en otros dos pasajes de la Agudeza, la mención ele Horacio es<br />

obligado punto de referencia para alabar a un moderno poeta. Bartolomé l.eo-<br />

" Agudeza, I, p. 51.<br />

M Cf. Salirvs, cit., I. I. -í-J-iO: -Panilla (nam exemplo e'st) magni fórmica laboris / Ore irahii<br />

quodcumqcie potest: I ...I , dum ne sil te* ditior alti'r-<br />

Agudeza, I. 197 y Horacio. Odas, III. 3. vv. 1-8: -Insumí el lc-nacem propositi uimm / non<br />

ciiiium ardor praua ¡ubentium I..I-.<br />

Agudeza, I. p, 2(iH y Horacio. Salirvs, I. 3, vv. 1-7: -Ómnibus hoc vilium est eanloribus ínter<br />

amicos, / I...]-.<br />

" Cf. Satirvs. til.. 1. I. vv. I-.l<br />

[ 122]


GUACÍAN Y IOS CAÑONES GfECOlATiNOS DEl SIGIO XVII<br />

nardo de Argensola. por ejemplo: -En las ponderaciones fue extremado, fue<br />

único Bartolomé Leonardo, entre muchas graves y de grande enseñanza, imitador<br />

en esto <strong>del</strong> antiguo Horacio"*.- Bartolomé, -filósofo también en verso- como<br />

el maestro romano, lo demuestra, según <strong>Gracián</strong>, en su reelaboración poética de<br />

la fábula de los ratones de la sátira horaciana II, 6: -Hoc erat in votis: modus agri<br />

non ita magnus-"'. Por otra parte, la inclusión en la Agudeza de seis largas citas<br />

de la epístola a los Pisones confirman su esperada familiaridad con el Arle ¡xíctica,<br />

que era un texto escolar"'. Al mismo tiempo, para ejemplificar una sinécdoque,<br />

no vacila en recurrir a un to/xis trivializado, originado en tíos versos de<br />

la oda I, 4, 13-1 i y también recogido en las antologías ad usiini scbolarum,<br />

motivo <strong>del</strong> que ya se había burlado Cervantes en el prólogo <strong>del</strong> Quijote" 1 -.<br />

V.\ efecto atribuyó a la causa, por una artificiosa sinécdoque, el sentencioso y<br />

magistral Horacio cuando dijo:<br />

Fallida mors, cequo ¡misal ¡x'de pauperum tabernas<br />

Regumque turres.<br />

Horacio es sentencioso y¡x'/fecto en cada una de las referencias que <strong>Gracián</strong><br />

hace a su epístola, a tres de sus sátiras y a unas pocas oclas, imagen compartida<br />

por todos los jóvenes lectores que conocían sólo segmentos escogidos de su<br />

vasta obra. No menos perfecto y autor de "inmortales conceptos» es Virgilio, a<br />

ciuien cita once veces en la Agudeza y cuyo estilo alaba en el discurso LX, porque<br />

-los muchos soles, que todas las cosas deslucen, a Homero y a Virgilio, los<br />

ilustran*, escribieron al fin para la eternidad.- (II, 228). Se une a esta alabanza, el<br />

encomio al género tan prestigioso de la Eneida, que le permite situar al mantuano<br />

¡unto al también poeta y filósofo, Homero, de quien, sin embargo, no<br />

encontramos ni una cita directa, aunque no cabe duda de que <strong>Gracián</strong> había<br />

leído la Odisea, si no en griego, al menos en latín o en romance. l'n el catálogo<br />

de la biblioteca de Lastanosa. por mencionar sólo un dalo, figura una edición de<br />

Agudeza, l. p. 224, con ejemplo <strong>del</strong> soneto 1721 de Bartolomé: -Bflbilis, aunque el dios que<br />

nació en Délos-, en Rimas, etl. de J. M. Blecua, Madrid. Espasa Calpe, I. p. 177.<br />

Cj. la epístola |-id|, a Don Francisco de Kniso, -Con tu licencia, Pablo, hoy me retiro de la<br />

Clone, a esperar sano en mi aldea / de aquí a cien años el postrer suspiro.- y los vv. 1$1-$\1, donde<br />

Bartolomé imita la conocida fábula.<br />

Según Egido, <strong>Gracián</strong> -aspiraba a emular a Horacio en el ejercicio de un arle poética aplicada,<br />

en su caso, al concepto; Humanidades, cit.. p, .<br />

"' Sobre el citar -sentencias y dichos* u otros -latines que vos sepáis de memoria-, -V luego en<br />

el margen citar a Horacio, o a quien lo dijo. Si traláredes <strong>del</strong> poder de la muerte, acudir luego con:<br />

fallida mai*. tequio ¡misal pede pauperum tabernas / Regumque turres*, •Prólogo a la Primera<br />

Pane. !>


HA SCHWARI/<br />

la Vlisea de Homero en romance y otra latina <strong>del</strong> Dictis el Detres"-. Con este<br />

nombre cita Gradan el poema al describir -las graves epopeyas- entre las -ingeniosas<br />

invenciones-:<br />

Merecen el primer grado, y aun agrado, entre las ingeniosas invenciones las<br />

graves epopeyas composición sublime por la mayor parte, que en los hechos,<br />

sucesos y aventuras de un supuesto, los menos verdaderos, y los más fingidos y<br />

tal vez todos, va ideando los de tocios los mortales. Forja un espejo común y<br />

fabrica una testa de desengaños. Tal fue siempre la agradable UUsiada de<br />

Homero, que en el más astuto de los griegos y sus acontecimientos, pinta al vivo<br />

la pergrínación ele nuestra vida por entre Cilas y Carilxlis, Carees, cíclopes y sirenas<br />

de los vicios'".<br />

De las cinco menciones de Homero, dos están relacionadas con autores latinos,<br />

que lian funcionado como intermediarios. Al describir los conceptos por<br />

disparidad cita a Veleyo Patérculo para encarecer el valor de Homero, porque<br />

no había tenido -antes de sí a quien imitar, ni después de sí quien pudiese imitarle-:<br />

Deinde Homeri illuxit ingenium, in quo hoc máximum est, quod ñeque ante<br />

illum, quem ille imilaretur, ñeque posi illum, c|ui eum imitari posset, inventus est'".<br />

Para ilustrar la agudeza por desempeño en el hecho, menciona nuevamente<br />

a Homero que<br />

saca al astuto lllises y a sus compañeros de la cueva de Polifemo. vistiéndole de<br />

pieles y con otra astucia se libra ele las engañosas venes de las sirenas.<br />

Así, siguiendo a Horacio en su Arte fXK'ticct, vv. 143-149, elogia el poder <strong>del</strong><br />

arte e -inventiva-, que pemite hallar -medio extravagante, pero verisímil, con que<br />

" ; Cf. Karl-l.uelwig Selig. Tbe l.ihraiy qf Vincendo Juan : -1.a Vlisea de Homero en Romanee- y p. 71: •Dictijs l'.telensis di' bello<br />

Troyano et liares Phrygius ele excidio Troi;i\ 2) Amsle'loelami Id.-ll -<br />

"' Agudeza. II. p. 199, discurso LVi: De la agudeza compuesta fingida cu especial Sobre la<br />

lengua en que Gradan podía haber leído la literatura griega, cf. Romera, art. cit.. p. 104: -Respecto<br />

ele los autores griegos... anticiparé aquí mi impresión ele - que Gradan conocía directamente a algunos<br />

(aunque no precisamente en grie-go), como Homero, Esopo, Heliodoro y Luciano, y había leído<br />

obras ele Aristóteles, Platón, Sófocles, Eurípides, Aristófanes, Jenofonte, Plutarco, pero en su mayor<br />

parte conocía la literatura griega por referencias ele segunda mano: gran número ele sus alusiones<br />

a aquélla son ele esas que- se- tropiezan a menudo en los autores romanos.- (pp. 104-105).<br />

"' Agudeza, n, p. 174. (f Caii Vetieii Patercuti WstorUe Romanee Itíni dúo, Parisiis Apud J.<br />

Barbou, M. DCC. 1.XXVII. p. (>: •C'.larissiinum deinde Homeri illuxit ingenium. sine exemplo máximum;<br />

qui magnltudine operis, ü fulgore earminum solus appellari l'oeta niemil: in e|Uo hoe máximum<br />

est. c|uoel ñeque ante illum, e|uem ille imilaretur. ñeque pe>st illum, qui eum ¡mítari posset,<br />

inventus est.-<br />

[124]


GtACIAN V [OS CAÑONES GBtCOlAlINOS DEl SIGIO XVII<br />

salir <strong>del</strong> enredado laberinto con gran susto y fruición <strong>del</strong> que lee y <strong>del</strong> que<br />

oye.-, cualidades todas que poseía el autor de la Odisea"\ Gradan no parece<br />

hacerse eco de la famosa controversia sobre la superioridad de los tíos grandes<br />

poetas épicos tle la antigüedad. Homero o Virgilio, que enfrentó a no pocos<br />

humanistas tle la segunda mitad <strong>del</strong> siglo XVI. Como sabemos, Julio César Kscalígero<br />

en sus Poetices libri se/)lem había elegido a Virgilio por encima tlel autor<br />

tle la /liada y la Odisea, opinión que despertó reacciones enconadas, En España,<br />

por citar sólo el nombre de un autor contemporáneo tle Gradan, Quevedo<br />

tomó la posición opuesta y nos transmitió en uno tle sus Sueños un enfurecido<br />

ataque a Escalígero, a quien condena al infierno por -las desvergonzadas mentiras<br />

que escribió tle Homero y los testimonios que le levantó por levantar a Virgilio<br />

aras, hecho idólatra tle Marón'"." Sin embargo, Gradan leyó poemas latinos<br />

de los Kscalígero —alguno es traducción <strong>del</strong> griego— que incluye en la Agudeza<br />

67 . Ahora bien, en lo que respecta al autor tle la Odisea, como dijimos, no<br />

hay indicación tle que, siguiendo los pasos tle un Guillaume lkitlé, hubiera leído<br />

-su Homero- en griego"".<br />

El tratamiento tle la poesía grecolatina ana texto filosófico, sin embargo, no<br />

pone tle manifiesto una opinión personal tle Gradan. Por el contrario, recoge<br />

ideas que también informaron los principios tle la pedagogía jesuíta, y aun antes<br />

tle 1599, totla una actitud tle admirado reconocimiento de las -verdades» encerradas<br />

en la lírica clásica que la imprenta había recuperado durante el Renacimiento<br />

a medida que los humanistas iban publicando viejos manuscritos en<br />

nuevas ediciones. Así opinaban los crilici franceses tle la segunda mitad <strong>del</strong><br />

siglo XVI, Henri Kstienne (1531-1597) por ejemplo. No sorprende, por tanto, que<br />

Gradan considere que los poetas sabios -asestaron» «a un mismo blanco de la<br />

filosófica verdad-, aunque por diferentes rumbos de la invención y agudeza.<br />

Homero con sus Epopeyas, Esopo con sus Fábulas, Séneca con sus sentencias,<br />

Ovidio con sus Metamorfosis, Juvenal con sus Sátiras... Luciano con sus Diálogos,...<br />

Blasmo con sus refranes..'"<br />

Agudeza, ll, pp. 136-137: -Non ftjmum ex fulgore, sed ex tumo daré kicem / cogitat, m specio.sa<br />

dehinc mímenla promat Antiphaten ScyUamque et cuín Cyclope Charybdin. I...I-<br />

F. de Quevedo, /.


HA SCHWARTZ<br />

Desde perspectivas semejantes había elogiado Estienne la poesía épica en un<br />

encomio que redactara para su notable edición de los principales poetas griegos<br />

de estilo heroico, publicada en 1566". La unión indisoluble de lo ético y lo estético<br />

en la poesía de los antiguos y la idea misma de que todo lo bello era vía de<br />

acceso a lo bueno ya había sido formulada por los humanistas <strong>del</strong> XVI, para<br />

quienes los textos épicos tenían aun alcance religioso. Los relatos de Homero y<br />

Virgilio, las tabulas de Esopo y de Horacio resultaban así poesía alegórica e inspirada,<br />

y la literatura griega, eternamente viva y capaz de dar respuesta a los problemas<br />

y necesidades de los hombres <strong>del</strong> Renacimiento. Kn 1578, Henri Estienne<br />

había publicado una colección de centones de Homero y de Virgilio escritos<br />

sobre algunos capítulos de la historia sagrada, que demuestra el compromiso ideológico<br />

con los poetas clásicos, que recogerían Isaac Casaubon, Justo Lipsio y<br />

otros de sus contemporáneos. Un siglo más tarde. Gradan seguiría afirmando<br />

que la epopeya era fuente de filosóficos, profundos y religiosos conceptos.<br />

La nómina de autores griegos y romanos mencionados o citados en la Agudeza<br />

abarca muchos más autores de los que puedo tratar en este trabajo.<br />

Incluye, entre otros, al -conceptuoso Ausonio-, que fue también estudiado en<br />

contextos escolares; una edición de su obra figura en el catálogo de la biblioteca<br />

<strong>del</strong> Colegio de los Jesuítas de Huesca" 1 . Asimismo, a Silio Itálico, cuyo<br />

poema épico Pánica, en diecisiete libros, que narra la segunda guerra de los<br />

romanos contra los cartagineses, fue texto leído en la época; en el catálogo de<br />

la biblioteca de Lastanosa aparece una edición impresa en Amsterdam que Gradan<br />

puede haber conocido 72 . Cuatro veces menciona a Lucano; a Persio, nombra<br />

una ve/, y otra, cita el mismo texto que reitera en El Criticón, III, crisi 8; a<br />

|uvenal menciona dos veces sin citarlo, aunque puede haberlo leído en el Colegio<br />

de Huesca donde aparece registrada una edición conjunta de Persio y Juvenal<br />

o en la biblioteca de Lastanosa"'. Los diálogos de Luciano aparecen<br />

mencionados unas cuatro veces pero es evidente, que como buen autor de sátiras,<br />

conocía su obra y la había aprovechado en sus composiciones"'. Para referirse<br />

a Teócrito se basa en un texto de Diógenes Laercio y en un emblema de<br />

Alciato"'"'; Teofrasto le llega a través de Diógenes Ltercio; sólo dos veces se<br />

70 (y. Jean Jehasse, dt, p. 79.<br />

' Cf.José Enrique Laplana Gil, art. dt. p. 13(> y Agudeza, 1, ó, B6, 125, 219 y II. 39. IK. 80.<br />

"• cf. Laplana. art. i¡(.. p. 137 y Si-lij», art. cit.. p. 108¡ -Siliiis Itsüicus de secundo bello púnico.<br />

24 Amsterodami 1628..<br />

" Cf. SOIíH. Cit., p. 10K: -Juslij Juvenalis el Auli IVrsij Satyr.i' 2-1 AniMcroilami l()2i-<br />

[126]<br />

"' Agudeza, I, p. 231; II. p. 218; n, p. 197; u. p. 201.<br />

" Agudeza, I. p. 132 y II. p. 109.


GUACÍAN Y IOS CÁNONES GRECOIA1INOS OEl SIGIO XVII<br />

refiere a una comedia de «el inimitable Terencio- mientras que no parece nombrar<br />

a Planto, aunque haya ediciones de su obra en el catálogo de Lastanosa"".<br />

A diferencia de otros escritores contemporáneos, en la Agudeza <strong>Gracián</strong> no<br />

hace mención de la poesía de Catulo, Propercio y Tibulo, o de algún griego<br />

como Píndaro. Sin embargo, podría haberlos leído en Huesca. En el catálogo de<br />

Lastanosa figura Lina edición holandesa de los tres poetas eróticos canónicos, así<br />

publicados desde las tempranas ediciones de Aldo en el siglo XVI: Catulo,<br />

Tibulo, Propercio y fragmentos de Galo, mientras que en el Colegio se conservaba<br />

una edición bilingüe, griego y latín, de Píndaro". Sin duda, los géneros<br />

practicados por <strong>Gracián</strong> dejaban fuera <strong>del</strong> ámbito de textos a imitar los versos<br />

de la poesía amorosa y elegiaca clásica. Por otra pane, de la poesía amorosa era<br />

más difícil extraer máximas universales, pero cuando resulta pertinente, y basándose<br />

probablemente en repertorios de citas famosas, <strong>Gracián</strong> se acuerda de Propercio,<br />

por ejemplo. En /:'/ Criticón, el amante de Cinthia se hace presente en<br />

dos versos de carácter sentencioso de la elegía III, vii, 31-32 que Critílo imita:<br />

Terra fxirum fueral. fcilis acliecimus uncios:<br />

fortuna? miseras auxinius arte rías.<br />

Parecíale a la muerte teatro angosto de sus tragedias la tierra y buscó modo<br />

cómo triunfar en los mares".<br />

fin cuanto a Ovidio, predominan las citas de las Metamorfosis'". Como sabemos,<br />

varios fragmentos <strong>del</strong> poema eran texto obligado de los cursos de gramática.<br />

Kn la Silra ciirersorum autorum de 1587, por ejemplo, se incluyó la elegía<br />

I, 3 de Tristibusy, de las Metamorfosis, una serie de ciescri/Uiones modélicas: <strong>del</strong><br />

diluvio, de la casa <strong>del</strong> sol «ex lapsus Phaetontis», de un epitafio de Faetón, de la<br />

envidia, <strong>del</strong> vuelo de Dédalo e Icaro, de la fama, <strong>del</strong> sueño, la famosa clescriptío<br />

inferorum, en fin. una serie de pasajes que estaban al alcance de cualquier<br />

•pedagogo-, habría dicho con sorna Bartolomé Leonardo, y que se habían hecho<br />

célebres en los cursos de los colegios de la Compañía.<br />

De TercilCio, autor prácticamente eliminado de las lisias ik- lecturas de los alumnos de<br />

jesuítas, según indica Gil Fernández (ver suprá), Lastanosa poseía una edición flamenca; cf. Seilg,<br />

p. 108: -Pub. Terentij Comoediae sex 24 Amsierodami 1631-,<br />

cf. Selig, an. eit.. p. 108: -Catullus I'ilnillus Propertius cum c:. Galli fragmentis 24 Amsierodami<br />

1630.- y Laplana, art. eit.. p. 137: -Pindarus grxcolatinus.-<br />

"" El Criticón, ed eit.. I. 1, p. (>6 y Propercio, /•Icfiiw. ed. de G. P. Goold, Cambridge-London,<br />

1990. p. 278.<br />

" Cf. Agudeza, I. p. sS; I, p. 89¡ I, p. 12K; I, p, 167; II. p. 29: II. p. 45l II. p. 65¡ II. p. 197; II.<br />

p- 2. 1 ,?,.<br />

[127]


HA SCHWAR1Z<br />

Pero en el discurso LIX sobre la -erudición noticiosa-, <strong>Gracián</strong> se refiere, asimismo,<br />

a unos versos de Trtstía, II, 103-106, para ejemplificar la -correspondencia<br />

<strong>del</strong> sujeto y término-"":<br />

Asi Ovidio a su desgraciado ver, que le costó el no ver, y el estar tan alejado,<br />

acomodó la desgracia ele Acteón, que se perdió también por mirar con otra igual<br />

contingencia; y asi dice:<br />

Cur aliquid vkli? Cur noxia lumina fed?<br />

Cur imprudenti cognita causa mihi est?<br />

lascáis Act;eon vklit sine veste Dianam<br />

Preda fufo canibus non minus ille suis.<br />

En electo. Ovidio comparaba en estos versos la venganza de Diana, por la<br />

que Acteón fue presa de los perros, con la de Augusto que, como sabemos, lo<br />

había condenado a un inapelable destierro en la remota Tomis por haber visto<br />

lo que el poeta no había querido ver. Como sabe el lector de Ovidio, éste se<br />

había autorrepresentado como testigo involuntario de una escena, por lo que<br />

había sido injustamente acusado y desterrado.<br />

Las citas de textos historiográfieos que encontramos en la Agudeza y en /:'/<br />

Criticón también revelan primordialmente las inclinaciones personales de nuestro<br />

defensor de una moral laica en la línea de la ética neoestoica divulgada por Justo<br />

I.ipsio"'. En efecto, si bien es cierto que el canon de la ratio incluía fragmentos<br />

de obras de César, Salustio, Cornelio Nepote, Tito Livio, Cayo Veleyo Fatérculo o<br />

Valerio Máximo, la preocupación por la historia había adquirido un sentido muy<br />

especia] para nuestro jesuíta aragonés, heredero de una tradición humanista y<br />

también local, a las que A. Egido le ha dedicado unas páginas luminosas en las<br />

que se traía exhaustivamente el lema y a las que remito 82 . En la Agudeza nos<br />

Cf. Agudeza, II. p. llh y Ovidio, Tristia. líber II, w. 103-16, en I'. Oric/i Nasonís, Trislium<br />

i.iím quinqué /.../, ed. tic s. c;. Owen, Cambridge, Oxford, 1963. Cf. Lia Schwsutz, -IX- la erudición<br />

noticiosa: el motivo de Acteón en la poesía áurea», en <strong>Actas</strong> <strong>del</strong> X <strong>Congreso</strong> de la .Mil, Barcelona,<br />

1992, pp. 551-561, donde ya Identifiqué la cita. Lis Metamorfosis aparecen mencionadas o citadas<br />

en Agudeza t, '". ". 179 y ll. 29.<br />

"' Para el taso de sus contemporáneos. Oucvcdo y liartolome Leonardo de Argcnsola, cf, l.ia<br />

Sehwartz. -Justo Upsio en Quevedo: neoestoicismo, política y sátira-, en Encuentros en /'laudes<br />

Relaciones e intercambios bispanoflamencos a inicias de la lúlad Moderna, Werner 'Miomas y<br />

Roberl A Verdonk, cds., Soria. Leiiven University l'rcss-l'undación Duques de Soria, 2001, pp. 1"-<br />

273 y -La representación <strong>del</strong> poder en la sátira áurea: <strong>del</strong> rey y sus ministros en el Dédalo de U. L<br />

ile Argensola y en los Sueños de Quevedo-, en Le pOUVOiT an mirtrir de la liltératnre en lis/xigne<br />

auxXVIe. etXVÜe. sueles, París, PubUcations de la Sorl*>nne Nouvelle, 2, capítulos V, -Kl<br />

concepto de historia: de /:'/ béroe al Oráculo; VI. • til Arte de ingenio y /:'/ Genio de la historia- y VII,<br />

-/:'/ Criticón y la gustosa historia-<br />

[ 128]


CRACIAN Y IOS CAÑONES GRECOIATINOS DEI SIGIO XVII<br />

encontramos con diez citas de Tácito, con cinco de Suetonio, con Tito Livio, con<br />

César, y con los historiadores posteriores, Veleyo Patérculo, por ejemplo, y Valerio<br />

Máximo, así como con Diógenes Laercio. 1.a influencia de Plutarco y de<br />

Tácito, que es permanente en los tratados grádanos, constituye un capítulo especial<br />

en la revaloración de los discursos historiográficos antiguos que emprendieron<br />

los humanistas europeos desde Unes <strong>del</strong> siglo XVI. La cuestión ha sido ya<br />

extensamente tratada en lo que respecta a (Iracián y a sus contemporáneos, por<br />

lo que no me parece necesario insistir sobre los matices ideológicos de su recepción'".<br />

Gradan también nombra a Herodoto, y a los poetas épicos que, more<br />

humanístico, habían sido considerados historiadores: I.ucano, Homero y Virgilio.<br />

De todos ellos podían extraerse lecciones profundas sobre la vida <strong>del</strong> hombre; en<br />

Kxlas las obras historiográficas que (iracián había leído, y eran legión, se hallaban<br />

enseñanzas útiles para encontrar el camino a la prudencia, virtud que se<br />

estudiaba en los tratados de filosofía moral, de poética, de retórica y de política.<br />

Los exempla de los grandes políticos, guerreros y pensadores <strong>del</strong> pasado se hicieron<br />

así textos provechosos en /:'/ héroe, en /:'/ político, en lil Criticón. Y en el Oráculo<br />

manual Séneca y Tácito seguirán siendo fuentes principales <strong>del</strong><br />

<strong>pensamiento</strong> gradano, que revela además su interés por la obra de Hcsíodo, Platón,<br />

Aristóteles, Planto, 'lerendo, Publilio Siró, Lucrecio, Cicerón, Salustio, Virgilio,<br />

Horacio, Ovidio, Fedro, Valerio Máximo, Veleyo Patérculo, Lucano, Plinio el<br />

Joven, Persio, Marcial, Juvenal, Quintiliano, Plutarco, F.piclelo, Marco Aurelio,<br />

Aulo Celio, Diógenes Laercio, los Disticha Catonis y Claudiano"'.<br />

Estas tendencias pueden también interpretarse en relación con el desarrollo<br />

<strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> de los filólogos y critici europeos <strong>del</strong> siglo XVI, que fueron<br />

construyendo nuevos cánones de los clásicos a partir de la segunda mitad de<br />

aquel siglo en Francia, en Ginebra, en Amsterdam o en Amlx-res. Rolxrt<br />

Etíenne, Justo Lipsio, Julio César y Justo José Fscalígero, Isaac Casaul">on, Hugo<br />

Grotius y otros editores contemporáneos suyos mejoraron la lectura de los grandes<br />

historiógrafos y salvaron asimismo <strong>del</strong> olvido a numerosos autores griegos y<br />

romanos de segunda fila, recontextualizando así la visión de la cultura clásica<br />

que había ofrecido el humanismo de la generación de Erasmo.<br />

Cf. Kjjido, Uis caras de la prudencia, cit., que ofrece una completa bibliografía; véase en<br />

particular, Beatriz Antón Martínez, /:'/ l'acitismo m el sigla XVII cu lispaña. lil proceso de nxe/>tio,<br />

VaJIadoHd, 1992 y, para la recepción de las Vidas páratelas y tic las Momtíadc Plutarco, Estudios<br />

sobre l'lularco: misticismo y religiones mistéricas en la obra de l'lutarco, Madrid, Bdidones Clásicas,<br />

2001.<br />

Cf. diariero Sancho, arl. cit., p. 95 i|ue resume así la lista de fuentes <strong>del</strong> Oráculo.<br />

[129]


liA SCHWARTZ<br />

NUEVAS EDICIONES DE LOS ANTIQUI AUCTORES, NUEVOS CáNONES<br />

En la lamosa carta que Henri Estienne había escrito en 1569 sobre el estado<br />

de su actividad de editor. De suee ty[X)}>rapbia> statu, ahora analizada por Jean<br />

Jehasse, y aun cuando sólo había publicado 10'í de las 201 ediciones que formarían<br />

su legado, indicaba ya el deseo de establer un canon de bnmaniores Hilera'<br />

que fuera más significativo que el que había proporcionado el esquema<br />

tradicional de las artes liberales. Ya Santo Tomás consideraba que la clasificación<br />

basada en Boecio era deficiente y aunque para -dar lugar a las artes de los tiempos<br />

modernos*, Poliziano, Escalígero, Lambin y otros esbozaron nuevas ordenaciones<br />

de los textos grecolalinos, según Jehasse, hasta los trabajos de Estienne,<br />

no se había logrado una verdadera reorganización de las disciplinas que formarían<br />

a los aspirantes a humanistas"'. A partir de Estienne, en cambio, se dibuja<br />

un nuevo orden jerárquico con el que dialogan intertextualmente los cánones<br />

trazados en el siglo XVII. que <strong>Gracián</strong> parece recoger en el capítulo final de El<br />

Discreto y en la crisi titulada «El museo <strong>del</strong> discreto» de /:/ Criticón.<br />

La estructura de géneros y autores ideada por Estienne se aparta definitivamente<br />

<strong>del</strong> orden establecido en el trivium y el quculrivium, reflejados aun en<br />

los programas de estudio de los jesuítas conservados en la Ratio. En efecto, la<br />

voluntad de establecer un canon enciclo¡wdico de la cultura griega y romana se<br />

tradujo en una disposición ya diferente <strong>del</strong> orden de las artes. Estienne situaba<br />

en primer lugar a los poetas; le seguían luego, sucesivamente, los historiadores,<br />

los oradores, los filósofos, los textos de jurisprudencia, de medicina y de gramática,<br />

para coronar esta estructura octopartita con las letras sagradas.<br />

Los poetas griegos que habían sido editados por Estienne respondían también<br />

a un ordenamiento por géneros: a la poesía didáctica le seguía la moral, de<br />

Esopo a los florilegios de epigramas antiguos; luego venía la poesía lírica, que<br />

abarcaba a Anacreón, a Píndaro y los otro ocho líricos y, finalmente, la poesía<br />

sublime, es decir, la tragedia y la épica. Los autores latinos que Estienne había<br />

editado incluían a Horacio, en especial, el satírico de los Sermones, a Virgilio,<br />

Plauto y Lucrecio. La sátira aparecía representada en los tipos más importantes<br />

que nos había legado la antigüedad: por un lado la diatriba en hexámetros; por<br />

el otro, la sátira menipea, tal como fue practicada en el imperio romano tanto<br />

en latín como en griego: Varrón, Luciano y Petronio; su revaloración, como<br />

sabemos, culminaría con la edición <strong>del</strong> conocido tratado de Isaac Casaubon<br />

[130]<br />

Cf. Jean Jehasse, Ui Renaissance de la critique, cit., pp. 71 y ss.


GUACÍAN Y IOS CAÑONES GRECOIAIINOS Dtl SIGIO XVII<br />

sobre este género romano que no ha perdido vigencia aun hoy*'. Seguían luego<br />

los poetas que llamaba -arcaicos», como Planto y Lucrecio, preferencia que llevaría<br />

a la rehabilitación de Epicuro. En España parece ser Quevedo quien<br />

recoge estas tendencias al componer su lamoso ensayo, Defensa ele Epicuro, que<br />

está conectado, con esta tradición"". Entre los «historiadores» griegos y latinos<br />

que edita Estienne figuraban dos poetas, Homero y Virgilio, además de Plutarco,<br />

el antiguo -espejo de príncipes» que se creyó ver en la Ciropedia de Jenofonte<br />

y, con ellos, Luciano. Entre los oradores, recupera nuevamente a Cicerón, a<br />

Tácito, a Plinio el Joven, autor favorito de <strong>Gracián</strong>, a Quintiliano*. En 1568.<br />

Estienne publica una colección de apotegmas sobre reyes, generales, filósofos y<br />

otros escritores, extraídos fundamentalmente de textos de Plutarco y Diógenes<br />

Laercio, que. sabemos, eran autores privilegiados por <strong>Gracián</strong>. Y aunque es verdad<br />

que las recopilaciones de Erasmo y la traducción al castellano <strong>del</strong> erasmista<br />

Diego <strong>Gracián</strong> de Alderete funcionaron como intermediarios en la difusión délos<br />

aforismos de Plutarco, ello no implica que los humanistas <strong>del</strong> XVII, como<br />

Quevedo o <strong>Gracián</strong>, no manejaran directamente las ediciones latinas de las<br />

Morcilla, de los Apopblbegmata, y de las Vicias de Plutarco"'.<br />

El programa intelectual de <strong>Gracián</strong> ha sido ya minuciosamente analizado por<br />

A. Egido, a propósito <strong>del</strong> realce XXV de El Discreto y, en verdad, de toda la obra<br />

de <strong>Gracián</strong>'". Al comentar el concepto de historia en <strong>Gracián</strong>. Egido relaciona las<br />

bibliotecas ideales de esta obra y de lil Criticón con la que se deduce de un texto<br />

de Francisco de Aráoz, De tiene Disfxjnenda fíibliotkeca, que también ofrece un<br />

canon en el que la historia ocupa asimismo un lugar preponderante y que podría<br />

verse, indica Egido, como precedente de <strong>Gracián</strong>". Por nuestra parte, hallamos<br />

Para una descripción de la edición de Persio de 1605 de Casaulx>n, y su tratado sobre la<br />

sátira también de 1605, cf. lean lehasse, ob. cit.. pp. 400-405.<br />

Véase la edición de Eduardo Acosia Méndez de Francisco de Quevedo. Defensa de Epicuro<br />

contra la común opinión. Madrid, 'léenos, 1966.<br />

Sobre el Panegírico de Trujano, uno de -los libros predilectos- de Gradan que asimila a<br />

otras obras historiográficas, cf. luis caras de la prudencia, pp. 157 y ss., donde Egido analiza los<br />

ejemplos citados en la Agudeza, discursos XI. XVI y otras menciones.<br />

Cf. Jorge liergua Cavero, lisludios subte la tradición de Pintaren en hispana f siglos XI/I-XV7I),<br />

Zaragoza, 1995, pp, 31 y ss., donde recuerda las abundantes citas que hace Gradan de textos de<br />

Plutarco en lil Héroe, lil Político, til Discreto, el Oráculo Manual, la Agudeza y lil Criticón. Cf. también<br />

Agudeza, II, 3-. donde (inician cita sentios pasajes de la Vida de Alejandro, en Vidas paralelas,<br />

y <strong>del</strong> tratado IX 1 clementUí de Séneca, que indican la lectura directa de sus obras.<br />

Además de los capítulos citados de Las caras de la prudencia y de Humanidades, hay que<br />

añadir sus copiosas notas al realce XXV de lil Discreto, pp. 354-366 en la edición de Alianza, y su<br />

libro anterior, ya cit.. La rosa <strong>del</strong> silencio, listadlos sobre <strong>Gracián</strong>.<br />

'" Cf. Francisco de Aráoz, /Je Bene disponenda hibliotbeca. ad meliorcm cognitionem loe i Cmateria-,<br />

i/ualitatisi/ne librorum, litteratis ¡K-r utile opusculum. Matriti, V.\ OITicina l'rancisci Martini,<br />

[131 ]


HA SCHWARI/<br />

también puntos de contacto entre los cánones trazados por Gradan en estas<br />

obras y el canon propuesto por Rstienne. Kilo confirmaría, una vez más, la independencia<br />

de Gradan con respecto a la Ratio y a la pedagogía de los jesuítas y,<br />

en cambio, su conocimiento de los movimientos intelectuales europeos que estaban<br />

transformando la recepción de la literatura griega y latina desde finales <strong>del</strong><br />

siglo XVI y de los que también habría sido subsidiario Francisco de Aráoz y otros<br />

de sus contemporáneos interesados en los libros de los clásicos grecolatinos.<br />

En efecto, la formación <strong>del</strong> discreto se reparte aquí en el estudio de las lenguas<br />

clásicas y modernas, -universales y particulares- (la palabra gramática, primera<br />

etapa <strong>del</strong> trivium, no aparece registrada); continúa con la entrega -a aquella gran<br />

madre de la vida, esposa <strong>del</strong> entendimiento y hija de la experiencia, la plausible<br />

Historia, la que más <strong>del</strong>eita y la que más enseña-. Sigue luego el paseo por -<strong>del</strong>iciosísimos<br />

jardines de la Poesía-, en los que los poetas le ayudan a mejorar -el<br />

ingenio con sus dichos, y el juicio con sus sentencias» y junto a la poesía desarrolló<br />

-una relevante erudición- estudiando -la gustosa Humanidad». Pasa luego a<br />

la Filosofía Natural, y Moral, para la que se hizo discípulo de Séneca, I.ucilio, Platón,<br />

de los Siete de la Fama, de Kpicteto y de Plutarco, -no despreciando al útil y<br />

donoso Ksopo'".- La Cosmografía y la Astrología son los siguientes saberes que<br />

adquiere, y -coronó su plática estudiosidad con una contina, grave lición de la<br />

Sagrada Escritura...•". Es en esta trayectoria de estudios, clasificada según un orden<br />

sólo ligeramente distinto <strong>del</strong> de Fstienne, en la que el discreto aprenderá a ser<br />

prudente, sabio, avisado, ingenioso, elocuente, discreto, noticioso y pío.<br />

Fn la crisi cuarta de la segunda parte de lil Criticón, Andrenio y Crililo pasean<br />

por aquel famoso -museo <strong>del</strong> discreto-, que es mo<strong>del</strong>o de la biblioteca de Lastanosa,<br />

y se van deteniendo en una serie de patios y recintos: el de la poesía clásica<br />

1631, también diado por Pedro Rui/. Pérez, -Uxs libros <strong>del</strong> poeta renacentista-, en Arcbivum<br />

Oviedo, cit.. p. SI 1. Sobre Gradan y las bibliotecas ideales que descrilx- en su obra hay que releer<br />

siempre el trabajo de l'rancois C'iéal, -De la bibliothéque idéale a un ideal de bibliothéque-. en 1'.<br />

Ccrdan. ed.. /(ommage a Rolx'rt ¡animes, Toulouse, Prestes l Iniversilaires du Mirail, 1, 461-472, y en<br />

versión muy ampliada: -("inician: des bihliothéques en USage au lx>n usage de la bibliothéque-, en<br />

Figures de la btbfíotbétpie dans Itmaginaire espagnoldu Stécte d"Or, París, H. Champion, 1999, pp<br />

4I3-4W).<br />

''•' Blflher, Séneca en lis/Hiña, cit., pp. S20 y ss., ya ha llamado la atención sobre el hecho de<br />

que Séneca esté en primer lugar entre los filósofos morales, y así también en -líl museo <strong>del</strong> Discreto-.<br />

Basándose en el catálogo de la biblioteca de kistanosa recuerda también que no hay ni un<br />

solo título de obras Filosóficas de Aristóteles o de Platón; en cambio, aparecen numerosas colee<br />

dones de Séneca, desde la de París de 1640 O sus Tragedias de Amberes, 1636, hasta una serie de<br />

traducciones que incluyen colecciones de sentencias. Delien añadirse, además, escritos neocstoicos<br />

tomo la traducción <strong>del</strong> Brócense de Kpicteto, los tratados De constantia y l'olitictmtm de l.ipsío, la<br />

Tabula Celx'tis, de contexto estoico, y tu cuna y tu se/inllura de Quevedo (p. S2S).<br />

'" El Discreto, ed de A. Egido, Madrid, 1997, pp. 354 y ss.<br />

[ 132]


GUACíAN Y IOS CAñONES GRECOIATINOS DEI SIGIO XVII<br />

y vernácula, luego el de la historia, donde alternaban historiógrafos antiguos y<br />

modernos, a continuación la mansión ele la Humanidad, donde hallaron -muchas y<br />

tragantes flores, <strong>del</strong>icias de la Agudeza-'". IX* la estancia de la ninfa Anticuarla<br />

pasan a la de las ciencias y las matemáticas, a la -de la indagadora Natural Filosofía-,<br />

a la de la Moral Filosofía hasta encontrarse con los libros de política entre los<br />

que no podían faltar, los aforismos políticos -sacados <strong>del</strong> Tácito.'"-<br />

Las convergencias con los cánones franceses <strong>del</strong> XVI no parecen casuales.<br />

Creo. |x>r ello, que la visión <strong>del</strong> prudente sabio que nos ha transmitido Gradan<br />

en éstas y en otras obras sugiere la misma pasión por los antiqui cinc/ores que<br />

guió la labor de los humanistas que lo precedieron, y la misma voluntad de<br />

integración a una /fes publica luterana que, eludiendo las fronteras nacionales,<br />

uniera umversalmente a todos los amantes <strong>del</strong> saber. En verdad, como humanista<br />

y conocedor de las ediciones más solventes que circularon en Europa<br />

desde mediados <strong>del</strong> siglo XVI, Gradan nos ha transmitido Lina visión <strong>del</strong> canon<br />

de los clásicos que permite vincularlo a los movimientos filológicos y -críticos,<br />

europeos, desde Robert Ftienne a Justo Lipsio e Isaac Casaubon, quienes fueron<br />

reconstruyendo la visión de la literatura y de la filosofía grecolatina que habían<br />

transmitido los humanistas de la generación de Krasmo.<br />

De algún modo. Gradan, Quevedo y otros auténticos estudiosos <strong>del</strong> siglo<br />

XVII renovaron el -sueño- <strong>del</strong> temprano humanismo de fines <strong>del</strong> XV y principios<br />

<strong>del</strong> XVI ya desde perspectivas diferentes. En ese programa ideal <strong>del</strong> individuo<br />

prudente, <strong>del</strong> aspirante a sapiens, seguía ocupando un lugar preponderante la<br />

cultura grecolatina. Los libros que tanto amaba Gradan, esas -preciosas alhajas de<br />

los entendidos- le habían permitido recuperar un capital cultural que, rédenmelo<br />

en el siglo XVII, abría nuevas perspectivas sobre el mundo clásico. Este mundo.<br />

sin embargo, volverá a brillar con luces diferentes cuando la filología decimonónica<br />

y sus continuadores en nuestro siglo, construyan otras interpretaciones que<br />

terminarán por sustituir estas visiones <strong>del</strong> humanismo renacentista y barroco.<br />

/:/ Criticón, 11. crisi iv, ed. dt, pp. 361-379. Véase ahora, en apretada y sabia síntesis, la<br />

descripción que hace M.' ]'. Cuatrero de los diversos tipos de colecciones de dichos y proverbios<br />

o semencias que circularon en el Renacimiento y en el Barroco y que <strong>Gracián</strong> manejo constantemente:<br />

por un lado, las de sententíee, apborismi, gnomee y flores, dispuestos bajo toci communes y<br />

las de adagio, prouerbia o paroemice, es decir, proverbios, numerados por centurias y con una<br />

ulosa que explica el proverbio; en Gradan: Estado de la cuestión, dt., pp. 99-101.<br />

/:'/ criticón, dt, p. 378. Como indica Blflher, Séneca en España, dt, p. s¿(). los libros de<br />

Lastanosa pertenecían a dos tipos muy significativos de géneros: la filosofía neoestoica, ton particular<br />

atención a Séneca y la literatura tacitista y poKtica; lo demuestra la presencia de la edición<br />

latina de Tácito que hizo l.ipsio. la traducción española de Alamos de Uarrienlos y varias colecciones<br />

de aforismos políticos, además de obras de Macchiavclli, Ciiovanni botero, Uoccalini, Malvezzi.<br />

[ 133 1


LA FÁBULA F.N GRACIAN<br />

MARÍA PILAR CUARTíRO I UNIVERSIDAD D£ ZARAGOZA<br />

La fábula, en principio un género literario menor, no fue tal para Gradan. Lo<br />

demuestra ampliamente en su teorización sobre ella, en el Arte de ingenio. Tratado<br />

de la Agudeza, en la Agudeza y Arte de Ingenio y en /:'/ Criticón; pero,<br />

todavía más, en su puesta en práctica en esas mismas obras y, con anterioridad,<br />

en /:"/ Héroe, /;/ Discreto y el Oráculo.<br />

I. TEORíA Y PRAXIS DE LA FáBULA EN GRACIáN<br />

Con su teorización, reivinclicativa de la utilidad moral de la fábula, y explicativa<br />

<strong>del</strong> proceder literario que la define, <strong>Gracián</strong> se situaba en la línea de una<br />

larga tradición de obras retóricas, colecciones de fábulas y polyantheas, que<br />

había hecho y hacía otro tanto, y de la que, sin duda, conocía algunos de sus<br />

frutos. Con toda probabilidad. <strong>Gracián</strong> había leído las disertaciones sobre<br />

-fábula- (fábula) o -apólogo- (apólogas) de las obras siguientes (de las que son<br />

colecciones de fábulas hablaremos en el apartado II): lisopete, pp. la-2b\ y ed.<br />

de 1546, A4 t^-v 81 (se alude a la fábula bíblica de -Los árboles eligiendo rey-,<br />

como alude <strong>Gracián</strong> en Arte de ingenio. Tratado de la Agudeza, XLVII, y Agudeza<br />

y Arte de Ingenio, m); De copia uerborum ac rerum de Erasmo, II. pp. 254-256'<br />

(además de la importancia de la obra, había un ejemplar en la Biblioteca de Lastanosa)';<br />

Hecatoinytbia de Lorenzo Abstemio, •/>roei>iimn-, pp. 206-209" (es<br />

' Esopeteystoríado (Toulouse 1488), ed. Victoria A. Bunus-I larriel Goldbeig, Madisem. 1990.<br />

Las fábulas


MARÍA PIIAR CUARTETO<br />

colección humanística muy difundida); Aesopi Fabtilae. de Pedro Simón Abril,<br />

carta al lector, A6 r*-A7 v-' (había un posible ejemplar en la Biblioteca <strong>del</strong> Colegio<br />

de la Compañía de Jesús de I luesea'; se alude también a la fábula bíblica de<br />

-Los árboles eligiendo rey-; y hay alguna huella textual de sus fábulas en las de<br />

<strong>Gracián</strong>); Polyantbea Xonissiina, de Nani Mirabelli-Ling. s. //. Fábula" (había<br />

ejemplar en la biblioteca <strong>del</strong> Colegio de la Compañía de Jesús de Huesca);<br />

Magnttm tbeatruiii. de Beyerlinck. .*. ti -Fábula-'" (se cita como ejemplo, de<br />

nuevo, la fábula bíblica de -Los árboles eligiendo rey-, y en la edición de 1631"<br />

figura el anagrama de los jesuítas).<br />

Con esos y otros posibles antecedentes, dracián forjó su propia teoría de la<br />

fábula, sustantiva en la presentación. He aquí los pasajes grádanos de la misma:<br />

-Son las verdades mercaduría vedada, que han menester tanto disfraz para<br />

poder hallar entrada a la razón. Para esto se inventaron también los apólogos,<br />

que desengañan dulcemente. Parece vulgar su enseñanza, mas su artificio no lo<br />

es. Propónese pasar entre los irracionales brutos, árboles y otras cosas inanimadas,<br />

por ficción, lo que entre los racionales por realidad. Consiste también su<br />

primor en semejanza.- (Arte de ingenio. Tratado de la Agudeza, xi.vn) 1 -'. Sigue<br />

ejemplificado]!, con alusión a tres fábulas 1 *. Una de ellas es fábula bíblica. -Los<br />

árboles eligiendo rey- (Jueces. 9. 8-15), que hemos visto figuraba en la teorización<br />

sobre la fábula de varias obras".<br />

Pedro Simón Abril, Aesopi Fabutae latine atque bis/nate scriplai: Zaragoza. Michaelis<br />

Huessa, 1Í7S.<br />

Es muy probable que corresponda a esta obra la referencia •Aesopi Fábula» <strong>del</strong> inventario<br />

de la Biblioteca <strong>del</strong> Colegio de la Compañía de Jesús de Huesea. Véase J. E. Laplana Gil, •Noticias<br />

v documentos relativos a la biblioteca <strong>del</strong> Colegio de la Compañía de Jesús de Huesea-, Vozy Letra.<br />

Revista


IA FÁBULA EN GUACÍAN<br />

Incorporó el pasaje, en parecidos términos, en Agudeza y Arte de Ingenio, i.vi:<br />

-Son las verdades mercaduría vedada, no las dejan pasar los puertos de la Noticia,<br />

y Desengaño, y así han menester tanto disfraz para poder hallar entrada a<br />

la Razón, que tanto la estima. Para esto se inventaron también los apólogos, que<br />

desengañan mucho y dulcemente. Parece vulgar su enseñanza, mas su artificio<br />

no lo es [...J 1 *» Sigue ejemplificación, con una fábula, aludida en Falcón, y completa<br />

en Mateo Alemán'".<br />

•Una mesma verdad puede vestirse de muchos modos, ya por un gustoso<br />

apólogo, que, con lo dulce y fácil de su ficción, persuade eficazmente la verdad.<br />

Usaron de ellos graves autores, en la más importante enseñanza, tanto política<br />

como moral [...] Enseñan mucho estos apólogos, y por la semejanza exprimen<br />

grandemente la verdad.» (Agudeza y Arte de Ingenio, i.v). Queda intercalada una<br />

larga fábula de Horacio, en versión de Bartolomé Leonardo de Argensola, la de<br />

•Kl ratón de campo y el de ciudad», y sigue la alusión a otra <strong>del</strong> duque de<br />

Nocera 17 .<br />

•La semejanza es el fundamento de toda la invención fingida, y la translación<br />

de lo mentido a lo verdadero es el alma de esta agudeza. Propónese la fábula,<br />

emblema o alegoría, y aplícase por la ajustada conveniencia- (Agudeza y Arte de<br />

Ingenio, i.v). Sigue una fábula de Lope de Vega 18 .<br />

-Propónese pasar entre los irracionales brutos, árboles y otras cosas inanimadas,<br />

por ficción, lo que entre los racionales por realidad. Consiste también el<br />

fundamento de su artificio en la semejanza o paridad, pero después el primor<br />

está en la entretenida ficción con sus empeños y suspensiones, dándoles la<br />

extraordinaria salida.- (Agudeza y Arte de Ingenio, i.vi). Sigue emplificación, con<br />

alusión a las tres fábulas antes mencionadas en Arte de ingenio, tratado de ¡a<br />

Agudeza, y a una de la tradición oriental, la de »La zorra que se finge muerta-<br />

(Don)uan Manuel, /:'/ conde I.ucanor. xxix)'", más una fábula completa de Bartolomé<br />

Leonardo de Argensola, ~La golondrina y los pájaros--"'.<br />

" Ed. de E. Corroa Calderón, Madrid, Castalia, 19«K, 2» ed., 2 vote.<br />

'" Véase al (¡nal. en -Fábulas asumidas por <strong>Gracián</strong>».<br />

' Véanse al final, en -Fábulas asumidas |*>r <strong>Gracián</strong>*.<br />

IH Véase al final, en -Fábulas asumidas por <strong>Gracián</strong>-.<br />

Kl relatóse remonta a la fuente griega <strong>del</strong> Sendebara Libro de ¡os siete sabias (apiui ed,<br />

Guillermo Seres. Estudio preliminar de Germán Orduna, Barcelona, Crítica-Biblioteca Clasica, n" (>,<br />

1994, pp. 130 y 3H2, donde pueden verse también oirás fuentes intermedias y rccialioracioncs paralelas!.<br />

-"" Véase al filial, en -Fábulas asumidas por Gradan-.<br />

[137]


MARÍA PltAR CUASttRO<br />

-I...I Los emblemas, jeroglíficos, apólogos y empresas, son la pedrería preciosa<br />

al oro <strong>del</strong> fino discurrir [...I- {Agudeza y Arte de Ingenio, i.vni).<br />

«[...] Para apetito y regalo hizo lia Moral Filosofía) una ensalada de los diálogos<br />

de Luciano, tan sabrosa, que a los más descomidos les abrió el gusto no<br />

sólo de comer, pero de miniar los grandes preceptos de la prudencia. Después<br />

de éstos echó mano de unas hojas muy comunes, mas ella las comenzó a celebrar<br />

con exageraciones, listaban admirados los circunstantes, cuando las habían<br />

tenido más por pasto de bestias que de personas.<br />

—No tenéis razón —dijo—. que en estas fábulas de Esopo hablan las bestias<br />

para que entiendan los hombres.» (1:1 Criticón, 11, iv) Jl .<br />

l*n su obra Gradan puso en práctica esa teoría en no pequeña medida. Cerca<br />

de cuarenta fábulas —varias con repetida aparición— son fácilmente identificables<br />

en ella, En la ejemplificación se alude a una fábula bíblica y a otra de tradición<br />

oriental —lo hemos visto—, pero la gran mayoría de las fábulas que<br />

aparecen en <strong>Gracián</strong> son grecolatinas, ya clásicas, ya medievales, ya ambas<br />

c( >sas".<br />

En ocasiones, <strong>Gracián</strong> toma las fábulas de autores particulares a los que cita<br />

—he aludido a ello, a propósito de la ejemplificación, y lo veremos en el último<br />

apartado de la ponencia— pero sus referencias a Esopo (/:'/ Héroe. -Al lector-<br />

—con elogio: -sagaz Esopo-—; F.l Discreto, Ixinl, Arte, XI.VI, y Agudeza, i.vi; El Criticón,<br />

-A quien leyere», y II, iv), y la cita de dos fábulas bajo el nombre de Esopo<br />

(¡il Discreto, [ix], y /:/ Criticón, III, i), hacen pensar que la mayor parte de sus<br />

fábulas proceden de las colecciones. En algunos de los casos, además —como<br />

hemos de comprobar— ratifican el supuesto los textos.<br />

II. COLECCIONES POR LAS QUE, CON MáS PROBABILIDAD, PUDO CONOCER<br />

LAS FÁBULAS GRECOLATINAS GRACIÁN<br />

A) Colecciones latinas<br />

1) Versiones latinas humanísticas de fábulas griegas, y de fábulas de Eedro y<br />

Aviano prosificadas<br />

Lorenzo Valla (hacia 1440): 33 fábulas.<br />

•' Ed. de Miguel Romera-Navarro. l'hiladc-lphia, University of l'cnnsylvania. 1938-40, 3 vols.<br />

"" Digo -la gran mayoría-, sin atreverme a decir -el resto-, porque, con la más absoluta modestia,<br />

lie de confesar que no conozco lo mismo las fábulas grecolatinas que las orientales y. por tanto,<br />

se me puede estar escapando la presencia de alguna o algunas más de éstas últimas.<br />

[138]


IA FÁBULA tN GUACÍAN<br />

Fcihtilac incerto interprete: 78 fábulas.<br />

Rinuccio de Arezzo (1448; ed. 1474): Vicia de Esopo y 100 fábulas 23 .<br />

Gullielmus Gudanus o Canonicus: 45 fábulas.<br />

1 [adrianus Barlandus: 40 fábulas.<br />

Gullielmus llermanus: 38 fábulas.<br />

listos textos se editaron conjuntamente (con alguna otra versión), y con los<br />

Hecatomytbia de Abstemio, en ediciones como las siguientes:<br />

—Aesupi Pbiif>is et Vita ex Máximo Platínele clesnmpta et fabellae, Amberes,<br />

Michael Hillenius, 1538.<br />

—Aesopi Pbrigis et aliornm Fabnlae, Lyon, Sel - ). Gryphius, 1542.<br />

Aldo Manuzio, Vita etfabellae Aesopi (1505; griego-latín): Vicia ele Esopo y 192<br />

fábulas'.<br />

Pedro Simón Abril, Aesopi Fabnlae (1575; latín-castellano): 149 fábulas*. Ya<br />

nos hemos referido a la posible identificación de un ejemplar de la obra en la<br />

Biblioteca <strong>del</strong> Colegio de la Compañía de Jesús de Huesca-".<br />

2) Colecciones de fábulas humanísticas<br />

Lorenzo Abstemio, Heceitoinytbia (1495 y 1505): 200 fábulas.<br />

Girolamo Morlini, Fabnlae (1520): 20 fábulas.<br />

Gabriele Faerno, Fabnlae centitm (1563): 100 fábulas en verso.<br />

3) Texto de Fedro. Fabnlamm Aesopiarnm libriV (1596), París, Sebastianus<br />

Cranioisus, 1630: 95 fábulas de Fedro y las 42 de Aviano. De esta edición de<br />

1630 había un ejemplar en la Biblioteca de Lastanosa".<br />

Estas traducciones latinas de Rinuccio acompañaron también la eclitio princeps <strong>del</strong> texto<br />

griego ilc la Vida tic Esopo y las Fábulas, llevada a cabo por Mono Accorsio, hacia 1480 (eifiiul V.<br />

Thoen, -Les grands recueils ésopiques latíns des XVe et XVIe siécles ct leur impórtame pour les littératures<br />

des temps modemes», Acta conuentus Neotattni lovanii (1973), pp- 659-679, p 661.<br />

•'' lista colección tuvo muí has reediciones (véase I 1 . Thocn, art. dt, p. 661).<br />

° Tomo el numero concreto de ciento cuarenta y nueve de A. Serrano Cueto, y M. C Gutíérreaz<br />

Huerta. -Pedro Simón Abril y Aldo Manucio: a propósito de las Aesopi Pabuk», la recepción<br />

de las Artes clásicas en el siglo XVI, Cáceres, Universidad de Extremadura, IW6, pp. 66.S-66K. p. 665,<br />

ya que las tabulas no van numeradas y yo no las he contado. Las Aesopi fabnlae dv Simón Abril<br />

tuvieron otra edición. Zaragoza, Bx officina Laurentil et Didaci Robles l'ralrum, 1584.<br />

•" Véase nota 7.<br />

n Selif>, n" H2.1.<br />

[ 139]


MASíA PILAR CUABIEBO<br />

4) Isaac Nicolás Nevelet. Mytbologia Aesopica (1610; griego-latín): Vida de<br />

Ksofx), 297 fábulas de Esopo; las 40 fábulas de Aftonio; 54 atribuidas a Babrio; 90<br />

de Pedro; las 42 de Aviano; las 60 <strong>del</strong> Anonymus. y Abstemius, l lecatomythia.<br />

Bj Colecciones castellanas<br />

1) Esopete historiado (1482): la Vida de Esopo-, 80 fábulas <strong>del</strong> Rornulus, 17<br />

•Fábulas Extravagantes»; 17 -Fábulas nuevas de Remido- (Rinuccio); 27 de<br />

Aviano; y 22 -Fábulas colectas-.<br />

May ediciones que reproducen el contenido <strong>del</strong> Esopete, como la siguiente:<br />

—Las fábulas <strong>del</strong> clarísimo y sabio fabulador Isopo ... A las cuales agora se<br />

añadieron algunas nueras muy graciosas, Amberes, Juan Steelsio, 1546.<br />

2) Joaquín Romero de Cepeda. Vida y ejemplares fábulas <strong>del</strong> ingeniosísimo<br />

fabulador Esopo frigio y de oíros clarísimos autores, Sevilla, Juan de León, 1590:<br />

Vida de Eso/x> y 104 fábulas en verso. Había dos ejemplares en la Biblioteca de<br />

Lastanosa.<br />

3> Sebastián Mey. Fabulario, Valencia, Felipe Mey, 1613: 57 fábulas.<br />

C) Colecciones italianas<br />

1) Ludovico Guieciardini, 1,'bore di rícreatione (1565). Fs colección de relatos<br />

breves, que acoge bastantes fábulas, y que <strong>Gracián</strong> cita en El Criticón, II. iv.<br />

2) Le quatlocenlo Eavole di Esopo frigio ... alie auale di nuoro son aggiunte<br />

molte allre dalcuni bel/i ingegni ... mutuamente ristanipale. Venecia, Alcssandro<br />

de Vecchi, 1607: 396 fábulas.<br />

I.o dicho anteriormente anticipaba ya eme en la obra de <strong>Gracián</strong> nos vamos<br />

a encontrar con dos tipos de fábulas: lo que vamos a llamar las -Fábulas de <strong>Gracián</strong>»,<br />

es decir las fábulas de su propia cosecha, las que <strong>Gracián</strong> mismo ha adaptado<br />

de las colecciones o ha creado; y las -Fábulas asumidas por <strong>Gracián</strong>», o sea,<br />

las que, aunque no son suyas, porque no las ha adaptado o inventado él, sí las<br />

ha elegido de entre el amplio mundo de la fábula y el extenso número de autores<br />

que hacen uso de ella.<br />

* Selig, núnis. 435 y 481.<br />

140]


III. FÁBULAS DE GRACIÁN<br />

IA FáBUIA (N GUACíAN<br />

Caracterización de la mayoría de las fábulas de (iracián: LA ORIGINALIDAD<br />

FORMAS: A) ADAPTACIÓN B) INVENCIÓN<br />

Ambas formas están dictadas por la idea gracia nu de la aemulatio, que se<br />

corresponde con la humanística. lis decir, para (Iracián aemulatio es la imitatio<br />

que, mediante la ititricitio, consigue la superación <strong>del</strong> mo<strong>del</strong>o. La pauta para<br />

lograrla la daba en Agudeza, uciii: «Suele faltarle de eminencia a la imitación lo<br />

que alcanza tle facilidad; no ha de pasar los límites <strong>del</strong> seguir, que seria latrcxinio<br />

|...| La destreza está en transfigurar los <strong>pensamiento</strong>s, en trasponer los asuntos |...|>.<br />

Pero no hay que olvidar que esa aemulatio literaria, eme (Iracián lleva a la<br />

práctica en muchos pasajes de sus obras-"', la aplicaba también a la conducta:<br />

•Propóngase en cada predicamento los primeros, no tanto a la imitación cuanto<br />

a la emulación: no para seguirles, sí para a<strong>del</strong>antárseles.- (lü Héroe, xvm )•*'•, *Begirldea<br />

Heroica. Más para la emulación que para la imitación» {Oráculo, 75)".<br />

A) Adaptación<br />

Pocas fábulas adapta <strong>Gracián</strong> completas. La mayor parte lo son en forma de<br />

alusión. Ofrezco, a continuación, unas y otras, clasificadas, deteniéndome más<br />

en las fábulas de las que, o no se señala la fuente en las ediciones, o están insuficientemente<br />

anotadas (sobre todo, en punto a la presencia de un adagium o<br />

un refrán junto a la fábula), o no se identifica que son fábulas. Como grado<br />

máximo de originalidad, ofrezco una fábula recreada en la acción. De todas las<br />

fábulas doy la presencia en las colecciones antes indicadas.<br />

A) 1. Fábulas completas<br />

De la fábula de Momo (II. 102, -Zeus, Prometeo, Atenea, Momo-)", que <strong>Gracián</strong><br />

refiere entera en Agudeza, xxvm, y, en forma de alusión, en numerosas<br />

Véase M. I'. Cuartero Sandio, -1.a ixrvivencia de los autores clásicos en Gradan», <strong>Actas</strong> <strong>del</strong><br />

I <strong>Congreso</strong> sobre Tradición Clásica en Aragón. Huesca 22-25 de noviembre de 2(XX) (en prensa).<br />

<strong>Baltasar</strong> Gradan, El Héroe. El Político. Et Discreto. Oráculo manual y Arte de Prudencia, ed<br />

A.


MARÍA PIIAR CUARURO<br />

ocasiones, no me voy a ocupar, porque nada tengo que decir ante el extenso y<br />

documentado estudio de A. Egido, sobre el tema de Momo en el Humanismo y<br />

la literatura española". De la de -La zorra y la máscara-, que, asimismo relata<br />

completa en Agudeza, xxvin. hablaré dentro de las 'Fábulas aludidas-.<br />

Mezcla de dos versiones de una fábula<br />

«(...] Venía otra madre en busca de la honestidad para su hija, y contóla lo<br />

que le sucedió a la culebra madre con la culebrilla su hija: que, viéndola andar<br />

torcida, la riñó mucho y mandó que caminase derecha. -—Madre mía —respondió<br />

ella— enseñadme vos a proceder, veamos cómo camináis.- Probóse, y,<br />

viendo que andaba muy más torcida: •—En verdad, madre —la dijo—. que si las<br />

mías son vueltas, que las vuestras son revueltas.- {El Criticón, II, x).<br />

M.Romera Navarro decía: -El origen de esta fábula viene de la CU de Esopo,<br />

con la diferencia de que éste presenta a la madre y la hija como cangrejos, y no<br />

culebras 4 '.- A mi entender se trata de dos versiones de la fábula El. 211 y M. 80<br />

-La serpiente y el cangrejo», que Gracian ha contaminado.<br />

1. La primera versión aparece en Carmina conuinalia. 892 (la señala F.<br />

Rodríguez Adrados). En ella el cangrejo coge con la pinza a la serpiente y le<br />

dice que hay que caminar derecho y no pensar torcido. Como el texto figura en<br />

el Comentario de Eustacio, y éste se publicó en 15-19, Odyssea, Antonias Bladus,<br />

Roma (sólo en griego). Gradan pudo conocer la versión, muy probablemente,<br />

de forma oral. Y no hay que olvidar que, en temática parecida, existe una fábula<br />

de Esopo, la 196", que Gradan podía haber leído en Aldo, C3 r", -Ser¡x;ns et<br />

cancer""\ •Fabnlae incetto interprete-, 20'", o Simón Abril, F6 v°-F7 r"; en ella, las<br />

palabras finales <strong>del</strong> cangrejo, que acaba matando a la serpiente por su mala conducta,<br />

vienen a ser que no era ése, el de estar muerta, el momento en que debía<br />

ser recta, sino cuando él le aconsejaba que lo fuera y ella no le hacía caso. No<br />

Véase A. Egjdo, Las caras de la prudencia y lialtasar (inician, Madrid. Castalia, 2000, cap.<br />

tlt -La historia de Monio y la ventana en el pecho, pp. 49-90.<br />

Vl Bd de El Criticón, I, p. 311.<br />

1.a numeración de las fábulas de Esopo que doy correspondí- a la edición de B. i: PERRT,<br />

AescpiCO. I. Urbana, 19S2. ya que es la que Sigue la traducción castellana de l>. Hádcnas y .1. López<br />

Bacal, fábulas de Ksofxi Vida de USO/MI. I'ábulas de Babrio, Madrid, Gredos (Biblioteca Clasica Credos).<br />

197H.<br />

Aldo Manuxio, Vita el J'aMItie Aesupi (graece) cuín inlerjireUilioue latina. Venecia. Aldo<br />

Manuzio, 1505.<br />

[142]<br />

En ed. cil. en n. 5, pp. 7 l-72.


IA FABUIA EN GUACíAN<br />

parece descabellado pensar que la -culebrilla- de Gradan proceda de alguna de<br />

estas serpientes.<br />

2. La segunda versión, que es la difundida, se presenta como «El cangrejo y<br />

SU madre». Babrio, 109; Aviario, 3; Aftonio, 11.<br />

Cois. Latinas: Gulielmus Hermanas, 3 W . Nevelet, Aftonio, 11; Aviano, y.<br />

Pedro (1630), Aviano, 3"'- Cois. Castellanas: hisópete, «Aviano-, 3; idem 1546. Cois,<br />

italianas: Guicciardini, l.'bore, p. 20". Le qualtrocenlo favole, 173' 2 .<br />

•De las dos langostas cangrejas<br />

No reprehendas la \sic\ otro el vicio que en ti cabe<br />

Ninguno debe redargüir a otro de la tacha o vicio que él tiene, sin primero<br />

corregir a sí mesmo, según se nota de esta fábula:<br />

Una langosta o cangreja, mirando a su hija que andaba tuertamente, e que no<br />

traía derechos los pies, porque se lisiaba en las piedras malas y ásperas de las<br />

aguas, por causa que anduviese derechamente y sin lisión. díjole la madre así:<br />

-—Hija amada, no vos plega de andar por estos caminos ásperos e sin carrera,<br />

y también mirad porque no andéis así a tuertas, al través con los pies, mas<br />

andad derecha y hermosamente, y no vos lisiaréis tanto.- Respondió la hija:<br />

-—Madre, andad vos primero bonitamente a<strong>del</strong>ante, y mirar vos he cómo os<br />

movéis, y seguiré lo mejor que podré vuestras pisadas.- La madre comenzando<br />

a andar, vio la hija que iba tan tuerta y feamente como ella; y así le respondió:<br />

•—Maravillóme cómo me redargüís <strong>del</strong> andar, no sabiendo vos misma mejor<br />

caminar.» Y así demuestra que torpe y fea cosa es reprehender el hombre a otro<br />

lo que en sí mesmo es digno de reprehensión. (Las fábulas <strong>del</strong> clarísimo y sabio<br />

fabulador Isopo, f. 142 r 4í -v u )". Con mínimas variantes, es la versión <strong>del</strong> liso/yete.<br />

La proximidad textual parece mostrar que sea esta versión, derivada <strong>del</strong> Esopete,<br />

la seguida por <strong>Gracián</strong>, tras cambiar por -culebrillas- a las -langostas o cangrejas»:<br />

w lin ed. til. en n. S.<br />

Cito por la ed Eabulae uartorum aucUimm iwni/K' Aesopi Fabulae (íraeco-lMtiue fX'.VC.'l'//...,<br />

Frankfurt, Cliri.st. C-erlach et Sin. Beckenstcin, 1660.<br />

Es hi ed. de ledro a hi que me lie referido antes: l'haedri Aiif>. lilx'rti l'tihttUtntin Aescptttrutn<br />

Hl>h V. XOIIH edtíto, FesHAuienifabuJarum lilx'r, París, Sebastíanus Cramoisus, 1630.<br />

" Ed. Ludovico Guicciardini. I.'hore di ricrvalUnw. Venecia. Francesco Ginami, 1655.<br />

Iá- quattrocentofavoie di Esopofrigio ... alie quali di nuti> son aggiunti molie aun d'alcuni<br />

MU ingegrtl... Nuovamente ristampate .... Venecia, Alessandro de \fecchl, 1607.<br />

" Amlieres, Juan Steelsio, 1546.<br />

[ 143]


MARÍA PÜAR CUAR1IRO<br />

•mirando a su hija c|ue andaba tuertamente- / -viéndola andar torcida»<br />

-por causa que anduviese derechamente" / -mandó que caminase derecha- /<br />

•vio la hija que iba tan tuerta- / -viendo que andaba muy más torcida».<br />

Recreación de una fábula<br />

•—Por eso cuentan de la raposa —dijo el Nariagudo— que volviendo un día<br />

muy asustados sus hijuelos a su cueva, diciendo habían visto una espantosa fiera<br />

con unos disformes colmillos de marfil: •—¡Quita de ahí, no hay que temer!-<br />

—les dijo—, -que ése es elefante y una gran bestia: no os dé cuidado.- Volvieron<br />

al otro día huyendo de otra, decían, con dos agudas puntas en la frente.<br />

-—¡Etl, que también es nada!- —les respondió—, -que sois unos simples.»<br />

>—Agora sí eme hemos topado otra con las uñas como navajas, ondeando horribles<br />

melenas.-


IA IABU1A EN GRACIÁN<br />

latratu pertenriti, adgenitores repedantes, cumftde omnia de cano eisdem adamussim<br />

renuntiauerunt. Denuo parentes taliter tilos exhortan stint: ~Nec qnidqttam<br />

de isto dubitandton esl; nam, ttt próximas amicns noster est, cnm eo tutius<br />

uersart poterltts.* Vertió CXí'IIlites, medio in atrio domas felem solarihas radiis<br />

adstantem accefu-ritiit. chisque bamilitalc. maiisnelitdine el finlcbritndiiie alleclati,<br />

confestim ad párenles reiteneiiinl: aientes pnlcberrimnm qnoddam ac mansiielissimum<br />

(signis felem praedicando), cura qtto boiiam eral conuersari<br />

societatenique babere, in atrio domas creuisse. progenitoribas demonslranere. VA<br />

ecciim conlí'iitissima noce párenles filias corripere ac moliere initianernnt. aientes:<br />

•Aufugilote, filii, animal boc. caí tetóle ab eo. sil procnl a uobis, in bostem<br />

illnd babetote! Hoc est animal nobis infesttim. boc esl lacerator el carnifex nostri<br />

generis, boc esl fusor nostri sanguinis /.../ O (¡man rapacissimnm ac dolosa ni animal!<br />

O (¡nam bypocrititm animal' Videtnr bonunt el esl malnm /.../ Hoc ¡x>ssiiintm<br />

animal máncala \sic\ dicitnr qttasi mnrnni lanialrix ac consnmmalrix.<br />

quae ruinam tanttim el perditionem nostri generis ajfeclal. Ah ea /'agitóte nelat a<br />

unirte, nam itere mors nestra est!- Caín dicto, ab inde mnscnli catiti aelnram<br />

fugeruni[..£ (Morlini, Fabuiae, 1 i)'\<br />

La extensa versión de Morlini, con el plural •parui mitres-, como pequeña<br />

ampliación de -filia', incluye un animal más que la medieval, en los observados<br />

con temor por los ratones, el perro. La originalidad de Gradan le ha llevado a<br />

hacer una aemtilatio de esa fábula humanística, mediante una forma de la<br />

nariatio, las sustituciones: los ratones padres han pasado, así, a ser una -raposa-;<br />

los animales que asustan a los hijos, de un gallo y un perro, se han convertido<br />

en un -elefante-, un loro y un -león- —con aumento de tamaño, como lo tiene<br />

una -raposa-, con respecto a unos ratones—; y el KNKMIGO, en mayúsculas, el<br />

gato, se ha transformado en -el hombre-. El texto de <strong>Gracián</strong>, que empieza por<br />

arrancar de un diminutivo inicial, como el de Morlini: -Parni mitres- / -sus hijuelos*,<br />

tiene incluso aproximaciones textuales con él:<br />

•einsqtte hamililate, mansitetndine el pitlcbrittidinc allectati- / -pues desarmado,<br />

apacible, manso y risueño*<br />

-Anfiigitote, filii. animal hoc. canetote ah eo. sil procnl a uobis,* / «Guardaos<br />

de él, hijos míos, huid cien leguas.-<br />

-Hoc pessimitm animal monada \sicY" dicitnr- / -ése es el hombre*<br />

" Ed Hieronymi Morlini Partbenopei Nouettae, Fabuiae, Comoedia, y ed., l'arís. P. Jannet,<br />

1855.<br />

" Para el i-'iliior di- la citada edición es pasible que Morlini hubiera escrito -nniiicitlíi-.<br />

[145]


MARÍA PILAR CUARIERO<br />

•Ab ea fugitote ite/nl a morte. tía ni itere tnors uestra est.ty -Guardaos, digo otra<br />

vez, de su malicia.»<br />

A) 2. Fábulas aludidas<br />

Procedimiento de gran originalidad, porque permite que pase desapercibida<br />

la existencia de la tabula. Ks el más cultivado por Gradan en estas fábulas. La<br />

originalidad se consigue también con la mediación de un addgiutn o un refrán<br />

en la fábula.<br />

Unión de dos fábulas<br />

•Conténtese el pavón con su rueda, precíese el águila de su vuelo, que sería<br />

gran monstruosidad aspirar el avestruz a remontarse expuesta a ejemplar despeño;<br />

consuélese con la bizarría de sus plumas.- (/:/ Héroe, ix)<br />

1. La primera fábula es No. H. 259 y M. 345 y M. 346 «El pavo a Juno sobre<br />

su VOZ"<br />

Pedro. III. 18. Kl pavo real se queja a Juno, poique no le ha dado el canto <strong>del</strong><br />

ruiseñor, pero ella le dice que debe contentarse con su lx."lleza y corpulencia, ya<br />

que a cada especie le corresponden sus ventajas, y ninguna puede tenerlas todas.<br />

Cois. Latinas: Adriano Barlando, 21'". Fedro (1630), III, 18. Nevelet, Pedro, III.<br />

57. Cois. Castellanas: Esopete, IV, í; ídem 1546. Col. Italiana: Le cjitaltrocento<br />

Ja role, 149.<br />

Esa primera fábula corresponde a -Conténtese el pavón con su rueda-.<br />

2. La segunda es H. 249 y M. 131 -Fl pavo real y la grulla-.<br />

Babrio. 65. Aviano, 15. Kl pavo real alardea de la belleza de sus plumas ante<br />

la grulla, pero ésta le replica que él revolotea a ras de tierra, cuando ella, con<br />

sus feas plumas, vuela muy alio.<br />

Cois. Latinas: Gulielmus Hermanas, 15. Nevelet, Aviano, 15. Pedro (1630),<br />

Aviano, 15. Cois. Castellanas: Hsopete, Aviano, 12; ídem, 1546. Col. Italiana: Le<br />

(fuallrocento farole. 171.<br />

A esla segunda fábula corresponde el resto <strong>del</strong> texto, en el que Gradan sustituye<br />

a la grulla por el águila (en la fábula anterior se le daba el atributo de la<br />

fuerza), y al pavo real por el avestruz.<br />

1 En ed. i¡i en n. 5.<br />

146]


IA fÁBUlA EN GRACIÁN<br />

El pavo real volverá a ser protagonista de otra fábula, inventada, en e.se caso,<br />

por Gradan, en el realce |xin] de /:'/ Discrekr. a ella me referiré en el apartado H)<br />

INVENCIÓN".<br />

ídem, ¡tero con intervención de un -adauium-<br />

•Bien pudiera de muchos reclamar, crítica, la vulpeja: -¡Oh, testa hermosa,<br />

mas no tiene interior! En ti hallo el vacuo que laníos sabios juzgaron imposible-<br />

Sagaz anotomía, mirar las cosas por dentro. Engaña de ordinario la aparente hermosura,<br />

dorando la fea necedad; y si callare, podrá desmentir el más simple de<br />

los brutos a la más astuta de ellos, conservando la piel de SU apariencia. Que<br />

siempre curaron de necios los callados; ni se contenta el silencio con desmentir<br />

lo falso, sino que lo equivoca en misterioso.- (I-1 Discreto, |i])'".<br />

1. En la primera se mezclan una fábula y un adagium<br />

H. 27 y M. 263. «la zorra (lobo, en la fábula medieval) y la máscara-<br />

Esopo 27. Eedro I, 7 (fuentes clásicas señaladas por A. Kgido)". Cois. Latinas:<br />

Lorenzo Valla, 16 S1 . Rinuccio, 14 SJ . Gulielmus C.udanus, 28". Aldo. B7 v" y 8 r".<br />

Alciato, Emblemala. 188"'. Eaerno, Fabulae cenlum, 66". Simón Abril, C v°.<br />

Nevelet, Anonymus, 31 Eedro (1630), I, 7. Cois. Castellanas: lisopete, II, 1-t;<br />

ídem, 1SÍ6. Romero de Cepeda. 9 V '. Col. Italiana: Le c/uattrocento Jarole, 11.<br />

En Esopo y Eedro la aplicación es semejante: en Esopo, al hombre extraordinario<br />

de cuerpo, pero falto de juicio; en Eedro, a aquellos a los que la Eortuna<br />

May olni fábula con el pavón: II. 24-4 y M. 344. -Kl pavo real y el grajo-. Ksopo, 219. Lis<br />

aves <strong>del</strong>iberan para degbr rey. y el pavo real pide ser elegido por SU hermosura. (Alando estaban<br />

dispuestas a hacerlo, el grajo preguntó que quién las defendería <strong>del</strong> ataque <strong>del</strong> águila lis fábula<br />

bástanle difundida, aunque no tenga eco en Gradan. Cois, y obras latinas. Aldo, C v° y Cl r".<br />

Adriano Hadando, 26. Erasmo, Adagio, III, vn, l, •Scarabaeus aquilam quaerit, Faerno, Fabulae<br />

centutn, 11. Simón Ahril. Kfi V a . Nevelet. Esopo, 53. Col. italiana. I.e i/iiallrocentofarole. 5H.<br />

'" Kd. A. Kgido. Madrid, Alianza Editorial, 1997.<br />

M Ed. ile El Discreto, p. 166.<br />

M lin ed. til. en n. 5<br />

s -' Kn ed. cit. en 11. 5<br />

" Kn ed. dt. en n. 5<br />

"" Ed. lie S. Sebastián, ion prólogo de A. Kgido. Madrid. Akal, 1°KS.<br />

Fabulae caminí el antiquis auctoribus ddectae et a Gabriele /'nenio expfícatae, Roma.<br />

Vincentius Luchinus, 1563.<br />

Joaquín Romero de Cepeda. Vida y ejemplares fábulas <strong>del</strong> ingeniosísimo fabulador Esopo<br />

frigio y de otros clarísimos (nitores., así griegos como latinos, con sus declaraciones Hueramente de<br />

latín, en todo género de terso, en lengua castellana.... Sevilla, luán de León, ÍS'X).<br />

[147]


MARÍA PIIAR CUARIIRO<br />

les lia dado honor y gloria, pero no sentido común. Lo mismo hacen las otras<br />

colecciones. Sólo se diferencia Rinuccio. 14: -Fábula significa! quod non omnes<br />

COfpore decori eandem animo babeant pulcbriludinem-.<br />

Y ésa es la línea que sigue <strong>Gracián</strong>, enseñando a no juzgar por las apariencias.<br />

Su texto depende claramente de los Sileni Alcibiadis de los Adctgüi de<br />

I'rasnio. II. ni. l'\ Ksa dependencia empieza por verse claramente en «mas no<br />

tiene interior». Luego, en «Sagaz anotomía juzgar las cosas por dentro. Engaña de<br />

ordinario la aparente hermosura, dorando la fea necedad-. Bastará recordar, <strong>del</strong><br />

largo adagium erasmiano. un par de fragmentos significativos: -/.../ Sileni Alcibiadis*<br />

I..J in cotteetaneis Graecortim prorerbii nice referuntur, (/no licebit lili nel<br />

de re. qnae cnm in speciem el prima, qnod ainnt, fronte nilis ac ridicula uideatnr,<br />

lamen inlerius ac propias conlemplanti sil admirabais, nel de bomine, (/ni<br />

habita uuUuque longe minas prae se feral, quam in animo claudaf*.> 'Hace<br />

nimirum esl natura renim uere bonestarum, quod halwnl eximia ni id in intimis<br />

recondunt abduntque. quod conteniplissimum id prima specie prae se gerutlt ac<br />

tbesaurum ceu uili corlice dissimulant. nec propbanis ostendunt oculis. At uulgarturn<br />

et umbraticum longe diuersa ratio. Summa specie blandiuntur quodque<br />

pulcberrimum babent statim ohuiis ostendant. sin penitius introspicias nibil<br />

minas sunl quam quod titulo sfx'cieque prae seferebanf''.»<br />

Depende también de los Sileni Alcibiadis Oráculo, 48, donde, asimismo, se<br />

alude a la fábula: 'Hombre con fondos tanto tiene de persona. Siempre ha de ser<br />

otro tanto más lo interior que lo exterior en todo. Hay sujetos ele sola fachata,<br />

como casas por acabar, porque faltó el caudal: tienen la entrada de palacio, y de<br />

choza la habitación. No hay en estos donde parar, o todo para, poique, acabada<br />

la primera salutación, acabó la conversación. Kntran por la primera cortesía<br />

como caballos Sicilianos y luego paran en silencíanos, que se agotan las palabras<br />

donde no hay perennidad de concepto. Fngañan éstos fácilmente a otros,<br />

que tienen también la vista superficial; pero no a la astucia, que, como mira por<br />

dentro, los halla vaciados para ser fábula de los Discretos.»<br />

Ailcmás de l;i influencia directa de los Adagio de Brasmo sobre la obra de Gradan que<br />

hemos de ver a l lar^o de las páginas de esta ponencia, debe recordarse que el propio Gradan<br />

los iiia en Agudeza, i\. y El Criticón, II. tv, asi como en una carta a Francisco de la Torre Sevil (ed.<br />

A. Del Hoyo. <strong>Baltasar</strong> Gradan. Obras completas, Madrid. Aguilar, .V ed., 1967, p. 1163), en la que<br />

demuestra manejar, no sólo los Adagta de Krasmo. sino también la versión expurgada de Paolo<br />

Manu/io. Florencia, IS7S.<br />

Ed. Silvana Sei<strong>del</strong>-Meni hi. Opera Omnia. Amslerdam, Norlli-I lolland Pubishlng, 1981, II. V,<br />

pp, 159-160.<br />

[ 148]<br />

Ed. eii. en nota anterior, pp. 162-164.


IA fABuiA EN GUACíAN<br />

La fábula se cita entera en Agudeza, XXVIII, como aludíamos antes, en «Fábulas<br />

completas»:<br />

-Ayúdase con felicidad de crisi de las ficciones, para el censurar, porque,<br />

como es odiosa la censura, pónese en un tercero, ya por alegoría, ya por fábula.<br />

Como aquella de la vulpeja, cuando, entrando en la oficina de un estatuario, vio<br />

Lina cabe/a de un gallardo mancebo, muy bien acabada y hermosa, pero advirtiendo<br />

que estaba vacía por dentro, exclamó, diciendo: -Oh, qué lindo vulto,<br />

pero no tiene cerbelo!», con que zahirió a toda hermosura, que de ordinario es<br />

trono de la necedad.<br />

Ingressa uiúpes in Cboragi pergulam,<br />

Fabre expolttum tnuenit bumatmm ca¡mt.<br />

Sic ekf>(iiiU'rfcibricalum, til sjnrilus<br />

Solum deesset, caeteris uiuisceret.<br />

Id illa cuín sutnpsisset in maniis. ait.<br />

I loe quale capití est/SecI cerehrtim non buhx'i.-<br />

F.l relato castellano se corresponde con el clásico, y el texto latino procede<br />

de Alciato, Emblemata, 188, •Mentem non formam plus¡x>ller& (fuente anotada<br />

por A. <strong>del</strong> Hoyo y F.. Correa Calderón)"'.<br />

Nueva alusión a la fábula, con las palabras clásicas tic la zorra, en /:'/ Criticón:<br />

-[...I Sobre todo, guardaos no os vea la vulpeja, que dirá luego aquello de<br />

•Hermosa/achata, mas sin celebro.- (II, vm).<br />

2. La segunda fábula es H. 199 y M. 52 -El asno y la piel de león-<br />

De las varias versiones clásicas de ella, la de la zorra es de F.sopo, 188<br />

(fuente señalada por Aurora Fgido)" 1 . Un asno, que se ha puesto una piel de<br />

león, asusta a los animales. Intenta meter miedo a la zorra, pero ésta le dice que<br />

también ella se hubiera asustado, si no le hubiera oído rebuznar 4 *.<br />

Cois. Latinas: Faerno, FabuUte ccnluní, 88. Simón Abril, I 5 r"-v". Nevelet,<br />

Fsopo, 113. Col. Castellana: Romero de Cepeda. 31.<br />

La fábula, con -máscara-, en lugar de -piel-, vuelve a aparecer en /:'/ Criticón:<br />

II Y es cosa notable que todos tomaban las ajenas, y aun contrarias, porque la<br />

vulpeja salía con máscara de cordero, la serpiente de paloma |...| el lobo <strong>del</strong> que<br />

"' A <strong>del</strong> Hoyo, ed. <strong>Baltasar</strong> Gradan. Obras completas, p. 37(>; B. Correa Calderón, ed. Agudeza,<br />

II. p. 17.<br />

•' Ed. S Discreto, p. 167.<br />

IX- las oirás versiones elásieas, en l.i de lia brío, 139, (-•! viento le quita la piel al asno; y en<br />

la de Aviario, 5, lo reconoce un campesino.<br />

[ 149]


MARÍA PIIAR CUAÜTECO<br />

ayuna, el león de cordero, el gato con barba a lo romano, con hechos de tal, el<br />

asno de león mientras calla, el perro rabioso de risa por tener falda, y todos de<br />

luirla y engaño.» (I, YIN).<br />

Nada tiene que ver, en cambio, con la fábula Oráculo, 220: -Cuando no<br />

puede uno vestirse la piel <strong>del</strong> león, vístase la de la vulpeja.- Es un adagium clásico:<br />

Blasmo, Adagio, III, v, 81, «5» leonina pellis non satis est. uidpina<br />

addendef\- Y ese adagium es lo que desarrolla Gradan en /:'/ Criticón, I, vil'".<br />

Alusión a una sola fábula, pero repetida<br />

-Métense a querer dar gusto a todos, que es imposible, y vienen a disgustar<br />

a todos, que es más fácil.- Uil Discreto, |xi]).<br />

•Bien vea cuan dificultoso es el asunto de contentar, cuanto más a nuichos. y<br />

a todos imposible.- [/:/ Discreto, Ixxiul).<br />

Es la famosa fábula 100 de Poggio, que Rodríguez Adrados recoge como M.<br />

340 >E1 padre, el hijo y el asno-.<br />

Col. Latina: Faerno, Fabulae centum, 100. Cois. Castellanas: lisojwte, -Fábulas<br />

colectas-, 22; idem 1546. Mey, /'abulario, pp. l-4"\<br />

Dado que hemos de volver a esta fábula en el apartado B) INVENCIÓN, voy<br />

a reproducir íntegro el texto de Poggio:<br />

-C. FACITISSIMIM OF. SFNF QUODAM QUI FORTAU1T ASINIIM SUPFK SK.<br />

Dicehatur inter Secretarios l'ontificis eos, qui ad uulgi opiíuonem uiuereul.<br />

misérrima premi seruitute, cum nequáquam possibile esset, cttm diuersa sentirent,<br />

placeré ómnibus, diuersis diuersa probautibus. Tum quídam ad eam seulenliam<br />

fabulatn retulit. quam nuper in Alemannia scriptam pictamque uidisset.<br />

Senetn ait fitisse, qui cum adolesceutulo filio, praecedente ahsque onere ase/lo<br />

c/nem uenditurus eral, ad mercatum proficiscebatur. f'raetereuntibus uiam qui-<br />

Cito los Adunia de Ktrasino, con excepción de los Silent Alcibiadis (véase notas 5K y 59),<br />

por la ed. de los Opera omiiUi. II. Ucidcn. I'ctrus Vender. 1703.<br />

'" -|...| I labia una llena de pieles de raposas, y aseguraban eran más estimadas que las martas<br />

cebellinas. Creyéronlo cuando vieron entrar, y salir, en ella hombres famosos, como Tcmístoelcs y<br />

otros más modernos. Vestíanse muchos de ellas a falta de pieles de león, que no se hallaban; pero<br />

los sagaces servíanse de ellas por atorro de los mismos armiños [...]-. Desde •Creyéronlo- <strong>Gracián</strong><br />

sigue la glosa <strong>del</strong> adagio de Krasmo. haciendo uso de la aemulatio.<br />

Sebastián Mey, FabuktrtO, Valencia, Felipe Mey, 1613 (facsímil), ed. C. liravo-Villasante.<br />

Madrid, Fundación Universitaria Fspañola, 197S.<br />

[ 150 1


IA FÁBULA EN GUACÍAN<br />

dam in agris operas lucientes senem culparían, quod asellum nihil ferentem<br />

ñequepater. ñeque filius ascendisset, sed uacuum onere sineret, cum alter senectule.<br />

alter aetale teñera ttebiculo egeret. Tum senex adolescente»! asino imposuit.<br />

ipsc pedihus iter faciens. I loe alii conspicientes increparan! stultitiam seflis quod.<br />

adolescente qui ualidior esset super asinum pósito, ipse aetale confectus pedes<br />

asellum sequeretur. ¡mmutato consilio atque adolescente deposito, ipse asinum<br />

ascendit. Paulum itero progressus, audiuit alios se culpantes, quod paruulum<br />

filium. uulla ral tone aetatis habita, tanquam serttum post se traberet. ipse asello.<br />

qui pater eral, insidens. I lis uerbis permotus. filium asello secum sttperimposuit.<br />

¡loe pacto iter sec/uens, interrógalas inde ab aliis, au suus essat asellus. cum<br />

annttisset. castiga tus esl uerbis. quod eius tanquam alieni nullatn curam baberel.<br />

minime apti ad tantttm onus. cum satis unas ad ferendum esse dehuisset.<br />

Hic homo pertúrbalas tol uariis sententiis, cum ñeque uacuo asello. ñeque<br />

ambobus. ñeque altero sttperimpositis absque calumnia progredi ¡x>sset, tándem<br />

asellum pedibtts iunctis liganit. atque báculo suspensum, sito filique eolio superimposilitm.<br />

ad mercatum de/ene coepit. Ómnibus propter nouilalem speclaculi<br />

ad risum effusis. ac stultitiam amborum, máxime aero palrís. iucrepantibus.<br />

indignatus i/le. supra ripam Jhtminis consistáis, ligatum asinum in /lumen deiecit.<br />

atque Ha amisso asino domum rediit. lia bonus uir. dum ómnibus parere<br />

cupit. nemini satisfaciens. asellum perdidil".-<br />

La fuente de (inician, que lo que adapta es el preámbulo en el que están<br />

hablando los secretarios pontificios, es directamente el texto latino de Poggio,<br />

frente a las otras versiones: «Mótense a querer dar gusto a todos, que es imposible-<br />

y -cuan dificultoso es el asunto de contentar [...] y a todos imposible-, están<br />

cerca <strong>del</strong> •cum nequáquam possibile esset /.../placeré ómnibus» de Poggio'".<br />

ídem<br />

>[...] Comenzó la Corneja a malear, como más vil. después que quedó pelada<br />

con afrenta.» Uil Discreto, Ixinl).<br />

-[.-.1 ¡Pues las mujeres!: de pies a cabeza una mentira continuada, aliño de<br />

cornejas, todo ajeno y el engaño propio |...|- (/il Criticón, 1, tx).<br />

"' Gian Francesco Poggio Bracdolirü, Uber facettarum, ed. MaiceUo Ciccuto, Biblioteca Universale<br />

Ri/.zoli. Milán. 1983.<br />

También conoce la fábula tío Poggio Gaspar Gil Polo, luana enamorada, prologo, (.'ti. K.<br />

Perreres, Madrid, Pspasa-Calpe (Clásicos Castellanos. 135), 1962, p. 9: •Procuré en este libro variedad<br />

tío versos y de materias acomodando mi gusto a los ajenos, y. como éstos sean tan diversos.<br />

tendíame por excusado quien topare con algo que no le cuadre, porque es imposible en iodo satisfacer<br />

a todos.-<br />

[ 151 1


MARÍA PIIAR CUARTFRO<br />

F.s la fábula H. 103 "El grajo y las aves*<br />

Esopo, 101. Horacio, ¡pistnlae, I. m, 1K-20, Eeclro, I, 3- Babrio, 72. Luciano,<br />

El falso razonador. 5 (alusión). Aquiles 'lacio, Leucipa y Clitofonte, II, 3H, 2 (alusión).<br />

Altonio, 37.<br />

Cois, y obras latinas: Erasmo, Adagio, III, vi. 91, •Aesopicus graculu» (alusión);<br />

y Copia, II, p. 255 (alusión). Nevelet, Esopo, 191; Babrio, 26; Aftonio, 31.<br />

Col. Castellana: Mal Lira, Filosofía Vulgar, x, r\<br />

La alusión de /•.'/ Criticón se aleja de la condensación temática de la tabula<br />

—caso de la de /;'/ Discreto—. para acercarse a la formulación de un refrán:<br />

siempre la originalidad graciana"".<br />

ídem<br />

•Hacerse a las malas condiciones de los familiares: así como a los malos rostros.<br />

Es conveniencia donde tercia dependencia. Hay fieros genios que no se<br />

puede vivir con ellos, ni sin ellos. Es, pues, destreza irse acostumbrando, como<br />

a la fealdad, para que no se hagan de nuevo en la terribilidad de la ocasión. La<br />

primera vez espantan, pero poco a poco se les viene a perder aquel primer<br />

horror, y la refleja previene los disgustos, o los tolera.» (Oráculo. 115)<br />

—Que aun el sol —dijo Critilo— a la segunda vez ya no espanta, ni a la tercera<br />

admira.- (/:'/ Criticón I, n)<br />

Es uno de los casos de mayor originalidad en alusión de fábula, ya que, al<br />

no nombrarse para nada a los animales protagonistas de la fábula, es imposible<br />

identificarla, a no ser que se conozca bien previamente a la lectura.<br />

Se trata de la fábula II. 10 -La zorra y el león-<br />

Esopo, 10. Cois. Latinas: Lorenzo Valla, 14. Rinuccio. 6. Aldo, H6 r 1 -' y 7 V o .<br />

Adriano Bailando, 13- Faerno, Fabulae centum, 18. Simón Abril, M f-v". Nevelet,<br />

Esopo, 5. Nani Mirabelli. Polyantbea, s. n. •COnsuetudO; Cois. Castellanas:<br />

' Juan de Mal Lata, l'ilosojuí \'ulf>(ir. ed. Antonio Vilanova, Barcelona, Selecciones Bibliófilas,<br />

1958-59, ) vols.<br />

Hay otras tabulas paralólas: No II. 77 -El grajo Soberbio y d pavo-. Pedio, I. 3. Cois. üilinas:<br />

Gulidmus Canonicus, l l >. Nevelet, Pedro, l. 3; Anonymus, 35. Pedro (1630), l, 3. Cois. Castellanas:<br />

Juan Rui/, Ubro de buen amor, 285-290. Expele, II. 15; ídem, 1546. Romero de Cepeda, 76.<br />

Col. Italiana: lequaitmeentofaroh: I2S. II. 131-Kl grajo y las palomas-, Esopo, 129, Cois. Latinas:<br />

Aldo, D4 v" y d» r». simón Abril. H5 r"-v. Col. Castellana: Romero de Cepeda, 71.<br />

[152]


IA fABUIA fN GUACíAN<br />

Homero de Cepeda, 11. Mey, FabttlaríO, p. «SO. Cois. Italianas: Guicciarclini,<br />

L'bore, p. 226. Le quattrocentofovóte, 21.<br />

•Vulpes el leo<br />

Vulpes, cían leonem nunquam uidisset casuque quodam obuiam Mi Jacta<br />

esset, principio quidem ailco gratuler e.xtimuil, til parían ab/'iieril quam prac<br />

timore moreretur. Cum autem secundo cían uidisset, extimuil quidem, non<br />

lamen ita utptius. (han aero tertio Mían aspexísset, lauta contra cían auckiciain<br />

suuipsit, ni el accederé ad Mían el cían eo colloqui ansa sil.<br />

Fabulae explica! i< ><br />

Haecfábula nos docet quae terribilia natura sint usa cuque consuetudinefiert<br />

fácil ia.<br />

1.a raposa y el león<br />

La raposa no habiendo jamás visto al león, y topándose con él acaso, luego<br />

luego tuvo tan gran temor, que casi vino de temor al punto de la muerte. Pero,<br />

cuando lo vk) segunda vez, aunque temió, pero no tanto como la primera. Mas<br />

cuando ya la tercera vez lo vio, tuvo para con él tan gran osadía, que se atrevió<br />

a llegarse a él y a comunicar con él.<br />

Declaración de la fábula<br />

lista tabula nos muestra que las cosas que de su naturaleza ponen terror, con<br />

el uso y plática se hacen fáciles de tratar- (Simón Abril, H4 r°-v u ).<br />

•La raposa y el león<br />

Topó acaso la raposa una vez con el león, y, no le habiendo antes visto<br />

{amas, quedó tan asombrada, que, de puro espanto, pensó perder la vida. Volvió<br />

pocos días después a verle, y se paró de propósito a mirarle, llegándosele<br />

bien cerca. Pero a la tercera vez que se encontraron, sin temor ninguno, se fue<br />

para él y le demandó que si tenía salud, y que holgaba de conocerle. Y de allí<br />

a<strong>del</strong>ante tuvieron amistad.<br />

Kn aprender no tomes pesadumbre,<br />

pues lo hace fácil todo la costumbre.- (Mey, Fabu/ario. p. 80).<br />

•La primera vez espantan» y -a la segunda vez ya no espanta- parecen reflejo<br />

<strong>del</strong> -de puro espanto- de Mey.<br />

•Es, pues, destreza irse acostumbrando, como a la fealdad, para que no se<br />

hagan de nuevo en la terribilidad de la ocasión.- guarda gran semejanza con<br />

•llace fábula nos docet quae terribilia natura sint usu etique consiietudiiie fieri<br />

facilia.' de Simón Abril.<br />

[153]


MARÍA PIlAt CUAÜItRO<br />

Probablemente Gradan tenía en su codex exceptarías la moraleja de Simón<br />

Abril, en latín; y, o en el codex, o en texto directo, la fábula de Mey"".<br />

ídem<br />

•Cuando no se puede alcanzar la cosa, entra el desprecio." (Oráculo. 220).<br />

-Mas Critilo, anteviendo tantas y tan inaccesibles dificultades, trataba de retirarse,<br />

consolándose a lo zorro de los racimos y diciendo:<br />

—¡Kh, que el mandar, aunque es empleo de hombres, pero no felicidad! [...]•<br />

(1:1 Criticón, II. xii).<br />

Fs la conocidísima fábula H. 15a -La zorra y las uvas.»<br />

i-sopo. 15; Pedro, IV, 3; Babrio, 19 (M. Romera Navarro señaló las fuentes de<br />

K.sopo y Habrio)" 1 .<br />

Cois. Latinas: Rinuccio, 85. Aldo, d3 v- y D4 r°; y D6 r°. Faerno, Fahulae centiim.<br />

19. Nevelet, Esopo, 159; Babrio, 18; Fedro, iv, 61. Fedro (1630), 1. 2. Cois.<br />

Castellanas: lisopete, IV, 1; ídem 1546. Mey, Fabuiario, p. 23. Versiones orales y<br />

otras versiones literarias: Camarena-Chevalier, Catálogo, pp. 110-111"-.<br />

ídem, con mediación de un refrán<br />

•I...I enamorados de sus discursos como hijos, más amados cuanto más feos<br />

[...]. (tiDiscreto, luí).<br />

•i...] Había I ...I ojos de madre, que los escarabajos le parecían perlas [...]» (/•.'/<br />

Criticón. I, vil).<br />

Obsérvese que, en la versión de /:"/ Discreto, la no aparición de ningún animal,<br />

también dificulta la identificación como fábula.<br />

La fábula es No H. 247 y M. 431 -La madre <strong>del</strong> mono y Zeus»<br />

Habrio. 56, y Aviano, 14. Zeus convexa un concurso, para premiar a la cría<br />

más bella de todos los animales. La mona presenta a su hijo, y, ante la risa general<br />

por su fealdad, asegura que para ella es el más bello.<br />

Sobre el uso de un codex exceptortus por pane de Gradan, véase Aurora tigicio, ed. de tí<br />

Discreto, pp. 10-43, y M. I*. Guanero Sancho. -La pervivencia ...- art. Cit. en n. 29.<br />

"' Kd. de El Criticón, pp. 350-351.<br />

" J J. Camarería y M. Chevalier. Catálof>o lifiotóftico <strong>del</strong> cuento folkórico español Cuentos de<br />

animales, Madrid, dedos, 1997.<br />

[154 1


IA FÁBULA EN GRACIAN<br />

Cois, y obras latinas: Tomás Moro, Utopia, I, p. 384 n (alusión). Ncvdet,<br />

Aviano, 14. Fedro (1630), Aviano, 14. Cois. Castellanas: hisópete, -Aviano», 11;<br />

ídem 1546. Col. Italiana: Le qua 11 rócenlo Jai'ole, 166.<br />

Además de la alusión genérica de Pedro Alfonso, 8, al <strong>del</strong>eite <strong>del</strong> hombre<br />

con sus hijos, hay, en el mismo sentido, otra fábula medieval, de Odo de Cheriton,<br />

14 (M. 70 «El sapo y su hijo bellísimo»), con el sapo de protagonista. Col.<br />

Latina: Abstemio. Ih'catomytbia, II, 14, ~De bubone dicente aquilae fUios saos<br />

caelerartmi auiiium J'iliis esse J'ormosiores-. Col. Italiana: Le quattocento favole,<br />

329, -Del acfinla et il bulxme-. Versiones orales: Camarena-Chevalier, Catálogo,<br />

pp. 394-5.<br />

En estrecha relación con la fábula, hay, además, un reirán glosado por Mal<br />

Lara, Filosofía Vulgar. VII, 48, -El escarabajo a sus hijos dice granos de oro-. Allí<br />

Mal Lara recuerda la fábula: -Así puso el refrán la semejanza <strong>del</strong> escarabajo y sus<br />

hijos, que les dice granos de oro, como podemos ver en las madres, que llaman<br />

a sus hijos con aquellos nombres de más precio y de más altos estados que<br />

haya. Esto \sic\ se puede ayuntar la fábula de la mona, que vino con sus dos<br />

hijos a decir <strong>del</strong>ante de Júpiter, que no había más hermosos animales que ellos.-<br />

(111. pp. 106-107).<br />

En la versión de El Criticón, <strong>Gracián</strong> se sirve, junto con la fábula, de dicho<br />

refrán. La versión de /;'/ Discreto, por su parte, da pie a pensar que tuvo en<br />

cuenta, igualmente al lado de la fábula, la glosa de Mal Lara al refrán': -Así lo<br />

dice Aristóteles, en el 4 de las Éticas, al principio: -Lis obras que cada uno hace<br />

le agradan: los hijos a los padres y los versos a los poetas- [...] Y dice que no<br />

sabe cómo esto se ve mejor en los poetas, a quien dan gran <strong>del</strong>eite sus obras y<br />

las aman en lugar de hijos.- (III, pp. 106-107). De forma que, -Enamorados de<br />

sus discursos como hijos- parece reflejo de -a quien dan gran <strong>del</strong>eite sus obras<br />

y las aman en lugar de hijos-, mientras que -más amados cuanto más feos-, lo es<br />

claramente de la fábula.<br />

ídem con intcivención de un •adagium-<br />

-Andan de parto, solx j rbios y hinchados montes, y abortan después un ridículo<br />

ratón.- (.ElDiscreto, \\\\).<br />

" Ed.J. Mallafni Gavalda, Barcelona, Bosch, 1977.<br />

Parte de la glosa está lomada por Mal Lara do lírasmo. Adapta. I, 11. 1T. •Siinm caique ¡ndcbntm-.<br />

Véase F. Sánchez y Escribano, los -Adaf-ia- de Erasmo en la •Pbilasopbfa ruinar- de Juan<br />

de Mal tura. Nueva York. Hispanic Insumió in llie United Status. 1944, n" 1S2, p. 62.<br />

[ 155]


MARÍA PI1AR CUAKItKu<br />

«Fl que ausenie fue tenido por león, presente rué ridículo parto de los montes.-<br />

(Oráculo, 282).<br />

De nuevo, una fábula muy conocida: No H. 218 y M. 2% -Fl parto <strong>del</strong> monte<br />

Pedro, IV, 24. Horacio, ArsPoética, 139 (alusión) (Fuentes indicadas por M.<br />

Romera Navarro)"'.<br />

Cois, y obras latinas: Salisbury, Policralicus. I, 13 (alusión)"". Frasmo, Atlagia,<br />

I. i\, 14, 'Parturiunt montes, nascetitr ridiculas mus- (se cuenta la fábula).<br />

Gulielmus Canonicus, 21, Antonio Campano, 2". Fedro (1630), IV, 22. Nevelet,<br />

Fedro, IV, 80; Anonymus. 25. Cois, y obras castellanas: lisopete, II, v, iclem, 1546.<br />

Romero de Cepeda, 68. Cois. Italianas: Guicciardini, I.'bore, p. 78. le quattrocentofovóle,<br />

112.<br />

En la versión <strong>del</strong> Oráculo, <strong>Gracián</strong> conoce la glosa <strong>del</strong> adagium de Frasmo.<br />

En ella se reproduce un pasaje de Ateneo, IX'ipnosofisttts, XIV. 616 ti, en el que<br />

el rey egipcio Taco se burla de Agesilao, cuando fue a pedirle ayuda para la<br />

guena, diciendo: •ParturÜ mons, lupptíer autem metuii, ai Ule peperii murem>.<br />

en alusión a su pequeña estatura; a este insulto Agesilao, ofendido, replicó:<br />

•Alqui aliquando Ubi uiclehor leo.- Foco después —siguen Ateneo y la glosa de<br />

Frasmo—, habiéndose producido una revuelta entre los egipcios, al no prestarle<br />

Agesilao su ayuda al rey, éste se vio obligado a huir a l'ersia. Al rey egipcio,<br />

pues, Agesilao presente le había parecido el parto <strong>del</strong> monte; ausente, un león.<br />

La originalidad de <strong>Gracián</strong> lo que hace es cambiar el orden de la perspectiva.<br />

Una sola alusión a una fábula<br />

•No anida segura el águila en el mismo seno de Júpiter el día que rompe con<br />

un escarabajo.- (Oráculo. 257).<br />

También es fábula muy difundida: H, 3 -Fl águila y el escarabajo-.<br />

Fsopo, 3- Luciano. Icaromeuipo, 10 (alusión). La fuente esópica fue señalada<br />

por M. Romera Navarro"".<br />

Cois, y obras latinas: Rinuccio, 3. Aldo, B4 v" y liS r". Frasmo. Adagia, III, vti,<br />

1, "Scarabaeus aquilam quaerit- (es una versión muy extensa); Copia. II, pp.<br />

Ed. de /:'/ Discreto, Buenas Aires. Academia Argentina de Letras, 1959, p- 1^3.<br />

Juan di- Salisbury, Pollcratícus sitie tic nn^is curiaUítm el uestígiis pbilosopborum Ubri octo,<br />

Leiden, 1595.<br />

En cil. lii. en n. 5.<br />

Ed. ck'l Oráculo manual y arte de prudencia, Madrid, c.s.i.c, 19SI. p. i9f).<br />

[ 156]


IA IABIJIA fN GUACÍAN<br />

254-5 (alusión). Alciato, Emblemata, 16K. Simón Abril, Hl r"-li2 v". Ncvclct,<br />

Esopo, 2. Cois. Castellanas: Esqpete, -Remigio-, 2; Ídem 1546. Romero de Cepeda,<br />

103".<br />

ídem<br />

-Muríanse luego las aves de las apariencias de bultos.- (Oráculo, 266).<br />

Hs una tabula medieval, M. 440. -Una estatua en el campo y las aves-, que<br />

Rodríguez Adrados recoge en el Prontuario Parisino (P.720). Las aves se acostumbran<br />

al espantapájaros, y se ensucian en él.<br />

No parece haber tenido gran difusión por sí misma, sin duda por la coincidencia<br />

temática (la importancia que tiene la costumbre) con la fábula clásica II.<br />

10 -La zorra y el león-, que hemos visto antes.<br />

ídem<br />

—Allí veo un animal inmundo que pródigamente se está revolcando en la<br />

hediondez de un asquerosísimo cenagal, y él piensa que son flores.- (El Criticón,<br />

I, XII)<br />

Se trata de otra fábula medieval, M. 419 "El escarabajo que volaba-, la fábula<br />

28a de Ocio de Cheriton Un escarabajo vuela sobre almendros en flor, manzanos,<br />

rosas, lirios y otras llores; luego se lanza a un estercolero, donde encuentra<br />

a su esposa, y ante la pregunta de ésta que de dónde viene, responde que<br />

ha volado sobre la tierra y visto muchas flores, pero que no ha encontrado un<br />

lugar tan ameno y agradable como ése, el estercolero.<br />

Hay una recreación de la tabula en Ui Galaica, I, aunque no la veo anotada en las edicto<br />

nes: •1.1 Y así vieron que |*>r un verde llano, que a su mano derecba estaba, atravesaban una muí<br />

tilud de |K'rros, los cuales venían siguiendo una temerosa liebre, que a toda furia a las espesas<br />

malas venia a guarecerse. Y no lardó mucho que, por el mesmo lugar donde las pastoras estaban,<br />

la vieron entrar y irse deracha al latió de Galaica, y allí, vene ida <strong>del</strong> cansancio de la larga carrera,<br />

y casi como segura <strong>del</strong> cercano peligro, se dejó caer en el suelo con tan cansado aliento, que pare<br />

cia que faltaba poco para dar el espíritu. Los perros, por el olor y raslro. la siguieron hasta entrar<br />

adonde estaban las pastoras; mas Galaica, lomando la temerosa liebre en los brazos, estorbó su<br />

vengativo intento a los cobdiciosos perros, por parecerle no ser bien si dejaba de defender a quien<br />

de ella había querido valerse I...I- (ed. de J. H. Avalle-Arce. Madrid, Kspasa Calpe (Clásicos Castellanos,<br />

Nueva serie. 5). 1987, pp. 119-120).<br />

[1571


ídem<br />

MASÍA PIIAÜ CUASttRO<br />

-I...I A instancia de Séneca y otros filósofos morales, sea tenido por un<br />

solemne disparate decir: Haz bien y no mires a quién; antes, se ha de mirar<br />

mucho a quien no sea el ingrato [...] a la serpiente que reciba calor en tu seno<br />

y después te emponzoñe [...)« (El Criticón, III, vi).<br />

Otra vez, una fábula muy identificable: H. 62 y M. 429 -El labrador y la serpiente»<br />

Psopo, 176. Pedro, IV, 20. Habrio, 143"".<br />

Cois, y obras latinas: Aldo, D14 r°. Guliemus Canónicas, 7. Knismo. Adagia, IV,<br />

II, 40, -Colubnim in siim finiere- (reproduce y traduce la versión de Babrio). Nevelet,<br />

P.sopo, 173; Habrio, 42; Pedro, IV, 77; Anonymus, 10. Pedro (1630), IV, 18. Cok.<br />

Castellanas: Eso/x'te, I, 10; idem, 1546. Romero de Cepeda, 57. Col. Italiana: U> quattrocertto<br />

/afole, 105. Versiones orales: Camarena-Chevalier. Catálogo, pp. 272-4.<br />

ídem. /x>ro con intervención de un refrán<br />

•Aborrecibles monstros, de quienes huyen todos más que <strong>del</strong> bruto de Psopo,<br />

que cortejaba a coces y lisonjeaba a lxxados.- (El Discreto, |ix]).<br />

1.a indicación -<strong>del</strong> bruto de Psopo» nos sitúa frente a una fábula, pero el contenido<br />

de ésta Gradan lo hace coincidir con un refrán que señala A. Pgido como<br />

de Hernán Núñez, Horozco y Correas"'. «Pl amor de los asnos entra a coces y a<br />

bocados-.<br />

La fábula es H. 93 y M. 45, -Pl perro y su amo-. Pl amo jugaba con un perrito,<br />

y el asno, envidioso, quiso hacer lo mismo y le dio de coces al amo, cjuien lo<br />

ató al pesebre.<br />

Psopo. 91 y Habrio, 129.<br />

Cois. Latinas: Gullielmus Gudanus, 13- Cois. Castellanas: Esopete, I, 17; idem,<br />

15-i6. Romero de Cepeda, 63.<br />

ídem, pero con intenención de un •adagiunu<br />

•[...] ¡Oh, con cuánta razón el otro sátiro de Psopo abominaba de semejantes<br />

sujetos, que con la misma boca ya calientan, ya resfrían, alaban y vituperan una<br />

misma cosa!- (El Criticón, III, i).<br />

véase P. Rodríguez Adiados, -Versiones medievales <strong>del</strong> tema de la serpiente desagradecida-,<br />

Excapta pbtiok&ca, l. 2 (1991), pp. 739-746.<br />

M58]<br />

"' Ed de /:'/ Discreto, p. 230.


IA FÁBU1A EN GSACIÁN<br />

Esta fábula, de la que el propio Gradan señala, de nuevo, la vinculación esópica,<br />

es H. 35 y M. 447 «El hombre y el sátiro-<br />

Esopo, 35; Aviano, 29.<br />

Cois, y obras latinas: Lorenzo Valla, 22. Aldo, C12 v Q y D r 0 . Gulielmus Hermanus,<br />

28. Erasmo, Adagia, I, vin, 30, -Ex eodem oro calidum el frígidum efflare-<br />

(cuenta la fábula). Faerno, Fahttlae cenlum, 58. Simón Abril, K 3 r^-v". Nevelei.<br />

Esopo. 126: Aviano, 29. Eedro (1630). Aviano, 29. Cois. Castellanas: Esqpete,<br />

•Aviano-, 22; ídem 1546. Romero de Cepeda, 41. Col. Italiana: Le qaatlrocento<br />

/ovóle, 32.<br />

Gradan viene casi literalmente (con la simple inversión <strong>del</strong> orden) el<br />

comienzo de la glosa <strong>del</strong> adagium de Erasmo: 'Bilingües et (jai eundem modo<br />

laudan! modo uitupemni, ex eodem ore calidum ac frígidam sftirare dicantar.-<br />

ídem, con intervención de un refrán y un -adagium-<br />

•ítem, a petición de los hortelanos, no se dirá mal de tu perro, pero sí de tu<br />

asno, que se come las berzas y las deja comer I...I- (/:/ Criticón, 111, vi).<br />

La fábula es medieval: M. 86 -El perro en el pesebre-<br />

Aquí la originalidad graciana proporciona al pasaje un tinte auténticamente<br />

.simpático, ya que contrapone la digna conducta <strong>del</strong> asno a la indigna <strong>del</strong> perro,<br />

desde un ángulo de censura. En ese planteamiento se unen la citada fábula, un<br />

refrán y un adagium.<br />

La fábula forma parte de las fábulas -Extrallagantes-, y, por tanto, <strong>del</strong> Esopete,<br />

-Extravagantes- 11, y de la edición de 1546. En ella un perro, que estaba en un<br />

pesebre lleno de heno, no dejaba comer a los bueyes que acudían allí, ni daba<br />

tampoco a otro perro un hueso que él no podía comer.<br />

En paralelo a la fábula, existe un refrán bien conocido, que en los siglos XVI<br />

y XVII adoptaba las formas siguientes: -El perro <strong>del</strong> hortelano ni quiere comer<br />

las berzas, ni que otro coma de ellas- (Valles, C 6 v ü )" 2 ; -El perro <strong>del</strong> hortelano<br />

ni come las berzas, ni las deja comer al extraño- (Hernán Núñez, f. 41 v'a) 1 "; -El<br />

perro <strong>del</strong> hortelano, que ni come las berzas ni las deja comer a otro- (Covarru-<br />

*-' Pedro Valles, Libro ile refranes copilado ¡xir el tmten <strong>del</strong> A.tí.C'., Zarazo/a, Juana Milián,<br />

1549.<br />

Hernán Núíicz. Refranes o proverbios en romance. Salamanca, Juan dV Cánova. 1555.<br />

[159]


MARÍA PIIAR CUARHBO<br />

bias, p. 864b)"'; -El perro <strong>del</strong> hortolano, ni quiere las manzanas —o las berzas—<br />

para sí ni para su amo- y -El perro <strong>del</strong> hortolano, que ni come las berzas, ni las<br />

deja comer al extraño- (Correas, p. lOSby*. Huelga decir que la formulación <strong>del</strong><br />

texto graciano deriva directamente <strong>del</strong> refrán.<br />

Pero ese refrán, a su vez, había estado precedido de un adagium clásico,<br />

•(MUíS in praesepi-, que, en el Humanismo, recogen Erasmo, Adagio, I, x, 13, y<br />

Nani Mirabelli, l'olyautbea, s. u. -inuidia-, p. 602a (para este último •fábula de<br />

prouerbio comfx>sita est-). En apariencia, sin embargo, el texto de <strong>Gracián</strong> natía<br />

tiene que ver con este adaluñí, apreciación que cambia en el momento en que<br />

miramos la glosa de Erasmo. En ella dice: -Quemadmoditm canis inpraesepi nec<br />

ipse uescitur bordeo el equum ueíat uesci», dando, seguidamente, un texto de<br />

Luciano, Contra un ignorante que compraba muchos libros, 30, en el que éste<br />

se refiere al perro echado en la cuadra, que ni come la cebada, ni deja que la<br />

coma el caballo, que sí puede hacerlo. Los bueyes de la fábula son, pues, un<br />

caballo en la glosa de Erasmo, y de ese caballo parece muy probable que proceda<br />

el -asno» de <strong>Gracián</strong>.<br />

Una sola alusión a una fábula, que también podría serlo a un pasaje bíblico<br />

•Arbitrio es hacer en el Estío la provisión para el Invierno, y con más comodidad.'<br />

(Oráculo. 113).<br />

Proverbios, 6, 6-8: -Ve, ¡oh perezoso!, a la hormiga [...] Y se prepara en el<br />

verano su mantenimiento, reúne su comida al tiempo de la mies 96 .»<br />

La fábula, muy conocida, tiene doble versión: H. 114 y M. 163 -1.a hormiga y<br />

el escarabajo- y -La hormiga y la cigarra-<br />

Esopo, 112; Babrio, 140; Aftonio, 1; Aviano, 34.<br />

Cok. Latinas: Aldo. A r*-'; d V- y 1)2 r"; 1)6 v*-'-7 r"'; y D13 v". Adriano Bailando,<br />

Aviano, 3. Gulielmus Hermanas. 33. Kinuccio, 99. Faerno, Fabulae centum, 7.<br />

Simón Abril. K8 r


IA IÁBUIA (N (,KA( IAN<br />

de Cepeda, 14. Mey, tabularía, pp. 9-10. Col. Italiana: íxi quattrocento favole,<br />

168. Versiones orales y otras versiones literarias: Camarena-Chevalier, Catálogo,<br />

pp. 417-8.<br />

ídem<br />

-—¿Qué palacio será aquel —preguntó Critilo— que entre todos los de la<br />

Francia se corona de las flores de oro?<br />

—(irán casa y gran cosa —respondió Argos—. Ése es el trono real, ése la<br />

más brillante esfera, ése el primer palacio <strong>del</strong> Rey Cristianísimo en su gran corte<br />

tic París, y se llama el Lobero [...] Mámase el Lobero (y no voy con vuestra malicia),<br />

porque ahí se les ha armado siempre la trampa a los rebeldes lobos con<br />

piel de ovejas; digo, aquellas horribles fieras hugonotas.» (/:'/ Criticón, II, n).<br />

San Mateo, 7, 15: -Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con<br />

vestiduras de ovejas, mas por dentro son lolxxs rapaces.»<br />

Ui fábula es No II. 188 y M. 361, y Rodríguez Adrados la localiza en Nicéforo<br />

Basilacas (S. XII d. C), considerándola derivada de la tradición india.<br />

Col. Latina: Abstemius, llecalomylbia, I, 76. Col. Italiana: le quattrocento<br />

fawle, 392.<br />

En este caso, parece predominar el pasaje evangélico sobre la fábula, pero<br />

ésta está presente, ya que se da una intervención activa contra esos lobos con<br />

piel de oveja, como es el caso <strong>del</strong> pastor de la fábula, que cuelga de lo alto de<br />

un árbol al lobo:<br />

'IX' lufx) ouis pette induto quigregem deuorabat<br />

lupus ouispelle indutus ouium se immiscuitgregi, quolidieque aliquam ex eis<br />

occidebat. Quod cum ¡>astor animaduertisset, illum in altissima arbore suspenda.<br />

Interrogantibus autem caeteris pastoribus cur ouetn suspendisset, aiebat: -l'ellis<br />

quidetn Ut uidetis est ouis, opera autem erant tupi.-<br />

llaec indica! fábula bomines non ex babilu, sed ex o¡>eribus iudicaudos, quoniam<br />

multi sub uestimenlis ouium, lupina faciunl o/tera.- (Abstemius, Ilecatomylbia,<br />

I, 76).<br />

lina sola alusión a una fábula o un simple -adynaton-<br />

-[...| pero lo común era decir ser una valiente maga lArtemia], una grande<br />

hechicera, aunque más admirable que espantosa. Muy diferente de la otra Circe.<br />

[161 ]


MACÍA PIIAR CUASTERO<br />

pues no convertía los hombres en bestias, sino al contrario, las fieras en hombres.<br />

No encantaba las personas, antes las desencantaba.<br />

De los brutos hacía hombres de raz.ón: y había quien aseguraba haber visto<br />

entrar en su casa un estólido jumento y dentro de cuatro días salir hecho persona.<br />

He un topo hacer un lince era fácil para ella; convertía los cuervos en candidas<br />

palomas, que era ya más dificultoso, así como hacer parecer leones las<br />

mismas liebres y águilas los tagarotes; de un buho hacía un jilguero. Entregábanle<br />

un caballo y cuando salía de sus manos no le faltaba sino hablar, y aun<br />

dicen que realmente enseñaba a hablar las bestias; pero mucho mejor a callar,<br />

que no era poco recabarlo de ellas.- U-l Criticón, I. vm).<br />

El pasaje es claramente de adynata. De hecho, -de un buho hacía un jilguero»<br />

es adynaton que recuerda a Teócrito I, 137: -desde el monte los buhos<br />

pónganse a competir con ruiseñores»"".<br />

Pero -así como hacer parecer leones las mismas liebres- puede interpretarse<br />

también como alusión a la fábula No H 179 -El reinado <strong>del</strong> león-, que se lee en<br />

Babrio, 102.<br />

A) 3. Fábula recreada dentro de la acción"<br />

Este procedimiento constituye, indudablemente, el grado máximo de originalidad,<br />

por parte de <strong>Gracián</strong>"'.<br />

-Comenzaron a discurrir por un camino tan trillado como solo y primero, mas<br />

reparó Andrenio que ninguna de las humanas huellas miraba hacia atrás: todas<br />

pasaban a<strong>del</strong>ante, señal de que ninguno volvía. Encontraron a poco rato una<br />

cosa bien donosa y de harto gusto: era un ejército desconcertado de infantería,<br />

un escuadrón de niños de diferentes estados y naciones, como lo mostraban sus<br />

diferentes trajes. Todo era confusión y vocería. íbalos primero recogiendo y después<br />

acaudillando una mujer bien rara, de risueño aspecto, alegres ojos, dulces<br />

labios y palabras blandas, piadosas manos, y toda ella caricias, halagos y cariños<br />

I...] Era tal el cariño y agasajo que esta al parecer ama piadosa les hacía, que los<br />

mismos padres la traían sus hijuelos y se los entregaban. Bandolas más de ella<br />

que de sí mismos (...]<br />

Bucólicos griegos, Introducción, traducción y notas por M. García Teijeiro y M. T. Molinos<br />

Tejada. Madrid. Credos (Biblioteca Clásica Credos. 9S), 1986.<br />

* Dedico este comentario, con cariño y gratitud, por cuanto con ellos aprendí, a mis alumnos<br />

<strong>del</strong> curso de doctorado -Pervivencia de la fábula- (1999-2000), M* Hilar Andrés. M J Jesús .lame. Rus<br />

Solera. Jorge Arias y Fernando de Meer.<br />

* El procedimiento fue utilizado también por otros escritores <strong>del</strong> Siglo de Oro. Véase nota 79.<br />

[162 1


IA íABUIA EN GUACíAN<br />

—Lo que más me admira —ponderó Andrenio— es el indecible afecto de<br />

esta rara mujer: ¿qué madre como ella? ¿puedes imaginar tal fineza? De esta felicidad<br />

carecí yo (...)<br />

—No envidies —dijo Critilo— lo que no conoces, ni la llames felicidad hasta<br />

que veas en qué para [...]<br />

Caminaban con todo este embarazo sin parar ni un instante, atravesando países,<br />

aunque sin hacer estación alguna, y siempre cuesta abajo, atendiendo<br />

mucho la que conducía el pigmeo escuadrón a que ninguno se cansase ni lo<br />

pasase mal. Dábales de comer una vez sola, que era todo el día.<br />

Hallábanse al final de aquel paraje metidos en un valle profundísimo rodeado<br />

a una y otra banda de altísimos montes, que decían ser los más altos puertos<br />

de este universal camino. Fra noche, y muy oscura, con propiedad lóbrega.<br />

En medio de esta horrible profundidad, mandó hacer alto aquella engañosa<br />

hembra, y mirando a una y otra parte, hizo la señal usada: con que al mismo<br />

punto (¡oh maldad no imaginada! ¡oh traición nunca oída!) comenzaron a salir<br />

de entre aquellas breñas y por las bocas de las gaitas ejércitos de fieras, leones,<br />

tigres, osos, lobos, serpientes y dragones, que, arremetiendo de improviso, dieron<br />

en aquella tierna manada de flacos y desarmados corderillos, haciendo un<br />

horrible estrago y sangrienta carnicería, porque arrastraban a unos, despedazaban<br />

a otros, mataban, tragaban y devoraban cuantos podían. Monstruo había<br />

que de un bocado se tragaba dos niños, y, no bien engullidos aquellos, alargaba<br />

las garras a otros dos [...] Y era tal la candidez o simplicidad de aquellos infantes<br />

tiernos, que tenían por caricias el hacer presa en ellos y por fiesta el despedazarlos,<br />

convidándolas ellos mismos risueños y provocándolas con abrazos.<br />

Quedó atónito, quedó aterrado Andrenio viendo una tan horrible traición,<br />

una tan impensada crueldad; y. puesto en lugar seguro, a diligencias de Critilo.<br />

lamentándose decía:<br />

—¡Oh traidora, oh bárbara, oh sacrilega mujer, más fiera que las mismas fieras!<br />

¿Es posible que en esto han parado las caricias? ¿para esto era tanto cuidado<br />

y asistencia [...]• (/:'/ Criticón, I, v).<br />

Gradan, con una forma de guiño literario, da en -mas reparó Andrenio que<br />

ninguna de las humanas huellas miraba hacia atrás: todas pasaban a<strong>del</strong>ante,<br />

señal de que ninguno volvía-, una advertencia, más que diáfana, de que está<br />

recreando una muy conocida fábula, la <strong>del</strong> león que se finge enfermo y se come<br />

a cuantos animales van a visitarle a su cueva. Pero no parecen haber percibido<br />

su gesto los editores.<br />

[163]


MARÍA PILAR CUARTIRO<br />

Li tabula es H. 147 y M. 231 «El león viejo y la zorra»<br />

Esopo, 142; Platón, Alcibíades, I, 123a (alusión); Horacio, ¡pistulae, I. i, 70-<br />

75 (alusión); Habrio, 103; Aftonio, 8.<br />

Cois. Latinas: Rinuccio, 59. Gulielmus Gudanus, 4.3. Aldo, dv"y 1)2 I a . Faerno,<br />

Fabulae atitum, 74. Simón Abril, L f J -\2 r"". Nani MitalxHIi, Polyanthea, s. u. fallada.<br />

Nevelel, Esopo, 137. Cois. Castellanas: Esapete, IV, 12; ídem 1546. Mal lara, l-'ilasojia<br />

Vulgar, x, 30 (aduce el texto de Horacio). Romero de (Cepeda, 84. Col. Italiana: Le<br />

quattroctnUofantlc, 148. Versiones orales: Camarena-Chevalier, Cxitálogo, pp. 90-91.<br />

•Del león y de la raposa-<br />

•Gran suma de animales visitaban<br />

a su rey el león, que estaba enfermo.<br />

Kntre lodos es sola la raposa<br />

la que de visitarlo no se acuerda.<br />

Kscrílxrle el león luego una carta,<br />

y en posta se la envía muy secreta;<br />

en la cual, con dulzura, le amonesta<br />

que venga a visitarlo, como hacen<br />

los otros animales, sus amigos;<br />

que le será muy dulce y agradable<br />

ver su presencia alegre y amorosa;<br />

que no hay algún peligro de que tema,<br />

pues salx.- que el león es grande amigo<br />

de la raposa, y siempre aficionado,<br />

por lo cual deseaba su visita,<br />

adonde trataron Ixi'fl grandes secretos,<br />

cuales a lal estado convenían.<br />

Y, pues que estaba enfermo y en la cama,<br />

no se <strong>del</strong>ie de temerle, aunque tuviera<br />

ocasión de tener algún recelo.<br />

La raposa responde al mismo punto:<br />

que de su mal le pena en todo extremo,<br />

y que de SU salud tendrá cuidado;<br />

en lo demás, le mega le perdone,<br />

que no piensa algún tiempo visitarle:<br />

que las pisadas de otros animales<br />

la tienen temerosa y espantada,<br />

Sobre las traducciones latinas de esta fábula, de Rinuccio, Aldo Manuzio, Faerno y Simón<br />

Abril, véase J. C. Miralles Maldonado, «Algunos aspectos de la tradición de la fábula esópica en el<br />

Humanismo-, 1x4 PUotqgftl ¡xilina hoy. Actualización y /x'rsfM'Ctiras, Madrid, Síxiedad de Estudios<br />

Latinos, ll. pp. 1095-1106.<br />

[164]


IA fABUlA FN GUACÍAN<br />

las cuales todas miran hacia adentro,<br />

no teniendo al contrario ningún rastro,<br />

por donde claramente conjetura<br />

que muchos animales han entrado,<br />

y ninguno de tantos no \sic\ lia salido.<br />

Declaración<br />

La discreción y cordura,<br />

según el tiempo y lugar,<br />

deben hacer conjetura<br />

que no todo asegurar<br />

en toda paite asegura.- (Homero de Cepeda, Ht IT. 171 v-173 r).<br />

Los elementos <strong>del</strong> pasaje de /:'/ Criticón en común con la fábula, en cualquiera<br />

de sus versiones, son varios y evidentes:<br />

—-nías reparó Andrenio que ninguna de las humanas huellas miraba hacia<br />

atrás: todas pasaban a<strong>del</strong>ante, señal de que ninguno volvía-: es la apreciación de<br />

la astuta zorra.<br />

—Los niños, seres inocentes, equivalen a los otros animales que han entrado<br />

a la cueva <strong>del</strong> león, con la generosidad de visitarle, y sin sospecha alguna.<br />

—Critilo no se ha (-—No envidies —dijo Critilo— lo que no conoces, ni la<br />

llames felicidad hasta que veas en qué para I...I-), como no se fía la zorra.<br />

—-Dábales de comer una vez sola, que era todo el día-, es señal de que la<br />

mujer los quiere engordar, poique se los van a comer, que es lo que hacía el león.<br />

—De los animales que salen —y salen también de grutas— a devorar a los<br />

niños, justamente, los primeros son leones.<br />

—Andrenio habla desde un lugar seguro (-y, puesto en lugar seguro-): la<br />

zorra, cuando en las versiones se nos indica desde dónde habla, lo está<br />

haciendo desde lejos o desde la entrada de la cueva.<br />

De las versiones cercanas a Gradan, he reproducido la de Romero de Cepeda,<br />

porque su texto parece traslucirse en -de risueño aspecto, alegres ojos, dulces<br />

labios- -que le será muy dulce y agradable / ver su presencia alegre y amorosa-,<br />

Pero el genio de Gradan va más allá de la recreación, en la acción, de una<br />

fábula, y. audazmente, une ese género menor con uno elevado, el de la comedia<br />

dantesca"':<br />

-y siempre cuesta abajo-.<br />

'" Gradan cita a Dante, y precisamente el Inferno, en Arte de ingenio, XLvn: -I...1 Los Ingenios<br />

italianos los han autorizado y platicado con eminencia. l"l Petrarca en sus Triunfos, el liante en sus<br />

Infiernos I...I-.<br />

[ 165]


MARÍA PIIAR CUARItRO<br />

-Hallábanse al final de aquel paraje metidos en un valle profundísimo rodeado<br />

a una y otra banda de altísimos montes, que decían ser los más altos puertos<br />

de este universal camino. Era noche, y muy oscura, con propiedad lóbrega.<br />

En medio de esta horrible profundidad ...»<br />

• Vero e che n su la proda mi trovai<br />

de la ralle dahisso (¡olorosa.<br />

Oseara eprofunda era e nebulosa- (Inferno, IV, 7-10)"-'.<br />

Cuesta abajo, el ejército infantil, llega a un -valle profundísimo- («la valle dahisso-,<br />

•profunda-): la oscuridad <strong>del</strong> valle (-Oscura-) se traspone a la noche («Era<br />

noche, y muy oscura-); y se vuelve a recordar la profundidad <strong>del</strong> valle («En<br />

medio de esta horrible profundidad ...-).<br />

Creo que esta recreación graciana se ajusta, merced a la unión de la fábula y<br />

el Inferno de Dante, a la acertada teoría de Aurora Egido: -Esto explica, en<br />

buena parte, la elección de la alegoría por parte de <strong>Gracián</strong> en El Criticón, pues,<br />

aunque éste la desechara como vehículo expresivo de la Agudeza, le convenía<br />

para fundir los más diversos géneros, incluido el de la epopeya, y darles un<br />

común denominador en el fin moral que conlleva»*.<br />

B) Invención<br />

De una fábula creada por <strong>Gracián</strong> tenemos información por él mismo. Se<br />

trata <strong>del</strong> realce -Hombre de ostentación. Apólogo- de El Discreto, [xml, donde<br />

cuenta, en extenso relato que ocupa todo el realce, la historia <strong>del</strong> -Pavón de<br />

Juno- y las aves envidiosas, a cuya conclusión dice: •[...] Aplaudieron todas al<br />

Arbitrio, obedeció él, y deshízose la junta, despachando una de las aves a suplicar<br />

al donosamente sabio Esopo se dignase de añadir a los antiguos este<br />

moderno y ejemplar suceso-. Como muy bien señaló Aurora Egido: -<strong>Gracián</strong><br />

quería, sin duda, convertirse en un nuevo clásico de la tabulación (... ] siguiendo<br />

una tradición humanista I...]-'".<br />

En efecto, <strong>Gracián</strong> deseó hacer algo equivalente a lo llevado a cabo por<br />

diversos humanistas, emuladores de Esopo, como León Batista Alberti, en sus<br />

w Obras completas de Dante Aligbiert Versión castellana de N. Gonzáñez Rui/, soba- la interpretación<br />

literal de G. M. Benini. Madrid. Biblioteca de Autores Cristianos. .V ed., 1973.<br />

Humanidades y dignidad <strong>del</strong> hombre en <strong>Baltasar</strong> Gradan, Salamanca, Ediciones Universidad<br />

de Salamanca. 2(XU, p. 66.<br />

[166]<br />

91 Ed. de M Discreto, p. 271


IA (ABUIA tN GUACíAN<br />

Apohgi centum. Kste humanista había creado, en su colección, cien fábulas, y<br />

sobre ellas pedía la opinión a Hsopo, en breve carta, a la que Hsopo contestaba,<br />

a su vez, alabando su ingenio"''.<br />

Varias fábulas más me parecen inventadas por Gradan, pero la prudencia me<br />

obliga a reducir el número de las que me voy a atrever a aventurar a dos. Si<br />

cualquiera de ellas tuviera un antecedente absolutamente directo, y constituyeran,<br />

por tanto, adaptaciones y no invenciones de Gradan, las razones en las que<br />

me he basado para sustentar mi hipótesis, en cada uno de los casos, espero sean<br />

un atenuante de culpa al pretenderlas inventadas.<br />

Creación sobre un pasaje de la «Vida de Esopo»<br />

•Zaherían a la lengua los huesos <strong>del</strong> cuerpo humano su tan murmurada flaqueza:<br />

ponderaban aquella su liviandad, con que no repara en anticiparse al<br />

mismo entendimiento, y no acababan de exagerar los vulgares empeños de su<br />

ligereza.<br />

Pero la lengua, no faltándose a sí misma, defendíase con el corazón, que,<br />

siendo principio de la vida y rey de los demás miembros, es también carne todo<br />

él. Excusábase con el celebro, que, siendo asiento de la sindéresis, es muy más<br />

muelle que ella: pero no le valía, porque respondieron entrambos por sí, el<br />

corazón representando su valor, y el celebro apoyando su mucha estabilidad.<br />

Viendo la lengua lo que la apuraban, sacando fuerzas de su propia flaqueza,<br />

dijo: -¿Qué, tan débil os parezco? Pues advenid que, si yo quiero, soy más fuerte<br />

que el más sólido de todos vosotros, y aquí donde me veis toda de carne, basto<br />

yo a quebrartar diamantes, que no digo ya huesos-. Riéronlo mucho todos, especialmente<br />

los dientes, que hicieron amago de detenella como suelen, -Sí, yo lo<br />

digo —repitió ella—. y lo probaré con tal evidencia, que todos la confeséis con<br />

aclamación. Sabed, y nótelo todo el mundo, que cuando yo digo la verdad, soy<br />

lo fuerte de lo fuerte; nadie entonces me puede contrastar, y en fe de ello todo<br />

lo sujeto. Fuerte es un rey que todo lo acaba: más fuerte es una mujer, que todo<br />

lo recaba; fuerte es el vino, que ahoga la razón, pero más fuerte es la verdad, y<br />

yo que la mantengo.- -¡Verdad! ¡Verdad!-, exclamaron todos, y diéronse por vencidos.<br />

Quedó triunfante la lengua, haciéndose mil en repetir y en celebrar este<br />

vitorioso suceso.- (El Discreto, [xxiv| -Corona de la discreción. Panegiri-).<br />

1495.<br />

He utilizado la edición de León Bañista Alherti. Opera, Floreada, Uartholomaeus de Ubris,<br />

167


MARÍA PHAR CUARTERO<br />

Al final <strong>del</strong> relato se utiliza el término -suceso- para definirlo, como ocurría<br />

en el de /:'/ Discreto, lxni|, que acabamos de ver: -este moderno y ejemplar<br />

suceso.- / -este vitorioso suceso.- Estamos, pues, parece, ante una sugerencia,<br />

por parte <strong>del</strong> propio Gradan, de que la fábula es de creación suya. Necesariamente<br />

no ha tenido por qué basarse en ningún apólogo clásico para configurarla,<br />

pero se pueden descubrir en ella ecos de un pasaje de la Vida de Esopo,<br />

51-55, que no puedo reproducir por su extensión. En él, EsopO cumple dos<br />

enigmáticas órdenes de su amo, en forma que retiñieren explicación de palabra.<br />

Primero. Janto le manda que cocine algo que esté bien, si es que hay algo<br />

bueno en esta vida. Esopo compra lenguas de cerdos sacrificados, y les ofrece<br />

a él y sus invitados un monótono banquete a base de lenguas (cocidas, asadas,<br />

aliñadas, y en puré), demostrando, con las excelencias de la lengua, que ha<br />

comprado algo bueno: con ella se transmiten el saber y la cultura; sin ella natía<br />

se puede dar, ni tomar; por ella se rigen los estados, y se fijan los decretos y las<br />

leyes; luego, natía hay mejor ni más poderoso que la lengua. Los discípulos dan<br />

la razón a Esopo. En contrapartida, Janto da una nueva orden a Esopo, al día<br />

siguiente, la de que compre lo que esté peor. Esopo repite la compra y guiso de<br />

lenguas —con el consiguiente enfado de totlos—, porque no hay mal que no<br />

venga por la lengua: otlios, muertes, mentiras, peleas, discordias, guerras...<br />

El pasaje pudo leerlo <strong>Gracián</strong> sobre todo en las versiones siguientes: Cois.<br />

Latinas: Aldo. A8 v'-'-9 I a . Nevelet, pp. 38-41. Cois. Castellanas: /-sópete, pp. 12b-<br />

13b; etl. 15)6, H12 v'-'-C2 r". Romero tle Cepeda, canto III. ff. 27 ^'-28 r° (en octavas).<br />

En la fábula tle <strong>Gracián</strong> los defectos de la lengua preceden a los valores,<br />

tlándose en estos últimos una cierta semejanza de contenido con el pasaje tle la<br />

Vicia de EsopO. Reproduzco la versión latina tle la Aesopi Vita de Aldo Manuzio,<br />

por su difusión que arrinconó la tle Rinuccio:<br />

•Et Aesopus. I...I -Quid igitur fuerít lingua melitis et praestantius in uitaP<br />

Ornáis ettim doctrina et pbttosopbia per ipsaní monstratur ac iradititr. per ipsam<br />

datioites. acceptioues. saltitationes. heiiedicentiae, musa oimiis; per ipsam celebrantur<br />

mtpliae, ciuitates erii>u>itur. bomines seruaiilur. Et iit breuiter dicam.<br />

per ipsam tota ¡tita uostra consistí/: nibil er¡>o lingua me/ius» Oh haec discipuli<br />

Aesopum recle loqui dicenles. aberrasse itero mai^istrum. alnere sittguli in<br />

donutm." (A 9r°).<br />

•Sabed, y nótelo todo el mundo, que cuando yo digo la verdad, soy lo fuerte<br />

tle lo fuerte: nadie entonces me puede contrastar, y en fe de ello todo lo sujeto,<br />

fuerte es un rey que todo lo acaba; más fuerte es una mujer, que todo lo recaba:<br />

fuerte es el vino, que ahoga la razón, pero más fuerte es la verdad, y yo que la<br />

mantengo.- -¡Verdad! ¡Verdad!», exclamaron todos, y tliéronse por vencidos.»<br />

[ 168]


IA FABUIA EN GUACíAN<br />

No estará, no obstante, de más recordar el pasaje bíblico de Proverbios, 18,<br />

21: >La muerte y la vida están en el poder de la lengua»; y, asimismo, el apotegma<br />

de Anatarsis (Diógcncs Laercio, I, 105 —señalado por M Romera Navarro—)'*',<br />

respondiendo a la pregunta de cuál es la cosa mejor y peor, que la<br />

lengua. (.Inician lo recoge en Agudeza, xi., y lil Criticón, I, íx.<br />

Finalmente, he de decir que <strong>Gracián</strong> conocía, sin lugar a dudas, la Vida de<br />

Bsopo, porque, en Agudeza, xxv, recuerda un episodio que corresponde a la<br />

Vida de I-sopo, 25, aunque no lo indiquen las ediciones: -Cautivo Esopo, y viéndole<br />

en la plaza con otro concautivo, preguntó a éste el comprador qué sabía<br />

hacer. Respondió, que todo. Preguntó a Esopo después, y dijo que nada; replicándole<br />

cómo decía aquello, dio la razón: -Si éste se lo sabe todo, no me deja<br />

para mí qué saber; y así. vuelvo a decir, que nada.-<br />

Creación sobre una fábula de Poggio<br />

Relato de la muerte seleccionando primero las víctimas con arco, para acabar<br />

sirviéndose de la guadaña, que siega igualitariamente a todos (/;'/ Criticón, III,<br />

xi). Su extensión (pp. 356-61) me impide reprcxlucirlo.<br />

Hn mi modesta opinión, esta fábula es creación graciana sobre el relato 100<br />

de Poggio, que hemos visto anteriormente (en -Fábulas aludidas-). Ha de enterderse,<br />

desde luego, eme me refiero a la fábula en su conjunto, sin incluir la parte<br />

<strong>del</strong> marido llamando a la muerte para su mujer, de la que tan sabiamente habla,<br />

en estas mismas <strong>Actas</strong>, Máxime Chevalier.<br />

Como marco, estamos ante una misma temática: el deseo de dar gusto por<br />

parte de la muerte, llevándose a quien piensa puede parecer bien a los demás<br />

(como el anciano de la fábula ele Poggio intentaba satisfacer a cada uno de los<br />

que le daban su opinión), para acabar, al igual que éste, con una reacción de<br />

indignación y una decisión drástica (hacer uso de la guadaña indiscriminadamente,<br />

en la línea <strong>del</strong> anciano, que arrojaba el asno al río), ante la imposibilidad<br />

de conseguirlo.<br />

Pero en el desarrollo hay. además, varios apuntes textuales que recuerdan la<br />

facecia-fábula de Poggio. Los señalo siguiendo el orden <strong>del</strong> relato de Gradan:<br />

-Ahora yo os quiero contar al propósito y al ejemplo- / •Tnni quídam ad eam<br />

sententiam fabulam retulih.<br />

Kd. de /:'/ Criticón, I, pp. 278-279.<br />

[ 169]


MARÍA PIIAR CUARTERO<br />

«De verdad que quedé confusa y aun arrepentida de lo hecho- y -Quedé aturdida<br />

de esta vez- / -His ucrbis permottt» y •perturbatus tot itaríis sententiis-.<br />

•tratándome ... agora de necia- y -¿Hay semejante necedad ...?• / •increparunt<br />

siutiitiam senis* y •stultitiatn amborum ... increpantíbu»<br />

•Quedé, cuando oí esto ...- / -audiuit olios se culpantes-<br />

•No quedó persona que no murmurase- / -castígalas est ucrbis-<br />

•De modo que no hallaban la ocasión ni cuando mozos, ni cuando viejos, ni<br />

cuando ricos, ni cuando pobres- / -Hic humo ... cuín ñeque ¡mato ase/lo, fleque<br />

ambobus, ñeque altero su/>eriinf)ositis ahsque calumnia progredi fx>sset-<br />

IV. FÁBULAS ASUMIDAS POR GRACIÁN<br />

Los escritores de los que toma las fábulas Gradan, y a los que siempre cita,<br />

son humanistas y autores más o menos contemporáneos.<br />

1. Fábulas textuales completas<br />

•Válese de la conversión o transposición comúnmente, transformando las<br />

cosas en otras de lo que parecen, y, cuando tercia la malicia crítica, es más agradable.<br />

Así Alciato, que fue ingenio de los de primera clase y universal en todo<br />

género de agudeza, introduce en uno de ellos un buitre tragador, que está trocando<br />

y quejándose a su madre, de que echa por la boca las entrañas; pero ella,<br />

con donosa retorsión, le dice: -No echas, hijo, sino lo ajeno, que siempre robas.-<br />

Miluus edax, nimiae quem nausea torserat escae.<br />

lid mibi. mater, ait, uiscera ab orefiuunt.<br />

Illa atileni. quid (les? C.'ttr hace tita uiscera crecías.<br />

Qui rapto tiiuens sola aliena nontis.- (Agudeza, xvm).<br />

El lugar exacto de la fuente es Alciato, limblemata. cxxvui, -Male parta, ma/e<br />

(lilabuntur- (señalado por A. <strong>del</strong> Hoyo y E. Correa Calderón) 97 .<br />

lis fábula clásica, de doble versión, humana y de animales: II. 47 «El niño que<br />

vomitó las entrañas-,<br />

Esopo, 47 y Babrio, 34 (fábula humana). Plutarco, No es preciso endeudarse,<br />

S (fábula con buitres).<br />

[170]<br />

Cois. Latinas: Aldo, B6 r» y 7 V a . Nevelet, Esopo, 266; Babrio, 7.<br />

A. <strong>del</strong> Hoyo, ed. de Obras completas, p. 321. E. Correa Calderón, ed de Agudeza, i. p. 192.


IA FABUIA EN GRACIAN<br />

Hay una alusión a la fábula en El Criticón, I, xi: •[...] Chupa la sangre <strong>del</strong><br />

pobrecillo el ricazo de rapiña, mas después ¡con qué violencia la trueca al restituirla!:<br />

dígalo la madre <strong>del</strong> milano [...]•<br />

•I...1 Así Horacio, y así lo traduce otro filósofo, también en verso, Bartolomé<br />

Leonardo- (Agudeza, i.v, pp. 192-194)<br />

Es la fábula de «El ratón de campo y el de ciudad», que <strong>Gracián</strong> reproduce<br />

de Bartolomé Leonardo de Argensola, en Rimas (señalado por A. <strong>del</strong> Hoyo y E.<br />

Correa Calderón)'".<br />

No H. 210 y M. 311<br />

Horacio, Satirae, U. vi, 77-117. Babrio, 108.<br />

Cois, y obras latinas: Salisbury, Po/icraticus, Prologas (alusión). Gulielmus<br />

Canónicas, 9. Erasmo, Adagia, III, v, 68, •Maris in moren* (alusión), y Copia, II,<br />

p. 256 (comienzo <strong>del</strong> texto de Horacio). Nevelet, Anonymus, 12. Cois. Castellanas:<br />

Juan Rui/. Libro tic buen amor. 1370-1385. Esopete, I, 12: idem 15-Í6.<br />

Romero de Cepeda, 2. Mey, Pahulario, pp. 88-92. Versiones orales: Camarena-<br />

Chevalier, Catálogo, pp. 18-1-5.<br />

«I..I propónese la fábula, emblema o alegoría, y aplícase por la ajustada conveniencia.<br />

Así el universal Lope de Vega, que no olvida toda manera de erudición<br />

para la moral enseñanza, dijo [...]• (Agudeza, í.v, p. 197).<br />

Es una fábula medieval: M. 55 -El asno y el cerdo-, que <strong>Gracián</strong> toma de Lope<br />

de Vega.<br />

Odo de Cheriton, 33<br />

Col. Latina: Abstemius, Hecatomytbia, II, 21. Col. Italiana: Le quattrocento<br />

farole, 336.<br />

-[...) como se ve en éste [apólogo], que lo ilustraron muchos grandes ingenios.<br />

Falcón lo puso en el verso |,,,| Mateo Alemán, con su gustoso estilo, lo refiere<br />

así, y puede servir de traducción [...]• (Agudeza, i.vi. pp. 202-206).<br />

Es la fábula H. 107 -El caballo, el buey, el perro y el hombre-, que <strong>Gracián</strong><br />

ofrece, primero, en los versos iniciales de la versión de Jaime Juan Halcón (Sátira<br />

A. <strong>del</strong> Hoyo, ed. de Obrets completas, p. |7S. K. Corroa Calderón, cd. de Agudeza, II. p. 192.<br />

[ 171 1


MARÍA PIIAR CUARtlRO<br />

v, 'Departtbus uitae-, en Operumpoeticarum libri quinqué, Madrid, 16()0"—señalada<br />

por Francisco Rico—)""' y, a continuación, completa, de la <strong>del</strong> (iiizmán de<br />

Alfarache, II, i, 3 (indicada por A. <strong>del</strong> Hoyo y E. Correa Calderón)"".<br />

Esopo, 105 (citada por A. Fgido)"' J : Bahrio. 74.<br />

Col. latina: Nevelei. Ksopo, 197<br />

Gradan había reproducido parte de esta fábula en /:'/ Discreto, [xxv|. p. 357,<br />

remitiéndola a Faltón; y había aludido también a ella en Oráculo, 276.<br />

-Pero entre muchas [fábulas], merece toda estimación ésta de Bartolomé Feonardo,<br />

a.sí por la moralidad, como la elegante descripción y propiedad de los<br />

epítetos.- (Agudeza, t.vi, pp. 207-210).<br />

Es la fábula FI. 39 a y b -La golondrina y lo.s pájaros-. La extensa versión que<br />

presenta <strong>Gracián</strong> es la tle Bartolomé Leonardo de Argen.sola. en Rimas (señalada<br />

por A. tlel Hoyo y F. Correa Calderón) 1 "*.<br />

Fsopo, 39. Cois. Litinas: Gulielmus Canónicas, 16. Nevelet, Esopo, 290;<br />

Anonymus, 20. Cois. Castellanas: Esopete, I, 20; Ídem, 1546. Romero de Cepeda,<br />

65. Cois. Italianas: Guicciardini, I.'bori: p. 80. Le cjualtrocenlo farole, 130.<br />

2. Fábulas aludidas<br />

-Mereció el más prudente y real aplauso la fábula tlel elocuentísimo Terrones,<br />

a la Corte <strong>del</strong> divorcio entre el león y la leona, y el político desempeño <strong>del</strong> más<br />

astuto tle los brutos.- (Arle de ingenio, xi.vn, y Agudeza, i.vi).<br />

<strong>Gracián</strong> alude a una fábula tle Francisco Terrones Aguilar tlel Caño, en su<br />

Instrucción de predicadores, I. iv (señalada por F. Correa Calderón y reproducida<br />

por F. Blanco)"".<br />

1.a fábula deriva tle tina clásica: No H. 200 y M. 229 «El león reinante-, de<br />

Fedro. IV. 14.<br />

[ 172<br />

Aputl Petrum Madrigalem, ti. fio r-fil r.<br />

""' Aputl A. Kgitlo. «I. de /:/ Discreto, p. 3S7, n. ti t.<br />

"" A. cid Hoyo. til. tic Obras completas, p. iK2. K. Correa Calderón, ed de Agudeza. II. p. 206.<br />

"" Ed. de BDiscreta, p. 357, n. 144.<br />

1,11 A. <strong>del</strong> Moyo, ed tle Obras completas, p. 484. v.. Cortea Calderón, ed. tle Agudeza, ll. p. 207.<br />

"" B. Correa Calderón, ed. tle Agudeza, ll. p. 20(>. E. Blanco, ed. Arte de ingenio, p. iO.V


IA fABUIA fN GUACÍAN<br />

«Brillaron Nos apólogos] en los preciosos caracteres <strong>del</strong> señor de Argentón, en<br />

la política tabula de la piel <strong>del</strong> oso.» (Arte, XLVII, y Agudeza, I.VI).<br />

Gradan se refiere a una fábula de Philippe de Commines, que él leyó en las<br />

Memorias ele Felipe Je (.'omines, señor de Argentan, I, I.XVII, como anota K.<br />

Illanco, que reproduce el texto"*.<br />

Es fábula derivada de una fábula clásica: H. 66 y M. 437 -Los caminantes y el<br />

oso-<br />

Esopo, 65; Aviano, 9<br />

Cois. Latinas: Lorenzo Valla, 7. Gulielmus Ilermanus, 9. Kinuccio, 34. Abstemius,<br />

¡lecatomytbia, I, 49- Nevelet, Ksopo, 253; Aviano, 9. Fedro (1630): Aviano,<br />

9. Cois. Castellanas: Hsopete, -Aviano-, 8; ídem, 1546. Romero de Cepeda, 7. Col.<br />

italiana: l.e qtiattrocento Favole, 9. Versiones orales. Camarena-Chevalier, Catálogo,<br />

pp. 324-5.<br />

•Extremado fue aquel lapólogol con que el excelentísimo señor don Francisco<br />

María Carrafa, duque de Nocera I...I representó los inconvenientes <strong>del</strong> romper la<br />

guerra con Cataluña. Fspecialmente ponderaba que llamarían los catalanes a los<br />

franceses en su auxilio, con la excelente fábula <strong>del</strong> caballo, cuando pidió favor<br />

al hombre contra el ciervo, y ése le ensille') y le enfrenó, y después le tuvo siempre<br />

sujeto.- (Agudeza, i.v).<br />

Es la fábula H. 238 y M. 154 -El caballo y el cazador-, eme Gradan refiere<br />

escuetamente <strong>del</strong> duque de Nocera (en Memorial histórico español, xxi, como<br />

señalan A. <strong>del</strong> Hoyo y E. Correa Calderón)""'.<br />

Esopo, 269. Aristóteles, Retórica, II, 20. Horacio, Ipistulae, I, x, 34-41. ledro<br />

IV, 4.<br />

Col. latina: Gulielmus Gudanus, 45. Cois. Castellanas: Hsopete, IV, 9; idern<br />

1546. Romero de Cepeda, 89. Col. italiana: Le auattrocento J'ai>ole, 146.<br />

Lis páginas de la ponencia, aun con la generosidad de los organizadores, llegan<br />

a su final, y esta Andrenia, impetuosa en el hablar, debe volverse prudente<br />

" rt K. Blanco, ed Arte de Ingenio, p. 404.<br />

'"" A. dd Hoyo, ed. de Obras completas, p. 476 E. Correa Calderón, ed. di- Agudeza, ll, p. IV5.<br />

[173]


MARÍA PIIAR CUARTERO<br />

Critila y callar. Se le va a permitir, sin embargo, terminar intentando imitar (que<br />

no emular), con un figurado realce, al propio Gradan. -Cisne de sabiduría» lo va<br />

a titular.<br />

Cuando <strong>Gracián</strong> dice en El Discreto, [ix]: •[-.-] si los sabios mueren como cisnes,<br />

éstos, como grajos, graosando mal y porfiando-, se está sirviendo de un<br />

adagium, que ha encontrado —una vez más— en Erasmo, Adunia, III, ni, 97,<br />

• Tune canent cygni, aun tacebunt f>racti/i>. No cabe, pues, ninguna duda de<br />

que <strong>Gracián</strong> conocía la glosa con la que explicaba el proverbio Erasmo. y que<br />

leyó, por tanto, estas palabras: •htm hxfuentur ernditi. ctim garrtdis non erü<br />

l(x¡iu'nc(i loáis /.../ ha mine ¡oquuntur Cicero, Vergilius, Horadas, et taceni Pero,<br />

Philiscus. Mt'iiins/.../. A los nombres de Cicerón, Virgilio y Horacio, que seguían<br />

para Erasmo, y siguen para nosotros, cantando como erudtii cygni, cuando tantos<br />

Perones, Filiscos y Mevios, gamtli gracttli. ya entonces habían enmudecido<br />

para siempre, creo que bien podemos añadir hoy, en nuestro mine propio, el<br />

nombre de <strong>Gracián</strong>, que continúa y continuará cantando, como cisne de sabiduría,<br />

con canto de eternidad.<br />

[174]


CUENTOS Y CHISTES TRADICIONALES<br />

EN LA OBRA DE GRACIÁN<br />

WVXIME CHEVALIER I UNIVERSIDAD DE BURÜtOS<br />

Hace un cuarto de siglo me publicó la Hispanic Revieiv un artículo sobre el<br />

mismo asunto'. Quisiera hoy volver a tratar de la misma materia porque los a<strong>del</strong>antos<br />

de nuestros estudios han concretado (a veces sin quererlo) los contornos<br />

<strong>del</strong> problema, y también porque se han ido imprimiendo unos textos inéditos en<br />

aquel tiempo, varios de los cuales enriquecen notablemente el acervo de los<br />

cuentos y chistes tradicionales en el Siglo de Oro. Me anima a seguir estudiando<br />

estas cuestiones la aprobación de Aurora Egido cuando se refiere al "Componente<br />

de oralidad- de la obra graciana, un componente que —escribe mi admirada<br />

amiga— -se ha de tener muy en cuenta» 2 .<br />

Mi proyecto de hoy, igual que el de 1975, es puramente filológico'. Se<br />

extiende a unos veinte fragmentos de <strong>Gracián</strong>, la mayor pane de ellos procedentes<br />

de Ul Criticón. Los cuentos a que remiten los aludidos fragmentos son<br />

todos breves, frecuentemente muy breves. Todos son tradicionales, aunque jocosos.<br />

Permítaseme insistir sobre el particular puesto que en años recientes los<br />

devotos de Propp difundieron y casi llegaron a imponer, consciente o inconscientemente,<br />

la idea de que el cuento tradicional se confundía con el cuento<br />

maravilloso. Sería absurdo admitirlo: el cuento maravilloso únicamente representa<br />

parte de la cuenlíslica tradicional. Los cuentos de tontos, de picaros, de<br />

casados, de curas, de mentiras, etc. son cuentos tradicionales que tan firmemente<br />

han arraigado en el terruño español como los cuentos maravillosos. Lo<br />

mismo se puede afirmar de los cuentos de animales (casi todos jocosos). Y lo<br />

•Gradan y la tradición oral-. Híspante Review, 44 (1976), pp. 333-356.<br />

<strong>Gracián</strong>, /:'/ Discreto, ed. Aurora Egido, Madrid. Alianza Editorial, 1997, p. 46.<br />

Cito 1:1 Criticón por la edición de Romera Navarro; el Arte de ingenio por la edición de Emilio<br />

Illanco. Cátedra. Madrid. 1998; la Agudeza y Arte de Ingenio por la edición de E. Correa Calderón,<br />

-Clásicos Castalia-, núms. 14-15, Madrid, 1969. Alguna vez remito a mi colección de<br />

Cuentee illas tradicionales en ¡ti Bípttfta <strong>del</strong> Siglo de Oro. Madrid, Credos, 1975 o a mi colección de<br />

Cuentos folklóricos españoles <strong>del</strong> Siglo de Oro. Barcelona, Crítica, 1983.<br />

[175]


MAXIMF CHEVAHLR<br />

mismo de buena pane de los llamados -cuentos románticos-, que son frecuentemente,<br />

en España por lo menos, puras demostraciones de agudeza (acertijos,<br />

enigmas, engaños). Estos cuentos (o ecos de cuentos) y chistes (o ecos de chistes)<br />

son obviamente poco numerosos en la obra graciana. Si merecen la atención,<br />

es por aclarar unos textos transparentes para los lectores <strong>del</strong> siglo XVII y<br />

opacos para nosotros: valga como ejemplo el «demonio <strong>del</strong> mediodía» de Criticón,<br />

II, v (o -demonio meridiano» de Criticón, III, v) que no remite a ningún<br />

demonio bíblico, sino a un chiste que debió de correr entre escolares sobre el<br />

hambre que acomete a los estómagos cuando se acerca la hora de comer.<br />

(Obsérvese de paso la aplicación chistosa de un texto sagrado, fenómeno que<br />

se refleja pcx'as veces en las letras áureas).<br />

Empezaré cantando la palinodia. No clasificaría hoy entre los cuentos de tradición<br />

oral la conocida historia <strong>del</strong> rey y <strong>del</strong> alquimista (-Tacharemos a V.S. y<br />

pondremos a él-) que recuerda <strong>Gracián</strong> en el Arte de ingenio (p. 247; Agudeza,<br />

I, p. 275-276) ni tampoco el cuento <strong>del</strong> loco que prefiere la vida <strong>del</strong> insano a la<br />

<strong>del</strong> sano (Criticón, II, p. 377), amlxxs cuentos de tradición escrita. En cambio<br />

añadiría a los textos anteriormente examinados:<br />

1. La corrección de Castroverde a sus oyentes, -diciendo a unos que se sosegasen<br />

y no despertasen a otros que dormían- (Arte de ingenio, p. 246; Agudeza,<br />

I, p. 275). Es chiste tradicional de predicador que atribuye un cuento de Arguijo<br />

al Padre Fonseca:<br />

Predicaba en la Corte al Consejo de Ordenes el Padre Fonseca, agustino, y<br />

echó de ver que algunos de los oidores se dormían, y tomando ocasión <strong>del</strong> mido<br />

que hacían unos muchachos en la puerta de la iglesia, se volvió hacia allá y dijo:<br />

— ¿No hay alguno que haga callar a esos niños? ¿no ven que están reposando<br />

estos señores!".<br />

Estos cuentos de predicadores merecen la atención. No aparece ninguno en<br />

la Floresta esfmñola: ¿por prudencia de Santa Cruz? En cambio salen abundantes<br />

en los Diálogos de a¡>acible entretenimiento de Gaspar Lucas I lidalgo y entre los<br />

Cuentos de Arguijo. Alguno de ellos será tradicional: el <strong>del</strong> predicador cuyos<br />

oyentes tan vehementemente lamentan la Pasión de Cristo que viene a decir<br />

enternecido: -No lloréis, hermanos; quizá no sea verdad-\ (No afirmaré el carác-<br />

1 Juan di: Arguijo, Cuentos, Sevilla, Diputación Provincial, 1979, núm. 125.<br />

4 Cuenlecillos tradicionales en la lis/taña <strong>del</strong> Sif>lo de Oro, p. 53. Vuelve a aparecer el cuento<br />

bajo la pluma de l'ío Batoja, Kefx/rtajes, Obras completas. Biblioteca Nueva, Madrid, 1946-1951, Vil,<br />

p. 1148a, y en la novela de Ciro Alegría, los ¡térros hambrientos, París, AuMcr Montaigne, 1974,<br />

p. K4.<br />

[176]


CUENTOS V CHISTES TÜADICIONAIES FN IA OBRA Df GUACÍAN<br />

ter tradicional <strong>del</strong> conocido cuento de Poggio sobre el predicador que alabando<br />

la santidad <strong>del</strong> matrimonio declara que preferiría pecar con cuatro vírgenes que<br />

con una casada)", lin general estos cuentos no pasan de ser bromas inocentes.<br />

Pero en alguna ocasión la reacción de los oyentes excede <strong>del</strong> puro chiste.<br />

Sabido es que el profesor Delumeau, gran conocedor de la vida religiosa de la<br />

Huropa barroca, sospecha que más de un cristiano <strong>del</strong> siglo XVII debió pensar<br />

que los predicadores ofrecían una visión abusivamente terrorífica de la religión<br />

y sus misterios. Ni que decir tiene que serán muy pocos los textos que documenten<br />

tal escepticismo en la primera mitad <strong>del</strong> siglo XVII. Sale uno de ellos<br />

entre los Ótenlos de Juan de Arguijo (núm. 250):<br />

El conde de Palma estaba oyendo un sermón en el convento de Nuestra<br />

Señora de los Reyes al Padre Francisco de Soto, de la Compañía, que dio unos<br />

días, y en especial en aquel sermón, en atemorizar al auditorio con decir:<br />

—Aquel señor que está en el altar me está diciendo que algunos de los que<br />

aquí me oyen no volverán a oírme otro sermón—con otras amenazas semejantes<br />

de que las mujeres ya algo se angustiaban.<br />

Bajó el conde de Palma y dijo quedito a unas señoras que estaban <strong>del</strong>ante de<br />

él, muy afligidas:<br />

—Señoras mías, no se angustien, que por mí lo ha dicho el padre predicador,<br />

porque hago juramento a Dios de no oírle otro sermón en todos los días ele mi<br />

vida 7 .<br />

Dijo, pues IPitágorasI que las almas de los oficiales, especialmente aquellos<br />

que nos dejan en cueros cuando nos visten, las daba a los cuervos; y como siempre<br />

habían mentido diciendo: -Mañana, señor, estará acabado; para mañana sin<br />

falla-, ahora, prosiguiendo en su misma canción, van repitiendo por castigo y por<br />

costumbre aquel su \cras, eras', que nunca llega. (Criticón, I, p. 229).<br />

Conviene situar el punto de partida de esta representación en la predicación<br />

medioeval. Esta comparaba elocuentemente el pecador empedernido que siempre<br />

aplaza la hora <strong>del</strong> arrepentimiento al cuervo cuyo graznido evoca el eras<br />

latino. Claramente lo declara l¿i nef des fotts de Sébastien Brant:<br />

l'acetiae. núm. 13 (reproducido por López Pindano, Filosofía antigua poética, -Antiguos<br />

Libros Hispánicos-, Madrid, CSIC, 1953, MI, p. 57).<br />

Juan de Alguqo, Cuentos, núm. 250. listos Cuentos son texto muy revelador de las sensibilidades<br />

religiosas <strong>del</strong> siglo. Véase otro ejemplo (núm. ^KO): -Suele decir don Pedro de Toledo que<br />

no ha visto en su vida Magdalena a que se pueda rezar*.<br />

[ 177]


MÁXIME CHÉVAIIER<br />

CJui sans arrét croasse<br />

•croa, eras, demain, demain!comme<br />

fait le corheau,<br />

reste jusqu'au tombeau<br />

le fou don't lea oreilles<br />

demain seront plus longues"<br />

La equivalencia pecador/cuervo no tardaría en secularizarse aplicándose a<br />

señores, artesanos y comerciantes. Obviamente dicha translación sólo pudo<br />

darse entre clérigos, catedráticos y estudiantes: digamos que sería chiste universilario.<br />

Alguna dificultad pueden ofrecer los textos cuando el escritor pasa por<br />

alto uno de los eslabones: artesano (o comerciante) + mañana/eras (que sirve de<br />

puente) + cuervo. Véanse dos ejemplos:<br />

FERNANDO: Algún día te daré.<br />

ÑUÑO: Eso, señor, de -algún díaes<br />

dar con hipocresía<br />

en que se engaña la fe.<br />

No hay cosa más inhumana<br />

sirviendo, y de más rigor,<br />

que ver un cuervo, señor,<br />

diciendo siempre -mañana-''<br />

(El texto de Lope explica. Desde el escenario el chiste podría pasar desapercibido).<br />

¡Cuántas Hampas, cuántas dilaciones, cuánto diferirlo de hoy a mañana, sin<br />

que mañana llegue, por ser la <strong>del</strong> cuervo, que siempre la promete y nunca<br />

viene!'".<br />

(Alemán elimina anas, conducta lógica en un novelista cuyo lector tiene<br />

tiempo).<br />

Sorprendentemente <strong>Gracián</strong> restablece el eslabón intermedio.<br />

¿Cuál es mayor mal que una mujer —decía un viejo— sino dos. porque es<br />

doblado? {Criticón, i. p, 373).<br />

íxi nefdesfous, París. Segheis, 1979. núm. 31.<br />

Lope de Vega. El piadoso aragonés, l. BAE, 213, p. 323b.<br />

'" diizmán tic Aljimicbe, en Francisco Rico, ed., Ui novela picaresca española, l. -clásicos Planeta»,<br />

Barcelona, 1967, p. 553.<br />

[178]


CUENTOS Y CHISTES TRADICIONALES EN IA OB6A DE GUACÍAN<br />

Puede ser que la apreciación derive de Plauto, según quiere Romera Navarro.<br />

Pero la forma interrogativa evoca mejor un enigma tradicional —fácil enigma,<br />

dice Correas en casos semejantes. Una vez más <strong>Gracián</strong> no practica el estilo<br />

políticamente correcto. Pero erraríamos el camino si concediéramos a este<br />

enigma jocoso y a tantas estampas festivas un alcance que no tienen. Con toda<br />

claridad nos dice lo que conviene pensar de estas caricaturas el maestro Correas:<br />

Ixt mujer y la can<strong>del</strong>a, mércela el cuello si la quieres buena.<br />

lema es de refranes lastimar a las pobres mujeres, y liase de entender que<br />

hablan de las menos buenas".<br />

y en términos más galantes uno de los interlocutores <strong>del</strong> entremés de Las mirones.<br />

Tema es éste que hemos tomado los hombres [...] con todas las mujeres,<br />

diciendo mal ele ellas a mía sobre tuya. De socarrones pienso que lo hacemos las<br />

más veces por encubrir lo bien que las queremos 1- '.<br />

Así le sucedió a uno que pretendió pasar de villano a noble, otro de manchado<br />

a Limpio, diciendo que tras el sábado se sigue el domingo, pero él fue de<br />

guardar (Criticón. II. p. 321).<br />

Refleja la frase una broma antisemita que ya figura en /;'/ licenciado Vidriera,<br />

según apuntó Romera Navarro, y vuelve a salir en el Entremés de los alca/des<br />

encomiados. I. según observa Kugenio Asensio M . La broma no era privativa de<br />

españoles dado que sitúa Tallemant en el París de mediados <strong>del</strong> siglo XVII la<br />

escena siguiente:<br />

Une fois que l'abbc de Cerizy et López lAlphonse López, morisco radicado en<br />

l'arísl faisaient des compliments á qui passerait le premier, Chastellet, le maitre des<br />

requétes, dit: -La vieux Tesiament va devant le nouveau-, car on le voulait faire<br />

passer pour juif, lui qui élait mahométan".<br />

Verosímilmente estamos en presencia de una broma antisemita europea.<br />

" Vocabulario de refranes, Huaicos, 1967. p. 205a.<br />

'•' Cotarelo y Morí. Colección de entremeses.... NHAK. P-1H, p. K>7lv<br />

" Itinerario <strong>del</strong> entremés desde tape de Rueda a Quiñones de llenaivnte, Madrid, Gredas,<br />

1971, p. 161.<br />

" Tallemanl des Réaux, Hístoriettes, Pléiade, l'arís. Gallimard, l. p. 315.<br />

[1791


5.<br />

MAXIMl CIHVAIIIR<br />

Cuiden líos viejos] de no ser muy liberales, atendiendo a que no les falte la<br />

hacienda y les sobre la vida (Criticón, 111. p. 53).<br />

Refleja la frase un cuento que apunta Timoneda:<br />

t'n resabido de hombre, hallándose con gruesa cantidad de dineros, hizo su<br />

cuenta, diciendo ansí:<br />

—Yo ya soy hombre en días, que puedo vivir en esta vida diez o doce años.<br />

Dejar quiero el oficio, y comer cada día buenas viandas.<br />

Dicho y hecho. Prosiguiendo su opinión, sobráronle los años, faltándole los<br />

dineros, por do tuvo necesidad de ir a pedir por Dios, y, pidiendo, decía:<br />

—Señores, ayudad a este pobre hombre, que ha errado la cuenta, y le sobra<br />

la vida 1 .<br />

Defendí el carácter tradicional <strong>del</strong> cuento, que repiten Lope de Vega y Luis<br />

Galindo, en mi colección de Cuentos folklóricos españoles <strong>del</strong> Siglo de Oro (núm.<br />

112). Recientemente confirma este hipótesis una versión oral recogida en Asturias<br />

por Jesús Suárez López, versión cuyo carácter tradicional <strong>del</strong>atan unos versos<br />

asollamados: -¡Limosna para el pobre calderero / que se le alargó la vida y<br />

se le acabó el dinero!- 1 ".<br />

6.<br />

II labia la Muerte] Viendo que ni esto me salía, di en otro arbitrio, y fue de no<br />

matar sino a los que me llamasen y me deseasen, para hacer yo crédito y ellos<br />

vanidad. Pero no hubo hombre que tal hiciese. Uno solo me envió a llamar tres<br />

o cuatro veces. Híceme de rogar, para ver si la misma privación le causaría apetito,<br />

y cuando llegué me dijo: -No le he llamado para mí, sino para mi mujer-. Mas<br />

ella que tal oyó. enfurecida dijo: -¡Yo me tengo lengua para llamarla cuando la<br />

hubiera menester! ¿Quién le mete a él en eso? ¡Mirad qué caritativo marido!- (Criticón,<br />

III. p. 360).<br />

Romera Navarro anota estas frases en forma confusa. Obviamente este fragmento<br />

nt) tiene nada que ver con la fábula <strong>del</strong> leñador agotado que llama a la<br />

Muerte —fábula que reproducen Luis Zapata, Sebastián Mey y Lope de Vega<br />

(Cuentos folklóricos de españoles <strong>del</strong> Siglo de Oro, núm. 53). Posiblemente lo<br />

deba Gradan al texto de Guicciardini que aduce Romera Navarro. Pero obsér-<br />

" Portacuentos, en Joan Timoneda, Uncu ttriso y l'ortacnentos. lil sobremesa, Clásicos Castellanos.<br />

Madrid, Espasa-Calpe, IWO. núm. 76.<br />

"' jesús Suárez López, Cuentos lo ¡le Oro en tu tradición oral de Asturias, clijón. Ayuntamiento<br />

de Gijón, 1998, núm. SS.<br />

[ 180 1


CUENTOS V CHISItS ISADICIONAIES EN IA OBRA DE GUACÍAN<br />

vese que esta -anécdota» italiana refleja un cuento bien conocido de los toldooslas<br />

(núm. 1354 <strong>del</strong> índice de Aarnc-Thompson), <strong>del</strong> que ofrece Correas la pintoresca<br />

versión siguiente (Vocabulario de refranes, p. 561 b):<br />

Muerte pelada, reís allí a mi marido detrás de la alharda.<br />

Dicen este cuento: que una mujer decía a su marido que la muerte viniese primero<br />

por ella; él, para probarla, peló un gallo, y díjola de qué hechura era la<br />

muerte, y que había ele venir por él, que viese si quería ir primero con ella; dijo<br />

ella que sí. y él escondióse detrás de una albarda, y entró el gallo pelado <strong>del</strong><br />

corral, que hacía el personaje de la Muelle. Li mujer, en viéndole, dijo:<br />

—Muerte pelada, veis allí a mi marido detrás de la albarda.<br />

El método de lectura que sugiero no siempre aclara las dudas que ofrecen las<br />

tilas de Gradan. Ignoro la identidad tlel que calificó de -valiente cosa- LUí manjar<br />

blanco por lo que le faltaba de gallina {Arte de ingenio, p. 351; Agudeza, I,<br />

p. 247) r . En cambio identifico, gracias a don Juan de Arguijo y sus amigos, el<br />

-otro bien conocido español, por sus sazonados dichos» quien -halló entreteniéndose<br />

dos feísimos consortes, y al punto dijo: "Voyme". Preguntándole por<br />

qué, respondió: "Porque no me den barato"- (Arte de ingenio, p. 351; Agudeza,<br />

1, p. 247): se traía de Moguer de Morales -hombre de muy buen gusto en<br />

Madrid* 18 . V mantengo que -el corazón y esportilla tlel Condestable, graciosamente<br />

apodado <strong>del</strong> Cuan Capitán- procede tle la floresta esfxiítola (II. II. 19)<br />

—-Uno traía en una capa bordado unas esportillas, y cabe cada una esportilla<br />

estas letras: "gado", que quiere decir: "Es por ti llagado". Don Alonso de Aguilar<br />

se allegó a él. y le dijo: "Señor, si como es esportilla, fuera esportica, ¿qué<br />

diría?"-— (o de una variante oral tle este chiste), y no tlel fragmento de Paolo<br />

Giovio que aduce Emilio Blanco en su edición tlel Arte de ingenio (p. 407)".<br />

1 lechas estas advertencias se observa sin sorpresa que estos cuentos y reflejos<br />

de cuentos, estos chistes y ecos tle chistes se agrupan preferentemente en los fragmentos<br />

dedicados a gremios y colectividades que suelen ser blancos predilectos<br />

tle bromas corrientemente recibidas. Sin duda resulta imposible demostrar la hue-<br />

1 Durante meses me irrite') esta ignorancia porque estaba seguro de haber leído el chiste en<br />

otra parte, i'or fin conseguí dar con el texto que recordaba confusamente, Pero no pudo ser fuente<br />

de Gradan por ser posterior al Arte tic ingenia me refiero a las Aventuras de don l'ruela de francisco<br />

Bernardo tle Quitos (Madrid, 1984, p. US).<br />

'" Juan de Arguijo, Cuentas, núm. .-WX). Cnenlecillos tradicionales en la España <strong>del</strong> Siglo de<br />

oro. p. 363-364.<br />

'" Acerca de la Necesidad como sexto sentido (Arte de ingenio, p. 202: Agudeza. II. p. I 5 )!);<br />

Criticón, I. p. 365) compárese Arguijo, Cuentos, núm. SK7: -Los pobres tienen cuatro potencias <strong>del</strong><br />

alma, una más que los ricos, que es la necesidad, que es ingeniosa-. ¿Existirá en el Siglo de Oro<br />

una como leyenda de la Necesidad?<br />

[181 ]


MÁXIME CHEVAUEB<br />

lia de la tradición oral en la sátira graciana de los galenos por haber absorbido las<br />

prosas y versos de Quevedo la totalidad de la leyenda <strong>del</strong> matasanos. Más claro<br />

resulla el caso de los viejos en cuya evocación se trasluce varias veces el cuento<br />

tradicional. Se manifiesta en el recuento de las capacidades de los ancianos —<br />

«pueden más, ven más, mandan más» (.Criticón. III, p. 35)—, eco de un cuento<br />

tradicional que recogen Luis de Pinedo, Melchor de Santa Cruz, el maestro<br />

Correas, y el autor <strong>del</strong> ¡•¡¡tremés de ¡os Mirones". También en las imaginaciones<br />

<strong>del</strong> sordo a quien se le antoja que sus familiares han dado en hablar más bajo<br />

(Criticón. III. p. -id), verosímilmente reflejo de un cuento tradicional que reproduce<br />

Calderón-'. También es tradicional, según hemos advertido ya. el cuento <strong>del</strong><br />

hombre a quien faltó hacienda y sobró vida (Criticón, III, p. 53)".<br />

la presencia de estos cuentos y chistes, si bien poco numerosos, no deja de sorprender<br />

bajo la pluma de (íracián. Primero porque los escritores áureos, desconociendo<br />

la realidad histórica <strong>del</strong> cuento tradicional, no le demuestran ningún respeto<br />

y menos admiración: de -cuento de viejas» lo suelen calificar, el autor <strong>del</strong> Criticón<br />

entre otros-'. Segundo porque <strong>Gracián</strong> desprecia abiertamente todas las formas,<br />

escritas u orales, que huelen a vulgaridad. Tercero porque prescribe —¡y con qué<br />

vehemencia!— «no estar siempre de burlas-, censurando repetidas veces -el maestro<br />

de cuentos, el licenciado <strong>del</strong> chiste- (Criticón, I, p. 368), -el licenciado <strong>del</strong> chiste<br />

y truhán de balde* (.Criticón, II, p. 46), -el duende de los corrillos» (Criticón. II.<br />

p. 188), -la frialdad <strong>del</strong> truhán y el chiste de la cortesana» (Criticón, III, p. 222).<br />

¿Experimentará <strong>Gracián</strong> cierta oscura desazón al manejar materiales tan vulgares?<br />

¿Por este motivo esfumará su expresión hasta hacerlos enigmáticos? No lo<br />

afirmaré, pero sí lo apunto como posibilidad. Pienso en las -mujeres tijeretas»<br />

(Criticón. III. p. 255), mención elíptica de uno de los cuentos folclóricos mejor<br />

documentados en la tradición áurea (tipo 1365 B), y también en el esfuerzo<br />

desesperado de <strong>Gracián</strong> por ennoblecer, latinizándolo, el equívoco trivial de<br />

empanada/en pan nada:<br />

con esto pudo proseguir, si no hallara falsificada la vianda, porque al descoronar<br />

la empanada hallaba sólo el eco, y <strong>del</strong> pemil el nibit(Criticón, 1, p. 259)-'.<br />

Cuentecillos tradicionales en tu España tlel Siglo de Oro, p. 318-320.<br />

•Gradan y la tradición oral», p. 342.<br />

-" ix- la miaña manera la presentación de los portugueses en El Criticón es retahila de pullas<br />

tradicionales: véase -<strong>Gracián</strong> y la tradición oral-, pp. 344-350.<br />

8 Sobre este pumo. Máxime Chcvalicr, Cuento tradicional, cultura, literatura (siglos XVI-XVO,<br />

Salamanca. Universidad, 1999, p- 2Í.<br />

-' v.\ equívoco aparece primero en La picara Justina, lo reproducen Calderón y Ana Caro Mullen-,<br />

véase Máxime Chevalier, Quevedo y su tiem/>o: tu agudeza ivrnal, Uaavlima. Crítica, 1992. p. 107.<br />

[ 182]


CUENTOS Y CHISTES TBADICIONAIÍS EN tA OBRA Df GUACÍAN<br />

Esfumados o no, estos elementos se leen en la prosa de <strong>Gracián</strong>, en especial<br />

en la prosa <strong>del</strong> Criticón, Sobre los posibles motivos de esta indulgencia a<strong>del</strong>antaré<br />

una hipótesis. Fácilmente se observa que la mayor parte de estos cuentos y<br />

chistes son cuentos y chistes de escolares: trátese <strong>del</strong> venerable chiste sobre ojos<br />

asquerosos de médicos (Criticón, II. p. 327), <strong>del</strong> conocido calambur sobre plato<br />

y Platón (Arte tic ingenio, p. 3H-315; Agudeza, 11. p. 63-6-4), que ya sale en la<br />

Floresta española 2 ", de la confianza orgullosa <strong>del</strong> opositor que declara super<br />

Aspidem el fíasiliscum ambulalx), et conculcabo Leonem et Mondragonem, historieta<br />

maravillosa que debió de regocijar a varias generaciones de estudiantes<br />

puesto que ya la trae la Miscelánea de Luis Zapata (Arte de ingenio, p. 3U; Agudeza.<br />

II, p. 63), <strong>del</strong> cuentecillo clásico <strong>del</strong> estudiante que al salir deja a la mitad<br />

<strong>del</strong> pueblo llorando (Criticón, II, p. 234) i ", sin contar con el demonio <strong>del</strong> mediodía,<br />

el eras <strong>del</strong> cuervo y la empanada/nada que ya hemos recordado.<br />

Todas estas agudezas pertenecen a un folklore estudiantil que conocemos<br />

cada día mejor gracias a unas ediciones recientes: pienso en los Coloquios de<br />

Palatino y Pinciano de Arce de Otálora, en el Libro de los proverbios glosados de<br />

Sebastián de Orozco y en el Trece por docena de Valentín de Céspedes. Acaso<br />

les merezca este origen la indulgencia (¿culpable?) de Gracian. Me sugiere esta<br />

idea una coincidencia entre Cenantes y Montaigne, coincidencia apuntada hace<br />

tiempo. Todos sabemos que Montaigne y Cervantes citan muy pocos cuentos<br />

chistosos. Debieron de conocer enorme cantidad de tales cuentos: Montaigne<br />

porque lo confiesa-'", y Cervantes por ser español. Y citan muy pocos: Cervantes<br />

piensa que una novela no ha de ser sarta de chistes, Montaigne prefiere comentar<br />

a Plutarco y Séneca. Con todo ambos recuerdan el mismo cuento jocoso, el<br />

<strong>del</strong> lino casuista que se felicita por no haber puesto las manos en un clérigo (se<br />

contentó con molerle a patadas)*. El cuento será cómico. Relativamente cómico.<br />

Si aún lo paladean Montaigne y Cervantes llegados a los cincuenta años (los<br />

setenta en nuestra escala), imagino que será por recordar las carcajadas con que<br />

lo acogieron cuando, de colegiales o estudiantes, lo oyeron por primera vez. Me<br />

parece que todos recordamos con cariño, llegados a cieña edad, cuentos y chistes<br />

que ya han dejado de divertirnos, pero de los cuales sabemos cuánto nos<br />

divirtieron en años que se fueron. Esta, por supuesto, no pasa de ser hipótesis.<br />

Floresta apañóla, BC, 1997. iv. vill. 2 y nota, |>. 405.<br />

-Gradan y l:i tradición oral-, p. 348.<br />

Confiesa haber brillado en el arte de motejar (Essaís, III. X).<br />

Quijote, l. 19; Essats, I. (1.<br />

[ 183


POÉTICAS, COMENTARISTAS<br />

Y BALTASAR GRACIÁN<br />

MELCHORA ROMANOS I UNIVtRSIDAD DE BUENOS AIRES<br />

La tríada que propone este título encubre en su sintagmática integración una<br />

muy dificultosa problemática, pues nos sitúa en uno de los momentos más complejos<br />

de la poesía barroca: el <strong>del</strong> reordenamiento de las fuerzas emergentes de la<br />

tan estrepitosa y debatida recepción de la -nueva poesía-. Kn electo, la audaz propuesta<br />

de don Luis de Góngora intentaba dar su particular y arriesgada respuesta<br />

a la crisis que en los comienzos <strong>del</strong> siglo XVII. precisamente cuando nacía <strong>Baltasar</strong><br />

Gradáil, se pone de manifiesto en la poesía como consecuencia <strong>del</strong> <strong>del</strong>icado<br />

equilibrio entre el peso de la tradición clásica renacentista y el surgimiento de una<br />

conciencia moderna que procuraba una escisión de los cánones de la imitación y<br />

<strong>del</strong> mo<strong>del</strong>o inalterable.<br />

A medida que transcurren los años que separan la difusión <strong>del</strong> Polifemo y las<br />

Soledades, en la primavera de 1613, con su consiguiente intercambio de cartas y<br />

-pareceres- acerca de las mayores audacias contenidas en estas novedosas creaciones,<br />

y se configuran los comentarios y anotaciones, tanto en versiones manuscritas<br />

como impresas, es evidente que, sobre todo a partir de la muerte <strong>del</strong> poeta en<br />

1627, se va a producir una redefinición <strong>del</strong> discurso crítico en el que las tensiones<br />

de los primeros choques se neutralizan y potencian. Ciertamente este proceso no<br />

es lineal ni tampoco fácil de desentrañar, por cuanto no existen manifiestos poéticos<br />

que como hilo de Ariadna nos ayuden a recorrer el laberinto en el que parece<br />

encerrarse el fenómeno de la poesía barrexa siempre forzada a la reductiva polaridad<br />

culteranismo / conceptismo.<br />

En la medida en que la función crítica de la Agudeza y Arte de ingenio desempeña<br />

una instancia final e insoslayable de la poética <strong>del</strong> barroco como término de<br />

este espinoso deslinde, me parece que tal vez, en la trama secreta de los devaneos<br />

estéticos que movieron a quienes emprendieron la ardua tarea de exégesis de los<br />

grandes poemas de GÓngora, se pueda vislumbrar el contexto ideológico que subyace<br />

en la preeminente posición que le asigna Gradan a -este culto [*>eta cisne en<br />

los concentos, águila en los conceptos; en toda especie de agudeza eminente-'.<br />

I. p. 79.<br />

1 Agudeza y Arte de ingenio, ed. de Evaristo Correa Calderón, l vols., Madrid, Castalia, 1969,<br />

[ 185]


MtlCHOÜA ROMANOS<br />

Esta propuesta, que es el pie forzado con el que fui convocada a participar<br />

en este congreso, se sustenta en la opinión de Aurora Hgido, que comparto<br />

ampliamente, acerca de que esta poética<br />

...surge a posteriori, cuando ya la poesía, salvo raras excepciones, camina<br />

hacia su declive y Gradan reflexiona, condensa, antologa y ordena un texto que<br />

va a funcionar más como el testamento poético de su tiempo que como formulario<br />

ele preceptos al servicio de poetas futuros'.<br />

Por consiguiente, voy a procurar describir algunas líneas de convergencia o<br />

de divergencia que atiendan a la consolidación de las sutilezas <strong>del</strong> concepto de<br />

dóngora en la Agudeza, acercándome al azaroso mundo de los comentaristas,<br />

curiosas y complejas personalidades, o con palabras de Alfonso Reyes -pequeña<br />

república de miopes-, con sus propias guerras por la prioridad en el hallazgo<br />

erudito, la cita más recóndita o la lectura más pertinente, por lo que unos se<br />

enfrentaron a los otros con acusaciones de pillaje y piratería intelectual o de<br />

incapacidad de comprensión <strong>del</strong> valor poético de algún pasaje o verso'. Por<br />

supuesto que voy a centrarme particularmente en los más destacados y que<br />

guarden relación directa, o al menos cercana, con <strong>Gracián</strong>, ya que la posibilidad<br />

de rastrear la totalidad sería inabordable. Para quienes deseen conocer el resto<br />

de los textos de variadas características y procedencias, inéditos y editados completos<br />

o parcialmente, los invito a recorrer el catálogo que ha reseñado Robert<br />

lammes en su edición de las Soledades publicada en 1994, donde pone a nuestra<br />

disposición una auténtica -aguja de navegar gongoristas- con el fin de ayudarnos<br />

-a sortear escollos para llegar a buen puerto-'.<br />

De hecho, como primer componente de selección para nuestro cometido<br />

resulta fundamental tener en cuenta las amistades particulares, las relaciones<br />

entre escritores, críticos, historiadores, poetas, en fin, entre esos círculos de eruditos,<br />

auténticos sucesores de los humanistas <strong>del</strong> Renacimiento, que acompañaron<br />

y promovieron con sus actividades la transmisión mediatizada de la poesía<br />

de Góngora, la lectura de la lectura, espacio crítico en profundidad en el que<br />

1 Aurora Kjjiílo, -La Hidra bucal. Sobre la palabra poética en d Barroco-, en su Fronteras de<br />

la /XK'sia en el Hurraca, liarcelona. Critica, 1990, pp. 9-55¡ la Cita en p. 13.<br />

Alfonso Reyes, -Peliicef en las canas de sus contemporáneos», en su Cuestiones gangolinas,<br />

Obras completas, vol. Vil. México, Fondo de Cultura Kconómica, I9SS, pp. 131-145) la cita en p. 136.<br />

Se trata <strong>del</strong> -Apéndice II. La polémica de las Soledades (1613-1666)» de su edición de las<br />

Soledades de Luis de Góngora. Madrid. Castalia. 1994, pp. 607-719; las titas en p. 607. He Igual<br />

modo, puede completarse el estudio crítico de la polémica en el documentado libro de Joaquín<br />

Roses Lozano, l'na /mélica de ¡a oscuridad: la rece/>ción de las -Soledades- en el sigla W'/l. Madrid-<br />

Londres, Tamesls, 1994. Véase, también, de Antonio Pérez Lashcras, >La crítica literaria en la polémica<br />

gongorina-, Btdletin llis/iaiiiaiie. Cll-2 (2000), pp. i2 l )-ñ2.<br />

[186]


POÉTICAS. COMENTARISTAS Y BAITA5AR GRACIAN<br />

proyectan sus interpretaciones y sus saberes y que nos permite aprehender el<br />

modo en que se le entendía, explicaba y defendía. El fundamental estudio de<br />

Aurora Egido sobre las relaciones de la poesía aragonesa con el gongorismo<br />

muestra plenamente cómo se da, en el entorno <strong>del</strong> que formaba parte <strong>Gracián</strong>,<br />

este movimiento que desde Zaragoza y Huesca mantenía contactos con los eruditos<br />

de otros ámbitos y cómo se nutrían mutuamente con los materiales que se<br />

intercambiaban*.<br />

Estos circuitos de saberes que no siempre es fácil recorrer, han quedado prolijamente<br />

documentados en la correspondencia cruzada entre los literatos, en esas<br />

cartas en que por extenso se tratan temas de erudición histórica, arqueológica o<br />

poética, se formulan polémicas y censuras a pareceres contrarios y se interpolan<br />

noticias <strong>del</strong> mundillo literario y referencias de sucesos políticos. Ricardo <strong>del</strong><br />

Arco y Garay ha analizado con detenimiento este material en los dos volúmenes<br />

que dedica a Ixi cnidición española en el siglo XVII y el cronista de Aragón<br />

Andrés de Uztarroz, en tanto es incuestionable que este historiador y poeta debe<br />

ser considerado el -eje alrededor <strong>del</strong> cual giraron los eruditos aragoneses de la<br />

primera mitad <strong>del</strong> siglo XVII, incluyendo al famoso Vincencio Juan de Lastanosa>".<br />

Con ponderable mérito de historiógrafo conservó Uztarroz la correspondencia<br />

recibida durante el periodo que abarca veinticinco años de su vida<br />

(1628-1653), reunida junto con algunos l>orradore.s de sus respuestas, a la que<br />

Nicolás Antonio define de modo tan certero con estas palabras: -son estas cartas,<br />

digo, insignes monumentos y documentos preciosísimos, pues por más que<br />

se divida en piezas menudas el espejo quebrado, cada una <strong>del</strong>las conserva la<br />

misma virtud que el entero»".<br />

Uno de los corresponsales o referentes que cuenta con una amplia proyección<br />

en estas fuentes documentales es, sin duda alguna. Joseph Pellicer de<br />

Aurora Egido, la ¡XH-SíII aragonesa <strong>del</strong> siglo Al'// (Raices culteranas), Zaragoza, Institución<br />

•Fernando el Católico-, 1979.<br />

Ricardo <strong>del</strong> Arco y Garay. Ui erudición española en el siglo W'll y el cronista de Aragón<br />

Andivs de Vztarroz, 2 vols., Madrid, CS1C, 1950; la cita en I, p. VII. Sobre la temprana adhesión de<br />

U/tarro/ al nonnorisiri< > véase la vinculación propuesta por Pablo Cuevas Subías con su maestro<br />

Domingo La Rosa en su trabajo -La decadencia de la enseñanza laica en la primera mitad <strong>del</strong> siglo<br />

XVII: la escuela de gramática de Huesca-, en Humanismo y pervivencia <strong>del</strong> mum/o clásico. Homenaje<br />

al Profesor Luis Cal. 11. 3. Cádiz, 1997. pp. 1487-1494.<br />

A/iud Ricardo <strong>del</strong> Arco y Garay. op. cii.. I. p. 18. La profusa correspondencia dirigida a<br />

Andrés de Uztarroz se conserva en tres gruesos volúmenes en la BNM: Ms. n'-' 8389 de 666 II., el<br />

n" 8.391 de SS i tí. y el n" 8.388 de 697 tí. que reúne en los primeros 326 f'f. las de José de I'ellieer.<br />

[187]


MtlCHORA ROMANOS<br />

Ossau y Salas y Tovar, escritor infatigable, nacido en Zaragoza pero instalado en<br />

Madrid, autor de un número de obras que excede las doscientas, de muy<br />

variada temática, ya eme cultiva la historia como cronista mayor <strong>del</strong> reino, se<br />

especializa en genealogías, era fecundo poeta y compuso las Lecciones solemnes<br />

a ¡as obras de don Lias de Góngora y Arbole, Pfndaro andaluz. Príncipe de los<br />

fxx'tas líricos de España, aparecidas en 1630, si bien las aprobaciones son de<br />

1628, donde comenta el Poli femó, las Soledades, el Panegírico, la Jábala de<br />

Píramo y 7'isbe, la Canción a la toma de Ixirache y tres composiciones más. Por<br />

esta obra se convierte 1'ellieer en el centro de los ataques que fueron analizados,<br />

en primer término, por Alfonso Reyes precisamente extrayendo la información<br />

<strong>del</strong> rico caudal epistolar de Andrés de Uztarroz, ya que considera que -en<br />

cartas de la época no destinadas al público es donde debemos buscar la verdadera<br />

idea que se formaron de él los que le trataban-". Más tarde, Dámaso Alonso<br />

ha estudiado en «Todos contra I'ellicer- su confrontación con otros comentaristas,<br />

aspecto que José María Mico ha completado en -Góngora en la guerra desús<br />

comentaristas. Andrés Cuesta contra I'ellicer-". Las acusaciones de todos los<br />

que están en su contra se centran esencialmente en los malos hábitos de apropiarse<br />

de los saberes ajenos, en interpretaciones erróneas de los poemas de<br />

Góngora y en su facundia y pedantería.<br />

Pero de todo este intrincado juego de réplicas y contrarréplicas, cjue ya ha<br />

sido tratado con toda solvencia por otros críticos, me parece oportuno desbrozar<br />

unos datos que pueden orientarnos hacia el objetivo propuesto. En el análisis<br />

de la documentación reunida por Ricardo <strong>del</strong> Arco y Garay, ocupa significativo<br />

espacio una cuestión que tiene como protagonista central a José de Pellicer y a<br />

su deshonesto comportamiento en relación con el préstamo de un manuscrito<br />

de Andrés de Uztarroz que este había preparado sobre Góngora, de más de un<br />

centenar de hojas -de grandíssimos y particulares estudios-. Esta acusación está<br />

formulada por Cristóbal de Salazar Mardones, otro comentarista gongorino <strong>del</strong><br />

círculo de eruditos amigos, autor de la Ilustración y defensa de la Fábula de<br />

Píramo y Tislx- (1636), en carta dirigida al propio Uztarroz. fechada en Madrid a<br />

23 de mayo de 1642:<br />

' Ait cit. en n


I'i i| 1H. AS C OMINIASISIAS Y BA1IASAR GRACIAN<br />

Pésame que don Joseph Pelücer se quedasse con los papeles que vm. le<br />

prestó el ano ele 16.%, con c|iie nos quitó otras muchas alabancas de Don l.uis.<br />

mas no es nuevo en él este modo de proceder, pues muchos años ames que<br />

sacara a luz sus -Lecciones solemnes- al mismo poeta, me pidió prestadas unas<br />

-Soledades- que yo tenía mui llenas de márgenes e ¡Ilustraciones y se valió <strong>del</strong>las,<br />

de modo que apenas ai lugar en sus -Lecciones- que no sea hijo de mi cuidado y<br />

trabaxo, y con ser corneja de los de vm., los míos y de otros adquiere alabancas<br />

de a(gunos que le conocen por fama, y no de presencia"'.<br />

En este fragmento tic la tarta se alucie probablemente a uno de los trabajos<br />

de Andrés de Uztarroz dedicados a la defensa de Góngora de los que tenemos<br />

tan solo referencias ya que no .se han conservado. Kntre los veintisiete títulos<br />

que contiene la Lista de ¡as obras impresas y manuscribías <strong>del</strong> Doctor Juan<br />

Francisco Andrés, que este incluyó en su Memorial solicitando la pla/a de Cro­<br />

nista <strong>del</strong> Reino y que cubre hasta el año 1646, en que la redactó, se encuen­<br />

tran los siguientes títulos: Defensa por la Poesía Española, respondiendo a un<br />

discurso <strong>del</strong> Dn. Francisco de Queiedo, que se halla en el principio de las Rimas<br />

<strong>del</strong> Padre Maestro /•';•. Luis de León (Ms.. año 1632); Antídoto contra la Aguja de<br />

navegar cultos (Ms., año 1633); Defensa de los errores que introduce en fas<br />

obras de don l.uis de Góngora, don García de Salcedo Coronel, su comentador<br />

(Ms., año 16.36)". Hay que agregar a estos trabajos perdidos su libro Defensa de<br />

la patria <strong>del</strong> invencible mártir San Laurencio publicado en Zaragoza en 1638,<br />

en el que no solo elogia y defiende a Góngora sino que además nombra a los<br />

-muchos varones doctos- que han juzgado su estilo inimitable. Esta técnica de<br />

la confección de listas parece haberse constituido en uno de los recursos más<br />

frecuentados por los comentaristas en esta etapa de consolidación de la -gon-<br />

goralatría" 1 -.<br />

"' l-i carta es transcrita |x>r Del Arco y (¡aray <strong>del</strong> Ms. 1ÍNM n" H.-Wl, f. 422. en su o/>. cit, pp.<br />

.16-37. Mantengo la ortografía tal como la reproduce este estudioso peni modernizo la acentuación<br />

y consigno la paginación que he verificado con los manuscritos.<br />

" bis títulos citados están asentados con los números i, 2, y 7, respectivamente. La lista ha<br />

sido publicada por Bartolomé lose- Gallardo, Ensayo de ana BtbHoteca Española de libros raros y<br />

curiosos... Madrid. 1863-69, i, cois. 195-197 y la reproduce también Del Arco y Garay, o¡>. cit., cap.<br />

XXI. pp. 828-830.<br />

'-' tina muy interesante es la que se encuentra en el ms. .W9.í de la BNM, II. IS-I'A, pues se<br />

lr.ua de una lisia de -Autores ilustres y célebres que han Comentado, apoyado, loado y citado las<br />

poesías de don l.uis de Góngora», confeccionada en parte por Martín Vázquez Símela, y que fue<br />

publicada por Hewson A. Ryan en su artículo -Una bibliografía gongorina <strong>del</strong> siglo XVII-. Boletín<br />

déla Real Academia Ij/aiñola, XXXIII (1953), pp. -127-467, en la que en el n" 25 se consigna el<br />

nombre de Uztarroz y en la nota correspondiente extracta el editor algunos pasajes de la Defensa<br />

de la patria... que conciernen a Góngora, pp. 449-451.<br />

[ 189]


MEICHOÜA ROMANOS<br />

Todas estas muestras de temprano fervor poético gongorino denotan la<br />

vigencia alcanzada por la poesía <strong>del</strong> gran escritor cordobés en los círculos de<br />

intelectuales que en el caso de los sectores aragoneses parece encarnarse con<br />

notoria fuerza en la figura de Juan Andrés de Uztarroz, pues hacia él convergen<br />

las preocupaciones e intereses de quienes sustentan la defensa de Góngora en<br />

la etapa <strong>del</strong> posgongorismo. El episodio <strong>del</strong> manuscrito que le había prestado a<br />

Pellicer no se clausura simplemente con esta carta de Salazar Mardones, sino<br />

que son varias las misivas en las que este vuelve sobre el tema que parece<br />

haberle llenado de malestar.<br />

Ricardo <strong>del</strong> Arco considera que el nunca recuperado manuscrito contenía la<br />

mencionada Censura de los errores de García de Salcedo Coronel... pero<br />

entiendo que es esta una afirmación que, por estar asentada en consideraciones<br />

difícilmente verificables, deriva en una hipótesis algo débil fundamentalmente<br />

por cuestiones cronológicas. Los comentarios de Salcedo Coronel a las Soledades<br />

se publicaron en 1636, junto con los <strong>del</strong> Polifemo anteriormente aparecidos<br />

(1629), por tanto Andrés de Uztarroz tuvo que escribir sus críticas inmediatamente<br />

y en escaso tiempo como para habérselas prestado en ese mismo año a<br />

i'ellicer. En realidad, Salazar Mardones, tanto en la carta citada como en otras<br />

posteriores que continúan con esta saga <strong>del</strong> manuscrito robado, en lo que<br />

parece interesarse es en obtener información acerca de los autores que alabaron<br />

a don Luis y aun le precisa: -demás de lo que vm. citó en S. Lorenzo». Ese material<br />

estaba destinado a la defensa que preparaba don Martín de Ángulo y Pulgar<br />

en contra de -las afrentas y calumnias* que le hizo Manuel de Paría y Souza en<br />

el comentario a Camoens". Como puede apreciarse, el trasiego de datos destinados<br />

a llenar las páginas apologéticas de los admiradores <strong>del</strong> poeta cordobés<br />

era una actividad de gran interés que mantenía muy ocupados a estos diligentes<br />

eruditos.<br />

Pn fin, entiendo que más que determinar con exactitud cuál fue el objeto de<br />

la codicia <strong>del</strong> tan denostado comentarista, que por defraudador de lo ajeno<br />

adquirió el nombre de -Don Josef Pelliscar de Tomar-", lo que interesa es, por<br />

una parte, la comprobación de su incorrecto comportamiento, y por otra la actividad<br />

de los gongoristas empeñados en escribir defensas y enmendar errores<br />

" La cuestión de la probable obra de Andrés de UztanOZ está desarrollada por Del Arco y<br />

Caray en su Op. til., pp. 35-36. El resto de la información a la que aludo se encuentra en la correspondencia<br />

que Salazar Mardones le envía entre 1642 y 1644, referida siempre a esta cuestión que<br />

se encuentra en las pp. .36 a ti.<br />

" Así lo califica el corresponsal de Andrés de Uztarroz en el pasaje final de la carta antes<br />

citada <strong>del</strong> ¿,*> de mayo; véase p. 37.<br />

[190]


POÉTICAS, COMENTARISTAS Y BALTASAR ORACIAN<br />

cometidos con buena o mala intención. Kl procedimiento que ya hemos visto<br />

precisamente en el libro de Andrés de LIztarroz, Defensa ele la patria <strong>del</strong> invencible<br />

mártir San Laurencio, y que se desprende de toda esta correspondencia y<br />

también de los documentos impresos o manuscritos que se conservan, consiste<br />

en agregar, a las respuestas puntuales y correcciones hechas al oponente, las listas<br />

de autores, auténticos catálogos acumulativos, de aquellos que han elogiado<br />

o mencionado la obra de Góngora, como un modo de autorización o de aprobación<br />

de pares.<br />

Por eso resulta muy significativa la mención de <strong>Baltasar</strong> Círacián entre quienes<br />

integran este selecto y erudito cónclave poético, ya que Salazar Mardones en<br />

una de estas canas dirigidas a Andrés de üztarroz en busca de la información<br />

que le allega este -incansable leyente», fechada el 28 de junio de 1642, después<br />

de agradecerle que le haya hecho saber de los elogios de Tomás Tamayo de<br />

Vargas y <strong>del</strong> Padre Camargo, consigna lo siguiente:<br />

F.l "Arte de ingenio- le tiene mui bueno, y luego que salió de la estampa le<br />

remití a don Martín para que se valiese de tantas partes donde cita a Don Luis.<br />

Creía que su autor era el de la fachada, mas Imélgome de conocer que el verdadero<br />

es el Padre liallliasar <strong>Gracián</strong>. de la Compañía de Iesús, a quien por vía de<br />

ésta me ofrezco servir en lo que me mandare, por ser de los que imitan a Tácito'\<br />

La presencia, tantas veces destacada por la crítica, <strong>del</strong> número elevado de<br />

ejemplos gongorinos, con los que ilustra sus argumentaciones y acompaña su<br />

pormenorizadas aproximaciones a la agudeza verbal, no pasó inadvertida entre<br />

los buscadores de aliados para la causa común de la meritoria defensa. Pero volveremos<br />

más a<strong>del</strong>ante sobre esta cuestión.<br />

Otro aspecto de interés que puede obtenerse <strong>del</strong> núcleo de cartas dirigidas a<br />

Andrés de LIztarroz. que giran en torno a Pellicer y a la recolección de nombres<br />

para las famosas listas de devotos ele Góngora. es la presencia <strong>del</strong> ya mencionado<br />

Martín de Ángulo y Pulgar. Este autor, nacido y radicado la mayor parte de<br />

su vida en Loja, pero que a pesar de su aislamiento estuvo en contacto con los<br />

gongoristas más destacados de su tiempo, ha sido juzgado con cierta severidad<br />

por Dámaso Alonso al sembrar dudas acerca de su credibilidad". Al ponerse en<br />

contacto con Andrés de LIztarroz a través de Salazar Mardones, ya había publi-<br />

,s BNM, Ms. tWl. f. i¿6. reproducida por Del Arco y Caray. of>- ctt, p. 3H. Obsérvese que se<br />

trata de la primera versión <strong>del</strong> lil>ro de Gradan, publicada en Madrid en \(YI¿.<br />

'" En el artículo -Crédito atribuihle al gongorista don Martín de Anguín y Pulgar-, recogido en<br />

su Estudios y ensayas }>a>if>orinos, ecl. cit., pp. •Il3-ó3.<br />

[191 ]


MEICHORA ROMANOS<br />

cado en 1635, en Granada, sus dos Epístolas satisfactorias'. La preparación de<br />

su respuesta a las críticas de Faría y Souza era su preocupación en el momento<br />

en que le escribe al cronista, 6 de octubre de 1643, para informarle sobre la<br />

marcha de su tarea y las mezquindades de los dos comentaristas que parecían<br />

estar enemistados:<br />

77 autores e juntado, o sus textos por don Luis de Cóngora, i no pude con<br />

don García Coronel que me sacase otros <strong>del</strong> libro de vm., que le prestó don<br />

Josepli Pellicer, ni cleste agora puedo sacarlos, que ya se le bolvió don García 1 ".<br />

Esta referencia a la existencia de una cierta relación de amistad o al menos<br />

de trato social entre quienes mediaban acusaciones de plagio, no deja de ser<br />

una muestra más de las pequeñas intrigas que urdían amparados a la sombra <strong>del</strong><br />

gran poeta junto al que aspiraban encontrar un destello de gloria. En otros<br />

momentos le va informando a Uztarroz de la evolución de su trabajo para anunciarle<br />

finalmente en 1648 su posible publicación: -Allá [a Granada] me convoca<br />

vn impresor con ánimo de imprimirme mi AntiEAristarcho. Si me concierto lo<br />

copiaré o haré copiar en limpio, que por no estarlo no a buscado la lima de<br />

V.M.-, Sin embargo, tal como señala Dámaso Alonso el libro debió de quedar en<br />

la -mano penúltima-, y perdido el esfuerzo de siete años pues no hay noticia de<br />

que se publicara la réplica a Faría. Años más tarde, en 1662, el cuzqueño Juan<br />

de Espinosa Medrano se encargará de responder a sus objeciones'".<br />

Por supuesto que no se agolan aquí las vinculaciones entre Pellicer y Andrés<br />

de Uztarroz, pues aun cuando nuestra atención se ha centrado tan solo en lo<br />

concerniente a aspectos de la evolución <strong>del</strong> gongorismo a partir de la publicación<br />

de los comentarios ele los poemas, fueron muchas y variadas las cuestiones<br />

e intereses comunes que unieron a estos eruditos. Ui correspondencia entreambos<br />

se inicia con una carta <strong>del</strong> 23 de abril de 1638 y se continúa con notoria<br />

regularidad hasta la muerte de LJztarroz en 1653 ya que la última es <strong>del</strong> 2 de<br />

agosto de ese año, aunque su amistad parece haberse iniciado en 1636, cuando<br />

" Tal ionio adata en la portada: Una a las objeciones que opuso a los ¡Mientas de I) Luis de<br />

Góngpra el Licenciado Francisco (.'aséales |...| Olía a las pro¡H liciones que contra los mismas poemas<br />

escribió cierto sujeto grave y docto. También publicó en 1638, en Sevilla, la Égloga fúnebre a I). Litis<br />

deGóngora, de versos entresacadas de sus obras, sobre la que puede vene, tic Dámaso Alonso, -Un<br />

centón de versos de Góngoia-, en su Estudios y ensayos gongorinos, ed. cit.. pp, soi-Siw<br />

* IÍNM. Ms. 8391, f. 3H>. en o¡>. Ctt. Del Arco, p. 39. Vuelve a comentarla en la p. 309 con<br />

variantes en la transcripción y con otra fecha, 1 tic mayo de 1646.<br />

19 Véase el art. CÍL de Dámaso Alonso, en op. cit.. p. t-ÍH, donde tr.inscrilx- la carta <strong>del</strong> 25 de<br />

febrero de L648, Ms. 8391, f. 318.<br />

[ 192]


POÉTICAS. COMfNTAÜISIAS Y BAIIASAR GRACIÁN<br />

Pellicer estuvo en Zaragoza, tal como puede comprolxir.se por un soneto que<br />

escribió en esa ocasión en el que estableciendo la relación con los lugares de<br />

sus nacimientos ensalza a Góngora, Lope de Vega, Fray Hortensio Félix Paravicino,<br />

los Argensola y hasta a sí mismo, pues con escasa modestia dice en el<br />

último verso: «que a mí no ha de callarme Caragoca-. Su colega lo conservó<br />

entre los apuntes y materiales reunidos para la redacción de una obra que<br />

quedó en proyecto, se trata <strong>del</strong> Museo Antiguo i moderno de los historiadores de<br />

Aragón i sv Corona"'.<br />

La historia constituye una vocación compartida que se une y concierta con<br />

las preocupaciones literarias y así se comentan y complementan documentos,<br />

composiciones poéticas, juicios críticos sobre los libros publicados o a punto<br />

de aparecer. Resulta interesante comprobar el modo en que la construcción<br />

<strong>del</strong> texto literario se opera mediante la integración de piezas de acarreo,<br />

método acumulativo característico <strong>del</strong> quehacer de estos comentaristas. Un<br />

ejemplo directamente vinculado con <strong>Gracián</strong> ilustrará este recurso. Pellicer le<br />

escribe a Andrés de Uztarroz, con fecha 6 de julio de 1647, acerca de unos<br />

asuntos de Genealogía que tenía entre manos y le hace llegar un epigrama <strong>del</strong><br />

infante don Carlos, hermano de Felipe IV. Ahora bien, ese soneto le fue remitido<br />

a <strong>Gracián</strong>, que se encontraba en Huesca preparando para la imprenta su<br />

Agudeza y Arte de ingenio, quien lo incluye en el discurso XIX con el<br />

siguiente comentario:<br />

Éste, con otros no menos ingeniosos poemas <strong>del</strong> Infante, debemos agradecer<br />

al cuidado en observarlos y conservarlos <strong>del</strong> erudito e ingenioso caballero, gloria<br />

de Aragón, por su ascendencia, y ornamento de Castilla, por su nacimiento y asistencia,<br />

donjosef Pellicer, bien conocido en toda la Europa, por sus raras obras en<br />

su misma pluralidad'.<br />

Los juicios valorativos y los agradecimientos se corresponden e intercambian<br />

así como las correcciones que se estiman oportunas. Fl 2S de septiembre Pellicer<br />

le escribe nuevamente a Uztarroz para agradecerle el pliego <strong>del</strong> libro de <strong>Gracián</strong><br />

que le ha hecho llegar y se expresa de este modo sobre la obra que está<br />

por esos días en prensa:<br />

" Ricardo <strong>del</strong> Arco, />. cit., pp. 163-171, dcscrilx: y copia algunos do los materiales que constituyen<br />

el proyecto <strong>del</strong> libio de Uztarroz, que se conserva en la KNM, Ms. n" 9457. I*'l soneto en<br />

p. 169.<br />

" l«i carta de Pellicer a Uztarroz, Ms. 8.-W8, f. 10, la transcrilx- Del Arco y Garay, op. cit.,<br />

p. -191. lin cuanto al soneto <strong>del</strong> Infante, -Oh, rompa ya el silencio el dolor mío-, y su comentario,<br />

véase Agudeza y Arte ele ingenio, ed. cil., I, p. 201.<br />

[193]


MElCHOftA SOMANOS<br />

Recibí con su cana el pliego <strong>del</strong> «Arte y Agudeza de Ingenio», y su autor bien<br />

muestra quanto le enriqueció Dios de ambas cosas. Yo le veneraba antes por sus<br />

obras raras, y agora se me añade la obligación <strong>del</strong> favor que en esta se me haze".<br />

Le suplica además que, en las erratas, enmiende su nacimiento pues se precia<br />

mucho de haber nacido en Zaragoza, lo que Gracian tendrá en cuenta rectificando<br />

su error en el último discurso de la obra, el LXIII-\ A continuación, en<br />

la misma carta, opinaba sobre las traducciones hechas por el canónigo Manuel<br />

de Salinas de los epigramas de Marcial, a las que considera propias, ajustadas y<br />

breves*. Puede comprenderse entonces, por medio de estos ejemplos de intercambios<br />

de opiniones y consejos, de aportaciones de textos a incluir, el modo<br />

en que operaba este Huido armado por acumulación e integración de componentes<br />

dispersos, que parece haberse constituido en el inocins Operandi, al<br />

menos de este grupo de escritores.<br />

Esa comunidad de procedimientos, cimentada en las mismas preocupaciones,<br />

llevaba también a la constante conexión con nuevos intelectuales que se acercaban<br />

para realimentar el circuito de saberes. Así, como ya hemos visto. Salazar<br />

Mantones requería de Uztarroz información para su amigo Martín de Ángulo y<br />

Pulgar y este se unirá a la cofradía de sus corresponsales. De igual modo, Pellicer<br />

se vanagloria de su amistad con Paravicino y se encarga de poner en contacto<br />

a Nicolás Antonio para que este pueda recabar datos necesarios para sus<br />

trabajos-. Una auténtica red de comunicaciones se establece en este productivo<br />

mundo de operarios de conocimientos de enciclopédica proyección y difusión,<br />

girando todos alrededor de la personalidad <strong>del</strong> doctor Andrés de Uztarroz, poseedor<br />

de un gran poder de convocatoria.<br />

- Véase Del Arco. op. eft, p. 498.<br />

21 Véase ed. til., II. p. ¿56<br />

•' 1.a tana en el Ms. n" 8388, f. 17, en op. cit. de Del Arco, p. 504. Resulta de ínteres la investigación<br />

<strong>del</strong> contexto lonnativo <strong>del</strong> traductor y poeta Manuel de Salinas realizada por Pablo Cuevas<br />

Subías, la formación de Manuel de Salinas en el liarroco ascense. El entorna familiar y<br />

ciudadano <strong>del</strong> poeta (1616-1645), Huesca. Ayuntamiento. 1995.<br />

• s Sobre la amistad de l'aravicino y l'ellicer. a quien le consagró, en 1634, SU Fama, exclamación,<br />

túmulo y epitafio..,, véase en Ricardo <strong>del</strong> Arco. op. tí/., pp. 675-676, donde reproduce una<br />

cana a l '/.tarro/, <strong>del</strong> 17 de septiembre de 1650 y comenta la alabanza en las Lecciones solemnes <strong>del</strong><br />

célebre orador como predecesor <strong>del</strong> estilo culto a quien siguió GÓngora, opinión de la que parece<br />

haberse arrepentido y después de impresos algunos ejemplares la corrigió, sustituyendo ese fragmenlo<br />

por una descripción de Sicilia. Véase Alfonso Reyes, -Sobre el texto de las Lecciones solemnes,<br />

de Pellica», en su Cuestiones gongorlnas, ed. cit.. pp. 116-130. Para la relación entre l [/.tarro/,<br />

y Nicolás Antonio, véase en el libro de Del Arco, p. 757. Kn cuanto a sus condiciones como crítico.<br />

Rolx-rt lamines ha analizado la lalx>r de este bibliógrafo en •Eludes sur Nicolás Antonio. Nicolás<br />

Antonio commentateur de GÓngora», Hnllelin HiSpanit/ne. I.XII (1960). pp. 16-12, donde muestra su<br />

disconformidad con los comentarios tle Salcedo a las canciones y el Panegírico.<br />

[ 194 1


POÉTICAS. COMENTARISTAS Y BALTASAR GRACIÁN<br />

Sin embargo, queda excluido de ese círculo epistolar y amistoso de grandes<br />

representantes <strong>del</strong> clan gongorino don García de Salcedo Coronel, probablemente<br />

por haber sido descalificado por el cronista de Aragón, como ya hemos<br />

visto, o por sus encontronazos críticos con Fellicer en razón de la prioridad de<br />

los comentarios. De hecho, <strong>Gracián</strong> no lo menciona en su Agudeza y Arte de<br />

Ingenio, aun cuando la galería de escritores que ofrece en sus páginas cubre un<br />

amplio espectro de posibilidades entre las que Evaristo Correa Calderón intenta<br />

rastrear las -vislumbres de su estética--". Por lo tanto, don García era un desterrado<br />

<strong>del</strong> parnaso aragonés y de sus allegados, aun cuando, en opinión de<br />

Robert Jammes, es el autor <strong>del</strong> -más metódico y el más útil de todos los comentarios<br />

manuscritos e impresos que conocemos--".<br />

Encuentro muy sintomática esta suerte de conspiración de silencio en la que<br />

la presencia <strong>del</strong> comentarista se halla evocada en varias ocasiones en la correspondencia<br />

de Uztarroz, pues junto a las referencias antes comentadas hay un<br />

seguimiento de la marcha de la publicación de sus comentarios. Se inicia con<br />

una carta de Francisco Ximénez de Urrea, fechada el 1° de septiembre de 1635,<br />

en la que ¡unto a noticias políticas le da detalles de la muerte de Lope de Vega<br />

y le anuncia lo siguiente: -Don García Coronel buelbe a imprimir el -Polifemocon<br />

comentario, y las -Soledades-, i a estar Francisco Martínez, impresor, desembarazado<br />

de un negocio de su Magestad, ya se ubiera empecado. Tendrá 80<br />

pliegos-".<br />

Se retoma esta secuencia editorial con la nueva que Martín de Ángulo y Pulgar,<br />

en carta anteriormente citada <strong>del</strong> 6 de octubre de 1643, le hace llegar a<br />

Uztarroz:<br />

Díxome Don García Coronel imprimiría comentados los demás poemas de<br />

verso grande de Góngora. Oy lo está haciendo, i cesó por falta de papel. Leí el<br />

soneto primero. Su estilo es el de ese otro comentario suyo. I...1 Tantos yerros<br />

espero en essa obra como en las impresas-"'.<br />

*' Evaristo Corren Calderón, Haltasar Gradan. Su vida y su tibra, Madrid, Gredos, 1961,<br />

pp. 162-168.<br />

Bn -I-i polémica de las Soledades. Catálogo-, ed. cii„ p. 699.<br />

* Bn K. <strong>del</strong> Arco, />. til., pp. 98-99, <strong>del</strong> Ms. HNM n" 8389, f. 510. Los comentarios, como ya<br />

vimos, aparecieron en 1636,<br />

-"' May una confusión de Ricardo <strong>del</strong> Arco con la fecha de esla carta (Ms. 8391, I. 310). pues<br />

la primera vez que la cita, en p, 39. dice que es de la fecha que he consignado y la segunda vez,<br />

en p. 309. <strong>del</strong> 1" de mayo de 16Í6 que es otra distinta <strong>del</strong> mismo Ms. (f. .326). Se trata de una confusión,<br />

pues es evidente que Salcedo Coronel estaba redactando los comentarios a los sonetos,<br />

obra publicada en 1645 y que se dice luego está en prensa en 1644.<br />

[195]


MEICHORA ROMANOS<br />

Al año siguiente, otra información de Cristóbal de Salazar Mardones, <strong>del</strong> 6 de<br />

agosto de 1644, completa este circuito editorial, pues comenta su visita a una<br />

imprenta en compañía de Quevedo, donde dio con las pruebas <strong>del</strong> comento de<br />

Salcedo Coronel a los sonetos de don Luis de Góngora:<br />

Y entre ellas encontré satisfación a lo que vm. dixo <strong>del</strong> en la -Defensa de la<br />

patria ele San U>renco-, pero livia, y honrando mucho a vm.; mas encontré otro<br />

lugar donde habla de vm. honoríficamente tratando de la patria de San Lorenco,<br />

sobre si fue Huesca o Córdova, y clon Garda concluye que Huesca. Doile esta<br />

noticia a vm. por lo que gustará de tener este apoyo más de sus graneles letras en<br />

este libro ele mi amigo Don Garda 30 .<br />

liste interés por la marcha de los trabajos que manifiestan los tres corresponsales<br />

muestra que existía, al menos, curiosidad por conocer los resultados alcanzados<br />

e inquietud por atender el modo de reparar los posibles errores<br />

cometidos, como bien pronto parecería haber hecho el propio Andrés de llztarroz.<br />

Por último, la ausente presencia de este eludido personaje va a culminar<br />

con el aviso de su muerte que le hará llegar don José de Pellicer, el 14 de octubre<br />

de 1651, quien no solo se declara amigo de García Coronel sino que debe<br />

asistir a su hijo, pues dice: «que ha sido preciso señalarme yo más íntimo que<br />

otros-'".<br />

Tcxla esta semblanza recorrida de los diversos componentes <strong>del</strong> proceso de<br />

constitución de una posible poética <strong>del</strong> posgongorismo, aunque articulada en<br />

forma necesariamente fragmentaria, pues se trata de las piezas sueltas de un disperso<br />

rompecabezas, debe lograr ayudarnos a vislumbrar —al menos eso<br />

espero— de qué modo <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong> se constituye en el epígono que recibe<br />

y asimila las corrientes encontradas que están agazapadas en ese juego de fuerzas<br />

que parecen representar por un lado Pellicer, Andrés de Uztarroz y la pléyade<br />

de sus seguidores y, por otro, la amistosa posición opuesta <strong>del</strong> reticente<br />

Salcedo Coronel.<br />

Para ello, es necesario volver al comienzo y retomar los motivos <strong>del</strong> enfrenlamiento<br />

surgido al publicarse los comentarios <strong>del</strong> l'olifemo y las Soledades.<br />

Como se ha perdido la IXj'ensa de los errores que introduce en las obras de Don<br />

Luis de Góngora, Don García de Salcedo Coronel, su comentador, para conocer<br />

las críticas que le formula el cronista de Aragón y, por supuesto, entender en<br />

qué se fundamenta la inquebrantable admiración que provoca su defensa, debe-<br />

•" K. IX-I Arco, />. tí/., pp. .155-%, <strong>del</strong> Ms. BNM n" 8391, !'• 394.<br />

196<br />

11 Ibici, p. 745, <strong>del</strong> Ms. de la BNM n° H3HH, f. 246.


POÉTICAS, COMENTARISTAS Y BA1TASAR GRACIÁN<br />

mos recurrir a las observaciones vertidas en su Defensa de la pal ría <strong>del</strong> im entibie<br />

manir San Laurencio (1638). lista obra, por cierto, no fue concebida para<br />

tales fines, sino que aprovecha la disputa localista (Muesca o Córdoba) para<br />

entrelazar sus opiniones acerca de algunos poemas y en un Apéndice que se<br />

titula -[Ilustración al Principado de Córdova- se extiende en alabanzas, en particular,<br />

porque junto con Ambrosio de Morales y bernardo tle Altlerete debe ser<br />

considerado entre los -tres restauradores insignes tlel Idioma Español». Esto es lo<br />

que dice sobre su vanagloriado poeta al que califica de -Claudiano Cordovés-:<br />

Últimamente perficionó el Dialelo Español, el nobilísimo cavallero don Luis de<br />

Góngora, i Argoie. Capellán de su Magestad. tilias frases lian admirado, no sólo<br />

los ingenios más doctos Españoles, pero los <strong>del</strong> clima más remoto le lian venerado<br />

por Padre tle las Musas, i juzgando su estilo inimitable, le llaman Homero<br />

Español, cuto agudffissimo genio han inmortalizado muchos varones doctos, con<br />

elogios vulgares, i sino fuera parecer prolixo, pusiera los testimonios tle muflios<br />

que tengo conservados, pero contentareme sólo con referir sus nombres, i citar<br />

los lugares tlontle lo celebran, para que el aficionado de su fama los lea 32 .<br />

Al transcribir la nómina de los que lo elogian no podían faltar sus exégetas y<br />

allí a continuación de José de Pellicer, •defensor grande tle don Luis, en su<br />

Fénix-, se detiene a amonestar a su iconoclasta comentarista:<br />

Don García de Salcedo Coronel escrivió una Klegía en su fallecimiento que<br />

anda en sus Rimas, comentó después el Polifemo, i Soledades con mucha erudición,<br />

i fuera digno de toda alabanca. sino hirviera comparado sus números con<br />

los tle don Luis, i también sino le notara tle poco átenlo en algunas panes: i<br />

siendo su comentador tleviera defenderle, no injuriarlo".<br />

Como puede apreciarse los reparos no apuntan, en realidad, a un juicio totalmente<br />

descalificador, por el contrario le parece digno tle alabanza de no mediar<br />

su escaso espíritu apologético. Creo que aquí es tlontle puede cifrarse el motivo<br />

de mayor fricción porque, más allá de lo justo o injusto de estas recriminaciones,<br />

probablemente lo que percibe Andrés de Uzlarroz es la diferencia de criterios<br />

en lo que Kdward M. Wilson ha definido como -la estética de Salcedo<br />

Coronel-, o sea su poética 3 *. De modo certero muestra este estudioso las distin-<br />

" En la Defensa de la Patria..-, Zaragoza. 1638. pp. 2i-i y ¿16. véase en U Del Atoo, op. eifc,<br />

pp. 129-l3i; ll. A. Kyan, art. tit., reproduce los pasajes en los que menciona a Góngora: pp. 13,<br />

78. 2-i 1 y 2-16; A. Hgido. IJI /XK-siti aragonesa..., ¡>. cit.. se detiene en el comentario de esta cuestión,<br />

en pp. 11-I6.<br />

" liad. pp. ir-iK.<br />

" 1'iKvartl M. Wilson, -Ui estética de don García de Salcedo Coronel y la poesía española <strong>del</strong><br />

s. xvii-. Revista dePÜología española, xi.iv (1961), pp. 1-27.<br />

[197]


MflCHOBA ROMANOS<br />

tas categorías generales que en sus comentarios va desgranando don Garda y<br />

que se circunscriben a críticas de impropiedades, de modismos o palabras poco<br />

elegantes y de comparaciones -duras-. El recorrido <strong>del</strong> camino lo lleva a concluir<br />

que: «El horror a los pleheyismos, por un lado, y a las ingeniosidades por otro,<br />

era la causa de muchas de las censuras citadas anteriormente-".<br />

Censuras que en el caso particular de la Soledad Primera y en menor grado<br />

en el Polifemo habían sido ya formuladas en el Antídoto contra la pestilente poesía<br />

de las Soledades de Juan de Jáuregui, arquetipo <strong>del</strong> crítico antigongorino,<br />

odiado, temido y respetado, cuya sombra se cierne permanentemente en todos<br />

los escritos que a favor o contra se generaron en el debate en torno de la nueva<br />

poesía. Este nexo ideológico que une al poeta sevillano con el comentarista, fue<br />

advertido tanto por Wilson como por la gongorista F.unice Joiner Gates al tratar<br />

precisamente sobre la crítica de Uztanoz a Salcedo Coronel*'. En los fundamentos<br />

de este debate subyace una de las dicotomías horadarías: res / verba, por<br />

cuanto lo que parece provocar más malestar es la inadecuación entre las palabras<br />

y las cosas, el desacierto de mezclar frases y formas de tono elevado entre<br />

modos viles y bajos. En este juicio <strong>del</strong> Antidoto se condensan las consideraciones<br />

de Jáuregui acerca de la inaceptable alianza entre la oscuridad y el lenguaje<br />

•de bien plebeyo estilo-:<br />

Pues cuando quisiéramos suponer una blasfemia poética acerca de V.m. y pensar<br />

que nadie entiende versos ni los ha entendido, y que la dureza y obscuridad<br />

que nosotros llamamos es pura magnificencia de estilo culto, desengáñanos su<br />

desigualdad perruna.<br />

Y aun insiste en que en medio de las mayores temeridades y extravagancias<br />

<strong>del</strong> lenguaje se deja caer en unos modos -no solo ordinarios y humildes, pero<br />

muy viles y bajos, y con versos inconstantes y de torpe y desmayado sonido» 37 .<br />

Es indudable que la posición <strong>del</strong> poeta y crítico sevillano, reiterada en buena<br />

medida en las censuras de Salcedo Coronel, denota una rígida adhesión al equilibrio<br />

clásico, basado en las normas de la preceptiva neoaristotélica que impedían<br />

el menor deslizamiento y desajuste en lo que a estilos se refiere. Esto les<br />

impide comprender o aceptar los cauces por lo eme Góngora pretende hacer<br />

,s ibid.. p. ti.<br />

Humee Joiner Gates, -Los Comentarios ele Saleedo Coronel a la lu/ de una critica de Uztarroz-,<br />

Nuera Revista etePtiologü» Hispánica, XV (1961), pp. 217-228. Entre las respuestas al Antidoto<br />

es Importante la posición de Pedro Díaz de Rivas <strong>del</strong> que esta estudiosa ha reunido algunos trabajos<br />

en Documentos gongorinos. Discursos Apologéticos de l'edro Díaz de Riras. Antidoto de Juan de<br />

jáuregui, México, F.l Colegio de México, 1960.<br />

•'" Cito por la edición de K. .1. Cates, pp. 98-99.<br />

[ 198]


POÉTICAS, COMENTARISTAS Y BAITASAR GRACIÁN<br />

correr su configuración poética con el fin de renovar un lenguaje desgastado por<br />

el exceso de codificación* 1 . -El espíritu clásico de Juan de Jáuregui —nos dice<br />

Joaquín Roses Lozano— reclama con insistencia la permanencia de fronteras<br />

entre estilos y asuntos, un precepto genérico que la escritura de las Soledades<br />

estaba poniendo en quiebra- 1 ".<br />

Ahora bien, al margen de estas correspondencias de ideas entre ambos críticos<br />

debe prestarse atención, además, a otra cuestión de pragmática prudencia,<br />

pues, como recuerda Eunice Joiner Gates, hacia 1625-1630 Jáuregui era censor<br />

oficial de libros y su firma aparece en la aprobación de las Rimas (1627) y en<br />

el comentario <strong>del</strong> Polifemoi 1629) de Salcedo Coronel. Es evidente que esa cautelosa<br />

línea de conducta tiene menos fuer/a cuando publica los sonetos en 1645,<br />

donde prodiga sus alabanzas a Góngora, pues muerto Jáuregui en 1641 debió<br />

sentirse menos comprometido en sus juicios que, de tcxlas maneras, al tratarse<br />

de un trabajo crítico de probada intención valorativa y respetuoso acercamiento,<br />

nunca llegaron a ser tan ácidos y violentos como los de su predecesor, ya que<br />

los matiza con elogios entusiastas de este tenor: -Felicíssimo fue don Luis en las<br />

metáforas, y en éstas a ninguno de los antiguos Poetas inferiores- (f. 297); -Nadie<br />

puede negar con razón a D.L. la felicidad que tuvo en los equívocos y en las<br />

metáforas, en que se aventaja a muchos y de ninguno, a mi juicio, es excedido-<br />

(f. 318)"'.<br />

Estos ejemplos los he seleccionado con la premeditada intención de conducir<br />

nuestro peregrinaje hacia la particular confluencia de <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>, en la<br />

medida en que las coincidencias verbales nos acercan a las formulaciones con<br />

las que evoca la reiterada presencia de Góngora en la Agudeza y Arte de ingenio.<br />

Entiendo necesario insistir en que, tal como he señalado al comenzar esta<br />

exposición, no voy a entrar en la consideración, ya ampliamente debatida por la<br />

crítica de la polaridad conceptismo / culteranismo, en tanto entiendo que supone<br />

una pretendida oposición que no es más que el resultado de una constmeeión<br />

crítica que pervive, tal vez por inercia". Así es como se plantean, en torno a la<br />

Véase a propósito de estas cuestiones mi trabajo: -Gonjjorismo y untigongorismo en d siglo<br />

XVH. El perverso refinamiento de oponerse-, Cervantes, Góngora y Quevedo, <strong>Actas</strong> dei H Simposio<br />

Nacional Letras <strong>del</strong> Siglo de Oro español. Mendoza. 5 al 7 de octubre dv /W5. Mendoza. Universidad<br />

National de Cuyo. 1997, pp. 73-90.<br />

' J. Roses Lozano, l na poética de la oscuridad: la recepción de las -Soledades- en el siglo XVII.<br />

Madrid-Londres, Tamesis, 1994, p. 89.<br />

Véanse estos y otros ejemplos más extensos en K. Joiner Gates, art. cil., pp. 227.<br />

Resultan decisivos los trabajos de Fernando Lázaro Carreter, -Sobre la dificultad conceptista-<br />

(1966), recocido en su Estilo barroco y personalidad creadora. Góngora, Quevedo y Lope de<br />

[199]


MEICHORA ROMANOS<br />

posición de <strong>Gracián</strong>, debates sobre su condición de contradictorio tratadista <strong>del</strong><br />

conceptismo que se solaza en proponer como mo<strong>del</strong>o de la lengua española,<br />

desde su convocatoria -Al letor-, al -culto Góngora».<br />

Espero haber encauzado la comprobación de todos los intereses y marcadas<br />

preferencias por la obra <strong>del</strong> poeta cordobés que se entretejían entre los tenientes<br />

eruditos cuya cabeza visible fue donjuán Francisco Andrés de Uztarroz, cronistas<br />

de tiempos pasados y memorias, buscadores de piedras y monedas,<br />

lectores de los más variados temas <strong>del</strong> saber antiguo y moderno, investigadores<br />

de genealogías, defensores de ciudades y terruños de héroes y santos. <strong>Baltasar</strong><br />

<strong>Gracián</strong> era uno de ellos y no podía abstraerse al hechizo que parece haber ejercido<br />

entre estos intelectuales el brillo formal y el dominio <strong>del</strong> lenguaje poético<br />

cjue ofrecía su obra.<br />

Aurora Egido ha estudiado, con precisión irrefutable, el lugar de don Luis de<br />

Góngora en la Agudeza y Arle ele ingenio, destacando cómo adviene <strong>Gracián</strong> en<br />

V.l Criticón, en un pasaje de -El Museo <strong>del</strong> Discreto», las falencias que impedían<br />

a su poesía alcanzar la perfección:<br />

Si en este culto plectro Cordobés hubiera correspondido la moral enseñanza a<br />

la heroica composición, los asuntos graves a la cultura de su estilo, la materia y<br />

bizarría <strong>del</strong> verso a la sutileza tic los conceptos, no digo yo de marfil, pero de un<br />

finísimo diamante merecía formarse su concha'-'.<br />

•Siempre y en último extremo —nos dice Aurora Egido— <strong>Gracián</strong> le alabará,<br />

más que el simple juego y el ornato exterior, el contenido y resultado de tan<br />

artístico lenguaje- 0 . La lectura de la Agudeza ofrece una auténtica consonancia<br />

de giros y expresiones definitorias de los hallazgos seleccionados como ejemplos<br />

que no dejan duda alguna sobre la filiación común de la retórica conceptuosa.<br />

La elaboración <strong>del</strong> discurso crítico se complementa en la diferencia de la<br />

materia señalada, pues mientras que en Salcedo Coronel o Pellicer las ponderaciones<br />

se centran en los grandes poemas, en la Agudeza, de las setenta veces<br />

en que alude a Góngora sólo en dos ocasiones se refiere a estos.<br />

Si Pellicer nos dice entusiasmado ante la descripción de la cabellera de l'olifemo:<br />

-Va don Luis componiendo su oración de lo más culto de la Retórica», por<br />

Vega, Salamanca, Anuya. 1964, pp. 11-59, y tic Félix Monge. -Culteranismo y cenceptismo a la luz<br />

de <strong>Gracián</strong>*, Homenaje. Estudios tic Fitología e Historia literaria lusobispattas e Iberoamericanas, La<br />

Haya. Van Gr Zonen, 1966, pp. 355-381, en los que, a partir de la revisión de los antecedentes<br />

críticos tle esta cuestión, lian perfilado ion solvencia los núcleos de incidencia de procedimientos<br />

y finalidades.<br />

200<br />

'-' Ei Criticón, edición de Santos Alonso. Madrid. Cátedra, 19H-I, p. 363.<br />

' La poesía aragonesa..^ p. 41.


POÉTICAS. COMENIARISIAS Y BAUASAR GRACIÁN<br />

su parte <strong>Gracián</strong> ante el soneto a la brevedad de la vida (-Menos solicitó veloz<br />

saeta-) exclama: «Sea corona desta agudeza este precioso soneto, compuesto de<br />

las mismas arenas de oro de llipocrene en vez de sílabas-". Para Pellicer, Góngora<br />

es el -Príncipe de los Poetas líricos de España», mientras <strong>Gracián</strong> considera<br />

que: >E1 Benjamín de Córdoba, [...], es hasta hoy última corona de su patria-'\ En<br />

cuanto a la preferencia por las obras, pondera en una ocasión al Polifenw<br />

diciendo que es: -aliñado, elocuente y recóndito-, pero superará su encarecimiento<br />

sobre el poeta al manifestar, a propósito de un romance, -que rué cisne.<br />

Fue águila, fue fénix, en lo canoro, en lo agudo y en lo extremado» 1 ".<br />

Este desplazamiento <strong>del</strong> objeto de culto de las obras centrales <strong>del</strong> debate y<br />

<strong>del</strong> -comentarismo- a los romances, letrillas, sonetos y aun a la comedia las Firmezas<br />

de Isabela, creo que no se da exclusivamente por atender a la elección<br />

de lo menos culto de su producción, o mejor de lo más aceptado por el común<br />

de los lectores, sino que puede obedecer a ese reordenamiento de fuerzas que<br />

necesariamente se produce cuando ya las etapas de ruptura se han decantado y<br />

los protagonistas han desaparecido de la escena. <strong>Gracián</strong>, en el Discurso I.XII,<br />

despliega su panorama contrastado de los estilos y al describir las condiciones<br />

•<strong>del</strong> pulido, limado, con estudio y atención-, concluye la exposición, hacia el<br />

final, con estas palabras:<br />

Pero vengamos ya al estilo aliñado, que tiene más de ingenio que de juicio,<br />

atiende a la fni.se relevante, al modo de decir florido. Fue Fénix <strong>del</strong>. no tanto por<br />

primero, [...] cuanto porque lo remontó a su mayor punto don Luis de Góngora,<br />

especialmente en su l'olifemo y Soledades. Algunos le lian querido seguir, como<br />

¡caro a Dédalo; cógenle algunas palabras de las más sonoras, y aun frases de las<br />

más sobresalientes |...|, incúlcanlas muchas veces de modo que a cuatro o seis<br />

voces reducen su cultura 47 .<br />

Si a este preanuncio de desgaste le añadimos la destacada tendencia al -utile<br />

dulce» horaciano que Aurora Egido adscribe al jesuíta, al buscar una moralidad<br />

provechosa que informe el fondo <strong>del</strong> poema, me parece que se lograría darle<br />

" Li cita de Pellicer, en lecciones solemnes a tus obras de />, 1971, coL (>l<br />

(nota *>)-, la de <strong>Gracián</strong>. op. cit., 1, p. 111.<br />

|S l-'n el primer caso, eil la Dedicatoria a clon Fernando de Austria de las Lecciones..., sin foliar:<br />

Gradan, />. cit., II, p. 242<br />

()/>. cit.. II, p. 149 y I. p. 61. Véase de Antonio Carreiio. -Gradan y sus lecturas en el<br />

Romancero de Luis de Góngora», en <strong>Actas</strong> <strong>del</strong> l\ <strong>Congreso</strong> de la Asociación <strong>Internacional</strong> de Hispanistas,<br />

Frankfun. Vervuen. 19S9. pp. 395-403.<br />

" Kcl. cit.. II. p. 251.<br />

[201 ]


MEICHORA ROMANOS<br />

un cauce más pertinente a los derroteros que intenta en la Agudeza y arte de<br />

ingenio, en la medida en que en este tratado de arte poética, situado en el final<br />

<strong>del</strong> proceso, se intensifican las vacilaciones, se elige lo más cercano al mo<strong>del</strong>o<br />

estimado y se reescribe el discurso ele los otros buscadores de la rama dorada,<br />

con el genio e ingenio que caracteriza a -el fraile <strong>Gracián</strong> (cito ahora palabras<br />

<strong>del</strong> voluntariamente contradictorio Jorge Luis Borges), con su genialidad deenano,<br />

con sus retaiécanos solemnes, con sus zalemas ante arzobispos y proceres,<br />

con su religión de la desconfianza, con su sentirse demasiado culto, con su<br />

apariencia de jarabe y fondo de miel-'".<br />

" -Profesión de fe litcrari:!-, en su El tamaña de mt esperanza, Madrid, Alianza, 1998, pp. 143-144,<br />

202 ]


INGENIO Y AGUDEZA.<br />

REFLEXIONES LÉXICAS<br />

CARMEN CODONER I UNIVERSIDAD DE SAIAMANCA<br />

Gradan siempre me lia interesado, y especialmente como fenómeno retórico.<br />

Esa es la razón por la que, en un principio, pensé en trabajar sobre algo que<br />

reflejara de qué modo, y de qué manera, por supuesto indirecta, habían influido<br />

en Gradan las -doctrinas- senecanas o, por mejor decir, las doctrinas existentes<br />

acerca <strong>del</strong> estilo de Séneca. Ahora bien, en cuanto me puse a releer el Arte ele<br />

ingenio' me surgió otra idea distinta, resultado de un interés en mí dominante:<br />

el léxico especializado, en particular el de la retórica.<br />

1. PECULIARIDAD DE LA TERMINOLOGíA ATINENTE A LA INVENTIO<br />

Para comprender con mayor exactitud lo que sigue, debo recordar que en el<br />

siglo XVII (siglo que contempla la especializado!! en todos los dominios), la<br />

retórica ha perdido su amplitud inicial, reduciéndose a lo que, hasta hace unas<br />

décadas, constituía su objeto: la elocutio, el ornato <strong>del</strong> discurso. De modo que,<br />

cuando en <strong>Gracián</strong> se alude a la ausencia en el arte retóricci de determinados<br />

elementos, habrá que pensar, básicamente, en la retórica de su momento-.<br />

Por otro lado, el hecho de que el léxico de que vamos a hablar se refiera a<br />

la paite de la retórica clásica abandonada en su momento, es decir, sobre todo,<br />

a la inuentio, hace necesario introducir aquí una serie de reflexiones que subrayen<br />

la dificultades que plantea su estudio 1 .<br />

Manejo la edición de K. Blanco, Arte ele ingenio. Tratado de agudeza, Madrid, Cátedra.<br />

IWS. Cara la segunda, la de E. Correa Calderón. Agudeza y Arte de ingenio, Madrid. Castalia, 1987,<br />

líntre corchetes cuadrados la versión de la segunda edición.<br />

En la primera mitad <strong>del</strong> siglo XVII, dice Maleo l'ellegrini en I Jonli deU'ingegno ridotti tul<br />

arteipp. iZ-ii) -La Retorica altresi <strong>del</strong>le scuole niodcrne e ridolla in ¡Mato di rímanere un'Kpiíalio<br />

di sepulcro scnza COrpo, per non diré un'lnscgna scnza Hostería... Diró si Ix-ne. chei nostri Hialino<br />

ridolla a un mero esercilio <strong>del</strong>le forze nalurali deU'ingegno. Scnz'arte quasi <strong>del</strong> tullo; scnza prudenza,<br />

c scnza giudicio cscrcilala da molti...-. Manejo la edición de Bolonia tic 1650,<br />

Deseo dejar claro, antes de continuar, que no voy a hablar sobre la -agudeza- desde el punto<br />

de vista filosófico-moral. tan importante para la comprensión de la obra de <strong>Gracián</strong>. A ello están<br />

dedicadas gran pane de los estudios que sobre él se han acometido.<br />

[ 203 ]


CARMtN CODONtü<br />

Me parece interesante, ante todo, poner de relieve un hecho: la complejidad<br />

inherente a los intentos de diferenciar, en el terreno de las manifestaciones literarias,<br />

las actividades y recursos intelectuales que se aplican en la búsqueda de<br />

ideas, proceso -previo- a la -fijación- tic las mismas oralmente o por escrito.<br />

l-'n efecto, existe una dificultad sobre la que no se suele insistir, la planteada<br />

por el estudio de una terminología como ésta, referida a recursos y actividades<br />

intelectuales y, en concreto, a designación de lo que podríamos llamar -enunciados<br />

mentales-, antes de que adquieran materialidad en la expresión oral o<br />

escrita. A esta parcela está dedicada una parte de la inuentio en las retóricas clásicas.<br />

Ciertas facetas de la inuentio son tan próximas al mundo de la dialéctica,<br />

que con ella comparten secciones enteras; la importancia relativa de la una<br />

sobre la otra ha sido la razón de su reivindicación por parte de los profesionales<br />

de ambas: rbetares y dialécticos. I.a pertenencia al mundo <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong><br />

de los referentes, cuyo estudio abordamos, ha facilitado esa situación.<br />

La repercusión de la especial naturaleza de esta terminología en la comprensión<br />

de los fenómenos tratados en la inuentio tiene un gran alcance y es fuente<br />

constante de problemas. Mientras que los términos que designan lo que podríamos<br />

llamar consecuencias orales o escritas, es decir el discurso, son relativamente<br />

fáciles de captar, los términos que se refieren a las actividades previas a<br />

la plasmación <strong>del</strong> discurso no suelen estar demasiado definidos, y un mismo término,<br />

como acabamos de ver, puede ser válido para ambas funciones.<br />

Por otra parte, la naturaleza especializada, que no técnica, de la terminología<br />

utilizada en la inuentio retórica hace que el significado de cada palabra se perciba<br />

intuitivamente, lejos de la precisión a que la ciencia nos tiene acostumbrados<br />

(la -agudeza-, el -ingenio», el "juicio- podrían ser utilizado como ejemplo), y<br />

dotan de una forma vaga a los juicios sobre muchos aspectos de la retórica'. Por<br />

poner ahora ejemplos latinos indiscutibles, elegantia, ¡cuitas o granitos dejan en<br />

la vaguedad los juicios sobre la oratio emitidos por Cicerón o Quintiliano. A<br />

pesar de todo, yo creo que es posible reducir esa indefinición, al menos para<br />

hacer entrar esa terminología dentro de una visión algo más congruente de lo<br />

que aparece a primera vista.<br />

' Entiendo por lengua especializada aquella que so sirve de términos no propios, es decir<br />

tomados <strong>del</strong> acervo común de la lengua, y les atribuye un valor especifico, valor que depende,<br />

como es natural, exclusivamente de su inserción en un contexto -técnico*. En ese sentido la lengua<br />

de la retórica es una lengua especializada.<br />

204


1.2. Definición <strong>del</strong> objeto de estudio<br />

INOtNIO Y AÜUDt/A tlflf XIONIS IÍXICAS<br />

I-is líneas iniciales <strong>del</strong> tratado, repetidamente estudiadas y objeto de análisis<br />

constantes, me parecen de la máxima importancia y, puesto que gran parte de las<br />

dificultades que plantean proceden <strong>del</strong> léxico, me pareció que, tal vez, lo que yo<br />

podría aportar a este homenaje a Gradan es un análisis de ciertas parcelas de la<br />

retórica clásica poco claras, que me parece ser justamente aquella en que se<br />

mueve el <strong>pensamiento</strong> de Gradan en ese párrafo inicial:<br />

He destinado algunos de mis trabajos al juyzio [y poco ha el arte de prudencial;<br />

este dedico al Ingenio II,i agudeza en artel. Teórica flamante, que aunque se<br />

hallan /Ise tralucen] algunas de sus sutilezas en la Retórica, aun no llegan a vislumhres:<br />

hijos huérfanos que, por no conocer su verdadera madre, se prohijavan<br />

a la eloquencia. Válese la Agudeza de los tropos y figuras retóricas como de instrumentos<br />

para exprimir cultamente sus conceptos; pero contiénense ellos a la<br />

raya ele fundamentos de la sutileza y, quando más, de adornos <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong>.<br />

La mención de haber dedicado algunos de sus trabajos -al juyzio-, en la edición<br />

de 1642, teniendo en cuenta que obras anteriores a esa fecha no poseemos<br />

más que /:'/ Héroe y /:'/ Político D. Fernando el Católico fue lo que primero llamó<br />

mi atención, Kl Primor III de la primera de ellas me parece de sumo interés".<br />

Tras declarar que »Es lo mejor de lo visible el hombre, y en él el entendimiento-,<br />

sigue con una serie de reflexiones sobre este último. Consiste el entendimiento<br />

en otras dos: -fondo de juyzio y eleuación de ingenio-, y únicamente a la política<br />

puede concedérsele establecer una separación entre ambas, es decir -entre<br />

el juyzio y el ingenio, entre la sindéresis, y la agudeza-. Tenemos definidas con<br />

toda claridad dos facultades <strong>del</strong> entendimiento: juicio' e 'ingenio', y sus concreciones:<br />

sindéresis' o capacidad natural de juzgar rectamente, y 'agudeza'. Sobre<br />

el juicio' se asienta la prudencia, y es el -ingenio esfera de la agudeza-.<br />

Por lo que respecta a la agudeza, en la penúltima frase de este mismo primor<br />

asegura:<br />

Hasta aquí fauores de la naturaleza, desde aquí realces <strong>del</strong> arte. Aquella<br />

engendra la agudeza; esta la alimenta ya de agenas sales, ya Ide la preuenida<br />

aduertenda].<br />

l-i agudeza, pues, enlaza en su origen con la naturaleza, pero puede recibir<br />

en su desarrollo el apoyo <strong>del</strong> -arte-.<br />

Manejo la edición de A. Cosler, /:'/ Héroe. ReiiH/iresion de tu edición ele 1639. I'uhlicada con<br />

tas variantes <strong>del</strong> códice inédito de Madrid. Chames, Lester, 1911.<br />

[205]


CARMEN CODONER<br />

Voy a iniciar el análisis por el punto al que menor atención voy a prestar: el<br />

-juyzio-. Teniendo en cuenta la vinculación que establece <strong>Gracián</strong> entre Juicio y<br />

Prudencia, no creo que sea demasiado arriesgado relacionar el juicio con el<br />

Oráculo manual y arle ele prudencia, especie de colección de aforismos, tan<br />

dentro de las modas <strong>del</strong> momento. Lo cual, a su vez, nos llevaría a /:'/ Político<br />

que, a modo de biografía y, bajo apartados relativamente tradicionales, acoge<br />

abundantes aforismos que elevan la vida de Fernando el Católico a categoría de<br />

paradigma <strong>del</strong> juicio y, por ende, de la prudencia".<br />

Kn cuanto a la obra dedicada al arte de prudencia, a que alude en la segunda<br />

versión: Agudeza y arte de ingenio, de 1648, es evidente que está refiriéndose al<br />

Discreto, de 1646.<br />

Dentro de esta secuencia, la Agudeza y arte de ingenio supone una aportación<br />

encaminada a la comprensión de la otra faceta <strong>del</strong> entendimiento antes<br />

mencionada, es decir, comenzaré por ocuparme <strong>del</strong> -juyzio- sede de la -prudencia-".<br />

1.2.1. Juicio y prudencia<br />

1.2.1.1. ludicium<br />

A fin de establecer una tentativa de separación inicial entre los valores abstractos<br />

de iudiciumy su valor concreto, voy a prescindir de todos aquellos pasajes<br />

en que iudicium va acompañado de un genitivo de persona o un adjetivo<br />

equivalente al genitivo, ya que puede reducirse simplemente a nuestro término<br />

•opinión- o. en lodo caso, a nuestro -criterio», lo cual reduce el carácter abstracto<br />

<strong>del</strong> término, que es aquel sobre el que queremos hablar".<br />

Se trata de una (acuitad mental compleja, por lo cual voy a limitarme a trasladar<br />

al papel las definiciones que de -juicio- da el DRAE, definiciones que, creo,<br />

convienen bien a este caso: 1. «Facultad de distinguir el bien <strong>del</strong> mal y lo verdadero<br />

de lo falso-. 2. I.og. -Operación mental que consiste en relacionar dos<br />

conceptos-. Añado yo, que <strong>del</strong> ejercicio <strong>del</strong> juicio se obtienen los criterios, de<br />

modo que con iudicium también se designa la concreción resultante.<br />

Kn mi opinión, si- puede seguir la Idea de una biografía, de manera relativamente coherente:<br />

infamia, juventud, madurez, virtudes y vivios, ele.<br />

Cf. el pasaje de PellegrinJ citado en nota 2.<br />

Iiulicium en el sentido gramatical especializado, l'n significado especial, referido a la tarea<br />

<strong>del</strong> gratnmatteusen Quintiliano l leñemos en 2, 72.<br />

[206]


. I JiO Y AGUDEZA REFIEXIONES IÉXICAS<br />

El iudicium, pues, es atributo exclusivo <strong>del</strong> ser humano


CARMFN COOONH<br />

Sed quia renim uerborumque iudicium in prudentia est, uocum auiem &<br />

Qumeiorum auies suitt hicHces, et qucx.1 illa cid inteüegentiam referuntur, luec ad<br />

iioluptatem, in illis raiio ¡nuenil, in his sensus artem.<br />

La distinción entre verdad y falsedad, primordial en filosofía, es el resultado<br />

de aplicar el ittdicitim. Un pasaje relativamente largo de Cicerón puede dejarlo<br />

claro (Gratar 237):<br />

nec in hac modo re, quac ad uofgi adsensum spectet el ad aurtum uoluptatem,<br />

quce dúo siuil ad iudicandum leuissima, sed ne in maximis quidem rebus quicquam<br />

adhuc inueni firmius, quod tenerem aul quod iudicium dirigerem, quam id<br />

qucxloumque milii simillimum neri nideretur, cuín ipsum illud uenim (amen in<br />

occufco lateret<br />

o Quintiliano 8, 11, 26: salen! lamen fallere similitudinum Species, ideoqtte adbibendum<br />

est eis iudicium.<br />

Pero una cosa es el iudicium cuma abstracción, y otra la realización <strong>del</strong> iudicium<br />

en cada individuo; éste está sometido a fallos, es débil (Cic, Acad. fjr. 7):<br />

etsi omnis cognitio niultis est obstructa difficultatibus eaque est el in ipsis<br />

rebus obscuritas et in iudicUs nostrts infirmaos, ut non sine causa, antiquissimi el<br />

doctissimi inuenire se posse t|uod cuperenl diffisi sunt, tamen nec illi defécenme<br />

ñeque nos stndium exquirendi defaligati relinquemus.<br />

Por esa razón, el iudicium <strong>del</strong>ie atenerse a reglas y sustentarse sobre ellas.<br />

Acompañado de regida aparece en de fin. 1, 64: cagnitianis regula et indicia ab<br />

eadem illa constituía ueri a falso distinclia traditur.<br />

La aplicación de un criterio implica naturalmente la necesidad de elegir, de<br />

tomar una decisión (decernere), lo cual supone la existencia de dos o más posibilidades<br />

sobre las que ejercer dicha facultad 1 ". Aparece con frecuencia acompañado<br />

de ofn'nio, a la que parece atribuírsele el valor de -creencia», y por tanto<br />

no resultado de la valoración intelectual. Los adjetivos que acompañan a iudicium<br />

son acer, exactus, líber (nadie se ve obligado a aplicar un criterio), modeslus<br />

/ módicas, seuerus-, son, mayoritariamente, adjetivos de significado moral o<br />

intelectual.<br />

1.2.1.2. Prudentia<br />

Su función concierne al <strong>pensamiento</strong>, puesto que la fartituda es la encargada<br />

de la acción (I'roSesl. 86): ¡loe sentiré prudentia! est, faceré fortitudinis.<br />

"' Qc, OmtorbH: ... kl aulcni csl iudicium clccli


INGENIO Y AGUDEZA «MEXIONES IÍXICAS<br />

Para empezar es una cualidad natural positiva, lo cual no excluye que pueda<br />

verse sometida a normas". Rso implica que puede alimentarse o agudizarse por<br />

distintos medios, entre otros el ¿irs-.<br />

lioc cticendi genus... ad senatoriam uero sententiam, cuius eral Ule princeps,<br />

uel maxume (se aptum uidebatur); significabat enim non prudentiam sohim,<br />

sed... I'idem, habcbaí boc a natura ipsa, quod a doctrina non facile posscl; (¡name/iiam<br />

btitus queque ipsins rei, qucmadmodum seis, praxepla su ni.<br />

Por añadidura, cualquier cirs necesita de ella (defin. 4, 76):<br />

ómnibus enim artibus uolumus esse aitribuiam esse eam, quae communis<br />

appcllatur pnidentia. quam omnes, qui caique artificio pr.csunt, debent ludiere.<br />

Al igual que sucede con el adjetivo prndens, es propia de la edad avanzada 1 ':<br />

nihil enim est profecto homini prudentia dulcius, quam, ut cetera auferat,<br />

adfert cene senectus.<br />

Las definiciones que encontramos en Cicerón nos llevan todas al terreno de<br />

lo que podríamos llamar la recta apreciación de situaciones.<br />

En inu. 53 y nat. dea. 3, 3H Cicerón inserta una cierta definición <strong>del</strong> concepto:<br />

Prudentia est rerum bonarum et malarum neutrarurnque sdentia... consta) ex<br />

scientia rennn lK>narum et malarum et nec bonarum el malarum.<br />

Y en de qff. i, 153 la equipara a (ppóvn,


CARMEN CODONEB<br />

Nam quom aninius cognitis perceptísque uirtutibus a corporis obsequio indulgentíaque<br />

discesserit... sodetatemque caritatís coierií cum suis omnisque natura<br />

coniunctos suos duxerit cuhumque deorum el puram religionem susceperil et exacuerit<br />

illam, ut ociúorum, sic Ingenii aciem ad hona seligenda el refriendo contraria,<br />

quce uirtus exprouidendo est appeUataprudentia, quid eo clici aut cogitari<br />

poterü beatus?<br />

Hs una capacidad <strong>del</strong> ingeniar» que nos lleva por un lado al mundo <strong>del</strong> inle-<br />

Uegere**, pero también al <strong>del</strong> indicare. Cicerón así lo hace (Philip. K). 2), atribuyéndola<br />

con frecuencia a los jueces:<br />

nec uero nos hoc magis uidebamus quam ipsi milites a quibus temía in indicando<br />

prudentia non eral postulanda.<br />

Algo que resulta sobremanera interesante es la frecuencia con que prudentia<br />

va formando a motlo de sintagma con auctoritas. término claramente relacionado<br />

con la alta política", y atribuida como cualidad a los hombres políticos y a sus<br />

actuaciones, por ejemplo actuaciones ante el Senado'". Sólo dos ejemplos:<br />

IX'oral. 1. N ac ne qui forte cum alus studiis quae reconditís in aitibus atque<br />

in quadam uarietate liiterarum uersentur magis hanc dicendi rationem quam cum<br />

imperatoris laude aut cum bonisenatortsprudentia comparandam putei...<br />

IX' oral. 1. 60 quaero enim num... in senatu de ornni rei publica; genere clici<br />

sitie summa rernni ciuilium cof>uitione el prudentia... 85 qui cum cliceret esse<br />

quandam prudentiam, c|iue uersaretur In perspiriendis rationibus constituendarum<br />

et regencia rum reium publicarum, excitabatur homo promptus atque omni abundans<br />

doctrina... Omnis enim partís illius ipsius prudenticepetertdas esse apbtiosopbia<br />

docebat.<br />

De lodos formas, puede encontrarse, aplicada a cualquiera de las facetas de<br />

la vida, en un sentido mucho más genérico, que parece verse determinado por<br />

el adjetivo Utllgaris o coniinimis"'.<br />

" Cic, [expone la teoría de quienes defienden que no es necesario orc alguna en la disputatufa<br />

...et quod consuetudo exercitatíoque inleütgendtprudentiam acuereí et eloquendi celeritatem<br />

inettaret...<br />

" Aunque resulta sumamente difícil dar una definición precisa de auctoritas, bastará ion uno<br />

de sus rasgos pata comprender aproximadamente su significado, Se trata de una consideración de<br />

la que sólo ¡H>/M\ aquellas personas que han desempeñado o desempeñan un alto cargo político,<br />

aunque no necesariamente todos ellos, y es consecuencia precisamente de ello. Se suele traducir |K>r<br />

•prestigio, pero esta palabra no encierra el tipo de connotaciones que en latín ciceroniano tiene.<br />

Creo yo que. dentro de este mareo, habría que interpretar la frecuente presencia en los textos<br />

ciceronianos de prudentia ctuilis, algo asi como la •prudencia- propia de que quien se ocupa<br />

de política.<br />

Cic. de oral. 3, 299: sed ego non de pracstanti quadam et eximia sed pro|K- de tnei>i el<br />

communi prudentia disputo,<br />

[210]


INGENIO y AGUDEZA KEFIEXIONÍS LÉXICAS<br />

Es evidente que, al igual que iuclicium, no pertenece a la terminología retórica<br />

y que, cuando se utiliza en ella, se hace siempre para referirse a la parte en<br />

que la retórica se ve obligada a ocuparse de la fase de elaboración <strong>del</strong> discurso<br />

previa a su manifestación material, es decir, la inuentio. En ese sentido hay que<br />

entenderla cuando Cicerón (ele oral, 1, 87) habla de la summa prudentia y Uis<br />

dicendi de Demóstenes. De manera explícita este mismo autor incorpora esta<br />

cualidad a la inuentio (de oral. 2, 120):<br />

¡taque cuín h;ec dúo nobis qiuerenda sint in causis, primum quid, deintle quo<br />

nuxlo clkamus: allerum,. . tametsi arte requirit, lamen prudentia- esl pa-ne mediocris<br />

quid dicendum sil uidere.<br />

Y en ese mismo terreno, Cicerón la opone a los ««iba (considerándola, por<br />

oposición, propia de las res), a los que les es propia la copia dicendi. Los discursos<br />

pueden destacar, pues, por dos venientes, complementarias aunque distintas:<br />

la copia dicendi, que radica en las palabras y su conformación, y la<br />

prudentia, que atañe a la selección de los -conceptos- que impregnan el discurso<br />

1 ".<br />

Le acompañan cualidades como acumen, neniislas y subtiiitas, oponiéndose<br />

así a la eloquentia determinada por la naiietas y la copia 1 ".<br />

1.2.2. Ingenio y agudeza<br />

Volvamos a la Agudeza y Arte de ingenio. En la presentación de la obra Al<br />

letor, dice Gradan: -primero hablé de la prudencia, ahora lo hago sobre el ingenio-,<br />

con lo cual parece conceder un primer plano de atención al ingenio dentro<br />

de la obra. Esto fue lo que me decidió a explorar el campo <strong>del</strong> ingenium,<br />

también en Cicerón, campo aparentemente sin problemas, y sobre el que. quizá<br />

por esa razón, no se ha profundizado.<br />

En contraste con iuclicium y prudentia. este término está muy implicado en<br />

cuestiones de carácter literario. Sin ingenium es evidente que nada relativo al<br />

ámbito de la literatura es posible. Ahora bien, como cualidad natural, inherente<br />

al individuo, tiene sus propias peculiaridades que varían de individuo a individuo;<br />

hay, pues, muchos tipos de inteligencia, se habla de ingenium oralorium,<br />

posticum, lo hay matemático o jurídico.<br />

1 CU., lirtilus. KM: IUIII il Carlxmis i-I Gracclii hnhcmus orationes ntmdum s;itis splendidas<br />

ueifois, sed aculas prudentüeque plenissimas.<br />

'" Cic, lie omt. 3. 59: i* (se. Sócrates) qui... cum prudentia el acumine et uenustate


CAKMEN CODONtü<br />

Puesto que estamos inmersos en esta pane de la retórica, hay que decir que<br />

la inuentía se ocupa, sobre todo, <strong>del</strong> estudio de los luci communes. Queda sin<br />

especificar cuál es el valor de los otros factores en el proceso que lleva a la<br />

manifestación formalmente acabada <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong>.<br />

Kl mundo de la elaboración <strong>del</strong> discurso está concebido de manera dicotomía<br />

en Cicerón: aspectos relacionados con el ars y aspectos relacionados con<br />

el ingettium y. en esa última línea, también con la [midcnitia, con el iudicium,<br />

es decir, con todos aquellos elementos que, aunque vitales para la iftuentío, tienen<br />

una existencia independiente <strong>del</strong> ars.<br />

Recordemos que <strong>Gracián</strong> en su Discurso I <strong>del</strong> Arte, a continuación de sus<br />

referencias a la utilización que de los tropos hace la agudeza, decía:<br />

Son los conceptos hijos más <strong>del</strong> esfuerce) de la mente que <strong>del</strong> artificio, concíbeme<br />

acaso, salen a luz sin magisterio... Mendiga dirección todo artificio, ¡quánto<br />

más sutilezas <strong>del</strong> Ingenio!<br />

Vemos aquí la misma dicotomía: artificio/entendimiento. Observábamos en el<br />

párrafo precedente una contraposición 'juyzio'/'prudencia' e 'ingenio'/agudeza,<br />

que también nos interesa, en especial si se completa con la observación que se<br />

encuentra en /:'/ llcroi*. entendimiento" concebido como fondo de juyzio' que<br />

identifica con siiuléresis'/prudencia", y elevación de ingenio" que asimila a<br />

'agudeza'. Ambas son capacidades naturales, una encaminada a la valoración y<br />

apreciación, otra encaminada a la creación 1 ".<br />

Me parece que de los análisis anteriores se desprende con claridad que la<br />

primera cautela que hay que adoptar, cuando se estudia la terminología de un<br />

texto alejado en el tiempo, es la de los falsos amigos, que acechan tanto más<br />

cuanto más cercana nos es la lengua. Se ha hecho evidente, ya insinuado en el<br />

doblete sindéresis/prudencia utilizado por <strong>Gracián</strong>, que esta 'prudencia' nada<br />

tiene que ver con la nuestra, pero sí en cambio con la prudetttia latina. lis muy<br />

posible que lo mismo suceda con ingenio".<br />

Un segundo factor que hay que tener en cuenta es que, al tratarse <strong>del</strong> mundo<br />

<strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong>, muchas de las referencias se encuentran en tratados no propiamente<br />

retóricos y sí dialécticos, tal como había a<strong>del</strong>antado, de modo que no<br />

debe causar extraneza. si, en ciertas ocasiones, las definiciones se toman de contextos<br />

filosóficos.<br />

''' lln;i observación que M* aproxima .1 ésta l.i encontramos en Pellegrini (p. iO): -Díco<br />

Ingegno, comprendértelo tanto quella parte deU'Anbno, che speculatiua riguaida, e procura solo ¡I<br />

vero, la quale propriamente s'appella Intelietto, e che gouernata dalla Lógica: quanto quella, che<br />

¡n vn ceito modo practica, mír.i e cerca di tronare, e d¡ rabbricare il Ix-llo, e 1'eflRcace; la quale sepa<br />

ratamente ritiene il commune litólo dlngegno».<br />

212


INGENIO V AGUDEZA «tUtXIONES IÉXICAS<br />

ül término que voy a tomar ahora como objeto de análisis es ingenium, y trataré<br />

de encontrar posibles correspondencias con «agudeza-, concepto que no<br />

tiene una traslación, ni siquiera indirecta, con otro existente en latín.<br />

1.2.2.1. Ingenio<br />

Ingenium<br />

ingenium es la parte intelectiva <strong>del</strong> animas y está considerada como cualidad<br />

física, tal como parece desprenderse de un pasaje de Cicerón (De oral. 2, 46):<br />

ijui laudabil quemplam, íntelleget exponértela sibi esse fbrtunae bona; ea sunt<br />

generis, pecuniae, propinquorum, amicorum, opum, ualetudinis, Forma:, tngenj el<br />

ceterarum rerum, quas sunt aul corporis aul extraneae.<br />

Está dotado de iris, así que ingenii tris/1< i res su repite con frecuencia en Cicerón"".<br />

Parece identificarse con la Inteligencia natural 21 . Hn ese sentido es evidente<br />

que hay que colocarla como soporte <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> y no de la expresión ya<br />

materializada--; dentro de una gradación ascendente se constituye en el punto de<br />

partida de acceso a la cultura literaria (Hilera'), a la ehquentiay finalmente a la<br />

sapientia a .<br />

Si el ingenium es valorado positivamente, su aplicación en el terreno de la<br />

expresión literaria se une formando un conjunto con la etoquentia o expresiones<br />

equivalentes, como si fuera la cualidad imprescindible sobre la que ésta se<br />

sustenta 2 '. No existe, pues, eloquentia sin ingenium, pero para alcanzarla no<br />

basta con él, sino que debe acompañarse de doctrina, studium y exercitalio/itstis<br />

(Cíe, De oral. 2, 11), factores que pueden incluso compensar una<br />

inteligencia no excesivamente dotada 1 *:<br />

" Ik-nnil. 1. Ií~ 2. 3«; 2. 2: An ingenia<br />

natura, uirtutes ei uitia quae existunt ab ingenua, aliter iucücabuntur?<br />

ck., Deorot. l. 14: ac primo quidem totJus rationis ignarí, qui ñeque exercitationis ullam uirn<br />

ñeque aliquod prxceptum artis esse arbitrarentur, tantum, quantum Ingenio vi cogttatione poterant.<br />

"• IhUI. 3, 92.<br />

'' Cié.. Deorot. 2. 6: Qua re equidem et in nostra ciuitate el in ipsa Graecia, quae semper hace<br />

summa duxit, mullos ei ingertas et magna laude dicendisine summa scientia fuisse rateor.<br />

B Hasta derto pumo, labor puede considerarse sinónimo de studium; también este factor aparece<br />

como necesario en la formación y éxito <strong>del</strong> orulor. Cf. Cié., De OTOt, 3, 237: I'. Murena metlo-<br />

IT¡ ingenio sed magno stuilio rerum uelenim. litlerarum et stucliosus el non imperitus. multaindustria:<br />

et laboris fuií.<br />

[213]


CARMEN CODONeR<br />

niliil enim míhi qutdem uidetur in Crassi et Antoru sermone esse pneteritum.<br />

quod quisqiiam sammis iiif>eniis, acerrtmis stadiis. óptima doctrina, máximo usa<br />

cqgnosd ac percipi potuisse arbitraretur.<br />

Para Cicerón no hay duda de que la inteligencia (ingenium), sin más, difícilmente<br />

da hombre elocuentes, aunque sí c/iserti 1 ".<br />

Esta posibilidad de cultivar la inteligencia explica el que se encuentre con<br />

verbos pertenecientes a este campo: augere, exercere, alera. Kl -ingenio- puede<br />

mejorar si se le alimenta adecuadamente, casi constituye una obligación por<br />

parte <strong>del</strong> orador atender a ello-'", por ello los oradores necesitan de un ingenium<br />

cultivado, lis significativo el caso de Demóstenes (Cic, De oral. 1, 89):<br />

Iluic respondebat non se negare Peinosthenem summum pruclentiam smumamque<br />

nim habuisse dicendi, sed siue Ule boc ingeniopotuisset, siue, icl quod<br />

constaret, Platonis studiosus audiendi fuisset, non (/niel Ule potuisset, sed quid isti<br />

docerent esse qiucrendum.<br />

Las cualidades <strong>del</strong> ingenium son múltiples: acer, celer, concítalas, lardas,<br />

acatas. Por razones obvias, voy a detenerme en el último de los adjetivos.<br />

Hice Cicerón (.Deorat. 1. 113):<br />

nam et animi et ingeni céleres quídam monis esse debent, qui et ad excogilandnm<br />

acnti el ad e.xplicaiidnm oraaiidami/ae sint alteres.<br />

existe una correspondencia quiasmática entre animas/liberes e ingenium/<br />

acnti.<br />

Asimismo se habla de acies ingeniiy se le atribuye a la inteligencia acumen.<br />

Tan decisiva es la presencia de éste que en cierto pasaje, dentro de la serie habitual<br />

formada por ingenium. ars, stadiam. o sea. inteligencia, técnica y dedicación,<br />

el primero es sustituido por acamen, sin que la comprensión sufra (De<br />

orat. 2. 1-Í7):<br />

et sil-, cum ad inueniendum in dicendo tria sint: acamen, deinde ratio—quam<br />

licel, si uolumus, appellemu.s arlem—, teilium dilif>entia. non possum equidem<br />

-•" Cic. IX'oral 1. 95: exsistat lalis onuor, qualem quserimus, qui iure nonsohtm disertas, sed<br />

etiam eloquensdvá possii<br />

J " Cic, lk' iiral. 1. 92: ...aÜOS, quos melius putant ilicere se posse quam SCribere, quod peiin<br />

geniosis hominibus ñeque satis doctis pleumque contingit, ut ipsi Galbae, quera fortasse uis non<br />

ingeni solum sed etiam animi el naiuralis quídam solordicentem incendebat efficiebatque ul el Inciuna<br />

el grauis et uehemens esset oralio; dein. cum oliosus siilum prchemlcrat motusque omnis animi<br />

tamquam uentus hominem defecerat, flaccescebal oratio. Es muy interesante observar la diferencia<br />

aquí establecida pr Cicerón entre lo hablado y lo escrito.<br />

[214]


INGENIO Y AGUDEZA KEFIEXIONES IFXICAS<br />

non ingenio primas concederé. 14K Sed tamen ipsum ingenium diligentia etiam ex<br />

tarditate incitat<br />

También se encuentra próximo al valor romano de la urbanizas. 1:1 animas.<br />

sin embaído, puede ser uehemens.<br />

Entre los diversos componentes <strong>del</strong> ingenium (partes los llama expresivamente<br />

Cicerón), hay que otorgar lugar de preferencia a la memoria. Cicerón en<br />

De oratore $, 218 y 219 habla de un personaje que ofrece:<br />

y añade:<br />

magna haec ¡mmemoris ingeni signa<br />

iam qui hac pane animi. (/iue cusios est ceterarum ingenipartium, tam debilis<br />

essei. ni...<br />

Quintiliano lo relaciona frecuentemente con los Attici (HO, 84, 119), e insiste<br />

en que no existe ars sin ingenium (7), al tiempo que, paralelamente, dice que<br />

existen ciertas cosas en el ingenium que no se transmiten mediante ningún ars-,<br />

Qvint. l


( AKMIN CODONER<br />

rasgo específico de su inteligencia: la agudeza. Kn el terreno de la e/oaueutia<br />

hay que simar la última cualidad: clicencii copia, la facilidad en la expresión literaria"'.<br />

lista agudeza, inherente a ciertas inteligencias, puede, sin embargo, ser mejorada<br />

gracias a la técnica (ars), y así hablando de M. Pisón (Brutas66) dice Cicerón:<br />

hahuit a natura genus quoddam acuminis quoci etiam arte limaueral"',<br />

desprendiéndose, juntamente con la posibilidad de mejorar esa cualidad natural,<br />

un hecho: el acumen puede tener variantes.<br />

Kl acumen, por otra pane, pertenece al mundo <strong>del</strong> entendimiento, como<br />

expresa en su imagen <strong>del</strong> oralor perfecto (De oral. 1, 128): in oratore autem<br />

acumen cliaiecticorum, senlenliw pbilosopborum, uerba prope ¡xetarum...<br />

K \ y es atribuido a los estoicos en otros pasajes (ciiuin. 2, 145). Fn una<br />

reflexión sobre la -inteligencia- dice (tiat. deo. 3, 69):<br />

ni uinum aegrotis, quia prodest raro nocet saepissime, melius esi non adhibere<br />

omnino quam spe dubiae salutís in apeitam perniciem Encúnete, sic haud scio an<br />

melius fuerit tiumano generi motum istum celerem cogitationis, acumen, solleriKim.<br />

quam rationem uocamus... non dari omnino quam tam munifice el tam<br />

large dari.<br />

De las tres funciones que asume el orador, una de ellas (la más afín a la filosolía)<br />

es el docere, pues bien, justamente es esta la que está necesitada de acumen<br />

(De oral. 2, 129)".<br />

Si pasamos al adjetivo, observamos que el animas puede ser aculas (De or.<br />

2, 84). cualidad que tiene su mayor efectividad en el terreno de la innenlio<br />

(Quint. 6, 3, 12), y es propia de los filósofos, que destacan en el terreno de las<br />

res, no de la orado (10, 1. 8i):<br />

-"' Con más claridad se ve todavía en l.iicnl, 16: . ..c-uamc-uam tlomit cuní acumine ingett, tum<br />

admirabili quodam lepare dicendi. Proceso anterior a la expresión: el acumen ingenii conduce al<br />

lepus dicendi.<br />

c.i. Qvint., . i, M. uali'i autem in altercatione plurknum acumen, c|ud slne dubk) ex arte<br />

non ucnit (natura enim non docetur), arte tomen adluuatur.<br />

" Que no se trata sólo de una fiase lo confirma otro pasaje de esa misma obra


INGENIO Y AGUDEZA SEEIEXIONES IÉXICAS<br />

Minus ¡ndulsere eloquentiac Stoid ueteres, sed cum honesta suaserunt, tum In<br />

colligendo probandoque instituerant plurímum ualuerunt, rébus tomen<br />

acutí magis quam. Id quod sane non adfectarunt, omtíone magniftci<br />

Esta cualidad concreta <strong>del</strong> ingeninm tiene que ver con la actividad <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong>,<br />

tal como encontramos en De oral. 2, 131: ...quamuis acrem et acutum<br />

in cogitando, quamuis adpronuntiandum ex¡wdiium...\ está vinculada a la percepción<br />

mental (3, 31): [Hablando de Cotta]... etquid iudiciprobandum sit cum<br />

acutissime uidit, omissis ceteris argumentis in eo mentem orationemqtte defigit.<br />

Si pasamos al análisis <strong>del</strong> correspondiente adjetivo aciilus, vemos que se<br />

aplica a los dísertipot oposición a los eloquentes (Cae. De or. I. 9 0. y que es<br />

fundamental en el proceso de pensar (excogitare), como lo es para la elocutio<br />

la ubertasíDeor. 1. 113). Por ello puede aplicarse a los hombres en general, sin<br />

que ello implique su apreciación como oratores. De Crisipo se dice que era actitissimus,<br />

aunque escribía ieiuney exiliter(CÁc. De or. 1, SO), y, en consonancia<br />

con ello se puede establecer una clara correspondencia entre aculas e ingenium,<br />

prudentia, natura (1, 180, 191, 223). Atribuye a los estoicos el ser -agudos-,<br />

|o cual arrastra en su caso la obscuritas (De or. 3. 66). Forma muchas veces<br />

pareja con acre, como complementario (De or. 3, 79). De manera que, cuando<br />

se usa para destacar esa cualidad en un orador, nos vemos obligados a pensar<br />

que es de <strong>pensamiento</strong> vivaz, aunque no excesivamente hábil en la presentación<br />

formal <strong>del</strong> mismo. Es el caso de Hiperides en Cicerón (De or. 3, 28); allí habla<br />

de la suauitas de Isócrales, la subtilitas de Lisias, el acumen de Hiperides, el<br />

sonitutn de Esquines y la energía (uis) de Demóstenes.<br />

No se identifica con el humor, ya que quien la posee puede mostrarse facetas,<br />

pero también frigidus. I'or eso, aunque lo acutum es inherente al rkiiculutn,<br />

no es exclusivo de él, ya que, por ejemplo, se considera propio de los<br />

estoicos, grupo a quien no conviene el humor".<br />

Así pues, es en el terreno de las res", que coincide casi con la inuentio. donde<br />

hay que buscar el acumen y donde brilla con luz propia especialmente el filósofo<br />

y, más en concreto, el dialéctico.<br />

Pero la validez <strong>del</strong> ingenii acumen puede tener, y de hecho tiene, su reflejo<br />

en el discurso filosófico o no filosófico, puede pasar de actividad mental a<br />

recurso material, como queda claro por el siguiente ejemplo de Cicerón. Nuestro<br />

autor lo utiliza para referirse a las razones por las que un discurso ha obtenido<br />

éxito {.De OT. 1, 243):<br />

Cic., iliu. 1. Iñ y mil. 2, 74.<br />

[217


CARMÍN CODONER<br />

cumque multa conligeres el ex legibus et ex senatus consultis el ex uita ac sermone<br />

communl non modo acate sed etiam lidíenle ac facete, ubi si uerba, >H»I<br />

rem sequeremur, confici nihil posset...<br />

I...V por recoger muchos motivos de leyes y senadoeonsultos, de la vida y de<br />

las conversaciones habituales, no sólo con agudeza, sino también con humor y<br />

buen estilo, en las que si nos ateníamos a las palabras y no al fondo de la cuestión,<br />

no podría sacarse- nada en limpiol.<br />

1.a vinculación de la ingenii acumen a las rases tan intensa, que las palabras,<br />

si no se interpretan como reflejo ele un <strong>pensamiento</strong> que subyace, no transmiten<br />

mensaje alguno, bn esa sutil línea que separa a la idea de su formulación,<br />

en la dificultad que entraña distinguir la littera <strong>del</strong> significado que va más allá<br />

de ella, en ambas cosas radica el complejo problema de la agudeza. Con su utilización<br />

se corre el grave riesgo de no ser comprendido, pero también la posibilidad<br />

de poder encontrar una expresión mucho más próxima a la idea<br />

concebida, hl Arle de ingenio parece querer desempeñar tal función, mostrando<br />

el camino complejo que lleva desde la intuición y la selección <strong>del</strong> concepto<br />

hasta su expresión oral y escrita.<br />

Dos son los títulos que aparecen encabezando las dos ediciones de esta obra<br />

de <strong>Gracián</strong>: Arte de ingenio. Tratado de la agudeza (1642) y Agudeza y arte de<br />

ingenio (1648), más próximo este último a la forma adoptada en el título Oráculo<br />

manual y arte de prudencia. En el título de la primera edición parece establecerse<br />

una especie de sulx>rdinación entre las dos partes, es decir, parece<br />

concederse a -la agudeza* el carácter de tratado plagado de recursos prácticos,<br />

posible gracias a la aplicación <strong>del</strong> ars basada en el ••ingenio» 1 '. En el segundo<br />

título, se insiste más en esa distinción, al destacarse la -agudeza- como materialización<br />

concreta <strong>del</strong> ingenio, al igual que el Oráculo manuales el resultado <strong>del</strong><br />

arle de prudencia. Ingenio' estaría tomado como cierta orientación <strong>del</strong> intelecto<br />

que nos permite y facilita seleccionar un tipo de ideas, en la medida en que este<br />

proceso puede ser sometido a una cierta regulación; mientras que la -agudezairía<br />

referida al resultado de la aplicación <strong>del</strong> ars y quedaría plasmada en la enun-<br />

' J. M. Aguirre, -Agudeza o alte de ingenio y el Barroco-, (¡rucian y su época, Zaragoza. Institución<br />

-Hernando el Católico, tvs6. pp. lKi-iw, concluye en p. 1H6 que: -En definitiva, agudeza<br />

y arte de ingenio sn Intercambiables. Agudeza o arte de Ingenio. Tal opinión parece haber sido<br />

aceptada, de acuerdo con lo dicho por A. Pérez Lasheras, •Arte tic ingenio y Agudeza y arte de<br />

ingenio; <strong>Baltasar</strong> gracián: Estado de la cuestión y nuevas perspectivas (eds. Aurora Egido y M. J Carmeii<br />

Marín), Zaragoza. Gobierno de Aragón-Institución •Femando el Católico-. 2001, pp. 71-KK. En<br />

la página 74 dice: -I labria que recordar que Arte de ingenio es sinónimo de Tratado de Id agudeza,<br />

como recuerdan Lázaro Carreter ll',>8(>: (>8| y Aguirre I19K6: L86k La idea que mantienen es atractiva<br />

y defendible, pero no hay |ior qué aceptarla como definitiva.<br />

[218]


INGENIO Y AGUDEZA ífcHEXIONES IEXICAS<br />

dación de las ideas. A medio camino entre la concepción y su expresión, la<br />

comprensión <strong>del</strong> alcance real de la agudeza' siempre quedará en la ambigüedad.<br />

1.2.2.2. Agudeza: «dicho agudo, donaire»<br />

Por lo que respecta a la terminología que estamos estudiando que, como<br />

hemos dicho, debe enfrentarse a la inevitable ambigüedad derivada de su utilización<br />

en los fenómenos relativos al lenguaje en toda su complejidad, no es<br />

recomendable hacer compartimentos estancos. A pesar de todo, creo que ha<br />

quedado, si no demostrado, al menos insinuado, que juicio y prudencia abordan<br />

un aspecto, mientras que ingenio parece ir destinado a destacar otro aspecto <strong>del</strong><br />

entendimiento.<br />

Juicio y prudencia están enfocados, en sus manifestaciones, al ámbito de la<br />

política, o. si se quiere darle un alcance más amplio, al ámbito de la vida<br />

pública, y su modo de expresión más adecuado es el aforismo. Se sustenta<br />

sobre la dialéctica, en cuanto que 'Ciencia» o -técnica» más utilizados por los filósofos.<br />

Veamos si no las obras en que <strong>Gracián</strong> hace gala de este recurso y observaremos<br />

que coinciden con esta aproximación deducida de datos ajenos a su<br />

obra y basada en el análisis de conceptos latinos.<br />

Por lo que se refiere a «ingenio», que hemos analizado en sus componentes<br />

semánticos a través de ingenitim, es claro que en latín está mucho más vinculado<br />

al campo de la retórica, en el sentido de la hmenlio, ese espacio que a la retórica<br />

le es común con la dialéctica. Esta inclinación hacia la retórica lo relaciona más, en<br />

cierto sentido, con el mundo que encontramos en los tratados retóricos latinos. Sin<br />

embargo, el hecho de que <strong>Gracián</strong> mismo nos diga que poco de la Agudeza haya<br />

encontrado su fuente en la retórica, al tiempo que lo relaciona con ella, impulsa a<br />

buscar en este ars posibles correspondencias. Efectivamente, la consideración de la<br />

retórica únicamente bajo su aspecto elocutivo sea quizá la razón por la cual <strong>Gracián</strong><br />

considera el tratamiento de la agudeza al margen de ella.<br />

En resumen, si el -aforismo» es el «método» que mejor encarna la transmisión<br />

de ideas forjadas por juicio y prudencia, ¿cuál es el -método- que en la práctica<br />

es vía de expresión de las ideas forjadas por el ingenio!-' Así como en el caso de<br />

la -prudencia», la denominación que se da al recurso concreto: aforismo, no responde<br />

a raíz ninguna relacionada con el título <strong>del</strong> tratado, tomando el término<br />

<strong>del</strong> acervo terminológico de la -ciencia», en el caso de la -agudeza- hemos observado<br />

que esta es una palabra que suele destacar uno de los aspectos propios<br />

<strong>del</strong> -ingenio». Sin embargo, no encontramos ningún término concreto con el que<br />

el latín designe el concepto encerrado en -agudeza» en cuanto traslación al<br />

terreno de la concreción de la agudeza teórica. Al margen de disquisiciones de<br />

[219]


CARMÍN CODONte<br />

carácter teórico, en realidad la Agudeza y arte de ingenio puede ser considerada<br />

como una acumulación de recursos ejemplificadores de -agudeza», cuya afinidad<br />

interna, más que susceptible de definición lo es de percepción.<br />

2. LA RETóRICA CLáSICA Y LA INVENTIO<br />

Kn las explicaciones sobre retórica suele ser ya un hábito recoger la oposición<br />

res/tterba como básica para el tratamiento <strong>del</strong> discurso, aludiendo incluso a la<br />

lamosa frase de Catón: res lene uerlxi sec/iieulur, para indicar la superioridad de las<br />

primeras respecto a los uerba. Es decir, de un lado tlelx'n tenerse en cuenta<br />

los aspectos relacionados con las res, materia o tema tlel discurso y, de otro lado, los<br />

uerba, elemento que lo configura oralmente o por escrito. Dicho de manera muy<br />

simplista, determinadas panes de la retórica: initentio y CííSJXKSUíO se ocuparían de<br />

las res, mientras que la elocutio atendería a los uerba. Píente a esto, la oposición<br />

entre <strong>pensamiento</strong> y manifestación formal, que acabamos de advertir en los términos<br />

estudiados, no ha recibido la misma atención, siendo en mi opinión básica<br />

para entender muchos fenómenos literarios en los que <strong>pensamiento</strong> y expresión<br />

son difíciles tic considerar aisladamente.<br />

2.1. La terminología retórica^<br />

Me parece de sumo interés citar algunos tle los términos que Manuel Tesauro,<br />

en su Cannoccbialearistotélico, cita en su capítulo segundo Nome <strong>del</strong>l'Argutezza.<br />

Siempre sobre la base tle los términos aristotélicos, y buscándoles correspondencias<br />

en latín, va enumerando: schematci, cimcinnitales, urlxnütates, dicta, actimina.<br />

aculei. canil/aliones, enlbinieitiata. uenustotes, etc. El hecho de que sea<br />

utilizado siempre el plural nos sitúa en el terreno de lo concreto, tle los posibles<br />

recursos tle que el escritor dispone"'. 111 hecho relevante es que a la -argutezza-,<br />

un cuasi sinónimo tle -agudeza-, corresponden múltiples términos en latín, lo cual<br />

equivale a decir que la naturaleza tle la agudeza es compleja y que no ha existido<br />

en latín un recurso equivalente, aunque sí muchos afines. En cualquier caso.<br />

Tesauro habla siempre tle concreciones. El problema en Gradan es eme la con-<br />

[ncursiiincs en esta terminología no es la primera vez que se hacen. Un ejemplo de ello el<br />

el capitulo i de la obra de Mercedes Blanco, tes rbétorlques de l


INGtNIÜ V AGUDt/A Rlltl XICJNI b IÍXICAS<br />

creción va acompañada inevitablemente de teoría, que es imposible separar la<br />

-agudeza- concreta <strong>del</strong> proceso intelectual en el que se produce. Por ello me<br />

parece imprescindible hacer una incursión en la terminología que en retórica clásica<br />

responde también a esa duplicidad.<br />

2.1.1 .a) Sententía<br />

Kl término <strong>del</strong> que paniré, por creerlo clave, es sententía. Prescindo de los<br />

valores de sententía cénanos a indicinm o consilinm. así como de los usos o<br />

clichés técnicos que se limitan al campo <strong>del</strong> derecho o de la política.<br />

Sententía es ponadora de dos acepciones, cada una de las cuales adopta, casi<br />

sin excepciones, la forma singular o plural. Comen/aremos por sententía en singular.<br />

