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Dos Siglos exigen un Homenaje a Juan Martín «El Empecinado»

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Alfonso J. Vázquez Vaamonde | Presidente de Unión Republicana

Pocos recuerdan el nombre de D. Juan Martín Díez, sí el de “El Empecinado”, gentilicio de los naturales de Castrillo de Duero por la pecina, el cieno en descomposición, de un arroyo próximo, sinónimo de sucio y deseado. Luchó por traer la democracia a España siendo Fernando VII rey; se opuso a su autogolpe en 1814 al negarse a jurar la Constitución y tras su jura en 1820 le sirvió; se opuso a su segundo autogolpe en 1823 tras la segunda invasión de los franceses 1823 con el Duque de Angulema. Galdós le honra en sus episodios nacionales; Goya con su retrato. Su historia recuerda la de los comuneros cuyo fin trágico comparte.

De familia labriega adinerada, con dieciocho años se suma a la breve guerra de la Convención 1793-95 declarada por la República Francesa como reacción a la solidaridad de los reyes con Luis XVI, primo de Carlos IV, tras su muerte en la guillotina. La libertad y la ilustración ponían en riesgo sus privilegios y los de la iglesia. Ésta la apoyó llamándola “Cruzada contra el impío republicano”. Tras iniciales éxitos militares en territorio francés acabó muy mal. A nadie le gusta que le invadan. Se firmó la paz de Basilea recuperando Bilbao y Vitoria y Pamplona que iba a caer. El precio por recuperarlos fue ceder la mitad de La Española a Francia, hoy Haití. Como toda derrota generó un natural resentimiento antifrancés en D. Juan.

De vuelta a Castrillo regresó a la vida civil y se casa Catalina de la Fuente, natural de Fuentecén (Burgos). Tras la cesión dl reino por Fernando VII se implicó contra la invasión de los franceses; se cuenta que tras la violación de una muchacha de Fuentecen por un soldado francés al que dio muerte y organizó una guerrilla a lo largo de la línea Burgos Madrid formada apenas por una docena de personas cuyo campo de acción era Honrubia y Aranda. De allí paso a Valladolid y Salamanca donde el General Moore lo reconoció como una guerrilla formal. Nombrado capitán, su campo de acción se centró entre Guadalajara y Cuenca entrando aun en Madrid. Atacaba la línea de suministros francesa: víveres, dinero y armas. En 1809 son ya trescientos jinetes y doscientos infantes. La Junta de Sigüenza le encarga proteger Guadalajara. Tras numerosos éxitos en 1811 ya manda sobre 6.000 soldado y es ascendido a coronel y luego a Brigadier. En la defensa de Alcalá derrota a los franceses que le doblaban en número. En agradecimiento le erigen un busto. Termina la guerra en 1814 siendo Mariscal de Campo y Fernando VII le permite firmar como “El empecinado” un regalo al idioma que desde entonces es sinónimo de perseverancia en lograr un objetivo.

El regreso de Fernando VII, el Borbón felón, no fue gozoso porque se dio un autogolpe y reinstauró la dictadura borbónica respaldada por la iglesia reaccionaria.. El General Elio pone sus tropas a su disposición. En Valencia sesenta y nueve perjuros diputados de la Constitución de 1812 le entregan el llamado Manifiesto de los Persas, nombre recuerda una antigua costumbre persa de cinco días de anarquía tras la muerte del rey. Califican de opresión los años liberales y equiparan la Constitución de Cádiz a la de la República Francesa. Fue un error no declarar la República en vez de darle el trono a quien diera golpes contra su padre y, mantenido en Francia por Napoleón, le pidió que lo prohijara y lo felicitaba si sus mariscales ganaban una batalla en España. El Empecinado siguió al mando de guarniciones en los Pirineos hasta que Fernando VII, por su desafecto al absolutismo, le desterró a Valladolid.

En 1820 se sumó al levantamiento de Riego. Durante el trienio liberal, tras el perjurio de Fernando VII de respetar la Constitución, fue nombrado Gobernador Militar de Zamora y luego Capitán General. Tras su otro autogolpe en 1823 con el apoyo de las tropas francesas del Duque de Angulema que invadió España i Fernando VII intentó el apoyo del Empecinado ofreciéndole un título nobiliario y un millón de reales. Su respuesta fue: “diga usted al rey qué si no quería la Constitución, que no la hubiera jurado; que El Empecinado la juró y jamás cometerá la infamia de faltar a sus juramentos”. Tras conquistar Cáceres en noviembre de 1815 es derrotado por el Duque de Angulema y capitula con la condición de que se les respete la vida. Declarada la amnistía por los hechos anteriores el 01.10.1815 por orden de Fernando VII se le detiene y se le mete en prisión y llevado a Roa de Duero permanece dos años en condiciones infrahumanas hasta su “asesinato e 19.08.2015. Le correspondía ser juzgado por la Real Chancillería de Valladolid pero Fernando comisiona a un enemigo personal suyo. Tras el “juicio justo” de las dictaduras lo condena a ser arrastrado, ahorcado y descuartizado. Fernando VII “sólo” permite ahorcarle; su última humillación pues por su dignidad militar exigía ser fusilado. Le ahorcan el 19.08.2025 cual vil criminal Dos años antes ya asesinara al General Riego en Madrid. El Empecinado se negó a arrepentirse de su lealtad a la Constitución. Los curas que le acompañaban pidieron que no se rezara por quien “moría condenado”; todo un ejemplo de “piedad cristiana”.

En Alcalá un busto substituye la pirámide erigida por los alcalaínos destruid por orden de Fernando VI para borrar su memoria. Se erigió en 1870, muerto el felón y expulsada su hija Isabel II tras el triunfo de la revolución de 1868: “la gloriosa” que no logró “la España que pudo ser y no fue”. En Burgos sus restos están bajo un monumento funerario erigido por suscripción pública.

El Circulo Cultural Juan Martín “El Empecinado” le recuerda cada año con actos en Castrillo del Duero y Roa del Duero. En 2025 se cumplirá el segundo centenario de su asesinato. El Presidente de la Comunidad de Castilla-León le debe un homenaje; el que Madrid niega este año al General Riego en el bicentenario de su asesinato el 07.11.2023. Se incumple así la Ley de memoria histórica; se sigue falseando la historia. Son dos siglos de odio negándose a reparar con un homenaje a quienes pagaron con su vida su deseo de que España fuera “el país que pudo ser y no es”.

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