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dejar deslumhrar de promesas brillantes, y principalmen­<br />

te por los escritos de los autores que con un i'asgo culti­<br />

van las rocas escarpadas, desaguan los pantanos, levantan<br />

los terrenos, fertilizan la arcilla con la arena, y la arena<br />

con la arcilla. ¡Pero que diferencia hay entre el propieta­<br />

rio y el escritor! Aquel, siempre lleno de dudas y de deu­<br />

das, y cargado de impuestos, no tiene medios para desmon­<br />

tar y labrar una yugada en un año; y aquel otro, repito,<br />

con la pluma en la mano desmonta y abre en menos de un<br />

cuarto de hora leguas enteras de terreno, siendo su pluma<br />

una varita de virtudes, que produce encantos, maravillas y<br />

metamorfosis. Los autores agrónomos veo que no han con­<br />

siderado bastante la situación precaria del labrador cuan­<br />

do hablan de este modo.<br />

La naturaleza, en fin, que si bien se la examina y si­<br />

gue en todas sus huellas, contiene el jérmen fecundo de<br />

la felicidad agraria, es pues , por decirlo asi, el verdadero<br />

recreo del jénero humano. ¡Que perspectiva tan benéfica<br />

y halagüeña nos presentaría si la agricultura se ejerciese<br />

con intelijencia filosófica! Y la señal mas cierta de que<br />

en un pais se vive con felicidad, es que se vaya acrecen­<br />

tando en su seno: imitémosla, separándonos de las rutinas<br />

ignorantes, puesto que es el verdadero y sencillo princi­<br />

pio de la naturaleza, y entonces se llamará tratarla filo­<br />

sóficamente. En el siglo de Fernando é Isabel la Católica<br />

y en el de su sucesor, echó bellos cimientos de ella nues­<br />

tro sabio estremeño D. Gabriel Alonso de Herrera : no<br />

los desamparemos ; pues sobre los del cultivo del olivo<br />

nos dejó buenas y sólidas lecciones filosóficas, dignas de<br />

nuestra imitación y aprecio.


o<br />

Por querer adelenlar en la agricultura han abrazado<br />

muchos con ansia las novedades antes de haber aprendido<br />

á conocer bien los métodos antiguos: creen unos haber<br />

llegado al fin, por haber dado á conocer á los cultivado­<br />

res algunas plantas y semillas de una especie nueva: otros<br />

por haber propuesto instrumentos de nueva invención ú<br />

otro método de labrar, etc. A mí me parece al contrario,<br />

que ante todas cosas se deberia comenzar por conocer per­<br />

fectamente la naturaleza del terreno en que se hade plan­<br />

tar; los medios prácticos por los mas laboriosos y mas in­<br />

dustriosos ecónomos del país: y entonces , sin preocupa­<br />

ción y entusiasmo por la novedad, decidirse en favor de<br />

lo mas útil.<br />

Últimamente seria de desear que se encontrase algún<br />

método para escitar la emulación entre los labradores.<br />

IX<br />

Según mi modo de pensar, este seria el medio mas fá­<br />

cil de restablecer el estado feliz de la agricultura; pues<br />

el mas limitado puede seguir el ejemplo, sin que ningún<br />

obstáculo le detenga; mientras que, cuando se trata de<br />

nuevas invenciones, se presentan miles dificultades. Unos<br />

creerán que adoptándolas insultan la memoria de sus an­<br />

tepasados, no siguiendo en un todo su ejemplo, prácticas<br />

y doctrinas: convendrán otros en que estos inventos pue­<br />

den ser buenos para ciertos países, pero no del todo con­<br />

venientes al suyo: otros, en fin, opondrán que todos los<br />

métodos tienen ventajas en ciertos puntos; pero que su su­<br />

perioridad al método usado es tan equívoca, que se les<br />

puede mirar, al menos, como inútiles. En vez de que pro­<br />

poniendo el método con que los ecónomos laboriosos cul­<br />

tivan; cada uno podrá convencerse de su utilidad: porque


X<br />

á la verdad , los nuevos invenios, por muy buenos que<br />

sean, lardan en producir sus buenos efectos, y para con­<br />

seguirlo se necesita absolutamente que se conviertan en<br />

costumbre.<br />

El convencer al labrador de las ventajas que se 3e pro­<br />

ponen al hacer que se desprenda de las rancias preocu­<br />

paciones, y el apartarle de la rutina heredada de sus pa­<br />

dres, es efecto del tiempo, del ejemplo y de la persuasión.<br />

Uno de los medios de cortar muchos abusos seria que<br />

el gobierno y los labradores se prestasen mutuamente la<br />

mano para concurrir al bien jeneral, y fijar la verdadera<br />

fuente de la felicidad pública , proporcionando la mayor<br />

abundancia y variedad de frutos de la tierra, para preser­<br />

var á los pueblos de los estragos de la miseria.- Entonces<br />

las luces dirijirian las manos laboriosas de los cultivadores,<br />

y babria pocos paises que no bastasen á mantener sus ha­<br />

bitantes.<br />

Seria también de desear que á los párrocos , ademas de<br />

sus cursos de teolojía dogmática, se les agregasen dos años<br />

de botánica y otros dos de agricultura; y á lo mismo se<br />

debería obligar á todos los que sigan otras carreras cientí­<br />

ficas : y de este modo aquellos, ademas de enseñar á sus<br />

fieles el dogma y la moral, siempre hermosa y persuasiva,<br />

hablarían con preferencia á sus fieles de su agricultura, de<br />

sus labores y de sus campos, dándoles buenos y prácticos<br />

consejos; y en esto se interesarían los hombres de luces<br />

y de letras, esponiéndoles de Tina manera bastante clara y<br />

sencilla el modo de conducirse; amonestándoles ademas,<br />

que la esencia de la piedad consiste en llenar exactamen­<br />

te para con el prójimo los deberes de la justicia; y que


el que fiel a la probidad y constante en su trabajo come el<br />

pan con el sudor de su frente, es el único que puede pro­<br />

meterse del Todopoderoso la bendición y la pública esti­<br />

mación. Resallando que un cultivador instruido y labo­<br />

rioso nunca conoGerá año malo, y nada puede alterarle la<br />

tranquilidad que disfruta; y el holgazán, por el contrario,<br />

todo lo espera del cielo, y lo atribuye á su mala suerte<br />

el haber cojido menos que el que ha sido mas constante y<br />

aplicado á su trabajo, y tomado los consejos y prácticas<br />

que le han suministrado los peritos intelijentes.<br />

Lo que Golumela decia á los romanos repetiré yo tam­<br />

bién á mis conciudadanos españoles: »Unos piensan, les<br />

»decia, que el arte de cultivar no supone estudio prelimi-<br />

»nar, y que todo lo sabe el labrador. Otros, por el contra­<br />

rio, convienen en la necesidad de aprender y reunir la<br />

»práctica á la teórica, pero no se cuidan en estudiarla.<br />

»La tercera clase conoce la agricultura por los libros, ha­<br />

bla doctamente de ella al parecer, y decide de todo con<br />

»majisterio sin idea del campo, ni haber salido de su ga­<br />

binete. La cuarta clase es la de los rutineros que culti­<br />

van sin reflexión ni principios, labrando la tierra como<br />

»su padre la ha trabajado y podado los árboles y olivos.<br />

»La tercera clase es la mas funesta y perniciosa á la<br />

»agricultura, porque proponiendo esperiencias que no 3ia<br />

»ejecutado, y reformas sobre reformas, arruina muchas<br />

»veces al labrador, que se ha dejado deslumhrar de bri­<br />

llantes razonamientos y promesas -maravillosas."<br />

El labrador debe seguir la esperiencia, sin la cual la<br />

mas brillante teoría no es mas que una quimera sin fun­<br />

damento, y sobre ella estriba la base principal de todo


XII<br />

cuanto espongo y anoto en el cuerpo doctrinal de este ar­<br />

te : todo lo demás es un charlatanismo ó ignorancia de los<br />

que deciden sin haber visto jamás el campo.<br />

Si por medio de aplicaciones á los sabios princi­<br />

pios teóricos y prácticos que prescribo en mi arte, cimen­<br />

tados en la esperiencia, se consiguen felices resultados,<br />

entonces es cuando se han de combatir sin compasión las<br />

funestas y defectuosas costumbres agrícolas, y destruir<br />

para siempre los abusos ; y mostrar á los labradores y ha­<br />

bitantes del pais los yerros y absurdos de sus cultivos.<br />

Prediquemos ejemplos y no palabras: esta es la instruc­<br />

ción mas sólida y la única que se debe dar á los labradores.<br />

Cuando se habla de la agricultura, parece que se tra­<br />

ta de una de las artes mas bajas y viles. Y ¿cual será la<br />

causa de semejante desprecio? Creo no ser otra que ver á<br />

los pobres y toscos aldeanos y lugareños con sus manos<br />

callosas, encorvados sus cuerpos y dedos de tantas fatigas,<br />

penalidades y sudores, y quienes apenas se sustentan mi-<br />

serabilísimamente con un poco de mal pan, moreno y á<br />

veces mugriento y mal condimentado. No la entendían asi<br />

los primeros tiempos de las repúblicas romana y griega,<br />

estimándola por la mas importante de sus estados. En una<br />

palabra, no habia en aquellos ningún arte mas recomenda­<br />

ble y mas honroso.<br />

"Jenofonte, en su diálogo, hace ver cuan provechoso<br />

seria para un estado, si el príncipe premiase al que se<br />

aventajase en el cultivo de la tierra. Ipsa agricultura, di­<br />

ce, magnum incrementum sumeret, siquis velper agros,<br />

vel per ricos optimé terram excolentibus prcemia cons-<br />

titueret.


XIII<br />

Báscanse maestros para todo menos para la agricultu­<br />

ra; págaseles bien, y dáseles el honor y estimación á sus<br />

talentos ; y solo para las cosas de agricultura se cree que<br />

cualquiera es bueno, que todos lo entienden, y que los<br />

que se dedican á ella, están pagados con una friolera; en<br />

una palabra, que son jente de poco mas ó menos.<br />

En las tertulias, en las academias, en los tribunales y<br />

consejos se habla con entusiasmo de la agricultura, y nin­<br />

guno deja de conocer que esta profesión del hombre tan<br />

honrada en todos los siglos ilustrados y en todos los paí­<br />

ses cultos, se ha visto en España postergada, abatida, lle­<br />

na de pechos, y, si me es permitido decirlo asi, envile­<br />

cida en tanto grado, que en vez de propagarla, estable­<br />

ciendo y planteando cátedras de agricultura en todas las<br />

universidades, estas se cerraron en nuestros días Calomar-<br />

di-Fernandinos para embrutecernos; y en su lugar se res­<br />

tableció en Sevilla una escuela de tauromaquia, dotada<br />

competentemente (i); y en el mismo dia que se abrió esta<br />

(0 Contiguo al matadero de esta ciudad se edificó á todo costo una plazue •<br />

]a cercada y preparada lujosamente para que los discípulos de la escuela tau­<br />

romaquia se fuesen ensayando y aprendiendo el bárbaro arte de torear, sien­<br />

do directores y catedráticos de ella Jerónimo Cándido y Tomas Romero, dota­<br />

dos con 5o duros mensuales cada uno, y á los alumnos con cinco y seis reales<br />

diarios. Encima de la puerta de la entrada de ella se colocó una inscripción,<br />

que decia:<br />

«Reinando el Sr. D. Fernando VII, pió, feliz restaurador, se construyó<br />

«esta plaza para la enseñanza preservadora de tauromaquia , siendo juez priva-<br />

utivo y protector de ella el Sr. asistente D. José Manuel de Arjona , y diputa-<br />

»dos encargados de la ejecución de la obra D. Francisco Mar/a Martínez, di­<br />

sputado 24, D.Manuel Francisco Ziguri, diputado del común, D. Juan Nepo-<br />

«muceno Fernandez y Roces, jurado, ABo de iS3o."<br />

Anécdota. Paseándose un dia el chusco y sabio D. Tomas de Agredano, de-


xiv<br />

cátedra, se cerró en la Isla de San Fernando el colejio de<br />

Marina. ¡O témpora! ¡ó mores!<br />

¿Y estrenaremos que un espíritu tan diametralmente<br />

opuesto á los verdaderos intereses nacionales, á la razón y<br />

á la política, se haya adelantado tan poco en una ciencia<br />

tan vasta como difícil ? Lejos de esto deberemos admirar­<br />

nos mas bien de que haya habido quien se dedique á una<br />

profesión , por la que habrían de adquirir tan poca consi­<br />

deración como provecho.<br />

Desde el oríjen del imperio romano hasta el siglo VII,<br />

en cuyo tiempo aquel gobierno se ocupaba de la agricul­<br />

tura, en aquellos bellos y dichosos dias de la república,<br />

vivió la Italia en el seno de la abundancia; porque las ideas<br />

de Ja agricultura estaban profundamente grabadas en los<br />

espíritus, que para recompensar á sus ejércitos, ó á un va­<br />

liente ciudadano les daba la república tanta porción de<br />

tierra, cuanta podian trabajar en un dia: siendo una de<br />

las mayores recompensas y honoríficas distinciones : y de<br />

aquí es, que las primeras familias se distinguían con nom­<br />

bres sacados de la agricultura; y Catón decia que la me­<br />

jor alabanza que se le podia dar á un ciudadano, era lla­<br />

mándole un buen Labrador.<br />

Las riquezas prodijiosas que se principiaron á introdu­<br />

cir desde el año de 620 de Roma, á consecuencia de las<br />

cano catedrático de leyes de esta universidad literaria , se encontró con Jeró­<br />

nimo Cándido, nombrado catedrático de ¿auronmfjuia , y le dijo: » ¡Hola ! Se­<br />

riar compañero , ¿ adonde se va ?" El Cándido sorprendido le respondió : »]Yo sé<br />

or qué me llama usted compañero.'' D. Tomas le replicó con viveza: » Ambos<br />

somos catedráticos: usted de taitromarjuia con 120O0 rs. anuales, y yo de leyes<br />

sin una blanca.


conquistas, el gusto por el lujo y adorno y la sed de ios<br />

honores corrompieron el corazón de los romanos, y la agri­<br />

cultura se resintió de este contajio; y desde entonces íes<br />

fue preciso, como dice Columela, recurrir á las unciones<br />

estranj eras, para tener pan ; porque lo útil lo habian sacri­<br />

ficado á lo agradable. De lo dicho resulta claramente que<br />

desde el tiempo de los Césares el sistema de agricultura<br />

no estaba ligado con el político del gobierno de Roma; y<br />

cuando estos dos objetos no se hallan unidos en cualquier<br />

estado que sea, su gloria y esplendor son pasajeros, y su<br />

prosperidad de corla duración.<br />

Ya he dicho, y nunca dejaré de repetir,-que mientras<br />

no se jeneralicen en nuestra España los conocimientos que<br />

puede suministrarnos aquella parte de la botánica, jamás<br />

se adelantará mucho en la agricultura, ni en su teoría ni<br />

en su práctica. En todo sistema agricultor se echa de me­<br />

nos la aplicación de este fecundísimo principio; y vemos<br />

que por ignorarle nuestros labradores de olivos, confun­<br />

den casi siempre las plantas y árboles de distintas espe­<br />

cies y jeneros, con notable perjuicio de sus intereses.<br />

El filósofo y el rutinero mas limitado no dudan que to­<br />

das las plantas y arbolados se mejoran, en una palabra, y<br />

se hacen mayores, mas hermosas, mas sazonadas y mas<br />

perfectas con el cultivo y cuidado. Hasta la amapola y la<br />

espuela de caballo, que tanto dañan á la cosecha de gra­<br />

nos, adornan los jardines, y se doblan con colores mas vi­<br />

vos, varios y mas estraños. ¡Oh, hombres! ¡he aqui tu<br />

poder, considera lo que haces, y lo que eres capaz de<br />

hacer todavía!<br />

¡Ojalá siguiesen el ejemplo del abate Rocier y el de


XVI<br />

otros muchos estranjeros y nacionales, lodos.los que se<br />

dedican á una parte de la agricultura, como á la del olivo,<br />

verhi grcttía, y aun de cualquiera ciencia que fuese, cu­<br />

yos escritores siempre tuvieron la vista atenta en la mar­<br />

cha de la física y fisolojía vejetal, para rastrear, deducir y<br />

descubrir verdades agrícolas importantes! pues este seria<br />

el único medio de observar bien, y el hacer progresos en<br />

cada una de ellas respectivamente. Me aprovecho de esta<br />

ocasión para manifestarles publicamente mi reconocimien­<br />

to por las vei'dades que nos han dado á conocer. Me glo­<br />

río asimismo en confesar que me he valido en gran parte<br />

de sus trabajos y del de los demás autores, dispersos en<br />

infinitos volúmenes y memorias sueltas; y lo digo con tan­<br />

ta franqueza, igual al cuidado que tienen los plajiarios en<br />

ocultar las fuentes donde han bebido: podría como ellos<br />

estractar ó copiar acl verbum scripta sus obras y apropiár­<br />

melas, ó por lo menos hacerlo creer asi á los ignorantes;<br />

pero yo prefiero la estimación de mis conciudadanos, y el<br />

ser útil á los que no conozcan sus obras, y lean lo.que es­<br />

cribo para su provecho.<br />

De los sistemas absurdos y tan vanados que siguen en<br />

nuestras provincias, en las que se cultivan los olivos, pue­<br />

de muy bien calcularse que se pierde anualmente una<br />

cuarta parte del fruto que debia cojerse, si todas las la­<br />

bores que se haden á los olivos, se ejecutasen bien y á su<br />

debido tiempo , y con una verdadera intelijencia. Y ¿quien<br />

es el que podrá calcular á cuanto ascenderá una pérdida<br />

tan grande, ^tendiendo al mímero prodijioso é infinito de<br />

olivos que vejetan y se cultivan en casi toda nuestra Es­<br />

paña?


XVH<br />

Concluyo en fin, amigo lector, ofreciéndote este ar­<br />

te sobre el cultivo del precioso olivo, sino perfecto, á lo<br />

menos lo mejor que be podido redactai'Ie, sin consultar<br />

mis fuerzas v luces; muchas veces le hubiera abandonado<br />

si hubiese podido, sin perjuicio del pvlblico con quien me<br />

consideré comprometido, atendiendo á la utilidad que de<br />

su publicación pudiera resultarle. Mi inclinación decidida,<br />

aunque tarde , al estudio de la agricultura, y especialmen­<br />

te á la que doy á luz, me la hizo comunicar: y el amor<br />

propio se ha ido redoblando á medida que he ido internán­<br />

dome en ella. ¡Ojalá me asistiesen tantos conocimientos<br />

como aplicación y deseo de acertar!<br />

He procurado ser útil al labrador esmerándome, no en<br />

la belleza y elegancia del estilo, porque esto me ha pa­<br />

recido mas propio de otras obras, sino en la claridad y<br />

en la propiedad de las voces agrícolas, dotes las nías ne­<br />

cesarias, y acaso las tínicas que deben tenerse presentes<br />

en los escritos dialécticos, para hacerse entender de esta<br />

manera aun hasta de los incultos aldeanos y jornaleros<br />

agrestes. Vale.<br />

3


INTRODUCCIÓN.<br />

RÁPIDA Y PRELIMINAR OJEADA HISTÓRICA SOBRE EL ESTADO DE LA<br />

AGRICULTURA EN ESTAÑA, Y LOS PROGRESOS Ó ATRASOS QUE HA TE­<br />

NIDO ESTE RAMO DE INDUSTRIA POPULAR BAJO LAS DIFERENTES<br />

NACIONES QUE LA HAN DOMINADO.<br />

España ha conocido desde tiempo inmemorial las ventajas de la<br />

civilización. Mil tradiciones irrecusables, mil monumentos aun<br />

mas antiguos que estas tradiciones, han trasmelido d la posteri­<br />

dad la noticia del poderío y riqueza de los pueblos que invadieron<br />

la península en las épocas mas remotas.<br />

Cuando el acaso ó el comercio condujeron ú las costas de Es­<br />

paña navegantes emprendedores, hallaron ciudades populosas di­<br />

seminadas en todas las costas y en los alrededores de los rios: oye­<br />

ron mil relaciones fabulosas acerca del oríjen y poderío de estos<br />

naturales, los cuales en poemas, que no han llegado á nuestras<br />

manos , celebraban á unos héroes y unas conquistas , cuyos nom­<br />

bres y motivos ignoramos. Cultivábanse las ciencias, y los hombres<br />

instruidos ocupaban los primeros puestos del estado : en fin , esta<br />

dichosa comarca avanzaba hacia la civilización sin el ausilio de<br />

naciones que la han visitado en posteriores épocas, y que han pre­<br />

tendido ocupar en la historia uh punto que no merecieron.<br />

La belleza del clima y la fertilidad del suelo se ofrecieron des­<br />

de el principio á socorrer á la inesperiencia: una infinidad de rios,<br />

'que brotando en los paramales de Castilla y en las montanas de<br />

Aragón, como en un centro común, establecían por do quier un


XX<br />

sistema de regadío natural, que debia imitar tarde ó temprano el<br />

cultivador con mas órnenos acierto^ al paso que inmensos bosques y<br />

riquísimos minerales ofrecían poderosos ausilios y recursos inago­<br />

tables. Las especies mas bellas de animales eran indíjenas de es­<br />

te pais: rebaños innumerables cubrían las montañas, y aquellas<br />

producciones, que han formado una época posterior artículos tan<br />

deseados del lujo, encerrados entonces en lo mas profundo de los<br />

valles, solo esperaban para desarrollarse la mano laboriosa de la<br />

industria. En fin, pudiera decirse en aquellos tiempos remotos,<br />

asi como en los presentes, que si los pueblos de Europa se cons­<br />

tituyen á vivir aislados , sin relaciones , sin comercio esterior , y<br />

únicamente de las producciones de su suelo, seria la España la<br />

nación á quien menos perjudicaría este aislamiento, por ser la mas<br />

favorecida de la naturaleza, no siéndole estraño ningún ramo de<br />

industria, pues que posee todos los climas del universo.<br />

La aparición de los fenicios sobre las costas del mar Ligníti­<br />

co ó Jénova , dio un vigoroso impulso al comercio de la península.<br />

El velo misterioso con que intentaron los lirios cubrir sus nuevos<br />

descubrimientos, el ansia de los griegos en seguir las huellas de<br />

aquellos navegantes, las numerosas colonias establecidas en sus<br />

costas, y la actividad de las relaciones de estas colonias con la<br />

madre patria, atestiguan las ventajas que dimanaban á los pueblos<br />

del oriente de estas lejanas espediciones. Si fueron al principio<br />

funestas para la agricultura las conquistas de los cartajinenses,<br />

llegó el tiempo que, cansados de destruir, quisieron los vencedo­<br />

res conservar sus conquistas.<br />

JSfació un nuevo orden de cosas en medio del trastorno de las<br />

guerras. Sucumbieron los pueblos aislados, porque desconocían la<br />

fuerza irresistible que adquieren las confederaciones arregladas.<br />

Sobre las ruinas de sus antiguas asociaciones se levantaron de re­<br />

pente naciones mas poderosas, á quienes la suerte de la guerra<br />

hizo al principio tributarios de Cartago ; pero á quienes las rique­<br />

zas del suelo debia larde ó temprano guiar á la independencia.


XXI<br />

Sucedieron á los cartajinenses los romanos. Admitidos desde<br />

luego como aliados, y repulsados en seguida como' conquistadores,<br />

una lucha larga y obstinada hizo temer á Roma que habia llegado<br />

el dia en que cesasen de triunfar sus águilas por la vez primera.<br />

Dos siglos después en la Cantabria y en algunas otras partes de<br />

la península tremolaba aun el estandarte de la independencia. Es­<br />

te tesón forma un rasgo característico de los iberos, g el amor á<br />

la patria, y la decisión en resistir las invasiones y el yugo estran-<br />

jero, se ha trasmitido de jeneracion en jeneracion, arraigándose<br />

mas y mas entre sus descendientes. La España podrá ser invadi­<br />

da muchas veces, pero subyugada nunca.<br />

Cansada de su larga resistencia , sometióse á Roma la penín­<br />

sula, ora pactando honoríficas alianzas, ora comprometiéndose á<br />

pagar tributos¿ pero conservando la fuerza suficiente para hacer<br />

recular á sus conquistadores, que pagarían demasiado caro algún<br />

dia las ventajas que, al parecer, habían conseguido. Comenzó<br />

entonces á reflorecer la agricultura, y á resucitar el comercio. La<br />

Hética y la Tarraconense presentaron entonces un cuadro de dos<br />

provincias tan poderosas por sus riquezas, por sus producciones y<br />

por el número de sus habitantes, que receló el senado romano con­<br />

fiar á ninguno su gobierno , y llegaron á ser refujio de todas las<br />

oposiciones , que amenazaron los destinos de Roma, y mas larde<br />

el trono de sus emperadores.<br />

Pareció entonces un escritor, que debía trasmitir á la posteri­<br />

dad un nombre ilustrado por una sola obra que Roma envidió á la<br />

Iberia. Columela debía su nacimiento á la famosa Cades, y se<br />

habia ocupado durante largo tiempo en los trabajos de la agricul­<br />

tura. Instado por sus amigos á que publicase el resultado de sus<br />

observaciones y de su larga esperiencia , formó el precioso tratado,<br />

que abraza á la vez todos los ramos de economía rural. Después<br />

de habernos revelado las nociones que en este mas noble de lodos<br />

'los conocimientos humanos habían adquirido sus contemporáneos,<br />

manifiesta el deseo que se ha renovado después tantas veces, de


XXII<br />

ver establecidas escuelas de agricultura para propagar los mejores<br />

métodos y llevarlos al último grado de perfección.<br />

La lejislacion de los romanos era favorable á la agricultura,<br />

y si durante el largo periodo de paz que sucedió á las últimas vic­<br />

torias de Augusto, hubiera siempre sido cultivado el suelo espa­<br />

ñol por manos libres , si el sistema de grandes posesiones rurales<br />

no se hubiera estendido en las provincias mas fértiles: ¿quien po­<br />

dría calcular á que grado de prosperidad y de riqueza agrícola ha­<br />

bría llegado este pais privilejiado por la naturaleza ?<br />

Pero Roma arrastraba en el séquito de sus conquistas varios<br />

abusos indispensables al espíritu de su gobierno.<br />

Otro pueblo heredero de los romanos se restableció en Espa­<br />

ña, después de haber recorrido y habitado en lodo el mediodía de<br />

Europa. Este pueblo formado de pastores guerreros y turbulentos,<br />

permaneció por mucho tiempo ignorante de los trabajos agrícolas,<br />

y por una partición singular, y que carece de ejemplo en la histo­<br />

ria , reservó para sí una estension de territorio, en la cual colocó<br />

sus ganados. Asi los godos se presentaron desde luego como los<br />

enemigos mas peligrosos de la industria agrícola; pero cansados<br />

de vencer, y vencidos ellos mismos por el clima, se asociaron con<br />

aquellos á quienes habían despojado, y reunidos los unos y los<br />

otros por los vínculos de miítuo interés y necesidad, no formaron<br />

desde aquella época sino Una sola nación.<br />

El código visigodo (JFuero juzgo) y algunas otras obras, que el<br />

acaso nos ha trasmitido, manifiesta el estado de la agricultura<br />

durante un período de 300 años. Si las invasiones mas ó menos<br />

desastrosas,* si las intrigas de los magnates, y las guerras civiles<br />

que estallaban á los principios de cada reinado $ tuvieron algunas<br />

veces funestas consecuencias, bastaban algunos años de tranqui­<br />

lidad para reparar todas las pérdidas, y preparar al Estado para<br />

sufrir nuevas conmociones.<br />

Es asi como la agricultura fue estacionaria bajo los godos] y<br />

en tanto que la debilidad de los últimos soberanos preparaban un


XXIII<br />

nuevo orden de cosas, un pueblo animado por la sed de las con-<br />

cpiisias y por el celo del proselitismo, se presentó en las costas de<br />

España, y mudó de repente los destinos de esta nación. Una sola<br />

batalla puso fin al imperio visigodo. Dueños los árabes de un es­<br />

tenso pais , presentaron en un momento á la Europa admirada del<br />

espectáculo singular de una nación , predicando su ridicula creen­<br />

cia relijiosa con la espada en la mano, y amenazando á la vez to­<br />

dos los tronos y todos los pueblos.<br />

Una honrosa resistencia , sin embargo , detenia á los vencedo­<br />

res en varios puntos, y algunos pueblos á quienes se consideraba<br />

como envilecidos, aunque desunidos y debilitados por la guerra,<br />

defendieron con la mas heroica decisión las ruinas de su patria.<br />

Consiguieron cansar el valor de sus feroces enemigos, y tratados<br />

honrosos reunieron en fin á las dos naciones sin confundirlas ja­<br />

más. Se vio á la vez un mismo suelo, y quizá una misma techum-<br />

bre reunir á hombres de costumbres diversas, y que profesaban<br />

relijiones enemigas, sometidos á leyes y á jueces eslraños unos<br />

á otros.<br />

Tal es la constante influencia de la agricultura bajo el hermo­<br />

so suelo de España ,* y no tememos repetir que siempre lia contri­<br />

buido al desarrollo de las mismas virtudes en los corazones de sus<br />

mismos habitantes. Poseedores estos de un terreno que puede sa­<br />

tisfacer á todas sus necesidades , y el cual ha cuidado la naturale­<br />

za de limitar por barreras imponentes, abismados á veces en un<br />

sueño secular , despiertan al alarma de los desastres : las desgra­<br />

cias públicas exaltan su patriotismo , y jamás se han manifestado<br />

tan verdaderamente grandes como en el infortunio. Asi es, que<br />

los vencidos conservaron bajo la dominación de los califas, y aun<br />

en los palacios de los grandes , la necesidad de vivir libres al abri­<br />

go de un yugo estranjero. Se les vio correr á las armas cuando la<br />

esperanza de la victoria reanimó su decaído valor. Las guerras mas<br />

, sangrientas precedieron á la espulsion de los moros $ y este mismo<br />

pueblo , arrojado al África por los españoles , esperimenta á su


XXIV<br />

vez las amarguras del destierro, y volviendo á menudo sus ojos<br />

hacia su patria adoptiva, ruega al Profeta, aun en el dia, que le<br />

devuelva á las bellas campiñas de Granada y á los palacios de sus<br />

califas.<br />

Ufo aconteció, sin embargo, durante la dominación de los mo­<br />

ros lo que habia sucedido en tiempo de los godos. Aquellos habí'<br />

tantes del desierto, á quienes habia hecho guerreros la voz del<br />

Profeta, volvieron á hacerse pastores y agricultores asi que no<br />

tuvieron mas enemigos que conquistar. Herederos de los caldeos,<br />

de los ejipcios y délos persas, habían adquirido en el Oriente<br />

aquellos conocimientos prácticos, cuya aplicación fue tan dichosa<br />

en los hermosos valles de España. La agricultura uabatca, forma­<br />

da y fundada en las observaciones mas escrupulosas , se enseñó en<br />

las escuelas de Granada (1), y contribuyó eficazmente á mejorar<br />

la suerte de los pueblos , creando riquezas desconocidas en un sue­<br />

lo que habían cultivado los romanos con tanto esmero. Abu-Ornar,<br />

autor de la Almokna, ó recopilación de los mejores preceptos de<br />

agricultura. Abu-Abdalali, que escribió con tanta sabiduría, y<br />

labró sus campos personalmente ; Abu-cl-Jaír , apellidado el Doc­<br />

to : Abeen-Azan-cl-Haj , y otros escritores, á cuya cabeza pondre­<br />

mos el célebre Ebn-cl-Awan , traducido por Banqueri, eran lodos<br />

naturales de España. Estos grandes hombres supieron honrar los<br />

trabajos rurales, tanto por la constancia de sus trabajos y escritos,<br />

cuanto por la importancia de sus investigaciones, al paso que los<br />

califas ivan muchas veces á solicitar su amistad en el fondo mismo<br />

de sus retiros. Varias célebres universidades se consagraron en­<br />

tonces al estudio de las ciencias naturales. Un sin número de esce-<br />

lentes escritos constituyeron el precioso depósito de las luces; pero<br />

á cansa de una triste fatalidad, estas obras , á las cuales adeuda<br />

(i) til ilustre Ebn-el-Awan hace un brillante elojio del tratado de agricul­<br />

tura nabatea, escrito por el árabe Kutsani. Es una colección de todas ¿as ope­<br />

raciones aerícolas de escritores árabes.


XXV<br />

la España las riquezas agrícolas que posee , se hallan en el día se­<br />

pultadas en el polvo de los archivos y de las bibliotecas, sin que.<br />

pueda todavía calcularse la futura duración de su destierro.<br />

Slucho padeció la agricultura durante las luchas dilatadas que<br />

precedieron á la espulsion de los moros. Antes de decidirse á sem­<br />

brar necesita el agricultor tener alguna seguridad de recojer su<br />

cosecha, y la industria siempre retrograda ante los acasos de la<br />

guerra.<br />

Examinemos por un instante el influjo que las guerras nació-:<br />

nales han ejercido sobre los destinos de España y sobre la suerte<br />

de su agricultura.<br />

Eos nobles , á quienes había creado el gobierno de los godos7<br />

volvieron ú aparecer en España asi que hubo armado alqunos bra­<br />

zos el deseo de la independencia. Poniéndose á la cabeza de las<br />

cruzadas, se distinguieron por brillantes acciones, y los descen­<br />

dientes de los iberos, que consideraban corno una esclavitud odiosa<br />

toda alianza en los sarracenos, se sometieron voluntariamente á sus<br />

caudillos que les prometían la libertad: tomaron las armas los agrí­<br />

colas, y fueron á establecerse al abrigo de los castillos, que la suer­<br />

te de la guerra había puesto en manos de los jefes vencedores s alli<br />

encontraban la protección suficiente para entregarse sin peligro á<br />

sus ocupaciones usuales, y el apoyo necesario para arraiqar sus<br />

nacientes fortunas. Si nuevos peligros amenazaban por un instan­<br />

te la seijuridad de estas nuevas colonias , la espada del noble esta­<br />

ba pronta á protejerlas , rechazando corajosamente al enemigo : se<br />

le veía volar al combate por do quier que se presentaban obstácu­<br />

los que derribar ó triunfos que adquirir. El reconocimiento de los<br />

colonos fue su primera recompensa, y las brillantes donaciones<br />

añadieron un nuevo premio á sus victorias.<br />

El soberano entonces no era mas que el jefe de estos intrépi­<br />

dos caballeros , y su poder estaba subordinado al jcelo y á los es­<br />

fuerzos de sus compañeros de armas. El pueblo no tomaba partido<br />

en las guerras caballerescas. Lejano del campo de batalla, y pro-<br />

4


XXVI<br />

tejido por una infinidad de castillos pequeños que formaban un cor-<br />

dan inespugnable, cultivaba en paz el terreno tan recientemente<br />

conquistada. Asi es, que la industria rural hizo algunos esfuer­<br />

zos para progresar yrecojió cuidadosamente las tradiciones árabes, '<br />

y la España , que volvía á formar un estado europeo, presentó el<br />

modelo de un pueblo que salia de la barbarie, para encaminarse<br />

rápidamente á la civilización.<br />

Algunos navegantes visitaron las costas del Mediterráneo',<br />

nuevas relaciones y nuevos intereses fueron el inmediato resulla-<br />

do de estas primeras tentativas, y acudió el comercio á colocar sus<br />

coronas sobre las cabezas de los guerreros, á quienes habia sen­<br />

tado sobre su trono lejítimo una sucesión de victorias tan rápidas<br />

como esclarecidas. La España habia recobrado ya una parte de sus<br />

riquezas : era agrícola y comerciante, al paso que los sajones ve-<br />

jetaban en Inglaterra , y que los franceses desunidos y anonadados<br />

tenían un rey, cuija autoridad era dirijida por el capricho de sus<br />

grandes feudatarios.<br />

En esta época, bien notable en la historia de Epaña, estaba<br />

la nación dividida en tres clases distintas: el guerrero ó noble, el<br />

agricultor ó villano , y el comerciante ó ciudadano. Un ciímulo de<br />

instituciones, heredadas de los diversos pueblos que habían ocu­<br />

pado la España, gobernaban á estas tres clases, y prolejian todos<br />

los poderes. Si en posteriores tiempos se impusieron varias gá­<br />

yelas al agricultor, sin concederle premio alguno, la iglesia se<br />

declaraba protectora suya, y en aquella primitiva época, los obis­<br />

pos se consideraban como los naturales defensores de sus dioce­<br />

sanos.<br />

Cesaron las guerras santas con la derrota de los moros. Es-<br />

linguiose el entusiasmo de las cruzadas, y ensanchándose la au­<br />

toridad de los reyes, sucedieron nuevas guerras á los rancios abu­<br />

sos. Cesaron los nobles de componer entonces la principal, ó mas<br />

bien la única fuerza del ejército. La franquicia de las ciudades<br />

creó una barrera contraía autoridad aristrocálica; unió los intere-


XXVII<br />

ses del soberano y de los pueblos, y marchó á campaña á la cabeza<br />

de la nación.<br />

Mientras que el pueblo, alejado de los trabajos agrestes, se<br />

arruinaba por las guerras (1), y reducido á la estremidad por las<br />

hambres crueles, por la minoría y por las pestes asoladoras, se se­<br />

paraba mas y mas de su primitivo estado, exijió el interés del<br />

momento que se desterrase de la península á los moros y á los ju­<br />

díos. Las circunstancias políticas de la nación sancionaron una<br />

medida, por la cual tres millones de hombres ó habitantes fueron<br />

espatriados, llevándose consigo la industria y los caudales. Cesó<br />

de prosperar la agricultura; desfalleció bien pronto por falta de<br />

brazos y de recursos, quedando vinculada á aquellos parajes don­<br />

de halló acojkla en la localidad del terreno, ó en la buena disposi­<br />

ción de elementos estacionarios. Ningún esfuerzo, ningún progre­<br />

so caracterizó su marcha en los siglos que sucedieron: usáronse<br />

los mismos instrumentos oratorios , los mismos métodos, las mis­<br />

mas leyes, y por consiguiente subsistieron las mismas costumbres,<br />

las mismas preocupaciones , y el mismo pueblo. He aqui el motivo<br />

de conservarse los usos y prácticas agrícolas en muchos parajes<br />

tan insuficientes ij tan defectuosos, y que atraen , con pesar, la<br />

atención del viajero. Me aqui la causa de hallarse esos valles tan<br />

fecundos y bien cultivados , contiguos á desiertos inmensos, en que<br />

se encuentran solamente alguna que otra cabana de pastores. La<br />

industria, empero, de la actual jeneracion estrechará los límites<br />

de estas soledades , y convirtiendo poco á poco en terreno produc­<br />

tible estos vastos yermos, hará que desaparezcan poco apoco á<br />

medida que se jeneralicen las benéficas disposiciones para el en­<br />

grandecimiento y prosperidad de los españoles.<br />

Asi es que esta nación, rica bajo el dominio de los moros, pues<br />

ninguna monarquía, dice nuestro sabio Martínez de 31ota, ha si­<br />

do dueña de tantas riquezas como España ha tenido, vio decrecer<br />

(i) Cam¡/omanes, Industria popular.


XXVIII<br />

en los siquienles siglos su prosperidad ij el bien estar de sus habi­<br />

tantes. Se empobreció bajo del imperio de los soberanos que con­<br />

siguieron alarma para debilitar el poder escesivo de la nobleza.<br />

Acrecentóse su indijencia doméstica , mientras los principes de la<br />

casa de Austria reinaron en esta noble porción del continente. No<br />

redundó beneficio alguno al estado ¡as brillantes conquistas que<br />

sometieron una parle de la Europa á los reges de Castilla. Em­<br />

pleáronse las fuerzas de la nación para ejecutar proyectos que , si<br />

bien anadian laureles á sus blasones, debilitaban sensiblemente sa<br />

poderío. No mejoraron en el primer reinado y monarca de la casa<br />

de Sorbanj el cual, obligado á conquistar mucha parte de sus es­<br />

tados , tuvo que luchar incesantemente contra toda clase de obstá­<br />

culos. Blas, bajo el imperio de los sucesores de -Felipe comenzó la<br />

España á levantarse de sus ruinas : se dispusieron y ejecutaron<br />

obras útilísimas , é inesperados socorros vinieron á alentar la in­<br />

dustria y á reanimar el comercio. Salieron leyes sabias del gabine­<br />

te del principe: diose un nuevo impulso á las artes, y viosepor to­<br />

das partes mejorar la agricultura : varios agrícolas celosos conser­<br />

vaban cuidadosamente las bellas obras de los antiguos , y comenza­<br />

ron por ellas sus labores, y por la instrucción que les prestaban las<br />

bien conservadas tradiciones. Muchos autores (1) agolaron en sus<br />

IMPRESOS.<br />

ylños.<br />

(i) Campomanes y Jovellanos. . . • ij65,y t 7 Q5<br />

Fcijo , Teatro crítico l 7^4<br />

Rodrigues L 79°<br />

Vicente Peres , Discursos políticos '766<br />

Manresa Barreda, Addlc. al Despertador >79°<br />

Padre Jil, Plan de Montes . . 1794<br />

San Martin , Labrador vascongado 1797<br />

Asso , Ilist. económ. política de Aragón 179S<br />

ñluñoz , Discursos sobre Economía política 1796<br />

Quintero , ; 1765<br />

Banqueri, Tratado de Ebn-el-Áinvan , 1780


xxix<br />

«preciables escritos todos los ramos de economía rural, i¡ sus obras<br />

atestiguan que la ilustración y las ciencias jamás han abandonado<br />

la península. Asi vemos á este pais dichoso desarrollar sin obstá­<br />

culo el qrado de prosperidad y de fuerza á que le convida la belleza<br />

del clima, la naturaleza del suelo y el carácter de sus moradores.<br />

Hasta ahora ¡a España habia cifrado todos sus recursos en la Amé­<br />

rica. En el dia ya va conociendo el valor incomparable de las ri­<br />

quezas que encierra su seno, riquezas de que no puede privarle<br />

ningún acaso inconstante de la fortuna. Las instituciones mas ad­<br />

mirables , imidas al sistema de agricultura, no menos sabio que<br />

las leyes que le protejen, van ascendiéndose desde los rincones de<br />

la península, do en tiempos mas funestos se acojieron ¿ y guiadas<br />

por la voz del soberano , van recordando sucesivamente á todas las<br />

provincias su primitivo esplendor y su antigua prosperidad, á des­<br />

pecho de las revoluciones que han anublado por un momento el cie­<br />

lo español, ha permanecido el lustre de estos preciosos monumen­<br />

tos, levantados en tiempos mas felices, y vinculados á la posteri­<br />

dad por mi pueblo que consideró la agricultura como la primera de<br />

las arles, han inspirado á los últimos de España y á algunos de sus<br />

ministros, de conservarlos y de embellecerlos. La Francia misma<br />

puede recibir hoy dia instrucción y ejemplo en las márjenes del<br />

Llobregat, del Ebro, del Mijares, del Guadalquivir, del Jucar<br />

y del Sagra.<br />

Las causas referidas , al mismo tiempo que la hacían retrogra­<br />

dar los progresos de la agricultura, no puede suponerse que con­<br />

tribuyeran al aumento de la población. Disminuyóse ésta sensible­<br />

mente á medida que se adelantaban las conquistas de los cristia­<br />

nos. Arrojados los moros del territorio que habían ocupado por una<br />

serie tan dilatada de años, en parte por la inmensa mortandad que<br />

de ellos se hacia en cada sucesivo encuentro, en parte por el des­<br />

tierro,ya voluntario, ya forzado, que cupo en suerte á los que so­<br />

brevivieron, dejaron un vacío imposible en los siguientes siqlos, en<br />

que las conmociones intestinas y las guerras estranjeras agotaban


XXX<br />

la juventud en continuas lides, y apenas dejaban brazos para diri><br />

jir la mancera, y aplicarse á las operaciones mas precisas de la<br />

industria fabril. Un nuevo mundo entre tanto nacia del caos, por<br />

decirlo asi, y ofrecía sus tesoros á este pueblo ambicioso y guerre­<br />

ro , que entusiasmado por la perspectiva de nuevos lauros y de ina­<br />

gotables riquezas, corría en tropel á alistarse bajo de las banderas<br />

de unos caudillos, que prometían guiarlos á la faina y ala opulen­<br />

cia. Las descripciones seductoras que hacían de los países recién<br />

descubiertos, los aventureros que sucesivamente las esploraban, el<br />

espectáculo deslumbrador de las riquezas que en ellos habían ate­<br />

sorado , alucinaban á la muchedumbre , y la madre patria vio par­<br />

tir de sus costas, para establecerse en el Nuevo Mundo , un nú­<br />

mero infinito de familias, que aminoraban mas y mas su ya redu­<br />

cida población. Al momento, empero, que las instituciones de los<br />

últimos monarcas comenzaron á prolejer la industria, y dieron á<br />

conocer que los verdaderos tesoros los poseía la España en su se­<br />

no , sin necesidad de mendiqarlos á sus colonias ultramarinas, co­<br />

menzó á aumentarse la población , á la par que se cultivaban los<br />

campos y se activaba la industria fabril. Guiados por esta observa­<br />

ción , han supuesto alqunos autores que ha progresado aquella rá­<br />

pidamente hasta mieslros días, queriendo hacerla ascender en el<br />

presente período á quince millones de almas. Si la época feliz de la<br />

restauración de las artes hubiera seguido sin intermisión, discre­<br />

paría muy poco la verdad del espresado cálculo. Pero no fue dado<br />

á la España el disfrutar con permanente sosiego las felicidades que<br />

tan á manos llenas derramaban sobre ella la ilustración y el anhe­<br />

lo de sus soberanos. Una invasión injusta por parte de la Francia,<br />

acaudillada por su ambicioso emperador, vino de nuevo á bañar<br />

en sangre las fértiles campiñas de la Iberia, levantándose en masa<br />

el pueblo español para vengar el insulto hecho á su cautivo monar­<br />

ca. En los seis años, que duró esta lucha, se dieron por los ejér­<br />

citos españoles y aliados 31 batallas, 554 acciones , y se sitiaron,<br />

defendieron, tomaron plazas ó castillos mas de 8ü, sin contar en


estos 470 choques con los enemigos, los infinitos que tuvieron las<br />

guerrillas, y los que la fuerza desigual del paisanaje les ofreció en<br />

muchos pueblos. Si se añade á esto las calamidades concomitantes<br />

de la guerra, se verá que se disminuyó la población eslraordinaria-<br />

mente durante aquella lucha tan gloriosa por su objeto, como la­<br />

mentable por sus estragos.<br />

Los esfuerzos de la nación para subyugar las provincias suble­<br />

vadas de América, han causado una baja considerable en lá po­<br />

blación, de España. Las guerras civiles y revoluciones esperimen-<br />

tadas en la peninsula en estos últimos tiempos, y aun en el día,<br />

han aumentado el número de víctimas precipitadas á una muerte<br />

prematura por la ambición y locura del jenero humano, al paso<br />

que las emigraciones han contribuido á impedir mas y mas el au­<br />

mento de la población. Teniendo presente estas observaciones, no<br />

nos admiraremos al encontrar que el número de habitantes en la<br />

península é islas adyacentes asciende solamente, según el cálcu­<br />

lo mas aproximado, á doce millones y medio.


xxxu<br />

DESCRIPCIÓN BOTANICA DEL OLIVO.<br />

«5SO


DE<br />

DEL OLIVO Y SUS ESPECIES-<br />

CAPITULO PRIMERO.<br />

DEL OLIVO.<br />

Inútil es, dice Rocier, elojiar este precioso árbo 1, de<br />

quien con tanta razón decia nuestro gaditano Columela:<br />

olea prima omnium arborum est. Ningrm aceite es com­<br />

parable al de su fruto; y son tantas sus escelencias, vir­<br />

tudes y usos, que seria menester formar un tratado para<br />

describirlas; y nuestro sabio estremeño D. Gabriel Alonso<br />

de Herrera dice en elojio de él, que su aceite es ponzo­<br />

ña contra las ponzoñas.<br />

Se persuade Rocier que el olivo es orijinario de Ejip-<br />

to, de donde dice que fue trasportado á Grecia, y de<br />

aqui á Marsella, por una colonia de forenses, que se es­<br />

estableció en ella.- sobre esto, aunque muchos autores es-<br />

tranjeros y nacionales parece que están conformes por<br />

conjeturas, yo no puede adherirme á su opinión, tanto<br />

mas , cuanto que Linneo le denomina terminantemente<br />

olea europea. El tipo, 6 sea la planta primordial de sus<br />

variedades es, como se ha dicho, el acebnche. Éste se<br />

5


2<br />

halla en todos los montes, dehesas, declives y cerros mas<br />

ó menos poblados de casi todas las provincias de España,<br />

no solo en las meridionales y semi-meridionales, sino aun<br />

varias del norte, en tanta abundancia, que aun con difi­<br />

cultad podrá haber otros tantos en número en el resto de<br />

Europa, Grecia y Ejipto; por lo cual, mas bien le consi­<br />

dero y conjeturo orijinario de España, mientras no se pre­<br />

senten pruebas en contrario.<br />

El acebuche es el tipo primordial, el padre ó el ver­<br />

dadero Adán del olivo; y en esto están contestes todos<br />

los escritores jeopónicos: de consiguiente, cuantos olivos<br />

hay ezi Europa no deben conocerse por la derivación lla­<br />

mada por los botánicos especies; puesto que no son, pro­<br />

piamente hablando, mas que diferencias secundarias del<br />

tipo ó acebuche. Asi, el carácter ó caracteres de las di­<br />

chas especies se fundan tan solo en las diferencias secun­<br />

darias, y se toman de la forma y configuración del fruto<br />

ó aceituna, de las hojas, del tallo, de las raices, etc., y<br />

no de las partes constitutivas de la flor ni del fruto.<br />

El cultivo hace variar mucho las especies, y entonces,<br />

hablando el lenguaje de los botánicos, produce varieda­<br />

des. Igualmente se ha de aplicar lo que digo á las plantas<br />

que á los árboles, y á los frutos que adquieren mas per­<br />

fección, ya multiplicando el volumen, sosteniendo este<br />

estado de perfección los individuos, ya por siembras, ya<br />

por medio del injerto; por todo lo cual no hay mas que<br />

waa. especie de olivo, propiamente dicho, un peral, un<br />

manzano, un guindo, un ciruelo, etc., remitiendo las de-<br />

mas especies jardineras de los botánicos á la clase de va­<br />

riedades.


3<br />

Hay dos maneras de perfeccionar las especies primiti­<br />

vas. La primera por medio de la siembra, y la segunda<br />

por el injerto. Los acodos y las estacas perpetúan la es­<br />

pecie, pero no la perfeccionan.<br />

Los árboles, plantas, vides y olivos del norte se acos­<br />

tumbran mas fácilmente al clima del mediodía, que los<br />

del mediodía trasplantados súbitamente al norte. El efecto<br />

de la mutación del clima del norte al del mediodía es casi<br />

siempre ventajoso. ¡Que enorme diferencia hay entre las<br />

vides v sus frutos de las de Castilla á las de Andalucía, y<br />

no obstante son las mismas.<br />

El injerto es otro medio de perfeccionar las especies,<br />

pero no hacerlas nuevas; pues aunque se apliquen injer­<br />

tos, siempre saldrá el mismo fruto; y aunque diversamen­<br />

te modificado, en ningún modo mudará de naturaleza. El<br />

Eterno ha impreso una ley física á cada ser, de la cual<br />

no puede apartarse enteramente; y aun para apartarse has­<br />

ta cierto punto, es absolutamente preciso que haya una<br />

analojía entre él y la sustancia en que se muda, sea na­<br />

tural, adulterina ó híbrida. La ley jeneral que separa las<br />

especies naturales de las plantas, separa igualmente las<br />

especies de los animales : la barrera que de la mano del<br />

Eterno puso entre ellas es insuperable; y sin esto bien<br />

pronto se trastornaría el admirable orden del universo.<br />

¡Que inagotable recurso nos presenta la naturaleza en<br />

España para propagar las diferentes castas de olivos, y<br />

convertir á poca costa en heredades pingües los terrenos<br />

inmensos que ocupan los acebnches por medio del injer­<br />

to, elijiéndoles para padrones de las razas mas apreciables;<br />

medio el mas espedito para propagarles en algunas de


nuestras provincias, que hasta el dia no lo han consegui­<br />

do, ó ni aun lo han intentado!<br />

DI FISIÓN PRIMERA.<br />

De las especies 6 variedades del olivo.<br />

Son muchos los sabios que han manifestado la necesi­<br />

dad que tenemos de arreglar la sinonimia de las precio­<br />

sísimas y numerosas especies ó variedades de olivos que<br />

vejetan en España, coordinando un tratado completo de<br />

sus descripciones, como lo hizo Duhamel de las castas de<br />

frutas de Francia; pues solo asi podrán jeneralizarse los<br />

conocimientos, y propagarse las buenas variedades, y pa­<br />

tentizar al mundo que la España, enriquecida con cuantos<br />

dones ha producido la naturaleza en toda la redondez de<br />

Ja tierra, nada tiene que envidiar á los demás reinos.<br />

Para arreglar una sinonimia segura y una buena clasi­<br />

ficación de las variedades del olivo , y para conocer y<br />

describir exactamente las que hay en España, seria nece­<br />

sario que el gobierno comisionase cuatro ó cinco intelijen-<br />

tes particulares en países diferentes de nuestras provin­<br />

cias; y entonces la emulación y el interés concurririan á<br />

su éxito, y cotejándolas con la debida descripción, las exa­<br />

minaríamos á su tiempo por sus flores, hojas y raices, etc.;<br />

y asi, comparadas unas con otras , daríamos á cada una el<br />

nombre que le conviniese, y nos entenderíamos fácilmen­<br />

te. De este examen resultaría el conocimiento de la va­<br />

riedad que prevalece mejor en cada provincia, asi en cuan­<br />

to á la cantidad del fruto, como á la calidad del aceite, y.


se conocerían cuales resisten mejor al frió. Si se tuviese<br />

esta .precaución y estos conocimientos preliminares , se.<br />

poblarían de olivos muchos parajes de varias de nuestras<br />

provincias.<br />

Es verdad que en cada distrito se conoce \a- variedad<br />

de olivo que produce mas entre las que se cultivan en él;<br />

pero solo se conocen las de cada pais: mas nadie ha pro­<br />

curado, hasta el dia, en introducir las de paises diversos;<br />

resultando de semejante falta, que los conocimientos que<br />

se tienen del olivo son aislados y puramente locales de<br />

pueblo á pueblo, y no jenerales auna provincia: sabría­<br />

mos entonces qué posición y qué especie de terreno con­<br />

viene mejor á tal y tal variedad de olivo, ya en relación<br />

á la cantidad del fruto, ya á la del aceite, y ya en fin al<br />

grado del frió que el árbol puede sufrir sin perecer; asi<br />

pues, es preciso contentarse con hablar en jeneral, y es-<br />

las jeneralidades son siempre poco instructivas ; por lo<br />

que á falta de una sinonimia, me valdré de las escelen-<br />

tes observaciones y notas de nuestro sabio D. Simón de<br />

Rojas Clemente y Rubio.<br />

i. a Acebnche, olea europea varietas , Linneo. Olea<br />

silveslris, de Gouan. Oleaster, de los antiguos. Olivas­<br />

tro, en Valencia. Es árbol mediano, con el tronco por lo<br />

común derecho y la corteza lisa cuando nuevo ; áspera,<br />

agrietada y escamosa cuando es viejo. Las flores nacen en<br />

el encuentro de las hojas, dispuestas en racimos sosteni­<br />

dos por un pedúnculo común, algunas veces se encuen­<br />

tran solitarias, y se abren en Mayo y Junio, según el cli­<br />

ma. Las hojas son opuestas, sencillas, enteras, de hechu­<br />

ra de hierro de lanza, gruesas, duras, de un verde ama-


6<br />

rillo-obscuro por encima, blanquecinas por debajo, y guar­<br />

necidas en esta parle de un nervio saliente que las atra­<br />

viesa en toda su lonjitud. Su madera es durísima, según<br />

aquel proverbio....: el acebuche no hay madera que le<br />

luche, sino la encina, que se le encaramo encima. De<br />

ella se sirven hoy mucho los ebanistas, sirven también<br />

para rayos de carros , arados, camas, carros de noria y<br />

hormas de zapatos.<br />

Los pastores y porqueros sacuden el fruto para que<br />

coman los ganados y los cerdos la acebuchina. En la gran<br />

nivelación que ejecutó D. Simón de Rojas desde la cum­<br />

bre de Sierra-nevada á la playa, lo encontró hasta la al­<br />

tura de mil varas sobre el nivel del .mar, formando en la<br />

parte superior de esta zona un arbusto tortuoso, enmara­<br />

ñado y enteramente achaparrado contra el suelo. Sospe­<br />

cha Rojas que dicha zona del olivo espontáneo, aunque<br />

bastante eslensa , se dilata todavía algunas varas mas en<br />

Sierra-morena. En Jerez de la Frontera y en Alcalá de<br />

los Gazules lo vio tan alto como los olivos, formando el<br />

solo, ó acompañado del algarrobo, bosques dilatados. El<br />

mismo Clemente ha encontrado dos razas de él: la varie­<br />

dad de Linneo, citada por Quer en la Flora Española, y<br />

otra que llaman acebuche nevadilla, por tener muy blan­<br />

co el envés de la hoja. Echan ambas el fruto en las estre-<br />

midades de las ramas. Se hallan con bastante frecuencia<br />

en los olivares cultivados de Andujar, Alcalá de los Ga­<br />

zules y otros puntos, donde llegan á producir un fruto bas­<br />

tante grande y pulposo, si se les dispensan los mismos<br />

cuidados que á las castas comunes.<br />

2. A Oliva tacbuna (olea europea ovata, Clemente),


7<br />

cultivada en Aguilar, provincia de Córdoba : tiene las ho­<br />

jas pequeñas y pequeño el fruto, que es aovado y da<br />

muy buen aceite.<br />

3. a Olivo picholin (olea europea ovalis, Clemente:<br />

olea oblonga, Gouan), llamado también lechín en Agui­<br />

lar : tiene las hojas pequeñas y el fruto pequeño, oval y<br />

muy negro: su aceite es de un color hermoso, limpio, y<br />

de un gusto superior al de todos los demás aceites: su<br />

fruto, según Rocier, es mas bien para adobar que para<br />

sacar aceite , sin embargo que es muy dulce : su aceitu­<br />

na adobada, dice, es la mejor y mas sabrosa de cuantas<br />

se conocen.<br />

4. a Olivo negro de Andujar (olea europea lenax,<br />

Clemente): sus hojas son angostas, y casi nada plateadas<br />

por el dorso: el carácter principal que lo distingue es la<br />

tenacidad con que el fruto se mantiene prendido al'ár­<br />

bol , aun después del avareo mas fuerte; .de modo que<br />

para derribar las aceitunas se necesita aporrearlo dema­<br />

siadamente , y entonces hei'idos los pedúnculos y las ra­<br />

mas reciben gran daño la planta y el fruto : sin duda por<br />

esta mala cualidad le ha desechado de sus pagos la jene-<br />

ralidad de los cosecheros.<br />

5. a Olivo negro ó moradillo temprano, llamado don­<br />

cel, y á su aceituna nevadilla blanca, en Andujar; zor­<br />

zaleña en Arcos, Espera, Bornos y Pajarete; y según pa­<br />

rece, ojiblanca en Aguilar (olea europea argentata, Cle­<br />

mente: olea precocc, Gouan): las hojas de este olivo son<br />

medianas, muy plateadas por el dorso, mas lustrosas y<br />

verdes por su haz superior que las de la variedad g> ó<br />

sevillana. Su fruto es redondo, mediano, muy negro, sa-


8<br />

broso , sumamente fácil de corromperse, algo menos grue­<br />

so, pero mas prolongado y agudo que en dicha variedad<br />

sevillana. Es muy común en los reinos de Jaén y Sevilla,<br />

principalmente en Andujar, Arcos, Espera, Bornos y<br />

otros puntos y pueblos, que la prefieren á las demás cas­<br />

tas, no solo por ser muy esquilmeña, y por la copia de<br />

escelente jugo que contiene su fruto, sino también por<br />

la facilidad con que se derriba del árbol sin dañar dema­<br />

siado con las varas el fruto ni la planta. Es sensible que<br />

su poca resistencia á los frios no permita propagarla por<br />

los países menos templados.<br />

6. a Olivo de aróla , á cuya aceituna llaman también<br />

azufairada en Pajarete, Bornos, Arcos y Espera; y es<br />

tal vez la ojiblanca de Aguilar (olea europea arolensis)¡<br />

de Clemente: su madera y ramas son semejantes á las de<br />

las variedades de fruto en pomo ú olivo manzanillo , de<br />

que se hablará. Las hojas son obtusas, menos anchas, de<br />

un verde menos subido, menos lustrosas y mucho menos<br />

angostas en el ápice y en -la base, que en la variedad se­<br />

villana: son, en una palabra, entre lineares y lanceola­<br />

das ; y no propiamente lanceoladas, como las de dicha cas­<br />

ta sevillana , á las cuales esceden en grueso. El fruto es<br />

muy redondo, muy tierno, negro, con manchas blanque­<br />

cinas y moradas, mas caedizo que la variedad anterior,<br />

aun mas sabroso que en la siguiente , y mas amarillo<br />

mientras está verde que el de ninguna otra.<br />

7. a Olivo manzanillo barralenco ó en pomo, á cuya<br />

aceituna se llama comunmente manzanilla (olea euro­<br />

pea pomiformis, Clemente. Olea spherica, Gouan), por<br />

ser la mas redonda de todas, conservando perfectamente


9<br />

la forma de una poma ó manzana. El árbol echa pocos<br />

ramos y algo claros : su madera es obscura ; las hojas son<br />

poco anchas, mas largas y mas lisas que las de la va­<br />

riedad Q. a ó sevillana. La planta es también mas esquil­<br />

meña, y su fruto, que queda muy negro con la madu­<br />

rez, mas sabroso que el de la dicha variedad. En Andu-<br />

jar, Arcos, Bornos, Espera y otras muchas partes de<br />

España destinan la aceituna manzanilla para comer, á cu­<br />

yo fin la cultivan copiosamente , cojiéndola antes de ma­<br />

durar. La estiman también mucho por su aceite , el cual<br />

es mejor todavía que el que sale de la casta 5. a ó neva­<br />

dilla. El defecto que se la nota consiste en que se cae<br />

con el aire , y que después de cojida , se le secan al ár­<br />

bol muchos ramos.<br />

8. a Olivo sevillano , gordal en Sevilla, Utrera, Ar­<br />

cos, Espera, Bornos y Aguilar (Olea europea regalis,<br />

Clemente : hispana, Rocier). Sus ramos son menos ver­<br />

ticales que en la variedad siguiente ; pero lleva las hojas<br />

mayores , y con las venas y nervios mas visibles ó seña­<br />

lados. El fruto es de la figura de las nueces, mas negro<br />

y mas redondo que en la siguiente, y es muy oloroso. Es<br />

muy común en Sevilla y en Vera, y no tanto en Arcos,<br />

Espera y otras parles.<br />

9. a Olivo real ó aceituna real, llamada también se­<br />

villana, y verdial en Arcos, Espera, Bornos, el Conda­<br />

do y otras partes; y según parece ocal en Aguilar (olea<br />

europea hispalensis, Clemente. Olea regia, Rocier): la<br />

madera del árbol es menos dura y mas blanca que en la<br />

variedad ¡i de Linneo, ú olivo silvestre: las hojas son<br />

mas brillantes por el envés; un tercio, y á veces doble


10<br />

mas largas que en ésta, pues tienen ordinariamente de<br />

una y media á dos pulgadas. Los ramos son mas altos y<br />

derechos que en dicha variedad : su fruto violado-negro,<br />

parece á una ciruela; está mas pegado al pedúnculo ó<br />

cabillo , y es siempre de un gusto áspero , porque nun­<br />

ca llega á estar perfectamente maduro. En los pueblos<br />

citados se cultiva particularmente para comer; pero en<br />

Aguilar parece que tienen á esta variedad por la de ren­<br />

dir mas, y su aceite el mas superior en dulzura y cla­<br />

ridad.<br />

Amoreaux, en su tratado sobre el olivo, impreso en<br />

Mompeller en 1784, sobre el verdial se esplica en es­<br />

tos términos: »La verdial proviene de un árbol que tie­<br />

ne mas apariencia que bondad. La aceituna no parece<br />

que está nunca madura, subsiste largo tiempo en el ár­<br />

bol verde, y de un verde-manzana ó amarillo-verdosa:<br />

se pudre también al madurar con facilidad; lo cual ha<br />

hecho darle el nombre de podridiza , y se hiela y pasa<br />

con poco frió que esperimente : es una variedad de oli­<br />

vo despreciable , que reúne todas las malas cualidades:<br />

teme el frió y el calor, y está muy sujeta á picarse : es<br />

estéril en terrenos de poca sustancia, y da poco aceite y<br />

de inferior calidad. Los provenzales la desprecian, y en<br />

Langüedoc solo la multiplican para tener buenos padro­<br />

nes en que injertar, porque el árbol no llega á ser muy<br />

grande."<br />

10. a Olivo morcal (olea europea máxima, Cle­<br />

mente. Olea amigdalina , Gouan) : es común en Paja­<br />

rete, Arcos y Espera: su tronco y ramaje es en todo co­<br />

mo el de la variedad 7. a ú olivo manzanilla; las hojas


11<br />

son mas grandes que las de todas las especies; no muy<br />

verdes, y con las venas manifiestas : el fruto es picudo y<br />

puntiagudo, y el mayor de todos; no del todo negro, pe­<br />

ro sabroso : este árbol exije un terreno sustancioso, pues­<br />

to que su mayor mérito es producir aceitunas gordas, y<br />

tiene la ventaja de cargar mucho fruto.<br />

n. a Olivo de cornezuelo, llamado asi en el reino<br />

de Jaén, y por Rocier aceituna de olor (olea europea<br />

ceraticarpa , Clemente. Olea odorala, Rocier). Tiene<br />

el fruto encorvado, ó sea, ya mas, ya menos arqueado y<br />

delgado : esta variedad y las tres que la anteceden , se<br />

prefieren jeneralmente en las mesas por su tamaño es-<br />

traordinario y hermosas formas.<br />

12. a Olivo picudo, ó aceituna picuda (olea europea<br />

rostrata, Clemente. Olea amigdalina, Gouan y Rocier),<br />

en Arcos, Espera, Aguilar y la Mancha, llamada también<br />

tetudilla en Andujar, y corni-cabra en el Condado y<br />

en muchos distritos. Los ramos y las hojas de esta va­<br />

riedad son conformes con los de la variedad número g.<br />

Su fruto es puntiagudo, ó sea atetillado , no muy negro,<br />

largo, medianamente grueso, aunque compite á veces en<br />

el tamaño con la aceituna sevillana : es árbol muy esquil­<br />

meño, pero suelta la aceituna con dificultad y como de<br />

mala gana por el avareo. En Andujar la destinan toda<br />

ella para comer, á pesar de no ser de las mas sabrosas.<br />

Esta es sin duda la razón por que en el mismo Andujar,<br />

Arcos , Espera y Pajarete la cultivan poco : en Jaén , Aló­<br />

cala la Real, Granada, y especialmente en la Mancha, es<br />

comunísima, y la aprecian mucho, porque resiste mas vi­<br />

gorosamente que todas las variedades los frios del invier-


12<br />

no. Los de Aguilar solo la posponen á su apreciada ocal.<br />

Ademas de estas doce castas 1 , podemos asegurar que<br />

poseemos aun otras muchas y muy preciosas repartidas<br />

por Jas provincias. Sirvan de ejemplo el llamado empel­<br />

tre , tan estendido y jeneralizado en Aragón, cuyo árbol<br />

es pequeño, las hojas de un verde obscuro y medianamen­<br />

te anchas : la corteza del tronco y brazos principales lisa,<br />

sin hendeduras ni cavidades, y el fruto no muy grueso y<br />

algo prolongado. Aprecian esta casta los cultivadores de<br />

la tierra baja, porque al quinto ó sexto año de planta­<br />

dos Jos olivos, fructifican y continúan dando cosecha to­<br />

dos Jos años, aunque en unos es mayor que en otros: ven­<br />

taja que es debida, mas que á la casta, al buen sistema<br />

de recolección, puesto que aquellos cultivadores cojen<br />

a mano la aceituna , y no usan jamás de avareo para estos<br />

árboles. La circunstancia de sazonar el fruto temprano, y<br />

la de dar un aceite abundante y de superior calidad, son<br />

dotes que merecen de justicia el ínteres que se han toma­<br />

do todos los cosecheros de aquel reino en su propagación.<br />

El olivo rojal es el mas antiguo del pais; pero le van<br />

desechando de los pagos por no rendir iguales ventajas<br />

que el empeltre: el royal es sin duda el mismo de la es­<br />

pecie 7. a ó manzanillo, según puede conocerse de la cor­<br />

ta descripción que de él hace D. Ignacio de Aso en su<br />

historia de la economía política del reino de Aragón.<br />

El vera fina que cultivan en Caspe , y el herbequin<br />

de Solsona, llamado asi porque le trajeron de Herbeca,<br />

son también dos castas apreciables: los árboles no se ele­<br />

van mucho, y tienen sus ramas inclinadas hacia la tier­<br />

ra ; pero crecen con celeridad y fructifican pronto , resis-


15<br />

tiendo mas que otra alguna á los rigores del frió. Senti­<br />

mos sin embargo no poder dar una descripción mas com­<br />

pleta de este árbol y del vera; pero diremos que de to­<br />

dos los enumerados y de las subeariedades á que hayan<br />

dado oríjen, puede el cultivador hacer uso para verificar<br />

los plantíos, llevando en cuenta la calidad del terreno,<br />

la situación, esposicion y clima en que hayan de plan­<br />

tarse; pues todas estas y otras muchas circunstancias,<br />

que se dirán después, influyen notablemente en la ve-<br />

jetacion del árbol que nos ocupa, como en la de toda<br />

otra planta. Está observado que las castas de olivo que<br />

mas se aproximan á su tipo, son por lo jeneral las que<br />

mas resisten á la intemperie, y las que viven con mas lo­<br />

zanía en los terrenos elevados, y en los débiles ó escasos<br />

de alimento; y por esta razón todos los labradores que<br />

habitan en las provincias poco favorables á la vejetacion de<br />

tan preciosa planta, multiplican con preferencia el olivo<br />

corni-cabra , el vera , el redondillo , el herbequin y el<br />

manzanillo.<br />

El olivo corni-cabra ó corneta, es entre todos el que<br />

mas resiste los rigores del frió, sin duda porque es el<br />

mas afín al acebuche primitivo. Esta especie, que pode­<br />

mos mirar como el mismo acebuche cultivado ó como<br />

un olivo borde, á quien ni el injerto ni otras operacio­<br />

nes han debilitado, es la mas común y la mas propagada<br />

en ambas Castillas y en otros varios puntos del norte de<br />

España; ella es seguramente el verdadero olea europea<br />

de Linneo, y la mas útil por la calidad y cantidad de su<br />

aceite, aunque no pueda usarse con iguales ventajas para<br />

los adobos.


14<br />

El P. Fray Francisco Baeza en su escelente memoria,<br />

que tengo á la vista, sobre olivos, dirijida á los editores<br />

del Sumario de Agricultura y Artes, publicada en el to­<br />

mo 16 de aquel periódico, número ¿\12, folio 525, en 22<br />

de Marzo de 1784, dice: »que en la provincia de Sevilla<br />

»cuentan de catorce á dieziseis especies; y aunque no<br />

»las describe ni nombra, hace mención de la gordal, co­<br />

nocida por la aceituna sevillana, el manzanillo, el ver-<br />

ndial y el zorzaleño, el cual es preferido á todos por lo<br />

«frondoso y hermoso que es, y porque carga mucho de<br />

»aceituna, aunque sea mas menuda que las otras. A es-<br />

»tas cuatro clases se pueden reducir las demás para ar-<br />

»reglar el orden de las posturas grandes, y recolección<br />

»del fruto en sazón con mejoramiento de los aceites y<br />

» olivos."<br />

El mismo dice á continuación: » N 0 se por qué los ha-<br />

»cen dos, y hombres de gusto no tratan de propagar una<br />

«aceituna que llaman cordovi, siendo de tan apreciables<br />

»calidades, que el propietario que tiene algún otro olivo<br />

»de estos , necesita custodiarle si ha de lograr su fruto,<br />

»pues todos ansian por comerle. Pocos la conocen, por-<br />

»que á la vista se diferencia poco de la manzanilla; pe-<br />

»ro en su carnosidad es superior á todas las demás, y es<br />

»tan suave al paladar que no tiene igual; con la particu­<br />

laridad de que inmediatamente que se parle, suelta el<br />

»hueso mas limpio que la ciruela que llaman francesi-<br />

»lla. Por esto ruego yo á todos los amantes de la patria<br />

vque propaguen esta clase de aceituna, que para el acei-<br />

»te y el regalo no tendrá igual en Europa."<br />

»E1 difunto profesor de agricultura y botánica D. Es-


18<br />

»levan Boutelon, en otra memoria publicada en el mismo<br />

«periódico, tomo 18 , pajina 148, sobre el cultivo de los<br />

»olivos en Ocaña, manifiesta que aunque se cultivan aí-<br />

»gunos en aquel distrito, son no obstante los mas conm­<br />

ines los llamados de corni-cabra y los redondillos, cuyos<br />

«árboles son muy castizos, aunque de aceituna peque-<br />

Ȗa y de poco aceite. Las castas sevillana, ocal y man-<br />

»zanilla se han estendido poco, á causa del robo y del des­<br />

orden que se observa en los frutos del campo, especial-<br />

»mente en éste, que apenas dejan á sus dueños el placer<br />

»de probarlos en los aderezos."<br />

Seria de desear que estos ilustrados españoles nos hu­<br />

biesen descrito estensamente las variedades de olivos de<br />

que nos hablan, y entonces comparándolos con los des­<br />

critos Rocier y Rojas, notaríamos las diferencias de los<br />

nuestros con aquellos, y asi conoceríamos fácilmente cua­<br />

les eran los que teníamos en nuestras manos, y á cual<br />

de ellos se debería preferir, y finalmente cual es la es­<br />

pecie ó variedad mas análoga á nuestros territorios y<br />

climas. Sin embargo, vemos que en toda la Castilla la<br />

Nueva no se cultivan otras que la manzanilla y cornica­<br />

bra ; aquella regularmente la destinan para adobos, y ésta<br />

esclusivamente para sacar el aceite, que tiene en abun­<br />

dancia, y es de muy buena calidad: el árbol resiste mejor<br />

que otros de su especie las variaciones de los temporales<br />

de este clima; vejeta con bastante lozanía, y en igual de<br />

circunstancias da mayor copia de fruto que los demás.


16<br />

DiriSION SEGUNDA.<br />

Del olivo silvestre ó borde.<br />

El olivo silvestre ó borde, olea europea de Linnco,<br />

es el acebuche perfeccionado por el cultivo: sus ramas<br />

y ramillas tienen mas consistencia , sus hojas mas lonji-<br />

tud y anchura , y están mucho mejor nutridas , y sus<br />

frutos son mas gruesos, mas carnosos y mas suculentos<br />

que los del acebuche ú oledster. El aceite que se estrae<br />

de él, lo mismo que el de las aceitunas de otras especies<br />

ó variedades, es menos fino y menos delicado que el<br />

que produce el acebuche. Donde quiera que haya acebu-<br />

ches se pueden convertir en olives bordes, trasplantán­<br />

dolos y cuidándolos por medio de un buen cultivo con es­<br />

mero , y darán en adelente fruto mas grueso y en ma­<br />

yor cantidad. La segunda ventaja que de su trasplanta­<br />

ción resulta, es la de tener esta especie ó variedad ya.<br />

connaturalizada con el clima, y cuya educación ha sido<br />

dura: por eso temen menos los rigores del invierno que<br />

los olivos criados en almáciga y garrotal, y de naturaleza<br />

mas delicada.<br />

También se dice silvestre ó borde á un árbol montes<br />

no cultivado. Dícese también de los árboles por injertar,<br />

y que necesitan serlo, para producir buenos frutos me­<br />

jorándolos, aunque mas propiamente se llaman bordes.<br />

Dícese, pues, olivo, morera, castaño, etc., borde á es­<br />

tos árboles provenidos de semilla y sin injertar. Los ár­<br />

boles bordes se injertan en las especies cultivadas y tam-


17<br />

bien en sí mismos, porque el injerto'en todos casos puri­<br />

fica la savia, y afina y mejora los frutos, aunque no tan­<br />

to en el segundo.<br />

CAPITULO II.<br />

DEL CLISTA) TERRENO Y ESPOSICION DEL OLIVO.<br />

Ein todas ó cuasi todas las provincias de España puede<br />

prosperar el olivo, atendida la recíproca acción de los<br />

cuerpos celestes y de la tierra; á la continua combina-*<br />

cion favorable de los metéoros ; á su clima y situación,<br />

considerada como elemento, cuyas cualidades son las ma­<br />

dres mas fecundas en que vejetan , nutren y prosperan<br />

todas las plantas.<br />

La España, situada y comprendida entre los 56 y /¡.3<br />

grados de latitud al norte, y entre el 5 y 7 ele lonjitud<br />

del este, formando sus estremidades , al norte el cabo<br />

Ortegal, al este el cabo de Creas, al sur Tarifa, y<br />

al oeste el cabo de FinisIerre, goza de todos los cli­<br />

mas del universo.<br />

DIVISIÓN PRIMERA.<br />

Del clima.<br />

Antes de tratar de plantar olivos se deberá estudiar<br />

el duna del paraje, con el fin de atinar mejor la casta de<br />

olivo que le convenga, para que sea mas fructífera y me­<br />

nos espucsta á las intemperies fríjidas. El clima de las


18<br />

Andalucías es el mejor y el mas favorable que el de las<br />

demás provincias del reino para la vejetacion, y en las<br />

que menos riesgo corre el poder hacer la plantación del<br />

olivo ad libitum ; no obstante , seria de desear que se<br />

procurase escojer para la nueva plantación, olivos de las<br />

castas mas propensas á temer los frios, situándolos al<br />

abrigo de los vientos del norte, tales como el moradillo<br />

negro ó el doncel, el galilinga, el zorzaleño y el de<br />

aceituna de olor , etc., y las que resisten mas los frios<br />

en cualquiera esposicion que se enclaven, serán mas ó<br />

menos fructíferas, según la calidad del terreno; como el<br />

picolin; el vera-fina, el herbequin , el corni-cabra, el<br />

manzanillo , el mor cal, etc.<br />

En las provincias meridionales de la costa del levan­<br />

te de Murcia, Valencia, Cataluña é Islas Baleares se de­<br />

berá seguir con corta diferencia la anterior doctrina.<br />

En Estremadura , Mancha, Alcarria, bajo y alto Ara­<br />

gón, se habrán de plantar las razas de olivo que resistan<br />

mas en todas posiciones las intemperies y vientos del<br />

norte, como el corni-cabra , redondillo, ocal, manza­<br />

nilla , el empeltre, herbequin , etc.<br />

En Castilla la Vieja, Galicia, Asturias , montañas de<br />

Santander, Provincias Vascongadas y Navarra, deberán in­<br />

jertarse los acebuches, convirtiéndoles en olivos bordes y<br />

plantar el corni-cabra , puesto que es entre .todas las ra­<br />

zas el que resiste mas el frió, y el mas afin del acebu­<br />

che primitivo.<br />

Se me objetará acaso que en estas últimas provincias<br />

no puede vejetar y prosperar el olivo á causa de las he­<br />

ladas y escarchas, etc.: á lo que respondo, que en los


19<br />

parajes que carezcan de abrigos del norte, está bien, pa­<br />

decerán bastante; pero en los que los baja, no bailo tan­<br />

tos inconvenientes, teniendo pruebas en contrario de<br />

todo aserto ; pues en Asturias y montañas de Santander<br />

abundan los acebucbes y su acebuchina; por la incuria<br />

de los naturales sirve de pasto á los osos, jabalines y cer­<br />

dos; ademas que en Asturias el difunto majistrado Don<br />

Arias Mon y Velarde hizo plantar un olivar en su ha­<br />

cienda de Mon, y en pocos años consiguió que crecie­<br />

se y fructificase. ¿Y que razón para que no se crien en<br />

estos parajes? Yo no la encuentro entre las causas físi­<br />

cas, y en cuyos pueblos pagan á tan alto precio el acei­<br />

te de olivas que consumen. Yo mismo he visto dentro de<br />

un huertecito algunos olivos en el colejio de San José (i),<br />

en el que estudié filosofía, y otros en una huerta del<br />

convento de Calahorra de Franciscanos Recoletos en el<br />

despoblado de Rivas, y á tres leguas de la capital, y<br />

próximo á mi pueblo natal , que llevaban fruto todos los<br />

años. Lo que sí encuentro muchos y muy poderosos in­<br />

convenientes al examinar las cosas políticas y morales.<br />

La historia nos testifica que en tiempo del conde Oliva­<br />

res se impuso sobre ellos una fuerte contribución, y que<br />

los gallegos y otros pueblos á su imitación, los arranca­<br />

ron por no poder soportar el peso de tan enorme carga:<br />

ésta, unida á la opinión equivocada, á las corlas luces<br />

que en jeneral tienen nuestros labradores, á la falta de<br />

comunicaciones de pueblo á pueblo y de viajes agronómi­<br />

cos, sin estadística rural, y otros no menores obstáculos,<br />

son las causas efectivas de nuestra decadencia, y de que<br />

(i) de Falencia.


