Salud del adolescente
La adolescencia es la fase de la vida que va de la niñez a la edad adulta, o sea desde los 10 hasta los 19 años. Representa una etapa singular del desarrollo humano y un momento importante para sentar las bases de la buena salud.
Los adolescentes experimentan un rápido crecimiento físico, cognoscitivo y psicosocial. Esto influye en cómo se sienten, piensan, toman decisiones e interactúan con su entorno.
A pesar de que la adolescencia está considerada como una etapa saludable de la vida, en su transcurso se producen muertes, enfermedades y traumatismos en una proporción considerable. Gran parte de esos problemas se pueden prevenir o tratar. Durante esta fase, los adolescentes establecen pautas de comportamiento –por ejemplo, relacionadas con la alimentación, la actividad física, el consumo de sustancias psicoactivas y la actividad sexual – que pueden proteger su salud y la de otras personas a su alrededor, o poner su salud en riesgo en ese momento y en el futuro.
Para crecer y desarrollarse sanamente, los adolescentes necesitan información, en particular una educación integral acerca de la sexualidad que sea apropiada para la edad; oportunidades para adoptar aptitudes para la vida; servicios de salud aceptables, equitativos, apropiados y eficaces; y la creación de entornos seguros y propicios. También necesitan oportunidades para participar positivamente en la concepción y la ejecución de intervenciones para mejorar y mantener su salud. La ampliación de esas oportunidades es fundamental para responder a las necesidades y derechos específicos de los adolescentes.
Actualmente, hay más adolescentes que nunca en el mundo: 1200 millones, cifra que representa una sexta parte de la población mundial. Se prevé que este número aumente hasta 2050, particularmente en los países de ingresos bajos y medianos, donde vive cerca del 90% de los que tienen entre 10 y 19 años.
Se estima que cada año mueren 1,1 millones de adolescentes. Las principales causas son las lesiones por accidentes de tránsito, el suicidio y la violencia interpersonal. Millones de adolescentes también padecen enfermedades y traumatismos. Las causas de mortalidad y morbilidad en los adolescentes difieren según el sexo y la edad, y también por región geográfica.
Entre los 10 y 14 años, los principales riesgos para la salud están relacionados con el agua, la higiene y el saneamiento. Entre los 15 y 19 años, los riesgos están relacionados más a menudo con comportamientos como el consumo de bebidas alcohólicas y las relaciones sexuales sin protección. La mala alimentación y la poca actividad física, al igual que el abuso sexual, son otros riesgos que comienzan en la infancia y la adolescencia. Las adolescentes mayores se ven afectadas de manera desproporcionada por la violencia de pareja. Las complicaciones del embarazo y los abortos peligroso son las principales causas de muerte entre las chicas de 15 a 19 años.
La mayor parte de la mortalidad y la morbilidad de los adolescentes son prevenibles o tratables, pero los miembros de este grupo etario se enfrentan con barreras específicas para acceder a la información y los servicios de salud. Las leyes y políticas restrictivas, el control de los padres o de la pareja, el conocimiento limitado, la distancia, el costo, la ausencia de confidencialidad y los prejuicios del personal sanitario pueden impedir que los adolescentes reciban la atención que necesitan para crecer y desarrollarse sanamente.
La OMS apoya a los países para lograr que sus respuestas nacionales en materia de salud de los adolescentes se basen en pruebas científicas y tengan en cuenta los valores y preferencias estos.
Es imprescindible mejorar las bases de datos de investigación en torno a la salud de los adolescentes. La OMS apoya a los países para que mejoren la medición y la fiabilidad de los datos, realicen investigaciones y compartan las mejores prácticas.
La OMS emite recomendaciones basadas en datos de investigación que son pertinentes o específicas para los adolescentes en toda la gama de esferas de la salud, tales como el desarrollo humano positivo, las enfermedades transmisibles, las enfermedades no transmisibles, la salud sexual y reproductiva (en particular, la infección por el VIH y el sida), los traumatismos no intencionales, la violencia y salud mental, el abuso de sustancias psicoactivas y las lesiones autoinfligidas.
Con el fin de respaldar la aplicación de estas recomendaciones, la OMS elabora una serie de instrumentos de apoyo a las políticas y los programas. El núcleo de todas estas actividades es la Acción Acelerada Mundial para la Salud de los Adolescentes, que guía a los responsables de la formulación de políticas y a los directores de programas a nivel nacional sobre cómo planificar, aplicar, supervisar y evaluar los programas de salud de los adolescentes.
La OMS también apoya a los países para que redoblen los esfuerzos en materia de prestación de servicios, financiación y gobernanza, y ayuden a fortalecer la capacidad de los investigadores y programadores a nivel nacional; además, presta ayuda técnica para formulación de políticas y programas.
Los adolescentes necesitan protección contra los daños, por un lado, y apoyo para tomar decisiones independientes por el otro. De igual manera, deben hacerse responsables de su propia salud y su bienestar. El 13.er Programa General de Trabajo de la OMS lo reconoce así y la Organización se compromete a colaborar con los adolescentes como asociados fundamentales a fin de que estos mejoren su propia salud.