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1<br />
Ulises<br />
ÍNDICE<br />
Episodio 1. «Telémaco»<br />
Episodio 2. «Néstor»<br />
Episodio 3. «Proteo»<br />
Episodio 4. «Calipso»<br />
Episodio 5. «Lotófagos»<br />
Episodio 6. «Hades»<br />
Episodio 7. «Eolo»<br />
Episodio 8. «Lestrigones»»<br />
Episodio 9. «Escila y Caribdis»»<br />
Episodio 10. «Las Rocas Errantes»<br />
Episodio 11. «Las Sirenas»<br />
Episodio 12. «El cíclope»<br />
Episodio 13. «Nausica»<br />
Episodio 14. «Los Bueyes del Sol»»<br />
Episodio 15. «Circe»»<br />
Episodio 16. «Eumeo»»<br />
Episodio 17. «Ítaca»<br />
Episodio 18. «Penélope»»<br />
<strong>James</strong> <strong>Joyce</strong>
2<br />
1<br />
MAJESTUOSO, el orondo Buck Mulligan llegó por el hueco de la escalera,<br />
portando un cuenco lleno de espuma sobre el que un espejo y una navaja de afeitar<br />
se cruzaban. Un batín amarillo, desatado, se ondulaba delicadamente a su espalda en<br />
el aire apacible de la mañana. Elevó el cuenco y entonó:<br />
-Introibo ad altare Dei.<br />
Se detuvo, escudriñó la escalera oscura, sinuosa y llamó rudamente:<br />
-¡Sube, Kinch! ¡Sube, desgraciado jesuita!<br />
Solemnemente dio unos pasos al frente y se montó sobre la explanada redonda.<br />
Dio media vuelta y bendijo gravemente tres veces la torre, la tierra circundante y las<br />
montañas que amanecían. Luego, al darse cuenta de Stephen Dedalus, se inclinó<br />
hacia él y trazó rápidas cruces en el aire, barbotando y agitando la cabeza. Stephen<br />
Dedalus, molesto y adormila do, apoyó los brazos en el remate de la escalera y miró<br />
fríamente la cara agitada barbotante que lo bendecía, equina en extensión, y el pelo<br />
claro intonso, veteado y tintado como roble pálido.<br />
Buck Mulligan fisgó un instante debajo del espejo y luego cubrió el cuenco<br />
esmeradamente.<br />
-¡Al cuartel! dijo severamente.<br />
Añadió con tono de predicador:<br />
-Porque esto, Oh amadísimos, es la verdadera cristina: cuerpo y alma y sangre y<br />
clavos de Cristo. Música lenta, por favor. Cierren los ojos, caballeros. Un momento.<br />
Un pequeño contratiempo con los corpúsculos blancos. Silencio, todos.<br />
Escudriñó de soslayo las alturas y dio un largo, lento silbido de atención, luego<br />
quedó absorto unos momentos, los blancos dientes parejos resplandeciendo con<br />
centelleos de oro. Cnsóstomo. Dos fuertes silbidos penetrantes contestaron en la<br />
calma.<br />
-Gracias, amigo, exclamó animadamente. Con esto es suficiente. Corta la<br />
corriente ¿quieres?<br />
Saltó de la explanada y miró gravemente a su avizorador, recogiéndose alrededor<br />
de las piernas los pliegues sueltos del batín. La cara oronda sombreada y la adusta
3<br />
mandíbula ovalada recordaban a un prelado, protector de las artes en la edad media.<br />
Una sonrisa placentera despuntó quedamente en sus labios.<br />
-¡Menuda farsa! dijo alborozadamente. ¡Tu absurdo nombre, griego antiguo!<br />
Señaló con el dedo en chanza amistosa y se dirigió al parapeto, riéndose para sí.<br />
Stephen Dedalus subió, le siguió desganadamente unos pasos y se sentó en el borde<br />
de la explanada, fijándose cómo reclinaba el espejo contra el parapeto, mojaba la<br />
brocha en el cuenco y se enjabonaba los cachetes y el cuello.<br />
La voz alborozada de Buck Mulligan prosiguió:<br />
-Mi nombre es absurdo también: Malachi Mulligan, dos dáctilos. Pero suena<br />
helénico ¿no? Ágil y fogoso como el mismísimo buco. Tenemos que ir a Atenas.<br />
¿Vendrás si consigo que la tía suelte veinte libras?<br />
Dejó la brocha a un lado y, riéndose a gusto, exclamó:<br />
-¿Vendrá? ¡El jesuita enjuto!<br />
Conteniéndose, empezó a afeitarse con cuidado.<br />
-Dime, Mulligan, dijo Stephen quedamente.<br />
-¿Sí, querido?<br />
-¿Cuánto tiempo va a quedarse Haines en la torre?<br />
Buck Mulligan mostró un cachete afeitado por encima del hombro derecho.<br />
-¡Dios! ¿No es horrendo? dijo francamente. Un sajón pesado. No te considera un<br />
señor. ¡Dios, estos jodidos ingleses! Reventando de dinero e indigestiones. Todo<br />
porque viene de Oxford. Sabes, Dedalus, tú sí que tienes el aire de Oxford. No se<br />
aclara contigo. Ah, el nombre que yo te doy es el mejor: Kinch, el cuchillas.<br />
Afeitó cautelosamente la barbilla.<br />
-Estuvo desvariando toda la noche con una pantera negra, dijo Stephen. ¿Dónde<br />
tiene la pistolera?<br />
-¡Lamentable lunático! dijo Mulligan. ¿Te entró canguelo?<br />
-Sí, afirmó Stephen con energía y temor creciente. Aquí lejos en la oscuridad con<br />
un hombre que no conozco desvariando y gimoteando que va a disparar a una<br />
pantera negra. Tú has salvado a gente de ahogarse. Yo, sin embargo, no soy un<br />
héroe. Si él se queda yo me largo.
4<br />
Buck Mulligan puso mala cara a la espuma en la navaja. Brincó de su<br />
encaramadura y empezó a hurgarse en los bolsillos del pantalón precipitadamente.<br />
-¡A la mierda! exclamó espesamente.<br />
Se acercó a la explanada y, metiendo la mano en el bolsillo superior de Stephen,<br />
dijo:<br />
-Permíteme el préstamo de tu moquero para limpiar la navaja.<br />
Stephen aguantó que le sacara y mostrara por un pico un sucio pañuelo arrugado.<br />
Buck Mulligan limpió la hoja de la navaja meticulosamente. Luego, reparando en el<br />
pañuelo, dijo:<br />
-¡El moquero del bardo! Un color de vanguardia para nuestros poetas irlandeses:<br />
verdemoco. Casi se paladea ¿verdad?<br />
Se montó de nuevo sobre el parapeto y extendió la vista por la bahía de Dublín, el<br />
pelo rubio roblepálido meciéndose imperceptiblemente.<br />
-¡Dios! dijo quedamente. ¿No es el mar como lo llama Algy: una inmensa dulce<br />
madre? El mar verdemoco. El mar acojonante. Epi oinopa ponton. ¡Ah, Dedalus, los<br />
griegos! Tengo que enseñarte. Tienes que leerlos en el original. Thalatta! Thalatta!<br />
Es nuestra inmensa dulce madre. Ven a ver.<br />
Stephen se levantó y fue hacia el parapeto. Apoyándose en él, miró abajo al agua<br />
y al barco correo que pasaba por la bocana de Kingstown.<br />
-¡Nuestra poderosa madre! dijo Buck Mulligan.<br />
Desvió los ojos grises escrutantes abruptamente del mar a la cara de Stephen.<br />
-La tía piensa que mataste a tu madre, dijo. Por eso no me deja que tenga nada que<br />
ver contigo.<br />
-Alguien la mató, dijo Stephen sombríamente.<br />
-Te podías haber arrodillado, maldita sea, Kinch, cuando tu madre moribunda te lo<br />
pidió, dijo Buck Mulligan. Soy tan hiperbóreo como tú. Pero pensar en tu madre<br />
rogándote en su último aliento que te arrodillaras y rezaras por ella. Y te negaste.<br />
Hay algo siniestro en ti ....<br />
Se interrumpió y se enjabonó de nuevo ligeramente el otro cachete. Una sonrisa<br />
tolerante le arqueó los labios.
5<br />
-¡Pero un retorcido encantador! murmuró para sí. iKinch, el retorcido más<br />
encantador del mundo!<br />
Se afeitaba uniformemente y con cuidado, en silencio, se) riamente.<br />
Stephen, un codo recostado en el granito rugoso, apoyó la palma de la mano en la<br />
frente y reparó en el borde raído de la manga de su americana negra deslucida. Una<br />
pena, que aún no era pena de amor, le carcomía el corazón. Silenciosamente, en<br />
sueños se le había aparecido después de su muerte, el cuerpo consumido en una<br />
mortaja holgada marrón, despidiendo olor a cera y palo de rosa, su aliento, que se<br />
había posado sobre él, mudo, acusador, un tenue olor a cenizas moladas. Más allá<br />
del borde del puño deshilachado veía el mar al que aclamaba como inmensa dulce<br />
madre la bienalimentada voz a su lado. El anillo de la bahía y el horizonte retenían<br />
una masa de líquido verde apagado. Un cuenco de loza blanca colocado junto a su<br />
lecho de muerte reteniendo la bilis verde inerte que había arrancado de su hígado<br />
podrido con vómitos espasmódicos quejumbrosos.<br />
Buck Mulligan limpió de nuevo la hoja de la navaja.<br />
-¡Ay, pobre e infeliz chucho apaleado! dijo con voz amable. Tengo que darte una<br />
camisa y unos cuantos moqueros. ¿Qué tal los calzones de segunda mano?<br />
-No me quedan mal, contestó Stephen.<br />
Buck Mulligan la emprendió con el hoyo bajo el labio.<br />
-Menuda farsa, dijo guasonamente. Tendrían que ser de segunda pierna. Sabe<br />
Dios qué sifilitigandumbas los soltó. Tengo un par que son un encanto a rayas finas,<br />
grises. Estarás chulo con ellos. No bromeo, Kinch. Estás imponente cuando te<br />
arreglas.<br />
-Gracias, dijo Stephen. No mulos voy a poner si son grises.<br />
-No se los va a poner, dijo Buck Mulligan a su cara en el espejo. Etiqueta ante<br />
todo. Mata a su madre pero no se va a poner unos pantalones grises.<br />
Cerró la navaja meticulosamente y con ligeros masajes de los dedos se palpó la<br />
piel suave.<br />
Stephen desvió la mirada del mar a la cara oronda de ojos inquietos azulhumo.
6<br />
-Ese tipo con el que estuve anoche en el Ship, dijo Buck Mulligan, dice que tienes<br />
p.g.i. Está viviendo en Villachiflados con Conolly Norman. Parálisis general de<br />
insania.<br />
Hizo una barrida con el espejo en semicírculo en el aire para difundir la nueva en<br />
los contornos del sol radiante en este momento sobre el mar. Los arqueados labios<br />
afeitados reían y el borde de los blancos dientes destellantes. La risa atrapó por<br />
completo su torso robusto bien formado.<br />
-¡Mírate, dijo, bardo horrendo!<br />
Stephen se inclinó hacia delante y escudriñó el espejo que sostenían frente a él,<br />
partido por una raja torcida. El pelo de punta. Como él y otros me ven. ¿Quién<br />
eligió esta cara por mí? Este infeliz chucho apaleado al que hay que espulgar.<br />
También me lo pregunta.<br />
-Lo trinqué del cuarto de la chacha, dijo Buck Mulligan. Le está bien merecido.<br />
La tía siempre coge sirvientas feúchas para Malachi. No le dejes caer en la<br />
tentación. Y se llama Ursula.<br />
Riendo de nuevo, apartó el espejo de los ojos escudriñantes de Stephen.<br />
-La rabia de Calibán por no verse la cara en el espejo, dijo. ¡Si Wilde viviera para<br />
verte!<br />
Retrocedió y, señalando, dijo con amargura Stephen:<br />
-Todo un símbolo del arte irlandés. El espejo rajado de una sirvienta.<br />
Buck Mulligan repentinamente se cogió del brazo de Stephen y paseó con él por<br />
la torre, la navaja y el espejo zurriando en el bolsillo donde los había metido.<br />
-No está bien que me meta así contigo ¿verdad, Kinch? dijo amablemente. Sabe<br />
Dios que tienes más valor que cualquiera de ellos.<br />
Otro quite. Teme la lanceta de mi arte como yo temo la suya. La pluma acerada y<br />
fría.<br />
-¡El espejo rajado de una sirvienta! Cuéntaselo al cabestro de abajo y sácale una<br />
guinea. Apesta a dinero y no te considera un señor. Su viejo se forró vendiendo<br />
jalapa a los zulúes o con cualquier otro timo de mierda. Dios, Kinch, si tú y yo al<br />
menos trabajáramos juntos podríamos hacer algo por esta isla. Helenizarla.<br />
El brazo de Cranly. Su brazo.
7<br />
-Y pensar que tengas que mendigar de estos puercos. Soy el único que sabe lo que<br />
eres. ¿Por qué no confías más en mí? ¿Qué es lo que te encabrita contra mí? ¿Se<br />
trata de Haines? Si va a dar la lata me traigo a Seymour y le armamos una peor que<br />
la que le armaron a Clive Kempthorpe.<br />
Gritos juveniles de voces adineradas en las habitaciones de Clive Kempthorpe.<br />
Rostrospálidos: se desternillan de risa, agarrándose unos a otros. ¡Ay, que voy a<br />
fallecer! ¡Dale la noticia con tacto, Aubrey! ¡Que la palmo! Los jirones de la camisa<br />
azotando el aire, brinca y bota alrededor de la mesa, los pantalones caídos,<br />
perseguido por Ades del Magdalen con las tijeras de sastre. Cara de temero asustado<br />
dorada con mermelada. ¡No me bajéis los pantalones! ¡Que no me toreéis!<br />
Gritos desde la ventana abierta turban el atardecer del patio. Un jardinero sordo,<br />
con mandil, enmascarado con la cara de Matthew Amold, empuja el cortacésped por<br />
la hierba umbría observando atentamente las briznas danzarinas de los brotes de<br />
césped.<br />
Para nosotros .... un nuevo paganismo .... omphalos.<br />
-Que se quede, dijo Stephen. No se porta mal menos por la noche.<br />
-Entonces ¿qué pasa? preguntó Buck Mulligan impacientemente. Desembúchalo.<br />
Yo soy franco contigo. ¿Qué tienes contra mí ahora?<br />
Se detuvieron, mirando hacia el cabo despuntado del Promontorio del Rebuzno<br />
que yacía sobre el agua como el hocico de una ballena dormida. Stephen se soltó del<br />
brazo silenciosamente.<br />
-¿Deseas de verdad que te lo diga? preguntó.<br />
-Sí ¿qué pasa? contestó Buck Mulligan. Yo no me acuerdo de nada.<br />
Miró a Stephen a la cara mientras hablaba. Una ligera brisa le rozó la frente,<br />
abanicándole suavemente el pelo rubio despeinado y despertando centelleos<br />
plateados de ansiedad en sus ojos.<br />
Stephen, abatido por su propia voz, dijo:<br />
-¿Te acuerdas el primer día que fui a tu casa después de la muerte de mi madre?<br />
Buck Mulligan frunció el ceño de pronto y dijo:<br />
-¿Qué? ¿Dónde? No me acuerdo de nada. Me acuerdo sólo de ideas y sensaciones.<br />
¿Por qué? ¿Qué pasó, por Dios santo?
8<br />
-Estabas preparando el té, dijo Stephen, y pasaste por el descansillo para coger<br />
más agua caliente. Tu madre y una visita salían del salón. Te preguntó quién estaba<br />
en tu cuarto.<br />
-¿Sí? dijo Buck Mulligan. ¿Qué dije? Lo he olvidado.<br />
-Dijiste, contestó Stephen, Ah, no es más que Dedalus al que se le ha muerto la<br />
madre bestialmente.<br />
Un rubor que le hizo parecer más joven y atractivo le subió a las mejillas a Buck<br />
Mulligan.<br />
-¿Eso dije? preguntó. ¿Sí? ¿Y qué hay de malo en eso? Se deshizo de la tirantez<br />
nerviosamente.<br />
-Y ¿qué es la muerte, preguntó, la de tu madre o la tuya o la mía? Tú has visto<br />
morir sólo a tu madre. Yo los veo diñarla a diario en el Mater y el Richmond y con<br />
las tipas fuera en la sala de disección. Es algo bestial y nada más. Simplemente no<br />
importa. Tú no quisiste arrodillarte a rezar por tu madre cuando te lo pidió en su<br />
lecho de muerte. ¿Por qué? Porque tienes esa condenada vena jesuítica, sólo que<br />
inyectada al revés. Para mí todo es una farsa bestial. Sus lóbulos cerebrales dejan de<br />
funcionar. Llama al médico Sir Peter Teazle y coge margaritas de la colcha. Síguele<br />
la corriente hasta que todo se acabe. La contrariaste en su última voluntad y en<br />
cambio te molestas conmigo porque no lloriqueo como una plañidera cualquiera de<br />
casa Lalouette. ¡Qué absurdo! Supongo que lo diría. No quise ofender la memoria<br />
de tu madre.<br />
Según hablaba había ido cobrando confianza. Stephen, escudando las heridas<br />
abiertas que las palabras habían dejado en su corazón, dijo muy fríamente:<br />
-No estoy pensando en la ofensa a mi madre.<br />
-¿En qué, entonces? preguntó Buck Mulligan.<br />
-En la ofensa a mí, contestó Stephen.<br />
Buck Mulligan giró sobre sus talones.<br />
-¡Ay, eres insufrible! prorrumpió.<br />
Echó a andar apresuradamente a lo largo del parapeto. Stephen se quedó en su<br />
puesto, mirando más allá del mar en calma el promontorio. El mar y el promontorio
9<br />
en este momento se ensombrecieron. Tenía palpitaciones en los ojos, nublándole la<br />
vista, y sintió la fiebre en las mejillas.<br />
Una voz dentro de la torre llamó fuertemente:<br />
-¿Estás ahí arriba, Mulligan?<br />
-Ya voy, contestó Buck Mulligan.<br />
Se volvió hacia Stephen y dijo:<br />
-Mira el mar. ¿Qué le importan las ofensas? Planta a Loyola, Kinch, y baja ya. El<br />
sajón quiere sus lonchas mañaneras. Su cabeza se detuvo de nuevo por un momento<br />
a la altura del remate de la escalera, a nivel del techo:<br />
-No andes dándole vueltas a eso todo el día, dijo. Soy un inconsecuente. Déjate de<br />
mustias cavilaciones.<br />
La cabeza desapareció pero el zureo de su voz descendente tronó por el hueco de<br />
la escalera:<br />
-Y no te apartesy le des vueltas<br />
al misterio del amor amargo,<br />
porque Fergus guía de bronce los carros.<br />
Sombras de espesura flotaban silenciosamente por la paz de la mañana desde el<br />
hueco de la escalera hacia el mar al que miraba. En la orilla y más adentro el espejo<br />
del agua blanquecía, hollado por pisadas livianas de pies apresurados. Blanco seno<br />
del mar ensombrecido. Golpes ligados, dos por dos. Una mano punteando las<br />
cuerdas del arpa, combinando acordes ligados. Palabras enlazadas de blancoola<br />
fulgurando en la marea ensombrecida.<br />
Una nube empezó a tapar el sol lentamente, completamente, sombreando la bahía<br />
en un verde más profundo. Yacía a sus pies, cuenco de aguas amargas. La canción<br />
de Fergus: la cantaba a solas en casa, manteniendo los largos acordes oscuros. La<br />
puerta de ella abierta: quería escuchar mi música. Silencioso de temor y pesar me<br />
acerqué a su cabecera. Lloraba en su cama miserable. Por aquellas palabras,<br />
Stephen: el misterio del amor amargo.<br />
¿Dónde ahora?<br />
Sus secretos: viejos abanicos de plumas, carnés de baile con borlas, empolvados<br />
con almizcle, un dije de cuentas de ámbar en su cajón acerrojado. Una jaula colgaba
10<br />
de la ventana soleada de su casa cuando era niña. Oyó cantar al viejo Royce en la<br />
pantomima Turco el terrible y rió con los demás cuando él cantaba:<br />
Yo soy el rapaz<br />
que puedegozar<br />
invisibilidad.<br />
Regocijo fantasmal, guardado: almizcleperfumado.<br />
Y no te apartes y le des vueltas.<br />
Guardado en el recuerdo de la naturaleza con sus juguetes de niña. Los recuerdos<br />
asedian su mente cavilante. El vaso de agua del grifo de la cocina cuando hubo<br />
recibido el sacramento. Una manzana descarozada, rellena de azúcar moreno,<br />
asándose para ella en la hornilla en un apagado atardecer otoñal. Las uñas perfectas<br />
enrojecidas con la sangre de piojos aplastados de las camisas de los niños.<br />
En sueños, silenciosamente, se le había aparecido, el cuerpo consumido en una<br />
mortaja holgada, despidiendo olor a cera y palo de rosa, su aliento, posado sobre él<br />
con palabras mudas enigmáticas, un tenue olor a cenizas mojadas.<br />
Sus ojos vidriosos, mirando desde la muerte, para conmover y doblegarme el<br />
alma. Clavados en mí sólo. Vela espectro para alumbrar su agonía. Luz espectral en<br />
su cara atormentada. Ronca respiración recia en estertores de horror, mientras todos<br />
rezaban de rodillas. Sus ojos en mí para fulminarme. Liliata rutilantium te<br />
confessorum turma circumdet: iubilantium te virginum chorus excipiat.<br />
¡Necrófago! ¡Devorador de cadáveres!<br />
¡No, madre! Déjame ser y déjame vivir.<br />
-¡Eh, Kinch!<br />
La voz de Buck Mulligan cantaba desde dentro de la torre. Se acercaba escaleras<br />
arriba, llamando de nuevo. Stephen, aún temblando por el lamento de su alma, oyó<br />
una cálida luz de sol deslizante y en el aire a su espalda palabras amigas.
11<br />
-Dedalus, baja, pánfilo. El desayuno está listo. Haines pide disculpas por<br />
despertarnos anoche. No pasa nada.<br />
-Ya voy, dijo Stephen, volviéndose.<br />
-Venga, por el amor de Dios, dijo Buck Mulligan. Por el amor mío y por todos los<br />
amores.<br />
Su cabeza desapareció y reapareció.<br />
-Le conté lo de tu símbolo del arte irlandés. Dice que es muy agudo. Sácale una<br />
libra; anda. Una guinea, mejor dicho.<br />
-Me pagan esta mañana, dijo Stephen.<br />
-¿La escuela de putas? dijo Buck Mulligan. ¿Cuánto? ¿Cuatro libras? Déjame una.<br />
-Si la necesitas, dijo Stephen.<br />
-Cuatro relucientes soberanos, exclamó Buck Mulligan a gusto. Agarraremos una<br />
gloriosa borrachera que asombre a los druídicos druidas. Cuatro omnipotentes<br />
soberanos.<br />
Alzó las manos y pateó escaleras de piedra abajo, desafinando una tonadilla con<br />
acento chulapo londinense:<br />
-¡Ay, lo pasaremos muy divertido,<br />
bebiendo güisqui, ceruezay vino!<br />
¡El día de la coronación,<br />
de la coronación!<br />
¡Ay, lo pasaremos muy divertido el día de la coronación!<br />
Cálida luz de sol jugueteando sobre el mar. El cuenco de afeitar niquelado relucía,<br />
olvidado, en el parapeto. ¿Por qué habría de bajarlo yo? ¿O dejarlo donde está todo<br />
el día, amistad olvidada?<br />
Se acercó hasta el cuenco, lo sostuvo en las manos durante un tiempo sintiendo su<br />
frescor, aspirando el espumajo aguanoso de la espuma donde la brocha estaba<br />
hundida. Del mismo modo llevé la naveta con incienso entonces en Clongowes. Soy<br />
otro ahora y sin embargo el mismo. Sirviente también. Servidor de un sirviente.<br />
En la sombría estancia abovedada de la torre la silueta en batín de Buck Mulligan<br />
se movía animadamente de un lado para otro alrededor del fogón, tapando y<br />
revelando el fulgor amarillo. Dos haces de suave luz cruzaban el suelo embaldo sado
12<br />
desde lo alto de las saeteras: y en la unión de los rayos una nube de humo de carbón<br />
y humaradas de grasa frita flotaba, girando.<br />
-Nos vamos a asfixiar, dijo Buck Mulligan. Haines, abre la puerta, anda.<br />
Stephen puso el cuenco de afeitar en el armario. Una figura alta se levantó de la<br />
hamaca donde había estado sentada, se dirigió a la entrada y abrió de un tirón la<br />
contrapuerta.<br />
-¿Tienes la llave? preguntó una voz.<br />
-Dedalus la tiene, dijo Buck Mulligan. ¡La madre que ... que me asfixio!<br />
Berreó sin quitar la vista del fuego:<br />
-¡Kinch!<br />
-Está en la cerradura, dijo Stephen, avanzando.<br />
La llave chirrió en círculo ásperamente dos veces y, cuando el portón hubo<br />
quedado entreabierto, una luz anhelada y aire brillante penetraron. Haines estaba en<br />
la entrada mirando hacia fuera. Stephen arrastró su maleta puesta de pie hasta la<br />
mesa y se sentó y esperó. Buck Mulligan echó la fritada en la fuente que había junto<br />
a él. Después llevó la fuente y una gran tetera a la mesa, las plantó pesadamente<br />
sobre la misma y suspiró con alivio.<br />
-Me derrito, dijo, como apuntó la vela al .... Pero ¡chis! ¡Ni una palabra más sobre<br />
ese asunto! iKinch, despierta! Pan, mantequilla, miel. Haines, ven. El rancho está<br />
listo. Bendice, Señor, estos alimentos. ¿Dónde está el azúcar? ¡Ay, pardiez, no hay<br />
leche!<br />
Stephen fue por la hogaza y el tarro de miel y la mantequera al armario. Buck<br />
Mulligan se sentó con mal humor repentino.<br />
-¿Qué casa de putas es ésta? dijo. Le avisé que viniera pasadas las ocho.<br />
-Podemos tomarlo solo, dijo Stephen sediento. Hay un limón en el armario.<br />
-¡Maldito seas tú y tus gustos parisinos! dijo Buck Mulligan. Yo lo que quiero es<br />
leche de Sandycove.<br />
Haines vino desde la entrada y dijo tranquilamente: -Esa mujer sube ya con la<br />
leche.
13<br />
-¡La bendición de Dios sea contigo! exclamó Buck Mulligan, levantándose de<br />
golpe de la silla. Siéntate. Echa el té ahí ya. El azúcar está en la bolsa. Toma, que no<br />
voy a seguir dándole a esos malditos huevos.<br />
Troceó la fritada en la fuente y la echó a paletadas en tres platos, diciendo:<br />
-In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti.<br />
Haines se sentó para echar el té.<br />
-Os pongo dos terrones a cada uno, dijo. Pero, digo, Mulligan, pues sí que haces<br />
tú el té fuerte ¿no?<br />
Buck Mulligan, cortando gruesas rebanadas de la hogaza, ijo con voz de vieja<br />
marrullera:<br />
-Cuando h'ago té, h'ago té, como decía la vieja tía Grogan. Y cuando h'ago aguas,<br />
h'ago aguas.<br />
-Por Júpiter, esto sí que es té, dilo Haines. Buck Mulligan siguió cortando y<br />
marrullando:<br />
-Eso es lo queyo hago, Mrs. Cahill, dice ella. Jesús, señora, dice Mrs. Cahill, no<br />
permita Dios que haga usted las dos cosas en el mismo cacharro.<br />
Embistió a sus compañeros de mesa por turno con una gruesa rebanada de pan,<br />
empalada en el cuchillo.<br />
-Ése es el pueblo, dijo muy formalmente, para tu libro, ao Hanes. Cinco líneas de<br />
texto y diez páginas de notas sobre lo popular y los diosespeces de Dundrum.<br />
Impreso por las hermanas brujas en el año del gran vendaval.<br />
Se volvió hacia Stephen y le preguntó con exquisita voz insidiosa, arqueando las<br />
cejas:<br />
-¿Recuerdas, hermano, si se habla del cacharro para el té y las aguas de la tía<br />
Grogan en el Mabinogion o es en los Upanishads?<br />
-Lo dudo, dijo Stephen gravemente.<br />
-¿De verdad? dijo Buck Mulligan con el mismo tono. o ¿Podrías dar razones, si te<br />
place?<br />
-Me imagino, dijo Stephen al tiempo que comía, que no existió ni dentro ni fuera<br />
del Mabinogion. La tía Grogan era, se supone, parienta de Mary Ann.<br />
La cara de Buck Mulligan sonrió a gusto.
14<br />
-¡Delicioso! dijo con dulce voz remilgada, mostrando los dientes blancos y<br />
parpadeando placenteramente. ¿.Crees que sí? ¡Qué delicioso!<br />
Luego, ensombreciéndosele repentinamente la cara, gruñó con enronquecida voz<br />
carrasposa mientras seguía cortando vigorosamente la hogaza:<br />
-Porque a la vieja Mary Ann<br />
todo le importa un carajo.<br />
Pero, en levantándose el refajo....<br />
Se atiborró la boca de fritada y masticó y zureó.<br />
La puerta se oscureció con una silueta que entraba.<br />
-¡La leche, señor!<br />
-Adelante, señora, dijo Mulligan. Kinch, trae la jarra.<br />
Una vieja avanzó y se puso junto a Stephen.<br />
-Hace una mañana muy buena, señor, dijo ella. Alabemos al Señor.<br />
-¿A quién? dijo Mulligan, mirándola. ¡Ah, sí, desde luego! Stephen se echó para<br />
atrás y cogió la jarra de la leche del armario.<br />
-Los isleños, dijo Mulligan a Haines despreocupadamente, hablan frecuentemente<br />
del recaudador de prepucios.<br />
-¿Cuánta, señor? preguntó la vieja.<br />
-Un cuarto de galón, dijo Stephen.<br />
Se fijó en cómo vertía en la medida y de ahí en la jarra la cremosa leche blanca,<br />
no de ella. Viejas tetas secas. Vertió de nuevo hasta arriba una medida y la chorrada.<br />
Vieja y arcana había entrado desde un mundo matutino, tal vez mensajera. Alababa<br />
la sustancia de la leche, mientras la echaba. Agazapada junto a una paciente vaca al<br />
despuntar el día en el campo exuberante, como bruja en su seta quitasol, dedos<br />
rugosos ágiles en las ubres chorreantes. Mugía a su alrededor a la que conocía, el<br />
ganado rocíosedoso. Seda del hato y pobre vieja, nombres que le dieron en tiempos<br />
de antaño. Arpía errante, vil criatura inmortal que sirve al conquistador y al seductor<br />
desleal, la consentida de ambos, mensajera de la mañana arcana. Para servir o para<br />
reprender, no sabría decir: pero desdeñaba pedirle sus favores.<br />
-Sí, sin lugar a dudas, señora, dijo Buck Mulligan, echando la leche en las tazas.<br />
-Pruébela, señor, dijo ella.
15<br />
Bebió siguiendo su ruego.<br />
-Si pudiéramos vivir de alimentos sanos como éste, le dijo en tono algo fuerte, no<br />
tendríamos el país lleno de dientes podridos y de tripas podridas. Vivimos en una<br />
ciénaga, comemos bazofia y las calles soladas con polvo, moñigos y escupitajos de<br />
tísico.<br />
-¿Es usted estudiante de medicina, señor? preguntó la vieja.<br />
-Lo soy, señora, contestó Buck Mulligan.<br />
-Ande, fijese, dijo.<br />
Stephen escuchaba en silencio desdeñoso. Inclina la vieja cabeza ante la voz que<br />
le habla fuertemente, ante su ensalmador, su curandero: a mí me desprecia. Ante la<br />
voz que confesará y ungirá para la sepultura a todo lo que de ella quede salvo sus<br />
lomos impuros de mujer, de la carne del hombre no hecha a semejanza de Dios, la<br />
presa de la serpiente. Y ante la voz fuerte que ahora la manda callar con mirada<br />
inquieta perpleja.<br />
-¿Entiende lo que le dice? le preguntó Stephen.<br />
-Está usted hablando francés, señor? le dijo la vieja a Haines.<br />
Haines volvió a dirigirse a ella con una perorata aún más larga, confiadamente.<br />
-Irlandés, dijo Buck Mulligan. ¿Comprende algo el gaélico?<br />
-Pensé que era irlandés, dijo ella, por cómo sonaba. ¿Es so usted del oeste, señor?<br />
Yo soy inglés, contestó Haines.<br />
-Es inglés, dijo Buck Mulligan, y piensa que deberíamos hablar irlandés en<br />
Irlanda.<br />
-Claro que sí, dijo la vieja, y me avergüenzo de no hablar yo la lengua. Dicen que<br />
es una hermosa lengua los que saben.<br />
-Hermosa no es el término adecuado, dijo Buck Mulligan. Completamente<br />
maravillosa. Échanos más té, Kinch. ¿Le apetece una taza, señora?<br />
-No, gracias, señor, dijo la vieja, deslizando el asa de la cántara por el antebrazo a<br />
punto de marcharse.<br />
Haines le dijo:<br />
-¿Tiene la cuenta? Deberíamos pagarle, Mulligan ¿no te parece?<br />
Stephen llenó de nuevo las tres tazas.
16<br />
-¿La cuenta, señor? dijo, deteniéndose. Bueno, son siete mañanas una pinta a dos<br />
peniques hacen dos sietes lo que hace un chelín y dos peniques por un lado y estas<br />
tres mañanas un cuarto a cuatro peniques hacen tres cuartos lo que hace un chelín.<br />
Eso hace un chelín y uno con dos eso es dos con dos, señor.<br />
Buck Mulligan suspiró y, habiéndose llenado la boca con un trozo de pan<br />
abundantemente untado de mantequilla por los dos lados, estiró las piernas y<br />
empezó a hurgarse en los bolsillos del pantalón.<br />
-Paga y alegra esa cara, le dijo Haines, sonriendo.<br />
Stephen llenó por tercera vez, una cucharada de té coloreando tenuemente la<br />
espesa leche cremosa. Buck Mulligan sacó un florín, le dio vueltas entre los dedos y<br />
exclamó:<br />
-¡Milagro!<br />
Lo pasó por encima de la mesa hacia la vieja, diciendo:<br />
-No pidas más de mí, colibrí:<br />
Todo lo que tengo te di.<br />
Stephen puso la moneda en la mano indiferente de ella.<br />
-Le quedamos a deber dos peniques, dijo.<br />
-Hay tiempo de sobra, señor, dijo, cogiendo la moneda. Hay tiempo de sobra.<br />
Buenos días, señor.<br />
Saludó con una reverencia y salió, seguida por la salmodia cariñosa de Buck<br />
Mulligan:<br />
-Vida de mi vida, si más hubiera,<br />
más a tus pies uno pusiera.<br />
Se volvió a Stephen y dijo:<br />
-En serio, Dedalus. Estoy tieso. Aligera y vete a tu escuela de putas y trae algún<br />
dinero. Hoy los bardos han de beber y solazarse. Irlanda espera que todo hombre en<br />
este día cumpla con su deber.<br />
-Eso me recuerda, dijo Haines, levantándose, que tengo que ir a vuestra biblioteca<br />
nacional hoy.<br />
-A nadar primero, dijo Buck Mulligan.<br />
Se volvió a Stephen y preguntó melosamente:
17<br />
-¿Te toca hoy el baño mensual, Kinch?<br />
Luego dijo a Haines:<br />
-El sucio bardo se emperra en bañarse una vez al mes.<br />
-Irlanda entera está bañada por la corriente del golfo, dijo Stephen mientras dejaba<br />
chorrear un hilo de miel sobre la rebanada de la hogaza.<br />
Haines desde el rincón donde se anudaba despaciosamente un pañuelo alrededor<br />
del cuello suelto de su camisa de tenis habló:<br />
-Me propongo recopilar tus dichos, si me dejas.<br />
Hablándome. Se bañan y se remojan y se refriegan. Mordedura de la conciencia.<br />
Conciencia. Si bien aquí queda una mancha.<br />
-Ese del espejo rajado de una sirvienta como símbolo del arte irlandés es<br />
endiabladamente bueno.<br />
Buck Mulligan le dio con el pie a Stephen por debajo de la mesa y dijo en tono<br />
entusiasta:<br />
-Espera a oírle hablar de Hamlet, Haines.<br />
-Sí, es a lo que voy, dijo Haines, hablándole aún a Stephen. Estaba precisamente<br />
pensando en ello cuando esa pobre vieja entró.<br />
-¿Sacaría algún dinero con eso? preguntó Stephen.<br />
Haines se rió y, mientras cogía el sombrero suave y gris del enganche de la<br />
hamaca, dijo:<br />
-No lo sé, la verdad.<br />
Dio unos pasos para fuera hasta la salida. Buck Mulligan se inclinó hacia Stephen<br />
y dijo con rudeza vivaz:<br />
-Acabas de meter la pezuña. ¿Por qué has tenido que decir eso?<br />
-¿Y bien? dijo Stephen. La cuestión es conseguir dinero. ¿De quién? De la lechera<br />
o de él. Es un cara o cruz, creo.<br />
-He hecho que se sienta ufano de ti, dijo Buck Mulligan, y ahora me sales con tus<br />
miradas de idiota y tus sombríos sarcasmos de jesuita.<br />
-Espero poco, dijo Stephen, de ella o de él.<br />
Buck Mulligan suspiró trágicamente y puso la mano en el brazo de Stephen.<br />
-Espera de mí, Kinch, dijo.
18<br />
Con un tono repentinamente alterado añadió:<br />
-Para decir la pura verdad, creo que tienes razón. Para lo que valen, que se vayan<br />
al diablo. ¿Por qué no los tratas como yo lo hago? Que se vayan todos ellos al<br />
infierno. Vayámonos de esta casa de putas.<br />
Se levantó, se soltó gravemente el cinturón y se desprendió del batín, diciendo<br />
resignadamente:<br />
-Mulligan es despojado de sus vestiduras.<br />
Vació los bolsillos sobre la mesa.<br />
-Ahí tienes el mocadero, dijo.<br />
Y poniéndose el cuello duro y la corbata rebelde les habló, regañándolos, y a la<br />
cadena colgante de su reloj. Sus manos se hundieron y rebuscaron en el baúl<br />
mientras pedía un pañuelo limpio. Dios, simplemente tendremos que representar el<br />
papel. Quiero unos guantes buriel y unas botas verdes. Contradicción. ¿Me<br />
contradigo? Muy bien, pues, me contradigo. Malachi mercurial. Un proyectil negro<br />
y lacio salió disparado de las manos que hablaban.<br />
-Y ahí tienes tu sombrero de Barrio Latino, dijo. Stephen lo recogió y se lo puso.<br />
Haines los llamó desde la entrada:<br />
-¿Venís, compañeros?<br />
-Estoy preparado, contestó Buck Mulligan yendo hacia la puerta. Sal, Kinch. Te<br />
habrás comido todo lo que dejamos, supongo.<br />
Resignado, salió afuera con graves palabras y porte, diciendo casi con<br />
pesadumbre:<br />
-Y salió cabizbundo y meditabajo.<br />
Stephen, cogiendo la vara de fresno del apoyadero, les siguió hasta fuera y,<br />
mientras ellos bajaban por la escalerilla, tiró del pesado portón de hierro y lo cerró<br />
con la llave. Se guardó la enorme llave en el bolsillo interior.<br />
Al pie de la escalerilla preguntó Buck Mulligan:<br />
-¿Traes la llave?<br />
-La tengo, dijo Stephen, adelantándolos.<br />
Siguió andando. Tras él oyó a Buck Mulligan que golpeaba con la gruesa toalla de<br />
baño los altos tallos de los helechos o las hierbas.
19<br />
-¡Abajo, señor! ¡Cómo se atreve, señor!<br />
Haines preguntó:<br />
-¿Pagáis alquiler por la torre?<br />
-Doce libras, dijo Buck Mulligan.<br />
Al ministro de la guerra, añadió Stephen por encima del hombro.<br />
Se detuvieron mientras Haines examinaba la torre y decía al fin:<br />
-Más bien inhóspito en invierno, diría yo. ¿Martello la llamáis?<br />
-Billy Pitt las mandó construir, dijo Buck Mulligan, cuando los franceses surcaban<br />
los mares. Pero la nuestra es el omphalos.<br />
-¿Qué piensas de Hamlet? preguntó Haines a Stephen.<br />
-No, no, gritó Buck Mulligan con dolor. No estoy ahora para Tomás de Aquino y<br />
las cincuentaicinco razones que ha recopilado para apoyarlo. Espera a que me haya<br />
metido unas cuantas cervezas primero.<br />
Se volvió a Stephen, diciendo, mientras se estiraba meticulosamente las puntas de<br />
su chaleco lila:<br />
-No podrías explicarlo con menos de tres cervezas ¿verdad, Kinch?<br />
-Ha esperado tanto, dijo Stephen lánguidarnente, que puede esperar más.<br />
-Me pica la curiosidad, dijo Haines amigablemente. ¿Es alguna paradoja?<br />
-¡Bah! dijo Buck Mulligan. Hemos superado a Wilde y las paradojas. Es bastante<br />
sencillo. Demuestra por álgebra que el nieto de Hamlet es el abuelo de Shakespeare<br />
y que él mismo es el espectro de su propio padre.<br />
-¿Qué? dijo Haines, empezando a señalar a Stephen. ¿Él mismo?<br />
Buck Mulligan se colgó la toalla del cuello a modo de estola y, doblándose de<br />
risa, le dijo a Stephen al oído:<br />
-¡Oh, sombra de Kinch el viejo! ¡Jafet en busca de un padre!<br />
-Uno está siempre cansado por la mañana, dijo Stephen a Haines. Y es más bien<br />
largo de contar.<br />
Buck Mulligan, avanzando de nuevo, alzó las manos.<br />
-La sagrada cerveza sólo puede soltarle la lengua a Dedalus, dijo.
20<br />
-Lo que quiero decir, explicó Haines a Stephen mientras seguían, es que esta torre<br />
y estos acantilados me recuerdan de alguna manera a Elsinore. Que se adentra en el<br />
mar sobre su base ¿no te parece?<br />
Buck Mulligan se volvió repentinamente por un instante hacia Stephen pero no<br />
habló. En ese instante silente e iluminador Stephen se vio a sí mismo con su barata<br />
y mugrienta indumentaria de luto entre los alegres atuendos de ellos.<br />
-Es una historia maravillosa, dijo Haines, deteniéndolos de nuevo.<br />
Ojos, pálidos como el mar que el viento hubiera refrescado, más pálidos, seguros<br />
y prudentes. Soberano de los mares, extendió la vista al sur por la bahía, vacía salvo<br />
por el penacho de humo del barco correo difuso en el horizonte brillante y por una<br />
vela cambiante cerca de los Muglins.<br />
-Leí una interpretación teológica de la misma en algún sitio, dijo absorto. La idea<br />
del Padre y del Hijo. El Hijo intentando reconciliarse con el Padre.<br />
Buck Mulligan en seguida puso una cara despreocupada de amplia sonrisa. Los<br />
miró, la boca bien perfilada abierta felizmente, los ojos, de los que había borrado<br />
repentinamente todo rastro de sagacidad, parpadeando locos de contento. Movió una<br />
cabeza de muñeco adelante y atrás, agitándosele el ala del panamá, y empezó a<br />
salmodiar con tranquila voz feliz y necia:<br />
Jamás habréis visto un joven tan raro,<br />
mi madre judía, padre un pajarraco.<br />
Con josé el fijador bien no me llevo.<br />
Por los discípulosy el Calvario brindemos.<br />
Levantó un índice en señal de aviso:<br />
-Si alguien pensara que no soy divino<br />
no beberá gratis mientras hago el vino,<br />
sino agua, y ojalá sea una clara<br />
cuando el vino otra vez agua se haga.<br />
Dio un tirón velozmente de la vara de fresno de Stephen a modo de despedida y,<br />
corriendo hacia una proyección en el acantilado, aleteando las manos a los costados<br />
como si fueran aletas o alas de alguien a punto de levitar, salmodió:<br />
-¡Adiós, digo, adiós! Escribid lo que he dicho
21<br />
y contada todo quisque que resucité de entre los nichos.<br />
La querencia no falla, y volaré ¡por Dios!<br />
Sopla brisa en Olivete - ¡Adiós, digo, adiós!<br />
Descendió corcoveando ante ellos hacia el agujero de cuarenta pies, aleteando con<br />
manos aladas, dando saltos resueltamente, el sombrero de Mercurio agitándose en el<br />
aire fresco que les devolvía sus dulces y breves gorjeos.<br />
Haines, que se había estado riendo precavidamente, siguió su camino al lado de<br />
Stephen y dijo:<br />
-No deberíamos reímos, supongo. Es más bien blasfemo. No es que yo sea<br />
creyente, tengo que decir. Aun así su alborozo borra la ofensa de alguna manera ¿no<br />
crees? ¿Cómo lo llamó? ¿José el fijador?<br />
-La balada de Jesús jacarero, contestó Stephen.<br />
-Ah, dijo Haines. La has oído antes ¿no?<br />
-Tres veces al día, después de las comidas, dijo Stephen secamente.<br />
-Tú no eres creyente ¿verdad? preguntó Haines. Mejor dicho, creyente en el más<br />
puro sentido de la palabra. La creación de la nada y milagros y un Dios personal.<br />
-Sólo tiene un sentido esa palabra, me parece a mí, dijo Stephen.<br />
Haines se paró y sacó una pitillera plana de plata en la que cintilaba una piedra<br />
verde. La abrió de golpe con el pulgar y la ofreció.<br />
-Gracias, dijo Stephen, cogiendo un cigarrillo.<br />
Haines tomó uno y cerró la pitillera con un chasquido. La volvió a guardar en el<br />
bolsillo lateral y sacó del bolsillo del chaleco un yesquero de níquel, lo abrió de<br />
golpe también y, una vez encendido su cigarrillo, ofreció la yesca encendida a<br />
Stephen en el hueco de las manos.<br />
-Sí, desde luego, dijo, mientras proseguían. O se cree o no se cree ¿no es así?<br />
Personalmente yo no podría tragarme la idea esa de un Dios personal. Tú no<br />
defiendes eso, supongo.<br />
-Estás contemplando, dijo Stephen con marcado malestar, un horrible ejemplar de<br />
libre pensador.<br />
Prosiguió andando, esperando que le volvieran a hablar, tirando de la vara de<br />
fresno a su lado. El regatón le seguía ligeramente por el sendero, rechinando a sus
22<br />
talones. Mi familiar, tras de mí, llamando ¡Steeeeeeeeeeeephen! Una raya vacilante<br />
en el sendero. Por la noche la pisarán, cuando vengan en la oscuridad. Él quiere esa<br />
llave. Es mía. Yo pagué el alquiler. Ahora como su pan. Dale la llave también.<br />
Todo. Lo pedirá. Se le notaba en los ojos.<br />
-Después de todo, empezó Haines ....<br />
Stephen se volvió y vio que la mirada fría que lo midiera de arriba abajo no era<br />
del todo desagradable.<br />
-Después de todo, supongo que te puedes liberar. Uno es su propio dueño, me<br />
parece a mí.<br />
-Soy el sirviente de dos amos, dijo Stephen, el uno inglés y el otro italiano.<br />
-¿Italiano? dijo Haines.<br />
Una reina loca, vieja y celosa. Arrodíllate ante mí.<br />
-Y un tercero, dijo Stephen, hay que me quiere para chapuzas.<br />
-Italiano? dijo Haines de nuevo. ¿Qué quieres decir?<br />
-El estado imperial británico, contestó Stephen subiéndole el color, y la santa<br />
iglesia de Roma católica y apostólica.<br />
Haines se quitó del labio inferior unas hebras de tabaco antes de hablar.<br />
-Lo comprendo muy bien, dijo sosegadamente. Un irlandés tiene que pensar así,<br />
debo decir. Nosotros sabemos en Inglaterra que os hemos tratado más bien<br />
injustamente. Parece ser que la historia tiene la culpa.<br />
Los orgullosos y potentes títulos tañeron en la memoria de Stephen el triunfo del<br />
bronce estridente: et unam sanctam catholicam et apostolicam ecclesiam: el lento<br />
desarrollo y cambio de ritos y dogmas como sus propios y excepcionales pensa-<br />
mientos, un misterioso proceso estelar. Símbolo de los apóstoles en la misa por el<br />
papa Marcelo, las voces en armonía, cantando al unísono, fuerte, afirmando: y tras<br />
la salmodia el vigilante ángel de la iglesia militante desarmaba y amenazaba a sus<br />
heresiarcas. Una horda de herejías en desbandada con las mitras al sesgo: Fotino y<br />
la camada de farsantes entre los que se encontraba Mulligan, y Arrio, luchando de<br />
por vida a causa de la consustancialidad del Hijo con el Padre, y Valentín,<br />
profanando el cuerpo terrenal de Cristo, y el sutil heresiarca africano Sabelio que
23<br />
mantenía que el Padre era Él mismo Su propio Hijo. Palabras que Mulligan había<br />
pronunciado momentos antes en pura farsa ante el extraño. Farsa<br />
ociosa. El vacío aguarda ciertamente a todos aquellos que urden patrañas:<br />
amenaza, desarme y vapuleo a manos de los ángeles batalladores de la Iglesia, de la<br />
hueste de Miguel, que la defienden por siempre en la hora del combate con lanzas y<br />
escudos.<br />
¡Bien dicho, bien dicho! Aplauso prolongado. Zut! Nom de Dieu!<br />
-Desde luego que soy británico, dijo la voz de Haines, y me siento como tal. No<br />
quisiera tampoco ver a mi país en manos de judíos alemanes. Ése es nuestro<br />
problema nacional, me temo, en estos momentos.<br />
Había dos hombres de pie al borde del acantilado, observando: comerciante,<br />
barquero.<br />
-Se dirige al muelle de Bullock.<br />
El barquero señaló con la cabeza hacia el norte de la bahía con algo de desdén.<br />
-Hay cinco brazas ahí adentro, dijo. Lo arrastrará hacia allá cuando suba la marea<br />
a eso de la una. Hoy hace nueve días.<br />
El hombre que se ahogó. Una vela que vira en la bahía solitaria esperando que un<br />
henchido fardo surja, que vuelva hacia el sol una cara tumefacta, blanca de sal. Aquí<br />
me tenéis.<br />
Siguieron el sinuoso sendero que descendía hasta la ensenada. Buck Mulligan de<br />
pie sobre una piedra, en mangas de camisa, con la corbata suelta ondeando por<br />
encima del hombro. Un joven, sujetándose a un puntal rocoso cercano, movía<br />
lentamente como una rana las piernas verdes en la profundidad gelatinosa de las<br />
aguas.<br />
-¿Está contigo el hermano, Malachi?<br />
-En Westmeath. Con los Bannon.<br />
-¿Aún allí? He recibido una tarjeta de Bannon. Dice que ha encontrado una linda<br />
jovencita allí. La chica de fotos la llama.<br />
-Instantánea ¿eh? De corta exposición.<br />
Buck Mulligan se sentó y se desató las botas. Un hombre mayor sacó de repente<br />
cerca del saliente rocoso una cara colorada y jadeante. Trepó con esfuerzo por las
24<br />
piedras, el agua resplandeciéndole en la mollera y en su guirlanda de cabellos<br />
grises, el agua escurriéndole por el pecho y la panza y cayéndole a chorros de las<br />
negras calzonas colganderas.<br />
Buck Mulligan se apartó para que trepara y pasara y, mirando a Haines y a<br />
Stephen, se persigno piadosamente con la uña del pulgar en la frente, en los labios y<br />
en el esternón.<br />
-Seymour está de vuelta en la ciudad, dijo el joven sujetándose de nuevo al<br />
saliente rocoso. Ha plantado la medicina y se va al ejército.<br />
-¡Bah! ¡No jodas! dijo Buck Mulligan.<br />
-Empieza la semana que viene a pringar. ¿Conoces a esa pelirroja Carlisle, Lily?<br />
-Sí.<br />
-Andaba besuqueándose con él anoche en el rompeolas. El padre está podrido de<br />
dinero.<br />
-¿Ha saltado la barrera?<br />
-Mejor que le preguntes a Seymour.<br />
-¡Seymour un cabrón oficial! dilo Buck Mulligan.<br />
Asintió con la cabeza para sí mientras se quitaba los pantalones y se ponía de pie,<br />
repitiendo el dicho vulgar:<br />
-Las pelirrojas retozonas como cabras.<br />
Se interrumpió alarmado, y se palpaba el costado bajo la camisa que se agitaba<br />
con el viento.<br />
-Me falta la duodécima costilla, exclamó. Soy el Übermensch. Kinch el<br />
desdentado y yo, los superhombres. Se quitó con dificultad la camisa y la echó<br />
detrás hacia donde tenía la ropa.<br />
-¿Te metes, Malachi?<br />
-Sí. Haz sitio en la cama.<br />
El joven dio un impulso para dentro en el agua y llegó al centro de la ensenada en<br />
dos largas y limpias brazadas. Haines se sentó en una piedra, fumando.<br />
-¿No te metes? preguntó Buck Mulligan.<br />
-Luego, dijo Haines. No con el desayuno en la boca.<br />
Stephen se volvió dispuesto a marcharse.
25<br />
-Me voy, Mulligan, dijo.<br />
-Déjanos la llave, Kinch, dijo Buck Mulligan, para que no se vuele la camisola.<br />
Stephen le alargó la llave. Buck Mulligan la puso sobre el montón de ropa.<br />
-Y dos peniques, dijo, para una cerveza. Tíralos ahí.<br />
Stephen tiró dos peniques en el blando montón. Vistiéndose, desvistiéndose. Buck<br />
Mulligan erguido, con las manos juntas delante, dijo solemnemente:<br />
-Aquel que roba al pobre le presta al Señor. Así habló Zaratustra.<br />
Su cuerpo orondo se zambulló.<br />
-Hasta la vista, dijo Haines volviéndose al tiempo que Stephen subía por el<br />
sendero, y sonriéndose del irlandés salvaje.<br />
Cuerno de toro, casco de caballo, sonrisa de sajón.<br />
-En el Ship, gritó Buck Mulligan. Doce y media.<br />
-Bien, dijo Stephen.<br />
Caminó por el sendero que ascendía ondulante.<br />
Liliata rutilantium.<br />
Turna circumdet.<br />
Iubilantium te virginum.<br />
El nimbo gris del sacerdote en un hueco donde se vestía discretamente. No<br />
dormiré aquí esta noche. A casa tampoco puedo ir.<br />
Una voz de tono dulce y prolongada le llamó desde el mar. Al doblar la curva dijo<br />
adiós con la mano. Llamó de nuevo. Una cabeza parda y lustrosa, la de una foca,<br />
allá adentro en el agua, redonda.<br />
Usurpador.<br />
2<br />
-USTED, Cochrane ¿qué ciudad mandó a buscarlo?<br />
-Tarento, señor.<br />
-Muy bien. ¿Y qué? -Hubo una batalla, señor.
26<br />
-Muy bien. ¿Dónde?<br />
La cara en blanco del chico preguntó a la ventana en blanco.<br />
Fabulada por las hijas de la memoria. Y, sin embargo, fue de alguna manera, si no<br />
tal como la memoria lo fabulara. Una frase, pues, de impaciencia, ruido sordo de<br />
alas de exuberancia de Blake. Oigo la devastación del espacio, cristal destrozado y<br />
desplome de mampostería, y el tiempo una lívida flama final. ¿Qué nos queda<br />
entonces?<br />
-He olvidado el lugar, señor. En el año 279 a. de C. Áscoli, dijo Stephen, echando<br />
una ojeada al nombre y la fecha en el libro desvencijado.<br />
-Sí, señor. Y dijo: Otra victoria como ésay estamos perdidos.<br />
Esa frase el mundo la había recordado. Obtusa seguridad de conciencia. Desde<br />
una colina que domina una explanada sembrada de cadáveres un general arenga a<br />
sus oficiales, apoyado en su lanza. Cualquier general a cualquier grupo de oficiales.<br />
Ellos le prestan atención.<br />
-Usted, Armstrong, dijo Stephen. ¿Cómo terminó Pirro?<br />
-¿Cómo terminó Pirro, señor?<br />
-Yo lo sé, señor. Pregúnteme a mí, señor, dijo Comyn.<br />
-Espere. Usted, Armstrong. ¿Sabe algo sobre Pirro?<br />
Un cartucho de panecillos de higos se encontraba bien guardado en la cartera de<br />
Armstrong. Los enrollaba entre las palmas a ratos y los tragaba suavemente.<br />
Migajas pegadas en el rojo de sus labios. Aliento dulzón de niño. Gente bien,<br />
orgullosa de tener al hijo mayor en la marina. Vico Road, Dalkey.<br />
--¿Pirro, señor? Pirro, pirrarse.<br />
Todos rieron. Risotada triste maliciosa. Armstrong miró a su alrededor a los<br />
compañeros, júbilo tonto de perfil. Dentro de un momento volverán a reír más<br />
fuerte, sabiendo mi falta de autoridad y las mensualidades que pagan sus papás.<br />
-Dígame, dijo Stephen, dándole al niño en el hombro con el libro ¿qué es eso de<br />
pirrarse?<br />
-Pirrarse, señor, dijo Armstrong. Gustarte algo mucho. Me pirro por el espigón de<br />
Kingstown, señor.
27<br />
Algunos rieron otra vez; tristemente, pero con intención. Dos de la última banca<br />
cuchicheaban. Sí. Sabían: ni habían aprendido ni jamás habían sido inocentes.<br />
Todos. Con envidia observó las caras: Edith, Ethel, Gerty, Lily. Sus parecidos: sus<br />
alientos, también, dulzones por el té y la mermelada, sus pulseras riendo<br />
disimuladamente en el forcejeo.<br />
-El espigón de Kingstown, dijo Stephen. Sí, un puente frustrado.<br />
Las palabras turbaron sus miradas.<br />
-¿Cómo, señor? preguntó Comyn. Los puentes están sobre los ríos.<br />
Para el libro de dichos de Haines. Nadie aquí para oírlo. Esta noche diestramente<br />
en la algarabía de copas y voces, horadar la pulida malla de su mente. ¿Y entonces<br />
qué? Un bufón en la corte de su amo, mimado y despreciado, ganándose la alabanza<br />
de un amo clemente. ¿Por qué habían elegido todos ese papel? No era precisamente<br />
por la caricia suave. También para ellos la historia era un cuento como cualquier<br />
otro oído demasiado a menudo, su tierra una casa de empeños.<br />
De no haber caído Pirro a manos de una buscona en Argos o no haber sido julio<br />
César apuñalado de muerte. No deben desterrarse del pensamiento. El tiempo los ha<br />
marcado y encadenados se alojan en la habitación de las posibilidades infinitas que<br />
ellos han desplazado. Pero ¿son posibles aquéllas sabiendo que nunca existieron?<br />
¿O fue sólo posible aquello que llegó a ocurrir? Teje, tejedor del viento.<br />
-Cuéntenos un cuento, señor.<br />
-¡Sí, sí, señor! Un cuento de fantasmas.<br />
-¿Por dónde nos quedamos aquí? preguntó Stephen abriendo otro libro.<br />
-No lloréis más, dijo Comyn.<br />
-Continúe pues, Talbot.<br />
-¿Y el cuento, señor?<br />
-Después, dijo Stephen. Continúe, Talbot.<br />
Un chico moreno abrió un libro y lo reclinó resueltamente contra la solapa de la<br />
cartera. Recitó ristras de versos echando ojeadas furtivas al texto:<br />
-No lloréis más, tristes pastores, no lloréis más<br />
pues Licas, vuestro pesar, no está muerto,<br />
aunque hundido esté bajo la piel de las ondas....
28<br />
Debe ser un movimiento pues, una actualización de lo posible como posible. La<br />
frase de Aristóteles tomó forma en los versos chachareados y salió flotando<br />
adentrándose en el silencio aplicado de la biblioteca de Santa Genoveva donde<br />
había leído, cobijado contra el pecado de Pans, noche tras noche. A su lado, un<br />
delicado siamés memorizaba un manual de estrategia. Cerebros alimentados y<br />
alimentándose a mi alrededor: bajo lámparas incandescentes, empalados, con<br />
débiles tentáculos tentativos: y en la oscuridad de mi mente, indolencia del<br />
inframundo, recelosa, miedosa de la luz, mudando los pliegues escamosos de<br />
dragón. Pensar es el pensar del pensar. Luz sosegada. El alma es de alguna manera<br />
todo lo que es: el alma es la forma de las formas. Sosiego repentino, vasto,<br />
candente: forma de las formas.<br />
Talbot repitió:<br />
-Por el poder amado de Aquel que caminó sobre las olas,<br />
por el poder amado.....<br />
-Pase la página, dijo Stephen quedamente. No veo nada. -¿Cómo, señor? preguntó<br />
Talbot simplemente, inclinandose hacia delante.<br />
Su mano pasó la página. Se echó hacia atrás y continuó, habiendo recordado de<br />
pronto. De aquel que caminó sobre las olas. Aquí también en estos corazones<br />
miserables se posa su sombra y en el corazón y los labios del burlón y en los míos.<br />
Se posa en las caras ansiosas de quienes le ofrecieron una moneda de trib uto. A<br />
César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Una mirada larga de ojos<br />
oscuros, una frase indescifrable para tejer y entretejer en los telares de la iglesia. Sí.<br />
Acertijo, acertijo, intenta acertar.<br />
Mi padre me dio semillas para sembrar.<br />
Talbot deslizó el libro cerrado dentro de la cartera.<br />
-¿Eso es todo? preguntó Stephen.<br />
-Sí, señor. Hockey a las diez, señor.<br />
-Media jornada, señor. Jueves.<br />
-¿Quién puede adivinar este acertijo? preguntó Stephen.
29<br />
Guardaron los libros, los lápices zurriando, las páginas crujiendo. Apelotonándose<br />
unos con otros, cincharon las correas y abrocharon las hebillas de las carteras,<br />
chachareando todos alegremente:<br />
-¿Un acertijo, señor? Pregúnteme a mí, señor.<br />
-A mí, señor.<br />
-Uno dificil, señor.<br />
-Ahí va el acertijo, dijo Stephen:<br />
¿Qué es?<br />
-¿Qué, señor?<br />
El gallo ha cantado,<br />
el cielo cobalto:<br />
campanas en las alturas<br />
dan las diezy una.<br />
Hora es que esta pobre alma<br />
ascienda a las alturas.<br />
-Otra vez, señor. No lo hemos oído.<br />
Los ojos se les agrandaban según los versos se repetían. Después de un silencio<br />
dijo Cochrane:<br />
-¿Qué es, señor? Nos damos por vencidos.<br />
Stephen, picándole la garganta, contestó:<br />
-El zorro enterrando a su abuela bajo un acebo.<br />
Se levantó y soltó una carcajada nerviosa a la cual le hicieron eco las voces<br />
descorazonadas de los niños.<br />
Un palo pegó en la puerta y en el corredor una voz llamaba:<br />
-¡Hockey!<br />
Se produjo una desbandada, ladeándose para salir de entre las bancas, saltándolas.<br />
Apresuradamente desaparecieron y del trastero llegó el traqueteo de los palos y el<br />
ruido confuso de botas y voces.
30<br />
Sargent, el único que se había rezagado, se acercó lentamente mostrando un<br />
cuaderno abierto. El cabello recio y el cuello canijo evidenciaban su endeblez y a<br />
través de sus gafas empañadas unos ojos inseguros miraban suplicantes. En la<br />
mejilla, pálida y exangüe, había una tenue mancha de tinta, dactilada, reciente y<br />
lienta como la estela del caracol.<br />
Alargó el cuademo. La palabra Aritmética estaba escrita en la cabecera. Debajo<br />
había cifras tambaleantes y al pie una firma torcida con círculos floreados y un<br />
borrón. Cyril Sargent: su nombre y rúbrica.<br />
-Mr. Deasy me dijo que los volviera a hacer de nuevo, dijo, y que se los enseñara<br />
a usted, señor.<br />
Stephen tocó los bordes del libro. Futilidad.<br />
-¿Sabe cómo se hacen ahora? preguntó.<br />
-Del once al quince, contestó Sargent. Mr. Deasy dijo que los debía copiar de la<br />
pizarra, señor.<br />
-¿Los sabe usted hacer solo? preguntó Stephen.<br />
-No, señor.<br />
Feo y fútil: cuello delgado y cabello recio y una mancha de tinta, la estela del<br />
caracol. Y sin embargo alguien lo había amado, llevado en brazos y en el corazón.<br />
De no haber sido por ella, la raza humana lo hubiera pisoteado, como caracol<br />
aplastado sin cascarón. Ella había amado su débil sangre acuosa drenada de la suya.<br />
¿Era eso entonces lo real? ¿Lo único verdadero en la vida? El cuerpo postrado de su<br />
madre que el ardiente Colombo con santo fervor montó. Ya no existía: el trémulo<br />
esqueleto de una ramilla quemado en el fuego, un olor a palo de rosa y a cenizas<br />
mojadas. Ella lo había salvado de ser pisoteado y se había ido, sin apenas haber<br />
existido. Una pobre alma que ascendió a las alturas: y en un brezal bajo estrellas<br />
parpadeantes un zorro, fetidez roja de rapiña en su piel, con brillantes ojos<br />
despiadados, escarba en la tierra, escucha, escarba la tierra, escucha, escarba y<br />
escarba.<br />
Sentado a su lado, Stephen resolvía el problema. Demuestra por álgebra que el<br />
espectro de Shakespeare es el abuelo de Hamlet. Sargent miraba de reojo a través de
31<br />
sus gafas caídas. Los palos de hockey traqueteaban en el trastero: el golpe hueco de<br />
una pelota y voces en el campo.<br />
Por la página los símbolos se movían en una sombría danza moruna, en el<br />
retorcimiento de sus letras, llevando gorras estrambóticas de cuadrados y cubos.<br />
Daos las manos, cruzaos, saludad a la pareja: así: trasgos de fantasía de los moros.<br />
Se han ido también del mundo, Averroes y Moisés Maimonides, hombres oscuros<br />
de semblante y ademanes, difundiendo desde sus espejos burlones el alma turbia del<br />
mundo, oscuridad brillando en la claridad que la claridad no podía comprender.<br />
-¿Lo entiende ahora? ¿Puede hacer el segundo usted solo?<br />
-Sí, señor.<br />
Con grandes y agitados trazos Sargent copió los datos. A la espera siempre de una<br />
palabra de ayuda su mano trasladaba fielmente los símbolos vacilantes, un leve tinte<br />
de vergüenza tremolando tras la pálida piel. Amor matris: genitivo subjetivo y<br />
objetivo. Con su sangre débil y leche seroagria le había alimentado y escondido de<br />
la vista de otros sus pañales.<br />
Como él era yo, los hombros caídos, sin atractivo. Mi niñez se inclina a mi lado.<br />
Demasiado lejana para poder encontrarla ni una vez ni ligeramente. La mía lejana y<br />
la suya enigmática como nuestros ojos. Enigmas, silenciosos, pétreos se aposentan<br />
en los oscuros palacios de nuestros dos corazones: enigmas hastiados de su tiranía:<br />
tiranos, dispuestos a ser destronados.<br />
La operación aritmética estaba hecha.<br />
-Es muy simple, dijo Stephen mientras se levantaba.<br />
-Sí, señor. Gracias, contestó Sargent.<br />
Secó la página con una fina hoja de papel secante y llevó el cuaderno de vuelta a<br />
su banca.<br />
-Será mejor que coja el palo y salga con los demás, dijo Stephen mientras seguía<br />
hacia la puerta a la figura sin atractivo del niño.<br />
-Sí, señor.<br />
En el corredor se oyó su nombre, que lo llamaban desde la cancha.<br />
-¡Sargent!<br />
-Corra, dijo Stephen. Mr. Deasy le llama.
32<br />
De pie en el soportal contempló al rezagado que aligeraba hacia el reducido<br />
campo donde voces agudas se enfrentaban. Los dividieron en equipos y Mr. Deasy<br />
se vino pisando matas de hierba con pies abotinados. Cuando hubo llegado al<br />
edificio del colegio de nuevo voces en altercado le llamaron. Volvió el enfadado<br />
bigote blanco.<br />
-¿Qué pasa ahora? exclamaba incesantemente sin escuchar.<br />
-Cochrane y Halliday están en el mismo lado, señor, dijo Stephen.<br />
-Podría esperar en mi despacho un momento, dijo Mr. Deasy, hasta que ponga<br />
orden aquí.<br />
Y según volvía melindrosamente a cruzar el campo su voz de viejo exclamó<br />
severamente:<br />
-¿Qué sucede? ¿Qué pasa ahora?<br />
Las voces agudas gritaban a su alrededor por todos lados: sus figuras vanadas se<br />
apretujaron en torno a él, el sol deslumbrante blanqueándole la miel de la cabeza<br />
mal teñida.<br />
Un aire rancio de humo flotaba en el despacho junto con el olor de cuero usado y<br />
rozado de las sillas. Como en el primer día que regateó conmigo aquí. Como era en<br />
un principio, ahora. Sobre el aparador la bandeja de monedas Estuardo, tesoro vil de<br />
un tremedal: y siempre lo será. Y bien guardados en el cubertero de velludillo<br />
púrpura, descolorido, los doce apóstoles habiendo predicado a todos los gentiles:<br />
por los siglos de los siglos.<br />
Pasos precipitados en el soportal de piedra y en el corredor. Resoplándose el ralo<br />
bigote Mr. Deasy se detuvo junto a la mesa.<br />
-Primero, nuestro arreglito financiero, dijo.<br />
Sacó de la americana una cartera sujeta con una correa de cuero. Se abrió bien<br />
abierta y sacó dos billetes, uno pegado por la mitad, y los colocó cuidadosamente en<br />
la mesa.<br />
-Dos, dijo, amarrando y guardando de nuevo la cartera. Y ahora la caja fuerte para<br />
el oro. La mano azarada de Stephen se movió por las conchas apiladas en el frío<br />
mortero de piedra: buccinos y cauns y conchas leopardo: y ésta, en espiral como el
33<br />
turbante de un emir, y ésta, la venera de Santiago. Riqueza acaparada por un viejo<br />
peregrino, tesoro muerto, conchas vacías.<br />
Un soberano cayó, nuevo y brillante, en la suave pelusa del tapete.<br />
-Tres, dijo Mr. Deasy, dándole vueltas a su portamonedas en la mano. Esto<br />
siempre es práctico. ¿Ve usted? Esto es para los soberanos. Esto para los chelines.<br />
Los seis peniques, las medias coronas. Y aquí las coronas. ¿Ve?<br />
Sacó de la misma dos coronas y dos chelines.<br />
-Tres y doce, dijo. Comprobará que está exacta.<br />
-Gracias, señor, dijo Stephen, recogiendo el dinero con tímida prisa y metiéndolo<br />
todo en un bolsillo del pantalón.<br />
-Nada de gracias, dijo Mr. Deasy. Usted se lo ha ganado.<br />
La mano de Stephen, de nuevo libre, volvió a las conchas vacías. Símbolos<br />
también de belleza y poder. Un fajo en mi bolsillo: símbolos ensuciados por la<br />
codicia y la miseria.<br />
-No lo lleve así, dijo Mr. Deasy. Se lo sacará en algún lugar y lo perderá.<br />
Cómprese uno de estos aparatos. Lo encontrará muy práctico.<br />
Contesta algo.<br />
-El mío estaría a menudo vacío, dijo Stephen.<br />
La misma habitación y hora, la misma sabiduría: y yo el mismo. Tres veces con<br />
ésta. Tres lazos que me atan aquí. ¿Y qué? Podría romperlos en este instante si<br />
quisiera.<br />
-Porque no ahorra, dijo Mr. Deasy, señalando con el dedo. Usted no sabe aún lo<br />
que es el dinero. Dinero es poder. Cuando haya vivido tanto tiempo como yo. Lo sé,<br />
lo sé. Si al menos la juventud lo supiera. Pero ¿qué dice Shakespeare? Echa dinero<br />
en tu bolsa.<br />
-lago, murmuró Stephen.<br />
Levantó los ojos de las inertes conchas a la mirada atenta del viejo.<br />
-Él entendía de dinero, dijo Mr. Deasy. Hizo dinero. Un poeta, sí, pero inglés<br />
también. ¿Sabe cuál es el orgullo de los ingleses? ¿Sabe cuál es la palabra más<br />
orgullosa que escuchará jamás de la boca de un inglés?
34<br />
Soberano de los mares. Sus ojos fríos como el mar miraron la bahía vacía: parece<br />
ser que la historia tiene la culpa: en mí y en mis palabras, sin odio.<br />
-Que en su imperio, dijo Stephen, nunca se pone el sol.<br />
-¡Bah! exclamó Mr. Deasy. Eso no es inglés. Un celta francés lo dijo.<br />
Tabaleó la caja de caudales con la uña del pulgar.<br />
-Le diré, dijo solemnemente, de lo que alardea con más orgullo. Nadie me ha<br />
regalado nada.<br />
Buen hombre, buen hombre.<br />
-Nadie me ha regalado nada. Jamás pedí prestado un chelín en mi vida. ¿Se<br />
siente usted así? No debo nada. ¿Así?<br />
Mulligan, nueve libras, tres pares de calcetines, un par de botos, corbatas. Curran,<br />
diez guineas. McCann, una guinea. Fred Ryan, dos chelines. Temple, dos<br />
almuerzos. Russell, una guinea, Cousins, diez chelines, Bob Reynolds, media<br />
guinea, Koehler, tres guineas, Mrs. MacKernan, la comida de cinco semanas. El fajo<br />
que tengo no vale para nada.<br />
-Por el momento, no, contestó Stephen.<br />
Mr. Deasy rió muy complacido, mientras colocaba en su sitio el portamonedas.<br />
-Ya sabía que no, dijo gozosamente. Pero algún día debería sentirlo. Somos gente<br />
generosa pero también debemos ser justos.<br />
-Me asustan esas palabras tan grandes, dijo Stephen, que nos hacen infelices.<br />
Mr. Deasy clavó severamente la mirada atenta durante unos momentos encima de<br />
la repisa de la chimenea en la corpulencia proporcionada de un hombre con falda de<br />
tartán: Albert Edward, príncipe de Gales.<br />
-Me considera una antigualla y un viejo conservador, dijo su voz pensativa. He<br />
visto tres generaciones desde los tiempos de O'Connell. Recuerdo la hambruna del<br />
46. ¿Sabe usted que las logias de Orange se alzaron para que la unión se revocara<br />
veinte años antes de que O'Connell lo hiciera o antes de que los prelados de su<br />
creencia lo tacharan de demagogo? Ustedes los fenianos se olvidan de algunas<br />
cosas.<br />
Gloriosa, pía e inmortal memoria. La logia de Diamond en Annagh la espléndida<br />
engalanada por doquier con cadáveres de papistas. Roncos, enmascarados y
35<br />
armados, el pacto de los colonos. El negro norte y la Biblia azul verdadera. Re-<br />
beldes a tierra.<br />
Stephen perfiló un breve gesto.<br />
-Yo tengo sangre rebelde en las venas también, dijo Mr. Deasy. Por parte del<br />
huso. Pero desciendo de Sir John Blackwood que votó a favor de la unión. Somos<br />
todos irlandeses, todos hijos de reyes.<br />
-¡Ah! dijo Stephen.<br />
-Per vias rectas, dijo Mr. Deasy firmemente, era su lema. Votó a favor y se calzó<br />
las botas de montar para cabalgar hasta Dublín desde Ards of Down y hacerlo.<br />
Larilá rilá<br />
El camino rocoso hacia Dublín.<br />
Un tosco caballero a caballo con lustrosas botas de montar. ¡Día metido en agua,<br />
Sir John! ¡Día metido en agua, su señoría! .... ¡Día! .... ¡Día! .... Dos botas de<br />
montar a paso de portantillo hacia Dublín. Lanlá, rilá. Larilá, nlarí.<br />
-Eso me trae algo a la memoria, dijo Mr. Deasy. Me puede usted hacer un favor,<br />
Mr. Dedalus, con algunos de sus amigos literarios. Tengo aquí una carta para la<br />
prensa. Sientese un momento. Sólo me queda copiar el final.<br />
Fue al escritorio cerca de la ventana, arrimó la silla dos veces y leyó unas palabras<br />
de la hoja que tenía en el carro de la máquina de escribir.<br />
-Siéntese. Perdone, dijo por encima del hombro, los dictados del sentido común.<br />
Un momento.<br />
Miró fijamente por debajo de sus espesas cejas el manuscrito junto al codo y,<br />
mascullando, comenzó a aporrear las rígidas teclas del teclado lentamente, a veces<br />
resoplando cuando hacía girar el carro para borrar algún error.<br />
Stephen se sentó silenciosamente ante la personalidad principesca. Enmarcadas a<br />
lo largo de las paredes imágenes de caballos desaparecidos rendían homenaje, sus<br />
mansas cabezas en elegante porte: Repulse de Lord Hasting, Shotover del duque de<br />
Westminster, Ceylon, prix de Paris, 1866, del duque de Beaufort. Jinetes<br />
duendecillos los montaban, atentos a una señal. Vio sus marcas de velocidad,
36<br />
defendiendo los colores reales, y gritó con los gritos de muchedumbres<br />
desaparecidas.<br />
-Punto, ordenó Mr. Deasy a las teclas. Pero una pronta conclusión a esta cuestión<br />
de suma importancia ....<br />
Adonde Cranly me llevó para enriquecer de pronto, a la caza de ganadores entre<br />
las vagonetas embarradas, en medio del vocerío de los corredores de apuestas en sus<br />
puestos y de las emanaciones de la cantina, por el lodo multicolor. Fair Rebel! Fair<br />
Rebel! A la par el favorito: diez a uno el resto. Por entre jugadores de dados y<br />
tahúres nos apresurábamos tras los cascos, las gorras y chaquetas rivales, dejando<br />
atrás a la mujer de cara amondongada, señora de camicero, que hocicaba<br />
sedientamente su gajo de naranja.<br />
Gritos penetrantes resonaron en la cancha de los niños y un silbante silbato.<br />
De nuevo: un tanto. Estoy entre ellos, entre sus cuerpos enzarzados en confuso<br />
enfrentamiento, la justa de la vida. ¿Quiere decir el mimadito de mamá zambo y con<br />
cara de resaca? Justas. El tiempo golpeado rebota, golpe a golpe. Justas, lodazal y el<br />
estruendo de batallas, el gélido vómito de muerte de los masacrados, un alarido de<br />
lanzadas espetadas con entrañas ensangrentadas de hombres.<br />
-Vamos a ver, dijo Mr. Deasy, levantándose.<br />
Se acercó a la mesa, prendiendo las hojas con una pinza. Stephen se levantó.<br />
-He reducido el asunto a unas pocas palabras, dijo Mr. Deasy. Se trata de la fiebre<br />
aftosa. Échele un vistazo. No puede haber discrepancias sobre el asunto.<br />
Me permite abusar de su valioso espacio. Esa doctrina del laissezfaire que tan a<br />
menudo en nuestra historia. Nuestro negocio de ganado. Al modo de toda nuestra<br />
vieja industria. Los maniobreros de Liverpool que frustraron el proyecto del puerto<br />
de Galway. Conflagración europea. Suministros de grano por las escasas aguas del<br />
canal. La imperturbabilidad pluscuamperfecta del ministerio de agricultura.<br />
Perdonada una alusión clásica. Casandra. Por una mujer que no era más que una<br />
mujer. Concretando el tema.<br />
-No ando con rodeos ¿verdad? preguntó Mr. Deasy mientras Stephen seguía<br />
leyendo.
37<br />
Fiebre aftosa. Conocida como el preparado de Koch. Suero y virus. Porcentaje de<br />
caballos inmunizados. Peste bovina. Los caballos del emperador en Mürzsteg, Baja<br />
Austria. Veterinarios. Mr. Henry Blackwood Price. Amable ofrecimiento una<br />
oportunidad. Los dictados del sentido común. Cuestión de suma importancia. En<br />
todos los sentidos de la palabra coger al toro por los cuernos. Dándole las gracias<br />
por la hospitalidad de su periódico.<br />
-Quiero que lo publiquen y lo lean, dijo Mr. Deasy. Verá cómo si hay otro brote<br />
ponen un embargo al ganado irlandés. Y puede curarse. Se cura. Mi primo,<br />
Blackwood Price, me ha escrito que en Austria los médicos de ganado normalmente<br />
la tratan y curan. Se han ofrecido a venir aquí. Estoy intentando obtener alguna<br />
influencia. Ahora voy a intentar la publicidad. Estoy rodeado de dificultades, de ....<br />
intrigas de ..... maniobras de pasillo .....<br />
Levantó el dedo índice y golpeó al aire como los viejos antes de que su voz<br />
hablara.<br />
-No olvide lo que le voy a decir, Mr. Dedalus, dijo. Inglaterra está en manos de<br />
los judíos. En todos los altos cargos: en las finanzas, en la prensa. Y eso son señales<br />
de una nación en decadencia. Dondequiera que se reúnan, se comen la fuerza vital<br />
de la nación. Lo he estado viendo venir todos estos años. Tan cierto como que<br />
estamos aquí, los mercaderes judíos están ya maquinando su plan de destrucción. La<br />
vieja Inglaterra se muere.<br />
Se puso a andar con prontitud, cobrando sus ojos vida azul al atravesar un amplio<br />
rayo de sol. Dio media vuelta y volvió de nuevo.<br />
-Se muere, dijo otra vez, si no está muerta ya.<br />
De calle en calle el grito de la ramera<br />
tejerá el sudario de la vieja Inglaterra.<br />
Sus ojos bien abiertos como en trance clavaron la mirada severamente a través del<br />
rayo de sol donde se había detenido.<br />
-Un mercader, dijo Stephen, es alguien que compra barato y vende caro, sea judío<br />
o gentil ¿no es así?
38<br />
-Pecaron contra la luz, dijo Mr. Deasy gravemente. Y puede verse la oscuridad en<br />
sus ojos. Y es por eso que van errantes por la tierra hasta ahora.<br />
En la escalinata de la Bolsa de París los hombres de piel dorada fijando precios en<br />
sus enjoyelados dedos. Cháchara de gansos. En bandada clamorosa, torpes, por el<br />
templo, sus cabezas confabuladas bajo desmañados sombreros de copa. No de ellos:<br />
esas ropas, esa habla, esos gestos. Sus ojos absortos y lentos desmentían las<br />
palabras, los gestos apremiantes e inofensivos, pero sabían de los rencores que se<br />
amontonaban a su alrededor y sabían que su celo era inútil. Inútil su paciencia en<br />
acaparar y atesorar. El tiempo seguramente lo dispersaría todo. Riquezas<br />
acumuladas al lado del camino: saqueado y transferido. Sus ojos sabían de los años<br />
errantes y, pacientes, sabían la deshonra de su carne.<br />
-¿Y quién no? dijo Stephen.<br />
-¿Qué quiere decir? preguntó Mr. Deasy.<br />
Dio un paso hacia delante y permaneció de pie al lado de la mesa. La mandibula<br />
inferior se abrió de lado con incertidumbre. ¿Es esto sabiduría de viejo? Espera que<br />
diga algo.<br />
-La historia, dijo Stephen, es una pesadilla de la que intento despertar.<br />
En la cancha los niños levantaron un griterío. Un silbante silbato: tanto. ¿Y si esa<br />
pesadilla te aplastara pesadamente?<br />
-Los caminos del Creador no son nuestros caminos, dijo Mr. Deasy. Toda la<br />
historia humana se dirige hacia una gran meta, la manifestación de Dios.<br />
Stephen sacudió el pulgar hacia la ventana, diciendo:<br />
-Eso es Dios.<br />
¡Hurra! ¡Bien! ¡Prrrri!<br />
-¿Cómo? dijo Mr. Deasy.<br />
-Un grito en la calle, dijo Stephen, encogiéndose de hombros.<br />
Mr. Deasy inclinó la vista y se aprisionó durante un rato las aletas de la nariz con<br />
los dedos. Al levantar la vista de nuevo las dejó en libertad.<br />
-Soy más feliz que usted, dijo. Hemos cometido muchos errores y muchos<br />
pecados. La mujer introdujo el pecado en el mundo. Por una mujer que no era más<br />
que una mujer, Helena, la esposa fugada de Menelao, durante diez años los griegos
39<br />
hicieron la guerra a Troya. Una esposa infiel fue la primer á en traer a extraños a<br />
nuestras costas, la esposa de MacMurrough y su comblezo, O'Rourke, príncipe de<br />
Breffni. Una mujer también hundió a Pamell. Muchos errores, muchos fracasos,<br />
pero no el pecado único. Yo soy un luchador ya al final de mis días. Pero lucharé<br />
por lo que creo justo hasta el fin.<br />
Pues Ulster luchará<br />
y Ulster razón tendrá.<br />
Stephen levantó las hojas que tenía en la mano.<br />
-Bueno, señor, empezó .....<br />
-Presiento, dijo Mr. Deasy, que no permanecerá usted aquí mucho tiempo en este<br />
trabajo. No nació usted para maestro, creo. Quizá esté equivocado.<br />
-Para alumno más bien, dijo Stephen.<br />
Y aquí ¿qué más puedes aprender?<br />
Mr. Deasy meneó la cabeza.<br />
-¿Quién sabe? dijo. Para aprender hay que ser humilde. Pero la vida es la gran<br />
maestra.<br />
Stephen hizo crujir las hojas de nuevo.<br />
-Con respecto a éstas, empezó .....<br />
-Sí, dijo Mr. Deasy. Ahí hay dos copias. Si puede usted hacer que se publiquen de<br />
inmediato.<br />
Telegraph. Insh Homestead.<br />
-Lo intentaré, dijo Stephen, y se lo haré saber mañana. Conozco algo a dos<br />
directores.<br />
-Está bien, dijo Mr. Deasy animadamente. Anoche escribí a Mr. Field, Miembro<br />
del Parlamento. Hay una reunión de la asociación de tratantes hoy en el Hotel City<br />
Arms. Le pedí que sometiera el texto de mi carta a la asamblea. Usted mire a ver si<br />
puede meterla en sus dos periódicos. ¿Cuáles son?<br />
-El Evening Telegraph .....
40<br />
-Está bien, dijo Mr. Deasy. No hay tiempo que perder. Ahora tengo que contestar<br />
esa carta de mi primo.<br />
-Buenos días, señor, dijo Stephen, metiéndose las hojas en el bolsillo. Gracias.<br />
-De nada, dijo Mr. Deasy mientras rebuscaba en los papeles de su escritorio. Me<br />
gusta cruzar la espada con usted, a pesar de ser viejo.<br />
-Buenos días, señor, dijo Stephen de nuevo, haciendo una reverencia a la<br />
encorvada espalda.<br />
Salió por el soportal descubierto y bajó por el sendero de gravilla bajo los árboles,<br />
escuchando el griterío y golpeteo de los palos en la cancha. Los leones acostados<br />
sobre las columnas al cruzar la cancela: terrores moznados. Y sin embargo le<br />
ayudaré en su lucha. Mulligan me investirá con un nuevo nombre: el bardo valedor<br />
de bueyes.<br />
-Mr. Dedalus.<br />
Corre tras de mí. Más cartas no, espero.<br />
-Un momento.<br />
-Sí, señor, dijo Stephen, volviéndose en la cancela.<br />
Mr. Deasy se detuvo, respirando fuerte y tragándose el aliento.<br />
-Sólo quería decirle, dijo. Irlanda, se dice, tiene a honra ser el único país que no<br />
persiguió nunca a los judíos. ¿Sabe usted eso? No. ¿Y sabe por qué?<br />
Puso mala cara severamente al aire brillante.<br />
-¿Por qué, señor? preguntó Stephen empezando a sonreír.<br />
-Porque nunca los dejó entrar, dijo Mr. Deasy solemnemente.<br />
Un borbotón de risa le saltó de la garganta arrastrando consigo una resonante<br />
cadena de flema. Se volvió apresuradamente tosiendo, riendo, los brazos alzados<br />
saludando al aire.<br />
-No los dejó nunca entrar, exclamó de nuevo entre risas, mientras pateaba con pies<br />
abotinados por la gravilla del sendero. Por eso.<br />
Sobre sus sabios hombros por el escaqueado de hojas el sol irradiaba lentejuelas,<br />
monedas danzarinas.<br />
3
41<br />
INELUCTABLE modalidad de lo visible: al menos eso si no más, pensado con<br />
los ojos. Marcas de todas las cosas estoy aquí para leer, freza marina y ova marina,<br />
la marea que se acerca, esa bota herrumbrosa. Verdemoco, platiazulado, herrumbre:<br />
signos coloreados. Límites de lo diáfano. Pero añade: en los cuerpos. Luego se<br />
percató de aquesos cuerpos antes que de aquesos coloreados. ¿Cómo? Dándose<br />
coscorrones contra ellos, seguro. Tranquilo. Calvo era y millonario, maestro di<br />
color che sanno. Límite de lo diáfano en. ¿Por qué en? Diáfano, adiáfano. Si puedes<br />
meter los cinco dedos es una cancela, si no una puerta. Cierra los ojos y ve.<br />
Stephen cerró los ojos para oír cómo las botas estrujaban la recrujiente ova y las<br />
conchas. Estás andando sobre esto tranquilamente en cualquier caso. Lo estoy, una<br />
zancada cada vez. Un espacio muy corto de tiempo a través de tiempos muy cortos<br />
de espacio. Cinco, seis: el Nacheinander. Exactamente: y ésa es la ineluctable<br />
modalidad de lo audible. Abre los ojos. No. ¡Jesús! ¡Si cayera por un acantilado que<br />
se adentra sobre su base, cayera por el Nebeneinander ineluctablemente! Me voy<br />
acostumbrando bastante bien a la oscuridad. Mi espada de fresno cuelga a mi lado.<br />
Bordonea con ella: ellos lo hacen. Mis dos pies en sus botas en los extremos de sus<br />
piernas, nebeneinander. Suena sólido: forjado por el mazo de Los demiurgos.<br />
¿Acaso voy andando hacia la eternidad por la playa de Sandymount? Estruja,<br />
recruje, rac, ric, rac. Dinero del mar salvaje. Maese Deasy conyóscelos bien.<br />
¿Vendrías a Sandymount,<br />
Madeline la mar?<br />
El ritmo empieza, lo ves. Lo oigo. Tetrámetro acataléctico de yambos marchando.<br />
No, al galope: deline la mar.<br />
Abre los ojos ahora. Lo haré. Un momento. ¿Se ha desvanecido todo desde<br />
entonces? Si abro y me encuentro para siempre en lo adiáfano negro. ¡Basta! Veré<br />
si puedo ver.<br />
Mira ahora. Ahí todo el tiempo sin ti: y siempre estará, por los siglos de los siglos.
42<br />
Descendieron por las escalinatas de Leahy Terrace prudentemente,<br />
Frauenzimmer. y por la inclinada orilla lánguidamente, sus pies planos hundiéndose<br />
en la arena sedimentada. Como yo, como Algy, descendiendo a nuestra poderosa<br />
madre. La número uno balanceaba patosamente su bolso de matrona, el paraguón de<br />
la otra hurgaba en la arena. Del barrio de Liberties, día de paseo. Mrs. Florence<br />
MacCabe, viuda del extinto Patk MacCabe, sinceramente llorado, de Bride Street.<br />
Una de su hermandad me sacó guañiendo a la vida. Creación desde la nada. ¿Qué<br />
tiene en el bolso? Un engendro con el cordón umbilical arrastrando, amorrado en<br />
paño bermejo. El cordón de todos enlaza con el pasado, cable cabitrenzado de toda<br />
carne. Por eso los monjes místicos. ¿Querríais ser como dioses? Miraos vuestro<br />
omphalos. ¡Oiga! Aquí Kinch. Póngame con Villaedén. Alef, alfa: cero, cero, uno.<br />
Esposa y compañera de Adán Kadmon: Heva, Eva desnuda. Ella no tenía<br />
ombligo. Mirad. Vientre sin mácula, bien abombado, broquel de tensa vitela, no,<br />
grano blanquiamontonado naciente e inmortal, que existe desde siempre y por<br />
siempre. Entrañas de pecado.<br />
Entrañado en la oscuridad pecaminosa estuve yo también, concebido no<br />
engendrado. Por ellos, el hombre con mi voz y mis ojos y una mujer fantasmal de<br />
aliento a cenizas. Se ayuntaron y desjuntaron, cumplieron la voluntad del apareador.<br />
Desde antes de los tiempos Él me dispuso y ahora no puede disponer lo contrario ni<br />
nunca. Una lex eterna Le atenaza. ¿Es ésa pues la divina sustancia en la que el<br />
Padre y el Hijo son consustanciales? ¿Dónde está el pobre de Arrio para meterse<br />
dentro y ver qué pasa? Guerreando de por vida por la<br />
contransmagnificandjudeogolpancialidad. ¡Aciago heresiarca malogrado! En un<br />
excusado griego exhaló su último suspiro: euthanasia. Con mitra de abalorios y con<br />
báculo, instalado en su trono, viudo de una sede viuda, con omophonon envarado,<br />
con posaderas aglutinadas.<br />
Los vientos potreaban a su alrededor, vientos cortantes y apasionados. Llegan, las<br />
olas. Los hipocampos crestiblancos, tascando, embridados en fúlgidos céfiros, los<br />
corceles de Mananaan.<br />
No debo olvidar su carta para la prensa. ¿Y después? El Ship, doce y media. Por<br />
cierto lleva cuidado con ese dinero como buen joven imbécil. Sí, debo hacerlo.
43<br />
Aflojó la marcha. Veamos. ¿Voy a casa de tía Sara o no? La voz de mi padre<br />
consustancial. ¿Te has topado últimamente con tu hermano Stephen el artista? ¿No?<br />
¿Seguro que no está en Strasburg Terrace con su tía Sally? ¿Es que no sabe volar<br />
más alto que eso, eh? Y y y y dime, Stephen ¿cómo está el tío Si? ¡Ay, por Cristo<br />
bendito en lo que me he metido! Los zagales subidos en lo alto del pajar. Ese<br />
contable de pacotilla borracho y su hermano, el cometa. ¡Muy respetables<br />
gondoleros! Y el bizco de Walter tratando de señor a su padre ¡nada menos! Señor.<br />
Sí, señor. No, señor. ¡Ay, Jesús crucificado: no me extraña! ¡Por Cristo!<br />
Tiro de la campana resollante de la casita cerrada: y espero. Me toman por un<br />
cobrador, escudriñan desde un punto estratégico.<br />
-Es Stephen, señor.<br />
-Déjalo entrar. Deja entrar a Stephen.<br />
Un cerrojo que se descorre y Walter me da la bienvenida.<br />
-Pensábamos que eras otra persona.<br />
En su cama ancha siyo Richie, almohadillado y envuelto en una manta, extiende<br />
sobre el montículo de sus rodillas un antebrazo membrudo. El pecho limpio. Se ha<br />
lavado la parte de arriba.<br />
-Buenas, sobrino. Siéntate y anda.<br />
Deja a un lado la bandeja donde garrapatea los costes para los ojos de don Dundo<br />
y de don Shapland Tandy, archivando poderes e investigaciones y un mandamiento<br />
de Duces Tecum. Un marco de aliso sobre su cabeza calva: el Requiescat de Wilde.<br />
El zureo de su silbido equívoco hace volver a Walter.<br />
-¿Sí, señor?<br />
-Güisqui de malta para Richie y Stephen, díselo a madre. ¿Dónde está?<br />
-Bañando a Crissie, señor.<br />
La compañerita de cama de papá. Cachito de amor.<br />
-No, tío Richie ....<br />
-Llámame Richie. Maldita sea tu agua de litina. Te rebaja. ¡Güisqui!<br />
-Tío Richie, de verdad ....<br />
-Siéntate o demontres que te tumbo.<br />
Walter se despestaña en vano buscando una silla.
44<br />
-No tiene dónde sentarse, señor.<br />
-No tiene dónde ponerlo, bobo. Trae la silla chippendale. ¿Te gustaría comer<br />
algo? Nada de tus malditos remilgos en esta casa. ¿Una buena loncha de panceta<br />
frita con un arenque? ¿De veras? Pues tanto mejor. No hay nada en la casa salvo<br />
píldoras para los dolores de espalda.<br />
All’erta!<br />
Zurea compases del aria di sortita de Ferrando. El número más grandioso,<br />
Stephen, de toda la ópera. Escucha.<br />
Su afinado silbido suena de nuevo, matizado delicadamente, con torrentes de aire,<br />
las manos tamboreando en las rodillas acolchadas.<br />
Este viento es más dulce.<br />
Casas de desolación, la mía, la suya y todas. Le contaste a los hijos de papá de<br />
Clongowes que tenías un tío juez y un tío general en el ejército. Apártate de ellos,<br />
Stephen. La belleza no está ahí. Ni en la estancada nave central de la biblioteca<br />
Marsh donde leíste las profecías olvidadas del abate Joaquín. ¿Para quién? La plebe<br />
centicéfala del recinto catedralicio. Un aborrecedor de su especie se alejó corriendo<br />
de ellos hacia el bosque de la locura, la melena espumante a la luna, los globos de<br />
los ojos estrellas. Houyhiihmn, caballollar. Las ovales caras equinas, Temple, Buck<br />
Mulligan, Astuto Campbell, Carichupados. Padre abate, deán furioso ¿qué ofensa<br />
inflamó sus cerebros? ¡Plafl Descende, calve, ut ne amplius decalveris. Una<br />
guirlanda de cabellos grises en su cabeza conminada contempladle a mí bajando a<br />
gatas hacia la grada (descende), empuñando una custodia, ojos de basilisco. ¡Bájate,<br />
cholicalvo! Un coro devuelve las amenazas y el eco asistiendo alrededor de los<br />
lados del altar, el latín gruñón de los clerigallas que se mueven corpulentos dentro<br />
de sus albas, tonsurados y ungidos y capados, gordos con la flor de los granos de<br />
trigo.<br />
Y en el mismo instante quizá un sacerdote a la vuelta de la esquina la esté<br />
elevando. ¡Tilintilín! Y dos calles más abajo otro la esté guardando en una píxide.<br />
¡Tilantilín! Y en una capilla de Nuestra Señora otro está tomando la comunión él<br />
solo a dos carrillos. ¡Tilintilín! Abajo, arriba, al frente, atrás. Dan Occam ya pensó<br />
en eso, doctor invencible. Una brumosa mañana inglesa el trasgo hipostático le hizo
45<br />
cosquillas en el cerebro. Al bajar la hostia y arrodillarse oyó ligada con su segunda<br />
campana la primera campana del transepto (él está elevando la suya) y, al<br />
levantarse, oyó (ahora yo estoy elevando) sus dos campanas (se arrodilla) en<br />
floreado diptongo.<br />
Primo Stephen, nunca serás un santo. Isla de santos. Eras tremendamente piadoso<br />
¿no? Le pedías a la Virgen Bendita para que no se te pusiera la nariz roja. Le<br />
rezabas al diablo en Serpentine Avenue para que la viuda rechoncha de enfrente se<br />
remangara las faldas aún más por la calle mojada. ¡O si, certo! Vende tu alma por<br />
eso, hazlo, harapos teñidos prendidos sobre una guancha. ¡Más dime, más aún! En<br />
el segundo piso del tranvía de Howth solo gritándole a la lluvia: ¡Mujeres desnudas!<br />
¡Mujeres desnudas!¿ Qué te parece eso, eh?<br />
¿Qué te parece qué? ¿Para qué si no se inventaron?<br />
Conque leyendo dos páginas de siete libros distintos cada noche ¿eh? Era joven.<br />
Te inclinabas ante ti delante del espejo, dando un paso al frente para recibir los<br />
aplausos formalmente, cara insólita. ¡Viva el maldito idiota! ¡Viva! Nadie lo vio: no<br />
se lo cuentes a nadie. Libros que ibas a escribir con letras por título. ¿Ha leído usted<br />
su F? Sí, sí, pero prefiero Q Sí, pero W es maravilloso. Sí, sí. W. ¿Recuerdas tus<br />
epifanías escritas en verdes hojas ovales, profundamente profundas, copias que<br />
habrían de ser enviadas si murieras a todas las grandes bibliotecas del mundo,<br />
incluyendo la de Alejandría? Alguien habría de leerlas allí pasados unos cuantos<br />
miles de años, un mahamanvantara. Como Pico della Mirandola. Sí, muy parecido a<br />
una ballena. Cuando uno lee estas extrañas páginas de alguien que ha desaparecido<br />
hace tiempo uno siente que uno está con uno junto a uno que una vez ......<br />
La arena granulosa había desaparecido bajo sus pies. Sus botas pisaban de nuevo<br />
un húmedo recrujiente sámago, conchas de navajas, guijarros rechinantes, que<br />
rompe contra los innúmeros guijarros, madera tamizada por la taraza, Armada<br />
perdida. Llanadas de arenas malsanas acechaban para tragarse sus pisadas,<br />
exhalando un aliento pestilente, un fardo de algas se abrasaba con fuego marino<br />
bajo un muladar de cenizas humanas. Los bordeó, andando cautelosamente. Una<br />
botella de cerveza negra de pie, embarrancada hasta la cintura, en la pastosa masa<br />
de arena. Un centinela: isla de sed espantosa. Aros rotos en la playa; tierra adentro
46<br />
un laberinto de oscuras y tortuosas redes; más allá puertas traseras pintarrajeadas<br />
con tiza y en la parte más alta de la playa un tendedero con dos camisas<br />
crucificadas. Ringsend: aduar de tostados timoneles y patrones de barcos. Cáscaras<br />
humanas.<br />
Se detuvo. Me he pasado del camino de la casa de tía Sara. ¿Es que no voy allí?<br />
Parece que no. Nadie a mi alrededor. Se volvió hacia el nordeste y cruzó por la<br />
arena más firme hacia el Pigeonhouse.<br />
-Qui vous a mis dans cette fichue position?<br />
-C ést le pigeon, Joseph.<br />
Patrice, en casa de permiso, se relamía con la leche cálida conmigo en el bar<br />
MacMahon. Hijo del ganso salvaje, Kevin Egan de París. Padre un pajarraco, él se<br />
relamía la dulce lait chaud con tiema lengua sonrosada, cara oronda de conejillo.<br />
Lame, lapin. Espera ganar la gros lots. Sobre la naturaleza de la mujer leyó en<br />
Michelet. Pero tiene que enviarme La Vie de Jésus de M. Léo Taxil. Prestada a su<br />
amigo.<br />
-C’est tordant, vous savez. Moi, je suis socialiste. Je ne crois pas en l existence de<br />
Dieu. Faut pas le dire à mon père.<br />
-Il croit?<br />
Mon père, oui.<br />
Schluss. Se relame.<br />
Mi sombrero de Barrio Latino. ¡Dios! Simplemente tenemos que representar el<br />
papel. Quiero unos guantes buriel. Tú eras estudiante ¿no? ¿De qué por todos los<br />
diablos? Peceene. PCN, ya sabes: physiques, chimiques et naturelles. Ajá.<br />
Comiendo tu ración de mou en civet, ollas de carne de Egipto, a codazos entre<br />
cocheros eructantes. Di sólo con tono de lo más natural: cuando estaba en París,<br />
boul' Mich , lo hacía. Sí, hacía por llevar encima billetes picados para tener un alibí<br />
por si te arrestaban por asesinato en algún sitio. justicia. La noche del diecisiete de<br />
febrero de 1904 vieron al prisionero dos testigos. Otro lo hizo: otro yo. Sombrero,<br />
corbata, abrigo, nariz. Lui, c est moi. Parece que te divertiste.<br />
Orgullosamente andando. ¿A quién intentabas imitar andando? Lo olvido: un<br />
desposeído. Con el giro de madre, ocho chelines, la puerta batiente de la estafeta de
47<br />
correos con la que el ordenanza te da en las narices. Dolor de muelas de hambre.<br />
Encore deux minutes. Mirar el reloj. Tengo que. Fermé ¡Hijo de perra! Dispárale<br />
hasta dejarlo hecho pizcas sangrientas con una escopeta pun, hombre pizcas crispió<br />
paredes todos botones de latón. Pizcas todas kjmrklak vuelven a su sitio. ¿No se ha<br />
hecho daño? Bueno, no pasa nada. Dale un apretón de manos. ¿Ve lo que quería<br />
decir, lo ve? Bueno, no pasa nada. Aprieta un apretón. Bueno, no pasa<br />
absolutamente nada.<br />
Ibas a hacer maravillas ¿no? Misionero en Europa como el ardiente Colombo.<br />
Fiacre y Scoto en sus banquetas de penitencia en el cielo derramaron de sus jarras<br />
de cerveza, fragorosolatinjocoso: Enge! Euge! Haciendo como que chapurreabas<br />
inglés mientras arrastrabas la maleta, tres peniques un mozo, por el enfangado<br />
espigón de Newhaven. Comment? Un rico botín trajiste de vuelta; Le Tutu, cinco<br />
números pingajosos de Pantalon Blanc et Culotte Rouge, un telegrama azul francés,<br />
una curiosidad que enseñar:<br />
-Nadie muere vuelve casa padre.<br />
La tía piensa que mataste a tu madre. Por eso no me deja.<br />
Brindemos por la tía de Mulligan<br />
y os diré simplemente la razón.<br />
Siempre y siempre mantuvo ella el honor<br />
de la familié completa Hannigan.<br />
Sus pies marcharon a un repentino ritmo orgulloso por los surcos de arena, a lo<br />
largo de los cantizales del muro sur. Los miró orgullosamente, apilados cráneos de<br />
mamut petrificados. Luz dorada sobre mar, sobre arena, sobre cantizales. El sol está<br />
ahí, los gráciles árboles, las casas limón.<br />
París despierta en carne viva, luz de sol cruda en sus calles limón. Húmeda miga<br />
de los chuscos, el ajenjo verderrana, su incienso matinal, cortejan el aire. Belluomo<br />
abandona el lecho de la mujer del amante de su mujer, el ama de casa pañoletada<br />
trajinando, con un platillo de ácido acético en la mano. En casa Rodot, Yvonne y<br />
Madeleine rehacen su belleza desarreglada, destrozando con dientes de oro
48<br />
chaussons de hojaldre, sus bocas amarillentas con el pus del flan breton. Caras de<br />
parisinos pasan, sus patillas complacidas, acaracolados conquistadores.<br />
El mediodía sestea. Kevin Egan lía cigarrillos de pólvora con dedos<br />
embadurnados de tinta de imprenta, bebiendo a sorbos su alosna verde tal como<br />
Patrice hace con la suya blanca. A nuestro alrededor unos tragones cucharean<br />
alubias picantes al gañote. Un demi setier! Un caño de vapor de café del pulido<br />
caldero. Ella me sirve a instancias de él. Il est irlandais. Hollandais? Non fromage.<br />
Deux irlandais, nou , Irlande vous savez? Ah oui! Pensó que querías un queso<br />
hollandais. Tu postalmuerzo ¿conoces esa palabra? Postalmuerzo. Había un tipo<br />
que conocí en Barcelona, tipo raro, solía llamarlo su postalmuerzo. Bueno: ¡slainte!<br />
Por entre los veladores la maraña de alientos avinatados y gargantas quejumbrosas.<br />
El aliento suspendido sobre nuestros platos salsimanchados, la alosna verde<br />
apuntando por los labios. De Irlanda, los Dalcasianos, de esperanzas,<br />
conspiraciones, de Arthur Griffith ahora, A. E., poimandro, buen pastor de hombres.<br />
Para uncirme a su yunta, nuestros crímenes nuestra causa común. Eres el hijo de tu<br />
padre. Conozco la voz. Su camisa de cotón, sanguifloreada, hace temblar los<br />
machos con los secretos de él. M. Drumont, periodista famoso, Drumont ¿sabes<br />
cómo llamaba a la reina Victoria? Vieja tarasca de dientes amarillos. Vieille ogresse<br />
con los dents jaunes. Maud Gonne, bella mujer, la Patrie, M. Millevoye, Félix<br />
Faure ¿sabes cómo murió? Hombres licenciosos. La froeken, bonne à tout faire, que<br />
frota la desnudez de hombre en el baño en Upsala. Moi faire, dijo ella, tous les<br />
messieurs. No a este monsieur, dije yo. Qué costumbre más licenciosa. El baño algo<br />
de lo más privado. No dejaría a mi hermano, ni siquiera a mi propio hermano, algo<br />
de lo más lascivo. Ojos verdes, os veo. Alosna, te siento. Gente lasciva.<br />
La mecha azul se quema letalmente entre las manos y se quema hasta fundirse.<br />
Briznas de tabaco sueltas se prenden: una flama y el humo acre iluminan nuestro<br />
rincón. Cara escuálida bajo el sombrero de chico agitador. Cómo el cerebro escapó,<br />
versión auténtica. Se vistió de novia, compadre, velo, azahar, salió en coche por la<br />
carretera de Malahide. Lo hizo, te lo juro. De líderes desaparecidos, los<br />
traicionados, fugas salvajes. Disfraces, prendidos, escapados, no aquí.
49<br />
Amante desdeñado. Yo era un mocetón en aquel entonces, te digo. Te enseñaré un<br />
retrato mío algún día. Lo era, te lo juro. Amante, por el amor de ella patrulló él con<br />
el coronel Richard Burke, sucesor del jefe de su clan, bajo las murallas de<br />
Clerkenwell y, agazapados, vieron cómo una flama de venganza los lanzaba por los<br />
aires en la niebla. Cristal destrozado y desplome de mampostería. En el bullicioso<br />
Parí se esconde, Egan de París, no buscado por nadie salvo por mí. Recorriendo su<br />
viacrucis diario, la cutre imprenta portátil, sus tres tabernas, el cubil en Montmartre<br />
donde duerme una noche corta, rue de la Goutte-d'Or, damasquinado con las caras<br />
en descomposición de los que se han ido. Sin amor, sin patria, sin mujer. Ella está<br />
bien cómoda y a gusto sin su hombre proscrito, señora de la rue Git-le-Coeur,<br />
canario y dos huéspedes tiarrones. Mejillas de melocotón, falda de cebra, retozona<br />
como la de una jovencita. Desdeñado y esperanzado. Dile a Pat que me viste<br />
¿quieres? Una vez quise encontrarle un trabajo al bueno de Pat. Mon fils, soldado de<br />
Francia. Le enseñé a cantar Los chicos de Kilkenny son recios jóvenes bramantes.<br />
¿Conoces ese viejo romance? Se lo enseñé a Patrice. La vieja Kilkenny: San<br />
Canico, el castillo de Strongbow sobre el Nore. Dice así. Oh, Oh. Me coge, Napper<br />
Tandy, de la mano.<br />
Oh, Oh los chicosde<br />
Kilkenny....<br />
Débil mano macilenta sobre la mía. Han olvidado a Kevin Egan, no él a ellos.<br />
Recordándoos, Oh Sión.<br />
Se había acercado a la orilla del mar y la arena mojada le azotaba las botas. El aire<br />
fresco le daba la bienvenida, pulsando cuerdas salvajes, viento de aire salvaje de<br />
semillas de claridad. Vaya, no me dirijo al barcofaro de Kish ¿no es así? Se paró<br />
repentinamente, los pies empezando a hundirse lentamente en la tierra palpitante.<br />
Vuelve.<br />
Volviéndose, pasó la vista por la orilla al sur, los pies hundiéndose de nuevo<br />
lentamente en nuevos hoyos. La fría estancia abovedada de la torre espera. Por entre<br />
las saeteras los haces de luz se mueven por siempre, lentamente por siempre
50<br />
mientras los pies se me hunden, arrastrándose hacia el anochecer por el suelo<br />
esférico. Oscurecer azul, caída de la noche, noche de azul profundo. En la oscuridad<br />
de la bóveda esperan, sus sillas ladeadas, mi maleta obelisco, junto a una mesa de<br />
platos abandonados. ¿Quién la quita? Él tiene la llave. No dormiré allí cuando<br />
llegue la noche. Puerta cerrada de una torre en silencio, que entierra sus cuerpos<br />
ciegos, el sahibpantera y su perro de muestra. Llama: nadie contesta. Sacó los pies<br />
de la succión y se volvió por la mole de cantos. Toma todo, guarda todo. Mi alma<br />
camina conmigo, forma de formas. Así pues en las vigilias de la medianoche de<br />
luna recorro el sendero sobre las rocas, en plateado oscuro, escuchando la incitadora<br />
pleamar de Elsinore.<br />
La pleamar me sigue. La veo subir desde aquí. Regresa entonces por el camino de<br />
Poolbeg hasta la playa allí. Trepó por los juncos y algas anguiformes y se sentó<br />
sobre un poyete de roca, apoyando la vara de fresno en una hendidura.<br />
El cadáver hinchado de un perro yacía recostado en el fuco. Ante él la regala de<br />
una barca hundida en la arena. Un coche ensablé llamaba Louis Veuillot a la prosa<br />
de Gautier. Estas arenas pesadas son lenguaje que la marea y el viento han<br />
encenagado aquí. Y estos, los montones de piedra de constructores muertos, un<br />
conejar de comadrejas. Esconde oro ahí. Inténtalo. Algo tienes. Arenas y piedras.<br />
Pesadas del pasado. Los juguetes de Sir Lout. Cuidado que no te den para el pelo.<br />
Soy el muy jodido gigante que arrastra todos aquesos jodidos cantizales, huesos<br />
para usarlos como mi pasadero. Jojojó. Juelo a carne de jirlandé.<br />
Un punto, perro vivo, fue tomando forma a lo lejos corriendo a todo lo ancho de la<br />
arena. Dios ¿me va a atacar? Respeta su libertad. No serás el dueño de otros ni<br />
tampoco su esclavo. Tengo el palo. Atento. Más lejos, andando hacia la playa desde<br />
la marea encrespada, figuras, dos. Las dos marías. Lo han escondido bien entre la<br />
anea. Cucu trás. Te veo. No, el perro. Vuelve corriendo hacia ellas. ¿Quién?<br />
Las galeras de los Lochlanns se lanzaban aquí a varar, en busca de rapiña, las<br />
sanguinolentas proas picudas cabalgando la resaca sobre olas de peltre fundido.<br />
Daneses vilángos, torces de hachas relucientes sobre el pecho cuando Malachi ciñó<br />
el collar de oro. Un banco de balénidos embancados en el caluroso mediodía,<br />
espurreando, renqueando en los bajíos. Entonces desde la hambrienta ciudad
51<br />
alcahaz una horda de enanos en jubones, mi gente, con cuchillos para desollar,<br />
corriendo, descamando, troceando en pedazos la grasienta carne verde de ballena.<br />
Hambre, peste y mortandad. Su sangre la llevo en mí, sus lujurias mis olas. Yo<br />
anduve entre ellos en el helado Liffey, ese yo, un cambiado por otro, entre las<br />
fogatas de resina chispeantes. No hablé con nadie: nadie me habló a mí.<br />
El ladrido del perro corrió hacia él, se paró, corrió de vuelta. Perro de mi enemigo.<br />
Simplemente me quedé de pie, pálido, en silencio, acosado por los ladridos.<br />
Tenibilia meditans. Un jubón lila, sota de la fortuna, sonrió al verme con miedo.<br />
¿Por eso suspiras, por el ladrido del aplauso de ellos? Aspirantes: vive sus vidas. El<br />
hermano de The Bruce, Thomas Fitzgerald, sedoso caballero, Perkin Warbeck, falso<br />
vástago de York, con calzones de seda marfil rosado, maravilla de un día, y<br />
Lambert Simnel, con una cola de mozcorras y mochileros, un freganchín coronado.<br />
Todos hijos de reyes. Paraíso de aspirantes entonces y ahora. Él salvó a gente de<br />
ahogarse y tú tiemblas ante los gañidos de un chucho. Pero los cortesanos que se<br />
burlaban de Guido en Or san Michele estaban en sus propias casas. Casa de ... No<br />
queremos nada con tus abstrusidades medievales. ¿Harías tú lo que él hizo? Habría<br />
un barco cerca, una guindola. Natürlich, colocado allí para ti. ¿Lo harías o no? El<br />
hombre que se ahogó hace nueve días frente al peñón de la Doncella. Están<br />
esperándole ahora. La verdad, escúpela. Me gustaría hacerlo. Lo intentaría. No soy<br />
un buen nadador. El agua fría suave. Cuando metía la cara en ella en la palangana<br />
en Clongowes. ¡No veo! ¿Quién está detrás de mí? ¡Afuera ligero, ligero! ¿Ves la<br />
marea subiendo ligera por todas partes, tapizando las arenas bajas ligeramente,<br />
colorcortezacacao? Si tuviera tierra bajo mis pies. Quiero que su vida siga siendo<br />
suya, la mía que sea mía. Un hombre ahogándose. Sus ojos humanos me chillan<br />
desde el horror de su muerte. Yo ... Con él juntos hacia abajo .... No podía salvarla.<br />
Aguas: muerte amarga: perdida.<br />
Una mujer y un hombre. Veo sus faldas. Arremangadas, me apuesto.<br />
El perro de ellos amblaba por un banco de arena que se achicaba, trotando,<br />
husmeando por todas partes. Buscando algo perdido en una vida anterior.<br />
Repentinamente salió corriendo como una liebre saltarina, las orejas echadas atrás,<br />
persiguiendo la sombra de una gaviota en vuelo raso. El silbido agudo del hombre
52<br />
llegó a sus orejas lacias. Se volvió, regresó saltando, se acercó, trotó sobre sus patas<br />
resplandecientes. En un campo de gules un cheurón, pasante, al natural, descomado.<br />
En la blonda del agua se detuvo con patas delanteras tiesas, orejas apuntando al mar.<br />
El hocico alzado ladraba al ruido del mar, bandadas de morsas marinas.<br />
Serpenteaban hasta sus patas, rizándose, desenredando muchas crestas, cada nueve,<br />
rompiéndose, salpicando, desde lejos, desde aún más lejos, olas y olas.<br />
Mariscadores. Se metieron un poco en el agua y, agachándose, sumergieron los<br />
sacos y, sacándolos de nuevo, se salieron del agua. El perro gañía corriendo hacia<br />
ellos, se levantaba de patas y manoteaba, poniéndose a cuatro patas, de nuevo se<br />
levantaba de patas ante ellos con muda sumisión osuna. Ignorado se mantuvo al<br />
lado de ellos según se acercaban a la arena más seca, un harapo de lengua de lobo<br />
rojirresoplante en sus fauces. Su cuerpo moteado amblaba delante de ellos y luego<br />
se alejó a saltos con galope de ternero. El cadáver yacía en su camino. Se paró,<br />
husmeó, zangoloteó alrededor, hermano, olfateando más cerca, dio una vuelta alre-<br />
dedor, olisqueando rápidamente como un perro toda la pingado pelleja del perro<br />
muerto. Cráneo perruno, husmeo perruno, los ojos en el suelo, se dirige a una gran<br />
meta. ¡Ay, pobre chucho infeliz! Aquí yacen los despojos de un pobre chucho<br />
infeliz.<br />
-¡Pingajos! ¡Fuera de ahí, chucho!<br />
El grito le trajo arrastrando de vuelta a su amo y un brusco puntapié lo mandó<br />
ileso al otro lado de una lengua de arena, encogido en la huida. Se volvió cabizbajo<br />
en escorzo. No me ve. A lo largo del borde del malecón caminó torpemente,<br />
remoloneó, olió una roca y levantando una pata trasera ladeada orinó contra ella.<br />
Trotó hacia delante y, levantando de nuevo la pata trasera, orinó breve y rápido<br />
contra una roca no olida. Los sencillos placeres del pobre. Sus pezuñas traseras<br />
entonces esparcieron la arena: después sus pezuñas delanteras chapotearon y<br />
cavaron. Algo que enterrara allí, su abuela. Hozó en la arena, chapoteando, cavando<br />
y se paró a escuchar el aire, arañó la arena de nuevo con la furia de sus garras,<br />
cesando pronto, leopardo, pantera, engendrado en engaño matrimonial, carroñando<br />
muertos.
53<br />
Después de que me despertara él anoche el mismo sueño Zo no lo era? Espera.<br />
Vestíbulo abierto. Calle de rameras. Recuerda. Hanín al-Raschid. Barrúntolo. Ese<br />
hombre me llevó, habló. Yo no tenía miedo. El melón que tenía me lo sostuvo<br />
contra la cara. Sonrió: tufillo a finta cremosa. Esa era la regla, dijo. Dentro. Ven.<br />
Alfombra roja extendida. Ya verás quién.<br />
Con los sacos al hombro caminaban penosamente, los rojos egipcios. Los<br />
amoratados pies de él salían de unos pantalones remangados y chapaleaban en la<br />
arena fría y húmeda, una bufanda color ladrillo apagado le estrangulaba el cuello<br />
desafeitado. Con pasos de mujer seguía ella: el rufián y su hembra pendanga. Botín<br />
colgado a la espalda. Arena suelta y cascajo de conchas encostraban los pies<br />
desnudos de ella. Por la cara ventoagrietada le caía el cabello. Tras su señor, su<br />
compañera, montón de desechos camino de la urbe. Cuando la noche oculta los<br />
defectos de su cuerpo reclama dentro de su chal marrón desde una arcada donde los<br />
perros se han cagado. Su chulapo invita a dos Fusderos del Real de Dublín en casa<br />
O'Loughlin en Blackpitts. Bésala, tíratela en jerga de pícaros, porque ¡Ay, mi linda<br />
gachona amorosa! Blancura satánica bajo sus rancios harapos. En Fumbally's Lane<br />
aquella noche: los tufos de la curtiduría.<br />
Blancas tus manos, roja tu boca<br />
y tu cuerpo es delicado.<br />
Ven conmigo a la alcoba.<br />
En la noche besoy abrazo.<br />
Morosa delectación llama el Aquino barrigón a esto, frote porcospino. Adán sin<br />
mancha cabalgaba sin brama. Llámale déjale: tu cuerpo es delicado. Lengua ni<br />
chispa peor que la suya. Palabras frailunas, chirlería de rosarios marianos en sus<br />
cordones: picardías, pepitas que se entrechocan en sus bolsillos.<br />
Pasan ahora.<br />
Ojeada de soslayo a mi sombrero de Hamlet. ¿Si estuviera repentinamente<br />
desnudo aquí tal como estoy sentado? No lo estoy. Por las arenas de todo el mundo,<br />
seguida por la espada llameante del sol, hacia el oeste, emigrando a tierras del
54<br />
lubrican. Ella camina penosamente, jorra, remolca, arrastra, tresna su carga. Una<br />
marea hespénda, lunaria, en su estela. Mareas, minadinsuladas, dentro de ella,<br />
sangre no mía, oinopa ponton, mar vinoscuro. He aquí la esclava de la luna. En sue-<br />
ños la mojadura da la señal, le manda levantarse. Lecho nupcial, lecho de parto,<br />
lecho de muerte, fantasvelado. Omnis caro ad te veniet. Él viene, pálido vampiro, a<br />
través de los ojos de la tormenta, sus velas de murciélago ensangrentando el mar,<br />
boca al beso de su boca.<br />
Vamos. Traspasa con un alfiler a ese tipo ¿quieres? Mis tablillas. Boca a su beso.<br />
No. Debe habé do'. Pégalo' bien. Boca al beso de su boca.<br />
Sus labios enlabiaron y embocaron labios de aire descarnados: boca a sus<br />
lunentrañas. Trañas, tumba omnientrañante. Su boca moldeó el aliento que<br />
emanaba, inarticulado: u¡¡ja: bramar de planetas cataráticos, globulares, llameantes,<br />
bramando andoandoandoandoando. Papel. Los billetes, maldita sea. La carta del<br />
viejo Deasy. Aquí. Dándole las gracias por la hospitalidad le corto el trozo en<br />
blanco. Volviendo la espalda al sol se estiró sobre una tabla de roca y garabateó<br />
unas palabras. Es la segunda vez que olvido coger fichas del mostrador de la<br />
biblioteca.<br />
Su sombra caía sobre las rocas mientras se inclinaba, acabando. ¿Por qué no<br />
inacabable hasta la estrella más lejana? Oscuramente están ahí tras esta luz,<br />
oscuridad brillando en la claridad, delta de Casiopea, mundos. Mí ahí sentado con<br />
su lituo de fresno de augur, con sandalias prestadas, durante el día junto a un mar<br />
lívido, inobservado, por la noche violeta caminando bajo un reino de estrellas<br />
ignotas. Tiro esta acabada sombra de mí, ineluctable forma humana, llámala que<br />
vuelva. ¿Inacabable, sería mía, forma de mi forma? ¿Quién me observa aquí?<br />
¿Quién leerá alguna vez en algún lugar estas palabras que escribo? Signos en un<br />
campo blanco. En algún lugar para alguien con tu voz más enflautada. El buen<br />
obispo de Cloyne sacó el velo del templo de su cabeza ensombrerada: velo de<br />
espacio con coloreados emblemas grabados en toda su extensión. Quieto. Coloreado<br />
sobre un plano: sí, así es. Plano veo, luego piensa distancia, cerca, lejos, plano veo,<br />
este, atrás. ¡Ah, ya lo ves! Cae para atrás repentinamente, helado en estereoscopio.<br />
¡Chas! y ya está. Encuentras mis palabras oscuras. La oscuridad está en nuestras
55<br />
almas ¿no crees? Más enflautada. Nuestras almas, ruboferidas por nuestros pecados,<br />
se agarran a nosotros aún más, mujer agarrándose a su amante, más y más.<br />
Ella confia en mí, su mano delicada, los ojos pestañosos. ¿Y ahora adónde diablos<br />
la estoy trayendo más allá del velo? A la ineluctable modalidad de la ineluctable<br />
visualidad. Ella, ella, ella. ¿Qué ella? La virgen del escaparate de Hodges Figgis el<br />
lunes que entró a buscar uno de los libros alfabéticos que tú ibas a escribir.<br />
Penetrante mirada le echaste. Con la muñeca por la correa trenzada de su parasol.<br />
Vive en Leeson Park con un dolor y fruslerías, dama de letras. Cuéntale eso a<br />
alguien más, Stevie: una pingona. Apuesto a que lleva uno de esos malditos corsés<br />
ligueros y medias amarillas, zurcidas con hilaza. Háblale de buñuelos de manzana,<br />
piuttosto. ¿Dónde está tu chispa?<br />
Tócame. Ojos suaves. Mano suave suave suave. Estoy tan solo aquí. Venga,<br />
tócame pronto, ahora. ¿Cuál es esa palabra que todos los hombres conocen? Estoy<br />
tan silencioso aquí solo. Y tan triste. Toca, tócame.<br />
Se estiró cuan largo era sobre las rocas picudas, metiendo apretadamente la nota<br />
garabateada y el lápiz en un bolsillo, el sombrero caído sobre los ojos. Ese<br />
movimiento que hice es el de Kevin Egan, cabeceando una siesta, sueño sabático. Et<br />
vidit Deus. Et erant valde bona. ¡Hla, Hla! Bonjour. Bienvenido sea como las flores<br />
de mayo. Bajo el ala observó por entre titilantes pestañas pavoabanicantes el<br />
austrante sol. Estoy atrapado en esta escena abrasadora. La hora de Pan, el mediodía<br />
faunado. Entre serpentanas degomaplenas, frutas lacteorrezumantes, donde sobre las<br />
aguas leonadas flotan hojas a lo ancho. La pena está lejos.<br />
Y no te apartes y le des vueltas.<br />
Su mirada se abismaba en las botas sobradas, desechos de un buco,<br />
nebeneinander. Contó los dobleces del cuero rugoso donde el pie de otro había<br />
anidado cálido. El pie que zapatea el suelo en tripudio, pie que desamo. Pero te<br />
quedaste encantado cuando el zapato de Esther Osvalt te vino a medida: chica que<br />
conocí en París. Tiens, quel petit pied! Amigo leal, alma gemela: el amor de Wilde
56<br />
que no osa pronunciar su nombre. Su brazo: el brazo de Cranly. El ahora me dejará.<br />
¿Y la culpa? Tal como soy. Tal como soy. Todo o nada.<br />
A largos lazos desde el lago Cock el agua fluía rebosante, cubriendo<br />
verdidoradamente lagunas de arena, elevándose, fluyendo. La vara de fresno se me<br />
irá flotando. Esperaré. No, pasarán, pasando, rozando contra los bajíos,<br />
arremolinándose, pasando. Mejor que termine con este asunto pronto. Escucha: un<br />
hablaoleada de cuatripalabras: süssuu, irss, rssaiss, uus. Vehemente aliento de aguas<br />
entre sierpes de mar, caballos encabritados, rocas. En cuencas de rocas se desborda:<br />
plof, splof, plaf encubada en cubas. Y, agotada, su discurso acaba. Fluye en<br />
torbellinos sonoros, anchamente fluyente, flotante charca espumante, flor floreando.<br />
Bajo la marea creciente vio las algas rizantes alzarse lánguidamente y mecer sus<br />
brazos indolentes, levantándose el refajo, en agua susurrante oscilando y chorreando<br />
hacia arriba azoradas frondas de plata. Día a día: noche tras noche: se alzaban, se<br />
anegaban y se derrumbaban. Señor, están cansadas; y, susurrándoseles, suspiran.<br />
San Ambrosio lo oyó, el suspiro de hojas y olas, esperando, aguardando la plenitud<br />
de sus tiempos, diebus ac noctibus iniurias patiens ingemiscit. Sin ningún fin<br />
acopiadas; luego vanamente liberadas, desbordándose, retrayéndose: pico de la luna.<br />
Cansada también a la vista de amantes, hombres lascivos, mujer desnuda<br />
resplandeciente en su cortejo, arrastra un agobio de aguas.<br />
Cinco brazas ahí adentro. A cinco brazas de fondo yace vuestro padre. A la una,<br />
dijo. Encontrado ahogado. Marea alta a las puertas de Dublín. Atoando un aluvión<br />
suelto de escombros, abanibancos de peces, conchas chamuchinas. Un cadáver<br />
emergiendo blanco de sal desde la resaca, bazucando paso a paso como marsopa<br />
hacia tierra. Ahí está. Enganchadlo pronto. Tirad. Aunque hundido esté bajo la piel<br />
de las ondas. Lo tenemos. Con cuidado.<br />
Saco de gas cadavérico empapado de salmuera inmunda. Un temblor de<br />
camarones, gordos de esponjosa golosina, esplende por entre los huecos de la<br />
portañuela abotonada. Dios se hace hombre se hace pez se hace bamacla se hace<br />
montaña plumón. Alientos muertos yo que vivo respiro, piso polvo muerto, devoro<br />
asadura orinada de todos los muertos. Izado yerto por encima de la regala exhala la<br />
peste de su verde sepultura, el leproso agujero nasal roncando al sol.
57<br />
Cambio marino es esto, ojos marrones salazul. Muertemanna, la más apacible de<br />
todas las muertes conocidas por el hombre. El viejo Padre Océano. Prix de Paris:<br />
ojo con las imitaciones. Simplemente déle una oportunidad. Nos lo hemos pasado<br />
divinamente.<br />
Vamos. Tengo sed. Se nubla. No hay nubes negras por ningún lado ¿no es así?<br />
Tormenta. Todo brillante cae él, rayo orgulloso del intelecto, Lucifer, dico, qui<br />
nescit occasum. No. Mi sombrero de veneras y el bordón y susmis chancos<br />
sandalias. ¿Dónde? A tierras del lubricán. El lubricán se encontrará a sí mismo.<br />
Empuñó la empuñadura de la vara de fresno, dando suaves floretazos con ella,<br />
remoloneando aún. Sí, el lubricán se encontrará a sí mismo en mí, sin mí. Todos los<br />
días alcanzan su fin. Por cierto el próximo cuándo es el martes será el día más largo.<br />
De todo el alegre año nuevo, madre, el pon poropón pon pon. Lawn-tenis Tennyson,<br />
caballero poeta. Già. Por la vieja tarasca de dientes amarillos. Y Monsieur Drumont,<br />
caballero periodista. Già. Tengo los dientes muy mal. Por qué, digo yo. Noto. Ése se<br />
está echando a perder también. Conchas. ¿Debería ir al dentista, digo yo, con ese<br />
dinero? Ése. Éste. Kinch desdentado, el superhombre. ¿Por qué será eso, digo yo, o<br />
querrá decir algo quizá?<br />
Mi pañuelo. Lo tiró. Lo recuerdo. ¿No lo recogí?<br />
Su mano tentó en vano en los bolsillos. No, no lo hice. Mejor que compre uno.<br />
Dejó el moco seco que se había sacado de la nariz sobre el reborde de una roca,<br />
cuidadosamente. En cuanto a lo demás que mire quien quiera.<br />
Detrás. Quizá haya alguien.<br />
Volvió la cara sobre un hombro, contornada. Moviendo las altas vergas de una<br />
goleta en el aire, con las velas recogidas en las crucetas, de arribada,<br />
contracorriente, moviéndose silenciosamente, un barco silencioso.<br />
4<br />
A Mr. Leopold Bloom le gustaba saborear los órganos internos de reses y<br />
aves. Le gustaba la sopa de menudillos espesa, las mollejas que saben a nuez, el<br />
corazón asado relleno, los filetes de hígado empanados, las huevas de bacalao fritas.
58<br />
Lo que más le gustaba eran los riñones de cordero a la plancha que le<br />
proporcionaban al paladar un delicado gustillo a orina tenuemente aromatizada.<br />
Tenía los riñones en mente mientras se movía por la cocina con suavidad,<br />
ajustando las cosas del desayuno para ella en la bandeja gibosa. Luz y aire helados<br />
había en la cocina pero fuera una mañana agradable de verano por todas partes. Le<br />
abrieron un poco la gazuza.<br />
El carbón se enrojecía.<br />
Otra rebanada de pan con mantequilla: tres, cuatro: bien. A ella no le gustaba el<br />
plato lleno. Bien. Apartándose de la bandeja, levantó el hervidor de la hornilla y lo<br />
colocó de lado sobre el fuego. Allí quedó posado, deslucido y achaparrado, con el<br />
pitorro levantado. Un té pronto. Bueno. Boca seca.<br />
La gata caminó estiradamente alrededor de una pata de la mesa el rabo espigado.<br />
-¡Marrañau!<br />
-Ah, con que estás ahí, dijo Mr. Bloom, apartándose del fuego.<br />
La gata maulló como respuesta y zangoloteó de nuevo estiradamente alrededor de<br />
una pata de la mesa, maullando. Tal como ella zangolotea por mi escritorio. Prr.<br />
Ráscame la cabeza. Prr.<br />
Mr. Bloom miró amablemente con curiosidad la ágil forrna negra. Limpia a la<br />
vista: el brillo de su piel lustrosa, el botón blanco bajo el mocho de la cola, los<br />
verdes ojos esplendentes. Se inclinó hacia ella, las manos en las rodillas.<br />
-Leche para la minina, dijo.<br />
-¡Maarrañau! mayó la gata.<br />
Los toman por tontos. Entienden lo que decimos mejor que nosotros les<br />
entendemos a ellos. Ésta entiende todo lo que quiere. Vengativa también. Cruel. Su<br />
naturaleza. Es curioso que los ratones no guañen nunca. Parece que les guste. ¿A<br />
saber qué le pareceré yo? ¿Alto como una torre? No, puede saltarme.<br />
-Tiene miedo de las gallinas, la tonta, dijo burlonamente. Tiene miedo de los<br />
piopíos. No he visto nunca una minina más estúpida que esta minina.<br />
-¡Maararrañau! dijo la gata con fuerza.<br />
Parpadeó hacia arriba con ávidos ojos ruborosoentomantes, maullando larga y<br />
quejumbrosamente, mostrándole los dientes blancoleche. El observó los oscuros
59<br />
surcos de los ojos que se angostaban de codicia hasta hacerse piedras verdes. Luego<br />
fue hacia el aparador, cogió la jarra que el lechero de Hanlon le acababa de llenar,<br />
vertió leche cálidaburbujeante en un platillo y lo puso despaciosamente en el suelo.<br />
-¡Grrrr! mayó, corriendo para lamer.<br />
Observó los bigotes que relucían metálicamente en la luz débil mientras se<br />
agachaba tres veces y lamía delicadamente. ¿A saber si será verdad que si se los<br />
cortan no pueden cazar ratones? ¿Por qué? Relucen en la oscuridad, quizá, las pun-<br />
tas. O como antenas en la oscuridad, quizá.<br />
Escuchó su lamer lamiscante. Huevos con jamón, no. Nada de huevos con esta<br />
sequía. Necesitan agua fresca y limpia. Jueves: tampoco es un buen día para riñones<br />
de cordero en Buckley. Fritos con mantequilla, un pellizco de pimienta. Mejor un<br />
riñón de cerdo en Dlugacz. Mientras hierve el agua. Lamía más lentamente,<br />
relamiendo luego el platillo a lametones. ¿Por qué tendrán la lengua tan rasposa?<br />
Para relamer mejor, todas las cavidades porosas. ¿Nada que pueda comerse? Echó<br />
un vistazo a su alrededor. No.<br />
Con botas ligeramente chirriantes subió las escaleras hasta el recibidor, y se paró<br />
en la puerta del dormitorio. Puede que le apetezca algo sabroso. Rebanadas finas de<br />
pan con mantequilla le apetecen por la mañana. Aun así quizá: sin que sirva de<br />
precedente.<br />
Dijo suavemente en el desnudo recibidor:<br />
-Voy ahí al lado. Vuelvo en seguida.<br />
Y cuando se hubo escuchado su voz decirlo añadió:<br />
-¿No quieres nada para desayunar?<br />
Un suave rezongo adormecido contestó:<br />
-Mn.<br />
No. No quería nada. Oyó luego un profundo suspiro cálido, más suave, al darse la<br />
vuelta y las virolas de latón flojas del cabecero de la cama tintinearon. Tengo que<br />
mandar arreglarlas de verdad. Lástima. Nada menos que desde Gibraltar. Olvidado<br />
el poco español que sabía. A saber cuánto le costaría a su padre. Estilo antiguo. ¡Ah<br />
sí! Claro. La compró en la subasta del gobernador. Conseguida en una puja corta.<br />
Duro de roer en el regateo, el viejo Tweedy. Sí, señor. En Plevna fue eso. Yo
60<br />
ascendí de soldado raso, señor, y estoy orgulloso de ello. Aun así tuvo bastante<br />
caletre para dar con el filón de los sellos. Eso sí que fue tener vista.<br />
La mano cogió el sombrero del gancho encima de su grueso abrigo con sus<br />
iniciales y del impermeable de segunda mano de la oficina de objetos perdidos.<br />
Sellos: estampas de reverso engomado. Diría que montones de oficiales están en el<br />
ajo también. Claro que sí. El marbete sudado en la copa del sombrero le decía<br />
mudamente: Plasto: sombreros de gran ca. Fisgó apresuradamente bajo la cinta de<br />
cuero. Tira de papel blanco. A buen recaudo.<br />
En el escalón de la puerta se palpó el bolsillo del pantalón en busca de la llave. No<br />
está ahí. En los pantalones que me quité. Tengo que cojerla. La patata la tengo.<br />
Armario chirriante. No hay por qué molestarla. Se volvió adormiladamente en ese<br />
momento. Tiró de la puerta del recibidor tras de sí muy quedamente, más, hasta que<br />
el batiente inferior encajó delicadamente en el umbral, una tapa floja. Parecía<br />
cerrada. Así está bien hasta que vuelva de todas formas.<br />
Cruzó a la parte soleada, evitando la trampilla del sótano suelta del número<br />
setentaicinco. El sol se estaba acercando a la torre de la iglesia de George. Va a<br />
hacer un día de calor me imagino. Especialmente con estas ropas negras lo sentiré<br />
más. El negro conduce, refleja, (¿se dice refracta?), el calor. Pero no puedo ir con el<br />
traje claro. Como si fuera de merienda al campo. Los párpados se le entornaban<br />
plácidamente a menudo mientras caminaba en cálido contento. El carromato del pan<br />
de Boland que nos reparte en bandejas el nuestro de cada día pero ella prefiere los<br />
picos coscurritos calientes de las hogazas de ayer revenidas. Te hace sentir joven.<br />
En algún lugar del este: por la mañana temprano: te pones en marcha al amanecer.<br />
Viajas todo alrededor delante del sol, le adelantas un día de marcha. Repitiéndolo<br />
siempre nunca envejeces ni un sólo día técnicamente. Caminas por una playa, tierras<br />
extrañas, llegas a las puertas de una ciudad, centinela allí, viejo oficial chusquero<br />
además, los grandes mostachos del viejo Tweedy, apoyándose en una especie de<br />
lanza larga. Deambulas por calles entoldadas. Caras enturbantadas pasan.Antros<br />
oscuros de tiendas de alfombras, hombre grande, Turco el terrible, sentado con las<br />
piernas cruzadas, fumando en serpentinado chibuquí. Gritos de vendedores por las<br />
calles. Beber agua aromatizada con hinojo, sorbete. Callejeas todo el día. Podrías
61<br />
encontrarte con algún ladrón que otro. Bueno, te lo encuentras. Avanzando hacia el<br />
sol de poniente. Las sombras de las mezquitas entre las columnas: sacerdote con un<br />
pergamino enrollado. Un estremecimiento de los árboles, señal, el viento vespertino.<br />
Prosigo. Cielo de oro apagándose. Una madre me observa desde la entrada. Llama a<br />
sus niños para que se metan en casa en su oscura lengua. Alto muro: más allá unas<br />
cuerdas tañen. Cielo nocturno, luna, violeta, color de las ligas nuevas de Molly.<br />
Cuerdas. Escucha. Una niña tocando uno de esos instrumentos como se llamen:<br />
dulcémeles. Sigo.<br />
Seguramente no se parecería nada realmente. Suerte de patrañas que uno lee: tras<br />
el rastro del sol. Estallido de sol en la portada. Sonrió, satisfecho de sí mismo. Lo<br />
que dijo Arthur Griffith sobre el titular del editorial del Freeman: un sol de<br />
autonomía elevándose por el noroeste desde la callejuela detrás del banco de<br />
Irlanda. Prolongó su sonrisa complacida. Qué toque de ingenio judío: sol de<br />
autonomía elevándose por el noroeste.<br />
Se aproximaba al establecimiento de Lany O'Rourke. Por la rejilla del sótano<br />
subía el flojo borbotón de cerveza negra. Por la entrada el bar lanzaba a chorros al<br />
exterior bocanadas de jengibre, polvo de té, migas de galletas. Buena casa, sin<br />
embargo: justo en el límite del tráfico urbano. Por ejemplo la de M'Auley allá abajo:<br />
no es buena su situación. Claro que si pusieran una línea de tranvías a lo largo de<br />
Norh Circular desde el mercado de ganado hasta los muelles su valor subiría como<br />
la espuma.<br />
Una cabeza calva sobre la cortinilla. Astuto vejete. Inútil sondearle para un<br />
anuncio. Aun así él conoce el negocio mejor que nadie. Ahí lo tienes, cómo no, al<br />
intrépido Larry, apoyándose en la nasa del azúcar en mangas de camisa mientras<br />
observa cómo el amandilado dependiente lampacea con cubo y fiiegasuelos. Simon<br />
Dedalus lo imita a la perfección entornando los ojos. ¿Sabe usted lo que le digo?<br />
Qué sé yo, Mr. O'Rourke. ¿Sabe usted? Los rusos, sólo serían un tentempié para los<br />
japoneses.<br />
Párate y di algo: sobre el entierro quizá. Qué pena lo del pobre Dignam, Mr.<br />
O'Rourke.
62<br />
Al doblar la esquina de Dorset Street dijo animosamente saludando a través de la<br />
entrada:<br />
-Buen día, Mr. O'Rourke.<br />
-Buen día tenga usted.<br />
-Hace un tiempo muy bueno, señor.<br />
-Así es.<br />
¿De dónde sacan el dinero? Llegan hechos unos catetos pelirrojos de County<br />
Leitnm como camareros, enjuagando las jarras sucias y guardando los restos de las<br />
copas en el sótano. De pronto, he ahí que florecen y se convierten en los Adam<br />
Findlaters o los Dan Tallons. Luego piensa en la competencia. Sed general. Buen lío<br />
sería cómo cruzar Dublín sin pasar por una taberna. Ahorrarlo no pueden. De los<br />
borrachos quizá. De tres se llevan cinco. Qué es eso, un chelín de aquí y de allá,<br />
calderilla. En los pedidos al por mayor quizá. Haciendo una doble jugada con los<br />
viajantes de plaza. Tú te las arreglas con el jefe y nos repartimos la sisa<br />
¿comprendes?<br />
¿Cuánto se amasaría con los posos de la cerveza negra al mes? Digamos diez<br />
barriles de mercancía. Digamos que quitara un diez por ciento. No, más. Quince.<br />
Pasó por la escuela Nacional Saint Joseph. Clamor de mocosos. Ventanas abiertas.<br />
El aire fresco ayuda a la memoria. O una cantinela. Abece deefege caelemene opecu<br />
erreseteuuve uvedoble. ¿Son niños? Sí. Inishturk. Inishark. Inishboffin. Dándole a la<br />
jografia. La mía. Serranía Bloom.<br />
Se detuvo ante el escaparate de Dlugacz fijando la vista en las ristras de<br />
salchichas, embutidos diversos, negros y blancos. Quince multiplicado por. Las<br />
cifras palidecieron en su mente, sin resolver: molesto, las dejó que se borraran. Los<br />
relucientes embuchados, rellenos de carne picada, le alimentaron la vista y aspiró<br />
sosegadamente el hálito tibio de la condimentada sangre de cerdo cocida.<br />
Un riñón rezumaba gotas de sangre en la fuente sauzalestampada: el último.<br />
Esperó al lado de la chica de los vecinos delante del mostrador. ¿Lo compraría<br />
también, pidiendo los artículos de la lista que tenía en la mano? Agrietada: la sosa<br />
de lavar. Y una libra y media de salchichas Denny. Sus ojos descansaron en las<br />
vigorosas caderas. Woods se llama él. A saber a qué se dedicará. La mujer es algo
63<br />
vieja. Sangre nueva. No se permiten pretendientes. Un buen par de brazos. Menean-<br />
do la alfombra en el tendedero. Y bien que la menea, señor mío. La forma en que la<br />
falda torcida se mueve con cada meneo.<br />
El tocinero de ojos de hurón dobló las salchichas que había tijereteado con dedos<br />
a manchas, rosisalchicha. Buena carne tenemos ahí: como vaquilla de engorde.<br />
Cogió una página de la pila de hojas cortadas: la granja modelo en Kinnereth a la<br />
orilla del lago Tiberíades. Puede convertirse en sanatorio ideal de invierno. Moisés<br />
Montefiore. Me lo imaginaba. Alquería, con muro alrededor, ganado borroso<br />
herbajeando. Sostuvo la página a distancia: interesante: la leyó más de cerca, el<br />
título, el borroso ganado herbajeando, la página que cruje. Una vaquilla blanca.<br />
Aquellas mañanas en el mercado de ganado, las bestias mugiendo en los corrales,<br />
ganado marcado, plaf y plof del excremento, los criadores con botas claveteadas<br />
caminando penosamente por la porquería, dando alguna palmada a un cuarto trasero<br />
de carne a punto, esa pieza es de primera, varas sin pelar en las manos. Sostuvo la<br />
página oblicuamente con paciencia, dominando sus sentidos y su voluntad, su suave<br />
y paciente mirada calma. La falda torcida se mueve, meneo tras meneo tras meneo.<br />
El tocinero agarró dos hojas de la pila, envolvió las salchichas de primera e hizo<br />
una mueca roja.<br />
-¡Ea, señorita mía! dijo.<br />
Ella le dio una moneda, sonriendo atrevidamente, tendiendo la gruesa muñeca.<br />
-Gracias, señorita mía. Y un chelín y tres peniques de vuelta. ¿Y usted, señor?<br />
Mr. Bloom señaló rápidamente. Para alcanzarla y caminar detrás de ella si iba<br />
lentamente, detrás de sus jamones rebullentes. Placentera visión lo primero por la<br />
mañana. Vamos, maldita sea. Que es para hoy y se me escapa. Ella se paró al sol<br />
delante de la tienda y anduvo perezosamente hacia la derecha. Suspiró por la nariz:<br />
nunca lo entienden. Manos sodagrietadas. Costrosas uñas de los pies también.<br />
Escapularios marrones pingajosos, defendiéndola por los dos lados. La punzada del<br />
desprecio fulguró hasta debilitar el placer dentro de su pecho. Para otro: guardia<br />
fuera de servicio estrechándola en Eccles Lane. A ellas les gustan de buen tamaño.<br />
Salchicha de primera. Ay, por favor, señor Policía, me he perdido en el bosque.<br />
-Tres peniques, por favor.
64<br />
Su mano aceptó la húmeda glándula blanda y se la metió en un bolsillo lateral.<br />
Sacó luego tres monedas del bolsillo del pantalón y las dejó sobre las púas del<br />
tapete de goma. Allí quedaron, fueron interpretadas apresuradamente y apresura-<br />
damente deslizadas, disco a disco, en la caja.<br />
-Gracias, señor. Hasta otra.<br />
Una chispa de ansioso fuego desde ojos zorrunos le dio las gracias. Retiró la<br />
mirada tras un instante. No: mejor que no: en otra ocasión.<br />
-Buenos días, dijo, yéndose.<br />
-Buenos días, señor.<br />
Ni rastro. Se ha ido. ¿Qué importa?<br />
Regresó por Dorset Street, leyendo dignamente. Agendath Netaim: compañía de<br />
colonos. Para adquirir yermos terrenos arenosos al gobierno turco y plantar<br />
eucaliptos. Excelentes árboles para dar sombra, leña y para la construcción. Naran-<br />
jales e inmensos melonares al norte de Jaffa. Pagas ochenta marcos y te plantan mil<br />
metros cuadrados de tierra con olivos, naranjos, almendros o cidros. Olivos más<br />
baratos: los naranjos necesitan riego artificial. Cada año recibes un envío por la<br />
cosecha. Tu nombre registrado de por vida como propietario en el libro de la<br />
comunidad. Se puede pagar diez de entrada y el resto en plazos anuales.<br />
Bleibtreustrasse, 34, Berlín, W. 15.<br />
Ni hablar. Aun así hay algo tras todo eso.<br />
Miró al ganado, borroso en el calor de plata. Olivos plataempolvados. Largos días<br />
tranquilos: podando, madurando. Las aceitunas se envasan en tarros ¿no? Me<br />
quedan unas cuantas de Andrews. Molly las escupía. Ahora acepta el sabor.<br />
Naranjas envueltas en papel de seda embaladas en jaulas. Cidras también. A saber si<br />
el pobre Citron estará todavía en Saint Kevin's Parade. Y Mastiansky con la vieja cí-<br />
tara. Tardes placenteras que pasabamos entonces. Molly en la silla de mimbre de<br />
Citron. Agradable al tacto, fresca fruta cérea, tacto de la mano, llevarla a la nariz y<br />
aspirar el perfume. Así, intenso, dulce, salvaje perfume. Siempre igual, año tras año.<br />
Alcanzaban precios elevados además, me dijo Moisel. Arbutus Place: Pleasants<br />
Street: tiempos placenteros aquéllos. Deben de estar sin maca, decía. Viniendo nada<br />
menos que desde tan lejos: España, Gibraltar, el Mediterráneo, el Levante. Jaulas
65<br />
alineadas en un lado del muelle en Jaffa, un tipo las va consignando en un trapacete,<br />
peones manipulándolas descalzos con monos mugrientos. Ahí está cómosellama de.<br />
¿Qué tal? No me ha visto. Un tipo que conoces sólo de saludar un poco pelma.<br />
Tiene la espalda como la de aquel capitán noruego. A saber si me lo encontraré hoy.<br />
El carro del agua. Para provocar la lluvia. Así en la tierra como en el cielo.<br />
Una nube comenzó a cubrir el sol lentamente, totalmente. Gris. Lejos.<br />
No, no es así. Una tierra baldía, erial desnudo. Lago volcánico, el mar muerto: sin<br />
peces, ni algas, hundido profundo en la tierra. Ningún viento podría levantar esas<br />
olas, brumosas aguas venenosas, metal gris. Azufre lo llamaban cuando caía en<br />
forma de lluvia: las ciudades del llano: Sodoma, Gomorra, Edom. Todos nombres<br />
muertos. Un mar muerto en una tierra muerta, gris y antigua. Antigua aho ra.<br />
Procreó a la más antigua de las razas, a la primera. Una tarasca encorvada cruzó<br />
desde casa Cassidy, con un botellín agarrado por el cuello. Las gentes más antiguas.<br />
Deambularon errantes lejos por toda la tierra, de cautiverio en cautiverio,<br />
multiplicándose, muriendo, naciendo por todas partes. Yacía allí ahora. Ahora ya no<br />
podía dar más frutos. Muerto: de una vieja: el coño hundido y gris del mundo.<br />
Desolación.<br />
Un horror gris le punzó la carne. Doblando la hoja al guardarla en el bolsillo,<br />
volvió la esquina de Eccles Street, aligerando a casa. Fríos óleos se deslizaban por<br />
sus venas, helándole la sangre: los años encostrándole con un manto de sal. Bueno,<br />
ya estoy aquí. Sí, ya estoy aquí. Mal sabor de boca por la mañana malas<br />
ocurrencias. Me he levantado con el pie izquierdo. Debo empezar de nuevo con<br />
aquellos ejercicios de Sandow. Abajo sobre las manos. Casas de ladrillo marrón a<br />
manchones. El número ochenta todavía desalquilada. ¿Por qué será? Renta es sólo<br />
veintiocho. Towers, Battersby, North, MacArthur: las ventanas del salón emplas-<br />
tadas con carteles. Emplastos sobre un ojo dolorido. Oler el suave humo del té,<br />
humareda de la sartén, mantequilla chisporroteante. Estar cerca de su carne<br />
abundante cálida de cama. Sí, sí.<br />
Presurosa luz de sol cálida bajaba corriendo desde Berkeley Road, velozmente,<br />
con gráciles sandalias, por la soleada acera. Corre, corre a mi encuentro, una niña de<br />
cabellos de oro al viento.
66<br />
Dos cartas y una tarjeta yacían en el suelo del recibidor. Se agachó a recogerlas.<br />
Mrs. Manon Bloom. Su acelerado corazón redujo el ritmo al punto. Trazo firme.<br />
Mrs. Maron.<br />
-¡Poldy!<br />
Al entrar en el dormitorio semicerró los ojos y fue por la tenue luz amarilla cálida<br />
hacia la cabeza despeinada.<br />
-¿Para quién son las cartas?<br />
Las miró. Mullingar. Milly.<br />
-Una carta para mí de Milly, dijo cuidadosamente, y una tarjeta para ti. Y una<br />
carta para ti.<br />
Dejó la tarjeta y la carta de ella sobre el cobertor asargado cerca de la curva de sus<br />
rodillas.<br />
-¿Quieres que suba la cortinilla?<br />
Mientras subía la cortinilla con suaves tirones hasta la mitad su ojo de reojo vio su<br />
mirada en la carta y meterla bajo la almohada.<br />
-¿Bien así? dijo, volviéndose.<br />
Estaba leyendo la tarjeta, recostada sobre el codo.<br />
-Ya ha recibido las cosas, dijo.<br />
Esperó a que hubiera dejado la tarjeta a un lado y a que se enroscara de nuevo<br />
lentamente con un suspiro de comodidad.<br />
-Aligera con el té, dijo. Estoy seca.<br />
-El agua ya está hirviendo, dijo.<br />
Pero se demoró para recoger las cosas de la silla: sus enaguas a rayas, ropa<br />
interior sucia en un revoltijo: y lo levantó todo en una brazada colocándolo a los<br />
pies de la cama. Cuando bajaba las escaleras de la cocina, lo llamó:<br />
-¡Poldy!<br />
- Qué?<br />
-Escalda la tetera.<br />
Hirviendo cómo no: un penacho de vapor por el pitorro. Escaldó y enjuagó la<br />
tetera y echó cuatro cucharadas colmadas de té, volcando luego el hervidor para que<br />
el agua fluyera dentro. Una vez lo hubo dejado para que se asentara quitó el her-
67<br />
vidor, allanó las ascuas con la sartén y observó cómo la pella de mantequilla se<br />
deslizaba y se derretía. Mientras desenvolvía el riñón la gata maulló<br />
hambrientamente. Dale mucha carne no cazará ratones. Dicen que no comen cerdo.<br />
Casher. Toma. Le dejó caer el papel embadurnado de sangre y soltó el riñón en la<br />
mantequilla derretida que chisporroteaba. Pimienta. La espolvoreó en círculos con<br />
los dedos de la huevera desconchada.<br />
Después rasgó el sobre de la carta, recorriendo la página con la vista hasta abajo y<br />
volviéndola. Gracias: boina nueva: Mr. Coghlan: merienda en el lago Owel: joven<br />
estudiante: chicas en la playa de Boylan Botero.<br />
El té se había asentado. Llenó su propia taza con bigotera, de falsa porcelana<br />
Crown Derby, sonriendo. Regalo de cumpleaños de la tontuela de Milly. Sólo tenía<br />
cinco años entonces. No, aguarda: cuatro. Yo le regalé el collar ambarino que<br />
rompió. Metiendo trozos doblados de papel de estraza en el buzón para ella. Sonrió<br />
mientras vertía.<br />
Ah, mi Milly Bloom, eres mi amada.<br />
Eres mi espejo de la noche a la mañana.<br />
Te prefiero a ti sin un ochavo<br />
que a Katey Keogh con jardín y asno.<br />
El pobre profesor Goodwin. Caso horrendo. Aun así era un tipo cortés. Anticuada<br />
la manera como solía despedir con reverencias a Molly desde la plataforma. Y el<br />
espejito dentro del sombrero de copa. La noche en que Milly lo trajo al salón. ¡Eh,<br />
mirad lo que he encontrado en el sombrero del profesor Goodwin! Lo que nos<br />
reímos. El sexo alboreando ya entonces. Desparpajadilla que era.<br />
Pinchó el riñón con un tenedor y le dio la vuelta de una paletada: luego ajustó la<br />
tetera en la bandeja. La giba se abombó al cogerla. ¿Está todo? Pan con mantequilla,<br />
cuatro, azúcar, cuchanlla, la leche cremada. Sí. La subió, el pulgar enganchado en el<br />
asa de la tetera.<br />
Empujando la puerta con la rodilla entró con la bandeja y la puso sobre la silla al<br />
lado del cabecero.
68<br />
-¡Cuánto has tardado! dijo.<br />
Los latones tintinearon al incorporarse ella animadamente, con un codo en la<br />
almohada. El miró calmadamente su corpulencia y entre sus grandes tetas suaves,<br />
caídas dentro de su camisón como ubres de cabra. El calor de su cuerpo acostado se<br />
esparció por el aire, mezclándose con la fragancia del té que ella se echaba.<br />
Una esquina de sobre abierto asomaba por debajo de la almohada hoyosa. En el<br />
momento de irse se quedó para estirar el cobertor.<br />
-¿De quién era la carta? preguntó.<br />
Trazo firme. Manon.<br />
-Pues de Boylan, dijo. Va a traer el programa.<br />
-¿Qué vas a cantar?<br />
-Lá ci darem con J. C. Doyle, dijo y Vieja y dulce canción de amor.<br />
Sus labios carnosos, al beber, sonrieron. Más bien a rancio el tufillo que deja ese<br />
incienso al día siguiente. Como agua de flores inmunda.<br />
-¿Quieres la ventana abierta un poco?<br />
Dobló una rebanada de pan y se la metió en la boca, preguntando:<br />
-¿A qué hora es el entierro?<br />
-A las once, creo, contestó. No he visto el periódico.<br />
Siguiendo la señal de su dedo, recogió de la cama por una pemera sus bragas<br />
sucias. ¿No? Luego, una liga gris retorcida y enrollada alrededor de una media:<br />
arrugada, talón brillante.<br />
-No: ese libro.<br />
Otra media. Sus enaguas.<br />
-Me se habrá caído, dijo.<br />
Palpó aquí y allá. Voglio e non vorrei. A saber si lo pronuncia bien: voglio. No<br />
está en la cama. Debe de haberse resbalado al suelo. Se agachó y levantó los<br />
faldones. El libro, caído, abierto contra el alabeo del orinal con greca.<br />
-Trae aquí, dijo. Puse una señal. Hay una palabra que quería preguntarte.<br />
Sorbió un trago de té de la taza que sujetaba por el cuenco y, tras limpiarse<br />
esmeradamente las puntas de los dedos en la manta, empezó a rastrear por el texto<br />
con la horquilla hasta que dio con la palabra.
69<br />
-¿Meten qué? preguntó él.<br />
-Aquí, dijo ella. ¿Qué quiere decir eso?<br />
Se inclinó hacia delante y leyó junto a la uña lacada de su pulgar.<br />
-¿Metempsicosis?<br />
-Sí. No lo conocen ni en su casa a la hora de comer.<br />
-Metempsicosis, dijo él, frunciendo el ceño. Es griego: del griego. Quiere decir la<br />
transmigración de las almas.<br />
-¡Bah! ¡Chorradas! dijo. Dilo en cristiano.<br />
Sonrió, mirando de soslayo a sus ojos burlones. Los mismos ojos juveniles. La<br />
primera noche después de las charadas. En Dolphm's Bam. Pasó las páginas<br />
pringosas. Rubí: el orgullo de la pista. Caramba. Una ilustración. Italiano feroz con<br />
zurriago. Debe ser Rubí el orgullo de la en el suelo desnuda. Una sábana<br />
amablemente prestada. El monstruoso Maffei desistió y arrojó a su víctima lejos de<br />
sí con un juramento. Crueldad detrás de todo ello. Animales drogados. En el<br />
trapecio de los Henglers. Tuve que mirar para otro lado. La muchedumbre<br />
boquiabierta. Trónchate el cuello que nosotros nos troncharemos de risa. Familias<br />
enteras. Los enseñan desde pequeños para que se metampsicoseen. Que vivimos<br />
después de muertos. Nuestras almas. Que el alma de uno cuando muere, el alma de<br />
Dignam....<br />
-¿Lo has terminado? preguntó.<br />
-Sí, dijo ella. No es nada cachondo. ¿Está ella todo el tiempo enamorada del<br />
primer tipo?<br />
-No lo he leído. ¿Quieres otro?<br />
-Sí. Tráeme otro de Paul de Verga. Gracioso nombre tiene.<br />
Echó más té en la taza, observando cómo fluía de lado.<br />
Tengo que renovar ese libro de la biblioteca de Capel Street o le escribirán a<br />
Kearney, mi garante. Reencarnación: ésa es la palabra.<br />
-Algunos creen, dijo, que seguimos viviendo dentro de otro cuerpo después de la<br />
muerte, que hemos vivido con anterioridad. Lo llaman reencarnación. Que todos<br />
hemos vivido antes en la tierra hace miles de años o en otro planeta. Dicen que lo<br />
hemos olvidado. Algunos dicen que recuerdan sus vidas pasadas.
70<br />
La pesada leche cremada formaba cuajadas espirales en su té. Mejor que le<br />
recuerde la palabra: metempsicosis. Un ejemplo sería mejor. ¿Un ejemplo?<br />
El baño de la ninfa sobre la cama. Lo daban junto con el número de Pascua de<br />
Resurrección de Photo Bits: espléndida obra maestra en láminas a todo color. El té<br />
antes de poner la leche. No muy distinta a ella con el pelo suelto: más delgada. Tres<br />
con seis di por el marco. Ella dijo que estaría bien encima de la cama. Ninfas al<br />
desnudo: Grecia: y pongamos por caso toda aquella gente que vivía en aquel<br />
entonces.<br />
Pasó las páginas para atrás.<br />
-Metempsicosis, dijo, es como los antiguos griegos lo llamaban. Ellos creían que<br />
te podías convertir en animal o en árbol, pongo por caso. Lo que llamaban ninfas,<br />
por ejemplo.<br />
La cucharilla dejó de remover el azúcar. Miró fijamente al frente, inhalando por<br />
las ventanas de la nariz arqueada.<br />
-Huele a quemado, dijo. ¿Te has dejado algo en el fuego?<br />
-¡El riñón! exclamó él repentinamente.<br />
Metió el libro torpemente en el bolsillo interior y, los dedos del pie tropezando<br />
contra el bacín roto, salió corriendo hacia el olor, bajando precipitadamente las<br />
escaleras con patas de cigüeña en desbandada. Humo irritante salía como un chorro<br />
furioso por un lado de la sartén. Pinchando el riñón por debajo con uno de los<br />
dientes del tenedor lo despegó y lo volvió boca arriba como tortuga. Sólo un poco<br />
quemado. Lo echó de la sartén a un plato y dejó chorrear en él un hilo de la escasa<br />
salsa marrón.<br />
Un té ahora. Se sentó, cortó y untó con mantequilla una rebanada de la hogaza.<br />
Recortó la carne quemada y se la tiró a la gata. Luego se llevó un tenedor lleno a la<br />
boca, y masticó con discernimiento la carne tierna y gustosa. En su punto. Un sorbo<br />
de té. Luego cortó dados de pan, sopó uno en la salsa y se lo metió en la boca. ¿Qué<br />
era eso del joven estudiante y de la merienda? Desdobló la carta a su lado, y la leyó<br />
lentamente mientras masticaba, sopando otro dado de pan en la salsa y llevándoselo<br />
a la boca.<br />
Queridísimo papi
71<br />
Muchísimas gracias por el bonito regalo de cumpleaños. Me cae divinamente.<br />
Todo el mundo dice que estoy guapetona con mi boina nueva. He recibido la bonita<br />
caja de dulces de mamá y le escribo. Son divinos. Voy viento en popa en el negocio<br />
de fotos ahora. Mister Coghlan me hizo una a mí y a la Mrs. Se mandará cuando<br />
esté revelada. Ayer hicimos el agosto. Día de feria y todas las elegantes patigordas<br />
estaban aquí. Vamos a ir al lago Owel el lunes con unos cuantos amigos para hacer<br />
una pequeña merienda campestre. Un abrazo a mamá y para ti un beso muy grande<br />
y gracias. Les oigo al piano abajo. Va a haber un concierto en el Greville Arms el<br />
sábado. Hay un joven estudiante que viene por aquí algunas tardes llamado Bannon<br />
sus primos o algo por el estilo son gente bien y canta la canción de Boylan (he<br />
estado en un tris de escribir Boylan Botero) sobre aquellas chicas de la playa. Dile<br />
que la tontuela de Milly manda mis mejores respetos. Tengo que acabar ahora con<br />
todo mi afecto<br />
Tu hija que te quiere<br />
P.D. Perdona la letra tengo prisa. Adiós.<br />
Milly<br />
Quince hizo ayer. Curioso, el quince del mes también. Su primer cumpleaños lejos<br />
de casa. Separación. Recuerdo la mañana de verano en que nació, corriendo para<br />
despertar a Mrs. Thornton de Denzille Street. Qué vieja más jovial. A cientos de<br />
niños habrá tenido que ayudar a traer al mundo. Ella sabía desde el principio que el<br />
pobrecillo Rudy no viviría. Tranquilo, Dios es bueno, señor. Lo supo de inmediato.<br />
Tendría ahora once si hubiera vivido.<br />
Su cara distraída miró lastimosamente la postdata. Perdona la letra. Prisa. Piano<br />
abajo. Está en la edad del pavo. Follón con ella en el Café XL por la pulsera. No<br />
quería comerse los pasteles ni hablar ni mirar. Descaradilla. Sopó otros dados de<br />
pan en la salsa y se comió el riñón trozo a trozo. Doce con seis a la semana. No<br />
mucho. Aun así, podía estar peor. Teatro de variedades. Joven estudiante. Bebió<br />
otro sorbo de té más frío para bajar la comida. Luego leyó la carta de nuevo: dos<br />
veces.<br />
M.
72<br />
Bueno, bueno: sabe cómo cuidarse. Pero éy si no? No, no ha pasado nada. Claro<br />
que podría. Espera en cualquier caso a que ocurra. Menuda chiquilla. Sus piernas<br />
delgaduchas corriendo escaleras arriba. El destino. Madurando ahora. Vanidosa:<br />
mucho.<br />
Sonrió con preocupado afecto a la ventana de la cocina. La vez que la cogí en la<br />
calle pellizcándose las mejillas para ponérselas rojas. Anémica un poco. Se le dio<br />
leche demasiado tiempo. A bordo del Ern's King aquel día alrededor del buquefaro<br />
Kish. Maldita bañera cómo se movía. Ni pizca de canguelo. El pañuelo azul pálido<br />
suelto al viento con el pelo.<br />
Toda rizosy hoyuelos en las mejillas,<br />
la cabeza sencillamente se te arremolina.<br />
Chicas de la playa. Sobre roto. Las manos metidas en los bolsillos del pantalón,<br />
calesero en su día de asueto, cantando. Amigo de la familia. Arremollina, dice él.<br />
Espigón con farolas, atardecer veraniego, banda.<br />
Aquellas chicas, aquellas chicas,<br />
de la playa encantadoras chicas.<br />
Milly también. Besos juveniles: el primero. Lejos ahora ya pasados. Mrs. Marion.<br />
Leyendo, recostada ahora, contando los mechones de su cabello, sonriendo,<br />
trenzando.<br />
Un ligero malestar, desazón, le recorrió el espinazo, aumentando. Sucederá, sí.<br />
Evitar. Inútil: no puedo hacer nada. Labios dulces y suaves de niña. Sucederá<br />
también. Sintió que el malestar fluyente lo inundaba. Inútil hacer algo ahora. Labios<br />
que besaron, besando, besados. Labios de mujer, carnosos y glutinosos.<br />
Mejor está allí: lejos. Ocuparla. Quería un perro para entretenerse. Podría hacer un<br />
viaje hasta allí. En las vacaciones de agosto, sólo dos con seis ida y vuelta. Aún<br />
quedan seis semanas todavía. Podría hacerme de algún pase de prensa. O a través de<br />
M'Coy.
73<br />
La gata, tras haberse lavado todo el pelaje, volvió al papel manchado de sangre, lo<br />
olfateó y zangoloteó hasta la puerta. Se volvió a mirarle, maullando. Quiere salir.<br />
Espera delante de una puerta alguna vez se abrirá. Que espere. Está azogada.<br />
Cargada de electricidad. Truenos en el ambiente. Lavándose estaba la oreja de<br />
espaldas al fuego también.<br />
Se sentía pesado, lleno: luego el vientre ligeramente suelto. Se levantó,<br />
desabrochándose la cinturilla del pantalón. La gata le maulló.<br />
-¡Miau! dijó él como respuesta. Espera a que yo esté listo.<br />
Pesadez: será un día caluroso. Demasiada molestia sudar como un negro escaleras<br />
arriba hasta el descansillo.<br />
Un periódico. Le gustaba leer en el retrete. Espero que no llegue ningún<br />
mentecato justo cuando.<br />
En la gaveta de la mesa encontró un número atrasado de Titbits. Lo dobló bajo el<br />
sobaco, fue hasta la puerta y la abrió. La gata subió con suaves saltitos. ¡Ah! quería<br />
subir arriba, enroscarse hecha un ovillo en la cama.<br />
Escuchando oyó la voz de ella:<br />
-Ven, ven, minina. Ven.<br />
Salió por la puerta trasera al jardín: se paró a escuchar hacia el jardín de al lado.<br />
Ni un ruido. Quizá tendiendo la ropa. La muchacha estaba en el jardín. Espléndida<br />
mañana.<br />
Se inclinó a observar una fina hilera de menta que crecía junto a la pared. Hacer<br />
aquí un cenador. Judías escarlatas. Parra virgen. Habría que volver a abonar todo el<br />
terreno, tierra apelmazada. Una buena mano de hígado de azufre. Toda la tierra está<br />
así cuando no tiene estiércol. Desperdicios de la casa. Marga ¿qué es eso<br />
exactamente? Las gallinas del jardín de al lado: sus excrementos son muy buenos<br />
como abono para encima. El mejor de todos sin embargo es el de ganado,<br />
especialmente cuando ha sido cebado con tortas de orujo. Pajuz de estiércol. Lo<br />
mejor para limpiar los guantes de cabritilla de señora. Lo sucio limpia. Las cenizas<br />
también. Regenerar todo el terreno. Cultivar guisantes en aquel rincón de allí.<br />
Lechugas. Siempre habría verduras frescas entonces. Aun así un jardín tiene sus<br />
desventajas. La abeja o moscarda el lunes de Pentecostés.
74<br />
Prosiguió andando. ¿Dónde está mi sombrero, por cierto? He debido de ponerlo<br />
de nuevo en el gancho. O al colgarlo el suelo. Extraño que no lo recuerde. El<br />
perchero demasiado lleno. Cuatro paraguas, impermeable de ella. Al recoger las<br />
cartas. La campanilla del establecimiento de Drago que suena. Curioso estaba<br />
pensando justo en ese momento. Cabello castaño abrillantinado por encima del<br />
cuello. Se acababa de lavar y cepillarse. A saber si tendría tiempo de tomar un baño<br />
esta mañana. Tara Street. El tipo aquel de la taquilla ayudó a fugarse a <strong>James</strong><br />
Stephens, dicen. O'Brien.<br />
Voz profunda tiene ese individuo Dlugacz. ¿Agendath cómo era? ¡Ea, señorita<br />
mía! Entusiasta.<br />
De una patada abrió la puerta desencajada del excusado. Mejor será que cuide de<br />
no mancharme estos pantalones del entierro. Entró, agachando la cabeza por debajo<br />
del dintel. Dejando la puerta entreabierta, en medio de la peste a cal mohosa y de<br />
telarañas rancias se desabrochó los tirantes. Antes de sentarse escudriñó por un<br />
resquicio las ventanas de la casa de al lado. El rey estaba en la sala de cuentas.<br />
Nadie.<br />
En cuclillas sobre el banquillo de escamio desdobló el periódico, pasando las<br />
páginas sobre las rodillas desnudas. Algo nuevo y fácil. No hay prisa. Aguántatelo<br />
un poco. Cuento premiado titbit: El golpe magistral de Matcham. Escrito por Mr.<br />
Plrilip Beaufoy, del Club de Amigos del Teatro, de Londres. A razón de una guinea<br />
la columna se ha pagado al escritor. Tres y media. Tres libras con tres. Tres libras,<br />
trece con seis.<br />
Plácidamente leyó, conteniéndose, la primera columna y, cediendo pero<br />
resisitiéndose, comenzó la segunda. A la mitad, cediendo su última resistencia,<br />
permitió que el vientre se vaciara plácidamente mientras leía, leyendo aún paciente-<br />
mente el ligero estreñimiento de ayer completamente desaparecido. Espero no sea<br />
demasiado grande vuelvan de nuevo las hemorroides. No, lo justo. Así pues. ¡Ay!<br />
Estreñido. Una tableta de cáscara sagrada. La vida podría ser así. No le afectaba ni<br />
le emocionaba pero era algo ligero y bien cuidado. Publican cualquier cosa ahora.<br />
Qué estación más tonta. Siguió leyendo, sentado calmoso sobre su propio tufo<br />
ascendente. Bien cuidado ciertamente. Matcham piensa a menudo en elgolpe
75<br />
magistral por el que sedujo a la bruja hilarante que ahoya. Empieza y termina<br />
moralmente. De las manos. Astuto. Echó un vistazo atrás a lo que ya había leído y,<br />
mientras sentía fluir su orina quedamente, envidió amablemente a Mr. Beaufoy que<br />
había escrito aquello y recibido en pago tres libras, trece con seis.<br />
Podría conseguir hacer un esbozo. Por Mr. y Mrs. L. Bloom. Inventar una historia<br />
para ilustrar un proverbio. ¿Cuál? En tiempos solía intentar tomar notas en el puño<br />
de lo que ella decía al vestirse. Le desagradaba que nos vistiéramos juntos. Me corté<br />
afeitándome. Mordiendo su labio inferior, abrochándole el corchete de la falda.<br />
Controlándole el tiempo. 9:15. ¿Te ha pagado Roberts ya? 9:20. ¿Qué llevaba<br />
puesto Gretta Conroy? 9:23. ¿Cómo se me ocurriría comprar este peine? 9:24. Estoy<br />
inflada con esa col. Una mota de polvo en el charol de la bota: restregándose<br />
esmeradamente por turno cada vira contra la pantorrilla de la media. La mañana<br />
después del baile de la feria cuando la banda de May tocó la danza de las horas de<br />
Ponchielli. Explica eso: horas del amanecer, mediodía, luego el atardecer que se<br />
acerca, luego las horas de la noche. Lavándose los dientes. Esa fue la primera<br />
noche. Su cabeza al bailar. Las varillas del abanico chascando. ¿Es rico ese tal<br />
Boylan? Tiene dinero. ¿Por qué? Noté que tenía un aliento dulce y agradable<br />
cuando bailábamos. Inútil tararear en aquel momento. Menciona eso. Extraña<br />
música la de aquella última noche. El espejo estaba en penumbras. Ella limpió el<br />
espejo de mano con diligencia en el chaleco de lana contra su abultado pecho<br />
oscilante. Mirando en él. Arrugas en sus ojos. No daría buenos resultados de todas<br />
maneras.<br />
Horas del atardecer, chicas de gasa gris. Horas de la noche luego: negras con<br />
dagas y antifaces. Idea poética: rosa, luego dorado, luego gris, luego negro. Aun así,<br />
fiel a la realidad también. El día: luego la noche.<br />
Rasgó contundentemente por la mitad el cuento premiado y se limpió con él.<br />
Luego se ciñó los pantalones, se abrochó los tirantes y se abotonó. Tiró hacia atrás<br />
de la tambaleante, bamboleante puerta del excusado y salió de las sombras al aire<br />
libre.
76<br />
En la luz radiante, aligerado y aliviado de miembros, se ojeó cuidadosamente los<br />
pantalones negros: los bajos, las rodillas, las corvas. ¿A qué hora es el entierro?<br />
Será mejor que me entere por el periódico.<br />
Un chirrido y un apagado aleteo por el aire en lo alto. Las campanas de la iglesia<br />
de George. Tocaban la hora: sonoro hierro apagado.<br />
¡Dingdón! ¡Dingdón!<br />
¡Dingdón! ¡Dingdón!<br />
¡Dingdón! ¡Dingdón!<br />
Menos cuarto. Ahí está otra vez: la resonancia le sigue por el aire. La tercera.<br />
¡Pobre Dignam!<br />
5<br />
JUNTO a las grúas de Sir John Rogerson's Quay Mr. Bloom caminaba<br />
discretamente, dejando atrás Windmill Lane, el establecimiento Leask molino de<br />
linaza, la estafeta de correos y telégrafos. Podría haber dado esa dirección también.<br />
Y dejando atrás el albergue de marineros. Se apartó de los ruidos de la mañana del<br />
muelle y prosiguió por Lime Street. Junto a las casitas Brady se hallaba arrellanado<br />
un chico recogedor de arrebañaduras, el cubo de basura colgado del brazo, fumando<br />
una colilla chupada. Una niña más pequeña con cicatrices de eccema en la frente le<br />
ojeó, lánguidamente sujetando su aro de barrica maltrecho. Dile que si fuma no<br />
crecerá. ¡Bah, déjalo! Tampoco su vida es un lecho de rosas. Esperando a las<br />
puertas de las tabernas para traer a papa a casa. Vuelve a casa con mama, papa.<br />
Hora de poca actividad: no habrá mucha gente allí. Cruzó Townsend Street, pasó la<br />
fachada ceñuda de Bethel. El, sí: casa de: Alef, Beth. Y dejó atrás la funeraria<br />
Nichols. A las once es. Tiempo de sobra. Diría que Kelleher Copetón birló el<br />
trabajo para O'Neill. Coser y cantar. Copetón. La vi una vez bajo el emparrado. En<br />
el sombreado. ¡Qué animado! Soplón de la policía. Su nombre y dirección luego dio<br />
con el agururú runrurú rururú. Vaya, seguro que lo birló. Que lo entierren barato en<br />
un comosediga. Con el gururú gururú gururú gururú.
77<br />
En Westland Row se detuvo ante el escaparate de la Belfast and Oriental Tea<br />
Company y leyó los marbetes de los paquetillos de papel de estaño: mezcla selecta,<br />
calidad superior, té para la familia. Más bien caluroso. Té. Tengo que hacenne con<br />
un poco de Tom Keman. No podría pedírselo en un entierro, sin embargo. Mientras<br />
sus ojos leían aún comedidamente se quitó el sombrero aspirando quedamente la<br />
brillantina y envió la mano derecha con graciosa lentitud por la frente y el pelo.<br />
Mañana muy calurosa. Bajo sus párpados caídos los ojos encontraron el lacito de la<br />
cinta de cuero dentro de su sombrero de gran ca. Allí estaba. La mano derecha bajó<br />
al cuenco del sombrero. Los dedos encontraron apresuradamente una tarjeta tras la<br />
cinta y la transfirieron al bolsillo del chaleco.<br />
Vaya calor. La mano derecha pasó una vez más más lentamente por la frente y el<br />
pelo. Luego se puso el sombrero de nuevo, aliviado: y leyó de nuevo: mezcla<br />
selecta, hecha con las mejores hojas de Ceilán. El lejano oriente. Un lugar<br />
encantador debe de ser: el jardín del mundo, grandes hojas indolentes donde flotar<br />
sin rumbo, cactos, praderas floridas, lianas serpeantes las llaman. A saber si será así.<br />
Esos cingaleses zascandileando al sol entregados al dolcefar niente, sin dar ni golpe<br />
en todo el día. Duermen seis meses al año. Demasiado calor para discutir. Influencia<br />
del clima. Letargo. Flores del ocio. El aire es lo que más alimenta. Azoes.<br />
Invernadero en los jardines Botánicos. Plantas sensibles. Nenúfares. Pétalos<br />
demasiado cansados para. Enfermedad del sueño en el ambiente. Andan sobre<br />
pétalos de rosas. Imagina tratando de comer callos y uñas de vaca. ¿Dónde estaba el<br />
tipo que vi en aquella foto en algún sitio? Ah, sí, en el mar muerto flotando de<br />
espaldas, leyendo un libro con una sombrilla abierta. No puede uno hundirse ni aún<br />
queriendo: tan espesa con la sal. ¿Porque el peso del agua, no, el peso del cuerpo en<br />
el agua es igual al peso del qué? ¿O es el volumen lo que es igual al peso? Es una<br />
ley que dice algo así. Vance en el instituto crujiéndose los dedos, enseñando. El<br />
plan de estudios del colegio. Plan crujiente. ¿Qué es peso en realidad cuando dices<br />
el peso? Treintaidós pies por segundo por segundo. Ley de la inercia de los cuerpos:<br />
por segundo por segundo. Todos caen al suelo. La tierra. Es la fuerza de la gravedad<br />
de la tierra lo que es el peso.
78<br />
Se volvió y vagó lentamente hacia el otro lado de la calle. ¿Cómo iba andando ella<br />
con las salchichas? De esa forma que tú sabes. Mientras andaba cogió el Freeman<br />
doblado del bolsillo lateral, lo desdobló, lo enrolló a lo largo en forma de batuta y<br />
tabaleó con él en la pemera a cada vagaroso paso. Cara de circunstancia: sólo<br />
pasaba por ver. Por segundo por segundo. Por segundo por cada segundo quiere<br />
decir. Desde el bordillo lanzó una mirada penetrante por la puerta de la estafeta de<br />
correos. Buzón de última recogida. Cartas aquí. Nadie. Adentro.<br />
Alargó la tarjeta por la rejilla de latón.<br />
-¿Hay alguna carta para mí? preguntó.<br />
Mientras la empleada de correos buscaba en un casillero él reparó en un cartel de<br />
reclutamiento con soldados de todos los cuerpos desfilando: y se llevó la punta de la<br />
batuta a la nariz, oliendo el papel de periódico recién imprimido. No habrá respuesta<br />
probablemente. Me propasé en la última.<br />
La empleada de correos le devolvió por la rejilla su tarjeta con una carta. El le dio<br />
las gracias y echó rápidamente un vistazo al sobre mecanografiado.<br />
Henry Flower Esq.<br />
Lista de Correos. Westland Row.<br />
E/E<br />
Ha contestado en cualquier caso. Deslizó tarjeta y carta en el bolsillo lateral,<br />
pasando de nuevo revista a los soldados desfilando. ¿Dónde estará el regimiento del<br />
viejo Tweedy? Soldado retirado. Mira: gorra de piel de oso y penacho. No, es un<br />
granadero. Puños de pico. Ahí lo tienes: fusileros del real de Dublín. Casacasrojas.<br />
Demasiado llamativas. Por eso debe de ser por lo que las mujeres los persiguen.<br />
Uniforme. Más fácil alistarse y hacer la instrucción. La carta de Maud Gonne acerca<br />
de cómo hay que sacarlos de O'Connell Street por las noches: deshonra para nuestra<br />
capital irlandesa. El periódico de Griffith va en la misma linea ahora: un ejército<br />
carroño de enfermedades venéreas: imperio de ultramar o de ultraborrachos. Medio<br />
cocidos parecen: como hipnotizados. Vista al frente. Marcar el paso. Izquierda:
79<br />
erda. Derecha: echa. Los del Rey. Nunca se le ve a él vestido de bombero o de poli.<br />
De masón, sí.<br />
Salió lentamente de la estafeta de correos y dobló a la derecha. Charla: como si<br />
eso lo arreglara todo. La mano se metió en el bolsillo y un dedo índice se abrió<br />
camino por debajo de la solapa del sobre, rasgándolo con brusquedad. Las mujeres<br />
siempre echan mucha cuenta, no lo creo. Los dedos sacaron la carta la carta y<br />
arrugaron el sobre en el bolsillo. Algo prendido: foto quizá. ¿Pelo? No.<br />
M'Coy. Deshagámonos de él pronto. Va a apartarme de mis asuntos. Qué molesta<br />
es la gente cuando uno.<br />
-Hola, Bloom. ¿Adónde va?<br />
-Hola, M'Coy. A ningún sitio en especial.<br />
-¿Cómo le va?<br />
-Bien. ¿Y usted?<br />
-Sobrevivo, dijo M'Coy.<br />
Con los ojos puestos en la corbata y traje negros preguntó con quedo respeto:<br />
-¿Hay algún ... no sucede nada, espero? Veo que está ...<br />
-No, no, dijo Mr. Bloom. El pobre Dignam, ya sabe. El entierro es hoy.<br />
-Claro, pobre hombre. Así es. ¿A qué hora?<br />
Foto no es. Una insignia quizá.<br />
A laaas once, contestó Mr. Bloom.<br />
-Intentaré ir hasta allí, dijo M'Coy. ¿A las once, dice? Sólo me enteré anoche.<br />
¿Quién me lo dijo? Holohan. ¿Conoce a Boto?<br />
-Le conozco.<br />
Mr. Bloom miró al otro lado de la calle al charrete parado ante la puerta del<br />
Grovesnor. El mozo cargaba la maleta en el pesebrón. Ella permanecía de pie, a la<br />
espera, mientras el hombre, marido, hermano, como ella, se buscaba cambio en los<br />
bolsillos. Un abrigo con estilo con ese cuello vuelto, abrigado para un día como<br />
éste, parece de paño. Qué postura tan distraída con las manos en esos bolsillos de<br />
parche. Como aquella encopetada criatura en el partido de polo. Las mujeres todas a<br />
favor del espíritu de clase hasta que tocas el punto sensible. Bien está y bien parece.
80<br />
Reservadas a punto de ceder. La honorable Mrs. y Bruto es un hombre honorable.<br />
Poseerla una vez le quitaría todo ese estiramiento.<br />
-Estaba yo con Bob Doran, que pasa por una de sus rondas habituales, y con ése<br />
cómo le llaman Lyons Gallito. Justo allá en la taberna Conway estábamos.<br />
Doran Lyons en Conway. Ella se llevó una mano enguantada al pelo. Entró Boto.<br />
A remojarse el gaznate. Echando la cabeza hacia atrás y mirando fijo a lo lejos con<br />
los párpados entornados vio la brillante piel de cervato relucir bajo el fuerte<br />
reverbero, el trenzado. Desde luego que hoy veo bien. La humedad en el ambiente<br />
da largo alcance visual quizá. Hablando de unas cosas u otras. Mano de señora. ¿Por<br />
qué lado se subirá?<br />
-Y dijo él: ¡Qué pena lo del pobre amigo Paddy! ¿Qué Paddy? dije yo. El<br />
pobrecillo Paddy Dignam, dijo.<br />
De campo: a Broadstone probablemente. Botas altas marrones con cordones<br />
colgantes. Pie bien moldeado. ¿Para qué tanto barullo con ese cambio? Me ve<br />
mirando. Ojo avizor por otro tipo siempre. Un por si acaso. Si una vela se apaga. -<br />
¿Porqué? dije yo. ¿Qué le pasa? dije.<br />
Orgullosa: rica: medias de seda.<br />
-Sí, dijo Mr. Bloom.<br />
Se echó un poquito hacia la cabeza hablante de M'Coy. Se va a subir dentro de<br />
nada.<br />
-¿Que qué le pasa? dijo. Que está muerto, dijo. Y, se lo juro, ya colmó la copa.<br />
¿Quién, Paddy Dignam? dije. No daba crédito a mis oídos. Estuve con él el viernes<br />
pasado o fue el jueves en el Arch. Sí, dijo. Se ha ido. Murió el lunes, pobre hombre.<br />
¡Atención! ¡Atención! Chispazo de seda ricas medias blancas. ¡Atención!<br />
Un pesado tranvía tocando el gong viró por en medio.<br />
Me la perdí. Condenado chato ruidoso. Se siente uno que le han quitado la miel de<br />
los labios. Paraíso y Pen. Siempre sucede lo mismo. En el preciso momento.<br />
Aquella chica en un zaguán de Eustace Street fue un lunes ajustándose la liga. La<br />
amiga tapando el espectáculo. Esprit de corps. Vaya ¿qué miras ahí boquiabierto?<br />
-Sí, sí. dijo Mr. Bloom después de un apagado suspiro. Otro que se ha ido.<br />
-Uno de los mejores, dijo M'Coy.
81<br />
El tranvía pasó. Se marcharon en el coche hacia el puente de la línea de<br />
circunvalación, la mano de ella ricamente enguantada en el asidero de acero.<br />
Tremola, tremola: el flamante encaje de su sombrero al sol: tremola, tremolina.<br />
-¿La mujer bien, supongo? dijo la voz cambiada de M'Coy.<br />
-Sí, sí, dijo Mr. Bloom. Magnífica, gracias.<br />
Desenrolló la batuta de periódico despreocupadamente y leyó<br />
despreocupadamente:<br />
¿Qué es el hogar sin<br />
Fiambre en Pote Ciruelo?<br />
Incompleto.<br />
Con Ciruelo de felicidad repleto.<br />
-Mi señora acaba de conseguir un contrato. De todas formas aún no está<br />
formalizado.<br />
El cuento de la maleta otra vez. Por cierto sin ofender. No entro en ese juego,<br />
gracias.<br />
Mr. Bloom desvió los ojos de grandes párpados con acompasada cordialidad.<br />
-Mi mujer también, dijo. Va a cantar para un asunto de postín en el Ulster Hall, en<br />
Belfast, el veinticinco.<br />
-¿Ah, sí? dijo M'Coy. Me alegro de oírlo, viejo. ¿Quién monta el tinglado?<br />
Mrs. Marion Bloom. Aún no levantada. La reina estaba en su dormitorio<br />
comiendo pan con. Ningún libro. Ennegrecidas cartas de figuras yacían a lo largo<br />
del muslo de siete en siete. Mujer morena y hombre rubio. Carta. Gato ovillo peluso<br />
negro. Trozo roto de sobre.<br />
Vieja.<br />
Y.<br />
Dulie.<br />
Canción.<br />
De.
82<br />
Amoooor....<br />
-Es una especie de gira ¿comprende? dijo Mr. Bloom pensativamente. Duulce<br />
canción. Se ha formado una comisión. A partes iguales en gastos y beneficios.<br />
M'Coy asintió, tirándose del rastrojo del bigote.<br />
-Vaya, vaya, dijo. Ésas son buenas noticias.<br />
Se movió como para irse.<br />
-Bueno, me alegro de verle tan bien, dijo. Nos veremos por ahí.<br />
-Sí, dijo Mr. Bloom.<br />
-Una cosa, dijo M'Coy. Podría firmar por mí en el entierro ¿por favor? Me<br />
gustaría ir pero puede ser que no pueda, sabe. Ha habido un ahogado en Sandycove<br />
que podría aparecer y entonces tendríamos que ir el juez de instrucción y yo si se<br />
encuentra el cuerpo. Tan sólo ponga mi nombre si no estoy allí ¿podría ser?<br />
-Así lo haré, dijo Mr. Bloom, moviéndose como para irse. Está bien.<br />
-De acuerdo, dijo M'Coy animado. Gracias, viejo. Iría si pudiera. Bueno. Chipén.<br />
Con sólo poner C. P. M'Coy será bastante.<br />
-Se hará, contestó Mr. Bloom con firmeza.<br />
No me ha cogido en babia ese truco. El sablazo rápido. Presa fácil. Qué más<br />
quisiera. Maleta con la que estoy encariñado. Piel. Angulos reforzados, bordes con<br />
remaches, cerradura de palanca con mecanismo reforzado. Bob Cowley le prestó la<br />
suya para el concierto de la regata de Wicklow el año pasado y hasta ahora.<br />
Mr. Bloom, andando lentamente hacia Brunswick Street, sonrió. Mi señora acaba<br />
de conseguir un. Pecosa soprano atiplada. Con una nariz de tacaña. Bastante buena a<br />
su manera: para una balada corta. No le echa coraje. Usted y yo, qué le parece: en<br />
igual barca. Sobalomos. Como para un ataque de nervios. ¿Es que no nota la<br />
diferencia? Creo que le tira por ahí. Contra mi forma de ser de alguna manera.<br />
Pensó que Belfast lo iría a buscar. Espero que esa viruela de por allá no vaya a más.<br />
Supón que no se deja vacunar de nuevo. Su mujer y mi mujer.<br />
A saber si me vendrá de echacuervos.<br />
Mr. Bloom se paró en la esquina, los ojos errando por las vallas publicitarias<br />
multicolores. Soda Cantrell y Cochrane (Aromática). Rebajas de verano en Clery.
83<br />
No, sigue recto. Caramba. Leah esta noche. Mrs. Bandmann Palmer. Me gustaría<br />
verla otra vez en ese papel. A Hamlet representó anoche. Hacía de hombre. Quizá<br />
fuera él una mujer. Por eso Ofelia se suicida. ¡Pobre papá! ¡Cómo solía hablar de<br />
Kate Bateman en ese papel! A la entrada del Adelphi en Londres esperó toda la<br />
tarde para poder entrar. El año antes de nacer yo fue eso: sesentaicinco. Y Riston en<br />
Viena. ¿Cómo se llama exactamente? De Mosenthal es. ¿Rachel no es así? No. La<br />
escena de la que siempre hablaba cuando el viejo Abraham ciego reconoce la voz y<br />
lleva los dedos a la cara.<br />
¡La voz de Natán! ¡La voz de su hijo! Oigo la voz de Natán que abandonó a su<br />
padre para morir de dolor y miseria en mis brazos, que abandonó la casa de su padre<br />
y abandonó al Dios de su padre.<br />
Cada palabra es tan profunda, Leopold.<br />
¡Pobre papá! ¡Pobre hombre! Me alegro de no haber entrado en la habitación a<br />
mirarle la cara. ¡Aquel día! ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Fu! Bueno, quizá fuera lo mejor<br />
para él.<br />
Mr. Bloom dobló la esquina y pasó por los cabizbajos pencos de la parada de<br />
coches. Inútil pensar más en ello. Hora del morral. Ojalá no me hubiera encontrado<br />
con ese M'Coy.<br />
Se acercó más y oyó el ronzar de avena dorada, los dientes que tascaban<br />
suavemente. Grandes ojos de buco le observaron al pasar, envuelto en las<br />
emanaciones de avena dulce del meado de caballo. Su Eldorado. ¡Pobres<br />
bobalicones! Maldito lo que saben o de lo que se preocupan con sus largas narices<br />
metidas en los morrales. Demasiado llenos para palabras. Aun así bien que<br />
consiguen comida y catre. Capados también: especie de muñón de gutapercha negra<br />
meneándose lacio entre las ancas. Puede que sean felices así de todas maneras.<br />
Buenas bestias parecen. Aun así su relincho puede ser muy irritante.<br />
Sacó la carta del bolsillo y la dobló con el periódico que llevaba. Puedo<br />
tropezarme con ella por aquí. El callejón es más seguro.<br />
Pasó el albergue del cochero. Curiosa la vida de estos carreros sin rumbo. Haga<br />
frío o calor, en todas partes, a cualquier hora y a cualquier sitio, sin voluntad propia.
84<br />
Voglio e non. Gusta invitarles a un cigarrillo de vez en cuando. Sociables. Vocean<br />
unas cuantas sílabas veloces al pasar. Tarareó:<br />
Liá ci darem la mano<br />
la la lata la la.<br />
Dobló la esquina de Cumberland Street y, prosiguiendo unos pasos, se detuvo al<br />
amparo de la pared de la estación. Nadie. El almacén de madera de Meade. Vigas<br />
apiladas. Ruinas y casas de vecinos. Con paso cuidadoso pasó por encima del dibujo<br />
de un juego de rayuela con su roblón olvidado. Quien pisa raya, pisa medalla. Cerca<br />
del almacén de maderas un niño en cuclillas jugaba a las canicas, solo, disparando la<br />
bola con pulgar habilidoso. Una gata sabia atigrada, esfinge parpadearte, miraba<br />
desde su cálido alféizar. Lástima molestarlos. Mahoma se cortó un trozo de la capa<br />
para no despertarla. Ábrela. Y en tiempos yo jugaba a las canicas cuando iba a la<br />
escuela de aquella vieja dama. Le gustaba la reseda. De Mrs. Ellis. ¿Y Mr.? Abrió la<br />
carta dentro del periódico.<br />
Una flor. Creo que es una. Una flor amarilla con los pétalos prensados. ¿No está<br />
molesta pues? ¿Qué dice?<br />
Querido Henry<br />
Recibí tu última carta por la que te estoy muy agradecida. Siento que no te gustara<br />
mi última carta. ¿Por qué adjuntaste los sellos? Estoy muy enfadada contigo.<br />
Desearía poder castigarte por eso. Te llamé diablillo porque no me gusta ese otro<br />
mudo. Por favor dime ¿qué quiere decir de verdad ese nombre? ¿No eres feliz en tu<br />
casa pobre diablillo? En serio que desearía poder hacer algo por ti. Por favor dime<br />
qué piensas de la pobrecita de mí. A menudo pienso en ese nombre tan bonito que<br />
tienes. Querido Henry ¿cuándo nos vamos a ver? Pienso en ti tan a menudo que no<br />
tienes ni idea. Nunca me he sentido tan atraída por un hombre como por ti. Me sien-<br />
to tan mal por eso. Por favor escríbeme una carta larga y cuéntame más. Recuerda<br />
que si no lo haces te castigaré. Así que ya sabes lo que te haré, diablillo, si no me<br />
escribiste. Ay me muero por conocerte. Querido Henry, no rechaces mi ruego antes
85<br />
de que mi paciencia se me agoten. Entonces te lo contaré todo. Bueno adiós, cariño<br />
travieso, me duele tanto la cabeza. hoy. y escribe a vuelta de correo a tu anhelante<br />
P.D. Dime por favor qué clase de perfume usa tu mujer. Quiero saberlo.<br />
Martha<br />
besos X X X X<br />
Arrancó la flor ponderadamente del alfiler, olió su casi no olor y la puso en el<br />
bolsillo del pecho. El lenguaje de las flores. Les gusta porque nadie lo puede oír. O<br />
un ramillete envenenado para fulminarlo. Luego avanzando lentamente leyó de<br />
nuevo la carta, mascullando aquí y allá una palabra. Enfadada tulipanes contigo<br />
querido hombreflor castigaré tu cacto si no por favor pobre nomeolvides cómo me<br />
muero por violetas para querido rosas cuándo nos anémonas conoceremos pronto<br />
todo travieso tu mujer dulcamara perfume de Martha. Luego de haberla leído entera<br />
la sacó del periódico y la puso en el bolsillo lateral.<br />
Un débil gozo entreabrió sus labios. Transformada desde la primera carta. A saber<br />
si «la escribiste» ella misma. Haciéndose la ofendida: una chica de buena familia<br />
como yo, persona respetable. Podríamos encontrarnos un domingo después del<br />
rosario. Gracias: nada de eso. Típica trifulca amorosa. Luego escondiéndose por<br />
esquinas deprisa. Desagradable como una bronca con Molly. Un cigarro tiene<br />
efectos tranquilizantes. Narcótico. Propasarse más en la próxima. Diablillo: castigar:<br />
tiene miedo de las palabras, claro. Brutal ¿por qué no? Intentarlo de todas formas.<br />
Una pizca cada vez.<br />
Palpando aún la carta en el bolsillo le quitó el alfiler. Alfiler corriente ¿no es así?<br />
Lo tiró a la calzada. De alguna parte de sus ropas: prendiendo algo. Raro la cantidad<br />
de alfileres que siempre llevan encima. No hay rosas sin espinas.<br />
Voces dublinesas de acento vulgar le vociferaban en la cabeza. Aquellas dos<br />
guarras esa noche en el Coombe, agarradas bajo la lluvia.<br />
Oh, Mari perdió el alfiler de las bragas.<br />
No sabía qué hacer<br />
para sujetársela,
86<br />
para sujetársela.<br />
¿La? Las. Duele tanto la cabeza. Estará con la regla probablemente. O sentada<br />
todo el día mecanografiando. Concentrar la vista es malo para los nervios del<br />
estómago. Qué perfume usa tu mujer. ¿Podría uno descifrar algo así?<br />
Para sujetársela.<br />
Marta, María. Vi ese cuadro en algún sitió no recuerdo ahora viejo maestro o<br />
falsificado por dinero. El está sentado en casa de ellas, hablando. Misterioso.<br />
También las dos guarras en el Coombe escucharían.<br />
Para sujetársela.<br />
Grata sensación vespertina. No más errar por ahí. Simplemente arrellanarse en<br />
algún sitio: tranquilo oscurecer: no preocuparse de nada. Olvidar. Hablar de lugares<br />
donde has estado, extrañas costumbres. La otra, cántaro en la cabeza, preparaba la<br />
cena: fintas, aceitunas, rica agua fresca de un pozo, fría como la piedra como el<br />
agujero en el muro de Ashtown. Tengo que llevarme un cotrofe de papel la próxima<br />
vez que vaya a las carreras de trotones. Ella escucha con tiernos ojazos oscuros.<br />
Háblale: más y más: todo. Luego un suspiro: silencio. Largo largo largo reposo.<br />
Al pasar por debajo del puente del ferrocarril sacó el sobre, lo rompió rápidamente<br />
en pedacitos y los esparció en dirección a la calzada. Los pedacitos se fueron<br />
aleteando, se hundieron en el húmedo ambiente desagradable: un aleteo blanco,<br />
luego todos se hundieron.<br />
Henry Flower. Podrías romper un talón de cien libras de la misma manera. Un<br />
simple trozo de papel. Lord Iveagh cobró una vez un talón de siete cifras de un<br />
millón en el banco de Irlanda. Demuestra lo que se puede ganar con la cerveza<br />
negra. Aun así el otro hermano lord Ardilaun tiene que cambiarse de camisa cuatro<br />
veces al día, dicen. La piel cría piojos o parasitos. Un millón de libras, espera un<br />
momento. Dos peniques por pinta, cuatro peniques por cuarto, ocho peniques por
87<br />
galón de cerveza, no, uno y cuatro peniques por galón de cerveza. Para que uno con<br />
cuatro sean veinte: unos quince. Sí, exactamente. Quince millones de barriles de<br />
cerveza negra.<br />
¿Qué digo barriles? Galones. Como un millón de barriles de todas maneras.<br />
Un tren que llegaba golpeteó estrepitosamente encima de su cabeza, vagón tras<br />
vagón. Los barriles le chocaron dentro de la cabeza: cerveza negra sin fuerza se le<br />
desparramó y rebulló dentro. Las piqueras se abrieron de golpe y una enorme riada<br />
sin fuerza se desplegó, fluyendo toda, ondulándose entre las llanas ciénagas por<br />
todo el campo raso, un vago remolino remansado de licor que arrastraba consigo las<br />
flores folianchas de su espuma.<br />
Había llegado a la puerta trasera abierta de All Hollows. Al entrar en el soportal se<br />
quitó el sombrero, cogió la tarjeta del bolsillo y la metió de nuevo detrás de la cinta<br />
de cuero. Maldita sea. Debería haber trajinado a M'Coy para sacarle un pase a<br />
Mullingar.<br />
El mismo anuncio en la puerta. Sermón a cargo del muy reverendo John Conmee<br />
S. J. sobre San Pedro Claver S. J. y las misiones en África. Oraciones por la<br />
conversión de Gladstone hubo también cuando éste estaba casi inconsciente. Los<br />
protestantes son iguales. Para la conversión del Dr. William J. Walsh Doctor en<br />
Teología a la religión verdadera. Para salvar a millones en China. A saber cómo se<br />
lo explicarán a los pobres chinitos paganos. Prefieren una onza de opio. Del imperio<br />
celeste. Pura herejía para ellos. Buda su dios yace de lado en el museo. Tomándolo<br />
con calma la mano en la barbilla. Pebetes que se queman. No como el Ecce Homo.<br />
Corona de espinas y cruz. Aguda idea la de San Patricio el trébol. ¿Palillos?<br />
Conmee: Martin Cunningham lo conoce: aire distinguido. Siento no haberlo<br />
trajinado para que Molly entrara en el coro en vez de con el Padre Farley que<br />
parecía tonto pero no lo era. Es lo que les enseñan. Ése sí que no se va a ir por ahí<br />
con gafas de sol chorreando sudor a bautizar negritos ¿a que no? Los espejuelos les<br />
picaría la curiosidad, coruscando. Daría gusto verlos sentados en círculo con labios<br />
salientes, traspuestos, escuchando. Bodegón. Lo lamen como si fuera leche,<br />
supongo.
88<br />
El frío olor de la piedra sagrada lo llamaba. Pisó los escalones desgastados,<br />
empujó la puerta batiente y entró silenciosamente desde atrás.<br />
Se está celebrando algo: alguna cofradía. Lástima tan vacía. Buen lugar discreto<br />
para estar junto a una chica. ¿Quién es mi prójima? Abarrotado a todas horas al son<br />
de música lenta. Aquella mujer en la misa de medianoche. Séptimo cielo. Mujeres<br />
arrodilladas en los bancos con ronzales carmesíes al cuello, las cabezas inclinadas.<br />
Un grupo arrodillado ante el comulgatorio. El sacerdote pasaba ante ellas,<br />
murmurando, sosteniendo la cosa en las manos. Se paraba con cada una, sacaba una<br />
comunión, sacudía una o dos gotas (¿estarán en agua?) y la ponía meticulosamente<br />
en la boca de ella. El sombrero y la cabeza se hundían. Luego la siguiente. El<br />
sombrero se hundía al momento. Luego la siguiente: una vieja menuda. El sacerdote<br />
se inclinó para ponérsela en la boca, murmurando continuamente. Latín. La<br />
siguiente. Cierra los ojos y abre la boca. ¿Qué? Corpus: cuerpo. Cadáver. Buena<br />
idea lo del latín. Las atonta primero. Hospicio para los moribundos. No parece que<br />
la mastiquen: sólo se la tragan. Curiosa idea: comerse pizcas de un cadáver. Por eso<br />
los caníbales le cogen el gusto a eso.<br />
Se echó a un lado observando sus ciegas máscaras pasando por el crucero, una a<br />
una, buscando sus sitios. Se acercó a un banco y se sentó en la esquina, el sombrero<br />
y el periódico en el regazo. Las ollas que tenemos que llevar. Deberíamos tener<br />
sombreros hechos a semejanza de nuestras cabezas. Estaban a su alrededor aquí y<br />
allá, con las cabezas aún inclinadas y sus ronzales carmesí, esperando que se les<br />
derritiera en el estómago. Algo parecido a los mazzoth: es esa clase de pan: pan<br />
ácimo. Míralas. Y me apuesto que les hace sentirse felices. Pirulí. Seguro que sí. Sí,<br />
pan de los ángeles lo llaman. Hay una gran idea tras ello, especie de reino de Dios<br />
dentro de ti que sientes. Primeros comulgantes. Barquillos uno por un penique.<br />
Luego todos se sienten como miembros de una misma familia, igual que en el<br />
teatro, todos en el mismo barco. De verdad. Estoy seguro de ello. No están tan<br />
solos. En nuestra confraternidad. Luego salen una pizca achispados. Vía de escape.<br />
La cosa es si de verdad crees en ello. Curas en Lourdes, aguas del perdón, y la<br />
aparición de Knock, estatuas que sangran. Viejo dormido cerca de ese
89<br />
confesionario. De ahí esos ronquidos. Fe ciega. Seguro en los brazos de a nosotros<br />
tu reino. Adormece todas las penas. Despertar el año que viene por estas fechas.<br />
Vio al sacerdote guardar el copón, bien adentro, y arrodillarse un instante ante él,<br />
mostrando una gran suela gris de bota por debajo de las cosas de encaje que llevaba<br />
puestas. Supongamos que pierde el alfiler de las. No sabría qué hacer para.<br />
Redondelito calvo detrás. Letras en la espalda. ¿I.N.R.I.? No: I.H.S. Molly me lo<br />
explicó una vez que se lo pregunté. Jesús he pecado: o no: Jesús he sufrido, quiere<br />
decir. ¿Y lo otro? Imprecaron al nazareno con recios insultos.<br />
Vemos un domingo después del rosario. No rechaces mi ruego. Aparecería con un<br />
velo y bolso negro. Oscurecer y la luz detrás de ella. Puede que esté aquí con una<br />
cinta al cuello y haga lo otro como si tal cosa con disimulo. Su naturaleza. Aquel<br />
tipo que delató a sus cómplices los invencibles era de, Carey se llamaba, de<br />
comunión diaria. Esta misma iglesia. Pedro Carey, sí. No, en Pedro Claver estoy<br />
pensando. Denis Carey. Imagínate. Mujer y seis hijos en casa. Y maquinando aquel<br />
asesinato todo el tiempo. Esos tragasantos, ahora que lo pienso ése es un buen<br />
nombre para ellos, hay algo de mirada esquiva en ellos. No son rectos en los<br />
negocios tampoco. No, no, no está aquí: la flor: no, no. Por cierto ¿he roto ese<br />
sobre? Sí: bajo el puente.<br />
El sacerdote enjuagaba el cáliz: luego lo apuró de un trago de golpe. Vino. Lo<br />
hace más aristocrático que si bebiera por ejemplo lo que acostumbran cerveza negra<br />
Guinness o algún bebistrajo sin alcohol bíter de lúpulo dublinés de Wheatley o soda<br />
Cantrell y Cochrane (aromática). No les dan nada de eso: vino Kasher: sólo lo otro.<br />
Mal consuelo. Mentira piadosa pero muy aconsejable: si no tendrían ajumado a cuál<br />
peor pasándose por aquí a mendigar una copa. Raro todo este ambiente de. Muy<br />
bien. Pero que muy bien que está.<br />
Mr. Bloom miró para detrás hacia el coro. No va a haber música. Lástima. ¿Quién<br />
lleva lo del órgano aquí me pregunto? El viejo Glynn ése sí que sabía hacerle hablar<br />
a ese instrumento, el vibrato: cincuenta libras al año dicen que cobraba en Gardiner<br />
Street. A Molly le salió una voz preciosa aquel día, el Stabat Mater de Rossini. El<br />
sermón del Padre Bemard Vaughan primero. ¿Cristo o Pilatos? Cristo, pero no nos<br />
tengas toda la noche con lo mismo. Música es lo que querían. El ruido de pies cesó.
90<br />
Se podía oír el volar de una mosca. Le dije que modulara la voz hacia aquel rincón.<br />
Sentía la emoción en el ambiente, el lleno, la gente mirando hacia arriba:<br />
Quis est homo.<br />
Algunas de esas viejas piezas de música sacra espléndidas. Mercadante: las siete<br />
palabras. La duodécima misa de Mozart: ese Gloria. Aquellos antiguos papas<br />
entusiastas de la música, del arte y las estatuas y los cuadros de todos los tipos. Pa-<br />
lestrina por ejemplo también. Se lo pasaron pero que muy bien mientras duró.<br />
Saludable también, salmodiando, horas regulares, luego elaboraban licores.<br />
Benedictine. Green Chartreuse. Aun así, esto de tener eunucos en el coro eso era<br />
pasarse. ¿Qué clase de voz es ésa? Debe de ser curioso oírlas tras sus propios bajos<br />
potentes. Entendidos. Supongo que no sentirían nada después. Algo así como una<br />
calma. Sin preocupaciones. Entrar en carnes ¿no es así? Glotones, altos, piernas<br />
largas. ¿Quién sabe? Eunuco. Una fonna de solucionarlo.<br />
Vio al sacerdote inclinarse y besar el altar y luego darse media vuelta y bendecir a<br />
toda la concurrencia. Todos se santiguaron y se pusieron de pie. Mr. Bloom echó un<br />
vistazo a su alrededor y luego se puso de pie, mirando por encima de los sombreros<br />
elevados. De pie en el evangelio claro está. Luego todos se volvieron a arrodillar y<br />
él se repantigó quedamente en el banco. El sacerdote bajó del altar, sosteniendo ese<br />
chisme hacia delante, y él y el monaguillo se contestaron el uno al otro en latín.<br />
Luego el sacerdote se arrodilló y comenzó a leer de una tarjeta:<br />
-Oh Dios, refugio y fortaleza nuestra .....<br />
Mr. Bloom adelantó la cara para coger las palabras. Inglés. Tirarles el hueso.<br />
Recuerdo algo vagamente. ¿.Cuánto tiempo hace de tu última misa? Gloriosa e<br />
inmaculada virgen. José, su esposo. Pedro y Pablo. Más interesante si entendieras<br />
de lo que va. Magnífica organización ciertamente, marcha como un reloj.<br />
Confesión. Todo el mundo necesita. Entonces se lo diré todo. Penitencia.<br />
Castígueme, por favor. Excelente arma en sus manos. Mejor que la del médico o<br />
abogado. Mujer que se muere por. Y yo bsbsbsbsbsbs. ¿Y ha shashashashasha? ¿Y<br />
por qué hiciste? Mira el anillo buscando una excusa. Las paredes de la susurrante
91<br />
galería tienen oídos. Marido se enteraría para su mayor sorpresa. Bromilla de Dios.<br />
Luego ahí sale ella. Arrepentimiento a flor de piel. Vergüenza encantadora. Orar<br />
ante un altar. Ave María y Santa María. Flores, incienso, velas que se derriten.<br />
Ocultar sus sonrojos. El ejército de salvación una burda imitación. Prostituta<br />
arrepentida se dirigirá a la asamblea. Cómo encontré al Señor. Buen caletre deben<br />
tener esos tipos de Roma: dirigen todo el cotarro. ¿Y no barren el dinero para casa<br />
también? Legados además: al C.P. con el tiempo confiando en absoluta discreción.<br />
Misas por el descanso de mi alma ofrecerán públicamente a puertas abiertas.<br />
Monasterios y conventos. El sacerdote en aquel caso de testamento de Fermanagh<br />
como testigo. No había manera de acoquinarlo. Tenía la respuesta lista para todo.<br />
Libertad y exaltación de nuestra santa madre iglesia. Los doctores de la iglesia:<br />
fraguaron bien toda la teología.<br />
El sacerdote oró:<br />
-Bienaventurado Arcángel San Miguel, defiéndenos en la hora de la lucha. Sé<br />
nuestro guía ante la maldad y los engaños del demonio (¡que Dios le domine,<br />
humildemente lo pedimos!): y tú, oh príncipe de los ejércitos celestiales, por la<br />
gloria de Dios arroja a Satán a los infiernos y con él a todos los otros espíritus<br />
malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas.<br />
El sacerdote y el monaguillo se pusieron de pie y se marcharon. Se acabó. Las<br />
mujeres quedaron atrás: en acción de gracias.<br />
Será mejor que me largue. Hermano Blablá. Podrían venir a pasar el platillo quizá.<br />
Cumplir el precepto pascual.<br />
Se puso de pie. Caramba. ¿Han estado esos dos botones del chaleco<br />
desabrochados todo el tiempo? A las mujeres les encanta. Nunca te lo d icen. Pero<br />
nosotros. Perdón, señorita, es que tiene una (iuf?) es sólo una (¡uf?) pelusa. O la<br />
falda por detrás, el corchete desabrochado. Fulgores de la luna. Se molestan si no.<br />
Por qué no me lo ha dicho antes. Aun así les gustas más desaliñado. Menos mal que<br />
no era más al sur. Salió, abrochándose discretamente, por el crucero y a través de la<br />
puerta principal a la luz. Estuvo un momento sin ver al lado de la pila de frío<br />
mármol negro mientras que delante de él y detrás dos devotas mojaban manos<br />
furtivas en la bajamar del agua bendita. Tranvías: un coche de la fábrica de tintes
92<br />
Prescott: una viuda enlutada. Reparo porque yo también voy de luto. Se puso el<br />
sombrero. ¿Cómo vamos de tiempo? Y cuarto. Tiempo de sobra aún. Mejor que<br />
encargue que preparen la loción. ¿Dónde es? Ah, sí, la última vez. En Sweny en<br />
Lincoln Place. Las farmacias rara vez cambian de sitio. Los albarelos verde y oro<br />
demasiado pesados para moverlos. La de Hamilton Long, fundada el año del<br />
diluvio. Un cementerio hugonote cerca de allí. Visitarlo algún día.<br />
Anduvo hacia el sur por Westland Row. Pero la receta está en los otros<br />
pantalones. Vaya, y he olvidado la llave también. Qué lata este asunto del entierro.<br />
Bueno, pobre hombre, no es su culpa. ¿Cuándo la encargué por última vez? Espera.<br />
Cambié un soberano lo recuerdo. El primero de mes tuvo que ser o el dos. Bah,<br />
puede buscarlo en el libro de recetas.<br />
El farmacéutico fue buscando hacia atrás página tras página. Olor arenoso<br />
apergaminado parece despedir. Cráneo encogido. Y viejo. En busca de la piedra<br />
filosofal. Los alquimistas. Las drogas te envejecen después de la agitación mental.<br />
Letargo luego. ¿Por qué? Reacción. Toda una vida en una noche. Gradualme nte te<br />
cambia el carácter. Viviendo todo el día entre hierbas, ungüentos, desinfectantes.<br />
Todos los tiestos de alabastro. Mortero y mazo. Aq. Dist. Fol. laur. Te Virid. El olor<br />
casi te cura como con el timbre del dentista. Doctor Cachiporra. Debería medicarse<br />
a sí mismo un poco. Electuano o emulsión. El primer tipo que eligió una hierba para<br />
curarse a sí mismo tenía agallas. Sin mezcla. Hay que tener cuidado. Suficiente<br />
sustancia aquí como para cloroformizarte. Prueba: convierte el papel de tornasol<br />
azul en rojo. Cloroformo. Sobredosis de láudano. Brebajes para dormir. Filtros de<br />
amor. Jarabe calmante de adormidera nocivo para la tos. Obstruye los poros o la<br />
flema. Venenos las únicas curas. El remedio donde menos te figuras. Muy aguda la<br />
naturaleza.<br />
-¿Hace dos semanas, señor?<br />
-Sí, dijo Mr. Bloom.<br />
Esperó junto al mostrador, inhalando lentamente el tufo penetrante de las drogas,<br />
el polvoriento tufo seco de las esponjas y pastes. Un montón de tiempo ocupado en<br />
contar tus dolores y achaques.
93<br />
-Aceite de almendras dulces y tintura de benjuí, dijo Mr. Bloom, y luego agua de<br />
azahar ....<br />
Ciertamente que le ponía la piel tan delicadamente blanca como la cera.<br />
Y cera blanca además, dijo.<br />
Realza el oscuro de sus ojos. Mirándome, con el embozo hasta los ojos, española,<br />
oliéndose a sí misma, cuando me estaba poniendo los gemelos en los puños. Esas<br />
recetas caseras son a menudo las mejores: fresas para los dientes: ortigas y agua de<br />
lluvia: harina de avena dicen empapada en suero de leche. Alimento de la piel. Uno<br />
de los hijos de la vieja reina, el duque de Albany ¿era él? tenía sólo una piel.<br />
Leopold, sí. Tres tenemos. Verrugas, juanetes y granos para empeorarlo. Pero<br />
necesitas un perfume además. ¿Qué perfume usa tu? Peau d Espagne. Esa agua de<br />
azahar es tan fresca. Grato olor tienen estos jabones. Jabón puro de crema. Hora de<br />
tomar un baño a la vuelta de la esquina. En Hammam. Turco. Masaje. La suciedad<br />
se te enrolla en el ombligo. Más grato si lo hiciera una grata chica. Además creo<br />
que. Sí lo. Hazlo en el baño. Curioso esta ansia que yo. Agua al agua. Combinar ne-<br />
gocio y placer. Lástima no haya tiempo para masaje. Te sientes fresco después todo<br />
el día. Entierro más bien triste.<br />
-Sí, señor, dijo el farmacéutico. Fueron dos con nueve. ¿Ha traído un frasco?<br />
-No, dijo Mr. Bloom. Prepárelo, por favor. Pasaré más tarde y cojo uno de estos<br />
jabones. ¿Qué valen?<br />
-Cuatro peniques, señor.<br />
Mr. Bloom se llevó una pastilla a la nariz. Dulce cera alimonada.<br />
-Me cojo ésta, dijo. Eso hace tres chelines y un penique.<br />
-Sí, señor, dijo el farmacéutico. Puede pagarlo todo junto, señor, cuando vuelva.<br />
-Bien, dijo Mr. Bloom.<br />
Salió lentamente del establecimiento, la batuta de periódico bajo el sobaco, el<br />
jabón frescoliado en la mano izquierda.<br />
A la altura del sobaco la voz y mano de Lyons Gallito dijeron:<br />
-Hola, Bloom. ¿Qué noticias hay? ¿Es el de hoy? Déjemelo un minuto.<br />
¡Se ha afeitado el bigote otra vez, por Júpiter! Labio superior largo y frío. Para<br />
aparentar menos edad. Está mochales. Más joven que yo.
94<br />
Los uñinegros dedos amarillentos de Lyons Gallito desenrollaron la batuta.<br />
Necesita un lavado también. Quitarse la suciedad gorda. Buenos días ¿ha utilizado<br />
usted el jabón Pear? Caspa en los hombros. El cabello necesita grasa.<br />
-Quiero ver lo de ese caballo francés que corre hoy, dijo Lyons Gallito. ¿Dónde<br />
está ese maricón?<br />
Hizo crujir las plegadas páginas, restregándose la barbilla con el cuello alto.<br />
Picazón de barbero. Cuello apretado perderá el pelo. Mejor que le deje el periódico<br />
y me deshago de él.<br />
-Se lo puede quedar, dijo Mr. Bloom.<br />
-Ascot. Copa de oro. Espere, masculló Lyons Gallito. Un momen. Maximum<br />
segundo.<br />
-Estaba a punto de tirarlo, dijo Mr. Bloom.<br />
Lyons Gallito levantó la vista repentinamente y lanzó débilmente una mirada<br />
maliciosa.<br />
-¿Cómo es eso? dijo su voz aguda.<br />
-Digo que se lo quede, contestó Mr. Bloom. Estaba a punto de tirarlo.<br />
Lyons Gallito dudó por un instante, mirando desconfiado: luego devolvió con<br />
brusquedad las hojas abiertas a los brazos de Mr. Bloom.<br />
-Me arriesgaré, dijo. Tome, gracias.<br />
Salió de estampida hacia la esquina de Conway. Anda con Dios mamarracho.<br />
Mr. Bloom dobló de nuevo las hojas exactamente en cuatro y colocó allí el jabón,<br />
sonriendo. Labios tontos los de ese tipo. Apuestas. Plaga habitual últimamente.<br />
Recaderos que roban para apostar seis peniques. Rifan un hermoso pavo tierno. Su<br />
cena de Navidad por tres peniques. El desfalco de Jack Fleming para jugárselo y<br />
luego se las pira para América. Lleva un hotel ahora. Nunca vuelven. Las ollas de<br />
carne de Egipto.<br />
Anduvo animosamente hacia la mezquita de los baños. Le trae a uno a la memoria<br />
una mezquita, ladrillos rojicocidos, los minaretes. Deportes en el colegio hoy por lo<br />
que veo. Echó una ojeada al cartel de herradura sobre la cancela del parque del<br />
colegio: ciclista doblao como bacalao. Chapuza de anuncio. Si lo hubieran hecho
95<br />
redondo como una rueda. Luego los radios: deportes, deportes, deportes: y el cubo<br />
grande: colegio. Algo que atraiga las miradas.<br />
Ahí está el Matamoros de pie en la portería. Por si acaso: puede que me dé una<br />
vuelta por ahí dentro de paso. ¿Cómo está usted, Mr. Homblower? ¿Cómo está<br />
usted, señor?<br />
Tiempo divino realmente. Si la vida fuera siempre así. Tiempo de críquet.<br />
Sentarse bajo los parasoles. Tiempo tras tiempo. Fuera. Aquí no saben jugar a eso.<br />
Cero a seis palos. Aun así el capitán Culler rompió una ventana en el club de<br />
Kildare Street con un pelotazo dirigido a la izquierda del bateador. La feria de<br />
Donnybrook está más en su línea. Y la de cráneos que partíamos cuando M'Carthy<br />
salía al campo. Ola de calor. No durará. Siempre pasando, fluir de la vida, que en el<br />
fluir de la vida rastreamos es más querido queee todo.<br />
Disfrutemos de un baño ahora: una limpia tina de agua, esmalte fresco, el delicado<br />
fluir tibio. Éste es mi cuerpo. Presintió su cuerpo pálido reclinado en ella a todo lo<br />
largo, desnudo, en entrañas de tibieza, ungido con perfumado Jabón derritiéndose,<br />
suavemente bañado. Se vio el torso y los miembros recubiertos por onduladas ondas<br />
y sostenido, impulsado ligeramente hacia arriba, amarillolimón: el ombligo, brote<br />
de carne: y vio la maraña de oscuros rizos de su mata flotando, pelo flotante del<br />
fluir en derredor del lacio padre de miles, lánguida flor flotante.<br />
6<br />
MARTIN Cunningham, primero, metió la cabeza con sombrero de<br />
copa en el coche chirriante y, entrando hábilmente, tomó asiento. Mr. Power subió<br />
tras él, encorvando su altura con cuidado.<br />
Vamos, Simon.<br />
-Después de usted, dijo Mr. Bloom.<br />
Mr. Dedalus se cubrió rápidamente y entró, diciendo:<br />
-Sí, sí.<br />
-¿Estamos todos? preguntó Martin Cunningham. Venga, Bloom.<br />
Mr. Bloom entró y se sentó en el asiento libre. Tiró de la portezuela tras sí y dio<br />
un portazo dos veces hasta que se cerró bien cerrada. Pasó un brazo por el asidero y
96<br />
miró seriamente por la ventanilla abierta del coche a las cortinillas echadas de la<br />
avenida. Una se descorrió hacia un lado: una vieja fisgoneando. La nariz<br />
blanquiaplastada contra el cristal. Agradeciendo a su buena estrella que por esta vez<br />
la muerte pasara de largo. Extraordinario el interés que se toman por un cadáver.<br />
Contentas de vemos marchar damos tanta guerra al llegar. La tarea parece que les<br />
va. A escondidas por los rincones. Van de acá para allá chanclichancleteando por<br />
miedo a que despierte. Luego preparándolo. Arreglándolo. Molly y Mrs. Fleming<br />
haciendo la cama. Tira más de ese lado. Nuestro sudario. Nunca se sabe quién te va<br />
a manosear de muerto. Lavado y champú. Creo que cortan las uñas y el pelo.<br />
Guardan una pizca en un sobre. Crece lo mismo después. Tarea inmunda.<br />
Todos esperaraban. Nada se decía. Colocando las coronas probablemente. Me he<br />
sentado sobre algo duro. Ah, ese jabón: en el bolsillo del pantalón. Mejor que lo<br />
cambie de ahí. Esperar la ocasión.<br />
Todos esperaraban. Entonces se oyeron ruedas por enfrente que giraban: después<br />
más cerca: después cascos de caballos. Un tirón. El coche de ellos empezó a andar,<br />
chirriando y oscilando. Otros cascos y ruedas chirriantes se pusieron en marcha<br />
detrás. Las cortinillas de la avenida pasaron y el número nueve con su aldaba con<br />
crespón negro, la puerta entreabierta. Al paso.<br />
Esperaron aún, las rodillas entrechocando unas con otras, hasta que hubieron<br />
doblado y pasaban a lo largo de las vías del tranvía. Tritonville Road. Más rápido.<br />
Las ruedas traquetearon al rodar por la calle adoquinada y los cristales desencajados<br />
temblaron traqueteando en los marcos de las portezuelas.<br />
-¿Por qué camino nos lleva? preguntó Mr. Power por las dos ventanillas.<br />
-Inshtown, dijo Martin Cunningham. Ringsend. Brunswick Street.<br />
Mr. Dedalus asintió, mirando hacia afuera.<br />
-Es una buena y vieja costumbre, dijo. Me alegro de ver que aún no se ha perdido.<br />
Todos miraron un rato por las ventanillas las gorras y sombreros que levantaban<br />
los viandantes. Respeto. El coche se desvió bruscamente de las vías del tranvía<br />
hacia la calzada más lisa pasado Watery Lane. Mr. Bloom ensimismado avistó a un<br />
joven lánguido, ataviado de luto, con sombrero de ancha ala.<br />
-Ahí acaba de pasar un amigo suyo, Dedalus, dijo. -¿Quién?
97<br />
-Su hijo y heredero.<br />
-¿Dónde está? dijo Mr. Dedalus, estirándose hacia el otro lado.<br />
El coche, pasando por alcantarillas destapadas y montones de tierra de la calle<br />
levantada delante de las casas de vecinos, dio un vaivén repentinamente en la<br />
esquina y, desviándose bruscamente otra vez hacia las vías del tranvía, siguió su<br />
curso ruidosamente con temblequeantes ruedas. Mr. Dedalus se echó hacia atrás,<br />
diciendo:<br />
-¿Iba ese sinvergüenza de Mulligan con él? ¡Su fidus Achates!<br />
-No, dijo Mr. Bloom. Iba solo.<br />
-A casa de su tía Sally, supongo, dijo Mr. Dedalus, la pandilla Goulding, el<br />
contable de pacotilla borracho y Crissie, el cachito de caca de papá, la niña sabia<br />
que sabe quién es su mismísimo padre.<br />
Mr. Bloom sonrió sin alegría a Ringsend Road. Hnos. Wallace: fábrica de<br />
botellas: el puente de Dodder.<br />
Richie Goulding y la cartera de expedientes. Goulding, Collis y Ward le llama al<br />
bufete. Sus chistes están ya algo manidos. Menudo era. Bailando en Stamer Street<br />
con Ignatius Gallaher un domingo por la mañana, con los dos sombreros de la<br />
patrona prendidos en la cabeza. De francachela toda la noche. Empieza a dar la cara<br />
ahora: ese dolor de espaldas que tiene, me temo. La mujer tomándole el pelo sin<br />
parar. Piensa que se lo va a curar con píldoras. Todo migajas que son. Alrededor de<br />
un seiscientos por ciento de beneficios.<br />
-Se junta con gentuza, refunfuñó Mr. Dedalus. Ese apestoso de Mulligan es un<br />
jodido rufián de cuidado lo cojas por donde lo cojas. Su nombre apesta por todo<br />
Dublín. Pero con la ayuda de Dios y de Su Santa Madre me voy a encargar yo de<br />
escribirle una carta un día de estos a su madre o su tía o lo que sea que le va a abrir<br />
los ojos como platos. Lo voy a joder vivo, créanme.<br />
Gritó por encima del repiqueteo de las ruedas:<br />
-No voy a dejar que ese bastardo de su sobrino arruine a mi hijo. El hijo de un<br />
dependiente de poca monta. Vendiendo cordones en donde mi primo, Peter Paul<br />
M'Swiney. De ninguna manera.
98<br />
Enmudeció. Mr. Bloom desvió la mirada del enfurecido bigote a la cara apacible<br />
de Mr. Power y a los ojos y la barba de Martin Cunningham, gravemente<br />
agitándosele. Bocazas testarudo. Poseído de su hijo. Tiene razón. Algo que dejar. Si<br />
el pequeño Rudy hubiera vivido. Verle crecer. Oír su voz en la casa. Caminando al<br />
lado de Molly con traje de Eton. Mi hijo. Yo en sus ojos. Extraña impresión sería.<br />
De mí. Sólo por chiripa. Tuvo que ser aquella mañana en Raymond Terrace estando<br />
ella en la ventana mirando a los dos perros que estaban haciéndolo al lado de la<br />
pared del dejad de hacer el mal. Y el sargento con sonrisa bobalicona. Llevaba aquel<br />
vestido crema con el rasgón que no llegó a coserse nunca. Dame un achuchón,<br />
Poldy. Dios, me muero de ganas. Cómo empieza la vida.<br />
Se quedó preñada entonces. Tuvo que renunciar al concierto de Greystones. Mi<br />
hijo dentro de ella. Yo le podría haber ayudado en la vida. Podría. Haberle hecho<br />
independiente. Aprender alemán también.<br />
-¿Vamos tarde? preguntó Mr. Power.<br />
-Diez minutos, dijo Martin Cunningham, mirando el reloj.<br />
Molly. Milly. Lo mismo pero aguado. Sus tacos de marimacho. ¡Por Júpiter<br />
jorobado! ¡Rayos y truenos! Aun así, es una niña preciosa. Pronto una mujer.<br />
Mullingar. Queridísimo papi. Joven estudiante. Sí, sí: una mujer también. La vida,<br />
la vida.<br />
El coche daba violentas sacudidas, los cuatro torsos balanceándose.<br />
-Copetón nos podría haber proporcionado un cacharro más espacioso, dijo Mr.<br />
Power.<br />
-Sí que podría, dijo Mr. Dedalus, si no tuviera tanto ojo como tiene. ¿Me sigue?<br />
Cerró el ojo izquierdo. Martin Cunningham empezó a quitarse migajas de pan de<br />
debajo de los muslos.<br />
-¿Qué es esto, dijo, en el nombre del Señor? ¿Migas?<br />
-Alguien parece haber celebrado una merendola aquí recientemente, dijo Mr.<br />
Power.<br />
Todos levantaron los muslos y miraron con enojo el cuero enmohecido y sin<br />
botones de los asientos. Mr. Dedalus, arrugando la nariz, miró abajo frunciendo el<br />
ceño y dijo:
99<br />
A no ser que esté muy equivocado ... ¿Qué le parece, Martin?<br />
-A mí me lo ha parecido también, dijo Martin Cunningham.<br />
Mr. Bloom dejó caer el muslo. Me alegro de haber tomado ese baño. Siento los<br />
pies bien limpios. Pero ojalá Mrs. Fleming hubiera zurcido estos calcetines mejor.<br />
Mr. Dedalus suspiró resignadamente.<br />
-Después de todo, dijo, es la cosa más natural del mundo.<br />
-¿Se ha presentado Tom Kernan? preguntó Martin Cunningham, rizándose la<br />
punta de la barba delicadamente.<br />
-Sí, contestó Mr. Bloom. Está detrás con Ned Lambert y Hynes.<br />
-¿Y Kelleher Copetón en persona? preguntó Mr. Power.<br />
-En el cementerio, dijo Martin Cunningham.<br />
-Me encontré con M'Coy esta mañana, dijo Mr. Bloom. Dijo que intentaría venir.<br />
El coche se detuvo en seco.<br />
-¿Qué pasa?<br />
-Hemos parado.<br />
-¿Dónde estamos?<br />
Mr. Bloom sacó la cabeza por la ventanilla.<br />
-El gran canal, dijo.<br />
Fábrica de gas. Dicen que cura la tos ferina. Menos mal que Milly no la pasó.<br />
¡Pobres niños! Se doblan hasta ponerse morados de las convulsiones. Una pena de<br />
verdad. Salió bien parada con respecto a enfermedades en comparación. Sólo<br />
sarampión. Té de linaza. Escarlatina, epidemias de gripe. Buscando víctimas para la<br />
muerte. No se pierda esta oportunidad. El asilo de perros allá. ¡Pobre Athos! Sé<br />
bueno con Athos, Leopold, es mi última voluntad. Hágase tu voluntad. Obedecemos<br />
a los que están en la sepultura. Garabatos al morir. Lo tomó a pecho, se consumió<br />
de dolor. Bestia tranquila. Los perros de los viejos generalmente lo son.<br />
Una gota de lluvia le escupió en el sombrero. Se echó hacia detrás y vio un<br />
instante de lluvia salpicar de lunares las losas grises. Espaciada. Curioso. Como por<br />
un colador. Lo sabía. Las botas me chirriaban lo recuerdo ahora.<br />
-Está cambiando el tiempo, dijo quedamente.<br />
-Una lástima que no haya seguido bueno, dijo Martin Cunningham.
100<br />
-Necesaria para el campo, dijo Mr. Power. Ahí está de nuevo el sol saliendo.<br />
Mr. Dedalus, escudriñando a través de las gafas el sol velado, lanzó una muda<br />
maldición al cielo.<br />
-Tan inestable como el culo de un niño, dijo.<br />
-Nos ponemos en marcha de nuevo.<br />
El coche hizo girar de nuevo las rígidas ruedas y sus torsos se balancearon<br />
delicadamente. Martin Cunningham se rezaba más rápidamente la punta de la barba.<br />
-Tom Keman estuvo tremendo anoche, dijo. Y Paddy Leonard remedándolo en su<br />
propia cara.<br />
-Ah, cuente, cuente, Martín, dijo Mr. Power apremiantemente. Espere que le<br />
cuente, Simon, sobre Ben Dollard cantando El zagal rebelde.<br />
-Tremendo, dijo Martin Cunningham pomposamente. Su forma de cantar esa<br />
sencilla balada, Martin, es la interpretación más vigorosa que jamás haya oído en<br />
el transcurso de mi experiencia.<br />
-Vigorosa, dijo Mr. Power riéndose. Está loco de atar con eso. Y el convenio<br />
retrospectivo.<br />
-¿Habéis leído el discurso de Dan Dawson? preguntó Martin Cunningham.<br />
-No, por cierto, dijo Mr. Dedalus. ¿Dónde está?<br />
-En el periódico de esta mañana.<br />
Mr. Bloom sacó el periódico del bolsillo interior. Ese libro tengo que cambiárselo.<br />
-No, no, dijo Mr. Dedalus prestamente. Más tarde por favor.<br />
La mirada de Mr. Bloom bajó por el borde del periódico, examinando las<br />
defunciones: Callan, Coleman, Dignam, Fawcett, Lowry, Naumann, Peake ¿qué<br />
Peake será ése? ¿será el chico que estaba en Crosbie y Alleyne? No, Sexton, Ur-<br />
bright. Entintados caracteres desvaneciéndose deprisa sobre el gastado papel<br />
resquebrajado. En agradecimiento a la Pequeña Flor. Tristemente echada en falta.<br />
Con el inexpresable sentimiento de los suyos. A los 88 años tras una larga y dolo-<br />
rosa enfermedad. Al mes: Quinlan. De cuya alma el Dulce Jesús se apiade.<br />
Hace ya un mes de que Henry querido marchara<br />
arriba hasta el cielo allá a su hogar.
101<br />
Llora la muerte sufamilia desconsolada<br />
y confía algún día volverle a encontrar.<br />
¿Rompí el sobre? Sí. ¿Dónde puse su carta después de leerla en el baño? Se tentó<br />
en el bolsillo del chaleco. Ahí está cómo no. Querido Henry desapareció. Antes de<br />
que mi paciencia se me agoten.<br />
Escuela nacional. El almacén de Meade. La parada de coches. Sólo dos ahora.<br />
Asintiendo. Atiborrados como garrapatas. Demasiado hueso en sus cráneos. El otro<br />
trotando por ahí en algún viaje. Hace una hora que pasé por aquí. Los ca leseros<br />
saludaron con el sombrero.<br />
La espalda de un guardagujas se irguió repentinamente contra un poste de tranvía<br />
por la ventanilla de Mr. Bloom. ¿No podrían inventar algo automático de modo que<br />
la rueda más fácilmente? Sí pero ¿ese tipo perdería su empleo entonces? Sí pero<br />
entonces ¿otro tipo conseguiría un empleo haciendo el nuevo invento?<br />
Sala de conciertos Antient. Nada en cartel. Un hombre con traje color<br />
amanlloclaro y brazalete con crespón. Poco sentimiento debe de haber ahí. Cuarto<br />
de luto. La familia política quizá.<br />
Dejaron atrás el inhóspito púlpito de Saint Mark, bajo el puente del ferrocarril, el<br />
Queen's Theatre: en silencio. Vallas publicitarias: Eugene Stratton, Mrs. Bandmann<br />
Palmer. Podría ir a ver Leab esta noche, me pregunto. Dije que yo. ¿O Lily of<br />
Killarney? Compañía de ópera Elster Grimes. Extraordinario cambio. Brillantes<br />
carteles húmedos de la imprenta para la semana próxima. Fun on the Bristol. Martin<br />
Cunningham podía proporcionar un pase para el Gaiety. Tendría que invitar a una<br />
copa o dos. Hágase el milagro y hágalo el diablo.<br />
El viene por la tarde. Las canciones de ella.<br />
Sombrerería Plasto. El busto de la fuente del monumento a Sir Philip Crampton.<br />
¿Quién era?<br />
-¿Cómo está usted? dijo Martin Cunningham, llevándose la palma de la mano a la<br />
frente a modo de saludo.<br />
-No nos ve, dijo Mr. Power. Sí que nos ve. ¿Cómo está usted?<br />
-¿Quién? preguntó Mr. Dedalus.
102<br />
-Boylan Botero, dijo Mr. Power. Ahí va como un palmito.<br />
Justo en ese momento estaba pensando.<br />
Mr. Dedalus se inclinó hacia delante para saludar. Desde la puerta del Banco Rojo<br />
el disco blanco de un canotié alumbró una respuesta: elegante silueta: pasó.<br />
Mr. Bloom se pasó revista a las uñas de la mano izquierda, y luego a las de la<br />
mano derecha. Las puntas de las uñas, sí. ¿Hay algo más en él que ellas ella ve?<br />
Fascinación. El peor hombre de todo Dublín. Eso lo mantiene vivo. A veces pre-<br />
sienten cómo es una persona. Instinto. Pero un tipejo como ése. Mis puntas. Estoy<br />
mirándomelas: bien recortadas. Y después: pensando en soledad. El cuerpo<br />
poniéndosele un poco fláccido. Me daría cuenta de ello: de recordarlo. ¿Qué es lo<br />
que lo causa? Supongo que la piel no puede contraerse lo suficientemente aprisa<br />
cuando las carnes se afofan. Pero la forma está ahí. La forma está ahí aún. Hombros.<br />
Caderas. Oronda. La noche del baile vistiéndonos. La bata metida por entre los<br />
cachetes detrás.<br />
Se apretó las manos entre las rodillas y, satisfecho, envió la vacía mirada por sus<br />
caras.<br />
Mr. Power preguntó:<br />
-¿Cómo va la gira de conciertos, Bloom?<br />
-Pues muy bien, dijo Mr. Bloom. Me llegan noticias estupendas. Es una buena<br />
idea, comprende ...<br />
-¿Va usted también?<br />
-Pues no, dijo Mr. Bloom. Se da el caso que tengo que ir a County Clare para<br />
hacer unas gestiones. Verá la idea es hacer una gira por las ciudades principales. Lo<br />
que se pierda en una se puede recuperar en otra.<br />
Así es, dijo Martin Cunningham. Mary Anderson está ahora mismo allí. ¿Tienen<br />
ustedes buenos artistas?<br />
-Louis Werner le organiza la gira, dijo Mr. Bloom. Sí, sí, son todos de primera. J.<br />
C. Doyle y John MacCormack espero y. Los mejores, de hecho.<br />
-Y madame, dijo Mr. Power sonriendo. Para no ser menos.<br />
Mr. Bloom aflojó las manos con gesto de suave cortesía y las apretó. Smith<br />
O'Bnen. Alguien ha colocado un ramo de flores ahí. Mujer. Debe de ser su
103<br />
aniversario. Que cumpla muchos más. El coche que rodaba junto a la estatua de<br />
Farrell les unió silenciosamente las rodillas que no oponían resistencia.<br />
Oota: un viejo de atuendo deslustrado desde el bordillo ofrecía su mercancía, la<br />
boca abriéndosele: oota.<br />
-Cuatro cordones de botas por un penique.<br />
A saber por qué le quitarían la licencia de abogado. Tenía el bufete en Hume<br />
Street. La misma casa que el tocayo de Molly, Tweedy, procurador en Waterford.<br />
Lleva ese sombrero de copa desde entonces. Reliquias del viejo decoro. De luto<br />
también. Terrible revés ¡pobre desgraciado! Pasando de mano en mano como rapé<br />
en velatorio. O'Callaghan en las últimas.<br />
Y madame. Las once y veinte. Levantada. Mrs. Fleming viene a limpiar.<br />
Arreglándose el pelo, tarareando. Voglio e non vorrei. No. Vorrei e non. Mirándose<br />
las puntas del pelo a ver si las tiene abiertas. Mi trema un poco il. Bellísima en el tre<br />
su voz: tono lloroso. Tordo. Tordella. Ahí tienes una palabra tordella que lo expresa.<br />
Sus ojos pasaron levemente por la agraciada cara de Mr. Power. Encanecido<br />
encima de las orejas. Madame: sonriente. Le devolví la sonrisa. Una sonrisa hace<br />
milagros. Sólo por cortesía quizá. Gran tipo. ¿Quién sabe si eso es cierto sobre la<br />
mantenida? Nada agradable para la esposa. Sin embargo se dice, quién me lo contó,<br />
que no hay nada carnal. Te pensarías que eso se terminaría muy pronto. Sí, fue<br />
Crofton que se lo encontró una noche cuando le traía a ella una libra de filetes de<br />
lomo. ¿Qué es lo que era? Camarera en el Jury. C en el Moira ¿era allí?<br />
Pasaron por debajo de la figura enormencapotada del Liberador.<br />
Martin Cunningham le dio con el codo a Mr. Power.<br />
-De la tribu de Rubén, dijo.<br />
Una figura alta barbinegra, inclinándose sobre un bastón, vacilante por la esquina<br />
de Elvery's Elephant, les mostró una mano curvada abierta sobre el lomo.<br />
-En toda su belleza prístina, dijo Mr. Power.<br />
Mr. Dedalus siguió a la vacilante figura con la vista y dijo apaciblemente:<br />
-¡Que el diablo te rompa la crisma!<br />
A Mr. Power, que se retorcía de risa, se le sombreó la cara al retirarla de la<br />
ventanilla cuando el coche pasaba por la estatua de Gray.
104<br />
-Todos hemos pasado por eso, dijo Martín Cunningham decididamente.<br />
Sus ojos se encontraron con los de Mr. Bloom. Se acarició la barba y añadió:<br />
-Bueno, casi todos.<br />
Mr. Bloom empezó a hablar con apremio repentino a las caras de sus compañeros.<br />
-Hay una muy buena que se cuenta por ahí de Reuben J. y el hijo.<br />
-¿La del barquero? preguntó Mr. Power.<br />
-Sí. ¿Verdad que es muy buena?<br />
-¿De qué va? preguntó Mr. Dedalus. Yo no la he oído.<br />
-Había una chica de por medio, empezó Mr. Bloom, y él dispuso enviarlo a la Isla<br />
de Man para ponerlo en lugar seguro pero cuando iban los dos ...<br />
-¿Qué? preguntó Mr. Dedalus. ¿Ese jodido truhán reconocido?<br />
-Sí, dijo Mr. Bloom. Iban los dos camino del barco y trató de ahogarse....<br />
-¡De ahogarse Barrabás! exclamó Mr. Dedalus. ¡Por Cristo que ojalá lo hubiera<br />
hecho!<br />
Mr. Power lanzó una larga risotada por las narices cubiertas con las manos.<br />
-No, dijo Mr. Bloom, el hijo en persona....<br />
Martin Cunningham le desbarató su discurso groseramente:<br />
-Reuben J. y su hijo ahuecaban el ala muelle abajo junto al río camino del barco<br />
de la Isla de Man y el barbilampiño se suelta repentinamente y por encima del muro<br />
que se tiró en el Liffey.<br />
-¡Válgame Dios! profirió Mr. Dedalus con espanto. ¿Murió?<br />
-¡Muerto! exclamó Martin Cunningham. ¡Qué va! Un barquero cogió un bichero y<br />
lo pescó por la culera de los calzones y lo elevó hasta el padre en el muelle más<br />
muerto que vivo. Media ciudad estaba allí.<br />
-Sí, dijo Mr. Bloom. Pero lo más gracioso es que....<br />
-Y Reuben J., dijo Martin Cunningham, le dio un florín al batelero por salvarle la<br />
vida a su hijo.<br />
Un suspiro sofocado salió de debajo de la mano de Mr. Power.<br />
-Sí, sí, así lo hizo, afirmó Martin Cunningham. Como un héroe. Un florín de plata.<br />
-¿A que es muy buena? dijo Mr. Bloom insistentemente.<br />
-Un chelín y ocho peniques de más, dijo Mr. Dedalus secamente.
105<br />
La risa atragantada de Mr. Power estalló apagadamente en el coche.<br />
La columna de Nelson.<br />
-¡Ocho ciruelas a penique!<br />
-¡Ocho a penique!<br />
-Será mejor que nos mostremos algo más serios, dijo Martin Cunningham.<br />
Mr. Dedalus suspiró.<br />
-Ah, vamos, dijo, el pobrecillo Paddy no nos iba a escatimar una carcajada. El<br />
mismo contaba algunas muy buenas.<br />
-¡Que el Señor me perdone! dijo Mr. Power, limpiándose los ojos acuosos con los<br />
dedos. ¡Pobre Paddy! Cómo se me iba a ocurrir hace una semana cuando le Vi por<br />
última vez y él tan saludable como siempre que andaría detrás de él hoy de esta<br />
manera. Se ha ido de entre nosotros.<br />
-El hombre más decente que jamás haya usado sombrero, dijo Mr. Dedalus. Se fue<br />
tan repentinamente.<br />
-Un colapso, dijo Martin Cunningham. El corazón.<br />
Se dio una palmadita en el pecho tristemente.<br />
Cara reluciente: encendida. Demasiado güisqui. Cura para las narices rojas. Beber<br />
como un demonio hasta que se pone grisamarilla. Un buen dinero que se gastó<br />
coloreándosela.<br />
Mr. Power miró fijamente las casas que pasaban con aprensión triste.<br />
Tuvo una muerte repentina, pobre hombre, dijo.<br />
-La mejor, dijo Mr. Bloom.<br />
Los ojos como platos le miraron.<br />
-Sin dolor, dijo. Un momento y todo ha terminado. Como morirse durante el<br />
sueño.<br />
Nadie dijo palabra.<br />
El lado muerto de la calle es éste. Negocio flojo de día, agentes de la propiedad,<br />
hotel de abstinencia, guía de ferrocarriles en la librería Falconer, colegio de<br />
funcionarios, librería Gill, club católico, organización del trabajador ciego. ¿Por<br />
qué? Alguna razón. Haga sol o viento. Por la noche también. Arrapiezos y tatas.
106<br />
Bajo el patronazgo del que fuera Padre Mathew. Primera piedra por Pamell.<br />
Colapso. El corazón.<br />
Caballos blancos con penachos blancos doblaron la esquina de la Rotunda, al<br />
galope. Un ataúd pequeñito resplandeció al pasar. Corren a enterrar. Una carroza<br />
fúnebre. No casado. Negro para los casados. Pío para solteros. Pardo para monjas.<br />
-Triste, dijo Martin Cunningham. Un niño.<br />
Una cara de enano, malva y arrugada como la del pequeño Rudy. Cuerpo de<br />
enano, flojo como masilla, en una caja de madera forrada de blanco. Entierro lo<br />
paga la Friendly Society. Un penique a la semana por un terrón de césped. Nuestro.<br />
Pequeño. Desdichado. Recién nacido. No significó nada. Error de la naturaleza. Si<br />
sale sano es por la madre. Si no por el hombre. Mejor suerte la próxima vez.<br />
-Pobrecito, dijo Mr. Dedalus. A salvo de todo esto.<br />
El coche trepó más lentamente por la cuesta de Rutland Square. Traquetean los<br />
huesos. Por las piedras. Sólo un pordiosero. Nadie lo reclama.<br />
-A mitad de la vida, dijo Martin Cunningham.<br />
-Pero aún es peor, dijo Mr. Power, cuando alguien se quita la vida.<br />
Martin Cunningham sacó el reloj enérgicamente, tosió y lo devolvió a su sitio.<br />
-La mayor deshonra para una familia, añadió Mr. Power.<br />
-Insania temporal, claro está, dijo Martin Cunningham con decisión. Debemos<br />
tener una actitud caritativa.<br />
-Dicen que el hombre que lo hace es un cobarde, dijo Mr. Dedalus.<br />
-No somos nadie para juzgar, dijo Martin Cunningham. Mr. Bloom, a punto de<br />
hablar, cerró los labios de nuevo. Los grandes ojos de Martin Cunningham.<br />
Apartando la mirada ahora. Qué hombre más humano y comprensivo. Inteligente.<br />
Como la cara de Shakespeare. Siempre tiene algo bueno que decir. No tienen<br />
misericordia con eso aquí ni con el infanticidio. Les niegan enterramiento cristiano.<br />
Le solían atravesar el corazón con una estaca de madera en la sepultura. Como si no<br />
lo tuviera roto ya. Sin embargo a veces se arrepienten demasiado tarde. Hallado en<br />
el lecho del río agarrándose a los juncos. Me miró. Y aquella horrorosa borracha de<br />
su mujer. Poniéndole casa una y otra vez y luego empeñándole ella los muebles<br />
todos los sábados casi. Haciéndole la vida imposible. Le rompería el corazón a una
107<br />
piedra, eso. Lunes por la mañana. A empezar de nuevo. Arrimar el hombro. Dios,<br />
qué pinta debía de tener aquella noche Dedalus me lo dijo que estaba allí. Borracha<br />
como una cuba y corcoveando con el paraguas de Martin.<br />
Y me llaman la perla de Asia,<br />
de Asia,<br />
la geisha.<br />
Apartó la mirada de mí. Lo sabe. Traquetean los huesos.<br />
La tarde aquella de la investigación post mortem. La botella rojietiquetada en la<br />
mesa. La habitación del hotel con cuadros de caza. Ambiente cargado. La luz del sol<br />
por entre los listones de las persianas. Las orejas alumbradas de sol del juez de<br />
instrucción, grandes y peludas. El botones prestaba declaración. Pensó a primera<br />
vista que estaba dormido al principio. Luego le vio como unos surcos amarillos en<br />
la cara. Se había deslizado hacia abajo hasta los pies de la cama. Veredicto:<br />
sobredosis. Muerte accidental. La carta. Para mi hijo Leopold.<br />
No más sufrimiento. Nunca más despertar. Nadie lo reclama.<br />
El coche traqueteó apresuradamente por Blessington Street abajo. Por las piedras.<br />
Vamos a paso ligero, creo, dijo Martin Cunningham.<br />
-Dios quiera que no nos vuelque en medio de la calle, dijo Mr. Power.<br />
-Espero que no, dijo Martin Cunningham. Habrá una carrera estupenda mañana en<br />
Alemania. La Gordon Bennett.<br />
-Sí, por Júpiter, dijo Mr. Dedalus. Merecería la pena verse, se lo juro.<br />
Al doblar para Berkeley Street un organillo cerca del Basin envió por el aire tras<br />
ellos una traqueteante canción bullanguera de teatro de variedades. ¿Ha visto<br />
alguien aquí a Kelly? Ka e ele ele y griega. Marcha fúnebre de Saúl. Es tan malo<br />
como el viejo Antonio. Que me dejó solonio. ¡Pirueta! El Mater Misericordiae.<br />
Eccles Street. Mi casa por allá. Un sitio grande. Sala para los incurables allí. Muy<br />
alentador. Hospital Our Lady para los moribundos. Mortuorio muy práctico debajo.<br />
Donde murió la vieja Mrs. Riordan. Tienen un aspecto terrible las mujeres. Su tazón<br />
y limpiándole la boca con la cuchara. Luego la mampara alrededor de la cama para
108<br />
que muera. Agradable estudiante era aquel que me curó la picadura de abeja. Se ha<br />
trasladado al hospital de parturientas me han dicho. De un extremo a otro.<br />
El coche al galope dobló una esquina: paró.<br />
-¿.Qué pasa ahora?<br />
Una manada seccionada de ganado marcado pasaba ante las ventanillas,<br />
mugiendo, andando con aire gacho sobre cascos acolchados, mosqueando con las<br />
colas lentamente sus huesudas ancas enfangadas. Por fuera y por en medio corrían<br />
ovejas almagradas balando su miedo.<br />
-Emigrantes, dijo Mr. Power.<br />
-¡Eeeh! gritaba la voz del tropero, restallándoles el látigo en los flancos. ¡Eeeh!<br />
¡Fuera de ahí!<br />
Jueves, claro está. Mañana es día de matanza. Novillos cebados. Cuffe los vendía<br />
a unas veintisiete libras cada uno. Para Liverpool probablemente. Rosbif para la<br />
vieja Inglaterra. Compran todas las partes jugosas. Y luego la quinta parte se pierde:<br />
toda esa materia aprovechable, piel, pelo, cuernos. Es una buena suma al cabo de un<br />
año. Comercio de carne muerta. Subproductos de los mataderos para tenerías, jabón,<br />
margarina. A saber si funciona ahora ese ardid de descargar la carne en malas<br />
condiciones del tren en Clonsilla.<br />
El coche continuó por entre la manada.<br />
-No comprendo cómo la corporación municipal no monta una línea de tranvía<br />
desde la verja del parque a los muelles, dijo Mr. Bloom. Todos esos animales<br />
podrían llevarse en vagones hasta los barcos.<br />
-En vez de bloquear la vía pública, dijo Martin Cunningham. Muy acertado.<br />
Deberían hacerlo.<br />
-Sí, dijo Mr. Bloom, y otra cosa que a menudo he pensado, es tener tranvías<br />
funerarios municipales como tienen en Milán, ya saben. Llevar la línea hasta las<br />
afueras hasta las cancelas del cementerio y tener tranvías especiales, con coche<br />
fúnebre y coche para el duelo y todo. ¿Ven lo que quiero decir?<br />
-Vaya, ésa sería una historia formidable, dijo Mr. Dedalus. Coche-cama y vagón<br />
comedor.<br />
-Un panorama poco halagüeño para Copetón, añadió Mr. Power.
109<br />
-¿Por qué? preguntó Mr. Bloom, volviéndose hacia Mr. Dedalus. ¿No sería más<br />
decente que galopar de dos en fondo?<br />
-Bueno, ahí podría tener razón, concedió Mr. Dedalus.<br />
-Y, dijo Martin Cunningham, no tendríamos escenas como aquella cuando el<br />
coche fúnebre dio un barquinazo al doblar la esquina de Dunphy y volcó el ataúd en<br />
mitad de la calle.<br />
-Aquello fue terrible, dijo la cara horrorizada de Mr. Power, y el cadáver rodó por<br />
la calle. ¡Terrible!<br />
-El primero en doblar la esquina de Dunphy, dijo Mr. Dedalus, asintiendo. La<br />
copa Gordon Bennett.<br />
-¡Alabado sea Dios! dijo Martin Cunningham piadosamente.<br />
¡Pum! Vuelco. Un ataúd sale y da contra la calzada. Revienta. Paddy Dignam sale<br />
despedido y rueda tieso por el polvo con un hábito marrón demasiado grande. Cara<br />
roja: gris ahora. La boca se le ha abierto. Preguntando qué pasa ahora. Muy acertado<br />
que se la cierren. Está horrorosa abierta. Luego las tripas se descomponen<br />
rápidamente. Mejor cerrarle todos los orificios. Sí, también. Con cera. El esfinter<br />
está suelto. Sellarlo todo.<br />
-Dunphy, anunció Mr. Power al girar el coche a la derecha.<br />
La esquina de Dunphy. Carrozas fúnebres estacionadas, ahogando su dolor. Una<br />
pausa en el camino. Lugar magnífico para una taberna. Me figuro que pararemos<br />
aquí a la vuelta para brindar a su salud. Una ronda de alivio. Elixir de la vida.<br />
Pero supón ahora que sí sucediera. ¿Sangraría si una punta digamos lo cortara en<br />
el zarandeo? Sangraría y no sangraría, supongo. Depende dónde. La circulación se<br />
para. Aun así podría manar un poco de alguna arteria. Sería mejor enterrarlos de<br />
rojo: de rojo oscuro.<br />
En silencio circularon por Phibsborough Road. Un coche fúnebre vacío pasó<br />
trotando, de vuelta del cementerio: parece aligerado.<br />
El puente de Crossguns: el canal real.<br />
El agua se precipitaba bramando por las esclusas. Un hombre de pie en su gabarra<br />
corriente abajo, por entre montones de turba. Por el camino de silga cerca de la<br />
compuerta un caballo flojoamesado. A bordo del Bugabu.
110<br />
Todos los ojos lo observaron. Por el lento canal algoso había flotado en su balsa<br />
costeando el litoral de Irlanda arrastrado por una sirga junto a lechos de juncos, por<br />
el cieno, botellas embarradas, carroñas de perros. Athlone, Mullingar, Moyvalley,<br />
podría ir andando a ver a Milly por el canal. O en bicicleta. Alquilar algún viejo<br />
trasto, más seguro. Wren tenía uno el otro día en la subasta pero de mujer. Vías<br />
acuáticas en desarrollo. Pasatiempos de <strong>James</strong> M'Cann cruzarme en bote al otro<br />
lado. Viaje más barato. En fáciles etapas. Casas flotantes. De acampada. También<br />
coches fúnebres. Al cielo por el agua. Quizá lo haga sin escribir. Presentarme por<br />
sorpresa, Leixlrp, Clonsilla. Bajando compuerta a compuerta hasta Dublín. Con<br />
turba de las ciénagas del interior. Saludo. Se quitó el sombrero de paja marrón,<br />
saludando a Paddy Dignam.<br />
Dejaron atrás la taberna Brian Boroimhe. Cerca ya.<br />
-A saber cómo le irá a nuestro amigo Fogarty, dijo Mr. Power.<br />
-Más vale que le pregunte a Tom Kernan, dijo Mr. Dedalus.<br />
-¿Cómo es eso? dijo Martin Cunningham. ¿Lo habrá dejado a dos velas, supongo?<br />
-Ojos que no ven, dijo Mr. Dedalus, corazón que sí siente.<br />
El coche giró a la izquierda hacia Finglas Road.<br />
La marmolería a la derecha. Última etapa. Apiñadas en el trozo de tierra<br />
aparecieron figuras silenciosas, blancas, apesadumbradas, con manos inmóviles<br />
extendidas, arrodilladas en dolor, señalando. Fragmentos de formas, talladas. En<br />
blanco silencio: implorantes. Lo mejor en el mercado. Thos. H. Dennany,<br />
constructor de monumentos funerarios y escultor.<br />
Pasaron.<br />
En el bordillo delante de la casa de Jimmy Geary, el sacristán, un viejo vagabundo<br />
se hallaba sentado, quejándose, sacándose la tierra y los chinos de su enorme bota<br />
bostezante polvomarrón. Tras el viaje de la vida.<br />
Sombríos jardines pasaron luego: uno a uno: sombrías casas.<br />
Mr. Power señaló.<br />
-Ahí es donde asesinaron a Childs, dijo. La última casa.<br />
-Sí que lo es, dijo Mr. Dedalus. Un caso horrible. Seymour Bushe consiguió que<br />
lo exculparan. Asesinó a su hermano. O eso dijeron.
111<br />
-La acusación no tenía pruebas, dijo Mr. Power.<br />
-Sólo indicios circunstanciales, añadió Martin Cunningham. Ésa es la máxima de<br />
la ley. Mejor que noventainueve culpables escapen que no que un inocente sea<br />
injustamente condenado.<br />
Miraron. Tierra de asesino. Pasó oscuramente. A cal y canto cerrada, deshabitada,<br />
jardín abandonado. Todo el lugar se ha ido al diablo. Injustamente condenado. El<br />
asesinato. La imagen del asesino en el ojo del asesinado. Les encanta leer esas<br />
cosas. Cabeza de hombre hallada en un jardín. Ella llevaba puesto. Cómo encontró<br />
ella la muerte. Reciente atrocidad. El arma utilizada. El asesino aún anda suelto.<br />
Pistas. Un cordón de zapato. El cuerpo será exhumado. El asesinato se aclarará.<br />
Apretujados aquí dentro en este coche. Puede que no le gustara a ella que me<br />
presentara sin avisarla. Hay que tener cuidado con las mujeres. Las coges tan sólo<br />
una vez con el culo al aire. No te lo perdonan jamás. Quince.<br />
Los altos barrotes de la verja de Prospect pasaron ondeantes ante sus ojos.<br />
Oscuros chopos, raras figuras blancas. Figuras más frecuentes, blancas formas<br />
arracimadas entre los árboles, blancas figuras y fragmentos fluyendo mudamente,<br />
manteniendo gestos efimeros en el aire.<br />
La llanta rechinó contra el bordillo: se paró. Martín Cunningham sacó el brazo y,<br />
tirando hacia atrás del pestillo, empujó la puerta con la rodilla. Salió. Mr. Power y<br />
Mr. Dedalus le siguieron.<br />
Cambia ese jabón ahora. La mano de Mr. Bloom desabrochó el bolsillo del<br />
pantalón sigilosamente y transfirió el jabón papelpegado al bolsillo interior del<br />
pañuelo. Salió del coche, devolviendo a su lugar el periódico que su otra mano aún<br />
sostenía.<br />
Entierro insignificante: carroza y tres coches. Qué más da. Portadores del manto<br />
funerario, bridas de oro, misa de réquiem, salvas. Pomposidad de la muerte. Más<br />
allá del último coche había un vendedor ambulante de pie al lado de su carrito de<br />
pasteles y frutas. Pastelillos rellenos de fruta son esos, pegados unos con otros:<br />
pasteles para los muertos. Galletas para perros. ¿Quiénes se las comían?<br />
Acompañantes del difunto saliendo.
112<br />
Siguió a sus compañeros. Mr. Keman y Ned Lambert le siguieron. Hynes andando<br />
detrás de ellos. Kelleher Copetón de pie al lado del coche fúnebre abierto sacó las<br />
dos coronas. Le dio una al chico.<br />
¿Dónde se habrá metido el entierro de aquel niño?<br />
Un tiro de caballos pasó de Finglas con fatigoso paso cansado, arrastrando por el<br />
fúnebre silencio un carro chirriante en el que yacía un bloque de granito. El<br />
carretero que marchaba a la cabeza saludó. El ataúd ahora. Se nos ha adelantado,<br />
muerto y todo. El caballo que se vuelve a mirarlo con el penacho ladeado. Ojo<br />
apagado: la collera apretándole el cuello, presionando una artena o algo. ¿Sabrán lo<br />
que acarrean hasta aquí todos los días? Debe de haber veinte o treinta entierros al<br />
día. Mount Jerome además para los protestantes. Entierros por todo el mundo por<br />
todas partes cada minuto. Echándolos con las palas al hoyo a carretadas el doble de<br />
rápido. Miles cada hora. Demasiados en el mundo.<br />
Acompañantes del difunto salieron por la verja: mujer y una niña. Harpía<br />
canflaca, mujer dura de roer, la papalina torcida. La cara de la niña manchada de<br />
suciedad y lágnmas, cogida del brazo de la mujer, mirándola en espera de una señal<br />
para echarse a llorar. Cara de pez, exangüe y lívida.<br />
Los anderos se echaron el ataúd a hombros y lo entraron por la verja. Tanto peso<br />
muerto. Yo mismo me sentía más pesado al salir de aquel baño. Primero el fiambre:<br />
luego los amigos del fiambre. Kelleher Copetón y el chico siguieron con las<br />
coronas. ¿Quién es ese que está a su lado? Ah, el cuñado.<br />
Todos caminaron detrás.<br />
Martin Cunningham susurró:<br />
-Estaba pasando un mal rato cuando habló de suicidios delante de Bloom.<br />
-¿Qué? susurró Mr. Power. ¿Cómo es eso?<br />
-Su padre se envenenó, susurró Martin Cunningham. Regentaba el hotel Queen en<br />
Ennis. Le oyó decir que iba a ir a Clare. Aniversario.<br />
-¡Válgame Dios! susurró Mr. Power. Ahora me entero. ¿Se envenenó?<br />
Echó un vistazo atrás a donde una cara de ojos oscuros pensativos proseguía hacia<br />
el mausoleo del cardenal. Hablando.<br />
-¿Estaba asegurado? preguntó Mr. Bloom.
113<br />
-Creo que sí, contestó Mr. Keman. Pero la póliza estaba fuertemente hipotecada.<br />
Martin está tratando de meter al joven en Artane.<br />
-¿Cuántos niños ha dejado?<br />
-Cinco. Ned Lambert dice que intentará meter a una de las chicas en la tienda<br />
Todd.<br />
-Una pena, dijo Mr. Bloom delicadamente. Cinco criaturas.<br />
-Un duro golpe para la pobre mujer, añadió Mr. Keman.<br />
-Sí que lo es, asintió Mr. Bloom.<br />
Ahora le toca reír a ella.<br />
Se miró las botas que se había encerado y abrillantado. Ella le había sobrevivido.<br />
Perdió a su marido. Más muerto para ella que para mí. Uno tiene que sobrevivir al<br />
otro. Dicen los entendidos. Hay más mujeres que hombres en el mundo.<br />
Acompáñala en el sentimiento. Su terrible pérdida. Espero que pronto le siga. Para<br />
viudas hindúes solamente. Ella se casaría con otro. ¿Con él? No. Sin embargo quién<br />
sabe después. La viudedad no es lo que era desde que la vieja reina murió. Llevada<br />
en una cureña. Victoria y Albert. Monumento funerario en Frogmore. Pero al final<br />
se puso unas cuantas violetas en la papalina. Vanidosa en el fondo de su corazón.<br />
Todo por una sombra. El consorte no era ni rey. Su hijo era la esencia. Algo nuevo<br />
en lo que esperar no como el pasado que quería recuperar, esperando. Nunca vuelve.<br />
Uno tiene que irse antes: solo, bajo tierra: y no yacer más en su cálida cama.<br />
-¿Cómo está, Simon? dijo Ned Lambert suavemente, estrechando manos. No le he<br />
visto hace siglos.<br />
-Mejor que nunca. ¿Cómo están todos en la querida Cork?<br />
-Estuve allí para las carreras de Cork el lunes de Resurrección, dijo Ned Lambert.<br />
Las monsergas de siempre. Paré donde Dick Tivy.<br />
-¿Y cómo está Dick, el hombre formal?<br />
-Sin un pelo en la cresta, contestó Ned Lambert.<br />
-¡Por San Pablo! dijo Mr. Dedalus con asombro mesurado. ¿Dick Tivy calvo?<br />
-Martin va a ver si nos da un sablazo en beneficio de los chicos, dijo Ned<br />
Lambert, señalando hacia delante. Unos cuantos chelines por cabeza. Para que<br />
aguanten hasta que se aclare lo del seguro.
114<br />
-Sí, sí, dijo Mr. Dedalus dudando. ¿Es ése el hijo mayor el de enfrente?<br />
-Sí, dijo Ned Lambert, con el hermano de la mujer. John Henry Menton está<br />
detrás. El se ha comprometido a dar una libra.<br />
Apostaría a que lo habrá hecho, dijo Mr. Dedalus. A menudo le decía al pobre<br />
Paddy que debía cuidar ese trabajo. John Henry no es el peor del mundo.<br />
-¿Cómo lo perdió? preguntó Ned Lambert. La bebida ¿no?<br />
-El fallo de muchos hombres buenos, dijo Mr. Dedalus con un suspiro.<br />
Se detuvieron a la puerta de la capilla mortuoria. Mr. Bloom detrás del chico de la<br />
corona observaba el cabello repeinado y los pliegues del canijo cogote dentro del<br />
recién estrenado cuello. ¡Pobre chico! ¿Estaría allí cuando el padre? Ambos<br />
inconscientes. Espabilar en el último instante y reconocer por última vez. Todo lo<br />
que pudo haber hecho. Le debo tres chelines a O'Grady. ¿Lo entendería? Los<br />
anderos portaron el ataúd hasta dentro de la capilla. ¿Cuál es el lado de la cabeza?<br />
Tras un instante siguió a los demás adentro, parpadeando en la luz tamizada. El<br />
ataúd reposaba sobre sus andas delante del presbiterio, cuatro velas altas amarillas<br />
en las esquinas. Siempre delante de nosotros. Kelleher Copetón, colocando una<br />
corona en cada esquina delantera, indicó al chico que se arrodillara. Los<br />
acompañantes se arrodillaron aquí y allá en reclinatorios. Mr. Bloom se quedó de<br />
pie detrás junto a la pila y, cuando todos se hubieron arrodillado, dejó caer cui-<br />
dadosamente el periódico desdoblado de su bolsillo e hincó la rodilla derecha en él.<br />
Encajó el sombrero negro delicadamente en la rodilla izquierda y, sujetando el ala,<br />
se inclinó hacia delante piadosamente.<br />
Un acólito portando un cubo de latón con algo dentro salió por una puerta. El<br />
sacerdote blanquialbado vino detrás, alisándose la estola con una mano,<br />
equilibrando con la otra un librito contra la barriga de sapo. ¿Quién leerá el libraco?<br />
Yo, dijo el braco.<br />
Se detuvieron al lado de las andas y el sacerdote comenzó a leer en el libro con un<br />
croar fluido.<br />
El Padre Coffey. Sabía que se llamaba algo así como café. Dominenámme. Parece<br />
un matón por el hocico de buldog. El que mangonea el cotarro. Cristiano<br />
musculoso. La desdicha caiga sobre aquel que le mire con malos ojos: sacerdote. Tú
115<br />
eres Pedro. Reventará por los costados como un camero bien cebado dice Dedalus<br />
que le pasará. Con una barriga que tiene de cachorro podrido. Expresiones de lo más<br />
divertidas las que ese hombre encuentra. Jmmm: reventará por los costados.<br />
-Non intres in judicium cum semo tuo, Domine.<br />
Les hace sentirse más importantes si se reza por ellos en latín. Misa de réquiem.<br />
Plañideras de luto. Tarjetas nigrorladas. Tu nombre en el libro del altar. Qué sitio<br />
más frío éste. Tendrán que alimentarse bien, ahí sentados toda la mañana en la<br />
penumbra mano sobre mano y esperando al siguiente por favor. Ojos de sapo<br />
también. ¿Qué es lo que le infla de esa manera? Molly se infla con la col. El aire del<br />
lugar puede ser. Parece lleno de gas nocivo. Debe de haber una cantidad infemal de<br />
gases nocivos en este lugar. Los camiceros, pongo por caso: se ponen como bistecs<br />
crudos. ¿Quién me lo contaba? Mervyn Browne. Abajo en la cripta de San<br />
Werburgh precioso órgano antiguo ciento cincuenta deberían taladrar un agujero en<br />
los ataúdes a veces para dejar salir el gas nocivo y quemarlo. Sale a borbotones:<br />
azul. Una bocanada y estás perdido.<br />
Me molesta la rótula. Ay. Así está mejor.<br />
El sacerdote sacó un palito con el extremo en forma de pomo del cubo del chico y<br />
lo sacudió encima del ataúd. Luego fue al otro extremo y lo sacudió de nuevo.<br />
Luego regresó y lo devolvió al cubo. Como eras antes de descansar. Todo está<br />
escrito: tiene que hacerlo.<br />
-Et ne nos inducas in tentationem.<br />
El acólito trinaba las respuestas con voz de tiple. A menudo pensé que sería mejor<br />
tener chicos sirvientes. Hasta los quince o así. Después, claro está ...<br />
Agua bendita era eso, me figuro. Sacudiéndole el sueño. Debe de estar harto de<br />
ese trabajo, sacudiendo la cosa esa encima de todos los cadáveres que traen<br />
trotando. Qué malo tiene que viera sobre lo que lo está sacudiendo. Cada día de su<br />
puñetera vida un nuevo lote: hombres de mediana edad, viejas, niños, mujeres<br />
muertas de parto, hombres barbudos, comerciantes calvos, chicas tísicas con<br />
pechitos de gorrión. El año entero ha rezado lo mismo por ellos y sacudido el agua<br />
encima de ellos: duermen. Encima de Dignam ahora.<br />
-In paradisum.
116<br />
Ha dicho que iría al paraíso o que está en el paraíso. Dice eso con todos. Qué<br />
trabajo más pesado. Pero tiene que decir algo.<br />
El sacerdote cerró el libro y salió, seguido del acólito. Kelleher Copetón abrió las<br />
puertas laterales y los sepultureros entraron, auparon el ataúd de nuevo, lo sacaron y<br />
metieron de un empujón en el carro. Kelleher Copetón le dio una corona al chico y<br />
otra al cuñado. Todos salieron tras ellos por las puertas laterales al apacible aire<br />
gris. Mr. Bloom salió el último doblando el periódico de nuevo en el bolsillo. Miró<br />
gravemente al suelo hasta que el carro se hubo marchado rodando hacia la<br />
izquierda. Las ruedas de metal trituraban la gravilla con rechinante ruido rasposo y<br />
el grupo de botas romas siguió al carrito rodante por un sendero de sepulcros.<br />
Larí lará larí lará larú. Señor, no debo tararear aquí.<br />
-La rotonda de O'Connell, dijo Mr. Dedalus a su alrededor.<br />
Los ojos dulces de Mr. Power se elevaron hasta la punta del encumbrado cono.<br />
-Descansa ya, dijo, en medio de su gente, el viejo Dan O'. Pero su corazón está<br />
enterrado en Roma. ¡Cuántos corazones rotos están enterrados aquí, Simon!<br />
-La sepultura de ella está por allí, Jack, dijo Mr. Dedalus. Pronto yaceré a su lado.<br />
Que El me lleve cuando así sea su voluntad.<br />
Deshecho, comenzó a llorar para sí quedamente, tropezando un poco en su<br />
marcha. Mr. Power lo cogió del brazo.<br />
-Está mejor donde está, dijo amablemente.<br />
-Supongo que sí, dijo Mr. Dedalus con un débil desfallecimiento. Supongo que<br />
está en el cielo si existe un cielo.<br />
Kelleher Copetón se echó a un lado de la hilera y facilitó a los acompañantes del<br />
duelo su penoso caminar.<br />
-Situaciones tristes, empezó Mr. Kernan cortésmente.<br />
Mr. Bloom cerró los ojos y tristemente dos veces inclinó la cabeza.<br />
-Los otros se están poniendo el sombrero, dijo Mr. Keman. Supongo que también<br />
podemos hacerlo nosotros. Somos los últimos. Este cementerio es un lugar<br />
traicionero.<br />
Se cubrieron.
117<br />
-El reverendo leyó el servicio demasiado aprisa ¿no cree? dijo Mr. Kernan con<br />
reprobación.<br />
Mr. Bloom asintió gravemente mirando los ojos vivaces inyectados de sangre.<br />
Ojos enigmáticos, inquisidores. Masón, creo: no estoy seguro. A su lado de nuevo.<br />
Somos los últimos. En el mismo barco. Espero que diga algo más.<br />
Mr. Keman añadió:<br />
-El servicio de la iglesia irlandesa que se practica en Mount Jerome es más<br />
sencillo, más impresionante debo decir.<br />
Mr. Bloom dio un consentimiento prudente. La lengua claro está era otra cosa.<br />
Mr. Keman dijo con solemnidad:<br />
-Yo soy la resurreccióny la vida. Eso le llega a uno al corazón.<br />
-Sí que es verdad, dijo Mr. Bloom.<br />
Al corazón quizá pero ¿qué le va al tipo en el hoyo de seis pies por dos con los<br />
dedos de los pies apuntando a las margaritas? Mejor ni tocarlo. Sede de los afectos.<br />
Corazón roto. Una bomba después de todo, bombeando miles de galones de sangre<br />
al día. Un buen día se bloquea: ya la tienes. Cantidades de ellos yacen por aquí:<br />
pulmones, corazones, hígados. Viejas bombas herrumbrosas: al carajo con todo lo<br />
demás. La resurrección y la vida. Una vez estás muerto estás muerto. La idea del<br />
último día. Levantándolos a todos de sus sepulturas. ¡Lázaro, sal fuera! Y salió el<br />
último y perdió el puesto. ¡A levantarse! ¡Último día! Luego cada uno huroneando<br />
por ahí su hígado y sus asaduras y el resto de sus avíos. Encontrar toda su jodida<br />
persona esa misma mañana. Una medida de polvo en un cráneo. Doce gramos una<br />
medida. Medida Troyes.<br />
Kelleher Copetón se puso a la altura de ellos.<br />
-Todo fue fenomenal, dijo. ¿No?<br />
Les miró con su mirada indolente. Hombros de policía. Con su gururú guruní.<br />
-Como debe ser, dijo Mr. Keman.<br />
-¿Qué? ¿Eh? dijo Kelleher Copetón.<br />
Mr. Keman se lo confirmó.<br />
-¿Quién es ese tipo de atrás con Tom Keman? preguntó John Henry Menton.<br />
Conozco la cara.
118<br />
Ned Lambert echó una ojeada atrás.<br />
-Bloom, dijo, Madame Manon Tweedy la que era, es, mejor dicho, la soprano. Es<br />
su mujer.<br />
-Ah, claro, dijo John Henry Menton. No la he visto desde hace algún tiempo. Era<br />
una mujer guapa. Bailé con ella hace, espera, quince diecisiete dichosos años, en<br />
casa de Mat Dillon en Roundtown. Y una buena abrazada que tenía.<br />
Miró detrás por entre los otros.<br />
-¿Qué es él? preguntó. ¿Qué hace? ¿No trabajaba en algo de papelería? Tuve una<br />
disputa con él una noche, lo recuerdo, en los bolos.<br />
Ned Lambert sonrió.<br />
-Sí, viajante, dijo, en Wisdom Hely. Vendía papel secante.<br />
-Por Dios Santo, dijo John Henry Menton, ¿para qué se casaría con un pelafustán<br />
como ése? Estaba para dar guerra en aquel entonces.<br />
-Aún la da, dijo Ned Lambert. Es agente de publicidad.<br />
Los grandes ojos de John Henry Menton se clavaron al frente.<br />
El carrito dobló por una senda lateral. Un hombre robusto, emboscado en la hierba<br />
crecida, se levantó el sombrero en señal de respeto. Los sepultureros se tocaron la<br />
gorra.<br />
-John O'Connell, dijo Mr. Power complacido. Nunca se olvida de un amigo.<br />
Mr. O'Connell les estrechó a todos la mano en silencio. Mr. Dedalus dijo:<br />
-Soy venido a visitaros.<br />
-Amigo Simon, contestó el gerente del cementerio con voz grave. No le quiero por<br />
cliente de ninguna manera.<br />
Saludó a Ned Lamben y a John Henry Menton y echó a andar al lado de Martin<br />
Cunningham enredando con dos alargadas llaves a su espalda.<br />
-¿Habéis oído esa, les preguntó, sobre Mulcahy del Coombe?<br />
-No, dijo Martin Cunningham.<br />
Inclinaron los sombreros de copa a un tiempo y Hynes prestó oído. El gerente<br />
colgó los pulgares en las vueltas de la cadena de oro del reloj y habló con tono<br />
discreto a sus sonrisas vacías.
119<br />
-Cuentan, dijo, que dos borrachos vinieron hasta aquí una tarde brumosa a buscar<br />
la sepultura de un amigo de ellos. Preguntaron por Mulcahy del Coombe y les<br />
dijeron dónde estaba enterrado. Después de andar dando tumbos por ahí en la niebla<br />
encontraron la sepultura cómo no. Uno de los borrachos deletreó el nombre:<br />
Terence Mulcahy. El otro borracho miró con los ojos engurruñados hacia arriba a<br />
una estatua de Nuestro Señor que la viuda había mandado colocar.<br />
El gerente miró con los ojos engurruñados hacia uno de los sepulcros que<br />
acababan de pasar. Prosiguió:<br />
-Y, después de mirar con los ojos engurruñados a la sagrada figura, Coño, no se le<br />
parece ni pizca, dijo. Ese no es Mucahy, dijo, quien sea que lo haiga hecho.<br />
Premiado con sonrisas se quedó atrás y habló con Kelleher Copetón, aceptando<br />
los certificados que le diera, dándoles vuelta y examinándolos al caminar.<br />
-Todo eso está hecho con un propósito, explicó Martin Cunningham a Hynes.<br />
-Lo sé, dijo Hynes. Ya lo sé.<br />
-Para animarle a uno, dijo Martin Cunningham. Es pura bondad: al carajo todo lo<br />
demás.<br />
Mr. Bloom admiró la próspera corpulencia del gerente. Todos quieren estar a<br />
buenas con él. Tipo decente, John O'Connell, de los buenos. Llaves: como el<br />
anuncio de Yaves: no hay peligro de que nadie se escape. Nada de controles de<br />
puertas. Habeas Corpus. Tendré que ver lo del anuncio ese después del entierro.<br />
¿Escribí Ballsbndge en el sobre que cogí para tapar cuando me pilló escribiendo a<br />
Martha? Espero que no esté por ahí tirado en la oficina de cartas sin reclamar.<br />
Mejoraría con un afeitado. Barba apuntando canas. Ésa es la primera señal cuando<br />
el pelo empieza a salir gris. Y el humor que se agria. Hilos plateados entre los<br />
grises. Curioso ser su mujer. A saber cómo tendría coraje para declararse a una<br />
chica. Vente a vivir al camposanto. Ponérselo por delante. Le podría excitar al<br />
principio. Cortejando a la muerte. Sombras de la noche se ciemen por doquier con<br />
todos los muertos tendidos alrededor. Sombras de las tumbas cuando los<br />
cementerios bostezan y Daniel O'Connell debe de ser descendiente supongo quién<br />
era éste que solía decir que era un poco raro y a la vez un buen semental muy<br />
católico de todas formas como descomunal gigante en la oscuridad. Fuego fatuo.
120<br />
Gas de las sepulturas. Hay que hacer que no piense en ello para conseguir<br />
embarazarla. Las mujeres especialmente son tan quisquillosas. Cuéntale una historia<br />
de fantasmas en la cama para que se duerma. ¿Has visto alguna vez un fantasma?<br />
Pues yo sí. Era una noche como boca de lobo. El reloj iba a dar la medianoche. Aun<br />
así bien que besarían si se las pone a tono. Putas en almacabras turcos. Aprenden<br />
cualquier cosa si se las coge jóvenes. Puede uno conquistarse a una viuda joven<br />
aquí. Hay hombres así. Amor entre lápidas. Romeo. Sepulcrales aderezos de placer.<br />
En medio de la muerte estamos en la vida. Los extremos se tocan. Dentera para los<br />
pobres muertos. Olor a bistecs a la plancha para los hambrientos. Les roe las<br />
entrañas. Ganas de dar pelusa a la gente. Molly que lo quería hacer en la ventana.<br />
Ocho niños tiene de todas maneras.<br />
Él ha visto a un buen número desaparecer en su vida, que yacen a su alrededor<br />
campo tras campo. Campos santos. Más sitio si los enterraran de pie. Sentados o de<br />
rodillas no se podría. ¿De pie? La cabeza podría salir algún día de debajo de la tierra<br />
en un corrimiento con la mano señalando. Todo un panal debe de estar hecho el<br />
suelo: celdas oblongas. Y muy cuidado que lo mantiene además: césped y setos re-<br />
cortados. Su jardín llama el Comandante Gamble a Mount Jerome. Bueno, así es.<br />
Deberían ser flores del sueño. Los cementerios chinos donde crecen adormideras<br />
gigantes producen el mejor opio me dijo Mastiansky. El jardín Botánico está justo<br />
por allí. Es la sangre hundiéndose en la tierra lo que da nueva vida. La misma idea<br />
que esos judíos que decían que mataron al niño cristiano. Cada hombre tiene su<br />
precio. Gordo cadáver bien preservado, caballero, epicúreo, inapreciable para jardín<br />
de frutales. De ocasión. Por el cadáver de William Wilkinson, auditor y contable,<br />
fallecido recientemente, tres libras trece chelines con seis. Agradecido.<br />
Yo diría que la tierra debe de ser bien fértil con el estiércol de cadáver, huesos,<br />
carne, uñas. Osarios. Horrendos. Se vuelven verde y rosa al descomponerse. Se<br />
pudren aprisa en tierra húmeda. Los viejos delgados más duros. Luego algo así<br />
como seboso como cremoso. Luego empiezan a ponerse negros, negra meladura<br />
rezumando de ellos. Luego secos. Mariposas calaveras. Claro que las células o lo<br />
que sean siguen vivas. Cambiándose como pueden. Vives para siempre<br />
prácticamente. Nada con que alimentarse se alimentan de ellas mismas.
121<br />
Pero deben de criar una barbaridad de gusanos. La tierra debe de estar<br />
sencillamente arremolinada con tantos. La cabeza sencillamente se te arremollina.<br />
Aquellas bonitas chicuillas de la playa. Él parece bastante animado con todo ello.<br />
Le da una sensación de poder viendo a todos los otros que se van al hoyo primero.<br />
A saber cómo verá él la vida. Contando sus chistes además: le da grandísimo<br />
contento. El del boletín. Spurgeon subió al cielo a las 4 de esta madrugada. 11 de la<br />
noche (hora de cierre). Aún no ha llegado. Pedro. A los propios muertos a los<br />
hombres por lo menos les gustaría oír un chiste de vez en cuando o a las mujeres<br />
saber qué está de moda. Una pera jugosa o un ponche para señoras, caliente, fuerte y<br />
dulce. Mantener la humedad a raya. Hay que reírse algunas veces así que mejor<br />
hacerlo de esa manera. Los sepultureros en Hamlet. Muestra el profundo<br />
conocimiento del corazón humano. No se atreven a hacer chistes sobre los muertos<br />
durante dos años al menos. De mortuis nil nisi prius. Quitarse el luto primero.<br />
Diflcil imaginarse su entierro. Parece una especie de chiste. Leer tu propia esquela<br />
dicen que vives más. Te da nueva savia. Nuevo contrato de vida.<br />
-¿Cuántos tiene para mañana? preguntó el gerente.<br />
-Dos, dijo Kelleher Copetón. A las diez y media y once.<br />
El gerente se metió los papeles en el bolsillo. El carrito ha bía dejado de rodar.<br />
Los acompañantes del difunto se dividieron a cada lado del hoyo, pisando con<br />
cuidado por entre las sepulturas. Los sepultureros cargaron el ataúd y colocaron la<br />
parte delantera en el borde, atando las sogas alrededor.<br />
Enterrándolo. Venimos a enterrar al César. Sus idus de marzo o junio. No sabe<br />
quién está aquí ni le importa.<br />
¿Y quién es ese tipejo desgarbado de ahí con la gabardina? ¿Y quién será me<br />
gustaría saber? Daría cualquier cosa por saber quién es. Siempre aparece alguien<br />
que nunca habrías soñado. Podría uno vivir en su soledad toda la vida. Sí, claro que<br />
podría. Aun así tendría que buscarse a alguien que le echara la tierra después de<br />
muerto aunque podría cavar su propia sepultura. Todos lo hacemos. Sólo el hombre<br />
entierra. No, también las hormigas. Lo primero que le choca a cualquiera. Enterrar a<br />
los muertos. Digamos que Robinsón Crusoe existió de verdad. Bien entonces<br />
Viernes lo enterró. Todo viernes entierra su jueves si te pones a pensarlo.
122<br />
¡Oh, pobre Robinsón Crusoe!<br />
¿Cómo pudiste hacerlo?<br />
¡Pobre Dignam! Sus polvos yacen en la tierra en su caja. Cuando piensas en todo<br />
esto en verdad que es un gasto inútil de madera. Toda carcomida. Podrían inventar<br />
un féretro elegante con una especie de panel corredizo, lo dejas caer de esa manera.<br />
Sí pero quizá objetaran el que se les enterrara en el de otro tipo. Son tan especiales.<br />
Que me entierren en mi tierra natal. Un terroncito de Tierra Santa. Sólo alguna vez<br />
una madre y su niño nacido muerto enterrados en el mismo ataúd. Ya veo lo que<br />
significa. Ya lo veo. Para protegerle el mayor tiempo posible incluso bajo tierra. La<br />
casa del irlandés es su ataúd. Embalsamamientos en catacumbas, momias la misma<br />
idea.<br />
Mr. Bloom se mantuvo apartado, el sombrero en la mano, contando las cabezas<br />
descubiertas. Doce. Conmigo trece. No. El tipo de la gabardina hace trece. El<br />
número de la muerte. ¿De dónde puñetas habrá salido? No estaba en la capilla, lo<br />
juraría. Qué superstición más tonta la del número trece.<br />
Qué paño más suave y agradable el del traje de Ned Lambert. Un poco tirando a<br />
púrpura. Yo tenía uno así cuando vivíamos en Lombard Street West. Tipo elegante<br />
que era él en tiempos. Solía cambiarse de traje tres veces al día. Tengo que llevar mi<br />
traje gris a que me lo vuelva Mesías. Caramba. Pero si es teñido. Su mujer me<br />
olvidé de que no está casado o su patrona debería haberle quitado esos hilos.<br />
El ataúd se sumergió zafándose de la vista, bajado con cuidado por los hombres<br />
esparrancados sobre los caballetes de la sepultura. Con esfuerzo se enderezaron y<br />
apartaron: y todos se descubrieron. Veinte.<br />
Pausa.<br />
Si todos fuéramos repentinamente alguien distinto.<br />
En la lejanía un burro rebuznó. Lluvia. No hay ningún asno. Nunca se ve uno<br />
muerto, dicen. Avergonzados de morir. Se ocultan. También el pobre papá se fue.<br />
Un dulce viento suave sopló por entre las cabezas descubiertas como un susurro.<br />
Susurro. El chico a la cabecera de la sepultura sostenía la corona con las dos manos,
123<br />
la mirada silenciosamente clavada en el negro espacio abierto. Mr. Bloom se colocó<br />
detrás del robusto y amable gerente. Levita de buen corte. Sopesándolos quizá para<br />
ver quién será el próximo. Bueno, es un largo descanso. No sentir más. Es el mo-<br />
mento lo que sientes. Debe de ser jodidamente desagradable. No se lo podrá uno<br />
creer al principio. Un error debe ser: otra persona. Prueba en la casa de enfrente.<br />
Espera, yo quería. No he podido todavía. Luego la cámara mortuoria oscurecida.<br />
Luz necesitan. Cuchicheando a tu alrededor. ¿Te gustaría ver a un sacerdote? Luego<br />
fantaseando y desvariando. Delirio todo lo que ocultaste toda la vida. La lucha con<br />
la muerte. Su sueño no es natural. Presiónale el párpado inferior. Observan si tiene<br />
la nariz en punta si tiene la mandíbula caída si tiene las plantas de los pies amarillas.<br />
Quítale la almohada y dejemos que acabe de una vez en el suelo puesto que está<br />
perdido. El diablo en aquel cuadro de la muerte de un pecador mostrándole una<br />
mujer. En camisón muriéndose de ganas de abrazarla. El último acto de Lucía. ¿No<br />
podré contemplarte nunca más? ¡Bam! Expira. Se fue por fin. La gente habla de ti<br />
durante algún tiempo: te olvidan. No olvides rezar por él. Recuérdale en tus<br />
oraciones. Incluso a Pamell. El Día de la Hiedra está desapareciendo. Luego te<br />
siguen: caen en un agujero, uno tras otro.<br />
Estamos rezando ahora por el descanso de su alma. Esperamos que te encuentres<br />
en gracia y no en desgracia. Un buen cambio de aires. De la sartén de la vida al<br />
fuego del purgatorio.<br />
¿Pensará alguna vez en el agujero que le espera a él también? Dicen que sí cuando<br />
tiritas al sol. Alguien que pisa por encima. La señal del segundo apunte. Cerca de ti.<br />
La mía allí hacia Finglas, la parcela que compré. Mamá, pobre mamá, y el pequeño<br />
Rudy.<br />
Los sepultureros cogieron las palas y echaron pesados mazacotes de tierra sobre el<br />
ataúd. Mr. Bloom volvió la cara. ¿Y si estuviera vivo todo este tiempo? ¡Fu!<br />
¡Joroba, sería horroroso! No, no: está muerto, claro. Claro que está muerto. El lunes<br />
murió. Debería haber alguna ley punzar el corazón para asegurarse o un reloj<br />
eléctrico o un teléfono en el ataúd y algún tipo de respiradero de loneta. La bandera<br />
de socorro. Tres días. Demasiado tiempo para mantenerlos en verano. Quizá sea<br />
mejor deshacerse de ellos tan pronto como estés seguro de que no.
124<br />
La tierra caía más suavemente. Empiezas a ser olvidado. Ojos que no ven, corazón<br />
que no siente.<br />
El gerente se alejó unos pasos y se puso el sombrero. Ya ha aguantado bastante.<br />
Los acompañantes se fueron animando, uno a uno, cubriéndose sin ostentación. Mr.<br />
Bloom se puso el sombrero y vio cómo la figura robusta se abría camino<br />
diestramente por entre el laberinto de sepulturas. Quedamente, seguro de su terreno,<br />
recorrió los tétricos campos.<br />
Hynes apuntando algo en su libreta. Ah, los nombres. Pero él los conoce todos.<br />
No: viene hacia mí.<br />
-Estoy tomando nota de los nombres, dijo Hynes en voz casi inaudible. ¿Cuál es<br />
su nombre de pila? No estoy seguro.<br />
-L., dijo Mr. Bloom. Leopold. Y quizá pudiera anotar el nombre de M'Coy<br />
también. Me lo pidió.<br />
-Charley, dijo Hynes mientras escribía. Lo sé. Estuvo en el Freeman un tiempo.<br />
Sí que estuvo allí antes de que consiguiera el trabajo en el depósito de cadáveres<br />
bajo Louis Byme. Buena idea esa del postmortem para los médicos. Averiguar lo<br />
que imaginan que saben. Murió un martes. Lo largaron. Se marchó con el dinero de<br />
unos cuantos anuncios. Charley, eres mi cariño. Por eso me lo pidió. Bah, no<br />
importa. Ya hice eso, M'Coy. Gracias, viejo: muy agradecido. Me debe un favor: no<br />
cuesta nada.<br />
...<br />
-Y dígame, decía Hynes, conoce a aquel tipo con la, el tipo que estaba allí con la<br />
Miró a su alrededor.<br />
-Gabardina. Sí, le vi, dijo Mr. Bloom. ¿Dónde está ahora?<br />
-Gandina, dijo Hynes garabateando. No sé quién es. ¿Así se llama?<br />
Se fue, mirando a su alrededor.<br />
-No, empezó Mr. Bloom, volviéndose y parándose. ¡Oiga, Hynes!<br />
No me ha oído. ¿No? ¿Adónde ha ido a parar? Ni rastro. Por todos los. ¿Alguien<br />
ha visto por aquí? Ka e ele ele. Se ha vuelto invisible. Dios ¿qué ha sido de él?<br />
Un séptimo sepulturero se acercó a Mr. Bloom para coger una pala tirada.<br />
-¡Vaya, disculpe!
125<br />
Se apartó resueltamente.<br />
Tierra, marrón, húmeda, empezó a distinguirse en el agujero. Crecía. Casi han<br />
terminado. Un montículo de húmedos tormos creció y creció, y los sepultureros<br />
descansaron sus palas. Todos se descubrieron de nuevo durante unos instantes. El<br />
chico apoyó la corona contra una esquina: el cuñado la suya en un montón de tierra.<br />
Los sepultureros se pusieron las gorras y se llevaron las palas enfangadas al carrito.<br />
Luego golpearon las palas ligeramente en el césped: limpias. Uno se inclinó a quitar<br />
del mango unas matas grandes de hierba. Otro, dejando a los compañeros, se<br />
marchó lentamente con el arma al hombro, la hoja azuleando. Silenciosamente a la<br />
cabecera de la sepultura otro enrolló las cuerdas del ataúd. El cordón umbilical. El<br />
cuñado, volviéndose, le puso algo en la mano libre. Agradecimiento en silencio. Lo<br />
siento, señor: desgracia. Cabezada. Lo sé. Para ustedes sólo.<br />
Los acompañantes se alejaron lentamente sin rumbo, por senderos erráticos,<br />
parándose a ratos para leer un nombre en una tumba.<br />
-Demos una vuelta por la tumba del jefe, dijo Hynes. Tenemos tiempo.<br />
-Vayamos, dijo Mr. Power.<br />
Giraron a la derecha, continuando con sus lentos pensamientos. Con temor la voz<br />
diáfana de Mr. Power habló:<br />
-Algunos dicen que no está en la sepultura ni mucho menos. Que llenaron el ataúd<br />
de piedras. Que algún día volverá de nuevo.<br />
Hynes sacudió la cabeza.<br />
-Pamell nunca más volverá, dijo. Está ahí, todo lo que en él había de mortal. La<br />
paz sea con sus cenizas.<br />
Mr. Bloom caminó ignorado a lo largo de la arboleda pasando por ángeles<br />
afligidos, cruces, columnas rotas, panteones familiares, esperanzas de piedra orando<br />
con la vista alzada, corazones y manos de la vieja Irlanda. Más inteligente gastarse<br />
el dinero en una obra de caridad para los vivos. Rezad por el descanso del alma de.<br />
¿Lo hace alguien en realidad? Entiérralo y termina con él. Como por la trampilla del<br />
carbón abajo. Luego los apilan a todos juntos para ahorrar tiempo. Día de las<br />
ánimas. El veintisiete iré a su sepultura. Diez chelines para el jardinero. La mantiene<br />
sin hierbajos. Viejo también. Doblado en dos con sus tijeras de podar recortando.
126<br />
Cerca de las puertas de la muerte. Quién se fue. Quién pasó a mejor vida. Como si<br />
lo hicieran por su propio gusto. Les dieron el empujón, a todos ellos. Quién estiró la<br />
pata. Más interesante si te dijeran lo que fueron. Fulanito, herrero. Yo era viajante<br />
de linóleo. Pagué cinco chelines por libra. O el de una mujer con su sartén. Guisaba<br />
buenos cocidos irlandeses. Elogio en un cementerio de pueblo debería ser aquel<br />
poema de quién era Wordsworth o Thomas Campbell. Pasó al descanso eterno<br />
ponen los protestantes. La del viejo Dr. Murren. El gran médico lo llamó a casa.<br />
Bueno, es la parcela de Dios para ellos. Buena residencia campestre. Recién<br />
enlucida y pintada. Lugar ideal para fumarse un cigarrillo y leer el Church Times.<br />
Los anuncios de bodas nunca intentan adornar nada. Coronas herrumbrosas cuelgan<br />
de los pomos, guirnaldas de papel-bronce. Algo mejor por el mismo dinero. Aun<br />
así, las flores son más poéticas. Lo otro es más bien aburrido, nunca se marchita. No<br />
expresa nada. Siemprevivas.<br />
Un pájaro se posó mansamente en la rama de un chopo. Como si estuviera<br />
disecado. Como el regalo de boda que nos dio el edil Hooper. ¡Juu! Ni se ha<br />
inmutado. Sabe que no hay tirachinas por aquí. Un animal muerto es aún más triste.<br />
La tontuela de Milly que enterró al pajarito muerto en la caja de cerillas de la<br />
cocina, una cadena de margaritas y trocitos de loza rota en la sepultura.<br />
El Sagrado Corazón es ése: mostrándolo. El corazón en la mano. Debería estar de<br />
lado y rojo debería estar pintado como un corazón de verdad. Irlanda le fue<br />
dedicada o como sea. Parece de todo menos a gusto. ¿Por qué esta pena? Vendrían<br />
entonces los pájaros a picar como el chico del canasto de finta pero él dijo que no<br />
porque debían de haber tenido miedo del chico. Apolo fue ése.<br />
¡Cuántos! Todos estos aquí en un tiempo anduvieron por Dublín. Fieles difuntos.<br />
Como tú estás ahora así estuvimos una vez nosotros.<br />
Además ¿cómo podrías recordar a todo el mundo? Ojos, andares, voz. Bueno, la<br />
voz, sí: gramófono. Pones un gramófono en cada sepultura o lo tienes en la casa.<br />
Después de la comida de los domingos. Pon al pobre bisabuelo. ¡Craajraarc!<br />
Holaholahola estoymuycontento craarc muycontentoverosdenuevo holahola estoym<br />
cnpzsz. Te recuerda la voz como la fotografia te recuerda la cara. Si no no podrías
127<br />
recordar la cara después de quince años, digamos. ¿Por ejemplo quién? Por ejemplo<br />
un tipo que murió cuando yo estaba en lo de Wisdom Hely.<br />
va.<br />
¡Rtststr! Un traqueteo de guijarros. Espera. ¡Alto!<br />
Miró hacia abajo intensamente a una cripta de piedra. Algún animal. Espera. Ahí<br />
Una obesa rata gris paseaba insegura a lo largo de la cripta, moviendo los<br />
guijarros. Se las sabe todas la muy vieja: bisabuela: conoce el percal. El gris vivo se<br />
apretujó por debajo del plinto, culebreó para dentro por debajo. Buen escondite para<br />
un tesoro.<br />
¿Quién vive ahí? Yacen los restos de Robert Emery. A Robert Emmet lo<br />
enterraron aquí a la luz de las antorchas ¿no? De correrías.<br />
El rabo acaba de desaparecer.<br />
Uno de esos bichos tendría poco trabajo con uno. Dejaría los huesos mondos fuera<br />
quien fuese. Carne comente para ellos. Un cadáver es carne que se ha echado a<br />
perder. Bueno ¿y qué es el queso? Cadáver de la leche. Leí en aquel Voyages in<br />
China que los chinos dicen que un hombre blanco huele a muerto. Incineración es<br />
mejor. Los sacerdotes totalmente en contra. Jorobar a la otra empresa. Quemadores<br />
al por mayor y traficantes de hornos holandeses. En tiempos de la peste. Fosas para<br />
los muertos de cal viva para consumirlos. Cámara letal. Cenizas a las cenizas. O<br />
inhumar en el mar. ¿Dónde está esa torre parsi de silencio? Comidos por los pájaros.<br />
Tierra, fuego, agua. Ahogarse dicen que es la más placentera. Ves toda tu vida en un<br />
tris. Pero traído de nuevo a la vida no. No se puede inhumar en el aire sin embargo.<br />
Desde una máquina voladora. A saber si se corre la voz cada vez que dejan caer a<br />
uno nuevo. Comunicación subterránea. Aprendimos eso de ellas. No me<br />
sorprendería. Alimento completo corriente para ellas. Las moscas vienen antes de<br />
que esté bien muerto. Se enteraron de Dignam. A ellas no les importaría el olor que<br />
echa. Puré blancosal de cadáver desmigajándose: huele, sabe a nabos blancos<br />
crudos.<br />
La verja brillaba enfrente: todavía abierta. Regreso al mundo otra vez. Harto de<br />
este sitio. Te acerca un poco cada vez. La última vez que estuve aquí fue en el<br />
entierro de Mrs. Sinico. Pobre papá también. El amor que mata. E incluso escar-
128<br />
bando la tierra por la noche con una linterna como aquel caso que leí para llegar a<br />
las hembras recién enterradas o incluso a las putrefactas con heridas sepulcrales<br />
abiertas. Se te mete el susto en el cuerpo después de un tiempo. Me apareceré a ti<br />
después de muerto. Verás mi espíritu después de muerto. Mi espíritu te atormentará<br />
después de muerto. Hay otro mundo en el más allá que se llama infierno. No me<br />
gusta ese otro mudo escribió ella. Ni a mí. Bastante que ver y oír y sentir aún. Sentir<br />
seres vivos cálidos cerca. Que duerman ellos en sus camas gusanosas. No me van a<br />
pillar a mí esta vez. Cálidas camas: cálida vida sanguibullente.<br />
Martin Cunningham emergió desde un sendero lateral, hablando gravemente.<br />
Procurador, creo. Conozco su cara. Menton, john Henry, procurador, comisionado<br />
para juramentos y afidávits. Dignam solía estar en su bufete. En el de Mat Dillon<br />
hace mucho tiempo. El jovial Mat. Noches alegres. Pollo frío, cigarros, las copas de<br />
Tántalo. Un buenazo en realidad. Sí, Menton. Se puso hecho una fiera aquella tarde<br />
en la bolera porque metí bola en el centro. Pura chamba: al sesgo. Por eso me cogió<br />
tal inquina. Odio a primera vista. Molly y Floey Dillon del brazo bajo la lila,<br />
riéndose. Tipo siempre así, se molesta si hay mujeres cerca.<br />
Tiene un bollo en el lateral del sombrero. Del coche probablemente.<br />
-Perdóneme, caballero, dijo Mr. Bloom al lado de ellos. Se pararon.<br />
-Tiene el sombrero un poco estrujado, dijo Mr. Bloom señalando.<br />
John Henry Menton le miró fijamente por un instante sin moverse.<br />
Ahí, ayudó Martin Cunningham, señalando también.<br />
John Henry Menton se quitó el sombrero, allanó el bollo hacia fuera y alisó la<br />
pelusa con cuidado en la manga de la americana. Se encasquetó el sombrero en la<br />
cabeza de nuevo.<br />
-Ahora está bien, dijo Martin Cunningham.<br />
John Henry Menton sacudió la cabeza en señal de reconocimiento.<br />
-Gracias, dijo escuetamente.<br />
Continuaron hacia la verja. Mr. Bloom, abatido, se rezagó unos pasos para no oír<br />
lo que hablaban. Martin hablando ex cátedra. Martin podía meterse a un cabeza de<br />
chorlito como ése en un puño, sin que se diera cuenta.
129<br />
Ojos color de ostra. No te preocupes. Le pesará después quizá cuando vea claro.<br />
Le sacas ventaja de esa manera. Gracias. ¡Qué extraordinarios somos esta mañana!<br />
7<br />
EN EL CORAZÓN DE LA METRÓPOLIS HIBÉRNICA<br />
ANTE la columna de Nelson los tranvías aflojaban, maniobraban, cambiaban de<br />
trole, salían para Blackrock, Kingstown y Dalkey, Clonskea, Rathgar y Terenure,<br />
Parlmerston Park y Upper Rathmines, Sandymount Green, Rathmines, Ringsend y<br />
Sandymount Tower, Harold's Cross. El ronco controlador de salidas de la United<br />
Company de Tranvías de Dublín vociferaba las salidas:<br />
-¡Rathgar y Terenure!<br />
-¡Vámonos, Sandymount Green!<br />
A derecha e izquierda paralelamente tañendo sonando un tranvía de dos pisos y<br />
otro de uno arrancaron de sus terminales, se desviaron bruscamente a la línea<br />
descendente, discurrieron paralelamente.<br />
-¡Salida, Palmerston Park!<br />
PORTADOR DE LA CORONA<br />
Bajo los soportales de la central de correos los limpiabotas voceaban y lustraban.<br />
Estacionados en North Prince Street los furgones postales bermellón de Su<br />
Majestad, portando en los costados las iniciales reales, E. R., recibían arrojadas<br />
estrepitosamente sacas de cartas, tarjetas postales, avisos, paquetes, asegurados y<br />
pagados, para su reparto local, provincial, británico y de ultramar.<br />
CABALLEROS DE LA PRENSA
130<br />
Carreteros de botas enormes sacaban rodando barriles retumbantes de los<br />
almacenes Prince y los colocaban con un chocazo en el carro de la cervecera. En el<br />
carro de la cervecera chocaban retumbantes barriles que eran sacados rodando por<br />
carreteros de botas enormes de los almacenes Prince.<br />
-Ahí lo tiene, dijo Murray el Rojo. Alexander Yaves.<br />
-Pues recórtelo, ¿quiere? dijo Mr. Bloom, y lo acercaré a la oficina del Telegraph.<br />
La puerta del despacho de Ruttledge chirrió otra vez. Davy Stephens, diminuto<br />
dentro de un amplio cabriolé, con un pequeño sombrero de fieltro nimbándole los<br />
rizos, salió con un rollo de papeles bajo la capa, un correo del rey.<br />
Las largas tijeras de Murray el Rojo recortaron el anuncio del periódico de cuatro<br />
tijeretazos perfectos. Recortes de prensa.<br />
-Pasaré por la imprenta, dijo Mr. Bloom, cogiendo el recorte cuadrado.<br />
-Claro que, si él prefiere un texto, dijo Murray el Rojo sinceramente, con una<br />
pluma detrás de la oreja, le podemos hacer uno.<br />
-De acuerdo, dijo Mr. Bloom asintiendo. Lo dejaré caer.<br />
Podemos.<br />
WILLIAM BRAYDEN, ESQUIRE, DE OAKLANDS,<br />
SANDYMOUNT<br />
Murray el Rojo tocó el brazo de Mr. Bloom con las tijeras y susurró:<br />
-Brayden.<br />
Mr. Bloom se dio la vuelta y vio al portero de librea alzarse la gorra rotulada al<br />
entrar una figura majestuosa por entre los tablones de noticias del Weekly Freeman<br />
and National Press y del Freeman's journal and National Press. Barriles de Guin-<br />
ness retumbantes. La figura subió majestuosamente las escaleras, guiada por un<br />
paraguas, una cara solemne barbaenmarcada. La espalda de paño ascendía en cada<br />
escalón: espalda. Los sesos los tiene todos en la nuca, dice Simon Dedalus.<br />
Verdugones de carne por detrás en su persona. Grasos pliegues de cuello, graso,<br />
cuello, graso, cuello.<br />
-¿No cree que tiene la cara de Nuestro Salvador? susurró Murray el Rojo.
131<br />
La puerta del despacho de Ruttledge susurró: ü: cni. Siempre ponen una puerta<br />
enfrente de otra para que el viento. Entrada. Salida.<br />
Nuestro Salvador: cara barbaenmarcada ovalada: hablando en el oscurecer. María,<br />
Marta. Guiado por un paraguas de espada hasta las candilejas. Mario el tenor.<br />
-O de Mario, dijo Mr. Bloom.<br />
-Sí, asintió Murray el Rojo. Pero se solía decir que Mario era la viva estampa de<br />
Nuestro Salvador.<br />
Manojesús con mejillas coloreteadas, jubón y pencas zanquivanas. La mano en el<br />
corazón. En Martha.<br />
¡Ve-en perdida,<br />
Ve-en querida!<br />
EL BÁCULO Y LA PLUMA<br />
-Su eminencia ha telefoneado dos veces esta mañana, dijo Murray el Rojo<br />
gravemente.<br />
Observaron las rodillas, piernas, botas desaparecer. Cuello.<br />
Un repartidor de telegramas entró resueltamente, tiró un sobre en el mostrador y<br />
salió a toda prisa con una palabra:<br />
-¡Freeman!<br />
Mr. Bloom dijo lentamente:<br />
-Bueno, él es uno de nuestros salvadores también.<br />
Una sonrisa mansa le acompañaba al levantar la hoja abatible del mostrador, al<br />
entrar por una puerta lateral y a lo largo de la cálida escalera oscura y el corredor,<br />
por las ahora reverberantes tablas. ¿Pero salvará la tirada? Porreando. Porreando.<br />
Empujó la puerta batiente de cristal y entró, pisando papel de envolver esparcido<br />
por el suelo. Por un sendero de tambores golpeteantes se dirigió al gabinete de<br />
lectura de Nannetti.<br />
Hynes aquí también: informe sobre el entierro probablemente. Porreando.<br />
Porrazo.
132<br />
CON VERDADERO DESCONSUELO<br />
ANUNCIAMOS LA DESAPARICIÓN<br />
DE UN CIUDADANO DUBLINÉS MUY RESPETABLE<br />
Esta mañana los restos del que fuera Mr. Patrick Dignam. Máquinas. Le hacen a<br />
uno añicos si le echan el guante. Dirigen el mundo hoy en día. Su maquinaria dale<br />
que te pego también. Como éstas, descontroladas: fermentando. Trabajando mucho,<br />
afanándose mucho. Y aquella vieja rata gris afanándose por entrar.<br />
COMO SALE A LA CALLE UN GRAN ÓRGANO DIARIO<br />
Mr. Bloom se detuvo tras el cuerpo seco del administrador, admirando una<br />
lustrosa coronilla.<br />
Qué extraño que nunca haya visto su verdadero país.. Irlanda mi país. Diputado<br />
por College Green. Aireó bien aquel filón de trabajador de a pie todo lo que pudo.<br />
Son los anuncios y la sección de morralla informativa de lo que vive un semanario,<br />
no las noticias atrasadas del boletín oficial. La reina Ana ha muerto. Publicado<br />
oficialmente en el año mil y. Heredad sita en el municipio de Rosenallis, baronía de<br />
Tinnahinch. A todo el que pueda interesar inventario de conformidad con las<br />
normas vigentes detallando una partida de mulas y alfaraces exportados desde<br />
Ballina. Notas agrícolas. Donaires. Chascarrillo semanal de Phil Blake. La página<br />
para pequeñines del tío Toby. Consultorio de palurdos. Estimado Sr. Director ¿cuál<br />
es la mejor cura para la flatulencia? Me gustaría ese papel. Se aprende muchísimo<br />
enseñando a otros. Ecos de sociedad. C.T.F. Casi todo fotograbados. Bañistas bien<br />
proporcionadas en playa dorada. El globo más grande del mundo. Doble boda de<br />
hermanas se celebró. Dos novios que se ríen con ganas el uno del otro. Cuprani<br />
también, impresor. Más irlandés que los irlandeses.<br />
Las máquinas golpeteaban al compás de tres por cuatro. Porrazo, porrazo, porrazo.<br />
Y si se quedara ahí paralizado y nadie supiera cómo pararlas seguirían golpeteando
133<br />
una y otra vez lo mismo, imprimiéndolo una y otra vez y de arriba abajo y delante y<br />
detrás. Saldría todo emborronado. Hace falta una cabeza bien puesta.<br />
-Bueno, inclúyalo en la edición de la noche, concejal, dijo Hynes.<br />
Pronto le ha de llamar el señor alcalde. Long John le apoya, dicen.<br />
El administrador, sin contestar, garabateó prensa en un extremo de la hoja e hizo<br />
una seña a un cajista. Le alargó la hoja silenciosamente por encima de la mampara<br />
de cristal sucia.<br />
-De acuerdo: gracias, dijo Hynes yéndose.<br />
Mr. Bloom le bloqueó el paso.<br />
-Si quiere cobrar el cajero se va a almorzar ahora mismo, dijo, señalando hacia<br />
detrás con el pulgar.<br />
-¿Cobró usted? preguntó Hynes.<br />
-Mmm, dijo Mr. Bloom. Aligere y le pillará.<br />
—Gracias, viejo, dijo Hynes. Le daré un toque yo también.<br />
Se apresuró ansiosamente hacia la oficina del Freeman's journal.<br />
Tres chelines que le presté en la taberna Meagher. Tres semanas. Tercera<br />
indirecta.<br />
VEMOS AL AGENTE DE PUBLICIDAD EN EL TRABAJO<br />
Mr. Bloom colocó el recorte en el escritorio de Mr. Nanetti.<br />
-Perdone, concejal, dijo. Este anuncio, comprende. Yaves ¿lo recuerda?<br />
Mr. Nanetti examinó el recorte un rato y asintió.<br />
-Quiere que aparezca en julio, dijo Mr. Bloom.<br />
El administrador acercó el lápiz hacia el recorte.<br />
-Pero espere, dijo Mr. Bloom. Lo quiere cambiar. Yaves, comprende. Quiere dos<br />
llaves arriba.<br />
Ruido infemal que hacen. No lo oye. Nannan. Nervios de acero. Quizá entienda lo<br />
que yo.<br />
El administrador se volvió para oír pacientemente y, levantando un codo, empezó<br />
a rascarse lentamente el sobaco de la chaqueta de alpaca.
134<br />
-Así, dijo Mr. Bloom, cruzando los índices por la parte de arriba.<br />
Que entienda eso primero.<br />
Mr. Bloom, levantando la mirada de soslayo desde la cruz que había hecho, vio la<br />
cara cetrina del administrador, creo que tiene algo de ictericia, y más allá las<br />
obedientes bobinas introducían enormes pliegos de papel. Golpetéalo, golpetéalo.<br />
Millas y millas desembobinadas. ¿Qué hacen con eso después? Pues para envolver<br />
carne, paquetes: usos varios, miles de cosas.<br />
Dejando caer sus palabras diestramente en las pausas del golpeteo dibujó<br />
rápidamente en la madera arañada.<br />
LA CASA DE Y(LL)AVES<br />
-Así ¿comprende? Dos llaves cruzadas aquí. Un círculo. Y aquí el nombre.<br />
Alexander Yaves, traficante de té, vino y licores. Y otras cosas.<br />
Mejor que no le enseñe su propio oficio.<br />
-Usted mismo sabe, concejal, exactamente lo que quiere. Luego por arriba en<br />
espaciado: la casa de llaves. ¿Comprende usted? ¿Cree usted que es buena idea?<br />
El administrador bajó la mano rascadora a las costillas inferiores y rascó allí<br />
tranquilamente.<br />
-La idea, dijo Mr. Bloom, es la casa de las llaves. Ya sabe usted, concejal, el<br />
parlamento de Man. Insinuando autonomía. Turistas, ya sabe usted, de la isla de<br />
Man. Atrae la atención, comprende. ¿Puede usted hacerlo?<br />
Podría preguntarle quizá por la pronunciación de voglio. Pero y si no lo supiera le<br />
pondría en un aprieto. Mejor no.<br />
-Podemos hacerlo, dijo el administrador. ¿Tiene usted el diseño?<br />
-Lo puedo conseguir, dijo Mr. Bloom. Estaba en un periódico de Kilkenny. Él<br />
tiene allí una casa además. Me acercaré por allí y se lo pediré. Bueno, puede usted<br />
hacerlo y tan sólo un breve texto que llame la atención. Ya sabe usted lo de<br />
costumbre. Establecimiento de alta categoría con licencia para expender bebidas. Lo<br />
que siempre ha esperado. Y otras cosas.<br />
El administrador pensó un instante.
135<br />
-Podemos hacerlo, dijo. Que nos renueve por tres meses. Un cajista le trajo una<br />
galerada lacia. Empezó a repasarla silenciosamente. Mr. Bloom esperó, oyendo los<br />
fuertes latidos de los cigüeñales, observando a los silenciosos cajistas con sus cajas.<br />
ORTOGRÁFICO<br />
Hay que asegurarse de que no hay faltas de ortografia. Fiebre de pruebas. Martin<br />
Cunningham se olvidó de damos su adivinanza ortográfica esta mañana. Es<br />
divertido avistar el embaru con ere ¿no es así? con elle amiento sin par con ere alelo<br />
de un buhonero con be y hache intercalada preocupado mientras ponderaba be la<br />
simetría acento de una pera pelada junto al muro de una crucería. Tonto ¿verdad?<br />
Crucería añadido claro está por lo de la simetría.<br />
Debería haber dicho yo cuando se encasquetó la chistera. Gracias. Tenía que<br />
haber dicho yo algo sobre un sombrero viejo o algo. No. Podía haber dicho. Parece<br />
nuevo ahora. Verle la jeta entonces.<br />
Sllt. La plancha inferior de la primera máquina empelló adelante el sacador con<br />
sllt el primer lote de periódicos plegados en ocho. Sllt. Casi humana la forma en que<br />
sllt para llamar la atención. Haciendo todo lo que podía por hablar. Esa puerta<br />
también sllt chirriando, pidiendo que se la cierre. Cada cosa habla a su modo. Sllt.<br />
CÉLEBRE ECLESIÁSTICO COLABORADOR OCASIONAL<br />
El administrador devolvió la galerada repentinamente, diciendo:<br />
-Espere. ¿Dónde está la carta del arzobispo? Hay que repetirla en el Telegraph.<br />
¿Dónde está cómo se llame?<br />
Miró a su alrededor en torno a sus ruidosas máquinas que no contestaban.<br />
-¿Monks, señor? preguntó una voz desde la platina.<br />
-Eso es. ¿Dónde está Monks?<br />
-¡Monks!<br />
Mr. Bloom recogió el recorte. Hora de largarse.
136<br />
-Entonces conseguiré el diseño, Mr. Nannetti, dijo, y lo colocará usted en un buen<br />
sitio lo sé.<br />
-¡Monks!<br />
-Sí, señor.<br />
Renovación de tres meses. Tengo que desahogarme primero. Intentarlo de todas<br />
formas. Dejarlo caer para agosto: buena idea: mes de la feria del caballo.<br />
Ballsbndge. Habrá turistas para la feria.<br />
UN CAPATAZ<br />
Prosiguió su camino por la sala de cajas, dejando atrás a un viejo, encorvado,<br />
binoculado, amandilado. El viejo Monks, el capataz. Cantidad de casos raros que<br />
habrán pasado por sus manos en sus años: necrológicas, anuncios de tabernas,<br />
discursos, casos de divorcio, encontrados ahogados. Acercándose a sus últimas ya.<br />
Hombre sobrio y serio con algo en la caja de ahorros diría yo. Esposa buena<br />
cocinera y lavandera. Hija en su máquina de coser de la salita. Juana la llana, sin<br />
tonterías.<br />
Y ERA LA FIESTA DE LA PASCUA JUDÍA<br />
Hizo un alto en el camino para observar a un cajista distribuyendo<br />
meticulosamente los tipos. Lo lee al revés primero. Rápidamente lo hace. Debe de<br />
requerir cierta práctica eso. mangiD kcirtaP. Pobre papá con su libro de la Haggada,<br />
leyéndome al revés con el dedo. Pesaj. El año próximo en Jerusalén. ¡Dios mío,<br />
Dios mío! Todo ese largo peregrinar de un lado para otro que nos sacó de la tierra<br />
de Egipto y nos llevó a la casa de servidumbre alleluia. Shema Israel Adonai<br />
Elohenu. No, eso es lo otro. Luego los doce hermanos, los hijos de Jacob. Y luego<br />
el cordero y el gato y el perro y el palo y el agua y el carnicero. Y luego el ángel de<br />
la muerte mata al carnicero y éste mata al buey y el perro mata al gato. Suena un<br />
poco tonto hasta que te paras a mirarlo a fondo. Justicia es lo que quiere decir pero<br />
se trata de todo el mundo comiéndose a todos los demás. Es la vida después de todo.
137<br />
Qué rápidamente hace esa tarea. La práctica lleva a la perfección. Parece ver con los<br />
dedos.<br />
Mr. Bloom salió del ruido del golpeteo por la galería al descansillo. Y me voy a ir<br />
en tranvía hasta allí para que luego él no esté quizá. Mejor que le telefonee primero.<br />
¿El número? Sí. El mismo que el de la casa de Citron. Veintiocho. Veintiocho<br />
cuatro cuatro.<br />
SÓLO UNA VEZ MÁS ESE JABÓN<br />
Bajó las escaleras de la casa. ¿Quién demonios habrá pintarrajeado en las paredes<br />
con cerillas? Parece como si lo hubieran hecho por una apuesta. Intenso olor<br />
grasiento que hay siempre en esas máquinas. A pegamento tibio olía ahí al lado en<br />
Thom cuando estuve allí.<br />
Sacó el pañuelo para llevárselo a la nariz. ¿Cidrolimón? Ah, el jabón que puse ahí.<br />
Lo perderé en ese bolsillo. Al guardar el pañuelo sacó el jabón y lo guardó,<br />
abotonado, en el bolsillo del pantalón.<br />
¿Qué perfume usa tu mujer? Podría irme a casa aún: tranvía: algo que olvidé. Sólo<br />
a ver: antes de: vistiéndose. No. Aquí. No.<br />
Una repentina carcajada estruendosa salió de la oficina del Evening Telegraph. Sé<br />
quien es. ¿Qué pasará? Me pasaré un minuto a telefonear. Es Ned Lambert.<br />
Entró suavemente.<br />
ERÍN, VERDE GEMA DEL MAR PLATEADO<br />
-El espectro avanza repartiendo pasta, murmuró el profesor MacHugh<br />
suavemente, degalletaslleno al polvoriento cristal de la ventana.<br />
Mr. Dedalus, desviando la mirada atenta de la chimenea vacía a la cara<br />
inquisidora de Ned Lambert, preguntó a ésta agriamente:<br />
-¡Por las llagas de Cristo! ¿No te daría ardores en el culo?<br />
Ned Lambert, sentado en la mesa, continuó leyendo:
138<br />
-O también, reparad en el serpenteo de un gorgoteante ria chuelo que murmulla<br />
en su curso, si bien riñendo con los obstáculos petrosos, hacia las agitadas aguas<br />
de los azulados dominios de Neptuno, por entre márgenes de musgo, abanicado por<br />
los más suaves céfiros, mecido por la gloriosa luz del sol o bajo las sombras que se<br />
agolpan sobre su pecho meditabundo por el cimbrado follaje de los gigantes de la<br />
espesura. ¿Qué le parece, Simon? preguntó por encima del borde del periódico.<br />
¿Qué le parece eso, eh?<br />
-Mezclando bebidas, dijo Mr. Dedalus.<br />
Ned Lambert, riéndose, se golpeó con el periódico en las rodillas, repitiendo:<br />
-El pecho meditabundo y el cimbranalgado follaje. ¡Hay que ver! ¡Hay que ver!<br />
-Y Jenofonte dejó caer la mirada sobre Maratón, dijo Mr. Dedalus, mirando otra<br />
vez la chimenea y de allí a la ventana, y Maratón miró al mar.<br />
-Ya está bien, exclamó el profesor MacHugh desde la ventana. No quiero oír más<br />
tonterías.<br />
Terminó de comer la galleta en cuarto creciente que había estado mordisqueando<br />
y, hambreado, se dispuso a mordisquear la galleta de la otra mano.<br />
Rimbombancias. Floripondios. Ned Lambert se va a coger un día libre por lo que<br />
veo. Más bien le estropea a uno el día, un entierro desde luego lo estropea. Tiene<br />
influencia dicen. El viejo Chatterton, el rector, es su tío-abuelo o tío-bisabuelo.<br />
Cerca de los noventa dicen. Artículo de fondo para su muerte escrito desde hace<br />
tiempo quizá. Sigue vivo por fastidiarlos. Puede que caiga él primero. Johnny, haz<br />
sitio a tu tío. El muy honorable Hedges Eyre Chatterton. Diría que le extiende uno o<br />
dos talones temblorosos de vez en cuando para un apuro. El gordo le va a tocar<br />
cuando estire la pata. Aleluya.<br />
-Y aún hay algo más, dijo Ned Lambert.<br />
-¿De qué se trata? preguntó Mr. Bloom.<br />
-Un fragmento descubierto recientemente de Cicerón, contestó el profesor<br />
MacHugh en tono pomposo. Nuestra hermosa tierra.<br />
CORTO PERO AL GRANO
139<br />
-¿La tierra de quién? dijo Mr. Bloom sencillamente.<br />
-Una pregunta de lo más pertinente, dijo el profesor entre masticaciones. Con<br />
énfasis en de quién.<br />
-De Dan Dawson, dijo Mr. Dedalus.<br />
-¿Es su discurso de anoche? preguntó Mr. Bloom.<br />
Ned Lambert asintió.<br />
-Pero escuchen esto, dijo.<br />
El pomo de la puerta le pegó a Mr. Bloom en los riñones al abrirse hacia dentro de<br />
un empujón.<br />
-Discúlpeme, dijo J. J. O'Molloy, entrando.<br />
Mr. Bloom se echó resueltamente a un lado.<br />
-Disculpe usted, dijo.<br />
-Buenos días, Jack.<br />
-Pase. Pase.<br />
-Buenos días.<br />
-¿Cómo está, Dedalus?<br />
-Bien. ¿Y usted?<br />
J. J. O'Molloy sacudió la cabeza.<br />
TRISTE<br />
El tipo más agudo entre los jóvenes abogados solía ser. Decadencia pobre hombre.<br />
Esos arreboles febriles indican el fin de un hombre. Está que se va. Qué está<br />
pasando, me pregunto. Preocupaciones económicas.<br />
-O también si al menos trepásemos hasta los picachos de las apiñadas montañas.<br />
-Tiene un aspecto estupendo.<br />
-¿Se puede ver al director? preguntó J. J. O'Molloy, mirando hacia la puerta<br />
interior.<br />
-Claro que sí, dijo el profesor MacHugh. Se le puede ver y oír. Está en su<br />
sanctasanctórum con Lenehan.
140<br />
J. J. O'Molloy fue lentamente hasta el escritorio inclinado y empezó a pasar para<br />
atrás las páginas rosas de la carpeta.<br />
Clientela mengua. Un podíahabersido. Descorazonándose. Juego. Deudas de<br />
honor. Recogiendo tempestades. Solía conseguir buenos anticipos de D. y T.<br />
Fitzgerald. Las pelucas para mostrar la materia gris. Con los sesos en la mano como<br />
la estatua en Glasnevin. Creo que escribe algo para el Express con Gabriel Conroy.<br />
Tipo muy instruido. Myles Crawford empezó en el Independent. Curioso cómo<br />
giran con el viento esos periodistas en cuanto huelen una vacante. Veletas. Siempre<br />
cambiando de chaqueta. No sabría a quién creer. Una historia te parece buena hasta<br />
que oyes la siguiente. Se tiran al cuello unos a otros sin más en los periódicos y<br />
luego todo queda en nada. Cómo te va hombre al momento siguiente.<br />
-Ah, escuchen esto por el amor de Dios, imploró Ned Lambert. 0 también si al<br />
menos trepásemos hasta los picachos de las apiñadas montañas...<br />
-¡Ampulosidad! interrumpió el profesor malhumoradamente. ¡Ya tenemos<br />
bastante de tanta filatería!<br />
-Picachos, prosiguió Ned Lambert, que se remontan hasta lo más alto, para<br />
bañar nuestras almas, por decirlo así...<br />
-Para que le bañen la boca, dilo Mr. Dedalus. ¡Dios santo y eterno! ¿Sí? ¿Está<br />
tomando algo para eso?<br />
Por decirlo así, en elpanorama sin par delportfolio de Irlanda, incomparable, a<br />
pesar de sus bien aclamados prototipos en otras excelentes regiones alardeadas,<br />
por su propia belleza, de boscosa arboleda y llanos ondulantes y pastos suculentos<br />
de verde primavera¿ saturadas de translúcido fulgor trascendente de nuestro<br />
apacibley misterioso crepúsculo irlandés...<br />
-La luna, dijo el profesor MacHugh. Se ha olvidado de Hamlet.<br />
SU JERGA NATAL<br />
Que envuelve el paisaje a lo ancho y largo hasta que el fulgurante orbe de la luna<br />
refulja para irradiar su plateada efulgencia...
141<br />
-¡Vaya! exclamó Mr. Dedalus, dando rienda suelta a un quejido desesperanzado.<br />
¡Caca podrida! Ya está bien, Ned. La vida es demasiado corta.<br />
Se quitó el sombrero de copa y, soplándose impacientemente el frondoso bigote,<br />
se peinó el pelo a lo galés con el rastrillo de los dedos.<br />
Ned Lambert echó el periódico a un lado, riéndose entre dientes muy a gusto. Un<br />
instante después una ronca tos en risotada reventó en la cara desafeitada con gafas<br />
negras del profesor MacHugh.<br />
-¡Blandengue! exclamó.<br />
LO QUE DIJO WETHERUP<br />
Muy bonito burlarse de esto ahora una vez imprimido pero se lo tragan como<br />
rosquillas después de todo. Estuvo trabajando en la rama de panadería además ¿no?<br />
Por eso lo llaman Blandengue. Supo arrimarse a buen árbol de todas formas. La hija<br />
prometida a ese tipo de la oficina de contribuciones con coche. Lo enganchó pero<br />
que muy bien. Fiestas. Hospitalidad. Comilonas. Wetherup siempre lo dijo. Se les<br />
atrapa por el estómago.<br />
La puerta interior se abrió violentamente y una cara escarlata picuda, coronada<br />
con una cresta de pelo plumoso, penetró por ella. Los Ojos de intenso azul miraron<br />
fijamente alrededor y la voz áspera preguntó:<br />
-¿Qué pasa?<br />
-¡Y aquí llega el caballero de pega en persona! dijo el profesor MacHugh<br />
grandiosamente.<br />
-¡Váyase al cuerno, so jodido pedagogo! dijo el director en reconocimiento.<br />
-Venga, Ned, dijo Mr. Dedalus, poniéndose el sombrero. Necesito una copa<br />
después de esto.<br />
-¡Copas! exclamó el director. No se sirven copas antes de la misa.<br />
-Tiene mucha razón, dijo Mr. Dedalus, saliendo. Vamos, Ned.<br />
Ned Lambert se ladeó para bajar de la mesa. Los ojos azules del director vagaron<br />
hacia la cara de Mr. Bloom, nublada por una sonrisa.<br />
--Nos acompaña, Myles? preguntó Ned Lambert.
142<br />
GLORIOSAS BATALLAS REMEMORADAS<br />
-¡La milicia de North Cork! exclamó el director, acercándose a largos pasos hasta<br />
la repisa de la chimenea. ¡Ganábamos todas las veces! ¡Oficiales de North Cork y<br />
españoles!<br />
-¿Dónde fue eso, Myles? preguntó Ned Lambert echando un vistazo pensativo a<br />
sus punteras.<br />
-¡En Ohio! gritó el director.<br />
-Sí, claro, rediez, asintió Ned Lambert.<br />
Al salir susurró a J. J. O'Molloy:<br />
-Temblores incipientes. Un caso penoso.<br />
-¡Ohio! graznó el director en tono de tiple alto desde su levantada cara escarlata.<br />
¡Mi Ohio!<br />
-¡Un crético perfecto! dijo el profesor. Larga, breve y larga.<br />
¡OH, ARPA EOLIA!<br />
Sacó un carrete de hilo interdental del bolsillo del chaleco y, cortando un trozo, lo<br />
hizo vibrar esmeradamente entre dos y dos de sus resonantes dientes sin limpiar.<br />
-Bimban, bamban.<br />
Mr. Bloom, al ver que no había moros en la costa, se dirigió a la puerta interior.<br />
-Un momento, Mr. Crawford, dijo. Quería tan sólo hacer una llamada acerca de un<br />
anuncio.<br />
Entró.<br />
-¿Qué pasa con el editorial de esta noche? preguntó el profesor MacHugh,<br />
acercándose al director y poniéndole una mano firme en el hombro.<br />
-Todo irá bien, dijo Myles Crawford más calmadamente. No se preocupe. Hola,<br />
Jack. Irá bien.
143<br />
-Buenos días, Myles, dijo J. J. O'Molloy, dejando que las páginas que sostenía se<br />
deslizaran laciamente otra vez dentro de la carpeta. ¿Aparece el caso del timo ese de<br />
Canadá hoy?<br />
El teléfono ronroneó dentro.<br />
-Veintiocho. No. Veinte. Cuatro cuatro, sí.<br />
DESCUBRIR AL GANADOR<br />
Lenehan salió del despacho interior con las pruebas de los Deportes.<br />
-¿Quién quiere una pista segura para la Copa de Oro? preguntó. Cetro con O.<br />
Madden encima.<br />
Echó las pruebas sobre la mesa.<br />
Chillidos de muchachos gaceteros descalzos en el vestíbulo se acercaron<br />
apremiantes y la puerta se abrió de golpe.<br />
-Callad, dijo Lenehan. Oigo pidasas.<br />
El profesor MacHugh atravesó la habitación a largos pasos y cogió al encogido<br />
granujilla por el cuello de la camisa mientras los otros salían precipitadamente del<br />
recibidor y escaleras abajo. Las pruebas crujieron con la corriente, flotaron<br />
suavemente en el aire pintarrajos azules y bajo la mesa cayeron a tierra.<br />
-No he sido yo, señor. Fue ese grandullón que me empujó, señor.<br />
-Échelo y cierre la puerta, dijo el director. Sopla un huracán.<br />
Lenehan empezó a recoger manoteando las pruebas del suelo, rezongando al<br />
agacharse dos veces.<br />
-Esperando el especial de las carreras, señor, dijo el gacetero. Fue Pat Farrell el<br />
que me empujó, señor.<br />
Señaló a dos caras que miraban asomadas al marco de la puerta.<br />
-Ése, señor.<br />
-Fuera de aquí, dijo el profesor MacHugh bruscamente.<br />
Echó al chico a empellones y dio un portazo.<br />
J. J. O'Molloy pasaba chascando las carpetas, murmurando, buscando:<br />
-Continúa en la página seis, cuarta columna.
144<br />
-Sí, aquí el Evening Telegraph, telefoneaba Mr. Bloom desde el despacho interior.<br />
¿Está el patrón...? Sí, Telegraph.... ¿Adónde? ¡Ya! ¿Qué salón de subastas? ... ¡Ya!<br />
Entiendo. Bien. Lo atraparé.<br />
SOBREVIENE UNA COLISIÓN<br />
El timbre ronroneó de nuevo al colgar. Entró apresuradamente y se chocó con<br />
Lenehan que se levantaba trabajosamente con la segunda hoja.<br />
-Pardon, monsieur, dijo Lenehan, agarrándose a él un instante y haciendo una<br />
mueca.<br />
-Por mi culpa, dijo Mr. Bloom, aguantando el agarrón. ¿Se ha hecho daño? Tengo<br />
prisa.<br />
-La rodilla, dijo Lenehan.<br />
Puso cara de broma y gimió, restregándose la rodilla: -La acumulación del anno<br />
Domini.<br />
-Lo siento, dijo Mr. Bloom.<br />
Fue a la puerta y, manteniéndola entreabierta, se paró. J. J. O'Molloy pasaba las<br />
pesadas páginas a manotazos. El ruido de dos voces estridentes, y una armónica, de<br />
los gaceteros en cuclillas en los escalones de la puerta resonaba en el desnudo<br />
vestíbulo:<br />
-Somos los chicos de Wexford<br />
que lucharon con la espaday el corazón.<br />
SALE BLOOM<br />
-Voy sólo a darme una vuelta al Bachelor's Walk, dijo Mr. Bloom, por lo de ese<br />
anuncio para Yaves. Quiero dejarlo solucionado. Me dicen que está por allí en<br />
Dillon.<br />
Les miró un momento indecisamente a las caras. El director que, echado contra la<br />
repisa de la chimenea, había apoyado la cabeza en la mano, repentinamente<br />
extendió hacia delante un brazo en toda su amplitud.
145<br />
-¡Várase! dijo. Tiene el mundo por delante.<br />
-Vuelvo en seguida, dijo Mr. Bloom, saliendo ligero.<br />
J. J. O'Molloy cogió las pruebas de la mano de Lenehan y las leyó, soplando<br />
delicadamente para separarlas, sin hacer comentario.<br />
-Conseguirá ese anuncio, dijo el profesor, mirando fijamente a través de sus lentes<br />
de montura negra por encima de las cortinillas. Miren a esos pillos detrás de él.<br />
-Dígame. ¿Dónde? exclamó Lenehan, corriendo hacia la ventana.<br />
UN CORTEJO CALLEJERO<br />
Ambos sonrieron por encima de las cortinillas a la fila de gaceteros que hacían el<br />
tonto tras la estela de Mr. Bloom, el último zigzagueando, blanca en la brisa cometa<br />
quimérica, una cola de blancos lazos.<br />
-Miren al granuja detrás de él en ladra, dijo Lenehan, y se tronchará de risa. ¡Ay,<br />
es como para desternillarse! Imitándole los torpes pies planos y los andares. Las<br />
cogen al vuelo. Más listos que el hambre.<br />
Empezó una mazurca en veloz caricatura a través de la habitación sobre<br />
deslizantes pies pasando la chimenea hasta J. J. O'Molloy que colocó las pruebas en<br />
sus manos receptoras.<br />
-¿Qué es eso? dijo Myles Crawford sobresaltado. ¿Dónde han ido a parar los otros<br />
dos?<br />
-Quiénes? dijo el profesor, dándose la vuelta. Han ido ahí abajo al Oval a echar un<br />
trago. Paddy Hooper está allí con Jack Hall. Vino anoche.<br />
-Vámonos entonces, dijo Myles Crawford. ¿Dónde está mi sombrero?<br />
Entró nerviosamente en el despacho interior, separando la abertura de la chaqueta,<br />
tintineando las llaves en el bolsillo de atrás. Tintinearon luego en el aire y contra la<br />
madera cuando acerrojó el cajón de su escritorio.<br />
-Está medio cuba, dijo el profesor MacHugh en voz baja.<br />
-Eso parece, dijo J. J. O'Molloy, sacando una pitillera mientras meditaba<br />
murmurando, pero no es siempre lo que parece. ¿Quién es el que tiene más cerillas?
146<br />
EL CALUMET DE LA PAZ<br />
Ofreció un cigarrillo al profesor y cogió otro para él. Lenehan puntualmente les<br />
encendió una cerilla y prendió sus cigarrillos por turno. J. J. O'Molloy abrió su<br />
pitillera de nuevo y la ofreció.<br />
-Gravy vous, dijo Lenehan, obsequiándose con uno.<br />
El director llegó del despacho interior, un canotié torcido sobre la frente. Declamó<br />
cantando, mientras señalaba severamente al profesor MacHugh:<br />
-Fue rango y fama lo que os tentó,<br />
fue el imperio lo que os cautivó el corazón.<br />
El profesor sonrió burlonamente, sellando sus largos labios.<br />
-¿Eh? ¿El jodido imperio romano? dijo Myles Crawford. Cogió un cigarrillo de la<br />
pitillera abierta. Lenehan, encendiéndoselo con pronta gracia, dijo.<br />
-¡Silencio para mi flamante acertijo!<br />
Imperium romanum, J. J. O'Molloy dijo delicadamente. Suena más noble que<br />
británico o de Brixton. La palabra le recuerda a uno de algún modo la manteca en el<br />
fuego.<br />
Myles Crawford lanzó su primera bocanada violentamente hacia el techo.<br />
-Eso es, dijo. Nosotros somos la manteca. Usted y yo somos la manteca en el<br />
fuego. Tenemos las mismas posibilidades que una bola de nieve en el infierno.<br />
LA GRANDIOSIDAD QUE TUVO ROMA<br />
-Un momento, dijo el profesor MacHugh, alzando dos pacíficas zarpas. No nos<br />
dejemos llevar por las palabras, por los sonidos de las palabras. Pensamos en Roma,<br />
imperial, imperiosa, imperativa.<br />
Extendió brazos elocucionanos por entre raídos puños manchados, haciendo una<br />
pausa:<br />
-¿Cómo fue su civilización? Grande, lo reconozco: pero detestable. Cloacae:<br />
cloacas. Los judíos en el desierto y en la cima de la montaña dijeron: Es bueno<br />
quedarnos aquí. Construyamos un altar a jehová. El romano, como el inglés que le
147<br />
sigue los pasos, trajo consigo a cada nueva orilla que pisó (la nuestra no la pisó<br />
nunca) sólo su obsesión cloacal. Miró a su alrededor con su toga y dijo: Es bueno<br />
quedarnos aquí. Construyamos un excusado.<br />
-Lo que consiguientemente hicieron, dijo Lenehan. Nuestros ancianos<br />
antepasados, como podemos leer en el primer capítulo del Gumness, tenían<br />
debilidad por las correnteras.<br />
-Eran caballeros de la naturaleza, murmuró J. J. O'Molloy. Pero también tenemos<br />
el derecho romano.<br />
-Y Poncio Pilatos su profeta, respondió el profesor MacHugh.<br />
-¡Conocéis la historia del barón jerarca Palles? preguntó J. J. O'Molloy. Sucedió<br />
en la cena de la Royal University. Todo iba a pedir de boca.....<br />
-Primero mi acertijo, dijo Lenehan. ¿Están listos?<br />
Mr. O'Madden Burke, alto en opulento gris de paño de Donegal, entró del<br />
vestbulo. Stephen Dedalus, detrás de él, se descubrió al entrar.<br />
-Entrez, mes enfants! exclamó Lenehan.<br />
-Escolto a un suplicante, dijo Mr. O'Madden Burke melodiosamente. La juventud<br />
guiada por la Experiencia visita a la Celebridad.<br />
-¿Cómo está usted? dijo el director, extendiendo la mano. Entre. Su viejo acaba de<br />
irse.<br />
¿??<br />
Lenehan les dijo a todos:<br />
-¡Silencio! ¿Qué ópera se parece a un árbol florido? Reflexionen, ponderen,<br />
excogiten, respondan.<br />
Stephen entregó las hojas mecanografiadas, señalando al título y a la firma.<br />
-¿Quién? preguntó el director.<br />
Trozo arrancado.<br />
-Mr. Garrett Deasy, dijo Stephen.<br />
-Ese viejo putañero, dijo el director. ¿Quién lo arrancó? ¿Le cogió desprevenido?
148<br />
En llameante vela veloz<br />
del sury de la tormenta<br />
viene, pálido vampiro,<br />
boca a mi boca.<br />
-Buenos días, Stephen, dijo el profesor, acercándose a mirar por encima de sus<br />
hombros. ¿Fiebre aftosa? ¿Se ha vuelto...?<br />
Bardo valedor de bueyes.<br />
BRONCA EN CONOCIDO RESTAURANTE<br />
-Buenos días, señor, contestó Stephen sonrojándose. La carta no es mía. Mr.<br />
Garrett Deasy me pidió que ...<br />
-Ah, le conozco, dijo Myles Crawford, y conocí a su mujer también. La más<br />
jodida vieja pendona que jamás haya hecho Dios. ¡Jesús, ésa sí que tenía fiebre<br />
aftosa de eso no hay duda! Aquella noche que le tiró la sopa a la cara al camarero<br />
del Star and Garter. ¡Jojó!<br />
La mujer introdujo el pecado en el mundo. Por Helena, la esposa fugada de<br />
Menelao, durante diez años los griegos. O'Rourke, príncipe de Breffiii.<br />
-¿Es viudo? preguntó Stephen.<br />
-Sí, pero al acecho, dijo Myles Crawford, el ojo recorriendo la página<br />
mecanografiada. Los caballos del emperador. Habsburgo. Un irlandés le salvó la<br />
vida en las defensas de Viena. ¡No lo olviden! Maximiliano Karl O'Donnelll, conde<br />
von Tirconnell en Irlanda. Envió allí a su heredero para hacer al rey, un mariscal de<br />
campo austriaco. Va a haber líos allí un día de estos. Gansos salvajes. Sí, sí,<br />
siempre. ¡No olviden eso!<br />
-El aspecto más discutible es si lo olvidó él, dijo J. J. O'Molloy quedamente,<br />
dándole vueltas a un pisapapeles en forma de herradura. Salvar príncipes es una<br />
tarea que suele recompensarse.<br />
El profesor MacHugh se volvió hacia él.<br />
-¿Y si no? dijo.
149<br />
-Les diré cómo fue, empezó Myles Crawford. Un húngaro fue que un día ...<br />
CAUSAS PERDIDAS<br />
SE MENCIONA A NOBLE MARQUÉS<br />
-Siempre fuimos fieles a causas perdidas, dijo el profesor. El éxito para nosotros<br />
es la muerte del intelecto y de la ima ginación. Nunca fuimos fieles a los<br />
triunfadores. Les servimos. Yo enseño la gárrula lengua latina. Hablo el idioma de<br />
una raza que tiene como el súmmum de su mentalidad la máxima: el tiempo es<br />
dinero. Dominación material. Domine! ¡Señor! ¿Dónde está la espiritualidad?<br />
¿Nuestro Señor Jesús? ¿Nuestro Señor Salisbury? Un sillón en un club del West<br />
End. ¡Pero el griego!<br />
KIRIE ELEISÓN!<br />
Una sonrisa de luz iluminó sus ojos con monturas negras, alargó sus largos labios.<br />
-¡El griego! dijo otra vez. Kyrios! ¡Palabra rutilante! Vocales que el semita y el<br />
sajón no conocen. Kirie! Resplandor del intelecto. Yo debería dedicarme al griego,<br />
la lengua de la mente. Kirie eleisón! El constructor de excusados y el constructor de<br />
cloacas nunca serán señores de nuestro espíritu. Somos vasallos de la caballería<br />
católica de Europa que se hundió en Trafalgar y del imperio del espíritu, no un<br />
imperium, que se fue a pique con las flotas atenienses en Egos Potamos. Sí, sí. Se<br />
fueron a pique. Pirro, desorientado por un oráculo, hizo un último intento por salvar<br />
los destinos de Grecia. Fiel a una causa perdida.<br />
Se alejó de ellos a largos pasos hasta la ventana.<br />
-Fueron a luchar, dijo Mr. O'Madden Burke grismente, pero siempre caían.<br />
-¡Buaaa! lloraba Lenehan haciendo un poco de ruido. Debido a un ladrillo que<br />
recibió en la segunda mitad de la matinée. ¡Pobre, pobre, pobre Pirro!<br />
Susurró luego al oído de Stephen:<br />
LA QUINTILLA JOCOSA DE LENEHAN
150<br />
Hay un sabio aburrido MacHugh<br />
que anteojos gasta tintados.<br />
Si siempre ve doble al mus<br />
¿pa' qué molestarse en llevarlos?<br />
No véole la gracia. ¿Y tú?<br />
De luto por Salustio, dice Mulligan. Al que se le ha muerto la madre bestialmente.<br />
Myles Crawford se metió las hojas apretadamente en un bolsillo lateral.<br />
-Todo irá bien, dijo. Leeré el resto después. Todo irá bien.<br />
Lenehan extendió las manos en protesta.<br />
-¡Pero y mi acertijo! dijo. ¿Qué ópera es como un árbol florido?<br />
-¿Ópera? la cara de esfinge de Mr. O'Madden Burke redobló.<br />
Lenehan anunció alegremente:<br />
-La rosa de Castilla. ¿Ven el truco? Rosa de cas tilla. ¡Diantre!<br />
Le dio un leve codazo a Mr. O'Madden Burke en el bazo. Mr. O'Madden Burke<br />
cayó hacia atrás grácilmente sobre su paraguas, fingiendo un jadeo.<br />
-¡Auxilio! suspiró. Siento una gran debilidad.<br />
Lenehan, poniéndose de puntillas, le abanicó la cara rápidamente con las pruebas<br />
crujientes.<br />
El profesor, volviendo por donde las carpetas, barrió con la mano las corbatas<br />
desanudadas de Stephen y de Mr. O'Madden Burke.<br />
-París, pasado y presente, dijo. Parecen ustedes de la Comuna.<br />
-Como tipos que hubieran volado la Bastilla, dijo J. J. O'Molloy con queda burla.<br />
t0 fueron ustedes los que dispararon al gobernador general de Finlandia entre los<br />
dos? Tienen toda la pinta de haber sido los que han cometido el hecho. General<br />
Bobrikoff.<br />
-Sólo estábamos pensándolo, dijo Stephen.<br />
OMNIUM RÉVOLUTUM<br />
-Todos los talentos, dijo Myles Crawford. Las leyes, los clásicos ...
151<br />
-El turf, insertó Lenehan.<br />
-La literatura, la prensa.<br />
-Si Bloom estuviera aquí, dijo el profesor. El noble arte de la publicidad.<br />
-Y Madame Bloom, añadió Mr. O'Madden Burke. La musa vocalista. La primera<br />
favorita de Dublín.<br />
Lenehan tosió fuertemente.<br />
-¡Ejem! dijo muy suavemente. ¡Vaya, qué daría por un aire de bocanada fresca!<br />
Me resfrié en el parque. La cancela estaba abierta.<br />
«¡PUEDE HACERLO!»<br />
El director puso una mano nerviosa en el hombro de Stephen.<br />
-Quiero que escriba algo para mí, dijo. Algo con gancho. Puede hacerlo. Se lo<br />
noto en la cara. En el vocabulario de la juventud .....<br />
Lo noto en la cara. Lo noto en la mirada. Vago intrigante ocioso.<br />
-¡Fiebre aftosa! exclamó el director con desdeñosa invectiva. Gran asamblea<br />
nacionalista en Borris-in-Ossory. ¡Qué coño! ¡Acojonando al público! Déles algo<br />
con gancho. Métanos a todos en ello, maldita sea su alma. Padre, Hijo y Espíritu<br />
Santo y M'Carthy el Letrina.<br />
-Todos podemos suministrar pábulo mental, dijo Mr. O'Madden Burke.<br />
Stephen levantó los ojos a la intensa mirada desatenta. -Le quiere para el equipo<br />
de currinches, dijo J. J. O'Molloy.<br />
EL GRAN GALLAHER<br />
-Usted puede hacerlo, repitió Myles Crawford, apretando el puño para enfatizar.<br />
Espere un momento. Paralizaremos Europa como Ignatius Gallaher solía decir cuan-<br />
do andaba a la caza de un empleo, echando una mano en los billares en el Clarence.<br />
Gallaher, ése sí que era un periodista. Ésa era una pluma. ¿Sabe cómo consiguió su<br />
tanto? Se lo diré. Fue el mejor trabajo de periodismo que se ha visto jamás. Fue en
152<br />
el ocheintaiuno, el seis de mayo, en tiempos de los invencibles, el asesinato en el<br />
parque Phoenix, antes de que usted naciera, supongo. Se lo enseñaré.<br />
Se abrió camino a empujones hasta las carpetas.<br />
-Mire aquí, dijo volviéndose. El New York World telegrafió para conseguir una<br />
exclusiva. ¿Recuerdan aquellos tiempos?<br />
El profesor MacHugh asintió.<br />
-New York World, dijo el director, emocionadamente echándose hacia atrás el<br />
canotié. Donde tuvo lugar. Tim Kelly, o Kavanagh mejor dicho. Joe Brady y los<br />
demás. Donde el Pellejocabra llevó el coche. Toda la ruta ¿ven?<br />
-El Pellejocabra, dijo Mr. O'Madden Burke. Fitzhams. Ese que tiene el albergue<br />
del cochero aquel, dicen, allá por el puente Butt. Holohan me lo dijo. ¿Conocen a<br />
Holohan?<br />
-Cojo y me llevo una ¿no? dijo Myles Crawford.<br />
-Y el pobre Gumley también anda por ahí, según me dijo, vigilando piedras para<br />
la corporación municipal. Guarda de noche.<br />
Stephen se volvió sorprendido.<br />
-¿Gumley? dijo. ¡No me diga! Amigo de mi padre ¿no es así?<br />
-Olvídese de Gumley, exclamó Myles Crawford airadamente. Deje que Gumley<br />
vigile las piedras, que no se escapen. Mire aquí. ¿Qué hizo Ignatius Gallaher? Se lo<br />
diré. Inspiración del genio. Telegrafió de inmediato. ¿Tienen Freeman Semanal 17<br />
de marzo? Bien. ¿Lo cogen?<br />
Buscó hacia atrás en las carpetas y plantó el dedo en un punto.<br />
-Tomemos la página cuatro, anuncio de café Bransome, digamos. ¿Lo cogen?<br />
Bien.<br />
El teléfono ronroneó.<br />
UNA VOZ EN LA DISTANCIA<br />
-Yo lo cogeré, dijo el profesor, yéndose.<br />
-B es la cancela del parque. Estupendo.<br />
El dedo daba saltos y tocaba un punto tras otro, vibrando.
153<br />
-T es la residencia virreinal. C es donde se cometió el asesinato. K es la puerta de<br />
Knockmaroon.<br />
Las carnes flojas del cuello se le estremecieron como la barba de un gallo. Una<br />
pechera postiza mal almidonada se le salió y con un gesto violento la volvió a meter<br />
por dentro del chaleco.<br />
-¿Diga? Aquí el Evening Telegraph. ¿Diga? ... ¿Quién llama? ... Sí ... Sí ... Sí.<br />
-De F a P es la ruta que siguió el Pellejocabra con el coche para tener un alibi,<br />
Inchicore, Roundtown, Windy Arbour, Palmerston Park, Ranelagh. F. A. B. P. ¿Lo<br />
cogen? X es la taberna Davy en Upper Leeson Street.<br />
El profesor se asomó a la puerta interior.<br />
-Bloom está al teléfono, dijo.<br />
-Dígale que se vaya al infierno, dijo el director puntualmente. X es la taberna<br />
Davy ¿ven?<br />
AGUDO, MUCHO<br />
-Agudo, dijo Lenehan. Mucho.<br />
-Se la sirvió en bandeja, dijo Myles Crawford, la jodida historia completa.<br />
Pesadilla de la que nunca despiertas.<br />
-Yo lo vi, dijo el director orgullosamente. Yo estaba presente. Dick Adams, el<br />
jodido corquense con el mejor corazón de entre los que jamás haya dado Dios el<br />
soplo de la vida, y yo.<br />
Lenehan hizo una reverencia a una figura de aire, al tiempo que anunciaba:<br />
-Madame, soy Adán. Y Abel antes de ver Elba.<br />
-¡La historia! exclamó Myles Crawford. La Vieja, ese pe1 nódico de Prince Street,<br />
llegó la primera. Hubo llanto y rechinar de dientes por ello. De un anuncio. Gregor<br />
Grey había hecho el diseño. Eso le ayudó a subir. Luego Paddy Hooper se trajinó a<br />
Te Pe que le llevó al Star. Ahora está con Blumenfeld. Eso es la prensa. Eso es tener<br />
talento. ¡Pyatt! ¡Él, que fue papá de todos ellos!<br />
-El padre del periodismo sensacionalista, confirmó Lenehan, y el cuñado de Chris<br />
Callinan.
154<br />
-¿Oiga? ¿Está ahí? Sí, está aquí aún. Véngase usted para acá.<br />
-¿Dónde se encuentra a un periodista como ése ahora, eh? exclamó el director.<br />
Dejó caer las páginas.<br />
-Odidamente jagudo, dijo Lenehan a Mr. O'Madden Burke.<br />
-Muy avispado, dijo Mr. O'Madden Burke.<br />
El profesor MacHugh llegó del despacho interior.<br />
-Hablando de invencibles, dijo, han visto que unos vendedores ambulantes han<br />
sido llevados ante el magistrado....<br />
-Sí, sí, dijo J. J. O'Molloy ansiosamente. Lady Dudley iba andando camino de su<br />
casa por el parque viendo los árboles que el ciclón del año pasado había tirado y se<br />
le ocurrió comprar una vista de Dublín. Y resultó ser una tarjeta conmemorativa de<br />
Joe Brady o del Número Uno o del Pellejocabra. ¡Justo delante de la residencia<br />
virreinal, imagínense!<br />
-Sólo están en la sección de bagatelas, dijo Myles Crawford. ¡Bah! ¡La prensa y la<br />
abogacía! ¿Dónde se encuentra a un hombre ahora en la abogacía como aquellos de<br />
antes, como Whiteside, como Isaac Butt, como el picodeoro de O'Hagan. ¿Eh? Ah,<br />
sandeces. ¡Bah! Sólo de segunda fila.<br />
Su boca continuó contrayéndose sin hablar en nervioso rictus de desdén.<br />
¿Desearía alguna aquella boca para besarla? ¿Cómo lo sabes? ¿Por qué lo<br />
escribiste entonces?<br />
RIMAS Y RAZONES RAZONADAS<br />
Boca, soca. ¿Es la boca algo soca? ¿O la soca una boca? Algo debe haber. Soca,<br />
ñoca, toca, bloca. Rimas: dos hombres vestidos iguales, que parecen iguales, de dos<br />
en dos.<br />
...................... la tua pace<br />
............ che parlar ti piace<br />
Mentre che il vento, come fa, si tace.
155<br />
Las vio de tres en tres, chicas que se acercaban, de verde, de rosa, de rojo,<br />
entrelazándose, per l’aer perso, de malva, de púrpura, quella pacifica oriafiamma,<br />
de oro onflama, di remirar fe più ardenti. Pero yo ancianos, penitentes, pies de<br />
plomo, baoscuridajo de la noche: boca soca: tumba entrañas chirumba.<br />
-Hable por usted mismo, dijo Mr. O'Madden Burke.<br />
NO OS PREOCUPÉIS DEL MAÑANA...<br />
J. J. O'Molloy, sonriendo pálidamente, recogió el guante.<br />
-Mi querido Myles, dijo, echando el cigarrillo a un lado, usted ha interpretado mal<br />
mis palabras. No hablo en favor, como ahora se propugna, de la tercera profesión<br />
qua profesión sino que sus piernas corquenses lo están llevando demasiado lejos.<br />
¿Por qué no se refiere también a Henry Grattan y a Flood y a Demóstenes y a<br />
Edmund Burke? A Ignatius Gallaher ya lo conocemos y a su jefe de Chapelizod,<br />
Harmsworth el de la prensa de tres al cuarto, y a su primo americano el de la<br />
porquería sensacionalista de Bowery por no mencionar a Paddy Kelly's Budget,<br />
Pue's Occurrences y a nuestro vigilante amigo The Skibbereen Eagle. ¿Por qué<br />
referirse a un maestro de la elocuencia forense como Whiteside? Cada día tiene<br />
bastante con su periódico.<br />
VÍNCULOS CON LOS DÍAS PASADOS DE ANTAÑO<br />
-Grattan y Flood escribieron en este mismísimo periódico, le gritó el director a la<br />
cara. Voluntarios irlandeses. ¿Dónde estáis ahora? Fundado en 1763. Dr. Lucas. ¿A<br />
quién tienen ahora como John Philpot Currant? ¡Bah!<br />
-Bueno, dijo J. J. O'Molloy, Bushe procurador de la corona, por ejemplo.<br />
-¿Bushe? dijo el director. Bueno, sí: Bushe, sí. Ése sí lleva algo de ello en la<br />
sangre. Kendal Bushe o mejor dicho Seymour Bushe.<br />
-Hubiera sido magistrado desde hace ya tiempo, dijo el profesor, de no haber sido<br />
por .... Pero no importa.<br />
J. J. O'Molloy se volvió a Stephen y dijo queda y lentamente:
156<br />
-Creo que una de las alocuciones más brillantes que haya escuchado jamás en mi<br />
vida salió de los labios de Seymour Bushe. Fue en aquel caso de fratricidio, el caso<br />
del asesinato Childs. Bushe lo defendió.<br />
Y vertió en el pórtico de mis oídos.<br />
Por cierto ¿cómo se enteró de eso? Murió mientras dormía. ¿O la otra historia, la<br />
de la bestia de dos espaldas?<br />
-¿Cómo fue eso? preguntó el profesor.<br />
ITALIA, MAGISTRA ARTIUM<br />
-Habló del derecho probatorio romano, dijo J. J. O'Molloy, en contraposición al<br />
anterior código de Moisés, la lex talionis. Y citó el Moisés de Miguel Ángel en el<br />
vaticano.<br />
-Ajá.<br />
-Unas cuantas palabras bien escogidas, prologó Lenehan. ¡Silencio!<br />
Pausa. J. J. O'Molloy sacó la pitillera.<br />
Falsa calma. Algo completamente habitual.<br />
Mensajero sacó su caja de cerillas obsequiosamente y le encendió el cigarro.<br />
A menudo he pensado desde entonces al mirar atrás hacia aquel extraño episodio<br />
que fue aquella pequeña acción, trivial en sí misma, aquel encender de una cerilla,<br />
lo que determinó todo el curso posterior de nuestras dos vidas.<br />
UNA ALOCUCIÓN BRILLANTE<br />
J. J. O'Molloy prosiguió, moldeando las palabras:<br />
-Dijo sobre eso: esa efigie pétrea en música escarchada, astaday terrible, de la<br />
forma humana divina, ese símbolo eterno de sabiduríay de profecía, si algo hay que<br />
la imaginación o la mano de escultor haya tallado en el mármol como alma tran<br />
figurada y como transfiguradora de almas que merezca vivir, eso merece vivir.
157<br />
Su grácil mano con un ademán agració eco y caída de tono.<br />
-¡Elegante! dijo Myles Crawford de inmediato.<br />
-El divino aflato, dijo Mr. O'Madden Burke.<br />
-¿Le gusta? le preguntó J. J. O'Molloy a Stephen.<br />
Stephen, cortejada su sangre por la gracia del lenguaje y el gesto, se sonrojó.<br />
Cogió un cigarrillo de la pitillera. J. J. O'Molloy ofreció la pitillera a Myles<br />
Crawford. Lenehan les encendió los cigarrillos como anteriormente y cogió su<br />
trofeo, diciendo:<br />
-Gracibus muchibus.<br />
UN HOMBRE CON UNA GRAN MORAL<br />
-El profesor Magennis me ha estado hablando de usted, le dijo J. J. O'Molloy a<br />
Stephen. ¿Qué piensa en realidad de ese cenáculo hermético, los poetas de secretos<br />
opalinos: A. E. maestro de místicos? Todo comenzó con esa mujer Blavatsky.<br />
Menuda fullera. A. E. le ha estado contando a un entrevistador yanqui que usted<br />
vino a él de madrugada a preguntarle sobre planos de conciencia. Magennis cree<br />
que debía de estar tomándole el pelo a A. E. Es un hombre con una gran moral, ese<br />
Magennis.<br />
Hablando de mí. ¿Qué dijo? ¿Qué dijo? ¿Qué dijo de mí? No preguntes.<br />
-No, gracias, dijo el profesor MacHugh, apartando a un lado la pitillera. Espere un<br />
momento. Déjeme decir una cosa. La mejor manifestación de oratoria que he<br />
escuchado jamás fue un discurso pronunciado por John F. Taylor para la asociación<br />
histórica de la universidad. El juez Fitzgibbon, el actual presidente del Tribunal<br />
Supremo, acababa de hablar y el tema de debate era un ensayo (nuevo para aquellos<br />
tiempos), abogando por el restablecimiento de la lengua irlandesa.<br />
Se volvió hacia Myles Crawford y dijo:<br />
-Conoce a Gerald Fitzgibbon. Así que puede imaginarse el estilo de su discurso.<br />
-Está junto con Tim Healy, dijo J. J. O'Molloy, según se rumorea, en la comisión<br />
administrativa del Trinity College.
158<br />
-Está con una linda criaturita, dijo Myles Crawford, con pololos de niño. Siga. éY<br />
bien?<br />
-Era el discurso, tome nota, dijo el profesor, de un orador consumado, lleno de<br />
cortés arrogancia que derramaba con una disciplinada dicción no diré las copas del<br />
furor pero sí la contumelia de un hombre orgulloso sobre el nuevo movimiento.<br />
Entonces era un movimiento nuevo. Éramos débiles, y por tanto sin valor.<br />
Cerró los finos labios alargados un instante pero, ansioso por continuar, levantó<br />
una mano abierta a sus lentes y, con el pulgar y el anular temblorosos que tocaban<br />
ligeramente las negras monturas, los reajustó en un nuevo enfoque.<br />
IN PROMPTU<br />
Con tono normal se dirigió a J. J. O'Molloy:<br />
-Taylor llegó, debe saberlo, habiéndose levantado enfermo de la cama. Que se<br />
hubiera preparado el discurso no lo creo pues no había ni un solo taquígrafo en la<br />
sala. La delgada cara morena dejaba ver una barba de varios días. Llevaba una<br />
chalina suelta de seda blanca y en conjunto parecía (aunque no lo estaba) un hombre<br />
en las últimas.<br />
Su mirada se desvió de inmediato pero lentamente de la cara de J. J. O'Molloy a la<br />
de Stephen y luego se posó de inmediato en el suelo, buscando. El cuello de<br />
algodón desalmidonado le asomaba por detrás de la cabeza inclinada, manchado por<br />
el cabello marchito. Aún buscando dijo:<br />
-Cuando el discurso de Fitzgibbon se acabó John F. Taylor se levantó para<br />
responder. Brevemente, si mal no recuerdo, sus palabras fueron éstas.<br />
Levantó la cabeza firmemente. Los ojos se tomaron reflexivos una vez más.<br />
Crustáceos estúpidos nadaron en las gruesas lentes de un lado a otro, buscando<br />
salida.<br />
Comenzó:<br />
-Sr. Presidente, damas y caballeros: Grande fue mi admiración al escuchar las<br />
consideraciones dirigidas a la juventud de Irlanda hace un momento por mi<br />
ilustrado amigo. Me sentí transportado a un país muy lejos de este país, a una
159<br />
época remota de esta época, como si me hallara en el antiguo Egipto y escuchara el<br />
discurso de algún sumo sacerdote de aquella tierra dirigiéndose al joven Moisés.<br />
Sus oyentes mantuvieron los cigarrillos suspendidos para escuchar, los humos<br />
ascendiendo en frágiles tallos que florecían con el discurso. Y deja que nuestros<br />
humos sinuosos. Nobles palabras vienen ahora. Alerta. ¿Podrías intentarlo tú ahora?<br />
-Y me pareció que oía la voz de aquel sumo sacerdote egipcio elevándose hasta<br />
un tono idéntico de arroganciay de orgullo. Oía sus palabrasy su sentido mefue<br />
revelado.<br />
DE LOS PADRES DE LA IGLESIA<br />
Me fue revelado que aquellas cosas son buenas que no obstante están infectas las<br />
cuales si no fueran infinitamente buenas o de no ser que fueran buenas podrían estar<br />
infectas. ¡Ay, maldito seas! Eso es de San Agustín.<br />
-¿Por qué no aceptáis vosotros los judíos nuestra cultura, nuestra religión y<br />
nuestra lengua? Sois una tribu de pastores nómadas: nosotros un pueblo poderoso.<br />
Vosotros no tenéis ciudades ni riquezas: nuestras ciudades son centros de<br />
humanidady nuestras galeras, trirremes y cuadrirremes, cargadas con todo tipo de<br />
mercaderías surcan los mares del mundo conocido. Vosotros acabáis de emerger<br />
de unas condiciones primitivas: nosotros tenemos una literatura, un sacerdocio,<br />
una historia centenaria y una forma de gobierno.<br />
Nilo.<br />
Niño, hombre, efigie.<br />
A las orillas del Nilo las nenemarías se arrodillan, cuna de anea: un hombre<br />
diestro en combate: petnastado, petribarbudo, corazón de piedra.<br />
-Vosotros rezáis a un ídolo oscuro y local: nuestros templos, suntuosos y<br />
misteriosos, son las moradas de Isis y Osiris, de Horus y de Ammón Ra. De<br />
vosotros es la esclavitud, el temory la sumisión: de nosotros el trueno y los mares.<br />
Israel es débil y pocos son sus hijos: Egipto es una huestey terribles son sus armas.<br />
Vagabundos y braceros se os llama: el mundo tiembla ante nuestro nombre.
160<br />
Un silencioso eructo de hambre quebró su discurso. Levantó la voz sobre el<br />
mismo audazmente:<br />
Pero, damas y caballeros, si el joven Moisés hubiera escuchado y aceptado ese<br />
modo de ver la vida, si hubiera doblegado la cabezay doblegado la voluntady<br />
doblegado el espíritu ante aquella arrogante admonición nunca hubiera sacado al<br />
pueblo elegido de la casa de servidumbre, ni seguido la columna de nube por el día.<br />
Nunca habría hablado con el Eterno en medio de relámpagos en la cumbre del<br />
Monte Sinaí ni habría nunca bajado con la luz de la inspiración fulgurando en su<br />
rostro y portando en los brazos las tablas de la ley, grabadas en la lengua del<br />
proscrito.<br />
Calló y los miró, disfrutando del silencio.<br />
¡OMINOSO -PARA ÉL!<br />
J. J. O'Molloy dijo no sin pesadumbre:<br />
-Y sin embargo murió sin haber pisado la tierra prometida.<br />
-Un repentino fallecimiento - momentáneo - aunque - por - prolongada -<br />
enfermedad - a menudo - previamente - expectorado, añadió Lenehan. Y con un<br />
gran futuro detrás de él.<br />
El tropel de pies descalzos se oyó precipitándose por el vestíbulo y pisando<br />
sordamente escaleras arriba.<br />
-Eso es oratoria, dijo el profesor sin que nadie lo desmintiera.<br />
Lo que el viento se llevó. Huestes en Mullaghmast y Tara de los reyes. Millas de<br />
pórticos de oídos. Las palabras del tribuno, berreadas y esparcidas a los cuatro<br />
vientos. Un pueblo cobijado en su voz. Ruido muerto. Registros etéreos de todo lo<br />
que alguna vez en algún lugar cualquiera que fuera existió. Amadle y alabadle: a mí<br />
nunca más.<br />
Tengo dinero.<br />
-Caballeros, dijo Stephen. Como punto siguiente en el orden del día ¿puedo<br />
sugerir que se levante la sesión en este momento?
161<br />
-Me deja sin aliento. ¿No es por casualidad un cumplido a la francesa? preguntó<br />
Mr. O'Madden Burke. Es la hora, a mi parecer, cuando la jarra de vino, hablando<br />
metafóricamente, más se agradece en la vetusta hostería.<br />
-Así es y he aquí que se resuelve resueltamente. Aquellos que a favor estén digan<br />
sí, anunció Lenehan. Los que no que no digan. La declaro aprobada. ¿A qué<br />
buchinche en especial ...? Mi voto es por: ¡Mooney!<br />
Se puso al frente, amonestando:<br />
-Rehusaremos muy severamente ingurgitar bebidas fuertes ¿de acuerdo? Sí, no lo<br />
haremos. De ninguna de las maneras.<br />
Mr. O'Madden Burke, que le seguía de cerca, dijo con una estocada de paraguas<br />
de aliado:<br />
-¡Ponte en guardia, Macduffl<br />
-¡De tal palo tal astilla! exclamó el director, dando una palmada a Stephen en el<br />
hombro. Vayámonos. ¿Dónde están esas puñeteras llaves?<br />
Se rebuscó en el bolsillo sacando las hojas mecanografiadas aplastadas.<br />
-Fiebre aftosa. Ya sé. Estará bien. Lo insertaremos. ¿Dónde están? Está bien.<br />
Volvió a guardar las hojas y entró en el despacho interior.<br />
CONFIEMOS<br />
J. J. O'Molloy, a punto de seguirle, dijo quedamente a Stephen:<br />
-Espero que esté vivo cuando se publique. Myles, un momento.<br />
Entró en el despacho interior cerrando la puerta tras de sí.<br />
-Vamos, Stephen, dijo el profesor. Está bien eso ¿no es así? Tiene la visión del<br />
profeta. ¡Fuit Rium! El saqueo de la procelosa Troya. Reinos de este mundo. Los<br />
amos del Mediterráneo son campesinos egipcios hoy.<br />
El primer muchacho gacetero bajó sordamente las escaleras pisándoles los talones<br />
y se precipitó a la calle, voceando:<br />
-¡Extra de las carreras!<br />
Dublín. Tengo mucho, pero que mucho que aprender. Doblaron a la izquierda por<br />
Abbey Street.
162<br />
-Yo también tengo una visión, dijo Stephen.<br />
-¿Sí? dijo el profesor, dando un saltito para ponerse al paso. Crawford nos seguirá.<br />
Otro gacetero les pasó como un disparo, voceando mientras corría:<br />
-¡Extra carreras!<br />
Dublineses.<br />
MI AMADO Y PUERCO DUBLÍN<br />
-Dos vestales dublinesas, dijo Stephen, mayores y piadosas, han vivido cincuenta<br />
y cincuentaitrés años en Fumbally Lane.<br />
-¿Dónde está eso? preguntó el profesor.<br />
-Más allá de Blackpitts, dijo Stephen.<br />
Noche lienta oliendo a masa que da hambre. Contra la pared. La cara resplendente<br />
como el sebo bajo el chal de cotón. Corazones frenéticos. Anales acacianos. ¡Más<br />
rápido, majo!<br />
Listo ahora. Atrévete. Hágase la vida.<br />
—Quieren ver las vistas de Dublín desde lo alto de la columna de Nelson.<br />
Ahorran tres chelines y diez peniques en una hucha de hojalata en forma de buzón<br />
rojo. Sacan las monedas de tres-peniques y seis-peniques zarandeándola y ganzúan<br />
los peniques con la hoja de un cuchillo. Dos con tres en plata y uno con siete en<br />
cobre. Se ponen sus papalinas y las ropas de domingo y cogen los paraguas por<br />
miedo a que se ponga a llover.<br />
-Vírgenes prudentes, dijo el profesor MacHugh.<br />
LA VIDA EN CARNE VIVA<br />
-Compran un chelín y cuatro peniques de carne en gelatina y cuatro panecillos en<br />
la casa de comidas al norte de la ciudad en Marlborough Street a Miss Kate Collins,<br />
propietaria. Adquieren veinticuatro ciruelas maduras a una chica al pie de la<br />
columna de Nelson para quitarse la sed de la carne en gelatina. Le dan dos monedas<br />
de tres-peniques al caballero del torniquete y empiezan a nanear lentamente escalera
163<br />
de caracol arriba, rezongando, animándose la una a la otra, asustadas de la<br />
oscuridad, resoplando, una preguntándole a la otra tienes la carne en gelatina,<br />
alabando a Dios y a la Virgen Santa, amenazando con bajar, mirando furtivamente<br />
por los respiraderos. Alabado sea Dios. No sabían que fuera tan alta.<br />
Se llaman Anne Keams y Florence MacCabe. Anne Keams padece de lumbago<br />
por lo que se da friegas con agua de Lourdes, que se la dio una señora que consiguió<br />
una botella de un padre pasionista. Florence MacCabe se toma una manita de cerdo<br />
y una botella de doble X para cenar todos los sábados.<br />
-Antítesis, dijo el profesor asintiendo dos veces. Vírgenes vestales. Como si las<br />
viera. ¿Qué estará reteniendo a nuestro amigo?<br />
Se volvió.<br />
Una bandada de muchachos gaceteros se precipitó escalones abajo, dispersándose<br />
en todas direcciones, voceando, los periódicos blancos aleteando. Tras ellos en<br />
seguida apareció Myles Crawford en los escalones, el sombrero aureolándole la cara<br />
escarlata, hablando con J. J. O'Molloy.<br />
-Venga, exclamó el profesor, agitando el brazo.<br />
Se puso en marcha de nuevo para caminar al lado de Stephen.<br />
-Sí, dijo. Como si las viera.<br />
EL REGRESO DE BLOOM<br />
Mr. Bloom, sin aliento, atrapado en un remolino de gaceteros desmandados junto<br />
a las oficinas del Irish Catholic y del Dublin Penny Journal, llamó:<br />
-¡Mr. Crawford! ¡Un momento!<br />
-¡Telegraph! ¡Extra carreras!<br />
-¿Qué pasa? dijo Myles Crawford, quedándose atrás un paso.<br />
Un gacetero le gritó en la cara a Mr. Bloom:<br />
-¡Temble tragedia en Rathmines! ¡Un niño atrapado en un fuelle!<br />
ENTREVISTA CON EL DIRECTOR
164<br />
-Tan sólo este anuncio, dijo Mr. Bloom, abriéndose camino a empujones hasta los<br />
escalones, sofocado, y sacando el recorte del bolsillo. He hablado con Mr. Yaves<br />
hace un momento. Renovará por dos meses, dice. Después ya verá. Pero quiere un<br />
texto que llame la atención en el Telegraph también, en las páginas deportivas del<br />
sábado. Y quiere que se copie si no es demasiado tarde le dije al concejal Nannetti<br />
del Kilkenny People. Puedo conseguirlo en la biblioteca nacional. La casa de las<br />
llaves ¿comprende? Él se llama Yaves. Es un juego de palabras con el nombre. Pero<br />
prácticamente prometió que renovaría. Pero quiere que se le dé un poco de coba.<br />
¿Qué le digo, Mr. Crawford?<br />
T.P.C.<br />
-¿Quiere decirle que se vaya a tomar por culo? dijo Myles Crawford extendiendo<br />
el brazo para mayor énfasis. Dígaselo clanto sin rodeos.<br />
Un poco nervioso. Cuidado con el chaparrón. Se marchan todos a tomar una copa.<br />
Cogidos del brazo. La gorra náutica de Lenehan gorroneando allá lejos. Lisonjas<br />
como siempre. A saber si ese joven Dedalus es el alma de todo ello. Lleva puesto un<br />
buen par de botas hoy. La última vez que lo vi llevaba los talones al aire. Andando<br />
en el lodo en algún lugar. Chico descuidado. ¿Qué estaría haciendo en Irishtown?<br />
-Bueno, dijo Mr. Bloom, los ojos calculando, si consigo el diseño supongo que<br />
merecería la pena un texto corto. Concedería el anuncio, creo. Le diré que ...<br />
T.P.S.R.C.I.<br />
-Que se vaya a tomar por su real culo irlandés, exclamó por encima del hombro<br />
Myles Crawford levantando la voz.<br />
Cuando guste, dígaselo.<br />
Mientras Mr. Bloom permanecía inmóvil considerando la cuestión y a punto de<br />
sonreír él continuó su marcha a zancadas nerviosamente.<br />
CONSEGUIR PASTA
165<br />
Ninfa bona, Jack, dijo, llevándose la mano a la barbilla. Estoy hasta aquí. Yo<br />
también he estado con el agua al cuello. Estuve buscando a alguien que me avalara<br />
una factura tan sólo la semana pasada. Lo siento, Jack. Si con la intención bastara.<br />
Con toda mi alma si pudiera conseguir pasta de alguna manera.<br />
J. J. O'Molloy puso la cara larga y siguió andando silenciosamente. Llegaron a la<br />
altura de los otros y caminaron todos a la par.<br />
-Cuando se han comido la carne en gelatina y el pan y limpiado los veinte dedos<br />
en el papel en que estaba envuelto el pan se acercan más a la barandilla.<br />
-Algo para usted, le explicó el profesor a Myles Crawford. Dos viejas dublinesas<br />
en lo alto de la columna de Nelson.<br />
¡VAYA COLUMNA! - ESO ES LO QUE LA NANEADORA<br />
NÚMERO UNO DIJO<br />
-Eso es nuevo, dijo Myles Crawford. Eso es publicable. A la excursión anual de<br />
zapateros por el Dargle. Dos viejas pícaras ¿eh?<br />
-Pero temen que la columna se caiga, continuó Stephen. Ven los tejados y<br />
discuten acerca de dónde están las distintas iglesias: la cúpula azul de Rathmines, la<br />
de Adam and Eve, la de Saint Laurence O'Toole. Pero les entran mareos al mirar así<br />
que se arremangan las faldas ....<br />
ESAS HEMBRAS LIGERAMENTE ALOCADAS<br />
-Tranquilos, dijo Myles Crawford. Nada de licencia poética. Estamos en la<br />
archidiócesis aquí.<br />
-Y se instalan sobre sus enaguas a rayas, escudriñando la estatua del adúltero<br />
mancopenco en lo alto.<br />
-¡Adúltero mancopenco! exclamó el profesor. Me gusta eso. Ya veo la idea. Veo<br />
lo que quiere decir.
166<br />
DAMAS DONAN PILDORAZOS A CIVILES DUBLINESES<br />
VELOCES AEROLITOS, SE CREE QUE SON<br />
-Les da tortícolis, dijo Stephen, y están demasiado cansadas para mirar hacia<br />
arriba o abajo o para hablar. Ponen la bolsa de ciruelas entre las dos y comen las<br />
ciruelas del paquete, una tras otra, limpiándose con los pañuelos el jugo de ciruela<br />
que les gotea de la boca y escupiendo los huesos lentamente por los barrotes de la<br />
barandilla.<br />
Soltó una risotada juvenil repentina como punto final. Lenehan y Mr. O'Madden<br />
Burke, al oírla, se volvieron, los llamaron y continuaron al frente cruzando hacia<br />
Mooney.<br />
-¿Terminó? dijo Myles Crawford. Mientras no hagan nada peor.<br />
SOFISTA GOLPEA A LA ALTIVA HELENA JUSTO EN<br />
PROBÓSCIDE. ESPARTANOS RECHINAN MOLARES.<br />
ITACENSES VOTAN A PEN CAMPEONA.<br />
-Me recuerda a Antístenes, dijo el profesor, un discípulo de Gorgias, el sofista. Se<br />
dice de él que nadie sabía si estaba más amargado con los demás que consigo<br />
mismo. Era hijo de un noble y de una esclava. Y escribió un libro en el que le<br />
quitaba el palmarés de belleza a la argiva Helena y se lo daba a la pobre Penélope.<br />
Pobre Penélope. Penélope Rich.<br />
Se dispusieron a cruzar O'Connell Street.<br />
¡OIGA, CENTRAL!<br />
En diversos puntos a lo largo de las ocho líneas tranvías con troles permanecían<br />
inmóviles en las vías, con destino o procedentes de Rathmines, Rathfamham,<br />
Blackrock Kingstown y Dalkey, Sandymount Green, Ringsend y Sandymount<br />
Tower, Donnybrook, Parlmerston Park y Upper Rathmines, todos inmóviles,<br />
encalmados por un cortocircuito. Coches de alquiler, simones, furgones de reparto,
167<br />
coches correo, berlinas privadas, carricubas de agua mineral gaseosa con jaulas de<br />
botellas traqueteantes, traqueteaban, rodaban, tirados por caballos, rápidamente.<br />
¿EH? - Y ASIMISMO - ¿DÓNDE?<br />
-Pero ¿cómo lo titula? preguntó Myles Crawford. ¿De dónde sacaron las ciruelas?<br />
VIRGILIANO, DICE EL PEDAGOGO. ESTUDIANTE BISOÑO<br />
OPTA POR EL VIEJO MOISÉS.<br />
-Titúlelo, espere, dijo el profesor, abriendo completamente los largos labios para<br />
reflexionar. Llámelo, veamos. Llámelo: Deus nobis haec otia fecit.<br />
-No, dijo Stephen. Yo lo llamo Visión de Palestina desde el Pisgá o La parábola<br />
de las ciruelas.<br />
-Ya veo, dijo el profesor.<br />
Se rió con ganas.<br />
-Ya veo, dijo otra vez con renovado placer. Moisés y la tierra prometida. Nosotros<br />
le dimos la idea, le añadió a J. J. O'Molloy.<br />
HORACIO ES EL BLANCO DE TODAS LAS MIRADAS<br />
ESTE PLÁCIDO DÍA DE JUNIO.<br />
J. J. O'Molloy lanzó una cansada mirada de soslayo a la estatua y se mantuvo en<br />
silencio.<br />
-Ya veo, dijo el profesor.<br />
Se detuvo en la isleta de Sir John Gray y escudriñó hacia arriba a Nelson por las<br />
mallas de su sonrisa irónica.<br />
DÍGITOS DISMINUIDOS RESULTAN DEMASIADO EXCITANTES<br />
PARA ADEFESIOS RETOZONES. ANNE ALBOROTA, FLO<br />
SISA - PERO ¿SE LAS PUEDE CULPAR?
168<br />
-Adúltero mancopenco, dijo sonriendo tenebrosamente. Me hace gracia, debo<br />
confesar.<br />
-Les hizo gracia a las viejas también, dijo Myles Crawford, si se supiera la pura<br />
verdad de Dios Todopoderoso.<br />
8<br />
CROCANTE de piña, lorza de limón, caramelo. Una chica<br />
azúcarviscosa paleteaba cucharadas de helado a un Hermano de las Escuelas<br />
Cristianas. Alguna fiesta escolar. Malo para las tripitas. Con licencia para caramelos<br />
y confites de Su Majestad el Rey. Dios. Salve. A nuestro. Sentado en el trono<br />
chupando tabletas de yuyuba hasta dejarlas blancas. Un joven taciturno de las<br />
juventudes Cristianas, atento en medio de los dulces vapores cálidos de la confitería<br />
Graham Lemon, le colocó un prospecto en la mano a Mr. Bloom.<br />
Charlas de corazón a corazón.<br />
Blo ... ¿Yo? No.<br />
Borbor de la sangre del Cordero.<br />
Sus lentos pies le llevaron hacia el río, leyendo. ¿Estás salvado? Todos están<br />
lavados con la sangre del cordero. Dios quiere víctimas de sangre. Nacimiento,<br />
himen, mártir, guerra, cimientos de un edificio, sacrificio, ofrenda quemada de ri-<br />
ñón, altares de los druidas. Elías vuelve. El Dr. John Alexander Dowie restaurador<br />
de la iglesia de Sión vuelve.<br />
¡Vuelve! ¡¡Vuelve!! ¡¡¡Vuelve!!!<br />
Todos son cordialmente bienvenidos.<br />
Juego rentable. Torry y Alexander el año pasado. Poligamia. Su mujer le cerrará<br />
el grifo. Dónde estaba aquel anuncio que una compañía de Birmingham el del<br />
crucifijo luminoso. Nuestro Salvador. Despierta uno en mitad de la noche y se le ve<br />
en la pared, colgado. La idea del fantasma de Pepper. Imprecaron al nazareno con<br />
recios insultos.<br />
Seguramente se hace con fósforo. Si dejas un poco de bacalao por ejemplo. Podía<br />
ver el color de la plata azulada por encima. La noche que bajé a la despensa de la
169<br />
cocina. No me gustan todos esos olores que hay dentro esperando poder salir<br />
atropelladamente. ¿Qué era lo que ella quería? Pasas de Málaga. Se acordaba de<br />
España. Antes de que naciera Rudy. La fosforescencia, ese verdoso azulado. Muy<br />
buenas para el cerebro.<br />
Desde la esquina de la casa Butler esquina al monumento echó un vistazo al<br />
Bachelor's Walk. La hija de Dedalus allá aún ante la sala de subastas de Dillon.<br />
Debe de estar liquidando algunos muebles viejos. La reconocí en seguida porque<br />
tiene los ojos del padre. Barzoneando mientras le espera. El hogar se desmorona<br />
cuando la madre falta. Quince hijos tuvo el hombre. Un nacimiento por año casi.<br />
Eso es parte de su teología o el sacerdote no le da a la pobre mujer la confesión, la<br />
absolución. Creced y multiplicaos. ¿Se habrá oído alguna vez algo parecido?<br />
Comen tanto que no hay pan para tanta boca. Ellos sin embargo no tienen familias<br />
que alimentar. Viviendo de lo más pingüe de la tierra. Sus fresqueras y despe nsas.<br />
Me gustaría verles guardando el ayuno penoso del Yom Kippur. Monas de Pascua.<br />
Una comida y una colación por miedo a que se desmaye en el altar. Ama de llaves<br />
de uno de esos tipos si se la pudiera sonsacar. No se la puede sonsacar nunca. Como<br />
sacarle pamé a él. Se las apaña bien. Nada de invitados. Todo para menda. Mi-<br />
rándose el ombligo. Tráigase su pan y vino. Su Reverencia: punto en boca.<br />
Dios Santo, el vestido de esa pobre niña está andrajoso. Desnutrida parece<br />
también. Patatas con margarina, marganna con patatas. Es después cuando se<br />
resienten. Cuando le ven las orejas al lobo. Arruina la salud.<br />
Apenas había puesto el pie en el puente de O'Connell cuando un bejín de humo<br />
empenachó el parapeto. Gabarra de la cervecera con cerveza negra de exportación.<br />
Inglaterra. El aire del mar la marea, he oído. Sería interesante algún día conseguir<br />
un pase a través de Hancock para ver la cervecera. Un mundo en miniatura. Barricas<br />
de cerveza negra maravilloso. Las ratas se meten también. Beben hasta que se les<br />
hincha la barriga tanto como un collie flotando. Borrachas como cubas con la<br />
cerveza negra. Beben hasta que la vomitan otra vez como machos. ¡Imagínate<br />
bebiendo eso! Barrigas: barricas. Bueno, claro que si supiéramos todas las cosas.<br />
Al mirar hacia abajo vio aleteando con fuerza, revoloteando alrededor de los<br />
desolados muros del muelle, unas gaviotas. Tiempo borrascoso fuera. ¿Y si me
170<br />
tirara? El hilo de Reuben J. tuvo que tragar una buena panzada de esas aguas<br />
residuales. Un chelín y ocho peniques de más. Ummm. Es la manera tan graciosa<br />
con la que cuenta las cosas. Sabe contar una historia además.<br />
Revolotearon más bajo. Buscan manduca. Esperad.<br />
Les tiró una bola de papel arrugado. Elías tremtaidós pies por segun vuel. En<br />
absoluto. La bola ondeó ignorada en la estela del oleaje, flotó por debajo entre los<br />
pilares del puente. No son tan rematadamente tontas. También el día que tiré aquel<br />
pastel rancio desde el Erin's King lo recogieron en la estela a cincuenta yardas por la<br />
popa. Viven de su ingenio. Revolotearon, aleteando.<br />
La hambrienta y famelica gaviota<br />
aletea sobre aguas de arlota.<br />
Así es como escriben los poetas, los sonidos similares. Y sin embargo<br />
Shakespeare no tiene rimas: verso blanco. El fluir del lenguaje es lo que es. Los<br />
pensamientos. Solemnes.<br />
Hamlet, soy el alma de tu padre<br />
condenado por un tiempo a vagar a través de la tierra.<br />
-¡Dos manzanas a penique! ¡Dos por un penique!<br />
Su mirada pasó por las glaseadas manzanas alineadas en el puesto. Australianas<br />
deben de ser en esta época del año. Piel brillante: las lustra con un trapo o un<br />
pañuelo.<br />
Espera. Esos pobres pájaros.<br />
Se detuvo otra vez y le compró a la vieja de las manzanas dos pastelillos de<br />
Banbury por un penique y rompió la quebradiza molla y tiró los fragmentos al<br />
Liffey. ¿Lo véis? Las gaviotas se abalanzaron silenciosamente, dos, luego todas<br />
cada una desde su altura, calando sobre la presa. Ha desaparecido. Hasta el último<br />
bocado. Dándose cuenta de su voracidad y astucia se sacudió las migajas polvorosas<br />
de las manos. Eso sí que no se lo esperaban. Maná. Se alimentan de peces, carnes de
171<br />
pescado es lo que tienen, todas las aves marinas, gaviotas, colimbos. Los cisnes del<br />
Anna Liffey nadan hasta aquí abajo a veces para atildarse con el pico las plumas.<br />
Sobre gustos no hay nada escrito. A saber de qué clase es la carne de cisne.<br />
Robinsón Crusoe tuvo que alimentarse de ellos.<br />
Dieron vueltas en el aire aleteando débilmente. No voy a tirar nada más. Un<br />
penique es suficiente. Por las muchas gracias que recibo. Ni siquiera un graznido.<br />
Propagan la fiebre aftosa además. Si cebas un pavo digamos con harina de castañas<br />
sabe a eso. Comes cerdo a cerdo. ¿Pero entonces por qué los peces de agua salada<br />
no están salados? ¿Por qué es eso?<br />
Sus ojos buscaron respuesta en el río y vieron una barca de remos anclada mecer<br />
en el melado oleaje el maderamen emplastado.<br />
Casa Kino<br />
11/- chelines<br />
Pantalones<br />
Buena idea es ésa. Me pregunto si le paga arbitrios a la corporación municipal.<br />
¿Cómo se puede ser propietario del agua en realidad? Siempre fluyendo en el fluir,<br />
nunca es la misma, que en el fluir de la vida rastreamos. Porque la vida es un fluir.<br />
Cualquier sitio es bueno para un anuncio. Aquel charlatán matasanos de<br />
expurgaciones solía estar pegado en todos los urinarios. No se le ve ahora. Reserva<br />
absoluta. Dr. Hy Franks. No le costaba una chica como a Maginni el profesor de<br />
baile él mismo anunciándose. Se buscó a unos tipos que se los pegaran o los pegaría<br />
él mismo si vamos a eso fingiendo entrar a toda prisa a abrirle la jaula al pájaro.<br />
Pájaro que escapa. Justo el sitio además. PROHIBIDO FIJAR CARTELES.<br />
PROHIBIDO ‘PICHAR CARTEROS. Algún tío con unas buenas abrasándole.<br />
¿Si él ...?<br />
¡Oh!<br />
¿Eh?<br />
No .... No.<br />
No, no. No lo creo. ¿Seguro que no lo haría?
172<br />
No, no.<br />
Mr. Bloom avanzó, levantando los ojos preocupados. No pienses más en ello. La<br />
una pasada. La bola del reloj en la capitanía del puerto abajo. Hora de Dunsink. Un<br />
librito fascinante ese de sir Robert Ball. Paralaje. Nunca lo entendí exactamente.<br />
Ahí va un sacerdote. Podría preguntarle. Par es griego: paralelo, paralaje. Meten si<br />
acaso decía ella hasta que le expliqué lo de la transmigración. ¡Bah! ¡Chorradas!<br />
Mr. Bloom sonrió bah chorradas a dos de las ventanas de capitanía del puerto.<br />
Tiene razón ella después de todo. Sólo palabras altisonantes para cosas ordinarias<br />
por lo del sonido. No es que digamos que ella sea precisamente ingeniosa. Puede<br />
incluso ser grosera. Soltaba lo que yo estaba pensando. Aun así, no sé. Solía decir<br />
que Ben Dollard tenía voz de bajete barrilete. Tiene las piernas cortas como barriles<br />
y se podría pensar que canta como desde dentro de un barril. No me digan que no es<br />
ingenioso. Le solían llamar el gran Big Ben. Ni la mitad de ingenioso que llamarle<br />
bajete barrilete. Apetito como el de un albatros. Se zampa un doble solomillo de<br />
vaca entero. Tipo con gran capacidad de almacenaje de cerveza Bass. Barril de<br />
cerveza Bass. ¿Ves? Todo encaja.<br />
Una procesión de hombres-anuncio blancoemblusados desfilaba lentamente hacia<br />
él junto a la alcantarilla, con bandas escarlatas cruzándoles los tablones. Gangas.<br />
Como aquel sacerdote son ellos el de esta mañana: hemos pecado: hemos sufrido.<br />
Leyó las letras escarlatas en las cinco chisteras blancas: H.E.L.Y.S. Imprenta y<br />
papelería Wisdom Hely's. La Y que se había quedado atrás sacó un buen trozo de<br />
pan de debajo del tablón delantero, se atiborró la boca con él y masticó a la par que<br />
caminaba. Nuestra dieta básica. Tres chelines al día, por andar por las alcantarillas,<br />
calle tras calle. Lo justo para mantenerse en pie, pan y sopa boba. No son de Boyl:<br />
no, hombres de M'Glade. No atrae a la clientela además. Le sugerí un carro-<br />
escaparate transparente con dos chicas atractivas sentadas dentro escribiendo cartas,<br />
cuademos, sobres, papelsecante. Me apuesto que eso habría atrapado la atención.<br />
Chicas atractivas que escriben algo atraen las miradas de inmediato. Todo el mundo<br />
muriéndose por saber qué estará escribiendo. Se te paran veinte alrededor si té<br />
pones a mirar fijo al vacío. Meter las narices en el asunto. Las mujeres también.<br />
Curiosidad. Estatua de sal. No lo aceptó claro está porque no se le ocurrió a él
173<br />
primero. O el tintero que sugerí con una falsa mancha de celuloide negro. Sus ideas<br />
de anuncios como el pote Ciruelo debajo de las esquelas, sección de fiambres. No<br />
están chupados. ¿El qué? Nuestros sobres. Hola, Jones ¿dónde vas? No me puedo<br />
detener, Robinson, voy corriendo a adquirir Kansell el único borratinta de<br />
confianza, que lo venden en Hely S. A., Dame Street, 85. Menos mal que estoy<br />
fuera de ese follón, sí señor. Tarea endemoniada la de conseguir cobrar en aquellos<br />
conventos. Convento Tranquilla. Aquélla sí que era una monja agradable, con<br />
aquella cara tan dulce. El griñón le sentaba bien en la cabecita. ¿Hermana?<br />
¿Hermana? Seguro que tuvo un desengaño amoroso se veía en sus ojos. Dificil<br />
hacer negocios con esa clase de mujer. La interrumpí en sus devociones aquella<br />
mañana. Pero tan contenta de comunicarse con el mundo exterior. Nuestro gran día,<br />
dijo ella. Fiesta de Nuestra Señora del Monte Carmelo. Dulce nombre además: ca-<br />
ramelo. Ella sabía que yo, creo que lo sabía por la manera en que. Si se hubiera<br />
casado habría sido distinta. Supongo que era verdad que andaban mal de dinero. Lo<br />
freían todo con la mejor mantequilla de todos modos. Nada de manteca para ellas.<br />
Tengo el corazón hecho polvo de comer pringue. Les gusta darse aires por dentro y<br />
por fuera. Molly probándola, con el velo hacia atrás. ¿Hermana? Pat Claffey, la hija<br />
del prestamista. Fue una monja dicen la que inventó el alambre de espino.<br />
Cruzó Westmoreland Street cuando el apóstrofo S hubo pasado con penoso<br />
caminar. La tienda de bicicletas Rover. Las carreras son hoy. ¿Cuánto tiempo hace<br />
de eso? El año en que Phil Gilligan murió. Vivíamos en Lombard Street West.<br />
Espera: estaba en Thom. Conseguí el empleo en Wisdom Hely el año en que nos<br />
casamos. Seis años. Hace diez años: en el noventa y cuatro murió sí justo el gran<br />
incendio en Amott. Val Dillon era el alcalde. La cena de Glencree. El edil Robert<br />
O'Reilly que se echó el oporto en la sopa antes de que bajaran la bandera.<br />
Bertínbertito relamiéndose de honorable gusto. Ni se oía lo que tocaba la banda. Por<br />
lo que acabamos de recibir que el Señor nos haga. Milly era una criaturita entonces.<br />
Molly tenía aquel vestido griselefante con alamares. Traje sastre con botones<br />
forrados. No le gustaba porque me torcí el tobillo el día en que lo estrenó la<br />
merienda del coro en el Pandeazúcar. Como si aquello. El sombrero de copa del<br />
viejo Goodwin arreglado con una cosa pegajosa. Merienda para moscas también.
174<br />
Nunca más se ha puesto otro vestido como aquél. Le quedaba como anillo al dedo,<br />
hombros y caderas. Empezaba a estar bien oronda. Empanada de conejo comimos<br />
aquel día. La gente sin quitarle ojo.<br />
Feliz. Más feliz entonces. Cuartito acogedor era aquél empapelado de rojo. De<br />
Dockrell, un chelín y nueve peniques la docena. La noche que le tocaba baño a<br />
Milly. Jabón americano compré: flor de saúco. Cosa especial el olor del agua de su<br />
baño. Qué graciosa estaba toda enjabonada. Bien proporcionada además. Ahora<br />
fotografía. El estudio de daguerrotipo del pobre papá del que me habló. Gusto<br />
heredado.<br />
Camino siguiendo el bordillo.<br />
El fluir de la vida. ¿Cómo se llamaba aquel tipo con pinta de cura que siempre<br />
miraba de reojo hacia su lado cuando pasaba? Ojos débiles, mujer. Paraba en casa<br />
de Citron Saint Kevin's Parade. Pen algo. ¿Pendennis? La memoria me está. ¿Pen<br />
...? Claro que fue hace años. El ruido de los tranvías probablemente. Bueno, si él no<br />
se acordaba del nombre del capataz al que ve todos los días.<br />
Bartell d'Arcy era el tenor, empezaba a ser conocido entonces. La acompañaba a<br />
casa después de los ensayos. Sujeto más engreído con las guías del bigote<br />
engomadas. Le dio aquella canción Vientos que soplan del sur.<br />
Noche de ventoleras aquella que fui a recogerla tenía lugar una reunión de la logia<br />
por lo de los billetes de lotería después del concierto de Goodwin en el salón de<br />
banquetes o en el saloncito de roble de la mansión del alcalde. Él y yo detrás. Una<br />
hoja de la partitura se me voló de las manos contra los barrotes de la verja del<br />
instituto. Suerte que no. Una cosa así le estropea la noche a ella. El profesor<br />
Goodwin cogiéndola del brazo delante. De remos temblorosos, viejo borrachín. Sus<br />
últimos conciertos. Desde luego su última aparición en un escenario. Puede que<br />
durante meses o puede que nunca. La recuerdo riendo al viento, el sobrecuello del<br />
abrigo subido. En la esquina de Harcourt Road recuerdo aquella ráfaga. ¡Brrfu! Le<br />
subió las faldas y el boa casi sofoca al viejo Goodwin. Sí que se arrebolaba con el<br />
viento. Recuerdo cuando llegamos a casa atizando el fuego y friendo aquellos trozos<br />
de falda de cordero para su cena con la salsa Chutney que tanto le gustaba. Y el ron
175<br />
calentito con especias. La veía en el dormitorio desde el fogón desabrochándose la<br />
almilla del corsé: blanco.<br />
Chasquido y suave plof hizo el corsé en la cama. Siempre caliente de ella.<br />
Siempre le gustaba quedarse suelta. Sentada allí después hasta cerca de las dos<br />
quitándose las horquillas. Milly arropadita en su camitita. Feliz. Feliz. Aquélla fue<br />
la noche .....<br />
-Hola, Mr. Bloom ¿cómo está usted?<br />
-Hola ¿cómo está usted, Mrs. Breen?<br />
-Para qué quejarse. ¿Cómo le va a Molly ahora? No la veo desde hace siglos.<br />
-Estupenda, dijo Mr. Bloom alegremente. Milly tiene un trabajo en Mullingar<br />
¿sabe?<br />
-¡Ande usted! ¿No es extraordinario?<br />
-Sí. Con un fotógrafo de allí. Va viento en popa. ¿Cómo están todos sus retoños?<br />
-Con buenas ganas de comer, dijo Mrs. Breen.<br />
¿Cuántos tiene? Ningún otro a la vista.<br />
-Va usted de negro, por lo que veo. ¿No habrá habido ninguna ...?<br />
-No, dijo Mr. Bloom. Vengo de un entierro.<br />
Me lo van a estar sacando todo el día, lo presiento. ¿Quién ha muerto, cuándo y de<br />
qué? Vuelve a aparecer como moneda falsa.<br />
-Vaya por Dios, dijo Mrs. Breen. Espero que no fuera un pariente cercano.<br />
Lo mismo me acompaña en el sentimiento.<br />
-Dignam, dijo Mr. Bloom. Un antiguo amigo mío. Murió repentinamente, pobre<br />
hombre. Del corazón, creo. El entierro fue esta mañana.<br />
Tu entierro es mañana<br />
cuando pases por el centeno.<br />
Tranlarintranlarín tantán<br />
Tranlarintranlarín ...<br />
-Triste perder antiguos amigos, dijeron los ojosdemujer de Mrs. Breen<br />
melancólicamente.
176<br />
Bueno ya está bien de todo eso. Ahora: discretamente: el marido.<br />
-¿Y su amo y señor?<br />
Mrs. Breen alzó dos grandes ojos. No los ha perdido, aún los tiene de todas<br />
formas.<br />
-¡Ay, no me diga! dijo. Es un bicho de cuidado. Ahí anda ahora con sus<br />
mamotretos de leyes buscando la legislación sobre difamación. Me va a matar de un<br />
disgusto. Espere que le enseñe.<br />
Emanaciones calientes de cabeza de temera aderezada y el vaho de rollitos de<br />
hojaldre con mermelada recién homeados salieron en torrente de la pastelería<br />
Harrison. El efluvio pesado de mediodía le cosquilleó a Mr. Bloom en el gaznate. Si<br />
se quiere hacer buenos pasteles, mantequilla, harina de la mejor, azúcar cande, o se<br />
notará con el té caliente. ¿O viene de ella? Un pilluelo descalzo de pie sobre la<br />
rejilla aspiraba los vapores. Mata el gusanillo del hambre de esa manera. ¿Es placer<br />
o dolor? Comida de a penique. Cuchillo y tenedor encadenados a la mesa.<br />
Abre el bolso, cuero cuarteado. Alfiler de sombrero: deberían llevar una contera<br />
en esas cosas. Le pueden saltar un ojo a alguien en el tranvía. Rebuscando. Abierto.<br />
Dinero. Por favor coja uno. Al demonio si pierde una sola moneda de seispeniques.<br />
Arman la de Dios. El marido hecho un energúmeno. ¿Dónde están los diez chelines<br />
que te di el lunes? ¿No estarás alimentando a la familia de tu hermanito? Pañuelo<br />
sucio: frasco de medicamento. Pastilla fue lo que cayó. ¿Qué está...?<br />
-Debe de haber luna nueva, dijo. Suele estar mal entonces. ¿Sabe usted lo que hizo<br />
anoche?<br />
La mano dejó de rebuscar. Los ojos se clavaron en él, abiertos con alarma, sin<br />
embargo sonrientes.<br />
-¿Qué? preguntó Mr. Bloom.<br />
Déjala hablar. Mírala fijo a los ojos. Yo le creo. Confle en mí.<br />
-Me despertó a media noche, dijo. Un sueño que había tenido, una pesadilla.<br />
Indigesti.<br />
-Decía que el as de espadas subía por las escaleras.<br />
-¡El as de espadas! dijo Mr. Bloom.<br />
Sacó una tarjeta postal doblada del bolso.
177<br />
-Lea eso, dijo. La recibió esta mañana.<br />
-¿Qué es esto? preguntó Mr. Bloom, cogiendo la tarjeta. ¿QT.C.?<br />
-Q.T.C.: colgado, dijo ella. Alguien que la ha tomado con él. Muy poca vergüenza<br />
tiene el que sea.<br />
-Desde luego que sí, dijo Mr. Bloom.<br />
Cogió la tarjeta de nuevo, suspirando.<br />
-Y ahora va a ir al despacho de Mr. Menton. Va a entablar un pleito por diez mil<br />
libras, dice.<br />
Metió la tarjeta en el bolso revuelto y lo cerró con un chas seco.<br />
El mismo vestido azul de estameña que tenía hace dos años, la lanilla<br />
decolorándose. Quedan atrás sus mejores días. Cabello a mechones por encima de<br />
las orejas. Y ese tocado sin gracia: tres uvas viejas para disimular. Indigencia ele-<br />
gante. Solía tener buen gusto vistiendo. Arrugas alrededor de la boca. Sólo un año o<br />
por ahí mayor que Molly.<br />
Mira la ojeada que le ha echado esa mujer, al pasar. Cruel. El sexo ingrácil.<br />
Siguió mirándola, refrenando tras la mirada su descontento. Desabrida sopa al<br />
curry cabeza de ternera rabo de buey. Yo tengo hambre también. Migas de pastel en<br />
el escudete del vestido: restos de harina azucarada pegada a la mejilla. Tarta de<br />
ruibarbo con generoso relleno, interior de fruta dulzona. Josie Powell era ella. En<br />
casa de Luke Doyle hace mucho tiempo. Dolphn's Barn, las charadas. Q.T.C.:<br />
colgado.<br />
Cambiemos de tema.<br />
-¿Ve usted alguna vez a Mrs. Beaufoy? preguntó Mr. Bloom.<br />
-¿Mina Purefoy? dijo ella.<br />
En Philip Beaufoy estaba pensando. Club de Amigos del Teatro. Matcham piensa<br />
a menudo en el golpe magistral. ¿Tiré de la cadena? Sí. El último acto.<br />
-Sí.<br />
-Acabo de acercarme en el camino de vuelta a ver si ya lo había tenido. Está en el<br />
hospital de parturientas de Holles Street. El Dr. Home le consiguió una cama. Lleva<br />
ya tres días con dolores.<br />
-Vaya, dijo Mr. Bloom. Cuánto lo siento.
178<br />
-Sí, dijo Mrs. Breen. Y una casa llena de críos esperándola. Es un parto muy<br />
dificil, me dijo la enfermera.<br />
-Vaya, dijo Mr. Bloom.<br />
Su grave mirada compasiva absorbió la noticia. La lengua chascó con compasión.<br />
¡Dcs! ¡Dcs!<br />
-Cuánto lo siento, dijo. ¡Pobre mujer! ¡Tres días! Es terrible.<br />
Mrs. Breen asintió.<br />
-La ingresaron con dolores el martes ...<br />
Mr. Bloom le tocó el hueso de la risa delicadamente, advirtiéndola:<br />
-¡Cuidado! Deje pasar a este hombre.<br />
Una figura huesuda caminaba a zancadas a lo largo del bordillo desde el río<br />
mirando fijamente absorto la luz del sol a través de un cristal sujeto a un cordón<br />
grueso. Apretado como una capelina un sombrerete se le aferraba a la cabeza. Del<br />
brazo un guardapolvo doblado, un bastón y un paraguas se movían colgando tras su<br />
zancada.<br />
-Mírelo, dijo Mr. Bloom. Siempre anda por fuera de las farolas. ¡Mire!<br />
-¿Quien es si me permite la pregunta? indagó Mrs. Breen. ¿Está chiflado?<br />
-Se llama Cashel Boyle O'Connor Fitzmaunce Tisdall Farrell, dijo Mr. Bloom<br />
sonriendo. ¡Mire!<br />
-No se quejará por falta de nombres, dijo ella. Denis estará así un día de estos.<br />
Se interrumpió repentinamente.<br />
-Ahí está, dijo. Tengo que ir por él. Adiós. Déle recuerdos a Molly de mi parte, no<br />
lo olvide.<br />
-Lo haré, dijo Mr. Bloom.<br />
Se quedó mirándola cómo se escabullía por entre los viandantes en dirección al<br />
frontal de las tiendas. Denis Breen con raquítica levita y zapatos de lona azul salía<br />
arrastrando los pies de casa Harrison apretujando dos pesados tomos contra las<br />
costillas. Como suspiro que el viento se lleva. Así era en los viejos tiempos.<br />
Aguantó que le alcanzara sin sorprenderse y dirigió la barba gris apagada hacia ella,<br />
la mandíbula floja meneándose al ponerse a hablar engoladamente.<br />
Meshuggah. Mal de la cocorota.
179<br />
Mr. Bloom prosiguió tranquilamente, avistando por delante de él entre la luz del<br />
sol la apretada capelina, el bastónparaguasguardapolvo colgante. Tan chulo él.<br />
¡Míralo! Ahí sale otra vez. Una forma de salir para delante. Y ese otro pe ludo<br />
pánfilo lunático con esa facha. Mal se lo tiene que estar haciendo pasar a ella.<br />
QT.C.: colgado. Juraría que ése ha sido Alf Bergan o Richie Goulding. Lo<br />
escribió de guasa en la taberna Scotch me apostaría lo que fuera. Una vuelta por el<br />
despacho de Menton. Los ojos como ostras clavados en la tarjeta. Merienda de<br />
negros.<br />
Pasó por delante del Irish Times. Puede haber otras respuestas esperando ahí<br />
dentro. Me gustaría contestar a todas. Buen sistema para criminales. Código.<br />
Almorzando ahora. El oficinista ese de las gafas no me conoce. Bah, déjalas ahí que<br />
críen. Ya es bastante atreverse con cuarentaicuatro de ellas. Se busca, señorita<br />
mecanógrafa dispuesta para ayudar a caballero en actividades literarias. Te llamé<br />
cariño travieso porque no me gusta ese otro mudo. Por favor dime qué quiere decir.<br />
Por favor dime qué perfume tu mujer. Dime quien hizo el mundo. La forma en que<br />
te saltan con esas preguntas. Y la otra Lizzie Twigg. Mi obra literaria ha tenido la<br />
suerte de recibir la aprobación del eminente poeta A. E. (Mr. Geo. Russell). No<br />
tiene tiempo de arreglarse el pelo tanto beber té aguado con un libro de poesía.<br />
El mejor periódico con mucho para anuncios breves. Ha abarcado las provincias<br />
ahora. Cocinera y ama de llaves, cuisine excelente, hay muchacha interna. Se busca<br />
hombre dinámico para barra. Chica respetable (católica) desearía conseguir trabajo<br />
en frutería o tocinería. <strong>James</strong> Carlisle lo consiguió. Seis y medio por ciento de<br />
dividendos. Consiguió un gran negocio con las acciones de Coates. Con pies de plo-<br />
mo. Astuto y avaro escocés. Pelotilleras todas las noticias. Nuestra graciosa y<br />
popular virreina. Han comprado el Irish Field ahora. Lady Mountcashel totalmente<br />
recuperada de su sobreparto salió ayer a caballo con los perros de caza de la Ward<br />
Union en la caza del zorro de Rathoath. Zorro incomible. Furtivos además. El miedo<br />
inyecta jugos que lo hacen suficientemente tierno para ellos. Cabalga a horcajadas.<br />
Monta su caballo como un hombre. Cazadora en caballo poderoso. Nada de jamugas<br />
ni de grupera para ella, ni pensarlo. Primera en la partida y presente en la matanza.<br />
Fuertes como yeguas de cría algunas de esas mujeres amazonas. Se pavo nean por
180<br />
las caballerizas. Apuran una copa de brandy de un trago en un abrir y cerrar de ojos.<br />
La del Grosvenor esta mañana. Arriba con ella al coche: chischás. Ante muro de<br />
piedra o valla de cinco palos mete piernas a su montura. Creo que aquel conductor<br />
chato lo hizo a mala idea. ¿A quién se parecía ella? ¡Ah sí! A Mrs. Miriam<br />
Dandrade que me vendió sus viejos abrigos y ropa interior negra en el hotel<br />
Shelbourne. Divorciada de un hispanoamericano. Ni pestañeó porque yo los<br />
toqueteara. Como si yo fuera su tendedero. La vi en la fiesta del virrey cuando<br />
Stubbs el guardabosques me coló junto con Whelan el del Express. Recogiendo lo<br />
que desechaba la gente de categoría. Cena fría. La mayonesa que le eché a las<br />
ciruelas creyendo que era natillas. Los oídos debieron estarle zumbando durante<br />
semanas. Hay que ser un toro con ella. Cortesana de nacimiento. Nada de ocuparse<br />
de niños para ella, no gracias.<br />
¡Pobre Mrs. Purefoy! Consorte metodista. Cordura en su locura. Almuerzo con<br />
bollo de azafrán y combinado de leche con soda en la granja escuela. Juventudes<br />
Cristianas. Comen con un cronómetro, treintaidós masticaciones por minuto. Y<br />
encima le crecían las chuletas. Se supone que está bien relacionado. Primo de<br />
Theodore el del Castillo de Dublín. Siempre hay un tonto en la familia. Y todos los<br />
años el mismo regalito. Lo vi delante del Three Jolly Topers desfilando sin<br />
sombrero y su chico mayor llevaba uno en una bolsa de la compra. Meones.<br />
¡Pobrecilla! Luego teniendo que dar el pecho año tras año a cualquier hora de la<br />
noche. Egoístas que son esos de la liga antialcohol. Perro del hortelano. Sólo un<br />
terrón de azúcar en mi té, por favor.<br />
Se encontraba en el cruce de Fleet Street. Descanso para el almuerzo. ¿Uno de<br />
seis peniques en casa Rowe? Tengo que buscar ese anuncio en la biblioteca<br />
nacional. Uno de ocho peniques en el Burton. Mejor. De paso.<br />
Siguió andando dejando atrás casa Bolton en Westmoreland. Té. Té. Té. Me<br />
olvidé de darle un toque a Tom Kernan.<br />
Sss. ¡Des, des, des! Tres días imagínate quejándose en la cama con un pañuelo<br />
empapado en vinagre en la frente, el vientre inflado. ¡Fu! ¡Horrendo simplemente!<br />
La cabeza del niño demasiado grande: fórceps. Doblado dentro de ella intentando<br />
abrirse camino al exterior a ciegas topetando con la cabeza, tentando el camino al
181<br />
exterior. A mí me mataría eso. Suerte que Molly despachó los suyos fácilmente.<br />
Deberían inventar algo para poner fin a eso. La vida con parto forzado. La idea del<br />
sueño crepuscular: a la reina Victoria le dieron eso. Nueve tuvo. Buena ponedora.<br />
La vieja que vivía en un zapato tuvo tantos hijos que. Supongamos que fuera tuber-<br />
culoso. Es hora de que alguien piense en ello en vez de tanto cascar sobre qué pudo<br />
ser el pecho meditabundo de la plateada efulgencia. Naderías para mentes necias.<br />
No sería dificil tener grandes instituciones solucionar todo el asunto sin dolor de<br />
todos esos impuestos darle a cada recién nacido cinco libras a interés compuesto<br />
hasta los veintiuno cinco por ciento serían cien chelines y las dichosas cinco libras<br />
multiplicar por veinte sistema decimal animarían a la gente a guardar dinero<br />
ahorrarían ciento diez y un poco más en veintiún años tengo que hacer las cuentas<br />
sobre el papel vendría a ser una buena suma más de lo que se piensa.<br />
No a los mortinatos claro está. Esos no están ni registrados. Trabajo en balde.<br />
Gracioso espectáculo el de ellas dos juntas, con los vientres para fuera. Molly y<br />
Mrs. Moisel. Reunión de madres. La tisis se aleja durante ese tiempo, luego vuelve.<br />
Lo lisas que parecen de repente después. Ojos en paz. Un peso quitado de encima.<br />
La vieja Mrs. Thornton era un alma de Dios. Todos mis niños, decía. La cuchara de<br />
papilla en su boca antes de darles de comer. Ummm, qué rico está. Le aplastó la<br />
mano el hijo de Tom Wall. Su primer saludo al público. La cabeza como una<br />
calabaza de concurso. El cascarrabias del Dr. Murren. La gente llamándolos a todas<br />
horas. Por Dios, doctor. La mujer está con los dolores. Luego les hacen esperar<br />
meses para sus honorarios. Por asistencias a su mujer. Qué ingrata la gente. Médicos<br />
humanitarios, la mayoría.<br />
Ante el enorme portalón del edificio del parlamento irlandés una bandada de<br />
palomos volaba. Holgorio después de las comidas. ¿Encima de quién lo hacemos?<br />
Yo escodo a ese tipo de negro. Ahí va. Allá va la buena suerte. Debe de hacer<br />
ilusión desde el aire. Apjohn, yo y Owen Goldberg encaramados a los árboles cerca<br />
de Goose Green haciendo el mono. El Caballa me llamaban.<br />
Una patrulla de guardias salió de College Street, desfilando en fila india. Paso de<br />
la oca. Caras acaloradas de comer, cascos sudorosos, acariciando las porras.<br />
Después del rancho con una buena carga de sopa espesa bajo los cinturones. La
182<br />
suerte del policía es a menudo afortunada. Se separaron en grupos y se dispersaron,<br />
saludando, hacia sus rondas. Los han soltado a pastar. El mejor momento para<br />
atacar a uno en los postres. Un puñetazo en la comida. Una patrulla de otros,<br />
desfilando irregularmente, rodeó la verja del Trinity camino de la comisaría. Rumbo<br />
al comedero. Listos para enfrentarse a la caballería. Listos para enfrentarse a la<br />
sopa. Cruzó bajo el pícaro dedo de Tommy Moore. Hicieron bien al ponerlo en los<br />
urinarios: confluencia de aguas. Debería haber lugares para las mujeres. Entran<br />
corriendo en una pastelería. Voy a colocarme bien el sombrero. No hay en todo este<br />
ancho mundo un vaalle. Canción formidable la de Julia Morkan. Conservó la voz<br />
hasta el final. Discípula de Michael Balfe ¿no fue así?<br />
Siguió con la mirada fija la última casaca de paño. Se las tienen que ver con<br />
clientes peligrosos. Jack Power podría más de una historia contar: el padre uno de la<br />
pasma. Si un fulano les da guerra cuando le echan el guante le dan de lo lindo en la<br />
trena. No se les puede culpar después de todo con el trabajo que tienen<br />
especialmente con los galochines. Aquel policía a caballo el día en que le dieron a<br />
Joe Chamberlain el título en Trinity ése sí que dio leña. ¡Palabra que sí! Los cascos<br />
del caballo chacoloteando detrás nuestro por Abbey Street abajo. Suerte que tuve la<br />
sangre fría de meterme en la taberna Manning o hubiera ido aviado. Sí que venía<br />
zurrando, caray. Se tuvo que haber roto la crisma en el adoquinado. No debí<br />
haberme dejado llevar por aquellos medicinantes. Y los novatos del Trinity con los<br />
birretes. Buscando pelea. Aun así conocí a aquel joven Dixon que me trató la<br />
picadura en el Mater y ahora está en Holles Street donde Mrs. Purefoy. Engranaje<br />
complicado. El silbato de la policía aún en los oídos. Todos se largaron. Por qué la<br />
tomó conmigo. Bajo arresto. Justo aquí mismo empezó todo.<br />
-¡Vivan los bóers!<br />
-¡Tres hurras por De Wet!<br />
-Colgaremos a Joe Chamberlain del palo mayor.<br />
Como cabras: partida de cachorros voceando hasta desgañitarse. Vinegar Hill. La<br />
banda de los Lecheros. En unos cuantos años la mitad de ellos magistrados y<br />
funcionarios. Llega la guerra: al ejército pitando: los mismos que solían. Aunque<br />
sea en lo alto del patíbulo.
183<br />
Nunca se sabe con quién estás hablando. A ese Kelleher Copetón el espía le sale<br />
por la cara. Como aquel Peter o Denis o james Carey que dio el chivatazo sobre los<br />
invencibles. Miembro de la corporación municipal además. Instando a jovencitos<br />
imberbes a hurgar en busca de cualquier información siempre en la nómina del<br />
servicio secreto del Castillo. Lo dejaron en la estacada. Por eso los policías de<br />
paisano siempre andan rondando a las tatas. Fácilmente se huele a un hombre<br />
acostumbrado a uniformes. Pelando la pava en el portal de atrás. Achucharla un<br />
poco. Luego lo que caiga. ¿Y quién es el caballero que hace las visitas? ¿Decía algo<br />
el señorito? Tom el fisgón. Cimbel. Joven estudiante ardiente tonteando alrededor<br />
de sus gordos brazos que planchan.<br />
-Son tuyas, Mary?<br />
-Yo no me pongo esas cosas ..... Quieto o se lo digo a la señora. Por ahí toda la<br />
noche.<br />
-Se acercan tiempos magníficos, Mary. Ya verás.<br />
-A la porra con sus tiempos magníficos.<br />
Camareras también. Estanqueras.<br />
La idea de <strong>James</strong> Stephen fue la mejor. Él los conocía. Círculos de diez para que<br />
nadie pudiera chivarse más que de su propio grupo. Sinn Fein. Si abandonas te<br />
apuñalan. Mano secreta. Te quedas. El pelotón de fusilamiento. La hija del carcelero<br />
lo sacó de Richmond, partió desde Lusk. Hospedándose en el hotel Buckingham<br />
Palace en sus propias narices. Garibaldi.<br />
Se debe tener una fascinación especial: Parnell. Arthur Griffith es un hombre<br />
honrado pero no tiene encanto para las masas. Ni labia para alabar nuestra hermosa<br />
tierra. Charlatanería. Salón de té de la Compañía Panificadora de Dublín.<br />
Asociaciones de debates. Que el republicanismo es la mejor forma de gobierno. Que<br />
la cuestión de la lengua debiera preceder a la cuestión económica. Hagan que sus<br />
hijas los engatusen hasta casa. Atibórrenlos de comer y beber. El ganso por San<br />
Miguel. Aquí tiene un buen trozo de relleno al tomillo bajo la pechuga. Tome otro<br />
cucharón de grasa de ganso antes de que se enfile. Entusiastas a medio comer. Un<br />
bollo de a penique y de paseo con la banda. No hay perdón para el trinchador.<br />
Pensar que es otro el que paga hace la salsa la mejor del mundo. Se instalan como si
184<br />
estuvieran en casa. A ver esos albaricoques, queriendo decir melocotones. Ese día<br />
no tan lejano. Sol de autonomía elevándose por el noroeste.<br />
La sonrisa se le borró mientras caminaba, una nube plomiza cubrió el sol<br />
lentamente, sombreando el arrogante frontispicio del Trinity. Tranvías que se cruzan<br />
en todas direcciones, para el centro, para las afueras, tañendo. Palabras inútiles. Las<br />
cosas siguen igual, día tras día: patrullas de policía salen, vuelven: tranvías entran,<br />
salen. Esos dos majaretas haraganeando. Dignam con los pies por delante. Mina<br />
Purefoy vientre inflado en una cama quedándose para que le saquen el niño a<br />
tirones. Uno que nace cada segundo en algún sitio. Otro que muere cada segundo.<br />
Desde que les eché de comer a los pájaros cinco minutos. Trescientos han estirado<br />
la pata. Otros trescientos nacidos, lavándoles la sangre, todos están lavados con la<br />
sangre del cordero, berreando maaaaaa.<br />
Ciudad entera que muere, otra ciudad entera que llega, muere también: otra que<br />
aparece, que acaba. Casas, filas de casas, calles, millas de pavimento, ladrillos<br />
apilados, piedras. Cambian de mano. Este propietario, ése. El dueño nunca muere<br />
dicen. Otro se mete en su pellejo cuando a él le llega el desahucio. Compran el sitio<br />
con oro y aún siguen teniendo todo el oro. Timo en alguna parte. Apiladas en<br />
ciudades, desgastadas siglo tras siglo. Pirámides en la arena. Construidas a costa de<br />
pan y cebollas. Muralla china de esclavos. Babilonia. Grandes piedras que<br />
permanecen. Torres circulares. El resto ruinas, barrios que se extienden, chapuzas.<br />
Casascolmena de Kerwan construcciones de papel. Cobertizo, para la noche.<br />
Nadie vale nada.<br />
Ésta es la peor hora del día. Vitalidad. Apagado, tristón: odio esta hora. Siento<br />
como si me hubieran comido y vomitado.<br />
Casa del rector. El reverendo Dr. Salmon: salmón en conserva. Bien conservado<br />
ahí dentro. Como una capilla mortuoria. No viviría ahí por nada del mundo. Espero<br />
que tengan hígado con panceta hoy. La naturaleza aborrece el vacío.<br />
El sol se liberó lentamente y encendió chispas de luz en la plata del escaparate de<br />
enfrente de Walter Sexton por donde pasaba John Howard Pamell, sin ver.<br />
Ahí va: el hermano. La viva estampa de él. Cara inolvidable. Y eso sí que es una<br />
coincidencia. Claro que cientos de veces piensas en una persona y no te la
185<br />
encuentras. Como alguien andando en sueños. Nadie le conoce. Debe de haber una<br />
reunión de la corporación municipal hoy. Dicen que nunca se ha puesto el uniforme<br />
de oficial del ayuntamiento desde que le dieron el cargo. Charley Kavanagh solía<br />
salir todo empingorotado, sombrero de tres picos, hinchado, empolvado y afeitado.<br />
Mira qué andares de alma en pena lleva. Debe de andar flojo de tripas. Fantasma<br />
con ojos escalfados. Tengo una pena. El hermano del gran hombre: el hermano de<br />
su hermano. Tendría buena planta en el alfana de la ciudad. Se deja caer por la C. P.<br />
D. probablemente para tomar café, jugar al ajedrez allí. Su hermano utilizaba a los<br />
hombres como peones. Que los parta un rayo. Miedo de hacer ningún comentario<br />
sobre él. Los hiela con esa mirada que tiene. Esa es la fascinación: el nombre. Todos<br />
un poco tocados. Fanny la loca y la otra hermana de él Mrs. Dickinson en carruaje<br />
por ahí con arreos escarlata. Bien erguido como el cirujano M'Ardle. Aun así David<br />
Sheehy le ganó la partida electoral por South Meath. Solicitar los Chiltem<br />
Hundreds, dejar el parlamento y te retiras a la función pública. El banquete del<br />
patriota. Comiendo cáscaras de naranjas en el parque. Simon Dedalus dijo cuando lo<br />
metieron en el parlamento que Pamell tomaría de la sepultura y lo sacaría de la<br />
cámara de los comunes por el brazo.<br />
-Del pulpo bicéfalo, una de cuyas cabezas es la cabeza en la que los extremos del<br />
mundo han olvidado encontrarse mientras que la otra habla con acento escocés. Los<br />
tentáculos ....<br />
Desde atrás tomaron la delantera a Mr. Bloom por el bordillo. Barba y bicicleta.<br />
Jovencita.<br />
Y por ahí va también él. Pues eso sí que es una verdadera coincidencia: por<br />
segunda vez. Acontecimientos que derraman sus sombras antes. Con el<br />
consentimiento del eminente poeta, Mr. Geo. Russell. Ésa puede ser Lizzie Twigg<br />
con él. A. E.: ¿qué quiere decir eso? Iniciales quizá. Albert Edward, Arthur<br />
Edmund, Alphonsus Eb Ed El "Esquire". ¿Qué decía él? Los extremos del mundo<br />
con acento escocés. Tentáculos: pulpo. Algo oculto: simbolismo. Él disertando<br />
pomposamente. Ella empapándoselo todo. No dice ni palabra. Para ayudar a<br />
caballero en actividades literarias.
186<br />
Sus ojos siguieron a la figura encumbrada vestida con tosco traje, barba y<br />
bicicleta, una mujer escuchando a su lado. Vienen del restaurante vegetariano. Sólo<br />
hierbajos y fruta. No te comas un bistec. Si te lo comes los ojos de la vaca te<br />
perseguirán por toda la eternidad. Dicen que es más sano. Acuosoflatoso sin<br />
embargo. Lo tengo probado. Te tiene corriendo todo el día. Tan malo como cagalera<br />
de vaca. Sueños toda la noche. ¿Por qué llamarán a esa cosa que me dieron filete de<br />
nuez? Nuezananos. Frutananos. Para que te hagas la idea de que te comes un filete<br />
de lomo. Absurdo. Salado además. Cocinan con bicarbonato. Te tiene de imaginaria<br />
toda la noche.<br />
Lleva las medias flojas por los tobillos. Detesto eso: tan falto de gusto. Esas<br />
gentes literarias etéreas que son todas ellas. Soñadores, en las nubes, simbolísticos.<br />
Estetas es lo que son. No me sorprendería que fuera ese tipo de comida ya ves que<br />
produce las como olas del cerebro lo poético. Por ejemplo a uno de esos policías<br />
sudando cocido irlandés a través de las camisas no se le podría sacar ni un solo<br />
verso. No saben ni lo que es poesía siquiera. Hay que tener una cierta disposición.<br />
En las nubes la soñadora gaviota<br />
ondea sobre aguas de arlota.<br />
Cruzó por la esquina de Nassau Street y se paró delante del escaparate de Yeates e<br />
Hijo, calculando el precio de los prismáticos. ¿O me dejo caer por donde el viejo<br />
Harris y charlo con el joven Sinclair? Tipo educado. Seguramente almorzando.<br />
Tengo que llevar mis viejos prismáticos a arreglar. Lentes Goerz seis guineas. Los<br />
alemanes abriéndose camino por todas partes. Venden con facilidades para atrapar<br />
el mercado. Malvendiendo. Podría con suerte encontrar un par en la oficina de<br />
objetos perdidos de los ferrocarriles. Asombroso las cosas que la gente se olvida en<br />
los trenes y en consigna. ¿En qué estarán pensando? Las mujeres también. Increíble.<br />
El año pasado en el viaje a Ennis tuve que recoger el bolso de la hija de aquel<br />
granjero y dárselo en el empalme de Limenck. Dinero sin reclamar también. Hay un<br />
pequeño reloj allá arriba en el tejado del banco para probar esos prismáticos.
187<br />
Los párpados bajaron hasta los bordes inferiores de los iris. No lo veo. Si<br />
imaginas que está allí casi lo ves. No lo veo. Dio media vuelta y, de pie bajo los<br />
toldos, alargó la mano derecha con todo el brazo extendido hacia el sol. He querido<br />
probar eso a menudo. Sí: completamente. La punta del dedo meñique tapó el disco<br />
solar. Debe de ser el foco donde se cruzan los rayos. Si tuviera unos cristales<br />
negros. Interesante. Se hablaba mucho de esas manchas solares cuando estábamos<br />
en Lombard Street West. Mirando al cielo en el jardín de atrás. Son explosiones<br />
tremendas. Habrá un eclipse total este año: algún día del otoño.<br />
Ahora que lo pienso esa bola cae a la hora de Greenwich. Es porque el reloj<br />
funciona por un cable eléctrico desde Dunsink. Tengo que ir allí algún primer<br />
sábado de mes. Si pudiera conseguir una carta de presentación para el profesor Joly<br />
o averiguar algo sobre su familia. Eso sería suficiente para: uno siempre se siente<br />
cumplimentado. Lisonja donde menos se lo espera uno. Noble orgulloso de<br />
descender de la amante de un rey. Su antepasada. Halaga a base de bien. Sumisión y<br />
acatamiento valen por ciento. No ir y descolgarse con lo que sabes que no debieras:<br />
¿qué es paralaje? Acompañe a este caballero a la puerta.<br />
Ah.<br />
La mano bajó a su costado otra vez.<br />
Nunca se sabe nada de eso. Pérdida de tiempo. Bolas de gas que giran, se cruzan<br />
unas con otras, avanzan. El mismo sonsonete de siempre. Gas: luego sólido: luego<br />
mundo: luego frío: luego concha muerta a la deriva, crocante helado, como ese<br />
crocante de piña. La luna. Debe de haber luna nueva, dijo ella. Creo que sí.<br />
Siguió por delante de la maison Claire.<br />
Espera. Luna llena fue la noche que estábamos el domingo hace quince días<br />
exactamente hay luna nueva. Bajando a pie a lo largo del Tolka. No estuvo mal para<br />
ser luna de Fairview. Ella tarareaba. La luna nueva de mayo radiante, amor. Él al<br />
otro lado de ella. Codo, brazo. Él. La la-ámpara de la luciérnaga reluciente, amor.<br />
Roce. Dedos. Preguntando. Respuesta. Sí.<br />
Para. Para. Lo que fue fue. Tengo que.<br />
Mr. Bloom, la respiración acelerada, andando más lentamente dejó atrás Adam<br />
Court.
188<br />
Con un ca tranquilo estáte tranquilo alivio los ojos tomaron nota ésta es la calle<br />
aquí al mediodía de los hombros caídos de Bob Doran. En una de sus rondas<br />
anuales, dijo M'Coy. Beben para poder decir o hacer algo o cherchez lafemme. Allá<br />
arriba en el Coombe con arrapiezos y las que hacen la calle y luego el resto del año<br />
sobrio como un juez.<br />
Sí. Me lo imaginaba. Escabulléndose por el Empire. Se fue. Agua de seltz sola le<br />
vendría bien. Donde Pat Kinsella tenía el Harp Theatre antes de que Whitbred<br />
regentara el Queen. Un bendito. El numerito de Dion Boucicault con su cara de<br />
lunallena y con diminuta gorra de mujer. Tres muchachas monas de la escuela.<br />
Cómo pasa el tiempo ¿eh? Enseñando unos pantalones rojos largos bajo las faldas.<br />
Bebedores, bebiendo, reían espurreando, aventando bebidas. Más Power y salud,<br />
Pat. Rojo chillón: alegría para borrachos: carcajada y humo. Quítate ese sombrero<br />
blanco. Sus ojos arrebatados. ¿Dónde está ahora? De mendigo por algún lugar. El<br />
arpa que en otros tiempos nos mató de hambre a todos.<br />
Yo era más feliz entonces. ¿O era ése yo? ¿O soy yo ahora yo? Veintiocho años<br />
tenía. Ella veintitrés. Cuando nos fuimos de Lombard Street West algo cambió. El<br />
hacerlo ya no fue lo mismo después de lo de Rudy. No se puede volver atrás en el<br />
tiempo. Como agarrar el agua con la mano. ¿Volverías atrás a aquel entonces?<br />
Estaba empezando entonces. ¿Volverías? ¿No eres feliz en tu casa pobre diablillo?<br />
Quiere coserme los botones. Tengo que contestar. La escribiré en la biblioteca.<br />
Grafton Street vistosa con sus toldos empotrados le cautivó los sentidos.<br />
Muselinas estampadas, damas ensedadas y viudas de la nobleza, tintineo de arreos,<br />
ruido sordo de cascos en la abrasante calzada. Pies gruesos que tiene esa mujer de<br />
las medias blancas. Ojalá que la lluvia se las empuerque todas. Paleta pueblerina.<br />
Todas las elegantes patigordas estaban aquí. Siempre las hace a las mujeres torpes<br />
de andares. Molly parece que empieza a ponerse oronda.<br />
Dejó atrás, entreteniéndose, los escaparates de Brown Thomas, sedería. Cascadas<br />
de cintas. Volátiles sedas de China. Una urna volcada derramaba por la boca un<br />
torrente de popelín color sangre: sangre lustrosa. Los hugonotes la trajeron aquí.<br />
Lacaus esant tara tara. Qué gran coro aquel. Taree tara. Hay que lavarlo con agua<br />
de lluvia. Meyerbeer. Tara: bom bom bom.
189<br />
Acericos. Llevo mucho tiempo amenazando con comprar uno. Las pincha por<br />
todas partes. Agujas en las cortinas de la ventana.<br />
Se destapó un poco el antebrazo izquierdo. Rasguño: se fue prácticamente. Hoy<br />
no de todas formas. Tengo que volver a por esa loción. Para su cumpleaños quizá.<br />
El ocho de juniojulioagoseptiembre. Faltan casi tres meses. Luego puede que no le<br />
guste. Las mujeres no recogen los alfileres. Dicen que evita el desamor.<br />
Sedas rutilantes, enaguas en delgados rieles de latón, destellos de medias de seda<br />
en ringla.<br />
Inútil volver. Tenía que ser. Cuéntamelo todo.<br />
Voces atipladas. Seda cálida de sol. Arreos tintineantes. Todo para la mujer, hogar<br />
y casas, tejidos de seda, plata, exquisitas frutas suculentas de Jaffa. Agendath<br />
Netaim. Riqueza del mundo.<br />
Una cálida carnosidad humana se le posó en el cerebro. Su cerebro se entregó. Un<br />
perfume de abrazos a todo él le envolvió. Con carnes hambreadas oscuramente,<br />
mudamente ansió adorar.<br />
Duke Street. Aquí estamos. Tengo que comer. El Burton. Me encontraré mejor<br />
entonces.<br />
Dobló la esquina de Combridge, perseguido aún. Tintineo, ruido sordo de cascos.<br />
Cuerpos perfumados, cálidos, plenos. Todos besados, se entregaban: en frondosos<br />
campos estivales, en la espesa hierba aplastada, en los rezumantes zaguanes de las<br />
casas de vecinos, en sofás, camas chimantes.<br />
-¡Jack, amor!<br />
-¡Cariño!<br />
-¡Bésame, Reggy!<br />
-¡Mi cielo!<br />
-¡Amor!<br />
Con el corazón trémulo empujó la puerta del restaurante Burton. La pestilencia se<br />
le agarró al aliento convulso: desabrido jugo de carne, agüilla de verduras. Vean<br />
comer a las fieras.<br />
Hombres, hombres, hombres.
190<br />
Encaramados en altos taburetes ante el mostrador, los sombreros echados hacia<br />
atrás, en las mesas pidiendo más pan de balde, tragando, zampando cachos de<br />
comida pastosa, ojos salientes, limpiándose los mostachos mojados. Un joven<br />
pálido carasebosa lustraba el vaso cuchara cuchillo y tenedor con la servilleta.<br />
Nueva batería de microbios. Un hombre con servilleta salsimanchada como si fuera<br />
un babero se echaba paladas de sopa barbotante gañote abajo. Un hombre que<br />
escupía la comida de vuelta en el plato: temilla medio mascada: encías: sin dientes<br />
para mastimastimasticarlo. Chuletón a la plancha. Engullendo para acabar de una<br />
vez. Ojos tristes de ajumado. Ha mordido más de lo que puede masticar. ¿Soy yo<br />
así? Vemos como otros nos ven. Hombre hambrón hombre peleón. Trabajando con<br />
diente y mandíbula. ¡No sigas! ¡Ay! ¡Un hueso! Aquel último rey pagano de Irlanda<br />
Cormac el del poema del colegio se atragantó en Sletty hacia el sur del Boyne. A<br />
saber lo que estaría comiendo. Algo de chuparse los dedos. San Patricio lo convirtió<br />
al cristianismo. No se lo pudo tragar todo sin embargo.<br />
-Rosbif con col.<br />
-Un guisado.<br />
Huele a hombres. Serrín ensalivado, humo de cigarrillo dulzón calentito, peste a<br />
andullo, cerveza vertida, meados acervezados de hombre, rancio de fermento.<br />
Se le revolvieron las tripas.<br />
No podría probar bocado aquí. Tipo afilando el cuchillo y tenedor para comerse<br />
todo lo que tiene delante, viejo hurgándose en los lumaderos. Ligero espasmo, lleno,<br />
rumiando. Antes y después. La bendición después de las comidas. Mira esta imagen<br />
y aquella otra. Arrebañando la salsa del guiso con tarugos de pan empapados.<br />
¡Lámelo del plato, hombre! Salgamos de aquí.<br />
Lanzó una mirada a los entaburetados y enmesados comilones alrededor,<br />
apretando las aletas de la nariz.<br />
-Dos cervezas negras por aquí.<br />
-Una de cecina con col.<br />
Ese tipo atiborrándose de col con el cuchillo como si su vida dependiera de ello.<br />
Muy bien. Me pone enfermo mirarlo. Más seguro sería comer con las tres manos.<br />
Desgarra miembro a miembro. Como una segunda naturaleza en él. Nacido con un
191<br />
pan y un cuchillo bajo el brazo. Qué ingenioso, creo. O no. Lo del pan quiere decir<br />
haber nacido rico. Lo del cuchillo no. Pero entonces se pierde la alusión.<br />
Un camarero con delantal mal ceñido recogía pegajosos platos estruendosos.<br />
Rock, el alguacil, de pie ante el mostrador sopló a la corona de espuma de su pichel.<br />
Salud: salpicó de amarillo al lado de su bota. Un comensal, con cuchillo y tenedor<br />
levantados, los codos en la mesa, listo para repetir miraba fijamente al montacargas<br />
más allá del manchado periódico doblado. Otro tipo le decía algo con la boca llena.<br />
Oyente afable. Charloteo de mesa. Len comímch en elm Bonco delm Unchster elm<br />
lunemch. ¿Jo? ¡No me digas, por todos los santos!<br />
Mr. Bloom se llevó indecisamente dos dedos a los labios. Sus ojos decían:<br />
Aquí no está. No le veo.<br />
Fuera. No aguanto a comilones sucios.<br />
Retrocedió hacia la puerta. Tomaré algo ligero en Davy Byme. Piscolabis. Me<br />
mantendrá. Tomé un buen desayuno.<br />
-Asado con puré por aquí.<br />
-Pinta de cerveza negra.<br />
Cada uno a lo suyo, a brazo partido. Trago. Tajada. Trago. Comistrajo.<br />
Salió a un aire más limpio y se volvió hacia Grafton Street. Comer o ser comido.<br />
¡Matar! ¡Matar!<br />
Supongamos esa cocina comunal dentro de unos años quizá. Todos trotando con<br />
escudillas y fiambreras para que se los llenen. Devorar el contenido en la calle. John<br />
Howard Pamell por ejemplo el rector del Trinity cada hijo de su madre no hablemos<br />
de los rectores ni del rector del Trinity mujeres y niños cocheros sacerdotes clérigos<br />
mariscales de campo arzobispos. Desde Ailesbury Road, Clyde Road, viviendas de<br />
artesanos, casa de beneficencia sindical de Dublín norte, el alcalde en su engalanada<br />
carroza, la vieja reina en una silla de ruedas. Tengo mi plato vacío. Usted primero<br />
con nuestra taza de la corporación. Como en la fuente de Sir Philip Crampton.<br />
Quítale los microbios restregando con el pañuelo. El siguiente les pone una nueva<br />
remesa con el suyo. El Padre O'Flynn los pondría en ridículo a todos. Habría<br />
broncas de todas maneras. Todo para Don Menda. Los niños se pelearían por las<br />
rebañaduras de la olla. Haría falta una sopera tan grande como Phoenix Park.
192<br />
Arponeando filetes y cuartos traseros. No aguanto a la gente toda a tu alrededor.<br />
Table d hôte del hotel City Anns lo llamaba ella. Sopa, plato fuerte y postre. No<br />
saber nunca de quiénes son las ideas que masticas. Luego ¿quién fregaría todos los<br />
platos y tenedores? Puede que todos estemos alimentándonos de pastillas para<br />
entonces. Los dientes estropeándose más y más.<br />
Después de todo tiene mucho a su favor ese fino sabor vegetariano de las cosas de<br />
la tierra el ajo claro está que apesta como los organilleros italianos fritos de cebolla<br />
champiñón trufa. Dolor para el animal también. Desplumar y vaciar aves.<br />
Miserables bestias allá en el matadero esperando que el hacha les parta el cráneo en<br />
dos. Mu. Pobres terneros temblorosos. Me. Tambaleantes inmaduros. Fritanga de<br />
ternera y berza. Cubos de matarifes asaduras bamboleantes. Trae acá ese pecho del<br />
gancho. Plop. Cabeza en carne viva y huesos ensangrentados. Ovejas desolladas de<br />
ojos vidriosos colgadas por las ancas, morros de ovejas en papeles ensangrentados<br />
moqueando gelatina en el serrín. Tapa y cordillas por todas partes. No me destroces<br />
esas piezas, chaval.<br />
Sangre fresca caliente prescriben para la tisis. Siempre se necesita sangre.<br />
Insidiosa. Lambucearla humeante, espesamente azucarada. Fantasmas famélicos.<br />
Ah, tengo hambre.<br />
Entró en Davy Byme. Taberna digna. No charla. Invita a una copa de vez en<br />
cuando. Pero en año bisiesto una vez cada cuatro. Me hizo efectivo un talón una<br />
vez.<br />
¿Qué tomo ahora? Sacó el reloj. Vamos a ver. ¿Cerveza con gaseosa?<br />
-Hola, Bloom, dijo Napias Flynn desde su rincón.<br />
-Hola, Flynn.<br />
-¿Cómo van las cosas?<br />
-De primera... A ver. Voy a tomar una copa de Borgoña Y... a ver.<br />
Sardinas en los estantes. Casi se saborean con sólo mirarlas. ¿Emparedado? Cam-<br />
arón y sus descendientes se amostazaron y empanaron allí. Fiambres en pote. ¿Qué<br />
es el hogar sin fiambre en pote Ciruelo? Incompleto. ¡Qué anuncio más estúpido!<br />
Debajo de las esquelas lo pusieron. Todo en el mismo bombo. Fiambre de Dignam<br />
en pote. Los caníbales sí con arroz y limón. Misionero blanco demasiado salado.
193<br />
Como cerdo escabechado. Me figuro que el jefe consumirá las partes de honor.<br />
Deben de estar duras del ejercicio. Las esposas en fila atentas a las consecuencias.<br />
Depura casta había un viejo negro perrengue. Que se comió o algo los algos del<br />
reverendo Mr. MacAndante. Con él de felicidad repleto. Dios sabe qué mezcla.<br />
Redaños tripas rancias tráqueas retorcidas y picadas. Rompecabezas encontrar la<br />
carne. Casher. Nada de carne y leche juntas. Higiene era lo que lo llaman ahora.<br />
Ayuno Yom Kippur limpieza de primavera del interior. La paz y la guerra dependen<br />
de la digestión de algún individuo. Religiones. Pavos y gansos de Navidad. Matanza<br />
de inocentes. Comer beber y divertirse. Luego el servicio de urgencias atestado<br />
después. Cabezas vendadas. El queso lo digiere todo menos a sí mismo. Queso<br />
acárido.<br />
-¿Tiene usted emparedados de queso?<br />
-Sí, señor.<br />
Me gustaría unas cuantas aceitunas también si las tuviera. Italianas prefiero. Una<br />
buena copa de Borgoña le quita a uno eso. Lubrificar. Una deliciosa ensalada, fresca<br />
como una lechuga, que Tom Keman sabe aliñar. Le sabe dar el toque. Aceite puro<br />
de oliva. Milly me sirvió aquella chuleta con una ramita de perejil. Coja una cebolla<br />
española. Dios creó el alimento, el diablo los cocineros. Cangrejos a la diabla.<br />
--¿La mujer bien?<br />
-Muy bien, gracias .... Un emparedado de queso, pues. ¿Tiene Gorgonzola?<br />
-Sí, señor.<br />
Napias Flynn le dio un sorbo al grog.<br />
-¿Tiene algún concierto entre manos?<br />
Mírale la boca. Podría silbarse en su propio oído. Orejas para echarse a volar, a<br />
juego. Música. Entiende tanto de ello como el tartanero. Aun así será mejor<br />
contárselo. No hace ningún daño. Anuncio gratis.<br />
-La han contratado para una gira para finales de este mes. Quizá lo haya oído ya.<br />
-No. Vaya, eso está de perlas. ¿Quién monta el tinglado? El camarero sirvió.<br />
-¿Cuánto es eso?<br />
-Siete peniques, señor .... Gracias, señor.
194<br />
Mr. Bloom cortó el emparedado en tiras delgadas. Mr. MacAndante. Más fácil que<br />
esa cosa cremosa de ensueño. Sus quinientas esposas. Se divirtieron gustosas.<br />
-¿Mostaza, señor?<br />
-Gracias.<br />
Fue colocando debajo de cada tira levantada unos burujos amarillos. Gustosas. Ya<br />
lo tengo. Crecía más y más y más empero.<br />
--¿Quién lo monta? dijo. Bueno, la idea es como de una compañía, comprende.<br />
Van a partes iguales en gastos y beneficios.<br />
-Ah, sí, ya recuerdo, dijo Napias Flynn, metiéndose la mano en el bolsillo para<br />
rascarse la ingle. ¿Quién era el que me lo dijo? ¿No anda Boylan Botero mezclado<br />
en todo esto?<br />
Un sacudión cálido de aireabrasador de mostaza dentelleó el corazón de Mr.<br />
Bloom. Alzó los ojos y se encontró con la mirada fija de un bilioso reloj. Las dos.<br />
Reloj de taberna cinco minutos adelantado. Tiempo avanza. Las manecillas se<br />
mueven. Las dos. Aún no.<br />
La boca del estómago anheló entonces hacia arriba, se le hundió en el interior,<br />
anheló más largamente, anhelantemente.<br />
Vino.<br />
Olibebió a sorbos el jugo cordial y, apremiando a la garganta vehementemente a<br />
que aligerara, posó la copa de vino delicadamente.<br />
-Sí, dijo. Es el organizador de hecho.<br />
Tranquilo: donde no hay mollera no hay sesera.<br />
Napias Flynn sorbió y se rascó. La pulga se está dando un banquete.<br />
-Qué chamba tuvo, me estaba contando Jack Mooney, con aquel combate de<br />
boxeo que ganó Myler Keogh otra vez al soldado del cuartel de Portobello. Vaya<br />
por Dios, se llevó a ese renacuajo a County Carlow me estaba contando ...<br />
Espero que esa gota de rocío no le caiga en el vaso. No, la ha sorbido.<br />
-Cerca de un mes, fijese, antes de que terminara. Zurrando la badana por Dios<br />
hasta nuevo aviso. Para mantenerlo lejos del trinquis ¿comprende? Dios, Botero es<br />
un tío avispado.
195<br />
Davy Byme se acercó de detrás de la barra en mangas de camisa alforzadas,<br />
limpiándose los labios con dos pasadas de la servilleta. Rojo como arenque. Cuya<br />
sonrisa juega sobre cada rasgo con tal y tal repleta. Demasiada grasa en las pasti-<br />
nacas.<br />
-Y aquí está él en persona y en forma, dijo Napias Flynn. ¿Nos puede dar una<br />
pista para la Copa de Oro?<br />
-Me he apartado de eso, Mr. Flynn, contestó Davy Byme. Nunca apuesto nada a<br />
los caballos.<br />
-Tiene razón en eso, dijo Napias Flynn.<br />
Mr. Bloom se comió sus tiras de emparedado, pan reciente limpio, con un sabor<br />
de asco mostaza desabrida, el dejo a pies del queso verde. Sorbos del vino le<br />
calmaron el paladar. No lleva palo de campeche. Tiene un gusto más intenso con<br />
este tiempo no frío.<br />
Qué bar más tranquilo. Qué pedazo de madera la de ese mostrador. Qué bien<br />
cepillado. Me gusta la forma en que se curva ahí.<br />
-Yo no haría absolutamente nada en ese sentido, dijo Davy Byme. Ha arruinado a<br />
más de uno, los caballos.<br />
Apuestas de vinateros. Con licencia para la venta de cerveza, vino y licores a<br />
consumir en el local. Cara yo gano cruz tú pierdes.<br />
-Tiene toda la razón, dijo Napias Flynn. A no ser que se esté en el ajo. No hay<br />
ningún juego limpio hoy día. Lenehan consigue algunas buenas. Hoy está dando a<br />
Cetro como seguro. Zinfandel es el favorito, de Lord Howard de Walden, ganó en<br />
Epsom. Morny Cannon lo monta. Yo podría haber conseguido siete a uno contra<br />
Saint Amant hace quince días.<br />
-¿De veras? dijo Davy Byme.<br />
Fue hacia la ventana y, cogiendo el libro de caja, examinó las páginas.<br />
-De verdad, se lo juro, dijo Napias Flynn, sorbiendo. Aquello sí que era un<br />
caballo. Saint Frusquin fue el semental. Ganó en medio de una tormenta, la potra de<br />
Rothschild, con rellenos en los oídos. Chaqueta azul y gorra amarilla. Mala suerte<br />
para el gran Big Ben Dollard y su John O'Gaunt. Él me aconsejó dejarlo. Sí.<br />
Bebió resignadamente de su vaso, pasando los dedos por las estrías.
196<br />
-Sí, dijo, suspirando.<br />
Mr. Bloom, tascando, de pie, contempló su suspiro. Napias majadero. ¿Le digo lo<br />
del caballo ese que Lenehan? Ya lo sabe. Mejor que lo olvide. Irá y perderá aún<br />
más. Mal se dan los dineros y el bobalicón. Otra gota de rocío que le cae. Nariz fría<br />
debe de tener cuando bese a una mujer. Aun así puede que les guste. Las barbas que<br />
pinchan les gusta. Las narices frías de los perros. La vieja Mrs. Riordan con el<br />
Skyeterrier que le sonaban las tripas en el hotel City Arms. Molly haciéndole<br />
carantoñas en el regazo. ¡Ay, qué perritoguauguauguay más grande!<br />
El vino empapó y ablandó la miga apiñada de pan mostaza un momento queso<br />
empachoso. Agradable vino este. Lo paladeo mejor porque no tengo sed. Al baño<br />
claro está es debido. Nada más que un bocado o dos. Luego alrededor de las seis<br />
puedo. Seis. Seis. El tiempo habrá pasado entonces. Ella.<br />
Un suave fuego de vino prendió en sus venas. Tenía tantas ganas. Me sentía tan<br />
deshecho. Los ojos desganadamente vieron estantes de latas: sardinas, pinzas de<br />
langostas llamativas. La cantidad de cosas extrañas que la gente elige para comer.<br />
De las conchas, bígaros con un alfiler, de los árboles, caracoles de la tierra comen<br />
los franceses, del mar con cebo en el anzuelo. Los peces tontuelos no aprenden nada<br />
en un millar de años. Si no lo conoces hay que tener cuidado con lo que te metes en<br />
la boca. Bayas venenosas. Marjoletos. La redondez crees que es buena. Los colores<br />
llamativos te previenen en contra. Uno se lo dijo a otro y así sucesivamente. Pro-<br />
barlo con el perro primero. Guiado por el olor o el aspecto. Fruta tentadora.<br />
Cucuruchos de helado. Leche cremada. Instinto. Naranjales por ejemplo. Necesitan<br />
irrigación artificial. Bleibtreustrasse. Sí pero ¿y las ostras? Repugnantes como un<br />
cuajarón de flema. Conchas asquerosas. Cuesta Dios y ayuda abrirlas además.<br />
¿Quién las descubrió? Basura, aguas residuales es lo que comen. Champán y ostras<br />
del banco Rojo. Influyen en lo sexual. Afrodisí. Él estuvo en el Banco Rojo esta<br />
mañana. Era él viejo pez ostras en la mesa quizá él carne joven en lecho no junio no<br />
tiene erre no se deben comer ostras. Pero hay gente a la que le gusta las cosas con<br />
olor fuerte. Caza pasada. Liebre en cazuela. Primero hazte con tu liebre. Los chinos<br />
comiendo huevos de hace cincuenta años, azules y verdes de nuevo. Comidas de<br />
treinta platos. Cada plato inocuo puede mezclarse dentro. Buena idea para una
197<br />
novela de misterio de envenenamientos. ¿Aquel archiduque Leopoldo fue no sí o<br />
fue Otto uno de los Habsburgos? ¿O quién era el que solía comerse la porquería de<br />
su propia cabeza? El almuerzo más barato de la ciudad. Por supuesto aristócratas,<br />
luego los otros lo copian para estar a la moda. Milly también petróleo y harina. La<br />
pasta cruda me gusta a mí también. La mitad de la captura de ostras la vuelven a<br />
tirar al mar para mantener los precios altos. Baratas nadie las compraría. Caviar.<br />
Darse aires. Vino blanco del Rin en copas verdes. Tragantona de fachenda. Lady<br />
mengana. Perlas en pechera empolvada. La elite. Créme de la crème. Piden platos<br />
especiales para aparentar que son. Ermitaño con una fuente de legumbres para<br />
calmar las punzadas de la carne. Para conocerme ven a comer conmigo. Esturión<br />
real el gobernador civil, Coffey, el camicero, con derecho a venados del bosque de<br />
su excelencia. Mandarle la mitad de la vaca. Menudo festín vi allá abajo en las<br />
cocinas del Registrador Mayor. Chef blanquiengorrado como un rabino. Pato<br />
flambeado. Col rizada à la duchesse de Panme. Mejor sería que lo escribieran en el<br />
menú para que sepas lo que has comido. Demasiados aderezos estropean el caldo.<br />
Lo se por experiencia. Lo adulteran con sopa desecada Edwards. Gansos cebados<br />
hasta reventarlos. Langostas cocidas vivas. Porr ffavor ttome un ppoco de peprdiz<br />
nnival. No me importaría ser camarero en un hotel de fachenda. Propinas, traje de<br />
etiqueta, señoras medio desnudas. ¿Puedo sugerirle un poco más de lenguado<br />
fileteado muy limonado, Miss Dubedat? Sí ¡qué amabilidat! Y lo tomó por<br />
amabilidat. Nombre hugonote me figuro. Una tal Miss Dubedat vivió en Killiney, lo<br />
recuerdo. Du de la francés. Aun así es el mismo pescado quizá al que el viejo Micky<br />
Hanlon de Moore Street le sacó las tripas haciéndose rico poco a poco el dedo en las<br />
agallas del pescado no sabe ni firmar un talón se diría que estuviera pintando el<br />
paisaje con la boca torcida. Mi¡ichael A Ache Ha tan zopenco como un borrico, y<br />
vale lo que pesa en oro.<br />
Pegadas al cristal dos moscas zumbaban, pegadas.<br />
Vino chispeante se rezagaba en el paladar tragado. Estrujando en el trujal las uvas<br />
de Borgoña. Es por el calor del sol. Es como si una mano secreta me señalara viejos<br />
recuerdos. Señalado sus sentidos recordaron humedecidos. Escondidos bajo<br />
helechos silvestres en Howth allá abajo la bahía adormecida: cielo. Ni un ruido. El
198<br />
cielo. La bahía púrpura por el Promontorio del León. Verde por Drumleck.<br />
Amarilloverdosa hacia Sutton. Campos bajo el mar, las líneas marrón tenue en la<br />
hierba, ciudades sepultadas. Almohadillado en mi americana tenía ella el cabello,<br />
las tijeretas del brezo luden mi mano bajo su nuca, me vas a poner perdida. ¡Oh<br />
maravilla! Fresca suave de ungüentos su mano me tocó, acarició: sus ojos fijos en<br />
mí no se desviaron. Embelesado sobre ella yací, labios carnosos bien abiertos, besé<br />
su boca. Mmn. Suavemente me pasó a la boca la torta de alcaravea cálida y<br />
masticada. Pasta empachosa su boca había mamullado agridulce de su saliva. Gozo:<br />
lo comí: gozo. Vida joven, sus labios eso me dieron en piquito. Suaves cálidos<br />
pegajosos gominosos labios. Flores eran sus ojos, tómame, ojos ávidos. Cayeron<br />
guijarros. Ella yacía quieta. Una cabra. Nadie. En lo alto en los rododendros de Ben<br />
Howth una cabra andaba segura, soltando cagarrutas. Abrigada bajo helechos rió<br />
calidoestrechada. Salvajemente yací sobre ella, la besé: los ojos, sus labios, su<br />
cuello estirado que latía, pechos de mujer rebosantes en su blusa de gasa, pezones<br />
orondos erectos. Caliente la lamí. Ella me besó. Fui besado. Cediendo toda me<br />
encrespó el cabello. Besada, me besó.<br />
A mí. Pero yo ahora.<br />
Pegadas, las moscas zumbaban.<br />
Sus ojos caídos siguieron el veteado silencioso de la tabla de roble. Belleza: se<br />
curva: curvas son belleza. Diosas bien formadas, Venus, Juno: curvas que el mundo<br />
admira. Se las puede ver en el museo de la biblioteca alzándose en el vestíbulo<br />
circular, diosas desnudas. Ayudas para la digestión. No les importa lo que el hombre<br />
mira. Para que todos lo vean. Sin hablar nunca. Quiero decir para tipos como Flynn.<br />
Supongamos que ella hiciera Pigmalión y Galatea ¿qué diría primero? ¡Mortal! Te<br />
pondría en tu sitio. Libando néctar en comensalía con dorados platos de dioses, todo<br />
ambrosía. No como los almuerzos de a perra gorda que tomamos, cordero hervido,<br />
zanahorias y nabos, botella de cerveza Allsop. Néctar imagínatelo bebiendo<br />
electricidad: alimento de dioses. Encantadoras formas de mujeres esculpidas a lo<br />
Juno. Inmortal encanto. Y nosotros atracándonos de comida por un agujero y<br />
echándolo por detrás: comida, quilo, sangre, estiércol, tierra, comida: hay que<br />
alimentarlo al igual que se carga una máquina. Ellas no tienen. No me he fijado. Me
199<br />
fijaré hoy. El celador no se dará cuenta. Me inclino y dejo caer algo. Miro a ver si<br />
ella.<br />
Gota a gota un mensaje oculto de la vejiga llegaba a ir a hacer a no a hacer allí a<br />
hacer. Como hombre y presto apuró el vaso hasta las heces y caminó, hasta<br />
caballeros también se entregaron, caballerosamente conscientes, yacieron con<br />
caballeros amantes, un joven la gozó, hasta el patio.<br />
Cuando el sonido de las botas hubo cesado Davy Byrne dijo desde su libro:<br />
-¿Qué es ése? ¿No está en la rama de seguros?<br />
-Hace tiempo que lo dejó, Napias Flynn dijo. Es agente de publicidad para el<br />
Freeman.<br />
-Le conozco bastante de vista, dijo Davy Byrne. ¿Le ha ocurrido algo?<br />
-¿Que si le ha ocurrido algo? dijo Napias Flynn. No que yo sepa. ¿Por qué?<br />
-Me he fijado que va de luto.<br />
-¿Ah sí? dijo Napias Flynn. Es verdad, por todos los santos. Le pregunté cómo iba<br />
todo en casa. Tiene razón, por Dios. Es verdad.<br />
Yo nunca saco el tema, dijo Davy Byme humanamente, si veo que algún caballero<br />
está en ese tipo de apuros. Sólo se lo traes de nuevo a la memoria.<br />
-La mujer no es desde luego, dijo Napias Flynn. Me lo encontré anteayer y él salía<br />
de esa vaquería irlandesa que la mujer de John Wyse Nolan tiene en Henry Street<br />
con un tarro de leche cremada en la mano que se lo llevaba a casa a su media<br />
naranja. La tiene alimentada, se lo digo yo. Piquitos de ruiseñor.<br />
-¿Y trabaja para el Freeman? dijo Davy Byme.<br />
Napias Flynn arrugó los labios.<br />
-No compra la leche cremada con los anuncios que pesca por ahí. Puede apostar el<br />
pellejo.<br />
ojo.<br />
-¿Y cómo es eso? preguntó Davy Byme, dejando el libro.<br />
Napias Flynn hizo unas fintas veloces en el aire con dedos malabares. Guiñó el<br />
-Está en la hermandad, dijo.<br />
-¿No me diga? dijo Davy Byme.
200<br />
-Tal como lo oye, dijo Napias Flynn. Orden antigua libre y reconocida. Es un<br />
hermano excelente. Luz, vida y amor, por Dios. Le arriman el hombro. Me lo dijo<br />
un - bueno, no voy a decir quién.<br />
-¿Seguro?<br />
-Ya, es una orden estupenda, dijo Napias Flynn. Están contigo cuando te va<br />
malamente. Conozco a un fulano que estuvo intentando entrar. Pero están más<br />
atrancados que Dios. Por todos los diablos hicieron bien con no dejar entrar a las<br />
mujeres.<br />
Davy Byme sonnobostezoafirmó todo en uno.<br />
-¡Eeeeeeshaaaaaaahh!<br />
-Hubo una mujer, dijo Napias Flynn, que se escondió en un reloj para enterarse de<br />
lo que hacían. Pero la leche que se la olieron y la declararon allí mismo maestre<br />
masón. Pertenecía a los Saint Legers de Doneraile.<br />
Davy Byrne, satisfecho después del bostezo, dijo con ojos mojados por las<br />
lágrimas:<br />
-¿Y es eso cierto? Hombre tranquilo y honrado sí que es. A menudo lo he visto<br />
por aquí y nunca jamás lo vi - ya sabe, pasarse de la raya.<br />
-No hay Dios que pueda emborracharlo, dijo Napias Flynn firmemente. Se quita<br />
de en medio cuando la juerga se pone demasiado al rojo. ¿No lo vio mirar el reloj?<br />
Ah, no estaba usted ahí. Si quieres que tome una copa lo primero que hace es sacar<br />
el reloj para ver qué debe pimplar. Por Dios que es así.<br />
-Hay algunos así, dijo Davy Byrne. Es un tío sano, diría yo.<br />
-No es mala persona, dijo Napias Flynn, sorbiéndoselas. Se sabe que echa una<br />
mano también para ayudarle a más de uno. A cada uno lo suyo. Ya lo creo, Bloom<br />
tiene su lado bueno. Pero hay algo que nunca haría.<br />
La mano pintarrajeó una firma en seco al lado de su grog.<br />
-Lo sé, dijo Davy Byme.<br />
-Nada por escrito, dijo Napias Flynn.<br />
Paddy Leonard y Lyons Gallito entraron. Tom Rochford los seguía con el ceño<br />
fruncido, una mano alisándose el chaleco burdeos.<br />
-Buenas, Mr. Byme.
201<br />
-Buenas, caballeros.<br />
Se pararon ante el mostrador.<br />
-¿Quién convida? preguntó Paddy Leonard.<br />
-Yo convivo mejor o peor, contestó Napias Flynn.<br />
-Bueno ¿qué va a ser? preguntó Paddy Leonard.<br />
-Yo voy a tomar un vaso de quina, dijo Lyons Gallito.<br />
-¿Pero cómo? exclamó Paddy Leonard. ¿Desde cuándo, por el amor de Dios?<br />
¿Para usted qué, Tom?<br />
-¿Cómo anda la cañería principal? preguntó Napias Flynn, dando un sorbo.<br />
Por toda respuesta Tom Rochord se presionó el esternón con la mano e hipó.<br />
-¿No le importaría darme un vaso de agua fresca, Mr. Byme? dijo.<br />
-Por supuesto, señor.<br />
Paddy Leonard ojeó a sus compañeros-bebedores de cerveza.<br />
-Que Dios nos coja confesados, dijo. ¡Miren a lo que estoy invitando! ¡Agua fríá y<br />
gaseosa! Dos tipos que chuparían güisqui de una herida. Este guarda un jodido<br />
caballo en la manga para la Copa de Oro. Un soplo fetén.<br />
-¿Hablamos de Zinfandel? preguntó Napias Flynn.<br />
Tom Rochford dejó caer unos polvos de un papel doblado en el agua que le<br />
pusieron delante.<br />
-Esta condenada dispepsia, dijo antes de beber.<br />
-El bicarbonato viene muy bien, dijo Davy Byrne.<br />
Tom Rochford asintió y bebió.<br />
-¿Hablamos de Zinfandel?<br />
-¡No diga nada! guiñó Lyons Gallito. Voy a apostar cinco chelines yo solito.<br />
-Díganoslo si tiene lo que hay que tener y váyase al infierno, dijo Paddy Leonard.<br />
¿Quién le dio el soplo?<br />
Mr. Bloom camino de la salida levantó tres dedos en señal de saludo.<br />
-¡Hasta la vista! dijo Napias Flynn.<br />
Los otros se volvieron.<br />
-Pues ése es el hombre que me lo dio, susurró Lyons Gallito.
202<br />
-¡Puuff? dijo Paddy Leonard con desdén. Mr. Byme, por favor, tomaremos dos<br />
<strong>James</strong>ons de esos que usted tiene por ahí de los pequeños después de esto y un ....<br />
-Vaso de quina, añadió Davy Byme cortésmente.<br />
-Sí, dijo Paddy Leonard. Un biberón para el nene.<br />
Mr. Bloom caminó hacia Dawson Street, pasándose la lengua por los dientes por<br />
igual. Algo verde sería: espinacas, digamos. Después con ese reflector de rayos<br />
Róntgen se podrían.<br />
En Duke Lane un terrier zampón vomitaba un asqueroso devuelto grumoso en el<br />
adoquinado y lo lamía con nuevo ardor. Empacho. Devuelto y muchas gracias<br />
habiendo digerido completamente el contenido. Primero dulce luego sabroso. Mr.<br />
Bloom lo bordeó cautelosamente. Rumiantes. Su segundo plato. Mueven la<br />
mandíbula superior. A saber si Tom Rochford hará algo con ese invento suyo.<br />
Pérdida de tiempo explicárselo al lenguaraz de Flynn. Gente flaca lengua larga.<br />
Debería haber un pabellón o un lugar donde los inventores pudieran ir e inventar<br />
tranquilamente. Claro que entonces tendrías a todos los grillados dándote la lata.<br />
Tarareó, prolongando en un eco solemne el final de los compases:<br />
-Don Giovanni, a cenar teco<br />
M'invitasti.<br />
Me siento mejor. Borgoña. Buen reconstituyente. ¿Quién sería el primero en<br />
destilar? Alguien deprimido. La bebida levanta el ánimo. Ese semanario Kilkenny<br />
People en la biblioteca nacional tengo ahora que.<br />
Pericos limpios destapados esperando en el escaparate de William Miller,<br />
fontanero, le hicieron volver atrás en sus pensamientos. Podrían: y observarlo todo<br />
el trayecto hasta abajo, te tragas un alfiler y a veces sale por las costillas años más<br />
tarde, recorrido por todo el cuerpo cambiando del conducto biliar bazo hígado<br />
saliendo a chorros jugos gástricos rollos de intestinos como tuberías. Pero el pobre<br />
mastuerzo tendría que permanecer todo el tiempo con las entrañas expuestas. La<br />
ciencia.<br />
A cenar teco.<br />
¿Qué querrá decir ese teco? Esta noche quizá.<br />
-Don Giovanni, me habéis invitado
203<br />
a venir a cenar esta noche,<br />
tarán tarán tan.<br />
No pega mucho.<br />
Yaves: dos meses si consigo que Nannetti. Eso serían dos libras con diez unas dos<br />
libras y ocho chelines. Tres que me debe Hynes. Dos con once. El carromato de la<br />
fábrica de tintes Prescott allí. Si consigo el anuncio de Billy Prescott: dos con<br />
quince. Cinco guineas aproximadamente. Nadando en la abundancia.<br />
Podría comprarle una de esas enaguas de seda a Molly, del color de las ligas<br />
nuevas.<br />
Hoy. Hoy. No pensar.<br />
Recorrido por el sur después. ¿Qué tal la costa inglesa? Brighton, Margate. Los<br />
espigones a la luz de la luna. Su voz flotando a lo lejos. Aquellas encantadoras<br />
chicas dula playa. Contra la pared de la taberna John Long un soñoliento zángano<br />
sestea sus pensamientos profundos, royéndose un nudillo costroso. Hombre para<br />
todo necesita trabajo. Jomal bajo. Comería cualquier cosa.<br />
Mr. Bloom dobló delante del escaparate de Gray la confitera con tartas no<br />
despachadas y dejó atrás la librería del reverendo Thomas Connellan. Por qué dejé<br />
la iglesia de Roma. Mujeres del Nido de pajarillos lo manejan. Se dice que solían<br />
darle sopa a los niños necesitados para que se convirtieran al protestantismo cuando<br />
la plaga de la patata. Asociación al otro lado de la calle a la que iba papá para la<br />
conversión de los pobres judíos. El mismo cebo. Por qué délamos la iglesia de<br />
Roma.<br />
Un mozalbete ciego de pie bordoneaba el bordillo con su delgado bastón. Ningún<br />
tranvía a la vista. Quiere cruzar.<br />
-¿Quiere usted cruzar? preguntó Mr. Bloom.<br />
El mozalbete ciego no contestó. Su cara enjalbegada se frunció débilmente. Movió<br />
la cabeza indecisamente.<br />
-Está usted en Dawson Street, dijo Mr. Bloom. Molesworth Street está enfrente.<br />
¿Quiere cruzar? No hay ningún obstáculo.<br />
El bastón se movió hacia fuera temblando a la izquierda. El ojo de Mr. Bloom<br />
siguió la dirección y volvió a ver el carromato de la fábrica de tintes estacionado
204<br />
delante de la barbería Drago. Donde vi su pelo brillantinado justo cuando yo iba a.<br />
Caballo cabizbajo. El cochero en el John Long. Apagando la sed.<br />
-Hay un carromato ahí, dijo Mr. Bloom, pero está parado. Le ayudaré a cruzar.<br />
¿Quiere ir a Molesworth Street?<br />
-Sí, contestó el mozalbete. A South Fredenck Street.<br />
-Vamos, dijo Mr. Bloom.<br />
Tocó el delgado codo delicadamente: luego cogió la lacia mano vidente para<br />
guiarla adelante.<br />
Dile algo. Será mejor no mostrarse condescendiente. Desconfían de lo que se les<br />
dice. Haz algún comentario corriente.<br />
-No rompe a llover.<br />
No hubo respuesta.<br />
Manchas en la americana. Babea la comida, supongo. Reconocerá muy bien los<br />
sabores. Le tendrían que dar de comer con cuchara primero. Como la mano de un<br />
niño, su mano. Como era la de Milly. Sensible. Me está sopesando me atrevería a<br />
decir por la mano. A saber si tendrá nombre. El carromato. Mantengamos el bastón<br />
lejos de las patas del caballo: cansado esclavo que pueda echar una cabezada. Así<br />
está bien. Despejado. Del toro la trasera: del caballo la delantera.<br />
-Gracias, señor.<br />
Sabe que soy un hombre. La voz.<br />
-¿Todo bien? La primera a la izquierda.<br />
El mozalbete ciego bordoneó el bordillo y siguió su camino, tirando de nuevo de<br />
su bastón, siempre tentando.<br />
Mr. Bloom caminó tras los pies sin ojos, un traje de corte anodino de espiga de<br />
tweed. ¡Pobre chico! ¿Cómo es posible que supiera que ese carromato estaba ahí?<br />
Debió de sentirlo. Ven las cosas con la frente quizá: como un sentido del volu men.<br />
El peso o el tamaño, algo más negro que la oscuridad. A saber si lo notaría si<br />
quitaran algo de en medio. Notaría un hueco. Rara opinión de Dublín debe de tener,<br />
abriéndose camino bordoneando por el adoquinado. ¿Andaría en línea recta si no<br />
tuviera ese bastón? Cara piadosa exánime como la de alguien que va para cura.<br />
¡Penrose! Así se llamaba aquel fulano.
205<br />
Mira cuántas cosas pueden aprender a hacer. Leer con los dedos. Afinar pianos. O<br />
nos sorprendemos que tengan caletre. Por qué pensamos que una persona deforme o<br />
un jorobado es agudo si dice algo que nosotros diríamos. Claro que los otros<br />
sentidos están más. Bordan. Trenzan cestos. La gente debería ayudar. Un costurero<br />
le podría comprar a Molly por su cumpleaños. Odia la costura. Podría sentirse<br />
ofendida. Hombres de la oscuridad los llaman.<br />
El sentido del olfato debe de ser más fuerte también. Olores por todas partes, a<br />
montones. Cada calle un olor distinto. Cada persona también. Luego la primavera,<br />
el verano: olores. ¿Sabores? Dicen que no se puede paladear el vino con los ojos<br />
cerrados o cuando se está resfriado. También fumar en la oscuridad dicen que no da<br />
placer.<br />
Y con una mujer, por ejemplo. Más desvergüenza sin ver. Esa chica que pasa por<br />
la institución Stewart, la cabeza erguida. Mírame. Los tengo bien puestos. Tiene que<br />
resultar raro no verla. Especie de forma en el ojo de su mente. La voz, temperaturas:<br />
cuando la toca con los dedos tiene por fuerza que ver las líneas, las curvas. Sus<br />
manos en el pelo de ella, pongamos por caso. Digamos que es negro, pongamos por<br />
caso. Bien. Llamémoslo negro. Luego pasando las manos por la piel blanca. Tacto<br />
diferente quizá. El tacto de lo blanco.<br />
Estafeta de correos. Tengo que contestar. Qué faena hoy. Enviarle un giro postal<br />
de dos chelines, media corona. Acepta mi pequeño regalo. Papelería aquí mismo<br />
también. Espera. Piénsatelo.<br />
Con un discreto dedo se palpó tan lentamente el pelo peinado hacia atrás por<br />
encima de las orejas. De nuevo. Fibras de fina fina paja. Luego discretamente el<br />
dedo palpó la piel de la mejilla derecha. Pelusilla también ahí. No suficientemente<br />
suave. El vientre es lo más suave. Nadie por aquí. Ahí va ése entrando en Frederick<br />
Street. Quizá al piano de la academia de baile de Levenston. Pudiera estar<br />
colocándome los tirantes.<br />
Al pasar por la taberna Doran deslizó la mano entre el chaleco y los pantalones y,<br />
abriéndose delicadamente la camisa, palpó un pliegue flojo del vientre. Pero sé que<br />
es amarillo blancuzco. Hay que probarlo en la oscuridad para ver.<br />
Retiró la mano y se arregló la ropa.
206<br />
¡Pobre hombre! Casi un niño. Terrible. Verdaderamente terrible. ¿Qué sueños<br />
habrá de tener al no ver? La vida un sueño para él. ¿Dónde está la justicia de haber<br />
nacido así? Todas esas mujeres y niños en la excursión de placer quemados y<br />
ahogados en Nueva York. Holocausto. La llaman karma a esa transmigración por<br />
los pecados que cometiste en una vida pasada la reencarnación meten si acaso. Ay,<br />
señor, señor, señor. Qué pena, claro: pero de todas formas no se lo traga uno de<br />
ninguna manera.<br />
Sir Fredenck Falkiner entrando en la logia masónica. Solemne como Troy.<br />
Después de un buen almuerzo en Earlsfort Terrace. Viejos amigotes legistas<br />
descorchando una de litro y medio. Chismes de tribunales y de sesiones y anales del<br />
colegio Bluecoat de hijos de papá. Lo sentencié a diez años. Supongo que haría un<br />
mohín de desprecio a esa cosa que yo he bebido. Vino de reserva para ellos, el año<br />
rotulado en la botella polvorienta. Tiene ideas propias sobre la justicia cuando está<br />
en el juzgado de instrucción. Viejo bienintencionado. Los pliegos de cargos de la<br />
policía atiborrados de casos que saca su porcentaje en la manufactura del delito. Los<br />
manda a tomar viento fresco. Un diablo con los prestamistas. Le echó a Reuben J.<br />
un buen rapapolvos. Ahora que ése es lo que se dice un perro judío. El poder que<br />
tienen esos jueces. Viejos borrachines malhumorados con pelucas. Polvorillas. Y<br />
que el Señor se apiade de tu alma.<br />
Caramba, un cartel. La feria del Mirus. Su Excelencia el virrey de Irlanda.<br />
Dieciséis. Es hoy. Para recaudar fondos para el hospital Mercer. Se estrenó el<br />
Mesías para lo mismo. Sí. Handel. Y si me fuera para allá: Ballsbndge. Podría<br />
hacerle una visita a Yaves. Inútil pegarme a él como una lapa. Dejaría de ser<br />
bienvenido. Seguro que conozco a alguien en la puerta.<br />
Mr. Bloom llegó a Kildare Street. Primero tengo que. Biblioteca.<br />
Canotié al sol. Zapatos de color canela. Pantalones con vueltas. Es él. Es él.<br />
El corazón le palpitó suavemente. A la derecha. Museo. Diosas. Se desvió<br />
bruscamente a la derecha.<br />
¿Es él? Casi seguro. No miraré. Se me nota el vino en la cara. ¿Por qué bebí?<br />
Demasiado cabezón. Sí, es él. Los andares. No ver. Sigamos.
207<br />
Dirigiéndose a la puerta del museo a grandes pasos acoquinados levantó la vista.<br />
Hermoso edificio. Sir Thomas Deane lo diseñó. ¿No me sigue?<br />
No me vio quizá. La luz en los ojos.<br />
El aleteo del aliento se desbocaba en suspiros fugaces. Aprisa. Estatuas filas:<br />
tranquilo ya. A salvo en un minuto. No. No me vio. Pasadas las dos. Justo en la<br />
puerta.<br />
¡El corazón!<br />
Los ojos palpitando miraron resueltamente las curvas cremosas de piedra. De Sir<br />
Thomas Deane y su arquitectura griega. Busca algo que.<br />
La precipitada mano se introdujo aprisa en un bolsillo, sacó, leyó Agendath<br />
Netaim desdoblado. ¿Dónde lo he?<br />
Ocupado mirando.<br />
Metió de nuevo aprisa Agendath.<br />
Por la tarde dijo ella.<br />
Estoy buscando eso. Sí, eso. Prueba en todos los bolsillos. Pañue. Freeman.<br />
¿Dónde lo he? Ah, sí. Pantalones. Patata. Monedero. ¿Dónde?<br />
Aligera. Anda tranquilo. Un momento más. El corazón. La mano buscando el<br />
dónde lo puse encontró en el bolsillo de atrás jabón loción pasarme por tibio papel<br />
pegado. Ah el jabón ya veo, sí. La puerta.<br />
¡A salvo!<br />
9<br />
CORTÉS, para hacerles sentirse cómodos, el bibliotecario cuáquero ronroneó:<br />
-Y tenemos, no es así, esas páginas inapreciables del Wilhelm Meister. Un gran<br />
poeta sobre un gran poeta hermano. Un alma vacilante alzándose en armas contra un<br />
mar de obstáculos, desgarrada por dudas discrepantes, como se ve en la vida misma.<br />
Dio un paso de ngodón al frente sobre cuero chirriante y un paso de ngodón atrás<br />
en el suelo solemne.<br />
Un ayudante sin hacer ruido entreabriendo la puerta un poco le hizo una seña sin<br />
hacer ruido.
208<br />
-Inmediatamente, dijo él, chirriando para irse, aunque rezagándose. El bello<br />
soñador ineficaz que naufraga despedazándose contra la dura realidad. Uno siempre<br />
sabe que los juicios de Goethe son tan verdaderos. Verdaderos en un análisis global.<br />
Doblechirriantemente análisis se coreomarchó. Calvo, el más cumplidor junto a la<br />
puerta prestó todos sus oídos a las palabras del ayudante: las oyó: y se fue.<br />
Quedaban dos.<br />
-Monsieur de la Palice, dijo Stephen con sorna, estaba vivo quince minutos antes<br />
de su muerte.<br />
-¿Encontró a esos seis valientes medicinantes, preguntó John Eglinton destilando<br />
hiel de viejo, para que escriban Elparaíso perdido a su dictado? Los pesares de<br />
Satán lo llama él. Sonríe. Sonríe la sonrisa de Cranly.<br />
Primero la cosquilleó<br />
luego la toqueteó<br />
luego el catéterfemenino le metió<br />
pues era un medicinante<br />
un jovial medi ....<br />
-Presiento que necesitará uno más para Hamlet. El siete es caro a la mente mística.<br />
Los fulgurantes siete los llama W. B. Yeats.<br />
Ojidestellante su cráneo rufo cercano a la lámpara de sobremesa verdicaperuzada<br />
buscó la cara barbada por entre la sombra más verdinegra, un vate, ojisacro. Rió por<br />
lo bajo: risa de becario del Trinity: incontestada.<br />
Satán orquestal, lloraba en muchos acres<br />
lágrimas como las del llanto del ángel.<br />
Ed egli avea del cul fatto trombetta.<br />
Retiene mis locuras en prenda.<br />
Los once fieles de Wicklow de Cranly para liberar su suelopatrio. Kathleen la<br />
mellada, el verdor de sus cuatro hermosos campos, el extraño en su casa. Y uno más
209<br />
para saludarle: ave, rabbi , los doce de Tinahely. En la sombra de la vaguada los<br />
reclama. La juventud de mi alma le di, noche a noche. Anda con Dios. Que te vaya<br />
bien.<br />
Mulligan tiene mi telegrama.<br />
Locura. Persiste.<br />
-Nuestros jóvenes bardos irlandeses, censuró John Eglinton, aún tienen por crear<br />
una figura que el mundo instale al lado del Hamlet del sajón Shakespeare aunque le<br />
admiro, como le admiró el viejo Ben, más acá de la idolatría.<br />
-Todas estas cuestiones son puramente académicas, hadó Russell desde su<br />
sombra. Quiero decir, si Hamlet es Shakespeare o Jacobo I o Essex. Discusiones de<br />
clérigos sobre la historicidad de Jesús. El arte ha de revelamos ideas, esencias<br />
espirituales sin forma. La cuestión suprema sobre una obra de arte es saber desde<br />
qué profundidad de vida surge. La pintura de Gustave Moreau es pintura de ideas.<br />
La poesía más profunda de Shelley, las palabras de Hamlet nos ponen la mente en<br />
contacto con la sabiduría eterna, el mundo de las ideas de Platón. Lo demás son<br />
especulaciones de escolares para escolares.<br />
A. E. le ha estado contando a cierto entrevistador yanqui. ¡Ay de mí, que me parta<br />
un rayo!<br />
-Los escolásticos fueron primero escolares, dijo Stephen supereducadamente.<br />
Aristóteles fue durante un tiempo el escolar de Platón.<br />
-Y ha continuado siéndolo, cabría esperar, dijo John Eglinton serenamente. Uno<br />
se lo imagina, escolar modelo con el diploma bajo el brazo.<br />
Rió de nuevo hacia la cara barbada que ahora sonreía.<br />
Espirituales sin forma. Padre, Verbo y Soplo Santo. Pantopadre, el hombre<br />
celestial. Hiesos Kristos, mago de lo bello, el Logos que sufre en nosotros en cada<br />
instante. Esto es en verdad aquello. Yo soy el fuego en el altar. Yo soy la mante-<br />
quilla del sacrificio.<br />
Dunlop, Judge, el más noble romano de todos, A. E., Arval, el Nombre Inefable,<br />
en el cielo pronombrado: K. H., el maestro, cuya identidad no es un secreto para los<br />
adeptos. Hermanos de la gran logia blanca siempre vigilantes por si pueden ayudar.<br />
El Cristo con la hermana-novia, rocío de luz, nacido de una virgen insuflada con
210<br />
alma, sophia contrita, partida en pos del plano de buddhi. La vida esotérica no es<br />
para personas corrientes. La gente comente debe evitar el mal karma primero. Mrs.<br />
Cooper Oakley una vez entrevió lo elemental de nuestra muy ilustre hermana H. P.<br />
B.<br />
¡Qué bochorno! ¡Largo de aquí! ¡Pfuiteufel! Non hase de mirar, señora mía, así<br />
que non se ha cuando una dama monstra su elemental.<br />
Mr. Best entró, alto, joven, apacible, ligero. Llevaba en la mano con gracia una<br />
libreta, nueva, abultada, limpia, brillante.<br />
-Ese escolar modelo, dijo Stephen, hallaría las meditaciones de Hamlet sobre la<br />
vida venidera de su alma principesca, el improbable, insignificante y poco<br />
dramático monologo, tan superficiales como las de Platón.<br />
John Eglinton, frunciendo el ceño, dijo, rezumando ira:<br />
-Palabra que me hierve la sangre cuando alguien compara a Aristóteles con<br />
Platón.<br />
-¿Cuál de los dos, preguntó Stephen, me hubiera desterrado de su república?<br />
Desenvaina tus definiciones aceradas. La caballosidad es la cosicidad de todo<br />
caballo. Corrientes de tendencia y eones es lo que veneran. Dios: el centro del<br />
mundo: muy peripatético. Espacio: lo que maldita sea tienes por fuerza que ver. A<br />
través de espacios más pequeños que los glóbulos rojos de la sangre del hombre se<br />
escalofarrastran tras las posaderas de Blake hasta la eternidad de la que este mundo<br />
vegetal no es más que una sombra. Aférrate al ahora, al aquí, a través del cual todo<br />
el futuro se sumerge en el pasado.<br />
Mr. Best se acercó, amigable, hacia su colega.<br />
-Haines se ha ido, dijo.<br />
-¿De veras?<br />
-Le estaba enseñando el libro de Jubainville. Está muy entusiasmado,<br />
entiéndanme, con los Cantos de amor de Connacht de Hyde. No me lo pude traer<br />
para que oyera la discusión. Se fue a la librería Gill a comprarlo.<br />
Adelante, obra mía, rauda<br />
a saludar al pueblo fiero,
211<br />
escripto, bien me pesa, contra mi gusto<br />
en torpe inglés indecoroso.<br />
-Se le están subiendo los humos de turba a la cabeza, opinó John Eglinton.<br />
Nosotros sabemos en Inglaterra. Ladrón penitente. Se ha ido. Me fumé su pitillo.<br />
Verde piedra cintilante. Una esmeralda engarzada en el anillo del mar.<br />
-La gente no sabe lo peligrosos que pueden ser los cantares de amor, el huevo<br />
áureo de Russell previno ocultamente. Los movimientos que provocan revoluciones<br />
en el mundo nacen de los sueños y visiones de un corazón campesino en la falda de<br />
la montaña. Para ellos la tierra no es un suelo utilizable sino la madre viva. El aire<br />
enrarecido de la academia y de la cancha producen la novela de a seis chelines, la<br />
canción de teatro de variedades. Francia da la mejor flor de corrupción con<br />
Mallarmé pero la vida apetecible se revela sólo a los pobres de corazón, la vida de<br />
los feacios de Homero.<br />
Desde estas palabras Mr. Best desvió una cara candorosa hacia Stephen.<br />
-Mallarmé, entiéndanme, dijo, ha escrito esos maravillosos poemas en prosa que<br />
Stephen MacKenna solía leerme en París. Aquel sobre Hamlet. Dice: il se promène,<br />
lisant au hvre de lui-même, entiéndanme, leyendo el libro de sí mismo. Describe el<br />
Hamlet que dieron en una ciudad de Francia, entiéndanme, una ciudad de<br />
provincias. Lo anunciaron.<br />
La mano libre trazó graciosamente minúsculos signos en el aire.<br />
Hamlet<br />
ou<br />
Le Distrait<br />
Pièce de Shakespeare<br />
Le repitió al doblemente ceño fruncido de John Eglinton:<br />
-Pièce de Shakespeare, entiéndanme. Es tan francés. El punto de vista francés.<br />
Hamlet ou ...<br />
-El mendigo distraído, concluyó Stephen. John Eglinton se rió.
