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Título: Melodía de albogue |
El albogue es un viejo instrumento conocido en Europa, norte de África y Asia que en España terminó en manos de los pastores de muy contadas comarcas montañosas: la Sierra de Ayllón en Madrid, Alto Campoo en Cantabria, la sierra de Cádiz, los valles vascos de Arratia y el Goierri, la Sierra de Aralar en Navarra y la Demanda riojana y burgalesa.
Suele llamarse albogue de forma genérica -alboca en el País Vasco-, aunque en cada comarca recibe un nombre propio. En la sierra de La Demanda era conocido con nombres inespecíficos como dunzaina y gaita. Se trata de un artefacto sencillo, un cilindro de sabuco agujereado que se hace sonar con una caña vibradora en uno de sus extremos. Esta caña estaba hecha con una paja de centeno a la que se levantaba una lengüeta a punta de navaja. La caña se protegía con una embocadura cónica. En el otro extremo el sonido se amplifica con otro cono de asta de toro o de vaca.
Es un instrumento de viento que precisa un continuo caudal de aire para ser tocado en su forma más característica, esas continuas notas ligadas que recuerdan la imagen del zumbido de un insecto. Para tocarlo a la perfección hay que desarrollar una técnica de respiración que consiste en tomar aire por la nariz mientras la boca expulsa a la embocadura su último aliento, técnica que no estaba al alcance de todos los intérpretes.
Como decimos, el instrumento se tocó en La Demanda riojana y burgalesa, en varias de esas pequeñas aldeas de antigua economía pastoril que jalonan su paisaje y en alguna población de más entidad como Garganchón. Pastores y gaiteros aficionados fueron sus últimos intérpretes. El grupo de música tradicional Yesca encontró en un desván de esta localidad burgalesa un ejemplar que ha servido de molde para su reproducción.
Uno de sus últimos tañedores fue un vecino de la actualmente despoblada aldea de Amunartia, cerca de Ojacastro, llamado Santiago Sancha. Hacia 1975 grabó en una cinta casete varias canciones interpretadas con el albogue y la armónica. Este tipo de músicos populares hacían una música que bien podríamos llamar de subsistencia, fueron aprendices de oído e intérpretes de un instrumento que ellos mismos eran capaces de fabricar. Santiago Sancha, motivado más por el deleite que por la tradición, no nos dejó en esta cinta ninguna melodía pastoril ancestral sino las canciones populares que estaban de moda en los años sesenta del pasado siglo. Pese a ello este testimonio es muy valioso.
Albogue hallado en Garganchón (La Riojilla). Foto: Gonzalo Pérez Trascasa.
Albogues de África y Eurasia. Musical Instruments of the World: An Illustrated Encyclopedia by the Diagram Group, Paddington Press Ltd, UK, 1975.
El albogue ya está datado en España en el siglo XIII y aparece, como puede verse en el enlace siguiente, representado en una de las Cantigas de Alfonso X El Sabio.
Enlaces:
http://www.funjdiaz.net/museo/ficha.php?id=2
Bibliografía:
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Juan Bautista Varela de Vega, «Anotaciones históricas sobre el albogue», en Revista de Folklore, Obra social de Caja España, tomo 1a, nº. 2, Valladolid, 1980.
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Manuel García Matos, «La Gaita de la Sierra de Madrid»; «La Alboka vasca», Anuario Musical, vol. XI, Madrid 1956.
José Manuel Fraiel Gil, «Más notas sobre la gaita serrana en Madrid y sus relaciones con otros instrumentos musicales en España», Actas de las I Jornadas Técnicas sobre Madrid Tradicional, San Sebastián de los Reyes 1984.
Luis Ángel Payno Rodríguez, «La chifla de Campoo» en Revista de Folklore, Obra social de Caja España, tomo 13b, nº 154, Valladolid, 1993, páginas 111-117.
José Subirá Puig, «José Mariano Barrenechea, Alboka. Entorno folklórico», en Revista de Ideas Estéticas, nº 143, CSIC, Madrid, 1978, páginas 55-56.
Ramón Andrés, Diccionario de instrumentos musicales, Vox-Biblograf S.A., Barcelona, 1995.