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Abismo

Chico en acantilado

Eso es lo que siento cada vez que me voy a cambiar de trabajo. Un abismo, como si te asomaras a un acantilado y solo vieras riesgo. Salir fuera de tu zona de confort.
Como si fueras a hacer puenting y estuvieras con el arnés puesto mirando hacia el fondo del río. El arnés, como supondrás, es esa persona que tienes a tu lado y sabes que te tirará de la cuerda para recogerte si las cosas no salen bien. Ese apoyo y seguridad.

Abismo es ese nerviosismo que aparece cada vez que me he cambiado de país por trabajo, o por una beca de estudio o prácticas.
O cada vez que empiezo algún proyecto nuevo, ahí está él.

Sí amigos, hablo de la zona de confort en la que se está de maravilla porque sabes lo que va a ocurrir en cada segundo.

¡Pues a mi los abismos me gustan! Y los veo necesarios en mi vida. Y se los recomiendo a todos. Siempre que el cambio sea pensado con lógica.

Una amiga me comentaba un día que por qué me había cambiado tanto de trabajo, algunos ligados con un cambio de ciudad o incluso de país. Sinceramente, porque quería ver más cosas, por salario (sí, no vivimos del aire, verdad, y los que vivís al día sin poder ahorrar, estaréis de acuerdo conmigo), por aprender idiomas, porque de lo contrario no podía ascender… Y eso no iba a ser un impedimento en mi carrera.

Siempre que me he cambiado de trabajo, e incluso de país, ha sido a mejor, y eso me lo ha dicho el tiempo más tarde.
Y han sido 5 veces. Empezar de nuevo, desde cero. Creando una «familia» allí donde me mudaba.

A veces he cambiado de trabajo por no aguantar el ambiente de trabajo. El no querer ir a trabajar me parece injusto en mi vida. Porque me gusta trabajar, porque me gusta crear buen ambiente de trabajo, y lo intento de todas formas, pero algunas veces encuentras personas tóxicas a tu lado que si no te alejas tú, te acaban comiendo. Esas personas que te van mellando el ego hasta que está por debajo del subsuelo.

Otras veces me he cambiado porque sencillamente no podía ascender, por el tipo de empresa pequeña. O porque no han confiado en mi lo suficientemente para poder hacer las funciones del siguiente puesto al mio.

Y es cuando llega ese pensamiento de «¡Hasta aquí! No aguanto más» cuando he decidido dar el paso.

Si no confían en mi los demás, ¡PUES YA LO HAGO YO!

Y es cuando las páginas de búsqueda de trabajo vuelvel a mi vida. Tengo que decir que he hecho pocas entrevistas de trabajo cuando he cambiado de trabajo. Y me lo pasaba bien (dentro de que es una entrevista), nunca sabía qué me iba a encontrar. Podía ser entrevista personal, o de grupo, con prueba de los programas de office, o de inglés.

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El abismo es difícil de controlar. Debes pensar qué es lo que te lleva a ese cambio.

Qué te lleva a emprender como asistente virtual. Qué te hace cambiar de puesto como secretaria de dirección a otra empresa.

Y sí, no será fácil. ¿Quién dijo que lo fuera a ser fácil? Pero seguro que es mejor que la situación en la que te encontrabas antes. Seguro que obtienes tu objetivo. Seguro que consigues esa conciliación familiar en el caso de que emprendas. Seguro que tienes ese mayor salario en el puesto nuevo. O un mejor ambiente de trabajo donde los lunes no te cueste ni madrugar (y existe, te lo digo por experiencia).

Me encanta la música, ya lo iréis viendo. Si os gusta el indie, os será fácil reconocer una de mis canciones preferidas:


Solo te hace falta volar. Tomar esa decisión de cambiar de vida.

[ctt template=»5″ link=»0as8f» via=»yes» ]A veces es únicamente dejarse llevar. @SAsistentes https://ctt.ac/0as8f+[/ctt]