Así es Lucía, la hija de Arantxa del Sol y Finito de Córdoba: artista, estudiante de diseño y apasionada de los caballos

La que fuera presentadora en los años noventa y el torero llevan casi 20 años casados. Su hija mayor acaba de empezar una nueva etapa en Madrid donde estudia en la universidad.

Lucía, la hija mayor de Arantxa del Sol y Finito de Córdoba.

Foto cedida por Lucía Serrano.

Arantxa del Sol (48) fue uno de los rostros que nos acompañaron en la televisión de los años novents. Su sonrisa perenne y su simpatía conquistaron a millones de espectadores en el nacimiento y consolidación de las cadenas privadas en nuestro país. Su boda con el torero Finito de Córdoba (49) en 2001 fue una de las más comentadas de la crónica social de ese momento y se convirtieron en una de las parejas más queridas y estables del mundo del corazón. Su primera hija, Lucía, venía al mundo el 15 de julio de 2001, apenas nueve meses después del enlace y hoy se ha convertido en una joven responsable, estudiosa y con una vena artística con la que pide paso entre una nueva generación de jóvenes cachorros de la jet entre los que también están los tres hijos de Espartaco y Patricia Rato o las hijas de Luis Figo y Helene Svedin, entre otros.

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Lucía Serrano cumplía 18 años el pasado verano y su madre la felicitaba en las redes sociales mostrando su orgullo. “El camino no será fácil y desgraciadamente sólo tus propios errores, e incluso los fracasos, las pérdidas, los desengaños serán las lecciones que te harán fuerte, humilde y te enseñarán. Aprende a sacar el lado más positivo a pesar de todo... Todo lo que consigas con voluntad, sacrificio y disciplina le darás un valor especial y sabrás apreciarlo. Siempre has ido con nosotros de la mano, ahora es duro ir soltándote, pero estás preparada y confiamos en ti”, escribía la actriz y presentadora junto a varias fotografías de su hija mayor en diferentes etapas de su vida.

“Me siento muy orgullosa, eres responsable, divertida, buena amiga y con ese punto rebelde, peleón, independiente, crítico y artista que te hace tan auténtica y especial (aunque a veces me desespere). Superaste a la Lucía que yo soñaba y llenaste de luz nuestras vidas. Este año ha sido triste por no haber podido celebrar tu graduación y tu cumpleaños como te mereces pero también es lo de menos. Siempre serás mi niña, la mayor, mi luz”, concluía Arantxa.

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Mudanza a Córdoba a los 12 años

La hija mayor de Arantxa y Finito ha heredado la belleza de su madre pero por el momento no parece querer seguir sus pasos en el mundo de la moda o la interpretación. Tanto ella como su hermano pequeño, Juan Rodrigo, nacido el 31 de agosto de 2008, crecierom en Madrid y ahí estudiaron hasta 2014, año en el que la familia decidía mudarse a Córdoba para que el torero pudiera estar más cerca del campo y de los diferentes tentaderos en los que poder preparar la temporada taurina. Tanto para Lucía como para sus padres, la ciudad andaluza es uno de los lugares más especiales y allí han disfrutado de una vida más tranquila y alejada de los focos desde hace seis años.

La niña fue bautizada en Asturias, tierra de su madre, concretamente en la iglesia de Santa María de Cangas de Onís, donde tuvo lugar el bautizo cuatro meses después de su nacimiento. Sus padrinos fueron la hermana de Arantxa del Sol, Mariola, y uno de los hermanos del torero, Francisco Serrano. En Madrid, tanto Lucía como su hermano estudiaron en el St. Anne’s School, un centro privado, católico y bilingüe ubicado en el barrio de Alfonso XIII, que fue fundado en 1969 y que ofrece educación británica a los niños desde los tres años. El colegio da gran importancia a las actividades artísticas como el ballet o el teatro, y también cuenta con un club de chino y de robótica.

A este centro fueron en su día también Tamara y Ana, las hijas pequeñas de Isabel Preysler, Brianda Fitz-James Stuart, nieta de Cayetana de Alba; Olivia de Borbón, hija de los duques de Sevilla; y Silvia López-Madrid, hija del empresario Javier López Madrid y nieta de Juan Miguel Villar Mir. La familia vivió en un precioso piso en el lujoso barrio de Salamanca hasta su mudanza a Córdoba.

