Se han encontrado muros de abobe en la mayoría de las estancias del Edificio del atrio, ya sea en derrumbe o in situ. El material constituyente se trata de arcilla y arena secada al sol con la inclusión de un pequeño porcentaje de hidróxido de cal en la mezcla. Los ladrillos se encuentran en un estado de conservación muy precario, por lo que requieren consolidación en casi todos los casos. Los muros in situ se constituyen con un zócalo de ladrillos cocidos a partir del cual se colocan los adobes.

Esta técnica constructiva la encontramos habitualmente en los tabiques que subdividen las antiguas salas de banquetes del Edificio del Atrio y de forma más residual, en estructuras de fuego como la popina conservada en la cabecera del peristilo de las termas.

Estos paramentos estaban revestidos con una capa de estuco que en unas ocasiones era liso o bien decorado. Esta característica le confería protección y cohesión durante su uso, pero una vez el revestimiento comienza a desprenderse, la estructura interna del muro acelera su deterioro. El núcleo de adobe comienza a disgregarse y a perder su estabilidad por diversos motivos: fluctuaciones de humedad, erosión, empujes mecánicos, derrumbes, etc.

El proceso de conservación-restauración en estas estructuras comienza por la documentación gráfica, esencial en todo proceso de restauración, tanto previa como durante y al finalizar el proceso. La intervención sobre el muro se inicia con los tratamientos de limpieza para eliminar la suciedad y las zonas desprendidas o muy disgregadas. A continuación, se realiza la consolidación, cuyo fin último es penetrar en el material lo máximo posible. Devolverle la cohesión al material no es tarea fácil, sobre todo al no emplear resinas orgánicas. Dependiendo del caso, hemos empleado silicato de etilo por impregnación y lechadas de cal como tratamiento previo al encapsulado, realizado con una capa fina de mortero de cal y arena en la superficie. De este modo recuperamos la protección que tenía en el momento de su fabricación y evitamos que el adobe original continúe degradándose y acabe desapareciendo.

Muchos de estos muros han aparecido totalmente caídos y por lo tanto son irrecuperables durante la excavación, pero sí nos han servido para documentar las compartimentaciones del edificio, así como para extraer muestras que estamos analizando en laboratorio con el objetivo de conocer la composición de sus elementos.