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Fábula - Lecture notes ESTUDIO

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Fonética y fonología del español

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Año académico: 2019/2020
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Fábula

Ir a la navegación Ir a la búsqueda Para otros usos de este término, véase Fábula (desambiguación).

Esopo. Ilustración en las Crónicas de Núremberg. La fábula es una composición literaria narrativa breve, generalmente en prosa o en verso, en la que los personajes principales suelen ser animales o cosas inanimadas que hablan y actúan como seres humanos. Cada fábula cuenta, en estilo llano, una sola y breve historia o anécdota que alberga una consecuencia aleccionadora. Posee "una intención y redacción didáctica de carácter ético y universal" 1 que casi siempre aparece al final y más raramente al principio, llamada generalmente moraleja o adfabulación. En el Diccionario de retórica y poética de Helena Beristáin 2 se indica que “se trata de un género didáctico mediante el cual suele hacerse crítica de las costumbres y de los vicios locales o nacionales, pero también de las características universales de la naturaleza humana en general”.

Índice

 1 Características  2 Género literario  3 Historia  4 Fábula y moraleja  5 Véase también  6 Referencias  7 Bibliografía  8 Enlaces externos

Características[editar]

Como género literario, posee un carácter mixto narrativo y didáctico, que ya apercibió La Fontaine al dividirla, en el prólogo a sus Fábulas (1667), en fábula propiamente dicha o "cuerpo" y moraleja o "alma". A causa de su carácter práctico,

que la exime de intenciones filosóficas o trascendentales, se la ha llegado a llamar "la pariente pobre del mito". Además debe contener estas propiedades:

Elementos de la narración : Generalmente en las fábulas existe un narrador que relata los hechos acontecidos en tercera persona, en orden cronológico. Además, relata lo que les sucede a los personajes principales en un tiempo y lugar indeterminados.  Estructura : Las fábulas, suelen estar escritas en prosa o en verso además de que suelen ser historias breves y didácticas, en estilo llano. La mayoría de estas comienzan con la presentación de una situación inicial en la cual, generalmente se plantea una problemática o dilema moral que puede tener solución o no. Finalmente, esta termina con una enseñanza, moraleja o afabulación que puede ser útil para el lector. Más raramente aparece al principio o no aparece de forma explícita.  Los personajes : En su mayoría, los personajes suelen ser animales u objetos inanimados a los que se les dota con pasiones humanas como la codicia, la soberbia o la envidia. Estos suelen estar envueltos en situaciones problemáticas que deberán resolver. Estos personajes animales suelen ser prototipos: la nobleza y la fuerza son representados por el león; la astucia por el zorro, etcétera.  Temas : Generalmente los temas que se abordan en las fábulas son vicios humanos como la arrogancia, la mentira, etcétera; ya que detrás de cada una de estas se muestra una intención de criticar los comportamientos y actitudes que se van desarrollando dentro de la historia.  Su exposición de vicios y virtudes es maliciosa, irónica. Es frecuente la contraposición entre la fuerza y la astucia y la idea, propia del mundo pagano, de que es imposible cambiar la naturaleza propia de cada cual.

La fábula clásica reposa sobre una doble estructura; desde el título mismo se encuentra una oposición entre dos personajes de posiciones subjetivas encontradas. Pero estos dos personajes se encuentran siempre en desigualdad social: uno en posición alta y otro en posición baja y desfavorable. Gracias a un evento narrativo imprevisto o survenant , el que estaba en posición alta se encuentra en posición inferior y viceversa. Este esquema es denominado por Christian Vandendorpe como "doble reenvío" en Apprendre à lire des fables , Montréal, 1989 y se encuentra en decenas de ellas, sobre todo en las populares, y permite fijar la comprensión y vehicular una moralidad clara. Como dice Hegel, "La fábula es como un enigma que será siempre acompañado por su solución" ( Estética , II) Incluso si la fábula no tiene ya popularidad, el esquema que la forma se reencuentra en el hecho diverso (Christian Vandendorpe, De la fable au fait divers ) y en la leyenda urbana (Jean-Bruno Renard, Rumeurs et légendes urbaines , París: Coll. Que sais-je?, 3445). Estas situaciones son imprescindibles en una fábula, pues sin importar el autor, el contexto social o político, estas son las que la identifican y marcan un límite entre ella y otros géneros similares con los que podría confundirse por la forma alegórica que contienen.

Al que trabaja algo, puede disimulársele que lo pregone; el que nada hace, debe callar. Desde su charco, una parlera rana oyó cacarear a una gallina. «¡Vaya! -le dijo-; no creyera, hermana, que fueras tan incómoda vecina. Y con toda esa bulla, ¿qué hay de nuevo?» «Nada, sino anunciar que pongo un huevo». «¿Un huevo sólo? ¡Y alborotas tanto!» «Un huevo sólo, sí, señora mía. ¿Te espantas de eso, cuando no me espanto de oírte cómo graznas noche y día? Yo, porque sirvo de algo, lo publico; tú, que de nada sirves, calla el pico».

Historia[e

ditar] La fábula ya era cultivada en Mesopota mia, dos mil años antes de nuestra era. 4 Unas tablas de arcilla que provienen de bibliotecas escolares de la época cuentan brevemente historias de zorros astutos, perros desgraciados y elefantes presuntuosos. Muchos de estos textos muestran una gran afinidad con los proverbios por su

construcción antitética, pero no poseen una moral exp lícita.

En la antigüedad griega, la primera fábula, conocida como "fábula del ruiseñor", la contó Hesíod o a comienzos del siglo VII a. en Los trabajos y los días , y ya posee la intención de hacer reflexionar sobre la justicia. Aunque en Homero no hay fábulas, sus comparacione s con animales ya poseen in nuce el germen del género. En época clásica Sócrat es entretuvo sus últimos días poniendo en verso las fábulas del

esclavo en Samos al filósofo Janto, quien le prometió repetidas veces la libertad y la obtuvo al fin gracias a una intervención popular. Nicós trato hizo una colección de fábulas con intención educativa en el siglo II, y también otros sofistas. De Grecia la fábula pasó a Roma; Hora cio escribió en Sátiras , II, 6, una memorable, la del ratón del campo y el ratón de ciudad; Fedro, siguiendo ese precedente, transformó el género en prosa en un género poético en verso. A fines del siglo I d. de Cristo Babrio t ambién escribió algunas, y en el prólogo al libro segundo

de su colección mencionó al fabulista libio Cybissos; también escribió el cilicio Connis. En el siglo IV el poeta romano Flavio Aviano escribi ó unas cuarenta, en su mayor parte adaptaciones de las de Fedro, pero otras no atestiguadas por ninguna tradición y quizá elaboradas por él mismo; las fábulas de Aviano circularon mucho en la Edad Media, porque a diferencia de las de Fedro no son nunca licenciosas y su métrica, en la que abunda el hexámetro l eonino, facilita el recuerdo. Del mismo siglo es el fabulista griego Aftonio .

narraciones compuestas por clérigos anónimos en el siglo XII. En las historias del Ysengrinu s , obra latina del poeta flamenco Niva rd de Gand, la lucha del zorro contra el lobo sirve de pretexto para una vigorosa crítica social de la sociedad feudal y sus injusticias. La fábula se transforma aquí en una comedia animal. En el siglo XII, la poetisa María de Francia public a una colección de 63 fábulas.

Por otra parte, circularon por Europa numerosas colecciones de otras fábulas perteneciente s a una tradición autónoma distinta de origen indio

( Hitopadesa , Pancatantra ), difundidas a través de traduccion es árabes o ju daicas españ olas o sicilianas. Muchas de ellas fueron a pasar a ejemplarios o libros de ejemplos para sermone s. El más famoso y difundido fue, sin duda, la Disciplina clericalis del judío converso español Pedr o Alfonso, entre otros muchos.

Jean de La Fontaine.

Durante el Renacimien

modelo de un grabado acompañado de una corta pieza en verso. En Portugal cultiva la fábula Sá de Miranda. El jesuita Franço is-Joseph Desbillons, profesor, produjo quinientas sesenta. Bois ard publicó una colección con mil y una. Jean- Pons- Guillaume Viennet public ó en 1843 fábul as que escribió a lo largo de toda su vida. Incluso Napol eón, antes de ser consagrado emperador, compuso una juzgada bastante buena en su época.

