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Juvenal Soto. Las horas perdidas (ejemplo) - Luarna

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Poesía<br />

<strong>Las</strong> <strong>horas</strong> <strong>perdidas</strong><br />

<strong>Juvenal</strong> <strong>Soto</strong>


Sinopsis<br />

Este es un poemario de veinticinco poemas, o de veinticinco <strong>horas</strong><br />

de un día imaginario y desmesurado, dedicados por alguien, a<br />

organizar su mundo. El autor quiere ver en los presentes versos<br />

una confluencia entre dos disciplinas como son la Poesía y la Filosofía,<br />

si es que en algún momento alguien sostuvo que dichas materias<br />

no han confluido y no se han entremezclado siempre en la<br />

misma senda. Un prestigioso jurado compuesto por poetas de<br />

reconocido prestigio concedió a <strong>Las</strong> <strong>horas</strong> <strong>perdidas</strong> el Premio de<br />

Poesía Aljabibe, en su tercera edición, en el año 2002.<br />

<strong>Juvenal</strong> <strong>Soto</strong> (Málaga, 1954) ha<br />

publicado los siguientes libros de<br />

poesía: Ovidia (1976), Ephímera<br />

(1983), El hermoso corsario (Antología<br />

poética 1972-1986), Fama de la<br />

ceniza (1997), Paseo marítimo<br />

(2002), <strong>Las</strong> <strong>horas</strong> <strong>perdidas</strong> (2002), y<br />

El cielo de septiembre (2008 y 2009).<br />

Asimismo, es autor de varios<br />

cuadernos y “plaquettes”, como<br />

son: Una enorme cúpula de cristal<br />

(1972), Canción para Kika (1974), Homenaje (1986), Ceniza de la fama<br />

(1994), Cuaderno de Bilmore (2001), Dioses de ahí abajo, Voces, dioses,<br />

cabras (2004) y Un sueño en Reading (6 sonetos) (2007). Como crítico<br />

literario, ha publicado numerosos artículos y reseñas sobre obras<br />

de autores españoles y extranjeros en diferentes diarios y revistas<br />

especializadas. En esta disciplina es autor de tres estudios publicados<br />

en volumen: “La poesía española durante el franquismo”,<br />

Revista Litoral (1976); “¡Bebed agua del Niágara!”, estudio introductorio<br />

a Seis poemas inéditos de José María Hinojosa (1988); Antología de<br />

la joven poesía andaluza, en colaboración con Álvaro Salvador y<br />

Antonio Jiménez Millán, Revista Litoral (1983). Asimismo, ha colaborado<br />

como columnista de opinión en diferentes diarios y revistas<br />

como son: Diario 16, El País, Cambio 16, Sol de España, Sur y La Opi-


nión de Málaga. Y el Ateneo de Málaga ha publicado una recopilación<br />

de sus artículos de opinión con el título de ¡Que les den candela!<br />

(Ateneo de Málaga, 2003). Actualmente dirige la Colección <strong>Las</strong> 4<br />

Estaciones, de la Biblioteca de Autores Malagueños Contemporáneos,<br />

la Colección Almuzara Poesía y el Aula de Literatura y<br />

samiento Contemporáneos “Rafael Pérez Estrada”. En este año<br />

2009 ha publicado Compañeros de viaje, dentro de la colección <strong>Las</strong><br />

Cuatro Estaciones.


LAS HORAS PERDIDAS<br />

<strong>Juvenal</strong> <strong>Soto</strong>


"Solón de Atenas, el hijo de Ejecéstides, escuchaba<br />

en un convite a su sobrino cantar una poesía de Safo, y<br />

quedó encantado con la canción y le pidió al muchacho<br />

que se la enseñara. Al preguntarle uno que por qué se esforzaba<br />

en eso, dijo: Para aprenderla antes de morirme."<br />

Recoge esta anécdota Juan Estobeo, que la toma de<br />

Claudio Eliano


Penumbra de la paloma<br />

La rosa y los zafiros son tus bienes<br />

y el alba con la noche tus confines,<br />

palomas por el aire y los delfines<br />

te anuncian cuanto falta y cuanto tienes.<br />

Con rosas y zafiros te entretienes<br />

y el alba con la noche son dos cines,<br />

proyectan las imágenes de ruines<br />

nevadas que me caen por las sienes.<br />

La mañana es la rosa del poeta,<br />

el zafiro la noche del profeta,<br />

¿ha de ser la paloma esta penumbra?<br />

Desde el mundo alzarás una cometa<br />

que al suelo te devuelve cuando quieta<br />

la hoguera de la vida no te alumbra.


Cementerio inglés<br />

Son ciertos los rumores del desván:<br />

usted lleva siglos habitando la casa,<br />

yo años pidiéndole que baje a beber conmigo<br />

unos sorbos de ron.<br />

No serán mías las manos que intenten<br />

hurgarle el fondillo; y si usted me ofreciera sus labios,<br />

mi respuesta sería abrir la puerta para invitarla a salir.<br />

Pretendo, sí, llevarla junto al río que cruza esta ciudad.<br />

Allí, en un restaurante pequeño<br />

en el que quizás podamos desnudarnos,<br />

deseo regalarle, durante unos instantes,<br />

joyas que fueron de mi abuela.<br />

Lúzcalas con descaro, es un préstamo con usura.<br />

Los comensales también eso envidiarán,<br />

por más que su reino, señora,<br />

los párpados tenga abiertos a este imperio de la vida,<br />

un sueño del que nadie ha despertado<br />

sin que intervenga usted.<br />

No obstante, tengo un amigo en las cenizas<br />

del que alguien se enamoró perdidamente;<br />

tal vez por eso en las noches de tormenta<br />

él baje a contarme intimidades:<br />

a usted le gusta alternar con matasietes<br />

cuya cuenta paga cobrando <strong>horas</strong> de vida.<br />

Créame, estoy dispuesto a regalarle cuanto haya de pedirme,<br />

siempre y cuando reconozca que en verano hace calor<br />

y a esa evidencia añadamos esta otra:<br />

es usted un bocado viejo,<br />

y aun poniéndome sus muslos a la altura de la lengua,<br />

negaré yo que usted reine a costa de la vida


y que sin ella vagaría tediosa,<br />

falta de un tajo que llevarse al sacabuche.<br />

La vida he dicho.<br />

Si al mundo le faltara esa trompeta,<br />

respóndame: ¿de qué orquesta sería usted primer violín,<br />

en qué zarzuela abrirá una puerta<br />

para raptar a la bella seducida?,<br />

¿cómo amargarle el cotillón<br />

a quien celebra la burla de vivir<br />

bajo luces que usted alquila a bajo precio?<br />

Cuando llegue el fin de fiesta,<br />

qué licor habré de repartir entre mis deudos<br />

no para que lloren mi partida,<br />

sí para que me crean uno de esos<br />

que pagan el almuerzo y dan las buenas tardes<br />

antes de que baje el telón y la vedette<br />

diga adiós envuelta en la boa.<br />

Señora, le hablo de un burdel en el que yo<br />

ofrezco un banquete a mis amigos.<br />

Usted ha de ser mi postre<br />

y, cuando suene la música primera<br />

que abra el baile final,<br />

no temblaré para hablarle despacio y al oído:<br />

No aprietes tu cuerpo contra el mío,<br />

mi vida es sólo tu falta de destreza.

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