El lado personal de Ricardo Darín: de su infancia complicada al amor que surgió por una mirada a través de un cristal y que dura más de tres décadas

El actor protagoniza ‘Argentina, 1985’, película que produce su hijo Chino Darín y que podría alzarse con el Oscar este domingo. 
Ricardo Darín comenzó en la interpretación cuando tenía solo 10 años.
Ricardo Darín comenzó en la interpretación cuando tenía solo 10 años.Sergio R Moreno / Gtres

Ricardo Darín es uno de los rostros por excelencia del cine argentino y español, una trayectoria que lleva cultivando desde que a los 10 años se subiera con sus padres a las tablas de un teatro. El actor es el protagonista de una de las películas del año, Argentina, 1985, que este domingo podría alzarse con el Oscar a mejor película extranjera, lo que llevaría a su país a ganar la tercera estatuilla dorada en esa categoría después de La historia oficial (1985) y El secreto de sus ojos (2009), también protagonizada por él. Ricardo Darín es además productor junto a su hijo, Chino Darín, de la cinta. 

Ricardo Darín encabeza el reparto de ‘Argentina, 1985’.

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Ricardo Alberto Darín Rojana ha vivido el mundo de la interpretación desde que nació. Su padre, Ricardo Darín, y su madre, Renée Roxana, eran actores de teatro y eso le llevó a interesarse por la actuación casi desde que empezó a caminar. Con tan solo 10 años, Ricardo se subió por primera vez a un escenario junto a sus padres y nunca dudó de que lo suyo era la interpretación. En enero de este año, el bonaerense reveló en la revista Susana (dirigida por su gran amiga y que fuera su pareja en los años 80 Susana Giménez) dentro de una campaña contra la violencia machista, que en su infancia vivió continuas peleas de sus progenitores.

“Yo era el último que se dormía en mi casa. Si se suscitaba alguna discusión después de la cena, cuando nos íbamos a dormir yo me asomaba mirando a mi hermana en la cama de abajo y la veía con esos ojos maravillosos y tremendos que tiene muy abiertos. A ella le pasaba lo mismo que a mí, pero era mucho más chiquita y no terminaba de comprender la situación”, explicó y añadió que esa situación le marcó tanto que cuando cumplió los 12 años —su hermana Alejandra, que hoy es actriz, tenía cuatro– les pidió que por favor se separaran.

El actor lleva desde los 16 años actuando en cine, televisión y teatro.

Daniel Gonzalez
Sus inicios como galán

Poco tardó Ricardo Darín en comenzar a ser un habitual en programas de televisión. A los 16 años protagonizó telenovelas como El tema es el amor y Vos y yo, toda la vida, de Alberto Migré, uno de los creadores de mayor éxito de este tipo de series en Argentina. Era la década de los 80 y en ese momento Darín empezó a formar parte de los conocidos como ‘galancitos’, un grupo de jóvenes actores que llevaron los éxitos en televisión al teatro y cosecharon una fama increíble en el país. En 1987 protagonizó la telenovela Estrellita mía junto a Andrea Del Boca, y dos años después encabezó Rebelde, junto a Grecia Colmenares.

Llegaron los años 90 y su imagen de galán dio paso a la de un actor más maduro y compartió cartel con Luis Brandoni en Mi cuñado, una serie cómica en la que dejó ver otra faceta interpretativa. Además, nunca dejó de lado el teatro y hasta debutó como director en 1990 con la obra Pájaros in the nait. El cine llamó a su puerta en la nueva década con películas como He nacido en la ribera, Así es la vida, La rabona, Los éxitos del amor o La canción de Buenos Aires, todas cintas enfocadas a un público más joven. Películas como El desquite, Revancha de un amigo o La Rosales, le permitieron dar vida a personajes más adultos.

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El rostro argentino de éxito

El reconocimiento como actor maduro llegó con Perdido por perdido (ya tenía 36 años) y poco después participó en El faro y protagonizó El mismo amor, la misma lluvia de Juan José Campanella, interpretación por la recibió el halago de la crítica internacional. El gran salto lo dio gracias al papel de Marcos, un ladrón de poca monta en una Argentina que empieza a agonizar económicamente en Nueve reinas. En la década de los 2000 llegaron éxitos como la espléndida El hijo de la novia, junto a Norma Aleandro y Héctor Alterio, que fue nominada a los Premios Oscar como mejor película de habla no inglesa; Kamchatka, junto a Cecilia Roth; Luna de Avellaneda o La educación de hadas. Fue en 2006 cuando consiguió la nacionalidad española.  