20<br />

la industria rural no haya marchado entre nosotros con<br />

pasos tan largos como debiera , según el jcnio y laborio­<br />

sidad de los españoles.<br />

Todo clima, aunque esté á los 44 grados, plantado<br />

ele olivos , como lo están en Garcasona, Mompeller, To­<br />

lón y Marsella, vejetan y fructifican, siempre que estén<br />

resguardados y al abrigo de los vientos frios del norte, y<br />

favorecidos de los vientos templados y calurosos del sur;<br />

y no se crea que la no exislencia del olivo pende de la<br />

proximidad del mar, sino de los abrigos; y asi es que el<br />

olivo exije que le abriguen del norte independientemen­<br />

te de la situación jeográfica del sitio del mediodía.<br />

Contribuye ademas también á la prosperidad del oli­<br />

vo, el que le favorezca una masa constante ó cuasi cons­<br />

tante de calor, en sentido contrario al de los abrigos ; y<br />

los vientos del mediodía influyen sobre manera en su fe­<br />

liz vejetacionj y si este árbol es mucho mejor en los cli­<br />

mas de nuestras provincias meridionales, se ha de atribuir<br />

á estas circunstancias relativas á la proximidad del me­<br />

diodía y los abrigos: el olivo teme el frió, pero no está<br />

aun demostrado hasta qué punto gusta del calor.<br />

Los frios del mes de Diciembre y Enero dañan me­<br />

nos al olivo, que los que en iguales circunstancias sobre­<br />

vienen en Febrero y á principios de Marzo.<br />

Si en el mes de Enero hace templado y no hiela, los<br />

campos adelantan mucho, los sauces y otros árboles pre­<br />

coces se llenan de hojas, la vejetacion se renueva, y has­<br />

ta los almendros florecen : también se renueva el olivo, y<br />

estaría en él todo el año en vigor, si no fuese interrum­<br />

pida. Bajo la diferencia de la temperatura del aire am-


21<br />

biente, la tierra, ó al menos la superficie, ha conservado<br />

un resto de calor; y todo concierne á mantener en par­<br />

te el movimiento de la savia.<br />

Si en Febrero y Marzo sobrevienen fríos , y si estos<br />

adquieren cierta intensidad, y si vienen acompañados de<br />

mucho viento ó ventiscas , ataca entonces el oiivo con<br />

mucha violencia; pero sino va acompañado de viento, ha­<br />

ce poco mal, porque causa poca evaporación; pero si des­<br />

pués sobreviene una lluvia acompañada de nieve, sus efec­<br />

tos son terribles, y mas terribles aun si reina un viento<br />

fuerte, porque entonces la corriente del aire causa la<br />

evaporación de la humedad que cubre al olivo, y esta<br />

evaporación aumenta la intensidad del frió de la atmós­<br />

fera.<br />

Por todas partes se repite que el olivo ama las coli­<br />

nas: esta proposición en jerieral es verdadera, porque la<br />

inclinación del suelo aumenta la rarefacción de los rayos<br />

del sol, y de consiguiente aumenta también el calor; pe­<br />

ro si el llano está bien abrigado, el olivo prevalecerá me­<br />

jor que sobre las colinas, porque bailará jeneralmenle<br />

mucho mas fondo y un suelo mas cargado de materias<br />

animales y vejetales; puesto que este suelo ha sido for­<br />

mado de los mismos despojos de las colinas , arrastrados<br />

por las aguas llovedizas. Lo único á que debe atenderse es<br />

á los abrigos, porque es quien aumenta, conserva y re­<br />

tiene el calor. El suelo por sí mismo solo contribuye á la<br />

mayor belleza del árbol ó á la calidad del aceite, relati­<br />

vamente á las variedades de aceituna y al grano de la<br />

tierra; pero el abrigo asegura la duración del olivo, y le<br />

defiende del frió, que es su mayor enemigo y su único


22<br />

destructor; de tal manera, que sin él se le podría dar el<br />

nombre de inmortal á este predilecto árbol.<br />

Es verdad que el olivo prevalece mejor en los terre­<br />

nos guijarrosos y arenosos, y que también el aceite que<br />

se estrae de sus frutos , es mas delicado y mas fino que<br />

el de los olivos plantados en terrenos arcillosos ó tena­<br />

ces (no hablo de los terrenos enaguazados, húmedos y<br />

pantanosos, donde el olivo prevalece muy mal), sino por­<br />

que los guijarros, cascajos, rocas y arenales heridos de<br />

los rayos del sol, adquieren mas calor, y le conservan por<br />

mas tiempo que las tierras amarillas, cretosas y arcillosas,<br />

etc.; porque la savia ó jugo vejetal que sube de las rai­<br />

ces á las ramas, es mas escasa y menos abundante, y está<br />

mas purificada y afinada, por la misma razóneme las plan­<br />

tas aromáticas son mas olorosas en los primeros terrenos<br />

que no en los segundos. He aquí en lo que estriba toda la<br />

teoría de la tierra sobre la calidad de los frutos; asi que,<br />

en el olivo sucede lo mismo que en los demás árboles; y<br />

si estos son de regadío, sus frutos son de inferior calidad,<br />

porque abundan de savia.<br />

Nuestro sabio Herrera, hablando del clima para los<br />

olivos, dice; »quieren estos árboles aires templados, que<br />

»en lo muy callente en demasía no se hacen bien, ni<br />

»tampoco en lo muy frió; y si la tierra es muy callente,<br />

»poogan los olivares, si hay aparejo hacía el cierzo, y si<br />

»fria hacia el mediodía; y si templada oriente ó gallego,<br />

»y muy mejor hacia gallego que hacia otro aire, por ser<br />

»aire templado y fresco."<br />

Don Antonio Arias, en sus lecciones de agricultura,<br />

dice: »que el olivo ama los resguardos, y vive con lozanía


25<br />

»en los climas mas templados; pero solo da copia de<br />

«frutos en donde tiene ventilación j desahogo; tanto mas,<br />

»cuanto si goza de un terreno con fondo suficiente para<br />

»que pueda estender y multiplicar sus raices. Los frios<br />

»del invierno, las nieves, las escarchas y el rocío, per­<br />

judican mas á los espuestos, puestos en terrenos ba­<br />

jos, que á los de las alturas: en los primeros permanece<br />

»mas tiempo sobre las plantas la influencia de aquellos<br />

»metéoros, y en los segundos se disipa mas pronto, en<br />

»razón de que el viento los azota y sacude : de aqui es que<br />

»en estos el cuajo de la flor es mas seguro, al paso que<br />

»en aquellos falta con la mayor frecuencia : esto no obs­<br />

tante, hay todavía algunas castas de olivo que apetecen<br />

»los terrenos bajos ; pero ninguno prospera en los que son<br />

»húmedos ó tocan en un defecto semejante : por esta ra-<br />

»zon es absolutamente indispensable tener conocimiento<br />

»de las especies ó variedades mas útiles, no solo con<br />

»respecto á la calidad de su fruto y producto total del<br />

»esquilmo que pueden rendir, sino también del clima, del<br />

»terreno, esposicion, etc., en que pueden vivir y pros­<br />

perar mejor."<br />

DIVISIÓN SEGUNDA.<br />

Del terreno.<br />

Sobre la clase de terrenos en que los olivos vejelan<br />

y viven mejor y con mas lozanía, solo me contraeré á co­<br />

piar aqui los doctrinas de los autores mas clásicos en la<br />

materia, en atención á que no dejan nada que desear.


M<br />

Rocier dice: «la calidad del terreno es en jeneral -.T.IXJ<br />

indiferente para este árbol, puesto que le vemos evcoer<br />

en terrenos arenosos, guijarrosos , volcánicos,, y entre Ins<br />

rocas ; y en estos es también donde produce un aceite<br />

mas esquisilo. Vejeta igualmente y con vigor considera­<br />

ble en los terrenos fuertes y sustanciosos, aunque el<br />

fondo sea arcilloso; verdad es que subsiste menos bien<br />

en éste, porque estiende sus raices por la superficie, pe­<br />

netrando por las grietas de la arcilla cuando Ja encuen­<br />

tra. El tínico resultado de los diferentes terrenos es la<br />

mas ó menos prosperidad en la vejelacion ; y lo mismo<br />

podemos decir del aceite , no hablando de la que pende<br />

de las diferentes variedades de aceituna. No debemos,<br />

pues, atenderá la calidad de la tierra, cuando solo se<br />

trata de examinar si el árbol puede ó no existir, porque<br />

esta existencia pende de otra causa."<br />

Los escritores antiguos han dicho que el olivo no pue­<br />

de existir á mas de treinta leguas de distancia del mar.<br />

Esta aserción puede ser verdadera en Francia; pero la<br />

creo muy falsa para otros países, cuando el árbol se halla<br />

en las circunstancias que le convienen, aunque muy le­<br />

jos del mar.<br />

Una separación de treinta leguas supone ya una ele­<br />

vación del terreno sobre el nivel del mar; y por con­<br />

secuencia una disminución de la altura del abrigo, y por<br />

tanto de la temperatura del país.<br />

Si tenemos presente lo que se ha dicho en la palabra-<br />

agricultura , hablando de las hoyas formadas por los rios<br />

y de los abrigos, se encontrará la solución de este pro­<br />

blema ; pues que se ve en el baila je del Águila en Suiza,


23<br />

que el granado, el almendro y la vid prosperan á campo<br />

raso, y gozan de la temperatura de las provincias ca­<br />

si meridionales, cuando en la parte superior de este mis­<br />

mo baüaje se encuentra la temperatura casi de Suecia.<br />

Bavona está á los 4-4 grados ; Carcasona, Besieres, Mom-<br />

peller, Marsella , Aix , Tolón y Niza, están al mismo ; y<br />

sin embargo el olivo no vejeta ni prospera jamás en el<br />

territorio de Bayona, porque le faltan los abrigos , y sin<br />

ellos no encuentra este árbol la temperatura que le convie­<br />

ne. De lo dicho resulta que la existencia del olivo no de­<br />

pende de la mayor proximidad del mar ni del terreno,<br />

sino de los abrigos.<br />

Nuestro sabio D. Gabriel Alonso de Herrera , dice:<br />

»que los olivos quieren terrenos ó tierras algo airosas,<br />

mayormente de aqueste aire que he dicho (templado),<br />

que es el que viene de poniente] quieren cerros que no<br />

sean muy enhiestos, sino algo acostados, que en los muy<br />

alio no se hacen buenas; ni en los valles, mayormente<br />

si son muy húmedos y ahogados, no airosos: y si los ta­<br />

les cerros sonde barro suelto, son muy buenos, no bar­<br />

ro de olleros : en los llanos mas se hacen grandes y jen-<br />

tiles que muy fructíferas, mayormente si es tierra muy<br />

gruesa y sustanciosa; mas como de ellas hay muchas ma­<br />

neras, partirlas liemos en dos, ó para comer , como son<br />

las gordas, ó para aceite, como son las menudas. Las gor­<br />

das quieren mas cerros que llanos, y tierras gruesas que<br />

magras; y las gordales quieren tierra muy callente mas<br />

que las menudas , que si las menudas ponen en tierra<br />

callente y gruesa , hécense los árboles undosos , y lo mis­<br />

mo es donde hay continuo humor. Es buena tierra para


26<br />

ellas donde hay guija y barro, ó greda, légamo bajo ó<br />

arcilla, y en la sobre-haz es tierra suelta; mas sobre to­<br />

das las tierras para los olivares son las calizas , y aun<br />

onde ha habido hornos de cal, se hacen mny lindas oli­<br />

vas , echándoles alguna á las raices , con tal que sea viva.<br />

Plácense muy buenas onde hobo encinares; mas no las<br />

pongan onde han arrincado alcornoques , ni cabe ellos,<br />

que de las raices del alcornoque quedan unos gusanos<br />

que roen la raiz de la oliva y peresce; y si alli los quie­<br />

ren poner, quemen primero todas las raices bien, y esté<br />

el hoyo hecho de muchos dias y estercolado con ceniza,<br />

cal y estiércol; y si los ponen cerca de los alcornoques,<br />

aparten las raices hacia otra parte, ó no llevan tanto fru­<br />

to; y cuanto daño reciben de los alcornoques, tanto pro­<br />

vecho reciben de los granados. Cuando los granados flo­<br />

recen , el olor de las balaustras , que asi se llama su flor,<br />

hace mejor brotar las olivas , y por eso entre las olivas<br />

deben plantar granados y arrayanes; y no sin causa aqui<br />

en Talayera vemos entre los olivares plantados granados,<br />

que debían saber este secreto, y por eso plantarlos.<br />

»Si son tierras para sembrar pan, vayan apartados los<br />

liños , y muchos usan juntamente poner olivar y viña,<br />

mayormente en las tierras que son tardías las olivas, para<br />

que entre tanto que las olivas se hacen , dé fruto la viña,<br />

y cuando la viña esté vieja, el olivar se habrá hecho bue­<br />

no; y si quieren dejar perder la viña ó arrincarla, harán<br />

bien, porque no se compadescen bien la viña y las olivas,<br />

que la oliva tiene mucha sombra, y someras las raices y<br />

gordas, y si en viña: las quieren poner, sea hacia parte<br />

del cierzo, porque no asombre la viña. Conviene cuanto


27<br />

á lo primero que donde han de poner las olivas sea lu­<br />

gar cerrado , porque si cuando son pequeños los roen los<br />

bueyes y cabras, ó se secan ó se hacen estériles y acebu-<br />

chas, y crescen muy tarde y se hacen muy desmedrados;<br />

y tan dañosa y enemiga le es la cabra, que aun lamiéndo­<br />

las se dañan mucho, que su saliva de ellas es muy pon­<br />

zoñosa, cuanto mas royéndolos."<br />

Nuestro Arias Sandalio en sus lecciones de agricultu­<br />

ra, dice :»Machas y muy repetidas veces hemos dicho<br />

que, con arreglo á la calidad é índole de la planta, debe<br />

elejirse el terreno para su plantío , contando igualmente<br />

con el clima y la esposicion. El olivo, jeneralmente ha­<br />

blando, se acomoda bien con las tierras lijeras, arenosas y<br />

guijarrosas ó cascajales, y con las pastosas ó de miga; pe­<br />

ro se observan las mayores ventajas cuando se crian en<br />

tierras de buen fondo, que ademas de ser sustanciosas, es-<br />

tan mezcladas con algún cascajo. En las tierras de vega o<br />

llanuras pingües se crian árboles mas robustos , altos y<br />

profundos y hermosos, pero cuasi siempre espuestos á<br />

perder el fruto por la falta de ventilación; por esto es,<br />

que los olivares plantados en colinas y sitios ventilados,<br />

fructifican abundantemente y con mas seguridad, que los<br />

de los valles y hondonadas, aunque las plantas no lleguen<br />

á ser tan grandes y frondosas."<br />

DIVISIÓN TERCERA.<br />

De la esposicion del olivo.<br />

Aunque en las dos divisiones que anteceden á esta,<br />

se ha dicho cuanto hay que desear acerca de la esposi-


28<br />

cion de los olivos, sin embargo agregaremos como coro­<br />

lario las observaciones siguientes.<br />

Dejamos dicho que los olivos espuestos al norte y sin<br />

abrigos, sufren perjuicios mas frecuentes y mas graves de<br />

las intemperies, que los que están plantados en las demás<br />

esposiciones. Los aires frios , las heladas y nieblas mas ó<br />

menos húmedas y vigorosas dañan , no tan solamente á<br />

las partes del olivo, sino que cuando estos comienzan á<br />

brotar la flor, ó ya floridos, y aun después de haberse és­<br />

tas ya cuajado, estos mismos aires, heladas y nieblas, mas<br />

ó menos ríjidas, que suelen sobrevenir de la parte del nor­<br />

te en los meses de Abril, Mayo y Junio, época de la flo­<br />

rescencia y cuaja del embrión de la aceitunilla , les son<br />

funestísimas, marchitándolas y quemándolas del todo.<br />

Lo mismo, con corta diferencia, sucede á los olivos es-<br />

puestos y plantados en las llanuras, alturas, lomas y sus<br />

declives á campo raso, y desamparados de todo abrigo: los<br />

unos y los otros no son tan fructíferos como los que es­<br />

tán situados al poniente y mediodía.<br />

Muchos propietarios poco instruidos en los azares<br />

que causan las intemperies en los olivos, echan solo de<br />

ver la falta del fruto; y no atinando con la causal, aun<br />

cuando los tengan bien cultivados, según su rutina, sanos,<br />

verdes y vigorosos ; y ademas no sospechándose que los<br />

fi'ios, heladas y nieblas que han sobrevenido, impidieron<br />

la cuaja y feliz desarrollo de las flores, lo atribuyen cie­<br />

gamente á que las ramas y hojas del olivo se llevan toda la<br />

savia para su sustento, careciendo éstas del suficiente ju­<br />

go vejelal para alimentar y desarrollar la flor; y con tan<br />

equivocado raciocinio, resuelven alroche-moche y sin co-


29<br />

nocimiento talarlos al siguiente año. De tal procedimien­<br />

to, repilo, cada seis ú ocho años, resulta que el olivo<br />

acelera su vejez, se ahueca á fuerza de talas, se abre, y<br />

muere al fin prematuramente. ¡Cuidado, propietarios, con<br />

la operación de la tala \ Esta operación es de mucha tras­<br />

cendencia , y aunque deba hacerse, es menester mucha<br />

prudencia y no menos intelijencia para ejecutarla sola­<br />

mente, cuando el árbol verdaderamente la necesite.<br />

También los olivos espuestos al oriente suelen pade­<br />

cer en tiempo de la florescencia y cuaja de una fuerte<br />

insolación ó recalmón por la falta de vientos, atacándo­<br />

les desde las diez de la mañana hasta las tres de la tarde,<br />

marchitando y quemando las florecitas ó el embrión re­<br />

cien cuajado.<br />

De todo lo espuesto resulta, que los olivos situados al<br />

poniente y mediodía están menos propensos á padecer de<br />

las intemperies, y son mas esquilmeños y mas lozanos sus<br />

frutos que los que se plantan al oriente y al norte.<br />

Para conocer si el daño que han sufrido los olivos en<br />

sus flores y cuaja , ha sido efecto de los frios , heladas ó<br />

de recalmones, se habrá de observar, que si las florecitas<br />

están como tostadas y de un color de llama obscura , y<br />

asidas á su peciolo, es evidente que las heladas ó los frios<br />

han motivado semejante perjuicio. Si las florecitas esta'n<br />

caídas en el suelo, y conservan sus pétalos ú hojas con su<br />

tubo enteras, blancas y lustrosas, y sin haber cuajado, como<br />

las que se caen de los naranjos, en este caso ha sido efecto<br />

de los aguaceros- fuertes.<br />

Los años que en los meses de Abril, Mayo y Junio cor­<br />

ren vientos fuertes y recios aguaceros, como también he-


30<br />

Jadas, escarchas y soles ardientes, los olivos situados al<br />

norte y oriente padecen infinito en su florescencia.<br />

CAPITULO III.<br />

DE LA VEJETACI0N DEL OLIVO.<br />

EL muy importante comprender Lien este capítulo, pa­<br />

ra poder dirijir este árbol por principios fundados en su<br />

naturaleza.<br />

El olivo, tal como se cultiva hoy, no es ya un árbol<br />

natural, pues el cultivo ha mudado su modo ó manera de<br />

ser. El olivo, que proviene de semilla, dirije perpendicu-<br />

larmente su raíz central; si el suelo le conviene, apenas<br />

tiene cepa debajo del cuello de las raices que salen de<br />

este paraje; y si, al contrario, la naturaleza del suelo se<br />

opone á la prolongación de su raiz central, entonces esta<br />

raiz se encorva, y se forma una cepa, de donde salen las<br />

raices laterales. El olivo cultivado, según diremos adelan­<br />

te, tiene necesariamente una cepa, de donde parten las<br />

raices madres, que se introducen en la tierra tan perpen-<br />

dicularmente como pueden, si á esto no se opone obstáculo<br />

alguno. De estas raices principales ó madres parlen otras<br />

secundarias mas rastreras, y de éstas, otras mas pequeñas y<br />

mas rastreras aun; pero todas lo son cuando la capa inferior<br />

de la tierra es mala é impenetrable á las raices. Debemos<br />

también observar, que suponiendo dos capas de tierra, la<br />

superior, de las cuales sea de buena calidad y tenga tres<br />

pies de grueso, si la inferior es mala, las raices se esten­<br />

derán cuanto sea posible por la capa superior. Si debajo<br />

de esta capa inferior del suelo, hay otra capa buena, las


51<br />

raices atravesarán esta del medio, por ir á disfrutar de las<br />

ventajas que les ofrece la última; y entonces los olivos<br />

serán, sin la menor duda, hermosos. Si á cierta distancia<br />

se ha abierto una zanja, ó si se halla una desigualdad en<br />

plano inclinado, etc., el calor directo que reciben estas<br />

partes, atraerá hacia á sí las raices; y si, al contrario, el<br />

árbol está plantado en la orilla de la hoya ó de la des­<br />

igualdad, las raices, después de haber cubierto todas las<br />

superficies, se volverán á introducir en el terreno, con el<br />

fin de encontrar en él el alimento que les conviene , y por<br />

poco descuido que se tenga en estas raices esteriores, se<br />

cargarán de ramillas ó sierpes, que saldrán de todas las<br />

protuberancias de que hemos hablado al describir el olivo.<br />

Las ramillas y brotes, de que hablamos, son otras tantas<br />

plantas parásitas que absorven la sustancia del árbol; y<br />

asi conviene destruirlas , á menos que se desee convertir<br />

en oüvos una ó dos de estas sierpes, ó arrancarlas para<br />

llevarlas á los planteles; pero de esto ya hablaremos luego.<br />

Como la superficie del terreno se baja de un año pa­<br />

ra otro, á menos que se. suplan éstas con abonos ó con<br />

tierra nueva, el cuello de las raices y la cepa parece que<br />

se elevan y descarnan; y desde entonces la parte que ya<br />

no está enterrada, como debia estarlo, arroja chupones,<br />

que son los que se guardan y conservan para planteles,<br />

cuando los rebaños no se los comen.<br />

El tronco ó palo del olivo se elevaría hasta la altura<br />

de veinte pies ó mas, si limpiasen ó podasen las ramillas<br />

ó varetas inferiores, á medida que crece y engorda, ha­<br />

ciéndose un olivo natural; pero mientras mas se eleva ó<br />

sube el olivo, en iguales circunstancias menos madura el


52<br />

fruto á aceituna; porque estando mas separado de la tier­<br />

ra, no recibe el grado de calor necesario: la recolección<br />

de la aceituna por tanto es mas penosa, y los que las co­<br />

jeo están espuestos á mas peligros y mas embarazados, y<br />

no cojen tanta. La razón y la necesidad obligan, pues, á<br />

mantener el tronco ó palo mas ó menos bajo , según el<br />

pais, y según la naturaleza del abrigo, que es todavía mas<br />

seguro. El olivo criado en almácigas ó garrotales, arroja mu­<br />

chas ramillas ó varetas por su parte inferior; y estas absor-<br />

ven la savia ó jugo vejetal de la superior ó copa, sino se<br />

disminuyen poco á poco. En los paises meridionales crece<br />

mas el tronco; pero sino le ayudasen, el arbolitü se con­<br />

vertiría en un espino mas ó menos ramoso y elevado. De<br />

esta cantidad grande de brotes que echa el tallo por su<br />

parte inferior, debemos concluir, que no puede tener el<br />

olivo naturalmente muy elevado el tronco, y que si debe<br />

fijar su altura, puesto que su cima ó copa se desenvuelve<br />

por sí misma, echando las ramas necesarias para formar<br />

una vistosa copa. Mientras mas espueslo está el pais á ven­<br />

tiscas, escarchas ó frios, mas bajo debe estar el árbol.<br />

La corteza del tronco es lisa mientras el árbol es nue­<br />

vo; pero después, y mas ó menos tarde, según la especie<br />

ó variedad de olivo, esta corteza cslerior se arruga, se<br />

deseca, se levanta en escamas, y poco á poco las escamas<br />

inferiores se desprenden y hacen caer Jas superiores. No<br />

se pierde el tiempo que se emplea en quitar estas esca­<br />

mas, raspando el árbol, porque las cavidades que cubren,<br />

sirven de abrigo y nido á los insectos durante el invierno;<br />

V sobre todo retienen mucha humedad, lo cual hace al<br />

árbol mucho mas sensible al frió.


33<br />

El interior del tronco del olivo está espuesto á podrir­<br />

se, y esta putrefacción se estiende insensiblemente desde<br />

la cima hasta las raices; de manera, (pac muchas veces es­<br />

tá interior y totalmente taladrado ó hueco. Atribuyese es­<br />

te vicio considerable al frió, á las heladas, y otras mil cau­<br />

sas esteriores; siendo asi que depende en su oríjen única­<br />

mente de la ignorancia del cultivador, como diremos des­<br />

pués de haber hablado de la poda de este árbol.<br />

Suponiendo el olivo ó desmochado ó con su tronco na­<br />

tural, arroja en el primer caso brotes que salen de su cor­<br />

teza, los cuales siguen la fuerza de la vejetacion; echan<br />

otros nuevos brotes, opuestos unos á otros, en el mismo<br />

año; y en el siguiente uno, por ejemplo, hacia el mediodía<br />

y otro hacia el norte; un poco mas arriba salen otros dos,<br />

uno hacia el este, y otro hacia el oeste, y asi de los demás.<br />

En fin, el que ha sido el primer brote se convierte insen­<br />

siblemente en rama madre ó principal, y las otras ramas<br />

secundarias en ramillas, conservando las hojas el mismo<br />

orden entre sí. No hay, pues, mas diferencia entre la ra­<br />

ma madre ó principal y las ramillas, sino el que las ra­<br />

mas primeras y las segundas quedan despojadas de hojas;<br />

pero se forman en ellas nuevos brotes cuando se cortan:<br />

por lo demás , este orden simétrico varia algunas veces.<br />

Una parte de las hojas se cae anualmente, después de<br />

haberse puesto amarillentas; pero cada uñadura en el ár­<br />

bol dos y muchas veces tres años, caj, endose después cuan­<br />

do la savia ó jugo vejelal se deseca en su base, y la ho­<br />

ja se desarticula del sitio en que estaba implantada.<br />

No sirve la hoja de adorno solamente, es la nodriza<br />

del botón y del jérmen que está asido en su base, de don-<br />

9


54<br />

de saldrán nuevos brotes. Supuesta una utilidad tan ver­<br />

dadera y tan demostrada, se debe conocer cuan absurdo<br />

es el varear los olivos para derribar la aceituna; pues<br />

cuantas hojas se desgarran y desprenden, otros tantos jér-<br />

vienes se destruyen, y de estos jérmenes era de donde<br />

debia provenir la abundancia.<br />

Los brotes, al nacer, son cuadrados , y se vuelven re­<br />

dondos á medida que crecen. El olivo se parece en esto<br />

á otros muchos árboles.<br />

Los autores que han escrito de arboledas, y en jene-<br />

ral de botánica, han confundido frecuentemente estas tres<br />

voces: brote, bolón y jema, usándolas indiferentemente,<br />

para significar las pequeñas escrecencias leñosas que se<br />

advierten entre el cuerpo leñoso de la rama y el piececi-<br />

lio de las hojas. De aqui nace una confusión que obscu­<br />

rece algunas veces lo que quieren decir. Para evitar esla<br />

nota, pondremos mucho cuidado en distinguir lo que la<br />

naturaleza misma ha distinguido, al parecer, tan bien.<br />

A los ojos del observador hay una verdadera progre­<br />

sión que impide confundir los unos con los otros.<br />

La yema es un pequeño estilete verdoso, puntiagudo,<br />

y que no es, por decirlo asi, otra cosa que el jérmen&é<br />

botón.<br />

El botón es este mismo jérmen desenvuelto, y soste­<br />

nido ya por un tallito leñoso, pero muy tierno aun, y poi<br />

su forma puede anunciar si contiene solamente hojas J<br />

madera, ó si encierra el precioso depósito de la multipli­<br />

cación, siendo de flores y frutos.<br />

El brote, en fin, es este mismo botón mucho mas des­<br />

envuelto, mas adelantado, y cuyo tallo es mas grueso;


5S<br />

mas largo. Es un tierno vastago, una rama naciente, un<br />

árbol en pequeño; en una palabra, es un aumento de un<br />

año, que ha tenido por madre á una rama, por padre un<br />

botón, y por nodriza á una hoja.<br />

La naturaleza ha prescrito tres estaciones muy distin­<br />

tas para el tránsito de la yema á su entero desenvolvi­<br />

miento ó estado de brote. La yema aparece en la prima­<br />

vera y al principio del verano; crece, adquiere fuerza, y<br />

llega á ser botón en solsticio: se fortifica mas y mas, y<br />

se nutre en el otoño, en cuyo tiempo se pueden distin­<br />

guir ya los rudimentos ó principios de las hojas, ó los jér-<br />

menes de las flores. En fin, á últimos del invierno ó en­<br />

tradas de primavera, cuando el calor vernal lo desenvuel­<br />

ve todo, el botón se desarrolla y se hace brote. El frió<br />

comprime los poros del brote, y le hace mudar de color;<br />

y cuando la madera del brote es muy tierna á la entrada<br />

de las heladas, toda su parte imperfecta aun, perece. Se<br />

observa en la mayor parte de los árboles, que después del<br />

invierno, cuando la vejetacion toma fuerza, adquiere la<br />

corteza un color diferente del que había tenido hasta en­<br />

tonces; por ejemplo, los brotes del olmo se enrojecen, su<br />

color es vivo, y su corteza mas luciente : la del sauce se po­<br />

ne verde, etc.; pero luego que ha pasado este segundo año,<br />

la corteza adquiere un color semejante al resto del árbol.<br />

Después de esta exacta distinción, nos referimos á la<br />

palabra botón, y nos contentamos con esplicar aqui el mo­<br />

do de formarse y crecer los brotes. Grew atribuye el acre­<br />

centamiento del tallo á las partes mas groseras del jugo,<br />

empujadas del centro á la circunferencia por un movimiento<br />

lateral, al paso que se elevan hasta lo alto por un movimien*


5G<br />

to perpendicular. Las partes mas lijeras y mas volátiles<br />

contribuyen á la formación y producción de los brotes.<br />

La fuerza del movimiento, que las lleva del centro á la<br />

circunferencia, se comunica también á las fibras del cuer­<br />

po jeñoso que están enlazadas con la medula, son también<br />

arrastradas con ellas, y como el cuerpo leñoso no está<br />

igualmente apretado por todas partes, pasan por las menos<br />

apretadas; y entonces solamente forman en la circunfe­<br />

rencia del cuerpo leñoso los círculos nuevos que lo hacen<br />

engrosar, sino que, adelantándose mas allá, empujan la<br />

parenquima de la corteza, la hacen tomar el mismo movi-<br />

miento, y obligan al pellejo á que haga lo mismo; asi se<br />

forman los brotes, y por un mecanismo semejante crecen<br />

y adquieren su total grandor y tamaño.<br />

Esta esplicacion es muy suficiente para la formación<br />

y acrecentamiento de la parte leñosa del brote; pero por<br />

lo respectivo á la de las hojas y flores que contiene, es<br />

un secreto de la naturaleza que se ha intentado muchas<br />

veces descubrir, pero las soluciones que se han dado, es­<br />

tán tal vez muy distantes de la verdad.<br />

Es preciso distinguir un segundo orden de brotes, y<br />

llamar/a/.ro-¿Voíe al que no sale directamente del botón,<br />

sino de la corteza : éste es siempre débil, poroso, y no es­<br />

tá bien elavorado; asi, pues, es necesario cortarlo en Ja<br />

taba ó en la poda , á menos que la necesidad obligue á<br />

conservarlo para llenar los vacíos.<br />

Para la mas fácil intelijencia, y tener ideas mas claras,<br />

la palabra brote va por lo regular acompañada de un epí­<br />

teto que designa la situación que tiene en las ramas. Asi<br />

se llama brote vertical ó brote directo, cuando está per-


57<br />

pendicular en la rama : esta especie de brote es el que<br />

llaman tragón , chupón, mamón, el que abserve una<br />

cantidad tan grande de jugo ó savia, que empobrece y<br />

estenúa las otras ramas. Conviene quitar absolutamente<br />

estos brotes, y es rarísimo el caso en que se debe hacer<br />

lo contrario. Los brotes laterales son los que crecen de<br />

derecha á izquierda, ó al contrario, y estos deben conser­<br />

varse. Hay también brotes anteriores y posteriores á las<br />

ramas, unos y otros deben quitarse.<br />

Para quitar confusiones, es preciso tener presente que<br />

el tallo tierno que sale del bolón se llama brote ; que si<br />

sale debajo del tallo, se llama renuevo, y plantón ó plan-<br />

la arraigada si sale de las raices.<br />

Llámase también brote el conjunto de cogollos ó bro­<br />

tes que el árbol arroja en un año; y asi se dice brote de<br />

uno ó dos años, etc., y brotar el acto de arrojar los ár­<br />

boles nuevas hojas ó flores.<br />

La palabra abotonar no s e debe confundir con la de<br />

brotar. Un árbol abotona cuando la savia, escitada por el<br />

calor del sol de la primavera, comienza á subir; entonces<br />

hace hinchar el jérmen contenido en el bolón: las esca­<br />

mas que le cubren se ensanchan y separan unas de otras;<br />

el botón se abre, está pronto á romper, y luego que pre­<br />

senta su verdura y sale, toma el nombre de brote, que s e<br />

llama rama á los dos años.<br />

Renuevo ó vastago e s un brote que arrojan los árbo­<br />

les ó ramas que se han desmochado, talado ó podado. Al<br />

renovarse la savia echa por todas partes el árbol ó rama<br />

desmochada, talada ó podada, cada uno según su espe­<br />

c i e , yemas que producen brotes; y aunque estas yemas


50<br />

son ordinariamente demasiadas, no se deben quitar ni po­<br />

dar las supernumerarias, basta que todas adquieran soli­<br />

dez. Entonces se comienza quitando algunas, porque fa­<br />

cilitan la subida de la savia ó jugo ; pues si de pronto no<br />

se dejasen mas que dos ó tres, no hallaría la savia bas­<br />

tantes vasos aspirantes, y sobre todo vasos escretorios, y<br />

la operación echa de un golpe, dañaría á las yemas que se<br />

quisiesen conservar; se debe, pues, hacer la supresión<br />

gradualmente y en diferentes épocas del verano. En fin,<br />

cuando la savia afluye visiblemente á los brotes necesa­<br />

rios, se suprimen todos los demás. Una de las razones que<br />

se oponen á quitarlos todos ó cuasi lodos de pronto, es<br />

que como estos brotes nuevos son todavía muy liemos,<br />

cualquiera ráfaga de viento los rompe contra el tronco ; y<br />

entonces no queda apenas esperanza, y es menester que<br />

trabaje el árbol en producir nuevos brotes. En la poda de<br />

invierno conviene rebajar estos brotes á dos yemas , las<br />

cuales darán al año siguiente dos brotes muy vigorosos<br />

que formarán la copa del árbol.<br />

Los olivos reverdecen algunas veces, queremos decir<br />

que se ponen verdes segunda vez. En ciertas circunstan­<br />

cias arrojan los árboles nuevas hojas ó nuevas flores, y es<br />

señal que padecen; por ejemplo, si una sequía fuerte;<br />

larga y aumentada por el calor, disipa la humedad ó im­<br />

pide en gran parte á la savia que suba de las raices á las<br />

ramas , es claro que esta poca savia ó jugo no podrá man­<br />

tener la sinovia de las articulaciones, formada en la re­<br />

unión del peciolo con la rama. Desecada esta sinovia, los<br />

encajes de esta articulación se desecan y ocupan menos<br />

espacio; entonces salen de caja y se cae la hoja. En é.


59<br />

caso supuesto, es evidente que la humedad que las hojas<br />

absorven de la atmósfera es una pequeña cantidad, y no<br />

bastando á alimentarlas sin el socorro de la savia, se caen<br />

por necesidad. El botón, que siempre está colocado en la<br />

base del peciolo, y á quien alimentaba la hoja , perece si<br />

la sequía sobreviene en la primavera; pero si la falta de<br />

agua ha sido tardía, se desarrolla el botón á la primera<br />

lluvia. Este no debia naturalmente echar hojas ni flores<br />

hasta el otro año; pero en el presente caso se abre, por­<br />

que la ha reanimado la savia ó jugo, y ésta obra como al<br />

principio de la primavera en los brotes que están bastan­<br />

te formados ó adelantados para abrirse. Este modo de re­<br />

verdecer es impropio y violento, y daña mucho al árbol;<br />

porque una parte de sus bolones, destinados á brotar al<br />

año siguiente, anticipa la época de su desarrollo, y priva<br />

al árbol de sus recursos futuros. Los árboles y olivos vie­<br />

jos están mas espuestos que los otros á estos desarrollos<br />

forzados , porque sus canales saviosos están mucho mas<br />

obstruidos que en los otros nuevos , y la savia sube por<br />

ellos con menos actividad, en menos abundancia y mas<br />

refinada. En este caso los brotes se forman mas pronto, y<br />

son mas propios para producir hojas y flores : frecuente­<br />

mente se ven reverdecer y florecer los árboles después<br />

de granizadas.<br />

Las hojas alimentan aun por su base llamada axila,<br />

ademas del jérmen ó botón de madera, el jérmen del fru­<br />

to: estos botones son, pues, durante dos años, alimenta­<br />

dos por la nodriza, si puedo esplicarme asi; y no son<br />

destetados hasta el segundo, es decir, que no se abren has­<br />

ta esta época: de lo cual es necesario concluir y obser-


40<br />

var que la flor no se abre nunca en una ramilla del mis­<br />

mo año , sino en la del año precedente. No me atrevo<br />

asegurar que esta ley de vejetacion , tan constante en<br />

nuestras provincias , lo sea también en otras partes : en<br />

Lima, por ejemplo, porque acaso dependerá, con relación<br />

al olivo, del poco calor que esperimenta en nuestros pai-<br />

ses. Creo haber observado, que si suceden dos años frios,<br />

siempre relativamente á este árbol, el número de hojas<br />

es mucho mayor, y el desarrollo de los jérmenes mas<br />

imperfecto.<br />

La pronta aparición de las flores no desenvueltas aun,<br />

sino encerradas en sus cálices, confirmaria lo cjue acabo<br />

de indicar, puesto que no hay árbol alguno cuya flor<br />

tarde tanto en abrirse. En todo el mes de Abril comien­<br />

zan á mostrarse los racimos de flores, y el árbol no está<br />

enteramente florido hasta Junio. En 20 de Mayo próxi­<br />

mamente comienza á limpiar el olivo, es decir, á cuajar<br />

el fruto. Se dice entonces que está en cierne, según el<br />

clima , esceptuaudo un pequeño número de variedades<br />

mas tempranas , en las cuales acaso también el clima tie­<br />

ne parte.<br />

Raras veces deja el olivo cargarse de flores; pero el<br />

momento de abrirse éstas, y el tiempo de su duración, son<br />

épocas rigurosas, que causan una viva inquietud al cultiva­<br />

dor , porque la cosecha depende de que cuajen bien es­<br />

tas flores. Si sobreviene una lluvia ó un viento frió, la flor<br />

se pasa sin cuajar; y si duran las nieblas hasta fines de<br />

Junio, se pierde toda ó casi toda la cosecha; porque la<br />

flor y el fruto se caen, y solo quedan en el árbol los fru­<br />

tos de los botones tardíos , que no se habían abierto aun.


41<br />

Eslas nieblas son por desgracia muy comunes en los va­<br />

lles, á orillas de los rios, y en los parajes pantanosos. Acae­<br />

cen siempre cuando hay dos vientos opuestos en la at­<br />

mósfera, y sobre todo cuando quieren reinar vientos del<br />

sur ; porque entonces los vacíos son muy abundantes y<br />

muy fuerte la humedad; y el sol, que sobreviene con<br />

fuerza, los convierte enteramente en niebla, y los disipa<br />

al fin.<br />

Mientras dura el verano, la sequedad y las ventiscas<br />

fuertes hacen caer muchas aceitunas todavía verdes; pe­<br />

ro si la florescencia ha sido buena , será poco notable es­<br />

ta falta ó pérdida, porque los olivos quedarán siempre<br />

cargados de aceitunas. No hay cosecha mas espuesta que<br />

la de las aceitunas, porque el olivo teme los rigores de<br />

los frios del invierno, y se resiente de ellos casi hasta el<br />

tercer año: la buena florescencia es muy incierta, y la<br />

conservación del fruto cuajado no es muy segura. No in­<br />

cluyo en esto el mal que ademas hacen los insectos.<br />

También los olivos con las aguas tempranas de San<br />

Miguel se otoñan, toman vigor, y su aceituna se asegu­<br />

ra mas en ellos, engordan y abundan mas en jugos acei­<br />

tosos; y la bellota que no está otoñada, se queda mez­<br />

quina , se vuelve melosa , se cae una gran parte de ella,<br />

y la que queda hace muy poco provecho á los cerdos.<br />

La traspiración de las plantas es la tínica secreción<br />

por la cual arrojan fuera de sí los vejétales las materias<br />

impuras 6 groseras, acarreadas por el torrente de la sa­<br />

via ó jugo vejetal en sus diferentes canales. Esta tras­<br />

piración es diezisiete veces mayor en las plantas que en<br />

el hombre y en los animales; porque unos y otros tienen


42<br />

otras secreciones que los embarazan de las sustancias es­<br />

trañas á su alimento, y que no han podido apropiarse por<br />

medio de la dijestion. La fuerza y cantidad de materias<br />

traspirables que hay r que espeler, es siempre proporcio­<br />

nada á la mayor ó menor superficie de las ramas y de<br />

sus ramitas, pero sobre todo de las hojas. En el térmi­<br />

no de veinticuatro horas entra y sale cliezisiete veces<br />

mas alimento, á proporción de las masas ; por ejemplo,<br />

en un tornasol, que en las venas del hombre. »¿No se<br />

podría, dice el célebre Halles en su Estadística de los<br />

vejetales, atribuir la necesidad de una cantidad tan gran­<br />

de de nutrimento á su calidad?" Porque según todas las<br />

apariencias, cuando la raiz de la planta le toma,no está<br />

tan cargada de partes nutritivas como el quilo cuando<br />

entra en las venas lácteas de los animales. Se necesita,<br />

pues , para nutrir suficientemente la planta una cantidad<br />

mayor de fluido; abundancia que sirve ademas para ace­<br />

lerar el movimiento de la savia, sin lo cual seria muj<br />

lento, porque las plantas no tienen un corazón como los:<br />

animales para aumentar la celeridad; y no teniéndola<br />

savia probablemente mas que un movimiento progresivo,<br />

no circula como la sangre en los animales.<br />

Supuesto que la planta ó los árboles necesitan para<br />

estar sanos de una traspiración tan abundante , es pro­<br />

bable que muchas de sus enfermedades provengan de que<br />

esta traspiración se encuentra algunas veces interri№;<br />

pida por la intemperie del aire. La traspiración en el<br />

hombre se halla interrumpida muchas veces , hasta cau­<br />

sar accidentes funestos, no solo por la intemperie del<br />

aire, sino también por la intemperancia , los calores gran­


45<br />

des y los frios escesivos ; pero solo la intemperie del frío<br />

puede detener la traspiración de la planta; á menos<br />

que el suelo en que vejeta carezca de jugos propios y<br />

convenientes á ella , y no le suministre bastante alimen­<br />

to , pues en este caso se disminuye su traspiración.<br />

El Doctor Keill observó en sí'mismo que la diferen­<br />

cia entre la mayor y menor traspiración era desde libra<br />

y media á tres libras. Yo he hecho la misma esperiencia,<br />

dice Halles, en un tornasol, y he encontrado que cuan­<br />

do estaba lozano, y su traspiración era desde dieziseis on­<br />

zas hasta veintiocho en doce horas de dia. Cuanto mas<br />

se regaba, traspiraba con mas abundancia en iguales cir­<br />

cunstancias, y cuanta mas falta de agua tenia, menos tras­<br />

piraba. La supresión repentina de esta traspiración es la<br />

causa de la desecación casi momentánea de los vejetales,<br />

ocasionada por una insolación, ó por el calor escesivo de<br />

los rayos del sol en el verano; pero es necesario tener<br />

presente , que este fenómeno solo se verifica cuando la<br />

tierra está seca, y por consiguiente no puede suministrar<br />

á la planta una humedad capaz de resistir á la fuerza de<br />

la insolación ó recalmón. Lo mismo debe suceder, poco<br />

mas ó menos, aunque por diferente motivo, cuando las<br />

heladas de la primavera destruyen en algunas horas las<br />

hojas y los tallos todavía tiernos, desecándolos y redu­<br />

ciéndolos á polvo. Estas heladas no producirán ningún<br />

efecto , si el sol no saliese antes de derretirse el hielo<br />

y desaparecer el frió.<br />

Aunque la traspiración jeneral se ejecuta por el mis­<br />

mo mecanismo y siguiendo la misma ley, sin embargo,<br />

las raices, el tronco, las ramas, las hojas, las flores y


44<br />

los frutos, tienen modos particulares de traspirar, que li­<br />

sonjean agradablemente nuestros sentidos , y se deben<br />

á la traspiración; pero esta secreción, por ejemplo, el<br />

azahar 6 flor del naranjo, no ofrece el mismo olor en<br />

la de su hoja ó de su fruto: ¿cuantas plantas tienen una<br />

flor, cuyo aroma encanta , mientras que la traspiración<br />

de la raiz exbala un olor cadavérico? El arbusto de la<br />

casia, tan estimado en nuestras provincias del medio­<br />

día, prueba lo que digo: seria fácil poner muchos ejem­<br />

plos de ello. Todas las plantas que están adormecidas<br />

por el dia, como el dondiego de noche, la jalapa, etc.,<br />

traspiran por entonces, y al contrario las otras plantas. La<br />

época de la mayor secreción de las flores es por lo je-<br />

ncral al salir y al ponerse el sol.<br />

Cada jénero de vejetales y cada una de sus partes<br />

tiene su ley de secreción particular para su mas fácil<br />

vejetacion : es muy abundante en el que crece con pron­<br />

titud y rapidez, en el que está muy cargado de hojas, y<br />

en el que suple el volumen con su número: las plantas,<br />

árboles y arbustos siempre verdes, transpiran infinitamen­<br />

te menos que las otras. El ojo cuidadoso del labrador<br />

distingue al instante que ve las hojas , si el curso de la<br />

naturaleza se halla simplemente suspendido ó trastornado,<br />

Se puede asegurar sin miedo, que la traspiración es<br />

mucho mas importante para los vejetales que para los<br />

animales , puesto que no tienen más que esta sola y riuica<br />

vía por donde espeler lo supérfluo de una savia crir<br />

da é indijesta.<br />

Las raices de las plantas y árboles chupan para su ce­<br />

je tacion también los fluidos de la tierra, y las hojas dii'


45<br />

rante la noche chupan por su envés 6 faz inferior el aire<br />

atmosférico y la humedad que este contiene. Los esperi-<br />

mentos mas decisivos han comprobado esta aserción.<br />

La acción de chupar los jugos de la tierra se supone<br />

que está en las raices de árboles y plantas; y que asi co­<br />

mo el niño no mama sino para hacer pasar la leche á su<br />

estómago y alimentarse, del mismo modo las raices no<br />

chupan el jugo de la tierra sino para trasmitir al tronco,<br />

que es el depósito común, desde donde se reparte á todo el<br />

árbol.<br />

Estas son verdades incontestables, capaces de hacer la<br />

mayor impresión en los que faltos de luces cortan estos<br />

chupones, y principalmente las raices centrales de los ár­<br />

boles, y lo que es peor, que enseñan y prescriben el modo<br />

de hacerlo. Las raices no solamente chupan y atraen los<br />

jugos de la tierra que estén inmediatos á ellas, sino tam­<br />

bién los que están distantes, con proporción á la facultad<br />

que tiene cada una de ellas de chuparlos y atraerlos. Es un<br />

hecho cierto que las raices no chupan, trabajan, ni atraen<br />

la savia ó jugo veje tal , sino en razón de su es tension y ca­<br />

pacidad.<br />

A medida que los chupones de las raices de los árbo­<br />

les y de cualesquiera plantas estraen los jugos de la tier­<br />

ra, se hace en sus inmediaciones, de distancia en distan­<br />

cia, una remesa sucesiva de jugos nuevos, para que la s a ­<br />

via no se agote. Guando se cortan estos chupones de las<br />

raices de las plantas, que son el principio y los ajenies de<br />

la vejetacion, los proveedores y las nodrizas de los árbo­<br />

les y plantas, no se hace, pues, otra cosa que alterar y<br />

destruir la organización, y turbar y desarreglar su mecanis-


46<br />

me-. Por lo que, uo es nada favorable las cavas profundas<br />

que se-hacen en los olivares en que siembran plantas de<br />

verano, cortando en esta operación muchas raices.<br />

Cuando se planta un árbol, v. gr., un olivo, donde y<br />

en el sitio que ha estado otro, sea vivo ó muerto, se cui­<br />

dará escrupulosamente de mudar la tierra. Si plantan un<br />

nuevo árbol en la misma hoya donde habia estado otro<br />

que alli murió, sin haber mudado la tierra, perece á causa<br />

de una impresión y de un olor de muerte que ha dejado<br />

en la hoya su predecesor.<br />

La otra verdad, á saber, que destruyendo de intento<br />

algunos chupones de las raices para que salgan otros, le­<br />

jos de fomentar la vejetacion, se debilita, y merece la aten­<br />

ción de un hombre de jenio. La multitud de raices pe­<br />

queñas, y sobre todo las que salen contra el o r d e n de la<br />

naturaleza, no es la que principalmente coopera á la ve­<br />

jetacion, sino su volumen, su lonjitudj su fuerza y su<br />

diámetro. Esta proporción jeneral es verdadera; guarda<br />

proporción en todas suertes de plantas. Si los que se han<br />

declarado contra las raices con tal fin y fundamento, hu­<br />

biesen examinado y seguido las operaciones de la natura­<br />

leza, sabrian que una sola raiz fuerte atrae mas savia, y<br />

trabaja mejor que cien raices fibrosas y un millar de ca­<br />

pilares. Entre los infinitos ejemplos de esta verdad se pue­<br />

de poner el de los árboles frutales injertados en patrones<br />

silvestres. La mayor parte de estos no tienen mas raices<br />

que la central, en forma de un cayado largo, y sin em­<br />

bargo no hay árboles que abunden mas en savia ó jugo.<br />

Los árboles silvestres ó bordes y abandonados no<br />

echan chupones después de su primera vejetacion, por-


47<br />

que las raices son proporcionadas á los troncos y á las ra­<br />

mas; porque la fuerza de éstas guarda un perfecto equili­<br />

brio , y porque son árboles que vejetan naturalmente.<br />

Por el contrario, los árboles cultivados, forzados á<br />

guardar cierta forma, y acostumbrados á la poda, derrota­<br />

dos y violentados las tres cuartas partes del tiempo , pro­<br />

ducen muchos chupones, porque la naturaleza procura<br />

recobrar sus derechos, y el árbol ú olivo quiere llegar<br />

á su altura natural. Estos chupones tan terribles en ma­<br />

nos ignorantes y rutineras , y tan funestos á los árboles<br />

puestos en espino ó en copa, son no obstante los mas<br />

apreciables y seguros recursos de la naturaleza, y de los<br />

que un podador esperto é intelijente saca infinitas ven­<br />

tajas.<br />

Aspiración es la acción por la cual el vejetal chupa,<br />

asi como el animal, el aire que le rodea, y que debe de<br />

servir á su alimento ó al mecanismo de su respiración:<br />

la aspiración se distingue de la succión : por ésta las<br />

plantas atraen y absorven los fluidos, como el agua, la<br />

savia, el rocío, etc., siendo la única materia de su as­<br />

piración.<br />

Todas las partes de las plantas tienen la propiedad<br />

de aspirar el aire en que viven, siendo en una cantidad<br />

tan prodijiosa la que absorven las hojas en el espacio de­<br />

terminado de tiempo. La corteza y las raices, especial­<br />

mente las pequeñas, como las barbillas , tienen una in­<br />

finidad de bocas, de las cuales unas aspiran, y otras es­<br />

piran el aire. Es muy probable que estas aberturas no<br />

sean las mismas por donde penetran en lo interior del<br />

vejetal las otras sustancias nutritivas : por lo menos ve-


48<br />

mos y conocemos en la planta los vasos destinados para<br />

el aire ser distintos de los vasos para los fluidos, que no<br />

tienen los mismos orificios unos de otros ; pero, aunque<br />

imperceptibles , no por eso dajan de existir.<br />

Ignoramos aun cual es el principio de esta propiedad<br />

vejetal, y el jugo y los resortes que la planta pone en<br />

movimiento para aspirar una cantidad de aire: la anato­<br />

mía de los vejetales está muy poco adelantada, y nuestros<br />

conocimientos son aun muy limitados en esta parte para<br />

lisonjearnos de esplicar con exactitud.<br />

También parece aun indecisa la cuestión sobre si tie­<br />

nen ó no vasos las plantas, y si estos son semejantes ó pa­<br />

recidos á los de los animales para la secreción de los hu­<br />

mores y circulación de la sangre : á pesar de esto, hay<br />

tanta analojía entre la existencia del hombre, del animal<br />

y del vejetal, que es como imposible no admitir tales<br />

vasos. La circulación de la sangre está demostrada en el<br />

animal, y aunque la savia no circula en el vejetal como<br />

la sangre en el animal , porque durante el dia la savia<br />

sube desde las raices á la cima del árbol y estremidad<br />

de cada tallo y de cada ramilla por un movimiento as-<br />

cendente, y baja desde la cima y punta de las ramas del<br />

árbol á las raices durante la noche por otro descendente,<br />

y que, al fin, durante esta marcha continua, la savia se<br />

perfecciona, purifica y refina por medio de secreciones<br />

abundantes. Por tanto debernos hasta el dia contentarnos<br />

con analojías para poder esplicar los fenómenos de la<br />

naturaleza; aunque Duhamel concluye en sus raciocinios,<br />

que hay en las plantas vasos verdaderos ú órganos que<br />

hacen sus veces.


-49<br />

Los vasos linfáticos, los vasos propios y las tráqueas<br />

ó vasos espirales se eslienclen por la anchura del tronco<br />

de los árboles, y la medula reunida en el centro, arrojan<br />

producción, que en algún modo van á abrirse en la corte­<br />

za : asi el enlace de los vasos lonjitudinales con las pro­<br />

ducciones medulares forman la sustancia de la madera y<br />

de la corteza / y todo seria un esqueleto si los vasos no<br />

tuviesen líquidos para darlos vida. El tejido celular no<br />

compone vasos, pero hace sus funciones. Siendo lo cierto<br />

que se hallan en los árboles: i.° vasos linfáticos llenos de<br />

un líquido ó linfa trasparente y acuosa : 2.° vasos propios<br />

ó particulares que contienen los líquidos que son parti­<br />

culares á cada árbolj y por último, vasos espirales ó trá­<br />

queas destinados esencialmente para contener aire solo.<br />

De la linfa : la linfa que puede sacarse de muchas<br />

especies de árboles , como de la vid, del arce, del abe­<br />

dul y el nogal, cuando están en plena savia, parece que<br />

se diferencia poco del agua mas pura. Como quiera que<br />

sea , los árboles de diferentes especies ó jéneros dan su<br />

linfa con unas circunstancias que son particulares á cada<br />

uno, y árboles que no dan ninguna ó cuasi ninguna.<br />

Del jugo propio : este líquido es blanco y lechoso en<br />

la higuera y en los titímalos; gomo en los árboles de<br />

cuesco; resinoso en los que dan pinas; encarnado en al­<br />

gunas plantas ; y asi varía al infinito en los árboles de di­<br />

ferentes especies: en este jugo propio de cada planta es<br />

acaso donde reside principalmente el sabor y las propie­<br />

dades particulares á cada especie. Este es el dictamen de<br />

Greu comprobado con muchos hechos. En jcneral se ad­<br />

vierten mas virtudes en los jugos contenidos cu la corteza<br />

11


m<br />

que en las maderas, porque los vasos propios de la cor­<br />

teza son mayores que los de la madera.<br />

Cuando los líquidos propios de las plantas se estrava-<br />

san, no producen ni corteza ni madera, sino que forman<br />

un depósito que no es natural, un conjunto de goma ó<br />

resina ú otros jugos espesos. Lo mismo sucede, poco mas<br />

ó menos, cuando la sangre sale de los vasos que la con­<br />

tienen; porque entonces no forma carne ni huesos, sino<br />

depósitos ó tumores.<br />

La analojía que hay entre animales y vejetales me<br />

convida á hacer observar aqui, que la erupción del jugo<br />

propio en los vasos linfáticos ó en el tejido celular, ocasio­<br />

na en las plantas enfermedades que pueden compararse<br />

con las inflamaciones que sobrevienen á los animales. Se<br />

sabe que en ellos no es mas que una erupción de la san­<br />

gre en los vasos linfáticos. Los árboles de cuesco presen­<br />

tan varios ejemplos de inflamaciones vejetales, porque<br />

cuando el jugo propio, que en los árboles es gomoso, se<br />

ha estendido abundantemente en los vasos linfáticos ó<br />

por el tejido celular, la rama atacada perece ordinaria­<br />

mente , á menos de estraer con la podadera el paraje en<br />

que se ha hecho la efusión.<br />

El jugo propio que se saca de los árboles resinosos se<br />

derrama en ciertas circunstancias que son eslrañas á la<br />

efusión de la linfa; porque i.° para procurar este derra­<br />

me se encenta la corteza y la madera: 2.° se observa que<br />

el jugo se desprende con mayor abundancia en tiempos<br />

de calores grandes, que cuando el aire está fresco, y que<br />

este jugo cesa enteramente cuando hace frió: 3.° se ob­<br />

serva que resuda de toda la estension de la herida; pero


SI<br />

principalmente de entre la madera y la corteza, aunque<br />

no sea en este paraje donde se notan los mayores vasos<br />

propios: 4--° s e observa que sale mas jugo propio de la<br />

parte superior de la herida que de la inferior, de manera<br />

que parece que el jugo propio mas bien desciende de las<br />

ramas, que sube de las raices á ellas.<br />

En el corte de una rama nueva se ve el jugo propio<br />

salir de los vasos , con la particularidad que parece que<br />

se filtra con mas abundancia del corte que pertenece á<br />

las ramas, que del que corresponde al tronco.<br />

Está, pues, demostrado por las observaciones de Du­<br />

hamel y por los esperimentos de los mas sabios naturalis­<br />

tas , y por lo que el observador puede examinar por sí,<br />

que en realidad existen diferentes jugos en las plantas, y<br />

que su conjunto forma lo que llamamos savia; pero no<br />

está demostrado por qué especie de vasos pasa y se mo­<br />

difica esta savia de un modo tan admirable en la pulpa de<br />

la aceituna y demás frutos , en la madera de los cuescos<br />

J las almendras, etc., ni cuales son los vasos que ofrecen<br />

el olor exaltado del jacinto, siendo asi que sus hojas y<br />

cebollas lo tienen meramente herbáseo.<br />

La savia, suco ó fugo es un humor ascendente mien­<br />

tras dura el dia, y descendente de noche, que suminis­<br />

tra alimento á todas las partes de las yerbas, de los ar­<br />

bustos y de los árboles.<br />

La savia se compone de dos sustancias distintas ; la<br />

primera es humor linfático, análogo á la linfa de los ani­<br />

males. Tales son las lágrimas de la vid , que ofrecen el<br />

ejemplo de una savia imperfecta, y tan fluida, que se cor­<br />

re fuera del vejetal; pero á medida que este humor se


52<br />

carga de principios, se pone mas compacto, y forma el<br />

segundo humor ó jugo propio, que es en las plantas lo<br />

que la sangre en los hombres y animales. Si rompemos<br />

una rama ó tallo de leche-trezna, su jugo es blanco; en<br />

la remolacha es encarnado; en celidonia es amarillo; en<br />

el guindo y albaricoque gomoso; en los pinos y abetos<br />

resinoso , y gomoso-resinoso en el cáñamo.<br />

Se ha escrito mucho sobre la marcha y progresión de<br />

la savia, pero no se ha procurado conocer cómo se reú­<br />

nen los principios, ni cómo se combinan y se apropian<br />

de tal. manera á tal ó tal ve je tal, que son la causa de su<br />

prosperidad ó de su muerte.<br />

Procuremos dar este paso , examinando el modo de<br />

concurrir la savia á formar el esqueleto ó armazón de los<br />

vejetales; en fin, espongamos unas ideas, nuevas acaso,<br />

sobre las causas mecánicas de las savias de primavera y<br />

A g o s t o .<br />

Por medio de análisis química se estrae de todos los<br />

vejetales aire , va sea atmosférico , ya fijo ó inflamable;<br />

una sal cualquiera, aceite craso; de algunos aceite esen­<br />

cial; y en fin, la parte terrea que ha servido para for­<br />

mar la armazón de la planta. Todos estos principios es­<br />

tán en los vejetales; pero para estraerlos es menester que<br />

la savia se los haya apropiado antes que hayan sido ela-<br />

vorados por su movimiento ascendente y descendente;<br />

y en fin, perfeccionados por las secreciones; y estas se­<br />

creciones no se han podido verificar de otra manera que<br />

por la traspiración.<br />

La naturaleza es sencilla en su marcha , y lo mismo<br />

en los medios que emplea; las complicaciones los desor-


S5<br />

denan. Busquemos, pues, cuáles son los principios de la<br />

savia, y como se los apropian las plantas para formaran<br />

esqueleto ó armazón, sea para contraer el sabor y el olor<br />

que les es propio. La análisis química, hemos dicho ya,<br />

manifiesta en las plantas, tierra, agua, aceite, aire y<br />

una sal cualquiera.<br />

Todas estas sustancias en apariencia y separademenle<br />

inmiscibles entre sí, han sido acarreadas y depuestas en<br />

las plantas por la savia, y son el resultado de todas las<br />

mezclas.<br />

i.° Solo la tierra caliza es soluble en el agua; Juego<br />

es la única que puede tener ó ser parte integrante de la<br />

savia. Es necesario no confundir la disolución con Ja es-<br />

estension ó suspensión de una materia en el agua. Si, por<br />

ejemplo, se toma cinabrio ú otra sustancia terrea de di­<br />

verso color, y se ajita en agua , el agua se teñirá • pero<br />

al cabo de algunas horas de reposo, se precipitará el ci­<br />

nabrio al hondón del vaso, y el agua quedará clara, aun­<br />

que un poco amarillenta. Esta agua amarillenta ha clisuel-<br />

to verdaderamente una porción de la parte salina del ci­<br />

nabrio, pero la materia roja no hizo mas que estenderse;<br />

pero si se añade goma al agua, quedará en suspensión la<br />

parle colorante. Es esencial tener presente estas distin­<br />

ciones para conocer el mecanismo formador de la savia.<br />

La estension y suspensión son diferentes de la solución.<br />

Tómese azúcar, y echándole en un vaso lleno de agua, se<br />

deshará poco á poco en el hondón, y algunos dias después,<br />

especialmente si hace calor, se encontrará que el líquido<br />

de la superficie está tan dulce como el del fondo: he aqui<br />

una verdadera disolución. Lo que se dice del azúcar se


54<br />

aplica igualmente á las sales acidas, alcalinas y neutras<br />

en mayor ó menor proporción. Volvamos á los princi­<br />

pios.<br />

He dicho que la tierra caliza ó alcalina , la que hace<br />

efervescencia con los ácidos, como por ejemplo la cal, la<br />

creta, Ja marga, etc., era la única que entraba en la com­<br />

posición del esqueleto de las plantas; por lo menos hasta<br />

el dia no ha demostrado otra la análisis. Esta tierra se<br />

compone únicamente de despojos animales y vejetales;<br />

es la verdadera vejetal , un verdadero humus, Ja tierra<br />

soluble por escelencia: diariamente se aumentarla su ma­<br />

sa sino la disolviesen las aguas , y las arrastrasen después<br />

con mas facilidad que las tierras vitrificables. Esta tierra<br />

no está sin mezcla, ni la cal, que es tierra caliza por es­<br />

celencia, tampoco está pura, sino que se encuentra siempre<br />

mezclada con otras especies de tierra , precisamente por­<br />

que siendo, como lo es, soluble, sus moléculas están mas<br />

diseminadas en las otras tierras , según el modo con que<br />

se formó el depósito. No hay mas que una tierra soluble<br />

que es la caliza: todas las demás tierras concurren á la<br />

vejetacion, no esencial, sino directamente. Son tierras ma­<br />

trices que obran en cierto modo como el agua engomada<br />

sobre el cinabrio. Sirven de puntos de apoyo á las raices,<br />

y semejantes á una esponja , retienen el agua necesaria á<br />

las disoluciones, y de aqui á la vejetacion de las plantas<br />

v árboles. La arcilla retiene demasiada agua, y la arena<br />

pura la deja filtrar demasiado y evaporarse : asi que, la<br />

tierra buena es la que retiene una cantidad de agua pro­<br />

porcionada á las necesidades de la planta, y la que con­<br />

tiene mas tierra soluble para alimentarla. Esta tierra es


So<br />

soluble, porque es por sí misma una sal terrea alcalina,<br />

y de todas las sales conocidas ninguna se disuelve con<br />

mas facilidad. Es preciso distinguir dos cosas en esta tier­<br />

ra, su parte salina y su parte terrea, suministradas por<br />

la antigua descomposición de animales y vejetales : la na­<br />

turaleza por medio de su destrucción rejenera continua­<br />

mente la reproducción de esta tierra por eseelencia; y<br />

solo nuestro descuido puede ser causa de que la raiz ma­<br />

triz quede privada de la tierra soluble que contiene. La<br />

parte terrea se compone de moléculas reducidas á una pe­<br />

quenez inconcebible; y no puede ser de otra manera, por­<br />

que ya lian servido mil veces para la organización de los<br />

individuos que han tenido vida. No sucede lo mismo con<br />

las tierras matrices : como no se descomponen pues,<br />

cuando mas alguna causa secundaria las mezcla con la<br />

tierra soluble , permanecen siempre según son en cuanto<br />

á sus principios.<br />

De lo que acabamos de esponer es fácil concebir có­<br />

mo nuestro primer principio terreo, salino, soluble en el<br />

agua, y susceptible de la mayor división y atenuación,<br />

puede disolverse en el agua, y formar en ella un todo<br />

homojéneo por la disolución; en fin, cómo este principio<br />

puede ser conducido por la savia, y servir para esqueleto<br />

de las plantas.<br />

2.° Del agua: no se debe considerar el agua que la<br />

tierra ha embebido como agua pura, semejante á la de<br />

las lluvias del invierno; pues aunque sea asi al caer, deja<br />

de serlo inmediatamente, disolviendo las sales encerradas<br />

en la tierra, y el humus ó tierra vejetal al mismo tiem-


S6<br />

po. Hela aquí ya agua compuesta, mas ó menos saturada<br />

de cuerpos estraños, tórreos y salinos; pero teniendo mas<br />

que una parte de materiales de savia.<br />

5.° Del aceite : no voy á hablar de todas las especies<br />

de aceite que suministran las plantas. Bajo la denomina­<br />

ción de aceite entiendo la descomposición de todas las<br />

sustancias crasas, etc., que sirvieron para las desorganiza­<br />

ciones anteriores á los animales y de los vejetales, y que<br />

por la putrefacción y descomposición están interpuestas<br />

entre las moléculas terreas. Nadie puede negar la existen­<br />

cia de los cuerpos crasos, los cuales, mediante las dife­<br />

rentes modificaciones que esperimentan en la tierra , ó<br />

sea en el trabajo de las plantas, se encuentran sucesiva­<br />

mente convertidos en aceite, en resina, cera y sebo, ta­<br />

les como se estraen de ciertas plantas,<br />

4-° Del aire: no se puede dudar que hay en la tier­<br />

ra aire, semejante al que llamamos atmosférico; pero es­<br />

te aire no es puro porque se halle combinado con otras<br />

especies de aires. Sus combinaciones se multiplican al<br />

paso que se pudren v descomponen los animales, cuyas<br />

sustancias no se pudren , sino porque se desprenden de<br />

su aire fijo ó aire de combinación: gas ácido carbónico:<br />

Las moléculas de la tierra se lo apropian y retienen; pe­<br />

ro como este aire es singularmente miscible y soluble en<br />

el agua, se une con ella y forma, sino la base de la savia,<br />

por lo menos uno de sus principios mas esenciales: en<br />

f i n , es miscible con todas las disoluciones, y muchas no<br />

se completan sino por él. La esperiencia ha probado que<br />

todas las plantas dan, analizándolas, aire fijo ó gas ácido


5*7<br />

carbónico; y si la análisis se hace por ebullición en agua,<br />

se encuentra aire atmosférico, aire ÍJjo, y frecuentemente<br />

hidrójeno, ó aire inflamable.<br />

5.° De ¿as sales: cada planta tiene su sal propia,<br />

combinada á su modo, y en mas ó menos cantidad, según<br />

su naturaleza. Esta sal es el residuo de la que encerraba<br />

la tierra, y también del trabajo de la elaboración que ha<br />

esperimcntado durante la vejetacion de la planta.<br />

Estos son los materiales que me ha sido necesario<br />

considerar cada uno de por sí, á fin de hacerme enten­<br />

der sobre el mecanismo de su combinación; y en fin, so­<br />

bre la formación de la savia.<br />

No me atreveré á asegurar que las dos savias, llama­<br />

das de primavera y ¿tgosto , tan exactas en las épocas<br />

indicadas, y casi análogas en sus efectos, se verifiquen<br />

uniformemente en los árboles de ambos hemisferios , por­<br />

que no lo he podido examinar; pero se hallan en el nor­<br />

te de Europa, donde los rigurosos frios duran nueve me­<br />

ses al año, como todos lo saben. Tampoco me atreveré á<br />

asegurar que estas dos savias se encuentran sin escep-<br />

cion en todas las especies de árboles y arbustos de Eu­<br />

ropa, porque seria menester muchos años de un examen<br />

riguroso para decidir estas dudas. Nos limitaremos, pues,<br />

á hablar en jeneral de los árboles de nuestros países, en<br />

los cuales, á pesar de semejantes dudas, me atrevo casi á<br />

asegurar que la naturaleza es única en su modo de obrar,<br />

y que se parece á nuestros ojos, que si se desvia de su<br />

marcha, es porque tomamos sus modificaciones por sus<br />

principios.<br />

El cli ma es un medio entre las provincias meridiona-<br />

12


58<br />

les de España con el de Castilla. Si la primavera ha sido<br />

seca, el brote de Agosto es escaso; pero como en los<br />

contornos de Valladolid y Palencia es muy raro que haya<br />

sequías, como el clima es muy templado y las lluvias<br />

muy frecuentes, se injerta muchas veces durante un mes<br />

entero ; y los brotes de Agosto suelen ser mas fuertes<br />

que los de primavera, porque están mas tiempo en ac­<br />

ción, á causa de un calor mas contenido y mas conve­<br />

niente. Seria fácil citar un número grande ele diferencias<br />

peemeñas, provenidas de circunstancias locales, pero que<br />

no destruyen la teoría jeneral.<br />

La savia es una en todas partes y en todos los árboles.<br />

Se vuelve una por la combinación de todos sus princi­<br />

pios, que tiene en disolución por un fluido acuoso, por<br />

el intermedio del aire fijo ó gas ácido carbónico.<br />

En la estremidad de cada raíz y de cada raicilla hay<br />

una levadura que apropia la savia á cada vejetal. Esta le­<br />

vadura es en su jénero análoga á nuestra saliva, ó á los<br />

jugos gástricos de la boca, que apropian los alimentos que<br />

comemos, y los preparan á esperimentar la dijestion cu<br />

el estómago.<br />

El aire fijo ó gas ácido carbónico , es el vínculo de<br />

todos los principios contenidos y combinados en la savia, J<br />

que consolidan, depositándose, la materia leñosa de losar-<br />

boles y plantas. Todo vejetal, todo animal que pierde su gas<br />

ácido carbónico, se descompone en sus parles, y se pudre,<br />

La primer saina de la primavera la chupan las rai­<br />

ces brotadas desde Agosto basta fines de otoño, y h<br />

savia de Agosto sirve para las nuevas raices nacidas J<br />

cuajadas desde la primavera hasta Agosto.


59<br />

La savia de Agosto es quien nutre, perfecciona j con­<br />

serva los botones del fruto de los árboles de cuesco, como<br />

el olivo, que deben abrirse en la primavera siguiente, y<br />

también los botones de frutos de los árboles de pepita;<br />

pero necesitan para ello mas tiempo.<br />

La savia del mes de Agosto que queda en el tronco y<br />

ramas de los árboles, etc., es quien proporciona el des­<br />

arrollo de los botones y de los brotes de los árboles cor­<br />

tados por el pie, y de los primeros brotes de las estacas,<br />

y aun de las primeras flores ya formadas en los botones,<br />

aunque estas flores no granan; y si un corlo número de<br />

ellas grana, es infecundo.<br />

Cualquier bazo que contiene, recibe y sirve de condu­<br />

cir la savia, es su canal. Se dice que el canal es directo,<br />

cuando la rama forma uno perpendicular con el tronco;<br />

entonces preciso es destruir absolutamente este canal, y<br />

hacer que todas las ramas describan línea oblicua sobre<br />

el tronco. Hecho esto , la savia no dirijirá con impetuo­<br />

sidad los renuevos á la cima de la rama, y de consiguiente<br />

trabajará en formar un árbol con fruto, y no un árbol loco.<br />

Cada rama en un árbol, una horca en cada encuentro; y<br />

cada una de estas prolongaciones destruye el canal del<br />

fruto directamente.<br />

Todo árbol ú olivo que brota con esceso, no suele dar<br />

fruto, y es menester domarle. Para domarle, lo primero<br />

que se ha de hacer es de que brote á su antojo : muchos<br />

ignoran el modo de hacerle dar fruto; y para correjirle y<br />

que dé fruto, y quitarle el vicio, es necesario inclinar y<br />

encorbarle las ramas viciosas, sin hacer caso de la mala<br />

figura que hará el árbol el primero y segundo año; y de


60<br />

esta manera se conseguirá correjir sin impetuosidad, que<br />

proviene solamente de la fuerza de vcjetacion.<br />

No solo las plantas parásitas, que viven á espensas de<br />

las que sirven de base para la vejetacion, se entienden<br />

por plantas veraces, como el muérdago ó marojo, los<br />

musgos, las cuscutas y los liqúenes, á cujas raices y ra­<br />

mas ,se estienden mucho, con respecto á la altura y grue­<br />

so de los tallos. Asi las gramas son unas plantas voraces<br />

comparadas con el trigo, alfalfa, trébol, etc.; el roble, el<br />

nogal y el olmo son también, como el pino, plantas vo­<br />

races, no solo con relación al trigo, etc., sino á la vid y<br />

al olivo , á las diferentes variedades de sauces, y jeneral-<br />

mente á todos los vejetales, cuya corpulencia natural es<br />

inferior á la de tales árboles; estos cubren á los pequeños<br />

con su sombra, y les privan de la influencia del aire y de<br />

la humedad necesaria para su acrecentamiento: ademas,<br />

las raices de los árboles grandes, fuertes y bastante mul­<br />

tiplicadas, aspiran con ansia los materiales de la savia que<br />

las rodean, y no dejan nada ó casi nada para las vecinas.<br />

Es falta de intelijencia el sembrar el campo ó plantar oli­<br />

vos á las inmediaciones de pinares, bosques , montes, y<br />

en jeneral en los alrededores de los vejetales que ocupan<br />

cierto tiempo aquel mismo terreno.<br />

Es un defecto no dejar de un olivo á otro, al tiempo<br />

de plantarlos, una distancia ó marca capaz de impedir que<br />

se dañen unos á otros con su sombra, etc., durante su ve­<br />

jetacion.


