01.BYBEE

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NO PERMITO COPIAS NI ADAPTACIONES.

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ÁLBUM: Corazón roto💔
CANCIÓN: Björk - Black Lake

—Sí, mamá, te aseguro que estaré en casa para Acción de Gracias...—murmuré por tercera vez desde que descolgué el teléfono.
No me entusiasmaba volver a casa y tener que sentarme en la misma mesa que Bianca. Mi hermana era sin lugar a dudas mi peor pesadilla. Y creedme cuando os digo que lo nuestro no se trataba sólo una riña más entre hermanas. No, sin duda lo nuestro era algo más que odio. Bueno... por mi parte ya estaba superado, pero ella seguía tratando de hacerme la vida imposible. Incluso viviendo al otro lado del país seguía sintiendo su odio como si estuviera cerca.
— ¿Traerás a Mike? —preguntó mamá con cierta ilusión en la voz.
Mike y yo llevábamos saliendo más de un año, y según mi madre estaba hecho a mi medida. ¿Realmente lo estaba? Últimamente la relación ha ido enfriándose y todavía no estaba segura si por su parte o la mía.
—  Sí, mamá, por supuesto.
Aparqué el coche delante de casa y me mantuve dentro unos instantes mientras charlaba con mi madre.
— ¡Genial! Bybee, cariño, te echo muchísimo de menos. — Se le cortó la voz. Mi madre siempre ha sido bastante emotiva, y, quisiera admitirlo o no, yo era igual.
Sonreí tristemente observando mi reflejo en el espejo retrovisor.

Mis ojos grisáceos se volvieron más brillantes debido a las lágrimas que amenazaban con salir

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Mis ojos grisáceos se volvieron más brillantes debido a las lágrimas que amenazaban con salir. Llevaba muchos meses sin ir a casa. En mi defensa podía decir que la universidad estaba lejos y que mis padres no podían permitirse un billete de avión siempre que me echasen de menos.
— Y yo a ti mamá... Tengo que colgar, te llamo luego— dije apresuradamente y colgué sin esperar su contestación. Odiaba los momentos melancólicos que se creaba siempre que hablábamos por teléfono. Me hacía sentir culpable por llevar tanto tiempo lejos. Aunque el motivo, además del escaso dinero del que disponíamos, fuese realmente Bianca.

Había salido antes de la biblioteca para hacer algo especial para Mike. Andaba tan liada estudiando para los exámenes de la universidad que no había tenido mucho tiempo para él. Normalmente lo comprendía, pero esa semana habíamos discutido más de una vez.  Nos estaba pasando factura que pasara más tiempo en la biblioteca que en casa.
Llevábamos unos tres meses viviendo juntos ya que no tenía dinero suficiente para seguir residiendo en el campus. Tampoco quería tener que pedir más dinero a mis padres para ello, con que él me ofreció un pedacito de su casa. Tenía una casa en los suburbios de la ciudad. Era pequeña, pero estábamos cómodos. Él tenía su espacio, yo tenía el mío y nada de agobios. Éramos como dos compañeros de piso, con la diferencia de que dormíamos en la misma cama y follábamos.

Suspiré. Cogí las bolsas de la compra y me dispuse a adentrarme en la casa.
Todo estaba como debía estar, a oscuras. Mike todavía no había llegado del entrenamiento.
Pasaba gran parte de su tiempo en el gimnasio cuando estaba fuera del trabajo. Estaba más cuadrado que una tableta de chocolate.

Sonreí dirigiéndome a la cocina.
Había comprado todos los ingredientes necesarios para hacer unas Buffalo wings (su comida favorita) o alitas de pollo recubiertas con salsa picante. La salsa estaba hecha de vinagre, pimienta roja y mantequilla.
Estaba a punto de sacar la compra de la bolsa y ponerme manos a la obra cuando escuché una carcajada femenina.
—  ¿Qué...?
En un primer instante me quedé petrificada. En la vida se me pasaría por la cabeza llegar temprano a casa y ser testigo de algo que creía que sólo pasaba en las películas.
Mi segunda reacción fue dejar todo sobre la encimera y salir hacia el pasillo.
Abrí la puerta de nuestra habitación bruscamente. Y allí estaba Mike sobre la cama, desnudo, y con... ¿Bianca?
Mike fue el primero en verme, e igual que yo, se quedó de piedra. Abrió tanto los ojos que parecía que se le fueran a salir de las orbitas.
Bianca al ver su reacción giró la cara para ver qué aterraba al chico que tenía entre sus piernas. Nada más percatarse de mi presencia sonrió descaradamente.
—   Hola, hermanita.— me saludó la muy zorra.
Abrí la boca para contestarle, pero no pude. Se me había formado tal nudo en la garganta que no podía ni respirar, mucho menos insultar a esa hija de pupu...
Di un paso hacia atrás y, como si alguien manejara mi cuerpo, salí corriendo de la casa.
Oí a Mike llamarme y a Bianca reírse, como si estuviera poseída. La escena que acababa de presenciar era como un flashback.
Era el segundo chico con el que salía que acababa cayendo en las garras de Bianca. No entendía... ¿Qué había hecho para merecer su ira? Irremediablemente había vivido toda mi vida bajo la sombra de mi hermana. Ella siempre lo había tenido todo, y yo me limitaba a apartarme de su camino, aunque al parecer eso no era suficiente. Fuera como fuese Bianca estaba ahí para apuñalarme por la espalda. ¿Crees que estaba exagerando cuando dije que esto no era una simple riña entre hermanas? Tú dirás.
Salí corriendo por la calle sin rumbo fijo, solo quería huir, huir muy lejos. Lejos de la bruja de mi hermana, del engaño de Mike, de la universidad de Bellas Artes.
No sabía si me dolía más haber sido testigo del engaño de Mike, teniendo en cuenta que siempre había creído que era un buen chico, o que el odio de mi hermana me hubiese roto el corazón una vez más.
Las lágrimas no tardaron en acudir.
Se deslizaban por mis mejillas como riachuelos y me escocían los ojos impidiéndome ver las cosas con claridad.
No sé cuánto tiempo estuve vagando sin rumbo cuando oí el estridente sonido de un claxon y segundos después una luz cegadora se dirigía hacia mí.
Antes de que pudiera frenar, respirar, reaccionar o incluso parpadear, la parte delantera de un coche impactó contra mi cuerpo con violencia, lazándome a varios metros de distancia.
Me golpeé la cabeza contra el pavimento y mi visión se volvió al instante borrosa. Un desgarrador dolor proveniente de mi brazo izquierdo me hizo chillar.
— ¿¡Es que no ves por donde vas o qué? — gritó alguien furioso a mi lado.
Parpadeé varias veces intentando aclararme la mente, pero cada vez veía menos.
Delante de mí, a escasos centímetros, tenía unos intensos ojos verdes mirándome con atención mientras me decía algo. Por mucho que intentase no lograba procesar sus palabras.
Todo empezó a girar a mi alrededor. Lentamente cerré los ojos mientras la oscuridad se cernía sobre mí.

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ACCIDENTALMENTE TUYA © 1º PARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora