Vivir con un deportista

A veces los deportistas vivimos tan dentro de nuestro mundo que olvidamos que existe otro fuera.

Fran Chico

Vivir con un deportista
Vivir con un deportista

Creo que no hace falta que defienda los valores y las ventajas que te da el deporte. Yo estoy convencido de que haciendo deporte es más fácil ser feliz; que esa hora que dedicamos al esfuerzo físico, sea para arrancar el día con energía, para hacer el “parón" a medio día o para acabar la jornada con la mente despejada, es clave para sentirnos mejor y hacer más felices a los que están cerca de nosotros.

Muchos nos dicen que tenemos “mono" cuando el día se tuerce y te metes en la cama diciendo eso de “hoy no he hecho nada", que el que te conoce ya sabe que te refieres a que no te has puestos en pantalón corto para entrenar. Y es cierto. Ya no es sólo por estar en mejor o peor forma física, por estar trabajando para superar un reto deportivo que te llena de la ilusión necesaria para tener un extra de energía al levantarte cada día, es porque nuestra mente está mucho mejor preparada para disfrutar de la vida familiar y a la vez también para rendir mejor en el trabajo.

El deporte nos da ese plus de positividad y resistencia para superar los problemas del día a día. El deporte, que nos pone a prueba continuamente, nos entrena para buscar siempre soluciones y no caer en el error de lamentarse de los problemas. Los que somos deportistas sabemos que al final todas las metas se acaban alcanzado.

Pero incluso con todas estas bondades del deporte tenemos que tener en cuenta que vivir con un/a deportista no siempre es fácil, Porque nos ponemos de los nervios cuando no podemos entrenar, porque a veces no medimos nuestra pasión e invadimos el tiempo y el espacio de los demás, porque si nos vamos de vacaciones queremos saber si hay gimnasio o sitio para salir a correr…¡porque tenemos el trastero que ya no da más de sí! Importante: no olvidar nunca que la vida es el mejor deporte y no el deporte es la mejor vida.