61<br />

CAPITULO IV.<br />

DE LA MULTIPLICACIÓN DEL OLIVO.<br />

Ajunque en España, por lo jencral, solamente se acos­<br />

tumbra á multiplicar el olivo por estacas de rama, ó por<br />

garrotes criados en almácigas; no obstante daremos noti­<br />

cia á los cosecheros de los medios que han usado, y aun<br />

usan, los de Francia para dicha multiplicación, redactán­<br />

dolos según el ilustre Rocier, por ser los mas luminosos<br />

que han salido á la luz pública.<br />

DIVISIÓN PRIMERA.<br />

Del suelo de la almáciga ó garrotal.<br />

Hay pocas posiciones que reúnan todas las ventajas que<br />

exije una buena almáciga ó garrotal. Si la prosperidad<br />

del olivo en los campos depende de la disposición de los<br />

abrigos, con mucho mas motivo será preciso preservar en<br />

las almácigas estas nuevas plantas de las intemperies ri­<br />

gurosas del frió. La almáciga ó garrotal exije un terreno<br />

también que no esté espuesto á ráfagas de viento, ni á una<br />

corriente muy rápida de aire, porque ademas de aumentar<br />

los vientos el frió, escitan una evaporación muy fuerte, é<br />

interrumpen con frecuencia la traspiración insensible del<br />

árbolj de lo cual nace un reflujo peligroso en la circula­<br />

ción de la savia, y sucede aveces que las ramas movidas<br />

por el viento comunican su ajitacion al tronco, y del tron­<br />

co á las raices, moviéndolas y dislocándolas.


62<br />

Admitiendo que haya un escelente abrigo, y que el<br />

garrotal no esté espueslo á los dientes dañinos de los cone­<br />

jos, lanares, cabríos, bueyes y caballerías, es preciso su­<br />

poner, aunque haya en las inmediaciones agua y facilidad<br />

de regar cuando sea necesario; porque si el agua está dis­<br />

tante, diferirá el labrador el riego de un dia para otro, ó<br />

no regará cuando sea necesario, si el amo no está presente.<br />

A la bondad del abrigo y á la facilidad del riego debe<br />

juntarse también la calidad del suelo. Si la tierra es fuer­<br />

te, compacta, tenaz, arcillosa, cretosa, etc., las plantas<br />

nuevas no prevalecerán. Una almáciga buena exije una ca­<br />

pa de tres ó cuatro pies por lo menos de profundidad de<br />

una tierra suave, lijera, sustanciosa , y un poco arenisca:<br />

es verdad que esta tierra necesita mas riegos que las pri­<br />

meras; pero las raices se estenderán mas en ellas, y sin<br />

trabajo se sumerjirán, y los brotes serán mas proporciona­<br />

dos á las raices. Por otra parte, un terreno semejante re­<br />

cibe la impresión del calor mejor que los otros : la frescu­<br />

ra que causan las lluvias, se disipa también con mas faci­<br />

lidad, y el agua se estanca menos.<br />

De lo que acabamos de decir resulta que la almáciga<br />

debe: i.° estar colocada contra un escelente abrigo: 2."<br />

resguardada y defendida de los dientes de los animales:<br />

3.° que debe haber en las inmediaciones agua suficiente;<br />

y 4>° en fin, que necesita una capa gruesa de tierra lijera,<br />

suave y sustanciosa.<br />

Se me objetará sin duda que el olivo criado en almáci­<br />

ga debe ser trasplantado algún dia en toda clase de terre-j<br />

nos, y que asi no conviene criarle con demasiada delica­<br />

deza. En efecto, asi es hasta cierto punto; pero conviene;


65<br />

observar que en la almáciga se planta un pedazo de rama,<br />

de tronco ó de raiz, y que estos trozos no pueden vejetar,<br />

crecer y formar árboles, sino echando raices; pues no tra­<br />

tamos aquí de criar olivos que provengan de plantas arrai­<br />

gadas y de cuescos que al nacer han recibido ya de la na­<br />

turaleza los medios de acrecentarse. Asi no he exijido" que<br />

la tierra sea abonada ni labrada muchas veces; pero he<br />

pedido que sea lijera, para facilitar el desarrollo y la es-<br />

tension de las raices, como cosa esencial, para que pue­<br />

dan hallar en este terreno un buen alimento. En una pa­<br />

labra, el término almáciga 6 garrotal no se debe tomar á<br />

la letra, puesto que mas bien es un conjunto de muchas<br />

estacas plantadas en un mismo terreno.<br />

Nuestro erudito español el P. Fr. Francisco de Baeza,<br />

de la cartuja de Sevilla, en su preciosa memoria acerca de<br />

los garrotales ó almácigas, da la preferencia á estos para<br />

la plantación de los olivos, desestimando las estacas de ra­<br />

mas comparativamente, y dice: »La esperiencia de mu­<br />

chos años de administrar olivares, he observado con mucho<br />

cuidado este útilísimo ramo de agricultura, y me ha dado<br />

á conocer que una de las causas porque los aceites se man­<br />

tienen cada vez mas subidos de precio, cuando de pocos<br />

años á esta parte es grandísimo el aumento que por todo<br />

el reino de España ha tomado el plantío de olivos, es la<br />

falta de garrotales ó almácigas, de donde sacar estacas<br />

para dichos plantíos, en lugar de las ramas que cortan á<br />

los olivos, con las que pensando aumentar el de los acei­<br />

tes, los aminoran."


64<br />

DIVISIÓN SEGUNDA.<br />

De la plantación por ramas y estacas.<br />

El olivo tiene la ventaja inapreciable de echar raices<br />

por todas partes, escepto por las hojas. Se podria decir<br />

que cada uno de los poros de su corteza puede producir un<br />

brote, si esta corteza está espuesla al aire, y una raiz si<br />

está enterrada. Ningún árbol tiene mas tendencia que és­<br />

te á brotar, pues parece que la naturaleza quiere indem­<br />

nizarle asi de su lenta producción por siembra. Tal se es-<br />

plica Rocier. Y nuestro D. Alonso de Herrera dice : »Las<br />

olivas son tan vivas en prender y nacer, y mas que otros<br />

árboles, y nascen de cuantas maneras dije que podia nas-<br />

cer un árbol en las reglas jenerales, que nascen, como lie<br />

dicho, de simiente, de rama, de estaca, de pedazos de<br />

raiz, de barbados, de piernas, y aun de astillas, si tienen<br />

corteza." D. Antonio Arias dice: «Dos modos hay de mul­<br />

tiplicar los olivos con ventaja: el primero y mas jeneral-<br />

menle usado por los cultivadores, es plantío de estacas;<br />

y el segundo de los retoños y sierpes ó mamones barba­<br />

dos , que salen al pie de las olivas viejas.<br />

Por sus ramas.<br />

Muchos autores han propuesto hacer ligaduras sobre<br />

las ramas, para que hallando la savia que baja de la citna<br />

á las raices un obstáculo en la ligadura , formé alli un<br />

repulgo que facilité después la salida de las nuevas rai-


es<br />

ees. »Yo he cortado, dice Rocier, ramas sin repulgo, y<br />

habiéndolas plantado cuidadosamente, han prevalecido to­<br />

das con igualdad. Las raices en las segundas han salido<br />

de toda la parte enterrada y muy pocas del repulgo."<br />

Entre las ramas plantadas perpendicularmente, y cu­<br />

yos tallos tienen desde una pulgada hasta dos pies fuera<br />

de la tierra, las mas bajas han prevalecido mejorj las mas<br />

altas se han secado en la parte espuesta al aire, y algunas,<br />

pero en pequeño número, han arrojado por el pie.<br />

De las ramas plantadas con sus ramillas, y puestas al<br />

revés, ó sirviendo estas de raices, han prevalecido algu­<br />

nas; pero el mayor número ha perecido, y este número<br />

ha sido proporcionado á la mayor ó menor elevación de<br />

la rama fuera de la tierra.<br />

Habiendo plantado palos desde ocho hasta dieziocho<br />

líneas de diámetro, nuevos y bien sanos, con dieziocho<br />

pulgadas de lonjitud, y puestas perpendicularmente de<br />

doce á diezinueve pulgadas de profundidad, han prevale­<br />

cido en razón de la poca altura del palo sobre el nivel del<br />

terreno. Los palos de ocho líneas de diámetro y los de<br />

dieziocho han prevalecido menos bien, y los mejores han<br />

sido los de diez á doce.<br />

Habiendo tendido horizontalmente y cubierto con tier­<br />

ra á una profundidad desigual palos de una pulgada de<br />

diámetro y de ocho á diez de lonjitud, nuevos y sanos,<br />

los que estaban tendidos y enterrados á nueve pulgadas,<br />

han prevalecido mal; los que estaban á seis, un poquito<br />

mejor, y casi todos los que estaban á cuatro han vejeta-<br />

do muy bien. Este método, aunque muy útil, tiene el<br />

mismo defecto que la multiplicación por raices, de que


66<br />

se hablará después. Todos estos ensayos se hicieron en<br />

los meses de Marzo y Abril.<br />

Por sus renuevos, retoños ó mamones.<br />

Llamo ariui brotes á los que salen del tronco del oli­<br />

vo; pero mas particularmente aun á los que salen de las<br />

raices y de su cuello, conocidos bajo el nombre de sierpes.<br />

Dé los brotes del tronco. Si por casualidad sale un<br />

brote del medio del tronco, hay la costumbre de cortar­<br />

le luego que se nota. Pero si este no ha sido cortado bien<br />

de raiz, la corteza que se rejenera cubre la herida , forma<br />

una eminencia, y en fin repulgo. Raras veces dejan de<br />

salir adelante, y de esta parten oíros brotes ó renuevos,<br />

que cortados también y cubierta la herida por la nueva<br />

corteza, aumentan el diámetro del repulgo, y multiplican<br />

las yemas de los nuevos brotes ó retoños. Cansado de cor­<br />

tar entonces, he hecho quitar esta continuación de repul­<br />

gos, y cubrir la herida con ungüento de injeridores. Es­<br />

tas cscrecencias enterradas á seis pulgadas han producido<br />

un número prodijioso de ramillas. Al segundo año he con­<br />

servado una ó dos de ellas solo, y su vejetacion ha sido<br />

Tapida, perdiéndose muy pocas.<br />

De los brotes ó renuevos del cuello de las raices.<br />

Los brotes que nacen directamente del cuello de las rai­<br />

ces se pueden emplear con utilidad; pero es preciso se­<br />

pararlos del cuello con un escoplo, dejarles una gran par­<br />

te de madera interior cubierta con su corteza , y plantar­<br />

los perpendicularmente á cinco 6 seis pulgadas de pro­<br />

fundidad. Yo he observado siempre que cuanto mas largo


67<br />

se dejaba el tallo, menos seguridad babia de que prendie­<br />

se; y los que be cortado á una pulgada del suelo , cubrien­<br />

do la herida con ungüento de injeridores, no se han que­<br />

mado con el aire.<br />

Los brotes ó sierpes que nacen algo distantes del tron­<br />

co, y que salen de las raices, son muy preciosos : se puedo<br />

conservar, alo menos uno, y también dos, cuando el sue­<br />

lo es bueno, está bien cultivado, bien abonado, y sobre todo<br />

cuando el olivo es vigoroso. Estas sierpes se harán árbo­<br />

les, y cuando tengan dos ó tres pulgadas de diámetro, ha­<br />

brá que separarlas, cortando las dos estremidades de la<br />

raiz.gruesa que las sostiene: asi se logrará una planta pro­<br />

vista de una buena cepa y buenas raices capilares. Mu­<br />

chos escritores han dicho que estas sierpes dañaban al oli­<br />

vo, y absorvian su savia, por lo cual el árbol daba poco<br />

fruto ó aceituna; y pueden tener razón si este árbol está<br />

mal cuidado, y en un campo mal labrado. Yo he seguido<br />

con la mayor atención el modo de existir estas sierpes y<br />

de su madre, y puedo decir con confianza, que si le son<br />

dañosas, no se nota por lo menos el daño. Lo mas terrible<br />

para ellos es el diente del ganado. Estos nuevos pies se<br />

separan de la misma manera que los primeros, con la di­<br />

ferencia de que es preciso dejar á éste todo el troncón de<br />

la raiz con sus raices capilares en una lonjitud de cinco<br />

á seis pulgadas por cada lado.<br />

Por sus raices.<br />

Las raices, como ya hemos dicho, están cubiertas de<br />

trecho en trecho de protuberancias mas blancas que las


es<br />

del resto del árbol, y no son cansadas, como ban pensado<br />

algunos, por picaduras de insectos, heridas, agallas , etc.,<br />

sino naturales á la raiz: son otros tantos sitios para las rai­<br />

ces nuevas, que saldrán de aili en adelante; son unos bo­<br />

tones verdaderos, que solo esperan el momento de abrir­<br />

se. También los hay en las ramas nuevas que brotan de­<br />

bajo de la corteza, y que no se deben confundir con las<br />

agallas huecas, que son obra de los insectos y que les sir­<br />

ven de guarida : las primeras indican vigor , y las segun­<br />

das concurren á esquilmar el olivo.<br />

Cuando se arranca para trasplantar el olivo, hay la<br />

bárbara costumbre de no dejarle mas que su cepa, sepa­<br />

rando de ella todas las raices; pero de esto ya trataremos<br />

después. Estos pedazos de raices se deben conservar con<br />

cuidado para formar de ellas almácigas, dividiéndolas eu<br />

una lonjitud de nueve á diez pulgadas, y enterrándolas á<br />

la profundidad de cuatro á cinco. Ningún método me ha<br />

salido mejor.<br />

Por la supresión del tronco.<br />

Cuando se ve un tronco hueco y podrido enteramente,<br />

cuando la savia sube con dificultad á las ramas , cuando el<br />

árbol anuncia su decrepitud; en fin, cuando el olivo se<br />

quema ó troncha por una manga de fuego ó viento, en­<br />

tonces es tiempo de cortarle. Si se hace esta operación á<br />

flor de tierra, y se cubre la herida con una ó dos pulga­<br />

das de tierra fina y buena. De este modo la corteza forma<br />

poco á poco repulgo, y cuando una porción de la herida<br />

cubre toda la circunferencia de este repulgo, salen brotes


69<br />

de los cuellos, se suprimen la mayor parte al segundo ó<br />

tercer año, no dejando mas que cinco ó seis de los mas<br />

•vigorosos, con arreglo á la calidad del terreno y suelo. De<br />

esta manera se repoblaron en Francia, después del crue­<br />

lísimo invierno de 1 7 0 9 , en el que se secaron y perecie­<br />

ron cuasi todos los olivos de ella.<br />

Lo que acabamos de decir de la multiplicación del<br />

olivo, prueba que todas sus partes sirven para aumentar<br />

el número de individuos; y que absolutamente hablando,<br />

todos los métodos son mas ó menos buenos; y he visto por<br />

propia esperiencia que los palos de las ramas y de las rai­<br />

ces plantados horizontalmente, se hacen árboles mas pron­<br />

to, y que estos métodos son menos casuales.<br />

Modo de formar almácigas ó garrotales.<br />

Para que estos se hagan y formen con todo el buen or­<br />

den y economía que piden, voy á dar las reglas siguien­<br />

tes, para que en ningún tiempo se arrepienta el hacenda­<br />

do ó agricultor del dinero que gaste en ellos, como está<br />

sucediendo todos los dias con muchos, que llevados de la<br />

manía de poner olivos, descepan las viñas, desbaratan huer­<br />

tas, arrancan arboledas, y todo lo abandonan, como si de<br />

solo aceite se mantuviera el hombre.<br />

El sitio donde se ha de poner el garrotal ó almáciga,<br />

ha de ser en tierra de primera suerte, ó sea en la mejor<br />

que haya, siempre inmediata al caserío en que habita la<br />

jente, que requiere mucho cuidado y resguardo de los ga­<br />

nados: el suelo deberá ser llano, y estar bien cercado de<br />

vallados, espinos ú otra cosa equivalente : requieren cons-


70<br />

lancia y perseverancia en asistirlos y cuidarlos bien; pues<br />

hay muchos que á los principios empiezan con mucho<br />

fervor, y después de grandes gastos aflojan, y como sue­<br />

len decir, por un ochavo ele especias desgracian una olla.<br />

Señalado el sitio en donde se ha de poner el garrotal<br />

ó almáciga, se abrirán los hoyos en fila, y á distancia de<br />

ocho varas los unos de los otros: estos han de ser cuadra­<br />

dos, y de una vara de circunferencia cuadrada, ó algo mas,<br />

y poco mas de hondo; pero que este vaya en disminución,<br />

á fin de que los palos que se han de meter queden incli­<br />

nados, y las puntas de abajo cuasi juntas.<br />

El comisionado en la postura deberá cuidadosamente<br />

buscar la clase ó variedad ó bedanos que se hayan de<br />

poner de olivos, conocidos por mas esquilmeños, criados<br />

en buena tierra y en un mismo clima, y que sean de las<br />

mejores castas: tomará cinco 6 seis palos como del grue­<br />

so de una muñeca, que sean rollizos y sanos, los que<br />

pondrá repartidos á una competente distancia unos de otros,<br />

y que les quede fuera de la tierra como una cuarta.<br />

Como el fin de los garrotales ó almácigas es criar<br />

en poco tiempo muchos y buenos garrotes para trasplan­<br />

tarlos, convendría al tiempo de la postura que se les eche<br />

una porción de estiércol bueno al pie de los garrotales,<br />

para que mejor abrigados y acalorados se crien mas salu­<br />

dables y rollizos; á falta de estiércol podrá servir la paja,<br />

con la que se llenarán los hoyos, y después se quemará,<br />

para que con el calor de la tierra se purifique y caliente.<br />

Determinado sobre este particular lo que se tenga<br />

por mas conveniente, se pasará á enterrar los palos, lo<br />

que se practicará cuidadosamente, á fin de no lastimarlos,


71<br />

y que la tierra quede apretada, haciéndoles alrededor unas<br />

piletas algo altas, para que los brotes salgan abrigados, y<br />

para que recojan el agua en el invierno, y en el verano lo<br />

que se les eche en los riegos.<br />

Estos garrotales han de ser beneficiados con azadón,<br />

lo mismo que se hace con las viñas y arboledas, y nunca<br />

con arados, porque ademas de estar mas juntos que los<br />

olivos , son plantas mas tiernas y espuestas á romperse , v<br />

porque necesitan de mas beneficio que el olivo : éste se<br />

le dará dos veces al año, uno á las primeras aguas , para<br />

que éstas, corno mejores parala vejetacion que todas las<br />

demás , las aprovechen; y la otra en los meses de Marzo<br />

y Abril, con la que se pierden todas las malas yerbas de<br />

que se haya poblado el garrotal ó almáciga, y la tier­<br />

ra quede movida, para que los soles y vientos fuertes del<br />

verano la purifiquen y limpien de la multitud de insectos<br />

que en ella se abrigan.<br />

El riego que en el verano se les ha de dar, pide mu­<br />

cha intclijencia, porque es planta á quien ofende mucho<br />

la humedad; por lo que si se observare que se mantienen<br />

los cogollos alegres y las hojas naturales, es prueba que<br />

les va bien sin el riego, ó que necesitan poco; por lo que<br />

en tal caso estos riegos deberán ser pocos y buenos; esto<br />

es, que en cada riego se les humedezca toda la tierra<br />

hasta lo mas profundo del hoyo : si se observare que las<br />

hojas se ponen amarillentas ó descoloridas , es señal de<br />

mucha humedad; y entonces es menester suspenderles<br />

el riego, cubarlos bien la tierra alrededor, para que el sol<br />

la caliente , y ayudado de los vientos, estraiga las hume­<br />

dades que les ofenden .• por el contrario, si se marchitan


72<br />

y encojen, especialmente en la fuerza del sol, es prue­<br />

ba de sequedad, y necesitan de riego: el segundo año se<br />

repetirá éste , aunque no en tanta cantidad.<br />

La dirección jeneral del garrote necesita no menos<br />

intelijencia y celo que su postura y beneficios; pues de<br />

ello pende el que salgan muchos y buenos brotes ó gar­<br />

rotes : por lo cual, en el invierno deberá el comisionado<br />

de él limpiarle de cuantas basuras se hubieren criado en<br />

las almácigas, y aunque no corresponde en este año el<br />

entresaco, siempre será conveniente quitarles todos aque­<br />

llos brotecillos que hubiere enfermillos y de mala configu­<br />

ración , ó que se viere que sirven de estorbo á los demás,<br />

Al tercer año ya pueden entresacar, esto es, quitar­<br />

les todos los brotes ó varetas que se vieren que están (pe­<br />

ro principalmente los de mala nacencia) ladeados, los pe-1<br />

gadizos que descienden de otros, aunque desde debajo dej<br />

la tierra, y todos aquellos que se vieren de mal color, pro­<br />

curando que todos queden derechos; para lo que se cui­<br />

dará si algunos de los reservados tuvieren dos ó mas guias,|<br />

de cortárselas y solo dejarles una.<br />

Al tiempo que en los primeros años se les da la cava,;<br />

se les arrimará una poca de tierra al pie de cada almáci-;<br />

ga, en forma de meseta ó peana, y á proporción de co-j<br />

mo vayan creciendo, se les va levantando hasta la alturaj.<br />

de una vara, por cuyo medio se mantienen derechos,]'<br />

forman cabeza ó cepa con raices, que después al tras­<br />

plantarlos se procura las lleven para que arraiguen mas<br />

pronto y metan mejor; pero si aun se viere que algunos<br />

se caen ó se ladean, se procurará levantarlos, atándolo!<br />

á los demás con unas varetas.<br />

!


75<br />

Al cuarto año ya pueden dejar en los palos que pre­<br />

cisamente han de tener, hasta que se lleguen á poner en<br />

estado de sacarlos para olivos: el número de garrotes serán<br />

de quince á veinte, lo que se les dejará á cada almáciga,<br />

pues aunque los he visto en mayor número, es menester<br />

que la tierra sea muy superior, y muchos los beneficios y<br />

abonos para que hayan de criarse buenos.<br />

De aqui en adelante se continuará limpiándolos de<br />

dos en dos años , según la necesidad lo pidiere, epatán­<br />

doles solamente los chupones y cogollos grandes que les<br />

quieran disputar la primacía á la guia principal : estos no<br />

se han de corlar muy arrimados al palo, porque suele<br />

ofenderles en la corteza, y les resulta una seca que les<br />

suele ser perjudicial. Los cogollos chicos y vainetillas se<br />

les han de dejar para que les resguarden de los soles en<br />

el verano y les den consistencia; porque de mondarlos,<br />

como se hace con los pinos, se doblegan por abajo y se<br />

desgracian: también se cuidará de quitar el garrote que<br />

se inhabilitare ó se viere que es contrario al adelantamien­<br />

to de las otras. En los meses frios del invierno se cuida­<br />

rá de tiempo en tiempo derribarles las mecetas, para que<br />

con las aguas y hielos se les refresquen las raices, y pa­<br />

ra que la aceituna que echaren se les coja con la mano,<br />

porque como no tienen consistencia, al menor movimien­<br />

to se desgajan • para cuyo efecto son muy buenas unas<br />

escaleras de cuatro pies en forma de meseta ó mesa, que<br />

en algunos pueblos usan los taladores para talarlos olivos.<br />

A los once años de puestos, se pueden ya entresacar<br />

los palos que estuvieren mas adelantados , cuya operación<br />

se hace derrivando toda la tierra que tienen al pie, arran-<br />

14


74<br />

candólos con la cepa que han formado abajo: después se<br />

deja abierto el hoyo hasta el año siguiente , para que sal­<br />

gan nuevos brotes de las raices y se continúe de nuevo<br />

el garrotal, con el que se guardará todo el orden que va<br />

relacionado ; y en seguida queda una mina, de la que con­<br />

tinuamente estará el propietario sacando utilidad, con la<br />

seguridad que mientras tenga garrotes que sacar, no ha­<br />

brá quien use de las ramas, y esto es pagándolos á dos<br />

y tres reales mas que las ramas.<br />

El tiempo mas oportuno para este plantío es en los<br />

primeros meses del año : en el de abrir los hoyos hay va­<br />

riedad de opiniones; pues unos quieren que se abran al­<br />

gún tiempo antes, para que el sol y los vientos beneficien<br />

la tierra, y otros, por el contrario; pero la esperiencia,<br />

que es la que hasta aqui nos ha dirijido, me ha enseñado<br />

que es accidental este punto ; lo que sí importa mucho es<br />

que para el plantío de olivo se busquen los años templa­<br />

dos de aguas, y en todo caso, mas vale el seco que el llu­<br />

vioso, pues la falta de sequedad se remedia con el riego,<br />

pero el esceso de agua, una vez percibida , es difícil de<br />

sacar.<br />

C A P I T U L O V .<br />

DEL CULTIVO DE LOS PALOS DE O UFO PLANTADOS EN AL­<br />

MACIGA Ó GARROTAL.<br />

A ,<br />

-¿A-unque dejamos ha dicho en el párrafo anterior el<br />

modo de formar almácigas y garrotales, con algunas indi­<br />

caciones de cultivarlas , no obstante haremos algunas mas<br />

observaciones sobre el verdadero cultivo que debe hacerse


73<br />

en estos planteles, para ilustrar mas y mas tan interesan­<br />

te materia.<br />

El objeto y punto principal de este cultivo es, que<br />

las estacas recien plantadas en almácigas, de cualquier<br />

jénero que sean, echen lo mas breve posible raices para<br />

que broten bien y pronto. La tierra deberá labrarse bien,<br />

y regarla á tiempo cuando lo necesite oportunamente. Si<br />

en el verano hay la fortuna que llueva tres ó cuatro ve­<br />

ces bien en épocas separadas, no habrá necesidad de rie­<br />

gos, á no ser que el calor y la evaporación sean demasia­<br />

do fuertes. Los mejores riegos y mas útiles son los de<br />

Mayo; y si este mes llueve, es mucho mejor y mas pro­<br />

vechoso , y entonces no hay que regar. El olivo por su<br />

natural siente tanto la humedad como el frió ; porque es­<br />

tos dos ajenies se oponen á la concentración del calor que<br />

tanto le vivifica; y asi es útilísimo que la tierra esté re­<br />

movida y lijeramente humedecida; y como las circuns­<br />

tancias son las que determinan el mxmero de riegos, es<br />

imposible describirlos á punto fijo. A los dos ó tres dias<br />

de regados, será muy provechoso rascabinar la tierra, pa­<br />

ra devolverla la libertad de evaporarse de la humedad que<br />

el agua la habia hecho perder apretándola : con tales des­<br />

velos y cuidados prenderán y echarán raices las estacas,<br />

y arrojarán brotes sanos, vigorosos y lozanos.<br />

Rocier dice que ha abandonado estas platas ó estacas<br />

á sí mismas; esto es, que las ha implantado, que solo las<br />

regaban las lluvias, y que era seco por naturaleza; y que sin<br />

embargo un niímero bastante grande de ellas ha prendido,<br />

y sin ocultar que le fueron favorables las estaciones: yo<br />

puse ochenta trozos de estacas de olivo en un terreno seco


76<br />

y de igual naturaleza al de Rocier, y á pesar de haber sido<br />

todas las estaciones mas secas que húmedas y espuestas<br />

al norte, todas prendiei'on igualmente.<br />

La esperiencia nos ha mostrado y enseñado que la<br />

prosperidad de un plantel ó garrotal, dicen los redacto-<br />

res del Semanario de Agricultura, depende casi siempre<br />

del primer año , y que los brotes del segundo año ó del<br />

tercero , siempre se quedan ocupando inútilmente el ter­<br />

reno que se debe aprovechar mejor, y con todo eso cxi-<br />

jen los mismos cuidados que si fuesen buenos.<br />

Nada se aventura en plantar al lado de unos y otros<br />

y horizontalmente los troncos, ya de las raices, ya de las<br />

ramas, no dejando mas que tres ó cuatro pulgadas entre<br />

cada estremidad de distancia: suponiendo que cada tron-j<br />

co de un pie de largo arroje brotes, es claro que al se-;<br />

gundo año estarán muy espesos, y mucho mas al tercero; j<br />

pero se irán entresacando al segundo y tercer año; de mu-i<br />

do que los que se dejen, queden á la distancia de una!<br />

vara ó tres pies unos de otros, que es lo suficiente para<br />

continuar la cria del renuevo.* si los brotes han echado<br />

pocas raices, no se entresacarán hasta que haya pasado el<br />

segundo año.<br />

Si los brotes, después del primer año, están bien se­<br />

guros y fuertes , no se dejará mas que uno ó dos, según<br />

su vigor y fuerza, pararme los supernumerarios no par­<br />

tan con ellos su sustancia. El tallo secundo se conserva<br />

por si el otro perece por cualquier accidente ; pero luego<br />

que el uno de ellos está bien seguro, el otro es inútil, J|<br />

se debe suprimir al principio ó al fin del segundo año:]<br />

si en el primer año los tallos quedan confusos, 'débiles c


77<br />

imperfectos, es mucho mejor á fines del segundo año que<br />

para proceder á la supresión de los supernumerarios : la<br />

fuerza y vigor de los renuevos decide mejor que toda re­<br />

gla la época de entresacar los pies vecinos á los inúti­<br />

les; por lo que toda regla jeneral que se quiera estable­<br />

cer sobre este punto, será tan disparatada como absurda.<br />

Se cree que el renuevo adelanta mucho dejando cre­<br />

cer los tallos y lipiando los de las ramas inferiores; pero<br />

no hay un vicio en el arte de criar árboles mas contra­<br />

rio que este á las reglas de la naturaleza; verdad es que<br />

por este método se obtienen pronto tallos tan altos, del­<br />

gados y flexibles al segundo año; pero como no hay pro­<br />

porción entre las ramas que nacen y se conservan en la<br />

cima y el grueso del tallo, éste'tiene necesidad de rodri­<br />

gones; hay que descargarle de ramas en la copa , y sin<br />

embargo , queda estenuado y sin fuerzas, y jamás llega á<br />

obtener un grueso conveniente; y lo que sucede al fin es,<br />

que el remedio mas eficaz y seguro es cortarle entre dos<br />

tierras, á fin de que otro tallo nuevo le reemplace, el<br />

cual adquiere un grueso conveniente si se le cuida como<br />

exije.<br />

El punto principal, vínico y esencial es dejar que el<br />

tronco engruese : el cultivador se llena de vanidad en te­<br />

ner una almáciga, y poder admirarlos brotes de uno ó<br />

dos años, celebrando su altura y rectitud; pero el inteli-<br />

jente en este ramo examina solo la fuerza que tiene el<br />

tronco: esta vanidad, este amor propio mal entendido, ha<br />

sido casi la ruina de las almácigas que he visto. Dejad<br />

que broten todas las ramillas del segundo, y aun del tercer<br />

año, aunque la almáciga parezca un monte tallar ó un ma-


78<br />

lorral ; dejad que digan lo que quieran los que hablan y<br />

juzgan sin entender la materia , y acordaos de que las rai­<br />

ces son siempre proporcionadas á la fuerza de sus tallos<br />

y de sus ramillas. Si consideramos un arce, un olmo ó un<br />

naranjo, cuya copa esté cortada en bola, y la atucen todos<br />

los años , nos convenceremos de esta verdad, viendo que<br />

como el árbol tiene poca madera que alimentar, las rai­<br />

ces se quedan cortas; pero abandonad estos árboles á sí<br />

mismos, y sus raices se estenderán en proporción á la fuer­<br />

za de Jas ramas : el olmo , el nogal, arrojarán algunas que<br />

se estenderán hasta treinta ó cuarenta pies.<br />

Cuando el tronco ha llegado á adquirir un grueso sufi­<br />

ciente, á proporción de su lonjitud, es decir, de tres á<br />

cuatro pulgadas de diámetro por la parte inferior, enton­<br />

ces es tiempo de contenerle á una altura conveniente la<br />

cima del tallo, para obligarle á que eche nuevas ramas,<br />

que proporcionarán el poder suprimir todas las ramillas<br />

inferiores. Después de formado el tallo, y de haber esta­<br />

blecido una proporción entre su grueso y altura, se pue­<br />

de sacar el árbol del criadero, y trasplantarle donde se<br />

quiera.<br />

DE LA TRASPLANTACIÓN.<br />

E olivo se trasplanta de tres maneras : la i. a desde ,el<br />

plantel ó almáciga en que se ha criado: la 2. a desde el pie<br />

de otro olivo en que se ha dejado crecer" y la 5. a cuan­<br />

do el árbol ó tallo está ya formado se arranca de un si­<br />

tio para plantarlo en otro.<br />

CAPITULO VI.


79<br />

l . ° Sino prevalecen , después de trasplantados los que<br />

se crian en planteles ó almácigas , cúlpense los cultiva­<br />

dores á sí mismos, porque estos tienen todas las calida­<br />

des de árboles naturales , como es la abundancia de rai­<br />

ces grandes y capilares : esc.ávese el plantel por uno de<br />

sus lados, haciendo una zanja de una vara de hondo á lo<br />

menos : á esta profundidad se levanta la tierra por deba­<br />

jo cuanto se puede , formando en ella y las raices una<br />

especie de arco , cuya parte superior se va desmoronando,<br />

cayéndose la tierra , y dejando las raices descubiertas y<br />

sin lesión : éstas se conservan cuidadosamente poniéndo­<br />

las de un lado , mienlras que se va quitando la tierra<br />

hasta llegar debajo del tronco : entonces un muchacho<br />

mantiene derecho el arbolito, y el operario continúa esca­<br />

vando hasta sacar enteras todas las raices, y con ellas se<br />

conduce á la hoya abierta en el terreno que debe quedar.<br />

Si el arbolito no tiene toda la robustez necesaria pa­<br />

ra ser trasplantado , será mejor dejarle en el plantel dos<br />

o tres años mas: los que crecen rastreros y ruines nunca<br />

son después hermosos olivos, aunque algunas veces se me­<br />

joran mudándoles de terreno.<br />

Cuando los olivos se han de trasplantar lejos, se en­<br />

volverán sus raices entre heno ó paja al instante que se<br />

sacan de la tierra, para que el sol y el aire no les dañen;<br />

aunque mejor se conservan en musgo, si se encuentra,<br />

porque las conserva con una humedad muy conveniente.<br />

El propietario instruido hace sacar del plantel en las<br />

primeras horas de la mañana solo el número de árboles<br />

que se pueden plantar en todo el dia; ó lo que es mejor,<br />

dispone que unos peones vayan arrancando al mismo tieiu-


80<br />

po que oíros van plantando. Si algunos pies se quedan<br />

muchos dias ó semanas fuera de la tierra, aunque este'n<br />

entre paja ó heno, es necesario antes de plantarlos tener<br />

en agua sus raices hasta junto al tronco por espacio de<br />

uno ó dos dias; pero una vez sacadas del agua, no han<br />

de volver á ella; y asi no se han de sacar, sino al paso<br />

que se plantan.<br />

2. 0 En cuanto á los brotes que salen de las raices<br />

del olivo se contentan jeneralmente con descalzar un po­<br />

co la cepa por el lado en que ha crecido el renuevo • y<br />

con un escoplo ó hacha cortan con el renuevo parte de<br />

la raiz de un lado y otro , y plantado en tierra prevalece,<br />

si el verano no es muy seco; aunque por lo regular no<br />

crece nada hasta el segundo año. Este método, que sale<br />

bien algunas veces, no es el mejor ni el mas seguro, y<br />

vale mas comenzar á escavar á algunos pasos de distancia,<br />

siguiendo la dirección de la raiz de la que sale el renuevo,<br />

sacarla de tres ó cuatro cuartas de lar-go , conservar cuida­<br />

dosamente todas las raices capilares, y asi trasplantar el<br />

nuevo árbol: esta raiz no le hará falta al árbol padre pa­<br />

ra seguir prósperamente su vejetacion.<br />

5.° La operación de mudar los pies viejos de un sitio<br />

á otro es igualmente ruinosa para el propietario, porque<br />

de diez que se trasplantan, suelen morir tres ó cuatro.<br />

Esto pende casi siempre del modo de ejecutarlo. Si el ár­<br />

bol no está sano, se pierde en esta operación el tiempo, el<br />

dinero y el árbol. A dos varas de distancia del tronco se<br />

ha de abrir una zanja alrededor, de dos tercias de ancha y<br />

de profundidad una vara, y se irá cavando hacia el tronco,<br />

y cortando con limpieza las raices grandes que se encuen-


81<br />

tren, hasta que se pueda levantar el tronco, conservando<br />

á sus raices la mayor estension que sea posible. El tiem­<br />

po y el gasto será mas considerable; pero ¿acaso hay ár­<br />

bol mas precioso, y cuya pérdida sea mas difícil de repa­<br />

rar. 1 ' Esta consideración se debe tener muy presente, pues<br />

la pérdida de un olivo debe ser mas sensible que la de<br />

algún dinero. Yo tengo repelidas esperiencias de que<br />

cuanto menos raices se dejan á un olivo, tanto prende con<br />

mayor dificultad, y tarda en echar ramas fuertes y vi­<br />

gorosas.<br />

La peor y la mas ignorante costumbre es cortarle las<br />

raices, sin dejarle mas que la cepa descarnada del árbol-<br />

pues para existir éste, necesita echar nuevas raices; con<br />

mayor razón se deberán dejar las que ya tenia: quien du­<br />

de de esto, que plante dos olivos en iguales circunstan­<br />

cias; el ano con raices y el otro sin ellas , y al cabo de<br />

tiempo de tres años, verá cual de los dos ha prevalecido<br />

mejor, por bien que se rieguen uno y otro, como asi se<br />

acostumbra.<br />

CAPITULO VII.<br />

DEL MODO DE ABRIR LAS HOYAS PARA GARROTALES Ó ESTA­<br />

CAS DE RAMA.<br />

F<br />

•L^n cuanto á la formación de las hoyas es preferible la<br />

cuadrada á la redonda, y deben abrirse con anticipación<br />

un año antes, para que se ventilen y beneficien con las<br />

emanaciones atmosféricas ; serán anchas y profundas, lo<br />

menos de cinco cuartas de vara cúbica , cuya dimensión


82<br />

es la mas proporcionada del vacío; y sacando con separa­<br />

ción, y apartando las diferentes tierras que se encuentren<br />

al hoyarlas y para que de este modo el cultivador pueda<br />

en el acto del plantío aproximar á las estacas la que fue­<br />

se de mejor calidad para favorecer el arraigado: en lo que<br />

no se ha de escatimar, pues cuanto mas bien hechas, an­<br />

chas y profundas estén las hoyas á proporción del árbol,<br />

tanto mejor echará raices someras, dice nuestro Herrera,<br />

y mas bien indemnizará los gastos. También se ha de con­<br />

tar con el terreno; pues si fuese pobre, cascajoso, arci­<br />

lloso, calizo ó de marga, han de ser las hoyas mas grandes<br />

y hondas, á fin de que el aire , la luz , el calor, etc., abo­<br />

ne el terreno con mucho tiempo de anticipación : el ar­<br />

cilloso necesitará de enjugarse, á fin de que su escesiva<br />

humedad no púdralas raices] y será útil al plantar, echar<br />

en la hoya guija menuda y estiércol podrido.<br />

Ya quedan indicadas las mejores doctrinas que nos<br />

han dado los escritores jeopónicos estranjeros y naciona­<br />

les acerca de la mejor formación de las hojas, con el<br />

único y solo objeto de que prendan bien, y no se pierdan<br />

los garrotes y estacas de rama que se implantan en ellas;<br />

pero echo de ver con alguna admiración , que ningu­<br />

no de estos sabios en la materia, se haya propuesto dic­<br />

tar un medio que facilite uno de mayor y mas pronta ve-<br />

jetacion del olivo, y para que prospere mas rápidamen­<br />

te este precioso árbol, con el fin de que active su mayor<br />

acrecentamiento , y que anticipe copiosos frutos en la mi­<br />

tad de tiempo menos, como sucede en todos los demás ár­<br />

boles frutales, que al que estamos acostumbrados á espe­<br />

rarlos de él, según el orden jeneral, desde que se hace


85<br />

]a plantación hasta el tiempo de su fructificación. Y sin<br />

lisonjearme de conseguirlo por las doctrinas que voy á<br />

esponer, de que podrán sacarme airoso, y de que sean de<br />

la aprobación de los intelijenles y propietarios, á quienes<br />

respeto, las trascribiré tal cual las concibo, asegurando<br />

hacer un ensayo de ellas lo mas breve posible , puesto<br />

que en pequeño poco se pierde.<br />

Asi en España como en Francia é Italia está adoptada<br />

la antigua costumbre de formar las hoyas redondas ó<br />

cuadradas en fila para cada estaca de rama ó garrotal , de<br />

una vara de diámetro y otra de profundidad, en el terreno<br />

en que se ha de hacer el plantío, distantes una de otra,<br />

ya mas, ya menos, según la calidad del terreno, de ca­<br />

torce á dieziseis varas de marca : bajo este sistema de<br />

plantío han jirado todas las bases que se han publicado<br />

hasta el dia, para obtener un éxito de vejetacion, y para<br />

que prendan y echen raices y brotes las estacas asi plan­<br />

tadas. Sin apartarme de lo sustancial, solo diré, siguien­<br />

do la física y vejetacion de los árboles , no conformarme<br />

con tan corta anchura y profundidad que se hace á las<br />

hoyas; por lo que sin arredrarme los aparentes gastos que<br />

la imajinacion rne sujiere, y lo escesivo de los gastos que<br />

hay que hacer, comparados con los del sistema y uso re­<br />

cibido; y teniendo por otra parte presente que una cco-<br />

nomía,rural mal entendida, suele ser casi siempre funes­<br />

tísima á los mismos intereses de los propietarios cultiva­<br />

dores, redactaré un método mas ventajoso y lucrativo, á<br />

mi entender, que el que se está siguiendo, no solo para<br />

acrecentar el volumen del olivo prodijiosa y prontamente,<br />

sino también para hacerle anticipar los frutos bastantes


84<br />

años antes que lo hacen los plantados según el método<br />

generalizado de tiempo inmemorial.<br />

En vez de hacer hoyas redondas ó cuadradas de la<br />

anchura y profundidad acostumbrada, se abrirán zanjas<br />

rectas y trasversales de poniente á oriente, y de norte<br />

á sur, cuantas permita el terreno que se ha de elejir pa­<br />

ra el plantío, distantes entre sí de catorce á clieziseis, y<br />

anchas de dos y media y una y media de profundidad;<br />

y teniendo el modelo adjunto once fdas de norte á sur, es<br />

claro que otras tantas zanjas se han de abrir; y habiendo<br />

de la parte del poniente á oriente doce, se harán otras<br />

tantas separadas unas de otras , como se ha dicho, de ca­<br />

torce á die.ziseis varas, ó según las que se estimen, á la<br />

anchura de la marca que se prescriba: concluidas que sean<br />

las de poniente á oriente, se abrirán las de norte á sur tras-<br />

versalmente, formándose asi unos cuadros de cincuenta y<br />

seis, sesenta y sesenta y cuatro varas cuadradas, y en<br />

cada cruz que forman las dos zanjas trasversales, se pon­<br />

drá una estaca ó garrotal, y de esta manera se irán plan­<br />

tando y poblando todos los cruceros, formando filas y ca­<br />

lles rectas, vistosas v distantes unas de otras catorce,<br />

quince ó dieziseis varas.<br />

La operación de la apertura de la zanja se hará con<br />

un año de anticipación , separando la tierra cavada que<br />

se vaya sacando de la mitad de las primeras tres cuartas<br />

de la profundidad en un lado de la zanja, y en el otro<br />

las otras tres cuartas, para los fines que indicaré , y pata<br />

que estas, asi separadas en el espacio de unaño, se abo­<br />

nen y mejoren con las emanaciones atmosféricas, que son<br />

el mejor abono natural; y también seria muy ventajoso


85<br />

arar, antes de abrir las hoyas ó zanjas, el terreno con dos<br />

ó tres hierros, y el último dársele á lomo y profundo,<br />

para que se impregnase mas y mejor el terreno de los<br />

metéoros, mulléndose al mismo tiempo la tierra, y ha­<br />

ciéndose mayor la superficie.<br />

Uno ó dos meses antes de ejecutar la plantación , es<br />

decir, en Setiembre y Octubre , se terraplenarán las zan­<br />

jas, echando debajo primero la tierra estraida y apartada<br />

que se sacó de la primera capa de la superficie, y encima<br />

de esta la que se sacó de la segunda capa de abajo, y ade­<br />

mas Ja que se pueda mezclar con esta última, de la que<br />

se haya a rado en la superficie de los cuadros; y también<br />

seria útilísimo, á lo menos en el sitio que ha de servir de<br />

hoya á la estaca, si hay fácil proporción y á la mano, echar<br />

debajo, primero que todo, cascajillo, arenas gordas, tier­<br />

ra vejeta!, céspedes ú hojas, para la mejor vejetacion, y<br />

para que se filtren las aguas superabundantes, y para el<br />

mas fácil desarrollo de las futuras y nuevas raices, no re­<br />

llenándose en esta maniobra los cruceros, que han de ser­<br />

vir para el plantío de cada estaca: esta operación lleva:<br />

l.° el objeto de que allanada la tierra de todas las zanjas<br />

en estos dos meses, los jornales están mas baratos, y ade­<br />

mas tomará jugos anticipados, y se asentará: 2. 0 asi alla­<br />

nada y sentada con anticipación, facilitará á los obreros<br />

en los dias de la plantación del mes de Noviembre , en el<br />

que en los países meridionales ya puede verificarse la pos­<br />

tura ó plantación; ejecutándose las demás operaciones se­<br />

gún las maneras de cada pais y la calidad del terreno.<br />

Siguiendo y haciendo las hoyas redondas ó cuadradas<br />

de la anchura y profundidad de una vara , conforme al


86<br />

método común, si el terreno que se lia elejido para el plan-<br />

lío es un bancal de piedra ó tierra arcillosa, cretosa, etc.,<br />

las tiernas, débiles y nuevas raicillas, luego que tropie­<br />

cen en las paredes de tales boyas, ¿que de años no tarda­<br />

rán en romperlas, abrirse paso, á fin de propagarse y es­<br />

tenderse en un terreno tan pertinaz y contrario á su na­<br />

tural vejetacion y desarrollo? Y aun cuando el suelo sea<br />

mollar, lardarán por el método común en propagarse la<br />

mitad, por lo menos, mas de tiempo, que lian de tardar<br />

en el plantío hecho en zanja, que propongo; pues deben<br />

tener presente los cultivadores inlelijentes, que las raices<br />

de las estacas plantadas en zanja, según este método, se<br />

hallan en un terreno libre, beneficiado y muelle, y sin<br />

estorbos en sus cuatro costados, en forma de cruz, de dos<br />

y media varas de ancho y una y media de profundidad,<br />

pndiendo ademas dilatarse , estenderse, y correrse por los<br />

mismos cuatro costados sin tropiezo mas de siete varas á¡<br />

lo largo por cada uno de ellos, no solo las raices secun­<br />

darias que se centriüzarán, sino también las de tercer<br />

orden y las capilares, remulliplicándose unas y otras in­<br />

finitamente : todas estas y tan multiplicadas raices chu­<br />

parán jugos abundantísimos, acelerando con ellos la ar­<br />

mazón de todas las partes del olivo con una rapidez in­<br />

creíble , y al mismo tiempo facilitarán y anticiparán vi­<br />

gorosamente su acrecentamiento y fructificación; pues que<br />

cuanto mayor sea la copia y estension de las raices , tanto<br />

mayor y mas vigorosa será la vejelaciou y volumen del<br />

tronco y el de las ramas. Tal es la armonía y concordan­<br />

cia que hay entre las raices y las ramas; por tanto, me<br />

atrevo á asegurar que un olivo plantado por este método,


87<br />

tendrá á los diez años de su edad mas vigor, mas volu­<br />

men, y será mucho mas frondoso, mas fructífero y mas<br />

temprano en madurar, que uno de sesenta años planta­<br />

do según el método ordinario; aun digo mas, aguantará<br />

mas las intemperies meteorolójicas de la atmósfera y de<br />

las ventiscas , y tendrá mas resistencia para cambatir los<br />

vientos recios y violentos; y por último, es un axioma<br />

agrícola que la savia ó jugo que atraen las raices de cual-<br />

cpiier árbol ó planta que sea, cuanto mas se dilaten y es­<br />

parramen, tanta mas savia se dirijirá al tronco y á las ra»<br />

mas correspondientes, acrecentándose por su estremidad<br />

superior en el aire; y aquellas lo verificarán por Ja infe­<br />

rior en el centro de la tierra, si gozan de libertad.<br />

Cual sea el método de los dos en cuestión de plantar<br />

estacas mas económico y lucrativo, lo dejó á la conside­<br />

ración y penetración de los hombres intelijentes, de lu­<br />

ces , y que saben apreciar el raciocinio reflexionando, y<br />

calcular los verdaderos intereses rurales : ademas de que,<br />

aun cuando aparezca escesivo el gasto, haré ver que en los<br />

cinco años primeros lo ha de compensar el árbol y el mis­<br />

mo terreno cultivado y sembrado, quedándole seguras uti­<br />

lidades, mientras asi se implanten los olivos. Debo mani­<br />

festar por último, que si en los terrenos tan contrarios á<br />

toda vejetacion son tan ventajosos sus resultados, ¿ que no<br />

serán los que le sean favorables?


NORTE.<br />

88<br />

O<br />

so<br />

m<br />

m<br />

H<br />

w<br />

+ . + • + .-+-• + • + . + • + . + • + • +<br />

+ . + . + . + . + .-+-.,+ . + . + . + . +<br />

+ . + . + . + . + . + . + . + • + • + • +<br />

+ . + • + • + • + . + • + • + • + • H-• +<br />

+ . + . + . + .+ . + . + .•+-. + .+<br />

+.+.+.+.+.+.+.+.+.+•+<br />

+ . + . + . + . + . + . + .H [-. + . +<br />

-+-. + . + . + . + . + . + . + . + . + .+<br />

+ . + . + . + . + . + . + • + . + .-! y<br />

Cuadro de un plantío de Í32 olives.<br />

H<br />

E-i<br />

iS<br />

B<br />

o<br />

NOTAS.<br />

SÜB.<br />

El cuadro del modelo adjunto representa ana fanega de tierra<br />

montes castellana de 500 estadales cuadrados, cuya superficie contie­<br />

ne 24750 varas cuadradas, en que se figuran plantados 132 estacas de<br />

olivos, distantes entre sí 15 varas de marca, según están indicadas en<br />

cada una de las cruces que forman los cuadrados ; y teniendo que abrir<br />

por cada costado 1650 varas de zanja , hacen una suma de 3300 varas.


89<br />

En lo restante del cuadrado inculto del terreno se trata ademas<br />

sembrar por 5 años sucesivos sandías, melón, papas, maiz, cebada,<br />

trigo, habas, 6 lo que el terreno exija mejor., con el fin de indemni­<br />

zarse de los gastos irrogados en la cava de las zanjas; y debiendo ser<br />

la zanja de 6/^ de profunda y ''0/^ de ancha, hacen de 33/^ varas cua­<br />

dradas , que multiplicadas por las 3300, suman 12375; de estas se han<br />

de rebajar 395, á que ascienden las 33/^ de cada crucero de las 132 en<br />

que se ha de plantar una estaca, por estar ya incluidas en la primera lí­<br />

nea recta, y quedarán de pago para el operario que abra la zanja 11880<br />

varas de zanja cuadradas.<br />

Para el segundo cultivo inculto de sementera se han de rebajar de<br />

las 24750 varas de su superficie , primero 8250 de las zanjas rectas y<br />

trasversales por la anchura de 2'/^ de su superficie ya cavadas; se­<br />

gando , se han de rebajar ademas 330 varas de los 132 cruceros de<br />

2'/ varas cada uno de la ante dicha anchura, por estar igualmente<br />

incluidas en la primera de las 11880 varas, quedando para la segunda<br />

cava de 3/^ de hondo 16170 de pago.<br />

Gastos del plantío por zanja.<br />

Por 12 yuntas de arar de tres hierros la tier­<br />

ra antes de abrir la zanja.... 144<br />

Por el importe de abrir 11880 varas de zanja,<br />

á 6 cuartos vara cuadrada 8385<br />

Por terraplenar dichas zanjas 600<br />

Plantación y acogombramiento 264<br />

Valor de 132 estacas y conducción 446<br />

Gastos de la cava para las cinco sementeras.<br />

Por la cava de 16170 varas de 3/^ de profun­<br />

didad, restantes de las 24750 de superficie,<br />

á 4 cuartos vara cuadrada 7609<br />

Suma total 17448<br />

TOTALIDADES DE GASTOS<br />

Rs. vn.<br />

Y PRODUCTOS.<br />

16


90<br />

TOTALIDADES DE GASTOS<br />

Y rRODUCTOS.<br />

Suma anterior de los dos gastos 17448<br />

Año 1.° sandial.<br />

Jornales de la siembra... 120 i<br />

De dos rascabinas ó cavas 1407 ^<br />

Valor de la semilla 20/<br />

De guardería 500)<br />

En las 16170 varas de superficie restantes de<br />

las 24750, se plantarán 8085 matas con la<br />

marca de dos varas, las que darán cada una<br />

6 cuartos de producto<br />

Año 2.° melonar.<br />

De los jornales de sembrar.. 120:<br />

De dos rascabinas ó cavas , 240 (<br />

Valor de las pepitas , ¿Oí<br />

Guardería 500 ¡<br />

En las 16170 varas de superficie restantes<br />

de las 24750, se plantarán 12936 matas<br />

de melón con la marca de 5/^ , las que da­<br />

rán cada una 5 cuartos de producto 760S<br />

Año 3.° papal.<br />

Por los jornales de la siembra... 1401<br />

Por dos cavas ó rascabinas 120f<br />

Valor de las papas 30/<br />

De guardería 500^<br />

Valor productivo de 31570 de matas papas,<br />

sembradas en las 16170 varas restantes de<br />

las 24750 de la superficie , á 2 cuartos 50/¡<br />

19798 1827:


Año 4.° maizal.<br />

91<br />

Valor productivo de 12936 matas de maiz<br />

sembrado en las 16170 varas restantes de<br />

las 24750 de la superficie, con la marca de<br />

5 /4 de mala á mata , á 6 maravedís de uti.<br />

Año 5." cebada.<br />

TOTALIDADES I>E GASTOS<br />

Y PRODUCTOS.<br />

Sumas anteriores. 19798 18273<br />

120 )<br />

140 (<br />

> 390<br />

30/<br />

100^ \<br />

90'<br />

2926<br />

20188 21199<br />

100 (<br />

> 430<br />

40 j<br />

200.<br />

600<br />

Suman los gastos 20618 rs. vn 2061S 21799<br />

y los productos 21799, salvo error.<br />

ADVERTENCIA.<br />

Antes de estampar aquí la cuenta que dejo anotada, tuve á bien<br />

consultar con los cultivadores mas ¡ntclijentcs y prácticos eu la plan­<br />

tación de las predichas cinco especies, quienes me dieron las notas<br />

de las marcas de cada pie y especie , el jénero de cultivo y sus pro­<br />

ductos por mata, mas altos aun que los que propongo; y á pesar de la<br />

rebaja que de ellos he hecho, se echa de ver que los que propongo por<br />

productos de las cinco sementeras, sobrepujan á los cansados en abrir<br />

las zanjas y cava jcncral de 3/^ Je hondo en todo el terreno, y de los<br />

cultivos parciales hechos en cada un año, con la ventaja que habrán<br />

adquirido las estacas, quedando ademas todo el terreno removido tan<br />

en ¡enera!, en el que se esparramarán fácilmente mas breve las raices<br />

de tercer árdea y las capilares.


92<br />

CAPITULO VIII.<br />

DE LA PLANTACIÓN Y TRASPLANTACIÓN.<br />

-Este es uno de los capítulos mas principales, y el que<br />

debe procurar conocer bien el labrador, para poder sacar<br />

grandes ventajas de la vcjetacion del olivo, estudiándole<br />

con intelijencia teórica y práctica. Por tanto lo redacta­<br />

mos cuanto nos sea posible estendernos , apoyados en las<br />

observaciones y esperiencias de los prácticos é intelijentes<br />

escritores, y de la física vejetal subterránea.<br />

Plantar y trasplantar es poner dentro de la tierra<br />

plantones ó garrotes con su cepa y raices, y estacas de<br />

rama de un árbol, lisas y sin ramillas.<br />

La ocasión y tiempo de plantar dependen del clima,<br />

del suelo y de la naturaleza del árbol; y como los cli­<br />

mas varían, ya en razón de los abrigos, ya de la elevación<br />

de los sitios sobre el nivel del mar, ó de la proximidad,<br />

no es posible establecer una regla jeneral sin inducir en<br />

un error á los cultivadores.<br />

i.° Del clima : para toda plantación que se intente<br />

ejecutar, es necesario i.° atender al clima en que se ha­<br />

bita, y 2. 0 á la especie de árbol que se quiere plantar.<br />

En las provincias meridionales y en cualquiera de las ad­<br />

yacentes, en que son raras y escasas las lluvias en la pri­<br />

mavera y verano, se debe preferir la plantación de los garro­<br />

tales ó plantones con raiz/ y el de las estacas de rama de<br />

olivo á la caida de las hojas, esto es, en Noviembre mejor<br />

que la de primavera; porque la benignidad del otoño é in-


l^Eucho tiempo ha que conociendo y convencido de la<br />

gran necesidad que habia en nuestra España de un buen<br />

tratado ó arte de cultivar el olivo, me dediqué á ratos<br />

perdidos árecojer y entresacar de cuantos autores jeopó-<br />

nicos he podido haber á las manos, antiguos y modernos,<br />

estranjeros y nacionales, lo mas selecto y filosófico que<br />

han escrito acerca de los mejores métodos de beneficiar<br />

este precioso árbol, el primero y el mas útil entre todos,<br />

como dice nuestro sabio Columela, con el fin de formar<br />

un cuerpo doctrinal en la materia, que pudiese servir de<br />

norma á los grandes y pequeños labradores, para que tras­<br />

mitiéndola estos á los obreros rutineros, resultase en su<br />

interés personal, en beneficio común y del estado.<br />

A pesar del escrupuloso cuidado con que he procurado<br />

reunir las observaciones y prácticas de los escritores jeo-<br />

pónicos , siempre he tenido por guía la marcha de la na­<br />

turaleza, sin perder de vista la física vejetal; y siendo és­<br />

ta y aquella únicas en sus fines , sencillas en su marcha,<br />

y mas sencillas aun en sus medios, nunca se nos presen­<br />

tan compuestas y complicadas, sino cuando no las com­<br />

prendemos, ó cuando equivocamos "nuestras ideas en sus<br />

operaciones: asi, pues, el hombre de razón no se debe


95<br />

vierno en ellas bace que se conserve y retenga la savia<br />

que llevan consigo, y aun permite que otra nueva suba<br />

del tallo; formándose ademas entre tanto en la parte ó<br />

corteza de las plantas enterradas, unas protuberancias ó<br />

repulgos naturales, en las que irán brotando algunas rai­<br />

cillas poco á poco é insensiblemente ; y de este modo se<br />

hallan asi dispuestas y preparadas con mas anticipación á<br />

prender con mas seguridad en la primavera, ausiliadas de<br />

las lluvias del otoño y del invierno, las que se habrán pe­<br />

netrado bien en las hoyas; y si las estaciones del otoño y<br />

del invierno son muy rigurosas, no dejarán los plantones<br />

y estacas de echar en los nuevos repulgos algunas raici­<br />

llas capilares, que se engrosarán y robustecerán luego que<br />

perciban el suficiente calor que les entre en la primavera;<br />

pues es bien sabido que el olivo es muy vivaz, y de que<br />

está en savia todo el año; propiedad inherente á todos<br />

los árboles que siempre están verdes.<br />

Se debe temer ademas en las provincias del mediodía<br />

las sequías y calores algo fuertes de la primavera y ve­<br />

rano; por cuya razón es mas indispensable á par que útil<br />

la plantación del olivo en fines del otoño; pues si se es­<br />

pera á Febrero y Marzo, es esponerse á que no prendan;<br />

y si prenden, lo harán pobre y mezquinamente en com­<br />

paración de la postura del otoño.<br />

Es mucho mejor, repito, plantar en las provincias<br />

meridionales antes del invierno que después; porque las<br />

lluvias y nieves de las estaciones de invierno y otoño pe­<br />

netran la tierra y unen mas íntimamente Jas moléculas de<br />

ella á las raicillas, tronco ó estaca, y las mantienen fres­<br />

cas, de modo que no necesitan mas que se aproxime el calor


94<br />

de la primavera para activar con mas calor, mas vigor y<br />

fuerza su vejetacion; siendo asi que si se verifican las plan­<br />

taciones después del invierno, se corre el riesgo de pre­<br />

sentarse una primavera muy seca, y acaso calores muy fuer­<br />

tes en el verano, que disipando la poca humedad de la ho­<br />

ya, hagan perecer el plantón ó la estaca.<br />

En las provincias del norte , al contrario, las planta­<br />

ciones hechas al caerse las hojas, tienen dos inconvenien­<br />

tes: i.° las lluvias escesivas : 2. 0 los frios rigurosos: las<br />

lluvias grandes penetran la tierra recien movida , la des­<br />

lien, dándole la consistencia de barro , é impregnada de<br />

humedad, se pega menos á las raices y repulgos de las<br />

estacas : la acción del frió es infinitamente entonces ma­<br />

yor sobre ellas. El efecto de las heladas es hacer ocupar<br />

el agua convertida en hielo mas volumen eme tenia en<br />

su estado natural como agua; de lo cual resulta necesa­<br />

riamente, que el frió que hiela el agua, de que está em­<br />

papada hasta el fondo de la hoya, hace refluir todas sus<br />

partes, y éstas aprietan las raices y brotecillos por todas<br />

partes ó lados; pero si viendo esponjosa y tierna la cor­<br />

teza y la madera, esperimenlan contusiones, ó mas bien<br />

se forma una contusión jeneral en toda su lonjitud, y las<br />

raices y yemas comprimidas y alteradas de esta manera<br />

en toda su conteslura, sufren mucho antes de reponerse,<br />

y apenas tienen medios de atraer la savia é impelerla<br />

hasta la cima del tronco, para producir alli nuevas ramas.<br />

La vejetacion por tanto se vuelve lánguida, sobreviene<br />

el calor y se pierde el árbol.<br />

De estas aserciones relativas al clima resulta una con­<br />

secuencia, y es , que en las provincias del mediodía y en


95<br />

los países y parajes iguales á ellas por su posición, se de­<br />

be plantar inmediatamente después de la caida de las ho­<br />

jas : i.° porque en el tronco del árbol y en el palo de la<br />

estaca se queda un poco de savia, que será la primera que<br />

se ponga en movimiento al renovarse la siguiente prima­<br />

vera : 2.° porque siendo la vejetacion siempre relativa al<br />

grado del calor ambiente, las raices y brotes durante el<br />

invierno trabajarán y chuparán los primeros elementos de<br />

la savia; pero como este grado de calor no es el mismo<br />

fuera de la tierra , esta savia se detendrá en el cuello de<br />

las raices y se pondrá en movimiento , uniéndose con la<br />

del tronco de la estaca luego que el calor atmosférico<br />

corresponda al punto necesario á su vejetacion. Todo el<br />

mundo ha debido observar que el grado de calor que hace<br />

brotar el sauce, el pérsico y almendro, no es igual al que<br />

hace arrojar el roble, el nogal, el castaño, la morera, etc.<br />

La prueba de que sin embargo de los frios y heladas<br />

del invierno se queda una cantidad de savia bastante gran­<br />

de en el tronco ó estaca del árbol ú olivo, se ve en que<br />

si en Enero , Febrero ó en Marzo se corta, por ejemplo,<br />

un álamo blanco ó negro , un sauce, un olivo, etc., no<br />

dejará de producir algunos brotes en el curso de la pri­<br />

mavera; estos brotes se alargarán mientras haya un resto<br />

de savia en el tronco. Sin embargo se debe observar,<br />

que la savia de que se trata no es el único principio de<br />

la vejetacion. Luego que el brote ha comenzado á vejetar,<br />

ha absorvido los principios derramados en la atmósfera; y<br />

está bien probado que las plantas y los árboles se alimen­<br />

tan tanto por sus hojas como por sus raices; pero esta vi­<br />

da ó esta existencia solo se verifica mientras hay una cor-


96<br />

respondencia mutua entre la savia y los principios der­<br />

ramados en la atmósfera; y asi, á medida que el principio<br />

savioso se disminuye en el tronco, cesan á proporción los<br />

brotes de atraer los principios de la atmósfera, y rara vez<br />

subsisten basta el medio de los grandes calores.<br />

Esta lijera discusión no es estraña á nuestro asunto;<br />

pero acaso se preguntará: ¿que se hace de la savia restante<br />

acumulada en las raices ó yemas, pues que no sube al<br />

tronco y estaca del árbol plantado antes del invierno? Voy<br />

á aventurar algunas conjeturas, presentándolas como tales.<br />

La esperiencia enseña en los climas del mediodía que<br />

los árboles plantados inmediatamente después de la caida<br />

délas hojas, están durante el invierno llenos de savia;<br />

clávese la uña en su corteza, y se verá la prueba mas com­<br />

pleta, de ello: esta misma prueba enseña también, que<br />

después de las lluvias la corteza está mas tierna y mas<br />

húmeda que durante ó después de algnos dias de hielo:<br />

la corteza, la albura y la parle leñosa hacen, pues, el ofi­<br />

cio de una esponja; pero esta humedad esterior que pene­<br />

tra en los conductos saviosos, debe hasta cierto punto mez­<br />

clarse con la savia, y quizá la viciará sin la evaporación, y<br />

sobre todo sin la traspiración.<br />

Durante las heladas no hay traspiración, ó al menos<br />

hay muy poca: pero se establece después, según lo ma­<br />

nifiesta el estado de la corteza, que se vuelve mas blanca<br />

y mas húmeda. Si sobre una caña de árbol nuevo ó liso se,<br />

colocan una ó dos hojas de papel de estraza, y se cubre<br />

este papel con un lienzo ó tafetán encerado, con la mira<br />

de privar el papel de la humedad del aire, se hallará al<br />

cabo de unos dias mas húmedo que estaba al colocarle. ¿De


97<br />

donde , pues, viene esta humedad sino de la traspiración<br />

del tallo?<br />

Ademas, admitiendo un depósito de savia en.las raices<br />

y estacas, sube al tronco como el agua en los tubos capi­<br />

lares, mientras el frió no estrecha el diámetro de sus ca­<br />

nales ; y el resto, que no se puede consumir por la veje­<br />

tacion de las hojas, por cuanto el poco calor del amblen-<br />

tese opone á ello, es espedido por la traspiración.<br />

Se ve, pues, que prende con seguridad plantado en<br />

los climas del mediodía inmediatamente después de la<br />

caida de las hojas; y cuanto anticipa ademas esta planta­<br />

ción temprana la vejetacion de la primavera , pues no ha<br />

cesado, por decirlo asi, en las raices y yemas; y esto se<br />

verifica siempre á su modo en el tronco y en la estaca.<br />

Es tan cierto este hecho, que si se plantan dos árboles<br />

ú olivos , suponiendo que siempre hablamos del clima del<br />

mediodía, uno después de la caida de las hojas , y otro<br />

en Febrero ó Marzo , el primero arrojará brotes mas de<br />

veinte á veinticinco dias antes que el segundo. Es, pues,<br />

una prueba demostrativa de que ha habido durante el in­<br />

vierno una especie de vejetacion, aunque insensible ó per­<br />

ceptible , porque la savia no se insinúa de golpe en los<br />

conductos, como el agua de una jeringa impelida ó inyec­<br />

tada en una tripa.<br />

La segunda consecuencia para las provincias del nor­<br />

te , donde los frios son muy rigurosos y las lluvias abun­<br />

dantes, es que seria muy útil diferir las plantaciones has­<br />

ta el mes de Febrero ó Marzo, según el clima, y to­<br />

davía mejor hasta el momento en que la espericncia ha­<br />

bitual prueba que ya no hay nada que temer las grandes


98<br />

helad as. La evaporación , la sequedad y los calores son<br />

tan fuertes en los climas meridionales , que si se planta<br />

en Febrero ó Marzo el olivo , es prudente dar al instante<br />

un buen riego al árbol ó estacas plantadas; y es preciso<br />

también regarles de cualquier naturaleza que sean (es-<br />

cepto si están plantados en un terreno naturalmente hú­<br />

medo) , dos, tres, cuatro ó mas veces en el curso del<br />

verano ; ó al menos una ó dos, si después del riego ha ha­<br />

bido el cuidado de remover la tierra de la superficie , y<br />

cubrirla con una ó dos pulgadas de cascarillas de centeno,<br />

trigo, avena, etc., y si los plantones ó estacas han su­<br />

frido atraso durante el primer año, será ti til regarlos aun<br />

el segundo y tercer año.<br />

2.° De la naturaleza de los árboles: estos están di­<br />

vididos en tres clases jenerales : los unos pierden sus<br />

hojas en una época determinada, es decir, en las prime­<br />

ras heladas que sobrevienen después del otoño; y tales<br />

la mayor parte de los árboles de Europa : los otros con­<br />

servan sus hojas en medio de ias heladas y de las escar­<br />

chas ; y estos son los árboles coniferos, ó que dan pinas,<br />

corno los pinos , abetos , enebros, etc.; y los terceros son<br />

los que siempre están verdes, y cuya florescencia ó fruc­<br />

tificación se perpetúa durante el año: tal es el naranjo.<br />

Todos los del primer orden se pueden plantar inme­<br />

diatamente después de la caida de las hojas, como el oli­<br />

vo : los del segundo después de la madurez de los fru-,<br />

tos; y los del tercero durante todo el año; pero princi­<br />

palmente á entradas de la primavera. Ya se advertirá que<br />

algunas especies de árboles pueden estar esceptuados de<br />

estas reglas jenerales , pero son pocas. La caida de las'


