Hasta el siglo XVIII los cerdos europeos eran un tipo primitivo que
derivaba del jabalí, como ilustra su perfil generalmente rectilíneo. Se criaban
en condiciones extensivas y se alimentaban de los residuos agrícolas.
A partir del
siglo XIX nacen las razas porcinas en el extenso movimiento de modernización de
la agricultura en la que la Europa del norte y en particular Inglaterra jugaron un papel fundamental. Este
movimiento de creación de distintas razas fue una etapa fundamental del proceso
de mejora genética de la especie porcina. Pero fue también la fuente de largas
discusiones sobre el concepto mismo de raza pura y sobre los méritos
respectivos de la raza pura y del cruce como vías de mejora de la especie
porcina.
La evolución de la
selección porcina ha llevado a la creación de nuevas poblaciones porcinas, a
partir de las razas, que comercialmente reciben el nombre de líneas. Hoy en día
podemos hablar por tanto de dos grandes clases de poblaciones dentro del cerdo
doméstico: