Indris Díaz Díaz ha conquistado uno de los sueños que se propuso hace algunos años: ser tripulante de aviación, gracias a su perseverancia, y fe.

A sus 25 años ha recorrido muchas ciudades del mundo y al menos 12 países, mismos que han marcado su vida con bonitas experiencias.

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Dentro de sus pasatiempos favoritos están volar y hacer ejercicio y con su alegría también destaca como una joven empresaria digital

Nació en San Francisco, Lempira, luego se trasladó a Cortés y su vida estudiantil fue en Comayagua.

Tiempo después, en 2016, viajó a San Pedro Sula, donde tomó el curso de tripulante en la única escuela certificada del país; tiene cinco años ejerciendo la profesión, y vive en la capital, por su trabajo, dijo a tunota.

Creció junto a su abuela y hermano, pues sus padres están fuera del país.

“Considero que fue muy sana (su infancia), aprendí mucho, me enseñaron valores muy fuertes. Mi abuela es una excelente mujer, increíble, todo lo he aprendido de ella”, dijo.

Giro inesperado y mucha fe.

Indris Díaz ingresó a la universidad para estudiar Lenguas Extranjeras, luego conoció la historia de la amiga de una amiga, que viajó a Costa Rica para sacar un curso de tripulante y esto llamó su atención.

Inmediatamente investigó y se enamoró, al punto que dejó la carrera que había comenzó y decidió buscar una oportunidad en este rubro.

la atención es que a veces todo el mundo cree que ser tripulante de cabina solo es servir café, o ser bonita, pero no, no es así, Empecé a leer y me dí cuenta que conlleva muchísimas cosas, como procedimientos de seguridad.

Básicamente, una tripulante está enfocada en la seguridad de un vuelo, en la atención al cliente, entonces eso me llamó la atención”.

Sus planes eran viajar a Costa Rica, pero al final no pudo. Tiempo después se dio cuenta que podría sacarlo en el país, pero tenía un alto costo.

En ese entonces dependía económicamente de sus padres, ellos no podían ayudarla y se llenó de fe, y ella considera que fue un ‘milagro’ de Dios, pues lo que veía imposible, con fe, pudo lograrlo

“Siempre le digo a las personas: cuando uno realmente tiene fe, las cosas suceden. Yo le creí a Dios y le dije: yo sé que tú conoces mi corazón y sabes que yo deseo esto de verdad”, dijo.

“Todo el mundo dice: “¡Ay quiero ser aeromoza para conocer el mundo y muchos países! cuando realmente no es así, o sea, sí uno conoce otros países, pero el enfoque no es ese. Uno viaja a un país y ni siquiera se va al aeropuerto, sino que solo va a traer pasajeros”, añadió.

Un vuelo en pandemia

Con el inicio de la pandemia, el trabajo de Indris también se paralizó y el único vuelo que realizó en ese tiempo fue a Cuba, cuando se movilizaron a traer médicos para que apoyaran en la atención de los hondureños.

Los vuelos se reanudaron hasta diciembre de 2020, por lo que estuvo unos siete u ocho meses sin volar.

Sin embargo, el tiempo no lo desaprovechó, pues se dedicó a trabajar en su negocio digital, en el que se ve sacándole provecho, pues no se ve únicamente como empleada por el resto de su vida, por lo que está preparando muchos proyectos, mismos que comunicará a su comunidad, que en Instagram supera los 36 mil seguidores.

Aprovechó para dejar un mensaje a los jóvenes que desean incursionar en este rubro y sacar el curso de tripulante.

“Es una profesión muy linda, se disfruta increíble cuando uno realmente ama lo que hace, creo que uno no trabaja, en mi caso, cuando yo vuelo, no lo veo como un trabajo frustrante, sino que lo veo como algo que me relaja, entonces sí lo disfruto muchísimo”, expresó.

“Uno conoce a muchas personas, muchas culturas, aprende su atención al cliente, pero lastimosamente en nuestro país no hay mucha oportunidad de empleo en esta profesión, por lo que siempre pongan en manos de Dios sus planes, él abre puertas y coloca a las personas correctas en nuestro camino”.

Concluyó invitando a las personas a no tener miedo, sino mucha fe, a la vez, que se capaciten porque el éxito en esta profesión no radica solo en tener una buena imagen, sino tener visión y perseverancia.

Cada cosa que hacemos en la vida conlleva un riesgo y de uno depende si decide arriesgarse o quedarse paralizado.

Indris Díaz. Aeromoza hondureña.

Su ciudad favorita es Bogotá, Colombia, por su clima frío y las bellezas que ofrece. Nunca ha vivido una emergencia a bordo.

La catracha comparte fotos en sus redes sociales de los hermosos lugares que ha visitado en México, Perú, República Dominicana.

Ha estado en Cancún, la Montaña de los siete colores, el Machu Pichu y muchos más.

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