Verónica Rodríguez, la última alfarera de cerámica negra en Ḷḷamas del Mouru

La cerámica negra vive desde hace dos años un nuevo repunte

La cerámica negra fue durante siglos la seña de identidad de Ḷḷamas del Mouru. Una artesanía de reconocido prestigio en la región que hoy sobrevive gracias al empeño de Verónica Rodríguez, la última alfarera que mantiene vivo el oficio gracias a su capacidad para atraer nuevos mercados.

Un día más Verónica hace girar el torno. Un arte, el de la cerámica negra, de larga tradición en Ḷḷamas del Mouru, que rescató su abuelo y en el que se inició siendo una niña. Hoy es la última de este oficio que no fue ajeno a la grave crisis de hace una década.

De un horno, cuya cocción es la clave para que adquieran su tonalidad negruzca, salen una decena larga de los diseños de toda la vida, como cántaros, queseras u ollas. Gracias a su tesón y empeño, la cerámica negra vive desde hace dos años un nuevo repunte.

Una producción destinada también al turismo. Un nuevo nicho de mercado para el que Verónica focaliza en parte su actividad. Por ejemplo con unas jornadas de puertas abiertas este fin de semana. El escaparate perfecto para que el torno, no pare de girar.