212<br />
-Sí, supongo que así sería, dijo. Un pueblo excelente, sin duda alguna, pero<br />
horriblemente miope en algunos asuntos. Suntuosa y retardada exageración del<br />
asesinato. -Verdugo del alma le llamó Robert Greene, dijo Stephen. Por algo era<br />
hijo de un carnicero, que blandía el hacha curvada escupiéndose en las manos.<br />
Nueve vidas se siegan por la única de su padre. Padre nuestro que estás en el<br />
purgatorio. Los Hamlets de caqui no dudan en disparar. El matadero ensangrentado<br />
del acto quinto es un vaticinio del campo de concentración cantado por Mr.<br />
Swinburne.<br />
Cranly, yo su mudo ordenanza, siguiendo batallas de lejos.<br />
Cachorros y matronas de huestesferoces a quienes nadie<br />
salvo nosotros habría perdonado la vida ....<br />
Entre la sonrisa del sajón y el aullido del yanqui. La sartén y el fuego.<br />
-Porfía que Hamlet es una historia de fantasmas, dijo John Eglinton en ofrenda a<br />
Mr. Best. Como el chico gordo de Pickwick quiere damos escalofríos.<br />
¡Ascucha! iAscucha! ¡Oh, ascucha!<br />
Mi carne le oye: en escalofríos, le oye.<br />
Si alguna vez habéis....<br />
-¿Qué es un espectro? dijo Stephen con energía turbadora. Alguien que se disipa<br />
hasta la impalpabilidad a través de la muerte, de la ausencia, del cambio de formas.<br />
El Londres isabelino quedaba tan lejos de Stratford como queda el corrompido París<br />
del virginal Dublín. ¿Quién es el espectro del limbo patrum, que vuelve al mundo<br />
que le ha olvidado? ¿Quién es el Rey Hamlet?<br />
John Eglinton cambió de postura su cuerpo enjuto, reclinándose hacia atrás para<br />
juzgar.<br />
Elevado.
213<br />
-A esta misma hora un día de mediados de junio, dijo Stephen, pidiendo oídos con<br />
una veloz mirada. La bandera está izada sobre el corral de comedias junto a la<br />
margen derecha del río. El oso Sackerson ruge en la explanada cercana, el jardín de<br />
París. Juaneteros que navegaron con Drake mastican salchichas entre la<br />
mosquetería.<br />
Color local. Mete todo lo que sabes. Hazles cómplices.<br />
-Shakespeare ha dejado la casa del hugonote en Silver Street y camina junto a los<br />
corrales de cisnes a la orilla del río. Pero no se queda a echar de comer al cisne<br />
hembra que lleva por delante a su manada de cisnecitos hacia los juncos. El cisne de<br />
Avon tiene otros quebraderos de cabeza. Composición de lugar. ¡Ignacio de Loyola,<br />
acude presto en mi ayuda!<br />
-Comienza la función. Un actor avanza desde las sombras del escenario,<br />
disfrazado con la cota de malla desechada por un buco cortesano, hombre bien<br />
plantado con voz de bajo. Es el espectro, el rey, rey y no rey, y el actor es Shake-<br />
speare que ha estudiado Hamlet todos los días de su vida que no fueron vanidad<br />
para poder representar el papel del fantasma. Dirige las palabras a Burbage, el joven<br />
actor que está ante él más allá de la nebulosa sábana encerada, llamándole por un<br />
nombre:<br />
Hamlet, soy el alma de tu padre,<br />
requiriéndole que ascuche. A un hijo le habla, al hijo de su alma, al príncipe, al<br />
joven Hamlet y al hijo de su cuerpo, a Hamnet Shakespeare, que ha muerto en<br />
Stratford para que su tocayo viva para siempre.<br />
¿Es posible que aquel actor Shakespeare, espectro por ausencia, y con los ropajes<br />
del rey de Dinamarca enterrado, espectro por muerte, expresando sus propias<br />
palabras al nombre de su propio hijo (de haber vivido Hamnet Shakespeare hubiera<br />
sido el hermano gemelo del príncipe Hamlet), es posible, me gustaría saber, o<br />
probable que él no sacara o previera la conclusión lógica de esas premisas: eres el<br />
hijo desposeído: yo soy el padre asesinado: tu madre es la reina culpable, Ann<br />
Shakespeare, de soltera Hathaway?
214<br />
-Pero este remover en la vida familiar de un gran hombre, empezó Russell<br />
impacientemente.<br />
¿Estáis ahí, bien nacido?<br />
-Interesante sólo para el registrador. Quiero decir, tenemos las obras. Quiero decir<br />
cuando leemos la poesía del Rey Lear ¿qué nos va a nosotros cómo vivió el poeta?<br />
Por lo que se refiere a vivir nuestros sirvientes pueden hacerlo por noso tros, ha<br />
dicho Villiers de FIsle. Fisgando y removiendo en las comidillas cotidianas de<br />
camerinos, el poeta y sus borracheras, el poeta y sus deudas. Tenemos el Rey Lear.<br />
y eso es inmortal.<br />
La cara de Mr. Best, apelada, asintió.<br />
Corran sobre ellos tus olas y tus aguas, Mananaan,<br />
Mananaan MacLir....<br />
¿Cómo es eso, muy señor mío, y aquella libra que os prestó cuando estabas<br />
hambriento?<br />
Pardiez, que me era necesaria.<br />
Tomad vos este sueldo.<br />
¡Vamos, venga! Gastaste casi todo en la cama de Georgina Johnson, hija de<br />
clérigo. Mordedura de la conciencia.<br />
¿Piensas devolverlo?<br />
Claro que sí.<br />
¿Cuándo? ¿Ahora?<br />
Pues .... No.<br />
¿Cuándo, entonces?<br />
Nadie me ha regalado nada. Nadie me ha regalado nada.<br />
Tranquilo. Él es de por allá del Boyne. La esquina nordeste. Lo debes.<br />
Espera. Cinco meses. Las moléculas cambian todas. Yo soy otro yo ahora. Otro<br />
yo el que aceptó la libra.<br />
Bla. Bla. Bla.
215<br />
Pero yo, entelequia, forma de las formas, soy yo por la memoria porque sujeto a<br />
constantes formas cambiantes.<br />
Yo que pequé y oré y ayuné.<br />
Un niño que Conmee salvó de los palmetazos.<br />
Yo, yo y yo. Yo.<br />
A. E. Yo. le. de. bO. a. Ud.<br />
-¡Tiene intención de oponerse abiertamente a la tradición de tres siglos? preguntó<br />
la voz criticona de John Eglinton. El espectro de ella al menos yace enterrado para<br />
siempre. Ella murió, al menos para la literatura, antes de que hubiera nacido.<br />
-Murió, replicó Stephen, sesentaisiete años después de que hubiera nacido. Le vio<br />
llegar y salir del mundo. Recibió sus primeros abrazos. Parió a sus hijos y le puso<br />
peniques en los ojos para mantener los párpados cerrados cuando reposaba en el<br />
tálamo mortuorio.<br />
El tálamo mortuorio de madre. Vela. El espejo entapujado. Quien me trajo a mí al<br />
mundo yace ahí, cubierta de bronce, bajo unas cuantas flores baratas. Liliata<br />
rutilantium.<br />
Lloré en soledad.<br />
John Eglinton miró hacia dentro de la enmarañada luciérnaga de su lámpara.<br />
-El mundo cree que Shakespeare cayó en el engaño, dijo, y salió de él lo más<br />
rápido y mejor que supo.<br />
-¡Tonterías! dijo Stephen groseramente. Un hombre de talento nunca cae en el<br />
engaño. Sus errores son deliberados y son portales del descubrimiento.<br />
Portales de descubrimiento se abrieron para permitir el paso al bibliotecario<br />
cuáquero, de suavechirriante pisada, calvo, espigado y diligente.<br />
-Una fierecilla, dijo John Eglinton fieramente, no es un portal eficaz de<br />
descubrimientos, ya se puede uno imaginar. ¿Qué descubrimiento eficaz aprendió<br />
Sócrates de Jantipa?<br />
-Dialéctica, contestó Stephen: y de su madre cómo traer pensamientos al mundo.<br />
Lo que aprendió de su otra esposa Myrto (absit nomen ), el Epipsychidion de Socra-<br />
tididion, ni hombre, ni mujer, jamás lo sabrá. Pero ni el saber popular de la
216<br />
comadrona ni los sermones que hubo de aguantar le salvaron de los arcontes de Sinn<br />
Fein ni de la copa de cicuta.<br />
-¿Pero Ann Hathaway? dijo la voz pausada de Mr. Best olvidadizamente. Sí,<br />
parece que nos hemos olvidado de ella como el propio Shakespeare la olvidó.<br />
Su mirada fue de la barba del cavilador al cráneo del criticón, para recordar, para<br />
regañarles no sin amabilidad, luego a la rosicalva cabeza del murmurador Lolardo,<br />
sin culpa aunque difamada.<br />
-Tenía sus buenos cuartos de ingenio, dijo Stephen, y una memoria nada ociosa.<br />
Llevaba un recuerdo en su burchaca cuando caminaba a pie a la urbe silbando La<br />
chica que me dejé atrás. Si el terremoto no le pusiera fecha deberíamos saber dónde<br />
situar a la pobre liebre, agazapada en su madriguera, el ladrido de lebreles, las<br />
bridas atachonadas y las ventanas azules de ella. Ese recuerdo, VenusyAdonis,<br />
reposaba en los aposentos de todas las ligeras de cascos de Londres. ¿Acaso es<br />
Katharine la fierecilla mal parecida? Hortensio la llama joven y bella. ¿Creen<br />
ustedes que el autor de Antonioy Cleopatra, peregrino apasionado, tenía los ojos en<br />
el cogote para escoger a la zorrilla más fea de Warwickshire y yacer con ella? Bien:<br />
la dejó y consiguió el mundo de los hombres. Pero sus mujereschicos son las<br />
mujeres de un chico. Sus vidas, pensamientos y habla son de hombres. ¿Eligió mal?<br />
El elegido fue él, me parece a mí. Si otros hacen su ley Ana se hace el juey. Carajo,<br />
ella tuvo la culpa. Ella se ofreció moça tiema, alegrona y de veintiséis años. La<br />
diosa ojigarza que se inclina sobre el mancebo Adonis, rebajándose para conquistar,<br />
como inicio del acto culminante, es una atrevida moza de Stratford que revuelca en<br />
un trigal a un amante más joven que ella.<br />
¿Y cuándo me toca a mí? ¿Cuándo? ¡Ya está bien!<br />
-En un centenal, dijo Mr. Best brillante, alegremente, levantando su librillo nuevo,<br />
alegre, brillantemente.<br />
Murmuró entonces con blondo deleite para todos:<br />
-En los campos de centeno<br />
yacen lindos labriegos.<br />
París: el complaciente complacido.
217<br />
Una figura alta vestida con tosco traje barbada, surgió de la sombra y descubrió su<br />
reloj cooperativo.<br />
-Me temo que me esperan en el Homestead ¿Onde se anda? Suelo utilizable.<br />
-¿Se marcha? preguntaron las activas cejas de John Eglinton. ¿Le veremos en casa<br />
de Moore esta noche? Viene Piper.<br />
-¡Piper! pió Mr. Best. ¿Ha vuelto Piper?<br />
Peter Piper picó un picón con pica de pique piquero.<br />
-No sé si podré. Jueves. Tenemos nuestra reunión. Si me puedo salir a tiempo.<br />
Yoguilotiforme en las habitaciones de Dawson. Isis al descubierto. Su libro pali<br />
que intentamos empeñar. Piernas cruzadas bajo un quitaguas parasol él entrona un<br />
logos azteca, funcionando en niveles astrales, sus superalmas, mahamahatma. Los<br />
fieles hermetistas esperan la luz, maduros para el tirocinio búdico, haciendo corro a<br />
su alrededor. Louis H. Victory. T. Caulfield Irwin. Damas del loto dispuestas a una<br />
señal de sus ojos, sus glándulas pineales encendidas. Lleno de su dios, él entrona,<br />
Buda bajo la plantaina. Embaulador de almas, embaucador. Masculinas almas,<br />
femeninas almas, tropeles de almas. Embauladas con quejumbrosos llantos<br />
tronantes, giradas, girando, se lamentan.<br />
En trivialidad quintaesencial<br />
Durante años en esta caja carnal un alma femenina habitó.<br />
-Dicen que hemos de tener una sorpresa literaria, dijo el bibliotecario cuáquero,<br />
amistosamente y en serio. Mr. Russell, corre el rumor, está recopilando una hacina<br />
de versos de nuestros poetas más jóvenes. Todos la esperamos ansiosamente.<br />
Ansiosamente miró en el cono de luz de la lámpara donde tres caras, iluminadas,<br />
relucían.<br />
Mira esto. Recuerda.<br />
Stephen bajó la mirada a un ancho güito acéfalo, colgado del puño de la vara de<br />
fresno sobre la rodilla. Mi yelmo y espada. Toca ligeramente con dos dedos índices.<br />
El experimento de Aristóteles. ¿Uno o dos? Necesidad es aquello en virtud de lo
218<br />
cual es imposible que uno pueda ser de otra manera. Argo, un sombrero es un<br />
sombrero.<br />
Escucha.<br />
El joven Colum y Starkey. George Roberts lleva la parte comercial. Longworth le<br />
dará un poco de coba en el Express. No ¿lo hará? Me gustó Drover de Colum. Sí,<br />
creo que tiene eso tan raro que llaman genio. ¿Crees de verdad que tiene genio?<br />
Yeats admiraba ese verso suyo: Como en tierra salvaje un vaso griego. ¿Sí? Espero<br />
que pueda venir esta noche. Malachi Mulligan también viene. Moore le pidió que<br />
trajera a Haines. ¿Habéis oído el chiste de Miss Mitchell sobre Moore y Martyn?<br />
¿Que Moore es la versión loca de Martyn? Muy agudo ¿verdad? Le recuerdan a uno<br />
a Don Quijote y Sancho Panza. Nuestra épica nacional aún está por escribirse, dice<br />
el Dr. Sigerson. Moore es el hombre para eso. Un caballero de la triste figura aquí<br />
en Dublín. ¿Con un kilt azafrán? ¿O'Neill Russell? Pues, claro, debe hablar la<br />
grandiosa lengua antigua. ¿Y su Dulcinea? <strong>James</strong> Stephens está realizando unos<br />
esbozos muy agudos. Nos estamos haciendo importantes, al parecer.<br />
Cordelia. Cordoglio. La hija más solitaria de Lear.<br />
Arrinconado. Y ahora tus pulidos modales franceses.<br />
-Muchas gracias, Mr. Russell, dijo Stephen, poniéndose en pie. Si fuera usted tan<br />
amable de darle la carta a Mr. Norman ...<br />
-Ah, sí. Si la considera importante la incluirá. Tenemos tanta correspondencia.<br />
-Comprendo, dijo Stephen. Gracias.<br />
Que Dios se lo pague. El periódico de los cerdos. Valedor de bueyes.<br />
Synge me ha prometido un artículo para Dana también. ¿Se nos va a leer? Creo<br />
que sí. La liga gaélica quiere algo en irlandés. Espero que se pase usted por allí esta<br />
noche. Tráigase a Starkey.<br />
Stephen se sentó.<br />
El bibliotecario cuáquero vino de los que partían. Sonrojándose, su máscara dijo:<br />
-Mr. Dedalus, sus opiniones son de lo más esclarecedoras. Chirrió de un lado para<br />
otro, alzándose de puntillas más cerca del cielo por la altura de un chapín, y,<br />
encubierto por el ruido de los que salían, dijo por lo bajo:<br />
-¿Es, pues, su opinión que ella no le era fiel al poeta?
219<br />
Una cara alarmada me pregunta. ¿Por qué se habrá venido? ¿Cortesía o una luz<br />
interior?<br />
-Donde hay reconciliación, dijo Stephen, tiene que haber habido antes desunión.<br />
-Sí.<br />
Cnstofox con pantalones de cuero escoceses, escondiéndose, como un fugado<br />
entre horquetas de árboles abatidos, de la ladra. Sin conocer zorra alguna,<br />
caminando solitario en la batida. Mujeres se ganó, gente tierna, una puta de<br />
Babilonia, señoras de magistrados, esposas de broncos taberneros. El zorro y las<br />
gallinas. Y en New Place un cuerpo deshonrado flojo que en tiempos fue lindo, en<br />
tiempos fue tan dulce, tan fresco como la canela, ahora sus hojas se caen, todas, des-<br />
nudo, espantado de la estrecha sepultura e imperdonado.<br />
-Sí. Con que usted piensa ....<br />
La puerta se cerró tras el que salía.<br />
El reposo se apoderó repentinamente de la discreta celda abovedada, reposo de<br />
aire cálido y caviloso.<br />
Una lámpara de vestal.<br />
Aquí pondera cosas que no existieron: lo que César habría vivido para hacer de<br />
haber creído al adivino: lo que podría haber sido: posibilidades de lo posible como<br />
posible: cosas no conocidas: qué nombre usó Aquiles cuando vivió entre mujeres.<br />
Pensamientos encajonados a mi alrededor, en cajas de momias, embalsamados en<br />
especias de palabras. Tot, dios de las bibliotecas, un dios-pájaro, lunicoronado. Y oí<br />
la voz de aquel sumo sacerdote egipcio. En cámaras pintadas cargadas de libros de<br />
arcilla.<br />
Están callados. En tiempos energía en la mente de los hombres. Callados: pero<br />
una cierta comezón de muerte está en ellos, para contarme al o ído un cuento<br />
sensiblero, para urgirme a llevar a cabo su voluntad.<br />
-Ciertamente, recapacitó John Eglinton, de todos los grandes hombres él es el más<br />
enigmático. Tan sólo sabemos que vivió y sufrió. Ni siquiera eso. Otros se doblegan<br />
a nuestra pregunta. Una sombra se cierne sobre el resto.
220<br />
-Pero Hamlet es tan particular ¿no es así? alegó Mr. Best. Quiero decir, una<br />
especie de documento privado, entiéndanme, de su vida privada. Quiero decir, me<br />
importa un bledo, entiéndanme, quién muere o quién es culpable ...<br />
Reposó un libro inocente en el filo del escritorio, sonriendo su desafio. Sus<br />
documentos privados en el original. Ta an bad ar an tir. Taim in mo shagart. Ponle<br />
ladino a la cosa, Littlejohn.<br />
Dixo Littlejohn Eglinton:<br />
-Venía preparado para oír paradojas por lo que nos contó Malachi Mulligan pero<br />
será mejor que le advierta que si quiere hacer tambalear mi convicción de que<br />
Shakespeare es Hamlet tiene una ardua tarea por delante.<br />
Sed pacientes conmigo.<br />
Stephen aguantó la ponzoña de ojos bellacos refulgiendo severos bajo cejas<br />
fruncidas. Un basilisco. E quando vede l'uomo l áttosca. Messer Brunetto,<br />
gradesçedor os quedo por la palabra.<br />
-Tal como nosotros, o madre Dana, tejemos y destejemos nuestros cuerpos, dijo<br />
Stephen, un día tras otro, las moléculas lanzadas de acá para allá, así teje y desteje<br />
el artista su imagen. Y tal como la espiga que tengo en el pecho derecho está donde<br />
estaba cuando nací, aunque todo el cuerpo se haya tejido de nueva materia una y<br />
otra vez, así a través del espectro del padre intranquilo la imagen del hijo no nacido<br />
se asoma expectante. En el intenso instante de imaginación, cuando la mente, dice<br />
Shelley, es un carbón que se desvanece, aquello que yo fui es aquello que soy y<br />
aquello que en posibilidad soy capaz de llegar a ser. Así pues en la posteridad,<br />
hermana del pasado, seré capaz de verme a mí mismo tal como estoy sentado aquí<br />
ahora pero por reflejo de aquello que entonces seré.<br />
Drummond de Hawthomden te ayudó en ese obstáculo.<br />
-Sí, dijo Mr. Best juvenilmente. Siento a Hamlet muy joven. La amargura podría<br />
emanar del padre pero los pasajes con Ofelia son ciertamente del hijo.<br />
No da una en el clavo. Él está en mi padre. Yo estoy en su hijo.<br />
-Esa espiga será lo último en desaparecer, dijo Stephen, riéndose.<br />
John Eglinton hizo una morisqueta nada afectuosa.
221<br />
-Si ésa fuera la marca de nacimiento del genio, dijo, el genio sería una mercancía<br />
de mercado. Las últimas obras de Shakespeare que Renan admiraba tanto exhalan<br />
otro espíritu.<br />
-El espíritu de la reconciliación, exhaló el bibliotecario cuáquero.<br />
-No puede haber reconciliación, dijo Stephen, si no ha habido desunión.<br />
Eso está dicho.<br />
-Si quiere saber cuáles son los acontecimientos que ensombrecen el infierno del<br />
tiempo del Rey Lear, Otelo, Hamlet, Troiloy Crésida, no pierda de vista cuándo y<br />
cómo la sombra se disipa. ¿Qué aplaca el corazón del hombre, náufrago en<br />
tormentas horrendas, sometido a prueba, como otro Ulises, Pencles, príncipe de<br />
Tiro?<br />
Cabeza, coronadaderojocono, zamarreada, cegada por la mar.<br />
-Una criatura, una niña, depositada en sus brazos, Marina.<br />
-La tendencia de los sofistas a las veredas intransitables de los apócrifos es una<br />
constante, detectó John Eglinton. Los caminos reales son monótonos pero conducen<br />
a la ciudad.<br />
Bacon el bueno: que se ha quedado antiguo. Shakespeare la versión loca de<br />
Bacon. Malabaristas de cifras que transitan los caminos reales. Rastreadores en la<br />
gran búsqueda. ¿Qué ciudad, queridos maestros? Mimos disfrazados de nombres: A.<br />
E., eón: Magee, John Eglinton. Al este del sol, al oeste de la luna: Tir na n-og. Los<br />
dos con botas y bastón.<br />
¿Cuántas millas hasta Dublín?<br />
Unas setenta, señor.<br />
¿Llegaremos con la luz del candil?<br />
-Mr. Brandes lo acepta, dijo Stephen, como la primera obra del periodo final.<br />
-¿Es asi? ¿Qué dice Mr. Sidney Lee, o Mr. Simon Lazarus como algunos afirman<br />
que se llama, de esto?<br />
-Marina, dijo Stephen, criatura de la tormenta, Miranda, una maravilla, Perdita,<br />
aquello que se perdió. Lo que se perdió le fue devuelto: la criatura de su hija. Mi
222<br />
amada esposa, dice Pencles, era como esta doncella. ¿Amaría algún hombre a la<br />
hija si no ha amado a la madre?<br />
-El arte de ser abuelo, escomençó a murmurar Mr. Best. L art d étregrandp .....<br />
-¿No verá retoñado en ella, con la memoria de su juventud añadida, otra imagen?<br />
¿Sabes de lo que estás hablando? Amor, sí. La palabra que todos conocen. Amor<br />
vero aliquid alicui bonum vult unde et ea quae concupiscimus ...<br />
-Su propia imagen para un hombre con esa cosa rara que es el genio es el modelo<br />
de toda experiencia, material y moral. Tal apelación le afectará. Las imágenes de<br />
otros varones de su sangre le repelerán. Verá en ellas intentos grotescos de la<br />
naturaleza de predecirle o de repetirle a él mismo.<br />
La frente benigna del bibliotecario cuáquero se avivó rosadamente de esperanza.<br />
-Espero que Mr. Dedalus elabore su teoría para mayor ilustración del público. Y<br />
deberíamos mencionar a otro comentarista irlandés, Mr. George Bemard Shaw. Ni<br />
tampoco deberíamos olvidarnos de Mr. Frank Harris. Sus artículos sobre<br />
Shakespeare en el Saturday Review fueron ciertamente originales. Extrañamente<br />
también él nos pinta una relación infeliz con la oscura dama de los sonetos. El rival<br />
preferido es William Herbert, conde de Pembroke. Admito que si hubiera que<br />
rechazar al poeta tal rechazo estaría más en consonancia con - ¿cómo diría yo? -<br />
nuestra idea de lo que debería no haber sido.<br />
Oportunamente enmudeció y sostuvo enhiesta la dócil cabeza en medio de ellos,<br />
huevo de alca, la recompensa de la refriega.<br />
La tutea y vosea con solemnes palabras maritales. ¿Amas, Minam? ¿Amas a tu<br />
hombre?<br />
-Eso puede ser también, dijo Stephen. Hay un dicho de Goethe que a Mr. Magee<br />
le gusta citar. Cuidado con lo que quieres en tu juventud porque lo obtendrás en la<br />
madurez. ¿Por qué le envía a una que es una buonaroba, una baya que todos los<br />
hombres montan, una dama de honor de mocedad escandalosa, un señoritingo que la<br />
corteje por él. Él mismo era un gentilhombre del lenguaje y se había hecho a sí mis-<br />
mo caballero rufián y había escrito Romeoyjulieta. ¿Por qué? Mata la confianza en<br />
sí mismo a destiempo. Fue abatido primero en un trigal (en un centenal debería<br />
decir) y nunca más será vencedor ante sus propios ojos ni nunca más jugará vic-
223<br />
toriosamente el juego de reír y yacer. El fingido donjuanismo no le salvará. Ningún<br />
desfacer posterior desfará el primer entuerto. El colmillo del jabalí le ha malherido<br />
ahí donde el amor yace sangnendo. Si la fierecilla es domada, a ella aún le queda el<br />
arma invisible de mujer. Hay, lo siento en las palabras, un cierto aguijón de la carne<br />
que le arrastra a una nueva pasión, de la primera caída sombra más oscura, que le<br />
oscurece incluso su propia comprensión de sí mismo. Un destino igual le aguarda y<br />
los dos furores se enredan en un torbellino.<br />
Ascuchan. Y vierto en el pórtico de sus oídos.<br />
-El alma ha recibido antes un golpe mortal, un veneno vertido en el pórtico de un<br />
oído durmiente. Pero ésos a los que se les arranca la su vida durante el sueño no<br />
pueden conocer la forma de su calma a no ser que el Creador dote a sus almas de<br />
ese conocimiento en la vida venidera. El envenenamiento y la bestia de dos espaldas<br />
que lo provocó el espectro del Rey Hamlet no podía saberlo de no haber sido dotado<br />
de conocimiento por su creador. Es por eso que el discurso (en torpe inglés<br />
indecoroso) siempre toma otro camino, hacia atrás. Seductor y seducido, lo que<br />
quiso pero no quiso, lo acompaña desde las redondeces de marfil garzoglobulares de<br />
Lucrecia hasta el pecho de Imogen, desnudo, con su espiga cinquemoteada. Vuelve,<br />
cansado de la creación que él ha apilado para esconderse de sí mismo, perro viejo<br />
lamiéndose una vieja herida. Pero, porque las pérdidas son sus ganancias, pasa a la<br />
eternidad con personalidad no menguada, no instruido por la sabiduría que él ha<br />
escrito ni por las leyes que él ha revelado. La visera está levantada. Es un espectro,<br />
una sombra ahora, el viento por las rocas de Elsinore o lo que ustedes quieran, la<br />
voz del mar, una voz que se escucha sólo en el corazón de aquel que es la susta ncia<br />
de su sombra, el hijo consustancial con el padre.<br />
-¡Amén! respondieron desde la puerta. ¿Has vuelto a encontrarme, enemigo mío?<br />
Entracte.<br />
Con cara irreverente, adusta como la de un deán, Buck Mulligan se acercó, luego<br />
despreocupado pajarero, hacia el saludo de sus sonrisas. Mi telegrama.<br />
-¿Hablabas del vertebrado gaseoso, si no ando descaminado? preguntó a Stephen.<br />
Chaleco lila, saludó alegremente con el panamá quitado como si se tratara de una<br />
sonaja.
224<br />
Le dan la bienvenida. Was Du verlachst wirstDu noch dienen. Camada de<br />
farsantes: Fotino, pseudo Maaachi, Johann Most.<br />
Él Que se engendró a Sí mismo mediante el Espíritu Santo y Él mismo se envió a<br />
Sí mismo, Redentor, entre Él mismo y los demás, fue, agraviado por Sus enemigos,<br />
desnudado y azotado, fue clavado como un murciélago en la puerta de un granero,<br />
muerto de hambre en el madero, Se dejó sepultar, se levantó, forzó los infiernos,<br />
caminó hasta los cielos y allí estos mil novecientos años está sentado a la derecha de<br />
Sí Mismo pero aún vendrá en el último día a juzgar a vivos y muertos cuando todos<br />
los vivos estén muertos ya.<br />
Eleva las manos. Caen los velos. ¡Oh, flores! Campanas sobre campanas sobre<br />
campanas coreando.<br />
-Sí, cómo no, dijo el bibliotecario cuáquero. Una discusión de lo más instructiva.<br />
Mr. Mulligan, que me zurzan si no, tiene también su teoría sobre la obra y sobre<br />
Shakespeare. Todos los lados de la vida deben estar representados.<br />
Sonrió a todos lados igualmente.<br />
Buck Mulligan pensó, perplejo.<br />
-¿Shakespeare? dijo. Creo conocer ese nombre.<br />
Una fugaz sonrisa fogosa se irradió en sus relajadas facciones.<br />
-Desde luego, dijo, recordando brillantemente. El fulano ese que escribe como<br />
Synge.<br />
Mr. Best se volvió hacia él.<br />
-Haines le andaba buscando, dijo. ¿Dio con él? Se encontrará con usted en la<br />
C.P.D. Ha ido a la librería Gill a comprar los Cantos de amor de Connacht de Hyde.<br />
-He pasado por el museo, dijo Buck Mulligan. ¿Ha estado él aquí?
225<br />
-Los paisanos del bardo, contestó John Eglinton, están algo cansados quizá de<br />
nuestras onginalidades teorizantes. He oído que una actriz ha hecho de Hamlet por<br />
cuatricentesimoctava vez anoche en Dublín. Vining mantenía que el príncipe era<br />
una mujer. ¿Es que nadie ha intentado demostrar que es irlandés? El juez Barton,<br />
tengo entendido, anda detrás de algunas pistas. Maldice (Su Alteza no Su Señoría)<br />
por San Patricio.<br />
-Lo más original de todo es esa histona de Wilde, dijo Mr. Best, levantando su<br />
original libreta. Ese Retrato de Mr. W. H. donde demuestra que los sonetos fueron<br />
escritos por un tal Willie Hughes, hombre de muchos matices.<br />
-Para Willie Hugues ¿no es así? preguntó el bibliotecario cuáquero.<br />
¿O Hughie Wills? Mr. William Helmesmo. W. H.: ¿quién soy yo?<br />
-Quiero decir, para Willie Hughes, dijo Mr. Best, enmendando su glosa<br />
fácilmente. Claro que todo es paradoja, entiéndanme, Hughes mazona y matiza los<br />
colores, pero es tan típico cómo él lo soluciona. Es la propia esencia de Wilde,<br />
entiéndanme. La pincelada ingeniosa.<br />
Su mirada les pinceló las caras al sonreír, efebo blondo. Esencia mansa de Wilde.<br />
Estás puñeteramente ingenioso. Tres tragos de güisqui te bebiste con los ducados<br />
de Dan Deasy.<br />
¿Cuánto gasté? Bah, unos chelines.<br />
Para un hatajo de periodistas. Humor húmedo y seco.<br />
El sentido. Darías tus cinco sentidos por la orgullosa librea de juventud con la que<br />
él presume. Facciones de deseo gratificado.<br />
Haberlos otros mu. Tómala por mí. En época de apareamiento. Júpiter, mándales<br />
una fría época de celo. Sí, atortólala.<br />
Eva. Desnudo pecado trigoventral. Una serpiente la enrolla, colmillo ‘nel beso.<br />
-¿Creen ustedes que es sólo una paradoja? preguntaba el bibliotecario cuáquero.<br />
Al bromista nunca se le toma en serio cuando está más en serio.<br />
Hablaron seriamente de la seriedad del bromista.<br />
La cara seria de nuevo de Buck Mulligan ojeó a Stephen un rato. Luego,<br />
meneando la cabeza, se acercó, sacó un telegrama doblado del bolsillo. Sus móviles<br />
labios leyeron, sonriendo de nuevo a gusto.
226<br />
-¡Telegrama! dijo. ¡Inspiración admirable! ¡Telegrama! ¡Una bula papal!<br />
Se sentó en una esquina sin luz del escritorio, leyendo en voz alta gozosamente:<br />
-El sentimentales aquel que quisieragozar sin incurrir en la inmensa deuda de lo<br />
hecho. Firmado: Dedalus. ¿Desde dónde lo mandaste? ¿Desde la casa de putas? No.<br />
Desde College Green. ¿Te has bebido las cuatro libras? La tía va a ir a ver a tu<br />
padre insustancial. ¡Telegrama! Malachi Mulligan, El Ship, Lower Abbey Street.<br />
¡Ay, retorcido sin par! ¡Ay, Cuchillero sacerdotificado!<br />
Gozosamente se metió mensaje y sobre en un bolsillo pero moduló fúnebremente<br />
con acento irlandés quejilloso:<br />
-Tal como te lo estoy diciendo, señor cariñito, es que estábamos raros y<br />
deprimidos, Haines y yo, en el momento en que él mismo lo trajo. Mascullado que<br />
hubimos por una pócima patibularia que a un fraile levantara, estoy pensando, y él<br />
fofo en fomicio. Y nosotros una hora y dos horas y tres horas en Connery allí<br />
sentaditos muy como es debido esperando unas pintas para cada uno.<br />
Gimoteó:<br />
-Y nosotros allí dale que te pego, pichoncito, y tú en paradero desconocido<br />
mandando tus conglomerados con que nosotros venga con la lengua fuera una yarda<br />
como clérigos en secano muertos por un algo que echarse al garguero.<br />
Stephen se rió.<br />
Presurosamente, en advertencia Buck Mulligan se inclinó.<br />
-El vagamundo de Synge te está buscando, dijo, para asesinarte. Se ha enterado de<br />
que te measte en la puerta de su casa en Glasthule. Ha salido en almadreñas para<br />
asesinarte.<br />
-¡A mí! profirió Stephen. Ésa fue tu contribución a la literatura.<br />
Buck Mulligan jubilosamente se inclinó para atrás, riendo al oscuro techo<br />
indiscreto.<br />
-¡Asesinarte! rió.<br />
Cruel cara de gárgola que guerreó contra mí por nuestro rancho de picadillo de<br />
asaduras en la rue Saint André des Arts. Con palabras de palabras por palabras,<br />
palabras. Oisin con Patrick. Hombrefauno se encontró en la foresta de Clamart,
227<br />
blandiendo una botella de vino. Cést vendredi saintl Assasinos irlandeses. Su<br />
imagen, errante, encontró. Yo la mía. Encontré un bufón en el bosque.<br />
-Mr. Lyster, dijo un ayudante desde la puerta entomada.<br />
-…. en el que cada cual puede encontrar el suyo. Así pues el Magistrado Madden<br />
en su Diario de Maese William Silence ha encontrado los términos de caza .... ¿Sí?<br />
¿Qué sucede?<br />
-Hay un caballero aquí, señor, dijo el ayudante, acercándose y ofreciendo una<br />
tarjeta. Del Freeman. Desea ver los ficheros del Kilkenny Feople del año pasado.<br />
-Cómo no, cómo no, cómo no. ¿Está el caballero ......?<br />
Cogió la apremiante tarjeta, ojeó, no vio, retiró sin ojear, miró, preguntó, chirrió,<br />
preguntó:<br />
-¿Está .....? ¡Ah, ahí está!<br />
Raudo con paso de gallarda se marchó, salió. En el corredor iluminado de luz del<br />
día habló en locuaces esfuerzos de celo, por su labor sujeto, el más correcto, más<br />
amable, más honrado sombrero de cuáquero.<br />
-¿Este caballero? ¿Freeman's Journal? ¿Kilkenny People? Con toda seguridad,<br />
claro que sí. Buenos días, señor. Kilkenny .... Tenemos cómo no ....<br />
Una silueta paciente esperaba, escuchando.<br />
-Todos los importantes de provincias .... Northem Whig Cork Examiner,<br />
Enniscorthy Guardian. El año pasado. 1903 .... Por favor ... Evans, lleve a este<br />
caballero ... Quiere seguir al ayudant .... O por favor permítame .... Por aquí ... Por<br />
favor, señor ....<br />
Locuaz, laborioso, encabezó el camino hacia los periódicos de provincias, una<br />
figura oscura deferente pisándole los rápidos talones.<br />
La puerta se cerró.<br />
-¡El judío! exclamó Buck Mulligan.<br />
Se levantó de un salto y arrebató la tarjeta.<br />
-¿Cómo se llama ése? ¿Moisés Cortés? Bloom.<br />
Siguió despellejando:<br />
Jeová, el recaudador de prepucios, ya no existe. Lo encontré en el museo adonde<br />
fui a saludar a la enespumanacida Afrodita. La boca griega que nunca se ha
228<br />
enarcado en oración. Todos los días debemos rendirle homenaje. Vida de la vida,<br />
tus labios avivan.<br />
Repentinamente se volvió hacia Stephen:<br />
-Te conoce. Conoce a tu viejo. Ay, timoroso soy que ése haga más el griego que<br />
los griegos. Sus pálidos ojos galileos estaban posados en el canal mesial. Venus<br />
Calipigia. ¡Ay, el trueno de esos lomos! El dios en pos de la doncella ascondida.<br />
-Queremos oír más, decidió John Eglinton con la aprobación de Mr. Best.<br />
Empezamos a interesarnos por Mrs. S. Hasta ahora habíamos pensado en ella, si es<br />
que habíamos pensado en ella, como una paciente Griselda, una Penélope muy de su<br />
casa.<br />
-Antístenes, discípulo de Gorgias, dijo Stephen, le quitó el palmarés de belleza a<br />
la paradora de Kyrios Menelao, la argiva Helena, la yegua de madera de Troya en<br />
donde durmieron una veintena de héroes, y se lo dio a la pobre Penélope. Veinte<br />
años vivió en Londres y, durante parte de ese tiempo, estuvo cobrando un sueldo<br />
igual que el del presidente del tribunal supremo de Irlanda. Tuvo una vida rica. Su<br />
arte, más que el arte del feudalismo como lo llamó Walt Whitman, es el arte del<br />
exceso. Empanadillas calientes de arenques, póculos verdes de jerez seco,<br />
melcochas, azúcares de rosas, mazapán, pichones rellenos de grosellas, dulces de<br />
eringio. Sir Walter Raleigh, cuando lo arrestaron, llevaba medio millón de francos<br />
encima incluyendo un par de corsés de fantasía. La logrera Eliza Tudor tenía ropa<br />
interior suficiente como para rivalizar con la de Saba. Veinte años estuvo allí coque-<br />
teando entre el amor marital y sus castos deleites y el amor putero y sus puercos<br />
placeres. Conocen la historia de Manningham sobre la esposa del burgués que<br />
ofreció a Dick Burbage llevárselo a su cama después de haberle visto en Ricardo III<br />
y cómo Shakespeare, que lo escuchó, sin más ruido y pocas nueces, cogió la vaca<br />
por los cuernos y, cuando llegó Burbage y llamó a la cancela, contestó desde las<br />
mantas del capón: Guillermo el Conquistador llegó antes que Ricardo III. Y la<br />
alegre damisela, Mrs. Fitton, desbocada grita ¡Oh!, y su primoroso cielito, dama<br />
Penélope Rich, una mujer de calidad es de lo más apropriada para un actor, y las<br />
pendonas de la margen derecha del río, a penique la vez.
229<br />
Cours la Reine. Encore vingt sous. Nous ferons de petites cochonneries. Minette?<br />
Tu veux?<br />
-La crema de la alta sociedad. Y la madre de Sir William Davenant de Oxford con<br />
su bicoca de vino de Canarias para cualquier cipote canario.<br />
Buck Mulligan, elevando unos ojos piadosos, oró:<br />
-¡Bienaventurada Margarita María Acipote!<br />
-Y la hija de Enrique el de las seis esposas. Y otras damas amigas de posas<br />
vecinas como Lawn-tenis Tennyson, caballero poeta, canta. Pero a lo largo de todos<br />
esos veinte años ¿qué suponen que hacía la pobre Penélope en Stratford tras los<br />
cristales romboidales?<br />
Terminar y terminar. Está terminado. En una rosalera de Fetter Lane al cuidado de<br />
Gerard, el herbonsta, anda él, castañogris. Un jacinto azur como las venas de ella.<br />
Párpados de los ojos de Juno, violetas. Anda él. Una vida es todo. Un cuerpo.<br />
Termina. Pero termínalo. A lo lejos, en una fetidez de lujuria y miseria, se posan<br />
manos en la blancura.<br />
Buck Mulligan golpeó el escritorio de John Eglinton contundentemente.<br />
-¿De quién sospechas? retó.<br />
-Digamos que es el amante desdeñado de los sonetos. Una vez desdeñado dos<br />
veces desdeñado. Pero la mala pécora de la corte lo desdeñó por un noble, su<br />
cariñito.<br />
Amor que no osa pronunciar su nombre.<br />
-Como buen inglés, querrá decir, interpuso John membrudo Eglinton, idolatraba al<br />
aristócrata.<br />
Viejo muro donde céleres lagartos fulguran. En Charenton los estuve observando.<br />
-Parece que sí, dijo Stephen, cuando quiere hacer por él, y por todas aquellas<br />
entrañas singulares sin arar, el santo oficio que el mozo de cuadra hace por el<br />
semental. Tal vez, como Sócrates, tenía una comadrona por madre así como una<br />
fierecilla por esposa. Pero ella, la pécora impúdica, no violó el voto del tálamo. Son<br />
dos los hechos nauseabundos para la mente del espectro: un voto violado y el<br />
palurdo simplón al que ella ha otorgado sus favores, hermano del esposo fallecido.
230<br />
Dulce Ann, para mí que era de sangre ardiente. Una vez seductora, dos veces<br />
seductora.<br />
Stephen se volvió audazmente en la silla.<br />
-La tarea de demostrarlo es de ustedes no mía, dijo frunciendo el ceño. Si niegan<br />
que en la escena quinta de Hamlet él la burila a hierro con infamia díganme por qué<br />
no se la menciona durante los treintaicuatro años que pasan entre el día de su boda y<br />
el día en que lo entierra. Todas esas mujeres vieron a sus hombres muertos y<br />
enterrados: Mary, a su buenhombre John, Ann, a su pobre Willun querido, cuando<br />
fue y se le murió en sus brazos, rabioso por ser el primero en irse, Joan, a sus cuatro<br />
hermanos, Judith, a su marido y a todos sus hijos, Susan, a su marido también,<br />
mientras que la hija de Susan, Elizabeth, para usar las palabras del abuelito, se casó<br />
con su segundo, después de haber matado al primero. Ah, sí, claro que se la<br />
menciona. En los años en que él estuvo viviendo espléndidamente en el Londres<br />
señorial para pagar una deuda tuvo ella que pedir prestados cuarenta chelines al<br />
pastor de su padre. Explíquenmelo pues. Expliquen también el canto del cisne do<br />
encomiéndala a la posteridad.<br />
Plantóles cara a su silencio.<br />
A quien Eglinton de esta manera hablara: Quiere decir el testamento.<br />
Pero eso lo han explicado, creo, los juristas.<br />
A ella le correspondía su dote de viuda<br />
según ley común. Sus conocimientos jurídicos eran amplios<br />
nos dicen nuestros jueces.<br />
Farsante:<br />
De él Satán se burla,<br />
Y por tanto suprimió el nombre de ella<br />
del primer borrador pero no suprimió<br />
los regalos para su nieta, para sus hijas,<br />
para su hermana, para los amiguetes de Stratford<br />
y de Londres. Y por tanto cuando le instaron,<br />
como yo creo, a nombrarla
231<br />
le dejó su<br />
segundamejor<br />
cama.<br />
Punkt.<br />
Ledejosu<br />
segundama<br />
ledejosu<br />
mejorcama<br />
seguncama<br />
dejocama.<br />
¡Sooo!<br />
-Los lindos labriegos tenían poco menaje entonces, observó John Eglinton, como<br />
sucede aún si es que nuestros dramas rurales son conformes con la realidad.<br />
-Era un rico hacendado, dijo Stephen, con un escudo de armas y propiedades<br />
rústicas en Stratford y una casa en Ireland Yard, un accionista capitalista, un<br />
promotor de proyectos de leyes, un intermediario de diezmos. ¿Por qué no le dejó su<br />
mejor cama si es que deseaba que pudiera ella roncar en paz el resto de sus noches?<br />
-Lo que está claro es que había dos camas, una mejor y otra segundamejor, dijo<br />
sutilmente Mr. Segundobest Best.<br />
-Separatio a mensa et a thalamo, mejoró Buck Mulligan y se le sonrió.<br />
-La antigüedad menciona camas famosas, dijo Segundón Eglinton ceñudo,<br />
camasonnendo. Déjenme pensar.<br />
-La antigüedad menciona al granujilla escolar estaginta y sabio pagano calvo, dijo<br />
Stephen, quien al morir en el exilio libera y dota a sus esclavos, rinde tributo a sus<br />
mayores, manda que se le entierre en la tierra cerca de los huesos de su difunta<br />
esposa muerta e insta a sus amigos a que sean amables con una vieja amante (no<br />
olviden a Nell Gwynn Herpyllis) y la dejen quedarse a vivir en su villa.
232<br />
-¿Quiere decir que murió así? preguntó Mr. Best con leve preocupación. Quiero<br />
decir ....<br />
-Murió de una cogorza espantosa, remató Buck Mulligan. Dos pintas de cerveza<br />
son un plato de reyes. ¡Ah, tengo que contarles lo que dijo Dowden!<br />
-¿Qué? preguntó Elmejoreglinton.<br />
William Shakespeare y compañía, sociedad anónima. El William del pueblo.<br />
Soliciten condiciones a: E. Dowden, Highfield House ....<br />
-¡Encantador! suspiró Buck Mulligan amorosamente. Le pedí su opinión sobre la<br />
acusación de pederastia atribuida al bardo. Alzó las manos y dijo: Todo lo que<br />
podemos decir es que la vida se vivía a tope en aquellos tiempos. ¡Encantador!<br />
Ganimedes.<br />
-El sentido de la belleza nos desvía del camino, dijo Best belloensutristeza a<br />
Eglinton patofeo.<br />
John Tenaz replicó severo:<br />
-El médico puede decimos lo que significan esas palabras. No se puede estar en<br />
misa y repicando.<br />
¿Así habláis? ¿Nos arrebatarán a nosotros, a mí, el palmarés de belleza?<br />
-Y el sentido de la propiedad, dijo Stephen. A Shylock se lo sacó de su propio<br />
talego tacaño. Hijo de un tratante de malta y usurero era tratante de grano y usurero<br />
él también, con diez cargas de grano acaparadas durante los disturbios del hambre.<br />
Sus deudores eran sin duda alguna aquellos venerables mencionados por Chettle<br />
Falstaff que informó sobre su honradez en las transacciones. Demandó a un compa-<br />
ñero actor por el pago de unos cuantos sacos de malta y exigió su libra de carne<br />
humana en intereses por cada dinero prestado. ¿De qué otra manera si no pudo<br />
hacerse rico tan rápidamente el mozo de cuadra y segundo apunte de Aubrey? De<br />
todo sacaba tajada. En Shylock resuenan los ecos de la caza de judíos que siguió al<br />
ahorcamiento y descuartizamiento del sanguijuela de la reina López, a quien le fue<br />
arrancado el corazón de judío mientras el perro judío seguía aún vivo: Hamlet y<br />
Macbeth con la llegada al trono de un escocés filosofastro con afición por el asado<br />
de brujas. La armada perdida es su objeto de burla en Trabajos de amorperdidos.<br />
Sus autos, los históricos, navegan de viento henchidos sobre un mar de exagerado
233<br />
entusiasmo Mafeking. Jesuitas de Warwickshire son juzgados y tenemos la teoría<br />
del equívoco de un portero. El Sea Venture vuelve a casa desde las Bermudas y se<br />
escribe la obra que Renan tanto admiraba junto con Patsy Calibán como personaje,<br />
nuestro primo americano. Los sonetos azucarados van a rastras de los de Sidney. En<br />
cuanto a la fada Elizabeth, también conocida como Bess la pelirroja, la virgen<br />
cachonda que inspiró Las alegres comadres de Windsor, dejemos que algún<br />
meinherr teutón rastree toda su vida los significados ocultoprofundos en las<br />
profundidades del cesto de la ropa sucia.<br />
Creo que vas por buen camino. Mete sólo un poco de mixtura de<br />
teolologicofilolológico. Mingo, minxi, mictum, mingere.<br />
-Demuestre que era judío, retó John Eglinton, expectantemente. Su jefe de<br />
estudios mantiene que era apostólico romano.<br />
Su&minandus sum.<br />
-Se hizo en Alemania, replicó Stephen, campeón francés pulidor de escándalos<br />
italianos.<br />
-Hombre de intelecto en miríadas, recordó Mr. Best. Coleridge lo llamó de<br />
intelecto en miríadas.<br />
Amplius. In societate humana hoc est maxime necessarium ut sit amicitia inter<br />
multos.<br />
-Santo Tomás, empezó Stephen ...<br />
-Ora pro nobis, se quejó Mulligan Monje, dejándose caer en una silla.<br />
Allí moduló fúnebremente una runa lastimera:<br />
-Poque mabone!Acusbla machree! ¡Destruidos que estamos desde este día!<br />
¡Destruidos que estamos en verdad!<br />
Todos sonrieron sus sonrisas.<br />
-Santo Tomás, dijo Stephen sonriendo, cuya maldita y barrigona obra disfruto<br />
leyendo en su lengua , de origen, cuando escribe sobre el incesto desde una posición<br />
distinta al de la nueva escuela vienesa de la que habló Mr. Magee, lo equipara de<br />
esa forma sabia y curiosa a una avaricia de las emociones. Quiere decir que el amor<br />
que así se da a un pariente consanguíneo se le niega codiciosamente a un extraño<br />
que, pudiera ser, tiene hambre de él. Los judíos, a quienes los cristianos tachan de
234<br />
avariciosos, son de todas las razas los más dados a matrimonios entre parientes. Las<br />
acusaciones siempre se hacen por rabia. Las leyes cristianas por las que se montaron<br />
las riquezas de los judíos (para quienes, como para los Lolardos, la tormenta fue<br />
refugio) cercaron sus afectos también con aros de acero. Sea esto pecado o virtud el<br />
viejo Papádenadie nos lo contará en el juicio final. Pero alguien que se aferre tan<br />
fuertemente a lo que él llama sus derechos sobre lo que él llama sus deudas se<br />
aferrará también fuertemente a lo que él llama sus derechos sobre la que él llama su<br />
mujer. Ningún vecino Sir Sonrisas deseará su buey ni su mujer ni su siervo ni su<br />
sierva ni su burro.<br />
-Ni su burra, antifonó Buck Mulligan.<br />
-El gentil Will está siendo tratado duramente, dijo el gentil Mr. Best gentilmente.<br />
-¿Qué Will? cortó dulcemente Buck Mulligan. Nos estamos liando.<br />
-Will, la voluntad de vivir, filosofó John Eglinton, pues la pobre Ann, la viuda de<br />
Will, es la voluntad de morir.<br />
-Requiescat! oró Stephen.<br />
Y de la voluntad de hacer ¿qué se hizo?<br />
Tiempo atrás se deshizo ...<br />
-Yace ataviada en rigurosa rigidez en aquella segundamejor cama, la reina<br />
entocada, aunque demuestre que una cama en aquellos tiempos era algo tan raro<br />
como un automóvil lo es hoy día y que su hechura fuera la admiración de siete pa-<br />
rroquias. A la vejez le da por los predicadores (uno se alojó en su casa en New Place<br />
y se bebió dos pintas de jerez seco que la corporación consistorial costeó pero saber<br />
en qué cama llegó a dormir tampoco es para pelearse) y se entera de que tiene alma.<br />
Leyó o hizo que le leyeran sus pliegos de cordel ya que los prefería a las Alegres<br />
comadres y, habiendo hecho sus aguas nocturnas en el tiesto, meditó sobre<br />
Corchetes para calzones de creyentes y sobre Cajitas de rapé muy espirituales para<br />
el estornudo de almas muy devotas. A Venus se le han enarcado los labios en<br />
oración. Mordedura de la conciencia: remordimiento de conciencia. Es una edad en<br />
que el puterío se ha apagado tanteando a ciegas por su dios.
235<br />
-La historia demuestra que eso es así, inquit Egúntonus Chronolologos. Las<br />
épocas se suceden unas a otras. Pero sabemos de buena tinta que el peor enemigo<br />
del hombre se halla en su propia casa y familia. Creo que Russell tiene razón. ¿Qué<br />
nos importa su mujer o su padre? Yo diría que sólo poetas de familia tienen vida de<br />
familia. Falstaff no era un hombre de familia. Creo que el caballero gordinflón es su<br />
creación suprema.<br />
Enjuto, se echó hacia atrás. Vergonzoso, niega a los de tu misma sangre, justiciero<br />
inflexible. Vergonzoso, cenando con los sin-dios, roba la copa. Un progenitor de<br />
Antrim del Ulster se lo mandó. Lo visita aquí en los días de ayuno. Mr. Magee,<br />
señor, un caballero desea verle. ¿A mí? Dice que es su padre, señor. Déme mi<br />
Wordsworth. Entra Magee Matthew padre, un rudo y burdo soldado de a pie<br />
irlandés desmelenado, con calzones de trampilla de botones, los escarpines<br />
enfangados de barro de cien caminos, una varita de maguillo en la mano.<br />
¿El tuyo? Conoce a tu viejo. El viudo.<br />
Aligerándome a su escuálida guarida de muerte desde el alegre París en el muelle<br />
le toqué la mano. La voz, calor nuevo, que hablaba. El Dr. Bob Kenny la está<br />
asistiendo. Los ojos que me desean lo mejor. Pero que no me conocen.<br />
-Un padre, dijo Stephen, luchando contra la desesperanza, es un mal necesario.<br />
Escribió la obra en los meses que siguieron a la muerte de su padre. Si sostiene que<br />
él, un hombre con canas y dos hijas casaderas, con treintaicinco años de vida, nel<br />
mezzo del cammin di nostra vita, y cincuenta de experiencia, es el estudiante<br />
imberbe de Wittenberg entonces tienen que mantener que su vieja madre de<br />
setentaños es la reina lasciva. No. El cadáver de John Shakespeare no deambula en<br />
la noche. Hora tras hora se pudre y se pudre. Descansa, despojado de la patemidad,<br />
después de haberle asignado ese estado místico al hijo. Calandrino de Boccaccio fue<br />
el primero y el último hombre que se sintió un niño en el vientre. La patemidad, en<br />
el sentido de fecundación consciente, es desconocida para el hombre. Es un estado<br />
místico, descendencia apostólica, del único engendrador al engendrado único. Sobre<br />
ese misterio y no sobre la Madonna que el astuto intelecto italiano echó a las<br />
muchedumbres de Europa está fundada la iglesia y fundada inamoviblemente<br />
porque está fundada, como el mundo, macro y microcosmo, sobre el vacío. Sobre la
236<br />
incertidumbre, sobre la improbabilidad. Amor matris, genitivo subjetivo y objetivo,<br />
puede ser la única verdad en la vida. La patemidad pudiera ser una ficción legal.<br />
¿Quién es el padre de cualquier hijo que cualquier hijo deba amarle o él a cualquier<br />
hijo?<br />
¿Adónde demonios quieres llegar?<br />
Lo sé. Calla la boca. Maldita sea. Tengo motivos.<br />
Amplius. Adhuc. Iterum. Postea.<br />
¿Estás condenado a esto?<br />
-Están desunidos por una vergüenza corporal tan firme que los anales del crimen<br />
del mundo, manchados con todos los demás incestos y bestialidades, apenas<br />
recogen tal infracción. Hijos con madres, progenitores con hijas, hermanas lésbicas,<br />
amores que no osan mencionar su nombre, nietos con abuelas, talegueros con<br />
cerraduras, reinas con toros de concurso. El hijo nonato mancilla la belleza: nacido,<br />
trae dolor, divide áfectos, acrecienta la preocupación. Es un nuevo macho: su<br />
desarrollo es el declive del padre, su juventud la envidia del padre, su amigo el<br />
enemigo del padre.<br />
En la rue Monsieur le Prince lo pensé.<br />
-¿Qué los vincula por naturaleza? Un instante de brama ciega.<br />
¿Soy yo padre? ¿Y si lo fuera?<br />
Mano arrugada vacilante.<br />
-Sabelio, el africano, el heresiarca más sutil de todas las bestias del campo,<br />
mantenía que el Padre era Él mismo Su Propio Hijo. El dogo de Aquino, con el que<br />
ninguna palabra será imposible, lo refuta. Bien: si el padre que no tiene un hijo no<br />
es un padre ¿puede el hijo que no tiene padre ser un hijo? Cuando<br />
Rutlandbaconsouthamptonshakespeare u otro poeta del mismo nombre en la<br />
comedia de los errores escribió Hamlet no era el padre de su propio hijo meramente<br />
sino que, no siendo ya un hijo, él era y se sentía el padre de toda su raza, el padre de<br />
su propio abuelo, el padre de su nieto nonato que, igualmente, nunca nació, pues la<br />
naturaleza, tal como la entiende Mr. Magee, aborrece la perfección.
237<br />
Todojoseglinton, avivado de placer, levantó la mirada luminosavergonzosamente.<br />
Echando un vistazo alegremente, puritano divertido, por entre la retorcida<br />
eglantena.<br />
Adula. Excepcionalmente. Pero adula.<br />
-Él mismo su propio padre, Mulliganhijo se dijo a sí mismo. Espera. Siento un<br />
niño en el vientre. Tengo un hijo nonato en el cerebro. ¡Palas Atenea! ¡Una función!<br />
¡La función es la trampa! ¡Dejadme parir!<br />
Se asió la frentepanza con ambas manos parteras.<br />
-En cuanto a su familia, dijo Stephen, el nombre de su madre vive en el bosque de<br />
Arden. Su muerte le inspiró la escena con Volumnia en Coriolanus. La muerte de su<br />
hijoniño es la escena de la muerte del joven Arturo en El rey Juan. Hamlet, el<br />
príncipe negro, es Hamnet Shakespeare. Quiénes son las niñas de La tempestad, de<br />
Perides, de El cuento de invierno lo sabemos. Quiénes eran Cleopatra, la olla de<br />
carne de Egipto, y Crésida y Venus podemos adivinarlo. Pero hay otro miembro de<br />
su familia que está registrado.<br />
-La trama se enmaraña, dijo John Eglinton.<br />
El bibliotecario cuáquero, trepidando, entró de puntillas, trepidante, la máscara,<br />
trepidante, apremiante, trepidante, trápala.<br />
Puerta cerrada. Celda. Día.<br />
Ascuchan. Tres. Ellos.<br />
Yo tú él ellos. Vamos, reparte.<br />
STEPHEN<br />
Tenia tres hermanos, Gilbert, Edmund, Richard. Gilbert en su vejez contó a unos<br />
maestrantes que consiguió un pase por la cara de Maese Taquillero en cierta ocasión<br />
pardiobre que lo logró e que avistó a su germá Maese Wull el dramaturgo en<br />
Londes en un drama de pendencias con un hombre a la espalda. La mosquetería<br />
salchichera le llegó al alma a Gilbert. Él no aparece por ninguna parte; pero un tal<br />
Edmund y un Richard están registrados en las obras del dulce William.
238<br />
¡Nombres! ¿Qué hay en un nombre?<br />
MAGEEGLINJOHN<br />
BEST<br />
Ése es mi nombre, Richard, entiéndanme. Espero que diga algo bueno de Richard,<br />
entiéndanme, por respeto a mí.<br />
(piano, dimnuendo)<br />
BUCKMULLIGAN<br />
Entonces peroró el medicinante Dick<br />
A su camarada medicinante Davy ...<br />
STEPHEN<br />
(risas)<br />
En su trinidad de aciagos Wills, los villanos cortabolsas, lago, Ricardo el<br />
jorobado, Edmund de El rey Lear, dos llevan el nombre de los malvados tíos.<br />
Otrosí, esa última obra se escribió o la estaba escribiendo mientras su hennano<br />
Edmund se moría en Southwark.<br />
BEST<br />
Espero que sea Edmund el que cargue con el mochuelo. No quiero que Richard,<br />
mi nombre .....<br />
(risas)
239<br />
LYSTERCUÁQUERO<br />
(a tempo) Pero mi fama, quien ésa me robe .....<br />
STEPHEN<br />
(stringendo) Ha ocultado su propio nombre, un nombre hermoso, William, en las<br />
obras, un figurante aquí, un bufón allá, como el pintor de la vieja Italia que ponía su<br />
cara en un oscuro rincón del lienzo. Lo ha pregonado en los sonetos donde hay Will,<br />
voluntad, en exceso. Como John o'Gaunt su nombre le es muy querido, tan querido<br />
como el escudo y blasón por los que tanta coba dio, sobre banda de sable un<br />
spontón oro acerado argén, honorificabilitudinitatibus, más querido que la gloria de<br />
la más grande shakescena en el país. ¿Qué hay en un nombre? Eso es lo que nos<br />
preguntamos en la niñez cuando escribimos el nombre que nos han dicho es el<br />
nuestro. Una estrella, una estrelladiuma, una supemova, apareció en su nacimiento.<br />
Brillaba de día en los cielos solitaria, más brillante que Venus en la noche, y de<br />
noche brillaba sobre el delta de Casiopea, la constelación yacente que es la firma de<br />
su inicial entre las estrellas. Sus ojos la contemplaron, bajiemplazada en el<br />
horizonte, al este de la Osa, cuando caminaba por los aletargados campos estivales a<br />
medianoche de vuelta de Shottery y de sus brazos.<br />
Ambos satisfechos. Yo también.<br />
No les cuentes que tenía nueve años cuando se apagó.<br />
Y de sus brazos.<br />
Espera a ser cortejada y conquistada. Sí, acaponado. ¿Quién te cortejará a ti?<br />
Lee el firmamento. Autontimorumenos. Bous Stephanoumenos. ¿Dónde está tu<br />
configuración? Stephen, Stephen, corta el pan con ten. S. D.: sua donna. Già: di lui.<br />
Gelindo risolve di non amare S. D.<br />
-¿Qué es eso, Mr. Dedalus? preguntó el bibliotecario cuáquero. ¿Fue un fenómeno<br />
celeste?
240<br />
-Una estrella de noche, dijo Stephen. Una columna de nube por el día.<br />
¿Qué más se puede decir?<br />
Stephen se miró el sombrero, el bastón, las botas.<br />
Stephanos, mi corona. Mi espada. Sus botas me están deformando los pies.<br />
Compra un par. Agujeros en los calcetines. Pañuelo también.<br />
-Hace buen uso del nombre, concedió John Eglinton. Su nombre en sí es bastante<br />
raro. Supongo que eso explica su fantástico humor.<br />
El mío, Magee y Mulligan.<br />
Fabuloso artífice. El hombre halconado. Te echaste a volar. ¿Adónde? Newhaven-<br />
Dieppe, pasajero de tercera. París y vuelta. Avefría. Ícaro. Pater, ait. De mar<br />
salpicado, caído, sin rumbo. Avefría eres. Avefría sé.<br />
Mr. Best quedanhelantemente alzó su libro para decir:<br />
-Eso es muy interesante porque el tema del hermano, entiéndanme, lo<br />
encontramos también en los viejos mitos irlandeses. Justo lo que dice usted. Los tres<br />
hermanos Shakespeare. En Grimm también, entiéndanme, los cuentos de hadas. El<br />
tercer hermano que siempre se casa con la bella durmiente y se lleva el mejor<br />
premio.<br />
Best el mejor de los hermanos Best. Bueno, mejor, el mejor.<br />
El bibliotecario cuáquero renqueó para acercarse.<br />
-Me gustaría saber, dijo, a qué hermano usted.... Entiendo que está usted<br />
sugiriendo que hubo comportamiento indecente por parte de uno de los hermanos ....<br />
Pero ¿quizá me esté anticipando?<br />
Se pilló a sí mismo con las manos en la masa: miró a todos: se refrenó.<br />
Un ayudante desde la puerta llamó:<br />
-¡Mr. Lyster! El Padre Dineen quiere ...<br />
-¡Ah! ¡El Padre Dineen! En seguida.<br />
Velozmente rectamente chirriando rectamente rectamente se fue rectamente.<br />
John Eglinton retomó el rastro.<br />
-Vamos, dijo. Oigamos lo que tiene usted que decirnos de Richard y Edmund. Los<br />
ha dejado para el final ¿no es así?
241<br />
-Al pedirles que recuerden a esos dos nobles parientes sîyo Richie y siyo Edmund,<br />
contestó Stephen, me parece que les estoy pidiendo demasiado quizá. Un hermano<br />
se olvida tan fácilmente como un paraguas.<br />
Avefría.<br />
¿Dónde está tu hermano? En el Colegio de apotecarios. Mi mollejón. Él, luego<br />
Cranly, Mulligan, ahora éstos. Discursos, discursos. Pero actúa. Discursa la acción.<br />
Se burlan para probarte. Actúa. Actúa el discurso.<br />
Avefría.<br />
Estoy cansado de mi voz, la voz de Esaú. Mi reino por una copa.<br />
Prosigue.<br />
-Dirán que esos nombres estaban ya en las crónicas de donde sacaba los<br />
argumentos de sus obras. ¿Por qué sacó ésos en vez de otros? Richard, un hideputa<br />
jorobado, malengendro, le hace el amor a una enviudada Ann (¿qué hay en un<br />
nombre?), la corteja y la conquista, una viuda alegre hideputa. Richard el<br />
conquistador, tercer hermano, llegó después de William el conquistado. Los otros<br />
cuatro actos de esa obra quedan colgando descuidadamente del primero. De todos<br />
sus reyes Richard es el único rey no escudado del respeto de Shakespeare, el ángel<br />
del mundo. ¿Por qué la trama secundaria de El rey Lear en la que Edmund figura<br />
arrancado de la Arcadia de Sidney se inserta aprisa y corriendo en una leyenda<br />
céltica más antigua que la historia?<br />
-Ese era el estilo de Will, defendió John Eglinton. No debiéramos en nuestros días<br />
combinar una saga nórdica con extractos de una novela de George Meredith. Que<br />
voukz-vous? diría Moore. Él emplaza Bohemia a orillas del mar y hace que Ulises<br />
cite a Aristóteles.<br />
-¿Por qué? se respondió Stephen a sí mismo. Porque el tema del hermano desleal<br />
o usurpador o adúltero o los tres en uno lo tendrá Shakespeare, y no a los pobres,<br />
siempre consigo. El detalle del destierro, destierro del corazón, destierro del hogar,<br />
suena ininterrumpidamente desde Los dos caballeros de Verona en adelante hasta<br />
que Próspero rompe su vara, la entierra un cierto número de brazas bajo tierra e<br />
inunda su libro. Se duplica a sí mismo a la mitad de su vida, se refleja en otro, se<br />
repite, prótasis, epítasis, catástasis, catástrofe. Se repite de nuevo cuando está con
242<br />
un pie en la sepultura, cuando a su hija casada Susan, de tal palo tal astilla, se la<br />
acusa de adulterio. Pero fue el pecado original el que ensombreció su<br />
entendimiento, debilitó su voluntad y dejó en él una fuerte inclinación al mal.<br />
Palabras tomadas de los señores obispos de Maynooth. Un pecado original y, como<br />
pecado original, cometido por otro en cuyo pecado él también ha pecado. Está entre<br />
líneas en sus últimos escritos, está petrificado en su lápida bajo la cual los cuatro<br />
puntos cardinales de ella no han de yacer. El tiempo no lo ha marchitado. La belleza<br />
y la paz no lo han borrado. Existe por doquier en la variedad infinita del mundo que<br />
ha creado, en Mucho ruido por nada, dos veces en Como gustéis, en La tempestad,<br />
en Hamlet, en Medida por medida - y en todas las demás obras que no he leído.<br />
Rió para liberar su mente de la servidumbre de su mente.<br />
El magistrado Eglinton recapituló.<br />
-La verdad está a medio camino, afirmó. Él es el espectro y el príncipe. Él está<br />
presente en todo.<br />
-Lo está, dijo Stephen. El niño del acto primero es el hombre maduro del acto<br />
quinto. Todo en todo. En Cimbelino, en Otelo es alcahuete y cornudo. Actúa y es<br />
actuado. Amante de un ideal o una perversión, al igual que José mata a la verdadera<br />
Carmen. Su intelecto infatigable es el Iago furente incesantemente ávido de que el<br />
moro dentro de él sufra.<br />
-¡Cuco! ¡Cuco! clocó obscenamente el cuquero Mulligan. ¡Ay! ¡Palabra temible!<br />
La bóveda oscura recibió, resonó.<br />
-¡Y qué personaje el de lago! profirió John Eglinton impasible. Dicho esto Dumas<br />
fils (o es Dumas pére) tiene razón. Después de Dios Shakespeare es el que más ha<br />
creado.<br />
-El hombre no le place ni la mujer tampoco, dijo Stephen. Vuelve después de una<br />
vida de ausencia a ese lugar de la tierra donde nació, donde siempre ha sido, hombre<br />
y niño, testigo silencioso y allí, concluido el viaje de la vida, planta su morera en la<br />
tierra. Luego muere. Todo movimiento ha cesado. Unos sepultureros entierran a<br />
Hamlet père y a Hamlet fils. Rey y príncipe finalmente en la muerte, con música<br />
incidental. Y, aunque asesinado y traicionado, es llorado por todos los frágiles<br />
corazones tiernos pues, danés o dublinés, el dolor por los muertos es el único esposo
243<br />
de quien rehúsa divorciarse. Si les gusta el epílogo considérenlo con detenimiento:<br />
el próspero Próspero, el buen hombre recompensado, Lizzie, cachito de amor del<br />
abuelito, y sîyo Richie, el hombre malo que la justicia poética se He - va al lugar<br />
donde van los negros malos. Golpe de efecto. Encontró en el mundo de fuera como<br />
real lo que había en su mundo de dentro como posible. Maeterlinck dice: Si<br />
Sócrates dVara su casa hoy encontraría al sabio sentado en el escalón de la puerta.<br />
Si judas saliera esta noche sería aludas adonde le dirigieran sus pasos. Cada vida<br />
es muchos días, día tras día. Andamos por nosotros mismos, encontrándonos con<br />
ladrones, espectros, gigantes, ancianos, jóvenes, esposas, viudas, cuñados-en-el-<br />
amor, pero siempre encontrándonos con nosotros mismos. El dramaturgo que<br />
escribió el folio de este mundo y lo escribió con urgencia (hizo para nosotros<br />
primero la luz y el sol dos días después), el señor de las cosas tal como son a quien<br />
los romanos más catoticos llaman dio boia, dios verdugo, es indudablemente el todo<br />
en todo en todos nosotros, mozo de cuadra y carnicero, y sería alcahuete y comudo<br />
también de no ser que en la economía del cielo, augurada por Hamlet, no hay más<br />
matrimonios, el hombre glorificado, ángel andrógino, es esposa de sí mismo.<br />
-¡Eureka! exclamó Buck Mulligan. ¡Eureka!<br />
De pronto satisfecho se levantó de un salto y alcanzó de una zancada el escritorio<br />
de John Eglinton.<br />
-¿Me permite? dijo. El Señor ha hablado a Malachi.<br />
Empezó a garabatear en un trozo de papel.<br />
Coge algunas fichas del mostrador cuando salgas. -Aquellos que están casados,<br />
dijo Mr. Best, heraldo templado, todos excepto uno, vivirán. El resto se quedará tal<br />
como está.<br />
Rióse, licenciado en celibato, de Eglinton Johannes, en letras licenciado.<br />
Célibes, desamados, en guardia contra asechanzas, cada cual siguiendo con el<br />
dedo en la noche su edición vanorum de La fierecilla domada.<br />
-Es usted ilusivo, dijo John Eglinton sin rodeos a Stephen. Nos ha traído hasta<br />
aquí para mostramos un triángulo amoroso. ¿Se cree usted su propia teoría?<br />
-No, dijo Stephen prontamente.
244<br />
-¿La va a escribir usted? preguntó Mr. Best. Debería hacer de ella un diálogo, sabe<br />
usted, como los diálogos platónicos que Wilde escribió.<br />
John Eclécticon sonrió doblemente.<br />
-Bueno, en ese caso, dijo, no veo por qué habría de esperar que le pagasen por ello<br />
ya que no se lo cree ni usted mismo. Dowden cree que hay algo misterioso en<br />
Hamlet pero se niega a decir más. Herr Bleibtreu, el hombre que Piper conoció en<br />
Berlín, que está desarrollando esa teoría de Rutland, cree que el secreto está oculto<br />
en el sepulcro de Stratford. Va a ir a visitar al duque actual, dice Piper, para<br />
demostrarle que fue su antepasado el que escribió esas obras. Será una sorpresa para<br />
su señoría. Pero él sí cree en su teoría.<br />
Creo, oh Señor, ayuda a mi poca fe. Es decir, ayúdame a creer ¿o ayúdame a<br />
descreer? ¿Quién ayuda a creer? Egomen. ¿Quién a descreer? Otro colega.<br />
-Es usted el único colaborador de Dana que pide monedas de plata. Además no sé<br />
nada del próximo número. Fred Ryan quiere espacio para un artículo sobre<br />
economía.<br />
Freidraian. Dos monedas de plata me prestó. Capear el temporal. Economía.<br />
-Por una guinea, dijo Stephen, puede usted publicar esta entrevista.<br />
Buck Mulligan se levantó de su risible garabateo, riendo: y dijo entonces<br />
gravemente, almibarando malicia:<br />
-Fui a visitar al bardo Kinch en su residencia veraniega de Upper Mecklenburgh<br />
Street y lo encontré sumido en el estudio de Summa contra Gentiles en compañía de<br />
dos damas gonorreicas, Nelly la Fresca y Rosalie, la puta del muelle del carbón.<br />
Se interrumpió.<br />
-Vamos, Kinch. Vamos, el Aengus errante de las aves.<br />
Vamos, Kinch. Te habrás comido todo lo que dejamos. Sí. Te serviré tus sobras y<br />
despojos.<br />
Stephen se levantó.<br />
La vida es muchos días. Éste se acabará.<br />
-Le veremos a usted esta noche, dijo John Eglinton. Notre ami Moore dice que<br />
Malachi Mulligan tiene que estar allí.<br />
Buck Mulligan agitó con orgullo la ficha y el panamá.
245<br />
-Monsieur Moore, dijo, disertante de jodología francesa para la juventud de<br />
Irlanda. Allí estaré. Vamos, Kinch, los bardos han de beber. ¿Puedes andar derecho?<br />
Riendo, le ....<br />
De copeo hasta las once. Diversión de las noches irlandesas.<br />
Payaso ....<br />
Stephen siguió a un payaso ...<br />
Un día en la biblioteca nacional estuvimos discutiendo. Shakes. Después. Su<br />
espalda de paya: le seguí. Hasta los callos piso de su calcañar.<br />
Stephen, saludando, luego completamente abatido, siguió a un payaso<br />
mamarracho, a una cabeza repeinada, recienbarbeado desde la celda abovedada a la<br />
arrolladora luz del día de la sinrazón.<br />
¿Qué he aprendido? ¿De ellos? ¿De mí?<br />
Anda como Haines ahora.<br />
La sala de lectores asiduos. En el registro de entrada Cashel Boyle O;Connor<br />
Fitzmaunce Tisdall Farrell rubrica sus polisílabos. ítem: ¿estaba loco Hamlet? La<br />
mollera del cuáquero piadosamente con un cunlla en charla libresca.<br />
-Ah, cómo no, señor ..... Será un placer ....<br />
Ristolero reflexionó Buck Mulligan con un placentero murmullo, ratificándose:<br />
-Culo complacido.<br />
El tomiquete.<br />
¿Acaso es ése ...? ¿Sombrero azulnbeteado ...? ¿Escribiendo despreocupadamente<br />
...? ¿Qué? .... ¿Miró ...?<br />
La balaustrada curva: Mincio suavedeslizante.<br />
Puck Mulligan, panamaencasquetado, avanzó paso a paso, yambeando,<br />
salmeando:<br />
-John Eglinton, mi joyón, John,<br />
¿Porqué no desposas una esposa?<br />
Espurrió al aire:<br />
-¡Oh, el chino chin mentón! Men Ton Eg Lin Ton. Nos llegamos a ese teatrucho<br />
que tienen, Haines y yo, en el Centro de los fontaneros. Nuestros actores están
246<br />
creando un nuevo arte para Europa como los griegos o M. Maeterlinck. ¡Abbey<br />
Theatre! Olfateo el sudor pubiano de los monjes.<br />
Escupió en chupinazo.<br />
Olvidé: no más de lo que olvidó la paliza que Lucy el piojoso le propinó. Y<br />
abandonó a la femme de trente ans. ¿Y por qué no hubo otros hijos? ¿Y su primer<br />
hijo una niña?<br />
Contrición. Vuelve.<br />
El recluso obstinado está aún ahí (está en todo) y el templado doncel, capricho de<br />
amor, rubio cabello acanciable de Fedón.<br />
Hm ... yo sólo hm .... quería ... olvidé ... hm ...<br />
-Longworth y M'Curdy Atkinson estaban allí ...<br />
Puck Mulligan llevó el compás con destreza, trinando:<br />
-Apenas oigo d llanto del garapito<br />
o a un guripa hablar despacito<br />
cuando ya me lleva la razón<br />
a F. M'Curdy Atkinson,<br />
aquel que de palo tenía la pata<br />
el mismo que con falda escocesa era pirata<br />
que por beber siempre tuvo vocación,<br />
Magee el de jeta chin mentón.<br />
Porque en la tierra de casarse recelaban<br />
Incesantes como monos se masturbaban.<br />
Sigue con las mamarrachadas. Conócete a ti mismo.<br />
Detenido, abajo, inquisidor me mira. Me detengo.<br />
-Retorcido gemebundo, gimoteó Buck Mulligan. Synge ha dejado el luto para ser<br />
como la naturaleza. Sólo los cuervos, los curas y el carbón inglés son negros.<br />
Una risa se trastabilló en sus labios.<br />
-A Longworth le dan náuseas, dijo, después de lo que escribiste sobre esa vieja<br />
cotilla Gregory. ¡Ay de ti borracho judeojesuítico inquisitorial! Te consigue ella un<br />
trabajo en el periódico y agarras y te tiras como un perro contra el baboseo de la
247<br />
comesantos. ¿No podrías haberlo hecho al estilo de Yeats? Prosiguió adelante y<br />
hacia abajo, gesticulando, salmodiando con gráciles brazos al aire:<br />
-El libro más bello que jamás haya creado nuestro país en mis tiempos. Uno llega<br />
a pensar en Homero.<br />
Se paró al pie de la escalera.<br />
-He concebido una comedia para los retorcidos, dijo solemnemente.<br />
La columnata de la galería morisca, sombras trenzadas. Para siempre se fueron las<br />
danzas morunas de los nueve hombres con gorras de fichas.<br />
Con voces dulcemente variadas Buck Mulligan leyó en su tablilla:<br />
-A cada cual su esposa<br />
o<br />
Luna de miel en la mano<br />
(inmoralidad nacional en tres orgasmos)<br />
por<br />
Huevones Mulhgan<br />
Lanzó una sonrisita feliz de gracioso a Stephen, diciendo:<br />
-El disfraz, me temo, se transparenta. Pero escucha.<br />
Leyó, marcato:<br />
-Personajes:<br />
TOBY PAJA (polaco perdido)<br />
LADILLAS (bandolero)<br />
MEDICINANTE POLLA<br />
y (dos pájaros de un tiro)<br />
MEDICINANTE DAVY<br />
TÍA GROGAN (la que trae el agua)<br />
NELLY LA FRESCA<br />
y<br />
ROSALE (puta del muelle del carbón)
248<br />
Se rió, columpiando una cabeza de un lado a otro, prosiguiendo, seguido de<br />
Stephen: y regocijadamente le contaba a las sombras, almas de hombres:<br />
-¡Ah, aquella noche en el Camden Hall cuando las hijas de Erín tuvieron que<br />
remangarse las faldas para pasar por encima de ti cuando yacías en tu vómito<br />
morado, multicolor, multitudinario!<br />
-El más inocente hijo de Erín, dijo Stephen, por el que jamás se las hayan<br />
remangado.<br />
A punto de atravesar la entrada, sintiendo a alguien detrás, se echó a un lado.<br />
Marcharse. El momento es ahora. ¿Adónde después? Si Sócrates dejara su casa<br />
hoy, si judas saliera esta noche. ¿Por qué? Eso está ahí en el espacio a lo que yo con<br />
el tiempo tendré que enfrentarme, ineluctablemente.<br />
Mi voluntad: su voluntad me afronta. Mares de por medio.<br />
Un hombre pasó hacia fuera entre los dos, inclinándose deferente, saludando.<br />
-Buenos días de nuevo, dijo Buck Mulligan.<br />
El atrio.<br />
Aquí observé a las aves como augurios. Aengus el de las aves. Se van, vuelven.<br />
Anoche volé. Fácilmente volé. Los hombres se asombraron. Calle de rameras<br />
después. Un melón cremoso sostuvo contra mí. Dentro. Ya verás.<br />
-El judío errante, susurró Buck Mulligan con temor reverencial de clown. ¿Viste<br />
su mirada? Te miró con ojos de deseo. Os temo, viejo marinero. Ay, Kinch, estáis<br />
en peligro. Conseguíos un cojinete para los calzones.<br />
A la manera de Oxenford.<br />
Día. Sol carretillado sobre arco de puente.<br />
Una espalda oscura caminaba por delante de ellos, paso de leopardo, bajaba, salía<br />
por la cancela, bajo los espinos forjados de la verja.<br />
Ellos la siguieron.<br />
Oféndeme aún más. Continúa hablando.<br />
Aire benigno definía las aristas de las casas de Kildare Street. No hay pájaros.<br />
Frágiles desde los tejados dos penachos de humo ascendían, empenachados, y en<br />
una falla de suavidad eran soplados suavemente.
249<br />
Cesa en tu esfuerzo. La paz de los sacerdotes druídicos de Cimbelino: hierofante:<br />
desde la vasta tierra desplegada un altar.<br />
10<br />
Loemos a los dioses<br />
y que los humos sinuosos trepen a sus narices<br />
desde nuestros sacros altares.<br />
El superior, el muy reverendo John Conmee S. J. volvió a acomodar su reloj plano<br />
en el bolsillo interior mientras bajaba los escalones del presbiterio. Las tres me nos<br />
cinco. Tiempo suficiente para ir andando hasta Artane. ¿Cómo era que se llamaba<br />
ese chico? Dignam. Sí. Vere dignum et iustum est. El Hermano Swan era la persona<br />
indicada. La carta de Mr. Cunningham. Sí. Complacerle, a ser posible. Buen<br />
católico practicante: útil para la época de misiones.<br />
Un marinero con una sola pierna, columpiándose al avanzar en perezosas<br />
sacudidas de sus muletas, gruñía unas notas. Se paró con una sacudida ante el<br />
convento de las hermanas de la caridad y alargó una gorra de visera limosnera al<br />
muy reverendo John Conmee S. J. El Padre Conmee lo bendijo abandonándolo al<br />
sol que más calienta pues su bolsa contenía, como bien sabía él, una sola corona de<br />
plata.<br />
El Padre Conmee cruzó hacia Mountjoy Square. Pensó, pero no por mucho<br />
tiempo, en soldados y marineros, cuyas piernas habían sido arrancadas por balas de<br />
cañón, y terminaban sus días en el pabellón de indigentes, y en las palabras del<br />
cardenal Wolsey: Si hubiera servido a mi Dios como he servido a mi rey no me<br />
habría Él abandonado en la vejez. Caminó bajo la sombra arbórea de hojas en<br />
parpadeo solar: y hacia él avanzaba la esposa de Mr. David Sheehy Miembro del<br />
Parlamento.<br />
-Muy bien, desde luego, Padre. ¿Y usted, Padre?<br />
El Padre Conmee estaba muy pero que muy bien desde luego. Iría a Buxton<br />
seguramente a tomar las aguas. Y sus chicos ¿iban bien en Belvedere? ¿De veras?
250<br />
El Padre Conmee se alegraba desde luego de oírlo. ¿Y Mr. Sheehy en persona? Aún<br />
en Londres. La cámara aún en sesión, pues claro que sí. Un tiempo ideal que hacía,<br />
delicioso desde luego. Sí, era muy probable que el Padre Bemard Vaughan viniera<br />
de nuevo a predicar. Sí, sí: un éxito extraordinario. Un hombre excepcional<br />
realmente.<br />
El Padre Conmee se alegraba mucho de ver a la esposa de Mr. David Sheehy<br />
Miembro del Parlamento con tan buen aspecto y le rogaba diera recuerdos a Mr.<br />
David Sheehy Miembro del Parlamento. Sí, por supuesto que les haría una visita.<br />
-Buenas tardes, Mrs. Sheehy.<br />
El Padre Conmee se quitó el sombrero de seda y sonrió, al despedirse, a las<br />
cuentas de azabache de la mantilla con irisaciones de tinta al sol. Y sonrió una vez<br />
más, al marcharse. Se había cepillado los dientes, como bien sabía él, con buyo.<br />
El Padre Conmee caminó y, al caminar, sonrió pues pensó en los ojos graciosos y<br />
en el acento chulapo londinense del Padre Bernard Vaughan.<br />
-¡Eh! ¡Pilatos! ¿Por qué no ablandas a esa chusma chusca?<br />
Hombre fervoroso, no obstante. Realmente lo era. Y realmente hacía el bien a su<br />
modo. Sin ningún género de dudas. Amaba a Irlanda, decía, y amaba todo lo<br />
irlandés. De buena familia además ¿quién lo hubiera imaginado? Eran galeses ¿no?<br />
Ah, que no se le olvidara. Esa carta al padre provincial.<br />
El Padre Conmee detuvo a tres pequeños escolares en la esquina de Mountjoy<br />
Square. Sí, eran de Belvedere. De primaria. Aajá. ¿Y eran buenos en el colegio?<br />
Vaya. Eso estaba pero que muy bien. ¿Y cómo se llamaba? Jack Sohan. ¿Y éste?<br />
Ger. Gallaher. ¿Y este otro hombrecito? Se llamaba Brunny Lynam. Vaya, qué<br />
nombre más bonito.<br />
El Padre Conmee se sacó una carta del pecho y dándosela al señorito Brunny<br />
Lynam señaló el buzón rojo en la esquina de Fitzgibbon Street.<br />
-Pero mucho cuidado con no echarte tú dentro del buzón, hombrecito, dijo.<br />
Los niños seisfisgaron al Padre Conmee y rieron:<br />
-No, no, Padre.<br />
-Bien, pues a ver si sabes echar una carta, dijo el Padre Conmee.
251<br />
El señorito Brunny Lynam cruzó la calle corriendo y metió la carta del Padre<br />
Conmee al padre provincial por la boca del buzón rojo vivo. El Padre Conmee<br />
sonrió y asintió y sonrió y prosiguió a lo largo de Mountjoy Square East.<br />
Mr. Denis J. Maginm, profesor de baile etc., con sombrero de copa, levita color<br />
pizarra con vueltas de seda, plastrón blanco, pantalones lavanda ceñidos, guantes<br />
canarios y botas en punta de charol, andando con grave apostura se echó muy<br />
respetuosamente hacia el bordillo al pasar al lado de Lady Maxwell en la esquina de<br />
Dignam's Court.<br />
¿No era ésa Mrs. M'Guinness?<br />
Mrs. M'Guinness, majestuosa, cabelloplateada, hizo una leve inclinación hacia el<br />
Padre Conmee desde la acera del otro lado por la que bogaba. Y el Padre Conmee<br />
sonrió y saludó. ¿Qué tal estaba?<br />
Qué andares más elegantes tenía. Como Mary, la reina escocesa, nada menos. ¡Y<br />
pensar que era prestamista! ¡Vaya, hombre! Con ese semblante tan ... ¿cómo diría?<br />
.... tan de reina.<br />
El Padre Conmee bajó por Great Charles Street y echó un vistazo a la iglesia<br />
protestante totalmente cerrada a su izquierda. El licenciado reverendo T. R Greene<br />
predicará (Deo volente). El beneficiado le llamaban. Al Padre Conmee sí que le<br />
beneficiaría decir unas cuantas cosas. Pero hay que tener caridad. Ignora ncia<br />
invencible. Actuaban de acuerdo con sus luces.<br />
El Padre Conmee dobló la esquina y caminó por North Circular Road. Era extraño<br />
que no hubiese una línea de tranvías en una vía pública tan importante.<br />
Indudablemente debería haberla.<br />
Una caterva de escolares puestos de cartera cruzó desde Richmond Street. Todos<br />
se quitaron las gorras desaliñadas. El Padre Conmee los saludó repetidas veces<br />
benignamente. Chicos de las Escuelas Cristianas.<br />
El Padre Conmee olió a incienso a mano derecha mientras caminaba. Iglesia de<br />
Saint Joseph, Portland Row. Para mujeres mayores y virtuosas. El Padre Conmee se<br />
quitó el sombrero ante el Sagrado Sacramento. Virtuosas: pero también en<br />
ocasiones desagradables.
252<br />
Cerca de la mansión Aldborough el Padre Conmee pensó en aquel noble<br />
derrochador. Y ahora oficinas o algo parecido. El Padre Conmee comenzó a<br />
caminar por North Strand Road y fue saludado por Mr. William Gallagher de pie a<br />
la puerta de su establecimiento. El Padre Conmee saludó a Mr. William Gallagher y<br />
percibió los olores que despedían las hojas de panceta y las anchas orzas de<br />
mantequilla. Pasó por donde Grogan el estanquero contra cuya pared se apoyaban<br />
tablones de noticias que decían de una catástrofe horrenda en Nueva York. En<br />
América esas cosas pasaban constantemente. Una desgracia que la gente muera de<br />
esa manera, sin preparar. Sin embargo, un acto de contrición perfecta.<br />
El Padre Conmee pasó por la taberna de Daniel Bergin contra cuya ventana<br />
ganduleaban dos desocupados. Le saludaron y fueron saludados.<br />
El Padre Conmee pasó por la funeraria de H. J. O'Neill donde Kelleher Copetón<br />
sumaba cantidades en el libro-diario mientras masticaba una brizna de paja. Un<br />
guardia en su ronda saludó al Padre Conmee y el Padre Conmee saludó al guardia.<br />
En Youkstetter, la tocinería, el Padre Conmee observó los embutidos de cerdo,<br />
blanco y negro y rojo, que se extendían ordenadamente enroscados en tubos.<br />
Fondeada bajo los árboles de Charleville Mall el Padre Conmee vio una gabarra de<br />
turba, un caballo de tiro con la cabeza gacha, un gabarrero con sombrero de paja<br />
sucia sentado en medio de la barca, fumando y embelesado con una rama de álamo<br />
encima de él. Aquello era idílico: y el Padre Conmee reflexionó sobre la<br />
providencia del Creador que había hecho que la turba estuviera en los pantanos<br />
donde los hombres podían extraerla y acarrearla a la ciudad o a la aldea para hacer<br />
fuego en los hogares de los pobres.<br />
En el puente de Newcomen el muy reverendo John Conmee S. J. de la iglesia de<br />
Saint Francis Xavier, en Upper Gardiner Street, se subió a un tranvía con destino a<br />
las afueras.<br />
De un tranvía con destino al centro se bajó el reverendo Nicholas Dudley<br />
coadjutor de la iglesia de Saint Agatha, en North William Street, en el puente de<br />
Newcomen.
253<br />
En el puente de Newcomen el Padre Conmee se subió a un tranvía con destino a<br />
las afueras porque le desagradaba recorrer a pie el camino cutre que cruzaba Mud<br />
Island.<br />
El Padre Conmee se sentó en una esquina del tranvía, el billete azul remetido<br />
cuidadosamente en el ojal de un orondo guante de cabritilla, mientras que cuatro<br />
chelines, una moneda de seis-peniques y cinco peniques se deslizaron de la palma<br />
del otro orondo guante al monedero. Al pasar por la iglesia de hiedra reflexionó en<br />
que el revisor solía hacer su visita justo cuando descuidadamente habías tirado el<br />
billete. La solemnidad de los ocupantes del coche le pareció al Padre Conmee<br />
excesiva para un trayecto tan corto y barato. Al Padre Conmee le gustaba el decoro<br />
campechano.<br />
El día era agradable. El caballero de las gafas enfrente del Padre Conmee había<br />
terminado una explicación y bajó la mirada. Su mujer, supuso el Padre Conmee.<br />
Un bostezo minúsculo abrió la boca de la mujer del caballero de las gafas. Se<br />
llevó un puño menudo enguantado a la boca, bostezó con exquisita discreción,<br />
tabaleando con el puño menudo enguantado en la boca que se le abría y sonrió<br />
minúsculamente, dulcemente.<br />
El Padre Conmee percibió su perfume en el coche. Percibió también que el<br />
hombre premioso al otro lado de ella iba sentado en el borde del asiento.<br />
El Padre Conmee en el comulgatorio colocó la hostia con dificultad en la boca del<br />
viejo premioso de la cabeza temblona.<br />
En el puente de Annesley se detuvo el tranvía y, cuando estaba a punto de iniciar<br />
la marcha, una vieja se levantó repentinamente de su sitio para apearse. El cobrador<br />
tiró de la correa del timbre para detenerle el coche. Fue saliendo con un cesto y una<br />
bolsa de la compra: y el Padre Conmee vio al cobrador ayudarla a bajar a ella a su<br />
bolsa y a su cesto: y el Padre Conmee pensó que, como casi se había pasado del tra-<br />
yecto de a penique, debía de ser una de esas pobres almas a las que siempre había<br />
que repetirles vaya en paz, h& mía, que ya han sido absueltas, rece por mí. Pero<br />
tenían tantas preocupaciones en la vida, tantos desvelos, pobres criaturas.<br />
Desde las vallas publicitarias Mr. Eugene Stratton hacía una mueca con gordos<br />
labios perrengues al Padre Conmee.
254<br />
El Padre Conmee pensó en las almas de negros y cobrizos y amarillos y en su<br />
sermón sobre San Pedro Claver S. J. y las misiones en África y en la propagación de<br />
la fe y en los millones de almas negras y cobrizas y amarillas que no habían recibido<br />
el bautismo de agua cuando les llegase la última hora como ladrón en mitad de la<br />
noche. Ese libro del jesuita belga, Le Nombre des Élus, le parecía al Padre Conmee<br />
un planteamiento razonable. Eran millones de almas humanas las creadas por Dios a<br />
Su imagen y semejanza a quienes la fe (Deo volente) no les había llegado. Pero eran<br />
almas de Dios, creadas por Dios. Al Padre Conmee le parecía una pena que todas se<br />
perdieran, una gran pérdida, si se puede decir.<br />
En la parada de Howth Road el Padre Conmee se apeó, fue saludado por el<br />
cobrador y saludó a su vez.<br />
Malahide Road estaba tranquilo. Le agradaba al Padre Conmee, tanto la calle<br />
como el nombre. Campanas festivas repicaban en la alegre Malahide. Lord Talbot<br />
de Malahide, con derecho hereditario al Almirantazgo de Malahide y mares<br />
adyacentes. Luego vino la llamada a las armas y ella fue virgen, esposa y viuda en<br />
un mismo día. Aquellos tiempos antiguos fueron buenos tiempos, tiempos de lealtad<br />
en pueblos festivos, viejos tiempos en la baronía.<br />
El Padre Conmee, andando, pensó en su librillo Viejos tiempos en la baronía y en<br />
el libro que podría escribirse sobre casas de jesuitas y en Mary Rochfort, hija de<br />
Lord Molesworth, primera condesa de Belvedere.<br />
Una dama lánguida, ya no joven, caminaba solitaria por la orilla del Lough Ennel,<br />
Mary, primera condesa de Belvedere, andando lánguidamente al atardecer, sin<br />
sobresaltarse cuando una nutria se zambulló. ¿Quién podía conocer la verdad? ¿No<br />
el celoso Lord Belvedere ni tampoco su confesor si no había cometido adulterio<br />
enteramente, eiaculatio serninis inter vas naturale mulieris, con el hermano de su<br />
esposo? Se habría confesado a medias si no hubiera del todo pecado como las<br />
mujeres hacían. Sólo Dios lo sabía y ella y él, el hermano de su esposo.<br />
El Padre Conmee pensó en esa incontinencia tiránica, necesaria sin embargo para<br />
la raza humana sobre la tierra, y en los caminos de Dios que no eran nuestros<br />
caminos.
255<br />
Don Juan Conmee caminaba y se movía en tiempos de antaño. Era humanitario y<br />
enaltecido además. En la mente portaba secretos confesados y sonreía a caras nobles<br />
sonrientes en salones encerados, techados con rebosantes racimos de fintas. Y las<br />
manos de una novia y de un novio, noble con noble, fueron trabadas por Don Juan<br />
Conmee.<br />
Hacía un día adorable.<br />
La portalada de un campo le mostraba al Padre Conmee un vasto espacio de coles,<br />
que le hacían reverencias con anchas hojas arranadas. El cielo le mostraba un hato<br />
de nubecillas blancas cayendo lentamente con el viento. Moutonner, decían los<br />
franceses. Palabra precisa y entrañable.<br />
El Padre Conmee, leyendo los oficios, contempló un hato de aborregadas nubes<br />
sobre Rathcoffey. Le cosquillaba los tobillos finamente calcetados el rastrojo del<br />
campo de Clongowes. Paseaba por allí, leyendo al atardecer, y oía el bullicio de las<br />
filas de niños en sus juegos, bullicio juvenil en el tranquilo atardecer. Él era su<br />
rector: su reinado era apacible.<br />
El Padre Conmee se quitó los guantes y sacó el breviario de cantos rojos. Un<br />
registro marfil le señalaba la página.<br />
Nonas. Debería haberlas leído antes del almuerzo. Pero Lady Maxwell había<br />
venido.<br />
El Padre Conmee leyó para sí el Pater y el Ave y se santiguó. Deus in adiutorium.<br />
Caminó calmosamente y leyó mudamente las nonas, caminando y leyendo hasta<br />
llegar a Res en Beati immaculati:<br />
Principium verborum tuorum veritas: in eternum omnia iudicia iustitias tuae.<br />
Un joven ruborizado salió por el hueco de un seto y tras él venía una joven con<br />
unas margaritas silvestres cabeceando en la mano. El joven se quitó la gorra<br />
precipitadamente: la joven se inclinó con precipitación y con sumo cuidado se<br />
desprendió de la falda liviana una brizna pegada.<br />
El Padre Conmee los bendijo a ambos gravemente y pasó una fina página de su<br />
breviario. Sin:<br />
-Principes persecuti sunt me gratis: et a verbis tuis formidavit cor meum.
256<br />
Kelleher Copetón cerró el dilatado libro-diario y echó un vistazo con los ojo,<br />
caídos a una tapa de ataúd de pino de guardia en un rincon. Se irguió con esfuerzo,<br />
aproximose a la misma y, girándola sobre su eje, observó la forma y los adornos de<br />
latón. Masticando la brizna de paja apartó la tapa del ataúd y se acercó a la entrada.<br />
Allí ladeó el ala del sombrero para darse sombra en los ojos y se apoyó contra el<br />
quicio de la puerta, mirando despreocupadamente hacia fuera.<br />
El Padre John Conmee se subió al tranvía de Dollymount en el puente de<br />
Newcomen.<br />
Kelleher Copetón entrecruzó las botas de pies grandes y se quedó con la mirada<br />
perdida, el sombrero ladeado para delante, masticando la brizna de paja.<br />
El guardia 57C, en su ronda, se paró a dejar pasar el tiempo.<br />
-Hace un día magnífico, Mr. Kelleher.<br />
-Sí, dijo Kelleher Copetón.<br />
-Muy pesado, dijo el guardia.<br />
Kelleher Copetón lanzó un arqueado chorro silencioso de jugo de paja por la boca<br />
mientras que un brazo blanco generoso desde una ventana de Eccles Street arrojaba<br />
una moneda.<br />
-¿Qué se cuenta? preguntó.<br />
-Vi a ese individuo de marras anoche, dijo el guardia bajando la voz.<br />
Un marinero con una sola pierna muleteó por la esquina de MacConnell, bordeó el<br />
puesto de helados de Rabaiotti, y se fue dando sacudidas Eccles Street arriba. Hacia<br />
Larry O'Rourke, en mangas de camisa en su puerta, gruñó con aversión:<br />
-Por Inglaterra ....<br />
Se columpió violentamente con un vaivén hacia delante pasando a Katey y Boody<br />
Dedalus, se detuvo y gruñó:<br />
-el hogary la belleza.<br />
A la cara blanca agobiada de preocupaciones de J. J. O'Molloy se le dijo que Mr.<br />
Lambert estaba en el almacén con una visita.
257<br />
Una señora gruesa se paró, sacó una moneda de cobre del bolso y la echó en la<br />
gorra que le extendían. El marinero refunfuñó las gracias, echó un vistazo agriado a<br />
las ventanas que lo ignoraban, hundió la cabeza y se columpió hacia delante cuatro<br />
zancadas.<br />
Se detuvo y gruñó malhumoradamente:<br />
-Por Inglaterra .....<br />
Dos granujillas descalzos, chupando largos cordones de regaliz, se detuvieron<br />
cerca de él, mirándole boquiabiertos el muñón con babeantes bocas babiamarillas.<br />
Se columpió hacia delante con vigorosos sacudiones, se detuvo, levantó la cabeza<br />
hacia una ventana y lanzó un aullido profundo:<br />
-el hogar y la belleza.<br />
El dulce silbido gorjeante alegre del interior continuó un compás o dos, cesó. La<br />
cortinilla de la ventana se descorrió. Una tarjeta Apartamentos sin amueblar resbaló<br />
de la corredera y cayó. Un generoso brazo orondo desnudo destelló, se vio, emergió<br />
del corpiño de unas enaguas de tensos tirantes blancos. Una mano de mujer lanzó<br />
una moneda por encima de la verja de la entrada al sótano. Cayó en la acera.<br />
Uno de los granujillas corrió hacia ella, la recogió y la dejó caer en la gorra del<br />
ministrer, al tiempo que decía:<br />
-Tenga, señor.<br />
Kate y Boody Dedalus entraron dando un empujón a la puerta de la cocina<br />
cargada de vapor.<br />
-¿Empeñaste los libros? preguntó Boody.<br />
Maggy al fogón sumergió un par de veces con el mecedor una masa grisácea bajo<br />
las jabonaduras burbujeantes y se limpió la frente.<br />
-No daban nada por ellos, dijo ella.<br />
El Padre Conmee caminaba por los campos de Clongowes, los tobillos finamente<br />
calcetados cosquillados por el rastrojo.<br />
-¿Dónde lo intentaste? preguntó Boody.<br />
-En M'Guinness.<br />
Boody dio una patada en el suelo y tiró la cartera encima de la mesa.
258<br />
-¡Que la zurzan a esa cara de pandero! exclamó.<br />
Katey fue al fogón y miró con ojos entrecerrados.<br />
-¿Qué hay en la caldera? preguntó. -Camisas, dijo Maggy.<br />
Boody protestó airada:<br />
-Mecachis ¿es que no tenemos nada que comer?<br />
Katey, levantando la tapadera de la cacerola con un pliegue de la falda manchada,<br />
preguntó:<br />
-¿Y qué hay aquí?<br />
Una humareda espesa salió impetuosamente cómo respuesta.<br />
-Sopa de guisantes, dijo Maggy.<br />
-¿Dónde te hiciste con ella? preguntó Katey.<br />
-La Hermana Mary Patrick, dijo Maggy.<br />
El portero tocó la campana.<br />
-¡Talán!<br />
Boody se sentó a la mesa y dijo hambrientamente:<br />
-¡Trae para acá!<br />
Maggy vertió sopa espesa amarilla de la cacerola en un cuenco. Katey, sentada<br />
enfrente de Boody, dijo quedamente, mientras que la punta de su dedo se llevaba a<br />
la boca migajas sueltas:<br />
-Suerte que tenemos eso. ¿Dónde está Dilly?<br />
-Fue a buscar a padre, dijo Maggy.<br />
Boody, migando trozos grandes de pan en la sopa amarilla, añadió:<br />
-Padre nuestro que no estás en los cielos.<br />
Maggy, vertiendo sopa amarilla en el cuenco de Katey, prorrumpió:<br />
-¡Boody! ¡Por Dios!<br />
Un esquife, un prospecto arrugado, Elías vuelve, surcaba suavemente el Liffey<br />
corriente abajo, por debajo del puente de la línea de circunvalación, disparado en los<br />
rápidos donde el agua lame contra los pilares del puente, navegando hacia el este<br />
dejando atrás cascos y capones, entre el viejo embarcadero de la Aduana y George's<br />
Quay.
259<br />
La chica rubia del establecimiento Thomton arropó la cesta de mimbre con fibras<br />
crujientes. Boylan Botero le tendió la botella envuelta en papel de seda rosa y un<br />
tarro pequeño.<br />
-Meta éstos primero ¿quiere? dijo.<br />
-Sí, señor, dijo la chica rubia. Y la fruta arriba.<br />
-Así está bien, de rechupete, dijo Boylan Botero.<br />
Distribuyó las peras gordas ordenadamente, cabezas con rabos, y entre ellas<br />
melocotones maduros sonrosados.<br />
Boylan Botero anduvo de acá para allá con sus zapatos nuevos color canela por la<br />
tienda frutiolorosa, cogiendo las frutas, rojos tomates tempranos jugosos orondos y<br />
abolsados, oliscando olores.<br />
H.E.L.Y.S desfilaron ante él, blancoenchisterados, dejando atrás Tangier Lane,<br />
caminando penosamente hacia su meta.<br />
Se dio la vuelta repentinamente ante una canastilla de fresas, sacó un reloj de oro<br />
de la faltriquera del chaleco y lo extendió en toda la longitud de la cadena.<br />
-¿Lo puede enviar por tranvía? ¿Ahora?<br />
Una figura dorsoscura bajo Merchants' Arch hojeaba libros en el tenderete de un<br />
vendedor ambulante.<br />
-Por supuesto, señor. ¿Es en la ciudad?<br />
-Sí, sí, dijo Boylan Botero. A diez minutos.<br />
La chica rubia le entregó un marbete y un lápiz.<br />
-¿Querría escribir la dirección, señor?<br />
Boylan Botero en el mostrador escribió y empujó el marbete hacia ella.<br />
-Envíelo de inmediato ¿quiere? dijo. Es para una inválida.<br />
-Sí, señor. En seguida, señor.<br />
Boylan Botero hizo repiquetear monedas cascabeleras en el bolsillo de su<br />
pantalón.<br />
-¿A cuánto asciende la dolorosa? preguntó.<br />
Los delgados dedos de la chica rubia contaron las piezas de fruta.<br />
Boylan Botero miró por el escote de la blusa. Una pollita. Tomó un clavel rojo del<br />
esbelto florero.
260<br />
-¿Para mí éste? preguntó galantemente.<br />
La chica rubia lo miró de soslayo, va de punta en blanco, la corbata algo torcida,<br />
sonrojándose.<br />
-Sí, señor.<br />
Inclinándose picaruelamente volvió a contar peras gordas y melocotones<br />
sonrojados.<br />
Boylan Botero volvió a mirar dentro de la blusa con más regodeo, el tallo de la<br />
flor roja entre los dientes sonrientes.<br />
-¿Puedo decirle un par de cosas a su teléfono, mi niña? preguntó taimadamente.<br />
-Ma! dijo Almidano Artifoni.<br />
Contempló por encima del hombro de Stephen la molondra nudosa de Goldsmith.<br />
Dos coches atestados de turistas pasaron lentamente, las mujeres delante,<br />
empuñando el pasamanos. Rostros pálidos. Los brazos de los hombres con<br />
naturalidad alrededor de las formas encogidas de ellas. Alejaron la mirada del<br />
Tnnity y la dirigieron al soportal de columnatas cegadas del banco de Irlanda donde<br />
las palomas zuuureaban.<br />
Anch'io ho avuto di queste idee, dijo Almidano Artifoni, quand' ero giovine come<br />
Leí. Eppoi mi sono convinto che il mondo è una bestia. È peccato. Perchè la sua<br />
voce .... sarebbe un cespite di rendita, via. Invece, Lei si sacrifica.<br />
-Sacrifizio incruento, dijo Stephen sonriendo, haciendo oscilar la vara de fresno en<br />
lento balanceo por el centro, grácilmente.<br />
-Speriamo, dijo la cara redonda amostachada placenteramente. Ma, dia: retta a<br />
me. Ci rifletta.<br />
Junto a la adusta mano pétrea de Grattan, mandando parar, un tranvía de Inchicore<br />
descargó soldados en desorden de una banda de las tierras altas de Escocia.<br />
-Ci rifletterò, dijo Stephen recorriendo con la mirada la apretada pemera del<br />
pantalón.<br />
-Ma, sul serio eh? dijo Almidano Artifoni.
261<br />
Su gruesa mano cogió firmemente la de Stephen. Ojos humanos. Contemplaron<br />
con curiosidad un instante y se desviaron apresuradamente hacia un tranvía de<br />
Dalkey.<br />
-Eccolo, dijo Almidano Artifoni con amigable premura. Venga a trovarmi e ci<br />
pensi. Addio, caro.<br />
Arrivederla, maestro, dijo Stephen, quitándose el sombrero cuando la mano quedó<br />
suelta. Egrazie.<br />
-Di che? dijo Almidano Artifoni. Scusi eh? Tante belle cose!<br />
Almidano Artifoni, levantando una batuta de enrolladas partituras a modo de<br />
señal, trotó con recios pantalones tras el tranvía de Dalkey. En vano trotó, haciendo<br />
señales en vano entre la bulla de escoceses de rodillas desnudas que<br />
contrabandeaban instrumentos de música por la verja del Trinity.<br />
Miss Dunne ocultó el ejemplar de La mujer de blanco de la biblioteca de Capel<br />
Street en el fondo del cajón y enrolló una hoja de papel llamativo en el carro de su<br />
máquina de escribir.<br />
Hay demasiado misterio en el libro. ¿Quiere a ésa, a Manon? Lo devolveré y<br />
sacaré otro de Mary Cecil Haye.<br />
El disco salió disparado ranura abajo, se bamboleó un ratito, cesó y los miró<br />
extasiado: seis.<br />
Miss Dunne tecleó en el teclado:<br />
-16 de junio de 1904.<br />
Cinco hombres-anuncio blancoenchisterados por entre la esquina de Monypeny y<br />
el pedestal donde no estaba la estatua de Wolfe Tone, anguilearon para darle la<br />
vuelta a H.E.L.Y'S y se retiraron con penoso caminar por donde habían venido.<br />
Luego clavó la mirada en el gran cartel de Mane Kendall, adorable vedette, y<br />
arrellanándose lánguidamente, garabateó en el cuaderno varios dieciséis y eses<br />
mayúsculas. Cabello mostaza y mejillas repintadas. No es muy agraciada ¿verdad?<br />
La forma en que se levanta esa menudencia de falda. A saber si estará ése en el<br />
concierto de la banda esta noche. Si pudiera conseguir que esa modista me hiciera<br />
una falda concertina como la de Susy Nagle. Son de impresión. Shannon y toda la
262<br />
gente bien del club náutico no le quitaban los ojos de encima. Quiera Dios que no<br />
me tenga aquí hasta las siete.<br />
El teléfono sonó groseramente al lado de su oído.<br />
-Diga. Sí, señor. No, señor. Los llamaré después de las cinco. Sólo esos dos,<br />
señor, para Belfast y Liverpool. Muy bien, señor. Entonces me puedo marchar<br />
después de las seis si usted no ha vuelto. A las y cuarto. Sí, señor. Veintisiete<br />
chelines con seis. Se lo diré. Sí, una, siete, seis.<br />
Garabateó tres cifras en un sobre.<br />
-¡Mr. Boylan! ¡Oiga! Ese caballero del Sport vino preguntando por usted. Mr.<br />
Lenehan, sí. Dijo que estaría en el Ormond a las cuatro. No, señor. Sí, señor. Les<br />
llamaré después de las cinco.<br />
Dos caras sonrosadas se volvieron a la flama de la antorcha minúscula.<br />
-¿Quién va? preguntó Ned Lambert. ¿Eres Crotty?<br />
-Ringabella y Crosshaven, replicó una voz a tientas buscando pie.<br />
-Hola, Jack ¿es usted? dijo Ned Lambert, levantando en señal de saludo un<br />
cimbreante listón entre los arcos tremolantes. Venga. Cuidado no tropiece.<br />
La cerilla en la mano levantada del clérigo se consumió en una larga suave llama<br />
y fue dejada caer. A los pies de ellos el punto rojo expiró: y aire enrarecido se cemió<br />
a su alrededor.<br />
-¡Cuán interesante! dijo un acento refinado en las sombras.<br />
-Sí, señor, dijo Ned Lambert enérgicamente. Estamos en la histórica sala de<br />
consejos de la abadía de Saint Mary donde el sedoso Thomas se proclamó a si<br />
mismo rebelde en 1534. Éste es el lugar más histórico de todo Dublín. O'Madden<br />
Burke va a escribir algo sobre ello uno de estos días. El viejo edificio del banco de<br />
Irlanda estuvo ahí enfrente hasta los tiempos de la unión y el templo judío primitivo<br />
también estuvo aquí antes de que construyeran la sinagoga allá en Adelaide Road.<br />
¿Usted no había estado aquí antes, verdad,Jack?<br />
-No, Ned.<br />
-Él bajaba a caballo por Dame Walk, dijo el acento refinado, si es que puedo<br />
confiar en mi memoria. La mansión de los Kildares estaba en Thomas Court.
263<br />
-Eso es, dijo Ned Lambert. Eso es, sí señor.<br />
-Sería usted tan amable pues, dijo el clérigo, de dejarme la próxima vez quizá ....<br />
-Por supuesto, dijo Ned Lambert. Traiga la cámara fotográfica cuando guste. Yo<br />
me encargaré de quitar los sacos de las ventanas. La puede tomar desde aquí o desde<br />
aquí.<br />
En la aún débil luz se movió de un lado para otro, bordoneando con el listón los<br />
sacos de semillas apilados y los puntos estratégicos en el suelo.<br />
Desde una cara larga una barba y una mirada caían sobre un tablero de ajedrez.<br />
-Le estoy sumamente agradecido, Mr. Lambert, dijo el clérigo. No quiero robarle<br />
su valioso tiempo ....<br />
-Estoy a su disposición, señor, dijo Ned Lambert. Déjese caer por aquí cuando<br />
guste. La próxima semana, digamos. ¿Ve usted?<br />
-Sí, sí. Buenas tardes, Mr. Lambert. Encantado de haberle conocido.<br />
-El placer es mío, señor, contestó Ned Lambert.<br />
Siguió a su invitado hasta la salida y luego lanzó el listón revoloteando por entre<br />
los pilares. Junto con J. J. O'Molloy se encaminó lentamente hacia Mary's Abbey<br />
donde unos carreteros cargaban en carros sacos de harina de algarroba y de areca,<br />
O'Connor, Wexford.<br />
Se detuvo a leer la tarjeta que tenía en la mano.<br />
-Reverendo Hugh C. Love, Rathcoffey. Dirección actual: Saint Michael, Sallins.<br />
Es un joven agradable. Está escribiendo un libro sobre los Fitzgeralds me contó.<br />
Está muy al día en historia, rediez.<br />
La joven con sumo cuidado se desprendió de la falda liviana una brizna pegada.<br />
-Pensé que andaba metido en una nueva conspiración de la pólvora, dijo J. J.<br />
O'Molloy.<br />
Ned Lambert se crujió los dedos al aire.<br />
-¡Dios! exclamó. Se me olvidó contarle aquella sobre el conde de Kildare después<br />
de que prendiera fuego a la catedral de Cashel. ¿La conoce? Me jode haberlo hecho,<br />
va y dice, pero juro por Dios que pensaba que el arzobispo estaba dentro. Puede<br />
que no le gustara, sin embargó. ¿Qué? Por todos los santos, se la contaré de todas
264<br />
formas. Ese fue el gran conde, Fitzgerald el Grande. Apasionados que eran todos<br />
ellos, los Geraldines.<br />
Los caballos por los que pasaba respingaron nerviosamente bajo los arreos flojos.<br />
Dio una palmada a un anca moteada que se estremecía cerca de él y voceó:<br />
-¡Sooo, bonito!<br />
Se volvió a J. J. O'Molloy y preguntó:<br />
-Bien, Jack. ¿Qué pasa? ¿Qué problema tiene? Espere un momento. Deténgase.<br />
Boquiabierto y con la cabeza echada hacia atrás se quedó quieto y, tras un<br />
instante, estomudó fuertemente.<br />
-¡Achís! dijo. ¡Dios!<br />
-El polvo de esos sacos, dijo J. J. O'Molloy educadamente.<br />
-No, dijo sofocado Ned Lambert, pillé un .... resfriado ante .... Dios ... anteanoche<br />
... y había una corriente de todos los diablos ....<br />
Sostuvo el pañuelo listo para el siguiente ...<br />
-Estuve .... Glasnevin por la mañana ... pobrecillo ... cómo se llama ... ¡Achís! ...<br />
¡Vaya por Dios!<br />
Tom Rochford tomó el disco superior del montón que asía contra su chaleco<br />
burdeos.<br />
-¿Ven ustedes? dijo. Digamos que es el cuadro número seis. Aquí dentro, ven<br />
ustedes. Cuadro en escena.<br />
Lo deslizó en la hendidura izquierda como demostración. Salió disparado ranura<br />
abajo, se bamboleó un ratito, cesó, mirándolos extasiado: seis.<br />
Abogados del pasado, arrogantes, elegantes, contemplaron pasar desde la oficina<br />
de tasación pública hacia el tribunal Nisi Prius a Richie Goulding que portaba la<br />
cartera de Goulding, Collis y Ward y escucharon el frufrú desde la sala del<br />
almirantazgo del tribunal supremo hasta el tribunal de apelación de una mujer<br />
anciana con dientes postizos que sonreían incrédulamente y una falda de seda negra<br />
de mucho vuelo.<br />
-¿Ven ustedes? dijo. Ya ven cómo el último que inserté está aquí: cuadros<br />
aparecidos. El impacto. El apalancamiento ¿ven?
265<br />
Les mostró la columna creciente de discos a la derecha.<br />
-Buena idea, dijo Napias Flynn, sorbiéndose. Así que uno que llegue tarde sabe<br />
qué cuadro está en escena y qué cuadros han aparecido.<br />
-¿Ven? dijo Tom Rochford.<br />
Deslizó un disco por su cuenta: y observó cómo se disparaba, se bamboleaba,<br />
miraba extasiado, se paraba: cuatro. Cuadro en escena.<br />
-Lo voy a ver ahora en el Onnond, dijo Lenehan, y le tantearé. Un buen cuadro se<br />
merece otro igual.<br />
-Hágalo, dijo Tom Rochford. Dígale que estoy Boylanbullendo de impaciencia.<br />
-Buenas tardes, dijo M'Coy abruptamente. Cuando ustedes dos empiezan .....<br />
Napias Flynn se encorvó hacia la palanca, sorbiéndose ante ella.<br />
-¿Pero cómo funciona esto, Tommy? preguntó.<br />
-Agur, dijo Lenehan. Hasta luego.<br />
Siguió a M'Coy que se marchaba cruzando la plazuela minúscula de Crampton<br />
Court.<br />
-Es un héroe, dijo simplemente.<br />
-Lo sé, dijo M'Coy. Lo del sumidero, quiere decir.<br />
-¿Sumidero? dijo Lenehan. Se escurrió por una tapa de registro abajo.<br />
Dejaron atrás el odeón de Dan Lowry donde Mane Kendall, adorable vedette, les<br />
sonreía desde un cartel con una sonrisa repintada.<br />
Bajando por la acera de Sycamore Street cerca del odeón Empire Lenehan le<br />
explicó a M'Coy cómo había ocurrido todo aquello. Uno de esos registros semejante<br />
a una jodida tubería de gas y allí estaba el pobre diablo atraricado en él, medio<br />
asfixiado con los gases de la cloaca. Pero para abajo que se fue Tom Rochford de<br />
todas formas, chaleco de corredor de apuestas y todo, con la soga alrededor. Y qué<br />
diantres como que consiguió atarle la soga al pobre diablo y los subieron para arriba<br />
a los dos.<br />
-La hazaña de un héroe, dijo.<br />
A la altura del Dolphm se detuvieron para dejar que el coche ambulancia pasara<br />
galopando en dirección a Jervis Street.
266<br />
-Por aquí, dijo, caminando hacia la derecha. Quiero entrar un segundo en Lynam<br />
para ver cómo se cotiza Cetro de salida. ¿Qué hora es por su reloj y cadena de oro?<br />
M'Coy miró con ojos de miope el interior de la oficina umbría de Marcus Tertius<br />
Moses, luego el reloj de casa O'Neill.<br />
-Pasadas las tres, dijo. ¿Quién la monta?<br />
-O'Madden, dijo Lenehan. Y una potra de mucho brío que es.<br />
Mientras esperaba en Temple Bar M'Coy fue empujando una cáscara de plátano<br />
con suaves puntapiés desde la acera hasta la alcantarilla. Alguien podría meterse un<br />
buen batacazo si viene con una tajada en la oscuridad.<br />
La verja del paseo se abrió de par en par para facultar la salida de la comitiva<br />
virreinal.<br />
-A la par, dijo Lenehan al regresar. Me he topado con Lyons Gallito ahí dentro<br />
que iba a apostar por un jodido caballo que alguien le ha sugerido y que no tiene la<br />
más remota. Por aquí.<br />
Subieron por los escalones y siguieron bajo Merchants' Arch. Una figura<br />
dorsoscura inspeccionaba libros en el tenderete de un vendedor ambulante.<br />
-Ahí está, dijo Lenehan.<br />
-A saber lo que estará comprando, dijo M'Coy, echando una ojeada para atrás.<br />
-Leopoldo o el Brotebloom en el centeno, dijo Lenehan.<br />
-Pierde la cabeza por los saldos, dijo M'Coy. Estaba con él un día y le compró un<br />
libro a una vieja de Liffey Street por dos chelines. Tenía hermosos grabados que<br />
valían el doble de lo pagado, estrellas y la luna y cometas de largas colas. Era de<br />
astronomía.<br />
Lenehan se rió.<br />
-Le contaré una muy buena sobre colas de cometas, dijo. Pongámonos al sol.<br />
Cruzaron hacia el puente de hierro y fueron a lo largo de Wellington Quay junto al<br />
muro del río.<br />
El señorito Patrick Aloysius Dignam salía de casa Mangan, antes Fehrenbach,<br />
portando libra y media de filetes de cerdo.<br />
-Hubo una gran comilona en el reformatorio de Glencree, dijo Lenehan<br />
animadamente. La cena anual, ya sabe. De alto copete. El alcalde estaba allí, Val
267<br />
Dillon era, y Sir Charles Cameron y Dan Dawson dio un discurso y hubo música.<br />
Bartell d'Arcy cantó y Benjamin Dollard .....<br />
-Ya lo sé, le cortó M'Coy. Mi señora cantó allí una vez.<br />
-¿Ah, sí? dijo Lenehan.<br />
Una tarjeta Apartamentos sin amueblar reapareció en la corredera de la ventana<br />
del número 7 de Eccles Street. Interrumpió la historia un momento pero rompió a<br />
reír con risa resollante.<br />
-Pero espere a que le cuente, dijo. Delahunt el de Candem Street llevaba el<br />
servicio de comestibles y un servidor de usted era el jefe de bebestibles. Bloom y la<br />
mujer estaban allí. La cantidad de cosas que nos metimos entre pecho y espalda:<br />
oporto y jerez y curaçao de los que dimos buena cuenta. Fue el desmadre. A los<br />
líquidos siguieron los sólidos. Fiambres a porrillo y empanadas ....<br />
-Lo sé, dijo M'Coy. El año en que mi señora estuvo .....<br />
Lenehan le cogió del brazo efusivamente.<br />
-Pero espere a que le cuente, dijo. Tuvimos un refrigerio de medianoche también<br />
después de toda la juerga y cuando despegamos de allí daban ya las putas luces de la<br />
mañana de la resaca anterior. Camino de casa hacía una noche de invierno<br />
magnífica como para meterse en la Montaña Plumón. Bloom y Chris Callinan iban<br />
en un lado del coche y yo estaba con su mujer en el otro. Empezamos a cantar a tres<br />
y a dos voces: Ved, el destello mañanero. Iba bien alumbrada con una buena carga<br />
de oporto de Delahunt en la barriga. A cada bandazo del jodido coche ya me la tenía<br />
encima. ¡Menudo revoltijo! Tiene un buen par, que Dios la bendiga. Así.<br />
Extendió las manos encovadas alejándolas de él un codo, frunciendo el ceño:<br />
-Estuve remetiéndole la manta y arreglándole el boa todo el tiempo. ¿.Sabe a qué<br />
me refiero?<br />
Sus manos moldearon copiosas curvas de aire. Apretó los ojos con placer,<br />
contrayéndosele el cuerpo, y rumbó un dulce gorjeo desde sus labios.<br />
-El mozo estaba en guardia de todas formas, dijo con un suspiro. Es una yegua de<br />
mucho brío de eso no hay duda. Bloom iba señalando todas las estrellas y cometas<br />
del firmamento a Chris Callinan y al calesero: la osa mayor y Hércules y el dragón,<br />
y la biblia en pasta. Pero yo, vaya por Dios, que andaba perdido, como quien dice,
268<br />
en la vía láctea. Él se las conoce todas, se lo juro. Por fin ella descubrió una chiqui-<br />
tita chiquitina a millas de distancia. ¿Yqué estrella es ésa, Poldy? va y dice ella.<br />
Vaya por Dios, dejó a Bloom todo cortado. Ésa ¿no? dice Chris Callinan, seguro<br />
que ésa es sólo lo que se dice una pichita de nada. Vaya por Dios, que no andaba<br />
muy lejos de dar en el blanco. Lenehan se paró y se apoyó contra el muro del río,<br />
resoplando con risa suave.<br />
-No puedo más, jadeó.<br />
La cara blanca de M'Coy sonreía a instantes y se fue poniendo grave. Lenehan<br />
comenzó a andar de nuevo. Se levantó la gorra náutica y se rascó el colodrillo<br />
rápidamente. Miró de soslayo a M'Coy en la luz del sol.<br />
-Es un hombre completo y culto, ese Bloom, dijo seriamente. No es uno del<br />
montón o uno más ... ya sabe ... Tiene algo de artista el bueno de Bloom.<br />
Mr. Bloom pasaba despreocupadamente las páginas de Las pavorosas<br />
revelaciones de María Monk, luego de la Obra maestra de Aristóteles. Torcida y<br />
chapucera la impresión. Grabados: criaturas hechas un ovillo en úteros de rojez san-<br />
guinosa como hígados de vacas sacrificadas. Cantidades de ellos en este momento<br />
por todo el mundo. Todos ellos topetando con el cráneo queriendo salir de ahí. Un<br />
niño que nace cada minuto en algún sitio. Mrs. Purefoy.<br />
Echó a un lado ambos libros y miró al tercero: Historias del ghetto por Leopold<br />
von Sacher Masoch.<br />
-Ése lo tengo leído, dijo, empujándolo a un lado.<br />
El tendero dejó caer dos volúmenes sobre el mostrador. -Esos dos son de los<br />
buenos, dijo.<br />
Cebollas en su aliento llegaron por encima del mostrador desde su boca podrida.<br />
Se agachó para hacer un fardo con los otros libros, se los apretó contra el chaleco<br />
desabrochado y se los llevó detrás de la cortina cutre.<br />
En el puente de O'Connell muchas personas observaron la grave apostura y alegre<br />
indumentaria de Mr. Denis J. Maginni, profesor de baile, etc.<br />
Mr. Bloom, solo, miraba los títulos. Bellos tiranos por <strong>James</strong> Azotedamor.<br />
Conozco la clase que es. ¿Lo leí? Sí.
269<br />
Lo abrió. Me lo imaginaba.<br />
Una voz de mujer tras la cortina cutre. Escucha: el hombre.<br />
No: no le gustaría tanto. Se lo llevé una vez.<br />
Leyó el otro título: Delicias delpecado. Más en su línea. Veamos.<br />
Leyó por donde el dedo había abierto.<br />
-Todos los dólares que le daba su marido se los gastaba en las tiendas en vestidos<br />
presuntuosos y en las más caras puntillas. ¡Para él.! ¡Para Raouut<br />
Sí. Éste. Por aquí. Prueba.<br />
-Su boca se pegó a la de el en un suculento beso voluptuoso mientras que las<br />
manos de el buscaban sus opulentas curvas dentro del deshabillé.<br />
Sí. Me quedo éste. El final.<br />
-Llegas tarde, dio el con voz enronquecida, observándola con fulminante mirada<br />
de sospecha.<br />
La bella mujer se zafó del abrigo ribeteado de marta, luciendo unos hombros<br />
fastuosos y estremecedoras redondeces. Una sonrisa imperceptible retozaba en sus<br />
labios perfectos al volverse hacia el calmosamente.<br />
Mr. Bloom leyó de nuevo: La bella mujer....<br />
Un ardor se derramó suavemente sobre él, intimidándole la carne. La carne cedió<br />
ampliamente por entre ropas arrugadas: los ojos en blanco en desmayo. La nariz se<br />
arqueó en busca de presa. Ungüentos saturados en el pecho (¡para él.! ¡para<br />
Raoulo. Sudor con olor a cebolla de los sobacos. Lechaza de cola-de-pescado<br />
(estremecedoras redondeces). ¡Toca! ¡Aprieta! ¡Estruja! ¡Excremento sulfuroso de<br />
leones!<br />
¡Joven! ¡Joven!<br />
Una anciana, ya no joven, dejó el edificio del tribunal de casación, el tribunal<br />
supremo, el de cuentas y el de primera instancia, después de haber presenciado en la<br />
sala del juez del tribunal supremo el caso de demencia de Potterton, en la sección<br />
del almirantazgo la citación, a petición de parte, de los propietarios del Lady Cairns<br />
contra los propietarios del barco Mona, en el tribunal de apelaciones el fallo con<br />
reserva en el pleito de Harvey contra la Compañía Aseguradora de Garantías y<br />
Accidentes Oceánicos.
270<br />
Toses de flema sacudieron el aire de la librería, abombando las cortinas cutres. La<br />
cabeza gris despeinada del tendero salió y también la enrojecida cara desafeitada,<br />
tosiendo. Carraspeó violentamente, y gargajeó flema en el suelo. Plantó la bota en lo<br />
que había escupido, restregando la suela a todo lo largo, y se inclinó, mostrando una<br />
coronilla despellejada, escasamente peluda.<br />
Mr. Bloom la contempló.<br />
Controlándose la ajetreada respiración, dijo: -Me llevo éste.<br />
El tendero levantó unos ojos cegajosos de resfriado rancio.<br />
-Delicias del pecado, dijo, tabaleando en él. Éste es de los buenos.<br />
El portero junto a la puerta del salón de subastas de Dillon volvió a sacudir dos<br />
veces la campanilla y se miró en el espejo del armario con marcas de tiza.<br />
Dilly Dedalus, holgazaneando cerca del bordillo, oyó los repiques de la<br />
campanilla, los gritos del subastador dentro. Cuatro chelines con nueve. Esas<br />
cortinas encantadoras. Cinco chelines. Cortinas acogedoras. Nuevas se venden a dos<br />
guineas. ¿Alguien da más de cinco chelines? Adjudicadas por cinco chelines.<br />
El portero levantó la campanilla y la agitó: -¡Talán!<br />
El tan de la campana de la última vuelta aguijoneó a los ciclistas de la media-milla<br />
al sprint. J. A. Jackson, W. E. Wylie, A. Munro y H. T. Gahan, los estirados cuellos<br />
meneándose, salvaron la curva de la biblioteca de la Universidad.<br />
Mr. Dedalus, tirándose del largo bigote, se acercó desde William's Row. Se<br />
detuvo cerca de su hija.<br />
-Ya va siendo hora, dijo ella.<br />
-Ponte derecha por el amor de Dios, dijo Mr. Dedalus. ¿Es que intentas imitar a tu<br />
tío John, el cometa, con la cabeza hundida en los hombros? ¡Por Dios bendito!<br />
Dilly se encogió de hombros. Mr. Dedalus puso las manos sobre ellos y se los<br />
echó para detrás.<br />
-Ponte derecha, niña, dijo. Vas a tenninar con encorvamiento de la columna<br />
vertebral. ¿Sabes qué aspecto tienes?<br />
Hundió la cabeza repentinamente y la proyectó hacia delante, encorvando los<br />
hombros y dejando caer la mandibula.
271<br />
-Déjelo ya, padre, dijo Dilly. La gente le está mirando.<br />
Mr. Dedalus se puso derecho y se tiró de nuevo del bigote.<br />
-¿Consiguió dinero? preguntó Dilly.<br />
-¿De dónde iba yo a sacar dinero? dijo Mr. Dedalus. No hay nadie en Dublín que<br />
me preste ni cuatro peniques.<br />
-Sí que tiene, dijo Dilly, mirándole a los ojos.<br />
-¿Cómo lo sabes? preguntó Mr. Dedalus, con sorna.<br />
Mr. Keman, complacido con el pedido que le habían hecho, caminaba ufano por<br />
<strong>James</strong> Street.<br />
-Sé que sí, contestó Dilly. ¿No estaba usted en la taberna Scotch ahora?<br />
-Pues no que no estaba, vamos, dijo Mr. Dedalus, sonriendo. ¿Han sido las<br />
monjitas las que te han enseñado a ser tan descarada? Anda, toma.<br />
Le dio un chelín.<br />
-A ver si puedes hacer algo con eso, dijo.<br />
-Seguro que tendrá usted cinco, dijo Dilly. Déme más.<br />
-Espera sentada, dijo Mr. Dedalus amenazadoramente. Eres igual que los demás<br />
¿a que sí? Hatajo de sanguijuelas insolentes desde que vuestra pobre madre murió.<br />
Pero esperad sentadas. No me vengáis con cantinelas que no me vais a sacar ni el<br />
forro del bolsillo. ¡Panda de pillastres! Me voy a deshacer de todas vosotras. No os<br />
importaría que estirara la pata. Se ha muerto. El tío ese de arriba se ha muerto.<br />
La dejó y comenzó a andar. Dilly le siguió rápidamente y le tiró de la americana.<br />
-Bueno, y ahora ¿qué pasa? dijo él, parándose.<br />
El portero tocó la campana a sus espaldas.<br />
-¡Talán!<br />
-Maldita sea tu estampa, carota, exclamó Mr. Dedalus, volviéndose hacia él.<br />
El portero, consciente del comentario, agitó el badajo colgante de la campana pero<br />
débilmente:<br />
-¡Tan!<br />
Mr. Dedalus clavó la mirada en él.<br />
-Míralo, dijo. Qué instructivo. A saber si nos va a dejar hablar.<br />
-Tiene usted más que eso, padre, dijo Dilly.
272<br />
-Te voy a enseñar un truquito, dijo Mr. Dedalus. Os voy a dejar a todos en la<br />
estacada. Mira, aquí está todo lo que tengo. Conseguí dos chelines de Jack Power y<br />
me gasté dos peniques en afeitarme para el entierro.<br />
Sacó un puñado de monedas de cobre, nerviosamente.<br />
-¿No puede buscar dinero en alguna parte? dijo Dilly.<br />
Mr. Dedalus pensó y asintió.<br />
-Lo haré, dijo seriamente. Estuve mirando por todas las alcantarillas de O'Connell<br />
Street. Voy a probar en ésta ahora.<br />
-Es usted muy gracioso, dijo Dilly, haciendo un mohín.<br />
-Ten, dijo Mr. Dedalus, alargándole dos peniques. Cómprate un vaso de leche y<br />
un bollito o algo. Estaré en casa dentro de nada.<br />
Se metió las otras monedas en el bolsillo y comenzó a caminar de nuevo.<br />
La comitiva virreinal salió, cumplimentada por policias ceremoniosos, por<br />
Parkgate.<br />
-Estoy segura de que tiene usted otro chelín, dijo Dilly.<br />
El portero tocó ruidosamente.<br />
Mr. Dedalus en medio del estrépito se marchó, murmurando para sí mismo<br />
suavemente con la boca fruncida y dengosa:<br />
-¡Las monjitas! ¡Qué graciosas! ¡Ah, seguro que ellas no harían nada! ¡Ay, seguro<br />
que no! ¿No es como digo, hermanita Mónica?<br />
Desde el reloj de sol hacia <strong>James</strong> Gate caminaba Mr. Kernan, complacido con el<br />
pedido que le habían hecho para Pulbrook Robertson, ufano por <strong>James</strong> Street,<br />
dejando atrás las oficinas de Shackleton. Le he dorado bien la píldora. ¿Cómo está<br />
usted, Mr. Crinimins? Inmejorable, señor. Temía que estuviera usted en su otro<br />
establecimiento en Pimlico. ¿Cómo van las cosas? Lo justo para ir tirando. Estamos<br />
teniendo un tiempo extraordinario. Sí, desde luego. Bueno para el campo. Los<br />
campesinos siempre quejándose. Me tomaría sólo una gota de su excelente ginebra,<br />
Mr. Crimmins. Una gotita, señor. Sí, señor. Un asunto horrible ese de la explosión<br />
del General Slocum. ¡Horrible, horrible! Mil víctimas. Y escenas estremecedoras.<br />
Hombres atropellando a mujeres y niños. De lo más brutal. ¿Cuál dicen que fue la
273<br />
causa? Combustión espontánea. Una revelación de lo más escandalosa. Ni un solo<br />
bote salvavidas se mantenía a flote y todas las mangueras de incendio reventadas.<br />
Lo que no entiendo es cómo los inspectores pudieron permitir que un barco como<br />
ése .... Precisamente está dando usted en el clavo, Mr. Crimmins. ¿Sabe usted por<br />
qué? Engrases. ¿De veras? Sin duda alguna. Vaya, mire usted. Y América dicen que<br />
es la tierra de la libertad. Yo pensaba que estábamos mal aquí.<br />
Le sonreí. América, le dije discretamente, ya ves. ¿Qué es lo que es? El desecho<br />
de todos los países incluido el nuestro. ¿No es verdad? Esa es la pura verdad.<br />
Baratería, muy señor mío. Bueno, claro, donde corre el dinero siempre hay<br />
alguien dispuesto a echarle el guante.<br />
Le vi mirándome la levita. El traje hace al hombre. Nada como una apariencia<br />
elegante. Los deja pasmados.<br />
-Hola, Simon, dijo el Padre Cowley. ¿Qué tal van las cosas?<br />
-Hola, Bob, viejo, contestó Mr. Dedalus, parándose.<br />
Mr. Kernan se detuvo y se atildó ante el espejo inclinado de Peter Kennedy,<br />
peluquero. Americana con estilo, sin genero de dudas. Scott de Dawson Street. Bien<br />
vale el medio soberano que le di a Neary por ella. No te las hacen por menos de tres<br />
guineas. Me sienta de perlas. De algún cursi del club de Kildare Street<br />
probablemente. John Mulligan, el director del Banco Hibérnico, me midió con la<br />
mirada ayer en el puente de Carlisle como si me recordara.<br />
¡Aajá! Hay que representar el papel para ellos. Señor de los caminos. Caballero. Y<br />
bien, Mr. Crimmins, nos concederá el honor de ser nuestro cliente de nuevo, señor.<br />
La copa que reanima pero no embriaga, como dice el viejo dicho.<br />
North Wall y Sir John Rogerson's Quay, con cascos y capones, navegando hacia<br />
el oeste, pasó navegando un esquife, un prospecto arrugado, mecido en el oleaje del<br />
transbordador, Elías vuelve.<br />
Mr. Kernan echó una mirada de despedida a su imagen. Buen color, claro está.<br />
Bigote canoso. Oficial jubilado de la India. Valientemente tiraba de su cuerpo<br />
repolludo adelante sobre pies abotinados, sacando el pecho. ¿Es ése el hermano de<br />
Ned Lambert en la acera de enfrente, Sam? ¿Eh? Sí. Su viva estampa. No. El
274<br />
parabrisas de ese automóvil de ahí al sol. Tan sólo un chispazo ya ves. La viva<br />
estampa de él.<br />
¡Rajá! El licor ardiente del jugo de enebro le calentó las entrañas y el aliento. Una<br />
buena gota de ginebra había sido ésa. Los faldones de su levita hacían guiños al sol<br />
brillante con su graso contoneo.<br />
Por ahí abajo a Emmet colgaron, destriparon y descuartizaron. Soga negra<br />
grasienta. Los perros lamiendo la sangre de la calle cuando la esposa del virrey pasó<br />
en su calesín.<br />
Malos tiempos aquellos. Bueno, bueno. Ya pasaron. Grandes borrachines también.<br />
Hombres de cuatro-botellas. Veamos. ¿Está enterrado en Saint Michan? O no, hubo<br />
un entierro a medianoche en Glasnevin. El cadáver lo metieron por una puerta<br />
secreta en el muro. Dignam está allí ahora. Se esfumó en un santiamén. Bueno,<br />
bueno. Mejor será que doble para abajo aquí. Daré un rodeo.<br />
Mr. Keman dobló y descendió por la cuesta de Watling Street por la esquina de la<br />
sala de espera de las visitas de Guinness. Delante de los almacenes de la Compañía<br />
Destiladora de Dublín había un charrete parado sin pasajero ni calesero, las riendas<br />
anudadas a la rueda. Maldita sea, eso es peligroso. Algún boberas de Tipperary<br />
poniendo en peligro las vidas de los ciudadanos. Caballo desbocado.<br />
Denis Breen con sus tomos, cansado de haber esperado una hora en el despacho<br />
de John Henry Menton, llevaba a su mujer por el puente de O'Connell, camino del<br />
despacho de Messrs. Collis y Ward.<br />
Mr. Keman se aproximó a Island Street. Tiempos de conflictos. Tengo que pedirle<br />
a Ned Lambert que me preste esas memorias de Sir Jonah Barrington. Cuando lo<br />
repasas ahora todo eso en una especie de ordenación retrospectiva. Apuestas en<br />
Daly. Nada de trampas en aquel entonces. A uno de aquellos socios le clavaron la<br />
mano a la mesa con una daga. Por estos alrededores Lord Edward Fitzgerald escapó<br />
del Comandante de Plaza Sirr. Las cuadras detrás de Casa Moira.<br />
Pero que muy buena que era esa ginebra.<br />
Lindo joven rozagante de la nobleza. Buena cepa, claro está. Aquel rufián, aquel<br />
caballero de pega, de guantes violetas, lo delató. Claro que estaban en el bando<br />
equivocado. Se alzaron en días oscuros y funestos. Lindo poema ese: Ingram. Eran
275<br />
caballeros. Ben Dollard sí que canta esa balada con sentimiento. Interpretación<br />
magistral.<br />
En el cerco de Ross mi padre cayó.<br />
Una comitiva a trote corto a lo largo de Pembroke Quay pasaba, los batidores<br />
botando, botando en sus, en sus monturas. Levitas. Parasoles color crema.<br />
Mr. Keman apretó el paso, resoplando convulsionadamente.<br />
¡Su Excelencia! ¡Lástima! Me lo perdí por los pelos. ¡Maldita sea! ¡Qué pena!<br />
Stephen Dedalus observaba por el escaparate telarañoso los dedos del lapidario<br />
comprobando una cadena desgastada por el tiempo. El polvo entamaba el escaparate<br />
y las bandejas de la vitrina. El polvo oscurecía los atareados dedos de uñas<br />
buitreras. El polvo dormía sobre espirales mates de bronce y plata, losanges de<br />
cinabno, sobre rubíes, piedras desmochadas y vinoscuras.<br />
Nacidos todos en la oscura tierra agusanada, motas frías de fuego, malditas, luces<br />
brillando en la oscuridad. Adonde los arcángeles caídos arrojaron las estrellas de sus<br />
frentes. Enfangados hocicos de puercos, manos, hozan y hozan, las gafan y<br />
arrancan.<br />
Ella baila en sombras inmundas donde goma arde con ajo. Un marinero,<br />
barbaherrumbroso, sorbe ron de un tazón y la ojea. Una larga brama silenciosa en el<br />
mar alimentada. Ella baila, corcovea, meneando sus nalgas cerdunas y las caderas,<br />
con un huevo de rubí palpitando en su panza carnosa.<br />
El viejo Russell con un trapo de gamuza embadurnado pulía de nuevo su gema, la<br />
volvía y mantenía en la punta de su barba de Moisés. Simio abuelo regodeándose en<br />
riquezas robadas.<br />
¿Y vosotros que arrancáis viejas imágenes de la tierra tumularia? Las palabras<br />
vesánicas de los sofistas: Antístenes. Un saber ancestral de drogas. Naciente e<br />
inmortal trigo que existe desde siempre y por siempre.
276<br />
Dos viejas vigorizadas tras su buchada de aire salobre caminaban penosamente<br />
por Inshtown a lo largo de London Bridge Road, una con un fatigado paraguas<br />
enarenado, la otra con un bolso de matrona en el que rodaban once veneras.<br />
El runruneo de aleteantes correas de cuero y el zumbido de las dinamos de la<br />
central eléctrica incitaron a Stephen a proseguir. Seres sin ser. ¡Párate! Latido<br />
siempre fuera de ti y el latido siempre dentro. Tu corazón del que cantas. Yo entre<br />
ellos. ¿Dónde? Entre dos mundos bramantes donde ellos se arremolinan, yo.<br />
Destrózalos, uno y dos. Pero desquiciarme yo también en el golpe. Destrózame tú<br />
que puedes. Alcahuete y camicero eran las palabras. ¡Oiga! Todavía no por ahora.<br />
Un vistazo alrededor.<br />
Sí, totalmente cierto. Muy grande y maravilloso y marca la hora fenomenal. Decís<br />
bien, señor. El lunes por la mañana. Así fue, cierto.<br />
Stephen bajó por Bedford Row, la empuñadura del fresno zurriando contra la<br />
paletilla. En el escaparate de Clohissey un grabado descolondo de 1860 de Heenan<br />
boxeando contra Sayers le llamó la atención. Apostadores embobados con altos<br />
sombreros de copa rodeaban el ring acordelado. Los pesos-pesados con ceñidas<br />
calzonas ofrendaban cortésmente el uno al otro sus puños bulbosos. Y están<br />
latiendo: corazones de héroes.<br />
Giró y se detuvo cerca del inclinado tenderete de libros. -Dos peniques cada uno,<br />
dijo el mercachifle. Cuatro por seis peniques.<br />
Páginas pingajosas. El apicultor irlandés. Viday milagros del venerable cura de<br />
Ars. Guía de bolsillo de Killarney.<br />
Puede que encuentre aquí empeñado alguno de mis premios del colegio. Stephano<br />
Dedalo, alumno optimo, palmam ferenti.<br />
El Padre Conmee, habiendo leído las primeras horas canónicas, pasaba por la<br />
aldea de Donnycamey, murmurando las vísperas.<br />
Encuadernación demasiado buena quizá. ¿Qué es esto? Libro octavo y noveno de<br />
Moisés. Enigma de todos los enigmas. El sello del Rey David. Páginas llenas de<br />
dedadas: leídas y releídas. ¿Quién ha pasado por aquí antes que yo? Cómo suavizar<br />
las manos agrietadas. Receta para hacer vinagre de vino blanco. Cómo conquistar el
277<br />
amor de una mujer. Esto es lo mío. Diga el siguiente conjuro tres veces con las<br />
manos juntas:<br />
-¡Se elyilo nebrakada femininum! ¡Amor me solo! ¡Sanktus! Amén.<br />
¿Quién escribió esto? Hechizos y encantamientos del bienaventurado abad Pedro<br />
Salanka revelados a todos los verdaderos creyentes. Tan buenos como los hechizos<br />
de cualquier otro abad, como los del musitante Joaquín. Abajo, calvatrueno, o te<br />
trasquilamos la lana.<br />
--¿Qué haces aquí, Stephen?<br />
Los hombros altos y el vestido desharrapado de Dilly.<br />
Cierra el libro rápido. No dejes ver.<br />
-¿Tú qué haces? dijo Stephen.<br />
Una cara de Estuardo de Carlos el sin igual, lacios mechones cayéndole a los<br />
lados. Le ardía cuando ella se agachaba para atizar el fuego con las botas rotas. Le<br />
hablé de París. Dormilona bajo una colcha de viejos abrigos, manoseando una<br />
pulsera de similor, recuerdo de Dan Kelly. Nebrakadafemininum.<br />
-¿Qué tienes ahí?<br />
-Lo compré en el otro tenderete por un penique, dijo Dilly, riéndose<br />
nerviosamente. ¿Merece la pena?<br />
Mis ojos dicen que tiene. ¿Me ven otros así? Expresivos, distantes y osados.<br />
Sombra de mi mente.<br />
Le cogió de la mano el libro sin cubiertas. Compendio elemental de francés de<br />
Chardenal.<br />
-¿Para qué compraste eso? preguntó. ¿Para aprender francés?<br />
Ella asintió, enrojeciéndose y apretando con fuerza los labios.<br />
No muestres sorpresa. Con naturalidad.<br />
-Toma, dijo Stephen. Está bien. Cuidado que no te lo empeñe Maggy. Supongo<br />
que todos mis libros ya han volado.<br />
-Algunos, dijo Dilly. No hubo más remedio.<br />
Se ahoga. Mordedura. Sálvala. Mordedura. Todo está contra nosotros. Me ahogará<br />
con ella, ojos y cabello. Rodetes desmadejados de cabello algamanna a mi<br />
alrededor, de mi corazón, de mi alma. Verde muerte salada.
278<br />
Nosotros.<br />
Mordedura de la conciencia. De la conciencia la mordedura.<br />
¡Miseria! ¡Miseria!<br />
-Hola, Simon, dijo el Padre Cowley. ¿Qué tal van las cosas?<br />
-Hola, Bob, viejo, contestó Mr. Dedalus, parándose.<br />
Se dieron la mano ruidosamente delante del anticuario Reddy e Hija. El Padre<br />
Cowley se cepillaba el bigote hacia abajo a menudo con mano acucharada.<br />
-¿Qué hay de nuevo? dijo Mr. Dedalus.<br />
-Pues no mucho, dijo el Padre Cowley. Estoy atrincherado, Simon, con dos<br />
hombres merodeando fuera de la casa intentando perpetrar un allanamiento.<br />
-Estupendo, hombre, dijo Mr. Dedalus. ¿De quién se trata?<br />
-Bueno, dijo el Padre Cowley. Un fulano logrero que conocemos.<br />
-Con joroba ¿no? preguntó Mr. Dedalus.<br />
-El mismo, Simon, contestó el Padre Cowley. Reuben y otros de la misma ralea.<br />
Estoy precisamente esperando a Ben Dollard. Va a hablar con Long John para que<br />
haga que me quiten a esos dos hombres de encima. Lo único que quiero es un<br />
respiro.<br />
Miró con vaga esperanza arriba y abajo del muelle, una gran nuez abultándole en<br />
la garganta.<br />
-Lo sé, dijo Mr. Dedalus, asintiendo. ¡El pobre incapaz de Ben! Siempre le está<br />
haciendo un favor a alguien. ¡Quieto! Se puso las gafas y miró hacia el puente de<br />
hierro por un instante.<br />
-Ahí viene, por Dios, dijo, el mismo que viste y calza. El chaqué azul suelto y<br />
sombrero alto de copa sobre bombachos de Ben Dollard cruzaron el muelle con<br />
paso vigoroso desde el puente de hierro. Vino hacia ellos despaciosamente,<br />
rascándose activamente detrás de los faldones.<br />
Al aproximarse Mr. Dedalus le saludó:<br />
-Coged a ese tipo de los pantalones ridículos.<br />
-Cogedle, venga, dijo Ben Dollard.
279<br />
Mr. Dedalus ojeó con frío desdén errante diversos rasgos de la persona de Ben<br />
Dollard. Luego, volviéndose hacia el Padre Cowley con una señal de la cabeza,<br />
masculló con sorna:<br />
-¿Bonita vestimenta, no, para un día de verano?<br />
-Que Dios eterno maldiga su alma, gruñó Ben Dollard furiosamente, he tirado más<br />
ropa en lo que llevo de vida de la que usted haya visto jamás.<br />
Allí junto a ellos sonreía radiante, a ellos primero y después a sus ropas holgadas<br />
de algunas partes de las cuales Mr. Dedalus pelaba pelusas, diciendo:<br />
-Las hicieron para un hombre de buen año, Ben, de todas formas.<br />
-Mala suerte tenga el judío que las hizo, dijo Ben Dollard. Gracias sean dadas a<br />
Dios que todavía no ha cobrado.<br />
--~Y cómo va ese basso profondo, Benjamin? preguntó el Padre Cowley.<br />
Cashel Boyle O'Connor Fitzmaurice Tisdall Farrell, murmurando, ojovidrioso,<br />
pasó a zancadas por delante del club de Kildare Street.<br />
Ben Dollard frunció el ceño y, poniendo repentinamente boca de cantor, soltó una<br />
nota profunda.<br />
-¡Ooo! dijo.<br />
-Muy bien, dijo Mr. Dedalus, asintiendo a su vozarrón.<br />
-¿Qué les parece eso? dijo Ben Dollard. ¿Se conserva? ¿Eh?<br />
Se volvió hacia los dos.<br />
-Suficiente, dijo el Padre Cowley, asintiendo también.<br />
El reverendo Hugh C. Love caminaba desde la vieja sala capitular de Saint Mary's<br />
Abbey dejando atrás <strong>James</strong> y Charles Kennedy, refinadores, asistido por Geraldines<br />
altos y apuestos, hacia el recinto de portazgo más allá del vado de zarzos.<br />
Ben Dollard con una fuerte inclinación hacia el frontal de las tiendas los condujo<br />
hacia delante, los regocijados dedos al aire.<br />
-Vengan conmigo a la oficina del intendente de policía, dijo. Les quiero enseñar el<br />
nuevo descubrimiento de alguacil que Rock ha hecho. Es un cruce de Lobengula<br />
con Lynchehaun. Merece la pena verlo, les adelanto. Vengan. Vi a John Henry<br />
Menton casualmente en la Bodega hace un momento y me va a costar un ojo de la
280<br />
cara si no ... Esperen un rato ..... Vamos por buen camino, me lo huelo, Bob, créame<br />
usted de veras.<br />
-Por unos días dígale, el Padre Cowley dijo ansiosamente.<br />
Ben Dollard se detuvo con la mirada fija, el orificio sonoro abierto, un botón que<br />
le pendía de un hilo de la chaqueta meneándose el revés brillante mientras se<br />
limpiaba las pastosas pitarras que le cegaban los ojos para oír bien.<br />
-Cómo que por unos días? tronó. ¿Es que el casero no le ha embargado por el<br />
alquiler?<br />
-Sí que lo ha hecho, dijo el Padre Cowley.<br />
-Entonces la requisitoria de nuestro amigo no vale ni el papel sobre la que va<br />
impresa, dijo Ben Dollard. El casero tiene prelación. Le di todos los detalles.<br />
Windsor Avenue, 29. ¿No se llama Love?<br />
-Así es, dijo el Padre Cowley. El reverendo Mr. Love. Es pastor en algún lugar del<br />
país. Pero ¿está seguro de eso? -Puede decirle a Barrabás de mi parte, dijo Ben<br />
Dollard, que se meta esa requisitoria por donde le quepa.<br />
Arrastró al Padre Cowley hacia delante resueltamente, enlazado a su corpulencia.<br />
-Le caben hasta tarugos, dijo Mr. Dedalus, dejando caer las gafas sobre la<br />
delantera de la americana, mientras los seguía.<br />
-El chico estará perfectamente, dijo Martin Cunningham, al salir por la verja de<br />
Castleyard.<br />
El policía se tocó la frente.<br />
-Que Dios le bendiga, dijo Martin Cunningham, animadamente.<br />
Hizo una seña al calesero que esperaba, que tiró de las riendas y se puso en<br />
marcha hacia Lord Edward Street. Bronce junto a oro, la cabeza de Miss Kennedy<br />
junto a la de Miss Douce, aparecieron por encima de las cortinillas del hotel<br />
Ormond.<br />
-Sí, dijo Martin Cunningham, tocándose la barba. Le escribí al Padre Conmee<br />
exponiéndole el caso.<br />
-Podría probar con nuestro amigo, sugirió Mr. Power indicando hacia atrás.<br />
-¿Boyd? dijo Martin Cunningham secamente. Ni me lo mencione.
281<br />
John Wyse Nolan, quedándose atrás, leyendo la lista, los siguió rápidamente por<br />
Cork Hill abajo.<br />
En la escalinata del ayuntamiento el concejal Nannetti, descendiendo, hizo un<br />
saludo al edil Cowley y al concejal Abraham Lyon que ascendían.<br />
El coche del Castillo vacío entró rodando por Upper Exchange Street.<br />
-Mire, Martin, dijo John Wyse Nolan, dándoles alcance en las oficinas del Mail.<br />
Veo que Bloom ha suscrito cinco chelines.<br />
-Muy cierto, dijo Martin Cunningham, tomando la lista. Y además los dio los<br />
cinco chelines.<br />
-Sin decir esta boca es mía además, dijo Mr. Power.<br />
-Raro pero cierto, añadió Martin Cunningham. John Wyse Nolan abrió unos ojos<br />
como platos.<br />
-Hay que admitir que hay mucha bondad en el judío, citó, elegantemente.<br />
Caminaron por Parliament Street abajo.<br />
-Por ahí va Jimmy Henry, dijo Mr. Power, derecho al establecimiento de<br />
Kavanagh.<br />
-Cierto, dijo Martin Cunningham. Mire por dónde va.<br />
Delante de la Maison Claire Boylan Botero salió al paso del cuñado de Jack<br />
Mooney, giboso, tajado, que se dirigía al barrio de Liberties.<br />
John Wyse Nolan se quedó atrás con Mr. Power, mientras que Martin<br />
Cunningham tomó del codo a un hombrecillo pulcro con traje de ojo de perdiz, que<br />
caminaba inseguro, con pasos presurosos por delante de los relojes de Mickey<br />
Anderson.<br />
-Los callos del ayudante del secretario del Ayuntamiento le están molestando, dijo<br />
John Wyse Nolan a Mr. Power.<br />
Siguieron caminando y doblaron la esquina hacia la bodega de <strong>James</strong> Kavanagh.<br />
El coche del Castillo vacío estaba frente a ellos parado ante la puerta de Essex.<br />
Martin Cunninghan, sin parar de hablar, mostraba a menudo la lista a la que Jimmy<br />
Henry no miraba.<br />
-Y Long John Fanning anda también por ahí, dijo John Wyse Nolan, hecho y<br />
derecho.
282<br />
La figura alta de Long John Fanning llenaba la entrada donde estaba parado.<br />
-Buenos días, señor Intendente de Policía, dijo Martin Cunningham, mientras<br />
todos se detenían y saludaban.<br />
Long John Fanning no se apartó para dejarles paso. Retiró su gran puro Henry<br />
Clay decididamente y sus grandes ojos fieros inteligentemente examinaron airados<br />
todas las caras.<br />
-¿Prosiguen los padres conscriptos sus deliberaciones de paz? dijo con suntuoso<br />
estilo acre al ayudante del secretario del Ayuntamiento.<br />
La de Dios es Cristo estaban armando, dijo Jimmy Henry malhumoradamente,<br />
acerca de su maldita lengua irlandesa. Dónde estaba el oficial de justicia, era lo que<br />
él quería saber, para mantener el orden en la sala de sesiones. Con el viejo Barlow el<br />
macero en cama con asma, no había maza en la mesa, ni orden, ni siquiera quórum,<br />
y Hutchinson, el alcalde, en Llandudno y el pequeño Lorcan Sherlock haciendo de<br />
locum tenens por él. Maldita lengua irlandesa, lengua de nuestros abuelos.<br />
Long John Fanning sopló un penacho de humo por entre los labios.<br />
Martín Cunningham hablaba a intervalos, rizándose la punta de la barba, al<br />
ayudante del secretario del Ayuntamiento y al intendente de policía mientras que<br />
John Wyse Nolan guardaba silencio.<br />
-¿A qué Dignam se refiere? preguntó Long John Fanning.<br />
Jimmy Henry hizo una mueca y levantó el pie izquierdo.<br />
-¡Ay, mis callos! dijo lastimeramente. Vengan para arriba por lo que más quieran<br />
a ver si me puedo sentar en algún sitio. ¡Uf? ¡Ay! ¡Cuidado!<br />
Desabridamente se abrió camino junto al flanco de Long John Fanning y entró y<br />
subió escaleras arriba.<br />
-Vamos para arriba, dijo Martin Cunningham al intendente de policía. No creo<br />
que usted le conociera o quizá sí, tal vez.<br />
Junto con John Wyse Nolan Mr. Power les siguió adentro.<br />
-Era un bendito, dijo Mr. Power a la espalda robusta de Long John Fanning<br />
ascendiendo hacia Long John Fanning en el espejo.<br />
Algo bajito. Dignam el del despacho de Menton es el que digo, dijo Martin<br />
Cunningham.
283<br />
Long John Fanning no era capaz de recordarle.<br />
Un chacoloteo de cascos sonaba por el aire.<br />
-¿Qué es eso? dijo Martin Cunningham.<br />
Todos giraron sobre sus talones. John Wyse Nolan bajó de nuevo. Desde la fresca<br />
sombra de la entrada vio pasar los caballos por Parliament Street, arreos y cuartillas<br />
lustrosas centelleando a la luz del sol. Alegremente pasaron ante sus fríos ojos<br />
hostiles, no apresuradamente. En las monturas de los delanteros, los delanteros<br />
botando, cabalgaban los batidores.<br />
-¿Qué era eso? preguntó Martin Cunningham, mientras subían escaleras arriba.<br />
-El virrey y gobernador general de Irlanda, contestó John Wyse Nolan desde el pie<br />
de la escalera.<br />
Mientras pisaban por la gruesa alfombra Buck Mulligan susurró detrás de su<br />
panamá a Haines:<br />
-El hermano de Parnell. Ahí en el rincón.<br />
Eligieron una mesita al lado de la ventana, frente a un hombre de cara alargada<br />
cuya barba y mirada caían absortas sobre un tablero de ajedrez.<br />
-¿Es él? preguntó Haines, volviéndose en el asiento.<br />
-Sí, dijo Mulligan. Ese es John Howard, su hermano, nuestro oficial mayor del<br />
ayuntamiento.<br />
John Howard Pamell cambió un alfil blanco discretamente y la garra gris de nuevo<br />
subió hasta la frente donde descansó. Un instante después, bajo la pantalla de la<br />
misma, sus ojos miraron vivazmente, con brillo fantasmal, a su contrin cante y<br />
cayeron de nuevo sobre el tablero de operaciones.<br />
-Tomaré un melange, dijo Haines a la camarera.<br />
-Dos melanges, dijo Buck Mulligan. Y tráiganos unos panecillos con mantequilla<br />
y unos pastelillos también.<br />
Cuando se hubo ido dijo, riéndose:<br />
-Lo llamamos C.P.D. porque sirven los más condenados pastelillos de Dublín. Ah,<br />
pero te perdiste a Dedalus con lo de Hamlet.<br />
Haines abrió su libro recién comprado.
284<br />
-Lo siento, pero Shakespeare es terreno abonado para todas las mentes que han<br />
perdido el equilibrio.<br />
El marinero cojo gruñó a la entrada del sótano del número 14 de Nelson Street:<br />
-Inglaterra espera .....<br />
El chaleco lila de Buck Mulligan se rebulló alegremente con su risa.<br />
-Deberías verle, dijo, cuando su cuerpo pierde el equilibrio. El Aengus errante le<br />
llamo yo.<br />
-Estoy seguro de que tiene una ideéfixe, dijo Haines, pellizcándose la barbilla<br />
reflexivamente con el pulgar y el índice. Ahora estoy especulando sobre cuál podría<br />
ser. Ese tipo de personas siempre la tienen.<br />
Buck Mulligan se echó hacia delante sobre la mesa gravemente.<br />
-Le sorbieron el seso, dijo, con visiones del infierno. Nunca llegará a captar la<br />
nota ática. La nota de Swinburne, de todos los poetas, la muerte blanca y el<br />
nacimiento bermejo. Ésa es su tragedia. Nunca podrá llegar a ser poeta. El gozo de<br />
crear ....<br />
-El castigo eterno, dijo Haines, asintiendo lacónicamente. Ya veo. Le estuve<br />
tanteando esta mañana sobre creencias. Algo tenía en mente, lo vi. Es bastante<br />
interesante porque el profesor Pokorny de Viena entrevé un aspecto interesante en<br />
todo eso.<br />
Los ojos acechantes de Buck Mulligan vieron llegar a la camarera. La ayudó a<br />
descargar la bandeja.<br />
-No encuentra ni rastro del infierno en la antigua mitología irlandesa, dijo Haines,<br />
en medio de las reconfortantes tazas. La idea moral parece faltar, el sentido de<br />
destino, de retribución. Es bastante extraño que tenga justamente esa idea fija.<br />
¿Escribe algo para vuestro movimiento?<br />
Hundió dos terrones de azúcar hábilmente en la nata montada. Buck Mulligan<br />
partió un panecillo humeante en dos y embadumó con mantequilla la humosa miga.<br />
Mordió un trozo tierno hambrientamente.<br />
-Diez años, dijo, masticando y riéndose. Va a escribir algo en diez años.<br />
-Muy lejano parece, dijo Haines, pensativamente levantando la cuchara. Aun así,<br />
no me extrañaría que lo hiciera después de todo.
285<br />
Probó una cucharada del cono cremoso de su taza.<br />
-Ésta es auténtica crema irlandesa supongo, dijo con transigencia. No quiero que<br />
me engañen.<br />
Elías, esquife, ligero prospecto arrugado, pasó navegando hacia el este junto a<br />
flancos de barcos y a traineras, en medio de un archipiélago de corchos, más allá de<br />
New Wapping Street por delante del transbordador de Benson, y junto a la goleta<br />
trimástil Rosevean de Bridgwater con ladrillos.<br />
Almidano Artifoni dejó atrás Holles Street, las caballerizas de Sewell. Tras él<br />
Cashel Boyle O'Connor Fitzmaunce Tisdall Farrell, con bastonparaguasguardapolvo<br />
colgando, evitó la farola delante de la casa de Mr. Law Smith y, cruzando, caminó a<br />
lo largo de Merrion Square. Distantemente tras él un mozalbete ciego bordoneaba<br />
su camino por el tapial de College Park.<br />
Cashel Boyle O'Connor Fitzmaunce Tisdall Farrell caminó hasta los<br />
reconfortantes escaparates de Mr. Lewis Wemer, después giró y caminó de vuelta a<br />
zancadas por Memon Square, el bastonparaguasguardapolvo colgando.<br />
En la esquina de la casa de Wilde se detuvo, frunció el ceño al nombre de Elías<br />
que se anunciaba en Metropolitan Hall, frunció el ceño a los distantes arriates de<br />
Duke's Lawn. Su anteojo resplandeció frunciendo el ceño al sol. Enseñando dientes<br />
ratoniles masculló:<br />
-Coactus volui.<br />
Siguió a zancadas hacia Clare Street, rechinando palabras airadas.<br />
Al pasar zanqueando delante del escaparate dental de Mr. Bloom el vaivén de su<br />
guardapolvo rozó bruscamente el ángulo de un delgado bastón bordoneante y<br />
avanzó incontenible hacia delante, tras haber chocado con un cuerpo sin nervio. El<br />
mozalbete ciego volvió la cara enfermiza hacia la figura que zanqueaba.<br />
-¡Dios te confunda, dijo ásperamente, quienquiera que seas! ¡Estás más cegato que<br />
yo, hijo de la gran puta!<br />
Enfrente del bar Ruggy O'Donohoe el señorito Patrick Aloysius Dignar,<br />
manoteando la libra y media de filetes de cerdo de casa Mangan, antes Fehrenbach,<br />
por la que había sido mandado, iba por la cálida Wicklow Street remoloneando. Era
286<br />
puñeteramente aburrido estar sentado en el saloncito con Mrs. Stoer y Mrs. Quigley<br />
y Mrs. MacDowell y la cortina echada y toda la gente sonándose y dando sorbitos al<br />
jerez leonado de primera que el tío Bamey había traído de Tunney. Y todos<br />
comiendo pedazos de la tarta de frutas casera, hablando por los codos todo el<br />
puñetero tiempo y suspirando.<br />
Después de Wicklow Lane el escaparate de Madame Doyle, sombrerera de gala,<br />
le hizo detenerse. Se quedó mirando adentro a los dos boxeadores con los torsos al<br />
aire levantando los puños en posición de defensa. Desde los espejos laterales dos<br />
señoritos Dignam de luto miraban boquiabiertos silenciosamente. Myler Keogh, el<br />
favorito de Dublín, se enfrentará al sargento mayor Bennett, el magullas de<br />
Portobello, por una bolsa de cincuenta soberanos. Diantres, qué buen combate de<br />
ver. Myler Keogh, ése es el tipo que le tira el gancho el de la faja verde. Dos pavos<br />
la entrada, soldados a mitad de precio. Podría fácilmente darle el esquinazo a la<br />
vieja. El señorito Dignam a su izquierda se volvió cuando él se volvió. Ese de luto<br />
soy yo. ¿Cuándo es? El veintidós de mayo. Claro que esa puñetera función ya ha<br />
pasado. Se volvió hacia la derecha y a su derecha el señorito Dignam se volvió, la<br />
gorra torcida, el cuello vuelto para arriba. Al abrochárselo, la barbilla levantada, vio<br />
la imagen de Mane Kendall, adorable vedette, junto a los dos boxeadores. Una de<br />
esas fulanas que salen en las cajetillas de pitillos que fuma Stoer que su viejo casi le<br />
mata por una vez que lo cogió.<br />
El señorito Dignam se bajó el cuello y siguió remoloneando. El mejor boxeador<br />
en cuanto a fuerza fue Fitzsimons. Un metido en la boca del estómago de ese tipo te<br />
manda a tomar viento fresco una semana, tío. Pero el mejor boxeador en cuanto a<br />
técnica fue Jem Corbet antes de que Fitzsimons le pusiera fuera de combate,<br />
esquivando los golpes y todo lo demás.<br />
En Grafton Street el señorito Dignam vio una flor roja en la boca de un cursi que<br />
llevaba un elegantísimo par de calcos y escuchaba lo que el borracho le estaba<br />
contando y sonreía burlonamente todo el tiempo.<br />
Ningún tranvía para Sandymount.<br />
El señorito Dignam caminó por Nassau Street, se cambió los filetes de cerdo de<br />
mano. El cuello se le volvió de nuevo para arriba y se tiró de él para abajo. El
287<br />
puñetero pasador era demasiado pequeño para el ojal de la camisa, que se vaya a<br />
hacer puñetas. Se encontró unos escolares con carteras. No voy a ir mañana<br />
tampoco, no asistiré hasta el lunes. Se encontró a otros escolares. ¿Se dan cuenta de<br />
que voy de luto? Tío Bamey dijo que lo pondría en el periódico esta noche.<br />
Entonces lo verán todos en el periódico y leerán mi nombre impreso y el nombre de<br />
papa.<br />
La cara se le puso toda gris en vez de estar roja como era y había una mosca que<br />
le subía hasta el ojo. El chirrido que había cuando estaban atomillando los tornillos<br />
en el ataúd: y los topetazos cuando lo bajaban por las escaleras.<br />
Papa estaba dentro y mama lloraba en el saloncito y el tío Bamey diciéndole a los<br />
hombres cómo pasarlo por el chaflán. Un ataúd bien grande era, y alto y de aspecto<br />
pesado. ¿Cómo ocurrió? La última noche papa estaba ajumado y estaba allí de pie<br />
en el descansillo pidiendo a voces las botas para irse a Tunney a seguir bebiendo y<br />
parecía gordo y chico en camisa. No lo veré más. La muerte, es eso. Papa está muer-<br />
to. Mi padre está muerto. Me dijo que fuera un buen hijo para mama. No pude oír<br />
las otras cosas que dijo pero vi cómo la lengua y los dientes intentaban decirlo<br />
mejor. Pobre papa. Ése fue Mr. Dignam, mi padre. Espero que esté en el Purgatorio<br />
ahora porque fue a confesarse con el Padre Conroy el sábado por la noche.<br />
William Humble, conde de Dudley, y Lady Dudley, acompañados por el teniente-<br />
coronel Heseltine, salieron en coche de caballos después del almuerzo de la<br />
residencia virreinal. En el siguiente carruaje iban la honorable Mrs. Paget, Miss de<br />
Courcy y el honorable Gerald Ward edecán en servicio.<br />
La comitiva salió por la puerta sur de Phoenix Park saludada por policías<br />
oficiosos y prosiguió por delante de Kingsbridge a lo largo de los muelles del norte.<br />
El virrey era muy cordialmente saludado a su paso por la metrópolis. En el puente<br />
de Bloody Mr. Thomas Keman al otro lado del río le saludó vanamente desde lejos.<br />
Entre los puentes de Queen y de Whitworth los carruajes virreinales de Lord Dudley<br />
pasaron sin ser saludados por Mr. Dudley White, Ldo. en Derecho, Ldo. en Letras,<br />
que estaba en Arran Quay delante del establecimiento de Mrs. M. E. White,<br />
prestamista, en la esquina de Arran Street West tocándose la nariz con el índice,
288<br />
indeciso sobre si llegaría más rápidamente a Phibsborough haciendo un triple<br />
cambio de tranvías o parando un coche o a pie por Smithfield, Constitution Hill y el<br />
terminal de Broadstone. En los soportales de los Juzgados Richie Goulding con la<br />
cartera de Goulding, Collis y Ward la vio con sorpresa. Pasado el puente de<br />
Richmond en los escalones de la puerta del despacho de Reuben J. Dodd,<br />
procurador, agente de la Compañía de Seguros Patriotic, una anciana a punto de<br />
entrar cambió de parecer y volviendo sobre sus pasos por los escaparates de King<br />
sonrió crédulamente al representante de Su Majestad. Desde su esclusa en el muro<br />
de Wood Quay debajo de las oficinas de Tom Devan el río Poddle sacó en vasallaje<br />
una lengua de líquido residual. Por encima de las cortinillas del hotel Ormond, oro<br />
junto a bronce, la cabeza de Miss Kennedy junto a la de Miss Douce miraron y<br />
admiraron. En Onnond Quay Mr. Dedalus, dirigiendo sus pasos del urinario a la<br />
oficina del intendente de policía, se quedó parado en mitad de la calle y se descubrió<br />
con reverencia. Su Excelencia graciosamente devolvió el cumplido a Mr. Dedalus.<br />
Desde la esquina de la imprenta Cahill el reverendo Hugh C. Love, Ldo. en Letras,<br />
hizo una reverencia desapercibida, siendo consciente de los representantes reales<br />
cuyas manos benignas habían mantenido en otros tiempos ricas prebendas. En el<br />
puente de Grattan Lenehan y M'Coy, despidiéndose el uno del otro, observaron los<br />
coches que pasaban. Pasando por delante del despacho de Roger Greene y de la<br />
gran imprenta roja de Dollard Gerty MacDowell, con cartas de linóleo de Catesby<br />
para su padre que estaba en cama, supo por el estilo que se trataba del virrey y la<br />
virreina pero no pudo ver lo que llevaba puesto Su Excelencia porque el tranvía y el<br />
carromato grande amarillo de muebles de Spring tuvieron que pararse delante de<br />
ella al tratarse del virrey. Más allá de la tabaquería Lundy Foot desde la puerta<br />
sombreada de la bodega de Kavanagh John Wyse Nolan sonrió con frialdad<br />
inadvertida hacia el virrey y gobernador general de Irlanda. El Muy Honorable<br />
William Humble, conde de Dudley, G.C.O.V., pasó por los relojes en continuo<br />
tictac de la relojería de Micky Anderson y por los maniquíes de cera a la última<br />
moda de lozanas mejillas de Henry and <strong>James</strong>, el caballero Henry, dernier cri<br />
<strong>James</strong>. Enfrente de la puerta de Dame Tom Rochford y Napias Flynn observaron<br />
que se aproximaba la comitiva. Tom Rochford, viendo los ojos de Lady Dudley
289<br />
fijos en él, sacó los pulgares rápidamente de los bolsillos de su chaleco burdeos y se<br />
quitó la gorra hacia ella. Una adorable vedette, la gran Marie Kendall, con mejillas<br />
repintadas y falda arremangada sonreía repintadamente desde su cartel a William<br />
Humble, conde de Dudley, y al teniente-coronel H. G. Heseltine, y también al<br />
honorable Gerald Ward edecán. Desde la ventana de la C.P.D. Buck Mulligan<br />
alegremente, y Haines gravemente, miraban abajo al séquito virreinal por encima de<br />
los hombros de entusiastas parroquianos, cuya masa de siluetas oscurecía el tablero<br />
de ajedrez sobre el que John Howard Parnell miraba absorto. En Fowne Street Dilly<br />
Dedalus, forzando la vista hacia arriba del compendio elemental de francés de<br />
Chardenal, vio parasoles extendidos y radios de ruedas que giraban en el reverbero.<br />
John Henry Merton, llenando la entrada de los Edificios Comerciales, miraba<br />
fijamente con ojos de ostras abultados del vino, al tiempo que sostenía un pesado<br />
reloj de oro de cazador que no miraba con la pesada mano izquierda que no lo<br />
sentía. Donde la pata delantera del caballo de King Billy manoteaba al aire Mrs.<br />
Breen tiró hacia atrás de su apresurado marido de debajo de los cascos de los<br />
batidores. Le gritó al oído las nuevas. Comprendiendo, se cambió los tomos al<br />
pecho izquierdo y saludó al segundo coche. El honorable Gerald Ward edecán,<br />
agradablemente sorprendido, se apresuró a contestar. En la esquina de la librería<br />
Ponsonby un jarro blanco agotado H. se detuvo y cuatro jarros blancos enchis-<br />
terados se detuvieron tras él, E.LYS, mientras batidores cabriolaban por delante y<br />
carruajes. Enfrente de los almacenes de música de Pigott Mr. Denis J. Maginni,<br />
profesor de baile etc., con alegre indumentaria, caminaba gravemente, pasado de<br />
largo por un virrey e inobservado. Por el muro del rector venía airosamente Boylan<br />
Botero, pisando con zapatos color canela y calcetines con recuadros azulcelestes al<br />
compás de la canción de Mi chica es una chica de Yorkshire. Boylan Botero<br />
presentó a las frontaleras azulcelestes y al cabrioleo de los delanteros una corbata<br />
azulceleste, un canotié de ancha ala a lo chulo y un traje de estameña índigo. Sus<br />
manos en los bolsillos de la chaqueta olvidaron saludar pero ofreció a las tres damas<br />
la admiración atrevida de sus ojos y la flor roja entre los labios. Mientras circulaban<br />
por Nassau Street Su Excelencia llamó la atención de su inclinante consorte que<br />
saludaba sobre el programa de música que se estaba ofreciendo en College Park.
290<br />
Inadvertidos mozuelos latosos de las tierras altas de Escocia entonaban y<br />
redoblaban tras el cortejo:<br />
Pues aunque sea moza de fábrica<br />
Y no lleve perWá.<br />
Rataplán.<br />
Siento una querencia<br />
con sabor a Yorkshire<br />
por mi rosa de Yorkshire.<br />
Rataplán.<br />
Allá por el muro los corredores del cuarto de milla lisa, M. C. Green, H. Shrift, T.<br />
M. Patey, C. Scaife, J. B. Jeffs, G. N. Morphy, F. Stevenson, C. Adderly y W. C.<br />
Huggard salieron de estampida. A zancadas por delante del hotel Finn Cashel Boyle<br />
O'Connor Fitzmaunce Tisdall Farrell miraba fijamente a través de un fiero anteojo<br />
por entre los carruajes a la cabeza de Mr. M. E. Solomons en la ventana del vice-<br />
consulado austrohúngaro. En las profundidades de Leinster Street al lado de la<br />
potema del Trinity un leal súbdito del rey, Homblower el Matamoros, se tocó la<br />
gorra de azuzador. Mientras los lustrosos caballos cabriolaban por Memon Square el<br />
señorito Patrick Aloysius Dignam, a la espera, vio que saludaban al caballero de la<br />
chistera y se levantó él también la gorra negra nueva con los dedos pringados del<br />
papel de los filetes de cerdo. El cuello también se le levantó. El virrey, camino de la<br />
inauguración de la feria del Mirus para recaudar fondos para el hospital Mercer,<br />
circulaba con su cortejo hacia Lower Mount Street. Pasó a un mozalbete ciego<br />
enfrente de la frutería Broadbent. En Lower Mount Street un viandante con<br />
gabardina marrón, comiendo pan seco, cruzó velozmente e ileso por delante del<br />
itinerario del virrey. En el puente del Royal Canal, desde su valla publicitaria, Mr.<br />
Eugene Stratton, con labios hinchados sonriendo, daba a todos los asistentes la<br />
bienvenida al pueblo de Pembroke. En la esquina de Haddington Road dos mujeres<br />
enarenadas se detuvieron, un paraguas y un bolso en el que rodaban once veneras<br />
para ver con asombro al alcalde con la alcaldesa sin la cadena de oro de él. En
291<br />
Northumberland Road y Lansdowne Road Su Excelencia contestó con diligencia a<br />
los saludos de escasos paseantes masculinos, al saludo de dos pequeños escolares en<br />
la cancilla del jardín de la casa que se decía había admirado la difunta reina al<br />
visitar la capital irlandesa con su esposo, el príncipe consorte, en 1849 y al saludo<br />
de los gruesos pantalones de Almidano Artifoni tragados por una puerta que se<br />
cerraba.<br />
11<br />
BRONCE junto a oro oyeron ferrocascos, aceradosonantes.<br />
Impertintrit insolentnt.<br />
Lascas, arrancando lascas de la uña rocosa del pulgar, lascas.<br />
¡Horrible! Y oro enrojeció más.<br />
Una áspera notapífano sopló.<br />
Sopló. Brotebloom añil en el.<br />
Auripináculo pelo.<br />
Una rosa saltarina sobre satinado busto de raso, rosa de Castilla.<br />
Trinando, trinando: Idolores.<br />
¡Pío! ¿Quién anda en el .... piodoro?<br />
Tilín clamó por bronce con pena.<br />
Y una llamada, pura, larga y vibrante. Llamada demuertelenta.<br />
Cimbel. Suave palabra. Pero mira: las brillantes estrellas se disipan. Notas que<br />
gorgorean respuesta.<br />
¡Oh, rosa! Castilla. Despunta el alba.<br />
Calesintineo tintineo se oreaba tintineando.<br />
La moneda sonó. El reloj tabaleaba.<br />
Revelación. Sonnez. No podría. Rebote de liga. Dejarte. ¡Zas!<br />
La cloche! Zas en el muslo. Revelación. Cálido. ¡Amor mío, adiós!<br />
Tintineo. Bloo.<br />
Retumbaron acordes estridentes.<br />
Cuando el amor absorbe.
292<br />
¡Guerra!¡ Guerra! El tímpano.<br />
¡Una vela! Un velo oleando sobre las olas.<br />
Perdido. Tordella afinó. Ya todo está perdido.<br />
Pica. Pipica.<br />
Cuándo por primera vez vio. ¡Ay!<br />
Monta impetuosa. Latido impetuoso.<br />
Gorgoriteando. ¡Ah, tentación! Tentadora.<br />
¡Martha! ¡Ven!<br />
Plafplaf. Plifplaf. Palmiplaf.<br />
Diossanto jamás eloyó naa.<br />
Sordo calvo Pat trajo papel secante cuchillo recogió.<br />
Una llamadanoctuma clarodeluna: lejos, lejos.<br />
Me siento tan triste. P.D. Solitariamente brotando.<br />
¡Escucha!<br />
El frío cuemodemar erizado y cocleado. ¿Está pi? Cada una, y para otra, roción y<br />
bramido silencioso.<br />
Perlas: cuando ella. Esas rapsodias de Liszt. Sisssseo.<br />
¿Usted no?<br />
No: no, no: preste oídos: Lidlyd. Con un capón con un carracón.<br />
Negro. Resonanteprofundo. Por favor, Ben, por favor.<br />
Atiende mientras atiendes. Je je. Atiende mientras tú je.<br />
¡Pero atiende!<br />
En lo profundo del tenebroso corazón de la tierra. Mena taraceada.<br />
Naminedamine. Predicador es él.<br />
Todos se fueron. Todos caídos.<br />
Minúsculas, sus trémulas hojuelasdehelechos de hebras venusianas.<br />
¡Amén! Rechinó con furia.<br />
Atrás. Adelante, atrás. Una batuta fresca resaltando.<br />
Broncelydia junto a Minaoro.<br />
Junto a bronce, junto a oro, en oceanoverde de sombras. Bloom. Viejo Bloom.<br />
Uno golpeteó, uno bordoneó, con un carracón, con un capón.
293<br />
¡Rogad por él! ¡Rogad, buena gente!<br />
Sus dedos gotosos crujiendo.<br />
Gran Big Benaben. Gran Big Benben.<br />
Última rosa Castilla del verano dejó a brotebloom me siento tan triste solo.<br />
¡Chis! Vientecillo venteó chiquitín.<br />
Hombres honrados. Lid Ker Cow De y Doll. Sí, sí. Como vosotros los hombres.<br />
Levantarán su chin con su chan.<br />
¡Fff! ¡Uu!<br />
¿Dónde el bronce desde cerca? ¿Dónde el oro desde lejos? ¿Dónde los cascos?<br />
Rrrpr. Craa. Craandán.<br />
Entonces no hasta entonces. Mi eppripfftafio. Sea prfefcrito.<br />
Terminado.<br />
¡Empezad!<br />
Bronce junto a oro, la cabeza de Miss Douce junto a la cabeza de Miss Kennedy,<br />
por encima de las cortinillas del bar del Ormond oyeron los cascos virreinales pasar,<br />
acero resonante.<br />
-¿Es ésa ella? preguntó Miss Kennedy.<br />
Miss Douce dijo que sí, sentada al lado de Su Ex, gris perla y eau de Nil.<br />
-Contraste exquisito, dijo Miss Kennedy.<br />
Cuando toda ansiosa Miss Douce dijo apasionadamente:<br />
-Mira al tipo del sombrero de copa.<br />
-¿Quién? ¿Dónde? preguntó oro más apasionadamente.<br />
-En el segundo carruaje, dijeron los labios húmedos de Miss Douce, riendo al sol.<br />
Está mirando. Espera a que yo vea.<br />
Salió disparada, bronce, al rincón trasero, aplastando la cara contra el cristal en un<br />
halo de aliento presuroso.<br />
Sus labios húmedos rieron con disimulo:<br />
-Se va a quebrar de mirar atrás.<br />
Se rió:<br />
-¡Vaya por Dios! ¡Cómo son los hombres de idiotas!
294<br />
Con tristeza.<br />
Miss Kennedy se alejó tristemente de la luz brillante, trenzándose un mechón<br />
suelto detrás de la oreja. Alejándose tristemente, ya no más oro, se retorció trenzó<br />
un mechón. Tristemente trenzó mientras se alejaba mechón dorado detrás de una<br />
oreja arqueada.<br />
-Son ellos los que se lo pasan bien, tristemente después dijo.<br />
Un hombre.<br />
Blooquién pasó por las pipas de Moulang portando contra su pecho las delicias<br />
del pecado, por las antigüedades de Wine, en la memoria portando deliciosas<br />
palabras pecadoras, por la deteriorada plata deslucida de Carroll, para Raoul.<br />
El botones a ellas, a las de la barra, a las camareras se acercó. Para ellas que le<br />
ignoraban golpeó el mostrador con su bandeja de loza repiqueteante. Y<br />
-Ahí tienen sus tés, dijo.<br />
Miss Kennedy con buenos modos traspuso la bandeja del té abajo a una jaula de<br />
agua de litina puesta de pie, a salvo de las miradas, bien abajo.<br />
-¿Qué pasa? preguntó con malos modos el botones chillón.<br />
-Adivínelo, replicó Miss Douce, abandonando su puesto de ojeo.<br />
-Su pretendiente ¿no?<br />
Una bronce arrogante contestó:<br />
-Me quejaré a Mrs. de Massey si le oigo una más de sus impertinencias insolentes.<br />
-Impertintnt insolentet, bufó groseramente el hocico del botones, según retrocedía<br />
según ella amenazaba según él había venido.<br />
Bloom.<br />
A su flor frunciendo el ceño dijo Miss Douce:<br />
-De lo más irritante es ese mocoso. Como no se comporte le voy a poner las orejas<br />
de a metro.<br />
Distinguida en exquisito contraste.<br />
-No hagas caso, repuso Miss Kennedy.<br />
Vertió en una taza té, luego de nuevo en la tetera té. Se agazaparon bajo el escollo<br />
del mostrador, esperando sobre escabeles, jaulas de pie, esperando que se asentara
295<br />
el té. Se manosearon las blusas, ambas de raso negro, a dos chelines con nueve la<br />
yarda, esperando que se asentara el té, y a dos chelines con siete.<br />
Sí, bronce desde cerca, junto a oro desde lejos, oyeron acero desde cerca, sonar de<br />
cascos desde lejos, y oyeron acerocascos cascosonantes acerosonantes.<br />
-¿Estoy muy quemada?<br />
Miss bronce se desblusó el cuello.<br />
-No, dijo Miss Kennedy. Se pone moreno después. ¿Has probado con bórax y<br />
agua de laurel real?<br />
Miss Douce se irguió a medias para verse la piel de soslayo en el espejo de la<br />
barra en oroestampado donde copas de vino blanco del Rin y de clarete relucían y<br />
en medio había una concha.<br />
-Y a ver cómo resulta, dijo.<br />
-Prueba con glicerina, recomendó Miss Kennedy.<br />
Despidiéndose del cuello y las manos Miss Douce<br />
-Esas cosas sólo provocan erupciones, respondió, senta da otra vez. Le pedí a ese<br />
antigualla de Boyd, el de la farmacia, algo para la piel.<br />
Miss Kennedy, vertiendo ahora té bien asentado, hizo un mohín y rogó:<br />
-¡Ay, ni me lo menciones por el amor de Dios!<br />
-Pero espera que te diga, imploró Miss Douce.<br />
Té dulce Miss Kennedy habiendo vertido con leche se tapó ambos oídos con los<br />
meñiques.<br />
-No, no lo hagas, exclamó.<br />
-No escucharé, exclamó.<br />
¿Y Bloom?<br />
Miss Douce rezongó con tono de cascarrabias antigualla:<br />
-¿Para su qué? dice él.<br />
Miss Kennedy se destapó los oídos para oír, para hablar: pero dijo, pero rogó de<br />
nuevo:<br />
-No me hagas pensar en él que desfallezco. ¡Desgraciado viejo repugnante!<br />
Aquella noche en la sala de conciertos Antient.<br />
Sorbió con asco la infusión, té caliente, un sorbo, sorbió, té dulce.
296<br />
Ahí estaba, dijo Miss Douce, irguiendo su cabeza de bronce tres cuartos,<br />
encogiendo las aletas de la nariz. ¡Uf!. ¡Ufl<br />
Carcajada penetrante brotó de la garganta de Miss Kennedy. Miss Douce resopló<br />
y bufó por las narices que se estremecían impertintnt como hocico en rastreo.<br />
-¡Ay! gritando, Miss Kennedy exclamó. ¿Quién se puede olvidar de sus ojos<br />
saltones?<br />
Miss Douce repicó con profunda risa de bronce, gritando:<br />
-¡Ni del otro ojo!<br />
Cuyobloo ojo oscuro leía el nombre de Aaron Higatner. ¿Por qué pienso siempre<br />
en Higanero? Higando higos, supongo. Y el nombre hugonote de Prosper Loré. Por<br />
las vírgenes benditas de Bassi pasaron los ojos oscuros de Bloom. Azultogada,<br />
blanco debajo, ampárame. Dios creen que es: o diosa. Aquellas que hoy. No pude<br />
ver. Aquel hombre hablaba. Un estudiante. Después con el hijo de Dedalus. Podía<br />
ser Mulligan. Todas vírgenes seductoras. Cautiva a esos tipos disolutos: el blanco.<br />
Por delante pasaron sus ojos. Las delicias del pecado. Deliciosas son las delicias.<br />
Del pecado.<br />
En un repiqueteo de risitas se mezclaron jóvenes voces bronceoro, Douce con<br />
Kennedy el otro ojo. Echaron jóvenes cabezas atrás, bronce nsitadoro, para dejar<br />
librevolar sus risas, chillando, el otro, señales la una a la otra, notas altas afiladas.<br />
Ah, resoplando, suspirando, suspirando, ah, exhaustas, su alegría fue apagándose.<br />
Miss Kennedy acercó los labios a la taza de nuevo, la alzó, bebió un sorbo y<br />
nsitimó. Miss Douce, inclinándose sobre la bandeja del té, encogió de nuevo la nariz<br />
y giró ojos jocosos cebados. De nuevo Kennyrisitas, agachándose, los rubios<br />
pináculos de su pelo, agachándose, la peina de carey a la vista, espurreó de la boca<br />
el té, atragantándose con el té y las risas, tosiendo atragantada, exclamando:<br />
-¡Ay! ¡Ojos pringosos! ¡Imagínate casada con un hombre como ése! exclamaba.<br />
¡Con su poquito de barba! Douce se desahogó con un grito espléndido, grito impe-<br />
tuoso de mujer impetuosa, deleite, gozo, indignación.<br />
-¡Casada con el narizotas pringoso! gritó.<br />
Penetrante, con risa profunda, detrás, oro tras bronce, insistió cada una a cada una<br />
con repiqueteo tras repiqueteo, resonando por tumos, broncioro, oribronce,
297<br />
profundopenetrante, con nsotada tras risotada. Y luego rieron más. Pringoso ya sé.<br />
Agotadas, jadeantes, las cabezas agitadas recostaron, trenzada y pinaculada junto a<br />
lustropeinada, contra el reborde del mostrador. Todas acaloradas (¡Ah!), resoplando,<br />
sudando (¡Ah!), todas jadeantes.<br />
Casada con Bloom, con pringobloom.<br />
-¡Ay! ¡Por los santos del cielo! dijo Miss Douce, suspiró por encima de su rosa<br />
saltarina. Ojalá no me hubiera reído tanto. Me siento toda mojada.<br />
-¡Ay! ¡Miss Douce! protestó Miss Kennedy. ¡Qué tremenda eres!<br />
Y enrojeció más (¡qué tremenda!), más doradamente.<br />
Por las oficinas de Cantwell vagaba Pringobloom, por las vírgenes de Ceppi,<br />
brillantes en sus óleos. El padre de Nannetti vendía esas cosas por ahí de casa en<br />
casa, engatusando en cada puerta igual que yo. La religión es rentable. Debo verlo<br />
para lo del texto. Comeré antes. Tengo ganas. Aún no. A las cuatro, dijo ella. El<br />
tiempo pasa sin cesar. Las agujas del reloj giran. Adelante. ¿Dónde como? El<br />
Clarence, Dolphin. Adelante. Para Raoul. Comer. Si consigo limpias cinco guineas<br />
con esos anuncios. Las enaguas de seda violeta. Aún no. Las delicias del pecado.<br />
Acalorada menos, aún menos, doradamente empalidecida. Dentro del bar entró<br />
mariposeando Mr. Dedalus. Lascas, arrancando lascas de la uña rocosa del pulgar.<br />
Lascas. Mariposeó.<br />
día.<br />
-Vaya, bienvenida de vuelta, Miss Douce.<br />
Le cogió la mano. ¿Disfrutó de sus vacaciones?<br />
-Magníficas.<br />
Esperaba que le hubiera hecho buen tiempo en Rostrevor.<br />
-Espléndido, dijo ella. Mire qué fantoche estoy hecha. Echada en la playa todo el<br />
Blancura de bronce.<br />
-Muy picaruela que es usted, le dijo Mr. Dedalus presionándole la mano<br />
indulgentemente. Tentando a infelices y simples varones.<br />
Miss Douce de raso acarameló la retirada del brazo.<br />
-¡Vamos! ¡Vamos! dijo. ¿Usted simple? no lo creo.<br />
Lo era.
298<br />
-Vaya que sí lo soy, recapacitó. Tenía tal aspecto de simple en la cuna que me<br />
bautizaron Simón el simplón.<br />
-Debió de ser usted una monería, dijo Miss Douce como respuesta. ¿Y qué le ha<br />
mandado hoy el médico?<br />
-Vaya, pues, recapacitó, lo que usted diga. No le importaría darme un poco de<br />
agua fresca y medio vaso de güisqui. Tintineo.<br />
-Con la mayor celeridad, convino Miss Douce.<br />
Con la gracia de la celeridad hacia el espejo aureolado de Cantrell y Cochrane se<br />
volvió. Con gracia ella escanció una medida de güisqui dorado de su barrilete de<br />
cristal. De entre los faldones de su americana Mi. Dedalus sacó petaca y pipa.<br />
Celeridad sirvió ella. Él sopló por el cañón dos ásperas notaspífano.<br />
-Por Júpiter, recapacitó, siempre he querido ver las montañas Moume. Debe de ser<br />
muy tonificante el aire por allá. Pero una vieja maldición siempre se cumple, dicen.<br />
Sí. Sí.<br />
Sí. Él palpaba hebras de cabello, sus hebras venusianas de tabaco, de sirena, en la<br />
cazoleta. Lascas. Hebras. Recapacitando. Mudo.<br />
Naide cosa nada decía nada. Sí.<br />
Alegremente Miss Douce lustraba un vaso, trinando:<br />
-¡O, Idolores, reina de los mares del este!<br />
-¿Ha venido hoy por aquí Mr. Lidwell?<br />
Entró Lenehan. A su alrededor miró Lenehan. Mr. Bloom llegó al puente de<br />
Essex. Sí, Mr. Bloom cruzó puente de Sísexo. A Martha debo escribir. Comprar<br />
papel. En Daly. La chica allí es atenta. Bloom. Viejo Bloom. Brotebloom añil en el<br />
centeno.<br />
-Estuvo aquí a la hora del almuerzo.<br />
Lenehan se acercó.<br />
-¿Ha preguntado por mí Mr. Boylan?<br />
Él preguntó. Ella contestó:<br />
-Miss Kennedy ¿estuvo aquí Mr. Boylan mientras yo estaba arriba?<br />
Ella preguntó. Miss voz de Kennedy contestó, una segunda taza de té lista, la<br />
mirada fija en una página:
299<br />
-No. No ha estado.<br />
Miss mirada fija de Kennedy, oída, sin ser vista, continuó leyendo. Lenehan<br />
alrededor de la campana de los emparedados enroscó su cuerpo rotundo en rondas.<br />
-¡Pío! ¿Quién anda en el rincón?<br />
Ninguna ojeada de Kennedy premiándole siguió aún con sus proposiciones. Que<br />
no pasara por alto las haches. Que leyera sólo los puntos e interrogaciones: la o<br />
redonda y la ese torcida.<br />
Calesintineo airoso tintineo.<br />
Chicadeoro leía y no echaba ojeadas. No prestar atención. No le prestó atención<br />
mientras él leía para ella una fábula en solfa de corrida, cayendo en los bemoles:<br />
-Laa zorra se topó con laa cigüeña. Díjole la zorra ah la cigüeña: ¿Me metel pico<br />
nla garganta pa sacarme un jueso?<br />
En vano zureó. Miss Douce tornó a su té de lado.<br />
Él suspiró de lado:<br />
-¡Ay de mí! ¡Maldita sea mi suerte!<br />
Saludó a Mr. Dedalus y recibió una inclinación de cabeza.<br />
-Saludos del famoso hijo de un padre famoso.<br />
-¿Quién será? preguntó Mr. Dedalus.<br />
Lenehan abrió los más cordiales brazos del mundo. ¿Quién?<br />
-¿Quién será? preguntó. ¿Se atreve a preguntarlo? Stephen, el joven bardo.<br />
Seco.<br />
Mr. Dedalus, padre famoso, guardó la pipa seca rellena.<br />
-Ya veo, dijo. No le reconocí al pronto. He oído que se relaciona con gente muy<br />
distinguida. ¿Lo ha visto últimamente?<br />
Lo había visto.<br />
-Libé el cuenco de néctar con él esta misma mañana, dijo Lenehan. En donde<br />
Mooney en vife y en Mooney sur mer. Había recibido la guita por el alumbramiento<br />
de su musa.<br />
Sonrió a los labios en té bañados de bronce, a labios y ojos que escuchaban:
300<br />
-La elite de Erín se bebía sus palabras. La aburrida lumbrera, Hugh MacHugh, el<br />
más brillante escribidor y director de Dublín y ese jovencito ministrer del salvaje<br />
oeste empapado también conocido por el apelativo eufónico de O'Madden Burke.<br />
Tras un intervalo Mr. Dedalus levantó su grog y<br />
-Debió ser altamente divertido, dijo. Ya veo.<br />
Podía ver. Bebió. Con mirada lejana de montaña de luto. Dejó el vaso.<br />
Miró hacia la puerta del salón del bar.<br />
-Veo que han cambiado el piano de sitio.<br />
-El afinador ha estado hoy aquí, contestó Miss Douce, afinándolo para el pequeño<br />
concierto y nunca en mi vida he oído a un pianista tan fino.<br />
-¿Es cierto?<br />
-¿No es verdad, Miss Kennedy? De lo más clásico, ya sabe. Y ciego además,<br />
pobre chico. No tenía ni veinte años, estoy segura.<br />
-¿Es cierto? dijo Mr. Dedalus.<br />
Bebió y se retiró.<br />
-Daba tanta pena mirarle a la cara, se dolió Miss Douce.<br />
Que Dios te maldiga hijo de la gran puta.<br />
Tilín a su pena clamó la campanilla de un comensal. A la puerta del bar y<br />
comedor vino calvo Pat, vino sorderas Pat, vino Pat, camarero atendedor del<br />
Ormond. Cerveza para el comensal. Cerveza sin celeridad ella sirvió.<br />
Con paciencia Lenehan esperaba a Boylan con impaciencia, a tintinairoso mozo<br />
botero.<br />
Sosteniendo la tapa él (¿quién?) miró fijamente en la caja (¿caja?) las triples<br />
cuerdas oblicuas (¡piano!). Presionó (el mismo que presionó indulgentemente la<br />
mano de ella), pedaleando suave, un acorde triple para ver cómo avanzaba el es-<br />
pesor del fieltro, para oír el golpeteo amortiguado del macillo en acción.<br />
Dos hojas papel vitela color crema una de reserva dos sobres cuando yo estaba en<br />
Wisdom Hely juicioso Bloom en el estanco Daly Henry Flower compró. ¿No eres<br />
feliz en tu casa? Flor para consolarme y un alfiler para evitar el desamor. Quiere<br />
decir algo, el lenguaje de las flo. ¿Era una margarita? Inocencia es eso. Chica<br />
respetable encontrar después de misa. Gracias muy muchísimas. Juicioso Bloom
301<br />
ojeó en la puerta un cartel, una sirena que se mecía fumando entre olas placenteras.<br />
Fume sirenas, la bocanada más fresca. Cabello flotante: de amor desatada. Para<br />
algún hombre. Para Raoul. Ojeó y vio a lo lejos en el puente de Essex un alegre<br />
sombrero montado en airoso tílbun. Es él. De nuevo. Por tercera vez. Coincidencia.<br />
Tintineando sobre blandas gomas el coche se oreaba desde el puente hasta<br />
Ormond Quay. Sigue. Arriésgate. Corre. A las cuatro. Casi. Fuera.<br />
-Dos peniques, señor, se aventuró a decir la dependienta.<br />
-Ya, ya ... se me olvidaba... Perdone ...<br />
-Y cuatro.<br />
A las cuatro ella. Encantadoramente ella a Blooembloom sonrió. Bloo sonn corr.<br />
Tardes. ¿Te crees el ombligo del mundo? Hace eso con todos. Para los hombres.<br />
En soñoliento silencio oro se inclinaba sobre la página.<br />
Del salón del bar llegó una llamada, de muerte lenta. Era un diapasón que tenía el<br />
afinador que se olvidó que ahora ha tocado él. Una llamada de nuevo. Que ahora él<br />
probaba ahora latía. ¿Oyes? Latía, pura, más pura, suavemente, más suavemente, la<br />
horquilla zumbando. Llamada de muerte más lenta.<br />
Pat pagó la botella corchoestallante del comensal: y por encima de vaso, bandeja y<br />
botella corchoestallante antes de marchar cuchicheó, calvo y sorderas, con Miss<br />
Douce.<br />
-Las brillantes estrellas se disipan ....<br />
Una canción sin voz cantó desde dentro, cantando:<br />
-... despunta el alba.<br />
Un armónico de doce notasgorjeantes gorgorearon brillante respuesta atiplada<br />
bajo manos sensibles. Bnllantemente las teclas, todas centelleantes, enlazadas, todas<br />
clavicordiantes, clamaron por una voz que cantara los compases del alba de rocío, la<br />
juventud, el adiós del amor, de la vida, de los albores del amor.<br />
-Perlinasgotas de rocío ....<br />
Los labios de Lenehan por encima del mostrador borbollaban un silbido apagado<br />
de cimbel.<br />
-Pero mire para acá, dijo, rosa de Castilla.<br />
Calesmuneo airoso junto al bordillo paró.
302<br />
Se levantó y cerró la lectura, rosa de Castilla: airada, apenada, soñadora se<br />
levantó.<br />
-¿Se cayó o la empujaron? le preguntó.<br />
Ella contestó, indignada:<br />
-No pregunte si no quiere que le mienta.<br />
Como una señora, señorial.<br />
Los elegantes zapatos color canela de Boylan Botero chimaron en el suelo del bar<br />
por donde andaba a zancadas. Sí, oro desde cerca junto a bronce desde lejos.<br />
Lenehan oyó y reconoció y le saludó:<br />
-Vean venir al héroe conquistador.<br />
Entre coche y ventanal, caminando cautelosamente pasó Bloom, héroe<br />
inconquistado. Venne podría. El asiento donde se sentó: caliente. Gato macho negro<br />
cauteloso caminó hacia la cartera de expedientes de Richie Goulding, levantada bien<br />
alta, saludando.<br />
-Y yo de ti ....<br />
-Había oído que estaba por aquí, dijo Boylan Botero.<br />
Se tocó hacia la rubia Miss Kennedy el ala de su canotié ladeado. Ella le sonnó.<br />
Pero hermana bronce le ganó en sonnsas, atildándose para él su cabello más espeso,<br />
un pecho y una rosa.<br />
El avispado Boylan encargó unas pociones.<br />
-¿Qué va a ser? ¿Una cerveza bitter? Una cerveza bitter, por favor, y ginebra de<br />
endnna para mí. ¿Aún no ha llegado el cable?<br />
Aún no. A las cuatro ella. ¿Quién dijo las cuatro?<br />
Las antenas rojas y la nuez abultada de Cowley en la puerta de la oficina del<br />
administrador de justicia. Evitar. Goulding una oportunidad. ¿Qué está haciendo en<br />
el Ormond? El coche esperando. Espera.<br />
Caramba. ¿Adónde va? to comer algo? Yo también a punto de. Aquí. ¿Cómo, el<br />
Ormond? Mejor oferta de todo Dublín. ¿De verdad? El comedor. Sentarse quietecito<br />
ahí. Ver, no ser visto. Creo que le acompañaré. Vamos. Richie fue delante. Bloom<br />
siguió a la cartera. Comida digna de un príncipe.
303<br />
Miss Douce se estiró para alcanzar un jarro en alto, alargando un brazo de raso, el<br />
pecho, que casi le estallaba, bien alto.<br />
-¡Ay! ¡Ay! se sacudía Lenehan, boqueando a cada estirón. ¡Ay!<br />
Pero fácilmente atrapó ella su presa y la bajó triunfante.<br />
-¿Por qué no crece? preguntó Boylan Botero. Ellabronce, repartiendo de su tarro<br />
oblicuo espeso licor al<br />
mibarado para los labios de él, miraba mientras manaba (flor en la americana:<br />
¿quién se la habrá dado?), y almibaró con la voz:<br />
-El buen perfume en frascos pequeños.<br />
Es decir ella. Esmeradamente vertió lentalmibarada endrina.<br />
-Por usted, dijo Botero.<br />
Lanzó una moneda grande sobre el mostrador. La moneda sonó.<br />
-Espere, dijo Lenehan, hasta que yo ....<br />
-A su salud, deseó, levantando su cerveza burbujeante.<br />
-Cetro va a ganar cómodamente, dijo.<br />
-He apostado algo, dijo Boylan guiñando el ojo y bebiendo. No por mi cuenta, ya<br />
sabe. Capricho de una amiga mía.<br />
Lenehan seguía bebiendo y sonreía bobaliconamente a su cerveza empinada y a<br />
los labios de Miss Douce que medio tarareaban, entreabiertos, la canciondelocéano<br />
que sus labios habían trinado. Idolores. Los mares del levante.<br />
El reloj runruneó. Miss Kennedy pasó junto a ellos (flor, a saber quién dio),<br />
retirando la bandeja del té. El reloj tabaleaba.<br />
Miss Douce cogió la moneda de Boylan, golpeó resueltamente la caja-<br />
registradora. Tañó. El reloj tabaleaba. La hermosa de Egipto jugueteó y distribuyó<br />
en la caja y tarareó y alargó monedas de vuelta. Mirada al oeste. Un chasquido. Para<br />
mí.<br />
-¿Qué hora es? preguntó Boylan Botero. ¿Las cuatro?<br />
En punto.<br />
Lenehan, ojillos gazuzos por el tarareo, pecho tarareante, tiró del codo de la<br />
manga de Boylan Botero.<br />
-Oigamos la hora, dijo.
304<br />
La cartera de Goulding, Collis, Ward condujo a Bloom por entre mesas floridas de<br />
brotecenteno. Sin rumbo eligió con agitado rumbo, calvo Pat atendiendo, una mesa<br />
junto a la puerta. Estar cerca. A las cuatro. ¿Se habrá olvidado? Quizá una argucia.<br />
No irá: abre el apetito. Yo no podría. Atiende, atiende. Pat, atendedor, atendía.<br />
Chispeante bronce azur ojeó el lazo y los ojos azulcelestes de Botazur.<br />
Vamos, urgió Lenehan. No hay nadie. Jamás él oyó.<br />
-... a los labios de Flora voló.<br />
Alta, una nota alta repiqueteó tiplisonante clara.<br />
Broncidouce comulgando con su rosa que se hundía y subía buscó la flor y los<br />
ojos de Boylan Botero.<br />
-Por favor, por favor.<br />
Él imploraba incesante en frases de revelación.<br />
-No podría dejarte ...<br />
-Más tarde, prometió Miss Douce azorada.<br />
-No, ahora, urgió Lenehan. Sonnez la cloche! ¡Vamos, por favor! No hay nadie.<br />
Miró. Rápido. Miss Kenn no oiría. Inclinación repentina. Dos caras candentes la<br />
vieron inclinarse.<br />
Cimbrantes los acordes se apartaron de la canción, la encontraron de nuevo,<br />
acorde perdido, y la perdieron y encontraron, vacilantes.<br />
-¡Vamos! ¡Por favor! Sonnez!<br />
Inclinándose, se pizcó un pico de falda por encima de la rodilla. Se demoraba. Les<br />
seguía provocando, inclinándose, suspendiendo, con ojos de picardía.<br />
-Sonnez!<br />
Zas. Soltó de repente en rebote la liga elástica pizcada zascálida contra su muslo<br />
zascable de mujer calidocalcetado. -La cloche! exclamó jubiloso Lenehan.<br />
Amaestrada por la dueña. Ahí no hay paja.<br />
Sonrisafingió esquiva (¡Vaya por Dios! ¡Cómo son los hombres!), pero, hacia la<br />
luz escurriéndose, apacible sonrió a Boylan.<br />
-Es usted la esencia de la vulgaridad, dijo al escurrirse ella.<br />
Boylan, ojeaba, ojeaba. Se echó a gruesos labios su cáliz, apuró minúsculo su<br />
cáliz, sorbiendo hasta la última de las almibaradas gotas gordas violetas. Sus ojos
305<br />
embelesados fueron detrás, detrás de la escurridiza cabeza barra abajo por los<br />
espejos, arco dorado para la soda, copas de vino blanco y de clarete reluciendo, una<br />
concha erizada, donde ajustaba, relumbraba, bronce de bronce más soleado.<br />
Sí, bronce desde cerca.<br />
-... ¡amor mío, adiós!<br />
-Me voy, dijo Boylan con impaciencia.<br />
Empujó el cáliz raudo lejos de sí, cogió el cambio.<br />
-Espere un segundo, rogó Lenehan, bebiendo apresuradamente. Quería decirle.<br />
Tom Rochford ...<br />
-Váyase con Pedro Botero, dijo Boylan Botero, marchándose.<br />
Lenehan tragó para irse.<br />
-¿Está picado o qué? dijo. Espere. Que me voy.<br />
Siguió a los presurosos zapatos chirriantes pero se apartó resueltamente en el<br />
umbral, saludando a unas figuras, una corpulenta con otra menuda.<br />
-¿Cómo está usted, Mr. Dollard?<br />
-¿Eh? ¿Qué tal? ¿Qué tal? contestó la voz de bajo borrosa de Ben Dollard,<br />
alejándose un instante de la desdicha del Padre Cowley. No le creará problemas,<br />
Bob. Alf Bergan hablará con el largo. Esta vez se la daremos con queso a ese judas<br />
Iscanote.<br />
Suspirando Mr. Dedalus cruzó el salón del bar, un dedo aliviando el párpado.<br />
-Jojo, lo haremos, garganteó Ben Dollard jovialmente. Venga, Simon. Cante una<br />
cancioncilla. Hemos oído el piano.<br />
Calvo Pat, camarero sorderas, atendía a los pedidos de bebidas. Un Power para<br />
Richie. ¿Y Bloom? Veamos. No le hagamos ir dos veces. Sus callos. Las cuatro<br />
ahora. Qué calor con esto negro. Claro que los nervios también. Refracta (¿se dice<br />
así?) el calor. Veamos. Sidra. Sí, una botella de sidra.<br />
-¿Cómo dice? dijo Mr. Dedalus. Sólo estaba improvisando, hombre.<br />
-Vamos, vamos, llamó Ben Dollard. Apartaos de mí tenebrosas preocupaciones.<br />
Venga Bob.
306<br />
Ambló Dollard, voluminosos bombachos, delante de ellos (coged a ese tipo de<br />
los: cogedle pues) hacia el salón del bar. Se dejó caer Dollard sobre la banqueta. Sus<br />
zarpas gotosas se dejaron caer sobre acordes. Cayeron, se contuvieron bruscas.<br />
Calvo Pat en la entrada se encontró con oro sinté que volvía. Sorderas, quería un<br />
Power y sidra. Bronce junto a la ventana, miraba, bronce de lejos.<br />
Calesintineo un tintilín se oreaba.<br />
Bloom oyó un tin, un sonido leve. Se va. Ligero sollozo de aliento suspiró Bloom<br />
sobre las silenciosas flores azuladas. Tintineando. Se fue. Tintineo. Oye.<br />
Amor y guerra, Ben, dijo Mr. Dedalus. Que Dios bendiga los viejos tiempos.<br />
Los valientes ojos de Miss Douce, desatendidos, se apartaron de las cortinillas,<br />
lacerados por la luz del sol. Se fue. Pensativa (¿quién sabe?), lacerada (la luz<br />
lacerante), echó la cortina con la cinta deslizante. Bajó pensativa (¿por qué se habrá<br />
ido tan rápido cuando yo?) sobre su bronce, por encima de la barra donde calvo se<br />
hallaba junto a hermana oro, inexquisito contraste, contraste inexquisito no-<br />
exquisito, lenta fresca distante profundidad de sombra deslizante verdemar, eau de<br />
Nil.<br />
-El pobre Goodwin era el pianista de aquella noche, les recordó el Padre Cowley.<br />
Había un ligero desacuerdo entre él y el piano de cola Collard.<br />
Lo había.<br />
-Todo un espectáculo era él solo, dijo Mr. Dedalus. No había quien lo parara. Se<br />
lo llevaban los mengues con unas copas que tomara.<br />
-¡Dios! ¿Se acuerdan? dijo Ben el voluminoso Dollard, apartándose del castigado<br />
teclado. Y por mi madre que yo no estaba en traje de bodas.<br />
Se rieron los tres. No estaba de bo. El trío rió. No traje de bodas.<br />
-Nuestro amigo Bloom vino que ni pintado aquella noche, dijo Mr. Dedalus.<br />
¿Dónde está mi pipa, por cierto?<br />
Caminó de vuelta a la barra a la pipa del acorde perdido. Calvo Pat acarreaba las<br />
bebidas de dos comensales, Richie y Poldy. Y el Padre Cowley volvió a reír.<br />
-Yo salvé la situación, Ben, creo.<br />
-Sí, usted fue, afirmó Ben Dollard. Recuerdo aquellos pantalones tirantes también.<br />
Fue una idea brillante, Bob.
307<br />
El Padre Cowley se sonrojó hasta los brillantes lóbulos morados. Salvó la situa.<br />
Pantalones tir. Idea brillan.<br />
Yo sabía que estaba sin blanca, dijo. La mujer tocaba el piano en el Coffee Palace<br />
los sábados por cuatro perras y ¿quién me vino con el chisme de que también tenía<br />
el otro negocio? ¿Recuerdan? Tuvimos que andarnos toda Holles Street para<br />
encontrarlos hasta que aquel tipo de casa Keogh nos dio el número. ¿Recuerdan?<br />
Ben recordaba, el ancho semblante asombrado.<br />
-Santo Dios, tenía allí unos mantos de ópera de lujo y otras muchas cosas.<br />
Mr. Dedalus caminó de vuelta, la pipa en la mano.<br />
-Estilo Mernon Square. Trajes de baile, Santo Dios, y trajes de gala. Y no aceptó<br />
ningún dinero además. ¿Eh? Cantidades endemoniadas de sombreros de tres picos y<br />
boleros y calzas. ¿Eh?<br />
Pat.<br />
-Sí, sí, asintió Mr. Dedalus. Mrs. Manon Bloom ha dejado - ropas de todas clases.<br />
Calesintineo se oreaba muelles abajo. Botero espatarrado sobre cauchos saltarines.<br />
Hígado con panceta. Empanada de carne con riñones. Correcto, señor. Correcto,<br />
Mrs. Manon. Meten si acaso. Olor a quemado. A Paul de Verga. Simpático<br />
nombre que.<br />
-¿Cómo es que se llamaba ella? Una moza rellenita. ¿Manon ...?<br />
-Tweedy.<br />
-Sí. ¿Está viva?<br />
-Y coleando.<br />
-Era hija de...<br />
-Hija del regimiento.<br />
-Sí, rediez. Me acuerdo del viejo sargento de tambores.<br />
Mr. Dedalus raspó, chascó, encendió, boqueó sabrosa bocanada de humo después.<br />
-¿Irlandesa? No lo sé, se lo juro. ¿Lo es, Simon?<br />
Bocanada de humo después espesa, una bocanada de humo, intensa, sabrosa,<br />
crepitante.<br />
-Músculo buccinador está ... ¿Eh? ... Una pizca herrumbroso ... Sí, claro ... Mi<br />
Molly de Irlanda, Oh.
308<br />
Boqueó una explosión irritante en penacho.<br />
-Del peñón de Gibraltar ... nada menos.<br />
Se consumían en la profundidad de la sombra oceánica, oro junto al tirador de<br />
cerveza, bronce junto al marrasquino, absortas las dos. Mina Kennedy, Lismore<br />
Terrace, 4, Drumcondra con Idolores, una reina, Dolores, silenciosa.<br />
Pat servía, destapaba platos. Leopoldo cortaba trozos de hígado. Como antes se<br />
dijo, le gustaba saborear los órganos internos, las mollejas que saben a nuez, las<br />
huevas de bacalao fritas mientras que Richie Goulding, Collis, Ward comía carne<br />
con riñones, carne luego riñones, bocado a bocado de empanada él comía Bloom<br />
comía ellos comían.<br />
Bloom con Goulding, casados en el silencio, comían. Manjares dignos de<br />
príncipes.<br />
Por Bachelor's Walk en oreadassacudidas tintineaba Boylan Botero, soltero, al sol<br />
encelado, lustrosas ancas de yegua al trote, con el tremolar del látigo, sobre cauchos<br />
saltarines: espatarrado, calidosentado, Boylanbullendo de impaciencia,<br />
ardientearrestado. Pica. ¿Está picado? Pica. ¿Está? Pi pi pica.<br />
Por encima de sus voces Dollard zumbajeó el arranque, retumbando por encima<br />
de bombeantes acordes.<br />
-Cuando el amor absorbe mi ardiente alma ...<br />
El bamboleo de Benalmabenjamin se bamboleó hasta las estremecientes<br />
amorvibrantes luceras.<br />
-¡Guerra! ¡Guerra! exclamó el Padre Cowley. Usted es el guerrero.<br />
-Sí que lo soy, rió Ben Guerrero. Estaba pensando en su casero. Amor o dinero.<br />
Se paró. Meneó barba inmensa, cara inmensa por su pifia inmensa.<br />
-Seguro, que le va a romper el tímpano del oído, hombre, dijo Mr. Dedalus por<br />
entre aroma de humo, con ese órgano como el suyo.<br />
Con abundante risa barbada Dollard trepidó sobre el teclado. Se lo rompería.<br />
-Por no mencionar otra membrana, añadió el Padre Cowley. Descanso, Ben.<br />
Amoroso ma non troppo. Déjeme ahí.<br />
Miss Kennedy sirvió a dos caballeros unos picheles de cerveza negra fresca. Ella<br />
hizo un comentario. Desde luego, dijo el primer caballero, un tiempo espléndido.
309<br />
Bebieron cerveza negra fresca. ¿Sabía ella adónde iba el virrey? Y oyeron ace-<br />
rocascos cascosonantes sonar. No, no sabría decir. Pero vendría en el periódico.<br />
Bueno, no se molestara. No es ninguna molestia. Desplegó en tomo suyo el<br />
Independent a lo ancho, buscando, el virrey, pináculos de su pelo en<br />
lentomovimiento, virr. Demasiada molestia, dijo primer caballero. No, no, en<br />
absoluto. La forma en que miraba aquél. Virrey. Oro junto a bronce oyeron hierro<br />
acero.<br />
-........... mi alma ardorosa<br />
no me turba eeeeeeel mañana.<br />
En salsa de hígado Bloom chafó puré de patatas. Amory guerra alguien está. Ben<br />
Dollard y su famoso. Aquella noche que vino corriendo a casa a pedir prestado un<br />
traje de etiqueta para aquel concierto. Pantalones tirantes como un tambor llevaba<br />
puestos. Cebones musicales. Molly sí que se rió cuando se fue. Se tiró de espaldas<br />
sobre la cama, chillando, pataleando. Enseñando él todos los atributos. ¡Ay! ¡Por<br />
todos los santos, estoy empapada! ¡Ay! ¡Las mujeres de la primera fila! ¡Ay!<br />
¡Nunca me reí con tantas ganas! Claro, como que eso es lo que le da el bajete<br />
barrilete. Por ejemplo los eunucos. A saber quién está tocando. Buenas manos. Debe<br />
ser Cowley. Melodioso. Conoce cualquier sonido que toques. Mal aliento tiene,<br />
pobre hombre. Paró.<br />
Miss Douce, atractiva, Lydia Douce, se inclinó hacia el afable procurador, George<br />
Lidwell, caballero, que entraba. Buenas tardes. Le dio la mano húmeda (de dama) al<br />
firme apretón de él. Buenas. Sí, estaba de vuelta. A la rutina de siempre otra vez.<br />
-Sus amigos están dentro, Mr. Lidwell.<br />
George Lidwell, afable, procurado, retenía una lydiamano. Tintineo.<br />
Bloom comía híga como antes se dijo. Limpio aquí al menos. Aquel fulano del<br />
Burton, pringado de temilla. No hay nadie aquí: Goulding y yo. Mesas limpias,<br />
flores, servilletas mitradas. Pat de un lado para otro. Calvo Pat. Nada que hacer.<br />
Mejor oferta de Dub.<br />
Piano de nuevo. Es Cowley. La forma en que se pone delante, como si fueran uno,<br />
comprensión mutua. Pesados embutidores rascando violines, el ojo en el extremo<br />
del arco, serrando el violonchelo, te dan un dolor de muelas. El largo ronquido
310<br />
sonoro de ella. La noche que estuvimos en el palco. El trombón abajo soplando<br />
como una orca, en los entreactos, el otro tipo de los metales desenroscando,<br />
limpiando la saliva. Las piernas del director también, pantalonesalares, la giga giga.<br />
Hace bien en esconderlas.<br />
Calesmtineo de giga oreado airoso.<br />
Sólo el arpa. Encantadora. Enardecida luz de oro. La chica la pulsaba. La popa de<br />
una encantadora. La salsa está buena digna de. La nave dorada. Erín. El arpa que<br />
una vez o dos. Manos frías. Ben Howth, los rododendros. Somos sus arpas. Yo. Él.<br />
Viejo. joven.<br />
-Ah, no puedo, hombre, dijo Mr. Dedalus, vergonzoso, displicente.<br />
Fuertemente.<br />
-¡Vamos, maldita sea! gruñó Ben Dollard. Suéltelo por partes.<br />
-M’appari, Simon, dijo el Padre Cowley.<br />
Hacia la zona de batería dio unas zancadas, grave, desmedido en su abatimiento,<br />
los largos brazos extendidos. Roncamente la nuez de la garganta ronqueó<br />
suavemente. Suavemente cantó a una marina polvorienta que allí había: Un adiós<br />
postrero. Un promontorio, una nave, una vela sobre la mar. Adiós. Una chica<br />
encantadora, el velo oleando al viento sobre el promontorio, el viento a su<br />
alrededor.<br />
Cowley cantó:<br />
-M’appari tutt amor:<br />
Il mio sguardo l’incontr ...<br />
Ella agitaba, sin oír a Cowley, el velo, a alguien que partía, a alguien querido, al<br />
viento, al amor, a la vela fugaz, vuelve.<br />
-Vamos, Simon.<br />
-Ah, seguro, mis años mozos se acabaron ya, Ben ... Bueno ...<br />
Mr. Dedalus dejó reposar la pipa junto al diapasón y, sentándose, tocó las sumisas<br />
teclas.<br />
-No, Simon, se volvió el Padre Cowley. Tóquelo en la versión original. En fa<br />
mayor.<br />
Las teclas, sumisas, subieron, contaron, dudaron, confesaron, confusas.
311<br />
Hacia el foro dio unas zancadas el Padre Cowley.<br />
-Venga, Simon, le acompañaré, dijo. Levántese.<br />
Por el crocante de piña de Graham Lemon, por Elvery's Elephant se sacudía<br />
tintineante.<br />
Carne, riñones, hígado, puré, a una mesa digna de príncipes estaban sentados los<br />
príncipes Bloom y Goulding. Príncipes a la mesa levantaban y bebían, Power y<br />
sidra.<br />
La más hermosa canción de tenor que jamás se haya escrito, dijo Richie:<br />
Sonnambula. Se la había oído cantar a Joe Maas aquella única noche. ¡Ah! ¡Qué<br />
M'Guckin! Sí. A su modo. Estilo de niño de coro. Maas era el niño. Monaguiño.<br />
Tenor lírico si le parece. Para no olvidarlo jamás. Jamás.<br />
Tiernamente Bloom ocupado con la panceta sinhígado vio las facciones rígidas<br />
tensarse. Dolor de espalda él. Ojos brillantes de la enfennedad de Bright. El<br />
próximo en la lista. Pasando la cuenta. Píldoras, pan picado, valen a guinea la caja.<br />
Evítalo por un rato. Canta también: Abajo entre los muertos. Apropiado. Empanada<br />
de riñones. Delicias para la. No están sacando mucho partido de todo ello. Mejor<br />
oferta de. Característico en él. Power. Especial con lo que bebe. Una maca en el<br />
vaso, agua fresca del Vartry. Soplando cerillas de los mostradores para ahorrar.<br />
Luego malgasta un soberano en bobadas. Y cuando lo necesita ni una chica. Tajado<br />
se niega a pagar el importe. Tipos curiosos.<br />
Jamás olvidaría Richie aquella noche. No mientras viviera: jamás. En el paraíso<br />
del viejo Royal con el pequeñajo de Peake. Y cuando la primera nota.<br />
El habla descansó en los labios de Richie.<br />
Sale con una patraña ahora. Rapsodias sobre fruslerías. Se cree sus propias<br />
mentiras. De verdad. Asombroso embustero. Pero se necesita tener buena memoria.<br />
-¿Qué canción es ésa? preguntó Leopold Bloom.<br />
-Ya todo está perdido.<br />
Richie amartilló los labios en puchero. Una baja incipiente nota dulce hada<br />
maligna murmuró: todo. Tordo. Tordella. Su aliento, avedulce, dientes sanos de los<br />
que se enorgullece, afinó con aflicción quejumbrosa. Está perdido. Copioso sonido.<br />
Dos notas en una ahí. Al mirlo oí en el valle de los majuelos. Cogiendo mis
312<br />
acordanzas los ligaba y viraba. Toda gran llamada demasiado nueva está perdida en<br />
todo. Eco. Qué dulce la respuesta. ¿Cómo se hace eso? Ya todo perdido. Sombrío<br />
silbaba. Caída, entrega, perdida.<br />
Bloom afinaba oídos leopoldados, remetiendo un borde del pañito bajo el jarrón.<br />
Encargo. Sí, recuerdo. Canción encantadora. En sueños se llegó ella hasta él.<br />
Inocencia a la luz de la luna. Intrépidos. No conocen el peligro. Aun así reténla.<br />
Decir su nombre. Tocar agua. Tintineo airoso. Demasiado tarde. Ella anhelaba ir.<br />
Por eso. Mujer. Más fácil poner puertas al mar. Sí: todo está perdido.<br />
-Una canción hermosa, dijo Bloom Leopoldo perdido. La conozco bien.<br />
Jamás en su vida la había Richie Goulding.<br />
Él la conoce bien también. O la siente. Siempre a vueltas con la hija. Niña sabia<br />
que sabe quién es su padre, dijo Dedalus. ¿A mí?<br />
Bloom de reojo ocupado con su sinhígado vio. Cara de todo está perdido. El<br />
bullanguero de Richie una vez. Chistes viejos rancios ahora. Meneando la oreja.<br />
Servilletero en el ojo. Ahora con cartas suplicantes manda a su hijo. El bisojo de<br />
Walter sí señor lo hice señor. No molestaría sólo que estaba esperando un dinero.<br />
Discúlpate.<br />
El piano de nuevo. Suena mejor que la última vez que lo oí. Afinado<br />
probablemente. Paró de nuevo.<br />
Dollard y Cowley aún urgían al cantante reticente a que se arrancara ya de una<br />
vez.<br />
-De una vez, Simon.<br />
-Vez, Simon.<br />
-Damas y caballeros, estoy sinceramente agradecido por su amable interés.<br />
-Vez, Simon.<br />
-No tengo dinero pero si me prestan atención pondré todo mi empeño en cantarles<br />
sobre un corazón destrozado.<br />
Junto a la campana de los emparedados en la sombra acogedora Lydia, su bronce<br />
y rosa, gracia de una dama, daba y retenía: como en fresca glauca eau de Nil Mina a<br />
picheles dos sus pináculos de oro.
313<br />
Los acordes en escala del preludio terminaron. Un acorde, arrastrado, expectante,<br />
arrastró una voz.<br />
-Cuando por primera vez vi esa forma querida ...<br />
Richie se volvió.<br />
-La voz de Si Dedalus, dijo.<br />
El ánimo inflamado, las mejillas con un toque de flama, escucharon sintiendo ese<br />
fluir querido fluir por la piel miembros humano corazón alma columna. Bloom hizo<br />
una señal o a Pat, calvo Pat es un camarero duro de oído, para que dejara<br />
entreabierta la puerta del bar. La puerta del bar. Así. Así está bien. Pat, camarero,<br />
atendió, atento a oír, pues era duro de oí junto a la puerta.<br />
-... El dolor pasaba.<br />
Por la quietud del aire una voz les cantaba, tenue, ni lluvia, ni hojas en murmullo,<br />
no como voz de cuerdas ni de instrumentos de viento ni de comosellamen<br />
dulcémeles penetrando en sus oídos sosegados con palabras, los sosegados corazo-<br />
nes de cada uno de ellos de sus vidas evocadas. Bueno, bueno poder oír: el dolor de<br />
cada uno de ellos parecía de ambos pasar cuando por vez primera lo oyeron.<br />
Cuando por vez primera vieron, perdidos Richie Poldy, qué belleza, oyeron de una<br />
persona que nunca habrían esperado jamás, su primera palabra de misericordiosa<br />
blanda-de-amor de-siempre-amada.<br />
Amor que canta: vieja y dulce canción de amor. Bloom deslió lentamente la<br />
gomilla elástica del paquete. Viejo y dulce oro sonnez la de amor. Bloom relió una<br />
madeja en cuatro dedos bifurcados, la atirantó, la destensó, y la relió alrededor de su<br />
desquiciado doble, cuádruple, en octava, los unció tensos.<br />
Lleno de esperanzay en extremo dichoso ...<br />
Los tenores consiguen mujeres a puñados. Aumenta el chorro. Tiran flores a sus<br />
pies. ¿Cuándo nos vamos a ver? La cabeza sencillamente. Tintineo en extremo<br />
dichoso. Él no sabe cantar para los de alto copete. La cabeza sencillamente se te<br />
arremollina. Perfumada para él. ¿Qué perfume tu mujer? Quiero saberlo. Tinti. Para.<br />
Llama. Última mirada al espejo siempre antes de abrir la puerta. El recibidor. ¿Y<br />
qué? ¿Qué tal? Yo bien. ¿Y qué? ¿Qué? ¿O? Caja de caramelos de mentas, confites<br />
de besuqueo, en su bolso. ¿Sí? Las manos buscaban las opulentas.
314<br />
Ah, la voz subía de tono, suspirando, cambiaba: fuerte, impetuosa, brillante,<br />
altanera.<br />
-Pero ah un vano soñar era ...<br />
Tono glorioso que él tiene aún. Aire de Cork más suave además su acento. ¡Pobre<br />
necio! Podía haber ganado dinero a espuertas. Confundiendo la letra. Acabó<br />
lentamente con su mujer: ahora canta. Pero rió se puede decir. Sólo ellos dos. Si es<br />
que no se viene abajo. Pero aún mantiene el tipo. Las manos y pies cantan también.<br />
La bebida. Nervios crispados. Hay que ser abstemio para cantar. Sopa Jenny Lind:<br />
caldo, salvia, huevos crudos, media pinta de crema. Para cremosa soñadora.<br />
Ternura desbordaba: lenta, henchida, impetuosa latía. Ahí está. ¡Ja, dale! ¡Toma!<br />
Late, un latido, un orgulloso palpitar erecto.<br />
¿.Letra? ¿Música? No: es lo que hay detrás.<br />
Bloom envolvía, desenvolvía, ataba, desataba.<br />
Bloom. Corriente de cálida secretud mamalada rechupada fluyó para fluir en la<br />
música fuera, en deseo, oscuro para chupar el flujo abordante. Cúbrela, gállala,<br />
písala, sáltala. Monta. Poros para dilatar dilatando. Monta. El gozo el sentir el cálido<br />
el. Monta. Para borbotar por las esclusas borbotones borbotantes. Corriente,<br />
borbotón, flujo, regustoborbotón, latidomontante. ¡Ahora! Lenguaje de amor.<br />
-... rayo de esperanza está...<br />
Resplandeciente. Lydia para Lidwell gañido apenas oír tan señorial la musa<br />
desgañó un trago de esperanza.<br />
Martha es. Coincidencia. Justo iba a escribir. La canción de Lionel. Nombre<br />
encantador que tienes. No puedo escribir. Acepta mi regali. Tocar la fibra sensible<br />
la bolsa también. Es una. Te llamé diablillo. Aun así el nombre: Martha. ¡Qué<br />
extraño! Hoy.<br />
La voz de Lionel volvió, más débil pero incansable. Cantaba de nuevo para Richie<br />
Poldy Lydia Lidwell también cantaba para Pat boca abierta oído atendiendo para<br />
atender. Cómo por primera vez vio esa forma querida, cómo el dolor pasaba, cómo<br />
la mirada, forma, palabra le cautivó a él Gould Lidwell, le ganó el corazón a Pat<br />
Bloom.
315<br />
Desearía verle la cara, no obstante. Se explica mejor. Por qué el barbero en la<br />
peluquería Drago siempre me miraba la cara cuando yo le hablaba a su cara en el<br />
espejo. Aun así lo oigo mejor aquí que en la barra aunque más lejos.<br />
-Cada mirada cariñosa ....<br />
La primera noche cuando por primera vez la vi en casa de Mat Dillon en<br />
Terenure. Encaje negro, amarillo llevaba. Sillas musicales. Nosotros dos los<br />
últimos. El destino. Tras ella. El destino. Vueltas y vueltas despacio. Vueltas<br />
rápidas. Nosotros dos. Todos miraban. Para. Se sentó ella. Todos los desbancados<br />
miraban. Labios sonrientes. Rodillas amarillas.<br />
-Encantó la mirada ...<br />
Cantando. Esperando cantó ella. Yo le pasaba las hojas de la partitura. Voz<br />
impetuosa del perfume de qué perfume tu lilas. El pecho le veía, ambos impetuosos,<br />
la garganta gorgoriteando. Por primera vez vi. Me dio las gracias. ¿Por qué a mí? El<br />
destino. Ojos españolados. Bajo un peral a solas el patio a esta hora en el viejo<br />
Madrid una parte en la sombra Dolores ladolores. A mí. Tentación. Ay, tentadora.<br />
-¡Martha! ¡Ah, Martha!<br />
Dejando a un lado toda languidez Lionel gritaba su dolor, en un grito de pasión<br />
mandando al amor que volviera con más profundos y sin embargo más ascendentes<br />
acordes de armonía. En un grito de soledad lionada para que ella entendiera, debería<br />
martha sentir. Porque él a sólo ella esperaba. ¿Dónde? Aquí allá mirad allá aquí<br />
mirad todos dónde. En algún lugar.<br />
-¡Ve-en perdida!<br />
¡Ve-en querida!<br />
Solo. Un amor. Una esperanza. Un consuelo para mí. Martha, do de pecho,<br />
vuelve.<br />
-¡Ven ...!<br />
Surcaba en lo alto, un ave, planeaba, un grito puro fugaz, surca el orbe plateado se<br />
lanzó serena, veloz, sostenido, para venir, no lo prolongues más más aliento él<br />
aliento más vida, surcando en lo alto, alta resplendente, en llamas, coronada, alto en<br />
la efulgencia simbolística, alto, del seno etéreo, alto, de la alta dilatada irradiación
316<br />
por todas partes toda surcando todo alrededor en derredor de todo, del sin-<br />
finsinfinsinfin .......<br />
-¡A mí!<br />
¡Siopold!<br />
Consumido.<br />
Ven. Bien cantado. Todos palmotearon. Ella debería. Ven. A mí, a él, a ella, a ti<br />
también, a mí, a nosotros.<br />
-¡Bravo! Plafplaf. Buen chico, Simon. Palmiplafpla£ ¡Otra vez! Plafplifplaf pla£<br />
Suena como una campana. ¡Bravo, Simon! Plafplofplaf Otra vez, aplaf, dijeron,<br />
vociferaron, palmotearon todos, Ben Dollard, Lydia Douce, George Lidwell, Pat,<br />
Mina Kennedy, dos caballeros con dos picheles, Cowley, primer señor con pich y<br />
bronce Miss Douce y oro Miss Mina.<br />
Los elegantes zapatos color canela de Boylan Botero chirriaron por el suelo del<br />
bar, se dijo antes. Tintineo por los monumentos a Sur John Gray, Horacio<br />
mancopenco Nelson, reverendo padre Theobald Mathew, se oreaba, como se dijo<br />
antes hace un momento. Al trote, caliente, sentadocaliente. Cloche. Sonnez la.<br />
Cloche. Sonnez la. Más despacio la yegua subió la cuesta por la Rotunda, Rufland<br />
Square. Demasiado despacio para Boylan, Boylan botero, Boylando de impaciencia,<br />
brincando la yegua.<br />
Un trasresueno de los acordes de Cowley fue el final, agonizó en el aire<br />
enriquecido.<br />
Y Richie Goulding bebía su Power y Leopold Bloom su sidra bebía, Lidwell su<br />
Guinness, segundo caballero dijo que tomarían otros dos picheles si no le<br />
importaba. Miss Kennedy sonrió afectadamente desirviendo, labios de coral, al<br />
primero, al segundo. No le importaba.<br />
-Siete días en la cárcel, dijo Ben Dollard, a pan y agua. Entonces cantarías, Simon,<br />
como un tordo de jardín.<br />
Lionel Simon, cantante, reía. El Padre Bob Cowley tocaba. Mina Kennedy servía.<br />
Segundo caballero pagaba. Tom Keman entraba contoneándose. Lydia, admirada,<br />
admiraba. Pero Bloom mudo cantaba.<br />
Admirando.
317<br />
Richie, admirando, peroraba sobre la gloriosa voz de aquel hombre. Recordaba<br />
una noche hace mucho. Jamás olvidaría aquella noche. Si cantó Fue rangoyfama: en<br />
casa de Ned Lambert fue. Dios Santo jamás él oyó nada parecido en toda su vida<br />
una nota como ésa jamás él entonces infiel habremos de separarnos tan clara tan oh<br />
Dios jamás él oyó ya que amor no hay en ti una voz tan fastuosa no hay en ti<br />
pregúntele a Lambert él se lo podrá contar también.<br />
Goulding, un sonrojo forcejeando en su pálido, contaba a Mr. Bloom, rostro de la<br />
noche, Si en casa de Ned Lamben, casa Dedalus, cantó Fue rango y fama.<br />
Él, Mr. Bloom, escuchaba mientras él, Richie Goulding, le contaba, a Mr. Bloom,<br />
de la noche que él, Richie, le oyó a él, Si Dedalus, cantar Fue rangoyfama, en la de<br />
él, en la casa de Ned Lambert.<br />
Cuñados: parientes. Jamás nos hablamos cuando nos cruzamos. La grieta que<br />
hunde el barco creo. Lo menosprecia. ¿Ves? Lo admira aún más. La noche que Si<br />
cantó. La voz humana, dos minúsculas cuerdas sedosas, maravillosas, más que todo<br />
lo demás.<br />
Esa voz era un lamento. Más reposada ahora. Es en el silencio cuando sientes que<br />
oyes. Vibraciones. Ahora aire silencioso.<br />
Bloom desunció las manos entrelazadas y con dedos flojos tiró del fino tirante de<br />
catgut. Estiró y tiró. Zumbó, resonó. Mientras Goulding hablaba del torrente de voz<br />
de Barraclough, mientras Tom Keman, volviendo al tema en una especie de orden<br />
retrospectivo hablaba al Padre Cowley que escuchaba, que tocaba a su aire, que<br />
asentía mientras tocaba. Mientras el gran Big Ben Dollard hablaba con Simon<br />
Dedalus, que encendía, que asentía mientras fumaba, que fumaba.<br />
Tú perdida. Todas las canciones sobre ese tema. Y aún más Bloom atirantaba la<br />
cuerda. Cruel parece. Dejar que la gente se encariñe unos de otros: tentación. Luego<br />
arrancar a uno del otro. Muerte. Explos. Golpe en la cabeza. Aldiablodeaquí. Vida<br />
humana. Dignam. ¡Uf, el rabo de aquella rata culebreando! Cinco chelines di.<br />
Corpus paradisum. Carraca croante: barriga de cachorro podrido. Se fue. Cantan.<br />
Olvidado. Yo también. Y algún día ella con. Dejarla: cansado. Sufrirá entonces.<br />
Llorará. Grandes ojos españolados mirando saltones a nada. Su<br />
cabellondulanteantespesoespesospesoesoeso des peina:'o.
318<br />
Y sin embargo demasiado feliz aburre. Atirantó más, más. ¿No eres feliz en tu?<br />
Resonó. Se partió.<br />
Calesintineo entrando por Dorset Street.<br />
Miss Douce retiró el brazo satinado, reprobador, complacida.<br />
-No se tome tantas libertades, dijo, hasta que no nos conozcamos mejor.<br />
George Lidwell le decía que de verdad y con franqueza: pero ella no lo creía.<br />
El primer caballero le dijo a Mina que eso era así. Ella le preguntó si era así. Y el<br />
segundo pichel le dijo que así. Que eso era así.<br />
Miss Douce, Miss Lydia, no creía: Miss Kennedy, Mina, no creía: George<br />
Lidwell, no: Miss Dou no: el primer, el primer: señor con pich: creer, no, no: que no<br />
lo creía, Miss Kenn: Lidlydiawell: el pich.<br />
Mejor la escribo aquí. Los cálamos en correos mordidos y deformados.<br />
Calvo Pat a una señal se aproximó. Una pluma y tinta. Se marchó. Un secante. Se<br />
marchó. Un secante para secar los borrones. Lo oyó, el sordo Pat.<br />
-Sí, dijo Mr. Bloom, tirando de la guita de catgut que se rizaba. Efectivamente es<br />
mejor. Unas líneas será bastante. Mi regalo. Toda esa música italiana recargada es.<br />
¿Quién fue que escribió? Conoces el nombre comprendes mejor. Saquemos unas<br />
cuartillas de papel de carta, sobre: despreocupado. Es normal.<br />
-El número más grandioso de toda la ópera, dijo Goulding.<br />
-Lo es, dijo Bloom.<br />
De números se trata. Toda la música cuando lo piensas. Dos multiplicado por dos<br />
dividido por la mitad es el doble de uno. Vibraciones: eso son los acordes. Uno más<br />
dos más seis es siete. Haces lo que quieres con cifras haciendo juegos malabares.<br />
Siempre encuentras que esto es igual a aquello. Simetría junto al muro de una<br />
crucería. No se da cuenta de que voy de luto. Insensible: todo para su buche.<br />
Musimatemáticas. Y te crees que estás escuchando lo etéreo. Pero supón que lo<br />
dijeras como: Martha, siete por nueve menos x es treintaicinco mil. Menudos<br />
bemoles. Es a causa de los sonidos es por eso.<br />
Por ejemplo ahora está tocando. Improvisando. Podría ser lo que tú quieras, hasta<br />
que oyes la letra. Hay que sostener el oído. Bien aguzado. Al principio todo bien:<br />
luego oyes acordes un poco disonantes: te encuentras un poco perdido. Dentro y
319<br />
fuera de sacos, por encima de barriles, a través de alambradas, carrera de<br />
obstáculos. El ritmo configura la armonía. Se trata del humor en que estés. Aun así<br />
siempre es agradable oír. Excepto las escalas para arriba y para abajo, niñas<br />
aprendiendo. Dos juntas vecinas de al lado. Deberían inventar pianos de cartón a<br />
escala para eso. Milly no tiene gusto para la música. Raro porque nosotros dos,<br />
quiero decir. Blumenlied la compré para ella. El nombre. Tocándola despacio, una<br />
niña, la noche que vine a casa, la niña. La puerta de los establos cerca de Cecilia<br />
Street.<br />
Calvo sordo Pat trajo tinta plano papel secante. Pat puso con la tinta pluma plano<br />
papel secante. Pat cogió platel plato cuchillo tenedor. Pat se fue.<br />
Era el único lenguaje dijo Mr. Dedalus a Ben. Les oyó de niño en Ringabella,<br />
Crosshaven, Ringabella, cantando sus barcarolas. El puerto de Queenstown lleno de<br />
barcos italianos. Andando, ya sabe, Ben, a la luz de la luna con esos sombreros de<br />
paja. Combinando las voces. Dios, qué música, Ben. Oída de niño. Cross Ringabella<br />
haven lunarolas.<br />
La agria pipa retirada sostuvo una mano a guisa de escudo junto a los labios que<br />
reclamaron una llamadanoctuma a la luz de la luna, clara desde cerca, una llamada<br />
desde lejos, respondiendo.<br />
El margen abajo de su Freeman en batuta recorría de Bloom, el otro ojo, que<br />
ojeaba a ver dónde había visto yo eso. Callan, Coleman, Dignam Patrick. ¡Dingdón!<br />
¡Dingdón! Fawcett. ¡Ajá! Justo estaba mirando.<br />
Espero que no esté mirando, espabilado como una rata. Sostuvo el Freeman<br />
desplegado. No se ve ahora. Recuerda escribir las es griegas. Bloom mojó, Bloo<br />
mur: estimado señor. Querido Henry escribió: querida Mady. Recibí tu car y flo.<br />
¿Dónde demonios puse? Algún otr bolsi. Es completam impos. Subraya impos.<br />
Escribir hoy.<br />
Aburrimiento esto. Aburrido Bloom tamborileó suavemente con los estoy<br />
precisamente pensando dedos sobre plano papel secante que Pat trajo.<br />
Sigo. Sabes a qué me refiero. No, cambia esa e. Acep mi modest regali q adjun.<br />
Pídele que no contes. Espera. Cinco a Dig. Unos dos aquí. Penique las gaviotas.<br />
Elías vuel. Siete en casa Davy Byme. Hacen unos ocho o así. Digamos media
320<br />
corona. Mi modesto regali: gir.post. dos chelines con seis. Escríbeme una larga.<br />
¿Detestas? Tintineo ¿está pi? Tan excitado. ¿Por qué me llamas diabl? ¿Tú eres una<br />
diablilla también? Oh, Mary perdió la cinta de las. Bueno, adiós por ahora. Sí, sí, te<br />
contaré. Quiero. Para sujetársela. Llámame ese otro. Otro mudo escribió ella. Mi<br />
paciencia se me ago. Para sujetársela. Debes creer. Creer. El pich. Eso. Es. Verdad.<br />
¿Qué tonterías estoy escribiendo? Los maridos no. Eso es lo que el matrimonio<br />
da, sus mujeres. Porque estoy lejos de. Supón. ¿Pero cómo? Ella debe. Mantenerse<br />
joven. Si se enterara ella. La tarjeta en mi sombrero de gran ca. No, no contarlo<br />
todo. Dolor sin sentido. Si no lo ven. Mujer. Comido yo comidos todos.<br />
Un coche de alquiler, el número trescientos veinticuatro, cochero Barton <strong>James</strong> de<br />
Harmony Avenue, número uno, Donnybrook, en donde se acomodaba un pasajero,<br />
un caballero joven, vestido a la moda con traje de estameña azulíndigo<br />
confeccionado por George Robert Mesias, sastre y cortador, de Eden Quay número<br />
cinco, y con un canotié muy elegante, comprado en John Plasto de Great Brunswick<br />
Street, número uno, sombrerero. ¿Eh? Éste es el calesintineo que brincaba y<br />
tintineaba. Por los tubos brillantes de Agendath en la tocinería de Dlugacz trotaba<br />
una yegua de firmegrupa.<br />
-¿Contestando a un anuncio? los ojos penetrantes de Richie preguntaron a Bloom.<br />
-Sí, dijo Mr. Bloom. Viajante de plaza. Poco que rascar, me figuro.<br />
Bloom mur: inmejorables referencias. Pero Henry escribió: me excitará. Ya sabes<br />
cómo. Aprisa. Henry. La e griega. Mejor añado una postdata. ¿Qué está tocando ése<br />
ahora? Improvisando. Intermezzo. P.D. El porón pon pon. ¿Cómo me vas a cas?<br />
¿Me vas a castigar? Falda torcida se mueve, a cada meneo. Dime quiero. Saberlo.<br />
Oh. Claro que si no no lo preguntaría. La la larí. El rastro ahí se pierde en triste<br />
menor. ¿Por qué menor triste? Firma H. Les gusta una coda triste al final. P.P.D. La<br />
la larí. Me siento tan triste hoy. Larí. Tan solo. Re.<br />
Secó rápido en el papel secante de Pat. Sobr. Dirección. Nada más copiar del<br />
periódico. Murmuró: Messrs. Callan, Coleman y Cía., sociedad anónima. Henry<br />
escribió:<br />
Miss Martha Clifford
321<br />
Lista de Correos<br />
Dolphn's Bam Lane<br />
Dublín<br />
Seca encima de lo otro para que no pueda leer. Ahí. Justo. Idea para premio Titbit.<br />
Algo que un detective leyó en un papel secante. A razón de guinea la col. Matcham<br />
piensa a menudo la bruja hilarante. Pobre Mrs. Purefoy. Q.T.C.: colgado.<br />
Demasiado poético eso de lo triste. La música tuvo la culpa. La música tiene<br />
magia. Dijo Shakespeare. Citas para cada día del año. Ser o no ser. Sabiduría en<br />
ocho días.<br />
En la rosalera de Gerard de Fetter Lane anda él, castañogris. Una vida es todo. Un<br />
cuerpo. Termina. Pero termínalo.<br />
Terminado de todas formas. Giro postal, sello. Correos más abajo. Andemos<br />
ahora. Suficiente. En Barney Kieman prometí encontrarme con ellos. Enojoso ese<br />
trabajo. Casa de luto. Andemos. ¡Pat! No oye. Sordo como una tapia está.<br />
Coche cerca de allí ahora. Habla. Habla. ¡Pat! No. Colocando esas servilletas.<br />
Mucho terreno tiene que cubrir al cabo del día. Le pintas una cara por detrás y<br />
entonces serían dos. Ojalá cantaran más. Me lo quitaría de la mente.<br />
Calvo Pat que está sorderas formaba mitras con las servilletas. Pat es un camarero<br />
de oído duro. Pat es un camarero atendedor que está atento mientras tú atiendes. Je<br />
je je je. Jel atiende mientras tú atiendes. Je je. Camarero atento es jel. Je je je je. Jel<br />
atiende mientras atiendes. Mientras atiendes si atiendes él atenderá mientras<br />
atiendes. Je je je je. Jo. Atiende mientras atiendes.<br />
Douce ahora. Douce. Lydia. Bronce y rosa.<br />
Lo pasó espléndido, simplemente espléndido. Y mire qué bonita concha se trajo.<br />
Hasta el final de la barra hasta él llevó ella ligeramente el cuemodemar erizado y<br />
codeado para que él, George Lidwell, procurador, pudiera oír.<br />
-¡Escuche! le suplicó ella.<br />
Bajo las ginebrardientes palabras de Tom Kernan el acompañante tejía música<br />
lentamente. Hecho auténtico. Cómo perdió Walter Bapty la voz. Pues bien,<br />
caballero, el marido lo agarró por la garganta. Bribón, le dijo, no cantará más
322<br />
cantos de amor. Así fue, se lo juro, Sir Tom. Bob Cowley tejía. Los tenores<br />
consiguen muj. Cowley se echó para atrás.<br />
Ah, ahora lo oía, aplicándoselo ella al oído. ¡Oiga! Él oía. Maravilloso. Ella se lo<br />
aplicó al suyo. Y por entre la luz tamizada oro pálido en contraste se escurría. Para<br />
oír.<br />
Toc.<br />
Bloom a través de la puerta del bar vio una concha aplicada a sus oídos. Oyó más<br />
débilmente aquello que ellos oían, cada una sólo para sí misma, luego cada una para<br />
la otra, oyendo el salpicar de olas, fuertemente, un bramido silencioso.<br />
Bronce junto a una oro cansada, desde cerca, desde lejos, escuchaban.<br />
También su oído es una concha, el lóbulo que por ahí asoma. Ha estado en la<br />
playa. De la playa encantadoras chicas. Piel morena quemada. Debería haberse<br />
puesto crema antes para ponerse morena. Tostada con mantequilla. Ah, no hay que<br />
olvidarse de esa loción. Calenturas por la boca. La cabeza sencillamente. El cabello<br />
trenzado por encima: concha con algas. ¿Por qué se tapan las orejas con cabello de<br />
algas? Y las turcas la boca ¿por qué? Sus ojos por encima del embozo. Yashmak.<br />
Buscar la entrada. Una cueva. Prohibida la entrada salvo en horas de oficina.<br />
El mar creen que oyen. Cantando. Un bramido. Es la sangre. Borbollón en el oído<br />
a veces. Bueno, es un mar. Islas corpusculares.<br />
Maravilloso en realidad. Tan preciso. Otra vez. George Lidwell mantenía el<br />
murmullo, oyendo: luego la puso a un lado, delicadamente.<br />
-¿Qué dicen las olas salvajes? le preguntó a ella, sonrió. Adorable, marsonnente y<br />
norreplicante Lydia a Lidwell sonrió.<br />
Toc.<br />
Por la tienda de Larry O'Rourke, junto a Larry, el intrépido Larry O', Boylan se<br />
balanceaba y Boylan se volvía.<br />
Desde la olvidada concha Miss Mina se escurrió hasta sus picheles atendiendo.<br />
No, no se sentía tan sola picaruelamente la cabeza de Miss Douce le hizo saber a<br />
Mr. Lidwell. Paseos a la luz de la luna junto al mar. No, no sola. ¿Con quién?<br />
Contestó noblemente: con un caballero amigo.
323<br />
Los dedos cintilantes de Bob Cowley en las agudas tocaron otra vez. El casero<br />
tiene prela. Un respiro. Long John. El gran Big Ben. Ligeramente tocó unos<br />
compases ligeros brillantes tintilinteantes para ágiles damas, picaruelas y sonrientes,<br />
y para sus galanes, caballeros amigos. Uno: uno, uno, uno, uno, uno: dos, uno, tres,<br />
cuatro.<br />
El mar, el viento, las hojas, el trueno, las aguas, las vacas mugiendo, el mercado<br />
de ganado, los gallos, las gallinas no graznan, las serpientes sissssean. Música en<br />
todas partes. La puerta de Ruttledge: ü chirriando. No, eso es ruido. El minué de<br />
Don Giovanni está tocando ahora. Trajes de gala de todas clases en los salones del<br />
castillo bailando. Miseria. Los campesinos afuera. Verdes caras famélicas comiendo<br />
hojas de romaza. Qué bien está eso. Mira: mira, mira, mira, mira, mira: míranos.<br />
Es gozoso cómo me siento. Nunca escrito. ¿Por qué? Mi gozo es otro gozo. Pero<br />
ambos son gozos. Sí, gozo debe de ser. La mera realidad de la música demuestra<br />
que lo estás. A menudo pensé que ella tenía morriña hasta que empezaba a cantar.<br />
Entonces entiendes.<br />
La maleta de M'Coy. Mi mujer y tu mujer. Gato que le pisan la cola. Como<br />
cuando se rasga la seda. La lengua cuando habla como tarabilla de molino. No<br />
consiguen los intervalos de los hombres. Vacío también en sus voces. Lléname. Soy<br />
caliente, oscura, abierta. Molly en quis est homo: Mercadante. La oreja contra la<br />
pared para oír. Necesario una mujer que esté en todo.<br />
Sacudida giga se sacudió se paró. Zapato de dandi color canela del dandi de<br />
Boylan calcetines de recuadros azulcelestes descendieron presurosos a tierra.<br />
¡Vaya! ¡Mira así somos! Música de cámara. Podría hacer una especie de<br />
retruécano con eso. Es una especie de música en la que pensaba a menudo cuando<br />
ella. Acústica es eso. Tintilinteando. Vasijas vacías las que más ruido hacen. Por la<br />
acústica, la resonancia cambia en la medida en que el peso del agua es confo rme a<br />
la ley de la caída del agua. Como esas rapsodias de Liszt, húngaro, de ojos<br />
agitanados. Perlas. Gotas. Lluvia. Tirilin laralara luruluru. Sisssseo. Ahora. A lo<br />
mejor ahora. Antes.
324<br />
Alguien golpeteó una puerta, alguien bordoneó con un toque, ¿pegó a Paul de<br />
Verga con un nervudo envarado aldabón con un capón carraconcarraconcarracón<br />
capón. Caponcapón.<br />
Toc.<br />
-Qui sdegno, Ben, dijo el Padre Cowley.<br />
-No, Ben, interfirió Tom Keman. El zagal rebelde. Nuestra jerga natal.<br />
-Sí, por favor, Ben, dijo Mr. Dedalus. Hombres buenos y honrados.<br />
-Por favor, por favor, suplicaron todos a una.<br />
Me voy. Tenga, Pat, vuelva. Venga. Vino, vino, no se quedó. A mí. ¿Cuánto?<br />
--¿Qué clave? ¿La de seis sostenidos?<br />
-Fa sostenido mayor, dijo Ben Dollard.<br />
Las garras abiertas de Bob Cowley agarraron los negros hondosonantes acordes.<br />
Tengo que irme Bloom príncipe dijo a príncipe Richie. No, dijo Richie. Sí, debo.<br />
Un dinero que pilló. Se va de jarana de las de notemenees. ¿Cuánto? Él veoye<br />
hablalabios. Un chelín con nueve. Penique para ti. Tenga. Dale dos peniques de<br />
propina. Sordo, sorderas. Pero quizás tenga mujer e hijos esperando, esperando que<br />
Patty vuelva a casa. Je je je je. El sordo atiende mientras esperan.<br />
Pero atiende. Pero oye. Oscuros acordes. Lúgugugubres. Profundo. En una cueva<br />
del tenebroso corazón de la tierra. Mena taraceada. Puñado de nudomúsica.<br />
La voz de la edad de las tinieblas, del desamor, la fatiga de la tierra se acercaba<br />
oscura y dolorida, venida de lejos, desde montañas vetustas, llamó a hombres<br />
buenos y honrados. Al sacerdote buscó. Con él hablaría unas palabras.<br />
Toc.<br />
La voz de Ben Dollard. Bajete Barrilete. Haciendo lo imposible por decirlo. Croar<br />
de vastas marismas despobladas de hombres de lunas de luneres. Otra caída.<br />
Abastecedor de buques gran negocio que hizo entonces. Recordar: cordeles<br />
resinosos, faroles de barcos. Quebró por la friolera de diez mil libras. Ahora está en<br />
el asilo Iveagh. Cubículo número tal. La cerveza Bass tuvo la culpa.<br />
El sacerdote está en casa. El sirviente de un falso sacerdote le dio la bienvenida.<br />
Pase. El santo padre. Con reverencias un sirviente traidor. Acordes de aspergios<br />
encrespados.
325<br />
Arruínalos. Destroza sus vidas. Luego constrúyeles cubículos donde terminen sus<br />
días. Duérmete. Nana nanita. Muere, perro. Perrito, muere.<br />
La voz de apercibimiento, de solemne apercibimiento, les habló del joven que<br />
había entrado en una mansión solitaria, les habló de cuán solemnes se oían sus<br />
pisadas allá, les habló de la estancia sombría, del sacerdote revestido sentado para<br />
confesar.<br />
Alma cándida. Algo huera ahora. Piensa ganar en Answers, crucigrama con<br />
figuras de poetas. Le entregamos un crujiente billete de cinco libras. Pájaro posado<br />
empollando en un nido. El canto del último ministrer pensó que era. Ge espacio te<br />
¿qué animal doméstico? Eme raya erre masa grande de agua. Buena voz tiene aún.<br />
Nada de eunuco todavía en posesión de todos sus atributos.<br />
Escucha. Bloom escuchaba. Richie Goulding escuchaba. Y junto a la puerta sordo<br />
Pat, calvo Pat, Pat pingado, escuchaba.<br />
Los acordes punteaban más lentamente.<br />
La voz de penitencia y pesar llegaba lenta, embellecida, trémula. La barba contrita<br />
de Ben se confesaba. In nomine Domim, en el nombre de Dios se arrodilló. Con la<br />
mano se dio golpes de pecho, confesándose: mea culpa.<br />
Latín de nuevo. Eso los atrapa como el ajonje. Sacerdote con el corpus de<br />
comunión para aquellas mujeres. Individuo aquel en el mortuorio, café o coffey,<br />
corpusnomine. A saber dónde estará la rata ahora. Escarba.<br />
Toc.<br />
Escuchaban. Picheles y Miss Kennedy. George Lidwell, párpado palpante, raso<br />
bustoabultado. Keman. Si.<br />
La voz suspirante de dolor cantaba. Sus pecados. Desde la Pascua había dicho<br />
palabrotas tres veces. Hijo de la gran pu. Y una vez a la hora de la misa se había ido<br />
a jugar. Una vez por el cementerio había pasado y por el alma de su madre no había<br />
rezado. Un zagal. Un rebelde zagal.<br />
Bronce, escuchando, junto al tirador de cerveza la mirada perdida en la distancia.<br />
Entemecida. Ni medio se entera de que estoy. Molly es un lince para ver a<br />
quienquiera que mire.
326<br />
Bronce la mirada perdida a un lado. Espejo ahí. ¿Es ése su lado bueno de la cara?<br />
Siempre lo saben. Toque en la puerta. Último retoque para emperifollarse.<br />
Caponcarraconcarracón.<br />
¿Qué pensarán cuando oyen música? Forma de coger serpientes de cascabel. La<br />
noche en que Michael Gunn nos dio el palco. Afinando. Al sha de Persia es lo que<br />
más le gustaba. Le recordaría al hogar dulce hogar. Se sonó la nariz con la cortina<br />
además. Costumbre en su país quizá. Eso es música también. No es tan malo como<br />
suena. Flauteando. Los metales rebuznando como asnos trompas en alto.<br />
Contrabajos desvalidos, caños en los costados. Instrumentos de viento de madera<br />
vacas mugiendo. Piano de media cola abierto cocodrilo la música tiene sus fauces.<br />
Vientomadera como el nombre de Goodwin ventoleras.<br />
Estaba guapa. El vestido azafrán que llevaba escotado, los atributos al aire. De<br />
clavo era su aliento siempre en el teatro cuando se inclinaba para hacer una<br />
pregunta. Le conté lo que dice Spinoza en ese libro del pobre papá. Hipnotizada,<br />
escuchando. Ojos como platos. Se inclinaba. Aquel individuo del entresuelo<br />
comiéndosela con la mirada desde arriba con los gemelos sin miramientos. La<br />
belleza de la música hay que escucharla dos veces. La mujer al natural media<br />
mirada. Dios hizo el paisaje el hombre el paisanaje. Meten si acaso. Filosofia. ¡Bah!<br />
¡Chorradas!<br />
Todos se fueron. Los caídos. En el cerco de Ross su padre, en Gorey todos sus<br />
hermanos cayeron. A Wexford, somos los chicos de Wexford, iría. El último de su<br />
estirpe y nombre.<br />
Yo también. Último de mi estirpe. Milly joven estudiante. Bueno, mi culpa quizá.<br />
Ningún hijo. Rudy. Demasiado tarde ya. ¿O si no? ¿Si no? ¿Si aún?<br />
No guardaba odio alguno.<br />
Odio. Amor. Son palabras. Rudy. Ya pronto seré viejo.<br />
El gran Big Ben la voz revelaba. Gran voz dijo Richie Goulding, un rubor<br />
forcejeando en el pálido, a Bloom pronto viejo. Pero ¿cuándo fue joven?<br />
Ahora viene Irlanda. Mi país antes que el rey. Ella escucha. ¿Quién teme hablar<br />
sobre mil novecientos cuatro? Hora de largarse. Ya he visto bastante.
327<br />
ir.<br />
Déme su bendición, padre, exclamó Dollard rebelde. Déme su bendicióny déjeme<br />
Toc.<br />
Bloom miró, malaventurado para irse. Al acecho para fascinar: con dieciocho<br />
chelines a la semana. Los tíos pagan la manteca. Hay que estar al tanto. Esas chicas,<br />
esas encantadoras. Junto a las tristes olas del mar. Romance de consta. Cartas leídas<br />
en público por incumplimiento de promesa. De la Mamaíta de Nenito. Risa en la<br />
sala. Henry. Yo no lo he firmado. El nombre tan encantador que.<br />
Amainaba la música, melodía y letra. Luego se avivó. El falso sacerdote saliendo<br />
disparado como soldado de la sotana. Un capitán de caballería. Se lo saben todo de<br />
memoria. La emoción que les consume. De caballería capit.<br />
Toc. Toc.<br />
Emocionada escuchaba, inclinándose con interés para oír. Cara en blanco. Virgen<br />
se diría: o palpada si acaso. Escribe algo sobre eso: una página. Si no ¿qué ocurre<br />
con ellas? Decadencia, desesperación. Las mantiene jóvenes. Incluso se admiran a sí<br />
mismas. Mira. Tócala. Boquita de piñón. Cuerpo de mujer blanca, una flauta viva.<br />
Sopla suave. Fuerte. Tres agujeros, todas las mujeres. Diosa no se lo vi. Lo están<br />
deseando. No demasiado cortés. Por eso él las consigue. De oro el bolsillo lleno, de<br />
metal duro la cara. Di algo. Haz que oiga. Mirada a mirada. Canciones sin letras.<br />
Molly, aquel chico del organillo. Ella sabía que lo que él quería decir era que el<br />
mono estaba enfermo. O porque de aspecto tan español. Entiende a los animales<br />
también de esa forma. Salomón también. Don de la naturaleza.<br />
Ventrílocuo. Los labios cerrados. Pensar con el estóm. ¿Qué?<br />
¿Querrás? ¿Tú? Yo. Quiero. Que. Tú.<br />
Con ronca furia cruda el de caballería maldijo, inflándose en apoplético hijo de la<br />
gran puta. Un buen pensamiento, muchacho, llegará. Una hora tienes de vida, la<br />
última. Toc. Toc.<br />
Emoción ahora. Sienten compasión. Para enjugar una lágrima por mártires que<br />
quieren, que mueren por, morir. Por todas las cosas que mueren, por todas las cosas<br />
que nacen. Pobre Mrs. Purefoy. Espero haya acabado. Porque sus entrañas.
328<br />
Ojo líquido de entrañas de mujer miraba con mirada perdida bajo una valla de<br />
pestañas, calmosamente, oyendo. Se ve la verdadera belleza del ojo cuando no habla<br />
ella. Allá en aquel río lejano. A cada lenta oleada del pecho satinado estremecedor<br />
(sus estremecedoras redonde) rosa roja roseaba lentamente se hundía roja rosa.<br />
Latidos: su aliento: aliento que es vida. Y todas las minúsculas minúsculas<br />
hojuelasdehelechos temblaron de hebras venusianas.<br />
Pero mira. Las brillantes estrellas se disipan. ¡Oh rosa! Castilla. El alba.<br />
Ca. Lidwell. Para él entonces no para. Encaprichado. ¿Yo así? Verla desde aquí<br />
sin embargo. Tapones descorchados, salpicaduras de espuma de cerveza, montones<br />
de vasos sucios.<br />
Sobre el liso tirador saliente se apoyaba la mano de Lydia, ligeramente, oronda, a<br />
ver cómo resulta. Perdidamente apenada por el rebelde. Para allá, para acá: acá, allá:<br />
en el pulido pomo (conoce los ojos de él, los míos, los de ella) el pulgar y el dedo<br />
pasaban apenados: pasaban, reposaban y, delicadamente tocando, luego se<br />
deslizaban blandamente, lentamente para abajo, una fresca firme batuta de esmalte<br />
blanco protuberante por el anillo deslizante.<br />
Con un capón con un carracon.<br />
Toc. Toc. Toc.<br />
Yo defiendo esta casa. Amén. Rechinó con furia. Colgad a los traidores.<br />
Los acordes consintieron. Algo muy triste. Pero tuvo que ser.<br />
Salgamos antes del final. Gracias, fue divino. Dónde tengo el sombrero. Pasa<br />
junto a ella. Puedo dejar el Freeman. La carta la tengo. ¿Supón que fuera ella la?<br />
No. Anda, anda, anda. Como Cashel Boylo Connoro Coylo Tisdall Maunce<br />
Notisdall Farrell. Aaaaaaanda.<br />
Bueno, tengo que. ¿Se va? Smestbcpó. Blmontó. Sobre el azul añil del centenal.<br />
Ay. Bloom se levantó. El jabón algo pegajoso detrás. Debo de haber sudado: la<br />
música. Esa loción, recuerda. Bueno, hasta luego. De gran ca. Tarjeta dentro. Sí.<br />
Por el sordo de Pat en la entrada aguzando el oído Bloom pasó.<br />
En el cuartel de Ginebra murió aquel joven. En Passage el cuerpo reposa. ¡Dolor!<br />
¡Oh! ¡Él dolores! La voz del cantor gemebundo llamó a oración dolorosa.
329<br />
Por rosa, por pecho satinado, por la mano acanciante, por posos, por vasos sucios,<br />
por tapones descorchados, saludando al salir, pasados ojos y hebras venusianas de<br />
tabaco, bronce y oro tenue en hondasombramanna, se fue Bloom, dulce Bloom, me<br />
siento tan solo Bloom.<br />
Toc. Toc. Toc.<br />
Rogad por él, rogaba el bajo de Dollard. Vosotros que oís en paz. Musitad una<br />
oración, derramad una lágrima, hombres buenos, gente honrada. El fue el rebelde<br />
zagal.<br />
Asustando al botones indiscreto el botones rebelde Bloom en el vestíbulo del<br />
Ormond oyó los gruñidos y bramidos de bravo, palmotadas en espaldas, sus botas<br />
todas pisoteando, las botas no el botones. Todos a coro vamos a echar un trago para<br />
mojarlo. Me alegro de haberlo evitado.<br />
-Venga, Ben, exclamó Simon Dedalus. Dios santo, está usted como nunca.<br />
-Mejor, dijo Tomgin Keman. La interpretación más vigorosa de esa balada, por lo<br />
que más quiera que se lo digo yo.<br />
-Lablache, dijo el Padre Cowley.<br />
Ben Dollard cachuchó voluminosamente hacia el bar, poderosamente alimentado<br />
de alabanzas y todo grande rosáceo, sobre pies torpes, los dedos gotosos crujiendo<br />
castañuelas al aire.<br />
Gran Big Benaben Dollard. Gran Big Beriberi. Gran Big Beriberi.<br />
Rrr.<br />
Y todos profundoconmovidos, Simon proclamando a los cuatro vientos<br />
compasión desde su nariz entrapada, todos riendo lo empujaron para delante, Ben<br />
Dollard, de muy buen humor.<br />
-Tiene usted un color buenísimo, dijo George Lidwell. Miss Douce se compuso su<br />
rosa para atender.<br />
-Ben machree, dijo Mr. Dedalus, dándole a Ben una palmada en la gruesa<br />
paletilla. Está usted hecho un chaval sólo que tiene un montón de tejido adiposo<br />
oculto por ahí en su persona.<br />
Rrrrrrrsss.<br />
-Grasa de muerte, Simon, gruñó Ben Dollard.
330<br />
Richie grieta que hunde el barco solitario estaba sentado: Goulding, Collis, Ward.<br />
Inseguro atendía. Pat impagado también.<br />
Toc. Toc. Toc. Toc.<br />
Miss Mina Kennedy acercó los labios al oído de pichel número uno.<br />
-Mr. Dollard, murmuraron quedamente.<br />
-Dollard, murmuró pichel.<br />
Pich número uno creía: Miss Kenn cuando ella: que doll era él: ella doll: el pich.<br />
Murmuró que conocía el nombre. Le era familiar el nombre, es decir. Lo que era<br />
decir que había oído el nombre de. Dollard ¿no era eso? Dollard, sí.<br />
Sí, dijeron sus labios más fuertemente, Mr. Dollard. Cantó esa canción<br />
estupendamente, murmuró Mina. Mr. Dollard. Y La última rosa del verano era una<br />
canción estupenda. Mina adoraba esa canción. Pichel adoraba la canción que Mina.<br />
Última rosa del verano dollard se alejó bloom sintió vientos envolviéndole por<br />
dentro.<br />
Los gases que da esa sidra: estriñe también. Espera. Estafeta de correos cerca de<br />
Reuben J. un chelín y ocho peniques de más. Deshagámonos de ello.<br />
Escabullámonos por Greek Street. Ojalá no hubiera prometido verme con. Más libre<br />
al aire. Música. Te pone enfermo. Tirador de cerveza. Su mano que mece la cuna<br />
gobierna el. Ben Howth. Eso es lo que gobierna el mundo.<br />
Lejos. Lejos. Lejos. Lejos.<br />
Toc. Toc. Toc. Toc.<br />
Muelle arriba iba Lionelleopold, el travieso Henry con carta para Mady, con<br />
delicias del pecado con puntillas para Raoul para meten si acaso seguía Poldy<br />
adelante.<br />
Toc el ciego caminaba bordoneando con el toc el bordillo bordoneando, toc a toc.<br />
Cowley, se queda embobado con eso: especie de borrachera. Mejor dejarse ir sólo<br />
a medias al modo de un hombre con doncella. Ejemplo locos por la música. Todo<br />
oídos. No se pierden una semifusa. Ojos cerrados. Con la cabeza llevando el ritmo.<br />
Chiflados. No te atreves ni a respirar. Pensar terminantemente prohibido. Siempre<br />
hablando de lo mismo. Perdiendo el tiempo con músicas celestiales.
331<br />
Todo ello para intentar pegar la hebra. Desagradable cuando se para porque nunca<br />
sabes exac. El órgano en Gardiner Street. El viejo Glynn cincuenta libras al año.<br />
Raro allá en lo alto en el trifono, solo, con registros y bocarones y teclas. Sentado<br />
todo el día al órgano. Repasando durante horas, hablando consigo mismo o el fulano<br />
soplando a los fuelles. Gruñe enfadado, luego un grito maldiciendo (necesita po-<br />
nerse guata o algo en su no no lo haga exclamó ella), luego de un suave repentino<br />
chiquitín chiquitino chiquitín vientecillo ventolín.<br />
¡Chili! Un vientecillo chiquitín venteó iii. En el chiquitín chiquitino de Bloom.<br />
-¿Era ése? dijo Mr. Dedalus volviendo con la pipa traída. Estuve con él esta<br />
mañana en lo del pobrecillo de Paddy Dignam ...<br />
-Sí, el Señor se apiade de él.<br />
-Por cierto hay un diapasón ahí dentro en el ...<br />
Toc. Toc. Toc. Toc.<br />
-La mujer tiene muy buena voz. O tenía. ¿Eh? preguntó Lidwell.<br />
-Ah, tiene que ser el afinador, dijo Lydia a Simonlionel por primera vez vi, lo<br />
olvidó cuando vino.<br />
Ciego era le dijo ella a George Lidwell por segunda vez vi. Y tocaba tan<br />
exquisitamente, un placer oír. Contraste exquisito: broncelid, minaoro.<br />
-¡Griten! gritó Ben Dollard, vertiendo. ¡Canten fuerte!<br />
-¡ficiente! exclamó el Padre Cowley.<br />
Rrrrrr.<br />
Creo que voy a ....<br />
Toc. Toc. Toc. Toc. Toc.<br />
-Muy bien, dijo Mr. Dedalus, la mirada clavada en una sardina descabezada.<br />
Bajo la campana de los bocadillos yacía sobre unas andas de pan una última, una<br />
solitaria, última sardina del verano. Bloom solo.<br />
-Muy bien, la mirada fija. El registro más bajo, estaría mejor.<br />
Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc. Toc.<br />
Bloom pasó por la sastrería Barry. Ojalá pudiera. Espera. Si tuviera ese<br />
curalotodo. Veinticuatro procuradores en esa sola casa. Los conté. Litigio. Amaos
332<br />
los unos a los otros. Pilas de folios. Messrs. Carter y Stas tienen poderes notariales.<br />
Goulding, Collis, Ward.<br />
Pero por ejemplo el tipo que aporrea el bombo. Su vocación: la banda de Mickey<br />
Rooney. A saber cómo le dio por ahí. Sentado en casa después de comer carrillada<br />
de cerdo con coles dándole vueltas al asunto en la butaca. Ensayando su parte en la<br />
banda. Pon. Poropón. Muy divertido para la mujer. Pieles de asnos. Dándoles tunda<br />
toda la vida, y luego aporreados después de muertos. Pon. Aporreo. Parece ser lo<br />
que llaman yashmak o mejor dicho kismet. El destino.<br />
Toc. Toc. Un mozalbete, ciego, con un bastón bordoneante venía<br />
toctoctoqueteando por delante del escaparate de Daly donde una sirena el cabello<br />
todo flotante (pero él no veía) soplaba bocanadas de una sirena (el ciego no podía),<br />
sirena, la bocanada más fresca.<br />
Instrumentos. Una brizna de hierba, la concha de sus manos, luego sopla. Incluso<br />
con peine y papel manila puedes hacer música. Molly en camisa en Lombard Street<br />
West, pelo suelto. Supongo que cada oficio tiene la suya propia ¿ves? Cazador con<br />
un cuerno. Pi. ¿Está pi? Cloche. Sonnez la. Pastor con su flauta. Chii chiquitino<br />
chiquitín. Policía con un silbato. ¡Bocarones y teclas! ¡Shollinadooor! ¡Las cuatro<br />
en punto y sereno! ¡Duerme! Ya todo está perdido. ¿Tambor? Poropón. Espera. Ya<br />
sé. Pregonero, porquerón. Long John. Despertar a los muertos. Pon. Dignam.<br />
Pobrecillo nominedomine. Pon. Es música. Quiero decir claro está que todo es pon<br />
pon pon muy lo que llaman da capo: Aun así se puede oír. Según caminamos,<br />
caminamos, caminamos. Pon.<br />
Tengo realmente que. Fff. Y si lo hiciera en un banquete. Es sólo cosa de<br />
costumbres el shah de Persia. Musitad una oración, derramad un lagrimón. De todas<br />
formas tenía que ser poco espabilado para no ver que era un capitán de caballe.<br />
Embozado. A saber quién sería aquel tipo junto a la sepultura con la gabar marrón.<br />
¡Ay, la puta del callejón!<br />
Una puta asquerosa con sombrero marinero de paja negro torcido salía<br />
vidriosamente a la luz del día por el muelle hacia Mr. Bloom. ¿Cuándo por primera<br />
vez vio esa forma querida? Sí que es. Me siento tan solo. La noche mojada en el ca-<br />
llejón. Pica. ¿Quién está? Picooon loviooo. No es por aquí donde hace la calle. ¿Qué
333<br />
está? Espero que. ¡Shsss! Alguna probabilidad de que te saque los trapos suci.<br />
Conocía a Molly. Me tenía equipado. La señora gruesa que siempre teníamos<br />
encima la del traje marrón. No sabes qué hacer, eso. Encuentro que acordamos<br />
sabiendo que jamás, bueno que dificilmente alguna vez. Demasiado caro demasiado<br />
cerca del hogar dulce hogar. Me ve ¿no? Está de espanto de día. Cara de mojete.<br />
Maldita sea. Bueno, bueno, tendrá que vivir como hacemos los demás. Miremos<br />
aquí dentro.<br />
En el escaparate de la tienda de antigüedades de Lionel Mark el arrogante Henry<br />
Lionel Leopold querido Henry Flower en serio Mr. Leopold Bloom enfocó<br />
estropeadas gaitas agusanadas rezumantes de fuelles con velas. De ocasión: seis pa-<br />
vos. Podría aprender a tocar. Barato. Dejémosla pasar. Claro que todo es caro si no<br />
lo necesitas. Eso es ser un buen vendedor. Te hace comprar lo que él quiere vender.<br />
El fulano que me vendió la navaja sueca con la que me afeitó. Hasta quiso cobrarme<br />
por el afilado que le dio. Está pasando ahora. Seis chelines.<br />
Debe de ser la sidra o quizás el borgoñ.<br />
Cerca de bronce desde cerca cerca de oro desde lejos entrechocaron los vasos<br />
tintinantes todos, ojosbrillantes y galanes, ante tentadora última rosa de verano de<br />
bronce Lydia, rosa de Castilla. Primero Lid, De, Cow, Ker, Doll, un quinto:<br />
Lidwell, Si Dedalus, Bob Cowley, Kernan y el gran Big Ben Dollard.<br />
Toc. Un joven entró en el solitario vestíbulo del Ormond. Bloom miraba un héroe<br />
galán retratado en el escaparate de Lionel Mark. Las últimas palabras de Robert<br />
Emmet. Siete últimas palabras. De Meyerbeer es.<br />
-Hombres honrados como vosotros.<br />
-Sí, sí, Ben.<br />
-Brindarán con nosotros. Brindaron.<br />
Chin. Chan.<br />
Tic. Un mozalbete novidente estaba en la puerta. Vio no a bronce. Vio no a oro.<br />
Ni a Ben ni a Bob ni a Tom ni a Si ni a George ni a pich ni a Richie ni a Pat. Je je je<br />
je. Jel no veía quién había.<br />
Pontobloom, pringobloom miraba las últimas palabras. Suavemente. Cuando mi<br />
país tome su lugar entre.
334<br />
Prrpn.<br />
Debe de ser el bor.<br />
¡Fff! Uu. Rrpr.<br />
Las naciones del mundo. Nadie detrás. Ya ha pasado. Entoncesy no hasta<br />
entonces. El tranvía cran cran cran. Buena opor. Ya viene. Craandancrancrán.<br />
Seguro que es el borgoñ. Sí. Uno, dos. Que mi epitafio se. Craaaaaa. Escriba. He.<br />
Pprrpffrrppffff.<br />
Terminado.<br />
12<br />
ESTABA yo matando el tiempo con el viejo Troy el de la Policía<br />
Metropolitana de Dublín por ahí por la esquina de Arbour Hill cuando me cago en<br />
la mar un jodido deshollinador que pasaba casi me mete los bártulos en el ojo. Me<br />
volví para que oyera lo que tenía que oír cuando a quién me veo escabulléndose por<br />
Stony Batter sino al mismísimo Joe Hynes.<br />
-Hombre, Joe, le digo yo. ¿Cómo andas? ¿Has visto a ese jodido limpiachimeneas<br />
que casi me salta un ojo con el cepillo?<br />
-El hollín da suerte, dice Joe. ¿Quién es el huevones ése con el que estabas<br />
hablando?<br />
-El viejo Troy, le digo yo, que estaba en el cuerpo. Estoy que no sé si detener a<br />
ese tío por obstrucción de la vía pública con sus escobas y escaleras.<br />
-¿Y qué haces tú por estos andurriales? dice Joe.<br />
-No mucho, le digo yo. Un jodido pillo ladrón de cuidado anda suelto por el otro<br />
lado de la iglesia del cuartel en la esquina de Chicken Lane - el viejo Troy me acaba<br />
de dar el soplo - que se ha largado con a saber qué cantidad de té y azúcar a pagar a<br />
tres chelines por semana dijo que tenía unas tierras por County Down de un tal<br />
retaco que responde al nombre de Moisés Herzog por ahí cerca de Heytersbury<br />
Street.<br />
-¿Circunciso? dice Joe.<br />
-Aahá, le digo yo. Un poco tocado de arriba. Un viejo plomero que llaman<br />
Geraghty. Lo llevo amargando va para dos semanas y no le saco ni un penique.
335<br />
-¿En eso andas metido ahora? dice Joe.<br />
-Aahá, le digo yo. ¡En lo que acaban los poderosos! Recaudador de deudas<br />
incobrables y morosos. Pero ése es el más conocido jodido bandido que te hayas<br />
encontrado en tu vida y con más picaduras de viruela en la cara que estrellas en el<br />
cielo. Dígale, dice él, que me planto, dice él, que me replanto en mi terreno a ver si<br />
le vuelve a mandar a usted aquí otra vez y si se atreve, dice él, le voy a llevar a los<br />
tribunales, como le digo, por vender sin licencia. Y después de inflarse a reventar.<br />
Recoñg me tuve que reír con ese enano de judío hecho una fiera. El beber a mí mi<br />
té. Él comer a mí mi azúcar. ¿Porque él no pagar a mí mi dinero?<br />
Por mercancías no perecederas compradas a Moisés Herzog, con domicilio en<br />
Saint Kevin's Parade, 13, en la ciudad de Dublín, distrito de Wood Quay,<br />
comerciante, en lo sucesivo denominado el vendedor, y enajenadas y suministradas<br />
al señor don Michael E. Geraghty, con domicilio en Arbour Hill, 29, en la ciudad de<br />
Dublín, distrito de Arran Quay, propietano, en lo sucesivo denominado el<br />
comprador, a saber, cinco libras en medida legal de té de calidad superior a tres<br />
chelines y cero peniques por libra en medida legal y tres pesos en medida legal de<br />
azúcar, blanquilla, a tres peniques la libra en medida legal, el susodicho comprador<br />
deudor del susodicho vendedor de una libra cinco chelines y seis peniques en<br />
moneda legal por los productos recibidos cuyo importe será compensado por el<br />
susodicho comprador al susodicho vendedor en vencimientos semanales cada siete<br />
días naturales a razón de tres chelines cero peniques en moneda legal: y las<br />
susodichas mercancías no perecederas no podrán ser empeñadas ni pignoradas ni<br />
vendidas ni en modo alguno traspasadas por el susodicho comprador antes bien<br />
habrán de ser y permanecer y ser consideradas como de la única y exclusiva pro-<br />
piedad del susodicho vendedor para ser liquidadas a su mejor conveniencia e interés<br />
hasta que el susodicho importe haya sido debidamente satisfecho por el susodicho<br />
comprador al susodicho vendedor en el modo que queda enunciado por la presente<br />
en que se acuerda entre el susodicho vendedor, sus herederos, sucesores,<br />
fideicomisarios y asignatarios por una de las partes y el susodicho comprador, sus<br />
herederos, sucesores, fideicomisarios y asignatarios por la otra parte.<br />
-¿Eres abstemio total? dice Joe.
336<br />
-No tomo nada entre bebidas, le digo yo.<br />
-¿Y qué pasaría si le presentamos nuestros respetos a nuestro amigo? dice Joe.<br />
-¿Quién? le digo yo. Ya, pero si es el que anda grillao en el asilo John of God,<br />
pobrecillo.<br />
-¿Por beber sus propios mejunjes? dice Joe.<br />
-Sí, le digo yo. Güisqui con agua en la sesera.<br />
-Vámonos a Bamey Kieman, dice Joe. Quiero ver al paisano.<br />
-Al Bamey el mavourneen, le digo yo. ¿Algo nuevo o especial, Joe?<br />
-Ni pío, dice Joe. Estuve en esa reunión del City Arms.<br />
De qué iba, Joe? le digo yo.<br />
-Tratantes de ganado, dice Joe, por lo de la fiebre aftosa. Quiero referirle al<br />
paisano algo de lo que allí se estuvo cociendo.<br />
De modo que nos fuimos por cerca del cuartel de Linenhall y por la espalda del<br />
juzgado platicando de una cosa y otra. Buena persona ese Joe cuando tiene pasta,<br />
pero, ya ves, nunca la tiene. Recoño, que no salía de mi asombro con lo del jodido<br />
pillo de Geraghty, bandido a pleno día. Por vender sin licencia, que dice él.<br />
Por Inisfail la bella se extienden unas tierras, la tierra del venerado Michán. Allí<br />
se levanta una atalaya visible por los hombres en la lejanía. Allí duermen los restos<br />
de los poderosos como en vida durmieron, guerreros y príncipes de alto renombre.<br />
Una tierra deleitosa en verdad de aguas murmurantes, de arroyos henchidos de<br />
peces donde saltan la trilla, la platija, el rubio, el halibut, el abadejo ganchudo, el<br />
murgón, el gallo, el rodaballo, la acedía, el romero, y la mezcla ordinaria de peces<br />
habitual y otros habitantes del reino acuático demasiado numerosos para ser<br />
enumerados. Con la tibia brisa del oeste y la del este los encumbrados árboles<br />
ondean en diferentes direcciones su inestimable follaje, el oloroso sicómoro, el<br />
cedro del Líbano, el cimero plátano, el eugenésico eucalipto y otros ornamentos del<br />
mundo arbóreo con los que aquella comarca está tan copiosamente bien suplida.<br />
Encantadoras doncellas se sientan en vecina proximidad a las raíces de los<br />
encantadores árboles cantando las más encantadoras canciones mientras juguetean<br />
con toda clase de encantadores objetos como por ejemplo lingotes de oro, pececillos<br />
argénteos, cestas de arenques, contingentes de anguilas, bacalaos pequeños, nasas
337<br />
de salmoncillos, purpúreas gemas marinas e insectos retozones. Y los héroes se<br />
aventuran desde muy lejos para seducirlas, desde Eblana a Slievemargy, los<br />
príncipes sin par de la indómita Munster y de Connacht los intachables y de la<br />
sedosa aterciopelada Leinster y de la tierra de Cruachan y de la espléndida Armagh<br />
y del noble distrito de Boyle, príncipes, los hijos de reyes.<br />
Y allí se levanta un radiante palacio cuyo tejado de cristal o rutilante es<br />
contemplado por los hombres de mar que surcan el ancho océano en naves<br />
construidas expresamente con esa intención, y hasta allá llegan los rebaños y<br />
cebones y los primeros frutos de aquella tierra porque O'Connell Fitzsimon recibe<br />
tributos de ellas, caudillo descendiente de caudillos. Hasta allá los inmensos<br />
colosales carromatos transportan la abundancia de los campos, seras de coliflores,<br />
carradas de espinacas, rodajas de piñas, alubias de Rangún, carretadas de tomates,<br />
bateas de higos, hileras de nabos, patatas esféricas y lotes de bretón irisado, de York<br />
y de Saboya, y cajas de cebollas, perlas de la tierra, y canastillas de champiñones y<br />
cremosos calabacines y gordas arvejas y cebada y colza y rojas verdes amarillas<br />
marrones rojizas dulces gruesas agrias maduras manzanas a pintas y canastitos de<br />
fresas y cestadas de uvaespina, pulposas y vellosas, y fresas dignas de príncipes y<br />
frambuesas en sus ramas.<br />
Que me planto, como dice él, y me replanto. ¡Vamos, anda, Geraghty, conocido<br />
bandido maricón y bribón!<br />
Y por aquel camino dirigían sus pasos innumerables rebaños de julos clannados y<br />
ovejas de cría y cameros esquilados y corderos y gansos silvestres y novillos medio<br />
cebados y yeguas alborotadoras y temeras descornadas y ganado de pelo largo y<br />
ovejas de reserva y los rozagantes novillos cebados de Cuffe y animales de engorde<br />
y marranos capados y cochinos de matanza y las distintas y diferentes variedades de<br />
ganado porcino en alto grado distinguido y vaquillas de Angus y toros descornadas<br />
de pura raza yunto con vacas lecheras y toros premiados en concursos: y<br />
continuamente se oye un ruido de pisadas, un cacareo, alboroto, mugido, balido,<br />
bramido, estruendo, rezongo, mordisqueo, un rumiar, de ovejas y cerdos y ganado<br />
de cansinas pezuñas desde los pastizales de Lusk y Rush y Carrickmines y desde las<br />
torrenteras de los valles de Thomond, desde las cimas del M'Gillicuddy el
338<br />
inaccesible y desde el señorial Shannon el insondable, y desde los suaves declives<br />
del terruño de la raza de Kiar, las ubres dilatadas por la superabundancia de leche y<br />
cubetas de manteca y cuajadas de queso y tinacos de granja y faldillas y pescuezos<br />
de cordero y celemines de grano y huevos oblongos a cientos, de varios tamaños, el<br />
ágata junto con el pardo.<br />
De modo que nos metimos en la taberna de Bamey Kiernan y, cómo no, allí estaba<br />
el paisano en un rincón en animado palique consigo mismo y ese jodido chucho ro-<br />
ñoso, Garryowen, esperando a que le cayera del cielo algo de beber.<br />
-Ahí lo tienes, le digo yo, en su cuchitril, con su tazón lleno y su buena carga de<br />
papel, trabajando por la causa.<br />
El jodido chucho soltó un bufido como para meterle a uno el susto en el cuerpo.<br />
Sería una obra de misericordia corporal que alguien le arrancara la vida a ese jodido<br />
perro. Me han asegurado de buena tinta que se comió parte de los pantalones de un<br />
guardia en Santry que llegó con un requenmiento por licencia.<br />
-La bolsa o la vida, dice él.<br />
-Está bien, paisano, dice Joe. Somos amigos.<br />
-Pasad, amigos, dice él.<br />
Entonces se refriega la mano en el ojo y dice él:<br />
-¿Qué os parece como están estos tiempos?<br />
Haciéndose el buen ladrón y el buen bandolero que se tira al monte. Pero, la<br />
hostia, Joe estaba en forma.<br />
-Según creo el mercado está en alza, dice él, deslizando la mano por la<br />
entrepierna.<br />
De modo que la hostia el paisano se da un manotazo con la zarpa en la rodilla y<br />
dice:<br />
-Las guerras en el extranjero han empezado esto.<br />
Y dice Joe, metiéndose el dedo gordo en el bolsillo:<br />
-Es que los rusos están por tiranizar.<br />
-Para joderse, déjate de estupideces, Joe, le digo yo. Tengo una sed encima que no<br />
la doy ni por media corona.<br />
-Tú hablas, paisano, dice Joe.
339<br />
-De lo que da la tierra, dice él.<br />
-Y tú ¿qué? dice Joe.<br />
-Ídem de ídem, le digo yo.<br />
-Tres pintas, Terry, dice Joe. Y ¿cómo te anda ese viejo corazón, paisano? dice él.<br />
-Nunca mejor, a chara, dice. ¿Qué, Garry? ¿Vamos a ganar? ¿Eh?<br />
Y a esto que agarra al jodido viejo cuzco por el pellejo del pescuezo y, recoño,<br />
que casi lo estrangula.<br />
La figura sentada en una gigantesca roca al pie de una torre circular era la de un<br />
héroe de hombros-anchos pechoprominente miembros-fornidos mirada-franca pelo-<br />
rojo pródigo-en-pecas barba-cerrada boca-espléndida nariz-grande cabeza-<br />
apepinada voz-profunda rodillas-desnudas manosmembrudas piernas-peludas<br />
rostro-rubicundo brazos-nervudos. De hombro a hombro medía varias varas y sus<br />
rodillas montañosas peñascosas estaban cubiertas, como del mismo modo lo estaba<br />
el resto de su cuerpo por donde quiera que fuera visible, por una tenaz masa de pelo<br />
leonado espinoso en tinte y firmeza semejante a la aulaga (Ulex Europeus). Las<br />
amplias ventanas de la nariz, desde las cuales emanaban vellos del mismo tinte<br />
leonado, eran de tal amplitud que dentro de su oscuridad cavernosa las aguzanieves<br />
podrían muy bien haber colocado sus nidos. Los ojos en que lágrima y sonrisa<br />
contendían perennemente por la supremacía tenían el tamaño de una coliflor de<br />
buen calibre. Una corriente poderosa de aliento cálido salía a intervalos regulares<br />
desde la cavidad profunda de su boca mientras que en resonancia rítmica las<br />
vigorosas percusiones sonoras y robustas de su excelso corazón tronaban<br />
estruendosamente provocando en el suelo, en la cúspide de la torre altanera y en los<br />
aún más altaneros muros de la gruta una vibración y un temblor.<br />
Llevaba largos ropajes sin mangas de piel de toro ha poco desollado que le<br />
alcanzaban las rodillas en holgada kilt y ésta iba sujeta hacia su mitad con un<br />
cinturón de paja y juncos trenzados. Debajo llevaba calzones de piel de ciervo,<br />
cosidos burdamente con tripa. Sus extremidades inferiores estaban embutidas en<br />
borceguíes altos de Balbriggan pigmentados en púrpura de liquen, los pies cubiertos<br />
con botos de piel de vaca macerada en sal atados con tráqueas de la misma bestia.<br />
De su cinturón le colgaba una ristra de piedras marinas que cascabeleaban a cada
340<br />
movimiento de su portentosa figura yen ellas estaban talladas con rudo aunque<br />
admirable arte las efigies tribales de muchos héroes y heroínas irlandeses de la<br />
antigüedad, Cuchulin, Conn el de las cien batallas, Niall el de los nueve rehenes,<br />
Brian de Kincora, el gran rey Malachi, Art MacMurragh, Shane O'Nefl, el Padre<br />
John Murphy, Owen Roe, Patrick Sarsfield, Red Hugh O'Donnell, Red Jim Mac-<br />
Dennott, el Sacerdote Eoghan O'Growney, Michael Dwyer, Francy Higgins, Henry<br />
Joy M'Cracken, Goliat, Horace Wheatley, Thomas Conneff, Peg Woffington, el<br />
Herrero del Pueblo, el Capitán Clarodeluna, el Capitán Boicot, Dante Alighien,<br />
Cristóbal Colón, San Fursa, San Brendano, Marshal MacMahon, Carlomagno,<br />
Theobald Wolfe Tone, la Madre de los Macabeos, el último de los Mohicanos, la<br />
Rosa de Castilla, el Hombre para todo, El Hombre que arruinó la banca en<br />
Montecarlo, El Héroe de la Portería, La Mujer que no quiso, Benjamin Franklin,<br />
Napoleón Bonaparte, John L. Sullivan, Cleopatra, Savoumeen Deelish, Julio César,<br />
Paracelso, Sir Thomas Lipton, Guillermo Tell, Miguel Ángel Hayes, Mahoma, la<br />
Novia de Lammermoor, Pedro el ermitaño, Pedro el empaquetador, Rosaleen la<br />
Tostada, Patrick W. Shakespeare, Brian Confucio, Murtagh Gutenberg, Patricio<br />
Velasquez, el Capitán Nemo, Tristán e Isolda, el primer Príncipe de Gales, Thomas<br />
Cook e Hijo, el Valiente Soldadito, el Besucón, Dick Turpin, Ludwig Beethoven, la<br />
Chica Rubia, Naneador Healy, Ángus el anacoreta, Dolly Mount, Sidney Parade,<br />
Ben Howth, Valentine Greatrakes, Adán y Eva, Arthur Wellesley, el jefe Croker,<br />
Heródoto, Jack el de las habichuelas, Gautama Buda, Lady Godiva, Lily of<br />
Killamey, Balor el del ojo a la virulé, la Reina de Saba, Acky Nagle, Joe Nagle,<br />
Alessandro Volta, Jeremiah O'Donovan Rossa, Don Philip O'Sullivan Beare. Una<br />
lanza reclinada de granito afilado descansaba a su lado mientras que a sus pies<br />
reposaba un animal salvaje de la tribu canina cuyo estertóreo resuello anunciaba que<br />
había caído en un inquieto sopor, deducción confirmada por los broncos gruñidos y<br />
movimientos espasmódicos que su dueño contenía de tiempo en tiempo con golpes<br />
tranquilizadores de una poderosa tranca rudamente labrada en piedra paleolítica.<br />
Lo cierto es que Terry trajo las tres pintas que Joe pagaba y la hostia que casi<br />
pierdo la vista cuando me lo veo que aterriza una libra coño, tan cierto como te lo<br />
cuento. Un soberano que echaba chispas.
341<br />
Y más hay de donde éste sale, dice él.<br />
-Has robado el cepillo de los pobres, Joe? le digo yo.<br />
-Con el sudor de mi frente, dice Joe. Fue el prudente socio el que se me dejó caer<br />
con ese chisme.<br />
-Le vi antes de tropezarme contigo, le digo yo, que se escabullía por la esquina de<br />
Pill Lane y Greek Street con ojos de cordero sin perder detalle.<br />
¿Quién recorría la tierra de Michán, ataviado con armadura sable? O'Bloom, el<br />
hijo de Rory: no otro. Insensible al miedo es el hijo de Rory: el de alma prudente.<br />
-Para la vieja, ese periódico de Pnnce Street, dice el paisano, la entidad<br />
subvencionada. El partido comprometido en el hemiciclo de Diputados. Y vean este<br />
asqueroso periodicucho, dice él. Vean esto, dice él. The Irish Independent, si les<br />
parece poco, fundado por Pamell para que fuera el amigo del trabajador. Escuchen<br />
las listas de nacimientos y necrológicas en el Irlandeses todos por la Independencia<br />
de Irlanda, vamos, que ya está bien y de bodas.<br />
Y ni corto ni perezoso empieza a leerlas en alto:<br />
-Gordon, Bamfield Crescent, Exeter; Redmayne de Iflley, Saint Anne's on Sea: la<br />
esposa de William T. Redmayne un niño. ¿Qué os parece, eh? Wright y Flint,<br />
Vincent y Gillett con Rotha Manon hija de Rosa y del finado George Alfred Gillett,<br />
Clapham Road, 179, Stockwell, Playwood y Ridsdale en la iglesia de Saint Jude,<br />
Kensington ante el muy reverendo Dr. Forrest, deán de Worcester. ¿Eh?<br />
Fallecimientos. Bristow, en Whitehall Lane, Londres: Carr, Stoke Newington, de<br />
gastritis y del corazón: Gálico, en Moat House, Chepstow ...<br />
-Conozco a ese tío, dice Joe, por mala experiencia.<br />
-Gálico. Dimsey, esposa de David Dimsey, el que fuera del Almirantazgo: Miller,<br />
Tottenham, de ocheintaicinco años: Galés, 12 de junio, en Canning Street, 35,<br />
Liverpool, Isabella Helen. ¡Qué os parece esto en un periódico nacional, eh, que me<br />
jodan, vamos! ¿No te fastidia, compadre, el trapichero de Bantry?<br />
-Ah, sí, dice Joe, pasando el trinquis. Gracias a Dios que nos llevan la delantera.<br />
Bébete eso, paisano.<br />
Ahora mismo, dice él, honorable varón.<br />
-Salud, Joe, le digo yo. Y a la de todos los parroquianos.
342<br />
¡Ah! ¡Ay! ¡Qué voy a contar! Estaba que me moría por esa pinta. Lo juro que era<br />
capaz de oírla cuando me caía en el estómago haciendo clac.<br />
Y hete aquí que, según libaban la copa del placer, un enviado del cielo entró<br />
presuroso, radiante como luna de enero, un gallardo joven y tras él caminaba un<br />
hombre mayor de noble porte y rostro, portando los sagrados pergaminos de la ley y<br />
junto a él su ilustre esposa una dama de linaje sin par, la más bella de su raza.<br />
El pequeño Alf Bergan asomó la jeta por la puerta y se escondió en el chiribitil de<br />
Bamey, retorciéndose de risa. Y quién me diréis que estaba sentado en el reservado<br />
que yo no había visto roncando con una mona monumental sino el mismo Bob<br />
Doran. Yo no sabía qué estaba pasando y Alf sin parar de hacerme señas para fuera<br />
de la puerta. Y la hostia no era más que ese jodido caricato de Denis Breen en<br />
zapatillas con dos jodidos librotes en la sobaquera y la mujer como ida detrás de él,<br />
desdichada mujer, al trote como un caniche. Creí que Alf se tronchaba.<br />
-Míralo, dice él. Breen. Dando tumbos por todo Dublín con una tarjeta postal que<br />
alguien le ha enviado con Q-T.C.: colgado escrito que le va a poner un pleit ...<br />
Y él que se doblaba.<br />
-¿Le va a poner un qué? le digo yo.<br />
-Un pleito por difamación, dice él, por diez mil libras.<br />
-¡Coño! le digo yo.<br />
El jodido chucho empezó a gruñir que atemorizaba viendo que algo estaba<br />
pasando pero el paisano le soltó un puntapié en las costillas.<br />
-Bi i dho husht, dice él.<br />
-¿Quién? dice Joe.<br />
-Breen, dice Alf. Estuvo en el despacho de John Henry Menton y después se fue a<br />
Collis y Ward y después se lo encontró Tom Rochford y lo mandó al intendente de<br />
policía para divertirse. Rediós, lo que me duele de reírme. Q.T.C.: colgado. El largo<br />
le echó una mirada más larga que una guita y ahora el jodido chalao se ha plantado<br />
en Green Street en busca de uno de la pasma.<br />
-¿Cuándo va Long John a colgar a aquel tipo en Mountjoy? dice Joe.<br />
-Bergan, dice Bob Doran, despertándose. ¿Está ahí Alf Bergan?
343<br />
-Sí, dice Alf. ¿Colgar? Esperad que os enseñe. Venga, Terry, pon una cervecita.<br />
¡Jodido imbécil! Diez mil libras. Deberían haber visto cómo miraba Long John.<br />
Q.T.C. ....<br />
Y comenzó a reírse.<br />
-¿De quién te estás riendo? dice Bob Doran. ¿Está ahí Bergan?<br />
-Aligera, Terry, hombre, dice Alf.<br />
Terence O'Ryan le oyó y al momento le trajo una copa de cristal llena de<br />
espumosa cerveza color ébano que los nobles gemelos Tabemariveagh y<br />
Tabemerardilaun elaboran sin cesar en sus divinas cubas, astutos como los hijos de<br />
la imnortal Leda. Porque ellos acumulan las suculentas flores del lúpulo y las<br />
amasan y criban y molturan y cuecen y mezclan todo eso con jugos amargos y<br />
llevan el mosto al fuego sagrado y no cesan ni de noche ni de día en su tarea, esos<br />
hermanos astutos, señores de la cuba.<br />
Entonces fuiste tú, caballeroso Terence, el que tendiste, como a propósito hecho,<br />
aquel brebaje nectáreo y tú el que ofreciste la copa de cristal a aquel sediento, alma<br />
de la caballería, en belleza comparable a los inmortales.<br />
Pero él, joven jerarca de los O'Bergan, mal podía soportar ser sobrepasado en<br />
obras de generosidad por lo que de resultas ofrendó con delicado gesto un testón de<br />
valiosísimo bronce. En él en relieve en excelente trabajo de forja se percibía la<br />
imagen de una reina de real continente, vástago de la casa de Brunswick, Victoria su<br />
nombre, Su Excelentísima Majestad, por la gracia de Dios del Reino Unido de Gran<br />
Bretaña e Irlanda y de las posesiones británicas de ultramar, reina, defensora de la<br />
fe, Emperadora de la India, ella misma, que detentaba el poder, vencedora de tantos<br />
pueblos, la bienamada, porque la conocían y la amaban desde donde el sol se levan-<br />
ta hasta allá mismo donde se hunde, el pálido, el moreno, el rojizo y el etíope.<br />
-¿Qué está haciendo ese jodido francmasón, dice el paisano, merodeando para<br />
arriba y para abajo ahí fuera?<br />
-¿Qué es eso? dice joe.<br />
-Aquí tenéis, dice Alf, sacando la guita. Hablando de colgar, os voy a enseñar algo<br />
que jamás habéis visto. Cartas de verdugos. Mirad esto.<br />
De modo que sacó un buen manojo de cartas y sobres del bolsillo.
344<br />
-No me vengas con estupideces, le digo yo.<br />
-Te lo juro, dice Alf. Léelas.<br />
De modo que Joe agarró las cartas.<br />
-¿De quién te estás riendo? dice Bob Doran.<br />
De modo que cuando me di cuenta de que se iba a armar una trifulca Bob es un tío<br />
de cuidado cuando lleva dos copas encima de modo que digo sólo por decir algo:<br />
-¿Cómo le va a Willy Murray, Alf?<br />
-No sé, dice Alf. Lo acabo de ver en Capel Street con Paddy Dignam. Sólo que yo<br />
iba detrás de ese ....<br />
-¿Que qué? dice Joe, tirando las cartas. ¿Con quién?<br />
-Con Dignam, dice Alf.<br />
-¿Con Paddy? dice Joe.<br />
-Sí, dice Alf. ¿Por qué?<br />
-¿Pero no te has enterado de que está muerto? dice Joe.<br />
-¡Que Paddy Dignam está muerto! dice Alf.<br />
-Aahá, dice Joe.<br />
-Pero si yo diría que acabo de verlo no hace ni cinco minutos, dice Alf, tan claro<br />
como que te estoy viendo.<br />
-¿Quién está muerto? dice Bob Doran.<br />
-Lo que has visto es su espectro, dice Joe, Dios nos ampare.<br />
-¿Qué? dice Alf. Dios santo, si hace sólo cinco .... ¿Qué? Y Willy Murray iba con<br />
él, los dos ahí cerca de cómo se llame .... ¿Qué? ¿Dignam muerto?<br />
-¿Qué pasa con Dignam? dice Bob Doran. ¿Quién está hablando de ....?<br />
-¡Muerto! dice Alf. Tan muerto como tú.<br />
-Puede que así sea, dice Joe. Se tomaron la libertad de enterrarlo esta mañana de<br />
todos modos.<br />
-¿Paddy? dice Alf.<br />
-Sí, dice Joe. Ha saldado cuentas con la naturaleza, Dios le tenga en su gloria.<br />
-¡Dios santo! dice Alf.<br />
La hostia se quedó como se suele decir pasmado.
345<br />
En la oscuridad las manos de los espíritus se sintieron revolotear y cuando la<br />
oración conforme a los tantras hubo sido dirigida en el sentido apropiado una tenue<br />
pero creciente luminosidad de luz de rubí se hizo gradualmente visible, siendo la<br />
aparición del doble etéreo especialmente natural debido a la descarga de rayos<br />
jívicos desde la coronilla y el rostro. La comunicación se realizó a través de la masa<br />
pituitaria y también mediante los rayos de anaranjado chillón y escarlata que<br />
emanaban de la región sacra y del plexo solar. Preguntado en su nombre terrenal<br />
acerca de su paradero en el mundo celestial aseguró que ahora se encontraba en el<br />
camino del pralaya o de vuelta pero que aún se encontraba sujeto a pruebas en<br />
manos de ciertas entidades sanguinarias en los niveles astrales inferiores. En<br />
respuesta a una cuestión relacionada con sus primeras sensaciones en la línea<br />
divisoria del más allá aseguró que previamente él había visto como en un espejo<br />
confusamente pero que aquellos que habían cruzado tenían posibilidades cimeras de<br />
desarrollo átmico ante ellos. Interrogado sobre si la vida allí se asemejaba a nuestra<br />
experiencia en la carne aseguró que él había oído de seres más favorecidos ahora en<br />
el espíritu que sus moradas estaban equipadas con toda clase de comodidades<br />
caseras tales como talafana, aszansar, calantafta, ratrata y que los más encumbrados<br />
adeptos habían sido impregnados en ondas de volupcidad de la más pura naturaleza.<br />
Habiendo requerido un cuarto de galón de suero de leche y traído que hubo sido éste<br />
evidentemente proporcionó alivio. Preguntado si tenía algún recado para los vivos<br />
exhortó a todos los que aún estaban en la parte equivocada del Maya a que<br />
adoptaran el verdadero camino ya que se anunciaba en los círculos devánicos que<br />
Marte y Júpiter estaban por causar daño por el ángulo este donde el carnero tiene<br />
poder. Se indagó entonces si había algún deseo en especial por parte del difunto y la<br />
respuesta fue: Os saludamos, amigos de la tierra, que aún estáis en el cuerpo.<br />
Cuidado con C. K. que no exagere. Se averiguó que la referencia era a Mr.<br />
Comelius Kelleher, gerente de Messrs. H. J. O'Neill conocido establecimiento<br />
funerario, amigo personal del difunto, que había estado encargado de materializar<br />
los detalles del entierro. Antes de ausentarse requirió que se le dijera a su querido<br />
hijo Patsy que la otra bota que había estado buscando se hallaba en la actualidad<br />
bajo el bacín en la covacha y que el par había que llevarlo a Cullen para que le
346<br />
pusieran medias suelas nada más ya que los tacones estaban todavía en buen estado.<br />
Aseguró que esto le había perturbado grandemente su paz de conciencia en la otra<br />
región y que sinceramente requería que su deseo se diera a conocer. Fueron dadas<br />
garantías de que al asunto se le prestaría la atención debida y se dio a entender que<br />
esto había sido acogido con satisfacción.<br />
Se fue de la vivienda de los mortales: O'Dignam, sol de nuestra mañana. Efimera<br />
era su pisada en el helechal: Patrick el de la frente esplendente. Gime, Bamba, en el<br />
viento: y gime, Oh océano, en tu vorágine.<br />
Ahí anda otra vez ése, dice el paisano, mirando hacia fuera.<br />
-¿Quién? le digo yo.<br />
-Bloom, dice él. Ahí anda de guardia de arriba a abajo hace diez minutos.<br />
Y, la hostia, vi que asomaba el hocico y que se largaba otra vez.<br />
El pequeño Alf se había quedado de una pieza. Te lo juro que sí.<br />
-¡Dios santo! dice. Hubiera jurado que era él.<br />
Y dice Bob Doran, con el sombrero atrás en la molondra, el mayor marrajo de<br />
Dublín cuando está mamao:<br />
-¿Quién dijo que Dios sea santo?<br />
-Suplico que me disgolpe, dice Alf.<br />
-¿Es santo ese Dios, dice Bob Doran, que se nos lleva al pobrecillo de Willy<br />
Dignam?<br />
-Ya, sí, dice Alf, dejándolas correr. Ha dejado de padecer.<br />
Pero Bob Doran le grita como un energúmeno.<br />
-Es un jodido sinvergüenza, lo digo yo, por llevársenos al pobrecillo de Willy<br />
Dignam.<br />
Terry se aproximó y le hizo un guiño para que cerrara el pico, que ellos no<br />
permitían esa clase de lenguaje en un local respetable y con todas las autorizaciones.<br />
Y Bob Doran empieza a echarle flores a Paddy Dignam, tan cierto como que estás<br />
aquí.<br />
-La mejor persona, dice él, moqueando, el hombre más honrado.<br />
Lágrimas de cocodrilo en los ojos. Largando disparates. Mejor que se fuera a casa<br />
con la putilla sonámbula con que se ha casado, Mooney, la hija del porquerón, la
347<br />
madre tenía una casa de putas en Hardwicke Street, que andaba pindongueando por<br />
las escaleras Lyons Gallito me lo dijo que fondeó allí a las dos de la madrugada en<br />
cueros vivos, con todo al aire, para la clientela, ea, aquí estoy yo, no hay de qué.<br />
-El más cabal, el más honrado, dice él. Y se fue, pobrecillo Willy, pobrecillo<br />
Paddy Dignam.<br />
Y acongojado y con el corazón encogido clamó quejumbroso por la extinción de<br />
aquel resplandor del cielo.<br />
El viejo Garryowen comenzó a gruñirle de nuevo a Bloom que estaba guipando<br />
por la puerta.<br />
-Pase, vamos, dice el paisano. Que no le va a comer.<br />
De modo que Bloom se cuela puertas adentro con los ojos de cordero encima del<br />
perro y le pregunta a Terry si Martin Cunningham estaba allí.<br />
-Ay, por Dios M'Keown, dice Joe, leyendo una de las cartas. ¿Queréis oír esto?<br />
Y comienza a leer en alto una.<br />
- Hunter Street, 7<br />
Liverpool.<br />
Al Gobernador Civil de Justicia de Dublín<br />
Dublín<br />
Distinguido señor le quedo agradecido en el antes mencionado y desgraciado<br />
casoyo corgue a joe Gann en la cartel de Bootle el 12 de femero de 1900 y yo<br />
corgue....<br />
-Enséñala, Joe, le digo yo<br />
-. .. al soldado Arthur Chace por el asesinato con alebosia de Jessie Tilsit en la<br />
cartel de Pentonvilley fui halludante cuando ....<br />
-Retoño, le digo yo.<br />
-... Billington egecuto al onible asesino Toad Smith ...<br />
El paisano le echa mano a la carta.<br />
-Aguarda un momento, dice Joe, tengo buena maña pa poner el nudo quen cuanto<br />
lo pongo no me se escapan esperando me apolle quedo, distinguido señor, mis<br />
onorarios es de cinco gineas.
348<br />
H. Rumbold,<br />
Maestro barbero.<br />
-Y una barbaridad de bárbaro que es el jodido también, dice el paisano.<br />
-Y los garabatos emborronados del desgraciado, dice Joe. Toma, apártalas de mi<br />
vista donde no las vea, Alf. Hola, Bloom, dice ¿qué va a tomar?<br />
De modo que comenzaron a machacar el asunto, Bloom decía que ni quería ni<br />
podía y que lo disculparan que no pretendía ofender a nadie ni nada de nada y luego<br />
dijo que aceptaría un cigarro. Ostras, que es un socio prudente que no me equivoco.<br />
-Dame uno de tus apestosos selectos, Terry, dice Joe.<br />
Y Alf nos estaba contando que había un fulano que mandó una tarjeta de pésame<br />
ribeteada de negro.<br />
-Son todos barberos, dice él, de por allá de las negras tierras de los Midlands que<br />
colgarían a su propio padre por cinco libras al contado y gastos de viaje.<br />
Y nos iba diciendo que hay dos fulanos abajo para tirarle de los pies cuando se<br />
queda colgando para asfixiarlo como es debido y después cortan la soga en trozos y<br />
venden los pedazos a unos cuantos chelines por barba.<br />
En las oscuras tierras acechan, los vengadores caballeros de la navaja. El lazo<br />
homicida blanden: sí, y de tal guisa empujan a Erebo a cualquier criatura que<br />
hubiese cometido hecho de sangre porque no lo consentiré en manera alguna como<br />
así dice el Señor.<br />
De modo que empezaron a hablar de la pena capital y cómo no Bloom sale con el<br />
porqué y el para qué y toda la jodología de la materia y el perro que no dejaba de<br />
olerle sin parar y me tienen dicho que esos judichis despiden un cierto olor para los<br />
perros a su alrededor con no sé qué efecto disuasorio etcétera etcétera.<br />
-Hay una cosa en la que no tiene un efecto disuasorio, dice Alf.<br />
-¿Qué? dice Joe.<br />
-La verga del pobre cabrón que cuelgan, dice Alf.<br />
-¿Cómo es eso? dice Joe.<br />
-Tan cierto como la biblia, dice Alf. Se lo oí al carcelero en jefe que había en<br />
Kilmainham cuando colgaron a Joe Brady, uno de los invencibles. Me contó que
349<br />
cuando lo bajaron después de colgarlo estaba tiesa delante de sus narices como un<br />
palo.<br />
-La pasión dominante dura hasta la sepultura, dice Joe, como alguien dijo.<br />
-Eso lo puede explicar la ciencia, dice Bloom. No es más que un fenómeno<br />
natural, comprenden, por efecto de ...<br />
Y comienza a darle con su trabalenguas sobre que si el fenómeno y la ciencia y<br />
que si este fenómeno y el otro fenómeno.<br />
El eminente científico Herr Professor Luitpold Blumenduft presentó evidencias<br />
médicas en el sentido de que la fractura instantánea de las vértebras cervicales y la<br />
consiguiente escisión de la médula espinal habría que, conforme a la más<br />
consolidada tradición de la ciencia médica, suponer que produciría inevitablemente<br />
en el sujeto humano un violento estímulo ganglionar de los centros nerviosos del<br />
aparato genital, provocando con ello que los poros elásticos de los corpora<br />
cavernosa se dilaten rápidamente de tal manera en cuanto que instantáneamente<br />
facilitaría la circulación de la sangre por aquella parte de la anatomía humana<br />
conocida como pene u órgano masculino dando lugar al fenómeno que ha sido<br />
denominado por el cuerpo facultativo erección mórbida empinarte frontal<br />
filoprogenitiva in articulo mortis per di~ minutionem capitis.<br />
De modo que desde luego el paisano que esperaba meter baza agarra y empieza a<br />
cascar sobre que si los invencibles y que si la vieja guardia y que si los hombres del<br />
sesentaisiete y que quién tiene miedo de hablar del noventaiocho y Joe en<br />
acompañamiento que si todos aquellos que colgaron, destriparon y deportaron por la<br />
causa en consejo de guerra sumarísimo y que si una nueva Irlanda y que si un nuevo<br />
esto, lo otro y lo de más allá. Hablando de la nueva Irlanda bien que podría ir y<br />
agenciarse un nuevo perro más le valdría. Bestia sarnosa zampona husmeando y<br />
aventando por todos sitios y rascándose las costras. Y allá que se va para Bob Doran<br />
que estaba convidando a Alf a media pinta pelotilleando por lo que pudiera sacar.<br />
De modo que desde luego Bob Doran empieza a hacer el jodido imbécil con su:<br />
-¡Dame la pata! ¡La pata, perrito! ¡Perrito bonito! ¡Anda pon aquí la pata, venga!<br />
¡Dame la pata!
350<br />
Arrah, para joderse, de coña con tanto la pata de y Alf tratando de evitar que se<br />
cayera del jodido taburete encima del jodido perro y él a vueltas con todas las<br />
memeces imaginables sobre adiestrar con buen trato y que si el perro de pura raza y<br />
que si el perro inteligente: que termina por darte por culo. Después comienza a<br />
rebuscar unos cuantos trozos de galleta rancia del fondo de una lata de Jacobs que le<br />
dijo a Terry que trajera. Ostras, se lo devoraba lampando con una lengua de a dos<br />
varas colgándole. Casi se come la lata y todo, el jodido chucho tragón.<br />
Y a todo esto que el paisano y Bloom metidos en una discusión sobre la misma<br />
idea, los hermanos Sheares y Wolfe Tone allá en Arbour Hill y Robert Emmet y<br />
morir por la patria, el toque Tommy Moore sobre Sara Curran y aquello de que ella<br />
está lejos de la tierra donde su amado duerme. Y Bloom, cómo no, con su cigarro de<br />
agárrate fanfarroneando con la cara de pan pringado. ¡Fenómeno! El montón de<br />
carne con el que se casó sí que está hecha un buen fenómeno con un culo que tiene<br />
como un pandero. En la época en que vivían en el City Arms Burke el Picha me<br />
contó que había una vieja allí con un sobrino un poco tarado y gandul y Bloom<br />
tratando de camelársela con carantoñas jugando a la báciga con ella a ver si<br />
agarraba algún pellizco en su testamento y sin comer carne los viernes porque la<br />
vieja estaba siempre dándose golpes de pecho y sacaba al papanatas de paseo. Y una<br />
vez lo llevó a hacer el itinerario por las tabernas de Dublín y, por San Blas, que no<br />
paró hasta que lo trajo a casa más borracho que un pellejo y le dijo que había hecho<br />
eso para enseñarle las calamidades del alcohol y la leche que las tres mujeres casi lo<br />
asan vivo, es una historia curiosa, la vieja, la mujer de Bloom y Mrs. O'Dowd que<br />
llevaba el hotel. Recoño, me tuve que reír con Burke el Picha que las remedaba<br />
echándole el rapapolvo. Y Bloom con su ¿pero no comprenden? y con pero por<br />
otra parte. Y para más señales, el papanatas según me dijeron después no salía de la<br />
taberna de Power, el de las bebidas, a la vuelta en Cope Street volvía a casa a gatas<br />
en un simon cinco veces a la semana después de haber hecho el recorrido por todas<br />
las bebidas del jodido establecimiento. ¡Fenómeno!<br />
-Por los caídos, dice el paisano cogiendo su pinta y sin quitarle ojo a Bloom.<br />
-Sí, sí, dice Joe.<br />
-Usted no capta la idea, dice Bloom. Lo que quiero decir ....
351<br />
-Sinn Fein! dice el paisano. Sinn Fein amhain! ¡todos nosotros! Los amigos a los<br />
que amamos están a nuestro lado y los adversarios que odiamos frente a nosotros.<br />
El último adiós fue conmovedor en extremo. Desde espadañas cercanas y lejanas<br />
el tañido fúnebre redoblaba sin cesar mientras que a todo alrededor del sombrío<br />
recinto resonaba la inquietante alarma de cien tambores enfundados truncados por el<br />
retumbar abismal de las salvas de ordenanza. Los atronadores estampidos del trueno<br />
y el deslumbrante resplandor de los relámpagos que iluminaban la espantosa escena<br />
testimoniaban que la artillería del cielo había fiado su pompa sobrenatural al ya<br />
horripilante espectáculo. Una lluvia torrencial derramóse por las compuertas de los<br />
cielos enfurecidos sobre las cabezas al aire de la multitud concentrada que ascendía<br />
según los cómputos más modestos a quinientas mil personas. Una patrulla de la<br />
Policía Metropolitana de Dublín bajo la superintendencia del Comisario en Jefe en<br />
persona se encargaba de mantener el orden en el inmenso gentío para el que la<br />
banda de metales y viento de York Street animaba el tiempo de espera ejecutando<br />
admirablemente con sus instrumentos adornados de crespones la melodía<br />
inigualable con la que nos encariñó desde la cuna la musa lastimera de Speranza.<br />
Trenes rápidos especiales de recreo y charabanes tapizados fueron facilitados para<br />
comodidad de nuestros compatriotas del campo de los que había grandes<br />
contingentes. Considerable entretenimiento provocaron los cantantes callejeros<br />
favoritos de Dublín, L-n-h-n y M-11-g-n que cantaron La noche antes de que Lany<br />
la palmara con su habitual estilo hilarante. Nuestros dos inimitables animadores<br />
hicieron negocio redondo con sus pliegos entre los amantes del lado cómico y nadie<br />
con un mínimo de cariño en su corazón por el genuino regocijo irlandés sin<br />
vulgaridad les va a regatear esos peniques trabajosamente ganados. Los niños del<br />
Orfanato para Niños y Niñas que se agolpaban en las ventanas que daban al acto se<br />
divirtieron con aquel inesperado añadido al esparcimiento diario y una mención de<br />
elogio ha de hacerse a las Hermanitas de los Pobres por la excelente idea de<br />
proporcionar a los pobres niños sin padre ni madre un auténtico e instructivo regalo.<br />
Los invitados de los virreyes entre los que se encontraban un buen número de damas<br />
muy conocidas fueron acompañados por Sus Excelencias a los asientos de<br />
preferencia de la tribuna mientras que una pintoresca delegación extranjera
352<br />
conocida como los Amigos de Isla Esmeralda fue acomodada en un palco exac-<br />
tamente enfrente. La delegación, al completo, estaba integrada por el<br />
Commendatore Bacibaci Beninobenone (el semiparalitico doyen del grupo que hubo<br />
de ser asistido hasta su asiento con la ayuda de una potente grúa de vapor), Mon-<br />
sieur Pierrepaul Petitépatant, el Granpencón Vladimiro Bolsimokeroff, el<br />
Superpericón Leopold Rudolf von Schwanzenbad-Hodenthaler, la Condesa Marha<br />
Virága Kisászony Putrápesthi, Hiram Y. Bomboost, el Conde Athanatos Kara-<br />
melopulos, Alí Babá Baksheesh Rahat Lokum Effendi, Señor Hidalgo Caballero<br />
Don Pecadillo y Palabras y Patemoster de la Malora de la Malaria, Abricadabri<br />
Harakiri, Hi Hung Chang, Olaf Kobrecalderesen, Mynheer Triqui van Traque, Pan<br />
Polonhacha Paddyrisky, Gospedon Prhklstr Kratachinabritinich, Borus<br />
Tosferinkoff, Herr Hurhausdirektorpresident Hans Chuechli-Steuerli,<br />
Doctorprofesorespecialdehistoriage-<br />
neraldocentprivadelsuspensorysanatoriomuseoinstitutonacional Kriegfried<br />
Ueberallgemein. Todos los delegados por unanimidad se expresaron en los más<br />
tajantes y heterogéneos términos posibles en relación con la indecible barbaridad<br />
por la que habían sido requeridos a testificar. Un animado altercado (en el que todos<br />
tomaron parte) surgió entre los Amigos de Isla Esmeralda sobre si el ocho o el<br />
nueve de marzo era el día acertado del nacimiento del santo patrón de Irlanda. A lo<br />
largo de la discusión se recurrió a balas de cañón, cimitarras, bumerangs, trabucos,<br />
bolitas de peste, picadores de carne, paraguas, catapultas, manoplas, porras, trozos<br />
de hierro y hubo abundante intercambio de golpes. El policía más jovencito, el<br />
guardia MacFadden, convocado por correo especial desde Booterstown,<br />
inmediatamente restableció el orden y con prontitud de relámpago propuso el<br />
diecisiete del mes como una solución razonablemente honorable para ambas partes<br />
contendientes. La sugerencia del ingenioso larguirucho de inmediato a todos agradó<br />
y se aceptó por unanimidad. El guardia MacFadden fue cordialmente congratulado<br />
por todos los Amigos de Isla Esmeralda, algunos de los cuales sangraban<br />
copiosamente. Habiendo sido sacado el Commendatore Beninobenone de debajo del<br />
sillón presidencial, explicaciones debidas fueron dadas por su asesor legal Avvocato<br />
Pagamimi de que los distintos artículos escondidos en sus treintaidós bolsillos
353<br />
habían sido sustraídos por él durante la reyerta de los bolsillos de sus jóvenes<br />
colegas con la esperanza de que entraran en razón. Los objetos (que incluían varios<br />
cientos de relojes de oro y plata de señora y caballero) fueron prontamente<br />
restituidos a sus legítimos propietarios y la armonía general reinó suprema.<br />
Serenamente, con sencillez Rumbold ascendió hasta el patíbulo con flamante traje<br />
de calle y en el ojal su flor predilecta, el Gladiolus Cruentus. Anunció su presencia<br />
con aquella discreta tosecilla rumboldiana que tantos han intentado (sin éxito) imitar<br />
- corta, remilgada y en el fondo tan característica de aquel hombre. La llegada del<br />
mundialmente conocido verdugo fue saludada con una estruendosa aclamación de la<br />
ingente concurrencia, las damas de la comitiva virreinal ondeaban sus pañuelos en<br />
su entusiasmo mientras que los aún más entusiasmables delegados extranjeros<br />
vitoreaban vocingleros en una mezcolanza de gritos, hoch, banzai, el én, zivio,<br />
chinchin, polla kronia, hiphip, vive, Allah, entre los cuales el resonante eviva del<br />
delegado de la tierra del canto (en clave de Fa Mayor que recordaba aquellas<br />
desgarradoras notas encantadoras con las que el eunuco Catalani fascinaba a<br />
nuestras tatarabuelas) era fácilmente distinguible. Eran las diecisiete en punto. La<br />
señal para la oración fue dada entonces Prontamente por el megáfono y en un<br />
instante todas las cabezas se descubrieron, el sombrero patriarcal del<br />
commendatore, que había estado en posesión de la familia desde la revolución de<br />
Rienzi, siéndole retirado por el ayudante médico que le acompañaba, el Dr. Pippi.<br />
El sabio prelado que administraba las últimas ayudas de la santa religión al héroe<br />
mártir cuando se iba a ejecutar la pena capital se arrodilló con el más grande espíritu<br />
cristiano en un charco de agua de lluvia, la sotana sobre la cana cabeza, y ofrendó al<br />
trono de gracia fervientes oraciones de súplica. Con la mano junto al tajo se alzaba<br />
la siniestra figura del ejecutor, el semblante oculto tras un puchero de diez galones<br />
con dos aberturas circulares perforadas por las que los ojos destellaban feroces.<br />
Mientras esperaba la señal fatal probaba el filo del arma horrible afilándolo en el<br />
musculoso brazo o decapitando en rápida progresión un rebaño de ovejas que los<br />
admiradores de su funesto aunque necesario oficio habían proporcionado. Sobre una<br />
delicada mesa de caoba cerca de él estaban meticulosamente dispuestos el cuchillo<br />
de descuartizar, las diferentes herramientas de destripar cuidadosamente templadas
354<br />
(especialmente suministradas por la empresa de cuchillería mundialmente famosa<br />
Messrs. John Round e Hijos, de Sheffield), una cubeta de barro para la recogida del<br />
duodeno, colon, intestino ciego y apéndice etc. cuando hubieran sido<br />
convenientemente extraídos y dos hondas jarras de la leche destinadas a recibir la<br />
más preciada sangre de la más preciada víctima. El administrador del hogar<br />
amalgamado para perros y gatos aguardaba para transportar aquellas vasijas cuando<br />
fueran aprovisionadas a esa institución de beneficencia. Un excelente ágape<br />
consistente en lonchas de jamón con huevos, cebollas con filete frito, hechos a la<br />
perfección, deliciosos panecillos calientes y estimulante té había sido<br />
deferentemente proporcionado por las autoridades para ser consumido por la figura<br />
central de la tragedia que estaba de un humor inmejorable cuando se preparaba para<br />
la muerte y manifestó un vivo interés por todos los pormenores de principio a final<br />
pero él, con una abnegación excepcional para estos tiempos que corren, dignamente<br />
estuvo a la altura de las circunstancias y expresó su último deseo (al que<br />
immediatamente se accedió) de que la comida habría de ser repartida a partes<br />
iguales entre los miembros de la asociación de benefactores de enfermos e<br />
indigentes como muestra de su consideración y estima. El nec y non plus ultra de la<br />
emoción se alcanzó cuando la sonrojada prometida se abrió camino por entre el<br />
estrangulado conjunto de curiosos y se echó en el musculoso pecho de aquel que en<br />
un instante iba a ser enviado a la eternidad por ella. El héroe ciñó su cimbreante<br />
figura en un tierno abrazo murmurando cariñosamente Sheila mía. Incitada por ese<br />
uso de su nombre de pila ella le besó apasionadamente en todas las diferentes partes<br />
procedentes de su persona que la decencia del traje de reo permitían a su ardor<br />
alcanzar. Ella le juró al tiempo que se mezclaban los regueros salinos de sus<br />
lágrimas que siempre mantendría su recuerdo, que nunca olvidaría al mozo héroe<br />
que llegó a la muerte con una canción en sus labios como si fuera a un partido de<br />
hurley en Clonturk Park. Ella evocó los días felices de una niñez dichosa juntos a<br />
las orillas del Anna Liffey cuando se dejaban llevar por los inocentes pasatiempos<br />
de la adolescencia y, ajenos al horrendo presente, se rieron de buena gana, todos los<br />
espectadores, incluido el venerable pastor, uniéndose al alborozo general. Aquel<br />
público grotesco se estremeció de puro deleite. Pero pronto fueron embargados por
355<br />
el dolor y juntaron sus manos por última vez. Un nuevo torrente de lágrimas manó<br />
de sus conductos lacrimales y la inmensa concurrencia de gente, conmovida en lo<br />
más hondo, prorrumpió en sollozos lastimeros, no siendo el menos afectado el<br />
mismo anciano prebendado. Hombres como robles, representantes de la ley y<br />
simpáticos gigantones de la guardia real irlandesa, hacían uso abiertamente de sus<br />
pañuelos y no se andaría descaminado si se afirmara que no había un solo ojo seco<br />
en aquella inigualable muchedumbre. Un incidente cargado de romanticismo tuvo<br />
lugar cuando un apuesto licenciado por Oxford, conocido por su caballerosidad<br />
hacia el sexo débil, se adelantó y, presentando su tarjeta de visita, su cartilla de<br />
ahorros y árbol genealógico, solicitó la mano de la desventurada joven, rogándole<br />
que pusiera la fecha, y fue aceptado en el acto. Cada una de las damas del público<br />
fue agasajada con un artístico recuerdo del acontecimiento en forma de broche con<br />
calavera y fémures, una oportuna y generosa acción que originó una nueva<br />
explosión emotiva: y cuando el galante joven de Oxford (portador, todo hay que<br />
decirlo, de uno de los apellidos más tradicionales en la historia de Albión) colocó en<br />
el dedo de la sonrojada fiancée un costoso anillo de compromiso con esmeraldas<br />
engarzadas en forma de trébol de cuatro hojas el entusiasmo no conoció límites. Es<br />
más, el severo jefe de la policía militar, teniente coronel TomkinMaxwell<br />
Francotirador Tomlinson, que presidía el triste acto, el que había reventado a un<br />
número considerable de cipayos en la boca del cañón sin pestañear, no podía ahora<br />
dominar su sensibilidad natural. Con su guantelete de malla secó una lágrima furtiva<br />
al tiempo que le oyeron aquellos privilegiados ciudadanos que casualmente se<br />
hallaban en su inmediato entourage, que murmuraba para sí en quebrada voz baja:<br />
-Que me jodan si esa presumida no es una puta pijotera. No te pode vamos que me<br />
va a hacer llorar, ya ves, cuando me la echo a la cara que parece como si viera a mi<br />
colchona que me espera allá en Limehouse.<br />
De modo que entonces empieza el paisano a hablar de la lengua de Irlanda y de la<br />
reunión de la corporación y demás rollo y de los estirados que no hablan su propia<br />
lengua y Joe dando la tabarra que si le había gorroneado a alguien una libra y<br />
Bloom empalagoso como siempre con el veguero de a dos peniques que le había<br />
sacado a Joe y a vueltas con lo de la liga gaélica y que si la liga anticonvidadas y
356<br />
que si la bebida, la maldición de Irlanda. Las anticonvidadas es a lo que se reduce.<br />
Ostras, podrías estar con él toda una vida y no enterarte del color de sus zapatos. Y<br />
una tarde fui con un compadre a una de sus noches musicales, un barullo de agárrate<br />
y no me toques María Femanda y un compadre con la cinta azul de Ballyhooly<br />
chuleando en irlandés y cantidad de rubias de un lado para otro con bebistrajos sin<br />
alcohol vendiendo medallas y naranjas y limonada y unos cuantos bollos viejos y<br />
secos, ostras, un espectáculo a lo grande, qué te voy a contar. Irlanda sobria Irlanda<br />
libre. Y luego un viejo empieza a soplar la gaita y todos aquellos mentecatos arras-<br />
trando los pies con una música que dormía a Dios bendito. Y uno o dos curatos<br />
cuervos con el ojo alerta no fuera que alguien se metiera con las hembras, golpes<br />
bajos.<br />
De modo que hiciera lo que hiciera, como iba diciendo, al ver el perro la lata vacía<br />
comienza a huronear alrededor de Joe y de mí. Yo lo adiestraría con buen trato, ya<br />
lo creo que lo haría, si fuera mi perro. Le pegaría un buen puntapié de cuando en<br />
cuando que lo dejara tieso.<br />
-¿Te preocupa que te pueda morder? dice el paisano, con guasa.<br />
-No, le digo yo. Pero de que me tome la pierna por un poste de la luz.<br />
De modo que llama al perro. -¿Qué pasa contigo, Garry? dice él.<br />
Entonces comienza a tirar y a atizarle y a hablarle en irlandés y el viejo cuzco a<br />
gruñir, haciendo como que contestaba, como dúo en la ópera. Gruñidos tales no se<br />
oyen a menudo como los que se escupían los dos. Alguien que no tenga nada mejor<br />
que hacer debería escribir una carta pro bono publico a los periódicos sobre las<br />
disposiciones para abozalar a perros como ése. Gruñendo y bufando y los ojos<br />
inyectados de sangre por la sequedad que hay en ellos y la hidrofobia babeándole<br />
por las fauces.<br />
Todos aquellos que estén interesados en la propagación de la cultura entre los<br />
animales inferiores (y su nombre es legión) deberían tomarse como una obligación<br />
no perderse el alarde realmente maravilloso de zoantropía que ofrece el famoso y<br />
centenario perrolobo setter rojo irlandés antes conocido por el sobriquet de<br />
Garryowen y recientemente rebautizado por su amplio círculo de amigos y<br />
conocidos como Owen Garry. El alarde, que es el resultado de años de adies-
357<br />
tramiento con buen trato y un régimen de alimentación escrupulosamente<br />
establecido, consiste, entre otros logros, en la recitación de versos. Nuestro más<br />
grande experto en fonética hoy día (¡ni con una cuerda me sacarían su nombre!) no<br />
ha dejado piedra sin remover en su empeño por dilucidar y comparar el poema<br />
recitado y ha descubierto que guarda un impresionante parecido (la cursiva es<br />
nuestra) con las rimas de los antiguos bardos celtas. No nos referimos tanto a esos<br />
deliciosos cantos de amor a los que el autor que oculta su identidad bajo el precioso<br />
seudónimo de Dulce Ramita ha acostumbrado al mundo amante de los libros sino<br />
más bien (como un colaborador chistoso señala en una interesante comunicación<br />
publicada en un diario de la tarde) al aspecto más duro y personal que hallamos en<br />
las expansiones satíricas del famoso Rafiery y de Dona] MacConsidine por no<br />
mencionar a un linsta más moderno que en la actualidad es centro de la atenció n del<br />
público. Adjuntamos una muestra que ha sido vertida al inglés por un eminente<br />
erudito cuyo nombre por el momento no estamos en disposición de revelar aunque<br />
estimamos que nuestros lectores detectarán que las alusiones tópicas son<br />
suficientemente indicativas. El sistema métrico del original canino, que nos trae a la<br />
memoria las complejas reglas aliterativas e isosilábicas del «englyn» galés, es<br />
infinitamente más complicado aunque estimamos que nuestros lectores estarán de<br />
acuerdo en admitir que el sentido ha sido muy bien captado. Quizá habría que<br />
añadir que el efecto se incrementa sobremanera si el poema de Owen se declama<br />
relativamente despacio e indistintamente en un tono que sugiera rencor reprimido.<br />
La maldición de mis maldiciones<br />
siete días cada día<br />
y siete jueves secos<br />
sobre ti recaiga Barney Kiernan,<br />
que no tenga de agua un sorbo<br />
con que mi osadía atemperar,<br />
y mis tripas bramantes<br />
tras la corada de Lowiy.
358<br />
De modo que le dijo a Terry que trajera agua para el perro y, ostras, se podían oír<br />
los lametones a una milla. Y Joe le preguntó si tomaría otra.<br />
-Sí, dijo él, a chara, para que se vea que no tengo resentimientos.<br />
Ostras, no es tan bobo como parece. Arrastrando el culo por ahí de taberna en<br />
taberna, haciendo su real gana, con el perro del viejo Giltrap y dejando que lo<br />
mantengan los contribuyentes y los de la corporación municipal. Diversión para el<br />
hombre y la bestia. Y va y dice Joe:<br />
-¿Te atreverías con otro enjuague?<br />
-¿Se atrevería a patar un nado? le digo yo.<br />
-Que sea lo mismo, Terry, dice Joe. ¿Está seguro que no tomaría nada a modo de<br />
reconfortante bebida? dice él.<br />
-Gracias, no, dice Bloom. De hecho lo único que quería era verme con Martin<br />
Cunningham, comprende, para lo del seguro del pobre Dignam. Martin me pidió<br />
que fuera a la casa. Se da cuenta, él, Dignam, quiero decir, no entregó aviso de<br />
contrato a la compañía a tiempo y nominalmente por ley el acreedor hipotecario no<br />
puede reclamar la póliza.<br />
-Santo cielo, dice Joe, riéndose, estaría bueno que pillaran al viejo Shylock en su<br />
propia trampa. O sea que la mujer tiene todas las de ganar ¿no?<br />
-Bueno, ésa es una cuestión, dice Bloom, para los admiradores de la mujer.<br />
-¿Los admiradores de quién? dice Joe.<br />
-Los asesores de la mujer, quiero decir, dice Bloom.<br />
Luego comienza todo embarullado a liarla con que si el deudor hipotecario por ley<br />
como el presidente del tribunal supremo soltando una parrafada desde el estrado y<br />
en beneficio de la mujer y que se crea un depósito pero por otro lado que Dignam<br />
debía a Bridgeman el dinero y que si ahora la mujer o la viuda impugnaba los<br />
derechos del acreedor hipotecario hasta que casi hizo que me estallara la cabeza con<br />
su deudor hipotecario por ley. Tuvo mucha suerte que no lo metieran en chirona<br />
aquella vez y le aplicaran la ley de vagos y maleantes porque tenía un amigo con<br />
influencias. Vendiendo boletos de rifa o como se llame la lotería patrocinada por la<br />
Corona húngara. Tan verdad como que estás ahí. ¡Oh, vete a fiar de un israelita!<br />
Latrocinio patrocinado por la Corona húngara.
359<br />
De modo que Bob Doran viene dando bandazos de un lado a otro y va y le pide a<br />
Bloom que le dijera a Mrs. Dignam que sentía la desgracia y que sentía mucho lo<br />
del entierro y que le dijera que él decía y que todos los que le conocían decían que<br />
no había nadie más honrado y mejor persona que el pobrecillo de Willy que está<br />
muerto que se lo dijera. Atascándose con las jodidas estupideces. Y chocándole la<br />
mano a Bloom poniéndose trágico que le dijera eso.<br />
Chócala, hermano. Tú un sinvergüenza y yo otro.<br />
-Permítame, dijo él, que abusando de nuestra amistad que, aunque pudiera ser<br />
estimada superficial si ha de medirse sólo por el tiempo, está fundamentada, como<br />
espero y creo, en un sentimiento de estima mutua me permita solicitarle este favor.<br />
Sin embargo, si con ello traspaso los límites de la intimidad permita que la<br />
sinceridad de mis sentimientos sea la excusa de mi atrevimiento.<br />
-No, repuso el otro, reconozco en todo su alcance los motivos que alientan su<br />
conducta y llevaré a cabo el encargo que me encomendáis fortalecido en la idea de<br />
que, aunque el recado lo sea de pesadumbre, esta prueba de confianza dulcifica en<br />
cierta medida la amargura del cáliz.<br />
-Entonces, pues, tolere que estreche su mano, dijo él. La bondad de vuestro<br />
corazón, estoy seguro, le inspirará mejor que mis inadecuadas palabras las<br />
locuciones más apropiadas para transmitir una emoción cuyo patetismo, si hubiera<br />
de dar rienda suelta a mis sentimientos, me despojaría incluso del habla.<br />
Y allá que se fue tratando de andar derecho. Ajumado a las cinco de la tarde. La<br />
noche que casi lo ponen a la sombra sólo que Paddy Leonard conocía al poli, 14A.<br />
Con una mona morrocotuda ahí en una tabernucha de Bride Street después de la<br />
hora de cierre, fornicando con dos pingos y un matón al acecho, bebiendo cerveza<br />
negra en tazas de té. Y dándoselas de franchute con las pingos, Joseph Manuo, y ha-<br />
blando mal de la religión católica, y pensar que ayudaba a misa en la iglesia de<br />
Adam and Eve cuando era un chaval con los ojos entornados, que si quién escribió<br />
el nuevo testamento, y el antiguo testamento, y arrimándose y toqueteándolas. Y las<br />
dos pingos que se partían de risa, limpiándole los bolsillos, el muy imbécil y él<br />
echando cerveza por toda la cama y las dos pingos chillando riendo la una con la<br />
otra. ¿Cómo está tu testamento? ¿Tienes un antiguo testamento? Menos mal que
360<br />
Paddy pasaba por allí, si no ya te cuento yo. Luego lo ves los domingos con la<br />
putilla de su mujer, y ella meneando el culo por todo el crucero de la iglesia con sus<br />
botas de charol, nada menos, y con sus violetas, hecha un primor, haciéndose la<br />
señora. La hermana de Jack Mooney. Y la putona de la madre con casa de citas para<br />
las parejas de la calle. Ostras, Jack le hizo pasar por el aro. Le dijo que si no arregla-<br />
ba el desaguisado, recoño, le iba a sacar las tripas por la boca. De modo que Terry<br />
trajo las tres pintas.<br />
-Aquí están, dice Joe, haciendo los honores. Aquí tienes paisano.<br />
-Slan leat, dice él.<br />
-Suerte, Joe, le digo yo. A tu salud, paisano.<br />
Ostras, se había bebido ya media jarra. Haría falta un dineral para darle de beber a<br />
ese tío.<br />
-¿£A quién apoya el largo para la alcaldía, Alf? dice Joe.<br />
-Un amigo tuyo, dice Alf.<br />
-¿Nannan? dice Joe. ¿El congrosista?<br />
-No voy a dar nombres, dice Alf.<br />
-Me lo imaginaba, dice Joe. Le vi hace poco en la reunión con William Field,<br />
Miembro del Parlamento, los tratantes de ganado.<br />
-El peludo Iopas, dice el paisano, ese volcán explosionado, el mimado de todas las<br />
naciones y el ídolo de la suya. De modo que Joe comienza a hablarle al paisano de<br />
la fiebre aftosa y de los tratantes de ganado y de tomar cartas en el asunto y el<br />
paisano a mandarlos a todos a tomar viento fresco y Bloom nos salta con su baño<br />
desinfectante para la roña de la oveja y una solución para el moquillo de las temeras<br />
con tos y un remedio garantizado para la actinomicosis bovina. Sólo porque pasó un<br />
tiempo en un matadero de pencos. De acá para allá con su libro y lápiz dándoselas<br />
de enterado y sin dar golpe hasta que Joe Cuffe lo plantó en la calle por ponerse<br />
gallito con un ganadero. Don Sabelotodo. Se las sabe todas; capaz de ordeñar a un<br />
toro. Burke el Picha me decía que en el hotel la mujer se ponía hecha un mar de<br />
lágrimas a veces con Mrs. O'Dowd llorando a lágrima viva con sus gorduras<br />
saliéndole por todos lados. Sin poder soltarse los cordones del verdugado pero el<br />
viejo ojos de cordero enredando alrededor tenia que enseñarle cómo hacerlo. ¿De
361<br />
qué va el programa hoy? Sí. Métodos humanitarios. Porque los pobres animales<br />
sufren y los expertos dicen y el mejor remedio conocido que no causa dolor a los<br />
animales y en el punto sensible se administra con mucho cuidado. Ostras, buena<br />
mano tendría él para palpar cluecas.<br />
Ca Ca Cará. Cluc Chic Cluc. La negra Liz es nuestra galli,na. Ella nos da huevos.<br />
Cuando ella pone el huevo está muy contenta. Cará. Cluc Chic Cluc. Luego llega el<br />
bueno de tío Leo. Él mete la mano debajo de la negra Liz y saca el huevo fresco. Ca<br />
Ca Ca Ca Cará. Clic Clic Cluc.<br />
-De todas formas, dice Joe, Field y Nannetti se van esta noche a Londres y van a<br />
hacer una interpolación en el hemiciclo de la cámara de los comunes.<br />
-¿Está seguro, dice Bloom, que va a ir el concejal? Quería verlo, mire por dónde.<br />
-Sí, bueno, sale en el barco correo, dice Joe, esta noche.<br />
-Mala suerte, dice Bloom. Tenía especial interés. Quizá va sólo Mr. Field. No<br />
podría llamar por teléfono. No. ¿Está seguro?<br />
-Nannan va también, dice Joe. La liga le pidió que planteara una pregunta mañana<br />
sobre el comisario de policía que prohibe los deportes irlandeses en el parque. ¿Qué<br />
piensas sobre eso, paisano? El Sluagh na h-Eireann, El Ejército de Irlanda.<br />
Mr. de Toro Toronjo (Multifamham. Nacionalista): A propósito de la pregunta de<br />
mi honorable amigo, el diputado por Shillelagh ¿puedo interpelar a su señoría sobre<br />
si el gobierno ha cursado instrucciones al efecto para que estos animales sean<br />
sacrificados aunque no se dispone de evidencias médicas relacionadas con su estado<br />
patológico?<br />
Mr. Acuatropatas (Tamoshant. Conservador): Sus señorías ya tienen en su poder<br />
las evidencias presentadas ante un pleno de la totalidad de la cámara. Me temo que<br />
nada más pueda añadir a eso. En cuanto a la pregunta de su señoría la respuesta es<br />
afirmativa.<br />
Mr. Nomedigas Miguillas (Montenotte. Nacionalista): ¿Han sido cursadas de<br />
igual manera instrucciones al efecto para que sean sacrificados los animales<br />
humanos que se atreven a jugar deportes irlandeses en Phoenix Park?<br />
Mr. Acuatropatas: La respuesta es negativa.
362<br />
Mi. de Toro Toronjo: El famoso telegrama desde Mitchelstown de su señoría ¿ha<br />
estimulado la política de los señores del Banco Azul? (¡Oh! ¡Oh!)<br />
Mr. Acuatropatas: Debo ser notificado de esa interpelación.<br />
Mr. Sabihondo (Buncombe. Independiente): No duden en disparar. (Ovaciones<br />
irónicas de la oposición.)<br />
El presidente: ¡Orden! ¡Orden! (Se levanta la sesión. Ovaciones.)<br />
-Ahí está el hombre, dice Joe, que hizo posible el restablecimiento del deporte<br />
gaélico. Ahí lo tienes sentado allá. El hombre que ayudó a escapar a <strong>James</strong><br />
Stephens. El campeón de Irlanda que puso el lanzamiento en dieciséis libras. ¿Cuál<br />
fie tu mejor tiro, paisano?<br />
-Na bacleis, dice el paisano, haciéndose el modesto. En otro tiempo fui tan bueno<br />
como cualquier otro.<br />
-Choca esos cinco, paisano, dice Joe. Y que lo digas y un rato mejor.<br />
-¿Es cierto eso? dice Alf.<br />
-Sí, dice Bloom. Todo el mundo lo sabe. ¿No lo sabía? De modo que allá que se<br />
lanzan con el deporte irlandés y los juegos de estirados tales como el tenis sobre<br />
césped y con lo del hurley y lo del lanzamiento de pesos y lo típico de la tierra que<br />
le vio a uno nacer y levantar de nuevo un país y demás rollo. Y claro está Bloom<br />
tenía también que meter baza en esto que si alguien padece de corazón el ejercicio<br />
violento es malo. Yo te juro por lo que más quieras que si cogieras una paja del<br />
pijotero suelo y le dijeras a Bloom: Mire, Bloom. ¿Ve esta paja? Pues es una paja.<br />
Yo te juro por mi madre que se pasaría una hora hablando de la jodida paja y tanto<br />
que lo haría y sin parar.<br />
Una muy interesante discusión tuvo lugar en el antiguo salón de Brian O'Ciarnain<br />
en Sraid na Bretaine Bheag, babo los auspicios del Sluagh na h-Eireann, sobre el<br />
restablecimiento de los antiguos deportes gaélicos y la importancia de la cultura<br />
fisica, según se entendía en la antigua Grecia y en la antigua Roma y en la antigua<br />
Irlanda, para la mejor evolución de la raza. El venerable presidente de tan<br />
distinguida orden presidía el acto y el público era numerosísimo. Después de un<br />
instructivo discurso del moderador, una magnifica alocución elocuente y<br />
convincentemente pronunciada, tuvo lugar una muy interesante e instructiva
363<br />
discusión en el alto grado de excelencia acostumbrado motivada en cuanto a la<br />
conveniencia del renacimiento de los antiguos juegos y deportes de nuestros<br />
antiguos progenitores pancélticos. El afamado y altamente respetado artífice en la<br />
causa de nuestra vieja lengua, Mr. Joseph M'Carthy Hynes, hizo un elocuente llama-<br />
miento para el resurgimiento de los antiguos deportes y pasatiempos gaélicos,<br />
practicados mañana y noche por Finn MacCool, por cuanto que fueron concebidos<br />
para vivificar la mejor tradición de fortaleza y valor varoniles legada hasta nosotros<br />
desde tiempos antiguos. L. Bloom, que fue recibido con una mezcla de aplausos y<br />
abucheos, por haber abrazado la causa contraria el moderador vocalista dio por<br />
concluida la discusión, en respuesta a repetidas demandas y efusivos aplausos desde<br />
todos los lados de un desbordante auditorio, con una interpretación admirablemente<br />
encomiable de los versos imperecederos del inmortal Thomas Osborrrne Davis (por<br />
suerte harto conocidos para ser recordados aquí) País de nuevo en cuya ejecución el<br />
veterano campeón patriota se puede afirmar sin temor a equivocarse con creces se<br />
superó a sí mismo. El irlandés Caruso-Garibaldi estuvo extraordinario y sus notas<br />
estentóreas se oyeron de modo muy especial en el himno tradicional cantado como<br />
únicamente nuestro paisano sabe cantarlo. Su soberbia y destacada vocalización,<br />
que por su preeminencia realzó sobremanera su ya internacional reputación, fue<br />
aplaudida con gran estruendo por el concurrido auditorio entre el que cabría<br />
destacar a muchos miembros influyentes del clero así como a representantes de la<br />
prensa y de la abogacía y de otras profesiones liberales. A continuación se levantó<br />
la sesión.<br />
Entre el clero presente se encontraban el muy Rvdo. William Delany, S J., Doctor<br />
en Leyes; el muy Rvdmo. Gerald Molloy, Doctor en Teología; el Rvdo. P. J.<br />
Kavanagh, C.S. Sp.; el Rvdo. T. Waters, coadjutor; el Rvdo. John M. Ivers, C.P.; el<br />
Rvdo. P. J. Cleary, O.S.F.; el Rvdo. L. J. Hickey, O.P.; el muy Rvdo. Padre<br />
Nicholas, O.S.F.C.; el muy Rvdo. B. Gorman, O.C.D.; el Rvdo. T. Maher, S J.; el<br />
muy Rvdo. <strong>James</strong> Murphy, S J.; el Rvdo. John Lavery, V.F.; el muy Rvdo. William<br />
Doherty, Doctor en Teología; el Rvdo. Peter Fagan, O.M.; el Rvdo. T. Brangan,<br />
O.S.A.; el Rvdo. J. Flavin, coadjutor; el Rvdo. M. A. Hackett, coadjutor; el Rvdo.<br />
W. Hurley, coadjutor; el muy Rvdmo. Monseñor M'Manus, Vicario General; el
364<br />
Rvdo. B. R Slattery, O.M.I.; el muy Rvdo. M. D. Scally, C.P.; el Rvdo. F. T.<br />
Purcell, O.P.; el muy Rvdo. Timothy canónigo Gorman, C.P.; el Rvdo. J. Flanagan,<br />
coadjutor. Entre los seglares se hallaba P. Fay, T. Quirke, etc., etc.<br />
-Hablando de ejercicios violentos, dice Alf, ¿estuviste en el combate Keogh-<br />
Bennett?<br />
-No, dice Joe.<br />
-Oí que un fulano se sacó sus cien libras limpias, dice Alf.<br />
-¿Quién? ¿Botero? dice Joe.<br />
Y va y salta Bloom:<br />
-Lo que quiero decir sobre el tenis, por ejemplo, es la agilidad y el entrenamiento<br />
visual.<br />
-Aahá, Botero, dice Alf. Se dejó decir que Myler con lo que se entrenaba era con<br />
cerveza para subir las apuestas y a todo esto el otro pegándole al saco de arena.<br />
-Lo conocemos, el paisano dijo. El hijo del traidor. Ya sabemos lo que le metió el<br />
oro inglés en el bolsillo.<br />
Tienes toda la razón, dice Joe.<br />
Y Bloom va y vuelve a interrumpir de nuevo con lo del tenis sobre césped y la<br />
circulación de la sangre, y le pregunta a Alf:<br />
-Y dígame ¿no cree que es así, Bergan?<br />
-Myler le hizo morder el polvo, dice Alf. El combate entre Heenan y Sayers fue<br />
una mierda en comparación con eso. Le dio la tunda de María Santísima. Tenías que<br />
haber visto a ese renacuajo que no le llegaba al ombligo y al gigantón atizándole.<br />
Dios, le pegó un último metido en la boca del estómago, reglamento de<br />
Queensberry y todo, que echó las papillas que le dieron.<br />
Fue un combate titánico e histórico aquél en el que Myler y Percy se habían<br />
inscrito para calzarse los guantes por una bolsa de cincuenta soberanos. Estando<br />
como estaba en desventaja por falta de peso, el favorito de Dublín lo compensó con<br />
su técnica depurada en pugilismo. El último asalto de una verdadera exhibición de<br />
virtuosismo fue agotador para ambos campeones. El sargento mayor de peso-welter<br />
le había saltado bien las narices en la pelea anterior en la que Keogh había<br />
aguantado derechazos y castigo de la izquierda, habiendo hecho el artillero un buen
365<br />
trabajo en la nariz del predilecto, y Myler se movía como si estuviera groggy. El<br />
soldado fue al grano, arrancándose con un potente directo de la izquierda que el<br />
gladiador irlandés devolvió disparando un directo a la mandíbula de Bennett. El<br />
casaca roja lo esquivó pero el dublinés lo levantó en peso con un gancho de la iz-<br />
quierda, siendo el cuerpo a cuerpo muy duro. Los hombres se agarraron. Myler<br />
inmediatamente se empleó a fondo y tiró al suelo a su hombre, terminando el asalto<br />
con el hombre más robusto en las cuerdas, y Myler castigándolo. El inglés, que<br />
tenía el ojo izquierdo prácticamente cerrado, se fue a su esquina donde lo<br />
empaparon bien de agua y cuando sonó la campana salió con ganas de pelea y hasta<br />
los topes de coraje, confiado en derribar al púgil eblanita en un santiamén. Fue un<br />
combate de pelea hasta el final y que ganara el mejor. Los dos luchaban como tigres<br />
y la animación subía como la fiebre. El árbitro amonestó dos veces a Percy Peleón<br />
por agarrar pero el favorito era hábil y el juego de pies una maravilla de ver.<br />
Después de un ligero intercambio de cortesías en que un rápido gancho del militar<br />
provocó abundante sangre en la boca del oponente el favorito se lanzó con todas sus<br />
fuerzas sobre su hombre colocando un tremendo izquierdazo en el estómago de<br />
Bennett Batallador, derribándolo al suelo. Fue un fuera de combate claro y<br />
definitivo. En medio de una tensa expectación y cuando le estaban contando al<br />
magullas de Portobello el segundo de Bennett Ole Pfotts Wettstein tiró la toalla y el<br />
niño de Santry fue proclamado vencedor ante las delirantes ovaciones del público<br />
que saltó las cuerdas del cuadrilátero y casi lo atropellan del entusiasmo.<br />
-Sabe muy bien arrimarse al mejor árbol, dice Alf. Creo que ahora lleva una gira<br />
de conciertos por el norte.<br />
-Así es, dice Joe. ¿No?<br />
-¿Quién? dice Bloom. Ah, sí. Completamente cierto. Sí, es una especie de gira de<br />
verano, comprenden. Unas vacaciones.<br />
-Mrs. B. es la estrella rutilante ¿no? dice Joe.<br />
-¿Mi mujer? dice Bloom. Ella canta, sí. Creo que va a ser un éxito además. El es<br />
un organizador excelente. Excelente.<br />
Anda la hostia me digo yo digo. Ahí está el intríngulis y eso lo explica todo.<br />
Botero haciendo un numerito con el pícolo. Gira de conciertos. El hijo del cerdo de
366<br />
Dan el parchista allá en Island Bridge que le vendió dos veces los mismos caballos<br />
al gobierno para la guerra de los bóers. El viejo Quequé. Llamaba por lo de la<br />
contribución del agua y de los pobres, Mr. Boylan. ¿El qué? La contribución del<br />
agua, Mr. Boylan. ¿Qué qué? Ese bravucón se la va a trajinar, te lo digo yo. Ándate<br />
listo Calixto.<br />
Orgullo del monte rocoso de Calpe, de pelo azabache la hija de Tweedy. Allí<br />
creció ella en belleza sin par donde el níspero del Japón y el almendro perfuman el<br />
aire. Los jardines de la Alameda conocieron su paso: la conocían los olivos y ante<br />
ella se inclinaban. La casta esposa de Leopold es ella: Manon la de pechos pródigos.<br />
Y hete aquí que allá entró uno de los del clan de los O'Molloys, un joven héroe<br />
gallardo de cara blanca empero un tanto rubicundo, de su majestad consejero en<br />
leyes letrado, y con él el príncipe y heredero del noble linaje de los Lamberts.<br />
-Hola, Ned.<br />
-Hola, Álf.<br />
-Hola, Jack.<br />
-Hola, Joe.<br />
-Dios te guarde, dice el paisano.<br />
-Que a todos os guarde, dice J. J. ¿Qué va a ser, Ned?<br />
-Media, dice Ned.<br />
De modo que J. J. pidió una ronda.<br />
-¿Has estado por el juzgado? dice Joe.<br />
-Sí, dice J. J. Lo arreglará, Ned, dice él.<br />
-Espero, dice Ned.<br />
Bueno ¿qué tramaban esos dos? J. J. sacándole de la lista del jurado de acusación<br />
y el otro arrimándole el hombro. Con su nombre en la lista de morosos, en la de<br />
Stubbs. Jugando a las cartas, alternando con cursis de los de monóculo en el ojo,<br />
soplando champán y él mientras anegado en mandamientos judiciales y órdenes de<br />
embargo. Empeñando el reloj de oro en Cummins en Francis Street donde nadie le<br />
reconociera en el despacho particular cuando estaba yo con Picha rescatando sus<br />
botas del monte de piedad. ¿Cómo se llama, señor? Peña, dice él. Sí, y empeñado.<br />
Ostras, un día de éstos acaba mal, me parece a mí.
367<br />
-¿Ha visto a ese jodido chalao de Breen por ahí? dice Alf. QT.C.: colgado.<br />
-Sí, dice J. J. Anda buscando un detective privado.<br />
-Aahá, dice Ned. Y emperrado en llevarlo a los tribunales sólo que Kelleher<br />
Copetón le convenció de que hiciera examinar la letra primero.<br />
-Diez mil libras, dice Alf, riéndose. Dios, lo que daría por oírle delante del juez y<br />
de un jurado.<br />
-¿Lo hiciste tú, Alf? dice Joe. La verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad,<br />
con la ayuda de Jimmy Johnson.<br />
-¿Yo? dice Alf. No me embadumes con tus trápalas. -Cualquier declaración que<br />
hagas, dice Joe, podrá ser utii lizada en tu contra.<br />
-Claro que un pleito sí que cabría, dice J. J. Si se supone que no sea compos<br />
mentis. QT.C.: colgado.<br />
-¡Compos tu abuela! dice Alf, riendo. ¿Pero no sabe que está mochales? No hay<br />
más que mirarle la cabeza. Sabéis que algunas mañanas tiene que ponerse el<br />
sombrero con calzador?<br />
-Sí, dice J. J., pero en caso de procesamiento por publicación de un escrito<br />
difamatorio, el derecho no admite la posible veracidad del mismo como defensa.<br />
-Ja ja, Alf, dice Joe.<br />
-Aun así, dice Bloom, en consideración a la pobre mujer, quiero decir la esposa.<br />
-Hay que tenerle lástima, dice el paisano. O a cualquier mujer que se case con un<br />
ni fu ni fa.<br />
-¿Cómo que ni fu ni fa? dice Bloom. Quiere decir que él ...<br />
-Ni fu ni fa quiero decir, dice el paisano. Un tío que no es ni chicha ni limoná.<br />
-Ni bacalao de Bilbao, dice Joe.<br />
-Eso es lo que quiero decir, dice el paisano. Un cenizo, si sabe a lo que me refiero.<br />
La hostia en seguida vi que se avecinaba camorra. Y Bloom erre que erre con que<br />
lo que quería decir era que en consideración a lo cruel que era para la mujer tener<br />
que andar detrás del pobre retrasado farfulla. Crueldad con los animales es lo que es<br />
dejar a ese infeliz desvalido en la calle con barba de a medio palmo, sería para que<br />
se le cayera a uno la cara de vergüenza. Y ella dándose pisto después que se casara<br />
con él a cuenta de que un primo del viejo le ponía el reclinatorio al Papa. La foto de
368<br />
él en la pared con los mostachos a lo Sweeney el Matón, el signior Brini de<br />
Summerhill, el vistaliano, zuavo papal del Santo Padre, se ha mudado del muelle<br />
para irse a Moss Street. ¿Y quién era él, a ver, dígame? Un muerto de hambre, con<br />
cuartucho interior en el segundo a siete chelines a la semana, con toda clase de<br />
chapas en el pecho desafiando al mundo.<br />
-Y lo que es más, dice J. J., una tarjeta postal es una publicación. Se tomó como<br />
evidencia material delictiva en el precedente judicial Sadgrove contra Hole. En mi<br />
opinión hay fundamento para un pleito.<br />
Las mismas monsergas, por favor. ¿Quién te ha pedido tu opinión? Déjanos tomar<br />
una cerveza en paz. Ostras, que nos dejen tranquilos por lo menos.<br />
-Bueno, salud, Jack, dice Ned.<br />
-Salud, Ned, dice J. J.<br />
-Ahí anda otra vez, dice Joe.<br />
-¿Dónde? dice Alf.<br />
Y la hostia por allí iba pasando por delante de la puerta con los libros en la<br />
sobaquera y la mujer a su lado y Kelleher Copetón con su ojo estrábico mirando<br />
para dentro al pasar, hablándole en plan paternal, a ver si le vendía la cabra.<br />
-¿Cómo fue el caso del timo ese de Canadá? dice Joe.<br />
-Confirmado el auto de prisión, dice J. J.<br />
Uno de los de la hermandad de napias ganchudas fue que se hacía llamar <strong>James</strong><br />
Wought alias Saphiro alias Spark y Spiro, puso un anuncio en los periódicos<br />
diciendo que ofertaba pasajes para Canadá por veinte chelines. ¿Qué? ¿Me ves cara<br />
de tonto? Claro que era un jodido atraco a mano armada. ¿Qué? Los timó a todos,<br />
chachas y patanes de County Meath, ja, y a los de su ralea también. J. J. nos estaba<br />
diciendo que había un anciano hebreo Zaretsky o algo parecido que lloraba en el<br />
banco de los testigos con el sombrero puesto, y juraba por el santo Moisés que le<br />
había clavado dos libras.<br />
-¿Quién llevaba el caso? dice Joe.<br />
-El magistrado, dice Ned.<br />
-Pobre Sir Frederick, dice Alf, se la pueden dar con queso.
369<br />
-Tiene un corazón que no le cabe, dice Ned. Cuéntale una de calamidades en<br />
atrasos en el alquiler y de esposas enfermas y una patulea de criaturas y palabra que<br />
se echa a llorar en el estrado.<br />
-Aahá, dice Alf. Reuben J. tuvo una suerte de órdago que no le sentara en el<br />
banquillo de los acusados el otro día por demandar al pobrecillo de Gumley que<br />
vigila las piedras, para la corporación municipal por ahí cerca del puente Butt.<br />
Y comienza a remedar al viejo magistrado haciendo como que llora:<br />
-¡Escandaloso! ¡A un pobre trabajador! ¿Cuántos hijos? ¿Diez decía usted?<br />
-Sí, señoría. Y mi esposa tiene el tifus.<br />
-¡Y la mujer con fiebres tifoideas! ¡Escandaloso! Márchese de la sala<br />
inmediatamente, señor. No, señor, no dictaré ninguna orden de pago. ¡Cómo se<br />
atreve, señor, comparecer ante mí y pedirme que extienda esa orden! ¡Un pobre y<br />
esforzado trabajador! Caso desestimado.<br />
Y considerando que el decimosexto día del mes de la diosa ojodebuey y en la<br />
tercera semana después de la festividad de la Santísima e Indivisible Trinidad, la<br />
hija de los cielos, estando entonces la luna virgen en su cuarto creciente, ocurrió que<br />
aquellos sabios jueces se retiraron a los palacios de la ley. Allí su señoría<br />
Courtenay, actuando en su propia cámara, pronunció su discurso y su señoría el juez<br />
Andrews, actuando sin jurado en el tribunal testamentario, sopesó y ponderó la<br />
demanda del primer denunciante sobre la propiedad en el caso de legalización del<br />
testamento y disposición testamentaria final in re los bienes muebles e inmuebles<br />
del extinto y llorado Jacob Halliday, vinatero, difunto, contra Livingstone, menor,<br />
deficiente, y algo más. Y al tribunal superior de Green Street vino Sir Fredenck el<br />
Falconero. Y tomó asiento alrededor de las cinco horas para administrar la ley de<br />
los antiguos jueces irlandeses en la comisión por aquello y aquellas partes que han<br />
de tener lugar en y para el condado de la ciudad de Dublín. Y tomó asiento con él el<br />
sumo Sanedrín de las doce tribus de Iar, por cada tribu un hombre, de la'tribu de<br />
Patrick y de la tribu de Hugh y de la tribu de Owen y de la tribu de Conn y de la<br />
tribu de Oscar y de la tribu de Fergus y de la tribu de Finn y de la tribu de Dermot y<br />
de la tribu de Cormac y de la tribu de Kevin y de la tribu de Caolte y de la tribu de<br />
Ossian, habiendo en total doce hombres buenos y honrados. Y les conminó por
370<br />
Aquel que murió en el madero a que juzgaran ecuánime y rectamente y que die ran<br />
su fallo justo sobre la cuestión sujeta a debate entre su señor soberano el rey y el<br />
prisionero en el banquillo y dieran un veredicto justo de acuerdo con la evidencia<br />
con la ayuda de Dios y por lo más sagrado. Y se levantaron de sus asientos, aquellos<br />
doce de Iar, y juraron en el nombre de Aquel que existe eternamente que obrarían<br />
según Su justicia. Y de inmediato los servidores de la ley sacaron del calabozo a<br />
uno a quien los sabuesos de la justicia habían aprehendido como consecuencia de la<br />
infonnación recibida. Y le pusieron grilletes en pies y manos y no accedieron ni a<br />
fianza ni a custodia judicial sino que presentaron cargos contra él por ser un mal-<br />
hechor.<br />
-Menudos personajillos, dice el paisano, vienen aquí a Irlanda y llenan el país de<br />
chinches.<br />
De modo que Bloom hace como que no oyera y comienza a hablar con Joe, y le<br />
dice que no tiene que preocuparse con ese asuntillo hasta primeros de mes pero que<br />
si pudiera al menos le dijera una palabra a Mr. Crawford. Y de modo que Joe juró<br />
por lo que más quería por esto y por lo de más allá que haría lo imposible por<br />
echarle una mano.<br />
-Porque, se da cuenta, dice Bloom, para un anuncio hay que repetir. Ahí está todo<br />
el secreto.<br />
-Déjelo en mis manos, dice Joe.<br />
-Timando a los campesinos, dice el paisano, y a los pobres de Irlanda. No<br />
queremos más extraños en nuestra casa.<br />
-Bueno, estoy seguro de que todo irá bien, Hynes, dice Bloom. Sólo que Yaves,<br />
comprende.<br />
-Eso está hecho, dice Joe.<br />
-Muy amable, dice Bloom.<br />
-Los extraños, dice el paisano. Nosotros tenemos la culpa. Nosotros los dejamos<br />
entrar. Nosotros los trajimos. La adúltera y su amante trajeron a los ladrones sajones<br />
aquí.<br />
-Sentencia provisional de divorcio, dice J. J.
371<br />
Y Bloom haciendo como si estuviera tremendamente interesado en nada, una<br />
telaraña en el rincón detrás del barril, y el paisano mirándole poniendo cara de<br />
pocos amigos y el peno a sus pies mirando para arriba a ver a quién y cuándo<br />
mordía.<br />
-Una esposa deshonrada, dice el paisano, ésa es la razón 1 de todas nuestras<br />
desgracias.<br />
-Y aquí la tenemos, dice Alf, que se estaba descuajaringando con la Police Gazene<br />
con Terry en el mostrador, con todas sus galas.<br />
-Deba que le eche un vistazo, le digo yo.<br />
Y no era más que una de esas revistas guarras ilustradas yanquis que Terry le pide<br />
prestadas a Kelleher Copetón. Secretos para agrandar las partes privadas.<br />
Comportamiento indecente de una belleza de la alta sociedad. Norman W. Mon-<br />
tador, millonario constructor de Chicago, sorprende a su bella pero infiel esposa en<br />
los brazos del oficial Taylor. La bella en pololos comportándose indecentemente, y<br />
su amiguito tocándole lo que le pica y Norman W. Montador irrumpiendo con su<br />
canuto justo a tiempo de no llegar a tiempo después que ella ya se ha encaramado a<br />
la cucaña con el oficial Taylor.<br />
-¡La leche, Juanita, dice Joe, qué corta llevas la camisita!<br />
-Ahí hay donde arrascar, Joe, le digo yo. No te vendría mal un filetito de la<br />
entrepierna de ésa ¿eh?<br />
De modo que en éstas estábamos cuando entró John Wyse Nolan y Lenehan con<br />
él con una cara más larga que un día de perros.<br />
-Bueno, dice el paisano ¿qué noticias calientes traéis? ¿Qué decidieron en su<br />
reunión de mandamases del ayuntamiento esos chapuceros sobre la lengua<br />
irlandesa?<br />
O'Nolan, guamecido con brillante armadura, con profunda inclinación rindió<br />
tributo al avasallador y encumbrado y poderoso jefe de Erín toda y le hizo sabedor<br />
de aquello que hubo sucedido, de cómo los respetables ancianos de la más obediente<br />
ciudad, la segunda del reino, habíanse reunido en el recinto de portazgo, y allí, tras<br />
las preces pertinentes a los dioses que habitan en el éter celestial, habían resuelto en
372<br />
solemne consejo por el que, y si a bien hubiera, una vez más retornaría a su estima<br />
entre los mortales la lengua asaetada de los gaélicos por el mar separados.<br />
-Está de camino, dice el paisano. Al infierno con esos cernícalos sajones y su<br />
patois.<br />
De modo que J. J. toma cartas en el asunto, haciéndose el cursi con lo de que una<br />
opinión es buena hasta que oyes la contraria y que no hay más verdad que los<br />
hechos y el principio de Nelson, de poner el ojo ciego en el anteojo y elaborar una<br />
propuesta de ley para encausar a un país, y Bloom respaldándole en lo de la<br />
moderación y fastidiación y que si sus colonias y su civilización.<br />
-Su sifilización, querrá decir, dice el paisano. ¡Al infierno con todos ellos! ¡La<br />
maldición de un Dios zafio caiga de plano sobre las crías de esos orejudos bastardos<br />
hijos de puta! Ni música ni arte ni literatura que valga la pena. La civilización que<br />
tienen nos la han robado a nosotros. Espectros tartajosos hijos de la gran puta.<br />
-La familia europea, dice J. J. ....<br />
-No son europeos, dice el paisano. Yo estuve en Europa con Kevin Egan de París.<br />
Allí no se ve ni rastro de ellos ni de su lengua en ningún sitio de Europa menos en el<br />
cabinet d aisance.<br />
Y dice John Wyse:<br />
-Muchas y bellas flores nacen para arrebolarse sin ser vistas.<br />
Y va y dice Lenehan que sabe un poco de franchute: -Conspuez les anglais! Pede<br />
Albion!<br />
Así habló y luego elevó en sus toscas grandes musculosas y forzudas manos el<br />
cubilete de fuerte cerveza oscura espumosa y, profiriendo la llamada tribal Lamb<br />
DeargAbu, bebió por la destrucción de sus adversarios, una raza de héroes po-<br />
derosos y atrevidos, dueños de los mares, que descansan en tronos de alabastro<br />
silenciosos como dioses inmortales.<br />
-Qué te pasa, le digo yo a Lenehan. Tienes cara de haber perdido a tu hija y<br />
encontrado a tu suegra.<br />
-La Copa de Oro, dice él.<br />
-¿Quién ha ganado, Mr. Lenehan? dice Terry.<br />
-Tirado, dice, veinte a uno. Un jamelgo de tercera. Los demás para el arrastre.
373<br />
-¿Y la yegua de Bass? dice Terry.<br />
Aún sigue corriendo, dice. Estamos todos hechos polvo. Boylan tiró dos libras en<br />
Cetro por indicación mía para él y una dama amiga.<br />
-Yo mismo había puesto media corona, dice Terry, en Zinfandel que Mr. Flynn<br />
me recomendó. El de Lord Howard de Walden.<br />
-Veinte a uno, dice Lenehan. Así es la puta vida. Tirado, dice él. Es el colmo<br />
colmado. Flaqueza, tienes el nombre de Cetro.<br />
De modo que se fue para la lata de galletas que Bob Doran había dejado a ver si<br />
había algo que coger de gañote, el arisco chucho detrás de él siguiéndole por si le<br />
caía algo con su hocico sarnoso en alto. Mamá Rosario se fue para el armario.<br />
-Ahí no, mi niño, dice él.<br />
-¡Que no se diga, hombre! dice Joe. La yegua habría ganado si no hubiera sido por<br />
ese matalón.<br />
Y a todo esto J. J. y el paisano discutiendo de leyes y de historia con Bloom<br />
metiendo alguna palabra que otra. Alguna gente, dice Bloom, sólo ve la paja en el<br />
ojo ajeno pero no ve la viga en el propio.<br />
Raimeis, dice el paisano. Nadie hay más ciego que el que no quiere ver, si saben<br />
lo que quiero decir. ¿Adónde han ido a parar los veinte millones de irlandeses que<br />
deberían hoy estar aquí en lugar de los cuatro, nuestras tribus perdidas? Y nuestras<br />
alfarerías e industria textil ¡lo mejor en el mundo entero! Y nuestra lana que se<br />
vendía en Roma en los tiempos de Juvenal y nuestro lino y nuestro damasco de los<br />
telares de Antrim y nuestros encajes de Limenck, nuestras curtidurías y nuestro<br />
cristal de roca blanco de ahí abajo por Ballybough y nuestro popelín hugonote que<br />
tenemos desde Jacquard de Lyon y nuestros tejidos de seda y nuestros paños de<br />
Foxford y los encajes del convento de Carmelitas en New Ross, nada comparable en<br />
el mundo entero. ¿Adónde han ido a parar los mercaderes griegos que llegaron<br />
cruzando las columnas de Hércules, el Gibraltar hoy en manos del enemigo de la<br />
humanidad, con oro y tinte púrpura que vendían en Wexford en el mercado del<br />
Carmen? Leed a Tácito y a Ptolomeo, incluso a Gerardo de Gales. Vino, peletería,<br />
mármol de Connemara, plata de Tipperary, imposible hallar otra igual, nuestros<br />
incluso hoy archifamosos caballos, las jacas irlandesas, el mismo rey Felipe de
374<br />
España proponiendo pagar aranceles por el derecho de pesca en nuestras aguas.<br />
¿Qué es lo que no nos deben esos johnny-guarros de Anglia por la ruina de nuestro<br />
comercio y nuestros hogares? ¿Y los lechos del Barrow y del Shannon que no los<br />
dragan con millones de acres de marismas y tremedal para que nos muriéramos de<br />
consunción?<br />
-Tan faltos de árboles como Portugal nos vamos a encontrar pronto, dice John<br />
Wyse, o Heligoland con su único árbol si no se hace algo para reforestar las tierras.<br />
Los alerces, los abetos, todos los árboles de la familia de las coníferas están<br />
extinguiéndose muy deprisa. Leí un informe de Lord Castletown ....<br />
-Salvadlos, dice el paisano, al fresno gigante de Galway y al olmo tribal de<br />
Kildare con tronco de cuarenta pies y ramaje de un acre. Salvad los árboles de<br />
Irlanda para la Irlanda del futuro sobre las dulces colinas de Eire, ay.<br />
-Europa tiene los ojos puestos en vosotros, dice Lenehan.<br />
Toda la sociedad elegante internacional se congregó en masse esta tarde para<br />
asistir a la boda del chevalier Jean Wyse de Neaulan, el gran sumo guardabosque-<br />
en-jefe de los Forestales Nacionales de Irlanda, con Miss Pinabety Conífera de Val-<br />
depino, Lady Silvia del Olmo, Mrs. Bárbara Azotedamor, Mrs. Tulípero y Fresno,<br />
Miss Acebo de Avellaneda, Miss Daf ne Laurel, Miss Dorotea Cañas, Mrs. Claudia<br />
Fraga, Mrs. Serbal Céspedes, Mrs. Elena Viñas, Miss Virginia Parra, Mrs. Gladys<br />
Haya, Mrs. Olivia Solana, Miss Blanche Arce, Mrs. Amanda Caoba, Miss Marta<br />
Mirto, Miss Priscila Edelweis, Miss Bea Madreselva, Miss Gracia Álamo de<br />
Blanco, Miss Hortensia Mimosa Huertas, Miss Raquel Cedro, Misses Azucena y<br />
Violeta Lirio, Miss Dolores Naranjal, Mrs. Kitty Musgo, Miss Rocío Espino, Mrs.<br />
Gloria Palmero, Mrs. Liana Bosque, Mrs. Arabela Selvanegra y Mrs. Norma Secoya<br />
de Villarrobledo del Rey honraron la ceremonia con su presencia. La novia llevada<br />
hasta el altar por su padre, el M'Resina y Ferro de los Tozas, lucía con exquisito<br />
gusto un modelo en seda verde mercenzada, moldeado sobre viso gris crepúsculo,<br />
ajustado con una pretina de esmeralda clara y acabado con triple volante de flecos<br />
más oscuros, el conjunto avivado con tirantas e inserciones alrededor de la cadera<br />
color bronce bellota. Las damas de honor, Miss Fuensanta Conífera y Miss Picea<br />
Conífera, hermanas de la novia, llevaban vestidos muy favorecedores del mismo
375<br />
tono, con primoroso motif de rosa penacho bordado en los pliegues a rayas y<br />
repetido caprichosamente en los tocados verdejade en forma de plumas de garza de<br />
coral en tinte pálido. El Senhor Enrique Flor estuvo encargado del órgano con su ya<br />
conocida habilidad y, además de los fragmentos obligados en una misa nupcial, tocó<br />
un nuevo y sorprendente arreglo de Leñador, no me cortes el árbol al final de la<br />
ceremonia religiosa. Al salir de la iglesia de Saint Fiacre in Horto después de la<br />
bendición papal la feliz pareja fue objeto de un divertido fuego cruzado de<br />
avellanas, hayucos, hojas de laurel, candelillas, puñados de hiedra, bayas de acebo,<br />
ramitos de muérdago y brotes de acafresna de montaña. Mr. y Mrs. Wyse Conífera<br />
Neaulan pasarán una plácida luna de miel en la Selva Negra.<br />
-Y también nuestros ojos están puestos en Europa, dice el paisano. Tuvimos<br />
relaciones comerciales con España y con los franceses y con los flamencos antes de<br />
que esos chuchos nacieran, cerveza española en Galway, carracas de vino por los<br />
mares vinoscuro.<br />
-Y volveremos a tenerlas, dice Joe.<br />
Y con la ayuda de la santísima Virgen volveremos a tenerlas, dice el paisano,<br />
dándose una palmada en el muslo. Nuestros puertos ahora vacíos volverán a estar<br />
ocupados otra vez, Queenstown, Kinsale, Galway, la bahía Blacksod, Ventry en el<br />
reino de Kerry, Killybegs, el tercer puerto más grande de todo el ancho mundo con<br />
una flota de mástiles de los Lynches de Galway y los O'Reillys de Cavan y los<br />
O'Kennedys de Dublín como cuando el conde de Desmond podía firmar tratados<br />
con el emperador Carlos Quinto en persona. Y volveremos a tenerlas, dice, cuando<br />
veamos el primer acorazado irlandés desafiando las olas con nuestra bandera en la<br />
proa, nada de arpas de tu Enrique Tudor, no señor, la más antigua bandera a bordo,<br />
la bandera de las provincias de Desmond y Thomond, tres coronas en campo azur,<br />
los tres hijos de Milesio.<br />
Y se bebió el último trago de la pinta. Quita de ahí. Bocazas, sólo gestos y<br />
aspavientos. Castillos en el aire. A ver si expone el pellejo del capullo yendo a<br />
echarle su discurso de mierda al gentío que se junta en Shanagolden donde no se<br />
atreve ni a asomar las narices con todos esos Molly Maguires buscándolo para<br />
machacarlo por quedarse las tierras de un aparcero desahuciado.
376<br />
-Bien dicho, bien dicho, dice John Wyse. ¿Qué te vas a tomar?<br />
-Un infante de caballería, dice Lenehan, para celebrar la ocasión.<br />
-Que sea media, Terry, dice John Wyse, y un arribalasmanos. ¡Terry! Pero ¿estás<br />
dormido?<br />
-Sí, señor, dice Terry. Medio güisqui y una botella de Allsop. En seguida, señor.<br />
Pendiente del jodido periódico con Alf a la busca de partes picantes en lugar de<br />
atender a la clientela. Foto de una pelea a topetazos, intentando romperse los<br />
jodidos cráneos, un fulano yendo a por el otro con la cabeza gacha como un toro en<br />
el toril. Y otra más: Bestia negra quemada en Omaha, Georgia. Un grupo de<br />
paletos de las marismas con sombreros de ala caída en el momento de disparar a un<br />
negro zumbón colgado de un árbol con la lengua fuera y una hoguera debajo.<br />
Ostras, deberían echarlo al mar después y electrocutarlo y crucificarlo para que se<br />
quedaran tranquilos que habían terminado la tarea.<br />
-¿Y qué me dices de la marina de guerra, dice Ned, que mantiene a nuestros<br />
enemigos a raya?<br />
-Sobre eso os voy a hablar, dice el paisano. Un infierno es lo que es. Leed las<br />
declaraciones que salen en los periódicos acerca de los azotes en buques escuelas en<br />
Portsmouth. Escribe uno que se hace pasar por El amargado.<br />
De modo que empieza a hablamos del castigo corporal y de las tripulaciones de<br />
marineros y oficiales y de contraalmirantes muy derechos con sus sombreros de tres<br />
picos y el cura con su biblia protestante presenciando el castigo y un mozo al que<br />
apartan, llamando a su mamá a berridos, y que amarran al extremo de un cañón.<br />
-Una docena en la culera, dice el paisano, era como ese rufián de Sir John<br />
Beresford lo llamaba pero en el inglés moderno de los cojones se llama varazos en<br />
las calzas.<br />
Y va y dice John Wyse:<br />
-Esta costumbre es más acatada en el abuso que en el uso. Luego nos siguió<br />
contando que el oficial de la policía militar viene con una vara larga y se aparta y<br />
azota las asentaderas del pobre mozo hasta que empieza a berrear no me pegue más,<br />
no me pegue más.
377<br />
-Ahí tienes a la gloriosa armada británica, dice el paisano, que mangonea el<br />
mundo. La gente que nunca será esclava, con la única cámara hereditaria sobre la<br />
faz de este mundo de Dios y su tierra en manos de una docena de guarros de<br />
engorde y barones de farfolla. Ahí tienes al gran imperio del que alardean de<br />
currelos y siervos azotados.<br />
-Sobre el que nunca sale el sol, dice Joe.<br />
-Y lo malo de eso es, dice el paisano, que se lo creen. Esos infelices yahoos se lo<br />
creen.<br />
Creen en la vara, en el todopoderoso flagelador, creador del infierno en la tierra, y<br />
en Jaimito el Marino, hijo de sota, que fue concebido por obra de infemal vocerío,<br />
nacido de combate naval, sufrió de una docena en la culera, fue escarizado,<br />
desollado y apaleado, gritó como un condenado, al tercer día se levantó del catre,<br />
puso rumbo a puerto, está sentado sobre su pompis hasta nueva orden de donde<br />
vendrá a currar para ir tirando y ganarse un jornal.<br />
-Pero, dice Bloom, ¿no es la disciplina igual en todas partes? Quiero decir ¿no<br />
sería igual aquí si se enfrenta a la fuerza con la fuerza?<br />
¿No te decía? Tan cierto como que me estoy bebiendo esta cerveza aunque<br />
estuviera dando las últimas boqueadas se empeñaría en probarte que morir es vivir.<br />
-Enfrentemos fuerza contra fuerza, dice el paisano. Nosotros tenemos nuestra gran<br />
Irlanda al otro lado del mar. Se les echó de sus casas y hogares en el negro 47. Sus<br />
chozas de barro y sus cabañas a la orilla del camino arrasadas por el ariete y el<br />
Times se frotó las manos y contaba a los cobardicas sajones que pronto habría tan<br />
pocos irlandeses en Irlanda como pielesrojas en Áménca. El mismo Gran Turco nos<br />
mandó sus piastras. Pero el sajón intentó matar de hambre al pueblo en su casa<br />
mientras que la tierra rebosaba de cosechas que las hienas británicas compraban y<br />
vendían en Río de Janeiro. Ya lo creo, echaron a los campesinos en masa. Veinte<br />
mil murieron en los barcos-cementerio. Pero aquellos que llegaron a la tierra de la<br />
libertad recuerdan la tierra de la servidumbre. Y volverán otra vez y con más<br />
ímpetu, no son cobardes, los hijos de Granuaile, los guerreros de Kathleen ni<br />
Houlihan.<br />
-Totalmente cierto, dice Bloom. Pero a lo que yo me refería ....
378<br />
-Hace siglos que estamos esperando ese día, paisano, dice Ned. Desde que la<br />
pobre vieja nos dijo que los franceses se habían hecho a la mar y habían<br />
desembarcado en Killala.<br />
-Aahá, dice John Wyse. Luchamos por los Estuardos que nos hicieron trampa con<br />
los Guillermistas y nos traicionaron. Recordad Limench y el quebrantamiento del<br />
tratadode-piedra. Dimos nuestra más ilustre sangre a Francia y España, los gansos<br />
salvajes. Fontenoy ¿eh, qué os parece? Y Sarsfield y O'Donnell, duque de Tetuán en<br />
España, y Ulises Browne de Camus que fue mariscal de campo con María Teresa. Y<br />
¿qué sacamos de todo eso?<br />
-¡Franceses! dice el paisano. ¡Partida de maestros de danza! ¿Sabéis lo que pasa?<br />
No le han valido un pimiento a Irlanda. ¿No intentan ahora concertar un entente<br />
cordial en las cenas de Te Pe con la pérfida Albión? Botafuegos de Europa es lo que<br />
siempre han sido.<br />
-Conspuez lesfrançais, Lenehan dice, atrapando la cerveza. -Y en cuanto a los<br />
pprussianos y hanovenanos, dice Joe ¿no hemos tenido ya suficiente con esos hijos<br />
de puta tragones de salchichas en el trono desde Jorge el elector hasta el chaval<br />
alemán ése y la vieja bruja pedorra ya muerta? Recoño, me tuve que reír por la<br />
manera como se descolgó con aquello de la vieja antiparras, amonada en el palacio<br />
real todas las noches de Dios, la vieja Viqui, con su pocillo de güisqui escocés y el<br />
cochero acarreándola enterita para echarla en la cama y ella tirándole de las patillas<br />
y cantándole trozos de viejas canciones sobre Ehren en el Rin y vente para acá<br />
donde el trinquis es baratito.<br />
-Bueno, dice J. J. Ahora tenemos a Eduardo el pacificador.<br />
-Eso se lo cuentas a otro, dice el paisano. Hay más ladillas y sifilazos en ese<br />
pipiolo de lo que parece. ¡Eduardo Guelph-Wettin!<br />
-Y qué opinas, dice Joe, de esos benditos muchachos, los curas y obispos de<br />
Irlanda haciéndole la habitación en Maynooth con los colores de las carreras de Su<br />
Majestad Satánica y pegando las fotos de todos los caballos que sus yóqueys han<br />
montado. El conde de Dublín, nada menos.<br />
-Tendrían que haber pegado también a todas las mujeres que él ha montado, dice<br />
el pequeño Alf.
379<br />
Y va y dice J. J.:<br />
-Cuestiones de espacio influyeron en la decisión de sus ilustrísimas.<br />
-¿Te atreves con otra, paisano? dice Joe. -Sí, señor, dice él. Me atrevo.<br />
-¿Y tú? dice Joe.<br />
Agradecido, Joe, le digo yo. Que prospere tu prosperidad.<br />
-Que se repita la dosis, dice Joe.<br />
Bloom hablaba y hablaba con John Wyse y él muy emocionado con su facha<br />
morenotostadoarcillosa y los ojos de ciruela bailándole.<br />
-Persecuciones, dice él, la historia del mundo está llena de ellas. Perpetuando el<br />
odio nacional entre las naciones.<br />
-Pero ¿sabe lo que significa nación? dice John Wyse.<br />
-Sí, dice Bloom.<br />
-¿Qué significa? dice John Wyse.<br />
-¿Nación? dice Bloom. Nación es la misma gente que vive en el mismo lugar.<br />
-Por Dios, entonces, dice Ned, riéndose, en ese caso yo soy una nación porque<br />
vivo en el mismo lugar hace cinco años.<br />
De modo que desde luego todo el mundo se rió de buena gana de Bloom y dice él,<br />
intentando escapar por algún sitio:<br />
-O también que vive en distintos lugares.<br />
-Ahí me incluyo yo, dice Joe.<br />
-¿Cuál es su nación si me permite la pregunta? dice el paisano.<br />
-Irlanda, dice Bloom. Aquí nací. Irlanda.<br />
El paisano no dijo nada sólo se aclaró el gaznate de telarañas y, la hostia, agarra y<br />
suelta un gargajo como una ostra del banco Rojo de grande contra el rincón.<br />
-Corriendo que pierde el barco, Joe, dice él, sacando el pañuelo para refregarse.<br />
-Aquí tienes, paisano, dice Joe. Cógelo con la mano derecha y repite conmigo lo<br />
siguiente:<br />
El muy apreciado e intrincadamente bordado antiguo fazoleto irlandés atribuido a<br />
Salomón de Droma y Manus Tomaltach og MacDonogh, autores del Libro de<br />
Ballymote, fue entonces cuidadosamente mostrado y suscitó una prolongada<br />
admiración. No es necesario detenerse en la legendana belleza de los extremos, la
380<br />
cumbre del arte, en donde se puede detalladamente discernir cada uno de los cuatro<br />
evangelistas que a su vez muestran a cada uno de los cuatro maestros su símbolo<br />
evangélico, un cetro de aliso, un puma norteamericano (rey de las bestias mucho<br />
más noble que el pegote británico, dicho sea de paso), un becerro de Kerry y un<br />
águila dorada del Monte Carrantuo. Los escenarios que allí se nos pintan sobre<br />
campo emuntono, que nos muestran nuestras antiguas fortalezas y amurallamientos<br />
y crómlechs y solanas y sitiales de estudio y piedras de maldición, son tan<br />
asombrosamente bellos y los pigmentos tan delicados como cuando los<br />
iluminadores de Sligo dieron rienda suelta a su fantasía artística hace mucho mucho<br />
tiempo en la época de los Barmecidas. Glendalough, los encantadores lagos de<br />
Killarney, las ruinas de Clonmacnois, la Abadía de Cong, Glen Inagh y los Picos de<br />
Beola, Ojo de Irlanda, las Verdes Colinas de Tallaght, Croagh Patrick, la fábrica de<br />
cerveza de Messrs. Arthur Guinness, Hijo y Compañía (S. A.), las riberas de Lough<br />
Neagh, el valle de Ovoca, la torre de Isolda, el obelisco de Mapas, el hospital de Sir<br />
Patrick Dun, el Cabo de Clear, la llanura de Aherlow, el castillo de Lynch, la<br />
taberna Escocesa, el asilo de pobres del sindicato de Rathdown en Loughlinstown,<br />
la cárcel de Tullamore, las cascadas de Castleconnel, Kilballymacshonakill, la cruz<br />
de Monasterboice, el Hotel Jury, el Purgatorio de San Patricio, el Remonte del<br />
Salmón, el refectorio del Colegio de Maynooth, la hoya de Curley, los tres lugares<br />
de nacimiento del primer duque de Wellington, la roca de Cashel, el tremedal de<br />
Allen, los almacenes de Henry Street, la cueva de Fingal - todos esos escenarios<br />
conmovedores aún están ahí para nosotros hoy convertidos en algo aún más<br />
hermoso por las aguas de dolor que por ellos han corrido y por las generosas<br />
incrustaciones del tiempo. -Acércame la bebida, le digo yo. ¿Cuál es de quién?<br />
-Ésta es mía, dice Joe, como dijo el diablo al policía muerto.<br />
-Yo pertenezco a una raza además, dice Bloom, que es odiada y perseguida.<br />
También ahora. En este preciso momento. En este preciso instante.<br />
Ostras, casi se quema los dedos con la colilla del cigarro.<br />
-Robada, dice él. Saqueada. Insultada. Perseguida. Arrebatándonos lo que nos<br />
pertenece por derecho. En este preciso momento, dice él, levantando el puño,<br />
vendida en subasta en Marruecos como esclavos o ganado.
381<br />
-¿Está hablando de la nueva Jerusalén? dice el paisano.<br />
-Estoy hablando de injusticia, dice Bloom.<br />
-De acuerdo, dice John Wyse. Hágale frente con redaño como los hombres.<br />
Ahí tienes una buena foto de almanaque. Un blanco para una bala explosiva. El<br />
cara de panpringado defendiendo lo que hay que defender. Ostras, le sentaría mejor<br />
un escobón, ya lo creo que sí, no le faltaría más que un delantal de tata. Y de pronto<br />
se viene abajo, dándole vueltas a lo contrario, suave como un guante.<br />
-Pero no vale de nada, dice él. La fuerza, el odio, la historia, todo eso. Eso no es<br />
vida para los hombres y las mujeres, insultos y odio. Y todo el mundo sabe que es<br />
precisamente lo contrario lo que es la vida de verdad.<br />
-¿Qué? dice Alf.<br />
-El amor, dice Bloom. Quiero decir lo contrario del odio. Tengo que irme, le dice<br />
a John Wyse. Ahí mismo a la audiencia a ver si Martin está allí. Si viene dígale<br />
solamente que estaré de vuelta en un segundo. Solamente un momento.<br />
¿Quién te para los pies? Y allá que sale pitando como huyendo de la quema.<br />
-Un nuevo apóstol de los gentiles, dice el paisano. Amor universal.<br />
-Bueno, dice John Wyse. ¿No es eso lo que nos han enseñado? Ama a tu prójimo.<br />
-¿Ese tipo? dice el paisano. Aprovéchate del prójimo es su lema. ¡Amor, quita de<br />
ahí! Buen modelo está hecho de o Romeo y Julieta.<br />
El amor ama amar al amor. La enfermera ama al nuevo farmacéutico. El policía<br />
14A ama a Mary Kelly. Gerty MacDowell ama al chico de la bicicleta. M. B. ama a<br />
un apuesto caballero. Li Chi Han amalía besal a Chu Pa Chow. Jumbo, el elefante,<br />
ama a Alice, la elefante. El viejo Mr. Verschoyle el de la trompetilla en la oreja ama<br />
a la vieja Mrs. Verschoyle la del ojo a la virulé. El hombre de la gabardina marrón<br />
ama a una señora que está muerta. Su Majestad el Rey ama a Su Majestad la Reina.<br />
Mrs. Nominan W. Montador ama al oficial Taylor. Tú amas a cierta persona. Y esa<br />
persona ama a otra persona porque todo el mundo ama a alguien aunque Dios ama a<br />
todos.<br />
-Bueno, Joe, le digo yo, a tu salud y que te aclare la garganta. A tu salud, paisano.<br />
-Venga, que no se diga, dice Joe.<br />
-Que Dios y María y Patricio os bendigan, dice el paisano.
382<br />
Y arriba con la pinta a remojar el gañote.<br />
-Ya conocemos a esos meapilas, dice él, sermoneándote y atracándote. ¿Qué me<br />
contáis del santurrón de Cromwell y sus tropas que pasaron a espada a las mujeres y<br />
niños de Crogheda con las palabras de la biblia Dios es amor pegadas alrededor de<br />
las bocas del cañón? ¡La biblia! ¿Han leído esa pulla en el UnitedIrishman de hoy<br />
sobre el jefe zulú que visita ahora Inglaterra?<br />
-¿Cómo es? dice Joe.<br />
De modo que el paisano tira de su follón de papeles y empieza a leer en alto:<br />
-Una delegación de los magnates más importantes del algodón de Manchester fue<br />
presentada ayer a Su Majestad el Alaki de Abeakuta por el Bastón de Oro Real,<br />
Lord Pisa de Pisa Huevos, para ofrecer a Su Majestad el testimonio más sincero de<br />
agradecimiento de los comerciantes británicos por las facilidades otorgadas en sus<br />
dominios. La delegación asistió a un almuerzo concluido el cual el oscuro<br />
potentado, en el transcurso de una feliz alocución, libremente traducida por el<br />
capellán británico, el reverendo Ananías Quieradios Huesospelados, ofreció su<br />
testimonio de agradecimiento más encarecido al Massa Pisa y resaltó las cordiales<br />
relaciones existentes entre Abeakuta y el imperio británico, manifestando que<br />
estimaba como una de sus más preciadas pertenencias la biblia iluminada, el libro<br />
de la palabra de Dios y el secreto de la grandiosidad de Inglaterra, graciosamente<br />
ofrecida por la mujer jefe blanca, la gran guaracha Victoria, con una ded icatoria<br />
personal de la augusta mano de la Donante Real. El Alaki luego bebió un velicomen<br />
de agua de fuego de excelente calidad al brindis de Blanco y Negro en la calavera de<br />
su predecesor inmediato en la dinastía Kakachakachak, apodada de las Cuarenta<br />
Verrugas, a continuación de lo cual visitó la factoría más importante de<br />
Algodonópolis y estampó sus huellas en el libro de visitas, ejecutando subsiguiente-<br />
mente una antigua y encantadora danza de guerra abeakútica, en el transcurso de la<br />
cual se tragó varios cuchillos y tenedores, en medio de los hilarantes aplausos de las<br />
operarias.<br />
-Mujer viuda, dice Ned. Yo no dudaría de ella. A saber si hizo el mismo uso de la<br />
biblia que yo haría.
383<br />
-El mismo sólo que más, dice Lenehan. Y a partir de entonces en esa tierra fértil el<br />
mango de hoja ancha floreció sobremanera.<br />
-¿Es eso de Griffith? dice John Wyse.<br />
-No, dice el paisano. No lleva la firma Shanganagh. Sólo la inicial: P.<br />
-Y una buena inicial que es, dice Joe.<br />
-Así es como es todo, dice el paisano. El comercio sigue a la bandera.<br />
-Bueno, dice J. J., si hay alguien peor que esos belgas en el Estado Libre del<br />
Congo ya tiene que ser malo. ¿Leísteis el informe de ese fulano como se llame?<br />
-Casement, dice el paisano. Es irlandés.<br />
-Sí, ése es el hombre, dice J. J. Violan a mujeres y niñas y azotan a los nativos en<br />
la barriga para exprimirles todo el caucho rojo que pueden.<br />
-Ya sé adónde ha ido, Lenehan dice, crujiéndose los dedos.<br />
-¿Quién? le digo yo.<br />
-Bloom, dice. La audiencia es una tapadera. Apostó unos cuantos chelines a<br />
Tirado y ha ido a arramblar con el dinero.<br />
-¿Te refieres a ese cafre blanco disfrazado de negro? dice el paisano ¿que no<br />
apuesta por un caballo aunque lo aten? -Ahí es donde ha ido, Lenehan dice. Me<br />
encontré con Lyons Gallito que iba a apostar por ese caballo sólo que yo se lo saqué<br />
de la cabeza y me dijo que Bloom le había dado la idea. Me apuesto lo que queráis a<br />
que se ha ganado cien chelines por cinco. Él es ahora el único en Dublín que ha ga-<br />
nado. Un caballo del montón.<br />
-Él sí que es un jodido caballo del montón, dice Joe. -¿Te importa, Joe? le digo<br />
yo. Dime dónde está la salida de entrada.<br />
-Ahí la tienes, dice Terry.<br />
Adiós Irlanda me voy para Gort. De modo que me fui atrás al patio a echar una<br />
meada y la hostia (cien chelines por cinco) mientras me aliviaba del (Tirado veinte<br />
a) me aliviaba del flete ostras me digo sabía que no se encontraba a gusto (dos<br />
pintas sacadas a Joe y una en la taberna Slattery) nervioso por salir disparado a (cien<br />
chelines son cinco libras) y cuando estaban en el (caballo del montón) Burke el<br />
Picha me contaba lo de la partida de naipes y haciendo como que la niña estaba<br />
mala (ostras, debo de haber echado casi un galón) la culona de la mujer diciéndole
384<br />
desde arriba por el tubo la niña está mejor o la niña está (¡ay!) todo preparado lo<br />
tenía de modo que pudiera evaporarse con la morterada si ganaba o (recoño, estaba<br />
hasta los topes) comerciar sin licencia (¡ay!) Irlanda es mi nación dice él (¡jaaj!<br />
¡pfizuu!) no hay manera de ganarles a esos jodidos (por fin) cabrones (¡aah!)<br />
sionistas.<br />
De modo que de todas formas cuando Volví seguían con el mismo sonsonete,<br />
John Wyse que decía que era Bloom el que le daba las ideas a Sinn Fein para que<br />
Griffrth pusiera en su periódico todos esos chanchullos en los distritos electorales,<br />
jurados apañados y el timo de impuestos al gobierno y nombramientos de cónsules<br />
por todo el mundo para que vieran de vender las industrias irlandesas. Quitarle el<br />
pan de la boca a Pedro para dárselo a Pablo. Ostras, eso lo tira todo por tierra si<br />
encima el tío pitarroso se mete a embarullar. Que nos den una jodida oportunidad.<br />
Dios libre a Irlanda de gentuza como ese metomentodo. Mr. Bloom con sus discu-<br />
siones sin norte ni guía. Y su viejo antes que él perpetrando fraudes, el viejo<br />
Matusalén Bloom, el hombre del saco, que se envenenó con ácido prúsico después<br />
que inundara el país con sus baratijas y sus diamantes de a penique. Préstamos por<br />
correo con facilidades. Cualquier cantidad de dinero adelantada contra pagaré.<br />
Condiciones a convenir. Sin fianzas. Ostras, que ataba los perros con longaniza<br />
¡vamos!<br />
-Bueno, es un hecho, dice John Wyse. Y ahí está el hombre que os lo puede contar<br />
todo, Martin Cunningham.<br />
En efecto el coche del Castillo llegó con Martin y Jack Power con él y un tipo<br />
llamado Crofter o Crofton, jubilado de Hacienda, un orangista que Blackburn tiene<br />
en nómina y se saca la paga o Crawford correteando por todo el país a expensas del<br />
rey.<br />
Nuestros viajeros alcanzaron la rústica hospedería y descabalgaron de sus<br />
corceles.<br />
-¡Eh, palafrenero! exclamó el que por su porte parecía el mentor de la comitiva.<br />
¡Insolente bellaco! ¡Acudid presto!<br />
Así diciendo aporreó vigorosamente con la empuñadura de la espada el abierto<br />
enrejado.
385<br />
El hospedero acudió raudo a la llamada, ajustándose el ropón.<br />
-Dios os guarde, mis señores, dijo el hospedero con alabancera venia.<br />
-¡Apresuraos, buen hombre! exclamó el que aporreado había. Velad por nuestros<br />
alazanes. Y a nosotros dadnos de cuanto hayáis lo mejor pues pardiez que de ello<br />
habemos necesidad.<br />
-Ay, buenos señores, dijo el hospedero, en mi humilde cobijo ha la alacena<br />
mermada. No sé qué ofrendar a sus señorías.<br />
-¿Cómo así, malandrín? exclamó el segundo de la comitiva, hombre de grato<br />
semblante, ¿Así socorréis a los mensajeros del rey, maese Tinajero?<br />
Prontamente el visaje al dueño se le demudó.<br />
-Gracia ruego de vos, caballeros, dijo con modestia. Si del rey sois mensajeros<br />
(¡Dios ampare a Su Majestad!) no habréis de tener falta. Los amigos del rey (¡Dios<br />
bendiga a Su Majestad!) no han de ayunar en mi cobijo, así os lo prometo.<br />
-¡Andaos presto! exclamó el viajero que no había hablado, de buen yantar por su<br />
talante. ¿Tenéis algo que darnos?<br />
El hospedero la venia dio y la réplica otrosí:<br />
-¿Qué dicen, buenos señores, de un pastelón de pichones, unas lonjas de venado,<br />
unos cuartos de temera, silbón con panceta torrada, una cabeza de verraco con<br />
pistachos, una escudilla de gustosas natillas, un budín de nísperos con jarabe de<br />
tanaceto y un jarro de Rin añejo?<br />
-¡Por Santiago! exclamó el último en parlamentar. Que me place. ¡Pistachos!<br />
-¡Aahá! exclamó el de grato semblante. ¡Humilde cobijo y alacena meneada, nos<br />
decíais! Buen rufián estáis hecho.<br />
De modo que entra Martin preguntando por Bloom.<br />
-¿Que dónde está? dice Lenehan. Embaucando a viudas y huérfanos.<br />
-¿No es cierto, dice John Wyse, lo que le estaba diciendo al paisano sobre Bloom<br />
y el Sinn Fein?<br />
-Así es, Martin dice. O eso comentan.<br />
-¿Quién hace esos comentarios? dice Alf.<br />
-Yo, dice Joe. Yo soy el comentador.
386<br />
-Y después de todo, dice John Wyse, ¿por qué no puede un judío amar a su país<br />
como cualquier hijo de vecino?<br />
-¿Por qué no? dice J. J., cuando esté bien seguro de cuál es su país.<br />
-¿Es judío o gentil o católico o disidente o qué coño es? dice Ned. ¿O quién es?<br />
Sin querer ofender, Crofton.<br />
-¿Quién es Junius? dice J. J.<br />
-Nuestro no es, dice Crofter el orangista o presbiteriano.<br />
-Es un judío pervertido, dice Martin, de algún lugar de Hungría y fue él el que<br />
preparó el plan según el modelo húngaro. Eso lo sabemos en el Castillo.<br />
-¿No es pariente de Bloom el dentista? dice Jack Power.<br />
-En absoluto, dice Martin. Sólo tocayos. Su nombre era Virag, nombre del padre<br />
que se envenenó. Se lo cambió en escritura legal, fue el padre el que lo hizo.<br />
-¡Aquí tenemos al nuevo Mesías para Irlanda! dice el paisano. ¡Isla de santos y<br />
sabios!<br />
-Bueno, ellos aún esperan a su redentor, dice Martin. Dicho sea de paso también<br />
nosotros.<br />
-Sí, dice J. J., y en cada varón que nace ven ellos un posible Mesías. Y todo judío<br />
vive en un tremendo estado de excitación, según creo, hasta que sabe si es padre o<br />
madre.<br />
-Esperando a cada momento ser el próximo, dice Lenehan.<br />
-Dios, dice Ned, tendríais que haber visto a Bloom antes de que ese hijo suyo que<br />
murió naciera. Me lo encontré un día en South City Markets comprando una lata de<br />
nutrimento Neave seis semanas antes de que la mujer diera a luz.<br />
-En ventre sa mére, dice J. J.<br />
-¿Tú llamas a eso un hombre? dice el paisano.<br />
-A saber si alguna vez se lo quitó de la mente, dice Joe.<br />
-Bueno, le nacieron dos hijos de todas formas, dice Jack Power.<br />
-¿Y de quién sospecha? dice el paisano.<br />
Ostras, la de verdades que se dicen en broma. Uno de esos mariposas es lo que es.<br />
Se metía en cama en el hotel me decía el Picha. una vez al mes con jaqueca como<br />
una damisela con sus cosas. ¿Sabéis de lo que os hablo? Sería una buena obra
387<br />
echarle mano a un fulano como ése y tirarlo de patas al mar. Homicidio justificado,<br />
es lo que sería. Y va y se escabulle con sus cinco soberanos sin invitar a una pinta<br />
siquiera como un hombre. El Señor nos coja confesados. Por no dar no da ni los<br />
buenos días.<br />
-Caridad con el prójimo, dice Martin. Pero ¿dónde estará? No podemos esperar.<br />
-Un lobo con piel de cordero, dice el paisano. Eso es lo que es. Virag de Hungría.<br />
Asuero es como yo lo llamo. Dios lo maldiga.<br />
-¿Tiene tiempo para un sorbo, Martín? dice Ned.<br />
-Sólo uno, dice Martin. Tenemos prisa. Un J. J. y un S. para mí.<br />
-¿Y tú, Jack? ¿Crofton? Que sean tres medias, Terry.<br />
-San Patricio tendría que desembarcar de nuevo en Ballykinlar y convertirnos,<br />
dice el paisano, por haber permitido que cosas como ésa contaminaran nuestro<br />
suelo.<br />
-Bueno, dice Martin, pidiendo su copa con golpes en el mostrador. Dios bendiga a<br />
los presentes es lo que pido.<br />
-Amén, dice el paisano.<br />
-Y estoy seguro de que sí, dice Joe.<br />
Y con el sonido de la campanilla de la consagración, precedidos por un<br />
cruciferario con acólitos, turibulanos, portadores de navetas, lectores, ostiarios,<br />
diáconos y subdiaconos, la santa procesión avanzó de abates mitrados y priores y i<br />
guardianes y monjes y frailes: los monjes de Benito de Spoleto, cartujos y<br />
camaldulenses, cistercienses y olivetenses, oratorios y valombrosianos, y los frailes<br />
de Agustín, brigitinos, premonstratenses, servitas, trinitarios, y los hijos de Pedro<br />
Nolasco: y además del Monte Carmelo los hijos de Elías el profeta encabezados por<br />
el Obispo Alberto y por Teresa de Ávila, calzados y descalzos: y frailes, marrones y<br />
grises, los hijos del pobre Francisco, capuchinos, cordeleros, mínimos y observantes<br />
y las hijas de Clara: y los hijos de Domingo, los frailes predicadores, y los hijos de<br />
Vicente: y los monjes de San Wolstano: y los hijos de Ignacio: y la congregación de<br />
los hermanos cristianos encabezados por el reverendo hermano Edmundo Ignacio<br />
Rice. Y detrás seguían todos los santos y mártires, vírgenes y confesores: San<br />
Quirico y San Isidro Labrador y Santiago el Menor y San Focas de Sinopia y San
388<br />
Julián Hospitalario y San Félix de Cantalejo y San Simón Estilita y San Esteban<br />
Protomártir y San Juan de Dios y San Ferreolo y San Lugardo y San Teodoto y San<br />
Vulmaro y San Ricardo y San Vicente de Paúl y San Martín de Todi y San Martín<br />
de Tours y San Alfredo y San José y San Dionisio y San Cornelio y San Leopoldo y<br />
San Bernardo y San Terencio y San Eduardo y San Owen Caniculus y San Anóni-<br />
mo y San Epónimo y San Pseudónimo y San Homónimo y San Parónimo y San<br />
Sinónimo y San Lorenzo O'Toole y Santiago de Dingle y Compostela y San<br />
Columcilo y San Columba y San Celestino y San Colomano y San Kevin y San<br />
Brendano y San Frigidiano y San Senano y San Fachanan y San Colombo y San<br />
Galo y San Fursa y San Fintano y San Fiacro y San Juan Nepomuceno y Santo<br />
Tomás de Aquino y San Ivo de Bretaña y San Michán y San Germán José y los tres<br />
patronos de la santa juventud San Luis Gonzaga y San Estanislao de Kostka y San<br />
Juan Berchmans y los santos Gervasio, Servasio y Bonifacio y Santa Brida y San<br />
Ciarán y San Canico de Kilkenny y San Jarlath de Tuam y San Finbarr y San<br />
Pappin de Ballymun y el Hermano Luis Pacífico y el Hermano Alosio Belicoso y<br />
las santas Rosa de Lima y de Viterbo y Santa Marta de Betania y Santa María<br />
Egipcíaca y Santa Lucía y Santa Brígida y Santa Atracta y Santa Dympna y Santa<br />
Ita y Santa Manon Calpense y la Beata Sor Teresa del Niño Jesús y Santa Bárbara y<br />
Santa Escolástica y Santa Úrsula con sus once mil vírgenes. Y todas iban con<br />
nimbos y coronas y glorias portando palmas y arpas y espadas y coronas de olivo,<br />
con túnicas en las que estaban bordados los sagrados símbolos de sus eficacias,<br />
tinteros, flechas, hogazas, jarrones, grilletes, hachas, árboles, puentes, bebés en<br />
bañeras, conchas, burchacas, tijeras de esquilar, llaves, dragones, azucenas, postas<br />
zorreras, barbas, guarros, lámparas, fuelles, colmenas, cucharones, estrellas,<br />
serpientes, yunques, cajas de ungüento, campanas, muletas, fórceps, cuernos de<br />
venado, botas de agua, halcones, piedras de molino, ojos en un plato, velas de cera,<br />
asperges, unicomios. Y según caminaban por la Columna de Nelson, Henry Street,<br />
Mary Street, Capel Street, Little Britain Street salmodiando el introito in Epipbania<br />
Domini que empieza Surge, dluminare y más tarde muy dulcemente el gradual<br />
Omnes que dice de Saba venient hicieron diversos prodigios tales como expulsión<br />
de demonios, resurrección de muertos, multiplicación de peces, curación de tullidos
389<br />
y ciegos, hallazgo de objetos varios que se habían perdido, explicación y<br />
cumplimiento de las escrituras, bendiciones y profecías. Por último, bajo un palio de<br />
tela en oro llegó el reverendo Padre O'Flynn asistido por Malachi y Patrick. Y<br />
cuando los reverendos padres hubieron llegado al lugar fijado, la casa de Bemard<br />
Kieman y Cía., S. A., Litde Britain Street, 8, 9 y 10, consignatarios de ultramarinos<br />
al por mayor, exportadores de vino y brandy, con licencia para la venta de cerveza,<br />
vino y ficores para su consumición en el establecimiento, el celebrante bendijo la<br />
casa e incensó las ventanas en maineles y contrafuertes y bóvedas y las aristas y los<br />
capiteles y los frontones y las cornisas y los arcos angrelados y las agujas y las<br />
cúpulas y asperjó los dinteles del edificio con agua bendita y rogó a Dios que<br />
bendijera aquella casa como El bendijo la casa de Abraham e Isaac y Jacob y que<br />
los ángeles de Su luz habitaran en ella. Y al entrar bendijo las viandas y bebidas y la<br />
congregación de todos los bienaventurados contestó a sus oraciones.<br />
-Adiutorium nostrum in nomine Domini.<br />
- Qui fecit coelum et terram.<br />
-Dominus vobiscum. Et cum spiritu tuo.<br />
Y puso sus manos sobre lo que bendecía y dio gracias y oró y todos con él oraron:<br />
-Deu , cuius verbo sanctificantur omnia, benedictionem tuam effunde super<br />
creaturas istas: et praesta ut quisquis eis secundum legem et voluntatem Tuam cum<br />
gratiarum actione usus fuerit per invocationem sanctissimi nominis Tu¡ corporis<br />
sanitatem et animae tutelam Te auctorepercipiatper Christum Dominum nostrum.<br />
-Lo mismo decimos, dice Jack.<br />
-Que sea por muchos años, Lambert, dice Crofton o Crawford.<br />
-De acuerdo, dice Ned, cogiendo su John <strong>James</strong>on. Y que siente bien.<br />
Estaba yo mirando alrededor a ver con qué saltaría el próximo cuando me cago en<br />
diez ahí que entra otra vez haciendo como que tenía una prisa de los demonios.<br />
-Acabo de darme una vuelta por la Audiencia, dice él, a ver si le veía. Espero que<br />
no ....<br />
-No, dice Martin, hemos acabado ya.<br />
La Audiencia de mis cojones y tus bolsillos que te arrastran con oro y plata.<br />
Jodido agarrao mamarracho. Convida a un trago siquiera. ¡No te vayas a arruinar!
390<br />
¡Qué otra cosa se puede esperar de un judío! Todo para Don Menda. Espabilao<br />
como rata de retrete. Cien por cinco.<br />
-No se lo diga a nadie, dice el paisano.<br />
-¿Cómo decía? dice él.<br />
-Vámonos muchachos, dice Martin, viendo que la cosa se ponía mal. Venga ya.<br />
-No se lo diga a nadie, dice el paisano, soltando un berrido. Es un secreto.<br />
Y el jodido perro que se despierta y suelta un gruñido.<br />
-Adiós a todos, dice Martin.<br />
Y se los llevó para fuera tan rápido como pudo, Jack Power y Crofton o como se<br />
llame y él en medio de ellos haciendo como que estaba hecho un mar de dudas y<br />
arriba con ellos al airoso tílbun del demonio.<br />
-En marcha, dice Martin al calesero.<br />
El delfin blancolácteo sacudió sus crines y, ascendiendo a la popa dorada, el<br />
timonel desplegó la vela abultada contra el viento y se adentró mar adentro a toda<br />
vela, foque volante a babor. Una plétora de cautivadoras ninfas se acercaron a es-<br />
tribor y a babor y, adueñándose de los lados del espléndido velero, unieron sus<br />
rutilantes formas cual diestro ruedero cuando acopla al cubo de la rueda los radios<br />
equidistantes de los que cada uno es hermano del otro y los fija a todos en un aro<br />
exterior y le da de esta manera alas a los pies de los hombres cuando bien se<br />
levantan en armas o cuando pugnan por la sonrisa de una hermosa dama. De igual<br />
manera llegaban y se acomodaban, esas complacientes ninfas, hermanas impe-<br />
recederas. Y reían y se solazaban en el redondel de su propia espuma: y el velero<br />
cortaba las olas.<br />
Pero la hostia estaba justamente bebiendo lo que me quedaba de la pinta cuando<br />
me veo al paisano levantarse e ir naneando para la puerta, boqueando y resoplando<br />
con hidropesía, y maldiciendo las entrañas de Cromwell, echando sapos y culebras<br />
por la boca, escupiendo y espumajeando yJoe y el pequeño Alf a su alrededor como<br />
duendecillo a ver si lo calmaban.<br />
-Dejadme, dice él.<br />
Y la hostia se llegó hasta la puerta y ellos agarrándolo y vociferando como un<br />
loco:
391<br />
-¡Tres hurras por Israel!<br />
Arrah, para joderse, siéntate y compórtate como es debido y no des el espectáculo.<br />
Recoño, que siempre hay algún payaso que otro armando la de Dios por nada.<br />
Ostras, que te revuelven la cerveza en las tripas, te lo prometo.<br />
Y todos los pillos y guarras del mundo alrededor de la puerta y Martin diciéndole<br />
al calesero que arrancara de una vez y el paisano vociferando y Alf y Joe tratando<br />
de que se callara y en tanto él dándose ínfulas y suelta una parrafada sobre los<br />
judíos y los zánganos pidiendo un discurso y Jack Power tratando de sentarlo en el<br />
coche y de cerrarle la jodida boca y un zángano con un parche en el ojo que<br />
empieza a cantar Si el hombre de la luna fuera judío, judío, judío y una guarra que<br />
salta:<br />
-¡Eh, mister! ¡Que lleva la bragueta abierta!<br />
Y dice él:<br />
-Mendelssohn era judío y Karl Marx y Mercadante y Spinoza. Y el Salvador era<br />
judío y su padre era judío. Vuestro Dios.<br />
-Que no tenía padre, dice Martin. Ya está bien. Arranca de una vez.<br />
-¿El Dios de quién? dice el paisano.<br />
-Bueno, su tío era judío, dice él. Vuestro Dios era judío. Cristo era judío como yo.<br />
Ostras, el paisano se tira para la taberna.<br />
-Por todos los santos, dice él, le parto la cabeza a ese jodido judío por usar el<br />
nombre de Dios en vano. Por todos los santos, que le crucifico van a ver. Trae para<br />
acá la caja de galletas.<br />
-¡Tranquilo! ¡Tranquilo! dice Joe.<br />
Un nutrido y entusiasta grupo de amigos y conocidos de la metrópolis y del gran<br />
Dublín se congregó por miles para decirle adiós a Nagyaságos uram Lipóti Virag,<br />
últimamente con Messrs. Alexander Thom, impresores de Su Majestad, con motivo<br />
de su partida a las tierras lejanas de Százharminczbrojúgulyás-Dugulás (Prado de<br />
Aguas Rumorantes). La ceremonia que se desarrolló con gran éclat se distinguió por<br />
una extraordinaria y emocionante cordialidad. Un pergamino ilustrado de antigua<br />
vitela irlandesa, fruto de artistas irlandeses, le fue entregado al distinguido<br />
fenomenólogo en nombre de un dilatado grupo de la comunidad y acompañado del
392<br />
regalo de un cofrecillo de plata, con exquisito gusto trabajado al estilo del antiguo<br />
ornato celta, un trabajo que honra sobremanera a sus artífices, Messrs. Jacob agus<br />
Jacob. El visitante que se marchaba recibió una calurosa ovación, emocionándose<br />
visiblemente muchos de los allí presentes cuando la selecta orquesta de gaitas<br />
irlandesas acometió la bien conocida melodía de Vuelve a Erín, a la que inmediata-<br />
mente siguió la Marcha de Rakóczsy. Toneles de brea y fogatas se prendieron por<br />
todas las costas de los cuatro mares en las alturas de la Colina de Howth, la<br />
Montaña de las Tres Rocas, Pandeazúcar, Promontorio del Rebuzno, las montañas<br />
de Moume, las Galtees, los picos de Ox y Donegal y Sperrin, las Nagles y las<br />
Bograghs, las colinas de Connemara, las moles de M'Gillicuddy, Montañas Aughty,<br />
Montañas Bemagh y Montañas Bloom. Entre ovaciones que hendían la bóveda<br />
celeste, contestadas por ovaciones en respuesta de una gran aglomeración de<br />
caballeros en las lejanas colinas Cámbricas y Caledonias, el mastodóntico barco de<br />
recreo lentamente se alejó saludado por un último tributo floral de las representantes<br />
del sexo débil que componían un amplio contingente mientras que, según se<br />
desplazaba río abajo, escoltado por una flotilla de gabarras, las banderas de la<br />
Capitanía del Puerto y del edificio de Aduanas fueron inclinadas en señal de saludo<br />
como también lo fueron la de la central eléctrica en Pigeonhouse y la del faro de<br />
Poolbeg. VisszontUtásra, keávés barátom! Visszontlátásra! Se fue pero no se le<br />
olvidó.<br />
Ostras, no había quien le parara hasta que le echó mano a la lata de todas formas y<br />
para fuera que se va con el pequeño Alf pegado y él gritando como un cerdo al que<br />
degüellan, igual que una jodida función en el Queen's Royal Theatre:<br />
-Dónde está que lo mato?<br />
Y Ned y J. J. muertos de risa.<br />
-Menuda trifulca, le digo yo, ahora vendré a tomar la última.<br />
Pero quiso la suerte que el calesero le diera la vuelta al penco para el otro lado y<br />
para delante que se fue.<br />
-Espera, paisano, dice Joe. ¡Quieto!<br />
La hostia levantó la mano y apuntó y la largó. Gracias a Dios que el sol le daba en<br />
los ojos que si no lo deja allí muerto. Ostras, casi la manda al otro lado de Dublín.
393<br />
El jodido penco se asustó y el viejo chucho detrás del coche como alma que lleva el<br />
diablo y toda la chusma gritando y riendo y la jodida lata repiqueteando por toda la<br />
calle.<br />
La catástrofe fue tremenda e instantánea en sus consecuencias. En el observatorio<br />
de Dunsink se registraron en total once sacudidas, todas de cinco grados en la escala<br />
de Mercalli, y nunca se ha registrado hasta ahora un movimiento sísmico igual en<br />
nuestra isla desde el terremoto de 1534, el año de la sublevación del sedoso<br />
Thomas. El epicentro parece que se ha localizado en esa parte de la metrópolis<br />
constituida por el distrito de Inn Quay y la parroquia de Saint Michan cubriendo una<br />
superficie de cuarentaiún acres, cuatro aradas y cinco yardas y media cuadradas.<br />
Todas las residencias señoriales en los alrededores del palacio de justicia se de-<br />
rrumbaron e incluso ese mismo ilustre edificio, en el que en el momento de la<br />
catástrofe importantes debates legales tenían lugar, se ha convertido literalmente en<br />
un conglomerado de ruinas bajo las cuales se teme hayan sido enterrados vivos<br />
todos los ocupantes. Según testigos presenciales parece que los movimientos<br />
sísmicos estuvieron acompañados de una fuerte perturbación atmosférica de<br />
carácter ciclónico. Una prenda para la cabeza que después se ha sabido pertenece al<br />
muy respetado secretario de los tribunales Mr. George Fottrell y un paraguas de<br />
seda con empuñadura de oro con las iniciales, blasón, escudo de armas y número de<br />
la casa grabados del erudito e ilustre presidente de la audiencia provincial Sir<br />
Fredenck Falkiner, magistrado de Dublín, han sido encontrados por equipos de<br />
rescate en apartados lugares de la isla respectivamente, el primero en la tercera<br />
columna basáltica de la manga del gigante, el segundo incrustado a la profundidad<br />
de un pie y tres pulgadas en la playa arenosa de la bahía de Holeopen junto al viejo<br />
promontono de Kinsale. Otros testigos presenciales declaran haber visto un objeto<br />
incandescente de proporciones enormes precipitándose estrepitosamente desde la<br />
atmósfera a una velocidad terrorífica siguiendo la trayectoria oeste sudoeste.<br />
Mensajes de condolencia y pésame se están recibiendo a cada minuto de los cinco<br />
continentes y el sumo pontífice ha tenido a bien disponer que se celebre<br />
simultáneamente una missa pro defunctis especial por los obispos de todas y cada<br />
una de las iglesias catedrales de todas las diócesis episcopales bajo la jurisdicción
394<br />
de la Santa Sede en sufragio de las almas de aquellos fieles muertos que han sido<br />
tan inesperadamente llamados de entre nosotros. Las tareas de salvamento,<br />
extracción de escombros, restos humanos etc. han sido encomendadas a Messrs.<br />
Michael Meade e Hijo, de Great Brunswick Street, 159, y a Messrs. T. y C. Martin,<br />
de North Wall, 77, 78, 79 y 80, ayudados por hombres y oficiales del regimiento de<br />
infantería Duque de Comwall bajo la supervisión general de S.A.R., el<br />
contraalmirante, el honorable Sir Hércules Hannibal Habeas Corpus Anderson,<br />
Caballero de la Orden de la Jarretera, Caballero de la Orden de San Patricio,<br />
Caballero de la Orden de los Templarios, Consejero Privado del Rey, Caballero Co-<br />
mendador de la Orden de Bath, Miembro del Parlamento, juez de Paz, Licenciado<br />
en Medicina, Cruz del Mérito Civil, Cabrón Meritorio Civil, Maestre de la Caza del<br />
Zorro, Miembro de la Real Academia de Irlanda, Licenciado en Derecho, Doctor en<br />
Música, Guardián de la Ley de Ayuda a los Pobres, Miembro del Trinity College de<br />
Dublín, Miembro de la Real Universidad de Irlanda, Miembro del Real Colegio de<br />
Médicos de Irlanda y Miembro del Real Colegio de Cirujanos de Irlanda.<br />
No has visto nada igual en todos los años de tu puñetera vida. Ostras, si le acierta<br />
con ese mamporro en la molondra se acuerda del día que nació, ya lo creo que se<br />
acuerda, pero la hostia al paisano le habrían arrestado por agresión y provocación y<br />
a Joe por colaboración e instigación. El calesero le salvó la vida con una precipitada<br />
carrera tan seguro como que Dios es Dios. ¿Que qué? Recoño, y tanto que lo salvó.<br />
Y dejó una lluvia de improperios tras él.<br />
-¿Lo maté, dice él, o qué?<br />
Y él venga a gritarle al jodido perro:<br />
-¡Anda a por él, Garry! ¡Anda a por él, bonito!<br />
Y lo último que vimos fue al jodido coche perdiéndose por la esquina y el<br />
caracamero dentro gesticulando y el jodido chucho detrás corriendo con las antenas<br />
para atrás que le arrastraban a ver si lo despedazaba. ¡Cien por cinco! Recoño, se las<br />
hizo pagar caras, ya lo creo que sí.<br />
Cuando, hete aquí, que alrededor de ellos apareció un gran resplandor y pudieron<br />
ver cómo la carroza en la que iba ascendía a los cielos. Y le pudieron ver en la<br />
carroza, revestido en la gloria del resplandor, siendo sus vestiduras como de sol,
395<br />
bellas como la luna e imponentes de manera que llenos de miedo no se atrevían a<br />
mirarle. Y del cielo salió una voz que decía: ¡Elías! ¡E&ás! Y Él contestó con<br />
enérgico grito: ¡Abba! ¡Adonai! Y le vieron a Él a Él mismo, ben Bloom Elías, en<br />
medio de una nube de ángeles ascender a la gloria del resplandor en un ángulo de<br />
cuarentaicinco grados sobre el establecimiento de Donohoe en Little Green Street<br />
como lanzado por una bielda.<br />
13<br />
EL atardecer de verano había empezado a envolver el mundo en su misterioso<br />
abrazo. A lo lejos por el oeste el sol se ponía y el último arrebol de un día efurrero<br />
en demasía se entretenía tiernamente sobre el mar y la playa, sobre el orgulloso<br />
promontorio del querido y viejo Howth vigía eterno de las aguas de la bahía, sobre<br />
las rocas de algas tapizadas por toda la marina de Sandymount y, finalmente, pero<br />
no por ello menos, sobre la callada iglesia de donde a veces emanaba sobre la<br />
quietud la voz de una oración a aquella que en su puro esplendor es guía perenne<br />
para el corazón del hombre sacudido por la tormenta, María, estrella de los mares.<br />
Las tres amigas estaban sentadas sobre las rocas, disfrutando del ambiente<br />
crepuscular y del aire, fresco aunque no muy frío. Con harta frecuencia<br />
acostumbraban ir allí a ese su rincón favorito para charlar agradablemente junto a<br />
las chispeantes olas y hablar de cosas de mujeres, Cissy Caffrey y Edy Boardman<br />
con el bebé en el carrito y Tommy y Jacky Caffrey, dos críos de cabellos rizados,<br />
vestidos con trajes de marinero y gorras a juego y el nombre H.M.S. Befeisle estam-<br />
pado en las dos. Porque Tommy y Jacky Caffrey eran mellizos, apenas cuatro años<br />
y muy alborotadores y mimados mellizos que a veces eran pero a pesar de todo una<br />
preciosidad de niños con sus graciosas cantas vivarachas y su aire encantador.<br />
Estaban hurgando en la arena con sus cubos y palas, levantando castillos como<br />
hacen los niños, o jugando con su gran pelota de colores, felices como el viento. Y<br />
Edy Boardman rnecía al mofletudo bebé para allá y para acá en el carrito mientras<br />
el hombrecito echaba sonnsitas de satisfacción. Sólo o tenía once meses y nueve<br />
días y, aunque aún andaba a gatas, ya empezaba a balbucear sus primeras palabras
396<br />
de bebé. Cissy Caffrey se inclinó sobre él para acariciar su carita regordeta y el<br />
precioso hoyuelo de la barbilla.<br />
-Vamos, nenito, dijo Cissy Caffrey. Di fuerte, agua. Quiero agua.<br />
Y el niño chapurreó con ella:<br />
-Ga ga guaba.<br />
Cissy Caffrey abrazó al pequeñín porque a ella le gustaban muchísimo los niños<br />
tan paciente con los malitos y Tommy Caffrey no había modo de que se tomara el<br />
aceite de ricino si no era Cissy Caffrey la que le tapara la nariz y le prometie ra el<br />
piquito de la barra o pan moreno con arrope rubio por encima. ¡Qué capacidad de<br />
persuasión tenía aquella muchacha! Pero la verdad es que el bebé Boardman era un<br />
cielo, un majete con su nuevo babero emperejilado. Nada de esas guapas creídas, a<br />
lo Flora MacFlimsy, era Cissy Caffrey. Una mocita con tanto corazón no se ha visto<br />
nunca, siempre con una sonrisa en sus ojos agitanados y una palabra ocurrente en<br />
sus labios rojos de cereza, una criatura encantadora en sumo grado. Y Edy<br />
Boardman se rió también con la media lengua de su hermanito.<br />
Pero en ese preciso momento hubo un pequeño altercado entre el señorito Tommy<br />
y el señorito Jacky. Los niños siempre serán niños y nuestros dos mellizos no eran<br />
la excepción a esa regla de oro. La manzana de la discordia consistía esta vez en un<br />
castillo de arena que el señorito Jacky había levantado y al que el señorito Tommy<br />
se emperraba había que hacerle mejoras arquitectónicas con una puerta de entrada<br />
como la torre Martello. Pero si el señorito Tommy era testarudo el señorito Jacky<br />
era terco también y, siguiendo la máxima de que la casa de todo irlandesito es su<br />
castillo, se echó sobre su odiado rival pero de tal guisa que el supuesto asaltante<br />
salió trasquilado y (¡pena da contarlo!) el codiciado castillo también. Ni que decir<br />
tiene que los gritos del aturdido señorito Tommy atrajeron la atención de las amigas.<br />
-Ven aquí, Tommy, le llamó su hermana perentoriamente. ¡Ahora mismo! Y tú,<br />
Jacky, vergüenza tenía que darte tirar al pobre Tommy en la arena sucia. Espérate<br />
que te coja.<br />
Con los ojos empañados de lágrimas no derramadas, el señorito Tommy acudió a<br />
la llamada porque las palabras de su hermana grande eran la ley para los mellizos. Y<br />
en penoso estado quedó también después de su tropiezo. El blusoncito de marino y
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sus inmencionables estaban llenos de arena pero Cissy era especialista en el arte de<br />
allanar las pequeñas contrariedades de la vida y en un instante no quedaba ni un gra-<br />
no de arena en el elegante trajecillo. Como los ojos azules aún brillaban con<br />
lágrimas ardientes que querían brotar ella le llenó de besos para disipar el daño y<br />
amenazó con la mano al señorito Jacky el culpable y le dijo que si le pillaba iba a<br />
saber lo que era bueno, los ojos bailándole en advertencia.<br />
-¡Qué Jacky más malo y travieso! gritó.<br />
Rodeó al mannento con el brazo y lo tranquilizó con zalamerías:<br />
-¿Cómo se llama mi niño? ¿Pastelillo de gloria?<br />
-A ver, dime quién es tu novia, habló Edy Boardman. ¿Es Cissy tu novia?<br />
-No, dijo Tommy sollozante.<br />
-¿Es Edy Boardman tu novia? indagó Cissy.<br />
-Que no, dijo Tommy.<br />
Ya sé, dijo Edy Boardman con no excesiva amabilidad con la mirada engurruñada<br />
de sus ojos miopes. Ya sé quién es la novia de Tommy. Gerty es la novia de<br />
Tommy.<br />
-Que no, dijo Tommy a punto de saltársele las lágrimas. El agudo sentido común<br />
de Cissy sospechó lo que iba mal y en voz baja le dijo a Edy Boardman que lo<br />
cogiera y se lo llevará detrás del carrito donde no le viera el señor y tuviera cuidado<br />
no se mojara los zapatos nuevos color canela.<br />
Pero ¿quién era Gerty?<br />
Gerty MacDoweIl que estaba sentada al lado de sus compañeras, ensimismada, su<br />
mirada perdida en la distancia era, en verdad, el más excelente modelo de la<br />
atractiva juventud irlandesa que uno pueda imaginar. Todos cuantos la conocían<br />
admitían manifiestamente su belleza aunque, como la gente decía a menudo, salía<br />
más a los Giltraps que a los MacDowells. Era delgada y garbosa, más bien frágil<br />
aunque esas tabletas gelatinosas de hierro que había estado tomando últimamente<br />
habían obrado maravillas mucho mejor que las píldoras para mujeres de la Viuda<br />
Welch y se encontraba mejor de esos flujos que solía tener y de la sensación de<br />
cansancio. La palidez cérea de su rostro era casi espiritual en su pureza de marfil<br />
aunque su boca de pimpollo era un auténtico arco de Cupido, de perfección griega.
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Las manos eran de alabastro delicadamente jaspeado con dedos alargados y tan<br />
blancas como el zumo de limón y la reina de los ungüentos pudieran ponerlas<br />
aunque no era verdad que se pusiera guantes de cabritilla para dormir ni que tomara<br />
baños de pies con leche. Bertha Supple se lo dijo una vez a Edy Boardman, una<br />
mentira maliciosa, cuando estaba reñida con Gerty (las amigas tenían como es<br />
natural sus pequeñas peleas de vez en cuando como el resto de los mortales) y le<br />
dijo que no dijera a nadie que lo que le contaba se lo había dicho ella que si no no le<br />
volvería a hablar nunca jamás. No. La verdad sea dicha. Había en Gerty un<br />
refinamiento innato, un lánguido hauteur de reina que incuestionablemente se<br />
evidenciaba en sus delicadas manos y en el bien arqueado empeine. Si al menos el<br />
destino propicio la hubiera hecho nacer dama de alta alcurnia por derecho propio y<br />
si al menos hubiera recibido el beneficio de una buena educación Gerty MacDowell<br />
podría fácilmente haber estado a la altura de cualquier señora del país y haberse<br />
visto exquisitamente engalanada con joyas en la frente y próceres pretendientes a<br />
sus pies contendiendo entre ellos por rendirle sus respetos. Y tal vez era eso, el<br />
amor que pudo haber sido, lo que prestaba a su rostro de delicadas facciones en<br />
ocasiones una mirada, tensa y contenida, que confería una extraña y anhelante<br />
cualidad a sus bellos ojos, un embrujo que pocos podían resistir. ¿Por qué hay<br />
mujeres que tienen ese hechizo en los ojos? Los de Gerty eran del azul más azul<br />
irlandés, realzados por unas deslumbrantes pestañas y expresivas cejas oscuras.<br />
Tiempo hubo cuando aquellas cejas no eran seducción sedosa. Fue Madame Vera<br />
Venty, directora de la sección La mujer bella de la Princess Novelette, la primera en<br />
aconsejarle que probara con lápiz de alcohol que prestaba a los ojos esa expresión<br />
perturbadora, tan favorecedora en las dirigentes de la moda, y nunca se había<br />
arrepentido de ello. Luego había sonrojos científicamente curados y cómo ser alta<br />
incremente su estatura y tiene un rostro bello pero ¿qué le pasa a su nariz? Eso le<br />
vendría bien a Mrs. Dignara porque la tenía chata. Pero lo más llamativo de Gerty<br />
era su hermosura de pelo. Era castaño oscuro con ondulación natural. Se lo había<br />
cortado esa misma mañana por aquello de la luna nueva y le caía de la linda<br />
cabecita en una riqueza de mechones desbordantes y también se había cortado las<br />
uñas, el jueves buen día para dinero. Y ahora mismo con las palabras de Edy una
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especie de indiscreto rubor, delicado como el más frágil capullo de rosa, que trepó<br />
hasta sus mejillas, resaltó sus encantos con su dulce timidez de niña que con certeza<br />
la hermosa Irlanda de Dios no podía ofrecer parangón.<br />
Durante un instante guardó silencio con los ojos bajos algo tristes. Estuvo a punto<br />
de replicar pero algo contuvo las palabras en su boca. La inclinación la impulsaba a<br />
hablar: la dignidad le decía que guardara silencio. Los lindos labios se arrugaron<br />
durante un rato pero al instante levantó la mirada y dejó escapar una radiante sonrisa<br />
en la que había toda la frescura de una mañana temprano de mayo. Sabía perfecta-<br />
mente, y nadie mejor que ella, lo que le hacía decir a la atravesada de Edy que era<br />
por él por lo que se estaban enfriando sus atenciones cuando era una simple pelea de<br />
enamorados. Como siempre tenía que haber alguien que le sentara mal que aquel<br />
chico de la bicicleta de una bocacalle de las que dan a London Bridge Road<br />
anduviera siempre pedaleando araba y abajo por delante de su ventana. Sólo que<br />
ahora su padre no le dejaba salir por las tardes para que estudiara fuerte a ver si<br />
ganaba la competición para el premio de fin de curso del Instituto que se estaba<br />
celebrando e iba a ir a Trinity College a estudiar para médico cuando terminara el<br />
bachiller como su hermano W. E. Wylie que corría en las carreras de bicicletas de<br />
Trnity College University. Poco interés mostraba él quizá por lo que ella sentía, ese<br />
vacío sordo y punzante en su corazón a veces, que le llegaba hasta lo más profundo.<br />
Sin embargo él era joven y por ventura aprendería a amarla con el tiempo. Eran<br />
protestantes en su familia y desde luego Gerty sabía Quién venía primero y después<br />
de Él la Santísima Virgen y luego San José. Sin embargo nadie podía negar que era<br />
guapo con una nariz perfecta y su aspecto decía lo que era, todo un caballero, la<br />
forma de su cabeza también por detrás sin la gorra puesta que ella distinguiría en<br />
cualquier lugar pues no era corriente y la manera como daba la vuelta en bicicleta a<br />
la farola suelto de manos y también el olor agradable de aquellos cigarrillos caros y<br />
además los dos tenían la misma estatura también él y ella y por eso era por lo que<br />
Edy Boardman pensaba que era tremendamente lista porque él no iba a pedalear<br />
arriba y abajo por delante de su trocito de jardín.<br />
Gerty iba vestida con sencillez pero con el gusto instintivo de una devo ta de la<br />
Diosa de la Moda porque tenía la corazonada de que había una posibilidad de que él
400<br />
pudiera estar por allí. Una blusa limpia azul eléctrico teñida a mano con tinte Dolly<br />
(porque se suponía en el Lady's Pictorial que el azul eléctrico se llevaría) con una<br />
elegante abertura en uve hasta la canal y un bolsillo delantero (en el que siempre<br />
guardaba un poquito de algodón perfumado con su perfume favorito porque el<br />
pañuelo estropeaba la hechura) y una falda tres cuartos azul marino bien ajustada<br />
mostraba su esbelta y grácil figura a la perfección. Llevaba una preciosidad de som-<br />
brerito coqueto de ancha ala la parte de abajo de paja negra adomada con un reborde<br />
de azul huevo y en el lado un lazo de pajarita de seda a tono. Toda la tarde del<br />
martes pasado se la pasó a la búsqueda de algo que casara con aquella felpilla hasta<br />
que al fin encontró lo que buscaba en las rebajas de verano de Clery, justo lo que<br />
necesitaba, un poco estropeado pero que no se notaba, siete dedos dos chelines y un<br />
penique. Ella sola hizo todos los arreglos y ¡qué felicidad cuando se lo probó,<br />
sonriendo a la encantadora imagen que el espejo le daba de ella! Y cuando lo puso<br />
sobre la jarra del agua para que mantuviera la forma sabía que eclipsaría a más de<br />
una que ella se sabía. Los zapatos eran lo último en calzado (Edy Boardman se las<br />
daba de que era petite pero ni comparación con el pie de Gerty MacDowell, un<br />
treinta y cinco, que más quisiera) con punteras de charol y nada más que una<br />
preciosa hebilla en lo alto del bien arqueado empeine. Los bien moldeados tobillos<br />
lucían sus perfectas proporciones por debajo de la falda y sólo lo justo y no más de<br />
sus torneadas piernas cubiertas con finas medias de talones reforzados y anchas<br />
ligas. En cuanto a la ropa interior era una de las preocupaciones más importantes de<br />
Gerty y ¿quién que conozca las palpitantes esperanzas y temores de los almibarados<br />
diecisiete (aunque Gerty no volvería a cumplir los diecisiete) puede con la mano en<br />
el corazón reprocharla? Tenía cuatro juegos que eran una preciosidad de labor de<br />
aguja, con tres prendas y camisones aparte, y cada juego llevaba su pasacintas con<br />
sus diferentes colores, rosa, azul celeste, malva y verde claro, que ella misma oreaba<br />
y ponía en azulete cuando volvían a casa de lavar y los planchaba y tenía un trozo<br />
de ladrillo para apoyar la plancha porque no se fiaba de las lavanderas que eran<br />
capaces de quemar las cosas. Llevaba puesto el azul para que le diera suerte,<br />
esperando contra toda esperanza, su color preferido y le daba también suerte a una<br />
novia tener un trocito de azul encima por algún sitio porque el verde que llevaba
401<br />
aquel día de aquella semana trajo aflicción ya que su padre lo metió a estudiar para<br />
el premio del Instituto y porque pensó que él pudiera andar por ahí porque cuando<br />
se estaba vistiendo aquella mañana casi se las pone del revés y eso daba buena<br />
suerte y favorecía el encuentro de enamorados si te pones esas cosas del revés o si<br />
se desatan es porque él está pensando en ti siempre que no sea viernes.<br />
¡Y sin embargo - sin embargo! ¡Esa mirada de cansancio en el rostro! Una pena<br />
que la corroe sin cesar. Es su alma la que se asoma a sus ojos y daría este mundo y<br />
el otro por estar en la intimidad de su aposento de siempre donde, abandonándose a<br />
las lágrimas, pudiera llorar cuanto quisiera y dar rienda suelta a su emoción<br />
contenida aunque no demasiado porque ella sabía cómo llorar atractivamente<br />
delante del espejo. Eres encantadora, Gerty, le decía. La luz amarillenta del<br />
atardecer cae sobre un rostro infinitamente triste y ansioso. Gerty MacDowell ansía<br />
en vano. Sí, ella había sabido desde un principio que su soñar despierto sobre el<br />
matrimonio ha sido fijado y que las campanas de boda al vuelo por Mrs. Reggy<br />
Wylie Trinity College, Dublín (porque la que se casara con el hermano mayor sería<br />
la Mrs. Wylie) y que en los ecos de sociedad de los periódicos Mrs. Gertrude Wylie<br />
llevaba una suntuosa creación en gris adomada con costoso zorro azul nunca se<br />
realizaría. Él era demasiado joven para entender. Él no quería creer en el amor,<br />
patrimonio de la mujer. La noche de la fiesta hace ya tiempo en casa de los Stoers<br />
(aún llevaba él pantalones cortos) cuando se quedaron a solas y él escurrió un brazo<br />
alrededor de su cintura ella palideció hasta en los labios. La llamó pequeña en una<br />
extraña y áspera voz y le robó un medio beso (¡el primero!) pero fue sólo en la<br />
punta de la nariz y luego se precipitó fuera de la habitación con un comentario sobre<br />
refrescos. ¡Muchacho impetuoso! Firmeza de carácter nunca había sido el sello<br />
distintivo de Reggy Wylie y el que corteje y conquiste a Gerty MacDowell tiene que<br />
ser un hombre hecho y derecho. Pero esperar, siempre esperar a ser solicitada y<br />
además era año bisiesto y pronto se acabaría. Nada de príncipe azul era su ideal para<br />
ella que rindiera a sus pies un amor fantástico y extraordinario sino que prefería un<br />
hombre varonil con un rostro sereno y enérgico que no hubiera encontrado su ideal,<br />
quizá con el pelo ligeramente moteado de gris, y que fuera comprensivo, que la<br />
tomara en sus brazos protectores, que la estrechara contra él con toda la fuerza de su
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naturaleza profundamente apasionada y que la reconfortara con un largo largo beso.<br />
Sería como si la transportara al cielo. Por alguien así es por quien suspira este<br />
atardecer fragante de verano. Con todo su corazón ella desea ser sólo suya, su<br />
prometida en la riqueza y en la pobreza, en la enfermedad y con salud, hasta que la<br />
muerte a los dos nos separe, de ahora para siempre.<br />
Y mientras que Edy Boardman estaba con el pequeño Tommy detrás del carrito<br />
ella pensaba precisamente si llegaría el día en que pudiera llamarse su futura<br />
mujercita. Entonces podrían hablar de ella lo que quisieran, Bertha Supple también,<br />
y Edy, malas pulgas, porque ella cumpliría veintidós en noviembre. Ella cuidaría de<br />
él haciendo la vida material más confortable además porque Gerty tenía un natural<br />
muy femenino y sabía que a cualquier hombre le gusta esa sensación hogareña. Sus<br />
pasteles al homo cocidos hasta que toman ese color tostado y su pudín reina Ana de<br />
una cremosidad deliciosa habían merecido calurosos elogios de todos porque ella<br />
tenía muy buena mano incluso para encender el fuego, para temer la harina fina con<br />
levadura y remover siempre en la misma dirección, después desnatar la leche y el<br />
azúcar y batir bien las claras de los huevos aunque a ella no le gustaba tanto la parte<br />
de comérselo cuando había gente delante que la ponía colorada y a menudo se<br />
preguntaba por qué no se pueden comer cosas más poéticas como violetas o rosas y<br />
tendrían un salón bellamente montado con cuadros y grabados y la foto del precioso<br />
perro del abuelito Giltrap Gartyowen que no le falta más que hablar y fundas de<br />
cretona para las sillas y aquella rejilla de plata para tostadas en las liquidaciones de<br />
verano de Clery como las que tienen en las casas de los ricos. Él sería alto de anchas<br />
espaldas (siempre había admirado a los hombres altos para marido) con dientes<br />
blancos resplandecientes bajo unos mostachos retorcidos cuidadosamente<br />
recortados y viajarían por Europa en su luna de miel (¡tres semanas maravillosas!) y<br />
luego, cuando se asentaran en su acogedora y monísima casa, todas las mañanas se<br />
tomarían su desayuno, sencillo pero muy bien presentado, sólo para ellos dos y<br />
antes de que saliera para su trabajo él le daría a su mujercita un efusivo abrazo y la<br />
miraría por un instante en lo más profundo de sus ojos.<br />
Edy Boardman le preguntó a Tommy Caffrey si había terminado y él dijo que sí<br />
de modo que entonces le abotonó sus pantaloncitos bombachos y le dijo que echara
403<br />
a correr y se pusiera a jugar con Jacky y que fuera bueno y no se pelea ra. Pero<br />
Tommy dijo que quería la pelota y Edy le dijo no que el bebé estaba jugando con la<br />
pelota y que si se la cogía se iba a armar la manmorena pero Tommy dijo que era su<br />
pelota y que quería su pelota y dio patadas en el suelo, no faltaba más. ¡Qué genio!<br />
Vaya, era ya un hombre el pequeño Tommy Caffey desde que le quitaron el babero.<br />
Edy le dijo no y no y que se fuera ahora mismo y le dijo a Cissy Caffrey que no le<br />
hiciera caso.<br />
-Tú no eres mi hermana, dijo el travieso Tonuny. Es mi pelota.<br />
Pero Cissy Caffrey le dijo al bebé Boardman que mirara para arriba, que mirara<br />
arriba a lo alto a su dedo y le quitó la pelota en seguida y la lanzó por la arena y<br />
Tommy echó a correr detrás, habiéndose salido con la suya.<br />
-Cualquier cosa con tal de tener un poco de tranquilidad, se rió Ciss.<br />
Y le cosquilleó al nenito en las mejillas a ver si se olvidaba y jugó con él al éste<br />
puso un huevo, éste lo frió, éste le echó la sal, éste lo probó y este pícaro gordo se lo<br />
comió, se lo comió, se lo comió. Pero Edy se puso como un demonio porque<br />
siempre tenía que hacer su real gana porque todo el mundo lo mimaba.<br />
-Me gustaría darle una buena, dijo ella, y tanto que me gustaría, donde yo me sé.<br />
-En el culito, se rió Cissy con ganas.<br />
Gerty MacDowell bajó la cabeza y se puso colorada de sólo pensar que Cissy<br />
había dicho algo tan impropio en voz alta que a ella se le caería la cara de vergüenza<br />
decirlo, ruborizándose con un intenso rojo sonrosado, y Edy Boardman dijo que<br />
estaba segura de que aquel señor de enfrente había oído lo que había dicho. Pero a<br />
Ciss le importaba un bledo.<br />
-¡Deja que lo oiga! dijo ella con una descarada sacudida de la cabeza y un<br />
respingo indecente de la nariz. Y se la doy también a él en el mismo sitio en un<br />
periquete.<br />
Esa chorlito de Ciss con sus rizos de muñeca de trapo. A veces te tienes que reír<br />
con ella. Por ejemplo cuando te preguntaba si querías más té chino y combota de<br />
morueca o también cuando se pintaba los cacharros también y las caras de hombres<br />
en las uñas con tinta roja era para partirse o cuando quería ir a donde ya sabes y<br />
decía que quería ir corriendo a hacerle una visita al señor Roca. Eso era muy del
404<br />
estilo de Chachacissy. Ay, y te acuerdas de la noche que se puso el traje y el<br />
sombrero de su padre y un bigote con corcho quemado y se recorrió todo Tritonville<br />
Road, fumándose un cigarrillo. No había quien la igualara en payasadas. Pero era la<br />
sinceridad personificada, una de las personas más denodadas y honradas que te<br />
puedas echar a la cara, nada de esas suavonas que dan grima.<br />
Y sucedió que llegó por el aire el rumor de voces y la antífona cadenciosa del<br />
órgano. Era el retiro de abstinencia para hombres dirigido por el misionero, el<br />
reverendo John Hughes, S .J., rosario, sermón y bendición con el Santísimo. Se<br />
habían reunido allí todos sin distinción de clases sociales (era un espectáculo de lo<br />
más edificante de ver) en aquel sencillo santuario junto al mar, tras las tormentas de<br />
este miserable mundo, arrodillados a las plantas de la inmaculada, recitando la<br />
letanía de Nuestra Señora de Loreto, suplicándole que intercediera por ellos, las<br />
viejas palabras, santa María, santa Virgen de las vírgenes. ¡Qué triste para los oídos<br />
de la pobre Gerty! Si al menos su padre hubiera evitado caer en las garras del<br />
demonio de la bebida, haciendo la promesa de dejar de beber o aquel bebedizo para<br />
tomar que curaba el hábito de la bebida que se anunciaba en el Tearson's Weekly,<br />
podría ella ahora nadar en la abundancia, sin tener que envidiar a nadie. Una y otra<br />
vez se había dicho eso mientras pensaba junto a las brasas moribundas sumida en<br />
negras cavilaciones sin la lámpara porque odiaba tener dos luces o a menudo<br />
mientras miraba por la ventana ensoñadoramente durante horas a la lluvia que caía<br />
en el cubo herrumbroso, pensando. Sin embargo esa vil decocción que había<br />
arruinado tantos hogares y casas había ensombrecido los días de su niñez. Es más,<br />
ella misma había presenciado en el seno familiar actos de violencia a los que da<br />
lugar la intemperancia y había visto a su propio padre, presa de la cólera de la<br />
intoxicación, fuera de sí porque si había una sola cosa en el mundo de la que Gerty<br />
estaba cierta era que el hombre que levanta la mano a una mujer menos cua ndo es<br />
por cariño, merece ser catalogado como de la calaña más baja.<br />
Y aún seguían cantando las voces en súplica a la Virgen poderosa, Virgen<br />
clementísima. Y Gerty, absorta en sus pensamientos, apenas si veía u oía a sus<br />
compañeras ni a los mellizos en sus piruetas infantiles ni al señor por allí por<br />
Sandymount Green que Cissy Caffrey decía que parecía muy suyo que andaba por
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la playa dando un paseo. Nunca se le veía de ninguna manera bebido pero con todo<br />
y eso a ella no le gustaría por padre porque era demasiado viejo o algo por el estilo<br />
o por su cara (era un caso palpable de Doctor Fell) o por la nariz carbuncal llena de<br />
granos y su bigote arenoso un poco blanco por debajo de la nariz. ¡Pobre padre! A<br />
pesar de sus defectos ella lo quería cuando cantaba Dime, Mary, cómo he de<br />
cortejarte o Mi amory mi cabaña junto a Rochelle y tenían berberechos cocidos y<br />
lechuga con aliño de Lazenby para cenar y cuando él cantó Ha salido la luna con<br />
Mr. Dignam que munó repentinamente y lo enterraron, Dios le haya tenido<br />
misericordia, de un ataque al corazón. Era el cumpleaños de su madre y Charley<br />
estaba en casa de vacaciones y Tom y Mr. Dignam y la señora y Patsy y Freddy<br />
Dignam y querían hacerse una foto en grupo. Nadie hubiera pensado que estaba tan<br />
cerca el final. Ahora ya está descansando. Y su madre le dijo que le sirviera de<br />
advertencia durante el resto de sus días y no pudo ni siquiera ir al funeral a causa de<br />
la gota y ella tuvo que ir al centro a traerle las cartas y las muestras de su oficina del<br />
linóleo de Catesby, diseños tipo, artísticos, dignos de un palacio, magníficos<br />
resultados y siempre resplandeciente y alegre en el hogar.<br />
Una hija de verdad y buena era Gerty igual que una segunda madre en la casa, un<br />
ángel protector también con un corazoncito que valía su peso en oro. Y cuando su<br />
madre tenía esos enojosos dolores de cabeza enloquecedores quién sino Gerty era la<br />
que le frotaba la frente con una barra de mentol aunque no le gustaba que su madre<br />
tomara un pellizco de rapé y ésa era la única cosa por la que alguna vez habían te-<br />
nido una palabra de más, por tomar rapé. Todo el mundo se deshacía en alabanzas<br />
de ella por sus finas maneras. Era Gerty la que cerraba la llave de paso del gas todas<br />
las noches y Gerty también la que pegaba en la pared de ese sitio donde nunca<br />
olvidaba cada quince días el cloruro de cal el almanaque de Navidad del tendero<br />
Mr. Tunney, la estampa de los días de alción donde un joven caballero con atuendo<br />
de aquellos tiempos y sombrero de tres picos ofrecía un puñado de flores a su<br />
amada con la caballerosidad de épocas pasadas a través de la ventana con enrejado.<br />
Se podía ver que había alguna historia detrás. El colorido estaba tratado de una ma-<br />
nera deliciosa. Ella iba de blanco suave ceñido en una postura estudiada y el<br />
caballero iba de chocolate y tenía aspecto de verdadero aristócrata. Ella a menudo
406<br />
los miraba ensoñadoramente cuando iba allí a cumplir ciertas funciones y se tocaba<br />
sus propios brazos blancos y suaves como los de ella con las mangas remangadas y<br />
pensaba en aquellos tiempos porque había averiguado en el diccionario de<br />
pronunciación de Walker que pertenecía a su abuelito Giltrap lo de los días de<br />
alción lo que significaba.<br />
Los mellizos jugaban ahora de la manera más correcta y fratemal hasta que al fin<br />
el señorito Jacky que tenía la cara como el cemento y no había modo de meterlo en<br />
cintura a cosa hecha le dio una patada a la pelota con todas sus fuerzas hacia allá<br />
abajo a las rocas con algas. Ni que decir tiene que al pobre Tommy le faltó tiempo<br />
para pregonar su consternación pero por suerte el señor de negro que estaba sentado<br />
allí solo vino galantemente en auxilio e interceptó la pelota. Nuestros dos<br />
campeones reclamaron su juguete con fuertes gritos y para evitar complicaciones<br />
Cissy Caffrey le dijo al señor que se la echara a ella por favor. El señor apuntó con<br />
la pelota una o dos veces y luego la echó playa arriba hacia Cissy Caffrey pero rodó<br />
cuesta abajo y vino a parar bajo la falda de Gerty al lado del charco junto a la roca.<br />
Los mellizos la reclamaron a voces otra vez y Cissy le dijo que le diera un puntapié<br />
y que se pelearan por ella de modo que Gerty echó para atrás el pie aunque hubiera<br />
deseado que su estúpida pelota no hubiera llegado rodando hasta ella y le tiró una<br />
patada pero falló y Edy y Cissy se rieron.<br />
-Si te equivocas inténtalo de nuevo, dijo Edy Boardman.<br />
Gerty asintió con una sonrisa y se mordió el labio. Un suave sonrosado le subió<br />
hasta las preciosas mejillas pero estaba<br />
dispuesta a que vieran de modo que se levantó la falda un poco nada más que lo<br />
necesario y apuntó bien y le dio a la pelota un buen puntapié y la mandó bien lejos y<br />
los dos mellizos detrás de ella para abajo hasta los guijarros de la orilla. Pura<br />
envidia desde luego no era otra cosa para llamar la atención del señor que miraba<br />
desde el otro lado. Ella sintió el cálido rubor, una señal peligrosa siempre en Gerty<br />
MacDowell, encrespándose y flameando en sus mejillas. Hasta entonces habían sólo<br />
intercambiado miradas de lo más casuales pero ahora bajo el ala de su sombrero<br />
nuevo se aventuró a mirarle y el rostro que encontró su mirada allí en el crepúsculo,<br />
macilento y extrañamente tenso, le pareció el más triste que jamás hubiera visto.
407<br />
A través del ventanal abierto de la iglesia el incienso fragante flotaba y con él los<br />
nombres fragantes de aquella que había sido concebida sin mancha de pecado<br />
original, vaso espiritual, ruega por nosotros, vaso honorable, ruega por nosotros,<br />
vaso de singular devoción, ruega por nosotros, rosa mística. Y allí había corazones<br />
abatidos por las preocupaciones y afanosos por el pan de cada día y muchos que<br />
habían errado y caminado sin rumbo, sus ojos húmedos de contrición pero a pesar<br />
de todo resplandecientes de esperanza porque el reverendo padre el Padre Hugues<br />
les había contado lo que el gran San Bernardo decía en su famosa plegaria a María,<br />
el poder intercesorio de la piadosísima Virgen que nunca en todos los tiempos se<br />
había sabido que quien imploraba su protección poderosa fuera jamás abandonado<br />
por ella.<br />
Los mellizos jugaban ahora de nuevo muy alegremente porque las complicaciones<br />
de la niñez son tan pasajeras como los chaparrones de verano. Cissy Caffrey jugaba<br />
con el bebé Boardman hasta que éste balbució de regocijo, palmoteando al aire. Pío<br />
exclamaba ella detrás de la capota del carrito y Edy preguntaba dónde se había ido<br />
Cissy y entonces Cissy asomó de repente la cabeza y exclamó ¡tras! y, vamos ¡hay<br />
que ver lo que se divertía el chavalín! Y entonces le pedía que dijera papá.<br />
-Di papá, nene. Di pa pa pa pa pa pa pa.<br />
Y el bebé haciendo lo imposible por decirlo porque era muy inteligente para once<br />
meses todo el mundo lo decía y grande para su edad y un dechado de salud, la cosa<br />
más linda que se pueda uno echar a los ojos, y desde luego que llegaría a ser algo<br />
grande, decían.<br />
-Ajo ya ya ajo.<br />
Cissy le limpió la boquita con el babero y quiso hacer que se sentara derecho y<br />
que dijera pa pa pa pero cuando le desató la correa exclamó, san Antonio bendito,<br />
estaba empapado y había que darle la vuelta a la media manta que tenía deba jo.<br />
Desde luego que su majestad el bebé estuvo muy protestón mientras se realizaban<br />
las labores de aseo y se lo hizo saber a todo el mundo:<br />
Jabaa baaaajabaaa baaaa.<br />
Y dos lagrimones enormes adorables corriéronle por las mejillas. No había<br />
manera de apaciguarlo con no, nene, mi niño, no y decirle arre, arre borriquito y
408<br />
dónde estaba el chacachá pero Ciss, siempre atenta, le puso en la boca la tetilla del<br />
biberón y el pequeño granujilla rápidamente se tranquilizó.<br />
Gerty hubiera dado algo porque se llevaran de una vez de allí al niño berreón a<br />
casa que la estaba poniendo enferma, no era hora de estar en la calle, y a los<br />
mocosillos de los mellizos. Y contempló el mar lejano. Era como las pinturas que<br />
aquel hombre solía hacer en la acera con todas sus tizas de colores y qué pena<br />
dejarlas además allí para que se borraran del todo, la noche y las nubes que llegaban<br />
y el faro de Bailey en Howth y oír una música como ésa y el perfume del incienso<br />
que quemaban en la iglesia como una especie de ráfaga. Y al mirar su corazón se<br />
puso que se le salía por la boca. Sí, era a ella a quien miraba, y había intención en su<br />
mirada. Sus ojos la quemaban como si quisieran sondearla en toda su extensión, leer<br />
hasta en su alma. Ojos maravillosos eran aquellos, extraordinariamente expresivos,<br />
pero teran de fiar? La gente era tan rara. Podía distinguir fácilmente por sus ojos<br />
oscuros y su rostro pálido e intelectual que era extranjero, reflejo exacto de la foto<br />
que ella tenía de Martin Harvey, el ídolo de la matinée, a no ser por el bigote que<br />
ella prefería porque no estaba loca por el teatro como Winny Rippingham que<br />
quería que las dos vistieran siempre iguales por aquello de una obra de teatro pero<br />
no podía distinguir si tenía la nariz aquilina o ligeramente retroussé a causa de la<br />
distancia a la que estaba sentado. Iba de luto riguroso, eso se veía, y la historia de<br />
amarga pena la llevaba escrita en la cara. Ella hubiera dado este mundo y el otro por<br />
saber cuál era. Miraba hacia ella con tal intensidad, con tal serenidad, y la vio darle<br />
la patada a la pelota y quizá pudiera ver las hebillas de acero brillante de sus zapatos<br />
si los columpiaba de esa manera pensativa con las puntas hacia abajo. Se alegraba<br />
de que algo le había dicho que se pusiera las medias transparentes pensando que<br />
Reggy Wylie anduviera por allí pero eso estaba ya pasado. Aquí tenía aquello en lo<br />
que tantas veces había soñado. Era él el que importaba y había dicha en su mirada<br />
porque lo quería porque sentía instintivamente que no era como otro cualquiera. Lo<br />
más hondo de su corazón de mujer-niña iba en busca de él, el esposo de sus sueños,<br />
porque supo al instante que era él. Si había sufrido, más ofendido que ofensor, o<br />
incluso, incluso, si él mismo había sido pecador, un hombre malvado, no importaba.<br />
Incluso si era protestante o metodista podría convertirlo fácilmente si ver-
409<br />
daderamente la amaba. Había heridas que debían curarse con el bálsamo del<br />
corazón. Ella era una mujer muy mujer no como otras chicas casquivanas poco<br />
femeninas que él hubiera conocido, esas ciclistas presumiendo de lo que no tienen y<br />
ella ansiaba conocerlo todo, perdonarlo todo si pudiera hacer que se enamorara de<br />
ella, que olvidara los recuerdos del pasado. Entonces tal vez la abrazaría con<br />
ternura, como un verdadero hombre, oprimiendo su cuerpo suave contra él, y la<br />
amaría, su niñita, para ella sólo.<br />
Refugio de pecadores. Consuelo de los afligidos. Ora pro nobis. Con razón se ha<br />
dicho que quienquiera que le rece con fe y constancia nunca se sentirá perdido ni<br />
abandonado: y muy oportunamente es también puerto de refugio para los afligidos a<br />
causa de los siete dolores que le traspasaron el corazón. Gerty podía imaginarse<br />
todo el ambiente en la iglesia, las vidrieras iluminadas, las velas, las flores y los<br />
estandartes azules de la cofradía de la Santísima Virgen y el Padre Conroy ayudaba<br />
al Canónigo O'Hanlon en el altar, llevando y trayendo cosas con los ojos bajos.<br />
Parecía casi un santo y su confesionario estaba tan tranquilo y limpio y oscuro y sus<br />
manos eran como de blanca cera y si ella algún día se metía a monja dominica con<br />
sus hábitos blancos quizá viniera él al convento para la novena de Santo Domingo.<br />
Le dijo aquella vez que ella le habló de aquello en confesión, poniéndose colorada<br />
hasta la raíz del pelo por temor a que pudiera verla, que no se preocupara porque<br />
eso era sólo la voz de la naturaleza y que todos estábamos sujetos a las leyes de la<br />
naturaleza, dijo, en esta vida y que eso no era pecado porque eso provenía de la<br />
naturaleza de la mujer instituida por Dios, dijo, y que Nuestra Señora misma le dijo<br />
al arcángel Gabriel hágase en mí según Tu Palabra. Era tan bondadoso y santo y una<br />
y otra vez había pensado y pensado que podría hacerle un cubretetera acolchado con<br />
un diseño floral bordado para él de regalo o un reloj pero ya tenían un reloj había<br />
observado encima de la repisa de la chimenea blanco y oro con un canario que salía<br />
de una casita para dar la hora el día que fue allí por lo de las flores para la adoración<br />
de las cuarenta horas porque era diñcil saber qué clase de regalo hacerle o quizá un<br />
álbum de vistas coloreadas de Dublín o de algún lugar.<br />
Los irritantes mocosflos de los mellizos empezaron a pelear otra vez y Jacky tiró<br />
la pelota para el mar y los dos echaron a correr detrás. Pequeños macacos más
410<br />
pesados que el plomo. Tendrían que cogerlos y darles una buena tunda a ver si<br />
aprendían a comportarse, el par de ellos. Y Cissy y Edy les gritaban que volvieran<br />
porque les daba miedo que pudiera cogerles la marea y se ahogaran.<br />
-¡Jacky! ¡Tommy!<br />
¡Ni caso! ¡Como si no fuera con ellos! De modo que Cissy dijo que era la última<br />
vez que los sacaba. Se levantó de un salto y los llamó y echó a correr pendiente<br />
abajo por delante de él, echándose el pelo para atrás que tenía un color más que<br />
pasable si al menos hubiera sido más abundante pero con todos los potingues esos<br />
que siempre se estaba dando no conseguía tenerlo largo porque no era natural de<br />
modo que lo más que podía hacer era darlo por perdido. Corría con largas zancadas<br />
de ganso un milagro que no se le rasgara la falda por los lados que le quedaba<br />
demasiado estrecha porque tenía bastante de marimacho Cissy Caffrey y era muy<br />
echada para delante cuando creía que había una buena oportunidad de presumir y<br />
precisamente porque era una buena corredora coma de esa manera para que él viera<br />
el remate de las enaguas al correr y las pantorrillas delgaduchas tan arriba como<br />
fuera posible. Le hubiera estado bien merecido si hubiera tropezado con algo sin<br />
querer adrede con tacones altos de carrete torcidos que llevaba para parecer más alta<br />
y se hubiera dado un buen batacazo. Tableau! Eso sí que habría sido una graciosa<br />
expose para que un señor como ése lo observara.<br />
Reina de los ángeles, reina de los patriarcas, reina de los profetas, de todos los<br />
santos, rezaban, reina del santísimo rosano y entonces el Padre Conroy le pasó el<br />
turíbulo al Canónigo O'Hanlon y éste echó dentro el incienso e incensó al Santísimo<br />
y Cissy Caffrey cogió a los dos mellizos y estaba rabiando por darles un tortazo<br />
bien sonoro en la oreja pero no se lo dio porque pensó que él podría estar mirando<br />
pero no podía estar más equivocada porque Gerty podía ver sin mirar que no le<br />
quitaba los ojos de encima a ella y entonces el Canónigo O'Hanlon pasó de nuevo el<br />
turíbulo al Padre Conroy y se arrodilló mirando para arriba al Santísimo y el coro<br />
empezó a cantar el Tantum ergo y ella columpiaba el pie para dentro y para fuera al<br />
mismo tiempo que la música subía y bajaba con el tantumergosa tramen tum. Tres<br />
chelines con once le costaron esas medias en Sparrow de George Street el martes,<br />
no el lunes santo y no tenían ni un desperfecto y eso era lo que él estaba mirando,
411<br />
transparentes, y no a las insignificantes de la otra que no tenían ni forma ni con-<br />
textura (¡qué descaro!) porque tenía ojos para notar la diferencia por sí mismo.<br />
Cissy venía para arriba por la playa con los dos mellizos y la pelota con el<br />
sombrero puesto de cualquier manera ladeado después de la carrera y la verdad que<br />
parecía una maruja tirando de los dos críos con aquel pingo de blusa que compró<br />
hacía sólo dos semanas como un guiñapo y un pico de las enaguas asomando algo<br />
cancaturesco. Gerty se quitó un momento el sombrero para arreglarse el pelo y una<br />
cabeza más bonita, más primorosa de mechones castañoclaros jamás se había visto<br />
sobre hombros de mujer - una pequeña belleza radiante, en verdad, casi<br />
enloquecedora en su dulzura. Tendría uno que viajar muchas y largas millas para<br />
encontrar una mata de pelo como ésa. Podía casi ver la respuesta rápida instantánea<br />
de admiración en los ojos de él que la estremeció en todo su ser. Se puso el<br />
sombrero de modo que pudiera ver por debajo del ala y columpió el zapato hebilla-<br />
do más deprisa pues se le cortó la respiración cuando advirtió la expresión de sus<br />
ojos. La acechaba como la serpiente acecha a su presa. Su instinto de mujer le decía<br />
que le había metido el demonio dentro y al pensarlo un ardor escarlata la recorrió de<br />
la garganta a la frente hasta que el delicioso color de su cara se tornó en un rosado<br />
glorioso.<br />
Edy Boardman lo estaba notando también porque miraba a hurtadillas a Gerty,<br />
medio riendo, con las gafas como de vieja solterona, haciendo como que cuidaba<br />
del bebé. Una sabandija insoportable es lo que era y siempre lo sería y por eso nadie<br />
se llevaba bien con ella metiendo las narices donde no la llamaban. Y le dijo a<br />
Gerty:<br />
-¿A ver si acierto en qué estás pensando?<br />
-¿Qué? replicó Gerty con una sonrisa incrementada con la blancura de los dientes.<br />
Me estaba preguntando si sería tarde.<br />
Porque le pedía al cielo que se llevaran a los mellizos mequetrefes y al rorro a<br />
casa y dejaran de enredar de modo que por eso había tirado la indirecta de que era<br />
tarde. Y cuando Cissy subió Edy le preguntó la hora y Miss Cissy, con toda la labia<br />
del mundo, dijo que eran las besa y media, hora de besar de nuevo. Pero Edy la<br />
quería saber porque les dijeron que volvieran temprano.
412<br />
-Espera, dijo Cissy, voy corriendo a preguntarle a tío Perico qué hora es por su<br />
pitito.<br />
De modo que allá que se va y cuando él la vio venir ella le vio sacarse la mano del<br />
bolsillo, que se ponía nervioso, y que empezaba a jugar con la cadena del reloj,<br />
mirando en dirección a la iglesia. Aunque él era de naturaleza apasionada Gerty vio<br />
que tenía un enorme control de sí mismo. Un instante antes allí estaba él, fascinado<br />
por una belleza que le hacía mirar, y al instante siguiente volvía a ser el señor<br />
apacible de rostro serio, el autocontrol reflejado en cada surco de su distinguida<br />
figura.<br />
Cissy dijo que la disculpara si le importaría por favor decirle la hora exacta y<br />
Gerty vio cómo sacaba el reloj, lo escuchaba y miraba para arriba y se aclaraba la<br />
garganta y dijo que lo sentía que se le había parado el reloj pero que pensa ba que<br />
debían de ser las ocho pasadas porque el sol se había metido. Había en su voz un<br />
toque refinado y aunque hablaba con acento cuidado había un asomo de temblor en<br />
su tono meloso. Cissy dijo gracias y volvió con la lengua fuera y dijo que el tío<br />
decía que no le funcionaba el caño.<br />
Luego cantaron la segunda estrofa del Tantum ergo y el Canónigo O'Hanlon se<br />
levantó otra vez e incensó el Santísimo y se arrodilló y le dijo al Padre Conroy que<br />
una de las velas estaba a punto de prenderle fuego a las flores y el Padre Conroy se<br />
levantó y lo arregló convenientemente y ella veía cómo el señor le daba cuerda al<br />
reloj y escuchaba a ver si funcionaba y columpió más la pierna para dentro y para<br />
fuera al mismo tiempo. Estaba oscureciendo pero él podía ver y estuvo mirando<br />
todo el tiempo que le estuvo dando cuerda al reloj o lo que le estuviera haciendo y<br />
luego se lo volvió a guardar y se metió las manos en los bolsillos. Sintió como una<br />
sensación que la embargaba por completo y lo sabía por la sensibilidad del cuero<br />
cabelludo y esa irritación contra el corsé que eso le iba a venir pronto porque la<br />
última vez fue también cuando se cortó el pelo por lo de la luna. Sus ojos oscuros se<br />
clavaron en ella de nuevo, absorbiéndole todas sus curvas, literalmente venerándola<br />
en un altar. Si alguna vez hubo admiración espontánea en la mirada apasionada de<br />
un hombre a la vista estaba en el rostro de aquel hombre. Es por ti, Gertrude<br />
MacDowell, y tú lo sabes.
413<br />
Edy empezó los preparativos para irse y ya iba siendo hora y Gerty se dio cuenta<br />
de que la pequeña indirecta que lanzara había producido el efecto deseado porque<br />
había un largo camino por la playa hasta donde hubiera sitio para subir el carrito y<br />
Cissy les quitó las gorras a los mellizos y les arregló el pelo para llamar la atención<br />
desde luego y el Canónigo O'Hanlon se levantó la capa pluvial subiéndosele por el<br />
cuello y el Padre Conroy le pasó la cartulina para que la leyera y leyó en alto Panem<br />
de cielo praestitisti eis y Edy y Cissy estaban hablando de la hora todo el tiempo y<br />
preguntándole pero Gerty les pagaba con su propia moneda y respondió con mordaz<br />
educación cuando Edy le preguntó si le había roto el corazón el que su amigo la<br />
hubiera dejado. Gerty sintió un agudo espasmo de dolor. Un breve y frío resplandor<br />
salió de sus ojos que hablaba de raudales de desdén inconmensurable. Hacía daño -<br />
Oh sí, llegaba muy dentro porque Edy tenia su manera suave de decir las cosas así<br />
como que sabía que iba a herir como condenada gata que era. Los labios de Gerty se<br />
abrieron rápidamente para pronunciar la palabra pero reprimió el sollozo que le<br />
subía de la garganta, tan tersa, tan perfecta, tan bellamente moldeada que se diría<br />
que un artista la hubiera soñado. Le había amado más de lo que él imaginaba.<br />
Caprichoso embaucador y veleidoso como todos los hombres nunca entendería él lo<br />
que había significado para ella y durante un instante sus ojos azules sintieron una<br />
súbita punzada de lágrimas. Los ojos de las otras la examinaban sin piedad pero con<br />
un esfuerzo valeroso destelló en respuesta amigable según miraba a su nueva<br />
conquista para que ellas lo vieran.<br />
-Bueno, respondió Gerty, veloz como el rayo, riendo, y su cabeza orgullosa se<br />
proyectó hacia atrás. Puedo tirarle los tejos a quien quiera porque estamos en año<br />
bisiesto.<br />
Sus palabras vibraron translúcidas, más musicales que el arrullo de la paloma<br />
torcaz, pero cortaron el silencio glacialmente. Había algo en su voz juvenil que<br />
decía que ella no era alguien con quien se pudiera jugar a la ligera. En cuanto a Mr.<br />
Reggy con sus ostentaciones y su poquito de dinero lo podía mandar a paseo como<br />
si fuera basura y nunca jamás volvería a parar mientes en él y rompería su estúpida<br />
tarjeta postal en mil pedazos. Y si alguna vez en el futuro intentara aprovecharse le<br />
echaría una mirada de desprecio calculado que lo dejaría tieso. El semblante de la
414<br />
insignificante Miss escuchimizada Edy se alargó una legua y Gerty podía ver por su<br />
aspecto furioso que estaba que echaba chispas aunque lo disimulaba, la muy<br />
viborilla, porque esa pullaza le había dado de lleno por su pelusa y las dos sabían<br />
que ella era algo remoto, aparte, en otra esfera, que no era como ellas ni nunca lo<br />
sería y había también otra persona que lo sabía y lo veía de modo que ese sapo<br />
tenían que tragárselo.<br />
Edy arregló al bebé Boardman y se dispuso a irse y Cissy recogió la pelota y las<br />
palas y cubos que ya iba siendo hora también de irse porque el hombre del saco<br />
venía de camino a por el señorito Boardman hijo. Y Cissy le dijo también que el<br />
coco ya venía y que el bebé se iba a momí y el bebé estaba además para comérselo,<br />
riéndose con sus ojos alegres, y Cissy le hizo así con el dedo como el que no quiere<br />
la cosa en la tripilla gordita y el bebé, sin más contemplaciones, disparó una salva<br />
de rocío a los presentes y a su babero inmaculado.<br />
-¡Válgame Dios! ¡La que ha organizado! protestó Ciss. El babero ha estropeado.<br />
El pequeño contretemps le reclamó la atención pero lo solucionó en menos que<br />
canta un gallo.<br />
Gerty ahogó una exclamación contenida y tosió nerviosamente y Edy preguntó<br />
qué y estaba a punto de decirle que se fuera a tomar viento fresco pero ella era<br />
siempre tan comedida en sus modales que simplemente lo dejó pasar con tacto<br />
consumado al decir que eso era la bendición porque justo en ese momento sonaba la<br />
campana desde el campanario sobre la playa silenciosa porque el Canónigo<br />
O'Hanlon estaba de pie en el altar con el velo que el Padre Conroy le había puesto<br />
sobre los hombros dando la bendición con el Santísimo en sus manos.<br />
Qué escena más conmovedora la del crepúsculo avanzando, la última visión de<br />
Erín, el conmovedor repique de aquellas campanas del atardecer y al mismo tiempo<br />
un murciélago atravesaba volando desde las hiedradas espadañas la oscuridad, por<br />
aquí, por allá, con un grito corto perdido. Y podía ver a lo lejos las luces de los faros<br />
tan pintorescos que le habría gustado tener una caja de pinturas porque era más fácil<br />
que pintar un hombre y muy pronto el farolero haría su ronda por delante de los<br />
jardines de la iglesia presbiteriana y a lo largo de la sombreada Tritonville Avenue<br />
donde paseaban las parejas y encendería la farola junto a su ventana donde Reggy
415<br />
Wylie daba la vuelta con su bicicleta de piñón libre como había leído ella en aquel<br />
libro Elfarolero de Miss Cummins, autora de Mabel Vaughan y otros cuentos.<br />
Porque Gerty tenía sueños que nadie conocía. Le encantaba leer poesía y cuando<br />
recibió como recuerdo de Bertha Supple aquel precioso álbum de confidencias con<br />
las tapas de rosacoral para escribir sus pensamientos lo guardó en el cajón de su<br />
tocador que, aunque no se pasara de lujoso, estaba escrupulosamente ordenado y<br />
limpio. Era allí donde guardaba su tesoro escondido de niña, los peines de carey, su<br />
insignia de hija de María, el perfume rosablanca, el lápiz-de-alcohol, su pebetero de<br />
alabastro y las cintas de cambiar cuando traían sus cosas a casa de lavar y había<br />
bellos pensamientos escritos en él con tinta violeta que había comprado en Hely de<br />
Dame Street porque sentía que ella también era capaz de escribir poesía si<br />
únicamente pudiera expresarse como aquel poema que la atraía tan profundamente<br />
que lo había copiado del periódico que se encontró una tarde donde las especias.<br />
¿Sois rea¡; mi ideal? se llamaba por Louis J. Walsh, Magherafelt, y más adelante<br />
había algo sobre crepúsculo ¿alguna vez querréis? y en más de una ocasión la<br />
belleza de la poesía, tan triste en su encanto pasajero, le había empañado los ojos de<br />
silenciosas lágrimas porque sentía que los años estaban pasando para ella, uno tras<br />
otro, y descontando ese único defecto sabía que no tenía que temer competencia<br />
alguna y eso fue un accidente al bajar por Dalkey Hill y siempre intentaba ocultarlo.<br />
Pero eso iba a terminar, tuvo la corazonada. Si era cierta esa tentación mágica en<br />
sus ojos no habría obstáculo que la frenara. Para el amor no existen barreras. Ella<br />
aceptaría el sacrificio supremo. Todas sus energías las volcaría en compartir sus<br />
pensamientos. Más preciada que el mundo entero sería ella para él y le haría los días<br />
dorados de felicidad. Quedaba una interrogante de capital importancia y ella se<br />
moría de ganas por saber si era un hombre casado o un viudo que había perdido a su<br />
esposa o alguna tragedia como el noble con nombre extranjero de la tierra del canto<br />
que tuvo que meterla en un manicomio, cruel sólo por caridad. Pero incluso si - ¿y<br />
qué? ¿Sería muy diferente? De todo aquello que pudiera ser en lo más mínimo<br />
grosero su naturaleza límpida instintivamente sentía repugnancia. Ella aborrecía esa<br />
clase de personas, las mujeres de mala vida haciendo la calle por Dodder que se<br />
iban con soldados y hombres bastos sin respeto por la honra de una chica, que
416<br />
degradan a la mujer y se las llevan a la comisaría. No, no: eso no. Serían sólo<br />
buenos amigos como el hermano mayor y su hennana sin nada de lo otro a pesar de<br />
las convenciones de la alta sociedad. Quizá fuese por una antigua novia por lo que<br />
llevaba luto de los días más allá del recuerdo. Pensaba que comprendía. Intentaría<br />
comprenderle porque los hombres son tan distintos. El viejo amor estaba esperando,<br />
esperando con sus manitas blancas extendidas, con atractivos ojos azules. ¡Corazón<br />
mío! Ella seguiría, sus sueños de amor, los dictados de su corazón que le decían que<br />
él era suyo todo por entero, el único hombre en todo el mundo para ella porque el<br />
amor es el mejor consejero. Nada más importa. Ocurriera lo que ocurriera quería ser<br />
rebelde, independiente, libre.<br />
El Canónigo O'Hanlon puso de nuevo el Santísimo en el tabernáculo e hizo una<br />
genuflexión y el coro cantó Laudate Dominum omnes gentes y después echó la llave<br />
a la puerta del tabernáculo porque había acabado la bendición y el Padre Conroy le<br />
pasó el sombrero para que se lo pusiera y la bicha de Edy le preguntó si no se venía<br />
pero Jacky Caffrey gritó:<br />
-¡Eh, mira, Cissy!<br />
Y todos miraron era aquello un relámpago pero Tommy lo vio también sobre los<br />
árboles junto a la iglesia, azul y luego verde y púrpura.<br />
-Son fuegos artificiales, dijo Cissy Caffrey.<br />
Y todos corrieron por la playa para ver por encima de las casas y la iglesia,<br />
atropelladamente, Edy con el carrito con el bebé Boardman dentro y Cissy llevando<br />
a Tommy y Jacky de la mano de modo que no se cayeran al correr.<br />
-Vamos, Gerty, llamó Cissy. Son los fuegos artificiales de la feria.<br />
Pero Gerty se mostró inflexible. No estaba dispuesta a estar a sus órdenes. Si ellas<br />
corrían como pindongas por rastrojo ella se quedaría sentada de modo que dijo que<br />
veía bien desde donde estaba. Los ojos que se clavaban en ella le produjeron<br />
escalofríos en las venas. Le miró un instante, sosteniéndole la mirada, y una luz se<br />
encendió en ella. Pasión ardiente había en aquel rostro, pasión silenciosa como una<br />
sepultura, y la había hecho suya. Por fin los habían dejado solos sin que las otras<br />
pudieran entrometerse y hacer comentarios y sabía que podía confiar en él hasta la<br />
muerte, inquebrantable, un hombre de verdad, un hombre de estricto honor de pies a
417<br />
cabeza. Las manos y el rostro de él se movían y un estremecimiento recorrió el<br />
cuerpo de ella. Se recostó hacia atrás para mirar a lo alto donde estaban los fuegos<br />
artificiales y se cogió la rodilla con las manos para no caerse de espaldas al mirar a<br />
lo alto y no había nadie que viera sólo él y ella cuando enseñó del todo sus garbosas<br />
piernas bellamente contorneadas ya ves, sedosamente suaves y delicadamente<br />
redondeadas, y le parecía oír el jadeo de su corazón, su respiración fatigada, porque<br />
ella también sabía de la pasión de hombres como aquél, de sangre caliente, porque<br />
Bertha Supple le contó una vez en absoluto secreto y le hizo jurar que nunca lo diría<br />
acerca de un caballero huésped que se alojaba con ellos perteneciente a la Junta de<br />
Comarcas Congestionadas que tenía fotos recortadas de periódicos de esas<br />
bailarinas de falda corta y piernas en alto y dijo que solía hacer cosas no muy<br />
buenas que ya te podías imaginar algunas veces en la cama. Pero esto era algo<br />
totalmente diferente de cosas como ésas porque era muy diferente porque casi sentía<br />
cómo le acercaba la cara a la suya y el primer rápido roce ardiente de sus labios<br />
generosos. Además estaba la absolución siempre que no se hiciera lo otro antes de<br />
casarse y debería haber mujeres sacerdotes que entenderían sin que se lo dijeras y<br />
Cissy Caffrey también algunas veces tenía esa cosa soñadora en la mirada soñadora<br />
de sus ojos de modo que también ella, querida, y Winny Rippingham tan loca por<br />
las fotos de actores y además era a causa de esa otra cosa que venía de camino que<br />
lo hacía.<br />
Y Jacky Caffrey gritó mirad, allí iba otro y ella se recostó hacia atrás y las ligas<br />
eran azules a juego a causa de lo transparente y todos lo vieron y todos gritaron<br />
mirad, mirad, allí va y se recostó para atrás cada vez más para ver los fuegos ar-<br />
tificiales y algo raro volaba por el aire, una cosa suave, de un lado a otro, oscura. Y<br />
vio una larga carcasa subiendo sobre los árboles, a lo alto, a lo alto, y, en la tensa<br />
quietud, todos quedaron sin aliento con la excitación según se elevó más arriba y<br />
más arriba y ella tenía que recostarse hacia atrás más y más para mirarlo en lo alto,<br />
arriba, arriba, casi no se veía, y su cara estaba inundada de un divino, un arrebatado<br />
sonrojo de estirarse hacia atrás y él podía ver sus otras cosas también, bragas de<br />
nansú, la tela que acaricia la piel, mejor que esas otras de medio ancho, las verdes,<br />
cuatro con once, por ser blancas y ella le dejó y vio que él veía y luego subió tan
418<br />
arriba que se perdió de vista un momento y ella temblaba de arriba a abajo de tanto<br />
doblarse para atrás de modo que pudiera ver bien arriba de la rodilla donde nadie<br />
jamás ni en el columpio ni cuando se mojaba las piernas en la playa y no se<br />
avergonzaba ni él tampoco de mirar de esa manera indecorosa ya ves porque él no<br />
podía resistir la visión de la revelación maravillosa a medias ofrendada como esas<br />
bailarinas de falda corta que se conducían tan indecorosamente delante de ca-<br />
balleros que miraban y él seguía mirando, mirando. A ella le hubiera gustado<br />
gritarle sofocadamente, tenderle sus finos brazos de nieve que viniera, para sentir<br />
posar sus labios en su blanca frente, el grito de amor de una mujer joven, un grito<br />
casi estrangulado, que le estalló, ese grito que ha resonado a través de los siglos. Y<br />
entonces un cohete subió y explotó pum fogonazo cegador y ¡Oh! luego la carcasa<br />
reventó y fue como un suspiro de ¡Oh! y todo el mundo exclamó ¡Oh! ¡Oh! en<br />
éxtasis y derramó un chorro de finas hebras de lluvia de oro y se deshicieron y ¡ah!<br />
eran estrellas todas de un verdor de rocío que caían junto con doradas ¡Oh tan<br />
preciosas, Oh, suaves, dulces, suaves!<br />
Después todo se derritió en rocío de aire gris: todo se quedó silencioso. ¡Ah! Ella<br />
le miró al inclinarse para delante brevemente, una mirada rápida patética de queja<br />
amarga, de tímido reproche bajo la que él enrojeció como una muchacha. Él estaba<br />
apoyado para atrás contra la roca. Leopold Bloom (porque no es otro) permanece en<br />
silencio, con la cabeza doblada ante esos jóvenes ojos cándidos. ¡Qué bruto había<br />
sido! ¿Otra vez has caído? Un alma limpia, impoluta le había requerido y,<br />
desgraciado de él, ¿cómo había respondido a la llamada? ¡Como un auténtico<br />
sinvergüenza se había comportado! ¡Precisamente él! Pero había almacenada en<br />
aquellos ojos una compasión sin límites, también para él una palabra de perdón aun<br />
cuando había faltado y pecado y errado. ¿Debería una chica contarlo? No, y mil<br />
veces no. Era su secreto, de ellos sólo, solos en el crepúsculo encubridor y na die<br />
había que lo supiera o lo dijera salvo el pequeño murciélago que volaba tan suave<br />
por el atardecer de un lado para otro y los pequeños murciélagos no hablan.<br />
Cissy Caffrey silbó, imitando a los chicos en el campo de fútbol para demostrar<br />
todo lo mujer que era: y luego exclamó:<br />
-¡Gerty! ¡Gerty! Nos vamos. Venga. Se puede ver desde un poco más arriba.
419<br />
A Gerty se le ocurrió una idea, una de esas pequeñas tretas del amor. Dejó deslizar<br />
la mano en el bolsillo delantero y sacó la guata y la agitó en respuesta desde luego<br />
sin dejarle a él y luego la volvió a deslizar en su sitio. Quizá demasiado lejos para.<br />
Se levantó. ¿Era un adiós? No. Tenía que irse pero se verían de nuevo, allí, y ella<br />
soñaría con eso hasta entonces, mañana, su sueño de ayer tarde. Se irguió en toda su<br />
estatura. Sus almas se encontraron en una última mirada persistente y los ojos que<br />
alcanzaron su corazón, cargados de una extraña brillantez, se detuvieron extasiados<br />
en su dulce rostro de rosa. Ella le sonrió un poco con tristeza, una dulce sonrisa<br />
tierna, una sonrisa que bordeaba las lágrimas, y luego se separaron.<br />
Despacio, sin mirar atrás se fue por la playa rugosa hacia Cissy, hasta Edy, hasta<br />
Jacky y Tommy Caffrey, hasta el pequeño bebé Boardman. Ya estaba más oscuro y<br />
había piedras y trozos de madera en la playa y algas resbalosas. Andaba con una<br />
cierta dignidad reposada muy suya pero con cuidado y muy lentamente porque -<br />
porque Gerty MacDowell era ...<br />
¿Le aprietan las botas? No. ¡Es coja! ¡Oh!<br />
Mr. Bloom la observó según se alejaba cojeando. ¡Pobre muchacha! Por eso la<br />
dejaron arrinconada y las otras salieron corriendo. Pensé que algo iba mal por su<br />
aspecto. Belleza desairada. Un defecto es cien veces más grave en una mujer. Pero<br />
las hace más educadas. Me alegro de no haberlo sabido cuando se estaba<br />
exhibiendo. Diablillo caliente de todas formas. No me importaría. La curiosidad<br />
como una monja o una negra o una chica con gafas. La bizca esa es suave. Le toca<br />
la regla, supongo, las pone más juguetonas. Me duele tanto la cabeza hoy. ¿Dónde<br />
puse la carta? Sí, está bien. Toda clase de deseos locos. Chupar peniques. La<br />
muchacha en el convento Tranquilla la monja me dijo que le gustaba el olor de<br />
nafta. Las vírgenes terminan por volverse locas supongo. ¿Hermana? ¿Cuántas<br />
mujeres en Dublín la tendrán hoy? Martha, una. Algo en el aire. Es la luna. Pero<br />
entonces ¿por qué no todas las mujeres menstrúan al mismo tiempo con la misma<br />
luna, quiero decir? Depende de la fecha en que nacieron supongo. O todas empiezan<br />
la carrera a la vez y luego pierden el compás. Algunas veces Molly y Milly a la vez.<br />
De todos modos yo me he aprovechado. Me alegro una barbaridad de no haberlo<br />
hecho en el baño esta mañana con su tonta te castigaré carta. Compensación por lo
420<br />
del tranviario de esta mañana. Ese mentecato de M'Coy parándome para no decir<br />
nada. Y de su mujer el contrato por el país la maleta, la voz de zapapico.<br />
Agradecido por los pequeños favores. Una ganga además. Encuna de propina.<br />
Porque ellas también lo quieren. Aves rapaces por naturaleza. Tropeles de ellas cada<br />
tarde salen de las oficinas. Discreción es preferible. No lo quieres te lo tiran a la<br />
cara. Cazarlas fresquitas, Oh. Una pena que no se puedan ver a sí mismas. Un sueño<br />
de medias bien rellenitas. ¿Dónde fue eso? Ah, sí. Las imágenes en el mutoscopio<br />
de Capel Street: hombres sólo. Tom el fisgón. El sombrero de Willy y lo que las<br />
chicas hicieron con él. ¿Fotografiar a esas chicas o es todo una tomadura de pelo?<br />
La fngerie lo consigue. Buscaban sus curvas dentro del desbabillé. Las excita<br />
también cuando están. Estoy limpia ven y ensúciame. Y les gusta vestirse unas a<br />
otras para el sacrificio. Milly se entusiasmaba con la blusa nueva de Molly. Al<br />
principio. Ponérselo todo para quitárselo todo. Molly. Por eso le compré las ligas<br />
violeta. Nosotros también: la corbata que él llevaba, los preciosos calcetines y<br />
pantalones con vueltas. Llevaba un par de polainas la noche que nos conocimos. Su<br />
preciosa camisa resplandecía bajo su ¿qué? de azabache. Dicen que una mujer<br />
pierde sus encantos con cada alfiler que se quita. Sujetas con alfileres. Oh, Mari<br />
perdió el alfiler de las. Vestidas de punta en blanco para alguno. La moda parte de<br />
su encanto. Cambia cuando se le está cogiendo el tranquillo. Excepto el oriente:<br />
María, Marta: ahora como entonces. Ninguna oferta razonable rechazada. Tampoco<br />
tenía mucha prisa. Siempre detrás de algún fulano cuando están. Nunca olvidan una<br />
cita. Por si acaso. Creen en la suerte porque como ellas. Y las otras dispuestas a<br />
meterse con ella de vez en cuando. Las amigas en la escuela, enlazándose por el<br />
cuello o con los diez dedos enganchados, besuqueándose y susurrándose naderías en<br />
el jardín del convento. Monjas de caras encaladas, frías cofias y sus rosarios de un<br />
lado a otro, vengativas también por lo que no pueden tener. Alambre de espino. A<br />
ver si de verdad me escribes. Y te escribiré. ¿No te olvidarás? Molly y Josie Powell.<br />
Hasta que llega don Elegido, luego se ven de higos a brevas. Tableau! ¡Oh, mira<br />
quién es no lo puedo creer! ¿Qué tal? ¿Qué ha sido de tu vida? Beso y encantada,<br />
beso, de verte. Buscando defectos en el aspecto de la otra. Estás espléndida. Almas
421<br />
gemelas. Mostrándose los dientes la una a la otra. ¿Cuántos te quedan a ti? No se<br />
prestarían ni un grano de sal.<br />
¡Ah!<br />
Son diablos cuando les va a venir eso. Oscuro aspecto diabólico. Molly me decía<br />
con frecuencia que sentía como si las cosas pesaran una tonelada. Ráscame la planta<br />
del pie. ¡Ay, así! ¡Ay, qué gusto! Lo siento yo también. DA gusto descansar alguna<br />
vez. A saber si es malo ir con ellas entonces. Seguro en cierto sentido. Agria la<br />
leche, hace saltar las cuerdas del violín. Algo acerca de que seca las plantas leí del<br />
jardín. Más aún dicen que si la flor se seca que llevan es porque es una coqueta.<br />
Todas lo son. Yo diría que sintió que yo. Cuando te sientes así con frecuencia<br />
encuentras lo que sientes. ¿Le gusté o qué? El traje es lo que miran. Siempre se sabe<br />
del tipo que está cortejando: por el cuello y los puños. Bueno los gallos y los leones<br />
hacen lo mismo y los ciervos. Pero al mismo tiempo puede que prefieran una<br />
corbata desanudada o algo por el estilo. ¿Los pantalones? ¿Supongamos que yo<br />
cuando estaba? No. Se logra con delicadeza. Les molesta el alboroto violento. Beso<br />
en la oscuridad y nada de contarlo. Vio algo en mí. A saber qué. Antes tenerme a mí<br />
como soy que a algún poetastro de pelo engominado y abrillantinado, caracolillo<br />
sobre el óptico derecho. Para ayudar en actividades literarias. Debería cuidar el<br />
aspecto a mi edad. No dejé que me viera de perfil. Aun así, nunca se sabe.<br />
Muchachas bonitas y hombres feos se casan. La bella y la bestia. Además no creo<br />
que lo sea si Molly. Se quitó el sombrero para mostrar el pelo. Ancho borde.<br />
Comprado para ocultarle la cara, de encontrarse con alguien que podría reconocerla,<br />
agacharse o llevar un ramo de flores para oler. Pelo fuerte en el celo. Diez chelines<br />
saqué por las peinaduras de Molly cuando estábamos sin blanca en Holles Street. ¿Y<br />
por qué no? Supongamos que le diera dinero. ¿Y por qué no? Sólo prejuicios. Ella<br />
vale diez, quince, más, una libra. ¿Qué? Creo que sí. Todo eso por nada. Trazo<br />
firme: Mrs. Manon. ¿Se me olvidó escribir la dirección en esa carta como en la<br />
tarjeta postal que mandé a Flynn? Y el día que fui a Drimmie sin corbata. La<br />
discusión con Molly es lo que me sacó de quicio. No, ya me acuerdo. Richie<br />
Goulding: ése es otro. Lo tiene metido en el alma. Curioso el reloj se me paró a las
422<br />
cuatro y media. El polvo. Aceite de hígado de tiburón usan para limpiar. Po dría<br />
hacerlo yo mismo. Se ahorra. ¿Fue entonces cuando él, ella?<br />
Oh, él lo hizo. En ella. Ella lo hizo. Terminado. ¡Ah!<br />
Mr. Bloom con mano cuidadosa se arregló la camisa húmeda. Válgame Dios, esa<br />
diablilla coja. Empieza a sentirse frío y humedad. Los resultados nada agradables.<br />
Aun así uno tiene que desahogarse de alguna manera. A ellas no les preo cupa. Se<br />
sienten halagadas quizá. A casa a sus tostaditas con mantequilla y a rezar con las<br />
criaturitas antes de dormir. ¿No es así? Verla tal cual lo echaría todo a perder. Es<br />
necesario el decorado, los coloretes, el vestuario, el ambiente, la música. También el<br />
nombre. Amours de actrices. Nell Gwynn, Mrs. Bracegirdle, Maud Branscombe. Se<br />
levanta el telón. Plateada efulgencia de un clarodeluna. Aparece una doncella de<br />
pecho meditabundo. Mi cariñito ven a besarme. Aun así, lo siento. La fuerza que le<br />
da a un hombre. Ahí está el secreto. Una buena meada la que eché ahí detrás del<br />
muro cuando venía de lo de Dignam. Fue la sidra. De no ser así no habría podido.<br />
Te entran ganas de cantar después. Lacaus esant taratara. Supongamos que le<br />
hablara. ¿De qué? Mal asunto sin embargo si no sabes cómo terminar la<br />
conversación. Pregúntales algo y ellas te preguntan a ti. No está mal si te quedas<br />
atascado. Se gana tiempo. Pero entonces pierdes el tren. Estupendo claro está si<br />
dices: buenas tardes, y ves que ella está por la labor: buenas tardes. Ay pero el<br />
atardecer oscuro en Appian Way que casi le hablé a Mrs. Clinch Ay pensando que<br />
era. ¡Ufl La chica de Meath Street aquella noche. La de cochinadas que le hice<br />
decir. Todas malas claro está. Mi colo decía. Es tan dificil encontrar una que. ¡Jo! Si<br />
no haces caso cuando te abordan tiene que ser horrible para ellas hasta que se<br />
endurecen. Y me besó la mano cuando le di los dos chelines de propina. Cotorras.<br />
Apriete el botón y el pájaro chillará. Ojalá no me hubiera llamado señor. ¡Oh, su<br />
boca en la oscuridad! ¡Y tú un hombre casado con una hija soltera! Eso es lo que les<br />
gusta. Quitarle el hombre a otra mujer. O incluso oír hablar de eso. Distinto<br />
conmigo. Feliz de librarme de la mujer de otro. Comerse las sobras de otro. El fula-<br />
no en el Burton hoy escupiendo temilla enciamasticada. Condón aún en el bolsillo.<br />
Provoca la mitad de los problemas. Pero podría pasar algún día, no lo creo. Pasa,<br />
todo está listo. Soñé. ¿Qué? Lo peor es el principio. Cómo cambian de táctica
423<br />
cuando no es lo que les gusta. Te preguntan si te gustan los champiñones porque<br />
ella una vez conoció a un caballero que. O te preguntan lo que alguien iba a decir<br />
cuando cambió de opinión y se calló. Sin embargo si pusiera toda la carne en el<br />
asador, dijera: Quiero que, algo así. Porque quería. Ella también. La ofendes. Luego<br />
lo compensas. Simulas que quieres algo con todas tus fuerzas, luego te retiras por<br />
ella. Les halaga. Ha debido de estar pensando en otro todo el tiempo. ¿Qué daño<br />
hace? Desde que tuvo uso de razón, él, él y él. ¡Mua, y ya está! El momento<br />
propicio. Algo dentro de ellas les estalla. Un algo blanducho, se les ve en los ojos, a<br />
hurtadillas. Los primeros impulsos son los mejores. Lo recuerdan hasta el día de su<br />
muerte. Molly, el teniente Mulvey que la besó bajo las murallas moras junto a los<br />
jardines. Quince me dijo ella. Pero los pechos se le habían de;o sarrollado. Se<br />
adormeció entonces. Después de la cena en Glencree fue cuando nos dirigíamos a<br />
casa. La Montaña Plumón. Rechinaba los dientes en sueño. El alcalde no le quitaba<br />
los ojos de encima tampoco. Val Dillon. Apoplético.<br />
Ahí va con ellos a ver los fuegos artificiales. Mis fuegos artificiales. Arriba como<br />
un cohete, abajo como un palo. Y los niños, mellizos tienen que ser, esperando que<br />
algo ocurra. Quieren ser mayores. Vistiéndose con las ropas de mamá. Hay tiempo<br />
de sobra, para entender los vericuetos del mundo. Y la morena de las greñas y los<br />
labios de perrengue. Me imaginaba que sabía silbar. Boca hecha para eso. Como<br />
Molly. Por eso aquella puta de clase en Jammet llevaba el velo sólo hasta la nariz.<br />
¿Le importaría, por favor, decirme la hora exacta? La hora te la voy a decir en un<br />
callejón oscuro. Di drupas y prismas cuarenta veces por las mañanas, cura los labios<br />
gordos. Acariciaba al chiquitín también. Los espectadores son los que mejor siguen<br />
el juego. Claro que saben de pájaros, de animales, de bebés. Está en su línea.<br />
No miró para atrás cuando se fue por la playa. No iba a dar ese gusto. Aquellas<br />
chicas, aquellas chicas, aquellas encantadoras chicas de la playa. Ojos bonitos tenía,<br />
claros. Es el blanco de los ojos lo que lo hace resaltar no tanto la pupila. ¿Sabía ella<br />
lo que yo? Claro. Como un gato sentado más allá del alcance del perro. Las mujeres<br />
nunca dan con uno como aquel Wilkins en el instituto de bachillerato que dibujaba<br />
una figura de Venus mientras enseñaba todos sus atributos. ¿Llamar a eso<br />
inocencia? ¡Pobre idiota! Su mujer tiene ya un buen trecho recorrido. Nunca las
424<br />
verás que se sienten en un banco con el letrero de Ojo, pinta. Tienen ojos por toda la<br />
cara. Miran debajo de la cama buscando lo que no hay. Suspirando por que les den<br />
un susto de muerte. Agudas como navajas son. Cuando le dije a Molly que el<br />
hombre en la esquina de Cuffe Street era bien parecido, me pareció podía gustarle,<br />
en seguida saltó que tenía un brazo postizo. Y lo tenía, además. ¿De dónde lo sacan?<br />
Aquella mecanógrafa subiendo las escaleras del despacho de Roger Greene de dos<br />
en dos para enseñar el patamen. Transmitido de padre a, de madre a hija, quiero<br />
decir. Lo llevan en la sangre. Milly por ejemplo secando su pañuelo en el espejo<br />
para ahorrarse la plancha. El mejor sitio para un anuncio para llamar la atención de<br />
una mujer en el espejo. Y una vez que la mandé a por el chal Paisley de Molly a la<br />
tintorería Prescott, por cierto ese anuncio tengo que, ¡volvió a casa con el cambio en<br />
el calcetín! Bicho espabilado. No se lo dije nunca. Curiosa la manera en que lleva<br />
los paquetes también. Atrae a los hombres, una cosilla como ésa. Levantando la<br />
mano, la sacudía, para que el flujo de sangre bajara cuando estaba roja. ¿De quién lo<br />
aprendiste? De nadie. Algo que la niñera me enseñó. ¡Ay, qué no saben! Tres años<br />
tenía y ya estaba delante del tocador de Molly, justo antes de que nos mudáramos de<br />
Lombard Street West. Nena tene cala bonita. Mullingar. ¿Quién sabe? Los<br />
vericuetos del mundo. Joven estudiante. De remos firmes al menos no como la otra.<br />
Aun así estaba para dar guerra. Señor, qué mojado estoy. Diablo que eres. La curva<br />
de su pantorrilla. Medias transparentes, estiradas a punto de reventar. No como el<br />
adefesio de esta mañana. A. E. Medias arrugadas. O la de Grafton Street. Blancas.<br />
¡Uy! Elegantes patigordas.<br />
Un cohete con forma de palmera explotó, chisporroteando en alocados latigazos.<br />
Zracs y zracs, zracs, zracs. Y Cissy y Tommy y Jacky corrían a ver y Edy detrás con<br />
el carrito y luego Gerty más allá a la vuelta de las rocas. ¿Lo hará? ¡Observa!<br />
¡Observa! ¡Fíjate! Miró atrás. Picó. Querida, vi, tus. Lo vi todo.<br />
¡Señor!<br />
Me vino bien en cualquier caso. Pachucho después de lo de Kieman, de lo de<br />
Dignam. Por el alivio gracias mil. En Hamlet, está eso. ¡Señor! Fue una<br />
combinación de varias cosas. Excitación. Cuando se recostó para atrás, sentí un<br />
dolor en la punta de la lengua. La cabeza sencillamente se te arremolina. Él tiene
425<br />
razón. Podía haber metido aún más la pata sin embargo. En lugar de hablar de nada.<br />
Luego te lo contaré todo. Aun así fue una especie de diálogo entre los dos. ¿No<br />
podía ser? No, Gerty la llamaban. Podría ser un nombre falso sin embargo como mi<br />
nombre y la dirección de Dolphn's Bam una tapadera.<br />
Su nombre de soltera era jemina Brown<br />
Y vivía con su madre en Irishtown.<br />
El lugar me hizo pensar en eso supongo. Todas cortadas D por el mismo patrón.<br />
Limpiándose las plumas en las medias. Pero la pelota rodó hasta ella como si<br />
entendiera. Cada bala lleva su nombre escrito. Claro que yo nunca supe tirar nada<br />
derecho en la escuela. Retorcido como cuerno de camero. Triste no obstante porque<br />
dura sólo unos años hasta que sientan la cabeza y se dedican a poner el puchero y<br />
los pantalones de papá que pronto le vendrán bien a Willy y polvos de talco para el<br />
bebé cuando lo sacan a que haga ah ah. No es fácil. Las salva. Las mantiene<br />
alejadas del camino del mal. La naturaleza. Lavar al niño, lavar el cadáver. Dignam.<br />
Las manos de los niños siempre alrededor de ellas. Cráneos de cocos, monos, ni<br />
siquiera cerrados al comienzo, leche agria en las mantillas y calostros pasados. No<br />
deberían haberle dado a ese niño una tetilla vacía para chupar. Se llena de aire. Mrs.<br />
Beaufoy, Purefoy. Tengo que pasarme por el hospital. A saber si la enfermera<br />
Callan está aún allí. Solía echar una ojeada alguna noche cuando Molly estaba en el<br />
Coffee Palace. Aquel joven doctor O'Hare vi que ella le cepillaba la americana. Y<br />
Mrs. Breen y Mrs. Dignam en otros tiempos así también, casaderas. Lo peor de todo<br />
las noches Mrs. Duggan me dijo en el City Arms. El marido que llega<br />
tambaleándose con la borrachera, apestando a taberna como un turón. Te ner que<br />
soportar eso en tu propia nariz en la oscuridad, bocanadas de bebida agriada.<br />
Después pregunta por la mañana: ¿estaba borracho anoche? Mala cosa sin embargo<br />
faltarle al marido. Es como escupir al cielo. Se pegan el uno al otro como con cola.<br />
Puede que también sea culpa de las mujeres. Ahí es donde Molly está por encima de<br />
ellas. Es la sangre del sur. Mora. También la forma, la figura. Manos buscaban sus<br />
opulentas. Compara sencillamente por ejemplo con esas otras. Mujer encerrada en
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casa, vergüenza de la familia. Permítame que le presente a mi. Luego te sacan algo<br />
indescriptible, que no sabrían cómo llamarla. Siempre se ven los puntos débiles de<br />
un hombre en su mujer. Aun así es el destino, enamorarse. Tienen sus secretos entre<br />
ellos. Fulanos que se hundirían si no fuera porque alguna mujer los toma en sus<br />
manos. Luego chicas aniñadas, que no miden medio metro, con sus manditos. Dios<br />
los hizo y ellos se juntan. Algunas veces los niños salen bastante bien. Cero más<br />
cero igual a uno. O el tipo viejo y rico de setenta y novia vergonzosa. Casarse en<br />
mayo y arrepentirse en diciembre. Esta humedad resulta desagradable. Pegajosa.<br />
Bueno el prepucio no se ha puesto en su sitio. Mejor subir.<br />
¡Ay!<br />
Y al contrario un tío de dos metros con una mujercita que le llega a la cintura. El<br />
punto y la i. Grande él pequeña ella. Muy extraño lo de mi reloj. Los relojes de<br />
pulsera no funcionan nunca. A saber si hay alguna influencia magnética entre la<br />
persona porque ésa era la hora que él. Sí, supongo, al punto. El gato fuera, los<br />
ratones se divierten. Recuerdo haber pasado por Pill Lane. También eso bien mirado<br />
es magnetismo. Detrás de todo está el magnetismo. La tierra por ejemplo atrayendo<br />
esto y siendo atraída. Eso origina el movimiento. Y la hora, bueno es el tiempo que<br />
el movimiento emplea. Entonces si algo se para todo el castillo se viene abajo<br />
piedra a piedra. Porque todo está ordenado. La aguja magnética nos dice lo que está<br />
pasando en el sol, en las estrellas. Piececitas de acero. Cuando alargas la horquilla.<br />
Venga. Venga. Tic. La mujer y el hombre eso es. La horquilla y el acero. Molly, él.<br />
Vestirse elegante y mirar e insinuar y te deja ver y ver más y te desafia a ver si eres<br />
hombre para ver eso y, como si fuera a estornudar, las piernas, mira, mira y si tienes<br />
lo que hay que tener. Tic. Hay que empezar a dar leña.<br />
A saber qué siente ella en esa parte. Una pena que todas finjan delante de terceros.<br />
Se molestan más por un agujero en la media. Molly, con cara de a palmo, la cabeza<br />
echada para atrás, por el granjero con botas de montar y espuelas en el concurso<br />
hípico. Y cuando los pintores estaban en Lombard Street West. Bonita voz tenía<br />
aquel tipo. Así empezó Giuglini. Oler lo que hice. A flores. Era así. Violetas.<br />
Procedía de la trementina probablemente en la pintura. Se sirven de todo. Al mismo<br />
tiempo que lo estaba haciendo restregaba la zapatilla por el suelo para que no
427<br />
oyeran. Pero muchas no consiguen correrse, creo. Mantener la cosa tiesa durante<br />
horas. Algo así como algo general por todo el cuerpo y media espalda.<br />
Espera. Ummm. Ummm. Sí. Es su perfume. Por eso dijo adiós con la mano. Te<br />
dejo esto para que pienses en mi cuando esté lejos en la almohada. ¿Qué es?<br />
¿Heliotropo? No. ¿Jacinto? Ummm. Rosas, creo. Tenía que gustarle un perfume de<br />
esa clase. Dulzón y vulgar: en seguida rancio. Por eso a Molly le gusta el<br />
opopónaco. Le sienta bien, con un poco de jazmín mezclado. Sus notas altas y sus<br />
notas bajas. La noche del baile que lo conoció, el baile de las horas. El calor lo re-<br />
saltaba. Ella llevaba su traje negro que tenía el perfume de la vez anterior. Buen<br />
conductor ¿no es así? ¿O es malo? La luz también. Supongamos que hay alguna<br />
conexión. Por ejemplo si vas a un sótano donde está oscuro. Algo misterioso<br />
también. ¿Por qué lo he olido precisamente ahora? Tardó lo suyo en llegar como<br />
ella, despacio pero seguro. Supongamos que es por todos esos millones de<br />
partículas arrastradas por el aire. Sí es eso. Porque esas islas de las especias, los<br />
cingaleses de esta mañana, se huelen a leguas. Te diré lo que es. Es como un sutil<br />
fino velo o membrana que tienen por toda la piel, sutil como cómo se dice eso la<br />
gasa, y la van dando de sí, sutil como lo que más, como los colores del arco iris sin<br />
saberlo. Se agarra a todo lo que se quita. La empella de la media. Zapato caliente.<br />
Corsé. Bragas: una patadita, al quitárselas. Adiós y hasta la próxima vez. También a<br />
la gata le gusta olfatear la camisa en la cama. Distingo su olor entre miles. El agua<br />
del baño también. Me recuerda las fresas con nata. A saber dónde se encuentra<br />
realmente. Ahí o en los sobacos o bajo el cuello. Porque te llega de todos los<br />
agujeros y rincones. El perfume de jacinto se hace de aceite de éter o algo así. El<br />
almizclero. Bolsa debajo del rabo. Un grano da olor para años. Los perros los unos a<br />
los otros detrás. Buenas noches. Buenas. ¿Cómo te va el olfateo? Ummm. Ummm.<br />
Muy bien, gracias. Los animales se orientan por eso. Sí bueno, visto de esa manera.<br />
Nosotros somos lo mismo. Algunas mujeres, por ejemplo, te echan para atrás<br />
cuando tienen el periodo. Arrímate. Y te sueltan un tufo que te tira de espaldas.<br />
¿Como qué? Arenques en lata echados a perder o. ¡Uf! Cuidado.<br />
Quizá ellas huelen a hombre en nosotros. ¿Y qué? Los guantes vegueros que Long<br />
John tenía en el escritorio el otro día. ¿El aliento? Lo que comes y bebes lo produce.
428<br />
No. Olordehombre, quiero decir. Tiene que estar relacionado con eso porque los<br />
curas que se suponen que lo son son diferentes. Las mujeres mosconean a su<br />
alrededor como las moscas alrededor de la meladura. A este lado de la barandilla<br />
del altar se empeñan en saltarla a toda costa. El árbol del sacerdote prohibido. Oh,<br />
padre ¿querría? Déjeme ser la primera que. Eso se difunde por todo el cuerpo, se<br />
impregna. Germen de vida. Y es extremadamente cunoso el olor. Salsa de apio.<br />
Permítame.<br />
Mr. Bloom introdujo la nariz. Ummm. En la. Ummm. La abertura del chaleco.<br />
Almendras o. No. A limones es. Ah no, es el jabón.<br />
A propósito la loción. Sabía que tenía algo en la cabeza. No he vuelto y no pagué<br />
el jabón. Me desagrada andar llevando botellas como la tarasca de esta mañana.<br />
Hynes ya me podía haber pagado los tres chelines. Podría mencionar la taberna<br />
Meagher sólo como recordatorio. Aun así si hace el texto. Dos chelines con nueve.<br />
Mala opinión de mí tendrá. Iré mañana. ¿Cuánto le debo? ¿Tres chelines con nueve?<br />
Dos con nueve, señor. Ah. Podría hacer que no fiara en el futuro. Se pierde clientela<br />
de ese modo. En los bares sucede. Algunos engordan la cuenta en la pizarra y luego<br />
se escabullen por los callejones y se van a otro sitio.<br />
Ahí va el noble que pasó antes. Como suspiro que el viento se lleva. Llegar justo<br />
para volverse. Siempre en casa a la hora de comer. Parece reventado: se dio una<br />
buena tripada. Disfrutando de la naturaleza ahora. La bendición después de las<br />
comidas. Después de la cena andar una milla. Seguro que tiene su pequeña cuenta<br />
en el banco en alguna parte, un carguito con el gobierno. Anda detrás de él y haz<br />
que se sienta violento como los gaceteros hicieron conmigo hoy. Aun así se aprende<br />
algo. Vemos como otros nos ven. Con tal de que las mujeres no nos tomen el pelo<br />
¿qué importa? Ésa es la manera de saberlo. Pregúntate quién es él ahora mismo. El<br />
hombre misterioso de la playa, cuento premiado titbit por Don Leopold Bloom. A<br />
razón de una guinea la columna. Y ese tipo hoy junto a la sepultura con la gabardina<br />
marrón. Kismet encallecido sin embargo. Lo sano quizá lo absorbe todo. Canción<br />
desafinada atrae lluvia dicen. Debe de haber algo en alguna parte. La sal en el<br />
Ormond húmeda. El cuerpo siente el ambiente. Las articulaciones de la vieja Betty<br />
la llevan de cabeza. La profecía de la tía Shipton sobre barcos que vuelan en un
429<br />
abrir de ojos. No. Señal de lluvia es. Los tomos del Royal Reader. Y las colinas<br />
distantes parecen aproximarse.<br />
Howth. El faro de Bailey. Dos, cuatro, seis, ocho, nueve. Mira. Tiene que cambiar<br />
si no pensarían que es una casa. Raqueros. Grace Darling. La gente teme la<br />
oscuridad. También las luciérnagas, los ciclistas: hora de encender las luces. Los<br />
diamantes transmiten mejor la luz. Las mujeres. La luz es una especie de<br />
tranquilizante. No te va a hacer daño. Mejor ahora claro está que no hace tiempo.<br />
Caminos vecinales. Te abren en canal por nada. Aun así digamos que te topas de so-<br />
petón con dos tipos. Les plantas cara o sonríes. ¡Perdón! No hay de qué. La mejor<br />
hora para regar las plantas también a la sombra después del sol. Algo de luz aún.<br />
Los rayos rojos son los más largos. Roygbiv Vance nos lo enseñó: rojo, naranja,<br />
amarillo, verde, azul, índigo, violeta. Veo una estrella. ¿Venus? No sabría decir aún.<br />
Dos. Cuando hay tres es de noche. ¿Estaban esas nubes nocturnas ahí todo este<br />
tiempo? Parece un barco fantasma. No. Espera. ¿Son árboles? Una ilusión óptica.<br />
Espejismo. Tierra del sol poniente ésta. Sol de autonomía poniéndose por el sudeste.<br />
Tierra que me vio nacer, buenas noches.<br />
Cae el rocío. Malo para ti, querida, sentarte en esa piedra. Produce flujo blanco.<br />
Nunca tendrás un bebecito entonces a menos que sea forzudo para abrirse camino<br />
para fuera. Podría coger almorranas yo también. Duran además como un resfriado<br />
de verano, calentura en la boca. Corte con hierba o papel el peor. Fricción de la<br />
posición. Me gustaría ser esa roca en la que se sentó. Oh pequeña mía, no sabes qué<br />
linda estabas. Me empiezan a gustar de esa edad. Manzanas verdes. Arramblar con<br />
todo lo que se ofrezca. Supongamos que es la única vez que cruzamos las piernas,<br />
sentados. También la biblioteca hoy: esas chicas licenciadas. Dichosas sillas debajo<br />
de ellas. Pero es la influencia del atardecer. Ellas sienten todo eso. Abiertas como<br />
flores, conocen las horas, girasoles, mirasoles, en los salones de baile, lucernas,<br />
avenidas bajo las farolas. Alhelíes de la noche en el jardín de Mat Dillon donde la<br />
besé en los hombros. Me gustaría tener un retrato al óleo de cuerpo entero de ella de<br />
aquel entonces. Junio era también cuando la cortejé. Vuelven los años. La historia<br />
se repite. Con vosotros riscos y peñascos de nuevo estoy. La vida, el amor, viaje por
430<br />
tu pequeño mundo. ¿Y ahora? Triste lo de su cojera desde luego pero hay que estar<br />
sobre aviso de no sentir demasiada lástima. Se aprovechan.<br />
Todo tranquilo en Howth ahora. Las distantes colinas parecen. Donde nosotros.<br />
Los rododendros. Soy un tonto quizá. Él se lleva el zumo, y yo la cáscara. Aquí es<br />
donde yo llego. Todo lo que esa vieja colina ha visto. Los nombres cambian: eso es<br />
todo. Amantes: Mmn Mmn.<br />
Cansado me siento ahora. ¿Me levanto? Ay espera. Me ha escurrido toda la<br />
energía, la pillastra. Me besó. Nunca más. Mi juventud. Sólo una vez llega. O la<br />
suya. Coge el tren ahí mañana. No. Volver no es lo mismo. Como críos en tu se-<br />
gunda visita a una casa. Lo nuevo quiero. Nada hay nuevo bajo el sol. Lista de<br />
Correos Dolphn's Bam. ¿No eres feliz en tu? Cariño travieso. En Dolphin's Bam las<br />
charadas en casa de Luke Doyle. Mat Dillon y su bandada de hijas: Tiny, Atty,<br />
Floey, Maimy, Louy, Hetty. Molly también. En el ochentaisiete fue. El año antes<br />
que nosotros. Y el viejo comandante, que le tira su poquito de alcohol. Curioso ella<br />
hija única, yo hijo único. De modo que retoma. Crees que te escapas y te encuentras<br />
contigo mismo. El camino más largo es el camino más corto a casa. Y justo cuando<br />
él y ella. Caballo de circo en círculos por la pista. A Rip van Winkle jugamos. Rip:<br />
ripio no pierde Henny Doyle con abrigo roto. Van: vadeando el carro del pan.<br />
Winkle: esparavel para berberechos y bígaros. Luego yo hacía de Rip van Winkle<br />
que volvía. Ella se apoyaba en el aparador y miraba. Ojos de mora. Veinte años<br />
dormido en la Vaguada Durmiente. Todo cambiado. Olvidado. Los jóvenes ahora<br />
viejos. Su escopeta herrumbrosa del rocío.<br />
Ba. ¿Qué es eso que revolotea? ¿Golondrina? Murciélago probablemente. Cree<br />
que soy. un árbol, de tan ciego. ¿No huelen los pájaros? Metempsicosis. Piensan que<br />
te podías convertir en árbol del sufrimiento. Sauce llorón. Ba. Ahí va. Qué<br />
sinvergüenza. A saber dónde vivirá. El campanario ahí arriba. Seguramente.<br />
Colgado de los pies en olor de santidad. La campana le espantó, supongo. La misa<br />
parece haber acabado. Podía oírles a todos allí dentro. Ruega por nosotros. Y ruega<br />
por nosotros. Y ruega por nosotros. Buena idea la repetición. Lo mismo con los<br />
anuncios. Cómprenos. Y cómprenos. Sí, hay luz en la casa del cura. Su comida<br />
frugal. Recuerda el error en la tasación cuando trabajabas para Thom. Es veintiocho.
431<br />
Dos casas tienen. El hermano de Gabriel Conroy es el coadjutor. Ba. Otra vez. A<br />
saber por qué salen de noche como los ratones. Son una raza mezclada. Los pájaros<br />
son como ratones saltarines. ¿Qué les asusta, la luz o el ruido? Mejor quédate<br />
sentado y no te muevas. Todo instinto como el pájaro con sed que se hizo del agua<br />
del fondo de una jarra echando guijarros. Como un hombrecillo con capa es con<br />
manos pequeñitas. Huesos menuditos. Casi se les ve brillar, una especie de blanco<br />
azulado. Los colores dependen de la luz que uno ve. Mirar al sol por ejemplo como<br />
el águila luego miras al zapato y ves un manchón de mancha amarillenta. Quiere<br />
estampar su marca en todas las cosas. Ejemplo, el gato esta mañana en las escaleras.<br />
Color de césped amarronado. Dicen que nunca los ves de tres colores. No es verdad.<br />
Aquella gata medio blanquiatigrada carey en el City Arms con la letra eme en la<br />
frente. El cuerpo cincuenta colores distintos. Howth hace un rato amatista. Cristal<br />
destellante. Así es cómo ese sabio como se llame quemó con cristales. Luego el<br />
brezo se quema. No pueden ser las cerillas de los turistas. ¿Qué? Quizá los palos<br />
secos se frotan en el viento y se encienden. O botellas rotas entre las aliagas actúan<br />
como un cristal que quema con el sol. Arquímedes. ¡Lo tengo! No tengo la memoria<br />
tan mal.<br />
Ba. Quién sabe para qué están siempre volando. ¿Insectos? La abeja la semana<br />
pasada se metió en la habitación jugando con su sombra en el techo. A lo mejor fue<br />
la que me picó, que vuelve para verme. Los pájaros también. Nunca se sabe. Ni lo<br />
que dicen. Como nuestra charla intrascendente. Y dice ella y dice él. Agallas tienen<br />
que tener para cruzar el océano volando y volver. Montones han de morir en las<br />
tormentas y en los cables de telégrafo. Vida terrible la de los marineros también.<br />
Monstruos imponentes esos vapores transatlánticos trajinando en la oscuridad,<br />
mugiendo como manatíes. Faugh a ballagh! ¡Fuera de ahí, maldita sea! Otros en<br />
embarcaciones de velas como pañuelos, baqueando de un lado a otro como rapé en<br />
velatorio cuando soplan vientos de tormenta. Casados también. A veces alejados<br />
durante años en algún sitio de los extremos de la tierra. No tiene extremos en<br />
realidad porque es redonda. Una mujer en cada puerto dicen. Buen trabajo tiene ella<br />
si se lo toma a pecho hasta que Johnny regrese a casa otra vez. Si es que vuelve.<br />
Husmeando por los rincones de los puertos. ¿Cómo les puede gustar el mar? Sin
432<br />
embargo les gusta. Las anclas levadas. Allá que larga velas con un escapulario o una<br />
medalla puesta para darle suerte. Bueno. Y las filacterias no cómo es como lo<br />
llaman que el padre del pobre papá tenía en su puerta para tocarlo. Eso nos sacó de<br />
la tierra de Egipto y nos llevó a la casa de servidumbre. Algo en todas esas supersti-<br />
ciones porque cuando sales nunca sabes qué peligros. Agarrado a un tablón o a<br />
horcajadas sobre un madero para escapar con vida, el salvavidas puesto, tragando<br />
agua salada, y ahí acaba el finado hasta que los tiburones le echan mano. ¿Se<br />
marean alguna vez los peces?<br />
Luego llega una hermosa calma sin una nube, mar apacible, plácido, la tripulación<br />
y el cargo hechos añicos, el fondo del mar, la luna asomándose tan placentera. No<br />
tengo la culpa, compadre.<br />
Una última carcasa solitaria serpenteó por el cielo desde la feria del Mirus para<br />
recoger fondos para el hospital Mercer y estalló, deshaciéndose, y derramó un<br />
racimo de estrellas violetas menos una blanca. Flotaron, cayeron: se desvanecieron.<br />
La hora del pastor: la hora del aprisco: la hora del encuentro. De casa en casa, dando<br />
su siemprebienvenida doble llamada, iba el cartero de las nueve, su lámpara de<br />
luciérnaga en el cinto reluciendo de aquí para allá por hileras de laureles. Y entre los<br />
cinco árboles jóvenes un botafuego izado encendía la farola en Leahy's Terrace. Por<br />
cortinas de ventanas iluminadas, por jardines iguales una voz aguda iba gritando,<br />
clamando: ¡Evening Telegraph, última tirada! ¡Resultados de las carreras de la<br />
Copa de Oro! y por la puerta de la casa de Dignam un niño salía corriendo y<br />
llamaba. Agitándose el murciélago volaba para acá, volaba para allá. A lo lejos<br />
sobre las arenas, subían las rompientes arrastrándose, grises. Howth entraba en<br />
sopor, fatigado de los días largos, de los mmnmmn rododendros (era viejo) y sentía<br />
complacido la brisa de la noche alzarse, rizar la piel de helechos. Estaba tendido<br />
pero abrió un ojo rojo, profunda y lentamente respirando, en sopor pero despierto. Y<br />
lejos en los bajíos de Kish el barco-faro anclado cintilaba, guiñaba a Mr. Bloom.<br />
La vida que esos tipos de ahí tienen que llevar, clavados en el mismo sitio. La<br />
comisión de Faros Irlandeses. La penitencia por sus pecados. Los guardacostas<br />
también. Cohetes y guindola y bote salvavidas. El día que nos fuimos en crucero de<br />
placer en el Erin's King, y les arrojamos un saco de periodicos viejos. Osos en el
433<br />
zoo. Un viaje de perros. Borrachos en cubierta echando los hígados. Vomitando por<br />
la borda para alimentar arenques. Náusea. Y todas las mujeres, el miedo metido en<br />
los huesos. Milly, ni señal de canguelo. Su pañuelo azul suelto, riendo. No se sabe<br />
lo que es la muerte a esa edad. Y además los estómagos limpios. Pero tienen miedo<br />
a perderse. Cuando nos escondimos detrás del árbol en Crumlin. Yo no quería.<br />
¡Mamá! ¡Mamá! Bebés en el bosque. Asustándolos con máscaras además.<br />
Tirándolos al aire y luego cogerlos. Te mato. No tiene gracia en absoluto. O cuando<br />
los niños juegan a la guerra. Se lo toman en serio. Cómo puede la gente apuntar con<br />
un arma a otros. Alguna vez se disparan. ¡Pobres críos! Las únicas preocupaciones<br />
son ensipela y urticaria. Purgante de calomel le di para eso. Después al mejorarse<br />
dormida con Molly. Sus mismos dientes. ¿Qué es lo que desean? to otra ella? Pero<br />
aquella mañana que la perse<br />
1 guía con el paraguas. Quizá de ese modo para no lastimarla. Le tomé el pulso.<br />
Hacía tictac. Qué manita más pequeña: ahora grande. Queridísimo papi. Todo lo<br />
que una mano dice cuando la tocas. Le gustaba contar los botones de mi chaleco. Su<br />
primer corsé recuerdo. Tenía que reírme al verlo. Las tetitas al principio. La<br />
izquierda más sensible, creo. La mía también. ¿Más cerca del corazón? Se ponen<br />
relleno si está de moda grandes. Los dolores del crecimiento por las noches,<br />
llamaba, me despertaba. Estaba asustada cuando le vino la primera vez. ¡Pobre niña!<br />
Momento extraño para la madre también. Le recuerda su pubertad. Gibraltar.<br />
Mirando desde Buena Vista. La torre de O'Hara. Las aves marinas graznando. El<br />
mono de la vieja Berbería que se tragó a su familia entera. Puesta de sol, cañonazo<br />
para que los hombres crucen las líneas. Mirando a lo lejos el mar ella me dijo. Atar-<br />
decer como éste, pero claro, sin nubes. Siempre pensé que me casaría con un lord o<br />
un señor rico con su propio yate. Buenas noches, señorita. El hombre ama la<br />
muchacha hermosa. ¿Por qué yo? Porque tú eras tan distinto a los otros.<br />
Mejor no quedarme aquí pegado toda la noche como una lapa. Este tiempo te<br />
adormila. Deben de ser cerca de las nueve por la luz. Volver a casa. Demasiado<br />
tarde para Leab. Lily ofKiflarney. No. Podría aún estar levantada. Pasar por el hos-<br />
pital para ver. Espero que ya haya dado a luz. Largo día el que he tenido. Martha, el<br />
baño, el entierro, casa de Yaves, el museo con esas diosas, canción de Dedalus.
434<br />
Luego aquel bocazas en Barney Kieman. Bien que me las cobré. Borrachos<br />
energúmenos lo que le dije sobre su Dios le hizo pupa. Error devolver el golpe. ¿O?<br />
No. Deberían irse a casa y reírse de ellos mismos. Siempre quieren mamarse con<br />
otros. Recelosos de estar solos como niño de dos años. Supongamos que me pegara.<br />
Verlo de otra manera. No estaría tan mal entonces. A lo mejor no quiso ofender.<br />
Tres hurras por Israel. Tres hurras por la cuñada de la que largaba lo suyo por ahí,<br />
tres colmillos en la boca. El mismo estilo de belleza. Un grupito perfecto para tomar<br />
una taza de té. La hermana de la mujer del salvaje de Bomeo ya está en la ciudad.<br />
Imagínate eso por la mañana temprano y a corta distancia. De gustos no hay nada<br />
escrito dijo Morris cuando besó a la vaca. Pero lo de Dignam ha sido la guinda.<br />
Casas de luto tan deprimentes porque nunca se sabe. De todos modos ella necesita<br />
el dinero. Tengo que pasar a ver a esos de la Scottish Widows como prometí.<br />
Extraño nombre. Se da por supuesto que nosotros la espichamos primero. Aquella<br />
viuda el lunes fue que a la puerta de Cramer me miró. Maridito enterrado pero<br />
prosperando con la póliza. Su óbolo de viuda. ¿Bien? ¿Y qué quieres que haga?<br />
Tiene que abrirse camino. Los viudos me fastidian. Se les ve tan desolados. La<br />
mujer del pobre O'Connor y los cinco hijos envenenados con mejillones. Las aguas<br />
fecales. Desesperado. Alguna buena mujer madura de sombrero arrufaldado que lo<br />
mime. Que tire de él, cara de plato y delantal largo. Pololos de franela para señora,<br />
tres chelines el par, rebajas extraordinarias. Llana y amada, amada para siempre,<br />
dicen. Fea: ninguna mujer cree que lo es. Ama, échate y pásatelo bien que mañana<br />
moriremos. Verle algunas veces andando por ahí intentando descubrir quién se la<br />
jugó. Q.T.C.: colgado. Es el destino. Él, no yo. También una tienda a menudo<br />
observada. La maldición parece amenazarlo. ¿Soñé anoche? Espera. Algo confuso.<br />
Ella llevaba las zapatillas rojas. Turcas. Llevaba los pantalones. ¿Supongamos que<br />
sí? ¿Me gustaría ella en pijama? Muy dificil la respuesta. Se ha ido Nannetti. El<br />
barco-correo. Por Holyhead ahora. Tengo que amarrar ese anuncio de Yaves.<br />
Trajinarme a Hynes y a Crawford. Enaguas para Molly. Tiene de sobra para llenar-<br />
las. ¿Qué es eso? Podría ser dinero.<br />
Mr. Bloom se agachó y le dio la vuelta a un trozo de papel sobre la playa. Se lo<br />
acercó a los ojos y lo examinó. ¿Carta? No. No se lee. Mejor irse. Mejor. Estoy
435<br />
cansado para moverme. Hoja de un viejo cuaderno. Todos esos hoyos y guijarros.<br />
¿Quién los podría contar? Nunca se sabe lo que te puedes encontrar. Botella con la<br />
historia de un tesoro dentro, despojos de un naufragio. Paquetes postales. A los<br />
niños siempre les gusta echar cosas al mar. ¿Confianza? Pan que se echa al agua.<br />
¿Qué es esto? Un palo pequeño.<br />
¡Oh! Exhausto esa mujer me ha dejado. No tan joven ya. ¿Vendrá por aquí<br />
mañana? Esperarla en algún lugar por siempre. Tengo que volver. Los asesinos<br />
vuelven. ¿Volveré yo?<br />
Mr. Bloom con su palo suavemente removió la espesa arena a sus pies. Escribe un<br />
mensaje para ella. A lo mejor aguanta. ¿Qué?<br />
YO.<br />
La planta de algún caminante lo pisará por la mañana. Inútil. Borrado. La marea<br />
llega hasta aquí. Vi un charco junto al pie de ella. Inclinarse, ver mi cara ahí, espejo<br />
oscuro, respirar sobre la superficie, se estremece. Todas estas rocas con arrugas y<br />
cicatrices y letras, ¡Oh, transparentes! Además no saben. Qué quiere decir de verdad<br />
ese otro mudo. Te llamé diablillo porque no me gusta.<br />
SOY. UN.<br />
No queda sitio. Dejémoslo.<br />
Mr. Bloom borró las letras con la bota lenta. Imposible en la arena. Nada crece.<br />
Todo se desvanece. No hay peligro de que los grandes barcos lleguen hasta aquí.<br />
Excepto las gabarras de Guinness. La vuelta a Kish en ochenta días. Hecho a<br />
propósito.<br />
Arrojó lejos su pluma de madera. El palo cayó en arena encenagada, hincado. Si<br />
intentaras hacerlo una semana entera no acertarías. Suerte. No nos volveremos a<br />
ver. Pero estuvo bien. Adiós, querida. Gracias. Me hiciste sentir tan joven.<br />
Echar una cabezadita ahora si pudiera. Deben de ser cerca de las nueve. El barco<br />
de Liverpool pasó hace tiempo. Ni siquiera el humo. Y puede hacer lo otro. Lo hizo<br />
además. Y Belfast. No iré. Carrera para allá, carrera de vuelta a Ennis. Dejémoslo.<br />
Cierra los ojos sólo un instante. No me voy a dormir, sin embargo. Medio sueño.<br />
Nunca vuelve a ser lo mismo. El murciélago otra vez. Él no es malo. Sólo algunos.
436<br />
Oh mi pequeña toda tu doncellablancura destapada vi hasta lo alto de tu sucio<br />
ortesiscorsé me hicieron amor pegajoso nosotros dos cariño Grace traviesa ella a él<br />
las y media la cama meten si acaso puntillas para Raoul de perfume tu mujer pelo<br />
negro estremecimiento bajo redondón señorita ojos jóvenes Mulvey orondas tetas a<br />
mí carro del pan Winkle zapatillas rojas ella en sueño herrumbroso vagar años de<br />
ensueños volver trasero Agendath desmayado amorcito me enseñó su año que viene<br />
en bragas vuelta que viene en su que viene su que viene.<br />
Un murciélago voló. De aquí. Para allá. De aquí. A lo lejos en lo gris una<br />
campana repicó. Mr. Bloom con la boca abierta, la bota izquierda enarenada por los<br />
lados, se inclinó, respiró. Sólo por unos pocos<br />
Cuco<br />
Cuco<br />
Cuco<br />
El reloj sobre la repisa de la chimenea en la casa del cura reclamó donde el<br />
Canónigo O'Hanlon y el Padre Conroy y el reverendo John Hughes S. J. tomaban el<br />
té y panecillos con mantequilla y chuletas de cordero fritas con salsa de tomate y<br />
hablaban sobre el<br />
Cuco<br />
Cuco<br />
Cuco<br />
precisamente porque era un pequeño canario el que salía de su casita para dar la<br />
hora es por lo que Gerty MacDowell se dio cuenta aquella vez que estuvo allí<br />
porque ella era muy rápida en algo así, y tanto que lo era Gerty MacDowell, y se dio<br />
cuenta en seguida que aquel señor extraño que estaba sentado en las rocas mirando<br />
era un<br />
Cuco
437<br />
14<br />
Cuco<br />
cuco.<br />
DIRETA Holles Eamus. Direita Holles Eamus. Direita Holles Eamus. Mándanos<br />
esclarecido, esclarecido, Horhom, savia y del vientre fruto. Mándanos esclarecido,<br />
esclarecido, Horhom, savia y del vientre fruto. Mándanos esclarecido, esclarecido,<br />
Horhom, savia y del vientre fruto.<br />
¡Arriba es niñounniño arriba! ¡Arriba es niñounniño arriba! ¡Arriba es niñounniño<br />
arriba!<br />
Universalmente ese acumen de una persona es estimado muy poco perceptivo<br />
concerniente a cualesquiera asuntos sean considerados como más beneficiosos por<br />
mortales de sapiencia dotados para ser estudiados quien ignorante sea de aquello<br />
que el mejor en doctrina erudito y ciertamente por razón de aquello en los que el<br />
atributo de las más altas mentes dignas de veneración constantemente mantienen<br />
cuando por consentimiento general afirman que otras circunstancias siendo iguales<br />
por no esplendor exterior es la prosperidad de una nación más eficazmente<br />
atestiguada que por las medidas de hasta dónde puede haber progresado hacia<br />
adelante el tributo de su afán de permanencia proliferante que de los males el<br />
original si estuviera ausente cuando afortunadamente presente constituye la señal<br />
cierta del incorrupto favor de la omnipolinizante naturaleza. Porque ¿quién hay que<br />
cualquier cosa de alguna significación haya comprendido y no sea consciente de que<br />
ese esplendor exterior pueda ser la superficie de una realidad lútea proclive al<br />
precipicio o por el contrario alguien que sea tan obtuso que no perciba que puesto<br />
que no hay bendición de la naturaleza que pueda enfrentarse a la generosidad de la<br />
propagación así que incumbe a cada o uno de los más justos ciudadanos erigirse en<br />
exhortador y amonestador de sus semejables y temblar no fuera que lo que en el<br />
pasado había sido excelentemente comenzado por la nación pudiera ser en el futuro<br />
no con igual excelencia logrado si algún impúdico hábito hubiera de denigrar<br />
gradualmente las honorables costumbres por los ancestros transmitidas hasta una tal
438<br />
profundidad que cualesquiera que en extremo audaz fuera quien tuviera la osadía de<br />
alzarse afirmando que no puede para nadie haber ofensa más odiosa que a la dejadez<br />
olvidadiza consignar aquel evangélico comando juntamente promesa que sobre<br />
todos los mortales con profecía de fertilidad o con amenaza de disminución así<br />
exaltara acerca de la reiteradamente función procreadora por siempre irrevocable-<br />
mente ordenada?<br />
No hay razón por tanto por qué habríamos de maravillarnos si, como los mejores<br />
historiadores cuentan, con los celtas, quienes nada que no fuera por su propia<br />
naturaleza admirable admiraban, el arte de la medicina hubiera sido altamente<br />
reverenciado. Por no hablar de hospitalerías, leproserías, sudaderos, fosas de<br />
plagados, sus grandes fisicos, los O'Shiels, los O'Hickeys, los O'Lees han fijado<br />
aplicadamente los distintos métodos por los cuales el enfermo y el recidivo hallaron<br />
de nuevo la salud hubiera sido el mal el baile de San Vito o la descomposición de<br />
vientre. Verdaderamente en cualquier obra pública que en ella se encuentre algo de<br />
peso la preparación debiera ser de importancia proporcionada y por tanto un plan<br />
por ellos fue adoptado (bien porque hubo sido anteriormente examinado o como<br />
maduración de la expenencia es dificil de ser asegurado puesto que las opiniones<br />
discrepantes de subsiguientes avenguadores no son hasta el presente congruentes<br />
como para hacerlo manifiesto) por lo que la maternidad quedó tan lejana de<br />
cualquier posibilidad de accidente que cualquier atención que la paciente requiriera<br />
principalmente en ese momento extremadamente duro para la mujer y no sólo para<br />
aquellas opulentamente acaudaladas sino también para aquella que no siendo<br />
suficientemente adinerada apenas y a menudo ni siquiera apenas podía subsistir<br />
valerosamente y por un emolumento insignificante era atendida.<br />
Para ella nada ya entonces ni a partir de entonces era capaz de ser molestoso por<br />
esto principalmente se dolían todos los ciudadanos a no ser por las madres<br />
proliferantes la prosperidad en absoluto podría existir lo mismo que ellos habían re-<br />
cibido la eternidad los dioses la generación de mortales para que les fuera prop icio,<br />
si ése era el caso esforzándose, parturienta en vehículo hacia allí llevando deseo<br />
inmenso entre todas una a la otra la impulsaban para ser recibida en aquel domicilio.<br />
¡Oh cosa de prudente nación no solamente por ser vista sino también incluso por ser
439<br />
estimada digna de ser ensalzada porque ellos a ella de antemano empezaron a verla<br />
madre, porque ella de pronto por ellos a punto de ser cuidada había comenzado<br />
sentía!<br />
Ant nascencia el ninno dicha aue. Adientro del uientre veneracion él retouo.<br />
Quequier et por quales maneras fiziesse serenas guisas fecho souo. Un estrado por<br />
couigeras celado con sano yantar folgado, pañales de limpio estremança commo si<br />
encaecido ouiesse et por sabio proveimiento bastido fuesse, mas ende guisado de<br />
mengías non e mester ni de engennos de cirugiano que son apuestos pora el su<br />
propio caso auenido por non ementar estanças de muit esquiuos acaesceres en<br />
muchas latitudes por nueso terreal orbe abastaban cab ymagenes divinas et<br />
humanales, la cogitacion daquel por desarrimadas mugieres es a tumesçencia<br />
conduxente u alleva la salida en aluergue de madres erzido et lumbroso et enforma-<br />
do et fremoso o, farto lazrada et maiada, essora quella e encostada, ella e quitada.<br />
Un omne que de camino sedía cabo la puorta detenido se hubo ca la noche se<br />
llegava. De la yente de Israel aquel omne era qui so la tierra andudiera aluen et<br />
enderredor. Por voluntad e de grado solo habíase llegado fasta aquella morada.<br />
Daquella morada A. Home era el señor. Setenta camas allí guarece de madres<br />
plenas do costumnan a yazer pora soffrir e encaescer rezios ninnos ansí el ángel de<br />
Dios a María dixera. Dúes coidadoras por allí andieron, blancas iermanas en<br />
aluergue espierto. Escocimientos ellas calman, aquexamientos assessegan: en doce<br />
lunas tres vezes un ciento. Fideles de cama alacayas ellas ados son, pora Horne<br />
endereçan lazrado aluergue.<br />
En ospital cauta la coidadora oyó al omne llegar de coraçón cabiloso ayna<br />
levantado ha con griñón cobierta la su portalada a él complida mientre ha<br />
despagado. Oh, fucilazo quebrante relumbra assora en el sénit güeste de Irlanda.<br />
Grande temor ella tuvo que Dios el Vengador toda la humanidad astragar fuera por<br />
los sus ensuciados pecados. La cruz de Cristo en sus pechos ella fizo e afincóle pora<br />
que baxo su morada entrara. Aquel omne asmando su guisa complida adeliñóse a la<br />
casa de Horne.<br />
Gran miedo tuvo a la puerta del castiello de Home retouyendo el su sombrero el<br />
buscador estudo. En la morada Bella antaño él ospedóse con amada esposa e
440<br />
escantadora fiia dende sobre tierra e mar nueve años había luengamente errado. Una<br />
vegada ella hallárelo en el ancón del burgo a su saludación él non había contestado.<br />
Él esforgóse por su perdón alcanjar con asaz conseio ca la su faz bienfadada pare-<br />
cióle, la su faz, tan moçuela. Ayna los sos ojos alumbráronse, effloresçer de<br />
arreboles por sus deleitosas palabras.<br />
Como los ojos della perçibieran el atramento de su atavío ende angostura maginó.<br />
Complida fuera depués donde antes coytada fuera. Él a ella preguntóle por los<br />
mandados del Doctor O'Hare de lueñes riberas inviados y ella con sospiro encogido<br />
contestóle que Doctor O'Hare en el cielo estaba. Desmarrido seye el omne esas<br />
palabras oír que grandemente en las sus entramas con dolor pesaban. Todo ella le<br />
contara, plorando por la muerte del amigo tan temprana, anque siempre sin querer la<br />
justicia de Dios rechaçar. Ella dixo que hie tenido una apuesta muerte por grado del<br />
Cnador con clérigo misacantano pora confesar, ostia santa e óleo de omnes do-<br />
lientes pora sos membros. El omne estonces asaz lazrado a fermana ha preguntado<br />
de qué guisa el omne muerto muerto hubo e Permana hale contestado e dicho que en<br />
ínsula Mona hubo muerto por causa del cancro de ventre tres años faze en Nadal<br />
venidera e a Dios Misincordioso rogaba que el alma bienquerida en la su Gloria<br />
tuviera. Oyó él súas marridas palauras, retouyendo el sombrero marrado miraba.<br />
Ansí desta guisa elos amos entonces en angostura souieron.<br />
Por tanto, hombre del mundo, cuida tu fin último que es la muerte y el polvo que<br />
apuña a todo hombre que de mujer es nacido porque así como desnudo sale del<br />
vientre de su madre del mismo modo desnudo ha de irse postreramente como llegó.<br />
El hombre que a la casa entrado había luego fabló a la mujer de enfermería y<br />
demandóle cómo se hallaba la mujer de parto que allí yacía. La mujer de enfermería<br />
contestóle y dijo que esa mujer estaba ya con dolores tres luengos días y que sería<br />
un parto arrevesado y no çensillo de apechar pero que sin tardanza se acabaría. Ella<br />
dijo había visto muchos partos de mujeres pero nunca ninguno tan arrevesado como<br />
el parto de esa mujer. Luego le enformó de todas las minucias porque sabía que el<br />
hombre antaño había vivido cerca de aquella casa. El hombre oyó sus palabras y<br />
maravillóse de las coitas de las mujeres en los dolores de parto para ser madres y<br />
maravillóse al ver la faz della entodavía faz fermosa para cualquiera hombre anque
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por mucho tiempo ha sido moza. Nueve veces doce los fluxos de sangre blasman su<br />
marra de fijos.<br />
Y en tanto que así hablaban la puerta del castiello abnose y hasta ellos llegó gran<br />
ruido como de alcavela aparejada para yantar. Y hasta aquel logar acercóse donde<br />
afincados estaban un mozo caballero escolar nombrado Dixon. Y el andante<br />
Leopoldo era dél cognocido dende que aconteciera que amos atingencia tuvieran en<br />
la casa de misincordia donde este caballero escolar hallábase por causa que el<br />
andante Leopoldo allí adeliño para se guarir por razón de ser fendo en los pechos<br />
por una lanza conque un horrible y espantoso dragón húbole jasado para eso fizo un<br />
ungüento de sal volátil y crisma abastadamente. Y díjole luego que debría entrar en<br />
aquel castiello para tomar solaz con los que dentro estaban. Y el andante Leopoldo<br />
dijo quél debría ser ido a un otra parte porque era hombre caboso y sotil. También la<br />
dama fue del mesmo acuerdo y reprochó al caballero escolar anque ella bien sabía<br />
que el andante no había dicho verdad por su sotileza. Mas el caballero escolar no<br />
quería oír decir no ni complir su comendamiento ni saber de nada que no plaziera a<br />
su gusto y fablóle de las maravillas del castiello. Y el andante Leopoldo entró en el<br />
castiello para se holgar durante un rato desmarridos había los membros depués de<br />
muchas andanzas ambulando por vanas tierras y otrossí por deleitosos placeres<br />
amatonos.<br />
Y en el castiello estaba puesta una mesa que era de abedul de Finlandia y<br />
soportada por cuatro enanos de aquellas comarcas pero no se aventuraban a moverse<br />
por el encantamiento. Y sobre esa mesa había espantosas espadas y cuchillos que<br />
son hechos en grandes algares por afanados demonios que forjan de blancas llamas<br />
y luego fijan en los cuernos de búfalos y venados que allí asombrosamente abundan.<br />
Y había vasos labrados por la magia de Mahoma con arenas de mar y aire por un<br />
encantador con el soplo que sopla en ellos asemejado a burbujas. Y copiosas y<br />
regaladas vituallas había sobre la mesa que ningún nacido podría antojarse más<br />
copiosas ni más regaladas. Y también había una cuba de plata que con mañas era<br />
accionada en la que yacían extraños peces carecientes de cabezas aunque hombres<br />
descreídos rechazan que cosa así sea posible a no ser que lo vieren empero así<br />
acontece. Y estos peces yacen en agua oleosa traída cabalmente desde las tierras de
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Portugal por causa de la gasa que hay dentro semejante a los caldos de las<br />
almazaras. De la mesma suerte era maravilla ver en aquel castiello cómo por arte de<br />
magia hacían en aquel castiello un conmisto de ubérrimos granos de trigo de Caldea<br />
que con ayuda de ciertos espíritus mflamados que en él ponen se hincha asombrosa-<br />
mente semejando una inmensa montaña. Y allí se enseña a las serpientes a<br />
enroscarse en luengos palos clavados en el suelo y las escamas de esas serpientes<br />
fermentan un mejunje semejante al aguamiel.<br />
Y el caballero escolar tuvo a bien verter para el Infante Don Leopoldo una colana<br />
y la sirvió con agrado al tiempo que todos los que allí estaban bebían sin<br />
exceptuación. Y el Infante Don Leopoldo enderezóse la babera para contentarle y<br />
tomó derechamente una miaja por atenencia porque nunca bebía en modo alguno<br />
aguamiel la cual apañó y luego muy veladamente abocó la mayor parte en el vaso<br />
del vecino y el vecino no paró mientes en el ardid. Y con ellos se sentó en el<br />
castiello para reposar allí un rato. Loado sea el Todopoderoso Dios.<br />
En el entretanto esta buena hermana que a la puerta estaba rogóles por respeto a<br />
jesús nuestro Señor Poderoso que dejaran la folganza porque arriba había una<br />
persona empreñada, una noble señora, presta a dar nacimiento a toda priesa. El<br />
caballero Don Leopoldo oyó en la estancia damba gran clamor y preguntóse por la<br />
razón daquel clamor por si fuera de mujer o niño y admírame, dijo él, que entodavía<br />
no haya uviado. Paréceme que lleva larga tardanza. Apercibió y avistó a un hidalgo<br />
de nombre Lenehan de allende la mesa entrado en años más que esotros y porque<br />
ambos eran caballeros de bien en la mesma empresa y también por causa de ser él<br />
de más edad hablóle con gran comedimiento. Mas, díjole él, no ha de tardar luengo<br />
tiempo antes de que encaezca por la munificencia de Dios y haya solaz en su<br />
alumbramiento porque ha aguardado un tiempo asombrosamente largo. Y el hidalgo<br />
que había bebido dilo, Esperando a cada momento que el próximo fuera el suyo. Del<br />
mismo modo cogió la copa que ante él estaba porque para él no había necesidad que<br />
nunca nadie le pidiera ni tampoco le exhortara a beber, Agora bebamos, dijo él, con<br />
gran delectamiento, y abuzóse cuanto pudo a la salud de ambos porque era hombre<br />
bueno concemiente a su contentamiento. Y el caballero Don Leopoldo que era el<br />
más considerado huésped que nunca se sentara en sala de escolares y del mesmo
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modo era el hombre más manso y el más afable que nunca metiera mano de labriego<br />
bajo gallina y del mesmo modo era el más fiel caballero que en el mundo hubiere<br />
nunca alguno fizo mejor servicio a dama gentil por él alzó comedidamente la copa.<br />
Quebrantos de mujer con asombro valorando.<br />
Hablemos agora de la compaña que allí estaba con el propósito de embriagarse si<br />
capaces fueran. Había esotros escolares a ambos lados de la mesa, hase de entender,<br />
el por nombre conocido de Dixon el mozo de Santa María de la Merced con otros<br />
sus compañeros Lynch y Madden, estudiantes de medicina, y el hidalgo conocido<br />
como Lenehan y un otro de Alba Longa, un Crotthers, y el mozo Stephen que tenía<br />
semblante de fraile y estaba a la cabecera de la mesa y Costello al que muchos<br />
llaman Ponche Costello tiempo ha por fazaña que fizo antaño (de todos ellos,<br />
excepto el mozo Stephen, él era el más embriagado y aún demandaba más<br />
aguamiel) y junto a él el manso caballero Don Leopoldo. Mas todos esperaban al<br />
mozo Malachi porque prometido hubo que habría de llegar y alguno con mal<br />
acuerdo había dicho que había quebrantado su promisión. Y el caballero Don<br />
Leopoldo sentóse con ellos porque profesaba apretada amistad al caballero Don<br />
Simón y a su hijo el mozo Stephen y era por causa de su languideza por lo que allí<br />
se encalmó depués de luengo ruar pues era gasajado en tales circunstancias de la<br />
más fiada suerte. Por compasión avisado, con amor acuciado con empeño de ruar,<br />
remiso de partirse.<br />
Pues ellos eran en verdad ingeniosos escolares. Y él oía las pláticas dellos el uno<br />
con el otro tocante a nacencia y justicia, el mozo Madden ahirmaba que dado el caso<br />
sería grande pesar que la mujer muriera (porque así había acontecido hacía como un<br />
año con una mujer de Eblana en la casa de Horne que había traspasado las barreras<br />
de este mundo y la mesma noche antes de morir todos los menges y boticarios<br />
tomaron consejo sobre el caso della). Y allegaron aindamáis que ella ha de vivir<br />
porque al principio, dijeron, la mujer con dolor parirá sus hijos por lo que aquellos<br />
que eran de la mesma figuración concertaron que el mozo Madden había dicho<br />
verdad porque él tenía remordimiento de dejarla morir. Y a no pocos y entre ellos<br />
hallábase el mozo Lynch hacíaseles dubitable si por ventura el mundo estuviera<br />
agora peor govemado que nunca antes lo fuera por más que el pueblo ignoble lo
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creyera de otra suerte aunque ni la ley ni sus jueces pongan remedio alguno. Que<br />
Dios nos libre. Malavés fuera eso dicho cuando todos vocearon en un solo clamor<br />
que no, por la Virgen Madre, que la mujer debería vivir y la creatura morir. Con<br />
ocasión de lo cual escalentáronse los ánimos sobre el tal artículo y ya fuera por la<br />
disputa ya por la bebida lo cierto es que el hidalgo Lenehan estaba pronto a<br />
abocarles malta de suerte que desta guisa no faltara regocijo. Luego el mozo<br />
Madden explicóles puntualmente todas las cuestiones y díjoles cómo ella estaba<br />
muerta ya fuera por mor de la santa religión ya fuera avisado por romero o por<br />
santero o por promesa que él hiciera a San Ultan de Arbraccan el marido de su casa<br />
dueño no quería aceptar la muerte della por lo que todos tomaron grandísima<br />
aflicción. A lo que el mozo Stephen prosiguió diciendo estas palabras: Mormurar,<br />
caballeros, acaece mesmamente entre legos. Amos, la creatura y la engendrante<br />
loando agora a su Criador, la una en caliginoso limbo, la otra en el purgatorio. Mas,<br />
a fe mía ¿qué de esas almas por Dios eseíbles que nosotros por las noches<br />
devedamos, que es gran pecado contra el Espíritu Santo, Dios Verdadero y Dador<br />
de Vida? Porque, caballeros, folgar es breve. Somos instrumentos para esas<br />
pequeñas creaturas dentro de nosotros y la naturaleza tiene otras metas que no-<br />
sotros. Luego dijo Dixon el joven a Ponche Costello si él sabía qué metas fueran.<br />
Mas éste había bebido en demasía y las únicas palabras que dél pudo tener fue que<br />
con gusto deshonraría a una dama fuera ella casada o mozuela o manceba si desa<br />
suerte acontecielle y estorciese la ardicia de su lascivia. A esto Crotthers de Alba<br />
Longa elogió los complimientos quel mozo Malachi fizo de la bestia de nombre<br />
unicornio y cómo una vez en el milenio córrese por el cuerno, el otro en tanto,<br />
espoleado por las burlas con las que ellos mofábanse dél, todos a un tiempo dando<br />
fe por los torillos de San Follino quél era capaz de hacer cualquier suerte de cosa<br />
que a hombre cupiérale hacer. A lo que todos rieron con gran esparcimiento excepto<br />
el mozo Stephen y el caballero Don Leopoldo que nunca se aventuraba a reír<br />
derechamente por razón de un extraño humor que no quería revelar y mesmamente<br />
porque dolíase de la parturienta fuera ella quien fuera o estuviera donde estuviera.<br />
Luego habló el mozo Stephen despechado con la madre Iglesia que quería arrojarlo<br />
de su seno, de los preceptos canónicos, de Lilith, patrona de abortos, de barrigas
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hinchadas por el viento con semillas de fulgor o por el empuje de vampiros boca a<br />
boca o, como Virgilio dice, por influjo del viento del oeste o por los vahos de la flor<br />
maya o si ella yaciera con mujer con la que su hombre acaba de yacer, eectu secuto,<br />
o acaso en el baño conforme a Averroes y Moisés Maimónides. Dijo también cómo<br />
al final del segundo mes un alma humana era infundida y cómo en todos nuestra<br />
santa madre siempre cuida la grey de las almas a la mayor gloria de Dios en tanto<br />
que esa madre terrenal que no era más que una hembra para parir bestialmente<br />
debería morir conforme a los preceptos de la Iglesa porque así lo dice el que ostenta<br />
el sello del pescador, el mesmo Pedro bendito que sobre la roca dél fue la santa<br />
Iglesia por los siglos de los siglos fundada. Todos aquellos équites preguntáronle<br />
luego al caballero Don Leopoldo si en caso semejante apeligraría la vida della hasta<br />
aventurar vida para salvar la vida. Cautela de ánimo llevávale a contestar de suerte<br />
que a todos contentara y, poniendo mano en quexadas, dijo con disimulación, con-<br />
forme su avezadura era, que según él tenía entendido, que siempre había amado el<br />
arte de la fisica según le es a lego premitido, y conforme a su esperiencia de un tan<br />
raro acidente era bueno para la madre Iglesia que acertadamente en un solo golpe<br />
tuviera los dineros de nacimiento y muerte y desta guisa avisadamente libróse de<br />
sus preguntas. Que eso es cierto, pardiez, dijo Dixon, y, o engáñome, palabras<br />
preñadas son. Eso oyendo el mozo Stephen regocijóse sobremanera y aseguró que<br />
aquel que al pobre robara al Señor prestaba porque teníale la locura por causa de la<br />
bebida y que agora hallábase desta manera confirmóse a toda priesa.<br />
Mas el caballero Don Leopoldo estaba grandemente malhadado por razón de sus<br />
palabras que todavía apesadumbrábale el espanto que daba el griterío de las mujeres<br />
en dolores de parto y que a él se le acordaba de su buena dueña Doña Manon que<br />
habíale dado un único hijo varón que en su onzavo día de vida muerto hubo y que<br />
ningún hombre sabido pudo salvar así de negro es el destino. Y el corazón della<br />
quedó grandemente apenado por aquel aciago azar y para el enterramiento fizole<br />
ella una juba fermosa de lana de cordero, flor del rebaño, por que no espereciera<br />
acabadamente y yaciera con frido (pues era entonces a mediados del invierno) y<br />
agora el caballero Don Leopoldo que su sangre no habíale dado hijo varón por<br />
heredero miró en él en el hijo del amigo y cerróse entristecido por causa de la
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venturanza pasada y acontecido como él estaba por no haber un hijo de tan noble<br />
coraje (pues todos teníanle de buenas partes) de la mesma suerte lo estaba por el<br />
mozo Stephen pues vivía en el bollicio con aquellos despendedores y despachábase<br />
de sus bienes en mozas del partido.<br />
Para aquel entonces el joven Stephen tenía llenas las copas que habían quedado<br />
vacías de suerte tal que no habría durado sino un poco más si los más prudentes no<br />
hubiéranle oscurecido el acceso a aquel que todavía iba y venía con tanta asiduidad<br />
y que, rezando por las intenciones del soverano pontífice, rogóles que brindaran por<br />
el vicario de Cristo que también como él dijo es vicario de Bray. Bebamos todos<br />
pues, dijo él, de este cáliz y tomad esta aguamiel que no es parte de mi cuerpo sino<br />
corpamiento de mi alma. Dejad la fracción del pan para aquellos que sólo de pan<br />
viven. No temáis por vuestras necesidades porque esto os confortará más que lo otro<br />
os consternará. Mirad aquí. Y mostróles las monedas resplandescientes del tributo y<br />
cédulas de orfebre por valor de dos libras y diecinueve chelines que había obtenido,<br />
dijo él, por una cantiga que él escribiera. Todos quedaron admirados al ver las<br />
susodichas riquezas dada la penuria de dinero en la que hasta entonces había estado.<br />
Sus palabras fueron luego las que aquí se trasladan: Sabed todos, dijo, que las<br />
desgracias del momento levantan mansiones de eternidad. ¿Qué significación tiene<br />
esto? El viento del deseo agosta el espino majuelo pero después pasa de abrojo a ser<br />
una rosa sobre la cruz del tiempo. Escuchad esto. En el vientre de mujer la palabra<br />
se hace carne pero en el espíritu del hacedor toda carne que fenece se convierte en la<br />
palabra que nunca morirá. Esto es la poscreación. Omnis caro ad te veníet. No hay<br />
duda de que gran poder ha de tener el nombre de la que lanzó a su destino<br />
inexorable el cuerpo amado de nuestro Redentor, Salvador y Pastor, nuestra madre<br />
poderosa y madre venerabdísima pues como Bernardo dice muy acertadamente Ella<br />
tiene una omnipotentiam deíparae supp&cem, a saber, una omnipotencia de petición<br />
puesto que ella es la segunda Eva y nos recuperó, dice Agustín también, en tanto<br />
que la otra, nuestra abuelita, a la que estamos ligados por anastomosis sucesiva de<br />
cordones umbilicales a todos nos vendió, simiente, casta y cría por manzana de a<br />
ochavo. Pero la cuestión es ésta. O bien ella lo conoció, a la segunda me refiero, y<br />
no fue más que criatura de la criatura de ella, vergine madre, figlia di tuo figlio, o
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no lo conoció y entonces ella se encuentra en la misma negación o ignorancia que<br />
Pedro Pescador que vive en la casa que Jack construyó y con José el fijador patrono<br />
de la defunción dichosa de todos los matrimonios desdichados, parce que M. Léo<br />
Taxil nous a dit que qui l'avait mise dans cette fichue position c était le sacré<br />
pigeon, ventre de Dieu! Entweder transustancialidad oder consustancialidad pero<br />
nunca subsustancialidad. Y todos clamaron ante aquello porque eran palabras harto<br />
ruines. Un preñado sin goce, dijo él, un parto sin dolor, un cuerpo sin mácula, una<br />
panza sin barriga. Dejad que el obsceno con fe y fervor venere. Nosotros con fuerza<br />
nos enfrentaremos, lo refutaremos.<br />
En esto Ponche Costello martilleó con el puño la mesa y hubiera cantado un canon<br />
indecente Staboo Stabella sobre una moza a la que dejó preñada un matón<br />
juerguista en Germanía que al punto se dispuso a entonar:<br />
Los primeros tres meses no se encontraba bien, Staboo, cuando hete aquí que la<br />
enfermera Quigley desde la puerta con enojo mandóles hacer chitón deberíais<br />
avergonzaos no es que no sólo no estuviera bien como ella les recordó estaba<br />
resuelta a tenerlo todo en orden para cuando apareciera lord Andrew pues no estaba<br />
dispuesta a que ningún terrible alboroto pudiera menguar el honor de su guardia.<br />
Era una anciana y triste matrona de apariencia apacible y ademanes cristianos, en<br />
vestiduras negruzcas acomodándose a su pesadumbre y semblante arrugado,<br />
tampoco a su exhortación faltóle efecto pues inmoderadamente Ponche Costello fue<br />
por todos ellos recriminado y le regañaron por grosero con civiliza da brusquedad<br />
unos y le hicieron temblar con amenazas de zalamerías otros al tiempo que todos<br />
ellos se metían con él, que el cebollino coja una zangarriana, qué demonios estaría<br />
haciendo, so palurdo, so escuchimizado, so hijo de pingo, so muerto de hambre, so<br />
mondongo, so engendro de renegado, so nacido en la cuneta, so malparido, que<br />
cerrara ya su hocico de borracho de mona babosa, el bueno de Don Leopoldo que<br />
tenía por timbre suyo la flor de la serenidad, gentil mejorana, avisando que era<br />
ocasión única la más sagrada la más merecedora de ser sagrada. En la casa de Home<br />
la calma debe reinar.<br />
Para ser breve este discurso apenas había pasado cuando Maese Dixon de María<br />
de Eccles, sonriendo abiertamente, preguntóle al joven Stephen cuál fuera la razón
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por la que no habíase enfrontado a tomar los votos de fraile y él contestóle que<br />
obediencia en el vientre materno, castidad en la tumba aunque pobreza involuntaria<br />
todos los días de su vida. Maese Lenehan a esto arguyó que había oído de esas<br />
hazañas nefarias y de cómo, según las había oído contar, él había empañado la<br />
hermosura de azucena de la virtud de una confiada doncella lo que era corrupción<br />
de menores y todos ellos manifestáronse también sobre lo mismo, poniéndose<br />
alegres y brindando por su paternidad. Pero él dijo muy rectamente que era<br />
completamente lo opuesto a sus suposiciones porque él era el hijo eterno y por<br />
siempre virgen. Fue por ello que el jolgorio creció en ellos todavía más y le<br />
refirieron su curioso rito de casorio para el desvestimiento y desvirgamiento de las<br />
esposas, como los sacerdotes solían hacer en la isla de Madagascar, ella debía ir<br />
ataviada de blanco y de color azafrán, el novio de blanco y grana, con cremación de<br />
nardos y cirios, sobre un tálamo nupcial mientras los clérigos cantaban los kyries y<br />
la antífona Ut novetur sexus omnis corporis mystenum hasta que ella era allí<br />
desflorada. Ofrecióles luego una grandemente admirable mínima blanca de himeneo<br />
compuesta por esos refinados poetas Maese John Fletcher y Maese Francis<br />
Beaumont que se halla en su Tragedia de la doncella que fuera escrita para un<br />
parecido apareamiento de amantes: Ahecho, al lecho, era su bordón para que fuera<br />
tocado con armonía acompañable en los virginales. Un dulce exquisito epitalamio<br />
de la más molificante persuasión para jovenes amatorios a los que los hachones<br />
odoríferos de los paraninfos han escoltado al proscenio cuadrupedal de la comunión<br />
connubial. Y muy bien que se conocieron, dijo Maese Dixon, gasajado, pero, oíd,<br />
joven caballero, no sería mejor llamarles la Novia de Monte Venus y el Incasto por-<br />
que, a fe mía, de una tal mestura mucho podríase correr. El joven Stephen dijo que<br />
en verdad así era si su recordación no le engañaba ellos no tenían más que una única<br />
furcia para ellos dos y ella del lupanar sabiendo cómo manejárselas en el comercio<br />
amoroso pues la vida se vivía a tope en aquellos tiempos y la condición de la nación<br />
la aprobaba. Amor más grande que ése, dijo él, ningún hombre tiene como no sea la<br />
entrega de su mujer a su amigo. Haz como vieres. Así, o para los efectos en palabras<br />
semejantes, habla Zaratustra, antiguo «regius professor» de Jodología Francesa en la<br />
universidad de Rabodetoro ni jamás respiró allí hombre alguno al que la humanidad
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más debiera. Mete a un extraño en tu torre y muy fácil será que tú te quedes con la<br />
segunda mejor cama. Orate, fratres pro memetipso. Y toda la gente dirá. Amén.<br />
Recuerda, Erín, a tus progenitores y los tiempos de antaño, cómo desairásteme a mí<br />
y a mi palabra y llevaste a un extraño a mi puerta para que cometiera fornicación<br />
ante mi vista y para que se engordara y tirase coces como Jeshumm. Por lo que tú<br />
has pecado contra la luz y has hecho de mí, tu señor, el esclavo de los siervos.<br />
Tórnate, tómate, Clan de los Milesios: no me olvides, Oh Milesia. ¿Por qué has<br />
hecho esta abominación ante mí tú que me despreciaste por un mercader de jalapas<br />
y me negaste ante el romano y ante el indio de habla oscura con el que tus hijas<br />
folgaron con lujuria? Contempla ahora, pueblo mío, la tierra prometida, desde<br />
Horeb y desde Nebo y desde Pisgá y desde los Cuernos de Hatten hasta una tierra<br />
que mana leche y monises. Pero tú me has amamantado con leche amarga: tú has<br />
secado para siempre mi luna y mi sol. Y tú me has dejado solo para siempre en los<br />
caminos oscuros de mi amargura: y con un beso de cenizas has besado tú mi boca.<br />
Esta tenebrosidad del interior, prosiguió diciendo, no ha sido iluminada por la<br />
sabiduría de los setenta ni tan siquiera mencionada porque el Oriente desde las<br />
alturas Que quebró las puertas del infierno visitó una oscuridad que venía de lejos.<br />
La connaturalización aminora las atrocidades (como Tulio dijo de sus amados<br />
estoicos) y Hamlet padre no le muestra al príncipe ampolla alguna de combustión.<br />
La opacidad en el mediodía de la vida es una plaga de Egipto que en las noches del<br />
prenacimiento y del posfallecimiento es su más oportuna ubi y quomodo. Y como<br />
los fines y las ultimidades de todas las cosas están en consonancia en alguna manera<br />
y medida con sus principios y orígenes, esa misma concordancia multíplice que<br />
encauza el crecimiento desde el nacimiento logrando por medio de una<br />
metamorfosis retrogresiva esa reducción y ablación hacia el final que es conforme a<br />
la naturaleza así acaece con nuestro ser subsolar. Las viejas hermanas nos traen a la<br />
vida: lloramos, nos cebamos, jugueteamos, nos peleamos, nos abrazamos, nos<br />
separamos, decaemos, morimos: cuando hemos muerto ellas se inclinan sobre<br />
nosotros. Primero, rescatado de las aguas del viejo Nilo, entre aneas, un lecho de<br />
varillas entretejidas, al final la cavidad de una montaña, un sepulcro oculto en el<br />
clamor del gato montés y del quebrantahuesos. Y como no hay hombre que conozca
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la ubicación de su túmulo ni tampoco a qué procesos habremos de ser por ello<br />
llevados tampoco si a Tofet o a Villaedén de la misma manera todo está velado<br />
cuando nosotros querríamos ver lo que hay detrás desde qué región de lejanía la<br />
eseidad de nuestra aseidad ha alcanzado su causalidad.<br />
A lo que Ponche Costello vociferó vigorosamente Étienne chanson aunque en voz<br />
alta les conminó, ved aquí, la sabiduría se había levantado una casa, esta inmensa<br />
bóveda majestuosa inmemorial, palacio de cristal del Creador, todo él en perfecto<br />
orden, premio al que encuentre la bolita.<br />
-Contemplad la mansión que erigió el diestro jack<br />
ved la malta guardada en tanto r fluyeme costal<br />
en el arrogante circo de jacly'ohn el vivac.<br />
Un ruido de negro chasquido en las calles, ay, bramó resonante. Con estruendo<br />
por la izquierda Thor retumbó: en ira desatada el lanzador de martillo. Ya llegaba la<br />
tormenta que aguija su corazón. Y Maese Lynch conminóle a que cuidara de<br />
embromar y farandulear pues el dios mismo estaba airado por su parloteo infernal y<br />
paganía. Y aquel que primero jactábase de su bizarría palidecióse como todos ellos<br />
pudieron apercibir y encogióse y su barboteo que antes fuera tan de su propia estima<br />
enaltecido quedóse ahora de pronto alicaído y su corazón se agitó en la jaula de su<br />
pecho cuando gustó el eco de la tormenta. Luego algunos se mofaron y otros bufo-<br />
nearon y Ponche Costello volvió a darle a su malta lo que Maese Lenehan juró que<br />
al punto haría y sin mediar palabra se lanzó un lingotazo. Pero el fanfarrón<br />
bravucón voceó que un mentecato de toda la vida estaba trompa y que eso a él le<br />
importaba un bledo y que él no iba a ser menos. Mas esto no era sólo para entintar<br />
su desesperación al tiempo que acorbadado se agazapaba en la mansión de Home.<br />
Se echó ciertamente un trago para fortalecer un corazón de buena gana pues<br />
retumbó con estruendo a todo lo largo de los cielos de manera que Maese Madden,<br />
siendo devoto de vez en vez, golpeóse las ijadas al chasquido aquel de muerte y<br />
Maese Bloom, al lado del fanfarrón, hablóle palabras de sosiego para adormentar su<br />
gran temor, haciendo saber cómo eso no era otra cosa que un estruendo ruidoso<br />
aquello que oía, la descarga de fluido del núcleo de la tormenta, repare, habiendo ya<br />
acontecido, y todo ello en armonía con un fenómeno natural.
451<br />
Mas ¿fue avasallado el temor del joven Bravuconeador por las palabras del<br />
Sosegador? No, pues guardaba en sus entrañas una espina de nombre Amargura que<br />
no podía con palabras ser quitada. Y ¿no fue sosegado como el uno o devoto como<br />
el otro? No fue ni lo uno ni lo otro por más que hubiera deseado ser las dos cosas.<br />
Pero ¿no hubiera podido afanarse por haber hallado de nuevo como en su juventud<br />
la morada de Santidad en la que entonces vivía empero? Ciertamente no porque la<br />
Gracia no estaba allí para hallar aquella morada. ¿Oyó entonces en aquel estampido<br />
la voz de Dios Padre o, como el Sosegador dijo, un estruendo de Fenómeno? ¿Oyó?<br />
Pues cómo, él no podía sino oír a no ser que se le cegase el telescopio del<br />
Discernimiento (algo que él no había hecho). Pues a través de aquel telescopio vio<br />
que estaba en la tierra de Fenómeno donde él debería con seguridad un día morir<br />
puesto que era como los demás una sombra pasajera. ¿Y no aceptaría morir como<br />
los demás y pasar a mejor vida? De ninguna manera lo aceptaría aunque él debería<br />
no querría hacer más funciones conforme los hombres hacen con las mujeres que<br />
Fenómeno mandóles hacer en el libro de la Ley. Entonces ¿acaso él no sabía de<br />
aquella otra tierra que es llamada Cree-en-Mí, que es la tierra prometida que co-<br />
rresponde al rey Encantador y que por siempre le corresponderá donde no hay<br />
muerte y no hay nacimientos ni desposamientos ni empreñamientos a la que todos<br />
llegarán cuantos creen en ella? Sí, Piadoso habíale hablado de aquella tierra y Casto<br />
le había mostrado el camino pero la cosa era que en el camino había caído con una<br />
cierta puta de aspecto atractivo cuyo nombre, dijo ella, es Más-vale-un-toma y le<br />
sedujo con malas mañas apartándole del camino verdadero con embelecos como<br />
¡Eh! ¡Oye! mozo gentil, ven para acá que te voy a enseñar un sitio muy bonito, y le<br />
fascinó tan lisonjeramente que se lo metió en su gruta que es llamada Que-dos-te-<br />
daré o, según algunos sabios, Concupiscencia Camal.<br />
Esto era lo que toda aquella compaña que estaba sentada allí departiendo en la<br />
Mansión de Matemidad mayormente apetecía si ellos se encontraban con esa puta<br />
Más-vale-untoma (que dentro llevaba toda clase de horribles plagas, monstruos y un<br />
diablo infame) harían lo imposible por lanzarse a ella y conocerla. Porque en lo<br />
referente a Cree-en-Mí dijeron que no era más que una noción y ellos no eran capa-<br />
ces de imaginárselo ni en pensamiento porque, primero, Que-dos-te-daré adonde
452<br />
ella les cautivaba era la más gustosa gruta y en ella había cuatro almohadas sobre<br />
las que había cuatro leyendas en las que estaban inscritas estas palabras, Acuestas y<br />
Patasamba y Vergonzante y Codo con Codo y, en segundo lugar, porque esa<br />
horrible plaga Todasífilis y los monstruos de los que no se preocupaban porque<br />
Preservativo habíales dado una sólida adarga de tripa de buey y, en tercer lugar, que<br />
no habrían de temer quebranto alguno por la progenie que aquél era el diablo infame<br />
en virtud de esa misma adarga que era nombrada Mataniños. Así eran todos ellos en<br />
su ciega imaginación, el señor Ponerreparos y el señor Devezenvez Devoto, el señor<br />
Empinacerveza, el señor Falso Hidalgo, el señor Exquisito Dixon, el joven Bravuco-<br />
neador y el señor Sensato Sosegador. En lo que, desgraciada compaña, estabais<br />
todos engañados porque aquélla era la voz del dios que estaba grandemente<br />
enfurecido y presto a levantar el brazo y descalabrar sus almas por sus ofensas y por<br />
los descalabramientos cometidos por ellos contrarios a su palabra que procrearnos<br />
ardorosamente nos manda.<br />
Assí bien jueves dieciséis de junio Patk. Dignam yace bajo tierra por una<br />
apoplejía y después de tenaz sequía, a Dios gracias, llovió, un barquero que entra<br />
por el agua desde cincuenta millas más o menos con turba dice que la semilla no<br />
brotará, campos sedientos, de color muy amustiado y hedor fuerte, marjales y<br />
tremedales también. Dificil respirar y los plantones jóvenes consumidos por<br />
completo sin riego todo este tiempo atrás como nadie recuerda haber estado. Los ca-<br />
pullos rosáceos todos parduzcos y manchones desparramados y las colinas peladas<br />
con sólo yerbajos secos y leños que podían prenderse con la primera chispa. Todo el<br />
mundo diciendo, por lo que entendían, que el gran vendaval de febrero del año<br />
anterior que causó estragos en la tierra tan lamentables era cosa pequeña al lado de<br />
esta aridez. Pero luego, como queda dicho, esta tarde después de la puesta del sol,<br />
levantándose el viento del oeste, grandes nubes cargadas que podían verse según<br />
avanzaba la noche y los entendidos del tiempo especulando sobre ellas y algunos<br />
fucilazos al principio y después, pasadas las diez, un gran fogonazo con un<br />
prolongado trueno y en un dos por tres todo son carreras atropelladas buscando<br />
refugio a causa del chaparrón vaporoso, los hombres protegiendo sus canotiés con<br />
un trapo o pañuelo, el mujerío corriendo dando saltitos con las faldas arremangadas
453<br />
así como llegó el aguacero. En Ely Place, Baggot Street, Duke's Lawn, de allí por<br />
Memon Green hasta Holles Street un aluvión de agua corriendo por donde antes<br />
estaba seco como un palo y ni una sola tartana o carruaje o coche de alquiler se veía<br />
por ningún sitio pero no más truenos después de ese primero. Enfrente de la puerta<br />
del Muy Honorable juez Mr. Fitzgibbon (que ha de deliberar con Mr. Healy el<br />
abogado sobre las tierras del colegio) Mal. Mulligan un caballero entre caballeros<br />
que no había sino llegado de casa de Mr. Moore el escritor (que era papista pero que<br />
ahora, según cuentan, es un buen orangista) se tropezó con Alec. Bannon con el<br />
pelo corto (que ahora se lleva igual que las capas de baile de verde Kendal) que<br />
acababa de llegar a la ciudad desde Mullingar con la diligencia donde su primo y el<br />
hermano de Mal. M. pasarán aún un mes hasta San Swithin y pregunta qué diablos<br />
hacía allí, él en dirección a casa y él a casa de Andrew Home quedándose para<br />
apurar una copa de vino, según él dijo, pero quería hablarle de una vaquilla<br />
respingona, grande para su edad y elegante patigorda y a todo esto diluviaba por lo<br />
que los dos se encaminaron hacia Home. Allí Leop. Bloom del periódico de<br />
Crawford sentado muellemente con una cuadrilla de zumbones, de jóvenes penden<br />
cieros, Dixon junior estudiante en Nuestra Señora de la Misericordia, Vin. Lynch,<br />
un joven escocés, Will. Madden, T. Lenehan, muy entristecido a causa de un caballo<br />
de carreras en el que puso sus ilusiones y Stephen D. Leop. Bloom también allí por<br />
causa de un abatimiento que había tenido pero ahora se encontraba mejor, habiendo<br />
él soñado anoche un raro ensueño sobre su señora Mrs. Moll en pantuflas rojas y<br />
unas botargas lo que se interpreta por los que saben que denota cambio y la<br />
Mastresa Purefoy también allí, que entró acogiéndose a su vientre, y ahora con las<br />
piernas en alto, pobre mujer, dos días cumplida, las comadronas de lleno en ello y<br />
no consigue dar a luz, ella angustiada por un cuenco de agua de arroz que es un<br />
atinado desecador de los intestinos y su respiración muy pesada más de lo que es<br />
bueno y sería un rapacejo por los coletazos, dicen, pero Dios le dé pronto su<br />
descendencia. Es su noveno arrapiezo que le vive, según tengo oído, y el día de<br />
Nuestra Señora le cortó las uñas a su última arrapieza que entenía para entonces sus<br />
doce meses y con otros tres todos criados a pecho que murieron inscritos con<br />
hermosa letra en la Biblia del rey <strong>James</strong>. Su dueño y señor de algo más de cincuenta
454<br />
años y metodista pero recibe el sacramento y puede ser visto los domingos de sol<br />
con un par de sus mocitos por el puerto de Bullock pescando de anzuelo en la<br />
dársena con una caña de carrete o en una batea que tiene rastreando en busca de<br />
acedías y romeros y pesca una buena cesta, tengo oído. En resumen un inmenso y<br />
grande aguacero y todo refrescado y mucho incrementará la cosecha aunque los que<br />
entienden dicen que después de viento y agua llegará el fuego por una<br />
pronosticación del amanaque de Malaquías (y tengo oído que Mr. Russell ha hecho<br />
un ensalmo profético de la misma enjundia tomado del hindi para su gaceta del<br />
labrador) por aquello de que haya tres cosas en total pero esto es pura invención sin<br />
fundamento de razón para carcamales y críos aunque a veces uno haya que acierte<br />
con sus onginalidades y no hay manera de decir cómo.<br />
En esto llegó Lenehan a los pies de la mesa y dijo que la carta estaba en la gaceta<br />
de la noche y dio un espectáculo buscándosela (pues juraba por su honor que había<br />
estado en apuros por ella) pero por instigación de Stephen dejó la búsqueda y se le<br />
rogó que se sentara allí a lo que convino con gran presteza. Era una suerte de<br />
caballero deportoso que pasaba por ser un payaso o un buen pillo y en lo que a<br />
mujeres concemía, caballos o escándalos picantes estaba al cabo de la calle. A decir<br />
la verdad era escaso en fortuna y la mayor parte del tiempo la pasaba husmeando<br />
por los cafés y tabernas de dudosa reputación con reclutadores, mozos de cuadra,<br />
corredores de apuestas, haraganes, recaderos, aprendices, busconas, señoras de<br />
mancebía y otros pícaros de esa estofa o con algún alguacil de ocasión o algún<br />
galafate con frecuencia por las noches hasta pleno día de los que sacaba entre<br />
cordial y cordial no pocos comadreos sueltos. Tomaba su ordinario en alguna<br />
alhóndiga y aunque sólo podía embucharse una ración de sobras de comida o un<br />
plato de tripas con un triste centavo en su bolsa siempre podía sin embargo salir del<br />
paso con la lengua, alguna ocurrencia licenciosa de una mujerzuela o chismorrería<br />
con lo que cualquier hijo de vecino reventaría de risa. El otro, Costello se entiende,<br />
oyendo este parlamento preguntó si era poesía o cuento. Pardiez, dice él, Frank (que<br />
ése era su nombre), se trata de las vacas de Kerry que van a ser sacrificadas por lo<br />
de la peste. Por mí que las ahorquen, dice con un guiño, y también a su carne<br />
enlatada, maldita sea. Un buen pescado hay en este bote el mejor que de él saliera y
455<br />
muy confiadamente se mostró dispuesto a coger alguna de las anchoas saladas que<br />
había en él y que glotonamente tenía avistadas todo este tiempo con lo que hubo<br />
encontrado el lugar que era en verdad el designio principal de su embajada pues<br />
estaba trasijado. Mort aux vaches, dice luego Frank en lengua francesa que había<br />
estado unido a un comerciante de licores que tenía una bodega en Burdeos y<br />
hablaba también francés como un caballero. Desde que fuera niño este Frank había<br />
sido un maltrabaja que su padre, asistente de municipio, con gran trabajo hacíale ir a<br />
la escuela para aprender las letras y el uso de los astrolabios, y matriculado en la<br />
universidad para estudiar fisica y química pero él se desbocó como potro retozón y<br />
terminó conociendo mejor al justicia mayor y al aguacil que a sus volúmenes. Unas<br />
veces que si era comediante, otras cantinero o baratero, las más nadie podíale<br />
arrancar de las peleas de osos y de gallos, luego le dio por el mar o por patear los<br />
caminos con los gitanos, raptando al heredero de un hacendado al amparo de la<br />
noche o rateando ropa limpia de moza o retorciendo pescuezos de pollo detrás de un<br />
seto. Se había ido más veces que vidas tiene un gato y otras tantas de vuelta con los<br />
bolsillos desnudos a la vera del padre el asistente de municipio que derramaba<br />
cuartillos de lágrimas tan pronto le veía. ¿Cómo, dice el señor Leopoldo con sus<br />
manos cruzadas, que estaba deseoso de saber a qué llevaba todo aquello, que las van<br />
a sacrificar a todas? Sostengo que las vi esta misma mañana camino de los barcos<br />
de Liverpool, dice él. Me cuesta creer que la cosa sea de tanto cuidado, dice él. Y él<br />
estaba cursado en animales de ese género y en novillos cebados, corderillos cebados<br />
y carneros lanosos, habiendo actuado unos años antes como actuario de Mr. Joseph<br />
Cuffe, un rico comerciante que ejercía su negocio de tratante de ganado y de<br />
animales de pradera muy cerca de los corrales de Mr. Gavin Low en Prussia Street.<br />
En eso discrepo de usted, dice. Quizás es más bien moquillo o actinomicosis<br />
bovina. Mr. Stephen, un poco agitado pero muy graciosamente, le dijo que no era<br />
así que él tenía despachos del sobalomos mayor del emperador agradeciéndole su<br />
hospitalidad, que mandaba al Doctor Rinderpest, el cazavacas más de nota de toda<br />
Moscovia, con algunos bolos de medicina para coger al toro por los cuernos. Venga,<br />
venga, dice Mr. Vincent, hablemos claro. Se va a poner en los cuernos del toro si se<br />
mete con un toro que sea irlandés, dice él. Irlandés por nombre y por nacimiento,
456<br />
dice Mr. Stephen, y desparramó la cerveza por todos lados, un toro irlandés en una<br />
tienda de porcelana inglesa. Cojo la idea, dice Mr. Dixon. Es el mismo toro que<br />
envió a nuestra isla el ganadero Nicholas, el más osado criador de ganado de todos,<br />
con un anillo de esmeraldas en la nariz. Estoy con usted, dice Mr. Vincent desde el<br />
otro lado de la mesa, y ha dado en el blanco además, dice él, y un toro más orondo y<br />
opulento, dice él, jamás se cagó sobre trébol. El tenía cuernos en abundancia, una<br />
capa de tisú de oro y un dulce aliento vaporoso le salla de las narices de manera que<br />
las mujeres de nuestra isla, dejando la masa del pan y los rodillos, fueron tras él<br />
colgándole en los tolondros guirnaldas de margaritas. Qué importa, dice Mr. Dixon,<br />
pero antes de que aquí arribara el ganadero Nicholas que era eunuco mandó que lo<br />
caparan como es debido a un colegio de doctores que no estaban en mejor situación<br />
que él. Vamos pues, dice él, y haz todo lo que mi primo hermano lord Harry te diga<br />
y recibe la bendición de un ganadero, y dicho eso le dio una muy sonora palmada en<br />
el trasero. Pero la palmada y la bendición lo dieron por amigo, dice Mr. Vincent, y<br />
para demostrarlo le enseñó un truco que valía por mil de modo y manera que la<br />
moza, mujer, abadesa y viuda hasta este día aseguran que prefieren en cualquier<br />
mes del año suspirarle al oído en la penumbra del cobertizo de un confesionano o<br />
dejarse lamer el cogote por su santa y larga lengua antes que acostarse con el más<br />
guapo y musculoso joven seductor de todos los confines de Irlanda. Otro luego<br />
intervino en la conversación: Y lo vistieron, dice él, con alba de encajes y dalmática<br />
con esclavina y cinto y volantes en los puños y le raparon los mechones y le<br />
frotaron por todo con aceite espermaceti y levantaron establos para él en cada<br />
recodo del camino con pesebres de oro en todos rebosantes del mejor heno que<br />
pueda encontrarse de manera que pudiera dormitar y expulsar sus boñigas a placer.<br />
A todo esto el padre de los creyentes (pues así lo llamaban) había engordado tanto<br />
que apenas si podía acercarse a los pastos. Para remediar lo cual nuestras cotorreras<br />
damas y damiselas le traían el pienso en sus delantales y tan pronto como llenaba la<br />
panza se enderezaba sobre sus cuartos traseros para destaparles a sus señorías un<br />
misterio y mugir y bramar en la lengua de los toros y todas ellas imitándolo. Sí, dice<br />
otro, y tanto fue mimado que no sufría que nada se cultivara en los campos que no<br />
fuera hierba verde para él (pues ése era el solo color que se le antojaba) y había un
457<br />
tablón izado sobre una colina en medio de la isla que decía en letras impresas: Por<br />
orden de Lord Harry, Verde sea la hierba que crece en los campos. Y, dice Mr.<br />
Dixon, si alguna vez olía a un cuatrero en Roscommon o en las tierras agrestes de<br />
Connemara o que un labriego de Sligo sembrara si tan siquiera un puñado de<br />
mostaza o un saco de semilla de colza allá que se lanzaba hecho un basilisco por<br />
media nación arrancando de raíz con los cuernos cuanto estuviera sembrado y todo<br />
por órdenes de lord Harry. Hubo mala sangre entre ellos al principio, dice. Mr.<br />
Vincent, y el lord Harry encomendó al ganadero Nicholas a todos los diablos del<br />
infierno y le llamó chuloputas y que guardaba siete furcias en su casa y había de<br />
entremeterse en sus cosas, dice él. He de hacer que ese animal las pase mal, dice él,<br />
con la ayuda de la buena picha que me dejó mi padre. Pero una noche, dice Mr.<br />
Dixon, cuando el lord Harry se encontraba limpiándose la pelleja para ir a cenar<br />
después de ganar una regata (tenía remos de pala para él pero la primera regla de la<br />
carrera era que los otros habían de remar con horcas) descubrió que tenía un<br />
extraordinario parecido con un toro y al coger un apulgarado enquindion que<br />
guardaba en la despensa halló de cierto que era descendiente por relación carnal<br />
detrás de la iglesia del famoso toro campeón de los romanos, Bos Bovum, que es<br />
castizo latín de macarronea para el toro de la manada. Tras eso, dice Mr. Vincent, el<br />
lord Harry metió la cabeza en un abrevadero de vacas en presencia de todos sus<br />
cortesanos y sacándola otra vez les comunicó a todos su nuevo nombre. Luego, con<br />
el agua chorreándole por todo, se puso una vieja bata y y una falda que habían<br />
pertenecido a su abuela y se compró una gramática de la lengua de los toros para<br />
estudiar pero nunca fue capaz de aprender en ella una sola palabra excepto el pro-<br />
nombre de primera persona que copió en grandes letras y consiguió aprendérselo de<br />
memoria y si alguna vez salía a dar un paseo se llenaba los bolsillos de tizas para<br />
escribirlo donde se le antojara, en el canto de una piedra o en la mesa de un salón de<br />
té o en un fardo de algodón o en un flotador de corcho. Para ser breve, él y el toro<br />
de Irlanda se hicieron pronto tan amigos como culeras y posaderas. Fueron amigos,<br />
dice Mr. Stephen, pero el final fue que los hombres de la isla no viendo de dónde<br />
podía venirles una ayuda pronta, y puesto que las desagradecidas mujeres estaban<br />
de acuerdo, construyeron una balsa de troncos, se embarcaron en ella y subieron a
458<br />
bordo sus enseres, izaron todos los mástiles, guarnecieron las vergas, acoplaron su<br />
orza, se pusieron al pairo, borrachos como cubas, pusieron la proa cerca de la línea<br />
de flotación, levaron anclas, pusieron el timón a babor, izaron el pabellón pirata,<br />
lanzaron tres hurras, dispuestos a todo, desatracaron la bombarda y se hicieron a la<br />
mar para ganar las costas de América. Lo que dio ocasión, dice Mr. Vincent, a un<br />
contramaestre para componer aquella alegre saloma:<br />
-El Papa Pedro es un meón.<br />
Porque es hombre es hombre.<br />
Nuestro entrañable compañero Mr. Malachi Mulligan apareció entonces en la<br />
entrada cuando los estudiantes terminaban su apólogo acompañado de un amigo que<br />
acababa de reencontrar, un joven caballero, de nombre Alec Bannon, que hacía<br />
poco había llegado a la ciudad, teniendo la intención de comprarse un<br />
nombramiento de abanderado o de chambergo en las milicias urbanas y alistarse<br />
para la guerra. Mr. Mulligan era lo bastante cortés como. para significar gusto por<br />
todo ello tanto más cuanto que coincidía con un proyecto suyo para la cura de aquel<br />
preciso mal que habíase estado comentando. Con lo cual repartió entre toda la<br />
compana una pilada de tarjas de cartón que había mandado grabar ese día a Mr.<br />
Quinnell con una leyenda grabada en grácil bastardilla: Mr. Malachi Mulligan.<br />
Fertilizador e Incubador. Isla Lambay. Su proyecto, según tuvo ocasión de glosar,<br />
se cifraba en apartarse de la rutina de vanos placeres tales que forman el principal<br />
empleo de Don Flojeras Barbilindo y Don Nefandano Cominero de la ciudad y<br />
emplearse en el más noble oficio para el que nuestro organismo fisico ha sido<br />
concebido. Bien, oigamos qué pueda ser, buen amigo, dijo Mr. Dixon. Figúraseme<br />
que suena a ir de pendones. Vamos, tomad asiento, ambos. Cuesta lo mismo estar<br />
sentado que de pie. Mr. Mulligan convino con la invitación y, departiendo sobre su<br />
designio, dijo a sus oyentes que había sido movido a esa idea al considerar las<br />
causas de la esterilidad, tanto la inhibitoria como la prohibitoria, fuera a su vez la<br />
inhibición debida a vejaciones conyugales o a una parsimonia de la moderación<br />
como.si la prohibición procediera de defectos congénitos o de proclividades<br />
adquiridas. Enojábale desazonadamente, dijo, ver el tálamo nupcial despojado de<br />
sus más queridos atributos: reparar en tantas mujeres placenteras de espléndidas
459<br />
articulaciones, presa de los más viles bonzos, que ocultan sus hachones debajo del<br />
almud de un desapacible claustro o que pierden su florar virginal en los brazos de<br />
un botarate cualquiera cuando podrían multiplicar los remansos de felicidad,<br />
sacrificando la joya inestimable de su sexo cuando estaban a mano cientos de lindos<br />
mocitos para acariciar, esto, les aseguró, es lo que hacía gemir a su corazón. Para<br />
esquivar este inconveniente (que decidió se debía a una supresión de calor latente),<br />
habiendo consultado a ciertos consejeros de valía y estudiado detenidamente el<br />
asunto, se había decidido a adquirir en propiedad absoluta y a todos los efectos el<br />
feudo de la isla de Lambay de su poseedor, lord Talbot de Malahide, un caballero<br />
Tory de renombre muy apreciado por nuestro partido ascendiente. Se proponía ins-<br />
talar allí una granja nacional de fertilización que habría de llamarse Omphalos con<br />
un obelisco tallado y erigido al modo egipcio y ofrecer sus eficaces servicios para la<br />
fecundación de cualquier mujer de no importa qué casta o condición que allí y a él<br />
se dirigiera con el deseo de satisfacer sus funciones naturales. El dinero no era<br />
obstáculo, dijo, ni cobraría un céntimo por su trabajo. La más humilde fregona no<br />
menos que la rica señora elegante, siempre que su complexión y temperamento<br />
fuesen ardientes persuasores de sus peticiones, encontrarían en él a su hombre.<br />
Como alimento nutritivo indicó que allí se alimentaría exclusivamente con una dieta<br />
de sabrosos tubérculos y pescados y conejos, la carne de estos últimos prolíficos<br />
roedores siendo altamente recomendada para su propósito, tanto asada como<br />
guisada con una pizca de corteza de macis y una o dos ñoras picantes. Tras de esta<br />
homilía que él dio en una muy acalorada aserción Mr. Mulligan en un tris quitó del<br />
sombrero un pañuelo con el que lo había protegido. Los dos, por lo visto, habían<br />
sido sorprendidos por la lluvia y por más que aligeraron el paso se habían empapado<br />
de agua, como podía observarse en los pantalones de Mr. Mulligan del color de la<br />
lana natural y que ahora estaban un tanto a lunares. Su proyecto en el entretanto fue<br />
muy favorablemente recibido por los oyentes y se ganó los cordiales elogios de<br />
todos aunque Mr. Dixon de María fue la excepción, preguntando con un aire<br />
afectado si también se proponía exportar güisqui a Escocia. Mr. Mulligan congració<br />
con los eruditos por medio de una oportuna cita de los clásicos que, según afloraba<br />
en su memoria, le parecía un acertado y selecto sostén de sus convicciones: Talis ac
460<br />
tanta depravatio hujus seculi, Oquirites ut matresfamiliarum nostrae lascivas<br />
cújuslibet semiviri libici titillationes testibus ponderosis atque excelsi erectionibus<br />
centurionum Romanorum magnopere anteponunt, mientras que para aquellos de<br />
más duro discernimiento remachó su plan con analogías del mundo animal más en<br />
consonancia con sus estómagos, el buco y la gama del claro del bosque, el pato y la<br />
pata de granja.<br />
Valorando en no poco su elegancia, siendo como era un hombre de encantadora<br />
personalidad, este parlanchín aplicóse luego a su vestimenta con reprobaciones un<br />
tanto acaloradas sobre el repentino antojo de las perturbaciones atmosféricas en<br />
tanto que la compaña se deshacía en encomios al proyecto que había adelantado. El<br />
joven caballero, su amigo, no cabiendo en sí de contento como estaba por un<br />
episodio que últimamente habíale acontecido, no pudo abstenerse de contárselo a su<br />
más cercano vecino. Mr. Mulligan, apercibiéndose de la mesa, preguntó para quién<br />
eran aquellos panes y peces y, viendo a un desconocido, le hizo una cortés<br />
reverencia y dilo, ruégote, señor ¿habéis necesidad de alguna asistencia profesional<br />
que nosotros pudiéramos daros? Quien, ante su ofrecimiento diole las gracias muy<br />
cordialmente, aunque conservando las distancias, y replicó que se encontraba allí a<br />
causa de una señora, ahora interna en la casa de Home, que estaba en estado<br />
interesante, pobre criatura, con dolores de parto (y a esto dio un profundo suspiro)<br />
para saber si su ventura había ocurrido ya. Mr. Dixon, para volver las tornas, se<br />
encargó de preguntar a Mr. Mulligan en persona si acaso su incipiente triposidad, de<br />
la que templadamente se mofó, anunciaba una gestación ovoblástica en el utrículo<br />
prostático o matriz masculina o era debida, como en el renombrado médico, Mr.<br />
Austin Meldon, a que llevaba un lobo en el estómago. Por respuesta Mr. Mulligan,<br />
en medio de estruendosas carcajadas por sus paños menores, se golpeó<br />
animosamente por debajo del diafragma, exclamando con una admirable imitación<br />
divertida de la Tía Grogan (la criatura más extraordinaria de su sexo aunque es una<br />
vergüenza que sea una furcia): He aquí una barriga que nunca parió bastardo. Tan<br />
feliz ocurrencia reverdeció la tormenta de hilaridad y disparó a toda la estancia a las<br />
más violentas convulsiones de contento. El bullicioso alboroto habría continuado en<br />
la misma vena bufa si no hubiera sido por cierto rebato en la antecámara.
461<br />
Llegados a este punto el oyente que no era otro que el estudiante escocés, un<br />
mozo un tanto camorrista, rubio como la estopa, se congratuló del modo más<br />
efusivo con el joven caballero e, interrumpiendo el discurso en un momento cul-<br />
minante, habiendo rogado a la persona que frente a él se encontraba con una<br />
exquisita inclinación que tuviera a bien pasarle una jarra de aguas de cordial al<br />
tiempo que con un visaje interrogativo de la cabeza (siglos de educación en buenas<br />
maneras no habrían logrado un tan escogido gesto) al que se unía un equivalente<br />
aunque contrario equilibrio de la botella preguntó al narrador tan llanamente como<br />
pueda hacerse en palabras si podría servirse una copa de aquello. Mais bien sûr,<br />
noble extranjero, dijo alegremente, et mille compliments. Pardiez que puede y muy<br />
convenientemente. Nada había que más necesitara que esta copa para culminar mi<br />
felicidad. Mas, cielo santo, si resultara que sólo un mendrugo tuviera en el morral y<br />
sólo un vaso de agua del pozo, Dios mío, me complacería y sería capaz de<br />
postrarme en el suelo y dar gracias a los poderes divinos por la felicidad que me ha<br />
sido concedida por el Dador de las buenas cosas. Con estas palabras acercóse el<br />
cáliz a los labios, tomó un complaciente trago de aquel cordial, se alisó el pelo y,<br />
abriendo la pechera, afuera saltó un medallón que colgaba de una cinta de seda,<br />
aquel mismo retrato que él siempre custodiara desde que la mano de ella escribiera<br />
en él. Contemplando aquel rostro con infinita ternura, Ah, Monsieur, dijo, si vos la<br />
hubiereis visto con estos ojos en aquel instante conmovedor con su primorosa<br />
trencilla y su coqueto gorrito nuevo (un regalo por el día de su onomástica como<br />
lindamente me dijo) en un tan natural desorden, de tan entemecedora ternura, a fe<br />
mía, que hasta vuesa señoría, Monsieur, habríase visto movido por vuestra generosa<br />
naturaleza a poneros por entero en las manos de una tal enemiga o a abandonar el<br />
campo para siempre. Os digo, nunca de tal manera estuve tan tocado en mi vida.<br />
¡Dios, te doy las gracias, por ser el Autor de mis días! Tres veces dichoso habrá de<br />
ser aquél al que tan complaciente criatura bendiga con sus favores. Un suspiro de<br />
amor otorgó elocuencia a esas palabras y, habiendo puesto de nuevo el medallón en<br />
la pechera, se enjugó los ojos y suspiró otra vez. Benéfico Diseminador de<br />
bendiciones a todas tus criaturas, cuán grande y universal ha de ser aquella<br />
dulcísima de tus tiranías que somete a servidumbre al libre y al esclavo, al zagal
462<br />
necio y al mentecato presumido, al amante en el apogeo de la pasión temeraria y al<br />
marido en los años de la madurez. Pero en verdad, señor, que me aparto de la<br />
cuestión. Cuán enturbiados e imperfectos son nuestros placeres sublunares.<br />
¡Maldición! exclamó con angustia. ¡Ojalá hubiera sido del agrado de Dios que<br />
tuviera esa adivinación que me hiciera recordar traerme la capa! Podría llorar de tan<br />
sólo pensarlo. Entonces, aunque del cielo hubiera diluviado, poco nos habría<br />
importado. Mas, un rayo me parta, dijo, dándose con la mano en la frente, que<br />
mañana volverá a salir el sol y, rayos y truenos, conozco a un marchand de capotes,<br />
Monsieur Poyntz, de quien puedo tener por una lime una muy cómoda capa al estilo<br />
francés como ninguna otra protegiera a señora de rociada. ¡Hala, hala! exclama Le<br />
Fécondateur, entrando de rondón, mi amigo Monsieur Moore, ese consumado<br />
viajero (acabo de desecar media botella avec luí entre las más preclaras inteligencias<br />
de la ciudad) es mi autoridad que en Cabo de Hornos, ventre biche, hay una lluvia<br />
que lo impregna todo, hasta las más resistentes capas. Una calada de esa violencia,<br />
sans blague, me cuentan, ha despachado a más de un desgraciado sin previo aviso y<br />
por urgencia al otro mundo. ¡Bah! ¡Una lime! exclama Monsieur Lynch. Esas cosas<br />
indecentes son caras hasta por una gorda. Un diafragma, no mayor que una seta de<br />
bruja vale como diez de esos sucedáneos. Ninguna mujer con un mínimo de<br />
inteligencia se pondría uno. Mi querida Kitty me dijo hoy que preferiría bailar en un<br />
diluvio antes que morirse de ganas en semejante arca de salvación pues, como me<br />
trajo a la memoria (sonrojándose maliciosamente y susurrándome al oído aunque<br />
nadie había allí para agarrar sus palabras a no ser las atolondradas mariposas), dama<br />
naturaleza, por bendición divina, lo ha instalado en nuestros corazones y se ha<br />
convertido en expresión conocida ily a deux choses para las que la inocencia de<br />
nuestro indumento original, en otras circunstancias una violación del decoro, es el<br />
más adecuado, mejor dicho, el único atavío. Lo primero, dijo ella (y aquí mi bella<br />
filósofa, al tiempo que le ayudaba a subir al tílbun, para llamar mi atención, suave-<br />
mente rozó con su lengua el pabellón de mi oreja), lo primero es un baño - Pero en<br />
este momento el tintineo de una campanilla en la sala cortó en seco un discurso que<br />
tanto prometía para el enriquecimiento del cúmulo de nuestra sapiencia.
463<br />
En medio de incontinente hilaridad general de la asamblea una campanilla repicó<br />
y, mientras todos se hacían conjeturas sobre cuál podría ser la causa, Miss Callan<br />
entró y, habiendo dicho unas pocas palabras en voz baja al joven Mr. Dixon, se<br />
retiró con una profunda inclinación a la compaña. La sola presencia aunque fuera<br />
por un instante en una partida de libertinos de una mujer equipada de un natural<br />
modesto y tan seria como bella frenó las joviales agudezas incluso en los más<br />
inmoderados pero su marcha fue la señal para una ola de obscenidades. El cielo me<br />
confunda, dijo Costello, un bribonzuelo que estaba ajumado. ¡Buen pedazo de jaca!<br />
Juraría que se ha citado contigo. ¿Qué me dices, perro ventero? Vamos, que no te<br />
las sabes arreglar con ellas. Diantres, se las sabe todas, dijo Mr. Lynch. Maneras de<br />
cama son las que se usan en la hospedería Mater. Demontres ¿acaso no les hace la<br />
mamola el Doctor O'Gargle a las monjas? Que me condene si no me lo reveló mi<br />
Kitty que ha sido limpiadora en el hospital a lo largo de estos siete meses. Que Dios<br />
me ampare, doctor, pronumpió el joven petimetre del chaleco lila, simulando una<br />
sonrisa boba afeminada y con retorsiones indecorosas de cuerpo. ¡Cómo os mofáis<br />
del personal! ¡Joroba de hombre! ¡Jesús, María y José! Estoy tiembla que tiembla.<br />
¡Caray, sois tan malo como el padrecito Dondetetocó, que sí que lo sois! Que me<br />
atore este cuartillo de a ochavo, gritó Costello, si no está en camino de tener familia.<br />
Conozco a la señora que lleva barriga en cuanto le pongo la vista encima. El joven<br />
galeno, sin embargo, se levantó y rogó a la compaña que excusara su apartamiento<br />
ya que la enfermera acababa de informarle que era reclamado en la sala. La<br />
providencia misericordiosa había propiciado que terminaran los sufrimientos de la<br />
señora que estaba enceinte que había soportado con loable fortaleza y había dado a<br />
luz un hermoso niño. Me causan inquietud, dijo, aquellos que sin conocimientos<br />
para estimular ni saber para instruir, envilecen una ennoblecedora profesión que,<br />
salvando los respetos debidos a la Deidad, es la mayor fuerza de felicidad sobre la<br />
tierra. Soy categórico cuando aseguro que si necesario fuera podría aportar una tan<br />
grande nube de testigos que hablaría de las excelencias de un tan noble ejercicio<br />
que, lejos de ser objeto de maledicencias, debería ser un estímulo glorioso en el<br />
corazón de los hombres. No puedo sufrirlos. ¿Pues qué? ¿Difaman a una como ella,<br />
la gentil doncella Callan, que es la gloria de su sexo y portento del nuestro? ¿Y en la
464<br />
ocasión más trascendental que pueda acaecerle a una insignificante criatura de<br />
barro? ¡Al infierno tal idea! Me estremezco al pensar en el futuro de una raza donde<br />
se han sembrado las semillas de una tal malicia y donde no se otorga el debido<br />
respeto a la maternidad ni a la doncellez en la casa de Home. Puesto de manifiesto<br />
este reproche saludó a los presentes en la francachela y enderezó sus pasos hacia la<br />
puerta. Un murmullo de aprobación se levantó de todos y algunos estaban por echar<br />
fuera al vulgar beodo sin más miramientos, propósito que se habría realizado y sólo<br />
habría recibido lo justamente merecido de no ser porque amenguó su transgresión<br />
confirmando con una horrenda imprecación (ya que maldecía a manos llenas) que él<br />
era tan buen hijo de la grey verdadera como el que más. Que me partan, dijo, si no<br />
han sido ésos siempre los sentimientos del honrado Frank .Costello en los que fui<br />
criado singularmente en honrar a tu padre y a tu madre que tenía muy buena mano<br />
para los rollitos de hojaldre o para un pudín como nunca se haya visto otra y la<br />
tengo siempre presente en mi corazón amoroso.<br />
Volviendo a Mr. Bloom que, tras su primera aparición, había advertido ciertas<br />
chanzas impúdicas con las que no obstante él había tenido paciencia por ser finto de<br />
la edad a la que normalmente se le carga no conocer la compasión. Las jóvenes<br />
lumbreras, es verdad, rebosaban de extravagancias como si de zagalones se tratara:<br />
las palabras de sus tumultuarias discusiones se entendían con dificultad y no<br />
siempre eran escogidas: su irascibilidad y escandalosas mots eran tales que las<br />
entendederas de él flaqueaban: tampoco eran ellos sumamente sensibles al decoro<br />
aun cuando el fondo de salvajes espíritus animales hablara por ellos. Pero las<br />
palabras de Mr. Costello eran para él un lenguaje desagradable pues le daba náuseas<br />
aquel desgraciado que le parecía una criatura desorejada de una desdichada<br />
gibosidad, nacido fuera del matrimonio y empujado al mundo hecho un jorobado<br />
dentudo y con los pies por delante, que la huella de las pinzas del cirujano en su<br />
cráneo dejaron en verdad su rastro, para hacerle a uno pensar en el eslabón perdido<br />
en la cadena de la creación echado de menos por el ya fallecido ingenioso Mr.<br />
Darwin. Había traspasado ya el tramo medio de duración de vida y había probado<br />
las mil y una vicisitudes de la existencia y, procediendo de antepasados cautelosos y<br />
él mismo hombre de una desusada previsión, le había impuesto a su corazón
465<br />
reprimir toda convulsión de cólera creciente y, atajándola con pronta precaución,<br />
fomentar en su pecho esa plenitud de tolerancia de la que hacen escarnio las mentes<br />
vulgares, juzgadores atolondrados menosprecian y todos hallan aceptable aunque<br />
sólo aceptable. A todos aquellos que se imaginan sagaces a costa de la finura<br />
femenina (una costumbre mental que él nunca aprobó) a esos no les concedería<br />
siquiera exhibir el nombre ni heredar la tradición de una clase decente: mientras que<br />
para esos tales que, habiendo perdido todo dominio sobre sí mismos, ya no pueden<br />
perder más, ahí quedaba el áspero antídoto de la experiencia para forzar a su<br />
insolencia a batirse en precipitada e ignominiosa retirada. Y no es que él no pudiera<br />
congraciarse con la impetuosa juventud que, no importándole las recriminaciones de<br />
los vejestorios o refunfuños de los estrictos, siempre está pronta (como dice la<br />
púdica fantasía del Santo Autor) a comer del árbol que le está prohibido aunque no<br />
llega tan lejos como para preterir a la humanidad bajo ninguna condición en<br />
absoluto para con una dama cuando ella se ocupaba de sus legítimas necesidades.<br />
Para terminar, mientras que a juzgar por las palabras de la hermana él había contado<br />
con rapido alumbramiento se sintió, sin embargo, hay que reconocerlo, un tanto<br />
aliviado con la información de que la descendencia tan auspiciada después del<br />
sufrimiento de tamaña dureza testimoniara ahora una vez más en favor de la miseri-<br />
cordia a la vez que de la generosidad del Ser Supremo.<br />
De conformidad con lo cual abrió su corazón al vecino de asiento, diciendo que,<br />
para manifestar su criterio sobre el asunto, su opinión (y tal vez no debería<br />
manifestar ninguna) era que había que tener un temperamento frío y un talante<br />
glacial para no alegrarse con las frescas noticias de la fructificación del parto puesto<br />
que había pasado por tales dolores y no por culpa de ella. El petimetre galán dijo<br />
que era del marido que la había puesto en aquella expectación o que al menos él<br />
debería haber sido a menos que ella fuera una matrona efesia más. Debo informaros,<br />
dijo Mr. Crotthers, aporreando la mesa como para producir un comentario de énfasis<br />
resonante, que el viejo Gloria Alleluyarum estuvo de nuevo por aquí hoy, un<br />
hombre ya mayor patilludo, formulando nasalmente la petición de hablar con<br />
Wilhelmina, mi vida, como él la llama. Le rogué que se mantuviera al aviso puesto<br />
que el acontecimiento tendría lugar en breve. De montres, os seré sincero. No puedo
466<br />
por menos que encomiar la potencia viril del viejo buco que aún es capaz de hacerle<br />
otro hijo. Todos se metieron en alabanzas, cada uno a su modo, aunque el mismo<br />
joven petimetre mantuvo su anterior parecer de que era alguien distinto de su<br />
cónyuge el hombre que había metido el palo en la raja, un clérigo misacantano, un<br />
paje de hacha (virtuoso) o un vendedor itinerante de artículos que se necesitan en<br />
cualquier casa. Extraña, departió consigo el invitado, la facultad prodigiosamente<br />
desigual de metempsicosis que poseen, para que el dormitorio puerperal y el<br />
anfiteatro de disecciones los conviertan en seminarios de tal frivolidad, para que la<br />
mera adquisición de títulos académicos sea suficiente para transformar en un san-<br />
tiamén a estos devotos de la superficialidad en practicantes ejemplares de un arte<br />
que la mayoría de los hombres cualquiera que fuera su eminencia han estimado el<br />
más noble. Pero, añadió aún más, eso es quizabes para liberar los sentimientos<br />
aprisionados que en general les oprimen porque yo he observado más de una vez<br />
que Dios los cría y ellos se juntan para retozar.<br />
Pero icon qué anuencia, permítase preguntar al noble señor, su patrón, háyase este<br />
forastero, a quien el favor de un gracioso príncipe ha acogido a los derechos civiles,<br />
erigido en señor supremo de nuestra política interior? ¿Dónde se halla ahora esa<br />
gratitud que la lealtad debería haber aconsejado? Durante la guerra reciente cuando<br />
quiera que el enemigo tenía una ventaja temporal con sus granados ¿acaso este<br />
traidor de los suyos no aprovechaba el momento para disparar su pieza contra el<br />
imperio del que él es un ocupante a voluntad mientras él temblaba por la seguridad<br />
de sus cuatro por ciento? ¿Ha olvidado esto como olvida todos los beneficios<br />
recibidos? ¿O es que de ser un embaucador de otros se ha convertido al fin en su<br />
propio burlador como lo es, si los rumores no lo desmienten, su propio y solo<br />
gozador? Lejos esté de la confianza mancillar la alcoba de una dama decente, la hija<br />
de un valeroso comandante, o arrojar la más remota censura sobre su virtud pero si<br />
provoca nuestra atención sobre eso (como ciertamente estaba muy en su interés el<br />
no hacerlo) pues que así sea. Infeliz mujer, durante demasiado tiempo y con<br />
demasiado empeño le ha sido negada la legítima prerrogativa de escuchar sus<br />
conminaciones con ningún otro sentimiento que no fuera el de la irrisión del<br />
desesperado. ¡Él lo dice, censor de la moralidad, un verdadero pelícano por su
467<br />
piedad, que no tuvo escrúpulos, insensible a los vínculos de la naturaleza, en<br />
intentar contacto camal ilícito con una fámula sacada de los estratos más bajos de la<br />
sociedad! ¡Aún más, de no ser porque el escobón de la sirvienta se convirtió en su<br />
ángel tutelar, a ella le habría ido tan mal como le fue a Agar, la egipcia! En cuanto<br />
al asunto de los pastizales su agriada aspereza es notoria y en presencia de Mr.<br />
Cuffe provocó por parte de un ganadero indignado una réplica mordaz formulada en<br />
términos tan directos como bucólicos. Mal va con él predicar ese evangelio. ¿Acaso<br />
no tiene muy cerca de casa un campo fértil que está en barbecho por falta de reja de<br />
arar? Un hábito reprensible en la pubertad se convierte en algo usual y en oprobio<br />
de la madurez. Si ha de derramar su bálsamo de Galaad en panaceas y apotegmas de<br />
dudoso gusto para devolverle la salud a una generación de bisoños disolutos, que se<br />
ocupe de que la práctica radique más en las doctrinas en las que ahora está<br />
absorbido. Su pecho marital es el depositario de secretos que el decoro es reacio a<br />
mencionar. Las obscenas insinuaciones de alguna belleza marchita pueden<br />
consolarle de una consorte abandonada y seducida pero este nuevo defensor de la<br />
moral y curador de males es a lo sumo un árbol exótico que, cuando echó raíces en<br />
su oriente originario, prosperó y floreció y abundó en bálsamo pero, trasplantado a<br />
un clima más templado, sus raíces han perdido su antiguo vigor mientras que la<br />
esencia que de ahí brota está inerte, agria e inoperante.<br />
La noticia fue comunicada con una circunspección que recordaba las costumbres<br />
ceremoniales de la Sublime Puerta por la segunda enfermera al oficial auxiliar<br />
médico interno, quien a su vez anunció a la delegación que un heredero había<br />
nacido. Cuando se hubo dirigido al pabellón de mujeres para asistir a la ceremonia<br />
prescrita de secundinas en presencia del secretario de estado de asuntos internos y<br />
los miembros del consejo privado, en silencio y por unánime agotamiento y<br />
aprobación los delegados, irritados por la duración y solemnidad de la vigilia y<br />
esperando que el feliz acontecimiento habría de paliar una libertad que la ausencia<br />
simultánea de la menina y el obstetra hacía más fácil, prorrumpieron al pronto en<br />
una quistión de lenguas. En vano la voz de Mr. Agente de Publicidad Bloom se oyó<br />
empeñada en recomendar, en apaciguar, en moderar. El momento era my propicio<br />
para el despliegue de ese discurrimiento que parecía el único lazo de unión entre
468<br />
temperamentos tan divergentes. Cada fase de la situación era sucesivamente<br />
eviscerada: la repugnancia prenatal de hermanos uterinos, la operación de cesárea,<br />
la postumidad con respecto al padre y, la forma aún más rara, con respecto a la<br />
madre, el caso fratricida conocido como el crimen Childs y convertido en<br />
memorable por la apasionada defensa de Mr. Abogado Defensor Bushe que<br />
consiguió la absolución del injustamente acusado, los derechos de primogenitura y<br />
el subsidio real tocante a mellizos y trillizos, abortos e infanticidios, fingidos o<br />
disimulados, el foetus in foetu acárdico y la aprosopia debida a la congestión, la<br />
agnación de ciertos chinos chin mentón (citado por Mr. Aspirante Mulligan) como<br />
consecuencia de la defectuosa concurrencia de protuberancias maxilares a lo largo<br />
de la línea central de tal manera (como él dijo) que un oído pudiera oír lo que el otro<br />
hablaba, las ventajas de la anestesia o sueño crepuscular, la prolongación de los<br />
dolores de parto en embarazo avanzado por causa de la presión en la vena, la<br />
pérdida prematura del líquido amniótico (según se ilustraba en el caso presente) con<br />
el consiguiente peligro de sepsis para la matriz, la inseminación artificial por medio<br />
de jeringas, la involución del útero como consecuencia de la menopausia, el<br />
problema de la perpetración de la especie en el caso de mujeres fecundadas en<br />
violación delictiva, la angustiosa clase de parto llamada por los brandenburgueses<br />
Sturzgeburt, los casos registrados de nacimientos multiseminales, bispermáticos y<br />
monstruosos concebidos en el periodo cataménico o de padres consanguíneos - en<br />
una palabra todos los casos de nacimientos humanos que Aristóteles ha clasificado<br />
en su obra maestra con ilustraciones cromolitográficas. Los más graves problemas<br />
de obstetricia y de medicina forense fueron examinados con tanta animación como<br />
las creencias más populares sobre el estado de embarazo tales como la prohibición a<br />
una mujer embarazada de pasar por encima de un cercado rural por temor a que, con<br />
el impulso, el cordón umbilical estrangulara a la criatura y la orden de, en la even-<br />
tualidad de un antojo, albergado ardiente e inútilmente, colocar la mano en esa parte<br />
de su persona que el uso tradicional ha dado en llamar asiento del castigo. Las<br />
anormalidades de labio leporino, verruga en el pecho, dedos supernumerarios,<br />
angiomas, casabillos y lentigos fueron alegados por uno como una prima facie y<br />
explicación natural hipotética de esos niños ocasionalmente nacidos con cabeza de
469<br />
cerdo (el caso de Madame Grissel Steevens fue recordado) o con pelo de perro. La<br />
hipótesis de una memoria plasmática, anticipada por el enviado caledonio y digna<br />
de la tradición metafísica del país que él representaba, concebía en tales casos un<br />
paro del desarrollo embrionario en algún momento precedente al humano. Un<br />
delegado extravagante defendió en contra de estos dos puntos de vista, con tal ardor<br />
que casi llegó a convencer, la teoría de la copulación entre mujeres y animales<br />
machos, las fuentes eran según su propia confesión las fábulas tales como la del<br />
Minotauro, que el genio del exquisito poeta latino nos ha legado en las páginas de<br />
su Metamorfosis. La impresión que causaron sus palabras fue inmediata aunque<br />
fugaz. Fue eclipsada tan fácilmente como había sido provocada por una alocución<br />
de Mr. Aspirante Mulligan en esa vena de jocosidad que nadie mejor que él sabía<br />
cómo fingir, postulando como el supremo objeto de deseo un anciano agradable y<br />
limpio. Simultáneamente, habiendo surgido un acalorado debate entre Mr. Delegado<br />
Madden y Mr. Aspirante Lynch concemiente al dilema jurídico y teológico<br />
originado en el caso de un gemelo siamés que premuera al otro, la dificultad por<br />
consentimiento mutuo fue remitida a Mr. Agente de Publicidad Bloom para<br />
sometimiento urgente a Mr. Diácono Coadjutor Dedalus. Hasta el momento en<br />
silencio, bien para mejor probar por gravedad pretematural esa curiosa dignidad de<br />
la vestimenta con la que estaba investido o por obediencia a una voz interior,<br />
expresó brevemente, y como algunos opinaron, descuidadamente el mandato<br />
eclesiástico que prohibe al hombre separar lo que Dios juntó.<br />
Pero la historia de Malaquías comenzó a helarles de horror. Invocó la escena ante<br />
ellos. El entrepaño secreto detrás de la chimenea retrocedió y en el hueco apareció -<br />
Haines! ¿A quién de nosotros no se le puso la carne de gallina? Tenía una cartera<br />
llena de literatura celta en una mano, en la otra un frasco marcado Veneno.<br />
Sorpresa, horror y asco se dibujaron en las caras de todos al tiempo que él les<br />
miraba con una mueca fantasmal. Contaba con una recepción así, comenzó con una<br />
risa horripilante, de lo que, parece ser, la historia tiene la culpa. Sí, es verdad. Yo<br />
soy el asesino de Samuel Childs. ¡Y ved cómo ahora soy castigado! El infierno no<br />
guarda terrores para mí. Ésta es mi condición. Por las llagas de Cristo ¿cómo podría<br />
descansar, se quejó roncamente, mientras vago por Dublín todo este tiempo con mi
470<br />
lote de canciones y él tras de mí tal que un alma en pena o un fantasma? Mi<br />
infierno, y el de Irlanda, está en esta vida. Esto es lo que intenté para borrar mi<br />
crimen. Distracciones, caza de grajos, el gaélico (recitó algo), láudano (se llevó el<br />
frasco a los labios), vivir en tienda de campaña. ¡Inútil! Su espectro me sigue los<br />
pasos. La droga es mi única esperanza .... ¡Ah! ¡Perdición! ¡La pantera negra! Con<br />
un grito de repente desapareció y el entrepaño retrocedió. Un instante después su<br />
cabeza apareció en la puerta de enfrente y dijo: Esperadme en la estación de<br />
Westland Row a las once y diez. Se fue. Las lágrimas brotaron a chorros de los ojos<br />
de la tropa disoluta. El adivino levantó las manos al cielo, murmurando: ¡La<br />
vendetta de Mananaurt! El sabio repitió: Lex talionis. Sentimental es aquel que<br />
gustaría gozar sin incurrir en la inmensa deuda de la cosa hecha. Malaquías, vencido<br />
por la emoción, enmudeció. El misterio había sido revelado. Haines era el tercer<br />
hermano. Su verdadero nombre era Childs. La pantera negra era ella misma el<br />
espectro de su propio padre. Bebía droga para borrar. Por este consuelo muchas<br />
gracias. La casa abandonada cerca del cementerio estaba deshabitada. Ni una sola<br />
alma viviría allí. La araña teje su telaraña en soledad. La rata nocturna acecha desde<br />
su agujero. Una maldición hay en ella. Está embrujada. Tierra de asesino.<br />
¿Qué edad tiene el alma del hombre? Así como tiene la virtud del camaleón para<br />
cambiar su tinte con todo lo que se le acerca, de ser alegre con el divertido y triste<br />
con el abatido, del mismo modo su edad es cambiable de acuerdo con su humor.<br />
Leopoldo ya no es, sentado como está ahí, rumiando el bolo de la reminiscencia,<br />
aquel sensato agente de publicidad y poseedor de una modesta fortuna en fondos.<br />
Veinte años han pasado. Ahora es el joven Leopoldo. Ahí, como en sucesión<br />
retrospectiva, espejo dentro de un espejo (¡y listo!), se contempla a sí mismo. Se ve<br />
aquella figura joven de entonces, precozmente varonil, caminando en una mañana<br />
de escarcha desde la vieja casa en Clanbrassil Street hasta el instituto, la cartera<br />
llena de libros en bandolera, y en ella un buen trozo de pan de trigo, una idea de la<br />
madre. O quizás sea la misma figura, pasado ya un año más o menos, con su primer<br />
sombrero hongo (¡ah, aquél sí que fue un gran día!), ya en la calle, un viajante<br />
hecho y derecho de la empresa familiar, equipado con un libro de pedidos, un<br />
pañuelo perfumado (no sólo para lucirlo), un estuche de relucientes artículos de
471<br />
bisutería (¡ay, ya algo del pasado!) y una pilada de complacientes sonrisas para esta<br />
o aquella ama de casa medio conquistada calculando con los dedos o para una<br />
doncella en flor, tímidamente agradeciendo (¿y el corazón? ¡dime!) sus estudiados<br />
cumplidos. El perfume, la sonrisa, pero, más que todo eso, los ojos oscuros y los<br />
modales untosos, volvían a casa a la caída de la tarde con sus buenas comisiones<br />
junto al cabeza de la empresa, sentado con la pipa de Jacob después de idénticas<br />
tareas en el rincón de la chimenea destinado al padre (la comida de fideos, con toda<br />
certeza, se está recalentando) leyendo a través de lentes de concha algún pe riódico<br />
de Europa de hace un mes. Pero ah, y listo, el espejo se enturbia y el joven caballero<br />
errante se evapora, se consume, queda convertido en un punto diminuto en la niebla.<br />
Ahora él es el padre y los que están a su alrededor podrían ser sus hijos. ¿Quién<br />
podría decirlo? El padre sabio que sabe quién es su propio hijo. Él piensa en una<br />
noche de llovizna en Hatch Street, muy cerca de los almacenes, allí, la primera.<br />
Juntos (ella es una pobre niña abandonada, hija de la vergüenza, tuya y mía y de<br />
todos por sólo un chelín y su penique de la suerte), yuntos oyen los pasos cansinos<br />
de la guardia mientras dos sombras engabardinadas cruzan por la nueva universidad<br />
real. ¡Bndie! ¡Bridie Kelly! Nunca olvidará el nombre, siempre recordará la noche:<br />
la primera noche, noche de bodas. Están entrelazados en la más profunda oscuridad,<br />
el deseoso con la deseada, y en un instante Wat.) la luz inundará el mundo. ¿Daba<br />
vuelcos el corazón por el otro corazón? No, amable lector. En un solo suspiro se<br />
hubo consumado pero - ¡Espera! ¡Atrás! ¡No puede ser! Espantada la pobre<br />
muchacha se escapa a través de las sombras. Es la novia de las tinieblas, hija de la<br />
noche. Incapaz de arrostrar la carga del niño soláureo del día. No, Leopoldo. El<br />
nombre y el recuerdo no son consuelo para ti. Aquella ilusión juvenil de tu fuerza te<br />
fue arrebatada, y por nada. No habrá hijo de tus lomos a tu lado. Nadie hay ahora<br />
que sea para Leopoldo, lo que Leopoldo fue para Rudolph.<br />
Las voces se mezclan y funden en silencio empañado: silencio que es lo infinito<br />
del espacio: y rauda, calladamente el alma flota sobre órbitas de generaciones que<br />
han vivido. Una región donde siempre desciende la luz gris crepuscular, nunca cae<br />
sobre pastizales de verdesalvia, derramando su penumbra, esparciendo un rocío<br />
perenne de estrellas. Ella sigue a su madre con torpes pasos, una yegua que dirige a
472<br />
su potrilla. Son fantasmas de luz crepuscular, y sin embargo moldeados en la gracia<br />
profética de la estructura, finas caderas proporcionadas, cuello flexible y tendinoso,<br />
el cráneo dúctil e inquieto. Desaparecen, fantasmas en pena, todo se fue. Agendath<br />
es una tierra yerma, un hogar de lechuzas y de upupas de vista desmayada. Netaim,<br />
el dorado, ya no existe. Y llegan sobre el camino de las nubes, borbotando truenos<br />
de rebelión, los espectros de las bestias. ¡Eeh! ¡Escucha! iEeh! La paralaje les sigue<br />
los pasos y aguijonea, los lancinantes relámpagos de su frente son escorpiones. El<br />
alce y el yac, los toros de Basán y de Babilonia, el mamut y el mastodonte, todos<br />
llegan agolpándose al mar abismado, Lacus Mortis. ¡Siniestra y vengativa hueste<br />
zodiacal! Aúllan, al pasar sobre las nubes, comados y capricomados, los de trompa<br />
con los de colmillo, los de melena de león, los gigantes astados, el de hocico y el<br />
reptil, el roedor, el rumiante y el paquidermo, toda su multitud aullante en<br />
movimiento, asesinos del sol.<br />
Hacia el mar muerto caminan a beber, insaciados y con horribles tragantadas, la<br />
mar salina somnolienta inacabable. Y el portento equino crece de nuevo,<br />
engrandecido en el desierto de los cielos, no, de la propia magnitud del cielo, hasta<br />
que surge amenazante, vasto, sobre la casa de Venus. Y hela ahí, milagro de la<br />
metempsicosis, es ella, la novia eterna, anunciadora del lucero del alba, la novia,<br />
siempre virgen. Es ella, Martha, perdida, Millicent, joven, querida, radiante. Qué<br />
serena se yergue ahora, reina entre las Pléyades, en la penúltima hora antelucana,<br />
calzada con sandalias de oro brillante, tocada con velo de cómo se dice eso gasa.<br />
Flota, fluye por su carne estelar y suelta mana, esmeralda, zafiro, malva y<br />
heliotropo, sustentada sobre corrientes de frío viento interestelar, sinuosa,<br />
serpenteante, sencillamente arremolinándose, rebullendo en los cielos escritura<br />
misteriosa hasta que, tras una miríada de símbolos metamórficos, flamea, Alfa, rubí<br />
y signo triangular sobre la frente de Tauro.<br />
Francis le hablaba a Stephen de los años del pasado cuando iban juntos a la<br />
escuela en los tiempos de Conmee. Preo guntó por Glaucón, Alcibíades, Pisístrato.<br />
¿Dónde estarían ahora? Ninguno de los dos lo sabía. Has hablado del pasado y sus<br />
fantasmas, dijo Stephen. ¿Por qué pensar en ellos? Si les llamo a la vida a la otra<br />
orilla de las aguas del Leteo ¿no acudirán en tropel los pobres espíritus a mi
473<br />
llamada? ¿Quién lo supone? Yo, Bous Stephanoumenos, el bardo valedor de<br />
bueyes, señor y donador de su vida. Ciñó sus cabellos enmarañados con una<br />
guirnalda de hojas de parra, sonriendo a Vincent. Esa respuesta y esas hojas, le dijo<br />
Vincent, te adornarán más apropiadamente cuando algo más, y grandemente más,<br />
que un manojo de odas ligeras puedan llamar a tu genio padre. Todos lo que te<br />
quieren esperan eso de ti. Todos desean ver que creas la obra que meditas, llamarte<br />
Stephaneforos. De todo corazón espero que no les falles. Oh no, Vincent, dijo<br />
Lenehan, poniendo una mano en el hombro que estaba a su lado. No te preocupes.<br />
No podría dejar a su madre huérfana. La cara del joven se ensombreció. Todos<br />
podían ver cuán dificil resultaba para él que le recordaran su promesa y su reciente<br />
pérdida. Se habría retirado de la fiesta a no ser porque la algarabía de voces<br />
aliviaban el resquemor. Madden había perdido cinco dracmas en Cetro por un<br />
capricho del nombre del jinete: Lenehan otro tanto. Les habló de la carrera. La<br />
bandera se bajó y ¡hala! allá que se van, salen disparados, la yegua sale cornendo<br />
briosamente con O. Madden encima. Iba en cabeza. Todos los corazones en vilo.<br />
Incluso Filis no podía reprimirse. Agitó su pañuelo y gritó: ¡Hurra! ¡Cetro gana!<br />
Pero en la última recta de la carrera cuando todos iban en orden de salida el caballo<br />
del montón Tirado se puso a la misma altura, la adelantó, la dejó atrás. Ya todo está<br />
perdido. Filis se quedó silenciosa: sus ojos como tristes anémonas. Juno, exclamó,<br />
estoy perdida. Pero su amante la consoló y le trajo un brillante cofrecito de oro en el<br />
que yacían unas golosinas ovaladas que ella compartió. Una lágrima cayó: sólo una.<br />
Buena mano tiene con la fusta, dijo Lenehan, ese W. Lane. Cuatro ganadores ayer y<br />
tres hoy. ¿Qué jinete hay como él? Súbelo a un camello o a un furioso búfalo la<br />
victoria en cómodo galope es suya. Pero conformémonos según la vieja costumbre.<br />
¡Suerte al desafortunado! ¡Pobre Cetro! dijo con un leve suspiro. Ya no es la yegua<br />
que solía. Nunca, por éstas, veremos otra igual. Rediez, caballero, una reina entre<br />
todas las demás. ¿Te acuerdas de ella, Vincent? Ojalá hubieras visto hoy a mi reina,<br />
dijo Vincent. Qué joven y radiante estaba (Lálage casi no era hermosa a su lado)<br />
con sus zapatos amarillos y su vestido de muselina, no sé exactamente cómo se le<br />
llama. Los castaños que nos protegían estaban en flor: el aire estaba henchido de su<br />
olor persuasivo y del polen que flotaba a nuestro alrededor. En los claros soleados
474<br />
se podría fácilmente cocer sobre una piedra una hornada de esos bollos con pasas de<br />
Corinto dentro que Penplepómenos vende en su tenderete junto al puente. Pero ella<br />
no tenía nada que llevarse a la boca más que el brazo con el que yo la sostenía y en<br />
él que daba mordiscos pícaramente cuando la estrechaba demasiado. Hace una se-<br />
mana yacía enferma, cuatro días en el lecho, pero hoy estaba libre, alegre, se reía<br />
del peligro. Está más atractiva de ese modo. ¡Sus manojos también! Cabra loca que<br />
es, había arrancado un montón cuando nos recostamos yuntos. Y en confidencia,<br />
amigo mío, no te puedes imaginar a quién nos encontramos cuando dejábamos el<br />
campo. ¡Al mismísimo Conmee! Iba andando junto al seto, leyendo, creo que el<br />
breviario con, no me cabe duda, una carta festiva de Glicera o de Cloe para señalar<br />
la página. La dulce criatura se puso de todos los colores en su azaramiento,<br />
simulando apartar un ligero desorden en su vestido: una brizna de maleza se le había<br />
pegado, pues incluso los árboles la adoran. Cuando Conmee hubo pasado echó una<br />
mirada a su encantador eco en ese pequeño espejo que lleva consigo. Pero él había<br />
sido comprensivo. Al pasar nos había bendecido. Los dioses también son siempre<br />
comprensivos, dijo Lenehan. Si tuve poca suerte con la jaca de Bass quizás esta<br />
poción suya pueda servirme más adecuadamente. Dejó caer la mano sobre una jarra<br />
de vino. Malachi lo vio e inmovilizó la acción, señalando al forastero y a la etiqueta<br />
colorada. Cautelosamente, Malachi murmuró, guardad un silencio druídico. Su alma<br />
está lejos. Es quizás tan doloroso ser despertado de una visión como nacer.<br />
Cualquier objeto, profundamente considerado, puede ser la puerta de acceso al eón<br />
incorruptible de los dioses. ¿No lo ves así, Stephen? Teósofo así me lo dijo,<br />
contestó Stephen, al que en una anterior existencia los sacerdotes egipcios iniciaron<br />
en los misterios de la ley kármica. Los señores de la luna, me dijo Teósofo, una<br />
carga de anaranjado encendido procedente del planeta Alfa de la cadena lunar no<br />
estaba dispuesta a asumir los dobles etéricos y éstos por tanto se hicieron carne en<br />
los egos color rubí procedentes de la segunda constelación.<br />
No obstante, de hecho sin embargo, la extravagante suposición de que él estuviera<br />
en un estado de abatimiento o algo parecido o hipnotizado algo que era enteramente<br />
debido a una idea falsa de índole totalmente superficial, en absoluto tenía<br />
fundamento. El individuo cuyos órganos visuales mientras lo de arriba tenía lugar
475<br />
estaban en esa coyuntura comenzando a mostrar síntomas de animación era tan<br />
astuto si no más astuto que cualquier criatura viviente y quienquiera que hiciera<br />
conjeturas al contrario habría hallado muy rápidamente que se encontraba en<br />
dirección equivocada. Durante los últimos cuatro minutos o por ahí había estado<br />
mirando fijamente una cierta cantidad de cerveza Bass embotellada por los Sres.<br />
Bass y Cía. en Burton-on-Trent que daba la casualidad estaba situada entre otras<br />
muchas justo enfrente de donde él estaba y que indudablemente se había calculado<br />
que atrajera la atención de cualquiera por razón de su envoltura colorada. Él estaba<br />
simple y llanamente, como subsiguientemente se reveló por razones sólo conocidas<br />
por él, que dio un cariz totalmente diferente a la discusión precedente, después de<br />
las observaciones del momento anterior sobre los días de la niñez y del hipódromo,<br />
recordando dos o tres transacciones particulares suyas de las que los otros dos eran<br />
mutuamente tan inocentes como niño por nacer. Finalmente, sin embargo, los ojos<br />
de ambos coincidieron y tan pronto como se dejó traslucir que el otro tenía la<br />
intención de servirse de la cosa él involuntariamente decidió servirle él mismo y en<br />
consecuencia echó mano al cuello del recipiente de cristal de tamaño medio que<br />
contenía el fluido buscado y ocasionó una copiosa merma en él al echar una buena<br />
cantidad del mismo con, también al mismo tiempo, sin embargo, un considerable<br />
grado de atención con el propósito de no derramar nada de la cerveza que había en<br />
él por todas partes.<br />
La discusión que siguió fue en su alcance y rumbo un epítome de la carrera de la<br />
vida. Ni el lugar ni el concurso estaban desprovistos de dignidad. Los discutidores<br />
eran los más agudos del país, el tema del que se ocupaban el más noble y crucial. La<br />
importante sala de la casa de Home jamás había contemplado una asamblea tan<br />
representativa y tan variada ni los viejos pares de aquella institución habían nunca<br />
oído un lenguaje tan enciclopédico. Una espléndida vista era aquélla en verdad.<br />
Crotthers estaba allí al otro lado de la cabecera de la mesa con su vistosa vestimenta<br />
montañesa, el rostro radiante de los aires marinos del Mull de Galloway. También<br />
allí, frente a él, estaba Lynch en cuyo semblante asomaban ya los estigmas de una<br />
temprana depravación y sabiduría prematura. Junto al escocés estaba el sitio<br />
asignado a Costello, el excéntrico, mientras que a su lado estaba sentado en
476<br />
imperturbable reposo el cuerpo rechoncho de Madden. La silla del médico interno<br />
estaba efectivamente vacía frente a la chimenea pero a ambos flancos el cuerpo de<br />
Bannon en equipo de explorador con pantalones cortos de paño y botos de cuero<br />
curtido contrastaba bruscamente con la elegancia lila y los modales urbanos de<br />
Malachi Roland St. John Mulligan. Por último a la cabecera de la mesa estaba el<br />
joven poeta que encontraba refugio a sus tareas pedagógicas e inquisiciones<br />
metafisicas en la atmósfera convivial de la discusión socrática, mientras que a la<br />
izquierda y derecha de él se acomodaban el fruslero pronosticador, recién llegado<br />
del hipódromo, y ese errante vigilante, sucio con el polvo de los caminos y de las<br />
luchas y manchado con el lodazal de un deshonor indeleble, pero de cuyo corazón<br />
inquebrantable y fiel ni señuelo ni peligro ni amenaza ni degradación podrían nunca<br />
hacerv.desaparacer la imagen de aquella belleza voluptuosa que el genial lápiz de<br />
Lafayette ha pintado para tiempos por venir.<br />
Sería preferible dejar sentado aquí y ahora ya desde el principio que el pervertido<br />
trascendentalismo al que las argumentaciones de Mr. S. Dedalus (Divinitatis<br />
Scepticus) Parecerían acreditar como extremadamente adicto son justamente<br />
contrarias a los métodos científicos reconocidos. La ciencia, nunca ha de repetirse lo<br />
suficiente, trata de fenómenos tangibles. El hombre de ciencia como el hombre de la<br />
calle ha de enfrentarse a hechos pragmáticos que no cabe pasar por alto y<br />
explicarlos de la mejor manera posible. Puede haber, es verdad, interrogantes para<br />
los que la ciencia no o tiene respuesta - por ahora - como es el caso del primer<br />
problema que Mr. Bloom (Agente de Publicidad) propuso en relación con la fijación<br />
del sexo en el futuro. ¿Hemos de aceptar la opinión de Empédocles de Trinacria<br />
sobre que el ovario derecho (el periodo posmenstrual mantienen otros) es el<br />
causante del nacimiento de varones o son los espermatozoos largamente desdeñados<br />
o los nemaspermos los factores determinantes o es, como la mayoría de los<br />
embriologistas se inclinan a pensar, tales como Culpepper, Spallanzani,<br />
Blumenbach, Lusk, Hertwig, Leopold y Valenti, una mezcla de ambos? Eso sería<br />
tanto como aceptar una cooperación (uno de los mecanismos predilectos de la<br />
naturaleza) entre el nisus formativus del nemaspermo por una parte y por la otra una<br />
posición afortunadamente elegida, succubitus felix, del elemento pasivo. El otro
477<br />
problema formulado por el mismo inquiridor no es de menor importancia: la<br />
mortalidad infantil. Es interesante porque, como muy oportunamente señala, todos<br />
nacemos de la misma manera pero morimos de maneras diferentes. Mr. M.<br />
Mulligan (Doctor en Higiene y Eugenesia) culpa a las condiciones sanitarias de que<br />
nuestros ciudadanos de pulmones cenicientos contraigan adenoides y dolencias<br />
pulmonares etc. al inhalar las bacterias que rondan por el polvo. Estos factores,<br />
alegó, y el repugnante espectáculo que ofrecen nuestras calles, las espantosas vallas<br />
publicitarias, ministros de Dios de todas las denominaciones, soldados y marineros<br />
mutilados, cocheros con el escorbuto al descubierto, cuerpos de animales muertos<br />
colgando, solteros paranoicos y dueñas estériles - todo esto, dijo, explicaba todas y<br />
cada una de las deficiencias en la calidad de la raza. La calipedia, profetizó, pronto<br />
sería adoptada de modo general y todas las bendiciones de la vida, música auténtica-<br />
mente buena, literatura amena, filosofia sencilla, cuadros instructivos,<br />
reproducciones en escayola de las estatuas clásicas como las de Venus y Apolo,<br />
fotografias artísticas en colores de bebés de concurso, todas estas pequeñas<br />
atenciones permitirían a las señoras que se encontraran en estado interesante pasar<br />
los meses intermedios de la manera más agradable. Mr. J. Crotthers (Licenciado en<br />
Retórica) atribuye algunos de estos fallecimientos a trauma abdominal en el caso de<br />
mujeres trabajadoras sujetas a labores pesadas en las fábricas y a la disciplina<br />
marital en el hogar aunque con mucho la inmensa mayoría a la dejadez, personal o<br />
pública, que culmina en el abandono de los infantes recién nacidos, la práctica de<br />
abortos criminales o en el atroz crimen de infanticidio. Aunque lo anterior (estamos<br />
pensando en la dejadez) es indudablemente cierto el caso que menciona de<br />
enfermeras que se olvidan tomar nota de las esponjas en la cavidad pentoneal es<br />
demasiado raro como para ser normativo. De hecho cuando uno se para a examinar<br />
el asunto lo extraordinario es que tantos embarazos y partos salgan bien como es el<br />
caso, considerado en su conjunto y a pesar de nuestras limitaciones humanas que a<br />
menudo obstaculizan a la naturaleza en sus designios. Una idea ingeniosa es la<br />
emitida por Mr. V. Lynch (Licenciado en Matemáticas) que lo mismo la natalidad<br />
como la mortalidad, así como todos los demás fenómenos de evolución, los<br />
movimientos de las mareas, las fases lunares, la temperatura de la sangre, las
478<br />
enfermedades en general, todo, en resumidas cuentas, en la vasta fábrica de la<br />
naturaleza desde la extinción de algún sol remoto hasta el florecimiento de una de<br />
las incontables flores que embellecen nuestros parques públicos está sujeto a una ley<br />
de numeración hasta ahora no descifrada. Sin embargo la cuestión llana y sencilla<br />
de por qué un niño de padres normalmente sanos y un niño aparentemente sano y<br />
bien cuidado sucumbe inexplicablemente en la niñez temprana (aunque otros niños<br />
del mismo matrimonio no) debe en efecto, en palabras del poeta, hacemos cavilar.<br />
La naturaleza, podemos estar tranquilos, tiene sus buenas y poderosas razones para<br />
todo lo que hace y con toda probabilidad esas muertes se deben a alguna ley de<br />
previsión por la cual los organismos en los que gérmenes morbosos han fijado su<br />
residencia (la ciencia moderna ha demostrado de modo concluyente que sólo la sus-<br />
tancia plásmica puede decirse que sea inmortal) tienden a desaparecer en una etapa<br />
cada vez más temprana de su desarrollo, medida que, aunque origen de sufrimiento<br />
para algunos de nuestros sentimientos (de manera sobresaliente para el maternal), es<br />
no obstante, opinamos algunos de nosotros, a la larga beneficiosa para la raza en<br />
general al asegurar con ello la supervivencia de los más aptos. La indicación (¿o<br />
habría que llamarla interrupción?) de Mr. S. Dedalus (Divinitatis Scepticus) de que<br />
un ser omnívoro pueda masticar, deglutir, digerir y aparentemente pasar a través del<br />
conducto habitual con imperturbabilidad pluscuamperfecta alimentos tan diversos<br />
que mujeres de aspecto canceroso demacradas por el parto, corpulentos caballeros<br />
facultativos, por no hablar de políticos icténcos y monjas cloróticas, podrían muy<br />
probablemente hallar alivio gástrico en una inocente colación de tambaleantes<br />
inmaduros, revela como ninguna otra cosa y con un aspecto muy desagradable la<br />
tendencia aludida arriba. Para ilustración de aquellos que no tienen un conocimiento<br />
profundo de las minucias del matadero municipal, como este esteta de mórbida<br />
mentalidad y filósofo en embrión que a pesar de su presuntuoso engreimiento con<br />
asuntos científicos dificilmente es capaz de distinguir un ácido de un álcali se<br />
enorgullece de ser, debería quizás consignarse que tambaleantes inmaduros en el<br />
argot vil de nuestros vendedores de bebidas de baja estofa significa la carne<br />
guisable y comestible de un temero que acaba de caer de su madre. En un reciente<br />
debate público con Mr. L. Bloom (Agente de Publicidad), que tuvo lugar en el salón
479<br />
de reuniones del Hospital Nacional de Maternidad, en los números 29, 30 y 31 de<br />
Holles Street, del cual, como es bien conocido, el Dr. A. Home (Licenciado en<br />
Ginecología, antiguo Caballero del Queen's College de Médicos de Irlanda) es<br />
eficaz y estimado director, aseguran testigos presenciales que declaró que una vez<br />
que la mujer ha dejado entrar el gato en el saco (alusión de esteta, probablemente,<br />
para uno de los procesos de la naturaleza más complicados y maravillosos - el acto<br />
del congreso sexual) ha de dejarlo salir de nuevo o darle vida, según expresión suya,<br />
para salvar la propia. Poniendo en peligro la de ella, fue la expresiva respuesta de su<br />
interlocutor, aunque no por el tono moderado y mesurado en que fue expresada fue-<br />
ra por ello menos eficaz.<br />
Entretanto la técnica y paciencia del fisico habían provocado un feliz<br />
accouchement. Había sido un tiempo muy muy agotador tanto para la paciente<br />
como para el médico. Todo lo que la técnica quirúrgica podía hacer se hizo y la<br />
esforzada mujer había ayudado como un hombre. Desde luego que había ayudado.<br />
Había combatido el buen combate y ahora era muy muy feliz. Aquellos que ya no<br />
están entre nosotros, aquellos que ya se fueron, también serán felices cuando miren<br />
desde arriba y sonrían ante la conmovedora escena. Reverentemente la contemplan<br />
ahí reclinada con la luz maternal en sus ojos, ese apetito ansioso por los dedos del<br />
bebé (tierna escena de ver), en el primer florecer de su nueva maternidad,<br />
suspirando una muda plegaria de acción de gracias a Aquel que está en lo alto, al<br />
Esposo Universal. Y cuando sus ojos amorosos contemplan a su hijito ella sólo pide<br />
una bendición más, tener allí a su lado a su querido Papaíto para compartir su gozo,<br />
echar en sus brazos ese pellizco de arcilla divina, finto de sus abrazos legítimos. Él<br />
ya va siendo mayor (dicho sea en voz baja entre tú y yo) y un poquito cargado de<br />
hombros aunque con el vaivén de los años una severa dignidad se ha abatido sobre<br />
el cuidadoso contable segundo del Banco del Ulster, sucursal de College Green. ¡Oh<br />
Papaíto! ¡Amado de siempre, ya fiel compañero de una vida, nunca han de volver<br />
aquellos lejanos tiempos de rosas! Con ese característico estremecimiento de su<br />
linda cabeza ella recuerda aquellos días. ¡Dios mío! ¡Qué bellos ahora a través de la<br />
bruma de los años! Mas sus hijos se apiñan en su imaginación junto a la cabecera,<br />
de ella y de él, Charley, Mary Alice, Fredenck Albert (si hubiera vivido), Mamy,
480<br />
Budgy (Victoria Frances), Tom, Violet Constance Louisa, el querido y pequeño<br />
Bobsy (así llamado por nuestro famoso héroe en la guerra de Sudáfrica, lord Bobs<br />
de Waterford y Candahar) y ahora esta última prenda de su unión, un Purefoy donde<br />
los haya, con la nariz de un auténtico Purefoy. La joven promesa habrá de ser bauti-<br />
zada con el nombre de Mortimer Edward por el influyente primo tercero de Mr.<br />
Purefoy el de la oficina del Alto Comisario del Tesoro Público, en el Castillo de<br />
Dublín. Y así discurre el tiempo: aunque el padre Cronos ha repartido poco. No, no<br />
permitas que por ese pecho se abra paso suspiro alguno, querida y buena Mina. Y,<br />
Papaíto, sacude las cenizas de tu pipa, el acostumbrado brezno aún mantendrás<br />
cuando el último toque suene por ti (¡ojalá ese día aún esté lejos!) y entremuera la<br />
luz con la que leías en el Libro Sagrado porque también el aceite se acaba, y así con<br />
corazón tranquilo a la cama, a descansar. Él sabe y llamará a la mejor hora.<br />
También tú has combatido el buen combate y ejecutaste fielmente tu papel de<br />
hombre. Señor, ahí va mi mano. ¡Bien, siervo bueno y fiel!<br />
Hay pecados o (llamémoslos como el mundo los llama) memorias malignas que el<br />
hombre oculta en el ámbito más recóndito de su corazón pero allí siguen y esperan.<br />
Él puede que permita que sus memorias se nublen, que les permita ser como si<br />
nunca hubieran existido y casi persuadirse a si mismo de que no existieron o al<br />
menos de que fueron de otra manera. Sin embargo una palabra imprevista las hará<br />
surgir de nuevo y se alzarán para enfrentarse a él en las más variadas circunstancias,<br />
en forma de visión o de sueño, o al tiempo que la pandereta o el arpa sosiegan sus<br />
sentidos o a mitad de la fresca tranquilidad plateada de la tarde o en el banquete, a<br />
medianoche, cuando esté ahíto de vino. No para insultarle caerá sobre él la visión<br />
como sobre alguien sumido bajo su ira, no por venganza para apartarlo de los vivos<br />
sino envuelta en patético vestiario del pasado, silenciosa, remota, reprobadora.<br />
El forastero aún veía allí en el rostro frente a él un lento retroceso de esa falsa<br />
calma, acuciada, según parece, por el hábito o por alguna treta calculada, por<br />
palabras tan rencorosas como para acusar a quien las decía de insano, de flair, por<br />
las cosas más crueles de la vida. Una escena se desgrana en la memoria del<br />
observador, evocada, podría ser, por una palabra de una sencillez tan natural que se<br />
diría que aquellos días estaban realmente presentes allí (como algunos pensaban)
481<br />
con sus placeres al alcance. Una explanada de césped cortado una tarde templada de<br />
mayo, la bien recordada arboleda de lilas en Roundtown, moradas y blancas,<br />
fragantes y esbeltas espectadoras del juego pero con gran interés en las bolitas<br />
según avanzan lentamente por el prado o chocan y se paran, el uno junto al otro, con<br />
una leve sacudida de alerta. Y allá por aquella urna gris donde de tiempo en tiempo<br />
el agua circula en riego pensativo se veía otra hermandad de semejante fragancia,<br />
Floey, Atty, Tiny y su amiga más oscura con un no sé qué de vistosidad de porte por<br />
aquel entonces, Nuestra Señora de las Cerezas, un encantador racimo con ellas<br />
elaborado colgaba de una oreja, resaltando con gran delicadeza el calor extraño de<br />
la piel contra la finta de ardiente frescura. Un chicuelo de cuatro o cinco años<br />
vestido de tosca mezcla (tiempo de floración mas habrá alegría en la plácida chime-<br />
nea cuando no muy tarde los cuencos se recojan y guarden en el abaz) está erguido<br />
sobre la urna protegido por ese círculo de afectuosas manos de niña. Frunce el ceño<br />
un poco como también lo hace este joven ahora con un deleite del peligro quizás<br />
demasiado consciente pero por fuerza ha de mirar a ratos hacia donde su madre<br />
observa desde la piazzetta que da al macizo de flores con una leve sombra de lejanía<br />
o de reproche (alíes Vergängliche) en su mirada alegre.<br />
Tomad buena nota de esto y recordad. El final llega de pronto. Entrad en esa<br />
antecámara del nacer donde los estudiosos se reúnen y reparad en sus rostros. Nada,<br />
al parecer, de premura o violencia. La quietud de la custodia, más bien, como<br />
corresponde a la categoría de esa casa, la guarda vigilante de los pastores y de los<br />
ángeles alrededor de un pesebre en Belén de Judá tiempo ha. Pero lo mismo que<br />
antes del relámpago las apretadas nubes de tormenta, abrumadas de desbordante<br />
exceso de humedad, en abombadas masas túrgidamente dilatadas, circundan el cielo<br />
y la tierra en único y vasto sopor, cerniéndose sobre campos sedientos y la modorra<br />
de los bueyes y la marchita vegetación de matorrales y verdor hasta que en un<br />
instante un destello hiende sus entrañas y con el resonar del trueno el aguacero<br />
derrama su torrente, de este y no de otro modo fue la transformación, violenta e ins-<br />
tantánea, cuando se hizo la palabra.<br />
¡Al pub de Burke! sale disparado milord Stephen, profiriendo el grito, y toda la<br />
caterva de ellos tras él, el gallito, el chisgarabís, el petardero, el medicastro, Bloom
482<br />
el puntilloso pisándoles los talones con un agarre general de gorras, varas de fresno,<br />
floretes, panamás y vainas, garrotas de Zermatt y qué sé yo más. Una partida de<br />
recia juventud, noble cada uno de aquellos estudiantes. La enfermera Callan<br />
estupefacta en el corredor no puede frenarlos ni tampoco el sonriente cirujano que<br />
baja las escaleras con la noticia de la placentación terminada, su buena libra tiene.<br />
Le jalean al pasar. ¡La puerta! ¿Está abierta? ¡Ah! Ya están fuera, en tumulto, en<br />
carrerilla, dándole a la pata con brío, el pub de Burke en Denzille y Holles su meta<br />
final. Dixon les sigue dando suelta a su lengua afilada pero suelta un taco, él<br />
también, y sin parar. Bloom se detiene con la enfermera un momento para enviarle<br />
unas palabras de afecto a la feliz madre y al niño de pecho ahí arriba. El Doctor<br />
Dieta y el Doctor Quieta. ¿No parece también ella otra ahora? La sala de vigila ncia<br />
en la casa de Home ha escrito su historia en esa palidez descolorida. Luego<br />
habiéndose ido todos, con la ayuda de una chispa de sentido común susurra de cerca<br />
al pasar: Señora ¿cuándo viene la cigüeña para vos?<br />
El aire de fuera está impregnado de la humedad de las gotas del rocío, esencia<br />
celestial de la vida, brillando sobre la piedra de Dublín ahí bajo un coelum de<br />
estrellas incandescentes. Aire de Dios, el aire del Padre de la Creación, blando aire<br />
en centelleo circundante. Inspíralo en lo más profundo de tu ser. ¡Cielo santo,<br />
Theodore Purefoy, has consumado una bizarra empresa y no eres farfallón! Vos<br />
sois, por mi vida lo mantengo, el más admirable progenitor sin excepción alguna en<br />
ésta más que farragosa crónica camelante y todaincluyente. ¡Pasmoso! En ella había<br />
una preformada posibilidad por Dios concebida y por Dios otorgada que vos habéis<br />
hecho fructificar con vuestra pizca de empeño de hombre. ¡Sedle fiel! ¡Servidla!<br />
Continúa en tu duro trabajo, labora como un auténtico sabueso y al diablo con la<br />
academia y los maltusiastas. Vos sois todos sus papaítos, Theodore. ¿Os dobláis<br />
bajo el peso, agobiado por las cuentas del carnicero en casa y por los lingotes de oro<br />
(no vuestros) en la oficina del banco? ¡Erguid la cabeza! Por cada recién nacido<br />
cobraréis una fanega de trigo maduro. Mirad, vuestro vellón está empapado.<br />
¿Envidiáis a Píramo y Tisbe? Una cotorra impertinente y un chucho legañoso son<br />
toda su progenie. ¡Bah, os lo aseguro! No es más que un mulo, un gasterópodo<br />
muerto, sin empuje ni nervio, que no vale ni un cuproníquel rajado. ¡Cópula sin
483<br />
prole! ¡No, os lo digo! La matanza de los inocentes de Herodes sería mejor su<br />
nombre. ¡Verduras, en verdad, y cohabitación estéril! ¡Dadle bistecs, rojos, crudos,<br />
con sangre! Es una vieja pandemónium de enfermedades, glándulas ensanchadas,<br />
paperas, anginas, juanetes, fiebre del heno, escoriaciones, tiña, riñón flotante, bocio,<br />
verrugas, ataques de bilis, cálculos biliares, aprensión, venas varicosas. ¡Tregua a<br />
los trenos y endechas y jeremiadas y a toda esa música propia de los difuntos!<br />
Veinte años de eso, no los lamentéis. Con vos no ocurre como con muchos que<br />
quieren y querrían pero esperan y nunca - lo consiguen. Vos visteis vuestra<br />
América, vuestro cometido en la vida, y atacasteis para dominar como el bisonte<br />
transponte. ¿Cómo dice Zaratustra? Define Kuh Trübsal melkest Du. Nun trinkst Du<br />
die süsse Mikh des Euters. ¡Mirad! Revienta por vos con abundancia. ¡Bebed,<br />
hombre, una ubre completa! Leche de madre, Purefoy, leche humana, leche también<br />
de las estrellas que apuntan en lo alto rutilantes en tenue vapor de agua, la leche del<br />
ponche, como la que esos tarambanas tragarán en el antro del chisguete, leche de la<br />
locura, leche y miel de la tierra de Canaán. El pezón de vuestra vaca estaba duro<br />
¿qué me dices? Sí, pero su leche es tibia y dulce y nutritiva. No es esto aguachirle<br />
sino espeso y sabroso calostro. ¡Por ella, viejo patriarca! ¡Chupa! Per deam<br />
Partulam et Pertundam nunc est bibendum!<br />
Todos se largan de jarana, de bracete, berreando calle abajo. Viajeros con premiso<br />
pa trincar. ¿Dónde dormihte anoshe? Timoteo el de la cocorota abollada. A partir un<br />
piñón. ¿Hay pitones y rulés en el chabolo? ¿Dónde diantres están el matasanos y el<br />
trapero? Pendón yo no sabo. ¡Hurra, Dix! Adelante al cagatintas. ¿Dónde está<br />
Punch? Tranqui. ¡Jo, mirad al sotanosauno borracho saliendo der materná!<br />
Benedicat vos omnipotens Deus, Pater et Filius. Una gorda, míster. Los muchachos<br />
de Denzille Lane. ¡Al carajo, malditos! Pitando. Chipén, Chueta, arrempújalos y<br />
quítalos den medio. ¿Sus venís, caballero? Nadie se entrometa en tu vida. Ser un<br />
hombre mu mu bueno. Tos iguales estos pijos. En avant, mes enfants! Dispara<br />
fuego el uno mi menda la escopeta. ¡A Burke! ¡A Burke! Y luego avanzaron cinco<br />
parasangas. La infantería montada de Slattery. ¿Dónde está el puñetero escrotor? ¡El<br />
cura Steve, credo de los apóstatas! No y no ¡Mulligan! ¡En popa! Tirad palante. Ojo<br />
al reloj. Hora de ahuecar el ala. ¡Mullee! ¿Qué pasa contigo? Ma mère m á mariée.
484<br />
Las bienaventuranzas británicas ¡Ar! Retamplatan digidi boumboum. Los síes<br />
ganan. Para ser impreso y encuadernado en la imprenta de Druiddrum por dos<br />
señoras urdidoras. Cubiertas en piel de becerro de verde meón. El último grito en<br />
tonos artísticos. El libro más bello que jamás haya creado Irlanda en mis tiempos.<br />
Silentium! Aligera. Atención. Avanzad hasta la cantina más próxima y allí<br />
anexionaros de los depósitos de bebidas alcohólicas. ¡En marcha! Ran, rataplán,<br />
plan, los muchachos están (alineación a la derecha iar!) secos. Bock, vaca, banca,<br />
biblias, buldogs, buques, cabrones y obispos. Aunque sea en lo alto del patíbulo.<br />
Bock, vaca, patean las biblias. Cuando por Irlandaquenda. Patean a los pateadores.<br />
¡Coño! Guardad el puñetero paso militroncho. Nos desplomamos. Garito de<br />
obispos. ¡Alto! Al pairo. Rugby. Melée, brazos arriba. No tocar para chutar. ¡Ay,<br />
mis piececitos! ¿Te duele? ¡Cantidad que lo siento!<br />
Interrogante. ¿Quién apoquina aquí? Orgulloso dueño ni de un jodido comino. Me<br />
declaro sin blanca. Aposté y me he quedado tieso. Mí nasti de plasti. Ni blanca<br />
encima en toda la semana. ¿Qué va a ser? Aguamiel de nuestros padres para el<br />
Übermensch. Idem. Cinco cervezas. ¿Usted, señor? Limonada. No me dé la paliza,<br />
cordial del cochero. Estimula el calórico. Dándole cuerda a su peluco. Se paró de<br />
viejo para nunca más funcionar. Absintio para mí ¿capisca? ¡Caramba! Toma un<br />
ponche de huevo o una yema con tabasco y salsa de tomate. ¿La exacta? Mi pajató<br />
está en Peñaranda. Menos diez. Porrón de gracias. Ni mencionarlo. Cogió un trauma<br />
pectoral ¿eh, Dix? Afirmativo. Le bicó un abujón cuando durmía la mona en su<br />
gardín. Anida cerca del Mater. Está esposado. ¿Conoces a su dona? Pos fijo. Tiene<br />
un body de aúpa. Verla en desavillé. Virguera en despelote. Guaperas pocholada.<br />
No como esas fideos, ni hablar del peluquín. Baja la persiana, querido. Dos Birras.<br />
Que sea lo mismo. A to meter. Si te caes no esperes pa levantarte. Cinco, siete,<br />
nueve. ¡Bien! Tiene un par de faros chachi, sin coña. Y el tetamen y el culamen.<br />
Hay que verlo pa creerlo. Tus ojos estrellados y tu cuello de alabrasto me robaron el<br />
corazón, Oh olor de lechada. ¿Señor? ¿Papa pal reuma? Todo bobadas, me<br />
pendonarás que diga. Pal populacho. Me paice que eres un grandísimo tontarras. ¿Y<br />
bien, doctor? ¿De vuelta del Trullo? ¿Tu corpulencia marcha O.K? ¿Cómo anda la<br />
prójima y los chamacos? ¿Va a soltar el paquete tu costilla? La bolsa o la vida.
485<br />
Santo y seña. Ahí hay donde arrascar. Lo nuestro es la muerte blanca y el<br />
nacimiento bermejo. ¡Ay! ¡Escupe contra el viento, jefe! Cable del Retorcido.<br />
Calcado de Meredith. ¡Jesuita jesificado, huevamizado, polipedúculo! Mi tiita le<br />
escribe a papi Kinch! El malomalito de Stephen descarría al buenobuenísimo<br />
Malachi.<br />
¡Hurraa! Agarra el cuero, chavea. Pasa la caña. Aquí tienes tu ganmba, Jock,<br />
bragado enagüillas. ¡Que por mohos anellos prospeires e o piote fumege! Mi<br />
chupito. Merci. Ésta por nosotros. ¿Qué hace ése? Tiene la pierna delante del<br />
wicket. No me ensucies los arales nuevos. Trae acá un pelín de pimienta, eh tú.<br />
Agárralo como puedas. Carvi para llevar. ¿Diquelas? Gritos de silencio. Cada jambo<br />
con su pendanga. Venus Pandemos. Les petites femmes. Chica mala con jeta de la<br />
ciudad de Mullingar. Dile que yo peguntaba por ella. Agarrando a Sara por la<br />
almeja. En el camino de Malahide. ¿Yo? Si aquella que me sedujo al menos me<br />
hubiera dado el nombre. ¿Qué quieres por nueve peniques? Machree demicorazón,<br />
macruiskeen demitazón. Molly la cachonda para un ñaca-ñaca. Y un empujón con<br />
todas las ganas. ¡Ex!<br />
¿Esperando, maestro? Tela marinera. Puedes estar seguro. Pasmao, de ver que no<br />
cae un clavel. ¿Te enteras? Ése tiene una pasta gansa. He guipao casi tres libras<br />
hace un poco y dijo que eran suyas. Aquí el chache se ha presentao porque el pibe<br />
sa tirao el rollo ¿percibes? Hasta que aguante, como socio. Suelta la manteca. Dos<br />
machacantes y una cuca. ¿Amarraste la tangada de esos charranes franchutes? Pos<br />
aquí no te va a aprovechar de mucho. Mí sentilo tela. Por mi tierra no somos<br />
panolis. La hostia, tío. Que no estamos tan trompas. Au reservoir, mesie. Mutas<br />
gratias.<br />
Sí, pos claro. ¿Qué te paice? En el tascucio. Trompa. Yaa veeo, zeñó. Gallito, dos<br />
días sin una gota. Soplando na más que clarete. ¡Amos quita! Echa un vistazo,<br />
venga. Hostilinas, estoy jodido. Y hasta ha ido al barbero. Demasiado cargao pa<br />
hablar. Con un tío del ferrocarril. ¿Cómo es eso? ¿Qué ópera le gustaría? La rosa de<br />
Castilla. Cas tilla. ¡La policía! Un poco de H2O para un caballerete hecho polvo.<br />
Mira las flores de Gallito. Géminis. Va a gritar. La moza rubia. Mi rubia. ¡Eh, cierra<br />
el pico! Corta Elías que me lías. Hoy tenía el ganador hasta que le di la pista segura.
486<br />
El diablo le guinde el coco a Stephen Hand por darme el soplo pa ese petardo de<br />
jamelgo. Le echó el guante al telegrama de las carreras del repartidor pez gordo<br />
Bass para la comisaría. Le metió en el bolsillo cuatro pelas y jipió el parte. Yegua<br />
en forma apostar fuerte. Una guinea por una calandria. Amos, no cuentes batallitas.<br />
Más cierto que Dios. ¿Irregularidad criminal? Pienso que sí. Seguro. Me lo meten<br />
en el trullo si la pasma se huele el tomate. La espalda de Madden arnvo chaveta de<br />
Madden. Oh lascivia refugio y fortaleza nuestra. Pirándose. ¿Tienes que irte?<br />
Derecho a casa de mami. Aguarda. Que alguien encubra mi bochorno. Aviado estoy<br />
si me descubre. Vuelve a casa, mi Gallito. Hastalaviste, mon viejo. No sulvides las<br />
prímulas pa ella. Confide. ¿Quén ta dao esa potrilla? Dé colega a colega. Cabal. De<br />
Pepino Chorra, su esposa. No hay martingala, el viejo Leo. Que la endiñe, te lo juro.<br />
Que hinque el pico si no. Vaya un santísimo fraile que estás hecho. ¿Y pur cuá no<br />
me lo cuentas? Pos, vale, si ese nu es jodío judío, pos, que yo la casque sin misa.<br />
Por pijo nuestro señor, amén.<br />
¿Qué tal si nos piramos? Steve chavó, estás quemando un patrón. ¿Más<br />
bebestibles del capullo? ¿Permitirá el inmensamente esplendífero convidador a un<br />
convidado en la más extrema pobreza y con la sed más grandiciosa de gran tamaño<br />
consumir una cara libación inaugurada? Danos un respiro. Patrón, patrón ¿tiene<br />
buen vino, staboo? Venga, macho, un tientecito de ná. Que no falte. Media vuelta.<br />
¡Bonifacio! Absintio a to pasto. Nos omnes biberimus viridum toxicum, diabolus<br />
capiatposterioria nostria. Hora de cerrar, señores. ¿Eh? Caldo de reserva pal cursi<br />
de Bloom. ¿Has dicho ceniza? ¿Bloo? Limosnea anuncios. El papi de la del estudio<br />
de fotos, que está pa comérsela. Disimula, socio. Piérdete. Bonsoir la compagnie. Y<br />
las asechanzas del demonio de la sífilis. ¿Dónde está el buco y el Soseras<br />
Sentimental? ¿Dejado en la estacada? Se dio el bote. Jo, ca uno tié que seguir su<br />
verea. Jaque mate. El rey a la torre. Calitativo Clistiano puede ayudal a un joven<br />
cuyo amigo se llevó la llave de su chalé a encondal un sitio donde posal la chola<br />
esta noche. La leche, estoy hecho puré. Que me lleven los mengues si ésta no ha sío<br />
la melopea más putísima de toas. Ítem, muchacho, un par de galletas pa este chaval.<br />
¡Rehostias y jamancia, nen de nen! ¿Ni un pelin de quesín? Arrojad la sífilis al
487<br />
infierno y con ella todos los otros espíritus con licencia. ¡La hora, señores! Que<br />
vagan por el mundo. ¡A la salud de todos! À la vôtre!<br />
Rediez ¿quién coño es ese tío de la gabardina? Un pelagatos. Échale un vistazo a lo<br />
que lleva puesto. ¡Atiza! ¿Qué lleva? Zancocho. Concentrado de bote, vaya por<br />
Dios. Lo necesita de verdad. ¿Conoses al calsetines gastaos? ¿Al tío desastrao del<br />
Richmond? ¡Más bien! Pensaba que tenía un depósito de plomo en el pene. Simple<br />
insania. Pan Panero se lo llaman. Ese, señor, fue en tiempos un próspero paisa. Un<br />
hombre desarrapado y destrozado que se casó con una doncella desolao. Se quedó<br />
como un pajarito, como un pajarito. Contemplen el amor perdido. Gandina el<br />
caminante del desfiladero solitario. Pimplar y al catre. La hora oficial. Ojo con los<br />
maderos. ¿Cómo dices? ¿Le has visto hoy en el entierro? ¿Un colega tuyo la palmó?<br />
¡Dios lo tenga en su gloria! ¡Pobres chamacos! ¡No cuentes, Pold! ¿Ha yoao muto<br />
con gandes laguimitas poque amiguito Padney se lo llevaron en bolsa nega? De<br />
todos los neguitos Massa Pat era el mucho mejor. Nunca he visto a nadie igual en<br />
mi vida. Tiens, tiens, pero es muy triste, eso, de veras, sí. Amos, quita, acelerar en<br />
pendiente de once por ciento. Automóviles con ejes traseros sueltos van listos. Dos<br />
contra uno a que Jenatzy lo pierde jodidamente de vista. ¿Los nines? Los disparos<br />
por elevación ¡no pue ser! Hundidos sen los despachos de los enviados especiales.<br />
Peor para él, dice el otro, ni rusky. Vamos a cerrar. Son las once. Aligerando. ¡En<br />
marcha, trincantes tambaleantes! Buenas. Buenas. Que Alá el Excelso vuestra alma<br />
esta noche conserve muy grandemente. ¡Oídme! Que no estamos trompas. La<br />
policía de Leith nos da licencia. La olicía de lizz. Cudiao picoletos con ese tío que<br />
echa las tripas. Se siente malito en la región abominal. Uuaj. Buenas. Mona, mi<br />
amor verdadero. Uuaj. Mona, mi amor. Uuj.<br />
¡Escuchad! Acabad la algaradaría. ¡Plaap! ¡Plaap! Que echa chispas. Ahí va.<br />
¡Bomberos! Por el barco. Hacia Mount Street. ¡Que no decaiga! ¡Plaap! Hala. ¿No<br />
vienes? A correr, a barullo, a la carrera. ¡Plaaaap!<br />
¡Lynch! ¡Eh! Pégate a mí. Denzille Lane por ahí. Cambiar aquí para Casaputas.<br />
Nosotros dos, dijo ella, buscaremos el pupilaje donde está Mary sombría. Da<br />
cuerdo, cuando quieras. Laetabuntur in cubilibus suis. ¿Vienes? Cuchicheo ¿quién<br />
es el manolo tizonazos ese que va en ropas negras? ¡Sssss! Pecó contra la luz y éste
488<br />
es el día propicio cuando ha de volver a juzgar al mundo por el fuego. ¡Plaap! Ut<br />
implerentur scripturae. Arráncate con una balada. Entonces peroró el medicinante<br />
Polla a su camarada medicinante Davy. Cristo bendito ¿quién es ese jodido<br />
evangelista de mierda en Merrion Hall? ¡Elías vuelve! Bañado en la sangre del<br />
Cordero. ¡Vamos criaturas que no sois más que esponjas. de vino, soplaginebras,<br />
tragalpistes! ¡Vamos, malnacidos, isidros, cebollinos, boceras, cabezas de chorlito,<br />
papamoscas, fantoches, arteros tirapegotes! ¡Vamos, quinta esencia de la infamia!<br />
Alexander J. Cristo Dowie, ése es mi nombre, que ha encopetado la buena mitad de<br />
este planeta desde la bahía de San Fransisco a Vladivostok. La Divinidad no es cosa<br />
de tres al cuarto. Os garantizo que Él es cabal y empresa dé gran excelencia. Él es lo<br />
más grande y no lo olvidéis. Gritad la salvación está en Cristo Rey. Muy listos os<br />
tendréis que andar, vosotros pecadores, si queréis dársela a Dios Todopoderoso.<br />
¡Plaaaap! Vaya que sí. Él guarda para ti un remedio que te va a hacer efecto, amigo<br />
mío, en el bolsillo de atrás. Anda, inténtalo.<br />
15<br />
(La entrada al barrio nocturno por Mabbot Street, ante la cual se extiende un<br />
apartadero de tranvía sin empedrar con vías esqueléticas, candelillas rojas y ver-<br />
des y señales de peligro. Hileras de casas mugrientas con las puertas de par en par.<br />
Unas cuantas farolas con pantallas fabeladas de tenue arco iris. Alrededor de la<br />
góndola parada del helado de Rabaiotti hombresy mujeres achaparrados riñen.<br />
Agarran barquillos en los que hay apretadas bolas de nieve de coraly cobre.<br />
Mamullando, se desperdigan lentamente, niños. La cresta de cisne de la góndola,<br />
popa alzada, se adentra en las tinieblas, blanca y azul bajo un faro. Unos silbidos<br />
llaman y contestan.)<br />
Espera, amor mío, y estaré contigo.<br />
LA LLAMADA
489<br />
A la vuelta detrás del establo.<br />
LA RESPUESTA<br />
(Un idiota sordomudo de ojos saltones, la boca deforme baboseando, pasa<br />
moviéndose a trompicones, temblón con el baile de San Vito. Una cadena de manos<br />
infantiles lo aprisionan)<br />
¡Zocato! ¡Saluda!<br />
LOS NIÑOS<br />
EL IDIOTA<br />
(levanta un brazo izquierdo perléticoy barbotea) ¡Galuda!<br />
¿Dónde está la luz grande?<br />
(glugluteando) Goguestá.<br />
LOS NIÑOS<br />
EL IDIOTA<br />
(Lo sueltan. Él continúa a trompicones. Una pigmea se columpia de una soga que<br />
cae en banda entre dos barrotes, contando. Unaforma tumbada contra un cubo de<br />
basuray embozada en su brazo y el sombrero ronca, quejumbrosa, rechinando dien-<br />
tes quegruñen, y vuelve a roncar. En un escalón un gnomo que rebusca en un<br />
montón de desperdicios se agazapa para echarse al hombro un saco de andrajos y<br />
huesos. Una arpía de pie que sostiene un candil humeante mete la última botella en<br />
las fauces del saco. Él iza su botín, se encasqueta la gorra de visera torciday se va
490<br />
renqueando mudamente. La arpía regresa a su cubil tambaleando el candil. Un<br />
niño estevado, en cuclillas en el escalón de la puerta con un zoquetillo de pape¿<br />
gatea tras ella trabajosamente, la agarra de la falday se levanta como puede. Un<br />
peón borracho se agarra con ambas manos a los barrotes de la entrada a un só-<br />
tano, dando bandazos pesadamente. En una esquina dos guardias nocturnos con<br />
esclavinas, las manos en las fornituras, se alzan amenazantes. Un plato se hace<br />
añicos: una mujer chilla: un niño se queja. Se oyen juramentos de hombre que<br />
braman, mascullan, cesan. Unasfiguras van de un lado a otro, acechan, escudriñan<br />
desde los con~. En una habitación iluminada por una vela metida en el cuello de<br />
una botella una guarra le quita con un peine los enredones delpelo a un niño<br />
escrofuloso. La voz de Cissy Carey, aún joven, canta penetrante desde un caM ón)<br />
A Molly le di<br />
porque es alegre,<br />
la pata del pato,<br />
la pata del pato.<br />
CISSY CAFFREY<br />
(El soldado Carry el soldado Compton, las varas bien apretadas en las sobaqueras,<br />
marchando vacilantes dan media vuelta y sueltan a la vez por la boca una descarga<br />
de pedos. Risa de hombres en el callejón. Una virago ronca replica)<br />
LA VIRAGO<br />
Ahí lo tienes, viejo chocho. Salud para la chica de Cavan.<br />
CISSY CAFFREY<br />
Que tenga más suerte yo. Cavan, Cootehill y Belturbet. (canta)
491<br />
A Nelly le di<br />
pa' metérsela por ahí,<br />
la pata del pato,<br />
la pata del pato.<br />
(El soldado Carr y el soldado Compton se vuelven y contrarreplican, las guerreras<br />
sanguibrillantes en un fulgor de farola, las negras cuencas de las gorras sobre las<br />
rubias cholas peladas. Stephen Dedalus y Lynch pasan por entre el gentío cerca de<br />
los casacasrojas.)<br />
(sacudiendo el dedo) Abran paso al cura.<br />
(se vuelve y grita) ¡Qué hay, cura!<br />
(la voz encumbrándose más alta)<br />
La tiene, la coge,<br />
dondequiera que la pone,<br />
la pata del pato.<br />
SOLDADO COMPTON<br />
SOLDADO CARR<br />
CISSY CAFFREY<br />
(Stephen, blandiendo la vara de fresno en la mano izquierda, salmodia con gozo el<br />
introito del tiempo pascual. Lynch, la gorra deyóquey bien calada en lafrente, le<br />
atiende, un gesto renegón arrugándole la cara.)<br />
STEPHEN
492<br />
Vidi aquam egredientem de templo a latere dextro. Alleluia.<br />
(Los famelicos colmillos protuberantes de una anciana alcahueta sobresalen por un<br />
portal.)<br />
LA ALCAHUETA<br />
(la voz susurrando cascadamente) ¡Psst! Venid p'acá que os diga. Virgo dentro.<br />
¡Psst!<br />
STEPHEN<br />
(abius aliquantulum) Et omnes ad quos pervenit aqua ista.<br />
LA ALCAHUETA<br />
(escupe al paso de ellos su chorro de ponzoña) Medicinantes del Trinity. Trompa<br />
de Falopio. Mucha polla y pocas pelas.<br />
(Edy Boardman, olisqueando, agazapada con Bertha Supple, se echa el chal por las<br />
narices)<br />
EDY BOARDMAN<br />
(pendenciera) Y agarra y dice la una: re visto allí arriba en Faithful Place con tu<br />
pimpollo, el engrasador ese del ferrocarril, con su sombrero tan chulo. No me digas,<br />
digo yo. Eso no te importa, agarro y digo. A mí no m'as visto nunca de pesca con un<br />
auténtico escocés casado, digo yo. ¡Qué tipa! ¡Una fresca eso es lo que es! ¡Terca<br />
como una mula! Y saliendo con dos tipos al mismo tiempo, Kilbride, el conductor,<br />
y el cabo Oliphant.
493<br />
(tríumphaliter) Salvi facti sunt.<br />
STEPHEN<br />
(Blande la vara de fresno, haciendo flamear la imagen de la farola, destrozando luz<br />
por el mundo. Un perro de aguas color hígado y blanco en busca de despojos va<br />
tras eZ furtivamente, gruñendo. Lynch lo ahuyenta de una patada)<br />
¿Y ahora?<br />
LYNCH<br />
STEPHEN<br />
(mira hacia detrás) Y ahora ese gesto, no la música no el olor, sería un lenguaje<br />
universal, el don de lenguas haciendo visible no el sentido inculto sino la primera<br />
entelequia, el ritmo estructural.<br />
LYNCH<br />
Filoteología pornosófica. ¡Metafisica en Mecklenburgh Streef<br />
STEPHEN<br />
Tenemos a Shakespeare tiranizado por una fierecilla y a Sócrates dominado por su<br />
mujer. Incluso al sapientísimo estaginta lo enfrenó, lo embridó y lo montó una<br />
ligera de cascos.<br />
LYNCH
494<br />
¡Bah!<br />
STEPHEN<br />
De todas fonnas ¿quién quiere un par de gestos para ilustrar lo que es una hogaza y<br />
una farra? Este movnniento ilustra la hogaza y la jarra de pan o vino en Omar.<br />
Tenme el bastón.<br />
LYNCH<br />
Maldito bastón asqueroso. ¿Adónde vamos?<br />
STEPHEN<br />
Lince lascivo, a la belle dame sans merci, Georgina Johnson, ad deam qui laetificat<br />
íuventutem meam.<br />
(Stephen le larga con ímpetu la vara defresnoy lentamente le tiende las manos,<br />
echando la cabeza para atrás hasta que las dos manos están a un palmo del pecho,<br />
vueltas hacia abajo, en planos que se intersectan, los dedos apunto de separarse, la<br />
izquierda algo más alta.)<br />
LYNCH<br />
¿Cuál es la jarra del pan? Tampoco es para pelearse. Eso o la aduana. Ilustradlo.<br />
Venga, coge la muleta y anda.<br />
(Pasan. Tommy Caffreygatea hasta unafarola de gasy, agarrándola, trepa a<br />
espasmos. Desde el extremo más alto se desliza hacia abajo. jacky Carey se agarra<br />
para trepar. El peón da un bandazo contra la farola. Los mellizos se escabullen en<br />
la oscuridad. El peón, tambaleándose, presiona un índice contra la aleta de la
495<br />
narizy lanza por el otro agujero un largo chorro de moco líquido. Echándose al<br />
hombro la farola se va dando traspiés por entre elgentío con su fameante tedero.<br />
Culebras de niebla de río se arrastran lentamente. De sumideros, fisuras, pozos<br />
negros, muladares surgen por todas partes estancados vapores. Un resplandor<br />
cabriola por el sur más allá de los confines del río hacia el mar. El peón,<br />
avanzando a traspiés, parte al gentío y da bandazos hacia el apartadero de tranvía.<br />
Al otro lado bajo el puente delferrocanil aparece Bloom, arrebatado, resoplando,<br />
atiborrando un bolsillo lateral con pan y chocolate. Desde el escaparate de la<br />
peluquería de Gillen un retrato sobreimprimido le muestra la galana imagen de<br />
Nelson. Un espe) . o cóncavo a un lado le presenta al abandonado perdido<br />
lugubroso Booloohoom. El grave Gladstone lo ve como es, Bloom como Bloom.<br />
Pasa, atravesado por la mirada fija del truculento Wellington, pero en el espejo<br />
convexo hacen un mohín desimpresionados los ojos de lechón del cachetón<br />
gordinflón de jovipoldo dolido escoldo.<br />
En la puerta de Antonio Rabaiotti Bloom se detiene, empapado bajo el brillante<br />
arco voltaico. Desaparece. Al momento reaparecey aprieta elpaso.)<br />
Pescaíto y papas. No vale. ¡Ah!<br />
BLOOM<br />
(Desaparece por la puerta de casa Olhausen, la tocinería, bajo la persiana<br />
enrollable que desciende. Un instante después emerge por debajo de la persiana,<br />
Poldo boqueante, Bloohoom bufante. En cada mano lleva un paquete, uno que<br />
contiene una manita de cerdo tibia, el otro un pie de cordero finó, espolvoreado<br />
con granos de pimienta. jadea, irguiéndose. Luego inclinándose hacia un lado se<br />
estruja un paquete contra las costiUasy se queja)<br />
BLOOM<br />
Una punzada en el costado. ¿Para qué habré corrido?
496<br />
(Toma aliento con cuidado y avanza lentamente hacia el apartadero con farolas. El<br />
resplandor cabriola de nuevo)<br />
BLOOM<br />
¿Qué es eso? ¿Una luz intermitente? Un reflector.<br />
(De pie en la esquina de casa Cormack, vigilando)<br />
BLOOM<br />
¿Aurora borealis o una fundición? Ah, la brigada, desde luego. Al sur, de todas<br />
formas. Gran llamarada. Pudiera ser la casa de él. Beggar's Bush. Estamos a salvo.<br />
(tararea animosamente) ¡Londres se quema, Londres se quema! ¡En llamas, en<br />
llamas! (e echa el ojo al peón dando bandazos por entre elgentío al otro lado de<br />
Talbot Street) Lo perderé. Corre. Aprisa. Mejor que cruce aquí.<br />
(Se lanza como un dardo a cruzar la calle. Gritan unos granujillas.)<br />
¡Tenga cuidado, señor!<br />
LOS GRANUJILLAS<br />
(Dos ciclistas, con linternas de papel encendidas volanderas, atraviesan,<br />
raspándole, los timbres repiqueteando)<br />
Paradparadtooos.<br />
LOS TIMBRES
497<br />
BLOOM<br />
(separa erguido, herido por un espasmo) ¡Ay!<br />
(Mira a su alrededor, se lanza adelante como un dardo repentinamente. Por entre<br />
la niebla que sube un dragón vagón de obras, que viaja con precaución, tuerce<br />
pesadamente hacia el, el enormefaro delantero rojo guiñando, el trole siseando en<br />
el cable. El maquinista pisotea su gong.)<br />
Tan Tan Blan Tras Tor Ton Bloo.<br />
EL GONG<br />
(El freno cruje violentamente. Bloom, alzando una mano blancoenguantada de<br />
policía, se aparta tropezando pernientumecido de la vía. El maquinista, tirado<br />
hacia delante, chato, sobre el volante, vocea al pasar ante el deslizándose sobre<br />
cadenas y cuñas.)<br />
EL MAQUINISTA<br />
Eh, calzonazos ¿es que estás haciendo un triple?<br />
(Bloom da un triplesalto al bordillo y se detiene de nuevo. Se quita un pegote de<br />
barro del cachete con una mano llena de paquetes)<br />
BLOOM<br />
Prohibido el paso. Apurado estuvo pero me curó la punzada. Hay que retomar los<br />
ejercicios de Sandow. Abajo sobre las manos. Asegurarse contra accidentes en la<br />
calle también. La Providencial. (Se palpa el bolsillo del pantalón) Pobre mamá y su<br />
panacea. El tacón fácilmente se engancha en la vía o el cordón de la bota en los
498<br />
dientes de una rueda. El día en que la rueda del coche celular me descascarilló el<br />
zapato en la esquina de casa Leonard. El tercer intento es decisivo. Un doble estoy<br />
haciendo. Conductor insolente. Debería denunciarlo. La tensión los pone nerviosos.<br />
Podría ser el tipo que se interpuso esta mañana con aquella mujer llamativa. Mismo<br />
estilo de belleza. Ha sido rápido de todas formas. El paso envarado. Verdades que<br />
se dicen de broma. Aquel calambre horroroso en Lad Lane. Algo venenoso que<br />
comí. Da suerte. ¿Por qué? Probablemente ganado de chanchullo. La marca de la<br />
bestia. (cierra los ojos un instante) Una pizca mareado. Lo del mes o efecto de lo<br />
otro. Agotamiento mental. Esa sensación de cansancio. Demasiado para mí. ¡Ay!<br />
(Una figura siniestra se apoya sobre piernas entrelazadas contra la pared de 0<br />
Beirne, un rostro desconocido, inyectado de oscuro mercurio. Desde debajo del<br />
«sombrero» de ancha ala lafigura le mira con ojos malignos)<br />
BLOOM<br />
Bueñas noches, señorita Blanca. ¿Que calle es esta?<br />
LA FIGURA<br />
(impertérrita, alza un brazo a modo de señal) Santo y seña. Sraid Mabbot.<br />
BLOOM<br />
Jaja. Mercí. Esperanto. Slan leatb. (masculla) Espía de la liga gaélica, enviado por<br />
ese tragafuegos.<br />
(Da unos pasos alfrente. Un trapero con saco al hombro le corta el paso. Se echa a<br />
la izquierdo, el trapisaquero a la izquierda.)<br />
BLOOM
499<br />
Disculpe.<br />
(Se aparta a la derecha, el saquitrapero a la derecha)<br />
Disculpe.<br />
BLOOM<br />
(Gira avanza, se echa a un lado, éste pasa adelantey sigue)<br />
BLOOM<br />
Mantenga la derecha, la derecha, la derecha. Si hay una señal instalada por el Club<br />
de Viajeros de Stepaside ¿quién consiguió ese bien público? Yo que me perdí y<br />
escribí en las páginas de El Ciclista Irlandés la carta con el título En la remota<br />
Stepaside. Mantenga, mantenga, mantenga la derecha. Trapos viejos a medianoche.<br />
Un pensta más probablemente. Primer sitio adonde el asesino se dirige. Lavarse los<br />
pecados del mundo.<br />
(Jacky Caffrey, acosado por Tommy Caffrey, choca de lleno contra Bloom.)<br />
Oh<br />
BLOOM<br />
(Aturdido, sobre depiles corvas, se detiene. Tommy y Jacky se esfuman por ahí, por<br />
allá. Bloom tienta con manos llenas de paquetes el bolsillo del reloj,<br />
bolsillodemonedero, bolsadecartera, delicias del pecado, jabónpatata)<br />
BLOOM<br />
Ojo con los rateros. Viejo truco. Chocan. Luego te quitan la cartera.
500<br />
(El perdiguero se aproxima husmeando, la nariz pegada al suelo. Una forma<br />
tumbada estornuda. Una barbada figura encorvada aparece ataviada con el largo<br />
caftán de un anciano de Sión y una gorrilla con borlas magenta. Lentes de concha<br />
caídos sobre las aletas de la nariz. Tiene surcos amarillos de veneno en la cara<br />
hinchada.)<br />
RUDOLPH<br />
Segunda mediacorona dinero malgastado hoy. Te dije no ir con ese borracho gentil<br />
nunca. Así no haces dinero.<br />
BLOOM<br />
(esconde la manita de cerdoy elpie de cordero a la espalday, cabizbajo, siente<br />
cálidayfría carnedepiés)Ja, ich weiss, papachi.<br />
RUDOLPH<br />
¿Qué tú haces por este lugar? ¿No tienes alma? (congarras débiles de buitre palpa<br />
la cara silenciosa de Bloom) ¿No eres mi hijo Leopold, el nieto de Leopold? ¿No<br />
eres mi querido hijo Leopold que dejó la casa de su padre y dejó al dios de sus<br />
padres Abraham y Jacob?<br />
BLOOM<br />
(con cautela) Supongo que sí, padre. Mosenthal. Todo lo que queda de él.<br />
RUDOLPH
501<br />
(severamente) Una noche te traen a casa borracho como un pato después de gastar<br />
tus buenos cuartos. ¿Cómo se llaman aquesos mozos que corren?<br />
BLOOM<br />
(en elegante traje azul Oxford de su juventud con chaleco blanco, estrecho de<br />
hombros, con sombrero alpino marrón, usando reloj Waterbury de caballero de<br />
plata de ley sin corona y doble cadena Albert con sello enganchado, uno de los<br />
lados recubierto de barro endurecido) Corredores de cross-country, padre. Sólo<br />
aquella vez.<br />
RUDOLPH<br />
¡Una vez! Barro de la cabeza a los pies. La mano bien cortada. Trismo. Te dejan<br />
kaputt, Leopoldleben. Tú ten cuidado con aquesos mozos.<br />
BLOOM<br />
(débilmente) Me desafiaron a una carrera. Había mucho barro. Resbalé.<br />
RUDOLPH<br />
(con desprecio) Goim nachezr ¡Bonito espectáculo para tu pobre madre!<br />
¡Mamá!<br />
BLOOM<br />
ELLEN BLOOM
502<br />
(con cofia encintada de dama de pantomima, crinolinay polisón de viuda Twankey,<br />
blusa de mangas abullonadas abotonada por atrás, mitonesgnsesy broche camafeo,<br />
elpelo trenzado en una redecilla Marilú, aparece por encima de la barandilla de la<br />
escalera, una vela ladeada en la mano, y grita con estridente alarma) ¡Oh bendito<br />
Redentor, qué le han hecho! ¡Mis sales! (Se remanga un pico de la falda y se<br />
registra la faltriquera de la saya blava a rayas. Un frasco, un agnusdéi, una patata<br />
arrugaday una muñeca de celuloide caen.) Sagrado Corazón de María ¿dónde<br />
dónde te has metido?<br />
(Bloom, refunfuñando, la mirada baja empieza a distribuir los paquetes por los<br />
bolsillos llenos pero desiste, mascullando)<br />
(tajantemente) ¡Poldy!<br />
UNA VOZ<br />
BLOOM<br />
¿Quién? (se agachay evita un golpe torpemente) Mande.<br />
(Alza la mirada. Al lado de su espejismo de palmeras datileras una hermosa mujer<br />
en indumentaria turca se halla ante el. Curvas opulentas rellenan los pantalones y<br />
chaqueta escarlata, con acuchillados de oro. Una ancha banda amarilla le ciñe la<br />
cintura. Unyashmak blanco, violeta en la noche, le cubre la cara, áejando libre sólo<br />
sus grandes ojos oscurosy elpelo azabache.)<br />
¡Molly!<br />
BLOOM<br />
MARION
503<br />
¿Cómo es eso? Mrs. Manon de aquí en adelante, señor mío, cuando se dirija a mí.<br />
(satíricamente) ¿Se ha quedado el pobre mandín helado de tanto esperar?<br />
BLOOM<br />
(cambia de un pie a otro) No, no. Ni lo más mínimo.<br />
(Respira con profunda agitación, tragando buchadas de aire, preguntas,<br />
esperanzas, manitas de cerdo para la cena de ella, cosas que decirle, excusas,<br />
deseos, embrujado. Una moneda le brilla en la frente. En los pies lleva aros<br />
enjoyados. Los tobillos los llena unidos con una fina cadena grillete. A su lado un<br />
camello, encapirotado con un turbante enarbolado, espera. Una escalera de seda<br />
de innumerablespeldaños trepa hasta las balanceantes jamugas. Ambla en derredor<br />
con cuartos traseros nerviosos. Ferozmente le da una palmada en el anca sus<br />
brazaletes con cadena de oro emberrinchilindina riñéndole en moro)<br />
¡Nebrakada! ¡Femininum!<br />
MARION<br />
(El camello, levantando una pata delantera, arranca de un árbol un mango grande,<br />
lo ofrece a su ama, parpadeando, en su casco hendido, luego baja la cabezay,<br />
mascujando, con el cuello erguido, escarba para arrodillarse. Bloom agacha la<br />
espalda para jugar apiola)<br />
BLOOM<br />
Yo puedo darle ... Quiero decir como empresario de su casa de fieras .. Mrs. Manon<br />
..... si usted ....
504<br />
MARION<br />
¿Conque nota algún cambio? (pasándose lentamente las manos por el enjoyelado<br />
estomaguero, una lenta burla amigable en los ojos) ¡Ay Poldy, Poldy, eres un pobre<br />
tarugo atrapado! Vive la vida. Ve a correr mundo.<br />
BLOOM<br />
Iba ahora precisamente a por esa loción cenblanca, agua de azahar. La tienda cierra<br />
temprano los jueves. Pero lo primero por la mañana. (se tienta diversos bolsillos)<br />
Esto me cuesta un riñón. ¡Ah!<br />
(Señala al sur, luego al este. Una pastilla de jabón de limón nueva, limpia se alza,<br />
difundiendo luzy perfume.)<br />
EL JABÓN<br />
Somos la pareja ideal Bloom y yo, cómo no.<br />
Él da brillo a la tierra. El firmamento lustro yo.<br />
(La cara pecosa de Sweny, el boticario, aparece en el disco del soljabón)<br />
Tres chelines y un penique, por favor.<br />
SWENY<br />
BLOOM<br />
Sí. Para mi mujer. Mrs. Maron. Receta especial.<br />
MARION
505<br />
(en voz baja) ¡Poldy!<br />
¿Sí, señora?<br />
Ti trema un poco il cuore?<br />
BLOOM<br />
MARION<br />
(Con desprecio se va vagarosa, tarareando el dúo de Don Giovanni, oronda como<br />
paloma buchona consentida)<br />
BLOOM<br />
¿Estás segura de ese Voglio? Quiero decir la pronunciaci ....<br />
(Él sigue, seguido del terrier que husmea. La anciana alcahueta le coge de la<br />
manga, las cerdas del lunar de su barbilla destellantes)<br />
LA ALCAHUETA<br />
Diez chelines un virgo. Cosa fresca jamás tocada. Quince. No hay nadie sólo su<br />
viejo que está borracho como una cuba.<br />
(Señala. En el hueco de su oscuraguaridafurtiva, pingarla de lluvia, seyergue<br />
Bridie Kelly)<br />
BRIDIE
506<br />
Hatch Street. ¿Se te ocurre algo bueno?<br />
(Dando un chillido bate su chal de murcielagoy corre. Un fornido bravucón la<br />
persigue con zancadas abotznadas. Tropieza en los escalones, se recupera, se<br />
hunde en la penumbra. Se oyen dW7es chillidos, más depiles)<br />
LA ALCAHUETA<br />
(los ojos de loba reluciendo) Está consiguiendo su placer. No va a conseguir una<br />
virgen en casas de putas de postín. Diez chelines. No pases toda la noche no vaya a<br />
ser que los guindillas de paisano nos vean. El sesentaisiete es un putón.<br />
(Maliciosa, Gerdy MacDowell va cojeando. Tira de detrás, guiñando el ojo, y<br />
enseña azorada la ropa ensangrentada.)<br />
GERTY<br />
Con todos mis bienes terrenales yo te tuteo. (murmura) Tú lo hiciste. Te odio.<br />
BLOOM<br />
¿Yo? ¿Cuándo? Estás soñando. No te he visto nunca.<br />
LA ALCAHUETA<br />
Deja al caballero, tramposa. Escribiéndole al caballero cartas engañosas. Haciendo<br />
la calle y abordando. Mejor sería que tu madre te atara a la pata de la cama, una<br />
sinvergonzona es lo que tú eres.<br />
GERTY
507<br />
(a Bloom) Cuando viste todos los secretos de mi ajuar. (le manosea la manga,<br />
babeando) ¡Sucio casado! Te amo por hacerme eso a mí.<br />
(Se va escurriéndose sinuosamente. Mrs. Breen con abrigo de hombre de tela frisa<br />
de bolsillos sueltos de fuelle, de pie en la calzada, los pícaros ojos como platos,<br />
sonriendo con todos sus dientes de buco herbívoro)<br />
Mr. ...<br />
MRS. BREEN<br />
BLOOM<br />
(tose severamente) Señora, cuando la vez última tuvimos el placer por carta fechada<br />
el dieciséis de los corrientes ....<br />
MRS. BREEN<br />
¡Mr. Bloom! ¡Usted aquí abajo en los nidales del pecado! ¡Bien que le he pillado!<br />
¡Bribón!<br />
BLOOM<br />
(precipitadamente) No diga tan fuerte mi nombre. ¿Qué estará usted pensando de<br />
mí? No me delate. Las paredes oyen. ¿Cómo está usted? Hace años desde que yo.<br />
Está usted espléndida. Absolutamente maravillosa. Un tiempo muy agradable que<br />
tenemos para esta época del año. El negro refracta el calor. Un atajo a casa por aquí.<br />
Barrio interesante. Auxilio de mujeres perdidas. Asilo de la Magdalena. Soy el<br />
secretario .....<br />
MRS. BREEN
508<br />
(levanta un dedo) ¡Vamos, no me meta cuentos! Sé de alguien a quien no le va a<br />
gustar esto. ¡Ay espere a que vea a Molly! (taimadamente) ¡Explíquese sin más<br />
demora o apechugue con las consecuencias!<br />
BLOOM<br />
(mira atrás) Ella decía a menudo que le gustaría visitar. Conocer los barrios bajos.<br />
Lo exótico, usted comprende. Sirvientes negros con librea también si tuviera dinero.<br />
Otelo negro y bruto. Eugene Stratton. Incluso al de los palillos y el último de la fila<br />
en los Christies de Livermore. Hermanos Bohee. Deshollinador dicho sea de paso.<br />
(Tom y Sam Bohee, cantantes pintados de negro con trajes blancos de brin,<br />
calcetines color escarlata, cuellos altos de negro zumbón tiesoalmidonados y un<br />
gran áster escarlata en el ojal; salen saltando. A cada uno le cuelga el banjo. Las<br />
manos negroides más pálidas y pequeñitas pulsan las cuerdas jlontrasteantes. Con<br />
el resplandor de colmillos y ojos blancos de cafre repiquetean una danza<br />
breakdown con torpes chanclos, trasteando, cantando, espalda contra espalda,<br />
punta tacón, tacón punta, con labios de perrengue bezudochaszumantes)<br />
Alguien hay en casa con Dina,<br />
Alguien hay en casa, bien me lo sé yo,<br />
Alguien hay en casa con Dina<br />
Tocando el banjo.<br />
TOM Y SAM<br />
(Se quitan bruscamente máscaras negras de toscas caras de rorros: luego,<br />
cloqueandoy sonriendo sofocadamente, zangarreando,floreando, se van tranlarín<br />
tranlarán bailando el caquebal.)
509<br />
BLOOM<br />
(con agria sonrisa enternecedora) ¿Algo frívolo, quiere, si le apetece? ¿Le gustaría<br />
quizás que le diera un achuchón sólo durante una milésima de segundo?<br />
MRS. BREEN<br />
(chilla alegremente) ¡Ay, qué bobo que es usted! ¡Debería mirarse al espejo!<br />
BLOOM<br />
Por consideración a los viejos tiempos. Sólo quería decir un partido a cuatro, un<br />
revoltijo mixto matrimonial con nuestros respectivos esposados. Usted sabe que yo<br />
le tenía aprecio. (sombríamente) Fui yo quien le envió aquella misiva amorosa con<br />
lo de querida gacela por San Valentín.<br />
MRS. BREEN<br />
¡Gloria bendita, menudo fantoche está usted hecho! Sencillamente tronchante.<br />
(extiende la mano con curiosidad) ¿Qué esconde detrás de la espalda? Ande,<br />
dígamelo, sea bueno.<br />
BLOOM<br />
(la coge de la muñeca con su mano libre) Josie Powell, ésa sí que fue la debutante<br />
más bonita de Dublín. ¡Cómo vuela el tiempo! ¿Se acuerda, volviendo atrás en<br />
orden retrospectivo, la Nochebuena, la inauguración de la casa de Georgina<br />
Simpson mientras jugaban al juego de Irving Bishop, lo de encontrar el alfiler con<br />
los ojos tapados y leer el pensamiento? Motivo ¿qué hay en esta caja de rapé?<br />
MRS. BREEN
510<br />
Usted fue la estrella de la noche con su recitación seriocomica y hacía bien el papel.<br />
Siempre fue usted el favorito de las señoras.<br />
BLOOM<br />
(caballero de damas, esmoquin con vueltas de seda tornasolado, insignia azul<br />
masónica en el oja¿ corbata de lazo negay pasadores de madreperla, una copa<br />
prismática de champán ladeada en la mano) Señoras y caballeros, por Irlanda, el<br />
hogar y la belleza.<br />
MRS. BREEN<br />
Los buenos tiempos pasados que ya no volverán. Vieja ydulce canción de amor.<br />
BLOOM<br />
(marcadamente bajando la voz) Confieso que me estoy reconcomiendo de<br />
curiosidad por averiguar si una cosa de cierta persona se está reconcomiendo en<br />
estos momentos.<br />
MRS. BREEN<br />
(efusivamente) ¡Tremendamente reconcomida! ¡Londres se está reconcomiendo y<br />
yo estoy sencillamente reconcomida por completo! (se restriega contra el) Después<br />
de los juegos de misterio de salón y de los buscapiés del árbol nos sentábamos en la<br />
otomana de la escalera. Bajo el muérdago. Ni amor ni señoría quieren compañía.<br />
BLOOM
511<br />
(con sombrero púrpura tipo napoleón con una medialuna ámbar, sus dedos y el<br />
pulgar bajan lentamente hasta la suave húmeda palma carnosa que ella le<br />
rindegentilmente) La hora embrujada de la noche. Yo saqué la astilla de esta mano,<br />
cuidadosa y lentamente. (tiernamente, mientras le pone en el dedo un anillo de rubí)<br />
Lá ci darem la mano.<br />
MRS. BREEN<br />
(en traje de noche de una pieza hecho en azul clarodeluna, diadema de sílfide de<br />
oropel en lafrente con su carnet de baile caído junto a la zapatilla de raso azul-<br />
luna, curva la palma con suavidad, respirando aceleradamente) Voglio e non .....<br />
¡Está usted caliente! ¡Está usted que escalda! La mano izquierda más cerca del<br />
corazón.<br />
BLOOM<br />
Cuando usted eligió lo que ahora tiene dijeron que era la bella y la bestia. No se lo<br />
perdonaré nunca. (el puño cerrado en la frente) Piense lo que significa. Todo lo que<br />
significaba usted para mí entonces. (roncamente) ¡Mujer, esto me está matando!<br />
(Denis Breen, blanquienchisterado, con cartelones de Wisdom Hely, les pasa<br />
arrastrando los pies en zapatillas, dirigiendo al frente la apagada barba,<br />
mascullando a derecha e izquierda. El pequeño Alf Bergan, envuelto en capa de as<br />
de espadas, le sigue a izquierday derecha, doblado de risa.)<br />
ALF BERGAN<br />
(señala mofándose los cartelones) Q.T.C.: colgado.<br />
MRS. BREEN
512<br />
(a Bloom) Se la están corriendo bien. (le mira con ternura) ¿Por qué no me besó en<br />
la herida para que sanara? Usted bien que quería.<br />
BLOOM<br />
(asombrado) ¡La mejor amiga de Molly! ¿Cómo hubiera podido usted?<br />
MRS. BREEN<br />
(con la lengua pulposa entre los labios, ofrece un beso de pichón) Jnjn. La<br />
respuesta un jamón con chorreras. ¿Tiene usted por ahí un regalito para mí?<br />
BLOOM<br />
(sin pensárselo) Casher. Un aperitivo para la cena. El hogar sin fiambre en pote está<br />
incompleto. Estuve en Leab, Mrs. Bandmann Palmer. Vigorosa intérprete de<br />
Shakespeare. Desgraciadamente tiré el programa. Un sitio estupendo ahí a la vuelta<br />
para los pies de cerdo. Toque.<br />
(Richie Goulding con tres sombreros de señora prendidos en la cabeza, aparece, el<br />
cuerpo echado para un lado por el peso de la negra cartera de expedientes de<br />
Collisy Ward sobre la que hay pintados una calaveray fémures con cal blanca. La<br />
abrey la enseña llena de morcilla., arenques ahumados, abadejilfos Findon y<br />
píldoras envasadas apretadamente.)<br />
La mejor oferta de Dub.<br />
RICHIE<br />
(Calvo Pat, sorderas como una tapia, de pie en el bordillo, doblando la servilleta,<br />
atento a atender.)
513<br />
PAT<br />
(avanza con una fuente ladeada de salsa virtizirtiéndose) Carne con riñones.<br />
Botella de cerveza. Je je je. Espera a que yo atienda.<br />
Diossanto. Jamás jomíyo naa ....<br />
RICHIE<br />
(Con la cabeza gacha marcha tenazmente adelante. El peón, que pasa dando<br />
bandazos, le cornea con su llameante cuerno puado.)<br />
RICHIE<br />
(con un grito de dolor, la mano en la espalda) ¡Ay! ¡El mal de Bright! ¡Las<br />
asaduras!<br />
BLOOM<br />
(señala alpeón) Un espía. No llame la atención. Odio los gentíos estúpidos. No<br />
estoy para placeres. Estoy en un grave apuro.<br />
MRS. BREEN<br />
Las tonterías y filfas de siempre con sus cuentos chinos.<br />
BLOOM<br />
Me gustaría contarle un secretillo de cómo es que estoy aquí. Pero no debe contarlo.<br />
Ni siquiera a Molly. Tengo razones muy personales.
514<br />
MRS. BREEN<br />
(toda curiosidad) No, no, por nada del mundo.<br />
Andemos. ¿Le parece?<br />
Vamos.<br />
BLOOM<br />
MRS. BREEN<br />
(La alcahueta hace una seña que pasa desatendida. Bloom sigue con Mrs. Breen. El<br />
terrier les sigue, gañendo penosamente, meneando la cola.)<br />
¡Lecha de judío!<br />
LA ALCAHUETA<br />
BLOOM<br />
(con traje deportivo color harina-de-avena, una ramita de madreselva en la solapa,<br />
camisa amarilla a la moda, pañuelo de cuello a cuadritos blancos y negros con<br />
cruz de San Andrés, botines blancos, guardapolvo colorgamuza al brazo, botos de<br />
rojo leonado, prismáticos en bandoleray un bombín gris) ¿Se acuerda usted de hace<br />
muchísimo tiempo, hace años y años, justo después de que destetaran a Milly,<br />
Manonette la llamábamos, que fuimos todos juntos a las carreras de Fairyhouse, no<br />
fue así?<br />
MRS. BREEN
515<br />
(con elegante traje sastre azul sajón, sombrero blanco de veLludoy velete de<br />
redecilla) De Leopardstown.<br />
BLOOM<br />
Quiero decir, Leopardstown. Y Molly ganó siete chelines en un tresañal que se<br />
llamaba Nolodigas y volviendo a casa por Foxrock en aquel viejo break<br />
descuajaringado cincoplazas usted estaba en la flor de su vida entonces y tenía<br />
puesto ese sombrero nuevo de velludo blanco con ribete de piel-detopo que Mrs.<br />
Hayes le aconsejó que comprara porque estaba rebajado a diecinueve con once, un<br />
poco de alambre y un trapo viejo de velvetón, y me apuesto lo que quiera que lo<br />
hizo a propósito ....<br />
MRS. BREEN<br />
¡Desde luego que lo hizo, la muy gata! ¡No me lo diga! ¡Menuda consejera!<br />
BLOOM<br />
Porque no le sentaba a usted ni la mitad de bien que la otra toquita de estambre tan<br />
mona con el ala de ave del paraíso que tanto le admiraba yo puesta y de verdad que<br />
estaba usted pero que muy atractiva con ella aunque fue una pena matarla, criatura<br />
traviesa y cruel, una cosilla tan pequeña como ésa con un corazoncito del tamaño de<br />
un alfiler.<br />
MRS. BREEN<br />
(le aprieta el brazo, sonríe afectadamente) ¡Traviesa y cruel que era yo!<br />
BLOOM
516<br />
(en voz baja, reservadamente, cada vez más rápidamente) Y Molly se estaba<br />
comiendo un emparedado de carne a la pimienta de la cesta del almuerzo de Mrs.<br />
Joe Gallaher. Francamente, aunque ella tenía sus consejeros y admiradores, a mí<br />
jamás me gustó mucho su estilo. Era ....<br />
Demasiado ....<br />
MRS. BREEN<br />
BLOOM<br />
Sí. Y Molly se reía porque Rogers y O'Reilly Cablescruzados estaban imitando a un<br />
gallo cuando pasamos por una granja y Marcus Tertius Moses, el comerciante de té,<br />
nos adelantó en una calesa con su hija, Dancer Moses se llamaba, y el caniche en el<br />
regazo amoscado y usted me preguntó si alguna vez había oído o leído o sabido o<br />
me había encontrado con ....<br />
(ansiosamente) Sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí.<br />
MRS. BREEN<br />
(Se evapora de su lado. Seguido del perro que gañe sigue hacia las puertas del<br />
infierno. Bajo una arcada una mujer, encorvada hacia delante, las piernas abiertas,<br />
mea como una vaca. Delante de una taberna cerrada un puñado de ociosos escucha<br />
lo que su obrajero de hoCÍCOrroto les relata con ronco humor carrasposo. Un par<br />
de ellos sin brazos se agitan luchando, gruñendo, en tullida escaramuza temulenta.)<br />
EL OBRAJERO
517<br />
(se agazapa, la voz retorcida en el hocico) Y cuando Caims bajó del andamio en<br />
Beaver Street qué hace sino hacérselo nada más y nada menos que en el cubo de<br />
cerveza negra que había allí esperando sobre las virutas para los yeseros de Derwan.<br />
LOS OCIOSOS<br />
(risotada con palatosquisis) ¡Hay que joderse!<br />
(Los sombreros moteados de pintura se menean. Crispidos con colay cal de sus<br />
boticas retozan desmembradamente a su alrededor.)<br />
BLOOM<br />
Una coincidencia también. Creen que es gracioso. Cualquier cosa menos eso. A<br />
plena luz del día. Intentando andar. Suerte que ninguna mujer.<br />
LOS OCIOSOS<br />
Joder, esa sí que es buena. Sales de Glauber. Ay, joder, en la cerveza de los<br />
hombres.<br />
(Bloom pasa. Putas baratas, por separado, por parejas, envueltas en chales,<br />
despeinadas, llaman desde call Jones, puertas, esquinas.)<br />
¿Vas muy lejos, cunosillo?<br />
¿Cómo anda tu colgajo? ¿Tienes fuego?<br />
Eh, acércate que te la ponga tiesa.<br />
LAS PUTAS
518<br />
(Camina penosamente a través de su cenagal hacia la calle alumbrada al otro lado.<br />
Desde el abombamiento de cortinas un gramófono saca un abollado tubo de<br />
bronce. En la sombra el dueño de una tabernucha regatea con elpeóny los dos<br />
casacasrojas.)<br />
(eructando) ¿Dónde está la jodida casa?<br />
EL PEÓN<br />
EL DUEÑO DE LA TABERNUCHA<br />
Purdon Street. Un chelín la botella de cerveza negra. Mujer respetable.<br />
EL PEÓN<br />
(sujetando a los dos casacasrojas, avanza dando traspiés con ellos) ¡Adelante,<br />
ejército británico!<br />
SOLDADO CARR<br />
(a sus espaldas) Anda que no está mochales.<br />
(ríe) ¡Y que lo digas!<br />
SOLDADO COMPTON<br />
SOLDADO CARR<br />
(al peón) La cantina del cuartel de Portobello. Pregunta por Carr. Carr a secas.<br />
EL PEÓN
519<br />
(grita)<br />
¡Oye! ¿Qué le va al sargento mayor?<br />
Somos los chicos. De Wexford.<br />
SOLDADO COMPTON<br />
SOLDADO CARR<br />
¿Bennett? Ése es amigote mío. Me cae bien el viejo Bennett.<br />
(grita)<br />
La cadena amarga.<br />
Y liberad a nuestra patria.<br />
EL PEÓN<br />
(Avanza dando traspiés, arrastrándolos a ellos. Bloom se para, confuso. El perro se<br />
acerca, la lengua fuera, carleando)<br />
BLOOM<br />
Búsqueda sin sentido es esto. Casas de desenfreno. Dios sabe dónde se han ido. Los<br />
borrachos cubren la misma distancia el doble de aprisa. Buen lío. Escena en el<br />
Wesdand Row. Luego saltas a primera con billete de tercera. Además demasiado le-<br />
jos. Tren con la máquina detrás. Podía haberme llevado a Malahide o a un<br />
apartadero para pasar la noche o a una colisión. La culpa la tiene la segunda copa.<br />
Una y no más. ¿Para qué le sigo? Aun así, es el mejor de todos. Si no me hubiera
520<br />
enterado de lo de Mrs. Beaufoy Purefoy no habría ido y no me habría encontrado<br />
con. Kismet. Va a tirar todo ese dinero. El servicio de Cáritas es esto. Negocio<br />
redondo para gorgoteros, renoveros. ¿Qué os falta? Ganancia fácil pronto se va.<br />
Podía haber perdido la vida también con ese campanavolanteviatrolideslumbrante<br />
sólo que tuve serenidad. Aunque no siempre te salva. De haber pasado por la<br />
ventana de Truelock aquel día dos minutos más tarde me hubieran disparado.<br />
Ausencia del cuerpo. Aun así si la bala me hubiera atravesado la americana habría<br />
conseguido daños y perjuicios por la impresión, quinientas libras. ¿Qué es lo que<br />
era? Un cursi del club de Kildare Street. Que Dios proteja a su guarda de caza.<br />
(Mira adelante, leyendo en la pared un letrero pintarrajeado con tiza Sueño<br />
Húmedo y un dibujo fálico) ¡Chocante! Molly dibujando en la escarcha de la<br />
ventanilla del vagón en Kingstown. ¿A qué se parece eso? (Mujerzuelas llamativas<br />
arrellanadas en los portales alumbrados, en los poyetes de ventanas, fumando<br />
cigarrillos de hebra. El olor de la hierba dulviempalagosa flota hacia él formando<br />
lentas coronas redondas, después ovaladas)<br />
LAS CORONAS<br />
Deliciosas son las delicias. Delicias del pecado.<br />
BLOOM<br />
La espina dorsal algo débil. ¿Sigo o me vuelvo? ¿Y estos alimentos? Me lo como y<br />
me pongo hecho un cochinopringoso. Ridículo que soy. Malgastar el dinero. Un<br />
chelín con ocho peniques de más. (Elperdiguero acerca un hocícofrzóy moqueante<br />
a su mano, meneando la cola.) Extraño cómo me cogen simpatía. Incluso aquella<br />
bestia hoy. Mejor que hable con él primero. Como a las mujeres les gusta los<br />
rencontres. Apesta como un turón. Chacun son goût Puede que esté rabioso.<br />
Canícula. Inseguro en sus movimientos. ¡Buen compañero! ¡Pluto! ¡Buen<br />
compañero! ¡Garryowen! (El perrolobo se tumba sobre la espalda, culebreando<br />
obscenamente con zarpas mendicantes, la larga lengua negra colgando.) La
521<br />
influencia del mal ambiente. Dale y termina de una vez. A condición de que nadie.<br />
(Llamando con palabras alentadoras se vuelve arrastrando los pies con andares de<br />
cazadorfurtivo, perseguido por el setter basta un oscuro rincón apestoso.<br />
Desenvuelve un paquetey va a tirarle la manita de cerdo con delicadeza pero se<br />
muestra indeciso y palpa el pie) Buen tamaño por tres peniques. Pero claro lo tengo<br />
en la mano izquierda. Eso requiere más esfuerzo. ¿Por qué? Más pequeña por falta<br />
de uso. Venga, déjala caer. Dos con seis.<br />
(Con pesar deba que la desenrollada manita de cerdo y el pie caigan. El mastín le<br />
da zarpazos al fardo desmañadamentey se atraca con ansiedad gruñidora,<br />
triturando ruidosamente los huesos. Dos guardias con capotes-impermeables se<br />
aproximan, silenciosos, vigilantes. Murmuran juntos.)<br />
Bloom. De Bloom. Para Bloom. Bloom.<br />
(Los dos sujetan a Bloom por el hombro)<br />
Cogido in fraganti. Prohibido ensuciar.<br />
LOS GUARDIAS<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
BLOOM<br />
(tartamudea) Estoy haciendo el bien a otros.<br />
(Una nidada degaviota, petreles peleones, se eleva hambrientamente del cieno del L<br />
ffey con pastelillos de Banbury en los picos)<br />
LAS GAVIOTAS
522<br />
Queco caquico que cancury.<br />
BLOOM<br />
El amigo del hombre. Adiestrado con buen trato.<br />
(Señala. Bob Doran, desplomándose de un taburete alto, se tambalea sobre el perro<br />
de aguas que mastica)<br />
Cuzco. Dame la pata. La pata.<br />
BOB DORAN<br />
(El dogo gruñe, los pelos del pescuezo erizados, un cacho de nudillo de cerdo entre<br />
los molares por entre los cuales gotea salivaspumarajo de rabia. Bob Doran cae<br />
silenciosamente dentro de la entrada de un sótano)<br />
GUARDIA SEGUNDO<br />
Prevención de malos tratos a los animales.<br />
BLOOM<br />
(entusiasmadamente) ¡Una obra noble! Le reprendí a ese tranviario en el cruce del<br />
puente de Harold por maltratar al pobre caballo con la pústula de los arreos. Sólo<br />
palabrotas recibí a cambio. Claro que había escarcha y era el último tranvía. Todo lo<br />
que se cuenta sobre la vida en el circo es muy desmoralizador.<br />
(Signor Maffei, pálido de cólera, con traje de domador de leones con pasadores de<br />
diamantes en la pechera, avanza, llevando un aro de papel de circo, un zurriago<br />
enrollado de cochero y un revólver con el que apunta al can verraco que se<br />
atiborra.)
523<br />
SIGNOR MAFFEI<br />
(con sonrisa siniestra) Señoras y caballeros, aquí mi galgo instruido. Fui yo quien<br />
domé al salvaje bagual Ajax con mi silla de montar de púas patentada para<br />
carnívoros. Trallazo en la panza con una correa de nudos. El aparejo de poleas y la<br />
polea estranguladora doblegarán al león, no importa lo indómito que sea, incluso<br />
Leo ferox aquí presente, el devorador de hombres libio. Una palanca candente y<br />
unas friegas de linimento en la parte abrasada dieron lugar a Fntz de Amsterdam, la<br />
hiena pensante. (mira fulminante) Tengo poder en mis ojos. La chispa de mi mirada<br />
lo consigue y estos centelleos del pecho. (con sonrisa fascinadora) Ahora les<br />
presento a Mademoiselle Rubí, el orgullo de la pista.<br />
Vamos. Nombre y dirección.<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
BLOOM<br />
Ahora no lo recuerdo. ¡Ah, sí! (se quita el sombrero degran calidad, saludando) Dr.<br />
Bloom, Leopold, odontólogo. Habrán oído hablar de von Blum Pasha. Cientos de<br />
millones. Donnerwetter! Dueño de media Austria. Egipto. Primo.<br />
Documentación.<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
(Cae una tarjeta de dentro de la cinta de cuero del sombrero de Bloom.)<br />
BLOOM
524<br />
(con un fez rojo, túnica de vestir de cadí con ancho fajín verde, llevando insignia<br />
falsa de la Legión de Honor, recoge la tarjeta precipitadamentey la ofrece)<br />
Perrnítanme. Mi club es el Junior del Ejército y la Marina. Procuradores: Messrs.<br />
John Henry Menton, Bachelor's Walk, 27.<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
(lee) Henry Flower. Sin domicilio fijo. Vago y maleante.<br />
Un alibi. Queda amonestado.<br />
GUARDIA SEGUNDO<br />
BLOOM<br />
(saca del bolsillo del pecho una flor amarilla estrujada) Ésta es la flor en cuestión.<br />
Me la dio un hombre del que no sé su nombre. (convincentemente) Conocen el viejo<br />
chiste, rosa de Castilla. Bloom. El cambio de nombre. Virag. (murmura privada y<br />
confidencialmente) Estamos comprometidos ¿sabe, sargento? Una señora por<br />
medio. Un lío amoroso. (le da con el hombro al guardia segundo suavemente) A<br />
hacer puñetas. Es como hacemos las cosas los galanes en la marina. Es el uniforme.<br />
(se vuelve gravemente al guardia primero) Aun así, desde luego, claro que uno se<br />
topa con su Waterloo a veces. Pásese alguna tarde a tomar una copa de Borgoña<br />
añejo. (al guardia segundo alegremente) Se la presentaré, inspector. Está para dar<br />
guerra. Lo hace en menos que canta un gallo.<br />
(Aparece una cara oscura mercurializada, conduciendo a una figura con velo)<br />
EL MERCURIO OSCURO<br />
La policía le busca. Le han expulsado del ejército.
525<br />
MARTHA<br />
(Con espeso velo, un ronzal carmesí por el cuello, un ejemplar del Irish Times en la<br />
mano, en tono de reproche, señalando) ¡Henry! ¡Leopold! ¡Lionel, perdido! Limpia<br />
mi honra.<br />
(Severamente) Venga a la comisaría.<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
BLOOM<br />
(asustado, se pone el sombrero, retrocede, luego, haciendo de tripas corazón y<br />
levantando el brazo derecho en ángulo recto, da el santo y seña de la hermandad.)<br />
No, no, venerable maestro, luz de amor. Identidad equivocada. El correo de Lyons.<br />
Lesurques y Dubosc. Recuerda el caso de fraticidio Childs. Nosotros los hombres<br />
de la medicina. Pegándole hachazos hasta matarlo. Me acusan injustamente. Mejor<br />
que un culpable escape a que noventamueve sean condenados injustamente.<br />
MARTHA<br />
(Sollozando tras el velo) Incumplimiento de promesa. Mi verdadero nombre es<br />
Peggy Griffin. Me escribió que era desdichado. Se lo diré a mi hermano, el defensa<br />
de rugby del Bective, despiadado burlador.<br />
BLOOM<br />
(tapándose con la mano) Está borracha. Esa mujer está embriagada. (murmura<br />
vagamente la contraseña de Efrain) Burdelero.
526<br />
GUARDIA SEGUNDO<br />
(con lágrimas en los ojos, a Bloom) Se le debería caer la cara de vergüenza.<br />
BLOOM<br />
Señores del jurado, déjenme explicarles. Es pura patraña. Soy un hombre mal<br />
comprendido. Me están convirtiendo en cabeza de turco de. Soy un respetable<br />
hombre casado, sin macula en mi reputación. Vivo en Eccles Street. Mi mujer, soy<br />
la hija de un distinguidísimo comandante, un valiente y honrado caballero, cómo se<br />
llama, Comandantegeneral Brian Tweedy, uno de los luchadores de Gran Bretaña<br />
que ayudó a ganar nuestras batallas. Ganó el grado de comandante por su heroica<br />
defensa de Rorke's Drift.<br />
Regimiento.<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
BLOOM<br />
(se vuelve a la tribuna) Los reales de Dublín, chicos, la sal de la tierra, conocidos en<br />
el mundo entero. Me parece que veo a algunos viejos compañeros de arias ahí entre<br />
ustedes. Los fusileros del real de Dublín, con nuestra propia policía metropolitana,<br />
guardianes de nuestros hogares, los mozos más bravos y el más apuesto cuerpo de<br />
hombres, en cuanto al fisico, al servicio de nuestro soberano.<br />
UNA VOZ<br />
¡Renegado! ¡Vivan los bóers! ¿Quién abucheó a Joe Chamberlain?<br />
BLOOM
527<br />
(la mano en el hombro delguardia primero) Mi viejo también era juez de paz. Yo<br />
soy un británico tan fiel como usted, señor. Luché en filas por la patria y el rey en la<br />
guerra de los bóers bajo el general Gough el del parque y fui mutilado en Spion Kop<br />
y Bloemfontein, se me mencionó en los partes. Hice todo lo que podía hacer un<br />
hombre honorable. (con reservado sentimiento) Jim Bludso. Aguanta la tobera<br />
contra la orilla.<br />
Profesión u oficio.<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
BLOOM<br />
Bueno, ejerzo una ocupación literaria, escritor-penodista. De hecho estamos a punto<br />
de sacar una colección de cuentos premiados de los cuales yo soy el responsable,<br />
algo que supone un rumbo enteramente nuevo. Tengo contactos con la prensa<br />
británica e irlandesa. Si telefonea usted ....<br />
(Myles Crawford sale a zancadas con sacudidas, un cálamo entre los dientes. El<br />
pico escarlata llamea en la aureola de su canotié. Lleva colgando una ristra de<br />
cebollas españolas de una manoy sostiene con la otra la tobera de un auricular de<br />
telefono en el oído.)<br />
MYLES CRAWFORD<br />
(las barbas de gallo meneándose) Oiga, setentaicuatro ochocuatro. Oiga. Aquí el<br />
Orinal del Freeman y el Limpiaculos Semanal. Paralicen Europa. ¿Que usted qué?<br />
¿Alares-azules? ¿Quién escribe? ¿Bloom?
528<br />
(Mr. Philip Beaufoy, rostropálido, de pie en la tribuna de testigos, con un adecuado<br />
traje de mañana, bolsillo exterior de pecho o con punta de pañuelo asomando,<br />
pantalones lavanda con raya y bolas de charol. Lleva una gran cártera rotulada<br />
Golpesmagistrales de Matcham.)<br />
BEAUFOY<br />
(arrastrando las palabras) No, no lo es. Ni por asomo si puedo evitarlo. Yo no lo<br />
veo así, eso es todo. Ningún caballero que se precie, nadie que tenga los mínimos<br />
rudimentos de lo que es ser caballero se rebajaría a una conducta tan particular-<br />
mente aborrecible. Uno de ésos, señor juez. Un plagiario. Un meloso rastrero<br />
haciéndose pasar por líttérateur. Es perfectamente obvio que con la bajeza más<br />
intrínseca ha calcado parte de mis originales más vendidos, textos realmente su-<br />
periores, una joya perfecta, los pasajes de amor en ellos están fuera de toda<br />
sospecha. Los libros de Beaufoy sobre el amor y las grandes posesiones, que su<br />
señoría sin lugar a dudas conoce de primera mano, famosísimos en todo el reino.<br />
BLOOM<br />
(murmura con lóbrega mansedumbre de perro con el rabo entre las piernas) Con<br />
esa parte sobre la bruja hilarante de la mano no estoy de acuerdo, si se me permite<br />
...<br />
BEAUFOY<br />
(con el labio arqueado, sonríe arrogantemente al tribunal) ¡Buen borrico está usted<br />
hecho! ¡Es usted tremendamente repugnante y dificil de definir! No creo que<br />
necesite incomodarse excesivamente al respecto. Mi agente literario Mr. J. B.<br />
Pinker está presente. Supongo, señor juez, que recibiremos los honorarios<br />
acostumbrados como testigos ¿no es así? Hemos sufrido considerables pérdidas
529<br />
debido a este desgraciado Johnnyfolletista, este chova de Reims, que ni siquiera ha<br />
pasado por la universidad.<br />
BLOOM<br />
(confusamente) La universidad de la vida. Malas artes.<br />
BEAUFOY<br />
(grita) ¡Es una mentira detestablemente inmunda, que demuestra la podredumbre<br />
moral de este hombre! (despliega la cartera) Tenemos aquí pruebas condenatorias,<br />
el corpus delicti, señor juez, una muestra de mi trabajo de madurez desfigurado por<br />
la marca de la bestia.<br />
Moisés, rey de los judíos, Moisés<br />
Se limpiaba el culo con el Daily News.<br />
(valerosamente) Exagerado.<br />
UNA VOZ DESDE LA TRIBUNA<br />
BLOOM<br />
BEAUFOY<br />
¡Qué caradura más ruin! ¡Deberían meterlo a usted en el abrevadero de caballos,<br />
golfo! (al tribunal) ¡Pero, miren la vida privada de este hombre! ¡Lleva una<br />
existencia cuádruple! Un ángel de cara a la calle y un diablo en casa. ¡Su nombre no<br />
se debe mencionar en sociedad! ¡El archiconspirador del siglo!<br />
BLOOM
530<br />
(al tribunal) Y él, soltero, cómo ...<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
El Rey contra Bloom. Llamen a la mujer de nombre Driscoll.<br />
¡Mary Driscoll, fregona!<br />
EL UJIER<br />
(Maiy Driscog una sirvienta en zapatillas rotas se acerca. Lleva un cubo colgado<br />
del brazo y un cepillo de estregar en la mano.)<br />
GUARDIA SEGUNDO<br />
¡Otra! ¿Pertenece usted a la clase de mujeres de mala vida?<br />
MARY DRISCOLL<br />
(indignada) No soy una de ésas. Tengo una reputación respetable y estuve cuatro<br />
meses en mi última casa. Era una buena colocación, seis libras al año más los gajes<br />
con los viernes libres y tuve que dejarlo debido a sus acosos.<br />
¿De qué le culpa?<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
MARY DRISCOLL<br />
Me hizo algunas proposiciones aunque soy pobre pero muy honrada.
531<br />
BLOOM<br />
(con chaqueta de andar por casa de filderretor, pantalones de franela, zapatillas<br />
planas, sin afeitar, el pelo revuelto: suavemente) La traté a usted como Dios manda.<br />
Le hice obsequios, elegantes ligas color esmeralda muy por encima de sus<br />
posibilidades. Incautamente me puse de su parte cuando la acusaron de sisar. Hay<br />
un término medio en todo. juegue limpio.<br />
MARY DRISCOLL<br />
(excitada) ¡Que me parta un rayo si alguna vez toqué aquesas sostras!<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
¿La ofensa por la que se acusa? ¿Sucedió algo?<br />
MARY DRISCOLL<br />
Me sorprendió en la parte trasera de la casa, señor Juez, cuando mi señora estaba de<br />
compras una mañana pidiéndome un imperdible. Me agarró y estuve amoratada en<br />
cuatro sitios como consecuencia. Y me desajustó dos veces la ropa.<br />
Ella contraatacó.<br />
BLOOM<br />
MARY DRISCOLL<br />
(desdeñosamente) Le tenía yo más respeto al cepillo destregar, y tanto que sí. Le<br />
regañé, señor juez, y él advirtió: mantenga la boca cerrada.
532<br />
(risa general)<br />
GEORGE FOTTRELL<br />
(Secretario de los tribunales, resonantemente) ¡Orden en la sala! El acusado hará<br />
ahora una declaración fingida.<br />
(Bloom, declarándose inocente y sujetando un nenúfar abierto, empieza un largo<br />
discurso ininteligible. Ahora escucharían lo que el abogado tenía que decir en su<br />
conmovedor discurso algran jurado. Estaba hundido pero, aunque tachado de<br />
oveja negra, si podía usar la expresión, tenía la intención de reformarse, de re-<br />
cuperar la memoria del pasado de una manera puramente hermanaly retornar a la<br />
naturaleza como animal puramente doméstico. Como niño sietemesino, había sido<br />
cuidadosamente criadoy alimentado por una madre entrada en añosy postrada en<br />
cama. Podía haber habido los deslices de un padre que ha errado pero quería<br />
pasar la hoja y ahora, cuando al fin tenía la picota a la vista, llevar una vida<br />
retirada en el ocaso de sus días, impregnado del afectuoso ambiente del palpitante<br />
seno de la familia. Como británico naturalizado, había visto aquel crepúsculo<br />
estival desde la plataforma de la cabina del maquinista de la línea de<br />
circunvalación de la compañía de ferrocarril mientras la lluvia estaba reacia a<br />
caer vislumbres, como si diera, a través de las ventanas de hogares entrañables de<br />
la ciudad de Dublín y distrito urbano, escenas verdaderamente rurales defelicidad<br />
de la tierra prometida empapeladas con papel de Dockreff a uno con nueve<br />
peniques la docena, inocentes niñitos nacidos británicos balbuciendo oraciones al<br />
Niño Jesús, jovencitos escolares intentando resolver sus tareas o señoritas<br />
modelicas tocando el pianoforte o al proviso todos con fervor recitando el rosario<br />
familiar alrededor del chisporroteante leño de Navidad mientras que en los<br />
senderosy en los verdes caminos las rubias mozas con sus zagales paseaban al<br />
compás de los tonos del acordeón órgano afinado de metal de Britania plateado
533<br />
con cuatro registros falsosy fuelles de doce pliegues, un sacrificio, la mgqorganga<br />
que) amás ....<br />
Risa renovada. Él murmulla incoherentemente. Los reporteros se quejan de que no<br />
oyen.)<br />
PENDOLISTA Y TAQUÍGRAFO<br />
(sin quitar la vista de sus libretas) Desátenle las botas.<br />
PROFESOR MACHUGH<br />
(desde la mesa de la prensa, tose y dice) Suéltelo ya, hombre. Confiéselo poco a<br />
poco.<br />
(El careo prosigue ref Bloom y el cubo. Un cubo grande. El propio Bloom.<br />
Indisposición de vientre. En Beaver Street. Retort~ón, sí. Bastante mal. El cubo de<br />
un yesero. Andando pernientumecido. Sufrió lo indecible. Agonía mortal. A eso del<br />
mediodía. El amor o el borgoña. Sí, unas espinacas. Momento crucial. No miró<br />
dentro del cubo. Nadie. Más bien una porquería. No del todo. Un número atrasado<br />
de Titbits.<br />
Estruendo y silbos. Bloom con levita rota con manchas de jalbegue, sombrero de<br />
copa abollado de lado en la cabeza, una tira de esparadrapo cruzándole la nariz,<br />
habla inaudiblemente.)<br />
J. J. O'MOLLOY<br />
(con peluca gris y toga de paño de abogado, hablando con voz de protesta<br />
dolorida) Este no es lugar para ligerezas indecentes a expensas de un mortal que ha<br />
errado en estado de embriaguez. Esto no es una algarada ni una comparsa de Oxford<br />
ni es una parodia de la justicia. Mi cliente es un menor, un pobre inmigrante<br />
extranjero que empezó de la nada como polizón y trata ahora de sacarse unos
534<br />
cuartos con honradez. El delito inventado fue debido a una aberración hereditaria<br />
momentánea, motivada por alucinaciones, ya que tales familiaridades como el<br />
presunto hecho delictivo son perfectamente permitidas en el lugar de origen de mi<br />
cliente, la tierra de los Faraones. Primafacie, les invito a reconocer que no hubo<br />
intento de conocimiento camal. Relaciones íntimas no hubo y la infracción que<br />
denuncia Driscoll, sobre que su virtud fue importunada, no se repitió. Yo me<br />
referiría en especial al atavismo. Ha habido casos de naufragios y sonambulismo en<br />
la familia de mi cliente. Si el acusado pudiera hablar podría más de una historia<br />
revelar- una de las más extrañas que jamás haya sido contada entre las cubiertas de<br />
un libro. Él mismo, señor juez, está hecho una piltrafa fisicamente con los<br />
problemas que tiene de pecho. Su alegato es que es de extracción mongólica e irres-<br />
ponsable de sus actos. No del todo en sus cabales, de hecho.<br />
BLOOM<br />
(Descalzo, contrahecho, con chaleco y pantalón de marinero indio, las puntas de<br />
los pies apologéticas hacia dentro, abre unos ojos diminutos de topo y mira a su<br />
alrededor deslumbrado, pasándose una lenta mano por la frente. Luego se amarra<br />
la correa al estilo marinero y encogiéndose de hombros a modo de obediencia<br />
oriental saluda al tribunal, señalando con un pulgar hacia el cielo.) Él hace muy<br />
mucho buena noche. (empieza una cantinela con naturalidad)<br />
Na na poblecito niñin<br />
tlae pie de seldo cada noche<br />
paga dos chelis ....<br />
(Le hacen callar a berridos.)<br />
J. J. O'MOLLOY
535<br />
(acaloradamente alpopulacho) Esta pelea es de uno contra todos. Por todos los<br />
demonios, que no consentiré que un cliente mío sea amordazado y acosado de esta<br />
forma por una jauría de perros sarnosos y hienas rientes. El código de Moisés ha<br />
reemplazado a la ley de la jungla. Lo digo y lo repito con el mayor énfasis, sin<br />
desear ni por un momento anular la acción de la justicia, el acusado no fue cómplice<br />
y la demandante no fue forzada. La joven fue tratada por el acusado como si fuera<br />
su propia hija. (Bloom coge la mano de J J O’Molloyy se la lleva a los labios)<br />
Presentaré pruebas irrefutables para demostrar sin el menor atisbo de duda que la<br />
mano secreta está otra vez con sus viejos trucos. En caso de duda persígase a<br />
Bloom. Mi cliente, un hombre de natural tímido, sería la última persona del mundo<br />
en hacer algo poco caballeroso a lo que la modestia ofendida pudiera ob jetar o<br />
arrojar la piedra a una chica que eligió el camino equivocado cuando algún<br />
miserable, responsable de su estado, se hubiera despachado a gusto con ella. Él<br />
quiere vivir honradamente. Le considero el hombre más honorable que conozco.<br />
Está pasando por una racha de mala suerte por el momento debido a la hipoteca de<br />
sus extensas propiedades en Agendath Netaim en la lejana Asia Menor, de las<br />
cuales se mostrarán ahora unas transparencias. (a Bloom) Le sugiero que ahora sea<br />
generoso.<br />
Un penique por libra.<br />
BLOOM<br />
(La imagen del lago de Kinnereth con ganado borroso herbajeando en la neblina<br />
de plata se proyecta en la pared. Moisés Dlugacz, albino de ojos de hurón, con<br />
mono azul, se pone de pie en la tribuna, sujetando en cada mano una cidray un<br />
riñón de cerdo.)<br />
DLUGACZ<br />
(con voz ronca) Bleibtreustrasse, Berlín, W. 13.
536<br />
J J. O’Molloy se sube a una peana baja y se sostiene la solapa de la americana con<br />
solemnidad. La cara se le alarga, se pone páliday barbada, con ojos hundidos, los<br />
manchones de tisisy pómulosfebriles de John F. Taylor. Se lleva el pañuelo a la<br />
boca y escrutzna la galopante marea de sangre rosácea.)<br />
J. J. O'MOLLOY<br />
(casi sin voz) Discúlpenme. Sufro un fuerte enfiiamiento, acabo de levantarme de la<br />
cama. Unas cuantas palabras bien escogidas. (Adopta cabezapajarera, bigote<br />
zorrunoy elocuenciaproboscidia de Seymour Bushe.) Cuando el libro del ángel sea<br />
abierto si algo de lo que el pecho meditabundo ha inaugurado de alma transfigurada<br />
y de alma transfigurante merece vivir yo digo concédase al acusado en el banquillo<br />
el sagrado beneficio de la duda.<br />
(Un papel en el que hay algo escrito es introducido en la sala)<br />
BLOOM<br />
(en traje talar) Puedo dar las mejores referencias. Messrs. Callan, Coleman. Mr.<br />
Wisdom Hely Juez de Paz. Mi antiguo jefe Joe Cuffe, Mr. V. B. Dillon, ex alcalde<br />
de Dublín. Me he movido en el círculo mágico de los más altos .... Reinas de<br />
sociedad de Dublín. (despreocupadamente) Estaba precisamente charlando esta<br />
tarde en la residencia virreinal con mis camaradas, Sir Robert y Lady Ball,<br />
astrónomo real, en la recepción. Sir Berto, le dije ......<br />
MRS. YELVERTON BARRY<br />
(con vestido de baile ópalo descotado y guantes mal hasta el codo, llevando<br />
cabriolé enguatado en bloques rectangulares ribeteado de marta cebellina, peineta<br />
de brillantes y airón de águila pescadora en el pelo) Arréstelo, agente. Me escribió
537<br />
una carta anónima con letra hacia la izquierda de aprendiz cuando mi marido estaba<br />
en el North Riding de Tipperary en el circuito del Munster, firmada <strong>James</strong><br />
Azotedamor. Decía que había visto desde el paraíso mis redondeces sin par<br />
hallándome yo sentada en un palco del Royal 1"heatre en una representación real de<br />
La Cigale. Le había avivado la pasión hondamente, decía. Me hizo proposiciones<br />
indecorosas para que me comportara indecentemente a las cuatro y media post<br />
meridiam el jueves siguiente, hora Dunsink. Se ofrecía a enviarme por correo una<br />
obra de ficción de Monsieur Paul de Verga, titulada La chica de los tres pares de<br />
sostenes.<br />
MRS. BELLINGHAM<br />
(con gorrito y capa de foca artificialy envuelta hasta la nariz, baja de su berlina y<br />
explora con sus quevedos de carey que se saca del enorme manguito de zarigüeya)<br />
También a mí. Sí, creo que es el mismo indeseable. Porque me cerró la puerta del<br />
coche ante la casa de Sir Thornley Stoker un día de nevisca durante la ola de filo de<br />
febrero del noventaitrés cuando incluso la rejilla del bajante y el flotador de la<br />
cisterna del baño se congelaron. Con posterioridad me adjuntó un brote de<br />
edelweiss recogido en las cimas, según dijo, en mi honor. Lo hice examinar por un<br />
experto en botánica y conseguí la información de que era un brote de la planta de la<br />
patata casera robada en un invernadero de la granja modelo.<br />
¡Debería darle vergüenza!<br />
MRS. YELVERTON BARRY<br />
(Una pandilla de
538<br />
GUARDIA SEGUNDO<br />
(saca unas esposas) Aquí están las manillas.<br />
MRS. BELLINGHAM<br />
Se dirigió a mí utilizando diversos tipos de letra con empachosos cumplidos como a<br />
una Venus de las pieles y alegó honda compasión por mi congelado cochero Palmer<br />
mientras que al mismo tiempo declaraba sentir envidia de sus orejeras y de sus<br />
lanudas pieles de borrego y de su afortunada proximidad a mi persona, cuando<br />
estaba de pie detrás de mi asiento vistiendo mi librea y el escudo de armas<br />
guarnecido sable de los Bellingham, cabeza de cheurón cortada oro. Loaba casi<br />
extravagantemente mis extremidades inferiores, mis pantorrillas redondeadas dentro<br />
de la calceta de seda estirada al límite, y elogiaba acaloradamente mis otros tesoros<br />
escondidos entre encajes imponderables que, decía, podía imaginar. Me incitó<br />
(declarando que sentía era la misión de su vida incitarme) a que profanara el lecho<br />
matrimonial, a que cometiera adulterio en la mejor ocasión.<br />
LA HONORABLE MRS. MERVYN TALBOYS<br />
(con indumentaria de amazona, montera, botas altas con espolones, chaleco<br />
bermellón, guanteletes de cervato tipo mosquetero con trenzado en los manguitos,<br />
larga cola recogidayfusta de caza con la que se atiza en la vira constantemente)<br />
También a mí. Porque me vio en el campo de polo del Phoenix Park en el partido<br />
entre Toda Irlanda contra el Resto de Irlanda. Los ojos, lo sé, me relucían en-<br />
cantadoramente mientras me fijaba cómo el Capitán Dennehy Mamporrero de los<br />
Dragones de Innis ganaba el último tiempo en su cielo de jaca Centauro. Este Don<br />
Juan plebeyo me observaba desde detrás de un coche de alquiler y me envió en<br />
doble envoltura una fotografla obscena, como las que venden por la noche en los<br />
bulevares de París, insultante para cualquier señora. Aún la tengo. Representa a una
539<br />
«señorita» parcialmente desnuda, frágil y preciosa (su mujer, me aseguró solemne-<br />
mente, tomada por él del natural), practicando trato camal ilícito con un «torero»<br />
musculoso, evidentemente un canalla. Me incitó a que hiciera lo mismo, me portara<br />
indecentemente, que pecara con oficiales de la guarnición. Me imploró que mancha-<br />
ra la carta de manera incalificable, que le castigara como muy bien lo tiene<br />
merecido, que lo montara y me pusiera a horcajadas sobre él, que le diera de<br />
latigazos con toda mi rabia.<br />
A mí también.<br />
A mí también.<br />
MRS. BELLINGHAM<br />
MRS. YELVERTON BARRY<br />
(Diversas señoras respetabilísimas de Dublín muestran en alto cartas indecorosas<br />
recibidas de Bloom.)<br />
LA HONORABLE MRS. MERVYN TALBOYS<br />
(patea con las espuelas tintineantes en un repentino paroxismo defuria) Lo haré,<br />
por Dios que lo haré. Flagelaré a ese perro sarnoso gallina mientras pueda estar<br />
sobre él. Lo despellejaré vivo.<br />
BLOOM<br />
(cerrándosele los ojos, se acoquina con expectación) ¿Aquí? (se revuelve) ¡Otra<br />
vez! Oüdea humillándose) Me encanta el peligro.<br />
LA HONORABLE MRS. MERVYN TALBOYS
540<br />
¡Y tanto que sí! Se lo voy a poner bien caliente. Le voy a hacer que trague tinta<br />
china.<br />
MRS. BELLINGHAM<br />
¡Zurradle bien la badana, so arribista! ¡Que le marquen con barras y estrellas!<br />
MRS. YELVERTON BARRY<br />
¡Qué vergüenza! ¡No tiene excusa! ¡Un hombre casado!<br />
BLOOM<br />
Toda esta gente. Me refería sólo a la intención de la zurra. Un cálido escozor<br />
vibrante sin derrame. Un refinado flagelo que estimule la circulación.<br />
LA HONORABLE MRS. MERVYN TALBOYS<br />
(ríe burlonamente) ¿Conque era así, buen mozo? Pues, como que Dios existe, que<br />
se va a llevar la sorpresa de su vida ahora, créame, la paliza más despiadada que<br />
jamás haya esperado nadie. Ha fustigado la furia en la tigresa dormida que llevo<br />
dentro.<br />
MRS. BELLINGHAM<br />
(sacude el manguito y los quevedos vengativamente) Haga que le escueza, Hanna<br />
querida. Déle guindilla. Apalee a ese chucho hasta que esté a un paso de la muerte.<br />
El gato de nueve colas. Cástrelo. Vivisecciónelo.<br />
BLOOM
541<br />
(estremeciéndose, encogiéndose, junta las manos: como perro con el rabo entre las<br />
piernas) ¡Oh qué frío! ¡Oh qué temblores! Fue su belleza ambrosial. Olvide,<br />
perdone. Kismet. Déjeme libre por esta vez. (ofrece la otra mejilla)<br />
MRS. YELVERTON BARRY<br />
(severamente) ¡Ni se le ocurra, Mrs. Talboys! ¡Habría que atizarle una buena tunda!<br />
LA HONORABLE MRS. MERVYN TALBOYS<br />
(desabrochándose el guantelete violentamente) No haré tal cosa. ¡Un cochino perro<br />
es lo que fue desde que lo parieron! ¡Atre verse a dirigirse a mí! Lo apalearé en<br />
público hasta que se lo deje morado. Le hincaré las espuelas hasta la rodaja. Es un<br />
conocido cornudo. (Chasca la fusta de caza salvajemente en el aire) Bájenle los<br />
pantalones sin pérdida de tiempo. ¡Venga aquí, señor mío! ¡Aprisa! ¿Listo?<br />
BLOOM<br />
(temblando, empezando a obedecer) Ha hecho un tiempo tan caluroso.<br />
(Davy Stephens, acaracolado, pasa con una bandada de gaceteros descalzos.)<br />
DAVY STEPHENS<br />
El Mensajero del Sagrado Corazón y el Evening Telegraph con el suplemento del<br />
día de San Patricio. Contiene las nuevas direcciones de todos los comudos de<br />
Dublín.
542<br />
(El reverendísimo Canónigo O’Hanlon, con capa pluvial de paño de oro eleva y<br />
expone un reloj de mesa de mármol. Ante del Padre Conroy y el reverendo, john<br />
Hughes S. J se inclinan profundamente.)<br />
(desatrancándose)<br />
Cuco<br />
Cuco<br />
Cuco<br />
EL RELOJ-DE-MESA<br />
(Las virolas de latón de una cama se oyen tintinear.)<br />
Gígaja. Gigalagígala. Gígaja.<br />
LAS VIROLAS<br />
(Un panel de niebla se descorre rápidamente, revelando rápidamente en el banco<br />
del jurado las caras de Martin Cunningham, presidente del jurado, con sombrero<br />
de copa, Jack Power, Simon Dedalus, Tom Kernan, Ned Lambert, John Henry Men-<br />
ton, Myles Crawford, Lenehan, Paddy Leonard, Nosey Flynn, M'Coy y la cara sin<br />
rasgos distintivos de Un Innominado.)<br />
EL INNOMINADO<br />
Cabalgando a pelo. Desventaja por la edad. Jo, se la ha organizado a ésa.<br />
LOS JURADOS<br />
(todas las cabezas vueltas hacia la voz) ¿De verdad?
543<br />
EL INNOMINADO<br />
(reniega) El mundo patas arriba. Cien chelines a cinco.<br />
EL JURADO<br />
(todos bajan las cabezas en asentimiento) La mayoría de nosotros hemos pensado lo<br />
mismo.<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
Es un hombre marcado. Otra chica al bote. Se busca: Jack el Destripador. Mil libras<br />
de recompensa.<br />
GUARDIA SEGUNDO<br />
(asombrado, susurra) Y de negro. Un mormón. Anarquista.<br />
EL UJIER<br />
(en voz alta) Considerando que Leopold Bloom sin domicilio fijo es un conocido<br />
dinamitero, falsificador, bígamo, alcahuete y comudo y un estorbo público para los<br />
ciudadanos de Dublín y considerando que en esta sesión del tribunal el<br />
honorabilísimo ....<br />
(El Honorable, Sir Frederick Falkiner, magistrado & Dublín, con ropaje<br />
judicialgns pétreo se levanta del estrado, petribarbado. Porta en los brazos un<br />
cetro en forma & paraguas. De su frente se alzan bien puestos los cuernos de<br />
carnero & Moisés.)
544<br />
EL MAGISTRADO<br />
Pondré fin a esta trata de blancas y libraré a Dublín de esta odiosa peste.<br />
¡Escandaloso! (se coloca el birrete negro) Que se lo lleven, señor intendente de<br />
policía, del banquillo donde ahora está y permanezca bajo custodia en la prisión de<br />
Mountjoy durante el tiempo que a Su Majestad le plazca y allí sea colgado por el<br />
cuello hasta morir y que así se cumpla bajo su responsabilidad o que el Señor se<br />
apiade de su alma. Sáquenlo de aquí.<br />
(Un casquete negro desciende sobre su cabeza. El intendente & policía LongJohn<br />
Fanning aparece, fumándose un acre Henry clay.)<br />
LONG JOHN FANNING<br />
(mira ceñudo y grita con palabras resonantes.) ¿Quién colgará a Judas Iscanote?<br />
(H. Rumbold, maestro barbero, con justillo color sangre y mandil de curtidor, una<br />
soga enroscada al hombro, se sube al tajo. Lleva prendidos del cinturón un<br />
vergajoy una maza tachonada de clavos. Sefrota aviesamente las manos garfeante,<br />
abultadas con manoplas.)<br />
RUMBOLD<br />
(al magistrado con siniestrafamiliaridad) Harry el Ahorcador, su Majestad, el terror<br />
del Mersey. Cinco guineas por yugular. Desesperado.<br />
(Las campanas de la iglesia de George tocan lentamente, sonoro hierro oscuro.)<br />
¡Dingdón! ¡Dingdón!<br />
LAS CAMPANAS
545<br />
BLOOM<br />
(desesperadamente) Espere. Pare. Gaviotas. Buen corazón. Vi. Inocencia. Chica en<br />
la jaula de los monos. Zoo. Chimpancé indecente. (jadeante) Depresión pélvica. Su<br />
sonrojo ingenuo me desmoralizó. (embargado por la emoción) Dejé el recinto. (se<br />
vuelve a unafigura en elgentío, apelando) Hynes ¿puedo hablar con usted? Usted<br />
me conoce. Esos tres chelines se los puede quedar. Si quiere algo más ....<br />
(fríamente) Es usted un perfecto extraño.<br />
(señala al rincón) La bomba está aquí.<br />
HYNES<br />
GUARDIA SEGUNDO<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
Máquina infernal con espoleta de relojería.<br />
BLOOM<br />
No. No. Pies de cerdo. Estuve en un entierro.<br />
(saca la porra) ¡Mentiroso!<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
(El sabueso levanta el hocico, mostrando la escorbútica cara gris de Paddy<br />
Dignam. Ha roído todo. Exhala un pútrido aliento a cadáver devorado. Crece hasta
546<br />
llegar a alcanzar tamaño y forma humana. Su pelo de perro t jonero se convierte en<br />
un hábito mortuorio marrón. Los ojos verdes resplandecen inyectados de sangre.<br />
La mitad de una oreja, toda la narizy ambos pulgares están comidos por necrófago)<br />
PADDY DIGNAM<br />
(con voz de ultratumba) Es verdad. Era mi entierro. El doctor Finucane certificó la<br />
defunción cuando sucumbí a la enfermedad por causas naturales.<br />
(Levanta la mutilada cara cenicienta hacia la lunay aúlla lúgubremente)<br />
(triunfante) ¿Lo oyen?<br />
BLOOM<br />
PADDY DIGNAM<br />
Bloom, soy el espíritu de Paddy Dignam. ¡Ascucha, ascucha, Oh ascucha!<br />
La voz es la voz de Esaú.<br />
(se santigua) ¿Cómo es posible?<br />
Eso no está en el catecismo de a penique.<br />
BLOOM<br />
GUARDIA SEGUNDO<br />
GUARDIA PRIMERO
547<br />
Por metempsicosis. Apariciones.<br />
Bah chorradas.<br />
PADDY DIGNAM<br />
UNA VOZ<br />
PADDY DIGNAM<br />
(sinceramente) Hace tiempo fui empleado de Mr. J. H. Menton, procurador,<br />
comisionado para juramentos y afidávits, en Bachelor's Walk, 27. Ahora estoy<br />
difunto, la pared del corazón hipertrofiada. Mala racha. La pobre mujer estaba muy<br />
afectada. ¿.Cómo lo lleva? Apártenla de la botella de jerez. (mira a su alrededor)<br />
Una farola. Debo satisfacer una necesidad animal. Ese suero de leche no me ha<br />
sentado bien.<br />
(La figura robusta de John O'Connef, gerente del cementerio, avanza, sujetando un<br />
puñado de llaves atadas con crespón. A su lado está el Padre Coffey, capellán,<br />
sapobarrigudo, con tortícolis, con sobrepelliz y gorro de dormir hecho de un<br />
pañuelo, sujetando adormiladamente un bordón de adormideras entrelazadas.)<br />
EL PADRE COFFEY<br />
(bosteza, luego salmodia con ronco croar) Námine. Jacobs. Vobizco. Amén.<br />
JOHN O'CONNELL<br />
(ronquea tormentosamente por su megáfono) Dignam, Patrick T., difunto.<br />
PADDY DIGNAM
548<br />
(con orejas aguzadas, se estremece) Resonancias. (avanza culebreando y aplica<br />
una oreja al suelo) ¡La voz de mi amo!<br />
JOHN O'CONNELL<br />
Certificado de enterramiento letra número Q.T.C. ochentaicinco mil. Sector<br />
diecisiete. Casa de Yaves. Parcela, ciento uno.<br />
(Paddy Dignam escucha con visible esfuerzo, pensando, la cola tiesa en punta, las<br />
orejas aguzadas.)<br />
Rogad por el reposo de su alma.<br />
PADDY DIGNAM<br />
(Gusanea hacia abajo por una carbonera, el hábito marrón arrastrando el cíngulo<br />
por los guarros repiqueteantes. Tras el camina insegura una obesa rata yaya sobre<br />
zarpas de tortuga hongo bajo un caparazón gris. La voz de Dignam, amortiguada,<br />
se oye aullando bajo tierra: Dignam está muertoy enterrado. Tom Rochford pecho<br />
de petirrojo, con gorray calzones, salta de su bicicleta de doble barra)<br />
TOM ROCHFORD<br />
(con una mano en el esternón, hace una reverencia) Reuben J. Un florín a que lo<br />
encuentro. (Clava en la tapa de registro la miradafjay resuelta) Me toca a mí ahora.<br />
Síganme hasta Carlow.<br />
(Ejecuta un atrevido salto de salmón y se hunde en la carbonera. Dos discos de las<br />
columnas se bambolean, ojos de cero. Todo se contrae. Bloom avanza pesadamente<br />
de nuevo por el cenagal. Besos chirlean por entre los claros de la niebla. Suena un
549<br />
piano. Separa delante de una casa alumbrada y escucha. Los besos, echándose al<br />
vuelo desde sus moradas vuelan a su alrededor, trepidando, gorgoriteando,<br />
arrullando.)<br />
LOS BESOS<br />
(gorgoriteando) ¡Leo! (agitándose) ¡Pito pito gorgorito piquijosos babosos para Leo<br />
(arrullando) ¡Cu cucurú! ¡Mmmyam, muuam! (gorgoriteando) ¡Enorme<br />
venenorme! ¡Pirueta! ¡Leopopold! (agitándose) ¡Leole! (gorgoriteando) ¡Oh Leo!<br />
(Le hacen frufrú, aletean sobre sus prendas; se posan, brillantes partículas<br />
vertiginosas, plateadas lentejuelas.)<br />
BLOOM<br />
El toque de un hombre. Música triste. Música de iglesia. Quizá aquí.<br />
(Zoe Higgins, una puta joven en combinación zafiro, cerrada con tres hebillas de<br />
bronce, un filetillo de terciopelo negro alrededor de la garganta, asiente, tropieza<br />
escalones abajo y le aborda.)<br />
ZOE<br />
¿Buscas a alguien? Está dentro con su amigo.<br />
¿Es ésta la casa de Mrs. Mack?<br />
BLOOM<br />
ZOE
550<br />
No, el ochentaiuno. La de Mrs. Cohen. Si vas más lejos puede irte peor. Madre<br />
Chanclichancleta. (en confianza) Ella misma está trabajando esta noche con el<br />
veterinario su informador que le pasa todos los ganadores y paga por su hijo en<br />
Oxford. Haciendo horas extras pero hoy le ha cambiado la suerte. (recelosamente)<br />
No serás el padre ¿digo yo?<br />
¡Yo no!<br />
BLOOM<br />
ZOE<br />
Los dos de negro. ¿Le pica algo esta noche al ratoncito?<br />
(Su piel, alerta, siente las puntas de los dedos que se aproximan. Una mano se le<br />
escurre por el muslo izquierdo)<br />
¿Qué tal las bolas?<br />
ZOE<br />
BLOOM<br />
Fuera de su sitio. Curiosamente están a la derecha. Más pesadas, supongo. Uno<br />
entre un millón dice Mesias, mi sastre.<br />
ZOE<br />
(con alarma repentina) Tienes un chancro duro.<br />
BLOOM
551<br />
No lo creo.<br />
Lo noto.<br />
ZOE<br />
(La mano se le desliza en el bolsillo izquierdo del pantalón y saca una patata dura<br />
negray arrugada. La examinay a Bloom con húmedos labios mudos)<br />
Un talismán. Reliquia de familia.<br />
BLOOM<br />
ZOE<br />
¿Para Zoe? ¿Para mí para siempre? Por lo simpática que soy ¿eh?<br />
(Mete la patata codiciosamente en un bolsillo luego le coge del brazo,<br />
estrechándole con complaciente calidez. El sonríe intranquilo. Lentamente, nota a<br />
nota, se oye tocar música oriental. Él mira fijamente al cristalino leonado de sus<br />
ojos, circundados de kohl Su sonrisa se ablanda)<br />
Vas a saber quién soy yo la próxima vez.<br />
ZOE<br />
BLOOM<br />
(desconsoladamente) Jamás he amado a una tierna gacela pero estaba seguro de que<br />
....
552<br />
(Gacelas dando saltos, paciendo en las montañas. Cerca hay lagos. En sus orillas<br />
negras sombras de arboledas de cedros en fila. Se eleva un aroma, un fuerte grumo<br />
de pelusa de resina. Se quema, por el oriente, un firmamento de zafiro, hendido por<br />
el vuelo broncíneo de águilas. Bajo ésteyace la ciudad-mujer, desnuda, blanca,<br />
quieta, fresca, rodeada de lujo. Una fuente murmura entre rosas de damasco. Rosas<br />
colosales murmuran de uvas escarlata. Un vino de vergüenza, de lujuria, de sangre<br />
rezuma, extrañamente murmurando.)<br />
ZOE<br />
(murmurando un sonsonete con la música, sus labios de odalisca suculentamente<br />
embadurnados con ungüento degrasa de puercoy agua de rosas) Schorach ani<br />
wenowach, benoith Hierushaloim.<br />
BLOOM<br />
(fascinado) Pensé que era usted de buena familia por su acento.<br />
¿Y sabes lo que hizo el pensar?<br />
ZOE<br />
(Le mordisquea la oreja delicadamente con dientecillos enfundados en oro,<br />
enviándole un aliento empalagoso a ajo rancio. Las rosas se separan, y revelan un<br />
sepulcro del oro de los reyes y de sus huesos desmoronándose.)<br />
BLOOM<br />
(retrocede acariciándole mecánicamente la teta derecha con mano premiosa<br />
extendida) ¿Es usted dublinesa?
553<br />
ZOE<br />
(se recoge un pelo suelto diestramente y se lo enrosca en la coca) No hay nada que<br />
temer. Soy inglesa. ¿Tienes un pito?<br />
BLOOM<br />
(como antes) Raramente fumo, querida. Un puro de vez en cuando. Recurso infantil.<br />
(indecentemente) La boca puede tener mejor ocupación que chupar un cilindro de<br />
hierba fétida.<br />
ZOE<br />
Vamos. Haz una soflama política con todo eso.<br />
BLOOM<br />
(con mono de pana de trabajador, jersey negro con corbata roja flotanteygorra<br />
apache) La humanidad es incorregible. Sir Walter Raleigh trajo del nuevo mundo la<br />
patata y esa hierba, la una asesina de pestilencia por absorción, la otra envenenadora<br />
del oído, el ojo, el corazón, la memoria, la voluntad, el entendimiento, de todo. Es<br />
decir trajo el veneno cien años antes de que otra persona cuyo nombre he olvidado<br />
trajera el alimento. Suicidio. Mentiras. Todos nuestros hábitos. ¡Vamos, miren<br />
nuestra vida pública!<br />
(Campanadas de medianoche desde campanarios ljános.)<br />
LAS CAMPANADAS<br />
¡Vuélvase otra vez, Leopold! ¡Alcalde de Dublín!
554<br />
BLOOM<br />
(con toga y cadena de edil) Electores de Arran Quay, de Inns Quay, Rotunda,<br />
Mountjoy y North Dock, yo os digo que es mejor montar una línea de tranvías<br />
desde el mercado de ganado al río. Ése es el ímpetu del futuro. Ése es mi programa.<br />
Cui bono? Pero nuestros bucaneros los Vanderdeckens en su buque fantasma de las<br />
finanzas .....<br />
UN ELECTOR<br />
¡Tres vítores por nuestro futuro primer magistrado!<br />
(La aurora boreal de la procesión de antorchas se abalanza)<br />
¡Hurra!<br />
LOS PORTADORES DE ANTORCHAS<br />
(Diversos burgueses bien conocidos, magnates de la ciudad y ciudadanos le<br />
estrechan la mano a Bloom y le congratulan. Timothy Harrington, el quefuera tres<br />
veces Alcalde de Dublín, imponente en su escarlata de corregidor, cadena de oro y<br />
corbata de seda blanca, en conferencia con el concejal Lorcan Sherlock, locum<br />
tenens. Asienten vigorosamente.)<br />
EL QUE FUERA EL ALCALDE HARRINGTON<br />
(con túnica escarlatay maza, cadena de oro de corregidory gran pañuelo de seda<br />
blanco) Que el discurso del edil Sir Leo Bloom se imprima a expensas de los<br />
contribuyentes. Que la casa donde nació se ornamente con una placa<br />
conmemorativa y que la avenida conocida hasta ahora como Cow Parlour en una<br />
bocacalle de Cork Street se designe de ahora en adelante Boulevard Bloom.
555<br />
Se aprueba por unanimidad.<br />
CONCEJAL LORCAN SHERLOCK<br />
BLOOM<br />
(acaloradamente) A estos buques fantasmas o buques patrañas reclinados en sus<br />
toldillas tapizadas, jugando a los dados ¿qué les puede preocupar? Las máquinas es<br />
su grito, su quimera, su panacea. Aparatos que ahorran mano de obra, su-<br />
plantadores, cancones, monstruos manufacturados para matarse unos a otros,<br />
repulsivos trasgos producidos por una horda de lujurias capitalistas mediante<br />
nuestra prostituida mano de obra. El pobre se muere de hambre mientras ellos<br />
abaten sus ciervos reales de montaña o cazan páparos y páfiras con su pompa lusca<br />
de despilfarro y poder. Pero su reinado reminó parra siempre ramás y más ...<br />
(Aplauso prolongado. Se levantan mástiles venecianos, mayos y arcos festivos. Una<br />
orijlama portando las inscripciones Cead Mile Failte y Mah Ttob Melek Israel<br />
cruza la calle. Todas las ventanas están abarrotadas de espectadores, principal-<br />
mente señoras. A lo largo de la ruta los regimientos de los Fusileros del Real de<br />
Dublín, los Escoceses Fronterizos del Rey, los Cameron de las tierras altas de<br />
Escociay los Fusileros de Gales, en posición de firme, contienen algentío. Chicos<br />
de Instituto, encaramados afarolas, postes de telégrafo, alféizares, cornisas, cana-<br />
lones, chimeneas, vallas, caños, silban y vitorean. La columna de nube aparece.<br />
Una banda de pífanos y tambores se oye en la distancia tocando el Kol Nidre. Los<br />
batidores se acercan con águilas imperiales en alto, portando banderas y ondeando<br />
palmas orientales. El crisoelefantino estandarte papal seyergue en lo alto, rodeado<br />
por pendones de la enseña municipal. Elfrente de la procesión aparece encabezado<br />
por John Howard Parnell, oficial del ayuntamiento, con tabardo escaqueado, el<br />
faraute Athloney el Rey de Armas del Ulster. Van seguidos del Honorabilísimo<br />
Joseph Hutchinson, alcalde de Dublín, su señoría el alcalde de Cork, los señores
556<br />
alcaldes de Limerick, Galway, Sligo y Waterford, veintiocho pares representantes<br />
irlandeses, sirdars, grandesy maharajás, llevando el dosel del trono, la Brigada de<br />
Bomberos Metropolitana de Dublín, el cabildo de los santos de las finanzas en<br />
orden plutocrático de precedencia, el obispo de Down y Connor Su Eminencia<br />
Michael cardenal Logue, arzobispo de Armagh, primado de toda Irlanda, Su<br />
Excelencia, el reverendísimo Dr. William Alexander, arzobispo de Armagh,<br />
primado de toda Irlanda, el rabino mayor, el presidente de la asamblea<br />
presbiteriana, los mandatarios de las iglesias baptista, anabaptista, metodistay<br />
moravay el secretario honorario de la sociedad de cuáqueros. Tras ellos marchan<br />
las corporaciones y gremios y miqueletes con sus colores al viento: toneleros,<br />
pajareros, moleros, agentes de publicidad de periódicos, escribientes de abogado<br />
masajistas, vinateros, gavilleros, deshollinadores, refinadores de manteca,<br />
tejedores de tabí y popelín, herradores, almacenistas italianos, decoradores de<br />
iglesias, fabricantes de calzadores, directores de funerarias, sedero, lapidarios,<br />
jefes de ventas, cortadores de corchos, asesores de pérdidas por incendio,<br />
tintoreros y limpiadores, embotelladores para exportación, peleteros, escritores de<br />
textos de etiquetas, grabadores de sellos heráldicos, mozos del depósito de caballo,<br />
agentes de metales preciosos, abastecedores para criquet y arquería, fabricantes de<br />
cedazos, comisionistas de huevosypatatas, calceterosyguanteros, contratistas<br />
defontanería. Tras ellos marchan los caballeros de cámara, de la Vara Negra, el<br />
Oficial Mayor de la Jarretera, del Bastón de Oro, el Oficial Mayor de las<br />
Caballerizas Reales, el Gran Chambelán, el Presidente Supremo de la Corte, el jefe<br />
Supremo de las Fuerzas Armadas llevando la espada de estado, la corona de hierro<br />
de san Esteban, el cálizy la biblia. Cuatro trompeteros de a pie dan un toque de<br />
atención. Responden los alabarderos del rey, tocando clarines de bienvenida. Bajo<br />
un arco de triunfo aparece Bloom, descubierto, con capa de terciopelo carmesí<br />
ribeteada de armiño, portando el báculo de San Eduardo, el orbe y el cetro con la<br />
paloma, la curtana. Está sentado sobre un caballo blanco como la leche de larga<br />
cola carmesí suelta, ricamente enjaezado, con jáquima dorada. Emoción<br />
desbordante. Las señoras desde sus balcones tiran pétalos de rosas. El aire está
557<br />
perfumado de esencias. Los hombres vitorean. Los sirvientes de Bloom corren por<br />
entre los curiosos con ramas de majueloy acebos de chochín.)<br />
El chochín, el chochín,<br />
de todas las aves rey,<br />
por San Esteban,<br />
en el tojo se enganchó.<br />
LOS SIRVIENTES DE BLOOM<br />
UN HERRERO<br />
(murmura) ¡Por el amor de Dios! ¿Ése es Bloom? Si apenas parece tener treintaiún<br />
años.<br />
UN PAVIMENTADOR Y ENLOSADOR<br />
Ése es el famoso Bloom, el mayor reformista del mundo. ¡Descúbranse!<br />
(Todos se descubren. Las mujeres susurran ansiosamente)<br />
UNA MILLONARIA<br />
(ricamente) ¿No es sencillamente maravilloso?<br />
UNA NOBLE<br />
(noblemente) ¡Todo lo que habrá visto ese hombre!<br />
UNA FEMINISTA
558<br />
(masculinamente) ¡Y hecho!<br />
UN CAMPANERO<br />
¡Una cara clásica! Tiene la frente de pensador.<br />
(Tiempo destemplado de Bloom. Un estallido de sol aparece por el noroeste.)<br />
EL OBISPO DE DOWN Y CONNOR<br />
Aquí les presento a su verdadero emperador-presidente y reypresidente, el<br />
serenísimo y potentísimo y omnipotente soberano de este reino. ¡Dios salve a<br />
Leopold Primero!<br />
¡Dios salve a Leopold Primero!<br />
TODOS<br />
BLOOM<br />
(con dalmática y capa purpúrea, al obispo de Dowm y Connor, con dignidad)<br />
Gracias, señor un poco eminente.<br />
WILLIAM, ARZOBISPO DE ARMAGH<br />
(con estolón purpúreo y sombrero de teja) ¿Haréis con vuestro poder que la ley y la<br />
misericordia se observen en todas vuestras resoluciones en Irlanda y territorios a<br />
ella pertenecientes?<br />
BLOOM
559<br />
(colocando la mano derecha sobre los testículos, jura) Así me trate Dios. Todo eso<br />
prometo hacer.<br />
MICHAEL, ARZOBISPO DE ARMAGH<br />
(le vierte una aceitera de brillantina en la cabeza a Bloom) Gaudium magnum<br />
annuntio vobis. Habemus carneficem. ¡Leopold, Patrick, Andrew, David, George,<br />
sed ungido!<br />
(Bloom toma una capa de paño de oro y se pone un anillo de rubí. Asciende y se<br />
queda de pie sobre la piedra del destino. Los pares representantes se ponen al<br />
mismo tiempo sus veintiocho coronas. Campanas de gozo resuenan en la iglesia de<br />
Christ Church, de Saint Pabick, de Georgey en la alborozada Malahide. Fuegos<br />
artificiales de la feria del Mirus ascienden por todas partes con simbólicos dibujos<br />
falopirotécnicos. Los pares rinden homenaje, uno a uno, aproximándosey haciendo<br />
genufexiones.)<br />
LOS PARES<br />
Me declaro a vuestro servicio y veneración por todos los días de mi vida terrenal.<br />
(Bloom levanta la mano derecha en la que centellea el diamante Koh-i-Noor. Su<br />
palafrén relincha. Silencio inmediato. Se conectan transmisores de radio<br />
intercontinentales e interplanetarios para la recepción del mensaje.)<br />
BLOOM<br />
¡Súbditos míos! Por la presente nombramos a nuestro fiel corcel Cópula Félix Gran<br />
Visir hereditario y anunciamos que hemos repudiado en este día a nuestra anterior<br />
esposa y hemos otorgado nuestra real mano a la princesa Selene, esplendor de la<br />
noche.
560<br />
(La anterior esposa morganática de Bloom es retirada precipitadamente en el<br />
coche celular. La princesa Selene, con vestido azul de luna, una media luna de<br />
plata en la cabeza, desciende de una silla de manos, que portan dos gigantes. Una<br />
salva de vítores.)<br />
JOHN HOWARD PARNELL<br />
(alza el estandarte real) ¡Ilustre Bloom! ¡Sucesor de mi famoso hermano!<br />
BLOOM<br />
(abraza a john Howard Parnell) Os damos gracias de corazón, John, por esta regia<br />
bienvenida a la verde Erín, la tierra prometida de nuestros antepasados comunes.<br />
(El fuero de la ciudad le es presentado en forma de pliego. Las llaves de Dublín,<br />
cruzadas sobre un cojín carmesí, le son entregadas. Muestra a todos que lleva<br />
puestos calcetines verdes)<br />
Lo merece, honorable señor.<br />
TOM KERNAN<br />
BLOOM<br />
En este día hace veinte años vencimos al enemigo atávico en Ladysmith. Nuestros<br />
obuses y metralletas ligeras giratorias hicieron fuego en sus líneas con efecto<br />
contundente. ¡Adelante media legua! ¡Cargan! ¡Ya todo está perdido! ¿Nos reti-<br />
ramos? ¡No! ¡Arremetemos con toda la fuerza! ¡Ved! ¡Cargamos! Desplegándose<br />
hacia la izquierda nuestra caballería ligera barrió por los altos de Plevna y,<br />
profiriendo su grito de guerra Bonafide Sabaoth, pasó a cuchillo a los artilleros sa-<br />
rracenos hasta el último hombre.
561<br />
¡Muy bien! ¡Muy bien!<br />
EL GREMIO DE LOS CAJISTAS DEL FREEMAN<br />
JOHN NYSE NOLAN<br />
Ahí está el hombre que ayudó a fugarse a james Stephens.<br />
¡Bravo!<br />
UN ESCOLAR DEL COLEGIO BLUECOAT DE HIJOS DE PAPÁ<br />
UN ANTIGUO VECINO<br />
Sois un honor para vuestro país, señor, eso es lo que sois.<br />
Es un hombre de los que Irlanda necesita.<br />
MUJER DE LAS MANZANAS<br />
BLOOM<br />
Súbditos queridos, una nueva era está a punto de despuntar. Yo, Bloom, os digo en<br />
verdad que está incluso muy próxima. Sí, palabra de Bloom, muy pronto habréis de<br />
entrar en la ciudad dorada del mañana, en la nueva Bloomusalén en la Nueva<br />
Hibemia del futuro.<br />
(Treintaidós trabajadores, con escarapelas, desde todos los condados de Irlanda,<br />
bajo laguía de Derwan el constructor, levantan la nueva BloomusaUn. Es un<br />
edificio colosal con tejado de cristal construido en forma de un enorme riñón de
562<br />
cerdo, que alberga cuarenta mil habitaciones. En el transcurso de la obra diversos<br />
edificios y monumentos son demolidos. Oficinas del gobierno se transfieren<br />
temporalmente a barracas del ferrocarril. Numerosas casas son arrasadas. Los<br />
habitantes son alojados en barriles y cajas, todas marcadas en rojo con las letras:<br />
L. B. Diversos desharrapados caen de una escalera. Una parte de las murallas de<br />
Dublín, abarrotadas de leales mirones, se desploma.)<br />
LOS MIRONES<br />
(muriéndose) Morituri te salutant. (mueren)<br />
(Un hombre con una gabardina marrón surge de pronto por una trampilla. Señala<br />
con el dedo extendido a Bloom)<br />
EL HOMBRE DE LA GABARDINA<br />
No crean ni una palabra de lo que dice. Ese hombre es Leopold Gandina, conocido<br />
incendiario. Su verdadero nombre es Higgins.<br />
BLOOM<br />
¡Dispárenle! ¡Perro cristiano! ¡Y aquí se acabó Gandina!<br />
(Un disparo de cañón. El hombre de la gabardina desaparece. Bloom con su cetro<br />
aplasta amapolas. Se informa de las muertes instantáneas de muchos enemigos<br />
poderosos, ganaderos, miembros del parlamento, miembros de comisiones<br />
permanentes. La guardia de corps de Bloom distribuye almosnas de Jueves Santo,<br />
medallas conmemorativas, panesy peces, distintivos de la campaña de abstinencia<br />
de alcohol, costosos puros Henry Clay, huesos blancos para sopa gratis,<br />
preservativos de goma en sobres sellados atados con hilo de oro, helados de<br />
caramelo, crocante de piña, billets doux en forma de sombreros de tres picos, trajes
563<br />
de confección, escudillas de carne rebozada, botellas de Zotal, vales de compra,<br />
indulgencias de 40 días, monedas espurias, salchichas de cerdo cebados en granja,<br />
pases para el teatro, abonos de temporada válidos para todas las líneas de tranvía,<br />
cupones de la lotería patrocinada por la Corona húngara, vales para comidas de a<br />
penique, reimpresiones baratas de los Doce peores libros del mundo: Froggy y<br />
Fritz (diplomático), El cuidado de su bebé (infantino), 50 Menús por 7 chelines con<br />
6 (culinico), ¿Fue jesús un mito solar? (histórico), Deshágase del dolor (médico),<br />
Compendio del universo para niños (cósmico), Riámonos un poco (hiUrico),<br />
Vademécum del agente de publicidad (periodístico), Cartas de amor de la madre<br />
inferiora (erótico), Quién es quién en el espacio (ástrico), Canciones que nos<br />
llegaron al corazón (melódico), Cómo hacerse rico penique a penique<br />
(parsímárrico). Avalancha general y empellones. Las mujeres empujan hacia<br />
delante para tocarle el borde de la túnica a Bloom. Lady Gwendolen Dubedat<br />
irrumpe por entre la muchedumbre, sube de un salto a su caballo y le besa en<br />
ambas m jillas entre grandes vítores. Se hace una fotografía con fogonazo de<br />
magnesio. Niñitos y lactantes son levantados en alto.)<br />
¡Padrecito! ¡Padrecito!<br />
LAS MUJERES<br />
LOS NIÑITOS Y LACTANTES<br />
Palmitas palmitas que viene Poldito<br />
Y trae pastelitos a Leo solito.<br />
(Bloom, inclinándose, le hace así con el dedo delicadamente a Bebé Boardman en<br />
el estómago.)<br />
EL BEBÉ BOARDMAN
564<br />
(hipa, con leche cuajada corriéndole por la boca) Ajoyaya.<br />
BLOOM<br />
(estrechándole la mano a un mozalbete ciego) ¡Mi más que Hermano mío!<br />
(echando los brazos a los hombros de una pareja anciana) ¡Amigos míos queridos!<br />
0úega a las cuatro esquinas con niñosy niñas harapientos) ¡Cucu! ¡Tras! (pasea a<br />
unos mellizos en un cochecito) A tapar la calle que no pase nadie (hace juegos<br />
malabares, se saca pañuelos de seda color rojo, naranja, amarillo, verde, azul,<br />
índigo y violeta de la boca) Roygbiv. 32 pies por segundo. (consuela a una viuda)<br />
La ausencia hace al corazón más joven. (baila elgalop escocés con grotescas<br />
cabriolas) ¡Moved las piernas, malditos! (le besa las úlceras a un veterano<br />
paralizado) ¡Honorables heridas! (pone la zancadilla a unpolicíagordo)Q.T.C.:<br />
colgado. Q.T.C.: colgado. (susurra al oído de una camarera vergonzosay ríe<br />
amablemente) ¡Ah, picaruela, picaruela! (se come un nabo crudo que le ofrece<br />
Maurice Butterly, agricultor) ¡Bueno! ¡Espléndido! (se niega a aceptar tres che-<br />
lines que le ofrece joseph Hynes, periodista) ¡Querido amigo, de ninguna manera!<br />
(da su americana a un mendigo) Por favor acéptela. (participa en una carrera sobre<br />
el estómago con ancianas y ancianos tullidos) ¡Vamos, chicos! ¡Meneadlo, chicas!<br />
EL PAISANO<br />
(embargado por la emoción, se limpia una lágrima con la bufanda esmeralda) ¡Que<br />
el buen Dios le bendiga!<br />
(Los cuernos de carnero tocan a silencio. El estandarte de Sión es izado)<br />
BLOOM<br />
(se quita el manto imponentemente, revelando obesidad, desenrolla un papel y lee<br />
solemnemente) Aleph Beth Ghimel Daleth Hagadah Tephilini Kosher Yom Kippur
565<br />
Hanukah Roschaschana Beni Brith Bar Mitzvah Mazzoth Askenazim Meshuggah<br />
Talith.<br />
(Una traducción oficiales leída por fzmmy Henry, ayudante del secretario del<br />
ayuntamiento.)<br />
JIMMY HENRY<br />
Se procede a la apertura de la Comisión de Investigación. Su Majestad Católica-<br />
procederá a administrar justicia al aire libre. Asesoramiento médico y jurídico<br />
gratis, solución para parejas y problemas diversos. Están todos cordialmente invi-<br />
tados. Dado en esta nuestra leal ciudad de Dublín en el año primero de la Era<br />
Paradisíaca.<br />
PADDY LEONARD<br />
¿Qué debo hacer con mis tasas e impuestos?<br />
Pagarlos, amigo mío.<br />
Gracias.<br />
BLOOM<br />
PADDY LEONARD<br />
NAPIAS FLYNN<br />
¿Puedo hacer una hipoteca a mi seguro de incendio?<br />
BLOOM
566<br />
(inflexible) Señores, consideren que por la ley de agravios tienen la obligación de<br />
pagar por compromiso adquirido durante seis meses la suma de cinco libras.<br />
¿Un Daniel dije? ¡No! ¡Un Peter O'Bnen!<br />
¿De dónde saco las cinco libras?<br />
¿Para problemas de vejiga?<br />
Acid. nit. hydrochlor. díl., 20 gotas<br />
Tinct nux/v.mix. vom., 5 gotas<br />
Extr. taraxel. liq./v.líg., 30 gotas.<br />
Aq. dis. ter in die.<br />
J. J. O'MOLLOY<br />
NAPIAS FLYNN<br />
BURKE EL PICHA<br />
BLOOM<br />
CHRIS CALLINAN<br />
¿Cuál es la paralaje de la eclíptica subsolar de Aldebarán?<br />
BLOOM<br />
Me agrada tener noticias suyas, Chns. K 11.<br />
JOE HYNES
567<br />
¿Por qué no está usted de uniforme?<br />
BLOOM<br />
Cuando mi progenitor de santa memoria llevaba el uniforme del déspota austriaco<br />
en una prisión húmeda y malsana ¿dónde estaba el suyo?<br />
¿Trinitarias?<br />
BEN DOLLARD<br />
BLOOM<br />
Adornan (hermosean) los jardines de los barrios.<br />
¿Cuando llegan mellizos?<br />
El padre (pater, papá) comienza a pensar.<br />
BEN DOLLARD<br />
BLOOM<br />
LARRY O'ROURKE<br />
Una licencia de ocho días para mi local nuevo. Me recuerda, Sir Leo, de cuando<br />
vivía usted en el número siete. Le voy a mandar una docena de botellas de cerveza<br />
negra para la señora.<br />
BLOOM
568<br />
(fríamente) Me temo que no le conozco. Lady Bloom no acepta regalos.<br />
Esto sí que es un auténtico festejo.<br />
CROFTON<br />
BLOOM<br />
(solemnemente) Usted lo llama festejo. Yo lo llamo sacramento.<br />
ALEXANDER YAVES<br />
¿Cuándo tendremos nosotros nuestra propia casa de Llaves?<br />
BLOOM<br />
Yo defiendo la reforma de la moralidad municipal y los diez mandamientos de<br />
siempre. Nuevos mundos en vez de los viejos. La unión de todos, judíos,<br />
musulmanes y gentiles. Tres acres y una vaca para todos los hijos de Dios. Coches<br />
fúnebres sedán motorizados. Trabajo manual obligatorio para todos. Todos los<br />
parques abiertos al público día y noche. Lavaplatos eléctricos. La tuberculosis, la<br />
demencia, la guerra y la mendicidad deben ser erradicadas desde ahora. Amnistía<br />
general, camaval semanal con licencia para enmascararse, pluses para todos, el<br />
esperanto como lengua universal para la hermandad universal. No más patriotismo<br />
de sanguijuelas de café ni de impostores hidrópicos. Dinero libre, alquiler libre,<br />
amor libre y una iglesia laica libre en un estado laico libre.<br />
El zorro libre en un gallinero libre.<br />
O'MADDEN BURKE
569<br />
(bostezando) ¡Eeeeeeeeeaaaaaaahh!<br />
Razas mixtas y matrimonios mixtos.<br />
¿Por qué no baños mixtos?<br />
DAVY BYRNE<br />
BLOOM<br />
LENEHAN<br />
(Bloom explica a los que están más cerca sus ideas sobre la regeneración social<br />
Todos están de acuerdo con é1 El conservador del museo de Kildare Street<br />
aparece, arrastrando una batea sobre la que van las estatuas bamboleantes de<br />
diversas diosas desnudas, Venus Cal pigia, Venus Pandemos, Venus Metempsicosis,<br />
y figuras deyeso, también desnudas, que representan a las nueve musas nuevas, el<br />
Comercio, la Música Operática, el Amor, la Publicidad la Manufactura, la Libertad<br />
de Expresión, el Voto Múltiple, la Gastronomía, la Higiene Privada, los Conciertos<br />
Espectáculo en la Playa, la Obstetricia Sin dolory la Astronomía para el Pueblo.)<br />
EL PADRE FARLEY<br />
Es episcopaliano, agnóstico, cualquiercosiano que busca derrocar nuestra santa fe.<br />
MRS. RIORDAN<br />
(rompe su testamento) ¡Me ha defraudado usted! ¡Mal hombre!<br />
LA VIEJA GROGAN
570<br />
(se quita la bota para tirársela a Bloom) ¡So bestia! ¡So abominable!<br />
NAPIAS FLYNN<br />
Cántenos una tonadilla, Bloom. Una de esas viejas y dulces canciones.<br />
(con humor bullanguero)<br />
Juré que jamás la dejaría,<br />
resultó ser una cruel arpía.<br />
Con mi agururú agururu agururú agururu.<br />
BLOOM<br />
HOLOHAN BOTO<br />
¡El bueno de Bloom! No hay nadie como él después de todo.<br />
¡Irlandés de pacotilla!<br />
PADDY LEONARD<br />
BLOOM<br />
¿Qué ópera florida es como un árbol de Gibraltar? La rosa de castilia.<br />
(Risa.)<br />
¡Plagiario! ¡Abajo Bloom!<br />
LENEHAN
571<br />
LA SIBILA CON VELO<br />
(entusiásticamente) Yo soy bloomista y a mucha honra. Creo en él a pesar de todo.<br />
Daría la vida por él, el hombre más gracioso de la tierra.<br />
BLOOM<br />
(guiña dolo a los presentes) Me apuesto a que es una chica muy maja.<br />
THEODORE PUREFOY<br />
(con gorra de pescay chaqueta de hule) Usa un dispositivo mecánico para frustrar<br />
los sagrados designios de la naturaleza.<br />
(se apuñala) ¡Mi dios héroe! (muere)<br />
LA SIBILA CON VELO<br />
(Muchas atractivísimasy entusiastas mujeres también se suicidan apuñalándose,<br />
ahogándose, bebiendo ácido prúsico, atónito, arsénico, abriéndose las venas,<br />
rehusando comer, arrojándose bajo una apisonadora, desde lo alto de la Columna<br />
de Nelson, a la gran cuba de la cervecera Gumness, asfixiándose metiendo la<br />
cabeza en hornos de gas, colgándose de ligas a la última, dando un salto desde las<br />
ventanas de diferentes pisos)<br />
ALEXANDER J. DOWIE<br />
(violentamente) Hermanos cristianos y antibloomistas, el o hombre llamado Bloom,<br />
vergüenza de los cristianos, procede del mismísimo infiemo. Libertino diabólico<br />
desde sus primeros días este cabrón apestoso de Mendes dio señales precoces de<br />
perversión infantil, que nos hace pensar en las ciudades del llano, con una vieja<br />
antepasada disoluta. Este vil hipócrita, quemado por la infamia, es el toro blanco
572<br />
que se menciona en el Apocalipsis. Rinde culto a la Mujer Escarlata, la intriga está<br />
en el aliento mismo de sus narices. La leña de la hoguera y la caldera de aceite<br />
hirviendo están destinados a él. ¡Calibán!<br />
LA MUCHEDUMBRE<br />
¡Linchadle! ¡Quemadle! Es tan malvado como Parnell. ¡Mr. Fox!<br />
(La tía Grogan le tira la bota a Bloom. Diversos tenderos de Uppery de Lower<br />
Dorset Street le tiran obétos de poco o ningún valor comercia¿ huesos de jamón,<br />
latas de leche condensada, coles que no se venden, pan duro, rabos de cordero,<br />
sobras de tocino)<br />
BLOOM<br />
(con entusiasmo) Esto es una locura de verano, una broma espantosa de nuevo.<br />
¡Santo cielo, soy más inocente que la nieve no tocada por el sol! Fue mi hermano<br />
Henry. Es mi doble. Vive en el número 2 de Dolphin's Bam. La calumnia, la víbora,<br />
me ha acusado injustamente. Compatriotas, sgeul i mbarr bata coisde gan capall.<br />
Recurro a mi viejo amigo, el Dr. Malachi Mulligan, sexólogo, para que abogue<br />
médicamente por mí.<br />
DR. MULLIGAN<br />
(con cazadora de motorista, gafas de motorista verdes en la frente) El Dr. Bloom es<br />
bisexualmente anormal. Ha escapado recientemente de la clínica privada para<br />
caballeros dementes del Dr. Eustace. Hijo ilegítimo, presenta un cuadro de epilepsia<br />
hereditaria, consecuencia de la lujuria desenfrenada. Se han descubierto rastros de<br />
elefantiasis entre sus antepasados. Hay síntomas muy marcados de exhibicionismo<br />
cronico. También hay ambidextrismo latente. Está prematuramente calvo por<br />
masturbarse, perversamente idealista en consecuencia, un depravado reformado, y
573<br />
tiene la dentadura de metal. Como consecuencia de un complejo de familia ha<br />
perdido temporalemente la memoria y creo que ha sido más ofendido que ofensor.<br />
He realizado una exploración pervaginal y, tras pacticarle la prueba del ácido a<br />
5.427 pelos anales, axilares, pectorales y púbicos, le declaro virgo intacta.<br />
(Bloom se cubre con su sombrero de gran calidad los órganos genitales<br />
DR. MADDEN<br />
También se observa una pronunciada hipospadia. En interés de futuras generaciones<br />
sugiero que las partes afectadas se conserven en alcohol de vino en el museo<br />
nacional teratológico.<br />
DR. CROTI'HERS<br />
He examinado la orina del paciente. Es albuminoide. La salivación es insuficiente,<br />
el reflejo rotular es intermitente.<br />
El fetor judaicos es muy perceptible.<br />
DR. PONCHE COSTELLO<br />
DR DIXON<br />
(lee un certificado médico de buena salud) El Profesor Bloom es un ejemplar<br />
perfecto del nuevo hombre femenino. Su naturaleza moral es sencilla y encantadora.<br />
A muchos les ha parecido un hombre entrañable, una persona entrañable. Es un<br />
tanto extraño en general, retraído aunque no débil mental en el sentido médico. Ha<br />
escrito una carta verdaderamente bella, pura poesía, a la comisión para la<br />
propagación de la fe de la Sociedad Protectora de Sacerdotes Reformados que lo<br />
esclarece todo. Es prácticamente abstemio total y puedo afirmar que duerme sobre
574<br />
un jergón de paja y se alimenta del modo más espartano, guisantes secos fríos.<br />
Lleva un cilicio de pura manufactura irlandesa en invierno y en verano y se flagela<br />
todos los sábados. Fue, tengo entendido, en un tiempo un malhechor de primera<br />
categoría en el reformatorio de Glencree. Otro informe determina que fue hijo muy<br />
póstumo. Apelo a la clemencia en nombre de la palabra más sagrada que nuestros<br />
órganos vocales jamás hayan sido llamados a pronunciar. Está a punto de tener un<br />
bebé.<br />
(Conmoción y compasión general. Se desmayan mujeres. Un americano rico hace<br />
una colecta callejera a favor de Bloom. Monedas de plata y oro, talones en blanco,<br />
billetes, joyas, bonos del tesoro, letras de cambio que vencen, pagarés, anillos de<br />
boda, cadenas de reloj, relicarios, collares y pulseras se recogen rápidamente.)<br />
Ay, tengo tantas ganas de ser madre.<br />
BLOOM<br />
MRS. THORNTON<br />
(con bata de ayudante de enfermera) Abráceme fuerte, querida. Pronto habrá<br />
terminado todo. Fuerte, querida.<br />
(Bloom la abrazafuertementey trae al mundo ocho niños varones blancosy<br />
amarillos. Aparecen en una escalera con alfombra roja adornada con plantas<br />
costosas. Todos los octillizos son guapos, con caras metálicas de gran valor, bien<br />
constituidos, vestidos respetablemente y se comportan bien, hablan con fluidez<br />
cinco lenguas modernas y están interesados en varias artes y ciencias. Cada uno<br />
lleva su nombre impreso con letras legibles en la pechera de la camisa: Nasodoro,<br />
Goldfnger, Crisóstomo, Maindorée, Sonnsargéntea, Silberselber Vifargent,<br />
Panargyros. Son inmediatamente asignados apuestos de alta responsabilidad<br />
pública en diferentes países como directores generales de bancos, jefes de
575<br />
circulación de los ferrocarriles, presidentes de sociedades anónimas,<br />
vicepresidentes de cadenas de hoteles.)<br />
UNA VOZ<br />
Bloom ¿eres el Mesías ben Josef o ben David?<br />
(oscuramente) Tú lo has dicho.<br />
BLOOM<br />
HERMANO BLABLA<br />
Entonces haz un milagro como el Padre Carlos.<br />
Profetice quién va a ganar el San Leger.<br />
LYONS GALLITO<br />
(Bloom camina sobre una red, se cubre el ojo izquierdo con la oreja izquierda,<br />
pasa a través de diversas paredes, trepa por la Columna de Nelson, se cuelga del<br />
reborde superiorpeligrosamente, se come doce docenas de ostras (conchas<br />
incluidas), cura a diversos enfermos de escrófula, contrae la cara con elfn de<br />
parecerse a muchos personajes históricos, a Lord Beaconsfield, Lord Byron, Wat<br />
Tyler, Moisés de Egipto, Moisés Maimónides, Moisés Mendelssohn, Heniy Irving<br />
Rip van Winkle, Kossuth, jean Jacques Rousseau, al barón Leopold Rothschild, a<br />
Robinsón Crusoe, Sherlock Holmes, a Pasteur, vuelve los pies simultáneamente en<br />
direcciones diferentes, manda a la marea que baje, eclipsa el sol extendiendo el<br />
meñique.)<br />
BRINI, EL NUNCIO PAPAL
576<br />
(con el uniforme papal de zuavo, corazas de acero de peto, brazales, quyotes,<br />
espinilleras, grandes mostachos profanosy mitra de papel de estraza) Leopoldi<br />
autem generado. Moisés engendró a Noé y Noé engendró a Eunuco y Eunuco<br />
engendró a O'Halloran y O'Halloran engendró a Guggenheim y Guggenheim engen-<br />
dró a Agendath y Agendath engendró a Netaim y Netaim engendró a Le Hirsch y Le<br />
Hirsch engendró a Jesurum y Jesumm engendró a MacKay y MacKay engendró a<br />
Ostrolopsky y Ostrolopsky engendró a Smerdoz y Smerdoz engendró a Weiss y<br />
Weiss engendró a Schwarz y Schwarz engendró a Adrianopoli y Adrianopoli<br />
engendró a Aranjuez y Aranjuez engendró a Lewy Lawson y Lewy Lawson<br />
engendró a Ichabudonosor e Ichabudonosor engendró a O'Donnell Magnus y<br />
O'Donnell Magnus engendró a Christbaum y Christbaum engendró a ben Maimurn<br />
y ben Maimum engendró a Polvoriento Rhodes y Polvoriento Rhodes engendró a<br />
Benamor y Benamor engendró a Jones-Smith y Jones-Smith engendró a<br />
Savorgnanovich y Savorgnanovich engendró a Piedrajaspe y Piedrajaspe engendró a<br />
Vingtetunieme y Vingtetunieme engendró a Szombathely y Szombathely engendró<br />
a Virag Y Virag engendró a Bloom et vocabitur nomen eius Emmanuel.<br />
UNA MANOMUERTA<br />
(escribe en la pared) Bloom es un papamoscas.<br />
LADILLAS<br />
(con avíos de bandolero) ¿Qué hizo usted en el paso de ganado detrás del camino<br />
Kilbarrack?<br />
UNA NENA<br />
(agita un sonajero) ¿Y bajo el puente de Ballybough?
577<br />
¿Y en la cañada del diablo?<br />
UN ARBUSTO DE ACEBO<br />
BLOOM<br />
(se sonroja violentamente por entero desde la frente hasta las nalgas, cayéndole<br />
tres lágrimas del ojo izquierdo) No saquen a relucir mi pasado.<br />
LOS APARCEROS IRLANDESES DESAHUCIADOS<br />
(con chaquetones, calzones a la rodilla y cachiporras de la feria de Donnybrook)<br />
Sjambókenle!<br />
(Bloom con orejas de burro se sienta en la picota con los brazos cruzados, los pies<br />
hacia fuera. Silba Don Giovanni, a cenar teco. Huérfanos de Artane, cogiéndose de<br />
las manos, corretean a su alrededor. Chicas de la Misión Puertas de la Cárcel<br />
cogiéndose de las manos, corretean a su alrededor en sentido contrario)<br />
¡So puerco, so guarro, so viejo verde!<br />
¡Te crees que las damas te quieren!<br />
Po-demos, si quieres<br />
lla-mar a tu novio.<br />
Co-mo digas que no,<br />
No-ña que eres.<br />
LOS HUÉRFANOS DE ARTANE<br />
LAS CHICAS DE LAS PUERTAS DE LA CÁRCEL
578<br />
MATAMOROS<br />
(con efod y gorra de caza, anuncia) Y llevará los pecados del pueblo a Ázazel, el<br />
espíritu que habita en el desierto, y a Lilith, la tarasca de la noche. Y lo lapidarán y<br />
lo enlodarán, sí, todos los de Agendath Netaim y de Mizra¡m, la tierra de Cam.<br />
(Toda la gente arroja piedras blandas de pantomima a Bloom. Muchos viajeros<br />
bonafidey perros sin amo se acercan a el y lo enlodan. Mastíansky y Citron se<br />
aproximan con tabardos, largos tirabuzones sobre las orejas. Mueven las barbas<br />
hacia Bloom.)<br />
MASTIANSKY Y CITRON<br />
¡Belial! ¡Laemlein de Istria, el falso Mesías! ¡Abulafia! ¡Retráctate!<br />
(George R. Mesias, el sastre de Bloom, aparece, con una plancha de sastre bajo el<br />
brazo, presentando una factura.)<br />
MESIAS<br />
Por arreglo de un par de pantalones once chelines.<br />
BLOOM<br />
(sefrota las manos animosamente) Así era en los viejos tiempos. ¡Pobre Bloom!<br />
(Reubenj Dodd, Iscariote barbinegro, mal pastor, llevando sobre los hombros el<br />
cuerpo ahogado de su hijo, se acerca a la picota)<br />
REUBEN J.
579<br />
(susurra con voz ronca) Se sabe todo. Un soplón ha ido a por la bofia. Pesquemos la<br />
primera manuela que pase.<br />
¡Pflaap!<br />
LA BRIGADA DE BOMBEROS<br />
EL HERMANO BLABLÁ<br />
(Inviste a Bloom con hábito amarillo bordado de llamaradas pintadas y sombrero<br />
alto terminado en pico. Le coloca una bolsa de pólvora alrededor del cuello y le<br />
entrega a las autoridades civiles, diciendo) Perdonadle sus ofensas.<br />
(El teniente Myers de la Brigada de Bomberos de Dublín a petición general le<br />
prende fuego a Bloom. Lamentaciones.)<br />
¡Gracias al cielo!<br />
EL PAISANO<br />
BLOOM<br />
(con una prenda sin costuras marcada LH. S. permanece erguido en medio de<br />
llamas de fénix) No llorad por mí, Oh hijas de Erín. (presenta a los periodistas<br />
dublineses rastros de quemaduras)<br />
(Las has de Erin, con prendas negras, grandes libros de oracionesy largas velas<br />
encendidas en las manos, se arrodillany rezan.)<br />
LAS HIJAS DE ERIN
580<br />
Riñón de Bloom, ruega por nosotros<br />
Flor del baño, ruega por nosotros<br />
Mentor de mentón, ruega por nosotros<br />
Agente de publicidad para el Freeman, ruega por nosotros<br />
Masón caritativo, ruega por nosotros<br />
Jabón errante, ruega por nosotros<br />
Delicias del pecado, ruega por nosotros<br />
Música sin palabras, ruega por nosotros<br />
Reprobador del paisano, ruega por nosotros<br />
Amigo de las puntillas, ruega por nosotros<br />
Matrona misencordísima, ruega por nosotros<br />
Patata preservadora de plaga y pestilencia, ruega por nosotros.<br />
(Un orfeón de seiscientas voces, dirigido por Vincent O’Brien, canta el coro del<br />
Mesías de Haendel Aleluya porque reina el Señor Dios Omnipotente, acompañado<br />
por Joseph Glynn al órgano. Bloom enmudece, apergaminado, se carboniza.)<br />
ZOE<br />
Sigue hablando hasta que te pongas morado.<br />
BLOOM<br />
(con güito y pipa de arcilla metida en el cinto, botos polvoriento , un hatillo de<br />
emigrante hecho con un pañuelo rojo en la mano, llevando un cochino negro<br />
arraclín de una cordeta, una sonrisa en sus ojos) Dejadme marchar ya, mujer de la<br />
casa, pues por todas las cabras de Connemara que me va a caer una tunda de María<br />
Santísima. (con lágrimas en los ojos) Todo es locura. El patriotismo, el pesar por<br />
los muertos, la música, el futuro de la raza. Ser o no ser. El sueño de la vida se ha<br />
terminado. Acábalo pacíficamente. Ellos pueden seguir viviendo. (mira a lo lejos<br />
dolido) Estoy arruinado. Unas cuantas pastillas de acónito. Las cortinillas corridas.
581<br />
Una carta. Luego te tiendes a descansar. (respira suavemente) Ya basta. He vivido.<br />
Adiós. Hasta siempre.<br />
ZOE<br />
(duramente, el dedo en elfiletido del cuello) ¿De veras? Hasta que le vuelva la gana.<br />
(con sarcasmo) Digamos que te levantaste con el pie izquierdo o que te fuiste<br />
demasiado pronto con tu chica favorita. ¡Ay, puedo leerte el pensamiento!<br />
BLOOM<br />
(amargamente) El hombre y la mujer, el amor ¿qué es lo que es? Un corcho y una<br />
botella. Estoy harto de todo esto. No preocuparse de nada.<br />
ZOE<br />
(con repentino enfado) Odio a los sinvergüenzas falsos. Dale ya una oportunidad a<br />
una jodida puta.<br />
BLOOM<br />
(arrepentido) Soy muy desagradable. Eres un mal necesario. ¿De dónde eres? ¿De<br />
Londres?<br />
ZOE<br />
(con mucha labia) Soy de Hog's Norton donde los cochinos tocan la flauta. Nací en<br />
Yorkshire. (le sujeta la mano que le busca el pezón) Oye, Preste Juan. Deja eso y<br />
empieza algo peor. ¿Tienes dinerito para un polvete rápido? ¿Diez chelines?<br />
BLOOM
582<br />
(sonríe, asiente lentamente) Más, hurí, más.<br />
ZOE<br />
¿Y la madre que te parió más? (le tienta sin ceremonias con zarpas de terciopelo)<br />
¿Te vienes al salón de música a ver nuestra pianola nueva? Ven y me despeloto del<br />
todo.<br />
BLOOM<br />
(sintiéndose el occipucio dubitativamente con el embarullamiento sin paralelo de<br />
un buhonero preocupado mientras ponderaba la simetría de sus peras peladas)<br />
Alguien se pondría terriblemente celosa si se enterara. El monstruo de ojos verdes.<br />
(formalmente) Sabes lo dificil que es. No tengo ni que decírtelo.<br />
ZOE<br />
(halagada) Ojos que no ven corazón que no siente. (le palpa) Ven.<br />
BLOOM<br />
¡Bruja hilarante! La mano que mece la cuna.<br />
¡Rorro!<br />
ZOE<br />
BLOOM
583<br />
(con pañal y babi, cabezón, con una mata de pelo oscuro, fija los grandes ojos en<br />
su vaporosa combinación y cuenta sus hebillas de bronce con un dedo regordete, la<br />
húmeda lengua colgando y balbuceando) Uno dos tles: tles tíos tluno.<br />
Me quiere. No me quiere. Me quiere.<br />
LAS HEBILLAS<br />
ZOE<br />
El que calla otorga. (Con pequeñas garras separadas le aprisiona la mano, el dedo<br />
índice dándole en la palma el santo y seña del misterioso monitor, atrayéndole a su<br />
perdición) Manos calientes corazón filo.<br />
(Él vacila en medio de perfumes, música, tentaciones. Ella k conduce hacia los<br />
escalones, atrayéndole con el olor de sus sobacos, el vicio de sus ojos pintados, el<br />
frufrú de su combinación en cuyos sinuosos pliegues acecha la fetidez leonina de<br />
todos los machos bestiales que la han poseído.)<br />
LOS BESTIAS<br />
(exhalando azufre de la bramay cagájonesy rampando en sus boyeras, bramando<br />
levemente, las cabezas drogadas moviéndose adelantey atrás) ¡Bien!<br />
(Zoe y Bloom alcanzan el portal donde dos hermanas putas están sentadas. Lo<br />
examinan con curiosidad por debajo de sus cejas lapizadas y sonríen a su ligera<br />
reverencia. Él tropieza torpemente)<br />
ZOE<br />
(su mano afortunada salvándolo de inmediato) ¡Upa! No te caigas escaleras arriba.
584<br />
BLOOM<br />
El hombre justo cae siete veces. (se echa a un lado del umbral) Después de usted es<br />
de buena educación.<br />
ZOE<br />
Las señoras primero, los caballeros después.<br />
(Ella cruza el umbral. Él vacila. Ella se vuelve y, tendiendo las manos, tira de el<br />
hacia dentro. Él salta. De la percha astada del vestíbulo cuelgan un sombrero de<br />
hombrey un impermeable. Bloom se descubre pero, al verlos, frunce el ceño, luego<br />
sonríe, preocupado. Una puerta en el descansillo de esquina se abre de golpe. Un<br />
hombre con camisa púrpuray pantalones grises, calcetines marrones, pasa con<br />
andares de simio, la cabeza calva y barba de chivo levantadas, abrazando una<br />
jarra de agua llena, las dos tiras de los tirantes negros colgándole por los talones.<br />
Apartando la cara apresuradamente Bloom se inclina para examinar sobre la mesa<br />
del vestíbulo los ojos de perro de aguas de un zorro en marcha: luego, con la<br />
cabeza levantada husmeando, sigue a Zoe al salón de música. Una pantalla de<br />
papel de seda malva ensombrece la luz de la lucerna. Vueltas y vueltas da una ma-<br />
riposa nocturna, chocando, escapando. El suelo está cubierto de un linóleo en<br />
mosaico de romboides jadey azury cinabrio. Hay huellas de pies en todos los<br />
sentidos, tacón con tacón, tacón con puente, punta con punta, pies juntos, una<br />
danza moruna de pies que se arrastran sin visiones corpóreas, todos en trifuka<br />
zurriburri. Las paredes están empapeladas con papel de frondas de tejo y claros<br />
abiertos. Sobre el emparrillado de la chimenea se expone una pantalla de plumas<br />
de pavo real. Lynch agazapado con las piernas cruzadas en la afombrilla de pelo<br />
enmarañado, la gorra con la visera hacia atrás. Con un puntero marca el ritmo<br />
lentamente. Kitty Ricketts, una pálida puta huesuda con traje marino, guantes de<br />
ceivatilla enrollados hacia delante mostrando una muñequera de coya¿ un bolso
585<br />
con cadenilla en la mano, está encaramada en el borde de la mesa columpiando la<br />
pierna y mirándose en el espejo dorado en la repisa de la chimenea. Un herrete de<br />
la cinta del corsé le asoma por debajo de la chaqueta. Lynch apunta burlonamente<br />
a la parda del piano.)<br />
KITTY<br />
(tose tapándose con la mano) Ésa es algo imbécil. (señala con el índice<br />
bamboleante) Tatetate. (Lynch le levanta la falda y la enagua blanca con el<br />
puntero. Ella se las recompone apresuradamente) Un respeto. (hipa, luego se dobla<br />
rápidamente el sombrero de marinero bajo el cual fulgura el pelo, rojo de alheña)<br />
¡Oh, perdón!<br />
ZOE<br />
Más luz de calcio, Charley. (va a la lucerna y abre el gas del todo).<br />
KITTY<br />
(observa el chorro degas) ¿Qué le pasa esta noche?<br />
LYNCH<br />
(hondamente) Entran un espectro y unos trasgos.<br />
Palmada en la espalda a Zoe.<br />
ZOE<br />
(El puntero en la mano de Lynch centellea: un atizador de latón. Stephen de pie<br />
junto a la pianola sobre la que están tirados su sombrero y la vara de fresno. Con
586<br />
dos dedos repite una vez más la serie de quintas disminuidas. Flony Talbot, una<br />
puta rubia endebluchay de carnesfojas con una bata andrajosa defresa<br />
enmohecida, que está recostada en la esquina del sofá con brazos y piernas<br />
extendidos, el antebrazo fláccido colgante por encima del travesero, escucha. Un<br />
orzuelo grande le cae de su párpado soñoliento.)<br />
KITTY<br />
(hipa de nuevo con patada de pie caballuno) ¡Oh, perdón!<br />
ZOE<br />
(inmediatamente) Tu chico está pensando en ti. Hazte un nudo en la camisa.<br />
(Kitty Ricketts inclina la cabeza. La boa se le desenrosca, se desliza, resbala por el<br />
hombro, por la espalda, el brazo, por la silla hasta el suelo. Lynch levanta la<br />
enroscada oruga con el puntero. Ella serpea su cuello, haciéndose un ovillo.<br />
Stephen mira a su espalda a la figura agazapada con la gorra de visera hacia<br />
atrás)<br />
STEPHEN<br />
El caso es que no tiene importancia alguna si Benedetto Marcello la encontró o la<br />
hizo. El rito es el descanso del poeta. Pudiera ser un antiguo himno a Deméter o<br />
también ilustrar Coela enarrantgloriam Domini. Es susceptible de nodos o modos<br />
tan dispares unos de otros como el hiperfrigio y el mixolidio y de textos tan<br />
divergentes como sacerdotes jugando al corro alrededor del altar de David es decir<br />
de Circe o qué digo de Ceres y la información de David clanta y sin rodeos a su<br />
primer bajonista acerca de la bondad de su omnipotencia. Mais nom de nom, ésa es<br />
otra historia. Jetez la gourrne. Faut que jeunesse se passe. (separa, señala la gorra<br />
de Lynch, sonríe, ríe) ¿En qué lado tienes el bollo del conocimiento?
587<br />
LA CORRA<br />
(con melancolía saturnina) iBa! Lo es porque lo es. Razonamiento de mujer.<br />
Judiognego es gnegojudío. Los extremos se encuentran. La muerte es la forma más<br />
plena de vida. ¡Ba!<br />
STEPHEN<br />
Recuerdas con gran precisión todos mis errores, alardes, desaciertos. ¿Cuánto<br />
tiempo continuaré cerrando los ojos a la deslealtad? ¡Mollejón!<br />
¡Ba!<br />
LA GORRA<br />
STEPHEN<br />
Aquí va otra. (pone mala cara) La razón es porque el tono primero de cualquier<br />
armónico y el dominante están separados por el mayor intervalo posible el cual ....<br />
¿El cual? Termina. No puedes.<br />
LA GORRA<br />
STEPHEN<br />
(con esfuerzo) Intervalo el cual. Es la mayor elipsis posible. De acuerdo con.<br />
Retomo último. La octava. Que.<br />
LA GORRA
588<br />
¿Qué?<br />
(Afuera elgramófono empieza a berrear La ciudad santa.)<br />
STEPHEN<br />
(ásperamente) Lo que fue hasta los extremos del mundo para no atravesarse a sí<br />
mismo, Dios, el sol, Shakespeare, un viajante de comercio, habiéndose a sí mismo<br />
atravesado en realidad se convierte en sí mismo. Espera un momento. Espera un<br />
segundo. Maldito sea el centro del mundo de ese tío. Ese mismo en que ello mismo<br />
estaba ineluctablemente precondicionado a convertirse. Ecco!<br />
LYNCH<br />
(con un relinchido burlón sonríe burlonamente a Bloom y a Zoe Higgins) Qué<br />
discurso más culto ¿eh?<br />
ZOE<br />
(animadamente) Que Dios te conserve la cabeza, ése sabe más de lo que tú has<br />
olvidado.<br />
(Con estupidez obesa Flony Talbot contempla a Stephen)<br />
Dicen que el último día llega este verano.<br />
FLORRY<br />
KITTY
589<br />
¡No!<br />
(estalla en risa) ¡Santo Dios injusto!<br />
ZOE<br />
FLORRY<br />
(ofendida) Pues venía en los periódicos sobre el Anticristo. Ay, me pica el pie.<br />
(Harapientos gaceteros descalzos, dando tirones de una cometa queda coletazos,<br />
pasan perneando sordamente, voceando)<br />
LOS GACETEROS<br />
Edición de última hora. Resultados de las carreras de caballitos de balancín.<br />
Serpiente de mar en el canal real. Llega ileso el Anticristo.<br />
(Stephen se vuelvey ve a Bloom)<br />
Un tiempo, y tiempos y medio tiempo.<br />
STEPHEN<br />
(Reuben J Anticristo, judío errante, una mano zar, posa abierta sobre el lomo,<br />
avanza agarrotado. Rodeándole las fiadas le cae en bandolera una burjaca de<br />
peregrino de la que sobresalen pagarés y facturas no pagadas. En alto sobre el<br />
hombro lleva un bichero largo de cuyo gancho cuelga la masa empapada y apilada<br />
de su único h~o, salvado de las aguas del Liffey, por la culera de los calzones. Un<br />
trasgo, viva estampa de Ponche Costello, diastrófzco, jorobado, hidrocefálico,
590<br />
prognato defrente huidizay nariz a lo Ally Sloper, da vueltas de campana por la<br />
oscuridad que se amontona.)<br />
¿Qué?<br />
TODOS<br />
EL TRASGO<br />
(la mandíbula castañeteándole, cabriola adelantey atrás, mirando con ojos<br />
saltones, dando chillidos, brinca como canguro con brazos extendidos zarposos,<br />
luego de repente mete la cara sin labios por la entrepierna) IZ vient! Cest moi! L<br />
homme qui rít! L homme primigéne! (gira dando vueltas y vueltas con berridos de<br />
derviche) Sieurs et dames, faites vos jeux! (Se agazapa haciendo malabarismos.<br />
Planetas ruletas minúsculos vuelan de sus manos.) Les jeux sont faits! (los planetas<br />
se lanzan todos juntos, soltando restallidos crebitantes) Ríen va plus! (Los planetas,<br />
globos boyantes, se elevan y alejan hinchados navegando. El salta al vacío)<br />
FLORRY<br />
(hundiéndose en torpor, santiguándose secretamente) ¡El fin del mundo!<br />
(Tibio efluvio de mujer se escapa de ella. Una oscuración nebulosa ocupa el<br />
espacio. Afuera por entre la niebla a la deriva el gramófono berrea por encima de<br />
toses y arrastre de pies)<br />
¡Jerusalén!<br />
Abre tus puertas y canta<br />
Hosanna ....<br />
EL GRAMÓFONO
591<br />
(Un cohete se dispara hacia el cielo y estalla. Una estrella blanca cae de eZ<br />
proclamando la consumación de todas las cosas y la segunda venida de Elías. A lo<br />
largo de una infinita cuerda Aja invisible tendida desde el cenit al nadir el Fin del<br />
Mundo, un pulpo bicéfalo con kilt de escocés, gorro de piely faldas de tartán, gira<br />
por entre las tinieblas, como tabardillo, con forma de las Tres Piernas de Man)<br />
EL FIN DEL MUNDO<br />
(con acento escocés) ¿Quién bailará al son de la saloma, saloma, saloma?<br />
(Por encima de la corriente en tropel y de toses ahogadas, la voz de Elías, áspera<br />
como la de una carraca, vibra disonante en las alturas. Transpirando en una<br />
sobrepelliz amplia de linón con mangas de campana es visto, con cara de sacristán,<br />
encima de una tribuna tapizada con la enseña de las viejas glorias. Aporrea el<br />
parapeto)<br />
ELÍAS<br />
Nada de gañidos, si les parece, en este chozo. Jake Crane, Creole Sue, Dove<br />
Campbell, Abe Kirschner, tosed con la boca cerrada. Venga, yo controlo este bloque<br />
de líneas. Chicos, ahora es el momento. Es la hora fetén las 12:25. Decidle a<br />
vuestras madres que estaréis allí. Haced vuestro pedido en seguida y podréis sacar<br />
un as. Apuntaos aquí mismo. Reservad hasta el empalme con la eternidad, trayecto<br />
sin paradas. Sólo una palabra más. ¿Sois dioses o unos patanes de mierda? Si llegara<br />
el segundo adviento a Coney Island ¿estaríamos preparados? Florry Cristo, Stephen<br />
Cristo, Zoe Cristo, Bloom Cristo, Kitty Cristo, Lynch Cristo, de vosotros depende<br />
notar esa fuerza cósmica. ¿Estamos acoquinados con lo del cosmos? No. Poneos del<br />
lado de los ángeles. Sed un prisma. Tenéis ese algo tan especial dentro, el yo<br />
superior. Podéis codearos con un Jesús, un Gautama, un Ingersoll. ¿Estáis todos en<br />
la onda? Yo digo que sí. Una vez que lo cojáis, mis amados fieles, una carrera por el
592<br />
espacio hasta el cielo es cosa de coser y cantar. ¿Me seguís? Es un reconstituyente<br />
para la vida, os lo aseguro. Lo mejor del mundo. Es un pastel de nata y merengue.<br />
Es lo más morrocotudo que ha salido. Es estupendo, supermagnífico. Restaura.<br />
Vibra. Lo sé muy bien, yo que soy un buen vibrador. Fuera bromas y, yendo al<br />
grano, A. J. Cristo Dowie y la filosofia armonial ¿lo habéis captado? O.K. El<br />
setentaisiete de West Sixtyninth Street. ¿Me habéis captado? Eso es. Llamadme por<br />
soléfono a cualquier hora. Partida de ajumados, ahorraos los sellos. (grita) Y ahora<br />
nuestra canción de gloria. Unios todos con fuerza en el canto. Encore! (canta) Jeru<br />
....<br />
EL GRAMÓFONO<br />
(ahogándole la voz) Jorobalentrelaspurtaaass ... (el disco raspa chirriantemente<br />
contra la aguja)<br />
(tapándose los oídos, grajean) ¡Ajjkkk!<br />
LAS TRES PUTAS<br />
ELÍAS<br />
(en mangas de camisa remangadas, negro como un tizón, grita con todas sus fuerza<br />
, los brazos en alto) Gran Hermano el de ahí arriba, señor Presidente, ya has oído lo<br />
que acabo de decirte ahora mismito. Desde luego que creo de verdad en ti, señor<br />
Presidente. Desde luego que estoy pensando ahora que Miss Higgins y Miss<br />
Ricketts tienen metida la religión muy adentro. Desde luego que me parece que yo<br />
nunca de ninguna manera he visto a una mujer más asustá como la he visto a usted,<br />
Miss Florry, ahora mismito. Señor Presidente, ven p'acá y échame una mano para<br />
salvar a nuestras hermanas queridas. (le guiña el ojo al público) Este señor<br />
Presidente que tenemos se entera de to y no dice ni pio.
593<br />
KI'ITY-KATE<br />
Se me fue la cabeza. En un momento de debilidad me equivoqué e hice lo que hice<br />
en Constitution Hill. Me confirmó el obispo y me apunté al escapulario marrón. La<br />
hermana de mi madre se casó con un Montmorency. Fue un fontanero el que fue mi<br />
ruina cuando yo era pura.<br />
Yo le dejé que me zurrara sólo por gusto.<br />
ZOE-FANNY<br />
FLORRY-TERESA<br />
Fue a consecuencia de una copa de vino de oporto después de un Hennessy tres<br />
estrellas. Pequé con Whelan cuando se me coló en la cama.<br />
STEPHEN<br />
En el principio era el verbo, al final un mundo por los siglos de los siglos. Benditas<br />
sean las ocho bienaventuranzas.<br />
(Las bienaventuranzas, Dixon, Madddn, Crotthers, Costelo, Lenehan, Bannon,<br />
Mulligany Lynch con batas blancas de estudiantes de cirugía, de cuatro en fondo,<br />
al paso de la oca, pasan con paso pesado marchando con prisa ruidosa.)<br />
LAS BIENAVENTURANZAS<br />
(incoherentemente) Bock vaca buquebul bibulas bancum beodum cabronum obispo.<br />
LYSTER
594<br />
(en calzones grises de cuáquero a la rodilla y sombrero de ancha ala, dice<br />
discretamente) Es nuestro amigo. No necesito dar nombres. Busca tú la luz.<br />
(Él coreapasa. Best entra con atuendo de peluquero, relucientemente lavado y<br />
planchado, los mechones ensortijados con bigudíes. Conduce a John Eglinton que<br />
viste quimono de mandarín amarillo de Nankin, con letras lacertiformes, y un<br />
sombrero de copa en pagoda.)<br />
BEST<br />
(sonriente, levanta el sombrero y muestra una molondra afeitada en cuya coronilla<br />
se eriza una trenza postiza atada con una moña naranja) Estaba tan sólo<br />
embelleciéndole, saben. Una cosa bella, saben, asegura Yeats, o quiero decir,<br />
asegura Keats.<br />
JOHN EGLINTON<br />
(saca una linterna oscurecida verdicaperuzada y la enfoca hacia un rincón: con<br />
acento criticón) La estética y la cosmética son para el tocador. Yo voy en pos de la<br />
verdad. La verdad simple para un hombre simple. Tanderagee quiere los hechos y se<br />
propone conseguirlos.<br />
(En el cono del rector detrás del recipiente de carbón, vate, ojisacro, la figura<br />
barbada de Mananaun MacLir cavila, la barbilla en las rodillas. Se levanta<br />
lentamente. Un frío viento marino sopla de su boca druídica. En torno a su cabeza<br />
se retuercen anguilasy angulas. Está encostrado de hierbasy conchas. La mano<br />
derecha sujeta una bomba de bicicleta. La mano izquierda agarra un enorme<br />
ástaco por las dos pinzas.)<br />
NIANANAUN MACLIR
595<br />
(con voz de olas) ¡Aum! ¡Jek! ¡Ual! ¡Ak! ¡Lub! ¡Mor! ¡Ma! Blanco yogui de los<br />
dioses. Oculto Poimandres de Hermes Trismegisto. (con voz de viento marino<br />
silbante) ¡Punarjanam Patsypunjaub! No me tomarán el pelo. Lo ha dicho uno: ojo<br />
con la izquierda, el culto de Shakti. (con un grito de aves de tormenta) iShakti Siva,<br />
Padre en oscuridad escondido! (golpea con la bomba de bicicleta el ástaco de la<br />
mano izquierda. En su esfera cooperativa fulguran los doce signos del zodíaco.<br />
Aúlla con la vehemencia del océano) ¡Aum! ¡Baum! ¡Pyjaum! ¡Soy la luz de la<br />
hacienda! Soy la mantequilla de la cremería de ensueñería.<br />
(Una mano de judas esquelética estrangula la luz. La luz verde se vuelve malva. El<br />
chorro de gas aúlla silbando)<br />
¡Puah! ¡Pfuiiiiiii!<br />
EL CHORRO DE GAS<br />
(Zoe corre a la lucernay, doblando la pierna, ajusta el manguito)<br />
ZOE<br />
¿Quién tiene un pitillo para una servidora?<br />
(tirando un cigarrillo en la mesa) Toma.<br />
LYNCH<br />
ZOE<br />
(la cabeza a un lado con falso orgullo) ¿Así es como se le da el chupito a una<br />
señora? (Seyergue para encender el cigarrillo con la llama, dándole vueltas<br />
lentamente, mostrando los mechones marrones de los sobacos. Lynch con el
596<br />
atizador le levanta con frescura un lado de la combinación. Desnuda de las ligas<br />
para arriba su carne parece bajo el zafiro de un verde de náyade. Da chupadas<br />
calmosamente al cigarrillo) ¿Puedes ver el lunar que tengo en el trasero?<br />
No estoy mirando.<br />
LYNCH<br />
ZOE<br />
(pone una mirada tierna) ¿No? No harías semejante cosa. ¿Te gustaría chupar un<br />
limón?<br />
(Bizcando defalca vergüenza echa de soslayo una mirada con intención a Bloom,<br />
luego se retuerce hacia él desenganchándose la combinación del atizador. Fluido<br />
azul le fluye de nuevo por la carne. Bloom de pie, sonríe con deseo, rascándose la<br />
barriga. Kitty Ricketts se lame el dedo del corazón con salivay, mirándose al espe-<br />
jo, se alisa las cejas. Lipoti Virag, escriba real sale disparado por el tubo de la<br />
chimeneay se contonea dos pasos a la izquierda sobre torpes zancos rosas. Va<br />
embutido en diversos abrigos y lleva puesta una gabardina marrón bajo la que<br />
sostiene un rollo de pergamino. En el ojo izquierdo le resplandece el monóculo de<br />
Cashel Boyle O'ConnorFitzmaunce Tüdall Farref En la cabeza estáposado un<br />
Pshent egipcio. Dos cálamos sobresalen por encima de las orejas.)<br />
VIRAG<br />
(los talones juntos, hace una reverencia) Me llamo Virag Lipoti, de Szombathely.<br />
(tose pensativamente, secamente) Hay mucha desnudez promiscua por estos parajes<br />
¿verdad? No intencionadamente el panorama desde detrás reveló el hecho de que no<br />
lleva esas prendas algo íntimas de las que eres particularmente devoto. La señal de<br />
la inyección en el muslo espero que la percibieras. Bien.
597<br />
Granpapachi. Pero .....<br />
BLOOM<br />
VIRAD<br />
La número dos por el contrario, la de los coloretes cereza y la peinadora blanca,<br />
cuyo pelo debe no poco a nuestro elixir tribal de maderas resinosas, va con<br />
indumentaria de calle y bien encorsetada por la manera como se sienta, opinaría yo.<br />
Genio y figura, como quien dice. Corrígeme si no es así pero desde siempre tengo<br />
entendido que el acto así realizado por humanos frívolos con visiones momentáneas<br />
de ropa interior te llamaba la atención en virtud de su exhibicionististicicidad. En<br />
una palabra. Hipogrifo. ¿No es verdad?<br />
Está algo flaca.<br />
BLOOM<br />
VIRAD<br />
(no sin agrado) ¡Perfectamente! Bien observado y esos bolsillos de alforja de la<br />
falda y el efecto ligeramente de peonza están ideados para sugerir redondez de<br />
caderas. Una nueva adquisición en alguna liquidación final por el que algún primo<br />
ha sido engaitado. Galas de meretriz para engañar el ojo. Observa la atención a los<br />
detalles más nimios. No te pongas mañana lo que puedas llevar hoy puesto.<br />
¡Paralaje! (con una contracción nerviosa de la cabeza) ¿Has oído ese crujido seco<br />
de mi cerebro? ¡Polisilabaje!<br />
BLOOM
598<br />
(el codo descansando en la mano, un índice contra la mejilla) Ésa parece triste.<br />
VIRAG<br />
(cínicamente, enseña los dientes de comadreja amarillos, se baja el ojo izquierdo<br />
con un dedoy ladra roncamente) ¡Trampa! Cuidado con las jovencitas y con las<br />
afligidas. Lirios de la calle. Todas poseen la flor descubierta por Rualdus Columbus.<br />
Dale un revolcón. Dale un columbón. Camaleón. (más cordialmente) Bien pues,<br />
permíteme llamar tu atención hacia la prenda número tres. Lo tiene casi todo visible<br />
a simple vista. Observa la masa de sustancia vegetal oxigenada sobre el cráneo.<br />
¡Vaya, vaya, cómo se restriega! El patito feo de la fiesta, larguirucha y culigorda.<br />
BLOOM<br />
(con pesar) Cuando uno va sin escopeta la de fiebres que saltan.<br />
VIRAD<br />
Podemos ofrecerte todas las marcas, suave, media y fuerte. Paga, y elige. Qué bien<br />
lo pasarías con cualquiera ...<br />
¿Con ...?<br />
BLOOM<br />
VIRAD<br />
(encrespando la lengua hacia arriba) ¡Lyum! Mira. Es ancha de caderas. Está<br />
recubierta de una capa de grasa bastante considerable. Obviamente mamífera por el<br />
peso del pecho observa que tiene delante bien hacia delante dos protuberancias de<br />
muy respetables dimensiones, con tendencia a meterse en el plato de sopa del
599<br />
mediodía, mientras que en la parte trasera más abajo hay dos protuberancias<br />
adicionales, que sugieren un recto potente y son tumescentes al tacto, que no dejan<br />
nada que desear salvo compacidad. Tales partes carnosas son producto de una<br />
crianza esmerada. Cuando se las engorda en caponeras el hígado se les pone de<br />
tamaño elefantino. Migas de pan reciente con fenogreco y benjuí empapuzadas en<br />
pociones de té verde las dota durante su breve existencia de almohadillas naturales<br />
de grasa de ballena muy colosales. Te vale eso ¿eh? Ollas calientes de carne de<br />
Egipto que añorar. Revuélcate en eso. Licopodio. (se contrae la garganta) ¡Bofetán!<br />
Ya está ése otra vez.<br />
El orzuelo no me gusta.<br />
BLOOM<br />
VIRAG<br />
(arquea las cejas) Acércalo a un anillo de oro, dicen. Argumentum adfeminam,<br />
como decíamos en la vieja Roma y la antigua Grecia durante el consulado de<br />
Diplodoco e Ictiosauro. Para el resto el remedio soberano de Eva. No está en venta.<br />
Alquiler sólo. Hugonote. (se contrae) Tiene un sonido gracioso. (tose<br />
alentadoramente) Pero posiblemente sea sólo una verruga. ¿Supongo que te habrás<br />
acordado de lo que húbete enseñado en ese sentido? Harina de trigo con miel y nuez<br />
moscada.<br />
BLOOM<br />
(rejkxionando) Harina de trigo con licopodio y silabaje. Esta búsqueda insufrible.<br />
Ha sido un día inusualmente agotador, una serie de desgracias. Espera. Quiero decir<br />
la sangre de verruga propaga las verrugas, tú decías ...<br />
VIRAG
600<br />
(severamente, la nariz muy ganchuda, guiñando el ojo estrábico) Deja de rascarte la<br />
barriga y devánate los sesos. Ves, te has olvidado. Ejercita tu mnemotécnica. La<br />
causa è santa. Tara. Tara. (aparte) Se acordará con toda seguridad.<br />
BLOOM<br />
Sobre romero creo también que decías algo sobre la fuerza de voluntad en los<br />
tejidos parasitarios. Entonces nada no se me ocurre. El toque de la mano de un<br />
muerto cura. ¿Mnemo?<br />
VIRAG<br />
(excitadamente) Lo digo yo. Lo digo yo. Ni más ni menos. Técnica. (golpea el rollo<br />
de pergamino con energia) Este libro te dice cómo hay que actuar con todo tipo de<br />
detalles. Consulta el índice para el miedo incontrolable al acónito, para la<br />
melancolía del munático, para la pulsatila priápica. Virag va a hablar de<br />
amputaciones. Nuestro viejo amigo cáustico. Hay que matarlas de hambre. Córtense<br />
de raíz con una crin de caballo. Pero, cambiando de tercio y hablando de búlgaros a<br />
vascos ¿has decidido si te gustan o no te gustan las mujeres en traje de hombre?<br />
(con risa sardesca) Tenías la intención de dedicar un año entero al estudio del<br />
problema religioso y los meses de verano de 1886 a la cuadratura del círculo y<br />
ganar aquel millón. ¡Granadas! De lo sublime a lo ridículo no hay más que un paso.<br />
¿En pijama, digamos?
601<br />
Quería entonces haber concluido ahora. El camisón no fue nunca. De ahí esto. Pero<br />
mañana es un nuevo día será. El pasado fue es hoy. Lo que ahora es será entonces<br />
mañana pasado como el ahora fue ayer.<br />
VIRAG<br />
(le apunta en un suspiro) Los insectos de un día pasan su breve existencia en coito<br />
reiterado, reclamados por el tufillo de la inferiormente pulcritudinosa fómina que<br />
posee un extendible nervio pudendal en la región dorsal. ¡Loreto guapo! (su pico de<br />
loro amarillo charlotea nasalmente) Tenían un proverbio en los Cárpatos en el año<br />
cinco mil quinientos cincuenta o por ahí de nuestra era. Una cucharada de miel<br />
atraerá al amigo Ursus más que media docena de orzas de vinagre de malta de<br />
primera calidad. El ronroneo del oso fastidia a las abejas con engorro. Pero dejando<br />
esto aparte. En otro momento lo podemos reanudar. Nos gustó mucho, a nosotros<br />
los otros. (tose e, inclinando la frente, se flota la nariz pensativamente con mano<br />
acucharada) Descubrirás que estos insectos nocturnos siguen la luz. Una ilusión<br />
pues recuerda sus complejos ojos inadaptables. Para todos estos puntos intrincados<br />
véase el libro decimoséptimo de mis Fundamentos de sexología o la Pasión amorosa<br />
que el Doctor L. B. dice es el éxito del año. Aún hay otros, por ejemplo, cuyos<br />
movimientos son automáticos. Repara. Ese es su sol apropiado. Pajaronocturno<br />
solnocturno barrionocturno. ¡Que te zurzan, Charley! (le sopla a Bloom en el oído)<br />
¡Bla!<br />
BLOOM<br />
Abeja o moscarda también el otro día sombra batiente contra la pared aturdida luego<br />
contra mí se paseó aturdida por la camisa abajo menos mal que yo ....<br />
VIRAG
602<br />
(la cara impertérrita, ríe con sonoro timbre de mujer) ¡Espléndido! Una carraleja<br />
en la bragueta o emplasto de mostaza en el nabo. (gluglutea glotonamente con moco<br />
depavo) i Guanajo! ¡Guanajo! ¿Dónde estamos? ¡Ábrete Sésamo! ¡Sal! (desenrolla<br />
el pergamino rápidamentey lee, la nariz de luciérnaga recorriendo al revés las<br />
letras que araña) Espera, amigo mío. Te traigo tu respuesta. Ostras del banco-rojo<br />
caerán pronto sobre nosotros. Soy el mejor de los cocineros. Esos suculentos<br />
bivalvos pueden servirnos y las trufas de Péngord, tubérculos extraídos por el señor<br />
cebón omnívoro, eran inmejorables en casos de debilidad nerviosa o viraguitis.<br />
Apestan aunque pican. (menea la cabeza con cacarearte chanza) Divertido. Con mi<br />
monóculo en mi ocular. (estornuda) ¡Amén!<br />
BLOOM<br />
(ausente) Ocularmente el caso bivalvo de la mujer es peor. Siempre el sésamo<br />
abierto. El sexo hendido. Por eso temerán a las sabandijas, a las cosas que se<br />
arrastran. Sin embargo Eva y la serpiente lo contradicen. No es un hecho histórico.<br />
Una analogía obvia con mi idea. Las serpientes también se muestran glotonas de la<br />
leche de mujer. Serpentean a través de millas de bosque omnívoro para sucu-<br />
lentomamarles el pecho hasta secárselo. Como esas tetijocundas matronas romanas<br />
sobre las que uno lee en Elefantuliasis.<br />
VIRAG<br />
(con la boca proyectada en marcadas arrugas, los ojos pétreamente cerrados por el<br />
desconsuelo, salmea con monotonía estrafalaria) Que las vacas con sus esas ubres<br />
dilatadas que tienen han sido las las conocidas ....<br />
BLOOM
603<br />
Voy a chillar. Le pido perdón. ¿Ah? Así. (repite) Espontáneamente a buscar la<br />
guarida del saurio para confiarle las tetillas a su ávida succión. La hormiga ordeña<br />
al áfido. (profundamente) El instinto gobierna al mundo. En la vida. En la muerte.<br />
VIRAG<br />
(la cabeza torcida, arquea la espalday sus hombros en ala encorvados, mira<br />
fijamente a la polilla con salientes ojos cegajosos, señala con una zarpa<br />
encalleciday exclama) ¿Quién es polilla polilla? ¿Quién es el querido Gerald? El<br />
querido Ger ¿eres tú? Ay madre, si es Gerald. Ay, mucho me temo que se va a<br />
quemar gravemente. ¿Querrría porrfavor arguna perrsona no ahorra impedirr tan<br />
catastrróficos mit agitación de servilleta de prrrimerísima clase? (maúlla) MMini<br />
mini mini mini! (suspira, retrocede, y mira de reojo con aires de superioridad la<br />
mandíbula inferior caída) Bueno, bueno. Que agora reposa. (da repentinamente una<br />
tarascada al aire)<br />
Soy cosita pequeñita pequeñita<br />
vuelo siempre en primavera bonita<br />
doy vueltas y vueltas a una anillita.<br />
¡En tiempos lejanos fui reina poderosa<br />
y ahora yo hago este tipo de cosas<br />
vuelo y vuelo por las flores olorosas!<br />
¡Ostras!<br />
LA POLILLA<br />
(se precipita contra la pantalla malva, batiendo las alas ruidosamente)<br />
Lindo lindo lindo lindo lindo lindo refajiño.
604<br />
(Por la entrada izquierda superior con dos pasos deslizantes se adelanta Henry<br />
Flower hacia el centro frontal izquierdo. Viste capa oscura y «sombrero»<br />
empenachado caído. Lleva un dulcémele de marquetería con cuerdas de plata y una<br />
pipa de jacobo de cañón largo de bambú, la cazoleta de arcilla moldeada como<br />
cabeza de hembra. Viste calceta de terciopelo oscuro y escarpines con hebillas de<br />
plata. Tiene el rostro romántico del Salvador con bucles largos, barba rala y<br />
bigote. Las pencas zanquivanas y los pies de gorrión son los del tenor Mario,<br />
príncipe de Candía. Se arregla las gorgueras plisadas y se humedece los labios con<br />
una pasada de su lengua amorosa)<br />
HENRY<br />
(en voz baja suave, acariciando las cuerdas de la guitarra) Hay una flor que brota.<br />
(Virag truculento, la queda rígida, mira fijo a la lámpara. Bloom grave revisa el<br />
cuello de Zoe. Henry galán se vuelve con papada colgona hacia el piano.)<br />
STEPHEN<br />
(consigo mismo) Toca con los ojos cerrados. Imita a papa. Llenándome la panza con<br />
las sobras de los cochinos. Ya es suficiente. Me levantaré e iré a mi. Me figuro que<br />
esto es el. Steve, estás en estado penoso. Debo visitar al viejo Deasy o telegrafiar.<br />
Nuestra entrevista de esta mañana me ha causado una profunda impresión. Aunque<br />
nuestra edad. Escribiré extensamente mañana. Estoy parcialmente borracho, por<br />
cierto. (acaricia las teclas de nuevo) Un acorde menor viene ahora. Sí. No es mucho<br />
sin embargo.<br />
(Almidano Artifoni presenta un rollo-batuta de música con vigoroso juego de<br />
bigote.)<br />
ARTIFONI
605<br />
C rifletta. Lei rovina tutto.<br />
FLORRY<br />
Cántanos algo. Vieja y dulce canción de amor.<br />
STEPHEN<br />
No tengo voz. Soy un artista acabado. Lynch ¿te enseñé la carta sobre el laúd?<br />
FLORRY<br />
(con sonrisa tonta) El pájaro que sabe cantar y no quiere cantar.<br />
(Los mellizos siameses, Philip Ebrio y Philip Sobrio, dos profesores de Oxford con<br />
cortacésped aparecen en el poyete de la ventana. Ambos van enmascarados con la<br />
cara de Manhew Arnold.)<br />
PHILIP SOBRIO<br />
Acepta el consejo de un tonto. Todo no está bien. Calcúlalo con la punta de un<br />
lápiz, como buen idiota que eres. Tres libras con doce tienes, dos billetes, un<br />
soberano, dos coronas, si al menos la juventud supiera. Mooney en ville, Mooney<br />
sur mer, El Moira, casa Larchet, el hospital de Holles Street, casa Burke. ¿Eh? Te<br />
estoy observando.<br />
PHILIP EBRIO<br />
(impaciente) Ah, tonterías, hombre. ¡Vete al infierno! Nadie me ha regalado nada.<br />
Si pudiera al menos averiguar lo de las octavas. Reduplicación de la personalidad.
606<br />
¿Quién fue que me dijo su nombre? (su cortacésped empieza a ronronear) Ajá, sí.<br />
Zoe mou sas agapo. Tengo la impresión de haber estado aquí antes. Cuándo fue no<br />
Atkinson su tarjeta la tengo en algún sitio. Gandi Nosequé. Singandi lo tengo. Me<br />
contó algo de, espera, Swinbume, fue así ¿no?<br />
¿Y la canción?<br />
FLORRY<br />
STEPHEN<br />
El espíritu está pronto pero la carne es débil.<br />
FLORRY<br />
¿Has estado en Maynooth? Te pareces a alguien que conocí una vez.<br />
STEPHEN<br />
Ya he salido de eso. (consigo mismo) Listo que es uno.<br />
PHILIP EBRIO Y PHILIP SOBRIO<br />
(con el cortacésped ronroneando en rigodón de brotes de césped) Por siempre listo.<br />
Ya he salido he salido. Por cierto ¿tienes el libro, la cosa, la vara de fresno? Sí, ahí<br />
está, sí. Siemprelisto salidodealliya. Mantente en forma. Haz como nosotros.<br />
ZOE<br />
Anduvo por aquí un cura hace dos noches a desahogarse con el abrigo bien<br />
abrochado. No necesitas esconderte, cojo y le digo. Ya sé que tienes alzacuello.
607<br />
VIRAG<br />
Perfectamente lógico desde su posición. Caída del hombre. (secamente, las pupilas<br />
dilatadas) ¡Al diablo con el papa! Nada hay nuevo bajo el sol. Soy el Virag que<br />
desveló Los secretos sexuales de monjes y doncellas. Por qué dejé la iglesia de<br />
Roma. Lean El sacerdote, la mujer y el confesionario. Penrose. El demonio<br />
candinga. (se agita) Mujer, desatándose con dulce modestia el cinturón de soga de<br />
junco, ofrece su pilón todo húmedo al plátano del hombre. Corto tiempo después<br />
hombre hace un presente a mujer de trozos de carne de jungla. Mujer muestra<br />
contento y se cubre con manto de plumas. Hombre ama su pilón fieramente con<br />
gran plátano, el tieso. (exclama) Coactus volui. Luego mujer atolondrada correrá<br />
por ahí. Hombre fuerte aprisiona muñeca de mujer. Mujer grita, muerde, `scupe.<br />
Hombre, ahora fiero enfadado, le atiza a la mujer en su gordo pandero. (sepersigue<br />
la cola) ¡Pifpafl ¡Popo! (separa, estornuda) ¡Achís! (se menea la cola) ¡Pnrrrjt!<br />
LYNCH<br />
Espero que le pusieras al buen padre una penitencia. Nueve glorias por echar un<br />
palo.<br />
ZOE<br />
(exhala humo de morsa por las narices) No pudo conseguir un empalme. Sólo, ya<br />
sabes, la sensación. Como mear y no echar gota.<br />
¡Pobre hombre!<br />
BLOOM<br />
ZOE
608<br />
(a la ligera) Sólo por lo que le pasó.<br />
¿Cómo?<br />
BLOOM<br />
VIRAG<br />
(Un diabólico rictus de luminosidad negra contrayéndole el rostro, estira el cuello<br />
cano hacia adelante. Levanta unas napias de bobo contrahecho y aúlla.) Verfluchte<br />
Goim! Tuvo un padre, cuarenta padres. Nunca existió. ¡Puerco Dios! Se hacía un lío<br />
con sus propios pies. Era judas Yaquías, un eunuco libio, el bastardo del papa. (se<br />
apoya hacia delante sobre torturadas zarpas delanteras, los codos doblados<br />
rígidos, la mirada agonizante en el cuello del cráneo plano ygañepor el mudo<br />
mundo) Un hijo de puta. Apocalipsis.<br />
KITTY<br />
Y Mary Shortall que estaba en el hospital de contagiosos con la sífilis que cogió de<br />
Jimmy el Palomo el del gorro de fusileros que tuvo un niño de él que no podía<br />
tragar y se asfixió con las convulsiones en el colchón y todas aportamos para el<br />
entierro.<br />
PHILIP EBRIO<br />
(gravemente) Qui vous a mis dans cette fichue position, Philippe?<br />
PHILIP SOBRIO<br />
(alborozadamente) Cétait le sacré pigeon, Philippe.
609<br />
(Kitty se quita el sombreroy lo pone a un lado con calma, acariciándose elpelo<br />
alheña. Yuna cabeza más bonita, más primorosa de encantadores rizos jamás se<br />
había visto sobre hombros de puta. Lynch se pone su sombrero. Ella se lo arrebata)<br />
LYNCH<br />
(se ríe) Y para tales delicias Metchnikoff ha inoculado a monos antropoides.<br />
(asiente) Ataxia locomotriz.<br />
(alborozadamente) Ay, mi diccionario.<br />
Tres vírgenes prudentes.<br />
FLORRY<br />
ZOE<br />
LYNCH<br />
VIRAG<br />
(agitado por escalofríos, profusa freza amarilla espumajeándole por los huesudos<br />
labios epilépticos) Ella vendía filtros de amor, cerablanca, azahar. Pantera, el<br />
centurión romano, la polucionó con sus genitales. (saca una lengua de escorpión<br />
fosforescente rilando, la mano en la entrepierna) ¡Mesías! El le reventó el tímpano.<br />
(profiriendo gritos de babuino farfullante sacude las caderas con cínico espasmo)<br />
ijik! ¡Jek! ¡Jak! ¡Jok! ¡Juk! ¡Kok! ¡Kuk!
610<br />
(Ben jumbo Dollaro rubicundo, musculoagarrotado, narizpeludo, barbicomdo,<br />
cohor judo, pechivelludo, desmelenado, gordipezonudo, se adelanta, los lomosy<br />
losgenitales apretados dentro de un par de bombachosalares de baño negro)<br />
BEN DOLLARD<br />
(crujiendo huesos como castañuelas con sus enormes zarpas acolchadas, gargantea<br />
jubilosamente en bajete barrilete) Cuando el amor absorbe mi ardiente alma.<br />
(Las vírgenes Enfermera Callan y Enfermera Quigley irrumpen por entre los<br />
guardas del cuadrilátero y las cuerdas y le acosan con los brazos abiertos)<br />
LAS VÍRGENES<br />
(efusivamente) ¡El gran Big Ben! ¡Ben de mi corazón!<br />
Coged a ese tipo de los calzones ridículos.<br />
UNA VOZ<br />
BEN DOLLARD<br />
(segolpea el muslo con abundante risa) Cogedle, venga.<br />
HENRY<br />
(acariciando sobre su pecho una cabeza cortada de mujer, murmura) Corazón tuyo,<br />
amor mío. (puntea las cuerdas del laúd) Cuando por primera vez vi...<br />
VIRAG
611<br />
(mudando la piel su plumaje multitudinario pelechando) ¡Traidores! (bosteza<br />
mostrando unagarganta negra-carbón, y cierra las mandíbulas con un empujón<br />
para arriba del rollo de pergamino) Tras decir lo cual emprendí la partida. Adiós.<br />
Ve con Dios. Dreck!<br />
(Henry Flower se peina el bigotey la barba rápidamente con un peine de bolsillo y<br />
se da una pasada relamida al pelo. Guiado por su estoque, se escurre hasta la<br />
puerta el arpa salvaje colgándole por detrás. Virag alcanza la puerta dedos brincos<br />
de zancuda desgarbada drabo kvantado, y hábibmentepone delado en lapared un<br />
cartel de color amarilfopús, pegándolo a cabezazos.)<br />
EL CARTEL<br />
K 11. Prohibido Fijar Carteles. Reserva absoluta. Dr. Hy Franks.<br />
Ya todo está perdido.<br />
HENRY<br />
(Virag se desenrosca la cabeza en un trisy la sujeta debajo del brazo.)<br />
¡Charlatán!<br />
(Mutis por separado)<br />
LA CABEZA DE VIRAG<br />
STEPHEN
612<br />
(por encima del hombro a Zoe) Tú habrías preferido al clérigo luchador que fundó<br />
el error protestante. Pero no olvides a Antístenes, el perro sabio, y las postrimerías<br />
de Arrio el Heresiarca. La agonía en el retrete.<br />
Todo es uno y el mismo Dios para ella.<br />
LYNCH<br />
STEPHEN<br />
(devotamente) Y Señor soberano de todas las cosas.<br />
FLORRY<br />
(a Stephen) Estoy segura de que eres un cura arrepentido. O un monje.<br />
Lo es. Hijo de un cardenal.<br />
Pecado cardinal. Monjes del meteysaca.<br />
LYNCH<br />
STEPHEN<br />
(Su Eminencia Simon Stephen cardenal Dedalus, primado de toda Irlanda aparece<br />
en la entrada, vestido con sotana roja, sandalias y calcetines. Siete acólitos símicos<br />
enanos, también de rojo, pecados cardinales, le sostienen la cola, fisgoneando por<br />
debajo de ella. Lleva un estropeado sombrero de copa de lado en la cabeza. Los<br />
pulgares los lleva metidos en los sobacosy las palmas desplegadas. Alrededor del<br />
cuello le cuelga un rosario de tapones que termina sobre su pecho en una cruz
613<br />
sacacorchos. Liberando los pulgares, invoca la gracia de lo más alto congrandes<br />
aspavientosy proclama con pompa inflada:)<br />
EL CARDENAL<br />
Conservio yace cautivo<br />
yace en el calabozo más profundo<br />
con manillas y cadenas en sus extremidades<br />
que pesan más de tres toneladas.<br />
(Mira a todos por un momento, el ojo derecho bien cerrado, la mejilla izquierda<br />
hinchada. Entonces, incapaz de reprimir su alegría, se mece adelantey atrás, los<br />
brazos en jarras, y canta con animado humor bullanguero:)<br />
Ay, la pobre criatura<br />
lalalalalas patas de amarillo tenía<br />
era orondo, gordo y pesado y vivo cual bicha<br />
mas un salvaje jodido<br />
para la cocorota aderezar<br />
al pato patófilo de Nell Flaherty ha matado.<br />
(Una multitud de típulas pulula blanca por su túnica. Se rasca con los brazos<br />
cruzados en las costillas, haciendo muecas, y exclama.)<br />
Sufro la agonía de los condenados. Por la madre del cordero, doy gracias a Jesús<br />
que esos graciosillos no son unánimes. Si lo fueran me echarían de la faz del jodido<br />
globo.<br />
(Con la cabeza de lado bendice brevemente con los dedos indice y corazón, imparte<br />
el beso de la Pascua y se va doblearrastrando los pies cómicamente, haciendo<br />
oscilar el sombrero de un lado a otro, encogiéndose a toda prisa hasta el tamaño
614<br />
de los que le llevan la cola. Los acólitos enanos, con risitas fisgoneando, dríndose<br />
con el codo, mirando extasiados, besándose por la Pascua, le siguen en zigzag. Su<br />
voz se oye melosa de lejos compasivamente varonil melodiosa:)<br />
¡Llevarán mi corazón hasta ti,<br />
llevarán mi corazón hasta ti,<br />
y el aliento de la noche fragante<br />
llevará mi corazón hasta ti!<br />
(El tirador trucado de la puerta gira.)<br />
¡Tiii!<br />
El diablo está en esa puerta.<br />
EL TIRADOR DE LA PUERTA<br />
ZOE<br />
(Una figura de hombre baja las chirriantes escaleras y se le oye coger el<br />
impermeabley el sombrero de la percha. Bloom da un paso adelante<br />
involuntariamente y, medio cerrando la puerta al pasar, extrae el chocolate del<br />
bolsillo y se lo ofrece nerviosamente a Zoe.)<br />
ZOE<br />
(le huele el pelo con energía) i Ummm! Dale las gracias a tu madre por los conejos.<br />
Me encanta lo que me gusta.<br />
BLOOM
615<br />
(oyendo una voz de hombre hablar con las putas en el escalón de la puerta, aguza<br />
el oído) ¿Y si fuera él? ¿Después? ¿O porque no? ¿O como remate?<br />
ZOE<br />
(rasga el papel de plata) Los dedos se inventaron antes que los tenedores. (rompe<br />
un trozo y lo mordisquea, da otro trozo a Kity Ricketts y luego se vuelve<br />
coquetamente a Lynch) ¿Alguna objeción a las tabletas francesas? (Él asiente. Ella<br />
se mofa de el.) ¿La tomas o la dejas? (Él abre la boca, la cabeza erguida. Ellagira<br />
el premio en círculo a la izquierda. La cabeza lo sigue. Lo gira de vuelta en círculo<br />
a la derecha. Él la mira) ¡Cógelo!<br />
(Le echa un trozo. Con una diestra dentellada lo coge y lo rompe de un mordisco<br />
con un crujido)<br />
KITTY<br />
(masticando) El ingeniero con el que estuve en la feria sí que los tiene riquísimos.<br />
Rellenos de los mejores licores. Y el virrey estaba allí con su señora. Pasamos un<br />
buen rato en el tiovivo de Toft. Aún estoy mareada.<br />
BLOOM<br />
(con el abrigo de pieles de Svengali, los brazos cruzados y flequillo a lo Napoleón,<br />
frunce el ceño en exorcismo ventriloquial con mirada penetrante de águila hacia la<br />
puerta. Luego rígido con el pie izquierdo adelantado hace un pase veloz con dedos<br />
impelentesy hace la señal del maestro, bajando el brazo derecho del hombro<br />
izquierdo.) ¡Vete, vete, vete, yo te suplico, quienquiera que seas!
616<br />
(Una tos y pasos de hombre se oyen fuera en la bruma. El rostro de Bloom se<br />
relaja. Coloca una mano en el chaleco, en actitud tranquila. Zoe le ofrece<br />
chocolate)<br />
(solemnemente) Gracias.<br />
Haz lo que te ordenan. ¡Toma!<br />
BLOOM<br />
ZOE<br />
(El sólido taconeo de pasos se oye en la escalera)<br />
BLOOM<br />
(toma el chocolate) ¿Afrodisíaco? Tanaceto y poleo. Pero yo lo compré. ¿La<br />
vainilla calma o? Mnemo. La luz confusa confunde la memoria. El rojo influye en el<br />
lupus. Los colores afectan al carácter de las mujeres, si es que tienen. Este negro me<br />
pone triste. Comer y divertirse pues mañana. (come) Influye en el gusto también, el<br />
malva. Pero hace tanto tiempo desde que he. Parece nuevo. Afro. Ese cura. Debe<br />
llegar. Más vale tarde que nunca. Prueba trufas en Andrews.<br />
(La puerta se abre. Bella Cohen, una dueña de casa de putas como una mole, entra.<br />
Va vestida con una bata tres-cuartos color marfil, rematada por el dobladillo con<br />
una vainica y fleco de borlas, y se refresca agitando un abanico negro de cuerno<br />
como Minnie Hauck en Carmen. En la mano izquierda lleva un anillo de boda y un<br />
seguro. Los ojos los tiene intensamente alcoholados. Le apunta un bigote. Tiene la<br />
cara dura color aceituna, ligeramente sudada y narigona con aletas a manchas<br />
naranja. Lleva grandes pendientes con colgantes de berilo.)
617<br />
¡Palabra! Estoy sudando como un gorrino.<br />
BELLA<br />
(Echa un vistazo a su alrededor a las parejas. Luego sus ojos descansan en Bloom<br />
con fuerte insistencia. El gran abanico aventa viento a su acalorado caracuelloy<br />
redondeces. Sus ojos de halcón destellan.)<br />
EL ABANICO<br />
(agitándose rápido, luego lentamente) Casado, ya veo.<br />
Sí. En parte, he extraviado .....<br />
BLOOM<br />
EL ABANICO<br />
(medio abriéndose, luego cerrándose) Y la señora es la que lleva los pantalones.<br />
Mandan las faldas.<br />
BLOOM<br />
(baja la mirada con cara de cordero degollado) Así es.<br />
EL ABANICO<br />
(plegándose del todo, descansa contra el pendiente izquierdo) ¿Se ha olvidado de<br />
mí?<br />
BLOOM
618<br />
Nosí. Sinó.<br />
EL ABANICO<br />
(plegado en jarras contra la cintura) ¿Es conmigo con la que soñabas antes? ¿Fue<br />
entonces ella a él tú a nosotros que desde entonces conocías? ¿Soy todos ellos<br />
mismos ahora yo?<br />
(Bella se aproxima, delicadamente tabaleando el abanico)<br />
BLOOM<br />
(sobresaltándose) Ser poderoso. En mis ojos lee ese sopor que a las mujeres<br />
encanta.<br />
EL ABANICO<br />
(tabaleando) Nos hemos conocido. Eres mío. Es el destino.<br />
BLOOM<br />
(acobardado) Mujer exuberante. Enormemente anhelo tu dominación. Estoy<br />
exhausto, abandonado, ya no soy joven. Me encuentro, como quien dice, con una<br />
carta sin echar que lleva la tarifa extra reglamentaria delante del buzón de última<br />
recogida de la central de correos de la vida humana. La puerta y la ventana abiertas<br />
en ángulo recto provocan una corriente de treintaidós pies por segundo según la ley<br />
de la caída de los cuerpos. He sentido en este instante una punzada de ciática en el<br />
músculo del glúteo izquierdo. Es de familia. El pobre papá, viudo, era un verdadero<br />
barómetro en eso. Creía en el calor animal. Una piel de gato era el forro de su<br />
chaleco de invierno. Cerca del final, acordándose del rey David y la sunamita,
619<br />
compartió la cama con Athos, fiel hasta después de la muerte. La saliva de perro<br />
como tú probablemente .... (hace una mueca de dolor) ¡Ay!<br />
RICHIE GOULDING<br />
(cargado con cartera, pasa por la puerta) Mono de repetición. Mejor oferta de<br />
Dub. Digna de un príncipe. Hígado con riñones.<br />
EL ABANICO<br />
(tabaleando) Todo llega a su fin. Sé mío. Ahora.<br />
BLOOM<br />
(indeciso) ¿Todo ahora? No debí desprenderme de mi talis mán. La lluvia, exponerse<br />
al rocío en las rocas de la playa, un desliz a mi edad. Todo fenómeno tiene una<br />
causa natural.<br />
(señala hacia abajo lentamente) Puedes.<br />
EL ABANICO<br />
BLOOM<br />
(mira hacia abajo y se percata del cordón desatado de la bota) Nos observan.<br />
EL ABANICO<br />
(señala hacia abajo apresuradamente) Debes.<br />
BLOOM
620<br />
(deseoso, reacio) Sé hacer un nudo verdaderamente resistente. Lo aprendí durante<br />
mi época de aprendizaje en la línea de pedidos por correo en casa Kellett. Mano<br />
experta. Cada nudo dice mucho. Déjame a mí. Es una gentileza. Ya me he<br />
arrodillado una vez antes hoy. ¡Ay!<br />
(Bella se alza la bata ligeramente y, acomodando su postura, levanta hasta el borde<br />
de una silla una oronda pezuña con borceguíy una cuartilla bien rellena, con media<br />
de seda. Bloom, pernientumecido, envejeciendo, se inclina sobre la pezuñay con<br />
gráciles dedos sacay mete los cordones.)<br />
BLOOM<br />
(murmura amorosamente) Ser probador de zapatos en Manfield fue el sueño dorado<br />
de mi juventud, el agradable placer del dulce abotonar, el atar entrecruzados hasta la<br />
rodilla los cordones del elegante calzado de cabritilla forrado de raso, tan increíble,<br />
imposiblemente pequeño, de las señoras de Clyde Road. Incluso visitaba yo al<br />
maniquí de cera Raymonde diariamente para admirar la finísima calceta y el dedo<br />
del pie como ruibarbo, al estilo de París.<br />
LA PEZUÑA<br />
Huéleme la piel de cabra caliente. Siente mi real peso.<br />
(entrecruzando) ¿.Demasiado apretado?<br />
BLOOM<br />
LA PEZUÑA<br />
Como hagas una chapucería, manazas, ya te daré yo una patada en las pelotas.
621<br />
BLOOM<br />
No hay que pasar el cordón por el ojete equivocado como hice la noche del baile de<br />
la feria. Mala suerte. El gancho en la muletilla equivocada de su .... persona que<br />
mencionaste. Aquella noche que conoció a .... ¡Ya está!<br />
(Echa un nudo al cordón. Bella coloca el pie en el suelo. Bloom levanta la cabeza.<br />
La cara dura de ella, sus ojos be hieren en mitad de la frente. Los ojos de el se<br />
vuelven apagados, más oscurosy con bolsas, la nariz se le agranda.)<br />
BLOOM<br />
(murmulla) A la espera de vemos favorecidos con nuevos pedidos, quedamos de<br />
ustedes, señores, ....<br />
BELLO<br />
(clavando la dura mirada de basilisco, con voz de barítono) ¡Perro canalla!<br />
(infatuado) ¡Emperatriz!<br />
BLOOM<br />
BELLO<br />
(los pesados cachetones colganderos) ¡Adorador de culos adúlteros!<br />
(quejumbrosamente) ¡Inmensidad!<br />
BLOOM
622<br />
¡Devoraexcrementos!<br />
BELLO<br />
BLOOM<br />
(los tendones semíflexionados) ¡Magmagnificencia!<br />
BELLO<br />
¡Abajo! (le da en el hombro con el abanico) ¡Pies en inclinación para delante!<br />
¡Desliza el pie izquierdo un paso atrás! Te caerás. Te estás cayendo. ¡Abajo sobre<br />
las manos!<br />
BLOOM<br />
(los ojos de ella vueltos hacia arriba en señal de admiración, cerrándolos, protesta)<br />
¡Trufas!<br />
(Con una aguda voz epiléptica se hunde a cuatro patas, mascujando, jadeando,<br />
hozando a sus pies: luego se echa, haciéndose la muerta, los ojos bien cerrados, los<br />
párpados temblando, tirada en tierra cuan larga es como ante el más excelente de<br />
los amos)<br />
BELLO<br />
(con pelo a lo garçon, papada púrpura, gruesos rizos de bigote alrededor de la<br />
afeitada boca, con sobrecaLas de montañero, chaquetón verde con botones de<br />
plata, falda deportiva y sombrero alpino con pluma de grigallo, las manos metidas<br />
hasta dentro en los bolsillos de los cazones, colocad tacón sobre el cuello de ellay
623<br />
se lo tritura) ¡Escabel! Siente todo mi peso. Échate, sierva-esclava, ante el trono de<br />
los gloriosos tacones de tu déspota tan refulgentes en su orgullosa erectilidad.<br />
BLOOM<br />
(cautivado, bala) Prometo no desobedecer jamás.<br />
BELLO<br />
(ríe con fuerza) ¡Por las barbas del Profeta! No sabes lo que te espera. ¡Yo soy el<br />
tártaro que te va a colocar bien tus cosas y te va a meter en vereda! Me apuesto una<br />
ronda de cócteles Kentucky a que te pongo colorado, amiguito. Hazte el caradura, a<br />
que no te atreves. Si lo haces puedes empezar a temblar anticipando el castigo de<br />
sinvergüenza que se te va a dar en traje de gimnasia.<br />
(Bloom se arrastra debajo del sofá y se asoma por entre los flecos.)<br />
ZOE<br />
(abriéndose la combinación para taparla) No está aquí.<br />
(cerrando los ojos) No está aquí.<br />
BLOOM<br />
FLORRY<br />
(escondiéndola con la bata) No lo ha hecho con mala intención, Mr. Bello. Va a ser<br />
buena, señor.<br />
KITTY
624<br />
No sea demasiado duro con ella, Mr. Bello. Seguro que no, señormadama.<br />
BELLO<br />
(zalamero) Ven, preciosa, quiero hablar contigo, cariño, nada más que para<br />
reprenderte. Sólo unas palabritas de corazón a corazón, vidita. (Bloom saca la<br />
cabeza tímida) Así se comportan las niñitas buenas. (Bello la agarra por el pelo<br />
violentamentey la arrastra hacia fuera) Sólo quiero corregirte por tu propio bien en<br />
un sitio blando que no te haga daño. ¿Cómo está ese tierno culito? Venga, con<br />
mucho cuidado, pequeña mía. Empieza a prepararte.<br />
(desmayándose) No me rompas el ...<br />
BLOOM<br />
BELLO<br />
(salvaje) El anillo de la nariz, los alicates, la zurra, el gancho de colgar, el knut que<br />
te voy a hacer besar mientras tocan las flautas como al esclavo nubio antiguamente.<br />
¡Esta vez no te escapas! Voy a hacer que te acuerdes de mí durante el resto de tu<br />
vida. (las venas de lafrente hinchada, la cara congestionada) Me sentaré en la<br />
otomana de tu lomo por las mañanas después de desayunarme a lo grande con unas<br />
lonchas gruesas de jamón de Matterson y una botella de cerveza negra de Guinness.<br />
(eructa) Y me fumaré un buen puro de jugador de Bolsa mientras leo la Gaceta del<br />
Expendedor de Bebidas Alcohólicas. Muy posiblemente te haré sacrificar y espetar<br />
en mis establos y saborearé una lonja tuya con crujientes gorrones recién sacados<br />
del homo lardeada y homeada como un lechoncillo con arroz y salsa de limón o de<br />
grosellas. Te hará daño. (Le retuerce el brazo. Bloom guañe, retorciéndose panza<br />
arriba.)
625<br />
¡No seas cruel, aya! ¡No!<br />
(retorciendo) ¡Otro!<br />
BLOOM<br />
BELLO<br />
BLOOM<br />
(chilla) ¡Ay, esto es un infierno! ¡Hasta el último nervio del cuerpo me duele a<br />
rabiar!<br />
BELLO<br />
(grita) ¡Bien, por todos los ejércitos del mundo! Ésa es la mejor noticia que he<br />
escuchado en estas seis semanas. ¡A ver, no me hagas esperar, condenada! (la<br />
abofetea)<br />
BLOOM<br />
(lloriquea) Estás empeñado en pegarme. Se lo diré a ....<br />
BELLO<br />
Sujetadle bien, chicas, hasta que me siente encima de él.<br />
Sí. ¡Pisotéale! Yo también.<br />
ZOE
626<br />
Yo también. No seas codiciosa.<br />
No, yo. Dejádmelo a mí.<br />
FLORRY<br />
KITTY<br />
(La cocinera del burdel Mrs. Keogh, arrugada, grisbarbada, con el delantal<br />
grasiento, calcetines y botos de hombre gris y verdes, enharinada, un rodillo<br />
repegado de masa cruda en la mano y brazo rojo y desnudo, aparece en la puerta.)<br />
(feroz) ¿Puedo ayudar?<br />
(Todos sujetan y maniatan a Bloom)<br />
MRS. KEOGH<br />
BELLO<br />
(se sienta con un gruñido encima de la cara de Bloom que está boca arriba,<br />
boqueando humo del puro, acariciándose la pierna gorda) Veo que han elegido a<br />
Keating Clay vicepresidente del asilo de Richmond y por cierto las acciones<br />
preferentes de Guinness están a dieciséis y tres cuartos. Maldición qué tonto fui por<br />
no comprar ese paquete que Craig y Gardner me dijeron. Mi puta suerte, maldición.<br />
Y ese jamelgo condenado de Dios Tírado veinte a uno. (apaga el cigarro confuna<br />
en la or ja de Bloom) ¿Dónde está ese maldito cenicero de los demonios?<br />
BLOOM<br />
(aguado, asfixiado de nalgas) ¡Ay! ¡Ay! ¡Monstruos! ¡Cruel!
627<br />
BELLO<br />
Pídelo cada diez minutos. Ruega. Reza por ello como no has rezado nunca jamás<br />
antes. (saca un puño en higay un cigarro asqueroso) Toma, besa eso. Los dos.<br />
Besa. (echa unapiernaporencima y, presionando con rodillas de caballista, dice con<br />
voz dura) ¡Arre! Mi niño fue a Madrid en un caballito gris. Le montaré en las<br />
carreras del Eclipse. (se inclina a un lado y aprieta los testículos a su montura de<br />
mala manera, gritando) ¡Jo! ¡Allá vamos! Te voy a cuidar como es debido.<br />
(cabalga a carramancha , botando en la, en la montura) Al paso al paso al trote al<br />
trote al galope al galope al galope al galope.<br />
FLORRY<br />
(tira de Bello) Déjame subir a mí ahora. Tú ya has tenido de sobra. Yo lo pedí antes<br />
que tú.<br />
ZOE<br />
(tirando de Flony) A mí. A mí. ¿Aún no has terminado con él, chupona?<br />
(ahogándose) No puedo.<br />
BLOOM<br />
BELLO<br />
Pues, no. Espera. (aguanta la respiración) Maldita sea. Ten aquí. Este bitoque está<br />
a punto de estallar. (se descorcha por detrás: luego, contrayendo las facciones, se<br />
pede vigorosamente) ¡Toma eso! (se vuelve a poner el corcho) Sí, joroba, dieciséis<br />
y tres cuartos.
628<br />
BLOOM<br />
(rompiendo a sudar) Hombre no. (huele) Mujer.<br />
BELLO<br />
(se levanta) No más cambios de chaqueta. Ya tienes lo que querías. De ahora en<br />
adelante estás desarbolado y eres mío en verdad, un trapo bajo el yugo. Ahora tu<br />
traje de castigo. Te despojarás de las prendas de hombre ¿entiendes, Ruby Cohen? y<br />
te pondrás la seda tornasolada de exquisito frufrú por la cabeza y los hombros. ¡Y<br />
aprisa además!<br />
BLOOM<br />
(se encoge) ¡La seda, dijo el ama! ¡Ay, crujiente! ¡Rasposa! ¿Tengo que tocarla con<br />
las puntas de las uñas?<br />
BELLO<br />
(señala a sus putas) Como ellas están ahora así estarás tú, empelucada, chamuscada,<br />
perfumerrociada, arrozempolvada, con los sobacos suaveafeitados. Las medidas con<br />
cinta se te tomarán sobre la misma piel. Te ajustarán con fuerza cruel dentro de<br />
corsés como tornillos de banco de suave cutí de pluma con varillas de ballena hasta<br />
la pelvis ribeteada de diamantes, hasta el mismísimo borde, mientras que tu figura,<br />
más oronda que cuando andabas suelta, se verá enquistada en trajes apretados como<br />
redes, bonitas enaguas de dos onzas y flecos y cosas estampadas, desde luego, con<br />
la insignia de mi casa, creaciones de preciosa lencería para Alice y agradable<br />
perfume para Alice. Alice pasará malos tragos. Marta y María tendrán un poco de<br />
frío al principio con tan delicado cubremuslos pero la puntilla volátil del encaje en<br />
las rodillas desnudas te recordará .....
629<br />
BLOOM<br />
(adorable vedette, con mejillas repintadas, cabello mostaza y grandes manos y<br />
nariz de hombre, boca maliciosa) Me probé sus cosas tan sólo un par de veces, una<br />
diablura, en Holles Street. Cuando andábamos en apuros las lavaba yo para ahorrar<br />
la factura de la lavandería. Mis propias camisas las volvía. Era simple ahorro.<br />
BELLO<br />
(se burla) Las pequeñas tareas que complacen a mamá ¿eh? Y te lucías<br />
coquetamente en tu dominó ante el espejo tras las cortinillas bien corridas los<br />
muslos al aire y ubres de macho cabrío en varias poses de rendición ¿eh? ¡Jo! ¡Jo!<br />
¡Me tengo que reír! Aquella camisa negra descotada de segunda mano y los pololos<br />
cortos estallados por las costuras en la última violación que Mrs. Minam Dandrade<br />
te vendió la del hotel Shelboume ¿eh?<br />
Miriam. De negro. Demimondane.<br />
BLOOM<br />
BELLO<br />
(lanza una risotada) ¡Dios Todopoderoso esto sí que es grande! Eras una Minam<br />
bien parecida cuando te cortaste los pelos de atrás y te acostabas en desmayo con<br />
aquella cosa puesta tirada en la cama como Mrs. Dandrade a punto de ser forzada<br />
por el teniente Smythe-Smythe, por Mr. Philip Augustus Blockwell, Miembro del<br />
Parlamento, por signor Laci Daremo, el robusto tenor, Bert el ojizarco, el<br />
ascensorista, Henn Fleury, famoso por la Gordon Bennett, Shendan, el Creso<br />
cuarterón, los ocho remeros del viejo colegio Trinity, por Ponto, su espléndido
630<br />
Terranova y por Bobs, duquesa viuda de Manorhamilton. (lanza otra risotada) Por<br />
Cristo ¿no haría reír eso a las piedras?<br />
BLOOM<br />
(manosy facciones en acción) Fue Gerald el que me convirtió en auténtico amante<br />
de corsés cuando interpreté el papel de una mujer en el instituto en la comedia Vice<br />
Versa. Fue Gerald querido. Él tenía esa manía, fascinado por los sostenes de la<br />
hermana. Ahora queridísimo Gerald usa maquillaje graso rosado y se dora los<br />
párpados. El culto a lo bello.<br />
BELLO<br />
(con júbilo perverso) ¡A lo bello! ¡Danos un respiro! Cuando tomaste asiento con<br />
esmero femenino, levantándote los volantes ondosos, en el alisado trono desgastado.<br />
BLOOM<br />
La ciencia. Para comparar los gozos varios de que todos gozamos. (en serio) Y<br />
realmente es mejor la posición .... porque a menudo solía mojar ....<br />
BELLO<br />
(severamente) ¡Nada de insubordinación! El serrín lo tienes ahí en el rincón. Te di<br />
instrucciones estrictas ¿no es así? ¡Hazlo de pie, señor! ¡Te voy a enseñar a<br />
comportarte comoun ratero! Si te cojo el más mínimo rastro en los pañales. ¡Ajá!<br />
Por el burro de Doran que te vas a enterar de que soy un sargentón. Los pecados de<br />
tu pasado se alzan contra ti. Muchos. Cientos.<br />
LOS PECADOS DEL PASADO
631<br />
(en una mezcolanza de voces) Pasó por una especie de matrimonio clandestino con<br />
al menos una mujer a la sombra de la iglesia Negra. Mensajes indecibles telefoneó<br />
mentalmente a Miss Dunn a una dirección de D'Olier Street al tiempo que se ofrecía<br />
indecentemente al instrumento de la cabina. De palabra y obras alentó abiertamente<br />
a una furcia nocturna a depositar excrementos y otras sustancias en un cobertizo in-<br />
sanitario anexo a unos locales vacíos. En cinco servicios públicos escribió mensajes<br />
a lápiz ofreciendo su pareja nupcial a hombres bien armados. ¿Acaso no pasaba por<br />
los ofensivamente malolientes talleres de vitriolo noche tras noche junto a las<br />
parejas de enamorados para si por casualidad y qué y cuánto podía ver? ¿No yacía<br />
en la cama, el bruto jabalí, refocilándose con un fragmento nauseabundo de papel<br />
higiénico bien usado que le regalara una ramera asquerosa, animada por un pan de<br />
jengibre y un giro postal?<br />
BELLO<br />
(silba fuertemente) ¡Di! ¿Cuál fue la obscenidad más repulsiva de toda tu carrera<br />
criminal? No te guardes nada. ¡Suéltalo! Sé franco por una vez.<br />
(Mudas caras inhumanas se apelotonan hacia delante, mirando maliciosas,<br />
desvaneciéndose, farfullando. Booloohoom, Poldy Verga, Cordones de botas a<br />
penique, la tarasca de Cassidy, mozalbete ciego, Larry parné, la chica, la mujer, la<br />
puta, la otra el, callejón el.)<br />
BLOOM<br />
¡No me preguntes! Nuestra común fe. Pleasants Street. Sólo pensé la mitad del ...<br />
Lo juro por lo más sagrado ....<br />
BELLO<br />
(perentoriamente) Contesta. ¡Malvado repugnante! Insisto en saber. ¡Dime algo que<br />
me divierta, alguna guarrada o una buena historia de jodidos fantasmas o un verso,
632<br />
aprisa, aprisa, aprisa! ¿Dónde? ¿.Cómo? ¿A qué hora? ¿Con cuántos? Te doy sólo<br />
tres segundos. ¡Uno! ¡Dos! Tr ... ..<br />
BLOOM<br />
(dócil, gorjea) Yo rerrerrechato en rerrerrerrepugnante ...<br />
BELLO<br />
(autoritaria) ¡Vamos, vete de aquí, canalla apestosa! ¡Cierra la boca! Habla cuando<br />
te hablen.<br />
BLOOM<br />
(hace una reverencia) ¡Amo! ¡Ama! ¡Domador de hombres! (Levanta los brazos.<br />
Los brazaletes de ajorcas se le caen.)<br />
BELLO<br />
(satírico) Por el día pondrás a remojo y restregarás nuestra ropa interior maloliente<br />
también cuando nosotras las señoras nos sintamos indispuestas, y fregarás nuestros<br />
retretes con el vestido remangado y un paño de cocina atado a la cola. ¿Verdad que<br />
estará muy bien? (le coloca un anillo de rubí en el dedo) ¡Vamos, aquí tienes! Con<br />
este anillo me convierto en tu dueño. Di, gracias, ama.<br />
Gracias, ama.<br />
BLOOM<br />
BELLO
633<br />
Harás las camas, me prepararás la tina, vaciarás los orinales de todas las<br />
habitaciones, incluyendo el de la vieja Mrs. Keogh la cocinera, uno de color rojizo.<br />
Ah, y enjuágalos bien los siete, oye, o te los vas a relamer como si fuera champán.<br />
Calentitos. ¡Venga! Estarás a lo que te manden o te sermonearé por tus fechorías,<br />
Miss Ruby, y te daré una buena zurra en el pompi, señorita, con el cepillo del pelo.<br />
Se te enseñará lo equivocado de tus modales. Por la noche tus bien hidratadas<br />
manos empulseradas llevarán guantes de cuarentaitrés botones recién empolvados<br />
de talco y con las puntas de los dedos delicadamente perfumadas. Por tales favores<br />
caballeros de tiempos atrás dieron sus vidas. (ríe entre dientes) Mis chicos estarán<br />
tremendamente encantados de verte hecha toda una dama, el coronel, sobre todo,<br />
cuando vengan aquí la noche antes de la boda para hacerle mimitos a mi nueva<br />
atracción de tacones dorados. Primero te probaré yo mismo. Un hombre que<br />
conozco del oficio que se llama Charles Alberta Marsh (estaba con él en la cama<br />
hace un momento y con otro señor de la secretaría del Ministerio de justicia) está<br />
buscando muchacha para todo a precio de ganga. Saca el pecho. Sonríe. Deja caer<br />
los hombros. ¿Qué ofertan? (señala) Por este lote. Entrenada por el dueño para<br />
atraer y gozar, banasto en la boca. (se desnuda el brazo y lo hunde hasta el codo en<br />
la vulva de Bloom) ¡Aquí no hacéis pie! ¿Qué me decís, chicos? ¿Os la pone eso<br />
tiesa? (le mete el brazo en la cara a un postor) ¡Venga, mojad la cubierta y<br />
limpiadla bien!<br />
Un florín.<br />
(El portero de Dillon toca su campanilla)<br />
¡Talán!<br />
UN POSTOR<br />
EL PORTERO
634<br />
Un chelín y ocho peniques de más.<br />
Debe ser virgen. Buen aliento. Limpia.<br />
UNA VOZ<br />
CHARLES ALBERTA MARSH<br />
BELLO<br />
(da un repiqueteo con el martillo) Dos pavos. El precio está por los suelos y es<br />
barata por ese dinero. Catorce palmos hasta la montura. Toquen y examínenlale.<br />
Manéjenlola. Admiren esta pelusilla sobre la piel, estos músculos tiernos, esta carne<br />
mullida. ¡Si tuviera mi abridor de oro aquí! Y muy fácil de ordeñar. Tres galones<br />
frescos del día. Un reproductor de pura raza, a punto de poner huevos en una hora.<br />
El récord de leche de su progenitor fue mil galones de leche entera en cuarenta<br />
semanas. ¡So, tesoro! ¡Enderézate! ¡So! (marca su inicial Cen lagrupa de Bloom)<br />
¡Así! ¡Garantizado Cohen! ¿Quién da más de dos chelines, señores?<br />
UN HOMBRE DE OSCURO ROSTRO<br />
(con acento disimulado) Tsien librrrasterrlinas.<br />
VOCES<br />
(en voz baja) Para el Califa. Haroun Al Raschid.<br />
BELLO<br />
(alegremente) Bien. Que vengan todos. La reducida falda, atrevidamente corta, que<br />
se curva hacia arriba en la rodilla para enseñar un poco de pantaloncillo blanco, es<br />
un arma potente y medias transparentes, con ligas esmeraldas, con largas costuras
635<br />
derechas que llegan más arriba de la rodilla, atraen los mejores instintos del hombre<br />
blasé. Aprende los suaves pasitos remilgados sobre tacones Luis Quinze de cuatro<br />
pulgadas, los afectados andares de grupa provocadora, los muslos abiertos, las<br />
rodillas rozándose recatadamente. Haz que todo tu poder de fascinación caiga sobre<br />
ellos. Complace sus vicios de Gomorra.<br />
BLOOM<br />
(esconde la cara sonrojada en el sobacoy sonríe afectadamente con el índice en la<br />
boca) ¡Ay, ya sé lo que insinúas!<br />
BELLO<br />
¿Para qué otra cosa sirves, una cosa incapaz como tú? (se agachay, escudriñando,<br />
hurga groseramente con el abanico bajo los gordos pliegues de sebo de las nalgas<br />
de Bloom) ¡Arriba! ¡Arriba! ¡Gato sin cola! ¿Qué tenemos aquí? ¿Adónde se fue tu<br />
colita rizada o quién te la cortó, periquito? Canta, pajarito, canta. Está tan<br />
blandengue como la de un niño de seis años haciendo pipí detrás de un carro.<br />
Compra cubo o vende bomba. (en voz alta) ¿Puedes hacer el trabajo de un hombre?<br />
Eccles Street ....<br />
BLOOM<br />
BELLO<br />
(sarcásticamente) No heriría tus sentimientos por nada del mundo pero hay ahí un<br />
hombre musculoso en pleno dominio. ¡Se han vuelto las tornas, jovencito! Ése es<br />
algo así como un hombre de pies a cabeza y fortachón. Te iría bien, so patoso, si<br />
tuvieras ese arma toda llena de ñudos y bultos y verrugas. ¡Ha quemado su último<br />
cartucho, te lo digo yo! ¡Pie con pie, rodilla con rodilla, barriga con barriga, tetas
636<br />
con pecho! No es ningún eunuco. Mechones de pelo rojo que le asoman por detrás<br />
como pelambrera! ¡Espera nueve meses, chaval! ¡Atiza, ya patalea y gargajea en la<br />
tripa! ¿Te pone hecho una fiera eso, a que sí? ¿Te toca el punto sensible? (escupe<br />
con desprecio) ¡Escupidera!<br />
BLOOM<br />
Me han tratado guarramente, yo .... Informaré a la policía. Cien libras. Increíble. Yo<br />
....<br />
BELLO<br />
Querrías si pudieses, maleante. Un chaparrón es lo que nos hace falta no tu llovizna.<br />
BLOOM<br />
¡Para volverme loco! ¡Molí! ¡Me olvidé! ¡Perdona! Moll .... Nosotros .... Aún .....<br />
BELLO<br />
(despiadadamente) No, Leopold Bloom, todo ha cambiado por voluntad de mujer<br />
desde que dormiste a pata suelta en Vaguada Durmiente tu noche de veinte años.<br />
Vuelve y verás.<br />
(La Vaguada Durmiente llama por las tierras onduladas.)<br />
¡Rip van Winkle! ¡Rip van Winkle!<br />
LA VAGUADA DURMIENTE<br />
BLOOM
637<br />
(con mocasines pingajosos y una herrumbrosa escopeta de caza, de puntillas,<br />
palpando, la huesuda cara barbada y ojerosa fisgando a través de los cristales<br />
diamantados, grita) ¡La veo! ¡Es ella! ¡La primera noche en casa de Mat Dillon!<br />
¡Pero ese vestido, el verde! Y el pelo teñido de oro y él ....<br />
BELLO<br />
(ríe burlonamente) Si es tu hija, so miope, con un estudiante de Mullingar.<br />
(Milly Bloom, rubia, verde chaleco, gráciles sandalias, el pañuelo azul al viento-<br />
marino sencillamente arremolinándose, se suelta de los brazos de su amante y<br />
llama, sus juveniles ojos abiertos por la sorpresa.)<br />
MILLY<br />
¡Anda! ¡Es Papi! ¡Ay, Papi, qué viejo te has vuelto!<br />
BELLO<br />
¿Está cambiado, eh? Nuestra estantería, nuestro escritorio donde no escribimos<br />
nunca, el sillón de la tía Hegarty, nuestras clásicas reimpresiones de viejos<br />
maestros. El hombre y sus amigos viven allí a cuerpo de rey. ¡El descanso del cuco!<br />
¿Por qué no? ¿Cuántas mujeres tuviste, eh, siguiéndolas por calles oscuras,<br />
piesplanos, excitándolas con tus gruñidos sofocados, eh, prostituto? Damas<br />
inocentes con paquetes de comestibles. Mira a tu alrededor. Comido yo comido<br />
mentecato, Ay.<br />
Ellos .... Yo ....<br />
BLOOM
638<br />
BELLO<br />
(cortante) Sus tacones estamparán su huella en la alfombra de imitación Bruselas<br />
que compraste en la subasta de Wren. En sus gansadas con la retozona Moll para<br />
encontrar la pulga macho en sus calzones van a estropear la estatuilla que acarreaste<br />
hasta casa bajo la lluvia por amor al arte. Violarán los secretos de tu ajuar.<br />
Arrancarán páginas de tu manual de astronomía para convertirlas en alegradores. Y<br />
escupirán en tu guardafuego de latón de diez chelines del comercio Hampton<br />
Leedom.<br />
BLOOM<br />
Diez chelines con seis. Una bribonada de lo más baja. Deja que me vaya. Volveré.<br />
Demostraré que ...<br />
¡Júralo!<br />
UNA VOZ<br />
(Bloom aprieta los puñosy avanzagateando, un machete entre los dientes.)<br />
BELLO<br />
¿Como huésped de pago o mantenido? Demasiado tarde. Has hecho tu<br />
segundamejor cama y otros deben yacer en ella. Tu epitafio está escrito. Estás<br />
hundido y no lo olvides, viejo.<br />
BLOOM<br />
¡Justicia! ¡Toda Irlanda contra uno! ¿Es que nadie ...? (se muerde el pulgar)
639<br />
BELLO<br />
Pálmala y que te jodan si es que te queda algo de decencia o de delicadeza. Te<br />
puedo dar un vino añejo que te mandará saltando al infierno y de vuelta. ¡Haz tu<br />
testamento y déjame el dinero que tengas! ¡Si no tienes será mejor que lo consigas,<br />
que lo apañes, lo robes! Te enterraremos en nuestro excusado de matorrales donde<br />
estarás bien muerto y hediondo con el viejo Caca Cohen, mi sobrinastro con el que<br />
me casé, el jodido apoderado gotoso y sodomita con tortícolis en el cuello, y mis<br />
otros diez u once maridos, como sea que se llamasen aquellos maricones, asfixiados<br />
en el mismo pozo negro. (estalla en fuertes risotadas flemosas) ¡Te vamos a<br />
estercolar, Mr. Flower! (ventea agudamente con mofa) ¡Adiós, Poldy! ¡Adiós, Papi!<br />
BLOOM<br />
(se sujeta la cabeza) ¡Mi fuerza de voluntad! ¡Mi memoria! ¡He pecado! He sufri ....<br />
(llora sin lágrimas)<br />
BELLO<br />
(ríe burlonamente) ¡Llorica! ¡Lágrimas de cocodrilo!<br />
(Bloom, destrozado, tupidamente velado para el sacrificio, solloza, la cara hacia el<br />
suelo. Se oye la campana de difuntos que pasa. Las figuras de los circuncisos<br />
envueltas en oscuros chales, con sayales y cenizas, están de pie ante el muro de las<br />
lamentaciones, M. Shulomowitz, Joseph Goldwater Moses Herzog Harris<br />
Rosenberg M. MoiseZ J Citron, Minnie Watchman, P. Mastíansky, el reverendo<br />
Leopold Abramovitz, chazen. Con los brazos oscilantes se lamentan en neuma por<br />
el tragafees Bloom)<br />
LOS CIRCUNCISOS
640<br />
(con oscura salmodia gutural mientras arrojan sobre el frutos del mar muerto, no<br />
flores) Sbema Israel Adonaí Elobenu Adonai Echad.<br />
VOCES<br />
(suspirando) Así que se ha ido. Ah sí. Sí, en efecto. ¿Bloom? Nunca oí hablar de él.<br />
¿No? Un tío raro. Ahí está la viuda. ¿No me digas? Ah, sí.<br />
(De la pira sutí la llama de goma de alcanfor asciende. El paño mortuorio del<br />
humo de incienso se proyecta y se dispersa. De su marco de roble una ninfa con<br />
elpelo suelto, ataviada ligeramente en colores marronté, desciende de su gruta y<br />
traspasar bajo tejos que se entrelazan seyergue ante Bloom.)<br />
LOS TEJOS<br />
(las hojas susurrando) Hermana. Hermana nuestra. iSsss!<br />
LA NINFA<br />
(suavemente) ¡Humano! (amablemente) ¡No, no lloréis!<br />
BLOOM<br />
(gatea gelatinosamente hacia delante bajo las ramas, veteado de luz solar, con<br />
dignidad) Esta posición. Sentía que lo esperaban de mí. La fuerza de la costumbre.<br />
LA NINFA<br />
¡Humano! Me encontraste en malas compañías, bailarinas descocadas, vendedores<br />
ambulantes, púgiles, generales famosos, mimos indecentes de mallas color carne y
641<br />
estupendas danzarinas de «shimmy», La Aurora y Karini, número musical, el gran<br />
éxito del siglo. Estaba escondida en papel rosa barato que olía a petróleo. Me veía<br />
rodeada de las rancias procacidades de socios de clubes, aventuras que trastornarían<br />
a la juventud inexperta, anuncios de transparencias, dados preparados y rellenos<br />
para el busto, artículos específicos y por qué llevar braguero con el testimonio de un<br />
caballero herniado. Ideas útiles para casados.<br />
BLOOM<br />
(alza una cabeza de tortuga hacia su regazo) Nos hemos conocido antes. En otra<br />
estrella.<br />
LA NINFA<br />
(triste) Artículos de goma. Marca irrompible como la que se suministra a la<br />
aristocracia. Corsés para hombres. Curo accesos o se le devuelve el dinero.<br />
Testimonios no solicitados a favor del maravilloso crecepecho del Profesor<br />
Waldmann. El busto me creció cuatro pulgadas en tres semanas, comunica Mrs. Gus<br />
Rublin con foto.<br />
¿Quieres decir Photo Bits?<br />
BLOOM<br />
LA NINFA<br />
Sí. Tú me llevaste enmarcada en roble y oropel, me colocaste sobre tu tálamo<br />
conyugal. Sin que nadie te viera, una noche de verano, me besaste en cuatro sitios.<br />
Y con amoroso lápiz me sombreaste los ojos, los pechos y mis vergüenzas.<br />
BLOOM
642<br />
(bumildemente le besa el largo pelo) Tus curvas clásicas, bella inmortal, me<br />
contentaba con mirarte, alabarte, una cosa bella, casi venerarte.<br />
En las noches oscuras oía tus alabanzas.<br />
LA NINFA<br />
BLOOM<br />
(apresuradamente) Sí, sí. Quieres decir que yo .... El sueño revela la peor cara de<br />
cada uno, exceptuando quizá los niños. Sé que me caí de la cama o más bien me<br />
empujaron. El vino ferruginoso dicen que cura el ronquido. Para lo otro hay ese<br />
invento inglés, del que recibí un folleto hace algunos días con la dirección<br />
equivocada. Afirma proporcionar un respiradero inofensivo, sin ruido. (suspira)<br />
Siempre fue así. Flaqueza, tienes nombre de matrimonio.<br />
LA NINFA<br />
(los dedos en los oídos) Y las palabras. No están en mi diccionario.<br />
¿Las entendías?<br />
¡Ssss!<br />
BLOOM<br />
LOS TEJOS<br />
LA NINFA
643<br />
(se cubre la cara con las manos) ¿Qué no habré visto en esa alcoba? ¿Qué han de<br />
contemplar mis ojos desde arriba?<br />
BLOOM<br />
(disculpándose) Lo sé. Ropa interior sucia, del revés con cuidado. Las virolas están<br />
flojas. Desde Gibraltar por el largo mar hace largo tiempo.<br />
(inclina la cabeza) ¡Peor, peor!<br />
LA NINFA<br />
BLOOM<br />
(reflexiona precavidamente) Ese bacín anticuado. No fue por su peso. Pesaba sólo<br />
setenta y cuatro kilos. Puso cuatro kilos tras el destete. Fue por una raja y por falta<br />
de cola. ¿Eh? Y ese absurdo utensilio con greca que sólo tiene un asa.<br />
(El sonido de un salto de agua se oye en brillante cascada.)<br />
EL SALTO DE AGUA<br />
Poulaphouca Poulaphouca<br />
Poulaphouca Poulaphouca<br />
LOS TEJOS<br />
(agitando las ramas) Escucha. Susurra. Tiene razón, nuestra hermana. Crecimos<br />
junto al salto de agua de Poulaphouca. Dábamos sombra los días de languor del<br />
verano.
644<br />
JOHN WYSE NOLAN<br />
(al fondo, con el uniforme de los Forestales Nacionales de Irlanda, se quita el<br />
sombrero empenachado) ¡Ánimo! ¡Dad sombra los días de languor, árboles de<br />
Irlanda!<br />
LOS TEJOS<br />
(murmurando) ¡Quién vino a Poulaphouca con la excursión del Instituto? ¿Quién<br />
dejó a sus compañeros buscadores de nueces para buscar nuestra sombra?<br />
BLOOM<br />
(asustado) ¿Instituto de Poula? ¿Mnemo? No en plena posesión de facultades.<br />
Conmoción cerebral. Atropellado por tranvía.<br />
¡Falsía!<br />
EL ECO<br />
BLOOM<br />
(contrahecho, cargado de hombros, con rellenos, en anodino traje juvenil de rayas<br />
grisesy negras, demasiado pequeño para el,, zapatillas de tenis blancas, calcetines<br />
largos ribeteados con liguillas vueltas y una gorra de colegial roja con distintivo)<br />
Era un quinceañero, un chico que crecía. Cualquier cosa era entonces suficiente, un<br />
coche que daba barquinazos, los olores entremezclados del lavabo y el guardarropas<br />
de señoras, el gentío apretujándose en las escaleras del viejo Royal (porque les<br />
encantan los apretujones, el instinto del rebaño, y el oscuro teatro con olor a sexo da<br />
rienda suelta al vicio), incluso una lista de precios de medias de señoras. Y luego el<br />
calor. Hubo manchas solares aquel verano. Final del colegio. Y bizcochos borrachos<br />
con natillas. Días de alción.
645<br />
(Días de ación, chicos delInstituto con jerseysy calzonas de fútbol blancas y azules,<br />
el señorito Donald Tumbull, el señorito Abraham Chatterton, el señorito Owen<br />
Goldberg el señorito jack Meredith, el señorito Percy Apjohn, están de pie en un<br />
claro de árboles y le gritan al señorito Leopold Bloom.)<br />
LOS DÍAS DE ALCIÓN<br />
¡Caballa! Diviértenos otra vez. ¡Hurra! (vitorean)<br />
BLOOM<br />
(jóvencito patoso, con guantes calientes, embufandado por mamá, sembrado de<br />
bolas de nieve deshechas, se esfuerza por levantarse) ¡Otra vez! ¡Me siento como<br />
un quinceañero! ¡Qué fenomenal! Vamos a llamar a todas las campanillas de<br />
Montague Street. (vitorea apagadamente) ¡Hurra por el Instituto!<br />
¡Puto!<br />
EL ECO<br />
LOS TEJOS<br />
(haciendo frufrú) Tiene razón, nuestra hermana. Susurra. (Besos susurrados se oyen<br />
por todo el bosque. Caras de hamadríades se asoman desde los tongos y entre las<br />
hojas y estallan, floreciendo los broteblooms.) ¿Quién profanó nuestra sombra<br />
silenciosa?<br />
LA NINFA<br />
(azorada, por entre dedos entreabiertos) ¿Ahí? ¿Al aire libre?
646<br />
LOS TEJOS<br />
(echándose hacia abajo) Hermana, sí. Y en nuestro prado virgen.<br />
(con dedos separados) ¡Oh, infamia!<br />
EL SALTO DE AGUA<br />
Poulaphouca Poulaphouca<br />
Poulaphouca Poulaphouca<br />
LA NINFA<br />
BLOOM<br />
Fui precoz. La juventud. La fauna. Sacrifiqué al dios del bosque. Las flores que<br />
brotan en primavera. Era época de apareamiento. La atracción capilar es un<br />
fenómeno natural. A Lotty Clarke, de rubio cabello, la vi yo haciendo su toilette<br />
nocturna a través de cortinas mal cerradas con los gemelos de teatro del pobre papá:<br />
la mala pécora comía hierba locamente. Rodó colina abajo en el puente de Rialto<br />
para tentarme con el flujo de la energía animalesca. Subió al árbol torcido y yo. Ni<br />
un santo hubiera podido resistir. El demonio me poseyó. Además ¿quién lo vio?<br />
(Tambaleante ternero inmaduro, de blanca testes se abre paso con su cabeza<br />
rumiante de narices humedecidas por entre el follaje.)<br />
EL TAMBALEANTE INMADURO<br />
(grandes lagrimones rodando de los ojos prominentes, gimotea) Mí. Mí ver.
647<br />
BLOOM<br />
Sencillamente satisfacía una necesidad que yo ... (patético) Ninguna chica quería<br />
cuando iba de ronda. Demasiado feo. No querían jugar ....<br />
(En lo alto de Ben Howth por entre los rododendros pasa una cabra, de ubres<br />
gordas, rabomocha, soltando cagarrutas)<br />
(bala) ¡Mieggeggegg! ¡Caaaaaabr!<br />
LA CABRA<br />
BLOOM<br />
(sin sombrero, acalorado, cubierto de borrilla de cardosy espinas de aulaga)<br />
Comprometidas por lo general. Depende de las circunstancias. (mira fijo<br />
absortamente hacia abajo al agua) Treintaidós volteretas por segundo. Última<br />
pesadilla. Elías mareado. Caída por un acantilado. Triste final de un empleado de la<br />
imprenta del gobierno.<br />
(En el aire plateadosilente del verano el maniquí de Bloom, enrollado como momia,<br />
rueda por inercia cuesta abajo por el acantilado del Promontorio del León hasta<br />
las purpúreas aguas que aguardan.)<br />
¡Bbbbblllllblblblblobschb!<br />
EL MANIQUIMOMIA<br />
(A lo ¡dos en la bahía entre las luces de Baileyy Kish el Erin's King navega,<br />
lanzando un penacho de humo de carbón que se ensancha desde su chimenea hacia<br />
tierra firme)
648<br />
CONCEJAL NANNETTI<br />
(solo en cubierta, de alpaca oscura, con cara milanoamarilla, la mano en la<br />
abertura del chaleco, declama) Cuando mi país ocupe su lugar entre las naciones<br />
del mundo, entonces, y no hasta entonces, que mi epitafio se escriba. He ...<br />
Terminado. ¡Prff?<br />
BLOOM<br />
LA NINFA<br />
(arrogante) Nosotras las inmortales, como has podido ver hoy, no tenemos<br />
semejante sitio ni tampoco pelo ahí. Somos frías como la piedra y puras. Comemos<br />
luz eléctrica. (arquea el cuerpo con crispación lasciva, colocando el índice en la<br />
boca) Me hablaste. Oí por detrás. ¿Cómo pudiste luego ...?<br />
BLOOM<br />
(manoseando el brezo vilmente) Ay, he sido un verdadero cochino. Enemas también<br />
he administrado. Un tercio de pinta de cuasia al que se añade una cucharada de sal<br />
gema. Posaderas arriba. Con jeringa Hamilton Long, la amiga de las señoras.<br />
LA NINFA<br />
En mi presencia. La borla de los polvos. (se sonrojay se da media vuelta) ¡Y lo<br />
otro!<br />
BLOOM
649<br />
(abatido) Sí. Peccavi! He rendido homenaje en ese altar viviente donde la espalda<br />
pierde su casto nombre. (con fervor repentino) Pues ¿por qué debe la<br />
exquisitamente perfumada mano enjoyada, la mano que gobierna ...?<br />
(Unas figuras serpentean ondulantes en hastiado diseño de bosques por los troncos<br />
de los árboles, arrullando)<br />
LA VOZ DE KITTY<br />
(en el matorral) Trae p'acá uno de esos cojines.<br />
Toma.<br />
LA VOZ DE FLORRY<br />
(Un urogallo echa al vuelo torpemente por entre la maleza.)<br />
(en el matorral) ¡Fu! ¡Hirviendo!<br />
LA VOZ DE LYNCH<br />
LA VOZ DE ZOE<br />
(en el matorral) Es que vino de un lugar que quema.<br />
LA VOZ DE VIRAG<br />
(un jefe indio disfrazado de pájaro, con rayas azules y emplumado en panoplia<br />
deguerra con su azagaya, dando zancadas por entre un crujiente cañaveralpor<br />
encima de hayucosy bellotas) i Que quema! ¡Que quema! ¡Cuidado con Toro<br />
Sentado!
650<br />
BLOOM<br />
Me abruma. La cálida marca de su cálida figura. Incluso sentarse donde una mujer<br />
se ha sentado, especialmente con los muslos abiertos, como para otorgar los últimos<br />
favores, muy especialmente con las sayas de satén blanco previamente bien le-<br />
vantadas. Tan mujer, tan plena. Me llena plenamente.<br />
¡Ssss! ¡Hermana, habla!<br />
EL SALTO DE AGUA<br />
Plenillena Poulaphouca<br />
Poulaphouca Poulaphouca<br />
LOS TEJOS<br />
LA NINFA<br />
(sin ojos, con hábito blanco de monja, cofia y griñón de enormes alas, suavemente,<br />
con ojos remotos) Convento Tranquilla. La Hermana Ágata. Monte Carmelo. Las<br />
apariciones de Knock y Lourdes. No más deseo. (reclina la cabeza, suspirando)<br />
Sólo lo etéreo. Donde la cremosa soñadora gaviota ondea sobre aguas de arlota.<br />
(Bloom medio se levanta. El botón de atrás del pantalón se le salta.)<br />
¡Pin!<br />
EL BOTÓN
651<br />
(Dos guarras del Coombe pasan bailando caladas bajo la lluvia, envueltas en<br />
chales, voceando con rotundidad.)<br />
Oh, Leopold perdió el alfiler de las bragas<br />
no sabía qué hacer,<br />
para sujetársela,<br />
para sujetársela.<br />
LAS GUARRAS<br />
BLOOM<br />
(fríamente) Habéis roto el embrujo. La última gota. Si sólo hubiera etéreos ¿dónde<br />
estaríais todas vosotras, postulantas y novicias? Vergonzosas pero dispuestas como<br />
burro que mea.<br />
LOS TEJOS<br />
(el papelplata de sus hojas precipitándose, los brazos raquíticos envejeciendo y<br />
oscilando) ¡Caducamente!<br />
LA NINFA<br />
(los rasgos endureciéndosele, tienta en los pliegues del hábito) ¡Sacrilegio! ¡Atentar<br />
contra mi virtud! (unagran mancha húmeda aparece en su túnica) ¡Mancillar mi<br />
inocencia! No eres digno de tocar la ropa de una mujer pura. (se sujeta de nuevo la<br />
túnica) Espera. Satán, no volverás a cantar más cantos de amor. Amén. Amén.<br />
Amén. Amén. (extrae un puñaly, ataviada con la cota de malla de uno de los nueve<br />
caballeros electos, le pega en los lomos) ¡Nekum!<br />
BLOOM
652<br />
(se levanta de un salto, le coge la mano) ¡Eh! ¡Nebrakada! ¡Gata de nueve vidas!<br />
Juego limpio, señora. Nada de podaderas. La zorra y las uvas ¿no? ¿Qué te falta con<br />
tu alambre de espino? ¿El crucifijo no es bastante grueso? (la agarra por el velo)<br />
Un santo abad es lo que quieres o a Brophy, el jardinero cojo, o la estatua<br />
despitorrada del aguador, o a la buena madre Alphonsus ¿eh, señora Zorro?<br />
LA NINFA<br />
(con un grito huye de el sin velo, su hechura &yeso rajándosele, una nube &peste<br />
escapándose por las rajas) ¡Poli ...!<br />
BLOOM<br />
(la llama) Como si no lo consiguierais con creces. Nada de empujones ni de<br />
mucosidades múltiples por todas partes. Yo lo intenté. Vuestra fuerza es nuestra<br />
debilidad. ¿Cuál es nuestra tarifa de semental? ¿Cuánto pagáis en el acto?<br />
Contratáis a bailarines en la Riviera, he leído. (la ninfa en la huida emite un treno)<br />
¿Eh? Llevo dieciséis años de trabajos de esclavo negro a mis espaldas. Y ¿acaso me<br />
daría un jurado cinco chelines por pensión alimenticia mañana, eh? Pégasela a otro,<br />
no a mí. (husmea) Bramido del celo. Cebollas. Rancio. Azufre. Grasa.<br />
(La figura & Bella Cohen de pie ante el.)<br />
Vas a saber quién soy yo la próxima vez.<br />
BELLA<br />
BLOOM
653<br />
(calmado, la reconoce) Passée. Mula vieja disfrazada de potrilla. Larga de dientes y<br />
pelo superfluo. Una cebolla cruda lo último por la noche le resultaría bueno para el<br />
cutis. Y haga algunos ejercicios para la papada. Tiene los ojos tan insípidos como<br />
los ojos vidriosos de su zorro disecado. Tienen las dimensiones de sus otros rasgos,<br />
eso es todo. Yo no soy una hélice de triple rosca.<br />
BELLA<br />
(despreciativa) No estás para muchas, en realidad. (ladra su coño de cerda)<br />
¡Fbjraht!<br />
BLOOM<br />
(despreciativo) Límpiese ese dedo del corazón sin uña que tiene primero, la leche<br />
fría de su matón le gotea por la cresta de gallo. Tome un puñado de paja y límpiese.<br />
BELLA<br />
¡Te conozco, agente de publicidad! ¡Papamoscas!<br />
BLOOM<br />
¡Yo le vi, madama de putas! ¡Vendedora ambulante de sífilis y de blenorrea!<br />
BELLA<br />
(se vuelve hacia el piano) ¿Cuál de vosotras estaba tocando la marcha fúnebre del<br />
Saúl?<br />
ZOE
654<br />
Yo. Mira dónde pones los pies. (se lanza al piano y aporrea unos acordes con los<br />
brazos cruzados) Unas escalas improvisadas. (echa una mirada atrás) ¿Eh? ¿Quién<br />
le está haciendo el amor a mis viditas? (se lanza de vuelta a la mesa) Lo que es tuyo<br />
es mío y lo que es mío es para mí.<br />
(Kitty, desconcertada, seforra los dientes con elpapel de plata. Bloom se acerca a<br />
Zoe.)<br />
BLOOM<br />
(con delicadeza) Devuélveme la patata ¿quieres?<br />
ZOE<br />
Has perdido la prenda, una cosita muy chiquitita.<br />
BLOOM<br />
(con sentimiento) No es nada, pero aun así, es una reliquia de la pobre mamá.<br />
Santa Rita, Santa Rita,<br />
lo que se da<br />
no se quita.<br />
¡Mano maldita!<br />
Es un recuerdo. Me gustaría tenerla.<br />
ZOE<br />
BLOOM
655<br />
Tener o no tener ésa es la cuestión.<br />
STEPHEN<br />
ZOE<br />
Toma. (se tira hacia arriba de un volante de la combinación, revelando el muslo<br />
desnudo, y se desenrolla la patata del remate de la media) Los que esconden saben<br />
dónde buscar.<br />
BELLA<br />
(frunce el ceño) Vamos. Esto no es un espectáculo sicalíptico musical. Y tú no<br />
aporrees ese piano. ¿Quién paga aquí? (ira a la pianola. Stephen se revuelve en el<br />
bolsillo y, sacando un billete por un pico, se lo da)<br />
STEPHEN<br />
(con cortesía exagerada) Esta bolsa de seda se la cogí equivocadamente a alguien<br />
del público. Señora, mis excusas. Si me permite. (indica vagamente a Lynchy<br />
Bloom) Estamos todos en el mismo juego, Kinch y Lynch. Dans ce bordel où<br />
tenons nostre état.<br />
LYNCH<br />
(llama desde la chimenea) ¡Dedalus! Dale tu bendición por mí.<br />
STEPHEN<br />
(le da a Bella una moneda) Oro. Lo tiene ella.
656<br />
BELLA<br />
(mira el dinero, luego a Stephen, luego a Zoe, Floriy y Kitty) ¿Quieres tres chicas?<br />
Aquí hay diez chelines.<br />
STEPHEN<br />
(encantado) Cien mil disculpas. (revuelve de nuevo y saca y le tiende dos coronas)<br />
Permiso, brevi manu, estoy algo mal de la vista.<br />
(Bella va a la mesa a contar el dinero mientras Stephen habla consigo mismo en<br />
monosílabos. Zoe se inclina sobre la mesa. Kitty se apoya sobre el cuello de Zoe.<br />
Lynch se levanta, se ajusta la gorra y, estrechando a Kitty por la cintura, añade su<br />
cabeza al grupo.)<br />
FLORRY<br />
(se esfuerza con dificultad por levantarse) ¡Ay! Se me ha dormido el pie. (Cojea<br />
hasta la mesa. Bloom se acerca)<br />
BELLA, ZOE, KITTY, LYNCH, BLOOM<br />
(parloteando y riñendo) El caballero ... diez chelines .... paga por los tres ... deja un<br />
momento ... este caballero paga aparte ... ¿quién lo está tocando? ... i ay! ... a ver a<br />
quién pellizcas ... ¿te quedas toda la noche o un rato? ... ¿quién fue? ... eres una<br />
mentirosa, perdón ... el caballero pagó como un caballero ... una copa ... son pasadas<br />
las once.<br />
STEPHEN
657<br />
(a la pianola, haciendo un gesto de aborrecimiento) ¡Nada de botellas! ¿Cómo, las<br />
once? ¡Un acertijo!<br />
ZOE<br />
(levantándose la enaguay plegando medio soberano en el remate de la media)<br />
Ganado con gran esfuerzo de espaldas.<br />
(levantando a Kitty de la mesa) ¡Ven!<br />
Espera. (agarra las dos coronas)<br />
¿Y yo?<br />
¡Aúpa!<br />
LYNCH<br />
KITTY<br />
FLORRY<br />
LYNCH<br />
(La levanta, la lleva en brazos y la deja caer en el sofá.)<br />
STEPHEN<br />
El zorro ha cantado, los gallos han volado,<br />
campanas en las alturas<br />
dan las diez y una.
658<br />
Hora es que su pobre alma<br />
se largue de las alturas.<br />
BLOOM<br />
(disimuladamente pone medio soberano en la mesa entre Bella y Flonry) Así.<br />
Déjeme. (toma el billete de libra) Tres por diez. Estamos en paz.<br />
BELLA<br />
(admirativamente) Qué tunante eres, lagartón. Te daría un beso.<br />
(señala) ¿A él? Profundo como un pozo.<br />
ZOE<br />
(Lynch inclina a Kitty hacia atrás en el sofáy la besa. Bloom va con el billete de<br />
libra a Stephen)<br />
Esto es suyo.<br />
BLOOM<br />
STEPHEN<br />
¿Cómo es eso? El mendigo distraído o «distrait». (Se revuelve de nuevo en el<br />
bolsillo y extrae un puñado de monedas. Cae un o4éto) Eso se ha caído.<br />
BLOOM<br />
(agachándose, recogey le da una caja de cerillas) Esto.
659<br />
Lucifer. Gracias.<br />
STEPHEN<br />
BLOOM<br />
(disimuladamente) Será mejor que me entregue ese efectivo para que se lo cuide.<br />
¿Por qué pagar más?<br />
STEPHEN<br />
(le entrega todas las monedas) Sed justo antes que generoso.<br />
BLOOM<br />
Lo seré pero ¿es atinado? (cuenta) Una, siete, once, y cinco. Seis. Once. No<br />
respondo de lo que haya podido perder.<br />
STEPHEN<br />
¿Por qué daban las once? Proparoxítono. El momento antes del siguiente dice<br />
Lessing. Zorro sediento. (ríe estrepitosamente) Enterrando a su abuela.<br />
Probablemente la mató.<br />
BLOOM<br />
Eso hace una libra y seis chelines con once. Una libra con siete, digamos.<br />
Me importa un bledo.<br />
STEPHEN
660<br />
No, pero ....<br />
BLOOM<br />
STEPHEN<br />
(se acerca a la mesa) Un cigarrillo, por favor. (Lynch le echa un cigarrillo desde el<br />
sofá a la mesa) Así que Georgina Johnson está muerta y casada. (Aparece un<br />
cigarrillo en la mesa. Stephen lo mira) Maravilla. Magia de salón. Casada. Ummm.<br />
(enciende una cerilla y pasa a encender el cigarrillo con melancolía enigmática)<br />
LYNCH<br />
(mirándole) Tendrías más posibilidades de encenderlo si pusieras la cerilla más<br />
cerca.<br />
STEPHEN<br />
(acerca la cerilla al ojo) Ojo de lince. Debo conseguir unas gafas. Las rompí ayer.<br />
Hace dieciséis años. Distancia. El ojo lo ve todo plano. (Aparta la cerilla. Ésta se<br />
apaga) El cerebro piensa. Cerca: lejos. Ineluctable modalidad de lo visible. (frunce<br />
el ceño misteriosamente) Ummm. Esfinge. La bestia que tiene dos espaldas a<br />
medianoche. Casada.<br />
ZOE<br />
Un viajante de comercio fue el que se casó con ella y se la llevó con él.<br />
FLORRY
661<br />
(asiente) Mr. Lambe Cordero de Londres.<br />
STEPHEN<br />
Cordero de Londres, tú que quitas los pecados del mundo.<br />
LYNCH<br />
(abrazando a Kitty en el sofá, salmodia hondamente) Dona nobis pacem.<br />
(El cigarrillo se le resbala de entre los dedos a Stephen. Bloom lo recogey lo tira al<br />
emparrillado de la chimenea)<br />
BLOOM<br />
No fume. Debería comer. Maldito perro que me encontré. (a Zoe) ¿No tiene nada?<br />
¿Tiene hambre?<br />
ZOE<br />
STEPHEN<br />
(extiende la mano hacia ella sonriendo y salmodia con la melodía del juramento de<br />
sangre de El crepúsculo de los dioses)<br />
Hangende Hunger,<br />
Fragende Frau,<br />
Macht uns alle kaputt.<br />
ZOE
662<br />
(trágicamente) ¡Hamlet, yo soy el berbiquí de tu padre! (le toma de la mano)<br />
Belleza de ojos azules te leeré la mano. (le señala a la frente) Donde no hay<br />
ingenio, no hay arrugas. (cuenta) Dos, tres, Marte, eso es valentía. (Stephen agita la<br />
cabeza) Sin coña.<br />
LYNCH<br />
La valentía del que ve los toros desde la barrera. El joven que no sabía temblar ni<br />
estremecerse. (a Zoe) ¿Quién te enseñó quiromancia?<br />
ZOE<br />
(se vuelve) Pregúntaselo a mis cojones que no tengo. (a Stephen) Te lo noto en la<br />
cara. La mirada, así. (frunce el ceño con la cabeza gacha)<br />
LYNCH<br />
(riéndose, le da un par de palmadas a Kitty por detrás) Así. Palmeta. (Un par de<br />
veces cruje sonoramente una palmeta, la caja de la pianola se abre degolpe, la<br />
cabecita calva redonda de caja de sorpresas del Padre Dolan salta como un<br />
resorte)<br />
EL PADRE DOLAN<br />
¿Algún chico necesita unos azotes? ¿Que has roto las gafas? Perezoso enredador. Te<br />
lo noto en la mirada.<br />
(Apacible, benigno, rectoral, reprobador, la cabeza de Don Jobn Conmee se eleva<br />
de la caja de la pianola.)<br />
DON JOHN CONMEE
663<br />
¡Vamos, Padre Dolan! Vamos. ¡Estoy seguro de que Stephen es un chiquito muy<br />
bueno!<br />
ZOE<br />
(examinando la palma de Stephen) Mano de mujer.<br />
STEPHEN<br />
(murmura) Continúa. Miente. Estréchame. Acaríciame. Nunca jamás he sabido leer<br />
Su escritura excepto la criminal huella de Su pulgar en el abadejo.<br />
¿En qué día naciste?<br />
Jueves. Hoy.<br />
ZOE<br />
STEPHEN<br />
ZOE<br />
El que nace en jueves llegará lejos. (le traza Eaeas en la mano) La línea del destino.<br />
Amigos influyentes.<br />
(señalando) Imaginación.<br />
FLORRY<br />
ZOE
664<br />
Monte de Venus. Te encontrarás con un .... (le mira con atención las manos<br />
abruptamente) No te diré lo que no es bueno para ti. ¿O quieres saberlo?<br />
BLOOM<br />
(le separa los dedosy ofrece su palma) Más daño que bien. Ten. Léeme la mía.<br />
BELLA<br />
Enséñamela. (le vuelve la mano a Bloom) Me lo imaginaba. Nudillos nudosos para<br />
las mujeres.<br />
ZOE<br />
(mirando con atención la palma de Bloom) Parrilla de hierro. Viajes a ultramar y te<br />
casarás con dinero.<br />
Descaminada.<br />
BLOOM<br />
ZOE<br />
(apresuradamente) Bueno, ya veo. Meñique corto. Marido dominado.<br />
¿Descaminada ahora?<br />
(La Negra Liz, un enorme masto empollando en un círculo de tiza, se levanta, estira<br />
las alas y cloquea)<br />
LA NEGRA LIZ
665<br />
Cará. Cluc. Cluc. Cluc. (se retira furtivamente del huevo recién puesto y se va<br />
naneando)<br />
BLOOM<br />
(se señala la mano) Ese verdugón de aquí es un accidente. Caí y me corté hace<br />
veintidós años. Tenía dieciséis.<br />
ZOE<br />
Ya veo, dice el ciego. Cuéntanos una de indios.<br />
STEPHEN<br />
¿Ves? Se mueve hacia una gran meta. Yo tengo veintidós. Hace dieciséis años él<br />
tenía veintidós también. Hace dieciséis años yo veintidós me di un baquetazo. Hace<br />
veintidós años él dieciséis se cayó de su caballito de madera. (se sobresalta) Me he<br />
hecho daño en la mano en algún sitio. Debo ir al dentista. ¿Dinero?<br />
(Zoe le susurra a Florry. Risitas. Bloom se suelta la mano y escribe ociosamente en<br />
la mesa del revés, lapizando lentas curvas.)<br />
¿Qué?<br />
FLORRY<br />
(Un coche de alquiler, el número trescientos veinticuatro, con una yegua de<br />
firmegrupa, conducido por <strong>James</strong> Barton, Harmony Avenue, Donnybrook, pasa<br />
trotando. Boylan Botero y Lenehan van espatarrados balanceándose en los asientos<br />
laterales. El botones del Ormond va agazapado detrás sobre el eje. Tristemente por<br />
encima de las cortinillas Lydia Doucey Mina Kennedy miranfjamente.)
666<br />
EL BOTONES<br />
(traqueteando, les hace una cuchufleta con elpulgary dedos de gusano<br />
culebreantes) Pi pi ¿están picadas o qué?<br />
(Bronce junto a oro susurran)<br />
ZOE<br />
(a Florry) Susurra. (ella vuelve a susurrar)<br />
(En el portamaletas del coche Boylan Botero se apoya, el canotié náutico de lado,<br />
una flor roja en la boca. Lenehan con gorra náuticay zapatos blancos<br />
cumplidamente desprende un pelo largo del hombro de la americana de Boylan<br />
Botero)<br />
LENEHAN<br />
¡Ja! ¿Qué es lo que aquí contemplo? ¿Estuviste cepillándole las telarañas a unas<br />
cuantas meonas?<br />
(saciado, sonríe) Haciendo ñacañaca.<br />
Tarea de una noche.<br />
BOYLAN<br />
LENEHAN<br />
BOYLAN
667<br />
(levantando cuatro gruesos dedos romoungulados, guiña el ojo) ¡Kate Botero! Da<br />
la talla o le devolvemos el dinero. (le alarga un índice) Huele eso.<br />
LENEHAN<br />
(huelejubilosamente) ¡Ah! Langosta con mayonesa. ¡Ah!<br />
(se ríen juntas) Ja ja ja ja.<br />
ZOE Y FLORRY<br />
BOYLAN<br />
(salta con seguridad del coche y grita fuertemente para que todos oigan) ¡Hola,<br />
Bloom! ¿Se ha vestido ya Mrs. Bloom?<br />
BLOOM<br />
(con chaquetilla de palafrenero de velludillo color ciruelapasa y calzones a la<br />
rodilla, medias color de ante y peluca empolvada) Me temo que no, señor. Los<br />
últimos toques .....<br />
BOYLAN<br />
(le echa una moneda de seis peniques) Tenga, para que se convide a una ginebra<br />
con soda. (cuelga con cuidado el sombrero de un gancho de la cabeza astada de<br />
Bloom) Enséñeme el camino. Tengo un asuntillo privado con su mujer ¿usted<br />
comprende?<br />
BLOOM
668<br />
Gracias, señor. Sí, señor. La señora Tweedy está tomando un baño, señor.<br />
MARION<br />
Debería sentirse altamente honrado. (sale haciendo plaf salpicándolo todo de agua)<br />
Raoul cariño, ven a secarme. Estoy en pelota. Sólo el sombrero nuevo y una esponja<br />
de mano.<br />
BOYLAN<br />
(una chispa alegre en la mirada) ¡Estupendo!<br />
¿Qué? ¿Qué pasa? (Zoe le susurra)<br />
BELLA<br />
MARION<br />
¡Déjalo que mire, ese cenizo! ¡Echacuervos! ¡Y que se flagele! Le escribiré a una<br />
poderosa prostituta o Bartolomona, la mujer barbuda, que le levante verdugones de<br />
una pulgada de gruesos y le haré traerme de vuelta un recibo firmado y sellado.<br />
BOYLAN<br />
(se abrocha) Toma, no puedo aguantarme por más tiempo. (se va a zancadas con<br />
piernas de caballería rígidas)<br />
(riéndose) Jo jo jo jo.<br />
BELLA
669<br />
BOYLAN<br />
(a Bloom, por encima del hombro) Puede aplicar el ojo a la cerradura y juguetear<br />
consigo mismo mientras yo la atravieso unas cuantas veces.<br />
BLOOM<br />
Gracias, señor. Lo haré, señor. ¿Puedo traer a dos amiguetes para que sean testigos<br />
del acto y saquen una fotografía? (le alarga un tarro de ungüento) ¿Vaselina, señor?<br />
¿Azahar ...? ¿Agua templada...?<br />
KITTY<br />
(desde el sofá) Cuenta, Florry. Cuenta. Qué ...<br />
(Florry le susurra. Susurrantes palabras de amor murmuran,<br />
chapotichapaleandofuertemente, paflavaza de amapólica)<br />
MINA KENNEDY<br />
(los ojos vueltos hacia arriba) ¡Ay, debe de ser como el aroma de geranios y<br />
deliciosos melocotones! ¡Ay, sencillamente la idolatra de arriba a abajo! ¡Pegados el<br />
uno al otro! ¡Cubiertos de besos!<br />
LYDIA DOUCE<br />
(la boca abriéndosele) Mmmm. ¡Ay, la lleva por toda la habitación haciéndoselo!<br />
Montando a carramanchas. Se les podría oír en París y Nueva York. Como bocados<br />
de fresas con nata.<br />
KITTY
670<br />
(riendo) Ji ji ji.<br />
LA VOZ DE BOYLAN<br />
(dulcemente, roncamente, desde la boca del estómago) ¡Ah! ¡Dios-<br />
boterogracbracarscjasst!<br />
LA VOZ DE MARION<br />
(roncamente, dulcemente, elevándose hasta la garganta) ¡Oh!<br />
¿Uüssuassbesoenunpuuesunpuujaac?<br />
BLOOM<br />
(los ojos salvajemente dilatados, se abrocha) ¡Enseña! ¡Tápate! ¡Enseña!<br />
¡Tríncatela! ¡Más! ¡Dispara!<br />
¡Jo jo! ¡Ja Ja! ¡Ji ji!<br />
BELLA, ZOE, FLORRY, KITTY<br />
LYNCH<br />
(señala) Poned un espejo al mundo. (ríe) ¡Ju ju iu ju ju! (Stephen y Bloom miran<br />
fijamente al espejo. La cara de Wifiam Shakespeare, desbarbada, aparece en él,<br />
rígida con parálisis facial, coronada por el rftjo de la percha astada de reno para<br />
sombreros en el vestíbulo)<br />
SHAKESPEARE
671<br />
(en solemne ventriloquio) La risa ruidosa delata una mente vacía. (a Bloom)<br />
Pensasteis que tú fueras invisible. Reparad. (grazna con risa de negro capón)<br />
¡Yagogogo! Cómo mi viejo estranguló a su Desdemonia. ¡Yagogogo!<br />
BLOOM<br />
(sonríe cobardemente a las tres putas) ¿Hay que reírse?<br />
ZOE<br />
Antes de que seas dos veces casado y una vez viudo.<br />
BLOOM<br />
Los lapsos se condonan. Incluso el gran Napoleón cuando le tomaron medida<br />
desnudo después de muerto ...<br />
(Mrs. Dignam, mujer viuda, nariz respingona y mejillas enrojecidas de hablar de<br />
muerte, de las lágrimas y del jerez leonado de casa Tunney, pasa veloz en su luto,<br />
la papalina torcida, coloreteándosey empolvándose las mejillas, labiosy nariz,<br />
como cisne hembra que lleva por delante a su camada de cisnecitos. Bajo las faldas<br />
aparecen los pantalones de diario y las botas con vueltas de su difunto marido, un<br />
ocho largo. Sujeta una póliza de seguros de Scottish Widows y un gran paraguas<br />
tipo marquesina bajo el cual su camada corre con ella, Patsy dando saltos sobre el<br />
pie calzado, el cuello desabrochado, una ristra de filetes de cerdo colgando,<br />
Freddy lloriqueando, Susy con boca de tonta llorona, Alice lidiando con el bebé.<br />
Los lleva para delante a mamporros, sus cintas ondeando en el aire.)<br />
¡Ay, mama, que me vas arrastrando!<br />
FREDDY
672<br />
¡Mamá, que rebosa el caldo!<br />
SUSY<br />
SHAKESPEARE<br />
(con rabia paralítica) Casocon según quienmatoal primaro. (La cara de Martín<br />
Cunningham, barbada, se traza sobre los rasgos de la cara desbarbada de<br />
Shakespeare. El paraguas tipo marquesina se balancea beodamente, los niños<br />
corren a un lado. Bajo el paraguas aparece Mrs. Cunningham con sombrero de<br />
viuda alegre y bata quimono. Se mueve furtivamente y va haciendo reverencias,<br />
girando a la japonesa)<br />
(canta)<br />
¡Y me llaman la perla de Asia!<br />
MRS. CUNNINGHAM<br />
MARTIN CUNNINGHAM<br />
(la mira fijamente, impasible) ¡Tremenda! ¡La muy jodida rabisalsera!<br />
STEPHEN<br />
Et exaltabuntur cornua iustí. Reinas que yacen con toros de concurso. Recuerden a<br />
Pasifae por cuya lujuria mi tacagorabuelo hizo el primer confesionario. No olviden<br />
a la señora Grissel Steevens ni a los vástagos porcachones de la casa de Lamben. Y<br />
Noé estaba beodo de vino. Y su arca estaba abierta.
673<br />
BELLA<br />
Nada de eso aquí. Has venido al sitio equivocado.<br />
Déjalo en paz. Acaba de volver de París.<br />
LYNCH<br />
ZOE<br />
(corre hacia Stepheny se pega a el) ¡Venga, sigue! Danos un poco de parlevú.<br />
(Stephen se encasqueta el sombrero y salta hacia la chimenea donde se queda de<br />
pie encogiéndose de hombros, manos como aletas extendidas, una sonrisa pintada<br />
en la cara.)<br />
LYNCH<br />
(aporreando el sofá) Rmm Rmm Rmm Rrrrrrmmmm.<br />
STEPHEN<br />
(farfulla con espasmos de marioneta) Miles de lugares de entretenimiento para<br />
gastar las noches con preciosas señoras que venden guantes y otras cosas quizás su<br />
corazón serveserías perfectas establecimientos de moda muy excéntricos donde<br />
montones cocottes elegantemente vestidas mucho parecido como princesas bailando<br />
cancán y andan por allí payasadas parisinas extra tontas para solteros extranjeros lo<br />
mismo si hablando un inglés malo cuánto listos son sobre cosas amores y<br />
sensaciones voluptuosas. Místers muy selectos pues es placer tener que visitar cielo<br />
e infierno espectáculo con velas mortuorias y ellos lagrimean plata que ocurre cada<br />
noche. Perfectamente asombroso horror la farsa de las cosas de la religión que se ve
674<br />
en el mundo universal. Todas mugueres chic que llegan llenas de recato luego se<br />
desvisten y chillan fuerte por ver hombre vampiro seducir a monja muy fresca joven<br />
con dessous troublants (chasca la lengua ruidosamente) Ho, là lá! Ce pif qu'il a!<br />
Vive le vampire!<br />
¡Bravo! ¡Parlevú!<br />
LYNCH<br />
LAS PUTAS<br />
STEPHEN<br />
(con la cabeza hacia atrás, ríe ruidosamente, aplaudiéndose a sí mismo haciendo<br />
muecas) Gran éxito de reír. Ángeles mucho prostitutas gustar y santos apóstoles<br />
grandes rufianes condenados. Demimondaines muy bien hermosas chispeando de<br />
diamantes muy simpáticas trajeadas. ¿O a ustedes vosotros mejor gusta lo que<br />
pertenece a ellos placer moderno bajeza de viejo hombres? (señala a su alrededor<br />
con gestos grotescos a los que Lynch y las putas replican) Estatua de mujer caucho<br />
reversible o machomironmacho a tamaño real de desnudeces de vírgenes muy<br />
lésbico el beso cinco diez veces. Entre, caballero, a ver en espejo todas posiciones<br />
trapecios toda esa máquina allí además también si desea acto tremendamente bestial<br />
chico del carnicero se corre en hígado cálido de ternero o omeleta en barriga piéce<br />
de Shakespeare.<br />
BELLA<br />
(palmoteándose la barriga se hunde hacia atrás en el sofí con un grito de risa) Una<br />
omeleta en la.... ¡Jo! ¡jo! ¡Jo! ijo! ... omeleta en la ....
675<br />
STEPHEN<br />
(remilgadamente) Le amo, señor cariño. Habla usted lengua inglés para double<br />
entente cordiale. Oh sí, mon loup. ¿Cuánto mucho cuesta? Waterloo. Watercloset.<br />
(cesa repentinamente y levanta un índice)<br />
(riéndose) Omeleta ....<br />
(riéndose) ¡Encore! ¡Encore!<br />
Atiendan. He soñado con una sandía.<br />
Vete por ahí a amar a una extranjera.<br />
Por todo el mundo en pos de una esposa.<br />
Los sueños quieren decir lo contrario.<br />
BELLA<br />
LAS PUTAS<br />
STEPHEN<br />
ZOE<br />
LYNCH<br />
FLORRY<br />
STEPHEN
676<br />
(extiende el brazo) Fue aquí. Calle de rameras. En Serpentine Avenue Belcebú me<br />
la enseñó, una viuda rechoncha. ¿Dónde está la alfombra roja extendida?<br />
(aproximándose a Stephen) Mire ....<br />
BLOOM<br />
STEPHEN<br />
No, volé. Mis enemigos debajo de mí. Ahora y siempre. Por los siglos de los siglos.<br />
(grita) Pater! ¡Libre!<br />
Digo, mire ...<br />
BLOOM<br />
STEPHEN<br />
Me doblegará mi espíritu ¿no? O merde alors! (exclama, las garras de buitre<br />
afiladas) Holà! ¡Huchohó!<br />
(La voz de Simon Dedalus huchea en respuesta, algo soñolientapero alerta)<br />
SIMON<br />
Está bien. (desciende vacilante por el aire, haciendo círculos, lanzando<br />
exclamaciones de ánimo, con fuertes alas pesadas de alfaneque) ¡Eh, chico! ¿Vas a<br />
ganar? ¡Uuup! ¡Psst! A la cuadra con esos descastados. No han dado en el clavo en<br />
su vida. ¡La cabeza erguida! ¡Mantén el pabellón bien alto! Un águila gules volante
677<br />
en campo de argén exployada. ¡Rey de armas del Ulster! ¡Aleop! (hace la llamada<br />
del sabueso, dándole a la lengua) ¡Bullbull! ¡Bullibulli! ¡Ey, chico!<br />
(Las frondas y espacios del papel de la pared enfilan rápidamente campo a través.<br />
Una zorra corpulenta, sacada de su cobijo, la cola en punta, tras haber enterrado a<br />
su abuela, corre veloz hacia el campo abierto, ojos-brillantes, rastreando el hoyo<br />
del tejón, bajo las hojas. La jauría de perros de caza le sigue, la nariz al suelo,<br />
husmeando la presa, sabuesiaulfando, bullibullendo por probar la sangre.<br />
Cazadoresy cazadoras de la Ward Union reavivados en ellos, arden en deseos de<br />
matar. Desde la Punta de las Seis Millas, Casallana, la Piedra de las Nueve Millas<br />
les sigue la gente de a pie con palos nudosos, horcas, fisgas para salmones, lazos,<br />
ganaderos de ovejas con zurriagos, tramperos de osos con tantane, toreadores con<br />
estoques, negros grises ondeando antorchas. Elgentío de jugadores de dados<br />
vocifera, jugadores de cubilete, tahúres, fulleros. Acechadoresyganchos, roncos<br />
corredores de apuestas con chisteras de brujo clamorean ensordecedoramente.)<br />
EL GENTÍO<br />
¡Programa de las carreras de caballos. ¡Programa de las carreras!<br />
¡Diez a uno el resto!<br />
¡Hagan sus apuestas aquí! ¡Hagan sus apuestas!<br />
¡Diez a uno menos uno! ¡Diez a uno menos uno!<br />
¡Prueben suerte en la ruleta de los caballitos!<br />
¡Diez a uno menos uno!<br />
¡Voy hasta las 500 libras, chicos! ¡Voy hasta las 500 libras!<br />
¡Doy diez a uno!<br />
¡Diez a uno menos uno!<br />
(Un caballo del montón, sin jinete, cual aparición pasa como un rayo el poste de<br />
llegada, la melena lunaespumante, los globos de los ojos estrellas. Los demás le<br />
siguen, un puñado de cabalgaduras corcoveantes. Caballos esqueléticos, Cetro,
678<br />
Máximo Segundo, Zinfande~ Shotover del duque de Westminster Repulse, Ceylon<br />
del duque de Beaufort, prix de Paris. Enanos los cabalgan, con armaduras<br />
herrumbrosas, botando, botando en sus, en sus monturas. El último en un cernidillo<br />
de lluvia sobre un penco amariZclaro sin resuello, Gallo del Norte, elfavorito,<br />
gorra melada, chaqueta verde, mangas naran)as, Garrett Deasy encima, empuña<br />
las rienda, un palo de hockey listo. El penco de patas blancoempolainadas con<br />
esparavanes trota por el camino rocoso.)<br />
LAS LOGIAS DE ORANGE<br />
(burlonas) Bájese y empuje, hombre. ¡Última vuelta! ¡Llegará a casa por la noche!<br />
GARRETT DEASY<br />
(Bien erguido, la arañada cara emplastada con sellos de correo, blande el palo de<br />
hockey, los Ojos azules centelleando en el prisma de la lucerna mientras su<br />
cabalgadura pasa a galope de doma); Per vias rectas!<br />
(Una brida de cubos le rodea cual leopardoy a su penco que se encabrita con un<br />
torrente de caldo de cordero con monedas danzarinas de zanahorias, cebada,<br />
cebollas, nabos, patatas.)<br />
LAS LOGIAS VERDES<br />
¡Día metido en agua, Sir John! ¡Día metido en agua, su señoría!<br />
(El soldado Carr, el soldado Compton y Cissy Caffrey pasan bajo las ventanas,<br />
cantando disonantemente.)<br />
STEPHEN
679<br />
¡Escuchad! Nuestro amigo el centro del mundo.<br />
(levanta la mano) ¡Alto!<br />
ZOE<br />
SOLDADO CARR, SOLDADO COMPTON Y CISSY CAFFREY<br />
Siento una querencia<br />
con sabor a Yorkshire ...<br />
ZOE<br />
Ésa soy yo. (aplaude) ¡A bailar! ¡A bailar! (corre a la pianola) ¿Quién tiene dos<br />
peniques?<br />
¿Quién va...?<br />
(dándole unas monedas) Toma.<br />
BLOOM<br />
LYNCH<br />
STEPHEN<br />
(crujiéndose los dedos impacientemente) ¡Aprisa! ¡Aprisa! ¿Dónde está mi lituo de<br />
augur? (corre al piano y toma la vara de fresno, zapateando con el pie en tripudio)<br />
ZOE
680<br />
(hace girar el manubrio) Aquí lo tenéis.<br />
(Echa dos peniques en la ranura. Luces de oro, rosay violeta se encienden. El<br />
cilindro gira ronroneando un vals algo vacilante. El Profesor Goodwin, con peluca<br />
terminada en coleta atada con lazo, en traje de gala, vistiendo una capa amplia con<br />
cogotera manchada, doblado en dos por la increíble edad cruza inseguro la<br />
habitación, las manos aleteando. Se sienta minúsculo en la banqueta del pianoy<br />
levantay aporrea con palitroques de brazos sin manos el teclado, asintiendo con<br />
gracia de damisela, la coleta en movimiento)<br />
ZOE<br />
(gira sobre sí misma, zapateando con el tacón) A bailar. ¿Alguien que quiera?<br />
¿Quién baila? Echad a un lado la mesa.<br />
(La pianola con luces cambiantes toca a ritmo de vals el preludio de Mi chica es<br />
una chica de Yorkshire. Stephen tira la vara de fresno en la mesay coge a Zoe por<br />
la cintura. Florry y Bella empujan la mesa hacia la chimenea. Stephen, abrazando<br />
a Zoe con delicadeza exagerada, empieza a valsar por la habitación. Bloom está<br />
aparte. La manga de ella cayendo de sus gráciles brazos revela una flor de carne<br />
blanca de la vacuna. Entre las cortinas el Profesor Maginni mete una pierna sobre<br />
cuya punta del pie gira un sombrero de copa. De una hábil patada lo envía girando<br />
a su coronilla y airosoensombrerado entra patinando. Viste levita color pizarra con<br />
solapas de seda color clarete, gola de tul crema, un chaleco verde descotado, cuello<br />
duro con plastrón blanco, pantalones lavanda ceñidos, escarpines de charol y<br />
guantes canarios. En el ojal lleva una inmensa dalia. Hace rotar en direcciones<br />
opuestas un bastón jaspeado, luego lo embute en la sobaquera. Coloca una mano<br />
levemente en el esternón, hace una reverencia, y se acaricia la flory los botones.)<br />
MAGINNI
681<br />
Poesía del movimiento, el arte de la calistenia. No hay relación con la escuela de<br />
Madam Legget Byme ni con la de Levenston. Se conciertan bailes de máscaras.<br />
Apostura. El paso de Katty Lanner. Así. ¡Obsérvenme! Mis habilidades<br />
terpsicóreas. (avanza en minuet tres pasos sobre ágiles patas de abeja) Tout le<br />
monde en avant! Révérence! Tout le monde en place!<br />
(El preludio cesa. El Profesor Goodwin, batiendo brazos imprecisos, se encoge, se<br />
hunde, la capa de color vivo cayendo sobre la banqueta. La melodía con ritmo más<br />
firme de vals suena. Stephen y Zoe dan vueltas a su aire. Las luces cambian, fulgu-<br />
ran, se desvanecen oro rosadas violeta.)<br />
LA PIANOLA<br />
Dos mozos hablaban de sus chicas, chicas, chicas, las novias que atrás dejaron ......<br />
(Desde un rincón las horas del amanecer salen corriendo, cabello dorado, con<br />
sandalias gráciles, de azul de niña, cinturitas de avispa, con manos inocentes.<br />
Bailan con viveza, haciendo rotar sus cuerdas de saltar. Las horas del mediodía las<br />
siguen de oro ambarino. Riendo, enlazadas, altas peinetas centelleantes, atrapan el<br />
sol en espejos burlones, levantando los brazos.)<br />
MAGINNI<br />
(hace plifplaf con manos de guantes mudos) Carré! Avant deux! ¡Respirad con<br />
regularidad! Balancé!<br />
(Las horas del amanecery del mediodía valsan en sus sitios, dando vueltas,<br />
avanzando unas hacia otras, modelando sus curvas, haciéndose reverencias las<br />
unas a las otras. Los Maestrantes detrás de ellas arquean y suspenden los brazos,<br />
con manos que descienden, tocan, se elevan de los hombros)
682<br />
Me puedes tocar el.<br />
¿Te puedo tocar el?<br />
¡Venga, pero suavemente!<br />
¡Venga, y tan suavemente!<br />
Mi mocita vergonzosa tiene una cinturita.<br />
LAS HORAS<br />
LOS MAESTRANTES<br />
LAS HORAS<br />
LOS MAESTRANTES<br />
LA PIANOLA<br />
(Zoe y Stephen dan vueltas vigorosamente con ritmo más libre. Las horas<br />
crepusculares avanzan desde largas sombras de los campos, diseminadas,<br />
rezagándose, ojilánguidas, las mejillas delicadas con alheña y tenue lozanía falsa.<br />
Van de gasa gris con oscuras mangas de murciélago que aletean en la brisa de los<br />
campos.)<br />
MAGINNI<br />
Avant huit! Traversé! Salut! Cours de mains! Croisé!
683<br />
(Las horas de la noche, una a una, se escabullen sigilosamente hasta el último sitio.<br />
Las horas de la mañana, del mediodía y las crepusculares retroceden ante ellas.<br />
Llevan antifaces, con el cabello a dagas y pulseras de cascabeles apagados.<br />
Cansadas revereriencian bajo los velos.)<br />
¡Dingdón! ¡Dingdón!<br />
(rotando, la mano en lafrente) ¡Oh!<br />
LAS PULSERAS<br />
ZOE<br />
MAGINNI<br />
Les tiroirs! Chaîne de dames! La corbeille! Dos à dosa<br />
(Arabesqueando cansadamente tejen un diseño en el sudo, tejiendo, dest jiendo,<br />
reverenciando, rotando, sencillamente arremolinándose.)<br />
¡Estoy mareada!<br />
ZOE<br />
(Se suelta, cae abatida en una silla. Stephen coge a Floriy y da vueltas con ella.)<br />
MAGINNI<br />
Boulangère! Les ronds! Les ponts! Chevaux de bois! Escargots!
684<br />
(Trenzándose, separándose, con manos alternantes las horas de la noche se enlazan<br />
unas a otras con brazos arqueantes en un mosaico de movimientos. Stephen y<br />
Florry dan vueltas desangeladamente.)<br />
MAGINNI<br />
Dansez avec vos dames! Changez de dames! Donnez le petit bouquet à votre dame!<br />
Remerciez!<br />
La mejor, la mejor de todas,<br />
¡Rataplán!<br />
LA PIANOLA<br />
KITTY<br />
(se levanta de un salto) ¡Anda, estaban tocando eso en el tiovivo de la feria del<br />
Mirus!<br />
(Corre hacia Stephen. Éste dada a Flony bruscamentey coge a Kitty. Un penetrante<br />
silbido áspero de avetoro que chilla suena estridente. Quejirrefunfubarbotante el<br />
pesado carrusel de Toft da vueltas a la habitación lentamente en círculos y círculos<br />
por la habitación)<br />
Mi chica es una chica de Yorkshire.<br />
LA PIANOLA<br />
ZOE<br />
Yorkshire de la cabeza a los pies. ¡Vamos todos!
685<br />
(Coge a Florry y valsa.)<br />
Pas seul!<br />
STEPHEN<br />
(Hace rodar a Kitty hasta los brazos de Lynch, echa mano de la vara de fresno en<br />
la mesa y sale a bailar. Todos ruedan giran vallan rotan Bloombella Kittylynch<br />
Floriyzoe mujeres yuyubosas. Stephen con sombrero vara de fresno hace la rana en<br />
el medio echa piernas por alto con pateo al cielo boca cerrada la mano apretada<br />
bajo muslo. Con un tañido tilín bummartilleante el azuzador matamoros resopla<br />
destellos azul verde amarillo de las vueltas del pesado tiovivo de Toft con jinetes y<br />
serpientes doradas colgadas, las vísceras brincando en fandango hollan ensucian<br />
pisan y caen de nuevo.)<br />
Aunque sea una moza de fábrica<br />
y no lleve perlería.<br />
LA PIANOLA<br />
(Estrechamenteasidos veloces más veloces con flamaírompideslumbre desfilando<br />
pasan dardodisparados apiñados. ¡Rataplán<br />
¡Encore! ¡Bis! ¡Bravo! ¡Encore!<br />
¡Piensa en la gente de tu madre!<br />
TUTTI<br />
SIMON
686<br />
Danza de la muerte.<br />
STEPHEN<br />
(Tan otro talán tan de la campana del portero, caballo, penco, novillo, cochinillos,<br />
Conmee sobre asnodecristo, marinero de muleta y pierna coja en bote brazos<br />
cruzados tirando de cuerdas amarrando zapatean una saloma hasta el tuétano.<br />
¡Rataplán! Sobre pencos cerdos caballos enjaezados puercos de Gadarene Capetón<br />
en ataúd tiburones de acero apedrean a Nelson mancoperico dos pícaras<br />
Frauenzimmer manchadas de ciruelas de un cochecito cayendo vociferando. Caray<br />
ése es un campeón. Par azulmecha de barriles rudo. vísperas Love en coche de<br />
alquiler aireándose Botero ciegos ciclistas bacalaodoblaos Dilly con bizcotela sin<br />
perlerzá. Luego en la última montaña rusa apiñados arribay abajo chocan contra<br />
colchona algo como un virnyy «reine» gusto por rosa tinapiñada de chocanshire.<br />
¡Rataplán!<br />
Las parejas se apartan. Stephen gira vertiginosamente. La habitación gira a su vez.<br />
Con los ojos cerrados se tambalea. Railes rojos vuelan hacia despacio. Estrellas<br />
todas alrededor de soles dan vueltas en círculo. Brillantes típulas danzan en las<br />
paredes. Separa en seco)<br />
¡So!<br />
STEPHEN<br />
(La madre de Stephen, demacrada, se eleva yerta a través del suelo, degris lepra<br />
con una corona de azahar marchitoy un velo de novia rasgado, la cara carcomiday<br />
sin nariz, verde del moho de la tumba. Tiene poco pelo y desmaddado. Fea las<br />
cuencas de los ojos huecas garzoencirculadas en Stephen y abre la boca des-<br />
dentada emitiendo una palabra silenciosa. Un coro de vírgenesy confesores canta<br />
sin voz)
687<br />
Liliata rutilantium te confessorum ....<br />
lubilantium te virginum .....<br />
EL CORO<br />
(De pie en lo alto de una torre Buck Mulligan, con traje de mamarracho de colores<br />
entremezclados buriely amarilloygorra de payaso con campanilla, se queda<br />
mirándola boquiabierto, un humeante panecillo partido en dosy untado de<br />
mantequilla en la mano.)<br />
BUCK MULLIGAN<br />
Ha muerto bestialmente. ¡Qué pena! Mulligan conoce a la afligida madre. (levanta<br />
la mirada) ¡Malachi mercurial!<br />
LA MADRE<br />
(con la sonrisa sutil de la locura de la muerte) Una vez fui la bella May Goulding.<br />
Estoy muerta.<br />
STEPHEN<br />
(horrorizado) Lémur ¿quién eres? No. ¿Qué truco de camuñas es éste?<br />
BUCK MULLIGAN<br />
(agita la campanilla de la gorra) ¡Menuda farsa! Kinch chucho infeliz mató a la<br />
perra infeliz. Ha estirado la pata. (lágrimas de mantequillafundida caen de sus ojos<br />
sobre elpanecifo) ¡Nuestra inmensa dulce madre! Epi oinopa ponton.<br />
LA MADRE
688<br />
(se acerca, respirando sobre el suavemente su aliento a cenizas mojadas) Todos<br />
tienen que pasar por esto, Stephen. Más mujeres que hombres en el mundo. Tú<br />
también. El momento llegará.<br />
STEPHEN<br />
(asfixiándose de espanto, remordimiento y horror) Dicen que yo te maté, madre. Él<br />
ha mancillado tu memoria. El cáncer lo hizo, yo no. El destino.<br />
LA MADRE<br />
(un hilo de bilis verde chorreándole de la comisura de la boca) Cantaste esa<br />
canción para mí. El misterio del amor amargo.<br />
STEPHEN<br />
(ansiosamente) Dime la palabra, madre, si la conoces ahora. La palabra que todos<br />
conocen.<br />
LA MADRE<br />
¿Quién te salvó la noche que saltaste al tren en Dalkey con Paddy Lee? ¿Quién<br />
sintió lástima de ti cuando estabas triste entre extraños? La oración es todopoderosa.<br />
Oración por las ánimas benditas en el manual de las ursulinas e indulgencia de<br />
cuarenta días. Arrepiéntete, Stephen.<br />
¡El necrófago! ¡Hiena!<br />
STEPHEN
689<br />
LA MADRE<br />
Pido por ti en mi otro mundo. Que Dilly te haga aquel arroz hervido por las noches<br />
después de tu trabajo intelectual. Durante años y años te quise, ay, hijo mío, mi<br />
primogénito, cuando estabas en mi vientre.<br />
ZOE<br />
(abanicándose con el soplillo) ¡Me derrito!<br />
(señala a Stephen) ¡Míralo! Está blanco.<br />
(va a la ventana a abrirla más) Mareado.<br />
FLORRY<br />
BLOOM<br />
LA MADRE<br />
(con ojos abrasadores) ¡Arrepiéntete! ¡Ay, el fuego del infierno!<br />
STEPHEN<br />
(resoplando) ¡Su sublimado no corrosivo! ¡El devoracadáveres! Cabeza en<br />
carneviva y huesos ensangrentados.<br />
LA MADRE<br />
(la cara acercándose másy más, despidiendo aliento a cenizas) ¡Ten cuidado! (alza<br />
su ennegrecido brazo derecho marchito lentamente hacia el pecho de Stephen con<br />
el dedo extendido) ¡Cuídate de la mano de Dios!
690<br />
(Un cangrejo verde con malignos ojos rojos clava profundo sus pinzas gesticulantes<br />
en el corazón de Stephen.)<br />
STEPHEN<br />
(estrangulado de rabia, sus rasgos contraídos grises y viejos) ¡Mierda!<br />
(en la ventana) ¿Qué?<br />
BLOOM<br />
STEPHEN<br />
Ah non, par example! ¡La imaginación intelectual! Conmigo todo o nada de nada.<br />
Non serviam!<br />
FLORRY<br />
Dadle un poco de agua fría. Esperad. (sale precipitadamente)<br />
LA MADRE<br />
(retuerce las manos lentamente, gimoteando desesperadamente) i Oh Sagrado<br />
Corazón de Jesús, ten misericordia de él! ¡Sálvale del infierno, oh Sagrado Corazón<br />
Divino!<br />
STEPHEN<br />
¡No! ¡No! ¡No! ¡Doblegad mi espíritu, todos vosotros, si sois capaces! ¡Os pondré a<br />
todos bajo mi yugo!
691<br />
LA MADRE<br />
(en la agonía de los estertores de muerte) ¡Tened misericordia de Stephen, Señor,<br />
hacedlo por mí! Indecible fue mi angustia al expirar con amor, pena y agonía en el<br />
Monte Calvario.<br />
Notbung!<br />
STEPHEN<br />
(Levanta la vara de fresno en alto con ambas manos y hace añicos la lucerna. La<br />
lívida llama última del tiempo da un brinco y, en la oscuridad que siguió,<br />
devastación de todo despacio, cristal destrozado y desplome de mampostería.)<br />
¡Piufunn!<br />
¡Tranquilo!<br />
EL CHORRO DE GAS<br />
BLOOM<br />
LYNCH<br />
(avanza precipitadamentey coge a Stephen por la mano) ¡Vamos! ¡Ya está bien!<br />
¡No te vuelvas loco!<br />
¡Policía!<br />
BELLA
692<br />
(Stephen, &yándo la vara de fresno, la cabeza y brazos echados para detrás tiesos,<br />
golpea el suelo y sale huyendo de la habitación, por entre las putas de la puerta.)<br />
(chilla) ¡Cogedlo!<br />
BELLA<br />
(Las dos putas corren hacia la puerta del vestíbulo. Lynch y Kitty y Zoe salen de<br />
estampida de la habitación. Hablan con gran excitación. Bloom los sigue, regresa)<br />
LAS PUTAS<br />
(apiñadas en la entrada, señalando) Por ahí abajo.<br />
(señalando) Ahí. Ahí pasa algo.<br />
ZOE<br />
BELLA<br />
¿Quién paga la lámpara? (coge a Bloom por los faldones de la americana) Vamos,<br />
tú estabas con él. La lámpara está rota.<br />
BLOOM<br />
(corre al vestíbulo, corre de vuelta) ¿Qué lámpara, mujer?<br />
Se ha roto la americana.<br />
UNA PUTA
693<br />
BELLA<br />
(sus ojos duros de rabiay codicia, señala) ¿Quién va a pagar esto? Diez chelines.<br />
Eres testigo.<br />
BLOOM<br />
(empuña la vara defresno de Stephen) ¿Yo? ¿Diez chelines? No le ha desvalijado ya<br />
bastante? ¿Es que él no ....?<br />
BELLA<br />
(en voz alta) Vamos, nada de fanfarronadas. Esto no es un burdel. Una casa de a<br />
diez chelines.<br />
BLOOM<br />
(La cabeza debajo de la lámpara, tira de la cadena. Gimoteando, el chorro de gas<br />
ilumina una pantalla púrpura malva hecha añicos. Alza la vara defresno) Sólo está<br />
roto el fanal. Esto es todo lo que ha....<br />
BELLA<br />
(retrocede encogiday chilla) ¡Jesús! ¡No lo haga!<br />
BLOOM<br />
(desviando un golpe) Para mostrarle cómo le dio al papel. No hay daños ni por valor<br />
de seis peniques. ¡Diez chelines!<br />
FLORRY
694<br />
(con un vaso de agua, entra) ¿Dónde está?<br />
¿Quiere que llame a la policía?<br />
BELLA<br />
BLOOM<br />
Sí, sí, ya lo sé. Tienen un matón en el local. Pero si es un estudiante del Trnity.<br />
Parroquianos de su establecimiento. Caballeros que pagan el arrendamiento. (hace<br />
una señal masónica) ¿Sabe lo que quiero decir? Sobrino del rector. No querrá un<br />
escándalo.<br />
BELLA<br />
(con enfado) Trmity. Vienen por aquí a armar barullo después de las regatas y no<br />
pagan nada. ¿Es usted el que da las órdenes aquí o? ¿Dónde está? ¡Le voy a<br />
demandar! ¡Le voy a poner como chupa de dómine, claro que lo haré! (grita) ¡Zoe!<br />
¡Zoe!<br />
BLOOM<br />
(con insistencia) ¿Y si fuera su propio hijo de Oxford? (advirtiéndole) Lo sé.<br />
(casi sin habla) Quién es. ¡Desconocido!<br />
BELLA<br />
ZOE
695<br />
(en la entrada) Aquí hay bronca.<br />
BLOOM<br />
¿Qué? ¿Dónde? (echa un chelín en la mesay echa a andar) Eso es por el fanal.<br />
¿Dónde? Necesito aire fresco.<br />
(Se da prisa en salir por el vestíbulo. Las putas señalan. Florry le sigue,<br />
derramando agua del vaso inclinado. En el umbral todas las putas apiñadas hablan<br />
con desparpajo, señalando a la derecha donde la niebla se ha disipado. Por la iz-<br />
quierda llega un coche de alquiler tintineando. Aminora hasta detenerse delante de<br />
la casa. Bloom en la puerta del vestíbulo ve a Kelleher Copetón que está a punto de<br />
apearse del coche con dos troneras silenciosos. Vuelve la cara. Bella desde el<br />
vestíbulo azuza a sus putas. Éstas tiran besos pitopitogorgoritopegajobabosos<br />
mmnmmn. Kelleher Copetón responde con una cadavérica sonrisa obscena. Los<br />
troneras silenciosos se vuelven apagar al calesero. Zoe y Kitty aún señalan a la<br />
derecha. Bloom, abriéndose paso por entre ellas veloz, se planta su capucha de<br />
califa y su poncho y aligera escaleras abajo con la cara de lado. El desconocido<br />
Haroun Al Raschid pasa sigilosamente por detrás de los troneras silenciosos y<br />
aprieta el paso por la verja con el paso raudo del leopardo que desparrama su<br />
rastro tras él, sobres rotos empapados en anís. La vara de fresno señala su<br />
zancada. Una jauría de dogos, guiada por el matamoros del Trinity que blande un<br />
látigo para perros con gorra de azuzadory un viejo par de pantalones grises, le<br />
sigue de lejos, olfateando el rastro, más cerca, aullando, resoplando, perdiendo el<br />
rastro, desbandándose, sacando la lengua, mordiéndole los talones, saltándole a la<br />
cola. Él anda, corre, zigzaguea, galopa, las antenas hacia atrás. Le acribillan con<br />
gravilla, troncos de coles, cajas de galletas, huevos, patatas, bacalao podrido,<br />
chanclichancletas de mujer. Tras el nuevamente encontrado la ladra galopa en<br />
zigzag en acalorada persecución de hacer lo que haga el primero: el 65C, el 66C,<br />
los guardias nocturnos, John Henry Menton, Wisdom Hey, VB Dillon, el Concejal<br />
Nannetti, Alexander Yaves, Larry 0 Rourke, Joe Cuffe, Mrs. 0 Dowd, Burke el
696<br />
Picha, el Innominado, Mrs. Riordan, el Paisano, Gariyowen, el Comosellame, el<br />
Cararrara, el Tipotamparecido, el Levistoantes, el Tiodelquiste, Chris Callinan, Sir<br />
Charles Cameron, Benjamin Dollard, Lenehan, Bartell d Arcy, Joe Hynes, Murray<br />
el rojo, el director Brayden, T. M. Healy, e1Juez Fitzgibbon, John Howard Parnell,<br />
el reverendo Salmón en Conserva, el profesor Joy, Mrs. Breen, Denis Breen,<br />
Theodore Purefoy, Mina Purefoy, la empleada de correos de Westland Row, C. P.<br />
M'Coy, el amigo de Lyons, Holohan Boto, el hombredelacalle, el otro-<br />
hombredelacalle, las Botasdefútbol, el conductor chato, una rica señora<br />
protestante, Davy Byrne, Mrs. Ellen M'Gumness, Mrs. Joe Gallaher, George<br />
Lidwell, Jimmy Henry sobre callos, el superintendente Laracy, el Padre Cowley,<br />
Crofton el de la oficina del Recaudador general, Dan Dawson, el odontólogo<br />
Bloom con pinzas, Mrs. Bob Doran, Mrs. Kennefzck, Mrs. Wyse Nolan, John Wyse<br />
Nolan, una hermosamujerca-<br />
sadacontracuyoanchotraseroserrestregoeneltranviadeClonskea, el librero de<br />
Delicias del pecado, Miss Dubedatylotomoporamabilidat, Mesdames Gerald y<br />
Stanislaus Moran de Roebuck, el director administrativo de casa Drimmie, Wether-<br />
up, el coronel Hayes, Mastiansky, Citron, Penrose, Aaron Higatner, Moses Herzog<br />
Michael E. Geraghty, el Inspector Troy, Mrs. Galbraith, el agente de la esquina de<br />
una bocacalle de las que dan a Eccles Street, el viejo doctor Brady con es-<br />
tetoscopio, el hombre misterioso de la playa, un perdiguero, Mrs. Miriam<br />
Dandrade y todos sus amantes.)<br />
LA LADRA<br />
(enajetreoarrojadizorrevoltyo) ¡Ése es Bloom! ¡Detened a Bloom!<br />
¡Detenedabloom! ¡Detenedalladrón! ¡Eh! ¡Eh! ¡Detenedlo en la esquina!<br />
(En la esquina de Beaver Street debajo del andamio se detiene Bloom resoplando al<br />
borde del ruidoso rebujo de la pelea, sin saber ni jota del ich! ¡eh! de la bronca y<br />
camorra sobre el quequién de la rebujinafoklonesca)
697<br />
STEPHEN<br />
(con exageradosgestos, respirando profunday lentamente) Sois mis invitados. Los<br />
no invitados. En virtud del quinto de los Jorges y del séptimo de los Eduardos. La<br />
historia tiene la culpa. Fabulada por las madres de la memoria.<br />
SOLDADO CARR<br />
(a Cissy Caffrey) ¿Te estaba insultando ése?<br />
STEPHEN<br />
Le hablaba en vocativo femenino. Probablemente neutro. Nogenitivo.<br />
VOCES<br />
No, no fue así. Yo fe visto. La chica ahí. Ése estaba en la casa de Mis. Cohen. ¿Qué<br />
pasa? Soldado y paisano.<br />
CISSY CAFFREY<br />
Yo estaba en compañía de los soldados y ellos me dejaron para hacer, ya sabe, y ese<br />
joven me viene corriendo por detrás. Pero yo soy fiel al hombre que me invita<br />
aunque sólo sea una puta de a chelín.<br />
Ellasfielalhombre.<br />
VOCES<br />
STEPHEN
698<br />
(se percata de las cabezas de Lynchy Kity) Salve, Sísifo. (se señala a sí mismoy a<br />
los otros) Poético. Uropoético.<br />
CISSY CAFFREY<br />
Sí, para ir con él. Y yo con un soldado amigo.<br />
SOLDADO COMPTON<br />
Éste está pidiendo que le calienten las orejas, el marica. Endíñale una, Harry.<br />
SOLDADO CARR<br />
(a Cissy) ¿La ha estado insultando mientras que yo y él echábamos una meada?<br />
LORD TENNYSON<br />
(caballero poeta con chaqueta ligera de deporte de la bandera británica y<br />
pantalones de críquet de franela, sin sombrero, barbalaíre.) Lo suyo no es razonar<br />
el porqué.<br />
Endíñale, Harry.<br />
SOLDADO COMPTON<br />
STEPHEN<br />
(al soldado Compton) No conozco tu nombre pero tienes mucha razón. El Doctor<br />
Swift dice que un hombre con armadura vence a diez en camisa. Lo de la camisa es<br />
una sinécdoque. La parte por el todo.
699<br />
CISSY CAFFREY<br />
(a la muchedumbre) No, yo estaba con los soldados.<br />
STEPHEN<br />
(amigablemente) ¿Por qué no? El soldadito valiente. En mi opinión cualquier señora<br />
que por ejemplo .....<br />
SOLDADO CARR<br />
(con lagorra torcida, avanza hacia Stephen) Digo ¿qué te parece, jefe, si te saltara<br />
las muelas de una hostia?<br />
STEPHEN<br />
(mira al cielo) ¿Que qué? Muy desagradable. Noble arte del autofingimiento.<br />
Personalmente, detesto la acción. (sacude la mano) La mano me duele algo. Enfin<br />
ce sont vos oignons. (a Cissy Caffrey) Algún tipo de camorra está teniendo lugar<br />
aquí. ¿Qué sucede en realidad?<br />
DOLLY GRAY<br />
(desde su balcón ondea el pañuelo, haciendo la señal de la heroína de jericó)<br />
Rajab. Hijo de Cook, adiós. Vuelve sano a casa con Dolly. Sueña con la chica que<br />
dejaste atrás y ella soñará contigo.<br />
(Los soldados vuelven los ojos anegados)<br />
BLOOM
700<br />
(a codazos por entre la muchedumbre, le da un repelón de la manga a Stephen con<br />
fuerza) Vamos ya, profesor, el cochero espera.<br />
STEPHEN<br />
(se vuelve) ¿Eh? (se suelta) ¿Por qué no he de hablar con él o con cualquier otro ser<br />
humano que ande erguido sobre esta naranja achatada por los polos? (señala con el<br />
dedo) No tengo miedo a hablar de nada siempre que le vea los ojos. Manteniendo la<br />
perpendicular. (da un traspié hacia atrás)<br />
(sosteniéndole) Mantenga la suya propia.<br />
BLOOM<br />
STEPHEN<br />
(ríe sin sentido) Tengo el centro de gravedad desplazado. He olvidado el truco.<br />
Sentémonos en algún sitio y discutamos. La lucha por la vida es la ley de la<br />
existencia pero pero los compasivos pacifistas, en particular el zar y el rey de<br />
Inglaterra, han inventado el arbitraje. (se da en la frente) Pero es aquí dentro donde<br />
tengo que matar al sacerdote y al rey.<br />
BIDDY EXPURGACIONES<br />
¿Has oído lo que decía el profesor? Es un profesor de la universidad.<br />
Sí. Lo he oído.<br />
KATE COÑONA<br />
BIDDY EXPURGACIONES
701<br />
Se expresa con tan marcado refinamiento de fraseología.<br />
KATE COÑONA<br />
Desde luego que sí. Y al mismo tiempo con tan apropiada mordacidad.<br />
SOLDADO CARR<br />
(se libera de un tiróny avanza hacia delante) ¿Qué es eso que dices de mi rey?<br />
(Eduardo Séptimo aparece en una arcada. Viste un jersey blanco sobre el que está<br />
cosida una imagen del Sagrado Corazón con las insignias de la. jarretera y el<br />
Cardo, del Toisón de Oro, del Elefante de Dinamarca, de la caballería de Skinner y<br />
de Probyn, de miembro más antiguo de Lmcoln's Inn y de la antigua y honorable<br />
compañía de artillerzá de Massachusetts. Mamulla unayuyuba roja. Lleva túnica<br />
degran maestre electo perfectoy sublime con trullay mandil de masón, etiquetados<br />
made in Germany. En la mano izquierda sostiene un cubo deyesero sobre el que va<br />
impreso Défense d'unner. Un bramido de bienvenida le saluda)<br />
EDUARDO SÉPTIMO<br />
(lenta, solemne pero confusamente) A la paz de Dios. Como identificación, cubo en<br />
la mano. Salud, chicos. (se vuelve a sus vasallos) Hemos venido aquí para ser<br />
testigos de una pelea limpia y sin trampa y cordialmente deseamos lo mejor a ambas<br />
partes y mucha suerte. Mahak matar a bak. (estrecha la mano al soldado Carr, al<br />
soldado Compton, a Stephen, Bloomy Lynch)<br />
(Aplauso general. Eduardo Séptimo eleva el cubo graciosamente en<br />
reconocimiento)
702<br />
(a Stephen) Dilo otra vez.<br />
SOLDADO CARR<br />
STEPHEN<br />
(nervioso, amistosamente, controlándose) Entiendo tu punto de vista aunque yo no<br />
tengo rey por el momento. Ésta es la era de los específicos. Es dificil una discusión<br />
en estas circunstancias. Pero éste es el asunto. Tú mueres por tu país. Digamos. (le<br />
coloca el brazo en la manga al Soldado Carr) No es que yo te lo desee. Pero digo<br />
yo: Que mi país muera por mí. Hasta ahora ha sido así. Yo no quería que muriese.<br />
Maldita muerte. ¡Larga vida a la vida!<br />
EDUARDO SÉPTIMO<br />
(levita sobre montones de gente masacrada, con las vestiduras y el halo de Jesús<br />
Jacarero, una yuyuba blanca en la cara fosforescente)<br />
Mis métodos son nuevos y causan sorpresa.<br />
Echo polvo a los ojos para que el ciego vea.<br />
STEPHEN<br />
¡Reyes y unicomios! (retrocede un paso) Vente a algún sitio y vamos a ... ¿Qué<br />
decía esa chica ...?<br />
SOLDADO COMPTON<br />
Eh, Harry, dale una patada en las pelotas. Métele una a ése.<br />
BLOOM
703<br />
(a los soldados, suavemente) No sabe lo que dice. Ha tomado un poco más de la<br />
cuenta. Absintio. Monstruo ojiverde. Le conozco. Es un caballero, un poeta. No<br />
pasa nada.<br />
STEPHEN<br />
(asiente, sonriendoy riendo) Caballero, patriota, erudito y juez de impostores.<br />
Me importa un carajo quién sea.<br />
Nos importa un carajo quién sea.<br />
SOLDADO CARR<br />
SOLDADO CARR<br />
STEPHEN<br />
Al parecer soy un fastidio para ellos. Trapo verde para un toro.<br />
(Kevin Egan de París en camisa negra con machos y sombrero de agitador irlandés<br />
le hace señales a Stephen.)<br />
KEVIN EGAN<br />
¡Hola! Bonjour! La vieille ogresse con los dents jaunes.<br />
(Patrice Egan aparece por detrás, la cara de conejo mordisqueando una hoja de<br />
membrillo.)<br />
PATRICE
704<br />
Socialiste!<br />
DON EMILE PATRIZIO FRANZ RUPERT POPE HENNESSY<br />
(con jazarán medieval, dos gansos salvajes volantes en el almete, con noble<br />
indignación señala con una mano enmallada acusadora a los dos soldados.) ¡Werf<br />
esos eykes a footboden, grandes grandes porcos de guarro-johnnys all cubiertos de<br />
salsa!<br />
BLOOM<br />
(a Stephen) Véngase a casa. Se va a buscar problemas.<br />
STEPHEN<br />
(tambaleándose) No lo voy a evitar. Ése insulta mi inteligencia.<br />
BIDDY EXPURGACIONES<br />
Una inmediatamente se percata que es de buena cuna.<br />
LA VIRAGO<br />
El verde está por encima del rojo, coge y dice él. Wolfe Tone.<br />
LA ALCAHUETA<br />
El rojo es tan bueno como el verde. Y mejor. ¡Arriba los soldados! ¡Arriba el Rey<br />
Eduardo!
705<br />
UN BRAVUCÓN<br />
(ríe) ¡Sí! Arriba las manos. Lo manda De Wet.<br />
EL PAISANO<br />
(con una enorme bufanda esmeralday cachiporra, declara)<br />
Que el Dios de los cielos<br />
envíe una paloma<br />
con dientes afilados como cuchillas<br />
para rajarles las gargantas<br />
a los perros ingleses<br />
que colgaron a nuestros líderes irlandeses.<br />
EL ZAGAL REBELDE<br />
(el nudo de la soga al cuello, se aguanta las vísceras que se le salen con ambas<br />
manos)<br />
A ningún ser vivo guardo rencor,<br />
pero más que al rey a mi país doy amor.<br />
RUMBOLD, BARBERO DEMONIO<br />
(acompañado de dos ayudantes negrienmascarados, avanza con un maletín que<br />
abre) Señoras y caballeros, el cachete adquirido por Mis. Pearcy para asesinar a<br />
Mogg. El cuchillo con el que Voisin descuartizó a la mujer de un compatriota y<br />
escondió los restos en una sábana en el sótano, habiendo sido cortada la garganta de<br />
la infortunada mujer de oreja a oreja. Frasco que contiene arsénico recuperado del<br />
cuerpo de Miss Barron que llevó a Seddon a la horca.
