Robert McCall (Denzel Washington), llega a las costas de Italia luego de su retiro y de su redención en 2014 en la ciudad de Boston con la primera entrega de El Justiciero. El director estadounidense Antoine Fuqua dirigió todas las entregas, gracias a lo cual se percibe la continuidad de la narrativa y de sus personajes, que permite apreciar cómo Washington le da cierta profundidad a un personaje de acción, que deja su huella en el cine como una nueva saga.
Esta tercera y última entrega ofrece la misma generalidad de las anteriores, con un protagonista que ayuda a personas que son extorsionadas, amenazadas o violentadas por gánster. policías corruptos, etc. Esta entrega continúa con el ex agente que desde el sur de Italia pronto descubre que sus nuevos amigos están bajo el control de los jefes del crimen local, La Gomorra.
Cuando las cosas se ponen tensas, McCall se convierte en su protector. La película inicia sin reparos con la acción violenta que define en gran parte a la saga, con un recorrido de sangre que es evidente a dónde conduce, y aunque hay quienes están familiarizados con la saga, no deja de impactar y de entretener.
Estas películas están marcadas por una continuidad gracias a sus personajes y sus desenlaces. En esta última entrega no decepciona la manera como se imoplican los arcos argumentales y la relación de los personajes durante las tres películas. Cabe resaltar el nuevo encuentro entre Denzel Washington y Dakota Fanning, actores que se encontraron hace casi 20 años en la cinta Man on Fire (2004) que aún conservan cierta química en la pantalla.
En El Justiciero 3 el espectador puede seguir encontrando lo frío y calculador de su protagonista en sus avanzadas en contra de las personas que les hacen daño a otras, pero en esta ocasión, el dilema moral es más fuerte e interesante ya que al personaje se le percibe un desarrollo, y su encuentro consigo mismo es más evidente, con simbolismos importantes como su reloj, su crecimiento personal y su aceptación mientras sube y avanza por la pintoresca ciudad de Amalfi en Italia, y la resolución que tiene la película en cuanto se toma la decisión de pertenecer a algún lugar, hacer de la saga de El Justiciero una nueva referencia al cine de acción contemporáneo.
El espectador no se encontrará con algo innovador cinematográficamente hablando como John Wick, ni lo espectacular de la saga de Misión Imposible con sus abultados presupuestos, pero sin duda esta saga de El justiciero refuerza la idea que en ocasiones no hay que exagerar en la realización para tener buena calidad. Una historia sencilla pero franca para su género y un personaje que ya tiene una buena recordación en la audiencia, hacen que gracias a una muy buena edición y la consolidación de un personaje, se
entregue por una hora y cuarenta y seis minutos una película entretenida, versátil y bien actuada.
No se pierda la quinta colaboración entre Denzel Washington y el director Antoine Fuqua, después de Día de entrenamiento (2001), El Justiciero (2014), Los siete magníficos (2016) y El Justiciero 2 (2018) y esta última película con El Justiciero 3 (2023). Si le gusta el cine de acción, está en su película.