Ávila extramuros: los tesoros que hay fuera de la muralla

Tomar el sol en el paseo del Rastro, visitar la Iglesia de San Andrés y otras tantas maravillas

Ávila extramuros: los tesoros que hay fuera de la muralla

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Una visita a ** Ávila ** carece de sentido sin una subida a su muralla medieval. El cinturón de piedra, imponente e infranqueable, ha protegido durante siglos las joyas del interior de la ciudad mística: el Convento de Santa Teresa, la Catedral, el rosetón de la iglesia de San Pedro coronando una pacífica plaza.

La muralla es a la vez guardiana de los abulenses y mirador panorámico de los viajeros. Los emblemas de Ávila, sus gentes, sus callejuelas y sus jardines están a buen recaudo a las faldas del muro.

Pero, ¿qué hay en el exterior? Desde lo más alto de las torres se ven el horizonte y los campos castellanos. Si miras bien, también se divisan algunos rincones inesperados.

Merece la pena salir del perímetro, descender las laderas de hierba donde descansa la muralla y husmear por los alrededores. A las puertas de Ávila, no muy lejos, hay una basílica llena de arcos, un río apacible e infravalorado, una fábrica en ruinas... Y unos cuantos secretos más.

Desde lo más alto de las torres se ven el horizonte

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EL PASEO DEL RASTRO

A los vecinos de Ávila les gusta relajarse y tomar el sol en los bancos de este amplio camino pegado a la muralla, que aquí se asienta sobre la roca natural. De fondo, la estampa natural de la sierra de Gredos y el valle, y un poco más cerca está el barrio de la Toledana, llamado así porque se orienta hacia Toledo, claro.

Aunque esté fuera de los límites del muro, el Paseo del Rastro forma parte del casco histórico y está prácticamente en el centro urbano. Ojo si tienes prisa, que la calma y la alegría de este lugar enganchan.

LA BASÍLICA DE SAN VICENTE

En la plaza de San Vicente se levanta un templo románico bautizado con el mismo nombre. Llama la atención por su galería porticada del siglo XV, que tienta a cualquiera a pasear entre sus arcos y a refugiarse bajo su tejado, sobre todo cuando está iluminada por la noche.

Es inconfundible por el acabado “abierto” de su torre más alta. Que no te despisten sus dimensiones ni su sofisticación, que esta iglesia empezó a construirse en el año 1130.

El paseo del Rastro, perfecto para relajarse y tomar el sol

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LA IGLESIA DE SAN ANDRÉS

Podría ser la hermana bajita de la basílica de San Vicente y está a tan solo a unos metros de ella.

Esta iglesia, a todas luces románica, merece que saques una foto a esas rendijas de la roca que hacen las veces de ventanas, y también que mires hacia arriba para ver sus bóvedas achatadas, por contradictorio que suene esto último. Parece impenetrable, pero una vez dentro, es difícil no enamorarse de su sencillez.

EL RÍO ADAJA

A estas alturas es imposible no haberse dado cuenta: Ávila está llena de iglesias hasta fuera de sus muros. Los amantes de la arquitectura tienen diversión para rato, pero quienes busquen la parte más verde de la ciudad no tienen que irse muy lejos. El río Adaja es genial para respirar el aire fresco de la sierra.

Y en su ribera hay algunos secretos por descubrir, como el Molino de la Losa (un restaurante instalado dentro de un viejo molino que parece flotar sobre el agua) , la encantadora Ermita de San Segundo y las Antiguas Tenerías Judías, donde la comunidad trabajaba pieles y cueros con las aguas del río hace cientos de años.

La basílica de San Vicente, Ávila

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LA FÁBRICA DE LA LUZ

¿Qué pinta esa chimenea de ladrillo entre tanto edificio románico? Pues, actualmente, no mucho. Pertenece a la Fábrica de la Luz, una vieja central eléctrica de la que hoy solo quedan los huesos: está desmantelada y en ruinas.

Es un recuerdo de la historia abulense un poco más cercano a nuestra era: se edificó en el siglo XIX y funcionó durante el siglo pasado.

Para la fábrica se han planteado diferentes destinos: una discoteca, un hotel, un centro cultural… Su estado de abandono no impide ver su belleza industrial, ¡no hay duda de que debería comenzar una nueva vida!

LA UNIVERSIDAD DE LA MÍSTICA

Los carteles informativos de las iglesias hablan de plantas románicas y góticas, pero ninguna habla de un trazado en forma de estrella.

Para ver algo así hay que irse bastante lejos del muro, al Centro Internacional Teresiano Sanjuanista, también conocido como la Universidad de la Mística.

Un paseo al lado del Río Adaja

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La estructura del centro está planteada como una estrella irregular de cinco puntas. En su interior se estudia, como no podía ser de otro modo, la doctrina espiritual de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz.

En realidad, el mejor punto para observar este curioso lugar es precisamente desde lo alto de la muralla.

Y OTRAS TANTAS MARAVILLAS

Ávila extramuros tiene tanto que mostrar como el interior de la ciudad, y no es admisible hacer la vista gorda. Siempre faltarán horas para aventurarse al exterior, donde esperan otros tesoros que, de explicarse aquí, esta lista no acabaría nunca.

Lugares que dejaremos para que los curiosos las conquisten. Aquí van algunas sugerencias: un buen puñado de ermitas, dos o tres monasterios, algún convento lejano, un cementerio judío.

Recomendamos hacerse con un buen mapa y prepararse para la aventura, porque la muralla de Ávila hace mucho que dejó de ser una frontera: hoy en día es una invitación a explorar lo que hay más allá de sus límites.

Ávila extramuros tiene tanto que mostrar como el interior de la ciudad

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