La comprensión de esta PRIMERA ACEPCIÓN se hace asequible sólo si partimos<br />

de un hecho: su constante contraposición a tterba o, por mejor decir, <strong>del</strong> carácter<br />

complementario de ambas nociones. Basten unos ejemplos para aproximarnos<br />

al problema. Kn el lirtttns (34) dice Cicerón:<br />

ipsa enim natura circiiniscriptione quadam nerboruní comprehendit conduditque<br />

sententiam, quae cum aptis constricta uerbis, cadit etíam plerumque numeróse.<br />

En este ejemplo se percibe claramente que son las palabras las que dan<br />

forma a las ideas. Singular y plural responden a las dos caras de la misma<br />

moneda. La sententía, singular, en cuanto -idea-, se contrapone a nerha. Ahora<br />

bien, las ideas, para transformarse en discurso material, necesitan de la ayuda de<br />

la palabra; no se trata de un discurso en concreto, sino <strong>del</strong> cliscours' francés,<br />

acepción también admitida en castellano 1 ". Ksta vez es una frase de Séneca la<br />

que ilustra de modo perfecto esta complementareidad (/


CASMtN CODONER<br />

nios moviendo en el mismo terreno <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong>. Sólo un ejemplo más para<br />

concluir con este punto. Dice Cicerón hablando <strong>del</strong> precepto -conócete a tí<br />

mismo- (Jeg. 1, 58):<br />

cuius prxceptí tanta uis ei tanta sententia est, ul ea non homini quoiplam, sed<br />

Delphico deo tribueretur.<br />

No existe otra posibilidad de interpretación que no sea la de -tal la intensidad<br />

de la idea encerrada en el precepto-. Si res va referido al material de que<br />

dispone el entendimiento para manifestarse, sententia recoge la idea o <strong>pensamiento</strong><br />

que en cada autor el material suscita.<br />

Se habla de autores snbliles, acnti. hrenes, que como era de esperar destacan<br />

más por su trasfondo ideológico (sententia), que por su elocuencia dierba)".<br />

Si el <strong>pensamiento</strong> es acntns, también lo será su manifestación formal. Nada<br />

más lógico, vista la afinidad <strong>del</strong> ámbito al que va referido tanto sententia como<br />

acumen y acntns, que encontrar constantemente este adjetivo referido al <strong>pensamiento</strong><br />

y unido, como acabamos de ver, a otros adjetivos: snhtilis, acris.<br />

La sutil línea que separa el mundo <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> y el de la expresión es<br />

en ocasiones difícil de trazar, aunque su existencia queda corroborada por adjetivos<br />

como crebra; que <strong>del</strong>imitan claramente el uso de sententia' dentro de la<br />

oratio.<br />

Es el paso de la primera a la SEGUNDA ACEPCIóN, el paso <strong>del</strong> terreno de la<br />

mente al de la expresión, <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> genérico, al -<strong>pensamiento</strong>- en su<br />

expresión concreta. Eso permite entender que las ideas expresadas, trasunto de<br />

los <strong>pensamiento</strong>s, son fuente de ornato (Cae, lint tus W):<br />

ornan orationem Cir.eci putant, si twrlx>nim inmutatíonibus utantur, quos<br />

appeUam tropous et sententiamm ora/ionis formis, qux uocant schemata.<br />

Desde un primer momento discernióle de la anterior, la encontramos asimismo<br />

en esa obra (§ 275):<br />

eran! autem et uerhorum et seiiteiitianim illa lumina. quae uocant GfXd<br />

oxY|icrra quibus tamquam insignibus in ornatu distinguebatur omnis oratio.<br />

En efecto, la Rbetorica ad Herenninm, tal vez un poco anterior a Cicerón,<br />

ofrece ya esa acepción, junto con la de -idea- o -reflexión-. Al definir la eloentio<br />

mantiene, en varias ocasiones, la complementareidad ya vista entre tterba y sententia'.<br />

Sin embargo, esta ambigüedad a la que antes nos hemos referido, entre<br />

" IX- oral. 2. 93-<br />

222 ]


INGENIO Y AGUDE/A mUXIONfS IfXK AS<br />

<strong>pensamiento</strong> y expresión <strong>del</strong> mismo, se aprecia con toda claridad al tratar de la<br />

elocutíoy <strong>del</strong> ornatUS. Y así en el libro i, se aprecia en algunos casos la ambigüedad<br />

-idea- y -expresión de una idea» (4, 4, 7):<br />

lia ui, ut, si de tragívdiis nolis sententias eligere aut ele Pacuuianis<br />

mullios, sed quia plañe rudis id lacere nenio poterit. cuín feceris. le liicralissimum<br />

pules. IneptUS sil. propterea quod id facile facial quiuis mediocriler litieratus...<br />

mientras que en otros casos es clara la identificación con la enunciación de la<br />

idea, sobre todo al tratar de los tipos de sententice (4, 24 y 27).<br />

Quintiliano, más de un siglo después, nos proporciona una visión similar,<br />

cercana a la de la Rhetorica cid Herennium. Para empezar, nos da dos definiciones<br />

de sententia, la primera es, según él, una definición perteneciente a<br />

época anterior, ajustándose precisamente a la acepción primera, la que utiliza el<br />

singular (8. S. 1):<br />

Sententiam ueteres, quod animo scnsisseiil, uocauerunt.<br />

La segunda se atiene, al parecer, a un concepto más próximo a su modo de<br />

utilizar el término; su uso en plural, coincidente con la segunda acepción, va a<br />

ser el más frecuente (8, 5, 3):<br />

Antiquis.simx sunt. quae proprie. quamuis ómnibus iclem nomen sil, sententice<br />

uocarunt, quas Graed yvcÓLta^ appeliant<br />

Para Quintiliano, el significado propio es el equivalente de YVOJU griego, o sea<br />

un -<strong>pensamiento</strong> expreso-, dando a éste el sentido de <strong>pensamiento</strong> universal y<br />

reduciendo, por consiguiente, el alcance que en la mayoría de los casos tenía el<br />

término en Cicerón, siempre que no iba precisado por un adjetivo como gmuis,<br />

por ejemplo. Aunque plenamente identificable con la enunciación <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong>,<br />

la caracterización que de este recurso expresivo se hace: granis", mantiene<br />

el predominio <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> sobre el de forma. La idea de universalidad<br />

<strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> va ligada a la brevedad en su expresión, pero resulta esclarecedor<br />

que Cicerón ya parezca identificar la sententia con el mundo de la filosofía<br />

al hablar de la formación que debe tener el orator.<br />

in oratore autem acumen dialecticorum, sententice pbilosopborum, uerba<br />

prope ¡xvianim, memoria iuris consuliorimi. uox tragoedorum, gestus<br />

paene summonim actorum esl requirendus.<br />

Cualquier otra adjetivación de este mismo tipo nos conduce :i las mismas reflexiones.<br />

[223


2.1.1 .b) Sententiae / Rídiculum<br />

CARMEN CODONER<br />

Limitándonos al estudie) de esta segunda acepción, se advierte de inmediato<br />

un paralelismo evidente, aunque no contusión, entre los dicta ridicula y las sententiee.<br />

Y.\ mismo Cicerón, en el amplio apartado dedicado al ridicu/um nos dice<br />

(Deor. 2, 248):<br />

sed hoc memenlole. quoscumque locos atlingam untle ridicula ducantur, est<br />

isdem locis ("ere etiam grauis sentenlias posse duci.<br />

En Quintiliano ya vimos que la evolución se había consumado, y al referirse<br />

también a los dicta ridicula (6, 3, 36), establece ciertas distinciones:<br />

ñeque enim minus numerosi sunt loci, ex quibus luce dicta, quam illi, ex quibus<br />

ese, quas sentenlias uocamus, ducuntur.<br />

La diferencia entre amlx>s reside en la diferenciación de los loci apropiados<br />

a uno y otro género de dicta, acentuándose la contraposición, aunque manteniendo<br />

el paralelismo.<br />

La Rbelorica ad ilerennium. en el apartado dedicado a las figuras distingüelas<br />

que se basan en los uerba y las que se basan en las sententice (4, 18):<br />

Dignitas est quae reddit ornatam orationem uarietate distinguens. Hace in uerbonim<br />

ei in sententiarum exornationes diuiditur... Sententiarum exornatio esl<br />

quae non in uerbis, sed in ipsis rebus quandam habet dignitatem.<br />

Llegado el apartado de las sententice (24), define la sen ten tía como orado<br />

sumpta de nita qnce aut quid sil ant quid esse Oporteat in nita brettiter ostendit.<br />

insertando claramente las sententice en el campo de la expresión. Distingue<br />

aquellas que son simples y las que son razonadas (subiectione ratiouis), y habla<br />

de las que dupliciter efferuntur. insertando una referencia a contrarium (25):<br />

Contrarium est, quod ex rebus diuersis duabus alteram breuiter et facile contraria<br />

confirma!, hoc pacto: -Nam, cjui suis rationibus inimicus fuerit semper, eum<br />

quomodo alienis rebus amicum Ibre aperes?»'".<br />

Existe un amplio apartado dedicado a las senlentia.' por CHiintiliano (8, 5),<br />

que resulla clarificador en la relación rídiculum /senlentia. A pesar de su longitud,<br />

considero necesaria su transcripción. Quintiliano ha pasado al terreno de<br />

la elocutio y ha expuesto algunos de los procedimientos que contribuyen al<br />

órnalas <strong>del</strong> discurso; en el capítulo 5 comienza una explicación sobre las sententice.<br />

Esto nos demuestra claramente que se está hablando ya <strong>del</strong> pensa-<br />

'-' cf. Aristóteles, Rbet. 1397a.<br />

224]


INGiNIO Y AGUDEZA (¡HUXIONIS IÍXK.AS<br />

míenlo como una forma de expresión. Prueba de que Quintiliano es consciente<br />

<strong>del</strong> salto que se ha producido en la acepción <strong>del</strong> término es su admisión <strong>del</strong><br />

mismo". Los antiguos, dice, utilizando la etimología como parte integrante de<br />

la definición, usaron el término para designar un -<strong>pensamiento</strong>-. Pero actualmente,<br />

continúa, a lo que concebimos en la mente (mente concepta), le llamamos<br />

sensus y reservamos el nombre de sententiw a los lumina, especialmente<br />

a los que funcionan como clausulas.<br />

Comienza aquí una exposición relativa a los tipos de sententiw. Las más antiguas<br />

son las que los griegos llaman yvoiiia^. Se trata de las máximas, es decir,<br />

una uox uniuersalis que puede tener un alcance genérico o ser aplicada a un<br />

caso personal concreto. Algunos consideran este tipo de sententia como paite<br />

<strong>del</strong> enlhymema. Sin embargo, él piensa que es más adecuado considerar una<br />

división en simples o dobles. Un ejemplo de cada una de ellas sería: Nihil est<br />

tam populare quam bonitas para la primera, y para la segunda: ohsequium árnicas,<br />

neritas odium ¡>aríl.<br />

Pero hay quien ha establecido diez géneros, de los cuales menciona alguno:<br />

/>er iiilerrati(»iem, ¡KT comparationem, infilialionem, similitudinem, admiralionem.<br />

Añade ejemplos ex diuersis. -Mors misera non est, aditus acl mortem est<br />

miser*; rectev. «Tam deest auaro qiuxl habet, quam qmxl no halx?t>; translatio a<br />

communi ad proprium: «Nocere fucile est, pnxlessse difficile-. Aplicado u un<br />

caso personal concreto ofrece un ejemplo de Cicerón: "Nihil hahet Ccesar, nec<br />

fortuna tua maius quam ul ¡x>ssis, nec natural melius quam ul uelis sentare<br />

quam plurinms*.<br />

Y es dentro de este apañado donde trata <strong>del</strong> enlhymema, equivalente al contrarium<br />

de ad Herenntum.<br />

Sin establecer una relación con las sententiw encontramos en Cicerón dos<br />

pasajes cjue nos pueden situar en el terreno que abordamos Uop. 55 y 56):<br />

Ex hoc illa rhetonim ex contrariis conclusa quae ipsi en evduurjuaTct appe-<br />

Ihini; non C|IKKI omnis sententia proprio nomine eviH>|ir||lOi non dicatur, quia<br />

uidetur ea quae ex contrariis conficitur acuttsstma, sola proprie nomen conunune<br />

possedii. I...1 sed, ut Horneros propter excellenüam conunune postaron) nomen<br />

cfficii apud Cinecos suum, sic, cum omnis sententia EVíMUTILIU dicatur, quia uidetur<br />

ea gtue ex contrariis conficitur acutíssima, sola proprie nomen conunune |x>ssedit.<br />

Kius >»eneri.s haec sunt: -lux." nieluere, altenim in metu non ponerel ...id<br />

quod seis protlest nihil; id quod nescis ohest?- 56 Ikx disserencli jjenus auin^ii<br />

Cf. supra.<br />

[ 225


CARMEN CODONER<br />

omnino uestras quoque in respondendo disputationes, ad phllosophorum magis,<br />

quibus est cum oratoribus illa ex repugnatibus sententiis communis conclusio quac<br />

a diak-cticis tertius modas, a rhetoribus evd{jjiE|ia dicttur.<br />

Quintiliano, por su parte, define escuetamente (8, 5, 4):<br />

Entbymema quoque est omne quod mente conceptous, proprie tamen dicitur,<br />

quae est sententia ex contraiiis, propterea quod emitiere inter ceteras uidetur, ut<br />

Horneros pieta, urbs Roma. ...Non semper ad probationem adhibetur, sed aliquando<br />

ad ornatum: -Quorum igitur impuniías, Qtsar. tu:e clementia laus est,<br />

eorum te ipsorum acl cru<strong>del</strong>itatem acuet onuio?-. Non quia sil ralio dissimilis, sed<br />

quia iam per alia, ut id iniuslum appareret. eftectum erat.<br />

El entbymema es la sententia por excelencia, un tipo de silogismo retórico que<br />

no consta de premisas y conclusión, sino que se basa exclusivamente en la contraposición<br />

de dos ideas contrarias; tal como se nos indica, tanto en Cicerón como en<br />

Quintiliano, puede entenderse de varios mcxlos. Uno de ellos simplemente otnnia<br />

Concepta significat, es decir equivale a cualquier <strong>pensamiento</strong> y el tercer valor que<br />

se le atribuye es el de conclusión de un argumento prexedente ex conseauentibus<br />

uet ex repugnan!ibus. Sobre tcxlo es a este último al que se le da la denominación<br />

de entbymema, y pone un ejemplo <strong>del</strong> Pro Miloneúe Cicerón interesante: Pilis inortis<br />

sedetís nitores, cuitts nitam si putelis per nos restituí posse, nolitis".<br />

Ahora bien, hay tipos de sententiw todavía más recientes: ex ínopinaio;<br />

aliunde petíta, id est ex in alinni locum ex loco translata; geminatio; ex contratas;<br />

cum comparatione. uerborum ambiguitas cum rerum falsa simililiuline<br />

coniungitur. Todas ellas van ilustradas, y casi todas ellas, a diferencia de las<br />

facelia', están tomadas de autores literarios.<br />

2.1.2. Facetiae<br />

Al leer el libro de Arturo Zarate <strong>Gracián</strong>. Wit, and tbe baroaue Age" y, en<br />

concreto, el apartado -Classical theories of wilticisms-, me llamó la atención la<br />

frase con que da comienzo:<br />

" Continúa con un ejemplo de Demósienea Optimum autem ukk-tur enthymematis j-rnus.<br />

cura propositio dissimlli uel contraria tatio subkingitur, quale est Demosthenis: -Non enim si quid<br />

unquam contra leges actuní est. itlquc tu i-s niiitaius. kkirco te lonucnit puna liln/rari; quin e contrario<br />

daninari multo magis. Nani. ut si quis eorum damnatus esset, tu haec non scripsisses, ita dinanatUS<br />

si tu fueris, non sirilx-t alius.<br />

[226]<br />

* New York. Peter Lang, 1996, pp. 62 y ss.


INGENIO Y AGUDEZA REFLEXIONES IEXICAS<br />

ln llieir rhetorics, Aristotle, Cicero añil Quintilian inchlded very concrete and<br />

narrow discussions on the subject of witticism. Cicero and Quintilian to some<br />

degree acknowledged the relation of witticism to tlie broader problem oí wit...<br />

However their approach to witticisnis narrouvd dou'ii princifxtlly to humanáis<br />

sayings, as emotional means of persuasión in speeches.<br />

E insiste, un poco más a<strong>del</strong>ante, en que ambos autores se limitan a hablar de<br />

lo que provoca la risa Uaugbabie). Se refiere a las facetice aduciendo pasajes de<br />

ambos autores que considera significativos. Dos cosas destacan: la afinidad establecida<br />

entre facetice y -agudeza», y la identificación de facetice con un recurso<br />

particularmente humorístico. Como fuente para la comprensión de este recurso<br />

oratorio, menciona Zarate la parte dedicada por Cicerón y Quintiliano a él (Cic.<br />

de


CAKMtN CODONIR<br />

vez, insiste en la imposibilidad de proporcionar ideas sobre la técnica que lo<br />

regula. Sin embaigo, por parte de los demás interlocutores, la idea es muy distinta.<br />

Antonio rebate la afirmación de que no es posible aplicar técnicas, indicando<br />

cuántas de las manifestaciones hechas por Craso guardan relación con ella" 1 , aunque<br />

insiste en que lo que realmente les interesa es saber cómo <strong>del</strong>x*n usarlas. La<br />

reflexión más clara sobre este punto, cjue nos sitúa en el núcleo <strong>del</strong> problema,<br />

corresponde a Craso (§232). No pretende preceptos radicales, sino con


INGENIO Y AGUDEZA KEFIEXIONES 1ÉXICAS<br />

§ 262 Suru ctianí illa uenusta ul in grauibus sententiis sk- in lacciiis —clixi enim<br />

tiin.liiiii ratíonem aliam esse ioci, aliam seueritatis, grauium autern el ¡ocorum<br />

imam esse matcriam.<br />

Este aserio repetido tiene gran importancia llegado el momento de decidir<br />

sobre la naturaleza de hs face/üe, puesto que al dolarlas de ambivalencia se está<br />

estableciendo una estrecha relación entre facetice y el contexto al que se aplican,<br />

lo cual explica la necesaria presencia <strong>del</strong> contexto en que cada tipo es utilizado,<br />

es decir, la imprescindible ilustración <strong>del</strong> ejemplo con las circunstancias<br />

en que la facetía ha sido empleada.<br />

Si pasamos al Orator, la percepción <strong>del</strong> recurso aparece reducida y, por<br />

tanto, simplificada, En el parágrafo K7 la cuestión se adopta el aspecto de una<br />

clara distinción: facetice y dicacitas aparecen como dos formas diferentes de<br />

recursos humorísticos, como si reservara a las facetice continúes <strong>del</strong> De oratore<br />

el nombre facetice, separándolas claramente de las facetice breves, a las que<br />

designa como dicacitas". Consecuentemente admite que la primeras son propias<br />

de la uarratio. mientras que la dicacitas es considerada exclusivamente in<br />

¡acidulo mittendoque ridiculo.<br />

El paso a Quintiliano significa ver recogida esta segunda versión ciceroniana.<br />

También Quintiliano trata de estos recursos dentro de los utilizados para suscitar<br />

emociones (adfcctus), y los contrapone a los basados en la seriedad, como<br />

propios para aligerar tensiones y provocar la sonrisa. Insiste en que se basan<br />

sobre todo en la cualidades naturales de quien los utiliza, aunque no los considera<br />

ajenos a la técnica (cas).<br />

La dificultad de definir con precisión en qué consisten exactamente las facetice<br />

se percibe en la necesidad de aclaraciones que le son necesarias a Quintiliano.<br />

Ante el peligro de que se identifique con un tipo de ridicula»!.<br />

Quintiliano añade (§19) que esto no es así, y para apoyar su aserto aduce un<br />

pasaje de Horacio lsenil. 1, 10, tt) en el que éste dice que las musas otorgaron<br />

a Virgilio esa cualidad precisamente, la de facetas".<br />

Hay que advertir que de los casos de términos con esta raíz encontrados en<br />

la literatura latina hasta el siglo 111. si excluimos el amplio pasaje que le dedica<br />

Cicerón y <strong>del</strong> que hemos hablado, sólo un 13% son sustantivos. Lo cual quiere<br />

decir, que es necesario recurrir a adjetivos y adverbios para percibir el significado<br />

básico común.<br />

En § 'X) insiste solía- esa diferencia: qu (so Deniosilicnc*) quidem nihil uidetur urbankis<br />

sed non tam dlcax luit qvamfacetus, est autem tilud aertorts ingenii, IMK maioris anís.<br />

'" Mor Serm. i. LO, H<br />

[ 229 1


CABMEN CODONfR<br />

Como substantivo aparece unido con mucha frecuencia a lepas (Catufo; Salustio;<br />

Cice., Pro Ciuentio, lirutus 43, 177, De ora1ore 17, 159, 242, 2, 219, 225, ep.<br />

fam.9, 15, 2), iieni/stas (Pro Placeo), urhanitas (de or. 1, 159). Pero es significativo<br />

que, a partir <strong>del</strong> siglo 1 d. C, la palabra pierda su versatilidad y se especialice,<br />

por así decir, en el sentido de broma, ligado a adjetivos como acerbtis,<br />

militaris, asperus, scurriílis o verbos como insectari o incusare en Tácito, uno<br />

de los autores que más la utilizan, lo cual excluye el sentido de sutileza que le<br />

era inherente antes de esa época y la reduce a broma divertida aunque pesada,<br />

lejos ya de la sutileza que hemos visto. Sin embargo, resulta curioso que no<br />

suceda lo mismo con adjetivo y adverbio, que conservan, hasta cierto punto, la<br />

idea inicial.<br />

3. LA LITERATURA DEL SIGLO XVII, EN ESPECIAL GRACIáN. SENTENTIA/ SENTENTIA. Y FACECIAS<br />

lil DRAH recoge como segunda acepción de «sentencia- la siguiente definición:<br />

Dicho grave y sucinto que encierra dtK'trina o moralidad.<br />

que recoge literalmente, salvo un pequeño añadido (-digna de notarse-), la definición<br />

<strong>del</strong> Diccionario de Autoridades y que no se encuentra en Covarrubias.<br />

Por su parte, actualmente el término -facetia- o «facecia- ha desaparecido de<br />

nuestro idioma, aunque sí lo encontramos ya a comienzos <strong>del</strong> siglo XVII. Dice<br />

Covarrubias (1611):<br />

Facecia es lo mesnio que novela, patraña o cuento gracioso, que se remata<br />

con un dicho agudo, y donoso, que nos ha/.e reír; <strong>del</strong> nombre latino facetas, ti.<br />

qai salibas et sermonibus arhanitate. citra scurrtíitatem lamen abunda!, salsas<br />

ivnusltis, scitus, concinnus, /estiras, argüías, dicax, etc. También es vocablo italiano,<br />

pero con las facetias de Pogio y otros nos le han introducido en la lengua<br />

española.<br />

Y ya en el siglo XVIII el Diccionario de Autoridades incluye la palabra introduciendo<br />

significativas adiciones:<br />

Facecia.s.I'. Chiste o cuento gracioso, fingido para la diversión y entretenimiento.<br />

Es voz tomada <strong>del</strong> Latino facetkv, arum. Pie:. JUST. f. 15 Crecidos con lección<br />

varia, aumentados con la experiencia, acompañados y bañados de dulces<br />

facetias.<br />

En Covarrubias la -facecia- compendia en sí el carácter de cuento' y de<br />

'dicho' final <strong>del</strong> cuento.<br />

En el Diccionario de Autoridades, el ámbito al que corresponde la -faceciase<br />

ha ampliado dando entrada al chiste', mucho más breve que el cuento y pró-<br />

[230]


INGENIO Y AGUDEZA RFHEXIONFS LÉXICAS<br />

rimo al -dicho-, que en Covarrubias formaba parte de la definición. Pero esa<br />

ampliación ha supuesto una reducción <strong>del</strong> carácter <strong>del</strong> cuento, al eliminar la<br />

-pointe- final imprescindible en Covarrubias.<br />

Junto a esto, lo que más llama la atención es la exigencia de su carácter fingido,<br />

no reproductor de una realidad, cuestión que se opone a su consideración<br />

como transmisión de un suceso real y, por tanto, limitador de su carácter oral<br />

originario.<br />

Es evidente que el término facecia", tomado <strong>del</strong> italiano, tal como hace notar<br />

Covarrubias. designa un tipo de relato cono y gracioso. Ahí quedan las cosas.<br />

Conviene ahora volver sobre Cicerón y su apartado dedicado a las facetice.<br />

Como hemos visto en los correspondientes ejemplos de Cicerón, las /acético<br />

son pequeñas anécdotas que con frecuencia están basadas en la doble interpretación<br />

de una palabra, hecho que tiene su paralelo en muchos ejemplos de Gradan.<br />

Por esa razón, los ejemplos de Cicerón necesitan sin excepción una<br />

presentación que aclare el sentido de la facetice, una presentación que equivale<br />

a la explicación de la anécdota que dio lugar al chiste. Los mo<strong>del</strong>os de Cicerón<br />

escasísimas veces son literarios; consisten, por lo general, en cx'urrencias que se<br />

dan dentro de una situación vivida. De ahí que en latín facetice vaya ligado con<br />

frecuencia a sertno, es decir al habla cotidiana, y no al discurso preparado {.oratío);<br />

en la misma línea encuentra explicación su aparición junto a urbanas o<br />

urbanitOS, atributos casi privativos <strong>del</strong> sermo, aunque en Cicerón también se<br />

encuentra ocasionalmente referido a la orutkr. Doy algún ejemplo'":<br />

Cit . iloni. 92: et homo facetas inducís etiam sermonan urbanum ac uenustum,<br />

me dicere soleré esse me Iouem, eundemque dictitare Mineruam esse sororem meam.<br />

pro rege ¡X'iot. 33: nonne intellegis Ca-sar. ex urbanis maliuolorum senminciilis<br />

ha-c al) istis esse collecta?<br />

IX-or. 2, 270: genus est pcrelegans et cuín grauitate salsum cumque oratoribus<br />

dictionis tum urbanis sermonibus.<br />

Qvint. 3. 17: nam et urbanitas dicitur, qua quidem significan uideo sermonem<br />

praeferentem in uerbis et sonó et usu proprium quendam gusuini urbis et...<br />

3, 103: urbanitas ess uirtus quaedaní in hreue dictum coacta et apta ad dclectandos<br />

mouendosque homines in oninem adfectum animi, máxime ídone ad resistendum<br />

uel lacessendum...<br />

También Or. 31: Irahnionc fortassi- crebrior qua frrí|iit-nti.H.sinie sermo unirás utitur non<br />

modo urbanorum sc-il etiam rusticormn. 7. V), (IK.<br />

[231 )


CARMEN CODONER<br />

Se destaca su presencia en la comedia y en los Attici (Cíe. /'/'. 1, 104 y ep.<br />

Alt. 9, 1


INGENIO Y AGUDEZA REFLEXIONES LÉXICAS<br />

embargo, de una adopción de los valores de scutciitia. Al igual que setttentia se<br />

contrapone a sententüe, 4a agudeza- se contrapone a -una agudeza» como manifestación<br />

singular salida de un conjunto.<br />

No sé si he logrado dejar claro, en medio de estas disquisiciones léxicas, tan<br />

difíciles siempre de ser captadas, cuál es el hilo guía de mi exposición. Ante frases<br />

de (inician discutidas y analizadas una y otra vez, como las citadas al principio<br />

u otras, me lia parecido que conocer con cierta precisión los valores de<br />

términos que, desde el latín, han formado pane <strong>del</strong> acervo retórico y sobre los<br />

que se ha construido gran parte de la teoría y la práctica retórica, podía contribuir<br />

a diseñar un esquema en el que se pudieran entrever las sutiles líneas que<br />

entretejidas llevan a comprender la vitalidad de conceptos como fticetiw y sententia/sententlce.<br />

Hstos, desaparecidos de la lengua, han sido recogidos parcialmente<br />

por otro u otros términos en cada época, para designar nuevos modos de<br />

acercamiento a la literatura. Sólo la fusión de ambos parece poder explicar, al<br />

menos en parte, el nuevo concepto de -agudeza».<br />

Quizá al conocer algo mejor la historia de las palabras se haga más asequible<br />

comprender la posible influencia de una tradición retórica, ya desaparecida<br />

en una de sus partes en aquel momento, sobre la postura de <strong>Gracián</strong> ante problema<br />

tan complejo, y la medida en que su postura fue comprendida por sus<br />

coetáneos. Hilo posibilitaría, quizá, la apreciación de innovaciones y reminiscencias<br />

en nuestro autor, pero también, y esto no es de menor importancia, el<br />

grado de arraigo de una tradición cultural en la sociedad de aquella época. I-as<br />

ideas, junto con las palabras que sirven para su representación, no se trasladan,<br />

se traducen a otro lenguaje. No me estoy refiriendo simplemente a las distintas<br />

lenguas en que se manifiestan los autores, sino al lenguaje que en cada<br />

momento se adopta para transmitir una percepción de los hechos que, al igual<br />

que la lengua, cambia.<br />

233


EL INGENIO EN GRACIAN:<br />

DE LA INVENCIÓN A LA ELOCUCIÓN<br />

GUIllERMO SERES I UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BARCEIONA<br />

La definitio que ofrece el propio <strong>Gracián</strong> en la dedicatoria -Al lector» funciona<br />

a modo de accessus cid auctores, pues se ciñe a todas sus partes 1 : en el primer<br />

párrafo, el tttulus lihri, la inlentio auctoris y la materia libri:<br />

Éste [libro] dedico al ingenio, la agudeza en arte-'. Teórica flamante, que, aunque<br />

se traslucen 3 algunas de sus sutilezas en la Retórica, aun no llegan a vislumbres:<br />

hijos huérfanos que, por no conocer su verdadera madre, se prohijaban a la<br />

Elocuencia. Válese la Agudeza de los tropos y figuras retóricas como de instrumentos<br />

para exprimir cultamente sus concetos; pero contiénense ellos a la raya de<br />

fundamentos materiales' de la sutileza y, cuando más, de adornos <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong>.<br />

A continuación enumera las utilitates'' y justifica la -variedad- y la elección de<br />

los textos en función de un público muy diverso; luego pergeña ctti partís pbir<br />

losopbiae suppotiitur, atendiendo a los ejemplos e ilustraciones: -si frecuento los<br />

españoles es porque la agudeza prevalece en ellos, así como la erudición en los<br />

franceses, la elocuencia en los italianos y la invención en los griegos- (p. 236a),<br />

Después, en fin, razona el modas tractandi:<br />

' VUe simplemente Minnis 119X2:19-25 y /¡ussinih (te estas partes o secciones, que Integran<br />

los acci'ssi y que a continuación se enumeran e ilustran con la Agudeza, únicamente talla el ordo<br />

lihri. que se justifica porque la obra de <strong>Gracián</strong> es un tratado, cuyo ordo, por lo tanto, no puede<br />

ser más que el iititurtiiis (cf. líouse y Rouse 1992).<br />

J El Sintagma •anude/;) en arte- lo añade en la segunda redacción; cito por la edición de<br />

Arturo <strong>del</strong> Hoyo. p. 235b, aunque modifico algo la puntuación; de la primera redacción tengo <strong>del</strong>ante<br />

la edición de Emilio blanco, p. 133.<br />

-hallan- reza la I' redacción.<br />

líl adjetivo -materiales-, en la 1' redacción.<br />

-Aféele la variedad eti los ejemplos, ni todos sacros, ni todos profanos; unos graves, otros<br />

corrientes, ya por la hermosura, ya por la dulzura... Aquí hallará el filósofo el paidente dicho de<br />

Séneca; el historiador, el malicioso de Tácito.... y el poeta, el brillante de Ausonio. ..• (pp. 235b-236a).<br />

[235]


GUIUERMO SEBES<br />

Pudiera haber dado a este volumen la forma de alguna alegoría, ya sazonando<br />

un convite en que cada una de las Musas sirviera..., o si no. erigiendo un nuevo<br />

monte de la mente, en competencia <strong>del</strong> Parnaso con sus nueve Piérides 1 ', o cualquier<br />

otra invención: pero heme dejado llevar por el genio español, o por gravedad,<br />

o por desahogo 1 en el discurrir (p. 236b).<br />

No se trata, pues, de una -alegoría- como El Criticón, sino que la materia fuerza<br />

la disposición <strong>del</strong> tratado, genéricamente más grave, aunque formalmente más<br />

libre, como el ingenio lo es. En la materia lihri. además, nos informa de que no<br />

hemos abierto un libro de Retórica, pues no se limita a poner a disposición <strong>del</strong><br />

lector meros instrumentos para -exprimir cultamente- los conceptos"; está en los<br />

lindes (-a la raya-) de la invención (-fundamentos materiales de la sutileza-) y la<br />

elocución (-adornos <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong>-): con las respectivas subdivisiones de<br />

aquélla (exordio, narración y argumentación) y todas las figuras de ésta; o, como<br />

reza el título de mi ponencia, desde aquélla (la invención) a ésta (la elocución),<br />

para abarcar y expresar con propiedad y artificio notables las diversas facetas<br />

<strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong>. O viceversa: de la elocución a la invención, que dependerá de<br />

aquélla una vez se han re-presentado verbalmente las primeras o principales<br />

correspondencias traídas por la imaginación, tejiéndose una trama elocutiva para<br />

la urdimbre inventiva.<br />

Es un tratado, dividido en sesenta y tres discursos, que fundamentalmente<br />

describe, explica e ilustra una gnoseología —con sus necesarios mecanismos de<br />

expresión— que permita discernir las relaciones, consultables o figuradas, -naturales-<br />

y artificiosas, que mantienen los objetos -cognoscibles-", por muy alejados<br />

que estén, como indica en el Discurso II a la hora de definir genéricamente la<br />

agudeza:<br />

Consiste, pues, este artificio conceptuoso en una primorosa concordancia, en<br />

una armónica correlación entre tíos o tres cognoscibles extremos, expresada por<br />

un acto de entendimiento... De suerte que se puede definir el concepto: es un<br />

En la l* redacción se lee: -con sus nueve Agudezas en vez de las nueve Piérides».<br />

•Libertad- se lee en la l' redacción.<br />

" Cultamente vale -lunadamente- y. acaso, -eruditamente-, teniendo, desde luego, en cuenta<br />

las «.los acepciones principales, aunque sucesivas, que ilustra Collard [1967:3-171.<br />

Como empieza recordando Hidalgo-Serna ll'W:ll y 131. -lo que Gradan sostiene en esta<br />

obra es, solire todo, un nuevo método ele conocimiento, un modo original e ingenioso


II INCINIO IN G8ACIAN DI IA INVINCION A IA IIOCUCIÓN<br />

acto <strong>del</strong> entendimiento que exprime la correspondencia que se halla entre los<br />

objetos... Esta correspondencia es genérica a lodos los conceptos y abraza todo<br />

el artificio <strong>del</strong> ingenio, que, aunque éste sea tal ve/ por contraposición y disonancia,<br />

aquello mismo es artificiosa conexión de los objetos (pp. 241b-242a-b)<br />

V. incluso va más allá, pues, por su mismo funcionamiento, el ingenio permite<br />

explorar y hacer aflorar otras relaciones al margen de la lógica y de sus catego-<br />

rizaciones convencionales. No sólo porque «no se contenta el ingenio con sola<br />

la verdad, como el juicio, sino que aspira a la hermosura- (p. 24()b), o sea, no<br />

sólo por vincular a la invención y la elocución, sino también porque no le com­<br />

peten las abstracciones y universales, que son cosa <strong>del</strong> intelecto, sino las -cogi-<br />

taciones" de la imaginación, fruto, precisamente, de captar concordancias,<br />

conexiones o correspondencias entre los objetos que nunca habían aflorado; o<br />

de evidenciar relaciones de semejanza, de desigualdad, de proporción...; o de<br />

crearlas -ex novo-, o sea, de -inventarlas-. Porque la aguda percepción <strong>del</strong> inge­<br />

nio no se para en la idea o razón de ser de las cosas, ni las aprehende en abs­<br />

tracto; su mirada es directa y sutil, concreta y específica como una imagen.<br />

Además, los objetivos que se plantea (y el método) sólo puede cumplirlos el<br />

lenguaje imaginativo, pues sólo la imaginación puede representar y expresar<br />

conceplualmente la verdad de lo singular.<br />

Porque las cosas, los objetos, en la realidad mantienen relaciones con otras<br />

cosas, de las que recilx.'n su sentido recíproca y dialécticamente; y la expresión<br />

más propia de tales relaciones es la metafórica e ingeniosa, y sólo mediante el<br />

auxilio de las imágenes y conceptos logramos -poner unas cosas bajo la luz de<br />

otras, trasladando imágenes de lo más conocido para expresar lo menos cono­<br />

cido-"'. La relatividad de la imagen (que es asimismo su fuerza y, por lo tanto,<br />

también su capacidad de asombrar) contrasta con la universalidad de las con­<br />

vencionales abstracciones intelectuales y de la predicación racional; con el con­<br />

curso de la imagen podemos des-cifrar, re-presentar e incluso re-inventar la<br />

realidad y, en consecuencia, re-formularla clocutivamcntc.<br />

Una vez hayamos representado la.s correspondencias reales, próximas o<br />

remotas, entre las cosas, o sea, una vez las conozcamos mejor, mediante los<br />

conceptos metafóricos e imaginativos conseguiremos expresar lo pasajero y efí­<br />

mero y tcxlo lo que escape a las formulaciones racionales y abstracciones. Por­<br />

que sók) lo relativo (lo estructuralmente relacionado, diríamos ahora) se puede<br />

aprehender y expresar mediante imágenes: lo singular y concreto, lo mutable, lo<br />

efímero...; en ningún caso lo categórico o sustancial. Y sólo en aquel terreno de<br />

Hidalgo-Sema [1980:781<br />

[237]


GUIIIERMO SERES<br />

lo relativo y bajo aquellas condiciones la imagen alcanza un rendimiento cognoscitivo.<br />

Las imágenes ingeniosas, por lo mismo, captan y expresan los objetos<br />

en su particularidad y unicidad, sus relaciones concretas con otros objetos.<br />

Obrando así, renuevan la imvntio, porque el poeta consigue -trasladar comparando-<br />

los vínculos y analogías entre los objetos, sus similitudes", de modo que<br />

las imágenes conceptuosas <strong>del</strong> lenguaje ingenioso son como visiones vivas de<br />

semejanzas 12 . Porque, además, la traslación metafórica de lo usual o habitual a<br />

lo figurado compona, según Gradan, una revelación (o un desvelamiento) filosófica<br />

de la verdad, sin menoscabar la belleza de la elocución:<br />

A un mismo blanco de la filosófica verdad asestaron todos los sabios, aunque<br />

por diferentes mnilx>s de la invención y agudeza. Homero con sus epopeyas,<br />

Bsopo con sus fábulas... La semejanza es el fundamento ele toda la invención fingida<br />

y la translación de lo mentido a lo verdadero es el alma desta agudeza.<br />

(p. 478a)<br />

V\ ingenio (estrechamente vinculado a la imaginación, o sea, a lo concreto y particular")<br />

"inventa- (como sea: a partir de conceptos, que se basan en correspondencias,<br />

concordancias, etc.), porque es una especie de intelecto de lo<br />

particular", aliado, por lo tanto, de la imaginación, que, como se decía entonces,<br />

está vinculada al alma sensitiva, por lo que no puede contemplar universales<br />

ni reflexionar a partir de ideas (p. e., la belleza o el amor). Lo sabe muy bien<br />

Herrera:<br />

" Lis r los<br />

sentidos exteriores, como ya sabían muy bien en la Helad Media: -Phantasia est thesaurus lórmarum<br />

per sensum acceplaaim- (Slo. Tomás de- Aquino, Siuiima tbeoL, III, q. 78, a. -í); cf. Klein [1980:60-<br />

81), Seres [1994:213-211<br />

" Cf. Varchi. Due lezioni SOpttl In /lilliim e la sailtiini, II. p. 619; en nuestras letras, basta ver<br />

I Inane de San Juan, fttisshn.<br />

[238 1


El INGENIO tN GKACIÁN DE IA INVENCIÓN A IA ELOCUCIÓN<br />

lis la fantasía potencia natural <strong>del</strong> ánima sensitiva, y es aquel movimiento o<br />

acción de las imágenes aparentes y de las especies impresas... Ésta se engaña<br />

muchas veces y se confunde en error más que los sentidos interiores. Y |x>r ésta<br />

se representan de tal suerte en el ánimo las imágenes de las cosas ausentes, que<br />

nos parece que las vemos con los ojos y las tenemos presentes. Y podemos fingir<br />

y formar en el ánimo verdaderas y falsas imágenes, a nuestra voluntad y arbitrio,<br />

y estas imágenes vienen a la fantasía de los sentidos exteriores (Anotaciones,<br />

pp. 88-89).<br />

Sí puede crear «falsas imágenes", dice el sevillano, o sea, sin referente real. O<br />

combinar entre sí las verdaderas, como sabe el preceptista López Finciano,<br />

seguidor tácito de Hilarte:<br />

No atiende la imaginación a las especies verdaderas, mas finge otras nuevas, y<br />

acerca <strong>del</strong>las obra de mil maneras: unas veces, las finge simples; otras, las compone,<br />

ya finge especies de montes que nunca fueron; ya de las especies <strong>del</strong><br />

monte y de las <strong>del</strong> oro hace un monte de oro; ya <strong>del</strong> oro hace un coloso, y ya<br />

un animal que tenga calie/.a de hombre, cuello de caballo, cuerpo de ave y cola<br />

de pete, porque abraza las especies pasadas, presentes y futuras (I, pp. 48-49);<br />

o Carvallo, explícitamente huartiano:<br />

Para ésta [diferencia de ingenio! de la poesía es menester gran imaginativa...<br />

la cual tiene su diferencia con el entendimiento.... de donde viene que puede<br />

uno tener tainísimo entendimiento, como dije, y no ser poeta por faltarle la imaginativa....:<br />

todo es doctrina de don Juan Huarte".<br />

Claro está que el discurso de Gradan no es análogo, pero sí comparte SUS mis­<br />

mas bases metodológicas. Kra moneda corriente; baste citar a otro ilustre contem­<br />

poráneo que las compartía, Giordano Baino, que concibe el mecanismo <strong>del</strong> arte<br />

como la traslación al plano de la sensibilidad y de la imaginación de las relaciones<br />

ideales que constituyen la trama <strong>del</strong> universo; una concepción que, aparte, tiene un<br />

interés práctico evidente: la función [X-dagógica <strong>del</strong> arte, la educación de la memo­<br />

ria y de las capacidades de invención"'. Porque, al igual que <strong>Gracián</strong>, en seguida<br />

diferencia el ingenio de la capacidad racional, especial y fundamentalmente porque<br />

ésta, la razón, elabora universales, abstracciones, generalidades...; aquél, por el<br />

contrario, o complementariamente, se fija en las particularidades, se empareja con<br />

la pintura a la hora de -diseñar- y es manifiestamente específico. Y así ha de ser si<br />

ls Apiul Porqueras [ PW 1:3-121; el lunar <strong>del</strong> lixanw» que sigue casi literalmente, en las pp, 395-396.<br />

"' Como apunta Rossi [1993:1071, refiriéndose a Bruno, -gráce á la rctenlion artifk'ielle des<br />

-chaínos- ou des relations qui exislent entre les omhres |-las imágenes-I. on parviendra á reconstruiré,<br />

comme par une purilicalion graducllc, les rappoits qui lient les idees, pour arriver enlin au<br />

niveau tle la rai.son, a tomprendre l'unlté sous-jatenle á la pluralité confuso des apparenees-. Para<br />

las letras españolas puede verse & Fénix de memoria, de Velá/.qucz de Acevedo.<br />

[239]


GUIIIFRMO MUÍS<br />

tenemos en cuenta que, primordialmente, el ingenio es un -proveedor- de imágenes,<br />

-diseños-, ideas y tópicos de la invención, y también <strong>del</strong>x.' ser así si seguimos<br />

recordando que los canaliza la elcxución. Pues además de desplazar o reemplazar<br />

a las speciei, Jífiurae, imagines o pbantasmata exteriores, las representaciones de<br />

la fantasía interior individual también cumplen tareas estrictamente ancilares:<br />

-ponerse al servicio- de la contemplación intelectual, o sea, proporcionar imágenes<br />

para la posterior elalx>ración de conceptos universales que reflejen, entera o parcialmente,<br />

ncxiones ideales.<br />

Si, de momento, dejamos aparte lo gnoseológico, el ingenio de Gradan también<br />

se caracteriza más por su vinculación con la destreza (uEivOTnra, sollcrtiá) de<br />

la Etica a Nicómacif y por la afinidad con la natura que le adjudica Horacio en<br />

su poética'"; en ningún caso, por el contrario, subraya su afinidad con el intelecto<br />

entendido como capacidad de abstraer y formar universales. Ahora bien, dicha<br />

concepción tan -natural- implicaba un alejamiento <strong>del</strong> ars, de las reglas o técnicas<br />

apropiadas, que desaconseja el mismo Horacio un poco más abajo:<br />

Natura fierel laudabile carmen an arte,<br />

quaeskum est: ego nec studium sine divite vena,<br />

nec rude quid prosit video ingeniuní: alterius sic<br />

altera poscit opem res et coniurat amice".<br />

bien pudiera halx-r elegido <strong>Gracián</strong> estos versos como lema de su libro. Porque,<br />

como recordaba Aurora Kgido en un excelente trabajo, como suyo, al con-<br />

" -Hay una virtud o potestad que llaman -destreza- |5eivoTT|Tal. Bs de tal índole, que es capaz<br />

de acometer y realizar los actos que nos conducen al objetivo propuesto y alcanzarlo. Si el objetivo<br />

es honesto, la facultad es laudable; si es malo, se ha de llamar astucia. I'or eso, también a los<br />

prudentes los llamamos diestros y astutos l&ivouq, sollertes]. La prudencia no es exactamente la<br />

astucia, pero sin ésta no existiría- (tilica a Nicómaco, VI, 13, 1144a).<br />

Penque, electivamente, en la ¡pistola ad Pist/nes Horacio viene a indicar que itif>eninni y<br />

natura son qiiasisinóninios, opuestos a ars y cuya definición aproximada sería -genio, talento o<br />

Capacidad natural, O DO adquirida-; además, la oposición inf>enittm-natura trente a ars se complementa<br />

oponiendo este último término a fitfor(poético, se entiende) o inspiración: "...Vos, o l'ompilius<br />

sanguis, carmen reprehendite, quod non / mulla ilies el multa litura cocrcuil atque /<br />

pracscclum decies non castigavit ad ungucm,/ Ingcnium nmisera quia fortunatius arte / dedil et<br />

excludit sanos Hcliconc prieta* / Dcmocrilus...- (vv. 291-297): -Vosotros, linaje de l'ompilio, censurad<br />

un poema que no haya madurado con el tiempo y sufrido muchas tachaduras, hasta alcanzar<br />

un pulimento perfecto, poique Demócrito cree que el talento natural es más feliz que el arte mezquino<br />

y expulsa <strong>del</strong> Helicón a los poetas que están en su sano juicio-. CF. Wcinl>erg [1961:1, 2721,<br />

que lo ilustra con el DiSCOtSO <strong>del</strong>ta dit


El INGENIO EN GRACIÁN DE IA INVENCIÓN A IA EtOCUCIÓN<br />

vertir la -agudeza en arte-, Grucian se propuso -abrir un nuevo camino al ingenio<br />

dándole preceptos... desde la práctica poética de lenguas y siglos que los<br />

contenían-*; por lo tanto —insiste más abajo—, -con este libro, <strong>Gracián</strong> amplía<br />

el número de las artes liberales ya existentes, añadiendo una nueva sobre el<br />

ingenio, que se encontraba escondido en todas las demás... un Arle micro que<br />

sirviese a todas las artes, pues todas debían acogerse a él para ajustar su agudeza<br />

conceptual y su estilo a los más variados mo<strong>del</strong>os- (p. 71).<br />

Esta ars tiene, en primer lugar, que organizar sus conceptos, hijos expósitos<br />

<strong>del</strong> ingenio, que no la tenían —arte— hasta la redacción <strong>del</strong> tratado de <strong>Gracián</strong>-'.<br />

También quiere dejar claro desde el principio el jesuíta que ya ha dedicado otras<br />

obras y •artes» para otras tantas facultades, capacidades, vocaciones y cualidades<br />

humanas que lindan con el ingenio-, como, y muy especialmente, el juicio, que<br />

vendría a ser, junto con el intelecto, el otro punto cardinal con que limita el ingenio,<br />

porque la imaginación y la memoria, propiamente hablando, serían sus "instrumentos.,<br />

como lo son asimismo <strong>del</strong> juicio y <strong>del</strong> intelecto-". Con todo, la<br />

definición y características diferenciales entre juicio e ingenio venían de antiguo,<br />

pues ya Cicerón creía que el ingenio era la condición <strong>del</strong> cirs inreiiiendi, frente<br />

a la ratio. que es la capacidad y práctica <strong>del</strong> ars iudiccnuii 1 ', porque no es misión<br />

<strong>del</strong> ingenio elegir y juzgar los tópicos y conceptos, que es función <strong>del</strong> juicio 2 *.<br />

-•" Aurora Huido [2001:591, que a renglón seguido añade: -su ofrecimiento de un arte para<br />

lodos, en el que el humanista, el orador, el filósofo, el historiador, el predicador o el poeta podían<br />

encontrar algo en él, avala no sólo la variedad de las materias y los ejemplos tratados, sino el principio<br />

de que el concepto se da en todas ellas y abarca tanto la prosa como el verso-.<br />

•' Que no versa estrictamente sobre Literatura, pues -el ingenio puede desencadenar, por<br />

igual, acciones, gestos, dichos, chistes o figuras. Todos estos resultados son idénticamente conceptuosos.<br />

De las figuras se ocupa la retórica; peto ha ile haber unas reglas, un arle que si- refiera a<br />

ellas y a las restantes cosas que obedecen al mismo principio motor. Esas reglas constituirán el arte<br />

ile ingenio, el Inundo ele leí eignelezei, conforme al título de la primera edición* (Lázaro Carretel<br />

1986:68).<br />

~ Baste ver Senabre 11979:57-671, Hidalgo-Serna [1980 y 19931, Avala [19891, Mercedes Blanco<br />

11987; 1992^5-351 Emilio blanco [1998:21-331 y. especialmente, Aurora Egido [2001:59401; complétese<br />

con Roses [1990:32-39] y, en general, ton mi edición <strong>del</strong> lixeimen ele ingenias, de lluarte de<br />

San Juan. Véase ahora la estupenda explanación terminológica contenida en estas mismas actas a<br />

cargo de Carmen Codoñer.<br />

- 1 'l'ixlas estas instancias, además, se sirven de los sentidos exteriores, las potencias interiores<br />

y las tires o tilintes etestininlieii. cogiteilieei. conctifíiscihilis, ctmseneitiiet el tiieminitilis. humana<br />

rationatis, trascibitís, imaginativa, etc.<br />

•'' Tuscutanae, i, w¡. .-w<br />

JS Cf. Quinduano, bts. or., vin. iü, 56; Cicerón, (>r., x, ¡i. 12. Así lo indica un poco ames de<br />

(Vacian, y por ejemplo, Giordano bruno, en sus /Je imaginum signorum el idearum composilione<br />

y De lenn/Hiele combinatoria; especialmente aquí, pues subraya que -certam natura indilam artcm<br />

[241 ]


GUIUE8MO SERES<br />

Y sin alejarnos de Cicerón, podemos entresacar la tercera gran característica<br />

<strong>del</strong> ingenio. Para el de Arpiño, el ingenio se caracteriza por la -docilitas et<br />

memoria, quae tere uno ingenii nomine appellantur--", por lo que resulta ser una<br />

especie de predisposición natural para las artes, su origen y casi condición necesaria.<br />

Sería la cualidad asociada a la inrentio, cuyos frutos, a su vez, ordenaría<br />

la ratio, consecuentemente vinculada a la c/is/>osilio, y. claro, en último término<br />

tendrían su pertinente y aseada elocntio. Un eslabón importante entre la Antigüedad<br />

y <strong>Gracián</strong> es Juan Luis Vives, que en su De disciplinis explicita, usando<br />

el término acumen como contrapuesto a iudicium. •dedil natura homini sensus<br />

in corpore; in animo vero acumen, quo cernat, speculetur, intelligat, apprehendat;<br />

tum iudicium. quo sparsa et dissipata velut indagine quadam colligat--". Lo<br />

recoge, entre otros muchos, Valdés: «0 ingenio halla qué decir y el juicio escoge<br />

lo mejor de lo que el ingenio halla y pónelo en el lugar que ha de estar, de<br />

manera que de las tíos partes <strong>del</strong> orador, que son invención y disposición (que<br />

quiere decir ordenación), la primera se puede atribuir al ingenio y la segunda,<br />

al juicio- (Diálogo de la lengua, p. 170).<br />

Para completar la definición y <strong>del</strong>imitar la noción de ingenio tal como le<br />

llega a <strong>Gracián</strong>, hemos de partir de otro punto de vista, el relativo a su, tugamos,<br />

-funcionamiento-. Si hasta ahora hemos asociado ingenio con imaginación,<br />

OEIVOTU,TCC y docilitas, sería conveniente en este momento ver cuáles son sus<br />

recursos. Pura ello servirá traer de momento otro lugar de Vives: un meridiano<br />

capítulo tlel De anima el rila, significativamente titulado De ingenio, donde el<br />

valenciano declara resueltamente que -universam mentís nostrae vim [...] ingenium<br />

nominad placuit, quod se Lnstrumentorum ministerio exerit el patefacit-, o<br />

sea. -el conjunto de nuestra fuerza mental-, que puede trascender lo estrictamente<br />

fenoménico, enmendar los posibles engaños de los sentidos e incluso<br />

adaptar lo percibido al diseño previo <strong>del</strong> ingenio-'". Un poco más abajo ejemplifica<br />

(la traducción es mía):<br />

La mente está encerrada en el cuerpo como quien está encerrado en una habitación<br />

y, para ver lo exterior, sólo tiene una ventana de vidrio, y no puede ver<br />

más que lo que le permite el Vidrio; más nítidamente, si este vidrio es pulcro y<br />

habens providentiam vel huic proporciónale habens, locorum selectum faciera* di, 2, pp. 253-254).<br />

U)s -loci- son los <strong>del</strong> tópico universal y su •elección- es el juicio. Complétese ton Kossi [1993:103-<br />

1211; específicamente, con Pelegrin [1980:53-561<br />

•'' •Predisposición pata aprender y memoria; ambas podemos definidas con una sola palabra:<br />

ingenio (Definibus, 11. xxxü, 10-1-105); cf. Deirwentione, I, vü, 9; li. lüi, 160: Deoratore, l. xxxiv.<br />

157; etc.. ele; para algunos predecesores, especialmente lluartc, véase Seres [2001).<br />

[242<br />

-" Cf. Hidalgo-Sema [1993:172-1731. Sobre el posible conocimiento de Vives, Ayala [1993:291.<br />

" De anima et rita. II. 6


El INGENIO EN GUACÍAN DE IA INVENCIÓN A IA ElOCUCIÓN<br />

transparente; mucho menos, si está lleno de polvo y suciedad. La mente es cuino<br />

el sabio en casa <strong>del</strong> estulto y depende de la acción de los sentidos, que son los<br />

que la guían. Y así como el que está encerrado en una habitación no ignora la<br />

presencia <strong>del</strong> vidrio, por cuya mediación ve las cosas ele manera menos clara y<br />

manifiesta, así la mente en el cuerpo: aunque la guien los sentidos, ella los<br />

enmienda o corrige.<br />

Es decir, la mente, el ingenio, puede (y debe) desconfiar de las entonces llamadas<br />

-aprehensiones distintas-, de lo estrictamente fenoménico o empírico; por lo<br />

tanto, debe completar o enmendar lo que le transmiten los sentidos con lo que<br />

se dio en llamar -el ojo <strong>del</strong> intelecto» o visión interior (véase, abajo, el -dissegno<br />

interno- de Zuccaro). Pues, aparte la autonomía que concede al intelecto, al<br />

ingenio compete trazar diseños previos, porque<br />

las generaciones que el hombre hace con su entendimiento, si son de cosas artificiales,<br />

no luego toman el ser que han de tener, antes para sacar perfecta la idea<br />

con que se han de fabricar es menester fingir primero mil rayas en el aire y componer<br />

muchos mo<strong>del</strong>os y últimamente poner las manos para que lomen el ser que<br />

han de tener, y las más veces salen erradas (Iluarte de San Juan, Examen, p. 191).<br />

Se entenderá mejor el concepto si tenemos en cuenta que para Hilarte la voz<br />

ingenio deriva -de uno de estos tres verbos: gigno, ingigno, bigénere* (p. 186);<br />

posiblemente <strong>del</strong> último, -que quiere decir engendrar dentro de sí una figura<br />

entera y verdadera que represente al vivo la naturaleza <strong>del</strong> sujeto cuya es la<br />

ciencia que se aprende-"'; en otras palabras, la -fecundidad de la inteligencia [.„],<br />

capacidad de engendrar conceptos o figuras representativas de la naturaleza délas<br />

cosas, con carácter científico-. Si para la imentio son muy significativas las<br />

palabras de Hilarte, no lo son menos para la e/oentio las de Herrera, que en las<br />

Anotaciones indica y argumenta que, <strong>del</strong> mismo modo que después de Ficlias ha<br />

habido escultores que perfeccionaron su arte, así puede haber poetas que mejoren<br />

a los clásicos. Efectivamente, desde una perspectiva de la filosofía platónica,<br />

cada hombre posee el recuerdo de lo que contempló en el mundo de las ideas,<br />

y por mucho que haga, por muy sutil artífice o refinado artista que sea, nunca<br />

llegará a igualar al mo<strong>del</strong>o ideal; por eso siempre habrá un artista que añada un<br />

nuevo detalle o un nuevo aspecto al recuerdo concreto que otro tuvo:<br />

Y no piense alguno que está el lenguaje español en su última perfeción y que<br />

no se puede hallar más ornato de elocución y variedad [...); no están tan acaba-<br />

-"' Examen, pp. 193-194. Si sustituyéramos la voz ingenio por mera, aestimativac fudicium,<br />

podríamos incluso indicar que pudo tener como fuente, directa o indirecta, el Deprima, de Vives<br />

(en Opera omitía. III. pp. 193-194).<br />

[243]


GimirRMo sfuis<br />

tíos los ingenios españoles que no puedan descubrir lo que hasta ahora ha estado<br />

ascontlitlo a los de la edad pasada y desta presente..., pues sabemos que en los<br />

simulacros de l'itlias, que en aquel género fueron los más ecelentes y acallados<br />

de la Antigüedad, pudieron los que vinieron después imaginar más hermosas<br />

cosas y más pericias. Así debemos buscar en la elocución poética, no satisfaciéndonos<br />

con lo estremado que vemos y admiramos, sino procurando con el entendimiento<br />

modos nuevos y llenos tle hermosura. Y como aquel grande artífice,<br />

cuando labró la figura de Júpiter o la tle Minerva, no contemplaba otro de quien<br />

imitase y trajese la semejan/.a, pero tenía en su entendimiento impresa una forma<br />

o itlea maravillosísima tle hermosura, en quien mirando atento, enderazaha la<br />

mano y el artificio a la semejan/a <strong>del</strong>la; así conviene que siga el poeta la idea <strong>del</strong><br />

entendimiento, formada tle lo mas aventajado que puede alcanzar la imaginación,<br />

para imitar <strong>del</strong>la lo mas hermoso y ecelenlc. (pp. 291-29S).<br />

De lo dicho también cabe deducir que el poeta, siguiendo -la ¡dea <strong>del</strong> entendimiento,<br />

resultado de las aportaciones de -la imaginación", muchas veces estimuladas<br />

y enriquecidas por la imitatio'", es capaz de renovar la elocutio, sin<br />

menoscabo de la inventío. Obviamente, en el fondo late una rebelión contra la<br />

imitación sin más 1 '.<br />

Kl característico sincretismo de Hitarte y de Herrera, que adecúan con potos<br />

remilgos la intuición platónica y la mimesis aristotélica, el tngenitttn y el ars de<br />

Horacio, la imitación y la capacidad inventiva, es fácilmente trasladable a sus<br />

contemporáneos y posteriores, incluido, por supuesto. Gradan. Y no tanto por-<br />

Gon su habitual buen lino. Cuevas |1W7:1S9| lo resume muy bien: -Herrera se lija sobre<br />

todo en la imitatio retórica ciceroniana (Deorntore, 2, 21), ton un <strong>pensamiento</strong> muy coherente, y<br />

hasta cierto punto original, sohre la visión critica de los mo<strong>del</strong>os, la contaminatio o imitación compuesta,<br />

el recurso a los propios criterios y experiencia, etc. De esa manera -piensa- llejía a madurar<br />

en el propio entendimiento un itleal tle lengua poética que, en última instancia, es el paradigma<br />

que se debe imitar-.<br />

Antes (pp. 7l-7¿) ha dicho ton vehemencia: -Me enciende en justa ira la ceguedad tle los<br />

nuestros y la inorancia, en que se han sepultado, que, procurando seguir solo al Petrarca y a los<br />

táscanos, desnudan sus intentos sin escogimiento tle palabras y sin copia tle cosas, y queriendo<br />

alcanzar demasiadamente aquella blandura y terneza, se hacen humildes y sin composición y<br />

tuerza. l'ori|iic tle otra suerte se ha tle buscar o la flojedad y regalo tlel verso, o la viveza, que para<br />

esto importa destreza tle ingenio y consideración tle juicio 1.1, porque no todos los <strong>pensamiento</strong>s<br />

y consideraciones tle amor y tle las tiernas cosas que locan la poesía cayeron en la mente tlel<br />

Petrarca y tlel Bembo y tle los antiguos I...|. antes queda a los sutetlienles ocasión para alcanzar<br />

lo que parece imposible hal>er ellos dejado y no supieron inventar nuestros predecesores todos los<br />

modos y oscrvaí iones tle la habla, ni los que ahora piensan haber conseguido todos sus misterios<br />

y presumen poseer tenia su noticia, vieron lodos los secretos y toda la naturaleza <strong>del</strong>la. Y aunque<br />

engrandescan su oración con maravillosa elocuencia I...I. no por eso se persuadirán a entender que<br />

la lengua se cierra y estrecha en los fines de su ingenio. Y pudiendo así haber cosas y voces,<br />

¿quién es tan descuidado y perezoso que solo se entregue a una simple imilación?-<br />

[244]


El INGENIO EN GRACIÁN Df IA INVENCIÓN A IA EIOCUCIÓN<br />

que él haga la componenda entre dichas polaridades, sino porque ya desde la<br />

Antigüedad se tenían en cuenta ambos extremos. Kn el De orttiore (II, 22 y passini).<br />

por ejemplo, alienta la tesis, originariamente platónica, de que el artista<br />

conforma su obra según una idea o imagen interior y preexistente a la obra<br />

misma'-', tal como asomaba en las citadas palabras de Vives. Esta tesis de la preexistencia<br />

paradigmática <strong>del</strong> mo<strong>del</strong>o o de la idea tuvo tal predicamento, que en<br />

pleno Renacimiento -se difundió extensamente la costumbre de designar con la<br />

palabra -idea-, más que el contenido de la representación artística, la propia<br />

facultad de representación artística, identificándola casi con •imaginación-".<br />

Tanto fue así. que Vasari indicaba que el -concetto si ha l'abbricato neUIdea-, o<br />

que es -quella forma de corpo, che nell'klea <strong>del</strong>lo Artcficc é disegnata-, queriendo<br />

subrayar que la idea es la representación de una imagen Independiente<br />

de la naturaleza; Lomazzo hablaba de -le cose immaginate nell'klea-; Reni, -quella<br />

forma di corpo. che nell'klea mi sonó stabilita», etc.".<br />

Sin salimos de las artes plásticas, bastaría con leer los razonados párrafos de<br />

L'Idea de'pfttori, SCUitori el archiletti. de Federico Zuccaro, desde el principio en<br />

que definí- que sea el dissegfio interno:<br />

Per dissegno interno intendo il concetto formato nella mente riostra per potete<br />

conoscer qualsivoglia cosa ecl operare di fuori conforme alia cosa íntesa, in quella<br />

maniera che noialtri pittori, volendo dissegnare o dipinger qualche degna historia,<br />

come per cssempio quella <strong>del</strong>la Salutazione Angélica latía a Maria I...I<br />

formiamo prima nella mente riostra un concetto di quanto allora poliamo pensare<br />

l.l Poi, conforme a questo concetto interno, andiamo con lo stile formando e dissegnando<br />

in carta, e poi con pennelli e colorí in tela o ¡n muro colorando... per<br />

questo noine de dissegno interno, io non intendo solamente il concetto interno<br />

formato nella mente <strong>del</strong> piltore. ma anco quel concetto che forma qualsivoglia<br />

inielletlo l.l diremo |en suma] che e il concetto e l'idea che per conoseere ed<br />

operare forma chi si sia


GUIllERMO SERES<br />

poja de toda visualización y hace de él una idea independiente de cualquiera de<br />

las -incorporaciones- que arrastra. Para probarlo están las empresas o emblemas,<br />

en las que un texto y un dibujo -expresan- la misma idea, que, por ende, no es<br />

verbal ni plástica, sino puramente intelectual, como gusta recordar el propio<br />

Gradan:<br />

lo que es para los ojos la hermosura y para los oídos la consonancia, eso es<br />

para el entendimiento el concepto (II, p. 239 a).<br />

Nótese también que para Zuccaro es una forma de conocimiento •interna»<br />

(inivntio), que comporta, indefectiblemente, un correlato expresivo -externo»<br />

(clacutio) capaz de representarlo y que alcanza una deriva filosófica unos párrafos<br />

más abajo, al indicar que el diseño interno -non é materia, non é corpo, non<br />

e accidente di sostanza alcuna; ma é forma, idea, ordine, regola, termine e<br />

oggetto <strong>del</strong>l'intclletto, in cui sonó espresse le cose intese- (p. 5)". De modo que<br />

-se vogliamo pingere qualche cosa in particolare, é necessario formare nell'intelletto<br />

nostro qualche disegno di quella cosa, e cosí fanno tutte l'arti che operano<br />

al di fuori, e questi disegni alcuni li chiamano norc inrenlioni [...] Dunque il<br />

disegno nell'intelletto non pur aiuta l'artefice ad operare, me é causa <strong>del</strong>l'arte<br />

istessa- (X, p. 20, cursiva mía). De qué modo se forma el diseño en la mente lo<br />

explica con pormenor:<br />

Dico che si come per formare il fuoco il focile [fusil, pedernal) baite la pietra,<br />

llalla pietra ncescon faville, le faville accendon lesea; poi, appressandosi all'esca<br />

i solíanelli, s'accende la lucerna, cosi la virui intelletiva batte la pietra dei concetti<br />

nella mente umana. e il primo concetto che sfavilla accencle l'esca deH'imaginatione<br />

e move i fantasmi ecl imaginalioni ideali, ¡1 qual primo concetto é intermínato<br />

e confuso, ne dalla facoltá <strong>del</strong>l'anima o intelletto agente |né] possibile é<br />

Lnteso. Ma quella favilla diviene a poco a poco forma, idea e fantasmate reale e<br />

spiríio formato di queH'anima speculativa e formativa. Poi s'accendono i sensi a<br />

guisa di solfanelli e accendono la lucerna deH'inlelletto agente e possibile, la<br />

c|uale accesa diffonde il suo lume in ispeculatinoe e divisione di tutte le cose.<br />

Alianza un grado mayor do abstracción un poco más ahajo: -hora seguendo la dotrrina dei<br />

tílosofi dico que il disegno interno in genérale i- una idea o forma neli'inteiletto rappresentante<br />

espressamente e distintamente la cosa intesa da quello che puro e termino o oggetto tli lui I...1 una<br />

forma spirilualo fórmala neUintellello mió che rappresenta la natura o forma <strong>del</strong> leono I...I non puro<br />

il loone semplice nella forma o natura sua, ma anco tutti i leoni, rappresentando questa la natura<br />

commune a tutti i leoni [...I Ide modo que] il termine <strong>del</strong> Popera zionc interna deH'intellctlo ó una<br />

forma spirilualo rappresentante distintamente la cosa intesa- (pp. 5*6). Incluso cuando quiere conciliar<br />

esto con la mimesis aristotélica no acaha do desprenderse de la noción platónica: -la racione perche<br />

Tarto imiti la Natura o perche il disegno interno artificíale, e l'arte istessa. si muovono ad operare<br />

nella produttiono dolle coso artificialo al íIKKIO che opera la Natura istessa- (X. p. 22).<br />

[246]


El INGENIO EN GRACIÁN DE IA INVENCIÓN A IA ElOCUCIÓN<br />

onde ne nascono poi idee piú chiare e giudjtü piú cení, presso de quali cresce<br />

l'intelligenza intelletiva [...] e cosí vicn fatta luminosa e cliiare questa lucerna<br />

<strong>del</strong>l'intelletto (1, p. 25)<br />

Repárese en que <strong>del</strong> concepto saltan chispas que alumbran las imágenes e "imaginaciones<br />

ideales-, difícilmente inteligibles en un primer momento. Lis chispas<br />

conceptuales se van con-tonnando idealmente hasta dar forma, ahora sí, a las<br />

posteriores especulaciones de la imaginación 1 ", suponiendo, por lo tanto, que lo<br />

que se revela en la obra de arte debe preexistir en el espíritu <strong>del</strong> artista<br />

(«disegno interno-, -idea-). Hl movimiento, entonces, es doble: en primer lugar.<br />

desde el concepto (latente), o «disegno interno-, a la imagen, pues dicho<br />

-disegno interno- no es sino una forma o idea de nuestro espíritu que señala con<br />

claridad (-favilla-) y precisión las cosas por él imaginadas, como veíamos lo definía<br />

arriba: -diseño interno es el concepto formado en nuestra mente para poder<br />

conocer cualquier cosa, y actuar en el exterior conforme a la cosa pensada». Y<br />

al revés, en segundo, pues la imaginación, a su ve/, está vinculada a los sentidos<br />

exteriores y las aprehensiones externas también sirven ele dbum anímete,<br />

-pasto <strong>del</strong> alma- (I. p. 23H a) que dirá <strong>Gracián</strong>, o sea, alimento para el ingenio.<br />

De todo esto se induce una doble vía, los dos libros en que se divide el tratado<br />

de Zuccaro: en el primero, la idea (-disegno interno-) se nos presenta como una<br />

-forma spirituale» plasmada en el intelecto, que reconoce en ella todos los aspectos<br />

de la naturaleza (no sólo en sus especies y accidentes, sino también en sus<br />

principios genéricos); mientras que en el segundo se consideran las realizaciones<br />

de la idea en los colores, en la madera, en el mármol o en cualquier otra<br />

materia. Aproximadamente: inientio y elocutio.<br />

Un poco más tarde, el también pintor Francisco Pacheco, contemporáneo de<br />

<strong>Gracián</strong>, formula (aunque dice tomarlo <strong>del</strong> jesuíta Diego Meléndez) una relación<br />

recíproca entre contemplación de la naturaleza y formación de ideas, entendiendo<br />

que el buen pintor debe corregir sus representaciones interiores con la<br />

contemplación de la naturaleza, y viceversa: cuando ésta falte, puede servirse de<br />

las -hermosas ideas adquiridas' por él; «de manera que la perfección consiste en<br />

pasar de las ideas a lo natural y de lo natural a las ideas-, teniendo previamente<br />

en cuenta que la idea es<br />

Panofsky, sin citar a /.uccaro. resume la postura al respecto de Alherti y Rafael y de Vasari:<br />

•Idea-representación de una imanen independiente de la naturaleza, en el mismo sentido en el que<br />

se utilizaron los términos penstero y COUCettO en los siglos XIII y XIV- (p. 65}¡ más abajo concreta<br />

diciendo que -esla -representación interior- o -idea- que precede a la realización, y que es independiente<br />

con respecto a ella, puede, por tanto


ÜUIlltRMO SERES<br />

un conecto o imagen de lo que se ha de obrar y a cuya imitación el artífice hace<br />

otra cosa semejante, mirando como a dechado la imagen que tiene en el entendimiento.<br />

De suerte que, cuantío el artífice mira un templo según su arquitectura o<br />

materialidad, entiende el templo; mas, cuando entiende la imagen que ha formado<br />

su juicio <strong>del</strong> templo, entonces entiende la idea <strong>del</strong> (Arle de la pintura, p. 282).<br />

Así que la invención, pictórica en este caso, no depende exclusivamente de la<br />

contemplación, pues<br />

pora mover la mano a la ejecución se necesita de ejemplar o idea Interior, la cual<br />

reside en su imaginación y entendimiento, <strong>del</strong> ejemplar exterior y objetivo que se<br />

ofrece a los ojos, pues ninguna cosa pasa al entendimiento que primero no se<br />

registre en los sentidos, ella o algo semejante que dé motivo a que la imaginación<br />

imagine y el entendimiento entienda; tal es la correspondencia destas potencias'".<br />

Pacheco quiere indicar que hay una representación interior o idea que, esbozada<br />

en la mente, precede a la representación exterior y a su realización. En el<br />

tercer libro de su célebre y celebrada Poética, titulado precisamente -Idea-, Julio<br />

César Scaligero con tal significado lo usa, no en el platónico, anticipándose al<br />

sentido cartesiano; de hecho, identifica idea con el £l5o^ de Aristóteles, de<br />

quien adopta la doctrina de que la creación de una obra de arte consiste en la<br />

penetración de una forma en la materia (la <strong>del</strong> escultor, el bronce; la <strong>del</strong> flautista,<br />

el aire), e incluso pretende hacer concordar —como Huarte. Herrera y Gradan—<br />

a Platón con Aristóteles: -est enim consentanea eo ipso Aristotelicae<br />

demostrationi. quia intelligimus balnei speciem esse in animo architecti, antequam<br />

balneum aedificet-. Y no se trata de una mera convención, pues esta<br />

-representación interior-, que precede a la ejecución y que es independiente de<br />

ella, puede haber sido depositada en el espíritu <strong>del</strong> hombre y conservarse en<br />

estado latente, porque, a la postre, no es más que un destello <strong>del</strong> espíritu divino<br />

{scinlilla (iit'iiiilaíis). Porque la Idea, originariamente y en sí, no es más que el<br />

mo<strong>del</strong>o inmanente al intelecto divino, según el cual éste crea el mundo —como<br />

machaconamente recuerda Santo Tomás, Su ni ma, 1-11, q. 1T—, de modo que<br />

también Dios, al crear, -dibuja- en cierto modo dentro y fuera de sí.<br />

La -centella-, en efecto, tiene una larga tradición filosófica, teológica y mística.<br />

Desde la ladera filosófica e intelectual habría que remontarse poco menos que<br />

Un poco más abajo Intenta ampliar la explicación: -Este ejemplar o Idea, o es exterior o<br />

interior I...I l'l exterior es la Imagen, señal o escrito que se pone a la vista I...I \ : .\ interior es la imagen<br />

que hace la imaginativa y el concepto que forma el entendimiento; ambas cosas encaminan al<br />

artífice a que con el lápiz o pincel imite lo que está en la imaginación, o la figura exterior: en este<br />

sentido dicen los teólogos que es la idea de Dios su entendimiento, viva representación do las<br />

cosas posibles- Qbidenti.<br />

1248 1


El INGENIO EN GUACÍAN 01 IA INVENCIÓN A [A ElOCUCIÓN<br />

a Heráclito, especialmente conocido por el muy celebérrimo comentario de<br />

Macrobio al Sueño de Iscipión*: -Heráclito dijo que el alma es una centella de<br />

la sustancia esencial de las estrellas-, textualmente, -scintillam stellaris essentiae-;<br />

vale decir: -un fragmento adulterado <strong>del</strong> fuego cósmico»"'. Siguiendo esta secular<br />

línea de <strong>pensamiento</strong> llegaríamos a la imagen de la inteligencia como cielo<br />

<strong>del</strong> hombre que formulará el mismo Vives, comentando, precisamente a Cicerón:<br />

Aninnim enim fabricator Ule huius tanti operis ele sua mente progcnitum sparsit<br />

per cáelos omnes, sideribus communicavit, ut eorum singulis singuli essenl<br />

aiiimi. seu venus mentes; nobis vero ex sideruin igniblis mentes desumptae sunt,<br />

ut est vobis tradilum a l'latone"'.<br />

Kl lugar platónico es el citado: República, X, 614". Unas páginas más abajo ratifica<br />

la analogía: -Solí humani animi, quoniam de mente illa caelesti desumpii<br />

sunt. aeternum eliam perduran! et vivunt non minus quam ignes hi caelestes,<br />

quorum gente et COgnitione tenentur- (p. 156). Antes de Vives, habían insistido<br />

en la analogía la Escolástica'- y otras instancias intermedias harto conocidas.<br />

Según estas palabras, la lux. <strong>del</strong> alma no es sólo un reflejo de la divina, pues<br />

las inteligencias la poseen como algo propio, aunque haya sido insertada por<br />

Dios en ellas. Esta centella se encuentra viva en estado latente y refulge según<br />

los casos, pero, eso sí, su incremento y desarrollo se produce por la incidencia<br />

de un nuevo rayo que reaviva e inflama la chispa escondida y casi extinta<br />

w Kn su sueño, el joven Kscipión evixa. a su vez. el viaje Kr en el libro X (61-1) de la Kipiihlicíi<br />

ele l'latón. que puede complementarse con el lk- coelo


GUIUERMO SERES<br />

(como quería Ileráclito). Salta a la vista que está relacionada con la anamnesis<br />

platónica y con la tradición agustiniana". Pero casi siempre por la mediación de<br />

la imagen de Dios como sol <strong>del</strong> Rseudo Dionisio Acropagita (De los nombres<br />

divinos, IV)", que a su vez la recoge de Platón (República. 507 e y 508 a-509 b)<br />

y que, adaptada en uno u otro sentido, tendrá muy larga vida, como demuestra,<br />

por ejemplo, el citado Zuccaro'\ Pn otros terrenos, asociada a la figura de Prometeo<br />

46 .<br />

Tampoco debe de estar muy lejos Gradan de esa analogía cuando en el primor<br />

III («La mayor prenda de un héroe-) de /:"/ Héroe indicaba que -la valentía,<br />

la prontitud, la sutileza de ingenio, sol es deste mundo en cifra, si no rayo, vislumbre<br />

de divinidad-'" y en el primer discurso de la Agudeza remacha:<br />

Tiene cada potencia un rey entre sus actos, y otro entre sus objectos; entre los<br />

de la mente reina el concepto, triunfa la agudeza... Entendimiento sin agudeza ni<br />

conceptos es sol sin luz, sin rayos, y cuantos brillan en las celestes lumbreras son<br />

materiales con los <strong>del</strong> ingenio (pp. 238b-2;Wa)<br />

No en balde el hombre, según San Agustín, es deus crealus (De cü>. Dei, xiv. 13) por su<br />

alma racional, -cuius naturam quodammodo mediam ínter angelos bestiasque* (Ibidem, xn. i\) y<br />

cuya participación en la divinidad fue confirmada por la encarnación ele Cristo. Dios-hombre. La<br />

unión con Cristo no sólo -encumbra- al hombre, sino que, al encarnarse el Redentor, al adoptar la<br />

naturaleza humana, se erige en puente entre aquél y Dios; confirma que el hombre, al decir de San<br />

Agustín, es capaxDei, pues -in interiore nomine habitat Christus- UnJnbiimii; XIV, 8). Esta -amorosa<br />

unión- ratifica la participación <strong>del</strong> hombre en Dios a través <strong>del</strong> Dios-hombre, por lo tanto, se<br />

desprende que hay que aprovechar dicha mediación de Cristo para conocer el mundo. Cf. C.'ottfcstottes,<br />

vil. 17. 23.<br />

I.os rayos <strong>del</strong> sol, en tanto que imagen de Dios, -dan existencia a todas las esencias. |*>lcncias<br />

y acciones, tanto a las inteligibles como a las inteligentes- (IV, 1); -llamamos, pues, luz inteligible<br />

al bien que trasciende toda luz. como dios irradiante I...I pues, con su plenitud ilumina a<br />

todas las inteligencias <strong>del</strong> cosmos I...I a todas les renueva su capacidad intelectiva, todas las contiene<br />

I...I a todas las excede [...] En tanto que principio trascendente de la luz, engloba con simplicidad<br />

en sí mismo toda la tuerza de la potencia intelectiva, la mantiene y la prevé, y tanto si es<br />

intelectiva como racional la reúne y unifica- (IV, (>).<br />

Describe, por caso, cómo el -disegno interno- que precede a la obra de arte no es más que<br />

una -sciniilla <strong>del</strong>la divinitá-, porque -l'huomo nel formare questo interno disegno si rassomiglia a<br />

Dio prodúceme in se Stesso il SUO concetto interno-: más abajo especifica que en otro lugar también<br />

llamó a -questo disegno luce <strong>del</strong>l inlcllello e causa <strong>del</strong>linlclligcnze ed operationi noslre, e di<br />

queste istesse regola e meta. V. se questo disegno no movesse e ammacstrasse l'intelletto nostro<br />

I...I, non si irovarebbe ordine ne modo di Operare rellamenle entro di noi- (pp. 14-15, 162-163 <strong>del</strong><br />

facsímil).<br />

Porque, entre otras cosas, -from ils benefactor l'romelheus mankind receives not only the<br />

physical fire in the fennel stalk, bul also the subller tire or reason and wisdom from vvhich all<br />

aspeéis ol human civilization are derived- (Raggio, p. 45).<br />

[250]<br />

'" En Obras completas, pp. 9b- 10a.


El INGENIO EN GUACíAN DE IA INVENCIóN A IA ELOCUCIóN<br />

Estricta o figuradamente, la comparación entre las luminarias <strong>del</strong> cielo y las <strong>del</strong><br />

ingenio es conveniente. Incluso se podría ir más allá e indicar que la hermosura<br />

(o el concepto) conseguida con ingenio se debe a que el cosmos es bello, su<br />

proporción hermosa; también el alma, parte de él y con él microcósmicamente<br />

concordante. Además, real o simbólicamente, al principio <strong>del</strong> discurso II<br />

recuerda Círacián que la agudeza es un atributo divino: -empleo de querubines<br />

y elevación de hombres, que nos remonta a extravagante jerarquía- (p. 239a).<br />

De modo que lo realmente notable de <strong>Gracián</strong> es trasladar estos conceptos<br />

gnoseológicos al terreno de la elocución; utilizar unas nociones y metodología<br />

filosófica y teológica para la agudeza, cuyas aticillae, la retórica, la dialéctica y<br />

la lógica, le sirven respectivamente tropos (y figuras, etc.), argumentos (y otras<br />

operaciones discursivas) y silogismos. -La lógica ingeniosa supera así las categorizaciones<br />

en géneros, especies y diferencias de la lógica aristotélica para buscar<br />

las conexiones y relaciones entre cualesquiera elementos de la realidad" 1 ". En<br />

otros términos, los <strong>del</strong> título: el ingenio se ocuparía de las res de las retóricas<br />

antiguas; la agudeza, de los verba. O bien, desde otro enfoque, el ingenio,<br />

entendido en primer lugar como gracia o chispa'", es —en sus propias palabras—<br />

la -causa eficiente- de la agudeza^', que figura en el título como la exteriorización<br />

de la gracia mediante el lenguaje.<br />

Si arriba veíamos, con Vives o Juan de Valdés, que al ingenio le corresponde<br />

la inventio y al juicio la dispositio, se induce que la agudeza esté directamente<br />

vinculada con la elocutio y que sea la base metodológica para darle un -arte-,<br />

una -técnica-, al ingenio. De modo que no siempre la inrentio precederá a la<br />

elocutio, sino que ésta, merced a sus operaciones y analogías, determine a aquélla.<br />

Porque -no se contenta el ingenio con sola la verdad, como el juicio, sino<br />

que aspira a la hermosura- (Agudeza, II, p. 241a). Y así como distingue entre<br />

dos agudezas, la de perspicacia y la de artificio, dedicadas respectivamente a<br />

-dar alcance a las dificultosas verdades- y a afectar -la hermosura sutil-, asimismo<br />

el concepto en <strong>Gracián</strong> (y, genéricamente, en el Barroco) no es meramente una<br />

operación lógica, sino que además es ingenioso, un artificio verbal. Está vinculado<br />

al entendimiento, pero, al ser creación <strong>del</strong> ingenio (vale decir: de la imaginación<br />

o <strong>del</strong> intelecto de lo particular) causa admiración y suspende el juicio,<br />

aunque no supone abstracción intelectual.<br />

* E. Blanco [1998:281<br />

" Quintiliano, Ins. nr., X, ii, 12.<br />

1:1 acumen de Cicerón, en Hnitus, 27. 101. 62. 221.<br />

[251 ]


GUIIIEÜMO SEÍÉS<br />

En el concepto, así, convergen los dos tipos de agudeza, lo intelectivo y lo<br />

ingenioso, la verdad y la belleza, porque para <strong>Gracián</strong> resultaba evidente que la<br />

verdad sin belleza no basta. La agudeza es, por lo tanto, Lina verdad bella<br />

(re)elaborada por el ingenio, expuesta en un estilo suficiente:<br />

dos cosas hacen perfecto un estilo: lo material de las palabras y lo formal tic los<br />

<strong>pensamiento</strong>s, que de ambas eminencias se adecúa SU perfección [...] Son los<br />

conceptos vida <strong>del</strong> estilo, espíritu <strong>del</strong> decir, y tanto tiene ele perfección cuanto de<br />

sutileza, mas cuando se junta lo realzado <strong>del</strong> estilo y lo remontado <strong>del</strong> concepto<br />

hacen la obra cabal (l.X. pp. i97b-t98a).<br />

Sin olvidar, en fin. que, a diferencia de los tratadistas italianos de la «acutezza-,<br />

<strong>Gracián</strong>, además <strong>del</strong> plano estético-literario, amplía la aplicación de la agudeza<br />

a los terrenos moral, político y religioso.<br />

Por lo tanto, hay que buscar el artificio <strong>del</strong> ingenio, tal como se ha hecho en<br />

otras disciplinas: -hallaron los antiguos método al silogismo, arle al tropo-"; en<br />

cambio, -sellaron la agudeza, o por no ofenderla o por desahuciarla, remitiéndola<br />

a sola la valentía <strong>del</strong> ingenio» (I, p. 236a-b). F.l libro, así, debe lijar las reglas<br />

<strong>del</strong> ingenio, no meramente imitarlas, pues antes de que apareciera el tratado de<br />

<strong>Gracián</strong> dependía —tal como la definió Vives— estrictamente de la ris-.<br />

Eran los conceptos hijos más <strong>del</strong> esfuerzo de la mente que <strong>del</strong> artificio, pero<br />

grandes I...I concebíanse I...1 acaso, salían a luz sin magisterio. La imitación suplía<br />

al arte, pero con desigualdades de substituto, con carencias de variedad I...I Ármase<br />

con reglas un silogismo: fórjese, pues, con ellas un concepto. Mendiga dirección<br />

todo artificio, cuanto más el que consiste en sutileza <strong>del</strong> ingenio (<strong>Gracián</strong>, lindan).<br />

Dichas reglas se basarán, obviamente, en los diversos y variados tipos de la agudeza,<br />

establecidos con artificios retóricos, lógicos, dialécticos...; pero con el auxilio<br />

gnoseológico de la imaginación y teniendo en cuenta la 6eivoTr)Ta aristotélica,<br />

el iiii>t'>iimn horaciano, la docilitas ciceroniana y, posiblemente, la referencia de<br />

las explicaciones metodológicas de los teóricos de las artes plásticas.<br />

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" l ¡ii buen resumen de las relaciones entre dialéctica y retórica en el Renacimiento lo trae<br />

Kennedy [1980:capítulo xl.<br />

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[256]


ARTE DE ERUDICIÓN<br />

JOSÉ ENRIQUE LAPIANA GIL I UNM RSIUAD L» /ARAGO/A<br />

Aunque acomodado a la especial circunstancia <strong>del</strong> <strong>Congreso</strong> <strong>Internacional</strong><br />

<strong>Baltasar</strong> Gradan: <strong>pensamiento</strong> y erudición', el título -Arte de erudición- que<br />

encabe/a este trabajo, más que atender a ingeniosas correspondencias, solo pretende<br />

ceñir sus modestos límites. Mi propósito no es otro que realizar un<br />

somero repaso, casi una lectura comentada, de los discursos LVIII («De la docta<br />

erudición y de las fuentes de que se saca-) y LIX («De la ingeniosa aplicación y<br />

uso de la erudición noticiosa-) de la Agudeza, como es sabido totalmente nuevos<br />

respecto al Arte de ingenio de 1642 y destacados por <strong>Gracián</strong> ya desde la<br />

portada de la Agudeza, donde se indica que la segunda impresión venía aumentada<br />

con «Kl arte de emdición y modo de aplicarla» 2 . Kn este sentido, debo<br />

advertir que estas páginas no pretenden ofrecer un estudio sistemático acerca<br />

<strong>del</strong> concepto graciano de erudición y su cristalización en el nuevo -método- o<br />

arte que incorporó a la Agudeza en su versión definitiva; por el contrario, <strong>del</strong>x,'n<br />

considerarse como el esbozo de un trabajo en fase de elaboración en el que<br />

omitiré o mencionaré muy superficialmente cuestiones que, sin embargo, deberían<br />

ser analizadas en profundidad como punto de partida previo para situar en<br />

su contexto ambos discursos. Entre ellas podrían citarse, por ejemplo: las complejas<br />

relaciones entre retórica y dialéctica a propósito de los tópicos y/o lugares<br />

comunes; la vinculación de la invenlio retórica, las artes memorativas y la<br />

tópica dialéctica con el enciclopedismo renacentista y barroco; la influencia déla<br />

práctica docente y discente <strong>del</strong> cartapacio escolar (o codex excerptorius) y de<br />

los libros de lugares comunes impresos en la estructuración <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong><br />

renacentista y barroco; el papel que representa el orden de las bibliotecas en la<br />

configuración <strong>del</strong> concepto mismo de erudición; y, por supuesto, la caracteriza-<br />

' Para el concepto de «Circunstancia especial-, véase ahora Aurora K#ido, -La «circunstancia<br />

especial- en la Agudeza; Las caras de la prudencia, Madrid, Castalia, 2000, pp, 27-47.<br />

Utilizo la edición de B. Correa Calderón, Agudeza y arle de ingenio, Madrid, Castalia, 2 vols.,<br />

]'JK7. Puede verse ahora también la edición de Luis Sanche/ Liilla, que ofrece nuevas lecturas de<br />

algunos pasajes de la Agudeza: tí. <strong>Gracián</strong>, Obras Completas, introducción de A. libido, ed de L.<br />

Sánchez Laflla, Madrid, Espasa-Calpe (Biblioteca de Literatura Universal), 21, pp. 309-800.<br />

[257]


JOSÉ ENRIQUE IAPIANA Gil<br />

ción y el lugar de la erudición en la ratio docendi y distendí de los humanistas<br />

y en la posterior Ratio Sttidiontm jesuítica. Usté último aspecto, por otra pane,<br />

nos conduce a la misma definición, <strong>del</strong>imitación y evolución <strong>del</strong> concepto de<br />

humanista y humanidades, cuestión que ha sido rigurosa y exhaustivamente<br />

analizada por Aurora Egido en lo que atañe a <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong> en un libro<br />

reciente, pequeño solo en el cuerpo'.<br />

Kntremos pues en la lectura y comentario de los discursos I.VIII y LIX de la<br />

Agudeza. Para ello distribuiré mi exposición en tres panes: en la primera analizaré<br />

la relación de ambos discursos con el Arte de ingenio de 1642 y con la Agudeza<br />

en su conjunto; en la segunda realizaré una lectura detenida <strong>del</strong> dicurso<br />

LVII1, prestando particular atención a su eruditísimo párrafo inicial; en la tercera,<br />

a partir <strong>del</strong> estudio de las fuentes de la erudición enumeradas por <strong>Gracián</strong> y de<br />

los comentarios respecto a su aplicación ingeniosa en el discurso LIX, intentaré<br />

mostrar la coherencia <strong>del</strong> concepto graciano de erudición con sus preferencias<br />

literarias y con los principios teóricos de la Agudeza.<br />

Por lo que respecta a la primera cuestión, la relación <strong>del</strong> -arte de erudicióncon<br />

las dos redacciones de la Agudeza, ya he indicado que estos dos discursos<br />

son totalmente nuevos respecto al Arle de ingenio y que la propia portada de la<br />

Agudeza los resalta y singulariza por ello. Sin embargo, pese a ser nuevos y formar<br />

por sí mismos un apartado específico en la Agudeza, un «arte- distinto, aunque<br />

complementario, al -arte de ingenio*, no podemos dejar de constatar que<br />

suponen una meditada adición <strong>del</strong> jesuíta directamente relacionada, por una<br />

parte, con uno de los discursos <strong>del</strong> Arte de ingenio de 1642, y, por otra, con la<br />

obra en su globalidad. El discurso al que me refiero es el XXXIII <strong>del</strong> Arte de<br />

ingenio, XXXIV en la Agudeza, titulado en su versión definitiva como -De los<br />

conceptos por acomodación de verso antiguo, de algún texto o autoridad». Del<br />

cotejo entre ambas versiones puede deducirse que <strong>Gracián</strong> retocó en la segunda<br />

este discurso cuidadosamente. Añadió nuevos ejemplos y amplió o reubicó algunos<br />

de los que ya habían aparecido en 1642. También redactó de nuevo algunos<br />

párrafos teóricos con adiciones relevantes, como al advertir de que •cuando<br />

se acomoda una autoridad de erudición profana a cosas sagradas, es menester<br />

que sea sublime y de sujeto digno-, incluyendo un ejemplo <strong>del</strong> predicador agustino<br />

Pedro de Valderrama. Pero para comprobar la relación de este discurso con<br />

el -arte de erudición» de 1648 basta con citar sus palabras iniciales. Dice en 1642:<br />

1 A. Kjíklo, Humanidades y dtgntdad <strong>del</strong> bimihre en Ikiltasar Ciriuián, Salamanca, Universi­<br />

dad, 2001.<br />

[ 258 ]


A8IE DE ERUDICIÓN<br />

Requiere esta agudeza tan grande erudición como sutileza: la erudición, para<br />

tener copia de lugares y de textos; la sutileza, para ajustados 1 .<br />

Lo que queda así en 1648:<br />

Requiere esta agudeza dos cosas: sutileza y erudición; ésta para tener copia de<br />

lugares y de textos plausibles; aquélla para saberlos ajustar a su ocasión (II, 62).<br />

La leve variación <strong>del</strong> estilo refuerza la bimembración, separando por una<br />

parte la erudición y por otra su ingeniosa aplicación, y aquí está el germen délos<br />

discursos LVIII y LIX, como apuntó Mercedes Blanco en su magnífico estudio<br />

acerca de las citas conceptuosas'. De hecho, buena parte de los argumentos<br />

y comentarios de Mercedes Blanco pueden aplicarse directamente a nuestros<br />

dos discursos. lis lo que ocurre, por ejemplo, cuando caracteriza el saber erudito<br />

<strong>del</strong> escritor conceptista como una reserva de citas para acomodar y aplicar en la<br />

ocasión, modificándolas e incluso violentándolas hasta el punto de socavar el<br />

concepto mismo de autoridad. Con todo, junto a la puntual cita de otros tratadistas<br />

barrocos <strong>del</strong> concepto, como Tesauro o Pallavicino, cabría añadir también<br />

entre los antecedentes ingeniosos de este modo de citar la tradición apotegmática<br />

de la que tan generosamente bebe siempre <strong>Gracián</strong> y que podríamos localizar<br />

en el capítulo II de la Parte III (-De responder con copla antigua-) de la<br />

Floresta Española, como indican sus sabios editores", e incluso en el capítulo VI<br />

<strong>del</strong> libro II de /:'/ Cortesano de Castiglione, donde miser Bernardo menciona,<br />

entre otros muchos fundamentos sobre los que puede el Cortesano fundar sus<br />

gracias, aquél de -aplicar a algún caso un verso o más, o algún refrán o dicho<br />

muy trillado, tomándole a otro propósito diferente de como le tomaron sus primeros<br />

inventores-, y a veces mudándole alguna palabra".<br />

Por otra parte, también los dos nuevos discursos sobre el arte de erudición<br />

pueden relacionarse con la Agudeza en su conjunto. Si todas las obras de <strong>Gracián</strong><br />

son un ejercicio práctico de aplicación ingeniosa de la erudición, sutilmente<br />

ocultada por el autor y fatigosa y pacientemente desvelada por sus mcxlernos<br />

editores, la Agudeza es un ostentoso alarde de erudición a cara descubierta. La<br />

li Gradan, Arte de ingenia, ed. de Emilio Blanco. Madrid. Cátedra, 1998, p. 313.<br />

M. Blanco, -Ingenio y autoridad en la cita conceptista-, en J. P Etienvre y L. Romero Tobar,<br />

eds., Ui recepción <strong>del</strong> texto literario, Zaragoza, Univesidad/Casa de Velázquez, 19HH, pp. IOS-11S;<br />

pp, 112-113.<br />

Melchor de Santa Cruz, Floresta española, Barcelona, Crítica, 1997, ed. de M. Chevalier y M J<br />

p. Cuaitero.<br />

B. de Castiglione, /:/ Cortesano [trad. de Juan Boscánl, Madrid, Espasa-Calpe. 1984, ed. de<br />

R. Reyes Cano, pp. 19-i y ss.<br />

[259]


JOSf INRIQIJF I APIANA Gil<br />

obra tiene una manifiesta vertiente de miscelánea erudita a través de todos los<br />

textos citados en su versión definitiva, como el propio <strong>Gracián</strong> resaltó en el prólogo:<br />

-Cuando la forma no te contentare, los materiales bien pueden satisfacer,<br />

que tanto tan valiente conecto, tanto tan bien dicho, despempeñarán el coste,<br />

lograrán el tiempo». Este aspecto de la obra le valió en su momento la censura<br />

