Agustín, Calvino y la Biblia Sobre la Predestinación y la Soberanía ...
Agustín, Calvino y la Biblia Sobre la Predestinación y la Soberanía ...
Agustín, Calvino y la Biblia Sobre la Predestinación y la Soberanía ...
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
P<br />
<strong>Agustín</strong>, <strong>Calvino</strong> y <strong>la</strong> <strong>Biblia</strong><br />
<strong>Sobre</strong> <strong>la</strong> <strong>Predestinación</strong> y <strong>la</strong> <strong>Soberanía</strong> de Dios<br />
VÍCTOR B. GARCÍA<br />
or razones históricas, <strong>la</strong> doctrina de <strong>la</strong> predestinación es asociada con Juan <strong>Calvino</strong>, el teólogo<br />
de <strong>la</strong> Reforma del siglo dieciséis. Por eso esta doctrina es conocida comúnmente como<br />
Calvinismo, lo cual hace a muchos imaginarse que ésta – junto con <strong>la</strong>s demás doctrinas<br />
“calvinistas” de <strong>la</strong> gracia – fueron creadas por <strong>Calvino</strong>, a pesar de que él está muy lejos de<br />
haberse imaginado por sí mismo semejante maravil<strong>la</strong>.<br />
Un hecho menos conocido es que <strong>la</strong> doctrina de <strong>la</strong> predestinación también es conocida como<br />
Agustinianismo porque se le asocia con <strong>Agustín</strong> de Hipona, un teólogo del siglo cuarto, quien<br />
escribió enfáticamente sobre esta doctrina para combatir a Pe<strong>la</strong>gio, un falso maestro que negaba<br />
<strong>la</strong> pecaminosidad innata del hombre y aseguraba que <strong>la</strong> gracia de Dios no es imprescindible para<br />
<strong>la</strong> salvación.<br />
<strong>Calvino</strong>, en su defensa de <strong>la</strong>s doctrinas de <strong>la</strong> gracia soberana, cita con frecuencia los escritos de<br />
<strong>Agustín</strong>. Sin embargo, ni <strong>Agustín</strong> ni <strong>Calvino</strong> fueron creadores de <strong>la</strong> doctrina de <strong>la</strong> predestinación,<br />
pues ambos <strong>la</strong> aprendieron de <strong>la</strong>s Escrituras.<br />
Veamos cómo se expresaba <strong>Calvino</strong>, <strong>Agustín</strong> y <strong>la</strong> <strong>Biblia</strong> acerca de esta doctrina y veamos <strong>la</strong><br />
similitud del pensamiento de estos dos hombres de Dios con <strong>la</strong> Escritura.<br />
<strong>Agustín</strong>, hab<strong>la</strong>ndo a quienes exigen una explicación racional sobre <strong>la</strong> soberanía de Dios,<br />
dice,<br />
«Tú hombre esperas mi respuesta, mas yo también soy hombre como tú; por tanto<br />
oigamos ambos al que nos dice ‘oh hombre ¿quién eres tú?’ Mejor es una fiel ignorancia<br />
que una ciencia temeraria. Si buscas méritos humanos no hal<strong>la</strong>rás más que castigo. ¡Oh<br />
alteza! ¿Deseas tú saber <strong>la</strong> razón? Yo me sentiré sobrecogido de tanta alteza. Razona tú<br />
cuanto quisieres; yo me maravil<strong>la</strong>ré; disputa tú, yo creeré. La alteza veo, a <strong>la</strong> profundidad<br />
no llego. San Pablo se dio por satisfecho con admirar. El afirma que los juicios de Dios<br />
son inescrutables, ¿y tú vas a escudriñarlos? Él dice que los caminos de Dios no se<br />
pueden investigar, ¿y tú los quieres conocer? » (Sermón #28).<br />
<strong>Calvino</strong> expresa esto en defensa de <strong>la</strong> elección soberana y <strong>la</strong> predestinación,<br />
«Erróneamente acusan algunos a Dios de no obrar con justicia porque en su<br />