99<br />

hojas anuncia que el curso de la savia se ha suspendido:<br />

la madurez de los frutos de los árboles siempre verdes<br />

indica que los trabajos de la naturaleza están concluidos,<br />

y que necesita descansar para comenzarlos de nuevo; en<br />

fin, se juzga que los árboles que dan flores y fruto al<br />

mismo tiempo se resienten de que baje y se disminuya<br />

el calor; que los brotes no crecen entonces (en la Euro­<br />

pa meridional), y por consiguiente se verifica una especie<br />

de reposo. Este es, pues, el tiempo que se debe elejir<br />

para plantarlos; pero ignoro siestas épocas son iguales en<br />

Asia, África y América.<br />

3.° De la naturaleza del suelo. Si este es craso y<br />

húmedo, en una palabra, si retiene agita, es claro que<br />

las raices del árbol ú olivo plantado después de la caida<br />

de las hojas, estarán anegadas durante el invierno; y que<br />

si la estación rigurosa dura mucho tiempo, esperimenla-<br />

rán, según hemos dicho arriba, los funestos efectos de las<br />

heladas ; si, por el contrario, el tiempo es blando, las rai­<br />

ces se enmohecerán. Hay muchos modos propios para evi­<br />

tar estos inconvenientes.<br />

El i.° es abrir los hoyos ú hoyas un año , ó al menos<br />

seis meses antes de plantar, á fin de que los abonos me-<br />

teóricos penetren, dividan y mullan hasta cierta profun­<br />

didad la tierra de la boya, y faciliten de esta manera una<br />

filtración mayor de agua. El 2.° dar á las hoyas doble pro­<br />

fundidad de la común, á fin de que haya mas tierra re­<br />

movida, y por consiguiente una filtración mas grande.Pa­<br />

ra el 3.° se guarnece la parte inferior de esta hoya pro­<br />

funda con cascajo, guijarros, arenas gordas que se con­<br />

vierten en un filtro escelente. Para el 4-° se separan las


100<br />

aguas llovedizas de las hojas, elevando la tierra contra el<br />

árbol, y dándole un declive muy inclinado , para que se<br />

prolonguen un poco mas allá de la parte de la tierra re­<br />

movida; en fin , se apisona la superficie de esta tierra con­<br />

movida é inclinada, hasta que forma una especie de cos­<br />

tra , y se alisa con el lomo de la pala ó azada, de manera<br />

que el agua no pueda detenerse en ella; después del in­<br />

vierno se estiende la tierra de este declive j se iguala con<br />

la del terreno.<br />

Si al contrario, el suelo es naturalmente seco, arenis­<br />

co y muy penetrable al agua, se dispondrá la tierra, des­<br />

pués que el árbol ó estaca hayan sido plantados , forman­<br />

do una espaciosa caldera, cuya parte mas honda se apro­<br />

xime al tronco, á fin de recibir durante el invierno, y con­<br />

centrar en ella, la cantidad mayor de agua llovediza que<br />

sea posible; y pasada la época invernal se rellenará con<br />

tierra formando lomo, para que no se evapore tanto la hu­<br />

medad que retiene en la primavera y verano siguientes; y<br />

esta evaporación será solo aplicable á los árboles y estacas<br />

de olivo plantados antes del invierno.<br />

4-° De la operación de plantar. Guando se hayan de<br />

plantar arbolitos que se han criado en almácigas ó viveros,<br />

y si posible es , la raiz central se debe conservar entera;<br />

y esto misino repetiré siempre que se presente la ocasión;<br />

pues el error y costumbre abominable de mutilar, como<br />

yo mismo lo he presenciado, las raices, es demasiado je-<br />

neral, y está demasiado arraigada, privando al olivito los<br />

únicos medios que le ha dado la naturaleza para asegu­<br />

rarle que mejor prenda. No se haga caso, y desprecíese lo<br />

que digan los charlatanes ignorantes y preocupados: dó-


102<br />

costumbre cíe pisar la tierra á medida que se coloca so­<br />

bre las raices y las estacas dentro de las boyas - es decir,<br />

que la apelmazan tanto ó acaso mas que lo estaba e n su<br />

estado natural antes de la apertura de la hoya; y si la<br />

tierra es tenaz, la dejan apisonada como si fuera una pa­<br />

red. Es verdad que conviene no dejar vacío alguno, pero<br />

el esceso de precaución es dañoso , y todo hombre que<br />

sabe pensar, conoce sus consecuencias ; y esta es la razón<br />

por qué muchos intelijentes, y yo con ellos, se quejan y<br />

aconsejan echar agua en las hoyas en dicha operación, y<br />

por este medio se consigue cerrarse todos los intersticios<br />

sin peligro alguno.<br />

Ya dejo dicho y repilo , que para rodear las estacas<br />

y las raices secundarias y demás de los plantones, se<br />

debe elejir la tierra mas suave y mas muelle , á fin de<br />

que se una á todos los puntos. La de la superficie, y la<br />

que ha estado mas espuesta á las influencias meteóricas<br />

es la mayor; y si la masa total no tiene todas las condi­<br />

ciones requeridas , se debe buscar en otra parte. A me­<br />

dida que se echa tierra sobre los plantones arraigados con­<br />

viene sublevarlas suavemente y á menudo, á fin de que la<br />

tierra menuda se insinúe por todos los vacíos. Prevengo<br />

que será muy imprudente plantar cuando la tierra está<br />

demasiado húmeda y lodosa.<br />

Hay también que observar que en las tierras fuertes,<br />

especialmente en las provincias meridionales, la tierra se<br />

agrieta durante las grandes sequedades del verano, y que<br />

estas grietas penetran toda su profundidad, y precisamen­<br />

te en el sitio de la circunferencia de la hoya; dejando asi<br />

las raices espuestas al aire, y haciendo perecer al árbol


105<br />

por el esceso de haberse evaporado toda la humedad de<br />

la hoya. Se me objetará que se puede cavar la superficie<br />

de esta tierra, regarla, y cerrar asi enteramente las grie­<br />

tas: convengo en ello; pero en las grandes plantaciones,<br />

pues á pesar de los cuidados y riegos que se aplican, ape­<br />

nas hasta los tres años comienza la tierra á hacer cuerpo<br />

con la de la circunferencia; y el mejor modo, ademas de<br />

los riegos, es cavar el terreno de las dos junturas, é ir<br />

golpeando con el azadón ó azada el suelo cavado, y asi se<br />

evitará mucho la evaporación que se hacia por ellas.<br />

Algunos son de opinión que no se deben cortar ó des­<br />

mochar las puntas de las estacas; pero la esperiencia prue­<br />

ba lo contrario , pero la práctica común y ordinaria es cor­<br />

tar las puntas triangularmente, y mucho mejor es cortar­<br />

las de manera que formen el pico de flauta, quedando el<br />

lado opuesto con su corteza; puesto que por este punto<br />

es donde primero comienza á brotar y salir las raicillas del<br />

repulgo que alli se habia formado. Los principios que se<br />

desenvuelven en el repulgo indican toda la teoría del arte<br />

de plantar estacas; y asi antes de hablar de la elección<br />

de éstas, daremos alguna noción como se forman los bro-<br />

tes, y como crecen al salir de los repulgos.<br />

El acrecentamiento del brote ó tallo se atribuye alas<br />

partes mas groseras de la savia ó jugo, empujadas á la<br />

circunferencia por un movimiento lateral, al paso que se<br />

elevan hasta lo alto por un movimiento perpendicular.<br />

Las partes mas lijeras y mas sutiles y volátiles, contribu­<br />

yen á la producción de los brotes desde el punto céntrico<br />

de las jemas. La fuerza del movimiento que las lleva del<br />

centro á la circunferencia, se comunica también á las fi-


104<br />

bras del cuerpo leñoso que están mezcladas con la medula,<br />

son también arrastradas con ella, y como el cuerpo leñoso<br />

no está igualmente apretado por todas partes, pasan pol­<br />

las menos apartadas, y entonces no solamente forman en<br />

la circunferencia del cuerpo leñoso los círculos nuevos que<br />

lo hacen engrosar, sino que adelantándose mas allá, em­<br />

pujan la parenquima de la corteza, la hacen tomar el mis­<br />

mo movimiento, y obligan al pellejo á que haga lo mis­<br />

mo; asi se forman los brotes, y por un mecanismo seme­<br />

jante crecen y adquieren su total grandor y tamaño.<br />

Esta esplicacion es muy suficiente para entender la for­<br />

mación y acrecentamiento de la parte leñosa del brote; pe­<br />

ro por lo respectivo á la de las hojas-y flores que contie­<br />

ne, es un secreto de la naturaleza, que se ha intentado mu­<br />

chas veces descubrir; pero las soluciones que se han dado,<br />

están tal vez muy distantes de la verdad hasta el dia.<br />

5.° Elección de ramas de olivo para estacas de plan­<br />

tación. En los olivos es necesario escojer las ramas para<br />

estacas que sean rollizas, vigorosas, sanas, rectas, lisas,<br />

limpias, verdosas, y de olivos^castizos, que no estén en­<br />

vejecidas, carcomidas y cariadas, ni tostadas del sol; ni<br />

que tengan secas, ó pedazos de corteza ó cascara quita­<br />

dos; ni que estén sus ramas infestadas de nudillos pardos<br />

y acaracolados, que por estar enfermizos no medran ape­<br />

nas; que estén libres de plantas parásitas, corno el muér­<br />

dago ó marojo, el musgo, la cuscuta, liqúenes, etc.; que<br />

no tengan heridas viejas, ni espolones ó ganchos en pu­<br />

trefacción: se procurará escojer las mas viejas, guarneci­<br />

das de botones; y las mejores son las que tengan escre-<br />

cencías, protuberancias ó repulgos, y éstas mejor si es-


103<br />

tan en la parte de la estaca que se ha de enterrar. Por lo<br />

regular, cuando se hacen las talas, cortan las ramas vie­<br />

jas, las agujereadas délas intemperies y heridas causadas<br />

por la poda ó esmaroja: también cortan las esquilmadas<br />

y paradas convertidas en ramas de madera, mas que de<br />

fruto, llamadas infructíferas; todas estas, por mas aven­<br />

tajadas que sean y parezcan, y por mas que los ignoran­<br />

tes charlen, nunca, jamás, si se plantan, serán tan fruc­<br />

tíferas, tan vigorosas ni saludables, como las que se esco­<br />

jan y planten sin ninguno de los defectos y alifafes ano­<br />

tados; y mejor aun serán las que procedan de almácigas<br />

y garrotales. Se procurará con ansia que las ramas que se<br />

elijan para estacas de plantío, estén guarnecidas, repito<br />

segunda vez, de botones, principalmente las que tienen<br />

sobre la corteza tumores y repulgos, y cuanto mas bajos<br />

hacia su parte baja, mejor; los que se procurará que se<br />

queden por encima del corte de la rama, enterrando la<br />

parte en que se hallan. Como no es fácil encontrar siem­<br />

pre ramas semejantes, convendrá dejar á la estaca un po­<br />

co de madera vieja : se aguzará la parte que debe quedar<br />

enterrada, procurando dejar ilesa la pequeña parte del ár­<br />

bol viejo ó corteza adherente á la estaca; porque es un<br />

repulgo nuevo y enteramente formado; pero si no se ha<br />

podido conservar, será preciso dejar por lo menos, y no<br />

lastimar la corteza de los lados; pero aconsejo que de nin­<br />

gún modo se hagan muescas, ni pelar la corteza ó macha­<br />

carla en la parte de la rama que debe quedar enterrada,<br />

creyendo que por este medio se multiplica el oríjen de<br />

los repulgos, sin advertir que estas muescas entretienen<br />

la savia, desarreglando los conductos, y la obligan á dar


106<br />

vueltas y revueltas para volver á tomar su dirección na­<br />

tural.<br />

Si se quiere hacer repulgos con el fin de que al hacer<br />

el plantío de estacas, estas prendan con mas seguridad, se<br />

tomará una cuerda de lana ó de estambre, dése en la es­<br />

taca dos ó tres vueltas en la parte baja, lo menos medio<br />

año antes de cortarla, cerca de una cuarta mas arriba de<br />

donde se considere que se ha de hacer el corte, y apretan­<br />

do la ligadura de manera que por todos lados ó puntos que­<br />

de apretada la corteza: si se aprieta demasiado, la corta y<br />

separa circularmente, y casi siempre perece la superior<br />

parte del cordón; se debe, pues, apretar mas ó menos, se­<br />

gún el tiempo en que se hace esta operación: si es prima­<br />

vera, cuando la rama no tiene todavía mucha savia, se pue­<br />

de entonces apretar un poco, y la savia que baja formará<br />

el repulgo á medida que la rama vaya engordando. Si la<br />

ligadura se hace cuando la rama está próxima á florecer,<br />

apretándola mucho se introduce y parte la corteza : es<br />

necesario, pues, que haya moderación en esto; pero si se<br />

hace en Agosto, se debe apretar, cuando menos, como en<br />

primavera, porque la corteza está ya dura, y el olivo ten­<br />

drá asi tiempo para formar un repulgo antes del invierno.<br />

He aqui el resultado de algunos esperimentos hechos en<br />

ramas para estacas de olivo.<br />

El autor de quien anuncio esta nota, dice : »Las esta­<br />

cas simples, esto es , las que no tenian repulgo ni peda­<br />

zo de madera vieja, no agarraron también como las otras,<br />

y muchas se perdieron."<br />

»Las que tenian un repulgo formado por ligadura,<br />

prendieron mas completamente que las dos primeras; J


107<br />

las que ademas deí repulgo de Ja ligadura tenian un poco<br />

de madera vieja, prendieron mejor que todas las demás."<br />

Durante el primer año no se debe suprimir ninguno<br />

de los brotes que salgan de la corteza de la estaca, pues­<br />

to que las plantas y árboles se alimentan, tanto por sus<br />

hojas como por sus raices: las hojas absorven la humedad<br />

del aire, como también los diferentes nutricios que con­<br />

tiene; y el nacimiento y progresos de estos brotes, facili­<br />

tan los de las raices, siempre que el terreno convenga<br />

con su modo de vejetar.<br />

El único caso en que se deben suprimir los brotes de<br />

la estaca en el primer año plantada, es cuando uno de los<br />

que salen de la parte inferior está muy vicioso, y absorve<br />

una gran parte de la savia que debia ir á las ramas de la<br />

cruz ó cima; pero mientras la savia se distribuye casi uni­<br />

forme é igualmente, es inútil y aun dañosa semejante su­<br />

presión. A la caída de la hoja ó fitial de otoño podrá tener<br />

cabida esta operación; esperando sin embargo á que Ja<br />

madera de la punta de la estaca esté bien cuajada; y para<br />

no errar en caso de duda, es mejor diferir esta operación<br />

para la segunda otoñada.<br />

La mejor estación, pues, para plantar estacas, princi­<br />

palmente en las provincias meridionales , es á principios<br />

de Noviembre; porque el calor interior de la tierra no se<br />

habrá disminuido aun por el frió, y facilitará la jermina-<br />

cion de las raices, que ademas será ausiliada por las lluvias<br />

del invierno. Durante este tiempo la parte de la estaca<br />

que se halla fuera de la tierra, no echará brote alguno, es<br />

verdad, porque Ja temperatura del aire ambiente no se<br />

hallará en el mismo grado de calor que el de lo interior, ó


108<br />

por lo menos no se mantendrá en el mismo punto nece­<br />

sario para la vejetacion de los árboles.<br />

Resulta, pues, de estas plantaciones tempranas , que<br />

las estacas sufren y resisten mejor los calores y seque­<br />

dades de la primavera y del verano.<br />

Gomo el clima no sea muy frió, es mejor plantar tem­<br />

prano, que esperar á fines del invierno; pues asi se ga­<br />

na tiempo, la tierra tiene el que se necesita para apretar­<br />

se contra la estaca, incorporarse con ella, arrojar brotes<br />

mas pronto por la primavera, y producir mejores ramillas<br />

en aquel año.<br />

La estaca, después de cortada del árbol, debe estar<br />

sin plantar el menos tiempo que sea posible. Si hay agua<br />

en las inmediaciones, se meterá en ella su parte inferior,<br />

ó sino se enterrará en una hoya, cubriéndola con tierra;<br />

y de alli se irán sacando para irlas trasplantando. Pero<br />

no se atiende al cuidado esencial, repito por conclusión,<br />

que es á apretar bien la tierra contra la parte del plan­<br />

tón de la estaca que queda enterrada; pero que no sea<br />

tanto que quede en vez de apretada apisonada como una<br />

pared.<br />

Las doctrinas que dejo anotadas en todo este capítulo<br />

están en un todo contestes con las que nos han trasmiti­<br />

do los mejores escritores que de la materia conocemos, co­<br />

mo Plinio, Olivier de Serres, Rocier, Duhamel, los re-;<br />

dactores del Semanario de Agricultura, Sampayo, los se-|<br />

ñores Boutelous, hermanos, y por último, nuestro sabio<br />

D. Gabriel Alonso de Herrera, hace 5oo años que nos di-!<br />

jo que el tiempo de plantar el olivo era, »si es tierra ca­<br />

llente, y seca ó enjuta, y onde no se han de regar, sea


109<br />

»por Noviembre ó Hebrero; y si tierra húmida y fria ó<br />

»donde se puede regar, por Marzo, Abril, y aun por Ma­<br />

nyo , y en lo templado por Hebrero"<br />

6.° De los terrenos que ama el olivo, y en los que<br />

se propaga mejor. La calidad del terreno para el plan­<br />

tío del olivo es en jeneral muy indiferente, pues que le<br />

vemos crecer en tierras lijeras, arenosas, guijarrosas, pas­<br />

tosas ó de miga, en las sueltas y finas, en las pendientes<br />

de los montes ó de los oteros, en las volcánicas, y aun<br />

entre las rocas: vejeta igualmente bien y con vigor consi­<br />

derable en los terrenos fuertes y sustanciosos, y aunque<br />

el fondo sea arcilloso, se penetran las raices por sus grie­<br />

tas: también las mayores ventajas en los que se crian en<br />

tierras de buen fondo que , ademas de ser sustanciosas,<br />

están mezcladas con algún cascajo.<br />

En las tierras de vega ó campo pingües, y en las de los<br />

valles y hondonadas , se crian los olivos, es cierto, mas ro­<br />

bustos, altos y frondosos; pero casi siempre están espues­<br />

tos á perder el fruto, por mas lozanos que sean, por la<br />

falta de ventilación; y por esto los plantados en las coli­<br />

nas, montes y oteros, en las declives ó pendientes y sitios<br />

ventilados, fructifican mas abundantemente y con mas se­<br />

guridad, aunque no presenten tanto volumen y lozanía; y<br />

en estos últimos terrenos son sus aceites de mejor calidad<br />

y mas esquisitos que los de aquellos parajes.<br />

Ama el olivo los resguardos y los abrigos, y vive con<br />

lozanía en los climas templados ; pero solo da copiosos<br />

frutos donde tiene mas ventilación , tanto mas si goza de<br />

un terreno suficiente para que puedan eslenderse y mul­<br />

tiplicarse sus raices. Los frios del invierno, las nieves, la


110<br />

escarcha y el rocío perjudican mas á los olivos espuestos<br />

en terrenos bajos, que á los de las alturas : en los prime­<br />

ros permanece en ellos mas tiempo la influencia de aque­<br />

llos metéoros, y en los segundos se disipa mas pronto,<br />

en razón de que el viento los azota y sacude; y de aqui es<br />

que en estos el cuajo de la flor es mas seguro, y en aque­<br />

llos falta con la mayor frecuencia.<br />

»Las olivas, dice Herrera, quieren tierras algo airosas,<br />

»mayormente de aqueste aire, que es el que viene de po-<br />

»niente; quieren cerros que no sean muy inhiestos, sino<br />

»algo acostados ; que en lo muy alto no se hacen buenas,<br />

»ni en los valles, mayormente si son húmedos y ahoga-<br />

»dos, no airosos, y si los tales cerros son de barro suel-<br />

»to, son muy buenos , no de olleros. En los valles mas se<br />

»hacen grandes, jentiles, que fructíferos, mayormente si es<br />

»tierra muy gruesa y sustanciosa."<br />

CAPITULO IX.<br />

DEL REPARTIMIENTO DE LOS TALLOS , RAMILLAS Ó VARETAS<br />

DE LAS ESTACAS RECIÉN PLANTADAS, Y DEL RIEGO DE<br />

ÉSTAS.<br />

T<br />

X odo olivo tiene la ventaja inapreciable de echar raices,<br />

tallos, brotes, ramillas ó varetas por todas sus partes,<br />

escepto por las hojas; y se puede decir que cada poro<br />

de su corteza es propio para producir un renuevo, si la<br />

corteza está al aire, ó una raiz, si la corteza está cubier­<br />

ta con la tierra. No hay árbol que tenga mas tendencia á<br />

echar renuevos ó tallos; pues parece que la naturaleza


111<br />

quiere compensar su lenta producción por medio de sus<br />

ramillas; y asi es, que ya plantado por estaca, ó ya tras­<br />

plantado por raices, echa por todas las partes que le que­<br />

dan al aire libre una porción considerable de tallos, re­<br />

nuevos, brotes, ramillas ó varetas muy juntos entre sí; y<br />

no hay para que tocarles el primer año de recien hecho<br />

el plantío, con el fin de repartirlas; pues el árbol arrai­<br />

ga en proporción á los brotes y varetas que arroja ; sin em­<br />

bargo, cuando tiene muchos en el tronco y en lo alto de<br />

la cima ó cabeza de él, convendrá suprimir las inferiores,<br />

porque estas absorven la savia inútilmente, si crecen mu­<br />

chos juntos, con perjuicio de las de la cruz á cabeza de<br />

las estacas: al segundo año se irán quitando y repartien­<br />

do las mas débiles ; y al tercero solo se entresacarán y<br />

cortarán las varetas supérfluas, dejando no mas que<br />

las que han de servir para formar la copa del árbol;<br />

algunas veces hay que esperar al cuarto año, según sea<br />

la fuerza de la vejetacion del plantío, dejándoles siempre<br />

las que presenten mas esperanza en su vigor, y las que<br />

estén mejor situadas y compartirlas, pero que no bajen<br />

menos de cinco, por si casualmente se desgaja alguna; y<br />

al siguiente año se dejarán á lo mas cuatro; pues no es<br />

lo mejor que tengan muchas ramas madres ó principales,<br />

sino que estas sean buenas, robustas y bien terciadas, pro­<br />

curando conservarlas; porque no es fácil reponer otras,<br />

hasta que llegue el prolongado tiempo de la primera tala,<br />

a fin de que no quede el olivo imperfecto y cuarteado,<br />

como frecuentemente se está esperimentando.<br />

Si en los primeros años juveniles cargan mucho de acei­<br />

tuna , es menester quitársela, ó dejarles muy poca; pues


112<br />

á no ser asi, están las ramillas muy espuestas á desgajarse<br />

con su peso, ó á quedar muy inclinadas ó cabizbajas bácia<br />

el suelo, que es mucho defecto , y espuestas al diente de<br />

los ganados; y aun también muchas se desecan de resul­<br />

tas de lo desustanciadas que quedan. Mientras que los oli-<br />

vitos no adquieran mas robustez en su parte leñosa , dé­<br />

jeseles solamente que nutran la aceituna precisa, y cója­<br />

se á mano, pues sienten mucho los palos, y están muy<br />

espuestas á que se quiebren ó desgajen, y á que enfermen<br />

las ramillas también.<br />

Muchos cultivadores hay que al primer ó segundo<br />

año, á mas tardar, reparten los renuevos ó varetas, y no<br />

dejan mas que dos ó tres en la cabeza de la planta, sin<br />

considerar que de semejante operación , la savia no en­<br />

cuentra bastantes vasos aspirantes , y sobre todo vasos es-<br />

cretorios , y esta maniobra echa de un golpe y sin conoci­<br />

miento de la física vejetal, dañan infinitamente á las ra­<br />

millas que se quieren conservar esponiéndolas á enferme­<br />

dades. Una de las razones que se oponen á quitarlas to­<br />

das de un golpe y de una vez, es que estos brotes ó ta­<br />

llos nuevos son todavía muy tiernos, y cualquiera ráfa­<br />

ga de viento los desgaja ó rompe contra el tronco, y en­<br />

tonces no queda mas esperanza; y es menester que tra­<br />

baje la planta segunda vez en repartir otros nuevos con<br />

grande retraso.<br />

Del riego de las estucas ó plantones de olivo. Lo<br />

primero que importa esencialmente, es que echen raices; y<br />

el riego que en el verano inmediato se les ha de dar, pi­<br />

de mucha circunspección é intelijencia, por ser una plan­<br />

ta , á quien ofende la mucha humedad. Si en el verano so-


115<br />

brevienen oportunamente tres ó cuatro lluvias, serán inú­<br />

tiles los riegos , á no ser que el calor de él sea muy fuer­<br />

te. Los riegos que mas le aprovechan son los que se dan<br />

en May r o y Agosto, y mucho mejor, si dánse después de<br />

Jas tres de la larde. Al olivo le daña demasiado la hume­<br />

dad, porque esta se opone á la concentración del calor;<br />

y asi basla que la tierra tenga alguna poca humedad, la<br />

que se conservará arreglando los riegos á las circunstan­<br />

cias del clima. La esperiencia me ha enseñado que la<br />

prosperidad de un plantío, sea de la especie de arbolado<br />

que fuere, depende casi siempre del desvelo, cuidado,<br />

beneficio y riego oportuno del primer año.<br />

En el riego se debe desterrar la inveterada costumbre<br />

de echar, sin conocimiento de causa, uno, dos ó tres cán­<br />

taros de agua cada dia en cada un pie sin reflexión, y se<br />

le echará mas ó nada cuando la necesite ó no, á juicio de<br />

un hombre de razón y de esperiencia ; pues no se debe<br />

abandonar á un cualquiera esta operación, como sucede<br />

ordinariamente ; siendo no pocas veces esto la causa por<br />

que se pierden muchas estacas, después de haber ellas<br />

brotado con mucha lozanía y valentía.<br />

En las piletas ó acogombrados con que se cubren las<br />

estacas y plantones para preservarles del frió y del esce-<br />

sivo calor del verano, se harán unos buzones ó agujeros<br />

algo grandes , por donde se ha de vaciar el agua para el<br />

riego, y que esta caiga siempre bañando la corteza infe­<br />

rior de la estaca por su pie hacia el centro, los que se<br />

liarán mirando hacia el nordeste, esto es, hacia en medio<br />

de la línea que divide el norte del este., con el fin de que<br />

los calores del mediodía y tarde de los clias grandes, no


114<br />

disipen tanto ia humedad; y en el centro de ellos se asen­<br />

tará una hoja ancha de pita ó un pedazo de estera, para<br />

que el agua al vertirla del cántaro, no impela y remoje<br />

la tierra del espesor de la pileta, y con la continuación no<br />

Ja derrumbe tan fácilmente; y será muy útil que quede el<br />

buzón tapado dia y noche con un manojo de yerba ó cosa<br />

semejante.<br />

El plantío de olivo hecho temprano desde mediados<br />

de Octubre, si hubiese llovido, hasta mediados de Diciem­<br />

bre, cuyas hoyas se hayan abierto con un año de antici­<br />

pación, no necesitan tanto riego, y á veces ninguno en<br />

el primer año, si el invierno, otoño y primavera, de hecha<br />

la plantación ya, han sido bastante lluviosos; pues duran­<br />

te estas tres estaciones la tierra habrá cojido bastante hu­<br />

medad y jugo para mantener las estacas frescas , vigoro­<br />

sas y nutridas, y para que vejeten bien en todo el estío,<br />

aunque este sea caluroso y seco; mas con todo aventaja­<br />

rán si se les riega hasta el cuarto año.<br />

El plantío tardío de primavera necesita incomparable­<br />

mente mas riegos y mas frecuentes, por la razón de que<br />

su tierra no ha recojido tanta humedad, por haber estado<br />

al aire y á las aguas é intemperies las hoyas hasta Marzo y<br />

Abril, en que acostumbran hacer esta plantación.<br />

Para conocer si las estacas y plantones recien planta­<br />

dos ó clavados echan buenos renuevos , tallos ó ramillas,<br />

se tendrá cuidado como vejetan. Si las hojitas están ver­<br />

dosas y lustrosas, y si están empinadas y rectas hacia ar­<br />

riba en cualquiera estación, y con especialidad en el es­<br />

tío, es señal que vejetan bien , y por lo tanto no tienen<br />

necesidad de riego; pero si están mustias, lánguidas y ca-


115<br />

bizbajas, es señal que las bace falla el riego; mas si se pre­<br />

sentan amarillentas, y que las bojitas se van cayendo, es<br />

prueba que eslán hidrópicas, esto es, que abunda la tier­<br />

ra de humedad; y en este estado es menester darles algu­<br />

nas cavas , para que por este medio se evapore la tierra.<br />

Observemos siempre la marcha de la naturaleza, y acer­<br />

taremos en todas nuestras faenas agrícolas, y estemos cier­<br />

tos de que no nos engañará jamás, sino cuando no la com­<br />

prendemos , equivocando nuestras ideas en sus opera­<br />

ciones.<br />

Tí<br />

CAPITULO X.<br />

DE LOS BENEFICIOS DEL OLIVO TRASPLANTADO.<br />

JL/el cuidado de las hoyas. Toda tierra, dice Rocier, se<br />

asienta al menos una pulgada si ha sido removida, y des­<br />

pués se va recojiendo poco á poco en sí misma; de ma­<br />

nera que entre la tierra removida y las paredes de los cos­<br />

tados de las hoyas se abren grietas que penetran hasta<br />

el fondo de ellas; y por estas aperturas é intersticios, se<br />

evapora con mucho perjuicio de las raices la humedad del<br />

suelo, atraida por el aire y sublimada por el calor. Este<br />

vicio se verifica principalmente en las tierras tenaces, fuer-<br />

les y compactas , y el mejor medio de remediarle , es dar<br />

al terreno una ó dos cavas ó rascabinas, allanando y apel­<br />

mazando la tierra con la azada.<br />

Las tierras lijeras , areniscas, etc., están en jenerai<br />

exentas de estas grietas; sin embargo la prudencia dicta<br />

que se visiten de cuando en cuando las plantaciones, y se<br />

remedien los inconvenientes luego que se adviertan.


116<br />

De los abonos j labores al pie de los olivos. No en­<br />

tro por ahora á examinar si los olivos deben ser podados<br />

cada dos años; pero como esta es la costumbre casi jene­<br />

ral, la doy por sentada, por lo que voy á decir, reservan­<br />

do mi diclamen para cuando trate del capítulo de la poda.<br />

Antes de arar, esto es, antes, durante ó después<br />

del invierno, se abona el pie del olivo, y en seguida se<br />

entierra. Esta operación, muy sencilla por sí misma , se<br />

hace casi en todas partes mal. Examinemos primero la na­<br />

turaleza del abono.<br />

La esperiencia prueba que el estiércol pajoso, mal<br />

podrido, etc., casi no tiene virtud alguna; pues es muy<br />

esencial que haya fermentado en masa, y que el montón<br />

haya estado bastante húmedo para que no le acometa el<br />

moho; en fin, que haya esperimentado la fermentación<br />

pútrida, que es la que debe variar la naturaleza de sus<br />

principios primeros, para componer mistos y residuos<br />

análogos; y para ello se necesita por lo menos un año pa­<br />

ra esta mutación y conversión: y asi es que el abono mas<br />

descompuesto, y sin que haya esperimentado evapora­<br />

ción alguna, es el mejor, y una cantidad de él reducida á<br />

mantillo produce tanto efecto como seis tantos de estiér­<br />

col todavía pajoso.<br />

Comunmente se echa el estiércol muy cerca de la ce­<br />

pa del olivo, y se estiende alrededor de ella, y se amon­<br />

tona la tierra contra él, y de esto resultan muchos incon­<br />

venientes : i . ° el amurillar un árbol que está procurando<br />

siempre echar ramas y raices, y que tiene en toda su lon-<br />

jitud jérmenes de brotes prontos á desarrollarse, escita á<br />

las raices á salir de la parte cubierta, y aumenta los tu-


117<br />

mores ó repulgos alrededor del cuello de las raices, en­<br />

sanchando y alargando poco á poco la cepa, hasta hacer<br />

salirla fuera de la tierra; por tanto, es un absurdo amuri­<br />

llar el olivo sin cesar; pues por mas que se haga, al fin<br />

echará siempre fuera la cepa, que es lo que el buen cul­<br />

tivador procurará remediar en cuanto le sea posible.<br />

El árbol no recibe por la cepa ni por el oríjen de las<br />

raices gruesas que salen de ella, el beneficio de los abo­<br />

nos, ó por lo menos recibe muy poco, porque las raices<br />

capilares son las que proveen verdaderamente la savia,<br />

y la cepa casi no las tiene. Es necesario, pues, dejar sin<br />

estercolar, por lo menos tres pies de distancia alrededor<br />

del tronco, esparciendo el estiércol por la circunferencia<br />

y fuera de este círculo.<br />

2.° El estiércol acumulado en mucha cantidad no se<br />

puede comparar á la mucha cantidad de tierra. El aire, el<br />

calor y las lluvias disipan bien pronto sus principios mas<br />

volátiles, y solo resta un caput rnortuum ó simple resi­<br />

duo. El estiércol, al contrario, derramado en la circunfe­<br />

rencia, queda enterrado muy profundamente con la cava<br />

o arada, y las lluvias hacen penetrar mas adentro sus prin­<br />

cipios, que deben combinarse con los que están ya con­<br />

tenidos en el seno de la tierra.<br />

3.° El amurillar los árboles hace que las aguas llove­<br />

dizas se aparten del tronco y centro, dándoles una incli­<br />

nación rápida, y las arroja lejos ; asi que, es mucho mejor<br />

labrar los árboles de una manera que quede alrededor del<br />

tronco una especie de caldera que retenga el agua, y la<br />

remita de la circunferencia al centro , porque entonces no<br />

se pierde una gota, y las aceitunas no se caen de los ár-


118<br />

Loles desecadas dorante los calores continuos del verano.<br />

Si esta labor se diese antes del invierno, la humedad con­<br />

centrada al pie del árbol podria dañarle , si el frió fuese<br />

riguroso.<br />

Los campos destinados para granos y plantados al mis­<br />

mo tiempo de olivos, reciben cinco labores con el arado<br />

el año que se podan los árboles ó que se siembra la tier­<br />

ra : se abonan antes ó después del invierno, y el estiér­<br />

col queda enterrado con la cava y arada que se da al pie<br />

de cada árbol. Es imposible mientras están en pie los pa­<br />

nes darles labor alguna. De este resultado el olivo se que­<br />

da sin cultivo un año entero; mal que podria disimularse,<br />

si á fines del otoño se le diese una buena reja ; pero este<br />

método es casi desconocido en las provincias del medio­<br />

día , donde, como en todas partes, siempre se hacen de<br />

prisa las labores, y por eso no se da la primer reja ordi­<br />

nariamente hasta el mes de Febrero siguiente. Este mé­<br />

todo de cultivar es muy defectuoso.<br />

En otros parajes dan los propietarios á sus campos<br />

sembrados y plantados de olivos una labor cruzada des­<br />

pués de alzada la cosecha; resultando de esto, ademas de<br />

las ventajas de estas labores relativas al suelo, que el fru­<br />

to del olivo se aprovecha de ellas tanto como el árbol mis­<br />

mo. Algunas veces se retarda esta labor por un momen­<br />

to á causa de la sequedad de la estación ; y asi conviene<br />

aprovecharse de las primeras aguas, y si tardan en caer, se<br />

labrará como mejor se pueda.<br />

Muchos cultivadores, al contrario, pecan por el defec­<br />

to opuesto: están sin cesar con la azada en la mano, y<br />

aumentan asi la evaporación de la poca humedad que le


119<br />

queda al suelo; pero si felizmente sobrevienen lluvias, no<br />

queda perdido su trabajo. En agricultura solo se debe ha­<br />

cer lo necesario, y lo demás es inútil; porque los campos<br />

no son como las huertas; y los olivos no exijen tanto cui­<br />

dado como los arbustos y los ranúnculos de floristas. A<br />

cada labor que se da al pie de los troncos de los olivos,<br />

se deben destruir los brotes que salgan de ellos y del cue­<br />

llo de las raices , porque son unos parásitos muy perni­<br />

ciosos.<br />

Las labores bien dadas y á sus debidos tiempos, favo­<br />

recen mucho la vejetacion del olivo, que mas que otro<br />

árbol alguno, corresponde á los beneficios que el cultiva­<br />

dor le dispensa: asi que, los agricultores que entienden<br />

Lien en qué consiste su verdadero interés , no se con­<br />

tentan con solo arar dos, tres ó mas rejas , sino que ade­<br />

mas suelen cavar sus olivares, procurando que los opera­<br />

rios no destruyan, corlen ó conmuevan las raices de las<br />

plantas estendidas por todas partes en busca del alimento.<br />

Cuando estas labores se hacen entre olivos que ya fruc­<br />

tifican, se empiezan regularmente luego que se ha reco-<br />

jido la aceituna, y repartiendo el tiempo en épocas pro­<br />

porcionadas, se distribuyen también las subsiguientes con<br />

intervalos acomodados á las facultades y faenas del labra­<br />

dor • pero regularmente termina por los meses de Junio ó<br />

Julio. Si los olivos son nuevos, puede anticiparse algún tan­<br />

to la época de empezar las labores y repetir las que con­<br />

venga en primavera y otoño, puesto que en estos no hay<br />

que esperar á la recolección del fruto como en los pri­<br />

meros.<br />

No falta quien dice que el olivo no necesita de bene-


120 .<br />

ficio alguno al pie, sino arriba, y hay muchos que lo ha­<br />

cen asi. «Ten á la vista, dice el Padre Baeza, la memoria<br />

que dio principio á esta opinión que tantos perjuicios ha<br />

causado. Celebro, repite el mismo, el fino modo con que<br />

se discurre en ella; pero atengámonos á la esperiencia.<br />

Todo lo nuevo y singular place en este siglo de noveda­<br />

des , y mas si es en favor del bolsillo. No pensemos que<br />

las buenas cosechas penden solo de los beneficios que se<br />

dan á la tierra; pues es necesario que coopere el tempo­<br />

ral; esto es, el calor, la humedad, la distribución de las<br />

lluvias en ciertos meses y circunstancias, la fuerza y du­<br />

ración de los vientos , etc. Las lluvias que caen por la<br />

tarde y la noche, y á las que se sigue un tiempo nublado,<br />

son mas útiles y mejores, porque penetran la tierra y se<br />

quedan en ella ; pero cuando sale el sol luego que llue­<br />

ve, se evapora pronto el agua, y se ocasiona una fermen­<br />

tación dañosa. También son mas provechosas las lluvias<br />

moderadas y tranquilas, porque los chaparrones laban la<br />

tierra y arrastran tras sí los abonos; ademas de que sue­<br />

len descubrir las raices de las plantas. Los calores fuer­<br />

tes á sus tiempos oportunos, no solo causan un gran bien<br />

á la vejetacion, sino que benefician la tierra labrada, redu­<br />

ciéndola á polvo , y hacen perecer al mismo tiempo las<br />

raices de las malas yerbas, y acaso también muchos in­<br />

sectos."<br />

Del tiempo en que se ha de abonar el olivo. Las<br />

opiniones sobre este punto están divididas; y asi solo es­<br />

pondré aqui las mas razonables y las mejor recibidas. La<br />

esperiencia diaria ha probado que el olivo exijia abonos mas<br />

ó menos necesarios, según las especies y la naturaleza del


121<br />

suelo: cuando el campo se labra con el arado común ne­<br />

cesita de mas rejas, porque las raices fibrosas se eslien-<br />

den casi por la superficie. Plinio, Catón y nuestro Coiti­<br />

mela exijian que el olivo se abonase al menos cada tres<br />

años.<br />

El labrador quiere que el árbol le produzca abundan­<br />

tes cosechas, y aunque lo trata rigurosamente en la poda,<br />

desea que arroje mucha madera nueva. Pero no conside­<br />

ra que el alimento debe ser proporcionado á las necesida­<br />

des de los principios saviosos, sin que haya duda en esto;<br />

y la esperiencia ha probado, que la especie de olivo que<br />

se carga naturalmente mas de madera que otra, necesita<br />

también mas cantidad de abonos. Mas trátennos ya de la<br />

época en que conviene estercolarlos.<br />

El otoño me parece el tiempo mas favorable, durante<br />

el mes de Octubre , porque en Setiembre hace todavía<br />

mucho calor, y en Noviembre hace comunmente mucho<br />

frió. La mezcla de nuevas tierras, escombros, etc., se pue­<br />

de hacer en todas las estaciones, y sobre todo á fines de<br />

Noviembre, para que las lluvias de invierno puedan lavar­<br />

las y penetrar la tierra de la sal que estraen de ellas. Im­<br />

porta no perder de vista que hablo de un estiércol bien<br />

hecho, de un estiércol que haya sufrido la fermentación<br />

pútrida; en fin, de un estiércol cuyo calor en masa sea á<br />

corta diferencia igual al de la atmósfera. Este abono, acar­<br />

reado en otoño, y enterrado inmediatamente con una la­<br />

bor, dará fortaleza al árbol, cuyos frutos, que no se cojen<br />

hasta Noviembre ó Diciembre , serán mas gruesos y esta­<br />

rán mejor nutridos. Si sobrevienen lluvias, la disolución<br />

de este estiércol y la combinación de sus principios con


122<br />

los de la tierra, serán prontos, y se convertirán en prove­<br />

cho del árbol y beneficio del terreno : no habrá que temer<br />

que este estiércol bien consumido atraiga la frescura du­<br />

rante el invierno , y que en su evaporación encuentre la<br />

humedad debajo del árbol; en fin, obrará en este caso, no<br />

como principio cálido , sino mecánicamente como princi­<br />

pio nutritivo, y como restaurador de los principios con­<br />

sumidos por la cosecha recojida dos ó tres meses antes.<br />

Las abonos pajosos no consumidos, etc., son dañosos,<br />

porque ni el arado ni la azada los dividen bien; y que­<br />

dando enterrados cuando las lluvias de fines de otoño<br />

los penetran, se establece en ellos una nueva fermenta­<br />

ción, y toda fermentación produce calor, verificándose<br />

entonces los fenómenos que hemos citado.<br />

Se me objetará que el estiércol se aniquilará, y sus<br />

principios se desecarán, y que al volver la primavera, el<br />

árbol no sacará de ellos provecho alguno; pero esto no es<br />

cierto , á menos que se haya dejado sobre la superficie<br />

del terreno, espuesto al sol, al aire, etc.; pues enterrán­<br />

dole convenientemente, no hay que temer nada. A me­<br />

dida que la estación se adelanta, se disminuye el calor, y<br />

las descomposiciones y recomposiciones se hacen con mas<br />

lentitud; el árbol se aprovecha de las que se han hecho<br />

hasta entradas del invierno, aunque sean en corta canti­<br />

dad; porque en el invierno es cuando se preparan las di­<br />

soluciones grandes, y la renovación del calor de la prima­<br />

vera verifica las recombinaciones, de las cuales penden<br />

los principios saviosos.<br />

Los abonos consumidos, derramados durante el invier­<br />

no, no producen efecto ninguno, porque han despedido


125<br />

ya lodo su calor en la fermentación pútrida, y no son sus­<br />

ceptibles de calentarse, á menos que estén muy secos ó<br />

hayan sido tales, ya por una fermentación en que la hu­<br />

medad no ha sido proporcionada á sus necesidades, ya por<br />

una evaporación escesiva, estando espuestos al aire libre.<br />

No se debe concluir de esto que este abono, que su­<br />

ponemos perfecto, amontonado contra el pie del árbol,<br />

no sea peligroso , porque si el calor fuese bastante fuerte,<br />

podria suceder que refluyese sobre aquel, de la misma<br />

manera que obra también en esta estación sobre los al­<br />

mendros, pérsicos, etc. En ningún caso, pues, en ningún<br />

estado se debe mantener el estiércol, sino estenderle y<br />

enterrarle al instante. Si los abonos no están consumidos,<br />

el efecto de las heladas será mas sensible, por poco que<br />

les falte para estar reducidos á la mayor división.<br />

Los abonos derramados á fines del invierno en Marzo,<br />

y sobre todo en Abril, no producen todo el efecto que se<br />

debe esperar de ellos, á menos que sobrevengan lluvias<br />

algo considerables; pero muchas veces sucede que des­<br />

de Abril hasta el otoño no cae una gota de agua, y si llue­<br />

ve por casualidad, es un agua tempestuosa y pasajera, que<br />

se corre por la superficie sin empaparse. En este estado<br />

no es posible que los principios del abono se combinen<br />

con los del suelo, y el calor fuerte hace evaporar inútil­<br />

mente una parte de ellos. La época mas ventajosa para<br />

hacer esta operación aplicable al olivo es á fines de Febre­<br />

ro, porque hay todavía la esperanza de las lluvias del mes<br />

de Marzo.<br />

Lo que acabo de decir sufrirá muchas contradicciones,<br />

porque en cada pais y en cada aldea se sigue una rutina,


124<br />

de la que nadie se atreve á apartarse; pero yo suplico á<br />

los cultivadores, que no se dejen subyugar por la costum­<br />

bre ; que repitan esta prueba en tres épocas; que cuenten<br />

con el tiempo que haga en dichas estaciones, y sobre to­<br />

do que observen bien el estado en que se halla el abono<br />

al emplearlo.<br />

Toda especie de abono conviene al olivo, con tal que<br />

esté bien consumido; y la esperiencia ha hecho ver que<br />

el de ovejas y cabras es el mejor que se conocia entre los<br />

abonos animales; después sigue el de caballerías , y últi­<br />

mamente el de ganado vacuno. La mezcla de tierras nue­<br />

vas y escombros es también útil; y si la leña estuviese<br />

abundante en las provincias meridionales, seria bueno echar<br />

á los olivos el borujo de las aceitunas después de bien<br />

prensado, porque es un abono muy bueno, á causa de<br />

las muchas partículas oleosas que contiene todavía; pero<br />

si no se emplea ni como abono ni para la lumbre, sumi­<br />

nistrará un alimento bueno en el invierno para las aves<br />

domésticas. Se deja perder inútilmente el alpechín, y las<br />

aguas que salen de los molinos de aceite, y que han ser­<br />

vido para escaldar la aceituna, sin considerar que reuni­<br />

das en un espacioso depósito que se llenase de paja, de<br />

bojas de árboles y de toda especie de vejetales, forman<br />

un hígado de azufre en toda la superficie y en las orillas<br />

después que han fermentado. Su olor es también desagra­<br />

dable y fétido; pero todo ello forma un abono escelente.<br />

Se puede también añadir á la paja y á los vejetales capa<br />

por capa tierra buena; y á medida que el agua mas sutil<br />

se va evaporando, se cubrirá con esta tierra la parte del<br />

suelo y de la masa total que ha quedado seca. Los moli-


12o*<br />

nos se abren en Noviembre y Diciembre, según los paí­<br />

ses y las especies de olivos que se cultivan, y se cierran<br />

ordinariamente en Febrero : en todo este tiempo hay po­<br />

ca evaporación, porque el calor del aire no es bastante<br />

fuerte para establecerla; y en fin, porque la escesiva can­<br />

tidad de agua se opone á la fermentación y á la putrefac­<br />

ción; pero á fines de invierno, y cuando esta agua ha de­<br />

positado el mucilago y las otras partes que contenia; en<br />

fin, cuando solo conserva, por decirlo asi, la parte colo­<br />

rante de que está cargada, se abre el caño, que se habia<br />

cerrado para contenerla, y se deja salir la porción que se<br />

quiere. Es muy importante conservar- cierta cantidad de<br />

ella en el fondo del depósito, para que la masa del estiér­<br />

col la chupe á proporción de la que pierde por la evapo­<br />

ración de la parte superior.<br />

La gran fermentación pútrida se establece cuando los<br />

calores de la primavera comienzan á obrar con cierta fuer­<br />

za, y el del verano acaba la descomposición. En todo el<br />

mes de Setiembre se saca el abono del depósito, y se de­<br />

ja amontonado en las orillas hasta el momento de acar­<br />

rearle al campo. El color de este estiércol es de un negro<br />

azulado; su consistencia se parece á la de un barro algo<br />

enjuto, y se corta con la laya ó con la pala en pedazos<br />

semejantes á los de la turba. La parte del abono espues­<br />

ta al sol, pierde muy pronto su color obscuro y se vuel­<br />

ve pardusca. No hay abono que sea comparable con éste<br />

en bondad, tanto para los campos de granos, como para<br />

los olivares: hasta el agua de los molinos, dejándola fer­<br />

mentar por muchos dias, y acarreada á los campos del<br />

mismo modo que los flamencos trasportan y derraman en


12G<br />

ellos las aguas de los depósitos del estiércol, asegura las<br />

cosechas y la vejetacion vigorosa del olivo; pero su efecto<br />

es de menor duración que el del abono en pasta, aun cuan-<br />

do se labre el terreno inmediatamente después del riego.<br />

Estos reservatorios, estos estercoleros son, durante los<br />

calores, unos focos verdaderos de putrefacción, de donde<br />

se desprenden sin cesar unas cantidades prodijiosas de ai­<br />

re fijo, y de donde sale mucha infección. La ventaja que<br />

producen no se puede comparar con la salud de los cul­<br />

tivadores; y asi es muy prudente alejarlos de la habita­<br />

ción ó cortijo, y que á pesar de su distancia no este'n eii<br />

la dirección del viento. Comunmente se dice que el aire<br />

es mal sano en tal alquería, en tal aldea, etc.; que las ca­<br />

lenturas en ellas son frecuentes durante el verano, y que<br />

su población se aminora, y no se advierte que semejantes<br />

males dependen de estas causas pequeñas.<br />

No se debe perder de vista que los abonos, de cual­<br />

quier naturaleza que sean, obran solo en cuanto ha habi­<br />

do descomposición de sus principios constituyentes; que<br />

de esta descomposición ha resultado una composición nue­<br />

va, nuevos principios diferentes de los primeros, y muy<br />

susceptibles de ser disuellos por agua; que de la reunión<br />

de estos últimos con los del suelo, resulta la verdadera<br />

combinación jabonosa que constituye la savia ó jugo ve-<br />

jetal; que esta savia está compuesta de agua, tierra, acei-<br />

te, sal y aire fijo en mucha cantidad; que la justa pro­<br />

porción de la mezcla de estos principios, depende la mas<br />

ó menos vejetacion ele toda especie de vejetales, cuales­<br />

quiera que sean; y en fin, que jamás un abono que no<br />

se ha consumido, como es necesario, no producirá una


127<br />

combinación justa , esparcido y enterrado por el campo.<br />

Mientras los olivos se mantengan y alimenten bien<br />

su aceituna, no tienen mucha necesidad de estercolarse;<br />

pero si cuando se advierte que se van debilitando sin re­<br />

celo de que se altere, ni desmerece la calidad del fruto,<br />

como suponen algunos, siendo el tiempo mas oportuno<br />

para ello el otoño, para que con el beneficio de las llu­<br />

vias se reparen durante el invierno de lo que hayan pa­<br />

decido en el verano.<br />

Todo estiércol bien podrido y sustancioso es á propó­<br />

sito; pero los abonos mas especiales para los árboles y<br />

olivo, usándolos con discreción y del modo dicho, son las<br />

carnes podridas, sangre, cuernos, pezuñas, y todo resi­<br />

duo de animales, borras ó heces de vino y de aceite, aguas<br />

de los enjabonados y de fregar en las cocinas, y toda in­<br />

mundicia que se saque de estas y otras oficinas donde se<br />

vierta aceite y cualesquiera grasas. También son buenos<br />

abonos los yesones, ó pedazos de yeso que resultan de<br />

los edificios viejos, derrumbados entre los escombros, y<br />

machacados algún tanto, producen buenos efectos echados<br />

al mismo pie de los olivos, ya vayan solos, y mejor si van<br />

mezclados con abonos animales : en este último caso la<br />

combinación jabonosa ó principio de la savia, sé forma<br />

con mucha prontitud.<br />

T<br />

CAPITULO XI.<br />

ÉPOCA Y DISTRIBUCIÓN DE LA ARADA.<br />

-I- odas las reglas y precauciones espuestas hasta aqui pa­<br />

ra proceder con acierto en la plantación y gobierno de los


128<br />

olivos, serian casi inútiles si después de plantados no se<br />

les diesen las labores convenientes, y defendiesen de los<br />

animales, que comiéndoles los brotes y ramillas que han<br />

de dar fruto, y ademas royéndoles las cortezas, sino los<br />

matan, los privan por lo menos de las facultades de ele­<br />

varse y estenderse; y por consiguiente de dar aquel fru­<br />

to que debía esperarse de ellos regularmente.<br />

Las labores anuales que suministran los cultivadores<br />

jeneralmente á todo olivar en algunos paises, es una ma­<br />

la reja, en otros dos por otoño y primavera , y cuando<br />

mas otros tres al año; pero los unos y los otros lo ejecu­<br />

tan fuera de tiempo, sin llevar un orden natural, dándo­<br />

las cuando se desocupan de otras faenas, tal vez menos<br />

precisas, ó esperando á que los dias sean mayores; y no<br />

teniendo mas guia de que medie de labor á labor algún in­<br />

tervalo; y sin tener presente que ningún árbol agradece<br />

tanto el beneficio del cultivo como el olivo; pues que cul­<br />

tivado con las oportunas labores, reverdece; con ellas echa<br />

pimpollos robustos y saludables, y la aceituna engorda<br />

mas y en mas cantidad, y sus aceites son de mejor cali­<br />

dad. Es un error el persuadirse de que con solo una reja<br />

rascando la tierra, está adecuadamente cultivado un olivar;<br />

es lo también el creer que dos ó tres vueltas de labor le<br />

serán tan útiles, hechas inoportunamente y fuera de tiem­<br />

po , como las que se le apliquen á su verdadero tiempo<br />

natural; y que cuanto mas se profundice el surco sin in­<br />

terrumpir, remover, maltratar ni golpear los troncos y<br />

raices capilares del olivo, tanta mayor utilidad se sa­<br />

cará de una bien dirijida labor.<br />

Tal es el anterior orden de labrar los olivares que se


129<br />

ha seguido y continuado por una serie y no interrumpida<br />

costumbre de siglos en todas partes; y los escritores jeo-<br />

pónicos lo han tolerado mas ó menos hasta nuestros dias;<br />

y no pudiéndome avenir á rutinas tan en parle funestas,<br />

pasaré á esponer como se deben cultivar, fundado siem­<br />

pre en la marcha de la naturaleza y de la misma jísiva ve-<br />

fetal , de las que jamás me apartaré.<br />

Para labrar bien los olivares, deben dárseles cuatro<br />

rejas ó vueltas de arado cada año en sus épocas oportunas,<br />

á fin de que las i'aices, con especialidad las capilares, se<br />

estiendan y profundicen mas, y se acaloren, humedezcan<br />

y perciban mas la luz, y para que no crien yerbas que las<br />

roben y chupen la sustancia.<br />

Siguiendo el orden de la naturaleza, todo árbol, sea<br />

el que fuere, verbi gratia, el olivo, en el momento que<br />

se despoja, quita y recolecta su fruto ó aceituna, desde<br />

aquel instante cesa en su vejelacion anual, y principia<br />

á descansar, digámoslo asi, del grave peso del fruto que<br />

le tenia agobiado y como estenuado. Desde esta misma<br />

época el árbol dará principio á recuperar poco á poco nue­<br />

vas fuerzas de vejelacion, siguiendo las invariables leyes<br />

de la naturaleza, á quienes está constituido; y desde esta<br />

misma época la mano próvida de un cultivador celoso se<br />

esmerará, aunque no sea sino por su utilidad, en ayudarle<br />

y ausiliarle con prontas y bien ordenadas labores, á fin de<br />

que el árbol active y prepare una feliz y lozana vejelacion:<br />

esto asi, sin demora y después de la recolección, deberá<br />

ante todas cosas: l.° podar ó limpiar el olivo, cortándole<br />

y descargándole todo el rameje de madera inútil, lo re­<br />

viejo, escarzoso y perjudicial á su prosperidad y vejeta-


150<br />

cion: 2.° en seguida, y sin demora, se le dará la primera<br />

reja honda y yunta, y por estos medios se vigorizará y to­<br />

mará nuevas fuerzas, predisponiéndose y descansando los<br />

cuatro meses de Diciembre, Enero, Febrero y Marzo pa­<br />

ra los nuevos jérmenes de fruto. En Enero hasta mediados<br />

de Febrero se le dará la segunda reja; y asi irá recobrando<br />

la tierra bien mullida la humedad de las aguas llovedizas,<br />

introduciéndose en ella, y el árbol se fortalecerá, coadyu­<br />

vando para la futura jerminacion del siguiente mes de<br />

Abril; en cuyo mes es bien sabido que jeneralmente na­<br />

cen del sobaco de las hojas las yemas, que contienen sus<br />

flores, desarrollándose y abriéndose estas por Mayo, y ca­<br />

yéndose al suelo la flor en Junio, habiéndose antes cuaja­<br />

do el fruto ó aceituna mas ó menos temprano, según el<br />

clima del terreno.<br />

Por ningún motivo ni protesto se dará el tercer hier­<br />

ro, mientras que los olivos están en flor; porque los eflu­<br />

vios que exhalaria la tierra si se arase ó cavase, les per­<br />

judicaría notabilísimamente; estando ademas de esto muy<br />

espuestos, durante su florescencia, los árboles á las varia­<br />

ciones repentinas de la atmósfera de calor al frió, de las<br />

heladas repentinas y tardías de la primavera, á humeda­<br />

des abundantes, ademas nieblas y rocíos, á insolaciones<br />

ó recalmones; y aun á veces hasta las aceitunillas recién<br />

cuajadas se pierden de semejantes variaciones ; en tales<br />

circunstarfeias no se deberá jamás arar, cavar ni podar,<br />

hasta que se haya caido , secado y cuajado la flor; porque<br />

efectuada ésta, es señal de estar ya cuajado el embrión<br />

de la aceituna, y de consiguiente ya no corre peligro ; el<br />

que se le den después las labores y beneficios que se esti-


151<br />

men útiles y convenientes. El físico se complace enton­<br />

ces en calcular la altura de la atmósfera, su densidad y<br />

variaciones; el astronómico sus efectos: ambos quieren<br />

adivinar sus vicisitudes y las causas que las producen; el<br />

labrador todo se lo debe á ella; él mismo esperimenta sus<br />

influencias saludables, ó teme ¡con que dolor! sus crueles<br />

efectos: ¡cuan apesadumbrado y receloso se encuentra en<br />

tan dudosa crisis desde la florescencia! de ella pende su<br />

dicha ó su desgracia; por lo que pasada ya la florescencia,<br />

se podrá dar la tercera reja , después de haber cuajado la<br />

flor sin recelo: algunos si la florescencia se desgracia, aban­<br />

donan por aquel año los olivares, escusándose por ahor­<br />

rar; de lo cual resulta un atraso muy grande al año veni­<br />

dero, cuyo procedimiento no apruebo, pues siempre el<br />

árbol lo agradece, y no se retrasa: el tercer hierro se ha­<br />

rá profundo y á lomo, para que la tierra adquiera mas<br />

superficie y aproveche mejor los gases atmosféricos, que<br />

son los verdaderos abonos naturales. La cuarta arada se<br />

efectuará desde Agosto hasta el i5 de Setiembre hon­<br />

da y yunta, sirviendo estas dos últimas rejas de unos<br />

verdaderos abonos, por la mezcla y percepción de los<br />

dos referidos gases; pulverizándose ademas la tierra, y<br />

aniquilando las yerbas é insectos y sus larvas. Bajo de<br />

estas bases aconsejaré que se labren siempre los olivares,<br />

por estar fundadas en las leyes naturales y de la eco­<br />

nomía rural y vejetal.


132<br />

CAPITULO XII.<br />

DE LA PODA DEL OLIVO.<br />

"R<br />

JLLevelándonos la fisiolojía vejetal las importantes fun­<br />

ciones de la savia descendente destinada por la naturale­<br />

za para alimentar las raices , al mismo tiempo que para<br />

producir el fruto , el arte aun no ha hecho aplicación de<br />

esta bella teoría para podar los árboles.<br />

Algunos autores, particularmente Rocier, se han es-<br />

plicado contra los inconvenientes de la poda, y no por<br />

eso deja de ser cierto, que removidos otros inconvenien­<br />

tes mas perjudiciales que resultan de abandonar el árbol<br />

á sí mismo, han acabado por conocer la necesidad de<br />

podar.<br />

Esta operación exije toda la atención de un natura­<br />

lista, y asi no propondré aqui á los labradores mas que<br />

los resultados de los esperimentos que se consagrarán<br />

por felices resultados, y poco á poco se irán haciendo po­<br />

pulares, convirtiéndose al finen un método jeneral; pues­<br />

to que la fisiolojía vejetal no admite principios diversos,<br />

según la diversidad de los árboles , sino que siempre son<br />

los mismos ; y asi, lo que es cierto respecto del manzano,<br />

lo es respecto del peral, y lo será sin duda igualmente<br />

respecto del olivo y de cualquier otro árbol frutal, fue­<br />

ra de algunas pequeñas modificaciones.<br />

Al describir la fisiolojía vejetal sus teorías luminosas,<br />

y al indicar los hermosos esperimentos sobre la savia<br />

que se deben á Halles, Valker, Dubamel , de Sausure,


153<br />

Coulomb, Sentiebier , etc., revelaba el secreto importan­<br />

te de gobernar y podar los árboles frutales.<br />

Sin embargo, los autores de estas teorías y esperirnen-<br />

tos dirijidos á consagrar el influjo de la savia descenden­<br />

te sobre la fructificación, no hacen ninguna aplicación al<br />

arte : antes tratando de la poda entran en el círculo vi­<br />

cioso de esta operación, y no hallan mas que cortar y po­<br />

dar las ramas, destruir chupones, tajar los vastagos, y<br />

dejar por todas partes los vestijiosdel cuchillo. Es, pues,<br />

lafisiolojía vejetal la que nos ha hecho reconocer el prin­<br />

cipio de que deben como arquearse las ramas , cuando la<br />

simple observación de la naturaleza habria debido condu­<br />

cirnos á esta práctica. En efecto , si nos ponemos de es­<br />

paldas contra el tronco de un olivo, ó de cualquier otro<br />

árbol abandonado á sí mismo, como lo están en los mon­<br />

tes, y levantamos los ojos, ¿que otra cosa percibimos sino<br />

una bóveda circular de ramas , que partiendo del tronco<br />

á la altura de una ó dos varas , se abajan en forma de ar­<br />

cos, cuya eslremidad se acerca á la superficie del suelo?<br />

Solo en estos arcos se forma el fruto , mientras que Ja<br />

parte superior del árbol no nos presenta mas que una ri­<br />

ca vejetacion de ramas leñosas y sin fruto.<br />

Poda y gobierno de los olivos.<br />

Como en la poda y gobierno de los olivos se debe<br />

proceder siempre por principios y razón, y no por rutina<br />

ó acaso, podrán unirse como elementos las, proposiciones<br />

y definiciones siguientes, suponiendo los olivos en el or­<br />

den común de la vejetacion.


154<br />

Proposición 1. a Las ramas y raices de un árbol están<br />

en proporción recíproca, contribuyendo mutuamente Jas<br />

unas á las creces de las otras , y por consiguiente pade­<br />

cen las unas cortando las otras.<br />

Si se podan muy largas las ramas fuertes de un árbol<br />

vigoroso, se fortificarán las raices, se multiplicarán las<br />

fuertes, y cargándose de madera no fructificarán.<br />

Si al contrario , se podasen muy cortas, descargando<br />

también el árbol de las ramas menudas se debilitará, de­<br />

bilitándose las raices.<br />

Es, pues, necesario descargar de ramas menudas los<br />

olivos vigorosos, y dejar á las ramas fuertes una largura<br />

razonable, á fin de conservar cierta proporción y una es­<br />

pecie de equilibrio entre sus ramas y raices.<br />

Al contrario, cuando un árbol brota débilmente, es<br />

señal que sus raices tienen poco vigor , y es necesario<br />

descargarle también de ramas menudas, y podar cortas las<br />

mejores, á fin de que fortificándose, se fortifiquen tam­<br />

bién las raices.<br />

•2." No se forma una rama vigorosa en un lado del ár­<br />

bol, sin que exista en el mismo lado alguna causa que<br />

obligue á la savia á dirijirse con preferencia á aquella<br />

parte.<br />

Esta misma causa hará que en el mismo lado se des­<br />

envuelva mayor número de raices, y aumentándose éstas<br />

mas y mas, la fuerza de Ja rama tomará escesivo vigor;<br />

perjudicial á las inmediatas , y algunas veces al resto de<br />

los árboles. Para evitar estos malos efectos, se deben su­<br />

primir ó moderar las ramas que se manifiesten notable­<br />

mente mas fuertes que las otras.


*53<br />

3. a En el orden natural la savia que atraen las rai­<br />

ces, se dirije principalmente á ¡as ramas correspondientes<br />

al mismo lado.<br />

Cuando se adelanta con csceso un lado de alcun árbol<br />

tomando gran superioridad sobre el otro, sin que la poda<br />

haya podido moderar su vigor, lo ocasionan sin duda las<br />

raices correspondientes al mismo - y para restablecer la<br />

igualdad, deberán descubrirse y cortarse alguna ó algunas<br />

de las mas fuertes. Pero no debe usarse de este remedio<br />

violento, sino con grave necesidad y con gran precaución,<br />

porque sucediendo algunas veces que las raices no sumi­<br />

nistran alimento á las ramas de un mismo lado, sino á las<br />

del opuesto , resultaría en este caso la pérdida de las ra­<br />

mas débiles.<br />

4. a La savia se clirije á las ramas con mas ó menos<br />

fuerza y abundancia, á proporción que se acercan mas ó<br />

menos á la dirección vertical.<br />

Los árboles se inclinan á elevarse á la altura corres­<br />

pondiente á su especie, y siendo solamente las ramas ver­<br />

ticales A propósito para este objeto, procuran alargarlas y<br />

fortificarlas mas que las horizontales, dirijiéndose á ellas<br />

las savias; Y esta es la razón porque lo alto de los olivos<br />

se baila siempre bastante guarnecido.<br />

De todo se sigue , que dejando crecer ramas fuertes<br />

con dirección vertical, dirijiéndose á ellas la savia con mas<br />

fuerza y abundancia, se debilitarán las horizontales, y se<br />

desguarnecerá lo bajo de los árboles.<br />

5. a La savia es mas activa cuanto mas se aleja del cen­<br />

tro de los árboles. Hallando menos resistencia en la estre-<br />

midad de las ramas por ser tierna, que en su nacimiento,


130<br />

donde los cercos leñosos están ya endurecidos, dirije á ella<br />

su principal acción y desenvuelve allí un número prodi-<br />

jioso de ramillas proporcionado á su cantidad. De suerte,<br />

que si se despuntase una rama conservando ocho yemas,<br />

y no bastase la savia para abrir mas que tres , abrirían las<br />

tres del estremo, y dormirían las cinco restantes.<br />

Es, pues, necesario: i.° evitar una poda demasiado<br />

larga, que dejando á la savia en los estreñios del árbol de­<br />

masiadas salidas y facilidades , abandonaría el centro y se<br />

desguarnecería.<br />

2. 0 Evitar una poda tan corta, que obligue á la savia<br />

á obrar con demasiada fuerza en el corto número deye­<br />

mas que hallaría en las ramas nuevas, y á que refluyendo<br />

á las viejas , se haga salidas eslraordinarias, produciendo<br />

ramas de madera falsa.<br />

3.° Si toma demasiado vigor un lado del árbol, deben<br />

podarse cortas las ramas fuertes , á fin de que la savia,<br />

hallando alli mas resistencia y menos salida, obre con mo­<br />

deración j pero deben conservarse y podarse largas todas<br />

las medianas y endebles que pueden subsistir sin confu­<br />

sión , á fin de que se consuma en ellas, y de no obligarla<br />

á que se abra salida eslraordinarias. Y al contrario , de­<br />

be descargarse el lado endeble de todas las ramillas dé­<br />

biles, podar y corlar las medianas, conservando solamen­<br />

te Jas necesarias para que se vistan, y podar largo las ra-<br />

mas'suellas y fuertes, á fin de atraer á ellas la principal<br />

acción de la savia.<br />

6. a La acción de la misma savia en las yemas de uM<br />

rama vertical es á proporción de la distancia en que se<br />

hallan del nacimiento ele la misma rama. De suerte que


137<br />

las ramas nuevas que produzcan las yemas de una rama<br />

podada , serán mas fuertes , cuanto mas se acerquen á su<br />

nacimiento ; pero si se arquease una rama, la yema si­<br />

tuada en lo mas alto producirá el brote más fuerte, y los<br />

demás serian los mas endebles, á proporción que se acer­<br />

casen á la estremidad de la rama ar-queada.<br />

En las ramas horizontales no se observa esta propor­<br />

ción, produciendo ordinariamente las yemas situadas en<br />

la parte superior brotes mas fuertes que las que miran á<br />

tierra. De suerte, que si la última yema se halla situada<br />

en la parte inferior, y la penúltima en la superior, será<br />

esta la que produzca el brote mas fuerte. Toda rama, pues,<br />

que se cria fuerte en paraje donde debia ser débil, ó dé­<br />

bil cuando debería ser fuerte, es contra el orden natural,<br />

y ordinariamente debe cortarse.<br />

7. a Las hojas influyen de tal modo en la cantidad y<br />

movimiento de la savia, que se aumenta ó disminuye á<br />

proporción de su estado y de su número. Si se despojase<br />

á los árboles, á un olivo, verbi gratia, de una parte con­<br />

siderable de sus hojas, se las comiesen los insectos ó las<br />

perdiesen por algún accidente, conteniéndose la acción de<br />

la savia, se les caería la fruta, y se atrasarían bastante.<br />

Se puede , pues, moderar el escesivo vigor de un ár­<br />

bol privándole de parte de sus hojas que le suministren<br />

mucho alimento.<br />

8. a La es tensión de los brotes es en razón inversa de<br />

la dureza de sus capas leñosas.<br />

Se estienden mas los brotes cuanto mas tiernas son<br />

sus capas leñosas, y al contrario. La dureza de estas capas<br />

leñosas se retarda tanto mas, cuanto la savia es abundante:<br />

22


138<br />

la savia es mas abundante y activa cuanto los brotes son<br />

mas tiernos , se acercan mas á la dirección vertical, están<br />

mas guarnecidos de hojas , y por consiguiente mas defen­<br />

didos del sol que los baria traspirar y endurecerse.<br />

Favoreciendo estas causas, se aumenta la estension de<br />

las ramas , y destruyéndolas ó disminuyéndolas se con-<br />

tienen ó moderan sus progresos.<br />

DEFINICIONES.<br />

En los árboles se distinguen seis jeneros de ramas,<br />

esto es, ramas leñosas, fructíferas, chuponas , semi-<br />

chuponas , de madera falsa y ramillas fructíferas.<br />

i. a Definición. Ramas leñosas ó de madera, son las<br />

que salen de las líltimas yemas, y solo producen brotes ó<br />

botones de madera: son por lo común las mas largas y de<br />

aspecto vigoroso, con sus fibras derechas , aplastadas unas<br />

sobre otras, la corteza viva, ocupando toda la lonjitud de<br />

la rama hasta su estremidad, y disminuyendo á medida<br />

que ésta disminuye en grueso.<br />

Como nacen con destino de producir otras ramas le­<br />

ñosas y fructíferas, son por consiguiente muy esenciales<br />

para la formación y fecundación de los árboles : deben,<br />

pues, conservarse con mas atención que ninguna otra.<br />

2. A Las ramas fructíferas ó de fruto son las que lle­<br />

van botones de fruto y deben conservarse: las de olivo son<br />

lisas y larguitas, mas ó menos unas que otras.<br />

3. a Las ramas chuponas ó tragonas, golosas, mamo­<br />

nas ó pendoleras, llamadas asi á causa de que se llevan<br />

todo el alimento y estenúan á sus vecinas , son unas ra-


159<br />

mas fructíferas dejeneradas , ó que han nacido en lugar de<br />

una fructífera, mas fuertes , ó á lo menos tanto corno las<br />

leñosas, largas , gruesas y derechas, con la corteza verde.<br />

Muy pocos han conocido hasta el dia Jas propiedades<br />

de estas ramas. Los árboles nacidos naturalmente , y sobre<br />

los cuales la podadera fatal del ignorante no ha ejercido<br />

todavía la cuchilla su imperio, carecen de ramas golosas.<br />

Estas ramas, nacidas fuera del orden natural, deben cor­<br />

larse por el desorden que causan en la forma y en la veje-<br />

tacion de los árboles. Los indicios para conservarlas son:<br />

i.° su posición : la mayor parte de ellas brotan de la cor­<br />

teza ó de la yema : 2. 0 su grueso: ya salgan de la yema ó<br />

de la corteza, su base es ancha, gruesa por la parte infe­<br />

rior, nutridas desde que nacen, y ocupan mucha parte con<br />

su base: 5.° la precipitación con que nacen, crecen, se<br />

alargan y engruesan casi de repente: Z¡-°-el tejido de la<br />

rama de una chupona y su corteza, son también señales<br />

ciertas para conocerla; estas especies de ramas comienzan<br />

desde muy luego á tener por la parte inferior el color mo­<br />

reno de la corteza que falta á los brotes, hasta que se<br />

convierte en madera dura. Estos caracteres distintivos son<br />

una consecuencia de la abundancia inmoderada de la s a ­<br />

via: 5.° sus botones son diversos de otras ramas, peque­<br />

ños, negruzcos, y mas pardos unos que otros: 6.° conó-<br />

cense también por su figura; no son tan exactamente re­<br />

dondos como los de las ramas provenidas por el orden<br />

natural, sino aplastadas mas ó menos por un lado y otro,<br />

hasta que son grandes: 7 . 0 su corteza, en vez de ser lisa,<br />

reluciente y como barnizada, es granujienta y escabrosa.<br />

4- a Las semi-chuponas son ramas fructíferas , largas


140<br />

y ahiladas, que nacen de la última poda con yemas aplas­<br />

tadas y distintas unas de otras; son incapaces por su de­<br />

bilidad dé alimentar bien la fruta, ni de criar buenas ra­<br />

mas leñosas : se deben cortar por esta razón,<br />

5. a Las ramas de madera falsa son aquellas que con­<br />

tra el orden natural nacen en las ramas viejas y por los<br />

troncos de los árboles y olivos: tienen algunas veces los<br />

caracteres de buenas ramas leñosas; pero las mas veces<br />

son de chuponas, distinguiéndose de ellos solamente por<br />

el lugar que ocupan.<br />

pones.<br />

En los árboles nuevos deben tratarse como á los chu­<br />

6. a Las ramas ó ramillas fructíferas son en los árbo­<br />

les de cuesco, cuando mas de dos pulgadas de largo, bien<br />

nutridas, guarnecidas de buenas yemas en toda su largu­<br />

ra. En los demás árboles frutales tienen estas ramillas<br />

fructíferas desde seis hasta quince líneas de largo, y son<br />

desiguales en su grueso: en los olivos son mas largas que<br />

en ningún otro árbol estas ramillas.<br />

Distinción entre podar y limpiar un olivo.<br />

Podar es el arte de cortar y desembarazar de un árbol<br />

con intelijencia y después de la cosecha, las ramas de ma­<br />

dera secas y viejas, y las que solo producen ramillas dé­<br />

biles, y las chuponas y mamonas, -disponiéndole, y como<br />

obligándole, á que eche nuevas ramas ó brotes, y guian-<br />

dolé para darle mas vigor, haciéndole mas fructífero, agra­<br />

dable y vistoso; y en fin, despojándole todo el ramaje su-<br />

pérfluo y sobrante .


iü<br />

Limpiar un olivo es suprimir ó cortar después de la<br />

recolección, época en que ja ha cesado en su vejetacion<br />

anual, los espolones, nuevos chupones, cogollos ó rami­<br />

llas endebles, rotas y secas, las varetas del pie ó cepa y<br />

del tronco, y las achaparradas y mal guiadas.<br />

Conocimiento de las ramas.<br />

El operario que haya de proceder á la maniobra de<br />

podar, es indispensable que conozca exactamente las ra­<br />

mas del olivo, designándolas por sus nombres, y sabiendo<br />

cuáles son sus funciones vejetales, para que la haga con<br />

tino y acierto en beneficio del árbol y de los intereses<br />

de quien le ocupa, y de su propia reputación; pues de<br />

lo contrario, en vez de beneficiar el árbol, no hará mas<br />

que destruirle necia é ignorantemente.<br />

Al repartir los nuevos brotes ó ramillas ele las estacas<br />

en su reciente y joven plantación, es ya costumbre de­<br />

jar en sus cimas ó cabezas tres ó cuatro ramillas repar­<br />

tidas en cada una, de las que se irá formando poco á po­<br />

co la copa del olivo : estas primeras son las que se lla­<br />

man madres ó principales, y de ellas nacerán las secun­<br />

darias , formándose en estas las de tercer orden, y de es­<br />

tas brotarán una multitud de ramillas de uno, dos y tres<br />

años fructíferas.<br />

Y por último, manifestamos que todas las ramas de<br />

olivo pertenecen á una de estas tres clases, vigorosas,<br />

enfermas ó muertas : estas dos últimas se cortan por la<br />

poda, practicando esta poda sobre la primera clase vi­<br />

gorosa.