<strong>del</strong> jesuíta José de Ormaza, quien consideraba la Agudeza como un vulgar zurcido<br />

de reíales ajenos, un -cuento de cuentos-", pero también ha permitido a<br />

Karl-Ludwig Selig considerar la singularidad de la Agudeza en cuanto libro enciclopédico<br />

y multifacético en el que la presencia y la actividad de muchos datos,<br />

esto es, su propia erudición, tiene un fin artístico en sí mismo'.<br />

Pasemos a la lectura comentada <strong>del</strong> Discurso l.VIII. Como índica su título, el<br />

discurso se centra en la definición y caracterización de la erudición, para detenerse<br />

después en la enumeración de las fuentes de donde puede extraerse. Se<br />

inicia con una sentencia típicamente graciana: -Vívese con el entendimiento, y<br />

tanto se vive cuanto se sabe-, que se corresponde con otras semejantes de /:'/<br />

Discreto y el Oráculo manual, obras publicadas mientras <strong>Gracián</strong> estaba refundiendo<br />

el Arte de ingenie?". Continúa <strong>Gracián</strong> con una abrumadora lista de 22<br />

definiciones de la erudición. La primera está tomada de las Escrituras: «lis la erudición,<br />

dice el Espíritu Santo, fuente <strong>del</strong> saber-, y debo reconocer que, mientras<br />

preparaba este trabajo, dediqué buena parte de mi tiempo a localizar esta cita.<br />

Lo hize porque me parecían inconsistentes las conclusiones que de ella deduce<br />

Nancy Palmer Wardropper en su trabajo sobre la erudición en la Agudeza, al<br />

decir:<br />

De este modo, aludiendo a la obra de Quevcdo, calificó el jesuíta José de Orma/a la AgU<br />

deza de <strong>Gracián</strong> (Gonzalo Pérez de Ledesma, Censura de la Elocuencia, ed. de G. Ledda y v.<br />

Stagno. introducción de G. Ledda. Madrid, Q Grotalón, 19X5, pp. 11*5-116). l'l también jesuíta Valentín<br />

de Céspedes, elogiado por <strong>Gracián</strong> en la Agudeza, salió en defensa <strong>del</strong> belmontino: -Satirizando<br />

a un autor moderno por haber escrito un libro que se intitula Arle de agudeza, dice que mejor le<br />

llamara cuento de Cuentos. ¡Miren si merece una docena, siquiera para entrar en calor esta heladísima<br />

niñería! Demás que es injusta calumnia, porque el libro es muy bueno, y agora l completado<br />

en segunda Impresión está muy bueno y excelente, y instruye los Ingenios con industria y sazón-<br />

(Valentín de Céspedes, Trece ¡xtr docena, ed. de !•'. Cerdan y |. K. laplana, Toulou.se, l'rcsscs Universitaires<br />

du Mirail (Anejos de Criticón, 11), 1998, pp. 232-233).<br />

K. I.. Selig, -La Agudeza y el arte de citar-, en /:'/ mundo de Ciracián. <strong>Actas</strong> <strong>del</strong> Coloquio<br />

<strong>Internacional</strong> (Berlín, 30 y 31 de mayo. I de junio de 1*)HM), Sebastian Neumeísler y Dietricli Urie<br />

semeister, eds., Berlín, Colloquiuin Verlag, íwi, pp. 67-74.<br />

'" Al final <strong>del</strong> realce V de O Discreto (-Hombre de plausibles noticias-, de imprescindible lectura<br />

como anticipo y complemento de este discurso), podemos leer: -No vive vida de hombre sino<br />

el que sal>c-. Rl Oráculo recuerda en su decimoquinto aforismo que -hay mucho que saber, y es<br />

poco el vivir, y no se vive si no se sabe*.<br />

[260]


ARTE DE ERUDICIÓN<br />

No hay mejor autoridad, mejor patrocinio para la erudición, que una de las<br />

personas de la Santa Trinidad. El lector tendrá en cuenta que el Espíritu Santo es<br />

también el Verbo Eterno. iv>ix> y lodo lo que significa eso para Gradan. I...1 Li<br />

agudeza se inspira en la erudición. La erudición se relaciona con el Espíritu Santo.<br />

Por poco la agudeza se relaciona con el Espíritu Santo, el Verbo de Dios. I...1".<br />

Yo estoy en desacuerdo con esta interpretación de la cita. Sin embargo, es<br />

indudable que Gradan actuaba premeditadamente situando la Biblia en primer<br />

lugar. Cabría pensar, en un principio, que el jesuíta con ello pretendía supeditar el<br />

saber erudito a la autoridad divina de las Escrituras y colocar en un lugar privilegiado<br />

los estudios teológicos y religiosos en general, cuestión que podría relacionarse<br />

con el orden de las bibliotecas y los grandes mo<strong>del</strong>os de bibliotecas<br />

cristianas postridentinas como la Vaticana de Sixto V y la Fscurialense de Felipe II,<br />

fortalezas de erudición contrarreformista. I>e hecho, son varios los autores que,<br />

ocupándose <strong>del</strong> orden de las bibliotecas, situaron la autoridad de la Escritura en<br />

los frontispicios de sus libros con citas en las que aparecía la palabra FRUDITIO.<br />

como puede verse en el sólido y documentado trabajo de Francois Géal IJ .<br />

Como ejemplo pueden señarnos dos casos. Fn primer lugar, el frontispicio<br />

<strong>del</strong> De betw dispo>icnda bibliotheca publicado en Madrid en 1631 por don Francisco<br />

de Araoz". Allí podemos ver la Sabiduría sentada en el centro y flanqueada<br />

por la Prudencia y la Temperancia. Rodean a estas figuras alegóricas cinco<br />

citas bíblicas, tomadas de la /pistola a los romanos 12, 3 («Non plus sapere<br />

quarrj oportet sapere, sed sapere ad sobrietatem»), de los Salmos 119. 130 («llliiminat<br />

et intellectus dat parvulis-), de los Proverbios8, 15 y H, 12 (-Per me reges<br />

regnant- y -Fgo sapicniia habito in consilio. Fruditis intersum cogitationibus-), y<br />

de la Sabiduría, S, I (-Atlingit a fine usque ad finem, et disponit omnia suaviter-)".<br />

Como puede apreciarse, nada tienen que ver estas citas bíblicas con el<br />

texto de <strong>Gracián</strong>.<br />

" Tras estas palabras, se recuerda el fragmento <strong>del</strong> Discurso II donde Gradan afirma que pro<br />

ducir la agudeza es -empleo de querubines y elevación de ángeles», con lo cual <strong>Gracián</strong> nos ofrece<br />

la posibilidad de -contemplar la belleza divina por medio de la Agudeza-; Nancy Palmer Wardropper.<br />

«<strong>Gracián</strong> sobre la erudición y la agudeza-, en <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>. & discurso de la vida, Jorge M.<br />

Avala, cooid.. Aiilhm/ios. Uarcclona. Doiitmetltus -A: n u T (febrero 1993). pp. 7S-80, p. 77.<br />

Francois Géal, Figures de In bibtiotbéque dans itmaginaire espagnol dn Siécie t/Or. Paris,<br />

llonoré Champion. 1999.<br />

/:'/ ingenioso bibliólogo don Francisco de Araoz (De /*•»


JOSÉ ENRIQUE IAPLANA Gil<br />

El segundo ejemplo es el frontispicio <strong>del</strong> Mttsei sive liihliulbecae tam privatae<br />

quam ¡mblieae extntclio, ittstntclio, cura, usus libri IV, publicado en Lyon en<br />

1635 por el jesuíta Claudio Clemente, natural <strong>del</strong> franco condado. En él vemos<br />

de nuevo a la Sabiduría, Banqueada en este caso por los bustos de Felipe II,<br />

como fundador de la Biblioteca Escurialense, y su nieto, Felipe IV, como fundador<br />

de los Reales Estudios. La Sabiduría sostiene un libro en el que puede leerse<br />

un versículo también citado por Araoz: «Ego Sapientia eruditis intersum cogitationibus-.<br />

De nuevo constatamos que la cita de Gradan no tiene nada que ver,<br />

pero la figura de este jesuíta merece unas palabras 1 ". Claudio Clemente fue<br />

nombrado por Felipe IV en 1628 maestro de Humanidad en el Colegio Imperial<br />

de Madrid, en su intento por dotar al centro educativo de los más renombrados<br />

profesores europeos. Allí impartía, como indica el mismo frontispicio de su obra,<br />

la cátedra de eaidición, una de las nuevas cátedras que, junto a las de ciencias<br />

o a la de historia, se incorporaron al programa de estudios <strong>del</strong> Colegio"'. Aunque<br />

el plan de estudios <strong>del</strong> Colegio indica que debía cumplir un programa que<br />

conjuga la filología con los dominios de la ninfa anticuaria r , el propio Claudio<br />

Clemente en su obra detalla mejor en qué consiste la multiplex eruditio, ofreciéndonos<br />

una noción de la erudición netamente enciclopédica, pues incluye el<br />

•conocimiento profundo y refinado de la poesía griega y latina, <strong>del</strong> arte oratorio,<br />

de la historia, de la filosofía, y en particular de la filosofía moral, de la fisiología,<br />

de la cosmografía, de los símbolos y de la paremiología-'". La obra de Claudio<br />

Clemente es, por tanto, muy importante para constatar las divergencias entre<br />

su concepto de erudición y el de <strong>Gracián</strong>, quien pudo conocerle personalmente<br />

cuando acompañó a Nochera a Madrid en 1641. For otra pane, creo que <strong>Gracián</strong><br />

piensa en jesuítas como Claudio Clemente o Nicolás Caussin cuando dice<br />

en el prólogo de la Agudeza que la erudición prevalece en los franceses, con<br />

unas palabras que repetirá literalmente como elogio a Mateo Alemán, quien<br />

ls Véase F. Géal, op. cit., pp. 303-412.<br />

"' Véanse:.). Simón Díaz, Historia <strong>del</strong> Colegio Imperial de Madrid, Madrid. CSIC, 1952; M. Góngora,<br />

«El Colegio Imperial de Madrid en el siglo xvu y los orígenes de la enseñanza de historia en<br />

España-, Cuadernos de Historia de España, XXIX-XXX, (1959), pp. 231-243; Richard L. Kagan, -Olivares<br />

y la educación de la nobleza española-, en J, 11. Klliott, ed.. la lispaña <strong>del</strong> Conde-Duque de Olivares,<br />

Universidad de Valladolid, 1990. pp. 225-247.<br />

" -Se ha de leer la parte que llaman critica para interpretar, enmendar y suplir los lugares más<br />

dificultosos de los autores ilustres de todas facultades, y los ritos y costumbres antiguos, disponiéndolas<br />

por materias como de los anillos, de las coronas, de las Ixxlas, etc.-, cito por F. Géal, op.<br />

cit.. p. 380n.<br />

" Explka también Claudio Clemente cómo debían tomar notas los alumnos en sus clases,<br />

remitiendo al habitual uso <strong>del</strong> cartapacio escolar y proponiendo diversos ejemplos de mo<strong>del</strong>os de<br />

clasificación y ordenación de los materiales eruditos. Ibid., pp. 3H0 y ss.<br />

[262]


ABTF DF ERUDICIÓN<br />

-abarcó en sí la invención griega, la elocuencia italiana, la erudición francesa y<br />

la agudeza española- (II, 199).<br />

Pero detenernos más en esta cuestión nos alejaría en exceso <strong>del</strong> discurso<br />

LVIII de la Agudeza. Kn realidad, una vez localizada la cita, lo que nos demuestra<br />

es que <strong>Gracián</strong> no pretendió supeditar la erudición humana a la doctrina y<br />

los preceptos divinos, como sí lo hacen los libros y bibliotecas que hemos<br />

citado, sino, por el contrario, mostrar con la autoridad cscriturística que la sabiduría<br />

mana de los labios de los hombres. La cita procede de los Proverbios, 18,4:<br />

•Aqua profunda verba ex ore virií; et torreas redundans fons sapientiae- (-agua<br />

profunda son las palabras <strong>del</strong> hombre; torrente desbordado, fuente de la sabiduría-).<br />

L ; n el texto latino no aparece explícitamente la voz eruditio, y, como<br />

podemos comprobar, se refiere sólo a las palabras eme salen de la boca de los<br />

hombres como fuente de la sabiduría: esas palabras son su enseñanza, su doctrina,<br />

su cultura, términos en buena medida sinónimos o complementarios de<br />

erudición para <strong>Gracián</strong>. 1.a identificación de la cita es indudable, porque junto a<br />

ella se hallan las otras 21 autoridades enumeradas inmediatamente por <strong>Gracián</strong>,<br />

y que no son sentencias ni definiciones, sino apotegmas.<br />

Un ejemplo bastará para mostrarlo. Dice <strong>Gracián</strong> que la erudición es, para<br />

Carlos V, su comida. Quien busque entre los dichos y hechos <strong>del</strong> emperador<br />

esta definición está condenado al fracaso, porque <strong>Gracián</strong> (o el componedor de<br />

la Agudeza) se equivocó y en realidad está condensando en una palabra un<br />

apotegma de Carlos IV recogido por Picolomini en su edición ampliada de la<br />

obra <strong>del</strong> Panormitano". Estaba Carlos IV en Praga escuchando las disputas de<br />

los maestros de las artes liberales, cuando, tras cuatro horas de audición, y ante<br />

algunas quejas que le recordaban que ya era hora de comer, respondió él entonces<br />

que el tiempo transcurrido era poquísimo, porque ésta era su comida. Así se<br />

entiende y se localiza la definición de <strong>Gracián</strong>. ¿Pero había leído <strong>Gracián</strong> la obra<br />

de Picolomini y anotado en su cartapacio tal definición para acudir a sus apuntes<br />

a la hora de redactar este párrafo de la Agudeza*? Es casi seguro, dada la<br />

afición de <strong>Gracián</strong> por la literatura apotegmática, que conocía la obra <strong>del</strong> Panormitano<br />

y la edición de Picolomini, pero es indudable que en este caso concreto<br />

no usó la obra original ni, probablemente, su cartapacio, porque tanto este apo­<br />

para estas colecciones, véase M' I 1 . Guanero, -Lis colecciones de relatos breves en la literatura<br />

latina <strong>del</strong> Renacimiento-, en Humanismo y fK'rritvncia <strong>del</strong> mundo clásico, Cádiz, Instituto de<br />

Estudios Turolenses rnivensidad de Cádiz, 1993. I, pp. "1-91, pp. 65-67.<br />

•'" Para la importancia <strong>del</strong> uso <strong>del</strong> codexexcetptoríusen <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>, es indispensable el<br />

apañado -F.I cartapacio escolar- de la edición de A. tigicio de /:/ Discreto, Madrid, Alianza. 1997,<br />

pp. -10-45.<br />

[263]


JOSÉ ENRIQUE IAP1ANA Gil<br />

tecina como todos los demás aparecen, además casi en el mismo orden en que<br />

Gradan los cita, en la Novissimapolyanthea de Nano Mirabellio en la versión de<br />

Joseph Lang, que se encontraba en la biblioteca <strong>del</strong> Colegio jesuíta oséense,<br />

según consta en su catálogo''. Dado el interés que ofrece el cotejo entre el texto<br />

latino <strong>del</strong> que parte Gradan y el resultado de su adaptación, incluyo aquí la lista<br />

de definiciones de erudición que incluye Gradan en la Agudeza y el correspondiente<br />

texto de la Pofyantbea (el primer caso se incluye en la sección de<br />

Sententiae Btirticae, todos los demás en la de ApOpbtegmatdí 11 .<br />

1. Es la erudición, dice el Espíritu Santo, fuente <strong>del</strong> saber<br />

Aqua profunda verba ex ore viri: & torrens redunclans fons sapientiae. |f.<br />

379al<br />

2. Tales llamó parte de la felicidad<br />

ídem. [Tríales] ínterrogatus, Quisnam essel felix? Qui corpore, inquit, sanus<br />

est, animo vero eruclitus. Ibicl. |f. 382al<br />

3. Sócrates, arreo <strong>del</strong> ánimo<br />

Sócrates. interroganti quodnam esset pulclierrimum animal? Dixit: Homo<br />

doctrina ornatus. |f. 382al<br />

i. BtOfl, tesoro ele toda la vida<br />

ídem. IBionl Ínterrogatus, cuiatem se esse diceret? Cosmopolitam se dixit,<br />

lotius enirn mundi ¡ncolam & ciueni posse eum arhitrabatur esse qui omnimodae<br />

eruditíonis secum reponaret thesaurum. 3H2h|<br />

s. Demócrito, gozo ele los dichosos y refugio de los desdichados<br />

Democritus cliccre solebai. disdplinam ¿4 eruditionem fortunatJs quidem<br />

ornamentum esse, infortunatis autem refugium. [382b]<br />

6. Aristipo, el ser hombre<br />

Aristippus dicebal, satius esse fieri mendicum quain indoctum, c|iioci Ule<br />

tantiun pecunijs egeat. hic humanitate. Nihilominus, homo est, cui cleest<br />

pecunia, at homo non est, cui deest eruditJo, El lamen cui cleest pecunia<br />

petit ab obuijs: cui deest saptientia, nulluin solicita! vt accipiat. l3S2b|<br />

J. Enrique Laplana Gil, -Noticias y documentos relativos a la biblioteca <strong>del</strong> Colegio de la<br />

Compañía de Jesús en Huesca-, Voz y U'tni. IX/1, (1996), pp. 123-140, p. 136.<br />

" Utilizo el ejemplar conservado en la Biblioteca Pública de Huesea, probablemente procedente<br />

de la Biblioteca <strong>del</strong> Colegio oséense de la Compañía, como parece mostrarlo una tachadura<br />

en la portada bajo la que puede intuirse el •Collegij Hoscensis Nocietatis Jesu- que se halla en la<br />

portada de otros libros de esa misma biblioteca. La edición es la siguiente: NoviSStma Pofyantbea,<br />

Francofvrti, sumptibus Lazar) Zetzneri Bibliopolae, 1613- Me limito a una transcripción literal y<br />

omito las referencias bibliográficas que ofrece la poliantea.<br />

[264]


7. Platón, salud dd alma<br />

ARTE DE ERUDICIÓN<br />

Mato interrogatus, quidnam inter peritum


266<br />

lí). Séneca, armonía de la mente<br />

JOSÉ ENRIQUE [APIANA Gil<br />

Vt é diveris vocibus constal chorus, ita variarum disciplinarum mixtura<br />

constat eruditio. I38ta|<br />

17. Alejandro Magno, única ventaja <strong>del</strong> vivir<br />

Alexander, Aristotelis philosophi dJscipulus, tanti redi bonarum & laudatissimarum<br />

artium .studium, vt aperte pronuntiare ausus sil, malle doctrina<br />

anteire alios, quam opibus .S: digniíate. [.-ÍH.-íal<br />

1H. Dionisio, escudo contra la mala fortuna<br />

Dionysius iunior, pulsus a tyrannide. & rogatus, quid illi Plato «ü pbilolophiae<br />

studium profuisset? Vt tantam, inquit, Fortunae mutaüoneni aequo<br />

animo fenim. (384al<br />

19. Ladislao, distinción de la irracionalidad<br />

Uulisleiits, quamuis adhuc puer, cuín eo lempore, quo Friclericus impcrialibus<br />

insulis a Nicolao Quinto Pont. Max. cingeretur, Romae esset. non videri<br />

sibi nomines esse dicebal. qui bonas literas ignorarenl. Sensii autem, hominem<br />

tuní demum a brutis animalibus diffcrre. si animum honestis artibus<br />

liberalibusque disciplinis excoluerit. I383al<br />

20. Segismundo, ric|iie/a de los pobres y suntuosidad de los ricos<br />

Sigismundus fmp., cum a principibus. qui literas oderant, reprehenderetur,<br />

(|U


ARIt DE ERUDICIÓN<br />

Así pues, <strong>Baltasar</strong> Gradan recurrió a uno de los más conocidos y difundidos<br />

repertorios misceláneos de su época, la Novissima Polyattthea de Mirabellio<br />

ampliada por I.ang a principios <strong>del</strong> XVII, para ensartar autorizadas definiciones<br />

de la erudición a partir de apotegmas-'. Fstos materiales, sin embargo, no se<br />

hallan bajo el término FRUDITIO (paideia en griego, según la etimología de la<br />

propia poliantea), sino bajo la voz DOCTRINA (didascalia en griego), lo que<br />

refuerza la vinculación y complementareidad <strong>del</strong> concepto graciano de erudición<br />

con la enseñanza, la educación, la cultura, y, por extensión, las humanidades.<br />

Ruede resultar chocante que Gradan recurra sin miramiento, pero con disimulo,<br />

a la más difundida de las polianteas de su tiempo, pese a pasar por prototipo<br />

en las letras áureas de lector infatigable y cultivado en extremo, junto a<br />

Quevedo, pues es sabido que el jesuíta censuró con dureza misceláneas y polianteas<br />

en -La plaza <strong>del</strong> vulgacho y corral <strong>del</strong> vulgo» (El Criticón, II, v) e incluso en<br />

este mismo discurso de la Agudeza, donde podemos leer: -Hállanse muchos libros<br />

que son como almacenes de la erudición, o, por mejor decir, fárragos donde están<br />

hacinados los dichos, apotegmas y sentencias; estos enfadan luego; mejores son<br />

los que la ministran sazonada-. No obstante, cabría precisar un par de cuestiones<br />

respecto al indudable hecho de que Gradan, al menos en este caso puntual, recurra<br />

a los -libros socorridos-, como los llamaba el también jesuíta Valentín de Céspedes-'.<br />

Antes recordaba a Mateo Alemán a propósito <strong>del</strong> elogio que le dedica<br />

Gradan, y lo hacía precisamente porque, como mostró Francisco Rico, Alemán<br />

B Para la Pofyantbea opus suat'issiwis Jlorihtts i:\ariuilnm tic Dominicus Nanas Mirabellius,<br />

publicada por primera vez en 1503, véase Ann Moss, Prtnted CommortpJace toofsandtbe StructuringqfRertaissance<br />

Tbougbt, Oxford, Oarendon, 1996, pp. 95-97. Joseph Lang (1570-1615), pr su<br />

parte, es un compilador de compiladores, que en el prólogo de su primera obra. I.oci communes<br />

stveflortiegtutn rerum el matertam setetíarum (Estrasburgo, 1598), encarecía la utilidad de los libros<br />

de lugares comunes impresos y lamentaba SU dispersión en distintas compilaciones, que él intentó<br />

remediar publicándolas todas ¡untas. Su obra más influyente, especialmente apta para los países<br />

católicos, porque pocos años después de la publicar sus Ittci communi en ÍWH se convirtió al catolicismo,<br />

fue su actualización de la Pofyantbea de Nanus Míralx-llius, que ya habían enriquecido<br />

otros autores. Ling la convirtió en la Pofycmtbea luiva que se publicó por primera vez en 1604 y<br />

que siguió publicándose, como NoviSSima Pofyantbea, hasta fines <strong>del</strong> siglo XVll. La mayoría de los<br />

materiales que incluye l-ing proceden de su compilación anterior, aunque fuertemente reforzada<br />

por materiales religiosos y lugares escriturísticos y teológicos acordes con la ortodoxia católica. Un<br />

listado de los materiales que recopila para cada palabra revela llamativas coincidencias con las<br />

fuentes de la erudición de Gradan: definición y etimología, lugares bíblicos, sentencias bíblicas,<br />

sentencias de los Padres, jeroglíficos, sentencias de poetas, sentencias de filósofos, apotegmas, adagios,<br />

ejemplos bíblicos, ejemplos históricos, emblemas. Véase A. Moss, op, til., pp. 205-207.<br />

-' Para la defensa que hace Céspedes <strong>del</strong> empleo de tales libros socorridos en el ámbito de<br />

la oratoria sagrada, frente a las acusaciones de José de Ormaza. véase la introducción al Trece por<br />

docena de Céspedes, pp, 34-39.<br />

[267]


JOSÉ ENRIQUE 1APIANA GIL<br />

recurrió asiduamente a los repertorios impresos de lugares comunes y aplicó su<br />

erudición y doctrina ocultamente entre las aventuras <strong>del</strong> picaro; por supuesto, esto<br />

en nada le quid mérito a su obra y probablemente es una de las razones por las<br />

que le admiraba •un calador tan fino como <strong>Gracián</strong>'\ El jesuíta aragonés, aunque<br />

elaborase a lo largo de los años y de sus constantes lecturas su propio cartapacio<br />

personal, siguiendo los preceptos discentes, docentes y concionatorios de Krasmo,<br />

Vives, l'almireno, Fray Luis de Granada O Francisco Aguilar de Terrones, como<br />

todos los hombres cultos de su tiempo, conocía y utilizaba polianteas y libros<br />

semejantes. Escandalizarse por eso sería ridículo, pues ni hemos de caer en el<br />

espejismo que denunciaba Marcel bataillon respecto al alcance de la cultura de los<br />

humanistas, creyendo que han leído de primera mano cuanto citan, ni hemos de<br />

considerar que un autor que usa las polianteas es automáticamente un ignorante,<br />

como muy bien advierte Sagrario López Poza-".<br />

Lis censuras de Gradan a tales libros pueden justificarse sin recurrir a aviesas<br />

interpretaciones sobre la doblez <strong>del</strong> jesuíta. Gradan censura a los autores que<br />

convierten los manuales de referencia y libros de consulta en libros de lectura, o,<br />

como hace Pérez de Montalbán. plagian descaradamente obras de otros autores<br />

para ostentar una erudición que no les corresponde-". Más interés tiene analizar<br />

cómo emplea (íracián la erudición procedente de la poliantea, pues muestra una<br />

F. Rico. Introducción a su edición do M. Alemán, (iiizniiin deAlfarucbe, Barcelona, Planeta,<br />

1983, pp. 55-61.<br />

Como indica Sagrario López Poza, en -Polianteas y oíros repertorios de nulidad para la edición<br />

ele textos <strong>del</strong> Siglo de Oro-. Ixi /'crínala, n" i. (2(MM>). pp. 191-21 l: -Si iras analizar las fílenles<br />

empicadas por un autor nos precipitamos a .sacar concluisiones inmediatas sobre sus lecturas, erudición<br />

y cultura, podemos incurrir en el error de sobreestimar la formación intelectual de nuestro<br />

escritor: cuando a veces una parle de su erudición era prestada. Cor el contrario, si al contrastar las<br />

citas y fuentes de un autor advenimos que se sirvió de la ayuda de- polianteas u otras herramientas<br />

auxiliares, podemos caer en la tentación fácil de calificar a nuestro autor de -ingenio lego, sambenito<br />

que lautas veces se ha colocado a Lope injustamente.- (pp. 191-192). Véanse también: Víctor<br />

Infantes, -De (¡ff'kinas y l'alytaitbcas: los diccionarios secretos <strong>del</strong> Siglo ele Oro-. Homenaje a Eugenio<br />

Asensio, Madrid. Uredos, 19KK. pp. 2 I.V2S7; S. López Poza. -Florilegios, polyanleas, repertorios<br />

de sentencias y lugares comunes. Aproximación bibliográfica-. Criticón, t9. ( 1990). pp. 61-76; I. I.er<br />

ner, -Misceláneas y polianteas <strong>del</strong> Siglo de Oro español-, en J. Malas Caballero el al, ccls.. <strong>Actas</strong> <strong>del</strong><br />

<strong>Congreso</strong> <strong>Internacional</strong> sobre Humanismo y Renacimiento, León, Universidad, 1998, ll. pp. 71-82.<br />

" •—¿Quiénes han de ser sino un ignorante y otro mayor, uno que ni ha estudiado ni visto<br />

un libro en su vida, quando mucho una Silva tic Varia lición, y el que más más un Para todas!-<br />

(/:'/ Criticón II, v ). Para las fuentes eruditas de Montalbán. véase mi introducción a Juan Pérez de<br />

Montalbán. Obra na dramática Sucesos y prodigios de amaren ocbo nácelas ejemplares, Or/'ca en<br />

lengua castellana, vida y Purgatorio tic San Patricio, rara todas. Fama Postuma, Trompa, Poesías<br />

Sueltas, edición, introducción y apéndices do J. I'. Liplana. Madrid. Tumor (biblioteca Castro). 1999.<br />

pp. xli-liii.<br />

[268 1


AHí DI UUDICIóN<br />

tendencia a la adaptación y ocultación <strong>del</strong> texto original equiparable a la que<br />

emplea a veces con las fábulas, como puede verse en el espléndido trabajo de<br />

M- 1 Pilar Cuarteto publicad*) en estas mismas actas. Gradan primero elige, y la<br />

elección es concepto clave en su arte de erudición, como lo es en su arte de discreción.<br />

Muestra su predilección por la literatura apotegmática, y especialmente<br />

¡M>r los filósofos paganos y los dichos ilustres de grandes personajes, algo totalmente<br />

coherente con su concepto de erudición. Además, no reproduce literalmente<br />

los apotegmas, sino que los condensa en una o dos palabras clave que sólo<br />

adquieren todo su sentido si el erudito y discreto lector conoce el contexto <strong>del</strong><br />

que están extraídas, procedimiento que, dicho sea de paso, en (Rasiones dificulta<br />

notablemente la identificación <strong>del</strong> apotegma, pues en unos pocos casos de los<br />

citados la correspondencia no es <strong>del</strong> todo exacta. Gradan, por lo tanto, aplica su<br />

ingenio para acomodar a una circunstancia especial, en este caso la definición de<br />

la erudición, la propia erudición que, como materia prima, le proporciona la<br />

poliantea. Es decir, adapta, acomoda y oculta la erudición como en el resto de sus<br />

obras, dándole nuevo sesgo y creando algo nuevo y original de unos materiales<br />

mostrencos gracias a su ingenio.<br />

De todas las citas que enumera, merece destacarse la de Séneca, que no es<br />

un apotegma en un sentido estricto y por eso en ediciones posteriores de la<br />

Novissima PotyatUbea no aparece entre los apotegmas, sino entre las sentencias<br />

de filósofos, (".reo que Gradan la escogió siendo muy consciente de su contexto.<br />

Procede de su famosísima Epístola H4, donde aparecen algunas de las metáforas<br />

más habituales en los prólogos de los libros de lugares comunes y en las recomendaciones<br />

humanísticas sobre cómo elaborar cartapacios escolares (las abejas,<br />

la digestión, el coro que mezclando voces diversas produce una nueva<br />

armonía, que es el texto al que creo que alude (iracián con las palabras -armonía<br />

de la mente-), lista epístola de Séneca es un texto clave en los debales sóbrela<br />

imitación compuesta en el Renacimiento, como puso de relieve Krasmo en su<br />

Ciconmianus de 1S28, al resaltar, a partir <strong>del</strong> ejemplo de las abejas, y siguiendo<br />

el mismo camino que Poli/.iano y Agrícola, que la imitación compuesta sirve<br />

para que el alumno o escritor, asimilando y reelalx)rando los mo<strong>del</strong>os imitables,<br />

adquiera la capacidad necesaria para expresarse por sí mismo creando una obra<br />

nueva, para nadar solo y sin las calabazas que eran los salvavidas de antaño.<br />

Probablemente (inician tuvo en mente la epístola de Séneca en todo el discurso,<br />

pues más a<strong>del</strong>ante la recuerda por alusión cuando afirma que -de todo se socorre<br />

la prudente y sabia erudición, desfrutando siempre la nata, y como discreta<br />

abeja, recogiendo la tlor de la agudeza, ele la prudencia y de la sabiduría»- 91 . Un<br />

•* Palabras que, por otra parte - , n-mitcn al rvakv X, -hombre- de buena elección», de Eí Discreto<br />

(véase también el apañado 3 -líl camino de la sabiduría: conocimiento y elección* de la Inuo-<br />

[269]


JOSÉ ENRIQUE 1APLANA Gil<br />

poco más abajo, en este mismo discurso. Gradan cita dos ejemplos indiscutibles<br />

para corroliorar la necesidad de la erudición, uno profano y otro sacro. El primero<br />

es Séneca, quien de todo se vale, «ya de la sentencia de un filósofo, ya de<br />

la de un poeta, si se dedigna de ilustrar con el verso su enseñanza-. ¿No estará<br />

aludiendo precisamente a los versos de Virgilio que cita precisamente Séneca en<br />

la Epístola 84 para ilustrar su metáfora apícola? La mención de de San Pablo.<br />

procedente de los ¡lechos ele los apóstoles, 17, 28, cuando predicaba en el Areópago<br />

y aprovecha la cita de un poeta pagano, tampoco es baladí, pues atañe a<br />

la pertinencia o no de citar autoridades paganas por parte <strong>del</strong> predicador cristiano,<br />

tema muy polémico en la oratoria sagrada <strong>del</strong> momento y de todos los<br />

tiempos, en cuanto afecta a la relación entre la cultura pagana y la revelación<br />

cristiana.<br />

Continúa Gradan su discurso, tras el párrafo inicial, definiendo la erudición a<br />

través de su etimología, que la presenta como antítesis de la rudeza y de la ignorancia,<br />

y de nuevo, por tanto, equiparable a cultura y las humanidades que dignifican<br />

al hombre, desnudo de noticias al nacer y redimido de bestia por el<br />

estudio continuado. Describe por fin en qué consiste: -en una universal noticia de<br />

dichos y hechos, para ilustrar con ellos la doctrina que se declara-, y pone de<br />

manifiesto con estas palabras cómo en su concepto de erudición predomina el<br />

inmenso fondo paremiológico que impregna toda su obra. Más abajo repite las<br />

casi las mismas palabras («Gozan los atentos oyentes en gran manera de oír una<br />

cosa curiosa que no sabían, un buen dicho, un famoso hecho, o si ya lo sabían,<br />

gozan de la agudeza con que se aplica al sujeto presente-), pero situándolas en<br />

un contexto pragmático que de nuevo remite al quinto realce de /:'/ Discreto".<br />

Refuerza de nuevo más a<strong>del</strong>ante este fundamental trasfondo paremiológico<br />

cuantío recomienda la erudición de cosas modernas, porque «los dichos y hechos<br />

antiguos están muy rozados; los modernos, lisonjean con la novedad-, siguiendo<br />

de nuevo la estela de ¡il Discreto con su preferencia por lo moderno, tanto en el<br />

realce Hombre de plausibles noticias- como en el «Del modo y agrado-.<br />

ducción de A. Egido a su edición tic- Ei Discreto, pp. 28-34) y (amblen al capitulo «De la buena elección<br />

para predica!» de Terrones (K Terrones <strong>del</strong> Caño. Instrucción de predicadores, ed. <strong>del</strong> P. Félix<br />

G. olmedo. S. i.. Madrid, Espasa-Caipe, 1960, Tratado II, cap. II. pp. 56-62), obra que no por casualidad<br />

encarece (inician en osle discurso.<br />

""' Kl discreto -tiene una tan sazonada como curiosa copia de Iodos los buenos dichos y galantes<br />

hechos, así heroicos como donosos: las sentencias de los prudentes, las malicias de los críticos,<br />

los chistes de los áulicos- (ed. cit.. p, 202). Para el transfondo oral de muchos de (ales dichos, véase<br />

M. Chevalier, «Gradan y la tradición oral-. His/xmic Kericw, 44, (1976), pp. 333-356. así como su<br />

trabajo recocido en estas mismas actas.<br />

[270 1


ARTE DE ERUDICIÓN<br />

Pero más que insistir en las correspondencias con /;'/ Discreto, me parece<br />

oportuno resaltar otros aspectos de la erudición que <strong>Gracián</strong> va desgranando en<br />

el discurso, y que pueden pasar desapercibidos como consecuencia de su<br />

opción por redactar la Agudeza, -dejándose llevar <strong>del</strong> genio español-, siguiendo<br />

un ordenado desorden en el que apunta, abandona y retoma después el hilo de<br />

un discurso entretejido además de múltiples ejemplos. Primero, cabría destacar<br />

los términos que sirven de comparación a <strong>Gracián</strong> para explicar qué es la erudición.<br />

Es, en primer lugar, -una como despensa que tiene la memoria llena ele<br />

pasto para sustentar el ánimo y enriquecer y fecundar los convites que hace a<br />

los entendimientos-, comparación probablemente extraída de la ¡u introductione<br />

mi sapientíam de Vives, en cuyo cap. IV podemos leer: -eruditio pasto ingenii<br />

verissimus, ut indignum sit pasci Corpus». Ks también la erudición como un<br />

•magacen rebutido, un vestuario curioso, un guardajoyas de la sabiduría». Todos<br />

los términos de comparación remiten al concepto de depósito donde se encuentran<br />

almacenados y ordenados unos preciosos materiales (alimentos, vestidos,<br />

joyas). Dichos materiales han de ser variados, pues su empleo debe huir de la<br />

uniformidad en beneficio de -la hermosa variedad [que es] punto de providencia-,<br />

en consonancia con el concepto de variedad como principio rector de la<br />

estética de <strong>Gracián</strong>, tal y como encareció Aurora Kgido ya hace años 1 ".<br />

Tales depósitos se ubican en la memoria, que actúa como receptáculo de tan<br />

selectas riquezas. <strong>Gracián</strong> vincula la erudición con la memoria, y no con el<br />

entendimiento. Coincide por ello en buena medida con las consideraciones<br />

sobre la memoria y la ¡uranio, susliluible por la mucha lección, que expone<br />

Hilarte de San Juan en los capítulos "donde prueba que la elocuencia y policía<br />

en hablar no puede estar en hombres ele grande entendimiento- y «que la teórica<br />

de la teología pertenece al entendimiento, y el predicar, que es su práctica,<br />

a la imaginativa» 51 . Muestra también <strong>Gracián</strong> de este modo su tendencia a identificar<br />

la erudición con las fuentes de la invención retórica que, partiendo de los<br />

principios <strong>del</strong> De iittvittione ciceroniano y ele la Insiliitio oratoria de Quintiliano,<br />

pero sobre todo gracias <strong>del</strong> De copia de Erasmo, habían ido arrinconando<br />

progresivamente la argumentación basada en los principios dialécticos en bene-<br />

A. Bgido, -la varietá neU' Agudeza di <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>-, en <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>. Dal Barocco<br />

al Postmoderno. Aestbetica preprint, IH (1987). pp. l^-.V). también recogido en Fronteras de la poesía<br />

en el Barroco, Barcelona, Crítica, 1990. pp. 2il-2sK.<br />

" Son los capítulos ix y x. que deben consultarse en la Indispensable edición de Guillermo<br />

Seres {Examen de ingenios, Madrid, Cátedra. 1989. pp. i23-i(VS). Véase también Manuel Cíamelo<br />

Palazón, -El Examen de Ingenios para las ciencias de l litarte de San Juan y el enciclopedismo retórico<br />

y dialéctico de su tiempo-. Kerista de Literatura. I.XI. n" 111 (1999), pp. í-49-373.<br />

[271 ]


JOSÉ LNRIQUL IAPLANA Üll<br />

ficio de la prueba argumental basada en la ilustración y amplificación <strong>del</strong> asunto<br />

a través de la acumulación una gran diversidad de materiales previos que, sin<br />

ningún género de dudas, podemos identificar con los que recogían alumnos y<br />

profesores en sus cartapacios o se difundían gracias a la impresión masiva de<br />

libros de lugares comunes".<br />

El propio Gradan, discreta y a veces indirectamente, nos advierte de para<br />

qué sirve la erudición. Cuando dice, casi al final <strong>del</strong> discurso, que no -sólo sírvela<br />

emdición para el confirmar y probar, sino para el comenzar con sublimidad",<br />

está corroborando que, en efecto, la erudición es por sí misma argumento probatorio.<br />

Además, este carácter probatorio de la emdición se complementa con<br />

otro ingrediente no menos importante para el jesuíta, puesto que también sirve<br />

para -adorno- de lo que se enseña, ornato que ceba el gusto <strong>del</strong> oyente o lector<br />

a la vez que le adextrina con noticias nuevas y curiosas. Por esta razón, por<br />

tres veces insiste <strong>Gracián</strong> en cómo, sin emdición, -no tienen gusto ni substancia<br />

los discursos, ni las conversaciones, ni los libros-, pues, careciendo de ella,<br />

resultan siempre -secos, estériles y empalagosos-, a diferencia de lo que ocurre<br />

con la historia, o con las comedias, épicas y otras ficciones que «con sus enredados<br />

empeños, <strong>del</strong>eitan-. Así, pues, quien pretenda, como él, enseñar y <strong>del</strong>eitar<br />

juntamente, no puede prescindir de la erudición.<br />

Pasemos ya, por último, a la tercera parte de nuestra exposición y detengámonos<br />

ahora en las muchas y diferentes fuentes de la noticiosa erudición, que<br />

<strong>Gracián</strong> enumera casi al final <strong>del</strong> discurso: la historia, sagrada y humana; las sentencias<br />

y dichos de sabios; los apotemas, agudezas, chistes y donosidades; los<br />

dichos heroicos; los emblemas, jeroglíficos, apólogos y empresas; los símiles; las<br />

alegorías y parábolas; los adagios y refranes; las paradojas, enigmas y cuentos.<br />

Como Sagrario López Poza, en un trabajo de indispensable consulta para quien<br />

esté interesado en muchas de las cuestiones que estamos tratando, puso de<br />

manifiesto las notables semejanzas de las fuentes de la erudición graciana con<br />

las fuentes de la invención enumeradas por el jesuíta francés Nicolás Caussin en<br />

su De eloquentia sacra el humana, libro que se hallaba en la biblioteca oséense<br />

de la Compañía, yo quisiera resaltar sus diferencias". Para ello conviene recor-<br />

B Véanse, como Introducción a catas cuestiones, los trabajos de C. Vasoli, l¿t dialettica e la<br />

retorica <strong>del</strong>i I imam-simo •Imvnzione- e -Método- nella cultura <strong>del</strong> XV e XVI secólo, Milán, Pellrinclli,<br />

1H y Pclcr Mack, -1.a retorica y la dialéctica humanísticas-, en lili kraye. Introducción al humanismo<br />

renacentista, Cambridge linivcrsity Press, 1998, pp. 115-136, así tomo el trabajo de R Goyet,<br />

U- sublime dit -lien commnn-. I.'lntvntion rhétoriatte dans l'Anliqnité et ¡a Kenaissance, París.<br />

Ilonoré Champion. 19%.<br />

Véase Sagrario López Poza, -1.a erudición como nodriza de la invención en Quevedo», en<br />

Ixt Perinola, n" .'>, (1999), pp. 171-194. La edición que perteneció al Colegio oscen.se de la Compa-<br />

[272]


ARIl Di LRUDICIÓN<br />

dar en primer lugar que <strong>Gracián</strong>, a diferencia <strong>del</strong> francés, no estaba redactando<br />

una preceptiva retórica y, por tanto, no pretendió ser sistemático ni exhaustivo<br />

en la enumeración de -las fuentes de la noticiosa erudición» que aparecen en el<br />

discurso l.VIll. De hecho, si leemos con detención el discurso L1X, dedicado al<br />

uso ingenioso de la erudición, podemos comprobar por careo algunas llamati­<br />

vas divergencias con los preceptos teóricos <strong>del</strong> discurso anterior. Para empezar,<br />

de él se deduce explícitamente que la enumeración de fuentes de la erudición<br />

que acaba de hacer es incompleta, pues allí indica que -apenas se hallará punto<br />

de erudición que no se pueda aplicar a la ocasión», ejemplificando esta afirma­<br />

ción con un concepto desarrollado a partir de la teología escolástica y otro de<br />

la filosofía natural, disciplinas que no había mencionado en el discurso anterior.<br />

Además, si comparamos las fuentes de la erudición que cita <strong>Gracián</strong> con los<br />

ejemplos que selecciona para ilustrar su ingeniosa aplicación, encontramos que<br />

entre ellos predominan abrumadoramente las erudiciones procedentes de la<br />

mitología (lira de Orfeo, Hércules, Acteón. Faetón, ícaro. Marte y Venus), acom­<br />

pañados por la filosofía natural (la Fénix, la salamandra, el corazón), la teología<br />

escolástica, un hecho heroico de doña Margarita de Austria, y un emblema de<br />

Alciato aplicado por Hermenegildo Lastanosa a Felipe IV 1 '. Fn otras palabras, un<br />

altísimo porcentaje de las fuentes enumeradas en el discurso I.VIII queda sin<br />

ejemplificar, mientras que aparecen otras fuentes que ni siquiera se habían men­<br />

cionado.<br />

Las fuentes de la invención citadas en la obra de Nicolás Caussin. como enu­<br />

mera y explica Sagrario López Poza, son: 1) la Historia, 2) los apólogos y pará­<br />

bolas, 3) Adagios, i) jeroglíficos, 5) emblemas, 6) testimonios de los antiguos, 7)<br />

sentencias, 8) Leyes y jurisprudencia, 9) Sagradas Escrituras, 10) la razón y el<br />

talento aplicados a los lugares comunes. Cotejándolas con los discursos de Gra­<br />

cián, lo primero que se advierte es que el aragonés renuncia a las tres últimas.<br />

Las leyes y jurisprudencia, una de las fuentes fundamentales para el orador en<br />

sus discursos forenses y para el predicador en su uso <strong>del</strong> derecho canónico, se<br />

eliminan por completo. Más llamativa es la supresión de las Sagradas Escrituras,<br />

que Caussin vincula con la teología y que, según mi interpretación, no debe<br />

confundirse con la historia sacra que <strong>Gracián</strong> sí menciona junto a la profana; si<br />

nía de Jesús, como comea en su portada, es la quinta: Nicolal Cavssini, IX- Eioqventia sacra et<br />

bi'iiuiiiti librí .W/. l.vgdvni. Surupí, loannís Amalí Candy. MDCXXXVÜ, y se conserva en la Biblioteca<br />

Pública de Huesca n. A. 93).<br />

Véase, respecto a este emblema, S. Ncunieistet. -De la tradición a la invención: la emblemática<br />

política en Gradan y Saavedra Fajardo-, en I.-I 1 . Etíenvre, ed., Uttérature et Poüttque cu<br />

Espagne auxstócles d'Or, l'aris. Klincksieck. 1998, pp. 321-332<br />

[273]


JOSÉ ENRIQUE IAPIANA Gil<br />

resulta llamativa es porque Gradan sí utilizó las Escrituras como fuente de erudición,<br />

y no sólo en /:'/ Comulgatorio, como demostraron Romera-Navarro y el<br />

Padre Hatllori a propósito de /:/ Criticón". La eliminación de la última de las<br />

fuentes citadas por Caussin es, con lodo, la más importante, porque lo que está<br />

haciendo <strong>Gracián</strong> es desvincular su concepto de erudición de la iiit'eulio retórica<br />

que incorporaba, como lo hizo desde sus orígenes grecolatinos, la tópica<br />

dialéctica, pues cuando Caussin habla de la razón se refiere a las categorías aristotélicas<br />

que proporcionan argumentos para cualquier lema y que él mismo<br />

desarrolla en el capítulo XIII. dedicado a los lugares comunes de los que se<br />

extraen las pruebas y argumentos. 1.a cuestión es compleja, pues atañe simultáneamente<br />

a la complementareidad o contradicción entre retórica y dialéctica, y<br />

por ello me limito a constatar que <strong>Gracián</strong> disocia la erudición <strong>del</strong> papel de la<br />

dialéctica dentro de la inventio retórica.<br />

Quedan, por tanto, siete fuentes de invención o erudición comunes entre<br />

ambos, pero el jesuíta aragonés en su enumeración, mucho más amplia y menos<br />

sistemática, lo que nos ofrece no es tanto un repertorio neutro de fuentes para<br />

el orador, sino un catálogo donde sus fuentes ele la erudición coinciden y se<br />

equiparan, por una parte, con los distintos tipos de agudezas simples y compuestas<br />

sobre las que discurre teóricamente en la Agudeza, y. por Otra, con el<br />

concepto graciano de humanidades y filosofía moral. Para la importancia de la<br />

Historia, sacra y profana, en <strong>Gracián</strong>, que aquí aparece como la primera fuente<br />

de la erudición, basta con remitir a las páginas que ha dedicado a esta disciplina<br />

Aurora F.gido en las caras de la prudencia. Siguen las sentencias y dichos de<br />

sabios, sacados de la filosofía moral y de la poesía. Y aquí podemos comprobar<br />

que en realidad, el listado de fuentes eruditas de este tratado se corresponde<br />

con el programa de estudios <strong>del</strong> último realce de lil Discreto, y su posterior<br />

desarrollo en los embudos <strong>del</strong> saber y los palacios <strong>del</strong> entendimiento de /:'/ Criticón*.<br />

También en El Discreto, tras el estudio previo de las lenguas, se empieza<br />

con la Historia, y se sigue con los <strong>del</strong>iciosos jardines de la poesía, que, ampliada<br />

con la gustosa Humanidad y las buenas letras permiten al discreto atesorar precisamente<br />

-una relevante erudición», para pasar a después a la Filosofía, natural<br />

primero, y después moral, más de su gusto por ser -pasto de muy hombres-.<br />

M. Romera-Navarro, -Citas bíblicas en El Criticón-, Hispanic Review, I. (1933). pp. 323-334;<br />

M. Batllori, -La Sagrada Escritura, fuente de M (.rincón. Notas de lectura», Anales tic la Facultad de<br />

Teología, xxxiii. (1982), pp. 171-177. también en el vol. vil de sus Obra Completa: <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong><br />

i el lia roe. Valencia, Tres ¡ Quatre, 1996, pp. 331-338<br />

'" Véase A. Egido, Hunutntdades y dignidad <strong>del</strong> hombre en <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>, Salamanca, Universidad,<br />

2001, pp. 37-46 y «i 117.<br />

[274]


ARTE DE ERUDICIÓN<br />

¿Dónde aprende el discreto la filosofía moral? Pues -en los sabios y filósofos, que<br />

nos la vincularon en sentencias, apotegmas, emblemas, sátiras y apólogos-. Con<br />

ello volvemos a las fuentes de la erudición enumeradas en la Agudeza, pues<br />

vemos que la filosofía moral se aprende en alguna de ellas (sólo falta la sátira).<br />

Podemos apurar un poco más la conexión entre filosofía moral y las fuentes de<br />

la erudición acudiendo al discurso LV de la Agudeza, dedicado a »La agudeza<br />

compuesta fingida, en común-, donde podemos leer:<br />

A un mismo blanco de la filosófica verdad asestaron todos los sabios, aunque<br />

por diferentes rumbos de la invención y agudeza. Homero con sus Epopeyas,<br />

Ksopo con sus Fábulas. Séneca con sus Sentencias. Ovidio con sus Metamorfosis.<br />

Juvenal con sus Sátiras. Pitágoras con sus Enigmas, Luciano con sus Diálogos,<br />

Alciato con sus Emblemas, Erasmo con sus Refranes, el Bocalino con sus Alegorías<br />

y el principe don Manuel con sus Cuentos. 1....1 Es, pues, la agudeza compuesta<br />

fingida un cuerpo, un todo artificioso fingido, que por la translación y<br />

semejanza pinta y propone los humanos acontecimientos. Comprehende debajo<br />

de sí este universal género toda manera de ficciones, como son epopeyas, metamorfosis,<br />

alegorías, apólogos, comedias, cuentos, novelas, emblemas, jeroglíficos,<br />

empresas, diálogos. (II, 197-198)<br />

Si comparamos las fuentes de la erudición de <strong>Gracián</strong> con los tres discursos<br />

que dedica a la agudeza compuesta fingida, primero en común (LV), luego en<br />

especial (LVD, y, por último, enumerando otras especies (LVII), hallamos que,<br />

por un lado, como acabamos de ver, la agudeza compuesta fingida se vincula<br />

con la filosofía moral, y, por otro, se corresponde en buena medida con las<br />

fuentes de su erudición, exceptuando la historia, pues esta no es -fingida». En<br />

estos tres discursos se discurre, citando sólo los términos que coinciden, acerca<br />

de: apólogos (por dos veces), parábolas (por dos veces), alegorías (también por<br />

dos veces), cuentos y chistes, jeroglíficos, emblemas y empresas, faltan, sin<br />

embargo, algunas de las fuentes de la erudición. Pero todas las hallamos entre<br />

las agudezas incomplejas, a veces en un discurso en exclusiva, a veces en<br />

varios: para las sentencias, el discurso XXIX (De la agudeza sentenciosa); para<br />

los dichos heroicos, el XXX (De los dichos heroicos); para los símiles, el IX (De<br />

la agudeza por semejanza); para las paradojas, problemas y enigmas, que Caussin<br />

ni siquiera menciona, los discursos XXIII, XXXIX y XL (De la agudeza paradoja,<br />

De los problemas conceptuosos y cuestiones ingeniosas, y De la agudeza<br />

enigmática, respectivamente). De todas las fuentes de la erudición enumeradas<br />

por <strong>Gracián</strong>, sólo faltan por considerarse específicamente en la propia Agudeza<br />

los adagios y refranes, aunque ya hemos visto que también <strong>Gracián</strong> recuerda a<br />

Erasmo con sus refranes.<br />

Para <strong>Gracián</strong> la erudición es un escogido y selecto depósito al que acudirán<br />

el gusto y el ingenio para ilustrar sus asuntos. Necesita acomodarse a la ocasión<br />

1275]


IU'JL IN8IQUE IAPIANA Gil<br />

y a sus circuntancias, -de la materia, <strong>del</strong> lugar y <strong>del</strong> oyente», cuestión en la que<br />

se dilata especialmente Terrones en su Instrucción de predicadores''. La acertada<br />

aplicación que el ingenio hace de los materiales que extrae ele las fuentes eruditas<br />

en su propio discurso, oral o escrito, es requisito indispensable para evitar<br />

que tan rico guardajoyas o vestuario se convierta en un cementerio de cuerpos<br />

muertos como los que almacenaban en sus bibliotecas quienes las tenían para<br />

ostentación de riquezas y no para alimento <strong>del</strong> espíritu. La aplicación de la erudición<br />

a las circunstancias especiales de la materia de que se trata la convertirá<br />

en especie de agudeza, pues si el concepto exprime la correspondencia que se<br />

halla entre los objetos, la selecta erudición se identificará con uno de ellos, cuya<br />

correlación con el otro explicitará el ingenio, (inician recurrió a la erudición en<br />

todas y cada una de SLIS obras, ejemplo de constante aplicación ingeniosa de<br />

unos materiales inertes y en buena medida equiparables a los que divulgaba la<br />

imprenta y se empleaban en la práctica docente, disiente y concionatoria. Del<br />

inmenso piélago en que se había convertido la erudición a mediados <strong>del</strong> XVII,<br />

Ciracián escogió los materiales más afines a su propio concepto de humanidades<br />

y más acordes con las preferencias literarias y los principios teóricos que expone<br />

en la Agudeza. Así pues, convergen en su arte de erudición filosofía moral y<br />

agudeza fingida; en el resto de sus obras relumbran ambas con los nuevos y<br />

admirables visos de la agradable y provechosa erudición.<br />

Kn particular, en el . V (Del postrero documento para la invención) <strong>del</strong> tratado ll (ed.<br />

til., pp. I JO-';K). donde explica Terrones que «.'I -último documento para la materia <strong>del</strong> sermón es<br />

casi el más necesario, y consiste en buena prudencia ion que todo lo que se traxere predicando<br />

sea a propósito <strong>del</strong> auditorio donde se predica», p. 90.<br />

[276]


EMPLEO DE QUERUBINES. EL ARTE DE INGENIO<br />

Y ALGUNOS PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO*<br />

GERHARD POPPENBERG I UNIVERSIDAD DE HEIDELBERG<br />

...el saber que se está en una región central <strong>del</strong> fuego con los ojos muy<br />

abiertos, como una salamandra que llevase la sal para chisporrotear, sin<br />

temor a cegarse.<br />

José Le/ama Lima<br />

En su ensayo sobre el no sé qué, el padre benedictino Feijoo', en 1733, intentó<br />

privar de su fundamento a la locución corriente demostrando que la falta de saber<br />

indicada por ella es remediable si se aclaran las circunstancias de las que nace: lo<br />

que parece inexplicable, resulta para una investigación más detenida bien explicable.<br />

Se trata de fenómenos agradables al gusto y que ejercitan una fascinación<br />

sensible, pero cuyo agrado el entendimiento no capta, permaneciendo misterioso<br />

e inexplicable para un esfuerzo racional, fenómenos cuyo momento fascinoso<br />

surge de una relación tensa entre el entendimiento y los sentidos, y de los que,<br />

por consiguiente, se dice que tienen -un no sé qué, que agrada, que enamora, que<br />

hechiza" (§I,349a). El placer que producen no procede de un cumplimiento exacto<br />

de las reglas estéticas, antes bien lo irregular parece aumentar el encanto, si es<br />

que acaso no lo engendra. En las artes plásticas, por ejemplo, es la manera, una<br />

-gracia oculta, indefinible, la que no está sujeta a regla alguna, y sólo depende <strong>del</strong><br />

genio particular <strong>del</strong> artífice-. En la antigüedad, esta -misteriosa gracia- se llamo<br />

charis y gratín y hasta iba acompañada de figuras míticas, pero tampoco se<br />

explicó (§II,350a). Mediante una investigación analítica. Eeijoo quiere acabar con<br />

este inconveniente y aclarar las -misteriosas tinieblas- (§111,3501)).<br />

Lo agradable está en la -proporción y congruencia- entre el objeto y la facultad<br />

perceptiva (§IV,350b). Un mismo objeto puede agradar o desagradar a per-<br />

Aj-i".K.Ie/-i'c) a Kva KcH'licnlxTHer y Juan Luis Milán una revisión <strong>del</strong> texto.<br />

' Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro, >El no sé qué», en: id.. Obras escogidas, Madrid,<br />

Alias. 1952. pp. 349-353 (BAE %); se cita indicando el párrafo <strong>del</strong> texto y la página de la edición,<br />

[277]


GESHABD POPPÍNBÍRG<br />

sonas distintas; el agrado, por consiguiente, es cosa <strong>del</strong> temple (§IV,351a). Para<br />

evitar la objeción de que con eso solamente se da otro nombre nuevo —temple—<br />

al fenómeno en cuestión, Eeijoo sigue analizando. Lo agradable de los<br />

objetos está en -la proporción y congruencia de las panes que los componen-,<br />

lo cual es un lugar común de la estética. Hermosura es proporción entendida-, el<br />

no sé qué surge frente a una proporción no entendida que, sin embargo, en<br />

modo alguno es ininteligible (§VIl,352b). Y es que hay muchas más proporciones<br />

agradables que esas pocas que los hombres han dado en declarar por hermosas.<br />

Con eso, todo queda aclarado. El misterioso -no sé qué de gracia-, por<br />

ejemplo de un edificio, es solamente una combinación de las partes fuera de las<br />

reglas comunes, y su arquitecto no es alguien quien por falta de saber no<br />

hubiera podido seguir las reglas, sino -que sabía más y era de más alta idea que<br />

los artífices ordinarios», un artífice -de alto numen-, a cuya aparente carencia de<br />

reglas y ausencia de arte —que en realidad es un -arte superior- muy bien<br />

reglado— los otros tienen que acostumbrarse y aprender a entender (§Vn,353a).<br />

Así. el monje ilustrado ha eliminado <strong>del</strong> mundo la misteriosa gracia <strong>del</strong> no sé<br />

qué y la tiene integrada en una hi.storia <strong>del</strong> progreso para la que todo no-saber<br />

es provisional. Sin embargo, para terminar aduce un no sé qué que no parece<br />

conformarse al optimismo ilustrado, ante cuya aclaración el discurso —-por<br />

algunas razones-— se interrumpe. Es lo fascinante <strong>del</strong> rostro humano, en cuya<br />

gracia se expresan -las buenas cualidades <strong>del</strong> alma-, la -hermosura espiritual-. Es<br />

el motivo de la atracción y <strong>del</strong> deseo, sobre todo si se halla en el otro sexo: la<br />

gracia suprema de la cara humana, explicable en parte por el arte fisionómico,<br />

pero que, -por más que la están contemplando cada instante, no acaban de descifrar-<br />

(§VIII,353b). Así, la misteriosa gracia se ha convertido en relación intersubjetiva.<br />

Ciento cincuenta años antes, el carmelita Juan de la Cruz había hecho <strong>del</strong><br />

fenómeno abordado <strong>del</strong> no sé qué el momento articulador <strong>del</strong> movimiento que<br />

describe en su Cántico espiritual: la experiencia interior de la mística-. Consiste<br />

en el contacto y, si cabe, en la unión con la sabiduría y el amor divino, cuya<br />

desmesura e inmensurabilidad, según el Prólogo, se traslada a las almas tocadas<br />

por ellos, de modo que esta abundancia de la experiencia influye en la expresión<br />

lingüística que, así, llega a tener a su vez algo desmesurado. El medio de<br />

este exceso es el Espíritu Santo que, para la expresión de -la abundancia de su<br />

sentido [...] habla misterios en extrañas figuras y semejanzas-. La inteligencia<br />

Juan de la Cruz, Obras completas, ed. dej. V. Rodríguez y F. Rui/ Salvador. Madrid, Kil. de<br />

Espiritualidad, 1980.<br />

[278]


FMPtFO Df QíIFUlIBINlS El ARTE DE INGENIO Y AlGUNOS PROBLEMAS DEI CONOCIMIENTO<br />

mística no sucede a modo de declarar y entender; siendo -por amor, no ha<br />

menester distintamente entenderse para hacer efecto de amor- (678). Así, el<br />

no-entender resulta ser la forma <strong>del</strong> contacto con la abundancia desmesurada.<br />

Si el entender aclara un sentido, el no-entender, análogamente, es una rela­<br />

ción para la que un sentido se mantiene escondido, l'l Cántico espiritual y su<br />

exégesis describe la búsqueda de la palabra escondida: «el Verbo Hijo de Dios-,<br />

al que la abundancia desmesurada <strong>del</strong> sentido es en tal grado inherente que<br />

trasciende absolutamente lodo entender humano. Lo escondido, sin poder ser<br />

entendido ni descubierto, pertenece esencialmente a lo buscado. Por eso, la<br />

búsqueda sucede como un esconder. El contacto y la unión con algo constituti­<br />

vamente escondido —tal es la conclusión agudísima de Juan de la Cruz—, sola­<br />

mente puede tener la forma <strong>del</strong> esconder. La consecuencia de esta reflexión es<br />

la renuncia al ideal <strong>del</strong> conocimiento claro y distinto. La oscuridad, lo escon­<br />

dido, lo impreciso de lo indistinto e indefinido, la indiferencia, se convierten en<br />

forma de acceso a lo buscado, en método de la búsqueda.<br />

Lo desmesurado, <strong>del</strong> que habla el Prólogo, lo retoma el comentario de la<br />

estrofa séptima, articulando el momento <strong>del</strong> no-entender como frontera de la<br />

inteligencia racional. I'l no sé qué es la figura de una revelación no reveladora,<br />

revelando algo, por cierto, pero como no revelable. y convirtiéndose así en<br />

móvil tic un deseo infinito. Es el signo de la inteligencia de la ininteligibilidad<br />

de lo buscado, que cada vez más renueva y acrecienta su propia figura: el<br />

no-saber, y, con él, la pasión <strong>del</strong> deseo. Kl no sé qué es la señal <strong>del</strong> no consti­<br />

tutivo de la disposición humana, y eso. finalmente, con todas las implicaciones<br />

<strong>del</strong> espíritu de la negación. Tal dispositivo produce lo que Juan de la Cruz llama<br />

amor que como amor al mismo tiempo es pasión. Kl -entender no entendiendo*<br />

(CB,39,891) <strong>del</strong> no sé qué es el momento articulador de la experiencia interior<br />

indicando un conocimiento que con su inteligencia creciente reconoce su<br />

no-saber creciente. Kl no sé qué como forma <strong>del</strong> no en el fondo <strong>del</strong> conoci­<br />

miento humano es la figura de un conocimiento que con su inteligencia cre­<br />

ciente reconoce su no-saber creciente, la figura de una recurrencia negativa que<br />

se hunde cada vez más en lo negativo. Kl saber <strong>del</strong> no-saber es -una de las gran­<br />

des mercedes que en esta vida hace Dios a un alma por vía de paso- y, además,<br />

la forma <strong>del</strong> facie adfactem de la bienaventuranza de los -que más le conocen<br />

entienden más distintamente lo infinito que les queda por entender- (CB.7,719).<br />

Kntre estas dos posiciones contrarias y que a la vez marcan una diferencia de<br />

época en cuanto a la concepción <strong>del</strong> no sé qué, se desarrolla en Europa y, sobre<br />

todo, en España una forma de <strong>pensamiento</strong> cuyo tratamiento <strong>del</strong> complejo <strong>del</strong><br />

no-entender y <strong>del</strong> no-saber es sumamente interesante, y cuya significación para<br />

la historia de la modernidad, hasta hoy, parece que no se ha entendido bien: el<br />

[279]


GERHARP POPPINRIRO<br />

conceptismo. Para los filósofos y los historiadores de la filosofía es demasiado<br />

literario, carente de exactitud conceptual; para los literatos y los críticos literarios<br />

es demasiado artificial y construido, carente de fantasía. Las resistencias que, en<br />

general, ni siquiera consideran necesario darse la apariencia de una argumentación<br />

racional, son un estereotipo desde hace siglos: el puro y claro estilo clásico<br />

se corrompe por la retórica rebuscada y la ampulosidad. Es la querella sobre la<br />

relación entre el estilo clásico y el barroco. La tendencia al barroco hiperbólico<br />

se condena por una mala conciencia clásica. La llamada ampulosidad barroca no<br />

se considera como señal de abundancia sino como corrupción <strong>del</strong> estilo e incapacidad<br />

para la mesura; el <strong>pensamiento</strong> conceptista en paradojas no es complejidad<br />

intelectual sino el placer perverso por lo ambiguo, lo complicado, lo<br />

desconcertante y la incapacidad para la claridad. La forma clásica y la lógica dialéctica<br />

constituyen sendos paradigmas, frente a los cuales la forma barroca y el<br />

paradojismo conceptista son estimados como decadencia o degeneración<br />

informe y sofística <strong>del</strong>irante.<br />

Kl conceptismo no se puede reducir ni a la tradición retórica ni a la tradición<br />

lógica, como tampoco se puede explicar a través de ellas; un concepto conceptista<br />

no es ni una noción lógica, ni una figura retórica, ni tampoco una imagen<br />

literaria. Se trata de una realidad que ni es producto de la fantasía —imagen,<br />

visión—, ni <strong>del</strong> entendimiento —noción, teoría—; una realidad que ni es imaginable<br />

ni inteligible, porque no pertenece ni a la una ni a la otra esfera y, sin<br />

embargo, de una manera extraña, pertenece a ambas. Un procedimiento en<br />

forma de lenguaje que ni conduce a una representación ni a una idea, articula<br />

algo que no se puede captar en ningún sentido racional-conceptual o fantástico-imaginario,<br />

algo que en cierta manera queda sin objeto, pero sin ser, tampoco,<br />

nada, l'l conceptismo es un intento de captar este fenómeno meteórico;<br />

una literatura que no se mide por la estética o por la lógica cuando cia forma a<br />

ese algo ontológicamente inquietante puesto que es incaptable e ininteligible,<br />

inimaginable e irrepresentable.<br />

La belleza y el conocimiento de la agudeza se dan a partir de la disposición<br />

de sus elementos: una asociación de momentos remotos, no relacionados •propiamente*.<br />

Esto puede acontecer como relación entre palabras, entre cosas o<br />

entre palabras y cosas, relación que no se motiva naturalmente, conforme a<br />

semejanzas o vinculaciones causales, sino que se determina exteriormente, nace<br />

de la constelación de los elementos en el texto. Según el jesuíta <strong>Baltasar</strong> Gradan<br />

1 , -la agudeza compuesta consta de muchos actos y partes principales, si<br />

<strong>Baltasar</strong> Gradan, Agudeza y arte de ingenio, ed. de 1!. Correa Calderón, z tomos. Madrid,<br />

Castalia, l'XW: si- cita indicando el discurso <strong>del</strong> texto y la página de la edición.<br />

I 280]


EMfifO DC QUltWINtS fl AÍII DL INÜtNIO Y AIGUNÜS PROBLEMAS Dtl CONOCIMirNIO<br />

hien se unen en la moral y artificiosa trabazón de un discurso. Cada piedra de<br />

las preciosas, tomada de por sí, pudiera oponerse a estrella, pero muchas juntas<br />

en un joyel, parece que pueden emular el firmamento; composición artificiosa<br />

<strong>del</strong> ingenio, en que se erige máquina .sublime- (111.63). Tal asociación no sólo no<br />

se reduce a la vendad simple de las cosas, sino que, en realidad, la excede<br />

hiperbólicamente y le añade algo. La agudeza es una relación formal y espiri­<br />

tual, pero a causa de aquel momento hiperbólico no es formalizable entera­<br />

mente como el silogismo.<br />

Y justamente por eso la agudeza no suscita un conocimiento claro y distinto<br />

ni un saber determinado. No es teórica sino problemática, provocando más bien<br />

una pregunta que un conocimiento. No es teoría de una idea precedente, frente<br />

a la cual el problema <strong>del</strong> conocimiento siempre es provisional, y frente a la cual<br />

el no-saber es un aún-no-saber. que al solucionar el problema, se conviene en<br />

saber, eliminando así el problema. La agudeza es problema en un sentido cons­<br />

titutivo y elemental, problema en el sentido etimológico de la palabra, como<br />

proyecto proyectándose a un campo abierto y a un futuro incierto. La agudeza<br />

forma una constelación particular de elementos que sólo en función de esos ele­<br />

mentos encuentra una solución particular. I'l concepto, entonces, es la forma de<br />

un problema y el problema como forma <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> ingenioso, cuya agu­<br />

deza genera un sentido no absoluto sino particular. Por un lado, el concepto<br />

construye el horizonte de un conjunto de elementos como el campo de un pro­<br />

blema que crea una agudeza. Y, por otro laclo, esta agudeza traza a su vez el<br />

campo problemático que genera como el concepto cuya agudeza es. Li agudeza<br />

se da a partir <strong>del</strong> problema siendo su expresión en forma <strong>del</strong> concepto; al<br />

mismo tiempo, el problema se da a partir de la agudeza siendo el sentido inge­<br />

nioso un suplemento enteramente artificial. Este círculo en apariencia vicioso<br />

forma el centro problemático <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> ingenioso, que por cierto habría<br />

que meditar y ponderar más detenidamente. Para esta ocasión, me limito a ofre­<br />

cerles una cita que muestra que Gradan tenía una conciencia muy clara <strong>del</strong> pro­<br />

blema. -Ks el sujeto sobre quien se discurre y pondera I...] uno como centro, de<br />

quien reparte el discurso líneas de ponderación y sutileza a las entidades que lo<br />

rodean; esto es, a los adjuntos que lo coronan, como son sus causas, sus efec­<br />

tos, atributos, calidades, contingencias, circunstancias de tiempo, lugar, modo,<br />

etc., y cualquiera otro término correspondiente; valos careando de uno en uno<br />

con el sujeto, y unos con otros entre sí; y en descubriendo alguna conformidad<br />

o conveniencia que digan, ya con el principal sujeto, ya unos con otros, exprí­<br />

mela, pondérala, y en esto está la sutileza» (IV,(Yi). Pl movimiento <strong>del</strong> discurso,<br />

entonces, se inicia partiendo de un sujeto y ponderando las categorías que lo<br />

determinan. Pero la sutileza <strong>del</strong> concepto ingenioso transgrede tal determinación<br />

natural, careando las categorías con el sujeto y entre sí, para descubrir ciertas<br />

[281 1


GERHARD POPPf NBIRC;<br />

correspondencias que tienen entre sí y con el sujeto. La expresión de tal correspondencia<br />

es la sutileza que transfigura el sujeto ingeniosamente. El sujeto <strong>del</strong><br />

concepto, por consiguiente, dirige el discurso de la ponderación para descubrir<br />

las correspondencias inherentes más allá de las determinaciones categoriales. Y<br />

estas correspondencias, a su ve/, esclarecen el sujeto <strong>del</strong> que el discurso partió,<br />

transfigurándolo ingeniosamente. Kl modo para conseguirlo es el carear: la ponderación<br />

de los elementos cara a cara. La sutileza consiste en el careo de las<br />

cosas. Por medio de la ponderación ingeniosa, el discurso pasa de las categorías<br />

a la cara de las cosas. El careo las encarece encaramándolas. Y en esto está la<br />

sutileza. La agudeza ingeniosa, entonces, es el momento vago en el campo <strong>del</strong><br />

problema, impidiendo la solución simple de un saber fijo y procurando el problema<br />

dinámico de un <strong>pensamiento</strong> procesual. En 1647, el padre jesuíta alemán<br />

Jakob Masen llama al acumen una fuerza que hace vibrar las sentencias.<br />

A partir de las dificultades que produce la definición <strong>del</strong> concepto por Gradan,<br />

se muestran los elementos principales <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> conceptista'. En<br />

una primera frase, Gracian define el concepto como -un acto <strong>del</strong> entendimiento,<br />

que exprime la correspondencia que se halla entre los objetos-. En una frase<br />

suplementaria precisa lo dicho como «consonancia o correlación artificiosa exprimida-,<br />

que es una -sutileza objetiva- (11,55). Bien es verdad, como parece insinuar<br />

la frase primera, que se trate de relaciones propias de las cosas, pero no<br />

de las simples, evidentes y naturales, más bien de relaciones que no sólo no saltan<br />

a la vista, sino que el entendimiento expresa como añadidas de manera artificial<br />

y, en cieno modo, metidas en las cosas. De tal modo, el concepto es<br />

•sutileza objetiva»: objetiva y conforme a las cosas, siendo cognoscible por<br />

medio de la expresión ingeniosa como propia de las cosas y correspondiendo a<br />

las cosas. El momento decisivo en todo ello es el carácter artificial que distingue<br />

el entendimiento ingenioso de la simple observación de la naturaleza y <strong>del</strong><br />

conocimiento de sus leyes, y que hace que la constelación <strong>del</strong> concepto exceda<br />

siempre por un momento a la realidad y a la verdad de los hechos materiales.<br />

Sin embargo, el momento no-real y no-verdadero que se muestra como constitutivo<br />

<strong>del</strong> concepto no es simplemente lo irreal aparente o lo engañoso falso,<br />

sino la relación de lo real y verdadero con la expresión ingeniosa y artificial,<br />

manteniendo el concepto formado, de esta manera, al margen de la oposición<br />

de lo verdadero y lo falso y situándolo oblicuamente respecto a la dimensión de<br />

' Aquí, me es grato mencionar las investigaciones de Mercedes Blanco, al margen tic cuyo<br />

libro magistral, Ves Rbétoriques tic la l'oimc. <strong>Baltasar</strong> (Inician et le Concepttsme cu Europe, París,<br />

Champion, 1992, fue escrita una primera versión alemana de estas páginas.<br />

I 282 1


EMRIEO DI QL/fKUBINFS El ARTE DE INGENIO Y AlGUNOS PROBIEMAS DEl CONOCIMIENTO<br />

lo lógico. La oposición entre verdadero y falso carece de buen sentido para el<br />

concepto, puesto que éste se define precisamente por la interrelación entre verdad<br />

y no-verdad, y, para su formación, es fundamental un entrelazamiento entre<br />

realidad y apariencia. La semántica <strong>del</strong> concepto se debe a otra relación: la <strong>del</strong><br />

misterio y <strong>del</strong> encubrimiento. Pero la estructura <strong>del</strong> misterio no se da a modo de<br />

encubrimiento y descubrimiento en el concepto, el cual más bien es una forma<br />

de guardar el misterio por medio ele su expresión, de mantenerlo en secreto<br />

expresándolo. Kso, precisamente, es su agudeza como momento <strong>del</strong> entendimiento<br />

ingenioso que no puede ser capturado y guardado aisladamente como<br />

resultado, sino que tiene un carácter enteramente dinámico, sólo se da a través<br />

de la ejecución <strong>del</strong> discurso ingenioso y sólo como tal puede repetirse y así ejecutarse<br />

de nuevo, lo que significa que sólo hay agudeza por medio <strong>del</strong> encubrimiento<br />

ingenioso <strong>del</strong> concepto. Este momento de la salvaguardia <strong>del</strong> misterio<br />

en el concepto artificioso —que da la nuez sólo con la cascara, la verdad sólo<br />

con el velo, la realidad sólo con la apariencia— preserva al conceptismo de la<br />

inmediatez y exactitud de la noción filosófica de la verdad.<br />

Por eso, también, el conceptismo se resiste a una sistematización estricta. El<br />

campo que abre no tiene lugares determinados inequívocamente, no tiene límites<br />

fijos, si acaso tiene algunos. Si el <strong>pensamiento</strong> ingenioso se considera como<br />

una técnica de la sorpresa, la locución paradójica —reglas y formalizaciones<br />

para producir acontecimientos imprevistos, sorpresas, singularidades—, marca<br />

muy bien lo que está en juego y se pone en juego con la agudeza: un dispositivo<br />

móvil y siempre en movimiento, que en la medida en la que sería determinado<br />

sistemáticamente, ya no podría efectuar aquello para lo cual precisamente<br />

se moviliza. Lo regulativo no es más que un aspecto <strong>del</strong> arte <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong><br />

ingenioso, cuyo momento fascinoso, justamente, reside en la tensión conflictiva<br />

entre una intención regulativa y una producción irregular. El ponderar de la<br />

ponderación, más bien, es un balancear en el sentido de vacilar: la ponderación<br />

de lo imponderable. Por eso, <strong>Gracián</strong> hace proliferar sobre todo los ejemplos,<br />

de manera que las reglas que establece —y que ya dentro de su orden sistemático,<br />

con frecuencia, hace desbordar y confundirse—, por las mismas pmebas<br />

ejemplares aducidas para corroborarlas, se desarreglan. Si, entonces, el tratado<br />

de <strong>Gracián</strong> va marcando un campo abierto sin límites fijos ni forma determinada,<br />

eso no significa que se trate de un amontonamiento acumulado arbitrariamente<br />

y al azar, porque, sin duda, hay orden y regularidad en particular. Lo<br />

fascinante y provocador <strong>del</strong> tratado consiste en el hecho de producir un orden<br />

que no es construido jerárquicamente según el mo<strong>del</strong>o <strong>del</strong> árbol porfiriano ni se<br />

dispone alrededor de un centro fijo. Para <strong>Gracián</strong>, el mo<strong>del</strong>o ha sido a menudo<br />

el cielo estrellado, cuyas constelaciones sí tienen cierto orden, pero que, ya por<br />

la mera cantidad hiperbólica de estrellas fuera de las constelaciones, al mismo<br />

[283 ]


GERHARD POPPINBIKC,<br />

tiempo y conforme al observador particular siempre pueden agruparse de<br />

manera distinta.<br />

Li forma <strong>del</strong> concepto es la sobredeterminaeión recurrente, por la cual un<br />

sobrante artificial hace reconocible una relación oculta al volverse reflexiva­<br />

mente hacia ella: como la relación recurrente de lo heterogéneo, por ejemplo,<br />

entre realidad y apariencia artificiosa, que no es, sin embargo, la relación ine­<br />

quívoca de la reciprocidad. Hl momento equívoco de la relación ingeniosa intro­<br />

duce un segundo plano que no se comporta de Forma analítica respecto al<br />

primero, sino sintética, que tiene carácter alegórico y se mantiene heterogéneo.<br />

En palabras de (íracián es una relación «con un término extraño, como imagen.<br />

que le exprime su ser y le representa sus propiedades- (IX, 114). Pero no se trata<br />

simplemente de una relación metafórica. Lis figuras retóricas —el lenguaje for­<br />

mado—, para el ingenio, vuelven a ser material, cuya forma construye el con­<br />

cepto, convirtiéndose así en forma elevada a la segunda potencia: un proceso<br />

cada ve/ más abstracto que, sin embargo, quedando equívoco su sentido, no<br />

constituye una abstracción lógica, con lo que se sitúa entre el argumento lógico<br />

y la figura estética, entre la dialéctica y la retórica, entre la lógica y la literatura.<br />

Hl concepto, entonces, consiste esencialmente en aprovechar una ambigüe­<br />

dad que conduce, por medio de la sobredeterminaeión recurrente, a remover un<br />

hecho de su contexto natural y habitual, a volverlo, literalmente, paradójico. Y<br />

la forma más elevada tic ingeniosidad consiste en articular un hecho con su<br />

oposición contraria conjugando momentos absolutamente opuestos dentro de<br />

un mismo concepto. Tal proceder permite decir una cosa y al mismo tiempo su<br />

contraria. La realidad se socava hipócritamente, se subvierte irónicamente.<br />

Hl <strong>pensamiento</strong> discursivo mira al contenido, quiere tenerlo y saberlo deter­<br />

minado inequívocamente, orientando el movimiento hacia el fin <strong>del</strong> camino. Kl<br />

método <strong>del</strong> discurso debe indicar al <strong>pensamiento</strong> el buen camino hacia el cono­<br />

cimiento claro de la verdad mediante su distinción clara de la falsedad y la deci­<br />

sión entre ambas. Su emblema, entonces, es el hombre en la bifurcación, cuya<br />

figura ha ido proporcionando su forma lógica al <strong>pensamiento</strong> abstracto <strong>del</strong> aná­<br />

lisis dierético y <strong>del</strong> arte distintivo escolástico: el árbol portulano. Hl conceptismo,<br />

en cambio, conduce a otra manera <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> tratando la forma ya con­<br />

seguida nuevamente como fondo y convirtiéndose, así, en forma de segunda<br />

potencia. La diferenciación de un <strong>pensamiento</strong> en distintas capas heterogéneas,<br />

y quizás incluso en relación antitética entre sí, como el juego de contrarios en<br />

una coexistencia conflietiva tiene por forma intelectual el estar en suspenso de<br />

la ponderación de los <strong>pensamiento</strong>s contrarios conduciendo a que ningún pen­<br />

samiento asuma una forma fija, que ningún discurso llegue a su fin, quedando<br />

inacabado e inacabable, constitutivamente, como una figura <strong>del</strong> no-todo. La eon-<br />

[284]


tMPtto m aumwtNti ti ARII UI INGENIO Y AIGUNOS PROBLEMAS DH CON .. •.MUí<br />

tliclividad de lo antagónico hace cjuic un discurso no se desarrolle linealmente.<br />

sino que conduce a un movimiento retrógrado el cual, sin embargo, no hace<br />

que el discurso regrese por su camino anulando el <strong>pensamiento</strong>, sino que deja<br />

coexistir ambos momentos, uno al lado <strong>del</strong> otro, en un juego conjunto. De todo<br />

ello resulta la ponderación misteriosa, el ponderar como espacio abierto y<br />

campo libre de juego, donde el misterio tiene su lugar; el ponderar como forma<br />

de comportarse con el misterio sin revelarlo ni encubrirlo por nieblas mistifica­<br />

doras. i:l ápice de la agudeza es el lugar, el modo y el instante en que se da.<br />

Así, el vaivén <strong>del</strong> balanceo suspendido, el mecerse de la estrella dan/ante como<br />

método <strong>del</strong> movimiento <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong>, es la forma de la ventura, <strong>del</strong> favor<br />

<strong>del</strong> momento ventajoso-, arte de gracia.<br />

Kn tanto que el campo de la poesía y de la hermosura no coincide con el de<br />

la verdad y <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong>, el reproche de la mentira, propiamente, no con­<br />

cierne a los poetas, pero sí les afecta sin duda la sospecha de que en sus ocu­<br />

paciones no se trate sino tic bagatelas vanas y apariencias amenas, de fugúeteos<br />

hedonistas que, si bien son agradables y divertidos, sin embargo, para la serie­<br />

dad de la vida real no tienen la capacidad de proporcionar un saber fiable y una<br />

verdad infalible. Ante tal fondo, el conceptismo se puede considerar como<br />

empresa con el cometido de fundar un campo más allá de la oposición exclu­<br />

siva entre lo verdadero y lo falso, y de rechazar imputaciones teóricas acerca <strong>del</strong><br />

conocimiento. Y es que sí hay un conocimiento en el uso de los conceptos, sólo<br />

que su norma no es lo verdadero, como tampoco se pueden reducir a lo her­<br />

moso. El campo de los conceptos son las pasiones que tienen otras leyes y para<br />

las cuales valen otros criterios. No son verdaderas ni falsas, ni hermosas ni feas,<br />

sino vehementes o débiles, ardientes o tibias. Kl conceptismo es el intento de<br />

juntar en una figura los contrarios opuestos tradicionalmente: el saber reglado y<br />

la verdad cognoscible, por un lado, la hermosura amena y el placer de los sen­<br />

tidos, por otro. Y.\ placer <strong>del</strong> conceptismo no es estético y su conocimiento no<br />

es lógico. Así pues, lo que parece carecer de sentido y de razón es, justamente,<br />

ingenioso. La ley <strong>del</strong> conceptismo la da el ingenio como medio de lo nuevo y<br />

lo desconocido, de un momento inesperado e inesperable, de un aconteci­<br />

miento que desborda el marco existente.<br />

De tal manera, la separación tradicional, rigurosa y jerárquica entre lógica,<br />

retórica y poética se quiebra en el conceptismo, los géneros se mezclan desen­<br />

frenada y anárquicamente, porque lo artificial de las circunstancias ingeniosas<br />

hace posible que todo tenga relación con todo, de modo que cada situación<br />

particular constelada ingeniosamente por un concepto puede conducir a un<br />

conocimiento agudo, lisa es también la razón por la cual el placer conceptista<br />

no es simplemente estético. El mundo físico se transfigura verdaderamente, el<br />

[285]


ütíHARD POPPENBERG<br />

concepto produce <strong>del</strong>icias espirituales: -Si el percibir la agudeza acredita de<br />

águila, el producirla empeñará en ángel; empleo de querubines y elevación de<br />

hombres que nos remonta a extravagante jerarquía- (11,51). El conceptismo como<br />

método de intensificación de placer espiritual espiritualiza lo material <strong>del</strong> significante,<br />

sin reducir su resistencia. Kl concepto es el cuerpo transfigurado <strong>del</strong> lenguaje.<br />

Así, se evidencia la posición pararreligiosa <strong>del</strong> conceptismo que no<br />

aborda la esfera propiamente sacral ni se vuelve por entero ilustrado, siendo<br />

más bien una forma de una mística secular, de una -iluminación profana- que<br />

Walter Benjamín mencionó acerca de los surrealistas. Este campo, que se puede<br />

calificar de una modernidad antimoderna, queda por investigar.<br />

Si las figuras patéticas de la retórica son las formas <strong>del</strong> movimiento <strong>del</strong> alma,<br />

hay una figura que le da una forma al <strong>pensamiento</strong> y que, ante tocias, tiene su<br />

trascendencia para el conceptismo: la metáfora. Kmanucle Tesauro ha definido<br />

su momento específico mediante una oposición ingeniosa. Si en general las figuras<br />

proporcionan una forma idiomática a los confetti, a los <strong>pensamiento</strong>s, vistiéndolos<br />

con palabras, la metáfora es una figura que provee a las palabras de<br />

conceptos, vistiéndolas con <strong>pensamiento</strong>s. No es ornamento sino forma <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong>,<br />

la razón formal <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> cuya razón material es el lenguaje. Lo<br />

es, en tanto no es metáfora clásica' sino barroca', en tanto no se construye a<br />

base de semejanzas sino que configura analogías complejas entre elementos<br />

rebuscados, en tanto la relación que proporciona se fundamenta en el lenguaje<br />

y no en la naturaleza. El conceptismo ya no se dedica a la búsqueda de la palabra<br />

escondida, sino al problema de la metáfora rebuscada. Análogamente a la<br />

serie aristotélica —noción, juicio, silogismo—, la forma <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> conceptista<br />

es también capaz de efectuar discursos complejos, los cuales, sin<br />

embargo, no adquieren la forma <strong>del</strong> argumento sino la de la argutezza, cuya<br />

raíz común en el arguere latino subraya Tesauro. Pero el discurso conceptista,<br />

siempre y cuando la forma básica de la metáfora constele elementos heterogéneos,<br />

tiene carácter de sofisma, lo que Tesauro no considera motivo de objeción,<br />

sino que eso es precisamente lo que destaca como virtud <strong>del</strong> conceptismo.<br />

La gracia de la argutezza consiste, verdaderamente, en un arte de la mentira:<br />

Túnica loda <strong>del</strong>le argutez/.e consiste in saper ben mentiré-'. Así, el <strong>pensamiento</strong><br />

queda dis-pensado, eximido de una objetividad obligatoria en términos de verdad<br />

universal. En este punto está en juego lodo y el todo. ¿Qué puede significar<br />

tomar la metáfora como forma <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> y, al mismo tiempo, no<br />

obligar constitutivamente su conocimiento a la verdad? La mise en cthime, que<br />

Emanuele Tesauro, CannocbiaJe aristotélico, o stii itlua <strong>del</strong>'argufa


EMPIÍO D( QUERUBINES [l ARTE DE INGENIO Y AlGUNOS PSOBIEMAS OEl CONOCIMIENTO<br />

significa el saperben mentiré, es una figura des!imitadora, pero no como transgresión<br />

sino como suspensión <strong>del</strong> límite entre verdad y mentira. Si el concepto<br />

ingenioso tiende a la forma sofística de la mentira, tal trueque <strong>del</strong> argumento en<br />

arguntentira es más que un retruécano sugerido por el idioma. La mínima diferencia<br />

fonética entre argumentar y etrgumentir —haciendo traslucir el fondo<br />

engañoso ele lo ingenioso, que ya señaló Covarrubias— es una forma ingeniosa<br />

<strong>del</strong> idioma mismo, una objetiva agudeza idiomática: el concepto <strong>del</strong> concepto.<br />

Parafraseando al mismo Gradan: un acto <strong>del</strong> idioma eme exprime la correspondencia<br />

que se halla entre las palabras. 1.a consonancia o correlación exprimida<br />

es la sutileza objetiva <strong>del</strong> idioma.<br />

Kn este punto, sin duda, se hace ineludible preguntar por una moral <strong>del</strong> conceptismo.<br />

Para (inician, se plantea como la pregunta por la relación entre el -arte<br />

de Ingenio- y el -arte de prudencia». Es patente que la prudencia crece conforme<br />

al ingenio en que se funda: lo cuestionable entonces es si el ingenio, a su vez,<br />

se puede determinar moralmente. ¿Qué consecuencias morales se dan de las<br />

paradojas <strong>del</strong> sentido entremezclado y emborronado de la equivocidad y de la<br />

indecisión? 1.a imponderabilidad como centro y fondo vacilante de la ponderación<br />

conduce a un mo<strong>del</strong>o contrarrítmico, paradigmático para el <strong>pensamiento</strong><br />

entero <strong>del</strong> siglo XVII. El conceptismo es su forma más sublime, y su ética, pues,<br />

tendría que ser un comportamiento que hiciese de las paradojas de la indecidibilidad<br />

entre capas de sentido contrarias una forma intelectual. F.l comportamiento<br />

ético, por consiguiente, consiste en soportar el antagonismo; el concepto<br />

como logos agonal proporciona la forma para ello. Pero eso sería otra ponencia.<br />

[287]


«EL MAS PLATICO SABER-:<br />

C.RACIÁN Y LA DISIMULACIÓN<br />

JORGE CHECA I UNM RSIOAI) IX CAIIIORNIA. iANIA BARBARA<br />

1<br />

Como es bien sabido, el capítulo 1S de fif principe contiene algunos de los<br />

fragmentos más glosados, y denostados, en la historia <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> político.<br />

Allí Maquiavelo debate -cómo los príncipes han de mantener la palabra dada-' y<br />

las recomendaciones que sobre el asunto ofrece el florentino en su libro escrito<br />

en 1513 fueron, para numerosos tratadistas posteriores, motivo de escándalo a la<br />

par que acicate de un sin fin de comentarios y refutaciones. En este pasaje,<br />

Maquiavelo despoja a su mo<strong>del</strong>o político de cualquier atisbo de sustancialidad<br />

en lo que al comportamiento con subordinados y enemigos se refiere, si por<br />

sustancialidad entendemos la presencia de un fondo estable y consistente donde<br />

los otros reconozcan en el príncipe un sujeto siempre idéntico a sí mismo. Más<br />

bien al contrario, Maquiavelo estipula la necesidad de que -un príncipe sepa<br />

actuar según convenga, como bestia y como hombre- (139). Es un principio,<br />

añade, enseñado -de manera velada- por autores antiguos a propósito <strong>del</strong> cen­<br />

tauro Quirón, educador de Aquiles. Pues -el hecho de tener por preceptor a un<br />

ser que es medio bestia y medio hombre, no quiere decir otra cosa que el prín­<br />

cipe necesita saber ser una cosa y otra; y que sin ambas naturalezas no podrá<br />

mantener su poder». Desarrollando sus consejos sobre la capacidad de desdo­<br />

blamiento. Maquiavelo asesta luego un nuevo golpe a las tradicionales concep­<br />

ciones sustanc ¡alistas <strong>del</strong> dirigente ideal. No le basta al príncipe tener que<br />

conducirse a veces al modo de las bestias; incluso entonces debe elegir —con­<br />

forme al dicho atribuido por Cicerón y l'olibio a Lisandro— entre el papel de la<br />

zorra y el <strong>del</strong> león, -porque el Icón no sabe defenderse de las trampas ni la<br />

zorra de los lobos-. La ductilidad aneja a esta transformación oportunista de<br />

roles justifica una reflexión que devuelve a los lectores a la cuestión abierta en<br />

•Quomodo lides a princ ipil>us sil servanda-, .según el encabezamiento en latín <strong>del</strong> texto. Las<br />

titas <strong>del</strong> Príncipest refieren a la ed. y trad. de Helena Piugdoroénech, Madrid, Cátedra, 1999.<br />

[ 289 1


JORGE CHECA<br />

el encabezamiento <strong>del</strong> capítulo: -Por consiguiente un señor prudente no puede,<br />

ni debe, mantener la palabra dada cuando tal cumplimiento se vuelva en contra<br />

suya y hayan desaparecido los motivos que le obligaron a darla-. Pero, ¿cómo<br />

mantener entonces el temor y la obediencia? Entra aquí el recurso a la disimulación,<br />

el atributo de la zorra; una técnica de conducta cuya lógica demanda la<br />

ocultación de su propio uso: -Pero hay que saber disfrazar bien tal naturaleza, y<br />

ser un gran simulador y disimulador: y los hombre son tan crédulos, y tan sumisos<br />

a las necesidades <strong>del</strong> momento, que el que engaña siempre encontrará<br />

quién se deje engañar- (1*0).<br />

Las aristas subversivas <strong>del</strong> razonamiento de Maquiavelo se aprecian mejor<br />

cuantío recordamos que, hacia la misma época, el erasmista Alfonso de Vaklés<br />

era todavía capaz de proponer un gobernante exclusivamente movido por principios<br />

morales y religiosos. En la figura <strong>del</strong> rey Polidoro, que aparece en el Diálogo<br />

de Mercurio y Carón como encarnación ideal <strong>del</strong> Emperador Carlos V, no<br />

queda, en efecto, lugar alguno para la disimulación, y las transparentes relaciones<br />

entre el dirigente y sus subditos se simbolizan a través de la imagen evangélica<br />

<strong>del</strong> Buen Pastor responsable de velar por sus ovejas*. Pero ya al incidir en<br />

la autonomía de la política respecto a la moral —y preparar el camino a la formulación<br />

de la Razón ele Estado—. Maquiavelo fija unos parámetros conceptuales<br />

a tener en cuenta incluso por sus mismos detractores. En el proceso de<br />

creciente tecnificación de la política —obvio desde fines <strong>del</strong> siglo XVI— las discusiones<br />

sobre la disimulación son prácticamene insoslayables por la propia<br />

naturaleza <strong>del</strong> oficio público consistente en mantener y aumentar los Estados'.<br />

De hecho, los principales tratadistas políticos <strong>del</strong> período barroco incluyen<br />

consideraciones, a menudo extensas, en torno a un asunto de suyo proclive a la<br />

gradación, el matiz y la casuística refinada, según estudia Fernández-Santamaría<br />

a propósito de autores como Justo Lipsio, Ridanedeyra, Márquez, Mariana, Santa<br />

Cruz, López Bravo, Mártir Rizo, Vera y Zúñiga, o Saavedra Fajardo'. Todos ellos<br />

- Sobre el uso de esia Imagen en el <strong>pensamiento</strong> utópico <strong>del</strong> erasmismo en la época de Carlos<br />

V, con especial atención a Alfonso de Vaklés, véase losé Antonio Maravall, Utopía y reforinisiiio<br />

en la España de tos Attstrias. Madrid. Siglo XXI. I9K2. pp. >|6->Í.<br />

Sobre la teoria política en España durante esa época, véase sobre todo José Antonio Fernández-Santamaría.<br />

Razón de listada y política cu el <strong>pensamiento</strong> español <strong>del</strong> Barroco (1595-1640),<br />

Madrid, dentro de Estudios Constitucionales. 1986. Para cuestiones como la influencia <strong>del</strong> maquiavelismo<br />

en España, la autemomi/ación de la política respecto a la moral, el concepto de Razón de<br />

Estado y el término -estadista- véanse algunos ensayos de J. A, Maravall contenidos en Esludios de<br />

historia <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> español. Serie leñera - lil siglo <strong>del</strong> liarroco, Madrid, Ediciones de Cultura<br />

Hispánica, 1984; especialmente -Maquiavelo y maquiavelismo en España», pp. 39-72; -La cuestión<br />

<strong>del</strong> maquiavelismo y el significado de la voz estadista-, pp. 99-11-1.<br />

Razón de listado y política, pp. 79-117.<br />

[290]


• U MAS PiAIirO SABflf. GUACÍAN Y IA DISIMULACIÓN<br />

proclaman que al príncipe le es necesario disimular en ocasiones, y aunque<br />

varíen los aspectos circunstanciales de dicha conducta —el cómo, el cuánto y el<br />

cuándo—, todos coinciden en asignarle a la disimulación una importancia dictada<br />

por la naturaleza de las realidades políticas. De aquí surge una serie de<br />

motivos recurrentes, también comunes porque los tratadistas españoles y sus<br />

inspiradores extranjeros se ven a la vez impelidos a contrarrestar los excesos de<br />

Maquiavelo, muy especialmente las directrices <strong>del</strong> capítulo 18 <strong>del</strong> Principe. Para<br />

Justo Lipsio, por ejemplo, las dosis precisas de disimulación se sitúan dentro de<br />

los casos <strong>del</strong> fraude -ligero- e indispensable para anular las insidias <strong>del</strong> oponente;<br />

esta línea, muestra Fernández-Santamaría, se expresa en varios autores<br />

(Rivadeneyra, Santa María, Vera y Zúñiga) mediante la tópica imagen de la triaca<br />

salutífera hecha de la misma sustancia que el veneno, mortal cuando se recibe<br />

en grandes cantidades*. Se trata, en cualquier modo, de una cuestión de límites,<br />

cuya definición —a veces muy tortuosa— pretende conjugar el <strong>del</strong>>er político<br />

con la identidad moral <strong>del</strong> obligado a disimular. Al menos en teoría, la frontera<br />

básica es la que separa la disimulación propiamente dicha de la simulación.<br />