Sin embargo casi todos estos autores han caído en el olvido, salvo Jean de

La Fontaine, cuyas clásicas fábulas, de riquísimas fuentes, pasaron incluso a ser ilustradas o a estamparse en diversos objetos (biombos, mesas) a partir de pinturas y motes. En Francia fueron también famosas las del escritor dieciochesco Jean-Pierre de Claris de Florian ( 1755 - 1794 ). Este último compuso una colección de un centenar de fábulas de moraleja pública o privada, muchas de ellas inspiradas en las del tinerfeño Tom ás de Iriarte ( Fábula s literarias ). Florian inspiró a su vez al inglés John Gay y al

ose Bierce utilizó la fábula para la sátira polític a en los Estados Unidos (con sus Fábulas fantásticas y su Esopo enmendado ), pero Beatrix Potter (1866- 1943) fue más convencional en Gran Bretaña.

En España, y ya en el siglo XX, ha escrito un Nuevo fabulario Ram ón de Basterra, quien, siguiendo algunos precedentes de Hartzenbu sch, hace protagonistas de sus composicione s a elementos deshumaniza dos, como máquinas, cigüeñales, émbolos, cables y grúas, en vez de leones, zorras, cuervos o lobos; con ello incorpora

la Revolución industrial y las Vanguardi as a esta milenaria tradición. En 1961, el dramaturgo francés Jean Anouilh public ó una colección de 43 fábulas que fue muy vendida y revitalizó este género. Jean Chollet ha escrito también en el siglo XX bastantes fábulas inspiradas en el mundo actual.

Las fábulas y los apólogos s e utilizaron desde la Antigüedad grecorromana por los esclavos pedagogos para enseñar conducta ética a los niños que educaban. La moral deducida de estos ejemplos era la del paganism

siglo XVIII y su afán didáctico y educador comenzaron a escribirse fábulas; en el siglo XIX, la fábula fue uno de los géneros más populares, pero empezaron a ampliarse sus temas y se realizaron colecciones especializada s. En el siglo XX el género se cultivó ya muy poco.

A principios del siglo XXI, inesperadame nte, la fábula padece una revolución literaria gracias a la obra del escritor napolitano Sabatino Scia, autor de más que doscientos fábulas, que él llamó "fábulas de protesta occidental"; como el mismo Esopo y Fedro, ha

elegido el género fábula cuál género principal y al mismo tiempo género- portavoz de la misma actividad creativa. La fábula, ahora, por el trabajo de renovación de Sabatino Scia, ya no es simplemente un medio para contar la vida, un instrumento para poner en escena los vicios del hombre, los vicios de la sociedad y los problemas de la naturaleza misma, sino es el teatro mismo en que los vicios se manifiestan de modo completament e espontáneo. " ¡Y se sabe que en las fábulas, raleas a correo para protestar, cada cosa se mueve, ríe, llora, se enfada, habla, juega. Las

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Esopo. Ilustración en las Crónicas de Núremberg.
La fábula es una composición literaria narrativa breve, generalmente en prosa o
en verso, en la que los personajes principales suelen ser animales o cosas
inanimadas que hablan y actúan como seres humanos. Cada fábula cuenta, en
estilo llano, una sola y breve historia o anécdota que alberga una consecuencia
aleccionadora. Posee "una intención y redacción didáctica de carácter ético y
universal"1 que casi siempre aparece al final y más raramente al principio, llamada
generalmente moraleja o adfabulación. En el Diccionario de retórica y poética de
Helena Beristáin2 se indica que “se trata de un género didáctico mediante el cual
suele hacerse crítica de las costumbres y de los vicios locales o nacionales, pero
también de las características universales de la naturaleza humana en general”.
Índice
1 Características
2 Género literario
3 Historia
4 Fábula y moraleja
5 Véase también
6 Referencias
7 Bibliografía
8 Enlaces externos
Características[editar]
Como género literario, posee un carácter mixto narrativo y didáctico, que ya
apercibió La Fontaine al dividirla, en el prólogo a sus Fábulas (1667), en fábula
propiamente dicha o "cuerpo" y moraleja o "alma". A causa de su carácter práctico,