Tres años después llegaría otro de sus grandes éxitos: El secreto de sus ojos, drama de Juan José Campanella, que consiguió el Oscar a mejor película de habla no inglesa y fue la segunda cinta más taquillera en la historia del cine argentino. Por su interpretación de Benjamín Espósito, Ricardo obtuvo el premio Cóndor de Plata al mejor actor, y su primera nominación a los Premios Goya. En España participó ese año en El baile de la Victoria y fue nuevamente nominado al Goya como actor de reparto. En los últimos doce años le hemos visto en películas como Carancho, Un cuento chino –otro gran éxito de taquilla y de premios para Darín–, Elefante Blanco o Séptimo. También ha vuelto al teatro con obras como Escenas de la vida conyugal, junto a Valeria Bertuccelli.

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Y en 2014 volvió a cumplir un hito en su país de origen: protagonizó Relatos salvajes junto a Leonardo Sbaraglia y Darío Grandinetti, entre otros, y se convirtió en la película más taquillera en la historia del cine argentino hasta la fecha. Darín fue nominado por tercera vez a un Goya, galardón que no consiguió hasta un año después por su delicada interpretación en la maravillosa Truman, que también le llevó a hacerse con la Concha de plata del Festival de San Sebastián. Considerado el Al Pacino de Argentina por Quentin Tarantino, Ricardo Darín recibió en 2017 el Premio Donostia en San Sebastián.

En 2022, el intérprete volvió a llevar a lo más alto a su país con Argentina, 1985, cinta dirigida por Santiago Mitre que ya ha ganado el Globo de Oro, entre otros premios, y apunta a que se llevará el Oscar también este domingo. La película está inspirada en la historia real del fiscal Julio Strassera, Luis Moreno Ocampo y su joven equipo jurídico que se atrevieron a acusar, contra viento y marea y bajo constante amenaza, a los altos mandos de la dictadura militar argentina (1976-1983) en el llamado Juicio a las Juntas de mediados de los años 80.

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Un encuentro fortuito

Si de algo presume Ricardo Darín es de tener una familia unida y un amor que dura ya más de tres décadas. El argentino conoció a la que hoy es su mujer casi de casualidad. A finales 1987 él ya era todo un galán en su país después de protagonizar Estrellita mía y estar con Sugar en el teatro Lola Membrives, una de las salas más conocidas de la Avenida Corrientes de Buenos Aires. 

Florencia Bas, una joven estudiante de traducción e interpretación, paseaba por la calle cuando vio al actor comiendo en la pizzería Banchero, en la esquina de Corrientes y Talcahuano. Él tenía 30 años y ella, 18. Fue Ricardo el que se levantó de su mesa y salió directo hacia ella para entablar una pequeña charla con coqueteo incluido. Cuando llegó a casa, Florencia le contó lo sucedido a su mejor amiga y le dijo que se había quedado prendada de los ojos azules achinados del actor.

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Entre las dos amigas idearon un nuevo encuentro ‘casual’ y al día siguiente quedaron para tomar un café en un bar cerca del teatro en el que trabajaba Darín. El plan funcionó: Ricardo salió del teatro y la vio junto a la ventana del local. Se acercó y le hizo una invitación que fue toda una declaración de intenciones (y de amor): “¿Bailamos?”. Y bailaron. Ahí empezó su historia de amor que dura hasta hoy. 

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Más de tres décadas de amor

Se casaron el 18 de abril de 1988, cinco meses después de ese encuentro, y en enero del año siguiente nació su primer hijo, Ricardo Mario, hoy conocido como Chino Darín, y cinco años después llegó al mundo Clara. “Florencia no es la misma. Va cambiando constantemente, está en permanente movimiento. Todos los días me asombra de alguna manera, es increíble. Es una mujer que no te permite ningún tipo de rutina. Decir que ella ha dado sentido a mi vida es quedarse corto; sin duda, me la ha salvado”, decía el actor sobre el secreto de su amor por su mujer hace unos años.

