La flor de la arvejilla, la quintaesencia de la primavera, añade un frescor floral a los acordes y los envuelve con una dulzura cubierta de rocío y miel. Los matices animales del almizcle añaden un toque de intriga a esta nota característicamente floral.
Originaria de las pintorescas regiones de Sicilia, el sur de Italia y las islas del Egeo, la arvejilla es una planta con flores del género lathyrus. Florece en delicados tonos de rosa, rojo y morado, con un aspecto tan hermoso como el aroma que emite. Su nota la reproducen los perfumistas utilizando materias primas.
La arvejilla, considerada la musa de los jardines italianos, ha decorado los terrenos de los estetas desde el siglo XVII, cuando un monje y botánico siciliano llamado Cupani descubrió por primera vez la flor. Desde entonces, su deliciosa fragancia y su bonito aspecto se han ganado una gran reputación, extendiéndose por todo el mundo, deleitando nuestro olfato como nota de fragancia y cultivada por su fruto comestible. Sus pétalos de colores vibrantes inspiraron pinturas impresionistas francesas.