Elaborando el <strong>pensamiento</strong> de San Agustín, mientras que la disimulación procura<br />

confundir al enemigo sin valerse de la mentira patente y <strong>del</strong>iberada ni de<br />

la ruptura de la palabra, la simulación opera, como apuntó Sir Francis Bacon,<br />

•en lo afirmativo-, y es un comportamiento expresa e intencionadamente mendaz.<br />

Pues, reiteran los tratadistas, no es igual poner los recursos para que<br />

alguien se engañe que engañarlo con malicia, quebrando de paso las promesas<br />

conforme a lo propuesto por Maquiavelo".<br />

La viabilidad —ya no sólo práctica, sino además discursiva— de la distinción<br />

entre disimulación y simulación no deja de resultar problemática, y, por citar<br />

' Kazan ele Istatlt) y ¡Mtliliai. pp. Hi, W. 8. 110.<br />

Esta distinción, casi soslayada por Maquiavelo, se hace prácticamente un lugar común en<br />

cualquier texto post-maquiavélico sobre el tema. Sucintamente la resume Torqualo Accetto en Ik'llti<br />

diSSimulaxione OTWSta (1641), cuya referencia completa doy más tarde: -Ui dissimula/.io e una<br />

industria di non lar veder le cose come sonó. Si simula quello che non e, si dissimula quello ch'e-<br />

(p. 27). Antes, Sir Francis Bacon en su ensayo Ofsimitlation antl tlissimnlalion distingue tres grados<br />

en el ejercicio de esconder y velar el ser <strong>del</strong> hombre: -The lirst. closeness, reservation, and<br />

secrecy; when a man leaveth himsell wilhout observation. or without hokl to lx- taken, what he is.<br />

The second. dissimulation. in the negativo, when a man lets tal I signs and argumenta, that he is nol<br />

thal he is. And the third. simulation. in the atfirmative; when a man industriously and expressly<br />

leijjns and pretenda to be that he is nol- (p. 18). Lis citas de Bacon corresponden a la ed, por Charles<br />

W. Kliol en la serie The Harvard Classics de Hssays. dril antl Moral. New York. Collier Í4 Son,<br />

1937. Es claro que Bacon. quien discurre siempre en términos inmanentes y seculares, tía primacía<br />

ética y racional a la disimulación sobre la simulación, pero es interesante observar que, a la hora<br />

de resumir las ventajas e inconvenientes prácticos de cada una, las considera en conjunto.<br />

[291 ]


JOSGE CHECA<br />

un texto especialmente matizado, un análisis de las reflexiones de Saavcdra<br />

Fajardo en la Empresa 43 de las Empresas políticas revelaría numerosas aportas<br />

y ambigüedades. No es tiempo de desentrañarlas ahora, pero sí de subrayar el<br />

relieve de dos principios complementarios, frecuentemente unidos a la disimulación<br />

permisible. líl primero se relaciona con la práctica prudencia] <strong>del</strong> silencio,<br />

que, bien usado, desconcierta y suspende, sin recurrirse por ello en la mentira<br />

y a la contradicción entre actos y palabras". Por su parte, el segundo principio<br />

gira en torno a la cuestión más amplia <strong>del</strong> dominio sobre las pasiones o afectos.<br />

Si la fortaleza para hacerlos inadvertidos es una característica crucial en el buen<br />

disimulador político, la capacidad de conocerlos cuando el otro los esconde no<br />

resulta menos imperiosa. Aquí, y a la estela <strong>del</strong> movimiento tacitísta, el discurso<br />

barroco sobre la disimulación se entrevera fuertemente con el estudio de la historia,<br />

según lo entiende <strong>Baltasar</strong> Álamos de Barrientos en las piezas preliminares<br />

de Tácito español < 1613)"- Álamos, en efecto, concibe que el conocimiento<br />

<strong>del</strong> pasado permite inferir lecciones útiles para el presente toda vez que los<br />

móviles pasionales <strong>del</strong> individuo permanecen invariables a lo largo <strong>del</strong> tiempo<br />

y dependen la mayoría de las veces de factores controlables de tipo general<br />

(nación, -humor-, familia, estado):<br />

¿Y quién habrá que se atreva a decir que se pueda lener conocimiento ele los<br />

afectos humanos, tan encubiertos en las necesidades y ocasiones y afeitados para<br />

que parezcan y muestren otra figura de la que tienen en el corazón, no solamente<br />

con palabras, sino con obras, si no es por lo que se lee de las naciones, humores,<br />

familias y estados de los hombres, y en ocasiones de los negcx'ios, en las historias?<br />

(424)<br />

Pero, debido a la intervención ocasional <strong>del</strong> libre albedrío, la tarea de conocer<br />

los afectos disimulados con el auxilio de la historia no es siempre fácil, y ello<br />

por mucho que, para Álamos, los hombres actuales están peor preparados cilicios<br />

antiguos para velar sus pasiones (424-25) —una idea seguramente inspirada<br />

en los Discorsi de Maquiavelo''.<br />

I'ar.i la gran importancia de este asunto en Gradan, véase Aurora ligido. -lil Criticón y la retó<br />

rica <strong>del</strong> silencie >•, /// rosa <strong>del</strong> silencio. Estudios sobre QracUtn, Madrid. Alianza Editi nial, i'/Xi. pp. is-6S.<br />

• Véanse particularmente la Dedicatoria al Duque 'le I.crnia así como el -Discurso para la<br />

inteligencia de los aforismos; uso y provecho de ellos- en 'lucilo español ilustrado con aforismos.<br />

Cara mayor claridad, me lie servicio de la versión de estas piezas preliminares en mi antología<br />

Barroco esencial, Madrid, Taurus, 1992, pp. 121-34. Las citas siguientes se refieren a esta versión,<br />

donde modernizo la ortografía.<br />

Sobre la relación en este punto entre Álamos y Maquiavelo, véase mi Experiencia y representación<br />

cu el Siglo de Oro (Cortes. Santa '/'cresa, (inician. Sor Juana Inés ile la Cniz). Valladolid.<br />

Junta de Castilla y León, IWK (particularmente, pp. 145-46).<br />

[292]


• El MÁS PLATICO SABEÜv GRACIÁN Y IA DISIMILACIÓN<br />

En este sentido, la vigencia de la disimulación se expresa por medio de la<br />

imagen <strong>del</strong> corazón encubierto, cuya significación en el lema que tratamos ha<br />

estudiado recientemente Aurora Egido: -Porque», dice Álamos, -el corazón <strong>del</strong><br />

hombre (donde se hace el discurso y consejo de todos sus afectos [...]) es (an<br />

encubierto y secreto, que sólo se puede alcanzar y rastrear por algunos rayos<br />

muy <strong>del</strong>gados y sutiles que dan de sí los conceptos de su deseo...» (432) w ,<br />

Los planteamientos estrictamente seculares de Álamos no son ni mucho<br />

menos en España privativos de él. Pero será Gradan quien, con mayor riqueza<br />

y ductilidad —y en libros como lil Héroe, Id Político, lil Discreto y el Oráculo<br />

memuai—. hable de la disimulación en términos que apenas tienen en cuenta el<br />

cuenta el antimaquiavelismo militante de un Rivadeneyra o de un Quevedo en<br />

la Política de Dios?*. La mayoría de esos textos grádanos, y particularente el Orden/o.<br />

extienden además el asunto más allá de los confines circunscritos a las<br />

artes de gobernar, desdibujando así la separación entre la conducta <strong>del</strong> político<br />

profesional y la <strong>del</strong> individuo inmerso en los avatares de la vida cotidiana. O<br />

con otras palabras: mientras las actitudes y los dilemas morales <strong>del</strong> estadista<br />

siguen vigentes en <strong>Gracián</strong>, el autor amplía —o, mejor dicho, deja en la indeterminación—<br />

los terrenos pragmáticos donde se aplican 1 '. Con ello, Gradan<br />

postula que las relaciones de poder se encuentran en numerosas situaciones, y<br />

que la disimulación impone su peculiar economía simbólica en cualquier campo<br />

de la actuación humana conforme a los paradigmas históricos de la sociedad de<br />

corle. Tal es el primer objeto de las siguientes reflexiones, centradas sobre todo<br />

en /:'/ Héroe y el Oráculo manual Luego mostraré cómo Hl Criticón ofrece un<br />

Para el desarrollo <strong>del</strong> motivo Kicianesco de l:i mensfettestraia y su tratamiento en Gradan,<br />

véase Aurora Egido, -La historia de Momo y l;i ventana en el podio-, en las caras de la prudencia<br />

y <strong>Baltasar</strong> Gradan, Madrid, Castalia, 2000, pp. 49-90. Más recientemente, Femando Rodríguez de<br />

l;i Flor, -lil corazón celado, <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong> y las finuras de la disimulación barroca-, Boletín déla<br />

Fundación Federico larca, 29-30


JORGE CHECA<br />

acercamiento más moralizante de la disimulación a través de ciertos aspectos de<br />

su inventio retórica, para sugerir finalmente las conexiones que <strong>Gracián</strong> establece<br />

entre la disimulación —en cuanto táctica aulorreflexiva— y las maneras<br />

prudentes de enunciar la verdad.<br />

Es revelador que dos formas complementarias de entender la disimulación<br />

surjan nada más empezar /:'/ Héroe, el primer tratado de <strong>Gracián</strong>, cuya edición<br />

príncipe —hoy perdida— se publica en Huesca en 1637". I'l Primor inicial de /:'/<br />

Héroe lleva por título Que el héroe practique incomprehensibilidades de caudal.<br />

expresión muy <strong>del</strong> gusto de <strong>Gracián</strong>, y mediante la cual expresa la necesidad deque<br />

el sujeto heroico por él propuesto sepa ocultar ante los demás el alcance de<br />

las propias cualidades. Las prendas aludidas en este Primor no son ficticias —al<br />

menos no por completo—, en el sentido de que el caudal o fondo <strong>del</strong> individuo<br />

admirable debe existir en realidad y no resultar un mero efecto engañoso de su<br />

modo de aparecer. Pero la perfección sí requiere que esas cualidades, para convertirse<br />

en fuente de poder y prestigio, emerjan sólo parcialmente a la superficie,<br />

lográndose con ello que el fondo no evidente o disimulado se imagine más<br />

profundo e -incomprehensible- de lo que es. Así se verifica la paradoja erróneamente<br />

atribuida por <strong>Gracián</strong> a Pitaco (en realidad es de Hesiodo): -más es la<br />

mitad que el todo». En cuanto la disimulación <strong>del</strong> caudal implica la -gran tretade<br />

-ostentarse al conocimiento, pero no a la comprehensión-, ese caudal visto a<br />

medias permite -cebar la expectación» (244) de los aliados y los adversarios, un<br />

recurso también abudantemente glosado en el Oráculo manual (aforismo 95:<br />

Saber entretener la expectación), junto a las categorías cercanas de la suspensión<br />

(aforismo 3), la dependencia (aforismos 5 y 70) o la Atención a obligar <strong>del</strong> aforismo<br />

226.<br />

Al propiciar que -le veneren todos-, el héroe de caudal -incomprehensibleevita<br />

asimismo que su imagen social se deteriore (recuérdense los pros y contras<br />

de la ostentación magistralmente dilucidados en el Realce 13 <strong>del</strong> Discreto),<br />

-pon|iie ignorada y presumida profundidad siempre mantuvo, con el recelo, el<br />

crédito- (244)". La conservación de un caudal semioculto llevaría entonces con-<br />

'•' Citaré lamo /•.'/ Héroe como el Oráculo manual por la ed. ele Miguel liatllori y Ceferíno<br />

Peralta, Madrid. HA1". 1969. IX- los dos Primores iniciales de /:'/ Héroe y SU tratamiento de la disimulación<br />

se ocupa l'- Schul/liusehaus. -1'lier die Verstellung und die ersten "Primores" des Héroe<br />

von <strong>Gracián</strong>-, Romaniscbe Forscbungcti, 91 (1979), pp. í 11-30.<br />

Un el Oráculo manual, la ostentación es objeto de un tratamiento en alguna medida distinto,<br />

pues aquí <strong>Gracián</strong> hace también hincapié en su conexión, en principio paradójica, con el disi-<br />

(294 1


• El MÁS PIÁTICO SABES- GÍACIÁN Y IA DISIMILACIÓN<br />

sigo ciertas lácticas de preservación simbólica ante los jueces de la propia actuación,<br />

como la tan ignaeiana de Saber declinar a otro los males o Todo lo favorable,<br />

obrarlo para sí: todo lo odioso por terceros, con que se encabezan los<br />

aforismos 149 y 187 <strong>del</strong> Oráculo. En cualquier caso, el cultivo por el héroe de<br />

un aura misteriosa conduce con frecuencia al desconcierto y eventualmente a la<br />

paralización <strong>del</strong> otro. Incluidos ya por Bacon entre las ventajas <strong>del</strong> disimular,<br />

esos resultados subrayan cómo el universo axiológico de <strong>Gracián</strong> pone en primer<br />

plano las relaciones de fuerte interdependencia mutua entre un individuo y<br />

otros, características, según el estudio ya clásico de Norbert Elias, de la sociedad<br />

cortesana durante los primeros siglos de la modernidad europea".<br />

De acuerdo con Elias, la interdependencia exarcerbada <strong>del</strong> mundo de la<br />

corte explica el inusitado refinamiento que en ese marco de competencia social<br />

adquieren las artes de observar a los seres humanos, de escudriñar sus palabras,<br />

gestos o expresiones faciales, de examinar en suma los signos y mensajes <strong>del</strong><br />

otro. El objetivo de tales hábitos es a menudo el descubrimiento de los afectos<br />

e intereses que movilizan a individuos sometidos a idénticas pautas de conducta<br />

cortesana, y de ahí la recurrencia común de prácticas casi simultáneas de ataque<br />

y defensa 1 ". En el plano defensivo, la disimulación es así componente esencial<br />

de la vida diaria, pero su importancia es tan grande que en el Primor 2 de /:'/<br />

Héroe. <strong>Gracián</strong> la eleva a la categoría de virtud mundana ejemplar, sobre la que<br />

un Tiberio o un Luis XI de Erancia levantaron -toda su máquina y política- (245).<br />

El título <strong>del</strong> Primor. Cifrar la voluntad, se repite exactamente en el aforismo 9K<br />

<strong>del</strong> Oráculo, donde leemos:<br />

Son las pasiones los portillos <strong>del</strong> ánimo. Kl más platico ,salx>r consiste en disimular.<br />

Lleva riesgo de perder el que juega a juego descubierto. Compita la detención<br />

<strong>del</strong> recatado con la atención <strong>del</strong> advenido: a linces <strong>del</strong> discurso, jibias de<br />

interioridad. No se le sepa el gusto, porque no se le prevenga, unos para la contradicción,<br />

otros para la lisonja.<br />

En el Primor 2 de El Héroe. <strong>Gracián</strong> también ve en la disimulación una suerte<br />

de perfeccionamiento de la violencia ejercida sobre las pasiones. Ahora, sin<br />

embargo, me interesa destacar su valor sintomático dentro <strong>del</strong> concepto técnico<br />

mular inherente a la •incomprehensibilidad de caudal-. Como el <strong>del</strong> Realce 13 <strong>del</strong> Discreto, el título<br />

<strong>del</strong> aforismo 277 <strong>del</strong> Oráculo vs Hombre (le ostentación, donde leemos: •Consiste a veces en una<br />

elocuencia muda, en un mostrar la perfección al descuido: que el sabio disimulo es el más plausible<br />

alarde, porque aquella misma privación pica en lo más vivo a la curiosidad-.<br />

Norbert tilias, Ui sociedad cortesana, irad. Guillermo Hirata, México. Pondo de Cultura Económica,<br />

19H2.<br />

'" tilias (pp. I (1-^2).<br />

[295]


JORGE CHECA<br />

o instrumenta] de racionalidad que, siguiendo de nuevo a Elias, impone la sociedad<br />

cortesana. Aquí el autodominio tradieionalmente asociado a la razón se traduce<br />

en un control o vigilancia de los alectos, siempre de acuerdo a criterios<br />

pragmáticos de supervivencia o éxito social. Se trata de una cuestión asimismo<br />

aludida, entre otros, por Álamos de Barrientos en sus introducciones al Tácito<br />

español. Pero si Álamos defendía con reparos que en bastantes ocasiones los<br />

afectos ajenos pueden ser desentrañados porque la mayor parte de las veces<br />

provienen de factores generales. Gradan se pronuncia con menos seguridad al<br />

respecto. Desmintiendo un pasaje de Álamos citado previamente, (inician subrayará<br />

en /:'/ Criticón como -los humanos corazones- <strong>del</strong> hombre moderno se<br />

encuentran -sellados y inescrutables- (III, IV, p. 119) r . No por ello excluye, en la<br />

línea tacitisla de Álamos, la existencia de elementos supraindividualcs cuyo<br />

poder puede condicionar las atloración de ciertos temperamentos; pero la llamada<br />

a suprimirlos cuando constituyen defectos indica su creencia en la capacidad<br />

de refreno racional. Así, el aforismo 9 <strong>del</strong> Oráculo invita a Desmentir los<br />

achaques de SU nación: -Victoriosa destreza corregir, o por lo menos desmentir,<br />

estos nacionales desdoros: consigúese el plausible crédito de único entre los<br />

suyos, que lo que menos se esperaba, se estimó más-'\<br />

Podemos decir que Gradan sitúa la virtud mediadora de la disimulación den<br />

tro de la ecuación paradójica entre autosuficiencia racional y dependencia continua<br />

de los otros para lograr el triunfo o evitar el fracaso. Comúnmente, sin<br />

embargo, dicha ecuación no se plantea en términos tan perfilados, ya que, en el<br />

Oráculo manual tampoco es raro encornar el ideal <strong>del</strong> varón autosufiente, ajeno<br />

a los usos sociales y apenas preocupado por los vaivenes ele la fortuna, lista versión<br />

<strong>del</strong> rigorismo de la vieja Stoa se defiende por ejemplo en los aforismos 8<br />

{Hombre inapasionable), 29 (Hombre de entereza). 52 (Sunca descomponerse),<br />

100 {Varón desengañado, cristiano sabio), 137 {Bástese a sí mismo el sabio).<br />

Pero, al olio lado, (inician también se hace eco de la corriente más política de<br />

la filosofía estoica, y elogia las ventajas de la acomodación externa a los usos y<br />

opiniones de la mayoría. Dejando también en el tintero bastantes ejemplos,<br />

mencionaré los aforismos 77 {Saber hacerse a todos). 120 ( Vivirá lo platico). 133<br />

{Antes loco con todos, que cuerdo a solas). 22. 1 » (No ser muy individuado). 270<br />

(No condenar, solo, lo (pie a muebos agrada). Las fluctuaciones existen sin duda.<br />

Cito El Criticón por I» ed de Miguel Romera-Navairo, PhUa<strong>del</strong>phla, Unversity t' Pennsylvania<br />

Press, l'W, 1939, 1940. Menciono primero la parte, ruego la Crisi. y finalmente la página.<br />

'" Sobre -líl descubrimiento barroco de la diversidad nacional», véase el capitulo <strong>del</strong> mismo<br />

titulo por José María Jover v María Victoria López-Cordón, en la sección 5 de Historia ilc tu cultura<br />

española. Elsiglo<strong>del</strong>QuipledWo !(*so). \l. i. Madrid. Kspasa-Carpe, 1996, pp. 507-38.<br />

[296]


• U MÁS PIAIICO SABERv GRACIÁN Y IA DISIMULACIÓN<br />

sí bien las lácticas acomodaticias <strong>del</strong> segundo extremo colocan la disimulación<br />

en terreno de la doble moral que. como ha estudiado Blüher. aprovecha el<br />

magisterio de Tácito y de Séneca, modificando el ideal humanista de hombre de<br />

corté 9 . Aquí se produce una tecnificación o incluso una instrumentalización polí­<br />

tica <strong>del</strong> autodominio estoico sobre las pasiones, asimismo sancionada por el<br />

influyente <strong>pensamiento</strong> de Justo I.ipsio-"'. Tal empleo instrumental no sólo se liga<br />

en Gradan a la supervivencia en un ámbito hostil, sino además al mando sobre<br />

los otros cuando la oportunidad es propicia, según advierte el aforismo 55 <strong>del</strong><br />

Oráculo: (.Hombre de espera): "Nunca apresurarse ni apasionarse. Sea uno pri­<br />

mero señor de sí. y lo será después de los otros, liase de caminar por los espa­<br />

cios <strong>del</strong> tiempo al centro de la ocasión-.<br />

Cabe agregar que el poder vinculado por <strong>Gracián</strong> a la disimulación se expresa<br />

en relaciones sumamente cambiantes y dinámicas. Un pasaje de /'¡Criticón tal ve/<br />

reminiscente de Maquiavelo dice que en este mundo -todo es subida y declina­<br />

ción- (III, x, p. 308), y, entre otras cosas, la sentencia sugiere los riesgos continuos<br />

que afrontan los individuos inmersos en cualquier espacio social (no sólo el<br />

estrictamente político, por más que su funcionamiento se haya propagado a las<br />

demás esferas). De ahí que esos hábitos políticos de comportamiento —manifies­<br />

tos en la aspiración <strong>del</strong> autor de /:'/ Héroe por ofrecer al lector -una razón de<br />

estado de ti mismo- (2-Í3)— tengan una validez cotidiana, y que la disimulación<br />

cobre protagonismo en -la milicia- que es -la vida <strong>del</strong> hombre contra la malicia <strong>del</strong><br />

hombre-, según cita Gradan en el celebrado aforismo 13 <strong>del</strong> Oráculo acordán­<br />

dose <strong>del</strong> Libro de Job. Séneca y San Ignacio de Loyola. Aquí, y bajo el lema<br />

Obrar de intención, ya segunda, y ya primera, Gradan parece combinar casi<br />

imperceptiblemente referencias extraídas de varias actividades, e insinúa con ello<br />

la necesidad de una alerta constante en todos los órdenes de la vida. Al notar que<br />

-la sagacidad- -apunta...para deslumhrar», -amaga al aire con destreza, y ejecuta en<br />

Señala Blüher que ya en la Edad Media empieza a encauzarse el aspecto práctico y stxial<br />

ilel <strong>pensamiento</strong> senequista (p. 33), aunque será después cuando muchos reivindiquen en España<br />

la disociación entre sentir privado e imagen pública, ejemplificado en el <strong>pensamiento</strong> de Eusebio<br />

de Nieremberg (pp. 382-KO. Bajo el influjo <strong>del</strong> tacistismo se acentúa la valoración política de<br />

Séneca, de quien se elogian sus virtudes tomo privado o valido ejemplar, pero sin que tallen los<br />

detractores severos, como Hoccalini, de la duplicidad moral que se le atribuye (pp. 1X" 7 y ss.) los<br />

consiguientes cambios en el ideal <strong>del</strong> cortesano —patentes en el <strong>pensamiento</strong> de Giovanni <strong>del</strong>la<br />

Casa— dejan huella perceptible en textos de Fernández Navarrete y Antonio López de Vega, quien,<br />

desde planteamientos exclusivamente racionales, defiende una dará separación entre la moral privada<br />

(interna) y pública (externa) (pp. SO" 7 y ss.).<br />

Véase Elena Cantarino, -<strong>Gracián</strong> y la moral política: senequismo y tacitismo-, en <strong>Baltasar</strong><br />

Gradan: & discurso de la vida i na bueva visión y lectura de su nina. Barcelona. Anthropos, IW),<br />

pp. 195-200.<br />

[297]


JORGE CHECA<br />

la impensada realidad-, el léxico <strong>del</strong> aforismo acoge seguramente los fugaces<br />

movimientos de la esgrima, mientras que el arte de la conversación se entrevera<br />

con el vocabulario de los tahúres cuando leemos eme -la penetrante inteligencia-<br />

•entiende siempre lo contrario de que quiere que entienda», -conoce luego cualquier<br />

intentar de falso- y -muda de juego, por mudar de treta-. Y todo en un sucederse<br />

vertiginoso donde el asedio sagaz a las intenciones solapadas <strong>del</strong> contrario<br />

acaba por no distinguirse <strong>del</strong> encubrimiento no menos astuto de las propias.<br />

1.a virtual simultaneidad de las tácticas ofensivas y defensivas —reflejadas en<br />

la muy recurrente antítesis graciana entre intención y atención <strong>del</strong> aforismo<br />

13— tiene asimismo su correpondencia política en los fines, pragmáticamente<br />

inseparables, de aumentar y conservar los listados. Según se acaba de ejemplificar<br />

y han advenido algunos estudiosos. Gradan emplea en estos contextos competitivos<br />

el léxico de la esgrima y, con mayor amplitud y riqueza, el inspirado<br />

en los juegos de naipes, a los cuales se le añaden significativas comparaciones<br />

con el mundo de los negocios económicos (tratos, compraventas, inversiones)' 1 .<br />

Por ejemplo, el aforismo 2$2 aconseja Tener un punto de negociante, el 150 semilla<br />

Setter vender SUS COSOS, y proclama que -es gran parte <strong>del</strong> artificio saber<br />

acreditar- celebrando o dando buen nombre a los méritos que uno tiene. En este<br />

sentido, la peculiar fluidez, y consiguiente ambigüedad, con la que Ciracián hace<br />

una cuestión política de los asuntos de la vida diaria (-politizando la moral-, en<br />

la expresión de Hiena Cantarino)" le permite desplazar las operaciones tendentes<br />

al aumento y conservación de los Estados al mismo status o posición <strong>del</strong><br />

individuo dentro de la sociedad, donde el poder y el prestigio son los fines a<br />

tener en cuenta. Por eso. la ganancia o la pérdida inherentes al vocabulario económico<br />

de <strong>Gracián</strong> —y aquí se incluyen términos tan corrientes en él como crédito<br />

y caudal, semánticamente desplazados a su acepción monetaria— se<br />

aplican fundamentalmente a lo que el sociólogo Fierre Bourdieau denomina<br />

capital Simbólico, un concepto que se define en torno a los beneficios sociales<br />

procurados por la valoración ajena de la imagen individual 23 . Dicha valoración<br />

-'' Véase Mercedes Blanco, Les Rbétoriques de lo Pointe: <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong> et le Conceptisme en<br />

l'tiid/n: París, Honoré Champion, 1992, p. 550; aquí se incluye más bibliografía el respecto. A otro<br />

propósito, Fernández-Santamaría Incluye una interesante cita do Juan de Sama María: -l»i fi<strong>del</strong>idad<br />

es fundamento de la justicia y toda contratación, y que- quitada de por medio expira el comercio<br />

de las gentes, sin el cual no se podría conservar el inundo, |«K|lie no estando seamos de que lo<br />

que se promete se lia de cumplir, no se fiarán unos de oíros- (Razón tic Estada y ¡xililicn. p. 100).<br />

La mcrcantilización <strong>del</strong> valor moral es evidente.<br />

- -<strong>Gracián</strong> y la moral política- (p. 198).<br />

J Auna <strong>del</strong> concepto de cafrilítlsimlxíliai en liourdieau. puede consultarse -l'rice Formation<br />

and tlie Aniicipaiion of Profk-, en LanguageandSytnbolic Power, ed. John Thompson, irad (lino<br />

Raymond, Mailhow Adamsom. Cambridge, Harvard University l'ress, 1W1. pp. 66-89.<br />

298


-ti MAS PiAtico SABEí> GUACíAN Y IA DISIMULACIóN<br />

es, por supuesto, susceptible de cambio, de modo que, a semejanza de los Estados,<br />

el status mayor o menor que otorga la posesión de un capital simbólico<br />

puede aumentar o disminuir. Abocado a una situación de permanente inestabilidad<br />

y amena/a. el individuo debe economizar sus esfuerzos, aumentar su capital<br />

de prestigo, saber cómo invertirlo, y mantener para los casos adversos una<br />

reserva o -retén- de credibilidad (aforismo 134), pues, como señala también el<br />

aforismo 170 (Usar <strong>del</strong> retén en tocias las cosas), «no todo el caudal se ha de<br />

emplear, ni se han de sacar todas las fuerzas cada vez-.<br />

Aunque no siempre se nombre, puede inferirse sin mucha dificultad el crucial<br />

papel de la disimulación en la economía simbólica aquí formulada, ya que para el<br />

disimulador la ocultación y el secreto poseen segundas intenciones o -reflejas-, y<br />

son actitudes provisionales y acaso desaconsejables cuando la necesidad de fingir<br />

desaparece. La advertencia Variar ele tenor en el obrar <strong>del</strong> aforismo 17 apunta precisamente<br />

a las ventajas —muy glosadas por pensadores políticos como Saavedra<br />

Fajardo (Empresa 44)— <strong>del</strong> comportamiento inconstante e impredictible, a cuyo<br />

propósito Gradan saca nuevamente a colación el símil de la partida de cartas:<br />

-Nunca juega el tahúr la pieza que el contrario presume, y menos la que desea-.<br />

Pero la cuestión no es sólo frustrar las expectativas <strong>del</strong> adversario por medio de<br />

la disimulación; su potencial performativo también se canaliza en la justa dosificación<br />

de los recursos y en la habilidad de exteriorizarlos parcialmente cuando la<br />

inversión de capital simbólico rinde mayores beneficios. Anejas a la disimulación<br />

<strong>del</strong> -caudal», tales operaciones de cálculo se sugieren en el Oráculo manual merced<br />

a expresiones <strong>del</strong> tipo -usar-, -saber usar-, -saber jugar», -hacer <strong>del</strong>- y similares,<br />

las cuales denotan el empleo graduado e intermitente de los instrumentos dirigidos<br />

al fin que se precise en cada momento. Véanse, por ejemplo, los aforismos 81<br />

(Usar el renovar SU lucimiento), 84 (Saber usar ele los enemigos), 205 (Salx'r jugar<br />

<strong>del</strong> desprecio), 207 (Usar <strong>del</strong> reporte). La misma disimulación ha de ser objeto de<br />

un uso mesurado, de acuerdo con el aforismo 45 (Usar, no abusar, de las reflejas).<br />

La heterogeneidad, evidente en tan diversos lemas, de lo que puede usarse<br />

manifiesta cómo en la economía simlxíliea de la sociedad cortesana cualquier<br />

valor es susceptible de inversión, incluso los a priori negativos, como la enemistad.<br />

En el plano de la lucha por el poder político ya Maquiavelo se percató<br />

de algo parecido, al estudiar los posibles usos de principios e instituciones que<br />

resultan ventajosos o perjudiciales no ya en función de sus supuestas cualidades<br />

intrínsecas, sino más bien de la coyuntura-'. Junto a conductas pasadas por el<br />

Sobre la idea de USO Maquiavelo y sus conexiones con la administración <strong>del</strong> capital simbólico<br />

Ó£ poder en la lisura maquiavélica de Hernán Cortés, véase mi Experiencia y representación<br />

cu el Siglo de Oro (pp, 43 y ss.).<br />

I 299 1


JORGE CHICA<br />

tamiz <strong>del</strong> disimulo, aun las creencias religiosas se someten para Maquiavelo al<br />

uso político, y la enseñanza no dejó de prender en varios tietractores españoles<br />

<strong>del</strong> florentino. Lo atestiguan textos de Rivadeneyra. López Bravo y Saavcdra<br />

Fajardo, entre otros, sólo que, no sin cierto oportunismo, estos autores hacen<br />

coincidir sospechosamente aquí lo bueno con lo útil, la piedad católica sincera<br />

con el provecho práctico que esa te unánime le acarrea a la Monarquía-''. l"l<br />

planteamiento de semejante equilibrio no parece interesarle tanto a Gradan, al<br />

menos en lo que a sus tratados morales se refiere. Con ello, su escritura es más<br />

libre a la hora de explorar el movimiento de una economía simtólica que, dentro<br />

de las metas específicas <strong>del</strong> mundo cortesano, anticipa de algún modo, en el<br />

análisis de Elias, varios mecanismos de la emergente economía profesional y<br />

burguesa-'".<br />

Al distanciarse de las convenciones asociadas a la imilación directa de la realidad,<br />

la escritura alegórica <strong>del</strong> Criticón renuncia asimismo a la ilusión de inmediatez<br />

y presencia. La plenitud de las cosas según son en sí mismas sin la<br />

interferencia <strong>del</strong> lenguaje se sugiere más bien como la nostalgia de algo irremisiblemente<br />

perdido, cuando en las primeras crisis <strong>del</strong> texto Critilo y Andrenio<br />

evocan las maravillas de la naturaleza. Es cierto que, fuera de ahí, el inundo civil<br />

constituye el marco de la realización humana, de su llamada a ser persona, pero<br />

también lo es que ese inundo civil lleno de peligros se manifiesta en las imágenes<br />

fantasmagóricas de una sucesión de ruinas, donde la perfección natural se<br />

ha invertido o desfigurado al punto de hacerse casi irreconocible. Con razón<br />

pudo ver Walter Benjamín en la alegoría la actitud representativa más ajustada a<br />

la moderna percepción ruinosa <strong>del</strong> devenir histórico que se inicia en el período<br />

barroco".<br />

A lo sumo, varios espacios alegóricos <strong>del</strong> Criticón positivamete marcados<br />

—la biblioteca <strong>del</strong> Museo <strong>del</strong> Discreto (II. iv). la Armería <strong>del</strong> Valor (II. vill). el<br />

jardín y la colección de Salastano sobre tocio (II, n)— permiten recomponer una<br />

huella cultural de las admirables correspondencias particulares y la perfecta<br />

J " De la eficacia política de la religiosidad sincera trata, por ejemplo, Mateo López Bravo en<br />

/v/ rey y de la razón de gobernar < lóló) al hablar de las virtudes que han de adornar al Rey, asi<br />

como Saawilra l'ajartlo en las Empresas políticas (Empresa 11).<br />

-•" l'ara las analogías y distintas final ¡dados entre ambas formaciones sociales, véase tilias<br />

ipii. IJi-27).<br />

Véase Walter Benjamín, ihc Orígln oftbe Germán Tingle Drama, trad. John Odióme, ion<br />

don. Verso. IWK (particularmente la parle titulada -Allegory and TrauerSpetl-).<br />

1300 1


• II MÁ5 PIÁIICO SABER- GUACÍAN Y IA UISIMUIAUÓN<br />

armonía conjunta de la Creación divina, luego desbaratada por los hombres; son<br />

lugares cuya ordenación artificiosa restituye y refleja pálidamente ese otro Orden<br />

natural, que es a su ve/ una complejísima obra de arte de su Autor. Pero, más<br />

que nada, abundan en el mundo civil las versiones degeneradas, c intencional-<br />

mente engañosas, de instituciones, figuras y valores primordialmente concebidos<br />

a imagen ele la perfección ejemplar <strong>del</strong> Creador supremo y las trazas de su gran­<br />

deza.<br />

Al poco de comenzar, el texto de <strong>Gracián</strong> se hace abundante eco de la idea<br />

agustiniana de Dios en cuanto Ser que, ocultándose, se revela de modo indi­<br />

recto a través <strong>del</strong> universo, simbólicamente un espejo o un libro suyo, entre<br />

otras definiciones poéticas allí ofrecidas (El Criticón I, ni, p. 143). Al permitirnos<br />

sólo entreverlo a partir de sus criaturas —y no contemplarlo cara a cara durante<br />

nuestra vida terrena—, ese Dios -escondido- (I, ni, p. 142) nos evita parcial­<br />

mente, en tanto que sus signos nos hacen aguardar expectantes el momento de<br />

la contemplación absoluta. No sería entonces <strong>del</strong> todo descabellado decir que,<br />

en analogía teológica con el mo<strong>del</strong>o humano perfilado en /:'/ llér, Dios prac­<br />

tica -incomprehensibilidades de caudal-, con la salvedad de que aquí el caudal<br />

oculto o semiocullo a la mirada y generador de expectativas es en verdad infi­<br />

nito, y no meramente desconocido. Con una argumentación distinta a la de Gra­<br />

dan, su contemporáneo Torquato Accetto llega a hablar de la disimulación<br />

como una virtud extensible a la Divinidad en en el tratado De ¡a dissimulaz-<br />

Zione onesta (1641); sólo en el último día, escrilx' Accetto, Dios dejará de igno­<br />

rar voluntariamente los pecados de los hombres*. Sin embargo, el punto que me<br />

interesa resallar ahora es que la -incomprehensibilidad- o secreto de Dios consi­<br />

derado fuente oculta de su Creación sirvió con frecuencia para saeralizar y dotar<br />

de un aura trascendente a la inaccesibilidad, recato o misterio de los Monarcas<br />

* Dice Accetto en el capítulo 23 de su tratado («In un gtorno solo non blsognera la dissimu<br />

lazione-): -ií tama la necessiia di usar de questo velo, che solamente neU'ultbno piorno ha da man<br />

tare. Allora sarán liniti jílinteressi umani, i cuori piú manilesti che le Ironli, gli animi espostí alia<br />

publica notizia, ed i pensieri esamlnatl di numero e di peso. Non avera que lar la dissimulazionc<br />

ira jíli uoinini. in qualunque modo si sia, quando idilio, che ojyí' "cst dissünulans peccata hominum',<br />

non dissimulera piú- ra a propósito de la imagen <strong>del</strong> sol. como ha visto Alhan K. I'orcione en el articulo -La disociación<br />

cósmica de Gradan*, Nueva Revista de l : ili>U>f>iti llis/mitica, ít) (1992), pp. -í 19-50; I'orcione<br />

señala como aquí -la política ha desplazado a la metafísica- (p. 42H).<br />

[301 ]


JORGE CHECA<br />

y gobernantes". Aunque, desde su posición utópica, el Polidoro de Alfonso de<br />

Váleles condena a -los reyes bárbaros, especialmente en Persia- que -con esconderse<br />

y no mostrarse al pueblo mantenían la majestad- (227)*', en línea de<br />

muchos autores. <strong>Gracián</strong> proclama en el aforismo 282 los beneficios de usar de<br />

la ausencia, -que aun la Fénix se vale <strong>del</strong> retiro para el decoro, y <strong>del</strong> deseo para<br />

el aprecio-. Igualmente apunta en el aforismo 160 <strong>del</strong> Oráculo (Hablar de<br />

atento) que -la arcanidad tiene visos de divinidad».<br />

En El Criticón hallamos una inequívoca denuncia <strong>del</strong> uso perverso de la disimulación<br />

aneja al hermetismo y la ocultación de los Reyes, que, bien empleada,<br />

puede incluso parecer divina. Se trata de los episodios dispuestos en torno a la<br />

figura insidiosa <strong>del</strong> rey Falimundo (I, vi-vín), cuyo Engaño permea hasta el<br />

último rincón de sus dominios. En una inversión paródica <strong>del</strong> principio agustiniano<br />

según el cual las cosas creadas reflejan la magnificencia de Dios y a la vez<br />

nos lo ocultan, los subditos de Falimundo prolongan, como por irradiación, sus<br />

atributos nefastos, pero el mismo Monarca —y el horror máximo que condensa—<br />

es capaz de maquinar sin ser visto nunca porque permanece siempre<br />

escondido en su laberíntico palacio. Falimundo es entonces un arquetipo ele la<br />

disimulación —o, mejor dicho, simulación— política intolerable, en cuanto para<br />

él el secreto propicia intencionadamente la mentira.<br />

No es un caso excepcional. El Criticón incluye diversas instancias alegóricas<br />

caracterizadas justamente por representar el mal bajo la guisa de un disfraz prestigioso<br />

o edificante, de manera que, una vez simulado, el vicio no se reconoce<br />

inmediatamente. Cuando, según sucede con la Hipocresía —objeto de la crisi -El<br />

Hiermo de Ilipocrinda- (II, vil)—, el mal desenmascarado se hace casi sinónimo<br />

de simulación, el desplazamiento mendaz de la virtud a su contrario adquiere<br />

especial sutileza. De hecho, el Ermitaño que ejerce las veces de guía en el reino<br />

de Ilipocrinda la descrilx." como una -gran reina muy parecida en todo- a Virtelia,<br />

su contrafígura positiva. En las palabras <strong>del</strong> Ermitaño, Hipocrinda es un doble de<br />

Virtelia, -un retrato suyo- (II, vil, p. 230), con lo cual en realidad aquélla resulta el<br />

simulacro, o versión simulada, de la idea moral deseable". La perversión hipócrita<br />

asociada a ese simulacro engañoso se extiende, por supuesto, a las manifestaciones<br />

de la conducta de Hipocrinda. En paralelismo con el rey Falimundo. las virtudes<br />

de la discreción y el silencio —tantas veces ensalzadas en la épcxa de<br />

La lila <strong>del</strong> DUUogO de Mercurio y Carón corresponde a la ed. de Rosa Navarro. Madrid,<br />

Cátedra, L999.<br />

H Sobro el significado <strong>del</strong> episodio a la luz de la teorías agustinianas sobre la mentira y el<br />

engaño y las repercusiones de tales conceptos en la estética de Gradan, véase mi -Alegoría, verdad<br />

y verosimilitud en til Criticón-, en /:/ discurso de Id ridti. pp. 116-26 (especialmente, p. 119).<br />

302


• ti MÁS PIÁTICO SABIR- GRACIÁN Y IA DISIMULACIÓN<br />

Gradan por su condición de atribuios <strong>del</strong> disimulador prudente —se convierten<br />

aquí en lacras odiosas. Dentro <strong>del</strong> pseudo-conventual palacio de llipocrinda -todo<br />

era callar y obrar, hazer no dezir, que aun campana no se tañía por no hacer<br />

ruido» (11, vil. p. 231). (Significativamente, la campana quebrada y por tanto silenciosa<br />

es una imagen tópica en los tratados políticos; Saavedra Fajardo la utiliza en<br />

la pictwa de la Empresa 11 para encarecer los lienellcios <strong>del</strong> silencio)".<br />

Ejemplificado en la falsa similitud entre llipocrinda y su enemiga Virtelia. este<br />

tipo de desplazamientos conceptuales no es en absoluto ajeno a recursos operativos<br />

en el plano verbal, como la paranomasia; o, en el nivel de los significados,<br />

a la cuidadosa gradación con que <strong>Gracián</strong> discrimina términos cercanos<br />

pero no asimilables: véase, por ejemplo, la fina línea que separa la prudencia de<br />

la astucia en el aforismo 219 <strong>del</strong> Oráculo manual (No ser tenido por bombre de<br />

artificio). En la misma dirección que el episodio de llipocrinda, otros momentos<br />

<strong>del</strong> Criticón revelan cómo el cálculo erróneo en la dosificación de la virtud<br />

pueden acarrear conductas insufribles; así, la crisi X de la Segunda Parte arguye<br />

que la soberbia proviene de un sentido excesivo <strong>del</strong> honor, constituyendo su<br />

simulacro. Algo parecido cabe decir de la falsa perspicacia <strong>del</strong> Charlatán o<br />

embaucador respecto a la verdadera <strong>del</strong> Descifrador (III, v). A medida que en /;"/<br />

Critican cobran mayor relieve las dotes para desentrañar la realidad escondida,<br />

el término virtuoso buscado por Critilo y Andrenio puede incluso no existir en el<br />

precario mundo civil, figurándose únicamente como ausencia. Entonces es necesario<br />

inferir mentalmente el concepto ausente desde la lectura de dos extremos<br />

reprobables. Tal es el dilema planteado por el Fantástico y el Ocioso (III, vil),<br />

cuya insatisfactoria antítesis obliga a rechazar los mensajes ele uno y otro, y a<br />

reconstruir la conducta adecuada a partir <strong>del</strong> rechazo de sus respectivas carencias".<br />

Con ello, se ofrece un indicio sobre el carácter incompleto <strong>del</strong> Criticón,<br />

en cuanto discurso llamado a completarse entre (o fuera de) las líneas de su<br />

escritura. Un discurso, por tanto, que además valida la siguiente frase <strong>del</strong> Oráculo.<br />

«Las verdades que más nos importan vienen siempre a medio decir* (aforismo<br />

25: Buen entendedor).<br />

IX- los usos perversos <strong>del</strong> silencio y el retiro en (inician también se ocupa Aurora Egido en<br />

•til Criticón y la retórica <strong>del</strong> silencio- (especialmente, pp. S7-60, donde se alude al episodio de l-'alimundo).<br />

Ya en la crisi IX de la Segunda Paite, cuando se da entrada a Momo —personificación déla<br />

maledicencia y la simulación maliciosas—. F.l Criticón contrapone esta figura a la <strong>del</strong> bobo, como<br />

expresión de la simplicidad extrema, implicando la necesidad de situarse en medio: véase Aurora<br />

Kjiido. -La historia de Momo y la ventana en el pecho- (panicularmenle. p. 78). Pata los avalares<br />

de Momo en la literatura satírica desde Luciano, con especial atención a (inician, véase en general<br />

este artículo.<br />

[ 303 1


JORGE CHECA<br />

Porque el texto de Ciracián no sólo tematiza el asunto de la disimulación a<br />

través de la invención de aventuras y personajes y mediante numerosas sentencias<br />

que no hay lugar para reproducir ahora. Kn sus estrategias discursivas generales,<br />

también incorpora los principios de ataque y defensa —o de ¿Mención y<br />

atención— requeridos por una sociedad llena de disimuladores y simuladores, y<br />

correlativamente abundante en simulacros. Por adoptar el vocabulario de la que<br />

seguramente es su crisi más famosa —-F.I Mundo Desenfaldo- (III, IV)—, /:'/ Criticón<br />

es un texto obsesivamente alerta a descifrar la -materia de intenciones- (-la<br />

más dificultosa de quantas ay- lili, IV, p. 1221), pero asimismo muy preocupado<br />

por cifrar, o disimular, en parte las suyas propias, dejando en ocasiones entrever<br />

apenas todo lo que subyace, o puede subyacer, bajo la superficie. No hace<br />

falta insistir en que la alegoría ha sido siempre, como Ciracián mismo reconoce,<br />

un mecanismo retórico de autodefensa; y sean o no minuciosamente exactas, las<br />

lecturas en clave hislórica que han suscitado capítulos enteros <strong>del</strong> Criticón<br />

—y ya no digamos incontables referencias aisladas—, lo cierto es que vienen<br />

inducidos por el radical alegorismo de la obra". Pero aun al margen de esa<br />

modalidad de escritura, resulta también evidente la querencia graeiana hacia dispositivos<br />

textuales de varias formas basados en la disimulación. Cabe igualmente<br />

considerar aquí el género aforístico, junto a técnicas fragmentarias en alguna<br />

medida afines a él.<br />

Significativamente, en el prólogo a Della dissimulazione onesla, ToiquatO<br />

Acceto atribuye la brevedad -quasi esangue- de su libro al hecho de que -para<br />

escribir de la disimulación me ha sido necesario disimular, y, en consecuencia,<br />

prescindir de cuanto al principio había escrito- (-perché lo scriver <strong>del</strong>la dissimulazione<br />

ha ricercatO ch'io dissimulassi, e pero si scemasse moho di quanto da<br />

principio ne scrissi- |7|). Esta reducción obedece a los peligros de mostrarse<br />

demasiado explícito, los cuales le imponen a Accetto una suerte de minimalismo<br />

evidente en la corta extensión <strong>del</strong> tratado. Así, más allá de lo dicho se abre un<br />

campo de alusiones, cuyo alcance, por resultar incierto, inscribe en la Dissimulazione<br />

de Accetto una variante literaria de la -incomprehensibilidad de caudaldefinida<br />

por Ciracián 1 '. Como el <strong>del</strong>gado libro de Accetto, aunque con objetivos<br />

Muy posiblemente, la más extensa y detallada de estas lecturas en clave os la que- realiza<br />

Benito Pelegrin sobre -líl Hiermo de Hipocrinda> como sátira demoledora <strong>del</strong> jansenismo de l'on-<br />

Royal. Véase //• Pttperdu du •Criticón' de Ikilitisur (¡rucian: ObjecttfPort-Roytd. (ABégprie


• !l MÁS PIÁIICO SABIÍ. CISACIÁN Y IA DISIMILACIÓN<br />

distintos, el compendio heroico ele Círacián se carga ele un potencial semántico<br />

actualizable en el mundo de la praxis exterior al texto, donde Círacián quiere<br />

-formar, con un libro enano, un varón gigante; y con breves períodos, inmorta­<br />

les hechos- (242). Ambas obras, por tanto, otorgan a su minimalismo una natu­<br />

raleza performativa, todavía más palpable en la eclosión de colecciones<br />

aforísticas impresas desde fines <strong>del</strong> siglo XVI. Aquí, y el Oráculo manual es sin<br />

duda el ejemplo máximo, la concisión y refreno verbal ofrecen a menudo indi­<br />

cios de una disimulación elusiva y ambigua, que no sólo se plantea en el tema<br />

de muchos aforismos, sino que también se extiende a su forma, hasta tocar<br />

incluso las mismas condiciones de SU enunciación 96 . Hn este último plano, sería<br />

ilustrativo examinar con detalle cómo una buena cantidad de libros de aforismos<br />

suelen omitir prudentemente sus fuentes más polémicas, y también cómo a<br />

veces disfrazan la identidad de sus autores. Siguiendo una tendencia manifiesta<br />

ya en 1:1 Héroe, (inician, por ejemplo, no hace otra cosa en el Oráculo, para bur­<br />

lar seguramente los probables recelos de la Compañía de Jesús 1 ". Pero sean cual<br />

fueren las intenciones de Círacián, el jesuíta aparece empeñado en difuminar<br />

ciertas huellas comprometedoras de su escritura 1 ".<br />

Hn la cautela de Círacián late una preocupación por formular la verdad sin<br />

excesivo riesgo, ya que, dice el Oráculo, si bien la verdad -es peligrosa-, -el<br />

hombre de bien no puede dejar decirla- (aforismo 210: Salter jugar de la ter­<br />

ciad). Se trata, por otro laclo, de una preocupación harto compartida en su<br />

tiempo. Con mayor patetismo, el influyente Virgilio Malvezzi nota en sus Dis-<br />

corsi sof>ra Camelia Tácito (1622), cómo el historiador que, huyendo de la adu-<br />

Nólese cómo la brevedad de los aforismos puede propiciar riesgos calculados, al facilitar<br />

por ejemplo una ambigüedad entre los usos preseripiivos <strong>del</strong> lenguaje y los meramente descripti<br />

vos. i-s una de las indeterminaciones que se observan en el aforismo 2io de las Centellas de varios<br />

conceptos de Joaquín Setanti, donde se sintetiza —por supuestro, sin mencionarla— la doctrina <strong>del</strong><br />

capitulo IX <strong>del</strong> Principen -1.a le y la palabra de los reyes sigue la utilidad <strong>del</strong> estado». Sigo la ed. de<br />

Alfonso de Castro, Madrid, BAE, 1X73.<br />

fin su reciente ed. <strong>del</strong> Órnenlo (Madrid, Cátedra, 2000), Emilio blanco analiza toda una serie<br />

de elementos desconcertantes! desde la ambigüedad <strong>del</strong> mismo título a las diferencias que <strong>Gracián</strong><br />

imprime a su tratamiento de la tradición aforística donde se sitúa; esas diferencias tienden a acentuar<br />

el carácter ya de |*>r si misterioso y recóndito de género; véase Introducción (especialmente,<br />

pp. 3 y ss.).<br />

La recién litada Introducción de Kmilio blanco señala ionio la uran mayoría de los aforismos<br />

ile <strong>Gracián</strong> son -exentos- (p. 39). en el sentido de que no suelen citar SU procedencia. Me atrevería<br />

a agregar que. en ciertas ocasiones, el escamoteo de fuentes e inteitextOS a que nos somete<br />

Gradan puede responder a la necesidad de esconderse de sus detractores. Así. las tácticas disimuladoras<br />

descritas en el lamoso aforismo 13 t Obrarde intención, ya segunda, y ya primera) recuerdan<br />

sospechosamente las maniobras alabadas por Maquiavelo a propósito de Femando el Católico<br />

en el capitulo 21 <strong>del</strong> Principe,<br />

[ 305 1


JORGE CHECA<br />

lación y -haciendo profesión de verídico- (-facendo professione di verídico),<br />

denuncia los vicios ajenos -se fabricará con sus escritos el sepulcro- (-se labricherá<br />

ne'suoi scritti il sepolcro-)*'. Para evitar desgracias acaso no tan irremediables,<br />

la disimulación proporciona un alivio conciliador entre la necesidad de<br />

supervivencia y la fi<strong>del</strong>idad a uno mismo, hasta el punto que apenas dos décadas<br />

después <strong>del</strong> tratado de Malvezzi. Accetto puede adoptar las prácticas disimuladoras<br />

como un medio -honesto- de resistencia contra el poder político<br />

injusto, a la espera de tiempos mejores"'. La escritura de <strong>Gracián</strong> carece, por<br />

supuesto, de un impulso utópico semejante, pero estableciéndose más bien en<br />

la praxis <strong>del</strong> día a día, prescribe una serie de tácticas que acomodan la verdad<br />

a la contingencia <strong>del</strong> momento. Las verdades -medio dichas- <strong>del</strong> ya comentado<br />

aforismo 210 <strong>del</strong> Oráculo se complementan así gracias al recurso a la restricción<br />

mental (aforismo 181: Sin mentir, no decir todas las ¡enlacies). el uso -económico-<br />

de la verdad alcanza su mayor grado de refinamiento cuando el disimulador<br />

-pretende engañar- con ella misma (aforismo 13: Obrar de intención, ya<br />

segunda, y ya primera). I vi engañar con la verdad es —no hace falla decirlo—<br />

un tópico trilladísmo en la literatura de los siglos XVI y XVII"; asimismo común<br />

resulla la ¡dea, incorporada en /:'/ Criticón, que atribuye la exposición de verdad<br />

desnuda a orates y bufones: -No os admiréis quando viéredes los reyes rodeados<br />

de locos y de inocentes, que no lo hazen sin misterio. No es por divertirle,<br />

sino por advenirle, que ya la verdad se oye por boca de ganso- (III, ni, p. 108).<br />

Al final <strong>del</strong> Criticón, será precisamente un bufón quien, en la corte romana,<br />

sugiere cómo la felicidad no ha de buscarse en la tierra (III. IX, p. 293>-<br />

'lomo hi cita de Sergio Vertelli, en su capítulo •Storiografi, etudití, antiquari e politki- de la<br />

Storta <strong>del</strong>ta ¡etteratum italiana, Roma, Garzantí, 1972(5: 144).<br />

"' Véase la lectura política que <strong>del</strong> libro de Accetto propone Rosario Villar! en MI Elogio <strong>del</strong>ta<br />

dissimulazione: la lottapolítica nelSeicento, Bar!, Laterza, l'W (especialmente, pp. 7-48), Lejos de<br />

Identificarlo con un texto transido de un estoicismo escapista y resignado. Villar) considera que la<br />

Dissimulazione manifiesta voladamente una actitud de resistencia ante el poder iras el fracaso de<br />

los movimientos insurreccionales en el sur de [talla. Cabe decir que también <strong>Gracián</strong> ve en la disimulación<br />

una categoría aliada de la espera con la que el político aguarda pacientemente salirse con<br />

la suya. Así se observa en el Realce 3 <strong>del</strong> Discreto (.Hombre de espera), donde ademas la espera se<br />

asocia a disimuladores ejemplares, como Luis XI de Francia y Fernando el Católico.<br />

" A propósito de la disimulación, lo emplea asimismo Saavedra Fajardo en la Empresa 13: -<br />

y es generoso engaño el de la verdad- (S.^.-S). Cito las Empresas políticas por la ed, de Sagrario<br />

López Poza. Madrid, Cátedra, iooo. Significativamente el autor está hablando aquí <strong>del</strong> us de la<br />

-candidez real- que lia de acompañar a los Reyes. Pero nótese que esta cualidad, precisamente por<br />

ser puesta en USO se conviene en cierto modo en su contraria. Es uno de tantos ejemplos donde el<br />

lenguaje de Saavedra Fajardo tiende a -dcsconslruir- el significado habitual de los términos que<br />

pone en juego, algo también frecuentísimo en <strong>Gracián</strong>.<br />

[306]


• El MÁS PIÁIICO SABER- GRACIÁN Y IA DISIMUIACIÓN<br />

Pero la marginación <strong>del</strong> que nada tiene que perder está en las antípodas de<br />

los ideales grádanos. Kl estatuto necesariamente -político- e interdependiente <strong>del</strong><br />

hombre en la sociedad trae por consecuencia el que la verdad se haga a su ve/<br />

•política», maquillándose con las mismas argucias <strong>del</strong> engaño a combatir. Igual<br />

que en agudeza y arte de ingenio la formulación de la verdad se asocia a los<br />

arreos y cosméticos <strong>del</strong> disimulo (II, pp. 191-192)'-, el aforismo 210 <strong>del</strong> Oráculo<br />

proclama cómo «los diestros Médicos <strong>del</strong> ánimo inventaron el modo de endulzarla,<br />

que cuando toca en desengaño es la quintaesencia de lo amargo (...). Los<br />

principes no se han de curar con cosas amargas, para eso es el arte de dorar los<br />

desengaños-". liste carácter indigerible o socialmente intolerable de la verdad<br />

pura y completa constituye el motivo fundamental de la crisi ni de la Tercera<br />

Parle <strong>del</strong> Criticón, donde el anunciado encuentro con la Verdad se va postponiendo<br />

después que Critilo y Andrenio averiguan que el objeto de su búsqueda<br />

se halla de parto. Como no puede ser menos, ambos personajes nunca pueden<br />

contemplar directamente el fruto <strong>del</strong> embarazo, aunque sí averiguan en la crisi<br />

siguiente, que la Verdad ha dado a luz a su primogénito el Odio. La relación<br />

entre verdad y desastre social —favorecida porque aquélla, al correr de boca en<br />

boca, sirve de acicate a la murmuración— se ve compensada, de otro lado, por<br />

el un nuevo alumbramiento, ahora mucho más amable. Critilo y Andrenio tampoco<br />

han podido admirar todavía este segundo hijo, en la medida en que se<br />

trata precisamente -<strong>del</strong> postrero, el que llega tarde» (III, tv, p. 119)".<br />

La ambivalencia de la verdad queda aquí ejemplificada, señalándose cómo, si<br />

bien es capaz de engendrar el odio, puede también producir óptimos resultados<br />

mediante la espera (una interesante variación de la antigua imagen que considera,<br />

en cambio, a la Verdad hija <strong>del</strong> Tiempo)". Según las coordenadas léxicovalorativas<br />

<strong>del</strong> Oráculo manual, la cuestión es saber usar \n verdad o jugar coa<br />

ella, lo que en el plano temporal significa aguardar pacientemente el momento<br />

La referencia a Agudeza y arte de ingenio corresponde a la ccl. en tíos vols. de Evaristo<br />

Correa Calderón. Madrid. Castalia. 1969.<br />

Para el comentario de varios textos de Graeián concernientes a la representación de la verdad,<br />

puede verse también mi ensayo -Alegoría, verdad y verosimilitud en til Criticón-, en la citada<br />

colección til discurso de la rida. Aquí estudio las deudas a este respecto <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> greciano<br />

con el ile San Agustín y Juan l.uis Vives. Aurora libido muestra, por su parte, cómo Gradan tiende<br />

a criticar -la Nuda vertías horaciana, que popularizaron los emblemas y que Graeián identifica con<br />

la simplicidad- (-La historia de Momo y la ventana en el pecho-, p. 67).<br />

" Sobre el tópico <strong>del</strong> Odio como hijo de la Verdad en la literatura italiana de los siglos XVI<br />

y XVII. véase la Introducción de Salvatore Silvano Ninro a la Dissiiindazione de AccettO (xix-XXÜ),<br />

con abundante bibliografía.<br />

" Acerca de esta imanen, véase Erwin Panofsky, -El Padre Tiempo-, en Estudios sobre iconología,<br />

trad. Bernardo Fernández, Madrid, Alian/a Editorial, \ L )~?>. pp. 93-157.<br />

1307]


JORGE CHECA<br />

de insinuarla. Y puesto que el conocedor de la verdad dclx- prever sus daños o<br />

sus beneficios potenciales, el mismo grado de autoconciencia se aplica al disi­<br />

mulador consumado. El <strong>del</strong>ecto contrario le achaca Gradan a Tiberio, de quien<br />

dice en el Primor 17 <strong>del</strong> I/croe que -afectó (...) el disimular, pero no supo disi­<br />

mular el disimular- (266). Por su parte, Accetto también nota el fracaso <strong>del</strong><br />

emperador romano, atribuyéndolo con Tácito a una excesiva constancia en la<br />

práctica de la disimulación, que anuló por último sus efectos desconcertantes<br />

(l)issimulazione, 22). Pero ya Maquiavelo. al comentar la cita de Cicerón y Poli-<br />

bio sobre los disfraces animales, resaltó que el disimular no equivale exacta­<br />

mente a cubrirse con la piel de la raposa, sino a hacer imperceptible para los<br />

otros esa transformación interesada.<br />

Conducta autorreflexiva por excelencia, la disimulación impone una vigilada<br />

infatigable de los propios recursos. Kn este sentido, cabe comentar una suges­<br />

tiva reflexión de Giordano Bruno en la lixpulsiótt de la bestia triunfante i Sf Me­<br />

ció ele la bestia triunfante, 1SK4), texto cuya heterodoxia se encubre bajo la<br />

guisa desenfadada de un diálogo alegórico. Como sucede en /:'/ Criticón, la<br />

forma vela aquí una exposición transparente de los mensajes, y por eso no<br />

extraña que la disimulación sea también un asunto importante para Bruno. Sofía<br />

—dialogante maestra de la Expulsión—, la jerarquiza entre la Simplicidad y la<br />

Jactancia, calificándola de -sierva de la Prudencia y escudo de la Verdad- (211).<br />

El motivo de que la Disimulación sea inferior a la Simplicidad lo explica Sofía<br />

porque ésta -en cuanto que no aprehende y no reflexiona sobre su propio ser,<br />

se entiende que tiene semejan/a con la divinidad-, la cual, siendo ya absoluta y<br />

simplicísima no quiere ser otra cosa (210-11). La Disimulación, en cambio, par­<br />

ticipa de »lo que se siente y se contempla a sí mismo, se hace en cierto modo<br />

múltiple y, por decirlo mejor, otro y distinto, porque se hace objeto y potencia,<br />

cognoscente y cognoscible- (210)"'. Al tener que desdoblarse si quiere resultar tal<br />

y desea desempeñarse con éxito, el disimulador entra, pues, de lleno en el<br />

dominio humano de la multiplicidad, y podría añadirse, de la máscara, la con­<br />

tingencia y el cálculo, pero sin que tales renuncias dejen de ser necesarias en el<br />

mundo imperfecto que habitamos. Con sus mensajes cifrados y sus defensas<br />

retóricas no <strong>del</strong> todo diferentes a las de Gradan, el texto de Bruno, sin ir más<br />

lejos, es —como el disimulador— uno y otro a la vez.<br />

En la escala axiológica de los primeros siglos de modernidad, la disimula­<br />

ción, entonces, se afianza muchas veces en la categoría de virtud -menor- o<br />

Lis citas ele l.i Expulsión de ln IH-SIíII liiitiijiíiili' se refieren .i l;i ecl. y truel, ele Miguel Ángel<br />

Granada, Barcelona, Círculo de Lectores, 1995.<br />

[ 308 ]


• Fl MAS PIÁIICO SABFK- GRACIÁN V IA DISIMUIACIÓN<br />

imperfecta, aunque más necesaria que algunas de superior relumbre. La •debili­<br />

dad* que le achaca Frands Bacon puede suponer, si se quiere, un detecto intrín­<br />

seco, pero se adecúa bien al tipo de ideología exigida por una situación de<br />

turbulencia histórica'", lis en la vivencia moderna de permanente -estado de<br />

excepción» donde, según Walter Benjamín, florece la figura literaria —pero tam­<br />

bién real— <strong>del</strong> intrigante, y donde los tratados se inundan de una nutrida gale­<br />

ría de disimuladores y simuladores positiva o negativamente ejemplares: Tiberio,<br />

Scjano, Fernando el Católico, Luis IX de Francia.... hasta remontarse a persona­<br />

jes legendarios como lllises*". Por otro parte, el estatuto paradójico de la disi­<br />

mulación la convierte en instrumento conceptual propicio para mediar entre<br />

verdad y engaño, agresión y defensa, poder y subordinación, realidad y apa­<br />

riencia, naturalidad y artificio (y, recuérdese, con Gradan el mejor modo de arti­<br />

ficio consiste a veces en afectar su inexistencia). Sin embargo, la última paradoja<br />

acaso radique en que quienes se aventuran a escribir sobre la disimulación sue­<br />

len incurrir en sospecha: lo prueban los avalares personales de Ciracián, Maquia-<br />

vclo, o Accetto, por no sacar a colación la infausta suerte de Giordano Bruno.<br />

Por eso tiene razón Accetto cuando escribe que -de los excelentes disimulado­<br />

res que han sitio y son no se tiene noticia alguna- (-degli eccelenti dissimulatori,<br />

che sonó stali e sonó, non si ha notizia alcuna», (221): o como, no sin malicia,<br />

sostiene Ciracián en el Oráculo-. No es necio el que bcize la necedad, sino el qne.<br />

hecha, no la sabe encubrir (aforismo 126). De cualquier manera, las lecciones<br />

barrocas acerca de la disimulación continúan perfectamente vigentes en los<br />

tiempos actuales, y de seguro nuestro gran maestro sonreiría ante la sentencia<br />

de Groucho Marx: -HI secreto de la vida es la honestidad y el juego limpio... si<br />

puedes simular eso, lo has conseguido-.<br />

17 Bacon comienza su ensayo diciendo que la disimulación no es sino un -tipo menguado<br />

de sabiduría y política- (-a fainl kind i>f policy and wisdomO, do suerte que -los políticos más<br />

débiles son los grandes disimuladores-


C.RACIAN Y LA TEORÍA<br />

DE LA CONVERSACIÓN FRANCESA<br />

CHRISTOPH STROSETZKI I MUNSTUí<br />

Como es sabido, el comportamiento en la corte y en la conversación cortesana<br />

de la Francia absolutista <strong>del</strong> siglo XVII tuvo un significado especial. Kn un<br />

sistema en el que la posesión de poder económico o administrativo parecía<br />

tener menor importancia que un puesto concedido por el rey en la jerarquía déla<br />

corte, las formas simbólicas y la conversación eran de gran utilidad para la<br />

concesión y exhibición <strong>del</strong> puesto alcanzado en dicha jerarquía. La etiqueta servía<br />

para mantener la tensión entre el rey. la nobleza y la burguesía, la cual anhelaba<br />

las formas de vida cortesanas 1 . Por eso. autores como Rene Bary, Francote<br />

de Cailléres, Nicolás Farel. I'r. de Grenaille, Chevalier de Mere. Morvan de Bellegarde<br />

u Ortigue de Vaumoriére escribieron manuales y guías que familiarizaban<br />

al cortesano o al recién incorporado a la corte con el arte de la conversación.<br />

Un análisis crítico, que no podemos abordar aquí, de esta tradición tiene lugar<br />

con Blaise Pascal, 1.a Bruyére y La RochcfoucaukK La edición, traducida en<br />

Francia en el año KiSl por Amelot de la Houssaie bajo el título l.'homnw de la<br />

C'oiir. de la obra Oráculo manual nos muestra a <strong>Gracián</strong> en el ámbito francés.<br />

Se desarrolla en Francia una teoría diferenciada ele la comunicación, cuyas<br />

facetas se esbozan a continuación. Acto seguido, serán mencionadas las fuentes<br />

de la Antigüedad y <strong>del</strong> Renacimiento italiano, antes de que los autores españoles<br />

<strong>del</strong> Renacimiento, Lucas <strong>Gracián</strong> Danlisco, Boscán y Guevara, sean presentados<br />

como precursores. La mayor parte de la siguiente exposición se ocupa de<br />

la teoría de la conversación de <strong>Gracián</strong>. tal y como la presenta en su obra & Discreto.<br />

Teniendo en cuenta también a Juan Luis Vives, debe uno preguntarse si<br />

las aclaraciones de <strong>Gracián</strong> con respecto a la teoría de la conversación se encuadran<br />

dentro de la teoría de la conversación francesa o si. por el contrario, se<br />

diferencian esencialmente de ella.<br />

1 Véase NnrU-rt Ellas, Dfe bóflscbe Gesellscbaft, Berlín, 1969.<br />

Véase Christoph Simsctzki, Rbétorique de la conversation. Su dimensión littéralre el Unguisin/iic<br />

ihiiis tu sociétéfranfaise du XVHe siécle, Parls-Seattle-Tübinjicn. iw-i, Hiblio 17, p. 20.<br />

[311 1


CHRISIOPH STROSFT7KI<br />

A) LA TEORíA DE LA CONVERSACIóN EN LA FRANCIA DEL SIGLO XVII<br />

Fn Francia, trente a un planteamiento descriptivo, se encuentra otro normativo.<br />

Fn cuanto al primero, Guez de lialzac señala en el año 1665: -Ce serait une<br />

satisfaction sans pareille. de savoir les bonnes dioses, qui se disaient entre Scipion<br />

et Laelius, Atticus et Cicerón, el les autres honnesles gens de chaqué siecle.<br />

d'avoir, dis-je, une Histoire de la Conversaron [...] pour ajouter á celle des<br />

Afrailes el de l*État«*. Mlle. de Scudery prefiere, en cambio, el enfoque normativo:<br />

«J'avoue que je voudrais bien c|ii'il y eut des regles pour la conversation.<br />

comme il y en a pour beaucoup d'autres dioses»'. Así pues, se desean reglas,<br />

por parte <strong>del</strong> rey en primer lugar, pata expresar grados jerárquicos en la noble/a<br />

cortesana por medio de la etiqueta y el reglamento conversacional, y por pane<br />

de los cortesanos, en segundo lugar, que no quieren atentar contra el lenguaje<br />

de esta jerarquía; ya que quien infringe estas reglas agrede el sistema, es relegado<br />

a la burla y se pone en ridículo públicamente.<br />

Naturalmente, y esto lo salden a ciencia cierta los teóricos franceses de la conversación,<br />

no siempre es fácil servir de mediador entre una regla abstracta y una<br />

compleja situación comunicativa. En sus escritos dan amplias aclaraciones sobre<br />

un difícilmente concebible «je ne sais quoi-, un juicio que quizá sea innato o<br />

bien susceptible de ser aprendido por medio de continua práctica. De todos<br />

modos, las reglas de conversación no permiten libertad de acción. No diferencian<br />

entre el dominio público y el privado; son válidas tanto en las reuniones de<br />

negocios como en las conversaciones privadas o en los juegos de azar. Kn la<br />

Francia <strong>del</strong> siglo XVII se definió al interlocutor ideal de la conversación: tiene<br />

siempre a disposición el comentario oportuno. Dado que sabe de todo un poco,<br />

es la contrafigura positiva <strong>del</strong> pedante, que sabe todo sobre un tema pero qLie<br />

en otras (Rasiones debe callarse. Fl interlocutor de la conversación ideal se distingue<br />

por la cumpla ¡sanee, lo cual le impide querer seguir defendiendo e imponiendo<br />

una opinión propia tras haber sido contradicha con otra. Debe atenerse<br />

en todo a un término medio, para no quedar mal, y no debe incomodar a nadie,<br />

sobre lodo por medio <strong>del</strong> amaneramiento.<br />

Los tratados ofrecen gran cantidad de reglas y de análisis. Prohiben, por una<br />

parte, la exhibición de conocimientos y diferencian, por otra, entre interlocutores<br />

de rango superior, <strong>del</strong> mismo rango y de rango inferior, los cuales son según<br />

el propio rango tratados de diferente manera. Desagradables son los interlocutores<br />

de la conversación que, por ejemplo, tienen secretos, que siempre sospe-<br />

312<br />

J.-L. Guez de Bahac, aturres. Val. Gomar», ed (1665), Genf, 1971; i. i. p. 135.<br />

Mlle. ck' Scudéry, Conversation sur de divers sujets, Paria, 1680, i. 1, p. 38.


GRACIÁN Y IA IFORÍA Dt IA CONVERSACIÓN FRANCESA<br />

clian lo peor <strong>del</strong> otro o que son tan brillantes que dejan a los otros relegados<br />

totalmente a un segundo plano. Se aconseja, por tanto, tratar a los interlocuto­<br />

res con un esmero especial conforme a la regularidad de los encuentros. Asi­<br />

mismo, se continúa discutiendo en los tratados franceses de si es ventajoso para<br />

un interlocutor de la conversación hablar mucho y a menudo o si, por el con­<br />

trario, es mejor hablar poco y solo de vez en cuando; se discute sobre el signi­<br />

ficado que tiene el callar en la conversación y cómo se emplean más<br />

adecuadamente medios de conversación como la burla, el cumplido, el elogio,<br />

la contradicción, la alusión indirecta, la broma o la ambigüedad.<br />

¿Cuáles son los temas que <strong>del</strong>x* tener la conversación? ¿Un tema único o una<br />

amplia variedad de temas? ¿Cuáles son los pasos que se recomiendan para cam­<br />

biar de un tema a otro? Algunos temas posibles como temas políticos, noveda­<br />

des privadas, acontecimientos dramáticos o insignificantes, son sistematizados en<br />

los tratados con sus ventajas e inconvenientes. De igual manera, se plantea la<br />

duda de si se debe establecer un catálogo de temas para poder preparar las con­<br />

versaciones, lo cual depende nuevamente de los diferentes tipos de conversa­<br />

ción. Kl tipo de conversación es, en el sentido estricto de la palabra, la<br />

-conversation enjouée-; la «conversador) moyenne» es una mezcla y a la •conver-<br />

sation sérieusc" no se le asigna el nombre de -conversación» ya que tiene más<br />

similitud con el debate o con las discusiones entre especialistas.<br />

La reglamentación francesa no tenía límites: se empezó a tipificar la sonrisa y<br />

la risa. Un visitante tenía que formar sus apreciaciones sobre el anfitrión antes<br />

de la conversación: si el anfitrión era <strong>del</strong> mismo rango que el visitante, éste<br />

podía llamar a la puerta; sin embargo, si el anfitrión era de un rango superior,<br />

el visitante solo podía arañar cuidadosamente la puerta con las uñas.<br />

Todas estas reglas pertenecían a la biciiscaiicc, una doctrina desarrollada a<br />

partir <strong>del</strong> aptum de la Retórica, la cual quiere colocar las acciones y las palabras<br />

en el lugar que les corresponde. Para ello había que tener en cuenta la propia<br />

edad, la propia posición social, la posición social <strong>del</strong> otro, al igual que el tiempo<br />

y el lugar. Aquí se plasma la idea de un cosmos armónico, en el que uno está<br />

integrado, siempre y cuando se tengan en cuenta tan sólo sus propias leyes. Por<br />

ello las reglas de conversación no son consideradas una carga, sino más bien el<br />

privilegio de un orden civilizado y aceptado en su forma jerárquica. Kl no res­<br />

petar estas reglas no conduce, según la opinión de los autores franceses <strong>del</strong><br />

siglo XVII, a la libertad, sino que por el contrario conduce a la barbarie <strong>del</strong> pue­<br />

blo. Seguirlas, por tanto, crea una formación rica en matices y adaptada a las<br />

necesidades de la forma de vida aristocrática, así como el perfeccionamiento de<br />

la conversación.<br />

[313]


B) PRECURSORES EUROPEOS<br />

CHRISTOPH 51ROSEI7KI<br />

Escritos de diferentes épocas sobre educación influyeron en el siglo XVII. 1.a<br />

influencia empieza ya en la Antigüedad, concretamente con Aristóteles. Plutarco.<br />

Cicerón, Quintüiano, Séneca, con el estoico Dionysius Cato o con la escuela de<br />

Sálenlo'. En la Edad Media son conocidos los tratados de conducta en latín de<br />

la comunidad clerical y. a partir <strong>del</strong> siglo XIII, los mismos en lengua vernácula,<br />

sobre todo los <strong>del</strong> entorno de la sociedad cortesano-caballeresca". Importantes<br />

mo<strong>del</strong>os italianos <strong>del</strong> Renacimiento son // Corlegicim» U52H) de Baldesare Castiglione,<br />

// Getlateo (155H) de Giovanni <strong>del</strong>la Casa y de Stefano Guazzo La dril<br />

conrersazione (15K6). Un significado especial, en relación con el erasmismo<br />

español, corresponde, por una parte, a la obra La lengua, como Aurora Egido<br />

ha señalado ; pero, por otra parte, también a la obra De cirilitate moriim ptterílium<br />

(publicada en 1>II), un libro que Erasmus de Rotterdam escribió para el<br />

joven Henri de Bourgogne en 1*530. Tanto el texto latino, el cual empieza con el<br />

alfabeto y que introduce al alumno, tan pronto como aprenda a leer, en el ceremonial<br />

de palacio, como sus traducciones e imitaciones, pertenecían a las lecturas<br />

obligatorias en las escuelas. El libro tuvo hasta el siglo XVIII 130 ediciones".<br />

Erasmus es un ejemplo de cómo se ha desarrollado el humanista en el Renacimiento,<br />

a partir de la función <strong>del</strong> Clmmmaticus que enseñaba latín, el cual seculariza<br />

los -espejos de príncipes- medievales y los traslada a las formas de<br />

conducta de otras capas o profesiones de la sociedad'.<br />

C) LOS AUTORES RENACENTISTAS ESPAÑOLES INFLUIDOS POR ITALIA<br />

1.a estandarización y reflexión de la vida cortesana se establece, tanto en<br />

España como en el resto de Europa, en la época <strong>del</strong> Estado absolutista. Y, así,<br />

encontramos la traducción española de la obra de Castiglione Libro <strong>del</strong> C'orte-<br />

Véase Aurora Egido, -Introducción», en <strong>Baltasar</strong> Gradan, BiDiscreto, A. Egido (ed.), Madrid.<br />

Alianza. 1997, p. 19.<br />

véase E. Ruin-, liiicrsucbungen 211 den altfhtnzósiscben Überselzungen derdistieba Catonis,<br />

Munchen, 1968.<br />

Véase Aurora rígido, -De Ui U'iif>uei de Erasmo al estilo de Gradan», en A. Egido, üi rosa<br />

<strong>del</strong>.silencio, Rundios sobre (,'mciiiti, Madrid. Alian/a. 1996, pp. 17-47.<br />

Norbert Elias, Überden l'rozejsder '/.ivilisatiou, Krankfurt, 1977/8, t. I. pp. 66, 76 y ss.<br />

A esle respecto véase Chr. Stroselzki, -Der Ralsherr ini Siglo de Oro: ein Berufebild z\\ ischen<br />

Fürstensplegel, bflrgerlicher Emanzipatlon und literarischer Satire», en Duke el decorum est<br />

pbitologiam cobre. Pestscbíifl Jür Dtetrtcb Briesemeísler zu seinem 65. Gebuiisioi>, Syhille Oróse<br />

und Axel SchOnberger, eds., Berlín, Dormís Bditoria Europaea, 1999, pp- 657-677.<br />

[314]


GUACÍAN Y IA TEORÍA DE IA CONVERSACIÓN FRANCESA<br />

glano hecha por Uoscán en 1534, pocos años antes de eme apareciera en 1539<br />

y bajo influencia italiana la obra Aviso de privados de Antonio Guevara, lis de<br />

suponer también que hulx> un contacto personal entre Guevara y Castiglione<br />

antes de 1529'". Boscán define en su «Prólogo <strong>del</strong> Intérprete- el objetivo de su<br />

libro: -La materia de que trata (...) es hazer un cortesano perfecto». También<br />

quiere tener en cuenta el diferente significado de conceptos y costumbres en Italia<br />

y Kspaña". Otro ejemplo español de la influencia de Castiglione, al que no<br />

queremos acercarnos aquí, ya que apareció casi un siglo más tarde, es Elpassa-<br />

}>ero (1617) de Suárez de Figueroa'-. Gradan nombra expresamente el libro de<br />

Castiglione Libro <strong>del</strong> Cortef>iano como su fuente en varias ocasiones 11 .<br />

También la obra Calateo español de Lucas Gradan Dantisco, publicada en<br />

1590, se emparenta con un mo<strong>del</strong>o italiano, el Calateo de Helia Casa. F.s, al<br />

mismo tiempo, una nueva versión y una traducción: «Aviendo visto en el discurso<br />

de mi vida, por experiencia todas las reglas de este libro [...] traduciéndolas<br />

<strong>del</strong> galateo Italiano, y añadiendo al propósito otros cuentos-". Gradan<br />

Dantisco da reglas «para que communicando y tratando con la gente, seas bien<br />

acostumbrado, y tengas trato y conuersaeión apazible y agradable». Muestra<br />

-modo y manera de palabras y costumbres con que te has de gouernar»". listas<br />

-Sciencia y regla- varían de país a país'". No están fundadas éticamente, sino<br />

estéticamente por medio <strong>del</strong> criterio <strong>del</strong> enojo. -Cada acto que es de enojo, o<br />

enfado a qualquier de los sentidos- 1 " tiene cjue evitarse a toda costa en presencia<br />

de otros, y ya, por ejemplo, en la elección de los temas de conversación. No<br />

es la utilidad ética la que ocupa un primer lugar, sino la satisfacción estética por<br />

la diversión. La buena fama y el interés personal en conservarla, así como evitar<br />

atentar contra el buen gusto, forman el objetivo y la base de la concepción<br />

de Gradan Dantisco sobre la comunicación verbal.<br />

"' Véase Agustín Redondo, Antonio de Guevara et ¡"Espagtte de son temps, Genf, 1976, p. 590.<br />

" El Cortesano, Traduzida de Italiano en nuestro vulgar Castellano, /x>r Hoscán, Salamanca,<br />

1981, p. 7.<br />

'-' Véase i-miliitta Panizza, -El caballero de Suárez de Figueroa entre // Cortegiano y i'l Discreto,<br />

Criticón. 39, (1987). pp. s-62.<br />

" Véase Manfred Hinz, -Castiglione und Gradan: Bemerkungen zur Strategie h&nscher Sprache-,<br />

en Sebastian Neumeister y Dietrieh liriesemeister (eds.), /:'/ intuido ele Gradan. <strong>Actas</strong> <strong>del</strong> Coloquio<br />

<strong>Internacional</strong> Herlin /


CHRISIOPH STKOSEIZKI<br />

Cierto que el obispo A. de Guevara considera el hablar como un don de Dios,<br />

lo que da superioridad al hombre sobre el animal. Cita las palabras de Juan -Ipsi<br />

de mundo sunt el ideo de mundo loc|iiniur-, según el cual es por medio de las<br />

palabras como se puede diferenciar a los devotos de los pecadores, cuyo hablar<br />

contiene envidia y ambición y no a Dios. Sin embargo, se refiere en su obra<br />

Aviso de privados* al ámbito cortesano aconsejándole un buen dominio de la<br />

conversación. He esta manera, el cortesano debe conocer el carácter <strong>del</strong> príncipe<br />

para poder decir solo cosas agradables. Si quiere lograr reconocimiento, entonces<br />

no deberá hablar demasiado a menudo con el príncipe, sino en ocasiones<br />

importantes. Especialmente, un cortesano no debe hablar con el príncipe para<br />

quejarse de los otros, desvelar secretos, bromear o adular. Si uno quiere gustar al<br />

principe, entonces se preocupará solamente en servirle y hablará poco. El cortesano<br />

al hablar no deberá toser, escupir, jugar con los dedos u oler a ajo o a vino.<br />

Evitará mencionar las proezas heroicas de sus antepasados, ensalzar los méritos<br />

propios e insistir en mantener su propia opinión <strong>del</strong>ante <strong>del</strong> principe. Más bien<br />

deberá callarla o disimularla si quiere seguir siendo apreciado. El principe puede<br />

bromear con todas las personas de la corte, así como también podrán hacerlo los<br />

cortesanos entre sí, pero bajo ningún concepto el cortesano con el príncipe. 1.a<br />

situación comunicativa cortesana es, por tanto, a los ojos de Guevara, jerárquica.<br />

Las posibilidades de intervención en la conversación serán asignadas según la<br />

posición social; en este sentido, el criterio de provecho individual y la utilidad no<br />

presentan ningún vínculo ético o religioso. Guevara critica el hablar con frecuencia<br />

no |"K>r motivos religiosos, sino para exponer las desventajas concretas al<br />

cortesano, que no debe ser considerado un charlatán, sino que, como privado o<br />

titular de un cargo, debe explicarse de forma concisa.<br />

D) LA TEORíA DE LA CONVERSACIóN DE GRACIáN<br />

También <strong>Gracián</strong>, sobre todo en su obra /:'/ Disocio, se ocupa exhaustivamente<br />

de la conversación'". La considera algo muy importante cuando pone de<br />

relieve que -la mitad de la vida se pasa conversando"'". Y, como los teóricos<br />

'" Antonio de Guevara, Aviso de privados y doctrina de cortesanos, en Obras; Valladolid,<br />

MDXXXDÍ, pp. 6-44.<br />

'" l'ara la forma <strong>del</strong> texto Véase* Dieler Janik, -V.í arlo do la prosa en El Discreto; en /:'/ mundo<br />

de Gradan. <strong>Actas</strong> <strong>del</strong> Coloquio internacional lu-rlin i'xss, pp. .-w-50; Sebastian Neumoisior. -Yisua-<br />

Lización verbal en /:/ Discreto de <strong>Gracián</strong>*, Studia áurea. <strong>Actas</strong> <strong>del</strong> lll <strong>Congreso</strong> de ¡a AJSO, l. Arellano<br />

ct al. (eds.), ni. pp. 355-367.<br />

" <strong>Baltasar</strong> Gradan, El Discreto, en El Héroe, El Político. El Discreto, Oráculo manual y arte de<br />

prudencia, Arturo <strong>del</strong> Hoyo, eil., Barcelona. Plaza ¿i Janes, 2(>2; esta edición de Gradan se toma<br />

también como base en las siguientes cicas,<br />

[316]


GRAOAN Y IA ItORIA l)f IA < 'ONVtRSAf ION UÍANCFSA<br />

franceses contemporáneos, <strong>Gracián</strong> reúne las reglas de la conversación en un<br />

arle que le parece está por encima de las artes liberales: -más honró este arte de<br />

conversar, que todas juntas las liberales- (260). Aun cuando se trata tan solo de<br />

analizar componentes de la conversación, las valoraciones de <strong>Gracián</strong> se dife­<br />

rencian poco de las de los franceses. Aconseja se usen las bromas como la sal;<br />

nada es más insustancial que el estar bromeando continuamente. A quien bro­<br />

mea sin cesar, como al mentiroso, no se le puede creer; no por temor de que<br />

mienta sino [M>r temor de que esté bromeando. No se diferencian de los insen­<br />

satos, ya que con su irreflexión consiguen lo mismo que aquéllos con sus caren­<br />

cias. -Un mismo ejercicio tienen, que es entretener y hacer reír, unos de<br />

propósito, otros sin él- (276). lino debería tener cuidado de no convertirse en<br />

un -sazonador de dichos y aparejador de la risa- (277); depende <strong>del</strong> uso espo­<br />

rádico y preciso: -F.l varón discreto juega también esta pieza <strong>del</strong> donaire, no la<br />

afecta, y esto es su sazón- (277). Lo mismo es válido para la burla, cuya exage­<br />

ración no es divenida para ninguno de los implicados, sino más bien molesta<br />

(276). Quien bromea demasiado da la impresión de no ser serio; quien se mofa<br />

demasiado resulla desagradable. Asimismo, el que adula a los otros o habla<br />

según su gusto se acredita como su esclavo. <strong>Gracián</strong> señala su posición jerár­<br />

quica en la conversación al denominarles «espíritus serviles- (247) y contrapo­<br />

nerles a los -superiores- (246). Pero igualmente lo contrario es erróneo; <strong>Gracián</strong><br />

consitiera -camaleones <strong>del</strong> aplauso, dando a todos hallazgos de risa- (326), a los<br />

interlocutores de la conversación cuando sólo se esfuerzan en destacar su pro­<br />

pia superioridad, cuando todas sus acciones aparecen como heroicidades,<br />

cuando su vida consta exclusivamente de hechos extraordinarios y cuando sus<br />

vivencias son golpes de fortuna y méritos únicos. <strong>Gracián</strong> tiene, en cambio, por<br />

más hábiles a los que en la conversación callan- 1 y con ello esconden su nece­<br />

dad y conservan su reputación (240).<br />

Junto a las acciones como la broma, la burla, el halago, la jactancia y el<br />

callar, se contemplan también contenidos y temas posibles en la conversación.<br />

Eli un principio se plantea la cuestión de cuál es el criterio para la disposición<br />

de los respectivos temas. La selección adecuada depende <strong>del</strong> tiempo, respeta el<br />

cargo, diferencia según el rango y se adapta a las diferentes ocasiones (281). Se<br />

basa en el principio de la comimiencia, que corresponde al término francés<br />

bienséance, concretamente al postulado retórico <strong>del</strong> aptutn. Decisivo para la<br />

valoración no es el hablante, sino el oyente: «¿Qué importa que sean muy al<br />

En cuanto .1 l.i relevancia <strong>del</strong> silencio en relación con el laconismo, el conceptismo, la sabiduría,<br />

la cultura cortesana y la retórica, véase Aurora Egido, -/:'/ Criticón y la retórica <strong>del</strong> silencio-,<br />

en La rosa <strong>del</strong> silencio, pp. 48-65 (especialmente, pp. 49, 53, 59).<br />

[317]


CHRISIOPH STROSETZKI<br />

gusto <strong>del</strong> orador las cosas, si no lo son al <strong>del</strong> auditorio para quien se sazonan?-<br />

(280). Kn otro apartado, <strong>Gracián</strong> recomienda a las profesiones más diversas la<br />

consideración <strong>del</strong> -gusto ajeno universal, que es la norma <strong>del</strong> elegir- (280).<br />

Según <strong>Gracián</strong> hay quien conoce no sólo los gustos ajenos, sino también los<br />

temas adecuados en cada caso: -Luce, pues, en algunos una cierta sabiduría cortesana,<br />

una conversable sabrosa erudición, que los hace bien recibidos en todas<br />

partes, y aun buscados de la atenta curiosidad- (257). Son los -apreciadores de<br />

todo sazonado dicho y observadores de todo galante hecho, noticiosos de todo<br />

lo corriente en cones y en campañas, listos son los oráculos de la curiosidad y<br />

maestros desta ciencia <strong>del</strong> buen gusto- (257). No han adquirido sus conocimientos<br />

en libros, sino en la «erudita conversación- (257s.): «un platico saber de<br />

todo lo corriente, así de efectos como de causas, que es cognición entendida,<br />

observando las acciones mayores de los príncipes, los acontecimientos raros, los<br />

prcxligios de la naturaleza y las monstrosidades de la fortuna- (258). Sin<br />

embargo, <strong>Gracián</strong> excluye un tema de la conversación: el Yo, <strong>del</strong> hablante<br />

correspondiente. Los elogios hechos a uno mismo surten el efecto de convertirse<br />

en reproches puesto que la ostentación provoca envidia. Por eso, aquellos que<br />

más merecen los elogios siempre son los que hablan menos de sí mismos (291<br />

s.). Con las colecciones de sentencias y con las compilaciones de graneles<br />

hechos se gana la -dulcísima munición toda para conquistar el gusto- (259). No<br />

obstante, hay eme observar lo que está de moda en la corte. Como en Francia,<br />

donde la conversación cortesana es atribuida al honnéte bomme y la pesada al<br />

púdanl. también en <strong>Gracián</strong> se reconoce al pedante por el uso de sentencias<br />

anticuadas, -porque sentencias rancias, hazañas carcomidas, es tan cansada<br />

como propia erudición de pedantes y gramáticos- (260).<br />

La elección de los temas de conversación determina entonces el tipo de interlocutor<br />

de la conversación. Por una parte, está el pedante, torpe en la conversación;<br />

éste provoca continuamente indignación, con su hablar tenso; desprecio,<br />

con su continuo bromear; tristeza, con su continuo filosofar; y disgusto, con su<br />

continua burla (268). Otros ejemplos son el soldado, que únicamente sabe<br />

hablar de sus campañas militares, y el comerciante, que sólo lo hace de sus<br />

ganancias. Los pedantes se aferran a un tema; <strong>Gracián</strong> los llama -hombres de un<br />

verbo. Sísifos de la conversación que apedrean con un tema- (267). Por otra<br />

parte, está el interlocutor de la conversación ejemplar, cuya divisa es la variedad<br />

y que se comporta en la corte como si nunca hubiera participado en campañas<br />

militares y en el campo de batalla como si nunca hubiera sido un cortesano<br />

(268). Tanto aquí como allí, <strong>Gracián</strong> se mueve dentro <strong>del</strong> marco de la teoría de<br />

la conversación francesa, y subdivide los posibles interlocutores de la conversación<br />

jerárquicamente según si pertenecen a una posición social más alta o a una<br />

más baja. Dependiendo de ello, aconseja una osadía más o menos grande ante<br />

[3181


GUACÍAN Y IA IEOÜÍA DE IA CONVERSACIÓN ESANCESA<br />

ellos; sin embargo advierte de recaer en la timidez y en la cobardía (246). Es la<br />

auctorilas. postulada ya por la antigua Retórica para el orador, la que hay que<br />

limitar en las conversaciones con príncipes y con personas con una posición<br />

social superior. El interlocutor de la conversación ideal no es sólo un buen<br />

oyente (270), sino que además es como descifrador de intenciones y de fines<br />

-varón juicioso y notante [...] Todo lo descubre, nota, advierte, alcanza y comprehende,<br />

definiendo cada cosa por su esencia» (320s.).<br />

Para <strong>Gracián</strong> existe, como en la teoría de la conversación francesa, un principio<br />

central: el -gran arte de agradar- (335). <strong>Gracián</strong> explica esto con ejemplos:<br />

•Las mismas cosas dirá uno que otro, y con las mismas lisonjeará éste y ofenden!<br />

aquél: tanta diferencia y importancia puede caber en el cómo, y tanto<br />

recaba un buen término y desazona el malo. (...) Sobre todo se precia de dorar<br />

el -no-, de suerte que se estime más que un -sí- desazonado- (335). Condición<br />

para gustar es que nadie sobresalga demasiado, ya que si no provoca la envidia;<br />

como <strong>Gracián</strong> aclara con la imagen según la cual todos tropiezan en el<br />

ladrillo que sobresale a los demás. <strong>Gracián</strong> aconseja un -buen medio- en todo<br />

(284) y se remite con ello a la antigua áurea medioctitas. Más sorprendente le<br />

parece a <strong>Gracián</strong> que haya personas que cultiven una particularidad «afectadamente<br />

extravagante-, solo para diferenciarse de los demás (305). Los amanerados<br />

que no tienen en cuenta el término medio se convierten en blanco de la<br />

risa. <strong>Gracián</strong> comenta: -Nunca se ha de dar materia de risa ni a un niño, cuando<br />

menos a los varones cuerdos y juiciosos; y hay muchos que ponen todo su cuidado<br />

en dar que reír y que estudian cómo dar entretenimiento a las hablillas»<br />

(307). Para que los interlocutores de la conversación se puedan estimar adecuadamente,<br />

hay que respetar constantemente el término medio. La constancia<br />

es, pues, otro principio importante de conversación. <strong>Gracián</strong> ejemplifica así:<br />

-Hay hombres tan desiguales en las materias, tan diferentes de sí mismos en las<br />

ocasiones, que desmienten su propio crédito y deslumhran nuestro concepto<br />

[...1. Hacen con esto tan enfadosa su familiaridad, que huyen todos <strong>del</strong>los»<br />

(264s.). Por ello. Gradan aconseja: -No rendirse al humor- (297) y explica: -Hay<br />

algunos tan extremados impertinentes, que siempre están de algún humor,<br />

siempre cojean de pasión, intolerables a los que los tratan, padrastros de la<br />

conversación y enemigos de la afabilidad, que malogran todo rato de buen<br />

gusto. [...] A cada razón tienen su contra, oponiéndose luego a lo que el otro<br />

dice, no más de porque se a<strong>del</strong>antó- (299). Y continúa: -Van a la conversación<br />

como a contienda- (300). Cjuien se deja dirigir por las pasiones o los caprichos,<br />

no alcanza la constancia como tampoco el término medio. Por el contrario,<br />

<strong>Gracián</strong> aconseja, siguiendo la tradición estoica, el dominio de la razón: -Una<br />

gran capacidad no se rinde a la vulgar alternación de los humores, ni aun ciclos<br />

afectos, siempre se mantiene superior a tan material destemplanza. Es efecto<br />

[3191


CHItISIOPH STROSFI7KI<br />

grande de la prudencia la reflexión sobre sí, un reconocer su actual disposición,<br />

que es un proceder como señor de su ánimo- (298).<br />

E) EL CONTEXTO DE GRACIáN<br />

Los principios <strong>del</strong> agradar, <strong>del</strong> término medio, de la constancia y <strong>del</strong> control<br />

de los caprichos y afectos sirven para la optimización de la conversación. <strong>Gracián</strong>,<br />

al postular, se mueve dentro <strong>del</strong> marco de los teóricos de la conversación<br />

franceses, mejor dicho, de sus mo<strong>del</strong>os italianos y de sus imitadores españoles:<br />

Boscán, <strong>Gracián</strong> Dantisco y Guevara. La cuestión es si las declaraciones de <strong>Gracián</strong><br />

se reducen a eso o si sobrepasan este marco puramente práctico e incluso<br />

quizá lo relatívizan. Un primer indicio para esto último es que <strong>Gracián</strong> no se<br />

conforma con el aparentar, sino que da más importancia al ser, por ejemplo,<br />

cuando quiere distinguir a los hombres inteligentes por cuanto más bien se<br />

esfuerzan en ser grandes que en parecerlo (295, 326). Que el fundador de la<br />

Compañía de Jesús, Ignacio de Loyola, diera por su parte y como antiguo cortesano<br />

consejos sobre la conversación para poder valorar y tratar debidamente<br />

al interlocutor de la conversación, es seguramente, como muestra G. Poppen-<br />

Ix-rg-', solo un aspecto.<br />

En otro punto más importante <strong>Gracián</strong> se aleja de la tradición italiano-francesa<br />

y es que no solo le interesan las reglas prácticas de comportamiento, sino<br />

también las bases psicológicas. Analiza, como el humanista español Huarte, el<br />

talento dado al individuo por la Naturaleza 29 . A través de un determinado ingeniutn<br />

se capacitan las personas para los diferentes cargos (241). lin este sentido,<br />

le parece a él mucho más importante sustituir el azar por una precisa selección.<br />

Así, <strong>Gracián</strong> diferencia a los que piensan de manera prudente y lenta de los que<br />

reaccionan rápida y animosamente (301-302). Por su talento natural, los primeros<br />

le parecen adecuados para recibir una posición de liderazgo, mientras que<br />

los otros están predestinados al segundo lugar (330). No hay mayor suerte o<br />

mayor desgracia que la posesión o falta de inteligencia (339). Para <strong>Gracián</strong>, es<br />

de vital importancia la diferencia entre natura y ars, que permite progresar, en<br />

el ámbito psicológico y por medio de ars, es decir, de la adquisición de aptitudes,<br />

basándose en los factores impuestos por la Naturaleza, como ingenio, rapi-<br />

Gethaid Poppenberg, •Ganz veneufell human. <strong>Gracián</strong> ;ils Moialist», en Ei mundo de <strong>Gracián</strong>.<br />

<strong>Actas</strong> <strong>del</strong> Coloquio <strong>Internacional</strong>, pp. 171-202. aquí 179; pan Rlbadeneira, véase A. Egido,<br />

•Introducción», p. ¿2.<br />

-' Véase Juan Huarte, Examen de ingenios, para las sciencias, Baeza, 1575.<br />

[320]


(iKA( lÁN Y IA IIOÍÍA Of IA CONVIRSAC ION IKANt ISA<br />

dez tle reflejas e inteligencia: -Requiérese el continuado ejercicio en los<br />

empleos, que tle la continuidad de actos se engendra el hábito señoril.<br />

Comienza por la naturaleza y acaba de perfeccionarse con el arte- (245). Aquí,<br />

donde se forma el talento a través tle la práctica, le sirven a (inician, a diferencia<br />

tle a la mayoría de los teóricos de la conversación franceses, la ética-' y la<br />

educación" para el perfeccionamiento 16 de un héroe ejemplar por medio tle ars.<br />

(inician no se detiene en el cont>cimiento tle la naturaleza humana necesario<br />

para la práctica de la conversación, sino que lo contrapone al difícil e importante<br />

conocimiento tle uno mismo (273). En boca <strong>del</strong> rey Femando pone la sentencia<br />

tle que uno debe ser primero señor tle sí mismo para después ser<br />

reconocido como señor por los demás (252). A las ofensas se las tiene que responder<br />

con una superioridad fundada cristianamente: -Así mi esfera es la generosidad,<br />

blasón de grandes corazones; y grande asunto mío, hablar bien <strong>del</strong><br />

enemigo, a aun obrar mejor: máxima de la divina fe, que apoya tan cristiana<br />

galantería- (254).<br />

üi educación no se limita, según <strong>Gracián</strong>, a la información superficial, que<br />

permita hablar tle lodo en la conversación. Naturalmente, se hace también uso<br />

eficaz tle ella en la conversación. A (inician le parece indispensable, para poder<br />

valorar adecuadamente las palabras y los hechos de los tiernas (259). No obstante,<br />

<strong>Gracián</strong> aclara, sobre totlo en el último capítulo de la obra /:'/ Discreto,<br />

-Culta repartición de la vida tle un discreto-, que para él el primer lugar no lo<br />

ocupa la mera conversación, sino la erudición, cuya adquisición el discreto<br />

repane en las diferentes edades. En primer lugar, se tiene que familiarizar con<br />

las lenguas más importantes, tiene que adquirir conocimientos históricos, debe<br />

leer a todos los verdaderos poetas, <strong>del</strong>x,' estudiar Ciencias Naturales, Cosmografía,<br />

Astrología, Filosofía, pero sobre todo Filosofía moral, y finalmente debe<br />

coronar sus estudios con la lectura de la biblia. Los viajes le deben familiarizar<br />

con las regiones tle Fu ropa y conducirle a los príncipes más importantes y a los<br />

hombres más grandes tlel mundo, hasta que al final, a edad madura, pueda<br />

reflexionar sobre lo leído y visto y así tenga acceso a la Filosofía. Fn cuanto a<br />

Véase Felice (¡ambin, -Anotaciones sobre el concepto de -virtud- en <strong>Baltasar</strong> (inician-.<br />

SuplementosAnlhrnltos, y!, 5. (febrero 1993), pp. 62-76.<br />

-' s Véase Ricardo Senabre, -Un proyecto ético y estético», Suplementos Antbropos, 37, 5,<br />

(febrero 1993), pp. I71-I7Í, aquí 171.<br />

* W. Lasinger ve por eso en (inician una -Slrelx-nselliik- en contraposición con una -SollensethÍk-¡<br />

sin embargo, desconoce el planteamiento pedagógico universal de (inician y se remite a un<br />

individuo excepcional tle la clase alia. Wolf¿>am> Lasinger, Aphoristik uncí /iiti-rtexttui/iltV IH'í Itultusor<br />

Gradan, Tübingen, ¿


CHRISIOPH SIÜOSHZKI<br />

esta última, Gradan no la ve anclada en la vida terrenal: «La misma filosofía no<br />

es otro que meditación de la muerte, que es menester meditarla muchas veces<br />

antes para acertarla hacer bien una sola después- (350)".<br />

En efecto. Gradan recomienda conservar la apariencia de la mediocridad en<br />

la conversación. Por lo demás, lija como objetivo la perfección. Posiblemente, la<br />

contradicción entre la exigencia de igualdad y desigualdad, la cual también se<br />

muestra en el Oráculo manual 1 ", no proviene de la tradición italiana-"'. Según<br />

(iracián, en la formación de una obra no cuenta la rapidez, pero sí la perfección<br />

(301). Lo que se lleva a cabo rápidamente no sirve de mucho (309). Por eso. el<br />

tiempo es indispensable para alcanzar la perfección (313). Continuamente. Gradan<br />

está postulando sobre la perfección (315-317, 3í3s.). Kn particular explica<br />

lo que pertenece a la perfección formal. Ni siquiera la devoción le es suficiente<br />

sin la perfección formal (316). Lo mismo vale para otras virtudes, que concibe<br />

en su máxima perfección. Por ello exige la culminación de la inteligencia (350)<br />

y <strong>del</strong> discernimiento (310). (iracián ve tal perfección corporeizada en héroes<br />

inmortales, los cuales son perfectos, o bien en las letras, o bien en las armas<br />

(341-344); igualmente, en el superlativo <strong>del</strong> -héroe verdaderamente universal<br />

para todo tiempo, para lodo gusto y para todo empleo- (269)*", el cual es instruido<br />

y educado en el sentido <strong>del</strong> universalismo renacentista, -en cuya heroica<br />

universalidad logran ocasión todos los eruditos, cultos y discretos, el docto y el<br />

galante, el religioso y el caballero, el humanista, el historiador, el filósofo, hasta<br />

el sutilísimo teólogo- (269).<br />

Lis indicaciones de Gradan en torno a la conversación van, por tanto, más<br />

allá <strong>del</strong> marco de lo útil para el éxito social, en el cual se mueven los nombrados<br />

autores franceses y sus mo<strong>del</strong>os italianos. Al preferir la realidad a la apariencia,<br />

al analizar psicológicamente los tipos de ingenio y su posible<br />

perfeccionamiento por medio de ars. al postular el conocimiento de uno mismo<br />

y el autocontrol como bases para tratar con los demás y, por último, al reco-<br />

r Así l.i •discreción- no tiene únicamente el carácter de una -innerweltlichen Páhigkeit, bis hin<br />

zu ¡ciuní -operaie opportunamente- im Sinne auch des deutschen Sprachgebrauchs von Deskretion-,<br />

como dice Sebastian Neumeister, -Hoñsche Pragmaiik. Zu lialtasar Gr.iciáns Ideal dos Discreto,<br />

en Europüiscbe Hojkuttur im 16. und 17. Jabrbunderi B, Augusí Buck, ed., Hambuig, 1981,<br />

p. S4.<br />

51 véase Salvatote Gianunusso, -Sprache der Machi und Machi det Sprache-, en Germaniscb-<br />

Romaniscbe Monatsscbrfft, 43, 3. (1993). pp. 302-31-i. aquí 304; Karl Horinski, <strong>Baltasar</strong> Gradan<br />

unddie Hqfliteratur in Deutxbland, Tübingen, 1971, pp. 2S-29.<br />

•"' Véase A. Kj>ido, -Introducción-, p. li.<br />

"' Véase A. Kgido. -Introducción-, p. 17.<br />

[322]


GUACÍAN Y [A TEORÍA DE IA CONVERSACIÓN FRANCESA<br />

mendar la formación enciclopédica a través de la lectura de la Biblia y de Filosofía<br />

metafísica, relativiza sus reglas de la conversación, es decir, no se conforma<br />

con considerarlas como finalidad en sí, sino que las funde teológica y filosóficamente.<br />

Kl desear perfección en todas las habilidades y virtudes demuestra que<br />

como pedagogo le importa menos el término medio en la conversación <strong>del</strong> cortesano<br />

que el ideal de perfección en la educación intelectual y moral.<br />

F) VIVES, PRECURSOR DE GRACIáN<br />

Ya que las ideas básicas de <strong>Gracián</strong> sobrepasan a los citados humanistas<br />

españoles y sus mo<strong>del</strong>os italianos, se plantea la cuestión de si Juan I.uis Vives,<br />

uno de los erasmistas españoles más importantes pero más orientado al Renacimiento<br />

<strong>del</strong> norte de Europa que al Renacimiento italiano, fija un amplio marco<br />

comparable al de <strong>Gracián</strong>. Aurora Kgido ya ha destacado el significado de su<br />

-Introducción a la sabiduría- en relación con la distinción entre -parlería con<br />

locura y elocuencia con sabiduría-".<br />

La figura ideal que presenta Vives es el erudito, al que denomina eruditas,<br />

palabra latina que se viene utilizando desde Cicerón para designar al intelectual<br />

culto. Éste destaca por el estudio y por una actitud estoica, que constituye la<br />

base de su integridad moral 51 . Liberado <strong>del</strong> dominio de sus pasiones, va ascendiendo<br />

hacia la culminación de la sabiduría. Desde lo alto contempla a los que<br />

andan vagando y deben luchar contra la tormenta como si estuvieran entre rocas<br />

escabrosas. Kn la elevación espiritual <strong>del</strong> sabio domina la tranquilidad, puesto<br />

que, cuanto más alto está, más difícilmente le podrá alcanzar el desasosiego de<br />

la tierra. Con respecto a esto, se remite a Sócrates, el cual admite eme sus enemigos<br />

le podrán matar, sin embargo, no le pextrán ofender". El sabio, por tanto,<br />

se siente perfecto en comparación con los demás y ayudarles representa su<br />

tarea. No demostrará pedantería en ello, puesto que la práctica forma parte de<br />

su tarea. Vives explica el término de las buenas artes con la humanidad y todo<br />

aquel que disponga de ella será más humano, educado y scxiable*'.<br />

11 Aurora Unido. -De ixi Lengua tic- Kr.isnio al estilo de <strong>Gracián</strong>-. en Ixi rosa <strong>del</strong> silencio, p. 25.<br />

B Véase J. L. Vives, lie rita et mortbus enulili, en Opera omnilt. I. 6, pp. 416-437.<br />

Véase J. L Vives, lh- concordia el discordia, en Opera omnia, i. 5, pp. 367-373.<br />

M Véase J. L. Vives. Inlrodttcion i camino¡xira la sabiduría compn-sia en latín, como ir el mismo Cerrantes, en Francisco<br />

Cervantes de Salazar, ed.. Obras, Madrid. 1772. p. 79.<br />

[323 1


CHNSIOPII SISOSI 1/tCI<br />

V.\ papel central que juega en Vives el <strong>pensamiento</strong> <strong>del</strong> perfeccionamiento<br />

<strong>del</strong> hombre lo ha puesto de relieve August liuck con Fábula de bomini'". Vives<br />

deriva la dignidad <strong>del</strong> hombre de la doctrina contenida en la Biblia, por la que<br />

Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza y le ha honrado con la dignidad<br />

humana de Cristo. Una idea parecida existe ya en la Antigüedad con Ovidio,<br />

el cual informa de que Prometeo creó al hombre con tierra y agua según el<br />

mo<strong>del</strong>o de los dioses; al mismo tiempo, le enseñó a levantar su rostro al cielo.<br />

1.a dignidad de los seres humanos deriva, para Vives, <strong>del</strong> parentesco con Dios,<br />

lo que significa que el hombre es partícipe de la inmortalidad, la sabiduría, la<br />

inteligencia y la memoria <strong>del</strong> Dios más grande, el cual ha otorgado al hombre<br />

estos dones de sí mismo. No obstante, Vives, al contrario que el italiano Pico<br />

<strong>del</strong>ta Mirándola, no generaliza el potencial <strong>del</strong> hombre, sino que también considera<br />

que éste, como perfecto imitador, continúa siendo una reproducción <strong>del</strong><br />

arquetipo. Sebastian Neumeister añade, en relación al mismo texto de Vives:<br />

•Que Jesucristo sea el hijo de Dios, tiene un doble significado: la dignidad<br />

humana de Dios por una parle, así como la semejanza <strong>del</strong> hombre a Dios, por<br />

otra-"'.<br />

Constantemente Vives argumenta a un nivel teológico y ético y postula, para<br />

la valoración <strong>del</strong> hablar, las mismas categorías que para la valoración <strong>del</strong> actuar.<br />

Lo que es acertado para el habla vale exactamente para la reflexión, como también<br />

para la acción. La prudencia, la cual posibilita, de acuerdo con el dptum de<br />

cualquier acto, adaptarse al lugar, al tiempo, a las personas y a las circunstancias,<br />

no debe buscar meros entretenimientos, sino más bien la propia mejora o<br />

la de los otros. Por eso Vives considera la Retórica como -potissimam pmdcntia."<br />

portionem- 1 ". No la limita ni a las tres áreas tradicionales, es decir, discurso<br />

forense, popular y laudatorio, ni a las nuevas áreas de la vida cortesana; pero sí<br />

la ve de manera más general: -quod milla omnino vita; ratio, áteme actio, carere<br />

potest sermone, publica, privata, domi, foris, cum amico, cum mímico, cum<br />

hoste, cum majore, cum minore, cum pari- w . La lengua, instrumento tanto de los<br />

virtuosos como de los pecadores, fue creada por Dios y es requisito natural de<br />

Augusl liuck, -Vivos'h'ahula de humille mi Konlext cler digttitOS bmiHis-l.ilcrAMr ilcr Kenaissance»,<br />

en Juan l.uis Viivs. Sein Werk und seine Ik'deittimf} Jür SJxinien und Ik'iilscbland. c:hr. Slrosetzki,<br />

ecl., Prankñut, Vcrvucrt. 1995, pp. 1-K.<br />

Sebastian Neumeister, -Noch einnial ZU I'abula de bomine-, en Juan l.uis Vives. Chr. Slrosei/.ki,<br />

ed., pp. I79-IH6, aquí 185.<br />

J. Luilovicus Vives, Introduclio ad safiieiitiam, t. 1, pp. 13-16; y /A' mideudis dlscipHnis,<br />

i. 6. pp. 26H. L86ss., 357, en O/K'ra imiilia, etl. Gregorius Majunsius, t. 1-8, Valentía, 1782-1790.<br />

[324]<br />

** Vives, De tradendis (ÜscfpUnts, p. 357.


GSACIÁN Y IA IfcORÍA Dt IA CONVERSACIÓN fRANCESA<br />

la sociedad humana. Además posibilita la comunicación entre las almas escondidas<br />

iras una envoltura corpórea. -Stei tamquam in acie facundia omnis pro<br />

bono et pió contre flagitium et nefas-*".<br />

Una de las regias de la Retórica es valorar adecuadamente en la comunicación<br />

verbal el propio yo y la propia situación. Para Vives es. al mismo tiempo,<br />

una regla de la ética, la cual considera el conocimiento de uno mismo como<br />

fase previa para el conocimiento de Dios"'. Los interlocutores de la conversación<br />

son también tratados de diferente manera por Vives según el lugar que ocupen<br />

en la jerarquía social: -In minores pnebe te comem, in majores reverentcm, in<br />

pares lacilem ac tractabilem-". lista jerarquía social es justificada política y teológicamente:<br />

-hoc enim vult Deus propter publicam quietem-''. Incluso la frecuencia<br />

y la duración <strong>del</strong> discurso están justificadas religiosa y éticamente: no se<br />

debe ser elocuente de manera pueril, y no se debe contestar ni mucho ni poco,<br />

sino lo justo y en el momento conveniente. No se <strong>del</strong>x.- hablar mucho ni demasiado<br />

a menudo, pero tampoco demasiado poco. Por último, tampoco se debe<br />

hablar demasiado deprisa. pues -Christus Dominas noster. sciens ex loquacitatc<br />

plurima oriri mala, et illa in primis. quae pugnan! cum capitc legis suae, rixas,<br />

discordias, simultates: Ad circumspectionem loquendi interminalus est: De omni<br />

serbo otioso. quod homines fuerinl loquuti, reddituros eos rationem in disquisitione<br />

illa mundi-".<br />

La figura ideal de Vives, el sabio, es cortés por medio de las buenas artes. Su<br />

perfección se la tiene que agradecer a su semejan/a con Dios, por la cual cada<br />

conocimiento de uno mismo constituye una fase previa <strong>del</strong> conocimiento de<br />

Dios. La conversación no le sirve para el mantenimiento de la apariencia exterior,<br />

pero sí para la comunicación entre las almas. 1.a conversación no es sólo<br />

objeto de la Retórica, sino también de la Ética, por cuanto es un tipo de actuación<br />

humana, <strong>del</strong> que se debe dar cuenta el día <strong>del</strong> Juicio Final. Especialmente<br />

crítico contempla Vives el verbum otíosum, que corresponde más bien con lo<br />

que los teóricos franceses han entendido por couuersation cajonee.<br />

Resumiendo, podemos constatar que tanto en Vives como en Gradan las<br />

explicaciones sobre la conversación están establecidas sobre una amplia base en<br />

» /bit/,. P. 359.<br />

"' Véase A. Egido, •Introducción-, p, 30.<br />

" Introduclio, p, 43-<br />

'-' ll>iil.. p. 35.<br />

//)/>/. 38; véase, en cuanto a las fuentes de -lengua ociosa», Aurora Egido, -IX' l.n lengua de<br />

Erasmo al estilo de Gradan», en Ixi rosa <strong>del</strong> silencio, p. 3.<br />

[325 1


CHRIStOPH S1ROSE1ZKI<br />

la que están fundidas la Teología, la Filosofía y la Pedagogía, lo que, no obstante,<br />

es menos explícito en <strong>Gracián</strong>. Con todo en numerosas y concretas reglas<br />

de conversación, como por ejemplo la que trata la broma, la burla, la adulador]<br />

o el callar, la que trata la constante previsibilidad y la destreza <strong>del</strong> interlocutor<br />

de la conversación, la que aconseja evitar la afectividad o la ostentación de los<br />

propios méritos o, finalmente, la que trata la selección de los temas de conversación,<br />

son las exposiciones de <strong>Gracián</strong>, en cambio, comparables por completo<br />

con las de sus contemporáneos teóricos de la conversación franceses y con sus<br />

mo<strong>del</strong>os italianos.<br />

326]


LA BIBLIOTECA EMBLI-MATICA<br />

DE BALTASAR GRACIÁN<br />

FRANCESCA PERUGINI I UNIVERSIDAD DE PARÍS IIHA SORBONNE NOUVEIU<br />

¿Por que la biblioteca emblemática de <strong>Baltasar</strong> Gradan? Desde hace ya algunos<br />

años los estudiosos han llamado la atención sobre la necesidad de profundizar<br />

el papel desempeñado por la tradición emblemática en la elaboración de<br />

la literatura <strong>del</strong> Siglo de Oro español y. en particular, en la obra <strong>del</strong> gran escritor<br />

aragonés. Como escribe Karl-Ludwig Selig:<br />

Hay pocos autores que puedan ser comparados o parangonados con Gradan<br />

en cuanto al número de citas y menciones de los libros de emblemas, en especial<br />

de Alciato, fundador de la tradición emblemática. Ningún autor supera a Gradan<br />

en el número de citas y, sobre todo, en la manera tan creadora como lo hace Gradan<br />

I...I. Gradan da a la tradición, a los textos y libros emblemáticos y a los<br />

emblemas una nueva energía, un nuevo arranque, un nuevo impulso'.<br />

Esta fecunda línea de investigación sobre emblemática, en gran parte todavía<br />

no explorada, requiere previamente que se vayan reconstruyendo las distintas<br />

etapas de la difusión de los libros de emblemas en la Península Ibérica. El primer<br />

paso consiste en localizar la presencia de esos libros en los catálogos e<br />

inventarios de las bibliotecas públicas, religiosas y particulares sobre las cuales<br />

poseemos documentación. Asimismo, es de gran interés el estudio de las bibliotecas<br />

recreadas en las obras literarias, tal como la biblioteca descrita por <strong>Baltasar</strong><br />

Gradan en la segunda parte <strong>del</strong> Criticón, -El Museo <strong>del</strong> discreto».<br />

Ya lo advertía Aurora Egido en 1990:<br />

Lo que se sabe de la recepción <strong>del</strong> emblema y de su difusión en nuestro país<br />

es [...] incompleto, y deberá ser ampliado con los estudios que eonsideren su presencia<br />

en los distintos géneros literarios y muy particularmente en las justas y academias<br />

de los Siglos de Oro. Sin olvidar la necesaria catalogación de las<br />

bibliotecas que facilite los índices de los libros de emblemas conocidos y manejados<br />

en tal époea. o las series recreadas en obras concretas l...] 2 .<br />

Karl-Ludwig Selig, •Gradan y la emblemática: not;i de un embiematístn de antaño-. Documentas<br />

A, Genealogía Científica de la Cultura. S (lebrero 1993), p- 138.<br />

2 Aurora EGIDO, -Emblemática y literatura en el Siglo de Oro-, en Ix'clitras de Historia <strong>del</strong> Arte,<br />

Vitoria. Epbialte (.1990), p. 144.<br />

[327]


(RANCESCA PERlItMNI<br />

Nuestro propósito es pues reconstruir la biblioteca emblemática de <strong>Baltasar</strong><br />

<strong>Gracián</strong>, no la real, de la que no tenemos huellas y que probablemente no existió<br />

nunca, sino su biblioteca ideal, una biblioteca cuyos libros son citados, a<br />

menudo de manera indirecta, por <strong>Gracián</strong> en toda su obra. Y para saber cuáles<br />

eran y cuáles podían ser los autores emblemáticos manejados por nuestro autor,<br />

trataremos previamente de reconstruir los fondos emblemáticos de dos bibliotecas<br />

aragonesas frecuentadas por <strong>Gracián</strong>. Kl trabajo que presentamos hoy es tina<br />

etapa en nuestra Investigación, un trabajo en tase de elaboración que iremos<br />

desarrollando y ampliando próximamente.<br />

Tras una exposición sumaria de las investigaciones actuales en el campo ele<br />

la emblemática hispánica y un rápido análisis de los estudios dedicados hasta el<br />

día de hoy a la presencia de los emblemas en la obra de <strong>Gracián</strong>. en un<br />

segundo apartado trataremos de la presencia de la emblemática en el<br />

mundo cultural aragonés frecuentado por nuestro autor. Uno de los personajes<br />

clave en la difusión de los temas emblemáticos en Aragón fue Vincencio Juan<br />

ele l.astanosa, gracias a sus investigaciones numismáticas y sobre todo a su<br />

biblioteca, instalada en su casa-museo de Huesca. Esta biblioteca conservaba<br />

una gran cantidad de volúmenes emblemáticos y de géneros afines o paracmblemáticos<br />

—sus títulos casi alcanzan el número de setenta'— y fue sin duda<br />

una de las fuentes más importantes para nuestro autor'. A las informaciones que<br />

sobre esta biblioteca particular oséense nos proporcionan los numerosos catálogos<br />

e inventarios que han llegado hasta nosotros, hay que añadir ahora las informaciones<br />

relativas a la Biblioteca <strong>del</strong> Colegio de la Compañía ele Jesús en<br />

Huesca, donde <strong>Gracián</strong> permaneció durante algunos años. Esta biblioteca ha<br />

sido reconstruida gracias a las investigaciones de José li. Laplana Gil' que nos<br />

permiten empezar a aproximarnos a los títulos emblemáticos de más difusión<br />

entre los jesuítas aragoneses.<br />

En el último apartado de este artículo trataremos ele las dos cuestiones<br />

siguientes: ¿cuáles son. en la opinión ele <strong>Gracián</strong>. los libros emblemáticos c|ue<br />

Véase Francesca Perugini, -La bibliotheque emblématlque de Vincencio Juan de Lastanosa,<br />

mécéne de <strong>Baltasar</strong> Gradan», en Et rilares, pourvoirei société en Espagne aux XVI' el Vi'//' siécles.<br />

Hommagedu CRESá Augustin Redondo, i'aris. Publications de la Sorbonne, Presses de la Sorbonne<br />

Nouvclle. 2001. pp. 193-209.<br />

' Véase Aurora Egido, -1.a vida cultural oséense en tiempos de Lastanosa-, en Signos. Arte y<br />

cultura en Huesca, lie Formenl a Lastanosa. Siglos X\ I X\ II. Huesca, Gobierno de Aragón, Diputa<br />

lión de- Huesca, 1994, pp. 99-109.<br />

José E. Laplana Gil, -Noticias y documentos relativos a la biblioteca <strong>del</strong> Colegio de la Compañía<br />

de Jesús en Huesea-. \'o: v l.clra. IX I (1998), pp. 123-140.<br />

[328 1


IA BIBLIOTECA ÍMBIFMA1ICA DE BAIIASAR GUACÍAN<br />

lian ele estar en la biblioteca ele un hombre •discreto»? y ¿cuáles son los autores<br />

emblemáticos O para-emblemáticos citados explícitamente por Gradan en su<br />

obra? Sin embargo, no trataremos aquí de los autores a los que sólo menciona<br />

indirectamente o a los que alude solamente de manera -disfrazada-, según su<br />

técnica habitual", ya que el tema merece ser desarrollado más ampliamente de<br />

lo que es posible en este artículo.<br />

I. LAS INVESTIGACIONES EN EL CAMPO DE LA EMBLEMáTICA HISPáNICA Y LOS ESTUDIOS<br />

DEDICADOS A LOS EMBLEMAS EN LA OBRA DE BALTASAR GRACIÁN<br />

La literatura emblemática incluye principalmente los emblemas" y las enipre-<br />

sas\ tíos géneros que fueron codificados a mediados <strong>del</strong> siglo XVI con el Etnble-<br />

Véase Mercedes Blanco, •Ingenio y autoridad en la cita conceptista-, en i¿¡ recepción <strong>del</strong><br />

texto Huraño (Coloquio de la Casa de Velázquez, abril de 1986), Departamento de Filología Española<br />

ile la Universidad de /.aragoza. 1UKS. pp. 105-115.<br />

El emblema, en d semillo técnico que tiene en los siglos XVI y XVII. es una concisa instrucción<br />

didáctico-moralizante. dirigida a un público muy amplio. Destinada a enseñar <strong>del</strong>eitando, se<br />

expresa generalmente por medio de tres elementos: un mote, una imagen y un epigrama. Pero el<br />

emblema, que en un principio emana de una moral mundana, estoica, resulta rápidamente ser proteico<br />

—como hubieran dicho los emblemistas de la época—. es decir, adaptable a contextos y contenidos<br />

a veces radicalmente opuestos, abarcando también dimensiones poéticas, políticas y<br />

religiosas. Véase al respecto la polémica dogmática sobre textos e imágenes sagradas que opuso el<br />

campo católico al campo reformado y que encontró en la literatura emblemática una versión particularmente<br />

visual,<br />

üi empresa, tal y como lúe sistematizada a mediados <strong>del</strong> siglo XVI en Italia, es una invención<br />

ingeniosa compuesta de dos elementos indisociables: una inscripción o mote y un elemento<br />

¡cónico. Los dos componentes obligatorios de la empresa están enlazados entre si mediante un sislema<br />

complejo (artificioso) de correlaciones mutuas y, juntos, expresan por medio de una metáfora,<br />

de una analogía o una comparación, la intención de su creador: el concepto. La empresa se<br />

encuentra en el meollo de la cuestión de la expresión en la época moderna: junto con el emblema<br />

consigue conciliar la herencia esotérica de la filosofía neoplalónica con la de la tradición lógica y<br />

poética de Aristóteles. La empresa, antes de que en el curso <strong>del</strong> siglo XVI su historia empezara a<br />

confundirse con la de los emblemas, representaba las líneas directivas de la vida de quien, hombre<br />

o mujer, la llevaba y sus \imides dominantes y |K>r eso se adaptó perfectamente a una época marcada<br />

por un individualismo exasperado. La empresa era personal, lo cual no impedía que una<br />

misma persona pudiera tener distintas empresas, cada una apropiada al momento y a las circunstancias<br />

existenciales en que se había comprometido (empeño militar, situación amorosa, propósito<br />

intelectual, voto religioso). Además, después de modificada la inscripción, la misma empresa podía<br />

ser utilizada por distintas personas, con finalidades distintas. |*n opinión de l'aolo Giovio, primer<br />

tratadista <strong>del</strong> arte de las empresas en la época moderna, la empresa tenía que desempeñar un<br />

papel de memoria histórica <strong>del</strong> personaje que la llevaba y representaba de esta manera un mo<strong>del</strong>o<br />

ile comportamiento para los que la mirasen. Giovio hace decir a uno de los interlocutores de su<br />

diálogo que las empresas -appanengono all'istoria e parte riducono a memoria gli uomini segnalati<br />

ile' noslri lempi che giá son passati a I alna vita, non senza laude loro-, l'aolo Giovio, Dialogo<br />

deil'imprese militan e amorose, [María l.uisa Doglio, edj, Roma, Bulzoni, 1978, p. Ai. Para un estu-<br />

[329]


FRANCESCA PÍRUGINI<br />

matttm líber de Andrea Alciati (Andrés Alcialo), publicado en Augsburgo en 1531<br />

y el Dialogo <strong>del</strong>l'imprese militan el amorose de l'aolo Giovio (Paulo Jovio). publicado<br />

en Roma en 1555. obras que alcanzaron un éxito espectacular en toda<br />

Europa durante al menos dos siglos. Asimismo, dicha literatura abarca también<br />

otros géneros que fueron su fuente de inspiración, que le proporcionaron material<br />

iconográfico o contenidos literarios y filosóficos, o que fueron reinterpretados<br />

a la luz de los emblemas. De tal manera que se pueden clasificar al lado de los<br />

emblemas y las empresas propiamente dichos, los jeroglíficos, los símbolos y los<br />

enigmas que remiten a una sabiduría misteriosa de los antiguos, que el hombre<br />

<strong>del</strong> Renacimiento cree poder desvelar, los icones o imágenes de la Biblia, herederas<br />

de las Biblia pauperum, pero elaboradas a la luz de la nueva cultura reformada<br />

y contra-reformada, y también las fábulas y las metamorfosis que, con las<br />

mitografías. transmiten el patrimonio figurativo y conceptual de la antigüedad<br />

greco-latina. A todo ello cabe añadir las recopilaciones o prontuarios de monedas<br />

y medallas, cuyos reversos expresan un didactismo moral y político'. Se trata,<br />

en resumidas cuentas, de toda la producción literaria cargada de una enseñanza<br />

moral, religiosa o política que se expresaba mediante la diada texto imagen,<br />

•alma- y -cuerpo- según los teóricos de la época o sea, por medio de un sistema<br />

semiológico mixto, lista tradición literaria, cuyos orígenes se remontan a la mitología<br />

y a la epigramática clásicas, a los naturalistas de la antigüedad, a los bestiarios<br />

y lapidarios medievales, a la heráldica, a los adagios, al hermetismo y<br />

neoplatonismo <strong>del</strong> Renacimiento, tuvo, gracias a su carácter esencialmente neutro<br />

desde un punto de vista dogmático, una difusión internacional.<br />

Kl interés <strong>del</strong> siglo XX por la emblemática, en el sentido amplio que acabamos<br />

de definir, nace, como es bien sabido, en 1939'" con la publicación de la<br />

di de la evolución de los tratados do empresas desde el Renacimiento hasta la época barroca,<br />

véanse Roben Klein, -La théorie do l'expression figuree dans los traites italiens sur los -Imprese-<br />

1555-I6l2>, BtbUotbéque d'Humanlsme et Renaissance, XIX (1957), pp. 320-341 y. <strong>del</strong> mismo autor,<br />

-Doux modos do la connalssance. II I-i pertsée fifiíiróo do la Renaissance-, Diogéne, 32 ( 1960),<br />

pp. 123-138. Sobro la relación entro emblema y empresa, véanse la introducción de Mafia Luisa<br />

Doglio al volumen de Kinanuele Tesauro. Idea <strong>del</strong>ta perfetta impresa, lircnze. 1.. Olschki. 1975,<br />

pp. s-2" 7 y. do la misma autora, la introducción a la edición ya citada de l'aolo GlOVK), Dialogo<br />

<strong>del</strong>l'imprese militari e amorose, Roma, Bulzoni, 19^K, p. 34.<br />

Cí. H. Gradan, El Criticón (Santos Alonso, ed.l, Madrid, Cátedra. 1984, p. 318: -Primor fue<br />

siempre de acertada |*>l¡lica I ...I eternizar los varones insignes en estatuas, en sellos y en medallas,<br />

ya para ideas a los venideros, ya para premio a los passados: véase que fueron hombros y que no<br />

son bnpossibles sus exemplos».<br />

"' Mario l'raz. SI lidies n Ibe Seieiileentb Ceillmy Imagety, l.ondon. The W'arburj- Instituto,<br />

1939. Segunda edición en Roma, Edizioni di Sloria e Lelleralura. 1964, a la que hay que añadir<br />

itilary M. |. sayles. Addenda el corrigenda. Cbronological l.isi ofEmbtem Books, Roma, Edizioni di<br />

Sioria e l.cttcralura. 197 l.<br />

[330]


LA BIBLIOTECA EMBLEMÁTICA DE BALTASAR GUACÍAN<br />

obra clave de Mario Praz, Stuclies oti tbe Seivnteenth Cenlury Imagery. Los progresos<br />

de la investigación en este campo, a la vez literario y artístico, han sido<br />

enormes" y actualmente los congresos internacionales de emblemática permiten<br />

que se haga cada tres años un balance <strong>del</strong> trabajo realizado'-. I-'l interés por la<br />

emblemática española ha lardado algún tiempo en manifestarse". F.n el ámbito<br />

hispánico, las investigaciones, aunque al principio más inclinadas a la vertiente<br />

artística y plástica de los emblemas", se concentran actualmente en la vertiente<br />

" Proporcionamos aquí una sucinta bibliografía sobro la literatura emblemática. Además <strong>del</strong><br />

ya filado libro de Mario Praz, véanse los numerosos repertorios de John Landwehr, en particular<br />

Frencb, liaban. Spattísb and Portuguese Botín of Devices and EmUems, I5J-1-IX27: a Bibhograpby,<br />

Utrecht, Haentjens Dekker ¿i Gumben, 1975; los esludios sobre la relación entre emblemas y literatura<br />

de Rolx'ti |. Clements, i'icta i'oesis.- LUeraty nuil Humanistic Jbeoty iu Renaissance Embletn<br />

Hooks, Roma. Edizioni di Storia e Lelteratura, 1960 y l'eler M. Ilaly, l.iterature iu tbe Ligbt of the<br />

Embterru Structurai Puntuéis between the Embletn and l.iterature iu tbe Si.xteeutb and Seventeentb<br />

Century, University of Toronto Press. 1979; la antología de Gcnnaro Savarese y Andrea Gareffi, La<br />

lettereilura ilelie (mmagilti nel dnqueceilto, Roma. Bulzoni. 1980; el análisis semiótico de Guiñearlo<br />

innotenii, L'immaginesignificante: studi suU'emblentatíca cinquecentesca, Padova, Liviana, 1981;<br />

las obras colectivas Emblémes el derises au tempS ele la Renaissance, < l'nivcrsilé de l'aris Sorbonne).<br />

Paris, Jeai) Touzot. 1981 y l.'embleme el leí Reueiissetuce: cutes ele leí journée elelueles elu IO meii<br />

1980, Société l-'rancaise des seiziemistes. l'aris. Soc. d'édiiion d'Enseignement Supérieur, I9H2: la<br />

antología de textos emblemáticos de Jean-Marc Chalelain. IMres ei'emblemes et ele devises: une anibologte<br />

(1531-1735), Parts, Klincksieck, 1993.<br />

'-' El próximo congreso tendrá lugar en 2002 en La Comña. organizado por la Sociedad española<br />

de Emblemática.<br />

" l'ara la emblemática hispánica, véanse Pedro Campa. Emblemática Hispánica. Au Annotetleel<br />

BibHograpby qfSpanisb Embletn l.iterature te> tbe Year IKK), Durham, NC and London, Duke<br />

University Press, 1990; Giuseppina Ledda, CcmMbuto atto studio <strong>del</strong>ia letteratura emblemática tn<br />

Spagna (1549-1613), Pisa, Universitá di Pisa, botuto di Lelteratura spagnola e ispano-americana,<br />

1970; Aquilino Sánchez Pérez. Ixi literatura emblemática española.- siglos XVIy Al'//, Madrid, Sociedad<br />

General Española de Librería. 1977; Fernando Rodríguez de la Elor. Emblemas: lecturas ele la<br />

imagen Simbólica, Madrid. Alianza Editorial. 1995; <strong>Actas</strong> e/el Primer Simposio <strong>Internacional</strong> ele Literatura<br />

Emblemática llisfianica. |Sagrario López Poza, ed.l, La Cortina. I Iniversidade da Coruna.<br />

1996; Antonio bVrnal Vistarini. John T. Culi y Edward J. Voiloklys, Enciclof>eelia ele los emblemas<br />

españoles ilústretelos, fuentes clásicas y traducción de los motes por Edward J. V'odoklys, presentación<br />

de Peter M. Daly y Sagrario López Poza, Madrid, Akal, 1999 Icón un CD-ROMI; Esluelios sobre<br />

literatura Emblemática Española. Trabajos <strong>del</strong> grupo ele investigación Literatura Emblemática Hispánica<br />

(Unlversidade da Coruña), [Sagrario López Poza, ed.l, Ferrol, Sociedad de Cultura Valle<br />

Inclán, 2(MM); Ik'l libro ele emblemas et leí ciudad simbólica. <strong>Actas</strong> elel III Simposio <strong>Internacional</strong> ele<br />

Emblemática Hispánica [Vfctor Mfnguez, ed.l. 2 vols.. Castellón. Universidad Jaume l. 2


füANCtiCA PERUGIN1<br />

literaria y se dedican a reconstruir de la manera más precisa y detallada posible<br />

la difusión de esta literatura en la España de los siglos XVI y XVII. Cabe citar<br />

aquí las actividades de la Sociedad Española de Emblemática (en particular los<br />

Simposios <strong>Internacional</strong>es), los proyectos <strong>del</strong> equipo de investigación sobre Literatura<br />

Emblemática Hispánica de la Universidad de la Coruña bajo la dirección<br />

de la profesora Sagrario López Poza y la publicación, también en CD-ROM, de<br />

la Enciclo/H'dia de los emblemas españoles ilustrados por Antonio Berna! Vistarini.<br />

John Culi y Edward Vodoklys.<br />

Se han publicado y siguen publicándose muchos artículos que tratan de la<br />

influencia o de la presencia de emblemas en las obras de grandes escritores <strong>del</strong><br />

Siglo de Oro español (por ejemplo en Cervantes. Góngora, Lope etc.). Cada estudio<br />

que trate de la presencia de emblemas en obras literarias ha de usar mucha<br />

cautela a la hora de establecer dependencias directas entre emblemas y temas o<br />

imágenes literarias o artísticas. No hay que olvidar que la mayor parte de los<br />

emblemas eran loe i commtnies, basados en fuentes antiguas, las mismas fuentes<br />

de los textos literarios y de las obras artísticas, así que las relaciones entre estas<br />

distintas formas artísticas resultan complejas. Todas emanan de una misma cultura,<br />

enciclopédica, simbólica y visual, todas utilizan el mismo lenguaje figurativo<br />

y literario que todo hombre culto <strong>del</strong> Siglo de Oro debía conocer y dominar.<br />

En lo que atañe a <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>, ¿cuáles han sido hasta la fecha los estudios<br />

consagrados a su relación con la emblemática? Eugenio Melé 1 ' ha sido el<br />

primer estudioso que ha escrito un artículo sobre el tema, en 1922, seguido por<br />

Karl-l.udwig Selig'" con una serie de artículos, entre los que destacan principalmente<br />

-<strong>Gracián</strong> and Alciato's Emblemata'. de 1956 y -Three Spanish Libraries of<br />

Emblem Books and Compendia-, de 1965. donde el investigador analiza los catálogos<br />

de libros de emblemas presentes en Para iodos ele Juan Pérez de Montalbán,<br />

en /:'/ Criticón de <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong> y en /:'/ Museo Pictórico y Escala Óptica<br />

de Palomino. El LESO, grupo de investigación de la Universidad de Toulouse le<br />

Mirail, ha perseguido en los años ochenta el mismo objetivo y ha propuesto<br />

nacional de Emblemática (v.), pp, 445-453; Origen y difusión de la emblemática en España e Hfepanoamérica-,<br />

(¿ova. I.s~-1SM (19K5>. pp. ¿-7-, -La visión emblemática <strong>del</strong> amor divino según Va).<br />

pp. 1-11: •Three Spanish Libraries t Emblem Books and Compendia-, en Essays in History and Uterature.<br />

Presented to Stanley Pageltfs, Chicago, The Newbeiry Libran-. 1965, pp- 81-90, reunidos en<br />

StudleS un Alclali in S/uiin. New York ¿i l.niulon. (¡arlaiul l'ublishing, 1990.<br />

[332]


IA BIBIIOUCA (MBIfMÁIICA Oí BAIIASAR GKAflAN<br />

nuevas anotaciones al texto de /:/ Criticón en las que se concede LUí lugar<br />

importante a los emblemas 17 . Las notas <strong>del</strong> I.KSO incluyen en efecto la identificación<br />

de gran parte de los emblemas utilizados o simplemente aludidos por<br />

Gracian en /:'/ Criticón y presentan también una reproducción de dichos emblemas.<br />

En la misma época Fernando Rodríguez de la Flor incluía /:'/ Comulgatorio<br />

•entre la serie de libros emblemáticos vinculados también [...] a la mnemotecnia<br />

y producidos por la Compañía de Jesús-'". En estos últimos años Aurora Fgido<br />

ha contribuido considerablemente al conocimiento <strong>del</strong> tema de la emblemática<br />

en la obra de <strong>Gracián</strong>", con sus ensayos ahora reunidos en el volumen Ixi rosa<br />

<strong>del</strong> silencio, de donde entresaco esta cita ejemplar sobre /:'/ Criticón.<br />

Todo es leer en el vivir, con la omnipotencia de los ojos que remiten al<br />

alma las imágenes, líl mundo de las grafías dedálicas reina en el texto gracia no,<br />

plagado de enigmas, emblemas, jeroglíficos, anagramas y monocondylia 20 .<br />

Para terminar esta rápida reseña de estudios sobre <strong>Gracián</strong> y emblemática,<br />

hay que mencionar a Sebastian Neumeister' quien recientemente ha analizado<br />

la presencia y el uso de los emblemas en /:'/ Discreto y de una empresa en la<br />

Agudeza y Arte de ingenio.<br />

II. LA EMBLEMáTICA EN LAS BIBLIOTECAS ARAGONESAS FRECUENTADAS POR GRACIáN:<br />

LA DE VLNCENCIO JUAN DE LASTANOSA Y LA DEL COLEGIO DE LA COMPAñíA DE JESúS<br />

EN HUESCA<br />

La biblioteca de l-astanosa" en I luesca, gracias a los numerosos catálogos que<br />

se han conservado, es hoy una de las bibliotecas particulares aragonesas <strong>del</strong> siglo<br />

17 Leso (ti.A. loso ilu CNRS), -Doscientas cincuenta notas para una mejor comprensión literal<br />

ilc- la primen parle <strong>del</strong> Criticón-, Criticón (Toulouse), 33 (19H6), pp. 51-KM y, •Trescientas notas<br />

para una mejor comprensión literal <strong>del</strong> (.'rincón (segunda y tercera paite)-, Criticón (TVnilou.se), 13<br />

, pp. 189-2 ñ.<br />

" Fernando Rodrigues de la Flor, -tina retórica de la piedad», en teatro de tu memoria: siete<br />

ensayos sobre mnemotecnia es/unióla ele los siglos XVIIy .VI'///, Junta de Castilla y León, Consejería<br />

ilc Educación y Cultura, 1996, pp. 125 172. til texto lie este ensayo es una refundición ile ilos artículos<br />

publicados anteriormente: •/;'/ Conntlf-atorio de <strong>Baltasar</strong> (¡racián y la tradición jesuítica de la<br />

compostiia fot*, liceísta de literatura, 85 (1981), pp. 5-18 y •/:'/ Comulgatorio de <strong>Baltasar</strong> Gradan:<br />

una retórica de la pieilail-, Stittlia PbUotogtca Salmanticensia, 7-8 (I98t). pp. 269-302.<br />

19 Aurora Egldo, /// rosa <strong>del</strong> silencio: BStiUÜOS stjire (,'racüin, Madrid, Alianza Editorial, 19%. además<br />

ile su introducción a <strong>Baltasar</strong> (inician, tilIhsireto, (Aurora l-gkk>, cil.), Madrid, Alianza Editorial, 1997.<br />

• tbiil. -La letra en til Criticón-, p. III.<br />

-'' Sebastian Neumeister, -Visualización verbal en /:'/ Discreto ile (¡racián-, Stndia Antea <strong>Actas</strong><br />

de III GmgnSO de la AISO, III, Toulouse Pamplona. 1996, pp. 355-367.<br />

" Para las bibliotecas particulares españolas de la época moderna, que presentan a menudo<br />

las mismas características que la de Lastanosa, véanse: Femando I Inane Moñón, >Las bibliotecas<br />

[ 333 ]


fÜANCESCA PERUGINI<br />

XVII mejor conocidas/ 1 con la <strong>del</strong> obispo ele Huesca. Pedro Gregorio y Antillán.-'<br />

que constaba de un millar de títulos, entre los cuales se encontraban también<br />

obras de emblemática y numismática o la <strong>del</strong> canónigo zaragozano Pedro Arguedes,<br />

que constituyó el fondo teológico de la biblioteca <strong>del</strong> Colegio de los Jesuítas<br />

de Huesca*. Lis casi setenta obras que tienen que ver con la tradición emblemática,<br />

entre el millar de títulos conservados en la casa-museo de Lastanosa. nos<br />

autorizan a afirmar que esta biblioteca era muy rica en textos emblemáticos, aun<br />

más que otras de la misma época, l'n rápido cotejo con las bibliografías españolas<br />

estudiadas por Julián Gallego'" parece confirmar esta hipótesis. Kjemplar es el<br />

caso de Lázaro de Velasco. arquitecto y traductor de Vttnibicr", quien redacta, a<br />

mediados <strong>del</strong> siglo XVI. una bibliografía de obras emblemáticas —emblemas,<br />

empresas, jeroglíficos, medallas— de las que disponían sus contemporáneos, lo<br />

particulares españolas de la edad moderna», liceísta de Archivos, Hibliotecas y Muscos. DO, 2 (19SS).<br />

pp. 555-576; Jean-Michcl Laspéras, -Chroniquc du livre cspagnol: inventaires de bibliothéques et<br />

documents de Ubiaire daña le monde hjspanique ara XVe. xvie et xvile siécles-, Revuefiancaise<br />

íibisittirc du Une 29 (1980), pp. 535-557¡ Máxime Chevalier, lecturas y lectores en la España de los<br />

siglosXVIyXVII, Madrid. Turncr. 1976. sobre todo las pp. 31-48 (-Inventarios de bibliotecas particulares-)<br />

y <strong>del</strong> mismo autor, •Lectura y lectores ... veinte años después-, liullcliii 1/isfniuii/iic. 99<br />

(1997). pp. 19-2l. Para el estado de los libros y las bibliotecas en Aragón en la época moderna,<br />

véanse Francisco Miguel Gimeno Blay et José Trenchs Odena. -Libro y bibliotecas en la Corona de<br />

Aragón (siglo XVI)-, en El Ubro antiguo español (<strong>Actas</strong> <strong>del</strong> segundo Coloquio internacional),<br />

Madrid. Ediciones de la Universidad de Salamanca - Sociedad Kspañola de Historia <strong>del</strong> Libro. 1992,<br />

pp. 207-239, y Manuel José l'edra/a Gracia. -Los estudios sobre inventarios y catálogos de bibliotecas<br />

en Aragón en la Kdad Moderna-, liiilletin HtSpanique. 99 (1997), pp. 231-242. Véase también<br />

Francote Géal. Plgures tic la bibtiotbéque t/tins l'imaginaire tlit Siécle d'Or, París, Champion, 1999.<br />

Jl Desgraciadamente, no se conocen los inventarios lie ilos gratules bibliotecas aragonesas: la<br />

de Francisco Ximéncz de Urrea y la de Juan Francisco Andrés de U/.tarroz, eruditos <strong>del</strong> circulo de<br />

Lastanosa. Félix Latassa y Oran escribe de Ximéncz de Urrea: "TAlbo una exquisita Librería de más<br />

de S(M)() cuerpos de obras, y muchos manuscritos [...]. {.Biblioteca lincea tic Itis escritores aragoneses...,<br />

tomo 3, P- 76) y de Andrés de Uztarroz: -Había formado una grande librería, acopiado gran<br />

número de manuscritos |...|- Ubiti. p. 162). Ignoramos si esas tíos bibliotecas conservaban textos<br />

emblemáticos, pero podemos suponer que sí. ya que. por ejemplo Andrés de Uztarroz es el autor<br />

de una traducción al español <strong>del</strong> Dialogo <strong>del</strong>le imprese <strong>del</strong> italiano Stefano Guaz.zo, que nunca lúe<br />

publicada, y de otros tratados de blasones y empresas (el. ibitl. p, 166 y p. 174).<br />

•' José Luis Barrio Moya. -Los libros y las obras de arte de Don Pedro Gregorio y Anlillón.<br />

Obispo de Huesca de 1686 a 1707-, Argettsola, 89 (1980), pp. 5-53. lista biblioteca, propiedad de<br />

un personaje aragonés, se encontraba probablemente en Madrid<br />

José l 7 .. Laplana Gil, -Noticias y documentos relativos a la biblioteca <strong>del</strong> Colegio de la Compañía<br />

de Jesús en Huesca-, Voz y Letra, Revista de Literatura, IX. l (1998), pp. 123-140.<br />

'" Julián Gallego, Visión y símbolos en Ui ¡tintura española <strong>del</strong> Siglo tic oro. Madrid. Cátedra,<br />

1991. pp. 33-38.<br />

-'" El arquitecto Lázaro de Velasco. traductor de Vitmbio (Primer Libro de Arquitectura tic Vttrubio,<br />

códice escrito hacia 15^0-IS6S. 176 folios sin numerar, en la biblioteca Municipal de Cáceres),<br />

incluye en su traducción esta importante bibliografía. Véase Julián Gallego. Visión.... pp. 33-34.<br />

[334]


IA BIBIIOTfCA FMBIfMAlICA DE BAIIASAÜ GUACÍAN<br />

que nos demuestra, pues, la precoz difusión de estos textos en España. Entre los<br />

amores más importantes destacan Horapolo, Pierio Valeriano, Andrés Alcialo,<br />

Achule Bocchi, Scipione Ammirato, Paolo Giovio, Gabriele Simeoni, Sebastiano<br />

Erizzo, línea Vico y Théodore líeze. l-'n los años treinta <strong>del</strong> siglo XVII, Juan Pérez<br />

de Montalbán propone una nueva bibliografía emblemática en su recopilación de<br />

loct communes titulada Para tocios*. Entre los autores de símbolos y jeroglíficos,<br />

Pérez de Montalbán cita a Pierio Valeriano, Girolamo Ruscelli, Gamillo Camilli, Sci­<br />

pione Ammirato. Paolo Giovio, Claude Paradin, Gabriele Simeoni, Andrés Alciato,<br />

Juan de Horozco y Sebastián de Covarrubias. Entre los autores que los predica­<br />

dores podían utilizar, aunque con prudencia y moderación, menciona a los mitó-<br />

grafos Lelio Giraldi, <strong>Baltasar</strong> de Vitoria y Juan Pérez de Moya.<br />

Un sondeo realizado sobre algunos inventarios de bibliotecas que existieron<br />

realmente, sondeo evidentemente no exhaustivo pero sí representativo, muestra<br />

que en la España de los siglos XVI y XVII, las bibliotecas que manifiestan mayor<br />

interés por la emblemática son las de los artistas y de los eruditos'". Kn 1597, por<br />

ejemplo, la biblioteca <strong>del</strong> arquitecto Juan de Herrera, estudiada por Sánchez Can­<br />

tón"', conservaba los emblemas de Alciato. así como las empresas de Ruscelli, los<br />

emblemas bíblicos de Benito Arias Montano (Mominioiki hmtunuic saltitis, 1571),<br />

Véase Kait-Ludwig Sclijj, -Thrcc Spanfeh Librarles of Emblem Hooks and Compendia-, en<br />

Essays in Hisiory andLtierature, PresentedtoStanieyPagetlis, Chicago, 1965, pp. 81-90.<br />

" La biblioteca <strong>del</strong> escritor Alonso de Bam>s. cuyo inventario data de 1604, conservaba Los triunfas<br />

mtiinlis ile Francisco ile Cuzmán, pero no las limblemas moinliztuUis de I femando de Soto, de las<br />

que Alonso de Barros escribió sin embarco un elogio (véase Trcvor |. Dadson. -La biblioteca de Alonso<br />

di- Baños, amor de los Proverbios morales; Bulletin Hispanique, 89 (1987), pp. 27-53). La biblioteca<br />

de un escritor contemporáneo de Lastanosa, Bernaidino de Rebolledo, incluía lespeintures morales de<br />

Fierre Le Moyne (Huí), ¿os vtoos retratos de todos los Emperadores de l lubrecht Gottzius, las obras de<br />

Tommaso (iar/oni y lie Scipione Ammirato (véase- María Concepción Oísado Lobado. -La biblioteca de<br />

un escritor <strong>del</strong> sii>lo W'II: Hernardino de Reí molledo-, Kiiisla de FUoiogia Española, 51 (1973). pp. 229-<br />

32K y de la misma investigadora, -Autores franceses en la biblioteca de un escritor <strong>del</strong> Siglo W'II: Hcrnaidino<br />

de Rebolledo (1597-1676W. l"n la primera mitad <strong>del</strong> síi¡lo XVI, en cambio, la biblioteca <strong>del</strong><br />

duque de Befar, don Francisco de ZúAJga, estudiada por Augusun Redondo (-La bibllothéque de don<br />

Francisco de Zúñiga, Guzmán y Sotomayor, troísieme duc de Bejar (1500M544)», en Mékmges de la<br />

Casa de Veiáxquez, 1. III ( 19()7). pp. 147-196), conservaba dos ejemplares de los emblemas de Alciato.<br />

sin que se- conozca la edición. peiO ninguna otra obra emblemática. Hacia tíñales <strong>del</strong> siglo, la biblioteca<br />

<strong>del</strong> erudito sevillano (ion/alo AlgOte de Molina y, en 1


FRANCFSCA Pl RIICiINI<br />

las mitografías de Juan Pérez de Moya y de Vincenzo Cartari, el tratado sobre la<br />

religión de los Romanos sacado de las monedas <strong>del</strong> anticuario Du Choul, los elogios<br />

de los hombres ilustres de Paolo Ciiovio, unos jeroglíficos consagrados a Carlos<br />

V por el numismático Jacopo Strada y una Manas Hieroglijica estampada en<br />

latín que tcxlavía no hemos logrado identificar. Kn dicha biblioteca también se<br />

conservaban, como en muchas de las bibliotecas de la épcxa, las fábulas y metamorfosis<br />

de Ksopo, Ovidio y Pedro. Velá/quc'/.", según el inventario de su biblioteca<br />

realizado en 1660, poseía las obras de Juan Pérez de Moya, López Pinciano,<br />

Pierio Valeriano, Cesare Hipa, Doni, (iuillaume Du Choul y, además, algunos<br />

emblemas bíblicos ilustrados por Haas Hollxíin (Figuras de la Biblia).<br />

La mayoría de los títulos emblemáticos y paraemblemáticos citados en las<br />

bibliografías y las bibliotecas examinadas formaban parte, junto con otros<br />

muchos, de la colección de Listanosa. Podemos afirmar que fue también gracias<br />

a la acción de bibliófilos ricos y eruditos, como Lastanosa, que la emblemática<br />

se integró a la cultura española de los siglos XVI y XVII.<br />

P.ntre los numerosos catálogos e inventarios de su biblioteca, dos resultan<br />

determinantes cuando se trata de reconstruir concretamente el patrimonio bibliográfico<br />

conservado: el primero es el catálogo por materias redactado por el<br />

mismo Lastanosa en 1662", y el segundo es el catálogo alfabético llamado -Sparvenfeldt»,<br />

redactado al principio de los años sesenta <strong>del</strong> siglo XVII y parcialmente<br />

publicado en 1960 par Karl-Ludwig Selig".<br />

lín la biblioteca de Lastanosa, según su clasificación personal <strong>del</strong> saber",<br />

reflejada en el catálogo por materias, las fábulas morales estaban representadas<br />

11 Véanse - Julián Gallego, Visión..., pp. 35-36 y también P. J. Sánchez Cantón, -I-i librería de<br />

Velázquez-, en Homenaje a Menéndez Pidal, i. Ill, Madrid, Librería y Casa editorial Hernando, 1925,<br />

pp. 379-406, donde se indican los 154 libros <strong>del</strong> inventario ¡xisl morían <strong>del</strong> pintor.<br />

" Kl catálogo, bajo el título -Narración de lo que le pasó a Don Vincencio Lislanosa a 15 de<br />

octubre <strong>del</strong> año 1662 con un Religioso docto y grave-, se conserva en el manuscrito 18.727/55 de<br />

la Biblioteca Nacional de Madrid, foi. I62r-180v y fue publicado |*>r Ricardo <strong>del</strong> Arco y Garay, Ui<br />

erudición aragonesa..., pp. 252-275.<br />

31 Catálogo de tos libros Iciel I). Vincencio loan lustontisa. Por orden de alfabeto. Signatura: K.<br />

li. sp.io-ti 379 (Boyal Ubrary of Stockholm). Catálogo manuscrito de lis páginas r/v, escrito por<br />

distintas manos. Kl catálogo alfabético de los libros dala probablemente <strong>del</strong> principio de los años<br />

1660, Las otras partes datan de épocas distintas, lín la primera página, sin numerar, hay 7 ex lihrís<br />

de Lastanosa. Un la segunda página, las armas de la familia de los Lislanosa, grabado de llieroninuis<br />

Agüesea. liste catálogo ha sido publicado, peto no integralmente-, ix>r Karl-I.udwig Selig, The<br />

Ubmryof Vincencio Jium de Lastanosa, Patrón qf Gradan, Genéve, Droz, 1960.<br />

" Pañi un estudio de la clasificación de las bibliotecas como vía de acceso a las mentalidades<br />

de una époea, véase David Me Killernit k, -Li bibliothéc|iie comme interaction: la lecture et le- lan<br />

gage de la bibliographic-, en Lepouvoirdes hiblioibi't/iws: la mémoire des tivres en Occident, sous<br />

la direction de Marc Baratin et Chrislian Jacob, l'aris. Albín Michel, 1996. pp. 107-121.<br />

[336]


IA BIBIIOlfCA FMBIfMÁIlCA DE BAIIASAR GRACIÁN<br />

por las obras de* Fsopo, ledro. Luciano. Ovidio, Apulcyo; la filosofía secreta por<br />

Gabriel Facrno; los jeroglíficos por sus autores más significativos, es decir llora-<br />

polo, Pierio Valeriano y Atanasius Kircher; los emblemas por Alciato —en su<br />

versión española realizada por Bcrnardino Daza Pinciano (León de Francia,<br />

1549) y en la edición comentada por Diego López (Nájera, 1615)—, y además<br />

por La Perriére, Otto Van Veen, Juan de llorozco, Antonio de Burgundia y un<br />

libro de emblemas ak|uímicos, el De lapide filosófico de. Lambspring. Los símbo­<br />

los, por su parte, estaban representados por Achule Bocchi; las empresas por<br />

Paolo Giovio, Girolamo Ruscelli, Gamillo Camilli, Andrea Palazzi, Gabrielc<br />

Simeoni y los dos autores españoles Saavedra Fajardo y Solórzano Pereira; los<br />

libros de numismática por Fulvio Orsini, Sebastiano Krizzo, Guillaume du Choul,<br />

Antonio Agustín, Abraham Oilelius. Hubertos Goltzius, Abraham Gorlacus, Gui-<br />

llaume Kouillée y nuichos más. Bajo la denominación de -erudición variada- se<br />

encontraba la obra <strong>del</strong> milógrafo <strong>Baltasar</strong> de Vitoria, a la que hay que añadir la<br />

de Vincenzo Cartari. Lastanosa poseía también al menos dos libros de emblemas<br />

bíblicos —los RettaíOS o tablas de las historias <strong>del</strong> Testamento Viejo, cuyos gra­<br />

bados fueron realizados por Ilans Holbein (León de Francia, 1549) y la llisto-<br />

riarum memombilium ex Génesis descriptio de Guillaume Paradin (León de<br />

Francia, 155H)— y también otros libros no propiamente emblemáticos, pero<br />

necesarios para la comprensión <strong>del</strong> ámbito intelectual en el que se desarrolló la<br />

literatura por imágenes. Se trata de Rissa y ¡llanto de Democríto y Heraclito<br />

(Valladolid, 1554), versión española de Alonso de Lobera <strong>del</strong> libro <strong>del</strong> humanista<br />

italiano Antonio Fileremo Fregoso —relato de un viaje alegórico hacia la vir­<br />

tud—, así como de los Triumpbos morales de Francisco de Gu/.mán (Anvers,<br />

1557) y de tratados teóricos en los que se habla también de emblemas y empre­<br />

sas: como por ejemplo los Diálogos de ¡a pintura de Vincencio Calducho, el<br />

libro de mnemotecnia /;'/ Fénix de XI i nava de Juan Velázquez de Azevedo, la<br />

Pbtiosopbia antigua poética de Alonso López Pinciano y la Plaza nniteisal de<br />

todas ciencias y artes óe Cristóbal Suárez de Figueroa.<br />

Sin embargo, se observan ausencias notables, como por ejemplo la llypnero-<br />

tomacbia PolipbÜi* de Francesco Colorína o la ¡antología* de Cesare Ripa o.<br />

Sin embargo la Hypnerotomacbia Potípbtíi ha sido evocada por A. Coster y J. Gallego a pro<br />

pósito de la disposición de los jardines tío Lastanosa. I)e este texto, que tuvo una influencia considerable<br />

solía- la emblemática, no si' conocen ediciones españolas antiguas. Julián Gallego < Visión y<br />

símbolos . p. ti) escribe: -Probablemente a causa de su aspecto erótico y paganizante, con respetables<br />

abadesas convenidas en sacerdotisas prioras de los templos de los falsos dioses, este libro no<br />

alcánzala en España rl jjran éxito que le ofrece Francia. Pero Indirectamente va a intuir en las fastuosas<br />

ceremonias de la Casa de Austria, las Entradas de los Soberanos, las Exequias donde nunca<br />

fallan las pirámides y obeliscos caros a Colonna, las Fiestas teatrales <strong>del</strong> Unen Retiro o de la Zarzuela,<br />

los Canos ile Triunfo que figurarán en las más ortodoxas canonizaciones y beatificaciones <strong>del</strong> siglo<br />

[337]


FRANCESCA PERUGINI<br />

de manera todavía más sorprendente, gran paite de la producción hispánica de<br />

emblemas y empresas. Pero ignoramos si dicha ausencia es real o no, ya que<br />

Lastanosa siguió coleccionando libros hasta su muerte en 1681.<br />

Para concluir, podemos afirmar que Lastanosa, <strong>Baltasar</strong> Gradan y todos los<br />

eruditos que tenían acceso a su museo, disponían de un a»pus emblematicttm<br />

muy significativo, muestra de la gran difusión de la literatura emblemática en<br />

Aragón en el siglo XVII. Por otra parte no hay que olvidar las investigaciones<br />

numismáticas de Lastanosa 37 , que. además <strong>del</strong> interés que tienen para la historia<br />

de la numismática española antigua, nos interesan aquí sobre todo como medio<br />

de transmisión de una parte <strong>del</strong> patrimonio figurativo de la antigüedad a la<br />

emblemática. LOS elementos que figuran en los reversos de las monedas y medallas<br />

antiguas, como también en las piedras grabadas y los anillos, constituyen<br />

una importante fuente de inspiración para los creadores de empresas y emblemas<br />

de los siglos XVI y XVII, que buscaban constantemente temas adaptables a<br />

las nuevas formas de expresión figurada de la filosofía moral y política". En la<br />

Europa de aquella época los intercambios entre las dos disciplinas fueron muy<br />

fecundos: mientras que la numismática inspiraba a los creadores de empresas,<br />

las empresas eran fuente de inspiración para la numismática. No es en absoluto<br />

casualidad que en España la emblemática fuera introducida a través de la obra<br />

de un numismático. En efecto en sus Diálogos de medallas (Tarragona, Felipe<br />

Mey, 1587), Antonio Agustín*" estudia las relaciones entre los reversos de las<br />

xvii-. La primera traducción al español de esta obra es muy rédente: Sueño de Fotí/llo (Traducción<br />

literal y directa <strong>del</strong> original aldino, introducción, comentarios y notas de l'ilar Pedriza], 2 tomos.<br />

valencia, Colegio Oficial de aparejadores y arquitectos técnicas de Valencia, 1981.<br />

Sobre la más antigua traducción al español <strong>del</strong> libro de Cesare Hipa (México, Imprenta Económica,<br />

1866, traducción de Luis (". Pastor), véase Karl-Ludwig Selig, «The Spanish Translation of<br />

Cesare Ripa's Iconología; llttliai. XXVIII (19S1). pp. 2s i 2s(><br />

Para la ohni numismática ele Uistanosa. véanse: Aurora Kgido, -Numismática y literatura de<br />

los Dialogas ile Aj;usim al Museo de Listanosa-. en Istudios sobre el Siglo de Oro. Homenajea Francisco<br />

Ynduráin, Madrid. Kditora Nacional. 1984, pp. 211-227 y Heatrice Caciotti y Gloria Mora. -La<br />

moneda ibérica en las colecciones y tratados tle numismática españoles de los siglos xvi a xix-, en<br />

Ixl moneda hispánica: dudad y territorio l<strong>Actas</strong> <strong>del</strong> Primer encuentro peninsular de Numismática<br />

antigua, Madrid, nov. 19941, Anejos <strong>del</strong> Archivo Español de Arqueología, JÜV (1995), pp. 351-359.<br />

sobre las relaciones entre numismática y emblemática, véanse Aurora EGIDO, •Numisma'<br />

tica...-, pp. 211-227 y Rafael Lamarca Ruiz de Eguilaz, -De la moneda al emblema, l.os repertorios<br />

y coleciones numismáticas ionio fuente tle inspiración para la literatura emblemática», en <strong>Actas</strong> <strong>del</strong><br />

Primer Simposio <strong>Internacional</strong> de literatura Emblemática Hispánica..^ pp. 533-557.<br />

Antonio Agustín, Diálogos de medallas, inscriptiones y otras antigüedades. En Tarragona por<br />

l'elipc Mey. HH7. diálogo 2: -C. lis lo mismo empresa que roverso? A: En ninguna manera,(.. I \<br />

Como no todas las empresas <strong>del</strong> libro de l'aulo lovio, o tle Gerónimo Ruscelli son roversos. assí no<br />

todos los roversos tle medallas son empresas. Pero las empresas que están en medallas son roversos,<br />

[338]


IA BIBIIOtECA tMBIEMAUCA DÉ BAIIASAR GUACÍAN<br />

medallas y las empresas y afirma haber trabajado sobre este tema durante su<br />

larga estancia en Italia, cuando, siendo discípulo de Andrés Alciato, tuvo ocasión<br />

de conocer la emblemática de los orígenes. No es de extrañar, pues, que Lastanosa,<br />

también numismático, dominara perfectamente el arte de las empresas. No<br />

hay que olvidar a este propósito que él mismo elaboró su propia empresa respetando<br />

las cinco reglas elaboradas por Paolo Giovio"' y también emblematizó<br />

la empresa de su familia".<br />

De modo que un erudito tal como Lastanosa, bibliófilo, coleccionista, numismático,<br />

conocedor de empresas, propietario de una rica biblioteca, hubo de<br />

desempeñar un papel determinante en la formación de la cultura emblemática<br />

de Gradan.<br />

Otra biblioteca, que pudo ser una fuente ele estudios para Gradan y que sólo<br />

ahora se empieza a estudiar, es la <strong>del</strong> Colegio de la Compañía de Jesús de<br />

Huesca'-'. Gracias al estudio de los distintos catálogos manuscritos conservados<br />

en la Biblioteca Provincial de Huesca, José K. Laplana Gil puede afirmar que la<br />

biblioteca de jesuítas de Huesca constaba de 2.500 a 3-000 volúmenes. Representaba<br />

pues un caudal bibliográfico importante que merecería ser publicado<br />

integralmente. Laplana Gil habla sin embargo de las precauciones con las que<br />

hay que manejar estos datos en toda investigación sobre Gradan:<br />

salvo en las medallas sin caras C: Quales llamaremos empresas sin medallas? A: Lo que tiene tíos significaciones,<br />

una ciara como es un capritorno. un cometa, una ánchora. un governalle. y otras<br />

muchas; y otra significación escura, como es entender Augusto por el capricorno su ascendiente, y<br />

por el come-la la ánima ele lulio César, por el ánchora la firmeza, por el timón el govierno. C: Sostx-cho<br />

que esso llaman letras hicrogliphicas de las quales hablan lloro, y Pierio. A: En muchas cosas<br />

son .semejantes. Fl lovio no consiente que haya empresa buena sin letra, otros le contradi/en. En<br />

medallas por maravilla hai empresas con letra escura, y sin ella hai muchas: como tampoco en las<br />

h|i|eioi;liphica.s no havía otras letras, antes ellas servían de letras. Lis letras que hai con empresas en<br />

medallas clan a entender las empresas, como FIDFS l3.V3 j t| PUBLICA con dos manos derechas que se<br />

locan, i assi en todas, o en las más virtudes están declarados sus nombres. B: Diráme V.S. de la Virtud<br />

como la hazían en los roversos de las medallas? A: No pudiera dezir mucho <strong>del</strong>la, y de sus especies,<br />

y compañeras, si no topara con un papel estos días de cierto trabajo que hize en Italia mirando<br />

diversos roversos de medallas-.<br />

"' La empresa de Listanosa se encuentra, reproducida con el blasón familiar, en dos manuscritos<br />

de la Biblioteca Nacional de Madrid, el m.s 22.609, recopilación de 1651 ele materiales de épocas dis<br />

tintas, titulada Genealogía de la noble casa


TRANCFSCA PCRUGINI<br />

En primer lugar hay que tener presente que los catálogos son <strong>del</strong> XVI11 y<br />

que muchos ele los libros que recogen fueron publicados con posterioridad a<br />

la estancia de <strong>Gracián</strong> en Muesca; además, ignoramos qué libros publicados<br />

antes de 16 i') pudieron incorporarse a la biblioteca con posterioridad a esa<br />

techa por compras o donaciones particulares, pero esta incertidumbre no<br />

impide barajar la hipótesis de que muchos de esos libros pudieron estar al<br />

alcance <strong>del</strong> jesuíta 43 .<br />

1*31 fragmente) de uno de los catálogos de esta biblioteca que ha sido publicado<br />

(niss l-M-116) sólo tía cuenta de los libros de Humanidades de autores no<br />

jesuítas. Se indican el autor, el título y el tamaño, pero no la fecha ni el lugar de<br />

edición. Kn lo que atañe a la tradición emblemática, están catalogadas las obras<br />

siguientes: los emblemas de Alciato con una edición en latín y dos en vulgar; el<br />

libro de emblemas de Cristóbal Pérez de Herrera titulado Amparo ele los legíliíIIOS<br />

jMtbres (Madrid. 1S9S), los jeroglíficos de llorapolo y los de Pierio Valeriano<br />

y dos mitografías: la de <strong>Baltasar</strong> de Vitoria y la de Juan Pérez de Moya".<br />

Se mencionan además textos paremiológicos, adagios (Petmbo/cte. A/x>f>bk\qmatay<br />

Flores Senecaede Brasmo, •auctoris damnatí»), fábulas (Metamorfosis de<br />

Ovidio), repertorios de apotegmas, sentencias y loci commttties (/'olytiutbea de<br />

Domenico Nani Mirabelli, OJ'/iciiia de Kavisius Textor, Noeles Atlicae de Aulo<br />

Gellio), y muchos otros textos de erudición" de carácter enciclopédico que también<br />

se encontraban en todas las bibliotecas laicas y religiosas tic la época, ya<br />

sean de eruditos, escritores, polígrafos o predicadores.<br />

Sería muy interesante conocer el contenido de todo el catálogo de la biblioteca<br />

de los jesuítas de Huesca, pues es sabido que la utilización más estratégica<br />

y aguda de los emblemas con fines religiosos'", fue efectuada por la Compañía<br />

" Ibkl., p. 126.<br />

" •Andreae Aktati Emblemmata enm comment. Ai otras dos, uno con contera. Y alio sin ellos. «•;<br />

•Cbristábal Pérez de líerrvru Amparo de los legítimos Pobres y reducción de los fingidos. •/••. •Jtiannis<br />

Pierii Valerlani Hyerogtípbica. fa •Apottonii HyerogHpbica graece. 8*, •<strong>Baltasar</strong> de Vitoria Parte i<br />

Tratado ¡le los dioses, i Parte 2. P. •Juan Pérez tic Moya, Pbiiasapbüi secreta de los Dioses /-.<br />

Para esta literatura de lugares comunes que atestigua un uso personal de un patrimonio<br />

colectivo y la transmisión de cierta erudición humanística al mundo de las letras vulgares, véanse<br />

Sagrario López Poza. •Florilegios, polyantheas, repertorios de sentencias y lugares comunes, Aproximación<br />

bibliográfica-, Criticón. 49 UW(». pp. 61-76 y Paolo Cherchi, Polimatía di rinso. mezzo<br />

secólo di plagio (1539-1'589), Biblioteca <strong>del</strong> Clnquecento, Roma. Bubón!, 1998,<br />

Véase en el campo católico, Gabriele Paleotti, Discorso intomo tille imagini sacre eprofane,<br />

Bologna ISK2. publicado en TrattaH d'arte <strong>del</strong> Cinifiiecenio. J'ra Manierismo e ('ontroriforma, vol.<br />

II. [Paola Barocchi, ed.l, Mari. Litcr/a. 1961. Más en particular en el libro II los capítulos ñ -Delle<br />

pttture <strong>del</strong> símbolo y id -Delle pitture <strong>del</strong>le imprese: En lo que atañe a la polémica sobre la representación<br />

figurativa <strong>del</strong> texto sagrado, sobre las biblias ilustradas y en vulgar, véase Prancois<br />

Dupuigrenet Desroussilles, Dieu en son royame; la Hihle tlans la Frunce d'autrefois, Xll/e-X\'/lle siédes.<br />

I'aris. tiibliolhé(|iie Nalionale Kdition.s du Corf. l'WI.<br />

[340]


IA HIBIIOIICA IMBIIMAIKA 1)1 DAIIASAR GUACÍAN<br />

de Jesús siguiendo en ello la más pura inspiración ignaciana. La Rcitio sliuiioruin<br />

de 1599 permitía el ejercicio de los emblemas y las empresas a los estudiantes<br />

de letras en general (Ri;i>. praef. stiui. inf. J) y recomendaba su creación.<br />

«modice tamen», junto con la de jeroglíficos, epigramas etc. a los estudiantes de<br />

retórica (.Reg. pro/, rlwl. /5V\ bastó, como escribe Miguel batllori'*, con hacer<br />

caso omiso de esta limitación para asistir durante más de un siglo a la floración,<br />

en todas las provincias jesuíticas, de una enorme y multifacética producción<br />

emblemática'". Se empieza desde hace algunos años a conocer mejor el papel<br />

desempeñado por la Compañía de Jesús en la difusión de la emblemática, gracias<br />

en particular a las titánicas investigaciones de Richard Dimler (S. I.) quien<br />

está editando con Peter Daly el catálogo de las obras emblemáticas de los jesuítas*<br />

catálogo que está por ahora en la letra »E-. <strong>Baltasar</strong> Ciracián, formado en los<br />

colegios de la Compañía y más larde profesor en éstos, no pudo sino conocer<br />

las técnicas de la escritura emblemática y debió incluso hacer que sus alumnos<br />

se ejercitasen en ellas. Conocer los títulos de las obras emblemáticas jesuíticas<br />

conservadas en la biblioteca de Huesca permitirá a<strong>del</strong>antar en el conocimiento<br />

de la cultura emblemática de Ciracián.<br />

III. LA BIBLIOTECA EMBLEMáTICA IDEAL DE BALTASAR GRACIáN<br />

Gradan fue un lector apasionado: todos sus libros lo demuestran. Constantemente<br />

exalta el placer de la lectura: -no hay lisonja, no hay fullería, para un<br />

Kl texto de la Ratio Studiontm de 1599 es reproducido en Monumento Paedagogíca Soctetatis<br />

lesu [Ladlslaus Lukacs, ed.l, wol V, Ratto atque tnstitutia sludiorum Soctetatis lesu ( I^KO. 1591,<br />

1599), Roma, tnstitutum Historicum si.. 1986.<br />

81 Miguel Baülori, •Banoquización de la Ratto Sludiorum', en (inician y W Barroco, Roma,<br />

Edizioni di Storia e Letteratura, l"SH. pp. 101-106.<br />

Véanse por ejemplo los emhlemas ereados en el Colegio de los Jesuítas de Bruselas en los<br />

anos 1630-1685, ahora publicados por Karel Poiteman bajo el titulo: Emblematic Exbibitions (affl<br />

xiones) ni toe BrusseísJesuU Coüege (1630-1685): a Study oftbe Commemorattve Manuscripts (Royal<br />

Libran: Brusseís), Brussets, Royal Libran-; Turnhout, Brepols, 1996. Sobre la utilización de la emble<br />

mática en la Compañía de Jesús, véase Aurora Bgido, -Cartel de un certamen poético de tos jesuiias<br />

en la ciudad de Turu/.ona ( Hill)-, Archivo tic Filología Aragonesa, 34-35 (l l >Hi>. pp. 103-120.<br />

Petet M Daly y Richard Dimler


FRANCESCA PERUOINI<br />

ingenio, como un libro nuevo cada día [...I ¡Oh! gran gusto el leer, empleo de<br />

personas I...]-". Otras veces elogia el contacto fecundo y formador <strong>del</strong> hombre<br />

con los libros, -vestigios de discreción- y -amigos manuales- que sirven para<br />

-hablar con los muertos-'-', -que si tanto es uno más hombre cuanto más sabe, el<br />

más noble empleo será el aprender»". A menudo la práctica de la lectura es relacionada<br />

por <strong>Gracián</strong> con la de la alimentación humana: escribe por ejemplo que<br />

los hombres solicitan con hambre los libros ingeniosos y discretos" y utiliza<br />

metáforas culinarias para hablar de los libros como pasto <strong>del</strong> alma. Leer es en<br />

<strong>Gracián</strong> -devorar libros»**. Lo único que resiste al tiempo son los libros inmortales<br />

de los sabios y las empresas de los hombres que se celebran en ellos y el<br />

paraíso en la tierra, nos asegura Gradan, consiste en una biblioteca, donde se<br />

recrean las tres potencias <strong>del</strong> alma humana:<br />

¡Oh fruición <strong>del</strong> entendimiendo! ¡Oh tesoro de la memoria, realce de la voluntad,<br />

salisfación <strong>del</strong> alma, paraíso de la vida! Gusten unos jardines, hagan otros<br />

banquetes, sigan éstos la caca, cébense aquéllos en el juego, rozen galas, traten<br />

de amores, atesoren riquezas, con todo género de gustos y de passatiempos; que<br />

para mí no hay gusto como el leer, ni centro como una selecta librería v '.<br />

La reflexión teórica de <strong>Gracián</strong> sobre los libros, la lectura y las bibliotecas, su<br />

filosofía <strong>del</strong> libro y su visión de la vida <strong>del</strong> hombre como una peregrinación que<br />

se identifica con el acto de escribir y el de leer, como escribe Aurora Kgido \<br />

van acompañadas por un interés muy concreto por las bibliotecas reales y también<br />

por el comercio de libros (principalmente los suyos). En su obra y en sus<br />

cartas, alaba con frecuencia las bibliotecas particulares que conocía y frecuentaba,<br />

en primer lugar la de Vincencio Juan de Lastanosa en Huesca:<br />

Copioso y culto Museo de nuestro mayor amigo clon Vincencio Juan ele Lastanosa.<br />

benemérito universal de todo lo curioso, selecto, gustoso, en libros, mone-<br />

'•' H Gradan, 0 Criticón, pp. 3%-357.<br />

52 En la crísi cuarta ele la primera parte- ele- lil Criticón, Critilo se acerca a la sabiduría en la cárcel<br />

donde se encuentra preso, -viéndome sin amigos vivos, apelé a los muertos. Di en leer,<br />

comencé a saber y a ser persona I...I-. p. 109. Véase- también Oráculo Matinal y Arte de l'rtit/t'ii<br />

cía. 229: -Gástase la primera estancia <strong>del</strong> bello vivir en hablar con los muertos; nacemos para saber<br />

y silbemos, y los libros con fi<strong>del</strong>idad nos hacen personas-, en Obras completas tic <strong>Baltasar</strong> Gradan<br />

ÍKmilio Blanco, ecl.l. Madrid. Turnen [19931, p 27K.<br />

B li. <strong>Gracián</strong>. B Discreto (Aurora Huido, ecl.l. XXV. p, 358.<br />

" ¡bul. p. 206.<br />

M IbUi. p. .-5SH.<br />

U. <strong>Gracián</strong>, /:'/ Criticón, p. 378.<br />

Véase- Aurora Egido, -La letra en El Criticón-, en Ixt rosa <strong>del</strong> silencio Esludios sobre (inician,<br />

Madrid, Alianza Editorial, 1996. pp. 101-132.<br />

[342]


IA BIBUOTECA EMBLEMÁTICA DE BAITASAR GRACIÁN<br />

das, estatuas, piedras, antigüedades, pinturas, llores, y en una palabra, su casa es<br />

un emporio de la más agradable y curiosa variedad'**.<br />

Olías bibliotecas mencionadas por <strong>Gracián</strong> son la <strong>del</strong> poeta Bartolomé Leo­<br />

nardo de Algensola <strong>del</strong> cual escribe:<br />

Frecuenté su museo, y cada vez admiraba más su profundidad, SU seriedad; él<br />

era un oráculo en verso' - '',<br />

la de Juan de Garriz:<br />

Varón de excelente gusto, como lo muestra la gran copia de luiros selectos<br />

que pueblan sus eruditos camarines l...!'",<br />

O la <strong>del</strong> erudito trances ITancois I'ilhol de quien escribe:<br />

Entre muchos varones eminentes, luce hoy el prodigioso I'rancois Filhol, pieshilero<br />

y hebdomadario en la Santa y Metropolitana Iglesia de San Esteban de<br />

Tolosa. varón de igual ingenio que gusto, como lo prueban sus dos bibliotecas: la<br />

puniera, de sus obras y la segunda, de las ajenas" 1 .<br />

En sus cartas <strong>Gracián</strong> habla de los problemas tipográficos y editoriales de sus<br />

libros, de novedades bibliográficas"-, de libros que acaba de recibir 1 , de sus ami­<br />

gos libreros"', de la biblioteca de Lastanosa"\ de la <strong>del</strong> Hospital de Valencia"" y<br />

de la <strong>del</strong> Marqués de Torres"'. Hn otras cartas pide al cronista de Aragón, Andrés<br />

de Uztarroz, que haga imprimir el catálogo de la biblioteca de Francisco Ximé-<br />

nez de linea"" y que le envíe distintos libros'". Sus intereses bibliográficos son<br />

li. Gradan, Agudeza y arte de ingenio, en obras completas tle <strong>Baltasar</strong> (inician [Emilio<br />

Blanco, ed.1, discurso XII. p. 405.<br />

" //«Y/., discurso XXll. p. 182.<br />

" litio:, discurso XXIV, p. 494.<br />

"' lí. Gradan, EiDiscreto, xviii. p. 306.<br />

B. Gradan, Ohras completas [Arturo <strong>del</strong> Moyo, ctl.l, Madrid. Aguilar, 1960. l-is cartas de Gra<br />

dan se encuentran en las páginas 1121-1160. Carta n. (>.<br />

"* fbid, cana n 19.<br />

1 Ibiil.. carta n. 1K.<br />

llñd.. carta n. 17.<br />

"" Ibici. cana n. IV<br />

Ihiil, carta n. 32, desde Zaragoza: -Aquí se vende la librería <strong>del</strong> Marqués de 'torres: en ella<br />

hay de todo y algo muy curioso».<br />

"" fhitl. carta n. 19. De la biblioteea de Ximénez de trrea escribe Félix Latassa y Ortúl: -tubo<br />

una exquisita Librería de más de KtHHI cuerpos de obras, y muchos manuscritos-, en Biblioteca<br />

nuera de tos escritures aragoneses que florecieron desde t(>(x> hasta 1640, Pamplona, J. de<br />

Domingo, 1799, tomo 3, p- 76.<br />

" Ibiíl.. carta n. 20.<br />

[343]


KANCESCA PfeilGINI<br />

pues innegables, aunque no creo que en su caso se pueda hablar de verdadera<br />

bibliolilia.<br />

Sin embargo, Círacián está profundamente convencido <strong>del</strong> valor esencial de la<br />

palabra escrita, de la cultura libresca y <strong>del</strong> manejo de los libros para la formación<br />

<strong>del</strong> hombre. De ahí su evocación de la biblioteca ideal <strong>del</strong> varón discreto (o, con<br />

referencia a Boccalini, de la de Apolo) y la lista de libros que, en su opinión, el<br />

hombre culto de su época debía conocer. A veces, incluso añade detalles sobre<br />

la ordenación de dichos libros en una biblioteca. En /:'/ Criticón, por ejemplo, la<br />

Atención, hablando <strong>del</strong> hombre que quiere -ser persona», dice:<br />

Sea hombre de museo, aunque ciña espada, y tenga <strong>del</strong>ecto con los libros,<br />

que son amigos manuales; no embuta de borra los estantes, que no está bien un<br />

picaro al lado de un noble ingenio, y si ha de preferir, sean los juiziosos a los<br />

ingeniosos.<br />

En las páginas de sus libros Gradan presenta su clasificación personal <strong>del</strong><br />

saber que, en el caso de /:'/ Criticón, corresponde también al catálogo por materias<br />

de su biblioteca ideal. Kn /:'/ Discreto' propone las siguientes categorías <strong>del</strong><br />

saber: las artes liberales, las lenguas (antiguas y modernas), la Historia, •madre<br />

tic la vida», la Poesía, la -gustosa- Humanidad que, con las Buenas Letras, sirve<br />

para atesorar -una relevante erudición», la Filosofía Natural, la Filosofía Moral.<br />

que es -pasto de muy hombres-, la Cosmografía, la Astrología y, al final, la<br />

Sagrada Escritura.<br />

Lis categorías que interesan la emblemática son las humanidades y la filosofía<br />

moral que hacen al hombre discreto y prudente. Círacián habla de los sabios<br />

y filósofos que nos transmitieron la filosofía moral bajo la forma de sentencias,<br />

apotegmas, emblemas, sátiras y apólogos y menciona a Séneca. Platón, los siete<br />

Sabios. EpictetO, Plutarco y al -útil y donoso- Esopo entre los autores de quienes<br />

el hombre •discreto» debe ser discípulo.<br />

En •/:'/ Museo <strong>del</strong> Discreto ' (El Criticón, II, tv), que, según Aurora Kgido \<br />

constituye el ejemplo máximo en la literatura española de una identificación<br />

B. Gradan, 8 Criticón, p. 307.<br />

n. <strong>Gracián</strong>, /•.'/ Discreto, XXW •Culta repartición de la rula de un discreto:<br />

Para un estudio de esta irisi. véanse Kari-Ludwig Selig, •Three Spanish Libraries of Emblem<br />

l$iKiks ans Compendia», en Essays iu Hlstory and Literature. Presented i Stanley Pagellis, Chicago,<br />

The Newberry Ubrary, l l Xñ. pp. Kl-W; Aurora Kgidn, -1.a letra en 1:1 Criticón-, en la rosa <strong>del</strong> silencio,<br />

pi>. 101-132 y el articulo polémico de Benito Pelegrfn, -Ht Criticón-. v.\ Museo tlel Discreto (II.<br />

IV)-. txv langues neo-latines, 2^2 (1965), pp. 2\- iH. que identifica el Museo <strong>del</strong> Discreto a la biblioteca<br />

de Prancois Pilhol en Tolosa.<br />

[344]<br />

Aurora Egido, La rosa <strong>del</strong> silencio, p. lin.


