Flexibilidad psicológica: símbolo de salud física y mental

Escrito por: Paulino del Campo Redondo
Publicado: | Actualizado: 09/03/2022
Editado por: Mireia Frias

La mayoría de los problemas emocionales o psicológicos que se producen son a causa de la inflexibilidad psicológica. La inflexibilidad psicológica se debe a la falta de capacidad para poder mantener o cambiar comportamientos en función de lo que permita la situación en base a lo que cada persona necesita o valora para sí misma.

La mayoría de los problemas emocionales o psicológicos que se producen
son a causa de la inflexibilidad psicológica


 

El Dr. Paulino del Campo Redondo, especialista en psicología, nos explica cuáles son los errores principales en nuestra manera de actuar o pensar que acaba produciendo esa rigidez mental.

  • Estancamiento vital centrado en el futuro o en el pasado olvidando vivir y estar en el presente.
  • No tener claras nuestras propias necesidades ni lo que valoramos para nosotros mismos.
  • Actuar de manera incoherente sin tener en cuenta lo que para nosotros es importante y valioso.
  • Fusionar nuestros contenidos mentales y aceptarlos como parte de nuestra realidad.
  • Evitación experiencial. Hace referencia a aquellas soluciones a problemas que no están siendo eficaces y que seguimos repitiendo y manteniendo, a la vez que la necesidad de controlar nuestras sensaciones, pensamientos, experiencias, recuerdos y emociones que queremos tratar de evitar.

La flexibilidad psicológica es, en definitiva, la capacidad de estar en el presente actuando según lo que cada situación permita, aceptando que no siempre todo va a estar bien y que aparecerán situaciones o experiencias internas desagradables que serán inevitables y que se interpondrán a nuestras aspiraciones personales o a las metas que nos hayamos marcado. Veamos cómo conseguir ser flexibles psicológicamente:

Aceptar nuestras experiencias internas y externas teniendo en cuenta nuestras necesidades para poder llegar a tener esa vida que tanto hemos valorado. Es decir, no se puede evitar lo inevitable. Hay estrategias de evitación manifiestas:

  • Evitar situaciones molestas, pasividad, no hacer nada.
  • Comportamientos o acciones de carácter compulsivo como por ejemplo comprar, hacer actividades frenéticas o jugar de forma patológica para evitar sentir malestar.
  • Adicciones a sustancias.
  • Autolesiones.
  • Problemas con la alimentación.

Estrategias encubiertas:

  • Preocupaciones por el futuro, “y si…”
  • Pensamiento en bucle o circular “¿por qué a mí?
  • Darnos razones para justificarnos a nosotros mismos de las conductas ineficaces que seguimos realizando.
  • Culparnos o culpar a otros.

De lo que se trata al fin y al cabo es de poder mantener nuestro comportamiento o cambiarlo según lo que la situación nos pida y lo que nosotros necesitemos, aunque aparezca la adversidad o el malestar. Esto es comprometernos con nosotros mismos.

  • Tener claro cual es nuestra apuesta de valor en la vida. La ausencia del malestar no es el bienestar, es ser capaz de encontrar el propósito que tengamos y poder actuar en coherencia con ello.
  • Implicarnos en el mundo y la vida, sin ponernos limites y así enriquecernos más.
  • Defusión cognitiva. Tratar los pensamientos como un proceso, no como la realidad y poder cambiar la función del pensamiento para que no se comporten como un disparador de conductas que acaban siendo ineficaces. Debemos actuar como observadores de nuestros contenidos mentales para poder solventar todos los problemas que se presenten cuando actuemos en la dirección que nos hayamos marcado. Es decir, hay que intentar conectar con las posibles consecuencias de nuestras conductas y hacer menos caso al lenguaje, lo que uno dice sobre lo que está interpretando que ocurre.
  • Reconceptualizar el “Yo” como individuo dentro de un contexto. Hay que tener una consciencia de la experiencia y poder eliminar las evaluaciones y las etiquetas que nos ponemos, normalmente causadas por el reflejo de las que nos han puesto antes los demás. Dejar de justificar nuestras actuaciones determinadas con la expresión “yo soy así”. Debemos conseguir observar la actividad mental sin etiquetas y no dejando que éstas nos afecten. Tener en cuenta que la visión de nosotros mismos debe ser un lugar seguro, libre de etiquetas, ya que éstas nos limitan llegar dónde queremos.
  • Contactar con el presente. No vivir anclado en otros momentos de la vida que no sean el ahora. Hay que entender la realidad como debe ser y no como nos cuentan que son las cosas. Así, podemos dejar de tener una visión rígida de cómo debe ser todo y podemos crear distintas alternativas.
  • Comprometidos con nuestros valores. Con compromiso y responsabilidad hemos de ser capaces de ser libres para elegir la dirección que queramos tomar. No se trata de hacer lo que se nos antoje en cada momento, ni de estar bien sin tener en cuenta las necesidades de los demás, sino de conocer qué necesitamos para tomar la dirección acorde a lo que queramos, aunque implique a veces sentir incomodidad.
  • Hacer que se produzcan cambios cuando no haya otra opción y evitar sentirse mal o no evitar esa emoción cuando surgen imprevistos en el camino.

 

La flexibilidad psicológica es símbolo de salud física y mental. Y ser alguien que no consigue tener esa flexibilidad acaba siendo causante proporcional de casi todos los problemas emocionales o psicológicos, como por ejemplo la ansiedad, problemas de pareja, sexuales, baja autoestima, depresiónfobias, adicciones, problemas alimentarios o estancamiento vital, entre otros. Para conseguir lograr ese estado de flexibilidad psicológica, igual que para eliminar la inflexibilidad o la rigidez, la Psicoterapia, dispone de innumerables técnicas, formas de cambio y experiencias de aprendizaje, que, en su práctica ha demostrado su eficacia.

Por Paulino del Campo Redondo
Psicología

El Sr. del Campo es especialista en Psicología. Cuenta con más de 30 años de experiencia en la profesión y una extensa formación en distintos campos de la especialidad, contando con un máster en Psicología Clínica y de la Salud por la Asociación Española de Psicología Clínica Cognitivo Conductual, siendo experto en terapia cognitivo conductual, terapias contextuales y terapia breve estratégica. Todo ello le permite abordar problemas como los trastornos de ansiedad, estrés, depresión, trauma, así como problemas de pareja, sexualidad y dependencia emocional. También trastornos de personalidad y de conducta, duelo o pérdidas. 

A lo largo de su trayectoria ha recibido diversos reconocimientos, tales como la mención honorífica por el Colegio Oficial de Psicólogos. Es miembro de la Sociedad Española para el Desarrollo de la Psicología Clínica y de la Salud.  El objetivo del Sr. del Campo es emplear distintas técnicas adaptadas a cada persona para que consigan contactar con sus objetivos y conseguirlos, afrontando las barreras que se interponen en el camino, tanto internas como externas, potenciando las fortalezas y ampliando el conocimiento del ambiente y de sí mismos. En la actualidad ejerce en su consulta privada de Psicología.

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