Tres generaciones de Grimaldis se dieron cita ayer en la catedral de Mónaco para la Misa de Pascua, el acto central del Domingo de Resurrección en el Principado católico. Carolina de Mónaco (que acudió como representante de palacio en ausencia de su hermano Alberto de Mónaco) y su hija Charlotte Casiraghi contemplaron con orgullo como el pequeño Raphaël Elmaleh, hijo mayor de Charlotte, oficiaba como destacado monaguillo en la ceremonia religiosa a sus 9 años. Balthazar, el otro hijo de Charlotte, también pudo contemplar cómo su hermanastro se desenvolvía entre el altar y las naves del templo neorrománico, ante los más de 900 asistentes.
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La ceremonia era también una forma de integrar al pequeño en la vida real de Mónaco. Raphaël es fruto de la relación de cuatro años que hace una década tuvieron Charlotte Casiraghi y el cómico Gad Elmaleh. Como la pareja nunca llegó a casarse, el pequeño no tiene lugar en la línea de sucesión de los Grimaldi, donde su abuela ocupa el tercer puesto; su madre el 11º; y Balthazar, nacido en 2018 de la relación entre esta y el productor Dimitri Rassam, el 12º.
Pero ayer lo importante era ese papel ceremonial de Raphaël, que abrió la procesión eclesiástica del acto para el arzobispo de Mónaco, Dominique-Marie David. En la retransmisión de la ceremonia pudimos ver cómo el niño ayudaba en la liturgia a uno de los hombres más importantes en los rituales del Principado, especialmente en la misa de Acción de Gracias y el Te Deum que en esa misma catedral entonan los Grimaldi al completo el Día Nacional de Mónaco.