Palimpsestos: Nurdin

“El velorio fue un éxito”, seguro que me lo decía socarrón, con ese sentido del humor inteligente que lo hacía reírse de sí mismo o tomar las situaciones más jodidas con una sonrisa; pero este velorio era especial: era el suyo. Se nos fue Nurdin Sol, un tipo que jamás pasó inadvertido y que dejó un legado simbólico enorme en esta comunidad.

Perteneció a esa generación que contribuyó a trazar el futuro de Catriel, de pequeño caserío a pueblo y luego a ciudad. “Yo tuve la experiencia de ver crecer a un pueblo, y estoy seguro que colaboré en algo, sobre todo porque ayudé a formar varias instituciones”.

Todos recordamos al periodista, al hombre que durante 34 años fue el corresponsal del diario “Río Negro”, cuando la corresponsalía implicaba también el reparto en la madrugada y la receptoría de avisos.

Nadie como él conoció las calles de Catriel de madrugada y en el bar de la terminal -a eso de las seis de la mañana- ya le tenían preparado su desayuno diario.

En algunas charlas sobre el oficio del periodista me dijo “uno siente a veces que ha venido a la vida a cumplir una misión, la mía fue siempre la del servicio, eso fue el periodismo para mí, un servicio para mi gente”.

Muchos recordamos al amigo, a ese que siempre agradeceré por su alegría y por las palabras de aliento cuando ocupé el lugar de corresponsal del diario. Cada vez que lo encontraba me hacía sentir importante, me llenaba de elogios; lo que hablaba de su inmensa generosidad, su bonhomía y de su humildad. Le insistí para que escribiera sus memorias pero siempre se negó, lo veía como un acto de petulancia.

Gran relator de anécdotas, conversador apasionado, cultor de la amistad, famoso escritor de cartas a los amigos, consejero, agasajador, gentilhombre casi de otra época son algunas de sus notas que vibran en mi recuerdo.

No pude estar querido Nurdin -pero me lo aseguraron-, y te lo titulo en tapa para que te diviertas: “El velorio fue un éxito”.