En el año 2001, el matrimonio vivió una crisis y optaron por darse un tiempo. “Me acababa de separar de mi mujer. Razón por la cual tengo un poco deformada la época. Había entrado en un túnel medio oscuro, que duró un año y medio o dos”, decía Darín en la revista Caras. Pero el amor pudo con todo y Ricardo ‘reconquistó’ a su mujer. Un día paseando por el barrio bonaerense de Palermo, el actor vio la casa con la que cuando eran novios fantaseaban con que sería suya. La compró, llamó a su mujer y ambos se dieron una nueva oportunidad con la promesa de contarse lo que cada uno había hecho durante ese periodo separados. 

"Que no nos haya temblado el piso cuando nos distanciamos, que hayamos superado el abismo de la separación y que finalmente nos hayamos recuperado, tiene un enorme valor propio. Nos reelegimos y eso solidificó la relación", dijo él. “Nos dimos cuenta de que conocernos y estar juntos era lo mejor que nos había pasado en la vida. Yo sufrí muchísimo esa separación, a pesar de que también la pasé muy bien (sonríe). Y a ella le sucedió lo mismo”, contó a la revista Luz.

En estas más de tres décadas, el actor vivió un momento terrible hace unos años cuando varios jóvenes asaltaron su casa y tomaron como rehenes a su mujer y su hija hasta que escaparon con una gran suma de dinero. Darín compareció después ante los periodistas y demostró su gran humanidad con sus palabras después del gran susto: "Nadie se ocupa de esa gente. Trato de ver más allá de mi pequeña vida y de ser coherente con lo que pienso".

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Chino y Clara, sus otros dos amores

"Florencia es una luchadora feroz y no le tiene miedo a nada. Y lo que ella ha hecho por nuestros hijos es impresionante. Yo también he aportado mi grano de arena, pero no se puede comparar", ha expresado Ricardo sobre su mujer, a lo que ella ha contestado: “Te amo, sos mi rutina favorita desde hace más de 30 años. Te admiro y estoy orgullosa de ser tu compañera. Sos un tipo generoso, sensible y honrado. Y me haces tan feliz". El matrimonio se siente muy orgulloso de la familia que ha formado. 

Su hijo mayor, Chino Darín, de 34 años, ha seguido los pasos de su padre en el mundo de la interpretación y triunfa tanto en Argentina como en España. Además, es productor. Debutó en 2010 con la telenovela Alguien que me quiera y desde entonces le hemos visto en películas como Fuera de Juego, series como Los Únicos, o la telenovela Farsantes. En 2014 protagonizó el filme Muerte en Buenos Aires y un año después hizo triplete con Voley, Pasaje de vida y Uno mismo. Luego llegaron series como El hipnotizador, La embajada y El Reino; y películas como Angelita, la doctora, La reina de España, Las leyes de la termodinámica o El Ángel. En 2019 aparece en una película, La odisea de los giles, al lado de su padre y coproducida por él mismo con su progenitor.

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Desde 2016, Chino mantiene una relación con la española Úrsula Corberó, plenamente integrada en la familia Darín, con quien suele pasar las vacaciones invernales en Bariloche, la conocida estación de esquí argentina.

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La pequeña del clan, Clara, es artista, licenciada en Bellas Artes, pero prefiere el mundo del diseño y la música al de la interpretación. En 2015, hacía su primera aparición pública como cantante en un evento en Buenos Aires en el que cantó tres temas (Route 66, de los Rolling Stones, Valery de Amy Winehouse y Underneath it all, de No Doubt) y por el que recibió muy buenas críticas. Tomó clases de canto con Susana Rossi y con Dolores Santa Coloma y uno de sus sueños sería poder organizar festivales de música en su país. Su pasión por el diseño la canaliza a través de la firma de ropa Sarasa que fundó en 2015 junto a una amiga de la infancia. Un año después, abrió CxClara en Palermo Soho, una de las zonas más comerciales de Buenos Aires. Además, ha lanzado Yey House, una empresa multimarca de diseñadores jóvenes argentinos. y dirige Teta Stuff, una tienda de accesorios y complementos para el hogar. Compagina su amor por la moda y el diseño con su afición por la  fotografía.

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