142<br />

Cómo se ha de ejecutar la poda.<br />

Todo jénero de poda, corta ó tala que se haya de -ha­<br />

cer en los olivos, exije muchos conocimientos de parte de<br />

los p o dadores que la dirijen , para aplicarles según con­<br />

vengan á las necesidades, á las variedades ó especies,<br />

condición y deslino futuro de este interesante árbol.<br />

El modo de podar, talar y cortar esperimenla aun<br />

grandes contradicciones, porque no se saben bastante bien<br />

las conexiones de un principio con otro.<br />

Todos podan y pocos conocen los principios en que<br />

se funda este arte : lodos miran su método como el me­<br />

jor, sin reflexionar jamás , ni aun querer examinar si le<br />

podrán mejorar.<br />

La poda, pues, se encamina á la conservación, for­<br />

mación y fructificación del árbol, arreglándose para ello<br />

á las invariables leyes de la naturaleza, y no al antojo y<br />

capricho de los operarios. Se ha de tener un conocimien­<br />

to exacto del olivo en todas sus partes, pues el arle nunca<br />

debe proponerle otro objeto que ayudar á la naturaleza;<br />

pues siempre que queramos contrariarla será en perjuicio<br />

nuestro: imitémosla pues; sigamos su marcha, y veremos<br />

seguramente premiados nuestros trabajos, y no gastare­<br />

mos inútilmente nuestro' dinero.<br />

En el olivo formado ya sobre sus ramas madres, se­<br />

cundarias , etc., se ha de manejar la poda con mucha<br />

discreción; y la rínica y universal regla que puede darse,<br />

es conservar todas cuantas ramas laterales se hallen en<br />

el árbol , repartidas con igualdad y proporción por uno y


145<br />

otro laclo de las ramas madres, y que se aproximen á la<br />

figura total del mismo, para que de este modo se nutran,<br />

crezcan y fructifiquen con igualdad. Las que se dirijen<br />

hacia el centro ó directamente hacia fuera del árbol , y<br />

todas las que salieren perpendicularmente al tronco, de­<br />

ben cortarse , porque de esta su permanencia, son perju­<br />

diciales v contrarias é la fructificación.<br />

Los olivos se acopan , espesan y crian mas ó menos<br />

ramaje con arreglo á las variedades ó especies, y á los<br />

terrenos mas pingües ó mas estériles en que se crian: por<br />

estas y otras causas locales no puede jeneralizarse en to­<br />

das los pagos de olivos la poda, ni fijarse á período de­<br />

terminado; mas como dice Rocier: »la costumbre se con-<br />

nvierte en ley; y aunque haya algunos particulares, como<br />

nlos hay en efecto , que se dirijen por principios razona­<br />

bles, es su número tan pequeño, que aunque hagan una<br />

»escepcion á lo que digo, no la destruyen en jeneral."<br />

Ya dejamos dicho que la poda del olivo se ha de ha­<br />

cer por principios ; y aunque está reducida á pocos, su<br />

aplicación no tiene límites; porque debe sujetarse al cli­<br />

ma , al terreno, á la situación de los olivos, á los vien­<br />

tos que mas reinan en el pais, y finalmente á cada varie­<br />

dad de olivo en jeneral, y á cada individuo en particu­<br />

lar. No hay olivo que no indique y hable al podador lo<br />

que le debe cortar y podar de tal ó de tal modo particular<br />

que le conviene; y sino lo hace asi, y obra de otra ma­<br />

nera, no sabe su oficio, y disminuye y coarta por tanto<br />

la cantidad de fruto, y desmejora el árbol. Verdad es que<br />

el olivo no podrá libertarse de sus golpes mortíferos; pe­<br />

ro el propietario pagará caro por su incuria la ciega con-


144<br />

fianza que tiene en Ja impericia y negadez del podador.<br />

Lo primero que debe hacer todo podador, por mas in-<br />

telijente que sea , antes de subirse al árbol, es rodear el<br />

olivo dos ó tres veces, mirarle con atención, examinarle:<br />

primero en globo, y después en particular, hasta que se<br />

decida por sí mismo las ramas que le conviene y debe cor­<br />

tarle; y si tiene alguna duda, la consultará con el compa­<br />

ñero ó compañeros ; porque no puede sufrirse sin impa­<br />

cientarse con qué frescura suben los mas al árbol y cor­<br />

tan atrocJie-moche lo primero que se les presenta á Ja<br />

vista, muy pagados de peritos, y de que saben lo que<br />

hacen, cuando solóse les puede conceder que hócenlo<br />

que saben los imperitos, subir al árbol y cortar á roso y ve­<br />

lloso, y habiendo formado el juicio desde abajo de la poda<br />

que necesita el olivo en cuestión, se subirá á él, y colocado<br />

en el centro, volverá á hacer segundo examen, puesto que<br />

alli el olivo le presenta otra vista muy diferente que la del<br />

esterior, mirado desde abajo y por debajo del olivo; y rec­<br />

tificado su juicio, principiará por podar y conservar en<br />

lo posible el equilibrio entre todas las ramas que se dejen<br />

fructíferas, y que las mayores y menores se valanceen<br />

unas con otras de igual peso , grueso , ramaje y ostensión,<br />

á fin de arreglarlas al curso de la savia ó jugos nutricios;<br />

suprimiendo y cortando tocias las ramas perpendiculares<br />

al tronco, á fin dé que los jugos se encaminen mas fácil­<br />

mente y con precisión á las laterales, lográndose que por<br />

este medio el árbol fructifique mas, y sea mas fácil la re­<br />

colección.<br />

Y asi desde la cima del olivo procurará el operario<br />

en la maniobra de su poda, dejar: i.° que todas las ramas


145*<br />

sean igualmente gruesas y vigorosas, y bien situadas , y á<br />

ser posible, iguales en distancia; de modo que no haya<br />

mayor número de ellas á un lado que á otro: 2. 0 quitará<br />

todas las ramillas que desfiguran la formación , como son<br />

las que nacen dirijiéndose horizontalmente hacia el cen­<br />

tro Y hacia afuera, conservando las oblicuas del centro: 5.°<br />

ano dejar uñas, espolones, reviejos, resecos, ni cortes<br />

mal dados; pues con estas precauciones se inclinará la<br />

savia á todas las ramas mas fácilmente y en mayor abun­<br />

dancia.<br />

Concluida esta maniobra raspará por encima de la cor­<br />

teza todas las plantas parásitas que haya en las ramas<br />

y tronco, como los musgos, cuscutas y liqúenes, de que<br />

tanto abundan los olivos, y cortará el marojo ó muérdago<br />

que tan funesto y perjudicial es para el olivo , cuidando<br />

de no dejar en los cortes ganchos ni espolones, porque<br />

son el oríjen de la putrefacción por lo interior, y le po­<br />

nen hueco.<br />

Las ramas grandes que solo producen ramillas delga­<br />

das y de poco fruto, deben también suprimirse, á fin de<br />

obligar al árbol á que se vista de nueva madera , y ademas<br />

las ramas que mantengan ramillas sequeronas.<br />

Si por cualquier causa no se podara el olivo en el año<br />

de su vez, siempre será muy útil, por lo menos, limpiar­<br />

le de las ramillas débiles, muertas, medio secas, viejas<br />

o enfermas, y de las plantas parásitas; como también las<br />

que se crucen y entrelacen con las útiles y fructíferas, á<br />

fin de que la sacia no se pierda en mantener un ramaje<br />

de leña supérflua é inútil, y aun perjudicial; y porque<br />

asi el árbol mas vigoroso resistirá mejor los frios, y lleva-


146<br />

ra mas fruto , y echará mas brotes en la siguiente prima­<br />

vera,, y sus aceitunas darán mas aceite.<br />

Se procurará el mantener los olivos guarnecidos con<br />

igualdad y en redondo: corlar todas las ramillas verticales<br />

que nazcan en el centro, y las que crezcan y se inclinen<br />

muy horizontalmente hacia fuera; éstas para que no se<br />

abajen demasiado al suelo, y arpadlas porque ocuparán y<br />

cerrarán el centro; el que debe mantenerse bastante abier­<br />

to, á fin de que penetre el sol, pero sin desnudarle, ni<br />

aclararle tanto como acostumbran en algunas comarcas;<br />

de manera, que es necesario dejarle en disposición tal, que<br />

sin quedar cerrado se conserven con algunas ramillas, pa­<br />

ra que con sus hojas den sombra, y defiendan-de los soles<br />

fuertes y de los frios los troncos de las ramas madres y<br />

el del olivo; porque se hienden estos con las influencias<br />

meteóricas, y se llena la corteza de roña, de que resulta<br />

la gangrena.<br />

Si por la robustez y verdor de las ramas y hojas del<br />

olivo , si por la edad de las mismas, que se conoce en la<br />

lisura y verdor de las cortezas, y si ademas de mantener­<br />

las con lozanía se ve que le sobran jugos al olivo para ha­<br />

cer brotar chupones ó mamones por sus ramas y cepa,<br />

con todas estas observaciones el podador dejará al árbol<br />

todas Jas ramas fructíferas que pueda criar y conservar,<br />

cortando poco á poco á los olivos lozanos, y descargando<br />

mas de ramas á los que están débiles y como enfermizos',<br />

y la rama que está dañada en los unos y en los otros de­<br />

be cortársela.<br />

También se debe tener cuidado importante al podar,<br />

el hacer los cortes con limpieza, para no alterar las yemas


147<br />

y ramas sobre que se corta j cuando la poda se hace en<br />

un tiempo como en invierno, en el que no se puede con­<br />

fiar que la herida se cierre pronto, y época en que la sa­<br />

via solo se ocupa en formar raices; y esta es una ventaja<br />

que traen la poda y limpia del otoño; porque tienen mas<br />

tiempo las heridas para cerrarse antes que la savia se vuel­<br />

va á poner en movimiento, cubriéndolas por medio de la<br />

rejcneracion de la corteza ; pues si los cortes ó heridas no<br />

se cierran, por ellos entra la gangrena , se pudre lo in­<br />

terior del árbol y se ahueca, y por último perece.<br />

Al podar y cortar las ramas se ha de procurar que sea<br />

de abajo arriba , pues haciéndose al contrario, suele lle­<br />

varse tras sí la rama que cae cortada un pedazo de cor­<br />

teza y descubre la madera , perjudicando á la salud del<br />

olivo. Para haber de hacerse bien la cortadura, ha de que­<br />

dar lisa, y jamás el instrumento con que se poda se ha<br />

de dirijir desde el centro del olivo á la corteza , sino es<br />

desde la corteza al centro del árbol; pues hecho asi se<br />

cierra la herida mas fácilmente, en caso que por descuido<br />

se haga la herida.<br />

Después de haber podado el olivo se ha de reconocer<br />

si tiene manchas cancerosas ó bultos ásperos en alguna<br />

parte, los que se habrán de cortar con cuidado, cubrien­<br />

do las heridas con el ungüento de injeridores. Ademas los<br />

cortes exijen que el paraje en que se hacen queden lisos,<br />

rasos y limpios; de modo que no queden ganchos, espo­<br />

lones ó resaltos en que se detenga la humedad de las<br />

aguas , por ser de mucha importancia para que se cicatri­<br />

cen y cierren las heridas : asimismo se procurará en cuan­<br />

to lo permita la posición de la rama , que se hagan en


143<br />

una dirección perpendicular y no horizontal; porque en<br />

el primer caso la corteza rejenerándose, cubre mas pron­<br />

to la herida del corte que en el segundo; y en éste el<br />

agua, el sol y los vientos, la escarcha, el rocío y hielo<br />

se estancan en la herida, y lastiman y dañan la madera de<br />

la rama.<br />

Si se hacen algunos cortes en medio y sobre una ra­<br />

ma principal, se harán sesgados; y siempre que se pue­<br />

da se ejecuta por aquella parte en que se manifieste al­<br />

guna yema , repulgo ó escrecencia, para que por cualquie­<br />

ra de éstas brote con mas seguridad, y la herida se reje-<br />

nere y cierre mas pronta y fácilmente.<br />

También se cuidará al podar en cortar las ramas que<br />

están cruzadas , sobrepuestas y acaballadas unas encima<br />

de otras con semejante desorden, debiendo por lo contra­<br />

rio quedar sueltas y desembarazadas, procurando guiarlas<br />

para que cierren los flancos ó claros esteriores, para que<br />

redondeado el olivo forme una vistosa copa y abrigada; y<br />

las ramillas que se dirijen al centro, deben dejarse bas­<br />

tantes para que abriguen un tanto el tronco del olivo y<br />

brazos de las principales ramas , preservándoles por este<br />

medio de los frios del invierno y calores fuertes del es­<br />

tío; cuya manipulación, en fin, se circunscribe á una bue­<br />

na formación de la copa del olivo.<br />

Nunca se permitirá dejar en la poda del olivo ramas<br />

verticales muy vigorosas; pues teniendo juntamente ra­<br />

mas horizontales de fruto, aquellas se llevarán el jugo<br />

nutricio en perjuicio de éstas; y dirijiéndose á aquellas<br />

la savia con mas fuerza y abundancia, se debilitarán las<br />

horizontales , y se desguarnecerá la base de los árboles;


149<br />

corlándose ademas, si los hay, los chupones, pues casi<br />

siempre hay en sus cercanías ramas débiles que reempla­<br />

zar, y asi deberá suprimirse.<br />

Suponiendo ya formados con tres ó cuatro ramas prin­<br />

cipales los olivos, y bien ocupados por lo alto y á todo<br />

viento , y con la ventilación interior necesaria, no requie­<br />

re mas poda y gobierno que el de contener á éstas, cor­<br />

tando la guia á la que prevalezca sobre las otras, y en­<br />

tresacar las ramas que se crucen ó se inclinen hacia el<br />

suelo, dejándolos con desahogo y ventilación.<br />

Si se poda el olivo cuando la savia comienza á subir<br />

ó está subiendo á las ramas, y mucho mas aun cuando<br />

está florido, cada golpe de la podadera abrirá una herida<br />

á la savia, mejor diré , una sangría al olivo , perenne por<br />

algunos dias; porque la cicatriz que se hace no tendrá<br />

tiempo para formarse y cerrarse ; pues mientras la savia<br />

está subiendo á la copa del árbol, su cantidad se aumen­<br />

ta, y principalmente en los dias húmedos y lluviosos; de<br />

cuyo ignorante procedimiento resulta una pérdida efecti­<br />

va de la sustancia alimenticia de las ramas, etc., por me­<br />

dio de la estravasacion; y poco á poco se irán disminu­<br />

yendo sus fuerzas, echando, brotes pequeños y mezquinos,<br />

y por último se secan. De aqui se puede inferir cuan<br />

importantísimo es el podar temprano, esto es, en los me­<br />

ses del otoño Octubre y Noviembre, especialmente en<br />

nuestras provincias meridionales, dando tiempo para que<br />

las cicatrices se cierren hasta el mes de Marzo, ó antes<br />

que la savia se remueva.<br />

La esperiencia prueba que un olivo, aunque no se le<br />

pode en uno ó muchos años , y que no tiene fuerzas pa-


150<br />

ra arrojar nuevos brotes, sea por vejez, sea por estar car­<br />

gado de un número grande de bolsas y ramillas de fruto,<br />

florece y fructifica todos los años; pero las mas de las ve­<br />

ces la flor no cuaja, y el fruto se cae muy pronto aunque<br />

baya cuajado; porque los canales de la savia están muy<br />

obliterados ó embotados , y no sube ésta en cantidad su­<br />

ficiente y proporcionada á las necesidades.<br />

Si se viese que un olivo arroja muchos chupones, se<br />

enloquece y no da aceituna , es prueba que ha habido un<br />

esceso en podarle mas ramas que las que necesitaba, y<br />

en este sentido , si está en buen suelo y bien cultivado,<br />

se le cortarán muy pocas ó ningunas ramas oblicuas y<br />

trasversales de tercer, cuarto y quinto orden: estos ca­<br />

sos son raros; pero cuando suceden, se remedian hacien­<br />

do ayunar al árbol, privándole de labores y abonos, ó de­<br />

jándole de podar algunos años, y encorvándole las ramas,<br />

para que no suban derechas y den fruto.<br />

Lo alto de los olivos , adonde la savia se dirije con<br />

mas abundancia y actividad , debe considerarse como un<br />

árbol vigoroso; y lo bajo, que recibe menos jugo, como<br />

un árbol débil: en tal estado, estos árboles vigorosos por<br />

lo alto, deben podarse sobre sus ramas medianas , des­<br />

cargándolos de las fuertes, y conservándoles las pequeñas:<br />

los débiles por lo bajo, al contrario, deben podarse sobre<br />

las ramas fuertes, descargándolos sobre las pequeñas, y á<br />

estos se arreglará la poda de aquellos vigorosos.<br />

El podar en invierno y tiempo de fuertes heladas es<br />

muy peligroso; porque en aquella estación están vidriosas<br />

y quebradizas las ramas, y se rajan y abren en la poda, y<br />

el frió penetra por la herida ó corle con detrimento del


1SI<br />

árbol ; y si en efecto enferma el olivo ó se daña por esta<br />

ú otra causa, pierde la salud; y si se hallan en algunas de<br />

sus piernas cañas ó gajos principales, que están como se­<br />

cas ó mal acondicionadas, se remediará ejecutando un cor­<br />

te principal por lo sano.<br />

Parece razonable podar mejor que limpiar el olivo en<br />

seguida de una cosecha abundante , según lo han obser­<br />

vado y aconsejan muchos labradores juiciosos; y estos mis­<br />

mos podan con recelo en seguida de años estériles de fru­<br />

to, y solo se contentan con limpiar el olivo.<br />

No.se debe jamás podar, limpiar ni arar el olivo<br />

cuando está en flor, ni recien cuajada la aceitunilla.<br />

Provisto ya el olivo de ramas leñosas ó madres abso­<br />

lutamente necesarias, se atenderá á las fructíferas , para<br />

llenar el verdadero objeto y útil cultivo de la poda; y em­<br />

pezando por lo bajo conservaránsc las necesarias para man­<br />

tenerlos vestidos, escojiendo las ramas mas fuertecitas y<br />

mejor situadas, y se podarán las demás que por su debi­<br />

lidad son impotentes de producir buena ó ninguna aceitu­<br />

na; y al contrario, se conservarán las mas altas que pue­<br />

dan subsistir sin causar confusión, á menos que los árbo­<br />

les se hallen fatigados de la producción de la cosecha del<br />

año anterior; en este caso se cortarán, aunque sean fruc­<br />

tíferas, según su posición.<br />

Toda poda mal dirijida ó hecha en estación que no<br />

corresponde, obstruye los vasos é impide la circulación<br />

de los sucos en el árbol, por cuya causa enferman los<br />

olivos.<br />

' Después de los grandes progresos que hacen los oli­<br />

vos en su vejelacion, necesitan podarse , porque desde la


152<br />

primavera principian á formar un tejido disforme sus bro­<br />

tes largos y multiplicados: estos brotes unos piden que<br />

se les señale lugar, estendiéndose prontamente por el ai­<br />

re j otros parece que esperan que los corten como miem­<br />

bros supéríluos, para que los compañeros adquieran cuer­<br />

po y nutrimento para fructificar.<br />

Dos suertes de ramas se deben suprimir y cortar á los<br />

olivos al podarlos; i.° las irregulares, infecundas, caria­<br />

das, muertas ó moribundas : 2° los brotes supernumera­<br />

rios, aunque sean del fruto para el año siguiente, y las<br />

ramas golosas y las inútiles; y los brotes que la natura­<br />

leza coloca uniformemente en todos los árboles para ser­<br />

vir de ramas madres, que son los que alimentan el fruto<br />

lejos de cortarlos, el intelijente podador los reservará, aun­<br />

que provengan de una rama vieja.<br />

Un olivo que está muy cargado de fruto ó de ramas,<br />

es muy defectuoso, y está acusando la ignorancia del po­<br />

dador.<br />

Si tiene mas ramas de las que sus fuerzas pueden sos­<br />

tener y alimentar, se debilita - y si demasiados frutos, es­<br />

tos se quedan pequeños y mezquinos y mal alimentados:<br />

el segundo defecto perjudica á los frutos, y el primero<br />

arruina al árbol.<br />

Si se poda el olivo cuando la savia está en movimien­<br />

to en invierno, ó si se le cortan una ó dos ramas mayo­<br />

res , ó si el viento las quiebra , al punto se forma una es­<br />

pecie como gomosa ; y esta no es otra cosa que una par­<br />

te mucilajinosa de la savia concretada por la evaporación<br />

del fluido que la constituía savia : bajo cualquier aspec­<br />

to que se consideren estos árboles, no se puede negar


135<br />

la estravasacion de la savia y su pérdida; y si se les qui­<br />

la muchas ramas en aquella estación, cuando se hallan<br />

en savia, por medio de la poda, se les comunica una ver­<br />

dadera enfermedad, un aniquilamiento de fuerzas. Según<br />

estas aserciones no temo decir: i," que no se deben po­<br />

dar los olivos, sino cuando la savia está entorpecida, que<br />

es desde Octubre hasta mediados de Enero en las provin­<br />

cias meridionales ; ó parada ó concentrada, cuando se dis­<br />

pone á formar lo que se llama savia de Agosto: 2." que<br />

sea en el tiempo que fuese, nunca se deberá hacer al ár­<br />

bol una herida demasiado grande , sin dejar de cubrírsela<br />

al punto con ungüento de injeridores, á fin de interceptar<br />

el contacto inmediato del aire , y evitar que la herida se<br />

tueste con el sol, y la entre el caries.<br />

No puedo menos de trascribir aqui lo que decia sobre<br />

esta materia nuestro erudito y dilijenle observador anda­<br />

luz Fr. Francisco Baeza, lego de Ja cartuja de esta ciudad,<br />

en una memoria publicada en el Semanario de Agricultu­<br />

ra y Artes, número L\\2, del jueves 22 de 1804 > tomo 16.<br />

»Los que se llaman intelijenles, dice, en materia de<br />

podar y talar, que abundan muchísimos, las defienden<br />

a capa y espada, diciendo que el olivo necesita mucha<br />

ventilación , y que es necesario que le bañe bien el sol<br />

y ¡os vientos por fuera y por dentro ; por cuyo motivo es<br />

preciso abrirlos y dejarlos por el centro diáfanos, como<br />

si el sol y el aire fuesen cuerpos sólidos y tan volumino­<br />

sos, que si no encuentran unas puertas de seis ú ocho va­<br />

ras de circunferencia, no pueden penetrar.<br />

«Si es para obligarle á que eche fruto en el rostro ó<br />

ramas que mirad á fuera , estas no necesitan semejante<br />

24


eneficio; antes por ei contrario, suelen ofenderlas tantos<br />

soles y vientos; y no en pocos años se han logrado solo<br />

las aceitunas que estuvieron abrigadas con las hojas. En<br />

el olivo zorzaleño , que naturalmente es tan poblado, se<br />

observa que suele ocultar mucha aceituna á la vista mas'<br />

perspicaz , como que es necesario abrir, las ramas con la<br />

mano para verla : el manzanillo y demás variedades son<br />

pobres de hoja; ¿luego á que viene quitarle todos los ros­<br />

tros que miran á dentro, y en que pudieran dar mucho<br />

fruto? A la verdad la errada intelijencia que le dan á la<br />

espresion abrir un olivo, quita á los hacendados y á to­<br />

da la nación mucha cantidad de aceite anualmente.<br />

»No me opongo en manera alguna á que se limpien y<br />

desahoguen por dentro los olivos; porque es necesario, y<br />

lo agradece mucho el.árbol; lo que repruebo es el mal<br />

uso que se hace de la palabra abrir , pues su verdadero<br />

significado es dar buena dirección á las ramas, para que se<br />

separen unas de otras; porque si dejan á su libre alvedrío,<br />

se apiñan unas con otras y no crecen. Con la errada prác­<br />

tica de abrir los olivos se causa olro perjuicio, y es que<br />

los vientos fuertes y calores del verano se tuestan y ca-<br />

retean las ramas nuevas, con lo que atrasan mucho, y se<br />

imposibilitan para servir de estacas; y es por este per­<br />

juicio necesario corlarlas con mas anticipación. Hablo en<br />

el pais mas abundante de olivos de lodo el reino, y en<br />

donde hay mas peritos; pero con el desconsuelo de que<br />

sin convencerse de mis razones, y sin probar lo contrario,<br />

seguirán su funesta doctrina , desaprovechando lo mucho<br />

que dejan de producir estos importantísimos árboles, por<br />

nuestra terca culpa.


185<br />

Abstengámonos de cortar indirectamente y sin grave<br />

necesidad las ramas de los preciosos olivos; sin eme por<br />

esto perdonemos las de los olivos viejos, escarzosos , en­<br />

fermizos y con lagrimales , que son la peste de los pagos<br />

mas frondosos , abrigando en su seno miliares de insectos<br />

diferentes , y propagando enfermedades contajiosas, á que<br />

ellos sirven de foco orijinal: seamos igualmente inexora­<br />

bles con todas las ramas dañadas que infeccionan al árbol,<br />

las chuponas y cuantas quedan indicadas: no contrarie­<br />

mos las leyes físicas de la naturaleza; y por fin bagamos<br />

todas las faenas del cultivo á sus debidos tiempos.<br />

Y últimamente, en el cultivo de los olivares deben te­<br />

nerse siempre presentes las siguientes máximas: quien<br />

quiere aceite, labra; quien quiere mas, estercola; y quien<br />

quiere mucho mas, corta y poda á su tiempo.<br />

En qué estación se ha de podar.<br />

Aunque las opiniones de los escritores están muy di­<br />

vididas en este punto , no obstante solo dictaré aqui las<br />

que se fundan en el curso de la naturaleza, siguiéndolas<br />

en un todo, apoyado ademas en las de autores respeta­<br />

bles : unos aconsejan podar inmediatamente después de<br />

la cosecha, y otros después del invierno.<br />

»Los partidarios del primer método dicen: según<br />

Rocier , que si se poda en el momento de la cosecha cues­<br />

ta menos trabajo cojer el fruto de las ramas cortadas , y<br />

se hace pronto la recolección: 2° que cuando el árbol<br />

queda descargado de sus ramas supernumerarias y bien<br />

aclarado, sufre menos con el peso de la nieve, que rom-


136<br />

pe muchas veces las ramas por junto al tronco : 3.° que<br />

el árbol descargado y limpio de esta manera, permite que<br />

el aire circule con mas libertad alrededor de las ramas y<br />

del tronco , y que este aire disipa la humedad, la cual<br />

aumenta la evaporación y por consiguiente el frió: 4-°<br />

que se hace en un tiempo muerto, esto es, cuando los<br />

trabajadores tienen poco que hacer y los jornales están<br />

mas baratos.<br />

«Los sectarios del segundo método dicen: i.° que en<br />

el gasto de la recolección hecha en el suelo ó en el ár­<br />

bol, no hay una diferencia que deba interesar al labrador;<br />

que ademas los golpes repetidos del instrumento con que<br />

se corta la rama hacen caer muchas aceitunas y muchas<br />

sobre los lienzos, y que se pierde después al escojerlas<br />

mucho tiempo mas del que se habia ahorrado en la cose­<br />

cha: 2.° que muy rara vez cae de golpe una gran cantidad<br />

do nieve, y que es preciso que un árbol esté muy carga­<br />

do de hojas, y que no reine mucho tiempo viento alguno<br />

para que las ramas se rompan : 5.° que la circulación del<br />

aire y la evaporación de la humedad son en sí mismas un<br />

objeto importante; pero que como el olivo está traspiran­<br />

do sin.cesar, el frió debe obrar mucho mejor sobre la<br />

traspiración de una rama aislada , que sobre la que está<br />

defendida por las ramas vecinas. Esto lo vemos en las<br />

ovejas, que tienen mucho cuidado de apretar una con otra<br />

sus patitas delgadas cuando están espueslas á un aire muy<br />

frió. El objeto que esta reunión produce en el animal, le<br />

produce al menos en parte sobre el árbol la aproxima­<br />

ción de las ramas y ramillas vecinas:: 4-° f l u e e ^ precio<br />

ele los jornales es de mas consideración; pero que no creen.


137<br />

que esta economía equivalga al daño que causan al árbol<br />

el número prodijioso de heridas que se le hacen; y mas<br />

cuando esta perte desnuda no tiene quien la defienda de<br />

la nieve , la lluvia, la escarcha y el hielo que la cubren.<br />

No es, pues, estraño que los metéoros lastimen tanto un<br />

árbol, que solo teme el frió, y cuya sustancia queda es­<br />

puesta á estos efectos destructores: la poda hecha antes<br />

del invierno no dispensa de visitar ios olivos pasada esta<br />

época; porque aun cuando las ramas y ramillas parezcan<br />

muy sanas al tiempo de la poda , después, ó porque mu­<br />

chas sean atacadas de los insectos, ó porque el frió des­<br />

truye cierto número de ellas , exijen que las corten á en­<br />

tradas de la primavera. Esta operación repetida es dispen­<br />

diosa y ocupa tiempo, en vez que la poda hecha en Mar­<br />

zo y Abril, según el clima y la estación, reúne los dos<br />

objetos.<br />

»Hemos espuesto, dice Rocier, las diferentes opinio­<br />

nes de estos dos diversos modos de pensar , para que el<br />

lector pueda decidir por sí mismo."<br />

También echarán de ver nuestros lectores, como yo,<br />

por el anterior relato, que Rocier nos deja la cuestión sub<br />

judice;, y aun sin habernos presentado su propia opinión,<br />

pudiéndola haber sustanciado con las luminosas y claras<br />

pruebas que la marcha de la naturaleza nos está enseñan­<br />

do sin cesar y á cada momento, las que presentaré en se­<br />

guida apoyadas por escritores recomendables y españoles.<br />

'La verdadera y sola época de podar, dice un escritor-<br />

español, todos los árboles, y especialmente toda clase de<br />

olivos, y mas particularmente en las provincias del me­<br />

diodía, está indicada por la misma naturaleza. Cuando ¡as


158<br />

hojas se caen de los árboles es señal que ha cesado la ve-<br />

jetacion jeneral • y de los botones que deben convertirse<br />

en brotes en la siguiente primavera , han adquirido su<br />

completa perfección; y asi la poda echa á los ocho ó quin­<br />

ce dias después de la caída completa de las hojas, y des­<br />

pués de la cojida de la aceituna, da tiempo á las heridas<br />

que se les causan , no solo de rejenerarse y cicatrizarse,<br />

sino que se les endurezcan las cortezas y las maderas de<br />

sus superficies, para poder resistir las malas intemperies<br />

de una estación contraria que se acerque y sobrevenga<br />

antes que se presente la primavera.<br />

»Fuera de las provincias meridionales de España, di­<br />

ce nuestro español Don Antonio Arias, pueden señalar­<br />

se corno propio tiempo para la poda de los olivos los me­<br />

ses de Marzo y Abril; pero en aquellas provincias es la<br />

costumbre mas cierta la de principiar á podar luego- que<br />

se coje el fruto, y acabar antes que empiece á dar mues­<br />

tras de florecer.<br />

»E1 tiempo de podar los olivos, dice razonablemente<br />

Don Francisco Alvarez, vecino de Zafra, en su erudita<br />

memoria, es inmediatamente después que se recoje la<br />

aceituna, porque entonces es cuando están mas dormidos<br />

ó recojidos: este es en todo Diciembre y Enero , aunque<br />

podría diferirse hasta Febrero: pasado este mes los árbo­<br />

les se van poniendo celosos ; espresion que denota en<br />

este pais el movimiento de la savia; y es preciso enton­<br />

ces, si la poda se ha retardado malamente hasta este tiem­<br />

po, que el operario maneje la herramienta con mas cuida­<br />

do y velocidad, porque la corteza se desune de la madera<br />

con mucha facilidad alrededor del corte.


139<br />

»Se pueden podar los árboles desde que en el otoño,<br />

dice un observador español, pierden la hoja, basta que<br />

por Ja primavera se pone la savia en movimiento; pero<br />

se suspenderá en tiempo de hielos y lluvias : advirtiendo<br />

que los de madera dura, como el olivo y el nogal, deben<br />

podarse muy temprano, dejando los de madera blanda y<br />

esponjosa basta Febrero ó principios de Marzo, y empe­<br />

zándose entonces por los mas viejos, débiles y enfer­<br />

mizos."<br />

En una memoria que tengo á la vista, impresa en Bar­<br />

celona, entre otras advertencias,dice: »quo todo corte en<br />

los árboles ú olivos es malo en jen-eral, y se hace mas fu­<br />

nesto aun, si se ejecuta á entradas de la primavera, en<br />

que la savia se pone en movimiento, y en la que fluye<br />

mas; y por consiguiente debe preferirse con grandes ven­<br />

tajas la poda del olivo en otoño á la de fines del invier­<br />

no y la de la primavera."<br />

»Un labrador, instruido é interesado cosechero, dice,<br />

que la poda de los olivos hecha con conocimiento y á su<br />

debido y natural tiempo, y cuanto mas temprano mejor,<br />

por ser una circunstancia esencial de que depende la<br />

sanidad del árbol, su mas larga vida, y también el que dé<br />

antes fruto y abundante."<br />

Espondré también aqui lo que dice nuestro Don Alon­<br />

so de Herrera hablando del tiempo en que se ha de podar<br />

el olivo.<br />

»E1 tiempo de desmochar (i), si es tierra callente,<br />

(l) Desmochar es el conjunto ú montón de las partes que se quitan ó<br />

cortan de alguna cosa, como la poda de los árboles. Rerum nmtilatarum con­<br />

geries.


160<br />

desde que han eojido la aceituna hasta el mes de Marzo,<br />

y en las frias ó lloviosas por Mayo (i). El desmochar sea<br />

con sierra; y allende de ser los ramos altos cuasi sin pro­<br />

vecho, es muy penosa de cojer el aceituna de ellos, por<br />

ende son mejores las olivas enanas y parradas, que llevan<br />

mas fruto: también les han de quitar los resecos y revie­<br />

jos , y quitándoles lo alto llevan mas fruto ; y si nasce<br />

algún verdión liso, alto, córtenle, que chupa el árbol;<br />

y si la oliva es vieja, que haya menester reparo eujerirle,<br />

que otramente son sin provecho. Quieren estar siempre<br />

en lo nuevo, que en ello llevan fruto, y no en lo viejo;<br />

y si lo llevan es poco y desmedrado; asi mismo les quiten<br />

ios ñudos con un cuchillo; y si muchos tiene la oliva, y<br />

está muy desmedrada , córtenla para que de nuevo eche.<br />

Asimismo, cuando las escavan córtenle las barbajas de<br />

encima para que no engorden y deshagan las de bajo, y<br />

limpíenlas de todos los hijuelos con un,cuchillo á raiz,<br />

que hacen mucho daño á la oliva, salvo de los que son<br />

para rehacer la oliva , si fuere vieja, ó para poner en otra<br />

parte cuando chicas."<br />

Por último, ya dejamos redactados á nuestros lectores<br />

las opiniones de los escritores estranjeros y nacionales<br />

sobre en cual de las dos estaciones del otoño ó del in­<br />

vierna son mas convenientes para podar, limpiar ó esca­<br />

mondar los olivos; y reasumidas unas y otras, se echa de<br />

ver desde luego: i.° cuantas mas ventajas resultan de las<br />

que prescribe y señala la marcha de la naturaleza en su<br />

física vejetal, en podar y limpiar, lo mas breve posible,<br />

(l) Y siempre sea en dias enjutos y reposados , y siempre antes %que re­<br />

nueven. Edición de l5?.Q y siguicnles.


161<br />

en otoño, después de alzada la cosecha en las provincias<br />

del mediodía; no solo para la prosperidad de los olivos<br />

en su futura vejelacion, sino también para los intereses<br />

del labrador, y su retardo seria una verdadera pérdida<br />

para ambos á dos : 2.° ja que en las comarcas del clima<br />

fríjido no se pueden verificar en otoño las podas y lim­<br />

pias, sin esponerse á funestos azares, hasta que desapa­<br />

rezcan los hielos y lluvias invernales , se procurará en<br />

estos paises ejecutarlas sin demora en los meses de Mar­<br />

zo j Abril, en sus dias serenos, secos y templados, antes<br />

que la savia de la primavera principie á moverse; pues<br />

de ejecutarlas en su estado de movimiento, ó estando ya<br />

movida, resultarían graves perjuicios, pérdidas y retrasos<br />

para la nueva vejetacion de los olivos.<br />

La monda j limpia de los retoños j varetas que bro­<br />

tan de la cepa j de los repulgos ó escrecencias del tron­<br />

co de los olivos en otoño, se limpiarán j suprimirán en<br />

todo el siguiente Majo ; j los que retoñen desde esta cor­<br />

ta hasta el siguiente otoño, se cortarán en la poda ó lim­<br />

pia que se baja de ejecutar en esta estación.<br />

Será muy provechoso j económico podar bien los oli­<br />

vos en el otoño, que se haya efectuado y cojido una abun­<br />

dante cosecha , á fin de darlos un descanso J desahogo<br />

del gravamen vejetal que han padecido en la crianza del<br />

copioso fruto que han esquilmado, dejando la limpia para<br />

el otoño del siguiente año.<br />

De la tala de los olivos.<br />

Ya se ha dicho que todo jénero de poda, corta ó tala,


162<br />

que se hiciere en los olivos, exije muchos conocimientos<br />

de parte del podaclor y talador, para según conven­<br />

ga aplicarla á las necesidades y futuro destino de los ár­<br />

boles , y sobre todo el de la tala, de la cual vamos á tra­<br />

tar según nuestros cortos conocimientos, y esponiendo<br />

también los de varios autores.<br />

La tala, propiamente dicha, es y se encamina á cor­<br />

tar del olivo una ó dos ramas madres 6 principales vie­<br />

jas , inútiles é infructíferas, de las tres ó cuatro que com­<br />

ponen y forman la copa del árbol, con el fin de que de<br />

los nuevos brotes que nazcan junto á los labios del corte<br />

de la rama talada, se formen y crien otras ramas nuevas,<br />

útiles, vigorosas y fructíferas : tal es el objeto de esta ope­<br />

ración.<br />

La tala del olivo se hace, ó porque es viejo, ó está en­<br />

fermo ó infecundo; pero esta operación es la que exije mas<br />

intelijencia y conocimiento entre cuantas tiene este culti­<br />

vo: no camina sobre principios ni reglas fijas, y solo se<br />

funda en una práctica, y sin sistema ni economía; y asi<br />

se cometen tantos errores, que después de hechos no tie­<br />

nen remedio.<br />

El tiempo mas á propósito para esta maniobra es des­<br />

de que se ha cojido la aceituna hasta que empieza á apun­<br />

tar el nuevo esquilmo; pues en saliendo éste, no se de­<br />

ben golpear los olivos ni andar en sus ramas , porque se<br />

cae mucho: en todo este tiempo conviene repetir todos<br />

los años la limpia, quitando todos los secos, los chupones<br />

y varetas.<br />

Al talar los olivos se tendrá muchísimo cuidado en<br />

cortar primero y perfectamente las ramas que hagan mu-


165<br />

cha sombra al árbol; con cuya disminución se le da mas<br />

luz y aire, ó cielo, quedando por este medio el árbol mas<br />

abierto, y esquilmará mas, y mas lozanamente.<br />

Si las ramas del olivo que hayan de talarse no se ha­<br />

ce en la verdadera época que lo necesitan, sus nutricios<br />

en vez de convertirlos en fruto, los convierten en made­<br />

ra: esta conducta de la rama viciosa se echa de ver al ob­<br />

servar que las demás ramas hermanas y compañeras del<br />

mismo pie del árbol dan regular fruto; y ellas, siendo<br />

compañeras, no llevan ninguno, ó muy poco.<br />

Cuando un olivar está frondoso y de buena vista, y con<br />

todo eso no da aceituna, puede consistir en uno de los tres<br />

motivos siguientes: i.° en que los olivos están muy jun­<br />

tos, y que la tierra no puede sostener tantos; y en este<br />

•caso es menester entresacarlos: 2. 0 en que se hayan lle­<br />

nado y se ha corrompido el jugo productivo, y á estos es<br />

preciso talarlos para cortarles la valentía / 3.° en que ha­<br />

ya otros árboles ó plantas inmediatas que les perjudiquen;<br />

pero en las Andalucías siempre seré de opinión que la<br />

causa principal de su esterilidad consiste en el mal siste­<br />

ma con que se cultivan, con el modo de cojer la aceituna,<br />

y en la repetición de las talas; abusos eme si se remedia­<br />

ran, darían los olivos mas aceituna, como la han dado<br />

siempre.<br />

Acaece también en años de muchas aguas, nieblas ó he­<br />

ladas, ó en los que cargan mucho de aceituna los olivos<br />

que enferman y se secan las ramas por la parte superior<br />

de la copa; y si este mal no se corrije, beneficiando mu­<br />

cho la tierra, no hay r mejor remedio que labrarlos ó afrai­<br />

larlos; porque de cortar las ramas, como hacen muchos,


164<br />

por el medio ó por donde está lo seco, se llenan estas de<br />

varetas y chupones, que jamás llegan á ser buenas ramas,<br />

y al fin precisa bajar al tronco, de donde deben salir to­<br />

das las buenas ramas.<br />

Frecuentemente estamos "viendo que se llenan las ra­<br />

mas de una infinidad de nudillos á manera de caracoles,<br />

y esta es enfermedad que no tiene mas cura que la tala;<br />

pero es de advertir también, que hay olivos que les viene<br />

de casta ó de herencia él ser nudillo sos; lo que se ha de<br />

tener presente para no valerse de las estacas de estos oli­<br />

vos para plantío, puesto que llevarán consigo tan funesto<br />

jérmen, y fomentarán de esta manera una peste jeneral.<br />

Es muy raro que los olivos que se cortan ó talan sus<br />

ramas principales ó madres cada 4? 5, 6, y ú 8 años ó<br />

mas, dejan de ser atacadas de una caries. El oríjen de<br />

estos estragos es á veces únicamente en sus principios<br />

una herida simple, un espolón, que se dejó una poda y<br />

una tala mal hecha y fuera de tiempo, ó una herida muy<br />

grande que se halla al contacto del aire y del sol. Para evi­<br />

tar tales estragos, no hay mas farmacia que aplicarles el<br />

ungüento de injeridores á tiempo: he aqui la única cura­<br />

ción que exije la herida de un olivo, pues de lo contrario<br />

perece infaliblemente.<br />

Cuando se cortan ó talan las ramas madres de los oli­<br />

vos, no es mejor, método hacer el corte á uno ó dos pies<br />

mas de distancia del tronco del árbol con la idea de pre­<br />

servarle; porque este trozo de uno ó dos pies se seca in­<br />

mediatamente, y causa al árbol una especie de enferme­<br />

dad. La práctica contraria de cortar y talar las ramas muy<br />

junto al tronco tiene también sus inconvenientes: los es-


165<br />

fuerzos que hace entonces la naturaleza para curar la lla­<br />

ga del árbol, se manifiestan desde luego por el reborde<br />

que le rodea, y cuyos labios se engordan, dilatándose por<br />

el curso anual de la savia , y forman en el centro del cor­<br />

te un hoyo ó cavidad, en la cual se detiene el agua y la<br />

nieve: esta agua penetra la corteza , y aun hiende la ma­<br />

dera por las fuertes heladas, y reseca por el sol; causa<br />

fermentación con los sucos naturales, á que se sigue una<br />

enfermedad cariasea, y por consiguiente la muerte del<br />

veje tal.<br />

La esperiencia nos está enseñando continuamente que<br />

luego que á un olivo se le cortan ó talan las ramas ma­<br />

dres ó principales, empieza el tronco á dividirse en par­<br />

tes; y que las ramas que después echa y cria, nunca lle­<br />

gan en lozanía y magnitud á las primeras que crió; de que<br />

se sigue por una consecuencia precisa, que un olivo que<br />

se va dividiendo y abriendo por el medio, y llenándose<br />

de roturas, no ha de tenerla virtud tan vigorosa para pro­<br />

ducir tanto fruto como uno rollizo y sano; ni que las ra­<br />

mas de segundo, tercer y cuarto orden han de tener tan­<br />

ta fuerza y vigor para estraer el jugo nutricio que tenian<br />

las de las primeras; por lo que yerran los que se adelan­<br />

tan á talar los olivos, sin que anteceda una causa ui'jen-<br />

tísima y natural para ello.<br />

Para remediar en parte algo del desorden que de po­<br />

cos años á ésta se ha introducido en talar los olivos, ya<br />

sea con el motivo de sacar estacas para plantío, ú otro de<br />

los muchos que los arbitristas han discurrido, conviene se<br />

establezcan almácigas en todas las Andulucías, que es en<br />

donde escribo y puedo hablar con conocimiento.


166<br />

Los autores latinos y otros, citándose unos á otros, di­<br />

cen á secas, que á los ocho años se talan los olivos : sin<br />

duda que Varron, Columela, Plinio y otros que he leído,<br />

citados en un autor de nuestros dias, debían hablar de al­<br />

gún pais, en que los olivos eran de alguna estraordinaria<br />

magnitud; pues también dicen que es el árbol mas grande<br />

de cuantos se crian en las Andalucías, y eme se le cortan<br />

las ramas de ocho en ocho años. En estas cosas no valen au­<br />

toridades, sino los ojos, la práctica y las observaciones jui­<br />

ciosas.<br />

Las ramas se han de cortar ó talar por encima de sus<br />

yemas y por donde han de brotar, dando siquiera una cuar­<br />

ta , para que tengan bastante cimiento las que arrojen de<br />

nuevo : si se cortan muy bajas, salen los brotes en los Z>or.<br />

des ó labios del corte, y con facilidad se desgajan, en siendo<br />

algo crecidas , con su propio peso y azotadas por el viento.<br />

Unos olivos meten ó brotan mejor que otros, según es<br />

su robustez, la tierra en que vejetán y el beneficio que se<br />

les da. A todo esto debe atender el talador, si quiere pro­<br />

ceder con acierto, no menos que á la especie ó variedad<br />

de cadabeduño; pues no en todos los terrenos ni en todos<br />

los beduños se puede guardar un mismo orden y método<br />

de talar; pero lo que sí es indispensable en lodos sitios y<br />

variedades es que el corte se haga redondo , si lo permitie­<br />

re la disposición de la rama, y evitar que ésta se desgaje y<br />

rasgue la corteza, y que se deje el corte con un poco de<br />

pendiente, para que las aguas no hagan mansión alli, que<br />

les seria muy perjudicial.<br />

La costumbre que se observa en algunos parajes meri­<br />

dionales el talar luego que se hace la recolección, es vicio-


167<br />

sa sumamente ; porque como el olivo se halla todavía en sa­<br />

via, se estravasa gran cantidad por las heridas, y encon­<br />

trándolas bañadas de ella, el frió les causa algún daño; y<br />

asi deberá dilatarse tres ó cuatro semanas. De haber cor­<br />

tado mal ó fuera de tiempo las ramas gruesas , nacen siem­<br />

pre las gi'andes cavidades de los árboles, por donde les en­<br />

tra la putrefacción y la muerte al fin. Mientras que un<br />

olivo no pasa de los veinte años, la tala después del in­<br />

vierno es preferible á la del otoño luego que se cae la ho­<br />

ja, principalmente en los países frios. No debe cortarse<br />

rama alguna sin cubrir la herida al momento con boñiga<br />

y arcilla, porque este es el medio de que no le entre la<br />

putrefacción.<br />

Las herramientas con que se han de hacer estas ope­<br />

raciones deben ser muy cortantes, porque ademas de que<br />

se hace doble labor y mejor hecho, no se quebranta tanto<br />

el árbol, y se evita el que se desgaje; precaución muy<br />

interesante , á fin de que no se les arranque ó rasgue la<br />

cascara ó corteza, y pierdan las yemas por donde han de<br />

brotar; y asi para la tala y para cortar alguna mas ó me­<br />

nos gruesa, se deberá ejecutar con una sierra, untada la<br />

hoja con un poco de sebo, para que no se caliente la cor­<br />

tadura: en seguida se pulirá el corte de la sierra con un<br />

escoplo de boca ancha, ó con un cepillo, quedando por<br />

este medio los cortes muy limpios, lisos y rasos, y con<br />

un declive necesario á los que se hagan en ramas vertica­<br />

les , y redondos á los de las laterales, que le tendrán na­<br />

turalmente; y siendo asi menores las heridas, se curarán<br />

y cerrarán mas pronto, ausiliadas con el ungüento de in­<br />

jeridores , que tantas ventajas reporta.


168<br />

Desmochar ó afrailar un olivo, es cortarle las tres<br />

ó cuatro ramas principales que forman la copa por cerca<br />

de las cruces , para que brotando de nuevo tallos vigoro­<br />

sos, reemplacen á Jas que se pierden y derriban.<br />

El olivo desmochado ó afrailado no producirá fruto<br />

hasta el tercer ó cuarto año ; porque en el primero co­<br />

menzará á arrojar brotes, que se convertirán en ramas;<br />

en el segundo y tercero estas ramas arrojarán ramillas, y<br />

en estas nacerá el fruto el cuarto año.<br />

La causa que obliga á los labradores á hacer la ope­<br />

ración de desmochar ó afrailar los olivos, la ha motivado<br />

el haberse helado las ramas principales del árbol, como<br />

acontece algunos años, ó haberse estas desgarrado con<br />

el viento y peso de la nieve, que algunas veces les so-<br />

brecargan, ó haberse chamuscado por haberlas corrido al­<br />

gún fuego lijeramente.<br />

También algunos, en vez de afrailarlos, los tercian,<br />

ó, lo que es lo mismo, cortan las ramas por la mitad ó<br />

á los dos tercios de Ja altura, como suele hacerse aun en<br />

la poda malamente; jamás estas ramas asi terciadas ar­<br />

man bien, ni hacen otra cosa que cargarse de ramillas dé­<br />

biles y mal formadas; por esta causa debe escusarse el<br />

cultivador, cuanto pueda, el terciar los olivos.<br />

Tampoco deberá el cultivador arrojarse indiscretamen­<br />

te á cortar las referidas ramas, afrailando el árbol, por­<br />

que pasada la borrasca ó el tiempo frió, observe que las<br />

hojas, las estremidades del árbol, y aun algunas de las<br />

ramas delgadas, aparecen muertas, creyendo que lo esta­<br />

rán todas, hasta las mas gruesas: este desatino frecuen­<br />

temente repetido por los cosecheros, les priva muchas ve-


169<br />

ees de las cosechas que pudieran lograr al siguiente año:<br />

si con mas reflexión hubieran esperado algún tiempo pa­<br />

ra verificar la tala , dando lugar á que el árbol se repu­<br />

siese un poco, y empezase á brotar, entonces la misma<br />

planta demuestra lo verdaderamente muerto y dañado, pa­<br />

ra que lo corten; y se ve con sorpresa que mucha parte<br />

de lo que se creia perdido por el temporal, ó chamusca­<br />

do por un incendio, no lo está realmente, y que el haber<br />

derrivado la mayor parte y mejor porción de sus ramas,<br />

hubiera sido un error imponderable.<br />

Tales y tantas son las precauciones que deben tener­<br />

se presente para ejecutar la poda , tala y afraileo del<br />

olivo en todos los casos, tiempos y circunstancias; pero<br />

ademas de ellas es preciso advertir que conviene mucho<br />

quemar la leña que resulte de la poda y tala lo mas<br />

pronto posible, sin dejarla jamás en las hacinas cerca de<br />

los olivares, ni menos en los cobertizos resguardados que<br />

hay en los cortijos, haciendas y pagos. La práctica con­<br />

traria que hoy se sigue, acarrea los mayores males á este<br />

precioso vejetal. Entre otros muchos insectos que anidan<br />

y se guarecen en tales hacinas, es uno el que produce la<br />

infernal palomilla, el cual, como los otros, va envuelto<br />

en la leña desde el olivar, pegado á las hojas y ramas cor­<br />

tadas, ó pasa él mismo á las dichas hacinas para resguar­<br />

dar su prole : en uno y otro caso ellas son el foco de tan<br />

graves males, y nada seria mas justo que el hacer quemar<br />

forzosamente todas las leñas de los olivos en el primer<br />

mes de haberlas cortado. Últimamente, si el cultivador<br />

quiere libertar á sus árboles de tan funestos como ciertos<br />

males, procure también limpiar los troncos, brazos y se-


170<br />

nos de los olivos, rascando sus cortezas, y limpiándolas de<br />

todas las partes muertas, que es donde los insectos anidan<br />

por lo jeneral. Con esto, y si se quiere lavando aquellas<br />

mismas partes con agua de jabón ó con orines, y frotan-<br />

dolas al mismo tiempo con un estropajo ó brocha fuerte<br />

de esparto, es infalible el esterminio de los que anidan en<br />

aquellos parajes.<br />

De los espolones, ganchos ó uñas.<br />

Las palabras espolón, gancho ó uña nacen de la se­<br />

mejanza que tienen estos trozos de madera de rama que<br />

sobresalen en el tronco de los árboles y en los brazos de<br />

las ramas, prolongándose como los cuernecillos eme hay<br />

en los pies de los gallos, pabos, etc.<br />

Es muy raro encontrar árbole's y olivos c|ue no estén<br />

llenos de espolones ó uñas; y no hay cosa ciue les sea mas<br />

perjudicial, porejuc impiden que la savia cubra el sitio<br />

donde estaban las ramas cortadas - y esta leña muerta de<br />

los espolones ó ganchos ocasiona putrefacciones ó can­<br />

cros.<br />

La analojía entre la vejetacion de un árbol y la de un<br />

hombre es exacta. En el olivo es preciso eme la corteza<br />

cubra Ja herida cíue le causan la poda y la tala, y haga<br />

desaparecer las señales de la rama cortada ó muerta: en<br />

el hombre hace las mismas funciones, conociéndose en'am­<br />

bos la cicatriz; porque no se efectúa la rejeneracion en<br />

las carnes del uno, ni en la madera del otro. Lo que una<br />

vez se destruye, queda destruido para siempre.<br />

Es, pues, sumamente importante no dejar espolones


171<br />

en los olivos al podarlos y talarlos, que ademas de los<br />

perjuicios que acarrean, afean mucho la vista.<br />

De las heridas en el olivo.<br />

Los cortes que los podadores hacen en el tronco y ra­<br />

mas del olivo, si se dejan descubiertos por sus cimas for­<br />

mando grandes heridas, y éstas espuestas á las injurias<br />

del tiempo, á la desecación y á la humedad sucesiva, etc.,<br />

el olivo sufre mucho; y desde este instante se forma el<br />

jérmen de la putrefacción , que se apodera insensiblemen­<br />

te de todo el interior del árbol. ¡Cuantos años se necesi­<br />

tarán antes que la corteza cubra unas heridas tan consi­<br />

derables ! La madera no se rejenera; la corteza sola se es­<br />

tenderá, y si no cubre la herida, se causará una putrefac­<br />

ción: el árbol es semejante en alguna manera á los dien­<br />

tes de los hombres y de los animales, que luego que se<br />

caria su esmalte, su sustancia interior se pudre muy pron­<br />

to. Por fortuna la corteza es vejetativa; también la orga­<br />

nización de los árboles tiene una conformidad con la del<br />

hombre en cuanto al acrecentamiento, ó las enfermeda­<br />

des y á la. muerte. El cuerpo duro y cortante, impelido<br />

con fuerza, la lastima ó produce una solución de conti­<br />

nuidad, que se llama herida, y el gluten de la savia la<br />

cicatriza del mismo modo que el de la sangre en las he­<br />

ridas del hombre.<br />

La parte leñosa de los árboles arrancada, corlada ó po­<br />

drida, no se rejenera, y lo mismo sucede con la carne<br />

del hombre: en ésta se rejenera incesantemente la piel y<br />

cubre la herida, y en aquella la corteza es solo la que<br />

tiene esta propiedad.


172<br />

Por poco uso que cualquiera tenga en observar, se con­<br />

vencerá de esta verdad. Para esto basta tomar un tronco<br />

de olivo que en otro tiempo baya tenido heridas cubier­<br />

tas en la actualidad, y al quitar esta última, se verá que<br />

no se ha reproducido la parte leñosa, y que todo lo que<br />

fue lastimado permanece destruido ó podrido, sin que la<br />

caries haya hecho progresos interiormente : esta caries<br />

no se aumenta sino á proporción de la comunicación que<br />

tiene con el aire esteriorj y como desde que la corteza ha<br />

cubierto herméticamente la herida por medio de la reje-<br />

neracion con las capas nuevas que ha recibido de la albu­<br />

ra , á medida que ha engordado el olivo, ha faltado la co­<br />

municación, no ha podido hacer progresos la caries, cir­<br />

cunscribiéndose en su lugar, y permaneciendo en el oli­<br />

vo como un cuerpo indolente, un cuerpo estraño.<br />

Lo contrario sucede con los cancros y otras heridas<br />

de los olivos, los cuales van siempre en aumento: las go­<br />

teras y las lluvias que se forman en los olivos, atacan, vi­<br />

cian y corroen el interior del árbol ú olivo, porque el pa­<br />

raje donde ba salido el cancro está espuesto á la acción<br />

del sol, del aire y de las lluvias, y corroe, no solo lo in­<br />

terior de la madera, sino también la corteza. Si la cavidad<br />

que se forma, á la que regularmente se le da el nombre<br />

de agujero, tiene cierto diámetro , jamás la corteza y por<br />

su parte superior se ve salir ó correr un humor mas ó me­<br />

nos obscuro; y por último, el árbol perece, habiendo fruc­<br />

tificado muy poco desde que contrajo el crancro.


175<br />

De las enfermedades del olivo.<br />

Los árboles y olivos, como todos los demás vejetales,<br />

están sujetos como los animales á enfermedades y acci­<br />

dentes , y espuestos á los daños é insultos de una multi­<br />

tud de insectos y otros animales contra su fecundidad, su<br />

salud y su vida.<br />

La amarillez es una enfermedad común á todos los<br />

árboles ; y las principales causas son , la tierra cansada y<br />

flaca, sin fondo, muy seca ó muy húmeda, dura é impe­<br />

netrable á las aguas ; la arcilla ó loba inmediata á las rai­<br />

ces, las hormigas, los topos ó ratones; gangrena en las<br />

raices y troncos, y por último una plantación demasiado<br />

profunda.<br />

Conocida la causa, es fácil el remedio: no hallándose<br />

el mal en el cuerpo del árbol, debe buscarse en las rai­<br />

ces, y aplicar la curación según los casos, á saber : las<br />

labores, los abonos, la renovación de otra tierra, los rie­<br />

gos, las zanjas para desaguar, etc. , etc.<br />

La caries , sino se aplica pronto el remedio, mata in­<br />

faliblemente al olivo, y proviene de muchas causas; unas<br />

internas y esternas otras. Entre las primeras se cuentan<br />

los golpes cpie se le dan con cuerpos duros, ciue macha­<br />

can la corteza, lastiman la albura y la sustancia leñosa, y<br />

las heridas infinitas con instrumentos cortantes, cuando<br />

se poda 6 tala, principalmente si se cortan ramas gran­<br />

des, y no se cubre la herida con barro de injeridores. La<br />

estravasacion de la savia, la acción del sol, del aire , de<br />

las heladas, de las lluvias, de los rocíos, nieblas, etc.,


174<br />

mantienen y aumentan la caries , hacen la llaga mas pro­<br />

funda, y se apodera insensiblemente del corazón del oli­<br />

vo : hace perecer poco á poco las ramas, y muchas veces<br />

la planta; siendo esto la causa principal el por qué se<br />

ahuecan los olivos y se abren, no quedándoles mas venas<br />

escasísimamenle para alimentarse que las de la corteza;<br />

por cuya razón son tan poco fructíferos , y por último<br />

mueren.<br />

Las causas internas de las caries son, ó una traspira­<br />

ción detenida, que forma un depósito en alguna parte (es­<br />

te humor se vicia prontamente hasta atacar y corroer la<br />

madera de la corteza), ó una savia viciada por cualquiera<br />

principio que circula en ella ; pero ninguna contribuye á<br />

esto mas eficazmente que las gomas y resinas que se<br />

hallan mas ó menos sobre todos los árboles que producen<br />

frutas de hueso, como el del olivo , almendro, etc.<br />

Luego que se advierta la caries, conviene aplicar un<br />

pronto remedio , ó cortando la rama ó parte dañada basta<br />

lo sano, y cubriendo la herida con barro de injeridores, si<br />

el daño es local, ó echando algunos caldos al árbol pri­<br />

mero, si la causa del mal proviene del vicio de la savia,<br />

La gangrena, en sí mortal para toda clase de árboles,<br />

proviene casi siempre por la poca intelijencia y destreza<br />

de los podaclores y taladores de que se estallen y des­<br />

gajen muy á menudo las ramas grandes en el paraje por<br />

donde quieren cortarlas, porque tiran de ellas hacia aba­<br />

jo, ó estando cortándolas, el mismo peso de ellas es tam­<br />

bién causa que se desgajen, yendo el corte como á mas<br />

de la mitad de su diámetro: los vientos y huracanes fuer­<br />

tes también arrancan muchas: en todas estas llagas, y en


175 •<br />

las grandes heridas de mortal hacha, sino se acude á tiem­<br />

po y pronto, se carian ó gangrenan, y si esta caries no<br />

se contiene, la sigue y se jenera el cáncer, que esten­<br />

diéndose en lo interior del tronco, y á veces en todo el<br />

tronco hasta lo interior de sus raices, y se pudre: esta en­<br />

fermedad se orijina por no haberla prevenido en los prin­<br />

cipios de la gangrena, para que estas se cicatrizasen por<br />

medio de la regeneración de la corteza con el ungüento<br />

de injeridores : muchos achacan estos males á las lluvias, á<br />

las heladas, alas ventiscas, etc.; contribuyen á ello, es<br />

verdad, pero todo depende de la mano del podador. Si és­<br />

te, luego'que pei'cibe una caries, la cortase hasta lo vivo,<br />

separando la madera cariada , la enfermedad se cortaría<br />

de raiz.<br />

El olivo se conserva mas ó menos, según el trato que<br />

1c dan y los padres que tenga. Que tenga enfermedades<br />

como todo viviente, una común á todos, y otras mas fre­<br />

cuentes en unos que en otros, no hay que dudarlo. Tiene<br />

poco mérito á mi ver lo que dice Herrera y otros sobre<br />

el particular: menos costoso que sus remedios seria plan­<br />

tar una estaca nueva al pie de les enfermos, y en estan­<br />

do presa arrancarlos de patilla.<br />

La esperiencia nos está enseñando de continuo, que<br />

el mejor medio de curar algunas enfermedades es bene­<br />

ficiar bien la tierra; y asi tengo por un preservativo uni­<br />

versal para muchas de ellas, el acostumbrarles desde sus<br />

primeros años á que de tres en tres, ó á lo roas de cua­<br />

tro en cuatro años se les haga alrededor del pie una zan-<br />

jita de una tercia de hondo y una vara de ancho, con su<br />

desaguadero, por si el invierno fuese de muchas aguas;


176<br />

pues de este modo se le cortarán muchas raicillas some­<br />

ras, y engruesarán las interiores ó las mas profundas, por<br />

cuyo medio no sentirán tanto la falta de aguas en años<br />

escasos; y ademas se libertarán de la comezón de las va­<br />

retas que se crian en la chueca ó cepa que se forma aba­<br />

jo en su pie , y de los insectos que se acojen á criar en<br />

los huecos y rendijas que forma; el arado se aproxima­<br />

rá mas, y la tierra del pie quedará mas beneficiada.<br />

De las venteaduras , hendiduras y grietas del olivo.<br />

Este mal acomete á los árboles y olivos sanos y vigo­<br />

rosos, aun cuando están en pie, y á los que han sido cor­<br />

tados cuando comienzan á secarse. Las hendiduras pro­<br />

vienen de dos principios opuestos: en el primer caso están<br />

en la corteza, y en el segundo dividen la corteza y pene­<br />

tran en la sustancia de la madera. No debemos confundir<br />

estas hendiduras con las que ocasiona el frió, y de las<br />

que hablaremos cuando tratemos de los efectos que hace<br />

un deshielo en los olivos.<br />

I.° De las grietas en los árboles sanos. La corteza se<br />

abre dividiéndose en dos , y siguiendo por lo común la<br />

perpendicularidad del árbol, á menos que encuentre en<br />

el camino algunos nudos formados por el oríjen de las ra­<br />

mas que anteriormente han sido cortadas, y cuya corteza<br />

ha cubierto después la herida; pues en este caso la hen­<br />

didura se aparta por lo común, hace un rodeo, y muy<br />

frecuentemente vuelve á seguir mas arriba del nudo de<br />

su dirección perpendicular. Las grietas suponen necesa­<br />

riamente una vejetacion vigorosa en el árbol j de modo


177<br />

que el que no tiene todo el alimento que se necesita, no<br />

se le hiende jamás la corteza en la primavera. Sobrevie­<br />

nen ordinariamente estas grietas á los árboles ú olivos po­<br />

dados en el verano , y á los que están espuestos á riegos<br />

muy continuos ; pues en uno y otro caso hay esceso de<br />

savia: la savia ascendente no puede disipar el sobrante<br />

de ella por medio de la traspiración de las ramas, de las<br />

hojas , etc. ; la absorción de la humedad del aire que las<br />

hojas hacen por la noche, aumenta aun el volumen de la<br />

savia al bajar á las raices, desde que el sol se pone hasta<br />

que vuelve á salir; y la resistencia de la corteza, llegan­<br />

do á ser mas débil que el impulso de la savia, se ve for­<br />

zada á estallar ó reventar por el paraje mas adelgazado y<br />

menos fuerte. Inmediatamente que se noten estas hendi­<br />

duras, y que la albura quede descubierta, se llenarán de<br />

ungüento de injeridores; porque el aire obra sobre la<br />

madera como sobre las heridas del cuerpo humano que<br />

se dejan espuestas á su acción. La cicatrización de la cor­<br />

teza será asi mas pronta, y al cabo de tiempo los dos la­<br />

bios de la herida , después de haber formado un repul­<br />

go , se estenderán y llegarán á unirse y formar un solo<br />

cuerpo.<br />

La testura de la madera dañada una vez no se rejene-<br />

ra; pero como esta porción queda al cabo de tiempo cu­<br />

bierta por la corteza, y preservada por consiguiente del<br />

contacto del aire, no se pudre la parte lastimada.<br />

Estas hendiduras son mas perjudiciales en los árboles de<br />

cuesco 6 hueso, que en cualquiera otros, porque á lo lar­<br />

go de ellas se forma un depósito de goma, que no es otra<br />

cosa que una savia estraviada, cuya parte acuosa se ha


178<br />

evaporado; de lo cual resultan una multitud de cancros<br />

muy perniciosos.<br />

2. 0 De las venteaduras ó hendiduras en los árboles<br />

cortados. Son estas hendiduras proporcionadas á la calidad<br />

intrínseca del árbol : mientras menos humedad contiene<br />

éste , mas se hiende al secarse en iguales circunstancias;<br />

asi un roble de las provincias meridionales , criado en un<br />

terreno seco y espuesto al mediodía, se hendirá mas que<br />

otro que baya vejetado en una esposicion al norte ó en<br />

terreno húmedo, aunque sea en el mismo pais. Esta com­<br />

paración se estiende igualmente á los árboles del medio­<br />

día comparados con los del norte del reino.<br />

El árbol cortado se deseca, disminuye de volumen , y<br />

á medida que se encoje , aparecen las hendiduras que se<br />

aumentan proporcionalmente á la separación de las fibras,<br />

siempre dependiente de la mayor ó menor rijidez, y ésta<br />

de la mas ó menos humedad que encierran aquellas.<br />

Si el árbol cortado queda espuesto á un sol fuerte,<br />

si su desecación es rápida, las hendiduras ó grietas serán<br />

mayores que si se hubiese secado á la sombra.<br />

De las verrugas, tubérculos, lupias, viruelas, agallas,<br />

caracoles y nudos del olivo.<br />

Con todas estas denominaciones son conocidas en di-,<br />

versos países estas escrecencias que se crian arrugadas,<br />

macilentas y verdosas al principio en las hojas, raiz y rami­<br />

llas de olivo, que parecen de pronto agallas ó caracoles:<br />

después de secas presentan un color esterior pardo-more­<br />

no, y en el interior atabacado, ya arrugadas y blanquecí-


179<br />

ñas: en su vejelacion rodean totalmente el tallo leñoso<br />

de la ramilla, y poco á poco la van desecando, y muere;<br />

y este contajio recae poco á poco á todo el árbol, y tras­<br />

mítese esta enfermedad á los demás; y lo mas raro es que<br />

es hereditaria : no obstante, como la rama recien atacada<br />

se tale luego que se la advierta la enfermedad, se reme­<br />

diará el daño; pero como se trasplante, aparecerá en su<br />

dia en ella la enfermedad.<br />

Se cree que la causa orijinal de esta fatal enfermedad,<br />

sea de las contusiones y de los palos que las ramas y ra­<br />

millas del fruto del olivo sufren del acareo, cuando están<br />

cargadas de aceitunas y poco maduras aun, y heridas y<br />

magulladas se agolpa y retiene alli la savia que con los<br />

calores, y después con los frios, se acortezan y alimentan<br />

unas verruguitas cortecillas ásperas y de un calor terreo,<br />

acrecentándose de tal manera, que van desustanciando las<br />

ramillas, hasta que por último las desecan y pudren, ha­<br />

biéndose convertido dicha savia en un pus, que se comu­<br />

nica á la masa de la savia y la inficiona.<br />

Nuestro Don Alonso de Herrera nos dice ser distinta<br />

la causa de esta enfermedad, manifestando que »los ñi¿-<br />

»dos se hacen muchas veces de mucha fertilidad del sue­<br />

ldo: á esto aprovecha desmochar las olivas, porque en<br />

^rehacer rama nueva, echará la virtud eme echaba en ñu-<br />

»dos; y el que desmochare sus olivares á los tiempos y<br />

»forma que debe, tórnalos frescos, nuevos y fructíferos, y<br />

»habrá provisión de leña.<br />

»Otras veces, continúa Herrera, acontece que se ha­<br />

teen ñudosas por la grande sequedad y ruindad de la tier-<br />

) ) r a 3 y P a r a esto es también bueno cortarlas bajas y for-


180<br />

»marlas pequeñas, y que les bagan escavas bien hondas,<br />

»y echarles allí tierra nueva y gruesa, y estiércol que sea<br />

»muy podrido, y regarlas algunas veces."<br />

El P. Er. Francisco Baeza nos dice: ȇ veces sucede<br />

»que se llenan las ramas de una infinidad de ñudillos al<br />

»modo de caracoles ; y esta es una enfermedad que no<br />

»tiene otra cura que la tala; pero es de advertir, que<br />

»también hay olivos que les viene de casta el ser ñudo-<br />

»sos, lo que se ha de tener presente al tiempo de las<br />

aposturas ó plantío, á fin de no fomentar la peste."<br />

De la mangla del olivo.<br />

La palabra mangla ó tiñuela, pienso que viene de<br />

que los naturales de nuestra Sierra-Morena llaman asi á<br />

la goma que destila la jara ó ladamo de Pimío; y es se­<br />

mejante á la miel en color y dulzura, aunque mas grose­<br />

ra/ y asi se suministra en las boticas con la denominación<br />

latina ladamum.<br />

En algunas provincias llaman impropiamente mangla.<br />

al añublo ó tizón que padecen los trigos de resultas de<br />

las nieblas, la sequedad y esterilidad; y asi dicen, los tri­<br />

gos están amanglados.<br />

En las Andalucías se esperimenta de cuando en cuan­<br />

do una enfermedad en los olivos, melones, sandías y de--<br />

mas plantas cucurbitáceas, conocida con las denomina­<br />

ciones siguientes: en el reino de Sevilla la llaman man­<br />

gla, rnelazo, tiñuela, pringue y cochilla: en Granada<br />

hollín, tizne, tina, aceite y aceitillo; y en Valencia con<br />

el de la negra.


181<br />

Si hubiese (le redactar aqui la historia de la enfer­<br />

medad de la mangla que padecen los olivos, según nos<br />

la refieren, sin haberla conocido, los escritores franceses y<br />

españoles, recitándose unos á otros, y dándonos por cierto<br />

ser los autores de ella cierta especie de insectos, asi co­<br />

mo los pegujaleros de las vegas de Córdoba, Ecija, Sevi­<br />

lla y San Lucar, tienen por autores de la mangla que pa­<br />

decen los melonares y sandiales á las inocentes hormigas,<br />

á quienes persiguen á muerte, y aun con no pocos gastos,<br />

no haría en sustancia mas que entretener al ptiblico con<br />

un cuento de aldea; y en confirmación de esto solo tras­<br />

cribiré el desprecio con que llegó á mirarles el sabio fran­<br />

cés Bernard. Este sabio, dice otro escritor de la misma<br />

nación, acaba de darnos la prueba mas completa de su sa­<br />

gacidad y de su escelente modo de observar. »Cuanto se<br />

»ha escrito, dice Bernard, hasta el dia sobre la historia<br />

»natural de los insectos del olivo, es una serie de incon-<br />

»secuencias falsas y absurdas; y al fin se ha descorrido<br />

»el velo que ocultaba la verdad."<br />

El Real supremo consejo de Castilla en 5i de Marzo<br />

de i8l5 pidió informe á los profesores del jardin botánico<br />

acerca de la enfermedad de la mangla, causas que la<br />

motivan y medios de curarla; y estos señores profesores<br />

el informe que estraclaron en 7 de Abril y elevaron al<br />

Real supremo consejo, fue copiar acl verbum scripta cuan­<br />

to dejó escrito Rocier en su diccionario.<br />

Mas estaba reservado al sabio y observador dilijente an­<br />

daluz D. Juan Alvarez Sotomavor, vecino de la ciudad de<br />

Lucena, y traductor de Columela, en hacer ver que el in­<br />

secto á quien han supuesto como autor de la mangla,


182<br />

nada tenia en la torta, como lo hace ver en la comunica­<br />

ción que á la letra trascribo, remitida á D. Simón Rojas<br />

Clemente, y publicada en una de las lecciones de D. An­<br />

tonio Arias.<br />

»Las observaciones, dice, que tengo hechas en las pri-<br />

»maveras de los años de i8i5,i8l6y 1817, me tienen<br />

»convencido, no solo de ser posible que el melazo de los<br />

«olivos no sea la savia estravasada y dejenerada por la<br />

»picadura de un insecto, sino que es efectivo. En primer<br />

»lugar he observado en estos tres años que en el primero<br />

»empezaron á avivarse dichos insectos en 21 de Junio; el<br />

asegundo en 20 de Julio, y el tercero en últimos de Ju-<br />

«nio; y en todos tres ha aparecido el melazo antes de es-<br />

»tas épocas, especialmente en el actual de 1817, que ya<br />

»en Marzo habia algunas gotas de melazo en la superficie<br />

«superior de las hojas de los olivos, y todavía faltaba mu-<br />

»cho tiempo para que empezaran los insectos á desovar.<br />

»En segundo lugar hay muchos olivos que tienen bastan­<br />

tes insectos de estos, y nunca tienen melazo. En terce-<br />

»10, si el melazo saliera de resultas de la picadura del in-<br />

«secto, se derramaría por estas picaduras; pero no sucede<br />

»asi, porque ellos pican y quedan clavados los mas en<br />

»los peciolos y ramitos mas tiernos de las hojas, y algunos<br />

»en la superficie inferior de éstas, y muy raros y en muy<br />

»pocas en la superior; y en esta superficie, y no en la<br />

«inferior ni en los pedúnculos ó peciolos, es en la que se<br />

»da salida al melazo. Yo al principio creí que era la savia<br />

»estravasada por la picadura del insecto, porque lo pri-<br />

»mero que leí fue el estracto de la memoria de Vicente<br />

»Coelho, publicada en el tomo i5 del Semanario de Agri-


185<br />

«cultura; pero estas observaciones me ban hecho mudar<br />

»de dictamen, en el cual me he afirmado, por haberlo vis-<br />

»to apoyado por Rocier y Fourcroy; y asi soy de sentir<br />

»que es un derrame de la savia que ha padecido la fer­<br />

mentación sacarina en las mismas hojas, que es un ver-<br />

«dadero maná, igual al que aparece sobre las superficies<br />

«superiores de las hojas del fresno y otros árboles, entre<br />

»los cuales se cuenta el olivo, y á su maná llaman en<br />

»Mompeller eleomeü (i). El color negro que toma des-<br />

»pues, es de resultas de la combustión de la miel ó me-<br />

»lazo, y el haber mas insectos en los olivos que tienen<br />

))melazo, es por la afición que tienen alas materias azu­<br />

caradas, especialmente los de trompa como estos. Por lo<br />

»visto en dichos autores, y por lo que resulta de mis pro-<br />

»pias observaciones, considero no solo supérfluo, sino per­<br />

judiciales, las operaciones que aconseja el dicho. Coelho,<br />

»una de las cuales repiten Arias y Bahi."<br />

Por las anteriores observaciones que resultan de la efi­<br />

cacia, celo y talento de tan dilijente y sabio observador,<br />

parece no haber duda alguna de que el insecto á quien<br />

lian hecho autor principal de la enfermedad, hiriendo las<br />

partes del olivo, que conocemos con el nombre de man­<br />

gla ó tiñuela, según los escritores agrónomos eslranjeros<br />

y nacionales, no es el autor de ella, y por consiguiente<br />

es absurda la tan admitida estravasacion de la savia, de-<br />

jenerada de sus picaduras en las ramillas y peciolos de<br />

las hojas del árbol.<br />

Si á tan benemérito andaluz se debe un descubrimien-<br />

(0 No solo se encuentra el maná en el fresno , sino también en el pino,<br />

«beto, roble, arce, olivo., cedro, sauce, higuera, y otros árboles.


184<br />

lo que tanta honra le hace para con los buenos y labra­<br />

dores españoles, que saben apreciar los eminentes servi­<br />

cios que se hacen á la patria, ¡que elojios, que felicita­<br />

ciones, que agradecimientos y honras no merece que tri­<br />

butemos por nosotros mismos, insertándolos hasta en los<br />

anales agrarios ad perpetuam rei memoriam, por el sumo<br />

bien y grandioso descubrimiento que acaba de publicar y<br />

dar á luz en esta capital el año de i855 un otro andaluz<br />

sevillano y dignísimo canónigo de esta santa iglesia cate­<br />

dral , el Sr. D. Manuel López y Gepero, en su precioso<br />

dialecto, ¡dialecto inmortal! con título de. - Curación de<br />

la mangla ó tiñuela en el olivo y en todos los árboles]<br />

Faltaría á mi deber como español, como amante de la<br />

agricultura y sus progresos, y caería, á no hacerlo asi, en<br />

una vil bajeza, sino honrase con mi débil pluma, como se<br />

merece, tan esclarecido eclesiástico andaluz, asi como del<br />

antiguo otro estremeño, por los eminentes servicios que<br />

ambos han hecho á la patria; pues hablando con la fran­<br />

queza propia de un castellano viejo, me glorío en rendirle<br />

tales obsequios con toda la efusión de mi corazón, aun<br />

cuando en este momento no tengo la dicha de conocerlo,<br />

ni aun personalmente; he leido, sí, producciones suyas con<br />

suma complacencia, y la que acaba de dará luz, aunque<br />

tarde, bien á pesar mió, la he desentrañado, y me ha he­<br />

cho desterrar errores , que tal vez algunos hubieran tras­<br />

mitido; y asi me aprovecho de tan feliz coyuntura para<br />

manifestarle publicamente mi reconocimiento por las ver­<br />

dades que nos da á conocor, tomándome la libertad de co­<br />

piar en este artículo sus observaciones demostradas por su<br />

propia esperiencia, á fin de desengañar á los alucinados


185<br />

por los escritos traspirinaicos, como me he desengañado<br />

yo, que es la mejor confesión agraria que puedo hacer,<br />

dándolas toda la publicidad que me sea posible en bien<br />

de la presente y futuras jeneraciones agrícolas.<br />

No tan solo este sabio canónigo nos ratifica las obser­<br />

vaciones del digno D.Juan Alvares Sotomayor, de que no<br />

es el insecto el autor de la mangla, y que no hay tal es-<br />

travasacion saviosa dejenerada por él, sino que nos des­<br />

cobre y prueba evidente y prontamente que las verdade­<br />

ras y únicas causas mas principales de la enfermedad de<br />

la mangla en el olivo y otros árboles, son un esceso de<br />

humedad y falta de la .necesaria ventilación en ellos; y<br />

no contento aun con esto, nos dicta y enseña, como por<br />

maravilla, proponiéndonos los medios tan sencillos y tan<br />

poco costosos para curarla ; medios que se ha valido para<br />

curarla en sus propios olivares, como asi nos lo demues­<br />

tra en los períodos que con tanta satisfacción voy á tras­<br />

cribir.<br />

i.° »La enfermedad de los olivos, dice este sabio y<br />

«respetable observador, llamada mangla en unos paises y<br />

sen otros tiñuela, ha sido el objeto de muchas y muy an­<br />

tiguas investigaciones y disputas. Los escritores france-<br />

»ses aseguraron que provenia de una plaga de insectos,<br />

«que hiriendo los tallos y hojas del árbol, abrían innume­<br />

rables puertas á su savia, y finia hasta el suelo, en que<br />

»formaba una costra negrestina , á la que se ha llamado<br />

i*tiñuela ó mangla."<br />

»Los agrónomos nacionales, respetando como un axio-<br />

"ma la teoría de los estranjeros, dieren por cierta la es-<br />

»lravasacion saviosa, y conviniendo con aquellos en que<br />

28


.186<br />

»los autores del daño eran insectos, etc., propusieron pa-<br />

»ra su curación y destrucción miles remedios infructuosos,<br />

»sin considerar que el costo de ellos, aun cuando fuese<br />

»posible, ascendería á cantidades enormes y mayores aun<br />

»que la pérdida del fruto de uno ó mas años, que ningún<br />

»cosechero podría costear, atendiendo el número prodi­<br />

gioso que se cultivan en España comparados con los de<br />

»la Francia (i)."<br />

2.° »Por fortuna la decantada teoría de los insectos y<br />

whemorrájia de que se les supone, es absurda, como asi se<br />

»lo manifiesta Bernard, y como se lo prueba y demuestra<br />

»nuestro sabio canónigo por una' constante esperiencia;<br />

»coutra la cual nada valen las autoridades, por mas reco-<br />

»mondadas que sean de estranjeros y nacionales."<br />

5.° »En los olivos sanos se bailan, como los he visto yo<br />

»muchas veces, insectos de todas clases, mas aun que en<br />

»los enfermos; y esto solo basta para convencer de que no<br />

»son ellos los causantes de la enfermedad, la cual solopro-<br />

»viene de causas locales, que obran en unos mismos pa-<br />

» rajes, y que nunca se combinan en otros; resultando que<br />

»esta enfermedad solo la padecen unos mismos árboles;<br />

»por lo que, si los insectos fueran los autores de la enfer-<br />

»medad, la padecerían todos los años los olivos sanos y<br />

»enfermos, en los que viven y se aposentan, y no se con­<br />

traerían para alimentarse á ciertos y determinados olivos-<br />

»y sitios."<br />

(i) Por la estadística rural


187<br />

4.° «La tiñuela, dice, acomete solo á los olivos que se<br />

» hallan situados en valles, cañadas ó terrenos hondos, en<br />

»que las aguas llovedizas ó manantiales se estacionan por<br />

»falta de salida ó corriente: facilitándola por medio de<br />

»zanjas que saneen la tierra, está removida la principal<br />

»causa. Recuerden cuantos la conocen, que jamás habrán<br />

»visto en cerros olivos que la padezcan, como algún ma­<br />

nantial no empantane el terreno, ó el año sea lluvioso,<br />

»tanto que el esceso de humedad alcance á los sitios que<br />

»en inviernos escasos de aguas se mantienen sanos.<br />

»Por espacio de quince años he buscado cuidadosamen­<br />

te en una muy dilatada comarca un olivo tiznado que es­<br />

tuviera situado en terreno elevado y seco; mas no he po­<br />

dido hallarlo. He ofrecido premios al rnarcolador ó tala­<br />

dor que lo descubriera, no be tenido que darlos. De esta<br />

constante observación deduje que el esceso de humedad<br />

y la falta de ventilación son las causas de la tiñuela; y<br />

lodo lo que contribuya á disminuir la primera y á au­<br />

mentar la segunda, debe hacerse para esterminarla, co­<br />

mo he conseguido yo en mis olivares, mientras que todos<br />

los vemos la padecian."<br />

Medios de esterminarla y curarla.<br />

1. A «Dar y buscar salida á las aguas escedentes."<br />

2. a »No arar el terreno, apretarlo y apisonarlo en vez<br />

«de removerlo, para que se endurezca la tez, conserván-<br />

»dole heriazado y engrarnado."<br />

3.° » Aumentar la ventilación cuanto lo permita la lo­<br />

calidad del terreno, rozando y dascuajando matorrales,


188<br />

»zarzales, arbustos, etc., que en llanos, cañadas y valla-<br />

»dos impiden las corrientes del aire."<br />

4. a »Limpiar y podar los olivos por dentro , y descar-<br />

»garlos de todo el ramaje inútil y cuasi inútil, pues aun-<br />

»que todos los olivos agradecen siempre este beneficio,<br />

«mucho mas lo agradecen los que están en peligro en años<br />

»húmedos de padecerla por su posición en los valles ó<br />

«cañadas; porque en estos sitios vejetan con.mas vigor, y<br />

»son por lo tanto mas propensos á contraerla; pues que<br />

»su mucha lozanía y espesura de ramaje impide la venti-<br />

vlacion por los centros de las copas de los olivos, que<br />

» reteniendo las emanaciones de la humedad en las hojas<br />

»y ramas , da fácil acojida á la enfermedad."<br />

5. a »De todo lo dicho se siguen al parecer dos verda-<br />

«des: 1. A que el mal de la mangla no es tan funesto como<br />

»se supone jeneralmente; porque no ella, sino las mismas<br />

«causas que la producen, son las que privan del fruto á<br />

»los olivos en ciertos años; de tal manera, que los mismos<br />

«ajentes que quitan la aceituna, dan en retorno la man-<br />

»gla. 2." Que estando en manos del hombre remover, ó<br />

«por lo menos disminuir mucho las causas que producen<br />

»dicha enfermedad, aplicando los medios facilísimos que<br />

»quedan indicados, al mismo tiempo que» esterminar la<br />

«mangla, se conseguirá aumentar copiosamente los frutos,<br />

»al menos en algunos años; esto es, cuando la escasez'<br />

»provenga de la falta de ventilación; porque no solo ella<br />

»es quien quita el fruto á los olivos."<br />

6. a Las verdaderas causas de la tiñuela 6 mangla es­<br />

tán por fortuna en la mano del hombre. Este las ha for­<br />

tificado hasta ahora, y aun las ha creado alguna yez clon-


189<br />

ftde no las había, queriendo acabarlas ó disminuirlas; por-<br />

»que todos los labradores que se han empeñado en des­<br />

cerrarla, viendo que son impracticables ó imposibles los<br />

«remedios que le's han aconsejado los escritores agróno­<br />

mos, han recorrido á los medios que les son conocidos<br />

»de mejorar y perfeccionar el beneficio del cultivo, redu­<br />

cidos á abonar la tierra con estiércol, y arar hierro sobre<br />

»hierro, hasta pulverizarla; y con estas labores superabun-<br />

«dantes han aumentado las causas que producen la man-<br />

y>gla, y la han propagado adonde sin tantos beneficios no<br />

»la.habría."<br />

7. a Estas causas son, como queda dicho, la falta de<br />

D ventilación y la sobra de humedad. Y arando mucho,<br />

»¿no la recibe y conserva la tierra en mayor cantidad , y<br />

«por mas tiempo que cuando está endurecida? Mezclando<br />

«estiércol, ¿no aumentan los árboles su lozanía, rnultipli-<br />

»can las ramas, se- cierran y quedan menos ventilados?<br />

»He aqui como cuando no han abandonado á sí misma á la<br />

»mangla, la han halagado y aun atraído, en vez de des­<br />

cerrarla."<br />

8. a »El diferente clima y otras causas que influyen<br />

»en los olivos en el diverso modo de multiplicarse y ve-<br />

»jetar en varios paises, aun dentro de España, podrán in-<br />

»fluir también en las enfermedades de estos árboles y mo-<br />

»do de curarlas; mas no por esto dejaré de mirar Como un<br />

«error en todas partes la creencia de que la savia estrava-<br />

»sada y envuelta en el escremento de los' insectos, forme<br />

»en los olivos esa capa negra que los enluta, y alguna vez.<br />

»llega á presentarlos como si sus hojas fuesen de terciope­<br />

lo negro."