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Una artista en la familia

Pese a que como recordaba su madre Lucía no ha podido celebrar este año su graduación por las circunstancia en las que nos encontramos por la pandemia, la joven ha dejado Córdoba para comenzar una nueva vida en Madrid hace apenas un par de meses. En septiembre comenzó a estudiar Diseño gráfico y multimedia en la Escuela Universitaria de Diseño, Innovación y Tecnología (ESNE), un centro privado referente en la formación integral de dichos ámbitos y que está adscrito a la Universidad Camilo José Cela. Curiosamente, se encuentra situado a escasos diez minutos del colegio al que fue Lucía durante sus años en la capital.

En Madrid, Lucía, tal y como ha contado a Vanity Fair, se ha instalado en casa de su abuela materna, a la que adora, y está feliz en su nueva aventura. "Aún no tengo claro qué me gustaría hacer en el futuro. Lo que es seguro es que me encanta pintar y dibujar, el arte en general, pero también me gusta muchísimo el mundo de la comunicación de moda, así que, tal vez enfoque mi carrera por ahí", nos explica Lucía. Y es que a la joven le apasiona el mundo del diseño y, como muestra en sus redes sociales, el dibujo no tiene secretos para ella. Le gusta el carboncillo, pero también las acuarelas o probar programas informáticos con los que demuestra que no se le da nada mal y que su futuro podría estar en ese campo.

La moda también le gusta a Lucía y ha hecho pequeñas colaboraciones con algunas marcas a través de las redes sociales. "Mi madre siempre me dice que debería probar en el mundo de la interpretación. ¡Debe ser que me ve madera de actriz!", bromea. "Pero soy muy vergonzosa y me costaría bastante. Pero nunca se sabe. Mi madre me anima mucho para que me apunte a algún curso de teatro y empiece por ahí. Tanto ella como mi padre me apoyan en todo lo que hago siempre", recalca. Además de la pintura, los caballos son su gran debilidad. "Montar a caballo es lo que más me gusta en el mundo. Lo tuve que dejar por un problema en las cervicale y estoy deseando poder retomarlo porque lo echo muchísimo de menos", nos cuenta.

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Una joven muy familiar

Pero Lucía también es tremendamente familiar, está muy unida a su padre al que demuestra su amor en diferentes post en Instagram, le encanta pasar las vacaciones con sus tíos y sus primos en Cangas de Onís, y adora a sus abuelos (con los paternos ha pasado los meses de confinamiento en la casa de campo de la familia en Córdoba). De hecho, aunque se declara fan de la Nutella y los helados, y durante el confinamiento se convirtió en la repostera de la familia, el bizcocho hecho por su abuela materna, que vive en Madrid, es su comida favorita por encima de cualquier otra.

Aunque se llevan casi seis años, Lucía y su hermano pequeño tienen una relación muy estrecha. Cuando el niño nació, Lucía fue la primera en ‘adivinar’ que iba a tener un hermanito varón y, según contó Arantxa entonces, saltó de alegría al confirmarse la noticia y ayudó a sus padres a elegir el nombre del bebé. Pese a que todavía es pequeño (tiene 12 años), su madre ha comentado en alguna ocasión que le gusta mucho el mundo del toro y que tanto él como su hija siempre han sido aficionados a la fiesta y les hemos visto acompañar a su padre en algunas importantes tardes taurinas.

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La historia de amor de Arantxa y Finito

El padre de Lucía, Finito de Córdoba (cuyo nombre es Juan Serrano Pineda) es uno de los toreros más valorados por su arte de nuestro país. Nacido en Sabadell pero criado en Córdoba, concretamente en El Arrecife, un distrito del municipio de La Carlota, debutaba en Santiponce (Sevilla) en 1987 y tomaba la alternativa en Córdoba el 23 de mayo de 1991 con Paco Ojeda como padrino. La confirmación en Madrid llegaría dos años más tarde con José Ortega Cano como padrino.

