A pesar del paso del tiempo, Inger Nilsson mantiene la atrevida expresión que a tanta gente ha inspirado.

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El reloj marca las nueve y media de la mañana en el Hotel Steigenberger, en Camp de Mar. La mayoría de los huéspedes desayunan cuando se colocan las cámaras fotográficas y televisivas, y se produce un alboroto en la terraza. Los espectadores saben inmediatamente qué está pasando. «¿De verdad son los actores de Pipi Calzaslargas?», pregunta alegremente un invitado y pide un bolígrafo para conseguir un autógrafo. Inger Nilsson, la actriz que interpreta a Pipi Calzaslargas, accede de inmediato y escribe dedicatorias en fragmentos de papel. En un segundo plano se sitúan Maria Persson y Pär Sundberg, quienes interpretaron a los hermanos Annika y Tommy en la adaptación del clásico libro infantil de Astrid Lindgren.

«Creo que la Isla es muy bonita: el ambiente, el paisaje... ¡pero nunca hubiese pensado que haría tanto calor en septiembre!», expresa Nilsson mientras se seca la frente. «No llevo maquillaje, debo aceptarme tal como soy», añade entre risas la actriz sueca. La sonrisa, el destello en sus ojos, la imagen de aquella niña pelirroja y atrevida que ha inspirado a tantas personas durante medio siglo regresan inmediatamente. Pocos se sorprenderían de que el mono, el ‘Señor Nilsson’, y el caballo, el inolvidable ‘Pequeño Tío’, apareciesen de repente por la esquina. «Somos viejos amigos de la infancia. Pasábamos juntos día y noche mientras grabábamos las películas. Sería genial pasar tiempo juntos de nuevo», afirma Nilsson. Hasta ahora, el contacto entre las exestrellas infantiles era escaso, y los tres desean pasar juntos unos días en Mallorca para revivir muchas historias del pasado.

Pär Sundberg, el locutor Bernd Reisig, Inger Nilsson, Maria Persson y Britta Beringer, del Hotel Steigenberger.

Pero, ¿cómo se ha dado el reencuentro? Pippi, Annika y Tommy deben agradecer esta estancia a Bernd Reisig. El locutor del programa Bembel und Gebabbel, de la radio FFH de Hesse, invitó a Nil-sson a su programa. Y cuando la actriz, de 64 años, habló de sus compañeros actores, a quienes no veía desde hacía mucho tiempo, a Reisig se le ocurrió espontáneamente la idea de invitarles para que pudieran volver a verse por primera vez en bastante tiempo. «Me alegré mucho y debo confesar que en la reunión se derramaron algunas lágrimas», revela con un guiño Reisig.

Las populares películas infantiles de Pipi Calzaslargas, rodadas entre 1968 y 1970, no hubisen sido posibles sin las interpretaciones de Inger Nilsson, Maria Persson como Annika y Pär Sundberg como Tommy. Sundberg, que ahora tiene 65 años, vive en Alicante. Conoce el ambiente mediterráneo, pero lo disfruta mucho más junto a sus viejos amigos. Maria Persson vive en la Isla desde hace más de 40 años. Pero también aprecia la estancia en el hotel del suroeste y las conversaciones con antiguos amigos. «Todos recuerdan distintas situaciones del rodaje, y así rememoramos el pasado», afirma Persson. Se esfuerza por no ser reconocida en público y vive recluida en Palma. «Visitamos el Port d’Andratx y queremos ir a la playa de Camp de Mar, y comer en un restaurante de allí», añade Persson.

Como hermanos

«Este encuentro me parece tan hermoso. Somos como hermanos que a veces no se han visto durante mucho tiempo, pero enseguida vuelven a conectar», explica Per-sson. Aunque mantienen el contacto a través de las redes sociales, verse y hablar en persona es completamente diferente. Los intérpretes coinciden en que reunirse cada año es lo adecuado. Y aunque en su destino de vacaciones reconocen a los actores y les piden autógrafos, no destacan por tener aires de grandeza: «No somos importantes. Otras cosas que suceden en el mundo son mucho más importantes», afirma Inger Nilsson.

La antigua residente de Villa Kunterbunt, Inger Nilsson, estaba encantada de firmar autógrafos. Fotos: Patricia Lozano.

Estrellas de la interpretación que emocionaron a generaciones de niños, adultos y abuelos sin haber ganado nunca mucho dinero, porque no era una práctica común en la industria cinematográfica de la época. «En comparación con los salarios actuales, lo que cobrábamos era calderilla», afirma Nilsson. Esta es una razón por la que el trío, al menos en apariencia, ha logrado mantener los los pies en la tierra. Tras los autógrafos y las entrevistas, vuelven a posar uno al lado del otro para una fotografía, tal y como lo hicieron hace más de 50 años. Sólo que, esta vez, el paisaje lo dibujan las palmeras mallorquinas.