10 razones por las que echamos de menos a Lina Morgan

Recordemos sus mejores momentos con una sonrisa.
© Gtresonline

Con la muerte de Lina Morgan, nacida en 1937 como Ángeles López Segovia, desapareció una artista que ha conseguido trascender durante más de tres décadas a generaciones y a todo tipo de modas. Lina Morgan fue capaz de reinventarse y, a pesar de interpretar casi siempre el mismo papel, tuvo éxito en todos los escenarios posibles para una actriz. Reinó en el mundo del cine en los 70, batió records en el teatro en los 80 (reivindicando además el denostado género de la revista) y acabó su carrera en la televisión con índices de audiencia hoy en día inimaginables. Pero además de esa capacidad para mantenerse a flote, Lina Morgan sigue siendo recordada como la mayor cómica que ha dado el espectáculo de nuestro país. Y eso, nos gustara su humor o no, es algo indiscutible. Seleccionamos diez motivos, aunque a sus fans (que se cuentan por miles) puede que les parezcan pocos, por los que recordamos a la inigualable Lina Morgan.

1. Por dignificar el papel de la “segundona”

Su físico, siendo mucho más bajita y menos despampanante que el resto de actrices, marcó la vida de la actriz. Sus primeros papeles siempre fueron a la sombra de mujeres mucho más atractivas y tuvo que ceñirse al papel de la chica graciosa. Pero consiguió lo que pocos imaginaban: acabar siendo el centro de atención sin recurrir al reclamo sexual, como el resto de actrices. Como ejemplo, miren esta escena de la película 'Vampiresas 1930'. Lina todavía no era nadie y apenas participaba como secundaria. ¿A quién no pueden dejar ustedes de mirar en el vídeo? Pues eso. ### 2. Por 'La tonta del bote'

El éxito de la película estrenada en 1970 fue tal que el personaje de Susana se confundió directamente con la propia Lina Morgan. Tanto, que el dato de que durante la posguerra la actriz ayudara a su familia recogiendo cartones y botellas ya no sabemos si es cierto o es una de las características del personaje que se le han atribuido a Morgan. Con esta película, el papel de la graciosa criada venida del pueblo, bondadosa pero con apenas experiencia en la vida, fue su leit motiv. Y lo convirtió en uno de los clásicos del humor patrio. ¿Qué dirían si alguien hace un papel semejante hoy en día? Que está haciendo de Lina Morgan.

3. Por ser una madrileña de pro

En un país como el nuestro en el que el folclore se une inevitablemente a lo andaluz, fue de las pocas que no sucumbió a ello. Ella, madrileña nacida en el barrio de La Latina y que comenzó en su infancia a dar clases de baile en la calle Pelayo (en pleno barrio de Chueca) , incorporó a casi todos sus personajes un toque castizo que pocas veces hemos vuelto a ver. Para la mayoría de los españoles, sus películas son la primera ocasión en la que vimos un chulapo, en la que escuchamos cantar un chotis o en la que vimos una corrala madrileña. Que comprara el teatro de La Latina y lo gestionara durante décadas, a pesar de acabar siendo deficitario, confirma su enorme amor por Madrid.

4. Por reivindicar el género de la revista

Cuando vio que el cine ya no era para ella, su paso natural fue volver al teatro, su origen. Y lo hizo reivindicando un género en el que comenzó siendo una segundona pero en el que ahora sería la estrella: la revista musical. Sus cuatro obras ¡Vaya par de gemelas! (de 1981) , Sí al amor (de 1984) , El último tranvía (de 1987) y Celeste no es un color (de 1991) fueron rotundos éxitos y se mantuvieron en cartel varios años en su propio teatro, el Teatro de La Latina. Además, se emitieron en TVE y ¡Vaya par de gemelas! llegó a reunir a 20 millones de personas frente al televisor. Si no hubiera sido por su empeño en recuperar la revista musical, las generaciones recientes no hubiesen visto siquiera en qué consistía aquella mezcla de canciones, plumas, brillos, números musicales y guiones de comedia de situación.

5. Por 'Hostal Royal Manzanares'

La serie se estrenó el 15 de febrero de 1996, duró hasta finales de 1997 y, durante esos apenas dos años, se convirtió en uno de los clásicos de nuestra televisión. Y eso que era un producto hecho a la medida de Lina Morgan. Ella interpretaba su papel de siempre, el de pueblerina inocente recién llegada a Madrid que se enamora de un galán, y la estructura de los guiones eran los del sainete que ya había explotado en sus revistas. Y claro, al ser un producto 100% basado en ella, batió records de audiencia con datos que hoy son ciencia ficción: más de un 50% de share. No obstante, además del papel de Reme que interpretaba la actriz, el de Sonsy, la prostituta con corazón de oro y un poco cegata que hacía la inefable Ana Obregón, es otro de los más recordados. Gracias por traernos a Sonsy, Lina.

6. Por sus histriónicos movimientos

Los movimientos de Lina Morgan sobre el escenario siguen siendo a día de hoy algo que se une ineludiblemente a ella. Colocar los pies hacia adentro, doblar las orejas o absorver los mofletes (aunque eso es algo que Mario Vaquerizo parece estar monopolizando al posar) han sido gestos imitados por generaciones. Esa manera de actuar la acercaba, sin nunca llegar a rozar el ridículo, a la altura de cómicos mudos, como Charles Chaplin, que hicieron del histrionismo su bandera.

7. Porque no dejaban de romperle el corazón

Casi todos sus papeles han tenido algo en común: eran desgraciados en el amor. Se enamoraban de personas que no estaban a su alcance o incluso eran abandonados en su propia boda, como en la serie Compuesta y sin novio. Por lo tanto ¿quién no se ha sentido alguna vez identificado con ella? Creó prácticamente ese papel de soltera de 'taytantos' en el cine y el teatro patrios, adelantándose a la moda que años después trajo Bridget Jones, y lo exprimió sin nunca llegar a agotarlo. Que el papel de la eterna solterona desafortunada en el amor pudiera tener que ver con la propia persona de Lina Morgan ya es otra historia.

8. Por reponerse a sus fracasos

¿Quién dice que en su carrera todo fueron éxitos? Durante los 70 intentó salir del registro de cómica con dos películas. Y fracasó con ambas. En 'Una pareja...distinta' (1974) de Jose Maria Forqué interpretaba a una mujer barbuda que vive una historia de amor con un hombre que hace shows de travesti, personificado por José Luis López Vázquez. Al público debió parecerle demasiado fuerte. De hecho, todavía lo parece hoy en día. En 1976 protagonizó 'Imposible para una solterona', en la que su personaje era abandonada por su novio y vivía el rechazo de la sociedad por tener unos kilos de más. El público no la respaldó. El éxito tampoco la acompañó con producciones televisivas como '¿Se puede?', 'Academia de baile Gloria' o con la película 'Hermana, ¿Pero qué has hecho?'.

9. Por su hermética vida

Si algo engrandece a un artista en el tiempo es su capacidad de crear alrededor de él cierto misterio. Lina Morgan no ha sido menos que otras y se ha ido, quizás incluso más que cualquiera, con un halo de misterio sobre toda su vida privada. Además, a pesar de su enorme éxito y de que esto crea tanto enemigos como aduladores, pocos han sido los compañeros de profesión que han hablado de ella, ni bien ni mal. Sólo hace apenas unos años la mismísima Concha Velasco tuvo un pequeño enfrentamiento con ella (por televisión) porque Morgan había decidido no ir a Cine de Barrio por enésima vez. Se reconciliaron pocos meses después, cuando Lina acudió a su obra 'Yo lo que quiero es bailar' y Concha Velasco se lo agradeció y le dedicó las siguientes palabras: “¡Cuántas lecciones nos has dado a todos los que nos dedicamos a esto!”. Y a continuación le dedicó 'La chica ye-ye'.

10. Por 'Gracias por venir'

La canción fue compuesta en 1975 por Gregorio García Segura, uno de los compositores más prolíficos del cine español, y se convirtió en el número estrella de Lina Morgan durante años. Servía para cerrar sus revistas y la última vez que la interpretó fue en 'El último tranvía', ya que en 'Celeste... no es un color', su última revista, decidió suprimirlo. Con una letra algo pícara (como los papeles que interpretaba) , se ha convertido en un clásico y todos la hemos puesto en una fiesta en casa o escuchado en el cierre de algún bar. Y no dejaremos de hacerlo. El mensaje de la canción es claro y tiene, tristemente, algo que ver con el día de hoy y con lo que diría la misma Lina Morgan si pudiera despedirse: esto se ha terminado pero, ante todo, muchas gracias.

Ver galería: Lina Morgan: una vida en imágenes

Artículo publicado originalmente el 20 de agosto de 2015 y actualizado.