IA BIBIIOTKA ÍMBIIMAIICA DE BAIIASAR GUACÍAN<br />

completa <strong>del</strong> mundo con una inmensa librería, las disciplinas representadas en<br />

la biblioteca de la discreta Sofisbella visitada por Critilo y su guía, el varón alado<br />

(transposición gradaría <strong>del</strong> emblema <strong>del</strong> sabio apegado al suelo por la<br />

pobreza)"', son la Poesía, la Historia, la Humanidad, la Anticuaría, las Matemáticas,<br />

la Filosofía Natural, la Filosofía Moral, la Política y los textos sagrados. Entre<br />

las obras citadas en la mansión de la Humanidad se evoca, al lado de las obras<br />

en latín de Erasmo y de Andreas Rodrigues, una larga serie de obras que permitieron<br />

la transmisión de la erudición clásica y <strong>del</strong> primer humanismo a las<br />

letras vulgares, es decir florilegios, misceláneas, repertorios de sentencias, dichos<br />

y hechos, polianteas, oficinas, silvas, plazas y también jeroglíficos y empresas en<br />

romance. Desgraciadamente Círacián no menciona ni los títulos exactos ni los<br />

autores. Ignoramos pues a qué jeroglíficos y empresas se refiere. La Anticuaría<br />

está representada por los diálogos de Antonio Agustín, ilustrados por los Cíoltzios,<br />

y por la obra de Listanosa. Bajo la Filosofía Moral encontramos, en lo que<br />

atañe a la tradición emblemática, los emblemas de Alciato, las empresas de (líovio,<br />

los diálogos de Luciano y las fábulas de Fsopo. Nos llama la atención el<br />

hecho de que para Círacián, significativamente, las empresas se localicen en dos<br />

categorías distintas, la de las humanidades y la de la filosofía moral.<br />

Por lo que se refiere a la diferencia entre los distintos géneros, al tratar de la<br />

invención figurada, Círacián escribe en Agudeza y Arte de Ingenia<br />

Corta esfera le parece a la fecunda invención la ele palabras y de escritos<br />

cuando pide prestados a la pintura sus dibujos para exprimir sus conceptos, que<br />

es Otro linaje de aguda invención, y puede llamarse figurada, por jeroglíficos,<br />

emblemas y empresas. Fúndanse también en la semejanza <strong>del</strong> sujeto figurado con<br />

el término que se pinta y sustituye, y podemos llamar el figurante, Kl más sublime<br />

género es el de las empresas, su mismo nombre las define, y dice que se inventaron<br />

para exprimir los empeños <strong>del</strong> valor [...] El mote es alma de la pintura.<br />

siempre ha de incluir agudeza" 11 .<br />

Inmediatamente después, Círacián pasa a ilustrar lo que acaba de afirmar con<br />

muchos ejemplos de empresas heroicas y amorosas sacadas <strong>del</strong> libro de Giovio,<br />

pero sin citarlo. Al final <strong>del</strong> discurso evoca las empresas españolas de las que<br />

"' Véanse el emblema 1.20 de Alefato, •Faupertalem summis ingénito obesse ne provebantut*,<br />

en Alciato, Emblemas iSantiago Sebastián, ed.l, Madrid, Akal, 1993 y ^-1 emblema i de Juan de<br />

Horozco, •Pensier avanza fortuna manca», en Juan de Horozco y Covamibias, Emblemas murales,<br />

Segovla, luán de la Cuesta, 1589.<br />

Hallasar (inician. Agudeza y Arte de Ingenio, l.VII. pp. 722-723. Para un análisis de este discurso,<br />

véase Sebastian Neumeister, -Visualización veibal en l'l Discreto


flíANCESCA PIRUGINI<br />

dice que son muy distintas ya que en ellas es el nombre de la cosa pintada el<br />

que expresa lo que se quiere comunicar.<br />

Consiste su artificio |dc las empresas españolasl no en la semejanza de la pintura<br />

con el intento que se pretende, sino en que el nombre de la cosa pintada, <br />

solo, o ayudado de otra palabra, exprima y diga lo que se pretende, de modo que<br />

la pintura en éstos no representa tanto, cuanto sustituye por su voz y dicción ''.<br />

Sería interesante saber si <strong>Gracián</strong> se refiere a libros españoles de empresas.<br />

o solamente a las empresas de personajes de la historia española presentes, por<br />

ejemplo, en el libro de Giovio.<br />

Otra vez en Agudeza <strong>Gracián</strong>, al hablar de las fuentes de la erudición, se<br />

refiere a la emblemática. Entre las numerosas fuentes a las que han de acudir el<br />

gusto y el ingenio para ilustrar sus asuntos, junto con la historia, las sentencias,<br />

los apotegmas etc.. nuestro autor recomienda -los emblemas, jeroglíficos, apólogos<br />

y empresas Iquel son la pedrería preciosa al oro <strong>del</strong> fino discurrir-". <strong>Gracián</strong><br />

se refiere aquí directamente a Krasmo quien, en sus Apophtegmata, describía los<br />

apotegmas como -selectae ac repurgatae gemmae auro inclusae»"".<br />

Para concluir proporcionamos un catálogo provisional de autores emblemáticos<br />

o paraemblemáticos citados por <strong>Gracián</strong> en su obra y utilizados por él como<br />

fuentes para su creación literaria. Las ediciones citadas son las que estaban presentes<br />

en la biblioteca de Eastanosa. a excepción de la obra de Francesco<br />

Colorína que, como ya se ha dicho, no aparece en ninguno de los catálogos de<br />

la biblioteca <strong>del</strong> erudito oséense.<br />

Emblemas y empresas<br />

ALCIATI, Andrea<br />

Hmblemalttm líber. Excusum Augustae Vin<strong>del</strong>icorum, per II. Steynerum, die<br />

28 februarii, anno 1531. In-8°.<br />

El autor de emblemas más citado por <strong>Gracián</strong> es sin duda alguna Andrés<br />

Alciato. En /:'/ Discreto nuestro autor cita unos treinta emblemas <strong>del</strong> humanista<br />

"" Ibiti, p. 724.<br />

Ihiil., p. 729. Los subrayados son nuestros.<br />

Krasnio. Afxipbtiy'niettei, I.ugduni. 1531. I'- 4. Citado por Allx.'rto ISIeeua, -I-i littér.iuiri*<br />

apophtegmaüque en Espagne», en L'Humantsme dans les tettres espagnoles (Xix Colloque Internationa]<br />

diluidos llumanistcs. Tours S-17 juilk-l 1976). |A. Redondo é&l París. Vrin. 1979. pp. 119-132.<br />

[346]


IA BIBUOIECA EMBlEMAtICA DE BAITASAR GUACÍAN<br />

italiano, sin mencionar nunca su nombre. Fn /:/ Criticón también evoca, reclaborándolos,<br />

numerosos emblemas de Alciato, sin citar a su autor, salvo en el -Fl<br />

Museo <strong>del</strong> Discreto-, donde escribe que la Moral Filosofía -para sacar una quinta<br />

esencia general recogió todas las [hojas] de Alciato, sin desechar una, y aunque<br />

las vio imitadas en algunos, pero eran contrahechas y sin la eficaz virtud de la<br />

moralidad ingeniosa-.<br />

En Agudeza y Arte de Ingenio también alaba Gradan al humanista (llamándolo<br />

prudente, ingenioso, juicioso, profundo, atento, ingenio de los de primera<br />

clase, universal en todo género de agudeza, filósofo en verso) y cita veinte desús<br />

emblemas, cuyos textos transcribe a menudo íntegramente, para ilustrar distintos<br />

tipos de agudeza. Se refiere constantemente a la edición original, en latín.<br />

de los emblemas y utiliza muy probablemente el comentario en latín <strong>del</strong> Brócense.<br />

No parece sin embargo que haya utilizado, quizás por demasiado escolares,<br />

ni la traducción española de Daza Pinciano, ni la Declaración magistral de<br />

Diego López, también en español, que sin duda debía conocer.<br />

SAAVKOHA FAJARDO, Diego<br />

¡dea de un príncipe político ebristiano representada en cien empresas dedicada<br />

al Princifx' de las Hspañas nuestro Señor. [...]. Fn Monaco, en la emprenta<br />

de Nicolao Fnrico a 1 de Marzo 1640.<br />

SOLúKZANO FI-:RI-:IKA, Juan de<br />

F.mhlemata centum. Matriti 1651, in fol.<br />

Los dos autores españoles de emblemas políticos sólo son mencionados por<br />

Gradan en una página fuertemente emblemática ele /:'/ Criticón, en la crisi titulada<br />

-La isla de la Inmortalidad» ", y son los únicos emblemistas españoles que<br />

Gradan evoca en su obra.<br />

Fletó luego una chalupa, hecha de incorruptible cedro, taraceada de ingeniosas<br />

inscripciones, con iluminaciones de oro y Ix-rmcllón, relevada de emblemas y<br />

empresas, tomadas <strong>del</strong> Sotiif", <strong>del</strong> Saaivdra, de Alciato y <strong>del</strong> Solórzuiur, y decía<br />

el patrón haberse fabricado de tablas que sirvieron de cubiertas a muchos libros,<br />

ya de nota, ya de estrella; parecían plumas sus dorados remos, y las velas lienzos<br />

<strong>del</strong> antiguo Timantes y <strong>del</strong> Velázquez moderno. Fuéronse ya engolfando por<br />

aquel mar en leche de su elocuencia, de cristal en lo terso <strong>del</strong> estilo, de amhro-<br />

79 til Critican. [II. XII. p. 791.<br />

Probablemente Jovk> (Paolo Giovio).<br />

[347


F8ANCCSCA PfKIIC.INI<br />

sía en lo .suave <strong>del</strong> concepto, y ele bálsamo en lo odorífero de sus moralidades.<br />

Oíanse cantar regaladamente los cisnes, que de verdad cantan los <strong>del</strong> parnaso;<br />

anidaban seguros los alciones de la Historia, y andaban saltando alrededor <strong>del</strong><br />

batel con mucha humanidad los <strong>del</strong>fines.<br />

Giovto, Paolo<br />

Dialogo <strong>del</strong>l'imprese militan el amaróse. In Roma appresso Antonio Barre,<br />

MDLV.<br />

Fl humanista italiano Paolo Giovio es, entre los creadores de empresas, el<br />

autor más utilizado por <strong>Gracián</strong>. Fn su Agudeza y Arte de Ingenio, Gradan no lo<br />

menciona aunque sí hace referencia a numerosas empresas suyas (la de Fernando<br />

Francisco de Ávalos, -Aut cum hoc, haut in hoo, la de Marco Antonio<br />

Colonna, -erit altera merces-, la de Fernando de Aragón, «Tanto monta- etc.). Fn<br />

-Fl Museo <strong>del</strong> Discreto- la Moral Filosofía pone -las empresas <strong>del</strong> Jovio entre las<br />

[hojas] olorosas y fragantes, que con su buen olor recrean el celebro-.<br />

Jeroglíficos<br />

COLONNA, Francesco<br />

Hypnerotomacbia l'o/i/)bili, Venezia, Aldo Manu/io, 1499.<br />

(Vacian nunca cita explícitamente el Sueño de PoUftio, pero en Agudeza vi.<br />

•De la agudeza por ponderación misteriosa-, menciona a un humanista erudito y<br />

evoca tres triunfos que están presentes en la obra de Colonna. Fscribe <strong>Gracián</strong>:<br />

•Siempre el hallar correspondencia entre los correlatos es fundamento de toda<br />

sutileza: aquí hace más acepta la solución al reparo; por este aiml>o, un erudito<br />

humanista comenta las carrozas de los gentílicos dioses diciendo que la de<br />

Diana arrebataban ciervas, porque en las lides de la torpeza está asegurada la<br />

victoria, más a la ligereza de la fuga que a la porfía <strong>del</strong> combate: la de Venus<br />

mueven cisnes, porque los Poetas son de ordinario pías impías de la lascivia.<br />

Arrastran tigres la de Baco, en misterio de que la embriaguez alimenta la crueldad,<br />

y de esta suerte les va glosando todas-" 1 .<br />

Tratados de numismática<br />

AGUSTíN, Antonio<br />

Dialogas de medallas, inscriptionesy otras antigüedades. Ex bibliotheca Ant.<br />

Augustini Archiepiscopi Tarraconen. Fn Tarragona por Felipe Mey, 1587.<br />

348 1<br />

B. (inician. Agudeza y arte de ingenio, vi, p, 360.


LA BIBLIOTECA [MBITMAIICA ni BAIIASAR GUACÍAN<br />

Gradan cita los diálogos eruditos de Antonio Agustín en >l£l Museo <strong>del</strong> Discreto-.<br />

La ninfa Anticuaría, -de más curiosidad que sutileza, tenía por estantía un<br />

erario enriquecido de estatuas, piedras, inscripciones, sellos, monedas, medallas,<br />

insignias, urnas, barros, láminas, con todos los libros que tratan tiesta noticiosa<br />

antigüedad, tan acreditada con Los eruditos diálogos de don Antonio Agustín<br />

Fábulas<br />

APULEYO<br />

libro <strong>del</strong> l.ncio Apuleyo <strong>del</strong> asno de oro: repartido de onze libros y Iraduzido<br />

en Romance Castellano [...], En Madrid, en casa de Andrés Sánchez, 1601, in-S°.<br />

Esoi>o<br />

Vida y livemplares fábulas <strong>del</strong> ingeniosissimo fabulador I-sopo /•'rigió, y de<br />

otros claríssimos autores assí Griegos como Latinos, con sus declaraciones. Nuevamente<br />

de latín, en todo género de rerso. en lengua Castellana Iraduzidas por<br />

Joacbín Romero de Cepeda, rezino de la ciudad de Badajoz. Dirigida a D.<br />

I.orenco Suárez de l-'igueroa |...| Impresso en Sevilla, en casa tic luán tic l.eón<br />

junto a las siete rebueltas a costa de Iacome López mercader de libros. 1590.<br />

Lt ICIANO<br />

Diálogos morales útiles por sus documentos. Traducían castellana <strong>del</strong> licenciado<br />

D. Francisco de Herrera Maldouado. En Madrid, por la viuda tle Cosme<br />

DelgatO, a costa tle Manuel Rodríguez, 1621.<br />

OVIDIO<br />

Del Metamor/oseos de Ovidio en otara rima Iraduzido f>or Felipe Mey. Siete<br />

libros con otras cosas <strong>del</strong> mismo. En Tarragona por Felipe Mey, 1586.<br />

Li primera traducción tle las fábulas tle EsopO al español, anónima, ha sido<br />

impresa en 1489 en Zaragoza" 1 , pero ya circulaban en España distintas ediciones<br />

humanísticas latinas (como la tle Lorenzo Valla) que los estudiantes tle humani-<br />

B B. Gradan. El Criticón, II. iv. p. 111.<br />

st Existe una edición en facsímil: Rábulas de Esopo. Reproducción en facsímile de la primera<br />

edición de 1489. Publícala la Real Academia Española. Madrid. Tipografía de Archivos, 1929 (con<br />

una introducción de Emilio Cotarelo y Mori).<br />

[349]


fíANCESCA PERUGINI<br />

dades de los colegios de la Compañía de Jesús utilizaban como texto escolar y<br />

que Gradan utiliza como fuente.<br />

Gradan cita muy a menudo a Esopo y a otros escritores de fábulas, como<br />

Ovidio, Luciano y Apuleyo. Por ejemplo en Agudeza y Arte de Ingenio, I.V, -De<br />

la agudeza compuesta, fingida en común», escribe:<br />

A un mismo banco ele la filosófica verdad asestaron todos los sabios, aunque<br />

por diferentes rumbos de la invención y agudeza. Homero con sus epopeyas.<br />

l-lsojH) con sus fábulas. Séneca con sus sentencias, Ovidio con sus metamorfosis,<br />

Juvenal con sus sátiras, Pitágoras con sus enigmas, Luciano con sus diálogos.<br />

Alciato con sus emblemas, Krasmo con sus refranes, el Bocalino con sus alegorías<br />

y el príncipe don Manuel con sus cuentos 84 .<br />

En la Epístola al Lector de la segunda edición de El Héroe, Gradan escribe<br />

que Esopo formó al hombre -sagaz», en la de la primera parte de El Criticón<br />

afirma que ha procurado juntar lo seco de la filosofía con lo entretenido de la<br />

invención e imitar -las ficciones de Esopo, [...] lo juicioso de Luciano, las descripciones<br />

de Apuleyo [...]». En -El Museo <strong>del</strong> Discreto-, la Moral Filosofía prepara<br />

una ensalada con los diálogos de Luciano y después echa mano ele unas hojas<br />

muy comunes diciendo: -en estas fábulas de Esopo hablan las bestias para que<br />

entiendan los hombres. Y haciendo una guirnalda, se coronó con ellas».<br />

En El Discreto, XIII, -Hombre de ostentación- (apólogo), Gradan se nos presenta<br />

como un nuevo Esopo: «deshízose la junta, despachando una de las aves<br />

a suplicar al donosamente sabio Esopo se dignase ele añadir a los antiguos este<br />

moderno y ejemplar suceso».<br />

Las ediciones mencionadas son las que estaban presentes en la biblioteca de<br />

Lastanosa.<br />

FREGOSO, Fileremo<br />

Rissa y planto de Demócrito y Heráclito, traduzido deytaliano en nuestra lengua<br />

vulgar por Alonso de Lobera Capellán de su Magestad. Dirigido al ylustre<br />

señor Luán Vázquez de Molina Secretario de su Alteza y de su consejo secreto. En<br />

Valladolid, en casa de Sebastián Martínez, 1554, in-4°.<br />

Gradan probablemente conocía la obra de Fregoso traducida por Lobera,<br />

como también debía de conocer la Tabla de Cébete, aunque nunca las cita explícitamente.<br />

350]<br />

H. Gradan, Agudeza y Arte de Intento, LV, p. 709. Los subrayados son nuestros.


Humanidades<br />

GARZONI, Tommaso<br />

IA BIBllOItCA EMBIEMATICA D[ BAUASAR GUACÍAN<br />

Plaza universal de todas ciencias y artes, parte traducida de Tosca no, y parte<br />

compuesta por el Doctor Cristóbal Sitárez de Figueroa, Madrid, Luis Sánchez, 1615.<br />

Ciracián menciona la Plaza en -El Museo <strong>del</strong> Discreto, al hablar de los libros<br />

presentes en la Mansión de la Humanidad.<br />

MKXíA, Pero<br />

Silva de caria leclion. En Valladolid, Juan de Villaquirán. 1550-1551.<br />

Ciracián expresa un juicio muy negativo sobre la obra de Pero Mexía y también<br />

la de Pérez de Montalbán. Cuando Andrenio pregunta al Sabio quiénes son<br />

los hombres <strong>del</strong> séquito de la Ignorante Satisfacción que están juzgando los<br />

méritos de cada uno. el Sabio contesta:<br />

•—¿Quiénes han de ser sino un ignorante y otro mayor, uno que ni ha estudiado<br />

ni visto libro en su vida, cuando mucho una Silva de caria Lición y el quemas<br />

más, un Para todo&


[RANCESCA PERUGINI<br />

lamente son, en su gran mayoría, obras de autores clásicos y de humanistas italianos.<br />

Dichas citas evidencian su sólida cultura clásica, oratoria y humanística,<br />

adquirida —en gran parte— en la época de su formación en los colegios de la<br />

Compañía de Jesús. Asimismo, las múltiples alusiones que hizo a la cultura antigua<br />

o humanística manifiestan su clara voluntad de situarse lejos de una cultura<br />

que llamaríamos hoy en día -popular-, transmitida, en este caso, por la producción<br />

emblemática española en lengua vulgar y por las traducciones castellanas<br />

de los libros italianos. Así, los nombres de Sebastián de Covarrubias o de Juan<br />

de Horozco, por ejemplo, no aparecen nunca en la obra de Gradan, si bien<br />

existen indicios que dan a entender que nuestro autor utilizó algunos de los<br />

emblemas y empresas de los tíos conocidos cmblcmaiistas españoles. Sólo que<br />

se valió de ellos de manera muy indirecta y, a veces, hasta disfrazada.<br />

Tampoco citó nunca <strong>Gracián</strong> la versión castellana de Daza Pinciano <strong>del</strong><br />

Embientatum /.//«'/de Alciato. ni la Declaración magistral, redactada en lengua<br />

vulgar por Diego López. Siempre se refirió (inician a su edición original, en<br />

latín. Además, los únicos autores españoles de emblemas a los que <strong>Gracián</strong><br />

mencionó son los escritores políticos Saavedra Fajardo y Solórzano Pereira y,<br />

como es sabido, el segundo escribió su obra en latín.<br />

Sin embargo, <strong>Gracián</strong>, en el campo de la emblemática como en muchos otros<br />

ámbitos literarios, al dirigirse a los hombres cultos de su época, capaces de comprender<br />

sus alusiones e identificar sus referencias textuales, siempre utilizó sus<br />

fuentes muy libremente y las reelaboró con fines propios. Con ingenio y agudeza,<br />

<strong>Gracián</strong> se apoderó de emblemas, empresas e incluso jeroglíficos conocidos<br />

por su público, los reelaboró y explotó su carga conceptual para enriquecer<br />

su propia obra. Esta técnica, junto con la frecuente utilización por el jesuíta aragonés<br />

de los repertorios de sentencias, proverbios, apotegmas etc., dificulta<br />

mucho el trabajo de identificación de sus fuentes emblemáticas.<br />

Nos gustaría, a este propósito, citar a Mercedes Blanco sobre el problema de<br />

la intciicxtualidad en los escritores conceptistas y, en especial, en <strong>Gracián</strong>:<br />

El escritor conceptista mira pues la literatura como una reserva de citas de las<br />

que podrá apoderarse como de otros tantos espejos en donde reflejar su propio<br />

ingenio.I.. 1 Hay pues una paradoja en el uso por <strong>Gracián</strong> <strong>del</strong> término autoridad<br />

ya que el -concepto por acomodación de autoridad* altera materialmente el texto,<br />

cambia su atribución y su sentido. I...I Lejos de contentarse con un papel subordinado,<br />

el sujeto ingenioso se apodera <strong>del</strong> texto que utiliza después de haberlo<br />

manipulado y superado*.<br />

Mercedes Blanco, -Ingenio y autoridad en la cita conceptista*, en La recepción


DEL BESTIARIO Y LAS IMÁGENES ZOOMORFICAS<br />

EN LA OBRA DE BALTASAR GRACIÁN<br />

ANTONIO BERNAT V1STARINI I UNM RSIPAD L* IA.% ISIA.% RAÍ I Alt! S<br />

Animales, bestias, lleras, alimañas, peces, volátiles, sabandijas, brutos, monstruos,<br />

hombres. Tenemos palabras, podemos clasificar, distinguir, como hacía<br />

l'linio en SU Historia natural, a los animales terrestres de los <strong>del</strong> agua y de los<br />

que vuelan y luego hacer otro capítulo con los animales pequeños y que rastrean,<br />

los que nacen sin padre, los que se juntan amigablemente. Incluso afinar<br />

más y ver entre los terrestres un grupo que muda de color, y otro donde acechan<br />

los que son -dañosos a los extranjeros-; entre los peces, discriminar a los<br />

que tienen pelo de los que no lo tienen; y las aves pueden dividirse entre las<br />

conocidas y las no conocidas, y hay un grupo para las aves nuevas y otro para<br />

las fabulosas...'. Nada albergan las bibliotecas más variado que la historia y clasificación<br />

de los animales. Nada ha ofrecido al hombre tan prolongado entretenimiento<br />

intelectual, hasta el punto de convertirse en ocasiones en una obsesión<br />

que conduce al <strong>del</strong>irio por la imposibilidad de dar con la clave, con el elemento<br />

o la pieza, necesaria pero escamoteada, que permita descifrar el sentido de tanta<br />

variedad en la naturaleza, completamente inaprehensiblc, desafiante; retadora<br />

para el hombre que, por esa carencia, percibe a la vez su superioridad y su<br />

pequenez ante la Creación. Borges lo narró admirablemente unas cuantas veces.<br />

A la muy citada invención de aquella taxonomía china insólita y declaradamente<br />

arbitraria, prefiero para mis propósitos de hoy la contenida en la brevísima disquisición<br />

titulada Argumentum ornitbolQgicum. Allí borges cierra los ojos y ve<br />

una bandada de pájaros. Lt visión dura menos de un segundo y no es capaz de<br />

recordar cuántos pájaros ha visto. -Ll problema involucra la existencia de Dios.<br />

Si Dios existe, el número es definido-, porque Dios ha de saber cuántos pájaros<br />

había en el abrir y cerrar de ojos. -Si Dios no existe, el número es indefinido,<br />

porque nadie pudo llevar la cuenta"'. Luego la invención se complica un poco<br />

Utilizo Cayo Plinto Segundo, Historia natural, (traducción y anotación de Francisco Hernández<br />

v Jerónimo Huerta), Madrid, Visor - UNAM, íwy.<br />

t-l lldcftlin. M.idiiil. Ali:inz:i líililorial, 1972, p. 27.<br />

[ 353 1


ANTONIO BERNA! VISTAÜINI<br />

más. Pero hasta aquí, qué graciana es esta historia. Poique, en efecto, hay en<br />

Gradan un interrogante sobre la naturaleza, que recoge de la tradición y convierte<br />

en eje de muchas de sus reflexiones. Donde aparece la confusión deberían<br />

existir números exactos, trazos limpios. Y, en lo que ahora nos ocupa, si no<br />

podemos separarnos claramente de los animales, no somos humanos; si no<br />

podemos dibujar limpiamente esta línea de corte, Dios, entonces, queda en<br />

entredicho, al menos el Dios <strong>del</strong> Génesis. Y que la pesquisa ontológica no es<br />

nada sencilla, /;/ Criticón lo demuestra con creces. ¿Cómo encontrar al hombre<br />

en esta cadena <strong>del</strong> ser? ¿Cuál es su eslabón concreto? ¿Cuántos son los eslabones<br />

hasta llegar a Dios? En todo caso, ¿hay eslabones? ¿o la vida es un círculo<br />

cerrado, como parece insinuar <strong>Gracián</strong> al repasar las edades <strong>del</strong> hombre en<br />

correlación con sus respectivos planetas rectores y concluir que la Luna —mudable,<br />

húmeda, infantil, loca, nocturna— rige la entrada y la salida <strong>del</strong> mundo -con<br />

que acaba el tiempo en círculo, mordiéndose la cola la serpiente: ingenioso jeroglífico<br />

de la rueda de la humana vida» (EC, III, x, p. 765)\ -De la luna arriba no<br />

hay mudanzas-, dice en el realce VI de El Discreto, dando a entender que la perfección<br />

ideal está en el último cielo. Pero nosotros vivimos abajo, en el mundo<br />

sublunar y aquí, dice inmediatamente observando la variedad, -si la desigualdad<br />

fuera de lo malo a lo bueno, fuera buena, y si de lo bueno a lo mejor, mejor;<br />

pero comúnmente consiste en deteriorarse, que el mal siempre lo vemos de rostro<br />

y el bien de espaldas-'; -no hay dicha porque no hay estrella fija de la Luna<br />

acá- (El), 298). Y siempre esta reflexión irá unida en <strong>Gracián</strong> a la de la continuidad<br />

entre naturaleza y hombre, entre lo natural y lo moral (cf. El), 299).<br />

Pero, y perdonen la pregunta, ¿sabemos qué es un animal? En todo caso, qué<br />

idea podía tener <strong>Gracián</strong> de lo que es un animal. Las respuestas, por supuesto,<br />

han ido cambiando a lo largo de la historia. El gran corte en la cultura occidental<br />

lo dieron los Padres de la Iglesia intentando acabar con un sustrato de ideas<br />

provenientes <strong>del</strong> mundo clásico pagano. Percibían allí una peligrosa difuminación<br />

de las fronteras entre las especies. El mito básico que hubo que combatir<br />

podría resumirse en una fábula de las muchas en las que Prometeo tuvo problemas<br />

al fabricar al hombre:<br />

Según el mandato de Zeus, Prometeo empezó a mo<strong>del</strong>ar a los hombres y a<br />

los animales. Cuando Zeus fue a supervisar el trabajo, vio que los animales eran<br />

tantos y los hombres tan pocos que, disgustado, ordenó al alfarero que equili-<br />

Cito p>r <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>, B Criticón, Madrid Kspu.sa-Calpt-, 199K ed de E. Hidalgo Sema<br />

y Kk-na Cantarína A partir de aquí. EC.<br />

<strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>, El Discreto, Madrid. Alian/a Editorial, 1997, ed. de Aurora Egido, pp. 210-<br />

211. A partir de aquí. ED.<br />

[354 1


DEl BESTIARIO Y IAS IMÁGENES ZOOMORHCA5 EN IA OBRA DE BAITASAR GRACIÁN<br />

brara la proporción. Así, Prometeo convirtió a un número notable de bestias en<br />

hombres y desde entonces —cuenta el mito— están entre nosotros aquellos que<br />

no fueron originalmente hombres y que, a pesar de su apariencia humana, mantienen<br />

un alma de bestias salvajes 4 . Similar principio de desorden, electivamente<br />

sublunar, estará en el pórtico y el cierre de El Criticón.<br />

La Edad Media se hacía preguntas muy preocupantes acerca de la indiferenciación<br />

entre hombre y bestias". 1.a alimentación y la sexualidad muestran al respecto<br />

resbaladizas zonas de continuidad. Santo Tomás, por ejemplo, tenía<br />

problemas para responder a ¿por qué si el semen se compone <strong>del</strong> exceso de<br />

materia procedente de la digestión, no nos parecemos más a una vaca o a un<br />

cerdo que a nuestros padres o parientes?". La explicación tenía que movilizar<br />

conceptos tan <strong>del</strong>icados como materia y forma y demostrar que la forma<br />

humana se acaba imponiendo a la materia animal (no olvidemos que Dios nos<br />

hizo a su imagen). La forma, por lo tanto, vuelve a ser un concepto <strong>del</strong> que es<br />

difícil prescindir, útil pero también traicionero, pues se trata de desmentir taxativamente<br />

aquella continuidad con el mundo animal que parecía preocupar<br />

menos al mundo pagano. Para ello, desde los comentarios al Génesis de Ambrosio<br />

y Basilio Magno, las consideraciones de San Agustín, y una larga serie de<br />

textos medievales, reflejados luego en San Alberto, Santo Tomás y los bestiarios.<br />

encontrarán un final <strong>del</strong> trayecto especulativo en la racionalidad <strong>del</strong> hombre<br />

frente a la falta de razón de los brutos. La razón es el instrumento dado por Dios<br />

para domeñar a las criaturas y mantenernos siempre por encima de ellas, según<br />

el orden jerárquico previamente establecido. Más allá de esta explicación, sin<br />

embargo, hay una pregunta: tiene que ver con cómo los hombres, dotados de<br />

razón, suelen cometer actos irracionales y de salvajismo peores que los de ninguna<br />

otra criatura y, al contrario, los animales pueden darnos ejemplos sobrados<br />

de comportamiento sabio. Otra vez el de Aquino tuvo que afinar su ingenio<br />

(aristotélico): el hombre está en posesión de un tipo de razón que llamamos<br />

prudencia universal mientras que los animales sólo manifiestan una especie de<br />

prudencia ante acontecimientos particulares. El hombre tiene voluntad donde el<br />

bruto instinto. Pero también el hombre conoce la culpa y el animal no. Ahí Gradan<br />

también será concluyeme: «Donde no hay disculpa es en la voluntad, que<br />

p. 146.<br />

1 Fábula {240, en Fábulas ele liso/x>. Vida de Kso/xi. /abalas tic Habría. Madrid, Grados, 1993,<br />

Ver, por ejemplo el estudio de Joyce E. Salisbury, Tbe Beast Within. Animáis in tbe Miedle<br />

Af>es, Nueva York & Londres, Roudedge, 1994.<br />

Tomás de Aquino. Stimma tbeokgtca, Cuest 119. 1-2. Y. en efecto, en V.C, 111.12 (p. 81S)<br />

los héroes -se sustentan de higadillas de la fénix; los valientes [...] de médulas de leones-.<br />

[ 355 1


ANIONIO HIKNAI VISIAKINI<br />

es crimen <strong>del</strong> allx'drío- (/:'/.), VI, 211). Hn fin, como he apuntado, un largo y gustoso<br />

entretenimiento intelectual que va de la observación de la naturaleza a la<br />

teología y viceversa, de la forma a la materia y viceversa. Pero que, en el fondo,<br />

indaga sobre el lugar <strong>del</strong> hombre y al que (iracián, atento siempre a los pormenores<br />

de la filosofía moral en contacto directo con el mundo dedicó algunos<br />

esfuerzos. La utilización de la figura animal es tan constante en (¡racián que trasciende<br />

su justificación suasoria en el apólogo, la tabula, la alegoría u otra forma<br />

de ejercer la agudeza compuesta, para merecer un análisis desde el ángulo<br />

antropológico.<br />

Y si estamos hablando <strong>del</strong> hombre, a la especie humana no se le dedica precisamente<br />

una mirada amable. Los hombres se diferencian de las bestias, en la<br />

escritura gradaría, casi sólo por su forma: o, mejor, por una simple tendencia,<br />

aprendida en Aristóteles: el hombre tiende hacia arriba, como demuestra su<br />

forma y disposición vertical, mientras el animal es exclusivamente terreno y vive<br />

a ras de suelo. 1.a excepción, claro, son las aves. De ellas dice Gradan que son<br />

los únicos animales con voz agradable, los únicos que cantan, por estar más<br />

próximos al cielo (fiC. I, lll), demostrándose así una vez más la importancia concedida<br />

aja voz como instrumento de aproximación a la verdad. Pero señalemos<br />

también que en la primera oportunidad que tiene de hablar de las aves, en /:'/<br />

Héroe, la caracterización <strong>del</strong> águila —símlx>lo de Júpiter, <strong>del</strong> poder, <strong>del</strong> ingenio,<br />

<strong>del</strong> contacto directo con la divinidad— viene precedida <strong>del</strong> aviso subrepticio de<br />

que algunas especies tienen -gusto ratero-". Kl hombre en (iracián tiende igualmente<br />

al suelo, a pesar de la afirmación de Anemia, tan preocupada por la<br />

forma, de que -fue el hombre criado para el Cáelo, y así crece hacia allí y en esa<br />

material rectitud <strong>del</strong> cuerpo está simbolizada la <strong>del</strong> ánimo-. Así, Critilo le res-<br />

/:'/ Héroe, en ballasai Gradan, Obras Completas, Madrid, Aguilar, 1967 (ecl. de Arturo <strong>del</strong><br />

Hoyo), Primor V, p. 13. Bn a<strong>del</strong>ante /:'//. Como tantas veces en Gradan, la alusión aparece ac|in |>or<br />

engarce de ideas o locuciones que van derivando unas en otras. Así, la frase 'Ingenio sublime<br />

nunca crió gusto ratero- hace surgir inmediatamente al águila desde una alusión ya lexicalizada,<br />

como se- demuestra en (¡ue para COvanubias, rutero es -el hombre de IKIXOK <strong>pensamiento</strong>s. lomada<br />

la metáfora de cieñas aves de - rapiña que cacan ratones-. Bn efecto, es imagen explotada con frecuencia<br />

en el siglo XVII |«>r el contraste que ofrece el vuelo alto y majestuoso de- las rapaces y su<br />

necesidad de volar a ras de- tierra para cazar. Correas comenta el refrán -andar a caza de- grillos-:<br />

•La raposa cuando no halla que comer, busca grillos; y l x,r metáfora, es ocuparse en cosas rateras<br />

y tener necesidad y andar sin pro-, Lope de Vega hace excusarse- a liurguillos: -que me dicen que<br />

estáis de mi quejoso, / porque doy en seguir Musas rateras...- (Rimas humanas y otros versos, liarcelona,<br />

Critica, 199H, p. 78T). En Cervantes el adjetivo aparece varias veces (.Quijote 1.16. etc.) con<br />

el sentido de -vil- o -nimio-, pero esta más próximo al uso de Gradan este- terceto <strong>del</strong> Viaje <strong>del</strong> Par<br />

naso aplicado al Ingenio de los poetas, donde- ratero es sustituido |*ir «lagartijero: -cernícalos que<br />

son lagartijeros I no esperen de gozar las preeminencias / que gozan gavilanes no pecheros- (vv.<br />

247-249). Ver también el emblema 139 (-Imparilitas-) de Alciato.<br />

[356]


DM BISIIARIO Y I AS IMÁOI NI S /OOMÓRMCAS IN IA OBRA Di BAIIASAR C.RAI IÁN<br />

ponde que a los ojos levantados al Cielo debíanse oponer otros que se abatieran<br />

-a la tierra, con cisma de afectos- (I, ix). Al final de El Criticón, la embriague/<br />

convierte a los ancianos en -lobos soñolientos- que -tendíanse luego por<br />

aquellos suelos, que todo vicio lleva a parar en tierra, así como toda virtud al<br />

cielo- (III. II. p. S92).<br />

Eli todo caso, este debilitamiento <strong>del</strong> orden jerárquico natural entre hombre<br />

y bestias ya era bien visible en tratados como el de Eliano. Kliano escribió una<br />

obra profundamente pesimista, y quizá por eso tan apreciada en el barroco,<br />

donde el animal es más perfecto que el hombre porque en él fines y medios<br />

están ajustados. Por el contrario, el hombre es el ser más incompleto de la naturaleza.<br />

De esta línea de análisis <strong>del</strong> mundo se podría hacer derivar la creación<br />

<strong>del</strong> doble protagonista de El Criticón y su peripecia entera. (Andrenio descubre<br />

pronto su diferencia con las fieras porque él no es libre como ellas. Y más a<strong>del</strong>ante<br />

dice su compañero: -lodo es exiremos el hombre —dijo Critilo—. Ahí verás<br />

lo que cuesta el ser persona. Los brutos luego lo saben ser, luego corren, luego<br />

sallan: pero al hombre cuéstale mucho, porque es mucho- ¿SCI, v)'\<br />

Pero la idea ya está presente con bastante claridad en /:/ Discreto: aquí el<br />

análisis de las diferencias entre hombre y animal no permite tampoco grandes<br />

alegrías, la apreciación fundamental es doble y se puede cifrar en estas frases.<br />

La primera dice que -hay a veces entre un hombre y otro casi tanta distancia<br />

como entre el hombre y la bestia: sí no en la sustancia, en la circunstancia; si<br />

no en vitalidad, en el ejercicio de ella-


ANTONIO BERNA! VISIASINI<br />

galo, y nunca mejor dicho. Hacia el siglo XIII, el enciclopedismo naturalista<br />

adquiría un renovado peso en recopilaciones como las de Cantimpré, Beauvais,<br />

Alberto Magno y otros; y luego en Megenberg o en el Ortus Sanitatis de Cuba.<br />

Se sentaban así las bases para la aparición de textos eruditos, desde luego aún<br />

poco experimcntalistas, como los ele Ulysses Aldrovandi o Conrad Gesner.<br />

citado por Gradan, que serían usados para fines muy diversos durante dos<br />

siglos. Junto a ellos, mediado el siglo XVI, algunas bibliotecas podían preciarse<br />

de exhibir obras como la de Eward Wotton (De différentiis animalium lihri<br />

decetn, París, 1552), un intento de reescribir y mejorar a Aristóteles y San<br />

Alberto. Kntre los años 1551 y 1558 aparece la monumental, documentadísima,<br />

y además ilustrada, Historia animalium de Ciesner en cuatro tomos, lista, junto<br />

con la aún más voluminosa <strong>del</strong> italiano Aldrovandi, en once volúmenes, son de<br />

hecho las últimas graneles muestras de un tipo de saber zoológico basado en la<br />

tradición erudita. Tienen, a su vez, una influencia enorme en la literatura coetánea.<br />

Gesner incluía también en la ficha de cada especie un apartado con aspectos<br />

filológicos, onomásticos, históricos —con fuentes en la literatura, proverbios,<br />

fábulas y leyendas—, simbólicos —donde tenían cabida jeroglíficos y emblemas,<br />

sobre todo Alciato—. e iconográficos. No es de extrañar que emblematistas principalmente,<br />

en un proceso de realimentación simbólica, pero también moralistas<br />

y autores de variados intereses se aprovecharan de forma intensiva, muchas<br />

veces sin citarlos, de tan inmensos repertorios. Kn ellos y en los libros eme se<br />

van a ir sucediendo hasta mediados <strong>del</strong> siglo XV11 se recoge y amplía un saber<br />

procedente de muy diversas fuentes cuya enumeración completa sería excesivamente<br />

prolija 1 ". Las líneas básicas que llegan hasta el escritor <strong>del</strong> XVII, trabajadas,<br />

organizadas y listas para su uso, son Aristóteles, Plinio, Eliano (éste en<br />

especial por su afición a las curiosidades) y tratadilos como el de Plutarco De<br />

SOÜertía animalium (donde defendía aquella escabrosa convicción en la razón<br />

de los animales); esto por lo que hace a la literatura de la Antigüedad de carácter<br />

más serio. Sólo habría que añadir las mirahilia y memorabilia naturales de<br />

autores como Antígono de Caristos o más tarde Julio Solino para indicar una<br />

deriva constante <strong>del</strong> interés <strong>del</strong> ser humano hacia las rarezas zoológicas; y tendríamos<br />

así todo el sustrato fundamental de las ideas más autorizadas. 1.a<br />

segunda línea es la fabulística. La fábula esópica suele ser punto de partida fijo<br />

"' Ver un muy buen resumen y bibliografía especifica en José Julio Garda Arrunz, Ornitología<br />

emblemática, Cáceres, Universidad de Extremadura, 1996. pp. 71-121 y dS7-71S. Junio con Tamas<br />

Sajó, estamos a punto do publicar el CD-ROM Animalia. Naturaleza y stmbotogla de ios animales<br />

cu vi Ki'iMi'iiiiieiilii. dentro de la .serie de CDs monográficos -Snidiolum. Los libros <strong>del</strong> Humanista-,<br />

Allí se encontrará el texto completo de los tratados más importantes, aproximadamente unos 2^<br />

títulos. Ver www.studiolum.com.<br />

[358]


DEl BESTIARIO Y IA5 IMÁGENES ZOOMÚREICAS EN IA OBRA DE BAUASAÍ GRACIÁN<br />

para el uso <strong>del</strong> animal dentro de otra obra literaria de corte moralista, donde se<br />

seguirá la caracterización básica allí proporcionada. Pero también es cieno que<br />

el escritor, en especial el barroco, cuando echa mano de estos elementos transforma<br />

en casi todos los casos el contenido moral originario exprimiéndolo hasta<br />

convertirlo en otra cosa. Kl proceso es especialmente visible en la emblemática<br />

o en la pseudo-emblemática de autores tardíos como el jesuíta Francisco Garau<br />

y su Sabio ilustrado ch la naturaleza (c. 1675)", pero también en Gradan, que<br />

en El Discreto hace explícitos sus pinitos de fabulista. Una tercera línea importante<br />

es apenas explorada por nuestro autor, la de los tratados médicos, aunque,<br />

sin duda, hubo de tener en las manos más de una vez algún ejemplar <strong>del</strong> Dioscórides<br />

o conocerlo a través de las múltiples citas indirectas. Otra fuente ocasional<br />

de información zoológica clásica son los relatos geográficos, viajeros o<br />

históricos aunque también es poca cosa en comparación con la frecuencia de<br />

citas procedentes de las fuentes mitológicas, haciendo caso omiso, como todo el<br />

Barroco español, de aquel hartazgo de fábulas ovidianas tan pronto denunciado<br />

por nuestros poetas. La presunta tradición arcana cifrada en los l/ieroti>l)pbica de<br />

llorapolo. con el renovado impulso divulgador de Pierio Valeriano o, más próximo,<br />

de Juan Lorenzo Palmireno, da información permanente sobre los significados<br />

<strong>del</strong> oso, el perro, el cocodrilo, la grulla, la cigüeña, etc. y representa otra<br />

de las líneas inexcusables que arrancan de la Antigüedad. De aparición propiamente<br />

medieval, dejando aparte la patrística ya mencionada, en especial Ambrosio<br />

y Basilio, hay que mencionar los bestiarios y en especial el Fisiólogo,<br />

atribuido a San F.pifanio. que es el punto de partida de un género definible ante<br />

todo por someter las figuras a una fuerte alegorización cristiana. F.n todo caso,<br />

la influencia de los bestiarios medievales es indirecta, a través de la repetición<br />

de sus imágenes e ideas en la plástica, o por haberse incorporado más tarde a<br />

las enciclopedias y compendios posteriores, que ya he citado —aunque en 1587<br />

Gonzalo Ponce de León publicó en Roma una edición comentada <strong>del</strong> Fisiólogo<br />

que lo volvió a poner en circulación.<br />

Así, a la altura de la época de <strong>Gracián</strong>, todo este saber está plenamente codificado<br />

y accesible por medio de reediciones, polianteas o cualquier tipo de<br />

repertorios donde el compilador o traductor podía haber añadido más o menos<br />

de su cosecha. Pero también es, ciertamente, un momento especial porque<br />

" Cf. Amonio Bernal Vistarini, -Emblema tn fábula, líl Sabio instruido de la naturaleza de<br />

Francisco Garau-, en Antonio Bernal Vistarini y John T. Culi (c-ds.). Los días <strong>del</strong> Alción. Emblemas<br />

literatura y arte <strong>del</strong> Sigfo de oro. Palma de Mallorca. José J. ele oiañcta Editor - Universidad de las<br />

islas Baleares, 2(M)2. pp. Sft-71. Ver también para la importancia <strong>del</strong> ejemplo animalístico en la retórica<br />

<strong>del</strong> Siglo de Oro. losé AragOés Alda/, tk'iis conctonator. Mundo predicado y retórica <strong>del</strong>exemplum<br />

en los Siglos de Oro. Amsterdam. Rodopi, 15)99.<br />

[359 1


ANIONIO BUiNAt VISIARINI<br />

todavía no actúa en España la nueva ciencia y, sin embarco, lia crecido enormemente<br />

en tamaño y complejidad el mundo observado, como saben bien, en<br />

especial, los jesuítas: el padre Nieremberg, por ejemplo, y su Historia natural<br />

llena de informaciones exóticas, o Nicolás Cansino. El siglo XV11 asiste a la<br />

explosión renovada de la alegoría moral y sacra bajo el signo de la Contrarreforma.<br />

Dos bestiarios españoles son especialmente ejemplares de este proceso,<br />

el más temprano <strong>del</strong> aragonés Francisco Marcuello (Trímera parte ele la historia<br />

natural y moral cíe las aves, Zaragoza. Juan de Lanaja, 1617) pero, sobre tocio,<br />

el más tardío y fuertemente moralizador —para uso de predicadores— de l-errer<br />

de Yaldccebro {.Gobierno general, moral y político bailado en las ares. 1670 y,<br />

luego, ...en las fieras. 1680). Sin solución de continuidad con esta tendencia, así,<br />

el mismo palacio de Lastanosa se convertía en una cámara de maravillas donde<br />

hay objetos inexplicables fácilmente sometióles a la imposición de significados,<br />

como gustaban de hacer tantos coleccionistas de la época y como hará (Inician<br />

al describirnos la morada de Salasumo 1 -. La naturaleza, por lanío, podía seguir<br />

siendo analizada por medio <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> ingenioso y en ello nuestro jesuíta<br />

será el primer maestro.<br />

Ahora bien, si nos viéramos obligados a reducir al máximo las fuentes animalísticas<br />

que <strong>Gracián</strong> utiliza habría que volver la vista sobre tíos ámbitos privilegiados:<br />

el fabulístico (-en estas fábulas de Esopo hablan las bestias para que<br />

entiendan los hombres-, EC, II, IV) y el emblemático, géneros, a su vez. con un<br />

amplio territorio compartido. Pero ambos le servían especialmente porque pueden<br />

ser manipulados con toda libertad a partir de unas reglas básicas de funcionamiento<br />

y de estructura. Además, ambos son lo suficientemente bien<br />

conocidos por el tipo de lector a quien se dirige como para que éste pueda<br />

apreciar de inmediato las sugerencias ocultas o secundarias de su empleo.<br />

Antes de El Criticón la aparición de los animales es ocasional. En El Criticón,<br />

sin embargo, se produce una imbricación de las figuras en un nivel más profundo<br />

<strong>del</strong> relato. Así. el bestiario de 1:1 Héroe es muy limitado. Los animales aparecen<br />

cvcniualmentc v sin someterse a propósitos alegóricos. Nos encontramos al inevitable<br />

fénix, en su significado primario, lexicalizado y en mera función de adjetivo<br />

sinónimo de único, raro. En el caso <strong>del</strong> otro animal que aparece, el águila, hay.<br />

con todo, cierto fondo ideológico deslacable. Primero contrapone el águila, como<br />

animal capaz de mirar al sol. a la semplicetta Jar/alia <strong>del</strong> petrarquismo que<br />

Vor Amiisón, A.. •Admiración y maravillas en El Criticón (más unas notas cervantinas)*, en<br />

Gnu tan vsu época. Acias tic la I Reunión tic Filólogos Aragoneses, Zaragoza, Institución 'Fernando<br />

el Católico, !')«(>. pp. ioi-iii.<br />

( 360]


Di I HISTIASIO Y IAS IMAGI NI S /OOMORf IC; AS IN IA OI1RA Oí HAIIASAR OKAÍIAN<br />

muere atraída por la llama. Un poco más a<strong>del</strong>ante volvemos a ver un águila en<br />

una enumeración tópica conjuntamente con las cualidades más físicas de otras<br />

aves. Pero en ambos casos se apunta con la imagen al conformismo que cada<br />

uno ha de tener con su suerte como principio para empezar a dominar a la Fortuna<br />

y ser feliz. Kl animal, como he apuntado antes y aquí ya se ejemplifica, es<br />

idóneo para demostrar la adecuación entre medios y fines, entre materia y forma<br />

y dar así enseñanza permanente al hombre, al héroe, que quiere dominar a la<br />

Fortuna.<br />

Hasta aquí, el significado tradicional <strong>del</strong> símbolo animal es evidente y de<br />

seguimiento diáfano. Pero pronto <strong>Gracián</strong> empieza a ocultar significados que<br />

sólo descifrarán los conocedores. Veamos por poner un solo ejemplo los preliminares<br />

de El Discreto poique es muy posible que escondan cierta broma que<br />

nos podría pasar desapercibida. Otra vez el animal es el águila. Es Lastanosa<br />

quien firma aquí la dedicatoria al príncipe <strong>Baltasar</strong> Carlos aunque es a todas<br />

luces obra de <strong>Gracián</strong>. Después de recordar que El Hún>e mereció estar entre los<br />

libros de la Biblioteca Real, el símbolo solar de la monarquía conduce rápidamente<br />

a la imagen solidaria <strong>del</strong> águila para el libro ofrecido. Dice: -examínese<br />

tic águila esta pluma a los rayos de un sol que amanece tan brillante a eclipsar<br />

lunas y marchitar flores-. Una primera lectura apunta a una imagen inocente<br />

donde el libro-águila merece estar en contacto con el sol-príncipe, y éste se dispone<br />

a combatir —-eclipsar- y -marchitar-— a musulmanes (-lunas-) y franceses<br />

(-llores-). Cualquier lector conoce bien que el águila puede mirar directamente<br />

al sol, incluso que sus plumas, según el salmista, se renuevan sumergiéndose en<br />

el agua de la fuente (-Renovabitur ut aquilae iuventus mea-, Vg. 102, 5). Sólo los<br />

que conozcan más de cerca, por ejemplo, a Plinio, sabrán que aludir a la pluma<br />

<strong>del</strong> águila de esta manera da entrada a un significado negativo. Así, la pluma <strong>del</strong><br />

águila, puesta al lado de las plumas de otras aves, las consume y hace desaparecer<br />

(Plinio X.3)". Del mismo modo, /:'/ Discreto —nos ha dicho <strong>Gracián</strong> sin<br />

decirlo, de manera cifrada— puesto al lado y en contacto con otros libros los<br />

eclipsará, marchitará y consumirá también.<br />

Demostraba así <strong>Gracián</strong>, aparte de una voluntad de juego ingenioso, una<br />

atenta lectura de los tratados clásicos. Pero no son este tipo de fuentes las que<br />

explota normalmente, porque, como ya dejó bien sentado al final de /:'/ Discreto,<br />

la filosofía natural hace sabio, pero la filosofía moral, prudente" y ésta es la que<br />

u La idea aparece representada en la empresa 92 de Saavedra fajardo. C.f. Iimf>rvsc4.s /xtiiticas,<br />

Madrid, Cátedra, 1999, ed. de Sagrario López Poza, pp. 960-961,<br />

-Faso a la Filosofía y, comenzando por la Natural, alcanzó las cansas de las eosas, la composición<br />

<strong>del</strong> universo, el artificioso ser <strong>del</strong> hombre, las propriedades de los animales, las virtudes<br />

[361 ]


ANIONIO BtÜNAl VISIAdINI<br />

se ha de preterir dentro <strong>del</strong> mismo esquema que hace superponer el arte a la<br />

naturaleza y el ingenio a la sindéresis. La misma idea se desarrolla en el museo<br />

<strong>del</strong> Discreto en /:'/ Criticón, cuando <strong>del</strong> ensimismamiento contemplativo de los<br />

libros de filosofía natural que tratan de los pobladores <strong>del</strong> mundo -con sus aves,<br />

peces, brutos...», el Juicio saca violentamente a los protagonistas -enfadados de<br />

tan desabrida materialidad- (p. 385).<br />

Con todo, el bestiario de /:'/ Discreto es variado pero sigue un esquema permanentemente<br />

fabulístico. Tantos autores contemporáneos. Lope, Quevedo o<br />

Rui?, de Alarcón que se queja de los personajes que sueltan en escena un<br />

•cuento muy mohoso / o una fábula pueril / de la zorra y el león- protestan <strong>del</strong><br />

fácil recurso a la fábula esópica, aunque ellos mismos no dejarán de introducirlas".<br />

<strong>Gracián</strong> aprovecha de ellas las características consabidas de los animales<br />

pero para hablar siempre de lo que en el fondo le interesa. En & Discreto quiere<br />

emular a los fabulistas especialmente en dos realces, el XIII y el XXIII. En<br />

ambos, que no podemos aquí describir en detalle, la presencia animal tiene una<br />

plena justificación por el debate antropológico subyacente. Kn el Realce XII después<br />

de un largo desfile de animales (cornejas, águilas, cisnes, gallos, buhos,<br />

picazas, palomas, papagayos, es decir aves; y finalmente, no por casualidad, un<br />

mono) el pavón concluye preguntándose .¿de qué sirviera la realidad sin la apariencia?...<br />

¿qué aprovecha ser una cosa relevante en sí si no lo parece?* (266). En<br />

la tabula <strong>del</strong> Realce XXIII. en que expone el -Arte para ser dichoso-, el asno se<br />

queja <strong>del</strong> maltrato de la Fortuna y ésta responde: -si él es un asno, ¿de quién se<br />

queja?». Es decir, el ser asno, como el ser pavón, como, por tanto, el ser hombre<br />

ponen siempre en primer plano el importantísimo envoltorio formal, y en<br />

absoluto como algo ornamental sino como la clave necesaria para poder presentar<br />

el debate entre realidad y apariencia más allá de la mera conseja fabulística<br />

moral manida. En estos dos casos se trata de demostrar la necesidad <strong>del</strong><br />

ajuste íntimo entre el ser y la circunstancia en que se desenvuelve, empezando<br />

por la puramente física <strong>del</strong> propio cuerpo. Se trata nada menos que <strong>del</strong> primer<br />

paso para ser persona. Y esta es la lección que un animal, cualquiera que sea,<br />

como se ha dicho, otorga.<br />

Desde este punto de vista, no por azar los principales guías de Critilo y<br />

Andrenio en /:'/ Criticón serán híbridos. El centauro Quirón es el primero. En el<br />

de las hierbas y las calidades de las piedras preciosas. Gustó más de la Moral, pasto de muy hombres,<br />

para dar vida a la prudencia: y estudióla en los sabios y filósofos, que nos las vincularon en<br />

semencias, apoftegmas, emblemas, sátiras y apólogos- (/:'/.>. 361).<br />

,s Cf. Feo. Martín García, Antología de fábulas esópicas en los tintures castellanos (basta el siglo<br />

XVIII). Cuenca, Universidad de Castilla - La Mancha. 1996. p. 24.<br />

[362]


DEl BESIIARIO Y LAS IMÁGENfS ZOOMÓRMCAS tN IA OBRA Di BAUASAR GRACIAN<br />

lento y difícil desprenderse de la raíz animal tanto de Critilo como de Andrenio<br />

(I, iv), Quirón, medio caballo, es el primer guía adecuado. En El Discreto ya se<br />

le puso en relación con el Artificio personificado, es decir con quien domina y<br />

mejora la naturaleza (300), y para Alciato era Quirón el mejor maestro <strong>del</strong> príncipe<br />

justamente por componerse de hombre y fiera. Por las mismas necesidades<br />

de adoctrinamiento, la proporción de simbología animal es mucho más alta en<br />

la primera parte de F.l Criticón y va menguando a medida eme avanza la obra.<br />

Andrenio, como uno de los humanos de segundo orden en aquella reelaboración<br />

esópica <strong>del</strong> mito de Prometeo mencionada, deberá aprender la sabiduría<br />

<strong>del</strong> centauro, aprender a integrar y recomponer su animalidad. Con todo, si <strong>del</strong><br />

Quijote se dice que gran parte de su interés descansa en la sensación de una<br />

inminente ruptura entre don Quijote y Sancho, el procedimiento es parecido en<br />

El Criticón con un Andrenio que nunca deja de amenazar con volverse a la animalidad,<br />

el -yo me vuelvo a mi cueva y a mis fieras- citado 0, vi). El siguiente<br />

guía, de valoración aún más ambigua, es el Cécrope y su cohorte de híbridos;<br />

medio hombre y medio serpiente, también con una precisa representación<br />

emblemática en Alciato, encarna a ojos de nuestros protagonistas la sabiduría<br />

<strong>del</strong> mundo, el hombre atado a la tierra y despreocupado <strong>del</strong> cielo. Aparte de<br />

otros guías híbridos, como el sátiro <strong>del</strong> Anfiteatro de necedades (II, ix), es cierto<br />

que el tercer guía, en la vejez, ya será hombre completamente, pero con dos<br />

caras. Y al contrario de lo que se pudiera pen.sar, no es el más inofensivo pues<br />

se nos avisa inmediatamente de que si los animales están armados de colmillos,<br />

garras, cuernos, el hombre tiene maña (679). Las imágenes animales han agotado<br />

su lección. Todo, hombres y bestias, está intrínsecamente compuesto de<br />

elementos contradictorios, ya lo sabíamos, pero lo que cuenta ahora es el desajuste<br />

entre el ser y el querer ser. Esta es la lección de voluntad que da Anemia<br />

(la anti-Circe: -pues no convertía a los hombres en lx;stias, sino al contrario, las<br />

fieras en hombres-) a los peregrinos (I, vm), subrayando cómo la forma es un<br />

primer paso indispensable para ser persona. Kl aprendizaje de las claves <strong>del</strong><br />

mundo arroja una lección sobre las demás. Con ayuda <strong>del</strong> Descifrador vemos un<br />

mundo (III. iv) en el que -el topo pasa por lince, la rana por canario, la gallina<br />

pasa plaza de león, el grillo de jilguero, el jumento de aguilucho- (645). Hay que<br />

saber reconocer la verdad pero en el terreno más práctico de la vida cotidiana<br />

y precaverse, y para esto sólo el hombre, proteico, suma de todas las apariencias<br />

posibles, multiforme como no es capaz de serlo ningún otro animal, es<br />

quien puede dar lecciones.<br />

Así, al final <strong>del</strong> Criticón hay una censura implícita a todo el procedimiento<br />

de -agudeza bestiaria- o zoológica utilizada hasta entonces en el ataque a la infatuada<br />

oratoria: -lo mismo que en la cátedra sucedía en el pulpito, con notable<br />

variedad (...); dejaron la sustancial ponderación <strong>del</strong> sagrado texto y dieron en<br />

[ 363 ]


ANIONIO BIRNAI VISIAKINI<br />

alegorías trías, metáforas cansadas, haciendo soles y águilas los santos, mares las<br />

virtudes, teniendo toda una hora ocupado el auditorio pensando en un ave o<br />

una flor- (III, x, p. 782).<br />

Y es que la forma ha dejado de contar. Se nos había avisado varias veces a<br />

lo largo de la obra. En lil Criticón, lo verdaderamente horroroso, lo que provoca<br />

una grima mayor a los peregrinos y conlleva mayores peligros es lo que carecede<br />

forma, lo cambiante. Así, entre lodos los pecados o vicios, se cargan las tintas<br />

en la presentación escalofriante de la Mentira (I, vil) o el Engaño (1, vin,<br />

p. 190: -el |ser| más horrible que vi en mi vida, porque no tiene pies ni cabeza...<br />

ni bien carne ni pescado-), o la propia l'alsirena, o incluso —aunque con un<br />

ribete más burlesco— el informe monstruo <strong>del</strong> Vulgacho. De la forma, por<br />

supuesto, como dice ahí, hay que desconfiar (159), y lo demuestra en la fuente<br />

de los Engaños, pero siempre la caracterización informe será la más temible. Y<br />

aquí entra el hombre. Su gran problema es que una vez desprendido de la animalidad<br />

ha quedado completamente desamparado y va en busca de una forma<br />

que le salve. Pero las más de las veces se equivoca y se condena. I.o antropomorfo<br />

se caracteriza por su carencia de forma. En el Yermo de Hipocrinda, el<br />

ermitaño indica a Andrenio que la ausencia de forma es una desnudez que se<br />

puede evitar y le indica que -aquí tenemos variedad de formas para amoldar<br />

cualquier sujeto- (442). El desvalimiento <strong>del</strong> hombre sin forma o en peligro de<br />

adoptar una equivocada es angustioso. La situación primera de Andrenio es añorada<br />

repetidamente. ¿Cómo recuperar aquella armonía <strong>del</strong> animal con la naturaleza<br />

y el mundo, aquella confortable unicidad de la creación? -Visto un león,<br />

están vistos todos, y vista una oveja, todas. Pero visto un hombre, no está visto<br />

sino uno, y aun ese no bien conexido. Todos los tigres son crueles, las palomas<br />

sencillas, y cada hombre de su naturaleza diferente...- (232). El <strong>pensamiento</strong><br />

emblemático había puesto en tela de juicio el nexo de cada cosa con su propia<br />

forma" y Gradan lleva el pr


DEl BESTIARIO Y IAS IMÁGENES ZOOMÓRFICAS EN IA OBRA DE BAITASAR GRACIÁN<br />

nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, o dos pájaros. Vi un número entre<br />

diez y uno. que no es nueve, ocho, siete, seis, cinco, etcétera. Ese número<br />

entero es inconcebible; ergo. Dios existe-.<br />

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[368]


LA EMBLEMÁTICA EN EL ARTE ARAGONÉS<br />

EN TIEMPOS DE BALTASAR GRACIÁN<br />

JUAN FRANCISCO ESTEBAN IORENTE I UNtVÍRStDAD [X /ARA(*>/A<br />

La vida de <strong>Baltasar</strong> Gradan, su educación, magisterio y viajes, transcurren<br />

entre 1601 y I6S8. ligado a la Compañía de Jesús, que entonces casi monopoliza<br />

la cultura erudita y simbólica española.<br />

En la época de Felipe IV, en la organización de fiestas, los jesuítas se encargan<br />

de la mayoría de los concursos poético-simbólicos, especialmente de las<br />

solemnidades fúnebres, que son las fiestas de mayor aparato simbólico de la<br />

época 1 . Jesuítas se dedicaron especialmente a la cultura emblemática y adornaron<br />

con el tiempo sus templos de jeroglíficos, como lo hicieron en el siglo XVIII<br />

con la iglesia de la Compañía en Zaragoza y otras localidades 2 .<br />

Lis ciudades de España desde el siglo XVI estaban plagadas de bellos monumentos,<br />

iglesias y palacios nuevos que ostentaban figuras simbólicas, que llamaban<br />

al espectador a leer e interpretar, como hoy lo hacen sus restos con el<br />

visitante. Añadamos a ello las academias y círculos humanísticos de los nobles<br />

que además eran aficionados al coleccionismo: los Villahermosa y el propio<br />

/aporta en Zaragoza, o Listanosa en Huesca. En la pintura de la corte y la intelectual<br />

<strong>del</strong> Siglo de Oro se buscan y encargan cuadros simbólicos, -jeroglíficos-,<br />

como los llaman en la época 3 .<br />

Alio Mañero, M J A. livet/nias tic la Casa de Austria en hs/xtña. Italia c His/mnotimérica,<br />

Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 1992 (ed. en microficha); Egido, Aurora. -Certámenes poéticos<br />

y arte efímero en la Universidad de Zaragoza (siglos XVI-XVII)-. Cinco Estudios Humanísticos pata<br />

la I iiiiersitlatl de Zaragoza cu su centenario IV. Zaragoza, CAL, 1983, pp, 9-78, y •Emblemática y<br />

literatura en el Siglo de Oro-, li¡>bialte lecturas de Historia <strong>del</strong> Arte. II, ( 1990). pp. I44-IS8.<br />

J Ya recalco Mario Praz, Stitdies in setcnleentb-ccninry imagen: Roma, Edizioni di Sioria e<br />

l.elleratura. 1975 (I a ed, 1939). que algunos libros realizados por los jesuítas tuvieron especial trascendencia,<br />

sobre todo en las decoraciones de sus iglesias, en el siglo XVIII. Sebastian, S., Contrarreforma<br />

y Barroco, Madrid, Alianza. 1981; García Mulliques, K., -I'uenles para el programa<br />

emblemático en la Iglesia de la Compañía en Córdoba (Argentina). 1-11 ¡mago l'rimi Saccnli-.<br />

Epbiatte. lecturas de Historia <strong>del</strong> Arte. IV. (1994), pp. 394-403. En España el más conocido es<br />

NÓAeZ de Cepeda. P. Idea <strong>del</strong> Hiten Pastor..., Lyon. Anisson y l'otisel, lf>82.<br />

Gallego, J., Visión y símbolos en la pintura es/tañola <strong>del</strong> Siglo de Oro, Madrid. Aguilar, 1972<br />

( l« ed. 19(58).<br />

[369]


JUAN IRANCISCO ESTEBAN IORENTE<br />

Gradan desde niño admiró este arte simbólico, escribiendo luego monumentos<br />

ficticios con gran carga alegórica. Vamos a mostrar los ejemplos más llamativos<br />

de los restos de esta cultura en nuestras localidades aragonesas o cercanas,<br />

una muestra mínima de lo que a la vista tuvo Gradan, emblemática, en sentido<br />

amplio, es decir la repercusión de alegorías, jeroglíficos, empresas, emblemas en<br />

la obra de arte 4 .<br />

LA FIESTA<br />

Mucho más abundante que todo el arte monumental era la cultura y arte efímero-simbólico<br />

que participaba públicamente en las fiestas, realizadas por diversos<br />

acontecimientos: matrimonios reales, nacimiento y bautizo de príncipes,<br />

crinadas triunfales, exequias reales, canonizaciones u oíros acontecimientos<br />

como nombramientos de personajes en alguno de los puestos políticos y religiosos,<br />

líntre otros estudiosos. Aurora Egido nos ha dejado, en diversos trabajos,<br />

un panorama ejemplar de la complejidad poética y artística efímera que en estas<br />

fiestas se realizaba'.<br />

Tengamos en cuenta que en Zaragoza para las exequias de Felipe III (II y<br />

12 de mayo de 1621), la Ciudad encarga a la Compañía de Jesús toda la ornamentación<br />

poética y la redacción <strong>del</strong> libro". Especialmente se pintaron veinticuatro<br />

emblemas para adornar los laterales <strong>del</strong> túmulo de la plaza <strong>del</strong> Mercado,<br />

pero esto no fue una excepción, sino una costumbre en las fiestas solemnes de<br />

esta época. Había que poner guardia diurna y nocturna para que la población<br />

no robara estas obras anístico-poéticas; terminadas las fiestas, se regalaban.<br />

' Muchos de estos aspectos los resumimos en nuestro trabajo Esteban Lorcnic, |. I-'., -Kl influjo<br />

de la emblemática en el arte aragonés», en /afra. K. y Azanza, J, I. (cds.), Emblemata áurea, la<br />

emblemática en el arle y la tUeratura ikl Sttilt)


LA EMBLEMÁTICA EN El ARTE ARAGONÉS EN TIEMPOS DE BAIIASAR GRACIÁN<br />

Son muchas las grandes fiestas que en las diversas localidades ele Aragón se<br />

celebraron solemnemente: las exequias tle Margarita de Austria (1612), beatificación<br />

de Santa Teresa (161-4). nombramiento de Fray Luis de Aliaga como Inquisidor<br />

General <strong>del</strong> Reino (1619), exequias de Felipe III (1621). de Isabel de<br />

Borbón (1644), <strong>del</strong> Príncipe <strong>Baltasar</strong><br />

Carlos (1646), bodas de Felipe IV y<br />

Ana de Austria (1650), etc. Uno de<br />

los jeroglíficos de las exequias zaragozanas<br />

de la reina Isabel tle Borbón<br />

fue copiado en el siglo XVIII en la<br />

iglesia de los jesuítas". En Zaragoza<br />

los túmulos, realizados en madera<br />

imitando mármoles, a modo de torre<br />

de varios pisos, alcanzaban grandes<br />

alturas; el realizado en la plaza <strong>del</strong><br />

Mercado para las exequias <strong>del</strong> príncipe<br />

<strong>Baltasar</strong> Carlos (1646). tenía 30<br />

metros de alto (equivalente a una<br />

casa actual de siete pisos; más alto<br />

que dos veces el mejor palacio de<br />

Zaragoza); estos túmulos se llenaban<br />

de alegorías, cuadros simbólicos y<br />

emblemas".<br />

Girasol. Emblema de las exequias<br />

zaragozanas de la reina Isabel de Horbón<br />

(16ii), copiado en taraceas de mármol y yeso<br />

en la iglesia de los jesuítas ele Zaragoza.<br />

En los relieves <strong>del</strong> coro <strong>del</strong> Pilar<br />

de Zaragoza aparecen varios carros<br />

festivos con teatrillos ambulantes, es<br />

decir los -pegma- que se representaban<br />

en las diversas festividades,<br />

especialmente en las entradas triunfales.<br />

Como los que se hicieron en<br />

Girasol -Klisi'tciT ASTRORI'.M RIX;I:M. Kmblcma de las exequias zaragozanas de la reina<br />

Isabel de Borbón (1644), copiado en taraceas de mármol y yeso en la iglesia de los jesuítas de<br />

Zaragoza-, ver M J M. García U., M J I'. Méndez y R. M' Soriano, •Jeroglíficos y empresas de la iglesia<br />

de la Inmaculada en el Real Seminario de San Carlos Borromeo de Zaragoza-, comunicación al<br />

/ (.hiiíiivso internacional de Emblemática General, Zaragoza. Cátedra de Emblemática «Varón de<br />

Yaklcolivos-, Institución -Femando el Católico-, 13-17 de diciembre de 1999.<br />

Esteban, -i"na aportación ...- ver nota (>.<br />

[371 ]


JUAN FRANCISCO ESTEBAN 1ÜRINII<br />

Zaragoza, en 1619, para festejar el nombramiento de Fray Luis de Aliaga como<br />

Inquisidor General <strong>del</strong> Reino?; el día 4 de febrero distrajo a la ciudad el carro de<br />

los arquitectos, escultores y carpinteros, el día 5 el carro de los zapateros que<br />

era como un teatro musical, el día 6 fue el carro de los pelaires, el día 7 fue la<br />

Universidad y su teatro, el 8 los plateros alegraron a la ciudad con un -estafermo-<br />

en forma de dragón que arrojaba centellas de fuego por los ojos y la<br />

boca, que combatieron en el mercado, etc: el día 11 la Universidad convocó un<br />

certamen poético con diez temas, invitando a todo español a concurrir a él.<br />

ALEGORíA<br />

Tras Calatayud, sus primeros años de<br />

buen estudio los pasó en Toledo (hasta<br />

1619); una serie de obras y acontecimientos<br />

artísticos y simbólicos tuvo que presenciar.<br />

En SU viaje a Madrid y Toledo, repetido el<br />

camino en varias ocasiones, tuvo que hacer<br />

parada y fonda en el monasterio de Santa<br />

María de Huerta. F.n aquella época, como en<br />

la nuestra, llamó la atención su claustro<br />

renacentista pero sobre todo su coro, cargado<br />

con más de 50 alegorías diferentes; alegorías<br />

iguales se hicieron en la abadía de<br />

Vakleiglesias, cerca de Madrid, obras de<br />

Rafael de León entre 1567-71. Algunas de<br />

estas alegorías se inspirarán directamente en<br />

Alciato" 1 . Destaquemos una de ellas: la Providencia,<br />

aparece con ojos en las manos, tema<br />

recordado por Ciracián".<br />

F.n diferentes ocasiones, Ciracián recordará<br />

o inventará algunas de estas y otras ale-<br />

Providencia.<br />

Coro ele la abadía cisterciense<br />

de Valdeiglesias; hoy en la catedral<br />

de Murcia.<br />

Esteban Lorente, J. K, -La ciudad y la escenografía di- la fiesta-, en Estado actual de los estudios<br />

sobre Aragón. II. <strong>Actas</strong> de las (VJornadas celebradas en Alcañiz, 26-28 de noviembre de 1981,<br />

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372


IA IMBIIMÁTICA FN El ARir ARAGONFS FN IlfMPOS DI BAUASAK (,RA< IÁN<br />

gorías. Pudo conocer otras alegorías y jeroglíficos, como las pinturas <strong>del</strong> camarín<br />

de la Cartuja de Aula Dei o las alegorías de la portada de la catedral de Tarazona.<br />

Cerca de Zaragoza, llamaba la atención por su IxMleza, por su biblioteca,<br />

su intelectualidad y santidad la Cartuja de Aula Dei. Kn 1637 el cartujo Miguel<br />

de Dicastillo publicó en versos una descripción de la cartuja y de su vida interior'-'.<br />

La capilla <strong>del</strong> sagrario había sido exaltada por el padre Murillo en 1616<br />

con estas palabras: -líntre las demás cosas que hay de grande estima en esta<br />

iglesia, hay detrás <strong>del</strong> altar mayor un tras-sagrario, tan devoto, tan hermoso, y<br />

tan bien labrado, que parece un retrato <strong>del</strong> cielo» 15 . Don Miguel de Dicastillo<br />

describe poéticamente esta capilla:<br />

De dos iguales puertas,<br />

continuamente abiertas,<br />

que <strong>del</strong> altar están colaterales,<br />

pisarás reverente los umbrales,<br />

que flanquean la entrada<br />

a un rico Tabernáculo, que esfera<br />

es <strong>del</strong> Eterno Sol, que revertiera<br />

ion rayos que le da piramidales,<br />

donde tiene la máquina estrellada<br />

luciente emulación, aunque pintada.<br />

Allí verás de entrambos Testamentos<br />

en pinturas divinas<br />

historias peregrinas.<br />

c|Lie hoy les parece a todos que suceden,<br />

y en ellas los tiempos retroceden.<br />

La pintura <strong>del</strong> camarín fue contratada en 1599 y dirigida por Don Martín de<br />

Zunzarrén, prior tic la cartuja, se inspiró directamente en la custodia de Sevilla,<br />

obra de Juan de Arfe y Villafañe (1587), y como ésta se inspiró en Alciato, Pierio<br />

Valeriano, Camerarius y otros emblemistas". Cualquier visitante recordará<br />

siempre la pared pintada en grisalla en la que La l'e Católica, asistida por los<br />

Miguel de Meneos, Alda de Dios, Cartuja real de '/xtrapuza... Zara^o/a. Diego Dorincr.<br />

1637, pp. 1H-19. Dicastillo, Miguel de. Aula de Dios, Cartuja real de ¡Zaragoza ... Edición facsímil<br />

con estudio preliminar de Aurora tímido, Zaragoza, Pórtico. I97K. Miguel tle Dicastiüo publicó sus<br />

versos con el seudónimo Miguel di' Meneos. La ol)ra recibió una segunda impresión en 1679.<br />

u Murillo, fray Diego, Fundación milagrosa de la capilla angélica y apostóüca de la madre de<br />

nías <strong>del</strong> Pilar y excelencias de la imperial ciudad de Caragoca, Barcelona, Sebastián Matenad, 1616,<br />

pp. 340-346.<br />

" Esteban Lorente.J. I-'., -El programa simbólico <strong>del</strong> Sagrario de la Cartuja de Aula Del (realizado<br />

en 1599>, en Seminario de Arte Aragonés, XXXIV (1981), pp. 39-ón.<br />

[373]


JUAN fRANCISCO ESTEBAN IOÜENIE<br />

santos Pedro y Pablo, condena al intelecto, la herejía y a la ciencia humana, o<br />

la alegoría cartujana <strong>del</strong> -Animi quies» representado como un vigoroso anciano<br />

que muestra unas adormideras y humilla una antorcha'".<br />

Condena <strong>del</strong> Intelecto, Herejía y Ciencia humana. Cartuja tic Aula Dei,<br />

Zaragoza.<br />

La portada septentrional de la Catedral de Tarazona"' fue un encargo con intención<br />

funeraria, patrocinado y proyectado por el canónigo y tesorero de la catedral<br />

don Martín de Mezquita y ejecutado durante los años de 1577-78. La portada se<br />

adornó con las alegorías de las siete virtudes y en sus pedestales se labraron los<br />

jeroglíficos de ellas: Justicia - dos palmas cruzadas; Esperanza - un ave Fénix<br />

sobre fuego; Fe - un león; Prudencia - serpiente; Fortaleza y Templanza tienen<br />

el jeroglífico borrado; el jeroglífico de la Caridad que aparece en la bóveda son<br />

una multitud de niños recogidos en los casetones. Los jeroglíficos están sacados<br />

de la biblia o de escritos religiosos conocidos. Algunos de estos jeroglíficos son<br />

atributos tradicionales de la virtud, como lo es la serpiente de la Prudencia, que<br />

La antorcha colocada hacia ahajo heno dos acepciones diferentes en la simbologfa de la<br />

época: apagar el luego <strong>del</strong> amor carnal: o la antorcha, como luego <strong>del</strong> amor divino, que cuanto<br />

más se humilla más se enciende y trece el niego de la virtud.<br />

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374


IA EMBUMAtlCA [N ti ARTE ARAGONÉS EN IIEMPOS DE BAUASAR GRACIAN<br />

-Animi quies*. Caituja de Aula De!,<br />

Zaragoza.<br />

además procede <strong>del</strong> evangelio (Mat. X.16). Las palmas de la Justicia proceden<br />

<strong>del</strong> Salmo XCI.13 «El justo como la palma florecerá». El ave Fénix renace de las<br />

cenizas de su propia muerte, como lo hace el cristiano que espera alcanzar la<br />

gloria; el símil puede estar tomado <strong>del</strong> papa San Clemente, de San Gregorio de<br />

Tours o de la tradición de los fisiólogos que comparan al Fénix con la resurrección<br />

de Cristo 17 . El león es tradicionaimente símbolo de la Fortaleza, pero en la<br />

Biblia, Isaías, Amos y Oseas lo comparan a Dios (Is. 31,4; Am. 1,2 y 3,8; Os.<br />

5.14; 11,8), también en la Edad Media (tímpano de Jaca) y en los fisiólogos, el<br />

león es una de las posibles representaciones de Dios. Lis alegorías de las virtudes<br />

demuestran un influjo directo francés.<br />

Anglada Anfhíns, Ángel, El mito <strong>del</strong> ave Fénix, Barcelona, Bosch, 1984, p. 55.<br />

[375]


JIJAN IRANCISCO I SUBAN IOR1NII<br />

Kn Muesca pudo conocer los preparativos e inicio de obras de la capilla y<br />

tripla funeraria de los Lastanosa. Kn la lápida de la mujer, doña Catalina de Gastón<br />

y Guzmán, encontramos las alegorías de Puritas y Prudencia. La lápida es<br />

una verdadera empresa personal, ya que las virtudes rodean el mote -Mulier foftis<br />

hona sapiens-, mientras que en el texto de la lápida se explica el mensaje:<br />

MULIER<br />

FORTIS<br />

BONA<br />

SAPIENS<br />

PRVOENTI/E IN SPECVLO SE SPECVLVM PRVDENTI/E VIDENS<br />

IC.NKM AQVAM AD INELAMMANDOS HONES11 ADFECTVS<br />

AI) EXTINGVENDOS INHONESTOS<br />

MANV CORDIS GESTANS<br />

(Mujer fuerte, buena, sabia. Espejo de prudencia viéndose en el espejo de la<br />

Prudencia. Llevando con la mano fuego para encender afectos <strong>del</strong> corazón<br />

honesto, agua para apagar los deshonestos). La Prudencia lleva el tradicional<br />

espejo. 1.a Puritas, con la mano diestra puesta en el pecho, lleva sobre la mano<br />

el fuego <strong>del</strong> amor y colgando de un dedo un pequeño recipiente para el agua.<br />

En la lápida de los familiares encontramos la Religión y la Nobleza. La Religión<br />

es tradicional, viste de pontifical y lleva un incensario. La Nobilitas porta<br />

una tiara de tres coronas y la estatua <strong>del</strong> Paladio; puede parecer una interpretación<br />

de C. Ripa, Iconología, pero está inspirada directamente en los Diálogos de<br />

medallas de Antonio Agustím (Tarragona 1587) pues en el comentario de la<br />

Nobilitas dice: -el Paladio era cierta estatua, como de un soldado armado, que<br />

le llamaban así por ser figura pequeña de Palas»; y es un soldado lo que la<br />

Nobleza porta en la mano"*. En la lápida de V. J. lastanosa aparecen los amores<br />

funerarios apagando su antorcha 1 ".<br />

1.a afición a las alegorías y jeroglíficos continúa con su hijo Vicencio Antonio,<br />

así lo podemos ver en la capilla de la iglesia oséense de Santo Domingo, donde,<br />

en un programa dedicado a San Juan, ha sido sustituida la figura <strong>del</strong> evangelista<br />

por su símlx)lo; así vemos el águila en vez de la persona en la Santa Cena, tam-<br />

'* Agustín, A., DiáJagas de medallas... Madrid, José Francisco Martirio/. Aliad, 1744, p. H¿.<br />

I(ul


IA IMBItMÁIIC A UM ti AR!t ARAGONÍS tN llfMPOS Df BAUASAR GRACIÁN<br />

bien vemos el símbolo de San Juan en el episodio ele su martirio en la Puerta<br />

Latina etc.-"'.<br />

Gradan nos describirá en sus escritos muchas alegorías, muchas inventadas<br />

por él, baste recordar las de la columna que divide los caminos (Criticón I, V),<br />

O cuando nos hace una descripción de la -Corte- (Criticón II, ll) que se parece<br />

mucho a los comentarios que hace Cesare Ripa en su Iconología-*.<br />

DIOSES Y HéROES PAGANOS<br />

También en Toledo pudo ver los<br />

dioses paganos de la reja <strong>del</strong> coro de<br />

la catedral, que como alegorías servían<br />

de antecedentes legítimos al<br />

mundo cristiano. Conocería U oiría<br />

hablar de otros casos más llamativos,<br />

como los de León. Casalarreina en la<br />

Rioja, Viana en Navarra, el coro de la<br />

catedral de Pamplona, o el de<br />

Huesca. Allí aparecen los dioses y<br />

héroes paganos mezclados con figuras<br />

históricas como Lucrecia, Cleopatra,<br />

incluso bíblicas como Judit".<br />

Temas similares vio en el banco <strong>del</strong><br />

retablo de Barbastro.<br />

Kn la puerta de la colegiata de<br />

Viana (Navarra), se usaron diversos<br />

trabajos de Hércules como alegoría<br />

<strong>del</strong> hombre renovado por la penitencia,<br />

como predicaba en aquellos<br />

momentos <strong>del</strong> siglo XVI1 fray Hor-<br />

^5\<br />

Hercules en los Infiernos.<br />

Iglesia de la Piedad, Casalarreina (La Rioja).<br />

" Detalles que conocemos por Celia Fontana.<br />

11 Francisco Pacheco. Arte ¡te tu pintura, Sevilla 1649; manuscrito de 1(>3H. ed. de F. .1- Sanche/<br />

Cantón, Madrid, Inst Valencia de 1). Juan, I9S6, I, p. 9S, 189; cita a C, Ripa de la siguiente manera:<br />

-ingeniosamente la describe un curioso de Italia-.<br />

- Esteban Lorente, J. F.. -Los dioses paganos en las iglesias españolas <strong>del</strong> siglo XVI-, tioletiu<br />

det Museo e Instituto-Camón Aznar*, l.xxxil


JUAN FRANCISCO ES7[BAN lORENIt<br />

Ganimedes, pecado nefando.<br />

Misericordia <strong>del</strong> coro ele la catedral de Barbastro (Huesca).<br />

tensio Félix l'aravicino-'. También se hizo, con figuras, un horóscopo de Cristo,<br />

horóscopo de Cristo que recordaría en su estancia en Valencia, pues el beato<br />

Juan de Ribera, patriarca de Antioquía y obispo de Valencia, había encargado<br />

uno a Luis de Morales-'. F.n Casalarreina, Hércules y Bato en los infiernos aparecen<br />

como antecedente de Cristo bajando a los infiernos 25 .<br />

Kn Zaragoza y Huesca podrá ver temas similares como los trabajos ele Hércules<br />

<strong>del</strong> palacio de /.aporta. F.l relieve de Hércules y la Hidra está copiado de<br />

un emblema de Alciato, pero su mensaje ha sido mo<strong>del</strong>ado, para significar a<br />

Carlos V (nuevo Hércules) derrotando a la herejía protestante en España (la tierra<br />

de conejos). Las Tres Gracias, <strong>del</strong> cortejo de Venus, también copiadas de<br />

Alciato, son usadas como una alegoría <strong>del</strong> <strong>pensamiento</strong> filosófico neoplatónico<br />

y como alegoría de las virtudes <strong>del</strong> perfecto cortesano. lín el coro de la catedral<br />

de Huesca pudo ver a estas mismas Tres Gradas, copiadas de un grabado de M.<br />

CaamaAo Martínez, I. M'. •Iconografía maríana y Hércules cristianizado, en los lextos de<br />

Paravicino-, Boletín <strong>del</strong> Seminario de Arte y Arqueología ele Vdltadolid, (1%7), pp. 211-220.<br />

M Esteban Lorente, J. I'., -líl arco de ingreso de la colegiala de Santa María de Mana, lloros<br />

copos de Cristo, Berceo, n" 130 UW6). pp. 19-41 y -I-i naturaleza humana de Jesucristo por Luis<br />

de Morales-, i)


1A fMBllMAIlCA EN El ARTE ARAGONÉS EN TIEMPOS DE BAITASA8 GRACIÁN<br />

Caco roba los loros a Hércules. Colegiata de Viana (Navarra).<br />

A. Uaimondr". Con el sentido de alegoría de las virtudes <strong>del</strong> cortesano halaga a<br />

su protector |. V. Lastanosa cuando dice -Ha de tener mucha gracia y de las gracias,<br />

ni más ni menos de tres- (Criticón I, vil); en otra ocasión <strong>Gracián</strong> cita a las<br />

Gracias como Aurora. Verdad y Amistad (Criticón II. n) J ".<br />

También pudo ver en el palacio de /.aporta a los dioses planetarios usados<br />

en un tema astrológico. Lo mismo pudo conocer en el coro <strong>del</strong> Pilar, como es<br />

en el caso de la representación de la constelación de Serpentario a los pies de<br />

la Ascensión (inspirado en lligino. Astronomici, Venecia, 1517). A Ganimedes lo<br />

pudo ver representado en los dos sentidos usados en la época: como éxtasis <strong>del</strong><br />

alma o contemplación divina y como representación <strong>del</strong> -pecado nefando con<br />

jovencitos-, como dice Cicerón. De las dos maneras aparece en la catedral de<br />

Barbastro: la primera en unos adornos <strong>del</strong> banco <strong>del</strong> retablo mayor; la segunda<br />

en una misericordia <strong>del</strong> coro, allí donde los canónigos, disimuladamente, se sentaban<br />

mientras cantaban los oficios <strong>del</strong> coro. Especialmente conocido era el libro<br />

de emblemas de A. Bocchio <strong>del</strong> que se copié) la representación de Ganimedes<br />

en la fachada de la catedral de Calahorra -91 .<br />

•" Romanos Colera, I. Sillerúm corales ¡leí Alia Aragón en


JUAN FRANCISCO ESTEBAN (ORfNIf<br />

Las Tres (inicias. Coro ele la Catedral de Huesca.<br />

9<br />

Muchos de estos dioses paganos aparecen recordados en /:'/ Criticón: Caco<br />

arrastrando los toros de Hércules, anclando hacia atrás, tan conocido en la<br />

lachada <strong>del</strong> ayuntamiento de Tarazona y en la de la iglesia de Viana.<br />

EMPRESAS PERSONALES<br />

Al pasar por Guadalajara y Alcalá, de ida y vuelta varias veces, recordó<br />

empresas personales de los duques <strong>del</strong> Infantado, los Mendoza o el cisne ele<br />

(asneros; recordaría a su vez, con el tiempo, el escudo parlante de don Lope<br />

Marco que adorna la entrada <strong>del</strong> monasterio de Veruela cerca de Tarazona.<br />

Recordaría otras de los reyes aragoneses en la ciudad de Zaragoza: las de los<br />

Reyes Católicos en la Aljafería: el nudo gordiano con yugo y las flechas, que en<br />

la época se interpretaba en primer lugar como la decisión política y militar que<br />

380]


IA IMRIIMÁIICA IN II ARII ARAUONI S IN IIIMPOS Dt BA11ASAR ÜÜACIÁN<br />

Optó don Fernando para meter sus tropas en Castilla en el momento de la con­<br />

cordia de Segovia, y como la política llevada ante el problema de someter los<br />

nobles a la monarquía, por medio de la sumisión o de la tuerza". La empresa<br />

A,<br />

Portada de Las Eróticas<br />

de K. M. de Villegas, Nájera, íois.<br />

Giovio, l'.. Enólogo deH'itnprese militan et amorose..., Roma. Amonio Barre, isss; aparece<br />

con grabados a partir de la edición de l.yon. G. Roviglio, ISS9: Sebastián, S.. Giovio y Palmireno:<br />

la Influencia de la emblemática italiana, Teruel, I. I". T., l'M». Horozco y Covamibias, Juan, Emolemas<br />

murales. Zaragoza, Alonso Rodrígez, 1604, libro I. cap. X. IT. 34-35. Aguado Bleye, I'., -'lanío<br />

monta, la empresa de Fernando el Católico», Santa Cruz, 8 11948-Í9), ed. facsímil, Valladolid, 1984,<br />

pp. 35-40. Montaner Frutos, A.. «La emblemática tic los Reyes Católicos, un error de interpretación<br />

histórica-, Universidad, 7 < 1982), pp. 24-26. José Luis Mingóte Calderón comunicación presentada al<br />

/ <strong>Congreso</strong> <strong>Internacional</strong> ¡le Emblemática General, Zaragoza, Cátedra ele Emblemática -Varón de<br />

Valdcolivos-, institución •Fernando el Católico», 1.4-17 de diciembre ele 1999.<br />

t*<br />

381


|UAN FRANCISCO ESTEBAN lOBENIf<br />

<strong>del</strong> mijo de Alfonso V y el libro de Juan II. empresas que el arzobispo don Hernando<br />

de Aragón había hecho representar en su capilla funeraria de la Seo".<br />

Nada mas iniciar El Criticón está recordando la empresa de Felipe II. que se<br />

representó en las exequias zaragozanas <strong>del</strong> monarca y que aparece en sus<br />

medallas; en forma de Elios-Sol con su carro ciando la vuelta al mundo con la<br />

inscripción -1AM ILUSTRAVI OMNIA-".<br />

En el año que salió de Toledo para incorporarse a la casa de los jesuítas de<br />

Tarragona. 1619. tuvo que conocer un escándalo literario que provocó el literato<br />

riojano Esteban Manuel de Villegas, con la empresa que grabó en su libro Las<br />

eróticas (Nájera, Juan de Mongastón, 1618). Representaba un sol naciente rodeado<br />

de estrellas y con dos motes: -SICUT SOL MATl'TINUS-, -Me surgente quid<br />

istae-, así él se comparaba con el sol y comparaba al resto de los poetas con las<br />

estrellas (el autor era nacido en Matute, l.a Rioja) : ; el grabado era obra de<br />

Perret, el mejor en España de la época. La crítica entre Villegas y Góngora fue<br />

memorable. En El Criticón (1. ti) hay palabras similares a las de Villegas: -llamase<br />

sol porque en su presencia tocias las demás lumbreras se retiran-.<br />

Casi todos los personajes distinguidos de la época tenían una o varias empresas:<br />

El Eénix de Lastanosa. explicado como la buena fama más allá de la muerte.<br />

De los duques de Villahermosa pudo conocer su colección de medallas y antigüedades<br />

y la empresa personal de don Martín de Gurrea y Aragón adornando<br />

diversas partes de las estancias de su palacio: Don Martín como los rayos de<br />

Júpiter (Júpiter es Carlos V y luego Eelipe II). Conoció los escritos sobre medallas<br />

de Antonio Agustín, como la colección de Lastanosa. Y la empresa de Bartolomé<br />

Leonardo de Argensola, en su libro sobre la Conquista de las MolucaS: el<br />

león aparentemente dormido con el mote LIVORI, impasible a la envidia. La<br />

empresa de don Martin Carrillo, abad de Montearagón: -Me alimento, intelcctualmente,<br />

para ser útil a todos-. El emblema de la portada de la obra sobre el<br />

lenguaje para los mudos, de Juan Pablo Bonet" -NAllKA-ARS-, parece aludido<br />

en el inicio de El Criticón (I. I) cuando recuerda, hablando de la lengua y el<br />

gesto, -donde no media artificio, toda se pervierte la naturaleza-. J. R Bonet nos<br />

Esteban Lócenle, J. I'.. -MI influjo ...- ver nota i.<br />

" Esteban l.uivnti-. I. I'., -Una aportación ...- ver nota (>.<br />

B<br />

Bravo Vega, Julián, l-sterau Manuel tle \'iltif>as. ¡•siuilio biográfico, Logroño, Gobierno de la<br />

Rioja, 1989, pp. 89-93-<br />

Bonet, .1. I'.. Reducción de las tetros y arte para enseñar abiar los mudos, Madrid, Francisco<br />

Abarca. L620.<br />

[382]


IA EMBLEMÁTICA EN [I ARTE ARAGONÉS EN IIEMPOS Dt BAIIASAR GUACÍAN<br />

pinta la cabe/a de UIl mudo (NATURA) con un candado en la boca que abre<br />

una mano (ARS). con el verso ITA ARS NATI! RAF. VINCULA SOLVTP 4 .<br />

LOS LIBROS<br />

Una serie de libros de emblemas y empresas se hicieron famosos, antes y en<br />

vida de Gradan, Muchos de ellos los cita elogiosamente en sus obras, tle otros<br />

se nota su conocimiento, los lemas tle otros libros estaban en el saber tle cualquier<br />

intelectual igualmente capacitado. Karí-Ludwig Sclig ha seguido muy tle<br />

cerca este tema". Alciato, Giovio, Palmireno, il Doni, A. Bocchio, Ruscelli,<br />

Camili, Pereira, Sebastián de Covarrubias, S. Fajardo, etc. figuran entre los citados,<br />

imitados o conocidos. De Juan tle I loro/co y Covarrubias (hermano tle<br />

Sebastian de Covarrubias) es de suponer que conociera, mucho mejor que nosotros,<br />

la completa edición de los 300 emblemas que el obispo hizo en Agrigenio<br />

1601 y la que hizo Juan de Bonilla en Zaragoza en 1603-1604, la mejor, más<br />

difundida y conocida hoy*". Las empresas tle los libreros y de los intelectuales<br />

adornaban las portadas de los libros de la época, con ellas estaría familiarizado<br />

por estar en continuo contacto con los libros de la época.<br />

LOS EDIFICIOS MÁS PRÓXIMOS<br />

Cuando <strong>Gracián</strong> vivió en Zaragoza tenía muy cerca dos palacios renacentistas<br />

importantes y adornados con relieves simbólicos, íntimamente relacionados<br />

con la cultura emblemática: El palacio de Morlanes y el palacio de Zaporta.<br />

Al despertar y durante su estancia en la residencia de los jesuítas, en frente<br />

de sus habitaciones tenía la casa noble, que pudo ser propiedatl <strong>del</strong> famoso<br />

jurista Diego Morlanes, el cual con la donación de unos solares había hecho<br />

posible la construcción tle la iglesia jesuítica, Fn 15S5 se realizaron tliez relieves<br />

simbólicos en la lachada, de ellos quedan ocho originales: Juicio tle Salomón.<br />

Esteban Lorence, J. I'.. -Las mejores ...- ver nota n.<br />

sd¡n. K-l... Studies on Alciato in Spain, Garhnd, New York and London, 1990, vil •Alefato<br />

and <strong>Gracián</strong>», pp. 111-128. s. Sebastián en su edición de Alciato, Emblemas, Madrid, Akal, I9KS.<br />

prólogo de A. Egido, registra algunos emblemas de Alciato que inspiraron a <strong>Gracián</strong>. Cantarino, E.<br />

•<strong>Gracián</strong> y las alegorías <strong>del</strong> mal (privado)», en Trébede, n" id (enero ilion, pp. 64-69. l-i ponencia<br />

de P. Perugini se dedica a este tema.<br />

<strong>Gracián</strong> se daría cuenta tic que el editor, Juan de Bonilla, copió pane de la empresa per<br />

sonal <strong>del</strong> impresor tic Lyon Pedro Landry, pues estaba, más que nosotros, familiarizado ton estos<br />

temas librescos.<br />

[ 383 ]


JUAN FRANCISCO r5TFBAN lORINtl<br />

Juicio de Daniel. Ira de Saúl contra David. Juicio de la vara y de los talentos.<br />

Cayo Mucio Kscévola. Ulises se despide de la reina Arete. Nabucodonosor sentencia<br />

al rey Sedecías. Betsabé y Salomón en el trono y condena de Adonías'".<br />

Vamos a destacar un relieve: Juicio de la vara y de los talentos. Kl pasaje es<br />

muy conocido por la versión <strong>del</strong> Quijote (II, 45), pero tal tema no es invención<br />

de Cervantes sino que en su tiempo (como Cervantes menciona) era común en<br />

la tradición oral, Kl juicio procede de un ejemplo griego que adaptado aparece<br />

en el Talmud, nuevamente adaptado es incluido en la vida de San Nicolás<br />

narrada por la Leyenda dorada (s. XIII) y el mismo pasaje de la Leyenda Dorada<br />

es copiado en unos ejemplos recopilados en el siglo XV por Clemente Sánchez<br />

Verdal.<br />

Kl tema en esencia es el siguiente: un hacendado deposita dinero en una persona<br />

de prestigio; pasado el tiempo el acreedor reclama el dinero y es llevado<br />

el caso a juicio donde el deudor jura haber devuelto el dinero; mientras jura por<br />

Juicio de la vara y los talemos. Palacio de Morianes.<br />

Zaragoza.<br />

Esteban Lorente, J. F., 4a casa de los Morianes y la tradición jurídica medieval', en Aragón<br />

cu la litlad Media. XVI. Homenaje al Profesar Emérito Ánget San Vicente Pino, (Universidad de<br />

Zaragoza, 2(KM)). pp. >«


IA EMBIEMAIICA tN ti AKlt ARAÜONtS ÍN tltMPOS DF BAUASAR GUACÍAN<br />

Dios, pide al acreedor que le sostenga un bastón en cuyo interior va oculto el<br />

dinero; terminado el juramento recupera el bastón. El desenlace es diferente<br />

según las versiones: en el ¡almud, como en el Quijote, el sabio juez sentencia<br />

que el acreedor se cjuede con el bastón puesto que deduce que en el interior<br />

<strong>del</strong> engañoso bastón está el dinero; en la versión griega se suicida de vergüenza;<br />

en cristiana es la providencia de Dios la que lo mata en un accidente.<br />

En nuestro relieve el juez está caracterizado con un atuendo judío, por lo que<br />

podemos pensar que se trata de Tanaita Raba que cita el Talmud. Así a amlx»s<br />

latios <strong>del</strong> juez vemos al acreedor todo pensativo y con un vestido de ganadero,<br />

y al deudor desafiante recuperando su engañoso báculo después de jurar en<br />

falso. Por los atuendos podemos entender un influjo de las tres diversas narraciones<br />

literarias. El juramento en juicio en todo el mundo cristiano medieval y<br />

renacentista europeo se tomaba <strong>del</strong>ante <strong>del</strong> juez y bajo la cruz; en caso de perjurio<br />

(siguiendo ejemplos antiguos) se dice que -Dios tome venganza de ello-,<br />

Esla es la enseñanza implícita de este relieve; la justicia la ejercerá Dios matando<br />

al perjuro.<br />

En la misma -calle nueva-, tres manzanas más allá, era vecina la casa <strong>del</strong> antiguo<br />

mercader Gabriel /.aporta, que entonces era propiedad de Gabriel Leonardo<br />

Albión Argcnsola al que conocía bien, como a los literatos, su padre Lupercio y<br />

su tío Bartolomé. En el patio de esta casa se realizaron ocho relieves emblemáticos,<br />

tres de ellos copiados de la edición de los emblemas de Alcialo de l.yon<br />

lvi9. Además, las columnas están inspiradas, entre otros libros, en las que describe<br />

Luis Scribá en De Vetteris tribunal (1537). En este palacio, en medallones,<br />

se representaron las imágenes heroicas <strong>del</strong> imperio de Garlos V. En relieves, ins-<br />

Patío <strong>del</strong> Palacio de /aporta. Zaragoza.<br />

385 ]


•<br />

JUAN IRANCISCO FSTEBAN IORENK<br />

lil hombro ele Aristófanes. San Pedro de Siresa (Huesca).<br />

pirados en emblemas, se representaron las ideas que rigen el mundo en aquella<br />

mitad <strong>del</strong> siglo XVI. Se hizo un compendio cósmico humanista de la naturaleza<br />

humana. Se representó un palacio matrimonial, con su horóscopo y amuleto <strong>del</strong><br />

amor duradero*.<br />

Esteban Lorente.J. !•'., El palacio de Zaporta y patio de la ¡nfanta, Zaragoza, (berCaja, Musca<br />

Nostra, 1995.<br />

386


IA IMBUMÁTICA EN £1 ARTE ARAGONÉS EN TIEMPOS DE 8A1TASAR GRACIAN<br />

En la otra punta de la ciudad, en el Coso, estalla el palacio de los Luna, con­<br />

des de Morata. uno de los más grandes construidos en el siglo XVI. Allí se pue­<br />

den ver en su portada un triunfo de Cesar copiado de los grabados de Jacopo<br />

de Estrasburgo inspirados en los dibujos de Mantegna"' y el jeroglífico de la pro­<br />

tección de la puerta, aunando un amuleto de Horapolo, dos rostros mirando<br />

hacia el interior de la puerta y los salvajes protectores inspirados en un grabado<br />

valenciano de 1528"'.<br />

Ya hemos hablado <strong>del</strong> palacio <strong>del</strong> Ayuntamiento de Tarazona donde pudo<br />

ver a tamaño gigante a Hércules y a Caco, además de la entrada de Carlos V en<br />

Bolonia". De oídas, pudo conocer <strong>Gracián</strong> al "Hombre de Aristófanes- que unos<br />

años antes se había hecho como adorno <strong>del</strong> astial norte de la abadía de San<br />

Pedro de Siresa (Huesca), quizá inspirándose directamente en el texto de /;/<br />

Banquete de l J latón' J . lista figura tenía en el renacimiento una gran carga f¡ I osó-<br />

Sebastián, S.. -El lema <strong>del</strong> triunfo de Cesar en la decoración <strong>del</strong> Renacimiento español-.<br />

Cuadernos de trabajos


JUAN FRANCISCO tSIFBAN lORFNIl<br />

tica, significó al hombre perfecto, que con el saber no solamente puede alcanzar<br />

el conocimiento terreno, sino también el celeste y divino, como explicó E.<br />

Windr» Con el título PH1LOSOPHIA IHICK RHGRHDIMUR (Conducidos por la<br />

filosofía volvemos...), esta figura aparece en la medalla de Marcantonio Passeri<br />

reproducida en esta época de <strong>Gracián</strong> en un grabado de G. F. Tomasin". Sin<br />

duda este significado lo conservaban los círculos intelectuales de <strong>Gracián</strong>.<br />

Con estas palabras queremos indicar que fueron infinitas las imágenes y los<br />

conocimientos simbólicos que por la vista y por la mente de <strong>Gracián</strong> pasaron en<br />

los años de su vida y estudio. De toda esta cultura nuestro personaje da una<br />

exposición abundante, personal y selectiva en sus escritos, de modo que es uno<br />

de los espejos por los que se puetie juzgar la abundancia de imágenes, de conocimientos<br />

y de charlas simbólicas de la época.<br />

" Wimi, E., los misterios paganos (M Renacimiento, Barcelona, Banal, 1972, p. >oi.<br />

" Tonusini. Ciacomo Pilipp. Illiistmnun Vimmni l ! .U>f>ia, Padua, Donato Pasquardo, KKM).<br />

p. 104.<br />

[388]


AURORA EGIDO<br />

íNDICE GENERAL<br />

Prólogo 9<br />

MIGUEL BATLLORJ<br />

"Autobiografía gradaría" 13<br />

FERMÍN Gn. ENCADO<br />

"Lastanosa y <strong>Gracián</strong>: en torno a Salastctnu" 19<br />

PAULO CUEVAS SUBíAS<br />

"La relación <strong>del</strong> poeta Manuel de Salinas con <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>" 61<br />

RICHARD L KAC.AN<br />

"<strong>Gracián</strong> y los historiadores de su tiempo" K7<br />

LíA SCUWART/.<br />

"<strong>Gracián</strong> y los cánones grecolatinos <strong>del</strong> siglo XVII" IOS<br />

M. ü Pllj\R CüARTERO<br />

"La tabula en <strong>Gracián</strong>" 135<br />

MáXIME CHEVALIER<br />

"Cuentos y chistes tradicionales en la obra de <strong>Gracián</strong>" 17S<br />

MELCHORA ROMANOS<br />

"Poéticas, comentaristas y <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>" 1SS<br />

CARMEN GODOñER<br />

"Ingenio y Agudeza. Reflexiones léxicas" 203<br />

389


Gl II.I.IIKMO Sl-RKS<br />

"El ingenio en <strong>Gracián</strong>: de la invención a la elocución" 235<br />

JOSé ENRIQUE LAI>LANA<br />

"Arte de erudición" 257<br />

GERHARD POPPENBERG<br />

"•Empleo de querubines. Y\ arte de ingenio y algunos problemas <strong>del</strong> conocimiento"<br />

27"<br />

JORGE CHECA<br />

"/:'/ más platico sctlx'r. <strong>Gracián</strong> y la disimulación" 289<br />

CiWISTOPJi S1 ROSiriZKI<br />

"Gradan y la teoría de la conversación francesa" 311<br />

FRANCESCA PERUGINI<br />

"La biblioteca emblemática de <strong>Baltasar</strong> <strong>Gracián</strong>" 327<br />

AMONIO BERNAT VISTAKINI<br />

"Dd bestiario y las imágenes 7.


MI CD Graeián ele vira voz, que acompaña estas<br />

actas, fue grabado en la iglesia de la Compañía de<br />

Jesús, de Huesca, el 25 de mayo de 2001. Kn él el<br />

actor aragonés José Luis IVllicena prestó su voz a la<br />

palabra escrita de <strong>Baltasar</strong> Graeián, realizando un<br />

breve pero selecto recorrido por todas sus obras.

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