706<br />
(Da una sacudida a la soga. Los ayudantes de un salto cogen las piernas de la<br />
victimay la arrastran hacia abajo, refunfuñando. La lengua del zagal rebelde<br />
sobresale terriblemente.)<br />
Jorjidé jejá jor ji jajre.<br />
EL ZAGAL REBELDE<br />
(Entrega su espíritu. Una terrible erección del ahorcado envía salpicones de<br />
esperma espurreado a través de sus ropas de muerto hasta el adoquinado. Mrs.<br />
Bellingham, Mrs. Yelverton Bany y la Honorable Mrs. Mervyn Talboys se<br />
precipitan corriendo con sus pañuelos para empaparlo.)<br />
RUMBOLD<br />
Yo mismo estoy cerca de esto. (quita el nudo) Soga que colgó al tremendo rebelde.<br />
Diez chelines la vez. Según se solicitó a su Alteza Real. (hunde la cabeza en el<br />
vientre abierto del ahorcado y saca la cabeza de nuevo cuajada de intestinos<br />
humeantesy enroscados) Mi doloroso deber ha sido cumplido. ¡Dios salve al rey!<br />
EDUARDO SÉPTIMO<br />
(baila lentamente, solemnemente, repiqueteando el cubo, y canta con suave<br />
contento)<br />
¡El día de la coronación, de la coronación, ay, lo pasaremos muy divertido,<br />
bebiendo güisqui, cerveza y vino!<br />
SOLDADO CARR
707<br />
Venga. ¿Qué estás diciendo de mi rey?<br />
STEPHEN<br />
(levanta las manos en alto) ¡Vaya, esto es demasiado monótono! Nada. Ése quiere<br />
mi dinero y mi vida, aunque el querer deba dominarlo, para algún embrutecido<br />
imperio suyo. Dinero no tengo. (se hurga en los bolsillos indecisamente) Se lo di a<br />
alguien.<br />
¿Quién quiere tu asqueroso dinero?<br />
SOLDADO CARR<br />
STEPHEN<br />
(intenta irse) ¿Me puede decir alguien dónde es menos probable que me encuentre<br />
con estos males necesarios? (:a se voit aussi ìá París. No es que yo ... Pero ¡por San<br />
Patricio .....!<br />
(Las cabezas de las mujeres se unen. La vieja Abuelita Legañosa con sombrero de<br />
pandeazúcar aparece sentada en una seta quitasol, la flor-mortal de la plaga de la<br />
patata en el pecho.)<br />
STEPHEN<br />
¡Aahá! ¡Te conozco, yaya! ¡Hamlet, venganza! ¡La vieja cerda que devora su propia<br />
lechigada!<br />
LA VIEJA ABUELITA LEGAÑOSA
708<br />
(meciéndose adelantey atrás) La novia de Irlanda, la hija del rey de España, cariño<br />
mío. ¡Extraños en mi casa, que les parta un rayo! (modula fúnebremente con pena<br />
de parca) ¡Ay de mí! ¡Ay de mí! ¡Seda del hato! (se lamenta) Te encontraste con la<br />
pobre vieja Irlanda y ¿cómo le va?<br />
STEPHEN<br />
¿Cómo me va a mí contigo? ¡Un triple de críquet! ¿Dónde está la tercera persona de<br />
la Santísima Trinidad? ¿Mi bienamado Soggarth Aroon? El reverendo Cuervo<br />
Carroña.<br />
CISSY CAFFREY<br />
(grito penetrante) ¡Sepárenlos que no se peguen!<br />
Nuestros hombres se retiraron.<br />
UN BRAVUCÓN<br />
SOLDADO CARR<br />
(echándose mano a la correa) Voy a retorcerle el cuello al cabrón que se atreva a<br />
decir una palabra en contra del cabronazo de mi rey.<br />
BLOOM<br />
(aterrado) No dijo nada. Ni una palabra. Un puro malentendido.<br />
SOLDADO COMPTON<br />
Vamos, Harry. Dale un sopapo en el ojo. Está a favor de los bóers.
709<br />
¿Dije yo algo? ¿Cuándo?<br />
STEPHEN<br />
BLOOM<br />
(a los casacasrojas) Luchamos por vosotros en Sudáfrica, tropas de infantería<br />
irlandesas. ¿No es eso historia? Fusileros del Real de Dublín. Honrados por nuestro<br />
monarca.<br />
EL PEÓN<br />
(pasa dando traspiés) ¡Ay, sí! ¡Ay Dios, sí! ¡Vamos, hagan la güerra una güerra de<br />
cucuervos! ¡Ay! ¡Bo!<br />
(Alabarderos enyelmados y en armadura impulsan hacia delante un palenque de<br />
lanzas ensartadas con entrañas. El Comandante Tweedy, con mostachos a lo Turco<br />
el terrible, con gorra de piel de oso con penacho y de gala, con dragonas, orifreses<br />
y portapliegos, el pecho resplandeciente de medallas, se apresta al combate. Hace<br />
la señal del guerrero peregrino de los caballeros templarios.)<br />
EL COMANDANTE TWEEDY<br />
(retumba bruscamente) ¡Rorke's Drift! Preparados, guardias, y a ellos! Mahar shalal<br />
hashbaz.<br />
Erin go bragb!<br />
EL PAISANO
710<br />
(El Comandante Tweedy y el Paisano se muestran el uno al otro las medalla.,<br />
condecoraciones, trofeos de guerra, heridas. Ambos saludan con hostilidad feroz)<br />
Me lo voy a cargar.<br />
SOLDADO CARR<br />
SOLDADO COMPTON<br />
(echa a la muchedumbre hacia atrás) Juego limpio, vamos. Haz una puñetera<br />
camicería de este maricón.<br />
(Una concentración de bandas entonan Garryowen y Dios salve al rey.)<br />
Van a pelear. ¡Por mí!<br />
El valiente y la bella.<br />
CISSY CAFFREY<br />
KATE COÑONA<br />
BIDDY EXPURGACIONES<br />
Se me antoja que aqueste caballero de color sable ha de justar con lo mejor.<br />
KATE COÑONA<br />
(sonrojándose profundamente) No, señora mía. ¡El jubón de gules y el alegre san<br />
Jorge para mí!
711<br />
STEPHEN<br />
De calle en calle el grito de la ramera tejerá el sudario de la vieja Irlanda.<br />
SOLDADO CARR<br />
(soltándose la correa, grita) Le voy a retorcer el cuello al cabronazo hijo de puta<br />
que diga una sola palabra contra el jodido cabronazo del rey.<br />
BLOOM<br />
(zarandea a Cissy Carey por los hombros) ¡Habla, tú! ¿Te has quedado muda? Tú<br />
eres el enlace entre naciones y generaciones. Habla, mujer, sagrada dadora de vida.<br />
CISSY CAFFREY<br />
(alarmada, coge al Soldado Carr de la manga) ¿Es que no estoy contigo? ¿No soy<br />
yo tu chica? Cissy es tu chica. (grita) ¡Policía!<br />
(extasiadamente, a Cissy Caffrey)<br />
STEPHEN<br />
Blancas tus manos, roja tu boca y tu cuerpo es delicado.<br />
¡Policía!<br />
VOCES<br />
VOCES DISTANTES
712<br />
¡Dublín se quema! ¡Dublín se quema! ¡En llamas, en llamas!<br />
(Brotan llamas de azufre. Densas nubes pasan rodando. Pesadas ametralladoras<br />
retumban. Pandemónium. Tropas se despliegan. Galope de cascos. Artdlerzá.<br />
Roncas órdenes. Las campanas tañen. Los apostantes gritan. Borrachos vociferan.<br />
Putas gritan desaforadas. Las sirenas de niebla ululan. Gritos de valor. Clamor de<br />
agonizantes. Picas entrechocan con corazas. Ladrones roban a los masacrados.<br />
Aves de presa, alzando el vuelo desde el mar, elevándose desde tierras pantanosas,<br />
lanzándose en picado desde los altos nidos, se ciernen en torno chillando,<br />
alcatraces, cormoranes, buitres, azores, becadas trepadoras, halcones peregrinos,<br />
esmerejones, urogallos negros, águilas marinas, gaviotas, albatros, barnaclas. El<br />
sol de medianoche se oscurece. La tierra tiembla. Los muertos de Dublín de<br />
Prospecty MountJerome con abrigos de piel de oveja blancos y mantos de vellón de<br />
cabra negros resucitan y se aparecen a muchos. Se abre una sima de un bostezo<br />
silencioso. Tom Rochford ganador, con calzonas y camiseta deportivas, llega a la<br />
cabeza de la carrera nacional de vallas bándicap y pega un salto al vacío. Le sigue<br />
un puñado de corredores y saltadores. En actitudes delirantes dan un salto desde el<br />
borde. Sus cuerpos se sumergen. Mozas de fábrica con perlerzá tiran ratapla-<br />
bombas de Yorkshire al rojo vivo. Damas de sociedad se levantan las faldas por<br />
encima de la cabeza para protegerse. Brujas hilarantes con camisoncillos cortos<br />
rojos montan por los aires en escobas. Lyster el cuáquero emplasta erosiones.<br />
Llueven dientes de dragón. Héroes armados brotan de los surcos. Se intercambian<br />
en amistad el santo Y seña de los caballeros de la cruz rojay se baten en duelos con<br />
sables de caballería: WoY Tone contra Henry Grattan, Smith O Brien contra<br />
Daniel O'Conned, Michael Davitt contra Isaac Butt, Justin M'Carthy contra<br />
Parneli, Arthur Griffith contra john Redmond, John O Leary contra Lear O Johnny,<br />
Lord Edward Fitzgerald contra Lord Gerald Fitzedwart4 EZ 0 Donoghue de los<br />
Glens contra los Glens del O Donoghue. Sobre un alto, el centro de la tierra, se<br />
eleva el altar de campaña de Santa Bárbara. Velas negras se elevan de los lados<br />
del evangelio y de la epístola. Desde las altas saeteras de la torre dos haces de luz<br />
caen sobre la piedra del altar de velo de humo. Sobre la piedra del altar Mrs. Mina
713<br />
Purefoy, diosa de la insensatez, yace, desnuda, engrillada, un cáliz descansando<br />
sobre su abultada barriga. El padre Malachi O Flynn con saya de encaje y casulla<br />
del revés, los dos pies izquierdos vueltos del revés hacia las puntas, celebra una<br />
misa de campaña. El Reverendo Mr. Hugh C. Haines Love Ldo. en Letras con una<br />
sotana sencillay birrete, la cabezay el cuello vueltos del revés, sostiene encima de<br />
la cabeza del celebrante un paraguas abierto.)<br />
Introibo ad altare diaboli.<br />
Al diablo alegría de mi juventud.<br />
EL PADRE MALACHI O'FLYNN<br />
EL REVERENDO MR. HAINES LOVE<br />
EL PADRE MALACHI O'FLYNN<br />
(toma del cáliz y eleva una hostia chorreando sangre) Corpus meum.<br />
EL REVERENDO MR. HAINES LOVE<br />
(alza bien alto por detrás la saya del celebrante, revelando sus velludas nalgas<br />
grises desnudas entre las que hay metida una zanahoria) Mi cuerpo.<br />
LA VOZ DE TODOS LOS CONDENADOS<br />
¡Anier Etnetopinmo Soid Roñes le seup, Ayulela!<br />
(Desde las alturas la voz de Adonai clama)<br />
ADONAI
714<br />
¡Sooooooiüüd!<br />
LA VOZ DE TODOS LOS BIENAVENTURADOS<br />
¡Aleluya, pues el Señor Dios Omnipotente reina!<br />
(Desde las alturas la voz de Adonai clama)<br />
¡Diüoooooooos!<br />
ADONAI<br />
(En estridente disonancia campesmosy ciudadanos de lasfacciones de Orangey<br />
Verde cantan Dale una patada al Papa y Cada día, cada día, con flores a María.)<br />
SOLDADO CARR<br />
(espetando las palabras con ferocidad) ¡Me lo voy a cargar, que me muera yo ahora<br />
mismo si no! ¡Le voy a retorcer el gañote a ese cabrón puñetero hijodeputa.<br />
(El perdiguero, olfateando en los alrededores de la muchedumbre, ladra<br />
ruidosamente)<br />
BLOOM<br />
(corre hacia Lynch) ¿No se lo puede llevar de aquí?<br />
LYNCH
715<br />
Ama la dialéctica, el lenguaje universal. ¡Kitty! (a Bloom) Lléveselo de aquí, hágalo<br />
usted. A mí no me escucha.<br />
(Se lleva a Kitty a rastras.)<br />
STEPHEN<br />
(señala) Exit judas. Et laqueo se suspendí.<br />
BLOOM<br />
(corre hacia Stephen) Véngase conmigo ahora antes de que ocurra lo peor. Aquí<br />
está su bastón.<br />
STEPHEN<br />
Bastón, no. Razón. La fiesta de la razón pura.<br />
LA VIEJA ABUELITA LEGAÑOSA<br />
(alarga una daga hacia la mano de Stephen) Acaba con él, acusbla. A las 8:35 a.m.<br />
estará usted en el cielo e Irlanda será libre. (reza) ¡Oh buen Dios, llévatelo!<br />
CISSY CAFFREY<br />
(tirando del Soldado Carr) Vamos, estás ajumado. Me insultó pero le perdono.<br />
(legrita al oído) Le perdono por insultarme.<br />
BLOOM<br />
(por encima del hombro de Stephen) Sí, váyase. Ya ve que está incapaz.
716<br />
SOLDADO CARR<br />
(se suelta) Yo sí que le voy a insultar a él.<br />
(Se precipita hacia Stephen, el puño extendido, y le pega en la cara. Stephen se<br />
tambalea, se derrumba, cae, aturdido. Queda en tierra, la cara vuelta hacia el<br />
cielo, el sombrero rodando hacia la pared. Bloom lo siguey lo coge)<br />
EL COMANDANTE TWEEDY<br />
(voz engrito) ¡Enfunden! ¡Alto el fuego! ¡Saluden!<br />
EL PERDIGUERO<br />
(ladrando furiosamente) Uden uden uden uden uden uden uden uden.<br />
LA MUCHEDUMBRE<br />
¡Deje que se levante! ¡No le pegue cuando está en el suelo! ¡Aire! ¿Quién? El<br />
soldado le pegó. Es un profesor. ¿Está lastima'o? ¡No lo maltrate! ¡Se ha<br />
desmayado!<br />
UNA TARASCA<br />
Y qué necesidad tenía el casacarroja de pegarle al caballero y estando como está<br />
cargado. ¡Que se vayan a luchar contra los bóers!<br />
LA ALCAHUETA
717<br />
¡Mira quién fue a hablar! ¿Es que no tiene derecho el soldado a estar con su chica?<br />
Él empujó primero.<br />
(Se tiran de los pelos, se clavan las zarpas y se escupen.)<br />
(ladrando) Güero güero güero.<br />
EL PERDIGUERO<br />
BLOOM<br />
(apartándolas a empellones, a voz en grito) ¡Atrás, échense para detrás!<br />
SOLDADO COMPTON<br />
(dándole tirones a su camarada) Venga. Pierde el culo, Harry. ¡Aquí llegan los<br />
polizontes!<br />
(Dos guardias con esclavinas-impermeables, amenazantes, de pie en el grupo)<br />
¿Qué pasa aquí?<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
SOLDADO COMPTON<br />
Estábamos con esta señora. Y ése nos insultó. Y agredió a mi colega. (el perdiguero<br />
ladra) ¿De quién es ese jodido chucho?<br />
(expectante) ¡Está sangrando!<br />
CISSY CAFFREY
718<br />
UN HOMBRE<br />
(incorporándose del suelo) No. Ha perdido el sentido. Se recuperará sin problema.<br />
BLOOM<br />
(mira repentinamente alhombre) Déjenmelo a mí. Yo puedo fácilmente .....<br />
¿Quién es usted? ¿Le conoce?<br />
GUARDIA SEGUNDO<br />
SOLDADO CARR<br />
(da un bandazo hacia elguardia) Insultó a mi amiga la señora.<br />
BLOOM<br />
(con enfado) Usted le pegó sin provocación. Yo soy testigo. Agente, tómele el<br />
número de su regimiento.<br />
GUARDIA SEGUNDO<br />
No necesito instrucciones suyas para el cumplimiento de mi deber.<br />
SOLDADO COMPTON<br />
(tirando de su camarada) Venga, perdamos el culo, Harry. O Bennett te meterá de<br />
cabeza en el calabozo.
719<br />
SOLDADO CARR<br />
(dando traspiés al ser apartado a tirones) Que se joda el viejo Bennett. Es un<br />
manconazo de mierda. Me importa un carajo.<br />
(saca su bloc denotas)¿ Cómo se llama?<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
BLOOM<br />
(mirando con atención por encima de la muchedumbre) Ahí veo un coche. Si me<br />
echa una mano un momento, sargento ....<br />
Nombre y dirección.<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
(Kellkher Copetón, con cintino de luto en el sombrero, una coronafuneraria en la<br />
mano, aparece entre los curiosos)<br />
BLOOM<br />
(con rapidez) ¡Vaya, justo el hombre! (susurra) El hijo de Simon Dedalus. Con dos<br />
copas de más. A ver si consigue que los policías aparten a estos zánganos.<br />
Buenas, Mr. Kelleher.<br />
GUARDIA SEGUNDO<br />
KELLEHER COPETÓN
720<br />
(alguardia, con mirada cansada) Está bien. Le conozco. Ha ganado algo en las<br />
carreras. Copa de oro. Tirado. (se ríe) Veinte a uno. ¿Me sigue?<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
(se vuelve hacia la muchedumbre) Venga ¿qué hacen todos ahí mirando<br />
boquiabiertos? Vamos, circulen.<br />
(La muchedumbre se dispersa lentamente, mascullando, callejón abajo.)<br />
KELLEHER COPETÓN<br />
Déjelo en mis manos, sargento. No pasa nada. (se ríe, sacudiendo la cabeza)<br />
Nosotros éramos iguales a menudo, digo, o peores. ¿Qué? ¿Eh, qué?<br />
(ríe) Supongo que sí.<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
KELLEHER COPETÓN<br />
(le toca con el codo alguardia segundo) Ande y bórrelo de la lista. (con una<br />
cantinela, meneando la cabeza) Con el agururú agururú agururú agururú. ¿Qué, eh,<br />
me sigue?<br />
GUARDIA SEGUNDO<br />
(con simpatía) Ah, seguro, nosotros lo éramos también.<br />
KELLEHER COPETÓN
721<br />
(guiñando el ojo) Los jóvenes son los jóvenes. Tengo un coche aquí al lado.<br />
Muy bien, Mr. Kelleher. Buenas noches.<br />
Yo me ocupo de todo.<br />
GUARDIA SEGUNDO<br />
KELLEHER COPETÓN<br />
BLOOM<br />
(le estrecha la mano a los guardias uno tras otro) Muchísimas gracias, caballeros.<br />
Gracias. (murmulla confidencialmente) No queremos escándalos, ya comprenden.<br />
El padre es un conocido ciudadano muy respetado. Corrérsela un poco, ya me<br />
entienden.<br />
Ah. Comprendo, señor.<br />
Está bien, señor.<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
GUARDIA SEGUNDO<br />
GUARDIA PRIMERO<br />
Sólo en caso de lesiones corporales tendría que informar en la comisaría.<br />
BLOOM
722<br />
(asiente rápidamente) Naturalmente. Muy cierto. No es más que su obligación.<br />
Es nuestra obligación.<br />
Buenas noches, chicos.<br />
(saludando juntos) Buenas, caballeros.<br />
(Se van con pesado paso lento)<br />
GUARDIA SEGUNDO<br />
KELLEHER COPETÓN<br />
LOS GUARDIAS<br />
BLOOM<br />
(resuella) Fue providencial que apareciera usted en escena. ¿Tiene un coche ...?<br />
KELLEHER COPETÓN<br />
(ríe, señalando con el pulgar por encima del hombro derecho al coche parado<br />
cerca del andamio) Dos representantes de comercio que convidaban a champán en<br />
casa Jammet. Como príncipes, se lo juro. Uno de ellos había perdido dos soberanos<br />
en las carreras. Ahogando su dolor. Y darse una vuelta por donde las chicas de<br />
alteme. Así que los monté en el coche de Behan y me los traje al barrio nocturno.<br />
BLOOM
723<br />
Yo iba precisamente para casa por Gardiner Street cuando dio la casualidad de que<br />
...<br />
KELLEHER COPETÓN<br />
(ríe) Claro que querían que yo me fuera con ellos de fulanas. No, por Dios, digo yo.<br />
No es para los perros viejos como yo y como usted. (ríe de nuevo y mira<br />
maliciosamente con ojo mortecino) Gracias a Dios que lo tenemos en la casa ¿qué,<br />
eh, me sigue? ¡Ja, ja, ja!<br />
BLOOM<br />
(intenta reír) ¡Ji, ji, ji! El hecho es que iba a visitar a un viejo amigo mío por esta<br />
parte de la ciudad, Virag, usted no le conoce (el pobre hombre, ha estado en cama<br />
toda la semana pasada) y hemos tomado una copa juntos y ya iba de recogida ......<br />
(El caballo relincha.)<br />
¡Jijijijijiji! ¡Jijicojida!<br />
EL CABALLO<br />
KELLEHER COPETÓN<br />
Claro que fue Behan nuestro calesero ahí el que me dijo después de que dejáramos a<br />
los dos representantes en casa de Mrs. Cohen y yo le dije que parara y bajé a ver.<br />
(ríe) Conductores sobrios de coches fúnebres una especialidad. ¿Le llevamos en el<br />
coche a casa? ¿Por dónde se aloja? En algún sitio de Cabra ¿qué?<br />
BLOOM
724<br />
No, en Sandycove, creo, por lo que se dejó caer.<br />
(Stephen, echado en tierra, respira hacia las estrellas. Kelleher Copetón, de reojo,<br />
le habla con voz cansina al caballo. Bloom, melancólico, proyecta su silueta en el<br />
suelo.)<br />
KELLEHER COPETÓN<br />
(se rasca la nuca) ¡Sandycove! (se inclina y llama a Stephen) ¡Eh! (llama de nuevo)<br />
¡Eh! Está lleno de virutas en cualquier caso. Tenga cuidado no le hayan birlado<br />
algo.<br />
BLOOM<br />
No, no, no. Tengo su dinero y el sombrero aquí y el bastón.<br />
KELLEHER COPETÓN<br />
Ah, bueno, se le pasará. No hay huesos rotos. Bueno, me largo. (se ríe) Tengo una<br />
cita por la mañana. Enterrar a los muertos. ¡Que le vaya bien!<br />
(relincha) Jijijijibien.<br />
EL CABALLO<br />
BLOOM<br />
Buenas noches. Voy a esperar un poco y me lo llevo en unos ...<br />
(Kelleher Copetón regresa al charretey monta. Los arreos del caballo tintinean)
725<br />
(desde el coche, de pie) Buenas.<br />
Buenas.<br />
KELLEHER COPETÓN<br />
BLOOM<br />
(El calesero da un tirón de las riendasy alza el látigo con ánimo. Coche y caballo<br />
retroceden lentamente, con dificultad, y se vuelven. Kelleher Copetón en el asiento<br />
lateral balancea la cabeza adelantey atrás en señal de regocijo por el aprieto de<br />
Bloom. El calesero se une a el en el mudo divertimiento pantomímico asintiendo<br />
desde el asiento más leyáno. Bloom sacude la cabeza en muda respuesta<br />
regoc~ada. Con el pulgar y la palma de la mano Kelleher Copetón le vuelve a<br />
asegurar que los dos polis dejarán que el sueño continúe pues qué otra cosa se<br />
puede hacer. Con un asentimiento lento Bloom le transmite su gratitud pues eso es<br />
exactamente lo que Stephen necesita. El coche tintinea agururú al volver la esquina<br />
del agururú callejón. Kelleber Copetón de nuevo le reasegurarú con la mano.<br />
Bloom con la mano asegurarú a Kelleher Copetón que está<br />
reaseguradogurarurururú. Los cascos tableteantesy los arreos tintineantes se hacen<br />
más débiles con su agurulú lulú lÚN. Bloom, sosteniendo en la mano el sombrero<br />
de Stephen, festoneado con virutas, y la vara de fresno, permanece de pie<br />
irresoluto. Luego se inclina hacia ely le sacude por el hombro.)<br />
BLOOM<br />
¡Eh! ¡Jo! (No hay respuesta. Se inclina de nuevo.) ¡Mr. Dedalus! (no hay respuesta)<br />
El nombre si lo llamas. Sonámbulo. (se inclina de nuevo y, vacilando, acerca la<br />
boca a la cara de la figura postrada) ¡Stephen! (No hay respuesta. Llama de<br />
nuevo.) ¡Stephen!
726<br />
STEPHEN<br />
(frunce el ceño) ¿Quién? Pantera negra. Vampiro. (suspira y se estira, luego<br />
murmura en voz confusa alargando las vocales)<br />
¿Quién ... conduce ... Fergus ahora<br />
y horada ... sombra tejida de la espesura..?<br />
(Se vuelve hacia el lado izquierdo, suspirando, doblándose totalmente.)<br />
BLOOM<br />
Poesía. Muy culto. Lástima. (se inclina de nuevo y le desabrocha a Stephen los<br />
botones del chaleco) Para respirar. (cepilla las virutas de madera de las ropas a<br />
Stephen con manosy dedos ligeros) Una libra con siete. No se ha lastimado a pesar<br />
de todo. (escucha) ¿Qué?<br />
(murmura)<br />
.... sombras ... la espesura<br />
... blanco seno... mar ensombrecido.<br />
STEPHEN<br />
(Estira los brazos, suspira de nuevo y se hace un ovillo. Bloom sosteniendo el<br />
sombreroy la vara defresno, permanece de pie. Un perro ladra en la distancia.<br />
Bloom aprietay afloja su apretadura de la vara defresno. Recorre con la mirada la<br />
carayfigura de Stephen)<br />
BLOOM
727<br />
(comulga con la noche) La cara me recuerda á su pobre madre. En la sombra de la<br />
espesura. El profundo blanco seno. Ferguson, creo que le cogí. Una chica. Cualquier<br />
chica. Lo mejor que podría pasarle. (murmura) ..... juro que siempre confirmaré, por<br />
siempre ocultaré, nunca revelaré, parte o partes, arte o artes ...... (murmura) ..... en<br />
las ásperas arenas del mar ... a una distancia de cable de remolque de la orilla ....<br />
donde la marea fluye .... y refluye .....<br />
(Silencioso, pensativo, alerta permanece en guardia, los dedos en los labios en<br />
actitud de maestre secreto. Junto a la oscura pared una figura aparece lentamente,<br />
un niño hechizador de once años, cambiado por otro, raptado, en traje de Eton con<br />
zapatos de cristal y un casquito de bronce, sosteniendo un libro en la mano. Lee de<br />
derecha a izquierda inaudiblemente, sonriendo, besando la página.)<br />
BLOOM<br />
(hondamente impresionado, llama inaudiblemente) i Rudy!<br />
RUDY<br />
(mira fijamente, sin ver, a los ojos de Bloom y sigue leyendo, besando, sonriendo.<br />
Tiene la cara delicada color malva. En el traje lleva botones de diamantesy rubíes.<br />
En la mano izquierda Ebre sostiene una fina varita de marfil con un lazo violeta.<br />
Un corderito blanco asoma por el bolsillo del chaleco)<br />
16<br />
PREPARATORIO a cualquier otra cosa Mr. Bloom le quitó la mayoría de las<br />
virutas de encima y le pasó a Stephen el sombrero y la vara de fresno y le animó en<br />
términos generales en el modo ortodoxo samaritano, algo que necesitaba con toda<br />
urgencia. La mente (la de Stephen) no estaba exactamente lo que se diría distraída<br />
sino una pizca insegura y ante su deseo expreso de tomar algún bebistrajo a Mr.
728<br />
Bloom a la vista de la hora que era y no habiendo ningún surtidor público de agua<br />
del Vartry disponible para sus abluciones, y mucho menos para beber, se le ocurrió<br />
sugerir, sin más, lo apropiado que sería el albergue del cochero, como era cono cido,<br />
apenas a dos pasos del puente Butt donde pudieran conseguir algo de beber en<br />
forma de combinado de leche con soda o de agua mineral. Pero cómo llegar allí era<br />
el quid. Por lo pronto estaba más bien perplejo pero en vista de que su obligación<br />
claramente le conminaba a tomar medidas sobre el asunto estuvo ponderando las<br />
formas y medios adecuados y en el entretanto Stephen repetidamente bostezaba.<br />
Hasta donde podía ver tenía la cara más bien pálida por lo que se le ocurrió como lo<br />
más recomendable conseguir algún tipo de transporte que les diera una solución a su<br />
estado actual, ya que estaban ambos hechos polvo, particularmente Stephen,<br />
suponiendo siempre que tal cosa pudiera encontrarse. Consiguientemente tras unos<br />
cuantos preliminares tales como el cepillado, a pesar de haberse olvidado de recoger<br />
el pañuelo más bien jabonoso tras haber prestado grandes servicios en la tarea de las<br />
cepilladuras, se dirigieron juntos a lo largo de la calle Beaver, o, para ser exactos,<br />
del callejón hasta donde el herrador y la claramente fétida atmósfera de las<br />
caballerizas en la esquina de Montgomery Street donde prosiguieron su camino por<br />
la izquierda yendo a desembocar desde allí a Amiens Street junto a la esquina del<br />
comercio de Dan Bergin. Pero como con toda seguridad había pronosticado no<br />
había a la vista ni rastro de automedonte que se ofreciera en alquiler excepto un<br />
cuatro-ruedas, probablemente ocupado por algunos tipos de jarana, delante del hotel<br />
North Star y que no hizo la más mínima señal de que fuera a moverse ni un<br />
milímetro cuando Mr. Bloom, que era de todo menos silbador de oficio, procuró<br />
llamarlo emitiendo una especie de silbido, arqueando los brazos por encima de la<br />
cabeza, dos veces.<br />
Se trataba de una situación apurada pero, echando mano del sentido común,<br />
evidentemente no había otra cosa que hacer sino poner al mal tiempo buena cara e<br />
irse a pata lo que consiguientemente hicieron. Así que, tirando por la esquina del<br />
comercio de Mullett y de Casa Signal, adonde llegaron en seguida, siguieron<br />
necesariamente en dirección a la terminal de ferrocarril de Amiens Street, ha-<br />
llándose Mr. Bloom en desventaja por la circunstancia de que uno de los botones de
729<br />
atrás de su pantalón había, para variar el tradicional adagio, liado el petate, aunque,<br />
metiéndose de lleno en el meollo de la cosa, no le dio mayor importancia a la<br />
desgracia. Así que como ninguno de los dos tenía especialmente prisa, como era el<br />
caso, y refrescado que hubo la temperatura desde que aclarara tras la reciente visita<br />
de Júpiter Pluvio, talonearon de frente por donde el vehículo vacío que esperaba sin<br />
pasaje ni calesero. Sucedió que un vagón de obras de la United Company de<br />
Tranvías de Dublín iba de recogida y el hombre mayor refirió a su compañero à<br />
propos del incidente su propia escapada verdaderamente milagrosa de hacía un rato.<br />
Dejaron atrás la entrada principal de la estación de ferrocarril Great Northern, el<br />
punto de partida para Belfast, donde evidentemente todo el tráfico se había in-<br />
terrumpido a tan altas horas, y dejando atrás la puerta trasera de la morgue (un<br />
paraje no muy agradable, por no decir horripilante sobremanera, muy especialmente<br />
de noche), alcanzaron por último la Dock Tavem y a su debido tiempo doblaron<br />
hacia Store Street, famosa por la comisaría de policía de la división C. Entre este<br />
punto y los altos almacenes ahora apagados de Beresford Place Stephen pensó en<br />
pensar sobre Ibsen, que asociaba con Baird el marmolista en su mente de alguna<br />
manera en Talbot Place, la primera bocacalle a la derecha, mientras que el otro que<br />
procedía como su fidus Achates inhalaba con satisfacción interna el tufillo de la<br />
panadería urbana de <strong>James</strong> Rourke, situada muy cerca de donde estaban, el olor<br />
verdaderamente sabroso del pan nuestro de cada día, de todos los productos de<br />
consumo público el primordial y más indispensable. Pan, sostén de la vida, gánate<br />
el pan, oh decidme dónde está del pan la fantasía, en Rourke el panadero decían.<br />
En route a su taciturno y, por no decirlo demasiado tajantemente, no aún<br />
perfectamente sobrio compañero Mr. Bloom que a todas luces estaba en plena<br />
posesión de sus facultades, nunca mejor dicho, de hecho asquerosamente sobrio, le<br />
dirigió unas palabras de advertencia ref los peligros de los barrios nocturnos, las<br />
mujeres de mala fama y los carteristas de guante blanco, lo cual, a duras penas<br />
permisible de vez en cuando aunque no como práctica habitual, era en sí mismo una<br />
verdadera trampa mortal para jóvenes de su edad concretamente si habían adquirido<br />
hábitos de beber bajo la influencia del alcohol a menos que supieras un poco de<br />
jiujitsu para cualquier contingencia ya que incluso alguien en tierra desplomado
730<br />
sobre sus anchas espaldas podía administrar una buena patada traicionera si uno no<br />
se andaba listo. Altamente providencial había sido la aparición en escena de<br />
Kelleher Copetón cuando Stephen estaba en inconsciente dicha pues de no ser<br />
porque aquel héroe que se presentó a las once horas el finis podía haber sido que<br />
éste podía haber sido candidato a la sala de accidentados o, en su defecto, la trena y<br />
a una comparecencia ante los tribunales al día siguiente ante Mr. Tobias o, de ser él<br />
el procurador más bien, el viejo Wall, quería decir, o Mahony que era sencillamente<br />
la ruina de cualquiera cuando se corriera la voz. La razón por la que mencionaba<br />
este hecho era que muchos de aquellos policías, a quienes cordialmente aborrecía,<br />
no eran lo que se dice muy escrupulosos en el servicio de la Corona y, como muy<br />
bien dijo Mr. Bloom, recordando un caso o dos en la División A de Clanbrassil<br />
Street, capaces de jurar que lo blanco era negro. Nunca a mano cuando se les<br />
necesitaba sino en las zonas más tranquilas de la ciudad, Pembroke Road por ejem-<br />
plo, los guardianes de la ley estaban a la vista de todos, por la sencilla razón de que<br />
les pagaban para proteger a las clases altas. Otra cosa que criticó fue el que<br />
equiparan a los soldados con armas de fuego o bayonetas de cualquier tipo que<br />
podían dispararse en cualquier momento lo que equivalía a incitarlos contra la<br />
población civil si por casualidad surgía una riña. Era malgastar el tiempo, mantenía<br />
él con toda sensatez, y la salud así como la reputación además de lo cual, la<br />
derrochemanía que ello suponía, mujeres fáciles del demimonde se llevaban un<br />
montón de pamé por si no era bastante y el mayor peligro de todos era con quién te<br />
emborrachabas aunque, tocante a la muy controvertida cuestión de los estimulantes,<br />
a él le gustaba saborear un buen vaso de vino añejo a su debido tiempo como<br />
nutritivo y reconstituyente y poseedor de virtudes laxativas (de modo destacado un<br />
buen borgoña del que era partidario incondicional) aun así nunca más allá de un<br />
cierto límite en donde invariablemente él ponía el tope ya que esto sencillamente<br />
acarreaba problemas de todo tipo por no mencionar que te ponía a merced de los de-<br />
más prácticamente. Sobre todo criticó desfavorablemente la deserción de Stephen<br />
por parte de todos salvo de uno de sus confréres tabemarios, una descarada faena de<br />
lo más traicionera por parte de sus hermanos matasanos se mire por donde se mire.<br />
-Y ése fue judas, dijo Stephen, que hasta entonces no había dicho ni media palabra.
731<br />
Discutiendo estos y otros temas afines fueron derechos por detrás de la Aduana y<br />
pasaron debajo del puente de la línea de circunvalación donde un brasero de coque<br />
encendido delante de una garita, o de algo parecido, atrajo sus más bien fiaqueantes<br />
pasos. Stephen motu propio se paró sin ninguna razón en particular a mirar el<br />
montón de adoquines de desecho y a la luz que emanaba del brasero pudo casi<br />
distinguir la figura oscurecida del guarda la corporación municipal en las sombras<br />
de la garita. Empezó a recordar que esto había sucedido o se había mencionado que<br />
había sucedido antes pero le costó no poco esfuerzo recordar que reconocía al<br />
centinela como arrugo quondam de su padre, Gumley. Para evitar un encuentro se<br />
acercó más a los pilares del puente del ferrocarril. -Alguien le ha saludado, dijo Mr.<br />
Bloom.<br />
Una figura de estatura mediana de patrulla evidentemente bajo los arcos saludó de<br />
nuevo, llamando:<br />
-¡Buenas!<br />
Stephen claro está se sobresaltó algo atolondrado y se paró a devolver el saludo.<br />
Movido Mr. Bloom por motivos de delicadeza innata en la medida en que siempre<br />
había creído en no meterse donde nadie lo llamara se apartó pero no sin permanecer<br />
al qui vive con sólo un pelín de ansiedad aunque sin el más mínimo canguelo.<br />
Aunque inusual en la zona de Dublín sabía que no era en absoluto inconcebible que<br />
gente desesperada sin apenas nada que llevarse a la boca estuviera en la calle<br />
asaltando y generalmente aterrorizando a los pacíficos viandantes apuntándoles con<br />
una pistola a la cabeza en algún lugar apartado fuera de lo que es el centro de la<br />
ciudad, holgazanes hambrientos de la calaña de los de la orilla del Támesis pudiera<br />
ser que anduvieran rondando por allí o sencillamente merodeadores listos para<br />
pirarse con cualquier despojo que pudieran echarle el guante en un momento, la<br />
bolsa o la vida, dejándote allí tirado para escarmiento, amordazado y maniatado.<br />
Stephen, o sea cuando la figura que le abordaba se puso a tiro, aunque él mismo no<br />
estaba en estado sobrio en demasía reconoció el aliento de Corley fuertemente<br />
impregnado de pura malta fermentada. Lord John Corley lo llamaban algunos y su<br />
genealogía fue de esta guisa. Era el hijo mayor del Inspector Corley de la Secreta,<br />
recientemente fallecido, que había casado con una tal Kathenne Brophy, hija de un
732<br />
granjero de Louth. Su abuelo Patrick Michael Corley de New Ross había casado con<br />
la viuda de un tabernero de por allí cuyo nombre de soltera había sido Katherme<br />
(también) Talbot. Según se rumoreaba (aunque no estaba probado) ella descendía de<br />
la casa de Lord Talbot de Malahide en cuya mansión, en realidad una residencia<br />
indudablemente distinguida dentro de su categoría y bien merecedora de una visita,<br />
su madre o su tía o algún familiar, mujer, según decían, de extrema belleza, había<br />
tenido el honor de pertenecer al servicio de la pila de lavar. Ésta por tanto era la<br />
razón por la que el en comparación aún joven aunque disoluto hombre que ahora se<br />
dirigía'a Stephen era aludido por algunos con proclividades chistosas como Lord<br />
John Corley.<br />
Cogiendo a Stephen aparte hubo de contarle la triste cantinela acostumbrada. No<br />
tenía ni un ochavo para pagarse la noche en una pensión. Sus amigos todos le<br />
habían abandonado. Más aún había tenido una pelea con Lenehan y lo llamó delante<br />
de Stephen jodido rácano ventanero junto con una rociada de otras expresiones que<br />
nadie le había pedido. No tenía trabajo e imploró a Stephen que le dijera dónde en<br />
este puñetero mundo de Dios podía conseguir algo, cualquier cosa, que pudiera<br />
hacer. No, fue la hija de la madre la de la pila de lavar la que era hermana de leche<br />
del heredero de la casa o bien estaban emparentados por la madre de alguna manera,<br />
habiendo sucedido ambos acontecimientos al mismo tiempo si es que no era toda la<br />
historia pura ficción de principio a fin. De todas formas, él estaba agotado.<br />
-No se lo pediría sólo que, prosiguió, le juro y bien lo sabe Dios que estoy sin<br />
blanca.<br />
-Habrá un puesto mañana o al día siguiente, le dijo Stephen, en un colegio de niños<br />
de Dalkey para un auxiliar de maestro. Mr. Garrett Deasy. Pruebe a ver. Diga que<br />
va de mi parte.<br />
-Por Dios, replicó Corley, seguro que yo no sería capaz de enseñar en una escuela,<br />
hombre. Nunca he sido de los listos, añadió haciendo por reír. Tuve que repetir dos<br />
veces en la primaria con los Hermanos de las Escuelas Cristianas.<br />
-Yo tampoco tengo dónde dormir, le informó Stephen.<br />
Corley así de sopetón estuvo dispuesto a sospechar que tenía algo que ver con que<br />
hubieran puesto de patas en la calle a Stephen de su cubil por meter a una jodida
733<br />
pendona de la calle. Había una pensión de mala muerte en Marlborough Street, de<br />
Mrs. Maloney, pero no era más que un sitio de a perra gorda y lleno de indeseables<br />
pero M'Conachie le había dicho que se conseguía algo bastante decente en la Brazen<br />
Head allí en Winetavem Street (lo que era lejanamente evocador para la persona<br />
interpelada del fraile Bacon) por un chelín. Estaba muerto de hambre también pero<br />
no había dicho ni una sola palabra al respecto.<br />
Aunque este tipo de cosas ocurría una noche sí y otra no o algo parecido aun así<br />
Stephen se dejó llevar por sus sentimientos en cierto sentido aunque sabía que la<br />
recientísima sarta de miserias de Corley, al igual que las otras, apenas si merecía la<br />
menor credibilidad. Sin embargo haud ignarus malorum miseris succurrere disco<br />
etcetera como hace notar el poeta latino, sobre todo que como se diera la fatal<br />
casualidad de que le habían pagado los emolumentos como cada mediados de mes<br />
el dieciséis que era el día de la fecha por cierto aunque una buena tajada de la pasta<br />
estaba quemada. Pero lo gracioso del caso era que no había quien le quitara de la ca-<br />
beza a Corley que el otro nadaba en la abundancia y que no tenía otra cosa que<br />
hacer que repartir la talega. Visto lo cual. Metió la mano en un bolsillo de todas<br />
formas no con la idea de encontrar nada de comida sino pensando que podría pres-<br />
tarle algo hasta un chelín o así en su defecto para que se las pudiera procurar de una<br />
forma u otra y conseguir suficiente para comer pero el resultado fue negativo pues,<br />
para su gran disgusto, se encontró con que le faltaba el dinero. Unas cuantas galletas<br />
desechas fueron todo lo que resultó de sus pesquisas. Intentó con todo el empeño<br />
recordar de inmediato si lo había perdido como muy bien pudiera haber sido o se lo<br />
había dejado porque en esa contingencia no era un agradable panorama, muy al<br />
contrario en realidad. Estaba de todas todas muy fatigado como para iniciar una<br />
búsqueda exhaustiva aunque intentó recordar. Sobre las galletas se acordaba<br />
vagamente. Quién pues exactamente se las pudo haber dado se preguntaba o dónde<br />
fue o las había comprado. Sin embargo en otro bolsillo se encontró con lo que se<br />
figuró en la oscuridad que eran peniques, erróneamente sin embargo, como se<br />
comprobó.<br />
-Esas son medias-coronas, hombre, le corrigió Corley. Y así de hecho resultaron ser.<br />
Stephen de todas formas le prestó una de ellas.
734<br />
-Gracias, contestó Corley, es usted todo un caballero. Se lo devolveré algún día.<br />
¿Quién es ése que va con usted? Lo he visto unas cuantas veces en el Bleeding<br />
Horse en Candem Street con Boylan, el cartelero. Podría hablar por un servidor para<br />
que me cojan allí. Podría llevar un anuncio sólo que la chica de la oficina me dijo<br />
que están a tope durante las tres próximas semanas, hombre. Dios, hay que<br />
registrarse de antemano, hombre, cualquiera diría que era para la compañía de Carl<br />
Rosa. Me importa un carajo de cualquier manera siempre que consiga un empleo,<br />
aunque sea de barrendero.<br />
Subsiguientemente no estando tan deprimido después de los dos chelines con seis<br />
que había conseguido informó a Stephen acerca de un sujeto llamado Comisky<br />
Bombachos que decía que Stephen conocía bien de Fullam, el proveedor de buques,<br />
el contable de allí que solía andar a menudo por donde la trastienda de Nagle con<br />
O'Mara y un pequeñajo con un tartamudeo de nombre Tighe. De todas formas le<br />
echaron el guante anteanoche y multado con diez chelines por borracho y alteración<br />
del orden y resistencia a la autondad.<br />
Mr. Bloom mientras tanto remoloneaba de acá para allá en las proximidades de los<br />
adoquines cerca del brasero de coque delante de la garita del guarda de la<br />
corporación el cual evidentemente un loco del trabajo, le chocó, estaba echando una<br />
cabezadita prácticamente como quien dice a su cuenta y riesgo mientras Dublín<br />
dormía. Le echaba un vistazo al mismo tiempo de vez en cuando al interlocutor de<br />
Stephen todo menos inmaculadamente ataviado como si hubiera visto a aquel noble<br />
en algún sitio aunque dónde no estaba en disposición de atestiguar verazmente ni<br />
tenía la más remota idea de cuándo. Siendo un individuo sopesado que le daba mil<br />
vueltas a no pocos en cuanto a observación sagaz reparó también en su muy<br />
desvencijado sombrero y ajado atuendo que atestiguaban su impecunia crónica.<br />
Palpablemente era uno de esos gorrones si vamos a eso para los que era meramente<br />
cuestión de estar al acecho del vecino por todas partes, por cada granuja, por así<br />
decirlo, hay otros mil que le dan la vuelta y si vamos a eso si ocurriera que el<br />
hombre de a pie estuviera en el banquillo él mismo trabajos forzados con o sin<br />
opción de multa sería una muy rara avis de todas todas. De cualquier forma tenía
735<br />
más cara que espalda interceptando a la gente a aquellas horas de la noche o de la<br />
mañana. Aquello era pasarse ciertamente.<br />
La pareja se despidió y Stephen se reunió con Mr. Bloom que, con su experto ojo,<br />
no dejó de percibir que había sucumbido a la blandilocuencia del otro parásito.<br />
Aludiendo al encuentro dijo, riendo, Stephen, se quiere decir:<br />
-Está de mala suerte. Me pidió que le pidiera a usted que le pidiera a alguien<br />
llamado Boylan, un cartelero, que le diera un empleo de hombre-anuncio.<br />
Al oír tal información, sobre la que aparentemente mostró poco interés, Mr. Bloom<br />
fijó la mirada abstraídamente por espacio de como medio segundo o así en dirección<br />
a una cuchara de draga, que disfrutaba del afamado nombre de Eblana, atracada en<br />
el muelle de la Aduana y muy posiblemente más allá de todo arreglo, tras lo cual<br />
observó evasivamente:<br />
-A cada cual le toca su ración de suerte, dicen. Ahora que lo menciona, su cara me<br />
era familiar. Pero, dejando eso de lado por el momento, ¿cuánto soltó, indagó, si no<br />
soy demasiado inquisitivo?<br />
-Media corona, respondió Stephen. Me parece que lo necesita para dormir en algún<br />
sitio.<br />
-¡Necesita! profirió Mr. Bloom, no pretendiendo la más mínima sorpresa ante esta<br />
información, puedo muy bien dar crédito a esa afirmación y garantizo que<br />
invariablemente es así. Cada cual conforme a sus necesidades o cada cual conforme<br />
a sus acciones. Pero, hablando de cosas en general, ¿dónde, añadió con una sonrisa,<br />
dormirá usted? Ir andando hasta Sandycove ni pensarlo. E incluso suponiendo que<br />
lo hiciera, no lograría entrar después de lo ocurrido en la estación de Westland Row.<br />
Sencillamente llegar molido hasta allí para nada. No pretendo inmiscuirme para<br />
nada en sus asuntos pero ¿por qué dejó la casa de su padre?<br />
-En busca de desdichas, fue la contestación de Stephen.<br />
-Vi a su respetable padre en un encuentro reciente, contestó a su vez<br />
diplomáticamente Mr. Bloom, hoy de hecho, o para ser estrictamente exacto, ayer.<br />
¿Dónde vive en la actualidad? Deduje en el transcurso de la conversación que se<br />
había mudado.
736<br />
-Creo que está en Dublín en alguna parte, contestó Stephen despreocupadamente.<br />
¿Por qué?<br />
-Un hombre con cualidades, dilo Mr. Bloom de Mr. Dedalus padre, en más de un<br />
sentido y un raconteur nato si alguna vez hubo uno. Está muy orgulloso, y muy<br />
legítimamente, de usted. Podría volver quizá, aventuró, aún pensando en la escena<br />
tan desagradable de la terminal de Wesdand Row cuando se puso en evidencia que<br />
los otros dos, Mulligan, quiero decir, y aquel turista inglés amigo suyo, que al fin y<br />
al cabo le metieron un embolado a su tercer compañero, estaban intentando a las<br />
claras como si la bulliciosa estación en pleno les perteneciese darle a Stephen<br />
esquinazo en el barullo, cosa que hicieron.<br />
No hubo respuesta inmediata a la sugerencia sin embargo, tal como fue, estando la<br />
imaginación de Stephen demasiado ocupada en figurarse el hogar familiar la última<br />
vez que lo vio con su hermana Dilly sentada junto a la lumbre, el pelo suelto, a la<br />
espera de que un cacao de Trinidad de inferior calidad que se hallaba en el hervidor<br />
costroso de hollín se hiciera para que ella y él se lo pudieran beber con la harina de<br />
1 avena con agua en vez de leche después de los arenques del viernes que habían<br />
comido a un penique el par con un huevo por cabeza para Maggy, Boody y Katey,<br />
el gato mientras tanto debajo de la tabla de la plancha devorando un revoltijo de<br />
cáscaras de huevo y cabezas y espinas de pescado chamuscado sobre un cuadrado<br />
de papel de estraza, de acuerdo con el tercer precepto de la iglesia de ayuno y<br />
abstinencia en los días de precepto, siendo entonces témporas o si no, días de<br />
abstinencia o algo así.<br />
-No, repitió Mr. Bloom de nuevo, yo personalmente no confiaría demasiado en ese<br />
compañero divertido que colabora con el elemento humorístico, el Dr. Mulligan,<br />
como guía, filósofo y amigo si estuviera en su lugar. Él sabe muy bien lo que le<br />
conviene aunque con toda probabilidad nunca se enteró de lo que supone<br />
encontrarse sin la mesa puesta. Claro que usted no advirtió lo que yo. Pero no me<br />
sorprendería lo más mínimo enterarme de que le hubieran puesto un pellizco de<br />
tabaco o algún narcótico en la bebida con algún objetivo ulterior.<br />
Tenía entendido sin embargo por lo que había oído que el Dr. Mulligan era un<br />
hombre completo y versátil, bajo ningún concepto ceñido a la medicina sólo, que
737<br />
empezaba rápidamente a ser conocido en su rama y, de ser cierto lo que se<br />
rumoreaba, prometía gozar de una próspera clientela en el no muy lejano futuro<br />
como médico de clase consiguiendo considerables honorarios por sus servicios<br />
sumando a la tal categoría profesional el haber rescatado a aquel hombre de<br />
ahogarse seguro mediante la respiración artificial y lo que llaman primeros auxilios<br />
en Skernes to fue en Malahide? que fue, no podía por menos que admitir, una<br />
hazaña en extremo valerosa que no podía encomiar suficientemente, con lo que<br />
francamente estaba completamente perdido en cuanto a poder dilucidar qué<br />
demonios podía haber detrás de todo ello excepto que fuera por mera perversidad o<br />
celos, pura y simplemente.<br />
-Excepto que todo se reduce simplemente a una cosa y él está lo que se dice<br />
chupándole las ideas, aventuró a soltar. La mirada cauta medio solícita medio<br />
curiosa aumentada por la simpatía que echó a la expresión de Stephen de rasgos por<br />
el momento morosos no es que arrojara luz alguna, ninguna en absoluto de hecho en<br />
lo que se refiere al problema de si se había dejado embaucar de mala manera a<br />
juzgar por dos o tres observaciones desanimadas que había dejado caer o por el<br />
contrario había visto de parte a parte todo el asunto y por un motivo u otro que sólo<br />
él conocía había dejado que las cosas siguieran. La indigencia agobiante solía tener<br />
ese efecto y fueron algo más que sospechas que, a pesar de poseer cualificadas<br />
aptitudes educacionales, tenía que hacer no pocos equilibrios para sobrevivir.<br />
Adyacente al unnano público de hombres percibieron un carrito de helados<br />
alrededor del cual un grupo presumiblemente de italianos en altercado acalorado<br />
propinaban fluidas expresiones en su vivaracha lengua de manera particularmente<br />
animada, al haber algunas pequeñas diferencias entre los bandos.<br />
Puttana madonna, che ci dia i quattrini! Ho ragione? Culo rotto!<br />
Intendiamoci. Mezzo sovrano più ....<br />
-Dice lui, però!<br />
-Mezzo.<br />
-Farabutto! Mortacci sui!<br />
-Ma ascolta! Cinque la testa più ...
738<br />
Mr. Bloom y Stephen penetraron en el albergue del cochero, una construcción de<br />
madera sin pretensiones, donde, con anterioridad, rara si es que alguna vez había<br />
estado antes, el primero habiéndole previamente susurrado al segundo algunas<br />
indicaciones en lo tocante al dueño de aquello que se decía que era el otrora famoso<br />
Pellejocabra, Fitzhams, el invencible, aunque no podía confirmar los hechos<br />
concretos en los que posiblemente no hubiera ni el más mínimo vestigio de verdad.<br />
Unos momentos más tarde nuestros dos noctámbulos se encontraban sentados en<br />
puerto seguro en un discreto rincón habiendo sido sólo saludados por las miradas de<br />
la decididamente miscelánea colección de desamparados y ventureros y otros<br />
indescriptibles especímenes del género homo ya ocupados en comer y beber<br />
diversificados por la conversación para quienes ellos aparentemente representaban<br />
un objeto de marcada curiosidad.<br />
-Y ahora en lo referente a una taza de café, se aventuró Mr. Bloom a sugerir<br />
plausiblemente para romper el hielo, se me ocurre que debería catar algo en forma<br />
de alimento sólido, digamos, un panecillo de algún tipo. Consiguientemente su<br />
primera acción fue encargar con característica sangfroid estos productos<br />
discretamente. La chusma de caleseros o estibadores o lo que fuera que fuesen tras<br />
un ligero examen apartó la vista, al parecer insatisfecha, de ellos aunque un<br />
individuo bebedor rojobarbado, parte de cuyo pelo estaba canoso, un marinero<br />
probablemente, aún siguió mirando fijamente durante un tiempo apreciable antes de<br />
transferir la absorta atención al suelo. Mr. Bloom, haciendo uso del derecho de libre<br />
expresión, teniendo él tan sólo ligeros conocimientos de la lengua de la disputa,<br />
aunque, con toda seguridad, afrontando un dilema respecto a voglio, advirtió a su<br />
protégé en un tono audible de voz á propos de la batalla campal en la calle que aún<br />
seguía en todo su apogeo:<br />
-Una lengua bella. Quiero decir para cantar. ¿Por qué no escribe su poesía en esa<br />
lengua? Bella Poetisa! Es tan melodiosa y plena. Belladonna. Voglio.<br />
Stephen, que estaba haciendo todo lo posible por bostezar si tenía la ocasión, ya que<br />
sufría de laxitud general, replicó:<br />
-Para oído de elefante. Estaban regateando por dinero.
739<br />
-¿De veras? preguntó Mr. Bloom. Claro, apuntilló pensativamente, al reflexionar<br />
para sí que había más lenguas para empezar que las que eran absolutamente<br />
necesarias, puede que sea sólo el hechizo sureño que la rodea.<br />
El dueño del albergue en mitad de este tëte-à-tête puso una taza hasta los bordes<br />
ardiendo de una mezcla selecta etiquetada café sobre la mesa y una especie de bollo<br />
más bien antidiluviano, o eso parecía. Tras lo cual se batió en retirada a su<br />
mostrador, decidiendo Mr. Bloom echarle una buena mirada sin rodeos más tarde y<br />
que no pareciera que. Razón por la cual animó a Stephen con los ojos a que<br />
empezara mientras que él hacía los honores empujando subrepticiamente la taza de<br />
lo que temporalmente se suponía era café gradualmente más cerca de él.<br />
-Los sonidos son imposturas, dijo Stephen luego de una pausa de un corto tiempo,<br />
como los nombres. Cicerón, Podmore. Napoleón, Mr. Goodbody. Jesús, Mr. Doyle.<br />
Los Shakespeares eran tan corrientes como los Murphies. ¿Qué hay en un nombre?<br />
-Sí, con toda seguridad, coincidió Mr. Bloom indiferentemente. Claro. Mi nombre<br />
fue cambiado también, añadió, empujando el supuesto panecillo al otro lado de la<br />
mesa.<br />
El marinero rojobarbado que no le quitaba ojo a los recién llegados abordó a<br />
Stephen, a quien había distinguido con su atención en especial, sin rodeos con la<br />
pregunta:<br />
-¿Y cómo dijo que se llama usted?<br />
Justo a tiempo Mr. Bloom le dio en la bota a su compañero pero Stephen, al parecer<br />
haciendo caso omiso de la cálida presión proveniente de un sector inesperado,<br />
contestó:<br />
-Dedalus.<br />
El marinero clavó en él pesadamente un par de soñolientos ojos con bolsas, algo<br />
abotargados del uso excesivo del trinquis, preferentemente de una buena Hollands<br />
con agua.<br />
-¿Conoce a Simon Dedalus? preguntó finalmente.<br />
-Algo, de oídas, dijo Stephen.<br />
Mr. Bloom se quedó hecho un mar de dudas por un momento, viendo que los demás<br />
evidentemente ponían el oído también.
740<br />
-Es irlandés, el marino resueltamente afirmó, mirando fijamente aún de la misma<br />
manera y asintiendo. Irlandés por los cuatro costados.<br />
-Demasiado irlandés, replicó Stephen.<br />
En lo que a Mr. Bloom se refiere todo aquel asunto no tenía ni pies ni cabeza y<br />
estaba a punto de preguntarse sobre la posible conexión cuando el marinero<br />
espontáneamente se volvió hacia los demás ocupantes del albergue con la obser-<br />
vación:<br />
-Le'e visto hacer añicos dos huevos encima de dos botellas a cincuenta yardas<br />
disparando por encima del hombro. Al diestro tirador zurdo.<br />
Aunque estaba ligeramente impedido con un tartamudeo ocasional y siendo como<br />
eran sus gestos torpes además aun así hizo lo que pudo por explicarse.<br />
-Las botellas allí, digamos. Cincuenta yardas medidas. Los huevos en las botellas.<br />
Monta la escopeta sobre el hombro. Apunta.<br />
Volvió el cuerpo media vuelta, cerró el ojo derecho del todo. Luego torció la cara<br />
un poco de lado y miró fulminantemente afuera a la noche con expresión poco<br />
atractiva en el rostro.<br />
-¡Pun! gritó después una vez.<br />
El auditorio en su totalidad esperó, anticipando una detonación adicional, ya que<br />
quedaba aún un segundo huevo.<br />
-¡Pun! gritó dos veces.<br />
El huevo número dos evidentemente derribado, asintió y guiñó el ojo, añadiendo<br />
sanguinariamente:<br />
-Buffalo Bill dispara a matar,<br />
nunca falla ni nunca ha de fallar.<br />
Sobrevino un silencio hasta que Mr. Bloom por intentar agradar se sintió en la<br />
necesidad de preguntarle si fue en una competición de tiro como la de Bisley.<br />
-¿Cómo ha dicho? dijo el marinero.<br />
-¿Hace mucho tiempo? prosiguió Mr. Bloom sin titubear ni un segundo.<br />
-Bueno, replicó el marinero, aflojándose en cierta medida bajo la influencia mágica<br />
de alguien hecho a su medida, podría ser cosa de unos diez años. Viajó por todo el<br />
mundo con el Royal Circus de Hengler. Le'e visto hacerlo en Estocolmo.
741<br />
-Curiosa coincidencia, le confió Mr. Bloom a Stephen discretamente.<br />
-Murphy me llamo, continuó el marinero. D. B. Murphy de Carrigaloe. ¿Saben<br />
dónde queda?<br />
-El puerto de Queenstown, replicó Stephen.<br />
-Eso es, dijo el marinero. Fort Candem y Fort Carlisle. De allí vengo yo. Soy de allí.<br />
De allí vengo yo. Por allá anda mi mujercita. Me espera, lo sé. Por Inglaterra, el<br />
hogary la belleza. Mi legítima esposa que hace siete años que no la veo, navegando<br />
de un lugar para otro.<br />
Mr. Bloom podía fácilmente figurarse su advenimiento a esa escena, el regreso al<br />
hogar del hombre de mar a su choza a la vera del camino tras hacerle el corte de<br />
mangas a la reina de los mares, una noche lluviosa sin luna. Cruzando el mundo tras<br />
el rastro de una esposa. Más de una historia había sobre ese particular, el tema de<br />
Alice Ben Bolt, Enoch Arden y Rip van Winkle y se acuerda alguien por aquí de<br />
Caoc O'Leary, una pieza favorita y diflcil de declamar dicho sea de paso del pobre<br />
John Casey y un fragmento de poesía perfecta a su manera. Nunca sobre la esposa<br />
fugada que vuelve, por muy devota que fuera del ausente. ¡La cara en la ventana!<br />
Juzguen cuán asombrado se quedaría cuando por fin llegara a la meta y cayera en la<br />
cuenta de la horrible verdad en lo tocante a su media naranja, destrozada por su<br />
cariño. No me esperabas pero he venido a quedarme y empezar de nuevo. Ahí<br />
sentada, mujer sin hombre, al amor de la lumbre de siempre. Me cree muerto,<br />
mecido en la cuna de las profundidades. Y ahí sentado el tío Chubb o Tomkin,<br />
según se trate, el tabernero del Crown and Anchor, en mangas de camisa, co-<br />
miéndose un filete de lomo con cebolla. No queda silla para el padre. ¡Bruu! ¡El<br />
viento! A su flamante recién llegado lo tiene sobre las rodillas, hijo postmortem.<br />
¡Galopín, galopante, mi alegre galope rompe el viento, galopín, galopante!<br />
Resígnate ante lo inevitable. Sonríe y aguanta. Quedo de ti con todo mi amor tu<br />
esposo roto el corazón D. B. Murphy.<br />
El marinero, que apenas parecía residente de Dublín, se volvió hacia uno de los<br />
caleseros con el ruego:<br />
-¿No tendría por casualidad algo así como un mascadijo de tabaco de sobra?
742<br />
El calesero interpelado daba la casualidad de que no tenía pero el dueño cogió un<br />
cuadradito de andullo de su chaqueta buena colgada de una punta y el objeto<br />
deseado fue pasado de mano en mano.<br />
-Gracias, dijo el marinero.<br />
Se depositó la mascada en el pico y, masticando y con algunos lentos tartamudeos,<br />
prosiguió:<br />
-Arribamos esta mañana a las once. La goleta Rosevean de Bridgwater con ladrillos.<br />
Me embarqué para cruzar. Me liquidaron esta tarde. Aquí está mi licencia. ¿Ven? D.<br />
B. Murphy. M. C. Marinero de alta.<br />
Para confirmar lo dicho consiguió sacar de un bolsillo interior y pasó a su vecino un<br />
documento doblado de pinta no muy limpia.<br />
-Ha tenido que haber visto mucho mundo, observó el dueño, apoyándose en el<br />
mostrador.<br />
-Bueno, contestó el marinero después de pensárselo, he circunnavegado un poco<br />
desde que me enrolé. Estuve en el Mar Rojo. Estuve en China y Norteamérica y<br />
Sudamérica. Fuimos perseguidos por piratas en una travesía. He visto icebergs a<br />
montones, de los temibles. Estuve en Estocolmo y en el Mar Negro, los Dardanelos<br />
con el Capitán Dalton, el mejor hijodeputa que jamás haya echado a pique un barco.<br />
He visto Rusia. Gospodi pomilyou. Así es como rezan los rusos.<br />
-Ha visto sitios raros, no me diga lo contrario, intervino un calesero.<br />
-Bueno, dijo el marinero, cambiándose el andullo parcialmente masticado. He visto<br />
cosas raras desde luego, aquí y allá. He visto a un cocodrilo morder la uña de un<br />
ancla lo mismo que yo masco esta mascada.<br />
Se sacó de la boca la pulposa mascada y, colocándosela entre los dientes, mordió<br />
ferozmente.<br />
-¡Kjaán! Así. Y he visto devoradores de carne humana en el Perú que comen los<br />
cadáveres y los hígados de caballo. Miren. Aquí están. Que un amigo mío me<br />
mandó.<br />
Rebuscando sacó una tarjeta postal con vistas del bolsillo interior que parecia ser a<br />
su manera una especie de almacén y la empujó a lo largo de la mesa. La letra<br />
impresa en la misma consignaba: Choza de Indios. Beni, Bolivia.
743<br />
Todos fijaron su atención en la escena mostrada, un grupo de mujeres salvajes con<br />
taparrabos a listas, agachadas, mirando con asombro, amamantando, con el ceño<br />
fruncido, durmiendo en medio de un hormiguero de niños (tenía que haber su buena<br />
veintena de ellos) delante de unas chozas primitivas de mimbre.<br />
-Mascan coca sin parar, añadió el comunicativo cimarrón. Estómagos como<br />
ralladores de pan. Se cortan los pechos cuando no pueden tener más hijos. Ahí las<br />
tienen sentadas en pelotas comiéndose el hígado crudo de un caballo muerto.<br />
La tarjeta postal se convirtió en el centro de atención para los señores simplones<br />
durante varios minutos si no más.<br />
-¿Saben cómo ponerlos a raya? interrogó en general.<br />
Al no ofrecer nadie una respuesta hizo un guiño, diciendo:<br />
-Anteojos. Los deja de piedra. Anteojos.<br />
Mr. Bloom, sin manifestar sorpresa, sin ostentación le dio la vuelta a la tarjeta para<br />
examinar la dirección y el matasellos parcialmente borrados. Decía lo siguiente:<br />
Tarjeta Postal, Señor A. Boudin, Galería Becche, Santiago, Chile. No había nada<br />
escrito evidentemente, como pudo muy bien apreciar.<br />
Aunque no creyente implícito de la sensacional historia contada (ni de la<br />
transacción del tiro a los huevos dicho sea de paso a pesar de Guillermo Tell y del<br />
incidente del LazarilloDon César de Bazán descrito en Maritana en cuya ocasión la<br />
bala del primero pasó a través del sombrero del segundo) habiendo detectado cierta<br />
discrepancia entre su nombre (suponiendo que fuera él la persona que decía ser y<br />
que no navegaba bajo pabellón falso después de cambiar de rumbo a la chita<br />
callando en algún lugar) y el destinatario ficticio de la misiva lo que le hizo<br />
concebir algunas sospechas sobre la bonafides de nuestro amigo sin embargo le<br />
trajo a la memoria de alguna manera el plan durante largo tiempo abrigado que tenía<br />
el propósito de realizar un día algún miércoles o sábado de viajar a Londres vía<br />
marítima no es que hubiera nunca viajado por muchos sitios con frecuencia pero era<br />
en el fondo un aventurero nato aunque por las tretas del destino había<br />
constantemente permanecido marinero de agua dulce excepto lo que se dice ir a<br />
Holyhead que había sido su viaje más largo. Martin Cunningham decía<br />
frecuentemente que le proporcionaría un pase a través de Egan pero algún puñetero
744<br />
obstáculo de una clase u otra surgía eternamente con el resultado evidente de que el<br />
proyecto se venía abajo. Pero aun suponiendo que terminara por soltar la talega y<br />
hubiera que jugárselas no era tan caro, siempre que el bolsillo lo permitiera, unas<br />
cuantas guineas como mucho considerando que el pasaje a Mullingar donde<br />
pensaba ir era cinco chelines con seis, ida y vuelta. El viaje le haría bien a causa del<br />
ozono tonificante y sería en todos los sentidos totalmente placentero, en especial<br />
para alguien a quien el hígado no le funcionaba bien, viendo los distintos lugares en<br />
el camino, Plymouth, Falmouth, Southampton y otros culminando en una instructiva<br />
gira de los monumentos de la gran metrópolis, el espectáculo de nuestra moderna<br />
Babilonia donde sin duda vería los más grandes progresos, la torre, la abadía, la<br />
riqueza de Park Lane con las que entablaría nueva familiaridad. Otra cosa que se le<br />
ocurrió como idea nada mala era que aprovecharía para ver la posibilidad de<br />
organizar una gira estival de conciertos musicales que incluyera los lugares de<br />
recreo más destacados, Margate con los baños mixtos y baños termales y balnearios<br />
de primera, Eastbourne, Scarborough, Margate y otros, la bella Bournemouth, las<br />
islas del estrecho y lugares pequeños y primores similares, que pudiera resultar<br />
altamente remunerativa. No, claro está, con una compañía clandestina de suplentes<br />
ni señoras pueblerinas aficionadas, la prueba el tipo Mrs. C. P. M'Coy présteme la<br />
maleta y le envío por correo la entrada. No, algo de calidad suprema, un reparto con<br />
sólo estrellas irlandesas, la gran compañía de ópera Tweedy-Flower con su propia<br />
consorte legítima como primera dama como una especie de réplica a las de Elster<br />
Grimes y MoodyManners, asunto perfectamente sencillo y tenía gran confianza en<br />
el éxito, darle un poco de coba en los periódicos locales podía conseguirse mediante<br />
algún tipo con agallas que tirara de los hilos precisos y así combinar los negocios<br />
con el placer. Pero ¿quién? Ahí estaba el escollo.<br />
Además, sin ser totalmente categórico, se le ocurrió que un gran terreno quedaba<br />
aún por descubrir en cuanto a abrir nuevas rutas para llevar el ritmo de aquellos<br />
tiempos apropos del itinerario Fishguard-Rosslare que, según se discutía, estaba una<br />
vez más sobre el tapis en los departamentos de circunloquios con los acostumbrados<br />
trámites y pérdida de tiempo de los ineficaces incapaces e idiotas en general. Una<br />
gran oportunidad había efectivamente para que el estímulo y la iniciativa
745<br />
satisficieran las necesidades viajeras del público en general, el hombre medio, es<br />
decir Brown, Robinson y Cía.<br />
Era un asunto lamentable y absurdo también a primera vista y no poca culpa de ello<br />
la tiene nuestra sociedad encomiada que el hombre de la calle, cuando el sistema<br />
necesitaba verdaderamente entonarse, por cuestión de un par de cochinas libras se<br />
veía excluido de ver un poco más del mundo en que vivía en vez de estar de por<br />
siempre enjaulado desde que mi chapado-a-la-antigua me tomara una esposa.<br />
Después de todo, ya está bien, habían tenido sus once y pico de meses de rutina y se<br />
habían ganado un cambio radical de venue tras las fatigas de la vida en la ciudad en<br />
verano para variar cuando la señora Naturaleza luce sus más espectaculares galas<br />
dando nuevas fuerzas para seguir viviendo. Había oportunidades igualmente<br />
excelentes para veraneantes en la propia isla patria, lugares selváticos llenos de<br />
deleite para el rejuvenecimiento, que ofrecían una plétora de atracciones así como<br />
un tónico fortaleciente para el organismo en Dublín y sus cercanías y en sus<br />
pintorescos alrededores también, Poulaphouca hasta donde había un tranvía a vapor,<br />
pero también más allá del mundanal ruido en Wicklow, con toda razón denominada<br />
el jardín de Irlanda, vecindario ideal para timoneles mayores hasta tanto no se venga<br />
a menos, y en las tierras salvajes de Donegal donde si era verdad lo que se co-<br />
mentaba el coup d vil era realmente impresionante aunque la localidad que se acaba<br />
de mencionar no era fácilmente accesible por lo que la ola de visitantes no era aún<br />
todo lo que se podría esperar considerando los señalados beneficios que po drían<br />
derivarse de ello mientras que Howth con sus relaciones históricas y demás, Sedoso<br />
Thomas, Grace O'Malley, Jorge IV, rododendros a varios cientos de pies por encima<br />
del nivel del mar era un paraje favorito para hombres de todo tipo y condición social<br />
especialmente en la primavera cuando la fantasía de los jóvenes, aunque tenía su<br />
propio número de muertes por caída por los acantilados intencionada o<br />
accidentalmente, normalmente, por cierto, por mala pata, estando tan sólo a unos<br />
tres cuartos de hora a pie desde la columna. Porque claro está el turismo moderno<br />
estaba aún meramente comenzando, como quien dice, y el alojamiento dejaba<br />
mucho que desear. Sería interesante desentrañar le parecía a él por motivos de<br />
curiosidad, pura y simplemente, si era el tráfico lo que creaba el itinerario o
746<br />
viceversa o las dos cosas en realidad. Volvió a la otra cara de la tarjeta, la foto, y se<br />
la pasó a Stephen.<br />
-Yo vi un chino una vez, refirió el farruco narrador, que tenía unas píldoras como de<br />
masilla y las metió en agua y se abrieron y cada píldora era algo distinto. Una era un<br />
barco, otra era una casa, la otra era una flor. Le echan ratas a la sopa, añadió<br />
apetitosamente, eso hacen los chinos.<br />
Probablemente notando una expresión de duda en sus caras el trotamundos<br />
continuó, pegándose a sus aventuras.<br />
-Y yo'e visto a un hombre muerto por un italiano en Trieste. El cuchillo en la<br />
espalda. Un cuchillo así.<br />
Mientras hablaba sacó a la vista una navaja de aspecto peligroso muy en<br />
consonancia con su papel y la empuñó en posición de ataque.<br />
-En una casa de putas fue a causa de una socaliña entre dos contrabandistas. Un<br />
fulano se escondió detrás de una puerta, le salió por detrás al otro. Así. Prepárate<br />
para ver a tu Dios, va y dice. ¡Zas! Le entró por la espalda hasta el puño.<br />
Su intensa mirada indolente vagando en derredor desafiaba hasta cierto punto<br />
cualquier otra pregunta incluso si ellos por casualidad hubieran querido hacerla.<br />
-Esto sí que es acero de verdad, repitió, examinando su tremendo stiletto.<br />
Después de tan angustioso dénouement suficiente como para espantar al más fuerte<br />
cerró la hoja de un golpe y puso el arma en cuestión a buen recaudo como antes en<br />
su cámara de los horrores, también conocida como bolsillo.<br />
-Se las amañan muy bien con armas blancas, alguien que evidentemente andaba<br />
totalmente despistado dijo para beneficio de todos. Ése es el motivo por el que<br />
pensaron que los asesinatos del parque de los invencibles los habían cometido<br />
extranjeros a causa de que ellos utilizan cuchillos.<br />
Tras este comentario dictado obviamente en el espíritu de que la ignorancia es<br />
felicidad Mr. B. y Stephen ambos, cada cual a su particular manera, instintivamente<br />
intercambiaron significativas miradas, en un religioso silencio de la clase<br />
terminantemente entre nous sin embargo, hacia donde Pellejocabra, alias el dueño,<br />
sin mover un pelo, estaba sacando chorros de líquido de su cacharro de hervir. Su<br />
cara inescrutable que era realmente una obra de arte, un estudio perfecto en sí
747<br />
mismo, superando cualquier descripción, transmitía la impresión de que no entendía<br />
ni jota de lo que estaba sucediendo. ¡Gracioso, pero que muy gracioso!<br />
A todo esto siguió una pausa más bien larga. Un hombre leía a trompicones un<br />
periódico de la tarde de café manchado, otro la tarjeta con los indígenas choza de,<br />
otro la licencia del marino. Mr. Bloom, por lo que a él personalmente se refería,<br />
estaba sólo meditando con aire pensativo. Recordaba vivamente cúando el<br />
acontecimiento aludido había acaecido tan bien como si fuera ayer,<br />
aproximadamente unos veinte años antes en los días de las agitaciones por la<br />
reforma agraria, cuándo aquello tomó al asalto al mundo civilizado, hablando en<br />
sentido figurado, a principios de los ochenta, el ochentaiuno para ser exactos,<br />
cuando él acababa de cumplir los quince.<br />
-Claro, jefe, cortó el marinero. Devuélvame acá esos papeles.<br />
Habiéndose cumplido el requerimiento los atrapó de un manotazo.<br />
-¿Ha visto el peñón de Gibraltar? interrogó Mr. Bloom. El marinero hizo una<br />
mueca, mascando, de tal manera que podía interpretarse como sí, claro o no.<br />
-Ah, hizo escala allí también, dijo Mr. Bloom, Punta Europa, pensando que sí, con<br />
la esperanza de que el corsario pudiera quizá por algunas reminiscencias pero no lo<br />
hizo, sencillamente arrojó un caño de saliva en el serrín, y agitó la cabeza con una<br />
especie de vago desdén.<br />
-¿Qué año sería eso? inquirió Mr. B. ¿Recuerda los barcos?<br />
Nuestro marinero soi-disant mascó trabajosamente un rato hambrientamente antes<br />
de contestar:<br />
-Estoy harto de todos esos peñones en el mar, dijo, y de barcos y más barcos. Tasajo<br />
todo el tiempo.<br />
Cansado al parecer, lo dejó. Su inquisidor al percibir que no era probable que<br />
consiguiera gran cosa de tan espabilado sujeto, cayó en divagaciones sobre las<br />
enormes dimensiones de las aguas alrededor del globo, baste decir que, como un<br />
vistazo casual al mapa revelaba, cubrían completamente las tres cuartas partes del<br />
mismo y enteramente comprendió por consiguiente lo que significaba gobernar los<br />
mares. En más de una ocasión, una docena como mínimo, cerca del North Bull en<br />
Dollymount había reparado en un viejo hombre de mar jubilado, evidentemente
748<br />
derrelicto, sentado por costumbre cerca del no particularmente fragante mar en el<br />
muro, mirando distraídamente a éste y éste a él, soñando con bosques umbrosos y<br />
pastos nuevos como alguien en algún lugar canta. Y aquello le dejó preguntándose<br />
por qué. Posiblemente hubiera intentado descubrir el secreto por sí mismo, zama-<br />
rreado de un lado a otro hasta las antípodas y todo eso y por encima y por debajo,<br />
bueno, no exactamente por debajo, tentando a los hados. Y las probabilidades eran<br />
veinte a nada de que no había realmente secreto alguno en todo ello. No obstante,<br />
sin entrar en la minutiae del asunto, el hecho elocuente era que el mar estaba allí en<br />
toda su gloria y en el curso natural de las cosas uno u otro tendría que navegar en él<br />
y hacer frente a la providencia aunque sólo fuera para mostrar cómo la gente<br />
siempre se las ingenia para lastrar esa clase de carga en el prójimo como la idea del<br />
infierno y la lotería y los seguros que se organizaban siguiendo idénticamente los<br />
mismos pasos con lo que por la misma razón si no por otra el domingo de las<br />
lanchas de salvamento era una muy laudable institución a la que el público en<br />
general, dondequiera que viviese tierra adentro o junto al mar, según el caso fuera,<br />
habiéndosele hecho parar mientes así en ello debiera extender su gratitud amén de a<br />
los capitanes de puerto y al servicio de guardacostas que tenían que dotar la jarcia y<br />
soltar amarras por entre los elementos cualquiera que fuera la estación del año<br />
cuando el deber llama Irlanda espera que todo hombre y demás y a veces lo<br />
pasaban fatal en invierno sin olvidar los barcos-faros irlandeses, el Kish y otros, que<br />
podían volcar en cualquier momento, bordeando el cual una vez él con su hija había<br />
conocido de primera mano lo que es la mar excepcionalmente picada, por no decir<br />
tormentosa.<br />
-Hubo un tipo que navegó conmigo en el Corsario, siguió el viejo lobo de mar, él<br />
también un corsario, que desembarcó y buscó un trabajo fácil de ayuda de cámara a<br />
seis libras al mes. Éstos son sus pantalones los que llevo puestos y me dio un<br />
chubasquero y esta navaja. Para algo así me apunto yo, afeitar y cepillar. No me<br />
gusta dar tumbos por ahí. Ahí tienen a mi hijo ahora, Danny, que se ha escapado<br />
para hacerse a la mar y su madre consiguió que le cogieran en una rienda de tejidos<br />
de Cork donde podría estar ganando un buen dinero.
749<br />
-¿Qué edad tiene? indagó un oyente que, por cierto, visto de perfil, tenía un<br />
parecido lejano con Henry Campbell, el secretario del ayuntamiento, lejos de las<br />
pesadas responsabilidades del cargo, sin lavar claro está y con desaliñado atuendo y<br />
con marcados indicios de mosto alrededor del apéndice nasal.<br />
-Bueno, contestó el marinero con lentas palabras de extrañeza, ¿mi hijo, Danny?<br />
Debe de tener unos dieciocho ahora, por lo que calculo.<br />
El padre de Skibbereen con esto se abrió de un tirón la camisa gris o sucia en<br />
cualquier caso camisa con las dos manos y empezó a rascarse el pecho en el que se<br />
podía ver una imagen tatuada con tinta china azul que pretendía representar un<br />
ancla.<br />
-Había piojos en la litera aquella de Bndgwater, comentó, tan cierto como que estoy<br />
aquí. Tengo que darme un lavado mañana o pasado. Es a esos mozos negros a los<br />
que no trago. No puedo ver a esos maricones. Te chupan la sangre hasta dejarte<br />
seco, y tanto que te secan.<br />
Viendo que todos le miraban el pecho se abrió complacientemente más la camisa a<br />
tirones para que encima del tradicional símbolo de la esperanza y descanso del<br />
hombre de mar tuvieran una buena visión del número 16 y del perfil de un joven de<br />
aspecto más bien aferruzado.<br />
-Tatuaje, explicó el exhibidor. Eso me lo hicieron cuando estábamos encalmados<br />
frente a Odesa en el Mar Negro con el capitán Dalton. Un compañero, de nombre<br />
Antonio, lo hizo. Aquí lo tienen, un griego.<br />
-¿Dolió mucho al hacerlo? preguntó uno al marinero. Aquel respetable señor, sin<br />
embargo, estaba atareadamente ocupado en recogerse los. De alguna manera en su.<br />
Estruando o.<br />
-Miren aquí, dijo, mostrando a Antonio. Ahí está maldiciendo al primer oficial. Y<br />
aquí lo tienen ahora, añadió, el mismo compañero, estirándose la piel con los dedos,<br />
una habilidad especial evidentemente, y él sin parar de reírse del chisme.<br />
Y de hecho la lívida cara del joven llamado Antonio sí que parecía realmente que<br />
tuviera una sonrisa forzada y el curioso efecto provocó la admiración sin reservas de<br />
todo el mundo incluyendo a Pellejocabra, que esta vez se echó para delante para ver.
750<br />
Ya, ya, suspiró el marinero, bajando la mirada a su pecho varonil. Él también se fue.<br />
Comido por tiburones después. Ya, ya.<br />
Se soltó la piel con lo que el perfil tomó la expresión normal de antes.<br />
-Un trabajo bien hecho, dijo el estibador número uno.<br />
-¿Y para qué es el número? indagó el zángano número dos.<br />
-¿Se lo comieron vivo? preguntó un tercero al marinero.<br />
-Ya, ya, suspiró de nuevo el último personaje, más animadamente y esta vez con<br />
una especie de media sonrisa de breve duración sólo en dirección al que preguntaba<br />
por el número. Comido. Griego era.<br />
Y luego añadió con humor más bien patibulario considerando su referido final:<br />
-Tan malo como el viejo Antonio,<br />
que me dejó solonio.<br />
La cara de una fulana vidriosa y ojerosa bajo un sombrero de paja negro fisgó<br />
torcida por la puerta del albergue palpablemente reconociendo el terreno ella sola<br />
con el objeto de embolsarse unos granitos de arena más. Mr. Bloom, sin saber<br />
apenas a qué lado mirar, se dio la vuelta al instante aturrullado aunque<br />
exteriormente en calma, y, cogiendo de la mesa la hoja deportiva de la publicación<br />
de Abbey Street que el calesero, si es que lo era, había dejado a un lado, la cogió y<br />
miró el color rosa del papel aunque por qué rosa. La razón para actuar así fue que<br />
reconoció al instante cerca de la puerta la misma cara que había vislumbrado fugaz<br />
esa tarde en Ormond Quay, la mujer medio idiotizada, a saber la del callejón que<br />
conocía a la señora con la ropa marrón que siempre teníamos encima (Mrs. B.) y le<br />
solicitó la probabilidad de sacarle los trapos sucos. Además por qué trapos sucios<br />
que parecía más impreciso que otra cosa, los trapos sucios de usted. Aun así, la<br />
sinceridad le exigía admitir que él le había lavado la ropa interior sucia a su mujer<br />
en Holles Street y las mujeres harían y hacían de hecho lo mismo con similares<br />
prendas de hombre marcadas con iniciales en tinta de marcar de Bewley and Draper<br />
(las de ella, se quiere decir) si realmente le querían, o sea, los amigos de mi camisa<br />
sucia mis amigos son. Aun así precisamente en aquel momento, estando como<br />
estaba sobre ascuas, prefería huir de la cara a la cara de la mujer por lo que le<br />
resultó un verdadero alivio el que el dueño le hiciera una indicación grosera para
751<br />
que levantara el vuelo. Por la parte del Evening Telegraph había vislumbrado fugaz<br />
la cara de ella por la puerta con una especie de vidriosa sonrisa bobalicona de<br />
demente lo que ponía en evidencia que no estaba del todo en sus cabales,<br />
contemplando con evidente regocijo al grupo de mirones alrededor del pecho<br />
marino del patrón Murphy y después nada más de ella se supo.<br />
-La pelleja, dijo el dueño.<br />
-A mí no me cabe en la cabeza, dijo Mr. Bloom confidencialmente a Stephen,<br />
médicamente hablando, cómo una infortunada criatura como esa que acaba de salir<br />
del hospital del Lock rebosando de infecciones puede tener la jeta para andar de<br />
abordaje o cómo un hombre en su sano juicio, si aprecia su salud lo más mínimo.<br />
¡Infeliz criatura! Claro que supongo que algún hombre es en última instancia el<br />
responsable de su situación. Aun así no importa cuál sea la causa de ....<br />
Stephen no la había notado y se encogió de hombros, comentando meramente:<br />
-En este país la gente vende mucho más de lo que ella nunca tuvo y hace su agosto.<br />
No temáis a los que venden su cuerpo pero no pueden comprar el alma. Ésa es mala<br />
traficante. Compra caro y vende barato.<br />
El hombre mayor, aunque de ninguna manera el típico solterón ni un estrecho, dijo<br />
que era poco menos que un escándalo que clamaba al cielo al que había que poner<br />
fin instanter decir que mujeres de esa calaña (dejando aparte cualquier remilgo<br />
mojigato sobre el tema), un mal necesario, no tenían licencia ni pasaban la<br />
inspección médica de las autoridades competentes, algo de lo que, y que en verdad<br />
podía manifestar, él, como paterfamilias, era un acérrimo defensor desde muy al<br />
principio. Quienquiera que se embarcara en una política de esa clase, dijo, y<br />
ventilara el asunto a fondo dispensaría una bendición perpetua a todos los<br />
implicados.<br />
-Usted como buen católico, observó, hablando de cuerpo y alma, cree en el alma. O<br />
quiere decir la inteligencia, el poder de la mente como tal, distinta de cualquier<br />
objeto exterior, la mesa, digamos, la taza. Yo mismo creo en eso porque hombres<br />
competentes lo han explicado como las convoluciones de la materia gris. De no ser<br />
así no tendríamos nunca inventos tales como los rayos X, por ejemplo. i.Y usted?
752<br />
Así acorralado, Stephen tuvo que hacer un esfuerzo de memoria sobrehumano para<br />
probar a concentrarse y recordar antes de que pudiera decir:<br />
-Me dicen de acuerdo con autoridades fidedignas que es una sustancia simple y por<br />
tanto incorruptible. Podría ser inmortal, según entiendo, si no fuera por la<br />
posibilidad de su aniquilación por la Causa Primera Que, por lo que he oído, es muy<br />
capaz de añadir ésta a la lista de Sus otras bromas pesadas, estando lo mismo<br />
conruptio per se que corruptio per acá - dens excluidas por el protocolo de la corte.<br />
Mr. Bloom aceptó del todo en su conjunto lo esencial de esto aunque la sutileza<br />
mística involucrada estaba un tanto fuera de su alcance sublunar aun así se sentía<br />
obligado a introducir una excepción perentoria a la palabra simple, replicando<br />
prontamente:<br />
-¿Simple? No creo que ésa sea la palabra adecuada. Claro que, le admito, para estar<br />
de acuerdo en algo, que alguna vez uno se tropieza con un alma simple de higos a<br />
brevas. Pero a lo que quiero llegar de verdad es que una cosa es por ejemplo<br />
inventar esos rayos que inventó Röntgen o el telescopio como Edison, aunque creo<br />
que antes de su época fue Galileo el hombre, quiero decir, y lo mismo se puede apli-<br />
car a las leyes, por ejemplo, de un fenómeno natural de gran repercusión como es la<br />
electricidad pero es harina de otro costal decir que uno cree en la existencia de un<br />
Dios sobrenatural.<br />
-Ah, eso, reconvino Stephen, ha sido ya demostrado convincentemente en varios de<br />
los más conocidos pasajes de las Sagradas Escrituras, aparte de las pruebas<br />
circunstanciales.<br />
Sobre este punto intrincado sin embargo los puntos de vista de la parea, como del<br />
huevo a la castaña en educación así como en todo lo demás con la diferencia<br />
marcada de sus respectivas edades, chocaban.<br />
-¿Lo ha sido? objetó el más experimentado de los dos, aferrándose a su postura<br />
original con una sonrisa de incredulidad. No estoy tan seguro de eso. Eso es<br />
cuestión de la opinión de cada cual y, sin traer a colación el lado sectario del asunto,<br />
permítame diferir de usted in toto ahí. Mi opinión es, para decirle la pura verdad,<br />
que esas partes eran auténticas falsificaciones todas ellas insertadas muy<br />
probablemente por los monjes o es otra vez la gran cuestión de nuestro poeta na-
753<br />
cional, que precisamente los escribió como Hamlet y Bacon, tal como, usted que se<br />
conoce a Shakespeare infinitamente mejor que yo, claro está no hace falta que le<br />
cuente. ¿No se toma el café, hablando de todo un poco? Deje que lo remueva. Y<br />
coja un trozo de ese bollo. Es como uno de los ladrillos de nuestro patrón<br />
disfrazado. Aun así nadie puede dar lo que no tiene. Pruebe un trocito.<br />
-No puedo, consiguió soltar Stephen, sus órganos mentales por el momento<br />
rehusando dictar más allá.<br />
Llevar la contraria de siempre habiendo sido una fea costumbre Mi- Bloom pensó<br />
que era buena idea remover o intentarlo el azúcar espesado del fondo y reflexionó<br />
de manera bastante cercana a la acritud sobre el Coffee Palace y su labor<br />
antialcohólica (y lucrativa). Seguro que era un objetivo legítimo y más allá de<br />
opiniones a favor y en contra hacía una enormidad de bien, albergues como en el<br />
que estaban funcionando según el modelo abstemio para vagabundos nocturnos,<br />
para conciertos, acontecimientos teatrales y conferencias provechosas (entrada<br />
libre) de gente cualificada para los estamentos inferiores. Por otro lado tenía un<br />
marcado y penoso recuerdo de que le habían pagado a su mujer, Madam Manon<br />
Tweedy que había estado destacadamente relacionada con ello en tiempos, una muy<br />
modesta remuneración desde luego por tocar el piano. La idea, según creía él<br />
firmemente, era hacer el bien y cobrarse unos beneficios, ya que no podía hablarse<br />
de competencia. Veneno de sulfato de cobre S04 o algo parecido en unos guisantes<br />
secos sobre lo que recordaba haber leído en una casa de comidas barata de algún<br />
sitio pero no recordaba cuándo fue ni dónde. De todas formas una inspección,<br />
inspección médica, de todos los comestibles le parecía a él más que nunca necesaria<br />
lo cual posiblemente justificara la moda del Vi-cacao del Dr. Tibble justificada en el<br />
análisis médico que implicaba.<br />
-Pruébelo ahora, se permitió decir del café después de removido.<br />
Así convencido para que en todo caso lo probara Stephen levantó el pesado tazón<br />
del charquito marrón en el que hizo plop al despegarse cuando fue levantada por el<br />
mango y tomó un sorbo del ofensivo bebistrajo.<br />
-Aun así es alimento sólido, instó su buen genio, soy un entusiasta de la comida<br />
sólida, siendo su sola y única razón no glotonear lo más mínimo sino las comidas
754<br />
habituales como el sine qua non para cualquier tipo de trabajo de verdad, intelectual<br />
o manual. Debería tomar más comida sólida. Se sentiría otro.<br />
-Los líquidos los puedo tomar, dijo Stephen. Pero ay, hágame el favor de llevarse<br />
ese cuchillo. No le puedo mirar la punta. Me trae a la memoria la historia de Roma.<br />
Mr. Bloom con prontitud actuó según lo indicado y retiró el artículo acriminado, un<br />
cuchillo romo normal de mango de cuerno sin nada particularmente romano o<br />
antiguo en él para el ojo del lego, observando que la punta era su punto menos<br />
llamativo.<br />
-Las historias de nuestro común amigo son como él mismo, comentó Mr. Bloom<br />
apropos de los cuchillos a su confidante sotto voce. ¿Cree que son verdaderas?<br />
Podría seguir contando esas historias durante horas sin parar toda la noche y mentir<br />
con toda la cara del mundo. Mírelo.<br />
Pero aun así aunque los párpados estaban cargados de sueño y aire de mar la vida<br />
estaba llena de un aluvión de cosas y coincidencias de una naturaleza terrible y<br />
estaba muy dentro de los límites de lo posible que no fuera una invención total<br />
aunque a primera vista no había una gran probabilidad inherente de que todas las<br />
patrañas que estaba soltando fueran estrictamente palabra de Dios.<br />
Había estado mientras tanto haciendo inventario del individuo delante de él y<br />
sherlockholmidiéndolo desde que le puso los ojos encima. Aunque hombre bien<br />
conservado de no poca energía, si bien una pizca propenso a la calvicie, había algo<br />
falso en su aspecto personal que sugería salida carcelaria y no requería un gran<br />
esfuerzo de la imaginación asociar tal espécimen de aspecto extraño con la<br />
hermandad de la estopa y galeras. Podía incluso haber liquidado a su hombre su-<br />
poniendo que hubiera contado su propio caso, tal como la gente hacía contando<br />
cosas de otros, a saber, que lo mató él mismo y había servido sus cuatro o cinco<br />
hermosos años en prisión por no decir nada del personaje Antonio (sin parentesco<br />
con el personaje dramático de idéntico nombre salido de la pluma de nuestro poeta<br />
nacional) que expió sus crímenes de la manera melodramática descrita arriba. Por<br />
otro lado podía estar sólo faroleando, una debilidad perdonable porque el<br />
encontrarse con unos barateros inequívocos, residentes en Dublín, como aquellos<br />
caleseros esperando noticias de fuera tentaría a cualquier viejo marinero que
755<br />
navegara los mares a hinchar el perro sobre la goleta Hesperus y etcétera. Al fin y al<br />
cabo las mentiras que alguien diga sobre sí mismo no tendrían probablemente ni<br />
punto de comparación con las trolas que otros tipos inventan de él.<br />
-Cuidado, no estoy diciendo que sea todo pura invención, prosiguió. Escenas<br />
semejantes ocasionalmente, si no a menudo, se encuentra uno. Gigantes, aunque eso<br />
sea ir demasiado lejos por una vez se ven, Marcella la reina enana. En el museo de<br />
cera de Henry Street yo mismo he visto unos aztecas, como se les llama, sentados<br />
con las piernas cruzadas, no podían estirar las piernas ni aunque les pagaran porque<br />
los músculos de aquí, ve, prosiguió, señalando a su compañero el contorno breve de<br />
los tendones o como quieran llamarles detrás de la rodilla derecha, estaban<br />
completamente incapacitados por estar sentados de esa manera tanto tiempo<br />
anquilosados, siendo adorados como dioses. Ahí tiene otro ejemplo de almas<br />
simples.<br />
Sin embargo volviendo al amigo Simbad y sus terroríficas aventuras (que le<br />
recordaba un poco a Ludwig, alias Ledwidge, cuando ocupaba las tablas del Gaiety<br />
cuando Michael Gunn se identificaba con la dirección en el Buque Fantasma, un<br />
éxito clamoroso, y la multitud de admiradores venía en tropel, todos en bandada<br />
sólo para escucharle aunque los barcos de la clase que fueran, fantasmas o lo<br />
contrario, en un escenario resultaban normalmente un poco sosos igual que los<br />
trenes) no había nada intrínsecamente incompatible en todo ello, reconoció. Por el<br />
contrario ese detalle de la puñalada por la espalda estaba muy de acuerdo con<br />
aquellos italianos, aunque francamente era sin embargo muy libre de admitir que<br />
aquellos heladeros y freidores de todo lo que fuera pescado por no mencionar<br />
variedades de patatas fritas y otras cosas allá en Litde Italy cerca del Coombe era<br />
gente sobria ahorrativa trabajadora excepto quizá un poco dada a la caza<br />
indiscriminada de inofensivos animales imprescindibles de la secta felina<br />
pertenencia de otros por la noche para tener una buena y suculenta comilona con el<br />
ajo de rigueur a costa de él o de ella al día siguiente a hurtadillas y, añadió, a bajo<br />
precio.<br />
-Los españoles, pongamos por caso, continuó, temperamentos apasionados como<br />
los que más, impetuosos como el mismísimo diablo, son dados a tomarse la ley por
756<br />
su mano y te dan en menos que canta un gallo con esas facas puñales que llevan en<br />
el abdomen. Lo da el gran calor, el clima por lo general. Mi mujer es, como quien<br />
dice, española, medio quiero decir. De hecho podría en realidad pedir la nacionali-<br />
dad española si quisiera, habiendo nacido (técnicamente) en España, es decir<br />
Gibraltar. Tiene el tipo español. Muy oscura, la típica morena, negro. Yo por lo<br />
menos creo sinceramente que el clima es responsable del carácter. Por eso le pre-<br />
gunté si escribía sus poemas en italiano.<br />
-Los temperamentos de la puerta, interrumpió Stephen, estaban muy apasionados<br />
con lo de los diez chelines. Roberto ruba roba sua.<br />
-Muy de acuerdo, repitió Mr. Bloom.<br />
-Luego, dijo Stephen mirando fijamente y divagando para sí o con algún oyente<br />
imaginario en algún lugar, tenemos la impetuosidad de Dante y el triángulo<br />
isósceles Miss Portinan de quien se enamoró y Leonardo y san Tommaso Mastino.<br />
-Se lleva en la sangre, convino Mr. Bloom de inmediato. Todos están lavados con la<br />
sangre del sol. Coincidencia que acabo de estar en el museo de Kildare Street hoy,<br />
un rato antes de nuestro encuentro si lo puedo llamar así, y estuve mirando esas<br />
estatuas antiguas de allí. Las espléndidas proporciones de caderas, de pecho. No se<br />
topa uno con esa clase de mujeres aquí. Alguna excepción aquí y allá. Guapas sí, las<br />
encuentras bonitas en cierto modo pero de lo que estoy hablando es de la figura<br />
femenina. Además tienen tan poco gusto en el vestir, la mayoría de ellas, algo que<br />
acrecienta enormemente la belleza natural de la mujer, no importa lo que uno diga.<br />
Las medias arrugadas, puede que sea, y posiblemente lo es, una de mis manías, pero<br />
aun así es algo que simplemente me molesta ver.<br />
El interés, sin embargo, comenzaba a decrecer un poco alrededor y entonces los<br />
demás empezaron a hablar de accidentes en el mar, de barcos perdidos en la niebla,<br />
colisiones con icebergs, todo ese tipo de cosas. Nuestro navegante por descontado<br />
tenía lo suyo que decir. Había doblado el Cabo no pocas veces y capeado un<br />
monzón, una especie de viento, en los mares de China y en todos esos peligros de<br />
las profundidades había una cosa, declaró, que no le había abandonado o palabras<br />
similares, una medalla piadosa que tenía que lo había salvado.
757<br />
Así que entonces después de eso fueron a parar al naufragio frente a la roca de<br />
Daunt, el naufragio de aquel desafortunado barco noruego que nadie podía recordar<br />
cómo se llamaba por el momento hasta que el calesero que tenía realmente un cierto<br />
aire a Henry Campbell lo recordó el Palme en la playa de Booterstown. No se habló<br />
de otra cosa en la ciudad aquel año (Albert William Quill escribió unos bonitos<br />
versos originales de distinguido mérito sobre el tema para el Irish Times), los<br />
cachones inundándolo y gentíos y más gentíos en la orilla en gran conmoción<br />
petrificados por el horror. Entonces alguien dijo algo sobre el caso del vapor Lady<br />
Caims de Swansea, embestido por el Mona que iba con rumbo contrario con tiempo<br />
bastante bochornoso y que se perdió con toda la tripulación a bordo. No se le prestó<br />
ayuda alguna. El capitán, el del Mona, dijo que temía que el mamparo de colisión<br />
hubiera cedido. No tenía agua, parece ser, en la bodega.<br />
A todo esto tuvo lugar un incidente. Habiéndosele hecho necesario aflojarse el<br />
cinturón el marinero desocupó su asiento.<br />
-Déjeme cruzar a proa amigo, le dijo a su vecino que acababa de caer suavemente<br />
en un pacífico sueño.<br />
Se largó pesada, lentamente con andares de bamboche hacia la puerta, bajó<br />
pesadamente el único escalón que había para salir del albergue y giró a la izquierda.<br />
Mientras intentaba encontrar su rumbo Mr. Bloom que había notado cuando se<br />
levantaba que tenía dos frascos presumiblemente de ron de la marina que le<br />
asomaban de cada uno de los bolsillos para la consumición personal de sus ardientes<br />
interiores, le vio sacar una botella y descorcharla o desenroscarla y, llevándose la<br />
boquilla a los labios, echarse un buen y delectable trago con un ruido barboteante.<br />
El incorregible Bloom, que además tenía una aguda sospecha de que el perro viejo<br />
fuera de maniobras tras la atracción contrana en forma de mujer que sin embargo<br />
había desaparecido a todos los efectos, podía aguzando la vista casi percibirlo,<br />
cuando ya estaba debidamente refrescado con la renta del tonel de ron, mirando<br />
boquiabierto hacia los pilares y vigas de la línea de circunvalación como perdido<br />
porque es verdad que todo estaba radicalmente alterado desde su última visita y<br />
mejorado enormemente. Alguna persona o personas invisibles le dirigieron al<br />
urinario de hombres erigido por el comité de limpieza que había por todas partes
758<br />
para ese propósito pero tras un breve espacio de tiempo durante el cual reinó el<br />
silencio supremo el marinero, no haciendo ni caso, se alivió en lugar más a mano, el<br />
ruido de sus aguas del pantoque que sobrevino a continuación salpicando el suelo<br />
por lo visto despertó a uno de los caballos de la parada de manuelas. Un casco<br />
escarbó de todos modos para no perder pie después del sueño y los arreos<br />
tintinearon. Ligeramente molestado en su garita junto al brasero de coque encendido<br />
el guarda de las piedras de la corporación municipal que, aunque ya debilitado y<br />
decididamente desintegrándose, no era otro a decir verdad que el antedicho Gumley,<br />
ahora viviendo prácticamente de los subsidios parroquiales, otorgado el trabajo<br />
temporal por mediación de Pat Tobin según todas las probabilidades humanas por<br />
dictados humanitarios habiéndole conocido antes se movió y se revolvió en su garita<br />
antes de calmar sus miembros de nuevo en los brazos de Morfeo, una muestra<br />
increíble de malas rachas en su forma más virulenta para un hombre muy bien<br />
relacionado y acostumbrado a las razonables comodidades de un hogar durante toda<br />
su vida que venía a sacar la bonita suma de £100 al año en tiempos que claro está el<br />
muy asno procedió a dar con el culo en las goteras. Y ahí estaba en las últimas<br />
después de pasárselo bomba más de una vez sin un real en el bolsillo. Bebía para<br />
qué contarlo con lo que se cumplía una vez más la moraleja cuando podía haber<br />
estado muy fácilmente nadando en la abundancia si - un «si» importante, sin<br />
embargo - se las hubiera apañado para curarse de su personal inclinación.<br />
Todos entre tanto lamentaban ruidosamente la decadencia de la industria marítima<br />
irlandesa, tanto de cabotaje como de gran tonelaje que era todo parte esencial de la<br />
misma cosa. Un barco para la Palgrave Murphy se hizo a la mar desde la dársena de<br />
Alexandra, la única botadura de ese año. Bien es cierto que los puertos estaban allí<br />
sólo que nunca barco alguno atracaba.<br />
Había naufragios y aprovechados de naufragios, dijo el dueño, que evidentemente<br />
estaba au fait.<br />
De lo que él se quería enterar era por qué aquel barco se había chocado contra la<br />
única roca de la bahía de Galway cuando el proyecto del puerto de Galway era<br />
sometido a discusión por un tal Mr. Worthington o algo parecido ¿eh? Pregunten al
759<br />
que era entonces capitán, les aconsejó, cuánto engrase le dio el gobierno británico<br />
por el trabajito de aquel día, el Capitán John Lever de las Líneas Lever.<br />
-¿No estoy en lo cierto, patrón? indagó del marinero, que volvía ya de sus<br />
potaciones en privado y demás ocupaciones.<br />
Aquel respetable olfateando el aroma de la colilla de la canción o de las palabras<br />
gruñó con algo que hubiera querido ser música pero con gran brío una especie de<br />
saloma marinera en segundas o terceras. Los agudos oídos de Mr. Bloom le oyeron<br />
entonces expectorar el andullo probablemente (que era así), por lo que debió<br />
alojarlo mientras tanto en el puño al tiempo que se dedicaba a sus bebidas y a sus<br />
meadas y lo encontró algo agrio después del güisqui matarratas en cuestión. De<br />
todas formas entró balanceándose tras su exitosa libación-cum potación, metiendo<br />
una atmósfera de bebida a la soirée, cantando en canon estrepitosamente, como un<br />
verdadero hijo de pizco:<br />
El bizcocho duro como el latón<br />
y como el culo de la mujer de Lot la salazón.<br />
¡Oh, Johnny Lever!<br />
Johnny Lever, Oh!<br />
Después de la tal efusión el fiero espécimen en justo tiempo aparecido y recobrado<br />
que hubo su asiento se desplomó más que se sentó pesadamente en el banco<br />
facilitado. Pellejocabra, asumiendo que él fuera, evidentemente mirando por sus<br />
intereses, estaba aireando sus quejas en una débil-forzada filípica en lo tocante a los<br />
recursos naturales de Irlanda o algo parecido que describió en su prolongada<br />
disertación como el país más rico sin excepción alguna sobre la faz de la tierra de<br />
Dios, sin comparación muy superior a Inglaterra, con cantidades ingentes de carbón,<br />
carne de cerdo por valor de seis millones de libras exportada al año, diez millones<br />
entre mantequilla y huevos y todas las riquezas que Inglaterra había exprimido<br />
recaudando impuestos de los pobres que tenían que pagar un dineral siempre y<br />
engullendo la mejor carne del mercado y un gran excedente de energía del mismo<br />
estilo. La conversación consiguientemente se hizo general y todos estaban de<br />
acuerdo en que aquello era un hecho. Se podía cultivar cualquier cosa en el suelo de<br />
Irlanda, declaró, y ahí estaba ese coronel Everard allá en Navan cultivando tabaco.
760<br />
¿Dónde se puede encontrar algo parecido a la panceta irlandesa? Pero el día de<br />
rendir cuentas, declaró crescendo con voz no insegura, monopolizando<br />
completamente toda la conversación, estaba al caer para la poderosa Inglate rra, a<br />
pesar de su vil metal, por sus crímenes. Habría una caída y la mayor caída de la<br />
historia. Los alemanes y los nipones representaban un hueso dificil de roer, afirmó.<br />
Los bóers eran el principio del fin. La Inglaterra de Brummagen se venía abajo y su<br />
perdición sería Irlanda, su talón de Aquiles, y les explicó el punto vulnerable de<br />
Aquiles, el héroe griego, punto que sus oyentes captaron al momento ya que atrajo<br />
su atención al indicarles el tendón referido en la bota. Su consejo a todos los<br />
irlandeses era: permaneced en la tierra que os vio nacer y trabajad por Irlanda y<br />
vivid por Irlanda. Irlanda, dijo Pamell, no podía prescindir de uno solo de sus hijos.<br />
Un silencio por doquier marcó la terminación de su finale. El impasible navegante<br />
oyó esas sensacionales nuevas, impávido.<br />
-No será fácil, jefe, se desquitó aquel diamante en bruto palpablemente algo molesto<br />
en reacción a la precedente grullada.<br />
En la cual ducha de agua fría en referencia a la caída y todo aquello el encargado<br />
concurría pero no obstante se mantuvo firme en su punto de vista principal.<br />
-¿Quiénes son las mejores tropas del ejército? interrogó el viejo veterano canoso<br />
enfurecido. ¿Y los mejores saltadores y corredores? ¿Y los mejores almirantes y<br />
generales que tenemos? Díganme eso.<br />
-Los irlandeses, por preferencia, replicó el carrero parecido a Campbell, sin contar<br />
las impurezas de la cara.<br />
-Así es, corroboró el viejo cimarrón. El campesino católico irlandés. Esa es la<br />
espina dorsal de nuestro imperio. ¿Conocen a Jem Mullins?<br />
Aun reconociéndole sus opiniones personales como a cualquier persona el dueño<br />
añadió que no le importaba nada ningún imperio, el nuestro o el suyo, y que no valía<br />
gran cosa el irlandés que a su servicio estuviera. Entonces empezaron a cruzar<br />
algunas palabras fuera de tono tan pronto como la cosa se fue calentando, ambos, ni<br />
que decir tiene, apelando a los oyentes que seguían la batalla campal con interés<br />
mientras no derivara en recriminaciones y llegaran a las manos.
761<br />
Por la información interna que se extendía a través de una serie de años Mr. Bloom<br />
se inclinaba más bien a no dar dos higas por la sugerencia por ser una monumental<br />
patochada pues, hasta tanto esa consumación con devoción fuera o no fuera<br />
deseada, era totalmente consciente del hecho de que sus vecinos al otro lado del<br />
canal, a no ser que fueran mucho más necios de lo que él pensaba, más bien<br />
ocultaban sus fuerzas que lo contrario. Corría pareja con la idea quijotesca de<br />
ciertos sectores de que en cien millones de años las reservas carboníferas de la isla<br />
hermana se acabarían y si, con el paso del tiempo, se veía que la cosa resultaba así<br />
todo lo que él podía personalmente decir sobre el asunto era que como innumerables<br />
contingencias, igualmente relevantes para el tema, podían ocurrir antes de que ese<br />
momento llegara sería altamente aconsejable en el entretanto intentar sacar el mayor<br />
provecho de los dos países a pesar de que eran polos opuestos. Otro pequeño detalle<br />
interesante, los amoríos de putas y arrapiezos, por decirlo en términos que se<br />
entiendan, le recordó que los soldados irlandeses habían luchado a menudo tanto a<br />
favor de Inglaterra como en contra, aún más, de hecho. Y ahora ¿por qué? Así que<br />
la escenita entre la pareja,, el del concesionario que se rumoreaba era o había sido<br />
Fitzhams, el famoso invencible, y el otro, obviamente un farsante, le recordó<br />
forzosamente como si estuvieran conchabados en la trampa, suponiendo, es decir,<br />
que estuviera previamente amañado como el espectador, estudioso del alma humana<br />
donde los haya, los otros apenas percatándose del juego. Y en cuanto al arrendatario<br />
o dueño, que probablemente no era la otra persona en absoluto, no podía él (B.) por<br />
menos de parecerle y muy como es debido que era mejor hacer caso omiso de gente<br />
como ésa a no ser que fueras un tonto de capirote integral y rehuir tener nada que<br />
ver con ellos como regla de oro en la vida privada ni con sus fechorías, habiendo<br />
siempre la posibilidad de que por un casual un soplón viniera y resultara ser testigo<br />
del Fiscal de la Reina o del Rey ahora como Denis o Peter Carey, una idea que re-<br />
chazaba de plano. Muy al margen de todo eso le disgustaban esas carreras de<br />
maldad y crimen por principio. Sin embargo, aunque tales propensiones criminales<br />
nunca habían hallado lugar en su pecho de ninguna de las maneras ni formas, él sí<br />
que había sentido, y no había por qué negarlo (mientras interiormente siguiera<br />
siendo lo que era) una cierta clase de admiración por alguien que hubiera realmente
762<br />
blandido un cuchillo, arma blanca, con el coraje de sus convicciones políticas<br />
(aunque, personalmente, nunca tomaría parte en asuntos de esa clase), de la misma<br />
calaña que las vendettas del sur, poseerla o dejarse colgar por ella, cuando el marido<br />
frecuentemente, después de haber habido unas palabras entre los dos concernientes<br />
a las relaciones de ella con el otro mortal afortunado (habiendo él mandado vigilar a<br />
la pareja) infligía heridas de muerte a su adorada como resultado de una alternativa<br />
liaison postnupcial hundiéndole el cuchillo a ella, hasta que se le ocurrió que Fitz,<br />
cuyo mote era Pellejo, meramente condujo el coche para los verdaderos<br />
perpetradores del atropello y por tanto no fue, si estaba él fehacientemente<br />
informado, verdaderamente parte de la emboscada que, de hecho, fue el alegato por<br />
el que alguna lumbrera legal le había salvado el pellejo. En cualquier caso eso era<br />
agua pasada ya y en cuanto a nuestro amigo, el pseudo Pellejoetcétera, a la vista<br />
estaba que se había quedado más tiempo de lo conveniente. Debería haber muerto<br />
de muerte natural o en lo alto del patíbulo. Como las actrices, siempre<br />
despidiéndose rotundamente su última actuación luego volvían a aparecer<br />
sonriendo. Generosos en exceso desde luego, temperamentales, nada de economías<br />
ni cosas por el estilo, siempre andándose por las ramas. De igual modo tenía una<br />
muy aguda sospecha de que Mr. Johnny Lever se había deshecho de un buen<br />
pellizco de pamé durante el transcurso de sus paseos por los embarcaderos en el<br />
ambiente agradable de la taberna Old Ireland, vuelve a Erín y demás. Luego en<br />
cuanto al otro había oído no hacía mucho exactamente la misma jerga como le contó<br />
a Stephen cómo había simple pero eficazmente silenciado al ofensor.<br />
-Se ofendió por él sabría qué, confesó aquella muy agraviada aunque por lo general<br />
persona ecuánime, que se me escapó. Me llamó judío y de forma vejatonamente<br />
acalorada. Con lo que yo sin desviarme de los hechos concretos en lo más mínimo<br />
le dije que su Dios, quiero decir Cristo, era judío también y toda su familia como yo<br />
aunque en realidad no lo soy. Ésa fue una buena de encajar. Una respuesta suave<br />
calma el furor. No supo qué contestar como todo el mundo comprobó. ¿No estoy en<br />
lo cierto?
763<br />
Lanzó una larga mirada de tú-estás-equivocado a Stephen de timorato y oscuro<br />
orgullo por la templada censura con una ojeada además de ruego pues él parecía<br />
columbrar de alguna manera que aquello no era todo exactamente.<br />
-Ex quibus, masculló Stephen en tono evasivo, sus dos o cuatro ojos cruzándose,<br />
Christus o Bloom se llame o después de todo cualquier otro, secundum carnem.<br />
-Claro que, Mr. Bloom procedió a estipular, hay que mirar los dos lados de la<br />
cuestión. Es dificil establecer normas estrictas acerca del bien y el mal pero lugar<br />
para mejoras para todo desde luego que lo hay aunque cada país, dicen, incluido el<br />
desdichado del nuestro, tiene el gobierno que se merece. Pero con un poco de buena<br />
voluntad por parte de todos. Está muy bien todo eso de alardear de superioridad<br />
mutua pero que hay de la igualdad mutua. Detesto la violencia y la intolerancia bajo<br />
cualquier forma o manera. Nunca logra ni frena nada. Una revolución debe hacerse<br />
dentro de un proyecto de plazos calculados. Es un absurdo palmario así de pronto<br />
odiar a la gente sólo porque vivan a la vuelta de la esquina y hablen otra lengua,<br />
puerta con puerta como quien dice.<br />
-Memorable la batalla del puente de Bloody y la guerra de los siete minutos, asintió<br />
Stephen, entre Skinner's Alley y el mercado de Ormond.<br />
Sí, Mr. Bloom aceptó completamente, aprobando enteramente el comentario, que<br />
era aplastantemente correcto. Y el mundo entero estaba repleto de ese tipo de cosas.<br />
-Acaba de quitarme las palabras de la boca, dijo. Una confusión de testimonios<br />
contrapuestos que francamente no podría uno ni remotamente ....<br />
Todas esas desgraciadas disputas, en su humilde opinión, removiendo la mala<br />
sangre, debido a algún bulto de combatividad o glándula de algún tipo, que<br />
erróneamente se suelen achacar a formalismos de honor y de banderas, eran en gran<br />
medida una cuestión monetaria, cuestión que estaba detrás de todo lo que olía a<br />
codicia y celos, la gente que nunca sabe dónde está el límite.<br />
-Acusan, comentó de manera audible.<br />
Se apartó de los demás que probablemente y habló más cerca de, para que los otros<br />
en caso de que.<br />
-Los judíos, notificó en un aparte al oído de Stephen, son acusados de devastación.<br />
Ni un ápice de verdad hay en ello, puedo asegurarlo. La historia, sorprendería
764<br />
saberlo, ha demostrado con creces que España declinó cuando la inquisición<br />
persiguió a los judíos e Inglaterra prosperó cuando Cromwell, un rufián inteligente<br />
como pocos que en otros aspectos tiene mucho de qué dar cuenta, los importó. ¿Por<br />
qué? Porque están imbuidos del espíritu adecuado. Son gente práctica y lo han<br />
demostrado. No quiero dar rienda suelta a nada porque ya conoce las obras más<br />
leídas sobre el tema y además ortodoxo como usted es. Pero en el ámbito econó-<br />
mico, sin abordar la religión, el sacerdote equivale a pobreza. España de nuevo, lo<br />
vio en la guerra, en comparación con la América emprendedora. Los turcos. Está en<br />
el dogma. Porque si no creyeran que van directos al cielo cuando mueren intentarían<br />
vivir mejor, al menos eso pienso yo. Ése es el truco con el que los curas párrocos<br />
consiguen pasta bajo falsos fingimientos. Yo soy, prosiguió dramáticamente, tan<br />
buen irlandés como ese mal educado del que le hablaba al principio y me gustaría<br />
ver a todo el mundo, concluyó, de todos los credos y clases pro rata con unos<br />
ingresos decentes y sustanciosos, y nada de tacañerías, algo cercano a las £300 al<br />
año. Ése es el tema vital en juego y es factible y sería el instigador de relaciones<br />
más amistosas entre hombre y hombre. Al menos ésa es mi idea si de algo vale. Yo<br />
llamo a eso patriotismo. "¡patria, tal como aprendimos en lo poco que de los<br />
clásicos nos dieron en nuestros tiempos en la Alma Mater, vita bene. Donde se<br />
pueda vivir bien, es lo que significa, si trabajas.<br />
Mientras se tomaba su imbebible pegote de taza de sucedáneo de café, escuchando<br />
esta sinopsis de las cosas en general, Stephen miraba fijo a nada en particular. Podía<br />
oír, eso sí, toda clase de palabras cambiando de color como aquellos cangrejos en<br />
Ringsend por la mañana escondiéndose en todos los colores de todas las gamas<br />
diferentes de la misma arena donde tenían un hogar en algún lugar deba jo o<br />
parecían tenerlo. Luego alzó la vista y vio los ojos que decían o no decían las<br />
palabras la voz que oía decía, si trabajas.<br />
-Conmigo no cuente, consiguió comentar, refiriéndose a lo de trabajar.<br />
Los ojos se sorprendieron por esta observación ya que él, la persona a quien<br />
pertenecían temporalmente observaba o mas bien su voz hablante lo hacía, todos<br />
tenemos que trabajar, debemos, juntos.
765<br />
-Quiero decir, claro está, se apresuró a afirmar el otro, trabajar en su acepción más<br />
amplia posible. También la labor literaria no solamente por el prestigio del asunto.<br />
Escribir para los periódicos que es la vía más disponible hoy en día. Eso es trabajar<br />
también. Trabajo importante. Después de todo, por lo poco que sé de usted, después<br />
de todo el dinero gastado en su educación está en su derecho a resarcirse y exigir su<br />
precio. Tiene tanto derecho a vivir de su pluma en la búsqueda de su filosofia como<br />
el campesino. ¿Qué digo? Ambos pertenecéis a Irlanda, el talento y la fuerza. Cada<br />
uno es igualmente importante.<br />
-Sospecha, replicó Stephen con una especie de media risa, que puedo ser importante<br />
porque pertenezco al faubourg Saint Patrice llamado Irlanda para más brevedad.<br />
-Yo iría aún más lejos, insinuó Mr. Bloom.<br />
-Pero yo sospecho, interrumpió Stephen, que Irlanda debe de ser importante porque<br />
me pertenece a mí.<br />
-Qué es lo que pertenece, indagó Mr. Bloom inclinandose, imaginando que quizá<br />
había entendido mal. Disculpe. Desgraciadamente, no he cogido la última parte.<br />
¿Qué era lo que usted ....?<br />
Stephen, manifiestamente contrariado, repitió y empujó a 1. un lado el tazón de café<br />
o como se le quiera llamar no muy educadamente, añadiendo:<br />
-No podemos cambiar el país. Cambiemos de tema. Ante esta oportuna insinuación<br />
Mr. Bloom, para cambiar de tema, bajó la mirada pero con un dilema, ya que no po-<br />
día decir exactamente qué interpretación dar a pertenece con lo que daba la<br />
impresión de ir demasiado lejos. El reproche de alguna manera estaba más claro que<br />
lo otro. Ni que decir tiene los vapores de su reciente orgía hablaban entonces con<br />
cierta aspereza de una manera cunosamente amarga impro- 1 pia de su estado<br />
sobrio. Probablemente la vida del hogar a la que Mr. B. le daba la máxima<br />
importancia no había sido todo lo que hubiera sido menester o no se había<br />
relacionado con la gente adecuada. Con un algo de temor por el joven a su lado a<br />
quien furtivamente escrutaba con cierto aire de considerable consternación<br />
recordando que acababa de volver de París, los ojos más especialmente<br />
recordándole a la fuerza al padre y a la hermana, no consiguiendo esclarecer el<br />
tema, sin embargo, le vino a la mente casos de hombres cultos que también
766<br />
prometían cortados de raíz en decadencia prematura y nadie a quien culpar más que<br />
a ellos mismos. Por ejemplo, ahí estaba el caso de O'Callaghan por mencionar uno,<br />
el medio chaveta excéntrico, respetablemente relacionado aunque de medios<br />
inadecuados, con sus caprichosas extravagancias entre cuyas alegres hazañas<br />
cuando estaba forrado convirtiéndose en una verdadera carga para todos los de su<br />
alrededor tenía la costumbre de lucir ostentosamente en público un traje de papel de<br />
estraza (como lo digo). Y luego el denouement de costumbre una vez que habían<br />
pasado las parranderas gansadas terminó metiéndose en líos y tuvieron que hacerlo<br />
desaparecer como por encantamiento unos cuantos amigos, después de que recibiera<br />
un toque por parte de John Mallon de Lower Castle Yard, para no ser inculpado<br />
bajo la sección dos de la enmienda del código penal, algunos de los nombres citados<br />
habiendo sido entregados pero no divulgados por las razones que se le ocurrirán a<br />
cualquiera que tenga un poco de mollera. En resumen, atando cabos, el seis dieciséis<br />
al que no hizo evidentemente el más mínimo caso, Antonio y compinches, jinetes y<br />
estetas y los tatuajes que 90 eran el último grito en los setenta o por ahí incluso en la<br />
cámara de los lores porque en sus años mozos el ocupante del trono, entonces<br />
presunto heredero, los otros miembros de la aristocracia y otros altos dignatarios<br />
simplemente siguiendo los pasos del jefe de estado, repasó los errores de las celebri-<br />
dades y de las testas coronadas que seguían caminos contrarios a la moralidad tal<br />
era el caso Comwall hacía unos años antes bajo su apariencia respetable de una<br />
manera escasamente concebida por la naturaleza, algo con lo que la buena de doña<br />
Perfecta, como dicta la ley, estaba ferozmente en ro contra aunque no por las<br />
razones que pensaban que probablemente eran cualesquiera que fueran sólo que las<br />
mujeres especialmente que siempre estaban cotilleando las unas de las otras siendo<br />
por cuestiones de vestidos y todo lo demás. A las señoras que les gusta la ropa<br />
interior exclusiva deberían, y todo hombre bien trajeado tiene la obligación, intentar<br />
agrandar la distancia entre ellos por medio de insinuaciones y dar algo más que un<br />
verdadero estímulo a los actos indecorosos entre ambos, ella le desabrochaba la y él<br />
le desataba el, cuidado con el alfiler, mientras que los salvajes de las islas de<br />
caníbales, digamos, a noventa grados a la sombra no les importa un comino. Sin<br />
embargo, volviendo al principio, había por otro lado otros que se habían abierto
767<br />
camino con esfuerzo hasta la cima desde el peldaño más bajo sin que nadie les<br />
echara una mano. Puro talento natural, eso. Con inteligencia, señor.<br />
Por lo dicho y posteriores razones sentía él que por interés propio e incluso por<br />
obligación debía no perder ojo y aprovechar la ocasión inesperada aunque no sabría<br />
exactamente por qué decir estando como ya estaba la situación en varios chelines<br />
negativos habiéndose de hecho él mismo metido en el fregado. Aun así para cultivar<br />
la amistad de alguien de calibre poco común que podía proporcionar materia para la<br />
reflexión pagaría con creces cualquier pequeño sacrificio. El estímulo intelectual, en<br />
cuanto tal, era, según pensaba, de vez en cuando un tónico de primera para la mente.<br />
A lo que había que añadir la coincidencia del encuentro, la discusión, el berenjenal,<br />
el follón, el viejo hombre de mar un tipo del hoy aquí mañana allí, zánganos<br />
nocturnos, la galaxia entera de acontecimientos, todo junto formaba un camafeo en<br />
miniatura del mundo en que vivimos especialmente ya que las vidas de los más<br />
desheredados, es decir mineros, buzos, basureros etc., estaban muy en el punto de<br />
mira últimamente. Para mejorar este momento áureo se preguntaba si se encontraría<br />
con algo parecido a la suerte de Mr. Phfip Beaufoy supongamos que lo pasara al<br />
papel que se pusiera a escribir algo fuera de lo corriente (como era su intención<br />
hacer) a razón de una guinea por columna. Mis experiencias, digamos, en un<br />
albergue de cocheros.<br />
La edición de las páginas deportivas del extra de deportes del Telegraph el tele<br />
grajo se encontraba, por pura casualidad junto a su codo y justo cuando empezaba a<br />
devanarse los sesos, muy lejos de sentirse satisfecho, sobre un país que fuera suyo y<br />
el anterior rompecabezas el navío llegaba de Bridgwater y la tarjeta postal iba<br />
dirigida a A. Boudin averigüe la edad del capitán, sus ojos vagaron sin rumbo por<br />
los titulares respectivos que eran de su especial competencia la todoabarcadora<br />
prensa nuestra de cada día dánosla hoy. Primero se llevó un pequeño sobresalto pero<br />
resultó ser sólo algo acerca de alguien llamado H. du Boyes, agente de máquinas de<br />
escribir o algo así. Gran batalla, Tokio. Galanteo a la irlandesa, £ 200 por daños.<br />
Gordon Bennett. Timo en la emigración. Carta de Su Excelencia. Guillermo t.<br />
Reunión en Ascot, la Copa de Oro. La victoria del jamelgo Tirado recuerda el<br />
Derby del 92 cuando el caballo del montón del Capitán Marshall Sir Hugo
768<br />
conquistó la banda azul contra todo pronóstico. Desastre en Nueva York. Mil<br />
víctimas. Fiebre aftosa. Entierro del que fuera Mr. Patrick Dignam.<br />
Así que para cambiar de tema leyó sobre Dignam R.I.P. que era, reflexionó él,<br />
cualquier cosa menos una alegre despedida. O un cambio de dirección de todas<br />
formas.<br />
-Esta mañana (Hynes lo ha incluido está claro) los restos mortales del quefuera Mr.<br />
Patrick Dignamfueron trasladados de su domicilio, en Newbridge Avenue, 9,<br />
Sandymount, para ser inhumados en Glasnevin. El fallecido era una conocida y<br />
cordial figura de la ciudady su muerte tras una breve enfermedad ha conmovido<br />
profundamente a gentes de todas clases que hondamente lo lamentan. Las exequias,<br />
a las que asistieron muchos amigos delfinado, estuvieron a cargo de (seguro que<br />
Hynes escribió esto en colaboración con Copetón) Messrs. H. J O’Neill e Hijo, de<br />
North<br />
Strand Road, 164. Entre los acompañantes del difunto se encontraban: Patk.<br />
Dignam (hijo), Bernard Corrigan (hermano político), John Heny Menton,<br />
procurador Martin Cunningham, John Power, )comipr 1/8 ador dorador douradora<br />
(aquí debe de ser cuando llamó a Monks el capataz por lo del anuncio de Yaves)<br />
Thomas Keman, Simon Dedalus Stephen Dedalus licenciado, Edw. J. Lambert,<br />
Cornebus T. Kelleher, Joseph M'C Hyne , L. Boom, C. P. M'Coy – Gandina y varios<br />
más.<br />
Irritado no poco por lo de L. Boom (como incorrectamente se indicaba) y por el<br />
trazo tipográfico chapucero pero a la vez picado sobremanera por lo de C. P. M'Coy<br />
y Stephen Dedalus licenciado que habían destacado, no hacía falta decir, por su total<br />
ausencia (por no mencionar a Gandina) L. Boom se lo indicó a su acompañante<br />
licenciado ocupado en contener otro bostezo, medio con timidez, sin olvidar la<br />
cosecha habitual de pifias garrafales de imprenta.<br />
-¿Está la primera epístola a los hebreos, preguntó tan pronto como se lo hubo<br />
permitido la mandíbula inferior, metida? Texto: abre la boca y métete el pie.<br />
-Sí que está. Verdaderamente, dijo Mr. Bloom (aunque al principio se imaginó que<br />
aludía al arzobispo hasta que añadió lo del pie y la boca con lo que no podía tener
769<br />
relación posible) radiante por haber tranquilizado su ánimo y un poco asombrado de<br />
que Myles Crawford después de todo se las hubiera apañado para. Ahí tienes.<br />
Mientras que el otro lo leía en la página dos Boom (para darle por lo pronto el<br />
nuevo nombre equivocado pasó unos momentos de ocio a trompicones con el relato<br />
del tercer acontecimiento de Ascot en la página tres, a su lado. Importe 1.000<br />
soberanos con 3.000 soberanos en especie añadidos. Por potros sementales y potras.<br />
Tirado de Mr. F. Alexander, Patente de Sanidad por Rightaway-Thrale, 5 años, de<br />
59 kg. (W. Lane) 1, Zinfandel de lord Howard de Walden (M. Cannon) 2, Cetro de<br />
Mr. W. Bass 3. Apuestas 5 a 4 por Zinfandel, 20 a 1 por Tirado (al comienzo).<br />
Cetro un poquito más pesado, 5 a 4 por Zinfandel, 20 a 1 Tirado (al comienzo).<br />
Tirado y Zinfandel en orden de salida. Era una carrera imprevisible entonces el<br />
jamelgo de tercera se puso a la cabeza, tomó ventaja, venciendo al potro castaño de<br />
Lord Howard de Walden y a la potra baya de Mr. W. Bass en una carrera de 2 ½<br />
millas. El ganador entrenado por Braine con lo que la versión de Lenehan del asunto<br />
fue puro embuste. Se aseguró el veredicto hábilmente por un largo. 1.000 soberanos<br />
con 3.000 en especie. También participaba: de J. de Bremond (el caballo francés por<br />
el que Lyons Gallito iba preguntando ansiosamente que no había aún llegado pero<br />
que se le esperaba de un momento a otro) Maximum II. Distintas formas de lograr<br />
un golpe maestro. Daños por galanteo. Aunque ese imbécil de Lyons salió por la<br />
tangente en su impetuosidad por irse. Claro que el juego se prestaba sumamente a<br />
ese tipo de cosas aunque tal como sucedió el pobre necio no tenía causa por la que<br />
congratularse por su elección, tarea imposible. A conjeturas era a lo que se reducía<br />
al fin y al cabo.<br />
-Todas las señales indicaban que llegarían a eso, él, Mr. Bloom, dijo.<br />
-¿Quién? el otro, cuya mano dicho sea de paso estaba lastimada, dijo.<br />
Una mañana abrirías el periódico, afirmaba el cochero, y leerías: Regreso de<br />
Parnell. Les apostaba lo que quisieran. Un fusilero de Dublín había estado en aquel<br />
albergue una noche y dijo que le había visto en Sudáfrica. El orgullo fue lo que le<br />
mató. Tenía que haberse evaporado o quitado de en medio una temporada después<br />
de lo de la sala de comisiones n.° 15 hasta que hubiera vuelto a ser el de siempre sin<br />
nadie que le señalara con el dedo. Entonces hasta el último se habría puesto de
770<br />
rodillas para que volviera cuando hubiera sentado la cabeza. Muerto no estaba.<br />
Sencillamente huido en algún lugar. El ataúd que trajeron estaba lleno de piedras.<br />
Se cambió el nombre por De Wet, el general bóer. Se equivocó al enfrentarse a los<br />
curas. Y así etcétera etcétera.<br />
De todas formas Bloom (correctamente así apodado) estaba algo sorprendido de la<br />
memoria de ellos ya que en nueve de cada diez casos se trataba de un caso de<br />
barriles de brea y no aisladamente sino por millares y luego el olvido más absoluto<br />
porque hacía veinte años y pico. Altamente improbable claro está de que hubiera ni<br />
siquiera un ápice de verdad en lo de las piedras e, incluso suponiéndolo, pensaba<br />
que un regreso era altamente desaconsejable, considerándolo bien. Algo<br />
evidentemente les sacaba de quicio en su muerte. O bien se consumió demasiado<br />
anodinamente de pulmonía aguda justo cuando sus variados y distintos planes<br />
políticos estaban cercanos a su conclusión o si ocurrió que su muerte se debió a no<br />
haberse cambiado las botas y la ropa después de una mojadura lo que le provocó un<br />
enfriamiento y habiéndose negado a consultar a un especialista y habiéndose<br />
encerrado en su habitación finalmente murió de ello en mitad de un gran<br />
desconsuelo antes de que pasaran quince días o muy posiblemente estarían<br />
deshechos al enterarse de que se les había quitado el trabajo de las manos. Claro que<br />
no estando nadie al corriente de sus movimientos incluso antes de que no hubiera<br />
absolutamente ninguna pista sobre su paradero que era decididamente del orden de<br />
Alicia, dónde estás tú incluso antes de que éste empezara a usar varios apodos como<br />
el Zorro y Stewart con lo que la observación procedente del amigo carrero podría<br />
estar dentro de los límites de lo posible. Naturalmente que entonces le preocuparía<br />
sobremanera como líder nato de hombres algo que indudablemente era y una figura<br />
sobresaliente, de un metro noventa o al menos de metro ochentaiocho u<br />
ochentainueve sin zapatos, mientras que los señores Don Nadie que, aunque no<br />
tenían ni punto de comparación con el anterior, llevaban la batuta a pesar de que sus<br />
virtudes fueran pocas y escasas. Ciertamente que aquello tenía su moraleja, el ídolo<br />
de los pies de barro, y luego setentaidós de sus hombres de confianza poniéndosele<br />
en contra despellejándose mutuamente. Y exactamente lo mismo con los asesinos.<br />
Tenías que volver. Esa sensación obsesiva que como que te atraía. Para enseñarle al
771<br />
suplente cómo hacer el papel principal. Él le vio una vez en la señalada ocasión en<br />
que destrozaron los tipos en el Insuppressible o fue en el UnitedIreland, un<br />
privilegio que apreció él enormemente, y, de hecho, le había dado el sombrero de<br />
copa cuando se lo tiraron de un golpe y él había dicho Gracias, nervioso como<br />
indudablemente estaba bajo su aspecto frío a pesar del pequeño contratiempo<br />
mencionado de la mano a la boca se pierde la sopa: lo que se ha mamado. Aun así<br />
en lo que respecta al regreso. Serías perro afortunado si no te echaran al terrier tan<br />
sólo pusieras un pie de vuelta. Luego un montón de vacilaciones normalmente se<br />
derivan, que si Tom está a favor y Dick y Harry en contra. Y luego, mi menda, te<br />
tropiezas con el que lleva las riendas y tienes que presentar tus credenciales como el<br />
pretendiente en el caso Tichborne, Roger Charles Tichborne, Bella era el nombre<br />
del barco si no le fallaba la memoria en el que él, el heredero, se había hundido<br />
como demostraron las pruebas testificales y había también un tatuaje con tinta india,<br />
Lord Bellew fue ¿no? ya que podía fácilmente haberse hecho de los detalles por<br />
algún amiguete de a bordo y luego, cuando se levantó para ajustarse a la descripción<br />
dada, presentarse con un: Perdonen, me llamo tal y tal o algún otro comentario<br />
usual. Un rumbo más prudente, como dijo Bloom al no muy efusivo, de hecho como<br />
el distinguido personaje bajo discusión de al lado, hubiera sido haber tanteado cómo<br />
iba el asunto primero.<br />
-Esa zorra, esa puta inglesa, se lo cargó, comentó el propietario de la tabernucha. Le<br />
dio el primer empujón a la tumba.<br />
-Una buena moza que era de todas formas, observó el soi-dissant secretario del<br />
ayuntamiento Henry Campbell, y suficiente. A más de uno dejó con las rodillas<br />
temblonas. Yo' visto su foto en la barbería. El marido era capitán u oficial.<br />
-Sí, añadió Pellejocabra divertidamente, sí que lo era y de farfolla.<br />
Esta contribución gratuita de carácter humorístico ocasionó una buena cantidad de<br />
risas en su entourage. En lo que respecta a Bloom éste, sin el más débil apunte de<br />
sonrisa, solamente desvió la mirada en dirección a la puerta y reflexionó sobre la<br />
narración histórica que había suscitado un interés extraordinario en su momento<br />
cuando la verdad, para empeorar las cosas, se hizo pública con las acostumbradas<br />
cartas cariñosas que se cruzaron entre ellos llenas de frases tiernas. Al principio fue
772<br />
estrictamente platónico hasta que intervino la naturaleza y surgió un apego entre<br />
ellos hasta que poco a poco las cosas llegaron a un punto culminante y aquello se<br />
convirtió en la comidilla del pueblo hasta que sobrevino el golpe de gracia como<br />
información bien acogida por no pocos malintencionados, sin embargo, que estaban<br />
resueltos a llevar a cabo su caída aunque el asunto fue siempre del dominio público<br />
aunque no hasta el límite sensacional en el que subsiguientemente se convirtió. Ya<br />
que se habían asociado sus nombres, no obstante, ya que él era su amante favorito<br />
declarado, dónde estaba la especial necesidad de proclamarlo a los cuatro vientos, el<br />
hecho, a saber, de que ella había compartido su cama que salió a la luz en la barra<br />
de los testigos bajo juramento cuando un estremecimiento recorrió la abarrotada<br />
sala electrificando literalmente a todo el mundo en forma de testigos que juraban<br />
haberlo visto en tal y tal fecha concreta en el acto de salir a escondidas de un piso<br />
alto con la asistencia de una escalera en prendas de dormir, habiendo conquistado la<br />
entrada de la misma forma, un hecho con el que los semanarios, adictos a lo<br />
obsceno un tanto, sencillamente amasaron dinero a espuertas. Cuando el simple<br />
hecho del caso era que era un caso simple de marido que no satisfacía los requisitos,<br />
sin nada en común entre los dos excepto el apellido, y luego entra en escena un<br />
hombre de verdad, fuerte hasta el extremo de la debilidad, que cae víctima de sus<br />
encantos de sirena y olvida los lazos del hogar, los resultados normales, gozar la<br />
sonrisa de la amada. La eterna cuestión de la vida conyugal, ni que decir tiene, salió<br />
a relucir. ¿Puede el verdadero amor, suponiendo que haya otro hombre en el asunto,<br />
existir entre casados? Problema dificil. Aunque no era de la incumbencia de ellos en<br />
absoluto si él le tenía cariño, arrebatado por una ola de locura. Un magnífico<br />
ejemplar de virilidad sí que lo era verdaderamente, acrecentado obviamente por<br />
dones de orden superior, si se compara con el otro militar supernumerario digamos<br />
(que no era más que el habitual individuo del tipo de adiós, migalante capitán de<br />
costumbre en la caballería ligera, los húsares del 18° para ser más exactos) e<br />
inflamable sin lugar a dudas (el líder caído, es decir, no el otro) a su modo y manera<br />
que ella claro está, una mujer, inmediatamente percibió como altamente posible que<br />
podría abrirse camino a la fama algo que estaba a punto de lograr cuando los curas y<br />
ministros del evangelio en su totalidad, sus en otros tiempos inquebrantables
773<br />
partidarios, y sus amados aparceros desahuciados a quienes había prestado grandes<br />
servicios en las regiones rurales del país sacando la cara por ellos de una manera<br />
que excedió sus más optimistas expectativas, muy eficazmente le hicieron la pascua,<br />
amontonando así ascuas sobre su cabeza al modo de la coz del asno de la fábula.<br />
Mirando atrás ahora en una especie de orden retrospectivo todo parecía una especie<br />
de sueno. Y luego volver era lo peor que uno podía hacer porque ni que decir tiene<br />
que uno se sentiría fuera de lugar ya que las cosas siempre cambian con el tiempo.<br />
¡Vamos! según pensaba, Inshtown Strand, una localidad en la que no había estado<br />
desde hacía sus buenos años parecía diferente de una forma u otra desde que, como<br />
da la casualidad, se había ido a residir a la zona norte. Norte o sur, sin embargo, se<br />
trataba únicamente del caso bien conocido de una pasión ardiente, pura y simple,<br />
que desbarata los planes de uno de arriba abajo y probaba justo lo mismísimo que<br />
estaba diciendo ya que ella también era española o mitad española, personas que<br />
nunca hacen las cosas a medias, despreocupación apasionada del sur, mandando<br />
hasta la última chispa de decencia a tomar viento fresco.<br />
-Eso prueba justo lo que estaba diciendo, aquél, con fulgurante pecho le dijo a<br />
Stephen sobre la sangre y el sol. Y, si no me equivoco mucho ella era española<br />
también.<br />
-La hija del rey de España, contestó Stephen, añadiendo alguna que otra cosa<br />
bastante confusa sobre adiós y queden con Dios cebollas españolas y la primera<br />
tierra se llama el Muerto y que de Ramhead a Scilly había tantas y cuantas.<br />
-¿Era española? profirió Bloom, sorprendido aunque no asombrado en absoluto, no<br />
había oído ese rumor antes. Posible, especialmente allí, era porque ella había vivido<br />
allí. Conque España.<br />
Evitando cuidadosamente un libro en el bolsillo Delicias del, que le recordó por<br />
cierto ese libro de la biblioteca de Capel Street que había vencido, se sacó la cartera<br />
y, repasando rápidamente los contenidos varios que contenía finalmente.<br />
-¿Considera, por cierto, dijo, seleccionando pensativamente una foto descolorida<br />
que puso sobre la mesa, esto un tipo español?<br />
Stephen, obviamente preguntado, miró con indiferencia la foto que mostraba una<br />
señora grande con sus encantos camales de manifiesto de modo ostensible ya que
774<br />
estaba en la plenitud de su feminidad en traje de noche de escote ostentosamente<br />
profundo para la ocasión para exhibir generosamente el pecho, con algo más que un<br />
vislumbre del seno, los labios gruesos entreabiertos y unos dientes perfectos, de pie<br />
cerca de, con ostensible compostura, un piano en cuyo atril estaba En el viejo<br />
Madrid, una balada, bonita a su manera, que estaba entonces muy en boga. Sus ojos<br />
(los de la señora), oscuros, grandes, miraban a Stephen, a punto de sonreír por algo<br />
que debía satisfacer, siendo Lafayette de Westmoreland Street, el mejor artista<br />
fotográfico de Dublín, el responsable de la ejecución estética.<br />
-Mrs. Bloom, mi mujer la prima donna, Madam Marion Tweedy, indicó Bloom.<br />
Tomada hace unos años. En o alrededor del noventa y seis. Muy como ella era en<br />
aquel entonces.<br />
Junto al joven miró él también la foto de la señora ahora su esposa legal que, le<br />
notificó, era la cumplida hija del Comandante Brian Tweedy y mostró a edad muy<br />
temprana una maestría singular como cantante habiendo incluso hecho su saludo<br />
ante el público cuando apenas contaba dieciséis dulces años. En cuanto a la cara<br />
tenía un parecido manifiesto en la expresión pero no hacía justicia a su silueta que<br />
llamaba mucho la atención habitualmente y que no había salido muy favorecida con<br />
esa vestimenta. Podía sin dificultad alguna, dijo él, haber posado para conseguir un<br />
efecto armónico, por no hablar de ciertas curvas opulentas del. Insistió, teniendo un<br />
poco de artista en sus ratos libres, en la forma femenina en general en relación con<br />
su desarrollo porque, como daba la casualidad, aquella misma tarde había visto esas<br />
estatuas griegas, perfectamente realizadas como obras de arte, en el Museo<br />
Nacional. El mármol daba al original, hombros, espalda, toda la simetría, todo lo<br />
demás. Sí, puritanisme, no está mal aunque el soberano robo de San José alors<br />
(Bandez!) Figne toi trop. Mientras que ninguna foto lo conseguiría porque<br />
sencillamente aquello no era arte en una palabra.<br />
Impulsado por el espíritu le habría gustado tanto seguir el ejemplo del arráez y dejar<br />
el retrato allí por unos breves minutos y dejarlo hablar por sí solo con la excusa de<br />
que él para que el otro pudiera beber en la belleza por sí mismo, siendo su presencia<br />
en las tablas, francamente, un placer en sí mismo al que la cámara no hacía en<br />
absoluto justicia. Pero no podía decirse que eso tuviera ética profesional. Aunque
775<br />
ahora hacía una noche un tanto cálida y placentera pero maravillosamente fresca<br />
considerando la estación, pues el sol tras la tormenta. Y la verdad es que sentía una<br />
cierta necesidad súbita de seguir el juego como de una cierta voz interior y satis-<br />
facer una posible necesidad moviendo pieza. A pesar de todo se quedó sentado<br />
quieto considerando la foto ligeramente sucia arrugada por las curvas opulentas, de<br />
ninguna manera estropeada por el uso sin embargo, y desvió la mirada pensa-<br />
tivamente con la intención de no incrementar más la posible confusión del otro<br />
mientras que ponderaba la simetría de sus estremecedoras redondeces. De hecho la<br />
ligera suciedad sólo era un encanto añadido como es el caso de la ropa blanca li-<br />
geramente sucia, mejor que nueva, mucho mejor de hecho sin el almidón. Y ¿si ella<br />
no estuviera cuando él? Busqué la luz que ella me dijo le vino a la mente pero<br />
únicamente como una idea pasajera suya porque entonces recordó la cama de la<br />
mañana desordenada etcétera y el libro sobre Rubí con lo de meten si acaso (sic)<br />
que me se habrá caído muy apropiado junto al orinal doméstico con mis excusas<br />
para Lindley Murray.<br />
Saboreaba la cercanía del joven con placer, educado, distingué e impulsivo por<br />
añadidura, sin comparación lo mejor de lo mejor aunque uno no sospechara que lo<br />
fuera y sin embargo sí se sospechaba. Además dijo que la foto era muy buena que,<br />
se diga lo que se diga, lo era aunque ahora estuviese considerablemente más gruesa.<br />
Y ¿por qué no? Un buen montón de hipocresías corrían por ahí sobre todo ese tipo<br />
de cosas que acarreaba una afrenta de por vida con los grandes titulares de prensa<br />
sensacionalista sobre el embrollo matrimonial de siempre alegando comportamiento<br />
indecente con jugador profesional de golf o el último mimado de los escenarios en<br />
vez de ser honrados y sinceros acerca de todo el tema. Cómo estaban destinados a<br />
conocerse y surgió un cariño entre los dos con lo que sus nombres se asociaron ante<br />
los ojos de la gente fue contado en la sala con cartas que contenían las<br />
acostumbradas blandenguerías y expresiones comprometidas no dejando ni el<br />
menor pretexto que indicara que habían cohabitado abiertamente dos o tres veces<br />
por semana en un conocido hotel de la costa y las relaciones, cuando la cosa<br />
discurrió por su curso normal, se hicieron en su momento íntimas. Luego la<br />
sentencia provisional de divorcio y el Procurador que intenta explicar el porqué y, al
776<br />
no conseguir él anularlo, la sentencia provisional se hizo firme. Pero en cuanto a eso<br />
los dos inculpados, enrollados cómo estaban en gran medida el uno con el otro, bien<br />
podían permitirse ignorarlo como en gran medida hicieron hasta que se puso el<br />
asunto en manos de un abogado quien interpuso una demanda a favor de la parte<br />
agraviada en su momento. Él, B., disfrutaba de la distinción de estar cercano al rey<br />
no coronado de Erín en persona cuando ocurrió aquello del fracas histórico cuando<br />
los del líder caído, que como bien se sabe se mantuvo contra viento y marea hasta la<br />
última gota incluso cuando fue cubierto con el manto de adulterio, los > hombres de<br />
confianza (los del líder) en número de diez o una docena o posiblemente incluso<br />
más penetraron en los talleres de tipografia del Insuppressible o no era el United<br />
Ireland (un apelativo poco apropiado por cierto) y destrozaron las cajas con<br />
martillos o algo parecido todo a causa de unas expresiones injuriosas de las plumas<br />
fáciles de los escribas o'brienitas ocupados en el habitual despellejarse mutuamente<br />
que tenían en el punto de mira la moral privada del en otro tiempo tribuno. Aunque<br />
evidentemente un hombre radicalmente alterado aún era una figura sobresaliente<br />
aunque descuidadamente vestido como era habitual con aspecto de resuelta de-<br />
terminación que imponía tanto a indecisos hasta que descubrieron para su gran<br />
desconcierto que su ídolo tenía los pies de barro después de colocarlo en un pedestal<br />
lo que ella, sin embargo, había sido la primera en percibir. Como aquéllas eran<br />
circunstancias particularmente delicadas en el follón general Bloom sufrió una<br />
lesión menor por sucio tiento del codo de alguien en el gentío que claro está se<br />
congregó alojandose en los alrededores de la boca del estómago, afortunadamente<br />
no de carácter grave. Su sombrero (el de Pamell) de copa se lo tiraron<br />
involuntariamente de un golpe y, como hecho estrictamente histórico, Bloom fue el<br />
hombre que lo recogió en el aplastamiento tras ser testigo del suceso con la in-<br />
tención de devolvérselo (y se lo devolvió en efecto con toda celeridad) el cual,<br />
suspirando y sin sombrero y cuyos pensamientos estaban a millas de distancia del<br />
sombrero en aquellas circunstancias a pesar de ello como un caballero que era con<br />
intereses en el campo él, de hecho, habiéndose metido en ello más por el prestigio<br />
de la cosa que por ninguna otra razón, lo que se ha mamado infundido en él en su<br />
infancia en las rodillas de su madre en la forma de saber qué son buenos modales le
777<br />
salió de inmediato porque se volvió hacia el donante y le dio las gracias con<br />
perfecto aplomb, diciendo: Gracias, señor, aunque en un tono de voz muy diferente<br />
del dechado de la profesión jurídica cuyo tocado Bloom también había adecentado<br />
con anterioridad durante aquel día, la historia que se repite con alguna diferencia,<br />
después del entierro de un amigo común cuando le habían dejado solo en su gloria<br />
tras la tarea terrible de haber confiado sus restos a la sepultura.<br />
Por otro lado lo que le encolerizaba en lo más íntimo eran los burdos chistes del<br />
cochero y demás calaña que se lo tomaban todo a broma, riendo sin moderación,<br />
haciendo como que lo entendían todo, el porqué y los motivos, y en realidad no<br />
sabiendo ni lo que ellos mismos querían, siendo aquél un caso que concernía a las<br />
dos partes implicadas a menos que resultara que el marido legítimo tuviera algo que<br />
ver en ello debido a alguna carta anónima del típico chivato, que por ca sualidad<br />
hubiera dado con ellos en el momento crítico en situación amorosa trabados el uno<br />
en los brazos del otro, llamando la atención hacia su ilícito proceder y que llevara a<br />
un revuelo doméstico y a que la bella descarriada pidiera perdón a su dueño y señor<br />
de rodillas y prometiera romper la relación y no aceptar más sus visitas si es que el<br />
marido ofendido pasaba por alto el asunto y dejaba correr el agua con lágrimas en<br />
los ojos ella aunque posiblemente con su bella boca chica al mismo tiempo ya que<br />
muy posiblemente había otros más. Él personalmente, teniendo inclinación al<br />
escepticismo, creía y no tenía pelos en la lengua para decirlo además que el hombre<br />
o los hombres en plural siempre andaban rondando en la lista de espera de alguna<br />
dama, aun suponiendo que se tratara de la mejor esposa del mundo y se llevaran<br />
bastante bien hipotéticamente, hasta el momento en que, desatendiendo ella sus<br />
obligaciones, elegía sentirse cansada de la vida de casada y le daba por un poco de<br />
aventurilla en libertinaje comedido para activar las atenciones de ellos con<br />
intenciones deshonestas, siendo el resultado que su cariño se centraba en otro, la<br />
razón de muchas liaisons entre mujeres casadas aún atractivas rondando los<br />
cuarenta y hombres más jóvenes, sin duda como muchos casos famosos de<br />
infatuación femenina habían demostrado hasta la saciedad.<br />
Era una verdadera lástima que un joven, bendecido con una buena dosis de caletre<br />
como a su vecino obviamente le sucedía, gastara su valioso tiempo con mujeres
778<br />
disolutas que podían brindarle unas buenas que le duraran toda la vida. En la<br />
naturaleza de la felicidad del soltero estaba el que un día tomara para sí una esposa<br />
cuando doña Elegida apareciera en escena pero en el ínterin la compañía de señoras<br />
era una conditio sine qua non aunque él tenía las más serias dudas, no es que él<br />
quisiera en lo más mínimo sonsacarle a Stephen acerca de Miss Ferguson (que era<br />
muy posiblemente la estrella polar que le había traído a Inshtown tan de mañana),<br />
con respecto a si encontraría gran satisfacción gozando de la idea de un noviazgo<br />
entre chico y chica y en la compañía de señoritas pazguatas sin un céntimo en el<br />
bolsillo de sonrisas tontorronas bisemanal o trisemanalmente con las típicas zara-<br />
gatas preliminares de juguetear con cumplidos y salir de paseo que conducen a<br />
mimitos y flores y chocolatinas. Pensar en él sin casa ni hogar, estafado por alguna<br />
patrona peor que cualquier madrastra, era verdaderamente demasiado penoso a su<br />
edad. Las cosas raras que inesperadamente soltaba atraían al hombre mayor que<br />
tenía varios años más que él o que podía ser su padre pero algo nutritivo sí que<br />
debería comer aunque sólo fuera un ponche de huevo hecho con alimento materno<br />
sin adulterar o, en su defecto, el casero huevecillo pasado por agua.<br />
-¿A qué hora comió? preguntó a la delgada figura y cansada cara aunque sin<br />
arrugas.<br />
-A alguna hora de ayer, dijo Stephen.<br />
-¡Ayer! Bloom prorrumpió hasta que recordó que ya era mañana viernes. ¡Ah,<br />
quiere decir que son después de las doce!<br />
-Anteayer, dijo Stephen, corrigiéndose.<br />
Pasmado ante esta información Bloom reflexionó. Aunque no veían las cosas con<br />
los mismos ojos de alguna manera una cierta analogía sí que la había como si sus<br />
mentes siguieran, por así decirlo, el mismo hilo de pensamiento. A su edad cuando<br />
él andaba metido en política hacía unas decenas de años atrás cuando fue un quasi<br />
aspirante a los honores parlamentarios en los días del Postaszorreras Foster él tam-<br />
bién recordaba en retrospectiva (lo que era en sí una fuente de viva satisfacción) que<br />
tenía una consideración secreta por esas mismas ideas ultras. Por ejemplo cuando el<br />
problema de los aparceros desahuciados, entonces en sus iniciales comienzos,<br />
ocupaba extensamente la mente de las gentes aunque, ni que decir tiene, sin
779<br />
contribuir ni con un solo penique ni creyendo a pie juntillas en aquellos dictámenes,<br />
algunos de los cuales no tenían el más mínimo fundamento, él inicialmente y por<br />
principio en todo caso estaba totalmente a favor de la propiedad del campesinado en<br />
cuanto expresión de las tendencias de la opinión moderna (una parcialidad, sin em-<br />
bargo, de la que, habiéndose percatado de su error, se había subsiguiente y<br />
parcialmente curado) e incluso se le echó en cara ir un paso más allá que Michael<br />
Davitt en sus sorprendentes ideas que en un tiempo abogó como defensor de la<br />
vuelta al terruño, que fue una de las razones por las que fir memente le molestó la<br />
insinuación lanzada contra él de manera tan descarada por nuestro amigo en la<br />
reunión de los clanes en Barney Kiernan con lo que él, aunque a menudo<br />
considerablemente mal interpretado y el menos pugnaz de los mortales, habrá que<br />
repetir una vez más, se apartó de su acostumbrado hábito para propinarle<br />
(metafóricamente) un sopapo en el buche aunque, en lo que a política en sí se re-<br />
fiere, era pero que muy consciente de las bajas que invariablemente se producían<br />
por la propaganda y las pruebas de animosidad mutua y la miseria y el sufrimiento<br />
que eso acarreaba en resumidas cuentas a los mejores jóvenes, sobre todo, la<br />
destrucción de los más dignos, en una palabra.<br />
De todas formas tras sopesar los pros y los contras, siendo cerca de la una, tal como<br />
estaban las cosas, iba ya siendo hora de retirarse al descanso. El problema era que<br />
sería algo arriesgado llevarlo a casa puesto que podría ocurrir alguna eventualidad<br />
(pues alguien tenía su mal genio a veces) y lo estropeara por completo como aquella<br />
noche que equivocadamente trajo un perro a casa (de raza desconocida) con una<br />
pata coja (no es que los casos fueran idénticos ni tampoco lo contrario aunque éste<br />
se había lastimado la mano también) a Ontano Terrace tal como muy precisamente<br />
recordaba, como si estuviera allí, como quien dice. Por otro lado era ya más que<br />
tarde para la insinuación sobre Sandymount o Sandycove con lo que se encontraba<br />
ante cierta perplejidad sobre cuál de las dos alternativas. Todo señalaba al hecho de<br />
que estaba de su parte aprovecharse al máximo de la oportunidad, considerándolo<br />
bien. Su impresión inicial era que el otro era una pizca reservado o no muy efusivo<br />
pero empezaba a gustarle la idea de alguna manera. Por un lado él podía no saltar de<br />
contento como se dice con la idea, si se le sugería, y lo que más le preocupaba era
780<br />
que no sabía cómo preparar el terreno o expresársela exactamente, suponiendo que<br />
acogiera la propuesta, ya que le proporcionaría un gran placer personal si le<br />
permitiera ayudarle con algo de dinero o ropa, si surgía la oportunidad. De todas<br />
formas concluyó, evitando por lo pronto procederes conservadores, una taza de<br />
cacao Epp y una cama improvisada para descansar más el uso de una o dos<br />
alfombras y un abrigo doblado de almohada al menos estaría en buenas manos y tan<br />
calentito como pájaro en su nido era incapaz de ver ningún daño irreparable en ello<br />
a condición de que no se armara revuelo de ningún tipo. Había que dar un paso<br />
porque aquella dichosa alma infeliz, el viudo al acecho en cuestión que parecía estar<br />
pegado a su sitio, no parecía tener ninguna prisa en particular por enfilar a casa a su<br />
carísima y amada Queenstown y era altamente probable que el lupanar de algún<br />
sanguijuela de bellezas jubiladas donde la edad no era ninguna traba de una bocaca-<br />
lle de Sheriff Street Lower fuera la mejor indicación del paradero de aquel ambiguo<br />
personaje durante los próximos días, alternativamente atormentando sus<br />
sentimientos (los de las sirenas) con anécdotas de revólveres de recámara rayando<br />
en lo tropical calculadas para helarle la sangre en las venas a cualquiera y<br />
achuchando sus encantos de gran tamaño de cuando en cuando con alborotado<br />
entusiasmo violento acompañándose de grandes potaciones de güisqui matarratas y<br />
dándose coba como siempre pues en cuanto a quién era él en realidad que x sea<br />
igual a mi nombre y dirección correctos, como observa la señora Álgebra passim.<br />
Al mismo tiempo se reía para sus adentros por su buena réplica al campeón de la<br />
sangre y los clavos de Cristo con lo de que su dios era judío. La gente aguantaba<br />
que les mordiera un lobo pero lo que verdaderamente les sacaba de quicio era que<br />
les mordiera una oveja. El punto más vulnerable también del tierno Aquiles.<br />
Vuestro dios era judío. Porque a menudo parecen imaginar que era de Carrick-on-<br />
Shannon o de algún lugar del condado de Sligo.<br />
-Propongo, sugirió nuestro héroe finalmente después de ponderada reflexión al<br />
tiempo que prudentemente se embolsaba la foto de ella, ya que aquí el aire está más<br />
bien cargado que se venga a casa conmigo y hablemos de todos estos asuntos. Mi<br />
alojamiento está muy cerca en los alrededores. No puede beberse esa porquería. ¿Le<br />
gusta el cacao? Espere. Voy a pagar todo esto.
781<br />
Siendo el mejor plan claramente largarse, y el resto pan comido, hizo una señal,<br />
mientras prudentemente se embolsaba la foto, al dueño de la caseta que no parecía<br />
que.<br />
-Sí, será lo mejor, le aseguró a Stephen a quien en realidad el Brazen Head o él o<br />
cualquier otro sitio le daba todo más o menos.<br />
Toda clase de proyectos utópicos se le vinieron a su abrumada cabeza (la de B.), la<br />
educación (la de verdad), la literatura, el periodismo, los cuentos premiados, la<br />
publicidad más al día, giras de conciertos por balnearios ingleses atiborrados de<br />
baños termales y de teatros al lado del mar, localidades agotadas, dúos en italiano<br />
con acento perfecto y cantidad de otras cosas, sin necesidad, claro está, de<br />
pregonarlo a voz en grito al mundo ni a su mujer, y una racha de buena suerte. Una<br />
oportunidad era todo lo que hacía falta. Porque más que sospechar sabía que tenía la<br />
voz de su padre en que depositar sus esperanzas lo que se daba por descontado que<br />
era así de modo que daba lo mismo, y poco se perdía, llevar la conversación por esa<br />
dirección con ese pretexto nada más que.<br />
El carrero leyó en alto del periódico al que había echado mano que el anterior<br />
virrey, el conde Cadogan, había presidido la cena de la asociación de cocheros en<br />
algún lugar de Londres. El silencio y uno o dos bostezos acompañaron tan<br />
sensacional anuncio. Entonces el individuo viejo del rincón que parecía quedarle<br />
una chispa de vitalidad leyó en alto que Sir Anthony MacDonnell se había ido de<br />
Euston para ocupar la residencia del primer secretario o palabras de ese tenor. A<br />
cuya absorbente información el eco contestó por qué.<br />
-Déjame echarle un vistazo a esa información, abuelo, terció el viejo marinero,<br />
manifestando cierta impaciencia natural.<br />
-Toda suya, contestó la parte anciana así interpelada.<br />
El marinero sacó de un estuche que tenía un par de anteojos verdosos que muy<br />
lentamente se enganchó sobre la nariz y ambas orejas.<br />
-¿Tiene mal la vista? indagó el afable personaje que se parecía al secretario del<br />
ayuntamiento.<br />
-Bueno, contestó el navegante de barba de tartán, que al parecer tenía algo de tipejo<br />
literario a su humilde manera, mirando fijamente a través de portillas verdemar
782<br />
como bien se las podría describir, yo uso quevedos para leer. La arena del Mar Rojo<br />
se encargó de eso. En tiempos yo podía leer un libro en la oscuridad, como quien<br />
dice. Pasatiempos de las mil y una noches era mi favorito y Roja como las rosas era<br />
ella.<br />
En esto que abrió con sus zarpas el diario y examinó detenidamente a saber qué,<br />
encontrado ahogado o las hazañas del rey del críquet, Iremonger que había marcado<br />
ciento algo el segundo bateador no eliminado para Nottingham, tiempo durante el<br />
cual (completamente despreocupado de Ire) el dueño estuvo intensamente ocupado<br />
soltándose una bota aparentemente nueva o de segunda mano que manifiestamente<br />
le apretaba mientras que mascullaba contra quien fuera que se la había vendido,<br />
todos aquellos que estaban lo suficientemente despiertos como para ser clasificados<br />
por sus expresiones faciales, como si dijéramos, o bien observaban sencillamente en<br />
actitud tacituma o hacían algún comentario trivial.<br />
Para decirlo en pocas palabras Bloom, aprovechándose de la situación, fue el<br />
primero en levantarse de su asiento para no quedarse más tiempo del conveniente<br />
habiendo antes que nada, y cumpliendo con su palabra de que apoquinaría en esta<br />
ocasión, tomado la sabia precaución de indicar discretamente a nuestro anfitrión<br />
como último comentario con una señal apenas perceptible cuando los demás no<br />
estaban mirando en cuanto que la cantidad que se debía venía de ca mino,<br />
ascendiendo a un total de cuatro peniques (cantidad que depositó discretamente en<br />
forma de cuatro monedas de cobre, literalmente el último de los mohicanos),<br />
habiendo él previamente avistado en la lista de precios impresa para cualquiera que<br />
se tomara la molestia de leerla en frente de él en números inconfundibles, café 2<br />
peniques, pasteles igual, y francamente el doble de lo que valían sin que sirva de<br />
precedente, como Wetherup solía decir.<br />
-Vamos, aconsejó para terminar la séance.<br />
Viendo que funcionaba la artimaña y que el campo estaba despejado abandonaron el<br />
albergue o caseta juntos y la elite comparsa del hule y compañía a quienes sólo un<br />
terremoto arrancaría de su dolcefarniente. Stephen, que confesó que aún se sentía<br />
mal y fatigado, se paró en la, por un momento, la puerta.
783<br />
-Algo que nunca he entendido, dijo para ser original sin pensárselo dos veces. Por<br />
qué ponen las mesas patas arriba por la noche, quiero decir las sillas patas arriba,<br />
encima de las mesas de los cafés.<br />
A cuyo impromptu el indefectible Bloom replicó sin dudarlo un momento, diciendo<br />
al punto:<br />
-Para barrer el suelo por la mañana.<br />
Dicho esto se escurrió por un lado, diligentemente considerando, sincero al mismo<br />
tiempo que apologético para ponerse a la derecha de su acompañante, una<br />
costumbre suya, dicho sea de paso, siendo su lado derecho, según expresion clásica,<br />
su debilidad de Aquiles. El aire de la noche era en z:<br />
verdad a estas horas un placer de respirar aunque Stephen andaba un poco flojo de<br />
los remos.<br />
-Le hará (el aire) bien, dijo Bloom, queriendo decir también el paseo, en un<br />
momento. No hay como andar luego te sientes otro. Vamos. No está lejos. Apóyese<br />
en mí.<br />
Consiguientemente pasó su brazo izquierdo por el derecho de Stephen y se lo llevó<br />
consiguientemente<br />
-Sí, dilo Stephen indeciso porque le parecía que sentía una cierta carne desconocida<br />
de alguien diferente que se le acercaba, sin nervio y temblorosa y todo eso.<br />
De todas formas pasaron la garita con las piedras, el brasero etc. donde el suplente<br />
municipal, ex Gumley, estaba aún a todos los efectos en brazos de Murfeo, tal como<br />
dice el adagio, soñando con frescas campiñas y pastos nuevos. Y apropos de ataúdes<br />
de piedras la analogía no era del todo mala ya que fue en realidad una lapidación a<br />
muerte de parte de setentaidós distritos electorales de los ochenta y pico que le<br />
dejaron en la estacada en el momento de la escisión y principalmente la ensalzada<br />
clase campesina, probablemente los mismísimos aparceros desahuciados que él<br />
había plantado en sus tierras.<br />
De modo que pasaron a charlar de música, una forma de arte por la que Bloom,<br />
como simple amateur, sentía un especial cariño, mientras proseguían su camino<br />
cogidos del brazo por Beresford Place. La música wagneriana, aunque manifies-<br />
tamente grandiosa a su manera, era un tanto pesada para Bloom y dificil de seguir a
784<br />
la primera audición pero con la música de Los hugonotes de Mercadante, Las siete<br />
últimas palabras en la cruz de Meyerbeer y la Duodécima misa de Mozart<br />
sencillamente se deleitaba, siendo el Gloria de ésta, a su entender, el súmmum de la<br />
música de calidad, que literalmente echaba por tierra cualquier otra cosa. Él prefería<br />
infinitamente la música sacra de la iglesia católica a cualquier cosa que la<br />
competencia pudiera ofrecer en esa línea como era el caso de aquellos himnos de<br />
Moody y Sankey o Que viva pídeme y para ser tu protestante viviré. Admiraba más<br />
que nadie el Stabat Mater de Rossini, una pieza sencillamente plagada de números<br />
inmortales, con los que su mujer, Madam Manon Tweedy, consiguió un éxito, algo<br />
auténticamente sensacional, podía decir sin miedo a equivocarse, que añadía<br />
grandemente a sus otros laureles y eclipsaba completamente a los otros, en la iglesia<br />
de los padres jesuitas de Upper Gardiner Street, habiendo estado el edificio sagrado<br />
a rebosar de virtuosos para oírla, o virtuosi más bien. Unánimemente se estimó que<br />
nadie estaba a su altura y sea suficiente decir que en un lugar de culto por la música<br />
de carácter sagrado había un deseo expresado al unísono de pedir la repetición. En<br />
general aunque estaba a favor preferentemente de la ópera ligera del tipo de Don<br />
Giovanni y Martha, una joya en su estilo, tenía un penchant, aunque con sólo unos<br />
conocimientos superficiales, por la severa escuela clásica como Mendelssohn. Y<br />
hablando de eso, dado por supuesto que él lo sabría todo sobre los viejos favoritos,<br />
citó par excellence el aire de Lionel en Martha, M appari, el cual, curiosamente,<br />
había oído u oído a medias, para ser más preciso, ayer, un privilegio que él<br />
agradecía vivamente, de labios del respetado padre de Stephen, cantado a la<br />
perfección, un estudio del número musical, en realidad, que obligó a abandonar a<br />
los demás. Stephen, en respuesta a la indagación educadamente enunciada, dijo que<br />
él no lo cantaba pero se disparó en alabanzas de las canciones de Shakespeare,<br />
cuando menos las de su tiempo o por ahí, el tañedor de laúd Dowland que vivía en<br />
Fetter Lane cerca de Gerard el herborista, que annos ludendo hausi, Doulandus, un<br />
instrumento que estaba él considerando comprarle a Mr. Arnold Dolmetsch, a quien<br />
B. no conseguía recordar aunque el nombre sí le sonaba, por sesentaicinco guineas y<br />
Famaby e hijo con sus canciones conceptistas dux y comes y Byrd (William) que le
785<br />
tocaba la espineta, dijo, a la Reina en su capilla o en cualquier otro sitio que la<br />
encontrara y un tal Tomkins que hacía coplillas o aires y John Bull.<br />
En la calle a la que se acercaban mientras continuaban hablando más allá de las<br />
cadenas balanceantes un caballo, tirando de una barredora, pateaba el empedrado,<br />
arrebañando una larga hilera de bahorrina de modo que con el ruido Bloom no<br />
estaba muy seguro de si había cogido bien la alusión a las sesentaicinco gumeas y a<br />
John Bull. Inquirió si se trataba de John Bull la celebridad política del mismo nom-<br />
bre, ya que le chocaba, los dos nombres idénticos, como una coincidencia chocante.<br />
Junto a las cadenas el caballo giró lentamente para volver- z: se, percibiendo lo cual,<br />
Bloom, que como siempre andaba con el ojo largo, le tiró de la manga al otro<br />
suavemente, comentando burlonamente:<br />
-Nuestras vidas corren peligro esta noche. Cuidado con la apisonadora.<br />
Con esto se pararon. Bloom miró a la cabeza de un caballo que no valía ni de lejos<br />
sesentaicinco guineas, de pronto visible en la oscuridad bastante cerca así que<br />
parecía nuevo, un agrupamiento diferente de huesos e incluso carnes porque a todas<br />
luces era un cascorvo, un chalate, un abocinado, un gurrufero, un cabezacolgona<br />
que anda de pie quebrado mientras su amo y señor encaramado encima, divaga ensi-<br />
mismado. Pero una pobre bestia tan buena que sentía no tener un terrón de azúcar<br />
pero, como sensatamente reflexionó, nadie podía estar preparado para cualquier<br />
emergencia que surgiera. Era sólo un caballo grande nervioso torpe y del tipo<br />
babieca, sin una sola preocupación en el mundo. Pero incluso un perro, reflexionó,<br />
por ejemplo ese chucho en Bamey Kieman, que tuviera el mismo tamaño, daría<br />
pavor encontrárselo de frente. Pero no era la culpa de un animal en especial si había<br />
sido creado de esa forma como el camello, barco del desierto, convirtiendo las uvas<br />
en güisqui matarratas en su joroba. El noventa por ciento de ellos podían ser enjau-<br />
lados o amaestrados, nada más allá del talento del hombre excluyendo a las abejas.<br />
La ballena con un arpón de horquilla, el aligator cosquilleándole el lomo y le hace<br />
gracia, traza un círculo con tiza para el gallo, al tigre con el ojo hipnótico. Estas<br />
reflexiones apropiadas en lo tocante a las bestias del campo le ocupaban la mente<br />
algo distraída por las palabras de Stephen mientras el camello urbano maniobraba y<br />
Stephen seguía con lo del altamente interesante y viejo.
786<br />
-¿Qué es lo que estaba diciendo? ¡Ah, sí! Mi mujer, insinuó, sumergiéndose in<br />
medias res, estaría encantadísima de conocerle pues tiene una gran pasión por la<br />
música de cualquier clase. .<br />
Miró de lado de manera amistosa al perfil de Stephen, la viva estampa de su madre,<br />
que no era lo que se dice el tipo frecuente de guaperas sinvergüenza por el que ellas<br />
se pirran porque no estaba quizá así constituido.<br />
Aun así, suponiendo que tuviera el don de su padre como él más que sospechaba,<br />
eso le abría nuevos horizontes en su mente tales como el de la asociación de<br />
industrias irlandesas patrocinado por Lady Fingall, concierto que tuvo lugar el lunes<br />
anterior, y por la aristocracia en general.<br />
Exquisitas variaciones interpretaba él ahora sobre una canción Lajuventud llega a<br />
sufin por Jans Pieter Sweelinck, un holandés de Amsterdam de donde son las<br />
froilans. Mucho más le gustaba una vieja canción alemana de Johannes jeep sobre el<br />
mar despejado y las voces de las sirenas, melodiosas asesinas de hombres, que dejó<br />
bastante de piedra a Bloom:<br />
Von der Sirenen Listigkeit<br />
Tun die Poeten dichen.<br />
Estos compases iniciales cantó y tradujo extempore. Bloom, asintiendo, dijo que<br />
entendía perfectamente y le rogó que siguiera por favor cosa que hizo.<br />
Una voz de tenor fenomenalmente bella como ésa, la más excepcional de las<br />
bendiciones, que Bloom estimó ya desde la primera nota que entonó, podría<br />
fácilmente, si era convenientemente controlada por alguna autoridad reconocida en<br />
orientación de voz tal como Barraclough y sabiendo leer música además, poner su<br />
propio precio donde los barítonos se cotizan a perra chica y lograr para su<br />
afortunado poseedor en un futuro cercano una entrée en las mejores casas de los ba-<br />
rrios elegantes de magnates financieros de grandes negocios y gente con títulos<br />
nobiliarios donde con su licenciatura universitaria (una buena propaganda a su<br />
manera) y porte de caballero para influir aún más en la buena impresión infalible-<br />
mente se apuntaría un claro éxito, estando dotado de buena cabeza que también
787<br />
podía utilizarse con este propósito y otros requisitos, si su ropa fuera<br />
convenientemente cuidada de manera que se abriera camino mejor y así ganarse las<br />
simpatías de ellos ya que él, juvenil principiante en los recovecos sartonales de la<br />
sociedad, dificilmente entendería cómo algo tan insignificante como aquello podía<br />
terciar en su contra. No era en realidad más que cuestión de meses y podía fácil-<br />
mente verle participando en sus conversaziones artísticas y musicales durante las<br />
festividades navideñas, particularmente, causando un ligero revuelo en los<br />
palomares del bello sexo y considerado cantidad por las señoras en busca de<br />
emociones, casos así, como él muy bien sabía, constaban - de hecho, sin echarse<br />
faroles, él mismo en tiempos de Maricastaña, si le hubiera importado, habría<br />
podido. Sumado a todo ello claro que había que contar con los emolumentos<br />
pecuniarios que de ningún modo podían pasarse por alto, que irían seguidos de sus<br />
honorarios por enseñar. No es que, hizo un paréntesis, por amor del sucio lucro<br />
tuviera necesariamente que abrazar la vía lírica como profesión en la vida durante<br />
un periodo largo de tiempo. Pero un paso en la dirección correcta sí que lo era<br />
contra cualquier opinión opuesta y lo mismo monetaria que mentalmente no suponía<br />
sombra alguna en su dignidad en lo más mínimo y a menudo venía como llovido del<br />
cielo que le dieran a uno un talón en un momento de verdadera necesidad cuando<br />
cualquier cosilla servía de ayuda. Además, aunque el gusto últimamente se había<br />
deteriorado en extremo, música original como aquélla, diferente de la práctica<br />
convencional, se pondría rápidamente de moda ya que sería una verdadera novedad<br />
para el mundo musical de Dublín después de la retahíla trillada acostumbrada de<br />
pegadizos solos de tenor endilgados a un público incauto por parte de Ivan St.<br />
Austell y Hilton St. Just y sus genus omne. Sí, sin ningún género de dudas que<br />
podía, con todas las cartas en la mano y tenía una gran oportunidad para hacerse un<br />
nombre por sí mismo y ganarse una posición privilegiada en la estima de la ciudad<br />
donde podría exigir una cifra alta y, reservas por delante, dar un gran concierto para<br />
los asiduos del teatro de King Street, dado un padrino, si es que hubiera uno<br />
disponible que le diera un empujoncito para arriba, como quien dice, un gran si sin<br />
embargo, con algo del impulso del tipo de emprendedor que facilita la inevitable<br />
procrastinacion que a menudo confundía a las estrellas demasiado mimadas. Y no
788<br />
tenía por qué quitarle mérito a lo otro ni un ápice pues, no dependiendo de nadie,<br />
tendría un montón de tiempo para practicar la literatura en los ratos libres cuando le<br />
viniera en gana sin que ello chocara con su carrera vocal o supusiera nada<br />
despectivo en absoluto ya que era cuestión que a él sólo le concemía. De hecho, no<br />
tenía más que coger la oportunidad con las manos por lo cual ésa era la verdadera<br />
razón por la que el otro, en posesión de un olfato extremadamente aguzado para<br />
olerse dónde había gato encerrado del tipo que fuera, no lo dejaba ni a sol ni a<br />
sombra.<br />
El caballo estaba en ese preciso instante. Y más tarde en el momento oportuno se<br />
proponía (Bloom se entiende), sin de ningún modo curiosear en sus asuntos<br />
privados amparado en el principio de los necios irrumpen donde los ángeles,<br />
aconsejarle que cortara la relación con un cierto médico en ciernes que, había<br />
notado, era dado a denigrarle e incluso en cierta medida con algún pretexto<br />
divertido cuando no estaba presente, a despreciarle, o lo que se quiera llamar que en<br />
la modesta opinión de Bloom mostraba el talante feo del talante de una persona, sin<br />
intención de hacer juegos de palabras.<br />
Estando el caballo ya en sus últimas, como quien dice, se paró y, levantando en alto<br />
una altanera cola emplumada, puso su granito de arena dejando caer al suelo lo que<br />
el barrendero pronto barrería y limpiaría, tres humeantes esferas de boñigas.<br />
Lentamente tres veces, una detrás de la otra, desde una grupa desbordante emboñigó<br />
el empedrado. Y humanitariamente su conductor esperó a que él (o ella) terminara,<br />
paciente en su coche guadañado.<br />
Uno al lado del otro, Bloom, valiéndose del contretemps, junto a Stephen, pasaron<br />
por el resquicio en las cadenas, divididas por el poste, y, saltando por encima de una<br />
sarta de boñigas, cruzaron hacia Gardiner Street Lower, al tiempo que Stephen<br />
cantaba más atrevidamente, aunque no fuerte, el final de la balada.<br />
Und alíe Schiffe brücken.<br />
El conductor no abrió la boca, ni para bien ni para mal, únicamente miró a las dos<br />
figuras, sentado en su tartana, las dos de negro, una gruesa, la otra delgada, que
789<br />
caminaban hacia el puente del ferrocarril, para ser casados por el Padre Maber.<br />
Mientras caminaban a veces se paraban y volvían a caminar continuando su tëte á<br />
tête (al que, por supuesto, él era completamente ajeno) sobre sirenas, los enemigos<br />
de la mente del hombre, mezclado con una porción de diversos temas de la misma<br />
categoría, usurpadores, casos históricos de esa clase mientras que el hombre de la<br />
barredora y por qué no llamarla del coche-cama que de todos modos no había<br />
manera de que pudiera oír porque ellos estaban demasiado lejos sencillamente<br />
seguía sentado en su asiento cerca de donde se acaba Lower Gardiner Street y<br />
seguía con la mirada la tartana.<br />
17<br />
¿QUÉ cursos paralelos siguieron Bloom y Stephen al volver?<br />
Empezando ambos al mismo tiempo a paso ordinario desde Beresford Place<br />
siguieron en el orden que se menciona por Lower y Middle Gardiner Streets y<br />
Mountjoy Square West: luego, a paso reducido, cada uno guardando la izquierda,<br />
Gardiner Place por inadvertencia hasta la esquina más lejana de Temple Street:<br />
luego, a paso más lento con interrupciones de paradas, guardando la derecha,<br />
Temple Street North, hasta Hardwicke Place. Aproximándose, dispares, a paso<br />
relajado cruzaron diametralmente ambos la glorieta delante de la iglesia de George,<br />
la cuerda en todo círculo siendo menor que el arco que la subtiende.<br />
¿Sobre qué deliberó el duunvirato durante su itinerario?<br />
Música, literatura, Irlanda, Dublín, París, la amistad, la mujer, la prostitución, la<br />
dieta, la influencia del alumbrado de gas y de la lámpara incandescente en el<br />
desarrollo dé los paraheliotrópicos árboles limítrofes, los cubos de basura de<br />
emergencia al aire libre de la corporación municipal, la iglesia católica, el celibato<br />
eclesiástico, la nación irlandesa, la educación jesuítica, las carreras, el estudio de la<br />
medicina, el día anterior, la influencia maléfica del presábado, el colapso de
790<br />
Stephen. ¿Descubrió Bloom factores comunes de similitud entre sus respectivas<br />
reacciones semejantes y desemejantes ante la experiencia?<br />
Ambos eran sensibles a las impresiones artísticas, las musicales preferentemente a<br />
las plásticas y pictóricas. Ambos preferían el modo de vida continental al insular,<br />
lugar de residencia cisatlántico al transatlántico. Ambos indurados por temprana<br />
instrucción doméstica y por una tenacidad heredada de resistencia heterodoxa<br />
profesaban su incredulidad en muchas doctrinas religiosas, nacionales, sociales y<br />
éticas ortodoxas. Ambos admitían la influencia alternativamente estimulante y<br />
obtundente del magnetismo heterosexual.<br />
¿Era su opinión en algunos puntos divergente?<br />
Stephen disentía abiertamente de la opinión de Bloom sobre la importancia del<br />
esfuerzo personal dietético y cívico mientras que Bloom disentía tácitamente de la<br />
opinión de Stephen sobre la afirmación eterna del espíritu del hombre en la li-<br />
teratura. Bloom asentía secretamente a la rectificación de Stephen sobre el<br />
anacronismo implicado al asignar la fecha de la conversión de la nación irlandesa<br />
del druidismo al cristianismo por Patricio hijo de Calpomo, hijo de Potito, hijo de<br />
Odiseo, enviado por el papa Celestino 1 en el año 432 en el reinado de Leary al año<br />
260 más o menos en el reinado de Cormac MacArt (t 266 d. de C.), asfixiado por<br />
deglución imperfecta de alimento en Sletty y enterrado en Rossnaree. El colapso<br />
que Bloom imputaba a inanición gástrica y a ciertos compuestos químicos en<br />
diferentes grados de adulteración y de graduación alcohólica, acelerados por el<br />
esfuerzo mental y la velocidad de la rápida moción circular en un ambiente<br />
relajante, lo atribuía Stephen a la reaparición de una nube matutina (percibida por<br />
ambos desde diferentes puntos de observación, Sandycove y Dublín) al principio no<br />
más grande que la mano de una mujer.<br />
¿Había algún punto en el que sus opiniones eran iguales y negativas?
791<br />
La influencia del alumbrado público o de la luz eléctrica en el desarrollo de los<br />
paraheliotrópicos árboles limítrofes.<br />
¿Había discutido Bloom temas similares durante perambulaciones nocturnas en el<br />
pasado?<br />
En 1884 con Owen Goldberg y Cecil Tumbull por la noche en la vía pública entre<br />
Longwood Avenue y Leonard's Comer y Leonard's Comer y Synge Street y<br />
Bloomfield Avenue. En 1885 con Percy Apjohn por las tardes, apoyados contra la<br />
pared entre Villa Gibraltar y la casa Bloomfield en Crumlin, baronía de Uppercross.<br />
En 1886 alguna que otra vez con amistades ocasionales y compradores eventuales<br />
en escalones de puertas, en salitas, en vagones de tercera de los ferrocarriles<br />
suburbanos. En 1888 frecuentemente con el comandante Brian Tweedy y su hija<br />
Miss Manon Tweedy, juntos y por separado en el salón de la casa de Matthew<br />
Dillon en Roundtown. Una vez en 1892 y una vez en 1893 con Julius Qudas)<br />
Mastiansky, en ambas ocasiones en la salita de su casa (la de Bloom) en Lombard<br />
Street West.<br />
¿Qué reflexiones relacionadas con la secuencia irregular de las fechas 1884, hizo<br />
Bloom antes de que llegaran a su destino?<br />
Reflexionó que la extensión progresiva del campo de desarrollo y experiencia<br />
individuales estaba acompañada regresivamente por una restricción en la esfera<br />
opuesta de las relaciones intenndividuales.<br />
¿En qué aspectos?<br />
Desde la inexistencia a la existencia llegó a muchos y fue como uno recibido:<br />
existencia con existencia él estaba con cualquiera como cualquiera con cualquiera:<br />
desde la existencia a la no-existencia una vez que faltara sería por todos como nada<br />
percibido.
792<br />
¿Qué acto realizó Bloom cuando llegaron a su destino?<br />
En los escalones de la casa del 4.° de los números impares equidiferentes, el número<br />
7 de Eccles Street, insertó la mano mecánicamente en el bolsillo trasero de los<br />
pantalones para conseguir la llave.<br />
¿Estaba allí?<br />
Estaba en el bolsillo correspondiente de los pantalones que había llevado durante el<br />
día precedente.<br />
¿Por qué se irritó doblemente?<br />
Porque se había olvidado y porque recordaba que había recordado dos veces no<br />
olvidarse.<br />
¿Cuáles eran entonces las alternativas para la, premeditadamente (respectivamente)<br />
e inadvertidamente, pareja sin llave?<br />
Entrar o no entrar. Llamar o no llamar.<br />
¿La decisión de Bloom?<br />
Una estratagema. Apoyando los pies en el antepecho, saltó por encima de la verja de<br />
la entrada al sótano, se encasquetó el sombrero, se agarró a dos puntos de la unión<br />
inferior de los barrotes y travesaños, bajó el cuerpo gradualmente a todo lo largo de<br />
sus cinco pies nueve pulgadas y media a dos pies diez pulgadas del pavimento de la<br />
entrada al sótano y dejó que el cuerpo se moviera libremente en el espacio al<br />
separarse de la verja y encogerse en preparación para el impacto de la caída.<br />
¿Cayó?
793<br />
Por el peso conocido de su cuerpo de ciento cincuenta y ocho libras en el sistema<br />
avoirdupois, según lo certificaba la máquina graduada para autopesos periódicos en<br />
el local de Francis Froedman, químico farmacéutico en Fredenck Street<br />
North, 19, en la última fiesta de la Ascensión, a saber, el día doce de mayo del año<br />
bisiesto mil novecientos cuatro de la 1 era cristiana (de la era judía el cinco mil<br />
seiscientos sesentaicuatro, de la era mahometana el mil trescientos veintidós),<br />
número áurico 5, epacta 13, ciclo solar 9, letras dominicales CB, indicción romana<br />
2, periodo juliano 6617, MCMIV.<br />
¿Se levantó indemne de la conmoción?<br />
Recobrando nuevo equilibrio estable se levantó indemne aunque conmocionado por<br />
el impacto, levantó el picaporte de la puerta del sótano mediante el empleo de<br />
fuerza en la pestaña de libre movimiento y mediante palanca de la primera clase<br />
aplicada en su fulcro, ganó acceso retardado a la cocina a través del fregadero<br />
subyacente, inflamó una cerilla lucifer por frotación, liberó gas de carbón abriendo<br />
la válvula, encendió una llama alta que, al regularla, redujo a candescencia<br />
quiescente y encendió finalmente una vela portátil.<br />
¿Qué sucesión discreta de imágenes percibió Stephen entretanto?<br />
Reclinado contra la verja de la entrada al sótano percibió a través de los cristales<br />
transparantes de la cocina a un hombre que regulaba una llama de gas de 14 bujías,<br />
un hombre que encendía una vela de 1 bujía, un hombre que se quitaba una bota<br />
detrás de otra, un hombre que abandonaba la cocina llevando una vela.<br />
¿Reapareció el hombre en otro sitio?
794<br />
Tras un lapso de cuatro minutos el replandor de la vela se hizo discernible a través<br />
del montante semicircular de cristal semitransparente de la puerta del recibidor. La<br />
puerta rotó sobre sus goznes. En el espacio abierto del portal el hombre reapareció<br />
sin sombrero, con la vela.<br />
¿Obedeció Stephen la señal?<br />
Sí, entrando cuidadosamente, ayudó a cerrar y a echar la cadena de la puerta y<br />
siguió cuidadosamente a lo largo del pasillo la espalda del hombre y los pies<br />
escorados y la vela encendida pasando por un resquicio iluminado de una puerta a la<br />
izquierda y cuidadosamente bajó una escalera con recodo de más de cinco escalones<br />
hasta la cocina de la casa de Bloom.<br />
¿Qué hizo Bloom?<br />
Extinguió la vela con una fuerte expiración de aire sobre la llama, arrimó dos sillas<br />
de tijera con asiento de cuchara a la chimenea, una para Stephen de espaldas a la<br />
entrada al sótano, la otra para cuando él mismo la necesitara, se arrodilló sobre una<br />
rodilla, preparó en la rejilla de la chimenea una pira con teas entrecruzadas y<br />
papeles varios coloreados y polígonos irregulares del mejor carbón Abram a<br />
veintiún chelines la tonelada del depósito de Messrs. Flower y M'Donald en D'Olier<br />
Street, 14, la encendió en tres puntos salientes del papel con una cerilla lucifer<br />
prendida, con lo que se liberó la energía potencial contenida en el combustible al<br />
permitir que sus elementos de carbón e hidrógeno entraran en unión libre con el<br />
oxígeno del aire.<br />
¿En qué apariciones similares pensó Stephen?<br />
En otras en otros sitios en otros tiempos que, arrodilladas sobre una rodilla o sobre<br />
las dos, encendían el fuego para él, en el hermano Michael en la enfermería del<br />
colegio de la Sociedad de Jesús en Clongowes Wood, Sallins, en el condado de
795<br />
Kildare: en su padre, Simon Dedalus, en un cuarto desamueblado de su primera<br />
residencia en Dublín, número trece de Fitzgibbon Street: en su madrina Miss Kate<br />
Morkan en la casa de su hermana moribunda Miss Julia Morkan en Usher's Island,<br />
15: en su tía Sara, mujer de Richie (Richard) Goulding, en la cocina de su<br />
alojamiento en Clanbrassil Street, 62: en su madre, mujer de Simon Dedalus, en la<br />
cocina del número doce de North Richmond Street la mañana de la festividad de<br />
San Francisco Javier, 1898: en el jefe de estudios, el padre Butt, en el aula de fisica<br />
de University College, Stephen's Green North, 16: en su hermana Dilly (Delia) en la<br />
casa de su padre en Cabra.<br />
¿Qué vio Stephen al levantar la mirada a la altura de una yarda del fuego a la pared<br />
de enfrente?<br />
Bajo una hilera de cinco campanillas de muelles helicoidales una cuerda curvilínea,<br />
tendida entre dos sujetadores que atravesaba el hueco junto al machón de la<br />
chimenea, de la que colgaban cuatro pañuelos cuadrados de tamaño pequeño do-<br />
blados por separado consecutivamente en rectángulos adyacentes y un par de<br />
medias de señora grises con liguero Lisle en su parte superior y los pies en su<br />
posición habitual sujetas por tres pinzas de madera erectas dos en sus extremidades<br />
exteriores y la tercera en el punto de juntura.<br />
¿Qué vio Bloom en el fogón?<br />
En la hornilla derecha (la más pequeña) un cazo azul esmaltado: en la hornilla<br />
izquierda (la más grande) un hervidor de hierro negro.<br />
¿Qué hizo Bloom en el fogón?<br />
Cambió el cazo a la hornilla izquierda, se incorporó y llevó el hervidor de hierro al<br />
fregadero con el fin de liberar la corriente dando vueltas al grifo para que fluyera.
796<br />
¿Fluyó?<br />
Sí. Desde el embalse de Roundwood en el condado de Wicklow con capacidad<br />
cúbica para 2.400 millones de galones, discurriendo a través de un acueducto<br />
subterráneo de conductos de filtrado de filtro y de tuberías simples y dobles<br />
construido a un coste inicial de instalación de cinco libras esterlinas por yarda lineal<br />
siguiendo el camino de Dargle, Rathdown, Glen de los Downs y Callowhill hasta el<br />
embalse de 26 acres en Stillorgan, hasta una distancia de 22 millas legales, y de allí,<br />
a través de un sistema de aliviaderos, con un gradiente de 250 pies hasta los<br />
confines de la ciudad en el puente de Eustace, Upper Leeson Street, aunque a causa<br />
de una prolongada sequía de verano y un suministro diario de 12 1 /2 millones de<br />
galones el agua había bajado por debajo del listón de las compuertas de evacuación<br />
razón por la cual el inspector del municipio e ingeniero de abastecimiento de aguas,<br />
Mr. Spencer Harty, ingeniero de caminos y puertos, por orden del Consejo de<br />
abastecimiento de aguas había prohibido el uso del agua municipal para fines<br />
distintos a los del consumo (afrontando la posibilidad de recurrir a las aguas<br />
impotables de los canales Grand y Royal como sucedió en 1893) teniendo en<br />
consideración que el asilo South Dublin Guardians, a pesar de su asignación de 15<br />
galones por día y pobre suministrada a través de un contador de 6 pulgadas, había<br />
sido declarado culpable de un despilfarro de 20.000 galones por noche según<br />
constaba en la lectura de su contador de conformidad con la declaración del<br />
representante legal de la corporación, Mr. Ignatius Rice, procurador, actuando por<br />
ello en detrimento de otro sector del público, contribuyentes autónomos solventes y<br />
responsables.<br />
¿Qué admiraba en el agua Bloom, amante del agua, sacador de agua, aguador, al<br />
volver al fogón?<br />
Su universalidad: su igualdad democrática y la constancia de su naturaleza al buscar<br />
su propio nivel: su inmensidad en el océano de la proyección de Mercator: su no<br />
sondada profundidad de la fosa de Sundam en el Pacífico que sobrepasa las 8.000
797<br />
brazas: la agitación de sus olas y las partículas de la superficie visitando uno tras<br />
otro todos los puntos del litoral: la independencia de sus unidades: la variabilidad de<br />
las condiciones del mar: su quiescencia hidrostática en calma: su turgencia<br />
hidrocinética en mareas muertas y en mareas vivas: su quietud tras la devastación:<br />
su esterilidad en los casquetes circumpolares, ártico y antártico: su trascendencia<br />
climática y comercial: su preponderancia de 3 a 1 sobre la tierra firme del globo: su<br />
indisputable hegemonía que se manifiesta en leguas cuadradas sobre todas la<br />
regiones por debajo del trópico subecuatonal de Capricomio: la estabilidad<br />
multisecular de su prístina cuenca pelágica: su luteoleonado fondo: su capacidad<br />
para disolver y retener en solución todas las sustancias solubles incluyendo millones<br />
de toneladas de los más preciados metales: su lenta erosión de penínsulas e islas, su<br />
persistente formación de islas homotéticas, penínsulas y promontorios<br />
descendienteinclinados: sus depósitos aluviales: su peso y volumen y densidad: su<br />
imperturbabilidad en lagunas y pequeños lagos de montaña: su gradación de colores<br />
en zonas tórridas y templadas y frías: sus ramificaciones vehiculares en corrientes<br />
continentales conteniendo lagos y ríos confluyentes y oceanofluyentes con sus<br />
tributarios y comentes transoceánicas, comente del golfo, trayectoria norte y sur<br />
ecuatoriales: su violencia en maremotos, trombas marinas, pozos artesianos,<br />
erupciones, torrentes, contracorrientes, aluviones, crecidas, mar de fondo, cuencas,<br />
líneas divisorias de las aguas, géiseres, cataratas, remolinos, vórtices, inundaciones,<br />
diluvios, chaparrones: su inmensa curva ahonzontal circunterrestre: su recondidez<br />
en las fuentes y latente humedad, puesta de manifiesto por instrumentos divinatorios<br />
e higrométricos e ilustrada por el pozo junto al agujero en el muro de Ashtown<br />
Gate, la saturación del aire, la destilación del rocío: la simplicidad de su<br />
composición, dos partes componentes de hidrógeno con una parte componente de<br />
oxígeno: sus virtudes curativas: su flotabilidad en las aguas del Mar Muerto: su<br />
penetrabilidad perseverante en arroyadas, barrancos, diques inadecuados, vías de<br />
agua en barcos: sus propiedades para limpiar, para apagar la sed y el fuego,<br />
alimentar la vegetación: su infalibilidad como paradigma y parangón: su me-<br />
tamorfosis como vapor, niebla, nube, lluvia, cellisca, nieve, granizo: su fuerza en<br />
mangueras rígidas: su variedad de formas en rías y bahías y en golfos y ensenadas y
798<br />
en estrechos y lagunas y en atolones y archipiélagos y en istmos y fiordos y canales<br />
y estuarios y 'brazos de mar: su solidez en glaciares, icebergs, témpanos de hielo: su<br />
docilidad en mover ruedas de molino hidráulicas, turbinas, dinamos, centrales<br />
eléctricas, tintorerías, curtidurías, agramaderías: su utilidad en canales, ríos, si<br />
navegables, en diques flotantes y de carena: su potencialidad derivable de mareas<br />
aprovechadas o corrientes de agua cayendo de altura en altura: su fauna y flora<br />
submarinas (anacústica y fotofobia), numéricamente, si no literalmente, los<br />
habitantes del globo: su ubicuidad en cuanto que constituye el 90% del cuerpo<br />
humano: la nocividad de sus efluvios en marismas lacustres, ciénagas pestilentes,<br />
agua de flores estropeada, estanques estancados en luna menguante.<br />
Habiendo puesto el hervidor semilleno en los ahora encendidos 230 carbones ¿por<br />
qué volvió al grifo todavía manante?<br />
Para lavarse las manos sucias con una pastilla parcialmente consumida de jabón<br />
Barrington limonaromatizado, a la que el papel aún se adhería (comprado trece<br />
horas previamente por cuatro peniques y aún sin pagar), en agua fresca corriente<br />
mutable e inmutable y secárselas, cara y manos, en un largo paño de holanda con<br />
reborde rojo colocado sobre un rodillo giratorio de madera.<br />
¿Qué razón dio Stephen para rehusar la oferta de Bloom?<br />
Que era hidrófobo, que odiaba el contacto parcial por inmersión o total por<br />
sumergimiento en agua fría (su último baño habiendo tenido lugar en el mes de<br />
octubre del año precedente), que tenía aversión a sustancias acuosas en el vidrio y el<br />
cristal, que desconfiaba de las acuosidades en el pensamiento y la lengua.<br />
¿Qué impidió a Bloom darle a Stephen consejos sobre la higiene y profilaxis a lo<br />
que cabría añadir sugerencias relacionadas con la mojadura preliminar de la cabeza<br />
y contracción de los músculos con rápidos salpicados en la cara y el cuello y en la<br />
región torácica y epigástrica en el caso de bañarse en el mar o en un río, las partes
799<br />
de la anatomía humana más sensibles al frío siendo la nuca, el estómago y el tenar o<br />
planta del pie?<br />
La incompatibilidad de la acuosidad con la originalidad errática del genio.<br />
¿Qué consejos didácticos adicionales reprimió de igual manera?<br />
Dietéticos: en relación con los porcentajes respectivos de proteínas y energía<br />
calórica de la panceta, langa salado con mantequilla, la ausencia de lo primero en lo<br />
último mencionado y la abundancia de lo último en lo mencionado primero.<br />
¿Qué cualidades le parecía al anfitrión que predominaban en su invitado?<br />
Confianza en sí mismo, un poder igual y opuesto de abandono y recuperación.<br />
¿Qué fenómeno concomitante tuvo lugar en el recipiente de líquido por mediación<br />
del fuego?<br />
El fenómeno de ebullición. Avivada por una corriente constante ascendente de<br />
ventilación entre la cocina y el tiro de la chimenea, la ignición se propagó desde los<br />
haces de leña precombustible a las masas poliédricas de carbón bituminoso, que<br />
contenían en forma de mineral prensado residuos foliados fosilizados de bosques<br />
prístinos que habían a su vez obtenido su existencia vegetativa del sol, orige n<br />
primario del calor (radiante), transmitido a través del omnipresente lumínico diater-<br />
mo éter. El calor (convecto), un modo de aceleración impulsada por la tal<br />
combustión, era constante y progresivamente transportado desde el origen de<br />
calonficación al liquido contenido en el recipiente, siendo difundido a través de la<br />
oscura y desigual superficie sin pulir de metal ferroso, en parte reflectado, en parte<br />
absorbido, en parte transmitido, aumentando gradualmente la temperatura del agua<br />
desde el punto neutro al de ebullición, un aumento de la temperatura expresable
800<br />
como el resultado de un gasto de 72 unidades témùcas esenciales para aumentar una<br />
libra de agua de 50° a 212° Fahrenheit.<br />
¿Qué anunció la realización de este aumento de la temperatura?<br />
Una doble eyección falciforme de vapor de agua desde debajo de la tapa del<br />
hervidor por ambos lados simultáneamente.<br />
¿A qué propósito personal pudo Bloom haber dedicado el agua así hervida?<br />
A afeitarse.<br />
¿Qué ventajas ofrecía el afeitarse por la noche?<br />
Una barba más suave: una brocha más suave si intencionadamente se la dejaba de<br />
afeitado en afeitado con la espuma pegada: una piel más suave si inesperadamente<br />
se tropezara con hembras conocidas en lugares remotos a horas inusitadas: re-<br />
flexiones sosegadas sobre el transcurso del día: sensación de más limpieza al<br />
despertar tras un sueño más reconfortante puesto que los ruidos matutinos,<br />
premoniciones y perturbaciones, el retumbo de una cántara de leche, la doble<br />
llamada del cartero, el periódico leído, releído al enjabonarse, al reenjabonarse la<br />
misma parte, un susto, una punzada, con el pensamiento en algo que buscara aunque<br />
a nada llevara podrían provocar un ritmo más rápido de afeitado y un corte en el que<br />
un esparadrapo con precisión cortado y humectado y aplicado se adheriría: que era<br />
lo que había que hacer.<br />
¿Por qué la ausencia de luz le perturbaba menos que la presencia de ruidos?<br />
Por la seguridad del sentido del tacto en su mano firme toda masculina femenina<br />
pasiva activa.
801<br />
¿Qué cualidad poseía (la mano) pero con qué contrarrestante influencia?<br />
La cualidad quirúrgica operativa pero era reacio al derramamiento de sangre<br />
humana incluso cuando el fin justificaba los medios, prefiriendo, en su orden<br />
natural, la helioterapia, psicofisicoterapéutica, la cirugía osteopática.<br />
¿Qué quedó al descubierto en los estantes de abajo, de en medio y alto del aparador<br />
de la cocina, que Bloom abrió?<br />
En el estante de abajo cinco platos de desayuno verticales, seis platillos de desayuno<br />
en los que descansaban tazas de desayuno invertidas, una taza con bigotera, no<br />
invertida, con su platillo de porcelana Crown Derby, cuatro hueveras blancas con<br />
filo dorado, un monedero abierto de gamuza mostrando unas monedas, sobre todo<br />
calderilla, y un frasco de confites (de violeta) aromáticos. En el estante de en medio<br />
una huevera desconchada conteniendo pimienta, un bote con sal de mesa, cuatro<br />
olivas negras conglomeradas en papel oleaginoso, un tarro vacío de fiambre en pote<br />
Ciruelo, una cesta ovalada de mimbre fondada con fibra y conteniendo una pera de<br />
jersey, una botella medio vacía de oporto blanco para inválidos de William Gilbey y<br />
Cía., medio despojada de su envoltura de papel de seda rosacoral, un paquete de<br />
cacao soluble Epp, cinco onzas de té selecto Anne Lynch a 2 chelines la libra en una<br />
bolsa de papel de plata arrugada, una lata cilíndrica conteniendo terrones del mejor<br />
azúcar cristalizado, dos cebollas, una, la más grande, española, entera, la otra, más<br />
pequeña, irlandesa, bisecada con superficie acrecentada y más fragante, un bote de<br />
leche cremada de la Granja Modelo Irlandesa, una jarra de loza marrón conteniendo<br />
un cuarto y mitad de pinta de leche adulterada agria, convertida por el calor en agua,<br />
suero acídulo y cuajada semisolidificada, que añadida a la cantidad sustraída para<br />
los desayunos de Mr. Bloom y Mrs. Fleming, hacía una pinta inglesa, la cantidad<br />
total originariamente entregada, dos capullos de clavo, medio penique y un plato<br />
pequeño con una chuleta fresca. En el estante alto una batería de tarros de mer-<br />
melada (vacíos) de varios tamaños y proveniencia.
802<br />
¿Qué fue lo que atrajo su atención que descansaba sobre la plancha del aparador?<br />
Cuatro fragmentos poligonales de dos lacerados resguardos de apuestas de color<br />
escarlata, numerados 8 87, 88 6.<br />
¿Qué reminiscencias corrugaron temporalmente su frente?<br />
Reminiscencias de coincidencias, la verdad más sorprendente que la fantasía,<br />
preindicativas del resultado de la carrera sin obstáculos de la Copa de Oro, cuyo<br />
resultado oficial y definitivo había leído él en el Evening Telegraph, última edición<br />
de las páginas deportivas, en el albergue del cochero, en el puente Butt.<br />
¿Dónde había recibido él indicios previos del resultado, real o proyectado?<br />
En el local autorizado para vender bebidas alcohólicas de Bernard Kieman en Litde<br />
Britain Street, 8, 9 y 10: en el local autorizado para vender bebidas alcohólicas de<br />
David Byme, en Duke Street, 14: en O'Connell Street Lower, delante de la con-<br />
fitería de Graham Lemon cuando un extraño le había puesto en la mano un<br />
prospecto (subsiguientemente prospectado y tirado) anunciando a Elías, restaurador<br />
de la iglesia de Sión: en Lincoln Place delante del local de F. W. Sweny y Cía. (S.<br />
A.), farmacéuticos, cuando, cuando Frederick M. (Gallito) Lyons había rápida y<br />
sucesivamente requerido, ojeado y restituido el ejemplar del último número del<br />
Freeman's Journal y National Press que había estado a punto de tirar<br />
(subsiguientemente tirado), había proseguido hacia el edificio oriental de los Baños<br />
Calientes Turcos, en Leinster Street, 11, con la luz de la inspiración brillándole en el<br />
rostro y portando en sus brazos el secreto de la raza, grabado en la lengua de la<br />
predicción.<br />
¿Qué consideraciones limitadoras calmaban sus perturbaciones?
803<br />
Las dificultades de interpretación puesto que el significado de cualquier hecho<br />
acompañaba a su acontecer tan variablemente como la detonación acústica<br />
acompañaba a la descarga eléctrica y de contraestimar anticipando una pérdida<br />
concreta por no haber interpretado la suma total de posibles pérdidas que proceden<br />
originariamente de una interpretación acertada.<br />
¿Su estado de ánimo?<br />
No había arriesgado, no anhelaba, no había sido defraudado, estaba satisfecho.<br />
¿Que le satisfacía?<br />
No haber sufrido pérdida definitiva alguna. Haber ocasionado una ganancia<br />
definitiva a otros. La luz a los gentiles.<br />
¿Cómo preparó Bloom una colación para un gentil?<br />
Vertió en dos tazas de té dos cucharadas rasas, cuatro en total, de cacao soluble Epp<br />
y procedió en consonancia con las instrucciones de uso impresas en la etiqueta, a<br />
cada una añadiendo después de un tiempo suficiente para la infusión los<br />
ingredientes prescritos para la difusión en la manera y cantidad prescritas.<br />
¿Qué muestras supererogatonas de especial hospitalidad manifestó el anfitrión a su<br />
invitado?<br />
Renunciando a su derecho simposiarcal a la taza con bigotera de falsa porcelana<br />
Crown Derby regalada que le fue por su única hija, Millicent (Milly), la sustituyó<br />
con una taza idéntica a la de su invitado y sirvió desmedidamente a su invitado y, en<br />
reducida medida, a sí mismo de la leche cremada viscosa normalmente reservada<br />
para el desayuno de su mujer Marion (Molly).
804<br />
¿Era el invitado consciente de esas muestras de hospitalidad y las agradeció?<br />
Su anfitrión jocosamente le llamó la atención sobre las mis mas, y él las aceptó<br />
seriamente mientras bebían en jocoserio silencio el producto en serie Epp, el<br />
alimento cacao.<br />
¿Había muestras de hospitalidad que él consideraba pero refrenaba, reservándolas<br />
para el otro y para sí mismo en ocasiones futuras y así completar el acto iniciado?<br />
La reparación de una fisura de 1 1 /2 pulgadas de largo en el costado derecho de la<br />
chaqueta de su invitado. Un regalo a su invitado de uno de los cuatro pañuelos de<br />
señora, siempre y 1 cuando se cerciorara de que estaba en estado presentable.<br />
¿Quién bebió más rápidamente?<br />
Bloom, llevando una ventaja de diez segundos al inicio y bebiendo, de la superficie<br />
cóncava de una cuchara por el mango de la cual un flujo de calor constante era<br />
conducido, tres sorbos por uno de su oponente, seis por dos, nueve por tres.<br />
¿Qué cerebración acompañaba a su acto frecuentativo?<br />
Concluyendo por inspección pero erróneamente que su silencioso acompañante se<br />
hallaba ocupado en composición mental reflexionó sobre los placeres conseguidos<br />
de la literatura de instrucción más que en la de diversión como él mis mo había<br />
acudido a las obras de William Shakespeare más de una vez para la solución de<br />
problemas dificiles en la vida real o imaginaria.<br />
¿Les había encontrado solución?
805<br />
A pesar de la atenta y repetida lectura de ciertos pasajes clásicos, ayudándose de un<br />
glosario, había conseguido una convicción imperfecta del texto, las respuestas no<br />
ajustándose a todos los puntos.<br />
¿Qué estrofa acababa su primera obra en verso original escrita por él, poeta en<br />
potencia, a la edad de 11 años en 1877 con motivo de la convocatoria de tres<br />
premios de 10, 5 y 2 chelines con 6 peniques respectivamente para un concurso<br />
convocado por el Shamrock, un semanario?<br />
La ambición confieso<br />
de ver mis versos impresos<br />
deseo que halle para éstos espacio.<br />
No se muestre reacio<br />
y mi nombre poco común<br />
ponga alfina¿ L. Bloom.<br />
¿Encontró cuatro fuerzas separadoras entre su invitado temporal y él?<br />
Nombre, edad, raza, creencias.<br />
¿Qué anagramas había hecho con su nombre en su juventud?<br />
Leopold Bloom<br />
Ellpodbomool<br />
Molldopeloob<br />
Bollopedoom<br />
Old Ollebo, M.P.<br />
¿Qué acróstico sobre la abreviatura de su nombre había él (poeta cinético) enviado a<br />
Miss Manon (Molly) Tweedy el 14 de febrero de 1888?
806<br />
Poetas ha habido que al cantar el son de su rima<br />
oratorio mudaron en loas divinas.<br />
Libre el himno entonen a la venusina.<br />
Digna más que trova o jarandina.<br />
Yal de la selva, del mundo ocarina.<br />
¿Qué le había impedido completar una canción tópica (música de R G. Johnston)<br />
sobre los hechos de los años pasados, o sobre las efemérides del año en curso,<br />
titulada Si Brian Boru volviera a ver el viejo Dublín ahora, encargada por Michael<br />
Gunn, gerente del Gaiety Theatre, en South King Street, 46, 47, 48, 49, y para ser<br />
incluida en la sexta escena, el valle de los diamantes, de la segunda edición (30 de<br />
enero de 1893) de la representación anual del mimo navideño Simbad el marino<br />
(producida por R. Shelton el 26 de diciembre de 1892, escrita por Greenleaf<br />
Whittier, escenografla de George A. Jackson y Cecil Hicks, vestuario de Mrs. y<br />
Miss Whelan bajo la supervisión personal de Mrs. Michael Gunn, ballets de Jessie<br />
Noir, arlequinada de Thomas Otto) y cantada por Nelly Bouvenst, en el papel del<br />
príncipe?<br />
Primeramente, oscilación entre hechos de interés imperial y local, el anticipado<br />
sexagésimo aniversario del reinado de la reina Victoria (nació en 1820, subió al<br />
trono en 1837) y la pospuesta apertura del nuevo mercado municipal de pescado:<br />
segundo, la aprensión a la oposición de círculos extremos en lo referente a las<br />
respectivas visitas de Sus Altezas Reales el duque y la duquesa de York (real) y de<br />
su Majestad el rey Brian Boru (imaginada): tercero, un conflicto entre la etiqueta<br />
profesional y la emulación profesional en lo concerniente a la reciente erección del<br />
Grand Lyric Hall en Burgh Quay y del Royal Theatre en Haw- " kins Street: cuarto,<br />
el conflicto resultante de la compasión por la expresión mmtelectual, apolítica,<br />
atópica del semblante de Nelly Bouvenst y por la concupiscencia causada por las<br />
revelaciones de Nelly Bouvenst de prendas blancas de ropa interior inintelectuales,<br />
apolíticas, atópicas mientras estaba (Nelly Bouverist) en sus prendas: quinto, la<br />
dificultad de seleccionar la música apropiada y alusiones humorísticas del Libro de<br />
chistes para todos (1.000 páginas y una carcajada en cada una): sexto, las rimas,
807<br />
homófonas y cacófonas, asociadas con los nombres del nuevo alcalde, Daniel<br />
Taffon, el nuevo gobernador civil, Thomas Pile, y el nuevo procurador de la<br />
Corona, Dunbar Plunket Barton.<br />
¿Qué relación existía entre sus edades?<br />
16 años antes en 1888 cuando Bloom tenía la edad actual de Stephen Stephen tenía<br />
6. 16 años después en 1920 cuando Stephen tuviera la edad actual de Bloom Bloom<br />
tendría 54. En 1936 cuando Bloom tuviera 70 y Stephen 54 sus edades inicialmente<br />
en la relación de 16 a 0 sería de 17 1 /2 a 13 1 /2, la proporción aumentando y la<br />
disparidad disminuyendo según se sumaran arbitrarios años futuros, porque si la<br />
proporción existente en 1883 hubiera continuado inmutable, considerando que eso<br />
fuera posible, hasta ahora 1904 cuando Stephen tenía 22 años Bloom tendría 374 y<br />
en 1920 cuando Stephen tuviera 38, como Bloom tenía ahora, Bloom tendría 646<br />
mientras que en 1952 cuando Stephen hubiera alcanzado la máxima edad<br />
postdiluviana de 70 Bloom, habiendo vivido 1.190 años al haber nacido en el año<br />
714, habría sobrepasado en 221 años la máxima edad antediluviana, la de Matusa-<br />
lén, 969 años, mientras que, si Stephen continuara vivo hasta ss que alcanzara esa<br />
edad en el año 3072 d. de C., Bloom hubiera tenido que haber vivido 83.300 años,<br />
habiendo tenido que haber nacido en el año 81396 a. de C.<br />
¿Qué hechos anularían estos cálculos?<br />
La cesación de la existencia de ambos o de uno de ellos, la inauguración de una<br />
nueva era o calendario, el aniquilamiento del mundo y consiguiente exterminación<br />
de la especie humana, inevitable aunque impredecible.<br />
¿Cuántos encuentros previos confirmaban sus relaciones preexistentes?<br />
Dos. El primero en el jardín de lilas de la casa de Matthew Dillon, Villa Medina,<br />
Knnmage Road, Roundtown, en 1887, en compañía de la madre de Stephen,
808<br />
teniendo entonces Stephen la edad de cinco años y siendo reacio a dar la mano para<br />
saludar. El segundo en el café del hotel Breslin un domingo lluvioso de enero de<br />
1892, en compañía del padre de Stephen y del tío abuelo de Stephen, teniendo<br />
entonces Stephen 5 años más.<br />
¿Aceptó Bloom la invitación a cenar que entonces le dio el hijo y más tarde secundó<br />
el padre?<br />
Muy agradecido, con agradecido reconocimiento, con sincera gratitud reconocida,<br />
reconocidamente con sinceridad agradecida de pesar, la declinó.<br />
¿Reveló su conversación sobre el asunto de estas reminiscencias un tercer lazo<br />
conectante entre ellos?<br />
Mrs. Riordan (Darte), una viuda de posibles, había residido en la casa de los padres<br />
de Stephen desde el primero de septiembre de 1888 al 29 de diciembre de 1891 y<br />
había también residido durante los años 1892, 1893 y 1894 en el hotel City o Arms<br />
propiedad de Elizabeth O'Dowd de Prussia Street, 54, donde, durante parte de los<br />
años 1893 y 1894, había sido una informante constante de Bloom que residía<br />
también en el mismo hotel, siendo en aquella época un empleado contratado por<br />
Joseph Cuffe del 5 de Smithfield para la superintendencia de ventas en el mercado<br />
de ganado de Dublín adyacente en la Ronda Norte.<br />
¿Había él ejecutado alguna obra de misericordia corporal especial para ella?<br />
Algunas veces la había propulsado en tardes tibias de verano, una viuda enfermiza<br />
de posibles, aunque limitados, en su silla de ruedas de convaleciente con<br />
revoluciones lentas de sus ruedas hasta la esquina de la Ronda Norte enfrente del<br />
comercio de Mr. Gavin Low donde había permanecido durante un cierto tiempo<br />
explorando con los gemelos binoculares de lente única de él a ciudadanos<br />
desconocidos en tranvías, bicicletas de paseo equipadas con neumáticos inflados,
809<br />
coches de alquiler, tándemes, landós particulares y de alquiler, carretelas, cabriolés<br />
y carromatos que iban de la ciudad a Phoenix Park y vise versa.<br />
¿Por qué fue él entonces capaz de soportar aquella su vigilia con mayor<br />
ecuanimidad?<br />
Porque en su primera juventud a menudo se había quedado observando a través de<br />
un redondel de vidrio tallado de una cristalera multicolor el espectáculo ofrecido<br />
con cambios continuos de la calle en el exterior, peatones, cuadrúpedos,<br />
velocípedos, vehículos, que iban despacio, rápido, uniformemente, describiendo<br />
círculos y círculos alrededor del borde de un orbicular y circular globo precipitoso.<br />
¿Qué señalados recuerdos diferentes tenía cada uno de la fallecida hacía ahora ocho<br />
años?<br />
El más viejo, sus juegos de báciga y sus fichas, su Skyeterrier, su supuesta fortuna,<br />
sus lapsos de sensibilidad y su incipiente sordera catarral: el más joven, su lámpara<br />
de aceite de colza delante de la imagen de la Inmaculada Concepción, sus cepillos<br />
verde y castaño para Charles Stewart Pamell y para Michael Davitt, sus papeles de<br />
seda.<br />
¿No le quedaban aún medios para conseguir el rejuvenecimiento que estas<br />
reminiscencias transmitidas a un acompañante más joven hacían todavía más<br />
deseable?<br />
Hacer ejercicios fisicos en casa, antes practicados intermitentemente,<br />
subsiguientemente abandonados, prescritos en La e fuerzafísicay cómo conseguirla<br />
de Eugen Sandow que concebida especialmente para hombres de negocios metidos<br />
en ocupaciones sedentanas, habían de realizarse con concentración mental enfrente<br />
de un espejo de modo que pusieran en juego las diversas familias de músculos y
810<br />
produjeran sucesivamente una rigidez agradable, una relajación todavía más<br />
agradable y la más agradable repnstinación de la agilidad juvenil.<br />
¿Había gozado de alguna agilidad especial en su temprana juventud?<br />
Aunque el levantamiento de pesas había estado por encima de su capacidad y el giro<br />
completo sobre su propio eje por encima de su osadía sin embargo como estudiante<br />
de Instituto había destacado en la ejecución estable y dilatada del impulso de media<br />
llave en las paralelas como consecuencia del desarrollo anormal de sus músculos<br />
abdominales.<br />
¿Aludió alguno de los dos claramente a sus diferencias raciales?<br />
Ninguno.<br />
¿Cuáles eran, reducidos a su más simple forma recíproca, los pensamientos de<br />
Bloom sobre los pensamientos de Stephen sobre Bloom y sobre los pensamientos de<br />
Stephen sobre los pensamientos de Bloom sobre Stephen?<br />
Pensaba que él pensaba que era judío en tanto que él sabía que él sabía que él sabía<br />
que no lo era.<br />
¿Cuáles eran, suprimido el bloqueo de la reticencia, sus respectivos linajes?<br />
Bloom, único hijo varón transustancial heredero de Rudolf Virag<br />
(subsiguientemente Rudolf Bloom) de Szombathély, Viena, Budapest, Milán,<br />
Londres y Dublín, y de Ellen Higgins, segunda hija de Julius Higgins (nacido<br />
Karoly) y de Fanny Higgins (nacida Hegarty). Stephen, primer varón sobreviviente<br />
heredero consustancial de Simon Dedalus de Cork y Dublín, y de Mary, hija de<br />
Richard y Christina Goulding (nacida Gner).
811<br />
¿Habían sido bautizados Bloom y Stephen, y dónde y por quién, clérigo o seglar?<br />
Bloom (tres veces), por el reverendo Mr. Gilmer Johnston, Ldo. en Letras, solo, en<br />
la iglesia protestante de Saint Nicholas Without, Coombe, por <strong>James</strong> O'Connor,<br />
Philip Gilligan y <strong>James</strong> Fitzpatrick, juntos, bajo un caño en la aldea de Swords, y<br />
por el reverendo Charles Malone, Coadjutor, en la iglesia de Three Patrons,<br />
Rathgar. Stephen (una vez) por el reverendo Charles Malone, Coadjutor, solo, en la<br />
iglesia de Three Patrons, Rathgar.<br />
¿Descubrieron que sus carreras educativas eran similares?<br />
Reemplazando a Stephen por Bloom Stoom habría pasado sucesivamente por una<br />
escuela primaria y por la secundaria. Reemplazando a Bloom por Stephen Blephen<br />
habría pasado sucesivamente por la preescolar, primaria, media, y los cursos del<br />
preuniversitario y por el examen de ingreso, los cursos de licenciatura en<br />
humanidades, primero de humanidades y segundo de humanidades de la Royal<br />
University.<br />
¿Por qué se abstuvo Bloom de mencionar que él había asistido a la universidad de la<br />
vida?<br />
A causa de su incertidumbre fluctuante sobre si esta observación había o no había<br />
sido ya hecha por él a Stephen o por Stephen a él.<br />
¿Qué dos temperamentos representaban ellos individualmente?<br />
El científico. El artístico.<br />
¿Qué pruebas aducía Bloom para demostrar que su inclinación iba por la ciencia<br />
aplicada, más que por la teórica?
812<br />
Algunos posibles inventos en los que había cogitado estando 7 reclinado en estado<br />
de repleción supina para ayudar la digestión, estimulado por su apreciación de la<br />
importancia de inventos ahora normales pero antaño revolucionarios, por ejemplo,<br />
el paracaídas aeronáutico, el telescopio reflectante, el sacacorchos de espiral, el<br />
imperdible, el sifón de agua mineral, la esclusa de canal con mecanismo de desagüe,<br />
la bomba de succión.<br />
¿Se pretendía principalmente que estos inventos mejoraran el programa de jardín de<br />
infancia?<br />
Sí, dejando obsoletas las pistolas de aire comprimido, las vejigas elásticas, los<br />
juegos de azar, los tiragomas. Constaban de caleidoscopios astronómicos que<br />
desplegaban las doce constelaciones del zodíaco desde Aries a Pisas, planetarios<br />
mecanicos en miniatura, losanges aritméticos de gelatina, galletas geométricas que<br />
se correspondan con (galletas) zoológicas, globos terráqueos como pelotas para<br />
jugar, muñecas con vestidos de época.<br />
¿Qué le estimulaba también en sus cogitaciones?<br />
El éxito económico logrado por Ephraim Marks y Charles A. <strong>James</strong>, el primero por<br />
su bazar todo a un penique en George Street South, 42, el segundo en su tienda de a<br />
6 1 /z peniques y en su bazar universal de artículos de fantasía y la exposición de<br />
figuras de cera en Henry Street, 30, entrada 2 peniques, niños 1 penique: y las<br />
posibilidades infinitas hasta ahora no explotadas del arte moderno de la publicidad<br />
si se condensara en símbolos triliterales monoideales, verticalmente de máxima<br />
visibilidad (adivinada), horizontalmente de máxima legibilidad (descifrada) y de<br />
eficacia magnética para llamar involuntanamente la atención, para interesar, para<br />
convencer, para decidir.<br />
¿Un buen ejemplo?
813<br />
K 11. Casa Kino 11/- chelines Pantalones.<br />
Casa de las Llaves. Alexander J. Yaves.<br />
¿Un mal ejemplo?<br />
Observe esta larga candela. Calcule cuánto tiempo tardará en apagarse y recibirá<br />
gratis 1 par de nuestras botas especiales de cuero legítimo, con garantía de 1 candela<br />
de potencia. Dirección: Barclay and Cook, Talbot Street, 18.<br />
Matabacil (Insecticida en polvo).<br />
Lomejor (Betún).<br />
Loprecisa (Navaja combinada de doble filo con sacacorchos, lima de uñas y<br />
limpiapipas.<br />
¿Un ejemplo horroroso?<br />
¿Qué es el hogar sin Fiambre en Pote Ciruelo?<br />
Incompleto.<br />
Con Ciruelo de felicidad repleto.<br />
Manufacturado por George Plumtree, Merchants' Quay, 23, Dublín, envasada en<br />
tarros de 4 onzas, y anunciado en el periódico por el Concejal Joseph P. Nannetti,<br />
Miembro del Parlamento por el distrito de Rotunda, Hardwicke Street, 19, debajo de<br />
las necrológicas y aniversarios de fallecimientos. El nombre en la etiqueta es<br />
Ciruelo. Un ciruelo en un tarro de carne, marca registrada. Cuidado con las<br />
imitaciones. Cilubre. Potelo. Filambre. Loruela.<br />
¿Qué ejemplo adujo para inducir a Stephen a deducir que la originalidad, aunque<br />
produce su propia compensación, no conduce invariablemente al éxito?<br />
Su propio proyecto ideado y rechazado de un carro-escaparate iluminado, tirado por<br />
una bestia de carga, en el que dos chicas vestidas atractivamente habrían de ir<br />
ocupadas en escribir.
814<br />
¿Qué evocada escena fue después elaborada por Stephen?<br />
Hotel solitario en un desfiladero de montaña. Otoño. Crepúsculo. Fuego encendido.<br />
En ángulo oscuro un joven sentado. Una joven entra. Agitada. Solitaria. Se sienta.<br />
Va hacia la ventana. Permanece de pie. Se sienta. Crepúsculo. Piensa. En papel de<br />
hotel solitario escribe. Piensa. Escribe. Suspira. Ruedas de carruaje y cascos de<br />
caballos. Sale corriendo. Él aparece desde el ángulo obscuro. Coge el papel<br />
solitario. Se lo lleva hacia el fuego. Crepúsculo. Lee. Solitario.<br />
¿Qué?<br />
Con letra inglesa, española y romanilla: Hotel Queen, Hotel Queen, Hotel Queen.<br />
Hotel Que ...<br />
¿Que evocada escena fue después reelaborada por Bloom?<br />
El Hotel Queen, Ennis, en el condado de Clare, donde Rudolph Bloom (Rudolph<br />
Virag).munó la noche del 27 de junio de 1886, a hora no determinada, como<br />
consecuencia de una sobredosis de anapelo (acónito) autoadministrado en la forma<br />
de linimento neurálgico compuesto por 2 partes de linimento de acónito y 1 de<br />
linimento de cloroformo (comprado por él a las 10:20 de la mañana del 27 de junio<br />
de 1886 en la botica de Francis Dennehy, en Church Street, 17, Ennis) después de<br />
haber, aunque no como consecuencia de haber, comprado a las 3:15 de la tarde del<br />
27 de junio de 1886 un sombrero de paja canotié, muy elegante (después de haber,<br />
aunque no como consecuencia de haber, comprado a la hora y en el lugar antes<br />
mencionados, el tóxico antes mencionado), en los almacenes de tejidos de <strong>James</strong><br />
Cullen, en Main Street, 4, Ennis.<br />
¿Atribuyó esta homonimidad a la información o a la coincidencia o a la intuición?
815<br />
A la coincidencia.<br />
¿Le trazó a su invitado la escena verbalmente para que la viera?<br />
Él por su parte prefería ver la cara de otro y escuchar las palabras de otro a través de<br />
las cuales tomaba cuerpo la narración y se liberaba el temperamento cinético.<br />
¿Vio sólo una segunda coincidencia en la segunda escena que le fue narrada,<br />
descrita por el narrador como Visión de Palestina desde el Pisgá o La parábola de<br />
las ciruelas?<br />
Ésa, junto con la escena precedente y con otras no narradas pero existentes por<br />
implicación, a las que habría que añadir ensayos sobre diferentes cuestiones o<br />
apotegmas morales (v. gr. Mi béroefavorito o La procrastinación roba tiempo)<br />
compuesta en los años de estudiante, le parecía a él que contenía en sí misma y en<br />
conjunción con la ecuación personal ciertas posibilidades de éxito económico,<br />
social, personal y sexual, bien especialmente coleccionadas y seleccionadas como<br />
temas modélicos pedagógicos (de ciento por ciento de mérito) para uso de<br />
estudiantes en la preescolar y primaria o bien aportadas en forma impresa, siguiendo<br />
los precedentes de Milip Beaufoy o del Doctor Dick o Estudios en azul de Heblon,<br />
para una publicación de circulación y de solvencia garantizadas o empleadas<br />
verbalmente como estímulo intelectual para oyentes interesados, tácitamente<br />
sensibles a la buena narrativa y confiadamente augurales de buenos logros, durante<br />
las noches cada vez más largas que gradualmente siguen al solsticio de verano<br />
pasado mañana no al otro tampoco sino al otro, es decir, el martes, 21 de junio (San<br />
Luis Gonzaga), salida del sol a las 3:33 a.m., puesta a las 8:29 p.m.<br />
¿Qué problema doméstico ocupaba tanto si no más que otro s frecuentemente su<br />
mente?<br />
Qué hacer con nuestras esposas.
816<br />
¿Cuáles habían sido sus hipotéticas soluciones singulares?<br />
Juegos de sociedad (el dominó, el halma, la pulga, los palos, el bilboquete, las cartas<br />
napolitanas, spoil five, la báciga, las veinticinco, la guerrilla de naipes, las damas, el<br />
ajedrez o el chaquete): bordado, zurcido o punto para los amigos de los niños<br />
protegidos de la policía: dúos musicales, mandolina y guitarra, piano y flauta,<br />
guitarra y piano: copia de legajos o de direcciones en sobres: visitas bisemanales a<br />
diversos entretenimientos: actividades comerciales como señora propietaria<br />
agradablemente dominante y complacientemente obedecida en una lechería fresca o<br />
tibio cigarro puro en fumadero: la satisfacción clandestina de la irritación erótica en<br />
burdeles masculinos, inspeccionados por el estado y médicamente controlados:<br />
visitas sociales, a intervalos impedidos regulares e infrecuentes y con supervisión<br />
preventiva regular y frecuente, a amistades femeninas de respetabilidad reconocida<br />
en el vecindario y visitas de las mismas: cursos de educación noctuma<br />
especialmente concebidos para hacer la educación liberal agradable.<br />
¿Qué ejemplos de desarrollo mental deficiente en su mujer le inclinaban en favor de<br />
la solución última mencionada (la novena)?<br />
En momentos desocupados había rellenado ella más de una vez una hoja de papel<br />
con signos y jeroglíficos que aseguraba eran caracteres griegos e irlandeses y<br />
hebreos. Había interrogado constantemente a distintos intervalos sobre la forma<br />
correcta de escribir la inicial mayúscula del nombre de una ciudad de Canadá,<br />
Quebec. Entendía poco de complicaciones políticas, intemas, o del equilibrio de<br />
poderes, externos. Al calcular las sumas en las facturas frecuentemente tenía que<br />
recurrir a la ayuda digital. Tras la terminación de lacónicas composiciones<br />
epistolares abandonaba el implemento de la caligrafia en el pigmento encáustico,<br />
expuesto a la acción corrosiva de la caparrosa verde, el vitnolo verde y de la agalla.<br />
Los polisílabos raros de origen extranjero los interpretaba ella fonéticamente o por
817<br />
falsa analogía o por ambas cosas: metempsicosis (meten si acaso), alias (una<br />
persona mendaz mencionada en las sagradas escrituras).<br />
¿Qué compensaba en la balanza falsa de la inteligencia de ella estas y semejantes<br />
deficiencias de juicio concemientes a personas, lugares y cosas?<br />
El falso paralelismo aparente de todos los brazos perpendiculares de todas las<br />
balanzas, demostrados fiables por construcción. El contrapeso de su capacidad de<br />
juicio concerniente a una persona, demostrada fiable por experimentación.<br />
¿Cómo había intentado él remediar este estado de relativa ignorancia?<br />
De diversas maneras. Dejando en un lugar conspicuo cierto libro abierto por cierta<br />
página: presuponiendo en ella, al aludir aclaratoriamente, un conocimiento latente:<br />
ridiculizando abiertamente en su presencia el lapso ignorante de alguna persona<br />
ausente.<br />
¿Con qué éxito había él intentado la educación directa?<br />
Ella no entendía todo, una parte del todo, prestaba atención con interés, comprendía<br />
con asombro, con cuidado repetía, con mayor dificultad recordaba, olvidaba con<br />
facilidad, con recelo volvía a recordar, volvía a repetir con el error.<br />
¿Qué sistema había resultado más efectivo?<br />
La sugerencia indirecta implicando interés propio.<br />
¿Ejemplo?<br />
A ella le fastidiaba el paraguas con la lluvia, a él le gustaba la mujer con paraguas, a<br />
ella le fastidiaba un sombrero nuevo con la lluvia, a él le gustaba la mujer con
818<br />
sombrero nuevo, él compró un sombrero nuevo con la lluvia, ella llevó el paraguas<br />
con el sombrero nuevo.<br />
¿Aceptando la analogía implícita en la parábola de su invitado, qué ejemplos de<br />
eminencia postexilar adujo?<br />
Tres rastreadores de la verdad pura, Moisés de Egipto, Moisés Maimónides, autor<br />
de More Nebukim (Guía del perplejo), y Moisés Mendelssohn de semejante<br />
eminencia que desde Moisés (de Egipto) hasta Moisés (Mendelssohn) no apareció<br />
nadie como Moisés (Maimónides).<br />
¿Qué afirmación fue hecha, salvo error u omisión por Bloom en relación con un<br />
cuarto rastreador de la verdad pura, por nombre Aristóteles, mencionado, con<br />
permiso, por Stephen?<br />
Que el rastreador mencionado había sido discípulo de un filósofo rabino, de nombre<br />
indeterminado.<br />
¿Fueron mencionados otros ilustres hijos apócrifos de la ley e hijos de una raza<br />
escogida o rechazada?<br />
Félix Bartholdy Mendelssohn (compositor), Baruch Spinoza (filósofo), Mendoza<br />
(boxeador), Ferdinand Lassalle (reformador, duelista).<br />
¿Qué fragmentos de poemas de las antiguas lenguas hebrea e irlandesa fueron<br />
citados con modulación de la voz y traducción de los textos por el invitado al<br />
anfitrión y por el anfitrión al invitado?<br />
Por Stephen: suil sui ¿ suil arun, suilgo siocair agus suilgo curo (anda, anda, anda<br />
tu camino, anda con seguridad, anda con cuidado).
819<br />
Por Bloom: kifeloch, harimon rakat jch m bbaad fzamat~ch (tus sienes entre tus<br />
cabellos son como rajas de granada).<br />
¿Cómo se hizo la comparación glíptica de los símbolos fónicos de ambas lenguas en<br />
justificación de la comparación oral?<br />
Por yuxtaposición. En la penúltima guarda de un libro de inferior calidad literaria,<br />
intitulado Delicias del pecado mostrado por Bloom y en tal manera manipulado que<br />
su cubierta estaba en contacto con la superficie de la mesa) con un lápiz (suministra-<br />
do por Stephen) Stephen escribió los caracteres irlandeses de ge, e, de, eme, simples<br />
y modificados, y Bloom por su parte escribió los caracteres hebreos ghimel, aleph,<br />
daleth y (a falta de mem) una koph sustituida, explicando su valor aritmético como<br />
números ordinales y cardinales, es decir 3, 1, 4, y 100.<br />
¿Era el conocimiento poseído por cada uno de ellos de estas lenguas, la extinta y la<br />
restablecida, teórico o práctico?<br />
Teórico, estando circunscrito a ciertas reglas gramaticales de los accidentes y de la<br />
sintaxis y excluyendo prácticamente el vocabulario.<br />
¿Qué puntos en común existían entre estas lenguas y entre las gentes que las<br />
hablaban?<br />
La presencia de sonidos guturales, aspiraciones diacríticas, letras epentéticas y<br />
auxiliares en ambas lenguas: su antigüedad, habiendo sido enseñadas ambas en la<br />
llanura de Shinar 242 años después del diluvio en el seminario instituido por Fenius<br />
Farsaigh, descendiente de Noé, progenitor de Israel, y ascendiente de Heber y<br />
Heremon, progenitores de Irlanda: sus literaturas arqueológicas, genealógicas,<br />
hagiográficas, exegéticas, homiléticas, toponomásticas, históricas y religiosas<br />
constando de las obras de rabíes y anacoretas, la Tora, el Talmud (la Mischna y la<br />
Gemara), la Masora, el Pentateuco, el Libro de Dun Cow, el Libro de Ballymote, la<br />
Antología de Howth, el Libro de Kefs: su dispersión, persecución, supervivencia y
820<br />
restablecimiento: el aislamiento de sus ritos sinagógico y eclesiástico en el gueto<br />
(Saint Mary's Abbey) y en casas donde celebrar la misa (taberna de Adam and Eve):<br />
la proscripción de sus costumbres nacionales por leyes penales y edictos sobre la<br />
vestimenta judía: la restauración en Canaán de David de Sión y la posibilidad de la<br />
autonomía política de Irlanda o transmisión de poderes.<br />
¿Qué himno cantó Bloom parcialmente en anticipación de esa consumación<br />
múltiple étnicamente irreductible?<br />
Kolod balejwaw pnimah<br />
Nefesch, jehudi, homijah.<br />
¿Por qué se detuvo el cántico a la conclusión de este primer dístico?<br />
Como consecuencia de una mnemotecnia deficiente.<br />
¿Cómo compensó el cantor esta deficiencia?<br />
Con una versión perifrástica del texto general.<br />
¿En qué estudio común confluían sus reflexiones mutuas?<br />
La progresiva simplificación perceptible ya desde los jeroglíficos egipcios<br />
epigráficos hasta los alfabetos griegos y romanos y la anticipación de los modernos<br />
códigos estenográficos y telegráficos en las inscripciones cuneiformes (semíticas) y<br />
en la escritura virgular quincuanérvea ogham (céltica).<br />
¿Accedió el invitado a la petición de su anfitrión?<br />
Doblemente, al estampar su firma en caracteres irlandeses y romanos.
821<br />
¿Cuál era la sensación auditiva de Stephen?<br />
Oyó en profunda y antigua melodía desconocida de hombre la acumulación del<br />
pasado.<br />
¿Cuál era la sensación visual de Bloom?<br />
Vio en una ardiente y joven figura conocida de hombre la predestinación de un<br />
futuro.<br />
¿Cuáles eran las cuasisensaciones volicionales cuasisimultáneas de Stephen y<br />
Bloom de identidades encubiertas?<br />
Visualmente, las de Stephen: la figura tradicional de hipóstasis, trazada por<br />
Johannes Damascenus, Lentulus Romanus y Epiphamus Monachus como<br />
leucodérmica, sesquipedal con cabellos vinoscuros.<br />
Auditivamente, las de Bloom: el acento tradicional del éxtasis de la catástrofe.<br />
¿Qué carreras futuras habían sido posibles para Bloom en el pasado y con qué<br />
modelos?<br />
En la iglesia, católica, anglicana o no confonnista: modelos, el muy reverendo John<br />
Conmee S J., el reverendo T. Salmon, Doctor en Teología, jefe de estudios del<br />
Trinity College, el Doctor Alexander j. Dowie. En la abogacía, inglesa o irlandesa:<br />
modelos, Seymour Bushe, procurador de la corona, Rufas Isaacs, procurador de la<br />
corona. En teatro, moderno o shakespeanano: modelos, Charles Wyndham,<br />
comediante de categoría, Osmond Tearle (t 1901), intérprete de Shakespeare.<br />
¿Alentó el anfitrión a su invitado a cantar en una voz modulada una extraña leyenda<br />
sobre un tema común?
822<br />
Confiadamente, su posición, donde nadie podía oírles hablar, siendo apartada,<br />
confiado, los brebajes decocidos, dejando margen para el sedimento subsólido<br />
residual de una mezcla mecánica, agua más azúcar más leche cremada más cacao,<br />
habiendo sido consumidos.<br />
Recitad la primera (mayor) parte de esta leyenda cantada.<br />
Harry Hughesy todos sus amigos<br />
a jugar a la pelota salieron<br />
para sus nuevas botas estrenar.<br />
La primera pelota que Hany Hughes tiró<br />
al jardín del judío cayó.<br />
Y la segunda pelota que Harryy Hughes tiró<br />
el cristal deljudío rompió.<br />
¿Cómo recibió el hijo de Rudolph esta primera parte?<br />
Con sentimientos no confusos. Sonriendo, siendo judío, oyó con placer y contempló<br />
la ventana de la cocina intacta.
823<br />
Recitad la segunda parte (menor) de la leyenda.<br />
La hija del judio llegó<br />
de verde vestida.<br />
«Vuelve, vuelve, pequeño IEndo, otra vez a jugar,<br />
que ya es la anochecida.»<br />
Niña no puedo otra vez jugar<br />
sin amigos estar.<br />
Si el maestro supiera que contigo me quedo<br />
diría que es inmoral.<br />
La niña su mano cogió<br />
de lila era el color.<br />
Y hasta su cuarto, mudoy apartado, lo llevó<br />
donde la voz no se oyera.<br />
Del bolsillo un puñal sacó<br />
y su cabeza cortó.<br />
Nunca más Hany Hughes a la pelota jugará<br />
y entre flores yacerá.<br />
¿Cómo recibió el padre de Millicent esta segunda parte?
824<br />
Con sentimientos confusos. Serio, oyó y contempló con asombro a la hija de un<br />
judío, toda vestida de verde.<br />
Condensad el comentario de Stephen.<br />
Uno de entre todos, el último de todos, es la víctima predestinada. Una vez por<br />
inadvertencia, dos veces con premeditación se enfrenta a su destino. Sucede cuando<br />
se halla abandonado y a él se enfrenta reticente y, como aparición de esperanza y<br />
juventud, le sujeta sin que éste ofrezca resistencia. Le lleva a una morada<br />
desconocida, a un secreto aposento infiel, y allí, implacable, le inmola, consentidor.<br />
¿Por qué estaba el anfitrión (víctima predestinada) triste?<br />
Él quería que el relato de un hecho fuera contado de un hecho no ejecutado por él<br />
que no fuera contado por él.<br />
¿Por qué estaba el anfitrión (reticente, sin ofrecer resistencia) apagado?<br />
En consonancia con la ley de la conservación de la energía.<br />
¿Por qué estaba el anfitrión (infiel secreto) callado?<br />
Calculaba las posibles evidencias a favor y en contra del asesinato ritual: las<br />
incitaciones de la jerarquía, la superstición del populacho, la propagación de<br />
rumores en fracciones continuas de veracidad, la envidia a la opulencia, la<br />
influencia de la venganza, la reaparición esporádica de la delincuencia atá vica, las<br />
circunstancias atenuantes del fanatismo, la sugestión hipnótica y el sonambulismo.<br />
¿De cuál (si de alguno) de estos desórdenes mentales y fisicos no estaba totalmente<br />
inmune?
825<br />
De la sugestión hipnótica: una vez, al despertarse, no había reconocido el aposento<br />
donde dormía: más de una vez, al despertarse, había sido incapaz durante un tiempo<br />
indefinido de moverse o de emitir sonidos. De sonambulismo: una vez, mientras<br />
dormía, su cuerpo se levantó, se agazapó y se arrastró en dirección a un fuego sin<br />
lumbre y, habiendo alcanzado su destino, allí, acurrucado, sin lumbre había estado<br />
echado en pijama, durmiendo.<br />
¿Habíase declarado este último fenómeno o cualquier otro similar en algún<br />
miembro de su familia?<br />
Dos veces, en Holles Street y en Ontario Terrace, su hija Millicent (Milly) a la edad<br />
de 6 y 8 años había proferido en sueños una exclamación de terror y había replicado<br />
a las interpelaciones de dos figuras en pijama con muda y vaga expresión.<br />
¿Qué otros recuerdos infantiles tenía él de ella?<br />
15 de junio de 1889. Una gemebunda criatura hembra recién nacida llorando hasta<br />
provocar y reducir la congestión. Una pequeña redesignada Andarín Calcetín le<br />
zurró una sacudida a la alcancía: contaba sus tres botones sueltos como calderilla de<br />
peniques, uno, dios, tles: un muñeco, niño, marinero despreció: blonda, nacida de<br />
dos oscuros, tenía ascendencia blonda, remota, una violación, Herr Hauptmann<br />
Hainau, ejército austriaco, próxima, una alucinación, el teniente Mulvey, armada<br />
británica.<br />
¿Qué características endémicas estaban presentes?<br />
A la inversa la formación nasal y frontal provenía en línea directa de linaje que,<br />
aunque interrumpida, continuaría de intervalos espaciados a más espaciados<br />
intervalos hasta los más espaciados intervalos.<br />
¿Qué recuerdos tenía él de la adolescencia de ella?
