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Doña Sofía, una reina política: de apartar las ratas a la felicidad de ver a su hijo coronado
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FAMILIA DEL REY

Doña Sofía, una reina política: de apartar las ratas a la felicidad de ver a su hijo coronado

David Trueba estrena 'Sofía y la vida real', una docuserie en la que desfilan decenas de periodistas y expertos que definen y analizan el papel de la madre de Felipe VI

Foto: La reina Sofía, en Jordania en la última boda real. (Corte Real Hachemita)
La reina Sofía, en Jordania en la última boda real. (Corte Real Hachemita)

Fueron los peores años de la vida de la reina Sofía: la infancia. La reina Federica tenía que dar de comer a sus hijos Constantino, Sofía e Irene con un garrote en la mano para apartar a las ratas que querían quitarles la comida a los pequeños. En aquellos tiempos del exilio en Sudáfrica, años difíciles que la propia reina Sofía ha descrito como durísimos, llegaron a cambiar de casa hasta 21 veces. Una falta de equilibrio que ha marcado la vida de la madre de Felipe VI hasta hoy.

Por eso, la posibilidad de ser reina y, sobre todo, de ser madre del futuro rey de España ha sido la pauta que ha movido su vida. Así se desprende de la serie documental 'Sofía y la vida real’, dirigida por David Trueba, quien trata de conocer de cerca a una de las figuras más importantes de los últimos decenios en España.

placeholder El rey Felipe VI junto a su madre, la reina Sofía, en el castillo de Windsor. (EFE)
El rey Felipe VI junto a su madre, la reina Sofía, en el castillo de Windsor. (EFE)

Por el filme, que se estrena este martes en HBO Max, desfilan decenas de periodistas y expertos que hablan de su visión de doña Sofía. Desde Ana Romero a José Antonio Zarzalejos, Mercedes Milá, Pilar Urbano, Carmen Rigalt y otros tantos nombres propios del periodismo ‘royal’ del país. Y ninguno de ellos habla de una reina machacada, débil, con un ideal romántico... Todo lo contrario, describen a una mujer formada, con voluntad e intenciones y con la capacidad de saber quién era la persona con quien se casaba. Aquella imagen casi machista de una mujer débil que ha aguantado todo por haber recibido una educación estricta desaparece en las voces de estos expertos, narrada por las fotos escogidas por Trueba. Vemos entonces a una mujer que decide aceptar su realidad por el bien de su hijo, que será un día el rey. Y es ese el motivo de su camino.

Foto: La reina Sofía, en la recepción. (Corte Real Hachemita)

Así pues, estamos ante una reina política, incluso en sus primos años en España. Según nos retrata el documental, la figura de la reina Sofía fue clave para la llegada de Juan Carlos al poder. Criada en varios países, formada en un internado alemán austero, estricto y de tintes espirituales, la joven Sofía de Grecia logra camelarse al anciano dictador Francisco Franco, quien finalmente se decanta por Juanito, convertido en príncipe de España y posterior rey.

La primera infidelidad

Ese encanto de doña Sofía se mantuvo durante años, incluso cuando conoció la primera infidelidad de su marido. Fue cuando Elena, Cristina y Felipe eran pequeños y la reina consorte decidió visitar por sorpresa a Juan Carlos en una finca en Toledo. Aquel día descubrió que su marido estaba con otra mujer, un shock grande que la llevó a abandonar el país con sus tres hijos, incluido, claro, el heredero.

Foto: Los reyes eméritos Juan Carlos I y Sofía, en la boda real de Jordania. (Corte Real Hachemita)

Se fue a la India, donde estaba su madre, la reina Federica, y el shock fue mayor cuando esta le dijo que tenía que estar con su marido, porque era su obligación como reina. Doña Federica de Hannover, reina de Grecia exiliada, había sido una mujer fuerte, con ideas e intenciones políticas, y criticada por ello. Y esa poderosa personalidad fue la que formó a su hija Sofía.

En aquel viaje indio le recordó que ellos, su clase social, no se comportaban como los demás, que no había espacio ni para las quejas ni para los sentimientos mundanos. Y a partir de aquel momento, la reina Sofía adoptó el papel con el que la hemos conocido casi siempre: eterna y permanente sonrisa, que ha servido para lo bueno y para lo malo.

Nadie la conoce

Con todo, en el documental nos hablan decenas de periodistas que la han tratado y la han seguido durante años, y lo curioso es que, pese a que todos hablan de ella, ninguno sabe decir cómo es en realidad. La docuserie, dividida en cuatro capítulos, repasa desde la infancia hasta los últimos años de doña Sofía y la conclusión sobrevuela desde el principio: nadie sabe quién es la reina.

Foto: La reina Sofía, la infanta Elena y la infanta Cristina, en una imagen de 2011. (EFE/Montserrat T. Díez)

Tanto es así que, a lo largo de las casi cuatro horas de documento, se habla tanto o más del rey Juan Carlos y de sus hijos, incluso de Corinna Larsen, que de la reina Sofía. Es una figura enigmática que nunca he expresado su opinión ni cambiado su gesto, ni siquiera su peinado, y que sigue siendo un misterio para todos.

placeholder La reina Sofía, feliz en su papel de abuela. (EFE/Rodrigo Jiménez)
La reina Sofía, feliz en su papel de abuela. (EFE/Rodrigo Jiménez)

Aquella niña que cuando sufrió un dolor de muelas que le provocó un flemón tuvo que acudir a un acto oficial y su madre le dijo que no podía tocarse la cara. Ese es el espíritu de la reina Sofía, una mujer que ha permanecido al lado de Juan Carlos I, lo que seguramente le ha dolido mucho más de lo que le dolían las muelas cuando era pequeña.

Foto: La reina Sofía, en una imagen de archivo. (Cordon Press)

Pero, cuántas veces se ha dicho, el deber es el deber, el trabajo es el trabajo y para ella eso ha sido sagrado. Siempre ha sido consciente de que, además de reina, sería la madre del rey y ese es el papel más importante de toda su vida. Solo al final del reinado de Juan Carlos I aparece el papel materno de doña Sofía. Cuando sus hijos sufren, ella les apoya, aunque sea en contra de la voluntad de la Casa Real. Y ese papel de madre y abuela, siempre desde la distancia del trono, es el que está cumpliendo en estos momentos con felicidad. Ver a su hijo coronado ha sido la gran satisfacción de su vida, el premio a tantos años de sufrimiento y dolor.

Fueron los peores años de la vida de la reina Sofía: la infancia. La reina Federica tenía que dar de comer a sus hijos Constantino, Sofía e Irene con un garrote en la mano para apartar a las ratas que querían quitarles la comida a los pequeños. En aquellos tiempos del exilio en Sudáfrica, años difíciles que la propia reina Sofía ha descrito como durísimos, llegaron a cambiar de casa hasta 21 veces. Una falta de equilibrio que ha marcado la vida de la madre de Felipe VI hasta hoy.

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