190<br />

9. a »En los olivos saludables y lozanos be visto no po-<br />

»cas veces mucho mas poblados de insectos de todas espé­<br />

rteles aun que en los débiles, viejos y enfermizos en las<br />

»estaciones que estos animalillos vejelan, sin haberse<br />

«amanglado aquellos; pues á ser ellos la causa principal,<br />

)>COiuo tan equivocada y satisfactoriamente se nos ha di-<br />

»cbo, deberían haberse infestado de tiñuela, lo que no su-<br />

»cede; por loque se evidencia que esta enfermedad no<br />

»proviene de tales insectos, y sí de causas locales, que so-<br />

»lo se presentan en ciertos parajes húmedos, sin trasmi­<br />

tirse á los ventilados y secos,"<br />

io. »Tan absurdo me parece ocuparse en observar y<br />

i)describir estos insectos para destruirlos, como seria que-<br />

»rer contener los estragos de una tormenta, los funestos<br />

»efectos de la calma en tiempo de la granazón, los de las<br />

»lluvias escesivas en invierno, los del hielo en fin, todos<br />

»los que provienen de la acción estraordinaria de la na­<br />

turaleza."<br />

»La mas ó menos irregular influencia de ésta en las<br />

»diferentes estaciones, es quien produce las plagas de los<br />

»insectos; y una combinación opuesta de las mismas cau-<br />

»sas productoras, quien anticipa ó retarda su acabamien­<br />

to, tan fácil de ejecutar á una noche de hielo ó á un<br />

»dia de calor, como imposible á todos los cepillos y le­<br />

jías de Rocier."<br />

Adiciones para contener y prevenir la mangla en<br />

los olivos.<br />

1. a Si las estaciones del otoño, invierno y primavera


191<br />

se presentasen lluviosas, y se advierte al mismo tiempo<br />

que los olivos parece que negrean, es señal que apunta<br />

en ellos la mangla: en tal estado no se deberá seguir<br />

arándolos , porque si se remueve la tierra se cargará mas<br />

de humedad y se aumentará la enfermedad, supuesto que<br />

el beneficio es para ella un regalo. Lo primero que se de­<br />

be ejecutar sin demora, es podar y limpiar bien los oli­<br />

vos, y proporcionar desagües de toda clase al terreno; y<br />

si los olivos tienen ramas madres ó principales viejas,<br />

escarzosas y de falsa madera ó poco fructíferas, se tala­<br />

rán , aun cuando prometan alguna esperanza de frutos<br />

uno ó dos años mas; y por estos medios los olivares, di­<br />

go, olivos, quedarán claros, desahogados y ventilados, y<br />

se irá disminuyendo mas bien que aumentándose la en­<br />

fermedad.<br />

. 2. a Los terrenos de los valles, cañadas y hondonadas<br />

plantados de olivos no se ararán ni cavarán con mucho<br />

empeño, como en los secos, y menos si carecen de des­<br />

aguaderos; pues sería esponerlos á amanglarse; y para<br />

prevenir con tiempo la enfermedad, deberán hacerse en<br />

ellos, si es posible, canales para dar salida á las aguas<br />

lluviosas y de manantiales sobrantes; y de no abrir en don­<br />

de puedan reunirse éstas mas fácilmente una ancha y<br />

bastante honda zanja para que las absorva, retenga y es­<br />

tanque en sí misma, puesto que es sabido que en seme­<br />

jantes parajes carecen de la ventilación necesaria tam­<br />

bién , y ademas abundan en ellos las nieblas, rocíos y<br />

escarchas ; y es en los que los olivos deben estar mas lim­<br />

pios, y mucho mas claros y desahogados de ramaje que<br />

en los terrenos altos y secos; y por estos sencillos medios


192<br />

se prevendrá la enfermedad, puesto que la falta de ven­<br />

tilación y el esceso de humedad son las principales cau­<br />

sas de ella.<br />

De la posición de los olivares en declives 6 pendientes.<br />

1. A Los olivares situados entre dos declives ó laderas,<br />

que descendiendo forman valles, y cuyos dos estreñios de su<br />

lonjitud miran el uno al oriente y á poniente el otro,<br />

quedan espuestas una al mediodía y la otra al norte.<br />

La pendiente espuesta al mediodía tendrá mas venti­<br />

lación y abrigo y menos humedad , y cuajará mejor la<br />

flor; en su poda y limpia se le dejará mas ramaje, para que<br />

teniendo mas sombra, se ampare con.ella de las insola­<br />

ciones ó recalmones : en esta esposicion los olivos veje-<br />

tarán sanos y poco enfermizos; pues las nieblas y rocíos,<br />

que esperimentan, se disiparán pronto al salir el sol por<br />

poco aire que corra; pero las escarchas serán funestas<br />

para la florescencia , si el sol sale claro y fuerte y no<br />

corren vientos.<br />

La pendiente ó ladera espuesta al norte tendrá poca<br />

ventilación y menos abrigo , y la florescencia será en tal<br />

situación siempre peligrosa : en la poda y limpia se les<br />

dejará menos ó poco ramaje para que los olivos gocen de<br />

ventilación : la humedad y rocíos se disiparán tarde, por- •<br />

que el sol y la ventilación les favorecerá poco; y en com­<br />

pensación las escarchas no les perjudicará tanto , porque<br />

el sol les dará tarde , y ya con el aire, aun cuando sea<br />

el ambiente, habrá disipado las influencias nocivas de la<br />

escarcha ; ni tampoco les serán tan perjudiciales los re-


195<br />

calmones; pero los aires fríjidos del norte les serán fu­<br />

nestos.<br />

2. a Las laderas ó declives , cuyos dos estreñios de lon-<br />

jitud miran la una al norte y la otra al mediodía , las<br />

dos pendientes estarán espuestas la una al poniente y al<br />

oriente otra.<br />

La ladera del poniente siempre disfrutará de una be­<br />

nigna vejetacion : las nieblas , rocíos y frios se retienen<br />

algo mas alli, porque el sol la baña tarde : la flor no cor­<br />

re apenas peligro, y no está espuesta á enfermar: en la<br />

poda se le aclarará de ramaje para su ventilación, y de<br />

cuantos impedimentos baya para su logro, y no estará<br />

tan fácilmente espuesta á recalmones.<br />

La pendiente opuesta á ésta, y que mira al oriente, dis­<br />

frutará hasta bien entrada la tarde de benéficas influen­<br />

cias , de pocas nieblas y frios; porque en tal situación se<br />

disipan mas pronto: la flor corre riesgo, si la noche ha<br />

sido escarchosa; pues si el sol no sale cubierto de nu­<br />

bes ó nieblas , y si viene claro y ardiente y sin vientos<br />

que la secundan, la deseca y tuesta: conviene que la<br />

poda y limpia sea algo clara : las nieblas y rocíos no la<br />

perjudicarán apenas, y será poco propensa á enferme­<br />

dades.<br />

3. a Los olivares situados en Cerros y en alturas planas<br />

en donde disfrutan de una completa ventilación y de la<br />

humedad necesaria, la florescencia cuaja bien: las nieblas,<br />

rocíos y escarchas desaparecen al instante; gozan de mu­<br />

cha salud; el fruto se sazona bien; si el terreno es algo<br />

pingüe se dispensará á los olivos en la poda mas ramaje y<br />

mas copa que en el estéril, para que gocen de sombra en


194<br />

los días calurosos y que no corren vientos: los frios con­<br />

tinuados del norte les son desfavorables.<br />

4- a Los olivares situados en llanuras, vegas , páramos<br />

y campiñas dilatadas, por lo regular gozan de mucha ven­<br />

tilación, y la flor tiene una regular cuaja, á no acometer­<br />

les las nieblas, rocíos y frios repentinos y tardíos de la<br />

primavera : á estos olivos en la poda y limpia se les acopa­<br />

rá dejándoles algún ramaje del fructífero por dentro; pe­<br />

ro no tanto que queden cerrados y sin ventilación: pero<br />

si el otoño, invierno y primavera se presentan lluviosos,<br />

con nieblas y rocíos abundantes, como suele acaecer de<br />

cuando en cuando, se les podará, limpiará y aclarará bien,<br />

y no se les arará con esceso: en estos parajes es donde<br />

se lian de cortar ó talar, para dar mayor ventilación,<br />

todas las ramas que se consideren como cuasi inútiles ó<br />

de poco fruto; las principales ó madres que estén con­<br />

vertidas en ramas de madera y viejas • las enfermizas ó<br />

cariadas y las mal situadas: de esta manera se dará á los<br />

árboles mas ventilación y claridad • pues no teniendo de­<br />

masiada humedad, por haberla estraido por las zanjitas he­<br />

chas al efecto, se disminuirá la enfermedad, y durará me­<br />

nos tiempo; y si sobreviene un año escaso de ellas y seco,<br />

se restablecerán enteramente.<br />

Los olivos de los valles y cañadas, los de llanuras y<br />

campiñas, que por lo jeneral vejetan vigorosos y robustos,<br />

y mucho mas si son jóvenes, y mas aun cuanto mas se<br />

beneficien y cultiven , aren y caven, si sobrevienen mu­<br />

chas aguas , tanto mas rápida y fuertemente los ataca la<br />

mangla • por lo que se procurará podarlos, limpiarlos,<br />

talarlos y desaguarlos con todo empeño para cortar, ó por


19b*<br />

lo menos disminuir el mal; advirtiendo que mas vale que<br />

no se aren ni caven en tres ó cuatro años, que dejarles uno<br />

sin podar y limpiar: tanto les aprovecha el verse claros y<br />

desahogados de ramaje y con mucha ventilación estando<br />

enfermos.<br />

De las enfermedades de la savia.<br />

La savia influye en la formación de la planta como<br />

los alimentos en la del hombre, y el oficio de los dos es<br />

desarrollar el jérmenj y de consiguiente está sujeta á sus<br />

enfermedades, como nuestros humores á las suyas, pu-<br />

diendo alterarse también por causas internas ó esternas.<br />

Si la savia peca por esceso de sal, se vuelve corrosiva, y<br />

destruye el vejetal. Si se riega la tierra en que la planta<br />

vejeta con cierta cantidad de aceite , este esceso no per­<br />

mite las combinaciones, porque superabunda un princi­<br />

pio, y poco á poco se relaja la circulación de la savia, y<br />

perece. Cito estos hechos como estremos, porque rara vez<br />

sucede que la savia se vicie por causas interiores. Las en­<br />

fermedades que provienen de causas internas son : la de­<br />

crepitud, el vicio ó locura, el depósito, las escrecencias<br />

ó repulgos , el enmohecimiento, la putrefacción, etc.<br />

Las esteriores son por desgracia mas comunes. Llamo cau­<br />

sas exteriores los estragos causados por los gusanos que<br />

roen las raices , por los grillo-talpas que las cortan, y por<br />

las lombrices que se alimentan de las mas tiernas. To­<br />

dos estos insectos llenan las raices de heridas, que con­<br />

servan abiertas con el objeto de alimentarse , resultando<br />

de ello las estravasaciones de los jugos y el enmohecí-


198<br />

miento de las raices. En ciertas circunstancias la tierra<br />

que las rodea se vicia; es decir, que por las combinacio­<br />

nes de los jugos inficionados de la planta, con los que ella<br />

encierra , resulta un compuesto dañoso , sino á todas, á lo<br />

menos á un gran número. Las enfermedades que provie­<br />

nen de causas esternas son: la quemadura, la escarcha,<br />

el moho , la humedad, la niebla, el tizón, el espolón,<br />

el musgo , la ictericia, las agallas, el melaza, el ahi­<br />

lamiento, etc. , que todas causan una alteración en la sa­<br />

via , ó son mas bien una consecuencia de ella. A estas<br />

causas jenerales conviene añadir las accesorias, motiva­<br />

das únicamente por la impericia de los podadores y plan­<br />

tadores de árboles ; tales son las heridas que multipli­<br />

can en las raices, haciendo grandes cortes, que dejan es­<br />

puestos á la acción del aire, del sol, de la lluvia , y en<br />

fin, de todos los metéoros atmosféricos, los espolones, to­<br />

cones , astillas, etc. Si la corteza, única parte que se re-<br />

jenera en la planta, no vuelve á cubrir la herida , el cán­<br />

cer y la putrefacción se apoderan de ella. Los árboles grue­<br />

sos , á quienes se hacen podas considerables, ofrecen una<br />

prueba demostrativa de esto; pues su tronco se pone po­<br />

co á poco hueco desde la cima hasta la raiz.<br />

De las plantas parásitas perjudiciales al olivo.<br />

No solo las enfermedades y los insectos son las pla­<br />

gas que atacan y destruyen los olivos y sus frutos, sino<br />

que también las plantas parásitas, que con tanto despre­<br />

cio se miran por los cultivadores, son unos enemigos for­<br />

midables de tan preciosos árboles. Estas plantas parásitas<br />

se dividen en verdaderas y falsas.


197<br />

Las verdaderas son la cuscuta, la yerba-tora, el cis-<br />

to , la clandestina y el marojo, mahojo 6 muérdago,<br />

porque estas se alimentan del jugo propio de los árboles<br />

que las contienen.<br />

Las falsas son los musgos ó mohos, las setas ú hon­<br />

gos , los liqúenes y roña: estas no perjudican tanto á<br />

los árboles en su vejetacion; porque no les chupan na­<br />

da del jugo propio, y el único daño que hacen es el que<br />

retienen para sí el agua de las lluvias y la humedad del<br />

aire sobre la corteza mas tiempo que el necesario ; pero<br />

con todo esto les ocasiona al fin una putrefacción y ca­<br />

ries funestas al árbol, á pesar de que sus raicillas no<br />

penetran ni aun la corteza de los árboles.<br />

El marojo , malhojo ó muérdago (viscum álbum de<br />

Linneo) es una verdadera planta parásita, voraz y le­<br />

ñosa, y un vejetal para los físicos muy estravagante: su<br />

oríjen, jerminacion y desarrollo es diferente de los demás<br />

árboles y plantas: no vejeta en la tierra, y sí sobre la<br />

corteza de las ramas y troncos de varios árboles, endón­<br />

ele sus raices se injieren é introducen.<br />

Este vejetal parásito, voraz y funesto es peor que la<br />

mangla : se reproduce y multiplica rápidamente, pegán­<br />

dose y creciendo sobre los troncos y ramas del olivo y de<br />

varios árboles silvestres y cultivados, que sino se está con­<br />

tinuamente con el cuidado de aniquilarle, perece el ár­<br />

bol infaliblemente ; pues que una sola planta basta para<br />

infestar y propagarse muy pronto por todos los olivares de<br />

sus contornos, estendiéndose rápidamente á toda una co­<br />

marca ; y asi es preciso arrancarla en pareciendo el pri­<br />

mer hilo ó ramito , y cavar en la sustancia misma de su


198<br />

corteza hasta estirpar sus raices ó pezoncillos, porque uno<br />

solo la reproduce de nuevo. Cuando nace y se cria sobre<br />

un olivo, es prueba que el árbol está cubierto de plantas<br />

parásitas, de musgos, cuscutas y liqúenes, etc.; y en<br />

tal estado, el mejor remedio es talar la rama; pues por<br />

mas que se haga, siempre retoña si está la rama plagada<br />

de las predichas plantas parásitas. Los pajarillos, que gus­<br />

tan mucho de su fruto, la picotean, y comen y depositan<br />

sus semillas, como los he visto, sobre la corteza y grietas<br />

del árbol, refregándose en ellas el pico para limpiársele<br />

de las partículas viscosas que en él se le han pegado; y<br />

como el musgo que la rama tiene conserva la humedad<br />

necesaria, ésta basta para su primera vejetacion, y des­<br />

pués la savia y jugo del mismo olivo le provee del ali­<br />

mento suficiente para su fatal acrecentamiento.<br />

Don Simón de Rojas Clemente cree que el viscum<br />

ó marojo que ataca á los olivos, es una especie distinta<br />

enteramente de la que se encuentra sobre los perales, etc.,<br />

y por consiguiente distinta también de la descrita por<br />

Linneo; en cuyo concepto, y mirándola como una especie<br />

nueva de su jénero, la denomina viscum clussi, dedicán­<br />

dola á la memoria de tan célebre naturalista; sin duda<br />

porque Clusio hace mención de ella en sus obras, como<br />

que la vio repetidas veces cuando viajó por España.<br />

Los tallos del marojo ó muérdago se dividen desde '<br />

su base en varios ramos desparramados, ahorquillados, ci­<br />

lindricos, y divididos por nudos armados de pequeñas púas.'<br />

sus hojas son de figura de hierro de lanza , crasas y car­<br />

nosas: las flores, que son amarillas, nacen separadas las<br />

masculinas de las femeninas en distinto pie ó planta: el


199<br />

fruto es una baya de dos líneas de diámetro, semi-tras-<br />

parente, de color rosado y lleno de un jugo viscoso , del<br />

que participa también la planta: se emplea para pasto del<br />

ganado, especialmente boyuno , y para hacer liga.<br />

El P. Baeza, de la cartuja de Sevilla, dice en su me­<br />

moria inserta en el tomo 1 6 del Semanario de Agricultu­<br />

ra, que se ha obligado judicialmente á muchos propieta­<br />

rios que abandonaban la poda del marojo, para que la cor­<br />

tasen y limpiasen, á causa de los perjuicios que resulta­<br />

ban en los olivares vecinos infestados.<br />

Duhamel, en una de las memorias de la academia de<br />

las ciencias del año de 1740? nos trascribe observaciones<br />

muy curiosas del marojo; y en una de ellas dice haberse<br />

visto jerminar sobre unos fragmentos de madera seca, y so­<br />

bre unas piedras que jamás las bañaba el sol.<br />

En España, Francia, y especialmente en Italia, en<br />

unos bosques que median entre Roma y la ciudad de Lo-<br />

reto, es en donde mas ha prevalecido en Europa; y en es­<br />

tos bosques ha habido robles y encinas corpulentísimas, en<br />

las que se podia cargar una carrada de ella.<br />

En estos bosques parece que se congregábanlos sacer­<br />

dotes con el pueblo antiguo del paganismo, debajo de uno<br />

de los árboles mas cargados de esta planta, para hacerla ro­<br />

gativas , adornándola como á planta sagrada, y como un<br />

antídoto contra la ponzoña, y muy propio para la fecun­<br />

didad de los animales. Uno de los sacerdotes tomaba ra­<br />

mos de ella con la mano, después de consagrados, y los<br />

repartía al pueblo en los primeros del año sagrado, can­<br />

tando y esclamando en alta voz : honrad al marojo para la<br />

felicidad del año nuevo.


200<br />

De la mosca que ataca á la aceituna.<br />

Descripción, La mosca de los olivos es pequeña, del­<br />

gada, y como tres líneas de larga: tiene la cabeza redon­<br />

da, abultada y corta: sus ojos son grandes, ocupando la<br />

mayor parte de la cabeza; son morados, lustrosos, de fa­<br />

cetas, ó sea reticulares, las anteras de dos piezas; la pri­<br />

mera ó inferior muy pequeña, redondeada, aovada y cris­<br />

talina : la segunda en forma de maza cilindrica, ó algo<br />

comprimida , pedicelada, como violada en su remate , con<br />

una seda sencilla inserta sobre cada antena.<br />

Coraza (Tborax) ó concha grande , coriácea, pardo-<br />

obscura, con tres rayas negras, y pelos ríjidos cenicien­<br />

tos, visibles con el microscopio; en el remate de la co­<br />

raza ó concha se hallan tres escrecencias amarillas relu­<br />

cientes, lampiñas, con dos sedas negras horizontales.<br />

Abdomen , ó vientre aovado-cónico , con vello platea­<br />

do, corto de fondo, rubio, con tres manchas negruzcas<br />

en cada lado.<br />

Alas aovadas, mas largas que el vientre ó abdomen,<br />

trasparentes, con una mancha negra en su remate y ra­<br />

yas del mismo color : en la proximidad del nacimiento de<br />

las alas hay algunas escrecencias amarillas con unas sedas<br />

negras.<br />

Rejo, en las hembras aleznado, contenido dentro de<br />

un estuche cilindrico, con que taladra la epidermis ó pe*<br />

llejo esterior de la aceituna, para la deposición del hue­<br />

vo que ha de dar oríjeii á la larva ó gusano : patas ver­<br />

doso-amarillas, con algunas manchas rojizas; tarzos ahor-


202<br />

tuna le debe presentar cierto y fijo por medio de una sa­<br />

na y sazonada madurez. Las aceitunas subsisten en el ár­<br />

bol, madurando mas ó menos tiempo, á proporción del<br />

daño que han sentido, y cayéndose cuando el viento las<br />

ajita: lasque han sido atacadas en Agosto y Setiembre<br />

son perdidas para el propietario, porque tienen aun poco<br />

aceite; pero las que se caen después de Setiembre por la<br />

misma causa, puede sacar algún provecho; pero el aceite<br />

de las unas y de las otras es de inferior calidad y muy<br />

moreno. Muchos están creídos que las aceitunas que se<br />

caen en Agosto y Setiembre es efecto de sequedad; pero<br />

es fácil convencerse de este error, observando que tie­<br />

nen toda la pulpa ó hueso agujereado, y el gusano den­<br />

tro vivo ó muerto.<br />

Mientras la aceituna está en el árbol, el gusano, que<br />

se alimenta de ella, no sale antes de su última metamor­<br />

fosis.<br />

El (migo, y aun los que parece que están exentos de<br />

vulgaridades, ó mejor diré con nuestro sapientísimo<br />

Feijoó; »casi todo el mundo es vulgoestán y viven<br />

creídos en la mas crasa preocupación, que toca como á ar­<br />

tículo de fe, que las aguas llovedizas de todo el mes<br />

de Agosto, son las creadoras y productoras de la larva<br />

ó gusano que roe y come la aceituna; y ha llegado á tan­<br />

to tal preocupación de semejante creencia, que hay quien<br />

sostiene temerariamente, que si llueve la última noche de<br />

Agosto, después de las doce, esta lluvia ya no enjendraria<br />

tales gusanos. ¡Cuando desterrará la física de nuestro suelo<br />

estas y otras paparruchas! cuando los ricos propietarios la<br />

estudien y propaguen á los campesinos, haciéndoles ver


205<br />

demostraetiva y evidentemente tales fábulas en los muchos<br />

años, que sin haber llovido en Agosto, se nos plaga la acei­<br />

tuna de ellos.<br />

Para remediar el daño que produce la mosca que pica<br />

la aceituna de los olivos, y atajar los estragos que estas lar­<br />

vas y otros insectos causan en los frutos y en los árboles, se<br />

han ensayado diferentes medios; pero en vano, pues por<br />

ninguno de ellos se ha conseguido su aniquilación. En prue­<br />

ba de esto dice el respetable Bernard en su Memoria sobre<br />

los olivos :» que el conocimiento de su modo de vivir y de<br />

»su reproducción nos pone, es verdad, en el camino de<br />

»tantear los medios de destruirla; pero todavía no se haha-<br />

»llado ninguno, y que el que descubra este remedio, será<br />

»digno de la mayor recompensa:" Diga Ib que quiera Ber­<br />

nard en este punto, nunca podrá negarse que la larva de<br />

la palomilla y la de la taladrilla, si acaso son especies dis­<br />

tintas , y cualquiera otra de las que se alimentan de los fru­<br />

tos, todas se fomentan y propagan hasta lo infinito-por el<br />

equivocado sistema que se sigue de recojer muy tarde las<br />

aceitunas, dejándolas en el árbol hasta que la larva se sale<br />

de ellas; y abandonando ésta el fruto, se coloca donde mejor<br />

le parece, para trasformarse en ninfa. Resulta, pues, que<br />

si la aceituna, respecto que conocidamente se la ve desde<br />

primeros de Setiembre, que está picada, se la principiase á<br />

recojer desde primeros de Octubre, que metiendo mucha<br />

jente al efecto en todo este mesj debería estar recojida;<br />

porque cuanto mas pronto se recoja, tatito menos la daña­<br />

rán, y dará mas y mejor aceite; consiguiéndose por este<br />

medio, ano dudarlo} matar y destruir todas las larvas ó gu­<br />

sanos que tuviesen las aceitunas, cuya plaga se; disminuiría


204<br />

por grados j llegando un. dia á aniquilarse totalmente; pues<br />

que conducidas con las aceitunas á las trujas , una parte<br />

se ahogaría, y la otra se molería con ella.<br />

Todas estas ventajas se conseguirían en recojerla lo mas<br />

breve posible; pues de recojerla tarde, el gusano se larga,<br />

habiéndose comido para alimentarse cuasi toda la carne y<br />

sustancia aceitosa, y libertado él de perecer. Estos son los<br />

resultados de una recolección tardía.<br />

También para esta mosca, como para todos los insectos<br />

nocivos al olivo, se han inventado recetas que omito, por<br />

considerarlas inútiles en España, atendiendo al número<br />

prodijioso y cuasi infinito de olivos que cultiva.<br />

q Guantas magníficas promesas, cuantos hechos verifi­<br />

cados en los papelesptiblicos, cuantas falsedades impresas,<br />

revisadas, correjidas y aumentadas para destruir las oru­<br />

gas, las mariposas, el pulgón, los gallinsectos, los in­<br />

sectos, las larvas, los gusanos y otras alimañas que de­<br />

voran los árboles y olivos! Debemos concluir de esto, que<br />

todas: las preparaciones tan exajeradas, bien para los gra­<br />

nos, bien para los árboles ú olivos, son meras charlatane­<br />

rías; sin embargo, ¿hay algún charlatán que no tenga bo­<br />

bosque le escuchen 2'Tal es la suerte del hombre.<br />

T<br />

CAPITULO XIII.<br />

DE LA FLOR DEL OLIVO.<br />

De su 'vejetacion.<br />

J-Ja naturaleza ha prescrito tres estaciones muy dis­<br />

tingas para la vejetacion y tránsito de la yema del olivo á


205<br />

su entero desenvolvimiento hasta de brote ó. de fruto. La<br />

yema viene á ser un• pequeño estilete; verdoso», prataagu-<br />

do, y por decirlo asi, no es otra cosa que el jérmen^dél bo­<br />

tón; y que este mismo botón, eseitada en él la savia ascen­<br />

dente por el calor de la primavera, es impelido á que se<br />

hinche y ensanchen las escamas que le cubren, separán­<br />

dose unas de otras, presentándose y anunciando que en­<br />

cierra en sí el precioso depósito de la multiplicación, sien­<br />

do de flores ó de fruto, ó solamente: de hojas y madera,<br />

que llamamos brote, tallo ó ramilla. '<br />

La yema, pues , aparece; i e n la primavera y al prin­<br />

cipio del verano: 2." crece y adquiere fuerza en el solsti­<br />

cio: 3.° se fortifica mas y mas,.y se nutre en el otoño j y<br />

en fin desde últimos de Marzo y en Abril, en las provin­<br />

cias meridionales de España, se presentan.y nacen debajo<br />

del sobaco de las hojas las yemas que contienen las flores<br />

del olivo: se desarrollan éstas por Mayo, y cuaja el fruto<br />

marchitándose y cayendo al suelo la flor, á mas tardar<br />

en Junio: sigue la aceitunilla creciendo y engruesando<br />

por grados en los meses de Julio, Agosto y.Setiembre; to­<br />

ma color en Octubre, y se halla madura en primeros de<br />

Noviembre.<br />

Observaciones sobre la cuaja de la flor.<br />

•i. a La esperiencia prueba que un olivo que no tiene<br />

todavía fuerza para arrojar nuevos brotes, ya por vejez,<br />

ya por estar cargado de un número muy grande de ra­<br />

millas de fr uto, florece y fructifica á la verdad todos los<br />

años, y el que no está podado se halla en este mismo


206<br />

caso; pero muchas veces á estos y á aquellos no les cuaja<br />

la floütr/iy el fruto aun: cuajado también se cae, porque los<br />

canales de la savia están obliterados ó embotados, y no<br />

sube esta en cantidad suficiente y proporcionada á las<br />

necesidades. ,<br />

2. a . Cuando el polvillo 6 semen fecundante está cer­<br />

rado en las anteras ó bolsillas de los estambres que con­<br />

tiene la flor, después de haber caido el stigma del pis­<br />

tilo , no prospera en él por algunas causas particulares:<br />

en tiempo de las flores los insectos dañan el stigma: las<br />

heladas las abrasan : también las ofenden si sobrevienen<br />

lluvias demasiado abundantes y recalmones : si se aran y<br />

podan los olivares floridos ,;el¡ vapor cálido que enton­<br />

ces exbala la tierra removida, daña y amortigua el semen;<br />

y no desenvolviéndose el embrión ó jérmen por estas cau­<br />

sas, aborta la semilla.<br />

3. a Los olivos enfermos florecen mas temprano; por<br />

lo que están mas espuestos á los daños de los insectos, y<br />

dejan caer la flor y su aceituna: el aceite de estos árbo­<br />

les viejos y enfermizos es de inferior calidad y se enran­<br />

cia mas fácilmente que el de los robustos y jóvenes; y<br />

por consiguiente su aceituna se debe recojer y moler apar­<br />

te : pues que hay tan grande diferencia entre la madura­<br />

ción, debe hacerse tal distinción.<br />

4- a La cuaja de la aceituna es siempre mas abundan­<br />

te en los rostros de los olivos, y mas en las esposiciones<br />

que miran al mediodía, y cargan mas de fruto los olivos<br />

junto á los caminos carreteros y de mucho tránsito, y que<br />

levantan mucho polvo de los bochornos é insolaciones, y<br />

con especialidad en el de la cuaja de la flor si se temen


207<br />

aguaceros, pues que los bochornos privan al jérrnen de<br />

la humedad moderada que necesita, y sé marchita la flor<br />

anticipadamente, sin que de' lugar á la fecundación; y<br />

faltando el jugo al pedúnculo de la flor, viene á tierra el<br />

fruto sin haber cuajado: las aguas y nieblas de fin de Ma­<br />

yo y Junio dañan mucho á las flores cuando están en<br />

cierne , porque lavan los polvillos de las anteras, y rom­<br />

pen los saquillos que contienen el humor ó licor fecun­<br />

dante.<br />

5. a La ventilación, siempre útilísima á los olivos, les<br />

es absolutamente necesaria en tiempo de su florescencia-<br />

de manera que si falta la acción del viento en el dia que<br />

la aceituna naciente necesita ponerse en contacto con la<br />

atmósfera, se seca y perece. Los árboles situados en hon­<br />

donadas están mas espuestos por consiguiente á que una<br />

calma los agoste lodo el esquilmo, que en pocas horas se<br />

tuesta, tornándose de blanco como nieve, en rubio como<br />

la canela. No se libertan á veces de este daño, si la calma<br />

continúa y el calor es intenso aun, los que se hallan en<br />

sitios ventilados j pero corren mayor riesgo los que no<br />

lo están.<br />

6. a La espresion de pasarse las flores y frutos sig­<br />

nifica no cuajar, hablando de frutos; y abortar, hablan­<br />

do de flores. Por la descripción de las plantas vemos que<br />

los estambres de la flor sostenidos por sus anteras, consti­<br />

tuyen la-s partes masculinas de la jeneracion, y el pis­<br />

tilo las fameninas : que las flores son hermafroditas, es<br />

decir, que sostienen machos y hembras, solo machos ó<br />

solo hembras: que las flores machos en algunas están<br />

sobre el mismo tallo y la misma rama que las flores hem-


208<br />

braSy pero separadas. En fin , que las flores machos y<br />

hembras están algunas, veces sobre pies y árboles diferen­<br />

tes. Esta unión de los seceos separados en ciertas flores,<br />

está demostrada boy hasta J a evidencia; y de esto depen­<br />

de esencialmente toda especie, ele fructificación; porqué<br />

es una ley inmutable de la naturaleza, que concurran el<br />

macho y la hembra para reproducirse. Es fácil concebir<br />

que una cópula tan delicada exije para que tenga efec­<br />

to que concurran las circunstancias, y una estación pro­<br />

picia á causa de la humedad de las partes.<br />

Una lluvia demasiado fuerte ó demasiado fria, una<br />

helada, un viento impetuoso ó frió, ó una insolación, la<br />

desordenan y hacen que la flor aborte ó se seque, y el<br />

fruto se pase.<br />

En el momento de la fecundación se abren las ante­<br />

ras con elasticidad, y este depósito del semen derrama<br />

sobre la parte hembra u n a multitud de globulillos, de los<br />

cuales sale un vapor fecundante que, penetrando el pisti­<br />

lo, va á animar el jérmen.<br />

E s fácil concluir de aqui, que el frió estrecha las pai­<br />

tes de la jeneracion, é impide el desarrollo de los estam-<br />

J j r e s ; que un viento cálido deseca el vapor fecundante;<br />

que no puede penetrar en el pistilo empapado en agua<br />

llovediza; que esta lluvia le arrastra , etc. ¿Que labrador<br />

no ha observado c i u e la abundancia de uvas, granos y-<br />

aceitunas dependen de la buena ¡florescencia de las vi­<br />

ñas , de los trigos y de los olivos? Que esta abundancia<br />

es siempre consecuencia de una buena estación; y que<br />

si el tiempo ha sido frió ó ajitado con vientos tempestuo­<br />

sos, muy frios ó muy cálidos, se pasan y secan las flores.


209<br />

Estas , como he dicho ya, abortan, y los frutos sé pa­<br />

san por una consecuencia del aborto que acaece con fre­<br />

cuencia en seguida á una buena fecundación. Si algún<br />

tiempo después ele la florescencia sobrevienen lluvias<br />

frías ó recalmones, el grano de la aceituna se deseca<br />

frecuentemente en cortísimo tiempo, se cae y no deja si­<br />

quiera el mas lijero vestijio de su existencia, aunque el<br />

pezoncillo que la sostenía hiciese cuerpo con ella.<br />

7. a Suele, aunque rarísima vez, presentarse una pe­<br />

queña segunda florescencia , y esto indica siempre que<br />

el árbol padece por alguna causa, que frecuentemente es<br />

la sequedad. Esta sequedad estenúa la savia en sus ca­<br />

nales, y aminora su cantidad; y si después de una larga<br />

sequía sobreviene una lluvia tan abundante que pueda pe­<br />

netrar hasta las raices, Ja savia vuelve á recobrar sus de­<br />

rechos , y sube con ímpetu; pero como encuentra desde<br />

el principio los diámetros de sus conductos demasiado es­<br />

trechos , se dirije hacia los que lo están menos, y hace<br />

que los botones de fruto, que no se hubieran abierto has­<br />

ta el año siguiente, se abran entonces. Las vides echan<br />

también sobre-flores, especialmente en los países cálidos,<br />

cuando les rebajan ó mutilan los sarmientos / no se de­<br />

ben confundir estas sobre-flores tempranas de los árboles<br />

frutales, ó de los que brotan en Diciembre y Enero, si<br />

el calor de la atmósfera se reanima en esta época.<br />

8. a Las variaciones de la atmósfera son también muy<br />

perjudiciales á la flor del olivo; y tanto mas, cuanto mas<br />

repentinas son pasando del calor al frió: asi las heladas<br />

tardías ó de primavera causan en los brotes y frutos de<br />

los frutos de hueso, como el olivo, y de los de cuesco, co-


210<br />

rrio el pérsico, abridor, etc., un daño funestísimo. Si la<br />

helada es seca, no padecen tanto ni las flores ni los fru­<br />

tos ; pero si el tiempo es húmedo, si llueve, y sobre todo<br />

si sobreviene un sol fuerte , las flores y los frutos ya cua­<br />

jados se perderán enteramente. Y asi, mientras que el<br />

olivo está en flor, no se arará, como ya lo he dicho.<br />

9. a En ciertas circunstancias arrojan los árboles nue­<br />

vas hojas ó nuevas flores, y es señal de padecer: por<br />

ejemplo, si una sequía fuerte, larga y aumentada por el<br />

calor, disipa la humedad é impide en gran parte á la savia<br />

que suba de las raices á las ramas, es claro que esta po­<br />

ca savia no podrá mantener la sinovia de las articulacio­<br />

nes, formada en la reunión del peciolo con la rama. De­<br />

secada esta sinovia, los encajes de esta articulación se<br />

desecan y ocupan menos espacio; entonces salen de caja,<br />

y se cae la hoja. En el caso supuesto, es evidente que<br />

la humedad que las hojas absorven de la atmósfera es pe­<br />

queña cantidad, y no bastando á alimentarlas sin el socor­<br />

ro de la savia, se caen por necesidad. El botón, que siem­<br />

pre está colocado en la base del peciolo ó pedúnculo, y<br />

á quien alimentaba la hoja, perece si la sequía sobrevie­<br />

ne en la primavera, pero si la falta de agua ha sido tar­<br />

día, se desarrolla el botón á la primera lluvia. Este no<br />

debia naturalmente echar hojas ni flores hasta el otoño;<br />

pero en el presente caso se abre, porque la lluvia ha re­<br />

animado la savia, y ésta obra como al principio de la pri­<br />

mavera en los botones que están bastante formados para<br />

abrirse. Este modo de reverdecer es violento y daña mu­<br />

cho al árbol; porque una parte de sus botones destinados<br />

á brotar al año siguiente, anticipa su desarrollo, y priva


211<br />

al árbol de sus recursos futuros. Los árboles viejos están<br />

mucho mas obstruidos que en los otros nuevos, y la sa­<br />

via sube por ellos con menos actividad, en menos abun­<br />

dancia y mas refinada. En este caso los botones se forman<br />

mas pronto, y son mas propios para producir hojas y flo­<br />

res: frecuentemente se ven reverdecer y florecer los<br />

árboles después de las granizadas.<br />

CAPITULO XIV.<br />

DE LOS EFECTOS DEL HIELO Y DESHIELO Y QUEMADURA DE<br />

LOS OLIVOS.<br />

•Examinemos , pues, el efecto de las heladas, á fin de<br />

hacer luego la aplicación á los olivos: trasportémonos á la<br />

época de las heladas, y examinemos en qué parte son<br />

mas sensibles. Si considero una superficie, por ejemplo,<br />

la de una hoya llena de estiércol, veo que al menor frió<br />

es alli la helada mas blanca , mas sensible, mas aparente y<br />

mas fuerte que en su circunferencia: veo también que<br />

esta misma helada es mas sensible en la superficie de una<br />

pradera que en la de un campo recien labrado, compara­<br />

do con otro limpio de yerba , y labrado mucho tiempo<br />

antes. Estos fenómenos son siempre seguros, y se vienen<br />

á los ojos de los que quieran verlos. Los sitios mas sus­<br />

ceptibles de recibirla impresión de las heladas son aque­<br />

llos en que hace mas calor, y en que hay por eonsiguiem-<br />

te mas evaporación. Supongamos ahora que el calor ten­<br />

ga una fuerza como cuatro; admitamos una masa seme­<br />

jante ele humedad, y las dos masas reunidas y en acción,


212<br />

formarán una masa de ocho: el estiércol está en este ca­<br />

so : el efecto del frió es concentrar el agua reducida á<br />

vapor; y la prueba de ello se ve en los refrijerantes de<br />

los alambiques, sin los cuales el fluido y la parle espiri­<br />

tuosa se perderían reducidos á vapores. El frió condensa<br />

estos á medida que salen del estiércol, apoderándose de<br />

ellos con mas fuerza que si estuviesen calientes solo co­<br />

mo uno, y por consiguiente convierte estos vapores mas-<br />

fácilmente en escareba. En las praderas es mas sensible la<br />

helada que en una tierra recien labrada , porque ademas<br />

de la evaporación natural del suelo, hay también la evapo­<br />

ración de la traspiración de las plantas , mas cálida que<br />

el aire ambiente, aunque mucho menos que la del es­<br />

tiércol; y el campo recien labrado también da mas eva­<br />

poración que el que no lo está, y suelta mas fácilmente<br />

una parte del calor de que estaba impregnado. La eva­<br />

poración , pues, y el calor son las causas de que la he­<br />

lada se manifieste mas pronto y de un modo sensible mas<br />

en un sitio que en otro.<br />

Podemos concluir de particular á jeneral, y hallar la<br />

causa de ser el efecto de las heladas mas sensible y mani­<br />

fiesto, en iguales circunstancias, en los valles que en las<br />

laderas; y en los valles corren peligros mayores de helar­<br />

se los olivos, como también en los incultos mas que en los<br />

cultivados, y en los que están á vientos libres, mas que los<br />

que están resguardados y al abrigo de los del norte; y los<br />

que miran al norte siempre están espuestísimos á helarse,<br />

y aun á padecer con los vientos frios , aunque no hiele.<br />

Los olivos se hielan raras veces en la temperatura de<br />

las Andalucías, Mancha y costas meridionales, y solo peli-


215<br />

grarian en seguida de unas fuertes y copiosas nieves, per­<br />

maneciendo cuajadas, y subsistiendo sobre los árboles al­<br />

gunos dias. No son siempre uniformes los efectos de las<br />

nieves y el hielo; dañan principalmente cuando se halla<br />

movida la savia, y los poros abiertos por el calor anteceden­<br />

te de la estación comunicado al árbol. Las nevadas tardías<br />

y los frios intempestivos é intensos que siguen á estaciones<br />

templadas y lluviosas, son los mas perjudiciales, y que<br />

pueden causar la pérdida de los olivos. Las nieves son mas<br />

peligrosas si permanecen sobre el árbol, si se cuajan y se<br />

hielan, pasmándose de resultas, y penetrando dentro de<br />

sus poros. Siempre que se vea que se conservan flexibles<br />

las ramillas mas delgadas , está sano y vivo el olivo, y ba pa­<br />

decido muy poco.<br />

Suelen despojarse las hojas ele los olivos á causa de al­<br />

guna helada; y algunos sin reflexión cortan ó talan sus<br />

ramas por las cruces, creyendo que están estas ó sus ra­<br />

millas secas; pero solamente pierden la hoja antigua, con­<br />

servando y abrigando las yemas nuevas, sanas y sin lesión.<br />

Cuando ha penetrado el hielo en las ramas, no están flexi­<br />

bles, y su interior se halla negruzco ó amarilloso, y salla<br />

astilla cuando se hace fuerza al. doblar la rama: en este ca­<br />

so es necesario cortar hasta lo sano, sin lo cual cunde y se<br />

comunica el mal á todo el árbol. Es necesario tener pre­<br />

sente en todos casos que tarda muchos años en engruesar y<br />

criarse una rama grande; por lo cual no se cercenarán á me­<br />

nos de una verdadera urjencia.<br />

Efectos del deshielo. Para derretirse el hielo es nece­<br />

sario que haya una temperatura bastante templada del ai­<br />

re: hay dos suertes de deshielo : el primero causado insen-


214<br />

siblemente por la elevación del sol sobre nuestro horizonte,<br />

la cual termina la duración del invierno; porque el frió se­<br />

ria perpetuo, si los rayos del sol se dirijiesen siempre muy<br />

oblicuamente á la tierra que habitamos; y el segundo acon­<br />

tece por el invierno, cuando los vientos del sur rechazan<br />

los del norte, y estienden un aire mas caliente y mucho<br />

mas húmedo. Mientras el deshielo, acaecen en los árboles<br />

fenómenos muy singulares para que se pasen en silencio.<br />

I.° Durante muchos dias antes del deshielo, el frió es<br />

mas vivo, el viento norte mas fuerte, el cielo está mas lim­<br />

pio, las estrellas mas brillantes, y todas las tardes al po­<br />

nerse el sol se ve estendida por el lado del mediodía una<br />

capa encarnada muy obscura , que es el viento sur que va<br />

estendiéndose poco á poco por la parte superior de la at­<br />

mósfera, abate el tiempo del norte, lo hace mas sensible<br />

por la evaporación que ocasiona, y en fin, por los crecidos<br />

rocíos, que en este caso forman la escarcha; y asi cuando<br />

los vientos se contrarían por muchos dias, los árboles se cu­<br />

bren de ella. Se observa á menudo que los fríos rigurosos y<br />

duraderos provenían del combate obstinado de ambos vien­<br />

tos. Si en este intervalo el viento del sur cedia completa­<br />

mente, se disminuía el rigor del frió, y quedaba destruido<br />

luego que el sur lograba dominar y espulsar á su antago­<br />

nista.<br />

2.° Mientra» dura el frió los árboles y las plantas se<br />

contraen, se encojen, y ocupan menos espacio; pero con<br />

el deshielo vuelven á su anterior estado.<br />

5.° Si el frió es riguroso, se hienden los árboles desde la<br />

cruz de las ramas hasta las raices. Al deshielo todo reco­<br />

bra su forma, y apenas se perciben en los arbolillos los ves-


215<br />

tijios de esta hendidura perpendicular, la cual se cubre en<br />

adelante con la corteza, cuyos labios é injertan uno en<br />

otro- pero la división de la madera permanece siempre la<br />

misma, y la reunión de los dos labios forma un hilo en el<br />

tronco.<br />

4-° Creerase quizá que la hendidura se forma por el la­<br />

do del norte; pero es todo lo contrario. Ninguno he visto<br />

que no la tuviese al lado del sol del mediodía ó de las dos<br />

de la tarde. Ademas de las razones de este fenómeno, me<br />

parece también que depende de que el árbol se aprieta por<br />

el frió, y mas por la parte del norte que por otra alguna:<br />

por la del mediodía, al contrario, la humedad es mas es-<br />

terior y en mayor cantidad, porque de dia los rayos del sol<br />

hacen correr por ella el agua que estaba helada en las par­<br />

tes superiores: ademas, penetra la corteza y la madera y<br />

abre los poros; y como la contracción se efectúa por el la­<br />

do del norte, llama asi por ambos lados y con igual fuerza<br />

las partes aflojadas por el calor, las cuales ceden á esta<br />

fuerza continua, no pudiendo oponerles resistencia, y se<br />

hace la hendidura en un momento.<br />

No se conoce remedio alguno para este fenómeno y ac­<br />

cidente funestó: rara vez prospera un árbol hendido de esta<br />

suerte: vejeta triste, débil y lánguidamente; da poco fruto;<br />

y la mayor parte de ellos perecen: tal acaece á los olivos<br />

que se abren y carcomen.<br />

Mata el hielo á las plantas cuando estando húmedas y<br />

llenas de jugos acuasos las sorprende; tanto mas cierto es<br />

su daño, si acontece un falso deshielo en seguida de fuertes<br />

heladas, y de repente cuaja nuevamente el hielo, hallán­<br />

dose cargados de humedad los olivos; porque acostumbra-


216<br />

dos á un temporal benigno, y favorecidos por la estación,<br />

adelantan su vejetacion; pero si sobreviene algún hielo<br />

tardío, hace perecer brevemente sus yemas delicadas al<br />

tiempo de desarrollarse, y se coniela la savia ya movida,<br />

y que fluye con abundancia. Los hielos precedidos y acom­<br />

pañados de sequedad, no suelen perjudicar á los olivos;<br />

pero los hielos de menor grado, alternados con vicisitu­<br />

des de humedad, aires templados y hielos intermitentes,<br />

son los que perjudican á estos árboles y á todos los veje-<br />

tales en jencral.<br />

De la quemadura. Durante el invierno caen sobre los<br />

árboles, en jeneral, nieves, granizos, y toda especie de<br />

escarchas. Cuando sale el sol del mediodía, durante estas<br />

grandes heladas, corre el agua derretida desde la copa, de<br />

rama en rama , hasta el tronco. A medida que se retira el<br />

sol, y aumenta la helada, se conjelan estas aguas sobre<br />

las partes mojadas, y se descubre por todas partes una cos­<br />

tra de carámbano, que oprimiendo fuertemente la piel,<br />

la resfria, la hiela y la quema. Al dia siguiente, lanzando<br />

el sol de nuevo sus rayos, tanto sobre las escarchas del Idia<br />

anterior, como sobre esta costra de carámbano, lo derrite<br />

todo de nuevo, y hace que se conjele igualmente en la<br />

helada fuerte de la noche siguiente. Estos deshielos con­<br />

secutivos, y estas heladas reiteradas, son las que queman<br />

los árboles ; pero esta enfermedad cuasi es desconocida en-<br />

nuestras provincias meridionales, como es tan conocida en<br />

las del norte, en que tanto hiela.<br />

Nos resta hacer aun una observación muy importante<br />

sobre la quemadura y la destrucción casi anual de una<br />

cantidad de botones ó de yemas en la esposicion del medio-


217<br />

día: ésta se manifiesta según que la conjelacion, de que he­<br />

mos hablado, ha sido mas ó menos fuerte. He aquí lo que<br />

sucede con los botones.<br />

En todos los botones 6 jemas hay una pequeña emi­<br />

nencia; todos sobresalen un poco, y están aplicados rectos,<br />

cada uno sobre su rama madre, y terminados en punta por<br />

la parte superior. Cuando se derriten, pues, y conjelan las<br />

humedades, como hemos dicho, la que se halla alrededor<br />

del botón se conjela también, y forma un todo con esta ye­<br />

ma y esta corteza. El jérmen de esta yema, que es un pe­<br />

queño hilillo verde muy tierno, se hiela al instante, y pe­<br />

rece por consiguiente la yerna.<br />

Para asegurarse de este hecho basta rejistrar la yema en<br />

el tiempo de que hablamos, y se hallará barnizada, con una<br />

capa de hielo que la hace brillar como una perla.<br />

La quemadura de los cogollos de las ramas puede te­<br />

ner remedio cuando proviene de la calidad del terreno: bas­<br />

ta en este caso quitar la tierra mala y substituirla otra<br />

buena: conócese esta enfermedad en que los cogollos se<br />

ponen enteramente negros y tostados.<br />

Si los árboles son atacados en la estremidad de sus rai­<br />

ces de esta enfermedad, se pueden mirar como perdidos;<br />

sin embargo, si el mal proviniese de la causa que hemos di­<br />

cho arriba, se aplicará el mismo remedio.<br />

Causas por qué los árboles j olivos se ahuecan, abren,<br />

y al fin mueren.<br />

El interior del tronco de los árboles, como el de los<br />

olivos, está muy espuesto á gangrenarse y podrirse, co-


218<br />

raenzando desde lo mas alto de la cruz, y continuando in­<br />

sensiblemente hasta las raices; de suerte, que con el tiem­<br />

po quedan oradados, huecos y abiertos de arriba á abajo:<br />

esta causal de la corrupción se atribuye á los frios, hielos<br />

y otras mil causas esteriores, sin echar de ver que el orí-<br />

jen mas principal, por lo regulárnosla en las manos ig­<br />

norantes del cultivador, del podador y del talador.<br />

Los árboles dañados por el hielo y la costra de los ca­<br />

rámbanos se llenan siempre de una goma , que corroe y ca­<br />

ria, aumentándose siempre el cáncer á proporción que se<br />

estiende la herida hecha por la enfermedad, que llamamos<br />

también quemadura. El agua de las lluvias del verano se<br />

estanca también en el hueco de la herida, y va minan­<br />

do* y lo mismo las humedades de ios inviernos siguientes:<br />

los rayos del sol fuerte agravan en fin y aumentan el mal.<br />

Los cancros y cavidades en los troncos de los árbo­<br />

les y olivos provienen siempre de los cortes y talas de<br />

las ramas principales ó madres, mal hechos , ó hechos<br />

fuera de tiempo; y para evitar esto no se deberá nunca<br />

cortar ó talar una rama principal, sin cubrir la herida ó<br />

corte con el ungüento de injeridores; y por este medio<br />

se impide Ja gangrena.<br />

La gangrena y ahuecamiento de que vamos á pro­<br />

poner algunos ejemplos, es en los árboles lo que en la<br />

cirujía la gangrena de las carnes y la esfoliacion de los<br />

huesos, puesto que por la causa de un humor purulen­<br />

to las carnes están minadas y los huesos cariados. Exami­<br />

nemos, pues, lo que pasa diariamente en nuestros árboles<br />

y olivos, y lo que sin advertir, ó sin remediarlo, vemos dia­<br />

riamente en nuestros olivos.


219<br />

De lodos los árboles gomosos, como los de fruto de<br />

cuesco ó de hueso, luego que la goma y la savia se eslrava-<br />

san , corre y fluye por Ja rama abajo , quedando minados y<br />

cscavados de tal manera, que se orijina un cáncer ó can­<br />

cro, que penetra basta el meollo ó corazón, y que regu­<br />

larmente hace perecer la rama, y á veces todo el árbol; pe­<br />

ro si el labrador rejistrase sus árboles, y tuviese cuidado<br />

de arrancar esta goma, y de contener la savia, cosa fa­<br />

cilísima, estos árboles estarían saludables, prosperarían y<br />

producirían abundantes frutos.<br />

Cuando se corlan y talan, repito, los árboles y olivos,<br />

se hacen en ellos enormes heridas, sin aplicarles aparato<br />

ninguno: ¿y que es lo que sucede enlonces? que la savia<br />

sale de su curso y se estravasa; y esta savia, como la<br />

sangre fuera de nuestras venas, hiriéndola el aire, el sol,<br />

las lluvias y nieblas, los frios, las escarchas y heladas, se<br />

corrompe, se pudre, y se convierte en hiwaov sanioso,<br />

que corre por las ramas, y se interna en el tronco mi­<br />

nando éste y aquellas. Si recorremos una infinidad de ár­<br />

boles y olivos tratados asi, principalmente los de nues­<br />

tros olivares, que talamos, desmochamos ó afrialamos,<br />

pasado cierto tiempo, se verá que su madera se acana­<br />

la, se pasma y se pudre esterior é interiormente: esto<br />

está á la vista de todo hombre observador.<br />

Recórranse y revísense todos los árboles talados de<br />

paseos y caminos reales, como en todos los olivares tala­<br />

dos, y se advertirá en ellos la salida de la savia, de que<br />

acabamos de hablar, que se rezuma por la herida, y se<br />

distribuye por lo esterior é interior del tronco ó tallo,<br />

advirtiéndose en el mismo sitio una mancha lívida, que


220<br />

dura largo tiempo aun después de cerrada la herida.<br />

Se vendieron no hace mucho tiempo á un amigo mió<br />

una porción de olmos de cerca de dos pies de diámetro;<br />

estos árboles habian sido anteriormente talados unos y<br />

desmochados otros: las lluvias, los frios, las heladas y<br />

demás intemperies habian penetrado en las heridas, y se<br />

cangrenaron; y cuando los cortaron estaban cuasi todos<br />

huecos, como un brocal de un pozo.<br />

El año de 1812, en un pueblo del condado de Niebla,<br />

presencié un horroroso y estenso fuego, que encendió y<br />

abrasó tres ó cuatro dehesas y gran pago de olivares; y<br />

durando el incendio, por la noche, observé que la mayor<br />

parte de ellos ardían tan solamente por su interior, y muy<br />

pocos por el esterior del tronco; y entonces fue cuando<br />

por la primera vez observé que la mayor parte de los olivos<br />

se ahuecaban, y principié á conocer que todos los que<br />

habian sido talados de años atrás estaban solamente hue­<br />

cos y abiertos.<br />

Y ¿que deberemos inferir de esto? que todo labrador<br />

debe proceder con reserva y cuidado cuando intente hacer<br />

talas y heridas en los olivos, cubriéndolas con el ungüento<br />

de injeridores; pues de no hacerlo asi se le agan-<br />

grenarcín, ahuecarán y abrirán, y morirán por fin los<br />

olivos.<br />

CAPITULO XV.<br />

DE LAS COSECHAS ALTERNAS.<br />

Observaron los autores latinos que han tratado del cul­<br />

tivo de los olivos, dice mi catedrático D. Claudio Bautelon,<br />

que estos árboles no producían un esquilmo abun-


221<br />

dante, sino de dos en dos años. Los escritores modernos<br />

que han verificado esta observación, atribuyen esta al­<br />

ternativa á diferentes causas. Creyéronlos primeros que<br />

procedia de que rompiéndose y destrozándose muchas ra­<br />

mas de los olivos al tiempo de varearlos para hacer la<br />

recolección, se despojaba de este modo el árbol del fru­<br />

to del año venidero; por lo que promulgaron una ley los<br />

antiguos, que prohibía á los jornaleros el varear los ár­<br />

boles sin permiso del propietario. A pesar de ser tan<br />

perjudicial esta práctica, no es ella sola la causa de la<br />

alternativa de las cosechas.<br />

Muchos autores modernos quieren que esta alterna­<br />

tiva de cosechas sea ocasionada de la poda de los olivos,<br />

á que tan poco puede asentirse de ninguna manera.<br />

Las verdaderas causas que contribuyen á que los oli­<br />

vos sean veceros ó alternativos son, según el sentir de<br />

los escritores modernos españoles, fundándose en la es-<br />

periencia y en la física veje tal: i. a en la bárbara costum­<br />

bre de varear los olivos: 2. a en hacer muy tardía la re­<br />

colección: 5. a en podar y limpiar los olivos muy tarde,<br />

y en no arar á su debido tiempo.<br />

i. a La común y cuasi costumbre jeneral de varear<br />

los olivos para cojer la aceituna, es una de las principa­<br />

les causas de que estos lucrativos árboles sean veceros,<br />

oque den las cosechas alternas, un año sí y otro no: se­<br />

gún el mas racional sentir de los agrónomos nacionales<br />

mas ilustrados, y según lo acredita la esperiencia de los<br />

que desprendiéndose de las preocupaciones rancias, ab­<br />

surdas y vulgares, han ensayado el método de cojerla á<br />

mano, ó como dicen, ordeñando las ramas.


222<br />

Ya no se ignora que cada hoja del olivo abriga, nu­<br />

tre y proteje una jema, que con el tiempo producirá<br />

el fruto; y que éste se obtiene solamente en las ra mi tas<br />

nuevas, tiernas y delicadas del olivo. El vareo, derri­<br />

bando las varetas, lastimándolas ó quebrándolas lo mis­<br />

mo que á las hojas nodrizas de las yemas, desordena la<br />

economía física del olivo, le priva de los principales de­<br />

pósitos de la fructificación con semejantes destrozos, y le<br />

imposibilita para producir en uno ó dos años de los sub­<br />

siguientes. Pero á pesar de esto se sigue la barbarísima cos­<br />

tumbre; pues todo les es indiferente á los cultivadores sin<br />

principios: para ellos no hay mas regla ni mas ley que<br />

la rutina mamada y envejecido capricho, sea ó no contra<br />

sus verdaderos intereses ó contra los jenerales del estado,<br />

La operación de que tratamos es ciertamente contra unos<br />

y contra otros: es contra los intereses del cosechero, por­<br />

que destrozando sus olivos, se priva en un año la cosecha<br />

de dos; y es contra el estado, por los menores productos<br />

que reporta el comercio en la concurrencia de este fruto<br />

en los mercados públicos.<br />

Se dirá acaso que la recolección á mano es sumamen­<br />

te dispendiosa ó costosa, é imposible de realizar en los gran­<br />

des pagos de nuestras Andalucías; pero esta infundada<br />

razón, que piensa oponer á la recolección á mano, se ha­<br />

lla hoy ya desvanecida con el testimonio de muchos ha­<br />

cendados y grandes cosecheros que han ensayado el mé­<br />

todo en sus posesiones, ajusfándola también á destajo. Mas<br />

si estos datos no fueren aun bastantes, recórranse los pue­<br />

blos de la Navarra y otras provincias, y aun de la misma<br />

Andalucía, y se verán los resultados que presentan algu-


225<br />

nos ilustrados cultivadores, que desengañados del error<br />

antiguo, lian adoptado el método de cojer á mano la acei­<br />

tuna, sin que obste que los árboles sean grandes ó peque­<br />

ños; y por último, ¿no se cojen á mano las aceitunas<br />

gordales para adobarlas? ¿pues para que tantas dificulta­<br />

des para las que se las ha de estraer el aceite?<br />

2. a La época ó tiempo de la recolección de la acei­<br />

tuna es aun en el dia muy diversa de la que se bacía an­<br />

tiguamente. En Francia, en Italia, y aun en muchos pa­<br />

rajes de España principian á hacer la recolección en los<br />

meses de Diciembre, de Enero, Febrero, y muchas veces<br />

hasta Marzo y Abril, y en algunos pueblos de Italia no<br />

la cojen hasta que ella se cae naturalmente por sí misma<br />

al suelo : en otras partes la principian á cojer en Enero y<br />

Febrero , esperando de intento á que las aceitunas se pon­<br />

gan negras, o mas bien á que se pasen con los hielos y em­<br />

piecen á pudrirse, con detrimento de la buena calidad de los<br />

aceites. La aceituna cuando está formada ya y ha adqui­<br />

rido todo su tamaño y sazón oleosa, es á mediados de Oc­<br />

tubre, y esta es la verdadera época en que debe princi­<br />

piarse á cojer á mano en las provincias meridionales, y<br />

en primeros de Noviembre en las semi-meridiona!es; pues­<br />

to que desde esta época va pasando por grados , ó tal vez<br />

antes , desde el color verde al amarillo; de éste el mo­<br />

rado , y finalmente al negro , que es el cuarto y último<br />

período que manifiesta; pues mas vale hacer la recolec­<br />

ción quince dias antes, que quince después; y como por<br />

lo regular en el último período da mayor cantidad de lí­<br />

quido , aunque inferior en todas sus partes, porque está<br />

mas cargado de alpechín ó jugo vejetal , se sigue sin em-


224<br />

Largo la costumbre de aguardar á que la pasen los hielos<br />

para recojerla; y es menester tener presente que llegado<br />

el TÍltimo periodo de su madurez , principia al momento<br />

la fermentación , aunque insensible, preparándose ala<br />

descomposición y putrefacción ; y de esto resultan per­<br />

juicios y deterioros en la calidad de los aceites; y asi se<br />

observa que estos jamás son tan claros y tan buenos, como<br />

los de las que se cojen tempranas y á tiempo, siempre que<br />

se muelan inmediatamente ; porque la que está mucho<br />

tiempo entrujada, se fermenta, poniéndose mohosa y po­<br />

drida, y el aceite de ésta también sale obscuro y acre. Si<br />

se hace tardía la cojida , la aceituna merma , se pasa, y<br />

disminuye su volumen : se la comen los grajos, los estor­<br />

ninos los tordos, los mirlos, los cuervos y otras varias aves,<br />

las liebres , los conejos, los perros y aun hasta las hor­<br />

migas; los aires fuertes acompañados de aguaceros en-<br />

tierran también muchas de las que ellos mismos derriban.<br />

Ademas de esto, resulta de que los olivos desustan-<br />

ciados por su mucho fruto y cojida tardía, aun criándose<br />

haga á mano , y maltratados cruelmente los vareados por<br />

el apaleo, unidos estos procedimientos á unos beneficios<br />

escasos y fuera de tiempo ó tardíos, no pueden producir<br />

después sino muy pocas flores, y aborta lo mas del fru­<br />

to. Y al contrario, si se hace como queda dicho, la reco­<br />

lección temprana y á mano, y que dure cuando mas<br />

hasta fines de Diciembre, ordeñando los olivos y no apa­<br />

leándolos, tendrán éstos cuatro ó cinco meses de descan­<br />

so cada año, se reforzarán y reformarán, auxiliándoles<br />

temprano con la poda y arada , y emplearán por estos<br />

medios la savia ó jugo vtjetal en su propio incremento,


225<br />

y en la preparación y desarrollo del frnto venidero, y no<br />

la gastarán inútilmente en el ya maduro, como ahora su­<br />

cede , pudiendo producir de este modo anualmente ma­<br />

yor número de flores y frutos y regulares cosechas.<br />

Muy pocas veces se logran consecutivamente dos co­<br />

sechas abundantes, es verdad; fenómeno que depende mas<br />

bien de la estación, que de estar el árbol cansado con las<br />

producciones del año anterior; porque produciendo el oli­<br />

vo su fruto de las ramillas del año precedente, y asistido<br />

con el cultivo arriba dicho, debemos concluir que los bo­<br />

tones de fruto, puesto que la naturaleza nada hace en<br />

vano, y que jermina las yemas , pueden desenvolverse<br />

siempre que se hayan formado, cualquiera que haya sido<br />

la cosecha del año anterior; asi, pues, sino cuajan, de­<br />

pende de las estaciones ó del incultivo.<br />

Si en el curso del año precedente, el rigor del frió,<br />

la estrema sequedad ó cualquiera otra causa, se ha opues­<br />

to en lodo ó en parte á la producción de las ramillas se­<br />

cundarias sobre los brotes , es claro que el año que han<br />

de producir, será la cosecha escasa, á pesar de haber co-<br />

jido la aceituna á mano, temprano y con tiempo; y no<br />

será abundante por mas que las estaciones sean benévolas.<br />

Pero lo que nos debe determinar mas principalmen­<br />

te á recojer el esquilmo en Noviembre, es la incompa­<br />

rable diferencia en calidad y sabor del aceite que se logra<br />

del fruto; y asi es que la calidad tan superior y delicada<br />

que tiene el de Aix sobre cuantos se fabrican en Europa,<br />

no se debe de ningún modo al cultivo, ni á las diferen­<br />

tes variedades ó especies de olivo, sino únicamente al<br />

tiempo de hacer la recolección de la aceituna , y por ha-<br />

33


226<br />

cerla moler-inmediatamente en los molinos, sin dejarla<br />

fermentar en los trojes. Recompensándose ampliamente<br />

este mayor cuidado , por venderse siempre á una mitad<br />

mas de precio que los demás aceites fabricados en Francia.<br />

No me detendré en demostrar las causas que bonifi­<br />

can la calidad del aceite, cojiéndose temprano la aceitu­<br />

na á mano; y al contrario, hacen que se enrancie muy<br />

fácilmente, si se le deja permanecer mucho tiempo en el<br />

árbol, por ser una verdad tan sabida de todo el mundo<br />

y fundada en la esperiencia.<br />

El que los olivos queden cansados ó algo desustancia-<br />

dos , y su naturaleza y sus medios bastante apurados en<br />

seguida de una abundante cosecha, lo dicta la razón y la<br />

esperiencia jeneral de todos los árboles frutales; pero se<br />

remediará esta falta siempre que se hagan las oportunas<br />

labores que hemos dicho, y por este cultivo esmerado y<br />

estaciones propias, recobrará sus fuerzas perdidas, y reno­<br />

vará la vejetacion cansada, y brotará flores y frutos en la<br />

próxima primavera, que cuajarán siles es benigna la es­<br />

tación.<br />

Otra ventaja resulta de las malas cosechas, ó que hay<br />

poco fruto, cuando la aceituna se recoje en Noviembre, y<br />

es que de este modo se destruyen todos los gusanillos<br />

que se hallan dentro de la aceituna, por no haber tenido<br />

tiempo suficiente para tomar todo el incremento necesa-<br />

sario, y salir fuera para mudarse en crisálidas. En los<br />

años muy abundantes se les proporcionan á estos insec­<br />

tos muchos medios de multiplicarse con mas facilidad de<br />

permanecer en la aceituna, si la recolección no se acele­<br />

ra como debe; y esta es otra medida que se debe tomar,


227<br />

ya para esterminarlos, y ya para que no deboren el fruto.<br />

Es mas común el que las cosechas de aceitunas sean<br />

anuales en aquellos distritos en que se cojen temprano<br />

y á mano; pero nunca lo serán en los que se varean y se<br />

retarda la recolección, aun cuando en el vareo se lleve<br />

el mayor cuidado posible.<br />

3. a Si los olivos , cojido el fruto como queda dicho,<br />

se podan, limpian y aran con tiempo, bien y tempra­<br />

no, como hemos manifestado en el capítulo XII que de­<br />

jamos esplicado, no queda la menor duda que contribui­<br />

rán á que las cosechas sean anuales y no alternativas,<br />

y que está en las manos del hombre el logro de ellas, fa­<br />

voreciéndoles las estaciones.<br />

Me parece, pues, que queda demostrado, que la cau­<br />

sa de las cosechas alternas ó periódicas, ó de año y vez<br />

de los olivos , depende principalmente de hacerse su re­<br />

colección muy tarde , y dejar permanecer por mucho<br />

tiempo su fruto en los árboles, y varear la aceituna: tam­<br />

poco queda duda de que las cosechas anuales son mu­<br />

cho mas productivas y útiles que las alternas ó perió­<br />

dicas; que el único medio de lograrlas es haciendo la<br />

recolección todos los años desde mediados de Octubre,<br />

en que ya está sazonado el fruto; y finalmente que es­<br />

te es el medio mas eficaz de destruir los insectos, larvas<br />

ó gusanos que se mantienen de la aceituna que tanto per­<br />

juicio causan á estos preciosos frutos , y lograr que su<br />

producto sea mas igual, mas abundante y de mejor calidad.<br />

Me parece conveniente copiar aqui Jo que dice nues­<br />

tro Alonso de Herrera hablando del tiempo de cojer la<br />

aceituna.


