Peripecias y esperanzas del gran bisonte americano

El bisonte, o búfalo americano, es un animal icónico que ha marcado momentos históricos de la expansión de Estados Unidos hacia el oeste y que fue casi exterminado hacia finales del siglo XIX por una caza depredadora que transformó por completo las grandes praderas americanos.

En la actualidad, los bisontes recorren nuevamente las praderas en ciertas zonas de Estados Unidos, se crían incluso para consumo humano y no se encuentran ya en peligro de extinción inminente. Pero sus números siguen sin ser los de antes –probablemente nunca lo serán- y el bisonte se encuentra bajo protección y vigilancia. Antes de 1800 decenas de millones de bisontes vivían en las praderas de Norteamérica desde Canadá hasta México, pero actualmente suman algunos cientos de miles y se encuentran limitados a ciertas áreas en las que viven en libertad en el hábitat natural y en ranchos ganaderos.

Pero no todo es la maravilla de las manadas que recorren de nuevo algunas llanuras o de la carne de bisonte rica en proteína y baja en colesterol. Problemas de caza, sanitarios y de conservación persiguen aún a los bisontes americanos y a las personas y organizaciones relacionadas con ellos en el país.

Por ejemplo, recientemente jueces federales de apelaciones rechazaron la petición del grupo conservacionista Alliance for the Wild Rockies, que pedía se prohibiera el uso de helicópteros en el pastoreo de manadas de bisontes salvajes en Montana.

Según reportes de prensa, el grupo mencionado pretendió evitar esta práctica que considera dañina para el bisonte y también para la población de osos grizzlies del área. Pero jueces negaron la petición y las autoridades encargadas del pastoreo de bisontes, que se realiza en Montana para devolver a los animales al parque nacional de Yellowstone durante mayo, comentaron que ese proceso que estaría ya casi concluido por este año. Con todo, como se lee en un comunicado de la Alliance for the Wild Rockies, su preocupación no es tanto por los bisontes sino por los osos, a los que los helicópteros, según el grupo, perturban considerablemente.

Otro asunto es el riesgo de enfermedad y epidemias. Veterinarios de las autoridades de parques y vida salvaje rechazaron recientemente que la muerte de un bisonte en Yellowstone esté relacionada con una enfermedad transmitida por ovejas, según la AP. Una fiebre que aqueja a las ovejas no resulta necesariamente dañina para ellas, pero se ha registrado que es letal para los bisontes. Aunque por ahora no se probó esa infección la preocupación es creciente pues rancheros introducen con frecuencia ovejas en áreas colindantes con Yellowstone. Una sola oveja infectada que entre en contacto con los bisontes salvajes podría desatar un problema mayor.

Y la caza ilegal no se ha erradicado, si bien esta práctica es muy reducida en comparación con las tremendas matanzas del siglo XIX que acabaron con millones de bisontes y destruyeron, junto a otros factores, el modo de vida de las comunidades indias de las praderas americanas, que cazaban el bisonte para alimentación, vestido y otras necesidades pero que lo hacían sin poner en riesgo al ecosistema.

En un polémico caso, Rodney Abrahamson, un líder de la tribu Spokane, fue hallado culpable de matar ilegalmente dos bisontes al norte de Yellowstone, y además mintió en su momento a las autoridades sobre su identidad, según la AP, al mencionar que era miembro de la tribu Nez Perce, que sí tiene derecho a practicar la caza del bisonte. Abrahamson renunció a su puesto de dirigencia de su tribu.

Aunque el futuro del bisonte americano no estaría en riesgo mayor, si bien se ha cuestionado la pureza genética de muchos de las manadas actuales e, incluso, se han creado híbridos de bisonte y res para producir y vender nuevas formas de carne, el llamado ‘beefalo’, algo así como la ‘bisonvaca’. Organizaciones como la American Bison Society realizan esfuerzos para la preservación de la especie en estado salvaje y de su hábitat natural, y numerosos empresarios de la carne encuentran al bisonte como un atractivo negocio.

-Jesús Del Toro es director del periódico RUMBO de Houston. @JesusDelToro