predestinación no usa una misma medida con todos. Ellos dicen, ‘Si a todos los ve<br />
culpables, castigue a todos por igual; y si los hal<strong>la</strong> sin culpa, que no castigue a ninguno.”<br />
Ciertamente se conducen con Dios como si le fuese prohibido usar su misericordia, o<br />
como si al querer usar<strong>la</strong> estuviese obligado a no hacer en absoluto justicia. ¿Qué es lo que<br />
exigen? ¿Que si todos son culpables, todos sean igualmente castigados? Nosotros<br />
admitimos que todos somos culpables; sin embargo, sostenemos que <strong>la</strong> misericordia de<br />
Dios socorre sólo a algunos. ‘Que salve a todos” dicen ellos. Pero les replicamos que<br />
también es razonable que se muestre como justo juez castigando. Si los opositores no<br />
toleran esto, ¿Qué otra cosa pretenden, sino despojar a Dios del poder y <strong>la</strong> facultad que
tiene de ejercer <strong>la</strong> misericordia, o permitírselo pero a condición de que se desentienda por<br />
completo de hacer justicia?... ¿Pretenderán que <strong>la</strong> potencia de Dios sea limitada a hacer<br />
sólo lo que nuestro entendimiento pueda comprender? En unión de San <strong>Agustín</strong>, yo<br />
afirmo que Dios ha creado a algunos, sabiendo con toda certidumbre que irían a<br />
perdición; y que esto es así, porque así Él lo quiso. Mas por qué razón Él lo quiso así, no<br />
debemos nosotros preguntarlo, puesto que no lo podemos comprender. Ni tampoco<br />
debemos discutir si <strong>la</strong> voluntad de Dios es justa o no, puesto que siempre que se hace<br />
mención de el<strong>la</strong>, bajo su nombre se designa una reg<strong>la</strong> infalible de justicia. ¿A qué, pues,<br />
dudar si habrá iniquidad donde c<strong>la</strong>ramente se ve que hay justicia? ¿Quiénes sois vosotros,<br />
pobres y míseros hombres, para formu<strong>la</strong>r artículos contra Dios y acusarlo no por otra<br />
causa sino porque no se presta a rebajar <strong>la</strong> grandeza de sus obras de acuerdo con vuestra<br />
rudeza y poca capacidad? ¡Como si <strong>la</strong>s obras de Dios fueran ma<strong>la</strong>s porque <strong>la</strong> carne no <strong>la</strong>s<br />
comprende!... nos olvidamos de hab<strong>la</strong>r siempre que dejamos de hab<strong>la</strong>r según Dios.»<br />
(Institución de <strong>la</strong> Religión Cristiana).<br />
Las Escrituras nos dicen:<br />
« ¿Qué pues diremos? ¿Qué hay injusticia en Dios? En ninguna manera. Pues a Moisés<br />
dice: Tendré misericordia del que yo tenga misericordia, y me compadeceré del que yo<br />
me compadezca. Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que<br />
tiene misericordia… de manera que de quien quiere tiene misericordia, y al que quiere<br />
endurecer endurece. Pero me dirás: ¿Por qué pues, inculpa, porque ¿Quién ha resistido a<br />
su voluntad? Mas antes, oh hombre, ¿Quién eres tú para que alterques con Dios? Dirá el<br />
vaso de barro al que lo formó, ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el<br />
alfarero sobre el barro para hacer de <strong>la</strong> misma masa un vaso para honra y otro para<br />
deshonra? ¿Y qué si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con<br />
mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias <strong>la</strong>s<br />
riquezas de su gloria, <strong>la</strong>s mostró para con los vasos de misericordia que Él preparó de<br />
antemano para gloria? » (Pablo en Rom. 8:14-23).<br />
†