223<br />

»E1 tiempo de cojer la aceituna, para hacer muy buen<br />

»aceite delicado, y de buen sabor y claro, es cuando la<br />

»aceituna está verde, que comienza á poner negra; y aun-<br />

»que cuando mas prieta, da mas aceite, es mejor el de<br />

»la verde; que cuanto mas madura está el aceituna, tan-<br />

»to sale mas gruesa y de peor sabor y ásese á la gargan­<br />

ta; y aunque de las verdes no sale tanto, con la bondad y<br />

»perfección de ello se compensa la falta y mengua de la<br />

» medida;y si es el año llovioso, se pierde mucho del acei-<br />

»te, y crece el alpechin; y por eso se han de dar priesa<br />

»al cojer cuando hay mas aguas : las maneras de cojer son<br />

»muchas; mas la principal es á mano con escalera, sin<br />

»herir, ni aporrear los olivos; que precepto antiguo es<br />

»que á la oliva no la porreasen, ni aun la escurriesen apre­<br />

tadamente como quien ordeña, que-si la aporrean reci-<br />

»be mucho daño, poique la quitan lo nuevo y tierneci-<br />

»to donde lleva el fruto, y á esta causa no llevan todos<br />

»los años igual fruto; porque por estar estragadas un<br />

»año, crian rama y otro dan fruto, y llevan mucho menos<br />

»que llevarían sino las aporreasen; y por eso son mejores<br />

»las enanas, que allende de dar mas fruto , cójese á me-<br />

»nos costa y peligro y con menos daño del árbol; y sino<br />

»alcanzasen á cojello á mano, sacudan el olivo con una<br />

»verdasca ó caña á pelo, y no contra pelo, porque no da-<br />

Ȗen ni quiebren la rama; que donde las aporrean, quie-<br />

>;bran la rama y atormentan los ramos ; y lo tal luego se<br />

»seca, y el árbol en mucho tiempo no torna en sí. El va­<br />

dearse sea en dias claros y serenos, que la oliva no esté<br />

«mojada ni helada, que recibe mucho daño y se hacen<br />

^ñudosas y quiebran mucho. Otros les dejan estar en


229<br />

))sus olivos hasta que ellas se caigan; mas no saben lo<br />

»que hacen, que mientras mas están en el árbol, mas<br />

•apoco aceite dan , y aun esquilman mucho el árbol pa-<br />

y>ra el año siguiente; que todo el árbol recibe mas pro­<br />

vecho cuanto mas presto le quitan el fruto después de<br />

»maduro, mayormente aquellos árboles cuya fruta no sue-<br />

»le tanto caer después de madura, como son las olivas y<br />

»naranjos y otros."<br />

Nota. Si la autoridad de uno de nuestros mejores agró­<br />

nomos, cuyo texto acabo de copiar, y la de Mr. Olivier,<br />

cuyos grandes conocimientos en la entomolojía , la botá­<br />

nica y agricultura lo hacen mirar en Europa como uno<br />

de los sabios que mas honran el instituto nacional de<br />

Francia, no bastan á desterrar preocupaciones y abusos<br />

tan perjudiciales , menos podré yo prometerme de las ob­<br />

servaciones con que he ilustrado esta materia.<br />

CAPITULO XVI.<br />

DE LA DESTRUCTORA COSTUMBRE DE VAREAR LOS OLIVOS<br />

r<br />

PARA COJER LA ACEITUNA.<br />

V_>


250<br />

la verdadera nodriza de la rema ó botoncillo nuevo, for-<br />

niado en su parle axilar ó sobaco , al paso que se va<br />

formando. Si se duda de esla verdad, se pueden quitar<br />

cortando por el pedúnculo algunas hojas de las ramillas<br />

secundarias, y se verá señalando las ramas en que se ha-<br />

jan cortado sus hojas, que al siguiente año no jermina<br />

ningún brote de las hojas corladas. Sin las hojas que con<br />

el apaleo se han derribado, y sin este auxilio no habrá ja­<br />

más botón de flor ni de hojas ; advirtiéndose también que<br />

las hojas se multiplican mas en los botones de fruto que<br />

en los de madera. Con el golpe de la caida de la aceitu­<br />

na al suelo, ó el que recibe de la vara, precisamente se<br />

lastima su piel ú hollejo y se estropea; y asi lastimada la<br />

pulpa, se enmohece, se enrancia y se pudre; porque el<br />

pellejo es el conservador de la parte pulpusa de las frutas,<br />

como nuestra piel lo es de nuestras carnes; y la corteza de<br />

la madera de los árboles, aumentando las impresiones del<br />

aire la herida ó llaga ; y aun cuando la desecación cierra<br />

la cicatriz, la herida no se cierra jamás, si el fruto ma­<br />

duro ó por madurar se separa del olivo, y asi no puede<br />

dejar de corromperse. Importa, pues, que el hollejo de<br />

la aceituna no se lastime. De estos hechos tan fáciles de<br />

verificar, se debe por necesidad concluir que es un absur­<br />

do varear los olivos para derribar la aceituna. Los golpes<br />

redoblados dan sobre las aceitunas y las ofenden, y el mo­<br />

vimiento de la caida es precipitado por la fuerza de los<br />

golpes; de suerte que las que no caen ya del árbol lasti­<br />

madas por la vara, se lastiman al dar en el suelo com<br />

violencia.<br />

Admitamos aun contra toda evidencia que estos gol»


251<br />

pes no perjudiquen á la cantidad y calidad del fruto, si<br />

se muelen las aceitunas al dia siguiente; pero si según<br />

costumbre jeneralmente adoptada, las amontonan y las<br />

dejan fermentar y cocerse, la putrefacción y la rancidez<br />

se apoderarán mas pronto de este montón de frutos alte­<br />

rados, que de otro cuyas aceitunas se hubiesen cojido sa­<br />

nas, á mano, y por consiguente ilesas.<br />

Supongamos también que sea inútil cuidar de la con­<br />

servación de las aceitunas; pero ¿sucederá lo mismo con<br />

las hojas y ramillas} Cada hoja, repito, defiende , abri­<br />

ga, cria y conserva en su base ó sobaco un botón, que<br />

en adelante producirá ramas 6 fruto, y la infancia de es­<br />

te botón dura dos años. Ahora bien; apaleando las hojas<br />

y ramillas , lastimando, destrozando y desgajando estas no­<br />

drizas y ramas, se destruye con un palo solo, asi el botón<br />

de madera como el de fruto, cuyo acrecentamiento y vida<br />

depende de la conservación de la hoja. Cuando esta sea<br />

inútil, la naturaleza la destruirá: deje'mosla obrar, que ella<br />

desecará la sinovia que alimenta la articulación de la ho­<br />

ja, y conserva el embutido de su corto peciolo sobre la<br />

rama. En llegando el caso de haber concluido su oficio,<br />

ella se caerá por sí misma, sin necesidad de su auxilio,<br />

que siempre es funesto.<br />

Parecerá una cosa estraña encontrar á principios y fi­<br />

nes del invierno una gran cantidad de ramillas y ramas,<br />

ademas de las que se desgajan y desprenden del olivo en<br />

el acto de varearle, un poco mas gruesas, que se han se­<br />

cado en las cimas de un olivo que parecía muy sano; pe­<br />

ro si se examina el paraje en que principian á secarse, se<br />

verá seguramente que comienza en el sitio en que unpa-


232<br />

lo ha lastimado la corteza. Las ramas que se han secado<br />

por haber lastimado su corteza al varear el árbol, se dis­<br />

tinguen al instante de las otras, cuja desecación pende<br />

de la picadura de algún insecto. Con la operación de va­<br />

rear se destrujen, pues, los botones, destrujendo las<br />

hojas j las ramas; j con un mismo golpe se minoran los<br />

recursos para la cosecha inmediata y para la del otro año<br />

siguiente. Se quejan de que el rigor del invierno daña<br />

mucho á las ramillas, j hace perecer un gran número de<br />

ellas, j no hay una cosa mas natural; porque una rama<br />

ó un ramillo llenó de contusiones y heridas que no se han<br />

cicatrizado aun , son mucho mas sensibles al frió , j éste<br />

les hace mucho mas daño que á las ramas sanas. ¡Oh, si<br />

las ramas y ramillas pudieran quejarse del daño que les<br />

causan las bárbaras manos que las apalean tan sin piedad!<br />

La hoja, pues, vive como las demás partes de la plan­<br />

ta, teniendo movimientos particulares y funciones propias:<br />

como ser viviente tiene su desarrollo y acrecentamiento,<br />

y como tal ser viviente no existe en la tierra para ser<br />

inútil; debe, pues , ser durante toda su vida útil, y aun<br />

lo es después de su muerte para abono.<br />

Los labradores, acostumbrados á varear, mirarán estas<br />

observaciones como minuciosas y fútiles, j responderán<br />

que ellos varean j cojen buenas cosechas; ¿pero esto prue­<br />

ba otra cosa que la gran fertilidad del terreno? ¿Dejan<br />

por eso de conocerse las señales de la vara en el árbol,<br />

que parece deshojado, después de haberse caido el fru­<br />

to? ¡que ignorancia tan crasa j tan imprudente! Los par­<br />

tidarios de este método deben, pues, contar con que el<br />

frió maltratará sus árboles vareados mas que á los cojidos


233<br />

la aceituna á mano, y que destruirá mas porción de ramillas<br />

de aquellos. ¿Y habrá quien dude esto? increíble parecerá.<br />

El único método bueno y económico de cojer las acei­<br />

tunas es á mano, ordeñando las ramillas hacia arriba, á<br />

fin de no lastimar la base del pedúnculo de las hojas,<br />

como se cojen las guindas y las cerezas.<br />

En virtud de las anteriores notas, ¿no es un delirio el<br />

abuso introducido por una ignorantísima é inveterada ruti­<br />

na, y tal vez por una economía mal entendida, el apa­<br />

lear los olivos para tirar en tierra y cojer las aceitunas,<br />

maltratando las ramas, y derribando ó deshojando las ra­<br />

millas que se han criado nuevas, y las que habian de dar<br />

el fruto al año siguiente? Esta es una de las mas princi­<br />

pales causas de que el olivo tan bárbara y atrozmente estro­<br />

peado, no dé fruto ninguno, ó muy poco, al año siguiente.<br />

Si los labradores son pensadores, y dan mérito á lo<br />

que llevo espuesto aquí, y miran á sus verdaderos intere­<br />

ses y á los de los jornaleros, estoy cierto que será des­<br />

terrado para siempre jamás el tan funestísimo abuso de<br />

apalear la aceituna de los olivos para su recolección, y<br />

de que los jornaleros tendrán cojida todos los años mas ó<br />

menos.<br />

Observaciones sobre la recolección de la aceituna.<br />

El olivo es tal vez el único árbol conocido hasta ahora<br />

que tenga un fruto, cuya carne suministre aceite craso.<br />

Esta parte esencial de la agricultura de nuestras provin­<br />

cias meridionales y semi-meridionales, exije un examen<br />

particular de su fabricación.<br />

34


254<br />

Son muy pocas las especies primitivas del olivo, si<br />

existe hoy alguna, esceptuando el acebnche; por eso mi­<br />

ro todas las- que cultivamos mas como variedades, que<br />

especies del primer orden.<br />

La diferencia de madurez en las aceitunas es también<br />

manifiesta, y sin embargo todas se cojen en una misma<br />

época. Asi sucede que unas comienzan á madurar y mu­<br />

dar de color cuando están ya demasiado maduras las otras;<br />

estos estreñios es necesario evitarlos; porque en el primer<br />

caso, el aceite será en menor cantidad, de un gusto áspe­<br />

ro, amargo y cargado de mucilago inútil; y en el segundo<br />

el aceite es demasiado craso, pierde el gusto del fruto,<br />

y por último tiene una tendencia singular á ponerse fuer­<br />

te y rancio, y á no conservarse, aun suponiendo que las<br />

aceitunas se hayan cojidoá mano y con cuidado. Si duran­<br />

te el intervalo de las diferentes madureces se levantan ai­<br />

res recios , se cae un número muy grande de aceitunas ma­<br />

duras y por madurar, según la fuerza del viento. Estas<br />

aceitunas quedan sucesivamente espuestas á la humedad<br />

de los rocíos, á desecarse cuando el sol aparece, y al efec­<br />

to del calor de sus rayos; y estas alternativas perpetuas de­<br />

terioran el fruto, el mucilago se enmohece y se pudre ba­<br />

jo la cascara: la cantidad de aceite no se disminuye á la<br />

verdad, pero se altera hasta el punto, que cuando se espri­<br />

me y pone en la prensa, aunque no haya estado el fruto<br />

amontonado, ni se emplee agua caliente para estraer el<br />

aceite, saca éste un olor fétido, y un sabor acre y detesta­<br />

ble. El único partido que puede tomarse , es amontonar es­<br />

tas aceitunas, y no mezclarlas de ningún modo con las<br />

que deben cojerse en los árboles. Es, pues, un absurdo


25S<br />

tener muchas variedades de olivos en un mismo campo ú<br />

olivar, ó al menos aceitunas desiguales en la época de su<br />

madurez.<br />

Sucede con los olivos lo mismo que con las viñas: la<br />

especie de plantío, la esposicion y la calidad de la tier­<br />

ra mudan de un modo estraordinario la calidad del pro­<br />

ducto de dos campos ó terrenos, aunque estén linderos.<br />

Voy á citar un solo ejemplo : el olivo plantado sobre mon­<br />

tañas, cerros y alturas, produce un fruto, cuyo aceite<br />

no se parece al que se saca de los olivos de otras colinas.<br />

De esta diversidad en la calidad del aceite, aunque se<br />

saque de las mismas especies de aceitunas y con el -mis­<br />

mo cuidado, resulta que cuando se hacen estas operaciones<br />

en grande, no deben mezclarse las aceitunas de cerros,<br />

alturas y colinas con las de los valles; ni las de tierras<br />

fuertes y vejetativas con las de terrenos pizarrosos y pe­<br />

dregosos. Deseamos la ¿abundancia, queremos; hacer las<br />

cosas pronto, y deteriorapiosasi su calidad. Se consegui­<br />

ría la misma abundancia"-y la operación se acabaría casi<br />

tan pronto con una poca de precaución mas, sin que por<br />

esto se aumentasen los gastos; porque muchas veces de­<br />

pende la perfeccion.de .la reunión de estos pequeños cui­<br />

dados. . , ' •::.!•'• *..'.v. ' '• ' •<br />

Aunque las; mutaciones de colores que suceden á me­<br />

dida que la aceituna pierde su color verde, no,sean rigo­<br />

rosamente los mismos en todas las' 'variedades; sin em­<br />

bargo., ¡se . observan > en' lo jeneral cuatrol mutaciones de<br />

color¡> AL verde sigue el cetrino, después el rojo que tira<br />

á púrpura, el rojo vinoso luego, y por último el rojo ne­<br />

gro. Este último término es la verdadera época de la roa-


236<br />

durez, y por consiguiente el de la cosecha. En esta épo­<br />

ca las aceitunas están llenas de jugo, y ceden fácilmente<br />

al dedo que las aprieta un poco. Si se espera mas tiem­<br />

po, el color rojo-negro toma un matiz mas resplandecien­<br />

te y mas negro, el pellejo se arruga, y por poco que se<br />

apriete, se estripa la aceituna. Desde entonces se puede<br />

asegurar que el aceite no será perfecto, que será craso,<br />

y que se alterará y conservará poco tiempo. Se debe con­<br />

cluir, por lo que acaba de decirse, que no hay dia ni épo­<br />

ca fija para la cosecha de las aceitunas, y que su madu­<br />

rez mas pronta ó mas tardía depende de la estación, de<br />

la esposicion y de la naturaleza del terreno en que está<br />

plantado el olivo, igualmente que de su especie. Es, pues,<br />

un abuso reprensible cojer en un mismo dia todas las va­<br />

riedades ó especies de aceituna; y no temo decir que ja­<br />

más se conseguirá un aceite perfecto si se pasa el verda­<br />

dero términode la cosecha, y si no se da prisa á cojer el<br />

fruto antes de su mayor negrura; asi, pues, vale mas ade­<br />

lantar esta época, que diferir la cosecha.<br />

A este defecto, ya tan esencial, se ha añadido otro<br />

mas temible aun, por estar fundado sobre una preocupa­<br />

ción, cuya consecuencia se tiene por una economía. Al­<br />

gunas personas no separan las aceitunas que se caen y ce­<br />

jen en el suelo, de las que se cojen: ó varean de los oli­<br />

vos; pero generalmente se observa la detestable costumbre<br />

de amontonar estas riltimas desde el primer dia de la co­<br />

secha ¡hasta ¡el fin; es decir, que cada dia se añaden unas<br />

pócasíal montón,: y se espera á que llegue la vez de és-<br />

primirlas. Si obraran con prudencia, darian la menor al­<br />

tura y la mayor superficie posible á las aceitunas, para


237<br />

que no se calentasen nunca; pero hacen todo lo contrario:<br />

las echan en un rincón ó en las trujas de los molinos, cer­<br />

cado de paredes por todos lados, esceptuando solo la<br />

abertura al paso : estas paredes del recinto tienen de cua­<br />

tro, cinco ó seis pies de altura ó mas, y su estension es<br />

proporcionada á la cantidad de aceitunas que regularmen­<br />

te se cojen. Aqui están, pues, las aceitunas sanas ó las­<br />

timadas, muy bien prensadas, y amontonadas unas sobre<br />

otras en pirámides en cuanto el cerco puede contenerlas,<br />

y comunmente permanecen en este estado por algunos, y<br />

aun por muchos meses. ¿Que sucede de aqui? su propio<br />

peso comienza á apretarlas : las aceitunas lastimadas y sa­<br />

nas se asientan, y por debajo de la masa corre una agua<br />

morena de color vinoso, depojada de aceite, que es el agua<br />

de vejetacion ó alpechín. La salida de esta agua anuncia<br />

ya un jénero de alteración en las aceitunas: el calor de<br />

cada una en particular, y de la masa jeneral detodas, es­<br />

citan la fermentación, que se aumenta de tal modo, que<br />

si no lo hubiese visto y seguido bien sus efectos, tendría<br />

dificultad en creerlo, habiendo llegado el calor á los 36<br />

grados del termómetro de Reaumur; y á medida que se<br />

levantaban estas aceitunas conglutinadas por capas, se Yeian<br />

capas de moho. Es ocioso decir que el aceite que de ellas<br />

ha de salir, será detestable: ¿cual deberá ser, pues, el<br />

de las aceitunas que están amontonadas meses enteros?<br />

Digo mas: continuando la fermentación por demasia­<br />

do tiempo, se disminuye mucho la cantidad del aceite;<br />

y asi se deberá moler la aceituna, lo mas breve posible,<br />

para no esperimentar tales pérdidas.<br />

Que se cojan las aceitunas á mano ó que se vareen,


258<br />

siempre es necesario tener cuidado de separar las hojas,<br />

porque dan al aceite un amargo desagradable , que no es<br />

solamente el pequeño amargor del fruto de que se despo­<br />

ja el aceite añejándose: también se cuidará de que las<br />

aceitunas no tengan tierra, pues que de lo contrario al mo­<br />

lerlas con ella se empapa ésta de aceite, y por mas que<br />

se prensan no se desprende; y por lo tanto aminorará la<br />

cantidad y tal vez la calidad.<br />

Para recojér la aceituna no es menester tanta inteli-<br />

jenciacomo para derribarla : pues solo se deberá poner el<br />

mayor cuidado en que se coja limpia y sin tierra, hojas,<br />

yerba y basuras que hay en el suelo; de cuyas materias<br />

proceden malos y menos aceites, que no hay quien los<br />

pueda comer; pues si el fruto se coje sin sazón y sucio,<br />

nunca puede producir tanto como si se coje maduro, á<br />

tiempo y á mano.<br />

La edad y robustez de los olivos influye notablemen­<br />

te, tanto en que florezcan con alguna antelación, cuanto<br />

en su mas breve sazón y maduración del fruto. Se halla<br />

por naturaleza mas escaso el humor nutricio, ó sea la sá-<br />

via en los árboles de mucha edad, ó en los que padecen<br />

enfermedades ó lagrimales destructivos de la vejelación.<br />

Los olivos enfermos son mas tempranos en dar flor, están<br />

mas espuestos á los daños de los insectos, y dejan caer al<br />

suelo mas brevemente su aceituna. El aceite que se fa­<br />

brica con la aceituna de estos árboles es ele poca calidad,<br />

y'se enrancia con mas facilidad que el que se estrae de<br />

aceitunas de < árboles robustos, vigorosos y jóvenes. Es<br />

grande la diferencia que hay y media entre la maduración<br />

de: un.sano á la de los enfermizos y decrépitos; y parece


239<br />

inconsecuente que sin esta distinción se verifique su re­<br />

colección en iguales e'pocas. Con arreglo á sí mismo, á<br />

la variedad ó especie de cada olivo, se anticipa ó pospo­<br />

ne el punto mas idóneo para su recojido, exijiendo esta<br />

diversidad que se proporcione su recolección á la especie<br />

y al estado de vejetacion del árbol. El fruto de la acei­<br />

tuna es de la misma calidad que el de los demás árboles;<br />

tiene un punto determinado de maduración, pasado el<br />

cual sigue sus trámites la putrefacción.<br />

Por estas y otras razones, que omito, es perjudicialí-<br />

simo el procurar sostener los olivos viejos ya decrépitos<br />

y escarzosos : en ellos se acó jen la mayor parte de los in­<br />

sectos, que en lo sucesivo consumen y aminoran los fru­<br />

tos: hay algunas enfermedades contajiosas, que tienen su<br />

principio en semejantes esqueletos vejetales, comunicán­<br />

dose á los demás con destrozos considerables.<br />

Cuando se trata de hacer, sacar y conservar buena ca­<br />

lidad de aceites sobresalientes, es necesario, ademas de<br />

recojer en tiempo, en sazón y á mano las aceitunas, se­<br />

parar las buenas de las malas, alzando primero las que<br />

se vayan encontrando caidas por el suelo, para molerlas<br />

con separación; de otro modo, como estas están por lo<br />

jeneral agusanadas, enfermas y. siempre inmaturas, dete­<br />

rioran la calidad de los aceites, y mezcladas unas con otras<br />

disminuyen ademas los productos de aquellas.<br />

Esto no quiere decir que se desperdicien las aceitu­<br />

nas caidas, ya por efecto de los temporales, ó ya dañadas<br />

por los insectos; por el contrario, el cultivador intelijen-<br />

te y aplicado deberá recojerlas todas con la mayor aten­<br />

ción, y después de bien acondicionadas y limpias, hacer-


240<br />

las moler solas y á parte , separando el aceite que resul­<br />

te para los usos que convenga. Años hay en que este fru­<br />

to padece tanto, que se cae del árbol la mitad ó la mayor<br />

parte, y seria un delirio desperdiciarlo; por esto acaba<br />

de decirse en el párrafo anterior, que debe alzarse antes<br />

de pasar á recojer el fruto que se halla en el árbol pen­<br />

diente: asi se logrará aprovechar su fruto, sin detrimento<br />

de lo mas escojido y sazonado.<br />

Otro de los inconvenientes y grandes defectos que con­<br />

traen nuestros aceites, consiste en la fermentación de la<br />

aceituna antes de deshacerla ó molerla en los molinos;<br />

cuyo mal se acelera y aumenta con el apaleo, golpes y<br />

porrazos que sufre desde el acto de separarla del árbol<br />

hasta la molienda; pues magullada y estropeada de mil<br />

modos la parte pulposa del fruto, aun sin amontonarle,<br />

empieza la corrupción y descomposición que le vicia y<br />

destruye.<br />

La calidad del aceite será tanto peor, cuanto mas se<br />

atrase la recolección, mayormente si acaecen las lluvias,<br />

ventiscas, frios y nieves propias de aquella estación. Re­<br />

sulta también el que se llenen los olivos de verrugas, re-<br />

benos y deformidades siempre que se apalean en tiempo<br />

húmedo ó lluvioso; y es muchas veces indispensable eje­<br />

cutarlo asi cuando se hace tardía la recolección; por lo<br />

que desde el momento que todo fruto, como el de la acei­<br />

tuna, etc., llega al punto perfecto y total de su madurez,<br />

desde aquel instante principia la fermentación mas ó me­<br />

nos rápida, mas ó menos sensible, y marcha siguiendo las<br />

leyes incontrastables de la naturaleza á su total putrefac­<br />

ción : de aqui el pernicioso y fatal perjuicio en no reco-


241<br />

jer pronto y sazonada la aceituna inmediatamente y á to­<br />

da costa, pues la demora y tardanza son causa de que los<br />

aceites sean tan acres y tan turbios, ademas de lo que les<br />

perjudica estar entrujadas tanto tiempo en trojes, los mas<br />

sin ventilación, calcados y rellenos ele ella cuatro y cinco<br />

varas, perjudicando con tal tardanza al árbol, esquilmándo­<br />

le sin utilidad, y robándole la fuerza con cpie debe vejetar<br />

con mas vigor, para e|ue fructificóle con ella al año si­<br />

guiente.<br />

Es funestísimo á los olivos el varearlos en estaciones<br />

de hielos y escarchas, pues con los palos se rompen infi­<br />

nitas ramas y ramillas, que con el frió se hallan vidriosas<br />

y quebradizas en estremo, y llenándose otras de llagas y<br />

heridas, ocasionan la pérdida de infinitas ramas fructíferas,<br />

é impielen lleguen á colmo numerosas yemas que se des­<br />

truyen antes de que hayan podido manifestarse.<br />

La aceituna se compone de tres partes : de carne , de<br />

hueso y almendrilla: cada una da diferente aceite ; el de<br />

la carne es mantecoso y sabroso ; el del hueso es borro­<br />

so y obscuro, y el de la almendrilla es aceite esencial;<br />

y por consiguiente la aceituna, cuyo hueso es menor, pro­<br />

ducirá mas y mejor aceite, como asi está observado.<br />

El hollejo ó piel de la aceituna está sembrado de<br />

puntitos, que son otras tantas vejículas ó bolsitas que<br />

contienen aceite, v este aceite, aunque semejante al de<br />

la carne, contiene mas partes resinosas y de aceite esen­<br />

cial que el de ésta.<br />

La carne ó parte pulposa está llena de infinitas vejí­<br />

culas llenas de aceite cuando el fruto está maduro, y vi­<br />

sibles cuando está verde; pero entonces todavía no está<br />

35


242<br />

el aceite formado dentro de ellas; asi como no existe parte<br />

azucarada en las uvas eme no están maduras; y si bav tal<br />

aceite, no se lia podido averiguar : la misma parte carnosa<br />

contiene mucha agua de vejetacion, mas ó menos amarga,<br />

según sea la variedad de aceitunas: su gusto desde<br />

luego es ácido, áspero, y acerbo antes de manifestar lo<br />

amargo. El aceite que se saca del hueso de la aceituna<br />

es muy poco fétido, y es una materia que perjudica á la<br />

fabricación del buen aceite, y que absorve mucha cantidad<br />

del mismo. El aceite de la almendrilla es claro al salir<br />

de la prensa; su color no es tan subido corno el del<br />

aceite, y no hace poso; es tan suave al gusto como el de<br />

las almendras dulces : el aceite de la almendrilla no vicia<br />

al del fruto tanto como algunos creen; y que el que da<br />

el hueso perjudica mucho al aceite dulce, y le comunica<br />

mal sabor, de que resulta que no se debe moler la pulpa<br />

con el hueso, sino que se deben separar cuando se desea<br />

hacer aceite con perfección.<br />

El olivo crece lo que tiene que crecer en cien años,<br />

según la opinión mas común; adquiere toda su corpulencia<br />

en otros ciento, y tiene otro siglo de vejez, la cual<br />

se abrevia ó alarga conforme al cuidado que se le presta;<br />

tal es la vida de este interesante árbol.<br />

CAPITULO XVII.<br />

DE LA MOLIENDA DE LA ACEITUNA.<br />

Por lo que dice relación al acto de la molienda, será de<br />

la mayor importancia preparar la chimenea y hornillo en<br />

que ha de colocarse la caldera para calentar el agua, ha-


245<br />

ciendo las obras necesarias para que el bumo del bogar no<br />

retroceda y salga á estenderse por el almacén ó sitio de la<br />

fabricación. Este debe conservarse siempre caldeado mien­<br />

tras se está elaborando el aceite, y para su estraccion se<br />

cebará continuamente el agua hirviendo que necesite; en<br />

intelijencia, que cuanto mas se le eche, tanto mejor y<br />

mas abundante será el aceite. Las tinas, piletas, tinajas-<br />

bomba ó depósitos en que se recoje el aceite, se desocu­<br />

parán á menudo para labarlas y limpiarlas. El aceite que<br />

sale en las primeras moliendas ó trituraciones, debe sepa­<br />

rarse del que resulta después de la presión de los capa­<br />

chos, pues lo primero es mas sobresaliente, de mejor gus­<br />

to, y no tan espuesto á enranciarse como lo segundo; por<br />

lo cual de ningún modo deberá mezclarse uno con otro.<br />

Estraido el aceite de la tinaja-bomba, y depositado en<br />

otras tinajas ó vasos destinados á contenerle, es preciso<br />

aun trasegarle repetidas veces al paso que se va depuran­<br />

do de las partes carnosas , fibrosas y mucilajinosas que lle­<br />

va consigo, cuyas heces ó borras se van aposando en el<br />

fondo de la tinaja, dejando clarificado el líquido; las cua­<br />

les, sino se separan por medio de repetidos trasiegos de<br />

una tinaja á otra, fermentan, tuercen, enrancian y cor­<br />

rompen los aceites mas esquisitos y bien elaborados.<br />

En estos últimos tiempos se ha escrito mucho acerca<br />

de la construcción de los molinos (de los que hablaremos<br />

adelante), y se ha hecho ver con repetidos esperimentos,<br />

que perjudica ala buena calidad de los aceites la molien­<br />

da actual, en que se tritura ó muele junto y á un mismo<br />

tiempo la pulpa, el hueso y la almendrilla, y se esprime<br />

mezclada asi esta masa.


244<br />

El aceite es una cíe las principales riquezas de España,<br />

y debe mejorarse su calidad : nuestros campos se hallan<br />

por todas partes cubiertos de olivos, y rara es la provin­<br />

cia que no recoja cosechas mas ó menos abundantes de<br />

su precioso fruto. Este ramo de agricultura es de tanto<br />

interés para nuestra patria, que constantemente ha ocupa­<br />

do la atención de nuestros sabios agrónomos, que amplia<br />

y estensarnente han tratado en sus obras del cultivo del<br />

olivo, de la recolección de la aceituna, y de la estrac-<br />

cion de su aceite , presentando sistemas nuevos y mas<br />

ventajosos que los que estaban en práctica: sus esfuerzos<br />

y laboriosidad no han sido del todo infructuosos : han<br />

conseguido atraer la atención de los labradores á tan im­<br />

portantes objetos; que algunos practiquen las mejoras<br />

que se proponen, y que Ja mayor parte se convenza de<br />

que son reales y efectivas Jas ventajas que se obtienen,<br />

aunque por rutina ó apego á los antiguos usos, no haya<br />

habido suficiente valor en nuestros hacendados para se­<br />

guirlos y luchar con las dificultades que podían oponerse<br />

á su disposición, digo, adopción. Su cultivo por consi­<br />

guiente está Jjastante descuidado y atrasado, y aun lo es­<br />

tá mas la fabricación del aceite : en tal manera, que casi<br />

siempre se advierte un gusto desagradable y acre, que lo<br />

hace insoportable á las personas que están acostumbradas<br />

al de Francia, Italia, y aun al que en corta cantidad se<br />

fabrica en Valencia. Son consecuencias de este abandono<br />

el que nuestros aceites desmerezcan en los mercados es-<br />

tranjeros , que no puedan sufrir la concurrencia con los<br />

otros, y que muchas veces ni aun los admitan para el uso<br />

de las fábricas.


24S<br />

Es necesario, pues, sacar mejor partido de nuestros acei­<br />

tes, mejorándolos, poniendo por obra los sistemas que estos<br />

beneméritos profesores tan jenerosamente nos han presen­<br />

tado; mas aunque se adopten y sigan con escrupulosa ni­<br />

miedad, no parece sea suficiente, mientras no tengamos<br />

máquinas para moler y prensar la aceituna con mas pres­<br />

teza de lo que se ejecuta en el dia. La misma abundan­<br />

cia y grandeza de las cosechas de nuestros hacendados,<br />

son un obstáculo á la perfección que deseamos, pues ade­<br />

mas de necesitarse mucha constancia é intelijencia para<br />

aplicar con utilidad las reglas que nos enseñan, cosa harto<br />

difícil en una posesión de 20 á a5ooo olivos, al tiempo<br />

de recojer el fruto, cuando el labrador cree ver recom­<br />

pensados sus trabajos, sucede con frecuencia que inutili­<br />

za lodo el esmero y cuidado que ha puesto en las ante­<br />

riores labores, en la imperfección de las vigas y de las<br />

prensas, porque teniendo que amontonar y conservar la<br />

aceituna en los trojes ó almacenes á la intemperie ó á cu­<br />

bierto, fermentando y pudriendo ocho, diez y doce me­<br />

ses , no solo desaparece una parte del aceite por la eva­<br />

poración, otra se avería y convierte en alpechín, sino la<br />

que queda adquiere ese fatal gusto que hemos indicado,<br />

y que solo la necesidad ó la costumbre puede hacer tole­<br />

rar, al paso que si logramos remediar un inconveniente<br />

de tanta trascendencia, no solo debemos abastecer los mer­<br />

cados estranjeros de los mejores aceites, sino que ningu­<br />

na otra nación podrá competir con nosotros, puesto que<br />

ninguna disfruta de tan ventajosas circunstancias.<br />

»Interesado como el primero, dice D. Diego Alvear<br />

y Ward en la descripción de su prensa hidráulica, en los


246<br />

progresos de esta parte de la agricultura, hacia ya algún<br />

tiempo que meditaba sobre sus defectos, cuando un viaje<br />

que hice á Inglaterra y Francia me proporcionó conocer<br />

una máquina muy superior á nuestras vigas y prensas,<br />

y capaz por sí sola de efectuar la revolución que necesi­<br />

tamos. Inmediatamente la adopté, y establecí en Monti-<br />

11a en una de mis posesiones, y es la misma que reco­<br />

miendo á nuestros hacendados, como la única que puede<br />

llenar todas sus esperanzas. El público ya tiene de ella<br />

algunas noticias por el artículo que en el boletín oficial<br />

de Córdoba del i5 de Febrero de i834 insertó el señor<br />

gobernador civil D. Juan Antonio Delgado, y por el que<br />

posteriormente publicó D. Francisco Martínez Robles, ca­<br />

tedrático de agricultura, en el boletín de comercio de Ii<br />

de Marzo del referido año , el que dice entre otras cosas,<br />

que la introducción de esta máquina en España, forma­<br />

rá época en los anales de nuestra agricultura."<br />

»Con vehemente deseo de ser útil, prosigue el Señor<br />

de Alvear, á mi patria, contribuyendo á que se estienda<br />

el uso de esta útilísima máquina, y de satisfacer á varias<br />

sociedades , y á muchas personas que han tenido á bien<br />

escribirme , pidiéndome que les dé algunos detalles de<br />

ella; y con el objeto de dirijir á los propietarios que la<br />

adopten para su uso y manejo, evitándoles que por falta<br />

de conocimientos exactos arriesgasen un capital, que por<br />

corto que sea, siempre es de consideración para un labra­<br />

dor, me he decidido á publicar el presente escrito con<br />

la descripción, uso y ventajas de la prensa, hidráulica."<br />

Esta descripción se imprimió en Madrid en la imprenta<br />

de Aguado en i854-


M7<br />

Mas para ciar y proceder con método, y para que se<br />

puedan comparar sus efectos con los de la viga v prensa<br />

de torre, usadas jeneralmente, empezaré por bosquejar<br />

una lijera idea de las que se emplean en Andalucía, digo<br />

en Andalucía, porque siendo estas provincias en las que<br />

mas abunda el olivo , parece que debe ser en donde se<br />

trabaje mejor, y sean mas perfectas las máquinas, por las<br />

ventajas que de esta perfección resultan al pais.<br />

Descripción ele la viga arábiga.<br />

La viga es en lenguaje matemático una palanca de<br />

segunda especie, compuesta de tres ó cuatro vigas ó ma­<br />

deros gruesos enlazados, que tiene de i5 á 20 varas<br />

de largo/ su punto de apoyo está en un estremo, y á una<br />

vara ó cuatro pies de él la resistencia, ó sea lo que ha de<br />

estrujar: en el otro estremo cuelga una piedra de unas 100<br />

arrobas por medio de un husillo ó tornillo de encina que<br />

la sube y baja para efectuar la presión : esta es la poten­<br />

cia. Suponiendo todas las circunstancias mas favorables,<br />

esto es, que la resistencia solo diste del punto de apoyo<br />

una vara; que la viga á palanca tenga 20 varas de lar­<br />

go, y que la piedra pese iz5 arrobas, tendremos cuando<br />

esté la piedra en el aire y la palanca horizontal, que es<br />

cuando hace mas fuerza, esta proporción: la resistencia<br />

es á la potencia, como el brazo mayor es al menor; es<br />

decir, que la fuerza ó potencia con que la viga estrujará<br />

la masa de la aceituna, será 12.S arrobas multiplicadas por<br />

el brazo mayor, que es el largo de la viga, que es de<br />

20 varas , y forma un producto de 25oo; á esta cantidad<br />

hay que añadir el peso de la madera que compone la vi-


243<br />

ga , y que rebajar los razonamientos que son considerables<br />

y le quitan mucba fuerza : de modo que aquella cantidad<br />

no escederá en mucho á esta ; y por lo tanto la presión<br />

que ejerce esta máquina será algo mas de 2 5 o o . Obsér­<br />

vese que esta presión es limitada, y que nunca puede en<br />

una misma máquina pasar de una cantidad Jija.<br />

Para hacer la presión en la aceituna, que se coloca ya<br />

molida en capachos de esparto , hay que subir la viga, al<br />

menos dos veces con el husillo y bajarla otras tantas, en<br />

lo que se pierde mucho tiempo, y se ocupan dos hombres<br />

robustos, por ser el trabajo pesado. Gomo no empieza car­<br />

gando por igual, se ladea el cargo con facilidad, y es pre­<br />

ciso arreglarlo con frecuencia. Es también una prueba ele<br />

que no basta la presión de a 5 o o arrobas, que solo puede<br />

hacer dos presionos en las veinticuatro horas , de á 8 fa­<br />

negas cada una (i). Cantidad sumamente pequeña para las<br />

grandes cosechas de Andalucía, y rjue, como se ha mani­<br />

festado yn, es el oríjen de la mala calidad de los aceites.<br />

El precio de la madera para hacer una viga y ponerla en<br />

estado de servir, es de 1 2 á i 5 o o o reales - y el edificio, epue<br />

tiene que ser poco menor que la nave ele una iglesia pe­<br />

queña, costará unos 5 o á 40000 reales , que hacen un to­<br />

tal de 4 2 á 5 5 o o o reales: es necesario desenvolverla ó re­<br />

hacerla á los dos ó tres años, y las recomposiciones son<br />

frecuentes.<br />

Sé deduce de lo que antecede, que la viga no solamen­<br />

te no llena las necesidades de la. agricultura, sino que<br />

su precio es exorbitante para un agricultor.<br />


249<br />

Descripción de la prensa de la torre.<br />

Las prensas de torre han recibido este nombre, por­<br />

que se componen de una torre movible que se levanta por<br />

medio de un tornillo de madera y palancas, y se hace<br />

cargar sobre la masa que se quiere estrujar. La presión<br />

que ejerce puede conocerse por el esfuerzo necesario pa­<br />

ra levantarla, ó mas directamente, aunque este método no<br />

es tan exacto averiguado su peso : adoptamos este último<br />

como mas sencillo ; sean , pues, las dimensiones de la tor­<br />

re de 12 pies de alto, de 10 de ancho, y 8 de grueso,<br />

que son las mas usuales: estas cantidades multiplicadas<br />

entre sí nos darán su volumen en pies cúbicos, y será<br />

12x10x8=960. Ahora, si suponemos la densidad media<br />

de las piedras que se emplean en las construcciones or­<br />

dinarias igual á 2, en lo que no creemos separarnos de la<br />

verdad; porque los mármoles que son mas pesados, la<br />

tienen con corta diferencia de 2*¡2, tendremos que como<br />

un pie cúbico de agua, que se loma por unidad, pesa 47<br />

libras, para saber también en libras de un pie cúbico de<br />

la torre, habrá que multiplicar 47 por 2, lo que da 94 li­<br />

bras; y como son 960 los pies cúbicos que contiene, se­<br />

rá necesario volver á multiplicar 94 por 960, que dan<br />

el peso total de libras 90240, que reducidas á arrobas, ha­<br />

cen 5609 arrobas y i5 libras. Esta es la fuerza con ique<br />

la torre prensará la aceituna; mas es preciso rebajar los<br />

rozamientos, que disminuyen mucho su efecto; pues la<br />

torre rara vez carga perpcndicularmente , y se apoya con<br />

frecuencia en las paredes laterales : de consiguiente, su<br />

fuerza no llega ni con mucho á esa cantidad; y en prue-


230<br />

La de ello solo puede hacer en un dia dos cargos de á<br />

ocho fanegas, lo que manifiesta bien claramente que su<br />

presión no es la que se necesita y se desea.<br />

En esta máquina, como en la viga, la presión es li­<br />

mitada , y no puede pasar de una cantidad dada; y si<br />

bien no se pierde en su trabajo tanto tiempo como en<br />

aquella, emplea tres hombres para manejarla y moler la<br />

aceituna; y aunque tiene la desventaja sobre la viga de<br />

ocupar un hombre mas, muchos cosecheros la prefieren,<br />

porque su costo y local que ocupa son menores: aquel<br />

podrá ascender á unos Soooo reales con el edificio. Esta<br />

máquina , aunque en mi concepto es preferible á la ante­<br />

rior, tampoco puede sufragar á las vastas cosechas de nues­<br />

tros hacendados.<br />

Prensa hidráulica de D. Diego Alvear.<br />

»La máquina que he tenido, dice el Señor de Alvear,<br />

la dicha de dar á conocer en España, aplicándola al im­<br />

portante ramo de elaboración de aceite, es invención del<br />

sabio mecánico ingles Mr. Joseph Braman, y se conoce<br />

con el nombre de prensa hidráulica. En Inglaterra y en<br />

Francia se sirven de ella para prensar papel , heno, pa­<br />

ños, y para reducir á menor volumen las piezas de algo-<br />

don y fardos que se destinan para embarcar; pero aunque<br />

tenia noticia de ella, y varias obras refieren que seria muy<br />

conveniente para es traer el jugo de frutas y semillas, con el<br />

fin de hacer vino y aceite, no habia tenido ocasión de verla<br />

aplicada á estos objetos. De consiguiente tuve que dedicar­<br />

me á recojer datos en nuestros molinos, y á meditar y cal­<br />

cular las variaciones y dimensiones para formar los planos y


231<br />

poderla construir de modo, que sin alterar los usos esta­<br />

blecidos, para que se repugnase menos su introducción,<br />

consiguiese acomodarla al beneficio de las grandes cose­<br />

chas de aceituna. Asi en efecto ha sucedido; pues habién­<br />

dola construido en Manchester, y colocado en Montilla<br />

en el año pasado de l853, ha prensado, á pesar de la es­<br />

casez de la cosecha, mas de 5oo fanegas, mereciendo por<br />

su sencillez y fácil manejo, su solidez y poco costo, y<br />

por las grandes ventajas que lleva á las que usamos, la<br />

admiración y encomio de cuantos la han visto trabajar."<br />

Omito la total descripción de esta máquina hidráulica,<br />

por ser bastante prolija, y porque siria necesario que la<br />

acompañasen con un plano; y para nuestro objeto basta<br />

saber la fuerza que manda sobre todas las inventadas has­<br />

ta él ilimitadamente.<br />

Cálculo de la fuerza de la prensa hidráulica.<br />

Contrayéndose á la establecida eri Montilla, y para<br />

que sirva de base para averiguar la fuerza de ésta y la de<br />

las otras que se establezcan en adelante, haremos este cál­<br />

culo, poniendo las dimensiones que entran en él.<br />

Largo de la palanca JP desde el primer apo-<br />

Distancia del primer apoyo h" al punto h<br />

Píes. Pulg Lin.<br />

6 I 4<br />

O 3 8<br />

Diámetro del embolo D de la prensa. . . 0 7 4<br />

Diámetro calculado del embolo A" de la bomb;i O i 4


252<br />

Para conocer la razón de las superficies inferiores<br />

de los émbolos , diremos: las arcas ó superficies de<br />

los círculos son como los cuadrados de sus diáme­<br />

tros, y como estos reducidos á líneas son 16 el de la<br />

bomba, y 88 el de la palanca, sus superficies serán como<br />

i6 2 ;88 2 ::256:7744::i:5oV4-<br />

La palanca que mueve el embolo de la bomba es de<br />

Jas de segunda especie. El brazo mayor tiene 88o líneas<br />

de largo y el menor 44 : e s t a cantidad está contenida en<br />

la anterior 20 veces en el embolo K, y esta nueva fuerza<br />

del embolo K se repetirá en el D de la prensa, como<br />

iI5oY 4; esto es, 3o74 veces como un hombre apretando ó<br />

trabajando en una palanca, puede hacer un esfuerzo sin<br />

molestarse equivalente á 6 arrobas, este esfuerzo en el<br />

embolo de la bomba será 6X20X30Y4— 363o arrobas. Esta<br />

es la presión con que se cargará la aceituna cuando un<br />

hombre solo mana je la palanca, que escede considerable­<br />

mente á la fuerza de la viga y torre. Si se emplean dos<br />

hombres, el cálculo será i2X2ox3o 1 / 4 = 726o arrobas. Si<br />

se emplean tres , será 18X20X30Y 4=io8go arrobas , y<br />

asi sucesivamente; pues la tínica cantidad variable es el<br />

número de hombres que se emplea, y que se ha regula­<br />

do cada uno en 6 arrobas: las otras dos cantidades son<br />

constantes para cada máquina. En esta prensa pudieran<br />

emplearse hasta seis hombres, cuya fuerza equivaldría á<br />

21780 arrobas, porque está construida para que resista 270<br />

toneladas inglesas de fuerza, ó de 23475.7.2' y se ve que<br />

hay á favor de su resistencia 169572 arrobas; mas no seria<br />

nada cuerdo poner seis hombres á trabajar en la palanca,<br />

y esponerse á que saltara el cilindro con tan inmensa pre-


2S3<br />

sion, cuando con dos hombres se estruja perfectamente<br />

la aceituua, y sale la pasta tan seca y cuajada, que pare­<br />

ce madera. Pero si por inadvertencia ó maliciosamente se<br />

espusiese á esta prueba, antes que llegase el límite de<br />

la resistencia de la prensadla romana B se levantarla im­<br />

pelida por la válvula c, y por este agujerito saldría el agua<br />

y disminuirla la presión , y se remediarla el descuido ó<br />

la malicia sin peligro.<br />

En esta máquina no hay mas límite que la resistencia<br />

del hierro de que está formada ó hecha, que, como se<br />

ha visto, es de 23475V2 arrobas; mas como puede ha­<br />

cerse que resista 200 ó Sooooo, y aun mas, pues solo<br />

habría que dar mayores dimensiones á las piezas, y ha­<br />

cerlas mas consistentes, se puede considerar como ilimita­<br />

da; pero no asi en las vigas y forre.?,'donde ni se les pue­<br />

den dar dimensiones colosales , ni serian entonces mane­<br />

jables; pues con las que tienen son ya harto embarazo­<br />

sas, y por lo mismo hemos sentado que su presión es li­<br />

mitada y reducida á corta ostensión. El cilindro para ha­<br />

cer la presión sube una vez, y para descargarle baja otra.<br />

Prensa en dos horas y de una vez 16 fanegas de aceitu­<br />

nas; para esto se muele anticipadamente en las piedras<br />

ó volanderas, como se practica jeneralmente , y la masa<br />

que resulta se pone en capachos de esparto en la máqui­<br />

na: dos hombres pueden hacer sin molestia cuatro car­<br />

gos ó tareas, ó 64 fanegas. En el año pasado, por sel­<br />

la cosecha muy corla , no empleé mas que dos hombres<br />

que molian y prensaban diariamente 24, ahorrándome<br />

solo en la mano de obra, respecto de las vigas, un cin­<br />

cuenta por ciento; pues las primeras con dos hombres


254<br />

prensan diariamente 16 fanegas, y las segundas con ¿res<br />

las mismas 16.. Las 24 fanegas las dividia en dos porcio­<br />

nes de á 12 , y la prensa las estrujaba perfectamente en<br />

hora y cuarto, siendo testigo de esto y lo demás que es-<br />

pongo todo el pueblo de Montilla y muchos de los co­<br />

marcanos : infinidad de curiosos hacian las pruebas de cos­<br />

tumbre para ver si quedaba algún aceite en la pasta, y<br />

tuve la satisfacción de saber que ninguno quedó descon­<br />

tento de su prueba.<br />

En el corto tiempo que la he usado, he tenido el su­<br />

ficiente para observar que tiene las ventajas siguientes<br />

sobre las demás conocidas.<br />

I. 1<br />

ducido.<br />

Cuesta mucho menos, y ocupa un local mas re­<br />

2. A Es mucho mas cómoda para el trabajo.<br />

5." En dos horas hace el mismo trabajo que las otras<br />

en veinticuatro.<br />

4-" Estrae la misma porción mayor cantidad de aceite.<br />

5. a Destruye menor número de capachos.<br />

6. a Se puede trasportar de un pueblo á otro.<br />

Máquina para separar el hueso de la aceituna.<br />

En el cortijo de Aranjuez tiene el rey un molino para<br />

separar el hueso de la pulpa de la aceituna: en la área so­<br />

bre que ruedan dos conos truncados de piedra, está hecho<br />

un canal', sobre cuyos bordes, que tendrán medio dedo<br />

de alto,, estriban los conos ó muelas por la parte del eje,<br />

á que están afianzadas, y de la circunferencia , quedando<br />

un hueco entre el área y las muelas, suficiente para que


255<br />

quede el hueso sin romperse y se vaya separando la pul­<br />

pa. El método de este molino parece que se sacó del Her-<br />

culano.<br />

Junto á este molino hay otro que se muele el hueso<br />

con la parte que le queda de la pulpa. Si nuestros cose­<br />

cheros hiciesen alguna porción de aceite con este cuidado,<br />

no tendríamos que envidiar á el mejor de Provenza , y<br />

mas cuando sin estas delicadezas le tenemos esquisito en<br />

Valencia, Mallorca y Andalucía, cuando hacen un poco<br />

con cuidado.<br />

Del alpechín.<br />

Este nombre se da al agua negra y despojada de<br />

aceite que sale de las aceitunas al tiempo de estrujarlas.<br />

En algunas partes dejan estas heces ,..parajque las partes<br />

mas groseras se asienten ó precipiten, y poniéndolas des­<br />

pués á secar, las aprovechan para la lumbre. Como el<br />

alpecbin es un compuesto del agua de vejetacion y de la<br />

carne ó parenquima de las aceitunas, mezclada con la<br />

porción de agua natural que se les añade para prensarlas,<br />

seria muy útil recojerlo, principalmente donde el estiér­<br />

col tiene alguna estimación, mezclarlo con paja, y dejar­<br />

lo podrir el tiempo necesario. Es cosa rara dejarle perder<br />

inútilmente con las aguas qué salen de los,molinos, y que<br />

han servido para escaldar lajnasa molida de las aceitunas,<br />

sin considerar que reunidas en un espacioso depósito, que<br />

si se llenase de paja, de hojas de árboles y de toda espe­<br />

cie de vejetalés, formarian un. hígado azufrado en toda<br />

la superficie y en las,orillas , después que hayan fermen­<br />

tado, se puede añadir á la paja y vejetales capa por ca-


23G<br />

pa tierra bucea , y á medida que el agua mas sutil se<br />

evaporase cubrirá con esta tierra la parte del suelo y<br />

de la masa tolal que ha quedado seca : este abono es es-<br />

célente para toda clase de granos y árboles. Hasta el agua<br />

de los molinos, dejándola fermentar por muchos dias , y<br />

acarreada á los campos, asegura las cosechas y la vejeta-<br />

cion vigorosa del olivo. El buen labrador no debe desper­<br />

diciar ninguno de los medios de multiplicar los abonos,<br />

porque ellos, aun mas que las ¡labores/aumentan y con­<br />

servan la buena calidad del suelo , y mantienen la abun­<br />

dancia de las cosechas. ,,<br />

, Del injerto.<br />

El injerto, operación tan ¡particular que puede decir­<br />

se vence á la misma naturaleza ,. es el único medio de<br />

multiplicar y conservar sin alteración los individuos de<br />

las especies preciosas. Todo injerto en. árbol de su misma<br />

especie, como de peralen peral, de manzano en manzano,<br />

de olivo en olivo, es seguro.<br />

Para injertar se requiere tiempo sereno y templado,<br />

porque el demasiado frió ó calor, las lluvias y los vientos<br />

son perjudiciales , siendo el más oportuno el de primave­<br />

ra, cuando lia empezado ya. á moverse la savia de los ár­<br />

boles , y antes que broten las yernas de las púas. El ár­<br />

bol ú olivo que se deja para patrón, debe ser sano y fron­<br />

doso, y las púas del. año antecedente frescas y jugosas;<br />

aunque algunos: son de opinión ¡que para injertar de mesa<br />

ó cachado en troncos y ramas viejas, deben ser calzadas<br />

en madera de segundo año.' Pero las púas de donde se sa-


257<br />

quen las yemas para injerir de escudo, deben ser del<br />

mismo año.<br />

El olivo recibe toda clase de injertos, pero sale mejor<br />

que ninguno el de escudete : en Lres casos se ha de in­<br />

jertar, á saber: en el acebuche, para convertirle en oli­<br />

vo: en los olivos de mala calidad y que producen poco, y<br />

en los pies que salen de las raices. El mejor tiempo pa­<br />

ra injertar es el que queda dicho, pues antes ó después<br />

es poco seguro el injerto •• los brotes que salen de las rai­<br />

ces se deben injertar-, para que si perece el tronco, sal­<br />

gan ya de junto á las ramas renuevos francos j y si estos<br />

se trasplantan, se enterrarán basta que el injerto quede al<br />

nivel del suelo. Esta regla tiene ejemplos en contrario; pe­<br />

ro no deja de ser jeneral porque tenga algunas escepcio-<br />

nes. Los acebnches se injertan por el mismo tiempo, po­<br />

niendo dos escudetes en cada rama que se quiera conser­<br />

var, y cortando todas las demás. Se han de preferir las ra­<br />

mas que tengan todavía la rama y corteza lisa, y de 12 a 18<br />

líneas de diámetro : á las dos pulgadas mas arriba, ó por<br />

encima del injerto, se le arranca todo alrededor un anillo<br />

de la corteza, de 3 á 4 líneas de ancho, y se deja en el<br />

árbol la parte superior de las ramas injertadas, que sin em­<br />

bargo florece y fructifica, como si no se las hubiese corta­<br />

do ó tocado , y proteje con sus hojas y ra mi tas á los escu­<br />

detes. Al año siguiente ó á los dos años, según sea' el vi­<br />

gor del injerto, se corta la rama por mas arriba de él, y<br />

algunos curiosos la van cortando á esta parte superior las<br />

ramitas poco á poco, lo cual me parece muy bien, sino<br />

fuese demasiada delicadeza para el común de los trabaja­<br />

dores. Si todas las ramas son gruesas y de corteza dura, se


238<br />

cortará el árbol, y se injertará en el tronco en pico de<br />

flauta: lo mismo que el acebuche se ha de tratar al olivo<br />

mezquino, estéril y tardío, que se quiera injertar. El<br />

acebuche ú olivo de mala especie se injertará, luego que<br />

se trasplanta , en pico de flauta, si se corta el tronco, ó<br />

en escudete, á cuyo efecto se le conservan 4 ó 6 pulga­<br />

das de las ramas mas nuevas, en donde se coloquen estos,<br />

y se supone que siempre han de cubrir todos los cortes<br />

que se le hagan con la mezcla de boñiga y arcilla. Si se<br />

toma el escudete de una rama golosa, el renuevo que<br />

salga de él tardará mucho tiempo en dar fruto, y deján­<br />

dole crecerá con vigor; pero se le ha de cortar el canal<br />

directo de la savia al segundo, y á mas tardar, al tercer<br />

año, para moderar su lozanía, y obligarle á que dé fruto.<br />

La operación de injertar árboles es una verdadera<br />

anastbmasis; pues si esta se ejecuta para unir y juntar<br />

dos vasos de una vena ó de una arteria, con otra por sus<br />

estremidades, aquella se hace para unir el líber de los<br />

padrones con los del injerto ó injertos de escudete , co­<br />

ronilla , púa , etc., etc.<br />

RECETAS DE UNGÜENTO DE INJERIDORES.<br />

Receta de Forisyth.<br />

Tómese una medida determinada de boñiga reciente,<br />

la mitad de aquella de yeso de escombros de edificios vie­<br />

jos, igual cantidad de cenizas de leña, una sexta parte<br />

de la boñiga de arena menuda; antes de hacerla mezcla<br />

se han de pasar por un tamiz estos tres últimos ingredien-


259<br />

tes: después se amasan Lien, estando juntos, ó con una<br />

batidera ó con un palo, hasta que forme una masa suave<br />

y blanda. Preparada asi esta composición, se ha de cuidar<br />

de disponer los árboles para recibirla, quitándoles toda<br />

la parte seca, dañada ó podrida, hasta llegar á lo vivo y sa­<br />

no: dejar el corte y los brotes de la corteza muy lisos,<br />

redondeándolos con instrumentos que corten bien, y de cu­<br />

brir todo el corte con una capa de la composición referida,<br />

que tenga una octava parte de pulgada de grueso, y que<br />

bácia los bordes vaya en disminución cuanto sea posible.<br />

Tiénese después en una caja de hoja de lata agujereada<br />

polvo seco, compuesto de cenizas de leña, y de una sex­<br />

ta parte de su cantidad de huesos calcinados: se polvo­<br />

rea la superficie de la capa hasta que se cubra entera­<br />

mente : déjesela en este estado media hora para que el<br />

polvo absorva la humedad; después de esto se polvorea<br />

de nuevo, pasando la mano por encima lijeramente, y se<br />

continúa polvoreándola hasta que queda la superficie se­<br />

ca y lisa.<br />

Siempre que un árbol se haya cortado cerca del sue­<br />

lo, es necesario igualar el corte cuanto sea posible, y en­<br />

tonces el polvo seco que se ha de aplicar sobre la com­<br />

posición predicba, deberá mezclarse con igual cantidad<br />

de polvo de alabastro , para que resista mejor las intem­<br />

peries , ó de otra piedra caliza.<br />

Si se quiere conservar mejor esta composición para<br />

servirse ele ella cuando en adelante sea menester , se ha<br />

de tener en un cubo ú otra vasija cubierta de orines, sin<br />

cuya circunstancia disminuye su virtud el aire atmosférico.<br />

Si no hay á mano escombros de edificios viejos, podrá


260<br />

suplir la greda pulverizada, ó cal apagada uu mes antes<br />

cuando menos.<br />

Como el árbol al paso que crece va levantando poco<br />

á poco la composición con que se cubre el corte , espe­<br />

cialmente por los lados de la corteza , conviene advertir,<br />

que cuando esto se verifique, se ha de pasar la mano por<br />

encima, para apretarla, á fin de que impida la entrada del<br />

aire y de la humedad.<br />

Los franceses dicen que este remedio de Forisyth es<br />

complicado , y que en lugar de él proponen otro mas sen­<br />

cillo y mas fácil.<br />

Dicen que la curación de las heridas de los árboles con­<br />

siste en ponerlas á cubierto, como á las del cuerpo, del<br />

contacto del aire , y de todas las cosas que pueden irri­<br />

tarlas , secarlas ó corromperlas. Si están frescas, basta ali­<br />

sar el corte y cubrirle con cualquiera cosa sólida que con­<br />

serve su frescura, y sin que se hienda ó abra. Si la herida<br />

es antigua, conviene, como dice Forisyth, limpiar, re­<br />

frescar , y en fin corlar ó raspar, según las circunstancias,<br />

hasta lo vivo , y aplicar el emplasto inmediatamente, man­<br />

teniéndole que no se abra ó caiga.<br />

El remedio se hace con un poco de arcilla la mas fi­<br />

na y suave que se pueda hallar, que se mezcla con boñi­<br />

ga, aplicado á la herida del árbol este emplasto, ponién­<br />

dole encima un poco de heno ó paja suave , que se une<br />

con él apretándole un tanto con la mano, y para conser­<br />

var la que sobre, se llena la vasija y cubrirá con orines.


Se prepara;<br />

261<br />

Receta segunda.<br />

Media libra de pez rubia. . . .<br />

Una cuarta de pez negra<br />

r. i /Se derritirá todo en<br />

Dos onzas de cera<br />

Media onza de sebo<br />

una cazuela ú ollita nueva, y se desliará y mezclara bien<br />

con una espátula ó brocha, y luego que esté bien mez­<br />

clado, se dejará entibiar para uso de él en los injertos; y<br />

este es mejor método, porque luego que se coagula, no le<br />

pasa el agua y aire.<br />

Del borujo de la aceituna.<br />

Toda especie de estiércol conviene al olivo , con tal<br />

que esté bien consumido; y seria muy bueno echar á los<br />

olivos el borujo de las aceitunas bien molidas después de<br />

prensado bien; porque es un abono muy bueno, á causa<br />

de las muchas partículas oleosas que contiene todavía;<br />

pero sino se emplea ni como abono ni para la lumbre,<br />

suministrará un alimento muy bueno en invierno para las<br />

aves domésticas.<br />

Del adobo ó aliño de las aceitunas.<br />

Se cojen del árbol las aceitunas cuando principian á<br />

hincharse para mudar en morado su color verde y ma­<br />

durar ; se las quebranta con un golpe fuerte , y se echan


262<br />

en agua , que se las renueva una ó dos veces al dia: si se<br />

emplea agua caliente hasta que salga clara y sin sabor<br />

amargo, luego se echa pimiento molido con ajos y orégano,<br />

y sazonadas que sean, se pueden comer á las veinticuatro<br />

horas. Guando se han de gastar pronto, se les añade un po­<br />

co de vinagre, naranjas ó limones agrios en pedazos, y<br />

con él solo duran veinte ó treinta dias, y sin él se con­<br />

servan mas.<br />

Aceitunas rajadas. Se cojen en el mismo estado que<br />

las anteriores; se las hacen á cada una tres ó cuatro ra­<br />

jaduras de arriba á bajo , y se ejecuta la misma operación<br />

para endulzarlas; adóbanse después con sal, tomillo, sal­<br />

sero, hinojo, naranjas ó limones agrios, y aun algunas<br />

hojas de laurel, bien que éstas las ponen de un verde<br />

desagradable, y por eso no las echan en algunas partes:<br />

preparadas de este modo se pueden comer al segundo dia<br />

de adobadas, y conservarse noventa dias.<br />

Aceitunas enteras. También se cojen en el mismo<br />

estado indicado antes : se lavan si están sucias, se pone<br />

en el fondo de la tinaja una muñeca con espliego ó alhu­<br />

cema y hojas de limón agrio , y se echan encima aceitu­<br />

nas hasta que quede media tinaja; échase otra muñeca<br />

con espliego y otra capa de hojas; acábese de llenar de<br />

aceitunas, poniendo encima otra muñeca y las hojas; lue­<br />

go se deslié en agua otra media libra de sal ó mas para ca­<br />

da celemín de aceitunas, que queden bien cubiertas: en<br />

algunas partes prueban la salmuera con un huevo de ga­<br />

llina, que ha de sobrenadar en ella ¡tápense con un po­<br />

co de estopa cardada, que solo sirve para que no caiga<br />

porquería, y se dejan en tal estado cuatro, seis y ocho


263<br />

meses , al cabo de los cuales se podrán comer. Las que<br />

se componen de esta suerte se conservan «720, dos y tres<br />

años.<br />

Aceitunas de la reina. Se cojen cuando están para<br />

mudar de color; se quitan las magulladas y picadas de<br />

insectos , y las sanas se echan en lejía, que sirve para ha­<br />

cer el jabón blando, sujetándolas en el fondo de la vasija<br />

ó con una tabla ó cualquiera otra cosa, para que no sobre­<br />

naden , y se dejan en este estado de doce á veinticuatro<br />

horas, según la fuerza de la lejía: múdanse después á otra<br />

vasija , y se las muda el agua de cuando en cuando, hasta<br />

que la sueltan dulce y clara : entonces se les echa el ado­<br />

bo que se dijo para las rajadas, y á las veinticuatro ho­<br />

ras se pueden comer : por este método se pueden comer<br />

las aceitunas á las treinta y seis ó cuarenta y ocho ho­<br />

ras de haberse cojido del árbol; pero no duran tanto como<br />

las enteras ; y asi es necesario gastarlas en tres ó cuatro<br />

meses.<br />

Modo de tasar los olivos.<br />

Tres cosas son esenciales que se han de tener presen­<br />

te para tasar y apreciar las heredades : su cercanía , ca­<br />

lidad y beneficio.<br />

Por lo que toca á los olivos, para haberlo de hacer con<br />

mas perfección, es necesario irlos viendo uno por uno, y<br />

darles el precio preciso, según su calidad, los grandes co­<br />

mo tales, los medianos como medianos, y los chicos como<br />

chicos: asimismo verán si están frondosos, reviejos ó en­<br />

fermos, y si están bien, mal ó medianamente cultivados<br />

por bajo y alto, é ir poniendo en un papel el precio de


264<br />

cada uno por número y columnilla, y acabados de apreciar,<br />

se cuentan en el mismo papel, y se suma el importe de<br />

todos, y luego con una cuenta de proporción se sabe el<br />

precio de cada uno : se tendrá presente si están claros ú<br />

espesos al tiempo de apreciarlos , pues cuanto mas espe­<br />

sos producen menos; y si hubiere alguna tierra calma sin<br />

olivos dentro del olivar, se la debe dar precio separado,<br />

lo mismo que á las marras.<br />

CAPITULO XVIII.<br />

DEL ACEITE DE OLIVAS.<br />

Declaman con razón los nacionales y estranjeros contra<br />

el gusto y calidad de nuestros aceites: hablase continua­<br />

mente sobre los medios de mejorarlos; y no hay cpiien<br />

desconozca que en solo el acto de la elaboración está el<br />

vicio que los degrada. Nuestro Herrera presenta todos<br />

los medios conducentes para que el aceite salga claro,<br />

abundante y de buen gusto. Conociendo los males que<br />

acarrea la fermentación y la facilidad con que se promue­<br />

ve cuando la aceituna permanece amontonada ó entruja­<br />

da por algún tiempo, previene que se la remueva frecuen­<br />

temente, ó para espresar la idea con sus propias palabras,<br />

dice: »Si está mucho tiempo por labrar, mézclanlade un<br />

»cabo á otro, y no se escaldará ni tomará moho, y vaya<br />

»cl aceituna muy limpia de hoja." Su previsión y esmero<br />

avanza aun mas; pues no se contenta menos que con co­<br />

locar las aceitunas en »un cabo limpio, bien enladrillado,<br />

»y algo costero á una parte, para que escurra otra el al-


263<br />

»pechin; porque si este está detenido con las aceitunas,<br />

»daña mucho al sabor del aceite." El consignó los buenos<br />

principios; pero no tuvo valor para manifestar las pérdi­<br />

das que se siguen por sujetar al cosechero á que lleve sus<br />

frutos al molino del señor, y á que espere la vez de la<br />

molienda. Los progresos de las luces, y los principios de<br />

la justicia distributiva , han impelido muchas veces al<br />

gobierno para que aboliendo privilejios, desterrando abu­<br />

sos y derrivando obstáculos, procure mejorar la suerte de<br />

la agricultura, las artes y el comercio; y es de esperar<br />

que siguiendo con firmeza su marcha, realmente majes­<br />

tuosa, logre por fin elevar el estado al mas alto punto de<br />

prosperidad y grandeza.<br />

Del aceite. Hay dos especies de aceites, el uno es<br />

craso y el otro esencial ó volátil: el primero se estrae<br />

comunmente de varias granas ó semillas por presión, y<br />

el segundo se seca las mas veces por destilación. El reino<br />

vejetal es el que suministra en gran parte los aceites cra­<br />

sos, y se puede decir que casi todas las semillas contienen<br />

algo, aunque en algunas en tan corta cantidad, que el<br />

gasto para sacarlo escederia en mucho al producto; y asi<br />

hay que reconocer las semillas que le pueden dar con<br />

beneficio, machacándolas en un mortero y echándoles<br />

agua, á ver si la dejan lechosa, que es lo que se Harria<br />

emulsión ú horchata. De los huesos de las frutas, de los<br />

de las pepitas de calabazas, melones y pepinos, de todas<br />

las semillas que están dentro de silicuas ó vainas, y que<br />

son de plantas, cuya flor es cruciforme, como la de col,<br />

nabo, mostaza, etc.; y en suma, de todas las semillas que<br />

tengan dentro su almendra, se saca aceite craso por pre-


266<br />

sion. Tal vez la aceituna es al único fruto cuya pulpa con­<br />

tiene aceite craso : su hueso y almendrilla lo contiene tam­<br />

bién, pero de muy distinta naturaleza, como veremos mas<br />

adelante.<br />

El aceite craso está formado en la misma grana ó se­<br />

milla de que se saca, ó en la aceituna cuando tiene cier­<br />

to grado de madurez; pero el esencial se halla en las cor­<br />

tezas que cubren á las semillas, ó en los cálices y pé­<br />

talos de las flores, en la hoja, madera y raices del ve­<br />

jetal, ó en alguna parte determinada de éstas; y muchas<br />

veces se encuentra en estado resinoso, y por esto se sue­<br />

le sacar muchas veces mas bien por destilación que por<br />

presión. El aceite craso, recien sacado, y con el esmero<br />

que se requiere, estará suave al gusto y sin olor, y no se<br />

volatizará al grado de calor del agua hirviendo; pero el<br />

esencial ó volátil estará acre y aromático, y se volati­<br />

za con menos calor. El principio odorífero de los cuerpos,<br />

que llaman espíritu-rector, es muy sutil y volátil, como<br />

se observa en todas las plantas y flores aromáticas ; y este<br />

espíritu-rector es el que da á los aceites y á los jabones,<br />

que con ellos se hacen el olor de las semillas ó granas de<br />

que se ha estraido.<br />

La buena calidad del aceite craso pende del equili­<br />

brio y conservación de sus principios constitutivos: uno<br />

de estos es el aire; pues según observó el físico Hales,<br />

una pulgada cúbica de aceite de olivas, da ochenta y ocho<br />

de aire, el cual se pierde con tanta menor dificultad,<br />

cuanto el aceite se conserve mas coagulado, y esto es lo<br />

que se ha de procurar con el aceite de aceitunas, tenién­<br />

dolo en buenas cuevas y frescas , en que se mantenga mu*


267<br />

chos años helado, pues sino irá perdiendo el aire que te­<br />

nia en combinación, y cuanto mas lo pierda, mas se irá<br />

precipitando al fondo el mutila go, que es aquella parte<br />

del fruto que en los aceites y el vino se va con el tiempo<br />

posando en el fondo, y forma las heces, ó como se dice<br />

en muchos paises , las borras.<br />

Con el aceite craso va mezclada regularmente al­<br />

guna esencial, que sale de la cascara y de la película<br />

de la almendra común; y en la aceituna de la película,<br />

del hueso y de su almendrilla, y aun la misma madera<br />

del olivo abunda de aceite esencial mucho mas que en el<br />

fruto.<br />

Llámase aceite vírjen al que se estrae solo con espri-<br />

mir el fruto sin molerle, y es el mejor y mas delicado; y<br />

aceite cocido al segundo que se saca del borujo, de que<br />

se ha estraido el primero por medio de planchas calientes<br />

y agua hirviendo.<br />

Voy á comparar los aceites de oliva, que son los mas<br />

perfectos, con los de granas ó semillas. Y en cuanto á su<br />

semejanza, es de saber, que el de colza, nabina, mosta­<br />

za, miagro , linaza, cañamones y adormideras (este txl-<br />

ticno es tan superior á los anteriores, como el de aceitu­<br />

na al de nueces, avellanas y almendras') ; es fluido y<br />

trasparente á no estar helado: es de color dorado, mas ó<br />

menos obscuro, según el año, el clima, el terreno, y suave<br />

al paladar: no se mezcla con el agua ni con el espíritu de<br />

vino, y sí con los otros aceites, bálsamos, grasas, mante­<br />

cas, ceras, alcanfores, resinas, azufres, álcalis, y algu­<br />

nas sustancias metálicas. Con el tiempo adquieren estos<br />

aceites mal olor y sabor, y se ponen rancios, y un calor


268<br />

de 20 á 25 grados les pone en el mismo estado. Compa­<br />

rados eslos aceites con los de las aceitunas, todos tienen,<br />

escepto el de adormideras, un gusto acre y cáustico, y<br />

aun suelen venderse algo rancios : no tardan en hacer po­<br />

so; para helarse necesitan mas frió que el agua; hacen<br />

mucha espuma al calentarse ; corroen con mas prontitud<br />

el hierro y el cobre, y forman mas fácilmente jabones con<br />

los álcalis : por esta razón, sino están mas caros que el de<br />

aceitunas, son preferibles á éste para preparar las lanas<br />

y sus tejidos.<br />

Existe en el aceite de colza, nabina y otras semillas,<br />

no solo el mucilago del fruto, que al paso que se preci­<br />

pita ó posa en el fondo, se va poniendo el mismo aceite<br />

cada vez mas rancio y acre, sino también el aceite volá­<br />

til de la semilla, el cual se evapora con el agua hirviendo,<br />

se disuelve en el espíritu de vino rectificado, y echado<br />

después en agua , se une con ella dicho espíritu , y deja<br />

sobrenadar el aceite.<br />

Por poca cantidad de aceite volátil que se eche ó mez­<br />

cle con los aceites crasos, se ponen inmediatamente acres,<br />

rancios y desagradables. Para examinar la porción de<br />

aceite volátil que suelen tener los aceites crasos, mezclé<br />

espíritu de vino rectificado con aceite que se habia sa­<br />

cado de dichas granas y con el de aceitunas: en éste , que<br />

era reciente, disolvió tanta porción de aceite volátil, que<br />

á penas tomaba color el agua en que después se echaba;<br />

pero en el que ya tenia algún tiempo, aunque no estaba<br />

rancio, disolvió bastante cantidad: en el aceite de colza,<br />

nabina, etc., aun siendo recien sacado, se descubrió des­<br />

de luego mucho aceite volátil que blanqueaba el agua, y


269<br />

su cantidad se aumenta al paso que unos y otros se van<br />

enranciando.<br />

Aunque los aceites crasos se saquen de las semillas con<br />

las mayores precauciones, siempre llevan consigo el prin­<br />

cipio de rancidez en la corta porción de aceite esencial<br />

que contienen : cuanto mas rancios y limpios están tales<br />

aceites, tanto menos humo dan al quemarlos, y tanto son<br />

mas preferibles para la preparación de las lanas , como que<br />

disuelven mejor su grasa. La causa de la rancidez del acei­<br />

te de semillas se aumenta comunmente con el método vi­<br />

cioso de sacarlo, y suele salir ya del molino con un gusto<br />

acre y cáustico. Si la grana ó semilla no está bien madura,<br />

cuando se arranca, corta ó siega la planta, dará poco acei­<br />

te y malo; no por eso se ha de segar ó cortar á tiempo que<br />

se desgrane, sino que después de recojida la planta en un<br />

dia sereno, se ha de tender en el suelo ó bajo de un co­<br />

bertizo para que se seque; pero si se amontona, se irá po­<br />

niendo en capas alternativas de paja, á fin de que con la<br />

humedad no fermente y se desmejore, cuando no se pudra.<br />

Las semillas que dan aceite atraen y retienen la hu­<br />

medad del aire; y mas adelante hablaremos de los medios<br />

de evitar este inconveniente. Toda grana se ha de conser­<br />

var entera, sin quebrantar ni separar la cascarilla, porque<br />

si no se enrancia luego que la da el aire, y sale igualmente<br />

el aceite rancio. También advierto que si se tarda en lle­<br />

var las semillas al molino para sacar el aceite, se secarán<br />

mas ó menos, según el clima, y su aceite no será de bue­<br />

na calidad. Hay en algunas partes la detestable práctica<br />

de tostar la grana ó semilla con un poco de agua en una<br />

vasija de cobre antes de prensarla; y no hay medio mas


270<br />

seguro para que desde luego salga rancio. Las semillas ó<br />

granas se deben esprimir simplemente, y cuando mas si<br />

la prensa no tiene gran fuerza, se calentarán las planchas<br />

con agua hirviendo, sin tostar la pasta hasta la tercera ó<br />

cuarta vez que se haya de volver á prensar; y entonces<br />

no se han de mezclar los aceites de las primeras prensa­<br />

das con los dejas últimas, porque estos salen de muy<br />

inferior calidad.<br />

Cuanto es mas caliente, arenoso y seco el terreno<br />

en que se producen las semillas, tanto mas aceite esencial<br />

tiene, esto es, mas cantidad del principio que le pone<br />

rancio - lo cual se debe también entender delde las acei­<br />

tunas. A las nueces, almendras, avellanas y demás fru­<br />

tas de cascara , no se les ha de romper ésta hasta el mo­<br />

mento de llevarlas al molino , ó de meterlas en los sacos<br />

en que se han de prensar, separando todas las que estén<br />

algo dañadas; pero antes se les ha de quitar al tiempo<br />

de la cosecha, y luego que se seca aquella corteza blan­<br />

da y carnosa que'tiene sobre la dura cuando están en el<br />

árbol, porque ésta atrae mucha humedad ; y aun solo la que<br />

tiene basta para hacerlas fermentar si se amontonan con<br />

ella, y disponerlas asi para que den mal aceite : las avella­<br />

nas y almendras se conservan mucho mas tiempo que las<br />

nueces, el fabuco, etc.<br />

En cuanto á las aceitunas, si están muy maduras, sa­<br />

be su gusto á la fruta, y sino lo están, producen menos<br />

amargo y de mal gusto. Es un error tener en un olivar oli­<br />

vos de diferentes variedades ó especies, pues unos están<br />

en sazón, cuando los otros están á medio madurar; y re-<br />

cojiéndose al mismo tiempo todas las aceitunas, es indis-


271<br />

pensable que el aceite salga deteriorado. Las aceitunas que<br />

derriba el viento, se deben prensará parte, porque la aL<br />

ternaliva de humedad y de calor, que suelen padecer en<br />

el suelo, las perjudica, y suelen dar un aceite de mal<br />

olor y sabor , aun cuando se estraigan sin agua caliente y<br />

con las mayores precauciones. También la diferencia de<br />

terrenos da aceites diferentes que no se deben prensar<br />

juntos. En Córcega y en la rivera de Jénova esperan á<br />

que los aires derriben la aceituna, y se ve allí aun á fines<br />

de Abril mucho fruto en los olivos; y asi va ello, porque<br />

del molino sale ya el aceite rancio y detestable. Para ma­<br />

durarse la aceituna suele mudar cuatro colores: del ver­<br />

de pasa al cetrino , al encarnado, al vinoso, y última­<br />

mente al negro con un viso de encarnado, y entonces es<br />

cuando están maduras; lo que se conoce en que ceden á la<br />

presión del dedo á poco que se compriman. Esta es la ver­<br />

dadera señal; que en cuanto al color las hay también del<br />

de la cera, y de gris de lino , cuando están maduras. En<br />

no cojiéndose cuando están en sazón, se ennegrecen, se ar­<br />

rugan y ablandan demasiado, y su aceite es malo.<br />

La prática demasiado común de dejar amontonadas mu­<br />

chos dias las aceitunas en el molino es bárbara y perju­<br />

dicial. Se ha hecho la prueba de poner en un montón de<br />

aceituna un termómetro de Reaumur, que á los quince<br />

dias señaló los 56 grados, cuando en las mayores cuevas<br />

de mosto no lo habian visto pasar de 2 6 . Por debajo del<br />

montón de aceitunas corria agua de color vinoso, que mani­<br />

festaba la fermentación que padecia la aceituna, y cuando<br />

se sacaron de donde estaban, despedian un gas de olor vino­<br />

so y picante, que aunque no apagaba la luz, como el que


272<br />

despide el mosto, la amortiguaba bastante, y aun tal vez<br />

con un dia mas hubiera sido el gas que se desprendía, tan<br />

mortal como el de aquel, ó si la pieza en que estaban las<br />

aceitunas no hubiera sido tan ventilada y tan grande como<br />

era. Al paso que se levantaban estas aceitunas unidas unas<br />

con otras, formando témpanos, se encontraban capas blan­<br />

cas de moho, y asi dieron un aceite muy malo. ¿Que tal se­<br />

rá el que se estraiga de las aceitunas amontonadas en nues­<br />

tras trujas y comprimidas entre sus paredes, recalentándo­<br />

se por lo tanto mas y por tantos meses? Aun mas de lo que<br />

se relaciona anteriormente esperimentamos los andaluces:<br />

bien caro pagamos la senda de las rutinas : este esperi-<br />

mento lo hizo el autor para asegurarse de las degradacio­<br />

nes que padecen las aceitunas amontonadas y entrujadas,<br />

y como se vician por este modo, y no solo se pierde en la<br />

calidad del aceite , sino en la cantidad, si la fermentación<br />

dura mucho tiempo, como cualquiera puede esperimentar.<br />

Si las circunstancias obligan á conservar mucho tiempo<br />

las aceitunas, es menester tenerlas en piezas ventiladas con<br />

los suelos de tablas y llenas de agujeros, para que el aire,<br />

al pasar de arriba abajo, atraviese por entre ellas é impida<br />

la fermentación; lo que contribuirá á que el aceite salga<br />

menos malo en caso de que las aceitunas hayan de perma­<br />

necer mucho tiempo en este estado.<br />

En donde cometen el absurdo tan disparatado de tener<br />

las aceitunas amontonadas tres, cuatro, seis ó mas meses,<br />

se prescriben las reglas siguientes. 1. A Al paso que se van<br />

recojiendo se pondrán en estancias grandes , secas, venti­<br />

ladas, y empedradas, no dejándolas nunca sobre tierra, por­<br />

que contraen demasiada humedad. 2. A Si las aceitunas es-


275<br />

tan maduras, si el año ha sido húmedo, ó se han cojido en<br />

tiempo lluvioso, no ha de tener el montón mas que dos<br />

tercias de alto, y se han de llevar al molino luego que se<br />

pueda, en especial si son de olivares que están en terre­<br />

nos fuertes y húmedos; y esta regla es muy buena. 3. a Si<br />

se han cojido verdes en tiempo claro, después de una es­<br />

tación seca y en terrenos áridos, se pueden hacer los mon­<br />

tones mas altos, y no corre tanta prisa llevarlas al moli­<br />

no; pues la fermentación que padecerán, facilitará la es-<br />

traccion del aceite á costa de su calidad, y disminuye su<br />

amargo siendo cierto , porque la fermentación las madu­<br />

ra demasiado, disponiéndolas para que su aceite se enran­<br />

cie mas. 4- a Para conocer cuando están en estado de lle­<br />

varlas al molino, se han de remover un poco por diferen­<br />

tes partes , y si humean ó están mohosas y húmedas, se<br />

han de moler y aprensar inmediatamente. Esta máxima es<br />

sumamente disparatada ; pues si ya humean, será la fer­<br />

mentación muy viva , y sale el aceite ya dañado de la mis­<br />

ma aceituna; y los que no conocen la degradación del acei­<br />

te, se conoce que tienen el paladar de corcho y poco de­<br />

licado, y que no le han comparado con el fino de Aix en<br />

Provenza.<br />

Para clarificar el aCeite y eyitar que haga humo en las<br />

luces , se sirven en algunas partes de baños grandes de ar­<br />

gamasa, de piedra ó de plomo, muy anchos, y de á cinco á<br />

seis pulgadas de profundidad: llenan de agua las dos ter­<br />

ceras partes de su profundidad y de aceite lo restante, y<br />

dejan estos baños espuestos al aire libre y á la acción del<br />

sol, se precipita al fondo el mucilago, y en la misma for­<br />

ma que se blanquea la cera, queda el aceite sin color á los<br />

39


274<br />

quince dias ó tres semanas, pero con un olor desagrada­<br />

ble y rancio. Si el baño es de plomo, se necesita menos<br />

tiempo para que el aceite pierda el color; pero no comeria<br />

yo el aceite preparado en tales vasijas, porque disuelve en<br />

ellas mucho plomo, y es un veneno mortal. De cuando en<br />

cuando se rocía el aceite que está en los baños con un po­<br />

co de agua, y ésta al irse al fondo arrastra consigo la par­<br />

te del mucilago que quedaba todavía en el aceite.<br />

El aceite de Aix, en Provenza, es muy delicado, y se<br />

atribuye su finura á que cojen las aceitunas en sazón: de­<br />

jan pasar muy poco tiempo desde la cosecha hasta que la<br />

muelen y prensan; y en el molino usan del mayor aseo<br />

y curiosidad. Si se mezclan las aceitunas que están en di­<br />

ferentes grados de madurez, no saldrá el aceite bueno; y<br />

asi convendrá mucho cojer y prensar á parte cada especie<br />

de ellas. Asi se conseguirá aceite, cuya calidad haga mas<br />

apreciable una arroba que dos del ordinario. Si las aceitu­<br />

nas están verdes ó secas, han de estar mas tiempo amonto­<br />

nadas que cuando están ni verdes ni demasiado maduras,<br />

sino bien sazonadas; pero siempre será lo mejor dejarlas<br />

madurar en el árbol y no esperar á que se sequen; porque<br />

en uno y en otro caso saldría el aceite desmejorado. Siem­<br />

pre es indispensable separar las hojas del olivo que haya<br />

entre las aceitunas, porque dan al aceite un amargo des­<br />

agradable.<br />

En Flandes y en Holanda se fabrica todo el año acei­<br />

te de semillas, y en los molinos y prensas se advierte el<br />

sumo aseo de los naturales: cada utensilio está con la ma­<br />

yor limpieza colocado en el lugar que le corresponde: lá-<br />

vanse frecuentemente con cenizas y lejías fuertes, para que


275<br />

el aceite de que una vez se impregnan, no comunique mal<br />

gusto ni rancidez al fresco: no se les ve rodar por el sue­<br />

lo, ni se descubre por ninguna parle polvo ni suciedad.<br />

¡Que diferencia entre estos molinos y los de España ta­<br />

pizados de telarañas y mas inmundos que zahúrdas! La gra­<br />

sa acumulada en ellos desde el primer dia que se estrena­<br />

ron , forma como una costra sobre toda la superficie de<br />

los morteros , vigas, prensas y piedras; las medidas, cucha­<br />

rones, etc., de cobre ó lata, están cubiertas de cardenillo:<br />

no lo creería á no haberlo visto tantas veces; y me acuer­<br />

do haber hecho la reflexión de que habiendo multas para el<br />

vecino que no barre la puerta de su casa, se cele tan po­<br />

co sobre un objeto en que tanto interesa á la salud pú­<br />

blica; que hay pueblos en que las medidas públicas del<br />

aceite de los molinos están llenas de cardenillo, y el go­<br />

bierno municipal las ve y las deja subsistir en el mismo<br />

estado con la mayor indiferencia.<br />

En el molino en que no haya aseo, no se conseguirá acei­<br />

te que dure mucho tiempo: la madera, las piedras, los ca­<br />

pachos se empapan de aceite que se enrancia con el tiem­<br />

po, y es como una levadura que continuamente está obran­<br />

do sobre la pasta y aceite que de ella sale. Cuando se abren<br />

los molinos, llenan la caldera de agua, que calientan y la­<br />

van muchas veces con ella hirviendo las prensas, la mue­<br />

la, etc. , y creen que con esto queda todo muy aseado; pe­<br />

ro en verdad que seria mejor con agua fria, que llevando<br />

Consigo las inmundicias mas groseras, no exaltaría el prin­<br />

cipio que tiene el aceite de que están impregnados. El agua<br />

fria, caliente ó hirviendo no se mezcla nunca con el acei­<br />

te, y asi corre sobre ella sin disolver la mas -lijera partí-


276<br />

cnla: de aqui es, que todas estas lavaduras son entera­<br />

mente inútiles en cuanto al aseo, y muy perjudiciales en<br />

cuanto escitan el rancio. Los capachos de esparto, siendo<br />

nuevos, dan á las primeras pastas que se prensan un sa­<br />

bor áspero y amargo, y á las cuarenta y ocho de servi­<br />

cio ya el aceite se ha absorvido este mal gusto : es ver­<br />

dad que se lavan después y se dejan en agua muchos dias,<br />

y que en algunas partes están obligados los propietarios de<br />

molino á prensar con ellos antes que los demás maquile-<br />

ros; pero todo esto es ignorancia de los medios de evitar<br />

este inconveniente. Se ha esperimentado que veinte lava­<br />

duras consecutivas con agua hirviendo no destruyen el mal<br />

olor , y que tampoco basta dejar los capachos por espacio<br />

de diez dias sumerjidos en agua, aúneme esta se mude ca­<br />

da veinticuatro horas; y si todo este esmero es insuficien­<br />

te, ¿que confianza se puede tener en las lavaduras lijeras<br />

que suelen hacer en los molinos, en donde no tienen in­<br />

terés en que el aceite ajeno salga bueno ó malo? Pasada<br />

la estación de moler la aceituna, suelen lavar con agua<br />

caliente los capachos que han de servir al año siguiente;<br />

los prensan y dejan secar antes de guardarlos: esta ope­<br />

ración, lejos de ser útil, es perjudicial, porque mediante<br />

ella se enrancia mas el aceite de que quedan empapados.<br />

Es cierto que en los molinos públicos es casi imposi­<br />

ble sacar perfecto aceite ; pues cada uno lleva las aceitu­<br />

nas verdes, maduras, fermentadas ó podridas; si quiere<br />

sacar algún aceite con mas cuidado, muele primero la acei­<br />

tuna buena y deja la peor para lo último; de aqui es que<br />

el que viene después , debe sacar un aceite viciado por<br />

los defectos del anterior, pues como antes he indicado,


277<br />

un solo átomo de aceite esencial basta para infestar una<br />

gran masa. Lo que debe hacerse para sacar un buen acei­<br />

te en un molino mal cuidado, que se conservó dos años<br />

dulce y suave, es pagar doble la moledura, y no salir de<br />

él hasta que se concluya del todo; pero antes se ha de co­<br />

cer en cosa de 2 0 0 cuartillos de agua hirviendo 8 libras<br />

de cenizas graveladas, ó lejía de jabones, y con esta agua<br />

se ha de frotar la muela ó-piedra, la solera, la prensa, la<br />

pila ó bomba, etc., y los capachos que han de sei'yir se pon­<br />

drán á cocer en la caldera con el resto de dicha agua: de<br />

esta suerte se desprende la capa aceitosa de la madera,<br />

de la piedra, de los capachos y demás utensilios; y. que­<br />

darán todos tan limpios y aseados como si nunca hubiesen<br />

tenido aceite. Después de concluida esta operación, se ha<br />

de lavar todo con agua hirviendo, para que se lleve la sus­<br />

tancia jabonosa que se haya formado No son aun bastan­<br />

tes estas operaciones; porque se sabe el mal gusto queda<br />

á los aceites la mas lijera parte de álcali, y para asegu­<br />

rarse de que no queda nada de esta sustancia en los uten­<br />

silios, se hace disolver cerca de dos libras de alumbre en<br />

una porción de agua de 4 o á 5o cuartillos , y con ella hir­<br />

viendo se lavará todo lo nuevo, frotándolo tocio bien;.úl­<br />

timamente se vuelve á lavar con agua sola caliente. El<br />

alumbre, aun cuando quedase algo, no puede perjudicar<br />

al aceite, porque se precipitaría ó pasaría en el fondo con<br />

les heces ó borras, y por otra parte no resulta de su uso<br />

inconveniente alguno para la salud de los hombres. A los<br />

capachos estará bien prensarlos á cada lavadura, ya sea de<br />

agua, ya preparada en dichas sales, y en especial cuando<br />

lo está con el alumbre; porque entonces destruye la he-


273<br />

bra del esparto, y sino se le estrae, durarán menos.<br />

Las prensas y molinos de semillas cpue se usan en Flan-<br />

des y en Holanda son muy económicas y aseadas, y seria<br />

muy de desear que se copiasen en todas las partes que se<br />

sacan estos aceites : mas adelante hablaremos de ellas y<br />

de los de aceitunas.<br />

En donde pagan á los obreros en aceite, arreglando el<br />

tanto á proporción de lo que sacan, conciban el interés del<br />

amo con el de los sirvientes; pues prensándose la aceituna<br />

con mucho mas cuidado, se aprovecha entre el amo y el<br />

criado el aceite que se habia de ir en el horujo mal pren­<br />

sado; y no sucede lo que en los molinos que se paga por<br />

prensadas ó tareas, que entonces se va á despachar, y no<br />

se cuida de apararlas bien. No se han de prensar nueces,<br />

íábuco , ni avellanas en tiempo de heladas, porque se sa­<br />

ca menos aceite. De almendras se sacará poco cada vez,<br />

porque se enrancia con suma facilidad.<br />

Molida la aceituna y echada en las pilas, suele nadar<br />

y sobrenadar algún aceite , que es el que propiamente se<br />

llama aceite vírjen, y también dan en algunas parles este<br />

nombre al que sale de la primera prensada antes de es­<br />

caldar la pasta en los capachos. A este le ponen con sepa­<br />

ración los que lo.fabrican con conocimiento , y saben las<br />

ventajas que tiene sobre el que producen las prensadas<br />

siguientes ; bien que casi será escusado este esmero en<br />

separar los aceites de las diferentes prensadas siguientes,<br />

cuando se han prensado y mezclado todas las aceitunas bue­<br />

nas con malas, y han fermentado en montones; porque en­<br />

tonces será malo el aceite, mas ó menos conforme á la ma­<br />

yor ó menor fermentación. No se persuadirán de esta verdad


279<br />

los que están acostumbrados á gustar un aceite acre de<br />

un olor y sabor fuerte; los que desprecian el mas dulce<br />

y fino diciendo que sabe á nada, y asi es respecto de su<br />

paladar mal acostumbrado.<br />

El aceite vírjen bien hecho de aceitunas escojidas y<br />

no demasiado maduras, es el que está menos espuesto á<br />

enranciarse, porque después que se lé echa el agua hir­<br />

viendo, ya se malea el aceite; y asi seria mejor usar de<br />

las prensas holandesas, que sin necesidad de agua estrae-<br />

rian con su gran fuerza todo el aceite, sin necesidad de<br />

usar de agua sino cuando mas en las últimas prensadas.<br />

De la aceituna se sacan tres especies de aceite: una<br />

de la carne, otra del hueso, y la tercera de la almendri­<br />

lla que tiene ésta dentro. Cada uno de estos aceites tie­<br />

ne propiedades muy distintas, y para observarlas con se­<br />

paración, colocó el celebérrimo químico Sicuve una por­<br />

ción de cada uno de ellos en botellas separadas; á saber:<br />

en la i. a aceite sacado con aseo de sola carne: 2. a aceite<br />

de sola almendra: 3. a aceite de huesos: 4- a cierta cantidad<br />

de estos tres aceites mezclados; 5. a aceite bueno sacado<br />

por el método ordinario.<br />

Tapadas exactamente estas cinco botellas, las puso á<br />

la intemperie al lado del mediodía, en donde las dejó tres<br />

años, con el fin de ver los efectos que el tiempo causaba<br />

en ellas. Examinadas, pues, al cabo de este tiempo, halló<br />

que el aceite de la i." botella no habia padecido altera­<br />

ción alguna, ni en el gusto, ni en el olor, ni habia forma­<br />

do poso : el de la 2. a no estaba tan limpio ni trasparente:<br />

se habia puesto amarillo y tan picante y corrosivo, que<br />

al gustarle levantó ampollas en la boca: el de la 5. H esta-


280<br />

ba muy alterado, espeso y casi negro; al abrir la botella,<br />

sintió, dice, un olor inaguantable. Lo que observó en es­<br />

tas dos botellas, le dio bien á entender cuál seria el esta*<br />

do de la 4- a , en la que estaban mezclados los tres aceites:<br />

en efecto, el aceite que ésta con tenia estaba de color obs­<br />

curo, de mal olor, rancio y desagradable, y habia forma­<br />

do mucho peso. De aqui es, que no habiendo padecido<br />

alteración alguna el aceite sacado de la carne sola de la<br />

aceituna , la alteración de este fue nacida de su mezcla<br />

con el de los huesos yde sus almendrillas- Finalmente,<br />

examinada la 5. a botella , que contenia aceite sacado por<br />

el método común, se halló tan corrompido como el de la<br />

anterior, en que estaban mezclados las tres especies de<br />

aceites: lo que da á entender que el oríjen de la altera­<br />

ción y de la depravación de nuestros aceites nace de esta<br />

mezcla, con la que salen ya viciados del molino. Para ase­<br />

gurarse ya mejor de la calidad de estos aceites, echó sobre<br />

una plancha de acero bien limpia unas gotas de los acei­<br />

tes de las almendrillas y de los huesos, y notó que el<br />

primero habia corroído algo al cabo de treinta horas, y<br />

que ei segundo la habia ennegrecido.<br />

Examinados los principios de alteración y depravación<br />

de los aceites, trataremos de los medios de destruirlos:<br />

en el que se saca de las granas ó semillas, escepto de la<br />

de adormidera , se advierte un gusto desagradable, que<br />

procede de su espíritu-rector y de una especie de gomo-<br />

resina disuelta en el aceite. La acrimonia de este y su<br />

mal olor, disminuye mucho sembrándolas en terreno are­<br />

nisco; pero lomas seguro es macerarlas en una: lejía fría<br />

de cenizas comunes, hecha con agua de cal, de la cual una


281<br />

libra y tres ó cuatro de'cenizas bastan para preparar cua­<br />

tro arrobas, que ha de,cubrir á la grana por el tiempo que<br />

dicte el clima y las circunstancias locales. Suele ser éste<br />

desde quince hasta treinta y seis dias; pero cada uno<br />

debe hacer esperimentos para asegurarse del que baste,<br />

para no dejar mas tiempo en la lejía á la semilla, que jer-<br />

minaria y se perdería todo el aceite. Lávese después la<br />

grana en muchas aguas, y póngase de nuevo por algunas<br />

horas en una disolución de alumbre con agua: luego se de­<br />

ja secar sobre zarzos ó tablas limpias en sitio bien oreado<br />

y ventilado, y finalmente se lleva al molino. Sino está<br />

bien seca cuando se pone en la prensa, saldrá en lugar<br />

de aceite una emulsión : es mejor dar esta preparación á<br />

la semilla cuando está fresca, porque toma mejor la le­<br />

jía que cuando está seca, y la maceracion se hace mas<br />

prontamente.<br />

Cuando el aceite de aceitunas sale del molino, está<br />

turbio y mezclado con mucho mucilago, y es mas ó me­<br />

nos dulce y suave, según el cuidado con que se haya he­<br />

cho la cosecha y fabricación: trátese de purificarlo cuan­<br />

to antes, pues sino estará espuesto á podrirse, y no tar­<br />

dará en criar gusanos. Por mucho cuidado que se tenga<br />

en fabricar el aceite , si para conducirlo de una parte á<br />

otra se usa de vasijas que no estén limpias, ó que hayan<br />

servido para otros aceites, fácilmente contraerá el gusto<br />

de estos, y con él el principio de una alteración; porque<br />

no hay fluido que con mas facilidad adquiera los malos<br />

gustos y olores; como se puede esperimentar echando en<br />

una botella de buen aceite una golita pequeña de aceite<br />

esencial de espliego, limón, etc., y ajilándola y dejan-


282<br />

dola reposar unos dias, se verá el efecto que ha obrado<br />

una partícula tan pequeña. Conducido el aceite á la casa<br />

del propietario, se deberá conservar por quince dias á lo<br />

menos en un paraje, cuyo temperamento esté desde l5 á<br />

18 grados del termómetro de Reaumur, á fin de que vayan<br />

haciendo poso ó asiento todas las heces ó borras. Para que<br />

éstas se posen con mas facilidad' y prontitud, se echará<br />

un poco de agua en que se haya disuelto alumbre, y se ha<br />

de revolver bien con aceite. Del alumbre no se le pega<br />

nada, lo que hace es unirse con el mucilago, hacerlo mas<br />

pesado , y precipitarlo al fondo con mas brevedad que lo<br />

baria el reposo. Conviene que el temperamento sea de i5<br />

á 18 grados, porque si el aceite se coagulase con el frió<br />

antes de hacer el poso, se vcrificaria éste de mala mane­<br />

ra. Esta operación saldría muy bien en barricas ó vasijas<br />

de madera (y no de cobre ni de plomo), bien lavadas y<br />

bañadas con vinagre , las cuales tuviesen varias espitas á<br />

diferentes alturas; porque al paso que se van precipitan­<br />

do las heces, va quedando muy clara y limpia la capa su­<br />

perior del aceite, y las inferiores cada vez mas espesas:<br />

entonces se abre la espita mas alta, y sale el aceite de la<br />

capa superior, que es el mas fino, delicado y de mejor<br />

calidad. Si la vasija no tuviese espita, se saca por arriba<br />

con mucho tiento : algunos dias después, cuando esté cla­<br />

ra, se quitada segunda capa, separando su aceite como<br />

de segunda calidad ; y asi de los demás, hasta llegar á las<br />

heces ó borras: éstas no se desperdician, pues poniéndo­<br />

las cerca de la lumbre, ó en ün paraje bien caliente, so­<br />

brenadan las partes que contienen, se cuelan, y sirve pa­<br />

ra las luces el aceite que se saca : el residuo se mezcla


285<br />

con salvados hasta que se seque, y se da á las gallinas y<br />

á los cerdos.<br />

Luego cjue están llenas de aceite clarificado las vasi­<br />

jas, que seria bien que fuesen barricas de encina, se han<br />

de conducir á un logar fresco, y tapar con cuidado, á<br />

fin de que se hiele prontamente : si en vez de barri­<br />

cas se usan tinajas vidriadas (costumbre malísima), se es­<br />

perará á que el aceite se hiele antes, y quedará mas lim­<br />

pio de cuerpos estraños. En el aceite helado se observan<br />

los mismos fenómenos que en el agua : en esta especie de<br />

cristalización se precipitan las partes mas groseras, y su­<br />

cede lo que en el agua del mar cuando se hiela, que no<br />

está salada, sino pura y buena para beber : el aceite mas<br />

trasparente, antes de helarse, suele dejar asientos, y se<br />

puede observar en una vasija de cristal que se van for­<br />

mando al tiempo de la cristalización. El aceite, como to­<br />

dos los demás fluidos, absorve al tiempo de helarse una<br />

cantidad de aire de la atmósfera , adquiere de consiguien­<br />

te mayor volumen, y sobrenada por hacerse mas leve:<br />

cuando se deshiela , queda mermado, lo cual nace de que<br />

no solo pierde el aire que habia absorvido al helarse, si­<br />

no que éste arrastra consigo al mismo tiempo el aire que<br />

estaba combinado con el aceite desde que se formó en<br />

el fruto. Este aire de combinación mantiene en equilibrio<br />

los principios que entran en la formación del aceite, y<br />

va dejenerando ; por lo cual se ha de evitar esta disgre­<br />

gación , procurando conservarle helado.<br />

Los que dejan el aceite sobre sus primeras borras has­<br />

ta la primavera, en que le trasiegan, le tienen muy es­<br />

puesto á perderse, por la facilidad con que suele corrom-


284<br />

perse el mucilago que tanto abunda en ellas: repito que<br />

será lo mas acertado el aclararlo antes que se guarde, sin<br />

dejar por eso de trasegarlo luego que se deshiele en la<br />

primavera: si estas manipulaciones'parecieren complica­<br />

das, déjese helar luego.que sale del molino, saqúese con<br />

cazos, y póngase en vasijas lavadas con lejías. Cuanto mas<br />

bien tapadas estén las vasijas y en cuevas mas frescas, tan­<br />

to mejor se conserva el aceite, como se puede ver en una<br />

botella bien tapada que se meta en un pozo, en la que<br />

se hallará el aceite al cabo de cuatro ó cinco años en el<br />

mismo ser que cuando se embotelló. Si las cuevas en que<br />

se conservan no lo mantienen siempre helado, es necesa­<br />

rio para conservarlo dos años buenos trasegarlo antes y<br />

después del invierno, y lavar bien las vasijas en que se<br />

ha de guardar con toda la exactitud posible, y poniendo<br />

siempre aparte el aceite que esté cerca de las heces , que<br />

solo es bueno para las luces. El que quiere proceder con<br />

mas esmero, bate con agua clara el aceite, y le deja re­<br />

posar algunas horas, hasta que el agua, que queda lechosa,<br />

se vaya al fondo.<br />

El aceite se enrancia con dificultad si está helado-<br />

pero si no lo está, y participa de las alteraciones de la at­<br />

mósfera , el calor hace evaporar en él las partes mas suti­<br />

les, haciendo que se desprenda el aire que contiene en<br />

equilibrio las partes constitutivas de este líquido. De aqui<br />

se infiere cuan importante es tenerlos aceites en cuevas<br />

bien frescas, y no en despensas ó bodegas que no conser­<br />

ven constantemente una temperatura. El desprendimiento<br />

ó volatizacion de las partes volátiles del aceite, se ve al ca­<br />

lentarle que exhala un olor insufrible y dañoso á la salud:


285<br />

la comida que se frie con él lleva consigo parte de este acei­<br />

te volátil, que-la hace muchas veces tan desagradable; pe­<br />

ro los que quieren evitar este inconveniente, frien mucho<br />

el aceite solo, hasta que las cosas que en él se frien, no<br />

participan de aquel principio que las hace desagradables^<br />

dañosas. En algunos conventos de carmelitas hemos visto<br />

usar de esta delicadeza ; pues freían los comestibles en<br />

aceite muy recocido, que conservaban semauas, y aun me­<br />

ses enteros, repitiendo en él las frituras; y á fe que los<br />

buenos relijiosos , aunque no hubiesen estudiado la física<br />

de Muschembroohh, ni la química de Lavoisier, obra­<br />

ban como escelentes químicos en el aderezo de su comida.<br />

Para evitar la fermentación de las heces del acei­<br />

te , y de consiguiente el que se enrancie, será bueno<br />

trasegar frecuentemente dicho aceite ] pero este me­<br />

dio es muy costoso; otro proponen para reemplazar el<br />

aire que va perdiendo el aceite, al paso que va for­<br />

mando heces, y para que no haga poso, después que<br />

está ya clarificado , y es, meter en el fondo de la vasija<br />

una esponja empapada en una pasta medio líquida, com­<br />

puesta de dos partes de alumbre en polvo y una de cre­<br />

ta: entonces se desprenderá del hondón mucho aire, que<br />

el aceite irá absorviendo poco á poco, y se restablecerá<br />

el equilibrio perdido entre las partes constitutivas del<br />

aceite, y de consiguiente no comunica á ésta ninguna mala<br />

calidad, como hemos dicho antes. Ha de ser la esponja<br />

mas ancha que alta , y ha de ocupar la mayor parte del<br />

fondo de la vasija: cada vez que se trasiegue el aceite, se<br />

quitan estas esponjas, se lavan, se preparan de nuevo, y<br />

se vuelven á colocar; también es conveniente batir bien


286<br />

los aceites con una disolución de alumbre en agua á cada<br />

trasiego.<br />

Hay otro método para impedir que los aceites se en­<br />

rancien, que consiste en añadir cierta cantidad de muci-<br />

lago dulce, mayor que la que regularmente contiene pa­<br />

ra reparar de antemano la pérdida que sufrirán después;<br />

y el azúcar es la única sustancia que se puede emplear<br />

con facilidad, disolviéndola por trituración en frió en una<br />

porción de aceite para mezclarlo después con el resto. Seis<br />

onzas de azúcar es una cantidad proporcionada para cien<br />

libras de aceite; pero si este estuviese ya rancio, ó no se<br />

ha hecho esta mezcla con las precauciones indicadas, será<br />

muy perjudicial, porque desenvuelve mas el gusto y el<br />

olor que los aceites han de tener después.<br />

Los licores espirituosos corrijen el rancio del aceite<br />

sin inconveniente alguno y sin dispendio, si se comparan<br />

con'las ventajas de su uso. »He hecho, dice Rocier, ca­<br />

lentar sobre cenizas cernidas cerca de una libra de aceite<br />

de semillas muy rancio y claro en una vasija de vidrio de<br />

cuello largo; el aceite estaba cubierto de dos dedos de es­<br />

píritu de vino; ajité fuertemente la vasija; luego que sa­<br />

lieron del aceite algunas ampollitas de aire, y estuvo la<br />

mezcla bien caliente, sin que llegase á hervir, separé el<br />

aceite, y eché otro sobre el espíritu de vino, que quitó á<br />

las dos cantidades de aceite el olor rancio y el mal gusto<br />

que tenian. La porción de espíritu de vino que se ha em­<br />

pleado, no se pierde ni desmejora, con tal que se le mez­<br />

cle con seis partes de agua lijera de cal; se separa el acei­<br />

te , que sobrenada en ella, y se filtra por cal de que se<br />

haya sacado la lejía: después por la destilación se sepa-


287<br />

rara el espíritu de vino, y quedará tan puro como antes.<br />

Al aceite suele quedarle un lijero olor al espíritu de vino<br />

que no le daña, aunque se le puede quitar lavándolo re­<br />

petidas veces , si es que se ha de usar desde luego.<br />

Del aceite que ha de servir para frituras, ya hemos<br />

dicho que él mismo ha de servir para mucho tiempo , por­<br />

que recalentado muchas veces, se ha volatilizado el aceite<br />

esencial que tenia, y queda en disposición de no dar mal<br />

gusto á la comida, ni mover la tos , ni causar incomodi­<br />

dad alguna, como sucede cuando para una fritura se usa<br />

del aceite nuevo. Hay también otro medio mas fácil que<br />

el del espíritu de vino para purificar el aceite que ha de<br />

servir para frituras, y es llenando de él hasta la mitad<br />

una vasija, que se ha de poner al fuego vivo y de llama<br />

hasta que cueza; entonces se quita la llama , y se deja co­<br />

cer otro poco, y se le echa de repente y con un cazo de<br />

mango largo, cierta cantidad de vinagre, y al instante se<br />

levantará á lo alto un vapor negro, haciendo el aceite Un<br />

estrépito grande: el agua fria produce el mismo efecto-<br />

pero no limpia tan bien el aceite: luego que cesa el rui­<br />

do que hace , se aparta la vasija de la lumbre, y se saca<br />

para conservarlo. Antes de servirse de él se echa en una<br />

sartén hasta llenar las tres cuartas partes de su cavidad,<br />

se pone á hervir, y se le echa una corteza de pan, á la<br />

que se le pega la parte del aceite esencial que le puede<br />

quedar, y aun se pueden añadir mas cortezas para asegu­<br />

rarse de que queda mas limpio. Al freir alguna cosa ha<br />

de estar la sartén mediada de aceite, á fin de que nade<br />

en ella la cosa frita, y entonces saldrá bien , y no se gas­<br />

tará mas aceite, si se sabe hacer bien.


283<br />

Para evitar que el aceite humee en las luces, se han<br />

de mojar las torcidas en agua de pozo ó fuente , en que<br />

se haya disuelto toda la sal que sea posible, sin que el<br />

agua parezca alterada : déjanse después secar, y se usan<br />

en las luces; el aceite se lavará antes de.usarlo, echándo­<br />

le en una botella con igual cantidad de agua, ajilándolo<br />

y dejándolo reposar; asi dicen que no da humo ni mal<br />

olor, y que se gasta mucho menos.<br />

De los principios constitutivos del aceite.<br />

El aceite, es una sustancia crasa, untuosa, inflama­<br />

ble, estraida de diferentes vejetales, y se compone de flo-<br />

jístico ó principio de fuego, de ácido, de agua y de tier­<br />

ra, puesto que de él se sacan estos principios secunda­<br />

rios por medio de análisis; pero como estos principios se<br />

estraen igualmente de todos los vejetales, es preciso con­<br />

venir de buena fe en que conocemos poco la manera de<br />

ser y las combinaciones de los principios, puesto que es­<br />

ta definición, sin dejar de ser exacta, puede aplicarse á<br />

una infinidad de otras sustancias ; pero si aun siendo de­<br />

masiado jeneral, uno de estos principios domina á los de­<br />

más, ya con este solo le señala un carácter que lo distin­<br />

gue. Por ejemplo, en el aceite en jeneral'domina elfilo-<br />

jístico ó principio inflamable, y acaso solo el aire infla­<br />

mable; por otra parte es muy probable que los ácidos<br />

contienen mas principios de fuego que las sales álcalis y<br />

neutras. No es, pues, de admirar que el aceite se inflamé<br />

cuando se acerca á un cuerpo encendido; porque todos<br />

los fluidos tienen tendencia á ponerse en equilibrio ; y


289<br />

siendo los principios Ígneos los mas abundantes , deben<br />

escaparse luego que se les presente la ocasión. Entonces<br />

se rompe toda agregación, las sustancias mas volátiles se<br />

consumen, y solo quedan las mas groseras, que no han po­<br />

dido volatilizarse.<br />

Para hacer buen aceite y conservarlo largo tiempo es<br />

menester, para que no se deteriore, conocer sus principios<br />

constitutivos.<br />

Hay, como se ha dicho, dos especies de aceite: el cra­<br />

so, que se estrae por presión, y el esencial ó etéoro, que<br />

comunmente se tiene por destilación y rara vez por pre­<br />

sión.<br />

He aqui los caracteres de uno y otro. Solo el reino<br />

vejetal suministra los aceites crasos, y se puede decir que<br />

todas las granas ó semillas lo contienen en mas ó en me­<br />

nos cantidad. Esta aserción es verdadera, á pesar de su je-<br />

neralidad, y de que tenga algunas escepcionesj pero todos<br />

convienen en que el trabajo y los gastos necesarios para<br />

eslraer el aceite de todas las especies de semillas, escede-<br />

rian en mucho á su producto. Si se quieren conocer fácil­<br />

mente las semillas susceptibles de dar alguna utilidad,<br />

e'chese en un mortero cierta cantidad de ellas, y moján-<br />

dalas con un poco de agua, entonces ésta se pone lechosa<br />

y formará lo que se llama emulsión. Asi sucede con to­<br />

dos los huesos de frutas, con las pepitas, las semillas de<br />

calabazas, de melones y pepinos, y con todas las semillas<br />

en vainas de plantas de flor cruciforme , como la de col,<br />

del nabo, y de la mostaza, etc. En una palabra, todas las<br />

granas ó semillas, cuyo interior está ocupado por una al­<br />

mendra, dan aceite craso por presión. La aceituna es aca-<br />

41


290<br />

so el solo fruto, cuya pulpa contiene solo aceite craso.<br />

Su hueso y almendra lo contienen igualmente, pero en<br />

estado de combinación diferente de la primera, como se<br />

verá adelante. Es, pues, la emulsión la piedra de toque<br />

para conocer las semillas aceitosas.<br />

El aceite craso existe totalmente formado en la gra­<br />

na ó pulpa de la aceituna: este mixto le es tan esencial,<br />

que sin él no podria existir. El arte no crea aqui nada, ni<br />

las maniobras del operario forman ningunas combinaciones<br />

nuevas : asi el aceite craso estraido, es el mismo que an­<br />

tes existia igualmente libre en el vejetal. Lo contrario se<br />

observa con respecto á los aceites etéreos 6 esenciales que<br />

se hallan indistintamente colocados en las cubiertas de<br />

estas semillas, cálices , hojas , madera y raices, ó en algu­<br />

nas de estas partes, 1 estos están combinados muy frecuen­<br />

temente en un estado resinoso - y por esta razón, para es­<br />

traerlos se ha-recurrido muchas veces mas á la destilación<br />

que á la presión. La existencia de estos aceites en una<br />

misma grana , aunque colocados diferentemente , produce<br />

efectos iguales al esprimirlos; pero de estose hablará mas<br />

adelante.<br />

El aceite craso recien sacado ó hecho está dulce, sin<br />

olor, y no volatiza al grado de agua hirviendo; pero el esen­<br />

cial está siempre acre y combinado con el espíritu-rec­<br />

tor, y por consiguiente es odorífico, y se volatiza con me­<br />

nos calor que el necesario para hacer hervir el agua.<br />

El espíritu-rector, ó sea el principio odorífero de to­<br />

dos los cuerpos es sumamente sutil y volátil .• él es el que<br />

con una sola flor de jirasol ó de rosa embalsama el aire<br />

de dia, y con el jeranio triste de noche. La presencia de


291<br />

este espíritu-rector es la que da á los aeeiles de las gra­<br />

nas de vainas ó silicuas, y sobre todo á sus jabones, el olor<br />

de col, de nabo, etc., y en una palabra, el olor de la gra­<br />

na ó semilla de que se ha eslraido el aceite.<br />

Es, pues, necesario comprender estas distinciones;<br />

pero hay otra muy importante, de que en mi concepto<br />

depende la conservación de la calidad dulce y suave de<br />

los aceites crasos, es decir , la que impide la separación<br />

demasiado pronta del mucilago, la reacción del aceite<br />

esencial sobre el craso, y en fin, de la que depende la<br />

armonía y conservación de los principios constitutivos: tal<br />

es el aire, este aire Jijo ó fijado en los cuerpos que sirve<br />

de vínculo á todos sus principios, y es su conservador por<br />

escelencia. Cuanto mas coagulado se conserva el aceite,<br />

tanto menos espuesto está á descomponerse en iguales<br />

circunstancias: el aceite ben ó been, fijado en los cuerpos, y<br />

el de la aceituna, son la prueba de ello. Este hecho está en<br />

el orden natural; pues que según los esperimentos de Ha­<br />

lles una pulgada cúbica, como ya se ha dicho, de aceite<br />

de olivas da 88 pulgadas cúbicas de aire-fijo. Por mas que<br />

se ajite el aceite de aceitunas nuevo y bueno, no se ve<br />

jamás levantarse á su superficie ninguna gorgorita de aire;<br />

pero sí se ajita del mismo modo el aceite de adormideras,<br />

se verá cubierta de superficie de globulillos de aire. Esta<br />

última pierde, pues, con facilidad su aire de combinación;<br />

y por esto solamente se coagula con el mayor grado de<br />

frió, cuando el aceite de olivas, estando bien tapado y en<br />

buenas cuevas, se conserva coagulado por muchos años.<br />

Supongamos que se descoagule con el grado décimo de<br />

calor, y que se coagule de nuevo cuando el calor baje


292<br />

al grado cuarto, á la primavera inmediata se volverá á<br />

descoagular; pero á la entrada del invierno siguiente será<br />

necesario casi el grado de hielo para coagularlo de nuevo.<br />

Supongo que habrá estado al abrigo de los grandes calores<br />

del verano, porque de otro modo se coagularía de nuevo con<br />

el segundo ó cuarto grado bajo de hielo. ¿De donde pro­<br />

viene esta grande diferencia? De la pérdida del aire de<br />

combinación, de la cual resulta necesariamente la preci­<br />

pitación del mucilago contenido en el aceite. Este muci-<br />

lago atenuado é interpuesto entre sus moléculas, las con­<br />

servaba menos desnudas; el aceite estaba mas dulce,y hu­<br />

meaba mas al quemarlo. Al contrario, cuanto mas viejo es<br />

el aceite, se hace mas fuerte, desponjándose de su muci­<br />

lago, se clarifica mas y Humea menos. No sucede asi con<br />

el aceite de fabuco ó de haya, que adquiere calidad y<br />

dulzura, y pierde su gusto desagradable envejeciéndose. La<br />

razón de esto es , porque perdiendo una parte de su- aire<br />

de combinación ó fijo, deja precipitar parte de su muci­<br />

lago, en que residen sus calidades desagradables y amargas.<br />

Llamo mucilago á todo despojo de la parenquima de<br />

los frutos, cuya base se diferencia poco de las gomas; en<br />

una palabra, á una sustancia hilosa, tenaz, escurridiza,<br />

miscible con el agua en todas sus partes, é indisoluble en<br />

el aceite, sino interpuesto entre sus moléculas, y soste­<br />

nido en el estado de atenuación por el aire-fijo; y asi se<br />

precipita luego que este aire se separa de los cuerpos.<br />

El aceite esencial es muy miscible con el craso, y<br />

lleva consigo el espíritu-rector ó principio odorífero. No<br />

hay en el comercio aceite que no tenga una cantidad mas<br />

ó menos grande de este aceite esencial, que reside en la


295<br />

cascara y en la película de la almendra común, y en la<br />

aceituna en su película, en su hueso y en su almendri­<br />

lla. Hasta la madera del olivo está penetrada de este acei­<br />

te esencial, y en una abundancia infinitamente mayor eme<br />

en el fruto.<br />

He dicho mas arriba que el aceite craso existia ente­<br />

ramente formado en el fruto; pero que necesita para ha­<br />

cerse sentir y poder estraerlo, que el fruto hubiese ad­<br />

quirido cierta madurez, capaz de hacer evaporar una par­<br />

te del agua de vejetacion y de separar las porciones acei­<br />

tosas: como sucede en el vino, en el cual no subsisten<br />

principios vinosos antes de madurar la uva.<br />

Plinio, Gaton, Colnmela y demás escritores antiguos<br />

hablan de un aceite de verano que se sacaba de las acei­<br />

tunas verdes: queriendo verificar el hecho, ó al menos es-<br />

plicarlo, tomé á fines de Julio y hasta fines de Agosto una<br />

cantidad de aceitunas, y las esprimí después de haberlas<br />

quitado el hueso; pero ni el fluido pastoso que conseguí<br />

por medio de la presión, mezclado de nuevo con agua, me<br />

presentó el mas lijero vestijio de aceite; ni las aceitunas<br />

cocidas hasta el punto de reducirlas á pasta, me ofrecie­<br />

ron ningún aceite. Las aceitunas crudas ó cocidas toma­<br />

das separadamente y trituradas con azúcar para hacer un<br />

oleosacharum, no han presentado vestijio alguno de acei­<br />

te, ni he podido conseguir una emulsión de todas ellas.<br />

Si no me he engañado en todos mis esperimentos, debo<br />

concluir, que los principios constitutivos del aceite están<br />

en el fruto, pero sin estar desenvueltos; de forma que<br />

no son sensibles á la vista, al gusto y al olfato; y por úl­<br />

timo, que la madurez es quien los desarrolla. El aceite de


294<br />

verano de los antiguos no podia, pues, estraerse de las<br />

aceitunas hasta que principiaban á madurar. Por lo de-<br />

mas, si el aceite existe formado en las aceitunas aun an­<br />

tes de su madurez, lo que importa muj poco al labrador,<br />

se confunde de tal modo con el mucilago, que no es po­<br />

sible separarlos por la presión, como cualquiera puede<br />

hacer la prueba. Lo mismo sucede con las granas aceitosas.<br />

Mientras las semillas están en un estado lechoso, co­<br />

mo las almendras, las avellanas, el fabuco, las nueces, fre­<br />

sas, las granas de colza, de manzanas, de peras, y las se­<br />

millas de calabaza, de pepino, de melones, y los huesos<br />

de albaricoque , de ciruela, guinda, etc., no esotra cosa,<br />

su sustancia, hablando con propiedad, que un mucilago;<br />

y por mas que se atormenten en la prensa mas fuerte, no<br />

darán un átomo de aceite.<br />

Si las almendras han estado, después de maduras, en<br />

lugar húmedo, se enmohecerán, y el aceite saldrá fuerte:<br />

si se guardan para mucho tiempo, el aceite estará algo<br />

rancio al salir del molino : si la cascara de las semillas se<br />

ha roto, y la almendra ha quedado desnuda en todo ó en<br />

parte , se enranciará, y el aceite saldrá muy viciado; y si<br />

han estado las semillas amontonadas, y han esperimenta-<br />

do un cierto grado de calor, fermentarán, y cuanto mas<br />

se aumentare el calor, mas rancio saldrá el aceite; pero<br />

esto lo examinaremos después.<br />

Hay dos especies de aceite, vírjen y cocido: el pri­<br />

mero, el mejor y mas dulce, es el que se estrae por la<br />

simple presión; y el segundo el que se saca del borujo<br />

del que se ha estraido el primero, por medio de planchas<br />

calientes ó agua hirviendo.


295<br />

Como el aceite de aceitunas es el mas perfecto que<br />

se conoce, voy á tomarlo por punto de comparación pa­<br />

ra demostrar en qué difieren ó se parecen unos á otros.<br />

De la analojía de los aceites de granas con el de<br />

aceituna, y sus diferencias.<br />

i.° De la semejanza. Las granas de que saca el acei­<br />

te de comercio, son en jeneral de col, llamada colza ó<br />

colzat, de nabina, de mostaza, de lino, de cáñamo y de<br />

almendra. Este último aceite es en su clase tan perfecto<br />

como el de aceituna, respecto á los que salen de los fru­<br />

tos de nueces, de avellanas y de almendras.<br />

Todos estos aceites son fluidos y trasparentes, á no ser<br />

que estén coagulados por el frió: tienen un color amarillo-<br />

dorado, mas ó menos obscuro, según el año, clima y ter­<br />

reno que ha producido el fruto; y el sabor es dulce, mu-<br />

cilajinoso y craso; inmiscibles con el agua y el espíritu<br />

de vino, é inflamables: son miscibles con otros aceites,<br />

bálsamos, grasas, mantecas, ceras, alcanfores, resinas, azu­<br />

fres, azúcar, sal, álcali, y algunas sustancias metálicas.<br />

Son también mas lijeros que el agua, nadan sobre ella, y<br />

no se elevan en vapores sino á un grado superior al del<br />

agua hirviendo.<br />

* Cuando esperimentan por algún tiempo un grado de<br />

calor igual al del sol de verano, es decir, de 22 á 25 gra­<br />

dos, se ponen rancios, acres y fuertes, y el tiempo les<br />

comunica también la rancidez, y el gusto y el olor son<br />

fuertes.<br />

Cuando se destilan se trasforman en aceites empireu-


296<br />

mélicos (es decir, que tienen un olor y un sabor á cosa<br />

quemada ó calcinada). Las desalaciones reiteradas pueden<br />

convertirlos en aceites esenciales, etéreos y volátiles,<br />

como el éter de los químicos que, al parecer, es el prin­<br />

cipio aceitoso por escelencia, ó el aceite principio-pri­<br />

mitivo de que se forman todos los demás; pero en cuja<br />

mezcla entran algunas sustancias mas groseras , que no<br />

siendo esenciales á la existencia del aceite, solo sirven á<br />

sus caracteres secundarios de su composición.<br />

2.° De las diferencias. Sirviendo de punto de com­<br />

paración el aceite de aceitunas, encontramos en los de las<br />

granas de la familia de las plantas de flores en cruz y<br />

frutas silicuosas con gusto acre y cáustico, escepto en<br />

el de adormideras, que es el único jénero que no lo tie­<br />

ne. Este gusto se advierte un poco al olfato; pero sobre<br />

todo en lo que se llama un dejo, si se emplean en las co­<br />

midas ó conservándolos en la boca.<br />

Los aceites de gitanas que se venden, aunque estén re­<br />

cientes, están ya un poco rancios, escepto el de adormi­<br />

deras y el de aceitunas, que solo tiene este defecto cuan­<br />

do está mal hecho.<br />

Estos aceites deponen con mas prontitud y abundan­<br />

cia en el fondo de las vasijas en que están, una hez mu-<br />

cilajinosa, que no es miscible en el aceite. Se ponen ran­<br />

cios mas pronto envejeciéndose, y exijen para coagularse<br />

un grado de frió muy superior al del agua helada. Son<br />

menos viscosos, y espuman mucho mas poniéndolos al<br />

mismo grado de calor. -<br />

Corroen el hierro y el cobre con mas prontitud, y for­<br />

man mas fácilmente jabones con los álcalis: asi por esta


297<br />

razón, y siendo su precio el mismo, se prefieren al bueno<br />

de aceitunas para preparar las lanas y sus tejidos.<br />

De la rancidez de los aceites y medios de correjirla.<br />

La rancidez es un jénero de alteración espontánea ó<br />

de fermentación indefinida, como la rebotación en los vi­<br />

nos, la putrefacción en los frutos, la corrupción en las<br />

carnes, el vapor de las letrinas, el gas y las mofetas de<br />

diferentes jéneros, el principio acre de la manteca des­<br />

leída , y otros muchos que aun no se han podido analizar<br />

ni definir bien.<br />

Sin embargo, es cierto que la rancidez es un jénero<br />

de corrosión y acritud propio de las grasas, manteca, to­<br />

cino y aceites, que sobreviene á estas por la vejez ó por<br />

la acción del calor. No debe creerse que esta alteración<br />

transforme el aceite craso hasta tal punto, que no se ad­<br />

vierta en él ningún gusto al mucilago • porque los aceites<br />

crasos, aunque están muy rancios, tienen siempre un gus­<br />

to insulso y fastidioso muy dominante, un olor fuerte, des­<br />

agradable, y aun indefinible; irritan al paladar, como los<br />

aceites esenciales, aunque débilmente; y su gusto muci-<br />

lajinoso, y su olor fastidioso, sobresalen siempre.<br />

Se observa que los aceites vírfenes y frescos de granas<br />

san mas crasos que los que han estado guardados; que<br />

batidos en el agua dan mas cantidad de mucilago • que se<br />

disuelve en parte en el agua cuando se ajita en ella-pe­<br />

ro que dan menos cuando los ajitan y revuelven con asien­<br />

tos ó posos.<br />

Siendo el mucilago el único cuerpo conservador si se<br />

42


298<br />

estrae del aceite, cu cu jo fondo se ha juntado en masa,<br />

se le quita á este una causa de alteración. Sobre este prin­<br />

cipio se ha establecido la necesidad de dejar asentar los<br />

aceites nuevos y trasegarlos. Sin embargo, la pérdida de<br />

este primer principio mucilajinoso no es quien altera sen­<br />

siblemente el aceite, puesto que es solamente el supera­<br />

bundante j pero lo pone turbio y muy craso , de modo que<br />

pueden enjendrarse gusanos.<br />

Estos aceites contienen una cantidad muy grande de<br />

aire libre, sobre todo el de granas ó semillas, y de agua<br />

que son sus principios, es decir, un aire combinado con<br />

los demás principios constitutivos del aceite. Todos ellos<br />

tienen una adhesión floja entre sí, por ser estos aceites<br />

agregados de cuerpos, compuestos de ellos mismos , j muy<br />

espuestos á la acción de los diferentes ajentes que traba­<br />

jan en desunirlos. En un cuerpo compuesto de partes com­<br />

puestas, cuando llega á faltar alguno de los mistos cons­<br />

titutivos, ó estar en menos cantidad, los mistos restantes<br />

cambian de manera de ser de un modo mas ó menos no­<br />

table.<br />

Cuando el calor, bien sea natural ó artificial, obra so­<br />

bre los aceites, se ocupa en hacer evaporar las partes mas<br />

sutiles, j el aire que estos contienen es sin contradicción<br />

alguna quien sufre insensiblemente el primer desprendi­<br />

miento con lentitud , cuando el aceite está espuesto sola­<br />

mente al calor de la atmósfera, j muj prontamente cuan­<br />

do cuece : entonces se ven elevarse estos aceites en espu­<br />

ma , j son tan espansibles, que calentados simplemente<br />

en el espíritu de vino, nadan sobre él, lo que no sucede<br />

con los aceites cocidos.


299<br />

Por estas observaciones se ve cuan esencial es tener<br />

los aceites en buenas cuevas, y no en bodegas ó despen­<br />

sas, según la costumbre jeneral, á fin de prevenir en cuan­<br />

to sea posible el desarrollo, bien sea del aire libre, bien<br />

del aire-principio; porque cuando á estos aceites faltan<br />

todos los demás mistos, como el aceite etéreo y el muci­<br />

lago, los principios mismos de estos mistos, que son por<br />

sí cuerpos compuestos, padecen desuniones en razón de<br />

la pérdida del principio que se disminuye. El mucilago se<br />

precipita, y el aceite etéreo, quedando libre y aislándo­<br />

se, se manifiesta por sus calidades en el resto del aceite,<br />

que aun no ha sufrido alteración, y se evapora entonces<br />

con mas facilidad que cuando componia el aceite graso.<br />

Las sustancias que hasta aqui he llamado mucilago, y<br />

cuya precipitación he dicho que daba libertad á una parte<br />

del principio aceitoso etéreo, y enranciaba el aceite craso<br />

con que estaba mezclado, es el cuerpo mucoso dulce ó<br />

azucarado de los veje tales, que se h-alla con abundancia en<br />

los frutos y en las granas. El mucilago es la única cosa ela­<br />

borada por la naturaleza para poder formar^ cuando fer­<br />

menta, el espíritu que caracteriza á los vinos. Las pruebas<br />

de esta aserción se hallarán en la fermentación. Los cuer­<br />

pos mucilajinosos no azucarados no producen ningún vino.<br />

El mucilago azucarado es el único capaz de unirse con<br />

los aceites, y de unir también el aceite con el agua. Cuan­<br />

to mas precipitado está el mucilago, tanto mas rancio es­<br />

tá el aceite craso, y tanto mas se acerca á la naturaleza<br />

del etéreo. Los aceites naturales deponen su resina cuan­<br />

do están en este estado. Los huesos de las aceitunas y las<br />

granas contienen mas resina que la carne de las aceitunas;


500<br />

y esta resina existia en el vejeta! antes de la estraccion<br />

del aceite. Estas sustancias tienen entre sí una unión débil.<br />

De la desunión de los principios nace la reacción del<br />

aceite esencial sobre el aceite craso, la separación del<br />

mucilago, su fermentación y su putrefacción ; por último,<br />

la rancidez resulta de estas diferentes reacciones combi­<br />

nadas. En una palabra, todo ello es el resultado de la pér­<br />

dida y de la evaporación del aire-Jijo por una consecuen­<br />

cia de la fermentación.<br />

Del aceite del lentisco.<br />

El lentisco, lentiscus (pistacea lentiscos de Linneo)^<br />

es un arbusto y aun árbol, según la naturaleza en que na­<br />

cerse cria y se cultiva. Hay muchas variedades de lentis­<br />

cos, que se distinguen unos de otros en los países en que<br />

vejetan por algunos caracteres de variedad. Estos árboles<br />

ó arbustos en algunos parajes son de gran producto á cau­<br />

sa de" la resina ó goma que se saca de ellos, conocida con<br />

los nombres de almas ti óa, almáciga, y en las oficinas ó<br />

boticas almastiches, ó resina de lentisco.<br />

Esta planta en botánica pertenece á la clase 22 , ó<br />

dioecia pentandria de Linneo, por tener las flores mas­<br />

culinas y femeninas en distintos pies: florece en Mar­<br />

zo, y sus flores son de trama, y las masculinas están com­<br />

puestas de cinco estambres reunidos en un cáliz, dividido<br />

en cinco partes iguales, que le sirven de pétalos, encar­<br />

nadinas y arracinadas, y nacen del sobaco de las hojas:<br />

las femeninas nacen en otros pies distintos, y se dife­<br />

rencian de las masculinas en que no tienen estambres ni


302<br />

algún natural es sorprendido cojiendo ó conduciendo al­<br />

máciga de su recolección á algún mercado, seria conde­<br />

nado á galeras y confiscado todos sus bienes.<br />

Los turcos plantan en Enero los lentiscos, distribu­<br />

yéndolos por intervalos en boscjuecillos en el campo ó en<br />

sotillos: ponen mucho cuidado en limpiar bien y barrer<br />

las yerbas y hojas por debajo de ellos, con el fin de eme<br />

la goma ó almáciga, que fluye y cae de los árboles al<br />

suelo, se coja mas limpia; y al efecto les hacen incisio­<br />

nes en los troncos y ramas á fines de Julio y principios<br />

de Agosto; y por lo regular la resina fluye hasta el suelo,<br />

conjelándose mucha en lágrimas en las ramas, y es la mas<br />

estimada: se principia á hacer la recolección á mediados<br />

de Agosto, y dura ocho dias: hácenselcs seguidamente<br />

segundas incisiones en los mismos árboles, y se vuelve<br />

á hacer la segunda recolección á mediados de Setiembre;<br />

y aúneme después no se vuelvan á hacer mas incisiones,<br />

continúa á veces la goma fluyéndose hasta mediaelos de<br />

Noviembre, que se recoje; y pasado este tiempo queda<br />

prohibida la recolección: y para que esta sea buena, es<br />

preciso epue el tiempo esté sereno y seco. Parece bien du­<br />

doso que los lentiscos que se crian en Italia, Provenza y<br />

España produzcan almáciga,, y, si la dan es en muy corta<br />

cantidad.<br />

El mastiebes ó almáciga es una'resina ó goma seca<br />

algo aromática y astrinjente: el mejor es de lágrimas ó de<br />

granitos claros y trasparentes y de un amarillo pálido; se<br />

quiebra en terso con el diente, y se ablanda al calor, co­<br />

mo la cera , y arde sobre el carbón. Los naturales de la<br />

isla de Ghio le mastican para fortificar la dentadura y en-


503<br />

cías, y para disminuir el aliento y el hipo; y también<br />

acostumbran á mezclarle y cocer con el pan para darle<br />

mejor gusto al paladar.<br />

Los mejores lentiscos de la isla de Chío se crian en<br />

su costa del Sur, y la almáciga de esta parte es la que<br />

las damas del serrallo estiman mas, y del que las concu­<br />

binas del pais mastican en ayunas diariamente para obte­<br />

ner una respiración balsámica y olorosa, y para prevenir<br />

y curar las enfermedades de la dentadura.<br />

Todas las parles del lentisco, sus hojas, sus yemas y<br />

frutos, la corteza de las ramas y ramos son astrinjentes.<br />

Su frutilla madura es el manjar mas apetitoso para las<br />

perdices; y en aquella época es cuando están mas gor­<br />

das , mantecosas, sabrosas y tiernas.<br />

En muchas partas de Italia se saca de su fruto aceite,<br />

estando madura, por el mismo método que se saca el de<br />

laurel en Langüedoc. En el Levante el aceite que se sa­<br />

ca de él es preferido de los turcos al del olivo para las<br />

luces y medicamentos; y posee también la virtud de ser<br />

aslrinjente , y tiene la propiedad de comprimir, como la<br />

caida del ano y la matriz.<br />

En España, en las Andalucías, también se han hecho<br />

algunos ensayos para sacar aceites de este árbol, como se<br />

prueba por la carta siguiente publicada en el tomo 5.°<br />

del Semanario de Agricultura y Artes, folio g5.<br />

»Mucho me espanto, dice el autor, que habiéndonos<br />

«ustedes demostrado los frutos pleajinosos de que se prie­<br />

nde estraer esta preciosa materia, hayan olvidado el que<br />

»en mi concepto produce tanto aceite ó mas que la acei­<br />

tuna, que es el grano del lentisco, que según las espe-


304<br />

«riendas hechas en el año próximo pasado, con el moti-<br />

»vo de la carestía del aceite, en la Puebla de Santa Ma-<br />

»ría de Guadalupe, jurisdicción de las cuatro villas de la<br />

»Serranía de Villaluenga , reino de Granada, por el be-<br />

»neficiado de la misma, y Nicolás Romero, de la propia ve-<br />

»cindad, produce cada fanega de esta semilla cerca de<br />

«tres cuartas de arroba de aceite, del que me persuado<br />

»se remitiría á esa corte una botella que llevó el señor<br />

«marques de la Candía , correjidor de Ronda; y ademas,<br />

»me hallo informado que en las ciudades de Ecija y Cór-<br />

»doba se estuvo vendiendo á precio de sesenta reales la<br />

»arroba ¡, cuando valia a,ciento el dé olivas. El método de<br />

»sacarlo es lo mismo que el de la aceituna : el arbusto<br />

«que produce este grano, es tan común en la Andalucía,<br />

»que por lo regular todo monte bajo se reduce á lentis-<br />

»cos, y por esta razón no tiene mas costo su primera ma­<br />

teria qué el cojér su simiente, que es demasiadamente<br />

«abundante; y aunque su mordacidad no permita cómer-<br />

»lo, suple para las luces, jabón y fábricas de paños, que<br />

»consumén muchísimas arrobas del de olivas; en cuyo<br />

»concepto, teniendo ustedes por bien podrán publicarlo,<br />

»y mandar á su- servidor === Fernando María Lobillo de<br />

»Andrade. = Ubricué 5 de Diciembre de r.798."<br />

De la conservación del aceite de aceituna.<br />

Hasta ahora ños hetnos ocupado éñ él manual de la<br />

fabricación del atíeite: Yk ló tonémos fuera de las manos<br />

del obrero y en las del propietario. En éste estado es un<br />

licor turbio, de un color poco agradable é indeterminado,


505<br />

y mezclado con el mucilago superabundante de los des­<br />

pojos del fruto.<br />

Los aceites en esta época son mas ó menos dulces y<br />

suaves, según el cuidado que se ha tenido con ellos en la<br />

cosecha y fabricación. Deben despojarse de las partes ete-<br />

reojéneas y del mucilago superabundante en su composi­<br />

ción, y en la agregación de sus principios • porque sino se<br />

despojaran, estarian prontamente espuestos á la putre­<br />

facción, y no tardarían en multiplicarse en ellos gusa­<br />

nos, sobre todo en el de las aceitunas.<br />

Desde el molino llevan algunos propietarios el aceite<br />

regularmente en pellejos ó en otras vasijas semejantes,<br />

que son los mismos qué sirven durante toda la molienda.<br />

Supongo que sé han preparado todos los utensilios del ta­<br />

ller con la exactitud mas prolija ; que se han cojido las<br />

aceitunas en el punto fijo de su madurez• que no se han<br />

dejado fermentar, y que se han separado de las magulla­<br />

das las sanas, etc. El aceite hecho con estas precauciones<br />

debería ser bueno; pero aunque tan bien estraido, ha pa­<br />

sado por los pellejos comunes, que acaso acaban de ser­<br />

vir para aceite de aceitunas caidas del árbol, ó escesiva-<br />

mente fermentadas; y no se necesita mas para que un<br />

aceite tan dulce , no tarde en manifestar un guslo~fuerte<br />

y acre. Si se duda que una cosa tan corta sea capaz de<br />

deteriorarlo, tómese para convencerse de ello una gota<br />

muy pequeña de aceite esencial (de esencia de espliego,<br />

de limón, etc.), échese en una botella de aceite fresco y<br />

ajítese ; gústese y húelase después: déjese reposar por al­<br />

gunos dias , y se verá entonces, sobre todo si hace calor,<br />

con qué enerjía ha obrado esta partícula sobre el todo.


506<br />

Solo conozco un remedio capaz de prevenir este abuso, y<br />

es tener pellejos ó vasijas propias, hacerlos lavar con las<br />

precauciones indicadas, y que el maestro del molino las<br />

llene al paso que vaya estrayendo el aceite, sin servirse<br />

de su medida de cobre , sino de la vasija que se le sumi­<br />

nistre , porque su medida está tan infestada como lo de-<br />

mas. Nunca se debe perder de vista que los aceites son<br />

acaso, entre todos los fluidos, los mas susceptibles de<br />

apropiarse los gustos y olores malos.<br />

Llevado ya en casa del propietario, debe tenerse por<br />

quince dias á lo menos en un lugar cuyo temperamento<br />

esté de los l5 á 18 grados del termómetro de Reaumur,<br />

á fin de que las partes etereojéneas tengan tiempo de<br />

precipitarse al fondo. Si se quiere acelerar esta precipi­<br />

tación , será necesario echarle agua, en la que se habrá<br />

hecho disolver alumbre, yajitarla bien con aceite. Como<br />

esta sal no es misible ó soluble con él, lo abandona, se<br />

une al mucilago, lo hace específicamente mas pesado que<br />

el aceite, y por consiguiente lo precipita con mas pronti­<br />

tud que lo hubiera sido por el reposo.<br />

He exijido que la temperatura del lugar sea de i5<br />

á 18 grados, á fin de que el aceite no se coagule pronta­<br />

mente, y tenga tiempo de hacer poso antes de cuajarse<br />

ó de helarse; porque si el frió se apodera de él con de­<br />

masiada prontitud, la precipitación es incompleta y la ope­<br />

ración imperfecta. Para hacer esta operación con facili­<br />

dad, conviene tener vasijas de madera y no de cobre ni<br />

de plomo, como lasque están destinadas á trasportar la<br />

uva á la prensa , bien aseadas, bien lavadas, y aun baña­<br />

das con vinagre; ó de barricas que tengan espilas á di-


507<br />

ferentes alturas. Al paso que el mucilago se precipita, la<br />

parte superior del aceite se pone clara, limpia y despeja­<br />

da, la capa inferior un poco mas espesa , y asi sucesiva­<br />

mente de capa en capa hasta el poso. Entonces se quita<br />

lijeramente esta capa superior, que es siempre el mejor<br />

aceite, el mas fino y el mas delicado, y se guarda como<br />

aceite de primera calidad. Si está envasijado en barricas,<br />

se abre la espita superior, y se recoje en una vasija el<br />

aceite que sale. Algunos dias después se quita la nueva<br />

capa despojada que forma el aceite de segunda calidad, y<br />

asi de las demás hasta los asientos: estos asientos no son<br />

de despreciar, y se echan á parte en vasijas de barro vi­<br />

driado ó en tinajas, se llevan á un lugar caliente, por<br />

ejemplo, al rincón de la cocina, ó mejor aun sobre un<br />

horno en el paraje que los panaderos llaman glorieta.<br />

Alii por una larga dijestion se desprenden las heces de<br />

las partes aceitosas y groseras que contenían; se cuelan<br />

éstas por un lienzo doble y mojado, y este aceite sirve<br />

para quemar en las luces. El residuo enteramente gro­<br />

sero se separa y se amasa con salvado hasta que se seque,<br />

y se da á las gallinas , cerdos, etc.<br />

He insistido sobre la presencia y necesidad de con­<br />

servar este aceite fijo, preparado por las manos de la na­<br />

turaleza en el fruto desde el momento que se forma has­<br />

ta en el que se pone bajo la prensa; porque creo que su<br />

conservación está manteniendo el equilibrio de todos los<br />

principios que entran en la formación del aceite. Ahora<br />

como este aire es el mas sutil, el mas móvil,.el mas ac­<br />

tivo y el verdadero vínculo de los cuerpos, no puede disi­<br />

parse sin disgregar los demás principios, de los cuales los


508<br />

mas fuertes tienen mas acción y enerjía sobre los mas<br />

débiles. Tal es el punto principal de quien depende la<br />

conservación de un aceite cualesquiera. Si se comparan<br />

y adoptan los principios que acabo de establecer con los<br />

métodos ordinarios de conservar los aceites, se verá cuan­<br />

to se apartan de su fin. Volvamos á tomar el hilo de las<br />

manipulaciones.<br />

Sacado el aceite del molino , muchos particulares se<br />

contantan con vaciarlos pellejos en grandes vasijas, lla­<br />

madas comunmente tinajas hechas de barro cocjdo.<br />

Jener-almente no se espera á que el aceite se despoje<br />

de sus primeras grasas para echarlo en estas primeras va­<br />

sijas : pasa el invierno sobre su poso, y cuando el calor<br />

de la primavera lo ha desleido enteramente, apenas hay<br />

quien se digne quitarle sus heces. Estas heces son en­<br />

tonces de un carácter enteramente opuesto al del aceite,<br />

puesto que no puede disolverse en él, y se han hecho<br />

misibles con el agua en todos sus puntos; en una palabra,<br />

es un verdadero mucilago desnudo. Ahora se sabe la faci­<br />

lidad con que el mucilago se corrompe y pudre; y por<br />

tanto se puede juzgar cuanto debe alterar y deteriorar el<br />

aceite un vecino tan incómodo sobre el cual está. Lo re­<br />

pito, no veo otro medio mejor que el de aclarar el aceite<br />

antes de llenar las vasijas ó tinajas, y trasegarle luego<br />

que se ha ó no deshelado en la primavera siguiente; por­<br />

que desde el punto que los calores empiezan á sentirse,<br />

el mucilago obrará con fuerza y comunicará su mal olor,<br />

al aceite. Si se teme multiplicar las manipulaciones , se<br />

puede coagular el aceite cuando viene del molino ó se<br />

queda en él, y luego que esté helado ó muy claro, sacar-.


509<br />

lo y echarlo en otras vasijas lavadas vigorosamente con<br />

las lejías indicadas.<br />

Un segundo defecto tan esencial como el primero de­<br />

pende de la cubierta ó tapa sobre las vasijas. Si el aceite<br />

en un tubo cerrado con un tapón de corcho deja evaporar<br />

su aire de combinación, se precipita mas mucilago y se<br />

adquiere un gusto fuerte mas pronto que el del tubo ta­<br />

pado con cera blanca .• se debe necesariamente concluir,<br />

que se deteriorará mucho mas pronto, y con mucha mas<br />

fuerza en las vasijas ó tinajas, cuya cubierta sirve, cuando<br />

mas, para resguardar el fluido del polvo grueso, dejando<br />

una comunicación directa entre el aceite y el aire atmos­<br />

férico : por último, este aceite esperimenta todas las va­<br />

riaciones de la atmósfera; y se sabe que el calor dilata to­<br />

dos los fluidos, que el frió los comprime, y en una pa­<br />

labra, que están en una ajitacion perpetua; y que de es­<br />

ta ajitacion depende la pronta alteración de Jos fluidos<br />

tan compuestos como el aceite. La esperiencia prueba,<br />

que cuanto mas bien tapadas están las vasijas, y las cue­<br />

vas mas frescas y menos susceptibles de las variaciones<br />

de la atmósfera, tanto mejor se conserva el aceite. No es­<br />

tando el aceite constantemente helado en las cuevas por<br />

todo el año, es necesario, si se quiere conservar bueno<br />

durante dos años, trasegarlo antes y después del invier­<br />

no, lavar bien las tinajas ó vasijas que deben recibirlo,<br />

y taparlas después con el mayor esmero, cuidando siem­<br />

pre de poner á parte la capa de aceite mas vecino á las<br />

heces; porque este solo puede servir para las luces. Si<br />

se quiere proceder con la mayor atención, y como lo pide<br />

la calidad del aceite, se batirá á cada trasiego el aceite


310<br />

con agua clara, que se apropiará el mucilago restante: se<br />

dejará reposar todo durante algunas semanas, y después<br />

de la separación de las dos sustancias , incompatibles en<br />

este estado la una con la otra, se sacará el aceite, y el<br />

agua quedará lechosa, según la cantidad de aceite que hu­<br />

biere disuelto.<br />

De la preparación de toda especie de utensilios para<br />

la fabricación de los aceites.<br />

En la Flandes francesa y Austria, y sobre todo en Ho­<br />

landa, se fabrica todo el año el aceite de granas ó semi­<br />

llas. Una prensa de aceite denota el escrupuloso aseo<br />

de los habitantes; cada cosa está colocada en su sitio*<br />

ninguna anda rodando, y el trabajo es asi mas cómodo:<br />

á cualquier lado que se tienda la vista no se ve polvo ni<br />

suciedad. ¡Que diferencia de estos molinos á los de Fran­<br />

cia y España! La grasa acumulada en ellos desde la pri­<br />

mera fabricación, cubre como una costra toda la superfi­<br />

cie de los morteros , piedras y prensas: las medidas y<br />

cucharones son de cobre, y solo se conocen por el verde-<br />

gris que las cubre : no exajero nada, pinto las cosas co­<br />

mo son. No temo decir que en cualquiera fábrica ó moli­<br />

no que haya poco aseo, es imposible conseguir un aceite<br />

susceptible de conservarse todo el tiempo posible.<br />

En los molinos de la fabricación de aceite de aceitu­<br />

nas, los principales utensilios son una caldera grande con<br />

su hornillo, un molino para moler las aceitunas, una<br />

prensa de viga , y cierto número de capachos de espar­<br />

to redondos.


311<br />

Cuando llega la época de la molienda , ó mas bien<br />

la víspera ó antevíspera de abrir el molino, llena el due­<br />

ño la caldera, lava muchas veces con agua hirviendo la<br />

prensa, la piedra, etc., y piensa haber cumplido con es­<br />

to. Yo digo que seria mejor lavarlas con agua fria, porque<br />

llevando tras sí las inmundicias gruesas, no exaltaría el<br />

principio de rancidez que contiene la grasa que ha cu­<br />

bierto por muchos años las piezas que sirven á la fabri­<br />

cación del aceite. Todo el mundo sabe que el agua fria,<br />

tibia, caliente ó hirviendo no es misible jamás con el acei­<br />

te, y asi se corre necesariamente sóbrela grasa aceitosa<br />

y resinosa, sin disolver la mas lijera partícula. ¿De que<br />

sirven, pues, las lavaduras? De nada en cuanto al aseo,<br />

y de mucho en cuanto á la exaltación de la rancidez. Si<br />

se duda del hecho que acabo de referir, suplico á las per­<br />

sonas exentas de preocupaciones, que descubran si pue­<br />

den de qué naturaleza son las piedras, tanto de la muela,<br />

como de la solera sobre que rueda, y de las pilas. Una<br />

costra eterna de grasa oculta á la vista la especie de gra­<br />

no que se forman. El tablado del prensado es mas visible,<br />

pero no por eso se impregna menos de aceite al cabo de<br />

muchos años.<br />

En cuanto á los capachos ó son viejos ó nuevos. Si son<br />

nuevos , el esparto de que están hechos imprime á las pri­<br />

meras materias ó pastas con que se emplean , un sabor<br />

áspero y amargo, y á las cuarenta y ocho horas de ser­<br />

vicio consecutivas , cuando mas, el mal gusto se lo ha ab-<br />

sorvido ya enteramente el aceite que sale. Pero dirán<br />

que estos capachos se lavan, se dejan humedecer por<br />

muchos dias en agua , y por último, que el propietario


512<br />

está obligado primeramente á servirse de ellos para su<br />

aceite, y que los que vienen después á moler, no tienen<br />

que temer en sus aceites las consecuencias fatales de un<br />

gusto amargo y averiado. Estas vanas escusas son mas<br />

capciosas que sólidas. Sé por mi propia esperiencia, que<br />

veinte lavaduras de agua caliente consecutivas, aunque<br />

esté hirviendo, no destruyen el mal gusto. Sé también que<br />

no bastan dejar estos capachos cubiertos de agua durante<br />

diez dias, aunque se mude diariamente: pregunto, ¿cual<br />

es el propietario de molino que los tiene tanto tiempo en<br />

agua, y cual el obrero, que sin pagárselo se toma el tra­<br />

bajo de sacar del baño el agua necesaria ó mudársela? A<br />

los obreros de molino toca preparar todo lo necesario;<br />

pero si solo se les paga el momento en que sacan el acei­<br />

te , y no tienen ningún interés en la calidad de este, y<br />

todo trabajo gratuito se hace mal.<br />

Admitamos que las lavaduras, el cuidado y el esme­<br />

ro hayan disipado en gran parte el gusto del esparto, y<br />

que el propietario sea quien los estrene en sus aceitunas.<br />

¿Quien podrá por eso persuadirse á que el dueño del<br />

molino estará tan privado de buen sentido y tan poco<br />

atento á su interés que sacrifique sus aceitunas buenas?<br />

Nada menos que eso: comienza por prensar las que se han<br />

cojido caidas y medio podridas, ó que han sufrido amon­<br />

tonadas ó entrujadas el grado mas fuerte de fermenta­<br />

ción , y desde entonces se establece en estos capachos<br />

nuevos el principio de rancidez , que influirá sobre to­<br />

das las prensadas siguientes. Se dirá que cuando se ca­<br />

lienta la pasta con mucha agua hirviendo, y se ponen los<br />

capachos bajo la prensa, esta agua lleva tras sí el acei-


513<br />

te esencial con el craso: esto es verdad hasta cierto pun­<br />

to • pero no arrastra del todo los despojos del fruto: su<br />

parenquima se roete entre las pajillas del esparto de que<br />

está compuesto el capacho, y mientras mas se estruja,<br />

mas se introduce.<br />

Examínese el grueso de un capacho usado, compá­<br />

rese con el de uno nuevo, y cualquiera se convencerá de<br />

ello: examinad, y os convencereis mejor que con lo que<br />

yo os digo ó pudiera deciros.<br />

El gran jérmen del mal olor , de la acrimonia y de<br />

la rancidez está en los capachos viejos. Cuando se ha pa­<br />

sado la estación de prensar, se lavan con agua caliente los<br />

capachos que pueden servir al año siguiente - se ponen<br />

bajo la prensa para hacerles escurrir el agua , y por úl­<br />

timo se ponen á secar antes de guardarlos.<br />

Tanto valdria dejarlos como estaban, puesto que el<br />

agua no es capaz de disolver el aceite esencial y craso,<br />

ni de estraer la porquería introducida entre los capachos<br />

ó espartos: este unto añejo se enranciará mas y mas en<br />

el curso del año.<br />

Si parece que llevo las cosas muy lejos, aunque en<br />

esto no hago mas que referirlas simplemente, lo que<br />

veo cada año , admitiré que los capachos viejos ó nuevos<br />

no están en el caso de obrar sobre el aceite , para cu­<br />

ya, eslraccion han de servir; pero como, en los molinos<br />

públicos cada uno muele cuando le llega su vez, es im­<br />

posible hacer buen aceite. Todo propietario tiene que<br />

moler aceitunas caídas del árbol , aceitunas maduras,<br />

aceitunas verdes, aceitunas fermentadas ó una mezcla<br />

de todas ellas. Si tiene buenas aceitunas, las muele pri-<br />

44


514<br />

mero, y conserva las peores para lo último: por consi­<br />

guiente el que viene después de él debe sacar un aceite<br />

viciado por el aceite esencial, é infestado por la opera­<br />

ción de la masa que queda en los capachos : el buen<br />

orden exije que en una fábrica haya utensilios duplica­<br />

dos de capachos, prensas, molinos, pilas, etc. El pri­<br />

mero deberá estar únicamente destinado para las aceitu­<br />

nas de buena calidad , y el segundo para las fermenta­<br />

das ó caidas.<br />

He dicho ya los vicios de fabricación , y he dicho que<br />

obran de un modo notable sobre los aceites, aunque se<br />

haya puesto la mayor atención en escojer bien las acei­<br />

tunas , se haya separado el aceite vírjen del escaldado,<br />

y se hayan tenido por último muchas precauciones para<br />

tener buen aceite : se encontrará sin embargo algunos<br />

meses después de un gusto fuerte y exaltado. ¿Que suce­<br />

de, pues? Se culpa á la estación al instante , y no se su­<br />

be nunca al verdadero oríjen. Lo repito: un pequeño<br />

átomo de aceite esencial es suficiente para infestar una<br />

gran masa. Se parece en esto á la hoja de oro aplicada<br />

sobre una barra de plata de un pie de larga y una pul­<br />

gada de grueso, que cubre enteramente el hilo delgado<br />

y dorado, aunque se adelgace hasta hilarlo ó pasarlo por<br />

hileras ó agujeros por donde no pueda entrar un cabello.<br />

Asi es como se trasmite el aceite esencial de una pren­<br />

sada á otra.<br />

Sobre la calidad. Las personas que no se esmeran<br />

en hacer buen aceite, mezclan el producto de todas las<br />

prensadas , y hacen bien , puesto que antes han juntado<br />

ya las aceitunas caidas en el suelo de mucho tiempo con


515<br />

]as cojidas del árbol , las han amontonado después unas<br />

sobre otras, y han fermentado fuertemente. Desde que la<br />

aceituna ha fermentado ó comenzado á fermentar en ma­<br />

sa, el aceite es necesariamente malo, en razón de su grado<br />

de fermentación. Estas aserciones encontrarán un gran<br />

número de contradictores; unos de buena fe, y otros<br />

solamente porque son diferentes de su modo de ver, y<br />

el resultado de una operación diferente. Llamo oposito­<br />

res de buena fe á los que están acostumbrados á comer<br />

babitualmente aceite fuerte; y asi no es de admirar que<br />

hallen muy bueno el aceite nuevo que ya lo esté. Si no<br />

tiene este gusto dominante, dicen que no sabe á nada;<br />

pero el que está acostumbrado al aceite dulce y fino, y<br />

tiene un paladar delicado , decide desde la prensa si el<br />

aceite se pondrá en adelante fuerte, aunque se conser­<br />

ve con cuidado.<br />

Los que separan el aceite virjen de los demás pro­<br />

ductos , se lisonjean ele tenerlo dulce y agradable, por­<br />

que han cojido y escojido sus aceitunas con cuidado y no<br />

las han amontonado. Si algunos meses después que el<br />

calor ha comenzado á hacerse sentir , le encuentran un<br />

sabor picante y una tendencia'karanciarse, no saben á qué<br />

atribuirlo, porque debian con razón presumir que su acei­<br />

te conservaría su dulzura y buen gusto ; pero su sorpresa<br />

no seria asi , si reflexionasen que la persona que ha molido<br />

antes que ellos tenia aceitunas fermentadas, y sobre todo,<br />

que ha conservado para la til tima prensada los desperdi­<br />

cios y las aceitunas cojidas en el suelo. Como no se han<br />

mudado los capachos, que son los mismos que han servido<br />

siempre , el calor del agua hirviendo desenvuelve y exal-


516<br />

ta los principios del nial gusto é impregna los capachos,<br />

y es regular que la primera pasta en que sirvan, se apropie<br />

los principios destructores de la calidad, y obren después<br />

sobre el aceite vírjen, como la levadura sobre la masa. Lo<br />

que digo de los capachos, se aplica también á la piedra,<br />

pilas, etc. Esto sucederá asi siempre, mientras no se tome<br />

el partido de lavar todos- los utensilios del taller ó molino<br />

según el método que he indicado.<br />

Una persona que solo tiene conocimientos superfi­<br />

ciales sobre una multitud de objetos, por consiguiente que<br />

nada sabe á fondo, y que es por otra parte el oráculo del<br />

pais, me sostenía que cuanta mas agua hirviendo se echa­<br />

ba sobre la pasta, tanto menos amargo era el aceite, que<br />

no se enranciaba, y que se descargaba con mas facilidad<br />

de sus partes heterojéneas que lo embarazan, y llevan á<br />

fondo por su pesadez. Tenia razón solamente con respec­<br />

to á este último caso.<br />

El aceite vírjen bien hecho de aceituna que no ha<br />

fermentado, ni está demasiado madura, y no ha sido es-<br />

primida después de una mala, este aceite está menos es­<br />

puesto á enranciarse que cualquier otro, como está proba­<br />

do cuando hablé de la rahcidé'z>. Es una cosa asombrosa<br />

que haya quien no vea lós,,«efee'J.os del agua hirviendo,<br />

cuando se tiene á la vi/ta.'íelíejejrjplo del aceite que se<br />

cuece. Su principio volai.íU-s'e^p^arra. á la garganta , hace<br />

toser y escocer los ojos, y el aceite que antes era muy<br />

dulce, se pone acre y fuerte. Lo que la cocción obra en<br />

grande, lo hace igualmente el agua hirviendo, aunque<br />

no en un grado tan sensible; porque el calor y el fuego<br />

obran directamente sobre el aceite puro , en vez de que


DE LAS^'MATERÍAS CONTENIDAS EN E S T E ARTE.<br />

PAJ.<br />

Prólogo.. . . V I I<br />

Introducción . x s x<br />

Descripción botánica del olivo xxxu<br />

CAPITULO I. Del olivo y sus especies ó variedades. . . . . 1<br />

División 1. a De las especies ó variedades del olivo.... 4<br />

División 2. a Del olivo silvestre ó borde . . ..... 10<br />

CAP. II. Del clima , terreno y esposicion del olivo. - . . . 17<br />

División 1. a Del clima 17<br />

División 2. a Del terreno 25<br />

División 5. a De la esposicion del olivo 27<br />

САГ. III. De la vegetación del olivo 50<br />

CAP. IV. De la multiplicación del olivo 61<br />

División 1. a Del suelo de la almáciga ó garrotal .... 61<br />

División 2. a De la plantación por ramas y estacas. . . . 64<br />

Por sus renuevos , retoños ó mamones 66<br />

Por sus raices 67<br />

Por la supresión del tronco 68<br />

Modo de formar almácigas ó garrotales 69<br />

CAP. v. Del cultivo de los palos del olivo plantados en al­<br />

máciga 74<br />

CAP. VI. De la trasplantación 78<br />

CAP. VII. Modo de abrir las hoyas para garrotes ó estacas 81<br />

САГ. VIII. De la plantación y trasplantación 92<br />

~ 1.° Del clima 92<br />

2.° De la naturaleza de los árboles 98<br />

5.° De la naturaleza del suelo 99<br />

4.° De la operación de plantar 100<br />

o.° Elección de ramas de olivo para estacas de plantación. 184


319<br />

6.° Terrenos que ama el olivo , y en los que se propaga<br />

mejor • 109<br />

САГ. IX. Del repartimiento de los tallos y ramillas de las es­<br />

tacas recien plantadas, y del riego de éstas 110<br />

Del riego de las estacas. . ............112<br />

CAP. x. De los beneficios del olivo trasplantado 115<br />

De los abonos y labores al pie de los olivos 116<br />

Del tiempo en que se ha de abonar el olivo 120<br />

CAP. XI. Época y distribución de la arada . .....127<br />

CAP. XII. De la poda del olivo 1.32<br />

Poda y gobierno de los olivos 153<br />

Definiciones. = 1. A Ramas leñosas 158<br />

2. A Ramas fructíferas. . ............ . 158<br />

5. A Ramas chuponas 158<br />

4. A Ramas semi­chuponas 159<br />

5. A Ramas de madera falsa 140<br />

6. A Ramas fructíferas. 140<br />

Distinción entre podar y limpiar el olivo 140<br />

Conocimiento de las ramas 141<br />

Cómo se ha de ejecutar la poda. . . . 142<br />

En qué estación se ha de podar 155<br />

De la tala de los olivos . . ............161<br />

Desmochar ó afrailar un olivo 168<br />

De los espolones , ganchos ó uñas 170<br />

De las heridas en el olivo 171<br />

He las enfermedades del olivo 175<br />

De las venteaduras, hendiduras y grietas en el olivo . . 176<br />

De las verrugas , tubérculos , lupias, viruelas , agallas,<br />

caracoles y nudos del olivo 178<br />

De la mangla del olivo 180<br />

Medios de esterminarla y curarla 187<br />

Adiciones para contener y prevenir la mangla en los olivos. 190<br />

De la posesión de los olivares en deblives ó pendientes. . 192

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