826<br />
Ella relegó su aro y comba a un escondrijo. En Duke's Lawn, instada por un turista<br />
inglés, declinó permitirle sacar y llevarse su retrato fotográfico (objeción no<br />
consignada). En la Ronda Sur en compañía de Elsa Potter, seguidas por un indi-<br />
viduo de siniestro aspecto, se fue calle abajo hasta la mitad de Stamer Street y<br />
bruscamente dio la vuelta (razón del cambio no consignada). En la víspera del 15. °<br />
aniversario de su nacimiento escribió una carta desde Mullingar, condado de<br />
Westmeath, aludiendo de pasada a un estudiante del lugar (facultad y año no<br />
consignados).<br />
¿Le afligió esa primera división, que auguraba una segunda división?<br />
Menos de lo que imaginaba, más de lo que esperaba.<br />
¿Qué segunda despedida simultáneamente fue percibida por él de manera similar,<br />
aunque de modo diferente?<br />
Una despedida transitoria de su gata.<br />
¿Por qué de manera similar, por qué de modo diferente?<br />
De manera similar, por impulsos de una secreta intención de búsqueda de un nuevo<br />
macho (estudiante de Mullingar) o de una hierba curativa (la valeriana). De modo<br />
diferente, por diferentes y posibles regresos a los habitantes o a la morada.<br />
¿En otros aspectos eran sus diferencias similares?<br />
En la pasividad, en la economía, en el instinto de tradición, en la imprevisibilidad.<br />
¿Como cuándo?
827<br />
En la medida en que cuando se inclinaba se cogía el cabello blondo para que él se lo<br />
encintara (cfr. la gata arqueando el cuello). Por otra parte, en la lisa superficie del<br />
lago de Stephen's Green entre reflejos invertidos de árboles su salivazo no<br />
explicado, que describió círculos concéntricos de virolas de agua, señaló por la<br />
constancia de su permanencia la posición de un somnoliento pez prosternado (cfr. la<br />
gata acechando ratón). Otra vez, con el fin de recordar la fecha, los combatientes,<br />
efectos y consecuencias de un famoso encuentro militar ella se tiraba de una trenza<br />
del pelo (cfr. la gata lamiéndose la oreja). Asimismo, tontuela Milly, había soñado<br />
haber tenido una muda conversación olvidada con un caballo de nombre Joseph a<br />
quien (al que) le había ofrecido un vaso de limonada que él Qoseph) aparentemente<br />
había aceptado (cfr. la gata soñando junto a la chimenea). Por lo tanto, en la<br />
pasividad, en la economía, en el instinto de tradición, en la imprevisibilidad, sus<br />
diferencias eran similares.<br />
¿En qué sentido había él utilizado los regalos 1) de un búho, 2) de un reloj, donados<br />
como augurios matrimoniales, para atraerla e instruirla?<br />
Como lecciones objetivo para explicar: 1) la naturaleza y hábitos de los animales<br />
ovíparos, la posibilidad del vuelo aéreo, algunas anormalidades de la vista, el<br />
proceso secular de embalsamamiento: 2) el principio del péndulo, ejemplificado en<br />
la lenteja, en la rueda dentada y el regulador, la traducción en términos de<br />
regulación humana y social de las distintas posiciones de los indicadores movibles<br />
en el sentido de las agujas del reloj en una esfera inmóvil, la exactitud de la recu-<br />
rrencia por hora de un instante en cada hora cuando el indicador largo y el corto<br />
están en el mismo ángulo de inclinación, videlicet, 5 5 /11 minutos pasada cada hora<br />
por hora en progresión aritmética.<br />
¿De qué manera correspondió ella?<br />
Ella recordaba: el día del 27.° aniversario de su nacimiento ella le regaló una taza de<br />
desayuno con bigotera de falsa porcelana Crown Derby. Tomaba sus precauciones:
828<br />
a primeros de trimestre o cerca suponiendo o cuando las compras las había hecho él<br />
no para ella se mostraba ella interesada en sus necesidades, adelantándose a sus<br />
deseos. Admiraba: habiéndole explicado él a ella un fenómeno natural<br />
inmediatamente expresaba ella el deseo de poseer sin adquisición gradual una<br />
fracción de su sabiduría, la mitad, la cuarta parte, una milésima parte.<br />
¿Qué propuesta hizo Bloom, diámbulo, padre de Milly, sonámbula, a Stephen,<br />
noctámbulo?<br />
Pasar descansando las horas intermedias entre el jueves (exacto) y el viernes<br />
(normal) en improvisado cubículo en el aposento justamente encima de la cocina y<br />
justamente adyacente al aposento de dormir de su anfitrión y anfitriona.<br />
¿Qué distintas ventajas habrían o podrían haber resultado de la prolongación de una<br />
tal improvisación?<br />
Para el invitado: la seguridad en el domicilio y la reclusión en el estudio. Para el<br />
anfitrión: el rejuvenecimiento de la inteligencia, la satisfacción indirecta. Para la<br />
anfitriona: la desintegración de una obsesión, la adquisición de una correcta pro-<br />
nunciación del italiano.<br />
¿Por qué no necesariamente excluyen o pueden quedar excluidas estas distintas<br />
contingencias provisionales entre un invitado y una anfitriona a causa de una<br />
permanente eventualidad de reconciliadora unión entre un colegial y la hija de un<br />
judío?<br />
Porque el camino a la hija es por la madre, el camino a la madre por la hija.<br />
¿A qué inconsecuente pregunta polisilábica de su anfitrión contestó el invitado con<br />
una monosilábica respuesta negativa?
829<br />
Si había conocido a la difunta Mrs. Emily Sinico, muerta accidentalmente en la<br />
estación de ferrocarril de Sidney Parade, el 14 de octubre de 1903.<br />
¿Qué incoativa declaración corolana fue consecuentemente suprimida por el<br />
anfitrión?<br />
Una declaración explicativa de su ausencia con motivo del entierro de Mrs. Mary<br />
Dedalus (de nacimiento Goulding), el 26 de junio de 1903, vigilia del aniversario de<br />
la defunción de Rudolph Bloom (de nacimiento Virag).<br />
¿Fue aceptada la propuesta de asilo?<br />
Inmediatamente, inexplicablemente, con amabilidad, con agradecimiento fue<br />
rehusada.<br />
¿Qué intercambio de dinero tuvo lugar entre anfitrión e invitado?<br />
El primero devolvió al segundo, sin intereses, una suma de dinero (£ 1-7-0), una<br />
libra esterlina y siete chelines, anticipada por el segundo al primero.<br />
¿Qué contrapropuestas fueron alternativamente anticipadas, aceptadas, modificadas,<br />
rehusadas, replanteadas en otros términos, reaceptadas, ratificadas, reconfirmadas?<br />
Inaugurar un curso preparado de antemano de enseñanza del italiano, lugar la<br />
residencia de la alumna. Inaugurar un curso de enseñanza vocal, lugar la residencia<br />
de la instructora. Inaugurar una serie de diálogos intelectuales estáticos, se-<br />
miestáticos y peripatéticos, lugares la residencia de ambos hablantes (si ambos<br />
hablantes fueran residentes en el mismo lugar), el hotel y la taberna Ship, en Lower<br />
Abbey Street, 6 (W. y E. Connery, propietarios), la Biblioteca Nacional de Irlanda,<br />
en Kildare Street, 10, el Hospital Nacional de Maternidad, en Holles Street, 29, 30 y<br />
31, un jardín público, las inmediaciones de un lugar de culto, la conjunción de dos o
830<br />
más vías públicas, el punto de bisección de una línea recta trazada entre sus<br />
domicilios (si ambos hablantes fueran residentes en diferentes lugares).<br />
¿Qué hacía problemática para Bloom la realización de estas mutuamente<br />
autoexcluyentes proposiciones?<br />
La irreparabilidad del pasado: una vez en una actuación del circo de Albert Hengler<br />
en la Rotunda, Rutland Square, Dublín, un intuitivo payaso de colores<br />
entremezclados a la bús- 1 queda de paternidad había salido de la pista hasta un<br />
lugar en el graderío donde Bloom, solitario, se encontraba sentado y había<br />
abiertamente declarado ante un regocijado público que él (Bloom) era su papá (el<br />
del payaso). La imprevisibihdad del futuro: una vez en el verano de 1898 él<br />
(Bloom) había marcado un florín (2/-) con tres muescas en el borde acordonado y lo<br />
había ofrecido en pago de una cuenta debida y recibida de J. y T. Davy,<br />
ultramarinos a domicilio, en Charlemont Mall, 1, Grand Canal, para circular en las<br />
aguas de las finanzas públicas, para una posible, indirecta o directa, restitución.<br />
¿Era el payaso hijo de Bloom?<br />
No.<br />
¿Le había sido restituida su moneda a Bloom?<br />
Jamás.<br />
¿Por qué un fracaso recurrente habría de deprimirle aún más?<br />
Porque en el momento crucial de la existencia humana él quería corregir muchas de<br />
las circunstancias humanas, resultado de la desigualdad y de la avaricia y de la<br />
animosidad internacional. ¿Creía él entonces que la vida humana era infinitamente<br />
perfectible, eliminando esas circunstancias?
831<br />
Quedaban las circunstancias genéricas impuestas por las leyes naturales, a<br />
diferencia de las leyes humanas, como partes integrantes del conjunto humano: la<br />
necesidad de destrucción para procurarse la sustancia alimenticia: el carácter<br />
doloroso de las últimas funciones de la existencia personal, las agonías al nacer y al<br />
morir: la monótona menstruación de las hembras símicas y (especialmente) de las<br />
humanas que se prolonga desde la pubertad hasta la menopausia: los inevitables<br />
accidentes en el mar, en las minas y en las fábricas: algunas enfermedades<br />
particularmente dolorosas y consiguientes operaciones quirúrgicas, la locura innata<br />
y la criminalidad congénita, las epidemias diezmadoras: los cataclismos<br />
catastróficos que convierten el terror en el fundamento de la mentalidad humana: los<br />
levantamientos sísmicos cuyos epicentros se localizan en regiones densamente<br />
pobladas: el hecho del crecimiento vital, pasando por convulsiones de<br />
metamorfosis, desde la infancia pasando por la madurez hasta el deterioro.<br />
¿Por qué dejó de especular?<br />
Porque era una empresa para una inteligencia superior el sustituir y poner en lugar<br />
de los fenómenos menos aceptables que han de ser eliminados otros fenómenos más<br />
aceptables.<br />
¿Participó Stephen en su desaliento?<br />
Aseveró su significación como consciente animal racional que prosigue<br />
silogísticamente de lo conocido a lo desconocido y como consciente reactivo<br />
racional entre un micro y un macrocosmos ineluctablemente edificados sobre la<br />
incertidumbre del vacío.<br />
¿Fue entendida esta aseveración por Bloom?<br />
No literalmente. Sustancialmente.
832<br />
¿Qué confortó su equivocación?<br />
Que como competente ciudadano sin llaves había proseguido enérgicamente de lo<br />
desconocido a lo conocido a través de la incertidumbre del vacío.<br />
¿En qué orden de precedencia, con qué ceremonia concomitante se produjo el éxodo<br />
desde la casa de servidumbre a la soledad de habitación?<br />
Vela encendida en palmatoria<br />
llevada por<br />
Sombrero diaconal sobre vara de fresno<br />
llevados por<br />
BLOOM<br />
STEPHEN<br />
¿Con qué entonación secreto de qué salmo commemorativo?<br />
El 113, modus peregrinus: In exitu Israel de Egypto: domus Jacob de populo<br />
barbaro.<br />
¿Qué hizo cada uno de ellos en la puerta de emersión?<br />
Bloom puso la palmatoria en el suelo. Stephen se colocó el sombrero en la cabeza.<br />
¿Para qué criatura era la puerta de emersión una puerta de accesión?<br />
Para un gato.
833<br />
¿Qué espectáculo presenciaron cuando, primero el anfitrión, después el invitado,<br />
emergieron silenciosamente, doblemente en las sombras, desde la oscuridad por un<br />
pasadizo desde la parte de atrás de la casa hasta la penumbra del jardín?<br />
El árbol del cielo adomado con el finto húmedo azulnoche.<br />
¿Con qué meditaciones acompañó Bloom su testimonio a su acompañante acerca de<br />
las distintas constelaciones?<br />
Meditaciones acerca de la evolución crecientemente más inmensa: acerca de la luna<br />
invisible en incipiente lunación, acercándose al perigeo: acerca de la infinitud<br />
celosial titilante incondensada de la Vía Láctea, discernible durante el día por un<br />
observador situado en la parte baja de un cañón vertical y cilíndrico de 5.000 pies de<br />
profundidad enterrado en dirección al centro de la tierra: acerca de Sirio (alfa en el<br />
Can Mayor) a 10 años luz de distancia (57.000.000.000.000 millas) y de un<br />
volumen 900 veces la dimensión de nuestro planeta: acerca de Arcturo: acerca de la<br />
precesión de los equinoccios: de Onón con su anillo y su sol séxtuple theta y su<br />
nebulosa en la que 100 de nuestros sistemas solares podrían contenerse: acerca de<br />
nuevas estrellas moribundas y nacientes como la nova de 1901: acerca de nuestro<br />
sistema que se precipita hacia la constelación de Hércules: del paralaje o<br />
desplazamiento paraláctico de las denominadas estrellas fijas, en realidad errantes<br />
por siempre vagando desde eones inconmensurablemente remotos a futuros<br />
infinitamente remotos en comparación con los cuales los años, setenta, que se<br />
asignan a la vida humana formaban un paréntesis de brevedad infinitesimal.<br />
¿Hubo meditaciones anversas acerca de una involución crecientemente menos<br />
inmensa?<br />
Acerca de los eones de los periodos geológicos grabados en las estratificaciones de<br />
la tierra: acerca de miríadas de diminutas y entomológicas existencias orgánicas
834<br />
escondidas en cavidades de la tierra, bajo piedras removibles, en colmenas y<br />
túmulos, de microbios, gérmenes, bacterias, bacilos, espermatozoos: acerca de los<br />
incalculables trillones de billones de millones de imperceptibles moléculas<br />
contenidas por cohesión de la afinidad molecular en la más mínima insignificancia:<br />
acerca del universo del suero humano constelado de cuerpos rojos y blancos, éstos a<br />
su vez universos de espacio vacío constelado de otros cuerpos, cada uno, en<br />
continuidad, su universo de cuerpos de componentes divisibles de los cuales cada<br />
uno a su vez era divisible en divisiones de cuerpos de componentes redivisibles,<br />
dividendos y divisores siempre disminuyendo sin división verdadera hasta que, si el<br />
proceso se siguiera lo suficiente, nunca jamás se alcanzaría el cero.<br />
¿Por qué no elaboró estos cálculos hasta un resultado más preciso?<br />
Porque algunos años antes en 1886 cuando se encontraba ocupado con la cuadratura<br />
del círculo había sabido de la existencia de un número calculado hasta un relativo<br />
grado de exactitud que era de una tal magnitud y de un tan enorme espacio, por<br />
ejemplo, la 9. a potencia de la 9.a potencia de nueve, que, una vez obtenido el<br />
resultado, 33 volúmenes impresos con letra menuda de 1.000 páginas cada uno de<br />
innumerables cuadernillos y resmas de papel de China habrían de ser requisados<br />
para contener la relación completa de la totalidad impresa de sus unidades, decenas,<br />
centenas, millares, decenas de millar, centenas de millar, millones, decenas de<br />
millón, centenas de millón, billones, el núcleo de la nebulosa de cada dígito de cada<br />
serie conteniendo sucintamente la potencialidad de ser elevado a la máxima elabo-<br />
ración cinética de cualquier potencia de cualquiera de sus potencias.<br />
¿Hallaba los problemas de la habitabilidad de los planetas y de sus satélites por una<br />
raza, dada en especie, y de la posible redención social y moral de dicha raza por un<br />
redentor, más fáciles de solucionar?<br />
De una dificultad de distinto orden. Consciente de que el organismo humano,<br />
normalmente capaz de soportar una presión atmosférica de 19 toneladas, cuando es
835<br />
elevado a una considerable altitud en la atmósfera terrestre sufría en progresión<br />
aritmética de intensidad, a medida que se acercaba a la línea de demarcación entre<br />
la troposfera y estratosfera, de hemorragia nasal, trastornos respiratorios y vértigo,<br />
cuando se planteó la solución de este problema, él había calculado como hipótesis<br />
de trabajo que no podía ser demostrada imposible que una raza de seres más<br />
adaptable y construida anatómicamente diferente pudiera subsistir de otra manera<br />
bajo condiciones marcianas, mercunanas, venusinas, jupiterinas, satuminas,<br />
neptunianas o uranianas suficientes y equivalentes, aunque una humanidad apogéica<br />
de seres creada en distintas formas con diferencias finitas que resultara similar al<br />
conjunto y entre sí permanecería probablemente allí lo mismo que aquí inalterable e<br />
inalienablemente ligada a las vanidades, a las vanidades de vanidades y a todo lo<br />
que es vanidad.<br />
¿Y el problema de la posible redención?<br />
Lo menor quedaba probado con lo mayor.<br />
¿Qué otros rasgos distintos de las constelaciones fueron alternativamente<br />
considerados?<br />
Los distintos colores indicativos de los distintos grados de vitalidad (blanco,<br />
amarillo, carmesí, bermejo, cinabrio): sus grados de brillo: sus magnitudes<br />
manifestadas hasta e inclusive la 7. a : sus posiciones: el Cochero, el camino de<br />
Walsingham, el carro de David: los anillos anulares de Saturno: la condensación de<br />
nebulosas espirales en soles: las rotaciones interdependientes de soles dobles: los<br />
descubrimientos sincrónicos independientes de Galileo, Simón Manus, Piazzi, Le<br />
Verner, Herschel, Galle: las sistematizaciones acometidas por Bode y Kepler de los<br />
cubos de las distancias y los cuadrados de los tiempos de rotación: la casi infinita<br />
compresibilidad de los cometas hirsutos y de sus vastas elípticas egresivas y en-<br />
trantes órbitas desde el perihelio al afelio: el origen sideral de las piedras<br />
meteóricas: las inundaciones libias en Marte hacia el periodo del nacimiento del
836<br />
más reciente astroscopista celeste: la reaparición anual de lluvias meteóricas hacia<br />
el periodo de la fiesta de S. Lorenzo (mártir, 10 de agosto): la reaparición mensual<br />
conocida como luna nueva con la luna vieja en sus brazos: la postulada influencia<br />
de los cuerpos celestes en los humanos: la aparición de una estrella (de l. a magnitud)<br />
de excelso brillo que dominaba de noche y de día (un nuevo sol luminoso generado<br />
por la colisión y amalgamación en incandescencia de dos ex soles no luminosos)<br />
hacia el periodo del nacimiento de William Shakespeare sobre el delta de la<br />
constelación yacente que nunca se pone de Casiopea y de una estrella (de 2.'<br />
magnitud) de similar origen pero de menor brillo que había aparecido y<br />
desaparecido de la constelación de la Corona Septentrionahs hacia el periodo del<br />
nacimiento de Leopold Bloom y de otras estrellas de (presumiblemente) similar<br />
origen que habían (efectiva o presumiblemente) aparecido y desaparecido de la<br />
constelación de Andrómeda hacia el periodo del nacimiento de Stephen Dedalus, y<br />
en y de la constelación de Auriga algunos años después del nacimiento y muerte de<br />
Rudolph Bloom, hijo, y en y de otras constelaciones algunos años antes o después<br />
del nacimiento o muerte de otras personas: los fenómenos concomitantes de los<br />
eclipses, solar y lunar, de inmersión a emersión, disminución del viento,<br />
culminación de la sombra, taciturnidad de las criaturas aladas, emergencia de<br />
animales noctumales o crepusculares, persistencia de luz infemal, oscuridad de las<br />
aguas terrenales, palidez de los seres humanos.<br />
¿La conclusión lógica (la de Bloom), una vez considerado el 1 , asunto y<br />
concediendo un margen de error?<br />
Que no era un árbol del cielo, ni una gruta celeste, ni bestia celeste, ni hombre<br />
celeste. Que era una Utopía, puesto que no había método conocido desde lo<br />
conocido a lo desconocido: una infinitud convertible igualmente en finitud por la<br />
aposición hipotética de uno o más cuerpos igualmente de la misma y de diferentes<br />
magnitudes: una movilidad de formas ilusorias inmovilizadas en el espacio<br />
removilizadas en el aire: un pasado que posiblemente había dejado de existir como
837<br />
presente antes de que sus probables espectadores hubieran participado de su<br />
concreta existencia actual.<br />
¿Estaba él más convencido del valor estético del espectáculo?<br />
Indudablemente como resultado de los reiterados ejemplos de poetas en el delirio<br />
del arrebato de afecto o en el abatimiento del rechazamiento cuando invocan a las<br />
ardientes constelaciones favorables o a la frigidez del satélite de su planeta.<br />
¿Aceptaba pues como artículo de fe la teoría de las influen7o cias astrológicas en<br />
los desastres sublunares?<br />
Le parecían tan posibles de probar como de refutar y la nomenclatura empleada en<br />
sus cartas selenográficas tan atribuibles a una intuición verificable como a una<br />
analogía falaz: el lago de los sueños, el mar de las lluvias, el golfo del rocío, el<br />
océano de la fecundidad.<br />
¿Qué afinidades especiales le parecían a él que existían entre la luna y la mujer?<br />
Su antigüedad en anteceder y sobrevivir a sucesivas generaciones telúricas: su<br />
predominio nocturno: su dependencia o satélica: su reflejo luminar: su constancia en<br />
todas sus fases, cuando sale y cuando se pone a horas fijas, cuando crece y cuando<br />
mengua: la invariabilidad forzada de su aspecto: su respuesta indeterminada a la<br />
interrogación inafirmativa: su potencia sobre las aguas efluyentes y refluyentes: su<br />
poder para enamorar, para mortificar, para conferir belleza, para producir locura,<br />
para incitar y ayudar a delinquir: la tranquila inescrutabilidad de su semblante: la<br />
terribilidad de su aislada dominante implacable resplandeciente propincuidad: sus<br />
augurios de la tempestad y de la calma: el estímulo de su luz, de su moción y de su<br />
presencia: la admonición de sus cráteres, de sus mares áridos, de su silencio: su<br />
esplendor, cuando visible: su atracción, cuando invisible.
838<br />
¿Qué signo visible luminoso atrajo la mirada de Bloom, que atrajo la mirada de<br />
Stephen?<br />
En el segundo piso (parte trasera) de la casa (la de Bloom) la luz de una lámpara de<br />
petróleo con pantalla oblicua que se proyectaba en la pantalla de una persiana<br />
enrollable suministrada por Frank O'Hara, fabricante de persianas, barras de<br />
cortinas y estores giratorios, en Aungier Street, 16.<br />
¿Cómo dilucidó el misterio de una atractiva persona invisible, su mujer Marion<br />
(Molly) Bloom, revelada por un espléndido signo visible, una lámpara?<br />
Con alusiones verbales indirectas y directas o afirmaciones: con afecto sumiso y<br />
admiración: con descripción: con tartamudeo: con insinuación.<br />
¿Quedaron después los dos en silencio?<br />
En silencio, el uno contemplando al otro en ambos espejos de la carne recíproca de<br />
susdelnodéste rostrosiguales.<br />
¿Permanecieron indefinidamente inactivos?<br />
Por insinuación de Stephen, por instigación de Bloom los dos, primero Stephen,<br />
luego Bloom, orinaron en penumbra, sus flancos contiguos, sus órganos de micción<br />
recíprocamente convertidos en invisibles por circumposicion manual, sus miradas,<br />
primero la de Bloom, luego la de Stephen, elevadas a la proyectada sombra<br />
luminosa y semiluminosa.<br />
¿Semejantemente?<br />
Las trayectorias de sus, primero consecutivas, luego simultáneas, micciones fueron<br />
desemejantes: la de Bloom más larga, menos irruente, con la forma incompleta de la
839<br />
penúltima letra bifurcada del alfabeto, que en su último año en el Instituto (1880)<br />
había sido capaz de conseguir el punto de mayor altitud contra toda la fuerza<br />
concurrente de la institución, 210 alumnos: la de Stephen más alta, más sibilante,<br />
que en las últimas horas del día precedente había aumentado por consumición<br />
diurética una presión vesical insistente.<br />
¿Qué diferentes problemas se les planteaban a cada uno con respecto al órgano<br />
colateral invisible audible del otro?<br />
A Bloom: los problemas de irritabilidad, tumescencia, rigidez, reactividad,<br />
dimensión, profilaxis, pilosidad.<br />
A Stephen: el problema de la integridad sacerdotal de Jesús circunciso (1.° de enero,<br />
fiesta de guardar, oír misa y abstenerse de trabajo servil innecesario) y el problema<br />
referente a si el divino prepucio, el camal anillo nupcial de la santa iglesia católica<br />
apostólica romana, conservado en Calcata, sería merecedor de simple hiperdulía o<br />
del cuarto grado de latría otorgado a la abscisión de tales excrecencias divinas como<br />
el Go pelo y las uñas.<br />
¿Qué signo celestial fue observado simultáneamente por los dos?<br />
Una estrella se precipitó con gran velocidad evidente por el firmamento desde Vega<br />
en la Lira sobre el cenit más allá del grupo estelar de la Cabellera de Berenice hacia<br />
el signo zodiacal de Leo.<br />
¿Cómo consiguió el centrípeto permaneciente la emersión del centrífugo saliente?<br />
Insertando el cañón de una llave macho ruginosa en el agujero de una inestable<br />
cerradura hembra, consiguiendo un punto de apoyo del arco de la llave y dando<br />
vueltas a la muesca de derecha a izquierda, retirando un perno de su armella, por<br />
medio de una tracción espasmódica hacia dentro de una atrofiada puerta desquiciada
840<br />
y descubriendo una abertura para una libre emersión y una libre inmersión. ¿Cómo<br />
se despidieron, el uno del otro, al separarse?<br />
Colocándose perpendiculares en la misma puerta y a diferentes lados de su base, las<br />
líneas de sus brazos en despedida, encontrándose en un punto cualquiera y fonnando<br />
un ángulo cualquiera menor que la suma de dos ángulos rectos.<br />
¿Qué sonido acompañó la unión de sus tangentes, la desunión de sus<br />
(respectivamente) centrífugas y centrípetas manos?<br />
El sonido del repiqueteo de las horas nocturnas por el carillón de la iglesia de Saint<br />
George.<br />
¿Qué ecos de aquel sonido fueron oídos por los dos y por cada uno de ellos?<br />
Por Stephen:<br />
Liliata rutilantium. Turma circumdet.<br />
Por Bloom:<br />
Dingdón, dingdón,<br />
dingdón, dingdón.<br />
Iubilantium te virginum. Chorus excípiat.<br />
¿Dónde estaban los distintos compañeros de la reunión con quienes Bloom ese día a<br />
la convocatoria de ese repiqueteo había viajado desde Sandymount en el sur a<br />
Glasnevin en el norte?<br />
Martin Cunningham (en la cama), Jack Power (en la cama), Simon Dedalus (en la<br />
cama), Ned Lambert (en la cama), Tom Kernan (en la cama), Joe Hynes (en la
841<br />
cama), John Henry Menton (en la cama), Bemard Corrigan (en la cama), Patsy<br />
Dignam (en la cama), Paddy Dignam (en la sepultura).<br />
En soledad ¿qué oyó Bloom?<br />
La doble repercusión de pies alejándose sobre la tierra por el cielo soportada, la<br />
doble percusión del arpa de un judío en el callejón resonante.<br />
En soledad ¿qué sintió Bloom?<br />
El frío del espacio interestelar, miles de grados bajo el punto de congelación o el<br />
cero absoluto de Fahrenheit, Centígrado o Réaumur: incipientes indicaciones del<br />
amanecer próximo.<br />
¿Qué le recordaban las campanadas, y el apretón de manos y los pasos y el helor de<br />
soledad?<br />
A compañeros de distintas maneras y en diferentes lugares ahora difuntos: Percy<br />
Apiohn (muerto en acción, río Modder), Philip Gillian (de tisis, hospital de Jervis<br />
Street), Matthew F. Kane (ahogado accidentalmente, Bahía de Dublín), Phfip<br />
Moisel (de piemia, Heytesbury Street), Michael Hart (de tisis, hospital Mater<br />
Misencordiae), Patrick Dignam 00 (de apoplejía, Sandymount).<br />
¿Qué panorama de qué fenómenos le inducía a quedarse?<br />
La desaparición de las tres últimas estrellas, la difusión de la amanecida, la<br />
aparición de un nuevo disco solar.<br />
¿Había sido alguna vez espectador de esos fenómenos?
842<br />
Una vez, en 1887, depués de una prolongada función de charadas en la casa de Luke<br />
Doyle, en Kimmage, había esperado con paciencia la aparición del fenómeno<br />
diurno, sentado en un muro, la mirada dirigida hacia el Mizrach, el este.<br />
¿Recordaba pues los parafenómenos iniciales?<br />
Aire más activo, un gallo matutino en la distancia, eclesiásticos relojes por distintos<br />
lugares, música aviaria, el paso solitario de un viandante madrugador, la difusión<br />
visible de la luz de un cuerpo luminoso invisible, el primer limbo dorado del sol<br />
resurgente perceptible pequeño en el horizonte.<br />
¿Se quedó?<br />
Con profunda inspiración volvió, reatravesando el jardín, reentrando al corredor,<br />
reatrancando la puerta. Con leve suspiro retomó la lámpara, reascendió las<br />
escaleras, se reaproximó a la puerta de la habitación delantera, de la planta baja, y<br />
reentró.<br />
¿Qué frenó súbitamente su accesión?<br />
El lóbulo temporal derecho de la esfera hueca de su cráneo entró en contacto con el<br />
ángulo sólido de una viga donde, una infinitésima pero sensible fracción de segundo<br />
después, una dolorosa sensación se ubicó como consecuencia de antecedentes<br />
sensaciones transmitidas y registradas.<br />
Describid las alteraciones efectuadas en la colocación del mobiliario.<br />
Un sofá tapizado en velludillo color ciruela había sido desplazado de enfrente de la<br />
puerta a la chimenea junto a la bandera del Reino Unido firmemente enrollada<br />
(alteración que él frecuentemente había querido ejecutar): la mesa con tapa de<br />
mayólica incrustada a cuadros azules y blancos había sido colocada enfrente de la
843<br />
puerta en el lugar dejado libre por el sofá de velludillo color ciruela: el aparador de<br />
nogal (un ángulo saliente del cual había momentáneamente impedido su accesión)<br />
había sido cambiado de sitio de su posición junto a la puerta a una posición más<br />
favorable aunque más peligrosa delante de la puerta: dos sillas habían sido<br />
cambiadas de sitio de los lados derecho e izquierdo de la chimenea a la po sición<br />
originalmente ocupada por la mesa con tapa de mayólica incrustada a cuadros<br />
azules y blancos.<br />
Describidlas.<br />
La primera: un sillón bajo relleno, con recios brazos alargados y el respaldo<br />
inclinado hacia atrás, que, retrancado en reculada, había levantado los flecos<br />
irregulares de una alfombra rectangular y ahora mostraba en su bien tapizado<br />
asiento una centralizada decoloración difundente y decreciente. La segunda: una<br />
silla esbelta de patas hacia fuera y curvas lustrosas de mimbre, colocada frente por<br />
frente de la anterior, su armadura desde la parte superior al asiento y desde el<br />
asiento a la base barnizada en marrón oscuro, su asiento consistente en un círculo<br />
brillante de junco blanco trenzado.<br />
¿Qué significados iban unidos a esas dos sillas?<br />
Significados de similitud, de situación, de simbolismo, de evidencia circunstancial,<br />
de superpermanencia testimonial. ¿Qué ocupaba la posición originalmente ocupada<br />
por el apa6o rador?<br />
Un piano vertical (Cadby) con el teclado al descubierto, su caja cerrada soportando<br />
un par de guantes largos amarillos de señora y un cenicero de color esmeralda que<br />
contenía cuatro cerillas consumidas, un cigarrillo parcialmente consumido y dos<br />
colillas descoloridas, el retril soportando la música en tono de sol natural para voz y<br />
piano de Vií¡ay dulce canción de amor (letra de G. Clifton Bingham, música de J.<br />
L. Molloy, cantada por Madam Antonette Sterling) abierta por la última página con
844<br />
las indicaciones finales ad libitum, forte, pedal, o animato, pedal sostenido,<br />
ritirando, final.<br />
¿Con qué sensaciones contemplaba Bloom estos objetos por turno?<br />
Con tensión, elevando una palmatoria: con pena, sintiendo en la sien derecha una<br />
tumescencia contusa: con atención, dirigiendo la mirada a un algo grande pasivo sin<br />
vida y a un algo esbelto activo brillante: con solicitud, doblándose y volviendo hacia<br />
abajo el fleco de la alfombra vuelto hacia arriba: con regocijo, recordando la idea<br />
sobre el color del Dr. Malachi Mulligan incluyendo la gradación del verde: con<br />
placer, repitiendo las palabras y la acción antecedente y percibiendo a través de<br />
vanos canales de sensibilidad interna la consecuente y concomitante tibia difusión<br />
agradable de la decoloración gradual.<br />
¿Su acción inmediata?<br />
De una caja abierta sobre la mesa con tapa de mayólica sacó un diminuto cono<br />
negro, de un pulgar de alto, lo colocó sobre su base circular en una pequeña placa de<br />
estaño, colocó la palmatoria en el ángulo derecho de la repisa de la chimenea,<br />
extrajo del chaleco la hoja doblada de un folleto (ilustrado) titulado Agendath<br />
Netaim, desdobló la misma, la exami- 16 nó superficialmente, la enrolló hasta hacer<br />
un delgado cilindro, le prendió fuego en la llama de la vela, lo aplicó cuando<br />
prendió al vértice del cono hasta que este último alcanzó el grado de rutilancia,<br />
colocó el cilindro en el pie de la palmatoria disponiendo la parte no consumida de<br />
tal manera que facilitara su combustión total.<br />
¿Qué siguió a esta operación?<br />
La cúspide del cráter de cono truncado del diminuto volcán emitió una fumarola<br />
serpentina en vertical evocadora del aromático incienso oriental.
845<br />
¿Qué objetos homotéticos, además de la palmatoria, reposaban sobre la repisa de la<br />
chimenea?<br />
Una pieza de relojería de mármol estriado de Connemara, parado a las 4:46 de la<br />
mañana del 21 de marzo de 1896, regalo de bodas de Matthew Dillon: un árbol<br />
enano de arborescencia glacial bajo una campana de cristal transparente, regalo de<br />
bodas de Luke y Caroline Doyle: un búho embalsamado, regalo de bodas del edil<br />
John Hooper.<br />
¿Qué intercambios visuales tuvieron lugar entre estos tres objetos y Bloom?<br />
En el cristal del espejo de pared ribeteado en dorado la espalda sin decorar del árbol<br />
enano miraba la espalda erguida del búho embalsamado. Delante del espejo el<br />
regalo de bodas del edil John Hooper con una clara mirada de melancolía sabia lu-<br />
minosa inmóvil compasiva miraba a Bloom mientras Bloom con oscura mirada<br />
tranquila profunda inmóvil compasiva miraba el regalo de bodas de Luke y Caroline<br />
Doyle.<br />
¿Qué imagen compuesta asimétrica en el espejo atrajo después su atención?<br />
La imagen de un hombre solitario (ipsorrelativo) mudable (alierrelativo).<br />
¿Por qué solitario (ipsorrelativo)?<br />
Hermanos y hermanas el no tenía.<br />
Más el padre del hombre hijo de su abuelo era.<br />
¿Por qué mudable (alierrelativo)?<br />
Desde la niñez a la madurez se había parecido a su progenitora materna. Desde la<br />
madurez a la senilidad se parecería cada vez más a su progenitor paterno.
846<br />
¿Qué última impresión visual le comunicó el espejo?<br />
El reflejo óptico de varios volúmenes invertidos incorrectamente ordenados y no en<br />
el orden de sus letras comunes con títulos centelleantes en los dos estantes de<br />
enfrente.<br />
Catalogad estos libros.<br />
Directorio de Correos de Dublín de Thom, 1886.<br />
Obras poéticas de Denis Florence M'Carthy (señal cobriza de hoja de abedul en la<br />
pág. 5).<br />
Obras de Shakespeare (de tafilete carmesí oscuro, estampado en oro).<br />
Tablas aritméticas útilesy rápidas (en tela marrón).<br />
La historia secreta de la corte de Carlos II (en tela roja, encuadernación<br />
estampada).<br />
Laguía del niño (en tela azul).<br />
La belleza de Killarney (con sobrecubierta).<br />
Cuando éramos niños por William O'Brien, Miembro del Parlamento (en tela verde,<br />
algo gastada, sobre de señal en la pág. 217).<br />
Pensamientos de Spinoza (en piel de color pardo oscuro). La historia<br />
delfzrmamento por Sir Robert Ball (en tela azul).<br />
Tres viajes a Madagascar de Ellis (en tela marrón, título borrado).<br />
Las cartas de Stark-Munro por A. Conan Doyle, propiedad de la Biblioteca Pública<br />
de Dublín, en Capel Street, 106, prestado el 21 de mayo (víspera de Pentecostés) de<br />
1904, devolución el 4 de junio de 1904, 13 días de demora (encuadernación en tela<br />
negra, con signatura en etiqueta blanca).<br />
Viajes a la China por «Viatorn (forrado con papel de estraza, título en tinta roja).<br />
La filosofza del Talmud (panfleto cosido).<br />
Vida de Napoleón de Lockhart (falta la cubierta, anotaciones al margen,<br />
minimizando las victorias, exagerando las derrotas del protagonista).
847<br />
Soll und Haben por Gustav Freytag (en cartoné negro, letra gótica, cupón de<br />
cigarrillos de señal en la pág. 24).<br />
Historia de la guerra ruso-turca de Hozier (en tela marrón, 2 volúmenes, con<br />
etiqueta pegada, Biblioteca del Cuartel, Governor's Parade, Gibraltar, en el dorso de<br />
la cubierta). Laurence Bloomfield en Irlanda por William Allingham (segunda<br />
edición, en tela verde, diseño en trebolado dorado, el nombre del anterior<br />
propietario en el recto de la guarda borrado).<br />
Manual de astronomía (cubierta, de piel marrón, suelta, 5 grabados, impresión<br />
tipográfica antigua en entredós, las notas del autor en nomparell, las indicaciones<br />
marginales en breviario, la leyenda de los grabados en cíceros pequeños).<br />
La vida oculta de Cristo (en cartoné negro).<br />
Tras el rastro del sol (en tela amarilla, falta la portada, el título repetido en<br />
intestación).<br />
Fuerza física y cómo obtenerla por Eugene Sandow (en tela roja).<br />
Elementos degeometrcá: sucintosyfáciles escrito en francés por F. Ignat. Pardies y<br />
traducido al inglés por John Harris, Doctor en Teología, impreso para R Knaplock<br />
en Bishop's Head, MDCCM, con epístola dedicatoria a su digno amigo Charles<br />
Cox, caballero, Miembro del Parlamento por la villa de Southwark, y con un<br />
testimonio caligrafiado a tinta en la guarda donde se certifica que el libro fue de la<br />
propiedad de Michael Gallagher, fechado el 10 de mayo de 1822 y se ruega a la<br />
persona que pudiera encontrarlo, si el libro se perdiera o extraviara, lo restituya a<br />
Michael Gallagher, carpintero, de Dufery Gate, Enniscorthy, condado de Wicklow,<br />
el mejor sitio del mundo.<br />
¿Qué reflexiones ocuparon su mente durante el proceso de reversión de los<br />
volúmenes invertidos?<br />
La necesidad del orden: un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar: la<br />
deficiente apreciación de la literatura que tienen las mujeres: la incongruidad de una<br />
manzana encunada en una tembladera y de un paraguas reclinado en un beque: la
848<br />
inseguridad de ocultar cualquier documento secreto detrás, debajo o entre las<br />
páginas de un libro.<br />
¿Qué volumen era el más grueso?<br />
La historia de la guerra ruso-turca de Hozier.<br />
¿Qué otros datos entre otros contenía el segundo volumen de la obra en cuestión?<br />
El nombre de una importante batalla (olvidado), frecuentemente recordado por un<br />
importante oficial, el comandante Brian Cooper Tweedy (recordado).<br />
¿Por qué, en primer y segundo lugar, no consultaba la obra en cuestión?<br />
En primer lugar: con el fin de ejercitar su capacidad mnemotécnica: en segundo<br />
lugar, porque tras un intervalo de amnesia, cuando, sentado en la mesa central, a<br />
punto de consultar la obra en cuestión, recordaba debido a su capacidad mne-<br />
motécnica el nombre de la confrontación militar, Plevna.<br />
¿Qué le produjo consuelo en su posición sentada?<br />
La sinceridad, la desnudez, la postura, la tranquilidad, la juventud, la bondad, el<br />
sexo, el consejo de una estatua erguida en el centro de la mesa, una figura de<br />
Narciso comprada en subasta en P. A. Wren, Bachelor's Walk, 9.<br />
¿Qué le produjo irritación en su posición sentada?<br />
La presión inhibitoria del cuello duro (talla 17) y del chaleco is (de 5 botones), dos<br />
prendas de vestir superfluas en el atuendo de hombres maduros e inflexibles a las<br />
alteraciones de la masa por expansión.
849<br />
¿Cómo se calmó la irritación?<br />
Trasladó el cuello duro, que incluía una pajanta negra y un pasador articulable, del<br />
cuello a una posición a la izquierda de la mesa. Se desabotonó sucesivamente en<br />
dirección contraria el chaleco, los pantalones, la camisa y la camiseta a lo largo de<br />
la línea central de irregulares pelos negros encrespados que se extendían en<br />
convergencia tnangular desde la depresión pélvica sobre la circunferencia del<br />
abdomen y fosa umbilical a lo largo de la línea central de los nodos hasta la<br />
intersección de las seis vértebras pectorales, y desde allí se prolongaban en dos<br />
recorridos en ángulos rectos y finalizaban en los círculos descritos alrededor de dos<br />
puntos equidistantes, el derecho y el izquierdo, sobre las cumbres de las<br />
prominencias mamarias. Se desabrochó sucesivamente cada uno de los seis botones<br />
menos uno de los tirantes, dispuestos en pares, de los cuales uno estaba incompleto.<br />
¿Qué movimientos involuntarios siguieron?<br />
Comprimió entre dos dedos la carne circunyacente a una cicatriz en la región<br />
izquierda infracostal debajo del diafragma resultado de una picadura asestada 2<br />
semanas y 3 días antes (el 23 de mayo de 1904) por una abeja. Se rascó imprecisa-<br />
mente con la mano derecha, aunque inconsciente del prurito, diferentes puntos y<br />
superficies de la parcialmente expuesta, totalmente lavada piel. Insertó la mano<br />
izquierda en el bolsillo inferior izquierdo de su chaleco y extrajo y repuso una<br />
moneda de plata (1 chelín), colocada allí (presumible350 mente) con motivo (el 17<br />
de octubre de 1903) del entierro de Mrs. Emily Sinico, de Sidney Parade.<br />
Compilad los gastos del 16 de junio de 1904.<br />
Debe Haber<br />
£-s-d £-s-d<br />
1 riñón cerdo 0- 0-3 calderilla 0-4-9<br />
1 ejemplar del comisión del
850<br />
Freeman's journal 0- 0-1 Freeman's journal 1-7-6<br />
1 baño y propina 0- 1-6 préstamo (Stephen<br />
1 billete tranvía 0- 0-1 Dedalus) 1-7-0<br />
1 In memonam<br />
Patrick Dignam 0- 5-0<br />
2 pastelillos Banbury 0- 0-1<br />
renovación libro 0- 1-0 1<br />
paquete papel<br />
y sobres 0- 0-1<br />
1 comida y propina 0- 2-0<br />
1 giro y sello 0- 2-g<br />
1 billete tranvía 0- 0-1<br />
1 manita cerdo 0- 0-4<br />
1 pie cordero 0- 0-3<br />
1 tableta chocolate<br />
Cake Fry 0- 1-0<br />
1 pan de molde 0- 0-4<br />
1 café con bollo 0- 0-4<br />
préstamo (Stephen<br />
Dedalus) devuelto 1- 7-0<br />
Saldo 0-16-6<br />
£2-19-3 £2-19-3<br />
¿Continuó el proceso de despojamiento?<br />
Sensible a un persistente dolor benigno en las plantas de los pies extendió un pie<br />
hacia un lado y observó las rugosidades, protuberancias y puntos salientes causados<br />
por la presión del pie en el transcurso del caminar reiterado en distintas direcciones<br />
diferentes, luego, inclinado, desanudó los nudos de los cordones, desasió y aflojó<br />
los cordones, se quitó las dos botas por segunda vez, se sacó parcialmente húmedo<br />
el calcetín derecho a través de cuya parte delantera la uña del dedo gordo había
851<br />
efraccionado otra vez, levantó el pie derecho y, una vez que se hubo sacado una liga<br />
púrpura de calcetín, se quitó el calcetín derecho, colocó el pie derecho desnudo en el<br />
borde del asiento de la silla, se hurgó y con cuidado laceró la parte saliente de la uña<br />
del dedo gordo, elevó la parte lacerada hasta las ventanas de la nariz e inhaló el olor<br />
acerado, luego, con satisfacción, arrojó el lacerado fragmento ungular.<br />
¿Por qué con satisfacción?<br />
Porque el olor inhalado correspondía a otros olores inhalados de otros fragmentos<br />
ungulares, hurgados y lacerados por el señorito Bloom, alumno de la escuela infantil<br />
de Mrs. Ellis, pacientemente cada noche cuando se arrodillaba brevemente y rezaba<br />
las oraciones vespertinas y caía en meditaciones ambiciosas.<br />
¿En qué ambición final habían ahora cuajado todas las concurrentes y consecutivas<br />
ambiciones?<br />
No heredar por derecho de primogenitura, herencia por igual entre los hijos o ley<br />
inglesa del derecho del hijo menor a la herencia, ni poseer a perpetuidad extensas<br />
tierras solariegas de suficiente número de acres, almudes de tierra y alnas, en<br />
medidas agrarias legales (renta 42 libras), de brañas alrededor de una mansión<br />
solariega con casa para el guarda y camino de cipreses hasta la entrada ni, por otra<br />
parte, una casa adosada o quinta, calificada como Rus in urbe o Qui si sana, sino<br />
comprar por contrato privado sin cargas y con pleno dominio una casita de dos pisos<br />
en forma de bungalow con cubierta de paja orientada al sur, con veleta y pararrayos<br />
en lo alto, con toma de tierra, con porche cubierto de plantas trepadoras (yedra o<br />
parra virgen), puerta de entrada, verde olivo, con acabado elegante verde inglés y<br />
pulidos adornos de bronce en la puerta, fachada estucada con tracerías doradas en<br />
aleros y aguilón, que se levantara, si fuera posible, sobre una loma mansa con<br />
agradables vistas desde el balcón con pretil de pilares de piedra de inocupados o<br />
inocupables pastos interyacentes y emplazada en el centro de 5 o 6 acres de tierra de<br />
su propiedad, a una distancia de la carretera más próxima que las luces de la casa
852<br />
fueran visibles por la noche por encima o a través de un seto vivo de carpe recortado<br />
artísticamente, situada en un lugar determinado a no menos de 1 milla legal de la<br />
periferia de la metrópolis, dentro de un límite de tiempo de no más de 15 minutos de<br />
la línea de tranvías o del tren (por ejemplo, Dundrum, en el sur, o Sutton, en el<br />
norte, ambas localidades declaradas por la fuerza de los resultados parecidas a los<br />
polos terrestres por su clima adecuado para pacientes tísicos), hacienda para ser<br />
utilizada por contrato enfiteútico, por un periodo de 999 años, la casa y<br />
dependencias debiendo constar de 1 salón con ventana salediza (2 arcos de ojiva),<br />
termómetro incrustado, 1 sala, 4 dormitorios, 2 habitaciones para el servicio, cocina<br />
alicatada con fogón y accesorios y lavadero, galería con armarios empotrados para<br />
la ropa blanca, estantería en compartimentos de roble ahumado con la Enciclopedia<br />
Británica y el Diccionario New Century, panoplia de armas antiguas medievales y<br />
orientales en transversal, gong para llamar a las comidas, lámpara de alabastro,<br />
colgante de globo, microteléfono automático de vulcanita con guía adyacente,<br />
alfombra de nudos de Axminster anudada a mano con fondo color crema y ribetes<br />
de rejilla, mesa de juego de columna y soportes de garras, chimenea con enormes<br />
trebejos de bronce y reloj de repisa bañado en oro, garantizado con carillón<br />
catedralicio, barómetro con gráfico higrogáfico, cómodos sofás y cantoneras, ta-<br />
pizados en velludillo color rubí con buenos muelles y el centro hundido, pantalla<br />
japonesa de tres pies y escupideras (tipo club, cuero de vivo color vino, lustre<br />
renovable con un mínimo de trabajo usando aceite de linaza y vinagre) y lucerna<br />
central de prismas piramidales, percha de madera ahormada con papagayo<br />
amaestrado (expurgado su lenguaje), papel de pared gofrado a 10 chelines la docena<br />
de planas con festones transversales de diseño floral color carmín y cenefa<br />
rematando en lo alto, la escalera, tres tramos continuos en ángulos rectos sucesivos,<br />
de roble veteado, huellas y contra huellas, barandal, balaustres y pasamanos, con<br />
rodapié de tableros reforzados, preparados con cera alcanforada: cuarto de baño,<br />
con agua caliente y fría, bañera y ducha, inodoro en el entresuelo provisto de<br />
ventana oblonga de un solo cristal opaco, asiento abatible, lámpara aplicada a la<br />
pared, cadena y anilla de latón, reposabrazos, escabel y oleografia artística en la<br />
parte interior de la puerta: ídem, sencillo, dependencias para la servidumbre con las
853<br />
necesarias condiciones sanitarias e higiénicas separadas para la cocinera, criada de<br />
cuerpo de casa y criada ayudante (salario, subidas inmerecidas por in crementos<br />
bianuales de 2 libras, con seguro de fidelidad a todo riesgo, prima anual (1 libra) y<br />
pensión de jubilación (basada en el sistema de los 65) después de 30 años de<br />
servicio), despensa, cillero, alacena, fresquera, alquería, covacha para el carbón y la<br />
leña con bodega (con vinos de reserva espumosos y no espumosos) para invitados<br />
de categoría, cuando se les invite a cenar (traje de etiqueta), instalación en toda la<br />
casa de gas de monóxido de carbono.<br />
¿Qué otros atractivos podría tener la propiedad?<br />
Como adenda, una cancha de tenis cubierto y tenis inglés con frontón, una zona de<br />
arbustos, un invernadero con palmeras tropicales, provisto de la mejor fonna<br />
botánica, una rocalla con chorros de agua, una colmena arreglada según principios<br />
humanos, macizos ovalados en arreglos rectangulares de césped con elipses<br />
excéntricas de tulipanes escarlatas y rojo cromo, cebollas albarranas, crocos,<br />
prímulas, minutisas, clarines, lirios del valle (los bulbos se pueden conseguir en sir<br />
<strong>James</strong> W. Mackey, (S. A.), mayoristas y minoristas de semillas y bulbos y<br />
arboricultores, representantes de abonos químicos, en Sacville Street Upper, 23),<br />
una huerta, un huerto para plantar verduras y terreno para cepas, protegidos contra<br />
intrusos ilegales por un cercado mural rematado con cristales rotos en lo alto,<br />
cobertizo con candado para diversas herramientas inventariadas.<br />
¿Como por ejemplo?<br />
Trampas para anguilas, nasas, cañas de pescar, hacha, romana, muela, destonnador,<br />
cortadora, estera, escalera telescópica, rastrillo de diez púas, trabas para lavar,<br />
horqueta para orear el heno, rastrillo para apilar, podadera, bote de pintura, brocha,<br />
azadón y otras herramientas.<br />
¿Qué mejoras podrían iniciarse subsiguientemente?
854<br />
Una conejera y corral para aves, un palomar, un invernadero botánico, 2 hamacas<br />
(para señora y caballero), un reloj de sol resguardado y protegido por labumos y<br />
lilas, un exótico y armonioso aljaraz en la cancela adherido al poste lateral izquier-<br />
do, un tanque grande de agua, un cortacésped con expulsión por el lado y recogedor,<br />
un aspersor con manguera hidráulica.<br />
¿Qué facilidades de transporte eran deseables?<br />
Con destino a la ciudad frecuentes conexiones por tren o tranvía desde sus<br />
respectivas estaciones intermedias o terminales. Con destino al campo velocípedos,<br />
una bicicleta de paseo sin cadena de piñón libre con cesta sujeta a un lado, o medio<br />
de transporte de tracción, un burro con jaula de mimbre o un elegante faetón con un<br />
buen potranco solípedo de tiro (castrado ruano, 14 h.).<br />
¿Cuál podría ser el nombre de esta engible o erigida residencia?<br />
Villa Bloom. Quinta de San Leopoldo. Villa Flower.<br />
¿Podía el Bloom de Eccles Street, 7, imaginar al Bloom de Villa Flower?<br />
En indumentaria holgada de lana con gorra Harris de tweed, precio 8 chelines y 6<br />
peniques, y cómodas botas de campo con escudetes elásticos y regadera, plantando<br />
abetos jóvenes alineados, pulverizando, podando, rodrigando, sembrando semilla de<br />
holco, empujando una carretilla llena de malas hierbas sin excesivo cansancio al<br />
atardecer entre el olor a hierba recién cortada, preparando la tierra, multiplicando la<br />
sabiduría, alcanzando la longevidad.<br />
¿Qué programa de pasatiempos intelectuales era simultáneamente posible?
855<br />
Fotografía, estudio comparativo de las religiones, folclor relativo a distintas<br />
prácticas amatorias y supersticiosas, contemplación dulas constelaciones celestes.<br />
¿Qué esparcimientos más intrascendentes?<br />
Al aire libre: jardinería y trabajo en el campo, paseos en bicicleta por nivelados<br />
caminos macadamizados, ascenso a colinas moderadamente altas, natación en el<br />
retiro de límpidas aguas y paseos en barco en ríos tranquilos en lancha segura o en<br />
ligero bote con ancla anclote en tramos libres de presas y rápidos (periodo de<br />
estivación), paseos vespertinos o circunvalaciones ecuestres con inspección de<br />
paisaje estéril y en contraste los agradables fuegos de los labradores de humeantes<br />
hacinas de turba (periodo de hibernación). Dentro de casa: discusiones en la tibia<br />
seguridad de problemas crimina les e históricos sin resolver: lectura de exóticas<br />
obras maestras eróticas sin censurar: carpintería casera con caja de berramientas que<br />
contenga martillo, lezna, puntas, tornillos, tachuelas, barrena de mano, pinzas,<br />
garlopa y destornillador.<br />
¿Podría convertirse en un caballero hacendado con productos agrícolas y<br />
ganaderos?<br />
No sería imposible, con 1 o 2 novillas, 1 almiar de heno de la meseta y los<br />
implementos precisos de labranza, por ejemplo, una mantequera de aspas, una<br />
trituradora de nabos, etc.<br />
¿Cuáles serían sus funciones cívicas y posición social entre las familias del condado<br />
y terratenientes?<br />
Dispuestas sucesivamente en poder ascendente de orden jerarquico, la de jardinero,<br />
vergelero, horticultor, ganadero, y en el cenit de su carrera, juez de paz o juez<br />
municipal con blasón familiar y escudo de armas y clásica divisa apropiada<br />
(Semperparatus), debidamente registrado en el directorio de Palacio (Bloom,
856<br />
Leopold P., Miembro del Parlamento, Consejero Privado del Rey, Caballero de la<br />
Orden de San Patricio, Doctor en Leyes (honors causa), Villa Bloom, Dundrum)<br />
mencionado en las noticias de Palacio y de la gente elegante (Mr. y Mrs. Leopold<br />
Bloom han partido de Kingstown con destino a Inglaterra).<br />
¿Qué línea de acción perfiló en semejante calidad?<br />
Una línea que discurría entre una desmesurada clemencia y un excesivo rigor: el<br />
reparto en una sociedad heterogénea de clases arbitrarias, incesantemente<br />
readecuada en términos de mayor o menor desigualdad social, de justicia imparcial<br />
homogénea e indiscutible, atemperada con lenitivos de la más dilatada amplitud<br />
posible pero exigible hasta en lo más mínimo con la incautación de los bienes,<br />
raíces y personales, por parte de la corona. Fiel al más alto poder constituido en el<br />
país, impulsado por un amor innato de rectitud su meta se fijaría en el estricto<br />
mantenimiento del orden público, en la represión de muchos abusos aun cuando no<br />
todos al mismo tiempo (toda medida hacia la refonna o la restricción suponiendo<br />
una solución preliminar que habría de estar contenida por fluxión en la solución<br />
final), en hacer respetar la letra de la ley (común, escrita y mercantil) a todos los que<br />
incurren en actos colusorios y transgresores actuando en contravención de las<br />
ordenanzas municipales y reglamentaciones, a todos los resucitadores (por<br />
transgresión y robo de menor cuantía de chamarasca) de los derechos comunales,<br />
obsoletos por desuso, a todos los pomposos instigadores de persecución<br />
internacional, todos los perpetuadores de animosidades internacionales, todos los<br />
rastreros quebrantadores de la convivencia doméstica, todos los violadores<br />
recalcitrantes del hogar conyugal.<br />
Probad que había amado la rectitud desde su más temprana edad.<br />
Al señorito Percy Apjohn en el Instituto en 1880 había él divulgado su incredulidad<br />
en el dogma de la iglesia (protestante) irlandesa (a la que su padre Rudolf Virag<br />
(más tarde Rudolf Bloom) había sido convertido desde la fe y comunión hebraicas
857<br />
en 1865 por la Asociación para la promoción del cristianismo entre los judíos) de la<br />
que posteriormente él se retractó en favor del catolicismo romano al tiempo de y<br />
con vistas a su matrimonio en 1888. A Daniel Magrane y Francis Wade en 1882<br />
durante una amistad juvenil (finalizada por la prematura emigración del primero)<br />
había él preconizado durante paseos nocturnos la teoría política de la expansión (por<br />
ejemplo, la canadiense) colonial y las teorías evolucionistas de Charles Darwin,<br />
reveladas en El origen del hombre y en El origen de las especies. En 1885 había<br />
públicamente expresado su adhesión al programa económico colectivo y nacional<br />
preconizado por james Fintan Lalor, John Fisher Murray, John Michhel, J. F. X.<br />
O'Brien y otros, a la política agraria de Michael Davitt, a la campaña constitucional<br />
de Charles Stewart Pamell (Miembro del Parlamento por la ciudad de Cork), al<br />
programa de paz, restricción y reforma de William Ewart Gladstone (Miembro del<br />
Parlamento por Midlothian, Escocia) y, en apoyo de sus convicciones políticas, se<br />
había encaramado a un lugar resistente entre las ramificaciones de un árbol en<br />
Northumberland Road para ver la entrada (el 2 de febrero de 1888) en la capital de<br />
una manifestadora procesión de antorchas con 20.000 portaantorchas, divididos en<br />
120 corporaciones laborales, que portaban 2.000 antorchas escoltando al marqués de<br />
Ripon y a John Morley (el honrado).<br />
¿Cuánto y cómo tenía la intención de pagar por esta residencia campestre?<br />
De acuerdo con el folleto informativo de la cooperativa industrial extranjera de<br />
préstamo hipotecario naturalizada nacionalizada y sufragada por el estado<br />
(constituida en sociedad en 1874), un máximo de 60 libras por año, procediendo 1/6<br />
de una renta asegurada, derivada de valores de máxima garantía, que representaban<br />
el interés simple al 5% de un capital de 1.200 libras (cálculo aproximado de precio<br />
de compra en veinte años) del que 1/3 debería abonarse al adquirirse y el resto en<br />
forma de renta anual, es decir 800 libras más el 2 1 /a% del interés sobre el mismo,<br />
reembolsable trimestralmente en plazos anuales iguales hasta la extinción por<br />
amortización del préstamo adelantado para la compra en un periodo de 20 años,<br />
ascendiendo a una renta anual de 64 libras, incluido el arrendamiento, los títulos de
858<br />
propiedad habiendo de permanecer en posesión del prestador o prestadores con una<br />
cláusula de salvaguardia en previsión de venta forzosa, ejecución de la hipoteca y<br />
compensación mutua en la eventualidad de un incumplimiento prolongado del pago<br />
en los términos fijados, en caso contrario la casa con sus dependencias y tierras<br />
habiendo de pasar a la absoluta propiedad del arrendatario inquilino al vencimiento<br />
del periodo de años estipulado.<br />
¿Qué medios rápidos aunque inseguros de opulencia podrían facilitar la compra<br />
inmediata?<br />
Un telégrafo inalámbrico privado que transmitiera por el sistema de puntos y rayas<br />
los resultados de una carrera ecuestre nacional (en llano o de obstáculos) de 1 o más<br />
millas y estadios ganada por un jamelgo apuestas 50 a 1 a las 3 y 8 minutos de la<br />
tarde en Ascot (hora de Greenwich), recibiéndose la información y válida a efectos<br />
de apuestas en Dublín a las 2:59 de la tarde (hora de Dunsmk). El descubrimiento<br />
inesperado de un objeto de gran valor pecuniario (piedra preciosa, valiosos sellos de<br />
correos adhesivos o estampillados (de 7 schillngs, malva, sin dentado, Hamburgo,<br />
1866: de 4 peniques, rosa, papel azul, dentado, Gran Bretaña, 1855: de 1 franco,<br />
color bistre, oficial, perforado, sobrecarga diagonal, Luxemburgo, 1878), anillo<br />
dinástico antiguo, reliquia única) en extraños depositarios o por extraños medios:<br />
desde el aire (dejado caer por un águila en su vuelo), por el fuego (entre restos<br />
carbonizados de un edificio incendiado), en el mar (entre pecios, carga arrojada al<br />
mar, restos de naufragios en el fondo del mar, derrelictos), en la tierra (en la molleja<br />
de un ave comestible). Donación de un prisionero español de un lejano tesoro de<br />
objetos de valor o en metálico o en lingotes de oro depositados en una corporación<br />
bancaria solvente hace 100 años al 5% de interés compuesto con un valor en su<br />
conjunto de 5.000.000 de libras esterlinas (cinco millones de libras esterlinas). Un<br />
contrato con un desconsiderado contratante para la entrega de 32 consignaciones de<br />
determinada mercancía a cuenta de un pago en efectivo contra reembolso por<br />
entrega al tipo inicial de 1/4 de penique incrementado ininterrumpidamente en<br />
progresión geométrica de 2 (1/4 de penique, 1/2 penique, l penique, 2 peniques, 4
859<br />
peniques, 8 peniques, 1 chelín y 4 peniques, 2 chelines y 8 peniques hasta el pago<br />
de 32). Un meditado plan fundamentado en el estudio de las leyes de probabilidad<br />
para hacer saltar la banca de Monte Carlo. Una solución al secular problema de la<br />
cuadratura del círculo, prima del gobierno de 1.000.000 de libras esterlinas.<br />
¿Era adquirible una inmensa riqueza por vías industriosas?<br />
La roturación de miles de metros cuadrados de suelo yermo arenoso, propuesta en el<br />
folleto de la Agendath Netaim, Bleibtreustrasse, Berlín W. 15, cultivando<br />
plantaciones de naranjas y melonares y reforestación. La utilización de papel usado,<br />
pieles de roedores de cloacas, excrementos humanos que poseen propiedades<br />
químicas, a la vista de la inmensa producción de lo primero, el inmenso número de<br />
lo segundo y la gran cantidad de lo tercero, ya que todo ser humano normal de<br />
vitalidad y apetito medios produce anualmente, descontados los derivados de agua,<br />
una suma total de 80 libras (dieta mixta de carne animal y verduras), multiplicada<br />
por 4.386.035, totalidad de la población de Irlanda según el resultado del censo de<br />
1901.<br />
¿Existían planes de un mayor alcance?<br />
Un plan para ser formulado y sometido a la aprobación de la comisión del puerto<br />
para la explotación del carbón blanco (energía hidráulica), producido por una planta<br />
hidroeléctrica en el apogeo de la marea en los bajos de arena de Dublín o en los<br />
saltos de Poulaphouca o de Powerscourt o cuencas de captación de los ríos<br />
principales para la producción economica de 500.000 H.P. de electricidad. Un plan<br />
para cercar el delta peninsular del North Bull en Dollymount y levantar en el<br />
espacio del cabo, utilizado como campo de golf y polígono de tiro, una explanada<br />
asfaltada con casinos, quioscos, barracas de tiro al blanco, hoteles, fondas, salas de<br />
lectura, establecimientos de baños mixtos. Un plan para la utilización de carritos<br />
tirados por perros y carritos tirados por cabras para el reparto de la leche por la<br />
mañana temprano. Un plan para el desarrollo del tránsito de turistas en Dublín y sus
860<br />
alrededores empleando barcos fluviales propulsados por petróleo, haciendo el<br />
trayecto por canalizo fluvial entre el puente de Island y Ringsend, charabanes,<br />
trenes de cercarías de vía estrecha, y barcos de vapor de recreo para la navegación a<br />
lo largo de la costa (10 chelines por persona y día, guía (trilingüe) incluido). Un<br />
plan para la reapertura del tráfico de pasajeros y mercancías por los canales<br />
irlandeses, una vez limpios de lechos de algas. Un plan para conectar por medio de<br />
líneas de tranvías el Mercado de Ganado (Ronda Norte y Prussia Street) con los<br />
muelles (Sheriff Street Lower y East Wall), paralelas a la línea de ferrocarril Link<br />
tendida (juntamente con la línea de ferrocanil Great Southem Westem) entre la feria<br />
de ganado, estación de empalme del Liffey, y la terminal de ferrocarril Midland<br />
Great Westem de North Wall, 43 al 45, en las proximidades de las estaciones<br />
terminales o de los ramales en Dublín del ferrocarril Great Central, del ferrocarril<br />
Midland de Inglaterra, de la Compañía de Paquebotes a vapor de la ciudad de Du-<br />
blín, de la Compañía de Ferrocarriles de Lancashire y Yorkshire, de la Compañía de<br />
Paquebotes a vapor de Dublín y Glasgow, Compañía de Paquebotes a vapor (línea<br />
Laird), Glasgow, Dublín y Londonderry, Compañía de Paquebotes a vapor británica<br />
e irlandesa, Buques de vapor Dublín y Morecambe, Compañía de Ferrocarriles de<br />
Londres y North Westem, Cámara del puerto, dársena y naves de descarga de<br />
Dublín y naves de tránsito de Palgrave, Murphy y Compañía, armadores, agentes<br />
para navieras del Mediterráneo, de España, Portugal, Francia, Bélgica y Holanda y<br />
para la Sociedad de Aseguradores de Liverpool, el coste del material móvil<br />
adquirido para el transporte de animales y los gastos adicionales de transporte<br />
operados por la United Company de Tranvías de Dublín, sociedad anónima, a ser<br />
cubiertos por cuotas de los ganaderos.<br />
¿Proponiendo qué prótasis convertiría la contratación para esos diferentes planes en<br />
una apódosis natural y necesaria?<br />
Dada una garantía igual a la suma buscada, el aval por escritura de donación entre<br />
vivos y documentos de transmisión en vida del donante o por legado después de la<br />
extinción sin dolor del donante, de eminentes financieros (Blum Pasha, Rothschild,
861<br />
Guggenheim, Hirsch, Montefiore, Morgan, Rockefeller) que poseen fortunas de 6<br />
cifras, acumuladas durante una vida afortunada, y juntando el capital con la<br />
oportunidad el asunto requerido quedaría terminado.<br />
¿Qué eventualidad le haría independiente de esa riqueza?<br />
El hallazgo individual de una veta de oro inagotable.<br />
¿Por qué razón meditaba sobre planes tan dificiles de llevarse a cabo?<br />
Era uno de sus axiomas que meditaciones parecidas o la relación automática<br />
consigo mismo de una historia acerca de sí mismo o la apacible rememoración del<br />
pasado cuando se practicaba asiduamente antes de conciliar el sueño aliviaba el<br />
cansancio y daba como resultado un profundo reposo y una vitalidad renovada.<br />
¿Sus justificaciones?<br />
Como fisico había aprendido que de los 70 años de que consta el ciclo de la vida del<br />
hombre al menos las 2/7 partes, esto es 20 años se pasan durmiendo. Como filósofo<br />
sabía que al final de una vida sólo una parte infinitesimal de los deseos de las<br />
personas se cumplen. Como fisiólogo creía en el aplacamiento artificial de agentes<br />
malignos especialmente operativos durante la somnolencia.<br />
¿Qué temía?<br />
La comisión de suicidio o el suicidio durante el sueño por una aberración de la luz<br />
de la razón, la inconmensurable inteligencia categórica situada en las<br />
circunvoluciones cerebrales.<br />
¿Cuáles eran normalmente sus meditaciones finales?
862<br />
Acerca de algún anuncio único y exclusivo que obligara a los viandantes a pararse<br />
asombrados, una fantasía de cartel, con todos los acrecimientos externos excluidos,<br />
reducido a sus más simples y eficientes términos no excediendo la duración de una<br />
visión casual y congruente con la celeridad de la vida moderna.<br />
¿Qué contenía el primer cajón sin cerrar?<br />
Un cuademo de caligrafia de Vere Foster, propiedad de Milly Millicent) Bloom,<br />
algunas de cuyas páginas llevaban dibujos esquemáticos, subtitulados Papi, que<br />
mostraban una gran cabeza globular con 5 pelos de punta, 2 ojos de perfil, el tronco<br />
completamente de frente con 3 grandes botones, 1 pie triangular: 2 fotografias<br />
amarillentas de la reina Alejandra de Inglaterra y de Maud Branscombe, actriz y<br />
belleza oficial: una tarjeta de Pascuas con una representación pictórica de una planta<br />
trepadora, la inscripción Mizpah, la fecha Navidades de 1892, el nombre de los<br />
remitentes: de Mi. y Mis. M. Comerford, el versículo: Que estas Pascuas te traigan<br />
paz, felicidady júbilo venturoso: un trozo de lacre rojo parcialmente licuado, ad-<br />
quirido en el comercio de Messrs. Hely, S. A., Dame Street, 89, 90 y 91: una caja<br />
que contenía el resto de una gruesa de plumillas doradas
863<br />
la dirección de la remitente de las 3 cartas en criptograma alfabético invertido<br />
bustrofedónico cuatrilinear punteado (vocales suprimidas) N. IGS./WI. UU. OX./W.<br />
OKS. MH/Y. IM: un recorte de periódico de un semanario inglés, Modere Society,<br />
asunto castigo corporal en las escuelas de niñas: una cinta roba que había<br />
festoneado un huevo de Pascua en el año 1899: dos preservativos parcialmente<br />
desenrollados con depósito, comprados por correo en el Apartado n. ° 32, Estafeta de<br />
Correos de Charing Cross, Londres, W. C.: 1 paquete de 1 docena de sobres de<br />
papel vergé color crema y papel de escribir con rayas finas, con filigranas, de los<br />
que quedaban 9: algunas monedas austrohúngaras heterogéneas: 2 papeletas de la<br />
lotería patrocinada por la Corona húngara: una lupa de poca potencia: 2<br />
fotolitografias eróticas mostrando a) coito bucal entre señorita desnuda<br />
(presentación trasera, posición superior) y torero desnudo (presentación delantera,<br />
posición inferior) b) violación anal a cargo de religioso varón (enteramente vestido,<br />
ojos turbios) de religiosa hembra (parcialmente vestida, ojos diáfanos), adquiridas<br />
por correo en el Apartado n. ° 32, Estafeta de Correos de Charing Cross, Londres, W.<br />
C.: un recorte de periódico de una receta para la restauración de botas viejas<br />
marrones: sello adhesivo de 1 penique, de color lila, del reinado de la Reina<br />
Victoria: un gráfico de las medidas de Leopold Bloom recopiladas antes, durante y<br />
después del uso consecutivo durante 2 meses del aparato de poleas de Sandow-<br />
Whiteley (para hombres 15 chelines, para atletas 20 chelines) a saber, pecho 28<br />
pulgadas y 29 1 /2 pulgadas, bíceps 9 pulgadas y 10 pulgadas, antebrazo 8 1 /2<br />
pulgadas y 9 pulgadas, muslo 10 pulgadas y 12 pulgadas, pantorrilla 11 pulgadas y<br />
12 pulgadas: un folleto de El Prodigio, el más avanzado remedio del mundo para<br />
afecciones rectales, directamente del Prodigio, Coventry House, South Place,<br />
Londres E. C., enviado (equivocadamente) a Mrs. L. Bloom con breve nota adjunta<br />
que empezaba (equivocadamente): Muy Sra. mía.<br />
Transcribid el texto exacto en el que el folleto declaraba las virtudes de ese remedio<br />
taumatúrgico.
864<br />
Cura y alivia mientras usted duerme, en caso de problemas al liberar flatulencias,<br />
coopera con la naturaleza de la manera más extraordinaria, garantizando alivio<br />
inmediato en la emisión de gases, preservando las partes limpias y el acto natural<br />
espontáneo, un desembolso inicial de 7 chelines con 61e convierte a usted en un<br />
hombre nuevo y la vida digna de vivirse. Las señoras hallarán El Prodigio<br />
especialmente útil, una agradable sorpresa cuando comprueben el resultado<br />
satisfactorio como un vaso de agua fresca de la fuente en un día sofocante de<br />
verano. Recomiéndelo a sus distinguidas y distinguidos amigos, dura una vida<br />
entera. Introdúzcase por el extremo alargado redondo. Prodigio.<br />
¿Había testimonios?<br />
Numerosos. Desde el clérigo, el oficial de la armada británica, el escritor célebre, el<br />
financiero, la enfermera, la dama, la madre de cinco, el mendigo distraído.<br />
¿Cómo concluía el testimonio concluyente del mendigo distraído?<br />
¡Qué pena que el gobierno no suministrara prodigios a nuestros hombres durante la<br />
campaña de Sudáfrica! ¡Qué ayuda habría sido!<br />
¿Qué objeto añadió Bloom a su colección de objetos?<br />
Una 4.a carta escrita a máquina recibida por Henry Flower (digamos que H. F. era<br />
L. B.) de Martha Clifford (ver quién pueda ser M. C.).<br />
¿Qué agradable pensamiento acompañó este acto?<br />
El pensamiento de que, dejando de lado la carta en cuestión, su atractivo rostro, tipo<br />
y fonna de hablar habían sido favorablemente acogidos durante el transcurso del día<br />
precedente por una esposa (Mrs. Josephne Breen, nombre de soltera Josie Powell),
865<br />
por una enfermera, Miss Callan (nombre de pila desconocido), una chica, Gertrude<br />
(Gerty, apellido desconocido).<br />
¿Qué posibilidad se insinuaba?<br />
La posibilidad de ejercer el poder varonil de la fascinación en un futuro no próximo<br />
después de un costoso ágape en un reservado en compañía de una elegante hetaira,<br />
de belleza corporal, moderadamente mercenaria, variadamente instruida, dama de<br />
nacimiento.<br />
¿Qué contenía el 2.° cajón?<br />
Documentos: el certificado de nacimiento de Leopold Paula Bloom: un seguro dotal<br />
mixto de 500 libras con la Compañía de Seguros Scottish Widows, intestada<br />
Millicent (Milly) Bloom, con derecho a heredarlo a los 25 años de edad con póliza<br />
de beneficios de 430 libras, 462 libras 10 chelines 0 peniques a los 60 años de edad<br />
o defunción, a los 65 años o defunción y a la defunción, respectivamente, o con<br />
póliza de beneficios (liberada) de 299 libras 10 chelines 0 peniques junto con el<br />
pago al contado de 133 libras 10 chelines 0 peniques, opcional: una libreta de<br />
ahorros emitida por el Banco del Ulster, sucursal de College Green, consignando el<br />
estado de c/c para el semestre finalizado el 31 de diciembre de 1903, saldo a favor<br />
del depositario: 18 libras 14 chelines 6 peniques (dieciocho libras, catorce chelines<br />
y seis peniques en moneda legal), estado de haberes: certificado de propiedad de<br />
900 libras, bonos (registrados) del Estado Canadiense al 4%, (exentos de timbre):<br />
certificados de la Comisión de Cementerios Católicos (Glasnevin), relacionada con<br />
la compra de una parcela de enterramiento: un recorte de periódico local concer-<br />
niente a cambio de nombre por escritura legal.<br />
Transcribid el texto exacto de esta comunicación.
866<br />
Yo, Rudolph Virag, residente en la actualidad en el n.° 52 de Clanbrassil Street,<br />
Dublín, anteriormente de Szombathely en el reino de Hungría, hago saber por la<br />
presente que he tomado y tengo la intención en adelante en cualquier circunstancia<br />
y en cualquier momento de ser conocido por el nombre de Rudolph Bloom.<br />
¿Qué otros objetos relacionados con Rudolph Bloom (nacido Virag) estaban en el<br />
2.° cajón?<br />
Un desdibujado daguerrotipo de Rudolf Virag y su padre Leopold Virag realizado<br />
en el año 1852 en el estudio fotográfico de su (respectivamente) primo hermano y<br />
primo 2.°, Stefan Virag de Szesfehervar, Hungría. Un viejo libro de la Haggada en<br />
el que unos lentes convexos de montura de concha insertados señalaban el pasaje de<br />
acción de gracias en el libro ritual de oraciones para la Pesaj (Pascua judía): una fo-<br />
tolitografía del hotel Queen, Ennis, propietario, Rudolph Bloom: un sobre dirigido:<br />
A mi querido h~o Leopold.<br />
¿Qué fracciones de frases evocaba la lectura de esas cinco únicas palabras?<br />
Mañana hará una semana que recibí .... no vale la pena Leopold existir .... con tu<br />
querida madre ... no puedo aguantar más ... a ella ... todo se ha acabado para mí ...<br />
cuida de Athos, Leopold .... mi querido hijo ... siempre ... de mí... das Herz ... Gott<br />
... dein ...<br />
¿Qué memorias de un hombre que sufre de melancolía progresiva evocaban estos<br />
objetos en Bloom?<br />
Un hombre viejo, viudo, el cabello descuidado, en la cama, con la cabeza cubierta,<br />
suspirando: un perro enclenque, Athos: acónito, al que acude en crecientes dosis de<br />
granos y escrúpulos como paliativo de una neuralgia recrudescente: el rostro muerto<br />
de un septuagenario, suicidio con veneno.
867<br />
¿Por qué experimentaba Bloom un sentimiento de remordimiento?<br />
Porque por impaciencia juvenil había tratado con falta de respeto ciertas creencias y<br />
costumbres.<br />
¿Como por ejemplo?<br />
La prohibición del uso de carne y leche en una misma comida: los simposios<br />
hebdomadarios ex compatriotas ex correligionarios incoordinadamente abstractos,<br />
férvidamente concretos y mercantiles de: la circuncisión de niños varones: el ca-<br />
rácter sobrenatural de las escrituras judaicas: la inefabilidad del tetragrámaton: la<br />
santidad del sábado.<br />
¿Qué le parecían ahora esas creencias y costumbres?<br />
No más racionales que entonces le parecían, no menos racionales que otras<br />
creencias y costumbres le parecían ahora. ¿Qué primer recuerdo tenía de Rudolph<br />
Bloom (difunto)? Rudolph Bloom (difunto) le relataba a su hijo Leopold Bloom (de<br />
6 años) un reordenamiento retrospectivo de las migraciones y asentamientos en y<br />
entre Dublín, Londres, Florencia, Milán, Viena, Budapest, Szombathely con<br />
aserciones de satisfacción (su abuelo había visto a María Teresa, emperatriz de<br />
Austria, reina de Hungría), con consejos mercantiles (él se había cuidado del<br />
penique, las libras se habían cuidado de ellas mismas). Leopold Bloom (de 6 años)<br />
había acompañado esos relatos con consultas constantes al mapa geográfico de<br />
Europa (político) y con sugerencias para el establecimiento de locales comerciales<br />
afiliados en los diferentes centros mencionados.<br />
¿Había borrado el tiempo igual aunque diferentemente la memoria de esas<br />
migraciones en el relator y en el oyente?
868<br />
En el relator por el acceso de los años y como consecuencia del uso de toxinas<br />
narcóticas: en el oyente por el acceso de los años y como consecuencia de la acción<br />
de la distracción en las experiencias ajenas.<br />
¿Qué idiosincrasias del relator eran producto concomitante de la amnesia?<br />
En ocasiones comía sin haberse previamente quitado el sombrero. En ocasiones se<br />
bebía vorazmente el zumo de la papilla de grosellas de un plato inclinado. En<br />
ocasiones se quitaba los restos de comida de los labios con un sobre desgarrado o<br />
con cualquier otro trozo de papel a mano.<br />
¿Qué dos fenómenos de senilidad eran más frecuentes?<br />
El miope cálculo digital de monedas, la eructación consecuencia de la repleción.<br />
¿Qué cosa ofrecía consuelo parcial a esos recuerdos?<br />
El seguro mixto, la libreta de ahorros, el certificado de propiedad de los títulos.<br />
Reducid a Bloom por multiplicación en cruz de reveses de la fortuna, de los cuales<br />
estos apoyos le protegían, y por eliminación de todos los valores positivos a una<br />
cantidad irreal negativa irracional insignificante.<br />
Sucesivamente, en orden descendente ilótico: la pobreza: la del vendedor ambulante<br />
de bisutería, el apremio por recuperar deudas fuertes y dudosas, el cobrador suplente<br />
del impuesto para pobres e impuestos municipales. La mendicidad: la del arruinado<br />
fraudulento con haberes insignificantes que paga 1/4 de penique por libra, el<br />
hombre anuncio, el distribuidor de prospectos, el merodeador nocturno, el sicofante<br />
insinuante, el marinero tullido, el mozalbete ciego, el hombre de los recados<br />
jubilado del aguacil, el cascarrabias, el lameculos, el aguafiestas, el sobalomos, el<br />
excéntrico hazmerreír de todo el mundo sentado en un banco de un parque público
869<br />
debajo de un paraguas agujereado de desecho. La indigencia: el internado del Hogar<br />
del Anciano (Royal Hospital), en Kilmainham, el internado del Hospital Simpson<br />
para hombres empobrecidos aunque respetables permanentemente imposibilitados<br />
por la gota o falta de visión. El abismo de la miseria: el anciano moribundo con de-<br />
mencia senil indigente incapacitado privado de derechos a expensas del municipio.<br />
¿Con qué concomitantes afrentas?<br />
La indiferencia displicente de mujeres anteriormente amigables, el desprecio de los<br />
hombres musculosos, la aceptación de pedazos de pan, la ignorancia simulada de<br />
conocidos casuales, la ladra de ilegítimos perros vagabundos sin licencia, el disparo<br />
infantil de proyectiles de verduras podridas, de valor escaso o nulo, nulo o menos<br />
que nulo.<br />
¿Con qué podría impedirse una situación así?<br />
Con la defunción (cambio de estado): con la marcha (cambio de lugar).<br />
¿Preferiblemente cuál?<br />
El último, por la ley del mínimo esfuerzo.<br />
¿Qué consideraciones convertían la marcha en algo no del todo indeseable?<br />
La cohabitación permanente estorbaba la tolerancia mutua de los defectos<br />
personales. El hábito de la compra independiente cultivado crecientemente. La<br />
necesidad de contrarrestar con la residencia temporal la persistencia del arresto.<br />
¿Qué consideraciones convertían la marcha en algo no irracional?
870<br />
Las partes interesadas, al unirse, se habían incrementado y o multiplicado, hecho lo<br />
cual, producida la progenie y educada hasta la madurez, las partes, si no se habían<br />
desunido estaban obligadas a unirse de nuevo para incrementarse y multiplicarse, lo<br />
cual era absurdo, para formar por reayuntamiento la pareja original de las partes<br />
unidas, lo cual era imposible.<br />
¿Qué consideraciones convertían la marcha en algo deseable?<br />
Las características atrayentes de ciertas localidades de Irlanda y del extranjero, tal<br />
como se describían en los mapas geográficos generales de diseño polícromo o en<br />
mapas de reconocimiento especiales de estado mayor empleando escala de nu-<br />
merales y curvas de nivel.<br />
¿En Irlanda?<br />
Los acantilados de Moher, las salvajes y borrascosas regiones de Connemara, el<br />
lago Neagh con su ciudad de piedra anegada, la Manga del Gigante, Fort Camden y<br />
Fort Carlisle, el Valle de Oro de Tipperary, las islas Arán, los pastizales de la real<br />
Meath, el olmo de Brígida en Kildare, los astilleros de Queen's Island en Belfast, el<br />
Remonte del Salmón, los lagos de Killamey.<br />
¿En el extranjero?<br />
Ceilán (con sus plantaciones de especias que suministran el té para Thomas Kernan,<br />
representante de Pulbrook, Robertson y Cía., en Mincin Lane, 2, Londres, E. C., en<br />
Dame Street, 5, Dublín), Jerusalén, la ciudad santa (con la mezquita de Omar y la<br />
puerta de Damasco, término de aspiración), el estrecho de Gibraltar (el lugar<br />
extraordinario del nacimiento de Manon Tweedy), el Partenón (que alberga las<br />
estatuas desnudas de las divinidades griegas), el mercado de valores de Wall Street<br />
(que controla las finanzas internacionales), la Plaza de Toros de La Línea (donde<br />
O'Hara el de los Camerons había matado el toro), Niágara (por donde ningún ser
871<br />
humano había cruzado con impunidad), la tierra de los esquimales (comedores de<br />
jabón), el país prohibido del Tíbet (del que ningún viajero vuelve), la bahía de<br />
Nápoles (verla y después morir), el Mar Muerto.<br />
¿Bajo qué guía, siguiendo qué señales?<br />
En el mar, septentrional, por la noche la estrella polar, situada en el punto de<br />
intersección de la línea recta desde beta a alfa en la Osa Mayor prolongada y<br />
dividida externamente en omega y la hipotenusa del rectángulo formado por la línea<br />
alfa omega así prolongada y la línea alfa delta de la Osa Mayor. En tierra,<br />
meridional, una luna bisfénca, manifestada en diferentes fases lunares imperfectas a<br />
través del intersticio posterior de la falda imperfectamente ocluida de una carnosa<br />
mujernegligente que pasea, una columna de nube por el día.<br />
¿Qué anuncio público divulgaría la ocultación del desaparecido?<br />
5 libras de recompensa, perdido, robado o extraviado de su residencia en Eccles<br />
Street, 7, falta caballero de unos 40 años, responde al nombre de Bloom, Leopold<br />
(Poldy), estatura 5 pies 9 1 /2 pulgadas, de constitución fuerte, tez aceitunada, puede<br />
haberse dejado crecer la barba desde entonces, la última vez que se le vio llevaba un<br />
traje negro. La cantidad anterior será abonada por cualquier información que<br />
permita encontrarle.<br />
¿Qué denominaciones universales binomias se le aplicarían como ente y no-ente?<br />
Supuestas por algunos o conocidas por ninguno. Todos o Nadie.<br />
¿Qué tributos serían los suyos?<br />
El honor y los dones de los extraños, los amigos de Todos. Una ninfa inmortal,<br />
belleza, la novia de Nadie.
872<br />
¿Nunca reaparecería el desaparecido en ningún lugar de ninguna manera?<br />
Siempre vagaría, por sí mismo apremiado, hasta los extremos de su órbita<br />
cometana, al otro lado de las estrellas fijas y de los soles variables y planetas<br />
telescópicos, abandonados y desamparados astronómicos, hasta los últimos confines<br />
del espacio, yendo de unos pueblos a otros, por entre gentes, por entre eventos. En<br />
algún sitio imperceptiblemente oiría y de alguna manera a regañadientes, por el sol<br />
apremiado, obedecería la llamada al regreso. De aquí, desaparecería de la<br />
constelación de la Corona Septentrionalis y de alguna manera reaparecería renacido<br />
sobre delta en la constelación de Casiopea y después de incalculables eones de<br />
peregrinación volvería como extrañado vengador, rayo de justicia para malhechores,<br />
fosco cruzado, durmiente alerta, con recursos económicos (en hipótesis) superiores<br />
a los de Rothschild o a los del rey de la plata.<br />
¿Qué harta una vuelta así irracional?<br />
Una ecuación insatisfactoria entre un éxodo y una vuelta en el tiempo a través del<br />
espacio reversible y un éxodo y una vuelta en el espacio a través del tiempo<br />
irreversible.<br />
¿Qué juego de fuerzas, induciendo a la inercia, convertiría la marcha en indeseable?<br />
Lo tarde de la hora, convirtiéndola en procrastinación: la oscuridad de la noche,<br />
convirtiéndola en invisible, la inseguridad de las vías públicas, convirtiéndola en<br />
peligrosa: la necesidad de reposo, obviando el movimiento: la proximidad de una<br />
cama ocupada, obviando la busca: el augurio del calor (humano) suavizado con<br />
frescor (las sábanas), obviando el deseo y convirtiéndolo en deseable: la estatua de<br />
Narciso, sonido sin eco, deseo deseado.<br />
¿Qué ventajas tenía una cama ocupada, a diferencia de una desocupada?
873<br />
La eliminación de la soledad nocturnal, la superior calidad de la calefacción humana<br />
(mujer madura) en comparación con la inhumana (botella de agua caliente), el estí-<br />
mulo del contacto matutino, el ahorro del planchado realizado en la misma casa en<br />
lo que se refiere a los pantalones cuidadosamente doblados y colocados a lo largo<br />
entre el colchón de muelles (a rayas) y el colchón de lana (corte beis).<br />
¿Qué pasadas causas consecutivas, antes de levantarse preaprehendidas, de<br />
cansancio acumulado recapituló Bloom silenciosamente, antes de levantarse?<br />
La preparación del desayuno (ofrenda quemada): congestión intestinal y defecación<br />
premeditada (sanctasanctórum): el baño (rito de Juan): el entierro (rito de Samuel):<br />
el anuncio de Alexander Yaves (Unm y Thummim): el almuerzo insustancial (rito<br />
de Melquisedec): la visita al museo y a la bibioteca nacional (sagrado lugar): la caza<br />
del libro por Bedford Row, Merchants' Arch, Wellington Quay (Simchath Tora): la<br />
música en el Hotel Ormond (Cantar de los Cantares): el altercado con un truculento<br />
troglodita en el local de Bernard Kiernan (holocausto): un tiempo muerto que<br />
incluye una vuelta en coche, una visita a un mortuorio, una despedida (soledad): el<br />
erotismo ocasionado por una exhibicionista femenina (rito de Onán): el prolongado<br />
alumbramiento de Mrs. Mina Purefoy (ofrenda de elevación): visita a la casa de<br />
lenocinio de Mrs. Bella Cohen, en Tyrone Street Lower, 82, y subsiguiente reyerta y<br />
desbarajuste fortuito en Beaver Street (Armagedón): paseo nocturnal al albergue del<br />
cochero y vuelta, puente Butt (expiación).<br />
¿Qué enigma autoimpuesto aprehendió involuntariamente Bloom cuando iba a<br />
levantarse para irse con el fin de terminar no fuera que no pudiera terminar?<br />
La causa de un crujido corto penetrante inesperado oído fuerte aislado emitido por<br />
el material inerte de una mesa de o madera de vetas torcidas.
874<br />
¿Qué enigma impuesto a sí mismo no comprendió Bloom levantado, recogiendo<br />
prendas de vestir multicolores multiformes multitudinarias, aprehendiéndolo<br />
voluntariamente?<br />
¿Quién era Gandina?<br />
¿Qué enigma autoevidente sopesado con inconstante constancia durante 30 años<br />
comprendía ahora Bloom, habiendo provocado oscuridad natural al extinguir la luz<br />
artificial, de pronto en silencio?<br />
¿Dónde estaba Moisés cuando se apagó la vela?<br />
¿Qué imperfecciones en un día perfecto enumeró sucesivamente Bloom, en silencio,<br />
andando, cargado con una colección de prendas de vestir, de un hombre<br />
recientemente desvestido?<br />
Fracaso provisional en la renovación de un anuncio: en la obtención de una cierta<br />
cantidad de té de Thomas Kernan (representante de Pulbrook, Robertson y Cía., en<br />
Dame Street, 5, Dublín, y en Mincing Lane, 2, Londres, E. C.): en certificar la<br />
presencia o ausencia de orificio rectal posterior en el caso de las diosas helénicas: en<br />
la obtención de una entrada (gratis o pagando) para la representación de Leah por<br />
Mrs. Bandmann Palmer en el Gaiety Theatre, en South King Street, 46, 47, 48, 49.<br />
¿Qué impresión de un rostro ausente evocó Bloom, parado, en silencio?<br />
El rostro del padre de ella, la del fallecido comandante Brian Cooper Tweedy,<br />
Fusileros del Real de Dublín, de Gibraltar y Rehoboth, Dolphin's Bam.<br />
¿Qué impresiones recurrentes del mismo serían posibles por hipótesis?
875<br />
Retrocediendo, en la terminal de los Ferrocarriles Great Northem, Amiens Street,<br />
con aceleración uniforme constante, a lo largo de líneas paralelas que se encuentran<br />
en el infinito, si se prolongan: a lo largo de líneas paralelas, reproducidas desde el<br />
infinito, con retraso uniforme constante, en la terminal de los Ferrocarriles Great<br />
Northem, Amiens Street, retomando. ¿Qué efectos misceláneos de prendas<br />
personales de vestir de mujer fueron advertidos por él?<br />
Un par de medias negras nuevas de señora inodoras mitad de seda, un par de ligas<br />
nuevas color violeta, un par de bragas de señora de talla muy grande de fina<br />
muselina india, de corte amplio, impregnadas de perfume de opopónaco, jazmín y<br />
cigarrillos turcos Muratti y con un largo imperdible de acero brillante, cerrado en<br />
curvilínea, una camisola de batista con ribete de fino encaje, unas enaguas plisadas<br />
de moaré de seda azul, todos estos objetos dispuestos irregularmente encima de un<br />
arcón rectangular, refuerzos cuádruples, con ángulos reforzados, etiquetas<br />
multicolores, con las iniciales en la parte delantera en rotulado blanco B. C. T.<br />
(Bnan Cooper Tweedy).<br />
¿Qué objetos inanimados fueron percibidos?<br />
Un bacín, con pata fracturada, totalmente cubierto por un cuadrado de cretona, con<br />
dibujos de manzanas, sobre el que descansaba un sombrero de paja negro de señora.<br />
Efectos de loza con greca, comprados en Henry Price, fabricante de cestas, objetos<br />
de fantasía, loza y ferretería, en Moore Street, 21, 22, 23, colocados irregularmente<br />
sobre el lavabo y el suelo y que incluía jofaina, jabonera y bandeja para el cepillo<br />
(sobre el lavabo, juntos), jarra y orinal de noche (sobre el suelo, separados).<br />
¿Los actos de Bloom?<br />
Depositó las prendas de vestir sobre una silla, desplazó las restantes prendas de<br />
vestir, cogió de debajo del cabezal en la cabecera de la cama un largo camisón de<br />
dormir blanco doblado, metió la cabeza y los brazos en los orificios propios del
876<br />
camisón de dormir, desplazó la almohada de la cabecera a los pies de la cama,<br />
preparó las sábanas como corresponde y se metió en la cama.<br />
¿Cómo?<br />
Con cuidado, como invariablemente hacía al entrar en una estancia (fuera o no fuera<br />
suya): con precaución, los muelles de espiral del colchón eran viejos, las virolas de<br />
latón y barrotes retorcidos sueltos y trémulos con la tensión y presión:<br />
prudentemente, como si entrara en una guarida o emboscada de lujuria o de<br />
culebras: suavemente, para molestar lo menos posible: reverentemente, el tálamo de<br />
la concepción y del nacimiento, de la consumación del matrimonio y de la violación<br />
del matrimonio, del sueño y de la muerte.<br />
¿Qué encontraron sus extremidades cuando gradualmente se estiraron?<br />
Sábanas nuevas limpias, olores adicionales, la presencia de una forma humana,<br />
femenina, de ella, el vestigio de una forma humana, masculina, no de él, algunas<br />
migajas, algunos pedazos de carne en pote, recocida, que él apartó.<br />
¿Si hubiera sonreído por qué habría sonreído?<br />
Al considerar que todo el que entra se imagina ser el primero en entrar en tanto que<br />
siempre es el último término de una serie precedente aun cuando el primer término<br />
de una serie sucesiva, cada uno imaginándose el primero, el último, único y solo en<br />
tanto que ni es el primero ni el último ni único ni solo en una serie que comienza en<br />
lo infinito y se repite.<br />
¿Qué serie precedente?<br />
Suponiendo que Mulvey fuera el primer término de la serie, Penrose, Bartell d'Arcy,<br />
el profesor Goodwin, Julius Mastiansky, John Henry Menton, el padre Bemard
877<br />
Corngan, un granjero de la Feria de Caballos de la Real Asociación de Dublín,<br />
Maggot O'Reilly, Matthew Dillon, Valentine Blake Dillon (Alcalde de Dublín),<br />
Christopher Callinan, Lenehan, un organillero italiano, un señor desconocido en el<br />
Gaiety Theatre, Benjamin Dollard, Simon Dedalus, Andrew (el Picha) Burke,<br />
Joseph Cuffe, Wisdom Hely, el concejal John Hooper, el doctor Francis Brady, el<br />
padre Sebastián de Mount Argus, un limpiabotas de la Central de Correos, Hugh E.<br />
(Botero) Boylan y así uno tras otro hasta nunca llegar al último término.<br />
¿Cuáles eran sus consideraciones con respecto al último miembro de esta serie y<br />
último ocupante de la cama?<br />
Consideraciones sobre su vigor (un hortera), sus dimensiones corporales (un<br />
cartelero), sus aptitudes comerciales (un fullero), su impresionabilidad (un<br />
jactancioso).<br />
¿Por qué para el observador la impresionabilidad además del vigor, las dimensiones<br />
corporales y las aptitudes comerciales? Porque había observado con acentuada<br />
frecuencia en los miembros precedentes de la misma serie la misma concupiscencia,<br />
inflamablemente transmitida, primero con alarma, después con condescendencia,<br />
luego con deseo, finalmente con cansancio, con síntomas altemantes de<br />
comprensión y aprensión hermafroditas.<br />
¿Con qué sentimientos opuestos quedaron afectadas sus consideraciones<br />
subsiguientes?<br />
Con envidia, celos, abnegación, ecuanimidad.<br />
¿Envidia?<br />
De un organismo fisico y mental masculino especialmente adaptado para la postura<br />
superpuesta de la energética copulación humana y el energético movimiento de
878<br />
pistón y cilindro necesario para la satisfacción total de una concupiscencia constante<br />
aunque no aguda asentada en un organismo fisico y mental femenino, pasivo<br />
aunque no obtuso.<br />
¿Celos?<br />
Porque una naturaleza plena y volátil en estado libre, era al0 temativamente agente<br />
y reactivo de la atracción. Porque la atracción entre agente(s) y reactivo(s) variaba<br />
en todo momento, en proporción inversa al incremento y amenguamiento, con<br />
aumento continuo circular y reingreso radial. Porque la contemplación controlada<br />
de la fluctuación de la atracción producía, si se deseaba, una fluctuación del placer.<br />
¿Abnegación?<br />
En virtud de a) amistad iniciada en septiembre de 1903 en el establecimiento de<br />
George Mesías, comerciante de confecciones para caballero y sastre, en Eden Quay,<br />
5, b) hospitalidad presentada y recibida en especie, correspondida y confir mada en<br />
persona, c) relativa juventud sujeta a impulsos de ambición y magnanimidad,<br />
altruismo de colega y egoísmo amoroso, d) atracción extrarracial, inhibición<br />
intrarracial, privilegio suprarracial, e) una inminente gira musical por provincias,<br />
gastos corrientes en común, ganancias netas a dividir.<br />
¿Ecuanimidad?<br />
Como algo natural como todo y cualquier acto natural de una naturaleza expresada<br />
o entendida ejecutado en condiciones naturales por criaturas naturales de acuerdo<br />
con él y ella y sus condiciones naturales, de similaridad desemejante. Como algo no<br />
tan calamitoso como la aniquilación cataclísmica del planeta como consecuencia de<br />
una colisión con un sol negro. Como algo menos censurable que el robo, el atraco,<br />
la crueldad con los niños y animales, el obtener dinero con fraude, la falsificación,<br />
el desfalco, la malversación del dinero público, el engaño a la confianza pública, la
879<br />
simulación, la mutilación criminal, la corrupción de menores, la difamación<br />
criminal, el chantaje, el desacato a los tribunales, la piromanía, la traición, la<br />
felonía, el motín en alta mar, la entrada ilegal en propiedad ajena, el robo con<br />
allanamiento de morada, la fuga de prisión, la práctica de vicios antinaturales, la<br />
deserción de las fuerzas armadas en el campo de batalla, el perjurio, la caza furtiva,<br />
la usura, la venta de información a los enemigos del rey, la suplantación, intento de<br />
violación, homicidio involuntario, asesinato con premeditación y alevosía. Como<br />
algo no más anormal que todos los demás procesos paralelos de adaptación a las<br />
condiciones cambiantes de la existencia, que tienen como resultado un equilibrio re-<br />
cíproco entre el organismo fisico y sus circunstancias concomitantes, alimentos,<br />
bebidas, hábitos adquiridos, tendencias consentidas, enfermedades importantes.<br />
Como algo más que inevitable, irreparable.<br />
¿Por qué más abnegación que celos, menos envidia que ecuanimidad?<br />
De agravio (el matrimonio) a agravio (el adulterio) no resultaba más que agravio (la<br />
copulación) y sin embargo el transgresor matrimonial del transgredido<br />
matrimonialmente no había sido agraviado por el transgresor adúltero del adúltera-<br />
mente transgredido.<br />
¿Qué justo castigo, si alguno?<br />
El asesinato, jamás, ya que dos desatinos no arreglan nada. Batirse en duelo, no.<br />
Divorcio, ahora no. Revelación por medio de ardid mecánico (cama automática) o<br />
declaración personal (testigos oculares ocultos), aún no. Demanda judicial por<br />
daños y perjuicios por la vía legal o simulación de agresión con testimonio de<br />
heridas sufridas (autoinfligidas), no imposible. Mamela por la vía moral, posible.<br />
De haber alguna, convencidamente, connivencia, introducción de emulación so<br />
(material, una próspera agencia de publicidad competidora: moral, un afortunado<br />
agente competidor de la intimidad), depreciación, alienación, humillación,<br />
separación que proteja a la separada del otro, que proteja al separador de ambos.
880<br />
¿Con qué consideraciones justificaba reaccionador consciente contra el vacío de la<br />
incertidumbre sus propios sentimientos?<br />
La predeterminada frangibdidad del himen: la supuesta intangibilidad de la cosa<br />
misma: la incongruidad y desproporción entre la tensión autoprolongante de la cosa<br />
propuesta a ser hecha y la relajación autoabreviante de la cosa hecha: la falazmente<br />
inferida debilidad de la mujer: la musculatura del hombre: la mutabilidad de los<br />
códigos morales: la natural transición gramatical por inversión que no afecta a la<br />
alteración del sentido de una proposición de aoristo pretérito (gramaticalmente<br />
analizada como sujeto masculino, monosilábico verbo transitivo onomatopéyico con<br />
objeto directo femenino) de la voz activa a su proposición correlativa de aoristo<br />
pretérito (gramaticalmente analizada como sujeto femenino, verbo auxiliar y<br />
cuasimonosilábico participio onomatopéyico con agente complementario<br />
masculino) en voz pasiva: la producción continua de inseminadores por generación:<br />
la continua producción de semen por destilación: la futilidad del triunfo o de la<br />
protesta o de la reinvidicación: la inanidad de la virtud encomiada: el letargo de la<br />
materia ncpente: la apatía de las estrellas.<br />
¿En qué satisfacción final convergieron estos sentimientos y consideraciones<br />
antagónicas reducidas a su más simple forma?<br />
Satisfacción por la ubicuidad en los hemisferios terrestres orientales y occidentales,<br />
en todas las tierras habitables e islas exploradas e inexploradas (la tierra del sol de<br />
medianoche, las islas afortunadas, las islas de Grecia, la tierra prometida) de<br />
adiposos hemisferios femeninos anteriores y posteriores, fragantes de leche y miel y<br />
de calor excretorio sanguíneo y seminal, evocadores de familias seculares de curvas<br />
de amplitud, impasibles ante los humores por impresiones o ante las contrariedades<br />
por expresiones, expresivos de la muda inmutable animalidad madura.<br />
¿Las señales visibles de la presatisfacción?
881<br />
Una erección aproximada: una atención atenta: una elevación gradual: una<br />
revelación vacilante: una contemplación silenciosa.<br />
¿Después?<br />
Besó los ambarinos melones orondos serondos odoranteserondos de sus nalgas, en<br />
cada orondo hemisferio meloso, en el surco serondo ambarino, con un ósculo oscuro<br />
prolongado provocante melodorantemeloso.<br />
¿Las señales visibles de la postsatisfacción?<br />
Una contemplación silenciosa: una velación vacilante: un gradual menguamiento:<br />
una aversión atenta: una erección próxima.<br />
¿Qué siguió a este acto silencioso?<br />
Invocación somnolente, exploración menos somnolente, excitación incipiente,<br />
interrogación catequística.<br />
¿Con qué modificaciones replicó el narrador a está interrogación?<br />
Negativas: omitió mencionar la correspondencia clandestina entre Martha Clifford y<br />
Henry Flower, el altercado público en, dentro y en los alrededores del<br />
establecimiento autorizado para vender bebidas de Bernard Kiernan y Cía, S. A.,<br />
Little Britain Street, 8, 9, y 10, la provocación erótica y reacción a la misma<br />
originada por la exhibicionista de Gertrude (Gerty), apellidos desconocidos.<br />
Positivas: incluyó mencionar la actuación de Mrs. Bandmann Palmer en Leab en el<br />
Gaiety Theatre, South King Street, 46, 47, 48, 49, una invitación a cenar en el Hotel<br />
Wynn (Murphy), Lower Abbey Street, 35, 36 y 37, un volumen de pecaminosa<br />
tendencia pornográfica intitulado Delicias delpecado, autor anónimo un caballero
882<br />
de moda, una conmoción pasajera originada por un movimiento erróneamente<br />
calculado en el transcurso de una exhibición gimnástica postyantal, siendo la<br />
víctima (ya recuperada completamente) Stephen Dedalus, profesor y autor, hijo<br />
mayor sobreviviente de Simon Dedalus, sin ocupación fija, una hazaña aeronáutica<br />
realizada por él (el narrador) en presencia de un testigo, el antedicho profesor y au-<br />
tor, con pronta decisión y gimnástica flexibilidad.<br />
¿Fue la narración aparte de eso inalterada por modificaciones?<br />
En absoluto.<br />
¿Qué acontecimiento o persona surgió como el punto culminante de su narración?<br />
Stephen Dedalus, profesor y autor.<br />
¿Qué limitaciones de la actividad e inhibición de los derechos conyugales fueron<br />
percibidas por la oyente y el narrador concerniente a ellos mismos durante el<br />
transcurso de esta intermitente y progresivamente más lacónica narración?<br />
De acuerdo con la oyente una limitación de la fertilidad en vista de que el<br />
matrimonio se había celebrado 1 mes civil después del 18.° aniversario de su<br />
nacimiento (el 8 de septiembre de 1870), a saber, el 8 de octubre, y se había<br />
consumado en la misma fecha con descendencia femenina nacida el 15 de junio de<br />
1889, habiendo sido anticipadamente consumado el 10 de septiembre del mismo<br />
año y trato sexual completo, con eyaculación de semen dentro del órgano natural<br />
femenino, habiendo tenido lugar por última vez 5 semanas previas, a saber, el 27 de<br />
noviembre de 1893, al nacimiento el 29 de diciembre de 1893 de la segunda<br />
descendencia (y único varón), fallecido el 9 de enero de 1894, a la edad de 11 días,<br />
existiendo un periodo de 10 años, 5 meses y 18 días durante el cual el trato camal<br />
había sido incompleto, sin eyaculación de semen dentro del órgano natural<br />
femenino. De acuerdo con el narrador una limitación de la actividad, mental y
883<br />
corporal, en vista de que el trato mental completo entre él y la oyente no había<br />
tenido lugar desde la consumación de la pubertad, señalada por hemorragia catame-<br />
nial, de la descendencia femenina del narrador y de la oyente, el 15 de septiembre<br />
de 1903, existiendo un periodo de 9 meses y 1 día durante el cual, como<br />
consecuencia de una comprensión natural preestablecida en la incomprensión entre<br />
las mujeres consumadas (la oyente y descendencia), libertad corporal completa de<br />
acción había sido circunscrita.<br />
¿Cómo?<br />
De acuerdo con el reiterado interrogatorio femenino referente al destino masculino<br />
adónde, el lugar dónde, el tiempo en que, la duración para la que, el objeto con que<br />
en el caso de ausencias pasajeras, planeado o ejecutado.<br />
¿Qué se movía visiblemente sobre las invisibles cavilaciones de la oyente y del<br />
narrador?<br />
El reflejo proyectado de una lámpara y una pantalla, una serie inestable de círculos<br />
concéntricos de gradaciones variantes de luz y sombra.<br />
¿En qué direcciones estaban echados la oyente y el narrador?<br />
La oyente, E. por S.E.: el narrador, O. por N.O.: en el paralelo 53 de latitud, N., y el<br />
meridiano 6 de longitud, O.: en un ángulo de 45 ° respecto al ecuador terrestre.<br />
¿En qué estado de reposo o movimiento?<br />
En reposo relativamente según ellos mismos y según la una al otro. En movimiento<br />
siendo cada uno y ambos llevados hacia el oeste, hacia delante y hacia atrás<br />
respectivamente, de acuerdo con el perpetuo movimiento propio de la tierra a través<br />
de caminos cambiantes del espacio invanable.
884<br />
¿En qué postura?<br />
La oyente: reclinada semilateralmente del lado izquierdo, la mano izquierda bajo la<br />
cabeza, la pierna derecha extendida en línea recta y descansando sobre la pierna<br />
izquierda, flexionada, en actitud de Gea-Terra, satisfecha, recostada, plena de vida.<br />
El narrador: reclinado lateralmente, del lado izquierdo, con las piernas derecha e<br />
izquierda flexionadas, el dedo índice y el pulgar de la mano derecha descansando<br />
sobre el caballete de la nanz, en la actitud representada en la fotografía instantánea<br />
tomada por Percy Apiohn, el hombreniño cansado, el niñohombre en las entrañas.<br />
¿Entrañas? ¿Cansado?<br />
Descansa. Ha viajado.<br />
¿Con?<br />
Simbad el Marino y Timbad el Timbalero y Jimbad el jinetero y Whimbad el<br />
Güisquero y Nimbad el Negrero y Fimbad el Finquero y Pimbad el Pinero y<br />
Mimbad el Minero y Nimbad el Heñero y Rimbad el Rumbero y Dimbad el<br />
Dinamitero y Vimbad el Vimbrero y Limbad el Limero y Ximbad el Yerbatero.<br />
¿Cuándo?<br />
Yendo a una cama oscura había un cuadrado redondo Simbad el Marino huevo del<br />
alca del rocho en la noche de la cama de todas las alcas de todos los rochos de<br />
Oscurimbad el Luminero.<br />
¿Dónde?<br />
18
885<br />
SÍ porque él no había hecho nunca una cosa así antes como pedir que le lleven el<br />
desayuno a la cama con un par de huevos desde los tiempos del hotel City Arms<br />
cuando se hacía el malo y se metía en la cama con voz de enfermo haciendo su<br />
santísima para hacerse el interesante ante la vieja regruñona de Mrs Riordan que él<br />
creía que la tenía enchochada y no nos dejó ni un céntimo todo para misas para ella<br />
solita y su alma tacaña tan grande no la hubo jamás de hecho le espantaba tener que<br />
gastarse 4 peniques en su alcohol metílico contándome todos sus achaques mucha<br />
labia que tenía para la política y los terremotos y la fin del mundo tengamos antes<br />
un poco de diversión que Dios nos ampare si todas las mujeres fueran de su calaña<br />
le disgustaban los hañadores y los escotes por supuesto nadie quería verla con ellos<br />
supongo que era piadosa porque no había hombre que se fijara en ella dos veces<br />
espero que nunca me parezca a ella milagro que no nos pidiera que nos cubriéramos<br />
la cara pero era una mujer muy educada desde luego y su cháchara sobre Mr<br />
Riordan para aquí y Mr Riordan para allá supongo que se alegraría de deshacerse de<br />
ella y su perro olisqueándome las pieles y siempre mañoseando para metérseme<br />
debajo de las enaguas sobre todo aun así me gusta eso de él tan atento con las viejas<br />
ya ves y con los camareros y mendigos también no es orgulloso por nada pero no<br />
siempre si es que alguna vez tuviera algo serio es mucho mejor que los lleven a un<br />
hospital donde todo está limpio pero supongo que tendría que repetírselo durante un<br />
mes sí y entonces tendríamos una enfermera del hospital tener que aguantar el<br />
rapapolvo y él allí hasta que lo echen o una monja a lo mejor como la de esa foto<br />
guarra que tiene es tan monja como yo no sí porque son tan débiles y quejicas<br />
cuando están malos necesitan una mujer para ponerse buenos si echan sangre por la<br />
nariz te imaginarías que era O algo trágico y esa carademuerto una vez por la ronda<br />
sur cuando se torció el pie en la fiesta del coro en la Montaña de pandeazúcar el día<br />
que yo llevaba aquel vestido de Miss Stack trayéndole flores las más secas que pudo<br />
encontrar en el fondo del cesto cualquier cosa por meterse en el cuarto de un<br />
hombre su voz de solterona queriendo imaginar que se moría por sus huesos para<br />
nunca verte la jeta otra vez aunque estaba más varonil con la barba un poco crecida<br />
en la cama con padre pasaba lo mismo además no soporto poner vendas ni las
886<br />
medicinas cuando se cortó el dedo del pie con la navaja de afeitar recortándose los<br />
callos aterrorizado de sufrir un envenenamiento de la sangre pero si fuera algo que<br />
me pasara a mí entonces ya veríamos cómo me cuidaba sólo que la mujer desde<br />
luego lo oculta para no dar la lata que ellos dan sí se corrió en algún sitio estoy<br />
segura por sus ganas de todos modos amor no es de lo contrario estaría desganado<br />
pensando en ella así que o fue una. de esas mujeres de la noche si fue por allá abajo<br />
por donde de verdad estuvo y el cuento del hotel un montón de mentiras para<br />
ocultarlo planeándolo Hynes me entretuvo con quién me encontré ah sí me encontré<br />
con tú te acuerdas de Menton y quién más déjame ver ese grandullón cara de niño le<br />
vi y no hace mucho que se casó flirteando con una joven en el Myriorama de Pooles<br />
y le di la espalda cuando se largó haciéndose el loco con las orejas gachas qué más<br />
da pero tuvo la cara dura de darme explicaciones una vez le está bien por bocazas y<br />
ojos apagados de todos los cretinos que jamás haya conocido y a eso le llaman un<br />
procurador sólo que me fastidia tener una pelea larga en la cama o si no y si no es<br />
eso será alguna putilla o algo por el estilo que se apañó en algún sitio o que ligó a la<br />
chita callando si al menos lo conocieran tan bien como yo lo conozco sí porque<br />
antes de ayer estaba escribiendo a la prisa y corriendo algo una carta cuando entré<br />
en la habitación de delante para enseñarle la muerte de Dignam en el periódico<br />
como si algo me dijera y lo tapó con el papel secante haciendo como si pensara en<br />
sus negocios así que lo más probable es que fuera eso para alguien que piensa que lo<br />
tiene embobado porque todos los hombres se vuelven un poco así a su edad<br />
especialmente cuando se acercan a los cuarenta como le ocurre a él para sacarle con<br />
mimitos todo el dinero que pueda no hay peor tonto que un tonto viejo y luego lo<br />
que me dio por saco fue que lo ocultara no que me importe un rábano con quién lo<br />
hace o conoció antes de esa manera aunque me gustaría averiguarlo siempre que no<br />
los tenga a los dos bajo mis narices todo el tiempo como aquella guarra de Mary que<br />
tuvimos en Ontario terrace acolchándose el culo falso para excitarlo mal está tener<br />
que aguantar el olor de esas mujeres pintadas una o dos veces tuve la sospecha<br />
haciendo que se acercara cuando me encontré el pelo largo en su americana sin<br />
contar cuando entré en la cocina haciendo él como que bebía agua 1 mujer no es<br />
bastante para ellos él tuvo toda la culpa claro de estropear a las criadas y luego
887<br />
proponiendo que comiera con nosotros en la mesa el día de Navidad si te parece O<br />
no gracias no en mi propia casa robándome las patatas y las ostras 2 con 6 la docena<br />
saliendo a ver a su tía si te parece robo vulgar y corriente es lo que era pero yo<br />
estaba segura de que tenía algo con aquélla me basto yo sola para averiguar una<br />
cosa como lo que él dijo no tienes pruebas ella era la prueba O sí que su tía era muy<br />
aficionada a las ostras pero le dije lo que pensaba de ella proponiéndome que saliera<br />
para quedarse solo con ella yo no me iba a rebajar espiándoles las ligas que me en-<br />
contré en su habitación el viernes que ella estaba fuera yo con eso ya tenía bastante<br />
la cara se le hinchó de rabia cuando la puse de patitas en la calle ya me encargué yo<br />
de eso mejor pasar de ellas por completo hacer yo las habitaciones más rápido lo<br />
único la maldita cocina y sacar la basura me tuvo que oír de cualquier modo o ella o<br />
yo deja la casa no podría ni siquiera tocarle si pensara que estaba con una sucia<br />
mentirosa caradura y vaga como ésa negándomelo en mi propia cara y cantando por<br />
toda la casa en el W C también porque sabía que estaba segura sí porque él no<br />
puede de ninguna manera pasar sin eso tanto tiempo así que tiene que hacerlo en<br />
alguna parte y la última vez se corrió en mi culo cuándo fue la noche que Boylan<br />
me dio un buen estrujón en la mano paseando a lo largo del Tolka en mi mano se<br />
mete otra y yo ni corta ni perezosa le apreté la suya ya ves con el pulgar para<br />
devolvérselo cantando a la luna nueva de mayo radiante de amor porque él se huele<br />
algo de él y de mí no es tan tonto dijo voy a cenar fuera y me voy al Gaiety aunque<br />
no le voy a dar la satisfacción en todo caso Dios sabe que él supone un cambio de<br />
alguna manera no llevar siempre y por siempre el mismo sombrero a menos que<br />
pagara a algún chico guapito para que lo hiciera ya que yo sola no lo puedo hacer a<br />
un jovencito le gustaría yo le aturrullaría un poco sola con él si estuviéramos dejaría<br />
que me viera las ligas las nuevas y le haría ponerse colorado mirándole seducirle sé<br />
lo que los chicos sienten con esa pelusa en las mejillas haciendo eso meneándosela<br />
y sacándosela a todas horas pregunta y respuesta harías esto lo otro y lo de más allá<br />
con el carbonero sí con un obispo sí lo haría porque le conté lo de que un deán o un<br />
obispo que estaba sentado a mi lado en los jardines de la sinagoga judía cuando<br />
estaba haciendo punto aquella cosa de lana que no conocía Dublín qué lugar era<br />
aquél y así dale con los monumentos y me dejó agotada con tantas estatuas
888<br />
animándole haciéndole peor de lo que es a quién tienes en mente vamos dime en<br />
quién estás pensando quién es dime su nombre quién dime quién es el Emperador de<br />
Alemania sí imagínate que soy él piensa en él puedes sentirlo intentando hacer una<br />
puta de mí lo que nunca conseguirá debería dejarlo ya a estas alturas de su vida<br />
sencillamente la ruina de cualquier mujer y sin sacarle ninguna satisfacción<br />
haciendo como que te gusta hasta que se corre y luego terminarlo tú misma de<br />
cualquier forma y se te ponen los labios pálidos de todas formas se ha acabado de<br />
una vez por todas con todo lo que habla la gente de ello es sólo la primera vez<br />
después es la rutina de hacerlo y no pensar más en ello por qué no puedes besar a un<br />
hombre sin ir y casarte con él primero a veces te morirías de ganas cuando te sientes<br />
de esa manera tan bien en todo tu cuerpo que no te puedes aguantar me gustaría que<br />
algún hombre me cogiera alguna vez cuando él está ahí y me besara en sus brazos<br />
no hay nada como un beso largo y ardiente hasta dentro de tu alma casi te paraliza<br />
luego me fastidia aquella confesión cuando solía ir al Padre Corngan me ha tocado<br />
padre y qué hay de malo si lo hizo dónde y yo dije que por el comienzo del canal<br />
como una tonta pero por qué partes de tu persona hija mía en la pierna detrás por<br />
arriba sí bastante araba fue donde te sientas sí O Dios no podía haber dicho culo de<br />
corrida y haber acabado antes qué tendrá que ver con todo eso e hiciste he olvidado<br />
cómo lo dijo no padre y siempre pienso en el padre de verdad para qué lo quería<br />
saber cuando ya lo había confesado a Dios tenía unas manos bien gordas las palmas<br />
siempre húmedas no me importaría sentirlas ni tampoco a él diría yo por el cuello<br />
de toro en su alzacuello me pregunto si me conocía en el confesionario podía verle<br />
la cara él no podía verme la mía claro que él no la volvía nunca ni daba señales aun<br />
así los ojos los tenía rojos cuando su padre murió se encuentran perdidos para una<br />
mujer desde luego tiene que ser terrible cuando un hombre llora y no digamos nada<br />
ellos me gustaría que me abrazara uno con sus vestiduras y el olor a incienso que<br />
despide como el papa además no hay peligro con un cura si estás casada se las sabe<br />
cuidar muy bien después le da algo a Su Santidad el papa como penitencia me<br />
pregunto si se ha quedado satisfecho conmigo una cosa que no me gustó la palmada<br />
que me dio en el trasero cuando se marchaba con tanta familiaridad en el vestíbulo<br />
aunque me reía yo no soy un caballo ni un asno creo yo supongo que estaba
889<br />
pensando en el de su padre me pregunto si estará despierto pensando en mí o<br />
soñando que estoy con eso quién le daría aquella flor que dijo que compró olía a<br />
alguna clase de bebida que no era güisqui ni cerveza negra o quizás esa clase de<br />
engrudo dulzón con el que pegan los carteles algún licor que me gustaría beber a<br />
sorbitos esas bebidas verdes y amarillas cremosas caras que esos mariposones de<br />
teatro beben con sus clacs que una vez caté mojando un dedo en la de aquel<br />
americano que tenía la ardilla hablando de sellos con padre que hacía lo imposible<br />
por no caerse dormido después de la última vez después de que nos tomásemos el<br />
oporto y el fiambre en pote tenía un agradable sabor salado sí porque yo misma me<br />
sentía muy bien y cansada y me quedé roque en cuanto que me metí en la cama<br />
hasta que aquel trueno me despertó Dios bendito pensé que el cielo se nos venía<br />
encima como castigo cuando me santigüé y recé un Avemaría como aquellos tro-<br />
nidos espantosos en Gibraltar como si el mundo se fuera a acabar para que luego<br />
vengan y te digan que no hay Dios qué podría hacer una sino correr y dar vueltas de<br />
un lado para otro nada más que hacer un acto de contrición la vela que encendí<br />
aquella noche en la capilla de Arhitefriars street por el mes de mayo ves trajo suerte<br />
aunque él se lo tomaría a broma si lo oyera porque nunca va a misa ni a las<br />
reuniones dice que tu alma que tú no tienes alma dentro sólo una materia gris<br />
porque él no sabe lo que es tener una sí cuando encendí la lámpara porque ha debido<br />
de correrse 3 o 4 veces con esa tremenda cosa grande roja brutal que tiene pensé que<br />
la vena o cómo diablos se llame le iba a explotar aunque la nariz no la tiene tan<br />
grande después me quité todas mis cosas con las persianas bajadas después de<br />
pasarme horas vistiéndome y perfumándome y peinándome eso como un hierro o<br />
alguna clase de palanca gruesa tiesa todo el tiempo ha tenido que comer ostras creo<br />
unas cuantas docenas estaba muy en forma no yo nunca en toda mi vida pensé que<br />
nadie tuviera una del tamaño de ésa para hacerte sentir llena ha tenido que comerse<br />
un cordero entero después a quién se le ocurrió hacemos así con un agujero grande<br />
en medio o como un semental metiéndotela hasta dentro porque eso es todo lo que<br />
quieren de una con esa mirada resuelta y perversa en los ojos que tuve que medio<br />
cerrar los ojos aun así no tiene tanta cantidad de leche cuando hice que la sacara y<br />
me la echara encima si se tiene en cuenta lo grande que la tiene tanto mejor no sea
890<br />
que algo quede después del lavado la última vez que dejé que terminara dentro de<br />
mí bonito invento el que crearon para las mujeres para él que saque todo el placer<br />
pero si alguien les diera un poco de eso a ellos ya sabrían lo que pasé con Milly<br />
nadie lo creería echando los dientes también y el marido de Mina Purefoy Dios nos<br />
libre haciéndole barriga con un niño o mellizos una vez al año con la puntualidad de<br />
un reloj siempre con olor a niños encima el que llamaron entreverao o algo así un<br />
perrengue con una mata de pelo encima Jesús el niño es negro la última vez que<br />
estuve allí un pelotón de ellos tirándose unos sobre otros y con tal griterío que no se<br />
podía oír una misma se supone que están sanos no están satisfechos hasta que te<br />
inflan como un elefante o no sé qué suponiendo que me arriesgara a tener otro no de<br />
él sin embargo aun así si estuviera casado estoy segura de que tendría un niño<br />
precioso y fuerte pero no sé Poldy tiene más leche sería cojonudo supongo que fue<br />
encontrarse con Josie Powell y el funeral y pensar en mí y en Boylan lo que le puso<br />
al rojo vivo bueno puede pensar lo que quiera ya si eso le sienta bien sé que ellos<br />
andaban de besuqueos cuando yo me presenté en escena él andaba bailando y<br />
sentándose en el jardín con ella la noche de la fiesta de inauguración de la casa de<br />
Georgina Simpson y luego me lo quiso restregar por la cara que era porque no le<br />
gustaba verla de patito feo por eso fue por lo que tuvimos la gran bronca sobre<br />
política él la empezó no yo cuando dijo que Nuestro Señor había sido carpintero<br />
termino por hacerme llorar desde luego una mujer es tan sensible para todo estaba<br />
que echaba humo contra mí misma después por ceder sólo porque yo sabía que él<br />
iba a por mí y el primer socialista dijo fue Él me molestó tanto que no pudiera<br />
sacarlo de quicio de todos modos sabe un montón sobre muchas cosas raras<br />
especialmente sobre el cuerpo y lo de dentro a veces he, querido estudiar eso yo<br />
misma lo que tenemos dentro con aquel manual de medicina casera siempre podía<br />
oír su voz cuando hablaba cuando la habitación estaba atestada y observarle después<br />
de eso hice como que estaba distante con ella por él porque él solía ser un poco<br />
celoso cuando preguntaba adónde iba y yo decía a casa de Floey y me regaló las<br />
poesías de lord Byron y los tres pares de guantes así que asunto terminado podía fá-<br />
cilmente hacer que se reconciliara en cualquier momento sé cómo hacerlo incluso<br />
suponiendo que volviera otra vez con ella y fuera a verla en alguna parte y lo sabría
891<br />
si se negara a comer las cebollas sé muchas maneras pedirle que me baje el cuello<br />
de la blusa o tocarle con el velo y los guantes al salir 1 beso luego les pondría<br />
dislocados sin embargo muy bien ya veremos luego dejemos que se vaya con ella y<br />
ella desde luego estaría encantada de hacer como que está loca de amor por él que<br />
no me importaría tanto me iría para ella y le preguntaría lo quieres y la miraría a los<br />
ojos a mí no podría engañarme pero él podría imaginarse que él sí y declarársele<br />
con esa labia suya un poco como cuando se me declaró a mí aunque me costó lo<br />
mío hacer que se arrancara aunque me gustaba eso en él demostraba que sabía<br />
dominarse y que no te lo llevabas tan fácilmente estuvo a punto de pedírmelo la<br />
noche en la cocina que yo estaba extendiendo el pastel de patata hay algo que te<br />
quiero decir sólo que yo le desanimé fingiendo estar irritada con las manos y los<br />
brazos llenos de harina pastosa en cualquier caso desembuché demasiado la noche<br />
anterior hablando de sueños así que no quería que supiera más de lo debido ella no<br />
dejaba de abrazarme Josie cuando él andaba cerca los abrazos iban dirigidos a él<br />
claro manoseándome y cuando dije que me lavaba arriba y abajo hasta donde era<br />
posible preguntándome y te lavabas el posible las mujeres siempre dando pie a eso<br />
se pasan cuando él está presente lo saben por su mirada furtiva guiñando los ojos un<br />
poco haciéndose el indiferente cuando se descuelgan con algo de la clase que él es<br />
lo que le estropea no me sorprende lo más mínimo porque él era muy guapo en<br />
aquellos tiempos intentando parecerse a Lord Byron que dije me gustaba aunque<br />
demasiado hermoso para ser hombre y él era un poco antes de que nos<br />
prometiéramos después sin embargo no le gustaba a ella tanto el día que me retorcía<br />
de risa con la risa tonta que no podía contener por lo de las horquillas que se me<br />
estaban cayendo una detrás de otra con la mata de pelo que tenía siempre estás de<br />
muy buen humor dijo ella sí porque le daba pelusa porque sabía lo que quería decir<br />
porque yo solía contarle una buena parte de lo que ocurría entre nosotros no todo<br />
pero lo justo para hacerle la boca agua pero yo no tenía la culpa no volvió a asomar<br />
la cara por casa después de que nos hubiéramos casado me pregunto cómo se las<br />
arregla ahora después de vivir con ese chiflado de marido empezaba a tener la cara<br />
cansada y a consumirse la última vez que la vi acabaría de tener una bronca con él<br />
porque vi al instante que quería sacar la conversación de los maridos y hablar de él
892<br />
para despellejarle qué fue lo que me dijo ah sí que algunas veces solía meterse en la<br />
cama con las botas llenas de barro cuando se le cruzan los cables imagínate tener<br />
que estar en la cama con una cosa así que te puede asesinar en cualquier momento<br />
qué hombre bueno no es la manera como todo el mundo se vuelve majareta Poldy<br />
sin ir más lejos haga lo que haga siempre se limpia los pies en la esterilla cuando<br />
entra llueva o haga sol y siempre se limpia sus botas además y siempre se quita el<br />
sombrero cuando se encuentra con alguien en la calle ya ves y ahora ése anda por<br />
ahí en zapatillas en busca de 10.000 libras por una tarjeta postal Qt c colgado ay hija<br />
una cosa así es como para llevarte al otro mundo en realidad tan bobo que es<br />
incapaz de quitarse las botas y qué podía una pensar de un hombre así preferiría<br />
morirme 20 veces antes que casarme con otro de su género claro que él nunca<br />
encontrará otra mujer como yo que le aguante de la manera que yo lo hago para<br />
conocerme ven a dormir conmigo sí y él lo sabe también en el fondo de su corazón<br />
mira a esa Mrs Maybnck que envenenó a su marido por qué me pregunto enamorada<br />
de otro hombre sí se descubrió que había sido ella anda que no se portó como una<br />
criminal haber hecho una cosa así claro que algunos hombres pueden ser tan<br />
perdidamente exasperantes que te vuelven loca y siempre la peor palabra del mundo<br />
para qué te piden que te cases con ellos si somos tan malas como resulta ser sí<br />
porque no se las pueden arreglar sin nosotras Arsénico blanco le puso en el té del<br />
papel matamoscas si es que fue eso me pregunto por qué lo llaman así si se lo<br />
preguntara me diría que viene del griego y nos deja igual que antes locamente<br />
enamorada tenía que estar del otro fulano para exponerse a que la ahorcaran O no le<br />
importaba si ésa era su condición qué sería capaz de hacer además no son lo<br />
bastante bestias como para ir y colgar a una mujer seguro que son todos son tan<br />
diferentes Boylan hablando de la forma de mi pie se dio cuenta en seguida incluso<br />
antes de que nos presentaran cuando yo estaba en la Compañía de Panaderos de Du-<br />
blín con Poldy riendo y tratando de oír yo estaba meneando el pie los dos pedimos<br />
dos tés y pan corriente con mantequilla y lo vi que miraba con sus dos hermanas<br />
solteronas cuando me levanté y le pregunté a la chica dónde estaba lo que me<br />
importa que se me salía a chorros y aquellos calzones estrechos y negros que hizo<br />
que me comprara que te lleva media hora bajártelos mojándome entera siempre con
893<br />
una manía nueva semana sí semana no tan largo fue que me olvidé mis guantes de<br />
ante en el asiento atrás que no recuperé nunca alguna ladrona y él quería que lo<br />
pusiera en el Irish times perdido en el lavabo de señoras C P D Dame street quien<br />
los encuentre enviar a Mrs Manon Bloom y le vi sus ojos en mis pies al salir por la<br />
puerta giratoria estaba mirando cuando yo miré para atrás y fui allí a tomar el té 2<br />
días después con la esperanza pero no estaba hay que ver cómo le excitaba aquello<br />
porque los cruzaba cuando estábamos en la otra habitación primero pensaba que<br />
eran los zapatos demasiado estrechos para andar mis manos son bonitas ya ves si al<br />
menos tuviera un anillo con la piedra de mi signo una bonita aguamarina a ver si<br />
hago que me compre uno y una pulsera de oro los pies no me preocupan tanto<br />
aunque le hice pasar un buen rato con mis pies la noche después de la chapuza de<br />
concierto de Goodwin tan fría y ventosa menos mal que teníamos aquel ron para<br />
entonamos con especias en casa y el fuego no se había apagado del todo y me pidió<br />
que me quitara las medias echada en la alfombrilla delante del fuego en Lombard<br />
street west y en otra ocasión fueron las botas embarradas con las que quería que<br />
pisara toda. la mierda de caballo que encontrara pero claro que él no es normal<br />
como el resto del mundo que yo qué decía él que podía darle 9 puntos de ventaja<br />
sobre 10 a Katty Lanner y ganarla qué quiere decir eso le pregunté he olvidado lo<br />
que me dijo porque la última tirada pasó justo entonces y el hombre del pelo rizado<br />
en la lechería Lucan que es tan educado creo que he visto su cara antes en algún<br />
sitio me fijé en él cuando estaba probando la mantequilla así que me tomé mi<br />
tiempo Bartell dArcy también del que él solía burlarse cuando comenzó a besarme<br />
en las escaleras del coro después que yo cantara el Avemaría de Gounod a qué<br />
esperamos O mi cielo dame un beso sin tapujos en la frente y mis partes que son<br />
mis partes morenas estaba él bien caliente a pesar de su voz de pacotilla también<br />
mis notas bajas por las que siempre se entusiasmaba si una tiene que creerle me<br />
gustaba la manera en que usaba la boca cantando entonces dijo que si no era<br />
horroroso hacer aquello en un lugar como aquél no veo nada tan horroroso en eso ya<br />
le hablaré de ello algún día no ahora y le sorprenderé eso le llevaré allí y le enseñaré<br />
el mismísimo lugar también donde lo hicimos así que eso es lo que hay le guste o no<br />
piensa que nada puede ocurrir sin que él se entere no tenía ni idea de mi madre hasta
894<br />
que nos comprometimos si no no me habría conseguido tan fácilmente como lo hizo<br />
él era 10 veces peor de todos modos suplicándome que le cortara un pedacito de mis<br />
bragas eso fue aquella noche volviendo por Kenilworth square me besó en el ojete<br />
del guante y me lo tuve que quitar haciéndome preguntas se le permite a uno<br />
indagar qué forma tiene mi habitación así que dejé que se lo quedara como si me lo<br />
hubiera olvidado para que pensara en mí cuando vi que se lo metía en el bolsillo<br />
claro que está loco con el tema de las bragas eso salta a la vista mirando descara-<br />
damente a esas caras de cemento armado en bicicleta con las faldas volándoseles<br />
hasta el ombligo hasta cuando Milly y yo salíamos con él en la fiesta al aire libre<br />
aquella de la muselina color crema de pie frente al sol así que él pudiera ver hasta la<br />
última miajita que llevaba encima cuando él me vio desde atrás siguiéndome en la<br />
lluvia yo le vi antes que él me viera a mí sin embargo en la esquina del cruce de<br />
Harolds luciendo un impermeable nuevo con la bufanda de colores gitanos para que<br />
resaltara su tez y el sombrero marrón con aspecto de tunante como de costumbre<br />
qué estaba haciendo allí donde nada tenía que hacer ellos pueden coger cualquier<br />
cosa que les guste en forma de faldas y no es para que se les hagan preguntas pero<br />
luego quieren saber dónde ha estado una dónde vas lo podía sentir siguiéndome<br />
acechante sus ojos en mi cogote él había estado alejado de la casa pensaba que la<br />
cosa se estaba poniendo cuesta arriba así que medio me volví y me paré luego<br />
atosigándome para que dijera sí hasta que me quité el guante lentamente mirándole<br />
dijo que el calado de mis mangas era demasiado fresco para la lluvia cualquier cosa<br />
para poner una excusa y las manos cerca de mí bragas bragas todo el santo día hasta<br />
que le prometí que le daría el par de mi muñeca para que las llevara en el bolsillo de<br />
su chaleco O María Santísima se le puso cara de lelo empapado en la lluvia<br />
espléndida dentadura tenía que me daba hambre mirarla y me suplicó que me<br />
levantara las enaguas color naranja que llevaba puestas plisadas que no había nadie<br />
dijo que se arrodillaría en el charco tan perseverante y tanto que lo haría y<br />
estropearía su impermeable nuevo nunca se sabe qué rareza les entra a solas con una<br />
se ponen tan salvajes con eso si alguien pasaba que me las levanté un poco y le<br />
toqué los pantalones por fuera a la manera como lo hacía con Gardner después con<br />
la mano del anillo para evitar que hiciera algo peor donde era demasiado público me
895<br />
moría por saber si estaba circuncidado él temblaba como un flan de arriba abajo<br />
quieren hacerlo todo demasiado deprisa le quita el placer a eso y a todo esto padre<br />
esperando su cena me dijo que dijera que me había dejado el monedero en la<br />
carnicería y había tenido que volver a por él menudo Embustero después me<br />
escribió aquella carta con todas aquellas palabras cómo podía tener tal rostro con<br />
una mujer después de su trato tan correcto poniendo las cosas tan dificilés después<br />
cuando nos vimos preguntándome si estaba enfadada yo con la vista baja claro él se<br />
dio cuenta de que no lo estaba tenía caletre no como el otro imbécil Henry Doyle<br />
siempre estaba destrozando o rompiendo algo en las charadas me fastidia un hombre<br />
con mala suerte y si supiera lo que quería decir claro tuve que decir que no para<br />
guardar las formas no te entiendo dije y no era natural claro que lo es lo solían<br />
escribir con el dibujo de una mujer en aquella muralla de Gibraltar con esa palabra<br />
que no podía encontrar en ningún sitio sólo para que lo vieran los niños demasiado<br />
joven entonces escribiendo cada mañana una carta a veces dos al día me gustaba la<br />
manera como hacía la corte entonces sabía la manera de conquistar a una mujer<br />
cuando me mandó 8 grandes amapolas porque el mío era el 8 entonces escribí la<br />
noche que besó mi corazón en Dolphns bam no podría describirlo sencillamente<br />
hace que te sientas como nada en el mundo pero nunca supo abrazar tan bien como<br />
Gardner espero que venga el lunes como dijo a la misma hora a las cuatro me<br />
fastidia la gente que viene a todas horas abres la puerta piensas que es el verdulero<br />
luego es otro y tú sin vestir o la puerta de la asquerosa cocina se abre de par en par<br />
el día que el viejo caraescarchada Goodwin vino para lo del concierto en Lombard<br />
street y yo justo después de la cena toda sofocada y arrebatada con el maldito<br />
cocido hirviendo no me mire profesor tuve que decir estoy hecha un adefesio sí pero<br />
él era un auténtico caballero a su manera era imposible ser más respetuoso sin nadie<br />
que pueda decir que estás fuera tienes que mirar a hurtadillas por la cortinilla como<br />
el recadero hoy pensé que era un plantón primero mandando el oporto y los<br />
melocotones primero y yo ya estaba a punto de bostezar con los nervios pensando<br />
que pretendía tomarme el pelo cuando reconocí su tataratá en la puerta ha tenido<br />
que llegar un poco tarde porque serían las 3 y 1/4 cuando vi a las 2 hijas de Dedalus<br />
que venían del colegio nunca sé la hora incluso ese reloj que me dio no parece
896<br />
funcionar nunca bien tendría que llevarlo a que lo vieran cuando le eché el penique<br />
al marinero cojo por Inglaterra el hogar y la belleza cuando yo estaba silbando cómo<br />
quiero a mi chica linda y aún no me había puesto mi camisa limpia ni empolvado ni<br />
nada luego de hoy en ocho días iremos a Belfast y lo mismo él tiene que ir a Ennis<br />
el aniversario de su padre el 27 no sería agradable que lo hiciera supongamos que<br />
nuestras habitaciones en el hotel fueran a estar la una al lado de la otra y cualquier<br />
tontería que ocumera en la cama nueva no podría decirle que se estuviera quieto y<br />
me dejara en paz con él en la habitación de al lado o quizás algún pastor protestante<br />
con tos golpeando en la pared luego nunca creería al día siguiente que no hiciera-<br />
mos nada está muy bien cuando se trata de un marido pero no es fácil pegársela a un<br />
amante después yo diciéndole que no hicimos nada desde luego no me creyó no es<br />
mejor que vaya a donde va además con él siempre pasa algo aquella vez yendo al<br />
concierto de Mallow en Maryborough cuando pidió sopa hirviendo para nosotros<br />
dos luego sonó la campana y allá que sale él andén abajo con la sopa salpicándolo<br />
todo llevándose cucharadas a la boca tan fresco y el camarero detrás dando el<br />
espectáculo del siglo gritos y confusión porque la máquina iba a arrancar pero él<br />
que no pagaba hasta que la terminara los dos señores en el vagón de tercera dijeron<br />
que tenía razón y tanto que sí es tan testarudo a veces cuando se le mete algo en la<br />
cabeza se las vio y se las deseó para abrir la puerta del compartimento con su<br />
cuchillo o nos habrían llevado hasta Cork supongo que lo hicieron para vengarse de<br />
él O me encantan las excursiones en tren o en coche con bonitos y suaves respaldos<br />
me pregunto si sacará primera por mí a lo mejor quiere hacerlo en el tren dándole<br />
una buena propina al guarda O supongo que siempre habrá el idiota de turno<br />
mirándonos con la boca abierta y los ojos de estúpido aquél sí que era un hombre<br />
excepcional aquel trabajador corriente que nos dejó solos en el compartimento aquel<br />
día yendo a Howth me gustaría saber de él 1 o 2 túneles quizás luego tienes que<br />
mirar por la ventanilla todo más bonito luego a la vuelta supongamos que nunca<br />
vuelvo qué dirían se largó con él eso te pone en el candelero el último concierto que<br />
di en dónde hace más de un año cuándo fue St Teresas Hall Clarendon St<br />
señoritingas tienen ahora cantando Kathleen Keamey y otras así porque padre<br />
pertenecía al ejército y de que yo cantara el mendigo distraído y llevara un broche
897<br />
de Lord Roberts cuando lo llevaba todo escrito en la cara y Poldy que no era lo<br />
bastante irlandés fue él el que me lo arregló esta vez le creo capaz como cuando me<br />
puso a cantar en el Stabat Mater yendo de un lado para otro diciendo que estaba<br />
poniéndole música al Guía luz bondadosa le animé a eso hasta que los jesuitas<br />
descubrieron que era masón aporreando el piano guíame Tú copiado de alguna<br />
operucha sí y él iba por ahí con alguno de esos Sinos del Fein últimamente o como<br />
sea que se llamen diciendo sus consabidas paridas y tonterías dice que el<br />
hombrecito que me enseñó sin cuello es muy inteligente el hombre del futuro Gnlths<br />
es bueno no lo parece es lo único que puedo decir aunque tiene que haber sido él<br />
sabía que había un boicoteo me fastidia mencionar sus politiquerías después de la<br />
guerra esa Pretoria y Ladysmith y Bloemfontein donde Gardner el teniente Stanley<br />
G del 8° Batallón 2° Regimiento de Lanceros East Lancashire de fiebre tifoidea era<br />
un tipo encantador de caqui y justo algo más alto que yo estoy segura de que era<br />
valiente también dijo que yo estaba encantadora la noche que nos besamos por<br />
última vez en la esclusa del canal mi belleza irlandesa él estaba pálido con los<br />
nervios de la marcha o porque nos vieran desde la carretera no podía tenerse en pie<br />
y yo tan caliente como nunca me había sentido ya podían haber firmado la paz al<br />
principio o el viejo tío Pablo y el resto de los otros viejos Krugers que se pelearan<br />
entre ellos en lugar de alargarla durante años matando a todos los hombres guapos<br />
que había con sus fiebres si al menos le hubieran disparado como Dios manda no<br />
habría sido tan duro me encanta ver desfilar a un regimiento la primera vez que vi la<br />
caballería española en La Roque era bonito después contemplar el otro lado de la<br />
bahía desde Algeciras todas las luces del peñón como luciérnagas o aquellas batallas<br />
de mentirijilla en los 15 acres los Black Watch con sus faldas escocesas marcando el<br />
paso al marchar por delante del 10° de húsares del propio príncipe de Gales o los<br />
lanceros O los lanceros son magníficos o los de Dublín que ganaron Tugela su padre<br />
hizo el dinero vendiendo caballos para la caballería bueno me podría hacer un<br />
bonito regalo en Belfast después de lo que yo le di tienen sábanas preciosas por allí<br />
arriba o uno de esos bonitos especie de quimonos tengo que comprar bolas de<br />
naftalina como tenía antes para guardar en el cajón con eso sería apasionante salir<br />
con él de compras comprar esas cosas en una ciudad nueva mejor dejar este anillo
898<br />
atrás hay que girar y girar para hacerlo pasar por los nudillos o podían pregonarlo<br />
por toda la ciudad en sus periódicos o chivarse a la policía pero pensarían que<br />
estamos casados O que se zurzan para lo que a mí me importa él tiene mucho dinero<br />
y no es un hombre que le vaya el matrimonio así que mejor que alguien se lo saque<br />
si al menos pudiera saber si le gusto me veía un poco fofona desde luego cuando me<br />
miré de cerca en el espejo de mano empolvándome un espejo nunca te da lo que<br />
eres además apachurrándome así sin parar con sus grandes caderas pesa también<br />
con el pecho peludo con este calor siempre tener que echarse para ellos mejor para<br />
él que me la meta de la manera que Mrs Mastiansky me dijo su marido le hacía<br />
como los perros lo hacen y sacar la lengua. cuanto pudiera y él tan tranquilo y<br />
apacible con su cítara tilín tilín no se sabe qué hacer con los hombres las manías que<br />
les dan buen paño el de ese traje azul que llevaba y una corbata a la última y<br />
calcetines con esas cosas de seda azulcelestes no cabe duda de que es pudiente lo sé<br />
por el estilo que su ropa tiene y su reloj macizo pero se puso hecho un demonio du-<br />
rante unos minutos después de volver con la última tirada rompiendo los boletos y<br />
soltando borderías porque había perdido 20 libras dijo que había perdido por causa<br />
de ese jamelgo que ganó y la mitad la había apostado por mí por indicación de<br />
Lenehan poniéndole como un mengajo un sanguijuela que era sobrepasándose<br />
conmigo después de la cena de Glencree a la vuelta de ese largo trayecto por la<br />
montaña plumón después que el Alcalde mirándome con sus sucios ojos Val Dillon<br />
ese barbarote me di cuenta de él a los postres cuando me encontraba cascando las<br />
nueces con los dientes ojalá le hubiera sacado hasta el último bocado a aquel pollo<br />
con los dedos estaba tan delicioso y tostadito y tan tierno como el agua sólo que no<br />
quería acabar con todo lo que tenía en el plato aquellos tenedores y palas de pescado<br />
eran de plata de ley además ojalá tuviera yo de ésos hubiera podido fácilmente<br />
deslizar un par en el manguito cuando jugueteaba con ellos luego siempre<br />
pendientes de ellos por el dinero en un restaurante por la pizca que te llevas a la<br />
boca tenemos que estar agradecidas por nuestra roñosa taza de té incluso como un<br />
gran cumplido que hubiera que reconocer la manera en que el mundo está repartido<br />
de todos modos si va a seguir necesito al menos otras dos buenas camisolas para<br />
empezar y pero no sé qué clase de bragas le gustan ninguna creo no dijo eso sí y la
899<br />
mitad de las muchachas de Gibraltar nunca las llevaban puestas tampoco desnudas<br />
como Dios las echó al mundo aquella andaluza que cantaba la Manola no se preo-<br />
cupaba mucho de lo que no llevaba sí y el segundo par de medias de seda artificial<br />
tiene una carrera después de sólo un día las podía haber devuelto en Lewer esta<br />
mañana y armado la manmorena y hacer que alguien me las cambiara sólo que por<br />
no enfadarme y correr el riesgo de tropezarme con él y echarlo todo por tierra y uno<br />
de esos corsés ajustados necesitaría los anuncian baratos en la Genflewoman con<br />
bandas elásticas en las caderas él guardó el que tengo pero no sirve qué es lo que<br />
decían que hacen una agradable figura 11 con 6 eliminando esas gorduras tan feas<br />
por la parte baja de la espalda para reducir carnes la barriga la tengo un poco gorda<br />
tendré que dejar la cerveza negra en las cenas o me estoy aficionando demasiado la<br />
última que mandaron de O'Rourke no tenía fuerza ninguna ése hace dinero fácil<br />
Larry le llaman el paquete roñoso que mandó en Navidades un pastel payés y una<br />
botella de aguarchirle que pretendía hacer pasar por clarete que no consiguió que<br />
nadie se bebiera es de la virgen del puño madre de los agarraos o tengo que hacer<br />
algunos ejercicios de respiración me pregunto si ese adelgazante vale de algo podría<br />
pasarme las flacas no están de moda en cuanto a ligas eso sí tengo el par violeta que<br />
llevaba hoy es todo lo que me compró del cheque que cogió a primeros de O no<br />
también la loción facial que se me acabó ayer que me dejó la piel nueva le repetí<br />
una y mil veces que me la preparen en el mismo sitio y no lo olvides sólo Dios sabe<br />
si se acordó después de todo lo que le dije lo sabré por la botella en cualquier caso si<br />
no supongo que no tendré más que lavarme en mi pis como caldo de vaca o sopa de<br />
pollo con algo de ese opopónaco y violeta pensé que empezaba á tomar una<br />
apanencia áspera o vieja un poco la piel debajo es mucho mas fina donde se ha<br />
despellejado ahí en el dedo después de la quemadura es una lástima que no esté toda<br />
así y los cuatro insignificantes pañuelos unos 6 chelines en total seguro que no se<br />
puede vivir en este mundo sin tener estilo todo se va en la comida y el alquiler<br />
cuando cobre lo voy a despilfarrar te lo digo yo de forma elegante siempre me en-<br />
tran ganas de echar un puñado de té en la tetera teniendo que andar con miramientos<br />
si me compro incluso un par de zapatuchos lo mismo te gustan esos zapatos nuevos<br />
sí cuánto costaban no tengo ropa tampoco el traje marrón y la falda y la chaqueta y
900<br />
la que está en la tintorería 3 qué es eso para cualquier mujer cortando este sombrero<br />
viejo remendando el otro los hombres no te van a mirar y las mujeres intentan<br />
pisarte porque saben que no tienes hombre luego con todas las cosas subiendo de<br />
precio todos los días para los 4 años más que tengo de vida hasta los 35 no tengo<br />
cuántos tengo tendré 33 en septiembre cumpliré qué O bueno mira a esa Mrs<br />
Galbraith es mucho más vieja que yo la vi cuando salí la semana pasada su belleza<br />
en declive era una mujer preciosa una mata de pelo magnífica cayéndole hasta la<br />
cintura echándosela para atrás ya ves como Kitty O'Shea en Grantham street lo que<br />
yo hacía siempre a la hora de la mañana mirar al otro lado para verla peinárselo<br />
como si estuviera enamorada de su pelo y absorta en él lástima y mucho que tenía<br />
que sólo llegara a conocerla el día antes de que nos mudáramos y aquella Mrs<br />
Langtry el lirio de jersey del que el príncipe de Gales se había enamorado supongo<br />
que él es como el primer hombre de la lista sólo que lleva el nombre de rey to dos<br />
están hechos de la misma madera sólo la de un hombre negro me gustaría probar<br />
una belleza hasta los qué edad tenía 45 circulaba una historia graciosa sobre el viejo<br />
marido celoso de qué iba y un cuchillo de ostras fue él no la hizo ponerse una<br />
especie de cosa de hojalata alrededor y el príncipe de Gales sí él tenía el cuchillo de<br />
ostras no puede ser verdad una cosa así como algunos de esos libros que me trae las<br />
obras del Maestro Francois Nosequé se supone que era cura sobre el niño que nació<br />
por la oreja porque su culo se había desprendido bonita palabra para que la escriba<br />
un cura y su c-o como si cualquier idiota no supiera lo que quiere decir me fastidia<br />
todo ese disimulo con esa cara de viejo sinvergüenza que lleva encima cualquiera<br />
puede ver que no es verdad y esa Ruby y Bellos tiranos que me trajo 2 veces me<br />
acuerdo cuando llegué a la página 50 la parte sobre donde ella le cuelga de un<br />
gancho con una cuerda flagela quita no hay nada para una mujer en eso todo es pura<br />
invención sobre que si él bebe el champán en la zapatilla de ella después que ha<br />
terminado el baile como el niño Jesús en la cuna de Inchicore en los brazos de la<br />
Santísima Virgen quita no hay mujer que le pudieran sacar un niño tan grande y<br />
pensé al principio que le salía por el lado porque cómo podía ella ir al mingitorio,<br />
cuando lo necesitaba y ella era una mujer rica desde luego se sentía honrada S A R<br />
estuvo en Gibraltar el año que nací me apuesto a que también allí encontró lirios
901<br />
donde clavó el árbol clavaría algo más en sus buenos tiempos podía haberme<br />
clavado a mí también si hubiera llegado un poco antes ahora no estaría yo aquí<br />
como estoy debería mandar a tomar viento al Freeman para los cuatro cochinos<br />
chelines que saca y meterse en una oficina o algo por el estilo donde le dieran un<br />
sueldo seguro o un banco donde pudieran instalarlo en un trono para contar el<br />
dinero todo el día claro que él prefiere ir metiendo las narices por la casa así que no<br />
te puedes mover con él siempre por todas partes qué tienes pensado hacer hoy me<br />
gustaría que al menos fumara en pipa como padre para poder oler a hombre o<br />
ganduleando para conseguir anuncios cuando podía estar en lo de Mr Cuffe aún sólo<br />
por lo que hizo luego mandándome para intentar arreglarlo podía haber hecho que<br />
se le promocionara allí el gerente me echó unas miradas una o dos veces primero<br />
más tieso que un ajo en realidad y de verdad Mrs Bloom sólo que me sentía fatal<br />
sencillamente con aquel viejo vestido de mierda que perdí los plomos de las<br />
faldillas sin estilo ninguno pero empiezan a estar de moda otra vez lo compré<br />
sencillamente para agradarle sabía que no valía nada por el acabado lástima que<br />
cambiara de idea de ir a Todd and Bums como dije y no a Lee que era la tienda<br />
apropiada incluso ventas de prendas usadas un montón de basura me fastidian esas<br />
tiendas de ricos me ponen enferma me dan por saco sólo que él piensa que entiende<br />
mucho de vestidos de mujer y de cocina mezclando todo lo que encuentra en los<br />
estantes si me dejara llevar por su opinión cualquier bendito sombrero que me<br />
ponga me sienta bien sí coge ése ése está bien el que parecía un pastel de boda que<br />
se alzaba un metro por encima de mi cabeza dijo que me caía bien o el de tapadera<br />
que me llegaba hasta las asentaderas hecho un manojo de nervios por la dependienta<br />
en aquel sitio de Grafton street que tuve la desgracia de llevarlo conmigo y ella tan<br />
descarada como no te puedes imaginar con su sonrisa hipócrita diciendo sentimos<br />
ocasionarle tantas molestias a ver para qué está allí pero le eché una mirada que le<br />
quité la sonrisa sí él estaba tremendamente tieso y no me extraña pero cambió la<br />
segunda vez que miró Poldy testarudo como cuando lo de la sopa pero le veía<br />
mirándome fijamente el pecho cuando se levantó para abrirme la puerta estuvo bien<br />
por su parte acompañarme hasta la salida de todos modos lo siento muchísimo Mrs<br />
Bloom créame sin poner demasiado interés la primera vez después que le habían
902<br />
insultado y yo se suponía que era su mujer yo me limité a sonreír levemente sé que<br />
mi pecho resaltaba de esa manera en la puerta cuando él dijo lo siento muchísimo y<br />
estoy segura de que lo sentías<br />
sí creo que me las puso un poco más duras chupándomelas así tanto tiempo que me<br />
daba sed tetitas las llama me tuve que reír sí esta vez en todo caso tieso se me pone<br />
el pezón por la más mínima haré que siga con eso y me tomaré esos huevos batidos<br />
con marsala para engordarlos para él qué son todas esas venas y cosas curioso la<br />
manera como están hechos 2 iguales por si hubiera mellizos se supone que repre-<br />
sentan la belleza colocados ahí arriba como aquellas estatuas del museo una de ellas<br />
haciendo como que se los tapa con la mano son tan bellas desde luego en<br />
comparación con la figura de un hombre con sus dos bolsas llenas y su otra cosa re-<br />
colgándole o apuntándole a una como un perchero no me extraña que se lo tapen<br />
con una hoja de col aquel asqueroso Cameron de las tierras altas de Escocia detrás<br />
del mercado de la carne o aquel otro desgraciado pelirrojo detrás del árbol donde la<br />
estatua del pez solía estar cuando yo pasaba haciendo como que meaba levantándola<br />
para que la viera con la ropita de niño subida a un lado del regimiento de la Reina<br />
menuda pandilla eran está bien que los del regimiento de Surrey los reemplazaran<br />
siempre están queriendo enseñártela casi siempre que yo pasaba por delante de los<br />
urinarios de hombres junto a la estación de Harcourt street para probar uno u otro<br />
intentando llamar mi atención como si fuera 1 de las 7 maravillas del mundo O y la<br />
peste de esos sitios inmundos la noche que volvía a casa con Poldy después de la<br />
fiesta de los Comerfords naranjas y limonada para que te sientas bien húmeda entré<br />
en 1 de esos hacía un frío tan cortante que no me podía aguantar cuándo fue aquel<br />
93 el canal se heló sí fue unos meses después lástima que no estuvieran allí dos de<br />
los Camerons para verme en cuclillas en el meadero de hombres traté de componer<br />
el cuadro antes de romperlo como una salchicha o algo por el estilo me extraña que<br />
no tengan miedo de andar por ahí y que le peguen una mierda o algo así por el estilo<br />
ahí tienes que la mujer es belleza desde luego eso está aceptado cuando él dijo que<br />
podía posar para un cuadro desnuda para algún fulano rico en Holles street cuando<br />
perdió el empleo con Hely y yo vendía ropa y aporreando en el coffee palace sería<br />
yo como ese baño de la ninfa con el pelo suelto sí sólo que ella es más joven o soy
903<br />
más bien como esa putilla sucia de esa foto española que él tiene las ninfas salían<br />
por ahí de esa manera le pregunté por ella y esa palabra mete algo con acaso y me<br />
salió con una palabreja sobre la encarnación nunca sabe explicar una cosa<br />
sencillamente para que alguien corriente pueda entender luego va y quema el culo<br />
de la sartén todo por su dichoso Riñón éste no tanto aquí está la señal de sus dientes<br />
aún donde intentó morderme el pezón tuve que gritar desgraciados que son cuando<br />
le quieren hacer daño a una tenía mucha leche con Milly suficiente para dos a qué se<br />
debía que dijera que podía haberme sacado una libra a la semana como ama de<br />
leche toda hinchada la mañana que aquel estudiante de aspecto delicado que paraba<br />
en el n° 28 con los Citrons Penrose casi me cogió lavándome por la ventana menos<br />
mal que me eché la toalla así es como estudian me dolían durante el destete de la<br />
niña hasta que consiguió que el doctor Brady me diera la receta de belladona le tuve<br />
que hacer que las chupara estaban tan duras dijo que era más dulce y espesa que la<br />
de las vacas luego quiso ordeñármelas en el té bueno está de remate lo digo y lo<br />
repito que alguien debería ponerle a buen recaudo si sólo fuera capaz de recordar la<br />
mitad de las cosas y escribir un libro con eso las obras del Maestro Poldy sí y está<br />
mucho más suave la piel mucho más una hora anduvo con ellas estoy segura por el<br />
reloj como una especie de niño grande que tuviera al pecho lo quieren todo en la<br />
boca tanto placer los hombres sacan de una mujer puedo sentir su boca O Dios<br />
tengo que estirarme ojalá que estuviera aquí o alguien con quien dejarme ir y co-<br />
rrerme otra vez ya ves siento que me arde por dentro o si pudiera soñarlo cuando me<br />
corrí la 2a vez acariciándome por atrás con el dedo me estuve corriendo durante<br />
unos 5 minutos con las piernas alrededor de él tuve que arrimarme a él después O<br />
Dios quería gritar cualquier cosa follar o mierda o cualquier otra cosa sólo que para<br />
no parecer fea o esas arrugas del agotamiento quién sabe cómo se lo tomaría tienes<br />
que saber cómo se las gasta no todos son como él a Dios gracias algunos quieren<br />
que una sea muy dulce con eso me di cuenta del contraste él lo hace y no habla le di<br />
a los ojos ese aspecto con el pelo suelto del revolcón y la lengua entre los labios<br />
hacia él el muy bruto jueves viernes uno sábado dos domingo tres O Dios no puedo<br />
esperar hasta el lunes frsiüifroooor el tren en alguna parte silbando la fuerza que<br />
esas máquinas llevan dentro como grandes gigantes y el agua borbollando por todas
904<br />
partes y por fuera por todos lados como el final de Dulce canción de amoooor<br />
pobres hombres que tienen que pasar fuera toda la noche lejos de sus mujeres a y<br />
familias en esas máquinas abrasantes asfixiante ha sido hoy me alegro de que<br />
quemé la mitad de esos viejos Freemans y Photo Bits dejando cosas como esas por<br />
todos lados se va haciendo descuidado y eché el resto en el W C le diré que me los<br />
separe mañana en lugar de tenerlos ahí todo el año para sacar unos peniq ues por<br />
ellos tenerlo preguntando dónde está el periódico del pasado enero y todos esos<br />
abrigos viejos que saqué de la entrada haciendo el sitio más caluroso de lo que es<br />
esa lluvia fue muy refrescante justo después de mi sueño reparador pensé que se iba<br />
a poner como en Gibraltar ma- 1 dre mía el calor allí cuando se levanta el levante<br />
negro como la noche y el brillo del peñón allá empinado como un gran gigante<br />
comparado con su montaña de los 3 Peñones que piensan es tan grande con los<br />
centinelas de rojo aquí y allá los chopos y ellos todos tan ardientes y el olor de la<br />
lluvia en aquellos aljibes mirando al sol siempre que cae sobre una a plomo destiñó<br />
todo aquel precioso vestido que la amiga de padre Mrs Stanhope me mandó desde el<br />
B Marche parís qué pena mi queridísima Doggenna escribió ella era muy agradable<br />
cómo es que era su otro nombre sólo una postal para decirte que mandé el pequeño<br />
regalo acabo de darme un baño caliente divino y me siento como un perro muy<br />
limpio ahora lo disfruté guin le llamaba ella guin daría cualquier cosa por estar en<br />
Gibral y oírte cantar Esperando y en el viejo Madrid Concone es el nombre de<br />
aquellos ejercicios que me compró uno de esos nuevos una palabra que no era capaz<br />
de entender chales cosas divertidas pero se rompen con la más mínima cosa aunque<br />
agradables pienso recordaré siempre los tés tan agradables que nos tomábamos<br />
juntas riquísimos panecillos con pasas y barquillos de frambuesa que me encantan<br />
bueno queridísima Doggenna no dejes de escribirme pronto en cierto modo omitió<br />
saludos a tu padre también al capitán Grove con todo el cariño tuya affma Hester<br />
besos no tenía aspecto de casada exactamente igual que una muchacha él era años<br />
mayor que ella guiri él me tenía muchísimo afecto cuando sujetó el cable con el pie<br />
para que yo pasara en la corrida de La Línea cuando le dieron la orea del toro a<br />
aquel matador Gómez esta ropa que tenemos que llevar quienquiera que la inventara<br />
esperando que subas a pie Killiney hill luego por ejemplo en aquella merienda toda
905<br />
encorsetada que no puede una ni moverse en una aglomeración ni correr ni salir de<br />
estampida por eso estaba asustada cuando aquel otro Toro fiero comenzó a embestir<br />
a los banderilleros con las fajas y las 2 cosas en los gorros y aquellos pedazos de<br />
brutos gritando bravo toro seguro que las mujeres eran igual que ellos con sus<br />
bonitas mantillas blancas destripándolos por completo a aquellos pobres caballos<br />
nunca he oído semejante cosa en toda mi vida sí él se desternillaba de risa conmigo<br />
cuando imitaba los ladridos del perro en bell lane pobre bestia y la pone a una mala<br />
qué habrá sido de ellos supongo que estarán muertos ya hace tiempo los 2 es como<br />
si a través de la niebla le hiciera sentirse a una vieja yo hice los panecillos desde<br />
luego lo tenía todo a mi disposición entonces de niña Hester solíamos comparar<br />
nuestro pelo el mío era más abundante que el suyo me enseñó cómo arreglármelo<br />
por atrás cuando me cogía un moño y qué otra cosa cómo hacer un nudo con un hilo<br />
con una sola mano éramos como primas qué edad tenía yo entonces la noche de<br />
aquella tormenta dormí en su cama ella me rodeaba con sus brazos luego<br />
empezamos a pelearnos por la mañana con la almohada qué divertido él me<br />
observaba siempre que tenía ocasión en la banda de música en la explanada de la<br />
Alameda cuando estaba con padre y el capitán Grove yo miré para arriba a la iglesia<br />
primero y luego a las ventanas después para abajo y nuestros ojos se encontraron<br />
sentí algo dentro de mí como agujas me bailaban los ojos recuerdo después cuando<br />
me mire al espejo apenas me reconocía el cambio resultaba atractivo para una chica<br />
a pesar de estar un poco calvo aspecto inteligente desilusionado y alegre al mismo<br />
tiempo era como Thomas en la sombra de Ashlydyat yo tenía la piel espléndida del<br />
sol y la emoción como una rosa no pegué ojo no hubiera estado bien por ella pero<br />
podía haberlo parado a tiempo ella me dio a leer La piedra lunar que fue lo primero<br />
que leí de Wilkie Collins leí East Lynne y la sombra de Ashlydyat Mrs Henry Wood<br />
Henry Dunbar por aquella otra mujer se lo dejé más tarde con la foto de Mulvey<br />
dentro así para que viera que no estaba sola y Eugene Aram de Lord Lytton me dio<br />
la bella Molly por Mrs Hungerford por lo del nombre no me gustan los libros donde<br />
haya una Molly como aquel que me trajo sobre una de Flandes una puta siempre<br />
rateando lo que se le ponía por delante telas y paños y yardas y yardas de tejidos O<br />
esta manta pesa demasiado así está mejor no tengo ni siquiera un camisón decente
906<br />
esta cosa se me enrolla por debajo encima él y sus sandeces así está mejor solía<br />
estar empapada entonces con el calor la camisa chorreando de sudor pegada a los<br />
panderos en la silla cuando me levantaba estaban tan gordezuelos y firmes cuando<br />
me ponía de pie en los cojines del sofá para ver con la ropa levantada y enjambres<br />
de bichos por la noche y los mosquiteros no podía leer ni una línea Dios cuánto<br />
tiempo parece que hace siglos claro que nunca volvieron y ella no puso bien la<br />
dirección tampoco pudo haberse dado cuenta su guiri la gente siempre se estaba<br />
yendo y nosotros nunca me acuerdo de aquel día con las olas y las barcas meciendo<br />
sus altas proas y el olor a barco aquellos Oficiales de uniforme de permiso en tierra<br />
me mareaba él no dijo nada era muy serio yo llevaba las botas altas de botones y la<br />
falda se me volaba ella me besó seis o siete veces anda que no lloré sí creo que sí o<br />
casi los labios me temblaban cuando le dije adiós ella llevaba un abrigo Precioso de<br />
un color azul especial para el viaje de hechura muy particular como para un lado y<br />
era sumamente bonito se volvió todo muy aburrido después que se fueron y casi<br />
planeé fugarme de allí como loca a algún sitio nunca estamos tranquilos donde<br />
estamos padre o la tía o el matrimonio esperando siempre esperando llevaaaarle<br />
aaaaa mí esperando tampoco sus alados pies apresuraaaados sus malditos cañones<br />
estallando y tronando por todas partes especialmente en el cumpleaños de la Reina y<br />
tirándolo todo por medio si no se abrían las ventanas cuando el general Ulises Grant<br />
quienquiera que fuera o hiciera se suponía que era una personalidad importante<br />
desembarcó y el viejo Sprague el cónsul que estaba allí desde antes del diluvio de<br />
gala pobre hombre y él de luto por el hijo luego los cornetines de siempre para<br />
toque de diana por la mañana y los tambores redoblando y los desgraciados<br />
soldados pobres diablos de un lado para otro con los platos del rancho apestando el<br />
lugar más que los viejos judíos barbudos con sus chilabas y la asamblea de levitas y<br />
el toque de guardia y el cañonazo para que los hombres crucen la línea y el vigilante<br />
andando con sus llaves a cerrar la verja y las gaitas y sólo el capitán Groves y padre<br />
hablaban de Rorkes Drift y Plevna y de Sir Gamet Wolseley y Gordon en Jartum<br />
encendiéndoles las pipas cada vez que se les apagaban viejo diablo borracho con su<br />
grog en el alféizar que no deja ni gota metiéndose el dedo en la nariz intentando<br />
acordarse de algún otro chiste verde que contar en un rincón pero nunca se propasó
907<br />
cuando yo estaba allí me mandaba fuera de la habitación con alguna excusa insig-<br />
nificante haciéndole los honores al-güisqui Bushmill le soltaba la lengua desde<br />
luego pero haría lo mismo con cualquier mujer que se presentara supongo que<br />
murió de borrachera galopante hace siglos los días como años ni una carta de un<br />
alma viviente excepto las rarísimas que yo misma me mandaba con trocitos de papel<br />
dentro tan aburrida a veces que podía pelearme con las uñas escuchando a aquel<br />
viejo árabe de un solo ojo y su instrumento pollino cantando su hiih hiih ahiih mis<br />
cumpridos por el desafino de tu pollino tan mal como ahora con los brazos caídos<br />
mirando por la ventana a ver si había un tipo guapo aunque fuera en la casa de<br />
enfrente aquel medicinante en Holles street que la enfermera andaba detrás cuando<br />
me ponía los guantes y el sombrero en la ventana para indicar que iba a salir ni idea<br />
de lo que daba a entender duros de mollera nunca entienden lo que les dices ni<br />
aunque se lo escribas en un enorme cartel ni siquiera si una les estrecha la mano con<br />
la izquierda 2 veces tampoco me reconoció ni cuando le medio guiñé el ojo a la<br />
puerta de la iglesia de Westland Row dónde tendrán su gran inteligencia me gustaría<br />
saberlo la materia gris la tienen toda en el rabo si me preguntas esos<br />
desmochaterrones del City A=s inteligencia tenían inmensamente menos que los<br />
toros y las vacas cuya carne vendían y la campanilla del carbonero aquel bocazas<br />
maricón intentando timarme con una cuenta equivocada que se sacó del sombrero<br />
qué par de manazas y pucheros y sartenes y ollas para arreglar toda clase de botellas<br />
rotas para un pobre hombre hoy y ni una sola visita ni correo jamás excepto los<br />
cheques de él o algún anuncio como aquella medicina milagrosa que le mandaron<br />
dirigida a muy Señora mía sólo su carta y la postal de Milly esta mañana ves ella le<br />
escribe la carta a él de quién fue la última carta que recibí O de Mrs Dwenn y cómo<br />
se le ocurriría escribirme desde Canadá después de tantos años para saber la receta<br />
que yo tenía del pisto madrileño Floey Dillon desde que escribió para decir que<br />
estaba casada con un arquitecto muy rico si me voy a creer todo lo que me digan<br />
con un chalé y ocho habitaciones su padre era una gran persona tenía casi setenta<br />
siempre de buen humor vaya vaya Miss Tweedy o Miss Gillespie ahí está su<br />
pianooo ése sí que era un juego de café de plata maciza el que tenía en el aparador<br />
de caoba luego va y se muere tan lejos me fastidia la gente que sólo cuentan sus
908<br />
penalidades todos tenemos nuestras preocupaciones esa pobre Nancy Blake que<br />
murió hace un mes de pulmonía aguda bueno no la conocía gran cosa ella era más<br />
amiga de Floey que mía pobre Nancy es un fastidio tener que contestar él siempre<br />
me dice los errores y sin puntos que digamos como en un discurso mi apenada<br />
condolencia por la pérdida siempre cometo la misma falta ijo sin ache espero que<br />
me escriba una carta más larga la próxima vez si de verdad le gusto O gracias le<br />
sean dadas al gran Dios que di con alguien que me da lo que tanta falta hacía que<br />
me diera ánimos no hay nada que hacer en un sitio como éste como era el caso hace<br />
tiempo me gustaría que alguien me escribiera una carta de amor la suya no era gran<br />
cosa y eso que le dije que podía escribir lo que quisiera tuyo afectísimo Hugh<br />
Boylan en el viejo Madrid cosas que las mujeres tontas creen que el amor es<br />
suspiros me muero aunque si lo escribiera supongo que habría algo de verdad en<br />
ello verdad o no te llena todo un santo día y la vida siempre es algo en que pensar<br />
en cada momento y verlo todo alrededor como si fuera un mundo nuevo podría es-<br />
cribir la contestación en la cama para que imaginara corta sólo unas pocas palabras<br />
no una de esas largas cartas cruzadas que Atty Dillon solía escribir al tipo que era<br />
algo en el palacio de justicia que la dejó plantada después sacada del escribidor de<br />
cartas de señora cuando le dije a ella que pusiera algunas palabras sencillas que él le<br />
diera vueltas como quisiera que no actuara con precipici precipi tacion con igual<br />
franqueza la mayor felicidad en la tierra respuesta afirmativa a la declaración de<br />
amor de un caballero madre mía no hay nada más está muy bien para ellos pero para<br />
una mujer en el momento que eres vieja ya te podrían tirar al fondo del barranco.<br />
La de Mulvey fue la primera cuando yo estaba en la cama aquella mañana y Mrs<br />
Rubio la trajo con el café se quedó allí plantada cuando le pedí que me la diera y yo<br />
señalándolas no se me ocurría la palabra horquilla para abrirla ah horquilla vieja<br />
poco servicial y eso mirándola a la cara con su trenza postiza y presumida de su<br />
aspecto fea como ella sola con cerca de 80 o 100 años la cara un amasijo de arrugas<br />
con toda su religión dominante porque nunca pudo aguantar que llegara la flota del<br />
Atlántico la mitad de los barcos del mundo y la Bandera británica flotando al viento<br />
para que se enteraran todos sus carabineros porque 4 soldados ingleses borrachos les<br />
arrebataron el peñón entero y porque yo no asistía a misa con la frecuencia debida
909<br />
en Santa María para agradarla con su toquilla puesta por la cabeza menos cuando<br />
tenía lugar una boda con todos los milagros de sus santos y su virgen santísima<br />
negra con el vestido de plata y el sol danzando 3 veces el domingo de Resurrección<br />
por la mañana y cuando el cura pasaba con la campanilla llevando el vaticano a los<br />
moribundos santiguándose por su Majestad un admirador firmaba él yo casi me<br />
caigo de la sorpresa yo había querido ligármelo cuando vi que me seguía por la<br />
Calle Real en el escaparate de la tienda luego me rozó simplemente al pasar pero<br />
nunca pensé que iba a escribir proponiendo una cita la llevé dentro del corpiño todo<br />
el día leyéndola por todos los rincones mientras padre estaba allá en ejercicios de<br />
instrucción para descubrir por la letra o por la inscripción de los sellos cantando<br />
recuerdo llevaré una rosa blanca y quise adelantar el viejo y estúpido reloj a casi la<br />
hora él fue el primer hombre que me beso bajo la muralla mora mi novia de cuando<br />
era niño nunca me pudo entrar en la cabeza lo que era besar hasta que me metió la<br />
lengua en la boca su boca era dulzona joven yo restregué la rodilla contra él varias<br />
veces para saber cómo estaba para qué le diría que estaba comprometida de broma<br />
con el hijo de un noble español llamado Don Miguel de la Flora y él me creyó que<br />
iba a casarme con él dentro de 3 años la de verdades que se dicen en broma hay una<br />
flor que brota algunas cosas le dije ciertas de mí sólo para que él imaginara las<br />
chicas españolas no le gustaban supongo que alguna le habría hecho un desprecio le<br />
excité estrujó todas las flores en mi pecho que me trajo no sabía contar las pesetas ni<br />
las perragordas hasta que le enseñé de Cappoquin era dijo junto al agua negra pero<br />
fue muy corto entonces el día antes que se marchara mayo sí era mayo cuando el<br />
infante rey de España nació siempre estoy así en primavera me gustaría un hombre<br />
nuevo cada año arriba en lo más alto bajo el cañón del peñón junto a la torre de<br />
OHara le conté que había caído un rayo y todo lo de los monos de Berbería que<br />
mandaron a Clapham sin rabo de carrerillas por todos lados colgados de la espalda<br />
unos de otros decía Mrs Rubio era una auténtica escorpión del peñón que robaban<br />
los pollos de la granja Inces y le tiran piedras a uno si te acercabas él se me quedaba<br />
mirando yo llevaba aquella blusa blanca abierta por delante para animarlo tanto<br />
como pudiera aunque no muy abiertamente empezaban entonces a estar llenitas dije<br />
que estaba cansada nos tendimos en lo alto de la cala del abeto un lugar apartado
910<br />
supongo que debe de ser el peñón más alto que exista las galerías y las casamatas y<br />
aquellas peñas gigantescas y la cueva de San Miguel y los carámbanos o<br />
comoquiera que se diga colgando y las escaleras y todo el barro del mundo<br />
embarrándome las botas estoy segura de que ése es el camino por el que los monos<br />
bajan para ir bajo el mar a África cuando mueren los barcos allá lejos como lascas<br />
aquél era el barco de Malta que pasaba sí el mar y el cielo podías hacer lo que<br />
quisieras tenderte allí para siempre me las acarició por fuera les encanta hacerlo es<br />
por la redondez allí estaba yo echada sobre él con mi sombrero blanco de paja de<br />
arroz para disimular la inexperiencia en eso mi lado izquierdo de la cara es el mejor<br />
mi blusa abierta por su último día especie de camisa transparente que él llevaba yo<br />
podía verle el pecho sonrosado quería tocar el mío con el suyo por un momento<br />
pero yo no le dejaba estaba tremendamente azarado primero por miedo nunca se<br />
sabe la tisis o que me dejara con un niño embarazada aquella vieja criada Inés me<br />
dijo que una gota sólo si entraba dentro de una lo más mínimo después probé con el<br />
Plátano pero tenía miedo que se pudiera romper y se extraviara por alguna parte<br />
dentro de mí porque una vez sacaron algo de dentro de una mujer que llevaba ahí<br />
años cubierto de sales todos están locos por meterse ahí de donde salen pensaría una<br />
que no se cansan de meterla bien adentro y luego terminan con una de cualquier<br />
manera hasta la próxima sí porque se siente algo extraordinario ahí tan tierna todo el<br />
tiempo cómo lo terminamos sí O sí le hice que se corriera en mi pañuelo fingiendo<br />
no estar excitada pero abrí las piernas no le quería dejar que me tocara por dentro de<br />
las enaguas porque llevaba una falda abierta por el lado lo puse ciego primero<br />
haciéndole cosquillas me encantaba hacer rabiar a aquel perro en el ho tel nrsssstt<br />
guaukguaulcuauk él tenía los ojos cerrados y un pájaro volaba abajo de donde<br />
estábamos era tímido sin embargo me gustaba así gimiendo hice que enrojeciera un<br />
poco cuando me puse sobre él de aquella manera cuando le desabotoné y se la saqué<br />
y le bajé la piel tenía una especie de ojo en medio son todo Botones los hombres por<br />
el medio en el lado equivocado Molly querida me llamaba cómo se llamaba jack Joe<br />
Harry Mulvey era así sí creo que era teniente algo rubio tenía una especie de voz<br />
alegre así que me volví a comosellama todo era comosellama tenía bigote él dijo<br />
que volvería Dios mío es como si fuera ayer para mí y que si estaba casada me lo
911<br />
haría y le prometí que sí fielmente dejaría que me follara ahora volando quizás está<br />
muerto o lo hayan matado o hecho capitán o almirante hace casi 20 años si yo dijera<br />
cala del abeto lo haría si llegara por atrás y me tapara los ojos con las manos para<br />
que adivinara quién era puede que le reconociera él aún es joven unos 40 quizás esté<br />
casado con alguna muchacha de junto al agua negra y muy cambiado todos cambian<br />
no tienen ni la mitad de personalidad que tiene una mujer poco sabe ella lo que yo<br />
hice con su querido marido antes de que él siquiera soñara con ella en pleno día<br />
además a la vista de todo el mundo se podría decir podían haber sacado un artículo<br />
en el Chronicle sobre aquello me puse un poco loca después cuando hinché la bolsa<br />
vacía de las galletas de Benady Bros y la exploté Dios mío qué estallido todas las<br />
becadas y palomas chillando volviendo por el mismo camino que subimos por<br />
middle hill por la vieja caseta del guarda y el cementerio judío haciendo como que<br />
leíamos el hebreo de las tumbas yo quería disparar su pistola él dijo que no llevaba<br />
no sabía qué me pasaba con su gorra en punta puesta que siempre llevaba torcida<br />
tan pronto como se la ponía yo derecha H M S Calypso balanceando mi sombrero<br />
aquel viejo Obispo que pronunció desde el altar un largo sermón sobre la alta<br />
misión de la mujer sobre las chicas que ahora montan en bicicleta y llevan gorras en<br />
punta y los nuevos pololos de mujer Dios le dé a él luces y a mí dinero supongo que<br />
se llaman así por él nunca pensé que sería mi nombre Bloom cuando lo escribía en<br />
letras de imprenta para ver qué tal se veía en una tarjeta de visitas o ensayando para<br />
el carnicero y agradecida M Bloom estás radiante como una flor Josie me decía<br />
después que me casara con él bueno es mejor que Breen o Briggs que se parece a<br />
brigada o esos nombres horribles compuestos con culo Mrs Báculo o algún otro tipo<br />
de culo Mulvey no me volvería loca tampoco o supongamos que nos divorciamos<br />
Mrs Boylan mi madre quienquiera que fuera podría haberme dado un nombre más<br />
bonito bien sabe Dios con el que tenía tan precioso Lunita Laredo lo que nos<br />
divertimos corriendo a lo largo de Willis road hacia punta Europa contorsionándose<br />
arriba y abajo por todos lados al otro lado de jersey se me agitaban y danzaban<br />
dentro de la blusa como las pequeñitas de Milly ahora cuando sube las escaleras<br />
corriendo me gustaba mirármelas daba saltos bajo los árboles de la pimienta y los<br />
álamos blancos para arrancar las hojas y tirárselas a él se fue a la India iba a escribir
912<br />
los viajes que esos hombres tienen que hacer al fin del mundo y vuelta es lo mínimo<br />
que pueden conseguir un par de achuchones con una mujer siempre que puedan<br />
acaban ahogados o reventados en alguna parte subí la colina de Windmill hasta la<br />
explanada aquel domingo por la mañana con el catalejo del capitán Rubio que había<br />
muerto como el que tenía el centinela él dijo que sacaría uno o dos de abordo yo<br />
llevaba aquel vestido del B Marche parís y el collar de coral el estrecho resplandecía<br />
podía ver hasta el otro lado Marruecos casi la bahía de Tánger blanca y la montaña<br />
del Atlas con nieve en la cumbre y el estrecho como un río de claro Harry Molly<br />
querida pensaba en él en altamar sin cesar después en misa cuando las enaguas<br />
comenzaron a bajárseme en la elevación semanas y semanas guardé el pañuelo bajo<br />
la almohada por el olor de él no había perfume decente que se pudiera obtener en<br />
aquel Gibraltar sólo aquella vulgar peau dEspagne que se evaporaba y te dejaba una<br />
peste más que otra cosa yo quería darle un recuerdo él me dio aquel anillo basto de<br />
Claddagh de la suerte que le di a Gardner al irse a África del sur donde los bóers le<br />
mataron en su guerra y la fiebre pero recibieron una buena zurra de todos modos<br />
como si eso le hubiera traído mala suerte como un ópalo o una perla aunque tenía<br />
que haber sido oro de 18 pilates de verdad porque pesaba mucho pero qué podía una<br />
obtener en un lugar como ése chaparrones de arena y ranas y aquel barco derrelicto<br />
que llegó al puerto Mane el Marie comosellamara no no tenía bigote ése era<br />
Gardner sí puedo ver su cara bien afeitada frsiiiiiiüifror ese tren otra vez tono<br />
lloroso una vez en los dulces días que no volveeerán más allaaá del recuerdo cierro<br />
los ojos el aliento los labios adelante beso triste mirada los ojos abiertos piano antes<br />
de que sobre el mundo la niebla caiga me fastidia ese blaca llega dulce canción de<br />
amoooooor lo soltaré con toda la fuerza cuando me encuentre ante las candilejas de<br />
nuevo Kathleen Keamey y su caterva de chillonas Miss Esto Miss Lootro Miss<br />
Lodemasallá caterva de presumidillas mariconeando por ahí hablando de política de<br />
lo que saben tanto como mi culo cualquier cosa en el mundo con tal de hacerse las<br />
interesantes bellezas caseras irlandesas hija de soldado soy yo claro y de quiénes<br />
sois vosotras de zapateros y tabemeros usted perdone finolis es así como se dice se<br />
morirían de gusto si alguna vez tuvieran la oportunidad de pasear por la Alameda<br />
del brazo de un oficial como yo la noche de la banda de música los ojos me
913<br />
relampagueaban el pecho que ellas no tienen apasionamiento Dios les mantenga<br />
sanas sus cabecitas sabía más de hombres y de la vida a mis 15 años que todas ellas<br />
juntas sabrán a los 50 no saben cómo cantar una canción ya ves Gardner decía que<br />
ningún hombre podría mirarme la boca y los dientes sonriendo de esa manera y no<br />
pensar en eso tenía miedo que no le gustara mi acento al principio él tan inglés todo<br />
lo que padre me dejó a pesar de los sellos tengo de mi madre los ojos y la figura de<br />
todos modos él siempre decía que los hay tan presumidos algunos de esos sinver-<br />
güenzas él no era así en absoluto él se pirraba por mis labios déjalas que se pesquen<br />
un marido primero que esté bien y una hija como la mía o a ver si son capaces de<br />
entusiasmar a un guapetón con dinero que puede elegir y escoger a quien se le<br />
antoje como Boylan para hacerlo 4 o 5 veces estrechamente abrazados ni la voz<br />
tampoco yo podría haber sido una prima donna sólo que me casé con él llega del<br />
amoooor la vieja muy abajo la barbilla hacia atrás no demasiado repítelo dos veces<br />
El cenador emparrado de mi señora demasiado largo para repetir por la casa<br />
solariega rodeada de un foso al atardecer y las habitaciones abovedadas sí cantaré<br />
Vientos que soplan del sur que dio después del espectáculo de las escaleras del coro<br />
le cambiaré el encaje al vestido negro para enseñar bien las tetas y haré sí Dios mío<br />
haré que arreglen ese abanico grande que revienten de envidia el agujero me pica<br />
siempre cuando pienso en él siento que quiero siento un viento dentro mejor ir con<br />
cuidado que no se despierte lo tendré con el mismo trajín babeando después de<br />
lavarme enterita la espalda la barriga los costados si al menos tuviéramos un baño<br />
siquiera o mi propia habitación por cierto ojalá que durmiera en una cama solo con<br />
los pies fríos encima de mí déjame sitio al menos para tirarme un pedo Dios o hacer<br />
la más mínima cosa mejor sí retenerlos así un poco por el lado piano suavemente<br />
suiiiii ahí va ese tren a lo lejos pianissimo iuu uno más oooooor<br />
fue un alivio dondequiera que estés déjate el viento libre quién sabe si la chuleta de<br />
cerdo que tomé con la taza de té después estaba bien con el calor no noté que oliera<br />
mal estoy segura que ese hombre de mirada rara el de la tocinería es un grandísimo<br />
pillo espero que la lámpara no esté humeando me llena la nariz de hollín mejor que<br />
dejarle dejar abierto el gas toda la noche no podría quedarme tranquila en la cama<br />
en Gibraltar incluso levantándome para ver por qué estoy tan jodidamente nerviosa
914<br />
por eso aunque me gusta en invierno da más compañía O Dios hizo un frío del<br />
demonio también aquel invierno cuando sólo tenía unos diez años creo sí yo tenía la<br />
muñeca grande con todos esos graciosos vestidos vistiéndola y desvistiéndola aquel<br />
viento helado soplando desde las montañas la algo Nevada sierra nevada delante del<br />
fuego con esa especie de camisa que tenía levantada para calentarme me gustaba<br />
bailotear con ella puesta y luego echar una carrerilla hasta la cama estoy segura de<br />
que aquel fulano de enfrente se pasaba todo el tiempo espiando con las luces<br />
apagadas en verano y yo en cueros saltando de un lado para otro me gustaba a mí<br />
misma luego me empelotaba en el lavabo me restregaba y me llenaba de espuma<br />
sólo cuando llegaba el espectáculo del orinal apagaba la luz también así que<br />
entonces éramos 2 me despido de dormir esta noche de todos modos espero que no<br />
se vaya a juntar con esos medicinantes que lo lleven por malos caminos para que se<br />
imagine que es joven otra vez llegando a las 4 de la mañana deben de ser si no más<br />
aun así tuvo la delicadeza de no despertarme qué encontrarán para estar de cháchara<br />
toda la noche tirando el dinero y emborrachándose más y más ya podían beber agua<br />
luego comienza a dar órdenes huevos y té y arenque y tostadas calientes con<br />
mantequilla supongo que le voy a tener ahí sentado como rey en su trono metiendo<br />
y sacando el lado equivocado de la cucharilla en el huevo de dónde aprendió eso y<br />
me gusta oírle caerse escaleras arriba por la mañana con las tazas traqueteando en la<br />
bandeja y luego jugar con la gata se restriega contra uno por el gusto de restregarse<br />
me pregunto si tendrá pulgas es tan mala como una mujer lamiendo y salpicándolo<br />
todo pero me fastidian sus uñas me pregunto si ven algo que nosotros no podemos<br />
clavando la vista ya ves cuando se sienta en lo alto de la escalera tanto tiempo y<br />
escuchando mientras espero siempre qué ladrona también ese leguado tan bueno<br />
que compré creo que compraré algo de pescado mañana u hoy es viernes sí lo haré<br />
con un poco de gelatina con mermelada de pasas como hace tiempo no esos botes<br />
de 2 libras de ciruelas y manzanas mezcladas de Williams and Wood de Londres y<br />
Newcastle hacen el doble si no fuera por las espinas no soporto esas anguilas<br />
bacalao sí me haré de un buen trozo de bacalao siempre preparo para tres y me<br />
olvido de cualquier modo estoy hasta la coronilla de esa sempiterna carne de la<br />
carnicería de Buckley chuletas de lomo y filetes de tapa y chuletones y pescuezo de
915<br />
cordero y asadura de temera con sólo nombrarla es suficiente o una merienda en el<br />
campo supongamos que cada uno pusiera 5 chelines y o que pague él y convidar a<br />
alguna otra mujer para él quién Mrs Fleming y saliéramos para furry glen o para los<br />
campos de fresas lo tendríamos reconociendo todas las uñas de los caballos primero<br />
igual que hace con las cartas no no con Boylan allí sí con emparedados mix tos de<br />
temera fría y jamón hay casitas allí abajo al pie del terraplén a propósito pero hace<br />
un calor del diablo dice no en día de fiesta de todos modos no soporto esos Maricas<br />
endomingados de paseo el lunes de Pascua es un día horroroso también no me<br />
extraña que esa abeja le picara es mejor la playa pero nunca en mi vida volvería a<br />
subirme en un barco con él después que en el Bray le dijera a aquel barquero que<br />
sabía remar si alguien le preguntara si era capaz de montar en las carreras de<br />
obstáculos de la copa de oro diría que sí luego se puso la cosa agitada el viejo trasto<br />
doblándose para un lado y todo el peso de mi lado diciéndome que sujetara bien el<br />
mando a la derecha luego que tirara a la izquierda y el mar entrando a raudales por<br />
el fondo y el remo saliéndose del estribo tuvimos suerte de que no nos ahogáramos<br />
todos él sabe nadar es cierto yo no no hay peligro alguno tranquila con sus<br />
pantalones de franela me hubiera gustado hacérselos jirones delante de todo el<br />
mundo y atizarle lo que el otro llama flagelar hasta dejarlo morado se lo habría<br />
merecido a no ser por aquel tipo narigudo que no sé quién es con ese otro guaperas<br />
Burke del hotel City Arms que estaba allí dándole al ojo como siempre al quite<br />
donde nadie lo llamaba por si había una pelea era para vomitar no se perdió nada<br />
porque no había nada que perderse eso es 1 consuelo me pregunto qué clase de libro<br />
será ese que me ha traído Delicias del pecado por un caballero de moda algún otro<br />
Mr de Verga me imagino que la gente le puso ese mote por ir de un lado para otro<br />
con su pito de mujer en mujer no pude ni siquiera cambiarme los zapatos nuevos<br />
blancos hechos un asco con el agua salada y el sombrero que llevaba puesto con<br />
aquella pluma todo arrugado y retorcido qué desagradable y molesto porque el olor<br />
del mar me excitaba desde luego las sardinas y los sargos en la caleta de los<br />
Catalanes a la espalda del peñón estaban estupendos todos de plata en los cestos de<br />
los pescadores el viejo Luigi casi cien decían llegó de Génova y aquel tipo alto con<br />
pendientes no me gustan los hombres a los que hay que trepar para alcanzarlos
916<br />
supongo que estarán todos muertos y bajo tierra hace tiempo además no me gusta<br />
estar sola en esta especie de cuartel destartalado por la noche supongo que me<br />
tendré que aguantar ni siquiera traje un poco de sal cuando nos mudamos con el<br />
barullo academia musical que iba él a instalar en el salón del primer piso con una<br />
placa de latón o la pensión Bloom que él sugirió anda y que se arruine él solito<br />
como se arruinó su padre allá en Ennis como todas las cosas que le dijo a padre que<br />
iba a hacer y a mí pero lo calé hablándome de todos los sitios bonitos que<br />
podríamos ir para el viaje de novios Venecia a la luz de la luna con las góndolas y el<br />
lago Como tenía una foto recorte de algún periódico de y mandolinas y farolillos O<br />
qué bien decía yo todo lo que yo decía que me gustaba él lo iba a hacer en seguida<br />
en un santiamén serás mi marido cargarás con todo deberían darle una medalla por<br />
los planes que se inventa luego abandonándome aquí todo el día nunca sabes qué<br />
mendigo se te presenta en la puerta pidiendo un mendrugo con sus cuentos<br />
interminables podría ser un vagabundo que mete el pie para evitar que la cierre<br />
como la foto de aquel criminal empedernido se le llamaba en el Semanario Lloyd 20<br />
años en chirona luego sale y mata a una vieja por su dinero imagínate su pobre<br />
mujer o su madre o quien sea con una cara como para echar a correr no podía<br />
quedarme tranquila hasta que atrancaba todas las puertas y ventanas para estar se-<br />
gura pero aún es peor que te quedes encerrada como en una prisión o manicomio<br />
deberían fusilarlos a todos o el gato de nueve colas un grandísimo bestia como ése<br />
dispuesto a arremeter contra una pobre vieja y matarla en la cama yo se los cortaría<br />
ya lo creo que lo haría no es que sirviera para mucho aun así mejor que nada la<br />
noche que yo estaba segura de haber oído ladrones en la cocina y él bajó en camisón<br />
con una vela y un atizador como si fuera detrás de un ratón más blanco que la pared<br />
cagado de miedo haciendo todo el ruido que podía para que lo oyeran los ladrones<br />
no es que haya mucho que robar bien lo sabe Dios pero es la impresión sobre todo<br />
ahora que Milly está fuera vaya idea la suya de mandar a la chica allá para aprender<br />
a hacer fotograflas por su abuelo en lugar de mandarla a la academia de Skerry<br />
donde hubiera tenido que aprender no como yo sacando todo 10 en la escuela pero<br />
él tenía que hacer una cosa así de todas formas por lo de Boylan y yo es por lo que<br />
lo hizo tengo la certeza la manera como trama y planea todo no me podía mover con
917<br />
ella aquí últimamente a menos que atrancara la puerta primero me ponía enferma<br />
que entrara sin llamar primero cuando puse la silla contra la puerta justo mientras<br />
me lavaba ahí abajo con la manopla me pone enfenna luego haciendo de señorita<br />
todo el santo día como para ponerla en una campana de cristal con dos al mismo<br />
tiempo para mirarla si él supiera que rompió la mano de aquella estatuilla de saldo<br />
por patosa y desastre antes de que se fuera que yo hice que aquel jovencito italiano<br />
la arreglara así que no se puede ver la juntura por 2 chelines no era capaz ni de<br />
escurrirle las patatas desde luego tiene razón que no quiera estropearse las manos<br />
me di cuenta de que él estaba siempre hablando con ella últimamente en la mesa<br />
explicando cosas del periódico y ella haciendo como que se enteraba ladina desde<br />
luego en eso sale a él no podrá decir que yo disimulo digo yo soy demasiado franca<br />
de hecho y ayudándola a ponerse el abrigo pero si algo malo le ocurriera es a mí a<br />
quien se lo contaría no a él supongo que él piensa que estoy acabada y para vestir<br />
santos pues no ni muchísimo menos ya veremos ya veremos lo que es bueno ahora<br />
anda flirteando además con los dos hijos de Tom Devan imitándome silbando con<br />
esas marimachos de las chicas de Murray que venían a buscarla puede salir Milly<br />
por favor está muy solicitada para aprovecharse de ella todo lo que puedan por ahí<br />
por Nelson street montando en la bicicleta de Harry Devan por la noche mejor que<br />
la haya mandado a donde está empezaba a salirse de madre quería ir a la pista de<br />
patinaje y se fumaba los cigarrillos de ellos echando el humo por las narices<br />
apestaba su vestido cuando corté con los dientes el hilo del botón que le cosí en la<br />
parte de abajo de la chaqueta no me podía ocultar nada te lo aseguro sólo que no<br />
tenía que habérselo cosido teniéndola puesta supone una separación y el último<br />
pudín de ciruela también se partió en dos mitades ya ves que se cumple de todas<br />
maneras dicen que tiene la lengua demasiado larga para mi gusto llevas la blusa<br />
demasiado escotada me dice mira por dónde viene a saltar un cojo y yo que tenía<br />
que decirle que no se espatarrara enseñándolo todo en el antepecho de la ventana<br />
delante de todo el mundo que pasa todos la miran como a mí cuando tenía su edad<br />
claro que cualquier trapo te cae bien entonces una grandísima estrecha de tomo y<br />
lomo a su manera en la Decisión final en el Teatro real aparta el pie de ahí ahora<br />
mismo me fastidia la gente que me toca muerta de miedo por si le arrugaba la falda
918<br />
de tablas mucho tocamiento debe de haber por medio en los teatros con los<br />
achuchones en la oscuridad ellos siempre intentando restregarse con una aquel<br />
fulano en el patio de butacas del Gaiety para ver a Beerbohm Tree en Trilby la<br />
última vez que me ven allí a que me estrujen de esa manera ni por Trilby ni por su<br />
culo al aire a cada instante dándome ahí y mirando para otro sitio está un poco<br />
pirado creo que le vi luego intentando acercarse a dos señoras vestidas a la última<br />
en el escaparate de Switzer con el mismo trajín lo reconocí al momento la cara y<br />
todo lo demás pero él no me recordaba sí y ella no me dejaba siquiera que la besara<br />
en Broadstone al irse bueno espero que dé con alguien que se desviva por ella como<br />
yo lo hice cuando cayó con paperas y las glándulas hinchadas dónde está esto dónde<br />
está lo otro claro que ella es incapaz de sentir nada a fondo aún pero yo no me corrí<br />
como es debido hasta que tenía qué 22 años o así siempre entraba por el sitio que no<br />
era lo único las tonterías acostumbradas de las chicas y risitas tontas ese Conny<br />
Connolly que le escribía en tinta blanca sobre papel negro sellado con lacre aunque<br />
ella aplaudió cuando cayó el telón porque era tan guapo luego tuvimos a Martin<br />
Harvey en el desayuno comida y cena pensé para mis adentros más tarde tiene que<br />
ser amor de verdad cuando un hombre da la vida por ella de esa manera a cambio de<br />
nada supongo que quedan algunos hombres así aunque cueste trabajo creerlo a no<br />
ser que realmente a mí me ocurriera la mayoría de ellos no tienen ni pizca de amor<br />
en su naturaleza tropezar con dos personas así en estos tiempos tan llenos el uno del<br />
otro que sientan lo mismo que una normalmente son algo tontos de capirote su<br />
padre tuvo que haber sido un poco extraño para agarrar y envenenarse tras ella de<br />
todos modos pobre viejo supongo que se sentía perdido ella siempre con el ojo<br />
puesto en mis cosas también los cuatro trapos viejos que tengo queriendo recogerse<br />
el pelo a los 15 mis polvos también sólo que le estropean la piel tiene tiempo de so-<br />
bra para eso después en su vida desde luego está revuelta sabiendo que es guapa con<br />
los labios tan rojos una pena que no le duren así yo también lo era pero no vale de<br />
nada llevarle la corriente contestándome como una verdulera cuando le pedí que<br />
fuera a por 3 kilos de patatas el día que nos vimos con Mrs Joe Gallaher en las<br />
carreras de trotones y ella hacía como que no nos veía en su cabriolé con Fnery el<br />
procurador no estábamos a su altura hasta que le di 2 buenos cachetes toma para que
919<br />
te enteres por contestarme de esa manera y ése por tu desvergüenza que me había<br />
sacado de quicio desde luego contradiciéndome yo estaba de un humor de perros<br />
también porque cómo fue aquello había un poso en el té o no dormí la noche<br />
anterior queso fue lo que comí creo y le dije una y otra vez que no dejara los<br />
cuchillos cruzados de esa manera porque no tiene a nadie que le dé órdenes como<br />
ella misma decía bueno si él no la corrige te juro que lo haré yo ésa fue la última<br />
vez que abrió el grifo de las lágrimas yo misma era así no se atrevían a mandarme<br />
en casa él tiene la culpa desde luego por tenemos a las dos trabajando como negras<br />
aquí en lugar de meter a una mujer hace siglos a ver cuándo voy a tener una criada<br />
como Dios manda otra vez desde luego que entonces ella vería que él se le echaría<br />
encima yo tendría que hacérselo saber o ella se vengaría son un fastid io aquella<br />
vieja Mrs Fleming tienes que andar detrás de ella poniéndole las cosas en la mano<br />
estornudando y peyéndose en los cacharros bueno es verdad que es vieja y no se<br />
puede aguantar me las vi y me las deseé para encontrar aquel trapo viejo y<br />
maloliente que se perdió detrás del aparador sabía que había algo y abrí la ventana<br />
del sótano para que saliera el mal olor invitando a sus amigos a casa como la noche<br />
que me vino a casa con un perro vamos que podía tener rabia especialmente el hijo<br />
de Simon Dedalus su padre menudo criticón con las gafas para arriba con su<br />
sombrero de copa puesto en el partido de críquet y un buen agujero en los calcetines<br />
como para llorar y su hijo que consiguió todos esos premios por lo que fuera que los<br />
ganó en la escuela secundaria imagínate saltando por encima de la verja si algún<br />
conocido le hubiera visto me extraña que no se haya hecho un buen agujero en los<br />
pantalones de su funeral de postín como si no tuviera bastante con el agujero que la<br />
naturaleza le puso a cada uno metiéndolo abajo en la sucia cocina ya me dirás si está<br />
en sus cabales lástima que no fuera día de colada mis viejas bragas podrían haber<br />
estado colgadas en la cuerda también de exposición para lo que a él le importa con<br />
la huella de la plancha enrobinada que esa torpe estúpida les dejó podría haber<br />
pensado que era otra cosa y ni siquiera derritió la grasa como le dije y ahora anda<br />
como siempre a causa del marido paralítico cada vez peor siempre hay algo que no<br />
marcha con ellos la enfermedad o que tienen que operarse y si no es por eso es por<br />
la bebida y le pega tendré que empezar a andar a la caza de alguna cada día que me
920<br />
levanto hay algo nuevo Dios mío Dios mío bueno cuando ya esté muerta en el hoyo<br />
supongo que estaré tranquila tengo que levantarme un instante si puedo espera O<br />
Jesús espera sí me ha venido ya la cosa sí no me digas que no es como para je-<br />
ringarse desde luego con tanto empujón y metimientos y corridas que tuvo dentro de<br />
mí ahora a ver qué voy a hacer viernes sábado domingo es para volverse tarumba a<br />
no ser que le guste eso a algunos les gusta Dios sabrá siempre hay algo que no va<br />
bien con nosotras 5 días cada 3 o 4 semanas la puja de siempre mensual no es<br />
sencillamente repugnante aquella noche que me vino ya ves la única y sola vez que<br />
estábamos en un palco que Michael Gunn le dio para ver a Mrs Kendal y a su<br />
marido en el Gaiety hizo por él algo en un asunto de seguros de Drimmie yo estaba<br />
que trinaba aunque no me daba por vencida con aquel señor encopetado sin<br />
quitarme ojo desde arriba con los gemelos y él a mi lado hablando de Spinoza y su<br />
espíritu que está muerto supongo hace mil años yo con la sonrisa que mejor podía<br />
toda empapada inclinandome para delante como si estuviera interesada teniendo que<br />
aguantar hasta la última nota nunca olvidaré a la esposa de Scarli deprisa se suponía<br />
que era una obra desvergonzada sobre el adulterio aquel idiota del gallinero<br />
abucheando mujer adúltera gritó supongo que fue y se tiró a una mujer en el<br />
callejón más cercano dando un rodeo por las callejuelas después para compensar<br />
ojalá hubiera tenido lo que yo tenía entonces ya hubiera pateado me apuesto a que<br />
hasta el gato sale mejor parado que nosotras tenemos demasiada sangre dentro de<br />
nosotras o qué O santa paciencia me está saliendo a raudales como el mar de todos<br />
modos no me ha dejado preñada con lo grande que es no quiero estropear las<br />
sábanas limpias que acabo de poner supongo que la ropa limpia que llevaba me lo<br />
ha provocado también maldita sea maldita sea y ellos siempre quieren ver una<br />
mancha en la cama para saber que te conservas virgen para ellos es lo único que les<br />
preocupa son tan tontos a la vez una podía ser viuda o divorciada 40 veces un<br />
lamparón de tinta roja daría el pego o jugo de moras no eso es demasiado púrpura O<br />
rediez a ver si puedo levantarme de aquí aj delicias del pecado quienquiera que<br />
propusiera ese asunto para las mujeres entre la ropa y la cocina y los niños esta<br />
maldita cama además tintineando como los demonios me supongo que nos podían<br />
oír hasta más allá del parque hasta que propuse poner el cobertor en el suelo con la
921<br />
almohada bajo mi culo me pregunto si será más satisfactorio durante el día pienso<br />
que sí tranquila creo que me voy a cortar todo este pelo de ahí me está cociendo<br />
parecería una jovencita menudo chasco se iba a llevar cuando me levantara la ropa<br />
la próxima vez daría cualquier cosa por verle la cara por dónde andará el orinal<br />
tranquila tengo un miedo horroroso a que se me rompa debajo después de lo del<br />
viejo bacín me pregunto si pesaba demasiado sentada en sus rodillas hice que se<br />
sentara en el sillón adrede cuando me quité sólo la blusa y la falda primero en la<br />
otra habitación él estaba tan ocupado donde no debería estarlo que no me sobó es-<br />
pero que mi aliento fuera fresco después de esos confites de besuqueo tranquila<br />
Jesús me acuerdo que en tiempos era capaz de echarlo afuera a chorros derechito<br />
silbando como un hombre casi tranquila O Dios qué ruidoso espero que lleve<br />
pompas a ver si me saco un fajo de billetes de algún fulano tendré que<br />
perfumármelo por la mañana no lo olvides me apuesto a que nunca ha visto un par<br />
de muslos como éstos mira qué blancos son la parte más suave está justo ahí entre<br />
este trocito de aquí qué fino como un melocotón tranquila jesús no me importaría<br />
ser hombre y montarme a una hermosa mujer O Señor qué jaleo estás armando<br />
como el lirio de jersey tranquila tranquila O maravilla de las aguas que descienden<br />
por Lahore<br />
quién sabe si tengo algo serio en mis adentros o si me está saliendo algo viniéndome<br />
eso de esa manera cada semana cuándo fue la última vez que yo el lunes de Pascua<br />
sí hace sólo unas tres semanas debería ir al médico sólo que sería como antes de<br />
casarme con él cuando tenía aquella cosa blanca que me supuraba y Floey me<br />
mandó ir a aquel palo seco del Dr Collins para enfermedades de la mujer en Pem-<br />
broke road su vagina lo llamaba supongo que así es como sacó para comprar todos<br />
los espejos dorados y las alfombras liando a aquellas ricas de Stephen's green<br />
corriendo a verle por cualquier chuminada en su vagina y en su cochinchina tienen<br />
dinero desde luego así que les va bien yo no me casaría con él aunque fuera el<br />
último hombre del mundo además hay algo raro en sus hijos siempre oliendo por<br />
toda la casa a esas putas guarras por todos lados preguntándome si lo que hacía<br />
tenía un olor repugnante qué quería que yo hiciera que cagara oro quizás qué<br />
pregunta si se lo restregara por toda la cara arrugada de viejo con mis cumpridos
922<br />
supongo que se enteraría entonces y podía usted pasarlo pasar qué creí que estaba<br />
hablando del peñón de Gibraltar por la manera de decirlo es un invento curioso<br />
además dicho sea de paso sólo que me gusta alargarme después en el agujero apretar<br />
todo lo que pueda y tirar de la cadena luego para limpiarlo bien hormigueo<br />
refrescante sin embargo también tiene su cosa supongo que yo siempre solía saber<br />
por la de Milly cuando era niña si tenía lombrices o no de cualquier modo pagarle<br />
por eso cuánto le debo doctor una guinea por favor y preguntarme si tenía omisiones<br />
frecuentes de dónde sacan esos viejos todas las palabras que tienen omisiones con<br />
sus ojos miopes encima de mí con las lentes de lado no me fiaría de él mucho que<br />
me diera cloroformo o sabe Dios qué otra cosa de cualquier modo me gustó cuando<br />
se sentó para escribir lo que fuera con la mirada tan severa la nariz inteligente ya<br />
ves maldito seas descarado embustero O cualquier cosa no importa quién menos un<br />
idiota él era lo bastante listo como para adivinarlo desde luego todo fue por pensar<br />
en él y en sus locas cartas disparatadas Tesoro mío todo lo tocante a tu Cuerpo<br />
glorioso todo subrayado lo que de él dimana es objeto de belleza y placer algo que<br />
se sacó de algún libro absurdo que me tenía haciéndome pajas 4 y 5 veces al día<br />
algunas veces y yo le dije que no está usted segura O sí dije estoy muy segura de<br />
algún modo eso le tapó la boca sabía lo que venía después sólo debilidad natural es<br />
lo que era él me excitaba no sé cómo la primerísima noche que nos vimos cuando<br />
yo vivía en Rehoboth terrace nos estuvimos mirando unos 10 minutos como si nos<br />
hubiéramos visto en alguna parte supongo que por mi aspecto de judía como mi<br />
madre me resultaban divertidas las cosas que decía con aquella sonrisa picarona en<br />
la cara y todos los Doyles decían que iba a presentar su candidatura para dip utado<br />
en el Parlamento O vamos que fui yo imbécil por creerme todas las memeces sobre<br />
la autonomía y la independencia irlandesa mandándome aquel rollo interminable de<br />
canción sacada de los hugonotes para cantar en francés para que resultara más chic<br />
O beau pays de la Touraine que no llegué a cantar ni una sola vez explicando y<br />
disparatando sobre religión y las persecuciones no deja que te diviertas con nada<br />
con naturalidad entonces que ya podría él como un gran favor justo en la la ocasión<br />
que se le presentó en Brighton square tiró para mi habitación haciendo como que<br />
tenía tinta en las manos a quitársela con leche de Albión y jabón de azufre que yo
923<br />
solía usar y la gelatina aún alrededor O me harté de reír a costa suya aquel día mejor<br />
que esto no se convierta en una sentada de toda la noche deberían hacer orinales de<br />
tamaño natural para que una pudiera sentarse encima como Dios manda él se<br />
arrodilla para hacerlo supongo que no hay en el mundo otro hombre que tenga las<br />
mismas manías mira la manera que tiene de dormir a los pies de la cama no sé cómo<br />
puede sin un cabezal duro menos mal que no da patadas o si no me saltaría todos los<br />
dientes respirando con la mano en la nariz como aquel dios indio que me llevó a ver<br />
un domingo lluvioso en el museo i de Kildare street todo de amarillo con un babero<br />
yaciendo de lado sobre la mano con los diez dedos de los pies sobresaliendo que él<br />
dijo era una religión más importante que la judía y la de Nuestro Señor las dos<br />
juntas por toda Asia imitándolo como siempre está imitando a todo el mundo su-<br />
pongo que él solía dormir a los pies de la cama también con los grandes pies<br />
cuadrados arriba en la boca de su mujer maldita sea esta cosa pestilente de todos<br />
modos dónde estarán esos paños ah sí ya sé espero que el viejo ropero no chirríe ah<br />
sabía que sí duerme profundamente se lo pasó bien en algún sitio aunque ella le ha<br />
tenido que devolver con creces lo que le pagó desde luego que tiene que pagarlo O<br />
qué fastidio esta cosa espero que nos tengan preparado algo mejor en el otro mundo<br />
amarrándonos bien Dios nos ampare ya está bien por esta noche y esta cama<br />
apelmazada que tintinea siempre me recuerda al viejo Cohen supongo que se rascó<br />
en ella más de una vez y piensa que padre se la compró a Lord Napier que yo solía<br />
admirar cuando era niña porque le dije tranquila piano O me gusta mi cama Dios<br />
aquí estamos tan mal como siempre después de 16 años en cuántas casas hemos es-<br />
tado en total Raymond terrace y Ontario terrace y Lombard street y Holles street y<br />
él como si tal cosa cada vez que salimos pitando otra vez sus hugonotes o la marcha<br />
de los beodos haciendo como que ayuda a los hombres con nuestros 4 trastos de<br />
muebles y luego el hotel City Arms de mal en peor dice Warden Daly aquel sitio tan<br />
encantador en el descansillo siempre alguien dentro rezando luego dejando mal olor<br />
detrás de ellos siempre se sabe quién estuvo dentro el último cada vez que<br />
empezábamos a salir a flote algo pasa o mete la pata de lleno en lo de Thom y Hely<br />
y Mr Cuffe y Drimmie o se expone a que lo metan en la cárcel por lo de los billetes<br />
de lotería que nos iba a sacar de apuros o va y se pone gallito pronto lo tendremos
924<br />
en casa porque le han dado el puntapié en el Freeman también como los demás por<br />
lo de los Sinos del Fein o por los masones luego ya veremos si el hombrecito que<br />
me señaló que no podía con su alma bajo la lluvia más solo que la una del día por<br />
allá por Coadys lane le va a servir de algo que él dice que es tan competente y since-<br />
ramente irlandés sí que lo es a juzgar por la sinceridad de los pantalones que llevaba<br />
espera son las campanas de la iglesia de George espera 3 cuartos la hora 1 espera 2<br />
bonita hora de la noche para llegar a casa para cualquiera descolgándose hasta la<br />
entrada del sótano si alguien lo hubiera visto yo acabo con esa costumbre suya<br />
mañana lo primero voy a mirar en la camisa para ver o veré si aún tiene esa goma<br />
francesa en la cartera supongo que piensa que no conozco a los hombres falsos ni<br />
sus 20 bolsillos son bastantes para sus mentiras entonces por qué habremos de<br />
contarlo nosotras porque aunque sea verdad no te van a creer luego arropado en la<br />
cama como esos bebés en la Obra maestra de Aristócrates que me trajo en otra<br />
ocasión como si no tuviéramos bastante de eso en la vida real sin necesidad de un<br />
viejo Aristócrates o como se llame te asquee aún más con esas fotos infames de<br />
niños con dos cabezas y sin piernas ésa es la clase de vileza con la que siempre<br />
sueñan sin nada más en sus cabezas huecas habría que administrarles lentamente<br />
veneno a la mitad de ellos luego té y tostada para él untada de mantequilla por los<br />
dos lados y huevos recién puestos supongo que ya no soy nada cuando no le dejé<br />
que me lamiera en Holles street una noche el hombre el hombre tirano como<br />
siempre por esa única cosa durmió en el suelo la mitad de la noche desnudo a la<br />
manera como los judíos hacían cuando alguien se muere de los suyos y no quiso<br />
tomar nada de desayuno ni decir ni una palabra quería que lo mimaran así que pensé<br />
que yo había insistido bastante por una vez y le dejé lo hace todo mal además<br />
pensando sólo en su propio placer tiene la lengua demasiado lisa o no sé qué eso lo<br />
olvida vamos yo no le obligaré a que lo haga otra vez si no tiene cuidado con lo que<br />
hace y lo encerraré para que duerma abajo en la covacha del carbón con las<br />
cucarachas me pregunto si sería con Josie loca de contenta con lo que yo desecho él<br />
es un embustero de nacimiento además no no tendría bastante valor con una mujer<br />
casada por eso es por lo que quiere que yo y Boylan en cuanto a su Denis como ella<br />
le llama ese deplorable espectáculo que no se le puede llamar marido sí es con
925<br />
alguna putilla con la que se ha liado incluso cuando yo estaba con él con Milly en<br />
las carreras del College donde Homblower el matamoros con la gorra de niño en lo<br />
alto dula cocorota nos dejó entrar por la puerta de atrás él estaba echándoles mira-<br />
ditas tiernas a aquellas dos calientapollas yo quise guiñarle el ojo al principio ni<br />
caso desde luego y así es como se le va el dinero ése es el finto de Mr Paddy<br />
Dignam sí todos ellos iban a lo grande en el famoso funeral en el periódico que trajo<br />
Boylan si vieran un funeral de oficial de verdad eso es algo armas a la funerala<br />
tambores enfundados el pobre caballo caminando detrás de negro L Bloom y Tom<br />
Keman ese pequeñajo borracho abarrilado que se mordió la lengua al caer escaleras<br />
abajo en el W C de hombres borracho en un vete a saber dónde y Martin<br />
Cunningham y los dos Dedalus y el marido de Fanny MCoy cabeza de mariposa en<br />
los huesos con una cierta tendencia en el ojo queriendo cantar mis canciones tendría<br />
que nacer de nuevo y su viejo vestido verde con el escote ya que no los puede atraer<br />
de otra manera cuando canta llueve lo veo claro y a eso le llaman amistad se matan<br />
y luego se entierran unos a otros y todos ellos con sus mujeres y familias en casa<br />
muy especialmente Jack Power que mantiene a esa camarera y tanto que la<br />
mantiene claro que su mujer está siempre enferma o a punto de ponerse enferma o<br />
mejorándose de algo y él es un hombre bien parecido todavía aunque le empiezan a<br />
salir canas por encima de las orejas menuda caterva están hechos todos ellos bueno<br />
pues no van a conseguir atrapar a mi marido otra vez en sus garras si yo lo puedo<br />
remediar burlándose de él luego a sus espaldas sé muy bien cuando sale con sus<br />
imbecilidades porque tiene suficiente sentido común para no malgastar hasta el<br />
último céntimo que gana en sus gaznates y mira por su mujer y familia atajo de<br />
inútiles pobre Paddy Dignam en cualquier caso lo siento de algún modo por él qué<br />
van a hacer su mujer y 5 hijos a no ser que estuviera asegurado cómica perinola<br />
siempre pegado al rincón de alguna taberna y ella o su hijo esperando a Bill Bailey<br />
ven a casa por favor el luto de viuda no va a mejorar su aspecto sienta pero que muy<br />
bien si una es bien parecida qué hombres no estaba él sí estaba en la cena de<br />
Glencree y Ben Dollard bajete barrilete la noche que pidió prestado el frac para<br />
cantar con él en Holles street estrujado y aplastado dentro de él y sonriendo Bobali-<br />
conamente con toda su cara de estúpido como el culo azotado de un niño no me
926<br />
digas que no tenía aspecto de mochales de los cojones ya lo creo tuvo que ser todo<br />
un espectáculo pagar 5 chelines por los asientos numerados para eso para verlo<br />
desafinando en sus solos y Simon Dedalus también<br />
siempre aparecía medio chispado y cantaba el segundo verso primero el viejo amor<br />
es el nuevo era uno de los suyos tan dulcemente cantaba la moza en la rama de<br />
espino siempre estaba a la que salta también cuando yo canté Mantana con él en la<br />
ópera privada de la compañía de Freddy Mayer tenía una voz deliciosa y espléndida<br />
adiós Phoebe querida adiós mi amor mi amor siempre lo cantaba no como Bartell<br />
DArcy querita adiós claro que él tenía el don de la voz así que no había arte en ello<br />
inundándote como una ducha caliente O Mantana flor del bosque silvestre<br />
cantábamos magníficamente aunque era un poco alto para mi registro incluso<br />
transportado y él estaba casado en aquella época con May Goulding pero después<br />
diría o haría algo y acababa con todo lo que había en ello de bueno está viudo ahora<br />
me pregunto qué clase de persona será su hijo él dice que es autor y que va para<br />
profesor de universidad de italiano y que yo tengo que tomar clases a saber qué<br />
pretende ahora va y le enseña una foto mía donde no estoy bien tendría que<br />
habérmela hecho con un drapeado que nunca se pasa de moda aunque estoy joven<br />
ahí qué raro que no se la haya regalado a pelo y a mí también después de todo por<br />
qué no le vi de paseo hacia la estación de Kingsbridge con su padre y su madre yo<br />
iba de luto hará de esto 11 años sí él tendría 11 aunque de qué me servía ponerme de<br />
luto por algo que no era ni una cosa ni otra yo con el primer llanto tenía bastante oí<br />
la carcoma haciendo tictac en la pared por supuesto que él insistió que se pondría de<br />
luto por la gata supongo que ya está hecho un hombre ahora entonces era un niño<br />
inocente una preciosidad de hombrecito con su traje de lord Fauntleroy y su pelo<br />
rizado como un príncipe de teatro cuando lo vi en Mat Dillon le gusté también<br />
recuerdo que a todos espera por Dios sí espera sí aguarda él estaba en las cartas esta<br />
mañana cuando eché las cartas unión con un joven desconocido ni moreno ni rubio<br />
al que viste hace tiempo pensé que se refería a él pero él no es un imberbe ni<br />
desconocido tampoco además yo tenía la cara vuelta del otro lado qué era la 7.a<br />
carta después de eso el 10 de espadas que quiere decir un viaje por tierra después<br />
había una carta de camino y escándalos también las 3 reinas y el 8 de oros que
927<br />
quiere decir una subida en la escala social sí espera todo salió a relucir y 2 8s rojos<br />
vestidos nuevos fijate y no soñé yo algo también sí había algo sobre poesía en el<br />
sueño espero que no lleve el pelo largo y grasiento colgándole hasta los ojos o tieso<br />
como un indio piel roja para qué andan por ahí de esa manera sólo para que se rían<br />
de ellos y de su poesía a mí siempre me ha gustado la poesía cuando era niña al<br />
principio pensé que él era poeta como lord Byron y ni un gramo de ello en su<br />
redacción pensé que era diferente me pregunto si será demasiado joven debe de te-<br />
ner espera en el 88 me casé el 88 Milly cumplió 15 ayer el 89 qué edad tendría él<br />
entonces en Dillon 5 o 6 más o menos el 88 supongo que tiene 20 o más no soy<br />
demasiado vieja para él si tiene 23 o 24 espero que no sea uno de esos universitarios<br />
estirados no porque si no no andaría sentándose en la vieja cocina con él bebiendo<br />
cacao de Epps y hablando seguro que él hacía como que se enteraba de todo<br />
probablemente le diría que era del Trinity college es muy joven para ser profesor<br />
espero que no-sea un profesor como Goodwin lo era él era un profesor en bebidas<br />
fuertes de John <strong>James</strong>on todos ellos escriben sobre alguna mujer en sus poesías<br />
bueno supongo que no va a encontrar muchas como yo donde tiemamente suspira<br />
de amor la suave guitarra donde la poesía está en el aire el mar azul y la luna brilla<br />
tan fastuosamente de vuelta en el barco de noche de Tarifa el faro en punta Euro pa<br />
la guitarra que aquel hombre tocaba era tan viva volveré allí de nuevo alguna vez<br />
todas caras nuevas dos ojos de soslayo que una celosía escondía se la cantaré son<br />
mis ojos si tiene algo de poeta dos ojos de radiante oscuridad como la misma<br />
estrella del amor no me digas que no es bella la letra como la estrella temprana del<br />
amor será un cambio bien lo sabe Dios tener una persona inteligente con quien<br />
hablar de una y no tener que estar siempre oyéndole a él y el anuncio de Billy<br />
Prescott y el anuncio de Yaves y el anuncio del mis mísimo diablo luego si algo va<br />
mal en sus negocios nosotras tenemos que sufrirlo estoy segura de que es muy<br />
distinguido me gustaría conocer a un hombre así Dios no a esa morralla además es<br />
joven aquellos jóvenes guapos que veía en Margate strand desde un lado del peñón<br />
erguidos al sol desnudos como un Dios o algo por el estilo y luego me zambullía en<br />
el mar con ellos por qué no son todos los hombres así las mujeres tendríamos algún<br />
consuelo como aquella preciosa estatuilla que compró la podía mirar el día entero
928<br />
cabeza rizada y los hombros el dedo empinado para que le prestes atención eso sí<br />
que es belleza auténtica y poesía para una a menudo sentí el deseo de besarlo por<br />
todas partes también su preciosa polla joven así con naturalidad no me importaría<br />
metérmela en la boca si no hubiera nadie mirando como si estuviera pidiendo que la<br />
chuparas tan limpia y blanca con su cara de niño lo haría de verdad en 1/2 minuto<br />
aunque algo se me quedara dentro y qué no es más que una especie de gachas o<br />
rocío no hay peligro además estaría tan limpio comparado con esos puercos de<br />
hombres supongo que nunca sueñan en lavársela en años la mayoría de ellos sólo es<br />
que por eso les salen bigotes a las mujeres estoy segura sería extraordinario si<br />
pudiera al menos montármelo con un poeta joven y guapo a mi edad las echaré lo 1°<br />
que haré por la mañana hasta que vea si sale el nueve de copas o intentaré emparejar<br />
a la dama misma y a ver si él sale leeré y estudiaré todo lo que encuentre o me<br />
aprenderé algún trozo de memoria si supiera quién le gusta para que no me crea una<br />
imbécil si cree que todas las mujeres son iguales y puedo enseñarle lo que es bueno<br />
haré que se derrita entero hasta que medio pierda el sentido debajo de mí luego que<br />
escriba sobre mí amante y querida públicamente para que todos se enteren también<br />
con nuestras 2 fotografías en todos los periódicos cuando se haga famoso O pero<br />
qué hago yo con éste eh<br />
no ése no es su estilo no hay educación ni modales ni nada de nada en su naturaleza<br />
dándome un cachete por atrás de esa manera en el culo porque no lo llamé Hugh el<br />
ignaro que no distingue la poesía de una berza eso es lo que consigues por no<br />
ponerlos en su sitio quitándose los zapatos y los pantalones ahí mismo en la silla<br />
delante de mí con toda la caradura sin ni siquiera pedir penniso campándole eso de<br />
una manera tan vulgar en esa medio camisa que llevan para que se les admire como<br />
a un cura o a un carnicero o esos viejos hipócritas en los tiempos de julio César<br />
desde luego que tiene bastante razón en su forma de tomarse el tiempo a chufla ten<br />
por seguro que lo mismo daría estar en la cama con qué con un león Dios estoy<br />
segura de que un León tendría algo mejor que decir O bueno supongo que es porque<br />
estaban tan rellenitas y apetitosas con mis enaguas cortas que no se podía aguantar a<br />
mí misma a veces me excitan no está mal para los hombres todo el montón de placer<br />
que sacan del cuerpo de una mujer somos tan redondas y blancas para ellos siempre
929<br />
ojalá fuera yo uno de ellos para variar por el gusto de intentarlo con eso que ellos<br />
tienen empinándose encima de una tan dura y a la vez tan suave cuando la tocas tío<br />
John la tiene larga oí que decían aquellos niños de la esquina cuando pasaba por la<br />
esquina de Marrowbone lane tía Mary tiene una pelambrera porque estaba oscuro y<br />
sabían que pasaba una chica no consiguieron que me sonrojara por qué iba a hacerlo<br />
es algo bien natural y él mete su cosa larga en la pelambrera de Mary etcétera y<br />
resulta ser que lo que mete es el mango en el escobón los hombres de nuevo no<br />
cabía esperar otra cosa pueden picotear y elegir lo que les venga en gana una mujer<br />
casada o una viuda fresca o una chica según sus gustos como aquellas casas por<br />
detrás de Insh street no pero si es que hemos de estar siempre encadenadas a mí sí<br />
que no me van a encadenar no hay cuidado una vez que me pongo te lo digo por los<br />
celos de sus estúpidos maridos por qué no podemos seguir siendo amigos cuando<br />
eso ocurre en lugar de reñir su marido descubrió lo que hacían juntos pues muy bien<br />
y si lo descubrió acaso puede reparar el daño si lleva la cornamenta de todas formas<br />
haga lo que haga y luego va él y se pasa al otro extremo loco por la mujer en Bellos<br />
tiranos desde luego que al hombre ni siquiera se le ocurre pensar 2 veces en el<br />
marido ni en la esposa tampoco es la mujer lo que quiere y la logra para qué otra<br />
cosa si no nos han dado todos esos deseos me gustaría a mí saber no lo puedo evitar<br />
si soy joven todavía digo yo es una maravilla que no estoy hecha una vieja pendejo<br />
arrugada antes de tiempo viviendo con él tan frío que nunca me abraza menos<br />
alguna vez cuando está dormido por los pies sin saber supongo a quién tiene cual-<br />
quier hombre que bese el culo de una mujer es para darlo por perdido después de<br />
eso besaría cualquier cosa anormal donde no tenemos ni 1 átomo de señal distintiva<br />
en nosotras todas lo mismo 2 pedazos de grasa antes de que yo le hiciera eso a un<br />
hombre puufff los muy brutos asquerosos con sólo pensarlo tengo bastante beso sus<br />
pies señorita tiene algo de sentido no besó él nuestra puerta de entrada sí lo hizo<br />
vaya loco nadie entiende sus ideas disparatadas menos yo de todos modos está claro<br />
que una mujer quiere ser abrazada 20 veces al día casi para parecer joven no<br />
importa por quién siempre que se esté enamorada o amada por alguien si el hombre<br />
que quieres no lo tienes delante algunas veces por Dios bendito estaba pensando me<br />
iría yo a los muelles en una noche oscura donde nadie me conociera a cogerme a un
930<br />
marinero recién llegado de los mares que estuviera rabiando por hacerlo y no le<br />
importara un bledo de quién fuera yo sólo despacharse en un portal en algún sitio o<br />
uno de esos gitanos de aspecto salvaje de Rathfarrrnham que habían acampado<br />
cerca de la lavandería Bloomfield para intentar quitarnos nuestras cosas si podían yo<br />
sólo mandé las mías allí alguna que otra vez por el nombre lavandería modelo y me<br />
devolvían una y otra vez algunas medias viejas desparejadas aquel tipo con pinta de<br />
sinvergüenza de ojos atractivos pelando una varilla me ataca en la oscuridad y me<br />
echa un polvo contra la pared sin decir una palabra o un asesino cualquiera lo que<br />
ellos mismos hacen los caballeros elegantes con sus sombreros de copa aquel<br />
procurador de la corona que vive por aquí cerca saliendo de Hardwicke lane la<br />
noche que nos convidó a pescado para cenar por haber ganado en las apuestas de<br />
boxeo claro que nos convidó por mí le reconocí por las polainas y los andares y<br />
cuando me di la vuelta un minuto después justo para ver había una mujer detrás sa-<br />
liendo de allí también alguna sucia prostituta luego vuelve a casa a su mujer después<br />
de eso sólo que supongo que la mitad de esos marineros están podridos por otra<br />
parte de enfermedades O echa para allá ese corpachón fuera de ahí por el amor de<br />
Dios escúchale los vientos que llevan mis suspiros hasta ti bueno bueno que siga<br />
durmiendo y suspirando el insigne sabio Don Poldo de la Flora si supiera cómo<br />
salió en las cartas esta mañana tendría algo por lo que suspirar un hombre moreno<br />
con cierta perplejidad entre 2 7s también en la cárcel porque sólo Dios sabe lo que<br />
hace que yo no lo sé y voy a tener que andar trasteando abajo en la cocina para te-<br />
nerle preparado a su señoría el desayuno mientras que él está enroscado como una<br />
momia acaso lo voy a hacer tú me has visto alguna vez corriendo ya me gustaría a<br />
mí verme de esa manera les haces caso y te tratan como basura no me importa lo<br />
que nadie diga sería mucho mejor que el mundo estuviera gobemado por las<br />
mujeres que hay en él no se vería a las mujeres matándose unas a otras ni<br />
aniquilándose cuándo se ha visto alguna vez a las mujeres dando tumbos borrachas<br />
como ellos hacen o jugándose hasta el último céntimo y perderlo en los caballos sí<br />
porque una mujer haga lo que haga sabe dónde parar seguro que no estarían en el<br />
mundo si no fuera por nosotras no saben lo que es ser mujer y madre cómo podrían<br />
dónde estarían todos ellos si no hubieran tenido una madre que los cuidara cosa que
931<br />
yo nunca tuve por eso es por lo que supongo que anda como loco ahora saliendo por<br />
las noches abandonando sus libros y sus estudios y no viviendo en casa porque es la<br />
típica casa de tócame roque bueno supongo que es una pena lamentable que los que<br />
tienen un buen hijo como ése no estén satisfechos y yo ninguno no fue él capaz de<br />
hacerme uno no fue por culpa mía nos arrimamos cuando yo estaba mirando<br />
aquellos dos perros encima y por atrás en plena calle ya ves aquello me descorazonó<br />
completamente supongo que no debí enterrarlo con aquella chaquetita de lana que<br />
yo le hice de punto llorando como estaba sino habérsela dado a algún niño pobre<br />
pero sabía bien que nunca tendría otro era nuestra la muerte además ya no fuimos<br />
los mismos desde entonces O no me voy a poner triste ahora por eso me pregunto<br />
por qué no se quedó a pasar la noche pensé todo el tiempo que era algún extraño<br />
que había traído en lugar de andar vagando por la ciudad tropezándose con quién<br />
sabe Dios trasnochadores y rateros a su pobre madre no le habría gustado eso si<br />
estuviera viva malográndose de por vida quizás de todos modos es una hora bonita<br />
tan silencioso me gustaba volver a casa después del baile el aire de la noche ellos<br />
tienen amigos con los que hablar nosotras no tenemos a nadie o bien él busca lo que<br />
no va a encontrar o se trata de alguna otra mujer dispuesta a clavarle a una el<br />
cuchillo por la espalda no soporto eso en las mujeres no me sorprende que ellos nos<br />
traten como nos tratan buen atajo de pécoras estamos hechas supongo que es por<br />
todas las preocupaciones que tenemos lo que nos ha hecho tan víboras yo no soy así<br />
él podía muy bien haber dormido ahí en el sofá en la otra habitación supongo que<br />
estaría tan vergonzoso como un niño siendo como es tan joven apenas 20 de mí en<br />
la habitación de al lado me habría oído en el orinal pues muy bien y qué más da<br />
Dedalus me imagino es como aquellos nombres en Gibraltar Delapaz Delagracia<br />
tenían unos nombres la mar de raros allí el padre Vilaplana de Santa María que me<br />
dio el rosario Rosales y OReilly en la Calle las Siete Revueltas y Pisimbo y Mrs<br />
Depís en Govemor street 0 vaya nombrecito me tiro de cabeza<br />
al río si tuviera un nombre como ella O vamos y todas aquellas callejuelas cuesta<br />
Paradise y cuesta Bedlam y cuesta Rodgers o y cuesta Crutchetts y las escalinatas de<br />
la quebrada del diablo bueno no es culpa mía si tengo cabeza de chorlito sé que la<br />
tengo un poco juro por Dios que no me siento ni un solo día más vieja que entonces
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me pregunto si podría soltarme a hablar ahora en español cómo está usted muy bien<br />
gracias y usted ves no lo he olvidado todo pensé que sí si no fuera por la gramática<br />
sustantivo es el nombre de una persona lugar o cosa es una pena que no intentara<br />
nunca leer aquella novela que la intratable de Mrs Rubio me dejó por Valera con las<br />
interrogaciones de abajo a arriba y de arriba a abajo siempre supe que al final nos<br />
iríamos le puedo hablar en español y él a mí en italiano así verá que no soy tan<br />
ignorante qué pena que no se quedara estoy segura de que el pobre hombre estaba<br />
muerto de cansancio y necesitaba como nada echarse un buen sueño le podía haber<br />
llevado el desayuno a la cama con su tostadita siempre que no usara el cuchillo que<br />
trae mala suerte o si la mujer de los berros hubiera pasado y con algo apetitoso hay<br />
unas cuantas olivas en la cocina que le hubieran gustado yo no pude verlas nunca ni<br />
en pintura en el ultramannos Abrine podría hacer de criada la habitación no está mal<br />
desde que cambié las cosas ves algo me decía todo el tiempo que tendría que<br />
presentarme yo misma no conociéndome de nada tendría grada digo yo soy su<br />
mujer o haciendo como que estábamos en España y él medio despierto sin idea de<br />
dónde está dos huevos estrellados señor Dios mío qué cosas más disparatadas se me<br />
vienen a la cabeza algunas veces sería divertido suponiendo que se quedara con<br />
nosotros por qué no está la habitación de arriba vacía y la cama de Milly en el<br />
cuarto trastero podría escribir y estudiar en la mesa de allí para todo lo que allí<br />
quiera garabatear y si quiere leer en la cama por la mañana como yo lo mismo que<br />
hace él el desayuno para 1 lo puede hacer para 2 lo tengo claro que no voy a coger<br />
huéspedes de la calle para él si él coge una pocilga de casa como ésta me encantaría<br />
tener una larga conversación con una persona inteligente y bien educada tendría que<br />
hacerme de un bonito par de zapatillas rojas como aquellas que los turcos con el fez<br />
solían vender o amarillas y una bonita bata semitransparente que tanto necesito o<br />
una bata corta de color flor de melocotón como la que ha<br />
bía hace tiempo en Walpole por sólo 8 con 6 o 18 con 6 le daré sólo otra<br />
oportunidad me levantaré temprano estoy harta de la vieja cama de Cohen en<br />
cualquier caso podría pasarme por el mercado a ver todas esas verduras y berzas y<br />
tomates y zanahorias y todas esas clases de frutas espléndidas que llegan relucientes<br />
y frescas quién sabe quién será el le' hombre que me encuentre salen a la caza de
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eso por la mañana Mamy Dillon solía decir que es así y por la noche también por<br />
eso su ir a misa me encantaría una pera grande jugosa ahora que se te derrita en la<br />
boca como cuando estaba con los antojos luego le arrojaría sus huevos y su té en la<br />
taza con bigotera que le dio ella para agrandarle la boca supongo que le gustaría la<br />
rica leche cremada mía también sé lo que voy a hacer saldré por ahí algo alegre no<br />
demasiado cantando de vez en cuando mi fa pieta Masetto luego comenzaré a<br />
vestirme para salir presto non son piu forte me pondré mi mejor camisa y bragas<br />
que pueda darle bienal ojo para que se le empine la churra le haré saber si eso es lo<br />
que quiere que a su mujer la follan sí y muy bien que la follan además hasta el moño<br />
si me apuran y no por él 5 o 6 veces sin parar ahí está la señal su leche en la sábana<br />
limpia no me voy a molestar ni siquiera en disimularla con la plancha a ver si se da<br />
por satisfecho si no me crees tócame la tripa a no ser que haga que se la empine y<br />
me la meta tengo la intención de contárselo todito y obligarle a que se lo haga<br />
delante de mí lo tiene bien merecido toda la culpa es suya si soy una adúltera como<br />
decía aquel individuo en el gallinero O algo parecido si ése es todo el daño que<br />
hicimos en este valle de lágrimas bien sabe Dios que no es mucho acaso no lo hace<br />
todo el mundo sólo que lo ocultan supongo que una mujer se supone que está para<br />
eso o Él no nos habría hecho como nos hizo tan atractivas para los hombres así que<br />
si él quiere besarme el culo me abro las bragas de par en par y se lo estampo en la<br />
cara a lo ancho y a lo largo puede meterme la lengua 7 millas por el agujero y<br />
cuando lo tenga en mis partes morenas le diré que necesito 1 libra o quizás 30<br />
chelines le diré que necesito comprar ropa interior así que si me lo da no será tan<br />
malo tampoco se trata de dejarlo tieso como hacen otras mujeres más de una vez<br />
podría haberme extendido un cheque a mi nombre y poner su nombre por un par de<br />
libras alguna vez olvidó encerrarlo con llave además no se lo va a gastar le dejaré<br />
que se me corra detrás siempre que no me ponga perdidas mis bragas buenas O<br />
supongo que no tiene arreglo haré como que no me entero 1 o 2 preguntas sabré por<br />
las respuestas cuándo está en ganas no se puede guardar nada me lo conozco muy<br />
bien me apretaré el culo bien y soltaré unas cuantas palabras groseras culodorantes<br />
o lame la mierda o la primera locura que se me pase por la cabeza luego le daré la<br />
idea sobre sí O espera ahora hijito me toca a mí estaré bien alegre y amable en eso
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O pero se me olvidaba esta lata de sangre puufff una no sabe si llorar o reír estamos<br />
hechas tal batiburrillo no tendré que ponerme mis cosas viejas tanto mejor será más<br />
picante nunca sabrá si lo hizo o no ahí tienes te basta con cualquier cosa vieja luego<br />
me lo refregaré como una caca su omisión luego saldré y lo tendré mirando el techo<br />
dónde se habrá ido hacer que me desee es el único medio pasadas las y cuarto vaya<br />
hora intempestiva supongo que ahora se acaban de levantar en China peinándose las<br />
coletas para todo el día pronto tendremos a las monjas tocando el ángelus ellas no<br />
tienen a nadie que venga a interrumpirles el sueño menos algún que otro cura para<br />
los oficios nocturnos o el despertador de al lado con el canto del gallo echándose<br />
fuera los sesos a golpes vamos a ver si puedo echar una cabezada 12 3 4 5 qué clase<br />
de flores son esas que inventaron como las estrellas el papel de empapelar en<br />
Lombard street era mucho más bonito el delantal que él me dio era como algo así<br />
sólo que yo sólo me lo puse dos veces mejor que baje la lámpara e intente otra vez<br />
para poder levantarme temprano iré a la fiutería Lambe ahí junto a Findlater y<br />
mandaré que me envíen algunas flores para poner por la casa por si lo trae a casa<br />
mañana hoy quiero decir no no los viernes son día de mala suerte lo primero que<br />
quiero hacer es arreglar la casa de alguna manera el polvo se acumula por todos<br />
lados creo mientras estoy dormida luego podemos tener algo de música y cigarrillos<br />
puedo acompañarle primero tengo que limpiar las teclas del piano con leche qué me<br />
puedo poner me pondré una rosa blanca o esos pasteles encantadores de Lipton me<br />
gusta el olor de una gran tienda llena de cosas ricas a 7 y 1/2 la libra o los otros con<br />
cerezas dentro y el azúcar rosado 11 peniques un par de libras de eso una planta<br />
bonita para el centro de la mesa ésa la sacaría más barata en espera dónde está eso<br />
las vi no hace mucho me encantan las flores me encantaría tener toda la casa<br />
inundada de rosas Dios del cielo no hay nada como la naturaleza las montañas<br />
agrestes después el mar y las olas precipitándose después la campiña maravillosa<br />
con los campos de avena y trigo y toda clase de cosas y todo el hermoso ganado<br />
moviéndose a sus anchas le haría a uno mucho bien ver ríos y lagos y flores de<br />
todas las formas y olores y colores brotando hasta de las cunetas prímulas y violetas<br />
es la naturaleza como para que digan que no hay Dios yo no daría un duro por toda<br />
su sabiduría por qué no van y crean algo a menudo le preguntaba a los ateos o
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comoquiera que ellos se llamen que vayan y se quiten la roña de encima primero<br />
luego van berreando a por un cura cuando mueren y por qué por qué porque tienen<br />
miedo del infierno por su mala conciencia ah sí ya lo creo que los conozco bien<br />
quién existió en el universo antes de que existiera nadie que lo hizo todo quién ah<br />
eso no lo saben pues yo tampoco así que ahí tienes también podrían muy bien<br />
intentar que el sol dejara de salir mañana el sol brilla para ti dijo él el día que es-<br />
tábamos echados entre los rododendros en el promontorio de Howth con el traje de<br />
paño gris y su canotié el día que hice que se me declarara sí primero le di de mi<br />
boca el trocito de torta de alcaravea y era un año bisiesto como ahora sí hace 16<br />
años Dios mío después de aquel largo beso casi me quedo sin respiración sí dijo que<br />
yo era una flor de la montaña sí que somos flores todas el cuerpo de mujer sí fue la<br />
única verdad que dijo en su vida y el sol brilla para ti hoy sí por eso me gustaba<br />
porque vi que entendía o sentía lo que es una mujer y yo sabía que siempre le podía<br />
buscar las vueltas y le di todo el placer que pude invitándole hasta que me pidió que<br />
dijera sí y yo no quería contestar al principio sólo miré a lo lelos el mar y al celo<br />
pensaba en tantas cosas que él no sabía en Mulvey y Mr Stanhope y en Hester y en<br />
padre y en el viejo capitán Groves y en los marineros jugando a antón pirulero y a<br />
las prendas y a mear alto como ellos lo llamaban en el malecón y el centinela<br />
delante de la casa del gobernador con aquella cosa alrededor del casco blanco pobre<br />
diablo achicharrado y las muchachas españolas riendo con sus mantillas y sus<br />
peinetas y la subasta por la mañana los griegos y los judíos y los árabes y quién sabe<br />
Dios quién más de todos los rincones de Europa y Duke street y el mercado de aves<br />
todas cloqueando delante de Larby Sharon y los pobres burros sueltos medio<br />
dormidos y aquellos hombres imprecisos en sus capas dormidos a la sombra en los<br />
escalones y las grandes ruedas de las carretas de bueyes el viejo castillo con miles<br />
de años sí y aquellos guapos moros todos de blanco y con turbantes como reyes<br />
invitándote a que te sentaras en sus pequeñas tiendas y Ronda con las viejas<br />
ventanas de las posadas 2 ojos que miran una celosía oculta para que el amante bese<br />
la reja y 'los ventorrillos medio abiertos por la noche y las castañuelas y la noche<br />
que perdimos el barco en Algeciras y el sereno de un sitio para otro sereno con su<br />
farol y O aquel abismal torrente O y el mar el mar carmesí a veces como fuego y las
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puestas de sol gloriosas y las higueras en los jardines de la Alameda sí y todas<br />
aquellas callejuelas extrañas y las casas de rosa y de azul y de amarillo y las<br />
rosaledas y los jazmines y los geranios y las chumberas y el Gibraltar de mi niñez<br />
cuando yo era una Flor de la montaña sí cuando me ponía la rosa en el pelo como<br />
hacían las muchachas andaluzas o me pondré una roja sí y cómo me besaba junto a<br />
la muralla mora y yo pensaba bien lo mismo da él que otro y entonces le pedí con la<br />
mirada que me lo pidiera otra vez sí y entonces me preguntó si quería sí decir sí mi<br />
flor de la montaña y al principio le estreché entre mis brazos sí y le apreté contra mí<br />
para que sintiera mis pechos todo perfume sí y su corazón parecía desbocado y sí<br />
dije sí quiero Sí.<br />
Trieste-Zúnch-París<br />
1914-1921