 Redacción @todocircuitoweb |
Álvaro Bautista tiene una cuenta pendiente en MotoGP. El piloto talaverano sigue inmerso en una nube tras haberse proclamado campeón del mundo de Superbikes junto a Ducati, un título mundial que el #19 no conseguía desde la temporada 2006, cuando coronó la clasificación del Mundial de 125 cc al manillar de una Aprilia.
Tras luchar a brazo partido por el título del cuarto de litro entre 2007 y 2009, Bautista dio el salto definitivo a MotoGP en 2010, y lo hizo al manillar de una Suzuki poco antes de que la fábrica de Hamamatsu decidiera tomarse un respiro en su proyecto en la categoría reina.
Después vino una etapa de tres temporadas sobre una Honda satélite, compitió con una Aprilia oficial en 2015 y 2016 y finalmente corrió para el equipo de Jorge Martínez Aspar hasta finales de 2018, cuando la falta de una oferta atractiva en MotoGP le hizo cambiar de paddock y poner rumbo al Mundial de Superbikes.
El bagaje acumulado por Álvaro a lo largo de las nueve temporadas que pasó en MotoGP se antoja escaso para un piloto de su nivel: cero victorias, tres terceros puestos y una pole position es todo lo que el piloto español logró arañar de su largo periplo en MotoGP, cerrando en 2012 su mejor temporada con una quinta posición final cuando competía para el San Carlo Honda Gresini.
Hoy, a sus 38 años recién cumplidos y tras haber sido el mejor piloto de la temporada en el WorldSBK, Bautista reflexiona sobre su paso por MotoGP, una etapa en la que, bajo su punto de vista, "me faltó algo para demostrar mi potencial". "No puedo apelar a la mala suerte", admite en una entrevista ofrecida a La Gazzetta dello Sport, "de hecho me siento afortunado, porque soy un piloto y el simple hecho de vivir esta vida es un sueño para mí, he logrado grandes éxitos y también he pasado por malos momentos, pero es parte de la vida".
De lo poco que se arrepiente Álvaro a estas alturas es, quizás, el no haber ganado también el título del cuarto de litro en 2008, cuando acabó subcampeón por detrás de Marco Simoncelli, y también admite que echó en falta el haber tenido un buen prototipo en MotoGP en alguna de las nueve temporadas que pasó en esta categoría: "Quizás me faltó conseguir el título de 250, y luego haber tenido una moto competitiva en MotoGP. No sé si habría ganado el título, habría sido bonito tener al menos esa oportunidad".
El ahora piloto de Ducati cree que, de haber seguido corriendo con Aprilia más allá de 2016, habría sido capaz de lograr buenos resultados con la máquina de Noale, pero a los italianos se les acabó muy pronto la paciencia: "Estoy seguro de que, de haberme quedado en 2017, lo habríamos hecho muy bien. En 2015 la moto todavía era un híbrido, en 2016 empezamos en febrero muy retrasados, pero al final de temporada trabajamos bien y empezamos a luchar por el top 5"
"Ellos pensaban que tenían una moto maravillosa y que su problema eran los pilotos", prosigue Álvaro. "Tiempo después, su director técnico, Romano Albesiano, me dijo que se habían equivocado, querían recuperarme para 2018, pero ya le había dado mi palabra a Aspar".
A sus 38 primaveras, Bautista sabe que las puertas de MotoGP ya no volverán a abrirse por muchos méritos que logre en el WorldSBK; sin embargo, el talaverano cree que Ducati le debe al menos un wildcard para disfrutar de nuevo del pilotaje de una MotoGP y, quién sabe, quizás replicar lo que hizo Troy Bayliss en el Gran Premio de Valencia 2006, carrera en la que el australiano participó como invitado y en la que se llevó una sorprendente victoria.
Leer también: Vuelven las tetracilíndricas de 400, pero desde China: la Kove 400 RR tiene 67 cv y un diseño muy R
"Me gustaría, como hizo Bayliss en 2006, en Valencia", responde Bautista a la pregunta de si participaría otra vez en una carrera de MotoGP. "Pero antes me gustaría probar la Desmosedici, me parece una moto muy divertida, y creo que sería un bonito regalo por parte de Dall'Igna", dice un Álvaro Bautista que espera un detalle por parte de los de Borgo Panigale por su excelente temporada en el WorldSBK.