Por su parte, la madre de la joven fue una de las presentadoras más famosas en la televisión de los años noventa. Arantxa del Sol (cuyo nombre es Arántzazu Maciñeiras de Lucas), nacida en Madrid pero de orígenes asturianos –su familia es de Cangas de Onís–, estudió Humanidades en la Universidad de Alcalá de Henares pero antes de comenzar la carrera ya había sido elegida Miss Madrid en 1989. Su carrera casi empezó por casualidad cuando su madre envió una foto de la joven, que entonces tenía 17 años, al programa de Jesús Hermida.

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En 1991 fue azafata del popular concurso El precio justo, presentado por Joaquín Prat, y ese mismo año era fichada por Telecinco para presentar el concurso de parejas Vivan los novios junto a Andoni Ferreño, otro de los rostros más conocidos de la época en la que hicieron aparición las cadenas privadas en nuestro país. Luego llegaron más programas como Humor cinco estrellas (1992), VIP Noche, con Emilio Aragón, y La batalla de las estrellas (1993-94), que hicieron que Arancha fuera una de las presentadoras más queridas de esos años.

Incluso llegó a hacer sus pinitos como actriz en películas como Aquí el que no corre… vuela (1992), donde daba vida a la pareja de Jesús Vázquez, otra de las caras de esa etapa televisiva, y Pelotazo Nacional (1993), de Mariano Ozores, y luego en series como Esencia de poder (2001) y El pasado es mañana (2005), ambas de Telecinco. En 2010 participó en la obra de teatro Brujas, con Juncal Rivero, Carla Duval y Lara Dibildos y dirigida por Manuel Galiana. Su última aparición en la gran pantalla fue en 2013 en Faraday, junto a Ana de Armas. En los últimos años, Arantxa ha sido imagen de algunas firmas.

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Una boda muy taurina

Los padres de Lucía se conocieron a través de un amigo en común pero el amor entre ellos aún tardó un tiempo en surgir. La pedida de mano tuvo lugar en México, un país muy importante para el mundo de la tauromaquia, y la boda se celebró el 20 de octubre de 2001 en la iglesia Santa Marina de Aguas Santas en Córdoba, una ciudad especial para la pareja y que eligieron pese a los orígenes asturianos de la presentadora. "Esperaré a Arantxa el tiempo que haga falta, este es el mejor paseíllo de mi vida", decía emocionado el torero junto a su madre, Carmen Pineda, minutos antes de ver llegar al altar a Arancha (que llegó una hora más tarde lo previsto) del brazo de su padre, Juan Luis Maciñeiras. El enlace se debía celebrar a las cinco de la tarde, horario taurino donde los haya, en la iglesia en la que había sido bautizado Manolete.

Arantxa llegó a la iglesia en un impresionante Rolls-Royce y estaba radiante con un diseño de Lorenzo Caprile hecho para ella. El vestido, de raso blanco, tenía escote barco y pliegues en la rodilla que daban volumen a la falda. Completó el look del día más especial de su vida con unos pendientes de perla y brillantes prestados por la joyera Cristina Yanes. La ciudad se volcó con los novios engalanando las calles y los balcones con mantones de manila, a lo que la pareja respondió saludándoles tras la ceremonia desde un coche de caballos en el fueron hasta la Virgen de los Dolores para entregar el ramo de la novia y un capote bordado con la imagen de la virgen, a cuya hermandad pertenece el diestro.

Entre los invitados, numerosos compañeros de profesión de Finito como Enrique Ponce y su entonces mujer Paloma Cuevas, Rafa Camino, Miguel Abellán, José Tomás, El Tato con su entonces esposa Pilar, Óscar Higares, El Litri o El Juli. Además también estuvieron otros rostros conocidos como Chiquito de la Calzada, Pepe de Lucía o el cantante Vicente Amigo. El banquete se celebró en el Palacio de Viana, donde degustaron un menú con toques asturianos y cordobeses y disfrutaron de una fiesta flamenca hasta altas horas de la madrugada.

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Complicidad, apoyo, respeto y comunicación son los secretos de este matrimonio que el año que viene celebrará su 20º aniversario, según ha explicado en varias ocasiones Arantxa del Sol, que asegura que pese a tener dos personalidades muy diferentes, él más dado a la improvisación y ella a llevar una vida más organizada, han aprendido a compenetrarse a la perfección.